baigorri, artemio - sociologia de la empresa

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  • Introduccin a la

    sociologa de la empresa

    Artemio BaigorriDr. en Sociologa, P rofesor Titular de U niversidad

    Universidad de Extrema dura

    2004

  • 2Artemio Baigorri, 1996, 2004Impresin: J.L.Paule, BadajozDL:BA-328-96ISBN:

    de esta edicin: IVES/http://members.fortunecity.es/sharebooks/

  • 3Indice

    Prlogo 5

    Primera Parte 9LA PERSPECTIVA SOCIOLGICA1. Definicin y temas de la Sociologa 152. Sociologa y sus ramas 193. El anlis is sociolgico 234. Nociones de tcnicas de investigacin sociolgica 29

    Segunda Parte 51NATURALEZA Y DESARROLLODE LA SOCIOLOGA DE LA EMPRESA 5. Definiciones diversas, contenidos cercanos 536. Etapas bsicas en la formacin de la Sociologa de la Empresa 59

    6.1. Los inicios (60) 6 .2. Taylor y la Organizacin Cientfica delTrabajo (63) 6.3. Fayol y el radicalismo organizativo (68) 6.4. Webery la teora clsica d e la burocracia (72 ) 6.5 . La Escu ela de lasRelaciones Humanas (75) 6.6. La organizacin como sistema (88)

    Tercera Parte 99ASPECTOS DE LA EMPRESA COMO INSTITUCIN Y COMO SISTEMA7. Problemticas de la propiedad y el control 1058. Burocracia, autoridad y poder. S is temas de roles y s tatus 1159. Poder, equilibrio y conflicto organizacional 14310. Tipos bs icos y tendencias en la organizacin 14711. La empresa como sistema abierto 155

    Cuarta Parte 181LA EMPRESA EN UNA SOCIEDAD GLOBAL EN TRANSFORMACIN12. De la Sociedad Industrial a la Sociedad Telemt ica 18313. De la centralizacin a la dispersin productiva en la urbe total19714. Cooperativas, microempresas, autnomos 20715. La explosin organizacional 21516. Ecologa y empresa 21917. Gnero, t rabajo y empresa 22918. Elementos para una Sociologa del Empresariado 243

    Anexo: Breviario de conceptos 249Bibliografa 259

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  • 5Prlogo

    En 1996 vio la luz por primera vez este texto, introductorio a laSociologa de la Empres a. Me haba enfrentado durante el cursoanterior a la docencia de una materia de la que no poda sugerir a misalumnos un manual que respondiese plenamente a mis propios criterios.Con independencia de que son escas os los manuales dedicados a estaespecialidad, lo ms determinante fue que ninguno de los editados enEspaa, a pesar de las muchas virtudes que atesoraban, en una u otradireccin, se adaptaba exactamente al programa que yo pretendaimpart ir.

    De forma que asum el desafo de, a medida que explicaba lamateria, ir suminis trando a mis alumnos unos textos dignos , buceandotanto en la teora sociolg ica, como en mi propia experiencia deinvest igacin y en las aportaciones de los ya numerosos autores que conms o menos sistemtica se han ocupado de estos temas. La finalidadcasi exclusiva de mi intento era que no se pasasen la clase tomandoapuntes.

    Lo cierto es que ese objetivo no s e v io culminado por el xito.Parece que el tomar apuntes es algo consustancial al rol de alumno; deforma que no tomaban apuntes, palabra por palabra, de mis explicacio-nes, pero se pas aban la clas e reproduciendo mil imtricamente lastransparencias de sntes is en las que apoyaba mis expos iciones , y queahora se ofrecen al profesorado que quiera utilizar este texto. Pero almenos consegu, al terminar el curso, haber compuesto este pequeomanual que, durante aos, ha s eguido siendo de utilidad a sucesivaspromociones de estudiantes (primero de la Licenciatura en Direccin yAdministracin de Empresas, y luego tambin en la diplomatura enEmpresariales ) , as como al profesorado que me ha sucedido en ladocencia de esta materia.

    No s si ello ser una virtud, pero una de las peculiaridades de estelibro es que acerca una vis in sociolg ica del mundo empresarial aestudiantes de carreras en cuyo currculum no se incluyen, normalmen-te, cursos introductorios de Sociologa General. Por eso introduce nicay exclusivamente los conceptos sociolg icos es trictamente necesarios , yhuye de la jerga sociolgica que tanto marea a los adminis tradores deempresas ; pero a la vez pretende mostrarles la utilidad de la Sociologacomo disciplina complementaria.

    Por otra parte, y al contrario de lo habitua l, he procurado atenderno slo a la literatura anglosajona, normalmente norteamericana, sinotambin a la de origen latino, sobre todo francesa e hispnica.

  • 6A pesar de repetidas sugerencias, me he res is tido durante aos aconvertir en un libro hecho y de re cho estos modestos apuntes, que unaempresa de reprografa local preparaba cada ao -de este modo,renunciando a los derechos de autor, consegua cos tes muy bajos paralos alumnos-. Una resistencia que se agudiz cuando abandon ladocencia de una materia que, por lo dems , y aunque lleg a hacrsemeatractiva, no est entre mis lneas de investigacin y reflexin sociolg i-ca.

    Sin embargo, la res is tencia se vena haciendo ms difcil desde que,tras mi incursin en la red de redes, empezaron a llegarme desde los msremotos lugares demandas de material docente sobre las materias quehe impartido hasta la fecha. De forma que, al fin, he conseguido vencera mi ego perfeccionis ta, y he optado por preparar est a edicin, quepondr al alcance de gentes de todo el mundo un material que, al menoshas ta la fecha, ha sido de utilidad a los estudiantes de mi Universidad.

    Naturalmente, a la hora de plan tearme la edicin del texto, heconsiderado la opcin de actualizar y ampliar los contenidos. Y trasmeditar largamente la cuest in, han salido triunfantes no s s i laindolencia -me resulta agobiante revisar textos es critos aos at rs- o laquizs para algunos fals a modestia -pues to que no me considero unespeciali s t a en esta materia-; tal vez una combinacin de ambaspuls iones . Lo cierto es que si durante nueve aos el texto ha s idoplenamente funcional, puede seguir sindolo en el futuro, teniendo encuenta que en el mismo se at ienden a l a s m s recientes tendenciassociales . Correspondiendo a los profesores que lo tomen como libro detexto la actualizacin de los conocimientos que aqu se renen. Porque,ciertamente, en los ltimos aos se han publicado en nuestra lenguatrabajos de gran calidad sobre la materia, tanto desde la Sociologacomo desde otras ciencias sociales . Tan slo he modificado el ttulo dealgn captulo o epgrafe, por utilizar denominaciones que en aossuces ivos he venido a finando, como es el caso del de Sociedad Telemti-ca.

    Otra duda se me planteaba a la hora de abrir al mundo el texto.Pues un par de captulos es tn muy centrados en la situacin de Es paae incluso de la regin de Extremadura. Estuve a punto de darles unavis in ms universal, pero me detuvo una conviccin: si durante tantosaos hemos conseguido aprender Sociologa util izando a menudopsimas traducciones de textos norteamericanos extremadamenteparticularistas (e incluso provincianos en muchos cas os ), por quhabran de ser menos tiles las referencias a realidades locales deExtremadura, o Espaa, que las inspiradas por la realidad de Idaho oWisconsin?. Nuestras sociedades se parecen ahora mucho ms entre s

  • 7de lo que se parecan cuando debamos interpretar la realidad social deBadajoz, Rosario, Medelln o Quito a partir de pintorescos ejemplostomados de Chicago o San Francisco. Pienso que, al contrario de losmanuales norteamericanos (que convierten en universa l su part icular ya veces limitadsima experiencia), es te texto busca conectar, glocalmente,lo que aceptamos como universal con lo particular.

    Slo espero, finalmente y en suma, que e s t e texto sea de tantautilidad a ot ros profesores, y otros estudiantes , como lo ha sido has ta elpresente en mi Universidad.

    Badajoz, 10/I/2004http://www.unex.es/sociolog/BAIGORRI/

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  • 9Parte Primera

    LA PERSPECTIVA

    SOCIOLGICA

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    La empresa ha constituido, durante al menos dos s iglos, la unidadfundamenta l del desarrollo econmico, y en consecuencia de lassociedades modernas; tanto de la sociedad industrial que agoniza, comode la nueva sociedad informacional que vemos apuntar des de hace dosdcadas. Y entra de lleno en la lgica de la Sociolog a, como cienciaque, al decir de Max Weber, pretende la interpretacin comprens iva dela accin s ocial, el ocupars e de la cues tin. Aunque la Sociologa de laEmpresa es una dis cipl ina relativamente reciente, la preocupacinsociolgica por la empresa ha s ido cons tante.

    De hecho ocurre as desde su mis mo origen. Saint Simon apuntalgunos de los conceptos fundamentales de la Sociologa , analizandoprecisamente el funcionamiento de las nacientes empresas industrialesde principios del s iglo XIX. Defini la sociedad industrial como la sociedaddel futuro, como as ha s ido efect i vamen te. Uno de sus discpulos ,Augus t e Com te, fue el fundador de la Sociologa . Para Comte elimpresionante desarrollo econmico, cultural y social producido a lolargo del siglo XVIII y primera mitad del XIX, se deba a la combinacincontinua de dos clases distintas, muy desiguales en nmero pero igualmente indispensa-bles: por una parte, los empresarios propiamente dichos, siempre poco numerosos,que, poseyendo los diver sos materiales convenientes, includos e l dinero y el cr dito,dirigen el conjunto de cada operacin, asumiendo pues la principal responsabilidad delos resultados, cualesquiera que sean; por otra parte, los operarios directos, queviven de un salario peridico y constituyen la inmensa mayora de los trabajadores, yque ejecutan, en una especie de intencin abstracta, cada uno de los actos elementales,sin preocuparse espe cialmente de su concurso final (Comte, 1984:130). Esto loescriba en 1844, y aos ms tarde (en 1893) uno de sus discpulos, EmileDurkheim, desarrollara una profunda investigacin sobre un tema quese atis ba en las palabras citadas , y que constituye posiblemente la esenciadel desarrollo social y econmico, que ya haba preocupado a AdamSmith desde la Economa: la divis in del trabajo.

    Durkheim andaba precisamente preocupado, al enfrentars e a es acues tin, por lo que denominaba la extensin de la funcin econmica, y lanecesidad de su regulacin. Propona que si en las ocupaciones que llenancasi todo nuestro tiempo no seguimos otra r egla que la de nuestro inter s bien entendido,cmo vamos a tomar el gusto al desinter s, al olvido de s mismo, al sacrificio?; yafirmaba que la ausencia de toda disciplina econmica no puede dejar de extendersus efectos ms all del mundo econmico mismo, y de llevar tras de s un descenso dela moralidad pb lica (Durkheim, 1993, I:15). Le preocupaba, por otraparte, que entre los sindicatos de patronos y de empleados no hubiesecontactos regulares: "No existe organizacin comn que los aproxime sin hacerlosperder su individualidad y en la que puedan e laborar en comn una r eglamentacinque, fijando sus mu tuas relaciones, s e les imponga a los unos y a los otros con la

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    misma autoridad; por consiguiente, es siempre la ley del ms fuerte la que re sue lve losconflictos y el es tado de guerr a subsiste por completo" (ibidem, 18).

