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Filosofía de la mente - Borrador

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  • 1

    Captulo 1

    1. 1. Introduccin

    El uso de experimentos mentales es una prctica extendida en las ciencias.

    Particularmente, en fsica existen un conjunto de ejemplos histricamente clebres. El

    gato de Schrdinger y la cada de los libres, son algunos de los ms importantes en la

    historia del progreso de esta ciencia. Tambin en biologa evolutiva podemos encontrar

    una muestra de ellos. Darwin, por ejemplo, imaginaba jirafas con cuellos de distinta

    extensin en El Origen de las Especies.

    Mientras no est en duda la validez y distintos roles que estos dispositivos epistmicos

    cumplen en las ciencias naturales, su papel en filosofa es objeto de algunas sospechas. En

    general, se cuestiona la validez de las intuiciones o conclusiones que se extraen de su

    aplicacin. Adicionalmente, las condiciones iniciales estipuladas en muchos casos parecen

    problemticas en relacin con su posibilidad lgica. Esta ltima condicin es comn sobre

    todo en algunos experimentos utilizados en filosofa de la mente y epistemologa.

    Este captulo constituye un ejercicio de anlisis que pretende formular precauciones

    metodolgicas mnimas a la hora de estudiar experimentos mentales en filosofa de la

    mente. Mi investigacin se centra en el experimento mental Silicon Brains, en concreto,

    en el uso que John Searle hace de l para respaldar un conjunto de conclusiones referidas

    a la metafsica de la conciencia. Los principios obtenidos aqu sern aplicados en captulo

    dos.

    Mediante el contraste de las observaciones realizadas por John Norton y James

    Brown, pretendo extraer, a modo de sntesis, tres principios metodolgicos que regulen el

    anlisis del experimento mental. Sern una herramienta para testear las observaciones, con

    el objetivo de no dar pasos invlidos durante la investigacin. Adems, me referir a la

    nocin de ontologa subjetiva y a la filosofa de la mente.

    En el primer apartado presento un resumen de la posicin de James Brown. Me

    detengo en lo que l llama Experimentos Mentales Platnicos. En el segundo apartado

  • 2

    presento la posicin de John Norton. Lo importante aqu ser ilustrar lo que l ha llamado

    elimination thesis o tesis de la reduccin. Posteriormente, formular los tres principios a

    partir de la presentacin de las posiciones de los autores arriba mencionados. Luego, me

    referir a anlisis de la nocin de ontologa subjetiva y su relacin con perspectiva de la

    primera persona. Para concluir, expondr en breve el rol de la filosofa de la mente en el

    contexto de inters actual y generalizado por la conciencia.

    1. 2. Brown y los experimentos mentales platnicos

    En primer lugar, me referir al anlisis que James Brown ofrece acerca de los

    experimentos mentales. Su punto de vista difiere de la posicin de Norton, en que atribuye

    una papel epistmico singular a una clase de experimentos mentales especficos. Dicha

    atribucin se debe a la capacidad que tiene de permitir un acceso a priori a las leyes

    fundamentales que regulan la realidad.

    Antes de presentar los detalles de la posicin de Brown, es indispensable una

    descripcin general de los experimentos mentales. Asumir que el lector est

    familiarizado con ms de algn experimento de esta clase, ya que en este punto no seguir

    a ningn autor. En general, es posible mencionar que existen dos razones para realizar un

    experimento mental. La primera motivacin, es la ausencia de datos experimentales reales

    requeridos por la investigacin del presentador del experimento. La segunda motivacin,

    radica en que los experimentos reales no pueden ser ejecutados a causa de problemas de

    financiamiento u obstculos tcnicos no superados, pero que son en principio ejecutables.

    Entre los objetivos de estos dispositivos se hallan los siguientes: ilustrar la o las correctas

    interpretaciones empricas de una teora, refutar una teora por las implicaciones empricas

    que es posible extraer de ella, y apoyar o descartar ciertas intuiciones a priori sobre un

    mbito especfico de la experiencia. Esto es conseguido mediante la presentacin de

    fenmenos hipotticos o contra-fcticos en un contexto de datos relevantes para los fines

    del experimento. Tales fenmenos deben ser consistentes con la comprensin que tenemos

    del mundo.

  • 3

    Con esta descripcin general en mente, es posible presentar el planteamiento de

    Brown. Tal como ocurre con los experimentos reales, los experimentos mentales son

    realizados por distintas razones. Tpicamente, existen dos grandes clases: los

    experimentos mentales destructivos y los constructivos. La primera clase rene aquellos

    diseados para refutar una teora especfica mediante una tpica reductio ad absurdum

    (Brown 1991, p. 34). La segunda clase agrupa a los de tipo mediativo, conjetural o

    directo. La primer tipo define a aquellos experimentos que pretenden facilitar el paso de

    las premisas a las conclusiones, debido a que estas ltimas pueden ser muy complejas o

    contra intuitivas. El segundo tipo define a aquellos experimentos en los que el presentador

    no parte de una teora dada, sino que pretende formularla para explicar un fenmeno

    problemtico (1991, p. 40). El tercer tipo es mixto. En l se comienza con un fenmeno

    explicado parcialmente para luego finalizar con una teora bien articulada sobre tal

    fenmeno (1991, p. 41).

    La particularidad del anlisis de Brown, es que postula una cuarto tipo de experimento

    mental que posee rasgos de las dos clases primarias. Este tipo define a un nmero

    reducido de experimentos mentales agrupados bajo el nombre de experimentos mentales

    platnicos (Brown 1991, p. 43). El rasgo comn a este tipo de experimento, es que no slo

    destruye una teora previa, como los experimentos destructivos, sino que tambin formula

    una nueva teora que expresa un orden fundamental en la realidad, como los experimentos

    constructivos. Lo interesante en esta clase, es que no llegamos a la nueva teora del mismo

    modo en que se llega a una conclusin, sino que dicha teora es percibida (en analoga a la

    percepcin sensorial) como un objeto terico existente en el mundo platnico de las ideas

    o leyes.

    Para ilustrar el tipo anterior, considerar uno de los experimentos mentales ms

    notables en filosofa. Al perecer, no se ha advertido que Descartes utiliz esta clase de

    experimento para apoyar algunas de sus distinciones tericas fundamentales. En un

    clsico pasaje de sus Meditaciones Metafsicas, el filsofo examina un cuerpo especfico,

  • 4

    un trozo de cera. A continuacin, se refiere a las distintas cualidades que este cuerpo

    posee. Sin embargo luego, sostiene Descartes, se le acerca el fuego y:

    [...] lo que en l quedaba de sabor se exhala, el olor se evapora, el color se

    cambia, su figura se pierde, su tamao aumenta, se hace lquido, se abrasa,

    apenas se le puede manejar, y, aunque se le hiera encima, no dar sonido

    alguno (Descartes 2011, p. 95).

    En el pasaje anterior, Descartes describe el comportamiento del fenmeno experimental

    imaginario que ha propuesto. Luego de esto, formula algunas preguntas que lo conducen

    hacia conclusiones metafsicas fundamentales. El filsofo francs contina sealando lo

    siguiente:

    Sigue siendo despus de este cambio la misma cera? Preciso es confesar que

    sigue siendo la misma; nadie podr dudarlo. Qu es, pues, lo que se conoca

    en ese pedazo de cera con tanta distincin? Ciertamente nada puede ser de

    cuanto se observa por mediacin de los sentidos, puesto que todas las cosas

    que caan bajo el dominio del gusto, del olfato, de la vista, del tacto y del

    odo, se encuentran cambiadas; y, sin embargo, la misma cera permanece

    (Descartes, 2011, p. 95).

    Lo que Descartes intenta establecer, es que este ejercicio lleva a un tipo de intuicin no

    sensible de una propiedad del trozo de cera, que permanece constante ante a todas las

    transformaciones mencionadas. El filsofo finalmente concluye lo siguiente:

    Considermoslo atentamente, y, descartando todas las cosas que no pertenecen a la cera,

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    veamos lo que resta. Ciertamente no permanece sino algo extenso, flexible y mutable

    (2011, p. 95). De este modo, Descartes determina la ontologa comn a todos los entes

    materiales, la res extensa. Este experimento mental es un caso de libro de experimento

    platnico, su conclusin aprehende la cualidad fundamental de la realidad material, la

    extensin. Esta percepcin no es sensible, sino que captada por el entendimiento

    (referencia). Espero que este ejemplo haya ilustrado claramente la concepcin de Brown,

    que, como es posible notar, est en estrecha relacin con el racionalismo cartesiano.

