ayer y mañana

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Dr. Gustave Le Bon 1917

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Page 1: Ayer y mañana
Page 2: Ayer y mañana

a

A Y E R Y M A Ñ A N A

l *

i

Page 3: Ayer y mañana

DR. GUSTAVE LE BON

AYER I MAÑANALAS FUERZAS QUE RIGEN LA HISTORIA.— GÉNESIS

PSICOLÓGICA DE LOS GRANDES CONFLICTOS.— PSI­

COLOGÍA DE LA MUERTE.-LAS FORMAS DEL VA­

LOR.— EL ARTE DE MANDAR.— LA INCOMPRENSIÓN

ENTRE RAZAS DIFERENTES.— LA VEJEZ DE LOS PUE'

BLOS.— LAS VERDADES ACTIVAS Y LAS INACTIVAS.

LA INTERDEPENDENCIA DE LAS NACIONES.— EL M I­

LITARISMO FUTURO DEL UNIVERSO

TRADUCCIÓN DE

MARCIAL AGUIRRE

M. AGUILARe d i t o r

MARQUÉS DE URQUUO, 39

M A D R I D

Page 4: Ayer y mañana

ES PROPIEDAD

Imp. de J. Pueyo. Luna, 29

Teléfono 14*30. — MADRID

Page 5: Ayer y mañana

INTRODUCCIÓN

El inmenso conflicto en el que tan violentamente chocan las fuerzas del Universo, no sólo ha acumu­lado ruinas materiales, sino también morales. Si vemos cambiar el mundo, no es únicamente porque han sido destruidas ciudades y rectificadas las fron­teras geográficas, sino sobre todo porque las anti­guas concepciones que orientaban la vida de los pueblos han perdido su fuerza.

Las ideas que brillaban en el firmamento de la civilización y regulaban las relaciones entre los hombres, han ido palideciendo una tras otra. Los pueblos ven conmoverse su confianza en el poder de las armaduras sociales que les protegían.

Todos los Gobiernos, sea cual fuere su forma, han manifestado la misma incapacidad. Todas las doctrinas, el pacifismo y el socialismo, la libertad lo mismo que la autocracia, se mostraron igualmente impotentes. Ninguno de los dogmas propuestos a las naciones ha revelado virtud eficaz alguna y las fórmulas más llenas de esperanza pierden todo su prestigio.

Page 6: Ayer y mañana

6 INTRODUCCIÓN

La mortífera epopeya salida de las ambiciones germánicas, no sólo ha hecho salir a los pueblos de su vida cotidiana, sino también de las concepciones

tradicionales que les servían de antorcha.

* * *

El mundo se encuentra detenido en su marcha y el porvenir envuelto en tinieblas porque un pueblo poderoso por las armas se precipitó sobre Europa para avasallarla. Invocando los principios que mu­chos admiraban sin comprender sus amenazas, afir­mó que el derecho dado por la fuerza era superior a todos los demás. La equidad, la justicia, la huma­nidad y todas las adquisiciones resultado de siglos de esfuerzos, fueron declaradas sin valor alguno. Alemania esperaba que se mostrarían sin fuerza.

Para facilitar su empresa, esta nación dió prue­bas de una ferocidad y de un desprecio de las leyes tradicionales del honor que llenaron al mundo de

estupor y no tardaron en levantar en contra de ella los pueblos indignados por semejante regresión a la barbarie.

La invasión fué rechazada; ¿pero cuánto tiempo habrá que estar en armas todavía para evitar los ataques de un pueblo que no reconoce ningún va­

lor a los tratados?

* * *

La historia ha visto periodos durantes los cuales los hombres lucharon tantp como hoy; pero no ha conocido ninguno en que tan necesario sea reflexio­

Page 7: Ayer y mañana

INTRODUCCIÓN 7

nar. No invocando ya para explicar las cosas ni los azares de una suerte incierta ni las voluntades so­beranas de Dioses inconstantes, el hombre moderno sólo busca en sí mismo las causas de su destino. Ve el peligro de las ilusiones y comprende que el mun­do no está gobernado por las quimeras salidas de sus deseos.

Poderosa destructora de ilusiones, la guerra ha modificado mucho nuestra visión general de las co­sas y obligado a todos los espíritus a meditar sobre cuestiones de derecho, de psicología y de historia, temas abandonados en otro tiempo a los especia­listas.

* * *

Los problemas planteados por la paz son nume­rosos y difíciles. Creer en su simplicidad conduce a soluciones inciertas cargadas de peligrosas conse­cuencias. Todo se relaciona en el edificio económico- social. Los intereses están ligados y son contradic­torios a la vez. La necesidad los domina más que nuestras voluntades.

Ya he consagrado un volumen a las enseñanzas psicológicas de la guerra y un segundo a sus pri­meras consecuencias, proponiéndome examinar más

adelante los problemas que ha planteado.Estos largos estudios convergen finalmente en un

limitado número de conclusiones que fácilmente pueden formularse en pensamientos breves.

El pensamiento breve parece una forma literaria que se adapta muy bien a las necesidades de la época actual. El campo del conocimiento ha deve­

Page 8: Ayer y mañana

8 INTRODUCCIÓN

nido tan vasto y tan estrecha la especialización, que

no hay más remedio que resignarse a abordar sola­mente las ideas generales que sirven de sostén a las diversas ramas del saber. Ellas constituyen la ar­madura filosófica de las cosas, el alma de los fenó­menos.

Poco numerosas en cada época, evolucionan len­tamente y no pueden cambiar sin que las civiliza­ciones que ellas orientaban sean transformadas.

Condensadas en proposiciones concisas, estas ideas generales y las reflexiones que originan, sólo tienen interés a condición de que sean la síntesis de hechos numerosos. Entonces dicen muchas cosas en pocas palabras y reemplazan a largos discursos. Su misión es, sobre todo, hacer pensar y no demostrar.

Los amables lectores que, desde distintas regio­nes del globo, siguen desde hace tiempo mi pen­samiento a través de idiomas muy diversos, en­contrarán en este libro los principios que yo he aplicado ya al estudio de los grandes problemas históricos. Una vez más he procurado sacar la psi­cología de las varias teorías librescas para adap­tarla a las realidades cotidianas que parecía querer ignorar, y que, sin embargo, es ella la única que puede explicar.

Este nuevo trabajo será útil si lleva el lector a considerar ciertos aspectos de los fenómenos que habían podido escaparle, a revisar sus opiniones examinando las cosas, a desconfiar, sobre iodo, de las explicaciones simplistas que la extrema compli­cación de los fenómenos no comporta jamás.

Page 9: Ayer y mañana

INTRODUCCIÓN 9

No se trata únicamente de pensamientos sugeri­dos por el espectáculo de la guerra y de las posibi­lidades futuras a que ésta dará origen. No es sólo esto lo que encierra el presente libro, que termino con reflexiones científicas de interés general. El autor no podía olvidar que una parte de su vida fué consagrada a trabajos de laboratorio y que la cien­cia es la sola generadora de nuestras raras certi­dumbres y también la gran consoladora durante esas horas sombrías en que desaparecen todos los encantos de la vida, en que la sombra de la muerte se agranda todos los días y en la que el mismo por­venir parece desprovisto de toda esperanza. La ca­dena de las horas sería excesivamente pesada si para huir de las realidades obsesionantes que nos retrotraen a la barbarie de la prehistoria, no pudié­ramos vagar por las regiones de la ciencia pura donde se zlaboran las leyes soberanas que orientan los mundos hacia sus fines misteriosos,

i

París, noviembre de 1917.

Page 10: Ayer y mañana

LIBRO PRIMERO

Las fuerzas que dirigen la Historia

Page 11: Ayer y mañana

CAPÍTULO PRIMERO

LAS POTENCIAS MATERIALES Y MORALES

Las guerras representan la exteriorización visible

de fuerzas invisibles en conflicto.

Las fuerzas psicológicas son el alma de los fe­

nómenos materiales.

Las fuerzas materiales son temibles; las psicoló­

gicas, invencibles.

La guerra es un maravilloso ejemplo de la poten­

cia de las fuerzas psicológicas que conducen a los

hombres. Ella demuestra la facilidad con que se

desvanecen, cuando de estas fuerzas se trata, el

miedo a la muerte y los intereses personales.

Page 12: Ayer y mañana

14 DR. GUSTAVE LE BON

En sus preparativos guerreros, todo lo había pre­

visto Alemania, todo menos la influencia de los

factores psicológicos, que fueron lo bastante po­

derosos para levantar el mundo contra ella.

El desarrollo material de una civilización no es

paralelo a su evolución moral.

Las fuerzas psicológicas fueron siempre los ver­

daderos soberanos de los pueblos. Transformadas

en creencias religiosas, políticas o sociales, condu­

cen, según el sentido de su acción, a las civiliza­

ciones a engrandecerse o a desaparecer.

Las fuerzas que dirigen la historia, fuerzas bioló­

gicas, fuerzas afectivas, fuerzas místicas, fuerzas

colectivas y fuerzas intelectuales, poseen lógicas

distintas sin común medida entre ellas.

Page 13: Ayer y mañana

CAPÍTULO II

LAS FUERZAS BIOLÓGICAS Y AFECTIVAS

Las fuerzas biológicas comprenden todas las

necesidades necesarias para el mantenimiento de

la vida y están canalizadas por los dos grandes

factores de actividad de todos los seres: el placer

y el dolor.

Las fuerzas afectivas, es decir, los sentimientos y

las pasiones, al estar frecuentemente al servicio de

las fuerzas biológicas, la razón es impotente con­

tra ellas.

Los progresos de la civilización han desarrollado

considerablemente la inteligencia; pero no han

ejercido acción alguna sobre los sentimientos, cuyo

conglomerado constituye el carácter. La ambición,

Page 14: Ayer y mañana

16 D R . GUSTAVE LE BON

la avidez, la ferocidad y el odio sobreviven a tra­

vés de todas las épocas.

♦o-*-

Los hombres de todos los países están de acuer­

do sobre la mayoría de las cuestiones científicas o

técnicas que dependen de la inteligencia, porque su

guía es la experiencia. En materia religiosa, políti­

ca o social, las impresiones personales reemplazan

a la experiencia y el acuerdo sólo es posible entre

personas que profesen idénticos sentimientos. Y

entonces no es la justicia de las cosas lo que crea

el acuerdo, sino la identidad de sentimientos pro­

vocada por estas cosas.

Las divergencias intelectuales se soportan y una

razón débil se inclina fácilmente ante una razón

fuerte. Las divergencias sentimentales, al contrario,

no se toleran. Sólo la violencia les hace ceder.

Los sentimientos se contagian fácilmente; la in­

teligencia, no.

La igualdad de los seres es mucho mayor en el

dominio de los sentimientos que en el de la inteli­

gencia.

Page 15: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 17

Como los sentimientos y la inteligencia no evo­

lucionan paralelamente, ni tienen común medida,

una civilización muy elevada encubre fácilmente

sentimientos muy bajos.

X

Bajo el punto de vista sentimental, hombres de

una inteligencia superior tienen, a veces, una men­

talidad muy próxima a la del salvaje.

—®—

Cuando se exagera un sentimiento desaparece la

facultad de razonar.

Un pueblo que no consigue dominar sus instin­

tos de barbarie acaba por glorificarlos a fin de

poder acatarlos sin avergonzarse. Fué una gran ha­

bilidad de los filósofos germánicos intentar justifi­

car con razones biológicas e históricas los impul­

sos atávicos de conquista, muerte y saqueo de

su raza.

Ciertos sentimientos sólo pueden ser combatidos

con sentimientos idénticos. La maldad, la violencia

y la mala fe no se dominan con la honradez y los

escrúpulos.

♦®-*-

2

Page 16: Ayer y mañana

18 DR. GUSTAVE LE BON

Los grandes autores dramáticos de todos los

tiempos comprendieron que no se jerarquizan los

sentimientos. En un momento dado, el más intenso

domina a todos los otros. Eurípides nos muestra a

los celos dominando el amor maternal, cuando

Medea inmola al hijo que había tenido de Jaron,

para castigar la infidelidad de éste. Corneille, por

el contrario, nos hace ver cómo se borra en Ximena

el sentimiento de venganza gracias al amor que

siente por el matador de sujpadre.

La ley psicológica según la cual, cuando existen

dos dolores simultáneos, el más fuerte hace olvi­

dar el más débil, se comprueba también en el do­

minio de los sentimientos. Los diplomáticos ale­

manes ignoraban esto curando confiaban en los

odios políticos que dividían al pueblo francés. Es­

tos odios eran muy fuertes, pero desaparecieron

instantáneamente ante el odio, más fuerte todavía,

que inspiraba el extranjero.

—©♦

Las pasiones raramente existen aisladas. La en­

vidia va acompañada del odio; el amor, casi siem­

pre, de los celos. La avaricia es inseparable de la

dureza.

Page 17: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 19

En las civilizaciones modernas la necesidad de

lujo o, por lo menos, su apariencia, es, a veces,

más imperiosa que la de lo necesario.

-®-

Un ser sin prejuicios, sin ilusiones, sin vicios y

sin virtudes sería a tal punto insociable que la so­

ledad constituiría su único refugio.

La mayoría de las penas y de las alegrías de la

existencia se deben a que concedemos a las cosas

una importancia desproporcionada a su valor.

—®—

Por imperfecto que sea todavía el conocimiento

de las lógicas afectiva, mística y colectiva, da ya,

sin embargo, la clave de fenómenos históricos que

la lógica racional no puede explicar.

Page 18: Ayer y mañana

LAS FUERZAS MÍSTICAS

CAPITULO III

El espíritu místico se caracteriza por la atribu­

ción de poderes imaginarios y misteriosos a doc­

trinas, ritos, amuletos, personajes o fórmulas. Es

independiente de la devoción a una divinidad cual­

quiera. Los defensores de gran número de sectas

políticas y sociales están saturados de espíritu

místico.

Cuando millones de hombres profesan ciertas

opiniones y otros millones opiniones exactamente

contrarias, se puede estar cierto que estas convic­

ciones descansan sobre bases místicas o afectivas

y no racionales.

Las fuerzas místicas poseen un poder creador

inmenso. Ellas han edificado grandes civilizaciones

Page 19: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 21

y hecho surgir de la nada las maravillas del arte

que si los futuros cañones no las destruyen admi­

rarán eternamente las generaciones.

El mundo moderno se creía libre de la influencia

de las fuerzas místicas pero jamás la Humanidad

estuvo tan dominada y ellas fueron las que pren­

dieron fuego a Europa.

El espíritu místico es creador de fuerzas imagi­

narias, pero poderosas en razón de la confianza

que inspiran. Estas fuerzas hacen actuar al hom­

bre, a veces contrariamente a sus sentimientos más

queridos y a sus más evidentes intereses.

Las concepciones de orden afectivo o místico se

aceptan o rechazan en su conjunto, pero no se de­

muestran.

La razón no ejerce influencia alguna sobre las

fuerzas místicas.

♦®—

Al penetrar en la esfera de lo místico, el espíritu

más sagaz pierde sus facultades de discernimiento.

Page 20: Ayer y mañana

El manifiesto de los intelectuales alemanes, en el

que reputados sabios negaban la evidencia e inter­

pretaban los hechos a la sola luz de sus ilusiones,

confirma esta ley.

—®—

En el dominio de las fuerzas místicas, más aún

que en el de las sentimentales, todas las inteligen­

cias se igualan.

♦®—

Una creencia mística se basta por sí misma; pero

todavía adquiere más fuerza si va unida a intereses

materiales. El ideal místico de hegemonía de Ale­

mania tal vez no hubiera bastado para provocar la

guerra sin la esperanza de conquistar y saquear ri­

cas provincias.

-.®—

Si hoy hiciera Alemania el balance de los resul­

tados de la impulsión mística que le lanzó sobre el

mundo, encontraría en su pasivo: la muerte mise­

rable de muchos millones de hombres, una pérdida

de cien mil millones y una antipatía universal. En

su activo sólo figuraría la anexión de algunas pro­

vincias, imposibles de conservar sin gastos milita­

res enormes.

22 DR. QUSTAVE LE BON

Page 21: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 23

Creer ciegamente dispensa de razonar e impi­

de ser influenciado por un razonamiento. Trans­

currirán muchos años antes de que el pueblo ale­

mán pierda la convicción de que fué atacado por

Francia e Inglaterra, que conspiraban para des­

truirla.

—®—

La lección de los hechos no instruye al hombre

prisionero de una creencia o de una fórmula.

Las convicciones de origen místico se propagan

por contagio mental o sugestivo; pero nunca por

razonamientos.

♦®—

Las verdades racionales más ciertas no adquie­

ren prestigio sobre los pueblos sino después de

haber revestido una forma mística.

-»-®-4-

Un partido político o una revolución no triunfan

jamás por argumentos racionales sino cuando han

logrado inspirar una fe mística muy viva a sus

adeptos.

♦®—

Un pueblo que tiene fe en la victoria, no siente

ni el hambre ni la miseria. Su resistencia moral se

Page 22: Ayer y mañana

24 DR. GUSTAVE LE BON

derrumba el día mismo en que comienza a dudar

del triunfo.

«*■©-»-

Si se eliminaran de una civilización todas las

entidades místicas que sirvieron para formarla,

perdería la mayor parte de sus móviles de acción.

♦®—

No existe ejemplo en la Historia de creencias de

forma religiosa que hayan hecho vacilar la suerte de

las batallas. Tras siglos enteros de derrotas, el isla­

mismo continúa siendo temible. El sueño de hege­

monía de Alemania ha revestido una forma religiosa,

y por ello seguirá siendo para Europa una fuente

de constantes conflictos.

-*-®—

No se triunfa de una fe viva con armas materia­

les, sino oponiéndole otra fe más fuerte.

♦®—

Contra las ilusiones místicas nada pueden los

cañones,

Page 23: Ayer y mañana

CAPITULO IV

LAS FUERZAS COLECTIVAS

Un pueblo deviene muy fuerte cuando posee un

ideal capaz de engendrar en todos sus hijos los

mismos sentimientos e ideas y, por lo tanto, los

mismos actos. La secular anarquía de Germania

desapareció cuando por medio de la escuela y del

cuartel le hizo adquirir Prusia un ideal de domina­

ción universal.

Cuando un pueblo ha sido educado durante lar­

go tiempo con vistas al esfuerzo colectivo, acaba

por superponer a su alma individual una alma co­

lectiva que domina en absoluto, y todos sus senti­

mientos de orgullo, gloria, ansia de poder, devie­

nen colectivos.

Page 24: Ayer y mañana

26 DR. GUSTAVE LE BON

La substitución de lo colectivo a lo individual

no eleva la inteligencia, pero da una gran fuerza

militar e industrial a los pueblos que la realizan.

Los sentimientos colectivos obedecen a la mis­

ma ley que los sentimientos individuales, es decir

la dominación de todas las pasiones por una sola

muy fuerte. El orgullo del pueblo alemán se había

desarrollado a tal punto, que le hizo sacrificar a su

ambición de hegemonía el interés evidente de man­

tener la paz necesaria para los progresos de su in­

dustria.

Hacer surgir sentimientos en el alma de las mul­

titudes es relativamente fácil, pero difícil refrenar­

los. Al desarrollarse, se convierten en fuerzas que

no es posible dominar.

^® <^

Con la evolución actual de la civilización, cada

sociedad parece conducida a dividirse en peque­

ños grupos poseedores de intereses similares y di­

rigidos por fuertes individualidades.

En las nuevas sociedades, que están en vías de

formación, el individuo aislado no tardará en ser

Page 25: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 27

aplastado. Sólo podrá prosperar uniéndose a gru­

pos poseedores de intereses parecidos.

En materia de sentimientos, el alma colectiva de

un pueblo es superior a las almas individuales. En

materia de inteligencia, las almas individuales son,

por el contrario, muy superiores al alma colectiva.

—®—

Las grandes personalidades independientes tien­

den de más en más a desaparecer. El ser colectivo

reemplaza progresivamente al ser individual.

En los pueblos primitivos que sensiblemente no

han salvado la etapa de la tribu y del clan, los in­

dividuos no poseen aún una alma personal clara­

mente formada, sino sólo una alma colectiva. El

militarismo y la evolución industrial vuelven cier­

tas naciones a la fase colectiva de las primeras

edades.

—®—

Anexionarse una colectividad es aumentar su

fuerza social, pero equivale a perder su persona­

lidad.

Page 26: Ayer y mañana

28 DR. GUSTAVE LE BON

Los griegos preferían la grandeza individual a la

grandeza colectiva. Los romanos se contentaban

con la superioridad colectiva.

—®—

Los romanos, siendo todavía semibárbaros, do­

minaron a Grecia, que poseía ya una legión de

pensadores y de artistas inmortales. Ello lo consi- '

guieron gracias a cualidades colectivas de disci­

plina y tenacidad un tanto desdeñadas por los vencidos.

Las batallas tienden a devenir colectivas. Las

combinaciones de un gran jefe 110 podrían decidir

hoy en algunas horas el éxito de una campaña.

Una victoria moderna representa la adición de mi­

llares de energías.

—®—

Las naciones deben estar siempre en guardia

contra los accesos del delirio colectivo de un pue­

blo, sobre'todo cuando éste apoya su sed de con­

quistas en la convicción de realizar una misión di­

vina. En nombre de concepciones análogas, los ára­

bes y los turcos devastaron el mundo en otro tiempo.

Sólo el cañón puede combatir tales ilusiones.

La mayoría de sentimientos o de asociaciones

de sentimientos, tales como el optimismo, el pesi-

Page 27: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 20

mismo y el valor, se propagan por contagio men­

tal, pero la propagación es mucho más fácil cuan­

do toma la forma colectiva.

Al alma colectiva se le pueden pedir sacrificios

que es imposible obtener del alma individual.

Un sufrimiento colectivo se soporta más fácil­

mente que otro individual.

^®^

Los sentimientos colectivos fueron los más acti­

vos durante la guerra. De mantener su predominio

después de la paz, atenuarán las influencias indivi­

duales, con frecuencia muy egoístas.

-*>®~

Tenacidad, solidaridad y disciplina son cualida­

des de carácter que darán siempre a los pueblos

una gran fuerza. Ninguna cualidad intelectual po­

dría reemplazarlas.

-*-®—

La edad moderna representa el triunfo de la me­

diocridad colectiva.

Page 28: Ayer y mañana

CAPITULO V

LAS FUERZAS INTELECTUALES

La razón, creadora de todos los descubrimientos

que han transformado la existencia del hombre,

posee un poder muy grande; pero jamás lo fué su­

ficiente para determinar la conducta de los pueblos.

La lógica racional constituye la ciencia, pero

sólo ejerce una débil influencia en la génesis de la

Historia.

—®—

No es con la razón—lo más frecuente contra

ella—con lo que se edifican las creencias capaces

de conmover al mundo.

Guiada exclusivamente por la razón, Alemania

hubiera visto que sin combates, y por la simple

Page 29: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 31

extensión de una potencia industrial debida a su

riqueza hullera y a su educación técnica, impon­

dría su hegemonía a Europa. Dominada por su

sueño de ambición mística, no pudo ver esto.

Los gobiernos que pretenden tener solamente

la lógica racional, no tardan en llegar a la inco­

herencia.

En política, el racionalismo sirve, ante todo, para

revestir de una forma aceptable apetitos que no

lo son.

Una de las fuentes más frecuentes de error es

pretender explicar con la razón actos dictados por

influencias afectivas o místicas.

La razón sirve mucho más para justificar la con­

ducta que para dirigirla.

Detrás de los actos que la razón cree guiar, se

encuentra el ejército formidable de los atavismos,

que son su causa determinante.

—®—

Page 30: Ayer y mañana

32 DR. QUSTAVE LE BON

El hombre que pretende obrar guiado exclusiva­

mente por la razón está condenado a obrar muy

raramente.

♦©♦

La intuición hace pensar; la voluntad, obrar; la

razón sirve, sobre todo, para explicar.

Las ideas mal elaboradas engendran resolucio­

nes débiles y actos mediocres.

—©—

Es evidente que el mundo se guía más por lo

instintivo que por lo racional; pero mientras los

filósofos alemanes consideran lo instintivo como

el mejor guía de los pueblos, los filósofos latinos

admiten que el progreso de la civilización consiste

en someter de más en más lo instintivo a lo ra­

cional.

Lo instintivo es un principio de vida, pero no de

civilización.

-€»©■«.

La inteligencia tiende con frecuencia a paralizar

la acción, y, por lo tanto, nunca es ventajoso para

Page 31: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 33

un pueblo tener más inteligencia que carácter.

Los bizantinos discutían muy bien, pero obraban

poco, mientras Mahoma estaba ya a las puertas de

la ciudad.

En materia de previsión el juicio es superior a la

inteligencia. Esta muestra todas las posibilidades

que se pueden producir. El juicio discierne entre

estas posibilidades las que más probabilidades de

realización tienen.

La analogía, origen de frecuentes juicios defini­

tivos, cuando sólo debería ser creadora de hipóte­

sis a comprobar, es causa frecuente de errores. Por

guiarse según analogías superficiales, los dirigen­

tes del Estado Mayor francés acumularon falta so­

bre falta y se negaron durante mucho tiempo a

multiplicar los cañones y las municiones.

Si no es frecuente entenderse en las discusiones,

es porque espíritus diferentes emplean las mismas

palabras para traducir ideas distintas.

Las personas que tienen costumbre de criticar

todo son generalmente las que poseen menos espí­

ritu crítico.

3

Page 32: Ayer y mañana

34 DR. GUSTAVE LE BON

El espíritu critico es, a la vez, creador de pro­

greso y generador de inacción.

No a la razón, sino más bien al buen sentido, es

a lo que, en otro tiempo, se debió erigir un templo.

Muchos hombres están dotados de razón y muy

pocos de buen sentido.

La abundancia de palabras inútiles es un sintoma

cierto de inferioridad mental.

Los hombres de genio hacen ia grandeza intelec­

tual de una nación; pero raramente su poderío.

Los hombres de pensamiento preparan los hom­

bres de acción, pero no los reemplazan.

<*>®—

El pensamiento de un grande hombre sólo vive

plenamente después de su muerte.

Page 33: Ayer y mañana

CAPÍTULO VI

LAS INTERPRETACIONES DE LA HISTORIA

La historia implica testimonios, principios y mé­

todos. Hay que desconfiar de los testimonios, du­

dar de los principios y aceptar solamente los mé­

todos.

La noción de los porcentajes debería ser la base

de las observaciones psicológicas y sociales. Los

hechos aislados no prueban nada. Sólo su grado

de frecuencia importa conocer.

La historia de la guerra, tal como la escriben los

alemanes, demuestra con qué facilidad deforman

los autores los hechos cuando éstos contradicen

sus convicciones o sus principios.

Al atribuir a los intereses económicos un papel

preponderante, los teóricos de la concepción ma-

Page 34: Ayer y mañana

36 D R . GUSTAVE LE BON

terialista de la historia olvidan que estos intereses

son fácilmente barridos por fuerzas psicológicas,

la más poderosa de las cuales son los impulsos místicos.

Una visión exacta, pero fragmentaria, de un acon­

tecimiento, conduce a interpretaciones inexactas

cuando se aplica a otra parte del mismo aconteci­

miento.

^ ® ^

Precisamente la historia es tan incierta, porque

se compone, sobre todo, de visiones fragmentarias generalizadas.

Frecuentemente, lo más seguro que contiene un

libro de historia, no es el relato de los aconteci­

mientos, sino la mentalidad del escritor que los

narra.

Las generaciones que forjan la historia de una

época, no supieron jamás escribirla. Los vivos

sólo son imparciales con los muertos.

Generalmente, los historiadores ven los aconte­

cimientos pasados a través de las ideas de la épo­

Page 35: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 37

ca en que viven. Por eso los hombres y las doc-

Iriñas populares en una época parecen execrables

a otra. El papa Alejandro VI y César Borgia fueron

simpáticos a sus contemporáneos. Maquiavelo sólo

devino antipático después de su muerte. La noche

ile San Bartolomé despertó tal entusiasmo en di­

versos países, que se crearon muchas medallas en

su conmemoración. El papa hizo reproducir en los

muros del Vaticano, donde todavía pueden verse,

detalles de la matanza.

-'*'©'*>

Los textos, las medallas, los monumentos, per­

miten reconstituir el esqueleto del pasado; pero el

que no sabe determinar los sentimientos y las ideas

de los cuales derivan, ignora por completo la his­

toria.

Creación del pasado, el presente es generador

del porvenir. Estudiar los cambios realizados per­

mite, con frecuencia, presentir los acontecimientos

futuros. El mañana es la floración del hoy y del

ayer.

Un hecho histórico separado de su génesis, no

enseña nada.

Page 36: Ayer y mañana

LAS EXPLICACIONES Y LAS CAUSAS

CAPÍTULO VII

3

No hay muchas causas simples en la historia.

Cada una está rodeada de un cortejo de elementos

invisibles más activos que las causas visibles in­

mediatas.

Una de las características de mentalidad primi­

tiva es atribuir causas simples a los fenómenos.

La interpretación simplista de las causas ha fal­

seado siempre la historia. Los grandes aconteci­

mientos, como la guerra mundial, raramente tienen

por origen la voluntad de un solo hombre. Las

fuentes son profundas, lejanas y variadas. La deci­

sión de un soberano no puede obrar sino tras la

lenta acumulación de aquéllas.

Page 37: Ayer y mañana

Ay e r y m a ñ a n a 39

Sólo a los espíritus superiores aparece la extre­

ma complejidad de las causas, la dificultad de re­

lacionarlas con los hechos observados y la imposi­

bilidad de explicar los orígenes reales del fenómeno

más sencillo: la caída de una piedra, por ejemplo.

En la génesis de los fenómenos históricos, las

causas se adicionan en progresión aritmética y sus

efectos en progresión geométrica. Causas ínfimas

pueden, pues, en ciertos momentos, engendrar

efectos considerables.

Examinada desde el punto de vista de la razón

pura, la guerra mundial aparece en su nacimiento

y durante su evolución como un caso inverisímil.

Ella contribuirá a mostrar a los teorizantes, que to­

davía dudaban, el débil papel que representa la

razón en las acciones de los pueblos.

