auerbach - la cicatriz de ulises

Upload: refrescodeci9891

Post on 09-Jul-2015

1.248 views

Category:

Documents


10 download

DESCRIPTION

Auerbach, Erich. "La cicatriz de Ulises." en: Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental. FCE

TRANSCRIPT

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    1/12

    1LA CICATRIZ DE ULISES

    Im LECTORES de la Odisea recordaran la emocionante y bien pre-jlllrada escena del canto XIX, en la cual la anciana ama de HavesI~,udclea reconoc: a Ulises, de qui en habia sido nodriza, por la cica-Iii", en el muslo. E I forastero se ha granjeado la benevolenciad ll Penelope, quien ordena al ama lavarle los pies, primer deber deliospitalidad hacia los fatigados caminantesen las historias antiguas:I:,uric1ease dispone a traer el agua y mezclar la caliente con laIria,nrientras habla con tristeza del senor ausente, que muy bien pudierarcner la misrna edad que el huesped, y que quiza se encuentre.bora, como este, vagando quit~n sabe donde como un pobre expa-trlado, y entonces se da cuenta del asombroso parecido entre ambos,I I I mismo tiempo que Lllises se aeuerda de su cicatriz y se retiraIIparte en Ia oscuridad, a fin de no ser reconocido, al menos porPenelope. Apenas la anciana toea la cicatriz, deja caer can alegresobresalto el pie en la jofaina; el agua se derrama, y ella quiere pro-rrumpir en exclamaciones de jubilo; pero can zalarnerias yamenazasUlises la retiene, la sujeta e inmoviliza. Penelope, oportunamentedistraida por Atenea, no ha notado nada.

    Todo esto es relatado orden ada y espaciosamente. En parlarnen-tos Iluidos, circunstanciados, las dos mujeres dan a conocer sussentirnientos, y aunque estes se hallan entremezclados con conside-raciones generales sabre el destine de los hombres, la conexi6n sintac-tica entre sus partes es perfecramente clara, sin perfiles esfumados.Para la descripcion de los utiles, de los adernanes y de los gestos, unadescripcion bien ordenada, uniformemente ilustrada, con eslabonesbien definidos, dispone de tiempo y espacio abundantes: inclusoen el drarnatico instante del reconocimiento, Homero no olvidadecir al lector que es can la mana derecha con la que Ulises coge a1 < 1 anciana por el cuello, a fin de impedirle hablar, mientras con laotra la atrae hacia S 1 . Las descripciones de hombres y cosas, quietoso en movimiento dentro de un espacio perceptible, uniformementedestacados, son claras, lucidas, y no menos claros y perfectamentecxpresados, aun en los momentos de emoei6n, aparecen sentimien-tos e ideas.

    Al reproducir la accion he omitido a propos ita una serie comple-ta de versos que la interrumpen a la mitad. Son mas de setenta,mientras que la accion propiamente dicha consta de unos cuarenta

    9

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    2/12

    10 LA CICATRIZ DE ULISESantes y otros cuarenta despues de la interrupcion. Durante esta, queocurre en el preciso momento en que el ama reconoce ]a. cicatriz, 0sea en el instante justo de la crisis, se nos describe el origen de laherida, un accidente de los tiempos juveniles de Ulises, duranteuna caceria de jabaHes celebrada con motivo de la visita a su abueloAutolico. Esto da ocasion de instruir al lector sobre Autolico, sumorada, parentesco, caracter, y, de una rnanera tan deliciosa comopuntual, sobre 1 0 que hizo al nacer su nieto; despues, la visita deladolescente Ulises, la salutacion, el banquete, I suefio y el desper-tar, la partida matinal a la caza, el rastreo, el combate, Ulises heridopor un jabali, el vendar la herida, la curacion, el reereso a Itaca, lasolicita inquisitoria de los padres; todo vuelye a r;latarse con un})erfec~o modelado de las cosas y una conexion en las Frases queno deja nada oscuro 0 inadvertido. Despues de 10 cual el narra-dor nos retrotrae al aposento de Penelope, y relata c6mo Euriclea,que antes de la interrupcion ya habia reconocido la herida, dejaahora caer espantada el pie levantado de Ulises en [a jofaina,

    Lo primero que se le ocurre pensar al lector moderno es quecon este procedimiento se intenta agudizar aun mas su interes, ]0eua1 es una idea, S 1 no completamente falsa, al menos insiznificantepara la explieaci6n del estilo homerico, Pues el elemento b"tensi6n"es, en las poesias hornericas, muy debil, y estas no se proponen enmanera alguna suspender el animo del lector u oyente. Si Fueraasi , deberia procurar ante todo que el medio tensor no produjera elefecto contra rio de la distension, y sin embargo esto es 1 0 que masa menudo ocurre, como en el caso que ahora presentamos. La his-toria cinegetica, espaciosa, arnable, sutilmente detaIlada, con todassus elegantes holguras, con la riqueza de sus imagenes, idilicas, tiendea atraer para S I la atenci6n del oyente y hacerle olvidar todo 10concerniente a la escena del lavatorio. Una interpolacion que hacecrecer el in t eres por el retardo del desenlace no debe acaparar todala atencion ni distanciar la conciencia de la crisis, cuya solucionha de hacerse desear, en Forma que destruya la tensi6n del estado deanimo, sino que la crisis y la tension deben conservarse, mante-niendoselas en un segundo plano. Mas Homero, y sobre esto vol-veremos l.uego, no con ace ningun segundo plano. Lo que el nosrelata es Slempre presente, y llena por completo la escena v la con-ciencia. Como en este caso: cuando Ia joven Euriclea' pone 3 1recien nacido Ulises despues del convite sobre las rodillas de su8buelo Aut6lico, I a a nc ia na Euriclea, que unos versos antes tocabad pie del viajero, ha desaparecido por complete de 18 escena V de laconciencia. '

    LA CICATRIZ DE ULISES IIGoethe y Schiller, cuya correspondencia de fines de abril de

    1797 trataba de 10 "retardador" en la poesia homerica en general,1 0 oponian precisamente a1 principio de "tension", expresion que sino aparece se halla daramente implicita al considerar el procesoretardador como gemuinamente epico, en contraste con la tragedia(cartas del 19,21 Y 22 de abril), Lo retardador, el "avarice y retro-ceso" de 1a accion por medio de interpolaciones, me parece hallarsetarnbien en la poesia homerica en contraposicion can la tensiondirect-a hacia un objetivo, y sin duda a1guna tiene razon Schillercuando ~i/ce que Homero no,s describe "tan s610 la tranquil a presen-CIay accion de las cosas segun su propia naturaleza", y que la fina-Iidad de su descripcion descansa "en todos y 'cada uno de los puntosde su desarrollo". Pero Schiller y Goethe elevan el procedimientohomerico a regIa de Ia poesia epica en general, y las palabras deScl?!ller arrib~ ~itada~ deben valer p~ra toda Ia poesia epica, en opo-srcion a la traglCa. Sm embargo, existen, tanto en los tiernpos anti-guos como en los modern os, importantes obras epicas que 110 con-tienen elementos "retardadores" en este sentido, y que estan escritasen un estilo de extrema tension, que "nos roban nuestra libertad deanimo", 1 0 que Schiller concedia exclusivamente a la poesia tragi-ca. Y aparte de esto, me parcce indemostrable e improbable que en elreferido procedimiento de la poesia hornerica hayan intervenidoconsideraciones esteticas, ni sicluiera un sentirniento estetico de laindole del mencionado por Goethe y Schiller. El resultado es exac-tamente cl que estes describen.: y de aqui se deduce en efecto elconcepto de 1 0 epico, cornun tanto a ellos como a todos los escritoresinfluidos por la antigiiedad clasica . Pero la causa de la aparicionde 1 0 retardador me pareee debe atribuirse a otro m6viI, precise-mente a In necesidad, intrinseca a1 estilo hornerico, de no dejar nadaa medio hacer 0 en la penumbra. La digresion sobre el origen de lacicatriz no se diferencia en nada de los pasajes en que un personajerecien introducido, 0 un utensilio, 0 cualquier otra cosa, que aparecen en la descripcion, as! sea en medio de Ia mas aprernianteconfusion del combate, son detalladamente descritos segun su generoy procedencia, 0 de aquellos otros en que se nos proporcionan, deun dios recien llegado, toda clasede datos sobre su ultima estancia,lo que en ella hizo y por que. caminos lleg6; hasta sus epitetos meparecen atribuibles en ultimo termino a tal deseo de modelacionsensible de los Fenornenos,