    Es posible establecer otro punto de conexin entre Descartes y Brown. El filsofo

    francs seala en el Discurso del Mtodo que los silogismos, el tipo de argumento ms

    usado en la poca, [] sirven mejor para explicar a los otros las cosas que uno sabe []

    que para aprenderlas (Descartes 1982, p. 50). Dicho de otro modo, no son herramientas

    tiles para el descubrimiento. Es posible conjeturar que esta opinin es lo que motiva el

    uso de experimentos como el del trozo de cera. Brown por su parte, reconoce un

    importante rol heurstico en los experimentos mentales. Mediante ellos es posible

    descubrir los principios que regulan la realidad a un nivel fundamental. Su taxonoma

    permite notar adems, el rol propedutico que algunos experimentos tienen. En efecto,

    algunos casos como el que Newton utiliza en los Principia para explicar por qu la luna

    permanece en su orbita, poseen la capacidad de introducir y facilitar la enseanza de las

    ciencias.

    Sobre la base de la exposicin anterior, es posible caracterizar el planteamiento de

    Brown como platnico. Epistmicamente concibe que los experimentos mentales, o al

    menos cierta clase especfica y restringida, constituyen una puerta de acceso a un mundo

    de entidades tericas referidas a la realidad. En conclusin, los experimentos mentales, en

    tanto dispositivos epistmicos tiles, poseen un carcter extraordinario que contrasta con

    los experimentos reales.

    1. 3. John Norton: los experimentos mentales como argumentos

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    El trmino experimento mental ha sido claramente acuado en analoga a los

    experimentos que efectivamente se llevan a cabo en los laboratorios o en otros ambientes

    controlados de investigacin. Estos ltimos, se realizan por objetivos diversos, entre los

    cuales destaca la contrastacin de teoras o hiptesis sobre un mbito restringido de la

    experiencia. En efecto, tras la ejecucin de un experimento es posible refutar o confirmar

    el modelo terico previo. Si el resultado es favorable a la teora, se ha adquirido un nuevo

    conocimiento sobre la realidad. El sentido de esta afirmacin consiste en que un conjunto

    de proposiciones referidas al comportamiento de ciertos objetos, describen de manera

    correcta dicho comportamiento, al punto de posibilitar la prediccin de la conducta futura.

    De la exposicin anterior, se sigue que el propsito de la experimentacin real es llegar

    a forjar conocimiento acerca de la realidad. Ahora bien, cuando se trata de experimentos

    mentales y con el fin de sostener la analoga propuesta cabe preguntar: De dnde

    proviene la informacin sobre el mundo fsico que proporcionan los experimentos

    mentales? Esta es la pregunta central que John Norton formula para cuestionar la validez

    de estos dispositivos epistmicos (1996, p. 333).

    Su planteamiento es enunciado sobre la base de una filosofa empirista de la ciencia,

    esto es, que el conocimiento cientfico no es ms que un conjunto de experiencias que han

    sido generalizadas y ordenadas de un modo consistente (Norton 1996, p. 335). El mtodo

    constitutivo de esta posicin es la experimentacin emprica, por lo tanto, parece natural

    que desde su perspectiva los experimentos mentales sean objeto de algunas sospechas. En

    este contexto, Norton seala que empiricist philosophers of science like me must resist

    all suggestion that one of the principal experimental foundation of science, real

    experiments, can be replaced by the fantasies of the imagination (Norton 1996, p. 335).

    No obstante, el filsofo no pretende desestimar los experimentos mentales; reconoce que

    estos dispositivos han sido de mucha utilidad en la ciencia y que an queda mucho que

    aprender de su correcta aplicacin (Norton 1996, p. 335).

  • 7

    Con el propsito de compatibilizar el uso de experimentos mentales con su empirismo

    filosfico en las ciencias, Norton propone una interpretacin opuesta a la presentada por

    Brown. Debido a que estos dispositivos no pueden aportar nuevos datos experimentales al

    no ser efectivamente realizados, su nica funcin debe consistir en reorganizar o

    establecer nuevas generalizaciones de la informacin que ya se posee sobre el mundo

    fsico. De este modo, los experimentos mentales quedan definidos como dispositivos que

    agrupan supuestos empricamente fundamentados. Esto ocurre con el objetivo de generar

    una organizacin diferente que produzca nuevas conclusiones, dinmica que exhibe su

    naturaleza argumental; That is, these devices are arguments that carry us from our

    assumptions to a conclusion, the outcome of the thought experiment (Norton 1996, p.

    335).

    De presentar a los experimentos mentales como nada ms que argumentos pintorescos,

    se sigue que todas las restricciones lgicas de validez mediante las cuales se trata con los

    argumentos son aplicables a los experimentos mentales. De hecho, es central para esta

    interpretacin que todo experimento mental pueda ser reemplazado por un argumento,

    esto es lo que Norton ha llamado elimination thesis o tesis de la reduccin (1996, p. 336).

    A partir de esta reduccin, es posible estudiar el experimento mental en su forma de

    argumento y determinar su validez. Se ver, como consecuencia de esta tesis, que el grado

    efectividad observado en un experimento mental coincide con la validez que es posible

    detectar o no en su forma argumental.

    De acuerdo con esta serie de precisiones, Norton concluye que no hay nada

    extraordinario en los experimentos mentales desde el punto de vista epistmico, pero que

    parecen ser dispositivos muy tiles a la hora de argumentar y explicar teoras. As pues,

    tratamientos como el de Brown, introducen innecesariamente complicaciones tericas que

    abultan la taxonoma de experimentos mentales, aadiendo nuevas complejidades a su

    estudio.

    1. 4. 1. Primer principio de metodolgico para el estudio de Silicon Brains

  • 8

    La mencin de las teoras arriba expuestas, tiene el objetivo de fundamentar el diseo de

    un marco terico para el adecuado tratamiento de un experimento mental, Silicon Brains

    de John Searle, en una disciplina en la que el uso de estos dispositivos ha sido tratado con

    desconfianza, la Filosofa de la Mente. Como Brown seala, algunos crticos sostienen

    que en muchos casos la informacin del trasfondo supuesto en los experimentos no es

    relevante, y que frecuentemente se proponen escenarios extravagantes acerca de los cuales

    no tenemos intuiciones claras (1991, p. 29). No es mi objetivo responder a estas

    objeciones ni proponer una interpretacin nueva sobre los experimentos mentales. En esta

    seccin se enunciar el primer principio metodolgico para trabajar adecuadamente con

    estos dispositivos epistmicos. En otras palabras, sobre la base de las interpretaciones de

    Brown y Norton, se formular el primer principio gua que ser utilizado en el anlisis del

    experimento mental mencionado arriba.

    Uno de los supuestos implcito en el tratamiento de Brown, consiste en la posibilidad

    realizar afirmaciones a priori acerca de fenmenos empricos, sobre la base de ciertas

    reglas de inferencia lgica. Dicho supuesto, est en los cimientos de los experimentos

    mentales destructivos. Estos consisten en estipular un escenario hipottico relevante para

    una teora, y a continuacin conjeturar qu posibles hechos se siguen de ella. Tales hechos

    aparecen como imposibles o absurdos de modo a priori. Gracias a este mecanismo, es

    factible descartar la plausibilidad de ciertos hechos y de teoras completas. De esto se

    desprende, que podemos seleccionar como viables aquellas explicaciones que resistan la

    reduccin al absurdo y explorar especulativamente sus implicaciones lgicas.

    Teniendo en cuenta la observacin de Norton (1996, p. 335) referida al carcter

    imaginario de estos dispositivos de experimentacin mental, resulta tremendamente til

    poder contar con un mecanismo de testeo que excluya o elimine los experimentos

    mentales que no sean plausibles, es decir, aquellos que no superen una reduccin al

    absurdo.

  • 9

    De acuerdo con este orden de razones, estn dadas las condiciones para formular el

    primer principio gua:

    PM1. Procurar descartar, mediante reduccin al absurdo, tanto el escenario hipottico o

    contra-fctico estipulado en el experimento mental como el comportamiento que se

    atribuye al fenmeno.

    Tal como lo indica el principio, su objetivo consiste en ser un primer criterio de

    revisin del experimento mental, para precisar si es lgicamente posible. Resulta

    psicolgicamente ms convincente lograr establecer si es o no empricamente posible.

    Sin embargo, tal estipulacin es slo deseable. Lo que en ltima instancia es

    imprescindible, es determinar su posibilidad lgica. Esta distincin radica en, como afirma

    Schlick: Lo que es empricamente imposible sigue siendo concebible, pero lo que es

    lgicamente imposible es contradictorio y, por ende, no puede ser pensado (1981, p. 95).

