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Page 1: Arqueologia Cordillera Negra, Callejon de Huaylas, Peru, V. Ponte

Área de Influencia, Mina Pierina

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Presentación

En 1998 Barrick comenzó operaciones en Mina Pierina, dando inicio a una gestión minera moderna y a la vanguardia de las nuevas normas ambientales que se crearon en la década de los 90s, lo que sumado a los estándares internacionales que trajo Barrick, representaron una nueva forma de hacer minería en el Perú.

En este contexto, la gestión de Barrick en Pierina a lo largo de estos años se ha caracterizado por un compromiso con el medio ambiente que se traduce en evitar o minimizar el impacto de nuestras operaciones, para ello se han realizado una serie de inversiones y programas dirigidos a proteger el agua, el suelo y el aire. Sin embargo, eso no ha sido todo. Sabemos que nuestro territorio alberga vestigios arqueológicos en diferentes zonas y Ancash es una de las que más riqueza arqueológica presenta, no en vano, en su suelo se desarrolló una cultura de la magnitud de Chavín de Huántar, entre otras culturas prehispánicas. Asimismo, la zona del Callejón de Huaylas fue un área que recorrieron los antiguos peruanos en los distintos procesos de migración que se dieron a lo largo de los Andes dejando a su paso diversos vestigios de lo que fue su forma de vida.

En ese sentido, identificar, documentar y proteger los restos arqueológicos en el área de influencia de nuestra zona de operación fue un objetivo primordial para Barrick desde el inicio, estipulado además en el Estudio de Impacto Ambiental de mina Pierina. Para este fin, se contó con el importante apoyo del Instituto Nacional de Cultura, actual Ministerio de Cultura, que a través de un equipo de especialistas liderados por el arqueólogo Victor Ponte Rosalino, realizó durante cerca de cuatro años una labor que ha permitido documentar y conocer más acerca de las sociedades que se asentaron en el área de influencia de mina Pierina, las mismas que corresponden culturalmente al intervalo entre el periodo Chavín y el periodo Recuay (800 a.C – 600 d.C).

Gracias a esta labor se cumplió con la conservación y mantenimiento de las zonas arqueológicas ubicadas dentro y fuera de la propiedad de la mina en un área que abarcó aproximadamente 4,600 hectáreas. Esto convirtió a esta operación de Barrick como una importante fuente de investigación prehispánica en el Callejón de Huaylas.

Hoy en día, que mina Pierina se encuentra en proceso de cierre progresivo- el mismo que aspiramos se convierta en un ejemplo en el país- nos complace poder presentar y difundir los resultados de esta investigación al pueblo de Ancash.

Esta publicación representa una contribución a la puesta en valor y protección del patrimonio cultural e histórico del país, a través de una mirada al pasado que nos permite conocer y reconocer el legado que nos dejaron los antiguos, aquel que nos une y contribuye a forjar nuestra identidad como país.

Manuel Fumagalli Drago

Director Ejecutivo Barrick Peru

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Prólogo La Mina Pierina, pionera del auge económico que vive nuestra región, ya en las postrimerías de su labor en nuestra zona, nos sorprende con la presente entrega, “Arqueología en el Área de Influencia Mina Pierina, Ancash, Perú” del arqueólogo Victor Ponte actual estudiante post graduado en la Universidad de Wisconsin Milwaukee, EEUU. Es un elaborado estudio sobre el proceso de mitigación arqueológica que se desarrolló a finales de la década de los noventa, al iniciar sus labores Minera Barrick Misquichilca en un vasto territorio de la Cordillera Negra, sector comprendido en las alturas de Jangas, en donde indudablemente, por la vastedad del territorio afectado, se tenían que encontrar vestigios arqueológicos con el movimiento de tierras que exigía la concesión otorgada.

Fueron años de labor los que dedico Victor Ponte, reconocido por sus trabajos sobre arqueología en la costa central del Perú, en el rescate de los sitios que ubico dentro del área de las 1,700 Ha de concesión minera entre las regiones quechua y puna que ancestralmente pertenecían a las comunidades de Antahuran, Tinyash y Cuncashca. Todo este trabajo se encontraba a espera de ser dado a conocer a la comunidad cultural de nuestra región. Y ahora, tenemos la oportunidad de adentrarnos en los arcanos de nuestro pasado histórico, a la luz de la investigación arqueológica realizada por el equipo que dirigió Victor Ponte.

Este trabajo se inicia, como debería ser, con un estudio de la zona en su primer capítulo, la geología, los suelos, clima, flora y fauna; habida cuenta que la Cordillera Negra es un verdadero capricho de la naturaleza, un apéndice de la Cordillera Occidental que nace a la altura de Conococha y muere doscientos kilómetros al norte, en las cercanías de Macate. Pierina se ubica exactamente en la parte central de la Cordillera Negra, como una bella joya que se engarza en la diadema rocosa de ese macizo andino. Somos conscientes de que en esta zona de Ancash se dio inicio a un proceso de largo aliento en el que el hombre llegado sin mayores elementos culturales, desarrolla tecnología y ciencia andina en el lugar. Testigo de este proceso es la ya famosa Piedra Isabelita, exhibida ahora en el Patio Lítico del Museo Regional de Ancash, a la que el autor dedica un concienzudo análisis en el segundo capítulo del texto, poniendo énfasis en su ritualidad que asocia huancas a espacios funerarios en plena época de la influencia Chavín.

Con la misma acuciosidad, en el tercer capítulo de la obra, Ponte analiza la Fase Cotojirca I-II que coincide con la extinción de Chavín y nos da luces sobre el periodo de inestabilidad religiosa que se vivió en nuestro prodigioso valle del rio Santa. Estudia los asentamientos de pastores altoandinos dedicados a la crianza de camélidos quienes habitaban en casas y en abrigos rocosos en los momentos aurorales de la Cultura Recuay.

En el capítulo quinto de esta magnífica obra, Victor Ponte nos conduce por el periodo final de nuestro desarrollo histórico prehispánico. Abarca los años 1000 a 1470 con el estudio de Carhuac Punta y Auquish Corral, dos sitios amurallados que dan cuenta de la actividad desarrollada por nuestros antepasados en los tiempos previos a la presencia Inca en nuestra región. Finalmente, en el capítulo sexto, tenemos un concienzudo estudio sobre illas y conopas, esas miniaturas de piedra que representan llamas y alpacas y que eran utilizados como ofrendas rituales para mantener lozanos los rebaños comunales.

Estamos pues, frente a una obra fundamental para comprender nuestro remoto pasado histórico. De la mano del arqueólogo Victor Ponte y con el auspicio de Minera Barrick Misquichilca, tenemos entre manos un exquisito trabajo que servirá para futuras investigaciones y dará luces a quienes quieran adentrarse en el estudio de nuestra arqueología regional. Si alguien pensaba que la mina Pierina tenía una deuda con nuestra cultura, esta ha sido saldada brillantemente con la presente publicación.

José Antonio Salazar

Director de Cultura de Ancash

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AGRADECIMIENTOS Este trabajo es parte de la mitigación del aspecto cultural que Barrick Misquichilca asumió desde el momento que comprendió la importancia de los asentamientos prehispánico en el territorio de su influencia. Esperamos sea un aporte al conocimiento del pasado que mediante la Arqueología nos acercamos a través del estudio de los restos materiales. La Gerencia de Medio Ambiente de la Mina Pierina, apoyó y financió el presente estudio, a ellos, representado desde el inicio por Holton Burns hasta José Castro y Carlos Pompilio damos las gracias lo mismo que a los Gerentes Generales Raymond Threlkeld, Igor Gonzales quienes consideraron también viable el proyecto. El departamento de Ingeniería nos apoyó en la elaboración de los planos, los respectivos agradecimientos a ellos.

Cuando hacemos trabajo de campo la labor se hace en equipo, cada miembro desempeña una función específica. En el laboratorio se trató mantener la misma política, acudiendo a personal especializado para los análisis respectivos. Como el Proyecto ha durado más de cuatro años, no quiero dejar de mencionar a la cantidad de personas que colaboraron conmigo desde el principio. La mayoría proviene de la Universidad Mayor de San Marcos, entre los Licenciados participaron Emma Eyzaguirre y en ese entonces Henry Tantaleán, ambos estuvieron en 1997 y Emma regresó para hacer los dibujos de cerámica en 1998. Carmen Pérez Maestro de la Universidad Complutense de Madrid, estuvo en el Proyecto hasta mediados de 1998. Los egresados y bachilleres fueron: Jenny Alcántara, Santiago Morales, Lylian Soto, Emily Baca y Gabriel More. La lista de estudiantes es algo numerosa; Bebel Ibarra, Mariella Franco, Rodolfo Peralta, David Chavez, Jackie Bernuy y Luisa Espejo de la Universidad Nacional de Trujillo.

Los estudios especializados fueron encargados a jóvenes que actualmente se dedican a realizar análisis en laboratorios; Juan Rofes de la Universidad Católica hizo la parte de paleofauna, Alexandre Chevalier de la Universidad de Géneva, Suiza realizó una corta estadía en Huaraz para analizar los restos vegetales en las muestras de sedimentos tomadas de las excavaciones. Florencia Bracamonte de la Universidad de Trujillo contribuyó con sus observaciones en torno a las enfermedades y demás estudios de los huesos humanos de los sitios funerarios. Creemos es la primera vez que se hace un análisis óseo humano provenientes de excavaciones sistemáticas en el Callejón de Huaylas. El análisis de los artefactos líticos fue encomendado a Claudia Grimaldo que pese a su corta experiencia fue bueno en hacer un análisis único y comparable al de Joan Gero en Huaricoto y Thomas Lynch en la Cueva Guitarrero. Sergio Anchi, joven arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma hizo los dibujos de arquitectura.

Entre la gente local, Cesar Aguirre ex Director del INC – Ancash, fue importante por su experiencia en la arqueología del Callejón de Huaylas no bien comprendida aún. Un especial gracias a Martín Justiniano por acompañarme en muchos de los viajes y reconocimientos no oficiales, que sirvieron para acrecentar nuestro conocimiento de la región. A Martín Vega por su labor de mano de obra calificada también le doy las gracias. Un especial reconocimiento al Laboratorio de Física de la Universidad de Arizona por el procesamiento de las muestras Carbono 14 mediante el acelerador AMS, especialmente al Dr. Douglas Donahue por concedernos una especial consideración en los costos operativos.

No quiero dejar de mencionar a todas las personas que nos ayudaron en las múltiples actividades que desplegamos tanto al personal que labora en la Mina Pierina como las comunidades campesinas de los alrededores, especialmente la gente de Marenayoc, muchos de ellos nos enseñaron sitios arqueológicos que hubiesen pasado por alto ante cualquier experto.

Los colegas y maestros que estuvieron de paso por Huaraz nos ayudaron con sus consejos y sugerencias, especialmente Juan Paredes, John Rick, George Lau, Steven Wegner, Alex Herrera y Richard Burger.

Por último, mi pequeña familia, mi hijo Joseph, Adriano y mi compañera Jennifer por soportar mis ausencias en casa. Este libro es dedicado a ellos.

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ARQUEOLOGIA EN LA CORDILLERA NEGRA

DEL CALLEJÓN DE HUAYLASPERÚ

Área de Influencia Mina PierinaPor:

Victor M. Ponte Rosalino

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Copyright © 2014 por Victor M. Ponte RosalinoDerechos Reservados

Minera Barrick MisquichilcaAv. Manuel Olguin 375, Piso 11Monterrico, Surco - PeruT: +511.612.4100www.barricklatam.com

Conceptos, Diseño y DiagramaciónMOTIVA/www.motivadpd.com

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de Influencia, Mina Pierina

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I. Introducción 6

I.1. Área de Estudio 8I.2 Geología Regional 13 I.3 Geología Local 14 I.4. Suelos 14I.5. Clima y Metereología 16I.6. Flora y Fauna 17I.7. Secuencia Desarrollo Cultural Prehispánico en Pierina 18I.8. Referencias Citadas 36

II. Análisis del Petrograbado Isabelita y su contextoarqueológico, Callejón de Huaylas, Perú 38

III. La Fase Cotojirca I (400 – 150 a.C.) en el Áreade Influencia Mina Pierina 70

IV. Agro-Pastores Prehispánicos del Callejón de Huaylas,Actividades Domésticas 106

V. Carhuac Punta y Auquish Corral: Sitios Amurallados Fase Cotojirca V (1,000 – 1472 AD) 146

VI. Conopas e Illas, La Ocupación Inka en el Áreade Influencia Mina Pierina, Perú 164

VII. Bibliografía 224

Índice

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ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina

Victor M. Ponte Rosalino

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La naturaleza de los trabajos de “evaluación arqueológica” tiene que ver con el mundo globalizado de hoy, que afronta retos de diseño y planificación y al mismo tiempo protección y defensa del patri-monio cultural. Esta es una práctica muy común en Estados Unidos, donde se le conoce con las siglas en Inglés CRM (administración de recursos culturales), que tienen como principal objetivo proteger todo bien cultural mueble e inmueble localizado en un área que esta destinada a ser utilizada para el desarrollo de un proyecto que puede provenir de diversos sectores tales como el energético, vivienda, agricultura, transporte, telecomunicaciones, turismo, etc. Es así que por ejemplo para construir un complejo habitacional, es necesario que antes de ejecutar la obra se inspeccione el terreno minuciosamente en búsqueda de artefactos, para así evitar cualquier impacto cultural. En el Perú, el patrimonio cultural material e inmaterial es protegido por el estado y constituye polo de desarrollo social e identidad de los pueblos promoviendo su investigación, conservación y puesta en valor (Ministerio de Cultura 2012). Actualmente existe todo un sistema regulatorio legal, y muy burocrático, en el cual se enmarcan los proyectos de evaluación y que constituyen una fuente de trabajo importante para muchos arqueólogos Peruanos. Aunque la actividad todavía no se ha consolidado, se está paulatinamente reconociendo como una actividad genuina y parte importante de la arqueología tal como si sucede en otras partes del globo, donde es una actividad primaria y muy común en el quehacer arqueológico. Al mismo tiempo el concepto de arqueología y desarrollo está causando controversia política para algunos (por ejemplo, Herrera 2013), debido al papel “facilitador” de los arqueólogos al servicio de corporaciones multinacionales “extractivistas”.

La presente publicación es producto final de un largo proceso de investigación y evaluación arque-ológica que empezó en 1997 cuando se realizaron los primeros recorridos exploratorios de superficie en un área de más de 1,700 hectáreas de concesión minera. El objetivo principal consistíó en encontrar cualquier indicio de actividad humana del pasado, evidenciado en la forma de restos materiales disper-sos en el suelo y de mayormente elementos constructivos, como restos arquitectónicos antiguos que fueron luego reutilizados por pobladores actuales de la zona. En una segunda fase de trabajo de campo, se hicieron excavaciones de prueba en sitios representativos con arquitectura visible localizados en el área de la mina Pierina, con el propósito de conocer el potencial y diagnóstico de las evidencias cultura-les. Nos interesaba saber la posición cronología de los sitios, y la única manera de saberlo, era a través de muestras sometidas a fechados radiocarbónicos y en base a la cronología estilística de los artefactos diagnósticos. Sin embargo, nuestra labor se enriqueció cuando nos encargamos de prospectar, exca-var y monitorear muchos nuevos sitios que encontramos a lo largo de la construcción de la carretera Jangas – Pierina. El trazo de la carretera, que empieza en Jangas, a 2,900 msnm y termina en la mina Pierina a más de 4,000 msnm, consiguió dar al proyecto un tono regional pues fue posible registrar una total de 80 sitios arqueológicos de diferentes períodos culturales y que cubren por lo menos 3,000 años de historia regional. Era evidente la complejidad social que exhibían los sitios, y la manera como eran relacionados unos a otros a través de un sistema interconectado de utilización del paisaje en pisos ecológicos sucesivos. Varios tipos de sitios responden a esta necesidad, entre estos resaltan los abrigos rocosos como lugares estacionales de cazadores y sitios de enterramiento, aldeas fortificadas, montí-culo y plataformas escalonadas, casas aisladas, corrales, santuarios, cementerios con la construcción tipo chullpa, tumbas subterráneas, escultura lítica y petroglifos. Como resultado de la investigación se pueden proponer varias líneas de mayor análisis; por ejemplo el número de cámaras funerarias hal-ladas, junto a sus ofrendas y número de individuos enterrados, nos puede ilustrar sobre las costumbres funerarias practicadas por la sociedad Recuay, y establecer diferencias entre el Recuay (400 – 650 AD) y la parte final de la tradición Recuay (700 – 900 AD). Hasta ahora no se documentado un conjunto de tumbas de esta tradición en el Callejón de Huaylas, y sería un aporte importantísimo a la Historia Regional de Ancash.

De modo que debido al largo trabajo de campo que duró hasta comienzos del 2000, se ha podido re-cuperar una inmensa cantidad de información, la cual poco a poco se ha ido procesando. Se señala que la norma actual del Ministerio de Cultura referida a los trabajos de evaluación arqueológica es la de preparar informes los cuales incluyen los protocolos del trabajo de campo, inventarios completos, ilus-traciones, y breve análisis de los materiales arqueológicos, pero no se exige interpretación de los datos obtenidos ni publicación de los resultados. Y es aquí donde existe mixtura de intereses creados entre la investigación académica y arqueología de contratos. Si bien los trabajos de evaluación se limitan a verificar o no la existencia de restos arqueológicos, muchos de estos proyectos alcanzan la realización de un rescate, en la cual se acumula una cantidad importante de información arqueológica, es decir, las excavaciones revelan un conjunto de importantes datos que son vitales para entender el proceso histórico de un sitio, región o valle donde se realizan los estudios. Esa información en la mayoría de los casos, va a parar en los escritorios y anaqueles del Ministerio de Cultura, sin realizarse ningún intento por difundirse públicamente. Si por ejemplo, se investigó un alero rocoso con importante evidencia de un nuevo estilo de puntas de proyectil, este conjunto de datos y evidencias nunca serán de conocimiento público ni tampoco disponible para la comunidad científica.

Entendiendo de la ocurrencia de este desfase, se presenta este esfuerzo por corregirlo, al poner en manos de los interesados y habitantes de la región del Callejón de Huaylas, este libro que resume de alguna manera los quehaceres del arqueólogo en el área de influencia de la mina Pierina. No creemos todavía que el problema de falta de interacción entre el público y los recursos culturales de su locali-dad sea resuelto, pero la presente publicación es un intento por llenar un vacío en el conocimiento de sus monumentos y obras que antiguos moradores hicieron a lo largo de miles de años. Se señala al mismo tiempo, que deberían existir mecanismos de mayor integración entre los restos testimoniales del pasado, y la población nativa. En el Perú, se nota claramente que existe una total desconexión con referencia a los lugares de los “abuelos” y la gente aborigen. En este sentido los arqueólogos son los encargados de incentivar iniciativas, algo especialmente importante para los que se desenvuelven como consultores de obras de desarrollo tanto públicas como privadas. Se necesita pues desarrollar e incrementar planes trabajos en la interpretación de los sitios arqueológicos, de manera que puedan ser apreciados de manera efectiva por el público en general y la comunidad académica (Cleere 2010:9).

Los sitios arqueológicos localizados en Pierina guardan mucha información histórica, la cual es revelada por primera vez, por el especialista, sintetizando el dato en forma narrativa y con poco uso del lenguaje técnico. Pese al amplio desenvolvimiento de las operaciones mineras, los sitios aún se conservan, lucen señalizados y preservados. Solo dos sitios: Piruro (PAn 5-8) y Ancosh Punta (PAn 5-5) fueron someti-dos a intensas excavaciones arqueológicas con fines de rescate debido a la necesidad de dichas zonas para desarrollo minero. El proceso histórico de ambos sitios se relata en el capítulo IV. En síntesis, el trabajo en Pierina siguió sucesivas etapas de descripción, análisis, e interpretación de los artefactos arqueológicos, de lo cual se presenta aquí la difusión de los resultados.

Introducción

Por: Víctor M. Ponte Rosalino

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ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina

Victor M Ponte Rosalino

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La Mina Pierina se ubica en el lado oriental de la Cordillera Negra en el centro norte del Perú, a una altitud promedio de 4,100 msnm. Una distancia de 37 Km lo separa de la ciudad de Huaraz, hacia el sudeste, que tiene una población de 111,000 habitantes y es la capital del departamento de Ancash. Huaraz se encuentra a 400 Km al norte de la ciudad de Lima y a 150 Km al sudeste de la ciudad costera de Chimbote. Pierina ocupa gran parte del distrito de Jangas y, en menor grado en el lado sur, parte del distrito de Independencia. Ambos pertenecen a la provincia de Huaraz.

La cuenca del río Santa discurre al fondo del Callejón de Huaylas entre los macizos secos de la Cor-dillera Negra al oeste y las montañas nevadas de la Cordillera Blanca al este. La máxima altura en la Cordillera Negra se ubica bien al norte y sobrepasa los 5,000 msnm (Kinzl 1950:36). El área de Pierina es un gran mirador natural, pues desde sus planicies es posible observar los picos y nevados más altos del Perú, entre los cuales destaca el Nevado Huascarán con una altitud de 6,768 msnm (Figura 1). El Huascarán no sólo predomina por su altura sino también por su gran base hacia el oeste formada por roca de granodiorita (ibid, 37). El nevado de más cercana visualización al área del proyecto es el Urus (5,490 msnm), que forma parte de los nevados de la quebrada Ishinca: Tocllaraju (5,510 m), Palcaraju (6,150 m) y Ocshapalca (5,630 m). Lamentablemente, debido a la rápida desglaciación de los últimos decenios la capa de hielo del frontis oeste del Urus casi ha desaparecido quedando una amplia morrena de difícil ascenso. Esto se debe al fenómeno de calentamiento global que influye en la recesión de los glaciares y el gran impacto que producirá con la escasez de agua en la región en tiempos no muy lejanos (Fraser 2012; Mark et al 2005; Byers 2000).

El valle del Santa (Callejón de Huaylas) tiene un carácter singular, es el único valle en el Perú que corre longitudinalmente. Tiene un largo aproximado de 165 km, desde las nacientes del río en la laguna Conococha a una altura de 4,000 msnm y discurre hacia el Cañon del Pato al norte. Luego de atravesar el Cañón del Pato, el río Santa da un giro al oeste para desaguar al Océano Pacífico luego de 270 Km de recorrido desde sus nacientes.

El Área de Estudio

Figura 1.Nevado Huascarán, 6,768 metros sobre el nivel del mar. Vista tomada desde ingreso Mina Pierina. Foto del autor.

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Figura 2. Localización sitios arqueológicos y centros poblados en el Área de Influencia Pierina

El área de estudio incluye cuatro zonas ecológicas:

› El piso del Callejón de Huaylas (a un promedio de 2,900 msnm) es cultivado casi enteramente, espe-cialmente al norte de Jangas y Tarica. Actualmente, frutas y flores son sembrados para exportación. Pacay, avocado y lúcuma son frutales que no requieren mucho cuidado y han podido ser base alimen-ticia para sociedades tempranas. La existencia de una moderna comunidad de alfareros en el pueblo de Tarica tiene ciertas implicancias para prácticas en el pasado.

› La Quebrada Llancash/Cuncashca es un paso natural a la puna, y a los flancos occidentales de la Cordillera Negra y consecuentemente a la costa. Esta zona tiene agua permanente e incluye las mejores tierras agrícolas (Figura 3).

› La ecozona Quechua (con elevaciones promedio de 3,500 m) es donde maíz, tubérculos (oca, olluco [Ullucus tuberosus], papas) y árboles de eucalipto son sembrados. Aquí hay evidencia de terrazas agrícolas y canales de irrigación. Sin embargo, la zona no ofrece de mucho espacio para cultivos y el suelo no es rico en nutrientes.

› El área de pastos de la puna (con elevaciones promedio de 4,000 metros), consiste de pastizales en pampas utilizados hoy en día como en el pasado, para el mantenimiento del ganado.

Estas zonas ecológicas son integradas por un camino antiguo que conecta varios sitios arqueológicos de varios períodos pre-hispánicos. El camino se extiende desde Jangas (2,900 m) en el piso del valle de Santa, a Cuncashca, en la puna (4,000 m). El control de recursos de varios pisos ecológicos pu-ede haber sido mantenidos en el pasado, tal como lo postuló John V. Murra (1975). El mayor centro estuvo en Mareniyoc. Su posición en el centro del modelo vertical de zonas ecológicas permitió el control económico adoptado por un incipiente grupo rural que consumió productos de las cuatro zonas ecológicas.

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Figura 3.Parte alta Quebrada Cuncashca, mirando al noreste.

