bolivia en la globalización

Upload: darwin-del-castillo-tenazoa

Post on 06-Mar-2016

224 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

GEOPOLITICA

TRANSCRIPT

1

1

PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD)

Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2007:

El estado del Estado en Bolivia

DOCUMENTO DE TRABAJO

BOLIVIA Y/EN LA GLOBALIZACIN

Gustavo Fernndez S.

4

La masa crtica

Afirmar que Bolivia es un Estado, una nacin y un sistema poltico en

construccin, no quiere decir, desde luego, que no haya cambiado

profundamente y para bien-- desde el lejano punto de partida de la

independencia.

En 1825 era un territorio despoblado sujeto a vagas jurisdicciones, en la

expresin del diplomtico peruano Jos Miguel Bkula. Una poblacin

pequea, de un milln cien mil habitantes, asentada en el paisaje

ancestral de los reinos aymaras y recostada en los valles de Cochabamba y

Chuquisaca, ocupaba un territorio cuyos confines no se conocan, de ms

de un milln y medio de kilmetros cuadrados. La independencia no

alter la estructura social de la colonia. 200.000 blancos concentraban la

riqueza y el poder. 800.000 aborgenes cerca del ochenta por ciento de

esa poblacin no formaban parte del Estado. Tributaban pero no eran

titulares de derechos. Era un pas rural. La suma de la poblacin de seis

ciudades La Paz, Cochabamba, Sucre, Potos, Oruro, Santa Cruz-- no

llegaba al diez por ciento del total. El ncleo de cohesin del pas si as

poda llamarseestaba encogido en el macizo andino.

No tena infraestructura de comunicaciones. El Informe Pentland1

recuerda que los caminos que atraviesan a Bolivia slo se adaptan a

mulas y llamas. No existe un camino para carros en parte alguna de la

Repblica y, a excepcin de uno o dos carruajes usados en ceremonias

religiosas en Chuquisaca, no hay vehculos con ruedas en ningn lugar de

Bolivia. Su estructura productiva era primitiva y simple. Economa de

autoconsumo para la inmensa mayora de los pobladores de las

comunidades y de las haciendas. Exportaciones de plata y oro, que

representaban el 94% del total de las ventas externas (3.613.000 dlares).

La Repblica era un ente jurdico reconocido internacionalmente. Pero no

era un Estado. Sus autoridades no ejercan el monopolio de las

competencias ni de la fuerza en un territorio que no ocupaban y que

desconocan en gran medida. No era tampoco una nacin. Los dos mundos

que lo conformaban el de los blancos y el de los indiosno tenan

comunidad de historia, religin e idioma. Era una comunidad que no

asuma su identidad real y que desconoca o despreciaba su raz cultural.

Nada mejor para describir ese mundo que las palabras que Octavio Paz

dedica a Mxico. En nuestro territorio no solo conviven distintas lenguas

y razas, sino varios niveles histricos. Hay quienes viven antes de la

1 Joseph Barclay Pentland. Report on Bolivia. 1825. Casa de la Moneda. Potos. 1975

5

historia, o al margen de ella. Varias pocas se enfrentan, se ignoran o se

entre devoran sobre una misma tierra. Viven bajo el mismo cielo, con

hroes, costumbres, calendarios y nociones morales diferentes. Como las

antiguas pirmides precortesianas, en una misma ciudad o en una sola

alma, se mezclan y superponen nociones y sensibilidades distintas.

Bolivia era un proyecto de Estado y de nacin. Lo mismo poda decirse de

los otros nacientes Estados latinoamericanos. Pero las dificultades de

Bolivia eran mucho ms grandes, por las razones ya anotadas. En las

palabras de Valerie Fifer2, la declaracin de independencia no lo era tanto

de Espaa como de Buenos y Lima, las dos capitales virreinales. En todo

caso, fue un paso aventurado.

Es evidente que el ncleo de la independencia nacional se forj en los

claustros de San Francisco Xavier, la Alcalda de La Paz y las

republiquetas de Ayopaya, para citar algunos de los lugares en los que se

form el espritu republicano. Pero, la creacin de Bolivia fue tambin

producto de un juego continental que nos desbordaba. Nacimos como

Estado-tapn (como Ecuador y Uruguay), para impedir que el peso

demogrfico y territorial que hubiera resultado de la anexin del Alto Per

a la Argentina o al Per, rompiera el precario equilibrio de poder de las

fuerzas que tenan piezas en el tablero regional.

Pocos creyeron en el xito de ese proyecto. El mensaje con el que Sucre

abandon territorio boliviano trasluca la angustia con la que los

fundadores de Repblicas vean nuestro destino. El eco de esas palabras

nos acompaa todava. Desde la perspectiva de la distancia, a 181 aos,

puede concluirse que fue una decisin correcta. Reintegrados al Per

habramos sido un Puno ms distante? Un Jujuy lejano en la Argentina?

Nuestro destino habra sido el de provincias de la periferia, luchando

contra el centralismo de una capital lejana.

En ese momento germinal, se configuran las dificultades que nos habran

de acompaar desde entonces:

_ Estructura poltica oligrquica. Instituciones dbiles. Autoritarismo.

_ Exclusin social. Pobreza, desigualdad. Recursos humanos sin

formacin.

_ Desarticulacin territorial. Poblacin pequea en enorme territorio.

Inexistencia de mercado interno.

_ Concentracin y transferencia del excedente. Bajo nivel de ahorro y de

inversin.

_ Insercin internacional frgil, vulnerable, marginal y dependiente.

2 Valerie Fifer. Bolivia. Editorial Francisco de Aguirre. Santiago. 1976

6

La de hoy es una sociedad con creciente grado de urbanizacin,

alfabetizada, con ndices de desarrollo humano que se acercan a los del

promedio latinoamericano, en un territorio crecientemente articulado.

Caminos, comunicaciones areas, telefona, televisin, Internet, unen una

poblacin nueve veces ms grande que la original. La Paz, Cochabamba y

Santa Cruz, proponen la soldadura de los tres pisos ecolgicos de la

nacin y establecen la base de un mercado nacional. Son el ncleo de

cohesin nacional. Ese eje se une en la puerta del Pacfico con Oruro y se

proyecta al Sur con Chuquisaca y Tarija y al Norte con Beni y Pando. Debe

anotarse, sin embargo, que esa tarea est lejos de haber concluido, como

demuestra el debate nacional sobre el rgimen de autonomas y las

diferencias que separan en esa materia a La Paz y Santa Cruz, los dos

extremos del eje central. Pese a todo, por primera vez, el pas tiene la masa

crtica mnima para generar un proceso de desarrollo econmico, poltico y

social en serio.

La poltica exterior es uno de los principales instrumentos de desarrollo.

En su formulacin y ejecucin deben participar todos los actores

polticos, econmicos, sociales, culturales--. No es el coto cerrado de

diplomticos o internacionalistas, como se suele entender,

equivocadamente.

El objetivo central de la poltica externa es reducir la vulnerabilidad y

cambiar el carcter marginal y dependiente de la insercin externa de

Bolivia. Es, por cierto, un objetivo de largo plazo y un trabajo de todos los

das.

Se pueden discutir el carcter, las modalidades, la forma de la insercin

externa, pero no su necesidad. No slo es inevitable, sino imperativa. No es

una opcin. En el caso de Bolivia, adems, puede afirmarse que el acceso

a mercados ms amplios no slo para productos bsicos sino, muy

especialmente, para manufacturas-- es una condicin de su desarrollo. As

lo demuestra la situacin de la industria textil, maderera, orfebrera,

dependiente de los mercados de Estados Unidos, Europa y Brasil.

La historia de la humanidad demuestra que prosperan las sociedades que

se comunican, que se integran, con otras. El crecimiento de China en las

ltimas dcadas es un ejemplo dramtico de esa afirmacin. La crisis

social y poltica latinoamericana ha puesto de relieve, sin embargo, que la

apertura precipitada de economas dbiles y el crecimiento basado en las

exportaciones, pueden tener resultados contraproducentes si no es que se

acompaan de polticas paralelas de crecimiento hacia dentro. El efecto de

rebalse en el que tanto se confi prob ser totalmente insuficiente para el

desarrollo nacional equilibrado.

