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LA TRANSCRIPCIÓN EN HISTORIA ORAL: PARA UN )DELO «VIVO» DEL PASO DE LO ORAL A LO ESRITO mano Camas Buena (Investigador Principal) icio García Borrego (Transcriptor Colaborador) 1 INTRODUCCIÓN El presente artículo es el resultado de una ampliación de la comunicación pre- sentada en el IX Congreso Internacional de Historia Oral (Góteborg, Junio, 1996), > objetivo principal era plantear la necesidad de profundizar en lo elaborado - asta el momento al respecto de los criterios de transcripción en Historia Oral. En i propuesta que aquí se hace, 1 tales criterios han de considerarse desde dos niveles :.c reflexión: a) El metodológico, argumentando de forma coherente los dispositivos y berra- utas empleadas en el complejo proceso de transformación de lo oral en lo es- crito; b) El teórico, especificando los modelos y posicionamientos que subyacen a hos dispositivos metodológicos. Si partimos de la consideración de que el lenguaje oral y el lenguaje escrito son dos sistemas paralelos con autonomía relativa y estructuras específicas (Willems, I Producto de la Tesis Doctoral en curso «Identidad jornalera y cultura del trabajo en el olivar de Bujalance (La Historia Oral como espacio interdisciplinar en la investigación ni)», proyecto organizado en base a tres áreas de trabajo complementarias: Desarrollo epistemológico y metodológico sobre la validez de la perspectiva biográfica Bertaux, 1981) y la Historia Oral en la investigación social, así como de su carácter interdis- ciplinar. 3> Elaboración de un modelo integrado de investigación (Conde, 1990) que combine méto- j is de perspectiva biográfica (historias de vida, documentos personales, fotografías, etc.) con otros procederes de la investigación cualitativa (observación participante, grupos de discu- sión, grupos triangulares, etc.) y cuantitativa (fuentes documentales secundarias, etc.). Estudio de un contexto social concreto: Bujalance (Córdoba), comunidad rural del mono- cultivo olivarero andaluz, a partir de las dimensiones socioestructurales y sociosimbólicas que caracterizan la cultura del trabajo de los jornaleros bujalanceños en el devenir del siglo XX. Historia, Antropología y Fuentes Orales, 2, 18, 1997

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Page 1: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

LA TRANSCRIPCIÓN EN HISTORIA ORAL: PARA UN )DELO «VIVO» DEL PASO DE LO ORAL A LO ESRITO

mano Camas Buena (Investigador Principal)

icio García Borrego (Transcriptor Colaborador)

1 INTRODUCCIÓN

El presente artículo es el resultado de una ampliación de la comunicación pre­

sentada en el IX Congreso Internacional de Historia Oral (Góteborg, Junio, 1996) ,

> objetivo principal era plantear la necesidad de profundizar en lo elaborado

- asta el momen to al respecto de los criterios de transcripción en Historia Oral. En

i propuesta que aquí se hace, 1 tales criterios han de considerarse desde dos niveles

:.c reflexión:

a) El metodológico, argumentando de forma coherente los dispositivos y berra-

utas empleadas en el complejo proceso de transformación de lo oral en lo es­

crito;

b) El teórico, especificando los modelos y posicionamientos que subyacen a

hos dispositivos metodológicos.

Si partimos de la consideración de que el lenguaje oral y el lenguaje escrito son

dos sistemas paralelos con autonomía relativa y estructuras específicas (Willems,

I Producto de la Tesis Doctoral en curso «Identidad jornalera y cultura del trabajo en el

olivar de Bujalance (La Historia Oral como espacio interdisciplinar en la investigación

ni)», proyecto organizado en base a tres áreas de trabajo complementarias:

Desarrollo epistemológico y metodológico sobre la validez de la perspectiva biográfica

Bertaux, 1981) y la Historia Oral en la investigación social, así como de su carácter interdis­

ciplinar.

3> Elaboración de un modelo integrado de investigación (Conde, 1990) que combine méto-

j is de perspectiva biográfica (historias de vida, documentos personales, fotografías, etc.) con

otros procederes de la investigación cualitativa (observación participante, grupos de discu­

sión, grupos triangulares, etc.) y cuantitativa (fuentes documentales secundarias, etc.).

Estudio de un contexto social concreto: Bujalance (Córdoba), comunidad rural del mono­

cultivo olivarero andaluz, a partir de las dimensiones socioestructurales y sociosimbólicas

que caracterizan la cultura del trabajo de los jornaleros bujalanceños en el devenir del siglo

XX.

Historia, Antropología y Fuentes Orales, 2, 18, 1997

Page 2: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Victoriano Camas Bena

2. «En los manuales de técnicas de investigación social se suele designar como 'recogida'

(o 'recolección') de datos: designación engañosa en los dos términos. Ambos sugieren que

la observación es mero reflejo de algo que le es anterior y exterior, cuando es una inter­

vención que modifica lo observado y produce como resultado de esa modificación un fenó­

meno que no es siquiera el 'dato ', pues el 'dato' es sólo el registro escritural de ese fenóme­

no. La observación es un proceso de producción de datos. Queda planteado el problema de

la relación entre lo que había antes y lo que es producido por el proceso de observación,

entre la cosa y el fenómeno. Es la aplicación a este nivel del principio de incertidumbre».

(Ibáñez, 1979: 38).

3. Puede verse un desarrollo más detallado de la relación praxiológica y teórica entre la técni­

ca de la observación participante y las técnicas de las historias de vida en Camas, ver, Nuevas

perspectivas en la Observación Participante. Actas del V Congreso Nacional de Sociología

(Granada, 28-30 de Septiembre, 1995).

1989) , y admitimos la práctica imposibilidad de realizar transcripciones «objetiva­

mente literales» (Bourdieu, 1993) , proponemos un modelo de transcripción que

no queda en el simple acto mecánico de registrar de forma escrita (Ibáñez, 1979)

los datos producidos en las entrevistas para su posterior análisis. Dicho modelo

incorpora varios criterios que, unidos al Diario del Transcriptor c o m o recurso

metodológico innovador (introducción del transcriptor c o m o «tercero instruido»,

en términos de Serres) , intentan una aproximación mediadora entre ambos len­

guajes respetando - e n la medida de lo pos ib le - los rasgos peculiares de las histo­

rias de vida: entrevista como proceso comunicativo en una situación de interac­

ción personal en la que las actuaciones de los actores implicados se ajustan a un

fin discursivo: producir una narración biográfica aprovechable con fines de inves­

tigación social.

