baroja

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JULIO CARO BAR0 JA, OBSERVADOR DE LO CERCANO Carmen Ortiz García S ER considerado único y aparte de todo, separado de la vida aca- démica, apartado de los órganos de decisión política y, por des- contado, de cargos de responsabilidad pública, fue uno de los castigos que Julio Caro Baroja sufrió por no ser lo que se esperaba de él; es decir, por no cumplir las normas ni seguir los modelos estrechos que los políticos, los profesores universitarios y sus estudiantes, los gestores de la cultura y de la ciencia, han establecido para la labor intelectual en un país tan poco dado a la práctica y la valoración de la vida de estudio como es el nuestro. De alguna manera -y como ya fue señalado por D. Greenwood1-, el hecho de que fuera puesto en su día, y para resarcirle de muchas situaaones injustas anteriores, en un pedestal, donde recibió toda clase de premios y homenajes, puede ser visto como una especie de paradójico y político castigo: él era único, no era como «nosotros>>. . . Sea este nosotros el de los antropólo- gos sociales, los vascos, los catedráticos.. . El no ser uno de noso otros>^ justifica la no obligatoriedad de tener en cuenta o atender su pensa- miento o su obra; pero conlleva, a la par, la necesidad de justificar Sobre estas lineas: Envega de¡ Premia Pdn~ipe de Astudas 1983 wi Clmuas Sanales a JulioCaro Baraia. Página izquierda: Entrega de los Premios Pnncipe de AStufias, 198a Jul~ Caro Baraja. Eusebio Sempere, Luis Antonio Santaió, José Oirega Spaitoma. Juan Rulfo y Josep Tairadelias Coiecclan paflicular ' Davydd J. Greenwood. <iEmicidad, identidad cuihirai y cudicto social: una visión general del pen- samiento de Julio Caro Beroja., julio Caro Baroja. Premio Nacionai do (ni Letrns Españolor 1985, Barcelona, Ministerio de Culhn-Editorial tLnthropos, 1089, p. 26.

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  • JULIO CARO BAR0 JA, OBSERVADOR DE LO CERCANO Carmen Ortiz Garca

    S ER considerado nico y aparte de todo, separado de la vida aca- dmica, apartado de los rganos de decisin poltica y, por des- contado, de cargos de responsabilidad pblica, fue uno de los castigos que Julio Caro Baroja sufri por no ser lo que se esperaba de l; es decir, por no cumplir las normas ni seguir los modelos estrechos que los polticos, los profesores universitarios y sus estudiantes, los gestores de la cultura y de la ciencia, han establecido para la labor intelectual en un pas tan poco dado a la prctica y la valoracin de la vida de estudio como es el nuestro. De alguna manera -y como ya fue sealado por D. Greenwood1-, el hecho de que fuera puesto en su da, y para resarcirle de muchas situaaones injustas anteriores, en un pedestal, donde recibi toda clase de premios y homenajes, puede ser visto como una especie de paradjico y poltico castigo: l era nico, no era como nosotros>>. . . Sea este nosotros el de los antroplo- gos sociales, los vascos, los catedrticos.. . El no ser uno de noso otros>^ justifica la no obligatoriedad de tener en cuenta o atender su pensa- miento o su obra; pero conlleva, a la par, la necesidad de justificar

    Sobre estas lineas: Envega de Premia Pdn~ipe de Astudas 1983 wi Clmuas Sanales a JulioCaro Baraia. Pgina izquierda: Entrega de los Premios Pnncipe de AStufias, 198a Jul~ Caro Baraja. Eusebio Sempere, Luis Antonio Santai, Jos Oirega Spaitoma. Juan Rulfo y Josep Tairadelias Coiecclan paflicular

    ' Davydd J. Greenwood.