7

Es conocida la afirmacin de que la poltica externa debe ser una poltica

de Estado, no slo de Gobierno. Que debe fijar objetivos nacionales

permanentes, colocados ms all de las necesidades de la coyuntura y de

los intereses particulares de los movimientos polticos.

La concertacin debiera ser, por eso, un componente ineludible de la

poltica exterior. Pero no siempre funciona bien. En el minuto de la verdad,

predominan las expectativas, las ambiciones, los intereses, parciales. La

unidad nacional slo se alcanza en grandes crisis o desafos, como una

guerra internacional.

Por eso, la primera condicin de una poltica de insercin externa es una

estructura consistente de poder nacional, con claridad de objetivos. Una

sin la otra de poco sirve.

En esa poltica se deben definir

_ La proyeccin externa de los intereses nacionales. La forma en los

valores culturales, polticos, econmicos de la nacin boliviana graviten

fuera de las fronteras, en las zonas de influencia nacional.

_ Los medios con los que se debe acceder a mercados externos y captar

de fuera los recursos financieros, tecnolgicos, culturales-- que la nacin

requiera para desarrollarse, as como los procedimientos que tienen que

emplearse para que la influencia externa no condicione el desarrollo

nacional. En otras palabras, combinar la captacin de recursos externos

con la preservacin de un margen mnimo de autonoma de gestin

poltica.

Por razones metodolgicas, propongo la distincin entre objetivos y

acciones.

Entre los primeros, incluyo:

_ Recuperar acceso soberano al Ocano Pacfico;

_ Ejercer la funcin continental de eje de articulacin entre las cuencas

del Plata, del Amazonas y del Pacfico y de la Comunidad Andina y el

MERCOSUR en plano comercial y econmico.

_ Fortalecer la soberana econmica y poltica del pas, reduciendo la

dependencia de la cooperacin externa;

_ Expandir el acceso de productos bolivianos a los mercados externos;

_ Crear cadenas productivas, con valor agregado nacional, a partir de

los recursos naturales, para articular el sector exportador con la

estructura productiva interna.

8

Las acciones se pueden agrupar en tres espacios:

_ Gravitar en las cuencas del Plata y Amazonas.

_ Gravitar en la cuenca del Pacfico,

_ Los pases centrales.

Objetivos

Recuperar acceso soberano al ocano Pacfico3

La reintegracin martima de Bolivia es tanto la reivindicacin de un

derecho histrico cuanto expresin de una necesidad actual, geogrfica,

econmica y poltica. Ms all de la recuperacin de acceso soberano al

mar, a travs de una conexin territorial igualmente soberana, implica

afirmar y proyectar su propia presencia, econmica, cultural y poltica en

toda el rea del Pacfico central.

Hay muchas razones que justifican esa posicin. Unas encuentran su raz

en la historia. Otras, ms actuales, tienen que ver con el desarrollo.

La mediterraneidad es un factor de atraso. Una condicin de

subdesarrollo. Jeffrey Sachs ha escrito sobre este tema. Antes, el Dr. David

Nowlan, Profesor de Economa de la Universidad de Toronto, haba

anotado en un trabajo seminal:

"Dentro de cada pas hay regiones relativamente inaccesibles, aisladas de

las facilidades de transporte, que sufren las consecuencias econmicas y

sociales de los altos costos de la distancia de los principales mercados y

que estn alejados de los rpidos cambios intelectuales y tecnolgicos de

este tiempo. Los pases mediterrneos tienen este problema, pero en una

dimensin mucho mas significativa, ya que, por una parte, deben cuidar y

proteger su propia soberana y, por otra, para resolver sus necesidades de

trnsito, estn obligados a negociar con otros estados, que tienen sus

propios objetivos nacionales". Debido a esas circunstancias, contina el

informe de Naciones Unidas, "el problema de la mediterraneidad es

tambin, fundamentalmente, un problema de desarrollo. Slo cinco de los

pases mediterrneos del mundo son pases desarrollados. Los restantes

21 estn en las categoras de mas bajos ingresos y 15 de ellos son los mas

atrasados del mundo"4.

3 En este apartado se resume parte del ensayo del autor, Una mirada a las relaciones

Bolivia-Chile-Per, publicado en la Revista Qurum de la Universidad Alcal de Henares.

4 Land-locked developing countries: their characteristics and special development

problems. UNCTAD/ST/LDC/5. 11 Jly, 1985

9

Basta recordar los nombres de esos Estados para confirmar la tesis de ese

trabajo: En Africa, Chad, Burundi, Bostwana, Burkina Faso, Lesotho,

Malawi, Mali, Niger, Rwanda, Swaziland, Uganda, Zambia, Zimbwave. En

Asia, Afganistn, Bhutn, Laos, Mongolia, Nepal. En Amrica, Bolivia y

Paraguay.

Ese estudio de UNCTAD contiene un minucioso anlisis tcnico de las

consecuencias de la mediterraneidad en el desarrollo de un pas. Pero, si

ese anlisis se considerara incompleto, el ejemplo de las negociaciones

entre Bosnia y Croacia, para poner fn a la guerra de la ex-Yugoslavia,

puso en evidencia la enorme trascendencia de la salida soberana al mar.

La Repblica de Bosnia prefiri el martirio de una guerra sin esperanza

antes que aceptar las condiciones que le imponan Croacia y Serbia, para

limitar su acceso al Adritico.

En el caso especfico de Bolivia, el despojo del litoral martimo ocasion las

siguientes consecuencias:

_ La prdida de la cualidad martima, es decir, de la condicin de pas

ribereo del Ocano Pacfico.

_ La prdida de gravitacin poltica, econmica, cultural, de Bolivia en el

mar, que impidi impideque Bolivia cumpla el papel de pas de

articulacin, de equilibrio y de vinculacin entre varias cuencas, afecta el

equilibrio regional y crea inestabilidad en esta parte del continente.

_ La prdida de recursos naturales (salitre, azufre, cobre) y de los

recursos pesqueros del mar territorial.

_ La prdida del acceso a las rutas martimas y la desarticulacin del

sistema de transportes y comunicaciones con el mar, que colocaron al pas

en dependencia de los planes de las naciones costeras.

_ La deformacin de la pauta de desarrollo econmico, que condujo a una

economa de autosustento, con escasa apertura a las corrientes mundiales

de capital y tecnologa.

_ La aplicacin de una poltica exterior pendular, dependiente de la

conducta y objetivos nacionales de otras potencias regionales.

En trminos operativos concretos, relacionados con el comercio exterior, la

situacin de mediterraneidad implica falta de control de la operacin

portuaria; transferencia de recursos a pases ribereos, por pago de

servicios; falta de control de la variable de comunicacin externa, para

definir la orientacin de la estructura productiva nacional; dependencia de

los fletes monoplicos de las conferencias martimas, en ausencia de flota

naviera y, finalmente, prdidas por robo y maltrato de la carga en trnsito.

Ese es el problema que se hered del pasado. Bolivia perdi acceso

soberano al mar, como consecuencia de la Guerra del Pacfico. Y no acepta

la condicin de pas mediterrneo. Porque no lo fue. No la acept en los

10

126 aos que han transcurrido desde la ocupacin chilena de la costa

boliviana del Pacfico. Se puede decir que existen actos jurdicos que ponen

en tela de juicio esa afirmacin, como el propio Tratado de Paz y Amistad

de 1904, que Bolivia no ha denunciado. Pero ste no es un alegato

jurdico. Se refiere a algo ms profundo. Al sentimiento nacional. A una

actitud que no ha perdido fuerza. Que la ha ganado y que la seguir

ganando, con el transcurso del tiempo. El recuento de las prdidas es

tambin el inventario de las razones por las que la nacin no renunci ni

renunciar a esa demanda.

La recuperacin de la cualidad martima y el acceso a las rutas martimas,

a travs de un territorio en el que ejerza jurisdiccin y soberana plenas, es

una condicin esencial de la existencia del Estado boliviano y del

cumplimiento de su rol continental, de punto de equilibrio y convergencia.