    Por lo dems, y desde una perspectiva radica lmente dis tinta , Marxy Engels publican en 1847 el Manifiesto Comunista; un documento que,adems de constituir la bas e doctrinal del comunismo, propone unainterpretacin conflictualista de la historia y una particular vis in deldesarrollo de las empresas y de s us relaciones con los trabajadores. Marxdes a rrollara luego, en El capital, un minucioso anlis is del modocapitalista de produccin, y Engels -que administraba precisamentevarias empresas - llevaba aos inves tigando las deficiente condicioneslaborales de los trabajadores en las industrias inglesas . Aunque hoy sepretenda el olvido de sus aportaciones, gracias a ellos podemos conocermejor el desarrollo de la empresa moderna, siempre que despojemos dedoctrina sus aportaciones sociolgicas , como es ta sinttica descripcintomada del manifiesto: "La industria moderna ha transformado el pequeo tallerdel artesano patriarcal en la gran fbrica del burgus capitalista. Masas de obreros,amontonados en la fbrica, estn organizados militarmente. Son como simplessoldados de la industria, colocados bajo la vigilancia de una jerarqua comple ta deoficiales y suboficiales. No son solamente esclavos de la clase burguesa, del Estadoburgus, sino diariamente, a todas horas, esclavos de la mquina, del contramaestrey, sobre todo, del mismo due o de la fbrica" (Marx,Engels, 1971:341).Previamente los denominados socialis tas utpicos haban abundado en estetipo de descripciones ; en stos es mucho ms difcil discernir el anlisissocia l del discurso apocalptico y mes inico, pero no por ello dejan deser vlidas sus interpretaciones del funcionamiento de la la forma deempresa paradigmtica del s iglo XIX: la empresa industrial.

    Vemos pues ya en origen como dos l neas de acercamiento alfenmeno social de la empresa: una lnea que podramos llamarorganicista, interesada en hallar los mecanismos que posibiliten laestabilidad social, en el propio marco de la empresa ; y una segunda lneaque denominaremos conflictualista, preocupada ms bien tanto por lasdis funciones que se producen dentro de la empresa, como por las que s t a provoca, en su forma industrial y capitalis ta, en el resto de lasociedad. En ambos cas os, s in embargo, se trata en el fondo de unapreocupacin, recurrente en la Sociologa, por la evolucin de lassociedades, y ms concretamente por la t rans formacin que supone elpaso de las sociedades tradicionales, rurales, a las sociedades modernas,urbanas e industriales , en las que "la organizacin y la produccin industrial-la fbrica- tiene una importancia fundamental en la organizacin de la convivencia"(Lucas, 1994:4).

    En este sentido, ya en las primeras dcadas del siglo XX, el tercereslabn de la Sociologa clsica, Max Weber, aporta de alguna manera

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    la superacin dialctica de esas dos lneas interpretatativas que se venandesarroll lando en paralelo. Weber encuentra que la evolucin de lasideas -particularmente las religiosas , a partir de la aparicin de laReforma protestante- condiciona fuertemente el desarrollo del capitalis -mo en su conformacin decimonnica. Para Weber el afn de lucro, quelos crticos socia les decimonnicos at ribuan en exclusividad al capital is-mo, y a los capitalistas, es una tendencia que se encuent ra por igual entodas las pocas y en 'hombre s de toda condicin'; precisamente el capitalis -mo debera de cons iderarse, segn sus anlis is, "como el freno o, por lo menos,c omo la moderacin racional de este impulso irracional lucrativo. Ciertamente-escribe- el capitalismo se identifica con la aspiracin a la ganancia lograda con eltrabajo capitalista incesante y racional (... ); todo esfuerzo individual no end erezadoa la probabilidad de conseguir una rentabilidad est condenado al fracaso. (...) Lodecisivo de la actividad econmica consiste en guiarse en todo momento por el clculodel valor dinerar io aportado y el valor dinerario obtenido al final" (Weber, 1985:9-11). Pero, sobre todo, al estudiar la evolucin de las formas de autoridady de organizacin social, descubre la importancia que, en la sociedadindustrial y capitalista, adquiere la burocracia , que caracteriza no sloal Estado moderno sino tambin, en el plano productivo, a la empresacapitalista. Para Weber, "el motivo decisivo del progreso de la or g anizacinburocrtica ha sido siempre su superioridad meramente tcnica sobre cualquier otraforma de organizacin. El mecanismo burocrtico plenamente desarrollado es, respectoa otras organizaciones, lo mismo que la mquina respecto a los modos de produccinno mecnicos" (Weber, 1985b,I:191).

    S i a es tas grandes pinceladas aadimos la importancia que laSociologa presta al anlisis de los grupos humanos bajo todas las formasde organizacin social, parece plenamente jus tificado el inters de unir,al conocimiento econmico y jurdico de la empresa, la perspectivasociolgica. Por otra parte, la empresa no es en modo a lguno unestablecimiento estanco, o a lo sumo interrelacionado con otrasempresas , sino que surge y desarrolla su actividad dentro de un sistemasocia l determinado. Dis poner de una vis in global -holista- ha de sercada vez ms imprescindible para desenvolverse empresarialmente enun mundo crecientemente conflictivo que se transforma aceleradamente.

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    1. Definicin y temas de la Sociologa

    La confusin sobre el alcance y contenidos de la Sociologa estbas tante ext endida. Y decir que la Sociologa es lo que hacen los socilogos,como suele responderse a menudo, no clarifica las cosas. Pues podemosencontrar socilogos t itulados que no practican la Sociologa, pero laensean, o que se dedican a tareas administrativas muy alejadas delquehacer sociolgico, a la vez que encontramos ejerciendo -y ens ean-do- la Sociologa a psiclogos , economista s, fils ofos, juristas , periodis-tas..., et c. En cuanto a los socilogos propiamente dichos que ademspractican la Sociologa, s us presupuestos, objetivos, temticas , e inclus oterminologas, son tan dispares , que no hay manera de ponerse deacuerdo sobre la naturaleza y alc ance de es ta ciencia sobre la que,todav a hoy, algunos albergan dudas sobre su carcter cientfico. "Hayun extendido desacuerdo acerca de qu clase de ciencia, si es que lo es, es y puede serla ciencia social" (Giddens, Turner, 1990:14).

    Por ello no vamos a dedicar mucho tiempo a definir la Sociologa,aunque s intentaremos desbrozar las razones por las que a unos futurosadminis tradores de empresas puede interesarles una interpretacinsociolgica de la empresa.

    Sin duda, una de las razones por las que resulta complicado explicarqu es la Sociolog a es porque los propios s ocilogos no nos ponemos deacuerdo sobre la cuest in. "Parece como si se tratase de una Torre de Babelrediviva, en la que cada socilogo hablase un lenguaje que slo l comprende" (DiezNicols, 1976:24). La influencia de las modas ideolgicas y tericas , y lapropia ubicacin profesional del socilogo determinarn vis ionescontrapuestas . Segn que un socilogo s e acerque a la realidad de laempresa preocupado meramente por las relaciones que se producen enlos grupos pequeos, s u lenguaje y s us presupues tos sern radicalmentedist intos de los del experto en Recursos Humanos, preocupado por lagestin del personal como un instrumento para obtener la mximaproductividad pos ible de los trabajadores. Y ambos a s u vez ser difcilque se entiendan con un socilogo del trabajo, preocupado, por ejemplo,por descubrir las condiciones de explotacin de los trabajadores y susefectos ps ico-sociales.

    Hay s ocilogos cuantita tivos , para quienes la Sociologa esmeramente sinnimo de encuestas , y socilogos cualitat ivos que hablande la imaginacin sociolgica (Wright Mills, 1987), o incluso consideran laSociologa como una forma de arte (Nisbet, 1979:29).

    Para unos es la ciencia que busca las reglas del equilibrio social, estoes de lo establecido, mientras que para otros es la ciencia que investiga

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    los mecanismos del cambio social , del conflicto. Hay para quines es una ciencia que estudia los mecanismos de la

    lucha por la vida, de la seleccin natural en las sociedades humanas ,mientras que para otros es la ciencia de la cooperacin humana, delcomunalismo.

    Unos la plantean como una ciencia de la sociedad global (Benko, 1970),y otros la reducen al estudio de las pequeas interacciones cotidianas,cas i a las relaciones de t a t.

    Pero debemos a t a rnos a alguna definicin que nos permita irubicndonos en una as ignatura que se denomina Sociologa y que s eadjetiva de la Empresa.

    Entendida en un sentido amplio, la Sociologa es la ciencia queestudia la realidad social en todas sus formas y as pectos: fenmenos,relaciones, estructuras, sistemas, actitudes y conductas sociales; lo mismoen las grandes agrupaciones humanas que constituyen las sociedadesglobales , que en los grupos sociales particulares de todo tipo.

    En este sentido amplio, la Sociolog a tendra por objeto el respondera tres interrogantes fundament ales para la v ida de las sociedadeshumanas :

    "1. Cmo explicar la existencia y permanencia de las colectivid adeshumanas, y, corre lativamente, cmo explicar la insercin del individuo en esascolectividades?. 2. cmo se organizan y estructuran los marcos sociales de la vida humana?.3. cmo se produce y se explica e l cambio, la evolucin de las sociedadeshumanas?" (Rocher, 1990:5).

    Esto es, en suma, lo que Max Weber denominaba la interpretacincomprensiva de la accin social, a la que antes hacamos referencia.

    Es decir, del mismo que hemos visto perspectivas contrapuestas,observamos cmo esa interpretacin comprensiva de la accin socia lsupone atender por igual a las claves de la permanencia de las colectiv i-dades socia les, y simultneamente al cambio social. Y es que, en ciertomodo, e s l a ambigedad lo que en mayor medida caracteriza a laSociolog a. Volvamos brevemente a s u origen para comprender mejoresta caracterstica.

    La Sociologa aparece en el marco del nuevo Estado burgus queera un producto directo de la Revolucin Francesa . Un Estado quepretende ser la ins tauracin de la diosa Razn que inspir a losenciclopedistas, consagrando el positivis mo basado en la recoleccin ycrtica de los datos empricos, esto es el mtodo cientfico, como nicaforma de conocimiento frente al metafs ico y al teolgico. O, lo que eslo mis mo, la consagracin de la discusin y la duda metdica frente a la

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    autoridad dogmt icamente aceptada. Pero que es a la vez un Es tado que pretende terminar con la

    aventura revolucionaria. Saint-Simon afirmaba en 1814 que mientras"la filosofa del ltimo siglo ha sido revolucionaria, la del siglo XIX debe serreorganizadora" (citado en Moya, 1982:28). Y, en este sentido, la Sociolo-ga consagrar tambin, en cierto modo, una nueva forma de autoridaddogmt ica basada en el dato emprico.