    He aqui la cicatriz que aparecc en el curso de la accion; massiendo incompatible con el sentimiento homerico el dejarla sim-plemente surgir de un oscuro pasado, tiene que ponerla bien de

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    3/12

    12 LA CICATRIZ DE ULISESmanifiesto, a plena luz, y con ella un trozo del panorama juvenildel heroe; igual que en la Iliada, cuando el primer barco se estaya quemando y por fin los mirmidones se disponen a acudir enayuda; momento en que no solo encuentra tiempo suficiente parasu magnifica comparacion con los lobos y para describirnos el ordende sus batallones, sino incluso para la exacta relacion de la ascend en-cia de algunos de sus jefes (Iliada, 16, 155). .Desde luego queel efecto estetico que con ello se obtiene ha debido de ser notadomuy prol1to, Y mas tarde buscado tambien, pero el primer impulseproviene sin duda del fondo mismo del estilo hornerioo: representarlos objetos acabados, visibles y palpables en todas s~ partes, y exac-tamente definidos en sus relaciones espaciales y ternporales, Conrespecto a los procesos internos, se comporta en identica forma:nada debe quedar oculto y callado. Los hombres de Homero nos dana conocer su interioridad, sin omitir nada, incluso en los momen-tos de pasion; 10 que no dicen a los otros 10 dicen para si, demodo que el lector quede bien enterado. Rara vez es mudo 1 0 es-pantoso, que con frecuencia ocurre en la poesia homerica; Polifemohabla con Ulises, este a su vez con los pr.etendientes, cuando co-mienza a matarlos; prolijamente conversan Hector y Aquiles, antesy despues de 5U combate, y ningun parlamento es tan medroso 0colerico que falten 0 se descompongan en el los elementos de laordenaci6n 16gica del lenguaje. Naturalmente, esto no conciemetan solo a 10 que dicen los personajes, sino a toda la -descripcion engeneral. Los diversos terrninos de la cornposicion se relacionan cla-r isimamente entre 5 1 ; gran cantidad de conjunciones, adverbios,particulas y otros recursos sintacticos, transcritos cada uno con susignificacion y finamente matizados, deslindan las personas, cosasy sucesos, y los traban al roismo tiernpo en ininterrumpida fluidez; aligual que los distintos objetos, aparecen tarnbien en plena luz y perfectamente conformadas sus in terrelaciones, sus entrelazarnientosternporales, locales, causales, f inales, consecutivos, comparat ives,concesivos, antiteticos y condicionales, de modo que se produce untransite ininterrumpido y ritmico de las cosas, sin dejar en ningunaparte. un fragmento olvidado, una forma inacabada, un hueco, unahendidura, un vislumbre de profundidades inexploradas,

    Y este paso de figuras acaece en primer plano, es decir, en unconstante presente, temporal y espacial, Podria creerse que las mu-chas interpolaciones, tanto ir adelante y arras en la accion, deberiancrear una especie de perspectiva temporal y especial, pero el estilohomerico no produce jarnas esta impresi6n. El modo de evitar lairnpresion de perspectiva puede observarse en el rnetodo de intro-

    LA CICATRIZ DE ULISES 1 3dllt'I';6n de las interpolaciones, una construccion sintactica familiarII"do lector de Homero. En el caso concreto de que nos ocupamosf' 1'lIlpiea igualmente, pero tambien es de notar en interpolaciones

    11111['110 mas breves. La palabra "cicatriz' (verso 393) es seguida de1 1 1 1 < 1 ora cion de relativo ("que a el antafio un jabaH ... "), la cualI nsancha en un amplio parentesis sintactico; en este se introducehupcnsadamente una oracion principal (verso 396: "un dios le1 1 1 6 . . . " ) que va saliendo gradualmente de la subordinacion sintac-lir'll, hasta que con el verso 399 empieza un nuevo presente, unauiclusion sintacticamente libre del nuevo contenido, que reina por

    ' I r , solo hasta que en el verso 467 ("que la anciana tocaba aho-r.l . .. ") se vuelve a reanudar la conexi6n en el punto interrum-pldo. De todos modos, en interpolaciones tan largas como esta apenas'I 'ria posible una ordenacion sintactica, pero tanto mas facilmentepncl:riahaberse obtenido una ordenacion en perspectiva, dentro deIa accion principal, por medio de una apropiada disposicion de losrontenidos, exponiendo todo el relato dela cicatriz como un recuer-do de Ulises, que aparece en aquel momento en su conciencia;hubiera side rouy Hcil, can 5610 comenzar la historia de la heridades versos antes, al mencionar por primera vez la palabra cicatriz,y cuando ya se dispone de los motivos "Ulises" y "recuerdo", Pero1 . 1 1 1 tal procedimiento subjetivo-perspectivista, creador de primeros yegundos planes, para que el presente resalte sobre la profundidadde 10 pasado, es totalmente extrafio al estilo homerico; en este s610hay primer plano, unicamente un presente uniformernente objetivoe iluminado; y por eso comienza la digresi6n dos versos mas tarde,cuando Euriclea ha descubierto la cicatriz y ya no existe Ia posibi-liclad de ordenacion en perspectiva. convirtiendose la historia de 18herida en un presente completo e independiente.

    La particularidad del estilo homerico se hace aun mas clarasi se confronta can un texto asirnismo epico y antiguo, sacado deotro mundo de formas. Lo voy a intentar can el sacrificio de Isaac.un relato recopilado por el llamado Elohista. Cipriano de Valeratraduce el principio como sigue "Y acontecio despues de estascasas, que ten to Dies a Abraham, y le dijo: Abraham. Y el respondio: Heme aqui." Este principio ya nos deja perplejos, S 1 venimosde Homero. (Donde estan los interlocutores? No S dice. El lectorsabe muy bien, sin embargo, que no estan en todo tiempo en elmismo sitio, y que tIDO de ellos, Dios, debe venir de alguna parte,de alguna altura 0 profundidad, hasta llegar a la tierra e interpelara Abraham. (De donde viene, desde donde se dirige a Abraham?Nada de esto se nos dice. No viene, como Zeus 0 Poseidon, de Etio-

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    4/12

    14 LA mCATRlZ DE ULISESpia, donde se ha regocijado con un holocausto. Tampoco se nosinforma sobre las causas que 1 0 han movido a tentar tan terrible-mente a Abraham. No ha discutido con otros dioses en una asarn-blea, como Zeus; tampoco se nos comuniea 10 que' el decide en sucorazon; inesperada y enigmaticamenre llega a Ia escena, desdedesconocidas alturas 0 abisrnos, y llama: iAbraham! Se dira que estose explica par la singular idea judia de Dies, tan diferente de la de105 griegos. Es cierto, pem no constituye una objeci6n. Pues (comose explipa la idea judia de Dios? Ya su primitive Dios del desiertocarecia de forma y residencia Iijas, y era solitario; su faIta de forma,de sede, y su soledad no solo se han reafirmado en la lucha con losdioses del proximo Oriente que,. relativamente, son mucho mas intui-bles, sino que se han intensificado. La idea que de Dies se hacianlos judlos no era tanto causa como sintoma de su modo de concebiry exponer.

