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Capítulo 16 No despiertes al dragón dormido. -Sirius ¿Estás mal de la cabeza? Si McGonagall se entera que has estado bebiendo te matará. Y tú Lunático… me sorprendes.- -¿Por qué? James es una idea genial.- se defendió Sirius mientras prácticamente él y Remus lo corrían de camino al campo de Quidditch. -Lunático, por favor. ¿Podrías explicarle al descerebrado este porque es una estupidez llevar a las chicas a ese claro?- -¡Cornamenta!- Remus ignoró la protesta. -Perdóname James pero yo creo que la idea es buenísima.- Sirius miró a James con un gesto que claramente decía: “¿Lo ves? Soy un genio.” -¿Remus? ¿No eres tú verdad?- -Sí, soy yo.- contestó el castaño riendo. – Escúchalo, la idea es buena.- James se detuvo de golpe. -¡Ah, no! Esto si es demasiado. Lunático ¿De verdad quieres llevar a Mel a ese claro? ¿Tu Mel? ¿Tu dulce Mel en ese lugar?- el licántropo lo miró asombrado por la reacción. –Y tú – le dijo a Sirius. -¿No era que la querías más que a tu vida? ¿Que era “LA MUJER”? ¿Que como Val no había ninguna otra? No puedo creer que estén hablando en serio.- Mientras sus amigos se miraban y se recuperaban de la sorpresa, James siguió su camino al campo.

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Capítulo 16

No despiertes al dragón dormido.

-Sirius ¿Estás mal de la cabeza? Si McGonagall se entera que has estado bebiendo te matará. Y tú Lunático… me sorprendes.-

-¿Por qué? James es una idea genial.- se defendió Sirius mientras prácticamente él y Remus lo corrían de camino al campo de Quidditch.

-Lunático, por favor. ¿Podrías explicarle al descerebrado este porque es una estupidez llevar a las chicas a ese claro?-

-¡Cornamenta!- Remus ignoró la protesta.-Perdóname James pero yo creo que la idea es buenísima.- Sirius

miró a James con un gesto que claramente decía: “¿Lo ves? Soy un genio.”-¿Remus? ¿No eres tú verdad?--Sí, soy yo.- contestó el castaño riendo. –Escúchalo, la idea es

buena.- James se detuvo de golpe.-¡Ah, no! Esto si es demasiado. Lunático ¿De verdad quieres llevar a

Mel a ese claro? ¿Tu Mel? ¿Tu dulce Mel en ese lugar?- el licántropo lo miró asombrado por la reacción. –Y tú – le dijo a Sirius. -¿No era que la querías más que a tu vida? ¿Que era “LA MUJER”? ¿Que como Val no había ninguna otra? No puedo creer que estén hablando en serio.-

Mientras sus amigos se miraban y se recuperaban de la sorpresa, James siguió su camino al campo.

-Ya deja la locura y apúrate. ¡Lo que faltaba en este equipo! Que el capitán llegue tarde al entrenamiento.-

-Ya James. No es tu culpa que se hayan intoxicado con golosinas.--Ya lo sé. Pero dime ¿De dónde voy a sacar un par de cazadores a

una semana del partido? Y lo que es peor, que encajen con el resto del equipo.-

-Es cierto. Solo a un idiota se le ocurre meter a dos niños de segundo como cazadores.-

-TE RECUERDO, BLACK, QUE EL MISMO IDIOTA QUE METIÓ A ESOS DOS ES EL MISMO QUE TE PUEDE SACAR A TI DEL EQUIPO.-

-¡Ya! No te pongas así. Era una broma.- el moreno de lentes lo miró furioso y siguió su camino. Sirius corrió unos pasos y lo alcanzó. -James de verdad, la idea es buena.-

-Sirius, hablemos en serio por una vez ¿Quieres?- el moreno de ojos grises lo miró ofendido. -¿De verdad quieres llevar a Val a ese lugar?-

-¿Por qué no? Es el lugar perfecto para una noche romántica.- James rodó los ojos.

-¿Y tú Remus? ¿También piensas como este energúmeno que es un buen sitio para una cita romántica con Mel?-

-¡Potter!- Remus ni se enteró de la protesta.-Pues… habitualmente soy el que le pone los límites al

energúmeno…--¡EY! Estoy aquí.- reclamó Sirius. Remus simuló no oírlo.- …pero esta vez tiene razón.--Está bien.- contestó James dándose por vencido. –Si consideran que

llevar a las chicas a ese lugar es lo correcto, háganlo. Yo no iré con Lily a ese lugar jamás.-

-¡Oh James! Por favor. No seas idiota ¿Quieres? Ya admítelo de una vez. La pelirroja te trae loco. ¿Por qué no tener una aventura romántica con ella?-

-¿Quieres que lo admita? Pues sí, me enamoré de ella ¿Contento? Estoy loco por Lily. No paro de pensar en ella y me muero por tener esa aventura romántica de la que hablas.- Sirius sonreía satisfecho. –Y por esa misma razón, porque la amo tanto como tú dices amar a Val y Remus dice amar a Mel, no pienso llevarla a ese maldito claro.- James gritaba; sus amigos lo miraban serios. – Lily es especial. No se compara con ninguna otra que haya estado antes que ella. Planeo terminar mi vida a su lado. No voy a tener mi primera noche romántica con ella en el picadero oficial de los Merodeadores por muy romántico y bonito que te parezca.-

James emprendió la marcha una vez más. Sus amigos quedaron mirándose en el mismo lugar en el que su testarudo amigo, por fin, se había confesado enamorado de la pelirroja. Les costó un par de minutos asimilar la información. Minutos en los cuales también entendieron la confusión y estallaron en una estruendosa carcajada.

-¿Estás loco Cornamenta?- gritó Sirius.-¿Cómo se te ocurre que llevaríamos a las chicas ahí?- agregó

Remus.-Es lo que han estado diciéndome desde que salimos de la Sala

Común.--¡Pero no hablábamos del picadero!- le gritó divertido Sirius.-Por si no lo han notado aún, no tengo un buen día. Así que ahórrame

el tener que matarte, esconder tu cadáver de McGonagall y buscar un golpeador para el equipo y dime qué diablos tramas antes de que termine de perder los pocos nervios que me quedan.- Susurró el capitán del equipo al de ojos grises.