    En suma, la Sociologa aparece como una ciencia liberadora de lasoscuridades , destinada a hacer caer los prejuicios , pero surge tambincomo un instrumento de manipulacin de la gente mediante la aparenteobjetividad del dato emprico. Es decir, la misma Sociolog a que s ervirpara abrir los ojos del pueblo frente a las manipulaciones del Poder,nace con la voluntad misma de servir de instrumento de control de esasmas as que acababan de hacer su aparicin en la historia , jus tamente,con la Revolucin Francesa.

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    2. La Sociologa y otras ciencias sociales. Sociologa General y ramas de la Sociologa

    Exis ten algunas ciencias que se ocupan del hombre en tanto s ervivo, y pueden hacerlo atendiendo a su gentica, s u anatoma o sufisiologa -las ciencias biolg icas- o bien a la estructura de su mente-como hace la Ps icologa . Pero luego hay ot ro grupo de ciencias quegenricamente reciben la denominacin de sociales, porque todas ellastoman como punto de partida al hombre en tanto que s er socia l, nocomo individuo aislado de una especie. Conviene sealar las diferenciasque, al menos en origen, presentan algunas de estas ciencias con laSociologa; sobre todo porque popularmente es muy habitual laconfusin entre casi todas ellas.

    Algunas de ellas, como la filosofa social, aunque se ocupan detemticas similares a las de la Sociologa, no pueden alcanzar propia-mente la consideracin de ciencia por cuanto parten de proposicionesprevias, mientras que en la Sociologa, an admit iendo lo inevitable delos prejuicios, el nico elemento vlido es el dato emprico, el hecho real.Frente a la filosofa social, que contrasta el ser socia l con el deber ser, lasociologa es tudia los comportamientos observables sin plantearse, almenos en principio, cmo deben s er. Lo que no quiere decir, noobstante, que no contemos con una teora con la que interpretar losdatos empricos; pero esa teora ha debido surgir, jus t amente, delconocimiento emprico, y a s u vez debe ser puesta en crisis por dichosdatos.

    Aunque para algunos autores la Sociologa tendra, "frente a las demsciencias sociales, slo una diferencia en el grado de generalidad, as como de punto devista, ms no una diferencia sustancial" (Giner, 1989:10), para otros socilogosla esencia de la Sociologa es triba en un ngulo de visin demasiadoparticular, que entenderemos mejor si tenemos en cuenta que "por debajode las obras visibles del mundo humano se encuentra una estructura de intereses ypoderes oculta e invisible, que el socilogo est encargado de descubrir. Lo 'manifiesto'no agota el objeto de estudio, ya que hace falta dar cuenta, asimismo, de lo 'latente'.O, dicho en trminos de la mayor sencillez: el mundo no es lo que aparenta" (Berger,Kellner, 1985:39).

    Naturalmente, esta vis in implica una visin conflictivista de laSociologa, con la que no todos los socilogos estn de acuerdo. Y dehecho demasiado a menudo los socilogos se dedican exclus ivamente ainvestigar y describir lo manifiesto. Pero la Sociologa es intrnsecamenteconflictiva, incluso subversiva, a n a pesar de la voluntad de suspracticantes.

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    Cmo se produce esa s ubvers in?, qu es eso que est latente bajola realidad manifies ta?. Robert Merton ha definido como funcionesmanifiestas las finalidades definidas oficialmente de una institucin concreta,o de una convencin social, mientras que las funciones lat entes seranaquellas finalidades subyacentes , inconscientes o inadvertidas, que elsocilogo es t en dis pos icin de descubrir (una funcin es toda utilidadque una institucin cumple en el sistema social). Es decir, son comofunciones ocultas al observador superficial.

    As, la funcin manifies ta de la educacin es transmitir conocimien-tos , pero hay tambin, entre otras , una funcin latente, que es la desostener y legit imar las diferencias s ocioec onmicas o de clase. Lafuncin manifiesta del deporte es, obviamente, mejorar la condicinfsi ca de los ciudadanos, pero tambin t iene una s erie de funcioneslat entes relacionadas con el control social, es pecialmente a travs deldeporte de mas as . La funcin manifies ta de las encuestas electorales esconocer la intencin de voto de los ciudadanos, con el fin de que loscandidatos o sus grupos de apoyo adapten sus estrategias ; pero haytambin, entre otras , una funcin latente como es la de orientar ycondicionar ese voto, en la medida en que los indecisos tienden, a ltimahora, a ajus tarse a la eleccin de la mayora -y la nica forma de estimarlo que piensa la mayora es atender a las intenciones de voto quemuestran las encuestas.

    Para qu todo esto, ese ir y venir de ambigedades y funcionesocultas?. Robert K. Merton ofrece algunas claves , al s ealar que, "despusde todo, una de las principales tareas asignadas a los socilogos es precisar el carctery las fuentes del descontento social" (Merton, 1980:137). Tanto a l nivel delsistema social global como al de las instituciones y organizaciones quelo componen. Y una de las instituciones fundamentales hemos visto, yprofundizaremos en ello, que es la empresa.

    Naturalmente, estas peculiaridades de la Sociologa hacen que, si eshonesta, se encuentre a menudo con dificultades (de hecho los regmenestota litarios se llevan muy mal con la Sociologa ). Ocurre tambin quetanto los s ocilogos como la poblacin e n general esperan a vecesdemasiado de la Sociolog a. Has ta el punto de que, sobre todo enperiodos de crisis , se la considera a veces como un instrumento para latransformacin y perfeccionamiento del mundo, mediante lo que sedenomina la ingeniera social.

    As, viene res ultar que "la Sociologa es algo ms ( o menos) que unadisciplina, es tambin una esperanza de salvacin para algunos o una amenaza desubversin para otros; es, en definitiva, una ideologa ambivalente, y no precisamentede las ms monolticas y fciles de describir" (De Miguel, 1973:20). De ah que,tradicionalmente, la Sociologa venga estando muy vinculada a la

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    poltica, cons tituyendo en ocas iones antes una ideologa que una ciencia.Dicho de otra forma: "Esta visin de la Soc iologa como ideologa repleta deconnotaciones polticas oscila entre do s polos: para unos, la Sociologa constituye unarma de r eaccin; para otros un arma de subver sin" (Maravall, 1972:17).

    Pero, naturalmente, la Sociologa sirve para muchas otras cosasadems de para subvertir el discurso oficial de la sociedad, o paraanalizar el descontento social. La diversidad de campos de accin de quese ocupa, y el gran nmero de especialidades exis tentes, puedeayudarnos a comprender algunas de sus tareas.

    Para ello distinguiremos , en primer lugar, entre la SociologaGeneral y las s ociologas particulares, o especialidades . La SociologaGeneral intenta elaborar una teora general sobre los fenmenossocia les , des arrol lando una funcin centralizadora y apoyndose paraello en investigaciones particulares. Efecta un trabajo de sntes is ygeneralizacin, y sobre todo desarrolla los mtodos y tcnicas deinvest igacin.

    En cuanto a las s ociologas particulares, podramos decir que sonilimitadas, y s u desarrollo deriva de las preocupaciones terico-prcticas,o a partir de circunstancias his tricas .

    En el V Congreso Espaol de Sociologa, celebrado en septiembrede 1995 en Granada, el nmero de grupos temticos y es pecializados enque se dis tribuyeron las ponencias era ya de 34: Sociologa de laPoblacin, de la Familia , de la Comunicacin, del Conflicto Social , delConocimiento, de la Delincuencia, Sociologa Rural y Urbana, EcologaHumana, Sociologa Poltica, Sociologa de la Salud, Sociologa de laEducacin y de la Religin, Sociologa de los Grupos Pequeos, oinclus o una Sociologa de la Sociologa, son algunas de las reastradicionales.

    En los ltimos aos se han venido desarrollando otras sociologasespeciales, en virtud de la s grandes cuestiones que han adquiridorelevancia social; as ocurre con la Sociologa del Ocio y el Turismo,Sociologa del Deporte, o la Sociologa del Arte y de la Cultura. LaSociologa de la Mujer (tambin llamada del Gnero) se ha convert idoya, tambin en los ltimos aos, en una rama muy rica en produccincientfica. Y viene tomando creciente importancia la Sociologa delMedio Ambiente. En el campo de la informtica tengo la impresin deque a no tardar veremos aparecer estudios sociolgicos .

    El nmero de campos es, hoy da, cas i ilimitado, apareciendocontinuamente campos nuevos para la especializacin. O, lo que es lomismo, nuevos campos de atencin para la Sociologa.

    En lo que hace a la materia que nos ocupa, y en general en relacincon los temas econmicos, existen, adems de una Sociologa Econmi-

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    ca, y s egn veremos ms detalladamente en un prximo tema, unaSociologa de las Organizaciones, una Sociologa Indust rial, Sociologadel Desarrollo, Sociologa del Trabajo, y por supuesto una Sociologa dela Empresa.

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    3. El anlisis sociolgico

    Es importa nte resear, antes de seguir adelante, algunas de lasparticularidades del conocimiento sociolgico. Demas iado a menudosuele confundirse con las impresiones del observador circunstancial; deah que, tambin demas iado a menudo, y como se sealaba antes ,personas sin la suficiente preparacin sociolgica -bien con falta deformacin terica, bien con falt a de formacin prctica, o incluso s inninguna de ellas- s e lancen a proponer como interpretaciones s ociolgi-cas lo que no son sino opiniones sin base cientfica. Por eso vale la penaque atendamos ahora, con mayor detalle, a lgunas de estas cuestiones.

    La Sociologa es claramente una ciencia, en tanto que des arrolla unconjunto de conocimientos sobre la sociedad organizados , verificados yfundamentados en la investigacin cientfica. Es s obre todo una cienciaen tanto que ut iliza un mtodo cientfico, y para ello "debe tratar los hechossociales como cosas ( ...) , con el mismo derecho que las cosas materiales, aunque de otromodo" (Durkheim, 1988:37).

    Ahora bien, si la propia validez del conocimiento cientfico en lasciencias naturales ha s ido puesto en entredicho en las ltimas dcadas,no poda ocurrir menos con la sociologa, sobre la que ya se ha sealadoque inclus o algunos socilogos dudan de s u cua lidad de ciencia. Enrealidad, "ninguno de los grandes temas que haban proporcionado constante es tmuloy tambin fundamentos tericos a lo s s ocilogos durante el siglo pasado haba sidoabordado con algo que se pareciera a lo que hoy solemos conside r ar como 'mtodocientfico'" (Nisbet, 1979:11). Buena parte de los grandes temas que siguenconstituyendo el meollo de la s ociologa y las ciencias sociales en general,como los de comunidad, mas a, poder, conflicto, anomia, alienacin,burocracia, etc, surgieron s iguiendo caminos y a travs de mtodos decreacin que hoy seran considerados por los ms puristas como pococientficos.

    Por otra parte, es evident e que se da lo que Guy Rocher hadenominado un fuerte enraizamiento e implicacin de la sociologa enel universo moral de la sociedad, lo que conduce a unas cargas valorati-vas ms generalizadas que en las llamadas ciencias naturales .