Cuadro 1.Variedad de rocas en la manufactura instrumentos líticos en el sitio arqueológico PAn 5-58

En la zona donde se ubica la Mina Pierina se han identificado tres unidades fisiográficas principales: la meseta altoandina, el valle de erosión y el cañón de erosión (Klohn Crippen 1997:2). La meseta altoan-dina se caracteriza por una topografía ondulante a moderadamente empinada. La ladera nor-oriental de la meseta acoge la cuenca de Puca Uran la cual forma tres quebradas entre los 3,200 y 3,000 msnm: Atupa al norte, Antahuran al sur y Puca Uran en la zona central. En la parte oeste de la planicie se en-cuentra el valle profundo del sistema de la Quebrada Cuncashca/río Llancash el cual desemboca en el Río Santa (Figura 3). Al sur, la quebrada Pacchac tiene orientación oeste - este, en la parte intermedia a la altura del poblado de Tinyash la quebrada se torna muy abrupta y empinada descargando en las laderas planas cercanas al río Santa.

La otra banda del río Santa que recibe los afluentes de la Cordillera Blanca ha sido prospectada en menor intensidad. La quebrada Lucma, es el acceso de entrada a los nevados de Ishinca. El río Lucma tiene aguas claras, es de caudal regular y se puede pescar truchas. Los poblados de Lucma y Collón se localizan en zona de quebrada mientras que Pashpa y Cochapampa en áreas de altiplanicies irregulares.

I. 2 Geología Regional

La Cordillera Blanca es un gran batolito de granodiorita y rocas ígneas intrusivas de edad Terciaria su-perior (16.0 a 2.7 millones de años (Ma), limitada por sedimentos del Cretáceo y por depósitos de mor-renas glaciares del Pleistoceno (Klohn Crippen 1997). Localmente, la Cordillera Negra está cubierta por sedimentos más antiguos y por rocas volcánicas de la Formación Volcánica Calipuy. Es un material íg-neo extrusivo, de grano fino tal como la andesina, feldespato y basalto. Muchas de las venas y brechas se componen de andesitas, riolitas y dacitas, lo mismo que inclusiones de carbonatos (Blasco, Chaverra y Reinoso 1984:38). En general, el Callejón de Huaylas ofrece una gama importante de material ge-ológico para la fabricación de instrumentos líticos, que sin embargo, no ha sido aprovechado al máximo como podría suponerse. Por ejemplo Lynch (1970:17-8), menciona la existencia de chert, en forma de lentes en la Formación Pariatambo que sin embargo no fue aprovechada en tiempos pre-hispánicos. Mayormente las herramientas se elaboraron en cuarzitas, jaspe y calcedonia, y también cherts pero en la muestra de Pierina vienen muy impuros.

An

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I.3 Geología Local

El depósito de Pierina se ubica en el lado oriental de la Cordillera Negra, que está conformada por sedi-mentos del Jurásico Superior al Cretáceo Superior (margas, pizarras, calizas, y clásticos continentales), la cual es la base del depósito. Los sedimentos están cubiertos por material volcánico del Grupo Calipuy (andesitas, dacitas y riodacitas) depositado desde el Eoceno Superior al Mioceno Inferior (52.5 hasta 14.6 Ma). La mayor parte del área del proyecto está constituido por lavas basales andesíticas de la formación Calipuy. Afloran en superficie, tobas riodacíticas pomáceas y líticas sobreyacen a la andesita. Las mayores deposiciones de oro se encuentran preferentemente en la toba pomácea riodacítica y en sulfatos de alunita (Rainbow et al.2005). La roca del área es una sílice porosa en el cual ha ocurrido por diversos eventos geológicos epi-termales (no profundos) una mineralización aurífera en un área aproximada de 300 m de ancho por 900 m de largo. El mayor contenido de oro se ubica al norte del yacimiento (más de 8 g/t de oro y hasta 300 g/t de plata).

I.4 Suelos

La ubicación fisiográfica predominante de las unidades de suelos es en laderas. El actual estado de erosión del suelo se clasifica generalmente como de moderado a severo, debido sobre todo a las laderas inclinadas y moderadas, no aptas para agricultura intensiva o semi-intensiva (Gomero et al. 1992:30). La erosión se incrementa también por el abandono de las terrazas agricolas, y la consecuente pérdida del sedimento arcilloso (Inbar y Llerena 2000) . En las laderas de la parte oriental de la Cordillera Neg-ra, los suelos son mayormente coluviales y residuales. Se derivan de rocas parentales como andesita, calcio carbonatos, cuarzitas y tufos volcánicos (ONERN 1973). Son materiales de grano fino producto de la meteorización. Las texturas predominantes de los suelos son de tierra vegetal arcillosa, tierra vegetal arenosa y tierra vegetal arcillo - arenosa con grava. Los contenidos de grava varían desde in-significantes hasta 50 por ciento. El pH varía de 4.1 hasta 8.4. La profundidad efectiva del suelo varía desde 15 cm hasta 90 cm. Los suelos en las zonas altas entre los 3500 a 4000 msnm, son usados para pastizales y cultivos. La capacidad agrícola de los suelos es limitada, no son muy fértiles, a mayor altura se usa preferentemente para pastos. A una altitud entre 2800 a 3400 msnm los cultivos sobre laderas son intensivos a pesar de su poca estabilidad. El relieve topográfico es accidentado con pendientes de 25 a 50%, lo que origina que los suelos no sean estables y con poco potencial agrícola.Los principales centros poblados que se ubican dentro del área de estudio son:

› Centros urbanos ubicados entre 2,950 y 3,400 msnm, Taricá, ubicada en la ribera oriental del Río Santa; Jangas, ubicada en la confluencia del Río Santa y de la Quebrada Llancash y Huantallón (ver Figura 2).

› Pueblos rurales: Antahurán, Atupa, Shecta, Tinyash, Marenayoc y Huanja. En la otra margen del río Santa; Lucma, Pashpa, Collón y Chawin.

› Pequeños poblados: Mataquita, Chontayoc y Cuncashca.

Los pueblos rurales y pequeños poblados están ubicados a altitudes mayores.

Cuadro 2. Columna Estratigráfica Callejón de Huaylas, el número en paréntesis en Millones de Años

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En cuanto al uso de las tierras, se da un sistema distinto de rotación de las tierras, aunque el cultivo de secano es más generalizado. Esta práctica agrícola tiene un ciclo productivo de 3 a 5 años, después de los cuales se deja abandonada la tierra (sin usar o sin cultivar) durante un lapso similar, antes de reanu-darse el ciclo productivo. La agricultura con riego, sólo se da en áreas anexas a quebradas y manantia-les. La agricultura bajo riego tiene ciclos más intensos y largos de producción, con períodos más cortos de descanso de la tierra. A pesar de ser tierras no aptas para cultivo, estas laderas del lado oriental de la Cordillera Negra han tenido uso intensivo, produciendo e intensificando más erosión y produciéndose cárcavas tal como se aprecia en la zona de Yarcok y en la parte baja de Horno Jirca.

El manejo de las parcelas y de las cosechas es, en general, tradicional y rudimentario con poca incor-poración de material sintético y orgánico, sin existencia de ofertas de tecnologías alternativas. Se sigue utilizando el arado con tracción animal de bueyes, tal como fue observado en Cuncashca. Esas tierras, por localizarse en el fondo de la quebrada, disponen de un mayor riego debido a riachuelos que manan de las alturas y suelos algo más profundos. Sin embargo, de manera general, los surcos en las laderas están orientadas en pendiente abajo, hacia la máxima inclinación de las laderas. Esta característica promueve un escurrimiento acelerado y empeora los efectos de la erosión. La mayoría de los cultivos existentes tienen períodos vegetativos relativamente cortos y se emplea preferentemente el método de cultivos de secano. Los principales cultivos son de papas, habas, trigo, cebada y maíz, que generan auto abastecimiento. La siembra se da entre octubre y diciembre y los cultivos se cosechan entre abril a fines de junio. A altitudes entre 3,400 a 3,900 msnm, muchas parcelas son independientes, durante la estación húmeda se cultivan en peque-ños terrenos menores a una hectárea, donde se siembran tubérculos (papas, ollucos) y cereales (trigo, avena, cebada). Bajo la cota 3,400 es posible observar cultivos de maíz y cerca de Jangas y los poblados ribereños del Río Santa ciertos frutales (duraznos) y extensos campos permanentes de alfalfa.

I.5 Clima y Meteorología

Existen dos estaciones bien marcadas en el área andina de la sierra; éstas son determinadas por la temporada de lluvias. La estación de lluvias se da entre octubre y abril, normalmente el clima es húm-edo y nublado, algunas veces con presencia de horas soleadas dependiendo de los días de nubosidad y tempestades. Las lluvias se dan en las tardes después de mañanas con fuerte incidencia solar. La intensidad de las precipitaciones depende mucho del piso altitudinal; mayor precipitación ocurre en zonas elevadas que en el fondo del valle (ver ONERN 1973: gráficos 1a-1e). El paisaje cambia de color con cerros verdes y nevados ocultos por las nubes. La precipitación es mayor en la Cordillera Blanca respecto a la Cordillera Negra (F. Diaz 1989:16; ONERN 1973:4). Durante la época seca que es entre mayo a setiembre, destaca la gran incidencia solar, que rápidamente torna los pastos amarillos decreci-endo los caudales y manifestándose la sequía. En esta temporada la temperatura es más baja; el frío en las noches baja los termómetros hasta los 5°C y en muchas mañanas se manifiestan heladas. El día en cambio, es caluroso con un cielo azul limpio con posibilidades de observar los nevados de la Cordillera Blanca, en un hermoso contraste (Raimondi 2006:105).

Existen tres principales regiones climáticas en el área de estudio: la región de Clima Templado 2,000 a 3,000 msnm, con fuerte insolación y diferencia térmica no muy marcada. Frío Templado entre 3,200 – 3,800 msnm con la aparición de heladas durante la estación seca y la región de Clima de Tundra Secode la Alta Montaña, entre 3,800 – 4,800 msnm, con la aparición de nubes baja la temperatura rápida-mente. Normalmente, la temperatura varía entre 15 a 6 C en un día cualquiera en la Alta Montaña. A lo largo de casi una década de mediciones de la estación Pierina, La temperatura anual promedio en la mina fluctúa entre 5.9 a 6.6 C. Aunque puede parecer rígida, Portocarrero et al (2008:13) aduce lo contrario, sugiriendo que en los últimos años la temperatura ha variado mucho debido a los cambios climáticos que están experimentando los Andes y en especial el área del Callejón de Huaylas. Las pre-cipitaciones se han incrementado, pero también existe inestabilidad, la temperatura ha aumentado y las heladas son más frecuentes ahora, afectando el régimen de cultivos. El aumento de temperaturas es un fenómeno global, que está propiciando un rápido retroceso glacial que sobretodo se ha incremen-tado en el último decenio (Thompson et al 2006).

I.6 Flora y Fauna

La flora registrada en el área de estudio consiste de 285 especies. Además hay que considerar 22 espe-cies que son cultivadas. 19 plantas son endémicas, entre las más importantes se encuentra el cactus Oroya borchersii, y arbustivas como el Huarango (Acacia tortuosa), y Retama (Sparteum juncium) que se aprecia en las zonas bajas aledañas al poblado de Atupa y Jangas. Aliso (Alnus jorullensis) se observaba en las inmediaciones de Mareniyoc. Carrizo (Arundo donax) crece en áreas aledañas a que-bradas con agua, como Yarcok y en la ribera del río Santa. Los árboles Fresno (Fraxinus pensilvánica), Nogal (Juglans neotrópica), Molle (Schinus molle) y Sauce (Salix humboltiana) crecen cerca a los po-blados, lo mismo que el arbusto Tara (Caesalpinia tinctoria) y Capulí (Prunus capuli). Dos especies de “queñoa” (Polylepis racemosa y weberbaueri) existen en el área de estudio y están siendo re-introdu-cidas en el vivero forestal de Pierina. Eucalipto una especie importada, tiene significativa importancia económica debido al recurso maderero, pues su madera se utiliza para elaboración de cercos, puertas, mesas, y como leña para la cocina. De rápido incremento su efecto devastador en el suelo no propicia el desarrollo de plantas nativas.

Un total de 76 especies de vertebrados se registraron para el área: 16 mamíferos, 56 aves, 2 reptiles y 2 anfibios. Entre los invertebrados, los insectos y arácnidos son los grupos más grandes. El grupo predominante entre los mamíferos son los roedores (9 nativos y una especie introducida). Otras espe-cies importantes: el Zorro Andino (Lycalopex culpaeus) y Venado Gris (Odocoileus virginianus) se le pueden encontrar actualmente en la parte noroeste de la mina Pierina, en zonas rocosas dentro y fuera del perímetro de la propiedad. Es muy raro ver en las proximidades del área al Gato Montés (Felis silvestris) y Cóndor Andino (Vultur gryphus). De los camélidos Sud-americanos, aunque oriundos de los Andes, no han sido posible ser advertidos en la actualidad pese a la persistente popularidad en el registro arqueológico.

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I.7. Secuencia Desarrollo Cultural Pre-hispánico en Pierina

En base a las investigaciones desarrolladas en Pierina, se puede discernir una secuencia cultural pre-hispánica que puede ayudar a entender el proceso civilizatorio en esta parte de los Andes, en especial en la región del Callejón de Huaylas. Se recalca que debido a la naturaleza del trabajo de evaluación arqueológica en torno al área de influencia de la mina Pierina, no se cuenta con un espacio geográfico definido por un valle o una quebrada, pero sí con un amplio sector de la puna, y muestreos represen-tativos de otros pisos ecológicos, como suni y quechua, zonas que fueron prospectadas en relación a la construcción de la carretera Jangas – Pierina. Así se cuenta con información valiosa acerca del “pasado” que es rescatado en el marco de administración de recursos culturales (Birch 2006:7).

De manera esquemática, los sitios investigados han sido separados en períodos culturales ordenados cronológicamente en fases sucesivas. Por comparación a estilos cerámicos y líticos, y coadyuvado por fechados radiocarbónicos, los materiales arqueológicos son clasificados en fases locales que se insertan en la periodificación estándar disponible para el área andina. Se enfatiza que hay una falta de aten-ción de los investigadores por el Callejón de Huaylas, si bien existen ciertos proyectos arqueológicos funcionando, éstos se encasillan en un solo sitio; un único lugar no puede dar explicaciones sintéticas del desarrollo y cambios en la historia prehispánica regional. De manera que la propuesta secuencial en Pierina se encaja más como una herramienta metodológica útil en la forma de presentar los sitios y su evolución cultural (Ramón Joffré 2005:8). Esto es debido a la naturaleza de los componentes arqueológicos y su largo desarrollo cultural, pues los artefactos presentan una larga duración histórica y no se envuelven en una única tradición cultural u horizonte estilístico. Se procederá a evaluar y rápidamente mencionar las características principales de cada fase y período cronológico propuesto.

a. Llaca Ama Caca (7000 - 5000 a.C)

Básicamente la fase se define por el material lítico diagnóstico encontrado relativamente en niveles más profundos del sector IV en el abrigo rocoso Llaca Ama Caca (PAn 5-58). Este material fue analizado por Claudia Grimaldo (1999) y se va a respetar su clasificación. Se indica que el alto grado de distur-bamiento ocasionado por sucesivas ocupaciones pre-hispánicas y en tiempos modernos no permite asociar los instrumentos líticos a estratos definidos. Esto es problemático pues no se puede establecer una secuencia en base a superposición de estratos. Sin embargo, por comparación con otros materiales, especialmente de la Cueva Guitarrero (Lynch 1980) y el abrigo rocoso de Lauricocha excavado por Augusto Cardich, tenemos un tipo de punta bifacial en forma de hoja lanceolada ancha y pequeña que bien se enmarca en el tipo 6 de Quishqui Puncu 1980: figuras 9.1n, o) y tipo I de Lauricocha (Lanningy Hammel 1961: Fig. 2b). Salcedo (2012: figura 11) lo sitúa en el Arcaico Inferior (7,400 – 5,000 a.C.) sugerencia que puede ser tomada en cuenta para la seriación estilística en base a puntas de proyectil del sitio de Llaca Ama Caca (Figura 4, a). El otro tipo que claramente se correlaciona con la fase II de Lauricocha es la punta alargada con lados rectilíneos convergentes, y base sub-rectilínea convexa con retoque a presión (Lanning y Hammel 1961: Fig. 2a). Lynch (1967: figura 2 (a); 1980: figura 9.1p) menciona como la más temprana en el Callejon de Huaylas y su posible relación con la fase Ayampitín. Puede atribuirse como la punta más antigua de Llaca Ama Caca (Figura 4, b). Por lo que a pesar de lo puntual de las evidencias presentadas, estamos seguros de tener una presencia temprana en la zona de estudio contemporánea al sitio de Guitarrero en el Callejón de Huaylas.

b. Quitapampa 500 – 200 a.C.

En el sitio de Quitapampa (Pan-5-50), se localizó una estructura de piedra tipo “horno” encontrada en la terraza anexa a las cámaras subterráneas de Quitapampa C (PAn 5-50). Carbones asociados al piso de la estructura fueron sometidos a fechados radiocarbónicos.

AA32488: Quitapampa C PAn 5-50 , Sector II , Cateo 9, Capa 3

C14 2305 + 55 B.P. 355 a.C.

La muestra fue tomada de un lente de ceniza ubicada en el extremo noroeste de la estructura abierta con planta en U, posiblemente un horno o fogón, el lente de ceniza (5025) se hallaba contenido por la capa 3 (5023).

El material ceramográfico asociado pertenece a ollas sin cuello y cántaros grandes de pasta semi com-pacta color naranja con temperante grueso abundante por lo que todo el material recuperado se hal-laba erosionado. Al parecer el corpus cerámico tiene una misma fuente de procedencia, debido a que las pastas exhiben similares características, no tienen decoración ni acabado superficial exterior, por lo que es imposible que pueda ser asociado a materiales conocidos de la época en el Callejón de Huaylas. Al mismo tiempo, podemos afirmar que no existe ninguna correlación con las cámaras subterráneas localizadas a 7 m al norte de la estructura tipo horno (ver Figura 68).

Cuadro 4. Períodos y Estilos Culturales en el Área de Influencia Mina Pierina

ce

---- RECUAY

WARI

(

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Figura 4. a. pequeña punta lan-ceolada 5850. Material cuarzo, Sector VI, Uni-dad A: Capa superficial. Largo 33 mm.

Cuadro 5. Lista de Sitios Arque-ológicos con fechados radiocarbonicos.

0

5 cm.

b. Punta alargada 5866/IB-5. Material cuarcita. Sector IV, Unidad C: Capa 4. Largo 47 mm.

0

1

2

3

4

5 cm.

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d. Cotojirca II (150 a.C – 300 AD)

En esta fase los materiales arqueológicos asociados al estilo Huarás Blanco sobre Rojo, son pre-dominantes y aparecen con claridad en contextos funerarios en el sitio Amá II (PAn 5-49). En el sector I se hallaron tumbas secundarias bajo peñas grandes (Figura 7, corte C-C), que contenían ofrendas funerarias como una jarra pequeña de acabado lustroso gris, cantimplora doble con decoración lineal en negativo y dos cuencos abiertos de paredes rectas con diseños geométricos en blanco sobre fondo engobado rojo (Figura 5). Asìmismo la arquitectura funeraria de Cotojirca II, localizada en una terraza denominada sector III, consistió en dos cistas de piedra con coberturas de lajas medianas a gruesas (Amá II N y O), de 0.5 m de diámetro por 0.5 m y 0.88 m de profundidad respectivamente. Ambas contenían restos óseos humanos muy deteriorados, posiblemente debido a sus reducidas dimensiones, sólo un individuo por cista fue enterrado y en forma flexionada. En el exterior de la cista Amá II O, se tuvo el hallazgo de un cuenco fino con pedestal y diseños geométricos Blanco sobre Rojo.

Cistas subterráneas funerarias con cerámica Blanco sobre Rojo han sido observados en la parte media y alta del valle de Nepeña, vinculándose a los petroglifos de Chacuascucho, Pocos y Vinchamarca (Samaniego 1992). Este hecho puede sugerir un patrón de enterramiento similar al observado en Amá II, en donde se distribuyen tumbas bajo peñones en el área anexa al petroglifo Isabelita. Sin embargo, se recalca que en este mismo espacio, también se hallaron estructuras subterráneas de estilo Recuay, lo que puede confirmar la transición o la anticipación a expresiones funerarias y religiosas que continuarán en el estilo Recuay (Lau 2004:180).

c. Cotojirca I (400 – 150 A.C)

Evidenciado en los sitios Chonta Ranra Punta (PAn 5-1), Amá II (PAn 5-49), Mareniyoc (PAn 5-37), Maquellouan Punta (PAn 5-4), Llaca Amá Caca (PAn 5-58) y Urpay Coto (PAn 5-39). Durante esta época se elige la empinada montaña de Maquellouan Punta (ver Figura 45) como lugar de residencia de un grupo que también tuvo a Chonta Ranra Punta como sitio defensivo y de refugio. Estos dos sitios localizados en la puna, dependieron bastante del pastoreo y caza, teniendo una estación temporal en el abrigo de Llaca Amá Caca. De acuerdo a las evidencias arqueológicas y relaciones con la zona Quechua de Mareniyoc, existe semejanza de los artefactos del mismo estilo ceramográfico, especialmente en Amá II y por la dependencia a recursos propios de esta ecología. En base a los restos arquitectónicos de Mareniyoc, y su funcionalidad ritual, éste sitio se presenta como el principal sitio arqueológico de esta fase, asociado a una fuerte presencia de rituales, tanto por la presencia de la piedra “Isabelita”, como por la monumentalidad del montículo artificial de plataformas escalonadas existente en cercanías a la actual plaza de Mareniyoc. La variable ideológica se destaca entre otras variables para la unificación del grupo social local lo mismo que la dependencia económica, pues debió haber movimiento vertical de intercambio de productos y/o enclaves entre la zona alta donde se ubica la mina Pierina actualmente y la zona de Mareniyoc. Este fenómeno de transhumancia ya detectado en el período Precerámico (Lynch 1970), continuaba hasta hace no mucho tiempo atrás en la zona de investigación. Por ello se puede proponer que la naturaleza de la arquitectura fortificada de Chonta Ranra se puede entender por la co-existencia de conflicto. Es posible que el grupo social existente en aquella época se defendió y guareció en este lugar durante tiempos de tensión con otros valles, tomando como ejemplo el modelo de Wilson (2002:220) para el valle bajo del Santa.

Figura 5. Vasija de estilo Blanco sobre Rojo hallada en la tumba Ama II F. Cotojirca II

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e. Cotojirca III (300 – 650 AD)

Empleando la cerámica como marcador temporal y estilístico que nos aproxima al estilo Recuay, tal como sucede con la anterior fase, materiales arqueológicos exclusivos de este período solo se encuen-tran en contextos funerarios. Los sitios habitacionales carecen de cerámica manufacturada en caolin-ita, y asimismo, no se ha tenido éxito en datar con radiocarbono ningún componente Cotojirca III propio del período Intermedio Temprano (ver cuadro 6). A manera de hipótesis, si la región de Pierina tuvo algún interés para la politica regional descentralizada Recuay, entonces es muy probable que los sitios de altura Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta han tenido alguna efímera ocupación en este período, debido a la estratégica posición de los asentamientos y el rol que tuvo la guerra y el conflicto en los intereses de la sociedad Recuay (DeLeonardis y Lau: 200 :83-6). Del mismo modo, Mareniyoc pudo ser el centro político en este período. De lo contrario, de haber sido un centro de menor impor-tancia, los materiales hallados en las construcciones mortuorias reflejarían ítems de prestigio, que por intercambio y fabricación local estarian imitando la cerámica usada en centros en donde la diferenciación social es más evidente.

Arquitectura funeraria mayormente se manifiesta en la zona alrededor del poblado actual de Mareni-yoc (Figura 14), y evidencia la presencia de una población en el sitio en esta época. Las construcciones mortuorias son subterráneas a manera de cámaras dobles o simples y algunas muestran antecámaras en las entradas (ver Figura 6 abajo). Pero existe variantes como las mostradas en los sitios Amá (PAn 5-34) y Ushnu Jirka (PAn 5-59), en donde se trata de varias cámaras semi-subterráneas simples construídas bajo un cobertizo común, la cual es una gran roca plana inmensa. Cámaras doble se observan en Quitapampa C (PAn 5-50), Quitapampa B (PAn 5-42), Amá II D (PAn 5-49) y Horno Jirca (PAn 5-38). Cámaras singulares simples semisubterráneas son mostradas en Quitampampa A (PAn 5-35) y Amá II B (PAn 5-49). Por último, enterramientos simples bajo peñas con artefactos de estilo Cotojirca III también se observaron en el sitio Amá II. Todo este conjunto de tumbas contenían vasijas cerámicas que emplean arcillas de caolín.