2. MARCO PREVIO

Con el objeto de contextualizar las líneas básicas del modelo de transcripción

propuesto, se presenta a continuación una breve descripción de la investigación den­

tro de la cual hay que incluir dicha propuesta metodológica. De modo muy resumi­

do, la tesis aludida en la nota 1 se estructura en base a cinco niveles de escritura o,

mejor dicho, en cinco esferas de producción-' de información que intentan poner

de manifiesto las distintas aproximaciones que sobre el objeto de estudio se están

llevando a cabo:

2.1. Diario de Campo «global» de las estancias en Bujalance, producto de la obser­

vación-participante5

Impres iones del pueblo , paisajes naturales y humanos , el pulso de la vida

cotidiana, luces y olores , las distintas épocas del ciclo anual, espacios y t iempos

del trabajo, el paro forzoso, el oc io . Formas y tonos del habla, modos de nom­

brarse y nombrar, el mundo de la política, la religión, la escuela, e tc . El p roceso

Page 3: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

La transcripción en historia oral

~t construcción de la red de colaboradores, contac tos e informantes. Por último,

cómo repercute la investigación en la comunidad ob je to de estudio, dado que

reviene en acción que modifica el ser y el estar del ob je to o los sujetos investi­

gados.

- - Diario de Campo de la fase de realización de las entrevistas

a) Modos en los que se establecen los contactos con los informantes, c ó m o se

-¿.miza el esquema de cada entrevista, impresiones y datos importantes a tener en

cuenta: contexto general y concreto en el que ésta se enmarca, etc.

b) Una vez realizada la entrevista, se procederá a la anotación de aspectos rela-

;:onados con la forma en que se ha desarrollado: anotaciones sobre los «discursos»

; a e no puede recoger la grabadora: ambiente, marco espacial, gestos, miradas, len-

f -a je del cuerpo, etc.

c) Por último, elaboración descriptivo-analítica de c ó m o se ha llevado a cabo

trevista c o m o proceso dialógico: modos de desenvolverse del entrevistado/a,

los del entrevistador y de la relación que se ha establecido entre ambos; impre-

es de los temas que han surgido en la conversación, su interés para el análi­

sis y otros posibles temas o esferas para continuar tratando en próximas entre­

vistas.

La escritura durante la transcripción

En cuanto a «cantidad» de escritura, esta etapa puede parecer poco importante

omparamos con los demás niveles de producción de la información. Sin embar-

; :>. cobra especial relevancia por cuanto quizá supone el aspecto más delicado y sig­

nificativo de la investigación basada en las historias de vida: el paso de lo oral a lo

escrito, proceso que requiere un esfuerzo de calidad y fidelidad en los modos de

¿icha transformación (modulaciones del habla, tonos, énfasis en la expresión, len­

guaje explícito y metalenguajes, e tc . ) .

Hay que añadir además, el diario del transcriptor donde se anotan sus propias

impresiones, sirviendo el mismo método usado para transcribir la entrevista. Así, por

emplo, se anotan impresiones sobre el desarrollo general de la entrevista, modos

de desenvolverse del entrevistado y del entrevistador, relación que se establece entre

ambos, temáticas tratadas y su interés para el análisis; así c o m o otros aspectos y temas

retomar en próximas entrevistas.

2 4. Diario del Investigador

Éste intenta mostrar al investigador c o m o sujeto en proceso (Ibáñez, 1985: 22

passim) dentro de la propia investigación. El investigador se toma a sí mismo, y a sus

reflexiones y acciones c o m o otro sujeto-objeto de análisis. Este desvelamiento de la

-caja negra» de la investigación, este ir quitando sucesivas capas de la «muñeca rusa»

que es el proceso investigador, puede nombrarse c o m o la propia «historia de vida

del investigador durante la investigación».

Page 4: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Victoriano Camas Bena

2.5- Diario de la Investigación

Estrictamente, vendría a suponer la escritura global de la investigación. Aquí han

de fundirse en un cuerpo común los cuatro niveles de escritura precedentes con otra

serie de escrituras procedentes de datos secundarios relacionados con Bujalance

(históricos, económicos , estadísticos, culturales, artísticos, e tc . ) , así c o m o los de

orden teórico y metodológico que aporta la perspectiva biográfica.

3. C P J T E P J O S DE TRANSCRIPCIÓN

Los criterios para la transcripción, son factores de importancia clave, no sólo en

la elaboración de un dispositivo metodológico coherente para el proceso de trans­

formación de lo oral en lo escrito, sino también por las consecuencias que tienen en

la argumentación teórica que subyace en dicho dispositivo y, más ampliamente, en

la perspectiva biográfica, entendida ésta desde el modelo de análisis dialéctico de la

Comprensión Escénica (Marinas y Santamarina 1994) . Los aspectos básicos de dicho

modelo, así c o m o una propuesta desarrollada para operativizarla quedan gráfica­

mente resumidos en los siguientes cuadros.

Modalidades de la producción/Interpretación de Historias de vida

(H° Oral) (Marinas y Santamarina, 1994)

PROCESO DE PRODUCCIÓN

¡i I * Positivista Dialéctica Interaccionista

(Abstracción enunciado) (Historia en sistema) (Abstracción enunciado)

Dimensiones

Socioestructural Sociosimbólica

(Posiciones) (Representación)

(Documento) (Conflicto) (Texto)

Estructural Escénica Hermenéutica

t i t PROCESO DE INTERPRETACIÓN

Page 5: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Perspectiva estru< turalista

1 i

Conservacionismo

\

Positivismo documental

• Relatos c o m o indicios ( tempo­

rales, de sistema social, etc.)

• Relatos c o m o valor determinis­

ta

• Interpretación mediante análisis

y saturación de un modelo que

dirige la recogida/producción de

tlatos.

• Método extensivo.

( A un prensión escencia

J Elementos y testigos del conflicto

Dialéctica

I • Relatos como historias construi­

das en un sistema social especí­

fico.

• Relatos a integrar en las redes

productivas/interactivas del sis­

tema social de pertenencia.

• Integración de análisis estructu­

ral (positivismo) y de análisis sim­

bólico (interaccionismo).

• Interés en el análisis de la situa­

ción de producción de los rela­

tos (enunciación).

• Método extensivo/intensivo. Las

hipótesis se ponen al final.

P. Hermenéutica

l >

Marginación/Subculturas

Interaccionismo

I

• Rela tos- tex tos c o m o mater ial

interpretable en sí (no análisis

del contexto) .

• Análisis acotado a la s i tuación

específica de interacción.

• Objeto analítico: sentido oculto

del texto (dimensión sociosim-

bólica).