Sólo se comprenden bien los orígenes de la

guerra impuesta por Alemania leyendo las diser­

taciones de sus filósofos, de sus historiadores y de

sus economistas desde hace medio siglo. Sus con­

clusiones aparecen claramente resumidas en esta

reciente declaración de un profesor germánico:

«El alemán tiene conciencia de sus derechos y de

sus deberes, y está dispuesto a tomar la dirección

del mundo.»

Page 38: Ayer y mañana

40 DR . GUSTAVE LE BON

El papel del filósofo no consiste en investigar el

valor racional de los móviles que impulsan a los

hombres, sino la influencia que ejercen estos mó­

viles.

—©♦

En sus interpretaciones, el sabio y el ignorante

comienzan por hipótesis; pero mientras a los ojos

del sabio la hipótesis es una mera suposición pro­

visional hasta que se compruebe, para el ignorante

constituye una certidumbre.

La hipótesis admitida sin garantías retrasa por

mucho tiempo el descubrimiento de la verdad.

Page 39: Ayer y mañana

CAPITULO VIII

LO IMPREVISIBLE EN HISTORIA

La obscura voluntad de las cosas parece, a ve­

ces, superior a la de los hombres y desorienta las

previsiones de éstos. Cuando, en 1815, terminó la

guerra entre Francia e Inglaterra, ambos países ha­

bían estado en lucha durante sesenta años de un

período que comprendía ciento veintisiete. En el

momento de Fashoda estuvo a punto de reanudar­

se el conflicto. ¿Cómo adivinar entonces que estas

dos naciones serían con el tiempo aliadas?

Los acontecimientos imprevistos durante la gue­

rra fueron más numerosos que los previstos. Nadie,

por ejemplo, previo su duración. Mucho menos

podía sospecharse la acumulación de faltas psico­

lógicas que levantó casi todos los pueblos del Uni­

verso contra Alemania, a pesar de los deseos de

mantenerse en una neutralidad conforme con sus

intereses.

Page 40: Ayer y mañana

42 UR. ÜUSTAVE LE BON

Sería larga la lista de los acontecimientos realiza­

dos contrariamente a todas las previsiones. Nadie

habría sospechado la derrota de la inmensa Rusia

por el pequeño imperio japonés y nadie habría po­

dido suponer que la débil Bélgica resistiría al po­

deroso imperio germánico. Menos aún se hubiera

presagiado que Inglaterra y América, desprovistas

de ejército y profundamente hostiles al militaris­

mo, constituirían potencias militares de primer

orden.

Después de la retirada de Charleroi, un espíritu

razonando según los datos de la psicología, la es­

trategia y la historia, no hubiera previsto jamás

que un ejército en retirada se volvería bruscamen­

te y detendría de golpe el impulso de un invasor

victorioso.

Un acontecimiento es imprevisible cuando cada

una de las posibilidades de que depende ofrece

probabilidades de realización casi iguales. Los ale­

manes reconocen que les hubiera sido imposible

prolongar la guerra si en sus comienzos no hubie­

ran conquistado la cuenca de Briey, cuya defensa

era fácil. Los aliados tampoco habrían podido con­

tinuar la lucha si, como esperaban los alemanes,

hubieran prohibido los americanos la exportación

de hierro, de que carecíamos. Tales acontecimien­

Page 41: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 43

tos escapan, evidentemente, a todas las previ­

siones.

Siempre permanecerá inexplicable que Alema­

nia 110 comprendiera el interés inmenso que tenía

en no obligar a los Estados Unidos a declararle la

guerra. Todo el oro de los aliados habría pasado

progresivamente a América y estaba ya próximo

el momento en que, agotado el crédito, no hubie­

ran podido procurarse el acero y el material que

sólo los Estados Unidos podían proporcionarles.

Alemania tenía interés en atacar a Inglaterra, su

terrible rival, e invadir Francia para conquistar sus

riquezas; pero se busca inútilmente cuál podía ser

su finalidad al atacar a Rusia, cuya industria, co­

mercio y banca estaba entre sus manos, hasta el

punto de que muchos alemanes consideraban a Ru­

sia como una colonia germánica. Es imposible

comprender semejante acontecimiento cuando se

ignoran sus causas místicas.

Los alemanes habían previsto muchas cosas an­

tes de declarar la guerra, salvo, sin embargo, las

más esenciales, como la resistencia de los france­

ses y la intervención de Inglaterra, Italia y América.

Page 42: Ayer y mañana
Page 43: Ayer y mañana

LIBRO II

Durante las batallas

Page 44: Ayer y mañana
Page 45: Ayer y mañana

CAPITULO PRIMERO

LA GÉNESIS PSICOLÓGICA DE LOS GRANDES CONFLICTOS

Las causas inmediatas de una guerra sólo tienen

un interés secundario. Para descubrir su génesis

hay que descubrir sus causas lejanas.

Los elementos racionales representan un papel

poco importante en el origen de los conflictos que

llenan la historia.

La razón se limita exclusivamente a servir las

fuerzas afectivas, místicas o colectivas, que son los

verdaderos motores de los grandes conflictos.

—<•>-

Los sentimientos más activos en la génesis de

las guerras son el orgullo, la ambición, la descon­

fianza y el odio.

Page 46: Ayer y mañana

48 DR. GUSTAVE LE BON

La desconfianza, más aún que el odio, ha sido

desde hace cincuenta años el sentimiento domi­

nante en las relaciones de los pueblos europeos,

llevándoles a armamentos cuya exageración hacia

la guerra inevitable.

Las causas de los grandes conflictos de la histo­

ria pueden reducirse a muy pocas: 1.° Causas bio­lógicas, tales como los impulsos del hambre que

determinaron en otro tiempo las invasiones ger­

mánicas destructoras de la civilización romana.

2.° Causas afectivas, como la envidia, la avidez y,

sobre todo, la ambición. Las guerras de Cien años

y de Siete años son guerras de ambición. 3.° Cau­sas místicas, como la supuesta influencia de pode­

res superiores ordenando a los fieles conquistar el

mundo, que determinaron las invasiones musulma­

nas, las cruzadas, las guerras de religión, la guerra

de los Treinta años y la última mundial. 4.° Causas

económicas, como el exceso de producción indus­

trial, origen de rivalidades comerciales.

El poder militar se coloca indiferentemente al

servicio de influencias biológicas, afectivas, místi­

cas y económicas.

Los dirigentes alemanes consiguieron hacer la

guerra popular atribuyéndole por causa la necesi-

Page 47: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 49

ilad de prevenirse contra la invasión rusa temida

desde hacía tiempo, contra el supuesto propósito

de desquite de Francia y contra la amenazadora ri­

validad económica de Inglaterra. El temor a la in­

vasión rusa fué la principal causa determinante de

la adhesión unánime de los alemanes. Sólo sus je­

fes conocían suficientemente la desorganización

de Rusia para saber que esta nación no era te­

mible.

Es muy raro que los pueblos se batan encarni­

zadamente por intereses puramente materiales. Los

más grandes pueblos que tomaron parte en la gue­

rra mundial, particularmente los Estados Unidos

combatieron por principios.

•?

Page 48: Ayer y mañana

CAPITULO II

ELEMENTOS PSICOLÓGICOS DE LAS BATALLAS

La historia de los pueblos se compone, sobre

todo, del relato de sus batallas. Los períodos de

paz fueron accidentes efímeros.

Las guerras utilizan armas materiales, pero sus

verdaderos motores son fuerzas psicológicas. Cada

cañón, cada bayoneta están envueltos en una at­

mósfera de fuerzas invisibles que dirigen los senti­

mientos y las acciones de los combatientes.

Napoleón decía en Santa Elena que el destino de

un país depende, a veces, de un solo día. La histo­

ria justifica esta aserción, pero también muestra

que, generalmente, hacen falta muchos años para

preparar ese día.

Page 49: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 51

No existe ejército poderoso sin un ideal por

guía. Amor a Roma en sus legionarios; incentivo

del botín en la Edad Media y en los germanos de

todas las épocas; amor a la gloria en los soldados

de Napoleón; religión del deber en los voluntarios

ingleses; amor a la patria en los franceses de nues­

tra época.

—®—

Los móviles de acción de los ejércitos han va­riado a través de las edades. La esperanza del bo­

tín y el miedo al castigo, únicos factores psicoló­

gicos utilizados por los antiguos jefes, no tienen

influencia ‘hoy más que en las razas en las que la

civilización no ha borrado aún los instintos pri­

mitivos.

Las acciones colectivas, cuyo papel social era ya

tan grande, tienden a adquirir una influencia pre­

ponderante en las batallas modernas. La del Marne

fué una batalla colectiva.

—®—

La fuerza de un ejército se debe, sobre todo, a

que el hombre colectivo pierde su egoísmo indivi­

dual para adquirir un egoísmo colectivo.

Todopoderoso en la vida social, el contagio

mental representa también una de las bases más

Page 50: Ayer y mañana

52 DR. GUSTAVE LE BON

firmes de la conducta del soldado y es el verdade­

ro creador de la cohesión y de la solidez de un

ejército.

—®—

La fuerza de resistencia de un pueblo crece in­

mensamente cuando tiene por enemigo un devasta­

dor sin piedad que amenaza a los débiles con im­

ponerles una servidumbre sin esperanza.

No reconocer en una guerra ni leyes ni tratados

es, ciertamente, una ventaja momentánea para el

invasor; pero crea en los vencidos una acumula­

ción de odios a la que ningún vencedor puede

resistir.

La experiencia parece demostrar que en las gue­

rras modernas de trincheras, los ejércitos se des­

gastan lentamente por el hecho mismo de la defen­

siva. La usura completa constituiría la derrota.

Una~derrota nada significa si el vencido no des­

espera. Se ha hecho observar muy acertadamente

que ningún pueblo sufrió tantas derrotas como el

Page 51: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 53

romano. Sin embargo, apoyados en la constancia

de su voluntad, siempre acababan por triunfar.

La guerra es, ante todo, una lucha de voluntades.

En las batallas prolongadas e indecisas, en las

que la equivalencia de fuerzas crea la equivalencia

de laxitudes, el triunfo es del que sabe prolongar

la lucha unos instantes más que su adversario.

La guerra ha revelado que previsión y audacia

eran las cualidades de que más carecen los gene­

rales mediocres.

Page 52: Ayer y mañana

CAPÍTULO III

EL ALMA NACIONAL Y LA IDEA DE PATRIA

El alma de una raza rige su destino. Para crearla

hacen falta varias generaciones y a veces, para

perderla, muy pocos años.

—®—

El alma colectiva de una multitud difiere mucho

del alma colectiva de una raza. La primera es tran­

sitoria; la segunda, permanente.

—®—

Las grandes naciones modernas son agregados

de razas diversas cuya alma ha sido unificada por

un largo pasado de vida común, de intereses, de

creencias y de sentimientos idénticos.

En razón de su estructura psicológica distinta,

las razas son impresionadas distintamente por los

mismos hechos. Sintiendo y obrando de maneras

Page 53: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 55

diferentes, no son accesibles a las mismas eviden­

cias y no pueden, por lo tanto, comprenderse.

—©♦

La superioridad de su alma ancestral es lo que

distingue al civilizado del bárbaro. La educación

no puede igualarlos.

—®—

La raza es la piedra angular sobre la que descan­

sa el equilibrio de las naciones y representa lo que

hay de más estable en la vida de un pueblo. Cru­

ces repetidos pueden disociarla, y por ello la in­

fluencia de los extranjeros es muy peligrosa. Tales

cruces destruyeron en otro tiempo la grandeza de

Roma, que perdió su poder y su alma.

Las tradiciones nacionales representan uno de

los principales elementos fijadores del alma de los

pueblos. Sin ellas cada generación tendría que co­

menzar de nuevo a buscar penosamente guías para

orientar su conducta.

—®«-

La absorción del alma individual transitoria por

el alma permanente de la raza bajo la influencia

de un gran peligro nacional, fortifica considerable­

mente la unidad mental de un pueblo.

-®—

Page 54: Ayer y mañana

56 DR. GUSTAVE LE BON

Cuando el interés de la raza se substituye total­

mente en un pueblo al instinto de la conservación

individual, la resistencia de este pueblo a sus agre­

sores es infinita. Se le puede destruir, pero no es

posible someterle.

El patriotismo es la manifestación más poderosa

del alma de una raza. Representa un instinto de

conservación colectivo que, en caso de peligro na­

cional, se substituye inmediatamente al instinto de

conservación individual.

La patria es una abstracción un tanto vaga du­

rante la paz. Su potencia aparece solamente cuan­

do está amenazada. Libre entonces del velo místi­

co que la cubría, se convierte en una realidad lo

bastante fuerte para transformar la conducta de un

pueblo.

La patria no está constituida solamente por el

suelo en que vivimos, sino también por la sombra

de nuestros abuelos, que continúa viviendo en nos­

otros y contribuye a elaborar nuestro destino.

Defender la patria es para un pueblo defender, a

la vez, su pasado, su presente y su porvenir.

Page 55: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 57

El patriotismo adquiere todo su valor al hacerse

místico. El que sólo sea patriota por razón, es un

patriota banal.

Un pueblo en el que se debilita la idea mística

de patria desaparece de la historia sin ni siquiera

tener tiempo de recorrer las etapas de su deca­

dencia.

-*®<*

Las guerras son los agentes más seguros de con­

solidación de un alma nacional.

♦®—

Los Estados Unidos habían alcanzado la cumbre

del poderío industrial y comercial, pero su alma

nacional todavía no era muy estable. La guerra la

ha fijado definitivamente.

Las conspiraciones alemanas en América proba­

ron lo difícil que es para un pueblo absorber los

elementos extranjeros. Si los vivos pueden fundar

su lengua, sus costumbres y sus intereses, los

muertos que les guían permanecen rebeldes a esta

fusión. No se cambia de raza al cambiar de latitud.

Page 56: Ayer y mañana

58 DR. OUSTAVE LE BON

El alma de las razas tiene fronteras infranquea­

bles.

—®—

La patria sólo se defiende bien con cualidades

ancestrales. A Inglaterra le bastó una hábil organi­

zación para crear en dos años un ejército bien equi­

pado; pero para infundir a este ejército cualidades

de tenacidad y valor capaces de transformar vo­

luntarios indecisos en veteranos intrépidos, era in­

dispensable la influencia de la raza. Los regimien­

tos y los cañones se crean en algunos meses; pero

hacen falta siglos para forjar el corazón de los

hombres que los manejan.

La guerra revela a un pueblo sus debilidades,

pero también sus virtudes.

J

La guerra transformaría ciertos pueblos hasta el

punto de cambiar el futuro desarrollo de su histo­

ria, si pudieran conservar durante la paz una débil

parte de las cualidades manifestadas durante la

guerra.

Las guerras provocadas por odios de razas pue­

den aplazarse; pero no se evitan.

Page 57: Ayer y mañana

CAPÍTULO IV

I.A VIDA DE LOS MUERTOS Y LA FILOSOFÍA DE LA MUERTE

Las cualidades de carácter que hacen la grande­

za de un pueblo son obra de sus abuelos. El alma

de los vivos está modelada por la de los muertos.

En los grandes conflictos que pueden decidir de

la suerte de un pueblo, el ejército invisible de los

muertos guía los actos de los combatientes. La ba­

talla del Marne fué ganada por los muertos. En ella

eran más numerosos que los vivos los muertos de

Tolbiac, Bouvines, Marengo y todas las glorias pa­

sadas, para impedir que Francia cayera en el abis­

mo a que parecía empujarla un siniestro destino.

La voluntad de los vivos no lucha fácilmente

contra la de los muertos.

Page 58: Ayer y mañana

60 DR. GUSTAVE LE BON

En Inglaterra, la opinión de los muertos es más

fuerte que la de los vivos. El Gobierno inglés pudo

darse cuenta de ello durante el primer año de la

guerra. Conquistar el alma de los vivos a través de

la de los muertos, fué su más difícil empresa.

—®—

Lo inconsciente, en el cual se elaboran los mo­

tivos de muchos de nuestros actos, representa una

condensación del alma de nuestros abuelos.

—®—

Los muertos deben tener reservado un puesto en

la dirección de una Sociedad; pero hay que evitar

que su poder sea demasiado tiránico, pues no pu-

diendo progresar, tienden a paralizar el progreso.

La disciplina interna creada por los muertos, es

siempre menos dura que la disciplina externa im­

puesta por los vivos. Los individuos y los pueblos

que no poseen la primera, tienen que resignarse a

sufrir la segunda.

Cuando el hombre escucha el alma de su raza, el

sentido de la muerte deviene nuevo para él y com­

prende entonces que bajo lo efímero se oculta la

duración y que la perpetuidad negada al individuo

Page 59: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 61

es privilegio de la raza de la cual él representa un

fragmento.

—®—

La muerte no es más que un desplazamiento de

individualidades. La herencia hace circular las mis­

mas almas a través de las generaciones de una mis­

ma raza.

Nuestros actos sólo son efímeros en apariencia.

Sus repercusiones se prolongan, a veces, durante

siglos. La vida del presente teje la del porvenir.

Nuestras formas transitorias encierran un conte­

nido eterno. Heredero de un largo pasado, cada

ser, surgido momentáneamente en la línea del

tiempo, encierra un número inmenso de generacio­

nes en espera de la hora de su aniquilamiento pro­

visional.

Page 60: Ayer y mañana

CAPITULO V

CAMBIOS DE PERSONALIDAD CREADOS POR LA GUERRA

Los elementos psicológicos fundamentales de

una raza son permanentes. Los elementos secunda­

rios poseídos por las diversas individualidades que

la componen son móviles. De su combinación re­

sultan nuevos equilibrios, generadores de nuevas

personalidades.

—®—

Lo que conocemos de los seres que nos rodean

y lo que ellos mismos conocen, sólo representa

una parte de sus personalidades posibles.

Canalizada por el hábito y la constancia del me­

dio, nuestra alma cotidiana cambia poco. Es, pues,

imposible prever las personalidades que surgirán

bajo la necesidad imperiosa de una adaptación a

las circunstancias imprevistas.

Page 61: Ayer y mañana

Todo ser lleva en sí posibilidades latentes de

carácter, legadas por sus diversos antepasados, que

los acontecimientos hacen surgir.

♦ ® —

El hombre puede, generalmente, más de lo que

cree; pero no siempre sabe lo que puede. Sólo las

circunstancias le revelan sus capacidades igno­

radas.

—®~

Los discursos no traducen la verdadera persona­

lidad de cada ser. Sólo sus actos le revelan, a ve­

ces incluso a sus propios ojos.

Cuando bajo la influencia de excitaciones pode­

rosas se modifican los equilibrios del organismo

mental, el hombre puede transformarse hasta el

punto de devenir desconocido para sí mismo. A su

personalidad antigua se ha substituido una perso­

nalidad imprevista.

Para que puedan nacer personalidades nuevas,

es necesario que los equilibrios habituales del or­

ganismo mental sean desagregados por aconteci­

mientos que turben violentamente las relaciones

del ser con su medio.

AYER Y MAÑANA 63

Page 62: Ayer y mañana

64 DR. GUSTAVE LE BON

La guerra es un poderoso excitante de todas las

energías, de las del bien como las del mal. Ella es­

timula, a la vez, las virtudes, los vicios y la inteli­

gencia.

Las cualidades desarrolladas por la guerra son

de las que elevan al hombre por encima de sí mis­

mo: el heroísmo, la tenacidad, el espíritu de sacri­

ficio, el valor y, sobre todo, la continuidad del

esfuerzo.

El hombre de la vida cotidiana está, general­

mente, guiado por su egoísmo individual. El hom­

bre de las batallas, por los intereses colectivos de

su raza.

Page 63: Ayer y mañana

CAPITULO VI

LAS FORMAS DEL VALOR

La resistencia al sentimiento natural del temor

producida por el peligro, constituye el valor. Si el

peligro, aunque persista amenazador, deja de ser

inmediato, el valor necesita perseverancia.

El valor militar ha evolucionado mucho en el

curso de la historia. De los héroes antiguos a los

barones feudales, ningún guerrero osaba afrontar

inofensivos venablos o inciertas flechas sin la pro­

tección de una pesada armadura. La tempestad de

hierro a la cual se expone al soldado moderno sin

protección, les hubiera hecho retroceder de horror.

-©•**-

En otro tiempo, un momento de heroísmo basta­

ba para asegurar la inmortalidad. Hoy, conquistar

una línea de trincheras exige una continuidad de

valor que desconocían los guerreros de Homero.

5

Page 64: Ayer y mañana

Aquiles es célebre desde hace tres mil años por ha­

zañas que, en nuestros días, ni siquiera merecerían

la recompensa de una decoración.

Las guerras modernas han substituido al valor

intermitente e irreflexivo el valor constante y pru­

dente. Más útil que el primero, es más difícil de

crear.

6 6 DR. GUSTAVE LE BON

El heroísmo silencioso de las luchas subterrá­

neas modernas y el del aviador perdido en la in­

mensidad, son muy superiores a los heroísmos

ruidosos, pero momentáneos, de las antiguas ba­

tallas. \

El valor discontinuo no es transformado por el

hábito en valor continuo más que si los peligros

repetidos son idénticos. Un individuo que se mues­

tra heroico en el asalto, se asustará por el estallido

imprevisto de una granada.

—®—

E1 valor ante un peligro ignorado exige una vo­

luntad fuerte que requiere un gasto nervioso que

no puede prolongarse y que sólo un largo reposo

puede reparar.

Page 65: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 67

Saber transformar en hábito un peligro, una fati­

ga, un disgusto, es hacerlos fácilmente aceptables.

No siendo divisible la atención, puede ser deri­

vada. Se desvian fácilmente las preocupaciones

del soldado mediante ejercicios variados y con­

tinuos.

Cada grupo militar acaba por poseer una bravu­

ra colectiva que requiere cierto tiempo para for­

marse.

—®—

Un hombre valeroso sacado de un grupo y colo­

cado en otro en el que es desconocido, pierde, a

veces, gran parte de su bravura.

—®—

Una misma colectividad militar puede oscilar

del miedo al heroísmo, según el jefe que la mande.

-o©-»-

Convencer a una tropa de su superioridad es

infundirle un heroísmo continuo, generador de

éxitos.

Page 66: Ayer y mañana

DR. GUSTAVE LE BON

Una de las inferioridades psicológicas de la de­

fensiva es deprimir el valor, mientras que la ofen­

siva lo estimula.

Las trincheras probaron que el valor se mide

por la tenacidad, la resistencia, la iniciativa, la

voluntad, el juicio, cualidades que no enseñan los

libros y que dependen únicamente del carácter.

E1 heroísmo no tiene castas.

Page 67: Ayer y mañana

EL ARTE DE PERSUADIR Y EL ARTE DE MANDAR

CAPITULO VII

Como el alma del jefe hace la del soldado, una

tropa que pierde el jefe que sabe mandarla, pierde

al mismo tiempo su cohesión y no tarda en adqui­

rir la inconsistencia de la multitud.

Los galones facilitan el mando, pero no crean el

arte de mandar.

Los grados sólo establecen una jerarquía ficticia,

con frecuencia ilusoria en tiempos de guerra. Sólo

el valor moral puede crear la obediencia, el respe­

to y la abnegación en los subalternos.

El arte de mandar sólo es completo si tiene por

sostén el arte de persuadir.

Page 68: Ayer y mañana

Los tratados de retórica dan las reglas para

componer discursos, pero no pueden enseñar el

arte de persuadir.

En las arengas destinadas a persuadir una co^

lectividad se pueden invocar razones, pero antes

hay que hacer vibrar sentimientos.

i

La razón convence a veces por un instante, pero

no hace obrar y los grandes conductores de mu­

chedumbres recurren a ella raramente.

El manejo de las leyes psicológicas que condu­

cen a las multitudes es indispensable para inculcar

a una colectividad el espíritu de cuerpo.

Se aumenta considerablemente el valor de una

tropa creando en ella el espíritu de cuerpo. Gra­

cias a él .ciertos regimientos adquirieron durante la

guerra una reputación tal, que siempre se recurría

a ellos en circunstancias que se,requerían hombres

que nunca cedían.

En una tropa que posee el espíritu de cuerpo, la

gloria y la emulación son colectivas. Estos senti­

mientos se propagan por contagio mental a las

70 DR. GUSTAVE LE BON

Page 69: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANÁ 71

nuevas unidades que ingresan en ella, a condición

que los hombres incorporados no sean numerosos.

La confianza del soldado en sus jefes es uno de

los más importantes elementos de su valor.

El jefe cuya alma está en comunicación íntima

con la de sus hombres, no necesita de la palabra*

un gesto, una mirada le basta.

Sostener el buen humor y la alegría en los sol­

dados que la muerte amenaza a cada instante es un

arte que ningún jefe debe ignorar.

Ciertas palabras acrecientan las energías y hacen

invencible al soldado. Hace falta ser un gran jefe

para pensarlas y decirlas.

Se actúa fácilmente sobre hombres aislados in­

vocando sus intereses, es decir, su egoísmo. Como

las multitudes no son egoístas, para seducirlas hay

que utilizar otros móviles.

Page 70: Ayer y mañana

72 DR. GUSTAVE LE BON

La afirmación, la repetición, el prestigio y el

contagio constituyen los grandes factores de la

persuasión, pero sus efectos dependen de quien los

emplea.

Para persuadir hay que dirigirse, según los ca­

sos, a las influencias afectivas, místicas o colecti­

vas que conducen a los hombres y muy poco a su

inteligencia.

—®—

La controversia es raramente un medio de per­

suasión. Contradecir una opinión equivale a veces

a fortificarla. Las ideas de un adversario se modi­

fican llevándole a convencerse él mismo por una

serie de reflexiones que luego germinan lentamente

en su inconsciente. Las mujeres, que conocen ins­

tintivamente este procedimiento, persuaden con

facilidad.

-*-®-

Un orador cambia fácilmente la opinión de sus

auditores; pero, siendo efímera su influencia, no ac­

túa sobre su conducta.

Los votos de una asamblea inmediatamente

después de un discurso o al día siguiente de este

discurso, son, con frecuencia, muy diferentes.

—®—

Subyugando los corazones se domina fácilmente

las voluntades.

Page 71: Ayer y mañana

LIBRO III

La psicología de los pueblos.

Page 72: Ayer y mañana
Page 73: Ayer y mañana

CAPITULO PRIMERO

EL ALMA DE LOS PUEBLOS Y SU FORMACIÓN

Él alma de un pueblo representa una acumula­

ción de elementos ancestrales estabilizado por los

siglos. Sobre esta roca sólida íiotan elementos mó­

viles de las almas individuales creadas por la edu­

cación y el medio.

Un pueblo no alcanza su estabilidad sino luego

de haber adquirido una conciencia colectiva. Esta

adquisición requiere, a veces, muchos siglos.

La vida de un pueblo, sus instituciones, sus

creencias, sus artes y sus luchas, representan la

forma visible de las fuerzas invisibles que le di­

rigen.

De la mentalidad de un pueblo derivan su con­

ducta, y, por consecuencia, su historia.

Page 74: Ayer y mañana

76 DR. ÜUSTAVE Lfc BON

No se pueden presentir las reacciones posibles

de un pueblo si no es estudiando sus actos en las

grandes circunstancias de su historia.

—®-

Los errores de previsión cometidos por los di­

plomáticos alemanes sobre la supuesta neutralidad

de Inglaterra y Bélgica, demostraron la imposibili­

dad de presentir la conducta de un pueblo en los

grandes acontecimientos basándose en su psico­

logía cotidiana.

.«-®—

E1 carácter real de un pueblo sólo aparece en

las crisis importantes de su historia.

—®—

E1 alma de un pueblo se ve muy bien en sus ac­

tos y muy mal en sus libros y discursos.

N

Los escritos y las palabras representan el alma

consciente de la vida diaria; los actos, el alma in­

consciente y estable creada por los abuelos.

Bastan algunos años para civilizar la inteligen­

cia de un pueblo, y hacen falta siglos para civilizar

su carácter.

Page 75: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 77

Las transformaciones mentales provocan rápidas

transformaciones materiales.

El progreso material de ciertos pueblos se ha

hecho destructor de su progreso moral.

Un pueblo no cambia su alma ancestral, pero

puede aceptar nuevas orientaciones, generadoras

de triunfos o de catástrofes. Así es como la men­

talidad alemana cambió de orientación bajo la in­

fluencia de tres factores: el militarismo, 1a unifica­

ción política y la educación técnica.

-«»©-»-

Un pueblo puede transformar su civilización

adoptando el idioma, las instituciones y las artes

de otro pueblo; pero no por ello transforma su

alma. Después de la conquista normanda los in­

gleses hablaron francés durante mucho tiempo,

pero no dejaron de ser ingleses. Roma latinizó los

galos, pero no cambió su carácter.

v—© -

El Japón, que en pocos años pasó del empleo de

arcos y flechas al de las armas e industrias más

modernas, no tuvo para asimilarse una civilización

nueva más que utilizar las cualidades de pacien­

cia, tenacidad y disciplina legadas por sus abuelos.

Cambió de civilización; pero no cambió de alma.

♦«>»

Page 76: Ayer y mañana

78 DR. GUSTAVE LE BON

La nacionalidad puede ser constituida por cuatro

elementos diferentes que raramente reúne un mis­

mo pueblo: la raza, la religión y los intereses.

Los pueblos que no poseen un alma ancestral

suficientemente estabilizada viven en la anarquía y

progresan poco. Aquellos cuya alma ha quedado

demasiado estabilizada, no progresan más. En los

tiempos modernos ios rusos representan la fase de

estabilización insuficiente, y los chinos la de esta­

bilización demasiado completa.

En un determinado período de la historia de un

pueblo las faltas de pensamiento, de carácter, de

juicio y, por consecuencia, de carácter, son irrepa­

rables y devienen creadoras de esas fatalidades

inexorables bajo cuyo peso acabaron por sucum­

bir grandes imperios.

Substituir, como móvil de acción, la gloria co­

lectiva a la personal, es para un pueblo un impor­

tante progreso moral.

Las naciones sólo se transforman por la evolu­

ción de las almas. Es en sí mismo, y no exterior-

mente, donde un pueblo debe buscar las causas de

su grandeza o de su decadencia.