Cuadro 6. Estilos y su posición cronológica en los sitios de Pierina

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Figura 6. Doble cámara semi-subterránea, dibujo de planta y corte en perfil A – A’.

Figura 7 a y Figura 7 b: Vasija de cerámica que representa a un prisionero Wari con las manos atadas hacia atrás. Yarcok PAn 5-41.

f. Cotojirca IV/Ancosh (650 – 1000 AD)

Es el intervalo de tiempo que recae en el Período Horizonte Medio, el cual se expresa en el Callejón de Huaylas por la irrupción de estilos cerámicos no locales, cambios en el patrón arquitectónico y escultura lítica (Isbell 1991). Entre los más importantes sitios Cotojirca IV/Ancosh se encuentran rep-resentados por Ancosh Punta (PAn 5-5), un lugar de habitación y corrales; Piruro (PAn 5-8), corrales; Llaca Ama Caca (PAn 5-58) donde existe un componente de esta fase; Yarcok (PAn 5-41), un conjunto de chullpas con material cerámico funerario; Amá II (PAn 5-49), Cochapampa (PAn 5-43); Marca Jirca (PAn 5-64); Horno Jirca C (PAn 5-47) y Potrero (PAn 5-15). El cambio del estilo local cerámico se manifiesta por decoración plástica en forma de estampados circulares yprotuberancias añadidos a jarras y cántaros de acabado burdo. También aparecen con mayor abundancia platos y vasijas abiertas con decoración interior geométrica lineal. Las construcciones funerarias cambian, ya no se usan el estilo de tumbas subterráneas, con excepción de algunos casos como Cochapampa (PAn 5-43). Se emplean edificios funerarios rectangulares sobre la superficie que encierran cámaras individuales de un promedio entre 1 m de largo por 0.8 m de ancho y vanos de acceso que

siempre se dirigen al este. En las cercanías a la parte baja del lado este de la mina Pierina, se localizó un conjunto de “chullpas”, tal como se denominan estas construcciones. Estas fueron relocadas a otro sector debido a la utilización del área para explotación minera. Los contenidos o los ajuares funerarios son bien distintos al previo estilo Cotojirca III. Consisten de vasijas escultóricas de personajes humanos y animales manufacturados localmente en arcilla natural (Figura 7a, b). Existe también material importado de vasos negros impresos con un cara de un personaje importante con pelos de serpiente. Vasijas tretápodos, jarras pequeñas con engobes rojos y paredes delgadas, modelados con engobes negros, y la utilización de decoración pintada en negro, blanco y rojo, son frecuentes en el corpus de las ofrendas funerarias en esta fase.

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Figura 8. Cuartos en torno a patio, Carhuac Punta.

Figura 9. Largo cuello de aribalo de considerable tamaño encontrado en Mareni-yoc. Escala 5 cm.

g. Cotojirca V (1,000 – 1470 AD)

Con el decaimiento del estado Wari y su influencia en la región, la zona del Callejón de Huaylas se torna más independiente y autónoma. Los asentamientos son recluídos y aislados al exterior por mu-ros perimétricos, que indican un grado de protección y posiblemente conflictos internos. En el área de operaciones de la mina Pierina existe un sitio, Carhuac Punta (PAn 5-6), el cual exhibe estos atributos. Aquí la vida comunal se desarrolló en patios internos colectivos y cuartos alargados. El patio de mayor tamaño en Carhuac Punta tiene forma rectangular con cuartos inscritos. Esta peculiar forma arquitec-tónica tiene raigambres y antecedentes locales o regionales, y se observan en sitios Recuay, como el “quadrangular compound” de Yayno (Lau 2010: figura 10) y sitios post-Recuay como “patio groups” de Honco Pampa (Isbell 1991: figura 8). Se manifiesta tardíamente en Pierina, lo que indicaría que ciertas tradiciones arquitectónicas perduran con el paso del tiempo, como por ejemplo la idea de habitar las cumbres y zonas de altura continúa y se hace más evidente la diferenciación étnica. El estilo cerámico de decoración plástica sigue en vigencia, círculos estampados y apéndices son bien comunes en formas populares como las jarras y cántaros.

h. Pierina Inka (1472 – 1521 AD)

En Pierina se tienen tres sitios con presencia de material Inka. Llaca Ama Caca (PAn 5-58) y Mar-eniyoc (PAn 5-37) constituyen los más importantes. El primero, localizado en la mina, fue punto de atención y lugar de reverencia y respeto por parte de la administración Inkaica al depositarse ofrendas humanas y artefactos de fina manufactura Cuzqueña. Por algún motivo la elevación rocosa y el abrigo que la conforma fueron considerados sagrados. Quizás, una waca local que tuvo el respeto y consider-ación Inka. El otro sitio importante es Mareniyoc, existe allí un montículo, que fue lugar de habitación Inka; terrazas escalonadas y muros de retención con bastante frecuencia de material Inkaico se encuen-tra diseminado asociados a las estructuras.

Con esta breve introducción a la secuencia cultural prehispánica del área de influencia de la mina Pie-rina se deja establecido el referente cronológico generalizado que servirá de base para entender mejor la lectura de los siguientes capítulos que desarrollan a mayor profundidad los contextos arqueológicos y evidencias de sucesivas ocupaciones en Pierina.

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Cuadro 7. Relación de sitios arque-ológicos en el área de influencia Pierina y su posición cronológica

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De Moxeke a Moche: las Evidencias para la Formación Temprana del Estado en la Costa del Perú. Formativo Sudamericano, una Revaluación. Paulina Ledergerber-Crespo editor. Pp:217-26. Quito: Abya Yala ediciones.

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CAPITULO II

ANÁLISIS DEL PETROGRABADO ISABELITA Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO, CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ

1. Introdución2. EL Horizonte Temprano en el Callejón de Huaylas3. El area de Mareniyoc4. Excavaciones en el sitio Amá II (Fase Cotojirca I)

4.1. La roca Isabelita4.2. Estructura Circular alrededor de la gran Roca4.3. Tumba Amá II E 4.4. Tumba Amá II R4.5. Contexto 49IV30, Basural

5. El monolito de Piruro II6. La Fase Cotojirca I, principales componentes7. Isabelita: Definiendo el estilo artístico8. Conclusiones

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Análisis del petrograbado Isabelita y su contexto arqueológico, Callejón de Huaylas, Perú

Isabelita es el nombre de una impresionante peña con grabados descubierta en el sitio Amá II (Pan5- 49), en 1998, cuando realizamos trabajos de reconocimiento arqueológico para la construcción de la carretera Jangas – Mina Pierina (Ponte 2005:247; 1999). La roca se encontraba en la parte alta del barrio de Cotojirca en el pueblo rural de Mareniyoc, localizado en el distrito de Jangas, provincia de Huaraz, departamento de Ancash. La iconografía del grabado se compone de un ser humano que porta una cabeza trofeo, y es acompañado por cuatro animales (Figura 10).

1. Introducción

Figura 10. Imagen del petroglifo Isabelita luego de ser relocado

El actual poblado de Mareniyoc se erige sobre un montículo artificial el cual ha sido ocupado varias veces en su historia, y cuya primera ocupación podría corresponder al Horizonte Temprano asociado a la roca Isabelita. Asimismo, Mareniyoc integró sitios localizados en la puna y zonas temperadas aledañas al río Santa, en un sistema vertical que funcionó por miles de años. Esto se demuestra por la longitud de los perfiles del montículo, en donde materiales arqueológicos de varios períodos culturales se encuentran evidenciados en los sucesivos estratos del sitio. Por lo que proponemos que Mareniyoc fue el centro de un territorio con unidad cultural, política, económica, y quizá ideológica (en el período Horizonte Temprano evidenciado por la presencia de la roca Isabelita, como un lugar de culto, en esta parte del Callejón de Huaylas.

La localización de la roca Isabelita en un espacio donde rituales mortuarios fueron desarrollados co-necta la imagen a una modesta estructura ceremonial de piedra que circunda una “gran peña”. Un entierro humano con ofrendas se colocó bajo la peña, fue un espacio funerario insertado con piedras rústicas de poca factura constructiva. Este contexto podría relacionarse a las nociones de machay y malqui documentados en períodos prehispánicos tardíos y coloniales (Arriaga1999 [1621]:21; Doyle 1988; Duviols 2003). En este caso, la gran peña constituye un machay, un concepto en la lengua Quichua que significa abrigo rocoso natural o una caverna, un lugar donde se realizaba performances rituales. Malqui significa el entierro, la momia del ancestro o fundador de la comunidad local. En base a éstos conceptos, se interpreta que la población debió reunirse en una terraza próxima a la gran peña y a la roca Isabelita para realizar veneraciones. En los Andes centrales no se han detectado cultos a los ancestros tan tempranos como el de asociado a la roca Isabelita.

Los artefactos arqueológicos encontrados en la gran peña fueron probablemente contemporáneos al estilo Capilla (600 – 200 a.C) propuesto para el sitio de Huaricoto, localizado en Marcará, cercano al río Santa y no muy lejos de Mareniyoc, el cual se asienta en las estribaciones bajas de la Cordillera Negra. El carácter sagrado de Mareniyoc es mantenido por bastante tiempo dada la presencia de entierros de distintos períodos, confirmándose la larga tradición de veneración a los ancestros, especialmente en la cultura Recuay (Lau 2002; Hernández Príncipe 1923 [1622]). Se postula que Mareniyoc estuvo integrado a otros sitios de Horizonte Temprano en una manera vertical extendiéndose desde el piso templado del valle del río Santa hasta la fría puna de la Cordillera Negra. Este vínculo cultural permite que se focalize en la idea del desarrollo de un subsistema político local. Se sugiere que los asentamientos en diferentes zonas ecológicas participaron en una suerte de interacción social centralizada, en una zona en donde la ideología tomó forma material. Si la ideología es una fuente de poder y pudo ser controlada por el grupo dominante (De Marrais et al. 1996), entonces el área de Mareniyoc pudo haber sido el lugar donde los recursos económicos y patrones de subsistencia se organizaron a través del intercambio, cooperación, organización e interrelaciones con otras áreas. Aún cuando el sitio primario es definido solamente por su magnitud, por encontrarse artefactos de varios períodos y por su conexión con un personaje mítico y religioso representado en la roca Isabelita, se sugiere que en la fase local Cotojirca I del período Horizonte Temprano se sentaron las bases de un modelo económico que luego fue replicado por grupos subsecuentes sin muchos cambios substanciales.

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En el Quechua moderno de Ancash, la palabra amá significa “oscuro” pero también es un elemento gramatical prohibitivo. En este contexto la palabra se refiere a las sombras formadas por las grandes peñas, debido a que la original localización de Isabelita estuvo cerca a cámaras funerarias immersas bajo largas rocas. Sin embargo, en el Callejón de Huaylas, amá podría derivarse del vocablo amay, encontrado en los juicios de extirpación de idolatrías en Cajatambo (Duviols 2003:178,186). En este caso significa estructura mortuaria. Amayes aparecen en los documentos de Cajatambo como “a modo de casilla muy pintado” y con puertas (ibid:186). A pesar de la distancia temporal y espacial, una im-portante cámara funeraria circundada por una estructura circular de piedra, muy similar a la estructura mortuaria descrita en el documento de Cajatambo, estaba asociada a la roca Isabelita, la cual puede ser datada en la parte final del Horizonte Temprano (c.600-100 a.C.)

Durante el tiempo cuando el personaje grabado en la roca Isabelita estaba en pleno apogeo, impor-tantes centros ceremoniales estaban funcionando en el Callejón de Huaylas. Uno de ellos fue el templo de Huaricoto, edificado sobre un largo montículo, cuya forma arquitectónica más temprana corresponde al período Precerámico. Este fue el escenario para el desarrollo de prácticas rituales de la tradición religiosa Kotosh (Burger 1992:42, 45, 49-50). Los ritos fueron realizados en pequeños edificios públicos de planta circular. Las ceremonias incluyeron incineración de ofrendas en fogones centrales. La plaza circular hundida es otra forma de estructura religiosa presente en el Callejón (Burger and Salazar-Burger 1985:131-132), aunque como se sabe tuvo una immensa popularidad en las cos-tas de Ancash y La Libertad (Cárdenas 1998).

Varios otros centros públicos monumentales existieron en el Callejón y se dice que pertenecen al estilo Chavín (Tello 1960:36; figura 2). Son definidos por su magnitud, pero no han sido lo suficientemente estudiados. Uno de éstos es Pumacayán (3100 msnm), un largo montículo localizado al este del río Santa, dentro de la moderna ciudad de Huaraz. Cerámica negra incisa, estelas labradas y cabezas clavas han sido encontrados allí pero sin información contextual. El edificio de Pumacayán ha sido remod-elado varias veces, específicamente por la cultura Recuay. Largas galerías, pasajes, y cámaras funerarias de estilo Chavín están escondidas bajo estructuras Recuay (Tello 1943:155).

Un importante monumento con arquitectura pública en el Callejón de Huaylas es Tumshucaico (2295 msnm) ubicado en el lado norte de la ciudad de Caraz. Este sitio comparte su planeamiento y estilo constructivo con monumentos del valle de Nepeña (ver Proulx 1985:plates 15a,16a,b; Tello 1943). Sin embargo, Bueno (2003:75) quién ha estudiado el lugar, concluye que existen conexiones arquitectóni-cas con La Galgada y por lo tanto también tendría un componente Precerámico. Tanto Pumacayán como Tumshucaico tuvieron densa ocupación post-Chavín, e inclusive Inka. Será tema de un estudio aparte determinar si estos sitios compartieron elementos comunes en la difusión del culto religioso Chavín. De lo contrario, pudieron haber funcionado de manera independiente, cada centro con sus ceremonias y ritos religiosos como forma de cohesión de la comunidad.

Siguiendo rumbo al norte por el río Santa, en la provincia de Corongo, un equipo de arqueólogos lidera-dos por Kazuo Terada (1975,1980; Morris 1981:961) excavaron el sitio de La Pampa, un complejo de montículos y plataformas con muros de retención y cuartos de uso no doméstico que se asocian a la fase Yesopampa del período Inicial. La cerámica del estilo Yesopampa tiene ciertas afinidades con el estilo Pandanche de la región de Cajamarca, mientras que los artefactos de la siguiente ocupación, del período La Pampa, tienen mayores afinidades con el estilo Chavín. Un dintel con atributos de felinos y serpientes probablemente pertenece a este período (670-540 a.C.).

Gary Vescelius registró 125 sitios a lo largo de la quebrada Marcará, un tributario de la cuenca del Santa que baja de la Cordillera Blanca (Burger y Lynch 1987:1; Lynch 1970:12). Entre éstos, Ucush Punta proporcionó fragmentos cerámicos chavinoides, tales como estampados circulares e incisos (ibid). En la misma área Gero (1992) excavó el sitio de Queyash Alto, un sitio en la cumbre de una colina en la confluencia de los rios Marcará y Santa. Los niveles más tempranos se relacionan con el estilo cerámico Huarás Blanco-sobre-Rojo (200 a.C. - 250 AD; Gero 1991:132). En el planeamiento del sitio destaca dos pequeños montículos alargados en ambos extremos de la colina. Una serie de cuartos en línea recta rellenan la cumbre. Terrazas habitacionales siguen el contorno en las laderas este y oeste (Gero 1991:130, 2001:19-20). La organización espacial de Queyash Alto es similar a los sitios Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta, en el área de Mareniyoc. Todos estos sitios han producido cerámica del Horizonte Temprano y Blanco-sobre-Rojo. Marcum, un sitio localizado en la otra banda del Santa, tam-bién comparte el mismo planeamiento espacial de estructuras y fragmentos del Horizonte Temprano.

2. El HorizonteTemprano en el Callejón de Huaylas

Figura: 11Localización de sitios del departamento de Ancash mencionados en el texto. 1:Chavín de Huántar. 2:Pumacayán. 3:Mar-eniyoc. 4:Huaricoto. 5:Queyash Alto. 6:Pall-ka. 7:Cueva Guitarrero. 8:Chupacoto.9:Tumshucaico. 10:La Pampa. 11:La Galgada. 12:Punkuri. 13:Cerro Blanco. 14:Cerro Sechín.

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En el Callejón de Huaylas debió existir varios más asentamientos Chavín y pre-chavinenses. El prob-lema de identificarlos es que mucha de la arquitectura se encuentra enterrada y/o ha sido reutilizada por sociedades posteriores. Por ejemplo, Thompson (1962), menciona Chupacoto, un pequeño montí-culo en donde documentó dos piedras con grabados en un claro estilo Sechín del período Inicial. Sin embargo, no hay evidencia directa que vincule el sitio con las piedras grabadas, es decir fueron encon-tradas aisladas sin contexto preciso. La futura excavación de nuevos sitios pre-Chavín va a clarificar en algo la naturaleza de los asentamientos del período Inicial y Horizonte Temprano, el cual debe contener elementos de los valles costeños de Ancash.

Parece que diferentes prácticas religiosas existieron en la sierra, con alguna autonomía expresada en las ceremonias performadas. Asimismo, la organización económica de las comunidades serranas reflejaron diferencias territoriales. No obstante, la esencia y el requisito por el ritual presionó para la búsqueda de interrelaciones regionales en procura de bienes y materiales tanto de la costa como de la amazonía.

Figura 12. Sitios del Período Hori-zonte Temprano en el área de influencia mina Pierina.

Figura 13. Distribución de cámaras funerarias entorno a Marenayoc.

Figura 14. Corte del montículo ar-quelógico en Mareniyoc para la construcción de casas.

1. Chonta Ranra Punta PAn5-14. Maquellouan Punta PAn5-49. Piruro PAn5-913. Tapa Punta PAn5-1316. Winaq Punta PAn5-1617. Quenapun Punta PAn5-1737. Mareniyoc PAn5-3739. Urpay Coto PAn5-3949. Ama II PAn5-4950. Quitapampa C PAn5-5058. Llaca Ama Caca PAn5-58

Poblados Actuales Sitios arqueológicos del Horizonte Temprano(700-200 a.C) Mareniyoc

El pueblo rural de Mareniyoc se asienta sobre un montículo artificial compuesto por una profunda deposición cultural. Este montículo mide aproximadamente 1200 by 800 metros y consiste en una serie de plataformas escalonadas y áreas habitacionales donde al parecer se llevaron a cabo actividades ceremoniales y domésticas, como es indicado por los gruesos basurales y depósitos que se muestran en los perfiles creados por los pobladores al realizar remodelaciones para la construcción de casas moder-nas. De acuerdo a la observación de los materiales arqueológicos, la primera ocupación de Mareniyoc probablemente ocurrió durante el Horizonte Temprano. Es común en el Callejón de Huaylas y en el valle de Nepeña (Ponte 2000:223; Proulx 1985:285; Lumbreras 1993) la reocupación de antiguas estructuras del Horizonte Temprano para modificarse y formar sobre el montículo un nuevo asenta-miento. El montículo es formado por rellenos que contienen artefactos rotos de alfarería, huesos de animales, instrumentos líticos, y basura en general mezclada con sedimentos compuesto por piedras sueltas, cascajo y bloques rocosos. El relleno muestra muros de contención, lo que le da elevación al montículo. Este relleno pudo haber sido acumulado durante la primera ocupación del sitio en el Hori-zonte Temprano.

Con el devenir del tiempo, Mareniyoc creció como un centro poblacional, pero también fue el centro de actividades ceremoniales como lo fue Huaricoto (Burger 1993:54). El área de Mareniyoc ha sido ocu-pada varias veces, desde el Horizonte Temprano hasta el Horizonte Tardío, un lapso de tiempo de más de 1,500 años (Figura 15). Es durante el Período Intermedio Temprano (c. 100 to 700 A.D.), cuando Mareniyoc fue probablemente el centro de una población Recuay. Losas de piedra grabadas y escul-turas de felinos han sido encontradas y expuestas en la actual plaza del pueblo. Además un conjunto de estructuras funerarias Recuay se distribuyen alrededor de Mareniyoc en un plan orbital (Figura 13).

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El sitio Amá II se ubica a una altitud entre 3500 a 3550 msnm (Figura 15). Un camino prehistórico predomina en el terreno pedregoso en pendiente y divide la lomada entre casas y parcelas agrícolas en ambos lados del camino. El área tiene una topografía irregular que incluye peñones usados en la actualidad como en el pasado como sitios de guarida. La vertiente de ladera es retenida por muros de contención que forman terrazas. Los pobladores de Mareniyoc dicen que fueron construídas por los primeros agricultores del lugar. Las terrazas modernas son rellenadas con tierra agrícola y dividida en parcelas. Árboles de eucalypto son sembrados debido a su utilidad como leña y recurso maderero. Los depósitos prehispánicos y estructuras funerarias fueron hallados en la base de los peñones bajo aproxi-madamente un metro de relleno moderno. Las terrazas prehispánicas fueron construídas en relación a las peñas siguiendo el contorno de la pendiente. Estaban muy mal preservadas, en un caso el débil muro tuvo 0.7 m de altura.

Figura 15. El sitio Ama II se encuentra cubierto por árboles de eucaliptos

Figura 16. Mapa de la ubicación de rasgos en el sector IV del sitio Amá II (Pan5-49)

Con el propósito de llevar un mejor registro, el sitio fue dividido en sectores en acuerdo a las parcelas agrícolas y divisiones de terrazas. Esto fue útil para determinar la distribución espacial de rasgos y para establecer las diferencias entre espacios ceremoniales y funerarios entre las fases Cotojirca I y Cotojirca II-III (Figura 16).

Las excavaciones arqueológicas se realizaron en los tres niveles de terrazas modernas consistentes en pircas, canales de irrigación y superficies de cultivo (Figuras, 17, 18, 19). El área estudiada se limita al norte por el abrupto declive ocasionado por la construcción de la carretera Jangas – Mina Pierina. Cinco contextos separados fueron identificados: (1) la roca Isabelita; (2) la estructura que circunda a una gran roca; (3) La tumba Amá II E; (4) la tumba Amá II R; y (5) área de basura doméstica con artefactos Cotojirca I (contexto 49IV30).

4.1. La roca IsabelitaLa figura en la roca Isabelita consiste de un ser humano y animales grabados en la superficie plana de la peña. Es posible que las incisiones se hicieron usando un instrumento filudo, que tal vez fue una piedra sílex. El tipo de roca de Isabelita es andesita, una roca ígnea intrusiva con alto contenido de sílica que aparece comunmente en la Cordillera Negra. Mide 3 por 2.5 metros y pesa aproximadamente 8 toneladas. El lugar de su hallazgo fue probablemente su posición original, estaba echada con un ligera inclinación formando un plano inclinado. La roca se localizaba ente casas modernas de adobe que fueron relocalizadas debido a la constante erosión del corte realizado para la carretera Jangas – Mina Pierina.

4. Excavaciones en el sitio Amá II (Fase Cotojirca I)

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Figura 17. Corte A-A.

Figura 18. Corte B-B

Figura 19. Corte C-C

En busca de proteger el petroglifo, la roca Isabelita se trasladó al parque lítico del Museo Arqueológico Ancash de la ciudad de Huaraz. Ahora se aprecia verticalmente causando un gran impacto visual al públi-co. La figura principal de Isabelita es la de un hombre en posición de danza portando un cabeza trofeo en su mano izquierda. La figura esta completa mirando de frente, mientras que los animales son mostrados en perfil y localizados a la derecha de la principal imagen. Los animales representados son un reptil, un zorro o venado, una serpiente y un tipo de ave (Figura 20). El hombre grabado tiene ojos rectangulares, nariz triangular y boca abierta. Las orejas rectangulares son similares a las mostradas en el estilo escultóri-co de Sechín, aunque Tello (1960: figura 79) muestra también una cara humana encontrada en Qaucho, un sitio cerca a Chavín de Huántar. En la cabeza de la figura humana de Isabelita se observa cuatro largos y simétricos apéndices que forman un tipo de ornamento (Figuras 21, 24). Éstos son interpretados como serpientes simplificadas en la comparación que hace John Rowe de pelos con serpientes (1970:78).

En la alfarería Paracas de Ica, existe un espécimen de “cabeza con apéndices” aunque en esta imagen sólo existe dos largos apéndices. El brazo izquierdo es exageradamente largo en Isabelita, y sólo muestra tres dedos que están agarrando una cabeza trofeo de sus cabellos. El cabello es representado por cuatro incisiones ovoides, una convención artística observada en el arte de cerro Sechín (e.g. Tello 1956: figuras 83-84). La cabeza trofeo es circular con ojos redondos, se relacionan con las cabezas trofeo Chavín seria-das por Peter Roe (1974:17). El brazo derecho de la principal figura es menos visible debido a las fracturas naturales de la peña y el desnivel que tiene la parte izquierda de la superficie plana en donde se realizó el grabado. El pecho del hombre dibujado en la piedra es de forma rectangular y acaba en un cinturón an-gosto decorado con un motivo en zig-zag. Otra vez, existe un paralelo con el corpus de la escultura Sechín, aunque la decoración en sí misma no ocurre en la “procesión del sacrificio” de Sechín (Bischof 1994:176).