• Método intensivo.

Page 6: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Perspectiva dialéctica (comprensión escénica): contextos, contenidos y métodos

CONTEXTOS CONTENIDOS INFORMATIVOS DISPOSITIVOS METODOLÓGICOS OPERATrvTZACIÓN

CONTEXTO 1

(Entrevista)

• Formas de acuerdo y

cooperación.

• Entrevista c o m o situación

escénica: modos de

transmisión, escucha,

proceso dialógico, contexto,

etc.

• Dinámica conversacional.

• Diario del investigador. »

• Informe de entrevista. »

• Transcripción integral. »

• Diario del transcriptor. *

- Invest. c o m o sujeto en proceso

- Pretexto/texto/postexto

- Literalidad/dinámica

- Texto/postexto

CONTEXTO 2

(Escenas del

presente)

• Redes de relaciones sociales

del presente (contexto

general) desde las que se

reconstruye el pasado.

• Entrevistas en profundidad.

• Grupos de discusión.

• Grupos triangulares.

• Historias de vida.

• Observación participante.

Modelo integrado desde las

técnicas cualitativas

CONTEXTO 3

(Escenas del

pasado)

• Referentes biográficos y

sociales de los sujetos de

investigación.

• Historias de vida.

• Documentos personales.

• Historiografía general y local.

• Fuentes de datos secundarios.

Modelo integrado cualitativo/

cuantitativo

Page 7: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

La transcripción en historia oral

3.1. El respeto a la literalidad

Lo primero a resaltar dentro de estos criterios es el exhaustivo respeto a la litera­

lidad de lo hablado en la entrevista, es decir, que la transcripción responda real y fiel­

mente a las peculiares características del habla de los actores de la entrevista. Literalidad

en cuanto al rasgo quizá más definidor del dialecto de los bujalanceños y de esa parte

de la Comarca cordobesa del Alto Guadalquivir: el Seseo. Aunque habría que matizar

que el sonido s no corresponde con exactitud al modo de expresión fonética de los

bujalanceños, ya que se trata de unas algo aspirada y, por tanto, más suavizada.

Del mismo modo, hay que señalar que el dialecto andaluz que se habla en el Alto

Guadalquivir cordobés elide la última consonante intervocálica cuando la vocal ante­

rior está acentuada, independientemente de que dicha vocal sea fuerte - /i/, /u/-,

débil - /a/ , / o / - o semidébil - / e / - ) . El h e c h o de que escribamos marío con tilde y

casao sin ella no quita o pone acentuación a la manera de decir estas palabras (eso

sería una intromisión absurda y pretenciosa de la ortografía en la fonología, o sea,

del lenguaje escrito en el hablado), sino que intenta reproducir por escrito lo que

el lector no puede oír. Sólo si un lector nunca ha oído una palabra concreta puede

aprender c ó m o se pronuncia viéndola escrita. Las reglas de la tilde -mal llamadas de

acentuación- no nos enseñan a los hablantes a acentuar las palabras: hay idiomas,

como el euskera o el inglés, en los que no existen tildes, sin que por ello se dude de

cómo deben acentuarse las palabras. Por todo ello, me parece un recurso redundante

escribir «tó» con tilde, pues las palabras monosílabas que la llevan lo hacen para dife­

renciarse de otras homófonas, no por una cuestión de superacentuación. De todos

modos, hay que reconocer que nos movemos en un terreno muy resbaladizo en el

que, para bien o para mal, no hay reglas fijas: una transcripción que quiera perma­

necer más ligada a su origen oral que a su forma escrita no puede guiarse por la orto­

grafía convencional, pues es sabido que la realidad (y el carácter popular del lenguaje,

frente a la concepción culta de la escritura, tiene mucho que ver con es to) siempre

desborda las reglas fijadas para enmarcarla. Mucho se puede aprender al respecto de

la Dialectología, aunque los asuntos tratados por este saber no sean propiamente del

orden de los que se nos plantean en el momento de la transcripción.

Dentro de las supresiones también se encuentran varios casos que deben men­

cionarse. Es el caso de las contracciones tipo ma'n por me han,pa'rriba en lugar

de para arriba, y otros casos en los que desaparecen parte de las formas verbales

compuestas (Me casao por me he casado, e tc . ) , o la supresión total de la última con­

sonante y vocal de palabras cortas {mu por muy, to por todo, na por nada, e tc . ) .

Por otro lado, como fenómeno opuesto a los de supresión y contracción, apa­

rece la tendencia, a veces de modo permanente, a veces combinándose con la voca­

lización «correcta» de la fonética del castellano, de añadir ciertas consonantes en pala­

bras terminadas en vocal {asín por así) y otras de categorización más compleja tales

c o m o endespués por después, e tc . Otra variación fonética se produce en el cambio

o transposición de ciertas consonantes (especialmente las palatales) intervocálicas,

tipo armasen en lugar de almacén, arpargata por alpargata, etc.

Page 8: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Victoriano Camas Bena

Por último, y dejando constancia que éste no es sino un primer avance de la des­

cripción de las peculiaridades del habla de los bujalanceños, hay que señalar otro

tipo de palabras también de difícil categorización en términos fonéticos. A modo de

enumeración valgan los casos: olovía por todavía, probé, por pobre, Rivilla por

Revilla, sernos por somos, e tc . ) . También ha de tenerse en cuenta la imposibilidad

de pasar al papel, a lo escrito, el peculiar tono y musicalidad de la forma de hablar

de Bujalance, tendente a marcar la entonación prolongando el sonido de las últimas

palabras de cada frase (qué t'apasaaao,y estooo, e tc . ) .

3.2. La dinámica de la conversación

Otro aspecto esencial del trabajo de la transcripción resulta de la más o menos

correcta delimitación de la dinámica de la conversación. En concreto, de aquellos

aspectos de la entrevista que no recoge la grabadora, o que, si los recoge, presentan

no obstante serias dificultades para ser plasmados en la escritura. Se presentan varios

casos:

3.2.1. Los silencios

El método de recoger los silencios que se producen durante la entrevista (méto­

do que sólo es provisional) procura diferenciar entre dos tipos: a) aquellos silencios

breves, de duración difícilmente medióle, causados generalmente por las pausas del

propio discurso, por olvidos momentáneos, por cambios espontáneos en el hilo prin­

cipal de la narración, etc. Este tipo de silencios se transcriben mediante la fórmula

de los puntos suspensivos, recurso habitual en las transcripciones. Tres puntos sus­

pensivos que pueden ir seguidos de una coma, de dos puntos... según los criterios

normales de puntuación prosódica, y que pueden también indicar el final de la frase

o su interrupción, cuando surgen otros elementos en el discurso (en este caso, van,

también según los criterios corrientes, seguidos de mayúscula: aquí había una...