    Lo vemos con mas c1aridad todavia si nos Fijamos en el otrointerlocutor, en Abraham. c:Donde se encuentra? No 1 0 sabernos.1 dice: "Heme aqui"; pem la expresion hebrea significa algo as!

    "V" d G k I "0' !J Iomo erne 0, COmo tra uce un e : 190 y, en cua quiercaso, no pretende sefialar ellugar real en que se encuentra Abraham,sino mas bien un lugar moral en relaci6n con Dios, que 10 ha lla-mado: "Estoy a tus ordenes", Perc no se nos dice d6nde se hallarealmente, si en Beer-Seba 0 en otro lugar, si en su casa 0 al descam-pado; al narrador no le in teresa y el lector se queda sin saberJo, ytarnbien la ocupacion a que se dedicaba al ser llarnado par Diospermanece a oscuras, Recordemos, para percibir bien 13 diferencia,Ia visita de Hermes a Calipso, dond e el en cargo, el viaje, Ia l legaday recepcion del visitante, ad como la situacion y ocupaciones de lapersona visitada, son expuestos en muchos versos; e incluso alIi don-de los dioses aparecen repentina y fugazmente, sea para ayudar auno de sus favoritos 0 para perder 0 confundir a uno de sus odiadosmortales, se nos indican su figura y, la mayor parte de las veces, elmodo de su aparicion y desaparicion. Pero en nuestro caso Diosaparece sin figura alguna Cy, sin embargo, "aparece"), no se sabede d6nde, y tan solo percibimos su voz, que no dice mas que unnombre, sin adjetivos, sin denotar descriptivamente a la perS0l18interpelada, 10 contrario de 10 que oeurre en todas las alocucioneshomericas, y de Abraham tampoco se nos hacen sensibles mas quesus palabras de replica: Hinne-ni, "Heme aqui", con 1 0 cual, desdeIllego, se sugiere un gesto conmovedor, expresivo de. obediencia yacatamiento, pero cuyo delineamiento gueda a cargo del lector. Asi,tenernos que de los dos interlocutores no nos son perceptibles mas

    LA orcaTRlZ DE ULISES 1 5qlle las breves palabras abruptas, sin preparacion previa, duramenteI'ontrapuestas y, .ouando mas, la figuracion de un gesto de fervor: ell'l1StO permanece en la oscuridad. Y tampoco los des interlocutoresl'stan en el mismo plano; si nos imaginamos a Abraham en un primerlennino, donde nQS 10 podriamos figurar postrado en el suelo, 0nrrodillado, 0 inclinandose con los brazos abiertos, 0 con la mirada!'ija en 1 0 alto, Dios no estaria ahi: los ademanes y las palabrasde Abraham se dirigirian a la imagen interna 0 hacia la altura, haciaLInsitio indeterminado, oscuro -en ningun easo situado en primerlcrmino---, de donde la voz llega hasta d.

    Despues de este comienzo, Dios dicta su orden, y da principiola narraci6n propiarnente dicha, ya de todos conocida, Se va des-arrollando sin interpolaciones de ningun genera, en un as poeas ora-clones principales, cuya conexi6n sintactica es extremadamente po-bre, Imposible pensar en descripcion alguna de un instrumentoernpleado, de un paisaje recorrido, de los siervos 0 de los asnos queforman [a comitiva, y mucho menos de la ocasion en que fueronadquiridos, de su procedencia, material, aspecto a utilidad, pormedic de expresiones elogiosas; ni siquiera 'soportar un adjetivo; sonsiervos, asnos, madera 0 euchillo, y nada mas, sin epitetos, no tienenotro fin que el de cumplir la mision que Dios les ha encomendado;1 0 que son, eran 0 seran aparte de esto permanece en la oscuridad.Van recorriendo un camino, pues Dios ha indicado el sitio exact aclonde ha de consumarse el sacrificio, pew nada se nos dice delcamino, excepto que la caminata dura tres dias, y esto de una rna-nera indirecta: Abraham can su comitiva se levanto "muy de mana-na" y se elirigio allugar del que Dios le habia hablado; al tercer dialevan to sus ojos y reconocio el lugar a 10 lejos. Este alzar los ojoses el unico ademan, mas todavia, 1 0 unico que se nos refiere delviaje, y aunque por el deducimos que e1 lugar del sacrificio debehallarse en una altura, esta referencia senera hace aun mas profundala irnpresion de vado del camino; es como si durante el viaje Abrahamno hubiera visto nada ni a derecha ni a izquierda, como si hubierainhibido todas sus manitestaciones vitales y las de sus compafieros,salvo mover los pies. Por 1 0 tanto, el viaje pareee un silenciosocaminar a traves de 1 0 indeterminado y provisional, una contenciondel alien to, un suceso sin presente, enclavado entre 1 0 pasado y 10que va a ocurrir como una duracion vacia, y no obstante medida:[tres dias] Tres dias semejantes debian sugerir naturalmente la in-terpretaci6n simbolica que mas tarde cobraron. Han comenzado"muy de manana". Pero ~en que momento del tercer dia levantoAbraham la vista y vio ante si la meta de su viaje? En el texto nada

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    5/12

    16 LA CICATRIZ DE ULISESse ~ice. Sin duda, no muy tarde, ya que les quedo tiempo parasubir a Ia montana y preparar el sacrificio. "Muy de manana" nos~nala, pues, .una demarcaci6n del momen to, ya que reviste m'asbien un sentido moral al expresar la urgencia y escrupuIosidadcan que obedece eI desdichado Abraham. Amargo para el el ama-necer en que enalbarda su asno, 11ama a sus dos siervos y a su hijoy los hace levantarse, no obstante, obedece, y camina hasta el dlatercero, en que" alzando los ojos, ve el lugar. De d6nde viene, no 1 0sabernos nosotros, pero el punto de destino esta bien indicado:jeruel," en Ia tierra de Moriah. No se ha comprobado que IUGar eraeste, ya que es posible que "Moriah" haya sustituido mas ~rde aotra palabra, pero en todo caso en Ia narraci6n aparece el nornbredel lugar del culto que, en conexi6n con Ia ofrenda de Abraham, es-taba llamado a obtener una part icular signif icaci6n sagrada. Lo mismoque "muy de manana" no trata de fijar el tiempo, tampoco "jeruelen Ia tierra de Moriah" realiza funci6n aleuna de determinacionespacial, puesto que en ninguno de los dos cases conocemos el limiteopuesto, 0 se~" eI momen~o en qu~ "!braha~ alzo los ojos y eI puntode d,onde saho para realizar su vlaJe. La importancia de Jeruel noconsiste tanto en ser el termino de un viaje terrenal, en su relaciongeogrMica can otro lugar, como en haber sido elegido para escenariodel sacrificio, es decir, por su relaci6n con Dios, y por esto debe setnombrado en el relato,