Las figuras geométricas del cinturón tienen más similitud a los diseños incisos pintados con resina de bols y tazas de la fase 9 de la alfarería Paracas de Ica (Menzel et al. 1964: figura 53e, f, g, I, k). Por otro lado, Roe (1974:18) muestra una decoración de línea entrecruzada como el rasgo 147 y se encaja en el período EF de la seriación artística de John Rowe para Chavín, el cual es exactamente el mismo diseño del cinturón del hombre de Isabelita. La representación de doblar las rodillas ligeramente es también posible de ser observado en la figura humana. Asimismo, Los pies se dirigen a diferentes direcciones, dando la impresión de movimiento, como si estuviera danzando.

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Figura 20. La representación en la roca Isabelita

Figura 21. Cabeza del personaje masculino de la roca Isabelita

La cabeza de un reptil en perfil se aprecia claramente sobre el hombro izquierdo de la figura humana. Tiene un ojo redondo con la pupila remarcada por un punteado inciso (Figuras 22, 24). Dos bandas ovoides que se extienden de cada esquina de la conjuntiva podría representar lagrimones. Existen varios ejemplos de este tipo de ojos, en una variedad de media como la escultura en barro de edificios (Tello 1960:2 29), el arte mural en barro (Pozorski y Pozorski 1986: figura 5), huesos grabados (Bischof 1994: figuras 18, 27a; Tello 1956: figuras 19, 22) y lajas de piedra (Burger 1992: figura 184; Tello 1960: figuras 62, 72, 74). Todos estos ejemplares son encontrados en monumentos del valle de Casma y en la región de Chavín de Huántar. Estas dos áreas parecen que han compartido una tradición en común.

Otros ejemplos de ojos con bandas similares han sido reportados en las botellas de estilo Cupisnique con incisiones en la forma de serpientes (Burger y Salazar-Burger 2000: figura 39) y en vasijas con aso-ciación Cupisnique (Donnan 1992: figura 26). Bischof llama a ésta característica “ojos con doble córnea” (1994:225). Roe llamó al mismo motivo iconográfico “ojos con sombreado doble” (1974:18), y Tello (1956:49) lo relacionó con las arrugas que muestran los felinos y caimanes, una interpretación más co-herente para el entendimiento del significado del motivo. Se podría denominar a la cabeza del reptil como teniendo “dientes aserrados con una ligero pronunciamiento de la nariz”.

La boca del reptil es representada de forma muy similar a la del felino, rasgo interpretado por Rowe como un símbolo de poder sobrenatural (1970:81). Este atributo es compartido en el ser grabado en un hueso encontrado en Pallka (Tello 1956: figura 22).

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Existe una fuerte similitud entre la cabeza del reptil de Isabelita y en la representación en hueso de Pallka, aunque el primero aparece más simplificado. Otra similitud se encuentra en los frizos de arcilla de Garagay, un templo del Horizonte Temprano localizada en la actual Lima metropolitana. Aquí el diseño rayado entrecruzado aparece en una banda que encierra la cabeza de un ser sobrenatural que muestra una especie de gancho en su boca (Burger 1992: figuras 43-44).

El segundo animal de la roca Isabelita es representado casi en forma completa, siempre en perfil y se ubica en la parte superior derecha. Este podría ser un zorro o venado con patas angulares, una larga mandíbula y orejas paradas (Figuras 23, 24). La boca es semi-abierta mostrando los dientes aserrados pero menos visible que en el reptil. Un animal algo parecido con orejas paradas, es observado en una laja labrada que adorna el Nuevo Templo de Chavín de Huántar y fue interpretado como una viscacha (Burger 1992: figura 184).

El tercer animal de Isabelita es un ave con alas extendidas y un largo pico. Este se parece más a un tipo de ave marina. El ojo es remarcado por una puntuación y las plumas son simplemente dibujadas en la iconografía del Horizonte Temprano pero usualmente son versiones estilizadas de águilas y falcónidas. El simple diseño del ave de Isabelita es similar a las representaciones de pájaros en los artefactos de la fase 10 de Paracas en Ica (cf.Menzel et al. 1964: figura 61c).

Figura 22. Imagen del reptil que se encuentra en el hombro derecho del personaje de la roca Isabelita.

Figura 23. El tercer animal representado en la roca Isabelita

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Figura 24. Detalles de los elementos figurativos de la roca Isabelita.

El cuarto animal representado en Isabelita es una culebra simplificada la cual aparece en la esquina inferi-or derecha debajo del ave. La serpiente es grabada en perfil mostrando una cabeza triangular y un cuerpo incurvado. La simplicidad de las representaciones de serpientes fue argumento de Peter Roe (1974) para sostener la seriación estilística de John Rowe en base a la escultura en piedra de Chavín.

Cuando es visto en su contexto cultural, la principal figura de un hombre en actitud de danza portando una cabeza trofeo y acompañado por animales, constituye un elemento importante para entender el ritual relacionado a seres míticos que se desplegó durante la última parte del Horizonte Temprano.

4.2. Estructura Circular alrededor de la gran RocaLas excavaciones arqueológicas desenterraron una estructura que rodeaba a una gran roca. La primera capa contenía cerámica utilitaria moderna manufacturada en Taricá un pueblo de alfareros localizado en el piso del valle del Santa. Esta cerámica se encontraba mezclada con artefactos prehispánicos, los cuales au-mentaron en frecuencia conforme se iba profundizándose la excavación. Un relleno de piedras mezclado con tiestos que cubría la estructura circular caracterizaba el segundo estrato. La estructura consistió en un muro de doble cara de 0.65 m de grosor y 0.5 m de alto. Formaba un cerco ovoide alrededor de una larga peña. Este peñón parece haber sido un adoratorio. En su cavidad interior se observó un aparejo de piedras de forma rectangular alineado al norte, dentro del cual se depositaron restos humanos.

Este contexto mortuorio fue llamado Tumba Amá II E. La orientación de la gran roca da frente a los picos nevados de la Cordillera Blanca, en una línea casi directa con la montaña Huascarán, cuya cúspide de 6768 msnm es la más elevada (Figura 25).

La estructura ovoide alrededor de la gran roca formó un espacio interno donde se hallaron dos concentra-ciones de pobremente preservados restos óseos pertenecientes a camélidos y venados (Figura 26). En el lado sur se desenterró un pequeño cuenco que presentaba engobe rojo exterior y base plana. Varias cuentas de crisocola se encontraban en el interior del cuenco a manera de ofrendas. En el lado oeste se excavaron dos pequeñas estructuras compuestas por cuatro lajas con un lado abierto dirigido al NNO. Dichas estructuras podrían llamarse altares, por la idea de depositar objetos en un marco ritual. Un altar contenía dos huesos largos cruzados de un venado joven y conchas marinas Mesodesma donacium, mientras que el otro contuvo un paquete desarticulado de huesos de camélidos jóvenes. Los huesos fueron colocados dentro de la estructura tipo altar en la laja central.

Figura 25. Frontis de la gran roca, debajo se halló la tumba E.

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Figura 26. La estructura alrededor de la gran roca y los contextos distribuídos

4.3. Tumba Amá II E La cámara funeraria ubicada debajo de la “gran roca” tenía por dimensiones: 0.85 m de alto y 2.15 m de largo. El espacio fúnebre estaba delimitado por un muro de poca factura adosado a la pared de la roca. El recinto contuvo los restos óseos incompletos de un adulto. El esqueleto se encontraba en posición ex-tendida con la cabeza al sur y los pies hacia el norte. Los huesos estaban en mal estado de conservación debido a la humedad del suelo. Sólo algunos fragmentos del cráneo, fémur y metatarsianos se pudieron recuperar. Habían varios ítems asociados al entierro, tales como restos de cuy (Cavia porcellus) puesto en un concha de spondylus, 81 cuentas de crisocola y 136 cuentas de hueso (Figura 27). Cerca a los pies la presencia de ceniza pudiera indicar un acto de incineración. Entre las ofrendas cerámicas destacan dos botellas, una jarra y tres cuencos. También se hallaron dos agujas de cobre de 17 cm de largo.La botella gris oscura fue casi completamente restaurada, tiene cuerpo redondeado y un largo cuello con borde evertido (Figura 28). Mientras que la otra botella con engobe lustroso rojo sólo fue posible recu-perar el largo cuello tubular (7 cm). La botella gris de 17 cm de altura es similar a una botella encontrada en una tumba (GTm4) de Kunturwasi en Cajamarca, y es asignada a la fase Copa, 380-200 a.C (Onuki 1997:112, figura 53), aunque ésta tiene base plana y borde exterior engrosado.

Existe algún parecido entre las botellas descritas aquí y las encontradas en el sitio de Huaricoto, las cuales se enmarcan en la fase Capilla Temprano (Burger 1985: figura 22).

Estas comparaciones sugieren asignar a la tumba Amá II E al período Horizonte Temprano. Similaridades con el material del período Inicial son menos notables. Por ejemplo, Las botellas con bases planas de Pallka mencionadas por Tello (1956: figura10c). Y también alguna relación con Cupisnique puede ser sugerida debido a la presencia de cuello largos tubulares en la cerámica (ver Tellenbach 1986: fotografías 131,4; 132,2). Figura 27.

Cuentas de hueso como ofrendas en la tumba Amá II E.

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Figura 28. Botella gris de la tumba Amá II E.

Figura 29. Boles Amá II E.

Figura 30.Ofrendas de la tumba Amá II E.

Los boles de la tumba Amá II E tienen 16 cm de diámetro y 6 cm de alto con lados divergentes (Figuras 29, 30). Ambos tienen superficies bruñidas naranja a marrón claro. Uno de ellos es decorado con bandas horizontales oscuras. Cerámica del estilo Rojo sobre Naranja han sido encontrados en Pacopampa, Caja-marca. Daniel Morales les asigna a la fase Capilla Expansiva (1998:119). Esta fase del Horizonte Tem-prano es generalmente coetánea a la fase Copa. Si la construcción de la tumba E puede ser datada por su asociación con la cerámica, y dada su proximidad a la roca Isabelita, entonces por extensión un fechado similar puede ser extendido al arte de la roca por si misma (Ponte 2005:249).

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4.4. Tumba Amá II RLas excavaciones desenterraron una roca grande a 1.05 m debajo del nivel de superficie. En la base de la roca se observó un conglomerado de huesos humanos muy mal preservados. Asociado a los restos óseos de un cráneo se depositaron dos cuencos. Uno de éstos, presenta decoración exterior en la forma de in-cisiones horizontales de 4 mm de grosor alrededor de la vasija (Figura 31). Es un cuenco semi-esférico de 9 cm de alto. Las líneas incisas fueron pintadas de naranja lo mismo que la base plana exterior, mientras que el resto de la vasija tiene un color rojo lustroso. Un ejemplar idéntico es ilustrado por Tello y proviene de Pallka (1956:figura 11y).

El otro cuenco de Amá II R es corto y globular, con un banda ondulante blanca ejecutada en la parte supe-rior sobre una superficie pulida rojiza (Figura 32). Puede ser identificado como un ejemplar del estilo Huarás Blanco-sobre-Rojo definido primeramente por Bennett (1944:75) de materiales de Willcawain y Chavín de Huántar. Recientemente Lau (2004:181, figura 2) ha analizado un nuevo grupo de fechados radiocar-bórnicos y sugiere que el estilo estaba en uso entre el 250 a.C. a 250 AD y es la primera parte o fase de la Cultura Recuay. Otros arqueólogos ponen el estilo Huarás entre la parte final del Horizonte Temprano y el comienzo del Intermedio Temprano (Ponte 2000:223; Wilson 1988:295), caracterizándolo como un grupo que tuvo relaciones socioeconómicas de variada intensidad y guerra interregional. Es discutible el punto de vista de si el estilo Huarás refleja un grupo social que más tarde desarrolló el estilo Recuay, o fue un grupo que simplemente desapareció. Eso es todavía incierto. Lo que es claro, es que el estilo Huarás se encasilla luego del declive de Chavín de Huántar y el surgimiento de Recuay. Mirando el contexto Amá II R y la nueva información radiocarbónica, no aparece incongruente que dos diferentes estilos formen parte de un un mismo depósito. Ambos estilos comparten el mismo territorio y probablemente se superponen en algún momento. Ambos son encontrados sobre componentes Chavín. Algunos arqueólogos (Burger 1985:125, 1992:165; Lumbreras 1993:314) han confirmado la posición de Huarás Blanco-sobre-Rojo immediatamente sobre la fase Janabarriu (390-200 a.C), aunque en algunos casos ha sido observado contemporáneo a éste (Burger 1992:228). Estructuras domésticas Huarás Blanco-sobre-Rojo se ubican sobre la plaza circular del

4.5. Contexto 49IV30, Basural Un muro de retención que corre este-oeste sostenía una plataforma cerca de la roca Isabelita, en donde se estableció una unidad de 3 x 1 m. Fue remarcable que en el estrato 2, se aisló un contexto de 30 cm de espe-sor consistente de un suelo arcilloso suelto con arenisca y abundante grava. Este relleno cultural es indicado por la alta frecuencia de tiestos diagnósticos que se encontraron entremezclados en el sedimento (Figura 33). Restos óseos aislados de un adulto y de un infante también se encontraron en el basural, al igual que fragmentos de ollas sin cuello, cuencos bajos y cuencos abiertos. Los cuencos son de forma hemiesférica y bordes planos. El tratamiento de superficie es bruñido con estampados circulares que fueron hechos con un instrumento tubular (6-7 mm en promedio). Los estampados se ubican en la parte superior de la vasija formando filas (Figura 35). Cuencos similares han sido hallados en el valle de Nepeña por Donald Proulx (1985:325, fotografía 1A), y se corresponden a la fase Chavinoide Temprano. Tello encontró abundante cerámica Chavín con decoración incisa y círculos estampados en el subsuelo de los edificios A, E y en el pozo de prueba 1 de Chavín de Huántar (1960: figura 151) y también en el templo de Pallka (1956:figuras 161,4,u). Cuencos carenados con engobe rojo bruñido fueron también identificados (ibid. figura 15b). Richard Burger (1998:424, figura 333) encontró algo equivalente en la fase Janabarriu del asentamiento de Chavín de Huántar. Un pequeño grupo de cuencos con bandas rojas que decoran el borde y la sección superior de la vasijas destacan en el material recuperado de este contexto de Amá II.

Figura 31. Dibujo del cuenco luego de ser restaurado.

Figura 32. Cuenco Blanco-sobre-Rojo con decoración geométrica.

Viejo Templo de Chavín de Huántar. Allí existen obvias diferencias entre la arquitectura Chavín y Huarás, siendo la calidad de albañilería de éste último más pobre. El estilo Blanco-sobre-Rojo se ha identificado en varias regiones de los Andes, siempre encima de los niveles Horizonte Temprano y se correlaciona con un incremento de violencia e inter-regional conexión (Wilson 1988:295).

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Figura 33. Decoración punteada en ollas sin cuello.

Figura 35. Estampados circulares en cuencos rojos recuperados en el basural cerca a la roca Isabelita.

Figura 36. Ollas sin cuello.

Figura 34. Fragmentería diagnóstica del basural 49IV30.

Las numerosas ollas sin cuello tienen forma globular con bordes incurvados. Un fragmento tiene pigmento rojo a lo largo del borde, mientras que el cuerpo tiene el color natural de la arcilla y muestra finos incisos di-agonales que podrían ser hechos con espina de cactus (Figura 33, d). Este fragmento fue encontrado al lado de la roca Isabelita. Burger encuentra un estilo similar de decoración en la fase Chakinani (460-390 a.C.) en el pueblo de Chavín de Huántar (Burger 1998:407, figura 229). Tello ilustra un especímen similar (1960: figura 159b). Estos argumentos corroboran el fechado relativo Horizonte Temprano de la roca Isabelita.

Complementariamente a las formas mencionadas también se recuperaron ollas con cuello corto y bordes evertidos, fragmentos de superficies bruñidas en rojo, ollas y jarras decoradas con líneas rojas paralelas sobre una superficie pulida marrón-amarillenta (Figuras 36, 37). Finalmente, un borde erosionado con pun-tuación en doble fila puede ser comparado a la fase Urabarriu de Chavín de Huántar y asociado al Viejo Templo (Burger 1998: figura 137).

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Figura 37. Ollas sin cuello y cuencos carenados.

Figura 38. Estructura circular encerrando el monolito Piruro. 1 y 2 son la localización de las cuentas de caolinita dejadas como ofrendas.

Figura 39. El monolito Piruro dominando el territorio de la quebrada Cuncashca/Llancash.

Un monolito con atributo sagrado, denominado Piruro II, localizado en un risco alto encima de Amá II, y en el límite entre los ecosistemas puna y suni (3930 msnm) también mostraba una estructura circular alred-edor de una roca (Figuras 38, 39). En esta ocasión la roca tenía forma cúbica, siendo ligeramente modificada. El material de la roca un tufo volcánico y sílica de 1.22 metros de alto, estaba circundado por una estructura irregular de piedras. Dos lados de la roca cúbica tienen simples incisiones lineales, siendo una de ellas una simple cara humana que está mirando el horizonte del valle del Santa y la Cordillera Blanca (Figuras 39, 40). Es como que la piedra esta cumpliendo las funciones de una Huanca tutelando, comandando y protegiendo su territorio y estableciendo los límites de su propio terreno (Falcón 2004). Solamente dos cuentas tubulares de caolinita de 5 cm de largo y un esfera de metal pequeña se hallaron en la estructura que circunda la piedra de Piruro II.

No hubieron ceramios ni tampoco entierros entre las ofrendas. En resumen, las estructuras alrededor de rocas sagradas podrían haber tenido la función de capillas, donde miembros de las comunidades locales acudían para celebrar ceremonias en ocasiones especiales, como todavía ocurren en capillas que guardan cruces en algunas comunidades de la sierra.

5. El monolito dePiruro II.

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Figura 40. Se aprecia trazos figurativos en la toba volcánica Piruro.

Los elementos estilísticos que comprenden la fase Cotojirca I vienen principalmente de la tumba Amá II E. La cerámica asociada con el entierro son ejemplares relacionados al estilo Capilla Temprano (600-400 a.C.). Los cuencos con decoración Rojo-sobre-Naranja y paredes divergentes como los del contexto 49IV11 son comunes en Huaricoto y en el estilo Capilla Temprano, pero con alguna ligera diferencia en la decoración pintada. La misma decoración aparece en algunas ollas sin cuello del contexto 49IV30 comparable a la fase Capilla Expansiva de Pacopampa fechado por Morales (1998:118) alrededor del 400 a.C. Del mismo basural 49IV30 los punteados y rayas cortas confirman la correlación de la fase Cotojirca I con el estilo de Huaricoto.

Evidencia clave para entender la posición temprana de la fase Cotojirca I viene del par de botellas de-jadas como ofrendas en el entierro de Amá II E. La botella gris es semejante a una botella encontrada en una tumba de Kunturwasi, y se corresponde a la fase Copa (c. 500-250 a.C.). Proulx (1973:fotografía 1a-c) muestra un grupo de botellas gris con cuello largo, cuyo origen se encuentra en el valle de Nepeña. Debido a que botellas con cuello largo todavía no han sido reportadas en el Callejón de Huaylas, se podría argu-mentar por una proveniencia foránea o importada. Generalmente, botellas con cuello alargados tubulares son encontrados en sitios de la costa norte dentro de la tradición Cupisnique. Además un punto para tener en cuenta es la posición extendida del entierro en la tumba de Amá II E. Este se enmarca con las costumbres mortuorias del Cupisnique Tardío (c. 500-200 a.C.; Elera 1994:248) y con aquellas de la fase Puerto Moorin (350 a.C. a A.D. 1) al comienzo del Intermedio Temprano en el valle de Virú (Grieder 1978:51; Wilson 1988:149). Una botella de cuello alargado con decoración modelada e incisa que representa a un reptil que

6. La Fase Cotojirca I,principales componentes.

recuerda al de la roca Isabelita, se recuperó de un contexto desconocido en Tembladera (Pasztory 1998:98). El ceramio tiene pintura resinosa post-cocción y estampado circulares. Este ilustrativo ejemplar se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York, ha sido fechado entre 400 y 200 a.C., justo dentro del rango temporal propuesto para la roca Isabelita.

El cuenco de líneas anchas hallado al lado del Blanco-sobre-Rojo en el entierro Amá II R sugiere una tradición más larga de la que se pensó para el estilo Huarás Blanco-sobre-Rojo. Lumbreras (1993:417) obtuvo fecha-dos radiocarbónicos del templo de Chavín de Huántar de contextos domésticos Huarás con un rango entre 780 a 150 a.C., aunque estos fechados son no calibrados. Sorprendentemente, Huarás es encontrado en asociación a otros estilos del Horizonte Temprano. Similaridades al cuenco con incisiones anchas de Amá II R puede ser replicado en el tipo “Nepeña Broad Lined Incised” de Proulx (1985:198) datado en el Horizonte Temprano fase Chakinani.

Isabelita: Definiendo el estilo artísticoAunque la técnica de incisión en superficies lisas fue empleada en la esculturas de Cerro Sechín (Burger 1989:552), las representaciones en la roca Isabelita son bien diferentes. La posición frontal de un ser mas-culino agarrando una cabeza trofeo, no aparecen en Sechín. El artista que hizo el grabado en Isabelita pudo haber mantenido la misma técnica de ejecución, pero el contexto cultural difiere del de Sechín. La cabeza del reptil representado en la roca Isabelita es bien similar al hueso grabado de Pallka y podría tratarse del mismo ser. Casi toda la cerámica diagnóstica de la fase Cotojirca I de Amá II tiene su contraparte en Pallka, el cual pudo ser el centro de difusión en ese tiempo. La principal figura de la roca Isabelita es el hombre retrat-ado frontalmente y que sujeta una cabeza trofeo. Esta imagen representa un ritual de sacrificio humano con la intención de asegurar una buena cosecha o buscar tener éxito en algún proyecto (Benson 1997:11). La posición central de esta imagen puede indicar que fue una deidad, como es observado en petroglifos Cupis-nique (Guffroy 1999:136). Si el mamífero representado casi completamente y en perfil, es un zorro, puede evocar el significado metafórico de dichos animales en los Andes, el cual se conecta a ciclos de productividad agrícola (Urton 1985:267). Si por otro lado, el mamífero representa a un venado, éstos son considerados el ganado de los apus o montañas sagradas. Ellos le pertenecen y cuando los hombres van de cacería siempre hay que depositar ofrendas en intercambio (ibid.: 258-259). Se sabe que en la actualidad zorros y venados todavía se encuentran en las punas y parajes rocosos de la Cordillera Negra.

Posibles conexiones entre la iconografía de la roca Isabelita y la manipulación de poder religioso en es-tructuras circulares es la representación de bocas aserradas en las imágenes de reptiles y felinos. Rowe (1970:81) argumentaba por una relación entre la boca del jaguar y rituales religiosos con la participación de seres mitológicos. En la región de Cupisnique una poderosa ideología religiosa apareció caracterizada por un ser humano con cabeza trofeo, la triada de felino/ave/reptil, peces y spondylus importado de Ecuador (Von Hagen y Morris 1988:57). Todos estos conceptos están expresados en la roca Isabelita. Sin duda algún tipo de ritual generalizado debió haber existido en los Andes cuando el horizonte Chavín estaba en curso. Aspectos de este ritual parecen haber sido expresados en la roca Isabelita y desarrollados allí.

