campaña de escuadra norteamericana en filipinas (garcía parreño 1899)

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    L A C A M PA Ñ AI D E L A

    E S C U A D R A N R T E AE N

    F I L I P I N S

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    Ivzándola en los prim eros días de N ov iem bre , cuand o las autoridades americanas se dedicaban á practicar minucio

    sos regis tros en tod os los edificios de Ma nila, d on de sinduda, creían encontrar centros de conspiración contra su soberanía en el Ar chip iélag o ó el fam oso katipunaii de los tagalos , donde se predicaba la guerra contra los Estados-Unidos.

    N i buscam os la gloria, porqu e no pued e tener tal pretensión quien está co nv en cid o de su insuficienc ia, ni nospro pon em os obtener un lucro , por que este folleto no se ha

    de vender.He mo s procurado exponer los hechos con la m ayor co n

    cisión po sible y limitar el com enta rio á hacer resaltar lafalta com etida; porqu e deten iéndo nos en descripciones queper tene cen á la histor ia, daríamo s á este libro una ex tensión que no debe tener y po rqu e no resultaría pro pio de suínd ole el estudio de teorías y texto s de dere cho inte rna cional. Quizá en algunos com entarios se nos encontrará dem a

    siado exaltado, pero confiamo s en la disculpa del lecto r si co nsidera que cua nd o escribim os estas imp resion es estába mo ssaturados de indignación por la presencia diaria de los inhumanos atropellos y groseros desprecios de los yankees.

    Si hem os lograd o demostrar que la escuadra norte-am ericana ha infring ido sensiblemen te el de recho y han quedado satisfechos los deseos de nues tros am ables ins tig adores, nos consideraremos excesivamente recompe nsado s p oreste trabajo.

    Guillermo García Parreño

    Cartagena 8 de Abril de 1899.

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    P R Ó L O G O .

    Español, marino y jurisconsulto el Sr, G-arcía-Parreño, suobra rebosa patr iot ismo, amor á la Armada, fó en los eternosprin cipios de la ju stic ia y en los adela ntos del de rec ho ; patr iot ismo, amor y fó que expresa con el entusiasmo ardientey la arraigada co nv icció n del jo v en que, ev oca nd o pasadasgrandezas, espera confiado, venturoso porvenir para la España abatida y días me jores para el hum ano pro gre so y el t r iun

    fo de la razón.Estudio en que tales inspiraciones palpitan y que desarro

    lla co n valen tía el nov el autor, po nie nd o á con tribu ción suprivileg iada intel igencia, su cono cim iento del asunto y suvasta erudición en materia de derecho internacional , se recom iend a p or sí m ism o y no há menester de presentación extraña. Escri tores como Garoía-Parreño, se presentan por derecho propio; pero cuando su modestia les induce á solici tar

    acompañamiento, es de desear que acierten en la elección depersona autorizada para introducirlos oficialmente en la re-públioa de las letras.

    El autor de este prólogo carece de esa autoridad, y habríarenu nciad o á tan honrosa dist inción si por inm erecida no leob liga se á acom eter esta tarea, m enos entusiasta y ardie nte

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    que el l ibro que la origina, como inspirada en sentimientosme nos optim istas , en de cep cion es sufridas, en alg o y aun

    algos de excepticismo sobre la realidad de las cosas y los buenos propósitos de los hombres.

    Pesimismo, negrura, desfal lecimiento invade mi espír i tu,desde mu cho s añ os há; pesimista fui cuan do pre sen cié lasirreflexivas ma nifestacion es á qa e dio lugar la ocu pa ción deYap (Carolinas) por los alemanes y cuando nuestros prohombres se jacta ban de haber h um illado á Alem ania ; pesimistacua nd o in vita m os á toda s las naciones cultas, á honrar la me

    moria de Colón y nuestros críticos se entretuvieron en hacerresal tar las inmoralidades del descubridor de América mientras nuestros estadistas demostraban su informalidad y la pobreza de la na ción ; pesim ista fui á M elilla para vo lver máspesimista; pesimista me sentí al estallar la ins urr ecció n deCu ba, y más pesim ista ante la inm inen cia de la gue rra conlos Es tad os-U nido s; y al restablecerse la paz , el pes imis mome devora , porque no emprend emos ni veo pró xim o el m o

    mento de emprender nuestra regeneración, y solici ta fuerteme nte m i me moria aqu ella famosa sentencia de Salisbu rycon tra las nac iones déb iles, sente ncia que rechaza nuestroquijo t ism o, p ero que está l levánd ose á ejecución y amenazanuestra independencia.

    H ay que decírse lo al país; nue stro desastre no re co no ceigual en la historia moderna; supera á la debácle de nuestravecina Francia, y aún no podemos darlo por terminado.Cuán tos han interv enido en la polí t ica española con tem poránea, son respo nsab les de la catá strofe en prim er té rm in o.¿Qué político español se opuso á esa guerra descabellada y seatre vió á acepta r la imp op ula rida d de sacrificar Cuba y elorg ullo naciona l á la con serv ació n del resto del ter rito rio y

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    el hono r patr io? Criminales ó ignora ntes, todos nuestros p olí t icos, desde los carlistas que pedían una gran catás trofe ó

    un inmenso triunfo hasta los de m ag ogo s rojo s que carecieronde energía para defender la paz, son culpables y están racionalm ente inca pac itado s, no ya para go be rn ar sino para trazarla senda que deba seguir el país en lo futuro, que no son consejeros autorizados los que nos condujeron al aniquilamientoy á la deshonra.

    Quien tales pensamientos abriga, quien est ima indispensable rectificar la historia de España en lugar de continuarlapor los derroteros que trazaron políticos más célebres por susoberb ia que por su lab or, quien considera indispensab le reformar todo , absolutamente todo lo existente en España parasalvar la vida de la nación, no ha de prodigar aplausos ni entonar himnos en alabanza de nadie, aunque en lo íntimo desu alma guard e recu erdo de adm iración profunda para esosinco m pa rab les solda dos que aún conserva n el her oísm o de la-raza y son esperanza línica de ren acim ient o y m ejora . Cua dramás al estado de mi ánimo y á las congojas presentes, descubrir el mal, presentar en toda su desnudez nuestra desventura, denu nciar errores imp erdo nab les é imp revision es m ere cedoras de tremendo cast igo, hacer resal tar los verdaderos móviles de una guerra em prendida so pre text o de defender lal ibertad de los pu eb los oprim idos, poner de manifiesto losatro pello s realizad os y las ofensas inferidas al derech o porlos que osaron llamarse sus más esforzados paladines y representantes de la civi l ización.

    La voladura del M aine, la s i tuación de los con cen tra dos cuban os y la carta en mal hora escrita por nuestro repre sent anteen W as hi ng to n á un polí t ico español, precipitaron los aco ntecimien tos y s i rv ieron de pre tex to á los Esta dos-U nidos

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    para promover una guerra verdaderamente popular en aquelpaís que durante algunos años hizo grandes preparativos

    para emprenderla. A esa lucha emprendida, tras seria meditación y formidables aprestos de parte de América, nos condujeron nuestros polí t icos contando para decidir la contiendacon un ejército extenuado por la fatiga, las privaciones y losdesen gaños, con media docen a de cruceros pro tegid os, conunos cuantos barcos viejos excelentes para estacionarentranquila bahía, con escasos é inútiles cañones, con proyectiles que no e xp lota ba n, co n.. . to do lo que fatal y nece saria

    m en te cond uc e á la derr ota; y ésta, en verdad n o se hiz o esperar.

    El C om odo ro D etvey se enca rgó de notif icarnos á cañon azos la declaración de guerra, supliendo el silencio de nuestrogobie rno .

    Do s horas de desigu al com ba te el 1.° de M ay o, bastaronpara decidir la suerte de la campaña y de la nación española.Destruida nuestra escuadra en Cavite, pudo sin jactancia elalmirante am ericano decir á su go bie rn o que "m ora lm en teera dueño de Filipinas;1 1 y aún si hubiera tenido exacta ideade nuestros elementos y de nuestros hombres, habría podidollevar su arrogancia al extremo de proclamarse vencedor deEspaña. Como habíamos previsto algunos españoles alejados.de los círculos políticos, el Pacífico había de ser el verdaderoteatro de la guerra, y en efecto lo ha sido: en el Pacífico hasido destruido nuestro poder.

    Al día siguiente de la victoria, comenzaron los americanosá demostrar su escaso respeto al derecho internacional y supro pós ito de arrollar cuan to fuese obstá culo á la rea lizaciónde su empresa. El cónsul de Inglaterra presentóse en la residencia oficial del Capitán gen eral y después de hace rle pre -

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    senté por enca rgo del Com odoro que, habiendo emp rendidolos Es tado s-U nidos la guerra en nom bre de grandes senti

    mientos humanitarios, deseaba evitar el derramamiento desangre, le entre gó cierto docum ent o escri to con lápiz y firmado á bordo del Olympia por el ex-cónsnl norte-americano en Manila Mr. "Williams, exigiéndole las dotaciones de laescuadra destruida el día anterior, cuantos barcos y elementos de combate naval hubiese disponibles y el reconocimientodel bloq ueo ; de no accederse á estas peticio nes , Manila seráarrasada, decía textualmente el documento. Únicamente tres

    perso nas fueron actores y testig os de la escena anim adísimay rápida que provocó el pl iego famoso; su portador, el general Augustín y el que esto escribe.

    Que arrase Manila, con tes tó sin v ac ila r el G-eneral. E lcónsul inglés, quedó desconcertado por tan enérgica y lacónica respuesta, expresando que eran en efecto muy duras lasexigencias del Com odoro. Y o , con la venia y el asentim ientodel G-eneral, le ha blé en estos ó pa recid os tér m ino s: "d ón de

    "ha visto el jefe de la escuadra enemiga que al día siguiente de un combate se reclame en cal idad de pr is io n e ro s á los que lograro n escapar y ponerse fuera del al-"ca nc e del venced or? Hub iéralos hecho prisioneros durante"el combate, s i le fué posible; pero encontrándose ya al am"paro de nuestras defensas, los marinos españoles no son pris io n e ro s de la escuadra am ericana. En cuanto á la entrega"de los barcos, si la salvación de Manila dependiera de la en-"trega de la lancha dest inada al servicio del Gobernador ge-"neral, Manila sería arrasada porque esa lancha no se entre-• 'garía; siend o inco m pre ns ible que quien prete nde luchar en"n om br e de sen timientos hum anitarios, 'se dispo nga á arrasar una ciudad populosa porque se le nieguen pocas y débi-

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    "les embarcaciones de escasísimos valor y poder. Y en cuan-"to á que reconozcamos el bloqueo que dice haber establecido,

    "solo cabe contestarle que no nos incumbe semejante recono-"cimiento y que á él solo toca hacerlo respetar si t iene fuer-"zas para man tenerlo efe ctiv o."

