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    CODEX ESPANGLIENSIS: ARTE NEOBARROCO DE RESISTENCIA

    Kat Austin

    McGill University

    [email protected]

    Carlos-Urani Montiel

    The University of Western Ontario

    [email protected]

    A finales del siglo pasado, en 1998, la editorial Moving Parts public el Codex Espangliensis,

    obra colectiva que responde a cuestiones polticas y sociales referentes a la cultura chicana. El

    cdice presenta una versin particular de la historia de la Conquista, de la vida prehispnica, de

    la transformacin cultural y de la interdependencia econmica en la Amrica actual. Todo esto se

    articula en un discurso alterno, y por tanto, de resistencia. El caracter consciente de las

    estrategias discursivas, retomadas de la literatura colonial, la yuxtaposicin de la ficcin y de la

    historia oficial, ofrecen en conjunto un objeto artstico poblado de diferentes registros, gneros y

    tradiciones. Los casi siete metros del cdice conforman un sistema transhistrico que permite la

    confluencia de eras y espacios, al tiempo que fragmenta su narrativa y extiende su formato.

    Dicho sistema, as como las estrategias o mecanismos artsticos que lo configuran, sern

    detallados y analizados por medio del concepto y la potica del neobarroco.

    USOS DEL TRMINO

    Actualmente la palabra neobarroco o la utilizacin del barroco califica objetos, estilos,

    pocas o estados de nimo. Este hecho ha impedido una conceptualizacin sistemtica del

    trmino. Sin embargo, hemos identificado cuatro diferentes usos, donde cada categora, lejos de

    ser excluyente, es funcional en cuanto a que permite identificar lneas de investigacin y

    conceptos, tiles para el anlisis de producciones contemporneas.

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    1. TEORA ESENCIALISTA. sta surge en contra de la propuesta, hecha por Burckhardt en

    1855 y detallada por su discpulo Wlfflin en 1888, del barroco como estilo artstico. El mximo

    exponente es Eugenio DOrs y su concepto neoplatnico de eon. La redaccin de Lo barroco,

    publicado hasta 1935, coincide temporalmente con la Generacin del 27 y las vanguardias

    latinoamericanas. Para el filsofo cataln, el barroco es una constante histrica-cultural, el

    barroquismo, espritu y estilo de la dispersin, arquetipo de esas manifestaciones polimorfas, en

    las cuales creemos distinguir, cada da ms claramente, la presencia de un denominador comn,

    la revelacin del secreto de una cierta constante humana (68). Posteriormente, Pierre Kohler

    afirma que il me parat plus vrai de tenir le baroque pour la norme permanente ou pour ltat

    fondamental de la culture universelle, et le classicisme comme un sommet auquel certaines

    nations slvent certains moments (117). La tendencia cclica que afecta al espritu humano y

    a la morfologa de la naturaleza quiz lleva implcita una nostalgia del paraso, dentro de un

    tiempo mtico, o del imperio perdido, en un tiempo cronolgico. En 1945, la teora evolucionista

    ya ha cruzado el Atlntico y es Pedro Henrquez Urea quien ve en el siglo XVII el fundamento

    de la expresin literaria hispanoamericana. Alejo Carpentier, desde el ensayo literario, escribi

    que Amrica era barroca desde antes de la llegada de los espaoles. l hace un llamado a los

    novelistas latinoamericanos: No temamos el barroquismo, arte nuestro, nacido de rboles, de

    leos, de retablos y altares, de tallas decadentes y retratos caligrficos y hasta neoclasicismos

    tardos; barroquismo creado por la necesidad de nombrar las cosas (33). Estas ideas fueron

    ledas con entusiasmo por ensayistas que consolidaron un determinismo geogrfico, como Jorge

    E. Adoum, para quien el barroco tiene su razn de ser en el carcter de Amrica Latina. Su

    misma realidad es barroca, desde el estilo de sus selvas churrigueresco vegetal hasta un modo

    de comportamiento humano (215), o Luis Alberto Snchez (286).