-Estoy hablando de MI CLARO. Ahí donde me vas a buscar cada vez que necesito empezar de cero.-

James relajó la pose amenazante y con tres dedos de su mano en alto le indicó a su amigo:

-Tienes tres minutos. No voy a llegar tarde y si te atreves a perderte un solo minuto del entrenamiento más te vale buscar un buen lugar donde esconderte porque si te encuentro te romperé cada hueso del cuerpo.-

-Remus y yo nos encargamos de convencerte y de buscar la forma de salir los seis sin que McGonagall nos atrape. Las chicas, bueno, solo Val y Mel se encargan de la comida y algunos detalles más. Salimos después de la cena, para que la profesora no sospeche y junto a la fogata que pensamos encender te le puedes declarar a tu pelirroja.-

-No lo haré en tus narices. No te daré ese gusto.--¿Y quién te dijo que estaré pendiente de ti? Val va a estar ahí. Me

ocuparé de que no le queden dudas de lo que siento por ella y estoy seguro que Remus hará lo mismo.- el castaño asintió mientras devoraba una barra de chocolate. James lo pensó unos segundos.

-Olvídalo. Hace un frío espantoso. Lily detesta el frío. No saldrá del castillo.-

-Val tiene solución para eso.- contestó el orgulloso novio de la morena.

-En realidad la solución la tienen tú y Lily, Canuto. Val solo te contó lo del escudo.-

-¿A que te refieres?- preguntó James asombrado por no conocer un secreto de la pelirroja.

-Según Val, Lily es capaz de generar un es...--Un escudo que te protege de las agresiones exteriores, lo sé.-

completó sonriendo James. –Lo había olvidado.--¿Lo sabías?- preguntó Remus.-Si Lunático, lo sabía.- y mirando enojado a Sirius le preguntó -¿Y

que tienes que ver tú con MI Lily y su escudo?--Nada. Pero tengo las tres mantas que con gusto traje de tu casa

cuando tu madre sugirió que las del colegio no abrigaban mucho.--¿Tres mantas?--Una para cada uno.- aclaró Remus que ya había escuchado la

historia.-Somos seis.--James, yo no pienso perder la oportunidad de abrazar a Mel bajo esa

manta y ve a saber que perversión le cruza por la cabeza a este animal.–-¡OYE! ¿Soy invisible?- el licántropo continuó.-¿Tú perderás la oportunidad?-

-Tienes razón. A ver que me invento para que acepte.- sonrió el moreno de lentes.

-Visto y considerando que soy un fantasma más de este castillo, te diré lo que falta y me iré al vestuario a cambiarme. No sea cosa que no me veas en el campo por no tener el uniforme y me expulses del equipo.- su moreno amigo lo miraba interesado. –Todos hemos aportado algo para esta noche. A ti, amigo mío, te toca la parte más divertida.-

-¿Cuál?--Convencer a la pelirroja.-

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-¡Condenado perro pulgoso! ¡Él y sus grandes ideas! ¿Cómo cuernos voy a convencer a la pelirroja de escaparnos del colegio en plena noche y con este cochino frío? ¡Y el traidor de Remus que lo secunda!-

James caminaba rumbo a la enfermería protestando en voz baja. Sirius había sido lo suficientemente inteligente como para alejarse lo más posible de él al terminar el entrenamiento. Sobre todo después de que la bludger le golpeara el brazo y casi le destrozara hasta el hueso. No era su culpa, las bludgers están encantadas para golpear a los jugadores. Claro que si el golpe no hubiera coincidido con la mirada de James clavada en su nuca mientras saludaba a Val, al menos hubiera podido encajarle la culpa a otro.

El brazo le dolía y mucho, pero más le dolía la cabeza. Sirius había pasado medio entrenamiento hostigándolo y la otra mitad fastidiando el juego. Remus no hacía mas que reírse en las gradas, cosa que lo hacía pensar que debía verse ridículo montado en su escoba con la mente en la pelirroja y dando indicaciones que, según Dash, el único cazador responsable, habían sido de las peores en los dos años que llevaba como entrenador.

Vio a los Slytherin caminar hacia el campo y exclamó:

-¡Rayos!- Había olvidado la escoba en el vestuario. –Es el peor día de mi vida y a este inconsciente se le ocurre que me acerque a Lily. Fijo se ofende y me revienta el otro brazo a golpes.- murmuró.

-¿Hablando solo Potter? Ya me imaginaba yo que no eras muy normal que digamos.-

-Pelirroja... Ya, ahorremos tiempo. Este es el brazo sano.- dijo mientras le mostraba su brazo izquierdo.

-¿Tu brazo sano?- preguntó frunciendo el ceño. -¿Qué sucedió?- dijo mientras se acercaba con prisa para examinarlo.

-Bueno, será a golpes la cosa. No es muy femenino pero... si así lo quieres.- Lily lo miraba sin entender.

-¿De que hablas?--He tenido el peor día de mi vida. Lo único que me falta es que me

mandes a la enfermería. Justamente voy de camino a ver a Madame Pomfrey. Venga, ahorremos tiempo. Golpéame ahora y tendré tiempo de derramar un frasco de tinta sobre la tarea de pociones cuando esté casi terminada que, o entrego el lunes o me castigan de por vida.-

-No iba a golpearte.--Claro, normalmente no me envías a la enfermería porque sí. ¿Aún

no he jugado mis cartas verdad? Bien, déjame pensar...- cerró los ojos concentrándose. Ella lo miraba como si se le hubiera zafado el último tornillo. -¡Lo tengo!-

Como pudo la llevó despacio hasta tenerla entre su cuerpo y la pared. Ella lo miraba nerviosa. Él intentaba esconder su gesto de dolor detrás de su mirada seductora. Cuando llegaron a la pared, respiraba agitada.

-Tienes las piernas mas hermosas que jamás haya visto.- le susurró al oído. Se alejó un poco y con esa mirada que ella odiaba le dijo: –Los chicos planean una excursión romántica por el bosque esta noche. ¿Vienes conmigo amor?-

-Sí.- contestó en un susurro apenas audible.

James, más concentrado en su mal día que en su acompañante, se alejó de ella dejándola desconcertada con su siguiente comentario.