    Estas manifestaciones que hizo suyas, en términos firmesy dignos el general Au gu stín, hubieron de p rod ucir algúnefecto en el Comodoro, porque ni Manila fué arrasada ni seacc ed ió á tan in justificadas ex igen cias que confirman la op inión del Sr. Pa rreñ o resp ecto á las viola cion es del de rech o

    intern acion al po r los am erican os. Per m an ecier on éstos en elfondeadero de la capital del Archipiélago hasta que les convino trasladarse á Cavite, manteniendo rigorosamente el bloqueo que privó de auxilios á Manila.

    Por mediación del cónsul inglés se pactó de palabra quela escuadra americana no hostilizaría á la plaza de Manila siésta no rom pía el fu eg o ni m ejo rab a sus defensas y que laplaza no hostilizaría á la escuadra salvo el caso de que éstala atacase ó se aproximase á sus defensas. De como cumplieron este convenio las fuerzas de los Estados-Unidos, atest igu an el dese m barco de tropas ame ricanas en Pin eda (unos4 kilómetros del recinto murado de Manila) y el emplazamiento en M ay tub y (distante u nos 3 kilóm etros) , de form ida ble sbaterías que bom bard earo n la ciudad en la noc he del 31 deJulio.

    Pe ro no es este el má s seve ro carg o que pu ed e hacarse álos represen tantes de la gran rep ública . Otros dem uestranmás osten siblem ente la deslealtad (dura es la palab ra, pe rolamas propia) con que han procedido. Los recopi laré .

    A l capitular la isla del Co rre gid or y defensas anex as, seestipuló y llev ó á cab o la inu tilizac ión de los cañ one s, qu i-

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    tán dole s sus cierres que se en treg aro n á los am erican os engarantía de lo est ipulado. Con vino á la escuadra e nem iga

    ocupar dichas defensas y las ocupó sin respetar lo pactado; ásu poder pasaron los cañones, y como tenían los cierres y nolos devolvieron, es evidente que consiguieron hacerse de muybuen as piezas co n manifiesta infr acc ión de lo con ven ido ypor un medio tan sencil lo como desusado entre enemigos queobservan las leyes de la guerra.

    El Sr. Parreño me releva do toda apreciación sobre la conducta de los am ericanos con los p risioneros del Leite y de

    Su bic. Au nq ue aquéllos hayan tenido por sus al iados á losinsurrectos filipinos y abriguen el convencimiento de que sinsu concurso jamás habrían logrado apoderarse de Manila, nohan podido sin conculcar los más elementales principios delderecho internacional y sin faltar á los usos de la guerra, entregarles los españoles prisioneros de fuerzas americanas,por que aquella alianza no tiene los caracteres de tal ni losinsurrectos otra consideración que la de rebeldes en razón á

    no haberles rec on ocid o ningú n Estad o la beligerancia y carecer de personalidad en el concierto internacional .

    Sin detenerme más sobre esos censurables hechos, paso áconsignar l igeramente el juicio que me merece el proceder delos generales Merrit y Ottis después de la capitulación de Manila. Rechazo sin vacilación, en honor del primero, la sospecha siquiera de que haya vertido las especies que les atribuyeun periodista de C olo m bo , repu to serio y d igno al generalMe rri t , y sin gravísim a ofensa á su dign idad , no pued e cr eerse que ha}ra hablado de las defensas de Manila en los térm inos que se sup one , ni que se con sid ere satisfecho po r elnúmero de prisioneros que hiz o. N o es po sible que el gene ralMerrit haya faltado á la verdad, ni aun impulsado por el pa-

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    trió tico des eo de atribuir á sus tropas m ay or g lori a que laconquis tada. En M anila no hizo un sólo prisionero: lo afirma

    el autor de este pr ól og o, que inte rvin o y to m ó parte en lospreliminares de la capitulación (13 de Agosto) y en el art iculado que al s iguiente día los desarrolló. Recuerda seguramente el gene ral Merri t que urg iénd ole la ocup ación de laplaza (porque sin duda esperaba la noticia de haberse firmadoel protocolo de la paz), daba prisa á la redacción de las basesy sólo mo stró gran insistencia en que los capitulados em peñasen palab ra de ho no r de no hacer armas con tra los E sta

    dos-Un idos y que e l gob iern o de W ash ing ton se reservase loreferen te á la repatriación (de que se hizo m enc ión con tra m ifirme voluntad) por no considerarse él facultado ni tener elem ento s para realizarla; y recu erda tam bié n y pu ede apelaral test imon io de su Coma nda nte de Esta do M ay or, que y oobjeté, "aquí no hay prisioneros á quienes exigir palabra dehonor, y en todo caso la palabra de honor por permanecer enlibertad es contraria al honor." Asintió á estas apreciaciones

    el general Merrit , y no sólo se prescindió de exigir la palabrade honor y de consignar que había prisioneros, s ino que enuna de las bases se estipuló en beneficio de los capitulados,que recibirían socorros como los prisionero s, a dve rbio queexcluye la idea de lo que fuesen.

    N o debieron q uedar mu y satisfechos los ame ricanos d euna cap itula ción qu e no les pe rm itía un cir á su triunfal c arroza á los ven cido s, porque el 14 de A go st o presentaron unproyecto de art iculado que comenzaba por l lamarnos prisioneros y nos obligaba á entregar armas, banderas, etc.; la comisión española presentó un contra-proyecto, y tras unaenérgica y razonada discusión entre ambas com isiones, co nvino la americana presidida por el inteligente é ilustrado ge-

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    neral G ree ne en que la razó n estaba de n uestra par te, estoes, que no éram os prisione ros, que debíam os conserv ar las

    band eras, que se nos de bían t od os los hon ore s de la gu erra, etc.Parecía natural que, después de estas discusiones y con

    ven ios, no hubiera n insist ido los am ericanos en l lamarnosprisione ros. Y no obsta nte, han vu elto á aplicarnos esta denominación, pareciendo que el general Ott is se complace ensus cartas oficiales en repetirlo, como si conquistara de estamanera lauros imperecederos para su patria. Y hasta tal punto se pers igue esa idea, qu e el m ismo gene ral , mostránd ose

    en confere ncias p rop icio á dar facilidades á los jefe s espa ñoles para sos ten er la dis cip lina en sus tropa s y á pe rm itir eleje rcic io de la jur isd icció n mili tar española para juz ga r á losmilitares cap itulad os cua nd o atenteu á la discip lina, se haopuesto en carta oficial á consentir todo lo que es indispensable para conservarla y robustecerla.

    ¿Qué más? Con frivolo s pretex tos se han op ues to las autorida des am ericanas á. que los oficiales españoles ciñan sussables, no obstante reconocerles la capitulación el derecho ácon serv ar sus armas de cint o. Y sin resp eto á lo estipu ladoy á lo que sin estipular es sagrado para los que observan losmodernos usos de la guerra, han ocupado domicil ios part iculares penetrando en el los violentamente, fracturando laspuertas de entrada, s irviéndose del mobil iario y destruyendolibros y papeles interesantes sin presentar después las excusas que atenuaran el atropello.

    E l de rec ho no ha brilla do en esta cam pañ a que no figurará como gloriosa página en la historia. Esta guerra, al finaldel siglo X I X , ha sido la guerra de las miserias: han luchadocon la Es pañ a po br e, a niquilad a y falta de ideales , la traición de los cubanos y filipinos y el mercantilismo y la perfi-

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    dia americana. So inv ocó para pro m ove rla el sentim iento dehumanidad y se descubrió, por revelación del mismo Mackin-

    ley , que la guerra se había em pren dido para prop orcion arme rcados á los pro duc tos am ericanos; se elogió la cultura delos Esta dos -U nid os y la gran deza de sus aspira ciones , y sesupo que habían pelead o para ensanchar su com erc io y aume ntar su riqueza ; se les cre yó serv idore s de la jus ticia y p aladines de la libertad, y desconocieron los dictados de la razón y del derecho. Nuevos fenicios, á la distancia de los siglos , los americanos son los herederos de la fé púnica: m ó v i

    les estrechos y mezquinos no cond uce n á empresas t i tánicasni á resultados duraderos; la deslealtad no es pedestal en quese asientan los imperios y la gloria.

    ¡Quién sabe si el porvenir presenciará la reproducción delas luchas entre Roma y Cartago

    Nicolás de la Peña.

    Ma nila 15 Diciembre 1898.

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    I .

    El combate de Cavi te .

    Durante los dias que estuvo en Hong-Kong la escuadranorte-americana esperando el momento oportuno para dir igirse á Man ila, el almirante D ew ey recibió con frecuen cianoticias y datos exactos acerca de los medios ofensivos y defensivos conque podía contar la plaza y nuestra escuadra alser atacadas. Noticias y datos que fueron adquiridos y transmitidos po r el cónsul de los Estad os-U nidos M r. W ill i am squien, con tal objeto, obtuvo planos, levantó los que necesitó , visitó las fortalezas de Cav ite, hiz o frecue ntes escu rsionespor la bahía, dond e practicó bastantes sond eos y obtu vo lainformación que necesitó auxil iado eficazmente por variosindividuos de nacionalidad inglesa subvencionados por esteservicio. W

    Declarada la guerra , Mr. Wil l iams marchó á Hong-Kong,

    ( i ; E n el capí tu lo I I I damos á cono cer los auxi l ios presta dos por lo s ingleses á los nor te-americanos en es ta campaña.

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    do nd e ratificó las noticia s trasm itidas, com un icó otras*'1' yem barcó en el crucero Olympia para acompañar á la escuadra

    de su nación en la ex pe dició n que p roy ecta ba.