Por cierto, Arica es el punto nodal de la solucin del conflicto histrico

entre Chile, Per y Bolivia. All confluyen historia, sentimiento e intereses.

La agenda de la negociacin incluye, por lo menos, los siguientes temas:

_ extensin y caractersticas del corredor y la playa en el mar que se

transferiran a Bolivia para una conexin territorial soberana con el

Ocano Pacfico,

_ pautas para definir los lmites martimos de Bolivia con Chile y Per,

_ estatuto del Puerto de Arica,

_ preservacin de los vnculos histricos de Arica, Tacna y el nuevo

territorio boliviano,

_ desmilitarizacin de la zona y rgimen de seguridad,

_ compensaciones, no territoriales.

_ rgimen aduanero y de libre trnsito entre los tres pases,

_ rgimen de acceso y uso del aeropuerto de Chacalluta y de los servicios

disponibles en la zona.

El tratamiento de esa agenda llevar tiempo, por su complejidad tcnica y

jurdica. Pero el slo dato de su comienzo cambiar el curso de la historia.

Para eso se requiere la expresin formal de la determinacin de Chile de

ceder el corredor en su territorio, de la disposicin del Per para aceptar la

cesin, en trminos que consideren sus propios intereses y, por cierto, la

decisin de Bolivia de resolver por esta va su demanda histrica, de

manera definitiva.

Chile encontrar seguridad, paz y, ahora s, amistad. Per afirmar los

vnculos histricos entre Arica y Tacna y su presencia en el puerto de

Arica. Bolivia volver al mar.

11

Ejercer la funcin continental de eje de articulacin regional

Todos los internacionalistas bolivianos, desde Jaime Mendoza hasta

Alberto Ostria, comienzan sus estudios con consideraciones relativas a la

posicin geogrfica del pas, en el centro del continente. Pero en realidad,

el verdadero valor de esta ubicacin recin comienza a mostrar su

potencial en el comienzo del siglo XXI. Hasta hace poco tiempo, Bolivia era

el espacio vaco del interior del continente, en la descripcin de

geopolticos como Edgardo Mercado Jarrn del Per. Era el punto en el que

nadie se encontraba. Era, en realidad, un Estado tapn, creado con el

propsito de evitar que una de las potencias regionales para el caso,

Argentina y Perrompiera el equilibrio continental con la incorporacin

del territorio y los recursos del Alto Per.

Esa situacin se ha modificado. O puede modificarse. O est en proceso de

modificarse. Bolivia pasa a ser un Estado puente. El lugar que tienen que

cruzar las lneas centrales de articulacin continental. El Estado que une

las cuencas del Atlntico y Pacfico. El punto en el que se renen las

Cuencas del Amazonas, del Plata y del Pacfico. Esa es la razn profunda

de la pertenencia boliviana a la Comunidad Andina y al MERCOSUR, sin

subestimar por cierto el valor comercial del acceso a esos mercados.

La revolucin en los medios de transporte y comunicacin, que coincide

con el desplazamiento del eje geopoltico del Brasil, de Ro de Janeiro hacia

Brasilia y de all hacia Goais y el interior del Continente, en busca del

Ocano Pacfico y de los mercados del Asia, ha modificado la naturaleza de

la insercin externa de Bolivia. Esta hiptesis hubiera sonado descabellada

hasta hace dos dcadas, pero hoy es una posibilidad efectiva. Por lo

menos, en esa direccin marchan las dos propuestas principales de

Itamaraty, la conformacin de la Comunidad Sudamericana de Naciones y

el programa de integracin fsica IIRSA. Esa tendencia cambia

sustantivamente la posicin geopoltica del pas. Desde luego, la marcha al

Oriente, despus de la guerra del Chaco, y el desarrollo de la agricultura

industrial de las tierras bajas, contribuyeron a una mejor ocupacin del

espacio nacional, pero el cambio de la posicin internacional que trato de

describir es producto, sobre todo, de la expansin del podero brasilero5.

Hay otra razn ms reciente, pero tan importante como la anterior. Es el

descubrimiento de las reservas de gas natural, primero en Santa Cruz y

ms tarde en Tarija. Bolivia fue siempre productora de materias primas

importantes. El estao y la goma tenan alto valor estratgico para las

5 Aunque parezca innecesario, es pertinente recordar que la expresin tendencia se

refiere a la direccin en la que marchan las cosas. No significa que el objetivo al que se

dirigen ya se haya concretado.

12

potencias industriales del mundo, pero no para los vecinos de Amrica

Latina (por lo menos, hasta hace poco). El caso del gas es diferente. Los

vecinos no lo tienen y lo necesitan. La carencia o insuficiencia-- de

fuentes propias de energa es una de las limitaciones principales del

desarrollo de Chile, Argentina y Brasil, las principales potencias

industriales de la regin. No podrn sostener su ritmo de desarrollo si no

aseguran el abastecimiento confiable y barato de energa. Tan simple como

eso. Y no cabe duda que la sensacin de urgencia para garantizar ese flujo

crecer con el tiempo.

Pero, adems, como si lo dicho anteriormente fuera insuficiente, la guerra

de Irak y los varios conflictos del Medio Oriente y el crecimiento

exponencial de la demanda mundial, han repuesto el acceso a fuentes de

energa como uno de los ejes de la poltica exterior de las grandes

potencias. Unas, en el papel de compradoras, como Estados Unidos,

Europa y China. Otras, en el de vendedoras, como Rusia y los pases

agrupados en la OPEP. Esa tendencia se reproduce en el subsistema

regional, con la diferencia de que el vendedor Bolivia-- es un pas pobre,

recin llegado al club de los productores.

Bolivia est en el cruce de los caminos geopolticos de Amrica del Sur. Su

posicin central en el Continente tena antes otra connotacin. Refugiada

detrs de la Cordillera de los Andes y la foresta hmeda del Amazonas, era

el espacio vaco con el que teorizaban los geopolticos. Venda minerales a

Europa y Estados Unidos y su relacin econmica con los pases vecinos

era marginal. Ahora es diferente. Exporta soya a los mercados de

Colombia, Venezuela y Ecuador y textiles, madera y orfebrera a Estados

Unidos. Pero, sobre todo, como ya se ha dicho, es el productor de la

energa que Brasil, Argentina y Chile necesitan para sustentar sus

procesos de desarrollo. Esa circunstancia convierte la estabilidad social y

poltica de Bolivia en un tema de seguridad interna de esas naciones. Los

inquietan los riesgos de fragmentacin social y, peor an, los de

secesionismo. Y, en ese punto, su inters coincide con el de los Estados

Unidos.

As, de pronto, en el comienzo del siglo veintiuno, Bolivia se convierte en

una pieza importante del tablero geopoltico sudamericano, por su

ubicacin geogrfica y sus recursos, con todas las consecuencias

positivas y negativas-- que esa condicin apareja. Eso explica el inters

con el que se acompaa el proceso de cambio social en el pas.

En el momento en que estas lneas se escriben, PDVSA y PETROBRAS,

empresas estatales de Venezuela y Brasil, disputan el control de los

recursos energticos bolivianos. Y si no se hubiera privatizado YPF,

Argentina tambin estara en la competencia.

13

Crear cadenas productivas

En las consideraciones anteriores est el nudo de nuestros problemas de

insercin externa. Si Bolivia logra afirmar la identidad nacional y la

independencia real de su poltica exterior, todos esos factores pueden

jugar en beneficio del pas. Seremos actores, con derecho propio, con

objetivos claros. Si, en cambio, el pas se mueve al impulso de los intereses

de otros, se repetir la experiencia de la minera y la maldicin de los

recursos naturales. Seremos apenas escenario, lugar en el que ocurren

cosas, que otros manejan. Piezas de un tablero en el que no tenemos juego

propio. Actor o escenario, para resumirlo en dos palabras.

Si el punto de observacin es el econmico, estn claras las opciones del

futuro inmediato. Girarn en torno al gas, productos agropecuarios de

clima tropical, minera, manufacturas livianas, turismo, por la simple

razn de que la inversin en esos sectores ya se hizo en las dos dcadas

pasadas. A esos productos de exportacin se agregarn la siderurgia y los

sectores en los que se invierta en esta dcada.