    En la narracion hay un tercer personaje principal: Isaac. Mien-tras que Dies y Abraham, sus siervos, asnos y herramientas son sim-plemente n~mbr~dos, sin menc~on de sus propiedades 0 de cualquie-ra otra particularidad, Isaac obtiene una aposicion, Dios dice: "Tomaahora t~ hi~o, tu onico,.a quien amas", Pero esto no constituye unacaracterizacion del pra.plO Isaac, aparte de su relacion con el padrey. fuera del terna del relato; no es desviaci6n ni interrupcion descrip-nva, pues no se trata de perfilar la figura de Isaac; puede habers~do hermoso 0 feo, discrete 0 tonto, alto a bajo, atrayente 0 repulSIVO: nada sabemos. Tan solo se nos presenta aquello que debe serconocido de el aqui y ahora, dentro de los lImires de la accion, a finde. que perci~amos cuan horrible es la tentacion de Abraham, y queDlOS se da bien cuenta de ello, Se ve, can este ejemplo antitetico,la significacion de los adjetivos descriptivos y de las dizresionesen el estil? homerioo: can Ia alusi6n a la vida del personaje bdescrito,que trasciende del momento actual, a su vida como S 1 dijeramosabsoluta, impide la concentracion unilateral del lector en la crisispresente, evita, aun en los mas terribles acontecimientos, el prooresode una tension opresiva. Pero en la historia de la ofrenda de Abra-

    LA CICATRIZ DE ULISES 17h.uu ha y tensi6n opresiva; 10 que Schiller reservaba al poeta tragico

    1 1 ) 1 xrrnos la libertad del animo, dirigir y concentrar nuestras Iuer-',I', intcrnas (Schiller dice: "nuestra actividad") en un solo sen-lido - se produce tarnbien en este relato btblico que, no obstante,d,'I,' ser considerado como epico,

    (gual contraste hallamos al comparar el empleo que se hace delpurlamento. Tambien hablan los personajes en la narracion bi-rdie", pero el parlamento no sirve en ella para damos a conocer sinII'~'[vas sus interioridades, como en Hornero, sino justamente para1 0 contrario, para aludir a un alga implicito, que no se expresa. Diesl ! l ' d ma por S 1 misrno, pero calla sus motives e intenciones; Abrahamj1t 'rmanece si lencioso al recibir la orden, y obra como se le manda.I as palabras que se cruzan entre Abraham e Isaac durante el ca-mino hacia el lugar del holocausto son solo una interrupcion deld '1150 silencio, y contribuyen a hacerlo mas denso aun, "Y Fueronlimbos juntos", Isaac con la lena, Abraham con los utiles para en-render el fuego y con el cuchillo. Timic1amente, Isaac preguntapor el cordero, y Abraham le responde como sabemos. Luego eltexto repite: "E iban juntos". Todo queda inexpresado.No es Facil concebir estilos mas contradictorios entre S I que losde estes dos textos, antiguos y epicos en la misma medida. POI unlado, figuras totalmente plasmadas, uniformemente iluminadas, de-l inidas en tiempo y lugar, juntas unas can otras en un primer planoy sin huecos entre ell as; ideas y sentimientos puestos de rnani+iesto,P ripecias reposadamente descritas y pobres en tension. Por el otro,las figuras estan trabajadas tan s610 en aguellos aspectos de impor-tan cia para Ia finalidad de la narracion, y el resto pennaneceoscuro; unicamente los puntos culminantes de la accion estan acen-tuados, y los jntervalos vacios; el t iempo y el lug8I son inciertos yha y que figurarselos; sentimientos e ideas permanecen mudos, yestan nada mas que sugeridos por medias palabras y por el silencio;la totalidad, dirigida hacia un fin con alta e ininterrumpida tensiony , por 1 0 mismo, tanto mas unitaria, perma-nece misteriosa yeantrasfondo.

    Para que no se me entienda mal vo)' a precisar un tanto esta ideade "trasfondo". He hablado mas arriba del estilo homerico como "deprimer plano", porque, a pesar de que tantas veces marcha haciaatras 0 hacia adelante, situa 1 0 que se relata en un presente pura,sin perspectiva. EI analisis del texto elohistico nos muestra que laexpresion "trasfondo" puede ernplearse en un sentido mas amplioy hondo. Vemos que hasta el individuo puede ser presentado can"trasfondo": as! Dies en la Biblia, pues no es, como Zeus, aprehen-

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    6/12

    18 LA CICATRIZ DE ULISESsible en su presencia, ya que solo "algo" de El aparece, mientrasse esconde en las profundidades, Pero tambien los hombres de losrelatos biblicos tienen mas trasfondo que los homericos, mas pro-fundi dad en el tiernpo, en el destine y en la conciencia; a pesar deque el suceso los oCll;pa por entero casi siempre, no se emregana el hasta el pun to de olvidar 1 0 que les ocurriera en otro tiempo ylugar; sus sentimientos e ideas presentan mas capas, son mas intrin-cados. La actuaci6n de Abraham no se explica s610 por 1 0 que mo-rnentaneamente le esta sucediendo, ni tampoco par su caracter (comola de Aquiles por su osadia y orgullo, y la de Ulises por su astuciay prudente prevision), sino por su historia anterior; recuerda, tienesiempre en la conciencia 1 0 que Dios le ha prometido y 1 0 que yale ha otorgado, su animo se halla hondarnente conmovido entre Iarebeldia desesperada y la esperanza confiada; su silenciosa obedien-cia oculta capas y pIanos diversos, es decir, un trasfondo. Las figurashomericas, cuyo destino se halla univocamente fijado, y que des-piertan cada dia como si fuera el primero, no pueden caer en situa-ciones internas tan problematicas, sus pasiones son des de luegoviolentas, pero simples, y se exteriorizan de inmediato, [Cuanto tras-fondo, por el contrario, en caracteres como 16 5 de Saul 0 David, queintrincadas y de distintos planes las relaciones humanas entre Da-vid y Absal6n, 0 entre David y Joab! Es ininiaginable en Homerouna multiplicidad de planes, un "trasfondo" de la situacion psicolo-gica como el que aparece, mas sugerido que claramente expuesto, enIa historia de Ja muerte de Absa16n y su epilogo (2, Sam. 18 y19). En esta ultima no se trata solo de acaeceres psiquicos, de carac-teres con mucho trasfondo y hasta insondables, sino tambien .de untrasfondo puramente espacial. Pues David esta ausente del campode batalla, pero su vol un tad y sentirnientos irradian y ejercen suinfluencia incluso sobre Joab, que se resiste y actua a su antojo.En la grandiosa escena de los dos ernisarios alcanzan una expresionperfecta los segundos planos espacial y psiquico, aunque este apenassugerido_ Contrap6ngase a esto la forma en que Aquiles, cuandoenvia aPatroclo a informarse primero y luego al combate, pardece en"presencia" durante todo el tiempo en que no esta corporal mentepresente. Pero 1 0 mas importante son las muchas capas dentro decada hombre, cosa que a 1 0 sumo puede encontrarse en Homero enforma de duda consciente entre dos acciones posieles; por 1 0 demas,en ella diversidad de la vida psiquica se nos muestra s610 en lasucesi6n y cambio de las pasiones, mientras que los escritores judiosconsiguen expresar las capas superpuestas y simultaneas de la con-ciencia y el conflicto entre ellas.