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    — 3 —

    sible dist inguir bien sus movimientos por impedirlo la tormenta que reinó durante esta noche

    A la luz de un relámp ago, crey ó ver el person al del semáfor o algu nos buqu es sin luce s p or el O.S.O. que nav ega banhacia el S.E., confirmando enseguida el cañonero Leyte quela escuadra enemiga estaba á la vista. '1' Poco t iempo después,pud o ya observarse que varios buques hacían señales á cortos intervalos con sus pro ye cto re s '2 ' y adquirida la convicción de que la escuadra navegaba hacia bahía por Boca grande, '3' se hicieron las señales convenidas para dar á conocer á

    las baterías '4' provisionalmente int-taladas en la costa, la presencia del ene m igo y el lugar por don de nav egab a. Pe rosiendo la no che mu y obscura y no llevand o los buq ues másluz que una bombilla muy baja á popa, su presencia no se podía conocer hasta que ya habíau pasado algunos; y por estacausa, por m archar c on bastan te v elocida d y p or ser m uycorto el alcance de los cañones con que se habían dotado lasbaterías, estuv ieron m uy corto t iem po á t iro de algunas

    de ellas. A pesar de tales desventajas, las emplazadas en loslugares den om inados P un ta Res tinga y El Fra ile, únicas quepudieron romper el fuego con probabil idades de éxito, aprovecharon los momentos oportunos para hacer un disparo laprimera y dos la segunda, siendo contestados los de ésta con

    ( 1 ) Este caño nero, obed eciend o acer ta das órden es del general M ont ojo, seenco ntraba cruza ndo por las costas del Corr egido r para denu nciar a nuestra es

    cuadra , por medio de señales , la presencia déla enemiga.(2 ) Durante esta noc he, com o en las tres anteriore s, se vieron gran des ho

    gueras en la par te de costa com prend ida entre Punta Rest in ga y E l C ar ab ao .—(Vé ase la pr imera adver te ncia de la página 2\

    (3 ) As í se l lam a el ca na l que se encuentra al S. del Co rre gid or, una de lasentradas de la bahía .

    (4) En el capí tulo s iguie nte nos ocu pare mo s de es tas b ater ías .2

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    seis de la escuadra que, afor tunadamente, no causaron nin

    guna baja. 1

    A las dos y media de la madrugada del 1.° de Ma yo , sevieron desde la torre-v igía del Arsenal de Cavi te varios

    buques que por sus mov imi ent os denunciaron la presencia

    de la escuadra y al amanecer, se vio que ésta, formada por

    siete cruceros y dos trasportes avanzaba hacia el interior de

    la bahía en línea de fila. 2 Cuando estuvieron próx imamente

    frente á PuntaSangley, < 3 )la batería emplazada en este lugar,

    les hizo fue go , resultando cor to el disparo . En este momen

    to, seis de los buques metieron ocho cuartas á est ribor yavanzaron en línea de frente hacía el lugar de donde p ro

    cedió el disparo, retirándose á la ensenada de la Pa mpan ga

    los trasportes y el cru cero Mac-Kulloc.M Siguieron avan

    zando lentamente y al encontrarse á una distanc ia relat i

    vamente corta de la batería menc iona da, ésta y el cru cero

    Don Juan de Austria rompieron el fuego que inmediata

    mente se genera liz ó por parte de nuestra escuadra.

    i) Se ha dicho que uno de los disparos hechos por la bater ía de E lFraile causa averías en el Olympia. Este dato no hemos podido compro barlo .

    (i) Fo rma ba n la escuadr a los cruceros prot egid os Olympia insignia), de5.800 t. ; Baltimore, de 4.000 t.; Raleihg, de 3.150 t; Boston, de 3.150 t.; Concurrí de 1.700 t.; Petrel, de 890 t.; el no pro tegid o Mac-Cullock, de 10 00 t.;y los trasportes Záfiro y Naushau.

    - 3 ) Punta Sangl ey es una prol onga ción de la costa de Ca ña ca o, muypróx ima al hospit al de mari na de este nomb re y á la plaza de Cavit e. E n ella se

    hal lab a empla zada una bate ría con dos cañones de 15 cm. manda da por el teniente de artillería Sr. Valera.

    4) L a situación de nuestra escuad ra er a la siguie nte: l os cruceros ReinaCristina insignia), Castilla, Don j uan de Austria y Ulloa, se encon traba n enla ensenada de Cañacao sobre Punta Sangley; el Isla de Cuba y el Isla de Luzónen la ensenada de Bacoor y el Marques del Duero, por la amura de estr ibor denuestra insignia.

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    N o co ntestó la norte-americana por el m om ento á la agresión, pero colo cán do se nu evam ente en l ínea de f ila, se dir i

    gi ó hacia la costa de Parañ aque y con form e iban prese ntando los costados rompían contra nuestros buques un fuegoho rrib le, tan nutrid o, que n o daba lugar á apreciar el esp aciode t iemp o que mediaba entre cada disparo, con tinuan do enesta forma durante más de dos horas sin hacer más maniobraque la de presentar la band a que les con ven ía y con sig uie nd oco n esto deb ilitar visible me nte á nu estros bu que s que, escasosde municiones, careciendo de art i l lería de t iro rápido, de

    palos m ilitares y de pr ote cci ón para soportar un ataque detal natu raleza, tenía que sucu m bir en poco tiem po. ' '

    A las ocho próximamente, se ret iró la escuadra norteam ericana á la ensenada de la Pa m pa ng a para repostars e de

    ( i ) Se ha discut ido much o acerca del lugar que debió e legir nuestra escuadra para acepta r el com bate y también se ha puesto en dud a po r algu ien el valor y pericia con que se batieron nuestros marinos. Nada podemos decir sobre elpr imer es t remo porque carecem os de conocim ientos técnicos par a e llo , pero he

    mos oiclo ase gu rar á persona s comp etentes y entre e llas á alg un os oficiales dela escua dra norte-am erican a, que si la nuestra se hub iera hatido en Su bic ó encualq uier otro lug ar de la ba hía , el resultad o hub iera sido el mism o y las pérd idas evidentemente mayores que en Cavi le .

    Res pec to á la per ic ia y valo r conque nuestras dotac iones se ba t ieron, protestamos de las acu sacio nes qu e se han he ch o, como prote stará tod o el que tenga m otivos par a sabe r lo que ocurr ió durante el com bat e. A los prime ros dis paros de nuestra escuadra cayeron ocho proyect i les en e l Olympia que desmontaron uno de los cañones de popa, causaron bastantes averías y bajas considerables,entre las que se cuenta al co ma nda nte del buque que falleció á con secu enci ade las her idas sufr idas . De que no explotaran todos los proyect i les , debe culpar

    se á la ma la cal id ad de las mun iciones co n que es taban cargad os, pero no á losque los dispararon con cer tera punter ía . Tam bién sabem os que el Batí ¡more sufrió aver ías de con side rac ión, da da la protección de este buq ue, el .calibre y alcan ce de nuesrra arti l lería y el t iempo que pud o ser uti l izad a. E n prue ba denuestra af i rmación decim os, que e l d ía 2 de Mayo le yimo s comple tam ente escorado y rodeado de l anc ha s .

    Nuestros marinos se bat ieron heroicam ente y supieron morir con glo r ia ,

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    — —

    m u n i c i o n e s , d e j a n d o á la nuest ra en el s igu ien te es tado: el Cristina co n g r a n d e s aver í a s y l leno de c a d á v e r e s h o r r i b l e -

    men te m u t i l a d o s , entre lo s q u e se encon t raban el de su h e -ró ioo c o m a n d a n t e cap i t án d e n a v i o D . L u i s Cadarso y R e y y el del pr imer cape l l án D , R a m ó n N o v o y F e r n á n d e z ; c o n f u e g o á b o r d o , que fué i m p o s i b l e s o f o c a r p or el e x t r a o r d i n a -r io i n c r e m e n t o qu e adqu i r ió en p o c o t i e m p o y sin g o b i e r n o , e m b a r r a n c ó ce rca de los a lmacenes del A r s e n a l d o n d e fué aux i l i ado co n lo s bo tes y persona l de este es tab lec imien to .

    E l Castilla en i g u a l s i tuación que el anterior. 2 .

    E l TJlloa a c o d e r a d o en C a ñ a c a o , á c o n s e c u e n c i a d e la s aver ías sufr idas se fu é á p i q u e . 3 E l Don Juan de Aus ria íi] y el Isla de Cuba tenían a v e -

    Dato elocuente de esto es, que de 1 3 9 8 ind iv iduos que formaban la dotación to-ta l de nuestros buques , tuvimos 36 6 ba jas y de ellas 75 muertos .

    Úl t imamente; no h a faltado quien se muestre admirado porque no murieron m ás oficiales que el comandante y el cape l lán del crucero Cristina esto con-tes tamos: que no es taban comple tas las dotaciones de oficiales; que de éstos, cas i todos resul taron her idos de más ó menos g r a v e d a d y el proyect i l que les

    hirió pudo matarles y que 110 vemos la neces idad de que en un combate n a v a l mueran un p ar de docenas de oficiales para calificar de heroica á la e s c u a d r a que sufra tales pérd idas .

    ( 1 ) E l Cristina era un crucero de 1 .a c l ase no p r o t e g i d o , de casco de hie-rro, de 3 . 5 2 0 tone ladas de desp lazamien to . S u a r m a m e n t o cons taba de 6 caño-nes H . l e , 3 n f .5 7m . , 2 n f .4 2 m . , 2 H 7 , 6 rev. h s 5 7 m . , 2 am 1 1 т . , y 5 tubos l anza torpedos. F u é botado a l agua en el rsenal de E l l'"errol el año 1 8 8 6 .

    (2 ) E l Castilla era un crucero clasificado como el anter ior ; su casco era de madera y desplazaba 2 . 6 0 0 toneladas . Su a rmamento era el s iguiente: 4 1 6 k p . 2 1 2 k p . , 2 kp . S . 7 4 7 5 k p , 4 *2 m . nf., 4 rev h s 5 7 m. 2 a m y 2 tubos lanza-tor-p e d o s .

    (3 ) E l crucero de 2 .a

    c l ase , no p ro teg ido , Ulloa fué v o t a d o a l a g u a en e l r sena l de ádiz el año 1 8 8 7 ; su casco era de hierro y su desp lazamien to de 1 . 1 6 0 tone ladas . onst i tuían su a r m a m e n t o ; 4 Н l a , 2 H 7 2 tr . 5 7 m 4 rev hs 3 7 m., 1 am 1 1 т . , y 2 tubos l anza- to rpedos .