    De este modo queda descartada la dificultad que podra inducir implicaciones

    contradictorias a la hora de interpretar el experimento. Los detalles de dicha interpretacin

    sern discutidos en el siguiente apartado.

    1. 4. 2. Segundo principio metodolgico para el estudio de Silicon Brains

    En esta seccin se enunciar el segundo principio metodolgico de este estudio. Para su

    formulacin, se tomar como punto de partida la taxonoma de los experimentos mentales

    realizada por Brown. El primer principio que ya se ha formulado, puede ser entendido

    como una adaptacin de la clase de experimentos mentales destructivos. Tales

    experimentos no son blanco habitual de las objeciones comunes contra el uso de

    experimentos mentales. Es posible, que esto se deba a que dicha clase no tiene en general

    un carcter propositivo, es decir, su fin no es respaldar una teora sobre la realidad sino

    ms bien descartarla a priori. De modo contrario, los experimentos constructivos

    producen algunas serias sospechas, debido a que su resultado consiste en un conjunto

    proposiciones sobre la realidad fsica que pretenden validez a priori. Entre ellos, los

    experimentos mediativos muestran ser los menos cuestionables.

  • 10

    Pero, por qu razn los experimentos mentales mediativos son menos problemticos?

    Para responder adecuadamente esta pregunta, es preciso volver a la caracterizacin

    realizada por Brown. El filsofo seala que, a pesar de que los tres subtipos constructivos

    comparten el objetivo de establecer resultados experimentales positivos, poseen

    estructuras diferentes (1991, p. 36). Es necesario aclarar que el filsofo afirma esto slo a

    propsito de los tres tipos mencionados. Los experimentos platnicos, como seal ms

    arriba, proporcionan intuiciones fundamentales pero de un modo bastante enigmtico, y

    son el blanco preferido de las crticas de Norton. Por lo tanto, para los fines de esta

    investigacin, lo conveniente ser no considerarlos como una categora disponible.

    Retomando el punto, esta distincin estructural entre los tres subtipos, permitira valorar

    los experimentos mediativos al margen de sus compaeros de clase.

    Lo crucial en esta distincin, es que mientras los experimentos conjeturales y directos

    buscan formular o completar teoras a partir de un escenario estipulado, los mediativos

    slo pretenden ilustrar o facilitar la comprensin de conclusiones especficas. Tales

    conclusiones, son generalmente contra-intuitivas o no parecen seguirse de las premisas

    que conforman la teora ya existente. Para ilustrar este punto, ser til considerar un

    experimento mental que Brown clasifica como mediativo (1991, p. 36). El destacado

    fsico austriaco Erwin Schrdinger, propuso en 1935 un experimento mental que pretenda

    ilustrar una de las interpretaciones de la fsica cuntica que va en contra de toda forma de

    sentido comn, la superposicin. El cientfico imagin un sistema compuesto por un

    gato, una botella de gas venenoso, una caja de paredes opacas y un dispositivo radiactivo.

    Tanto el gato, la botella con veneno y el dispositivo radiactivo se encuentran dentro de la

    caja sellada. El dispositivo radiactivo al activarse emitira un fotn que pasara por un

    detector y al ser detectado provocara que el gas venenoso fuera liberado causando la

    muerte del gato. El fsico seal que, debido a que en este nivel de la fsica cuntica una

    partcula, el fotn, no est en una posicin especfica, podra ser o no ser detectada por el

    sensor. En consecuencia, el gas podra haber sido liberado o no, y finalmente el gato

    podra estar muerto o vivo. La nica forma de saberlo es abriendo la caja, pero la

  • 11

    observacin fijara al fenmeno en un estado especfico. Es por eso que, desde el punto de

    vista terico de la fsica cuntica, el sistema tiene estados superpuestos. En otras palabras,

    el gato est vivo y muerto simultneamente.

    La singularidad de este experimento reside en que intenta explicar en trminos

    macroscpicos un fenmeno de nivel cuntico, el comportamiento de un fotn en trminos

    de los estados un gato. Schrdinger no pretende demostrar la superposicin cuntica a

    partir del resultado de este experimento, y tampoco el experimento tiene un rol en el

    desarrollo histrico de la teora, cuyo origen puede situarse en el experimento de la doble

    rendija. Su clara intencin, es mostrar que los mecanismos de intuicin de la realidad que

    poseemos son absolutamente intiles a la hora estudiarla en un nivel fundamental, y cmo

    la observacin o medicin afecta al fenmeno. Por lo tanto, la validez de la teora en

    ningn caso depende de la plausibilidad del experimento. No obstante, es un mecanismo

    bastante eficaz al momento de interpretar la teora cuntica. Es bastante sencillo notar que

    este uso de la experimentacin mental no supone una falta a los mecanismos epistmicos

    convencionales utilizados en la verificacin experimental, como sugiere Norton (1996, p.

    333), porque de hecho, no hay verificacin en lo absoluto.

    Se ha establecido por qu los experimentos mediativos no representan ningn

    problema epistmico. Queda referirnos a la dificultad asociada al uso de experimentos

    conjeturales y directos. Como se ver, la dificultad radica en la ausencia de una teora

    previa, o bien de una teora adecuadamente articulada que sirva de base para realizar la

    experimentacin mental. Tal como Brown seala, there is an important class in which we

    do not start from a given theory. The point of such a thought experiment is to establish

    some (thought-experimental) phenomenon; we then hypothesize a theory to explain that

    phenomenon (1991, p. 40). As es como el filsofo define los experimentos conjeturales,

    debido a que el procedimiento consiste en conjeturar una explicacin para un fenmeno

    experimentado mentalmente. En otro pasaje, a propsito de los experimentos directos,

    seala que:

  • 12

    They resemble mediative thought experiments in that they start with

    unproblematic (thought-experimental) phenomena, rather than conjectured

    phenomena. On the other hand, direct thought experiments, like conjectural

    ones, do not start from a given well-articulated theorythey end with one

    (Brown 1991, p. 41, nfasis del autor).

    Un ejemplo de este ltimo tipo, de acuerdo con Brown, lo encontramos en el experimento

    de cada de los libres que Galileo presenta en Dialogues Concerning Two New Sciences

    (1974, p. 65). En l se toma como punto de partida la teora aristotlica sobre la cada de

    los cuerpos, la que expone que su velocidad de cada en un mismo medio es una funcin

    de su peso. Galileo procede mostrando que esta teora posee una inconsistencia interna,

    para luego proponer la suya propia, en la que seala que la velocidad de cada de dos

    cuerpos es independiente de sus pesos, y que por lo tanto, caen a la misma velocidad.

    En vista de estas definiciones, Norton indicara que, a pesar del cuestionable origen

    imaginario de los datos experimentales que pasan a formar parte del cuerpo terico, los

    experimentos descritos no son ms que argumentos de mayor sofisticacin. En efecto, a

    propsito del experimento de Galileo, seala que There can be little question that what

    Galileo gives us here is simply an argument (Norton 1996, p. 341).

    Sin perjuicio de lo anterior, existen otras razones que apoyan esta interpretacin, por

    las que es conveniente prescindir de la utilidad de ambos tipos de experimento. Como es

    sealado ms arriba, el fin primordial de la experimentacin real en ciencias, es la

    contrastacin de las hiptesis o teoras. En ocasiones, adems de lo anterior, los

    experimentos son utilizados como mtodos de descubrimiento (Hempel 1993, p. 41), es

    decir, se presupone una hiptesis general como gua, pero el fin del experimento es hallar

    relaciones que no han sido postuladas con anterioridad. Fue ya mencionado ms arriba

    que, tanto Brown como Descartes, reconocen el rol heurstico en el caso de los

    experimentos mentales.

  • 13

    En ciencias, este procedimiento es confiable debido a que las relaciones que se

    observan surgen espontneamente de la realidad, no son establecidas por el observador.

    Ocurre lo mismo en la experimentacin mental conjetural o directa? Claramente no. En

    la experimentacin mental, las condiciones iniciales se estipulan y el comportamiento del

    fenmeno se imagina. A la luz de esta observacin, es razonable la desconfianza de

    Norton en relacin con el origen de los datos en la experimentacin mental.

    A su vez, es un requerimiento lgico esencial en la experimentacin real, la

    formulacin previa de teoras o hiptesis que propongan una explicacin del fenmeno.

    De lo contrario, se carece de un criterio de relevancia que posibilite una recoleccin de

    datos adecuada. A propsito de esto, Hempel seala lo siguiente:

    En resumen: la mxima segn la cual la obtencin de datos debera realizarse

    sin la existencia de hiptesis antecedentes que sirvieran para orientarnos

    acerca de las conexiones entre los hechos que se estn estudiando es una

    mxima que se autorrefuta, y a la que la investigacin cientfica no se atiene.