Pero que yo te digo); o que pueden también indicar la interrupción momentánea del

discurso por la intervención del otro/a, sin que esta intervención suponga un corte

en el hilo de la narración (que es retomada con otros puntos suspensivos): 4

-O SEA, USTED DOS DE FAMILIA...

-Dos hermanas...

-...,DOS HERMANAS.

Solamente dos, porque mi madre desía, sí, que..., pero yo (...)

b) silencios generados bien porque se termina lo que se quería decir, bien por­

que no se responde a una pregunta con inmediatez o bien por cualquier otra causa.

4. El problema que se intenta resolver con este recurso de los puntos suspensivos a principio

de frase, que no forma parte de las reglas de puntuación habituales, es el de que la lecto-escri-

tura que, por su carácter forzosamente lineal, no puede reflejar muy bien los naturales enca­

balgamientos que se producen en las conversaciones, más cuanto más dinámicas sean y más

emotividad se exprese en ellas.

Page 9: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

La transcripción en historia oral

Se especifican c o m o anotaciones del transcriptor señalando el t iempo aproximado

que el silencio dura, así como una descripción sintética y analítica de los posibles

motivos que lo causan y las reacciones que provocan en los participantes en la entre­

vista. Estos datos se recogen entre corchetes y en negrita.

3.2.2. Las risas

Del mismo modo que los silencios, la risa es un componente del discurso con

gran carga expresiva, que surge con frecuencia en el desarrollo de la entrevista. Se

señalarán entre corchetes y en negrita los distintos tipos de risa que vayan apare­

ciendo en las conversaciones, quedando al criterio del transcriptor su contextuali-

zación y su especificación. Así, por ejemplo: risa provocada por el nerviosismo, risa

forzada, risa suave, carcajada, risa de complicidad, etc.

3.2.3. Palabras cortadas

Se respetan sin completarse, indicándose el corte mediante un guión (corte per­

cibido c o m o más brusco: era un hijo dep-) o una coma (generalmente, titubeos: me

dio en la cab, cabeza).

3.2.4. Otros sonidos

También son frecuentes otro tipo de sonidos con contenido expresivo que mere­

cen ser tenidos en cuenta y recogerse de la forma más precisa posible, aún sin saber

demasiado bien c ó m o definirlos categorialmente: por ejemplo, los golpes que se dan

en la mesa cuando parece quererse enfatizar el contenido de lo que se está dicien­

do en ese momento, las palmadas, o el chasquido de dedos, etc.

3.2.5. Ruidos

Se diferencian de los sonidos anteriores porque no tienen contenido expresivo

y son fortuitos. Sin embargo, pueden ayudar a contextualizar el marco de la entre­

vista cuando son especialmente llamativos o reiterados: ruido de una silla con rela­

tiva frecuencia, sonido del teléfono, televisión, radio, etc., cuando se producen den­

tro del espacio de la entrevista, o cuando provienen de lugares próximos y permiten

aportar algunos rasgos de la situación dentro-fuera de la entrevista (voces de niños,

ruidos de coches o motos, conversaciones de gente que pasa cerca, etc.)."

3-3- los comentarios del transcriptor

Un tercer aspecto fundamental a la hora de elaborar esta serie de criterios de

transcripción: son las aclaraciones, indicaciones, impresiones y análisis, que el trans­

criptor realiza a lo largo de la entrevista siempre que lo estime necesario con el obje-

5. Podríamos decir que los que hemos llamado sonidos tienen un carácter expresivo, de comu­

nicación paralingüística, mientras que los ruidos no, ya que son accidentales o fortuitos.

Page 10: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Victoriano Camas Bena

6. «¿Cuál es el físico -pregunta Bachelard- que aceptaría gastar sus haberes en construir

un aparato carente de todo significado teórico?» (Bourdieu y otr., 1975).

to de completar con el máximo rigor posible -s in caer en lo cargante de un continuo

abrir corchetes explicativos-, aquellos componentes de la conversación que no puede

recoger la grabadora. Sin duda, sería difícil enumerar con detalle todas las posibles

incursiones que el transcriptor puede introducir en el paso de lo oral a lo escrito;

basten por ahora algunos ejemplos: los tonos del entrevistador, los énfasis en algu­

nas palabras o frases, los modos en los que se desenvuelve la conversación, la impre­

sión sobre la pertinencia de algunas preguntas, la forma de respuesta del entrevista­

do/a, los lapsus de uno y otro discurso, los saltos en las narraciones, los modos en

los que el entrevistador sigue el discurso del entrevistado (y viceversa), el uso de las

muletillas, etc.

Todo lo anterior puede sintetizarse en los siguientes gráficos: en primer lugar se

resumen los criterios de transcripción que proponen las perspectivas positivista/estruc-

turalista, dialéctica y hermenéutica/interaccionista; en un segundo término, y c o m o

nueva propuesta metodológica, se presenta el modelo de transcripción integral y

el diario del transcriptor.

4. EL DIARIO DEL TRANSCRIPTOR

«No hay operación, por más elemental -y, en apariencia, automática- que

sea, que no implique una elección epistemológica e incluso una teoría del objeto»

(Bourdieu y otr., 1975)

Como hemos visto en el segundo párrafo del punto 2.3, la introducción de un

diario del transcriptor supone un recurso metodológico innovador que parte del

reconocimiento de lo imposible -y, hasta cierto punto, indeseable, por empobrece-

d o r - que resulta hacer una transcripción puramente mecánica de la grabación de

una entrevista. Mientras que una metodología positivista tendería a considerar las

herramientas de investigación c o m o útiles puramente técnicos (a través de los cua­

les pasaría la información, c o m o los rayos solares a través de un cristal: sin romper­

se ni mancharse) y, por lo tanto, neutrales desde el punto de vista epistemológico,

el aprendizaje del oficio de investigador pasa insoslayablemente por el constante

cuestionamiento teórico de la naturaleza y la pertinencia de la metodología y las téc­

nicas de investigación empleadas en cada momento . 6 En el caso que nos ocupa, se

trata de estar atentos a las mediaciones presentes entre la entrevista - f enómeno pro­

ducido con fines de investigación (ver más arriba, nota 2 ) - , y el análisis textual que

se va a hacer del dato o registro escritural de dicho fenómeno, una vez que éste ha

pasado por dos tamices: el de la grabación magnetofónica y el de la transcripción

escritural.