Cuando Menzel y sus colegas estudiaron la secuencia cerámica de Ica basada en los artefactos de Ocucaje y Calango, ellos reconocieron innovaciones introducidas en la fase 9 derivadas de la fase 8, todavía bajo la influencia de la fase EF de Chavín (Menzel et al. 1964:259). La principal innovación, de acuerdo a Menzel et al., es la personificación mítica del ser Oculado, representado de forma humana completa con cabeza

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trofeo y apéndices en parte superior de la cabeza, brazos y piernas angulares y líneas incisas que marcan los dedos (ibid.: figuras 44b, 52c, figura 40 de Willey 1974: plate 359). Todos estos atributos son exhibidos por el ser humano dibujado en la roca Isabelita. Si esta figura es el mismo ser Oculado, o es la representación de un hombre con una cabeza trofeo, todavía es impreciso, pero la figura aparece en varias zonas de los Andes (ibid.: 259). En este respecto, Grieder (1978:183) sugería la influencia Paracas en elementos del estilo cerámico Recuay. Cierto o no, interacciones a larga distancia estaban ocurriendo en ese tiempo. La aparición del tema de cabezas trofeo en dos distantes regiones al mismo tiempo confirma el declinamiento del horizonte Chavín, el ocaso de su culto y la emergencia de sitios como Pallka y Kuntur Wasi (Burger 1989: 561) así como el comienzo del estilo Blanco-sobre-Rojo. Con la aparición del arte realista y naturalista de la roca Isabelita pero con todavía algunas convenciones híbridas Chavín, propias del Formativo Medio (Vega Centeno 1998:209) no hace más que señalar el camino para posteriores convenciones iconográficas. Elementos de la iconografía expresados en la roca Isabelita persisten en el arte de sociedades tales como Recuay y Wari. Ejemplos de arte Recuay mostrando personajes de manera frontal son comunes en la media de petroglifos, litoescultura, arte en hueso y en cerámica (Ponte 2005). En el corpus de litoescultura del Callejón de Huaylas producido durante tiempos Wari, es frecuente las representaciones de un personaje central flanqueado por felinos. Este es un tema Recuay muy propio del Callejón de Huaylas.ConclusionesLa estructura de piedra alrededor de la gran roca y el entierro humano bajo ésta, contienen algunas im-plicancias ceremoniales debido a las condiciones especiales del evento, la deposición de objetos y por los restos materiales asociados. La definición de machay como un espacio formado naturalmente o modificado con un abertura que fue intencionalmente bloqueada para reducir la entrada (Doyle 1988:110), coincide exactamente con la descripción de la tumba Amá II E.

Otro factor que puede contribuir a definir el aspecto ceremonial de la gran roca es su orientación a los picos más altos de la Cordillera Blanca. Se relacionan con la conocida práctica andina de mostrar reverencia a las montañas a través de ritos realizados con productos marinos (Rostworowski 1986:87).

La discusión del petrograbado de Isabelita se centró en su significado y en su contexto arqueológico para tratar de elucidar las relaciones de tiempo-espacio durante la fase Cotojirca I. También es revelador su aso-ciación a rituales mortuorios que han podido establecer la fundación del lugar Amá II con el culto a los ancestros y veneraciones a la roca sagrada de Isabelita. Hay que mencionar asimismo que no es la primera vez encontrar la asociación entre arte en bloques rocosos y espacio funerarios (Alcalde 2004; Lau 2010). El grabado en la roca Isabelita es contemporáneo a la fase EF de la escultura de Chavín de Huántar, mientras que el entierro y la estructura circundante podría ser algo más temprano. Amá II fue un componente del montículo de Mareniyoc un lugar de congregación de la comunidad local o ayllu asentado en los flancos orientales de la Cordillera Negra. Religión y ritual fueron importantes para la organización sociopolitica de la comunidad.

Cuadro 8: Cronología del Horizonte Temprano en la Sierra Norte del Perú. Nótese la ubicación de Cotojirca I en el Área de Influencia Mina Pierina.

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CAPITULO III

LA FASE COTOJIRCA I (400–150 A.C.) EN EL ÁREA DE INFLUENCIA DE LA MINA PIERINA, CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ1. Chonta Ranra Punta (Pan-5-1)2. Maquellouan Punta o Pueblo Viejo (PAn 5-4)

2.1. Descripción de las unidades de excavación en Maquellouan Puntaa. Plataforma Ib. Patio Intermedioc. Estructura Rectangulard. Recinto rectangulare. Plataforma II

2.2. Materiales Asociadosa. Cerámica

Cotojirca IFase Cotojirca IV - V

b. Artefactos Líticos en Cotojirca Ic. Oseo animald. Artefactos Oseo Animale. Interpretación y Discusion

3. Llaca Ama Caca PAn 5-584. Quitapampa C PAn 5-505. Urpay Coto PAn 5-396. Discusión y Comentarios

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La Fase Cotojirca I (400–150 a.C.) en el Área de Influencia de la Mina Pierina, Callejón de Huaylas, Perú

Cuando el centro ceremonial Chavín de Huántar dejó de funcionar entre el 400 – 200 a.C. se produjo una desestabilización religiosa en los Andes Centrales (Mesia 2007:32-4), sin embargo en el Callejón de Huaylas, las comunidades prosiguieron con el modo de vida aldeano practicando una economía mix-ta de agricultura y pastoreo, y prefieron las cumbres de cerros y montañas de posición estratégica para el asentamiento de pequeños centros rurales y sitios de defensa. A esta época pertenecen sitios como: Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta, mientras que Llaca Amá Caca, un abrigo rocoso muestra un componente que también se relaciona a los sitios mencionados. Estos asentamientos son localizados en la puna donde se ubica la mina Pierina. Mareniyoc, Amá II, y Quitapampa C se encuentran ubicados en la zona aledaña al pueblo actual de Mareniyoc en ecosistema Suni-Quechua. Urpay Coto es también un sitio multicomponente donde se aprecia material Cotojirca I. Este se localiza en ecología de piso de valle, anexo al río Santa y cercano al poblado de Jangas. Como se observa, los sitios mencionados cubren varios ecosistemas que estuvieron conectados por un camino prehistórico que partía de Jangas, pasaba por Mareniyoc y alcanzaba las punas de Cuncashca donde se encuentra el pueblo viejo de Maquellouan Punta.

En un ambiente inhóspito y montaraz propio de la puna se erige el sitio fortificado de Chonta Ranra Punta a 4,291 metros sobre el nivel del mar (Figura 41). Destaca por su ancho y alto muro perimetral de casi 2 metros de grosor y 1 m de altura (Figura 42). El sitio se puede dividir en tres sectores: (1) una zona elevada con afloraciones rocosas volcánicas al norte; (2) un área abierta intermedia en donde recintos de reducidas dimensiones e irregulares podrían haber sido depósitos de almacenamiento y; (3) una plataforma baja sobreelevada que fue la zona residencial para la disposición de habitaciones rectangulares. Las excavaciones en los recintos irregulares del sector 2 no evidenciaron restos de plan-tas ni tampoco de artefactos. Sin embargo, sus reducidas dimensiones, su patrón lineal en columna, y su aislamiento en zonas altas y frías son condiciones favorables para la preservación de alimentos. La necesidad de procura de alimentos para la gente que vivía en éste lugar también sostiene esta inter-pretación. El sector 3 residencial mide 27 por 31 metros delineado por una plataforma baja que separa cuatro habitaciones de 2 x 3 metros cada una.

Adjunto a esta plataforma pero en el lado exterior norte se observó una estructura trapezoidal absidal. Las habitaciones estaban construídas con muros de piedra de elaborada manufactura, en oposición al simple aparejo de los recintos que supuestamente funcionaron como almacenes. Una unidad de excavación de 2 x 1 m en uno de los cuartos reveló cerámica dispersa asociada a trozos de carbón (Figura 43). Tiestos diagnósticos consistieron en finos cuencos o boles con engobe rojo en ambas superficies. Éstos son relacionados a los estilos del Horizonte Temprano para los valles de Nepeña, Casma y Santa (Proulx 1985:341, plate 9B).

A pesar de la poca cantidad de artefactos hallados en las excavaciones se sugiere que actividades domésticas ocurrieron en éstas habitaciones. Un fechado radiocarbónico fue obtenido del carbón en-contrado en las excavaciones de una habitación. Este produjo un fechado calibrado entre el 390 al 210 a.C. Aunque la arquitectura sugiere propósitos defensivos y de resguardo, muy pocos artefactos quepueden indicar conflicto han sido hallados. El inventario lítico se compone de solamente tres puntas de proyectil talladas (una de chert, las restantes manufacturadas en silex) y dos puntas pulidas de lutita recolectadas en superficie.

La punta 109 es de 60 mm de largo (Figura 44), fue hallada en la habitación asociada a cuencos y ollas con paredes delgadas y engobe rojo pulido. En el piso hubo algunos restos de carbones y zo-nas de combustión no intensivo. Los bordes mencionados vienen de la capa 2, un sedimento marrón compacto y asociado a los niveles de uso de la habitación. La punta 109/119 de 41 mm de largo, se halló en las probables estructuras de almacenaje. No existe preocupación por dar un acabado fino en la manufactura de las puntas, “por lo que es posible apreciar el córtex en éstas” (Grimaldo 1999:215). Malpass (1983: figura 43) registró puntas similares en sitios asociados a cerámica en el valle de Casma. La posición estratégica de Chonta tuvo ventajas para el control de la puna y pampas situadas al este y también de la zona alta de Cuncashca donde están las frías elevaciones de Condorhuain, los cuales son pasos naturales de comunicación con la costa. Si existió tensión y conflicto posiblemente fue en términos locales, en vez de una manifestación regional frente a vecinos costeños (Burger 1992:188).

1. Chonta Ranra PuntaPAn 5-1

Figura 41. En la cumbre de esta montaña se erigió Chonta Ranra Punta.

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Como el sitio está amurallado por un alto y bien conservado muro perimetral de piedra, que encierra un espacio interno de 139 x 68 metros, se piensa que actividades esporádicas ocurrieron en Chonta, tal vez relacionadas a asentamientos temporales debido a rivalidades inter-grupales. Como se dijo no existen muchas viviendas y sólo se encuentra en el sector 3. Debido al amplio espacio interior, ganado camélido ha podido también ser mantenido en el sitio. La evidencia revelada induce a pensar que es-tamos ante un sitio que tuvo efímera ocupación en algún momento después del Horizonte Temprano (Burger 1992:165). La cerámica y los elementos constructivos indican que se trata del estilo Huaras, los pocos fragmentos encontrados se relacionan al estilo Blanco-sobre-Rojo, un tipo cerámico antecesor y coetáneo a Recuay. No existe otro componente cultural en el sitio. No se ha encontrado muchos fragmentos de cerámica en superficie, ni tampoco en los sondeos de prueba practicados. Aquí sólo destaca una forma diagnóstica de un cuenco de paredes relativamente altas (5 cm) con base cóncava. Las superficies son engobadas de rojo y tienen paredes delgadas (+- 4 mm). Lo más importante es que en el filo del labio aparecen incisiones cortantes como forma decorativa (figura 46:129-1). Este mismo elemento ha sido hallado por Proulx (1985:341 plate 9B) en algunos sitios del valle alto de Nepeña, proponiéndole una filiación Recuay.Un fragmento marrón carenado, probablemente de un cuenco y un borde de cántaro completan el utillaje cerámico. En superficie se recogió algunos fragmentos provenientes de Taricá asociados a una casa estacional de pastores contemporáneos. No se encontraron instrumentos de piedra semejantes como armas y/o defensa personal.

Figura 42. Plano arquitectónico de Chonta Ranra Punta.

Figura 43. Habitación excavada en Chonta Ranra Punta. Nótese la forma cuadrada de la casa.

Figura 44. Puntas de proyectil de silex de Chonta Ranra Punta (PAn5-1).

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El sitio arqueológico de Maquellouan Punta está asentado sobre una alta formación de roca caliza que emerge del fondo de la quebrada Cuncashca a modo de batolito con crestas y acantilados. Esta mon-taña tiene orientación este-oeste a diferencia de la Cordillera Negra que es de sur a norte con suaves pliegues y quebradas que descienden al fondo del valle del río Santa. La roca caliza de Maquellouan presenta oquedades y grietas en su interior, la tradición local afirma que existen túneles que conducen al pie de la quebrada Cuncashca que está a 200 metros más abajo. Asimismo, los moradores llaman a esta zona pueblo viejo, debido probablemente al aspecto ruinoso con muros caídos y terrazas antiguas que se desprenden de la cumbre del cerro (Figura 45).

La ubicación del sitio como mirador natural de los picos nevados de la Cordillera Blanca fue segura-mente un factor importante en la elección del lugar para asentarse en la cumbre. El terreno fue nivelado y acondicionado mediante plataformas, que aprovecharon la topografía natural para dar elevación y construir muros de retención venciendo los obstáculos de la pendiente. En el lado este existe un col-lado natural por donde pasa el camino prehistórico que viene desde Jangas. Por ese sector se erigió una sucesión de terrazas (6) que se construyeron como forma de contrarrestrar la fuerte pendiente (Figura 45). Las terrazas bajas han sido reutilizadas por pastores actuales para corrales y casas estacionales. Densidad importante de material arqueológico se observa disperso por casi todos los sectores del sitio, y en la zona baja también se observó alfarería moderna que es fácil de reconocer. La evidencia con-structiva de Maquellouan es notable aunque hoy sólo subsisten los cimientos. Sin embargo, en base ha éstos fue posible mapear la organización arquitectónica del sitio (Figura 47).

La parte alta central tiene las mejores unidades arquitectónicas, las hemos dividido según el sistema in-terno que muestran: dos plataformas y un patio intermedio entre ambos. A diferencia de Chonta Ranra Punta, los espacios son reducidos (el patio mide aproximadamente 27 x 15 aproximadamente frente a 35 x 65 metros en Chonta Ranra Punta) pero la densidad de la ocupación es varias veces superior. 2.1. Descripción de las unidades de excavación en Maquellouan Punta

Los sondeos de prueba se realizaron en los sectores más relevantes del sitio.

a. Plataforma ISe ubica en la parte este y más alta del sitio. Se caracteriza por tener un muro ovalado de retención que da frente al patio que está en un nivel más bajo. Un muro recto divide la plataforma en dos, en-contrándose muchas estructuras secundarias que se desprenden del muro eje recto y se dirigen al muro que sostiene la plataforma. Se hizo una excavación de prueba 3 x 3 m en una estructura (A) que hace esquina con el muro eje. Rápidamente se recuperaron fragmentos cerámicos de distintos tipos, también hubieron huesos de venado y camélidos, unos quemados y otros no, con signos de haber sido consumi-dos (406,407). Es sorprendente la cantidad de materiales arqueológicos con relación a las estructuras secundarias. Por ejemplo, una estructura circular se disponía en semicírculo (443) y posteriormente se ubicó muros debajo de esta estructura en clara evidencia de superposición constructiva. Debajo del piso 415 se ubicó un profundo depósito de restos óseos hallados en la esquina noroeste de la unidad A (contexto 420), y fue interesante comprobar que rocas grandes talladas sostenían el depósito a manera de cista. Muchos elementos culturales salieron de este contexto, restos óseos animal (cuy, venado, llama, alpaca) e instrumentos líticos y fragmentos cerámicos. El depósito conformó un pequeño basural que además de nivelar el terreno de la plataforma como relleno constructivo, aprovechó una depresión de la roca caliza para acumular desperdicios de uso cotidiano.

2. Maquellouan Punta oPueblo Viejo PAn 5-4

Figura 45. Vista noreste de Maquellouan.

Figura 46. Formas cerámicas popu-lares de Chonta Ranra Punta (PAn5-1).

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Este evento pudo haber sido el primer relleno para empezar la construcción de Maquellouan Punta. Un elemento marino, un marisco (barquillo?) de regular tamaño fue encontrado en este relleno.

Prosiguiendo la excavación hacia el sur, se confirmó que la estructura circular (443) estaba en una posición estratigráfica superior a otra estructura que se identificó al borde de la unidad (B). El piso asociado tenía concentraciones de cenizas, quizás un fogón extendido del cual se tomó muestras de carbón para fechamiento con radiocarbono. A este nivel hacia el norte de la estructura B se encontró otra estructura paralela en un nivel inferior, fue denominado estructura C. es un muro muy sólido y más ancho que B, se encuentra asociado a un piso blanquecino calcáreo (443), éste podría formar otros recintos hacia la zona oeste que no se excavaron. Es posible que habrían habido sucesivas remodelaciones, y ello podría explicar la cantidad de estructuras en tan reducido espacio de la plataforma.

b. Patio IntermedioFue denominado así al sector intermedio entre las dos plataformas aterrazadas. Está situado en un nivel bajo, en un área plana delimitado por estructuras de contención. Destacan sin embargo, dos estructuras bien definidas:

c. Estructura RectangularDispuesta transversalmente al eje nordeste – sudoeste de la edificaciones. Se ubica casi al centro del patio. Tiene por dimensiones 11 x 5.20 m. Se hizo una trinchera 10 x 1 m dirigida al norte para explorar su espacio interior y estructuras asociadas. Un sedimento oscuro (408), probablemente relacionado a descomposición de elementos orgánicos se vinculó a fragmentos cerámicos junto a óseos quemados de venado y camélidos consumidos por los individuos que habitaron en Maquellouan. El análisis de este contexto puede darnos una visión de la vajilla empleada en la preparación de alimentos. Los niveles in-feriores intruyeron la capa natural estéril caracterizado por un sedimento blanco calcáreo a manera de bolsón. Fue también un depósito de huesos de animales que fueron identificados por su gran tamaño. Astas de tarugo (Odocoileus virginianus) usados como herramientas se hallaron en esta deposición.

La habitación rectangular mostró evidencia de uso intenso comunal relacionado a preparación de ali-mentos donde podría haber habido sacrificio de animales. Los contextos de ocupación pueden dar ciertas ideas sobre el modo de vida y subsistencia.

Figura 47. Plano de Maquellouan Punta.

Figura 48. Detalle del hallazgo de un disco de plata asociado al recinto cuadrangular.

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d. Recinto CuadrangularUn recinto de forma cuadrangular ubicado en la parte nordeste del patio y relacionado a la plataforma II, pudo haber tenido una función de antesala de acceso a la zona elevada de la plataforma II. El acceso por este ambiente es obligatorio para ingresar a la plataforma II. Un disco de plata de 4 cm de diámetro fue encontrado anexo al muro de este recinto cuadrangular (Figura 48). Este objeto posiblemente un adorno o arete puede indicar el status social del individuo que lo uso, posiblemente de mujer que vivió en este sector del sitio.

e. Plataforma IIEste sector exhibe un planeamiento arquitectónico diferente a los establecidos en los otros sectores de Maquellouan. Se ubica en el extremo norte del sitio. Es un conjunto de 4 habitaciones de planta rect-angular que los divide un corredor por el medio. La frecuencia de materiales no es tan abundante en comparación a los otros sectores, probablemente debido a que la roca madre de calcita (CaCo3) aflora a pocos centímetros (estructura D 416). Es posible que en éste sector su función ha sido más residencial, pocos artefactos y sin evidencia de amplios fogones de carácter público. Surge la idea de habitaciones vacías, dormitorios?

a. Cerámica•Cotojirca IOllas sin cuello; un conjunto de 12 fragmentos llanos de los cuales 7 provienen de la estructura rect-angular del patio central (412) en la capa 1 nivel B y C. De manera general, las ollas tienen superficies alisadas de color gris oscuro (Munsell color 5YR4/1) cuyos diámetros van desde 10 a 22 cm con un promedio de 17 cm (412-7). Son todos bordes invertidos con labios mayormente redondeados dis-minuyendo a biselados al interior y filos agudos. Un menor grupo de ollas sin cuello proviene de la plataforma I asociado a estructuras arquitectónicas (Figura 51) bien elaboradas y en otro caso al relleno (450) que se utilizó para levantar la plataforma.

Un fragmento de olla sin cuello presentó engobe rojo (2.5YR4/8) pulido con bajo lustre. Ollas sin cuello con vertedero; es un ejemplar hallado en la estructura rectangular localizada en el patio (Figura 50, 412). Tiene 26 cm de diámetro y muestra un acabado no muy fino, más bien alisado amarillo rojizo (Munsell color 5YR4/6). Lo peculiar es el vertedero tubular de 4 cm de largo con un diámetro de 4.5 cm de abertura de forma oblonga. La altura de la olla se estima en 15 cm lo que sugiere contenía algo de medio litro de líquido. Está asociado con alfarería de la fase Cotojirca I de Mareniyoc. Un fragmento similar fue hallado en el sitio de Urpay Coto.

2.2. Materiales Asociados

Figura 49.Distribución de estructuras en Maquellouan Punta (PAn5-4).

Figura 50. Ollas sin cuello con vertedero y cuenco con estampado circular y punto.

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Ollas sin cuello con estampado circular; corresponden a un pequeño grupo de ollas con decoración estampada en círculos no muy profundos de 6 mm de diámetro, los círculos están situados en hilera en el tercio superior muy cerca al labio. El fragmento 419-1 (Figura 51) presenta círculos dispuestos por zonas alineados diagonalmente. No ha sido quemado lo suficiente por ello tiene áreas oscuras debido a la mala cocción.

Ollas sin cuello con círculo y punto; fue recolectado en superficie, tiene tratamiento superficial pulido con el exterior pintado de color rojo oscuro (Munsell color 7.5R3/4). Los círculos se distribuyen como los estampados en el tercio superior, pero aquí están en doble hilera e intercalado. El diámetro del cír-culo es 7 mm y el punto ejecutado posteriormente al círculo tiene un milímetro. Las impresiones son ligeras, algo que contrasta fuertemente al estilo decorativo tardío donde son profundos y toscos. Esto se debe a que las impresiones se ejecutaron cuando las vasijas estaban en estado de cuero que dan una apariencia fina.

Tazones carenados con bordes doblados al exterior; 4 ejemplares de esta misma forma se advirtieron en Maquellouan, básicamente de la estructura rectangular del patio (Figura 52, 412-2). Los tazones van de 18 a 25 cm de diámetro, y se destacan por la fuerte inflexion del cuerpo en un ángulo de 150 a 130 grados poco profundos. Normalmente los acabados son alisados, pero con un ligero engobe color rojo en el punto de inflexion exterior del cuello. Presenta una fuerte curvatura al interior del cuello.Tazones (bol) con labio inciso cortante; un fragmento observado en el sitio Chonta Ranra Punta (PAn 5-1) de la misma característica fue hallado en Maquellouan en el relleno artificial de la plataforma I (Figura 53, 450-4). Es clara evidencia de asociación temporal entre ambos sitios. Los incisos cortantes se delinean en el filo del labio sobre una base engobada marrón-rojiza.

Cuencos carenados; dos casos de formas carenadas con borde invertido entre 17 y 18 cm de diámetro, presentan labios redondeados con un ligero reborde al interior. El fragmento 450-5 (Figura 52) tiene pintura decorativa roja al interior con lustre. Se tienen estampados circulares de 5 – 6 mm en cuencos carenados de aberturas inferiores, los cuales se presentan en la misma manera que en las ollas sin cuello.

Cuencos carenados con círculo y punto; proceden del relleno de la plataforma I (Figura 54, 420-1). Los círculos y puntos se localizan en el punto máximo de inflexion, teniendo diámetros entre 11 y 6 mm. Las dimensiones de los círculos se realizaron en proporción al tamaño de las vasijas.

Cuerpos decorados; dos ejemplos de la cerámica de la fase Urabarriu (Burger 1998:fig.104d y 105) hemos encontrado en la Plataforma I (440, 450) de Maquellouan. Un fragmento consiste de rayado en zonas delimitado por incisiones lineales en una base marrón rojiza (Figura 55, 450). En una zona fuera del área rayada existe pintura roja (Munsell color 10R4/8). Un ejemplar muy

parecido se tiene en el sitio Amá II de Mareniyoc (Figura 33, d). Similar estilo decorativo en vasijas cerradas fue observado en Pacopampa, Fung (1975:lámina 27:26) le denominó “punteados alargados”. El otro ejemplar sería una jarra pequeña (14 cm de abertura) la cual tiene diseño decorativo punteado oval delimitado por una línea incisa horizontal (Figura 55, 440-19). Las superficies han sido engobadas con color negro (Munsell color 2.5YR2/0).

Cucharas; son dos mangos de cucharas fragmentadas (441, 450-7) procedentes de lugares distantes como la plataforma I y las terrazas habitacionales. Una de ellas posee incisiones lineales en el punto terminal del mango.

Figura 51. Ollas sin cuello con estampado circular

Figura 52. Tazones y Cuencos carenados (412-2, 450-5).

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Figura 53. Labio inciso cortante en bol

Figura 54.Cuchara fragmentada, y cuencos carenados con círculo y punto.Todos provienen de la plataforma I.