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    2. TEORA DE HIBRIDACIN. La hibridacin puede ser de tipo tnica-racial (mestizaje),

    socio-cultural (sincretismo religioso, criollizacin) lingstica o artstica (mezcla). El supuesto

    aqu es que la hibridacin es el modelo de representacin en Hispanoamrica; este patrn

    trasciende lo artstico y articula desde ah, un discurso crtico que cuestiona la hegemona

    occidental y genera autonoma e identidad. Es de nueva cuenta Henrquez Urea, a principios de

    los 40s, quien incide en la problemtica socio-cultural. El Barroco de Indias, concepto

    acuado en 1944 por Mariano Picn Salas, supone una apropiacin del estilo, un atisbo de

    emancipacin (Moreno Villa; Acosta) dentro del calco aparente (Torres) o la especificidad

    distintiva (Bechara). La idea del arte de contraconquista, propuesta por ngel Guido y

    reelaborada por Lezama Lima y Gonzalo Celorio, deja fuera especulaciones y acepta que la

    presencia espaola fue de largo alcance en virtud de su posicin en la metrpoli, pero que las

    civilizaciones prehispnicas supieron adaptarse a la nueva tendencia occidental y trataron de

    asimilarla en un todo; imitaron ese arte hasta contra-hacerlo y crear algo nuevo. En este

    sentido y bajo la figura retrica del oxmoron se han elaborado otros discursos tericos de

    identidad (Paz), y de culturas en contacto, como el de Parkinson Zamora con el concepto de

    imagen-como-presencia, o el de Walter Moser con el de reciclaje, o la idea de trficos de

    conocimiento de Peter Davidson. Estos procesos culturales modifican la experiencia cognitiva

    del individuo, y es aqu donde podemos hablar de una conciencia criolla (Moraa) y de un

    pensamiento mestizo (Gruzinski, 2000), temas que sugieren nuevas lneas de investigacin. Por

    ltimo, la vertiente subversiva del neobarroco cuestiona la o las modernidades de Amrica Latina

    (Echeverra) y es una alternativa al discurso posmoderno. Para Severo Sarduy, ser barroco hoy

    significa amenazar, juzgar y parodiar la economa burguesa; atacar el espacio de los signos, el

    lenguaje, soporte simblico de la sociedad, garanta de su funcionamiento, de su comunicacin

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    (209). En este rubro podemos ubicar a Deleuze (multiplicacin de sentidos), a Irlemar Chiampi

    (visin pesimista de la historia) a Carlos Rincn (pasados utilizables, mapas y pliegues

    culturales) y a Samuel Arriarn y Mauricio Beuchot (filosofa del multiculturalismo).

    3. CARACTERSTICAS FORMALES. A partir de las caractersticas que han sido atribuidas al

    periodo Barroco, diferentes investigadores, a finales de la dcada de los 80s y fuera del mbito

    hispnico, han expandido el objeto de estudio hacia otras producciones, como la cinematogrfica

    estudiada por Calabrese y recientemente por Kresimir Purgar. El listado de Javier Panera es til

    al respecto: tensin, extravagancia, desequilibrio, desorden, convulsin, exceso, horror vacui,

    saturacin visual, exuberancia, ritualidad, gasto desproporcionado, uso indiscriminado de

    materiales, simulacin, superficialidad (15). En 1994, Stephen Calloway hace un recorrido por la

    moda y diseo de interiores del siglo XX; un curious, hybrid, referential, highly-strung and self-

    conscious baroque this Baroque Baroque remains our centurys one great and whole-hearted

    affirmation of delight in the richness and grandeur of things (15). Dentro de las artes plsticas

    son cada vez ms frecuentes las exposiciones donde el barroco sirve de pretexto para agrupar las

    obras de diferentes artistas. De entre ellas slo mencionamos un par; la primera, Ultrabaroque:

    Aspects of Post-Latin American Art, que tuvo lugar en el Museo de Arte Contemporneo de San

    Diego (2000); y la segunda, Neo Baroque, exhibicin hospedada en la Galera de Arte Byblos en

    Verona (2005). Otro aspecto importante remite a la codificacin y transmisin de informacin

    por medio de medios masivos de comunicacin y mecanismos que promueven una ideologa

    particular a escala global. El paradigma de esta propaganda est en el programa de la

    Contrarreforma espaola, pero puede ser aplicado al mainstream norteamericano. Angela

    Ndalianis nos recuerda que the contemporary neo-baroque finds its voice within a mainstream

    market and, like the seventeenth-century baroque, directs its seduction to a mass audience (15).