    Es decir, los hechos y los fenmenos s ociales no pueden ser tratadosde idntica manera a como son tratados los diversos fenmenos de lanaturaleza. Ya Max Weber apuntaba que la sociedad, como resultadode las relaciones inter-individuales , no poda ser tratada como la materiade la s ciencias fsicas . Pero tambin se afirma, sin embargo, que laact itud del cientfico s ocial debe ser la misma; por lo que s e le debe

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    exigir, como al cientfico fsico, "admitir ante todo los hechos , incluso yprecisamente los que le pueden parecer incmodos, y saber separar la comprobacin dehechos de una toma de posicin valorizadora" (Weber, 1971:99).

    En relacin a esta cues tin, y por encima de la gran variedad deescuelas y concepciones de la Sociologa, a algunas de las cuales se hahecho ya referencia, hay a lo largo de la historia de esta disciplina amodo de dos grandes lneas programticas.

    De un lado estaran los inductivos, quienes desde el origen mis mo dela Sociologa estn obses iona dos por el dato, por la observacin,desesperados por encontrar la forma de hacer equivaler casi mimtica-mente las ciencias sociales a las ciencias naturales, y cuyos excesos hanconducido a una especie de empirismo abstracto, basado en la merarecopilacin acrt ica de datos , y que "elimina de la investigacin los grandesproblemas humanos y las grandes cuestiones humanas de nuestro tiempo" (WrightMills , 1987:90).

    De otra parte est aran los d eductivos, quienes por el contrariodesprecian en buena medida la investigacin emprica, y prefieren laconstruccin de la gran teora, es to es perfectas elucubraciones cartesianasa las que luego adaptan, aunque sea con calzador, la realidad.

    Frente a estas dos grandes opciones alternativas, casi dicotmicas,pero coincidentes en su escasa capacidad crtica, hay una lnea quepopone la imaginacin sociolgica como estrategia de acercamientofundamentalmente crtico a la realidad social, y como mtodo la artesanaintelectual, para la cual "toda formulacin no slo debe atender a los datos, en lamedida en que los datos estn disponibles y nos sean conocidos, sino que tambin debetomar en cuenta, positiva o negativamente, las teoras de que dispone" (ibidem, 212).

    Podramos establecer que el s aber sociolgico es un s aber cientficoporque, es un conocimiento sis temtico, lgicamente estructurado yconcatenado, en la bs queda y explicacin causa l de los fenmenos yprocesos socia les; es un conocimiento acumulativo que ampla e incorporaprogresivamente los datos e interpretaciones de la realidad socia l; es unconocimiento positivo, no normativo y no valorativo, que se sita en el sery no en el deber ser, como hacen la filosofa o la tica; y sobre todo es unconocimiento cr tico, pues somete cons tantemente a examen y crticatodas sus fas es analt icas , sus operaciones y sus resultados . Es decir, suslogros siempre y permanentemente estn sujetos a rev is in, lo que exigeque las propos iciones cientficas deben ser presentadas de forma quepuedan ser sometidas a crt ica o fals abilidad.

    La invest igacin sociolgica s e inicia con el establecimiento de hiptesis,es decir, "con una conjetura que ha de servir de base de la investigacin, y cuyaverdad o falsedad no se afirman, pues son los resultados de la propia investigacin losque han de decidir" (Giner, 1989:29). Las hiptesis son producidas por la

  • 1 .- Es decir, la intuicin es u n acto creativo , pero no surge de la nada. S lo laacumulacin de experiencias y conocimientos en el cerebro puede pe rmitir a estergano elaborar co rrelaciones y cruces ms o me n o s i n co n s cientes que, en un momentodado, se aparecen a la co ncie ncia como una intuicin, un des cubr imien to. Es decir, no setrata en mod o alg uno de un acto gratuito: Weber deca que slo se producen actosintuitivos 'cua ndo s e traba ja mucho'.

    2 .- Un buen ejemplo , de uso mu y cotidiano, es el del paro . Podemos definir e l parocomo la no actividad, o podemos hacerlo - segn es habitual en las est adst icas-, comola situacin en que se encuentra el adulto que quiere trabajar y no encuentra trabajo.Hacerlo d e u na u otra forma puede suponer variar la cifra en varios millones deparados de ms o de men os. In cluso la cifra vara sustancialmente segn nos refiramosa parados subjetivos (que s e han declarado como tal en la Encuesta de PoblacinActiva), o a parados regist rados en el INEM. Las con secuencias d e la confusin en losconc e pt o s p ueden ser po r tanto gravsimas, de ah la obligacin de esas definicionesoperativas claras y cont rastables.

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    intuicin, y sern ms s ostenibles y fcilmente des arrollables en lamedida en que es tn apoyadas en investigaciones anteriores y experien-cias previas en el tema1 .

    Habr que proponer a continuacin un marco conceptual. Este marcoincluye la ubicacin de las hiptesis en el marco general de una teoradeterminada; la definicin de los conceptos emplea dos (una definicinoperativa de un concepto es una definicin clara y precisa, que debe poderser utilizable por cualquier otro investigador que quiera revisar nuestrotrabajo2 ), as como de las zonas de la realidad a cubrir por la investiga-cin; y sobre todo la enunciacin de las tcnicas a ut ilizar.

    Tras ello entraremos en el proceso de codificacin, por el querevisaremos todas las experiencias de investigacin sobre el mismo temaanteriores a la nuestra. Y disearemos modelos explicat ivos de la realidad.Es decir, la investigacin para que sea propiamente sociolgica debeincluir una interpretacin de los datos.

    Este proceso debe respetar, es encialmente, para que pueda hablarsede una investigacin cientfica, dos presupuestos bsicos :

    a) debe ser llevada a cabo por procedimientos que puedan serrepetidos , y los objetivos perseguidos comprobados; yb) para ser cientficamente s ignificat iva debe conducir a unageneralizacin o a un principio que no est n limitados al marcoconcreto del mbito inves tigado.

    Obviamente, slo mediante el cumplimiento de estos presupuestospodrn otros inves tigadores poner a prueba nues tros resultados , y slode este modo podr hablarse de nuest ra participacin en una cienciaque se considera, esencialmente, acumulativa.

    Descendiendo al terreno, al momento de desarrollar en lo concreto

  • 3 .- Estamos co nsiderando, naturalmente, la utilizacin de dato s pr imarios (esto es,conseguidos directamente en la propia investigacin), pero tambin en algunos casospodemos partir de datos sec undar ios (dato s ya elab o ra d o s, de investigaciones anteriorescon la misma u o tra finalidad, o bien ofrecidos po r o rganismos d edicados a es tas tareas).

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    una invest igacin sociolgica, vemos que los pasos no son diferentes delos que se siguen en otras ciencias sociales, como la Economa.

    En primer lugar, debemos determinar los fines de la investigacin, lo queequiva le a delimitar claramente el problema a estudiar, y definir conexactitud el tipo de datos que nos interesa obtener en la investigacin.Ello nos evitar esfuerzos innecesarios , y sobre todo nos impedirproducir unos resultados que no sean de utilidad para quien nos hayaencargado la investigacin.

    En segundo lugar procederemos a la definicin del universo, entendien-do por 'universo' a la tota lida d de la poblacin que es objeto de lainvestigacin. El universo debe definirse tanto espacialmente comosociolgicamente (sexo, edad, clase social, categora profesional, etc).

    Procederemos luego a la eleccin del instrumento de r ecoleccin de datos3 ,es decir a la eleccin de las tcnicas de investigacin a utilizar. Estaspueden ser de tipo cua litat ivo (grupos de dis cus in, entrevistas , etc) o, loms habitual, de tipo cuantitativo (esencialmente la encuesta, pero hayotras como los escalas de actitudes, o los test sociomtricos).

    La re coleccin de datos es una fas e en s misma de la investigacin, sinduda alguna la ms cos tos a (en t iempo y en dinero). A veces es precisoorganizar y controlar a decenas , y an centenares , de encuestadores,disear complejos programas informticos, y utilizar a numerosaspersonas para la tabulacin y almacenamiento de los datos .

    La fas e s iguiente s er e l anlisis e interpretacin de los re sultados .Utilizaremos divers as tcnicas estads ticas , que van desde la distribucinde frecuencias y el clculo de la media y la desv iacin estndar (loselementos ms utilizados en sociologa) a tcnicas s ofisticadas decorrelacin, anlis is mult ivariante, anlis is factorial, etc. Por supuesto,hoy tenemos a nuestra disposicin sofist icados programas informticosque nos ayudan mucho en es ta fas e de la investigacin.

    Tras la interpretacin de los datos, y sobre la base de la documen-tacin y bibliografa recogida inicialmente, as como de los modelosexplicativos (es decir, de las teora s) en los que nos hayamos amparados ,estableceremos unas conclusiones.

    La ltima fase de la invest igacin la constituye la redaccin del informey el establecimiento de recomendaciones.

    Todo el proces o debe reflejarse en un informe, en el que deben

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    incluirs e las recomendaciones de accin correspondientes ; pues "lautilidad social exige que los resultados de la investigacin se puedan aplicar asituaciones sociales concretas. Y la utilidad social exige tambin que las investigacionesse lleven a cabo de forma que estimulen y faciliten la aplicacin de los resultados asituaciones sociales reales" (Bugeda, 1970:21).

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  • 4 .- Seguimos -y recomendamos seguir- en este punto los dos manuales de tcnicas deinvestigacin soc ial ms slido s ex isten tes en espaol: e l c lsico y ya inencontrable deBugeda, y el Sierra Bravo, que sigue reeditndose y actualizndose.

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    4. Nociones sobre tcnicas de investigacinsociolgica

    La metodologa de las Ciencias Sociales es bas tante compleja, yprecisa de largos periodos de formacin y sobre todo de experiencia. Novamos a pretender por tanto, en un curso introductorio a una rama dela Sociolog a, el dominar, ni an ni s iquiera conocer en toda suextensin, es ta materia. Por lo que bastan para nuestro propsito lasreferencias que hemos hecho en los temas anteriores.

    Sin embargo, s es conveniente el conocer, siquiera s uperficialmente,las tcnicas que se util izan en la investigacin sociolgica. Para podersacarle todo el part ido a las enseanzas que sobre Sociologa de laEmpresa des arrollaremos en este curso, y para que en el futuro puedaser de util idad para los estudiantes la a signatura, es imprescindibleaproximarse a dichas tcnicas 4 .

    Veamos anteriormente cmo un paso fundamental en el procesode inves tigacin es el es tablecimiento de hiptesis . Las hiptesisexpres an, mediante t rminos lgicos , relaciones entre variablesreferentes a unidades de observacin determinadas.