    Al contrario: las hiptesis, en cuanto intentos de respuesta, son necesarias

    para servir de gua a la investigacin cientfica. Esas hiptesis determinan,

    entre otras cosas, cul es el tipo de datos que se han de reunir en un momento

    dado de una investigacin cientfica (Hempel 1993, pp. 29-30).

    Como se puede advertir, Brown pretende que los experimentos conjeturales y directos

    hagan exactamente lo contrario a lo apuntado por Hempel, dicho de otra manera, que la

    teora sea formulada al final del experimento. Aunque en rigor para el primero no se trate

    de un ejercicio de observacin emprica, sino en un mecanismo heurstico, es importante

    tener en cuenta la necesidad de hiptesis previas, sin importar lo generales que puedan ser.

    El sentido de toda esta observacin, es que las exigencias lgicas y epistmicas que se

    aplican a la experimentacin real, deberan ser igualmente empleadas con la

  • 14

    experimentacin mental, incluso con mayor firmeza al considerar su naturaleza imaginaria

    y, por lo tanto, susceptible a la manipulacin.

    Hasta aqu, se han presentado las razones por las que el diseo de esta metodologa,

    descarta los tipos de experimentos mentales conjeturales y directos como categoras

    adecuadas para el anlisis. De este modo, los antecedentes suficientes para formular el

    segundo principio de precaucin, estn dados. En conformidad con la lnea argumental

    seguida, el segundo principio estipula lo siguiente:

    PM2. Los experimentos mentales plausibles deben caer en la categora de mediativos o

    ilustrativos, de lo contrario deben ser descartados como epistmicamente problemticos.

    Espero que hasta aqu el anlisis parezca claro y las conclusiones, evidentes. El

    sentido de esta exposicin, es que el principio metodolgico propuesto al final de cada

    apartado, aparezca como intuitivamente adecuado y necesario.

    1. 4. 3. Tercer principio metodolgico para el estudio de Silicon Brains

    Para formular la tercera restriccin o principio metodolgico, es obligatorio volver sobre

    el planteamiento de John Norton. Su posicin frente a los experimentos mentales

    entendidos como dispositivos ordinarios, es una consecuencia del empirismo filosfico en

    ciencias al que l adscribe. Aunque efectivamente su posicin es consistente con el

    empirismo, no depende lgicamente de l. En este contexto Norton afirma que in

    principle, one may hold the argument view without any commitments concerning the

    origin of the premises used in the arguments and their connection with experience (1996,

    pp. 336-337).

    Lo interesante de esta indicacin, es que permite obviar el contexto o disciplina en la

    que se utiliza la experimentacin mental, debido a que los criterios de aplicacin son

    mayoritariamente formales. No obstante, es conveniente estipular la relacin entre las

    premisas y conclusiones. El filsofo insiste sobre esto al apuntar lo siguiente: For

  • 15

    example, one would have to assume that one cannot generate conclusions with

    experiential content unless there are premises with as least as much experiential content

    (Norton 1996, p. 336). De acuerdo con esta observacin, simplemente es forzoso regirse a

    una restriccin ontolgica bsica que consiste en no desplazarnos desde premisas referidas

    a un mbito de la realidad, a conclusiones en un mbito distinto.

    El anterior, es un error frecuente en un gran nmero de argumentos destas que

    proponen, a modo de ejemplo, lo siguiente: Dado que es esencial a la definicin de un

    tringulo el que posea tres lados, asimismo, la existencia es esencial a la definicin de

    Dios. Tal como es absurdo concebir un tringulo sin tres lados, es absurdo concebir a Dios

    como no existente. He seleccionado este ejemplo porque el cambio de dominio

    ontolgico es evidente, se pretende que el significado de una entidad lingstica implique

    la existencia de un ente material.

    De este modo, y en conexin con los dos principios metodolgicos presentados ms

    arriba, la propuesta de Norton ser utilizada como tercera restriccin para el estudio del

    experimento mental ya mencionado. Como se habr hecho evidente, la metodologa que

    se ha estado proponiendo es conservadora. El objetivo de este conservadurismo es no dar

    paso en falso a la hora del anlisis; asegurar que la aproximacin al caso de estudio sea

    adecuada y las conclusiones sean vlidas.

    Volviendo al planteamiento de Norton, el elemento central de su posicin es lo que l

    ha llamado elimination thesis o tesis de reduccin. Dado el estatus comn, no excepcional,

    de los mecanismos de experimentacin mental, su nico rol debe consistir, en palabras del

    autor, en organize or generalize what we already know about the physical world and

    make it explicit (Norton 1996, p. 335). Para ilustrar esta aclaracin, parece til recordar

    el experimento mental de Schrdinger. Efectivamente, en ese caso, el experimento

    pretende presentar de manera sencilla un conocimiento adquirido con antelacin, para

    hacer explcita una de sus interpretaciones.

  • 16

    As, el resultado de la experimentacin mental ser confiable en la medida en que los

    supuestos que la teora presenta sean correctos y las inferencias a partir de ellos sean

    vlidas (Norton 1996, p. 335).

    En funcin de la tesis de reduccin, la que establece que cualquier experimento mental

    puede ser reemplazado por un argumento que no posea dicho carcter, los criterios para su

    evaluacin, en tanto dispositivo epistmico, deben ser los mismos que se utilizan en la

    evaluacin de inferencias. Norton resalta este punto de la siguiente manera: A good

    thought experiment is a good argument; a bad thought experiment is a bad argument

    (Norton 1996, p. 335).

    Como resultado de este anlisis, quedan dados los antecedentes para formular el tercer

    principio metodolgico. A la luz, nuevamente, de la tesis de reduccin:

    PM3. Se debe evaluar la validez epistmica del experimento mental en su forma

    argumental, obtenida mediante la reduccin del experimento.

    Es imprescindible, una vez propuesta y justificada la utilizacin de los tres principios,

    mostrar el modo en que se articulan como un sistema o aparato metodolgico consistente.

    El principio I. Procurar descartar, mediante reduccin al absurdo, tanto el escenario

    hipottico o contra-fctico estipulado en el experimento mental como el comportamiento

    que se atribuye al fenmeno, tiene el objetivo de filtrar el experimento determinando la

    plausibilidad del escenario que propone.

    El principio II. Los experimentos mentales plausibles deben caer en la categora de

    mediativos o ilustrativos, de lo contrario deben ser descartados como epistmicamente

    problemticos, tiene el objetivo de proporcionar un marco de interpretacin para el

    experimento.

    El principio III. Se debe evaluar la validez epistmica del experimento mental en su

    forma argumental, obtenida mediante la reduccin del experimento, tiene como fin

  • 17

    evaluar la validez de las implicaciones obtenidas por el experimento mediante criterios

    lgicos. Lo anterior queda resumido en la siguiente tabla:

    PRINCIPIO FUNCIN

    I Excluyeoelimina

    II Interpreta

    III Evala

    Cabe finalmente, hacer explcito un criterio que subyace a todo el planteamiento

    anterior. Se habr advertido que las fuentes utilizadas se refieren especficamente al uso de

    experimentos mentales en las ciencias. Adems, es patente que la propuesta del marco

    terico tiene como fin el ser aplicado a un experimento mental, Silicon Brains, en filosofa

    de la mente. De lo anterior, surge naturalmente la siguiente pregunta: es vlida la

    aplicacin de criterios extrados del anlisis de los experimentos mentales en ciencia, a los

    experimentos mentales en filosofa? No existen, a mi juicio, razones evidentes que

    impidan el uso de los mismos criterios.

    Ahora bien, tradicionalmente se sostiene una distincin fundamental entre las ciencias

    y la filosofa, particularmente en relacin con la metodologa. Dicha distincin es evidente

    y no est en discusin. Sin embargo, existen razones para pensar que la pretendida

    distincin entre estas disciplinas responde a motivos ajenos al orden intelectual, y ms

    cercanos a un tipo alejamiento hostil.

    Precisando de una vez, en tanto instrumentos para la creacin de conocimiento terico

    sobre realidad, los experimentos mentales son dispositivos primordialmente formales. Se

    ha sealado que es posible reducir un experimento mental a su forma argumental. Los

  • 18

    criterios de evaluacin de tal argumento, consisten en leyes lgicas de inferencia, y por

    definicin, dichas leyes son de naturaleza formal. Por lo tanto, debido a ese carcter

    formal, son indiferentes al contenido semntico o compromiso ontolgico de las premisas.