    LA ClCATRlZ DE ULISES 19Los poemas hornericos, cuyo refinamiento sensorial, verbal y,

    sobre todo, sintactico parece tan superior, resultan, sin embargo, porcomparacion, muy simples en su imagen del hombre, y tambien en1 0 que respecta a [a realidad de la vida que describen. Lo que masIes importa es la alegIia por la existencia sensible y por eso tratande hacernosla presente. En medio de los combates y las pasiones, lasaventuras y los riesgos, mJS muesrran cacerias y banquetes, palaciosy chozas pastoriles, contiendas atleticas y lavatorios, a fin de queobservemos a los heroes en su ordinario vivir y de que disfrutemosviendolos gozar de su sabroso presente, bien arraigado en costum-bres, paisajes y quehaceres. Y de tal manera nos encantan y se cap-tan nuestra voluntad, que compartimos la realidad de su vida, ymientras estamos oyendo 0 leyendo nos es totalmente indiferentesaber que todo ello es tansolo Hceion. El reproche que a menudose ha hecho a Homero, de ser mentiroso, no rebaja en nada sueficiencia; no tiene necesidad de copiar la verdad hist6rica, puessu realidad es 1 0 bastante fuerte para envolvernos y captarnos pOIentero. Este mundo "real", que existe por 5 1 mismo, dentro del eualsomos magicamente introducidos, no contiene nada que no sea el,los poemas homericos no ocultan nada, no albergan ninguna doctri-na ni ningun sentido oculto. Se puede analizar a Homero, como1 0 hemos intentado nosotros, pero no se le puede interpretar. Co-rrientes posteriores, orientadas hacia 10aleg6rico, han intentado ejer-cer sabre el sus artes interpretativas, pero no han l1egado a ningunresultado. Es reaeio a este tratamiento, las interpretaciones resultanforzadas y extrafias, y no cristalizan en una teoria unitaria. Las con-sideraciones de tipo general que encontramos aqui y ana --en nues-tro episodic, por ejemplo, 1a del verso 360: "pues los hombres enve-jecen pronto en la desgracia"- revelan una tranquil a aceptacionde las peculiaridades de la existencia bumana, pero no 1a necesi-dad de cavilar sobre el asunto, y mucho menos el impulso apasio-nado de sublevarse 0 someterse con extarica entrega.

    En los relatos biblicos todo esto es completamente dif.erente. Suintenci6n no es el encanto sensorial, y si a pesar de ello producenvigorosos efectos plasticos, es porque los sucesos eticos, religiosos,intimos que Ies interesan se can cretan en materializaciones sensiblesde [a vida. Pero la intencion religiosa determina una exigencia abso-luta de verdad: historica, La historia de Abraham e Isaac no estamejor atestiguada que 1a de Lllises, Penelope y Euriclea: ambasson leyenda. S610 que el narrador biblico, eI Elohista, tenia quecreer en la verdad objetiva de la ofrenda de Abraham, pues la per-sistencia .de la ordenacion sagrada de la vida dependia de Ia verdad

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    7/12

    20 LA CICATRIZ DE ULISESde este y otros relatos parecidos, Tenia que creer en ella apasionada-mente 0, de 10 contrario, seria, como muchos exegetes racionalistassupusieron y siguen suponiendo todavia, un redomado ernbuste-ro, no inocente, como Homero, que rnentia para agradar, sino unmentiroso politico consciente de sus fines, que rnentia en provechode sus pretensiones de mando. Esta opinion racionalista me parecepsicologicamente absurda, pero aun cuando la tomemos en serio, detodos modos la relacion entre el narrador biblico y la verdad de sunarracion es lllucho mas apasionada y terminante que en Homero.Aquel tuvo que escribir exactamente 10 que le dictaba su fe en laverdad de la tradici6n, 0, segun el punta de vista racionalista, supropio interes para que pasara por verdad; en cualquier caso, su fan-tasia creadora Q descript iva estaba estr ictamente limitada, su activi-dad debia reducirse a redactar la piadosa rradicion de un modoirnpresionante. Su produccion tendia, ante todo, no a1 realismo, que,cuando 1 0 conseguia, s610 era un medio y no un fin, sino a la ver-dad. jAy de aquel que no creyera en ella! Se puede muy bienabrigar objeciones historicas contra la guerra de Troya y contra lasaventuras de Ulises sin que por ello la lectura de Hornero deje decausar el efecto que este perseguia; pero el que no cree en el sacri-ficio de Isaac no puede hacer de este relato el uso para que fuedestinado. Mas aun. La pretension de verdad de la Biblia no solaes mucho mas perentoria que la de Homero, sino que es tiranica:excluye toda otra pretension. EI mundo de los relatos biblicos no secontenta con ser una realidad historica, sino que pretende ser el uni-co mundo verdadero, destinado al dominio exclusivo. Cualquierotro escenario, decurso y orden no tienen derecho alguno a presen-tarse con independencia, y esta clicho que todos ellos, la historiade la humanidad en general, han de inscribirse en sus marcos yocupar su lugar subordinado. Los relates de las Sagradas Escriturasno buscan nuestro favor, como los de Hornero, no nos halagan, afin de agradarnos y embelesamos: 10 que quieren es dominarnos,y si rehusamos, entonces nos declaran rebeldes, No se pretend aobjetar que voy demasiado lejos, y que no son las narraciones, sinola doctrina religiosa la que alza estas pretensiones, pues estos relatesestan muy lejos de ser 5610, como los de Homero, una "realidad"meramente contada. En ellas se encarnan la doctrina y la prornesa,fundidas indisolublemente a los relatos, y precisamente por eso, talesrelatos, velados y con trasfondo, albergan un dohle sentido oculto.En 1a historia de Isaac no solo las intervenciones de Dios al comien-zo y al final , sino los sucesos intermedios y 1 0 psico16gico que apenassi se rozan, son oscuros y con trasfondo; y por eso el relato da que

    LA CICATRIZ DE ULISES 2111!'IISllr Y reclama interpretacion. Que Dios tienta tarnbien al masI'I.\dClSO espantosamenre, que la unica actitud posible ante El es1 1 1 1 1 1 . obediencia absolura, pero que sus promesas son inconrnovibles,pilI' mucho que sus decisiones nos preclispongan a la duda y ladl'scsperacion: estas son las mas importantes ensefianzas contenidasIll la historia de Isaac; pero nos hacen el texto tan dificil, tan Ilenod' contenido, encierran tantas insinuaciones sobre 1a naturaleza deI l ias, y sobre la actitud del hombre piadoso, que el creyente se ve"bligado una y otra vez a enfrascarse en cad a uno de los detallesJ l m : a buscar la luz que en ellos puede estar oculta. Y puesto que deheche contiene tanto de oscuro e inconcluso, y puesto que sabe queDios es un Dios "escondido", 5U afan interpretative halla siernprenuevo alimento. La doctrina y el anhelo de interpretacion se en-cuentran intimarnente unidos a la materialidad del relato, el cualcs mucho mas que mera "realided" y esta perpetuamente en riesgod perder su propia realidad; como ocurri6 mas tarde cuando lainterpretacion domino de tal modo que Ilego a disolverse 10 real.