Se parte, as, de la explotacin de las ventajas comparativas clsicas de los

recursos naturales del pas (hidrocarburos, minera, agricultura, paisaje) a

los que se puede agregar la reciente concentracin de mano de obra

barata y relativamente calificada en los cinturones de la periferia urbana

de La Paz y Cochabamba.

El gran desafo, al que retorna constantemente el equipo del PNUD, es

construir ventajas competitivas a partir de esos recursos. Todos sabemos

que la primavera de buenos precios de materias primas que trajo la

expansin china terminar algn da y que entonces se repondr, con

mayor fuerza, la tendencia profunda de declinacin de la importancia de

los recursos naturales y el trabajo, como factores de produccin y de la

ubicacin del conocimiento como el factor decisivo de la cadena de

produccin.

Si el pas repite la experiencia de la minera o de la de otras naciones en el

sector de hidrocarburos, se habr desperdiciado irreparablemente la

segunda oportunidad que ahora ofrece el nuevo boom de las materias

primas. Los excedentes del gas tienen que destinarse a construir cadenas

productivas sobre la base de los recursos naturales del pas. Y, en este

punto, una reflexin adicional. No se trata slo de industrializar

productos, de agregar valor en esa etapa. Es necesario ingresar en las

otras fases del ciclo que lleva el producto al consumidor final. Si se

descompone el precio final del bien, se observar que el diseo, embalaje,

almacenamiento, financiamiento, transporte, comercializacin y

publicidad, generan utilidades en grado mucho ms alto que las que

14

resultan de la fase propiamente productiva. Es por eso, que los servicios

tienen tanta o mayor importancia que la manufactura.

Cuando se alcancen esos objetivos:

_ Crecer la importancia relativa de Bolivia en el Continente. Se

afirmar la gravitacin en el Pacfico, con mar. Ser una nacin plural,

abierta a dos ocanos. Ser el nudo de soldadura continental. El punto en

que se encuentren las dos potencias emergentes del siglo XXI: Brasil y

China.

_ La posesin de recursos estratgicos se convertir en un activo del

desarrollo nacional. Se modificar la naturaleza de la relacin con los

pases vecinos. Se superar la condicin de pas dependiente de la

cooperacin y de las condicionesde otras potencias.

_ Se establecer una estructura productiva sin las deformaciones y

peligros que resultan del predominio absoluto de las materias primas. Se

reducir la vulnerabilidad externa y el impacto de los ciclos de precios de

materias primas. Se articularn el sector exportador y la estructura

productiva interna.

Acciones

Amrica del Sur fue siempre el principal escenario poltico de Bolivia. Se

enfrent con los cinco pases vecinos en el proceso de formacin de los

Estados nacionales. Comparti con ellos crisis econmicas y ciclos

polticos (el periodo liberal clsico, el nacionalismo, la confrontacin Este-

Oeste, el neoliberalismo y, ahora, el post Consenso de Washington). Pero,

las exportaciones estuvieron siempre orientadas a Europa, Estados Unidos

y ocasionalmente Japn y de esas potencias llegaban las lneas de

cooperacin financiera y la inversin extranjera.

Al comenzar el siglo veintiuno, por primera vez, Amrica del Sur es el

principal destino de las ventas bolivianas. Y empresas brasileras y

venezolanas antes que europeas o americanascompiten por el control

del sector energtico boliviano. Ahora si, Amrica es la primera prioridad

de nuestra poltica exterior, tanto en el plano poltico como en el

econmico. Como la influencia de los factores externos es determinante en

el curso de los acontecimientos nacionales, ahora cuenta mucho lo que

piensen y hagan sus poderosos vecinos y Venezuela, por razones e

intereses diferentes.

Por eso, dos de los tres ejes de nuestra gravitacin externa estn en

Amrica del Sur. Comencemos por el primero.

15

Gravitar en la Cuenca del Plata y del Amazonas. Brasil-Argentina

La vinculacin de Bolivia con las cuencas del Plata y del Amazonas y, en

particular, con Argentina y Brasil ocupa el primer lugar de las prioridades

nacionales. Coinciden en esta zona factores polticos, econmicos y

sociales de significacin especial. Se pueden mencionar el gas; la

explotacin de los yacimientos de Mutn; la hidrova; las rutas

transocenicas; los flujos migratorios; narcotrfico y seguridad, entre

otros.

Desde la fundacin de la Repblica, la atencin de Bolivia se focaliz en el

Pacfico. No era de extraar, porque la poblacin se concentraba en los

Andes y por esos puertos se encaminaban las exportaciones nacionales. La

guerra del Chaco es la primera manifestacin de una estrategia

alternativa, de una que buscaba una opcin distinta. All comenz la

marcha a las tierras bajas de oriente, la expansin del sector petrolero y el

desarrollo de Santa Cruz.

La relacin econmica y poltica con Argentina creci en la poca del

nacionalismo revolucionario, a mediados del siglo veinte, mientras que la

vinculacin con el Brasil comenz a incrementarse en el periodo de los

gobiernos militares en los setentas. Ambos pases desarrollaron una

estrategia de penetracin en la zona de Santa Cruz, con el tendido de

ferrocarriles y con la mirada siempre puesta en el petrleo. Por ms de dos

dcadas, Bolivia abasteci de gas natural a la Argentina, hasta que ese

pas decidi interrumpir sus compras en 1990. Entonces, Brasil ocup ese

lugar. Negoci y suscribi los acuerdos que abran el mercado brasilero al

gas natural y que permitan a Petrobrs el acceso a los recursos

energticos en territorio boliviano.

La relacin de Bolivia con esas dos potencias suramericanas desplaza a

otras del primer lugar y toma un nuevo carcter a partir de la

multiplicacin de las reservas de gas natural, al despuntar este siglo.

Bolivia llega a una posicin importante en el mercado regional de energa,

en un momento de inflexin. Las reservas mundiales disminuyen. El

consumo global crece, sobre todo por la expansin de las economas

asiticas. La confrontacin de las potencias occidentales y los pases del

Medio Oriente en sus mltiples dimensiones tnicas, religiosas,

econmicas, militares y geopolticasamenaza las lneas principales de

circulacin y distribucin de petrleo en el planeta.

En consecuencia suben los precios. Y cambian las polticas energticas y

los trminos de la relacin entre los Estados con recursos naturales y las

corporaciones transnacionales que los explotan. Resurgen empresas

16

estatales. Se renegocian los contratos del pasado. Las cosas no son las

mismas. La nacionalizacin del gas en Bolivia es parte de esa tendencia.

El gas es el principal factor del desarrollo nacional, en la dimensin

econmica, poltica e internacional.

_ Ser la fuente principal de ingresos del pas. Sus exportaciones

representarn dos tercios del total de las ventas nacionales. Definir la

poltica monetaria y fiscal (y en consecuencia las condiciones de

competitividad de los otros sectores de la economa) en las prximas

dcadas.

_ El equilibrio poltico interno depender de la relacin de cooperacin o

conflicto que se establezca entre las regiones productoras del oriente y el

gobierno central, radicado en occidente.

_ Las relaciones con Brasil, Argentina y Chile se supeditarn a la forma

en la que acte Bolivia en la atencin confiable de sus requerimientos de

energa. Y el carcter de sus vnculos con Estados Unidos y Europa

depender del tratamiento que reciban sus inversionistas.

Casi la mitad de la matriz energtica argentina es a gas y la declinacin

sostenida de sus reservas indica que en menos de una dcada depender

del abastecimiento boliviano para mantener su ritmo de desarrollo. La

mitad del consumo brasilero de gas se atiende con importaciones

bolivianas y es de presumir que esa dependencia crecer. Eso significa que

el gas boliviano ser crtico para el desarrollo de esos pases. Y esa es una

buena y una mala noticia. Porque se convierte en un problema de

seguridad nacional de esos pases, en el preciso momento en que se repone

la geopoltica de acceso a los recursos naturales. No es slo un problema

comercial. Fcilmente puede volverse militar.