    En otras palabras, lo que gua el uso de experimentos mentales es la lgica, y la aplicacin

    de la lgica es transversal a todas las formas de conocimiento.

    Finalmente, y en el mismo sentido, como Searle seala (2003, pp. 138-139), el

    conocimiento filosfico sobre un fenmeno es una etapa previa, y tal vez incierta, que

    establece los fundamentos metafsicos y epistmicos necesarios para el desarrollo de una

    ciencia de dicho fenmeno. En cuanto la pregunta por l (el fenmeno) ha adquirido

    forma precisa, de modo que es posible darle una respuesta que todos puedan ver como

    correcta, entonces lo llamamos ciencia. Por consiguiente, es perfectamente posible

    concebir el anlisis filosfico en continuidad con el anlisis cientfico.

    1. 5. La ontologa subjetiva

    Hasta aqu slo he propuesto los tres principios metodolgicos, justificando su necesidad

    para un correcto examen del experimento mental Silicon Brains. En esta seccin, pretendo

    proporcionar otra nocin clave para el desarrollo de esta investigacin: la ontologa

    subjetiva. Ser una excelente introduccin para un importante comentario realizado por

    Searle en relacin con el empirismo en filosofa de la mente, que se tratar ms abajo.

    Como supuesto fundamental a toda investigacin de los hechos en el mundo, ya sea

    cientfica o de sentido comn, se encuentra la creencia justificada lo que Searle llama

    Presuposicin de Trasfondo (2001, p. 23) de que existe una realidad externa. El sentido

    de externa debe entenderse como existiendo independientemente de cualquier

    representacin interna (lase mental ) que se haga de ella. Los sistemas de percepcin

    sensorial y de representacin lingstica careceran de todo sentido sin esta realidad

    fundamental. Asociado a esto, otro supuesto central seala que tales representaciones

    sensoriales y lingsticas son, para todos los efectos epistmicos y prcticos,

    esencialmente idnticas. En otros trminos, dos sujetos enfrentados a un tringulo rojo,

  • 19

    por ejemplo, realizarn reportes que coincidirn en la mayora de los detalles esenciales de

    la escena, considerndose como aceptable pequeas discrepancias tal vez referidas a la

    intensidad del color o al tamao de la figura. Esta universalidad de las representaciones,

    tiene un potencial tremendo. Gracias a ella es posible alcanzar, o al menos intentar

    alcanzar, la objetividad epistmica imprescindible en las ciencias.

    De hecho, uno de los criterios epistmicos que da sentido al mtodo cientfico es que,

    dada una investigacin precisada paso a paso con resultados especficos, cualquier otro

    investigador puede repetir el mismo procedimiento y constatar que el reporte original se

    ajuste a los hechos. Esta posibilidad es la que justifica, en ltima instancia, la verdad e

    nter-subjetividad de los hallazgos de la ciencia. En sntesis, cuando se afirma que un

    enunciado es objetivo y verdadero, se sostiene que dicho enunciado describe

    adecuadamente la existencia de tal y tal estado de cosas. Esta concepcin es llamada

    Teora de la Verdad por Correspondencia (Searle 2001, p. 23).

    Ahora bien, como fue sealado, este modelo supone un acceso universal al estado de

    cosas descrito, que funciona perfectamente para casi todo. Los problemas aparecen

    cuando se intenta realizar enunciados para describir hechos o estados de cosas que por su

    naturaleza ontolgica no son universalmente accesibles. Este rasgo es lo que define la

    ontologa de los fenmenos mentales y de la conciencia en general.

    Tal distincin, que resulta casi evidente, no ha sido realizada sino hasta dcadas

    recientes. Para ser ms precisos, lo que ha sido comprendido hasta hace poco es cmo

    lidiar epistmicamente con dicha ontologa. Bajo el criterio de acceso universal, un

    fenmeno cuya existencia slo puede ser constatada desde la perspectiva de la primera

    persona, no es un fenmeno real o susceptible de anlisis cientfico. Los reportes

    subjetivos parecen incompatibles con una investigacin objetiva y cientfica. Adems, no

    es posible perforar el crneo de un sujeto para ver si hay una conciencia dentro de su

    cabeza. Tampoco tiene sentido identificar la conciencia con el cerebro, ya que claramente

    al usar la expresin perdi la conciencia, en ningn caso queremos significar que el

  • 20

    sujeto ha perdido el cerebro. Aquella parece ser un estado del cerebro ms que el

    cerebro mismo.

    Este hecho obliga a repensar el criterio de objetividad cientfica, especficamente el

    modelo de observacin pictrica y los conceptos que lo constituyen, a saber, el de sujeto y

    objeto. Este modelo es el que ha entorpecido los intentos de anlisis de la conciencia, y es

    responsable de que teoras como el conductismo fueran ampliamente aceptadas en el

    pasado.

    Como siempre, la historia proporciona lecciones muy elocuentes. A principios del siglo

    XVII, el modelo cosmolgico de Ptolomeo haba entrado en crisis tras la teora

    heliocntrica de Coprnico, que fue expresamente apoyada por Galileo como resultado de

    su observacin de Jpiter. Si bien desplazar a la Tierra del centro del sistema fue un gesto

    revolucionario, lo que finalmente consolid el modelo heliocntrico fue la modificacin

    de la trayectoria orbital. Kepler, al notar que su teora matemtica tena una leve

    imprecisin, se vio obligado a abandonar la perfeccin geomtrica del crculo heredada

    por los griegos, y explicar las intrincadas rbitas planetarias como trazando elipses. El

    cientfico consider, sin embargo, que esta se trataba de una hiptesis ad hoc, pero por

    primera vez las predicciones se unan a las observaciones (Hawking 1989, p. 5). De modo

    similar, lo que se ha intentado realizar en los sucesivos anlisis de la conciencia, es

    proponer concepciones inapropiadas que permiten su estudio en trminos del modelo de

    objetividad clsico. Lo que un grupo de investigadores ha comprendido, es que dado que

    el modelo no permite describir los hechos, es necesario pensar otro modelo y no ignorar

    los hechos. Es probable que una modificacin de la nocin de acceso universal parezca

    tambin una hiptesis ad hoc, pero su modificacin est justificada por el imperativo de

    ajustar la teora a los hechos.

    John Searle presenta en varias de sus obras (1992, 1997, 2001 y 2010), una distincin

    conceptual que le ha permitido lidiar consistentemente con este tipo de ontologa. Los

    trminos objetivo y subjetivo, seala el filsofo, tienen al menos dos sentidos

    diferentes. Considrense los siguientes enunciados:

  • 21

    [a] El Sr. Maturana est experimentando un fuerte dolor. Enfermera, administre un

    calmante!

    [b] El Lago Vostok est a 3.700 metros de profundidad bajo el hielo.

    [c] El jugo de naranja es el ms cido que el jugo de pomelo.

    [d] El sentido de la moda de mi esposa es excelente.

    Si se examinan con detencin, es fcil detectar lo que distingue y vincula a estas cuatro

    proposiciones.

    Hay dos tipos de enunciados: los que se refieren a entidades independientes, es decir,

    cosas que existen separadas de la mente de un sujeto; y los que se refieren a entidades que

    slo existen vinculadas con la mentalidad de un sujeto consciente. Las proposiciones [b] y

    [c] son ejemplo del primer tipo; [a] y [d] son ejemplo del segundo tipo.

    Adems de lo anterior, hay enunciados que realizan afirmaciones cuya verdad no

    depende de las preferencias o deseos del sujeto que las emite o de los receptores; y

    enunciados cuya verdad se establece slo en virtud de las preferencias y deseos del emisor

    y los receptores. Las proposiciones [c] y [d] son ejemplo de lo primero; [a] y [b] son

    ejemplo de lo segundo.

    Hecha esta distincin, parece clara la dualidad de sentido de los trminos objetivo y

    subjetivo. Existe un sentido ontolgico, referido al modo de existencia de una

    entidad, y un sentido epistmico, referido a la validez de un juicio. En las proposiciones

    propuestas arriba, hay una mixtura de ambos sentidos. En [a], por ejemplo, se formula un

    juicio epistmicamente objetivo acerca de una entidad ontolgicamente subjetiva. Por otro

    lado, en [c] se formula un juicio epistmicamente subjetivo acerca de una entidad

    ontolgicamente objetiva. En [b] y [d] se dan las otras dos combinaciones posibles. La

    siguiente tabla las resume a todas.