Page 11: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Criterios de transcripción según las distintas perspectivas en Historia Oral

PROCESO DE PRODUCCIÓN

• t POSITIVISTA/ESTRUCTURALISTA DIALÉCTICA/COMP. ESCÉNICA INTERACCIONISTA/HERMENÉUTICA

• Abstracción del enunciado

• No análisis de enunciación

t

• Análisis del enunciado

• Análisis de enunciación

t

• Abstracción del enunciado

• No análisis de enunciación

t TRANSCRIPCIÓN COSIFICANTE TRANSCRIPCIÓN INTEGRAL TRANSCRIPCIÓN NEUTRA

y • t • Primacía de lo escrito sobre lo oral,

de lo ortográfico sobre lo fonológi­

co.

• No interesa la dinámica

conversacional: entrevista como

proceso monológico.

• Reproducción maquínica.

• Valor literal y fetichización del

documento c o m o "cosa-dato".

• Corrección academicista.

Primacía de lo oral sobre lo escrito:

transcripción fonológica, no orto­

gráfica.

Análisis detallado de la dinámica

conversacional: entrevista c o m o

proceso dialógico.

Transcripción objetiva de la diná­

mica de la entrevista.

Traducción/interpretación

"subjetiva" del proceso de

entrevista:

- Diario del investigador.

- Informes de entrevista.

- Transcripción.

- Diario del transcriptor.

Se antepone lo escrito sobre lo

oral.

Reproducción mecánica de la

dinámica conversacional.

Exclusión del contexto situacional

de interacción entrevistador/

entrevistado.

Corrección académica.

Page 12: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Modelo de transcripción integral

Dimensiones

de la

transcripción

integral

Respeto a la

literalidad

Dinámica de

la entrevista

iado

Modo y características

del lenguaje oral

Transcripción objetiva

de la dinámica

conversacional

ta enunciación

Traducción subjetiva

de los límites de lo

oral: e lementos

paralingüísticos

Transcripción literal del dia-idio-lecto de

entrevistado y entrevistador

Primacía de lo fonológico sobre lo

ortográfico

3 ¡a

Intervenciones entrevistado/entrevistador

Interrupciones

Encabalgamientos

Palabras entrecortadas

Silencios

Risas

Lapsus

Comunicación paralingüista

Ruidos

Énfasis

Modulaciones

Metalenguajes

Page 13: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Diario del transcriptor

Presupuestos de

partida

Recursos

Contenidos y

estructuración

del diario del

transcriptor

• Proceso de transcripción integral. Inclusión de elementos de la comunicación

oral que la escritura no puede recoger.

• Transcripción c o m o algo más que un proceso de decodificación: más c o m o

proceso de interpretación que busca reconstruir el sentido del relato a partir

de claves lingüísticas y paralingüísticas que lo configuran.

• Inclusión del transcriptor c o m o "tercero instruido" a modo de contrastes.

• Anotaciones entre corchetes en la transcripción del relato.

• Diario del transcriptor.

• Relación entrevistador/entrevistado (emisor/receptor) .

• Relación de informante/investigador en sus usos del lenguaje (código).

• Análisis del modo de la entrevista (canal: H a de vida como conversación

relajada, o no) .

• Análisis de las condiciones de la enunciación y del enunciado (mensaje) .

• Referencias al contexto de la entrevista.

Page 14: Camas Baena, Victoriano. La Transcripción en Historia Oral. Historia y Antropología y Fuentes Orales 18

Victoriano Camas Bena

De la grabación magnetofónica no vamos a hablar aquí: ya sabe todo aquel que

haya hecho entrevistas y las haya grabado lo que supone, en términos de pérdida, el

paso de la situación vivida a su huella acústica; pérdida que algunos tratan de mini­

mizar sin conseguirlo del todo mediante el uso, en algunas situaciones contrapro­

ducente, de grabaciones con vídeo. En cualquier caso, la transcripción supone un

espeso filtro en el que, como hemos visto, se opera la traducción o paso entre esas

dos formas distintas de comunicación lingüística: la oral y la escrita. Entre las mallas

de este cedazo se va a perder todo lo relacionado con los tonos de voz -sus matices,

prosodia, ritmo de la conversación, interrupciones...-;" e lementos de la comunica­

ción oral que son pertinentes -pues contienen valiosa información- pero que la escri­

tura no puede recoger (pues en ella los ritmos y los tonos de lectura los pone el lec­

tor) . 8 Para paliar esta pérdida se puede utilizar dos recursos, no excluyentes entre sí:

- que el investigador, que estaba presente en la situación original de la entre­

vista, haga una lectura de lo transcrito simultánea a una audición de la cinta graba­

da, añadiendo al texto, en forma de anotaciones, comentarios que traten de resti­

tuirle lo perdido.

- que estas anotaciones las haga el transcriptor, según criterios definidos por el

investigador (como se hizo -ver más arriba, en el punto 3- para la definición de los cri­

terios según los cuales se van a transcribir los rasgos fonéticos de los entrevistados).

En cualquier caso, se hace patente que la escucha atenta del registro sonoro es,

como toda escucha activa, más que una simple decodificación una interpretación 9 que

busca (re)construir el sentido del mensaje a partir de las claves lingüísticas y paralin­

güísticas (sociolingüísticas y de interacción personal) que lo configuran. El que las

7. Y esto dando ya por descontado que la transcripción sea escrupulosa en cuanto a cuestio­

nes de otro tipo, como acentos dialectales, titubeos, lapsus... que si bien entran básicamente

dentro de la parte más mecánica (en el sentido de «la menos subjetiva») del transcribir, sólo

un transcriptor cualificado puede recoger minuciosamente.

8. Quizá sea el lingüista Agustín García Calvo quien más allá ha profundizado en las cuestio­

nes del ritmo y la prosodia del lenguaje oral, llegando a desarrollar un sistema de «puntuación

fiel a las prosodias de la lengua hablada» (1989: 229ss.) que cuenta con 19 signos de puntua­

ción y entonación.

9. «La transcripción siempre supone una elaboración del original, que va acompañada de

una pérdida de elementos significativos que pueden ser los gestos, el ritmo, las pausas, los

silencios» (F. Romeu, 90). Más lejos va Bourdieu (1993: 920-921): «está claro que la puesta

por escrito más literal (ya que la mera puntuación, por ejemplo la posición de una coma,

puede organizar todo el sentido de una frase) es ya una verdadera traducción, o incluso

una interpretación. (...) transcribir es necesariamente escribir, en el sentido de reescribir:

como el paso de lo escrito a lo oral que opera en el teatro». Muy sagaz nos parece la compa­

ración entre el director de teatro y el transcriptor, con la cual se reconoce la necesidad en el

segundo caso de una cierta «interpretación» del texto base (escrito para el director, que debe

abrirlo al escenario, y oral para el transcriptor, que debe encerrarlo en el papel).