_L

Page 77: Ayer y mañana

En las circunstancias graves de la historia, ios

pueblos ven, con frecuencia, mejor que sus go­

biernos. Es que entonces ven por sus muertos.

-~®^

El alma de un pueblo, mucho más que la volun­

tad de sus dirigentes, determina el régimen político

que puede aceptar.

Hacer nacer, prosperar y desaparecer senti­

mientos y creencias en el alma de los pueblos, es

un fundamento esencial del arte de gobernar.

-*-®~

Transformar la mentalidad de un pueblo es, a

veces, más útil que aumentar sus armamentos.

Conquistar territorialmente a un pueblo no bas­

ta; para dominarlo hay que vencer su alma.

AYER Y MAÑANA 79

Page 78: Ayer y mañana

CAPÍTULO II

PSICOLOGÍA COMPARADA DE ALGUNOS PUEBLOS

Todos los pueblos presentan ciertos caracteres

comunes, pero cada uno posee también otros es­

peciales que le diferencian. Tales, por ejemplo, la

tenacidad en los ingleses, la indecisión y la impre­

cisión en los rusos.

~®~

La manera como ve las cosas un pueblo depen­

de más de su temperamento psicológico, es decir,

de su carácter, que de su inteligencia. Este carácter

condiciona la manera como reacciona a las excita­

ciones del mundo exterior.

Cada pueblo tiene un ideal de derecho, de moral

y de justicia demasiado personal para ser acepta­

dos por otras naciones. La ignorancia de está ley

psicológica ha creado la decadencia de muchas

colonias.

Page 79: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 81

Ciertos caracteres de los pueblos se mantienen

en todo el curso de su historia. Juan de Saulx, viz­

conde de Tabanne, decía ya en tiempos de Car­

los IX que Francia, invencible cuando está unida,

es el país que sabe siempre vencer las circunstan­

cias incluso cuando éstas parecen desesperadas.

Un pueblo es libre de calificar de inmortales los

principios que le guían, pero no tiene derecho a

imponerlola otras naciones de mentalidad distin­

ta. Las metafísicas políticas son tan respetables

como las religiosas, a condición de que no preten­

dan imponerse por la fuerza.

Aunque muy sencilla y regida por un limitado nú­

mero de elementos, el alma de los balcánicos fué

un misterio en los comienzos de la guerra para la

mayoría de los diplomáticos europeos, porque se

obstinaron en juzgarla según las reglas de su pro­

pia lógica.

La gran guerra ha justificado una vez más la ley

histórica según la cual un pueblo no puede adoptar

las instituciones, las artes, el idioma y la religión

de una raza diferente sin imponerle profundas

Iransformaciones. Los mismos dioses están conde­

nados a tales cambios. Transportado a China, el

13uda indio adquirió rápidamente los caracteres de

una divinidad china. Llegado a Inglaterra, el Jehová

Page 80: Ayer y mañana

82 DR. GUSTAVE LE BON

bíblico devino un dios inglés que gobernaba el

mundo en provecho de Inglaterra. Adoptado por

los germanos, el dios caritativo y dulce de los cris­

tianos se transformó en divinidad sanguinaria y

feroz, sin piedad para los débiles y llena de aten­

ciones para los fuertes.

Alemania, antes de la guerra, invadía el mundo

con su industria; pero ya no lo invadía con su pen­

samiento. La era de los grandes filósofos y de los

grandes escritores se había cerrado desde hacía

tiempo.

El alemán, incluso aislado, será siempre un ser

colectivo. Sólo adquiere valor fundido en un gru­

po. Cada ciudadano es una célula del gran orga­

nismo llamado Estado.

La conciencia del alemán es una conciencia co­

lectiva dirigida por el Estado; la del inglés y ame­

ricano, una conciencia individual que sólo abando­

na al Estado una débil parte de sí misma.

Lo que se llama germanismo es, sencillamente, la

síntesis de los apetitos que siempre engendra en su

pueblo la convicción de ser lo bastante fuerte para

apoderarse de los territorios y de las riquezas de

pueblos supuestos menos fuertes.

Page 81: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 83

Hay que admitr que la cultura germánica no crea

una gran clarividencia, puesto que los partidarios

de anexiones territoriales ruinosas para Alemania

se reclutan entre los profesores, funcionarios e in­

dustriales.

Prusia necesitó más de medio siglo para forma

la mentalidad alemana por medio de la escuela y

del cuartel; pero como esta mentalidad era contra­

ria a la naturales! del hombre, resultó artificial. Los

alemanes acabarán seguramente por comprobar

que la gloria de ser casi los únicos defensores del

absolutismo y de la violencia cuesta cara y produ­

ce poco.

La mentalidad belicosa de los alemanes parece,

por el momento, irreductible. A los tres años de lu­

cha mundial, el ministro de la Guerra prusiano pe­

día al Reichstag créditos para una nueva escuela

de oficiales a fin de preparar las futuras batallas

que, según él, sucederían a la guerra de entonces,

pues el pacifismo no era más que una utopía peli­

grosa.

La célebre Memoria de Bissing, gobernador de

Bélgica, merecería ser grabada en los muros de las

oscuelas. Luego de exponer en aquel documento

que Bélgica debía permanecer bajo el yugo ale­

mán, y considerando que el Soberano desposeído

podía devenir molesto, recomendaba enérgicamen­

Page 82: Ayer y mañana

84 DR. GUSTA VE LE BON

te seguir el consejo de Maquiavelo: <E1 que se pro­

pone apoderarse de un país debe deshacerse del

Rey y del Gobierno, aunque para ello tenga que

recurrir a la muerte.» En ningún otro país se en­

contrará un hombre de Estado moderno capaz de

firmar tales líneas.

—®-«-

El abismo mental entre el inglés y el alemán ya

se había revelado antes de la guerra en su manera

de conducirse con respecto a los pueblos conquis­

tados. Inglaterra devolvía la libertad al Transvaal

vencido. América, luego de haber organizado la

Isla de Cuba, dejó que se gobernara por sí misma.

Alemania, por el contrario, en Polonia y en Alsa-

cia y en todas sus colonias, no practicó más régi­

men político que la violencia, creándose como ene­

migos los pueblos que gobernaba.

—®—

Si los germanos hubiesen sospechado lo que era

el alma inglesa, habrían comprendido que sus fero­

cidades en Bélgica tendrían como resultado indig­

nar a los ingleses hasta el punto de hacer surgir

del suelo británico millones de combatientes.

—®~

Sin preocuparse gran cosa de las teorías y de la

lógica, el inglés sólo se preocupa de la realidad y

procura adaptarse a ella.

Page 83: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 85

Los pueblos siempre jerarquizaron los valores

según el grado de utilidad que les atribuían. Los

romanos de las primeras edades hubieran juzgado

la aptitud de manejar bien la lanza muy por encima

del arte de componer cantos homéricos. En nues­

tros días un general alemán está más orgulloso

de incendiar una catedral o una biblioteca que de

descubrir un planeta.

La ferocidad es un sentimiento de raza, peculiar

de ciertos pueblos, que los siglos no borran. El

placer que experimentaban los antiguos asirios de

ver despellejar vivos a sus cautivos es idéntico al

de los pueblos balcánicos modernos que tortura­

ban largamente a sus prisioneros, y al de los ale­

manes cuando conocieron la noticia del torpedea­

miento del Lusitania.

Los pueblos cuya civilización ha dulcificado por

demás las costumbres y paralizado las cualidades

de carácter lucharán siempre difícilmente contra las

razas dotadas, a la vez, de subconciencia bestial,

de disciplina rígida, de ansias de conquista y de

amor al saqueo.

—®—

Una de las características de ciertos pueblos es

la de no tener ninguna estabilidad, lo que imposi­

bilita tener confianza en sí mismos. Con respecto a

ellos se puede generalizar la observación hecha por

un ex diputado del Reichstag, el abate Wetterlé, a

Page 84: Ayer y mañana

86 DR. GUSTAVE LE BON

propósito de sus colegas polacos: «Todos eran

buenos compañeros, de trato agradable, pero muy

inconstantes e inciertos. Yo les he visto pasar, de

un momento a otro, de la oposición más revolucio­

naria al gubernamentalismo más absoluto, y ello

sin motivo aparente. Unos días amenazaban con

colocar bombas debajo de la poltrona del canci­

ller, y al siguiente día votaban entusiasmados leyes

reaccionarias. Jamás se podía contar de una mane­

ra segura con el concurso de personas tan cam­

biantes.»

Es exponerse a muchos errores en la interpreta­

ción de la conducta de los pueblos cuando se olvi­

da que todas las almas no tienen una común me­

dida.

i

Page 85: Ayer y mañana

CAPÍTULO III

LA INCOMPRENSIÓN ENTRE RAZAS DIFERENTES

La incomprensión rige las relaciones entre los

seres de raza, educación y sexo diferentes, porque

las mismas sensaciones despiertan en ellos ideas y

sentimientos distintos.

La guerra demostró una vez más hasta qué pun­

to se conocen mal los pueblos entre sí. Alemania

ignoraba el alma de Francia y de Inglaterra. Estas

no desconocían menos la de Alemania.

Los pueblos aprendieron en la última guerra

cuán diferente es, según las razas, el sentido de

ciertas palabras abstractas: derecho, libertad, justi­

cia, humanidad, fuerza y otras muchas. Los filóso­

fos ya lo sabían.

Uno de los ejemplos más sorprendentes de la in­

comprensión entre los hombres de razas diferentes

Page 86: Ayer y mañana

88 DR. GUSTAVE LE BON

lo proporciona el hecho que los socialistas alema­

nes y franceses se habían encontrado en numero­

sos Congresos sin haber sospechado jamás sus

divergencias de ideas, de sentimientos y de doc­

trinas.

El internacionalismo, posible en el dominio de

los intereses, no lo es en el de los sentimientos.

La persistencia de los odios de raza se debe a

que los hombres de mentalidades distintas reaccio­

nan de diferente manera ante excitaciones idénti­

cas. Creencias, juicios, visiones de la vida, todo di­

fiere en ellos.

Si las ideas de los pueblos extranjeros o de los

pueblos muertos son, con frecuencia, inaccesibles,

es porque no podemos juzgarlas sino a través de

nuestra propia mentalidad. ¿Cómo comprender

hoy, por ejemplo, un romano divinizando a los em­

peradores, las ciudades y hasta simples abstraccio­

nes como la concordia?

Los profesores que juzgaban en otro tiempo al

pueblo alemán como un admirable modelo, lo pre­

sentan hoy como tipo de barbarie. Hubieran podi­

do evitarse tales variaciones de opinión estudian­

do sus doctrinas filosóficas. Las conquistas y ma-

Page 87: Ayer y mañana

tanzas realizadas por los germanos son, en efecto,

simples aplicaciones de las enseñanzas que, desde

hacía tiempo, propagaban sus libros. •

—®~-

FJ alma de un pueblo nos es impenetrable cuan­

do se separa demasiado de la nuestra y, sobre todo,

ruando, no estando aún estabilizada, varía incesan­

temente con las circunstancias. Las oscilaciones del

alma rusa nos son, por esta razón, incomprensibles.

Los seres de mentalidad diferente, para poderse

soportar, deben evitarse. Cuando se frecuentan,

sus divergencias psicológicas entran en conflicto.

^® -^

Generalmente consideramos como privado de

todo juicio al hombre que no acepta el nuestro.

AYER Y MAÑANA 89

Page 88: Ayer y mañana

CAPITULO IV

PAPEL DE LAS ILUSIONES EN LA VIDA DE LOS PUEBLOS

Las ilusiones corresponden a irreductibles nece­

sidades de la mentalidad humana, puesto que su

influencia siempre fué preponderante a través de la

historia. En todas las épocas, millones de hombres

se encontraron dispuestos a sacrificarse por ellas.

En nombre de las ilusiones se crearon muchos im­

perios y fueron destruidos otros.

-«»(•;«*-

El papel secundario de las influencias naciona­

les en la vida de los pueblos es una de las causas

que hacen difícil presentir su curso. Si se elimina­

ran de la historia las ilusiones y los fantasmas, no

habría historia.

Muchos espíritus consideran nuestra época como

una edad positiva que sólo obedece a la razón. La

experiencia ha probado, por el contrario, que el

mundo continuaba siendo conducido por quiméri­

cas utopías. En nombre de su ilusoria misión de

Page 89: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 91

hegemonía, los alemanes devastaron Europa, mien­

tras que los países invadidos eran víctimas de ilu­

siones de otro orden, pacifistas e intemacionalistas,

que estuvieron a punto de causar su pérdida.

La credulidad completa, y no el escepticismo,

constituye el estado normal de los individuos, y

sobre todo, de los pueblos.

Si los alucinados no hubieran representado un

papel preponderante en la historia, el curso de los

acontecimientos hubiera sido distinto, pero no es

seguro que el mundo hubiera ganado con ello. Con

frecuencia el error fué un estimulante más fuerte

que la verdad.

^® .^ .

Los pueblos se pasan más fácilmente de pan que

de ilusiones. Subyugados por estos seductores fan­

tasmas, olvidan sus más caros intereses.

En la eterna lucha contra la ilusión, la razón no

puede triunfar sin la ayuda del tiempo.

—®^

Sólo la experiencia es una destructora rápida de

ilusiones, a condición de que revista una forma ca­

tastrófica. Entonces hace instantáneamente visible

i*l error, como el relámpago que ilumina la noche.

Page 90: Ayer y mañana

92 DR. GUSTAVE LE B0N

En el momento en que se dibujan en el mundo

nuevas tentativas de pacifismo, es útil recordar la

siguiente reflexión del presidente Roosevelt: las

ilusiones pacifistas han costado a Francia torrentes

de lágrimas y de sangre.

El pacifismo es un generador cierto de guerras y

de conquistas. Un pueblo pacifista, como no inspi­

ra temor alguno, atrae sobre sí, fatalmente, la agre­

sión. Una nación bien armada raramente es ata­

cada.

\

Las ilusiones colectivas ceden ante las necesida­

des, pero jamás a los razonamientos.

Alemania seguirá siendo peligrosa durante mu­

cho tiempo, porque la coalición de los pueblos en

contra de ella ha aumentado sus ilusiones y su or­

gullo. Incapaz de comprender los motivos de esta

coalición, los atribuye a una envidia universal ori­

ginada por su pretendida superioridad.

Lo que llamamos progreso de las ideas no es

con frecuencia más que una transformación de las

ilusiones creadas por estas ideas.

Page 91: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 93

Como el error es, generalmente, más impresio­

nante que la verdad, los políticos prefieren el error

a la verdad.

Las fuerzas materiales combatidas hoy son te­

mibles, pero las ilusiones generadoras de estas

fuerzas lo son más todavía.

Creadoras de esperanza y, por lo tanto, de felici­

dad, las ilusiones serán siempre más seductoras que

las realidades.

Para destruir un error hace falta más tiempo que

para darle vida.

El arte de manejar las ilusiones es tan necesario

a los conquistadores como el arte de manejar ca­

ñones.

Lo irreal es el gran generador de lo real.

Page 92: Ayer y mañana

CAPITULO V

LAS OPINIONES INDIVIDUALES Y LA CONDUCTA

Desde el punto de vista intelectual, el valor de

hombre depende, en primer lugar, de su juicio, y

luego, del número y precisión de sus informacio­

nes. Desde el punto de vista conducta, depende de

su carácter.

-*.®^

La verdadera personalidad de un individuo o de

un pueblo reside menos en su inteligencia que en

su carácter.

E1 hombre inteligente sin carácter, siempre es un

conducido y no un conductor. Raramente es el

dueño de su conducta.

-®-

Las opiniones que se profesan ejercen, general­

mente, una influencia bastante débil en la conducta

que se practica.

Page 93: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 95

Muchos hombres tienen razón de afirmar la in-

variabilidad desús opiniones; pero no deben enor­

gullecerse de ello, pues es demostrar que nada han

aprendido desde que se formaron, y de semejante

prueba de ignorancia e imbecilidad no se debe ha­

cer ostentación.

Raros son los espíritus capaces de edificar sus

opiniones sobre reflexiones personales. La raza, el

grupo social, el medio, la profesión, el periódico,

bastan, en la mayoría de los casos, para oriénta­

las ideas y alimentar los discursos.

Pensar colectivamente es la regla general. Pen­

sar individualmente es la excepción.

El valor atribuido a una opinión no depende, ge­

neralmente, de su exactitud, sino del prestigio que

posee el que la enuncia.

La mayoría de los seres están envueltos en una

red de opiniones, prejuicios y errores que le velan

las realidades. Estos seres atraviesan la vida sin

distinguir más que las visiones de sus sueños o los

relatos de los libros.

—®—

En los grandes cataclismos sociales, el alma in­

dividual está tan dominada por el alma colectiva»

Page 94: Ayer y mañana

96 DR. CiUSTAVE LE BON

que los espíritus más eminentes pierden sus facul­

tades críticas y devienen incapaces de percibir con

claridad ninguna evidencia.

En los individuos, y especialmente en los pue­

blos, las heridas de interés se olvidan fácilmente.

Las de amor propio no se perdonan nunca.

-~®—

El remordimiento, sentimiento individual, lo ig­

noran las colectividades. Los peores crímenes de

una nación encuentran en ella tantos defensores

como sus virtudes.

♦®-*.

Ignorarse es, a veces, preferible a conocerse.

-~®~-

El verdadero conocimiento de sí mismo haría,

generalmente, ser muy modesto al individuo.

Se encuentran muchos hombres que hablan de

libertad; pero se ven muy pocos cuya vida no se

haya consagrado, principalmente, a forjar cadenas.

Nuestras virtudes permanecerían con frecuencia

muy inciertas si, a falta de la esperanza de una re­

compensa, no tuviera la vanidad por sostén.

Page 95: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 97

El hombre es el verdadero creador de su destino.

Cuando no está convencido de ello no es nada en

la vida.

Las voluntades débiles se traducen en discursos;

las fuertes, en actos.

—©♦

Tratar de modificar su vida interior es más útil a

la dicha que gastar sus fuerzas en perseguir la

transformación de su vida exterior.

Page 96: Ayer y mañana

CAPÍTULO VI

LAS OPINIONES COLECTIVAS

La opinión colectiva ha llegado a ser tan pode­

rosa que los autócratas más absolutos no pueden

resistirle. Los pueblos y no sus señores dictarán

bien pronto la paz o la guerra.

La opinión pública representa una fuerza consi­

derable, pero raramente espontánea. Hacen falta

conductores para crearla y orientarla, sobre todo

en el caso de grandes conflictos.

—®—

Unirse a un grupo es tomar el alma colectiva y

las opiniones de este grupo. En las aglomeraciones

bien definidas: militares, profesores, magistrados,

etcétera, la identidad de ocupaciones y, particular­

mente, el contagio mental dan a todos los miem­

bros de este grupo opiniones colectivas parecidas.

Como los encadenamientos de la lógica colecti­

va no son los de la lógica racional, las contradic-

Page 97: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 99

cienes que no soporten la segunda serán acepta­

das fácilmente por la primera.

—®—

Las multitudes razonan poco, pero sienten y

reaccionan vivamente. Entre la sensación y la reac­

ción el individuo sabe intercalar un razonamiento;

pero el hombre en multitud, no.

—®—

Las palabras y las imágenes tienen más poder en

el alma de las multitudes que todos los argu­

mentos.

Una opinión fundada en sentimientos colectivos

puede ser exacta, pero la razón no toma, general­

mente, parte alguna en su génesis.

Se ha hecho muy justamente observar que, en

Rusia, las multitudes prestan más atención al verbo

que a las ideas. En algunos minutos aplauden con

entusiasmo a oradores que sostienen opiniones

contrarias. La misma observación podría aplicarse

a muchos países.

Cuando el hombre al cual se piensa confiar la

dirección de un negocio propone hacerse ayudar

por un comité, se debe renunciar inmediatamente a

confiarle el negocio.

Cuando el error se hace colectivo adquiere la

fuerza de una verdad.

Page 98: Ayer y mañana

LAS IDEAS EN LA VIDA DE LOS PUEBLOS

CAPÍTULO VIII

Cada civilización con sus instituciones, su filoso­

fía, su literatura y sus artes, deriva de un pequeño

número de ideas directoras que imprimen su huella

en todos los elementos de esta civilización.

—®—

Transformar las ideas de un pueblo es cambiar

su conducta, su vida y, por consecuencia, el curso

de su historia.

—®—

Aunque la guerra europea no parecía poner en

juego más que fuerzas materiales, en realidad esta­

ban en lucha las ideas. El absolutismo luchaba

contra las aspiraciones democráticas.

El destino de un pueblo depende mucho más de

las certidumbres que le guían que de las volunta­

des de sus gobiernos.

Page 99: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 101

La Alemania moderna es todavía más peligrosa

por sus ideas que por sus cañones. El último de los

teutones está convencido de la superioridad de su

raza y del deber que, en razón de esta superiori­

dad, tiene de imponer al mundo su dominación,

Esta concepción, idéntica a la profesada durante

mucho tiempo por los turcos con respecto a los

cristianos, da evidentemente una gran fuerza a un

pueblo. Tal vez haga falta para destruirla una nue­

va serie de cruzadas.

Los pueblos que pretenden guiarse por ideas pu­

ramente racionales, serán siempre militarmente in­

feriores a los que están conducidos por creencias

políticas, religiosas o sociales, bastante fuertes

para crear fanatismos colectivos.

Si la idea alemana triunfara, cambiaría la faz del

mundo porque la independencia de los pueblos

quedaría aniquilada para siempre.

E1 valor político o social de una idea no debe

medirse por su grado de verdad, sino por las abne­

gaciones que inspira. A juzgar por las enseñanzas

del pasado y las de la última guerra, las ideas más

falsas son, con frecuencia, las que más profunda­

mente impresionan a las almas.

Page 100: Ayer y mañana

102 DR. GUSTAVE LE BÓN

Una idea, para propagarse y devenir móvil dé

acción, debe tener un sostén sentimental o místico.

La idea puramente racional no es contagiosa y ca­

rece de fuerza en el alma de las multitudes.

♦®—

Una idea vaga e imperiosa, pero envuelta en el

misterio, exalta fácilmente, mientras que una idea

clara y precisa queda, con frecuencia, sin efecto.

—®—

Los acontecimientos que trastornan la vida de

los pueblos cambian frecuentemente las ideas evo­

cadas por las palabras. Términos antiguos, un tan­

to gastados, tales como el de patria, adquieren de

pronto un vigoroso relieve. Otros, antes cargados

de esperanzas, tales como el pacifismo internacio­

nal, pierden todo su prestigio.

A fuerza de envanecerse de las virtudes que no

tiene, un pueblo acaba por persuadirse de que las

posee.

Para orientar la vida de un pueblo no tienen las

ideas necesidad de ser justas. Basta que posean

prestigio.

„ -«-®—

El pacifismo y el internacionalismo, que tan caros

han costado a Francia, debían su fuerza a los se­

ductores errores que les servían de sostén.

Page 101: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 103

Los grandes acontecimientos son, a veces, gene­

radores de ideas contrarias a las que los han hecho

nacer.

Las ideas, como los seres, están sometidas al

proceso de evolución que condena al mundo a

transformarse. Ideas directoras, justas en una épo­

ca determinada, ya no lo son en otra. El olvido de

este principio costó a Francia muchos errores en

los comienzos de la guerra.

Sólo se modifican las ideas de un pueblo cam­

biando sus fórmulas. Para determinar tales cam­

bios son necesarias repetidas experiencias.

El optimismo, como el pacifismo, es un estado

mental. El primero hace al hombre más feliz, asi

como el pesimismo le hace más previsor. Si Fran­

cia se hubiera preparado para la guerra anunciada

por algunos pesimistas, pero que negaban optimis­

tas impregnados de pacifismo, se hubiera evitado

muchas ruinas.

Las ideas falsas son las grandes devastadoras de

la historia. Las armas materiales no bastan para

combatirlas.

Page 102: Ayer y mañana

104 DR. GUSTAVE LE BON

Una idea falsa que no ha de tener en cuenta ni

las realidades ni las posibilidades, se presenta,

generalmente, bajo un aspecto más seductor que

una idea verdad.

Una idea falsa encuentra fácilmente miles de

hombres para defenderla. Una idea verdad encuen­

tra generalmente muy pocos.

Cuando una idea falsa invade el campo del en­

tendimiento, las experiencias más demostrativas no

tienen acción alguna sobre ella.

Hacer penetrar una idea falsa en el alma de las

multitudes es provocar un incendio cuyas devasta­

ciones nadie puede prever. De ello deben estar

persuadidos hoy los gobernantes alemanes.

Si la historia de las guerras registrara solamente

las originadas por ideas justas, esta historia sería

muy breve.

La tenacidad de las ideas falsas y su peligro se

pusieron en evidencia por los congresos socialis­

tas celebrados en plena guerra. En ellos se vieron

incorregibles teorizantes repetir, sin fatigarse, sus

errores sobre el pacifismo y el internacionalismo,

origen de los desastres que sufrió Francia.

Page 103: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 105

Cuando terminen las luchas militares, ciertas

ideas, hoy silenciosas, entrarán de nuevo en con­

flicto y del resultado de este conflicto entre las

ideas verdaderas y falsas dependerá el porvenir de

los pueblos.

—®—

Los más sanguinarios conquistadores son menos

devastadores que las ideas falsas.

Page 104: Ayer y mañana

CAPÍTULO VIII

LA VEJEZ DE LOS PUEBLOS

No existe ejemplo en la historia de naciones que

hayan progresado indefinidamente. Tras cierta fase

de grandeza declinan y desaparecen, no dejando a

veces más que inciertos vestigios.

—®—

Si los ciclos de la historia han de repetirse, to­

das las naciones estarían, como las del pasado,

condenadas a desaparecer. La arena cubre los ves­

tigios de Nínive. La gloria de Roma no es más que

un recuerdo.

—®—

Los pueblos perecen, las obras sobreviven al­

gunas veces; pero de la muerte no tarda en bro­

tar una nueva vida. Sobre el polvo de las razas

creadoras de las Pirámides, nacieron razas nuevas

ricas en verdades desconocidas de las antiguas

civilizaciones.

Lo que se llama la vejez de un pueblo es una ve­

jez mental mucho más que biológica.

Page 105: Ayer y mañana

AYER rY MAÑANA 107

La vejez de un pueblo comienza cuando, debili­

tado por el bienestar y devenido incapaz de es­

fuerzo, substituye el egoísmo individual al egoísmo

colectivo, procura obtener un máximum de tran­

quilidad con un mínimum de trabajo y se muestra

incapaz de adaptarse a las necesidades nuevas que

hacen surgir los progresos de una civilización.

—®—

Los pueblos dejan de seguir engrandeciéndose

cuando la vida se les hace demasiado fácil. Roma

sólo progresó durante el período de sus luchas. La

época de la paz y de la prosperidad material mar­

có los comienzos de su decadencia.

En la historia de los pueblos existen momentos

en que el culto de la fuerza, la pasión de la rique­

za y la mala fe, pueden constituir elementos de

éxito, pero éstos no tardan en acarrear la decaden­

cia. Cartago hizo la experiencia de esto. A pesar

de sus riquezas y el poder de sus armas, desapare­

ció de la historia sin dejar más vestigios que el

desprecio de los pueblos para la fe púnica.

Los viejos—decía Bacon—hacen demasiadas ob­

jeciones, consultan mucho, arriesgan poco, se arre­

pienten pronto, obran raramente en el momento

preciso y se contentan con éxitos mediocres. Los

mismos defectos se observan en los pueblos cuyas

energías han paralizado causas diversas.

Page 106: Ayer y mañana

108 DR. GUSTAVE LE BON

La impotencia para decidirse, la tendencia a la

inacción y el miedo a las responsabilidades, son

síntomas característicos de senilidad en los indivi­

duos y en los pueblos.

-*»©♦

Diríase que, llegados a cierta fase de su existen­

cia, los pueblos no pueden progresar sin la acción

de grandes crisis que trastornan su vida. Estas cri­

sis parecen necesarias para librarles del agobio de

un pasado devenido harto pesado, de prejuicios y

de hábitos demasiado fijos.

Un pueblo envejece rápidamente cuando, no sa­

biendo adaptarse a las nuevas necesidades, se deja

adelantar por otros. A juzgar por las estadísticas in­

dustriales, marítimas y comerciales, ciertas nacio­

nes estaban, antes de la guerra, muy distanciadas

por otras. La lucha tal vez sea un estimulante capaz

de despertar las actividades dormidas.

-̂ ®~

Cuando una catástrofe pone en evidencia el des­

gaste y, por lo tanto, la insuficiencia de una arma­

dura social, se impone la necesidad de transfor­

marla. Bien dirigida esta difícil operación, da a la

sociedad en decadencia una nueva vida. Mal con­

ducida, y tal es el caso más frecuente, engendra

una anarquía que, para ciertos pueblos, ha marca­

do el fin de su historia.

Page 107: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 109

Entre las causas de destrucción que amenazan a

las civilizaciones envejecidas, se puede citar la

acumulación de reglamentos que rigen la vida so­

cial y que paralizan las libertades y, finalmente, la

voluntad de la acción.

Ciertas profesiones crearon en todas las épocas

las mismas deformaciones mentales. Maquiavelo

se quejaba ya de los papelotes y de la rutina de

los Estados Mayores de su tiempo.

—®—

El desarrollo del pacifismo en un pueblo rodea­

do de naciones ávidas de conquistas, debilita los

resortes de su actividad y le condena rápidamente

a la servidumbre.

Un pasado de grandeza es siempre para los pue­

blos un pesado, a veces un aplastante fardo.

El grado de vitalidad de las diversas naciones

será todavía más visible después de la guerra que

durante la paz.

Page 108: Ayer y mañana

LIBRO IV

Factores materiales del poderío de las naciones.

Page 109: Ayer y mañana
Page 110: Ayer y mañana

CAPITULO PRIMERO

L A E D A D D E L A H U L L A

En la fase de la actual evolución del mundo, las

acciones de los pueblos y de los reyes están some­

tidas a necesidades económicas mucho más fuertes

que sus voluntades.

—®—

La edad industrial ha invadido definitivamente al

mundo. La superioridad de un pueblo ya no se ca­

racteriza por el desarrollo de su filosofía, de su lite­

ratura y de sus artes, sino por su riqueza en hulla

y su capacidad técnica.