-Debí imaginarlo. Es tan malo mi día que te pido que me golpees y no lo haces.- se dio la vuelta y siguió su camino a la enfermería mientras le decía –Perdóname pelirroja, pero debo ir a la enfermería. El brazo me está doliendo como los mil dem...-

-James espera. ¿Qué te sucedió?--Ya te lo dije, tengo un mal día.--Sí, eso lo oí, pero no me explica cómo te lastimaste.--El idiota de Sirius en lugar de usar el bate para golpear la bludger

hacía el payaso para Val.- la pelirroja sonrió un minuto, pero el enojo de James la hizo dejar de reírse.

-Perdón.- dijo algo avergonzada. -¿Y tú... no... tú no la viste venir?--Supongo que a estas alturas ya debes de estar convencida de mi

masoquismo. No, no la vi venir.--¿Por qué dices eso?--¿Decir que?--Que estoy convencida de tu masoquismo.-

-Porque me has enviado a la enfermería hechizado hasta las orejas unas siete veces y… –

-Cuatro.- interrumpió Lily. –Una en quinto y tres en sexto. Y una vez en cuarto pero fue accidental.- James la miró asombrado. Sacudió un poco la cabeza intentando alejar la sorpresa que le causó que ella recordara los detalles tan exactos.

-Te he pedido que salgas conmigo más de mil veces y tú no haces otra cosa que rechazarme. Pero aún así, James el testarudo, sigue pidiéndotelo.-

-De hecho...--No soy masoquista Lily, me gustas. Y no, no la vi venir.-

El moreno se adelantó unos pasos. Ella apuró un poco los suyos para ponerse junto a él. Llegaron en silencio a la enfermería. James iba enojado con el mundo. Lily, confundida por su actitud.

-Madame Pomfrey disculpe que la moleste pero, me golpeó una bludger durante el entrenamiento y aún veo estrellitas del dolor. ¿Podría darme algo para que se me pase?-

-¡Deporte de bárbaros! Venga aquí señor Potter. Déjeme ver ese brazo.-

La enfermera examinó el brazo de James bajo la atenta mirada de Lily. El moreno intentaba no protestar pero la verdad era que el brazo le dolía.

-Por suerte solo es un golpe fuerte. Tómese la mitad de esta poción ahora y el resto luego de cenar.-

-Gracias Madame.--¿Se recuperará? ¿Está bien? ¿No hay… nada más?- preguntó

asustada la pelirroja.-Sí señorita Evans. Sólo debe descansar y tomar lo que le di.--Descuide, yo me ocuparé de que lo haga.-

Salieron de la enfermería juntos. Lily caminaba junto a él con la redoma de poción que, antes de salir, le había quitado de las manos. A unos pasos de aquel pasadizo en el que habían entrado mientras buscaban a Mel un mes atrás, vio algo a unos metros que era la más clara señal de problemas. Entonces, tuvo una idea.

-Ven.- lo tomó del brazo sano y lo arrastró hasta el corredor oculto tras un viejo tapiz.

-¿Qué haces?-

Una vez escondidos detrás del tapiz, la pelirroja empuñó su varita.

-Sabía que no me ibas a fallar mi amor. Anda, dispara.--No seas…- la pelirroja conjuró algo de luz. -Toma.- le tendió la

poción. –Bebe solo la mitad.--¿Qué…?--Que bebas la mit…--Eso lo oí. Pero… Pelirroja… ¿Me estás cuidando?--Sí.- de no haber sido por la escasa luz de su varita, James hubiera

visto sus rojas mejillas.-Lily…Tú me…--Tómala de una vez ¿Quieres?-

Con esa sonrisa que ella adoraba, tomó la mano que le ofrecía, quitó la tapa y de sus manos bebió el líquido color rojo transparente sin dejar de ver sus ojos.

Cuando hubo terminado, observó el rostro de su compañera esperando una señal, algo que le dijera lo que pasaba por la cabeza de la pelirroja de sus sueños. Decidió evitar el dolor de cabeza. Iba a lanzarse a sus labios cuando recordó la apuesta y se detuvo a tiempo.

-¿Por qué me trajiste aquí?--Para evitar que te lastimaras el otro brazo.- la miró sin entender. –

Sirius estaba haciendo el payaso para Val en el pasillo.-

Lejos de enojarse con ella por no haberlo dejado darle su merecido a Sirius, se rió. Le pasó el brazo sano por los hombros y salió por la otra punta del corredor con ella. Unos pasos antes de llegar a la Sala Común, se detuvo de golpe, asustando a Lily.

-Espera un minuto…- frunció el ceño y la miró como examinándola.-¿Qué sucede?- preguntó asustada.-¿Qué dijiste?--Te pregunté que suce…--¡NO! Antes.--¿Antes? Yo no había hablado an…--Sí, sí hablaste. ¿Qué fue lo que dijiste?--James… no… no te entiendo.-

La sonrisa del moreno se abrió paso en su rostro. Lily estaba cada vez más asustada. Estaba a punto de tomarlo del brazo para llevarlo de vuelta a la enfermería cuando lo oyó susurrar mirándola a los ojos.

-Dijiste que sí.- levantó un poco la voz y repitió –Dijiste que sí.- dejó escapar una carcajada y gritó en pleno pasillo -¡DIJISTE QUE SÍ!-

Se acercó a ella y sin importarle el dolor del brazo, tomó su rostro y le dio un beso en la frente con una sonrisa que no le cabía en el rostro.

-No te vas a arrepentir.- se acercó a su oído y le susurró: -Esta noche, después de la cena, te espero en la estatua de Prometeo.- otra vez le dio un beso en el cuello, ahí donde la sangre fluía cada vez más de prisa. –No te vas a arrepentir.-

Y sin decir más, entró a la Sala Común, dejándola sola con sus emociones y su sonrojado rostro.

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-A ver, que alguien me explique por que diablos estoy con mi capa de viaje, en pleno pasillo, a las nueve treinta de la noche, muerta de frío y violando las reglas básicas del colegio.-

-Porque vas a encontrarte con tu futuro novio en la estatua de Prometeo mientras Mel y yo terminamos algunas cositas.-

-¿Qué cositas?- preguntó la desconfiada pelirroja que no tenía idea de lo que planeaban los chicos.