    Unidades de observacin -o de anlisis- y variables son conceptosbs icos que hay que retener. Las unidades de observacin son lasrealidades que se pretenden observar, y de ellas s e obtienen los datosempricos necesarios para contrastar las hiptesis con la realida d.Pueden ser unidades de observacin los individuos , los grupos sociales ,las instituciones , los objetos culturales..., pero en ninguno de los casospodemos aprehender la realidad global en toda su complejidad. De ahque debamos optar por seleccionar aqullos as pectos de las unidades deobservacin que ms fcilmente pueden manifestarse empricamente.Se trata de las variables, que podemos definir como caractersticasalguna cos a que s on observables y que estn ligadas entre s con unarelacin de variacin, sea de covariacin, o de asociacin y dependencia,de influencia o causalidad, etc. Naturalmente, para ello es preciso quelas variables sean, como s u propio nombre indica, susceptibles de

  • 5 .- P.e.: Si estudiamos las relaciones grupales ent r e e l p e rs o nal de caja de un granalmacn, o un hipermercado, el sexo no debera con stit uir en princ ipio una variable ,ya este tipo de personal es en su prctica totalidad femenino. S in embargo, si ese mismoanlisis los real izamos en un departament o de la Administ racin Pblica, la variablesexo s que puede s e r determinante de conductas, actitudes, posiciones de liderazgo ypoder, etc.

    6 .- Una de las ractersticas de la Sociologa es el hecho de que las propias investigacio-nes sociolgicas pueden modificar la realidad social. En lo que se refiere a las variablesexternas vale la pena recordar el denominado efecto Ha wth or ne, referido a los experimen-tos que realiz Elton Mayo, en una planta industrial. Investigaban los efecto s sob re laproduccin de las co ndiciones ambient ales (iluminacin, t emperatura, horario...) ydescubrieron que en realidad la produccin aumentaba siempre , independientementede que se mejo rasen o se empeorasen las c o n d ic io n es. Una de las causas fundamentalesdel incremento estaba en realidad en la propia investigacin: los trabajadoresinvestigados eran conscientes de estar siendo tratados de un modo e spec ial, y por lapropia novedad del cambio y de la situacin. Es decir, eran mucho ms determinanteslas variables externas a la investigacin (an siendo provocadas en cierto modo por los

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    cambio o variacin con relacin al mis mo o diferentes objetos 5 . Enrealidad, en cierto modo la finalidad del t rabajo cientfico no es sinodescubrir la exis tencia de variables y s u magnitud, y probar las relacio-nes que las unen entre s.

    Las variables pueden clasificarse de muy dis tintas formas . Pero aqunos centraremos en hacer al menos dos tipos de distinciones.

    En primer lugar segn naturaleza, las variables sern cualitativas(aqullas cuyos elementos de variacin tienen carcter cualita tivo o nonumrico, como por ejemplo la religin de los individuos, o el color desu pelo) y cuantitativas (aqullas cuyos elementos tienen carctercuantitativo o nmero, como puede ser el nivel de ingresos , la edad,etc.), las cuales a s u vez pueden s er categorizadas (aqullas en las que laserie numrica que abarcan es t dividida, a efectos operativos y desntes is , en interva los agrupados , como por ejemplo los grupos de edadde una pirmide de poblacin) y no categorizadas , que an puedensubdividirse en continuas (las que pueden tomar cualquier valor dentrode su rango, como por ejemplo la talla) y discretas (que estn restringidasa determinados valores dentro de su rango, como la edad).

    Y en segundo lugar, atenderemos a su pos icin en la investigacin.Pudiendo ser variables internas, es decir recogidas en la investigacin,en cuyo caso sern dependientes o independientes , segn sean explicati-vas o a explicar. O variables externas , o extraas a la inves tigacin, esdecir que no han sido consideradas, pero que pueden s er tanto irrelevan-tes (s i sus efectos no son importantes, por ejemplo la dieta al analizar laspos iciones polticas de los alumnos de la clas e) como relevantes . Aunquea veces es difcil determinar la relevancia de una variable externa6 .

  • propios invest igadores), qu e las variables investigadas. Pero , sen su con trar io, las variablesambientales -sean de t ipo fsico o d e tipo so cial- tambin pueden intro ducir sesgpos,actuando como variables externas, en otro tipo de investigaciones. P or supuesto laadscripcin cientfica del investigador a una escuela tambin es una variable externaque puede influir en los resultados, as como la tendencia de la gente, cuando esentrevistada o encuestada, a intentar acercarse en sus respuestas a l o que c onsidera quese espera de ella, la tendencia a la reconst rucc in positiva del pasado cuando laspreguntas se refieren al pasado, etc.

    7 .- As, definir el nivel educativo d e una pob lacin requerira miles de entrevistas ymuchos aos de t ra b aj o de un buen nmero de socilogos, porque se trata de unavariable latente, no siempre explcita en datos empr icos ; sin embargo, podemos dise aruna serie de indicadores que nos permiten aho rrar mucho t rabajo para llegar aidnticas conclusiones, como p ueda ser el nivel de analfabetismo, el ndice de l ec t u rade p e ri d ic o s o de libro s, las ho ras de consumo televisivo, etc . Del mismo modo, med irel nivel de sol id a ri d ad es p rcticamente impo sible, si no ut ilizamos indicado res, co mopudieran ser nd ices de afi l iacin a ONGs, porcentaje de los ingresos q ue se dest ina aayudar a terceros, etc.

    8 .- Por ejemplo , cuand o se hace la evaluacin de la do cenc ia, el planteamiento de lainvestigacin es el de utilizar la tota li d ad de l universo -e s dec ir, se pregun ta a to da lapoblacin estu diant il de la Universidad- . Sin embargo, como la respuest a al cue s tiona-rio n o e s o b ligato ria, slo un p equeo porcentaje lo respo nde . Ello intro duce un sesgoimportante, que sin embargo no es habitualmente tenido en cuenta en ese tipo deanlisis. Al final lo que se obtiene es una muestra de la que no se cono ce su represent ati-vidad. Naturalmente, es un problema de medios, pues al tratarse de cuestionarioslibremente autorrellenables no hay un a represe ntatividad. Sera ms viable, y ap ortararesultados ms acordes con la realidad , el dise ar una muestra de estudiantes,atendiendo a una serie de caracterst icas -sexo, ed ad, origen rural o urbano , aos en lau niversidad, rendimientos acadmicos, e tc- , y preguntarles mediante encuestadores . Po r

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    Cuando las variables no pueden extraerse directamente del objetode estudio, es preciso tomar indicadores, a los que podemos definircomo "circunstancias empricas concretas que son signo de la ma yor o menorextensin que alcanza la dimensin en cuestin en las unidade s de obse rvac ininvestigadas" (Sierra Bravo, 1989:98). En general para casi todas lasvariables suele ser preciso definir indicadores, es lo que se llamaopera t ivizar las variables. Esto es particularmente importante enSociologa, donde casi todas las variables a investigar son hechoslat entes , no aparentes, expresados muy a menudo sin una referenciaemprica externa7 .

    Por otra parte, las unidades de observacin deben definirse,delimitando espacial, geogrfi ca y temporalmente el fenmeno aestudiar y la poblacin que abarca. Debiendo decidir en primer lugar s ilas unidades objeto de observacin van a s er todas las que forman eluniverso, o nicamente vamos a considerar -dada la enormidad deluniverso y la incapacidad material o econmica de estudiarlo en sutotalidad- a una parte representativa del mismo8 . Lo cual nos introdu

  • el c o ntrario, si nicamente queremos conocer algn aspecto de los estudiantes de unaclase, es preferible preguntar a todo el universo, al no ser muy extenso.

    9 .- En una reciente invest igacin a nivel nacional, realizad a para evalu a r la e fe c t ividadde las inversiones en formacin ocupacional del Fon d o S o c i al Europeo , el trabajo serealiz mediant e encuest a. Sin embargo , como los encuestadores visitaban en sus casasa las personas seleccionadas que haban seguido cursos, el resultado de la encuestamost r una b aja efectividad de la formacin, ya que la inmensa mayora seguan enparo. L o q u e ocurra es que las personas que haban encontrado t rabajo no est aban encasa cuando iban lo s encuestadores . Est os t al vez vo lvan una segu nda vez, peroseguramente no una tercera; lo que hacan era sustituirlo por otro de la l i s t a,naturalmente la persona sustituta estaba en casa... porque estaba parada. En la medidaen que el contro l real y efectivo de los encuestado res es imposible al cien por cien, espreciso definir muy bien la muestra, y sobre todo el sistema de seleccin de individuosa encuestar o ent r evistar, para no encontrarnos con sesgos co mo el sealado en elejemplo.

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    ce en el importante problema sociolgico de la muestra, de su tamao,su error y su eleccin v iable, de forma que ofrezca garantas de serrepresentat iva de la poblacin a estudiar, y sea s uficientemente vlidapara poder contrastar las hiptesis que han dado origen a la investiga-cin. "Una mues tra no es sino una parte representativa de un conjunto, poblacin ouniver so, cuyas caractersticas debe reproducir en pequeo lo ms exactamente posible"(ibidem, 174).

    La determinacin de la mues tra es uno de los puntos fundamentalesen toda inves tigacin sociolgica. Una muestra mal diseada, o con unmal proceso de eleccin de los individuos que la componen, puede daral traste con la invest igacin9 . "Se considera que una muestra no es repr esentativacuando est afectada por un err or s istemtico que hace que determinados sectores estnsuper o sobre -repre sentados en la misma. Por e llo, si sus respuestas difieren de laspropias de los restantes sectore s dar lugar a que los r esultados obtenidos sern en parteinvlidos y no generalizables por completo a la p oblacin investigada (... Si noconseguimos una muestra suficientemente representativa, para evitar lainvalidacin de los resultados deberemos...) en la interpre tacin de losresultados, tener en cuenta el sesgo muestral y ofrecer, basndonos en l, explicacionesalternativas" (ibidem, 139).

    El tipo de mues treo ms recomendado es el aleatorio puro, que ensu forma ms sofis ticada se basa en dar un nmero a cada miembro dela poblacin o universo a estudiar y generar nmeros aleatorios de loscuales sa ldr la muestra -por ejemplo, uno de cada diez- . Est re tipo demues treo permite cumplir est rictamente la norma de que cada miembrode la poblacin en cuestin tenga las mismas posibilidades de estarincluido en la muestra. Sin embargo, cuando los universos son amplios,el muestro aleatorio puro es prcticamente impos ible de aplicar. Por loque se han desarrollado otros tipos ms complicados de aplicar pero a

  • 1 0 .- No es vanal el hecho d e que la prefer en c ia p o r tcnicas cualititvas se debe a vecesa una formacin deficiente en estad s tica y en tcnicas. Pero del mismo modo puededecirse que la preferencia absoluta y radical por tcnicas cuantitativas se debe,demasiado a menudo, a la presenc ia en el investigador de escasas dosis de imaginac insociolgica.

    1 1 .- Por ejemplo la uti l iz acin de la tcnica de observacin participante -la preferidapor los antroplogos y por algunas escuelas sociolgi c a s- exige muchos meses -o inclusoaos- de presencia fsica del investigador entre la poblac in estudiada. Obviamen te, lasdisponib ilidades de tiempo de lo s socilogos no so n tan grandes.

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    la vez menos exigentes en medios: muestreo por conglomerados, porcuotas, etc.