En el mundo antiguo y hasta una época reciente,

la potencia de un país dependía en gran parte del

número y de la capacidad de sus habitantes. Hoy

resulta, ante todo, de su riqueza en carbón.

Page 111: Ayer y mañana

114 DR. GUSTAVE LE BON

La nueva evolución de la edad moderna se ca­

racteriza por el papel de la hulla. Sin utilidad hace

dos siglos, se ha hecho hoy tan indispensable, que

la vida de un país se detendría con su desapari­

ción. No habría ferrocarriles, ni fábricas, ni, en

tiempo de guerra, cañones.\

Sólo la hulla podría crear el maqumismo reno­

vador moderno de la civilización.

En la vida de los pueblos, el encadenamiento de

los fenómenos acaba por dominar todas las volun­

tades. El descubrimiento de minas de hulla permi­

tió a Alemania la fabricación económica de pro­

ductos de exportación, y de ello resultó un exceso

de producción que exigía la conquista de merca­

dos lejanos y, por lo tanto, la creación de una flota

poderosa para proteger las exportaciones. Crecie­

ron las ambiciones germánicas y pareció posible la

realización del antiguo sueño de hegemonía.

La riqueza de un país en carbón y hierro deter­

mina hoy, no sólo el nivel de su potencia militar e

industrial, sino la posibilidad de expansión co­

mercial.

El papel preponderante del hierro y del carbón

en las guerras modernas, lo ha puesto en evidencia

Page 112: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 115

el manifiesto de seis grandes asociaciones indus­

triales de Alemania, afirmando que sin la conquista

de la cuenca de Briey, al comienzo de la guerra, no

se hubiera podido continuar la lucha por falta de

hierro para municiones.

—®—

La potencia que confiere a un país su riqueza en

carbón, resulta del hecho que el trabajo anual de

un obrero, que cuesta 1.500 francos aproximada­

mente, puede ser realizado por una cantidad de

hulla que cuesta 3 francos. El obrero-hulla cuesta,

pues, quinientas veces menos que el obrero hu­

mano (1).

—®—

La prosperidad económica de Alemania se debe,

sobre todo, a que extrae anualmente de su suelo

190 millones de toneladas de carbón. Su energía

mecánica representa el trabajo manual de 950 mi­

llones de obreros.

Tratar de acaparar la energía solar, como hicie­

ron las plantas que formaron la hulla en otro tiem­

po, será para los pueblos privados de carbón uno

de los grandes problemas del porvenir.

Un país cuya riqueza hullera es insuficiente, no

puede fabricar económicamente, y se encuentra,

(1) Los elementos de este cálculo figuran en mi obra

Las enseñanzas psicológicas de la guerra.

Page 113: Ayer y mañana

116 DR. GUSTAVE LE BON

por lo tanto, forzado a limitar sus exportaciones a

productos cuya fabricación exige poca fuerza

motriz.

—©-»>-

Acrecentar la producción hullera de un país

equivale a aumentar el número de sus trabajado­

res. Con mucha hulla y pocos habitantes un pue­

blo es más rico y más fuerte que con poco carbón

y muchos habitantes.

Page 114: Ayer y mañana

CAPITULO II

LAS LUCHAS ECONÓMICAS

Las luchas económicas son, a veces, tan ruinosas

como las luchas militares. La historia muestra que

aquéllas engendraron la decadencia de muchos

países.

No existe progreso sin competencia, y, por lo

tanto, sin luchas industriales.

En nuestros días, una lucha económica puede

enriquecer al vencedor. Una lucha militar le arrui­

na por mucho tiempo. Las relaciones entre pueblos

se transformarán cuando experiencias suficiente­

mente repetidas hayan probado la exactitud de esta

verdad.

Un pueblo que invade progresivamente una na­

ción con sus productos, llega a dominarla tan com­

pletamente como si la hubiese conquistado por

las armas. La dependencia económica crea rápida­

mente la dependencia política.

Page 115: Ayer y mañana

118 DR. GUSTAVE LE BON

Las alianzas militares son fáciles, porque asocian

intereses parecidos. Las alianzas económicas dura­

bles son casi imposibles, porque los intereses in­

dustriales y comerciales de los aliados no son

idénticos.

En materia industrial y comercial, ninguna ba­

rrera aduanera, ninguna intervención del Estado,

ningún reglamento pueden proteger útilmente la

incapacidad profesional y la falta de iniciativa.

Cuando un pueblo posee una industria casi prós­

pera, la agricultura, por ejemplo, debe esforzarse

ante todo en hacer esta industria absolutamente

próspera.

Según las estadísticas, Francia, a pesar de la ca­

lidad de su suelo, sólo obtiene, a causa de sus pro­

cedimientos inferiores de cultivo, un promedio de

13 hectolitros de trigo por hectárea, mientras Ale­

mania e Inglaterra obtienen 21, y Dinamarca 27. La

diferencia es del mismo orden para la cebada y la

avena. ¿No parece evidente que mejorar nuestro

cultivo sería más remunerador que fabricar peno­

samente para la exportación de mercancías que la

competencia hace poco remuneradora?

Page 116: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 119

Un eminente defensor de la agricultura decía

con mucha razón, no ha mucho, que ella será la pie­

dra angular de la reconstitución nacional.

La capacidad de absorción comercial de los pue­

blos lejanos se reduce a medida que progresan. El

Japón, y dentro de poco toda Asia, parece inevita­

ble que se cierren por completo a los productos

europeos.

Los países cuya industria se ha conservado indi­

vidual, no podrán luchar contra las asociaciones

formadas en el extranjero.

Una de las grandes fuerzas de la industria ale­

mana consiste en haber regularizado la asociación

de fabricantes de productos similares y hecho así

muy económica la producción.

La asociación de industrias parecidas, generali­

zadas desde hace tiempo en Alemania con el nom­

bre de cartels, es una condición necesaria para el

progreso industrial moderno. Para luchar con pro­

babilidades de éxito contra las nuevas invasiones

comerciales, nuestros fabricantes deberían apren­

der a asociarse en lugar de combatirse.

Page 117: Ayer y mañana

120 DR. OUSTAVE LE BON

La lucha contra la invasión de mercancías ale­

manas sólo es posible fabricando productos simi­

lares al mismo precio. El establecimiento de barre­

ras aduaneras supuestas inviolables tendría como

consecuencia la introducción, por países neutrales,

de productos fabricados en Alemania o por alema­

nes en los países neutrales, y equivaldría a enrique­

cer a otros países en detrimento de Francia.

Fué necesaria la guerra de 1914 para descubrir

que el comercio alemán iba conquistando progre­

sivamente todos los mercados. Se discutía mucho

antes de explicar cómo gozando de una situación

tan excepcional no hicieron lo imposible los ale­

manes para evitar la guerra.

—®—

Las futuras tentativas de hegemonía industrial de

Alemania serán tan peligrosas como su sueño de

hegemonía militar.

—®—

Hasta que llegue el día en que cambie totalmente

la orientación de las ideas, el mundo verá, sin

duda, alternar las luchas económicas con las mili­

tares y engendrarse ambas mutuamente.

Page 118: Ayer y mañana

CAPITULO III

EL CONFLICTO ENTRE LAS CONCEPCIONES QUIMÉRICAS

Y LAS NECESIDADES ECONÓMICAS

Aunque invisibles con frecuencia, las necesida­

des económicas son las grandes reguladoras del

mundo moderno.

El Estado, con su inexperiencia, su rigidez, su

irresponsabilidad y la indiferencia de sus emplea­

dos, no puede intervenir en la complicada máquina

del comercio sin falsearlo totalmente.

Las teorías políticas ilusorias causan, a veces,

más daño que los cañones. Las concepciones so­

cialistas sobre el pacifismo, la lucha de clases, la

destrucción del capital fueron las causas principa­

les de los errores militares y económicos bajo el

peso de los cuales estuvo a punto de sucumbir

Francia.

Page 119: Ayer y mañana

122 DR. GUSTAVE LE BON

Olvidando el poder de las leyes económicas

que dirigen el mundo, la mayoría de los hombres

políticos viven persuadidos de que las fórmulas y

los decretos que dictan sus temores o sus deseos,

pueden cambiar el curso de las cosas.

Una de las experiencias más demostrativas del

peligro de violar las leyes económicas la propor­

ciona el resultado de las tasas durante la guerra.

Las tasas contribuyeron a provocar la escasez de

carbón y de muchos artículos comestibles.

La actividad posible de un pueblo depende de

toda una serie de factores independientes de sus

deseos: producción de su suelo, número de habi­

tantes, aptitudes de su raza, sobre todo.

—®-~

Un país que a pretexto de bastarse a si mismo

se negara a comprar en el exterior las materias pri­

mas: algodón, seda, hulla, etc., necesarias para las

diversas industrias, determinaría la muerte de éstas

y del comercio con ellas relacionadas.

♦©-*-

Las simpatías internacionales pueden facilitar la

exportación de artículos de lujo; pero la de prime­

ras materias indispensables, como la hulla o el al­

godón, dependen de necesidades imperiosas supe­

riores a todos los sentimientos.

Page 120: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 123

Pretender cesar las relaciones comerciales con

un pueblo que sólo puede obtener económicamen­

te ciertos productos indispensables, constituye una

peligrosa ilusión. El boycottage de las personas es

útil; el de las mercancías fabricadas, necesario con

frecuencia; el de las materias primas, imposible.

-*-(•)«*-

Suprimir el riesgo y la competencia en las em­

presas industriales, como quieren los socialistas

latinos, sería cegar todos los progresos de la civi­

lización.

La explotación, en Francia, de las riquezas in­

dustriales y agrícolas exigirá, después de la guerra,

un desarrollo inmenso del crédito, que requerirá

una descentralización financiera, dp la que resultará

el renacimiento de los antiguos Bancos de provin­

cia que hicieron desaparecer las grandes Socieda­

des. Sólo estos Bancos regionales pueden apreciar

el valor de las industrias locales y, consecuente­

mente, el crédito que merecen.

-*•©-*-

La diversidad de los consejos dados por los teo­

rizantes sobre el sentido de los futuros esfuerzos

de Francia, demuestra que tienen más en cuenta

sus deseos que las posibilidades económicas.

Page 121: Ayer y mañana

124 D R . GUSTAVE LE BON

Persiguiendo la edificación de Sociedades ima­

ginarias, hijas de la razón pura, los teorizantes pre­

paran la decadencia de las naciones en que viven.

La creación de una liga para la paz parece fácil

porque, a pesar de todas las enseñanzas de la his­

toria, se creen las alianzas capaces de sobrevivirá

intereses económicos contradictorios.

La afirmación de los diplomáticos alemanes, se­

gún la cual los pequeños Estados deben desapare­

cer en provecho de los grandes, deriva de una con­

cepción exacta en otro tiempo, pero inaplicable a

la evolución económica actual del mundo. Hoy es

posible una federación de pequeños Estados, con­

servando cada cual su independencia, mientras que

su anexión sólo podria mantenerse mediante una

costosísima opresión militar.

Con la evolucion de las ideas, resultante de la

observación de los hechos, la dominación de terri­

torios extranjeros, finalidad principal de la gran

guerra, apareció bien pronto como una opera­

ción ruinosa en el presente y sin provecho para el

porvenir.

Desarrollar la producción y suprimir todos los

obstáculos con que los socialistas procuran dificul­

Page 122: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 125

tarlo, debería ser la finalidad esencial de toda

política.

E1 primer ministro de la Gran Bretaña decía en

el Parlamento que el porvenir de los pueblos de­

pendería del partido que supieran sacar de las en­

señanzas de la guerra. El mundo ha entrado, en

efecto, en una fase de la civilización en la que la

acción de las quimeras sería tan funesta como la

más destructiva de las invasiones.

Page 123: Ayer y mañana

CAPÍTULO IV

EL PAPEL DE LA FECUNDIDAD

Del microbio al hombre, la fecundidad fué siem­

pre una causa, si no de superioridad, de prosperi­

dad al menos. En la época de las invasiones ger­

mánicas que destruyeron la civilización romana, la

infatigable fecundidad de los invasores constituyó

su principal condición de éxito. Matados por miles,

renacían constantemente.

•***(•)

Todo pueblo que se desarrolla con exceso, de­

viene fatalmente invasor y destructor de los pue­

blos cuya fecundidad es menor.

Un país es temible para sus vecinos cuando su

suelo deja de producir alimentos suficientes. El

hambre fué el origen de las grandes invasiones

que, en otro tiempo, trastornaron a Europa.

-♦-(i)-*-

Y

Page 124: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 127

Si las hordas germánicas no hubieran pululado

en otro tiempo en un suelo incapaz de proporcio­

narles alimentos, el mundo no habría conocido ni

la destrucción de la civilización romana, ni los mil

años medievales, ni la gran guerra.

Es peligroso progresar lentamente cerca de un

pueblo que crece con rapidez. La guerra demostró

la importancia de esta verdad.

-*-©-«»

La paz no debe hacer olvidar las siguientes pa­

labras pronunciadas en el Reichstag: «Todos los

ideales humanitarios quedan enterrados para siem­

pre. Queremos aquello de que tenemos necesidad

y, ante todo; tierra para alimentar masas más gran­

des de hombres.»

Los alemanes, que antes de la guerra veían cómo

su natalidad comenzaba a decrecer bajo las mismas

causas que actuaban en Francia, no buscaron re­

medio en procedimientos fiscales, sino que conside­

raron «que una política de repoblación consiste,

ante todo, en la colonización de los campos».

La rivalidad en la fecundidad es, para ciertos

economistas, el ideal que se debe inculcar a los

Page 125: Ayer y mañana

128 DR. GUSTAVE LE BON

pueblos. Toda la historia de los seres, del insecto

al hombre, y la de las invasiones germánicas de la

antigüedad a nuestros días, demuestran que la su­

perpoblación fué siempre una causa de guerras, de

exterminio y de conquista.

Darwin ha insistido sobre la siguiente ley que,

según él, no tiene excepción: los seres se reprodu­

cen en tal proporción que los descendientes de

cualquier pareja de animales invadirían rápidamen­

te el mundo si no fueran regularmente destruidos,

en parte, a cada generación. Los seres huma \ sometidos a esta ley, están obligados, cuand*. ¿e

multiplican con exceso, o a destruirse recíproca­

mente o a invadir los países vecinos.

—®—

La calidad de la población representa un factor

de progreso muy superior a la cantidad. De no ser

así, los países del mundo más poblados, como Ru­

sia y China, en vez de vivir en un estado semibár­

baro, figurarían a la cabeza de la civilización.

—®—

En las civilizaciones de tipo industrial el éxito

corresponde forzosamente no a los pueblos más

numerosos, sino a los más trabajadores, disciplina­

Page 126: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 129

dos y más capaces de esfuerzos colectivos si, al

mismo tiempo, poseen suficiente hierro y hulla.

Un gran país sin carbón no tiene interés en

aumentar su población. Italia, que carece de hulla,

no ha podido llegar a ser un pueblo industrial y pa­

rece destinada a ser pobre.

Page 127: Ayer y mañana

LIBRO V

F acto res psicológicos del poderío de lo s pueblos.

Page 128: Ayer y mañana
Page 129: Ayer y mañana

CAPÍTULO PRIMERO

PAPEL DE CIERTAS CUALIDADES SECUNDARIAS EN LA

VIDA DE LOS PUEBLOS

Cualidades inutilizables en ciertos periodos de la

civilización determinan la prosperidad de un pue­

blo cuando las nuevas condiciones de existencia

permiten utilizarlas.

Las superioridades literarias, artísticas e intelec­

tuales, fueron en ciertas civilizaciones—la de los

antiguos griegos y la de los italianos del Renaci­

miento, por ejemplo-elementos de grandeza. La

paciencia, la tenacidad, la obediencia a los regla­

mentos y otras cualidades juzgadas como medio­

cres en otro tiempo, constituyen en las civilizacio­

nes de forma industrial condiciones del éxito.

—®—

La edad moderna, con su técnica complicada y

su división del trabajo, exige cualidades de pacien­

cia, de atención vigilante, de minuciosidad, de es­

fuerzo sostenido y de solidaridad, que las razas

Page 130: Ayer y mañana

134 DR. GUSTAVE LE BON

individualistas de inteligencia viva jamás practi­

caron fácilmente.

El sentimiento de continuidad es para un pueblo

un elemento de estabilidad muy lento en adquirir y

sin el cual no podría ni durar ni engrandecerse.

La fuerza de los pueblos modernos depende cada

vez menos de sus gobiernos. Esa fuerza se compo­

ne de millones de pequeños esfuerzos individuales.

Un país deviene grande cuando sus ciudadanos

trabajan para engrandecerle. Su decadencia es rá­

pida cuando se abandonan al Estado las iniciativas

y las responsabilidades.

Los éxitos de un pueblo se deben hoy menos al

valor de sus gobiernos o de sus élites que a ciertas

cualidades secundarias de que están dotados sus

ciudadanos.

Las superioridades individuales pueden ser re­

emplazadas, a veces, por modestas cualidades co­

lectivas. Con una multitud de individualidades me­

diocres han conseguido formar los alemanes agre­

gados muy fuertes.

El poderío de un pueblo exige cualidades comu­

nes en la gran mayoría de este pueblo. La superio­

ridad de las élites no basta para determinar su

grandeza.

Page 131: Ayer y mañana

CAPÍTULO II

LA VOLUNTAD Y EL ESFUERZO

La batalla del Marne, que salvó a París de la

destrucción y que representa el acontecimiento

más importante de la vida nacional de Francia, es

un ejemplo memorable del papel dominador de la

voluntad de los hombres sobre las pretendidas fa­

talidades, de la historia.

—®—

Uno de los más fecundos descubrimientos de la

psicología moderna es el de haber mostrado que

nuestra actividad consciente constituye la manifes­

tación superficial de una actividad inconsciente

mucho más importante.

♦®—

La voluntad puede ser consciente o inconsciente.

En la voluntad inconsciente la decisión aparece

completamente formada en el campo de la con­

ciencia. La voluntad consciente va, por el contra-

Page 132: Ayer y mañana

136 DR. GUSTAVE LE BON

rio, precedida de una deliberación y, por conse­

cuencia, de una evaluación de los motivos.

-►o—

La más reflexionada decisión voluntaria contie­

ne, casi siempre, una parte de voluntad inconscien­

te que ha contribuido, si no a darle nacimiento, a

fortificarla por lo menos. Cuando el presidente de

los Estados Unidos declaró la guerra a Alemania,

es probable que en la balanza de los motivos en

que se pesan nuestras decisiones, actuaron incons­

cientemente ciertos factores tales como la utilidad

de un ejército en caso de conflicto con Méjico o el

Japón, la importancia preponderante del papel que

debían representar los Estados Unidos en los asun­

tos mundiales, etc. De este conjunto de motivos

acabó por surgir la decisión belicosa.

—®—

Si, a veces, existe una gran divergencia entre los

actos de un hombre y sus palabras, es porque la

voluntad inconsciente puede diferir netamente de

la voluntad consciente creada por influencias su­

perficiales. Así se vió, al comienzo de la guerra, a

pacifistas y socialistas obrar de manera tan opues­

ta a sus doctrinas.

La voluntad inconsciente creada por nuestros

antepasados y fortificada luego por la educación y

las influencias del medio, dirige los actos. La vo­

luntad consciente dirige, sobre todo, los discursos.

Page 133: Ayer y mañana

El lugar del hombre en la vida está marcado no

por lo que sabe, sino por lo que quiere y por lo

que puede.

Los acontecimientos dominan a las voluntades

débiles; pero las fuertes los dominan.

Para progresar no basta con querer obrar; hay

que saber, primero, en qué sentido obrar.

-*-©«**

La clarividencia es aún más rara que la voluntad.

La guerra despertó en Francia viejas energías.

Nuestra situación económica en el mundo depen­

derá de la continuidad de nuestros esfuerzos du­

rante la paz.

-t- (•)''*-

El hombre de acción es un constructor o un des­

tructor, según la dirección de sus esfuerzos.

E1 progreso nace de la continuidad del esfuerzo;

la decadencia, del reposo.

El único medio de obtener la continuidad del es­

fuerzo es transformar este esfuerzo en hábito me­

AYER Y MAÑANA 137

Page 134: Ayer y mañana

diante una educación adecuada, y semejante es­

fuerzo no hay que pensar en obtenerlo de la edu­

cación libresca.

El esfuerzo continuo es un verdadero creador de

milagros. Gracias a él, un país tan poco militarista

como Inglaterra creó un ejército de cuatro millo­

nes de combatientes y transformó todas sus condi­

ciones de existencia.

—®—

En las guerras modernas, en las que son muy ra­

ras las grandes maniobras, la inteligencia organiza

la preparación, pero la continuidad del esfuerzo de

los combatientes es una condición principal para

triunfar.

La próxima evolución del mundo llevará a los

pueblos a confiar un tanto en sus alianzas, pero mu­

cho más en sus propios esfuerzos. Habiendo apren­

dido por la experiencia el débil valor del derecho

sin fuerza, tendrán que adquirir la potencia nece­

saria para no ser jamás vencidos.

La triste inacción de ciertos hombres rebeldes a

todo esfuerzo no difiere sensiblemente del reposo

de la tumba. Esos muertos vivientes sólo tienen

una apariencia de vida.

138 DR. GUSTAVE LE BON

Page 135: Ayer y mañana

CAPÍTULO IH

L A A D A P T A C I Ó N

La ley de la adaptación domina a todos los se­

res. Transformarse adaptándose, o desaparecer, es

una necesidad universal.

—®—

Así como cada variación del clima acarrea una

profunda transformación de la fauna y de la flora,

todo cambio económico, religioso, político o so­

cial, exige una nueva adaptación de la mentalidad

de los pueblos sometidos a su acción.

El contagio mental es un poderoso agente de

adaptación. Inconscientemente aceptamos las mo­

dificaciones aceptadas por el medio que nos rodea.

Lo difícil es encontrar quien dé el ejemplo.

La vida mental está condicionada por dos in­

fluencias preponderantes: la de los medios pasa-

Page 136: Ayer y mañana

140 DR. GUSTAVE LE BON

dos, cuya herencia conserva la huella, y la de los

medios presentes, que transforman a los seres gra­

dualmente. Estas dos influencias son indispensa­

bles; pero todo progreso es imposible si la poten­

cia de una paraliza a la otra.

—®-

La sensibilidad del alma de un pueblo, que hace

su fuerza en la vida normal, la dificulta en las épo­

cas en que es necesaria una rápida adaptación. Tal

fué el caso de Inglaterra, que necesitó más de un

año, después de la declaración de guerra, para

adaptarse a las condiciones de existencia entera­

mente nuevas.

La adaptación rápida es siempre penosa porque

si el hombre transforma con dificultad sus maneras

de vivir, cambia más dificilmente aún sus maneras

de pensar.

.

Un pueblo declina cuando su armadura social es

demasiado rígida para plegarse a las nuevas con­

diciones de existencia. Una de las causas más fre­

cuentes de la caída de los grandes imperios fué la

incapacidad para adaptarse a las necesidades im­

previstas creadas por las circunstancias.

Cada pueblo sólo puede absorber una cantidad

limitada de civilización.

Page 137: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 141

Uno de los mayores peligros que amenazan a

una sociedad es el de contener muchos individuos

paralizados con fases de evolución inferior y, por

lo tanto, mal adaptados al estado actual de la so­

ciedad.

La edad moderna será de más en más implaca­

ble para los inadaptados. Las nuevas necesidades

eliminarán rápidamente a estos supervivientes de

épocas desaparecidas.

Page 138: Ayer y mañana

CAPÍTULO IV

LA E D U C A C I Ó N

Como los hombres se conducen más con su ca­

rácter que con su inteligencia, el objeto principal

de la educación debería ser formar y dirigir el ca­

rácter. Los alemanes conocían esta verdad; pero

la Universidad francesa parecía ignorarla por com­

pleto.

La educación podria inculcar en el niño el espí­

ritu de cuerpo interesándole por los éxitos de su

clase tanto como por los suyos. Entonces com­

prendería que es preferible asociarse con sus riva­

les que combatirles. Este principio, desconocido en

Francia, constituye uno de los elementos de la po­

tencia industrial de Alemania.

Z La educación técnica, la disciplina de la escuela

y luego del cuartel y la aptitud para el esfuerzo

colectivo, hacen fácil para los germanos la ejecu-

Page 139: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 143

ción minuciosa del trabajo ordenado. No fué el

maestro de escuela, sino el técnico, el que hizo

posible la expansión industrial de Alemania.

Un sabio profesor ha resumido acertadamente el

estado de la educación técnica en Francia diciendo:

«La guerra nos ha obligado a crear en pocos me­

ses un instrumental químico formidable, cuando

nos resistíamos a perfeccionar en tiempo de paz un

material rudimentario que inspiraba lástima a nues­

tros competidores.»

-*-®—

Se comprende la utilidad de la educación técnica

con sólo considerar la enseñanza agrícola. Los es­

pecialistas afirman que si Francia obtuviera, por

hectárea, el mismo rendimiento que Alemania, cuyo

suelo es, sin embargo, inferior al de Francia, la

riqueza anual de ésta aumentaría en dos mil mi­

llones.

-®—

La agricultura es, en Francia, una de las profe­

siones menos consideradas, aun cuando exige co­

nocimientos más variados que la mayoría de las

otras. «El hombre que sabe dirigir bien una granja

sería capaz de dirigir el imperio de la India»—de-

cia un ministro inglés.

-~®—

La reforma de la enseñanza industrial y comer­

cial, juzgada de utilidad absoluta en Inglaterra, to­

Page 140: Ayer y mañana

144 DR. QUSTAVE LE BON

davía seria más necesaria en Francia, pero durante

mucho tiempo encontrará la oposición de la Uni­

versidad, que pretende dirigirlo todo, aunque se

muestra rebelde a todo cambio.

El látigo en la escuela y el palo en el cuartel ha­

cen a los germanos capaces de obedecer sin discu­

sión las órdenes de sus jefes. La energía desarro­

llada durante la guerra por pueblos en los1 que

estos procedimientos son desconocidos, prueba

que el alma humana puede, ser disciplinada por

métodos menos serviles.

Un ministro prusiano de la Guerra afirmaba, en

el curso del último conflicto, que la preparación

militar de la juventud en la escuela debe tener por

finalidad, no sólo hacerla más fuerte, «sino también

poner un freno al espíritu de independencia perso­

nal y de iniciativa que amenaza con degenerar en

un subjetivismo disolvente que causa la ruina de las

democracias». Estos principios sólo son útiles para

formar soldados siempre dispuestos a sacrificarse

para servir las ambiciones de un soberano.

Si la igualdad democrática es realizable, sólo lo

será por un sistema de educación que utilice las

capacidades especiales de cada ser y no gracias a

instituciones políticas.

Page 141: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 145

Una de las fuerzas de la educación alemana es

la de saber sacar partido, gracias a enseñanzas va­

riadas, de las aptitudes diferentes de cada discípu­

lo. Una causa de inferioridad en la educación latina

es su enseñanza idéntica aplicada a mentalidades

distintas.

—®—

La finalidad de la educación no debería ser en­

señar a recitar manuales, sino crear hábitos de pen­

samiento y de carácter. La enseñanza puramente

mnemónica de nuestras Universidades desarrolla

poco la inteligencia y nada el carácter. Ni los pro­

fesores, ni los padres, ni los discípulos han com­

prendido esto aún.

No es posible ningún mejoramiento de la educa­

ción en Francia, si continúa siendo dirigida por

universitarios que sólo conocen el mundo a través

de los libros.

— 0

Una educación puramente intelectual no tarda en

ser una causa de decadencia.

—®—

Las teorías librescas sólo proporcionan una con­

cepción deformada del universo sin relación con

las enseñanzas de la experiencia.

Page 142: Ayer y mañana

146 DR. GUSTAVE LE BON

Los ingleses consideran con razón que ciertos

juegos escolares son una buena preparación para

la vida. Un equipo deportivo implica, en efecto,

asociación, jerarquía, disciplina, cualidades indis­

pensables a una sociedad que quiera progresar.

Una de las reformas futuras más indispensables

será la de inculcar a todos los jóvenes franceses el

respeto a la disciplina, que había llegado a ser nula

en la familia, en la escuela, en las oficinas, en los

talleres, en todas partes.

El hombre que no sabe dominarse por sí mismo,

es dominado por las leyes; pero esta disciplina

impuesta no vale nunca la disciplina interna que

puede crear la educación.

Una educación capaz de acrecentar el juicio y la

voluntad es perfecta, sean las que fueren las cosas

enseñadas. Con estas solas cualidades el hombre

sabe orientar su destino./

Más vale comprender que aprender.

Page 143: Ayer y mañana

CAPITULO V

LA MORAL

Entre las causas que hacen la fuerza de un pue­

blo figura, en primer lugar, el grado de su morali­

dad. Cuando Rusia se encontró sin víveres ni mu­

niciones, por culpa de una serie de ministros, de

generales y de burócratas prevaricadores, com-

prendió netamente el papel de la moral en la vida

de los pueblos.

La moral de un pueblo es la obra de su pasado.

El presente crea las virtudes del futuro. Nosotros

vivimos de la moral de nuestros padres y nuestros

hijos vivirán de la nuestra.

—®—

Toda regla moral es primero una molestia, una

obligación que hay que imponer. Sólo su repeti­

ción llega a hacer de ella un hábito fácilmente

aceptable.

Page 144: Ayer y mañana

148 DR. GUSTAVE LE BÓN

Una elevada moralidad comercial da a un pue­

blo la superioridad sobre rivales que no alcanzan

el mismo grado de moralidad. Cuando un editor,

por ejemplo, imprime en la cubierta de una guía

antigua una fecha reciente para engañar al com­

prador, o cuando un acreditado fabricante de ob­

jetivos pone su marca en un aparato mediocre, no

hacen más que favorecer a los competidores ex­

tranjeros que tienen al día sus guías y ensayan los

aparatos que fabrican.

—®~

La guerra contribuyó a demostrar que, incluso en

política, es útil la honradez. Alemania sabe cuán

caro le costó la violación de sus compromisos con

Bélgica. Los ministros rusos que traicionaron a su

patria ocasionando los desastres que dieron naci­

miento a la revolución, debieron hacer en sus ca­

labozos serias reflexiones sobre las ventajas de la

probidad.