    Es te buque tenía desmontadas su s maqui l las y gran par le de la a r t i l l e r í a . (4) Es te crucero er a igua l a l anterior. Fu é vo tado a l a g u a en e l r sena l de

    a r tagena el año 1 8 8 7 .

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    rías en la línea de flota ción y el Isla de Luzón^y el Marquésdel Duero, (2) habían sufrido igu alme nte gran des despe rfectos.

    Arbolada la insignia en el Isla de Cuba, se internaron losbuques que podían navegar ían e l fondeadero del Arsenal .

    A las diez y media, se dirigió nuevamente á Cavite la escuadra enem iga con intención que dem ostró bien pro nto, dedestruir cuanto exist ía. Des tacó un cruc ero hacia el va po r-correo de la Compañía trasatlántica Isla de Mindanao y alencontrarse á m uy po ca distancia de e ste b uq ue inofen sivo,rompió contra él un fuego no menor, seguramente, que el que

    hubiera empleado para defenderse de un poderoso acorazado,pues menos los torpedos, ut i l izó cuantos medios ofensivosposeía para destruir y aniquilar á sus tripulantes , que h uíanprec ipitada m ente sorpre ndido s, con sobrada razón, de ataque tan brutal , anatematizado justamente por el derecho internacional é incomprensible en la ocasión en que se real izó .

    Los demás buques, oolocados en los lugares que consideraron estratégicos para su propósito y sin utilizar el telégrafointerna cional de señales para int imar la rend ición, r om pieronel fue go contr a el A rse na l con ánim o de destru irlo y de no

    ( 1 ) E l Isla de Ctila y el Isla de Luzón, es taban clas i f icados como crucerosd e 2 .a c lase pro tegid os. S u casco era de acero y desp lazaban 2.200 ton elada s .Esta ban armad os con la s iguiente ar t i l ler ía : 4 H1 2 2 hs . t r6 7 m . , 2 h s r e v3 7 mI am 1 1 m., 1 tr. 3 7 m. y 5 tubos lanza- torpedos. Fueron votados a l agua en Inglaterra e l año 1.8 86 .

    ( 2 ) E l Marqués del Duero, era un crucero de 3 .a c l ase , no p ro teg ido , decasco de hierro y de 500 tonelad as de em plazam iento. Fu é votado a l ag ua enFra nc ia e l año 1 87 5 . Es ta ba a rmado con un cañón P l1 6 , 2 B r1 2 y 1 am nf .1 1 m .

    ( 3 ) E l Austria, e l Cuba, el Luzón y el Duero.(4 ) E l Isla de Mindana o, era un hermoso va por de 4 .1 24 tone lada s de to

    ta} cabid a y 3 .0 75 netas . L o m anda ba el capi tán D. Antonio Ro ído s.

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    dar cuartel , porque colocado uno de los cruceros en el is tmoque une á Cavite con el resto de su provincia, los habitantesde esta plaza no tenían med io de aba nd on arla .

    En consideración á esto, á que no se podía contestar á laagresión y al considerable número de bajas ó incendios producid os por los pro yec ti les enem igos, el general Sostoa dispuso izar la bandera de pa r la m en to ' ' ' co n lo que se consi-gu ióque e l Olympia ordenase cesar el fuego y mandara atierraun oficial parlam entario á quien pre gu ntó nuestro gene ralpor el propósito de su almirante al hacer un fuego tan constante y nutrido contra un esta blecim iento que no pod ía hostilizarles; y como contestara: que el propósito consistía endestruir los restos de nuestros buqu es y arrasarlo todo, el je fedel Arsenal para evitar males mayores, manifestó que podíandestruir los buq ues ya que se care cía de m ed ios para def enderlos. '2' Bastó esta contestación á nuestros enem igos para quemarcharan á consumar un nuevo atropello; y provistos depetróle o en gran cantidad y sin atender á razonad as cons ideraciones incen diaro n, no sólo los buques de la escuadra queya se habían echa do á piqu e, s ino también el vap or Afgos^

    que desempeñaba una comisión científ ica y no era buque decombate y los cruceros Velazco y General Lezo^ que carecían de máquinas y de artillería.

    ( 1 ) Es ta orden se dio á las dos y me dia de la tardeEl Capi tán de Novio D. Enrique Sostoa era e l Comandante General del Ar

    sena l .(2) E l Arse nal de Ca vite no co nt ab a par a su defensa má s que con un cañó n

    de 16 c m. R. P. montad o el día 20 de Ab ri l en Gua dalu pe; con do s cañones delmism o sis tema y cal ibre emp lazados en la espla nada de la m ach ina , un Kru ppde 8 cm. en esplanada de bote y dos violentos de bronce rayados de 8 cm. quedefendían la entrada del es tab lecim iento. ,

    ^3) El Argos era un vap or de hierro de 508 ton elad as .— Se enco ntrabaal servic io de la com isión hidro gráfic a.

    (4) El Velazco, fué votad o al ag ua el año 1 8 8 1, era de hierro y d espla zab a1 1 5 2 toneladas . —E staba clas i f icado com o crucero de 1 .a c lase , no protegido.

    El crucero de 3 .a c l ase no pro te g ido General Lezo, fué vota do al ag ua enel Ars ena l de Ca rtag ena el año 18 83 . Su casco era de hierro y despla zaba 52 0toneladas .

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    D e lo manifestado anteriormente, ofrece interés paranuestro propósito el estudio de los proyectiles disparadoscontra nuestra escuadra, medios empleados para exigir la capitulación del Arsenal y la destrucción innecesaria de los buques no combatientes.

    Mucho se ha discutido el primer estremo, pero cuanto seha dioho carece de fundamento para formar juicio exacto por

    haber sido imposible analizar las sustancias que conteníanlos proyectiles. Sólo dos, disparados durante el combate sobre la batería de la Luneta' 1' y que no explotaron, han podido examinarse, pero su análisis no pudo hacerse porque, según nuestros informes, desaparecieron de la fuerza de Santiago donde fueron depositados. E n defecto de otro mediode investigación, hemos tenido qué acudir á las observaciones hechas durante el combate por las dotaciones de nues

    tros buques y á las de los médicos de marina que curaron álos heridos.

    ( i ) E s una de las bater ías más importan tes de Mani la em plaz ada en e l paseo de dicho nombre.

    Así término en Manila el día 1.° de Mayo que nadie considerará glorioso para los Estados Unidos sino brutal ó infa

    me, triste para España y de vilipendio para el honor militar y para el derecho de gentes.

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    aunque no de mucha profundidad, pero muy adherentes á lostej idos sub yace ntes hasta hacerse preciso arrancarlas con

    pinzas para eliminarlas.Con sultand o á personas com petente s acerca de estos fenóm enos, hemos obtenido dos opiniones que consideramosm uy fundadas porq ue han sido confirmadas con sat isfactorios resultados en nuestras expe riencias. Seg ún uno s, losproye cti les debían estar l lenos de benc ina, l leva ndo ad herido á la esp oleta un tub ito de cristal que c on tuv iera ácido nítr ico . Prep arad os en esta forma, fácilme nte puede

    romp erse el tub ito po r el cho qu e y al combin arse ambassustancias, el com pu esto resultante (nitro-b enc eno ), debedesarro llar una gra n c an tidad de oalor y gases suficientepara pro du cir una violen ta ex plo sió n é inflamar la ben cinarestante.

    Es más pr ob ab le que los norte-am ericanos colo cara n enun proy ecti l de cualquier sistema una am polla de vidrio quecontu viera una disolución de fósfo ro en sulfuro de carb on o

    Al romperse la ampolla por el choque y esparcirse el l íquidosobre la cubierta del buque, el disolvente se volatiza y el fósforo , que queda m uy dividido, se inflama exp ontá nea m enteen contacto con el oxígeno del aire. '1'

    Po r los antecedentes expues tos no cabe dudar que la escuadra norte-ame ricana ha disparado pr oye cti les incen diarios y este he ch o, no solo con sti tuy e una gra ve infracciónde las leye s de la gu err a, sino que po r estar com pleta m ent e

    injustifica do en la oca sió n á que nos referim os dem uestraque nuestros ene m igos nos han hecho una guerra de exterminio con lamentable desprecio del derecho, doblemente cen-

    ( i ) La s quem aduras prod ucida s por e l fósforo en la pie l , espl ican sat isfactor iamente es ta opinión.

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    surable en este caso po r tratarse de una na ción que tan hipócri tas declaraciones hizo antes de promover la ruptura de

    hostilidades.Todos los autores de derecho internacional convienen en

    considerar la guerra civil izada como una si tuación anormalen que se colo can dos Es tado s para obte ner por m ed io dolas armas el respe to de su derech o vio lad o ó la repara ciónde una ofensa; y sien do éste el tínico fin de la gu erra m oderna, los efectos de ésta deben l imitarse á conse guirlo pr ocurando causar el menor daño posible.

    E l combate—dice uu d i s t inguido au tor '1 '—, no debe tender más que á hacer al en em igo incapaz de resistir; to do loque pase de este fin es un acto inh um ano . D e acu erd o conestas ideas, se han dic tad o mucha s disp osicio nes qu e, si deun m od o abso luto n o t ienen el carácter de ob liga tor ias ,porqu e su viol aci ón carece desg raciadam ente de sanciónpena l, tácita m en te es ind ud able que lo son para las naciones civiliza da s que pro ced en con lealtad, para lo s que

    inspiran sus actos en los prin cipio s de la ju st icia y respe tanlos derechos que la humanidad ha conseguido á costa de tanta sangre .

    Co m o más impo rtantes, ci tamo s los siguien tes: El M anual de las leye s de la guerra contine nta l, pu blic ad o po r elIns tituto de derech o inter nac iona l, cu yo s artículos 3.° 4.° y9 0 dicen textualm ente: "T od a fuerza armada b eliger ante ,"está obligad a á sujetarse á las leye s de la gu erra . E l ú ni co"fin leg ít im o que deben propo nerse los Estad os durante la"gu erra , es deb ilitar las fuerzas militares del en em igo . La s"leyes de la guerra no rec on oce n l ibertad i l imita da en los

    ( i ) Nevimnn Dro . in t l , p i íb . mod. pag . 19 2. Ed ición esp añola de Sela .