La urgencia argentina de gas boliviano parece ser la mayor. Sus reservas

han ido cayendo desde hace tiempo, como consecuencia de la poltica de

congelacin de precios de gas domiciliario, que han estimulado el consumo

y desincentivado la inversin. Ya no tiene posibilidades para cumplir sus

contratos con Chile y muy pronto tendr que importar gas para atender su

propio mercado.

La primera preocupacin de los compradores argentinos de gas boliviano

es el volumen y la certidumbre que la provisin y las condiciones del

negocio perdurarn por aos. Le cost aceptar un incremento de precios,

aunque el gas estar destinado a los sectores productivos que pueden

admitir ese costo.

Las inquietudes del Brasil son de ms largo plazo, pero tal vez ms

importantes. Su poltica exterior estuvo orientada a lograr acceso a los

hidrocarburos bolivianos, casi desde la guerra del Chaco. Es una de sus

17

lneas maestras y la concret al concluir el siglo veinte. Hizo algo ms.

Asegur la presencia de su propia empresa petrolera en todas las fases del

negocio, en la produccin, el transporte y la distribucin del gas. Y sin

duda quiere conservar esas condiciones, convertidas, como ya se dijo, en

un asunto de seguridad nacional. Conoce la magnitud de las reservas

bolivianas y las estima indispensables para concretar su objetivo de

convertirse en una gran potencia.

La nacionalizacin del gas y sobre todo, la ocupacin militar de las

instalaciones de Petrobrsha causado un grave perjuicio a las relaciones

con Brasil.

Como es sabido, la nacionalizacin consiste en la transferencia de las

acciones necesarias para que YPFB asuma el control de las empresas

capitalizadas y en el monopolio de comercializacin por el Estado. No se

expropian los activos de las empresas extranjeras. La transferencia de las

acciones de los bolivianos de las AFPs a YPFB es un asunto interno, en el

que las empresas nada tenan que decir. Pero, la retrica y la forma en la

que se tom la decisin ocasion evidente dao. Se dict un Decreto

Supremo como si se tratara de un acto revolucionarioy los militares

ocuparon los campos y las oficinas de las empresas nacionalizadas.

Aunque Petrobrs expres sorpresa e indignacin ante la noticia del

Decreto, el Gobierno brasilero mantuvo la calma. Calific la medida como

un acto inherente a la soberana de Bolivia y se limit a sealar que

actuara con firmeza y tranquilidad para preservar los intereses de

PETROBRAS. Pidi al Presidente Kirchner que invitara a Morales y

Chvez a una reunin de emergencia en Iguaz el 4 de mayo (2006). En

ese encuentro, se admiti la nacionalizacin como el ejercicio de la

soberana boliviana y se acord que los temas derivados de ese acto se

resolveran en negociaciones bilaterales con Brasil y Argentina.

Luego de una nueva escaramuza verbal en Viena, en ocasin de la Cumbre

Euro-latinoamericana, se retomaron las negociaciones bilaterales, pero sin

ningn resultado hasta el momento. Brasil endureci su posicin, congel

sus inversiones en el sector y ha hecho pblica su decisin de tomar

medidas para reducir la dependencia de gas boliviano. Est claro que

perdi la confianza en la palabra del Gobierno de Bolivia y que sospecha

que detrs est la mano de PDVSA, interesada en ocupar la posicin que

PETROBRAS consigui luego de medio siglo de cuidadosa gestin

diplomtica y poltica.

Sin embargo, aunque los conflictos de coyuntura pueden afectar o retrasar

la concrecin de programas de cooperacin boliviano-brasileros, no

conseguirn alterar la naturaleza de las tendencias que se han descrito

antes. Tarde o temprano las necesidades de Estado se impondrn a las

18

diferencias personales y hasta polticas. No hay razones para asumir que

el dao ser permanente.

Pero hay ms cosas, adems del gas. Se destaca la explotacin de las

reservas de hierro del Mutn, que ya fuera parte de las negociaciones del

polo de desarrollo con el Brasil, en los setentas. El proyecto estuvo

dormido mucho tiempo hasta que el impacto del crecimiento de China e

India lo volvi a tornar viable. La empresa brasilera EBX, que asegura que

invirti en Bolivia cerca de 50 millones de dlares, trat de ejecutar un

acuerdo con el gobierno municipal de Puerto Surez, en un proyecto

siderrgico en el Mutn, que utilizara carbn vegetal, en un pas que tiene

las mayores reservas de energa gasfera de la regin. La operacin era

claramente ilegal y aunque el Gobierno brasilero expres su disgusto (el

vicepresidente Jos Alentar calific como violencia lo que haca Bolivia)

poco pudo hacer para defender la empresa.

El Gobierno hubiera preferido impulsar un programa siderrgico estatal,

pero tuvo que seguir adelante con la licitacin internacional que haba

convocado el Presidente Eduardo Rodrguez por la presin de los

movimientos cvicos de Santa Cruz y Puerto Surez. Finalmente, el 1 de

junio, 2006, el proyecto de explotacin del Mutn se adjudic a la empresa

hind Jindal Steel and Power, nica concurrente a la licitacin para

explotar e industrializar el yacimiento por 40 anos. En los primeros veinte,

la empresa tendr el control del 60% de votos y tres Directores contra 2 del

Estado. El proyecto incluye un proyecto siderrgico, un gasoducto y una

termoelctrica. Se estima que generar 200 millones de dlares anuales,

una vez que comience la explotacin del yacimiento. Generar 10.000

empleos segn el proyecto de factibilidad.

La ruta de salida de los productos de esa siderurgia ser la hidrova

Paraguay-Paran, que ya se ha convertido, silenciosamente, en el camino

de exportacin de la soya y granos de Santa Cruz. Pocos registran el dato,

supremamente importante, que Puerto Aguirre, sobre el Ro Paraguay,

despach un milln doscientas mil toneladas de carga en el 2004 , casi

equivalente al milln y medio de toneladas de comercio exterior boliviano

que se mueven en cinco puertos del Pacfico (Antofagasta, Iquique, Arica,

Matarani, Ilo). No es en absoluto aventurado afirmar que, en poco tiempo,

el Atlntico se convertir en la principal va de exportacin boliviana,

superando a los puertos tradicionales del Per y Chile. Ese dato confirma,

sin lugar a dudas, el cambio del eje geoestratgico del pas y tiene que

reconocerse de esa manera.

Aunque ya se toc el asunto en otro acpite, no pueden dejar de anotarse

aqu los planes de integracin caminera de IIRSA, que vincularn el Brasil

con los puertos y mercados del Pacfico, a travs de territorio boliviano.

19

A las corrientes comerciales se agregarn, con ruido creciente, los temas

de narcotrfico y seguridad. Bolivia sali del circuito de drogas del

mercado de Estados Unidos, pero se ha convertido en ruta de trnsito y

proveedor complementariode cocana procedente del Per, que se dirige

al mercado del Brasil y de Europa. Ya no es un problema menor y con

seguridad tomar fuerza pblica. Por cierto, la magnitud de las pandillas

vinculadas al trfico de drogas en San Pablo y Ro de Janeiro, dar al tema

dimensin poltica y de seguridad, que se reflejar necesariamente en las

relaciones bilaterales.

Ms al Sur, en la Argentina, el migrante boliviano cuya cifra ya se acerca

al milln de personas-- ya ha creado una nueva realidad de enormes

implicaciones en la interaccin entre los dos pases. Tiene presencia

propia en la poltica argentina, controla un sector significativo del comercio

de verduras en el mercado de Buenos Aires y sus remesas a Bolivia se

aproximan a los quinientos millones de dlares.

En el plano instrumental, se debe tener en cuenta el espacio del

MERCOSUR, adems, desde luego, de los canales bilaterales.