  • 22

    ObjetividadEpistmica

    SubjetividadEpistmica

    ObjetividadOntolgica

    [b] [c]

    SubjetividadOntolgica

    [a] [d]

    El objetivo de esta distincin es mostrar que frecuentemente, en el uso cotidiano del

    lenguaje, se realizan enunciados objetivos sobre entidades subjetivas. Si Searle est en lo

    correcto, no existe ninguna dificultad real respecto a poder realizar juicios objetivos de

    carcter cientfico sobre una entidad ontolgicamente subjetiva como la conciencia.

    No obstante la aceptacin de este tipo de ontologa, queda pendiente el problema del

    acceso a los estados conscientes. Lo que se ha hecho en esta seccin es mostrar que

    realmente el genio est en la botella, hace falta descubrir como sacarlo de ella. Un

    punto de discordia en esta materia, es la confiabilidad de los reportes que los sujetos

    puedan ofrecer en el contexto de un estudio riguroso de la conciencia. Sin embargo, no

    parece imposible idear mecanismos que permitan maximizar la transparencia de tales

    reportes, para as validar su uso en esta clase de investigacin.

    Lo anterior sugiere, que este tipo de indagacin est confinada a un acceso indirecto

    a su objeto de estudio. No hay razones, sin embargo, para pensar que esto constituye una

    dificultad insalvable. Es posible que mediante la sofisticacin de mtodos indirectos, se

    obtenga un conocimiento muy preciso acerca de la naturaleza de la conciencia. Hay

    muchos ejemplos de este tipo en la ciencia, en los que por razones empricas no es posible

    acceder al objeto que se pretende estudiar. Lo astronoma, sin ir ms lejos, ha

    evolucionado en la medida que ha aprendido a examinar una serie de hechos o fenmenos

    vinculados con los cuerpos que pretende conocer. As es como mediante el estudio de la

    luz reflejada por un planeta lejano, es posible conocer de que est compuesto sin tener que

    aterrizar en su superficie y tomar muestras.

  • 23

    Para finalizar esta seccin, me parece necesario destacar un punto central. Las

    complejidades asociadas al estudio de la conciencia y los fenmenos mentales son de

    orden emprico. No existe ninguna barrera lgica que impida tener un acceso cada vez

    ms directo a estos fenmenos. El lmite de exploracin, como se seal, est marcado por

    su ontologa. Pero en lo que respecta al contenido de los estados mentales, es posible que

    eventualmente se diseen dispositivos que permitan transferir el contenido de los estados

    mentales de una persona a otra, o tener acceso en directo a la vida consciente de un

    sujeto visualizada en una pantalla, por ejemplo. Ignoro si en la actualidad existe algn

    proyecto de esta clase, por lo que aclaro que se trata slo de conjeturas personales.

    1. 6. La filosofa de la mente

    Para tener una idea ms clara de los alcances y lmites de esta investigacin, es necesario

    incluir algunas nociones ms. El fenmeno que se intenta abordar, se inscribe en un

    mbito conocido como Filosofa de la Mente. Parece, por consiguiente, adecuado decir

    unas cuantas cosas sobre esta rama de estudio, con el propsito de completar el cuadro

    que ha sido esbozado hasta aqu y justificar un ejercicio de esta clase.

    La preocupacin filosfica y sistemtica por los fenmenos mentales y la conciencia,

    empez a consolidarse a finales de la primera mitad del siglo XX. La impresin general

    afirmaba la necesidad de un tratamiento riguroso de los problemas asociados a la vida

    mental de los sujetos conscientes, cuestin que tradicionalmente haba sido terreno del

    misticismo y la religin. Ni los problemas ni la preocupacin por ellos eran nuevos, pero

    el creciente desarrollo de las distintas ramas de la ciencia obligaba a formular teoras que

    intentaran salvar lo que Searle ha llamado una importante laguna en la vida intelectual

    del siglo veinte (1989, p. 413). Sin embargo, el origen de las preguntas por la mente

    puede ser rastreado hasta los tiempos de Scrates. Ya en Platn, su discpulo, aparecen

    formuladas las dos interrogantes centrales acerca de lo mental. Para l, la naturaleza

    inmortal del alma era lo que explicaba el acceso al conocimiento o recuerdo de las

    ideas, que constituyen el ncleo de su teora del conocimiento. De este modo, la

  • 24

    metafsica de la conciencia y su papel en la cognicin, pasan a ser los temas primordiales

    de esta disciplina. En los inicios de la modernidad, tambin para Descartes, estos mbitos

    aparecen estrechamente vinculados. Y a este importante filsofo francs, le debemos los

    enigmas ms estimulantes de la historia de la filosofa que han preocupado a generaciones

    de pensadores hasta la actualidad. De hecho, el objetivo de esta investigacin es abordar

    uno de esos enigmas, el problema de la relacin entre las mentes y los cuerpos,

    especficamente los cerebros, en los que se realizan.

    Hay dos aspectos del anlisis filosfico, que suelen ser desconocidos o mal entendidos

    entre la comunidad actual de investigadores que estudian la conciencia desde otras

    disciplinas. Segn Bechtel, estas dudas son respecto a la metodologa que usan los

    filsofos de la mente, y la relacin de sus indagaciones con los proyectos o avances en

    ciencia cognitiva (1991, p. 15). El autor seala a propsito de esto que, si bien la filosofa

    no posee un soporte experimental particular, cuenta con otras herramientas tericas de

    gran utilidad. Una de ellas es la distincin entre conocimiento a priori y conocimiento a

    posteriori. Algunos filsofos sostienen que es posible establecer determinadas verdades

    sobre la mente sin la participacin de la experiencia. Esto sera especialmente cierto

    cuando se aborda la metafsica de la conciencia. Una muestra de aquello ha sido expuesta

    ms arriba, al comentar la distincin que Descartes establece entre la mente y el cuerpo

    mediante intuiciones modales.

    Pero, cul es la relevancia que el anlisis filosfico de la mente posee? Cul es su

    funcin en esta ola de inters por la mente? Aunque es posible afirmar, con temor a ser

    objetado, que los problemas de la mente y la conciencia pertenecen al dominio de la

    ciencia, existen una serie dificultades conceptuales que es necesario resolver desde el

    comienzo. Al resolver estos problemas tericos, se pretende fundamentar adecuadamente

    los incipientes estudios cientficos de la conciencia.

    Ahora bien, qu hace tan especial a estos rompecabezas conceptuales, que no pueden

    ser resueltos por los cientficos cognitivos? En principio, los expertos en ciencia cognitiva

    estn en perfecta condicin para intentar resolver estos problemas. Tal vez la falta de

  • 25

    entrenamiento para abordar estos largos obstculos conceptuales, los disuade del intento

    debido a que tpicamente se trata de problemas para los cuales no es posible disear

    experimentos (Bechtel 1991, p. 17).

    Resumiendo lo anterior, se trata de abordar importantes problemas conceptuales que

    pretenden fundamentar los intentos cientficos de estudio de la mente. Los filsofos, por

    su particular idiosincrasia, parecen ser los ms adecuados para intentar resolver tales

    problemas, presentando argumentos a favor o en contra de tal o cual propuesta. Para llevar

    a cabo su labor, precisan de instrumentos que les permitan pensar con claridad y precisin.

    Los experimentos mentales, entre otras, son poderosas herramientas que facilitan dicha

    tarea. Pero, como toda herramienta poderosa, su uso implica algunos riesgos, por lo que es

    necesario tomar las precauciones adecuadas. La totalidad de este captulo, constituye un

    esfuerzo por presentar un mnimo de precauciones y nociones previas para utilizarla con

    seguridad. Inevitablemente su extensin ha superado el plan inicial, pero, como suele

    ocurrir en las obras de construccin, la preparacin del terreno es indispensable para

    lograr agilizar las tareas posteriores.

    Captulo 2

    2.1. Silicon Brains

    En esta seccin se presentar detalladamente el experimento mental Silicon Brains. Searle

    formula tres variantes, las que sern tratadas extensamente sin hacer referencia a las

    implicaciones de cada una. El objetivo de este captulo consiste en aplicar los principios

    que fueron elaborados anteriormente. Las conclusiones que se extraen de l sern tratadas

    en el captulo final de esta investigacin.

    El objetivo que Searle persigue con este experimento mental, es desafiar la hiptesis

    segn la cual lo mental o la conciencia mantendra una conexin esencial con la conducta

    (1992, p. 65). Su estrategia de argumentacin consiste en presentar una escenario

    particular para producir fuertes intuiciones en relacin con la metafsica de la conciencia.

  • 26

    El filsofo invita al lector, a que imagine que su cerebro comienza a deteriorarse a

    causa de alguna extraa enfermedad. La zona que se muestra ms afectada es el crtex

    visual. Los efectos ya empiezan a notarse, usted experimenta una reduccin en su

    capacidad para detectar colores, cambios de luz y la calibracin de distancia, entre otras.