    A partir de aqu debemos plantearnos ya qu tipo de tcnicas vamosa utilizar en nuestra investigacin. La opcin por tcnicas cualitativas ocuantitativas viene determinada por una serie de factores, no s iempredependientes de la voluntad del investigador: la adscripcin a unadeterminada escuela sociolgica, el propio nivel de formacin1 0 , losplazos de los que se dis pone1 1 , el tipo de variables analizadas, lascaractersticas de la muestra, y por supuesto los medios econmicosdisponibles para la investigacin. Por otra parte, muchas veces lainvest igacin precisa de la combinacin de dist intos mtodos , bienutil izando cada uno de ellos para comprobar los rest antes -proces o quese conoce como triangulacin-, bien porque todas las variables aestudiar no son de la mis ma ndole.

    La ms conocida, la ms util izada e incluso la ms popular de entrelas tcnicas de investigacin sociolgica es la encuesta. Ser difcilhallar un socilogo que, a poca experiencia profesional que posea, nohaya utilizado nunca la tcnica de encues ta . Sin embargo, no es nimucho menos la nica exis tente. Hay ot ras tcnicas de carcterclaramente cuantitativo, como las escalas de actitudes o la sociometra;as como t cnicas que podramos denominar cualitativas, por estarbasadas fundamentalmente en el manejo de datos no numricos, comoes el cas o de la observacin participante -el trabajo de campo de losetnlogos y antroplogos-, la entrevis ta, el grupo de discusin. As comohay tcnicas que pueden aplicarse bajo criterios tanto cualitat ivos comocuantitat ivos , como es el caso del anlis is de contenido. Y todo ello, porsupues to, s in olvidar que es tamos hablando ahora de la obtencin dedatos primarios sobre la realidad social. Pues la inves tigacin sociolgicatambin debe echar mano a menudo de las denominadas fuentessecundarias de datos , que lo mismo pueden s er inves tigaciones precedentescomo, s obre todo, datos censales, estadsticas de todo tipo, etc.

  • 1 2 .- Sin emb argo las encues tas telefnicas son en general poco fiables, ya que tienen unsesgo muy important e, a l no recoger a los individuos del universo estudiado que notienen telfono.

    1 3 .- Tampo c o las encuestas por co rreo -y en general todas las auto contest ables, cuyarecogida queda al arbitrio del encuestad o - son muy recomendables, ya que los ndicesde no cumplimentacin suelen ser muy altos, introducindose un fuerte se sgo en losresultado s . Naturalmente, esto tambin puede producirse en las encuestas medianteencuestador, pero las negativas siempre son m u c h o menores, y la posibilidad desust itucin po r ot ro individuo de similares caract erst icas es mayor.

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    LA ENCUESTA

    A pesar de las crticas que han recibido y siguen recibiendo -y a la sque nos referiremos ms adelante-, las encuestas y sondeos se siguenutil izando masivamente. An sabiendo como s abemos que "nicamentemues tran lo que la gente dice sobre s misma, y no lo que realmente piensan y hacen"(Giddens, 1992:710), lo cierto es que las encuestas, bien realizadas, nosdicen mucho. Y, repetidas regularmente -es la tcnica conocida como depanel- nos permiten medir los procesos de cambio social. El grandesarrollo alcanzado por la estadstica nos permite realizar sofisticadasexplotaciones de los datos obtenidos en las encuestas, con un elevadomargen de confianza si se han realizado adecuadamente. Por otra parte,es una tcnica que permite al inves tigador no moverse de su despacho;son los encuestadores quienes se desplazan al rea de estudio a realizarlas encuestas; e incluso cierto tipo de encuestas pueden hoy realizarsetelefnicamente, mediante una combinacin de operadores y ordenado-res que seleccionan aleatoriamente la muestra, realizadas los marcadosde nmeros y registran luego los datos en tiempo real1 2 . Tambinpueden realizarse encuestas por correo, auto-rellenables por el propioencuestado1 3 .

    Una encuesta puede realizarse desde a unas pocas decenas depersonas, has ta a decenas de miles. La encuesta sociolgica ms extensay compleja realizada has ta ahora en Espaa es la Encuesta Sociodemo-grfica, realizada a principios de esta dcada a 250.000 personas. S inembargo, las encuestas ms habituales -sean de mbito regional onacional- se hacen sobre mues tras que suelen oscilar ent re el millar y los5.000 cuestionarios .

    El elemento ms caracters tico y fundamental de la encuesta es elcuestionario. Se t rata de un conjunto de preguntas estructuradas,sobre los hechos y aspectos que interesan en la inves tigacin, que sonrespondidas por la poblacin o su muestra. Aunque otras tcnicas,adems de la encuesta -como la entrevis ta, la escala de actitudes o el test

  • 1 4 .- So n esp ecialmente in teresantes sin embargo en lo s cuest ionario s explo ratorios,realizados como prueba; ya que a partir de la gama de respuestas recogidas es ms fcildisear luego preguntas categorizadas.

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    sociomtrico- se bas an tambin en ciertos tipos particulares de cuestio-nario. A travs del cues tionario s e pueden conocer:

    a) Hechos (datos actuales ) relativos al dominio personal de losencuestados (sexo, edad, grado de instruccin, nivel de ingresos...), a sumedio ambiente (tipo de vivienda, relaciones familiares, de vecindad otrabajo) o al dominio de su comportamiento -obv iamente, de s ucomportamiento reconocido o aparente-.

    b) Opiniones, es to es datos subjetivos.c) Actitudes, motivaciones y sentimientos que motivan a laaccin.d) Cogniciones. Esto es , ndices del nivel de conocimiento de untema o hecho real (lo cual ayuda a estimar el nivel de confianzaque se puede otorgar a las opiniones expresadas sobre juiciossubjetivos)

    La base de un buen cuestionario es la real izacin de preguntasconc retas, y la capacidad para suscitar en el encuestado respuestassinceras y claras a cada pregunta, de forma que puedan ser despusclasificadas y analizadas, es decir tratadas cientficamente. "As, si laspreguntas son vagas , las re spuestas sern impr ecisas, y si son capciosas, las respues tassern sesgadas" (Sierra Bravo, 1989:306).

    Naturalmente, las preguntas deben permitir al menos dos respuestasdiversas , pues como se ha s ealado buscamos la divers idad. En estesentido, se dis tingue entre preguntas cerradas (que slo dan opcina dos respuestas , afirmativo o negativo, s o no, y en todo caso 'nosabe/no contesta'), preguntas categorizadas (son tambin preguntascerradas , en el s entido de que el cuestionario ofrece ya todas lasrespues tas pos ibles , entre las que el encuestado debe elegir una, pero elnmero de opciones es superior a dos, recogiendo siempre diversascategoras) y preguntas abiertas (en las que slo aparece la pregunta,dejando la respuesta tota lmente al libre arbitrio del encuestado).

    Lgicamente, las preguntas abiertas son luego muy difciles deanalizar, por cuanto el nmero de respues tas pos ibles es siempre muyelevado, y pueden resultar difciles las agrupaciones y anlis is es tads ti-cos . Por lo que deben evitarse siempre, s alvo que sean absolutamenteimpres cindibles 1 4 . En cuanto a las preguntas cerradas , tambin debenlimitars e a lo estrictamente necesario, ya que es poca la informacin queaportan, y obligan a veces al encues tado a definiciones muy radicales .

  • 36

    Sin embargo, las preguntas categorizadas tampoco deben ofrecer unabanico de opciones exces ivamente amplio, pues suele confundirse elencuestado (en ta les casos es preferible dividir la pregunta en dos o ms).

    Un cuest ionario tiene, bsicamente, tres partes o cuerpos depreguntas , de proporcin desigual. Un primer bloque, de escasaspreguntas , cas i siempre respondidas por el propio encues tador, que serefieren a la localizacin del encuestado, para la pos ible verificacin delos datos . Un segundo bloque recoge las que se denominan preguntasde identificacin, que contienen la informacin (por ejemplo sexo,edad, estado civil, lugar de nacimiento, profes in, estudios, ingresos ,religin, nmero de hijos, filiacin poltica, raza...) que conformar lasvariables independientes principales, esto es las que bsicamentedeterminarn las variaciones en el resto de las respuestas, especialmenteen las variables dependientes a es tudiar. Y el tercer bloque recoge laspreguntas sobre los temas objeto de la inves tigacin.

    En el curso del cuestionario se utilizan preguntas de introduccin,tambin llamadas de rompe hielo, para relajar al encuestado (no sloal principio de la encuesta, sino tambin a veces antes de plantearalguna pregunta conflictiva), preguntas de control (para comprobar laconsis tencia de las repuestas, se hacen preguntas s imila res peroredactadas de distinta forma, para ver si las respuestas son coincidentes),preguntas filtro (se realizan previamente a una pregunta sus tantiva, a finde eliminar a quienes no les a fecte) o preguntas amortiguadoras, queabordan temas escabrosos con especial diplomacia. En algunas encuestas-s obre todo psico sociales- se uti lizan tambin tcnicas proyectivas(preguntas de as ociacin, interpretacin l ibre de dibujos , etc), paracaptar las actitudes ms profundas, a veces incluso inconscientes alindividuo.

    Se han establecido diversas reglas para la elaboracin adecuada delas preguntas. Bowley propone las siguientes :

    1. Las preguntas han de ser relativamente pocas2. Las preguntas han de estar hechas de tal forma que requieransiempre una respues ta numrica o s implemente una afirmacino negacin, o bien la eleccin de una categora propuesta3. Las preguntas han de ser sencillas y redactadas de tal formaque puedan comprenders e con facilidad por las personas a lasque van destinadas.4. Las preguntas han de estar hechas de forma que no levantenprejuicios. Por ejemplo, las preguntas que empiezan por "Estusted de acuerdo en que..." estn claramente sesgadas , ya que encierto modo invitan al acuerdo por parte del encuestado.

  • 37

    5. Las preguntas no deben ser indiscretas s in necesidad. 6. En lo posible, las preguntas que se hagan han de ser corrobo-rativas7. Las preguntas habrn de es tar hechas de forma que contes tendirecta o inequvocamente al punto de informacin deseado.

    En suma, la regla bs ica es que "previamente a la formulacin de cadapregunta nos preguntemos sobre la necesidad y oportunidad de la misma, y sobre elgrado en que nos s er vir para lograr los objetivos propue s tos" (Sierra Bravo,1989:317).

    Otro aspecto a tener en cuenta al elaborar el cuestionario es el dela codificacin, que nos facil itar la tarea de proces ar des pus unaingente cantidad de datos . Para ello se reserva un espacio para los datosjunto a cada pregunta, en su margen drecho (a veces s e prevee para ellouna columna especial), y tanto las posibles respuestas como el propioespacio reservado s e numeran. Con ello el procesado que s igue a larecoleccin de los cuestionarios , se facil ita os tens iblemente.

    Actualmente el procesado se limita a la transcripcin de los datos aun ordenador (a veces los cues tionarios contienen incluso hojasespeciales que son luego ledas directamente por lectores magnticos oescneres ). Es te primer procesado nos permite realizar la tabulacin,que hoy da se realiza tambin automticamente por los mismosprogramas estadsticos en los que se han introducido los datos delcuestionario. La tabulacin es la operacin de elaborar tablas de datos,que contienen generalmente dis tribuciones de frecuencias , obtenidas delrecuento de los datos segn las categoras de las variables investigadas.Una tabulacin puede ser s imple o cruzada, s egn que los datosaparezcan clasificados s egn las categoras de una sola o de msvariables.