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La transcripción en historia oral

anotaciones sean hechas por el transcriptor 1 0 introduce en esta delicada fase del pro­

ceso de investigación un tercer punto de vista, aparte del del investigador y del de sus

entrevistados. Explicitando aquí abiertamente su subjetividad, el transcriptor pasa a

ser algo así como un «tercero en juego»; tercero que actúa necesariamente como «con­

traste» (u observador, según el término corriente en la dinámica de grupos) de la

entrevista, viéndola desde fuera y comentándola en sus anotaciones entre corchetes,

que reflejan también c ó m o percibe él a los participantes en dicha entrevista.

En definitiva, lo que intenta el diario del transcriptor es aprovechar mejor la intro­

ducción de este tercer punto de vista, haciéndolo explícito, permitiendo su desa­

rrollo en un espacio propio que vaya más allá de los corchetes intercalados en el

texto, librándolo de interrupciones demasiado largas y sistematizándolo en base a

unos criterios que han de fijarse de forma previa y explícitamente según las caracte­

rísticas y objetivos de cada investigación.

4.1. El diario del transcriptor según el modelo de Jakobson

Tomamos c o m o referencia el famoso esquema jakobsoniano de los e lementos

del proceso comunicativo y traduciendo ad hoc cada uno de sus términos a los de

la situación que nos interesa. Así, emisor y receptor pasan a ser entrevistado y entre­

vistador, el mensaje es el discurso de ambos, el código sigue siendo el lenguaje oral,

el canal es la conversación relajada (pues es ese «género oratorio» el que la entre­

vista imita) y el contexto es la entrevista, que venimos definiendo c o m o una situa­

ción social de interacción personal en la que las actuaciones de las personas impli­

cadas se ajustan a un fin discursivo (a saber, el de producir una narración biográfica

aprovechable con fines de investigación social).

4 .1 .1 . La primera relación que el transcriptor habría de tratar en su diario, desde

este modelo jakobsoniano, es la que se crea entre las dos -u , ocasionalmente, m á s -

personas presentes, entrevistador y entrevistado(s)¡ relación que se puede llamar

empática y que va a condicionar sobremanera la entrevista, pues en dicha relación

-a través de e l la- se juegan buena parte de las condiciones de producción del dis­

curso al que está destinada la entrevista. Con todo, si bien la relación empática con­

diciona decisivamente los demás elementos de la entrevista -y las relaciones entre

el los-, no es de por sí ni el «secreto del éxito» de la entrevista ni la única clave de la

cual depende todo lo que está presente en ésta (considerarla así sería caer en el psi-

cologismo); puesto que la entrevista es a su vez producto de las condiciones objeti­

vas sobre la que se construye.

10. Aunque por nuestro propio planteamiento teórico y metodología de trabajo se mantiene

la distinción entre investigador y transcriptor, el hecho de que en muchos casos (sobre todo,

cuando se trata de investigaciones con escaso presupuesto económico) éstos sean la misma

persona no entraña ninguna alteración sustancial para lo que aquí se dice: el lector sabrá hacer

la pertinente traducción a sus propias condiciones de trabajo.

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Victoriano Camas Bena

4.1.2. La segunda relación que debe tratarse es la que se da entre cada uno de

los sujetos y el lenguaje oral, código que juega, con su pluralidad de dimensiones,

un doble papel en la entrevista, pues es, por una parte, el principal código -pues hay

otros: corporales, de compor tamiento . . . -y moneda del intercambio comunicativo,

y por otra, la materia prima con la que se va a construir el relato que se está inten­

tando reproducir. Las personas actualizan el aparato de la lengua en sus hablas, que

interactúan entre sí en diferentes registros, adecuados a la situación del intercam­

bio. Cada unidad del discurso contribuye, mediante sutiles procedimientos socio-lin­

güísticos, a la producción del sentido que impera en la circulación de los mensajes

enunciados: El transcriptor vendría a ser un observador que asiste a la entrevista

desde una posición privilegiada (por estar fuera de la situación observada, sobre cuyo

registro sonoro puede trabajar detenidamente), notando y anotando lo que más llame

su atención respecto al uso que los hablantes hacen del aparato de la lengua y sus

recursos.

4.1.3. En cuanto al tercer e lemento, la entrevista aspira a ser una conversación

relajada, en la que los temas y el modo de tratarlos surjan y fluyan (como a lo largo

de un suave canal) de un modo natural; sin embargo, a veces la entrevista puede

adoptar formas que recuerdan a las de la confesión-revelación, o al diálogo terapéu­

tico. Estos procedimientos retóricos y representaciones simbólicas pueden también

ser objeto de glosa por parte del trascriptor.

4.1.4. Hablar del mensaje lingüístico nos remite, en el análisis sociológico cuali­

tativo, a los discursos. Y el análisis sociológico de los discursos debe apuntar, por una

parte, hacia las condiciones del proceso de producción de los enunciados y por otra,

hacia la construcción social del sentido. Ambas cuestiones pueden ser, también, apun­

tadas por el transcriptor en su diario.

4.2. El diario del transcriptor desde una perspectiva sociológica

Reactualizando los postulados de esta propuesta metodológica desde una clave

sociológica, podemos esbozar aquí la definición operativa de lo que, globalmente,

podríamos entender por entrevista en investigación social: una situación social de

interacción personal que tiene el fin de producir un discurso con unas caracte­

rísticas previamente determinadas según fines de investigación social - e n el caso

de las historias de vida, se trata de producir una narración (auto)biográfica. Esta tosca

definición nos va a servir aquí para repasar algunos de los rasgos compartidos por

todas las investigaciones realizadas a partir de entrevistas abiertas o «en profundi­

dad» (incluidas las historias de vida).

4 .2 .1 . La entrevista es una situación social

Escribe Bourdieu (1993: 904-5) : «Si la relación de la investigación se distingue de

la mayoría de los intercambios de la existencia cotidiana en que tiene fines puramente

cognoscitivos, sigue siendo, con todo, una relación social que ejerce sus efectos

(variables según los diferentes parámetros que pueden afectarla) sobre los resulta-

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La transcripción en historia oral

dos obtenidos. Sin duda la interrogación científica excluye por definición la inten­

ción de ejercer cualquier forma de violencia simbólica capaz de influir en las res­

puestas; pero en estas cuestiones no podemos fiarnos solamente de la buena volun­

tad, porque distorsiones de todo tipo están inscritas en la estructura misma de la

relación de investigación».