    Adernas de estar el texto biblico de por S 1 necesitado de inter-pretacion, su pretensi6n de dominic 10 encauza aun mas lejos porC te camino. No intenta hacernos olvidar nuestra propia realidaddurante unas horas, como Homero, sino que qui ere subyugarla;nosotros debemos acomodar nuestra vida propia a su mundo, y sen-tirnos partes de su construccion hisrorico-universal, 10 cual se hacecad a vez mas dificil, a rnedida que el mundo en que vivimos sealeja del de las Sagradas Escrituras; y cuando, a pesar de ello, estemantiene su pretension, habra necesariarnente de adaptarse medianteuna transformaci6n interpretative, cosa que durante mucho tiempoEue relativarnente Hcil: todavia en 13 Eclad Media europea era po-sible concebir los sucesos biblicos como acaeceres cotidianos de aquelentonces, para 10 cual el metoda exegetico suministraba las bases.Cuando esto ya no puede hacerse, a causa de un cambio de ambientedemasiado violen to, 0 por el despertar de la conciencia critica, Iapretension de dominio se encuentra en peligro, el metodo exegeticoes despreciado y abandon ado, los relates biblicos se convierten enviejas leyendas y las doctrinas que se han desgajaclo de enos pierdensu cnerpo, y ya no penetran en 101realidad sensible 0 se volatilizanen el fervor personal.A consecuencia de esa pretension de dominio, el rnetodo inter-pretativo se extendio tambien a otras tradiciones, aparte de la judia.Los poemas hornericos prove en una relaci6n de sucesos bien deter-minada, delimitada en tiempo y lugar; antes, junto y despues deella son perfectamente pensables otras cadenas de acontecimientos,

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    8/12

    22 LA CICATRIZ DE ULISESsin conflicto ni dificultad alguna. En cambia, el Antioua Testamen-to n~s ofrece una historia universal; comienza con el principia del?s tiempos, .con la creacion del mundo, y quiere terminar con elFi n de los s]glos, al cumplirse las profedas. Todo 1 0 dermis queen el mundo ocurra solo puede ser concebido como eslabon de esac.adena. Todo 1 0 que se llegue a conocer en ese orden, que inter-fIe~a can la histo_ri~ judia, debe ser introducido como parte consti-tunva .del plan divino, y como esto solo es posible por medio de 1 3eXegeSISdel lluevo material, la necesidad de interpretacion se am-plia, mas alIa del primitivo campo judeo-israelita, a las historiasasiria, babilonica, persa, romana, la interpretacion orientada por unsentido determinado se convierte as! en un metodo general para~omprender 1 0 real; el mundo extrafio, constantemente nuevo, queurumpe en el horizonte judio y que, tal Como se presenta, no seacomoda en el, debe ser interpretado para forzar esa acomodacion.Pero 10 nuevo, a su vez, repercute casi siernpre sabre el oblicadomarco, que necesita ser ampliado y modificado; en este sentid~, lal~bor interpr:t~tiv_a mas irnpresionante tuvo fugar en los primerosSlg]05 del crrstranisrno, como consecuencia de la mision entre los~nfieles lIevada a cabo por Pablo y los padres de la Iglesia; estesinterpretaron de nuevo toda la tradicion judia como una serie de"figur~s" anunciadoras de la aparicion de Cristo, y serialaron alImperio romano su lugar dentro del plan divino de salva cion de loshombres. As! pues, mienrras par una parte la realidad del AntiguoTestamento aparece como verdad total, con pretensiones hesernoni-cas, estas mismas pretensiones 1a obligan luego a continuas modi-ficacione.s i~terpretativas de 5U propio contenido; este pervive durante rnilenios, dentro de la vida del hombre europeo, en unaevolucion activa e incesante.

    La pretension de universalidad historica y la relacion constan-temente ahondada y generadora de conflictos con un Dios unicoy oculto, que, sin embargo, se aparece, y que con sus promesas eintervenciones dirige la historia universal, confiere a los relatos delAntiguo Testamento una perspectiva totalmente di~tinta de los deHomero. El Antiguo Testamento es en su composicion incornpara-blemente men os unitario que los poemas homericos, es, mas obvia-mente que estes, una reunion de piezas sueltas; no obstante, todasestas piezas entran dentra de una conexion historico-universal deuna interpretacion de la historia universal. Aunque contengan' elementos extrafios, dificilmente acomodables, [a interpretacion hacepresa en ellos, de modo que el lector siente en cada memento laperspectiva rehgiosa e historico-universa] que confiere a los relatos

    LA CIeATRlZ DE ULISES 23dslados su sentido correspondiente y su finalidad comun. Si lasd iv rsas narraciones y grupos narrativos se hallan mas aislados yhorizontalrnente deslisados que los de la Iliada y la Odisea, esiuucho mas fuerte su ~nidad vertical, que los mantiene a todos bajo1 ,1 misrno signo, cosa que falta por complete en Homero. Cada una.lc las grandes figuras del Antiguo Testamento, desde Adan hastaIllS profetas, encarna un momenta de ese enlace vertical. Dios ha

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    9/12

    24 LA CICATRIZ DE ULISESmente en e 1 curso de una vida prefiada de destino se diferencian.mtre S 1 los hombres y adquieren caracter propio, y esta historia deI I I personalidad es 10 que nos ofrece el Antiguo Testamento cOJUOrnodelacion de los elegidos por Dios para represenrar papeles ejem-plares. Sobre su vejez, marchita a veces, pes a todo el pasado y mues-tran un sello individual completarnente extrafio a los heroes home-) 'iC05.A estes el t iempo los afecta solo exteriorrnente, y aun ello senos pone de manifiesto 10 menos posible, las figuras del AntiguoTestamento, ell cambio, permanecen constanternente bajo la durar erula de Dios, que no solo las ba creado y elegido, sino que conti-nua rnoldeandolas, doblegandolas, arnasandolas, y que, sin destruirsu esencia, obtiene de ellos Iormas que su juventud no dejaba pre-sagiar. De. nada vale la objecion de que las historias personales delAntiguo Testamento son Iruto, muchas veces, de la fusion de le-yendas person ales diversas, pues Ia fusion forma parte del nacimien-to del texto. iY cuanto mas arnplias son las oscilaciones pendularesde su destine que las de los heroes hornericos! Pues aunque aquellosson portadores de la voluntad divina, tambien son falibles, y ex-puestos a la desgracia y a la humillacion; y en medio de su desgraciay humillacion se revela en sus acciones y palabras la sublimidad deI?ios. Apenas si hay alguno que no sufra, como Adan, la mas pro-lunda hurnillacio, y apenas alguno que no sea ensalzado al tratoy a la inspiracion divinas. La humillacion y la exaltacion alcanzanmayores profundidad y altura que en Homero, y se implican en elFondo. Ulises esta unicamente disfrazado de mendigo, mientrasque Adan es realmente expulsado, Jacob un autentico fugitivo, Josecs arrojado al pozo y mas tarde sera un esclavo en venta, Pero sugrandeza, surgida de su misma humillacion, es casi sobrehumana,un reflejo de la grandeza divina, Se percibe clararnente 1a relaci6nque existe entre la arnplitud de la oscilacion pendular y la inmen-si lad de la his toria personal. Precisamente las circunstancias extre-mas, en las cuales quedamos abandonados a la desesperacion des-nicdida 0 somos elevados a la felicidacl tarnbien desmeclida, no sconfieren, si hIS superamos, un sello personal que se reconoce comorcsultado de una historia densa, de una rica evolucion, Y esta formacvolutiva confiere casi siempre a las narraciones del Antiguo Tes-turnento un caracter historico, aun en aquellos casas en que se tratad tradiciones puramente legendarias.