-Ya te lo dije Lily.- contestó fastidiada Mel. –Cada uno lleva algo.--¿Y por qué yo no llevo nada?--¿Llevas tu varita?- preguntó Val. La pelirroja asintió. –Perfecto. Era

lo que debías llevar.--¿Y para qué quiero mi varita?--¡Lily ya termina! Yo llevaré unas mantas que me dio Sirius, Mel

llevará algo de comida y tú llevas tu varita porque eres la única de los seis que puede con ese horrible escudo para no morirnos de frío. ¿Contenta?-

-Val, quédate tranquila. Todo saldrá bien.--Es que tu no lo entiendes Mel. Remus es un sol, tranquilo. James es

arrebatado pero nunca cambia de parecer aunque sepa que no tiene razón. Sirius es más voluble y… tengo miedo.-

-Cielo…- dijo Lily mientras pasaba su brazo por el hombro de la morena. –Sirius te quiere. Además no es tan malo como creíamos. No sería tan cruel como para idear esto solo para…-

-Ni lo digas. No quiero ni escucharlo.-

Las palabras que Sirius le había dicho en la tarde luego de tener todo listo aún retumbaban en sus oídos. Pero esa frase… “Nunca podrás olvidar esta noche” la estaba poniendo muy nerviosa.

Luego de terminar los preparativos, las chicas llevaron a Lily hasta la puerta de salida del castillo y se despidieron de ella. Lily caminó apurada hasta el pasillo donde se encontraba la estatua de Prometeo. Al llegar, la decepción fue enorme. James no había llegado.

Seguramente se había encontrado con alguna de sus “admiradoras” y se había olvidado de ella. Luego recordó la expresión en su rostro cuando se dio cuenta que por fin había logrado una cita con ella y se asustó. ¿Y si le había pasado algo? ¿Y si lo habían atrapado escapándose? ¿Y si se había encontrado con Karkarov? Entonces, sintió como un brazo la agarraba por la cintura desde atrás.

Supo que era él por su perfume. Hacía poco tiempo que se había permitido pensar en él como algo más que un Merodeador. Pero tenía su perfume grabado en la memoria desde la primera vez que la invitó a salir y la dejó sin habla en plena Sala Común.

-¿Cómo es posible que estés más hermosa cada vez que te veo?- le susurró al oído. Todo su cuerpo tembló cuando las palabras sonaron en su oído. –¿Nos vamos mi amor?-

-Sí…- dijo casi sin aliento.

James levantó su brazo sano y la cubrió con su capa de invisibilidad. Había llegado mucho tiempo antes que ella. Sólo que estando bajo la capa ella no lo vio y él, al verla, se perdió en su belleza. Al estar cubiertos y frente a frente, ambos se miraron a los ojos. Estuvo a punto de acortar la poca distancia que separaba sus labios de los de ella pero no, James no la dejó. En cuanto tuvo algo de control sobre sí mismo, se puso en camino a la salida.

La llevaba atrapada con su abrazo. Su mano jamás había abandonado su cintura. Caminaban con paso rápido, aún estaban algo lejos y había mucho frío.

-Creí que no vendrías.- el moreno se detuvo de golpe mientras se giraba procurando que ella chocara con su cuerpo. Le cruzó los brazos por detrás de su cintura y casi rozando su nariz le dijo:

-Ni loco me hubiese perdido esta noche contigo.- Lily sonrió nerviosa. James besó la punta de su nariz dejándola más que insatisfecha y volvió al camino.

-Tienes razón. ¿Cómo se me puede haber ocurrido que me dejarías plantada con la cantidad de veces que me has pedido esto y yo nunca te

hice...?- y otra vez no la dejó terminar. Otra vez había acabado entre sus brazos.

-No mi amor. Yo nunca, por nada del mundo, te dejaría plantada. Y quítate esa idea de la cabeza. Esta es una escapada al bosque entre amigos. No es una cita.-

Algo decepcionada, la pelirroja comenzó a andar. Mientras caminaba, James la tomó otra vez de la cintura desde atrás y susurró al oído haciéndola estremecer otra vez.

-En dos semanas hay una nueva salida al pueblo. ¿Quieres que pasemos el día juntos? ¿Solos?-

-¿Eso es una...?--Cita. Tú y yo solos. Juntos.--Sí.--Perfecto. Ahora vamos antes de que Mel y Sirius maten de un

disgusto a Remus y Val.-

Lily no entendió las últimas palabras del moreno. Pero supuso que era a causa de la cercanía que llevaban bajo la capa, o las más de tres veces que lo había tenido a un palmo de su cara dispuesta a besarlo hasta quedarse sin aliento. Estaba segura que de haberlo besado la primera vez, aún estarían perdidos en algún lugar del castillo.

Sólo le bastó llegar al claro para darse cuenta de que hablaba James. Remus y Val, bastante enojados los dos, ponían orden a punta de varita en el lugar. De Sirius y Mel, no había rastros. James la miró y sonrió. Le guiñó un ojo y tomándola de la mano se acercó al lugar donde los otros trabajaban.

-¿Dónde están?- preguntó el moreno.-¿Dónde van a estar?- respondió Remus bastante enojado.-Desafiándose como dos idiotas. Como lleguen a hacerse daño...-

respondió Val igual de enojada que Remus.-Mataré a Sirius.-

Entre los árboles, se oyó la carcajada de Sirius.

-Te dije que no podrías rubia. Eres muy lenta.--Hubiera podido si no me hacías trampa.--¡Yo no he hecho trampa!--¡Sí lo haces! Cada luna llena me acerco a la madriguera y cuando

estoy a punto de atrapar a la condenada liebre tú apareces y ladras. Le das un susto de muerte al animal y se me escapa.-

-Ya olvídala, no la recuperaras jamás.--No si tú no colaboras.--¡YA BASTA LOS DOS!- gritó Val. –Ahora entiendo porque no iba

a olvidar esta noche en mi vida.--Es que tú no entiendes Val. Perdí esa pulsera por culpa de tu novio y

la liebre la tiene enganchada de su pata. Si lograra atraparla...-

Mientras Remus miraba a Sirius con mala cara y Mel perseguía a Val con su justificación, James tomó a la desconcertada Lily de la mano y la llevó al lugar donde encenderían la fogata.

-Hace un año más o menos, cuando Mel se unió a nosotros, perdió una pulsera. Una liebre terminó con la cadena enroscada en su pata y desde ese entonces Mel pasa al menos una hora cada luna llena persiguiendo al animal.- Lily lo ayudaba a acomodar algunas piedras formando un círculo para contener el fuego mientras lo escuchaba. –Sirius siempre pensó que “Su cachorrita” quería jugar con él, así fue como Mel terminó lastimada y... ya conoces esa historia. El caso es que Mel culpa a Sirius de haberla perdido y Sirius dice que no es su culpa.-

-¿Y quién tiene la culpa en realidad?- preguntó la pelirroja.-Los dos.--¿Por qué?--Mel por irresponsable y Sirius por vago.--No entiendo.-

Terminado el círculo de piedras y encendido el fuego, James se acercó a Lily y volvió a abrazarla por la cintura entrelazando sus propios dedos en la espalda de la pelirroja que, como si fuera lo más normal del mundo, pasó sus brazos por el cuello del moreno.