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    Finalmente, Timothy Murray afirma que baroque psychosocial enigmas of analogical

    disjunction, temporal shifts, spatial simultaneities, and conceptual impossibilities provide critical

    frameworks for understanding the contemporary subjects inscription in the accumulating flow

    of digital data, information and imagery (xi). El traslado de informacin ser eficaz en cuanto a

    su capacidad de adaptacin al ecosistema de una determinada regin; pero lo que se gana en

    alcance o impacto, se perder en la calidad del mensaje. Por tanto, el estudio de estos flujos hace

    del barroco un fenmeno de organizacin transcultural.

    4. TEORA EVOLUTIVA. Plantea que el Barroco es un concepto de poca (histrico) y de

    estilo (potica); funciona como nocin operativa y es instrumento para la reflexin. El Barroco

    es la potica del periodo histrico y el neobarroco, segn Gustavo Guerrero, de nueva

    acuacin, traducir la recuperacin fundacional de algunos aspectos de esa potica (20). Aqu

    se trata del uso consciente o renovacin (Lambert) de estrategias o procesos que combinan

    cdigos y prcticas discursivas del Barroco con el fin de producir un efecto, ya sea en el receptor

    o en la misma materia textual. La obra, entonces, es estudiada como un sistema de correlaciones

    discursivas. Concordamos con la idea de Jarauta y Buci-Glucksman de estudiar al barroco y su

    doble desde la proximidad y simetra del histrico. Ms que detenerse en su regreso o repeticin,

    interesan sus procedimientos que articulan la cultura contempornea y deciden sus estrategias

    de representacin (12). La lista de crticos que ubicamos en esta corriente es extensa, as que

    slo repasamos a unos cuantos, de entre los que destacan dos estudios publicados en 1993: el de

    Gonzlez Echevarra y las continuidades del barroco en las literaturas espaola e

    hispanoamericana, y el de las tcnicas narrativas en Paraso occidental de Sigenza y Gngora,

    de Kathleen Ross, para quien el Barroco provided the vehicle to express a new culture that was

    more a mixture of disparate elements than a synthesis. Since the aesthetic standard of baroque art

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    did not value order, measure, or symmetry, but rather complexity and excess, the cacophony of

    America could be well represented through such a style (26). Recientemente, Michel Abeyta al

    hablar sobre las economas neobarrocas en Terra Nostra de Carlos Fuentes, menciona que one

    of the advantages of the neobaroque as a literary strategy is its ability to resist homogenization,

    its capacity to integrate different cultural values without synthesizing them, and thereby reducing

    them to the mere reflection of pre-established Western values (86).

    ESTRATEGIAS NEOBARROCAS

    La identificacin de estrategias neobarrocas presenta un problema de nomenclatura, ya que se

    han descrito a partir de etiquetas que, en ocasiones, responden a la sinonimia. Calabrese, por

    ejemplo, propone algunos sntomas para definir al neobarroco: lmite, exceso, detalle,

    fragmento, ritmo, repeticin, inestabilidad, metamorfosis, nudo, laberinto y desorden. Panera,

    por su parte, hace otro listado de motivos que se ajustan a lo que entendemos por estrategia:

    cuadro dentro del cuadro, realidad y simulacro, bucle y adorno, alegora y parodia, el

    amor y la muerte, el tormento y el xtasis, la fiesta, el viaje, la metamorfosis, lo

    grotesco (31).

    Por esto, ms all de trazar similitudes u optar por tal o cual trmino, nos es ms

    significativo sealar el nivel en donde operan dichas estrategias. Dicho de otra forma, si

    analizamos tales procesos en el momento de su realizacin, no es posible rastrear elementos

    ambiguos donde coexisten dos esquemas o aspectos de la realidad con diferentes tareas

    simultneas; esquemas exclusivos uno del otro pero que favorecen a una expresividad

    econmica, que no resuelve sus oposiciones, pero que los ubica en un mismo espacio fsico, en

    un objeto comunicativo. Todo esto puede funcionar a nivel de formato (materiales), de micro-

    estructura (substitucin, proliferacin condensacin), de coordenadas tiempo-espaciales

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    (fragmentacin), de perspectiva (mltiples realidades), y de tradiciones y gneros (yuxtaposicin

    de discursos). La ambigedad est conectada con un acomodo de elementos simblicos que sirve

    como acceso a lo imaginario y provoca en el individuo inestabilidad e incertidumbre (Spitta: 24).