-®-

La honradez razonada es cordura, pero por el

solo hecho de que se la razona tiende a dejar de

ser honradez.

Uno de los resultados más ciertos de las manio­

bras diplomáticas alemanas fué provocar una des­

confianza universal. Alemania ha destruido en el

mundo toda confianza en sus promesas, y de ello

Page 145: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 149

sufrirá mucho tiempo, pues esa desconfianza es

indestructible.

«►©♦

Despreciando en nombre de sus teorías filosófi­

cas todas las leyes morales durante la guerra, los

alemanes contribuyeron involutariamente a la crea­

ción de una moral internacional. Reunidos para

defenderse, los pueblos insistieron tanto sobre los

principios por los cuales luchaban, que estos prin­

cipios, antes muy vagos, acabaron por incrustar­

se en las almas e inspirar un respeto tan universal,

que nadie se atreverá ya a violarlos.

«*-®~

Según los filósofos alemanes, la moral que re­

gula las relaciones entre los individuos no se apli­

ca al Estado. En su calidad de soberanos absolu­

tos, los Gobiernos no están ligados por tratado al­

guno. Es natural que, en el porvenir, sólo se con­

ceda una confianza muy limitada a los futuros

contratos hechos con un país que profese seme­

jantes doctrinas.

Page 146: Ayer y mañana

CAPITULO VI

LA ORGANIZACIÓN Y LA COMPETENCIA

La organización resulta sencillamente de la apli­

cación de principios que dominan en todas las

ciencias: disociar los elementos generadores de un

fenómeno, estudiarlos separadamente y descubrir

la influencia de cada uno de ellos. Tal método im­

plica división del trabajo, competencia y disci­

plina.

Desde Alejandro a Augusto y a Napoleón, todos

los espíritus superiores fueron grandes organiza­

dores. Ninguno de ellos ignoraba que organizar no

sólo consiste en elaborar reglamentos, sino en ha­

cerlos cumplir. En esta ejecución consiste la prin­

cipal dificultad de la organización.

No hay organización posible si cada individuo

y cada cosa no ocupan su verdadero lugar. La

aplicación de esta elemental verdad exige, por

Page 147: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 151

desgracia, una clarividencia muy rara en ciertos

pueblos.

—©♦

El valor de toda organización depende del jefe

colocado a su cabeza. Las colectividades aptas

para ejecutar son incapaces de dirigir y menos aún

de crear.

-4»

Aplicadas a la organización de obras de previ­

sión social, de seguros, de retiros y de educación

técnica, los hábitos de trabajo colectivo y de dis­

ciplina prestaron grandes servicios a los alemanes.

Su organización del aprendizaje, por ejemplo, evi­

tó en Alemania la crisis de mano de obra tan ame­

nazadora en Francia.

La ausencia de coordinación de los servicios

parece ser el defecto más irreductible de las admi­

nistraciones latinas. En vano han procurado po­

nerle remedio generaciones enteras de ministros.

Este defecto es tan frecuente, que en París ado­

quinaron y desadoquinaron tres o cuatro veces

tina calle, en el mismo mes, porque los servicios

del gas, del agua y de la electricidad no conse­

guían entenderse para hacer al mismo tiempo esta

operación. Durante la guerra se vieron delegacio­

nes oficiales, enviadas a América por dos minis­

tros diferentes, entrar en competencia para com­

prar los mismos caballos que, a falta de acuerdo

Page 148: Ayer y mañana

152 DR . GUSTAVE LE BON

entre ellas, tuvieron que pagar cuatro veces más

caros.

<*©♦

Multiplicar eljcontrol en un servicio público, es

dispersar a tal punto las responsabilidades, que

acaban por desaparecer. Lo que es controlado

por varias personas, no está jamás bien controlado.

i

El débil valor de la organización de los servi­

cios públicos en ciertos países, no sólo se debe a

la indiferencia de los empleados y a su miedo a

responsabilidades, sino también a que con frecuen­

cia el favor reemplaza a la competencia.

♦©-

Los americanos han comprendido, al parecer,

todos los secretos de la organización. Su gran in­

geniero Taylor ha demostrado que en la mayoría

de los trabajos que se realizan en una fábrica, se

puede, eliminando metódicamente los esfuerzos

inútiles, obtener los mismos resultados con mucha

menos fatiga. En Alemania, muchas fábricas están

organizadas según este principio.

-®-~

La necesidad no tarda en ser un poderoso factor

de organización. Es dudoso que el tan reputado

método de los alemanes sea superior al que per­

mitió a los ingleses formar en dos años un ejército

de cuatro millones de hombres con sus oficiales,

Page 149: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 153

sus municiones y todo el complicado material de

las guerras modernas.

Una de las causas de la debilidad económica y

gubernamental de Francia consistía en que los in­

dustriales estaban alejados del Gobierno y hasta

tratados como sospechosos. Las necesidades de la

guerra, al hacer indispensable su ayuda, demostra­

ron que ciertos problemas muy complejos se re­

solvieron fácilmente gracias a ellos. Si en ocasio­

nes no obraron todo lo rápidamente que hubiera

sido de desear, fué porque la terrible incompeten­

cia de la burocracia dificultó constantemente su

acción.

La interview del Administrador general de víve­

res americano podría figurar útilmente en las ofici­

nas de ciertas administraciones cuya organización

fué tan defectuosa durante la guerra.

«Los víveres—decía—no requieren una dictadu­

ra, sino una cuerda administración. Personalmen­

te concibo ésta, no impuesta por decretos dra­

conianos o inquisiciones arbitrarias, sino mediante

una inteligencia armónica y una razonada coope­

ración de los tres grandes grupos interesados: pro­

ductores, distribuidores y consumidores. Mis con­

sejeros pertenecerán exclusivamente a estos tres

grupos y no a los de los teóricos y burócratas.»

¡Qué abismo entre la mentalidad que dictó estas

líneas y la de los gobernantes franceses!

Page 150: Ayer y mañana

Rusia ha comprobado experimentalmente que la

organización, incluso mediocre, de un gran país

cuesta mucho de establecer y no se improvisa. Esta

organización sólo adquiere valor cuando ha sido

fijada en las almas.

El exceso de organización no siempre es favora­

ble al progreso. La meticulosa organización de

China acabó por paralizar todas las iniciativas y

la condujo a un estado de decrepitud del que no

puede salir.

Un país gobernado por la opinión no lo está por

la competencia.

—®—

El número puede crear la autoridad, pero no la

competencia.

-©♦

Una de las grandes superioridades de la indus­

tria sobre las administraciones públicas es que la

competencia es preferida a la jerarquía y, sobre

todo, al favoritismo.

La competencia sin autoridad es tan impotente

como la autoridad sin competencia.

La competencia se hace ineficaz si está bajo las

órdenes de la incompetencia.

154 DR. GUSTA VE LE BON

Page 151: Ayer y mañana

CAPITULO VII

LA COHESIÓN SOCIAL Y LA SOLIDARIDAD

Las armas no bastan para constituir el poderío

de un pueblo. Aquél reside, ante todo, en la cohe­

sión mental creada por adquisición de sentimientos

comunes, de intereses y creencias comunes. Hasta

que estos elementos no están fijados por la heren­

cia, la existencia de una nación es efímera y está

sujeta a todás las coincidencias.

Incluso invisible, la influencia del orden social

pesa enormemente sobre nuestra vida cotidiana.

Orienta nuestros pensamientos y nuestros actos

mucho más que todos los razonamientos juntos.

Una sociedad se mantiene gracias al equilibrio

de los intereses de sus miembros. Cuando este

equilibrio se rompe, los apetitos y los odios, con­

tenidos gracias a los frenos sociales lentamente

forjados, se desencadenan libremente. Entonces el

Page 152: Ayer y mañana

156 DR. GUSTAVE LE BON

poder cambia incesantemente de manos y la anar­

quía dura hasta el día en que una autoridad fuerte,

apta para restablecer el orden, es unánimemente

reclamada.

<*»(•)<«>.

A falta de comunidad étnica, la fe en un mismo

ideal religioso, político o social, puede crear en un

pueblo la identidad de pensamiento y de conducta

necesaria al mantenimiento de su existencia.

—o—

Un país necesita la unión de sus partidos políti­

cos para luchar contra sus enemigos. Si las disen­

siones que llevaron a Francia al borde del abismo

continuaran, nos veríamos amenazados de una irre­

mediable decadencia.

-®—

No sería ocioso recordar con inscripciones gra­

badas en el recinto de los parlamentos que los

pueblos que, como Grecia y más tarde Polonia, no

supieron renunciar a sus luchas intestinas, acabaron

en la servidumbre y perdieron hasta el derecho de

tener una historia.

Un partido político que deseara ser realmente

útil se aplicaría a demostrar a las multitudes que la

fusión de las clases debe reemplazar a sus rivalida­

des, Vanamente intentada durante largo tiempo,

Page 153: Ayer y mañana

AYÉR V MAÑANA 15?

esta fusión tal vez llegue a ser posible con la de­

mostración práctica de los beneficios de la aso­

ciación. •

—®-~

A las relaciones impersonales y frías de las di­

versas clases sociales, la vida en las trincheras dió

origen a relaciones cordiales y a una disciplina sin

rigidez. Cuando los hombres se conocen, descu­

bren que son iguales en muchos puntos y que las

diferencias de origen libresco carecen de impor­

tancia.

Las emociones colectivas que resultan de una

guerra prolongada, acercan a los hombres que las

han experimentado en común, porque han creado

entre ellos una solidaridad suceptible de sobrevi­

vir a la desaparición de sus emociones.

Los pueblos en los que la guerra no haya defini­

tivamente fijado una solidaridad, verán suceder a

las luchas militares batallas socialistas, económi­

cas y otras muchas más.

La solidaridad fundada sobre el interés posee

una base sólida. La que se apoya sobre la frater­

nidad o la caridad, siempre fué frágil. Muchos de

sus progresos económicos los debe Alemania a la

agrupación de intereses similares.

Page 154: Ayer y mañana

Las transformaciones sociales útiles no se deri­

varán de las teorías socialistas actuales, sino de

una solidaridad sin dogma que se preocupará, ante

todo, de mejorar la existencia de cada uno me­

diante una educación mejor adaptada a las nuevas

necesidades y formas diversas de asociación.

—®-~

Si la palabra solidaridad llegara a reemplazar a

la de socialismo, se habría realizado un gran pro­

greso, porque la fuerza de las palabras es general­

mente superior a la de las doctrinas.

Es inútil predicar a los hombres que son herma­

nos, pues todos saben que esto no es verdad. Más

inútil aún es exhortarles a la lucha de clases, crea­

doras de ruinas recíprocas. Hay que demostrarles

nada más que su interés consiste en asociar sus

esfuerzos.

158 DR. GUSTAVE LE BON

Page 155: Ayer y mañana

CAPITULO VIII

LAS REVOLUCIONES Y LA ANARQUÍA

Las revoluciones más difíciles son las de los há­

bitos y los pensamientos.

De todas las revoluciones, la más profunda aca­

so fué la realizada por Inglaterra cuando, contra­

riamente a sus tradiciones seculares, aceptó du­

rante la guerra hacer entrega de todos sus pode­

res al Estado, concediéndole un derecho absoluto

sobre la vida y la fortuna de sus ciudadanos. Este

trastorno nacional se efectuó sin desorden, porque

fué obra de todos los partidos y 110 de uno solo,

como las revoluciones anteriores.

—®-

Provocar una revolución es siempre fácil; pro­

longarla, difícil.

Derribar un autócrata no es, ni mucho menos,

suprimir el régimen autocrático. Miles de sub-

Page 156: Ayer y mañana

1Ó0 DR. GÜSTAVE LE BOti

autócratas irresponsables, necesarios a la adminis­

tración de un pais, continúan de hecho conservan­

do el poder real. El régimen puede cambiar de

nombre; pero ellos continúan siendo los verdade­

ros amos.

-®-

Una revolución brusca no hace más que substi­

tuir el antiguo árbitro por otro nuevo.

—®-

Las barreras sociales que derriban las revolucio­

nes se levantan pronto o tarde, porque los pue­

blos no pueden subsistir sin su poder limitador,

pero, generalmente, no se levantan en el mismo

lugar.

—®—

A veces es más fácil a un pueblo soportar sus

males que los remedios empleados para curarle.

En un país dividido en clases cuyos intereses

son contrarios, puede hacerse pacificamente una

revolución; pero es raro que se conserve pacífica

durante mucho tiempo.

Una revolución, en sus comienzos, no se gobier­

na más fácilmente que una avalancha mientras

hace irrupción.

Page 157: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 161

El contagio mental es el factor más seguro de

propaganda revolucionaria.

•o.®-*-

El peligro más grave que amenaza a una asam­

blea revolucionaria no consiste en las reacciones

que se efectúan en su derecha, sino en los excesos

que surgen en su izquierda.

Las revoluciones efectuadas por las multitudes

no tienen más dirección que los impulsos incons­

tantes y desordenados de ellas. Tales movimien­

tos tienen una gran fuerza, pero no duran, y en­

gendran fatalmente la anarquía.

Los revolucionarios rusos olvidaron de meditar

estas palabras de Napoleón: «La anarquía lleva

siempre al poder absoluto.»

Las revoluciones que comienzan se mueven en

una atmósfera de ilusiones y exageraciones gene­

radoras de un desorden social del que, finalmente,

acaban por surgir las restauraciones.

Entre las causas de las revoluciones figura la

pérdida de la fe general en el valor de las concep­

ciones antiguas que dirigían la vida social. La

anarquía que resulta es entonces una busca inquie-n

Page 158: Ayer y mañana

162 D R . QUSTAVE LE BON

ta de nuevas verdades capaces de orientar un

pueblo.—®*

Durante el período triunfante de una revolución,

cuando, rotos los lazos sociales, cada cual sigue sus

impulsos, es cuando mejor aparece el papel indis­

pensable que representan en las sociedades la dis­

ciplina y la cohesión.

Cuando los historiadores juzgan los aconteci­

mientos revolucionarios, les atribuyen, frecuente­

mente, causas extrañas a sus orígenes reales.

Cuando en los comienzos de la revolución rusa

los soldados abandonaron las trincheras, no fué

en nombre de principios incomprensibles para

ellos, sino sencillamente con objeto de participar

en la distribución de tierras prometida por los so­

cialistas.

Uno de los más terribles resultados de la revo­

lución rusa fué transformar, por la destrucción de

cohesiones sociales, un ejército de millones de

hombres, perfectamente aguerridos la víspera, en

un rebaño sin alma que huía al menor ataque.

Los enemigos interiores hacen a una nación im­

potente contra los enemigos exteriores.

-0>®-»-

Ciertas revoluciones, como la rusa, destruyen

Page 159: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 163

en algunos meses la obra de agregación realizada

por siglos de esfuerzos.

—®—

La clarividencia es muy rara entre los revolucio­

narios. A partir de sus primeros triunfos, los de

Rusia persiguieron tres finalidades igualmente fu­

nestas para el porvenir de su país: 1.°, una paz in­

mediata y, por consecuencia, el abandono de los

aliados que se habían enzarzado en la guerra a cau­

sa de los rusos; 2.°, la promesa de la distribución

de la tierra, que creará luchas permanentes en to­

dos los puntos del territorio; 3.°, la separación de

las diversas nacionalidades de Rusia, que acarrea­

rá la destrucción del inmenso imperio.

Después de la separación de Ukrania, inmensa

provincia de treinta millones de habitantes, muy

fértil y muy rica, y de la de Finlandia y Lithuania,

Rusia seguirá siendo el más vasto de los imperios,

pero también el más pobre, y se verá rodeado de

provincias hostiles, siempre en lucha.

La revolución rusa se ha limitado a substituir un

régimen riguroso por otro todavía más duro. Ha

demostrado una vez más que los pueblos tienen el

gobierno que merecen.

No puede establecerse analogía alguna entre la

Page 160: Ayer y mañana

164 DR . GUSTAVE LE BON

revolución francesa y la rusa. La primera la hicie­

ron burgueses instruidos; la segunda, obreros y

campesinos analfabetos, de bajo nivel mental.

Para la mayoría de los obreros rusos, una revo­

lución se resume en esta noción: nadie, nada y

cada cual hace lo que quiere.

♦®—

Mientras no cambien las ideas de Alemania,

Europa estará amenazada de frecuentes guerras;

pero como el artificial imperio germánico repre­

senta un Estado feudal superpuesto a un estado

industrial, los mismos alemanes comprenderán un

día la incompatibilidad de estos dos regimenes.

De ello resultará necesariamente una de esas revo­

luciones políticas profundas.

Aunque sea fácil predecir las grandes revolucio­

nes, no abundan los ejemplos de que se hayan

previsto sus consecuencias más importantes.

La anarquía reina por doquiera cuando no exis­

te la responsabilidad.

Page 161: Ayer y mañana

LIBRO VI

El gobierno moderno de los pueblos.

Page 162: Ayer y mañana
Page 163: Ayer y mañana

CAPITULO PRIMERO

LOS PROGRESOS DEMOCRÁTICOS

IGracias a la guerra, la igualdad, que sólo existía

en los códigos, acabará, sin duda, por infiltrarse

en las costumbres.—

La última guerra habrá hecho más por la realiza­

ción de ías ideas democráticas que las revolucio­

nes violentas. Los hombres sometidos a los mis­

mos peligros han aprendido a conocerse y a com­

probar la equivalencia de capacidades de órdenes

diferentes.

La guerra marcará probablemente el triunfo de­

finitivo de la democracia en el mundo. Monarcas

y diplomáticos han carecido de clarividencia, y los

pueblos no consentirán, en adelante, poner sus

destinos en manos de ellos. Tal vez las guerras

no sean menos frecuentes; pero al menos serán

declaradas por los que soportan sus consecuen­

cias.

Page 164: Ayer y mañana

168 DR. GUSTAVE LE BON

La guerra amenaza a todas las autocracias y, sin

embargo, la última ha tenido por resultado la apa­

rición en los países en lucha de gobiernos auto-

cráticos. Estos, útiles a veces para las decisiones

rápidas, han acumulado tales errores que se impuso

la necesidad de controlar su gestión por comisiones

competentes.

Con la evolución de los tiempos nuevos, ningún

poder absoluto será capaz de conciliar y coorde­

nar los intereses variados y, a veces, contrarios de

los diversos grupos sociales para adaptarlos al in­

terés general.

Habiendo tenido por resultado la guerra mun­

dial socavar la autoridad de las concepciones

autocráticas, las únicas monarquías que podrán

subsistir serán las de los países en que el soberano

no gobierna y constituye simplemente un símbolo

de la unidad nacional.

El paso de la autocracia individual a la colecti­

va parece ser para muchos pueblos una de las con­

secuencias de la guerra europea.

Si la antigua ley de la oferta y la demanda con­

tinúa rigiendo al mundo, es probable que tras la

guerra vean los obreros engrandecerse enorme­

mente su situación, en razón de la escasez de la

Page 165: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 169

manb de obra ante las nuevas necesidades de la

industria.

Con un poco de orden y el cierre de los lugares

de disipación y vicio, la clase obrera llegaría rápi­

damente a constituir una nueva burguesía; magis­

trados, funcionarios, profesores, etc., tienen, por

el contrario, muchas probabilidades de formar en

breve una categoría de proletarios que tal vez ali­

menten el ejército socialista, abandonado por los

obreros, satisfechos de su suerte.

Se habrá realizado un gran progreso cuando los

electores de los países democráticos elijan para

representarles, en vez de abogados o de hombres

e cultura libresca, industriales, agricultores y co­

merciantes que conozcan las realidades de la vida.

El verdadero progreso democrático no consiste

en hacer descender la élite hasta la multitud, sino

en elevar ésta hasta aquélla.

Page 166: Ayer y mañana

CAPÍTULO II

EL ESTATISMO ALEMÁN Y EL LATINO

El estatismo, y su última forma, el colectivismo,

tendían, antes de la guerra, a ser la religión de los

pueblos latinos. Heredero del poder de la Provi­

dencia y del de los reyes, el Estado constituía para

ellos una entidad mística siempre criticada, pero

constantemente invocada por los ciudadanos, que

le reclamaban en todo momento la satisfacción de

sus exigencias personales.

El liberalismo, respetuoso de todas las opinio­

nes, y el estatismo, que sólo admite la suya, pare­

cen, de más en más, irreconciliables. Los progre­

sos del estatismo harán desaparecer toda huella de

libertad mediante la creación de una censura per­

manente de cuanto se escribe, de los actos y del

pensamiento.

La historia política de Francia es, desde hace

treinta años, la de las conquistas del socialismo

Page 167: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 171

cstatista. Sus exageraciones demagógicas y sus

amenazas condujeron al país al extremo, al borde

extremo del abismo en el que, sin la guerra, hubie­

ra sucumbido probablemente.

Los resultados, tan diferentes, obtenidos por el

estatismo en Francia y Alemania, contribuyen a

mostrar, no solamente que los efectos de las insti­

tuciones dependen de la mentalidad de los pue­

blos que las adoptan, sino también que las mismas

palabras pueden designar, en países distintos, co­

sas muy diferentes.

El estatismo alemán es, ante todo, una institu­

ción militar. Saliendo un poco de su dominio, deja

a los industriales la libertad de acción. El estatis­

mo latino, por el contrario, pretende dirigirlo todo.

Cuando no absorbe las empresas industriales, las

trata como enemigas y las mata con leyes vejato­

rias que paralizan su esfuerzo.

El estatismo germánico es un factor de inmensos

progresos económicos en Alemania, mientras que

el estatismo latino es una de las causas más indis­

cutibles de nuestra decadencia industrial.

Cuando un Estado pretende dirigirlo todo y todo

absorberlo, no tarda en encontrarse en presencia

Page 168: Ayer y mañana

172 DR . GUSTAVE LE BON

de intereses colectivos irreconciliables que limitan

su acción, y su impotencia tiene entonces la amar­

gura como corolario.

En los países en que domina el estatismo latino,

la suprema dirección de los negocios parece con­

fiada a los ministros. De hecho depende de una

legión de empleados irresponsables. Los ministros,

poco escuchados, en razón de su incompetencia,

de la corta duración de sus funciones y de la in­

disciplina general, sólo ejercen una autoridad ilu­

soria.*

Todo individuo que trabaja en una obra colecti­

va en el éxito de la cual no está interesado, pro­

porciona un trabajo muy débil. De este principio

psicológico, tan desconocido de los socialistas,

resulta que las empresas dirigidas por el Estado

cuestan caras y ganan poco.

Una de las fuerzas de la industria americana es la

de prescindir del Estado. La debilidad de la nues­

tra se debe a la intervención estatista. Si no cam­

bian nuestras concepciones, nuestra industria su­

cumbirá bajo el peso de las leyes y de los regla­

mentos.^®-~

Cuando no pueden entenderse tos ciudadanos

para dirigir sus negocios, es inevitable que inter­

venga la pesada y costosa máquina del Estado.

Page 169: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 173

La administración del Estado y la de la indus­

tria privada ofrecen la distinción fundamental de

que las primeras se ocupan mucho más de la for­

ma que del fondo, mientras que las segundas des­

deñan la forma y sólo se aplican a las realidades

útiles.

El desdén de las leyes económicas, la incoheren­

cia de las tasas y las requisiciones durante la gue­

rra; la paralización de todas las iniciativas por ofi­

cinas tiránicas e incompetentes, permiten presentir

la anarquía en que caería un país sujeto definitiva­

mente al régimen del socialismo estatista.

Los aumentos consecutivos de los impuestos du­

rante la guerra no hicieron más que confirmar an­

tiguas experiencias. Ya la Convención tuvo que re­

conocer que nada puede reemplazar la iniciativa

privada, la libertad de trabajo y el juego mutuo de

los cambios.

Desalentar el cultivo del trigo por medio de im­

puestos que obligan al agricultor a vender su co­

secha por debajo del precio de coste, y, por lo

tanto, a suprimir su cultivo, y luego tratar de alen­

tarle mediante subvenciones sometidas al arbitrio

administrativo, constituyen un ejemplo memorable

de la perniciosa influencia de las intervenciones

estatistas.

Si se paralizan las iniciativas industriales, agrí­

Page 170: Ayer y mañana

174 DR. GUSTAVE LE BON

colas y comerciales mediante reglamentos vejato­

rios derivados de la intervención estatista, la deca­

dencia de los pueblos, sometida a este régimen, es

inevitable. No existe progreso sin las iniciativas

individuales, y estas iniciativas son imposibles

cuando el Estado pretende dirigir la complicada

organización de la industria y del comercio.

El socialismo pacifista, que tanto contribuyó

a la derrota de Francia por su preparación insufi­

ciente, debida a la difusión de las doctrinas de

aquél, ha reconquistado por dos razones la influen­

cia perdida al comienzo de la guerra: 1.a, el des­

arrollo universal, debido a las necesidades de la

guerra, de una autocracia estatista, muy parecida

al yugo soñado por los socialistas; 2.a, la afirma­

ción, muy impresionante para la imaginación po­

pular, de que se podría obtener la paz por medio de

un Congreso internacional socialista.

El estatismo latino es una forma inferior de go­

bierno que tuvo su utilidad, como en otro tiempo

el régimen feudal; pero ya no lo tiene hoy. Prolon­

gándose tendría, por último término, la igualdad en

la servidumbre y, luego, la decadencia.

La teoría alemana del Estado soberano absoluto

sin más ley que su voluntad, implica necesariamente

la preponderancia de la fuerza sobre el derecho.

Page 171: Ayer y mañana

Para justificar esta preponderancia los filósofos

alemanes se han visto obligados, luego de haber

divinizado al Estado, a considerar la dulzura y la

humanidad como signos de impotencia.

—®-~

Como la concepción alemana del Estado no pue­

de ser ligada por ningún tratado, es más asiática

que romana, más antigua que moderna, y constitu­

ye una verdadera regresión contra la cual se ha

levantado el mundo entero.

Hegel y sus sucesores, al hader del Estado una

divinidad soberana, formularon simplemente, en

términos filosóficos, la concepción militar de todos

los reyes de Prusia.

El estatismo y el socialismo están tan próximos,

que en Alemania la mayoria de los socialistas cons­

tituye un partido gubernamental.

Es innegable que Alemania consiguió en pocos

años colocarse a la cabeza de la industria; pero

sería un grave error atribuir su éxito a influencias

estatistas. Las causas de los progresos realizados

en veinticinco años se deben a una educación téc­

nica superior, a una severa disciplina, a la solida­

ridad de las industrias, a la intervención de altas

individualidades capaces de dirigir las grandes em­

Ay e r y m a ñ a n a 175

Page 172: Ayer y mañana

176 DR. GUSTAVE LE RON

presas, y, sobre todo, a la posesión de las ricas mi­

nas de hulla.

La organización estatista de Alemania, valiosísi­

ma para coordinar los esfuerzos de los espíritus

mediocres, no serviría para favorecer las investi­

gaciones importantes, obra exclusiva de las élites. Al perder su individualismo, Alemania ha perdido

sus grandes sabios, sus grandes escritores y sus

grandes pensadores.

Para los pueblos débiles el estatismo puede ser

momentáneamente una causa de progreso; pero

inevitablemente engendra la decadencia. Cuando

el Estado piensa y obra por todos los ciudadanos,

éstos son incapaces de pensar y sentir. Las supe­

rioridades individuales se ahogan en una medio­

cridad universal y luego desaparecen.

Los partidarios irreductibles del estatismo se

harán muy peligrosos. Habiendo visto impuesta a

todos los pueblos la autocracia estatista durante

la guerra, creen que es igualmente útil durante la

paz. Sin embargo, es evidente que un régimen

adaptado a una situación anormal sólo tiene valor

para esta situación.

Si el estatismo militar creado durante la guerra

continuara durante la paz, podríamos preguntar­

nos hasta qué límites se tolerarían la indepen­

dencia de pensamiento y la libertad individual.

Page 173: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 177

De la solución dada a este problema dependería

el porvenir de la civilización.

El individualismo moderno ha visto levantarse

en contra suya dos enemigos terribles: el socialis­

mo y el germanismo. Si la humanidad acaba por

preferir la servidumbre colectiva a la libertad, en­

trará en una edad de regresión definitiva.

Determinar los límites respectivos del individua­

lismo y del estatismo será uno de los más difíciles

problemas del porvenir.

12

Page 174: Ayer y mañana

LA RELIGIÓN SOCIALISTA

CAPÍTULO III

El papel de las creencias no es hoy menos im­

portante que el pasado. Muchos hombres se creen

libres de toda religión, pero el espíritu místico con­

tinúa dominándoles. La fe socialista es una de las

manifestaciones de este espíritu al mismo título que

el budismo y el islamismo.

•o»®-®-

Los adeptos de sectas políticas diversas, como

nihilistas, masones, socialistas, etc., son seres reli­

giosos que perdieron sus antiguas creencias, pero

que no podían prescindir de una para orientar sus

pensamientos.

Al enseñar la fraternidad universal y el destrona­

miento del hombre, el cristianismo destruyó entre

los romanos la idea de patria y destruyó la civili­

zación antigua. El triunfo del ideal socialista des­

truiría también el culto de la patria y, por la lucha

de clases, engendraría guerras civiles que llevaría

cada patria a destruirse a sí misma.

Page 175: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 179

Las creencias de forma religiosa, como el socia­

lismo, son inconmovibles porque los argumentos

no hacen mella en una convicción mística. El fiel

cree y no razona.

Todos los dogmas, los políticos sobre todo, se

imponen generalmente por las esperanzas que ha­

cen nacer y no por los razonamientos que invocan.

•4-(•)«*»

Guiados por la razón exclusivamente, los paci­

fistas tenían buenos motivos para declarar la gue­

rra imposible; pero olvidaban que los pueblos

están orientados por fuerzas sobre las que la razón

no ejerce ninguna influencia.

Los historiadores observarán, no sin sorpresa,

que el catecismo socialista alemán no ejerció su

perniciosa influencia entre los obreros franceses y

los políticos que les siguen hasta después de ha­

ber sido prácticamente abandonado en Alemania.

-*-® •*-

A pesar de la divergencia de principios, el so­

cialismo colectivista y el militarismo conducen

exactamente al mismo resultado: a la servidumbre.