-Mel aprendió la teoría de la animagia de una tarea de Sirius.- La pelirroja lo miró sin entender. –Según Mel se topó con el pergamino de casualidad en la Sala Común, según Sirius que Mel le robara la tarea le costó tres horas de ordenar libros en el salón del profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras.-

-Sigo sin entender.--Mi amor. Mel fue muy irresponsable al guiarse solo por el escrito de

Sirius. La animagia es algo muy peligroso. No es fácil y puede traerte serios problemas si no lo haces correctamente. Así que no debería haberse basado solo en lo que encontró ese día. Y Sirius fue lo suficientemente vago como para no hacer completa esa tarea y no aclarar que algunas prendas se pueden perder con el cambio.-

Ambos seguían en la misma posición, abrazados. Lily se sentía cómoda en sus brazos y James estaba en el paraíso. Cuatro pares de ojos los observaban sonriendo mientras se acomodaban cada pareja bajo una de las mantas.

-Lo que no entiendo es como Mel pudo haberse fiado de eso y no investigó nada más.-

-Ya nos había descubierto. Creyó que no había mejor fuente que nosotros que ya sabíamos hacerlo.-

El moreno rozó la punta de su nariz con la de ella mientras sus amigos los miraban más que asombrados. Sabían que después del baile había cierta cercanía que antes no existía. Pero nunca creyeron que llegara a tanto. Lily sintió frío y tembló. James despertó de golpe de su sueño y le dijo:

-Ven aquí mi amor. Estás muerta de frío.- el moreno se sentó y abrió la manta para que ella se sentara junto a él y pudieran cubrirse con ella. Antes de sentarse, Lily conjuró el escudo, guardó su varita y tomó la mano de James obligándolo a levantarse.

-¿Qué...?--Siéntate aquí.- le señaló el tronco del árbol donde Sirius solía

sentarse.-¿Y cuál es la diferencia?-

Lily no contestó. Cuando James se sentó y se recostó en el tronco, ella se sentó entre sus piernas tal y como había hecho junto al lago la noche que Mel y Remus se confesaron su amor. Sonriendo, James la abrazó atrayéndola más a su pecho. Le dio un beso en la frente y al oído le preguntó:

-¿Sería muy tonto de mi parte decirte algo que ya sabes?--Depende de que vayas a decirme.--Te amo.- susurró en su oído.-No, no es nada tonto.--Te amo.- volvió a susurrar. No pudo aguantar las ganas de besarla.

El cuello de Lily tenía un atractivo único para James. Ella estaba completamente entregada a su abrazo. Por eso no dudó un solo minuto y recorrió con pequeños roces el camino desde su nuca hasta sus hombros. Protestó en su cuello cuando encontró el suéter de ella. Ella rió con el gruñido. –No te rías. Lo odio.-

-¿Qué es lo que odias?-

-Tu suéter.- Lily se giró dentro de sus brazos y lo miró mientras preguntaba:

-¿Y por qué?--Porque no me deja seguir besando tu piel.-

El gesto en el rostro de su amada y esa maldita apuesta le demostraron que tan fuerte era su voluntad, cuando luego de ver como ella se mordía el labio inferior y él moría de ganas de besar sus labios, la besó en la punta de la nariz.

Lily hizo un puchero exagerado mientras sacudía las piernas como niña pequeña y el moreno soltó una carcajada.

-¿Qué pasa mi vida? ¿Por qué el berrinche?--Tú sabes por qué.- dijo con los brazos cruzados en el pecho mientras

se sentaba derecha y se desprendía del cómodo apoyo.-No, no lo sé.- le dijo mientras él también se sentaba y la volvía a

abrazar. No pretendía perder el contacto con su cuerpo en toda la noche.-Sí lo sabes.--No.- dijo mientras otra vez llenaba de besos el cuello de la pequeña

niña en sus brazos. –Dime que te molestó mi amor.- se giró para verlo a los ojos y con todo el valor que pudo juntar y sus mejillas a punto de estallar le preguntó:

-¿Por qué haces eso?--¿Hacer qué?--¡Eso!--¿Qué?- preguntó él divertido, abandonando los besos y caricias.-¡Eso! Es que a veces parece que… es como si fueras a… siempre

que te acercas…- bufó. -¿Por qué lo haces?--¿Te refieres a esto?- le dijo mientras se ponía pocos centímetros de

su boca y otra vez vencía la tentación y le besaba la nariz. Lily hizo un puchero que James hubiese devorado con gusto. Pero había llegado el momento. Aunque no tenía idea de cómo hacerlo, debía contarle la verdad. –Lily, tú eres... Veras, yo... Es que.... Lily yo te amo. Eres todo para mí. Y... Yo, yo me muero por besarte, por abrazarte así como lo hago ahora pero siempre. Pero... Hay... Hay algo que... ¡Uff, que difícil es esto! Mi amor, quiero hacer las cosas bien contigo. No quiero que... Hay algo que debo contarte antes de gritarle al mundo que estás conmigo.-

-¿Qué es? Dime.- -No es fácil mi vida.--¿Entonces...?--Dame tiempo hasta mañana. Déjame pensar en una forma para que

no... Déjame pensar en una solución menos... Por favor Lily. Quiero hacer las cosas bien contigo. No quiero que nada me aleje de ti.-

-Nada te va a alejar de mí James. Yo...--Ni te atrevas a decírmelo.--¿Por qué?--Porque si me dices que me quieres no podré resistirme y te voy a

comer a besos.- Lily sonrió. –Dame tiempo hasta mañana ¿Sí? Por favor.-

El moreno imitó el puchero de la pelirroja y ella tomó su lugar. Con sus pequeñas manos tomó el rostro de él y lo besó en la frente, no sin antes detenerse frente a su boca por unos segundos.

-¿Por qué hiciste eso?- preguntó usando la poca fuerza que le quedaba para resistirse.