    Sus mdicos estn bastante angustiados, han administrado todos los tratamientos

    conocidos, pero ninguno ha dado resultados. Su visin sigue disminuyendo a paso

    acelerado. Como ltima opcin, deciden emplear un tratamiento experimental que

    consiste en conectar chips de silicona en su crtex visual. Tras la intervencin, todos

    quedan asombrados, el tratamiento ha dado frutos. Los chips de silicona restauran su

    visin de manera ptima. Desafortunadamente, no se trata de una cura. La enfermedad

    sigue atacando agresivamente las otras reas de su cerebro. En la medida que el dao se

    expande, los mdicos reemplazan las zonas daadas por chips de silicona. Eventualmente,

    todo su cerebro es reemplazado por chips, al punto que usted llega a or el sonido que

    emiten al procesar los impulsos elctricos.

    La anterior es la escena estipulada por John Searle. He intentado enfatizar los detalles

    para que se capte con claridad la sencillez del planteamiento. A primera vista, no existe

    ningn elemento que pueda ser considerado como problemtico de modo a priori. A

    continuacin, el filsofo considera tres resultados posibles que se seguiran de la

    aplicacin del tratamiento, es decir, los efectos que podra tener en los procesos biolgicos

    vinculados a la actividad cerebral.

    En primer lugar, bajo el supuesto de que los chips de silicona son capaces de duplicar

    tanto los proceso input-output como los fenmenos mentales conscientes y no-conscientes

    que son dependientes de y realizados por tales procesos, la vida mental del sujeto (en este

    caso usted, el lector) se mantiene intacta. Tal como cuando slo es reemplazado el crtex

    visual, esta vez usted no detecta ninguna anomala en su experiencia consciente. Todo va

    bien.

    El segundo resultado posible consiste en que, tras la implantacin progresiva de los

    chips de silicona en un rea cada vez mayor de su cerebro, usted comienza a notar que la

  • 27

    experiencia consciente asociada a las zonas sustituidas desaparece. Supongamos que an

    no es reemplazada el rea cerebral asociada a los procesos auditivos. Es sabido, que este

    tipo de operaciones son realizadas con el sujeto en estado de vigilia, de manera

    consciente. Esto permite a los mdicos ir testeando los efectos que la manipulacin del

    tejido cerebral produce en la experiencia subjetiva del individuo. Como deca, la corteza

    auditiva primaria no se ha reemplazado, por lo tanto logra escuchar que uno de los

    mdicos le seala que han situado frente a usted un objeto rojo. A continuacin le

    preguntan Qu es lo que ve?. Usted se desespera, no ve absolutamente nada y quiere

    responder No veo nada, estoy totalmente ciego!. Pero, para su desconcierto, usted

    escucha su inconfundible voz diciendo, Veo un objeto rojo frente a m, y por ms que

    se esfuerza en rectificar su respuesta, no lo logra.

    En el anterior resultado, se aprecia que la capacidad de duplicacin total que fue

    asignada a los chips de silicona en el primer caso, no es lograda aqu. Claramente las

    funciones input-output son eficazmente duplicadas, pero los chips no son capaces de

    ejecutar los procesos conscientes. Esto tiene como resultado que la capacidad de

    produccin de la conducta permanezca intacta, pero desvinculada de la experiencia

    consciente. En este escenario, tras el reemplazo total de su cerebro, perder ntegramente

    su vida mental consciente.

    La tercera variacin que Searle propone es la siguiente: como en los casos anteriores,

    su cerebro es progresivamente reemplazado por los chips. Los mdicos observan que

    reacciona bien a las modificaciones y usted no experimenta alteracin alguna en sus

    pensamientos, recuerdos, sentimientos e intenciones. Sin embargo, en la medida que la

    implantacin contina, su conducta externa va menguando hasta que eventualmente

    desaparece. A pesar de que su vida mental est intacta, no puede poner en accin ninguna

    de sus intenciones de hacer o decir tal o cual cosa. En efecto, usted puede escuchar que los

    mdicos discuten sobre su situacin, sealando que, a pesar de la mantencin eficaz de los

    procesos vitales, se encuentra en un estado de muerte cerebral. Lo que el protocolo

    biotico instruye en estos casos, es que usted debe ser desconectado debido a que carece

  • 28

    absolutamente de vida mental. Usted estara totalmente conmocionado, usted sabe que

    est totalmente consciente y que puede percibir claramente todo lo que ocurre a su

    alrededor, pero que no puede causar ningn movimiento corporal.

    Han quedado as expuestos los tres resultados que Searle se figura como posibles. He

    desplegado de manera ms detallada los escenarios presentados con el fin, como dije ms

    arriba, de que la comprensin de los efectos sea lo ms clara posible. En cualquier caso,

    ninguna de las modificaciones que he efectuado distorsiona el sentido que intentar

    representar.

    Antes de someter el experimento a la maquinaria de anlisis propuesta en el captulo

    anterior, resultara conveniente detenerse en algunas de las observaciones que el filsofo

    norteamericano realiza en paralelo a su presentacin. Primeramente, seala que, en su

    opinin, el hipottico procedimiento de reemplazo y duplicacin de las capacidades

    causales del cerebro es remoto, experimentalmente hablando. Searle lo expresa del

    siguiente modo: I think it is emperically absurd to suppose that we could duplicate the

    causal powers of neurons entirely in silicon (1992, p. 66). Sin embargo, la validez de su

    planteamiento, como l mismo reconoce, descansa en la posibilidad lgica o conceptual

    del experimento mental. En definitiva, su escepticismo slo podra ser confirmado a

    posteriori. Del mismo modo, la posibilidad de los resultados de las tres variaciones del

    experimento, es lgicamente sostenible en la medida que ninguno puede ser descartado a

    la luz de objeciones a priori.

    La segunda observacin realizada por Searle, se refiere a la importancia de imaginar

    este experimento desde la perspectiva de la primera persona. Ask yourself, What would

    it be like for me, insiste el filsofo (Searle 1992, p. 67). De este modo, es

    perfectamente concebible que su comportamiento permanezca normal, pero que usted se

    encuentre en estado de muerte cerebral. Asimismo, se debe tener claridad a propsito de la

    base biolgica de esta separacin entre conducta y consciencia. El filsofo seala que, es

    muy probable que la base de realizacin de la conciencia se encuentre en alguna zona del

    cerebro. Una candidata es la formacin reticular. Si esto es correcto, es fcil conjeturar

  • 29

    que dicha regin especfica (sin importar cul sea realmente) pueda deteriorarse a tal

    punto que la conciencia de un sujeto quede eliminada. Pero dado que el resto del sistema

    contina intacto, la conducta externa puede seguir siendo mantenida.

    Es posible ahora emprender el examen detallado del escenario estipulado por John

    Searle. En la siguiente seccin, sern aplicados los principios presentados en el captulo

    anterior.

    2.2.1. Silicon Brains y el Primer Principio Metodolgico

    Lo que el primer Principio Metodolgico (en adelante PM1) indica, es que la primera

    prueba que un experimento mental debe superar apunta a su consistencia lgica. Mediante

    una tpica reduccin al absurdo, se examinar si el escenario posee o implica alguna

    contradiccin o consecuencia inapropiada. El experimento mental Cerebros de Silicona

    posee tres capaz, a las que me referir con los nombres de escenario, maniobra y

    resultados. Para organizar adecuadamente el tratamiento del caso, sern inspeccionadas

    por separado, y slo al final de este apartado las abordar en bloque. Algunas de las

    observaciones que se harn aqu parecern obvias y de sentido comn, pero con el fin de

    iluminar todos los rincones del planteamiento de Searle, es importante mencionarlas.

    La primera capa es el escenario. No hay nada complejo en su presentacin. Se trata de

    un sujeto que padece una extraa enfermedad que aqueja a su cerebro, y para la cual no

    existe un tratamiento estandarizado. Lo particular de esta afeccin es que, al menos en

    principio, un trasplante no es un tratamiento adecuado, como lo sera, por ejemplo, si

    tratara de una enfermedad cardiaca. Bastara con disponer de un donante compatible de

    corazn, y la intervencin se realizara de inmediato. Pero ya que se trata de un cerebro,

    entendemos que la identidad personal, en algn sentido del trmino, reside en el cerebro

    del sujeto. Luego, si se trasplantara un cerebro distinto a su cuerpo, se producira un

    escenario bastante extico, del cual resulta difcil hablar especulativamente. Dicho sea de

    paso, este escenario revela que la visin materialista-biolgica de la mente acierta al

    vincular la mentalidad de un sujeto a su biologa cerebral. En otras palabras, si se

  • 30

    trasplantara otro cerebro a su cuerpo no se esperara que la mente del propietario del

    cuerpo se ejecute intacta en su nuevo wetware.