    Es una la ambigedad inherente en la obra y otra, la que se produce en el receptor. Decir que una

    obra es ambigua supone una serie de procedimientos que han hecho que el mensaje original se

    multiplique, permanezca inestable, y sea susceptible a diversas interpretaciones segn el

    contexto (Surez: 68).

    CODEX ESPANGLIENSIS: FROM COLUMBUS TO THE BORDER PATROL

    1992, quinto centenario de la llegada de Coln al Nuevo Mundo, dio a luz a un gran debate sobre

    la colonizacin de las Amricas y sobre la subyugacin y genocidio masivo de los indgenas. A

    pesar del trascurso de varios siglos; la marginalizacin, la violencia, y la desigualdad eran aun

    una constante en las zonas fronterizas de los EE.UU. En respuesta a los 500 aos, el pensamiento

    creativo volvi a la poca de la conquista y de la colonia y entr en un dilogo entre el presente y

    el pasado, cuestionando la historia dominante que visualiz la llegada del Almirante como si

    fuera un evento festivo.

    En el mismo ao, un nuevo corpus de cdices chicanos empieza a conformarse; su

    intencin es la de reinstate the indigenous art form of the codex as a contemporary Chicano

    artistic medium while symbolically gathering the dispersed and destroyed pre-Hispanic picture

    books (Snchez-Tranquilino: 3). El anlisis de estas piezas, en palabras de Damin Baca,

    muestra cmo estas prcticas create symbolic spaces in which it becomes posible to

    undersatand multiple local histories, memories, and rhetorics coexisting, beyond dichotomies

    assumptions (5).

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    En este contexto, el artista visual Enrique Chagoya, inspirado por los cdices prehispnicos

    y coloniales, empez a crear nuevos libros pictogrficos para dar voz a su propia interpretacin

    de la historia y de la actualidad. Ocho aos despus, Chagoya, junto con el artista de

    performance, Guillermo Gmez-Pea, y la editora Felicia Rice, publicaron el Codex

    Espangliensis, una respuesta a la crisis mexicana en California.

    FORMATO

    Las culturas mesoamericanas se manifestaron por escrito en lo que conocemos como cdices,

    elaborados con la corteza del rbol amate para formar lminas, unidas a manera de biombo, que

    podan estar cubiertas con cuero. El Codex Espangliensis es una mezcla de cdice y de libro. Al

    primer vistazo, parece un libro cualquiera pero, al abrirlo, nos damos cuenta de que se abre desde

    la derecha, al contrario de los libros tradicionales. No hay hojas separadas ni paginadas sino una

    sola hoja largusima, plegada al estilo de un acorden, en el mismo formato fsico que los

    cdices, que favorecan la imagen pictogrfica en vez del texto.

    Erwin Panofsky habla sobre una abolicin de la frontera de las tres artes en el Barroco

    histrico; es decir, entre la pintura, la escultura, y la arquitectura. Como los retablos, los cuales

    las combinan de forma impresionante, como en el de la Iglesia de la Candelaria de Zurbarn

    (figura 1) que tiene elementos diversos unidos dentro del cuadro arquitectnico. Igualmente, el

    Codex Espangliensis borra la frontera entre varias disciplinas. Toma el texto e imgenes,

    elementos bidimensionales, y los incorpora en un espacio de tres dimensiones que el lector debe

    manipular mientras lo lee, como los retablos que se pliegan y abrazan al espectador, como el del

    retablo mayor de Santa Mara Magdalena de Getafe (figura 2). Esto tambin sucede en los

    retablos porttiles americanos, los cuales son pequeos y personales pero se pliegan y forman

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    una obra casi arquitectnica (figura 3). Este movimiento tambin evoca la idea del pliegue

    barroco, donde, segn Deleuze, un universo puede existir dentro del pliegue del otro universo.

    Los efectos del formato son varios. Primero involucra los sentidos y favorece a las

    imgenes, presentndolas de forma simultnea. Es una obra tctil, hay que manipularla y

    extenderla para leerla. Adems, fsicamente, hay que mover el cuerpo para hacer la lectura. Su

    formato exige la participacin activa del espectador, quien sigue el camino de lectura que quiera.