Es importante empezar reconociendo la entrevista no c o m o la situación social

que a los investigadores nos gustaría que fuese, a saber, una conversación relajada

tan espontánea c o m o las más cotidianas, sino c o m o lo que efectivamente es: una

situación social particularmente artificial y una relación singularmente asimétrica

entre los sujetos implicados. Este reconocimiento contribuye decisivamente a librar­

nos de posibles preguntas mistificadoras que, por la amabilidad condescendiente

con que solemos considerar nuestras propias prácticas o por la normal resistencia a

autoobjetivarnos c o m o sujetos sociales estructuralmente determinados, podríamos

hacernos a propósito de nuestras prácticas o técnicas de investigación, considerán­

dolas en términos de interacción libre entre dos subjetividades igualmente libres. En

efecto, la entrevista tiene, siguiendo a Bourdieu (ibid.), algo de «intrusión siempre

un poco arbitraria [...] Es el investigador quien promueve el juego e instituye las

reglas; es él quien, la mayoría de las veces, asigna a la entrevista, de manera unilate­

ral y sin negociación previa, objetivos y usos a veces mal determinados, por lo menos

para el entrevistado. Esta disimetría se duplica por una disimetría social siempre que

el investigador ocupa una posición superior al investigado en la jerarquía de las dife­

rentes especies de capital, sobre todo de capital cultural.»

El transcriptor puede aquí actuar de observador ajeno a la situación de la entre­

vista para advertir y señalar todos los índices que den noticia de «la amplitud y la natu­

raleza de la distancia [décalage] que media entre el tema objeto de la investigación

tal c o m o el entrevistado lo percibe e interpreta y el objetivo que el investigador asig­

na a la investigación» (ibid.); así c o m o para tratar de ayudar a desentrañar «la repre­

sentación que el entrevistado se hace de la situación, de la investigación en general,

de la relación particular en la cual se instaura, de los fines que persigue» (ibid.); y, lo

que no es menos importante para el análisis, las motivaciones, más allá de lo expli-

citado e incluso más allá de lo que se le hace consciente ," por los que el entrevista­

do/a ha aceptado colaborar en la investigación. Más aun cuando, en el caso de la his­

toria oral, esta colaboración requiere un esfuerzo considerable, tanto en intensidad

c o m o en extensión temporal.

11. Hablar aquí de lo inconsciente no significa apelar a instancias, imagos o catexis psíquicas

que el investigador deba analizar (como veremos más adelante, la semejanza de la entrevista

con una situación de terapia psicoanalítica fomenta ciertas representaciones que hay que saber

reconocer y neutralizar), sino que, casi por el contrario, se trata aquí de recordar el principio

sociológico según el cual los actores sociales no detentan el sentido último de sus propias

acciones, puesto que éstas sólo pueden comprenderse poniéndolas en relación con «el siste­

ma total de relaciones en las cuales y por las cuales se realizan» (Bourdieu y otr., 1975: 33).

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Victoriano Camas Bena

4.2.2. La entrevista es una interacción personal

La relación empática que se establezca entre entrevistador y entrevistado(s), y

que por el hecho de la continuidad puede adquirir un notable desarrollo en el caso

de las historias de vida, va a condicionar sobremanera el resultado de la entrevista,

pues en dicha relación -a través de e l la- se juegan buena parte de las condiciones

de la producción del discurso al que está precisamente destinada la entrevista. Las

técnicas cualitativas de investigación (que algunos gustan de llamar «prácticas», subra­

yando así que no se trata de fórmulas que se apliquen mecánicamente igual en todos

los casos) 1 2 tienen a gala el no crear situaciones de intercambio lingüístico artificial­

mente cerrado - c o m o las encuestas-, sino reproducir situaciones cotidianas: la entre­

vista aspira a ser, y se presenta a sí misma en sociedad c o m o una conversación rela­

jada, y el grupo de discusión, una tertulia.

Ligada a estas representaciones, metodológicamente necesarias para la realiza­

ción del modelo teórico que se propone, aparecen toda una serie de recursos retó­

ricos destinados a hacer efectivas estas representaciones en la medida de lo posible,

a hacer que la entrevista se parezca efectivamente lo más posible a una conversación

en la que los temas y los modos de tratarlos surjan y fluyan de un modo natural.

También, y por otras representaciones que movilizan, las técnicas cualitativas pue­

den adoptar formas que recuerdan a las de la confesión-revelación, la entrevista psi-

coanalítica... Estos procedimientos retóricos y representaciones simbólicas pueden

también ser objeto de glosa por parte del transcriptor.

El investigador no es ni puede, ni debe ser, si quiere tomarse a sí mismo c o m o

«sujeto en proceso», (ver más arriba, punto 2.4) inmune a la fuerza de estas repre­

sentaciones, de naturaleza emocional; lo que muestra, dicho sea de paso, la tensión

ligada a las prácticas de investigación socio-antropológica emic, en las que el inves­

tigador debe estar tanto dentro c o m o fuera de las visiones de las que se impregna

durante el trabajo de campo. Además, c o m o ser social que es, está sujeto a sus pro­

pias determinaciones materiales y culturales. Por ejemplo, es sabido, dadas las carac­

terísticas del método en historia oral y el carácter de quienes lo empleamos, 1 3 lo gran­

de que puede ser y lo poderosamente que puede actuar lo que podría llamarse el

12. Lamentablemente, la generalización y rutinización de lo cualitativo en el mercado acadé­

mico y de la investigación social se ha encargado de mostrar a quién quiera verlo cuan lamen­

tablemente lejos de aquellas condiciones metodológicas presentadas por los teóricos pione­

ros como necesarias para un buen trabajo de campo (y hoy consideradas «ideales», idealización

que permite revalorizar el modelo teórico a imitar pero, dialécticamente, desvalorizar su pra­

xis concreta, a poco que se alegue mucha prisa, pocos medios, poca formación... en fin, cual­

quiera de las condiciones reales de la práctica de la investigación) se trabaja hoy en día en la

mayoría de los casos.

13. Cómo no reconocer a bastantes de ellos en el siguiente párrafo de Maget (1953: XXI): «La

investigación etnográfica está, más que cualquier otra, expuesta a las demandas afectivas.