• Fase Cotojirca IV-VEjemplos de alfarería Cotojirca IV/Ancosh perteneciente a la época Recuay Tardío (700-900 AD) y Cotojirca V (900 – 1400 AD) hemos recuperado de los niveles superficiales en Maquellouan. La técnica decorativa en los cuellos de las jarras consistente en líneas incisas en zig-zag y puntuaciones se observó claramente. La plataforma II es el lugar de donde provienen mayormente (432,435). Esa área ha sido ocupada en tiempos posteriores a Cotojirca I. Sin embargo, es incierto si las estructuras pertenecen a Cotojirca V. La mampostería sigue teniendo el mismo patrón de otros sectores coetáneos a Cotojirca I. Un fragmento con incision profunda tipo lágrima y estampado pequeño circular, ambos aparecen en el sitio fortificado Cotojirca V Carhuac Punta, han sido hallados en la plataforma I y II de Maquellouan (450-6, 432). Estos probablemente se han filtrado a los niveles tempranos, pues son los únicos hal-lados en los contextos señalados. Otro indicadores culturales Cotojirca IV/V son la protuberancia con estampado circular (434-22) y las protuberancias con incisos en cruz (432-4) las cuales vienen de la superficie en la terraza habitacional y la plataforma II respectivamente. Tiras aplicadas con incisos cor-tantes y apliqué en el exterior del labio (Figura 55, 441-10) completan los alfares de la fase Cotojirca IV/Ancosh encontrados en Maquellouan.

En resumen, el sitio de Maquellouan contiene un componente que se sitúa cronológicamente al final del período Horizonte Temprano pues los materiales cerámicos se corresponden genéricamente a esta época. Existen muchas similaridades con Chonta Ranra Punta, ambos sitios son coetáneos, el patrón arquitectónico de plataformas y plaza intermedia existe en ambos. Chonta podría explicarse a través de Maquellouan mantenido quizás como un sitio de refugio en tiempos de conflicto. Un posterior estilo asociado a jarras con incisiones e impresos sobre superficies no engobadas, también aparece en Maquellouan. La arquitectura de la plataforma II podría haber sido ligeramente alterada por grupos Re-cuay, especialmente los cuartos rectangulares. Asimismo remodelaciones arquitectónicas como estruc-turas en círculo que asemejan casas temporales observadas en la plataforma I podría corresponderse a la fase tardía Cotojirca V.

b. Artefactos Líticos en Cotojirca ILa mayoría de las puntas pulidas se recolectaron en superficie. Son un total de once puntas de proyec-til, de éstas seis fueron manufacturados en sílex negro, cuatro de pizarra y una en roca porfido vol-cánico (400-7). Existe minima presencia de lascado in situ (Grimaldo 1999:216). En general estas puntas comparten características con las de Chonta Ranra Punta. La punta de roca pórfida y cristales ferromagnesianos tiene base recta y un largo de 64 mm por 23 de ancho. Las puntas de pizarra tienen superficies pulidas, filos en desnivel y secciones planas (puntas 400-6 y 426). Puntas similares fueron encontradas en el desmonte de los edificios A, E y F de Chavín de Huántar asociados a cerámica Recuay (Tello 1960:figura 142). Las puntas pulidas parecen hallarse estratigráficamente encima de las puntas triangulares de sílex negro. La mayoría se colectaron en superficie excepto la punta 446, que estaba asociada a un biface. Una punta tallada procedente de la terraza habitacional (capa 2, 441) tiene cor-respondencia con material Cotojirca I. La punta 400-2 (Figura 56) puede ser comparada al tipo 16 de Lampas (Lynch 1980: figura 9, 3, r). Herramientas cortantes tales como denticulados, raederas (Figura 57, 433), unifaces (Figura 56, 400-5) y lascas reutilizadas completan el inventario lítico.

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Figura 55. Cuerpo decorado con incisiones (450), punteado oval separado por línea incisa (440-19) y olla sin cuello (440-18). El ejemplar 441-10 pertenece a la fase Cotojirca IV.

Figura 57. Denticulados

Figura 56. Punta tallada de silex (400-2) hallada en superficie. Es muy possible que no se corresponde con el material lítico de Maquellouan Punta, por su forma puede relacionarse al período Precerámico.

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Figura 58. La punta 441 elaborada en silex gris oscuro, se corresponde a la fase Cotojirca I.

Cuadro 9.Distribución de especies, en base al análisis óseo animal de excavaciones en Maquellouan.

c. Óseo AnimalExisten evidencias de un depósito posiblemente de uso ritual, localizado en la base de la plataforma I, que consistió en el hallazgo de 13 camélidos jóvenes hallados en el nivel del subsuelo de la roca calcita. Las bases de la plataforma era un relleno suelto y largas rocas escogidas. Al parecer los camélidos murieron por causas naturales debido a que no observaron cortes ni signos de violencia en los huesos (Rofes 1999:155). De este depósito el zooarqueólogo pudo identificar llama (Lama glama) debido a los dientes incisivos y alpacas (Lama pacos) por los metacarpos. Sin embargo, debido a las escasas evidencias no sabemos si camélidos jóvenes fueron criados en el sitio o fueron traídos para sacrificarlos.

El área baja de las terrazas que consiste en 5 sucesivos estratos dió una baja proporción de óseo ani-mal, a juzgar por el peso (5% camélidos y 12 % cérvidos). En éstas terrazas habitacionales encontra-mos también 2 fragmentos de cucharas y ollas domésticas de períodos tardíos.

d. Artefactos Óseo AnimalEl 67% de las herramientas manufacturadas de restos de fauna recuperadas en el área de Pierina han sido hallados en Maquellouan Punta. 32% de los artefactos confeccionados en óseo animal fueron col-ectados en la estructura rectangular. La herramienta más común fue el punzón hecho a base de huesos de camélidos y astas de taruka (Hippocamelus antisensis) seguramente usado para lascado final en la manufactura de puntas de proyectil y otros usos que también pudo tener.

Antaras; un fragmento de una antara, un instrumento musical del antiguo Perú fue recogido en las excavaciones del contexto 441-4 perteneciente a la terraza habitacional. El instrumento tiene un tubo de una abertura de 14 mm de diámetro (Figura 59).

e. Interpretación y DiscusiónUn tema central en la iconografía Recuay es la aparición de servidores alrededor de un personaje cen-tral, el cual está performando un acto de libación en un espacio arquitectónico cerrado. En sociedades estratificadas ranqueadas, el rol protagónico de los líderes tenía que ser asegurado con actos de distinción y reconocimiento social. Auspiciar fiestas y celebraciones fue una forma de reiterar y estrechar las relaciones entre grupos. En el antiguo Perú, las festividades estuvieron relacionadas a ciclos calendáricos agrarios y pastoriles, los cuales incluían practices rituales junto al consumo de bebidas y comida (Lau 2002:297). En los Andes, los pactos politicos y la “reafirmación de relaciones entre el jefe y el servidor” (Gero 1992:16) fueron sellados con fiestas y banquetes preparados para grupos largos. Ciertas actividades de despliegue social, ya sea en la forma de intereses politicos y/o eventos de carácter puramente ceremonial, fueron formas de afirmación social concertada a través de la invitación de bebida y comida. Maquellouan Punta presenta un ejemplo de diferenciación espacial e interacción social en diferentes espacios arquitectónicos, especialmente en la estructura rectangular localizada en el centro del patio, donde actividades de servicio de comida, bebida y música probablemente estuvieron dándose.

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Un sondeo de 10 x 1m en la estructura rectangular proporcionó una gran cantidad de tiestos del Horizonte Temprano así como restos óseos de camélidos y cérvidos. Es notorio que todas las formas cerámicas están relacionadas a contenedores de líquidos. Aunque el consumo de carne de camélido y cérvidos en este recinto hace menos de ¼ del total de consumo de restos faunísticos en el sitio, 32% de los artefactos confeccionados en hueso animal vienen de este recinto. Las herramientas son espátulas, perforadores y punzones. Estos artefactos formaron parte del grupo de herramientas líticas (1999:216), pero no exclusivamente.

El ornamento de plata encontrado en el segundo patio cerca de la plataforma II, así como dos frag-mentos de adorno incisos hechos en hueso de llama, nos da información sobre la posición social de la gente que vivió en Maquellouan Punta. Los huesos fueron quemados y pulidos. Formaron parte de un objeto tubular que pudo ser un instrumento musical posiblemente flauta. Las simples incisiones y puntos podrían formar una cara simplificada. Instrumentos musicales de viento fueron frecuentemente usados en fiestas (Gero 1990) y también en ceremonias especiales, tal como el waytakuy (Flannery 1989:143-182). Aquí llamas son decoradas y ofrecidas al wamani o dios local para pedir incremento en la reproducción.

La gente que vivió en Maquellouan tuvo acceso a los pastizales y pampas localizados en el área donde ahora se ubica la mina Pierina. Muchos corrales abandonados existen en ésta zona. Tal como indican las evidencias en la estructura rectangular, papas, carne de llama y chicha formaron parte de la dieta ofre-cida quizás en un acto de reciprocidad entre familias y residentes de la comunidad de Maquellouan.

Desde el patio central es posible tener un completo dominio visual de los picos nevados de la Cordillera Blanca, morada de los dioses locales o wamanis, siempre presente en todo acto comunal. Proponemos que por el simple hecho de tener la mejor ubicación y en directo panorama de los nevados, el patio central y las habitaciones contiguas fue habitado por cierto grupo privilegiado de mayor status y diferenciado de otros sectores de Maquellouan. Desde el patio y plataforma norte es posible observar varias otras villas situadas en las cumbres de cerros al lado norte de la quebrada Cunschaca y otras más alejadas por muchos kilómetros en las estribaciones bajas de la Cordillera Blanca. Es una forma de asentamiento de pastores estar en “avistamiento” de la casa vecina (Flores Ochoa 1979:46). Lo que no sabemos si esas relaciones con otras aldeas fueron pacíficas u hostiles.

El reducido espacio del patio de 27 x 15 metros y la habitación rectangular insertada, probablemente fue reservado para actividades especiales como rituales y festividades. Camélidos fueron parte de los ceremoniales, una de estas ceremonias pudo ser el rito de iniciación de llamas jóvenes (Murra 2002:315). La evidencia de festividades que se han reportado del sitio de Queyash Alto, localizado en la otra banda del río Santa, señala que música, brindis con chicha y el consumo de carne de llama se desarrolló en el sitio (Gero 1992:134). Mientras que la actitud es de servir comida para los residentes y demostración de ostentación por parte de un grupo dirigente, en Maquellouan la evidencia de reuniones es más restringida quizás solo para ciertos individuos y en honor a los dioses wamanis.El sacrificio de camélidos jóvenes hallado en la base de la plataforma artificial I reitera la idea de la celebración de un evento, tal vez una fiesta anual, como la del solsticio de invierno (D’altroy y Hastorf 2001:193). Como ya se mencionó anteriormente, los huesos de camélidos en este contexto no muestran señales de consumo, un caso excepcional al resto de la colección óseo animal de Maquellouan Punta.

Figura 59. Fragmento de antara con diseños figurativos.

Figura 60. Artefacto perforador y posible pulidor de pieles hecho en base a radio de camélido (449).

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El sistema de asentamiento consistente en la distribución de espacios abiertos como patios entre plata-formas artificiales y naturales refleja el deseo de congregar gente en áreas limitadas. Las dos platafor-mas observan diferente función; en la plataforma artificial se llevaron a cabo celebraciones y congrega-ciones en un entorno religioso. Contrariamente, en la plataforma norte, los cuartos estaban vacíos y limpios con mínima dispersión de artefactos. Mientras que la estructura rectangular insertada en el patio contenía evidencia de comida y bebida, la parte de la plaza próxima a la plaza norte carecía de basura y es allí donde se encontró el pequeño adorno de plata.

La separación entre áreas públicas y privadas en el sitio implicaría la presencia de individuos estrati-ficados viviendo en áreas privilegiadas. La organización dual es también sugerida debido a la separación espacial de la cima. Un espacio bipartito (plataforma artificial/patio y plataforma norte/patio) recuerda a la concepción cosmológica Andina de dos partes, Hanan (arriba) y Hurin (abajo), aplicado a la ciudad del Cuzco (Zuidema 1989:126). La oposición de fuerzas externas e internas, el mundo de los vivos y muertos, la clase dirigente y clase oprimida, clase alta y terrazas bajas, todos estos son conceptos que fueron tomados en cuenta en la planificación de la villa de Maquellouan Punta.

La actividad social desarrollada en Maquellouan incluyó ceremonias y rituales los cuales tuvieron un importante rol en el mantenimiento de la cohesión del grupo. La información recuperada de Queyash Alto ha indicado sobre el papel auspiciador de las fiestas para el reconocimiento social y político (Gero 1992:18). La información obtenida de las excavaciones concuerda con la hipótesis de que la comunidad organizó su forma de vida colectiva en relación a la celebración de fiestas e ingesta de bebidas para afirmar relaciones sociales de reciprocidad.

Cuadro 10.Porcentajes de especies por sectores de Maquellouan Punta

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En plena área de operaciones de la mina Pierina, y muy cerca a la faja transportadora de mineral se ubica una formación rocosa que fue ligeramente impactada en el lado este por el trazo de la faja trans-portadora (Figura 61). La toba volcánica forma dos bien definidos abrigos rocosos. Se com-probó que el sitio exhibe un gran potencial arqueológico pues existe material correspondiente a varios períodos cronológicos, con puntas de proyectil del período Arcaico, hasta ofrendas Inkaicas y entierros en un lapso de tiempo de varios miles de años. Voy a dejar para más adelante la descripción completa del sitio y sus diversos componentes arqueológicos. Lo que sí se necesita resaltar aquí es la lamentable posición estratigráfica de los materiales. Si bien en este sitio existe material de varias épocas, que pueden ayudar mucho para reconstruir la historia regional del Callejón de Huaylas, lamentablemente existe un fuerte disturbamiento del piso del abrigo, ocasionado tanto en tiempo modernos como en tiempos prehispánicos. De modo que no es fiable, por ejemplo, por poner un caso, correlacionar las puntas de proyectil con su referente estratigráfico. En lo que sí podemos poner énfasis es en la forma, tamaño y posible función de los artefactos que nos pueden dar indicios en términos de asociación cronológica relativa cuando son comparables con otras muestras provenientes de otros sitios serranos.El abrigo rocoso de Llaca Amá Caca, tuvo diferentes usos, en tiempos precerámicos fue usado como lugar de reunión y posible intercambio de productos obtenidos de la caza de cérvidos y camélidos sal-vajes. También hay señales de fogones, hubo incesante preparación de alimentos debido a los desechos de granos de maíz y corontas, semillas y pedúnculo de mate (Chevalier 1999) todos éstos hallados en un sedimento oscuro y carbones, ocurridos quizás ya con la aparición de la cerámica. La función de cobijo o guarida pudo haberse mantenido hasta las fases finales del Horizonte Medio (1200 AD). Es después de este tiempo cuando el patrón de uso del abrigo cambia para un modo más ceremonial debido al hallazgo de entierros asociados a materiales Casma Impreso y luego al final de la secuencia, los Inkas instalaron estructuras funerarias con el enterramiento de niños y ofrendas del puro estilo Inka del Cuzco. Esta apretada síntesis sirve para tener una idea general de la problemática del sitio, donde también hemos recuperado material correspondiente a la ocupación Cotojirca I.

En el sector VI, unidad A, capas 1B (5852) y 2 (5853) también se hallaron indicios de ocupación Coto-jirca I. De la unidad A, por localizarse fuera del abrigo, y por no exhibir materiales tardíos intrusivos se puede decir que la estratigrafía de 54 centímetros de espesor hasta el nivel estéril contiene material no disturbado.

En la unidad C desde la capa 1 se tienen cuencos finos grises (Figura 64 5833-1) con círculos impresos (11 mm promedio) y líneas incisas. Un cuenco algo grueso de engobe negro pulido con decoración incisa ancha (3 mm promedio, 5841-1) y finos cuencos de estilo Blanco-sobre-Rojo están presentes en forma consistente. Ollas sin cuello con labios aplanados y otros engrosados completan el conjunto cerámico Cotojirca I (Figura 63).

Fragmentos cerámicos de la fase Cotojirca I se encuentran mayormente distribuídos en las unidades C y D del sector IV. La capa 1 es un sedimento gris de textura fina donde se encuentran fragmentos cerámicos con hollín, trozos grandes de carbón y algunos restos óseos. La mayor parte de los fragmen-tos cerámicos se hallan en una mancha negra cerca del afloramiento rocoso, zona que pudo haber sido un área de cocina.

La subsiguiente capa 2, está conformada por una tierra negra con huellas de carbón y textura gruesa. Se configura una estructura oval que delimita un fogón. En este nivel de 15 cm de grosor aparecen numerosas lascas y desechos de talla junto con tres puntas (5836). También hay en el mismo contexto fragmentos cerámico chavinoides y gruesos trozos de carbón. Granos de maíz y una coronta se reco-gieron en este nivel. La capa 3 se ubica ya sobre el afloramiento rocoso natural, sin embargo, ahí se identificó un fogón formado por piedras angulares unidas con mortero de barro debajo del cual estaba colocado un cántaro de uso utilitario (5868).

3. Llaca Ama CacaPAn5-58

Figura 61. El sitio Llaca Amá Caca (PAn 5-58), visto desde el lado sur. Nótese el corte hecho por la faja transportadora de mineral.

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Figura 62. Abrigo rocoso del sector IV antes de proceder a realizar los sondeos exploratorios.

Figura 63. Ollas grises sin cuello y estampado circular.

Cuadro 11. Diagrama distribución de Unidades excavadas en Llaca Amá Caca (PAn5-58), Sector IV.

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Figura 64. Cuencos finos grises con incisiones e impresos circulares

Figura 65. Puntas de proyectil con pedúnculo (5836a-12) y bifaces con extremos puntiagudos.

Figura 66.Punta pedunculada 5836a-12 jaspe y biface silstone rojo 5835b-35

Las puntas de proyectil asociadas a niveles con cerámica son generalmente hablando bifaces de forma foliácea con bordes laterales convexos convergentes (proximal y distal terminan en ángulo agudo) y exhiben retoque final a presión. Tienen un largo entre 30 a 38 mm. Se tienen 5 puntas de este tipo siendo la roca mayormente jaspe (Figura 66). Morfológicamente son semejantes a las puntas halladas en contextos Precerámicos, aunque Grimaldo (1999:227) sugiere la posibilidad de que dichas formas han podido subsistir hasta principios del Intermedio Temprano o final de la fase Cotojirca I. Esta teoría se refuerza con el hallazgo de la punta 5836a-12 (Figura 65), la cual es bifacial pedunculada, de cuerpo con bordes laterales rectilíneos o ligeramente arqueados que convergen en una punta que puede ser aguda o roma. Tiene retoque a presión y exhibe un largo entre 29 a 39 mm.

Mayormente es jaspe y se le cataloga como correspondiente a períodos formativos. Además se le asocia a una punta pulida de lutita (5836), este material como se sabe es un marcador cultural que aparece luego de la desintegración Chavín en los Andes Centrales (Burger 1992) con la aparición de villas y aldeas rurales que rechazan los elementos culturales chavinenses. Una preforma en siltstone y lascas modificadas de limolita usadas como raspadores completan el inventario lítico representativo de la fase Cotojirca I en el sitio de Llaca Amá Caca.

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La zona de Quitapampa se localiza adyacente a la carretera Jangas – Pierina, a la altura del kilómetro 12, pasando el poblado de Mareniyoc. Se puede decir que se ubica en la parte alta del barrio de Coto-jirca, al costado del antiguo camino de herradura. Esta zona se llamaba antiguamente Quita-Jirka, y había allí una pequeña capilla que custodiaba una cruz. Un antiguo patrón religioso posiblemente. El área consiste de un grupo de tres estructuras funerarias Recuay, siendo la Quitapampa C la que exhibe mejor factura arquitectónica. Estaba totalmente enterrada bajo suelo a diferencia de las otras estruc-turas Quitapampa A PAn5-35 y Quitapampa B PAn5-42. Se hicieron excavaciones exploratorias en la zona este adaycente a las estructuras subterráneas de Quitapampa C, a 5 m de distancia aproximada-mente de las cámaras funerarias Recuay.

Las excavaciones revelaron un tipo de estructura de piedra en forma oval pequeña que tenía una función totalmente ajena a la mortuoria. Con un 1.46 m de largo por 0.79 m de alto, presentaba una albañilería rústica de piedras medianas unidas con argamasa de barro. La estructura se delineaba como un tipo de cámara tipo cista rellenado por un suelo arenoso con arcilla en una profundidad de 0.56 m. Este relleno presentaba restos de carbones y tiestos de ollas sin cuello con clara indicación de haber sido sometido al fuego, utillaje de cocina posiblemente. En el mismo relleno se tuvo el hallazgo de un raspador y una punta casi totalmente completa fabricados en roca arenisca cuarzosa (Figura 67). El raspador se elaboró en base a una lasca plana la cual se modificó el filo mediante percusión dura.Mien-tras que la punta de proyectil es un biface de forma alargada con lados rectilíneos convergentes. Está ausente la base, pero es possible estimar la sección lenticular de ésta. Las excavaciones de ampliación comprobaron la presencia de lascas y desechos de talla consistente a núcleos de arenisca cuarzosa a lo largo de los tres estratos. Asimismo, la proporción de debitage y los útiles resultó alta (10.8) (Grimaldo 1999:219).

El piso de la cista presentó un fuerte y compacto suelo arcilloso quemado, de 0.06 m de espesor (Figura 68). Una muestra del carbón depositado en el piso fue tomado para someterlo a fechados radiocar-bónicos. La muestra dió un fechado de 480 – 230 a.C (un sigma) y 755 – 223 a.C (dos sigma) el cual se emplaza bien al comienzo de la secuencia de la fase Cotojirca I. La estructura puede compararse a las cocinas u hornos bajo tierra tan comunes en las serranías, conocido como pachamanca. Las ollas sin cuello comparten las mismas características físicas, de una pasta arenosa con inclusiones blancas y color naranja. Las superficies estaban bien erosionadas. Estas ollas no tienen semejanza con el corpus de ollas sin cuello de la fase Cotojirca I. Es muy probable que más estructuras coetáneas a ésta posible pachamanca se encuentran distribuídas en la terraza donde se realizó las excavaciones. Sin embargo, debido a las hostilidades de los dueños del terreno no pudimos seguir investigando. Debe existir un fuerte componente doméstico en Quitapampa asociado a la fase Cotojirca I.

4. QuitapampaC PAn 5-50

Figura 67.Instrumentos líticos de Quitapampa C, sector II.

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Figura 68. Dibujo de planta y corte A-A’, B-B’ en la estructura tipo pachamanca

La habitación no tenía indicadores de actividades domésticas realizadas ni tampoco artefactos asocia-dos. Sin embargo, de los niveles superficiales fuera del recinto se recuperó restos óseos de camélidos consistentes en las extremidades de una alpaca adulta, una llama adulta y dos camélidos jóvenes (Rofes 1999:167). Indudablemente se consumió camélidos en el sitio, el problema es saber cual es su exacta referente cronológico. Cuando se tomó una muestra de un tiesto cerámico (3924) para someterlo a fechado por radiocarbono, arrojó una fecha demasiado temprana que no se correlaciona a la cronología relativa del sitio (1410 – 1265 a.C, ver cuadro 6). Quizás hubo contaminación de la muestra al entrar en contacto con el suelo natural de calcita que predomina en el subsuelo. Sin duda existe bastante evidencia de estructuras en Urpay Coto, debe haber más de una ocupación pre-hispánica en el sitio. El material cerámico se correlaciona mayormente a formas domésticas de jarras y cántaros con pocos indicios de cuencos, aunque uno de éstos con líneas verticales puede ser Cotojirca III o Recuay. Sin em-bargo también tenemos estampados circulares propios del estilo Ancosh/fase Cotojirca IV enmarcado en lo que llamo Recuay Tardío. Pero el tema central aquí, por el cual considero el sitio como Cotojirca I, son las ollas sin cuello que lamentablemente se encontraron cerca a la superficie pero en relación a la estructura rectangular de la unidad C (figura 69). Un caso especial es una olla sin cuello con vertedero, un mismo espécimen fue encontrado en Maquellouan Punta. Entonces si existió una mínima ocupación Cotojirca I, debió situarse en las inmediaciones de la unidad C, donde también hubo evidencia de con-sumo de camélidos. Estos dos factores más la evidencia de muros de carácter defensivo dicen mucho para establecer la contemporaneidad de Urpay Coto a otros sitios de la fase Cotojirca I (Figura 70).

Edificado en la cima de una colina a 2,938 msnm. Cimientos de muros en piedra apenas se delinean en la superficie del terreno, pueden ser parte de estructuras que forman recintos no identificados. Sobresale un muro grueso central con orientación SE – NO en la parte delantera del sitio. Dos muros perimetrales deben correr en el contorno del sitio, existen algunas evidencias de éstos. Han servido como muro de retención pero también tuvieron propósitos defensivos. El camino prehispánico Jangas - Cuncashca pasa a un lado izquierdo del sitio y pueden haber estado asociados y funcionando juntos en algún momento. De manera general, las excavaciones confirmaron la existencia de una serie de estructuras, cuartos pequeños que se desprenden del muro central. En la unidad C sobresale una es-tructura rectangular que fue excavada completamente. Tiene 2.20 x 2.90 m con muros altos de piedra unidos con argamasa y un vano de acceso que estaba sellado con un relleno de piedras y tierra suelta. Al interior del recinto había un pequeño murete bajo a manera de banco.