    Manuel Broncano confirma que el espritu de la composicin can form a myriad of shapes and

    patterns which the viewer has to interpret according to his personal ideological baggage and

    aesthetic taste. The elements are the same, but the way they are organized on the lens can be

    infinite (140). El Codex Espangliensis satura los sentidos y compromete al espectador,

    intentando transmitir su visin poltica, una alternativa de resistencia en contra del poder

    dominante del mainstream de los EE.UU.

    Figura 1: Retablo mayor, Iglesia de la

    Candelaria, Zurbarn

    Figura 2: Retablo mayor, Santa Mara

    Magdalena, Alonso Carbonell

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    FRAGMENTOS DISPARES

    La mezcla de fragmentos entre tiempos histricos dispares era una prctica comn en el barroco.

    De esto, el Triunfo de Baco, de Velzquez, donde Dionisio coexiste con labradores del siglo

    XVII, es un buen ejemplo (figura 4). El tiempo en el Codex Espangliensis no es un continuo,

    sino una visin mltiple que fuerza a la mente a pensar el pasado invocando al presente (y

    viceversa). Nezahualcyotl, lder texcocano, pelea contra Superman (figura 5); ste ltimo, en

    otra lmina, acompaa a los conquistadores en la masacre de la nobleza azteca (figura 6); y un

    soldado estadounidense, Batman, y Mickey Mouse ayudan a los Tlaxcaltecas en su ataque contra

    los Mexicas (figura 7). La coincidencia de perodos histricos diferentes niega el concepto del

    tiempo como una nocin de progreso. Los manifestantes de un impreso de Guadalupe Posada, se

    mezclan con los del meeting de 1968 en Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas (figura 8). La

    agitacin poltica y las manifestaciones condujeron, en ambos casos, a una masacre.

    Para Gonzalo Guerrero, la organizacin discontinua del espacio aparece gobernada por la

    organizacin fragmentaria de la historia (52). En el Codex hay un juego de equivalencias

    Figura 3: retablo por Leroy F. Martnez

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    jerarquizadas entre una denominacin (concretizada en una imagen) y una expansin (coleccin

    de imgenes y textos yuxtapuestos). La yuxtaposicin de imgenes muestra los dos eventos en

    un mismo plano y esto hace que la historia se repita. Esto es parecido al concepto del tiempo en

    espiral donde su flujo es aparente; los eventos se repiten, difieren en sus detalles y se superponen

    uno sobre el otro en una espiral. Con este mecanismo la perspectiva temporal queda fracturada,

    las pocas mltiples son simultneas para el lector, creando as, una atmsfera de tensin e

    incertidumbre en el momento de la recepcin. Gruzinski denomina a la sociedad de la Nueva

    Espaa, como fractal, donde la recepcin fragmentada e intermitente desarrolla, entre los

    sobrevivientes, una sensibilidad, una destreza de la practica cultural, una agilidad de la mirada y

    de la percepcin, una aptitud para combinar fragmentos dispersos que se manifiestan

    notablemente en el arte indgena del siglo diecisis (1991: 68).

    Figura 4: El triunfo de Baco, Velzquez

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    Figura 5: Nezahualcyotl pelea contra Superman, Codex Espangliensis

    Figura 6: Superman acompaa a los conquistadores en

    la masacre de la nobleza azteca, Codex Espangliensis

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    Figura 7: un soldado estadounidense, Batman, y Mickey ayudan a los

    Tlaxcaltecas en su ataque contra los Mexicas, Codex Espangliensis

    Figura 8: Los manifestantes de un impreso de Guadalupe Posada se

    mezclan con los del meeting de 1968 en Tlatelolco, Codex Espangliensis

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    TRADICIONES Y GNEROS

    Tambin hay una mezcla de referentes de varios registros y referentes culturales. Por ejemplo, el

    mismo ttulo apunta a los cdices, obras de difcil acceso, disponibles slo a investigadores.