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    "belig era nte s en cuan to á los me dios de perju dicar al en e-"m ig o. Está proh ibido: em plear armas, proy ecti les ó m ate

    r i a s propias para causar sufrimientos inúti les ó para agr ad a r las heridas y singularm ente pro yec ti les de peso inferior"á 400 gram os ex plos ivos ó cargado s de materias fulm inant e s ó inflamables (declaración de San Peters burg o.) N uestro Re gla m en to de campaña dispone en sus art ículo s 849 ,y 850, lo siguiente: "L a destrucción del ejé rci to en em igo"es el fin prin cipa l: la oc up aci ón ó d estr ucc ión de lo qu e"pu eda servir le es secund ario. Por destruir al en em igo no

    "de be entenderse exterminarlo ó aniquilarlo ma terialmente,"sino pon erle fuera de com bate , quebrantar, paral izar sus"fuerzas com batien tes. Po r eso el dere cho internacional si"b ien autoriza la des trucción , reprue ba tod o me dio que no"co nd uz ca directam ente al fin de la guerra, com o la ma tan-"za inútil , el estrago y ruina de objetos que no sirven de util i d a d inmediata al adversario. La Instrucc ión para los ejér cit o s en campaña de los Estado s Unidos de Am érica dice: Las

    "gue rras m odern as no son guerras de carnicería, ó que ten-"g an por ob jet o la muerte del en em igo. La destru cción de"éste en la guer ra mod erna y aún la gu err a m ism a, son m e-"d io s para obt en er lo que el be liger an te se p rop uso y que"en cierto m od o, es extrañ o á la lucha. T o d o el que hiera" intencionalm ente a l ene mig o reducid o a l a impo tencia , lo"m ate ó m an de m atarlo, ó auime á los solda dos para que lo"hag an será cond ena do á mu erte, s i se prueba su culp abil i

    d a d , ora pertenezca al ejérc i to de los Estados U nid os , ora"sea un en em igo co gid o después de haber com etid o el cri-"men.

    Es evide nte que los norte-am ericanos en el co m bate áque nos referimos, no han tratado de paralizar nuestras fuer-

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    zas sino de exterm inarlas, puesto que dispara ndo en po co smin utos un gran núm ero de pro yecti le s incend iarios sobre

    nuestros buqu es é iniciándose por tanto instantáneamenteel ince nd io, era casi im po sible que se pud ieran aban don ar.Po r ésto, muchos herido s que no pudier on arrojarse al aguaó á los botes que verificaron el salva me nto, pe rec iero n afi-xiados.

    Si hubiéramos contado con un buque acorazado, con potentes baterías, con torpedos ó con otros elementos poderososde defensa, aun siendo muy inferiores á los de nuestros ene

    migos , se esplicaba tal actitud ante el temor de que dándonosalgún tiem po para man ejarlos, en un acto de h ero ísm o deque tantas pruebas tiene dadas España, fueran destruidasparte de sus fuerzas. Pe ro n o con tan do más que con cinc obarcos viejos, s in protección, casi s in municiones y con unaartillería escasa y de poco alcance, detalles que conocía perfectamente el almirante norte-americano, su ensañamientono puede just if icarse. El mismo juicio ha de merecer el bom

    bardeo del Arsenal.El manual antes citad o pro hib e en sus artículos 32, 33 y

    34, atacar y bombardear las poblaciones indefensas; añadiendo qu e: "Si no se disputa á los beligera nte s su der echo de"recurrir al bombardeo contra las fortalezas y otros lugares"en que se haya atr incherado el enemigo, consideraciones de"hum anidad exijen que tal pro ced im iento se prac tique de"m od o que, en lo pos ible, sus efectos obren solo contra la"fuerza armada enemiga y contra sus medios de defensa. De"aquí que, al jefe de las fuerzas sitiadoras debe salvo el caso"de ataque á vi va fuerza, hacer to do lo que de él dep end a,"antes de principiar el bombardeo, para advertir de éste á las"autoridades locales".

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    Tan humanitarias disposiciones admitidas unánimementepor todos los tratadistas de derecho internacional y con sig

    nadas en los reglamentos de campaña de los ejérci tos civil izados, no han sido respetados por las fuerzas navales de losEsta dos -U nido s qu e no int im aron la rend ición ni anu nciaronel bom bar de o para que los no com batien tes se colocaran en luga r seg uro ; y si no hub iera manife stad o el oficial parlam entario que el propósito de su almirante era arrasarlo todo, com o hem os dic ho en la pág ina 8, no se hu biera dud ado deesta intención puesto que muchos proyecti les fueron dir igi

    dos é hicieron bla nc o en iglesias y hospitales, E l nú me rode víctim as que causó este acto de hos tilidad pue de ap reciarse fácilm en te si se tiene en cuen ta la peq ueñ a pe níns ulaque ocup a la plaza de Oavite y que el cru cero Petrel fondeómuy cerca del is tmo de Cañacao, desde donde hizo un fuegohorrible.

    Con sum ado este hech o, ya no pued e extrañar que ince ndiaran después cuantas embarcaciones fnenores encontraron,

    los cruceros Yelasco y General Lezo que tenían desm ontadassus máquinas y su artillería y los vapores Argos é Isla de Mindanao. Ninguno de estos cruceros podían ser ut i l izados en lacam pañ a po rqu e las necesarias reparacion es que se les estaban haciend o no podían terminarse en poco t iem po . Mas sialegan do la cond ición de com batiente s para los buqu es degu erra , n o obs tante la situac ión en que se enc ontra ban , sequiere just if icar su destrucción, no sabemos qué puede tener

    se en cuenta para justificar la de los vapores mencionados.Lo s buques dedicados á una misión científ ica dice N eu -

    nian,*1' deben ser tratados com o neutrales y no pu ede n po r

    ( i ) Obra c i t ada pág . 21 4 .

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    tanto ser atacado s á me nos que se em pleen en ope racion esde gue rra. D e la mism a opin ión son Ca lvo, Va líti , Masse,

    Ha ute fuille y pue de dec irse que cuan tos han tratado estaimportante materia.

    An álog a consideración pued e tenerse en cuenta resp ectoal Mindanao. Pru eba de el lo son los num erosos trab ajos realizados por tratadistas, ho m bre s de Es tado s y cám aras decomercio, para garantir la inviolabil idad de la propiedad privad a en las guerras m arítim as, hasta el ex tre m o de que , sitratáramos de ha cer solo una reseña de los trab ajos realiz a

    dos en este sentido, tendríamos materia para formar algunosvolúm enes, co m o v erem os en otro lugar.

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    neutrales y tales atropellos no se cometerán y si se cometieran, no quedarán impunes ante la justicia humana, como

    ocurrirá desgraciadamente en esta ocasión.

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    I I .

    Capitulación de las baterías que defendían la en trad a de la ba hía deM a n i l a y de s t ru cción de los sem áforos de Mariveles y de la isla delCorregidor.

    Al conocerse en Manila el estado de relaciones que sostenía Españ a con los Es tad os-U nid os y la pos ibil idad de queestal lara la guerra entre ambas naciones, el Comandante general del Ap osta dero de acue rdo con el G obe rna dor gen eraldel Ar ch ipié lag o,

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    lográn dose en poc os días, después de un trabajo extraord inar io dada Ja escasez de m ed ios con que se con tab a, que

    que dara n instaladas seis bate rías dotad as con los caño nes

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    pasar á bordo de uno de ellos'1) para hace rle saber que, po rorden del almirante De w ey , debía quedar con sti tuid o en pri

    sió n y en treg ar las arm as de las fuerz as que estab an á susórden es; m anifestán doseles adem ás, qu e la presen cia de losbuqu es en aquellas agua s tenía tam bién po r ob je to destruirlos semáforos de Mariveles y el establecido en la mencionadaisla.

    En tera do el Sr. Miranda de tan injusta determ inación o rdenó al capitán de infantería de marina D. Tom ás Bara ndia-ran'2) que dispusiera la inm edia ta ev acu ació n del Co rreg idor ;

    á cuya orden no se opusieron los norte-am ericano s que secontentaron solo con retener á bordo al prisionero y admitirla protes ta que pre sen tó al com and an te del bu qu e en qu e seencontraba. 3 ) En él con tinu ó hasta el día 12 qu e se le desem barcó l ibrem ente en la costa de Ma riveles, desde don departieron los bupu es para destruir los sem áforos, acto querealizaron en el mismo día. W

    La capitulación es uno de los convenios que con más frecuencia celebran los beligerantes, en todas las guerras existen nece sariam ente y po r esta causa y por la unifo rm idad

    ( 1 ) E l ¿ altimare.(2) Este of icia l acom pañó al Sr. Mira nda hasta e l Baltimore cua ndo fué

    l lamado por su comandante .(3) L a protes ta decía as í : E l que subscr ibe protes ta del acto real izado

    por la escuadra de los Estados-Unidos disparando con bala sobre la is la s in pro

    vocación alguna, por lo que considera roto e l convenio del 2 de Mayo. Cede obl igada por la fuerza de las armas y se constituye prisionero de guerra, rechazandola l iber tad que le ofrecen los Estados-Unidos bajo su palabra de honor. A bordodel Baltimore 10 de Mayo de 189 8 . Augus to Miranda .

    (4) E l semáforo del Corr egido r es taba insta lado en un edif ic io de mater ia les fuer tes que fué volado con dinamita; e l de Mariveles , que es taba insta ladoen una caseta de madera , lo incendiaron.

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    — —

    con que se han c e l e b r a d o s i e m p r e , p u e d e dec i r se qu e s o b r e tan i m p o r t a n t e mate r i a exis te u n v e r d a d e r o d e r e c h o c o n s u e -tud ina r io acerca del cua l p iensan de un m o d o u n á n i m e casi t odos los t ratadistas, f o r m a n d o parte sus p r e c e p t o s d e lo qu e con i n d u d a b l e p r o p i e d a d se l lama l eyes de la g u e r r a .

    l i s tos p r e c e p t o s p u e d e n cons ide ra r se r e d u c i d o s á lo s s i -g u i e n t e s : la capi tu lac ión se tija o r d i n a r i a m e n t e , entre los r e spec t ivos je tes mili tares: és tos n o p u e d e n c o m p r e n d e r en ellas m ás fuerzas n i for ta leza qu e la de su m a n d o ; no p u e d e n ex ig i r se á lo s cap i tu lados c o n d i c i o n e s deshonrosas , se les p u e -de hace r pr is ioneros , pero si se les deja en l iber tad se le s p u e -de e x i g i r su pa labra de h o n o r de n o t o m a r la s armas con t ra la s fuerzas del país ante quien capi tu lan mien t ras dure la g u e r r a ; ' c o n s i d e r á n d o s e con t ra r io al h o n o r mil i tar la m ás p e q u e ñ a i n f racc ión de lo p a c t a d o .