    Gran parte de lo anterior es, como se dijo, bastante evidente. Lo importante es que

    destaca la peculiaridad del caso mdico. Si aplicamos el PM1 es, hasta donde consigo ver,

    particularmente claro que no existe nada contradictorio en suponer que alguna enfermedad

    pueda atacar de este modo destructivo al cerebro de un sujeto. Luego, al menos a nivel del

    escenario, el experimento mental es no contradictorio y, por lo tanto, lgicamente

    concebible.

    Qu ocurre con la maniobra? Lo que los mdicos de este paciente imaginario

    proponen es conectar a la zona daada, reemplazando el tejido cerebral, un conjunto de

    chips de silicona. Lo que en esta etapa est supuesto, es que los chips cuentan con la

    capacidad para duplicar tanto el flujo de informacin electro-qumica de la zona como la

    experiencia consciente asociada a ese tipo de actividad, la experiencia visual. Searle aclara

    que se trata de un riesgo, los mdicos no estn seguros del xito del tratamiento. El

    reemplazo empieza slo por el crtex visual y luego abarca la totalidad del cerebro. Ya fue

    advertido el escepticismo del filsofo respecto al xito de una intervencin de este tipo,

    pero lo que aqu ser destacado es la dificultad de establecer a priori el fracaso de la

    misma. En otras palabras, no es posible derivar una contradiccin sobre un mbito de la

    experiencia sobre el que no existe an suficiente claridad. Por lo tanto, es totalmente

    concebible que la maniobra pueda ser ejecutada, incluso con xito.

    Como nota de lo anterior, vale la pena mencionar que recientemente se han realizado

    experimentos reales similares al presentado por Searle. El sujeto ha sido una rata a la que

    han conectado una prtesis cognitiva en el hipocampo con resultados exitosos1. Es

    previsible que el siguiente paso sea su testeo en humanos, lo que obliga a moderar el

    escepticismo del filsofo norteamericano hacia el xito de este tipo de proyectos.

    1ParamsdetallesverBerger,T.W.(2012),AHippocampalCognitiveProsthesis:MultiInput,MultioutputNonlinearModelingandVLSIImplementation,IEEETransNeuralSystemsRehabilitationIngineering.20(02):198211.

  • 31

    Lo siguiente es examinar los resultados estipulados por Searle. El primer resultado es

    totalmente exitoso. Los chips duplican efectivamente los estmulos input-output del crtex

    visual, y presuntamente ocurrira lo mismo una vez reemplazado todo el cerebro. Dado

    este efecto, no parece haber nada inconcebible o contradictorio, pero me permitir

    mencionar una implicacin, tal vez menor, de este resultado. Me parece que del xito de

    este tratamiento se sigue que, si fuera posible simular la complejidad de informacin

    electro-qumica que el cerebro procesa, por ejemplo, en un computador y se hiciera

    circular por un cerebro de silicona, se obtendra un caso aislado de conciencia realizada o

    ejecutada en un complejo de chips de silicona. Es decir, se daran experiencias de color,

    sabor, etc., en esa masa de silicona aislada. Se presentara una dificultad clara en este caso,

    no sera posible constatar la ocurrencia de conciencia, ya que la ontologa de la conciencia

    es impermeable, y adems no podra ser deducida a partir del comportamiento porque no

    existe un cuerpo conectado a este cerebro. Por supuesto que el hecho de no poder

    constatarla no implica que no se de realmente una conciencia. Llamo la atencin sobre

    esta conjetura porque claramente supone una tesis compatible con cierto tipo de

    funcionalismo, posicin que Searle no suscribe, lo que explica que no la considere

    ampliamente.

    En el segundo resultado estipulado por Searle, el nfasis es puesto en la disociacin

    entre los procesos input-output y la experiencia consciente. Nuevamente es preciso hacer

    frente una situacin en la que es complejo negar a priori el resultado sugerido por el

    filsofo. Resulta, entonces, concebible que a causa de la incompleta duplicacin de las

    funciones neuronales que los chips realizan, los procesos conscientes asociados al manejo

    de informacin sensorial (visual y auditiva, como lo sugiere el experimento) y la respuesta

    conductual hacia tales estmulos, se den de tal modo que los pensamientos conscientes

    pierdan su conexin causal con tales procesos. Existe un tipo de evidencia cotidiana que

    respalda la posibilidad real de esta disociacin. En algunos manuales de neuroanatoma se

    define el estado de conciencia como el estado de vigilia en el que hay conocimiento de s

    mismo y del entorno. Si suponemos que la formacin reticular mantiene a un sujeto en

  • 32

    estado de vigilia pero que la corteza cerebral est activa, es concebible que dicho sujeto

    reaccione al entorno y exhiba conducta consciente pero que no est en estado de

    conciencia. Por ejemplo, un sonmbulo puede tener conductas bastante complejas

    mientras se encuentra dormido, y claramente nadie considera que un sonmbulo est

    consciente. Por lo tanto, resulta adems empricamente posible que se de conducta

    compleja (incluso la emisin de palabras) sin control consciente. No pretendo que este

    ejemplo sea demostrativo, pero me parece que apoya empricamente la intuitiva

    separabilidad de la conducta y la percepcin, de la conciencia.

    El tercer resultado, nuevamente se refiere a la disociacin entre la conducta y la

    conciencia. Sin embargo, esta vez la consecuencia de esta separacin es la parlisis total

    del individuo. Es decir, los chips son capaces de ejecutar los procesos conscientes y

    mantener las funciones vitales, pero el poder causal de la conciencia ha desaparecido. Al

    perecer, no es posible extraer ninguna contradiccin de un supuesto de esta clase. De

    hecho, es un evento que es parte de la experiencia consciente de algunas personas. Existe

    un fenmeno llamado parlisis del sueo en el que un sujeto puede dejar el estado de

    vigilia, esto es, recuperar la conciencia, pero verse imposibilitado de realizar cualquier

    movimiento corporal. Si suponemos que alguien lo observa mientras experimenta el

    fenmeno, probablemente el reporte del observador exprese que el sujeto estaba

    totalmente inconsciente, cuando realmente era capaz de percibir todo su entorno. La

    presunta causa de este fenmeno radica en la falta de coordinacin entre el control motor

    y la regulacin del estado de vigilia por parte de la formacin reticular. Con base en esto,

    el resultado de esta variante no slo resulta concebible, sino tambin empricamente

    posible.

    Hasta aqu, cada una de las capaz del experimento mental ha sido examinada a la luz

    de PM1. El anlisis ha mostrado que los elementos que componen tanto el escenario, la

    maniobra y los resultados son concebibles, no poseen ninguna contradiccin interna y no

    dan lugar a conclusiones absurdas. Observados en bloque, parecen reflejar el comentario

  • 33

    que Searle realiza respecto a su consistencia lgica, esto es, que no es posible desecharlos

    sobre la base de ninguna consideracin a priori.

    Para finalizar este apartado, vale la pena hacer una ltima observacin. Como dije al

    inicio, es muy probable que gran parte de los comentarios hechos en esta seccin resulten

    obvios a partir de una buena comprensin del experimento. No obstante, uno de los

    objetivos transversales a toda esta investigacin es hacer explcitos una serie de elementos

    relevantes a la hora de juzgar la validez de esta propuesta. De lo contrario, se corre el

    riesgo de comprometerse con una serie de supuestos en los que no se reparara en un

    sonde superficial.

    2.2.2. Silicon Brains y el Segundo Principio Metodolgico

    El segundo Principio Metodolgico (en adelante PM2) indica que el experimento mental

    debe ajustarse a una interpretacin mediativa. Este criterio fue estipulado debido a los

    problemas que, segn Norton, presentan las otras interpretaciones posibles de los

    experimentos mentales, sobre todo la interpretacin platnica de James Brown. Para

    poder aplicar el PM2, ser necesario dividir artificialmente el planteamiento total. Para

    estos efectos, se considerarn tres niveles: el nivel de los supuesto, el nivel de los medios,

    y el nivel de los objetivos.

    Resumiendo el planteamiento inicial, el experimento consiste en el reemplazo de zonas

    especficas, y eventualmente la totalidad, del cerebro a causa de una enfermedad

    desconocida. Se contemplan tres escenarios posibles los que muestran distintas

    alteraciones en la experiencia consciente del sujeto y su control corporal.

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    Referencias bibliogrficas

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