    Todos los asuntos de Homero permaneeen en 1 0 legendario,iuicn tras que los del Antiguo Testamento, a medida que avanzancn 51 1 desarrollo, se van acercando a 10 hist6rico: en 1a narracion deDavid, predomina y a la comunicaci6n historica. Hay todavia mu-

    LA CICATRIZ DE ULISES 25he de legendario, como, por ejemplo, la anecdote de David y Go-liath, pero 1 0 esencial consiste en cosas vividas por los mismos na-rradores, a que estes conocen por testimonio directo. Ahora bien: paraun lector algo experimentado, la distincion entre [evenda e historiacs, la mayor parte de [a veces, Facil, Si dificil resulta distinguir.ntre 10 verdadero y 10 falso 0 10 parcial dentro de una narracionhistories, pues requiere una cuidadosa formacion historico-Filologioa,'S Facil, por 10 general, separar 10 legendario de 10 historico. Sus('st ructuras son diferentes. lncluso cuando 10 legendario no se acusafnmediatamente po i sus elementos maravillosos, por la repeticionde rnotivos rradicionales, por descuido de las circunstancias de tiem-po y lugar u otras cosas semejantes, puede ser identificado. la mayorparte de las veces por su propia estr~lc~ura. Se desarrolla con exce-siva sencillez. En 10 legendario se elimina todo 10 contrapuesto, re-sistente, diverse, secundario que. se insmua en los acontecimientosprincipales y en los rnotivos directores; todo 10 indeciso, inconexo,titubeante que tienda a confundir el curso claro de la accion y .eldcrrotero simple de los actores. La historia que nosotros presencla-lUOS, 0 que conocemos por testigos coetaneos, transcurre en formamucho rnenos unitaria, mas contradictoria y confusa; tan solo cuan-do ha producido ya resultados dentro de una zona deterrninada, po-demos con su ayuda ordenarla de algun modo, y cuantas veces ocurreque el pretendido orden eonseguido nos parece de nuevo dudoso,uantas veces nos preguntamos si los resultados aquellos no nosllevaron ::1 ordenar demasiado sencil lamente los anteriores aconteci-rnientos. La leyenda ordena sus materiales en forma univoca y de-idida recortandolos de su conexion con el resto del mundo, de modoque este no pueda ejercer una influencia perturb.adora, y conocetan solo hombres definitivamente cortados, determmados por unospacos motivos simples, y cuya unidad compacta de sentir y de obrar110 s e puede alterar. Por ejemplo, en la leyenda de los Martires secnfrentan perseguidos tercos y Fanaticos a perseguidores no menostcrcos y f8naticos; una situacion tan complicada -es decir, real-mente h1st6rica- como aqueJla en que se encuentra el "persegui-dor" Plinio en la carta que escribe a Trajano sobre los cristianos esinllt il izable para ninguna leyenda. Y eso que este es un caso relativamente sencillo. Piensese en 13 historia que nosotros estamos vi-vicndo: quien reflexione sobre el proceder de los individuos y de losgrupos hurnanos durante el auge del nacional-socialisrno en Alemania, 0 en el de los pueblos y estados antes y durante la guerranctual (1942), cornprendera 10 dificil que es una exposicion de loshechos historicos y que inservibles son para la leyenda; 10 hist6rico

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    10/12

    26 LA CICATRIZ DE ULISEScontiene en cada hombre una multitud de motivos contradictories,un titubeo y un tanteo ambiguo en los grupos humanos; rouy raravez aparece (como ahora can la guerra) una situacion definida,rela~ivamente sencilla, ~ aun esta se halla subterraneamente muymatizada, su sentido umvocoen constante peligro; y los motivos encada uno de los actores son tan alambicados gue los topicos de la~rop~?anda se logran tan 5610por media de la mas grosera simpli-Iicacion, 1 0 que trae como consecuencia que amigos Y. enemigosempleen muchas. veces los rnismos. Es tan difioil escribir historia,que la rnayoria de los historiadores se ve oblioada a hacer concesio-nes a la tecnica de 1 0 fabuloso. b

    Pronto se ve que gran parte de los libros de Samuel contienenhistoria y no leyenda. En la rebelion de Absalon 0 en las escenasde los ultimos dias de David, 1 0 contradictorio y entrecruzado de losmotives en los personajes y en la trama total se han hecho tanconcretes que no es posible dudar de 5U autenticidad historica, Hastaque punto los sucesos han podido ser alterados par parcialidad, escuestion que no nos interesa ahora; 1 0 cierto es que aqui comienzala transici6n de 1 0 legendario a 10 historico, que se introduce lanoticia historica, ausente por complete en la poesia hornerica. Aharabien: las personas que compusieron la parte historica de los librosde Samuel son much as veces las mismas que redactaron las leyen-das; adernas, su peculiar concepcion religiosa del hombre en la his-toria, que anteriormente hemos tratado de describir, no los llevaen modo alguno a la simplificaci6n legendaria del acontecer, y pO Ieso es natural que muchos trozos fabulosos del Antiguo Testamentomuestren una estructura hist6rica; no en el sentido de que haya sidoprobada la credibilidad de la tradicion en forma cientifico-critica,sino porgue en su mundo legendario no domina la tendencia a laarmonizacion, Sill tropiezos, del acontecer, a la simplificacion delos motives y a la fijaci6n estatica de los caracteres que elude todoconflicto, titubeo y evolucion, como acontece en la forma legend a-ria. Abraham, Jacob y hasta Moises producen un efecto mas con-creto, proximo e historico que las fjguras del ,mundo homerico, noporque esten mas plasticamente descritas -10 contrario es 10 cierto-,sino porque la confusa y contradictoria variedad del suceso externoo interne, rica en obstrucciones, que 1 3 historia autentica nosrnnestra, es en aquellos patente, 10 que depends en primer lugarde la concepci6n judaica del hombre, y tambien de que los redac-tores 110 eran poctas de leyendas sino historiadores, cuya idea de lacstrucrura de la vida humana provenia de su educacion hist6rica.Es ademas muy comprensible que, a causa de Ia unidad de la cons-

    LA C!CATRIZ DE ULISES 27truccion religioso-vrtidtl, no pudiera originarse una separacionoonsciente de los oeneros literarios. Pertenecen todos a la misma or-bdcnacion comun, y 1 0 que no era adaptable, por ]0 menos despues de'Il', sometido a interpretacion, no encorrtraba sitio. Pero 1 0 que nosinteresa ante todo en los relatos de David es la transicion, tan im-perceptible, de 1 0 ]egendario a 1 0 historico, que solo la critica cien-I1l'ica supo poner de manifiesto; y como ya en 1 0 legendario seu e a c a apasionadamente el problema de laordenaei6n e interpreta-cion del acaecer humane, problema que mas tarde rompe los marcosde la historiografia sofocandola por enterocon la profecia. De estemodo el Antiguo Testamento, en cuanto se ocupa del acaecer hu-mano, se extiendepor tres zonas: la leyenda, la noticia historicay la teologia que interprets la historia.Relacionase con 1 0 que acabamos de exponer el hecho de que\' [ texto griego aparezca mucho mas limitado y estatico rambien en 1 0concemiente al circulo de los aetores '/ de su aetividad politica. Enfa anecdote del reconocirniento, que hemos tornado como punto departida, aparecen, adernas de Ulises y Penelope, el ama Euriclea,una esclava que habia comprado el padre de Lllises, Laertes, Ha pasa-do su vida al servicio de los Laertfadas, como el pastor de puercosnumeo, y esta como este unida al destino de la familia, a laque ama,y cuyos intereses y sentimientos comparte. Pero no tiene ni vida niscntimientos propios, sino exclusivamente los de sus duefios. .TambienBumeo, aun cuando recuerda haber nacido libre, e incluso perte-necer a una casa noble (Iue robado cuando nino), no tiene, nipracticamente, ni en sus sentimientos, una vida propia, y se hallaunido por complete a la de su senor. Estas son las dos {micas per-sonas no pertenecientes a 1a clase senorial que Homero nos descri-be. De donde se intiere que en los poemas homericos no se desp'liegaotra vida que la sefiorial, y todo el .resto ti~ne una partieipacionde mera servidumbre. La clase dominante es todavia tan patriarcaly tan familiarizada con 1a diaria actividad de la vida economi~a,que se llega a olvidar a veces su Lango social. Pero no se puede dejarcle reconocer que constituye una especie de aristocracia feudal, cuyoshombres distribuyen su vida entre combates, cacerias, deliberacionesy festines, rnientras que las mujeres vigil an a las sirvientas. Comoestructura social, este mundo es inmutable; las luchas tienen uni-carnente lugar entre diferentes gropos sefioriales; de abajo no lleganada. Aun cuando los sucesos del segundo canto ,de la Iliada, queterminan con el episodic de T ersites, se consideren como un movi-rniento popular -y dudo que esto pueda hacerse en sentido socio-16gico, puesto que se trata de guerreros capaces de consejo, es decir, de