    Tambin hay imgenes del siglo XIX, como los grabados polticos de Guadalupe Posada,

    impresos en serie que tuvieron mayor difusin. El material pertenece a diversas fuentes:

    prehispnica, catlica, grabados coloniales, y comics estadounidenses (figuras 9-11). El Codex

    Espangliensis muestra un mundo de inclusividad donde se pueden colocar todos los elementos

    dispares que, juntos, forman una visin amplia que aproxima al lector a la realidad cultural de los

    artistas. La cosmovisin chicana existe en un espacio intermedio entre varias culturas y

    tradiciones. Lo que el receptor experimenta en la lectura es una fragmentacin y perspectivas

    mltiples. En este cdice, el artista crea espacios de conflictos que podrn ser recorridos a

    decisin del receptor. Al experimentar este mundo, el espectador comprende la realidad vivida

    por la gente fronteriza y se acerca a su agenda artstica y poltica.

    Figuras 9-11: imgenes de diversas fuentes: prehispnicas, religiosas,

    grabados coloniales, comics estadounidenses, etc.; Codex Espangliensis

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    PARODIA

    La parodia es una tcnica artstico-literaria donde existe un vnculo intertextual en el que un

    texto A, es incluido en uno posterior B (Hutcheon). Lo relevante de este dilogo, no es slo la

    recuperacin del texto anterior, sino la discusin crtica que modifica la historia y recepcin de

    A. La parodia incluye una imitacin que contiene una revisin, que a la vez, puede tener un

    efecto satrico. Como sostiene Garca Canclini, cuando no se logra cambiar el orden hegemnico,

    se debe emplear la stira en el arte como un desafo enmascarado (317). El Codex Espangliensis

    utiliza la imagen de la mano poderosa pero incluye algunos elementos para criticar y generar

    humor (figura 12). En vez de salir sangre del estigma, sale petrleo, y en vez de dar soporte a

    santos, en cada uno de los dedos, tiene una calavera, dinero, una pistola, una sustica, y un jet;

    smbolos que evocan la muerte, la codicia, la violencia, el odio, y la tecnologa. Con esta mano

    se traza un enlace semntico entre el petrleo y la sangre, igualando el acto de extraer-sangrar los

    recursos de otros pases a travs de la industria petrolera que en el texto se llama TE-SACO

    OIL (en vez de la multinacional Texaco Oil). Se remplaza a los santos con smbolos que

    bendicen esta bsqueda de petrleo. Esta parodia, como muchas otras, critica, produce humor,

    pero tambin puede conducir a la resistencia. John Ochoa dice que otra herramienta importante

    para la obra de Gmez-Pea, y una de sus denominadas armas para combatir gringos y tapados,

    es un fino sentido del humor. Es quiz ste el aspecto ms accesible de su obra, y algo que le

    permite tocar con ligereza temas profundos e inquietantes (15).

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    Figura 12: una parodia de la Mano Poderosa, Codex Espangliensis

    CONCLUSIN

    El Codex Espangliensis mantiene el formato que las antiguas producciones mesoamericanas,

    tanto prehispnicas como coloniales, as como una experiencia de lectura diferente donde

    convergen imgenes y texto. La materia textual-visual del Codex Espangliensis proviene de

    fuentes precolombinas, grabados decimonnicos, iconos religiosos y polticos, hroes de comics

    americanos, que crean un espacio de ficcin donde la recurrencia de imgenes conflictivas de

    identidad y diferencia hacen de las 15 lminas un rea cultural de encuentros, tensiones y

    desencuentros entre la tradicin indgena, la cultura occidental-americana y la emergencia de una

    nueva vertiente, la chicana. Tal fenmeno nos ha permitido trazar un paralelismo con las

    estrategias barrocas del periodo colonial. Si dicha esttica y tcnicas sirvieron, originalmente,

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    como instrumento de dominacin imperialista; lo es tambin el flujo de informacin simblica

    del mainstream norteamericano. Si la apropiacin de tales tcnicas, por parte de indgenas,

    mestizos y criollos, permiti expresar su rebelda en contra de la dominacin peninsular; el

    Codex Espangliensis, retoma esas estrategias para desafiar al discurso oficial norteamericano y a

    sus medios de comunicacin.

    En conclusin, los distintos usos del trmino neobarroco conforman un discurso terico,

    unificado en una sola palabra o etiqueta, que ofrece las herramientas para el anlisis de espacios

    culturales en tensin, como el de la frontera, as como de sus producciones simblicas en donde

    el Codex Esplangliensis, a travs de la parodia, de su forma fsica y su mezcla de tiempos

    histricos y referentes culturales, le ofrece al espectador una alternativa de resistencia.

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