-Para que te apures.-

James sonrió mientras besaba sus manos.No tenía idea de qué podía estar molestándole. Qué era aquello que

lo tenía así, era un misterio. En cuestión de segundos decidió hacer las cosas más fáciles para él. Así que otra vez, Lily la actriz volvió a aparecer.

Se dejó caer con gesto de fastidio sobre el pecho del joven y se cruzó de brazos.

-¿Qué sucede mi vida? ¿Te enojaste verdad?--No, no estoy enojada. Es solo que... eres aburrido Potter.--¿Perdón? ¿Aburrido yo?--Sí, tú.--¿Y qué sugiere señorita Evans? ¿Qué podemos hacer para que mi

novia no se aburra?--¿Tu qué?- la tomó por sorpresa.-Mi novia.- le susurró al oído. –Mañana, si no me matas antes, lo

gritaré en pleno comedor a la hora de la cena.--Estás loco.--De amor por ti.- y otra vez el beso en la frente. –Y bien ¿Qué

sugiere mi bella pelirroja para no aburrirse?--Potter.- dijo la pelirroja con aire misterioso. – ¿Eres lo

suficientemente valiente como para jugar un juego muggle conmigo?-

.:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:. .:.

-Ya basta Sirius. Me haces cosquillas.- dijo Val mientras se revolvía en brazos del moreno.

-Está bien, está bien. Dejo las cosquillas. Ven aquí, voy a llenarte de besos.- sin saber muy bien por qué, Val dejó escapar aquello que tanto la molestaba.

-¿Por qué mejor no me dices eso que me querías decir?-

La sonrisa se escapó del rostro del moreno. Se giró y buscó entre su capa y la de Val, que habían decidido quitarse por estar debajo de la manta de Dorea. De uno de los bolsillos sacó una pequeña cajita y la hizo jugar entre sus dedos. Val lo miró asustada. Ahora sí estaba más que segura que las noticias no eran buenas.

-Vas a dejarme ¿verdad?--¡¿QUÉ?!- gritó.-¡Shhh! Van a oírte los chicos.--Canuto ¿Qué pasó?- preguntó asustado James que había emergido

en un suspiro de debajo de la manta.-Sí Sirius ¿Por qué gritas?- Preguntó Remus igual de asustado.-Mi novia está delirando. Vuelva cada uno a lo suyo.--Debería matarte Sirius.- dijo con fastidio el licántropo. –Casi me

matas de un susto y te das el lujo de enojarte.--Sí Canuto. Ya cállate. Necesito concentrarme.--Como si tú necesitaras concentrarte y el otro no tuviera el instinto

para hacer lo que sea que estén haciendo ahí debajo.--Sabes Sirius, desde el primer día del curso traigo un golpe en el

puño esperando para ver quien lo merece más. Karkarov estaba ganando la competencia, pero hace un tiempo tú también estás haciendo mucho mérito por él. Sigue así compañero y te golpearé por segunda vez en la vida antes de graduarnos.- dijo James ofendido.

-Tranquilo James, si se gana el golpe yo te lo sostengo.--Lindos amigos tengo.- le dijo a Val mientas volvía su atención a

ella. Los ojos de la morena amenazaban lágrimas seguras. -¿Cómo se te ocurre pensar una cosa así? ¿No fue suficiente todo lo que pasamos para que me creas de una vez que te amo?-

-Perdóname pero... Tú me dijiste que...--Que no ibas a olvidar esta noche en toda tu vida. Pero eso no

significa que vaya a dejarte mi amor. Ni loco haría algo así.--¿Y entonces...?-

Sirius jugaba con la cajita entre sus dedos. De golpe y como hacía tiempo que no le sucedía, los nervios le invadieron el cuerpo. Estaba decidido, no había dudas en su corazón con respecto a lo que por varios días había planeado. Sí, esa noche había sido una gran idea para juntar por fin a James y Lily. Pero también, era lo que él mismo sentía como su mayor acto de cobardía. Si Val se negaba a lo que iba a pedirle, al menos no estaría solo, tendría a sus amigos a su lado.

-¿Lo ves? Con cada actitud me asustas más.- la morena lo despertó de su sueño.

-Perdóname nena.- Sirius le dio unas vueltas más a la cajita y se la entregó a su amada en silencio. –Es para ti. Hace días lo llevo encima y... Ábrelo, por favor.-

Val miraba el pequeño objeto y pensaba cuál podía ser su contenido. Era claro que había errado en sus pensamientos, él no pensaba dejarla. Pero esa actitud en él era extraña, mucho más los nervios. Con cuidado y con una lentitud que a Sirius se le antojo insoportable, mientras el moreno hacía nota mental de regañarla luego por hacerlo sufrir así, Val abrió su regalo.

Un par de argollas de oro entrelazadas la sorprendieron en el interior. Un “S” y una “V” grabadas juntas y en el centro de una de ellas, una piedra roja que reconoció como un rubí tan rojo como los que marcaban los puntos de Gryffindor en la competencia por la copa de las casas.

-Sirius...-

Las palabras se perdían en algún punto entre su mente y sus labios. El moreno tomó uno de los anillos y al contacto con su mano ella se separó de su compañero. Lo hizo girar entre sus dedos y después de un minuto le preguntó:

-¿Te gustan?- preguntó triste por la actitud de su novia.-Son... Sirius son... Hermosos. Pero han de haberte costado una...--No importa el costo. Solo me importa el significado que pueden

tener si...- dijo desesperado por su reacción.-¿Si qué?- y las palabras abandonaron la boca del moreno en una

exhalación.-Cásate conmigo Valerie.- Val sonrió.-¿Estás loco? Sé que voy a casarme contigo desde hace...--No, no así. Cásate conmigo por que me quieres, porque me amas

como yo a ti. Porque quieres pasar el resto de tu vida a mi lado. Porque quieres tener una familia conmigo, una casa, un hogar, hijos. No te cases conmigo por un arreglo arcaico entre tu familia y la mía. Cásate conmigo porque no imaginas la vida sin mí como yo tampoco imagino la vida sin ti.-

¡Santo Merlín! Si que había confundido sus intenciones. Ella creyendo que él iba a dejarla y él...

-Claro que sí mi amor. Me casaré contigo porque te amo y porque quiero vivir el resto de mi vida junto a ti y...-

Pero no la dejó acabar. En un minuto la tenía entre sus brazos y la aferraba a su cuerpo. Desesperado por sus labios, no estaba dispuesto a abandonar el dulce néctar que manaba de allí. A ciegas, tanteó la caja y tomó el anillo con la piedra, buscó su mano izquierda y lo puso en su dedo sin dejar de besarla. Ella hizo lo mismo.