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    11/12

    2 8 LA CICATRIZ DE ULISESgentes que son tambien miembros, aunque de inferior condicion,de la clase senorial=-, de todos modes 1 0 que demuestran esos gue-~reros ~nte el pueblo reunido es su falta de independencia y sumcapacI?ad para tornar iniciativas. En los relates de los patriarcasdel AntIguo Testamento reina asimismo la constituci6n patriarcal,pero tratandose de jefes de familia aislados, nomadas 0 seminoma-das, la configumcion social causa una impresion de mucho menorestabilidad; no se siente la division de clases. En cuanto el puebloapar~c~ decididarnente, es decir, a partir de la salida de Egipto, sumovimiento nos es constantemente perceptible, a menudo Con bu.lliciosa tranquibdad, e interviene frecuentemente en los aconteci-~i~ntos, ya ~n su t~talidad, ya en grupos aislados, ya en personajesumcos; el ongen nusmo de la profeda parece hallarse en la indo-mabIe espontaneidad politico-religiosa del pueblo. Se tiene la im-presion de gue los profundos movimientos populares en Israel-juddhan debido de ser completamente diferentes y mucho mas elemen-tales que hasta en las misrnas democracias antiguas.

    La profunda historicidad y la profunda movilidad social deltexto del Antiguo Testamento implican finalmente una ultima e im-port~n~e diferenc~a~ion: un concepto del estilo elevado y de lasublimidad muy distinros a los de Homero. Este ciertamente no temeen absoluto conjugar 10 cotidiano-realista con 10 tragico-elevado, te-mor extrafio e inconciliable con su estilo, en nuestro episodic de lacicatr iz vernos con~o la escena casera del lavatorio, descrita apacible-mente, se entreteje con la grandiosa y significativa accion de Iavu~l,ta al !l,og.ar. Homero esta ~uy lejos de aquella regIa de sepa.racion estilisrica, que luego se Impuso casi por todas partes, y atenor de 1a cual la descripcion realista de 10 cotidiano no es com-patible con 10 sublime, y tan solo encuentra su luoar adecuado enla comedia 0, en todo caso, y cuidadosamente estilizada, en la ezloca.Y b " d bb, 5 11 1 em argo, esta mas cerca e dicha reola que el Antizuo Tes-b 0tame;l~o. Pues los episodios g!ancliosos y sublimes de los poemashomencos nenen lugar en forma casi exclusiva e inneoable entrelos pertenecientes a Ia clase sefioria], los cuales permanecen masmtactos en su subl~midad heroica que las figuras del Antiguo Tes-tamen~o, que exp~nmentan profundas caidas en su dignidad -pien-sese, 51 no, en Adan, en Nee, en David, en Job--; y finalmente, enHomero, el realismo casero y la descripcion de la vida cotidianapermanecen constanternente dentro de un apacib1e idilio, mientrasque, ya desde el principio, en las narraciones. del Antiguo Testa,menta 10 elevado, tragico y problemarico se plasman en 10 caseroy cctidiano: episodios como los de Cain y Abel, Noe y SLlS hijos,

    LA CICATR1Z DE ULISES 29Abraham, Sara y Agar, Rebeca, Jacob y Esau, y asi sucesivarnentc,son irrepresentables en estilo hornerico. Esto se deduce ya de ladiferente especie de conflicto. En las narraciones del Antiguo Tes-tamento, el sosiego de la diaria actividad en [a casa, en los camposy en el pastoreo esta siempre minado por los celos en torno a laeleccion y a la bendicion paternas, y se suscitan complicacionesinconcebibles para los heroes homericos, Para que en estes surjanel eonflieto y la enemistad, se necesita un motivo palpable y clara-mente definible, y una vez smgido rompe en una lucha abierta;mientras que en aquellos, la constante consuncion de los celos y latrabazon de 10 econ6mico con 10 espiritual conducen a una irn-pregnacion de la vida diaria con germenes de conflicto y , Frecuenre-mente, a un envenenamiento de la misma. La intervencion sublimede Dies aetna tan profundamente en la vida diaria, que las doszonas de 1 0 sublime y 1 0 cotidiano son fundamentalmente insepara-bles y no solo de heeho.'Hernos comparado los dos textos y, en relacion con ellos, los dos

    estilos que encarnan, a fin de obtener un punto de partida en nues-tro estudio de la representacion literaria de la realidad en la culturaeuropea. Ambos estilos nos ofrecen en su oposicion tipos basicos:por un lado, descripcion perfiladora, iluminacion uniforme, ligazonsin lagunas, parlamento desembarazado, primeros planes, univoci-clad, limitaci6n en cuanto al desarrollo historico y a ]0 humana-mente problematico; por e1 otro lado, realce de unas partes y oscurecimiento de otras, falta de conexion, efecto sugestivo de 10tacite, trasfondo, pluralidacl de sentidos y necesidad de interpreta-cion, pretension de universalidad historica, desarrollo de la repre~sentacion del devenir historico y ahondamiento en 10 problernatico.

    Cierto que el realismo homerico no puede equipararse al cla-sicismo antiguo en general, pues la separacion de estilos, que sedesarrollo despues, no permiti6 una descripcion tan minuciosa-mente acabada de los episodios cotidianos dentro del marco de 10sublime; en la tragedia, sobre todo, no habia lugar para ello; ade-mas, 1a cultura griega se enfrento en seguida con los Fenomenos deldevenir historico y de la diversidad de capas de Ia problematicahumana y los abordo a su manera; finalmente, en el realismo ro-mano aparecen modos peculiares. Cuando la ocasion 1 0 exija, abor-darernos los cambios ulteriores del antiguo estilo de representacionde la realidad, pera, en general, las tendencias fundamentales delestilo hornerico, que hemos tratado de analizar, siguieron imponien-dose hasta las postrimerias de la antiguedad.

  • 5/10/2018 Auerbach - La Cicatriz de Ulises

    12/12

    30 LA CICATRIZ DE ULlSESAl tomar como punto de partida el estilo homerico y el del Anti-

    guo Testamento, los hernos considerado tal como en los textos senos ofrecen, haciendo abstraccion de cuanto se refiere a su origen,y tamhien hemos dejado de lado el problema de si sus, peculiaridadesson originales 0 atribuibles total 0 parcialmente a influencias ex-trafias, y a cuales, Escapa a nuestro proposito la consideracion deeste problema, pues dichos estilos, tal como se formaron en los pri-rneros tiempos, han ejercido su accion constitutiva sabre la representacion ~uropea de la realidad.