    Segn hemos visto, para ciertas cuestiones la encuesta constituye lanica tcnica aplicable con criterios de economa y eficiencia. S inembargo, se ha sealado tambin que esta tcnica es muy criticabledesde muchos puntos de vis ta. Algunas de las ms importantes crticaspodran resumirs e en la exces iva confianza que se pone en la tcnica dela encuesta. Veamos algunas de esas crticas:

    1. Aunque los resultados son fcilmente cuantificables y analiza-bles por mtodos estads ticos , esa cuant ificacin slo da unaapariencia de precis in a unos resultados cuya veracidad puedeser cuestionable, dada la naturaleza relat ivamente superficial delas respuestas de la mayor parte de los cuestionarios.2. Las condiciones bajo la s que se administ ran los cuestionarios ,y sobre todo el lenguaje generalmente empleado para describir

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    los resultados alejan a menudo a los sondeos de la complejidadde los individuos de carne y hueso que responden a las pregun-tas. El lenguaje, referido a sujetos, entrevistados, etc, expresa unconcepto abs tracto e impers onal de los individuos ; una actitudque, en el fondo, expresa demas iado a menudo una idea limitaday limitadora de los procesos mentales humanos.3. La utilizacin de la estadstica permite complicadas manipula-ciones de los resultados .

    Pero sin duda la crtica ms profunda que se ha hecho a la tcnicade encues ta no atae a aspectos tcnicos , o metodolgicos , sino acuestiones ms estructurales . La tcnica de encues t a requiere, entrminos generales, una gran dispos icin de medios tcnicos y humanos,es decir importantes recursos econmicos. Y, "a causa d e lo costoso delmtodo, quienes lo practican se han visto e nvueltos con frecuencia en los usoscomerciales y burocrticos de su trabajo, y ste c iertamente ha afectado a su estilo"(Wright Mills, 1961:82).

    OBSERVACI N PARTICIPA NTE/

    TRABAJ O D E CAMPO

    Para los ms radicales de entre los crticos de la tcnica de encuesta,la mejor alternativa que ofrece la Sociologa es una tcnica quepodramos clasificar como de carcter cual itat ivo: la obs ervacinparticipante, tambin llamada trabajo de campo. Como en realidadtodas las tcnicas s on por igual de obs ervacin, en es te caso es el adjetivode participante lo que otorga personalidad propia a esta tcnica.

    Este es el mtodo ms masivamente utilizado por los etnlogos yantroplogos , y sin duda se inspiraron en ellos los primeros s ocilogosque lo ut ilizaron. Para aplicar es ta tcnica, el investigador vive con elgrupo o comunidad que es objeto de estudio, y puede incluso tomarparte en algunas de sus act ividades . Obviamente, esta es la nica formade poder conocer los comportamientos socia les de ciertos grupos que, sinduda alguna, o no sabran o se negaran simplemente a responder a unaencuesta. As, se ha utilizado ampliamente para el estudio de ladelincuencia, y fue precisamente con los estudios sobre las pandillascallejeras y predelincuentes en las grandes ciudades norteamericanascuando esta tcnica adquiri carta de naturaleza, entre los aos '30 y '50.

    Uno de los primeros es tudios de este tipo fue el de F.M. Thrashersobre 1313 pandillas marginales de Chicago en los aos '30, y otro de losms importantes y cls icos fue el estudio de William F. Whyte sobre laque denominaba sociedad de las esquinas, centrado tambin Chicago.

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    Naturalmente, estos estudios, que describan al detalle los comporta-mientos, ritos de iniciacin, insignias, adornos, jerga, relaciones de podery en genera l toda la simbologa de los grupos delincuentes, tuvieron unagran influencia en el boom de las pelcula s sobre los gansters de Chicagoen los aos '40 y '50, el denominado cine negro. Uno de los estudios decampo ms antiguos que se conocen es el de Frank Hamilton Cushing,en la dcada de 1870, sobre los indios zui de Nuevo Mxico.

    Tambin es una tcnica fundamental para el es tudio de cierto tipode inst ituciones. Es famoso en la Sociologa el es tudio realizado aprincipios de los '60 por Erving Goffman, s obre el comportamiento enun manicomio. Para ello pas varios mes es trabajando como ayudantede educacin fsica. La mayora de los empleados y la totalidad de losenfermos desconocan que se trataba de una investigacin, por lo quepudo mezclarse sin dificultad e inte gra rs e de un modo informal. Elmaterial de la inves tigacin consis ta en notas descriptivas que a diarioiba tomando sobre la vida en las salas, y en transcripciones de conversa-ciones o contactos con pacientes o con el personal. Consigui con elloelaborar un retrato deta llado de la vida de la organizacin, as como delas act itudes e ideas de aquellos que vivan y trabajaban all. Descubrien-do cmo ciertos comportamient os que resultaban aparentementeextraos para el observador externo constituan intentos de adaptacina las perticulares exigencias de aquel entorno.

    Naturalmente, "e l investigador que realiza un trabajo de campo no puedelimitarse a estar presente en una comunidad, sino que debe explicar y justificarsu presencia a los miembros de la misma. Debe ganarse la confianza y la cooperacinde la comunidad o grupo, y mantenerla durante un cierto tiempo si se quieren conseguirre sultados ptimos. esto puede conllevar el tener que vivir en condiciones de difciladaptacin, especialmente cuando se estudian culturas muy diferentes de la propia"(Giddens, 1992:705). A veces el trabajo de campo puede resultar inclus opeligroso fs icamente. Por otra parte, aunque el t rabajo de campo nosaporta una rica informacin y sobre todo una perspectiva nueva, alobs ervars e al grupo desde dentro -algo muy parecido a lo que losantroplogos denominan la perspectiva emic-, por lo cual en objetos deestudio como la empresa puede ser de gran utilidad, s in embargo tienetambin sus limitaciones.

    La ms importante es que, para que el trabajo resulte propiamentesociolgico y no s implemente etnogrfico -es decir, una mera descrip-cin sin interpretacin-, es preciso contar con un fuerte bagaje tericoy larga experiencia en estudios. Por falta de es e bagaje demas iado amenudo los estudios bas ados en la observacin participantes oscilan

  • 1 5 .- Lo c u al n o es en s mismo malo en princip io, salvo que realmente el relato incluyamucha fantasa. De hecho han habi d o e st u d ios d e campo, como los d e Oscar Lew issob re la pobreza, que se han convert ido directamente incluso en pelculas (Los hijos deSnchez).

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    entre la novela1 5 y el reportaje periodstico, lo que hace ms difcil suaceptacin en el proceso de acumulacin cientfica.

    Frente al reportaje periods tico la observacin participante debereunir las condiciones necesarias para que una obs ervacin s eacientfica, y frente a la novela costumbrista se debe orientar a detectarexclusivamente as pectos de inters sociolgico previamente fijados.

    Por otra parte, esta tcnica de estudio tan slo puede aplicarse agrupos y comunidades de reducido tamao: un pueblo, un barrio, ungrupo familiar, una pandilla, una empresa no muy grande, una seccinadministrativa, un colegio...

    En cualquier caso, complementada con otras tcnicas constituyeuna ayuda inigualable en muchas investigaciones. Un pequeo periodoprevio de observacin participante, quizs no sistemtica pero s intensa,debera ser imprescindible antes de acometer cualquier investigacin deciertos grupos sociales .

    LA ENTREVISTA

    La entrevis ta es una tcnica que, en cierto modo, participa decualidades tanto de la encues ta como de la observacin participante.Como en la encuesta, se basa en un cuestionario (ms o menos formali-zado, ms o menos cerrado), y es preciso previamente seleccionar unamues tra de individuos que puedan ser representativos de la realidad aestudiar -o que la conozcan en profundidad. Como en la observacinparticipante, se produce necesariamente una cierta relacin social entreel entrevis tador y el entrevis tado. Naturalmente, el equipo invest igadory los entrevis tadores debern tener en cuenta esta interaccin paraneutralizar en lo posible sus efectos sobre las respuestas del entrevis tado,que puede verse ps icolgicamente condicionado a adoptar rolesinapropiados. Lo cual exige naturalmente -y esta una de las fuerteslimitaciones de la entrevis ta- la presencia de personal inves tigador muyexperimentado. No s e puede enviar a s imples encuestadores a realizarentrevistas, sino que debe exigirse una profesionalidad mnima.

    La entrevista supone, adems , un procedimiento muy barato,cmodo y generalmente rpido para obtener datos objet ivos sobre unarealidad dada. Pueden realizarse tanto personalmente como por

  • 1 6 .- En muchas invest igaciones relacionadas con el management la entrevista se constitu yeen la tcnica fundamental. Algunos l ibros e senc iales so bre el cambio soc ial actu al (comolos de Alvin Toffler La te rce ra ola (1980), La empr esa flexib le (1985) o Cambio de p ode r (1990),o lo s de John Naisbit t y Pat ricia Abu rdene, Megatrends) se basan fundamentalmente enentrevistas.

    1 7 .- En muchos manuales, reproduciendo un error popular, se considera la entrevistaestructurada con un guin o cuestionario e q u ivalente de facto a la encuesta, pero notiene nada que ver. Para la realizacin de una investigacin m e d iante antrevista norealizamos una muestra estadstica, sino una seleccin de personas representativas. Porotro lado, el cuestionario en la entrevista es n i camente una gua para que elentrevistador conduzca la entrevista; no una batera de respuestas categorizadas c o moen la en cuesta.

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    telfono. Por lo que de hecho es la t cnica ms uti l izada por lossocilogos, aunque no sea tan famosa como la encuesta1 6.

    Naturalmente la entrevis ta tambin tiene sus reglas y tipologas. Enprincipio se dis tingue entre entrevistas estructuradas (con unaestructura formal y un cuest ionario1 7 ) y entrevistas no estructura-das (sin cuestionario). Estas ltimas se utilizan especialmente en lasfases preparatorias de la inves tigacin, cuando se est explorando larealidad objeto de estudio. Pero tambin cuando el tema es relativamen-te escabroso, y se desea ir conduciendo al entrevis tado hacia el temafundamental mediante diversas tcnicas psicolgicas. Puede ser de tipoclnico (por analoga con las entrevistas de psicoanlis is y ps icoterapia),esto es exploratoria, donde se recogen las impres iones desornadas delentrevistado. Puede ser en profundidad cuando se orienta investigaren profundidad una determina cuest in. Y focalizada cuando s e refierea un tema o experiencia muy concreta (por ejemplo a quienes han ledouna obra determinada, o han formado parte de un equipo...). Merton yLazarsfeld proponen el siguiente proceso para una investigacinmediante entrevistas :

    1. En una primera fase de exploracin se realizan conversacionescentradas o de res pues tas libres con una muestra restringida que permitadescubrir los aspectos del problema y elaborar un cuestionario es tructu-rado

    2. Aplicacin del cues tionario a toda la mues tra3. Retorno a la muestra restringida, con conversacin centrada para

    profundizar los puntos ms s ignificativos que hayan resultado del anlis isde los datos obtenidos con el cuest ionario.