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-Y bien Potter ¿Qué me dices? ¿Juegas o no?--Por supuesto que sí. Explícame el juego.- dijo confiado el moreno.-Bien, tu palma abierta es un papel, tu puño cerrado es una piedra y

tus dedos en forma de “V” forman una tijera. El papel envuelve la piedra, la piedra rompe la tijera y la tijera corta el papel. ¿Me sigues?-

-Hasta el fin del mundo mi amor.- Lily sonrió.-Pon tu mano en tu espalda. En lugar de contar hasta tres diremos

“Piedra, papel o tijera” y muestras tu mano al frente. Gana el mejor de tres. ¿Eres tan valiente como para jugar con la mejor jugadora del “Piedra, papel o tijera” del mundo?-

-No solamente voy a jugar contigo mi amor, también voy a ganarte.-

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La vista era inmejorable. Había que reconocer que el energúmeno no era tan energúmeno después de todo. A unos metros por delante de donde se encontraban se podía ver el borde del lago. Una montaña, en la orilla de enfrente, estaba surcada por una cascada que les regalaba el sonido relajante del agua al caer. El follaje del lugar era impresionante. Miles de flores de colores adornaban la orilla y la luz de la luna nueva reflejaba en el agua aquello que Remus, hasta ese día, no había comprendido.

-Aún no puedo creer que Lily lo abrazara de esa forma.--Seguro está bajo alguna maldición.- rió Mel.-No creo que James llegue a tanto.- tiempo atrás ese acercamiento le

hubiese molestado. Hoy estaba contento por sus amigos.

Abrazó a la rubia con fuerza y la besó. Tierno, despacio, con sabor a chocolate.

Estaba entregada a ese hombre en cuerpo y alma. Una idea le rondaba la mente hacía días. Pero no se sentía con valor suficiente para hablar con él de ese tema. Pero quedaba poco tiempo. Ya estaban casi a finales de enero y el tiempo corría a la velocidad de la luz. Pronto se irían juntos.

Su rubia debilidad estaba sentada a su lado. Estaban cubiertos hasta la cabeza por la manta. La risa de James y las protestas de Lily se oían a lo lejos. Sirius y Val estaban completamente en su mundo. Nadie más estaba pendiente de ellos. En esos cinco minutos de inconciencia, Moony tomó el control. El lobo y su instinto animal la sentaron en sus piernas a horcajadas sobre él. Tres segundos después, se dio cuenta de su error.

-Per... Per... Perdón mi... amor. Yo...--Remus yo... Bueno, yo...--Mel perdóname. No sé por qué...-

Melanie cerró sus ojos. ¡Merlín! Si que sabía porque lo había hecho. Tenía pánico de hablar con él sobre eso, pero algún día tendría que hacerlo. Remus no siempre sería un caballero y ella tampoco quería que lo fuera. Pero aún no estaba lista y él debía saberlo.

-Remus yo...--Nada va a pasar.- se adelantó. –Nada que tú no quieras. Y mucho

menos en este lugar. Fue un error, un grave error. Dejé que el lobo tomara el control y...-

-No lo he hecho nunca.- lo interrumpió. –Yo...-

Viendo el rojo en sus mejillas y la pena en su rostro, no quiso que pasara más por esa embarazosa situación. Tomó su rostro con ambas manos y la besó. Fue tan tierno, tan dulce que Mel olvidó por un momento lo que había sucedido y que aún seguía sentada en sus piernas. Se tomó varios minutos para disfrutar de ella.

-Por más que nos vayamos juntos, nada de eso tiene que suceder si no lo deseas. Te amo Mel y para mí ya es suficiente con tus besos.-

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-¡Eres un tramposo! ¿Cómo lo haces?--Solo juego, pelirroja. Es suerte de principiante.- le dijo en tono

burlón mientras se reía a carcajadas.-¡Ninguna suerte de principiante! ¡Estás haciendo trampa!--¿Cómo voy a hacerte trampa jugando “Piedra, papel o tijera”? Es

imposible.--Nunca antes había perdido. La única persona a la que no le puedo

ganar es a... ¡ERES UN TRAMPOSO! MI ABUELA TE ENSEÑÓ A JUGAR.- el moreno se desternillaba de la risa.

Era verdad, cuando Elizabeth se aburría de hablar de Lily, despejaba un rato su mente con el juego que de niña le había enseñado a Lily. Como todo juego, James tomó práctica muy rápido y el maestro, fue ampliamente superado por el alumno.

-Eres tan predecible como tu abuela. Las dos juegan del mismo modo.- seguía riendo el joven de lentes.

-¿A qué te refieres?--Las dos cambian el gesto según sea piedra o papel. Si es tijera lo

que eligen solo sonríen.--Tramposo.- le golpeó el hombro mientras hacía uno de esos

pucheros que ponían a prueba la voluntad del moreno.-Una última jugada. Si ganas te cargaré de vuelta hasta el castillo.-

Lily estaba a punto de aceptar cuando James le detuvo. –Si pierdes, mañana te saltarás todas las clases para pasar el día completo conmigo.- la pelirroja lo pensó unos segundos y luego aceptó.

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Remus miró su reloj. Faltaban diez minutos para la medianoche. Debían volver. Ya era demasiado arriesgado andar vagando por el bosque a esas horas. Odiándose por ello miró a Mel y le dijo:

-Me quedaría aquí hasta mañana sólo para no dejarte ir de mi lado, pero debemos volver.-

-Tienes razón.- la rubia se giró a ver los bultos que formaban sus amigos a unos metros de ellos y dijo: -Parece que están en otro mundo.-

-Sí. Sirius tenía algo muy importante para Val esta noche y James por fin hace reír a Lily así que… Sí, están en otro mundo.-

-¿Tú sabes qué es lo que Sirius le iba a decir a Val.- el castaño asintió sonriendo mientras comía su última barra de chocolate. -¡Cuéntame!- el joven negó. -¡Por favor!-

-Nop.--No seas malito, cuéntame.--Ya te contará Val.--Pero quiero saber ahora.--No.--¿Por qué no?--Porque Sirius estaba muy nervioso al respecto. Si no se atrevió a

decirle a Val lo que tenía pensado no te lo voy a contar a ti.--¿Por qué no?--Porque correrás a contarle a Val.--¡No lo haré!-

-Sí, sí lo harás. No podrás guardar el secreto por mucho tiempo.-

Con un beso en los labios cerró la discusión. La rubia, enojada, le dio la espalda. Una carita de lobezno desválido y un beso en la mejilla le devolvió a su rubia.