Varios pensadores han sostenido que el triunfo

del socialismo podía llevarnos a una completa re­

Page 176: Ayer y mañana

180 DR. GUSTAVE LE BON

gresión a la barbarie. La experiencia de Rusia, por

lo menos, muestra que un pueblo subyugado por

la fe socialista, no tarda en caer en un estado de

anarquía que le hace víctima de vecinos poco

preocupados de adoptar una fe generadora de

tales consecuencias.

Entre el socialismo latino y el americano y el

alemán, sólo existe un parentesco ilusorio. Estos

últimos, preocupados ante todo de la producción

de riqueza, la han favorecido sabiendo muy bien

que de ella siempre participa el obrero. Los socia­

listas franceses y sus legisladores, preocupados

sólo por el reparto de la riqueza, han perseguido

al capital forzándole a desviarse de las empresas

nacionales y a emigrar al extranjero. De esta ma­

nera han acentuado la decadencia económica de

Francia.

La guerra de clases adoptada por los socialistas

franceses luego de haber sido abandonada por sus

colegas alemanes, será más terrible y costosa que

las guerras entre pueblos. Estas últimas sólo cau­

san, en efecto, ruinas provisionales, mientras que

la primera engendra una ruina definitiva.

El hombre sólo da todo de lo que es capaz si

está directamente interesado en la obra emprendi­

da. De este principio psicológico resulta que el

obrero que no percibe un salario proporcionado a

sus esfuerzos y el empleado del Estado que traba­

Page 177: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 181

ja por un precio fijo, rendirán siempre un trabajo

mediocre.—

Si el socialismo consistiera simplemente en que­

rer el mejoramiento de la suerte de las multitudes,

todo el mundo seria socialista; pero los dos pun­

tos fundamentales de su doctrina—lucha de clases

y supresión del capital -acarrearían la desagrega­

ción de las sociedades y su ruina.

•*-®—

Jamás se reveló el papel del capital tan impor­

tante como durante la guerra mundial. La potencia

de expansión económica de un país, y especial­

mente su fuerza defensiva, y por lo tanto su inde­

pendencia, dependen de su riqueza. Importa, pues,

no dificultar su desarrollo, como hacen los legisla­

dores dominados por la influencia socialista.

—®~-

Los países donde los socialistas consigan, no

destruir el capital, pues esto es imposible, sino

hacerlo emigrar, están condenados a una rápida

decadencia.-*»(•)«*-

El papel del capital, preponderante en la última

guerra, lo será aún más en las futuras. El obús del

cañón del 75 cuesta 60 francos; el de 305, 2.500.

Para destruir un cañón enemigo a cuatro kilóme­

tros hay que disparar mil proyectiles del 155 cor­

to. La destrucción de un cañón enemigo, que vale

10.000 francos, cuesta más de 300.000 con el 155, y

Page 178: Ayer y mañana

182 D R . GUSTAVE LE BON

mucho más con los calibres superiores. Los espe­

cialistas de estos cálculos han calculado en 25.000

millones los gastos de la Artillería desde el comien­

zo de la guerra.

Un país sin capital es un país sin defensa.

La prodigiosa persistencia de las ilusiones socia­

listas se encuentra muy bien definida en las siguien­

tes líneas de un sabio escritor: «La dura prueba

impuesta desde hace tres años al mundo, no ha en­

señado nada a los socialistas. Continúan dando

vuelta alrededor de las mismas fórmulas que les

sirvieron antes para crear las peligrosas ilusiones.

La última guerra sólo representaba para ellos la

posibilidad de esgrimirla como argumento en favor

de esa lucha de clases que constituye el fondo de

su doctrina.»

¿Pueden progresar las naciones sin competen­

cias interiores y exteriores? Los socialistas resuel­

ven fácilmente el problema, pero la experiencia no

lo ha resuelto.

Como los socialistas viven en teorías abstractas

independientes de las leyes económicas, pueden

prometer a las multitudes el paraíso de que están

ávidas. Los adversarios de los socialistas, limita­

dos por necesidades económicas inflexibles, no

Page 179: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 183

pueden hacer las mismas promesas y poseer, por

consiguiente, el mismo prestigio.

E1 más peligroso de los errores socialistas fué no

comprender que la lucha de clases perjudica a la

producción, de la que siempre se favorece el obre­

ro. Los socialistas alemanes, que propagan esta lu­

cha en sus libros, han renunciado a ella en la prác­

tica.

Era preciso ignorar los móviles que guían a los

hombres para imaginarse una sociedad en la que

todos los medios de producción serían explotados

en común. Esta concepción implica para los pue­

blos una estrecha servidumbre y no podía germi­

nar más que en cerebros sometidos a la ruda disci­

plina de los cuarteles germánicos.

«<*>■(•)-«*»■

La inteligencia, el capital y el trabajo son los

factores esenciales del desarrollo industrial moder­

no. En lucha en las naciones en que dominan las

ilusiones socialistas, estos tres elementos han aca­

bado en otros pueblos por formar una asociación

generadora principal de su progreso.

Es imposible predecir si el capitalismo desapa­

recerá en el porvenir. Actualmente no puede negar­

se que, después de haber transformado el mundo

Page 180: Ayer y mañana

184 DR . GUSTAVE LE BON

en menos de medio siglo, es el elemento indispen­

sable de sus nuevos progresos.

Para comprender la persistencia de ciertas ilu­

siones socialistas importa no olvidar que lo absur­

do de un dogma jamás perjudica a su difusión.

Se comprende el poder de la religión socialista

si se observa que, a pesar de los irreparables de­

sastres que estuvo a punto de engendrar, sus adep­

tos no han perdido nada de su fe, y aún pretenden

regir las sociedades con sus quimeras.

-®-

La religión socialista ha hecho tales progresos en

ciertos espíritus, que hablar de libertad individual

de iniciativa, de limitación de los derechos del Es­

tado, les parece un lenguaje de una edad desapa­

recida.

Desde el punto de vista de las doctrinas socialis­

tas, la guerra ha ofrecido dos fenómenos de apa­

riencia contradictoria. Primero determinó el de­

rrumbamiento de las teorías intemacionalistas, de­

mostrando que los lazos creados por la raza son

mucho más fuertes que los que resultan de los in­

tereses de profesión. Por otra parte, el desarrollo

del estatismo, que llegó hasta la servidumbre, reali­

zó momentáneamente el más quimérico de los sue­

ños socialistas.

Page 181: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 185

Las convicciones místicas están fuera del alcan­

ce de la razón y de la experiencia, y por eso los

socialistas sólo verán en la guerra una confirma­

ción de sus doctrinas.

Los progresos de la religión socialista confirman

aquella ley de la historia, según la cual, si los pue­

blos cambian con frecuencia el nombre de sus dio­

ses, no pueden pasarse sin estos grandes fantasmas

para orientar su vida.

Page 182: Ayer y mañana

CAPITULO IV

LAS CUALIDADES PSICOLÓGICAS NECESARIAS

A LOS GOBIERNOS

Un jefe de Estado representa actualmente una

síntesis de voluntades que puede orientar, pero que

le dominan si no sabe orientarlas.

Lo mismo que el físico que conoce las fuerzas

de la naturaleza es dueño de los fenómenos, el

hombre de Estado capaz de manejar fuerzas psico­

lógicas dirigirá a su gusto los sentimientos y las

voluntades de los hombres.

El hombre de Estado hábil sabe utilizar las ilu­

siones, sin las cuales no pueden vivir muchas almas.

El hombre de Estado inexperto las persigue y es

su víctima.

La ignorancia de la psicología de los pueblos

Page 183: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 187

fué en todos los tiempos una fuente de errores po­

líticos desastrosos.

Las clases dirigentes han salido del concurso

que revela la memoria, pero no de cualidades de

juicio y de carácter que hacen el valor del hom­

bre. A esto se debe que las sociedades se vean

conducidas por jefes con frecuencia mediocres.

^® ^

Vivir exclusivamente en los libros impide com­

prender la realidad, y por esto los Gobiernos de

teorizantes son tan peligrosos para un país.

-**®—

Cuanto más difícil es un problema político, más

hombres se encuentra que se creen capaces de re­

solverlo.

La falta de clarividencia y de resolución consti­

tuyen los defectos más corrientes de los hombres

políticos. No sabiendo dirigir los acontecimien­

tos, se dejan dominar por ellos y sufren todos los

-azares.

Entre los hombres políticos que presiden los

destinos de los pueblos se encuentran muchos es­

píritus simplistas persuadidos de que las leyes na­

turales se modifican mediante decretos. Son raros

los espíritus observadores que tienen el sentido de

Page 184: Ayer y mañana

188 DR. GUSTAVE LE BON

las posibilidades, y se limitan a orientar la marcha

de las cosas sin pretender transformar el curso.

-*-®~

Las muchedumbres se imaginan fácilmente que

sus gobernantes pertenecen a una humanidad su­

perior infalible, y de ahí sus furores cuando un des­

fallecimiento descubre al hombre detrás del ídolo.

*

El valor de un ministro depende de las personas

que le rodean, pero el arte de escoger a los hom­

bres es todavía más difícil que el de gobernarlos.

Un hombre llegado a ministro debió ser coche­

ro, y tal cochero merecería ser ministro—decía Na­

poleón—. Es evidente, ¿pero cómo hacer la distin­

ción y descubrir las verdaderas capacidades?

Los peores tiranos son menos peligrosos que los

gobernantes indecisos. La indecisión siempre fué

generadora de catástrofes.

Si tantos hombres de Estado se muestran irre­

solutos en sus actos, es a falta de tener una idea

clara de lo que quieren y de lo que pueden.

El hombre incapaz de dominar los nervios es in­

Page 185: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 189

digno de ocupar ni siquiera el más humilde escalón

de la potencia política. Si la guerra de 1870 se hizo

inevitable, fué porque las negociaciones se lleva­

ron por un ministro que no tenía la necesaria calma

para comprobar, antes de obrar, la exactitud de los

hechos citados en el falso telegrama que desenca­

denó la catástrofe. La sutil psicología de un diplo­

mático enemigo consiguió utilizar nuestra irritabi­

lidad étnica para lanzarnos a una serie de catás­

trofes.

Los jefes de Estado deben saber discernir los

móviles susceptibles de influir las diversas menta­

lidades. Incapaces de tal discernimiento, los diplo­

máticos alemanes no comprendieron que el terror,

tan eficaz en los Balcanes, no ejercería influencia

alguna en los otros pueblos.

Uno de los hábitos más peligrosos de los'hom­

bres políticos mediocres es prometer lo que saben

que no pueden cumplir.

En política, las instituciones importan menos que

las costumbres.

Las asambleas parlamentarias constituirían un

régimen político suficiente si se las substrajera a

la influencia de los grandes fantasmas que le opri­

men: el miedo, la envidia y el odio, que fueron

desde hace veinticinco años los inspiradores de

Page 186: Ayer y mañana

190 DR. GUSTAVE LE BON

persecuciones y de leyes desorganizadoras de la

industria, de las finanzas y del ejército.

♦ ® *.

El sectarismo y el miedo a los electores dejan

difícilmente a los legisladores una gran libertad

de juicio.—®—

En los Estados Unidos las atribuciones del Es­

tado son limitadas, y gracias a esto las influencias

políticas carecen de influencia. El papel del políti­

co sólo deviene desastroso en los países donde el

Estado absorbe todas las funciones.

El hombre de Estado superior sabe oponer la

evidencia que percibe al error que la ceguera de

los partidos políticos pretende imponerle.

La inexperiencia política se manifiesta general­

mente por la necesidad de acumular medidas res­

trictivas. Tomadas casi siempre al azar, son, por

lo general, contrarias a todas las leyes económicas

y siempre hay necesidad de derogarlas.

Los Gobiernos que no saben crear opinión sólo

la conocen, por lo general, cuando les derriba.

Page 187: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 191

Los hombres de Estado sin carácter procuran in­

útilmente mostrar su debilidad individual asocián­

dola a debilidades colectivas.

No se puede esperar nada de los hombres políti­

cos para los cuales el mundo es un espejo que re­

fleja exclusivamente sus deseos, sus sueños y sus

temores.

Mientras el sabio busca la verdad, sin temor a

sus consecuencias, el político mediocre desconfía

de ella y la considera como una enemiga, censu­

rando su expresión con la vana esperanza de ani­

quilarla.

Uno de los errores políticos más peligrosos es

confiar a oradores brillantes la dirección de los

asuntos públicos. Napoleón ya hizo observar que

los grandes oradores, aptos para dirigir una asam­

blea, eran incapaces de dirigir el negocio más mo­

desto.

^®—

Un gran orador es raramente un gran pensador.

El arte del orador consiste ante todo en manejar

hábilmente fórmulas ilusorias capaces de impre­

sionar a las masas.-®^>

El hombre político que gasta su actividad en pa­

labras, raramente la gasta en acciones.

Page 188: Ayer y mañana

192 DR. OUSTAVE LE BON

Para los diplomáticos como para las mujeres,

el silencio es con frecuencia la más clara de las

explicaciones.—®~

El verdadero hombre de Estado se muestra a ve­

ces intransigente en sus discursos, pero jamás en

sus actos. Las necesidades que rigen la vida de los

pueblos modernos no son compatibles con la in­

transigencia.

Gobernar es pactar; pactar no es ceder.

Para gobernar cuerdamente no hay que olvidar

que la influencia del pasado limita la acción posi­

ble del hombre sobre el presente. La masa de

vivos está siempre encuadrada por la masa de

muertos.

La idea que se forman los hombres de las cosas

es para los gtibernantes más útil conocerla que el

valor real de las mismas cosas.

■*®~

Hacer nacer, engrandecer o desaparecer senti­

mientos y creencias en el alma de un pueblo, re­

presenta uno de los elementos esenciales del arte

de gobernar.

Saber manejar los sentimientos de un pueblo es

dirigir su voluntad. Saber perpetuarlos es rehacer

su alma.

Page 189: Ayer y mañana

IMPERFECCIONES DE LOS GOBIERNOS REVELADAS

POR LA GUERRA

CAPITULO V

La falta de clarividencia ha sido la característica

general de los hombres de Estado antes y después

de la guerra. Los Gobiernos capaces de prever los

acontecimientos con unos meses de anticipación

son excepcionales.-mí)—

La incapacidad de prever y la falta de resolución

se expían siempre. Los alemanes piensan con te­

rror la suerte que hubiera corrido su flota sin la

imprevisión de un ministro inglés que les cedió la

isla de Heligoland. Los aliados no recuerdan sin

amargura que el desarrollo de la guerra habría sido

muy diferente si al comienzo de la campaña hu­

biera habido un ministro con espíritu de deci­

sión y lo suficiente previsor para ordenar a algu­

nos acorazados de seguir los barcos de guerra ale­

manes cuando se dirigían a Constantinopla.

13

Page 190: Ayer y mañana

194 DR. OUSTAVE LE BON

Un emperador clarividente hubiera comprendido

que Alemania era el país del universo más intere­

sado en conservar la paz, y hubiera comprendido

la profundidad del consejo de Bismarck, de no

enemistarse jamás con Rusia.

Las consecuencias de la imprevisión no se sue­

len reparar jamás. Los aliados perdieron inútilmen­

te más de cien mil hombres en Galípoli, intentan­

do en vano reparar las faltas de imprevisión e

indecisión cometidas anteriormente.

La palabra imprevisión resume la causa de la

mayoría de los fracasos de que fueron víctimas los

aliados durante la guerra.

Los conductores de pueblos continúan viviendo

de ideas que ya no tienen valor. Una de las verda­

des mejor demostradas por los hechos es que un

país no gana nada anexionándose pueblos extran­

jeros contra la voluntad de ellos. Austria hizo en

otro tiempo la experiencia con Venecia, Alemania

con Alsacia, que fué para ella una causa de tras­

tornos y de gastos durante cincuenta años.

«Demasiado tarde» fué, como dijo un ministro

inglés, la explicación de muchos reveses.

Page 191: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 195

La voluntad de los pueblos, sin valor en otro

tiempo en el desarrollo de la historia, ha devenido

un factor esencial en la política moderna.

Si las grandes potencias están tan mal informa­

das por sus agentes, es porque para contentar és­

tos a sus jefes se limitan a reflejar las opiniones.

Nuestras ilusiones a propósito de los búlgaros y

de los griegos al principio de la guerra, no tuvie­

ron más origen que éste.

Los errores en el manejo de las fuerzas psicoló­

gicas pueden anular la superioridad de los elemen­

tos. Alemania aprendió esto a medida que la insu­

ficiencia psicológica de sus diplomáticos le fueron

creando nuevos enemigos.

Los gobiernos débiles son, como los individuos

sin carácter, poco temibles para sus enemigos,

pero peligrosos para sus amigos. La Rusia de la

última guerra ilustra este ejemplo.

Un dictador no es más que una ficción. Su poder

se disemina, en efecto, entre varios subdictadores

anónimos e irresponsables cuya tiranía y corrup­

ción no tardan en hacerse insoportables.

Page 192: Ayer y mañana

196 D R . GUSTAVE LE BON

Todo poder sin responsabilidad no tarda -en

transformarse en tiranía.

Se puede formar una idea de la influencia formi­

dable de los taberneros y del miedo que inspiran a

los legisladores franceses, si se recuerda que el

más ilustre de los ministros de la Guerra estuvo a

punto de tener que dimitir por haber intentado re­

glamentar el comercio de esos potentados en vista

de las nefastas consecuencias que tenía sobre la

salud del soldado.

Son numerosos los motivos de que sea discutido

el valor del parlamento francés; pero hay que re­

conocer que sin las grandes comisiones salidas de

su seno, jamás hubiésemos obtenido las municio­

nes y cañones necesarios para la defensa. Un Go­

bierno absoluto, pero prisionero de la burocracia,

no consiguió obtenerlos.

Las discusiones, tan generales en la política,

siempre fueron un método peligroso. Momentá­

neamente pueden ser útiles a los partidos, pero ja­

más para los gobiernos.

Preferir la utilidad de un día a verdades dura­

bles y gobernar según las opiniones del momento,

es crear para el porvenir situaciones sin remedio*

Page 193: Ayer y mañana

CAPÍTULO VI

ENSEÑANZAS POLÍTICAS DEDUCIDAS DE LA GUERRA

Jamás fué el arte de gobernar tan difícil como

después de la guerra. Una de las dificultades más

graves consistirá en romper con los hábitos uni­

versales de intervención que necesitó el conflicto.

El arte de manejar acertadamente los sentimien­

tos que hacen obrar a los hombres, no se aprende

ni en los libros ni en la escuela. Es empírico y sólo

se adquiere con la experiencia. A juzgar por todos

los errores de psicología cometidos durante la

guerra, esta adquisición no es cosa fácil.

Los grandes motores de la conducta de los pue­

blos son los intereses y las creencias. Como las

creencias no pueden ser reducidas ni por la razón

ni por la fuerza, se tienen que limitar los gobiernos

a conciliar intereses. Para establecer la solidez de

Page 194: Ayer y mañana

198 DR. GUSTAVE LE BON

este principio psicológico fueron necesarios varios

siglos de guerras sangrientas.

Los hombres más aptos para guiar los aconteci­

mientos son, frecuentemente, arrastrados por éstos

luego de haberlos conducido a cierto límite que no

podían prever por adelantado.

**>®-

Los resultados que se obtienen en política son

con frecuencia muy diferentes de los que se perse­

guían. Alemania no sospechaba ciertamente el ser­

vicio que prestaba a Inglaterra forzándola a tomar

parte en la guerra. Por de pronto le evitó una gue­

rra civil con Irlanda y consolidó en un bloque ho­

mogéneo los elementos inconsistentes de su inmen­

so imperio. Y para el porvenir habrá acrecentado

su potencia industrial y económica, haciéndole

comprender los peligros de la infiltración ger­

mánica.—®—

Gracias a los progresos de su industria, Alema­

nia hubiera conquistado rápidamente en tiempos

de paz la hegemonía con que soñaba. Con la gue­

rra ha trastornado al universo para obtener un re­

sultado completamente contrario al que perseguía.

Laplace demuestra en su libro sobre ias proba­

bilidades «las ventajas que la buena fe ha procu­

rado a los gobiernos que hicieron de ella la base

Page 195: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 199

de su conducta. Ved, por el contrario—añade—,

en qué abismo de desgracia han sido precipitados

frecuentemente los pueblos por la ambición y la

perfidia de sus jefes. Siempre que una gran poten­

cia embriagada por el amor de las conquistas as­

pira a la dominación universal, el sentimiento de la

independencia produce entre las naciones amena­

zadas una coalición de la que casi siempre es vícti­

ma aquélla.» Esta página, escrita hace más de un

siglo, encierra verdades que serán eternas, aunque

sin muchas probabilidades de encontrar una apli­

cación práctica.-a-®—

Las luchas entabladas por principios son siem­

pre muy largas. Tales en la antigüedad las guerras

médicas y en los tiempos modernos las guerras de

religión, la guerra de Treinta años, las guerras de la

Revolución'. Si la guerra de Secesión en los Esta­

dos Unidos sólo duró cinco años, es porque la

ruina financiera de uno de los partidos en lucha

hizo imposible la continuación del conflicto.

—®—

Siempre es peligroso para una nación tener un

pasado muy cargado de iniquidades.

Por muy poderoso que llegue a ser un pueblo,

por muy grandes que sean sus conquistas, por muy

superiores que puedan ser sus armamentos, su po­

der no puede durar a partir del momento en que

constituye una amenaza para los otros pueblos.

Page 196: Ayer y mañana

20 0 DR. GUSTAVE LE BON

Más de un conquistador hizo en otros tiempos la

experiencia de esta verdad y los alemanes la repi­

ten a su vez.

Federico II exponía ya las reglas, aplicadas más

tarde por sus sucesores, cuando decía que la guerra

es un negocio que puede comprometer el menor

escrúpulo. Según él, no es posible hacer una gue­

rra sin tener derecho al incendio, al saqueo y la

matanza.

Gobernar en contra de la opinión es imposible,

pero se puede crear. Una de las fuerzas del Go­

bierno alemán consistió en haber sabido desde ha­

cía mucho tiempo orientar la opinión de su pue­

blo hacia la necesidad de una guerra de conquista.

Y lo consiguió con la ayuda de las universidades,

de los periódicos y de numerosas asociaciones.

Las medidas de excepción impuestas a un grupo

político, religioso o étnico, no consiguen más que

fortificarlo. Perseguido, aumenta su cohesión, mien­

tras que se disuelve apenas cesan las desigualda­

des de trato. Esta ley psicológica ha mantenido a

los judíos su individualidad a través de los siglos,

y Austria, por haberla ignorado, vió disociarse

sus provincias.

Conquistar a un pueblo puede ser obra de un

día. Asimilárselo exige, a veces, siglos. Inglaterra

Page 197: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 201

no pudo jamás asimilarse a irlanda. Austria siem­

pre tuvo por enemigos a los pueblos sometidos a

su dominación.

La violencia no basta para fusionar las almas de

las razas. A pesar de que la historia ha demostrado

la verdad de esta ley psicológica, los conductores

de pueblos no la han comprendido todavía.

La utilidad de espíritus superiores en el gobierno

de los pueblos ha sido puesta en evidencia por la

historia de ios veinte años que siguieron a la gue­

rra de 1870. El canciller que entonces se encontra­

ba a la cabeza de Alemania, supo aislar a Francia

aliándose con Italia, Rumania y Austria y obtenien­

do seguidamente la neutralidad afectuosa de Ru­

sia e Inglaterra. Esta situación desapareció progre­

sivamente apenas Alemania fué gobernada por

jefes arrogantes, siempre dispuestos a amenazar a

Europa con la fuerza alemana.

Para los pueblos de lengua, religión o intereses

diferentes reunidos por el azar de las conquistas,

sólo existen dos formas posibles de gobierno: la

autocracia pura o una federación de provincias

autónomas. Este último tipo de gobierno se impo­

ne actualmente en todas partes. Inglaterra hizo la

experiencia con el Transvaal e Irlanda; Austria, con

Hungría. Rusia, compuesta de pueblos diversos, lie-

Page 198: Ayer y mañana

202 DR. GUSTAVE LE BON

gará probablemente a las mismas separaciones

tras una serie de trastornos.

—®-

Un pueblo no debe esperar un gobierno mejor

que él mismo. A las almas inciertas corresponden

gobiernos inciertos.■*©—

Si los gobiernos democráticos fueron hasta hoy

gobiernos de abogados, es porque las luchas par­

lamentarias dan a la facilidad de palabra una im­

portancia preponderante. En las civilizaciones de

forma industrial la competencia técnica, al ser más

necesaria que la competencia oratoria, el técnico

está llamado a reemplazar al abogado. Es una de

las reformas en que piensa Inglaterra. El antiguo

tipo de político orador tiende a desaparecer.

-o—

En los grandes conflictos la fuerza de los pue­

blos hace la de los gobernantes.

Page 199: Ayer y mañana

LIBRO VII

Perspeetivas del porvenir*

Page 200: Ayer y mañana
Page 201: Ayer y mañana

CAPÍTULO PRIMERO

ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

La guerra europea abre uno de esos grandes pe­

ríodos de la historia en los que, como en la época

de la Reforma y de la Revolución, los pueblos

cambian sus concepciones de la vida, su ideal y

también sus élites.

Las más importantes repercusiones de la guerra

se desarrollarán después de la paz. La guerra se

prolongará en luchas económicas, industriales y

sociales, que transformarán el porvenir de los

pueblos.

Las consecuencias m ateria les del conflicto

europeo serán menos importantes tal vez que las

transformaciones mentales que habrá engendrado.

Los cambios del mundo exterior moldean rápida­

mente un nuevo mundo interior.

Tal vez no vea Europa sus fronteras geográficas

Page 202: Ayer y mañana

206 DR. GUSTAVE LE BON

muy modificadas por la guerra; pero sus fronteras

psicológicas quedarán muy modificadas.

Las guerras derriban todas las escalas de valo­

res morales. El acto severamente reprimido como

un crimen en tiempos ordinarios, deviene virtud y

gloria en el combate. Desaparece el interés indi­

vidual. La vida humana sólo tiene una importancia

colectiva.

La demostración experimental de que la domi­

nación militar de un pueblo extranjero constituye

una operación costosa, improductiva y, por con­

secuencia, inútil tal vez, ahorrará al mundo nue­

vas carnicerías.

Se ha hecho observar que los grandes genios

aparecieron con frecuencia durante los períodos

de guerra. El siglo que vió nacer a Rafael, Miguel

Angel, Galileo y Copérnico, es el siglo en que más

abundaron las luchas feroces. Descartes compuso

su Método en el campo de batalla. La guerra cons­

tituye, pues, al parecer, un estimulante de todas

las energías. Buen número de progresos científicos

e industriales no se hubieran realizado sin el con­

flicto de 1914.

Las guerras exaltan o deprimen a un pueblo, se­

gún sea su estado mental al estallar el conflicto.

La guerra de 1870 deprimió mucho a Francia. La

Page 203: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 207

de 1914 despertó, por el contrario, sus actividades

dormidas.

Alemania, creyendo asegurarse nuevos mercados,

sólo consiguió perder los que ya poseía, especial­

mente en Oriente. El Japón será probablemente el

que más ventaja saque de la guerra europea.

¿Qué encuentra en su hogar, cuando a él le de­

vuelven sus heridas, el soldado alemán que soñaba

con una abundancia ilimitada creada por las rique­

zas conquistadas? La amenaza de impuestos que

exigen una labor abrumadora y una pobreza sin es­

peranza. Esta realidad, que varios millones de hom­

bres tuvieron ocasión de comprobar, tal vez modi­

fique sus ideas sobre las ventajas de las guerras.

Sólo los hechos podían enseñar al pueblo ale­

mán lo que valen las teorías de sus filósofos.

-®—

Ruinas económicas, clientela dispersa, relaciones

comerciales rotas, representan la contrapartida de

las estériles victorias de Alemania. Todas las es­

tadísticas demuestran que la «Mittel Europa», in­

cluso perfectamente realizada, no puede reempla­

zar el comercio con los otros países. Ante el blo­

que económico de Europa central se levantará el

bloque mucho más fuerte de las otras potencias.

Page 204: Ayer y mañana

2 0 8 D R . GUSTAVE LE BON

Las consecuencias inmediatas de la guerra serán

muy tangibles: escasez de la mano de obra y de*

materias primas; elevación de las cargas fiscales;

necesidad de aumentar la producción con recursos

disminuidos. Además de estos fenómenos visibles,

surgirán consecuencias lejanas que comprenderán

demasiadas posibilidades para poder ser conoci­

das hoy.

Un estadista alemán calcula como sigue el coste

de los tres primeros años de guerra europea: en

dinero, 430 billones; hombres muertos, 7 millones;

lisiados, 5 millones. Difícil sería descubrir qué es

lo que pueden salir ganando los autores de seme­

jantes cataclismos.

Sin hablar de países como Rusia, donde la ban­

ca, la industria y el comercio estaban completa­

mente germanizados, la infiltración de Alemania se

extendía rápidamente por todas partes. Sólo la

guerra podía revelar el peligro que el Imperio ale­

mán hacia correr al Universo.

La agricultura adquirirá, sin duda alguna, des­

pués de la guerra, una importancia superior a la de

la industria. Las disponibilidades de todos los pue­

blos en cereales y carnes, agotadas por los inmen­

sos ejércitos que había que alimentar, buscarán vaga

mente a aprovisionarse en el exterior. Un aumento

enorme de los precios resultará de ello hasta que

se crean nuevos recursos alimenticios. La explota­

Page 205: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 209

ción agrícola de los territorios y de las colonias

devendrá forzosamente la principal preocupación

de los pueblos.

♦©-

En ciertos países, particularmente en Inglaterra,

la industria agrícola estaba de más en más relega­

da a un lugar secundario. La amenaza de escasez

creada por los torpedeamientos la hizo pasar rá­

pidamente al primer plano, y lo mismo ocurrirá en

todos los países que aspiren a conservar su auto­

nomía.

Basta mirar medio siglo hacia atrás para darse

cuenta de que con una agricultura próspera y una

industria mediocre, puede un pueblo llevar una

vida mucho más feliz que la que resulta del des­

arrollo exagerado de sus fábricas. Una de .las con­

secuencias más útiles de la guerra será, sin duda

alguna, hacer abandonar un tanto la fábrica por la

tierra.