Como se sabe, Bolivia tiene la condicin de Estado asociado al proyecto

econmico del MERCOSUR y la de miembro pleno en el plano poltico. En

realidad, excepto las negociaciones con la Unin Europea, que estn

detenidas, la importancia propiamente comercial de ese esquema no es tan

grande, en el corto plazo, ya que los grandes temas de nuestra vinculacin

con la zona --gas natural, migraciones, hidrova, siderurgia, narcotrfico--

se manejan por canales bilaterales tanto con Argentina y Brasil y no son

parte de los acuerdos del proyecto de integracin. Pero la significacin

poltica es grande y se perfilaba la intencin de colocar en el centro de las

prioridades del MERCOSUR la negociacin de un gran acuerdo de

seguridad energtica, en el que Venezuela y Bolivia participaban como

vendedores y Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, como

compradores. Es posible que sa haya sido la razn por la que Lula da

Silva y Kirchner invitaron a Evo Morales a tomar la condicin de miembro

pleno, en los das de su posesin.

Pero las controversias sobre la nacionalizacin del gas y el aumento de

precios del gas que se vende a esos mercados, postergaron esos planes,

por lo menos por el momento. Venezuela se incorpor al MERCOSUR pero

no se ha insistido mucho en la de Bolivia, ni el pas tampoco dio seales

de particular inters en ese paso.

Como se ver ms adelante, las dudas no se limitan al MERCOSUR.

Tambin alcanzan a la posicin de Bolivia en la Comunidad Andina y en

las relaciones comerciales con Estados Unidos. No debe extraar que as

sea, porque est en la naturaleza de las cosas que Bolivia mantenga

20

vnculos con las tres regiones. Inclinarse por una relacin, en perjuicio de

las otras, violentara el carcter de la funcin continental del pas.

En todo caso, el dato que se debe registrar es que Bolivia est en el centro

de un complejo juego diplomtico y geopoltico, en el que participan Brasil,

Argentina, desde el Atlntico y Per y Chile, desde el Pacfico. Estn en la

mesa intereses nacionales permanentes, exigencias de desarrollo

econmico, posiciones polticas y luchas por el liderato regional. Y el juego

recin comienza.

Un mtodo que el pas debiera priorizar, en mi opinin, es el de las macro

regiones. Son espacios de cooperacin y complementacin ms compactos,

de geometra variable, que se acomodan a las caractersticas de la zona y a

los intereses y posibilidades de las partes. Tarija puede ser el vector de un

interesante proceso de desarrollo, que incluya las regiones colindantes de

Paraguay, Argentina y Chile. Santa Cruz ya es parte de la expansin

agrcola del centro sur del Brasil y del Paraguay, con la soya como el

producto dominante, pero la posibilidad de ofertar energa elctrica y gas a

ese proceso, coloca en sus manos cartas valiosas. En el Norte Cobija

muestra capacidad operativa y comparte una estrecha relacin econmica

y comercial con el Estado del Acre, a la que debiera sumar las provincias

vecinas del Per. Son mecanismos de descentralizacin de poltica exterior

y deben administrarse en coordinacin estrecha con el gobierno central.

Gravitar en el Pacfico. Per-Chile

El Pacfico es, por consideraciones histricas, demogrficas, culturales,

componente inseparable de la nacionalidad. Es un punto de principio, que

no admite discusin. Reintegrarse a ese escenario es un mandato. A esas

razones, que tienen sustento en el pasado, se suma un dato

contemporneo. El potencial de los recursos del oriente boliviano --gas,

hierro, soya, hidrova-- es enorme y se alimenta de la onda expansiva del

polo de desarrollo de Brasil y Argentina. El colapso de precios del estao a

principios de los ochenta provoc los flujos migratorios del altiplano a las

tierras bajas y la declinacin de occidente. La combinacin de esas dos

tendencias puede romper el equilibrio poltico, social y demogrfico de la

Repblica, con consecuencias imprevisibles.

Tiene que contrarrestarse. El medio es aumentar la gravitacin y la

presencia de Bolivia en el Pacfico.

Pero no es un camino sencillo. La recapitulacin de algunos datos ayudar

a situar el escenario.

21

Es claro que Chile del siglo XXI tiene inters en concluir la solucin de sus

conflictos fronterizos. Ya lo hizo con Argentina con los acuerdos de

Campos de Hielo. Procur llegar a un resultado semejante con su esfuerzo

para cerrar con el Per los detalles de la Ejecucin del Tratado de 1929,

pero el planteo peruano sobre la delimitacin del territorio martimo

repuso el estado de controversia bilateral. Bolivia es su gran tema

pendiente. Simplemente ya no puede ignorarlo. Trat de hacerlo desde la

conclusin de la guerra del Pacfico, pero la comprobacin diaria que el

desarrollo del Norte depende de la relacin con Bolivia, que la

comunicacin de los puertos del Pacfico con los mercados del Brasil

requiere paso por territorio boliviano y, recientemente, que necesita

energa boliviana para su desarrollo, han cambiado esa percepcin.

El gas natural es un recurso crtico para Chile. La demanda actual es

atendida por gas argentino, sin embargo, en la medida en la que contine

la reduccin de la oferta de ese pas, cuyas reservas tendrn que abastecer

de manera preferencial su propio mercado, el abastecimiento boliviano es

inevitable. Con los precios de hidrocarburos en el nivel en el que se han

situado, el costo y la confiabilidad del abastecimiento es una variable

crtica del desarrollo chileno. La sustentabilidad de su crecimiento est

amenazada por este factor. Y las diferencias histricas se han demostrado

irreductibles. La opinin pblica boliviana no admitir ningn acuerdo de

venta de gas que no vaya acompaado de una negociacin sobre la

reintegracin martima.

El agua es otro ejemplo, en la vasta regin desrtica del Norte Grande y

Chico. Varios megaproyectos mineros e industriales requieren agua. Su

fuente de aprovisionamiento natural es Bolivia. Tiene alternativas, pero

son costosas y reduciran la rentabilidad de sus productos y su capacidad

de competir en los mercados internacionales. En el futuro los propios

centros urbanos aumentarn sus requerimientos de agua. Eso explica la

bsqueda de operaciones de compra de este recurso. Sin embargo, el

asunto es complejo y requiere de un acuerdo internacional que regule la

compra y venta de este recurso, en dos espacios jurdicos diferentes.

En el momento actual el acceso al mercado boliviano debiera ser una

motivacin menor en el inters nacional de Chile. Con ocho millones de

habitantes y un ingreso por habitante casi seis veces inferior, el potencial

de intercambio con Bolivia es poco atractivo. Sin embargo esa situacin

puede cambiar en el mediano plazo. La suma de diversos factores

estabilidad poltica, enganche con la economa brasilera, desarrollo del

potencial gasfero, agrcola y minero, mejor calificacin de recursos

humanosparece presagiar la aceleracin del ritmo de desarrollo de

Bolivia. Y, en esa medida, se convertir en un mercado importante para un

pas del tamao de Chile, al que le resultar cada vez ms difcil competir

22

con Argentina y Brasil, en las reas en las que tom ventaja del atraso

relativo de las reformas en sus dos competidores bsicos.

El ingreso a los mercados y recursos del Brasil tiene una importancia

estratgica para Chile. Le permitira llegar al mercado ms importante de

la regin, en condiciones competitivas con Argentina (en agricultura de

clima templado, especialmente), abastecerse de bienes brasileros y, sobre

todo, habilitar sus puertos en el Pacfico como las vas de salida de las

exportaciones brasileras al mercado asitico. Llega actualmente a las

regiones del sur brasilero, a travs de territorio argentino, uruguayo y

paraguayo, pero esta ruta no se compara con la que podra utilizar

cruzando las rutas bolivianas, con los varios efectos que han sido

sumariamente descritos.

Las motivaciones peruanas son menos claras y explican las

contradicciones de su poltica con Chile. Peridicamente, se plantea la

necesidad no slo de imitar el modelo chileno, de apertura a la inversin

extranjera y al comercio exterior, sino de asociarse estrechamente con el

vecino del Sur, pero, del otro lado, tan pronto avanza en esa direccin, los

sectores nacionalistas recuerdan la guerra, la ocupacin de Lima, la

resistencia de Tacna, las provincias cautivas y paralizan esos intentos. En

un exceso de simplificacin, podra decirse que Lima y los sectores

empresariales peruanos tienen inters en la integracin con Chile y que los

Departamentos del Sur y los sectores populares resisten esa idea.