    G o n d e n s a d o s en estos p r e c e p t o s lo s qu e d e b e n tenerse en cuen ta en t o d a cap i tu lac ión , no c a b e d u d a que la de las f u e r -zas del C o r r e g i d o r se ha ajus tado á el los e s c r u p u l o s a m e n t e , es tab lec iéndose además c o n d i c i o n e s v e n t a j o s a s para a m b a s par t e s . N o es fác i l c o m p r e n d e r , p o r t an to , lo s m o t i v o s qu e h a y a p o d i d o tener en cuen ta la escuadra n o r t e - a m e r i c a n a p a -ra n o r e spe ta r un c o n v e n i o ce leb rado en f o r m a s o l e m n e t r a -t ándose de un caso , p o r otra par t e , en q u e la r azón de g u e r r a , única qu e p u e d e jus t i f icar de te rminadas v i o l a c i o n e s de l d e -r e c h o i n t e rnac iona l , n o pod ía alegarse .

    N o d u d a m o s qu e el c o m a n d a n t e del c r u c e r o Haleigh diera cuen ta exac ta á su a lmi ran te d e las c o n d i c i o n e s en q u e se

    1 i ) E s t a pa labra ш> puede ex ig i r se a l bel igerante á quien las leyes interio-re s de su pa í s le impiden dar la . E n este caso se encont raban nuestros of ic ia les . Véanse los artículos 1 5 4 del ó d i g o pena l de la Mar ina de Guer ra y el 29 9 del

    ód igo de Jus t i c ia Mi l i t a r.

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    había verificado la capitulación y le mostrara el acta que ácons ecue ncia de ella se extend ió; y siendo así , ¿qué m otiv os

    pud o tener Mr. D ew ey para ordenar que se rom piera el fuegocon tra el Corr egid or?; ¿acaso le pareció que la cap itulac iónse hab ía hech o en con dicio nes dem asiado ventajosas paranosotros y quería dejarla sin efecto con un acto de hostilidadá pesar de haber dado plenos poderes al je fe me ncion ado yad qu irido , p or tanto, el debe r de respetar cuanto aquél hiciera en su nom bre? Ni aun con esta suposición pued e just ificarse la actitud de la escuadra enemiga que, si quería obte

    ner nuevas condiciones, pudo valerse de medios más humanos enviando un buque para tal objeto, como lo hizo el día10 de Mayo para exigir la evacuación total .

    Es mucho más estraño que este hecho lo realice la escuadra de un país que pretende hacer una guerra en nombre delderecho y que hace alarde con orgullo de sus ideas liberales.Se propone defender un principio de humanidad, lanza diariamente proposiciones para civil izar la guerra y cuando t ie

    ne ocasión de dar ejemplo al mundo con sus actos, desconoceen la gu erra un e stado d e der ech o en el que se debe respetartodo contrato celebrado de buena fó y por quien t iene capacidad para el lo y despreciando principios elementales admitidos uná nime m ente com o ley un iversal , cede su puesto á laley del más fuerte proc lam ánd ola sin duda com o má ximasuprem a de la guer ra. Si así se ent iend e el der ech o en losEstad os-U nidos huelgan los auditores i1' en sus escuadras y

    las ideas que hipócritamente vierten en sus tratados.A un tratándose de pueb los que n o poseen un grad o de

    cultura suficiente para observar las leyes de la guerra, deben

    ( i ) L a escuadra no r te-americana como to das las que l ian es tado en Mani la , l levaba audi tor.

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    los países civ iliz ados r espe tar los con ven ios que con ellos ce

    lebren; prueba de esto son las censuras que han dirigido á los

    rusos los hombr es de cien cia por haber permit ido durante laguerra turco-rusa, que los turcos, que en nrimero considerable

    se habían refu giad o en las montañas, fueron saqueados al

    salir al llano confiando en la protección que, para este objeto,

    le ofrecieron los jefes rusos.'- 1 )

    Ningún autor de derecho internacional deja de proclamar

    como principio de moral universal el precepto de San Agus

    tín: Fides etiam hostibus servando, est.

    Ac er ca de las capitulaciones de guerra dice Fi ore , queson aquellos convenio s en que se estipulan las cond iciones de

    la entrega de una fort aleza, de una pos ici ón fort ificada ó de

    un cuerpo de ejér cit o que deja de hacer resis tenci a y que lo

    con ven ido en la capi tul ació n debe ejec utar se de buena fé y

    con la lealtad que el honor mil itar ex i je.MBlun tsc hli declara, que el derecho internaciona l y el ho

    nor militar exijen que lo estipulado en la capitu laci ón sea

    respet ado de buena fé; (s) y de la misma opinión son Heff te r,Neuma n, el nort e-americano Wheaton y otr os.

    En la misma teoría se inspira el derecho inte rnac ional

    positivo, El Manual de las leyes de la guerra continental dis

    pon e en su artí culo 5.°, que los convenios milit ares que pac

    tan los beligerantes durante la guer ra, tales corno armist icios

    y capitulaciones, deben observarse y respetarse escrupulosa

    mente. La Ins trucc ión para los ejé rc ito s en campaña de los

    1) Anuario del Instituto de Dro. Inte rnaci onal. 18 79 á 80, p . 4 2.

    2) Fiore Trat. de Dro. intl . pub. Tom. 4. 0 , p. 264. Edic ión españo la deGarcía Moreno.

    3) Bluntschli . Le Droit international codifie. Edic ión francesa de La di gs

    P¿g- 355-

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    ( i ) Fior e obr. c i t . tom. 4 .0 p % . 1 6 7 .

    "hostilidades. Creemos además, que es un deber avisar en tal"ca so inm ediata m ente á fin de que los neu trales no sufran las

    "consecuencias de este acto de hosti l idad." Basta conocer la si tuación de los semáforos mencionadospara comprender que su destrucción no era necesaria ni podía obed ecer á ningún plan m ili tar. El ún ico per juicio quepodían representar estos telégrafos ópticos cesó en el momento en que nuestras fuerzas evacuaron los lugares en que estaban instalados. Pe ro si toda vía se objetara que no co n v enía á la escuadra desembarcar personal para su manejo y cus

    todia, antes que destruirlos, pudieron inutilizar sus aparatos,cosa muy fácil, con cuya medida y la vigilancia que los cruceros pod ían ejercer desde sus fond ead eros se con jura ba elpeligro de que alguien pudiera trasladarse para hacer señalesá la isla del Corregidor ó al lugar igualmente aislado en quese encontraba el de Mariveles.

    A pesar de estas conside raciones que indu dable me nte debieron ocurrirse al almirante Dewey, ordenó éste la destruc

    ción, que se verificó, consumándose así un hecho que no sóloperju dicaba á España , com o ya hemos dicho , sino también álas po tenc ias n eutrales y hasta á sus mism os autores , pues n opudieron utilizar después unos aparatos que les hubieranprestado valiosos servicios. Ignoramos si de su desaparicióndio c on oc im ien to á los cóns ules, si así lo hiz o, esto y h aberpe rm itido que durante el blo qu eo se n os repa rtiera la c orrespondencia, consti tuy e lo ún ico dign o de elo gio que ha

    realizado M r. D ew e y durante su m em ora ble estancia en labahía de Manila.

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    — a S -

    verificaría en aguas jurisdiccionales de la capital del Archipié lag o. Pe ro esta orde n no se cum plió , á pesar de haber se

    record ado en varias ocas iones y el J. Y. Trooj) y Crown ofGermany se encontraron en nuestra bahía cuando fué ocupada po r los buq ues que man daba el almirante Devv ey. El día6 de Mayo fueron remolcados por dos transportes norte-americanos hasta el fondeadero de la escuadra, para trasbordar áestos buques el carbón que consti tuía su cargamento: de cuyo acto protestaron los carabineros Ignacio Antonio y Aurelio Relien; siendo por esta causa reducidos á prisión. '1'

    Otro hecho que difícilmente podrán justificar sus autores,lo constituye la destrucción de la lancha de vapor que condujo á un práctico de la Capitanía del Puerto, para entrar enbahía al cañonero inglés Linnet,

    Co nd ucid o éste por orden de su com anda nte á la ensenada de Cañacao, donde se encontraba fondeada la escuadranorte-am ericana, cua ndo el práctico se disponía á regresar áManila por haber terminado su servicio, fuerzas enemigas le

    apresa ron é incen diaro n el bot e de vapo r que le cond ucía .Ta nto de estos hechos , com o de la sospechosa con du cta

    del vapor inglés Esmeralda, que se presentó en nuestro puerto en la tarde del primero de Mayo y permaneció constantemente entre los buques enemigos, se dio cuenta al cónsul inglés; cu yo re presentan te trató de justifica rlos co n los sigu ientes argu m entos . Ma nifestó, que visi tando al almirante D e-w ey en los prime ros días de M ay o para tratar asun tos oficiales, co m o le dijera que nece sitaba el car bó n de las d os fragatas inglesas que se encontrab an en la bahía, res po nd ió quedebiendo observar los subditos ingleses la neutral idad abso-

    ( i ) Cua ndo estos hecho s se real izaron, se encontrab an en la bah ía de M anila el cañonero Linnet y el crucero Inmortalité de la m arina inglesa .