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    Cmo hacer las preguntas e mbarazosas

    E l s ocilog o A llen H. Ba rto n, de la Univ ers idad de Ch icago , pub lic en1958, en la rev ista The Public O pinio n Q uar ter ley , esta tipologa de acercamientosp a ra pregunt as mo les ta s . A unq ue par ece u na br om a m ues tr a las dif icu l t a d esc o n q u e a menudo los s ocilogos deben v rselas para hacer ciertas pr egunt a s .

    Ante la pregunta, siempre molesta de "Mat us ted a s u esposa?", Bar tonpr opona es ta s tcnica s alter na tiv as :

    1. La aproximacin casual

    - "Le ha ocurrido alguna v ez tener que matar a su esposa?

    2. Las tarjetas numeradas

    - " P o r fav or, seale el nmero de la tar jeta que corresponde a lo queocurri a s u espos a" (Las tar jetas que s e entregan s o n 1. Muertenatural, 2. La Mat, 3. Otr as cos as, cales?)

    3. La aproximacin 'todo el mundo'

    - "Com o us ted sab e mucha g ente ha ma ta do a s u es posa en es to s da s .Le ha ocurrido tambin eso a us ted?"

    4. La aproximacin 'los otros'

    - "Conoce usted a a lguien que haya matado a s u esposa?" (...si...no.. .)"Y usted, qu?"

    5. Las tcnicas de la urna sellada

    En e s t a v ersin se debe explicar que la encuesta res pecta el derecho dela gente al a nonimat o r es pect o a sus relac iones ma ritales, y que debellenar el cues tiona rio , m eter lo en un s obre y s ellarlo , in tr oducindoloen una u rna os tens iblemente titulada 'Ca ja s ellada de la encue s ta' queel entrev ista dor llev a

    6. La tcn ica pro ye ctiv a

    - " Q u pensam ientos le v ienen a la m ente al mirar los s iguiente sdibujos?"

    (En el primero se v e a un hom b r e m a tando a su mujer con ha cha, enel segu ndo ma tndola con un r e v lv er, en el tercero empujndola a unprecipicio, y en el cuar to la bander a a mericana )

    7. La tcnica Kinsey

    Mirar fijamente a los o jo s de l encues ta do y pr egunt ar en len gu ajesimple y e scuet o a l q u e s te es t cos tumbr ad o, y con a ire de a dm itirque todo el mundo hace de todo.

    - "Mata usted siempre a sus es posas ?"

    8. De todas formas plantear la pregunta al final de la entrevista por si acaso.

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    LAS ESCALAS SOCIOMTRICAS

    Si con los cuestionarios, observaciones de campo y entrevistas seintentan poner de manifiesto hechos o actitudes, con las escalassociomtricas se pretende exactamente medirlos. La es cala es uno de losinstrumentos bsicos en la Psicologa Social.

    En realidad las escalas son una forma particular de encuesta, en laque los cuestionarios han adoptado un sis tema de valoracin para cadauna de las respues tas. Cada una de las respuestas s upone un coeficienteque permite as ignar, a lo que se responde, un valor numrico determina-do.

    Aunque se utilizan tambin para otras tareas -hay en la actualidaduna inmensa diversa s de escalas-, las escalas s ociomtricas se aplicanfundamentalmente al es tudio de act itudes , de valoraciones morales ,pruebas de carcter y niveles de participacin social. Existen escalaspara investigar la conducta educacional (que se parecen muchsimo a lostests psicolgicos), escalas para medir la delincuencia, el sta tus socioeco-nmico...

    Naturalmente, las nicas act itudes que son medibles mediante lasescalas son las opiniones , que son actitudes que se exteriorizan con actostangibles, con actos pos itivos que podemos medir. En suma, con lasescalas medimos indicadores de las actitudes o disposiciones hacia laaccin de los individuos y, por la s uma, de los grupos sociales .

    La clave de las escalas es preguntar a los encues tados por s u gradode acuerdo con una frase determinada, aunque este hecho bs ico puederevestir formas diversas.

    Hay bsicamente dos grandes grupos de escalas: las arbitrariasy las experimentales, que se dis tinguen por la tcnica con que laescala ha sido construda. Las es calas arbitrarias son aquellas en las quelos coeficientes numricos que hemos ados ado a las respues tas esmeramente fruto de un convenio entre los invest igadores. Son las quems abundan, pero son a la vez las menos fiables, y han presentadosiempre muchos problemas. Como apuntaba Bujeda, "No solamenteescritores populares, periodistas, maestros o educadores construyen escalas por esteprocedimiento sin ninguna garanta cie ntfica, sino que incluso hombres de ciencia, queintentan en serio investigar, caen en este defecto de cre er que la construccin de escalases un asunto sencillo e inmediato y que no requiere una tcnica depurada" (Bugeda,1970:113). No obstante, son una ayuda evidente en la investigacin.Puede tratarse de tachar proposici ones o palabras con las que elencuestado no es t de acuerdo; de clasificarlas en un orden de preferen-cia; escalas de intens idad o apreciacin en las que se intenta medir el

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    grado, sobre un continuo de actitud (con elecciones como 'Muy conforme,conforme, disconforme, muy disconforme'); escalas de proposicin, etc.

    En cuanto a las escalas experimentales, aunque formalmenteson difciles de dis tinguir de las arbitrarias, se diferencian profundamen-te. Ya que la valoracin de cada uno de los tems no depende de ladecisin arbitraria (y ms o menos acertada) del inves tigador, s ino quees producto de experimentos previos ; "de pruebas previas de la escala o deexperimentos anteriores, hechos de alguna manera que perm itan valorar numr icamentecon exactitud qu vale, por ejemplo, re sponder 'tengo radio', o responder 'mi actitudhacia los ingleses es quererlos slo como visitantes de mi pas" (ibdem, 127).Naturalmente, este tipo de escalas son mucho ms difciles de const ruiry requieren fuertes inversiones previas, en experimentos, encuestas ysondeos, etc. Pero tienen la ventaja de ser mucho ms seguras . Al habersido construidas con rigor, son muy utilizadas, con lo que adems estnmucho ms probadas y se dispone siempre de ms datos con los quecomparar nuestros resultados . Pues una escala tiene mayor validez yseguridad cuantas ms veces ha sido utilizada.

    A partir de la construccin de escalas sociomtricas ha s ido muchoms fcil desarrollar diversos instrumentos para la medicin de laopinin pblica, que hoy ocupa una parcela importante en la Sociologay la Psicologa Social. Naturalmente, la opinin pblica no es simple-mente la s uma de las opiniones particulares, y que como tal suma puedeser clara y precisa como la opinin particular. En la opinin pblica loque medimos es justamente la presencia de opiniones distintas. Lascuestiones que son fundamentales para un grupo s ocial se hacen siemprepolmicas entre sus miembros. "Y esta particin polmica de un grupo social entorno a una cuestin que considera fundamental es pr ecisamente la seal de queestamos ante la opinin pblica" (ibdem, 179). Naturalmente, sobre esta bas ela opinin pblica no es lo mismo que la eleccin pblica.

    TCNICA S 'MENORES' EN LA INVESTIGACIN

    SOCIO LG ICA

    Evidentemente, la consideracin de tcnicas menores es subjetiva,por cuanto para algunos inves tigadores algunas de las que vamos a verson las principales tcnicas. Pero, en general, son menos util izadas quelas que hemos vis to hasta el momento. El nmero de tcnicas minoritariases muy elevado, por lo que nos limitaremos a recordar algunas de lasms importantes .

    Las historias de vida consisten en un material biogrficorecogido sobre individuos concretos -normalmente relatado por ellos.

  • 1 8 .- Uno de lo s prim eros estudios en los que se utilizaron historias de vida fue en Thepolish Peasant in Eu rope and Amer ica , un estudio sobre los campesinos polacos emigradosa Estados Unidos publicad o a partir de 1918 por Thomas y Znaniecki. Un caso muyreciente de utilizacin en Espaa de esta tc n i c a podemos verlo en el estudio La sociedadtransversal, dirigido por Jess M. de Miguel (Fundac in la Caixa, Barcelona, 1 9 9 4 ) , enel que se recogen y contrastan las experiencias vitales de tre s generaciones de espao les.

    1 9 .- Se coloca un aparato en la televisin de los hogares seleccionados, que registra e ltiempo que ha estado sin tonizado cada canal. Pued e graba r l o s d atos o transmitirlosdirect amente a una unidad cent ral.

    2 0 .- Un buen manual en castellano sob re el test soc iomt rico es el de Artu r Arruga iValeri, Introduccin al test soc i om t r i c o, Herder, Barcelona, 1983. Una sntesis may vlidapara su aplicacin en anlisis sencillos en las aula s , y que incluye ejercicios prcticos,

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    Ningn otro mtodo puede proporcionarnos tantos det a lles sobre laevolucin de las creencias y actitudes de una persona a lo la rgo deltiempo, y s on una ayuda ines timable para hacer las conexiones entre eldesarrollo psicolgico y los procesos socia les. S in embargo, algunoscreen que la informacin que proporciona este mtodo no merecesuficiente confianza . Natura lmente, no es necesario que las historia s devida cubran toda la biografa de una persona; pueden limitarse a unperiodo de tiempo1 8 .

    Los experimentos son raramente utilizados en Sociologa, algoms en Ps icologa Social. Son pocos los as pectos de la vida social quepuedan llevarse a un laboratorio, y las respuestas de los individuospueden vers e afectadas por la situacin experimental, adems queincidir sobre los resultados otras variables externas . An as , hay casosen que se ha util izado esta tcnica . Philip Zimbardo mont una crcelsimulada en 1972, e introdujo a estudiantes voluntarios a los que asignaleatoriamente los papeles (roles) de guardias o pris ioneros . La investiga-cin mos tr lo rpidamente que se adaptaban a sus papeles respectivos ,y el inves tigador concluy que el comportamiento en las crceles estms infludo por la naturaleza de la situacin carcelaria que por lascaracterst icas individuales de los implicados.

    La tcnica del panel no es una tcnica propiamente dicha, sino msbien una forma de aplicacin de algunas de las tcnicas, aunque haadquirido personalidad propia.

    En realidad se refiere, con mayor exact itud, al mero proceso derepet icin sis temtica de encues tas o escalas a un mismo grupo deindividuos , con el fin de medir el proceso de cambio social, cambio deact itudes . A veces se t ienen establecidos artefactos mecnicos quefacilitan esta tarea, como se hace para el s eguimiento de las audienciastelevisivas1 9 .

    El test sociomtrico2 0 se basa en las investigaciones sobre

  • puede verse en Sierra Bravo, op.cit. pags. 679-699.

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    dinmica de grupos iniciadas por Moreno en los a os '20. Morenodefina la s ociometra como "la ciencia que mide las relaciones interpersonales"en un sentido amplio; y en un sent ido es tricto se refiere a dicha srelaciones en una s ituacin de eleccin. El tes t s ocio