La conducta peruana con Bolivia est marcada por viejos prejuicios. El

ms antiguo, es la mezcla de temor y desprecio con la que Lima, en la que

se instal la cabecera de playa de la conquista, miraba el Cusco, la sierra y

Charcas, del otro lado de la cordillera de los Andes, territorio de indios.

Agrguese el resentimiento por el gesto de la independencia de Bolivia. Su

decisin de separarse de la vinculacin que el Per consideraba inmutable.

No perdon esa decisin ni a Bolvar ni a los venezolanos y trat de

revertirla por todos los medios a su alcance, sin xito. La conducta

ambivalente de Bolivia en la guerra del Pacfico y su demanda de resolver

su enclaustramiento geogrfico por Arica, territorio que fuera peruano, se

suma a esas prevenciones y es un factor que no puede dejarse de lado

para explicarse la posicin peruana.

En verdad, en el fondo, Per considera a Bolivia su zona de influencia

directa. Ms que la Confederacin Per-Boliviana quisiera reconstruir el

virreinato de Lima. Por eso, Torre Tagle tiene una actitud paternalista con

Bolivia. La considera bajo su tutela. No admite que pueda buscar sus

propios objetivos. Y reacciona, ofendida, cuando el pas intenta cerrar

acuerdos con Chile. Todo es posible, menos esa ofensa final. Llevar

tiempo y un nuevo enfoque de cooperacin e integracinpara cambiar

esa manera de ver las cosas.

23

La poltica boliviana en el Pacfico se debate entre esos dos polos. Es

indispensable actualizarla y precisarla, a la luz del nuevo contexto,

nacional e internacional.

Bolivia debiera proponerse como objetivo reconstruir el espacio econmico

y poltico del Pacfico central, cuya constitucin fue interrumpida por la

Guerra del Pacfico. Es regin est conformada por los Departamentos de

La Paz, Oruro y Potos en Bolivia; Tacna, Ilo, Arequipa y Puno en el Per y

Arica, Iquique y Antofagasta en Chile. Esta debe ser la zona de influencia

de los intereses y de la presencia boliviana en el Pacfico. El polo

dominante econmico, cultural y demogrficode esta regin es la ciudad

de La Paz, que, a su vez, proyectar la expansin econmica de Santa Cruz

en el Pacfico. Bolivia no se ha beneficiado (o no ha aprovechado

adecuadamente) el hecho de que los puertos de Iquique, Arica, Ilo y las

ciudades de Arequipa y Puno, dependen del comercio boliviano y de sus

relaciones con el occidente boliviano.

Esta deficiencia debe corregirse. La poltica latinoamericana de Bolivia del

siglo XXI debe girar en torno a dos grandes ejes, que se retroalimentan y

articulan: la proyeccin de una zona de influencia en el Pacfico y el

enganche estratgico con el Brasil.

Eso quiere decir que la lnea de accin boliviana en el Pacfico debe

contemplar dos objetivos que se tienen que perseguir simultneamente:

_ La creacin de una zona de influencia boliviana en el Pacfico central,

mediante la reconstruccin de un espacio econmico y poltico en esa

regin, a travs de un programa conjunto de integracin y desarrollo.

_ La recuperacin de la cualidad martima, mediante el acceso soberano

al Ocano Pacfico.

La solucin poltica ya ha sido mencionada en la enumeracin de los

objetivos nacionales permanentes. Debe complementarse con un un

programa de desarrollo trinacional de la macrorregin del Pacfico central,

que incluye el Norte de Chile, el Sur del Per y el Occidente de Bolivia.

Se trata de una mega regin de cerca de 700 mil kilmetros cuadrados y

cinco millones de habitantes, que incluye ciudades tan importantes como

La Paz, Oruro y Potos en Bolivia, Arequipa, Puno y Tacna en el Per y

Arica, Iquique y Antofagasta en Chile. Pese a su potencial minero, turstico

y su emplazamiento estratgico en el Pacfico central, las tres subregiones

nacionales son las de menor desarrollo relativo de los tres pases,

consecuencia de su desarticulacin.

24

Ese programa de cooperacin debiera proponerse:

la conformacin de un espacio econmico comn, que rena y potencie

los recursos naturales, las ventajas comparativas de la zona, que

aproveche su propio mercado y prepare los recursos humanos necesarios

para crear ventajas competitivas.

la articulacin de ese espacio con los grandes mercados

latinoamericanos del Atlntico. Dicho en dos palabras, su horizonte de

crecimiento futuro descansaba en la hiptesis de las rutas interocenicas y

la conexin con el mercado del Brasil y Argentina.

En la antigua estrategia de desarrollo hacia adentro, estas regiones se

situaban en los extramuros de las polticas nacionales de crecimiento. En

una visin de desarrollo externo, estas regiones fronterizas se colocan en la

lnea de avanzada de las nuevas estrategias y se constituyen en punto

inexcusable de comunicacin y articulacin. Su importancia relativa se

modifica substancialmente.

Sin embargo, las condiciones polticas actuales no facilitan la construccin

de ese espacio y las dificultades operativas son significativas, en s

mismas. Los problemas polticos tienen que ver esencialmente con la

solucin del planteamiento boliviano de reintegracin martima y la

controversia entre Chile y Per, a propsito de los lmites martimos. Y

ahora, las diferencias de la coyuntura poltica.

La reunin de Evo Morales con Ricardo Lagos fue una de las noticias ms

importantes de la posesin. Morales dijo que no estaba en campaa para

volver al mar. Que haba que tratar el tema con cuidado. Calific a Lagos

como su amigo y hermano. Habl de relaciones comerciales como un

primer paso en la normalizacin de relaciones. Ms tarde, fue uno de los

principales protagonistas de los actos de transmisin del mando en Chile y

presidi un evento de apoyo organizado por movimientos de izquierda (de

oposicin al gobierno de la Sra. Bachelet), al que asistieron 5000 personas

que corearon la consigna mar para Bolivia. All habl por primera vez de

la diplomacia de los pueblos. Desde entonces, lentamente, la situacin

ha vuelto a su antiguo cauce. Ambos gobiernos aceptan el dilogo sin

exclusiones que los Gobiernos de Bnzer y Lagos iniciaron en Algarve,

pero difieren en sus prioridades. Para Chile, hay que comenzar el camino

de la normalizacin por acuerdos comerciales, entre los que espera incluir

la venta de gas (que no deja de tener atractivo, porque los precios que esta

dispuesto a pagar son superiores a los que aceptan Brasil y Argentina).

Bolivia, en cambio quiere ligar ese eventual contrato al acceso soberano al

ocano Pacfico --Garca Linera dijo que Chile necesita gas boliviano y que

puede tenerlo a cambio de salida soberana al Pacfico, no cualidad

martima-- y ha repuesto la poltica ni una molcula de gas para Chile

en sus negociaciones con la Argentina. Como era de esperar, el Canciller

25

Foxley ya declar que las cosas no pueden caminar si Bolivia insiste en el

chantaje del gas.

De otro lado, Evo Morales calific al Presidente Alejandro Toledo de

traidor a los pueblos indgenas y denunci su papel (y el del Presidente

Uribe) en las negociaciones del TLC con Estados Unidos. Se reuni varias

veces con Humala y particip en actos electorales, cerca de la frontera

peruana. La victoria de Alan Garca que ya haba declarado que senta

vergenza por la forma en la que Chvez trataba al Presidente boliviano

no augura una relacin amistosa en el futuro. Por el contrario, si Humala

cumple su amenaza de desestabilizar al APRA tendr que hacerlo desde su

baluarte serrano del Sur, en la frontera con Bolivia, actitud que, sin

ninguna duda, provocar la reaccin de Lima y acusaciones de proteccin

de Evo Morales.

La Comunidad Andina de Naciones de accidentada historiaes el

mecanismo de integracin de la zona del Pacfico. Naci a principios de los

setentas con el liderato de Chile y Colombia y la participacin de Ecuador

y Per. Los promotores de la idea de un acuerdo subregional de libre

comercio no invitaron a Bolivia y el pas debi realizar una complicada

gestin diplomtica para incorporarse y evitar que ese instrumento lo

alejara todava ms de su relacin con los puertos y el mundo del Pacfico.