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    luta po r hab erlo a cor da do así S. M. la ítein a Vic tor ia, ni loscapitanes ni los consignatarios podían vender el carbón; pero

    que si se trataba de toma rlo á la fuerza , se form ularía anteel consulado la oportuna protesta. Que ni el cónsul ni el comandante del Inmortalité pod ían opo ners e á esto, no sólo po rque el em pleo de med ios coac tivos hubiera com plica do elasunto, sino porque tal actitud hubiera dado origen á consecuencias graves, á que no debía l legarse por falta de motivos.A ña di ó, qu e cuando visi tó al gene ral M on toj o para presentarle al capitán Chinchester del Inmortalité, se le den un ció

    la sospechosa con du cta del vapo r Esmeralda p or cuy a de nun ciacuand o Mr. Chinchester regresó al buqu e de man do, ordenó alcapitán del Esmeralda M r. Ta yl or que se le presentara con eldiario de nav ega ción y cum plida la orden , pudo co m pr ob arpo r los as ientos del diario que el vap or m en cio na do hab íafon de ado cerca de la escuadra norte-a me ricana p orq ue así Jodispuso su almirante. Terminó sus disculpas asegurando, queno tenía con ocim iento de la destru cción del bo te de vap or

    que condujo al práctico para pilotear al cañonero Linnet yque cuando le enteró de este hecho el capitán del puerto, pidió exp licac ion es al almirante D ew ey y por éste sup o que lades trucc ión de la em barcac ión co m o la prisión del prá ctico ,fué debida á que permaneció en aguas de Cañacao cuando yaestaba fondeado el cañonero que piloteó.

    Últ imam ente; cuand o l leg aron á Cavite las prime ras expediciones del ejérci to de los Estados-Unidos, buques mercantes inglese s trasportaron parte de estas fuerzas á las playas de Parañaque y Pineda; un vapor de ruedas fué adquirido en H on g-lv oiig durante la camp aña, para este servicio; yel día 7 de A g o s to , un va po r inglé s, d esde que se div isó ánue ve millas S S.O. del anclad ero de Ma nila, hasta que f on -

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    Conocidos estos hechos, resultaría una redundancia innecesaria cuanto dijéramos para tratar de demostrar que Inglaterra ha viola do la neu tralidad que libre m en te se im pu so . Siésta consiste en la obsoluta abstención de todo acto que pueda redundar en perjuicio ó beneficio de cualquiera de los be-ligeren tes, desde el m om en to en que se han facilita do á nu estros en em igo s elem entos para hostilizarn os y hasta buq uesde nacionalidad inglesa han cooperado con aquéllos al buenéxito de las operaciones mili tares, la violación dicha no puede estar más patente. Por esto, nuestro propósito en la ocasión presente, de acuerdo con lo que digimos en otro lugar, {*)se limita á exp on er los he cho s tal co m o han oc urr ido yrechazar los argumentos empleados para desfigurarlos.

    L os que he mos p ublic ado al prin cipio de este c apítulo vam os á suponer, en prueba de nuestra imp arcial ida d,que ocurrieron en la forma más favorab le p ara In gla terra y, con este ob jeto , adm itimos que los buques J. V.Troop y Crown of O ermany, no tuvieron nunca el propósito de dar su car bón á la escu adra sino que fueron sorpren didos y ob liga do s po r ésta á ent reg arlo. En tal cas o,com o el cónsul bri tánico tu vo con ocim ien to de este he ch ocuand o ya se le había com un icad o oficialmente la ne utral idad absoluta proclamada por la Ueina Victoria enel confl icto hispa no-am ericano , deb ió imp edir con su interve nc ión , que aquél se consu ma ra; utilizan do para ello hasta

    ( i ) Véa se la «Ad vertenc ia a l lector.»

    deó en Cavite, tuvo izadas las frases D. C. H, y N. M. L. quesignifican: americanos os traigo efectos y acopios del Gobierno.

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    — S ilos medios coa ctivos de que pod ía disponer, puesto que co ntaba con un crucero inglés en nuestra bahía.

    Si el carb ón se hub iera en treg ad o en alta ma r ó en otrascircunstan cias imp osible s ó difíciles de im pe dir, otro seríanuestro juicio; porque admitimos como buena doctrina, la decon side rar irresp onsa ble al Esta do ne utral por los hec hosaislados que realicen sus sub ditos y sean de sco no cid os po rél ó que aun no siénd olos, po r con dici on es especiales estéim po sibil i tad o para imp edirlos, lo que no ocu rría en este caso. Po r esto, nos ha prod ucido gran adm iración ver que el

    cónsul de Ing laterra , no obstante reco noc er que á los su bditos ingle ses po r per ten ecer á una nac ión neutral les estaba proh ibido entregar e l me ncionad o com bus t ible , manifieste : que ni él ni el comandante del InmortaUté podían impedirlo coactivamente, no solo por falta de motivos, s ino p orqu etal act i tud hubiera com plicad o el asunto y con du cido á resul tados grave s Rep et imo s que es te ju i c io nos ha pr odu cidogran admiración; porque si el apoderarse á'viva fuerza de lapro pied ad neu tral em barc ada en un buque que obst ente lamism a con dició n y ante un crucero de la nación que sufretan gra n ofensa, no es m otiv o suficiente para que los rep resentantes de ésta que lo pre sen cian apelen á tod a clase dem edios para im ped irlo, no sabem os cuand o se pued e cons iderar justifica da tal act itu d ni la m isión q ue tiene la marin amili tar. Y re spec to á los resultados y com plica cion es aludidas, no creemo s que preocupa rán mu cho á la G ran Bretañapues aun tratánd ose de una nació n déb il y que no conta racon m ed ios para hacer respetar sus dere cho s neu trales, hubiera enc on trad o un ap oy o mo ral y m aterial en el m un docivil izado que le hubiera puesto á cubie rto de cualquier atropello que contra ella se intentara.

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    - 3 2 —So lo de un repres entan te inglés pue de esperarse desfa

    chatez semejante. Ahora comprendemos cuan imíti les fueron

    las recla m acio nes qu e hizo á Ingla terra el Grobierno alemánpor m edio de su representante en Lon dre s, Conde de Bern ers-torff, á conse cuen cia del escandaloso contra ban do de armasque se efec tuó d( sde los puerto s ingle ses durante la gue rrafranco-alemana.

    N o negaba tam poco en aquella ocasión Lo rd Gran vi-lle i ') el hech o por qu e se pro testa ba y no sólo tuv o el descaro de ma nifestar que su na ción h abía procedido siempre del

    mismo modo (lo cual es una verdad innegable), sino que añadió, como única satisfacción, que el número de armas que sesuponía exporta do era exa gera do, porq ue los datos de lasAduanas no acusaban tanta cantidad, l2)

    El escandaloso abuso de ciertos buques de guerra que alam paro de este cará cter trataron de jus tificar su van dálicacon du cta , dio o rige n á que las na cion es civilizada s tratarande llegar á un acue rdo para asegura r la prop iedad priva da

    en el mar Con este m otiv o se em pezaro n á dictar disp osicion es que definieran en caso de gue rra la s itua ción de losneutrales, inicia nd o tan benéfica emp resa el Con sulado delmar, cuyos preceptos, fueron durante muchos años respetados po r todas las poten cias m arítimas. Ta nto en este cuer polega l com o en las Ordena nzas francesas q ue lo mo dificaron yen cuantas disposicion es se han dicta do hasta nuestros días, loún ico que se ha trata do de pre vee r ha sido la suerte de la

    propiedad neutral em barcado en buq ue ene m igo y al buq ue( 1) Minis t ro de neg ocio s extranjeros .(2) Con viene adver t i r que en 9 de Ag osto de 187 0, no solo proclam ó In

    glate rra su neu tralida d más abs olu ta en el conllicto franco -alem án, si no queconm inó con seve ras pen as á los subditos que dejaran de cum plir los debe resneutrales.

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    t inado á obrar hosti lme nte co ntra uno de los beligeran tes óá ponerse á su servicio.

    Acerca de los servicios prestados por los buques y subditos ingleses, podemos citar el acta publicada en 1870, dondeenco ntram os la siguiente disp osició n: "S i una persona sien-"do ciudadano bri tánico, hállase dentro ó fuera de los domi-"nios de.íS. M. aceptare ó consintiere en aceptar sin permiso"del G obie rno una com isión ó al istamiento para el ser vicio"mili tar ó naval de un Estado extranjero que se halle en gue-"rra con otro que esté en paz con el de S. M., y que según

    "esta ley sea considerad o co m o Estad o am igo ; ó si un ciu dad a n o br i tánico ó extranjero res idente en los dom inios de"S . M . ind ujer e á otra person a á acep tar una com isión del"se rv icio militar ó naval de un E sta do de los arriba indicad o s , se considerará que ha violado esta ley y será castigado"con multa y cárcel ó con una de estas penas á discreción del"tribu nal s ente ncia dor ; y la de cá rce l, po dr á ser con ó sin"trabajos forz ad os." Mu chas disposiciones pud iéram os ci tar

    dictadas por el G ob iern o de Lo nd res para evitar que estoshechos se realicen, ó mejor dicho, para alegarlos como excusa cuan do con ven ga y demostrar con el los el esceso de m edios preventivos puestos en práctica, pero que no se cumplennunca.

    Los hechos realizados por la Gran Bretaña forman la parte má s ve rg on zo sa y triste de la historia del der ech o int ernacional; nada nos estraña, por tanto, que en esta ocasión sehaya entendido tan bien con los Estados-Unidos por la semejanza que entre ambas naciones existe; á las dos les inspira la misma idea, el lucro, y para obtenerlo, apelan á la guerra y cuantos medios puedan conducirlos al mismo fin, sintener en cuenta la clase de los que utilicen; no dando valor

    4

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    —36—algun o al honor y á la dign idad naciona l , que para los demás paises con stitu ye n las ideas en que ins piran tod os sus

    actos, y que aquéllos con ced en valo r m uy escaso p orq ue losconsideran poco prácticas. < )Ahora que parece un hecho consumado la in te l igencia

    oñcia l de norte -am erican os é inglese s, no hay. que pond erarlos horrores que de el la pueden temerse, con tr iste fun damento, y no nos estrañaría que el resto de las naciones llegaran á conv enir una al ianza ofens iva y defen siva para co n-trarestar los aludidos efectos, celebrando con tal objeto fre

    cuentes conferencias, com o la conv ocad a actualme nte en I talia para enco ntrar una fórm ula qu e prot eja á la hum anid adde los crímenes del anarquismo.