La necesidad de evasión está en el origen de no pocas vocaciones, evasiones hacia otros

pueblos, hacia otros medios, hacia el campo, hacia 'los viejos tiempos' en los que una esta-

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La transcripción en historia oral

«efecto conservacionista» ligado a sentirse interlocutor-heredero simbólico-deposi-

tario privilegiado de una cultura o forma de vida que ocupa un lugar determinado

dentro de la estructura y las prácticas sociales (minorías étnicas o de otro tipo, miem­

bros de las clases sometidas o marginales, inmigrantes, representantes de oficios tra­

dicionales o «en vías de extinción»...).

Entiéndase esto bien: parecen inevitables ese tipo de representaciones, y unas

notas a modo de «diario de campo» son sin duda el lugar idóneo para que afloren;

pero, contrariamente a lo que ingenuamente suele creerse, el hacerlas conscientes

no basta para librarse de los efectos inconscientes, que pueden estar constantemente

actuando durante la fase de trabajo de campo y, por lo tanto, condicionando todo el

proceso de investigación.

El problema es saber cuándo -y cuán to - hay que estar dentro y cuando fuera

para no caer en los errores criticados por Bourdieu et al. (1975: 85n) : «El etnólogo,

c o m o todos los que recurren a la observación participante, corre el riesgo de tomar

el 'contacto humano' c o m o un medio de conocimiento, y, sensible a las solicitacio­

nes y seducciones de su objeto (reconocibles en las evocaciones nostálgicas de luga­

res y gentes) , debe realizar un esfuerzo especial para construir una problemática

capaz de romper con las configuraciones singulares propuestas por los objetos con­

cretos».

De todas formas, la empatia misma que pueda surgir en las entrevistas no es ajena

ni a las condiciones «objetivas» sobre las que se construye la situación de la entre­

vista ni a las características sociales (vale decir «sociológicas») de los sujetos impli­

cados.

4.2.3. La entrevista tiene como fin producir un discurso

En la entrevista, el lenguaje oral es al mismo tiempo el canal por el que fluye lo

principal del intercambio comunicativo (y el transcriptor asiste desde una posición

privilegiada al uso que los hablantes hacen del aparato de la lengua y sus recursos)

y la materia prima con la que se va a construir el discurso que se está buscando pro­

ducir. Pero igual que el análisis de la situación social que es la entrevista no debe

mimetizar el de la situación psicoanalítica, el análisis del discurso producido no puede

ser un análisis puramente lingüístico. Como dice Pizarro (1979: 6 3 ) : «reducir el habla

a la combinación de signos es reducir la significación al significado, infravalorando

precisamente que la producción o la reproducción de una frase por un individuo es

bilidad ilusoria propia de toda edad de oro contrasta con la desconcertante turbulencia

de los tiempos modernos. También se nota la atracción estética por lo exótico o lo rústico,

las intenciones éticas o políticas de diversos tradicionalismos o regionalismos, el vértigo

metafísico y la obsesión por reencontrarse con la humanidad real en sus esencias, el vín­

culo filial con la memoria de los ancestros y con los vestigios de formas de vida en las que

se expresaba su esencia».

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Victoriano Camas Bena

14. «Las condiciones productivas de los discursos sociales tienen que ver, ya sea con las

determinaciones que dan cuenta de las restricciones de generación de un discurso o de un

tipo de discurso, ya sea con las determinaciones que definen las restricciones de su recep­

ción. Llamamos a las primeras condiciones de producción y, a las segundas, condiciones

de reconocimiento. Generados bajo condiciones determinadas que producen sus efectos

bajo condiciones también determinadas, es entre estos dos conjuntos de condiciones que

circulan los discursos sociales.

Una consecuencia importante de este punto de partida es que un objeto significante dado,

un conjunto discursivo no puede jamás ser analizado 'en sí mismo': el análisis discursivo

no puede reclamar 'inmanencia' alguna». (Verón: ibid.).

siempre un hecho social concre to que tiene lugar en el seno de relaciones determi­

nadas donde ese producto cumple una función precisa: producir un efecto dado,

que se inscribe en el contexto del conjunto de las prácticas sociales».

El análisis sociológico de los discursos debe apuntar, por una parte, hacia las con­

diciones del proceso de producción de los enunciados; y por otra, hacia la cons­

trucción social del sentido. Martínez Criado (1991) sostiene que hay que «partir del

proceso, no del sistema, de la generación del sentido en las situaciones sociales - e n

vez de postular el sentido como preexistente-, de la construcción y manejo de los

signos y los significados en el proceso de interacción y en las luchas sociales: ésa ha

de ser la perspectiva de una teoría del discurso que, en vez de abandonarse a una

deificación sustancialista del significado, intente dar cuenta de su producción y de su

utilización social». Por su parte, y en la misma dirección, Verón (1987: 127-8) pro­

pone un análisis del discurso que tome c o m o punto de partida precisamente el pro­

ceso social de producción de los discursos; 1 4 ya que estos no son entes que conten­

gan en sí su sentido, que está s iempre socialmente producido («un discurso, un

paquete significante cualquiera -cualesquiera que fueren las materias significantes

en j u e g o - jamás es un lugar de sentido»), sino que han de entenderse c o m o resul­

tados de una acción productiva, para la que han de tenerse en cuenta tres momentos:

1°) Producción: mediante un conjunto de operaciones discursivas (que han de

poderse representar sistemáticamente en la forma de gramáticas de producción liga­

das a un campo de efectos de sentido), la materia significante es investida de sentido.

2") Reconocimiento: conjunto de variaciones del efecto de sentido en el nivel

de la recepción, igualmente representables de forma sistemática desde una gramá­

tica de reconocimiento.

3° ) Circulación: nombre con el que Verón refiere el hecho de la diferencia entre

los conjuntos tle huellas (operaciones discursivas) que definen las condiciones de

producción y reconocimiento de los discursos estudiados.

Lo hasta aquí apuntado, aun desde su carácter de provisionalidad, ya nos dice

mucho de la riqueza teórica y metodológica que se abre en la Historia Oral y en la

investigación social si partimos del modelo dialéctico de la Comprensión Escénica,

operativizado antes, durante y después de la producción de las historias de vida c o m o

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La transcripción en historia oral

aquí se propone. Es decir, a través de un conjunto de registros de datos (apartados

2.1, 2.2, 2.4 y 2.5) que sirven de apoyo a la transcripción integral que, a su vez, queda

complementada con el contraste aportado por el diario del transcriptor. Y todo ello

articulado de forma coherente con el objetivo de facilitar el posterior proceso de

interpretación.

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