-Vamos, me toca hacer de ogro.-

Se pusieron de pie y Remus, molesto por la labor que le tocaba dijo:

-Chicos, perdón.- las risas de James y Lily se oían de fondo. -No quisiera ser inoportuno, pero…-

-No quisieras pero lo eres Lunático.- dijo Sirius asomando por debajo de la manta. -¿Qué sucede?-

-Es hora de volver.--¿Ya?- preguntó Lily mientras intentaba zafarse del agarre de James

que le hacía cosquillas.-Sí Lily, ya.- contestó Mel asombrada y divertida.-Bien my Lady. Lo justo es justo.- dijo James mientras se ponía de

pie. Con un movimiento rápido de su varita apagó el fuego e hizo que su manta se doblara sola. La guardó en el bolso en el que Val las había traído y miró a la pelirroja con gesto solemne. –Suba my Lady.- y le ofreció su espalda.

De un salto y riendo como una niña pequeña, la pelirroja se subió a la espalda del moreno y entre risas, James la llevó hasta el castillo mientras sus amigos los miraban.

De camino al castillo, Sirius le dijo a Remus:

-La besa antes de entrar.--No, demasiado riesgo. Debemos entrar pronto.--Estamos hablando de James. Adora el riesgo.-Sí, pero no con Lily.- Abrazó a la rubia y le dio un beso en la

mejilla. –La besa antes de llegar a la Sala Común.--¿Lo de siempre?- dijo mientras le tendía la derecha.-Lo de siempre.-contestó Remus aceptándola.-La besa dentro de la Sala Común, junto a la chimenea, en el sillón

donde se quedaron dormidos.--¿Qué dices?- preguntó Remus mirando asombrado a su novia.-Que la besará adentro. Que entro en la apuesta.--Mi amor ¿Estás segura? Vas a perder.--¿Qué tanto puedo perder? ¿De cuanto es la apuesta?-

-Un Galeon, lo de siempre.- contestó Remus.-La besa en la Sala Común.- y así la rubia entró en la apuesta.-No la va a besar.- dijo la morena.-Nena ¿Estás loca? Si esta noche no la besa la pelirroja lo matará. Ya

se lo perdonó una vez. No lo hará dos veces.--No la va a besar Sirius.- afirmó.-¿Y por que estás tan segura?- preguntó Remus mientras Mel rodaba

los ojos. La sangre de su tía Cassandra muchas veces la llevaba a tener esos pensamientos.

-No lo sé. Pero no va a besarla esta noche.-

James y Lily llegaron a las escaleras de la entrada. James dejó que la pelirroja bajara de su espalda y la abrazó por la cintura. Sonreía feliz y eso lo llenaba de alegría. Rozó su nariz con la de ella y sonriendo entraron juntos al castillo.

-Canuto me debes un Galeon.- dijo Remus mientras le tendía la palma de la mano.

-¿Y por qué te lo debe a ti y no a mí?--Porque todavía la puede besar antes de llegar a la Sala Común mi

cielo.- Sirius dejó caer la moneda en la mano de su amigo.

Las dos parejas los seguían de cerca. Pelirroja y moreno, moreno y pelirroja no notaban a nadie más a su alrededor.

-Llegamos.- dijo James abrazándola otra vez.-Sip.- contestó ella sonriendo.-Eres hermosa cuando me sonríes.--¿Sólo cuando te sonrío?--No. Eres hermosa siempre.- besó su frente. –Ranas de chocolate.--La idea de la contraseña fue de Remus ¿Verdad?-

Los dos ahogaron una carcajada que de haberla dejado salir hubiera despertado hasta al calamar gigante. Unos metros mas allá, una rubia extendía su mano para que un muy desconcertado castaño dejara caer dos monedas doradas.

Las dos parejas lograron traspasar la puerta antes de que se cerrara por completo. Los chicos sonrieron, las chicas suspiraron. La pelirroja estaba de pie en el segundo escalón de la escalera que conducía al dormitorio de las chicas. Sus brazos descansaban otra vez en el cuello del moreno mientras que los brazos de él rodeaban su cintura.

-No quiero subir.-

-Y yo no quiero que subas.- ambas frentes juntas. Los ojos cerrados.-James…--¿Qué?- le susurró.-¿Por qué no lo haces de una vez?--Por favor, no me lo hagas más difícil.--Es que no entiendo.--Déjame encontrar la manera de decírtelo.--¿Me prometes que no pasará de mañana?- el moreno sonrió.-Nunca creí que llegarías a pedirme un beso y yo fuera capaz de

negarme.--Yo tampoco.--Si Elizabeth me viera…--Te regañaría por lento.--No. Ella me diría que tengo razón.- Lily suspiró. James le besó la

frente.-¿Mañana?- preguntó ella.-Mañana.- contestó él. Y con un beso en la punta de la nariz lo dejó

al pie de la escalera.

Val extendió la mano y tres monedas cayeron en ella. La rubia y la morena pasaron junto a James rumbo a su cuarto, pero él no las vio. Estaba hundido en sus pensamientos.

-¿Qué te detuvo ahora?- preguntó Sirius.-No puedo hacerlo. No sin decirle la verdad.--¿De qué verdad hablas?- preguntó Remus.-De la apuesta.--James, ya no fastidies. Te quiere, la quieres. ¡Qué más da la

apuesta!- protestó Sirius.-Es cierto James. Ya olvida eso. Se feliz. Sé porque te lo digo.-

siguió Remus.-¿Y si se entera? ¿Y si dejo pasar esto y se entera? Me va a odiar

toda la vida. No volverá a creer en mí. La perdería para siempre. Iba a esperar hasta después de San Valentín pero… no puedo. Ya no aguanto un segundo más sin ella. Como sea, mañana, le contaré sobre la apuesta y que para mí ya no vale nada.-

Tres jóvenes enamorados subieron a su habitación a descansar. Remus pensando en su viaje con Mel, Sirius en que por fin él y Val podrían ser felices sin que sus familias intervinieran en sus vidas y James, pensando en la forma correcta de confesarle a Lily sus motivos para no besarla.