Venezuela suscribi el Convenio Constitutivo de la Corporacin Andina de

Fomento, pero demor dos aos antes de ingresar al Grupo Andino.

Diferencias ideolgicas separaron al Chile de Pinochet de ese esquema. En

su momento, el Per de Fujimori tambin amenaz con la denuncia del

Tratado. Colombia no lleg a ese punto, pero con su decisin de negociar

bilateralmente un tratado de libre comercio con Estados Unidos, cambi

las reglas de juego. Hace poco tiempo, las mismas razones ideolgicas,

pero a la inversa, determinaron el retiro de la Venezuela de Chvez. El

paso boliviano en esa direccin se supona inminente, pero no se concret.

Decir que la CAN est en crisis es apenas repetir lo obvio. Sin embargo, no

est en la puerta de la disolucin sino de la metamorfosis. Es de suponer

que, pasadas las elecciones ecuatorianas de octubre, Per, Ecuador y

Colombia procurarn consolidar la existencia del mecanismo, por todos los

medios a su alcance, hasta por razones de orgullo nacional. No pueden

aceptar que la salida de Venezuela signifique la muerte del proyecto. Pero

cambiar de direccin y buscar nuevas alianzas. La que los TLCs

establecen con Estados Unidos es la primera. La puerta de la negociacin

con la Unin Europea se ha vuelto a abrir. Pero deben ir ms all. La

relacin con Mxico en el Norte y Chile en el Sur, es la salida lgica.

Adems de la liberacin comercial, los TLCs concretan disciplinas

econmicas, comerciales, de financiamiento, inversin y propiedad

intelectual comunes, que facilitan la convergencia de esas naciones.

26

La pregunta es que har Bolivia. Ese proyecto es incompatible con el

paradigma social y econmico del gobierno de Evo Morales, pero

argumentos de enorme importancia aconsejan la permanencia en la

Comunidad Andina.

Estn desde luego las razones histricas que se han mencionado pero,

contra lo que suponan los que dieron el paso de la incorporacin boliviana

en los setentas, tambin has consideraciones econmicas y regionales

sustantivas. En primer lugar, el destino de la soya y de la agricultura

tropical cuyo mercado est en el Pacfico. Y, en el mismo rango de

importancia, las rutas transocenicas que atraviesen territorio nacional.

Tendr que negociarse un rgimen especial de asociacin, que le permita

flexibilidad en la bsqueda de sus propios objetivos de coyuntura, sin

abandonar la vinculacin con el proyecto.

Los pases centrales. Estados Unidos. Unin Europea. China

Ya se ha dicho que Estados Unidos es la primera potencia del planeta, en

el plano econmico, tecnolgico, poltico y militar. Sin embargo

paradjicamente en Amrica Latina, su rea de influencia tradicional,

se abre paso un sistema poltico con grados de independencia mayores que

los del pasado, con algunas naciones en posicin desafiante frente al

imperio. Esa es una consecuencia directa del error estratgico de la

invasin de Iraq, que redujo sustancialmente su capacidad de accin y

disminuy sensiblemente su autoridad moral.

Los gobiernos de Amrica Latina tienen, adems, la legitimidad de su

origen democrtico. Los golpes militares han sido proscritos como medio

para modificar la realidad poltica regional.

Por otro lado, Amrica Latina ya no es escenario de la confrontacin global,

como ocurri en los setentas y los ochentas del siglo pasado. A diferencia

de entonces, lo que ocurra en la regin no representa una amenaza directa

a la seguridad nacional de los Estados Unidos, con excepcin del

abastecimiento de petrleo venezolano, cuya eventual interrupcin

impactara severamente en los precios mundiales y afectara a sectores

crticos de la economa norteamericana. Pero, a pesar de toda la ferocidad

de la retrica del Presidente Chvez parece difcil que se llegue a ese

punto, que equivaldra a una declaracin de guerra.

El proceso poltico boliviano se desarrolla en esa burbuja de oportunidad,

con algunos datos adicionales, que mejoran su espacio de accin. Como

consecuencia del xito de la poltica de erradicacin de cultivos ilegales de

hoja de coca, Bolivia ha salido prcticamente del circuito de narcotrfico

27

de los Estados Unidos. Ya no se vende cocana de origen boliviano en ese

mercado y, en consecuencia, ha disminuido la presin de ese pas sobre

Bolivia, aunque, por cierto, no ha desparecido del todo. Pero ya no tiene el

carcter prioritario que revisti en los ochentas. El comercio del pas se

encamina preferentemente a Amrica del Sur y la condonacin de deuda

externa, privada y pblica, y los planes del HIPIC, son otros factores que

deben tomarse en cuenta. El mejoramiento del valor internacional de las

materias primas y la exitosa negociacin de los precios de gas natural con

la Argentina han mejorado la posicin fiscal del pas y lo han hecho menos

dependiente de la cooperacin internacional.

Se ha reducido la importancia de los viejos asuntos, pero apareci en su

lugar uno que es otra indicacin del cambio que se ha producido en la

estructura productiva del pas. Se trata del acceso al mercado de los

Estados Unidos de manufacturas, que pas a ocupar un lugar preferente

en la agenda bilateral, en apenas dos anos, desde la ampliacin, el 2002,

de las ventajas comerciales unilaterales de los Estados Unidos para

productos bolivianos, como parte de la estrategia de lucha contra el

narcotrfico. Ms all de las previsiones ms optimistas, crecieron

sustantivamente las exportaciones de textiles, manufacturas de madera y

joyas, cuya produccin est concentrada en El Alto y Cochabamba. La

prdida de esas ventajas, que expiran a fines de 2006, es una amenaza

grave a la oferta de empleo industrial del pas. Por eso, pese a todas las

prevenciones ideolgicas del nuevo Gobierno, la conservacin de esas

preferencias se ha convertido en un punto crucial de su gestin. No es slo

el valor presente de esas colocaciones externas el que est en juego, sino el

descubrimiento de que el pas tiene posibilidades competitivas en el

mercado ms importante del mundo.

Por eso, el Gobierno mantiene las gestiones en este terreno, con ofertas en

el tema de la erradicacin. Al comienzo de la gestin, Garca Linera declar

que si preferencias (del ATPDEA) vienen amarradas a lucha contra el

narcotrfico, muy bien. No hay problema con la erradicacin. Mientras no

haya un nuevo estudio sobre el mercado legal, debe mantenerse la 1008.

Queremos mantener y ampliar las exportaciones de textiles, maderas,

joyas, pero protegiendo nuestra economa. Y as ha sido.

En el plano poltico, las relaciones con Estados Unidos son tensas. Se

mueven o no se definen-- entre dos lneas antagnicas. Por un lado, una

retrica presidencial que identifica a la superpotencia como el enemigo

principal, una posicin agresiva contra las empresas trasnacionales y

facilidades a los cocaleros de los Yungas y el Chapare. Por otro,

declaraciones de que no se cambiar la ley 1008 y que se procurar

mantener relaciones de cooperacin, intercambio y preferencias con todos

los pases, especialmente con Estados Unidos, ampliando las preferencias

28

de ATPDEA o renegociando las caractersticas del TLC (reclamadas por los

fabriles de La Paz).

Estados Unidos ha reaccionado con resignacin ms que simpata.

Morales se entrevist primero con el Embajador de Estados Unidos y luego

con Thomas Shannon y la Secretaria de Estado, Condoleeza Rice, quienes

confirmaron su disposicin a un dilogo amplio. El primer resultado de

esas reuniones es que Morales dej de insultar personalmente al

Presidente Bush y a Estados Unidos, aunque no hizo otras concesiones.

Pero esta vez, la diplomacia norteamericana se manej con mucha ms

prudencia que en el pasado. No quera aparecer enfrentando a Bolivia

antes de las elecciones peruanas y ecuatorianas. Y mir desde la barrera la

confrontacin entre Brasil y Venezuela, sin necesidad de tomar ninguna

iniciativa, aunque est muy claro de que lado se inclinan sus preferencias,

a la luz de la relacin estratgica que ha logrado consolidar con el gobierno

de Lula da Silva.