    Y no es este un ju ici o caprich oso inspirado po r los perju icio s que Ingla terra n os ha causado, nos fundam os en laconstancia conque esta nación ha violado los deberes neutrales hasta el extre m o de que difíc ilm en te se po dr á citar unague rra inter nac iona l en la que no se hay a he ch o á la Gra n

    Bretaña una reclamación por su conducta indefinida siempre( i ) Lo s s iguientes e jem plo s dan ¡dea de la semejan za á que nos referimos

    en es te párrafo.Des gracia dam ente es bien conocida la par t ic ip ación que han tenido los E s

    tados-Unidos en las insurrecciones de Cu ba, pro mo vida s y fomentadas por e l los .En la guerra f ranco-prusiana, después de proclamar su neutral idad más absolutay proh ibir terminantemente que se faci l i tasen arm as á los- bel ige rante s procedentes de los Ars ena les del Es ta do , se sub astar on á con tinua ción de esta ordencuan tas armas exis tían en estos establecim ientos y durante el mes de Octub re de18 70 se exportaron á Fran cia: 240 .000 fusi les , 16 3 000 carab inas con sus municiones , 35 0. 00 0 re vólvers con su dotación de cápsulas , 40.0 00 sab les de ca bal ler ía , 20.000 arneses de cabal lo y 50 bater ías per t r ech adas y mu nicio nad as .Con sta adem ás, que en el esp aci o de dos meses y me dio la exp ort aci ón de artículos de contra band o de g uerra de N ew -Y or k á los puertos franc eses, fué de378 .000 fus i les , 45 .00 0 .0 00 de ca r tuchos , 11 .0 00 ca jas de munic iones , 55 cañones, 5 bater ías Ga t l ing y 200 pis tolas . Ci ta de M ozo . Tr ata do elem ental de derecho de gentes y marí t imo internacional , pág. 454.

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    y casi siemp re pun ible . En más de una ocas ión ha tenido qu ecom pa rec er ante un tribunal para resp on der á los sever os car

    go s que por causas análog as se le han hech o y siem pre hasido conden ada; ¿qué prueba esto?, ¿será p redis posició n deltr ibunal para cond ena r, ó prueb a eviden te del carg o form ulado?; creemos que ambos elementos habrán influido, fundadamente, en el ánimo de los jueces.

    Las vagas contestaciones que dio Inglaterra al Gobiernoprusiano p ara dete rm inar en qué caso y con arreg lo á quécondioiones podría aer confiscada la propiedad neutral duran

    te la gue rra come nza da en 1744, y el escan dalos o abus o quehizo esta nac ión de su pod er nav al, capt ura nd o sin razón ungran núm ero de buqu es prusianos, dio lu gar á que el B ey , átítulo de represalias, secuestrara los capitales que pertenecíaná nego ciantes ingleses g aran tizados con las hipoteca s establecidas en su favor sobre la Silesia. La cuestión dio origená una larga discusión entre am bos Go bier no s, s iendo po réstos inv itad os los hom bre s de Es tado y los más em inentes

    pub licistas para que, a pre cian do las razo nes alegad as po ram bas partes, propu sieran la soluc ión del con flicto. F u é éste resuelto con vinié ndo se: que el Go bier no prusiano desist ir ía del secuestro de la de uda, pero entre gán dole Ing laterra, com o indem nización , la cantidad de 20.000 l ibras esterl inas. i1

    El m ism o resultado se obt ub o en la famosa reclam aciónde los Estados-Unidos, conocida por «cuestión del Alábanla»,

    po r ser este bu que el de m ay or por te de los con struid os enlos astilleros ingleses para el servicio de los Estados del Surde América durante la guerra separatista y el que más perjuicios causó al Gobierno consti tuido. También en esta oca-

    ( i ) Véase Martens , Cau sas célebres del derech o de gente s , tom , 3 .0

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    sión y oo nfo rm e á lo acord ado en el tratado co nc lui do eilAVashington al 8 de Marzo de 1871, se sometió la cuestión al

    fallo de un trsbunal arbitral que se reunió en el H ot el d e vi-lle de Ginebra y dictó sentencia en 14 de Septiembre de 1872,con den and o á Inglatersa á entregar á los Es tado s-U nid os lasuma de quince millones quinientos mil dollars en oro, "á título"de indemnización que la Gran Bretaña debía pagar por tol las las reclamaciones sometidas al t r ibunal ." ( l )

    ( i ) Aun que es ta cuest ión es muy conocid a, con sideram os de interés en

    estn ocasión, dar algunas noticias de ella.E l tribun al, conform e á lo con ven ido en el tratado de W ash ing ton , la for

    maron cinco jueces nombrados, respectivamente, por el Rey de Italia; por elEmperador del l irasil ; por el Presidente de la Confederación Suiza; por el de losEstnd os-U uidos y por la Rei na de Ing late rra . Menos el últ imo, todos estuvieronde acuerdo para dictar sentencia.

    Ofrece ésta la par ticula rida d de habe r tenido que ajustarse á las reg las dictadas en el artic ulo 6. de dich o trata do , que decía asi: « En la decisión de las«ma terias á ellos som etidas, los arbitros se guia ron por las tres reg las siguie n-«les , de las cuales las a l tas par tes contratantes convienen hacer especial apl icac i ó n á esta cuestión, y por los princ ipios del dere cho de gen tes que, sin estar

    «en desacuerdo con dichas reglas , se reconocieron por los arbi t ros como apl ica-«b les a l cas o .— Re gla s : Todo Gob ie rno neu tra l e s tá ob l i gad o: i . A emplear l asodebidas di l igencias para impedir e l armamento de guerra ó e l equipo, en e l te-«rritorio en que ejerza su juris dicc ión , de todo barco que ra cion alm ente pued a«sospecharse que está destinado á crucero ó á hacer la guerra contra una potenc i a con la que dicho Gob ierno se hal le en paz; á emplear la mism a di l ige ncia«pa ra imp edir la salid a de sus l ímites juris dicc ion ales de c ualq uie r buque destil a d o á crucero ó á hace r la guerra , com o antes hemos dicho, cuando dicho bu-«que hubiese sid o espe cialm ente ad ap tad o, en todo ó en par te, dentro de lo s«m enciona dos límites jur isdiccion ales , á los usos de la gue rr a . — 2. ° A no perm i t i r ni tolerar que uno de los beligeran tes use de sus puertos ni de sus agu as ,«como base de operaciones marí t imas contra e l o t ro bel igerante , n i para renovar«ó aumentar las municio nes m il i tares ó arm am ento, ó reclutar a l l í gente para la« g u e r r a , — 3 .0 A ejecuta r las deb idas dil ig enc ias en sus puertos y aguas, y á im-«pedir que nadie vio le, dentro de su juris dicc ión , las ob liga cio ne s y debere s in-«d icados .

    De la sentencia conviene conocer lo siguiente:«Considerand o: Que las consecuencias de la violac ión de la neutr al idad eo -

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    Si se reunieran todas las infraccio ne s de la n eutralida dque la Gran Bretaña ha cometido en perjuicio nuestro duran

    te la cam paña , se form ara un largo plie go de cargos y se sometiera á la decisión de un tribunal, sin más condición paradictar sentencia, que la de apreciar los hechos con arreglo álos prin cipio s genera les y reglas de aplicac ión del dere cho,

    «metida por la construcción, equipo y armamento de un buque, no se destruyen«por el hec ho de que el belig eran te en cuyo p rove cho se violó la n eutra lidad ,«encomendase después á d icho buque una comis ión gubernamenta l .—Que es tn«efecto, inadmisible que la causa final del delito l legara á ser motivo de la abso

    lución del del incuente , y que de la obra del t raude real izado surgiere e l medio«de dec la ra r inocen te a l eng aña dor — Res ul tan do: E n cuan to a l buque denun-«c iado Alabama. —Que de todos los hechos relativos á la construcción de este bar-«co,designado desde luego por e l núm. 290, en e l puer to de Liverpool , á su equi-«po y arm am ento en las costas de Te rcei ra por los cuid ado s de los barco s e l«.Agripina y Bahama, proce dentes de Ingla terra , resul ta c laram ente que e l Go -«bierno de la Gran Bre taña descuidó em ple ar las d ebidas di l igen cias para cum-«pl i r sus deberes de neutra l ida d, puesto que á pesar de las adver ten cias y recla-«m acion es of ic ia les de los agente s diplo má ticos de los Est ad os Unido s durante«la construcción del 290, dicho Gobierno no tomó las medidas convenientes en«tie m po tí t i l y que las ad op tad as al fin rjara detene r al me ncio nad o buqu e fueron

    «ordena das tan tardíamente que fué impo sible su e je cuc ión .— Res ul ta ndo : Q ue«los medios tom ados después de la evasión de dicho buque para perseg uir lo y«dete nerlo, fueron tau incom ple tas que no produ jeron resultado alg un o y que no«pueden considerarse suf ic ientes para l ibrar á la Gran Bretaña de la responsabi-«l idad en que incu rr ió .— Res ul tan do: Que á pesar de las infracc ione s de la neu-«tra l id ad de la Gran Bretaña come tidas por e l 290 , e s te mism o buque entonces«conoc ido como c rucero confederado , Alabama, fué aun adm itido librem ente en«varias ocasiones en los puer tos de las colon ias br i tánieas , cuando debió haberse«procedido contra él en todos los sometidos á la jurisdicción inglesa en que se«le hubiese encontrado — Cu atro de los miem bros del t r ibunal por ta les moti -«vo s y el quinto po r otros que le son prop ios, op ina n: Que la Gr an Bre taña«ha faltado por omisión á los debere s pres crip tos en las regla s 1 .a y 3 .a de las«establecidas en su ar t ículo 6 .° del t ra tad o de W ash ing ton ».

    Sigue n otras apre ciacion es aná logas á la s anter iores, acerca de los buquesFlorida, antes Ore/o; S/ienandoch antes Seaking; Ruscaloosa; Clarence; Taco-7iy y Orclier; por los que también se considera pun ible la con ducta de Ing laterra . La seuteucia íntegra la publ ican, en apéndice, var ios t ra tados de Derechointernacional , entre e l los Fiore , tom. 4 .0 p ág . 586 . Ed ic ión española .

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    Pero cuando en el curso de la campaña vimos al almiran-rante yankee disponer la comisión de verdaderos asesinatos,

    damos muy escasa importancia á este atropello y sólo lo consideramos como un hecho más.

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    I V .

    Alianzas con los insurrectos de lais la de Luzón.

    El cast igo ejem plar y just o que á caracterizados c abe ci

    llas de la insu rrección tagala imp usiero n las auto ridade s deFil ipin as, y la generosa esplend idez conq ue el G ob iern o es-pafiol inde mn izó á A gu in al do y sus secuaces para que no lesesc