Durante la paz es cuando más sentirá la pobla­

ción civil el peso de la guerra.

El empobrecimiento de las clases medias, con­

secuencia de la guerra, arrebatará a los países un

gran elemento de estabilización.

Page 206: Ayer y mañana

210 DR. GUSTAVE LE BON

Francia saldrá de la guerra agotada de hombres

y de dinero, pero libre, tal vez, de las ilusiones po­

líticas y sociales que hubieran acabado por engen­

drar una irremediable decadencia.

La guerra ha sido la gran destructora de todas

las rutinas: rutinas militares, industriales y, sobre

todo, mentales.

Page 207: Ayer y mañana

CAPITULO II

LAS FUTURAS AMENAZAS DE LA POLÍTICA

Después de la guerra surgirán necesariamente

nuevas creencias políticas entre los hombres nue­

vos; pero estas creencias chocarán con concepcio­

nes demasiado antiguas para ser arrancadas de

raíz, y de ello.resultarán violentos conflictos.

Los problemas creados por la paz estarán tan

cargados de imprevisto como los planteados por

la guerra, y sería muy lamentable que fueran exclu­

sivamente los políticos los llamados a resolverlos.

Hay que pensar ya que al siguiente día de la

guerra, Francia puede también encontrarse sin ma­

terias primeras, sin industrias, sin fletes, sin car­

bón, con impuestos triplicados y muchas ruinas

por levantar. Confiar a políticos teorizantes y no a

Page 208: Ayer y mañana

D R . GUSTAVE LÉ BÓN

industriales, agricultores y comerciantes la direc­

ción del país, sería engendrar la ruina y la anarquía.

El espíritu crítico y el espíritu dogmático serán

siempre demasiado incompatibles para que dejen

de estar perpetuamente en lucha. El primero perte­

nece a la esfera de lo racional y el segundo a la

esfera de lo místico y de lo afectivo.

El espíritu dogmático cree y no razona. No sólo

reina en las religiones, sino en las instituciones

sociales y militares.

E1 jacobinismo, el proteccionismo y el socialis­

mo, puestos al servicio del estatismo, podrán cons­

tituir después de la guerra males tan funestos como

la invasión germánica. Imposiciones, inquisiciones,

requisiciones e impuestos serían en tal caso los

principales medios de gobierno.

-*■(•)«*-

El país donde los partidos políticos son intole­

rantes, la centralización administrativa será nece­

saria durante mucho tiempo. La descentralización

industrial y financiera parece la única posible.

Page 209: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 213

La mayor dificultad de los Gobiernos futuros

consistirá en equilibrar los intereses, con frecuen­

cia opuestos, de los diversos grupos sociales de

manera que no se perjudiquen recíprocamente el

respeto y el interés general.

Page 210: Ayer y mañana

CAPITULO III

EL DERECHO Y LA FUERZA

La historia filosófica del derecho puede dividirse

en tres fases sucesivas: Primera: El derecho bioló­gico, que regía la vida del mundo animal y las re­

laciones del hombre con los animales, teniendo

por única regla la ley del más fuerte. Segunda: El derecho en el interior de las sociedades, caracteri­

zado por la dominación del ser colectivo sobre el

individual, en interés de la comunidad. Tercera: El derecho en el exterior de las sociedades o Derecho internacional, hasta aquí constituido exclusivamen­

te por la dominación de la fuerza, y que sólo se

desarrollará cuando los intereses comunes de los

pueblos le atribuyan la autoridad de establecer

sanciones.

En el seno de una sociedad el derecho prima la

fuerza. En las relaciones entre sociedades diferen­

tes es, al contrario, el derecho el que está primado

por la fuerza.

Page 211: Ayer y mañana

AYliK Y MAÑANA 215

Para los pueblos de mentalidad puramente mili­

tar el derecho a hacer una cosa representa sencilla­

mente el poder de realizar esta cosa. El piel roja

martirizando a sus prisioneros, el caníbal devorán­

dolos y el alemán robándolos y asesinándolos,

afirman tener el derecho de cometer estos actos,

puesto que tienen el poder para ello. El cañón es

el único argumento eficaz contra tales concep­

ciones.

El derecho a destruir los animales tiene por úni­

co fundamento la fuerza resultante de nuestra inte­

ligencia. En virtud de este mismo principio se ba­

san los filósofos alemanes para atribuir a las razas

humanas superiores el derecho de aniquilar a las

más débiles. Todas las civilizaciones estarían en

tal caso amenazadas de destrucción por el grupo

humano momentáneamente más fuerte, y los pue­

blos volverían a la barbarie de la prehistoria.

Libres de su contenido metafísico, las definicio­

nes del derecho se reducen todas a la del Digesto

de Justiniano: «Lo que en cada país es útil a todos

o al mayor número.» La utilidad sería, pues, el úni­

co fundamento del derecho; pero como esta utili­

dad varía según los países, no se puede hablar de

derecho universal.

El progreso de las costumbres ha terminado por

crear ciertos principios que admiten todas las na-

Page 212: Ayer y mañana

216 DR. GUSTAVE LE BON

dones civilizadas, y cuya violación provoca la in­

dignación universal. Los pueblos prevén la defensa

de tales principios cuando afirman combatir por el

derecho.-*-©■>*»

En las relaciones entre individuos de una misma

sociedad, el gendarme es el sostén necesario del

derecho. En las relaciones entre pueblos sólo el

cañón ha podido, hasta hoy, reemplazar al gen­

darme.

«*-®~-

E1 derecho es hijo de las necesidades sociales.

Las leyes sólo pueden codificarse útilmente cuan­

do ya están sancionadas por las costumbres.

E1 derecho civil sólo representó, en un principio,

una extensión del derecho religioso. Las volunta­

des divinas se completaron más tarde por las de

los reyes y, más tarde aún, por las de las colecti­

vidades. Para ciertos pueblos, como el musulmán,

que jamás separó el derecho civil del religioso, una

ley no sostenida por la religión carece de presti­

gio. Nuestros colonizadores olvidan esto con fre­

cuencia.

El derecho de conquista, supervivencia de ideas

antiguas, y el derecho a la independencia, concep­

ción moderna de los pueblos, al ser absolutamente

inconciliables, las guerras entre Alemania y el resto

Page 213: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 217

del mundo se repetirán hasta la completa desapa­

rición de uno de estos dos principios.

—®~

La alianza entre un Estado débil y otro fuerte no

tiene más resultado posible para aquél que su va­

sallaje si el Estado fuerte es vencedor y su ruina si

es vencido. Turquía sólo sacó de su alianza con

Alemania la pérdida de Arabia, Armenia, Mesopo-

tamia y Siria y una completa ruina financiera.

El derecho que quiere ser respetado tiene a la

fuerza como compañera inseparable.

«*-®~

La fuerza jamás oprime una idea durante mucho

tiempo, pues una idea oprimida no tarda en ser ge­

neradora de fuerza.

Los psicólogos alemanes enuncian que el éxito

siempre va acompañado de una aprobación ciega

y que, a los ojos de los pueblos, la causa triunfante

siempre tiene el derecho de su parte. Sin embargo,

los alemanes ha debido comprobar que, precisa­

mente, cuando Alemania era vencedora es cuando

los pueblos neutrales se levantaron contra ella.

Page 214: Ayer y mañana

218 DR . QUSTAVE LE BON

El abuso de una fuerza acaba por crear la des­

trucción de esta fuerza. Las violencias y los críme­

nes pasados son entonces expiados por los hijos,

que gimen largo tiempo bajo el peso de las iniqui­

dades cometidas por sus padres.

Raramente, en el curso de la historia, el valor de

un sistema filosófico puede ser juzgado experimen­

talmente como lo fué durante la guerra la tesis

germánica, según la cual los pueblos fuertes tenían

derecho a avasallar a los débiles.

Avasallar no es conquistar.

La fuerza que, para su sostén, no cuenta con ar­

mas materiales, acaba por ser tan impotente como

el derecho sin fuerza.

E1 derecho basado en la violencia puede impo­

nerse durante algún tiempo, pero no puede durar,

pues no tarda en dar origen a coaliciones que le

oponen un derecho más fuerte. La formación de

coaliciones es una ley constante de la historia. Se

les vió formarse después de todas las tentativas de

dominación europea, bajo Carlos V, Luis XIV y

Napoleón.

Page 215: Ayer y mañana

Un gran progreso de los pueblos fué organizar

contra la fuerza individual una fuerza social más

poderosa. El principal progreso social del porvenir,

progreso todavía lejano, será substituir a la fuerza

agresiva de un solo pueblo la colectiva de todos

los demás.«*»(•)-<*»

El incendio de las catedrales, de las bibliotecas,

y de las obras de arte; las matanzas sistemáticas,

las deportaciones, representan un retroceso de la

civilización que, de prolongarse, podría devenir

definitivo y privar a los pueblos de todas las con­

quistas morales elaboradas por siglos de esfuerzos.

Bajo el punto de vista del éxito militar, parece

ventajoso estar desprovisto de generosidad, huma­

nidad, equidad, respeto a los compromisos adqui­

ridos; pero la ventaja no es durable más que a con­

dición de que sea indefinidamente el más fuerte. Y

no hay ejemplo en la historia de pueblos que ha­

yan sido siempre los más fuertes.

Los pueblos débiles sienten escrúpulos fácilmen­

te. Los pueblos fuertes carecen de ellos.

~®-*-

Los conquistadores divinizan la violencia mien­

tras son los más fuertes. Cuando llegan a ser débi­

les, se apresuran a maldecirla.

AYER Y MAÑANA 219

Page 216: Ayer y mañana

220 DR . GUSTAVE LE BON

Los juristas de La Haya necesitaban ser unos

grandes ilusos para creer posible el establecimien­

to de un código desprovisto de sanciones. La his­

toria no conoció jamás un código semejante, ni

religioso ni civil.

—®«~

La civilización todavía tendrá que realizar mu­

chos progresos antes de que los derechos de los

pueblos puedan apoyarse en otros sostenes que el

número de sus soldados.

El papel de la justicia social consiste en impedir

con la amenaza de sanciones la violación de las

reglas necesarias a la vida de una sociedad. El pa­

pel de la justicia internacional será idéntico cuan­

do le sea posible imponer sanciones. Pero esta po­

sibilidad todavía no se vislumbra.

La desconfianza general hacia los pueblos que

violan sus compromisos y las leyes de humanidad

serán, sin duda alguna, el germen de las sanciones

necesarias en un código internacional.

Que sea de orden moral o material, representada

por el poder de los códigos, de las ideas, de las re­

ligiones o de las armas, la fuerza seguirá siendo la

soberana del mundo. Uno de los progresos más

Page 217: Ayer y mañana

importantes de la civilización consistirá en substi­

tuir la fuerza armada por las fuerzas morales.

-*»®—

Las civilizaciones se forjan con ideas; pero toda­

vía se defienden con cañones solamente.

Ay e r y m a ñ a n a 2 2 i

Page 218: Ayer y mañana

CAPÍTULO IV

LAS REFORMAS Y LAS LEYES

Hacen falta muchos años de viajes y de obser­

vaciones para comprender que las verdaderas re­

formas no se hacen mediante leyes.

La ciencia y la política no pueden tener los mis­

mos métodos. La primera se preocupa, ante todo,

de lo general; la segunda, de lo particular. Estu­

diando cosas fijas o artificialmente fijadas, la cien­

cia establece con facilidad las leyes que rigen los

elementos de las cosas. La política se encuentra,

por el contrario, en presencia de seres vivos y mo­

vibles de reacciones con frecuencia imprevistas.

El valor de las instituciones depende únicamente

de la manera como son aplicadas. Ninguna posee

una virtud soberana.

Page 219: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 223

Una reforma política o social es raramente útil

cuando sucede a una transformación mental.

Las leyes sólo son eficaces a condición de que

sigan a las costumbres y no pretendan preceder­

las. Su misión es sancionar usos y no crearlos.

«*-©«*»

Una reforma sólo es durable si representa la

suma de pequeñas reformas sucesivas.

Las leyes y los reglamentos devienen nocivos

cuando, en vez de traducir necesidades de interés

general, tienden a satisfacer las exigencias de un

partido.

Las leyes cesan de ser justas cuando se aplican

a seres de mentalidad desigual. Regir una colonia

mediante códigos europeos a pretexto de asimila­

ción, constituye una peligrosa utopia.

Un reglamento sólo se comprende y respeta

cuando se formula en términos breves y claros. Un

reglamento extenso es necesariamente malo por­

que no es posible retener todos sus artículos.

Page 220: Ayer y mañana

224 DR. GUSTÁVÉ LE BON

Una de las fuerzas de Alemania consiste en ha­

ber sabido, gracias a su militarización, hacer obser­

var los reglamentos y las leyes, generalmente poco

respetados en los pueblos latinos.

Menoscabar el respeto a una sola ley es menos­

cabar la fuerza de todas las demás. Los decretos

sobre moratorias dados al principio de la guerra,

sirvieron de pretexto para esquivar solemnes com­

promisos y dieron a la armadura social un golpe

del que sólo lentamente se repondrá.

Un verdadero progreso después de la guerra no

consistirá en promulgar nuevas leyes, sino en su­

primir buen número de las existentes.

La guerra no-habrá sido inútil si nos hace des­

cubrir que, en vez de reclamar constantemente re­

formas al Estado, somos nosotros los que debe­

mos reformarlos.

No hay fuerza duradera en un pueblo con la in­

estabilidad de las leyes, de las instituciones, de las

ideas y de las doctrinas.

«i-®-*»

No se hace el derecho, él se hace. Esta breve

fórmula contiene toda su historia.

Page 221: Ayer y mañana

CAPÍTULO V

LA FUTURA INTERDEPENDENCIA DE LOS PUEBLOS

La elevación general del coste de la vida durante

la guerra y la privación, en cada país, de una mul­

titud de productos, han demostrado experimental­

mente la interdependencia industrial, comercial y

financiera de los pueblos. Los economistas las se­

ñalaban ya, aunque sin convencer a nadie.

*©♦

Se pueden citar como ejemplos de la interdepen­

dencia de los pueblos el hecho de que antes de la

guerra la metalurgia francesa del Este adquiría el

carbón que le era necesario en Westfalia, dándole

a cambio minerales de hierro. Los metalúrgicos

franceses no podían prescindir del carbón alemán

ni los metalúrgicos alemanes de los minerales fran­

ceses.—©-

La interdependencia de los pueblos se ha mani­

festado incluso durante la guerra. El algodón ne-

15

Page 222: Ayer y mañana

226 DR . GUSTAVE LE BON

cesario para la fabricación de explosivos venía de

los Estados Unidos, y los nitratos utilizados en la

agricultura, de Chile. Las piritas, indispensables en

la preparación del ácido sulfúrico, base de ciertas

municiones, venían de España y de Noruega.

♦©-*-

No obstante las ventajas indiscutibles del libre

cambio y la probabilidad de su futuro triunfo, la

guerra habrá dado una gran fuerza al proteccionis­

mo, pues ha mostrado a los pueblos la necesidad

de producir lo más posible en su suelo las mate­

rias de que tienen necesidad para ser indepen­

dientes.««*»■(•)**►

A pesar de las indestructibles divergencias de

estructura mental que les separan, los pueblos es­

tán condenados a relaciones comerciales de más

en más estrechas. Continuarán odiándose, pero no

podrán evitar cambiar los productos diferentes que

cada uno obtiene, según sus capacidades, su suelo

y su clima.

Se puede razonablemente esperar que después

de las salvajes luchas que han destruido millones

de hombres, arrasado antiguas ciudades y arruina­

do poderosos imperios, los filósofos alemanes des­

cubrirán que, a consecuencia de la interdependen­

cia de las naciones, un pueblo industrial se enri­

quece más explotando sus productos que destru­

yendo sus clientes y sus riquezas a cañonazos.

Page 223: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 227

Cuando Europa consiga una paz prolongada, no

será la fuerza del derecho ni de las convenciones

internacionales la que la mantendrán, sino la de­

mostración definitiva de la interdependencia eco­

nómica de los pueblos.

Superior a todas las voluntades, la interdepen­

dencia de los pueblos podrá provocar una trans­

formación profunda de las ideas que todavía diri­

gen a las naciones y a sus amos.

Page 224: Ayer y mañana

CAPITULO VI

LA M ILITARIZACIÓN DEL UNIVERSO

Desde el origen de los tiempos la condición ne­

cesaria de la vida siempre fué la aptitud a la de­

fensa. El individuo desarmado no tarda en perecer

aplastado.->®-~

Las ferocidades se aceptan y no se discuten.

Aunque incompatible con los progresos de la civi­

lización, el militarismo parece, sin embargo, el úni­

co medio de defensa conocido contra las amena­

zas de Estados poderosamente armados. Antes de

pensar en progresar los pueblos deben evitar ser

esclavizados.

El militarismo del mundo civilizado y todas las

regresiones que serán su consecuencia, acaso sean

las características del siglo actual.

Después de haber tenido sucesivamente una

Page 225: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 229

base religiosa, una base militar, una base jurídica

y una base económica, las sociedades parecen vol­

ver al estado puramente militar.

La necesidad de expansión y de dominio se des­

arrolla fatalmente en los pueblos cuyo poder mili­

tar crece. Como los armamentos son costosísimos,

procuran sacar de ellos algún provecho.

Los armamentos durante el tiempo de paz cons­

tituyen un seguro contra los ataques exteriores,

pero el desarrollo del material de guerra hará tan

ruinoso este seguro que pocos pueblos serán ca­

paces de soportarlo.

En las naciones muy militarizadas no existe otro

derecho que la voluntad de los jefes. El incidente

célebre de Saverna, provocado porque un coronel

prusiano encerró en un calabozo a hombres civiles

cuya fisonomía no le fué simpática, constituye un

memorable ejemplo de la mentalidad creada por el

predominio del derecho militar sobre el civil.

—®—

Uno de los problemas más difíciles del porvenir

consistirá en sobreponer a las civilizaciones refi­

nadas un militarismo rígido, contrario al desarrollo

Page 226: Ayer y mañana

230 DR. GUSTAVE LE BON

de la inteligencia, pero indispensable para el man­

tenimiento de la independencia.

Si para protegerse contra el militarismo alemán

se ven obligados todos los pueblos del universo a

militarizarse, desaparecerá el individualismo inclu­

so en las naciones en que más desarrollado está.

La exageración de los armamentos, creadora de

la potencia de un pueblo, acaba por acarrear su

ruina. Los imperios exclusivamente fundados en el

militarismo sucumben por el militarismo. La deca­

dencia del imperio romano comenzó desde el mo­

mento en que sólo contó para su sostén con fuer­

zas militares.

Cuando los métodos de armamento de un pue­

blo presentan una evidente superioridad, las otras

naciones no tienen más remedio que adoptarlos

bajo pena de esclavitud. No obstante el horror que

le inspira el germanismo, Europa está amenazada

de tener que soportar los principios militares con

todas las servidumbres políticas que comportan.

-®~

Supongamos destruido el militarismo alemán.

¿Cómo impedir que renazca si no es oponiéndole

un militarismo más fuerte? Así, pues, será necesa­

Page 227: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 231

ria una militarización universal para desmilitarizar

un solo pueblo.«*-©«»>

Europa no podrá evitar el militarismo sino me­

diante una profunda transformación de la mentali­

dad del pueblo germánico. Esta transformación,

posible para el porvenir, es muy improbable ac­

tualmente.

Mientras no cambien los conceptos militaristas

de Alemania, los pueblos obtendrán armisticios,

pero no una paz duradera.

Se habla mucho de una Sociedad de Naciones;

pero, como ha declarado un primer ministro en el

Parlamento, esta Sociedad no podrá constituirse

más que por las naciones en armas. Y es poco pro­

bable que pueblos bien armados permanezcan pa­

cíficos mucho tiempo. Por lo menos, no es esto lo

que enseñan la psicología y la historia.

Page 228: Ayer y mañana

CAPITULO Vil

LA EVOLUCIÓN INDUSTRIAL DE LAS GUERRAS MODERNAS

El fundidor de cañones se ha convertido en el

gran árbitro de los tiempos modernos. Los amos

del mundo nada podrían sin él.

Las guerras modernas son guerras industriales

más bien que de generales. El genio de César y de

Napoleón nada podrían contra un adversario que

poseyera un número ilimitado de cañones.

—©♦

Los efectivos han representado un papel impor­

tante, pero no esencial, en la guerra de 1914. Los

medios de destrucción mecánicos ejercieron una

acción preponderante, llamada a serlo mucho más

todavía con los progresos de la industria. En el

porvenir los pueblos que conquistarán el predomi­

nio militar no serán los más poblados, sino los que

posean más máquinas de destrucción.

Page 229: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 233

Los filósofos que quieran mostrar cuán difícil­

mente se establecen ciertas verdades elementales,

recordarán que hicieron falta muchos meses de ob­

servación y la pérdida de muchos centenares de

miles de hombres para hacer comprender la impor­

tancia de las trincheras, de las alambradas y de los

cañones de largo alcance.

La guerra se ha hecho con elementos ninguno

de los cuales era conocido de nuestros generales:

submarinos, trincheras, alambradas, aeroplanos,

artillería pesada.

La trinchera constituye una fortaleza móvil que

se desplaza a voluntad cuando es tomada o des­

truida.

La trinchera moderna ha hecho imposibles las

batalles decisivas de otro tiempo, como las de Ac-

tium, Jena y Waterloo, que fijaban en un día la

suerte de un país. Aunque muy largas y muy mor­

tíferas, las guerras actuales son siempre, sin em­

bargo, indecisas.

—®-~

En un principio desdeñada por los jefes milita­

res, la artillería pesada acabó por ser considerada

como el gran factor de las batallas. Sin embargo,

su eficacia es limitada, puesto que los alemanes no

consiguieron ampararse de Verdún.

Page 230: Ayer y mañana

234 DR. GUSTAVE LE BON

Las dificultades de la ofensiva moderna y la fre­

cuente imposibilidad de romper las líneas de trin­

cheras, quedan puestas en evidencia por las esta­

dísticas, que afirman que la destrucción de un me­

tro de trinchera cuesta treinta mil francos, tres to­

neladas de acero y cuatro o cinco días de trabajo,

mientras que basta el trabajo de un día para cons­

truir otra trinchera de las mismas dimensiones.

■*■©«*»

La guerra ha probado una vez más que un pro­

cedimiento cualquiera de destrucción engendra in­

mediatamente la creación de los medios para pro­

tegerse. Granadas de 420, zepelines, gases asfixian­

tes, etc., han visto anulados más o menos pronto

sus efectos. El submarino mismo no podrá evitar

esta ley durante mucho tiempo. Un agente de des­

trucción verdaderamente invencible debería poseer

efectos lo bastante instantáneos para aniquilar los

ejércitos y las ciudades antes de que tuvieran tiem­

po de defenderse.

Cuando la evolución industrial de las guerras

haya adquirido todo su desarrollo, un número in­

menso de artefactos destructores podrá ser fácil­

mente manejado por un pequeño grupo de espe­

cialistas experimentados. La máquina de matar

reemplazará entonces al guerrero como la hulla ha

reemplazado al esclavo.

Page 231: Ayer y mañana

CAPITULO VIII

POSIBILIDADES DEL PORVENIR

En los tiempos turbios el dominio de lo impre­

visible envuelve de tal manera el de lo posible, que

el pensamiento retrocede ante las obscuridades del

porvenir. Sin embargo, sólo el pensamiento es ca­

paz de alumbrar un poco la ruta que deben seguir

los pueblos.

Las enseñanzas del pasado no bastan a guiar los

pueblos por rutas desconocidas. Forzados a obrar

como jamás habían obrado, sus pensamientos se

orientarán hacia principios directores nuevos, crea­

dos por nuevas necesidades.

- o » ® - * »

Aunque esté contenido en el presente, el porve­

nir sólo es perceptible bajo forma de posibili­

dades.

Las previsiones fundadas sobre apreciaciones

Page 232: Ayer y mañana

236 DR. GUSTAVE LE BON

de intereses pueden ser racionales, pero, sin em­

bargo, es raro que sean justas. Las pasiones y las

influencias místicas son móviles de la vida de los

pueblos ante los cuales desaparecen todas las con­

sideraciones de intereses.

Nuestras visiones del p'orvenir son, sobre todo,

visiones de esperanza, sin parentesco necesario

con la realidad. No deben ser desdeñadas, puesto

que fueron poderosos móviles de acción. Una hu­

manidad privada de esperanza difícilmente podría

vivir. é

Razonando el porvenir según el pasado, y recor­

dando la persistencia de las ideas de origen místi­

co, se puede temer que Europa sufra una guerra

de los Treinta años, interrumpida solamente por

paces inciertas. El conflicto tendría incluso proba­

bilidades de durar más si la mentalidad alemana

no cambia. Las derrotas no impidieron las Cruza­

das, y las guerras de religión tampoco impidieron

que se renovaran durante todo el tiempo que per­

sistieron las ilusiones místicas que les dieron naci­

miento.

A medida que la civilización se desarrolla, hace

surgir conflictos de más en más amenazadores. Si

todas las aspiraciones hegemónicas, alemanas, ru­

sas, balkánicas, japonesas, etc., que crecen, entran

Page 233: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 237

en lucha, la era de paz quedará cerrada por mucho

tiempo.

Es imposible pronosticar el resultado de las gue­

rras modernas según las reglas aplicables a las

antiguas luchas. Una o dos batallas perdidas deci­

dían en otro tiempo la suerte de un pueblo, y los

ejércitos derrotados no se reemplazaban. La pérdi­

da de algunos centenares de miles de hombres no

sería causa hoy de una solución decisiva, dados los

medios de defensa actual y la facilidad de reem­

plazar los combatientes.

Una de las principales enseñanzas de las gue­

rras modernas, y que acaso impida su repetición

demasiado frecuente, es que, en una lucha que co­

loca frente a frente millones de hombres, la derro­

ta completa y definitiva de uno de los adversarios

parece imposible. Se destruye un ejército, pero no

se aniquila un pueblo.

Para calcular la duración posible de una guerra,

hay que considerar la finalidad real que persiguen

los beligerantes. El objetivo principal de la guerra

europea es, en realidad, Amberes, y sobre todo

Constantinopla, llave comercial del Mediterráneo,

de Egipto y de las rutas de India. Poseer la anti­

gua ciudad es tener económicamente avasallada

una parte de Europa.

Page 234: Ayer y mañana

238 DR. GUSTA VE LE BON

Las reflexiones más justas sobre la necesidad

para Francia de evitar una paz incierta, fueron he­

chas por uno de nuestros enemigos, el príncipe de

Hohenlohe. «Francia—decía—combatirá, cueste lo

que cueste, hasta el fin, pues el pueblo francés se

da cuenta de que está en juego su existencia. Sabe

que jamás volverá a tener al lado de él tan nume­

rosos y poderosos aliados; sabe que si no sale

vencedor en la terrible lucha actual, todas sus pro­

babilidades de victoria habrán desaparecido para

siempre.»

Se podría esperar que el recuerdo de las devas­

taciones y de las ruinas engendradas por el con­

flicto mundial impedirá durante largo tiempo el es­

tallido de nuevas guerras, si no supiéramos cuán

frágil es la memoria de los pueblos.

La destrucción de maravillosas ciudades por

hordas incapaces de dominar su ferocidad ances­

tral, permite temer el aniquilamiento futuro de las

obras maestras conservadas por los siglos. El por­

venir- nos reserva, quizá, un mundo en el que todas

las obras de arte destruidas serán reemplazadas

por fábricas, cuarteles y trincheras. Entonces los

pueblos civilizados lamentarán haber vivido dema­

siado.

Las batallas del porvenir, probablemente aéreas,

tendrán por finalidad principal el incendio de las

Page 235: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 239

ciudades y el exterminio de sus habitantes por pe­

queños equipos de ingenieros. La destrucción sis­

temática de la población civil reemplazará enton­

ces, sin duda alguna, a la de la población armada.

Un diplomático alemán afirmaba que con los

progresos rápidos de los medios de destrucción,

la próxima guerra traería el aniquilamiento de la

raza blanca. Parece dudosa su desaparición com­

pleta, pero es posible que, si tales luchas se repi­

ten, el cetro de la prosperidad pase a manos de

las naciones de Extremo Oriente.

Los pueblos se han habituado a tal punto, con

motivo de las nuevas formas de la guerra, al seño­

río del Estado sobre la vida nacional, la libertad, la

fortuna y la existencia de los ciudadanos, que po­

demos preguntarnos si este retroceso a la antigua

servidumbre no llegará a ser la futura ley del mun­

do. Las nociones de derecho individual y de liber­

tad desaparecerán hasta el punto de no ser ni si­

quiera comprendidas.

Uno de los más importantes personajes del Im­

perio alemán pedía que, para reconstituir las rique-

, zas perdidas, obligara el Estado a todos los ciuda­

danos a ejercer un oficio manual. Se prohibiría la

fabricación de objetos de lujo y se impondrían im­

puestos exorbitantes a las personas que preten­

Page 236: Ayer y mañana

240 DR . GUSTAVE LE BON

dieran conservar tales objetos, particularmente los

cuadros. Si estos proyectos se realizaran, Alema­

nia se convertiría en una gigantesca fábrica en la

que, bajo el bastón de los rígidos caporales, la

masa de ciudadanos fabricaría artículos de expor­

tación y cañones a cambio de una modesté ración

de cerveza y choucroute. Hace falta una mentali­

dad muy especial para proponer como ideal de

vida un infierno parecido.

La vida en el cuartel o en la fábrica, en espera

de la muerte en los campos de batalla, ¿será aca­

so el resultado de tantos siglos de civilización y de

esfuerzos? En tal caso lo mismo daría volver a la

época de las cavernas. El hombre vivía entonces

en medio de peligros, pero al menos gozaba de

cierta libertad.

La única probabilidad de una paz prolongada

no se encontrará ni en una alianza de pueblos,

pues estas alianzas son inciertas, ni en la demos­

tración de la interdependencia industrial de las na­

ciones, pues la fe mística domina todos los intere­

ses, sino sólo en la substitución en el pueblo ale­

mán de una filosofía nueva al antiguo ideal místico

de la hegemonía. Tales transformaciones son siem­

pre muy lentas.