5. Urpay Coto PAn 5-39

Figura 69. Ollas sin cuello Cotojirca I hallados en Urpay Coto.

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Figura 70. Plano tentativo de Urpay Coto (PAn5-39).

Figura 71. Vista de la colina donde se levanta el sitio amurallado de Urpay Coto PAn 5-39.

Se ha mencionado la similitud del plan de asentamiento entre el sitio de Maquellouan Punta y Chonta Ranra Punta. El caso de Urpay Coto es un poco menos evidente, pero claramente existió la intención defensiva, y de habitación al parecer no intensivo (Figura 71). El sitio tiene un fechado radiocarbónico que se entrecruza a Chonta, por lo tanto ambos coexistieron en algún momento. Existen varios factores que señalan a Mareniyoc como centro primario: 1) La localización de Mareniyoc como punto interme-dio en un sistema vertical; 2) la existencia del montículo artificial localizado en la actual plaza el cual contiene ocupación Cotojirca I; 3) la fuerte evidencia Cotojirca I manifestada en el sitio Amá II, ubicado a 200 metros sobre Mareniyoc; 4) la existencia de la roca Isabelita, una poderoso icon enmarcado en la fase Cotojirca I, que por su iconografía y cronología relativa se relaciona al ocaso de la litoescultura de Chavín de Huántar; y 5) el uso ceremonial del espacio inmediato a la roca Isabelita con el estableci-miento de entierros secundarios Cotojirca I, y de sucesivas fases Cotojirca II, III, IV y V.

La evidencia recuperada de las excavaciones en torno a Quitapampa C, no hace más que reforzar el fuerte componente Cotojirca I. En este caso, se tiene un contexto doméstico con preparación de ali-mentos y el desarrollo de vida aldeana, pues hay señales o indicadores de que se estuvieron fabricando puntas e instrumentos líticos que fueron necesarios para actividades cotidianas de una familia en un espacio reducido como es la terraza anexa a la tumba subterránea Quitapampa C. Como se indicó, hay mucha más evidencia aún enterrada que nos puede dar mayor información sobre el número de estruc-turas habitacionales y otras actividades enmarcados en la fase Cotojirca I. Por lo que consideramos que para esta sección de la Cordillera Negra, la presencia de población en está época fue constante y se desarrolló utilizando todos los recursos naturales disponibles en la zona compartiendo patrones culturales con otros sitios arqueológicos contemporáneos ya mencionados.

La evidencia presentada para sugerir interacción de asentamientos durante la fase Cotojirca I es dedu-cida por la similitud de artefactos, el planeamiento de los sitios y la dependencia en agricultura y pas-toralismo que explotó diferentes ecosistemas en un sistema vertical. En el anterior capítulo referente a la roca Isabelita y la centralización sociopolítica existente en Mareniyoc, se enfatizó en la hipótesis de una entidad que funcionó durante la fase Cotojirca I y fue el centro político que aglomeró los sitios de la puna (Chonta Ranra Punta, Maquellouan Punta, Llaca Ama Caca) y en la región Quechua ribereña como el sitio de Urpay Coto. El patrón de asentamiento caracterizado por la distribución de espacios abiertos como patios entre plataformas naturales y artificiales reflejan el deseo de congregar gente en espacios limitados.

Construcciones fortificadas en ecología de altura, tal como Chonta Ranra Punta pueden ser explicados por la necesidad de instalar un asentamiento que pueda dar refugio y congregar gente en tiempos de conflicto. Asimismo, debió tener algún tipo de control de la puna y en especial de la Quebrada Cun-cashca, donde existen fértiles campos de cultivo de papas y áreas de pastoreo.

6.. Discusión y Conclusiones

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CAPITULO IV

IV. AGRO-PASTORES PREHISPÁNICOS DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ, ACTIVIDADES DOMÉSTICAS, FASE COTOJIRCA IV/ANCOSH, AREA DE PIERINA (700 – 1000 AD).1. La Ecología del sitio de Ancosh Punta2. La Arqueología del sitio de Ancosh Punta

2.1. Fase Ancosha. Platosb. Cuencosc. Bolesd. Ollase. Jarrasf. Cántarosg. Misceláneos

2.2. Estilos Decorativos Ancosha. Vasijas Abiertasb. Vasijas Cerradas

2.3. Distribución de Vasijas en la Estructura Doméstica en Ua. Interior de la casab. Exterior Estec. Exterior Oested. Exterior Sure. Exterior Norte

2.4. Análisis del Material Lítico 2.5. Discusión e Interpretación

3. La Arqueología del sitio arqueológico Piruro Pan 5-84. La Arqueología del sitio Llaca Amá Caca Pan-5-58

4.1. Muestra Radiocarbónica4.2. Conclusiones4.3. Fechados Radiocarbónicos de Ancosh Punta y Llaca Amá Caca,

estilo Cotojirca IV/Ancosh

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Agro-Pastores Pre Hispánicos del Callejón de Huaylas, Perú, Actividades Domésticas, Fase Cotojirca IV/Ancosh, Area de Pierina(700 – 1000 AD)

Las evidencias arqueológicas halladas en Ancosh Punta, nos permiten discutir las actividades domésticas desarrolladas en una casa o chuklla desde una perspectiva arqueológica y etnográfica. La estructura doméstica estaba situada entre corrales de piedra, la cual funcionó durante la fase local Cotojirca IV/Ancosh (690-980 AD) establecida para el área de Pierina.

Estudios antropológicos que se han focalizado en el estudio del modo de vida de pastores contemporá-neos mencionan las precarias condiciones de vida y aislamiento, el cual está directamente relacionado al difícil medio ambiente montañoso de las altas elevaciones de los Andes (i.e. Flannery et al 1989; Kuznar 1995; Flores Ochoa 1979). A pesar del clima frío y carencia de oxígeno, el ecosistema de la puna fue intensamente explotado en tiempos prehispánicos y todavía sigue siendo utilizado pero en menor intensidad por modernos altoandinos. El ecosistema tundra alpino o puna es situado entre 3,900 a 4,500 metros sobre el nivel del mar caracterizado por colinas, pampas, y estrechos valles y quebradas entre prominentes morrenas y picos glaciales. Esta zona ofrece una amplia variedad de pas-tos, recursos muy preciados para la crianza de animales domesticados como la llama y alpaca.

Información arqueológica obtenida de sitios situados en la puna donde se ubica la mina Pierina, señala que durante varios miles de años, la zona ha tenido múltiple usos, desde campamento de cazadores en abrigo rocosos, aldeas, cementerios, casas aisladas, hasta corrales, almacenes y villas fortificadas, como parte del sistema de asentamiento dejado atrás por sociedades pre-hispánicas cuya subsistencia fue una base mixta de agricultura de altura y pastoreo. Cuando el paisaje actual de la puna y sus modernos ocupantes son comparados a las evidencias visibles en el terreno dejadas por las sociedades antiguas, la evidencia señala que el ecosistema de puna fue explotado y habitado con mayor intensidad en el pasado. La carencia de continuidad intensiva de la puna fue influenciada mayormente por las políticas colonizadoras de los siglos XVI y XVII, en la cual la demanda por recursos se focalizó en relación a las preferencias de las fuerzas conquistadoras hispanas (Varon Gabai 1980:47). Cuál fue la causa para que los antiguos campesinos preferían vivir en tal inhóspito medio ambiente? Y si la respuesta está relacionada con antiguas tradiciones económicas, es posible hallar algunos indicadores en el dato et-nográfico?

Considerando la casa familiar como la unidad social y económica, las actividades diarias desarrolladas en una casa y sus áreas adyacentes dan una valiosa información sobre el rol económico de una unidad doméstica. La casa o choza funcionó durante el período Horizonte Medio (690-980 AD) y estaba in-sertada entre estructuras de piedra que forman corrales. La evidencia arqueológica recuperada conduce

a inferir que en la casa se preparaban alimentos, se ejecutaban labores primarias de textilería con el uso de la rueca y piruro, y actividades de acabado final de instrumentos líticos se estaban desarrollando en las afueras del mismo. De especial interés es el uso de la obsidiana no local. Esta fue usada para con-feccionar cuchillos, y retocar puntas de proyectil y tarjadores, cuya función podría estar relacionada al procesamiento del pellejo de camélidos. La cantidad de lascas de obsidiana durante este período contrasta fuertemente a las pocas densidades que se encontraron durante el precedente Intermedio Temprano. Parecería que la utilización de productos derivados de ganado camélido, tal como textiles, y la necesidad por instrumentos cortantes tendría su máximo desarrollo durante el período Horizonte Medio en la región de Ancash (ver Lau 2007: tabla 1,2,4). El procesamiento de pellejos, pieles y el trasquilado de lana pudieron haber sido las actividades primarias en la casa de Ancosh Punta. Por qué durante este tiempo parece existir una mayor demanda de productos textiles? Cómo una ordinaria choza pudo tener acceso a obsidiana importada de los Andes sureños?

En la actualidad, en los Andes del norte del Perú, es difícil de encontrar una comunidad autónoma de pastores. Normalmente, las actividades de pastoreo están subordinadas a la agricultura. El pastoreo de animales no es un trabajo a tiempo completo y sólo ocurre de manera estacional. Llamas y alpacas ya no se encuentran en la Cordillera Negra, éstas han sido reemplazadas por animales de origen europeo. El ganado mayormente es vacuno, ovino, caprino, y burros se emplean como animales de carga. Familias mejor acomodadas poseen caballos, pero en limitada cantidad. Estas comunidades viven en villas permanentes situadas en el ecosistema Quechua y sólo durante la estación seca mueven el ganado a la puna. Una vez en ésta ecozona de pastos, proceden a instalar o reacondicionar las chozas temporales para controlar el ganado (Flannery et.al. 1989: Figura 4.4). Muchas veces los pastores reorganizan estructuras de piedra, que alguna vez formaron parte de muros de sitios prehispánicos y son reusados como corrales y chozas temporales. Aunque el ganado vacuno no necesita supervisión permanente, el ovino si lo requiere. Con la ayuda de perros, los pastores protejen el ganado de la amenaza de zorros, pumas y gato montés (Kinzl and Schneider 1950). Debido a la constante mobilización del ganado en busca de los mejores pastos, los pastores necesitan disponer de varias chozas temporales, las cuales están equipadas con utensilios básicos tales como ollas para cocinar, madera y bosta para alimentar el fuego, botellas y jarras para almacenar líquidos y agua, y ocasionalmente altares en algunas casas (Kuznar 1995:90). Estas casas temporales son llamadas cabañas en la región de Puno-Cuzco; son simples estructuras de piedra que necesitan ser reparadas anualmente y son muy diferentes a la casa localizada en el piso más bajo (Flores Ochoa 1979). En términos generales, aunque el patrón de movilidad en la región de Ancash podría haber subsistido desde períodos prehispánicos, parecería que en el pasado el valor económico del ganado fue mucho mayor para la familia. En la actualidad en los Andes, el pastoreo es una actividad secundaria o complementaria supeditada a la agricultura (Lasanta 2010:213). En el pasado el pastoreo pudo ser una ocupación más especializada a tiempo completo debido a la presencia de mayor cantidad de asentamientos humanos semi-permanentes en zonas elevadas de puna. Reforzando este punto, Lane (2006), argumenta que la actividad pastoril fue tan o más importante que la agraria, y que incluso la zona intermedia suni/puna fue usada como áreas de pastoreo en ciertas partes de la Cordillera Negra.En esta sección se discuten dos tipos de estructuras modernas temporales de pastores en la región de Ancash, chukllas y chozas. Su localización en el paisaje muestra paralelos con el modo de uso del ecosistema por los pastores prehispánicos. Chukllas son normalmente de forma circular, de aproxima-

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damente 2 metros de diámetro y carecen de artefactos. Debido a sus dimensiones es posible que sólo una persona o dos ocuparon la estructura mayormente para pasar la noche y guarecerse del clima. Estas estructuras también se emplean en pisos bajos, en terrenos agrícolas con el fin de supervisar los cultivos y en el procesamiento de tubérculos así como para la vigilancia de los rebaños (Flannery et.al.1989:fig.4.27).

(Piruro I y Ancosh Punta) fueron excavados totalmente. Mientras que Piruro I no mostró densa ocupación, en Ancosh Punta, en cambio, se definió una clara estructura de habitación asociada a corrales. El medio ambiente y recursos naturales alrededor de estos sitios se describen a continuación.1. La ecología del sitio de Ancosh PuntaLa topografía del área de Ancosh Punta es una pampa semi-plana con suave colinas onduladas que delinea varios corrales modernos. La pampa es interrumpida por declives bien pronunciados en el lado sureste, desde el cual se divisa el fondo del río Santa y la moderna ciudad de Huaraz. El lado opuesto, en el noroeste, es delimitado por el profundo valle de la Quebrada Cuncashca y el río Llancash, el cual fluye en la cuenca del Santa. Bofedales existían en la parte oeste de la pampa cerca a al abrigo rocoso Llaca Ama Caca (PAn 5-58), una estación temporal de cazadores y lugar funerario de múltiple ocupa-ción. Esta área tuvo agua permanente. Campesinos locales mencionaron que aguas subterráneas de un manantial mantenían ciénagas con ricos pastos aún durante la estación seca. La observación provee importantes implicancias para la movilidad estacional de los rebaños. Aunque actualmente el manantial fluye en un ritmo de 0.5 litros por segundo, y es confinado a una reducida área, cuatro profundas per-foraciones adicionales de Barrick en el mismo lugar de Llaca Ama Caca han confirmado la existencia de aguas subterráneas permanentes (Ponte 2008). La zona fue bien importante en tiempos prehistóricos. Las excavaciones arqueológicas en el abrigo rocoso han mostrado una prolongada ocupación desde el período Precerámico (5000 - 3000 AC). El estimado de la cronología relativa es basado en la tipología de puntas de proyectil (Grimaldo 1999). En este mismo sentido, Lane (2006:504) reporta la construc-ción de reservorios y represas para la creación de “bofedales artificiales” en la parte occidental de la Cordillera Negra, precisamente como recurso de captación de pastos en la estación seca.

Las condiciones climáticas en la región de Ancash pudieron ser más frías que en el presente. Aunque el dato no es concluyente, las perforaciones en el hielo del Huascarán efectuados por Lonnie Thompson (1995) han evidenciado un “polvo de granodiorita” durante el 830 a 960 AD. Este evento es correla-cionado a los perfiles de polvo de la montaña Quelccaya en el Cuzco, los cuales son asociados a una intensificación de la agricultura prehistórica (Thompson 1995:628). La temperatura en los glaciares y altas elevaciones pudo haber sido “5 °C más fría” que el presente. Considerando que la temperatura promedio en el área de estudio es 15 °C, la sugerencia de Thompson pudo haber tenido un gran im-pacto en los grupos humanos que vivían en altas elevaciones. Una interesante variable, que puede sostener el argumento de condiciones más frías en los Andes durante el período Horizonte Medio, es tomado de informantes locales, ellos denominan la zona arqueológica con la voz Ancosh o anqush. Y este es el nombre de una planta (Senecio canescens) conocida localmente como “orejas de venado” de-bido a su parecido (Cano et.al. 2006:90; Kolf and Kolf 1998:138; Kinzl and Schneider 1950:125). Esta crece cerca de lagunas glaciares y en un frío ambiente cercano al límite del hielo en el piso ecológico de la jalca (4,800 - 5000 msnm). Sin embargo esta planta estaba ausente en Ancosh Punta. Si creció allí antes, podría reflejar las condiciones frías de la Cordillera Negra. En la actualidad, los informantes mencionaron que la planta se encuentra en elevaciones más altas, donde “el frío es más duro”. Como podemos ver, la hipótesis de Thompson basada en las perforaciones en el hielo del Huascarán y la planta Senecio como bio-indicador de cambio climático pueden sostener el argumento de un clima frío durante el 680 - 980 AD. Esto también sostiene la idea del incremento de rebaños debido a una mayor demanda de fibra lanar para contrarrestrar las condiciones del medio ambiente de montaña.

Chozas son otra clase de estructuras de piedra temporales (Figura 72). En éstas es posible encontrar alfarería moderna con indicios de preparación de alimentos y vida cotidiana. La instalación de las cho-zas sigue el patrón antiguo, por lo cual es frecuente que se utilicen las antiguas estructuras prehispáni-cas para ser modificadas como chozas y corrales. Comparadas a las chukllas, chozas son más grandes, por lo tanto una familia básica podría haber vivido allí ocasionalmente. Entonces se puede clasificar a las chukllas como un tipo de habitación efímera, sólo para ser usada por una noche o por breve lapso de tiempo. Chozas son más estables y constituyen un tipo semi-permanente de estructura siempre asociado a corrales.

Las prospecciones iniciales en la puna donde se ubica Pierina revelaron los restos de varios sitios arqueológicos. Estos sitios tuvieron la misma función de las chozas, pero también contaron con la evi-dencia de control de rebaños en uno de éstos. En la prospección arqueológica en el área de influencia de Pierina se registraron 79 sitios, de los cuales 7 fueron corrales. Dos sitios en la puna

Figura 72.La última casa de pastores en el área de Pierina

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2. La arqueología de Ancosh PuntaEl sitio de Ancosh Punta consistió en una serie de 10 a 12 corrales modernos de 6 x 10 m en promedio (Figura 73). Los corrales tienen forma oval-irregular integrada por roca volcánica. El basamento del corral está formado por rocas bien pesadas del tamaño de peñas. Estas rocas formaron parte de la estructura original del corral en tiempos prehispánicos. Cerámica antigua se distribuía en torno a éstos corrales. Cuando se observó este corral detalladamente, irregulares rocas superpuestas cubrían los basamentos de una gruesa estructura de toba volcánica de rústica albañilería. Tenía mortero de arcilla y paramento de doble cara con algo de 0.5 m de alto. La estructura tiene forma rectangular, con un lado abierto como una U. Medía 3.5 por 4 m. En la esquina suroeste próxima al muro del corral, se encontró un fogón compuesto por piedras planas. En el nivel superficial cerámica contemporánea confeccionada en el pueblo de Taricá estaba asociada a la estructura y también un suelo oscuro con dispersión de carbón. Es obvio que la estructura fue usada hasta recientemente como casa temporal de pastores. El suelo oscuro se extendió al interior y exterior de la estructura mostrando bastante homogeneidad y alta composición orgánica. El área excavada fue expandida a 132 metros cuadrados y el grosor del suelo fue de 0.16 m. El procedimiento de excavación fue horizontal por niveles arbitrarios de 5 cm cada uno.

El piso contenía grandes cantidades de tiestos, formas diagnósticas de vasijas, ruecas, piruros, herra-mientas de obsidiana, lascas, desechos de talla, puntas de proyectil de lutita y muy pocos restos óseos faunísticos.

El análisis hecho para la cerámica prehispánica de Ancosh Punta se concentró en una cantidad de 1,030 fragmentos diagnósticos que constituye una muestra de 78.2 % del total de fragmentería di-agnóstica. No ha sido considerado para el análisis, el material recuperado de la última temporada por factor tiempo. El procedimiento de campo de haber recolectado el material cultural por unidades y es-tratos definidos de ocupación permitió diferenciar áreas de actividades cotidianas humanas en distintos lados de la habitación (Figura 74).

Figura 73. Plano del sitio de Ancosh Punta, nótese los corrales antiguos que sobrevivían en la zona.

Figura 74. Distribución unidades de excavación en la casa de Ancosh Punta.

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Fase Ancosh La definición estilística de Ancosh se inserta en la época en la cual George Lau (2010) llama Recuay Tardío (600 – 800 d. C.), un momento en la historia de la región en la cual la Cultura Recuay empieza a debilitarse y recibir influencias foráneas evidenciado por el sistema de planificación de sitios. La clasificación cerámica del sitio demuestra un conjunto de vasijas usadas intensamente durante pocas generaciones debido a la fuerte concentración de artefactos en un espacio doméstico reducido que seguramente, tuvo fines específicos en el desarrollo de la ganadería y caza.

PLATOSTienen diámetros de boca entre 18 a 30 cm. Mayormente son pastas semi compactas de colores ama-rillos claros 5YR 7/6 a marrones claros 4/6 (Munsell 1975). El borde casi siempre es redondo y las bases son hemisféricas alargadas. Los acabados son alisados naranjas pálidos. La decoración está al lado interior de la pared y consiste de bandas rojos oscuros 2.5 YR 3/2 (Figura 75). En algunas ocasiones la banda vertical es negra. Aparte de los platos grandes que son bien uniformes en tamaño y forma, existe un pequeño grupo de platos con dimensiones muy reducidas, entre 10 – 9 cm de boca y 3-2 cm de alto. Estos nunca son decorados.

Figura 75. Platos y cuencos abiertos con decoración interna.

Figura 76. Cuencos marrón con asa pequeña y cuenco semi-esférico, hallados en el piso de la casa de Ancosh.

CUENCOSAquí existe más variabilidad que el anterior pero también hay una continuidad a los platos, porque los diámetros grandes se mantienen (26-22 cm) variando tan sólo en la profundidad de los mismos (Figura 76). Es menor la frecuencia de decorados con respecto a los platos. Curiosamente, los grandes cuencos no tienen pintura decorativa, pero los cuencos regulares sí lo tienen (18-13 cm de diámetro).

BOLESDefinidos por pastas arenosas con acabados engobe pulidos de color marrón claro a amarillento 2.5 – 5 YR 4/6. También tienen pintura decorativa exterior rojiza. Los labios son adelgazados con filos redon-dos. El diámetro regular es de 22 cm y su altura promedio de 8 cm, teniendo cuerpo hemisférico. En un caso se observó un pequeño elemento de agarradera localizado en el borde (Figura 76, 567-6). Existe un bol de paredes divergentes de pintura negra pulida al exterior y con líneas incisas anulares sobre una base de arcilla naranja rojiza sin temperante.

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OLLASLas ollas tienen bordes evertidos con labios redondos. Poseen un fuerte punto de inflexión y presumiblemente tenga un cuerpo globular algo profundo. Destacable es la decoración que presenta; punteados circulares localizados entre el cuello/cuerpo (Figura 77, 533-4). Una variante de olla es un borde doblado al exterior con escotadura en el labio (533-5). También tiene punteados decorativos, esta vez ubicados cerca al labio. Ollas de borde invertido sin cuello son mínimas pero existen. Sus diámetros son menores. Una variante de olla es de borde ligeramente doblado y cuello alto. JARRAS Los diámetros entre 29 – 27 cm indican de grandes y altas vasijas cerradas (513-1/4) con bordes evertidos que suavemente descienden a cuellos altos y rectos muy parecidos a las jarras modernas. Hay jarras más pequeñas de 13 a 17 cm de diámetro y cuellos de 5 cm de alto. Un tipo de jarra se da con asas laterales localizadas entre el borde y parte alta del cuerpo (Figura 78, 528-5). Sin embargo, asas planas más comunes se encuentran en el punto máximo de tangente vertical del cuerpo.

CÁNTAROSSe diferencian de las jarras por los cuellos más altos (6-7 cm) y por la inclinación de los bordes que no son tan evertidos. Una variante se caracteriza por tener un cuello compuesto convexo (Figura 79, 567-1). Asimismo, portan elementos decorativos en forma de punteados en el área convexa del cuello y en el punto de intersección cuello/cuerpo. Consisten de líneas horizontales punteadas distribuidas homo-géneamente y protuberancias rellenadas con puntos sobre una base alisada de color naranja pálido.

Figura 77. Boca y cuello de una jarra del estilo Ancosh y olla. Ambos presentan decoración punteada.

Figura 78. Jarras de Ancosh Punta.

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Figura 79. Cántaros con cuello compuesto y cuello angosto.

MISCELÁNEOSEntre los objetos cerámicos de Ancosh Punta destaca el hallazgo de una cabeza de figurina modelada escultóricamente (565-1). Se trata de un personaje con un gorro o modo de turbante en la cabeza que tiene largas tiras en la parte posterior. Debajo del mentón tiene modelado un collar ancho con líneas incisas. La representación puede corresponder a una forma de vestimenta de la época de acuerdo al clima frío de la zona (Figura 80).