*

Parece muy poco probable que pueda esperar

Page 237: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 241

Europa ver de nuevo, en mucho tiempo, una era de

libertad. Independientemente del militarismo que la

amenaza, ¿cómo escaparía a las diversas cadenas

que sueñan con forjarle los teóricos del socialismo

y del estatismo?

Page 238: Ayer y mañana
Page 239: Ayer y mañana

LIBRO VIII

En el ciclo de la ciencia.

Page 240: Ayer y mañana
Page 241: Ayer y mañana

CAPITULO PRIMERO

LAS VERDADES CIENTIFICAS Y LOS LÍMITES DE NUESTRAS

CERTIDUMBRES

El sabio utiliza las fuerzas de la naturaleza y de­

termina las leyes, pero ignora profundamente su

esencia.

En la aurora de las ciencias los hechos parecen

fácilmente explicables. Cuando la ciencia avanza,

fenómenos tan sencillos en apariencia como la

electrificación de un bastoncito de resina, la com­

bustión de una bujía o la caída de un cuerpo, de­

vienen inexplicables.

-®—

En el dominio de la observación la ciencia no ha

fracasado jamás. Sólo en el ciclo de las interpreta­

ciones es real este fracaso.

—®—

Todas nuestras verdades científicas siendo apro-

Page 242: Ayer y mañana

246 DR . GUSTAVE LE BON

ximaciones a nuestra medida, su interpretación de­

pende de la mentalidad que las formula.

Las consecuencias de las leyes científicas aca­

ban generalmente por adquirir más importancia

que el descubrimiento de estas leyes. Los tres

principios fundamentales de la termodinámica pue­

den quedar enunciados en algunas líneas, pero han

dado origen a numerosos volúmenes explicativos.

Las verdades científicas más seguras en aparien­

cia no son más que certidumbres convencionales.

Así, por ejemplo, los axiomas esenciales de la geo­

metría se aplican a cuerpos inconcebibles para el

pensamiento. Vanamente se intentaría imaginar,

por ejemplo, un punto que no tenga tres dimensio­

nes. Un punto real, es decir, pensable, tiene forzo­

samente extensión y puede, por lo tanto, ser atra­

vesado por varias líneas paralelas, contrariamente

a lo que afirma uno de los más célebres axiomas

de la Geometría.

«**■ ©•«*»*

Los grandes descubrimientos científicos comien­

zan por intuiciones que surgen en el espíritu bajo

forma de hipótesis que seguidamente se encarga

de comprobar la experiencia.

Page 243: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 247

Negarse a aceptar la hipótesis por guia es con­

denarse a tomar el azar por señor.

Los hombres de todos los tiempos han vivido de

hipótesis, pero mientras el ignorante las acepta

como certidumbres definitivas, el sabio sólo les

concede valor después de una comprobación ex­

perimental. Para él la hipótesis no es más que un

peldaño de la verdad.

Una doctrina, científica y sobre todo filosófica,

no tiene necesidad de apoyarse para triunfar en

razones muy seguras. Basta que esté sostenida por

creencias muy fuertes.

Una banalidad expresada en términos algebrai­

cos cesa, para muchos espíritus, de ser una banali­

dad. La teoría más incierta se hace aceptar fácil­

mente cuando aparece revestida de una forma ma­

temática.

La historia de la ciencia muestra que muchas

proposiciones admitidas como verdades no son fre­

cuentemente más que simples puntos de vista mo­

mentáneos llamados a desaparecer.

Page 244: Ayer y mañana

248 DR . GUSTA VE LE BON

La antigüedad de un dogma no constituye una

prueba de su exactitud. Durante dos mil años los

filósofos y los sabios creyeron en la indestructibi­

lidad del átomo. Hoy la experiencia ha probado

que la materia sufre la ley universal que condena a

las cosas a envejecer y morir (1).

Incluso en materia científica raramente nuestras

convicciones tienen por único sostén la experien­

cia. Las teorías más fácilmente demostrables, la de

la circulación de la sangre o la desmaterialización

de la materia, por ejemplo, no fueron aceptadas

hasta después que las aceptaron sabios revestidos

de un prestigio oficial (2).

La utilidad y la verdad son nociones muy distin­

tas. Se puede estar obligado a aceptar una necesi­

dad, pero es peligroso para el progreso del espíri-

(1) Al autor de la presente obra se debe esta demos­

tración que exigió diez años de investigaciones experi­

mentales consignadas en diez y ocho Memorias resumi­

das en su libro: La Evolución de la materia.(2) Tuve ocasión de confirmar esta afirmación cuan­

do, durante tres años, fui solo en sostener, contraria­

mente a las aserciones del tnás ilustre de los físicos

franceses, que los rayos emitidos por el uraniuro no se

refractan, no se reflejan y no se polarizan y que perte­

necen a un nuevo campo de la física.

Page 245: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 249

tu humano identificar, como hacen los pragmatis­

tas, lo verídico y lo útil.

Dos verdades de aspecto contradictorio no son

a veces más que fragmentos complementarios de

una misma verdad.

Page 246: Ayer y mañana

CAPITULO II

LAS VERDADES ACTIVAS Y LAS VERDADES INACTIVAS

Desde el punto de vista de su acción sobre la

conducta, podrían dividirse nuestras certidumbres

en verdades activas y verdades inactivas. Las ver­

dades inactivas se formulan en aserciones banales

que cada cual repite sin ser influenciado por ellas

hasta que una catástrofe revela la fuerza.

—®—

Una verdad que choca con sentimientos, pasio­

nes, creencias, intereses o simplemente con la in­

diferencia, permanece siendo una verdad inactiva

y hasta deja de ser para muchos una verdad.

-®-

Antes de la guerra poseíamos un gran número de

verdades inactivas: la superioridad de los cañones

de largo alcance, la utilidad de numerosas muni-

Page 247: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 251

ciones, el valor de las trincheras y otras muchas

cosas más. Sólo la experiencia reveló su valor.

^ © « ^

El enunciado de una verdad carece de interés

hasta que no impresiona lo bastante el espíritu

para devenir móvil de acción.

A veces son necesarias las catástrofes para trans­

formar en verdades activas la verdades inactivas.

La detención del retroceso de los alemanes des­

pués de la batalla del Marne, mostró, de acuerdo

con las teorías de sus libros, que con trincheras se

detiene una invasión. Francia tuvo ocho departa­

mentos devastados porque esta verdad, activa

para los alemanes, había permanecido inactiva para

los franceses.

Ciertas verdades son inactivas porque su simpli­

cidad aparente disimula consecuencias difíciles de

percibir. Se puede considerar, por ejemplo, como

una verdad evidente que no hay que luchar con

sus rivales en terrenos donde los recursos naturales

les harán más fuertes. El contenido de esta verdad

es muy superior a su parte evidente, puesto que

todavía no parece muy comprendida. De su com­

pleta comprensión depende todo nuestro porvenir

económico.

Page 248: Ayer y mañana

252 DK. QUSTAVE LE BON

Las verdades evidentes no tardan en convertirsr

en verdades inactivas, y por ello hay que repetirlas

bajo formas diversas.

—®**-

El éxito de una verdad depende mucho del mo­

mento en que se formula. Cuando un ilustre gene­

ral inglés predicaba a sus compatriotas, antes de la

guerra, la necesidad de un poderoso ejército, nadie

le escuchaba. Lo mismo ocurre en el dominio de la

ciencia pura. Nadie adoptó las ideas de Lamark

cuando, antes de Darwin, enseñaba el transfor­

mismo.-*»©«*-

Verdades capaces de iluminar el porvenir no tie­

nen influencia en el presente a causa de que hay

pocos espíritus capaces de darse cuenta de su al­

cance.

El error es a veces más generador de acción que

la verdad.

Page 249: Ayer y mañana

CAPITULO III

LA NATURALEZA Y LA VIDA

La vida de un ser representa la suma de la exis­

tencia de millones de pequeñas células que reali­

zan funciones muy diferentes y se conducen como

si constituyeran individualidades distintas, capaces

cada una de ellas de dirigir su evolución en un sen­

tido determinado.

—®~

El ser viviente es comparable a un edificio cuyas

piedras, al desgastarse rápidamente, deberían ser

reemplazadas sin cesar. El edificio guarda aproxi­

madamente su forma, pero no tarda en dejar de

contener los materiales primitivos.

Durante su evolución las células de un ser vi­

viente realizan una serie de operaciones físicas y

químicas, infinitamente más complicadas que las de

nuestros laboratorios. Estas operaciones no tienen

nada de un mecanismo ciego, puesto que varían

Page 250: Ayer y mañana

254 DR. GUSTAVE LE RON

según las necesidades del momento. Las cosas

ocurren como si las células fueran guiadas por in­

teligencias diferentes a la nuestra y, en muchos ca­

sos, muy superiores.

La pequeña célula inicial de donde deriva cada

ser viviente y que, desarrollada en un sentido deter­

minado, será pájaro, hombre o árbol, contiene un

largo pasado y un porvenir inmenso. Este minúscu­

lo elemento, cargado de muchos siglos, revela un

mundo de fuerzas orientado por un mecanismo

cuya comprensión está muy por encima de nues­

tra inteligencia.

—®—

El sabio capaz de resolver los problemas que a

cada instante resuelven las células de un ser vivien­

te poseería una inteligencia tan inmensamente su­

perior a la de los demás hombres, que merecería

ser considerado como un Dios.

-®-

La terrible ley de la lucha por la vida, cuyos efec­

tos tan penosamente procuran suavizar las civili­

zaciones, parece una ley eterna. Las células de

nuestro propio cuerpo luchan constantemente en­

tre ellas. La lucha es tan intensa en el mundo vege-

, tal como en el animal. Las plantas combaten sobre

Page 251: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 255

la tierra para conquistar una plaza al sol y bajo

ella por la posesión de los alimentos del suelo.

La inestabilidad y la lucha son las leyes de la

vida. El reposo es la muerte.

Las fuerzas físicas, especialmente la radiación

solar, determinan las condiciones de nuestras civi­

lizaciones. Calor o frío extremos implican la vida

salvaje, o por lo menos, la barbarie.

Cada época geológica tuvo-sus reyes de la crea­

ción. A los modestos trilobitas de la edad prima­

ria, sucedieron los gigantescos reptiles de la se­

cundaria, y más tarde los mamíferos, de los que

un día debía emerger el hombre en espera de que

el mundo vea surgir nuevos señores. Estos tal vez

se caractericen por una inteligencia capaz de com­

prender los fenómenos de la vida, hoy tan inacce­

sibles.

La ley de la transformación de los seres median­

te mutaciones bruscas, que tiende a reemplazar la

de la evolución lenta, sólo indica que después de

una serie sucesiva de cambios interiores inadverti­

dos, los equilibrios del ser viviente se han modifi­

Page 252: Ayer y mañana

cado lo bastante para que una causa ligera cambie

de pronto su aspecto.

-*-©-*■

La mutación brusca es una revolución, pero una

revolución que es el coronamiento de una lenta

evolución. Las revoluciones de los pueblos repre­

sentan una aplicación del mismo principio.

Cuando los tiempos intervienen en la ecuación

general de las cosas, lo infinitamente pequeño pue­

de engendrar lo infinitamente grande. Pólidos di­

minutos han construido continentes. Islas y monta­

ñas fueron creadas por la continua acumulación

de granos de arena. Una hormiga que dispusiera

de tiempo para ello, llegaría a nivelar las más ele­

vadas cumbres.

♦o*.

El tiempo está forzosamente asociado a toda

creación. Sin él nada podrían los dioses mismos.

♦®«*.

La Naturaleza está lejos de haber establecido

entre el animal y el hombre el abismo profundo

que nosotros nos obstinamos en precisar por me­

dio de los términos despectivos de nues'ro lengua­

je. Para nosotros, la hembra de un ai.ir. al no está

encinta, sino preñada; no da a luz, sino que pare;

no muere, revienta; no se le entierra, la arrojan al

256 DR. GUSTAVE LE BON

Page 253: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 257

muladar. Nuestro desdén hacia los animales se

debe a la ignorancia de nuestro parentesco con

ellos.

Siempre es imprudente hablar de las supuestas

finalidades de la Naturaleza, conociéndola tan

poco como la conocemos. Ella actúa en un plano

muy diferente del nuestro. Sus valores no son los

nuestros, e ignora nuestras medidas.

—®—

Cuando para justificar las devastaciones recor­

daban los alemanes que la Naturaleza hizo pro­

gresar los seres destruyendo a los más débiles, ol­

vidaban que todos los progresos de la civilización

han consistido precisamente en sustraer al hombre

a las fuerzas de la Naturaleza. Esta nos dominaba

ya, pero hoy la dominamos nosotros.

La civilización y la Naturaleza parecen perse­

guir finalidades distintas, y con frecuencia contra­

dictorias. La justicia es una creación humana in­

dispensable para la existencia de las sociedades,

pero que no conocen las fuerzas ciegas de la Na­

turaleza.

17

Page 254: Ayer y mañana

CAPITULO IV

LA MATERIA Y LA FUERZA

La evolución del pensámiento científico ha con­

ducido de la certidumbre absoluta a incertidum-

bres progresivas. Hace cincuenta años representa­

ba la ciencia un ciclo de verdades que no suscita­

ban la menor duda. Los fundamentos del edificio

eran de una imponente grandeza. Sabias ecuaciones

unieron los elementos irreductibles de las cosas:

el tiempo, el espacio, la materia y la fuerza, pare­

cían trazar sus leyes a la Naturaleza. Los descu­

brimientos recientes han aniquilado todas nuestras

ilusiones sobre la simplicidad del universo.

—®—

La mecánica clásica, en otro tiempo aparente­

mente la más segura de las ciencias, es la que re­

veló más incertidumbres cuando la experiencia

tocó sus fundamentos. En la época en que sus

adeptos creían explicar el mundo con las ecua­

ciones del movimiento, el universo parecía muy

sencillo. Hoy es bien|¡evidente la [impotencia^de|la

Page 255: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 259

dinámica para interpretar las cosas. La mecánica

energética, que sólo ve en los fenómenos mutacio­

nes de energía, tampoco ha llegado a darnos ex­

plicaciones más seguras.

♦®—

Los nuevos experimentos sobre la variación de

la masa con su velocidad, sobre la identidad de la

materia y de la fuerza, sobre la radiación de la

energía por elementos de dimensiones variables,

llamados cuanta, y, por lo tanto, sobre la substitu­

ción del discontinuo al continuo en los fenómenos,

han bastado para mostrar la débil solidez de los

principios científicos considerados antes como in­

destructibles.

—®—

Un eminente matemático hacía observar, a pro­

pósito de las ideas nuevas, que actualmente se ve

una nueva teoría «apoyarse unas veces sobre los

principios de la antigua mecánica, y otras en las

hipótesis que los niegan». Muy segura cuando se

limita al dominio de los hechos, la ciencia deviene

incierta constantemente en el de las interpreta­

ciones.

Los conceptos de la mecánica, ya tan modifica­

dos en estos últimos años, tendrán que cambiar to­

davía cuando se generalice la idea de que la mate­

ria representa simplemente una forma de energía

dotada de una fijeza provisional. La materia es la

fuerza que pareciendo constituir en otro tiempo

Page 256: Ayer y mañana

260 DR. GUSTAVE LE BON

dos mundos separados, aparecen hoy como las for­

mas diferentes de una misma cosa(l).

Todos los elementos déla Naturaleza parecen

ligados entre sí por lazos invisibles. Sujetos por los

hilos de la atracción, el Océano oscila entre los

astros y la Tierra. El volumen de un cuerpo varía

constantemente con la temperatura de su medio.

La mesa en la cual escribo estas líneas, está so­

metida a las atracciones de todos los astros del

universo, a los que atrae a su vez. Nada está aisla­

do en el mecanismo del mundo.

Los fenómenos imprevistos revelados por el des­

cubrimiento de la disociación de la materia, han

probado que estamos rodeados de fuerzas gigan­

tescas, apenas sospechadas, que obedecen a leyes

que todavía ignoramos. La más colosal de estas

fuerzas, la energía introatómica, era tan descono­

cida hace algunos años como lo fué la electricidad

durante largos siglos.

Las reacciones químicas, origen de las fuerzas

que utilizamos, modifican el equilibrio de las mo­

léculas, pero apenas si rozan la estabilidad de los

(1) Véase la obra de Gustavo Le Bon La Evolución de las Fuerzas.

Page 257: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 261

átomos. El día en que la ciencia consiga desagre­

gar enteramente los átomos de un cuerpo, tendrá

entre sus manos una fuente colosal de energía, que

hará inútil el empleo de la hulla y transformará

por completo las condiciones de existencia de los

pueblos.

Bajo su aparente inmovilidad, la materia más es­

table, un bloque de mármol, por ejemplo, posee

una vida intensa y una extrema impresionabilidad,

fácilmente reveladas por ciertos elementos como el

bolómetro.

La materia, considerada antes como un elemento

inerte, imagen del reposo, sólo subsiste gracias a la

inmensa rapidez del movimiento turbillonar de los

átomos que la componen. La materia es velocidad

y no reposo.

La materia representa un estado de equilibrio en­

tre las fuerzas internas de que es el foco y las

fuerzas externas que la envuelven. La definición

de un cuerpo es, pues, inseparable de la de su me­

dio. El metal más duro se transforma en vapor

cuando su medio experimenta ciertas variaciones.

El agua deviene sólida, líquida o gaseosa, según

el medio en que se encuentra.

Es notable comprobar con qué dificultad la

Page 258: Ayer y mañana

262 DR. GUSTAVE LE BON

ciencia, que observa tan fácilmente los hechos, lle­

ga a determinar la ley de los mismos. Más de me­

dio siglo de penosas investigaciones fué necesario

para entrever que las leyes que determinan la apa­

rición de una fuerza cualquiera de energía, como el

calor, la electricidad, el movimiento, etc., eran

idénticas a las que rigen el derrame de un líquido,

y que no existe, por lo tanto, ninguna manifesta­

ción posible de energía sin desnivelación de cier­

tos elementos.

En la Naturaleza, la pequenez aparente de los

elementos no está a veces en relación con la mag­

nitud de sus efectos. La célula inicial de un elefan­

te o de un roble es mucho más pequeña que una

cabeza de alfiler. Un minúsculo fragmento de me­

tal contiene una cantidad inmensa de energía in-

troatómica.

■«*»■©■<*»■

Con una fuerza cualquiera de la naturaleza se

pueden obtener todas las otras, excepto las que

animan los seres. Sólo la vida crea la vida.

Page 259: Ayer y mañana

CAPÍTULO V

V I S I O N E S F I L O S Ó F I C A S

Personificada bajo la forma de un ser juzgado

según nuestros sentimientos humanos, la Naturale­

za aparece dotada de cualidades muy mediocres.

Su ferocidad se revela en la obligación en que co­

loca a todas.las criaturas de devorarse entre ellas.

Su inteligencia parece limitada, puesto que se le ve

ensayar formas sucesivas numerosas antes de con­

seguir más perfectas. Su humanitarismo con res­

pecto a nosotros es nulo, puesto que la existencia

de un funesto microbio está tan cuidadosamente

asegurada como la de los más poderosos genios.

♦ ® *

Interrogado] sobre sus intenciones, el ser que

personifica la Naturaleza, contestaría sin duda que,

dominado por la necesidad y el tiempo, no posee

ninguna voluntad ni lee mejor que las otras criatu­

ras en el libro del Destino.

Page 260: Ayer y mañana

264 DR . GUSTAVE LE BON

Los hombres jamás han cesado de soñar de eter­

nidad, no obstante ser dominados siempre por lo

efímero. Se han desvanecido los más grandes im­

perios; los dioses mismos han caído hechos polvo,

y hoy la astronomía nos enseña que los astros que

pueblan el cielo también acaban por desaparecer.

-©*

Nuestras ideas sobre las cosas varían necesaria­

mente según que se considere la forma efímera de

ellas o su contenido eterno.

Las religiones enseñaban en otro tiempo al hom­

bre a mirar el pasado y lo consideraba como des­

tronado de su primitivo esplendor. La ciencia

muestra, por el contrario, que el progreso está en

el porvenir. Nuestros esfuerzos crean la potencia

de la humanidad futura.

—®—

A la eternidad individual prometida por las anti­

guas creencias, debe substituir el sentimiento de

continuidad y de perfectibilidad de la raza. Este

ideal no es insuficiente, puesto que sobre los

campos de batalla millones de hombres sacrifican

su vida para asegurar la prosperidad futura de

seres a los que no verán jamás.

♦®—

El espíritu humano siempre prefirió una interpre­

tación quimérica a la ausencia de explicación.

Page 261: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 265

Las leyes de los fenómenos están escritas en un

libro para descifrar algunas líneas del cual no bas­

ta toda una existencia.

■*©♦

Vivir convencido de que el mundo está domina­

do por fatalidades ocultas ante las cuales el hom­

bre es impotente, es olvidar que todos los progre­

sos de la ciencia consisten precisamente en diso­

ciar fatalidades. Las grandes epidemias cesaron

de ser fatalidades cuando fueron conocidas sus

causas.

Los progresos de la civilización representan los

triunfos sucesivos del hombre en su lucha contra

las fatalidades de la Naturaleza.

—®—

La historia parece demostrar que es más fácil

dominar a la Naturaleza que nuestros propios sen­

timientos. Las fuerzas naturales son esclavizadas.

El Sol, el rayo y el Océano devienen nuestros es­

clavos; pero todavía no hemos conseguido domi­

nar ciertos instintos de nuestra animalidad pri­

mitiva.—

Siendo incapaz la astronomía de determinar la

trayectoria de tres cuerpos actuando los unos so­

bre los otros, se concibe la imposibilidad de cal­

cular la acción recíproca de miles de elementos

que intervienen en los fenómenos sociales. Una

Page 262: Ayer y mañana

266 D R . GUSTAVE LE BON

previsión sólo es posible si uno de los elementos

prepondera sobre los otros.

La ciencia jamás podrá servir de base a una

moral, porque no existe comparación posible algu­

na entre las leyes morales y las físicas. Las prime­

ras representan necesidades sociales variables de

un pueblo a otro. Las segundas son universales y

no varían jamás.—®—

Todas nuestras definiciones se reducen a com­

paraciones; lo que no es comparable a nada, como

el espacio, el tiempo o la fuerza, no es susceptible

de definición, sino solamente de medida.

La apreciación filosófica del valor de las cosas

depende por entero del punto de vista del obser­

vador. Una inteligencia superior independiente del

tiempo, juzgaría las razas humanas como insignifi­

cantes hormigueros que pueblan un globo condena­

do por su enfriamiento progresivo a una muerte

inevitable. Un espíritu que sólo considerara la Na­

turaleza vería en el genio más grande y en los más

humildes mohos organismos del mismo orden sur­

gidos momentáneamente de la materia y destina­

dos a volver a ella en breve. Desde el punto de

vista exclusivamente humano, el hombre deviene,

por el contrario, el centro de un universo cuya du­

ración es lo bastante larga para parecer eterna.

Page 263: Ayer y mañana

AYER Y MAÑANA 267

Las disertaciones sobre la vanidad de las cosas

y sobre los misterios que nos rodean, no deben re­

tener nuestro pensamiento. La verdadera cordura

consiste en seguir su destino sin preocuparse de

los fines misteriosos de un universo que no com­

prendemos. ¿Qué sería de la vida de los seres que

sólo viven un día, si emplearan su tiempo en diser­

tar sobre la brevedad de este único día?

Para los dioses de presciencia infinita con los

que las religiones pueblan el cielo, el porvenir, en

razón misma de esta presciencia, está tan determi­

nado como el pasado para nosotros. Recorriendo

a su capricho la escala infinita del tiempo, 110 pue­

den distinguir la estrecha línea de separación entre

el pasado y el porvenir que nosotros llamamos

presente.-*»(•>«*»

La persecución de la felicidad y la de la verdad

. son muy distintas. Para el hombre preocupado de

su felicidad es cuerdo no investigar el fundamento

de las cosas. El investigador ávido exclusivamente

de verdad debe, por el contrario, procurar profun­

dizarlo todo.

El descubrimiento filosófico más alto, puesto

que nos hará penetrar en la esencia de las cosas y

rozar lo absoluto, sería llegar a conocer la materia

y las fuerzas de otra manera que por las relaciones

con el mundo exterior. Concebirlos de una manera

Page 264: Ayer y mañana

268 DR. GUSTAVE LE BON

distinta es actualmente imposible, puesto que son

únicamente estas relaciones las que constituyen

las propiedades que permiten definir las cosas.

a s ­

eada ciencia no tarda en llegar ante un inaccesi­

ble muro de causalidades. No hay ni un solo fenó­

meno cuya causa primera sea conocida.

—®~

La observación astronómica revela que los as­

tros se encuentran en diversas edades de evolu­

ción y que, por lo tanto, parecen recorrer el ciclo

fatal de las cosas: nacer, crecer, declinar y morir.

Mundos poblados como el nuestro, cubiertos de

ciudades florecientes, llenos de las maravillas de

la ciencia y del arte, han debido salir más de una

vez de la noche eterna y volver a penetrar en ella

sin dejar tras de sí huella alguna.

El universo y los seres que lo habitan represen­

tan formas transitorias regidas por fuerzas eternas.

FIN

Page 265: Ayer y mañana

I N D I C E

Páginas.

In t r o d u c c ió n .................................................................. 5

LIBRO PRIMERO

LAS FUERZAS QUE DIRIGEN LA HISTORIA

C apítu lo p r im e r o .— Las potencias materiales y

morales........................................................... 13

Cap. II.—Las fuerzas biológicas y afectivas......... 15

C a p . III.— Las fuerzas m ísticas................................... 20

Cap. IV.—Las fuerzas colectivas.......................... 25

Cap. V.—Las fuerzas intelectuales....................... 30

Cap. VI.—Las interpretaciones de la Historia.. . 35

Cap. VIL—Las explicaciones y las causas........... 38

Cap. VIII.—Lo imprevisible en Historia............... 41

LIBRO II

d u r a n t e l a s b a t a ll a s

C a p ít u l o p r im e r o . -La génesis psicológica de

los grandes conflictos..................................... 47

Cap. II. —Elementos psicológicos de las batallas. 50

Cap. III.—El alma nacional y la idea de patria.... 54

Cap. IV.—La vida de los muertos y la filosofía de

la muerte.......................................................... 59

Page 266: Ayer y mañana

270 In d ic e

Páginas.

Cap. V.—Cambios de personalidad creados por

la guerra............................... . ......................... 62

Cap. VI.—Las formas del valor.............................. 65

Cap. VII.—El arte de persuadir y el arte de

mandar.............................................................. 69

LIBRO III

LA PSICOLOGÍA DE LOS PUEBLOS

C a p ít u l o p r im e r o .— El alma de los pueblos y su

formación......................................................... 75

Cap. II.— Psicología comparada de algunos

pueblos............................................................. 80

Cap. III.—La incomprensión entre razas dife­

rentes ..................... ........................................ 87

Cap. IV.—Papel de las ilusiones en la vida de los

pueblos............ .............................................. 90

Cap. V.—Las opiniones individuales y la con­

ducta................................. .............................. 94

Cap. VI.—Las opiniones colectivas....................... 98

C a p . VII.—Las ideas en la vida de los pueblos... 100

C a p . VIII.—La vejez de los pueblos....................... 106

LIBRO IV

FACTORES MATERIALES DEL PODERIO

DE LAS NACIONES .

C a p ít u l o p r im e r o .— La edad de la hulla........... 113

C a p . II.—Las luchas económicas........................... 117

C a p . III.—El conflicto entre las concepciones qui­

méricas y las necesidades económicas......... 121

Cap. IV.—El papel de la fecundidad..................... 12g

Page 267: Ayer y mañana

ÍNDICE 271

Páginas.•------

LIBRO V

FACTORES PSICOLÓGICOS DEL PODERIO

DE LOS PUEBLOS

C a p ít u l o p r im e r o .— Papel de ciertas cualidades

secundarias en la vida de los pueblos........... ..... 133

Cap. II.—La voluntad y el esfuerzo...................... ..... 135

Cap . III.—La adaptación.............................................139

Cap. IV.—La educación......................................... ..... 142

Cap. V.—La moral............. ..................... ............... 147

Cap. VI.—La organización y la competencia.............150

Cap. VII.—La cohesión social y la solidaridad... 155

Cap. VIII.—Las revoluciones y la anarquía............... 159

LIBRO VI

EL GOBIERNO MODERNO DE LOS PUEBLOS

C a p ít u l o p r im e r o . — Los progresos democrá­

ticos............................. . — .......................... 167

C ap. II.—El estatismo alemán y el latino........... . 170

Cap. III.—La religión socialista............................ 178

Cap. IV.—Las cualidades psicológicas necesarias

a los gobiernos................................................ 186

Cap. V.—Imperfecciones de los gobiernos reve­

ladas por la guerra........................................... 193

Cap. VI.—Enseñanzas políticas deducidas de la

guerra................................................................ 197

LIBRO VII

PERSPECTIVAS DEL PORVENIR

C a p ít u l o p r im e r o .— Algunas consecuencias de

la guerra........................................................... 205

Cap. II.-Las futuras amenazas de la política.. . . 211

Page 268: Ayer y mañana

272 ÍNDICE

Páginas

Cap. III.—El derecho y la fuerza............................ 214

Cap. IV. -Las reformas y las leyes....................... 222

Cap. V.—La futura interdependencia de los

pueblos.......................................................... 225

Cap. VI.—La militarización del universo............. 228

Cap . VIL—La evolución industrial de las guerras

modernas........................................................... 232

Cap. VIII.—Posibilidades del porvenir................. 235

LIBRO VIII

EN EL CICLO DE LA CIENCIA

C a p ít u l o p r im e r o .— Las verdades cientificas y

los límites de nuestras certidumbres............. 245

Cap. II.—Las verdades activas y las verdades

inactivas........................................................... 250

Cap. III.—La naturaleza y la vida.......................... 253

Cap. IV.—La materia y ia fuerza.......................... 258

Cap. V.—Visiones filosóficas................................. 263

Page 269: Ayer y mañana