Otro elemento común entre los hallazgos constituye los piruros; discos de cerámica con agujero central, que generalmente es cortado de pedazos de otras vasijas rotas. No sabemos con que instrumentos los cortaban pero es posible que utilizaran rocas filudas que por frotación circular desgastaban la pieza tornándola redonda. Los piruros varían en tamaño desde los 5-2.5 cm. Por último, se tiene cucharas en arcilla caolín blanca. Son sólo dos casos en que se han hallado estando fragmentadas. Una presenta decoración en pintura roja tanto en el mango como en el contenedor. Es claro que estas cucharas son indicadores de presencia cultural Recuay, pues en el sitio Balcón de Judas excavado por S.Wegner (1998, comunicación personal) encontró éste tipo de cucharas datándolas al Período Intermedio Temprano.

Vasijas abiertas:

› Líneas pintadas diagonales de 6 – 9 mm de grosor al interior de vasijas abiertas (platos y cuencos). Pueden ser rojas oscuras a marrones y también en raras ocasiones grises. A veces también hay líneas horizontales en el borde interior de las vasijas que con las verticales delimitan áreas decoradas (Figuras 75, 81). › Incisiones anulares al exterior de boles, acompañado de pintura negra pulida en el tercio superior (Figura 82, 529-5). En el filo interior del labio tiene pintada una delgada banda crema.› Incisiones lineales de 4 mm de grosor sobre una base de engobe negro pulido, constituyen el 0.3% del total analizado siendo una muestra mínima. En dos casos las superficies son bruñidas con fuerte brillo. Debe ser un material importado. Probablemente correspondan a vasos (Bennett 1944 Blackware style fig.6c). También se han identificado en Piruro.

Vasijas Cerradas:Hay que recalcar que las expresiones decorativas han sido hechas sobre superficies alisadas, un poco rústicas y sin mucha preparación final.

› Apliqué horizontal; con incisiones cortas anchas verticales, siempre localizados en el cuello de las vasijas (Figura 83, 556-5). › Punteado Fino; puntitos distribuidos uniformemente en el cuello y en la intersección cuello/cuerpo de los cántaros y ollas (Figura 77, 503-1). › Puntos e Incisiones Cruzadas; en el cuello recto de los cántaros y jarras se encuentran líneas incisas entrecruzadas formando rombos y otras figuras geométricas (Figura 84, 576-1/2). Entre éstos se reparten puntos en ambos extremos del cuello.

Estilos Decorativos Ancosh

Figura 80. Cabeza de figurina antropomorfa.

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Figura 81. Decoración lineal al interior de platos y cuencos abiertos. Ancosh Punta.

Figura 83. Decoración incisa lineal en el cuello de cántaros y apliqués en el cuerpo de vasijas cerradas.

Figura 82. Cuenco con decoración lineal en el contorno de la vasija (529-5).

› Protuberancias con Incisos y Punteados; deberían ser solamente elementos decorativos pues no en-tendemos cuál sería su utilidad. Algunas forman gruesas cruces (Figura 84, 576-4,5). Su localización en las vasijas es algo incierta.› Estampado Circular; son círculos impresos en la arcilla precocida, tienen 6 mm de diámetro y siempre van en filas localizados en los cuellos de las ollas.

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3.1. Distribución de Vasijas en la Estructura Doméstica en ULa distribución de unidades de excavación al interior y exterior de la estructura en U, así como, el control por niveles arbitrarios de un sólo estrato ocupacional permitió establecer un patrón u orde-namiento de vasijas ya sea por efecto de comportamiento humano deliberado frente a su hábitat o en todo caso de un sistema sin orden donde los desperdicios en este caso de vasijas rotas, son depositados en varios lugares de la casa sin ninguna preferencia espacial. El análisis se ha dividido en 5 sectores (ver cuadro 12).

3.2.Interior de la casaEn el nivel superficial se ha notado poca dispersión de utillaje concentrándose el lado norte de la habitación. La población de vasijas abiertas (platos y cuencos) supera la utilización de vasijas cerradas (ollas, jarras, cántaros). Si el nivel de uso del piso empieza en la capa 1, la mayor intensidad se da en el nivel B (Cuadro 13 capa 1B) con una homogénea utilización del espacio. Pues en el nivel C la preferencia de uso del espacio se traslada hacia el lado norte, quizás sea el momento de uso del fogón (509) con un equilibrado empleo de la vajilla doméstica.

3.3.Exterior esteDigamos que es el frente de la casa. Aquí el análisis se centra en las unidades K2 y T. Hay una evolución creciente desde los niveles iniciales, encontrándose mayor frecuencia de jarras y platos en el nivel B para luego en el C tener una equitativa muestra de vasijas abiertas regularizándose con la norma de mayor uso de éstas.

3.4.Exterior oeste La muestra de vajilla en el nivel superficial de manera general es pobre. Sólo en algunas ocasiones ha sido posible encontrar material cerámico y todo ha correspondido a vasijas abiertas (cuencos y platos). Si la alfarería estuviese estratificada los cuencos serían los más tempranos. El exterior oeste se ubica en la parte posterior de la casa, adyacente al muro norte - sur. Nuevamente una mayor concentración de platos se encuentra en los niveles cercanos al suelo superficial disminuyendo extrañamente en el nivel B para aumentar la cantidad a 9 cuencos, 1 plato y 3 boles. Siempre mayor a las vasijas cerradas. Curiosamente en el último nivel casi al final del estéril continúa la población de cuencos. Este caso sólo se da en el exterior oeste.

3.5. Exterior sur Las barras del cuadro 6 muestran un homogéneo comportamiento de vasijas abiertas en el nivel super-ficial. Es la mayor concentración de material para este nivel. La dispersión en el nivel 1A es más variable si se le compara a otras áreas de la habitación. Sin embargo, en el subsiguiente nivel (B) los índices alcanzan grandes cantidades cambiando la deposición de materiales para el exterior sur de la casa.

3.6. Exterior norteEsta zona de la habitación ha sido utilizada con menos intensidad que otras. Puede ser que los ba-surales cerámicos sólo se depositaron en los lados sur y oeste siendo más débiles las otras áreas. La distribución de vasijas en el exterior norte mantiene un comportamiento más regular aunque siempre los platos y cuencos fueron más.

AREAS DE LA HABITACIÓN UNIDADES

1. Interior de la casa A, A1, I, I1

2. Exterior Este K2, T1, T2, W

3. Exterior Oeste B, B1

4. Exterior Sur L, J, K3, N, V

5. Exterior Norte U, H, N, K1, S

Cuadro 12.Distribución de Unidades Analizadas de Ancosh Punta (PAn 5-5)

Figura 84. Protuberancias y diseños incisos geométricos en cuellos de jarras.

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Cuadro 13.Popularidad de Vasijas por niveles de excavación Ancosh Punta PAn 5-5

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La distribución de artefactos en el interior y exterior de la casa permitió hacer inferencias sobre las diferentes actividades. La mayoría de la alfarería diagnóstica encontrada en el piso de la casa se con-formó de platos y cuencos abiertos (ver cuadro 14). Con menor densidad hubo ruecas, ollas de cocina, jarras, tazones, boles tetrápodos y un par de fragmentos de cucharas. Todos estos ítems estaban distri-buidos en la parte exterior de la habitación, cerca la entrada. Los platos y los cuencos abiertos tenían una abertura entre 18 y 25 cm. El interior de las vasijas presentaba una decoración lineal pintada en rojo oscuro (2.5 YR 3/2 Munsell) sobre la coloración natural de la arcilla cocida. En algunas ocasiones las bandas son pintadas en gris oscuro y marrón oscuro. Tazones curvados y cucharas son reminiscen-cias Recuay y/o la parte terminal del estilo. Vasijas abiertas y platos con decoración interior, y también tetrápodos aparecen en la fase Warmi (900 AD) para el sitio de Chinchawas localizado en los flancos oeste de la Cordillera Negra (Lau 2002). Las jarras y ollas domésticas tienen punteados lineales en el cuello y en la intersección del cuello y cuerpo. La decoración plástica y protuberancias mayormente se dan en el cuello y en el cuerpo de las jarras, rasgo decorativo notable y parte del estilo local (Ancosh/Cotojirca IV, 680 - 980 AD).

Un hallazgo interesante fue una figurina modelada de 4 cm de alto. Estaba fragmentada y solamente quedaba la cabeza de un adulto masculino, que muestra un gorro, tipo de turbante que cubre la cabeza y una bufanda alrededor del cuello.

4. Análisis del material LíticoCon respecto a los artefactos líticos, (80) herramientas fueron encontradas dispersas en el piso. El número de puntas, cuchillos y raederas contrasta fuertemente con el conteo de debitage y lascas (2,257). Un caso para analizar es la obsidiana. Preformas sin córtex de este material fueron traídas a Ancosh Punta o fueron obtenidas por intercambio. Una vez in situ, se procedió a la fase final de re-ducción, la cual es un retoque a presión con un objeto blando produciendo abundante debitage. Con la obsidiana se manufacturaron (5) puntas triangulares y (3) cuchillos o bifaces (Figura 85), lo mismo que burines, unifaces y raederas. Los cuchillos tienen 60 mm de largo con una base recta y los lados se encuentran retocados. El debitage de obsidiana estaba disperso en el exterior de la casa, lo que indica que se estaban preparando herramientas líticas allí. Otros materiales, tal como lutita, jaspe, dacita y cuarcita también tuvieron su contraparte en la dispersión de lascas y debitage afuera de la habitación. Los cuchillos o bifaces pudieron tener múltiples usos. De acuerdo con Ammerman et.al. (1988:134) “pudieron ser herramientas multiusos”. Similar punto de vista es expresado por Grimaldo (1999) y Bencic (2000); cuando analizaron el conjunto de herramientas líticas del período Horizonte Medio.La distribución del desecho de talla es comparable al de la alfarería; altas densidades siempre fueron hallados en el exterior de la casa (Cuadro 15). Una posible zona de desechos pudo ser la parte oeste de la casa, o la parte trasera, de donde también viene la única evidencia óseo animal. Entonces, una actividad relacionada a servir comida y otra relacionada a preparar puntas líticas fue llevada a cabo en el exterior de la casa de Ancosh Punta.

Cuadro 14.Total de clases de vajilla en la choza de Ancosh Punta PAn 5-5.

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Figura 85. Cuchillos de obsidiana y puntas triangulares encontradas en la choza de Ancosh Punta.

Cuadro 15. Densidades de material lítico en Ancosh Punta por niveles de excavación

5. Discusión e InterpretacionesEl conteo de corrales en el sitio arqueológico de Ancosh Punta (entre 10 a 12) asociado a una casa, equivale de manera muy genérica con el conteo de corrales contemporáneos por casa en Ayacucho (Flannery et.al 1989). Sin embargo, en este caso, los corrales no fueron usados al mismo tiempo, y uno o dos tuvieron funciones ceremoniales. Esta particular característica ceremonial no pudo ser identificada en el registro arqueológico de Ancosh debido a la ausencia de indicadores físicos. La casa de pastores en Ayacucho tuvo dos o más casas alternas para la supervisión de los rebaños. En Ancoshsolo se localizó una casa temporal. Quizás en el pasado, el control del ganado tuvo especialistas los cuales vivieron en un asentamiento permanente localizado en otro lugar.

Casas con un lado abierto en forma de U no es muy común observar en la puna actualmente. Es posible que el cuarto muro estaba hecho de adobe y por la constante erosión y lluvia se disolvió. Sin embargo, si este fue el caso, se debería haber encontrado los basamentos de piedra y también un tipo de jamba para señalar la puerta, tal como se observa en la albañilería de los edificios arqueológicos de la zona. Otra posibilidad es que el muro faltante fue confeccionado con material perecedero (madera y pasto de ichu). Una estructura de palos soportó el techo a dos aguas compuesto de ichu. Los muros de la casas modernas de los pastores en las estancias son hechas de “piedra no labrada adjuntada con barro y/o adobe” (Flores Ochoa 1979:48). Dadas las condiciones frías del medio, y las precauciones que los ha-bitantes toman al sellar los muros de las casas para prevenir la entrada del viento frío, una casa con un lado abierto resulta bien improbable.

En el área de Ayacucho, un tipo similar de casa con muros alargados son llamados allí como chukllas, y son definidos como casas de campo más pequeñas que una casa regular (Flannery et.al.1989:44). En otras zonas de los Andes, estructuras en forma de U localizadas en altas elevaciones son relacionadas a centros de trabajo o lugares de producción artesanal. Esto significa que este tipo de estructuras son habitadas únicamente durante el día. Gasparini y Margolies (1980:169), examinaron arquitectura Inka en los alrededores del Cuzco, y hablaban de una estructura rectangular con un lado abierto y localizada en altas elevaciones, asociada a una actividad específica y ocupada temporalmente. Lo mismo es dicho para una estructura similar observada en Machu Picchu, en un área dedicada a la producción artesanal (Sapp 2003, comunicación personal).

El carbón de donde proviene el fechado radiocarbónico de 690-980 d.C. estuvo adherido a un frag-mento cerámico utilitario. Corresponde a la Unidad Z2 (ver Figura 74), localizada en el exterior sur de la habitación y asociado al muro o alineación de pesadas rocas que conformaron un corral, muy posiblemente antiguo. Entonces la casa de Ancosh Punta estaba funcionando entre 690 – 980 AD, una época en la cual los cacicazgos Recuay estaban extinguiéndose o transformándose en nuevas enti-dades sociopolíticas quizás bajo las fuerzas Wari, la cual estaba surgiendo como un estado consolidado en Ayacucho e incorporó la región del Callejón de Huaylas bajo su influencia (Isbell, 1988,1991). Sin embargo, la información que tenemos de Ancosh Punta no da señales de imposición Wari al nivel de la unidad doméstica. La unidad familiar permaneció igual, siguió independiente con el movimiento esta-cional del ganado entre los pisos suni y puna. Aunque solamente se recuperaron 6.2 gramos de óseo

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animal quemado encontrado en la parte exterior oeste de la habitación, se piensa que la casa, la cual estaba insertada entre corrales funcionó como una “chuklla” para el control de los camélidos. El prob-lema de la carencia de restos óseos en el sitio podría ser explicado por la naturaleza del entorno; un área abierta sujeta a fuerte lluvia durante la estación lluviosa. Un factor que pudo acelerar la erosión por al menos mil años (Kuznar 1995:16). Por la misma razón, cualquier evidencia de desechos de animal al interior de los corrales ha desaparecido. La única bosta observada durante los primeros reconocimien-tos fue de ganado ovino. Por otro lado, la posibilidad de que los cuchillos de obsidiana fueron usados en el procesamiento de pieles puede ser favorecido por las actividades de lascado de instrumentos líticos que se realizaron en el exterior de la casa. Binford (1983) argumentaba que el despellejamiento de pieles requería de espacio siendo desarrollado en el exterior de la habitación. Esta es una variable que se suma a la otra evidencia de lascas de obsidiana concentrada en el exterior de la casa de Ancosh Punta. Flannery et.al. (1989:83) describe con gran detalle la matanza y el descuartizamiento de una llama usando un filo cuchillo. Las próximas investigaciones en el análisis de huellas de uso podrían probar las hipótesis sobre la función de los cuchillos de obsidiana.

Las puntas de obsidiana de forma triangular con base cóncava y los bifaces con base recta son estilos de puntas de asociada al imperio Wari (Burger et. al. 2000:326). Como se ha mencionado, los bifaces también pueden ser catalogados como cuchillos y/o herramientas de múltiple usos (Bencic 2000:108). La materia prima del material lítico analizado es local excepto la obsidiana, el único elemento importa-do. Ocho pequeños trozos de debitage fueron sujetos a análisis de fluorescencia X para determinar la fuente geológica de la obsidiana. El resultado sorprendentemente mostró que la obsidiana usada en Ancosh Punta fue traída de la cantera de Quizpisisa localizada a 550 km al sur (Burger et. al 2006). Un fragmento tuvo una proveniencia más lejana aún, vino de la cantera Alca situada en el cañón de Cotahuasi en Arequipa (780 km al sur de Ancosh Punta).

Sin duda un sistema de intercambio a larga distancia en el cual se intercambiaba obsidiana existió en la sierra de Ancash. Cómo la comunidad rural de Ancosh Punta participó en tal red de intercambio? Una interesante posibilidad es sugerida por la discusión que Burger et. al (2006:114-15) plantean para el templo de Chavín de Huántar. Cuando este sitio de peregrinación estaba funcionando, obsidiana de la cantera de Quizpisisa y Alca fue usada regularmente en la villa donde ahora se ubica el moderno pueblo. La presencia de obsidiana en el pueblo de Chavín de Huántar se explica como un producto derivado de los peregrinos que visitaban el centro ceremonial. En el caso de la habitación de Ancosh Punta, la obsidiana tiene una clara utilidad económica. No tiene ninguna connotación ritual. Quizás un centro de distribución similar a Chavín, existió mil años después durante el período Horizonte Me-dio en el Callejón de Huaylas. Sin embargo, importantes centros monumentales de la época tal como Honco Pampa, el cuál ha sido investigado, no ha reportado obsidiana (Isbell 1991). Proponemos que de alguna manera la administración Wari reguló el intercambio de obsidiana aún a nivel rural y en el cual comunidades agro-pastoriles del Callejón de Huaylas participaron en el intercambio económico de mercancías.

El valor económico de la obsidiana en la casa de Ancosh es justificado por las actividades del control del ganado. En tiempos tardíos, los camélidos fueron importantes en los Andes debido a tres factores: su lana, como animales de carga y como elementos indispensables en las ceremonias y sacrificios (Al-

denderfer 2001:22; Stone Miller 1992:337). El procesamiento de pieles de llama y el trasquilado de lana pudieron haber sido una de las actividades primarias en Ancosh. Aunque la pobre preservación del material orgánico es un factor en contra, la carencia de huesos de llama en el piso de la habitación, su-giere que el consumo de carne de llama no fue algo frecuente en Ancosh. Ruecas y piruros distribuidos en el piso del espacio habitable sostiene la interpretación que hilado se estaba llevando a cabo en el sitio. Durante la época en la cual Ancosh estaba funcionando, existió un incremento en el consumo de textiles que fue regulado por la administración Wari. Camisas Wari y fino textiles han sido hallados en la costa de Ancash, en el sitio de Huarmey principalmente (Prumers 1989:194). Estos textiles pudieron haber sido manufacturados en la sierra, como es propuesto por Rodman and Fernandez (2000:122), en que el centro de producción fue localizado en la sierra. Otra posibilidad es que la lana se transportó a la costa para su manufactura. Talleres de producción textil no han sido hallados en la sierra aún, pero dada la variabilidad es probable que textiles han sido hechos tanto en la costa como en la sierra. En la zona de Pierina, ciertos pobladores de Mareniyoc, Antahuaran y Tinyash, que se localizan en la ecozona quechua y que tenían acceso a la pampa de Ancosh Punta, todavía producen textiles, los cuales son manufacturados por varones. De manera integral, esta información podría contribuir a un mejor enten-dimiento de los sistemas culturales y económicos de grupos agro-pastoriles durante el Horizonte Medio en el Callejón de Huaylas.

Cuando la información arqueológica de Ancosh Punta es contrastada a los registros etnográficos, los elementos que ha sobrevivido el lapso del tiempo son los “artefactos que los pastores mismos dejaron como resultado de su actividad económica” (Kuznar 1995:15). Sin duda, la habitación de Ancosh Punta tuvo una ocupación estacional debido a los ritmos climáticos pero sin menoscabo sobre la importancia económica del pastoreo (Lane 2006). La densidad de los materiales dejados en el piso y la información analógica tomada del dato etnográfico confirman este postulado. En resumen, el sitio de Ancosh Punta fue establecido en un paisaje abierto en cercanías a bofedales disponiendo de un adecuado espacio para la instalación de corrales, y de una choza donde actividades relacionadas al procesamiento de pieles, y procuramiento de lana de camélidos fue el primer recurso de aprovechamiento de dichos animales.

6. Piruro PAn 5-8En el área de la mina, a partir de la cota de 3,800 de altitud, la agricultura casi no se practica (a ex-cepción de la quebrada Cuncashca) debido al terreno rocoso, al declive y los efectos de la altura. Sin embargo, el área fue aprovechada intensivamente en ganadería. Las altas terrazas naturales tuvieron fuerte presencia humana, la evidencia de largos pircados para encerrar el ganado y casas circulares de pastores asociadas indican actividad pastoril estacional. Muchos de los pastores que usufructuaban la zona donde se ubica actualmente la Mina Pierina provienen de Marenayoc y Cuncashca, áreas local-izadas en ecologías templadas (3,400 msnm) donde se encuentran los asentamientos. De esa manera conjugan la ganadería y agricultura trasladándose verticalmente según las condiciones climáticas y estacionales (Murra 1975:59-115). El asentamiento de pastores siempre se localiza en explanadas naturales propicias para el control ganadero. La cantidad de corrales indica una fuerte presencia del hombre en esta zona desde tiempos prehispánicos. Al igual que Ancosh Punta, el sitio Piruro PAn 5-8, mostró evidencias de recintos de planta ovalada-irregular, que han sido utilizados como corrales en tiempos recientes. Tienen tres niveles de platafor-

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mas, lo que da nivelación y monumentalidad al sitio. Los muros están compuestos por grandes rocas irregulares con un fuerte sostenimiento de argamasa que aún conserva en ciertos sectores. Tienen casi 1 m de ancho. Cerro Piruro se le denomina a una ligera colina que desciende desde Ancosh Punta. Está a 3,955 msnm, sobre la cual se tiene una excelente vista panorámica del valle de Santa y la Cordillera Blanca. Quizás ésa fue una de las razones para que se asiente un pequeño enclave de pastores du-rante tiempos prehispánicos. En la colina se erigieron en su parte superior y laderas, cercos de piedra rústicos, de tamaño y formas irregulares que fueron reutilizados en tiempos modernos. Destacan dos grandes recintos irregulares que organizan espacios ovalados en la forma de corrales. Los muros de los cercos son recientes colocados por el pastor que vivió aquí, pero sus bases sí son antiguas, pues los materiales arqueológicos se encontraron asociados en estos niveles.

Normalmente, la densidad del estrato arqueológico mide 32 cm, en el cual se encontraron artefactos, consistentes en tiestos cerámicos y algunos elementos líticos. La naturaleza de la capa es muy homo-génea, pastos naturales y suelos arcillosos deleznables. El nivel estéril se ubica inmediatamente debajo del suelo arcilloso, las rocas que afloran naturalmente son compuestos de tobas volcánicas silíceas, un conglomerado de roca no dura, que se fractura con facilidad, la cual contiene un alto concentrado de polvo aurífero diseminado. Geólogos de Barrick han podido obtener oro puro de esta roca mediante un moderno proceso tecnológico. De modo que, los ganaderos prehispánicos nunca imaginaron que vivían debajo de uno de los depósitos de oro más grandes en los Andes. Eso también se explica por la característica de la deposición, oro en suspensión de partículas indivisibles para el ojo humano. Ya sabemos que los antiguos Andinos recolectaron el oro de las riberas de los ríos, el río Santa fue usado como recurso aurífero hasta hace algunos años atrás. En las orillas del río Tablachaca todavía era posible observar mineros artesanales.

El utillaje cultural del pastor contemporáneo se encontró en los niveles superiores, donde en el corral II estaba ubicada una casa de forma circular. El conjunto doméstico estaba formado por grandes jarras y ollas utilitarias de diámetros entre 16 a 20 cm, cuya fabricación provenía de la zona de Taricá, centro artesanal de ceramistas localizado en el piso del valle del Santa. Destaca la utilización del grafito como temperante de las pastas modernas, un rasgo que se encuentra en los estilos muy tardíos y quizás colonial de la alfarería de la sierra del Callejón de Huaylas, Conchucos y Marañón. Según Felix Tinoco, un ceramista viejo de Taricá, las mejores arcillas tienen un temperante negro (shashal) extraído de una cantera local en la zona de vertiente alta de la Cordillera Blanca, específicamente del área de Collón, Pashpa y Honco Pampa, los cuales son obtenidos por el propio ceramista. (Felix Tinoco 1997 infor-mación personal).

Los grandes espacios irregulares que conforman los recintos fueron sectorizados y divididos en uni-dades de excavación anexas a los muros. En términos generales diremos que no existe una intensa actividad social prehispánica prolongada del sitio, quizás los ritmos de ocupación fueron similares a los desarrollados por las comunidades actuales, en términos de aprovechamiento de pastos durante ciertas épocas del año. Mayormente los grupos de artefactos cerámicos prehispánicos se encuentran distri-buidos en áreas específicas del sitio (Cuadro 16). La mejor concentración cerámica está en los sectores principales, en la explanada superior (Figura 86). En estos sectores, se hicieron unidades de excavación anexa al muro encontrándose un depósito considerable de tiestos, el mayor de todo el sitio.

Figura 86. Corrales y excavaciones en el sitio Piruro

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Figura 87. Ubicación de Unidades de excavación conexas a muros de corrales.

También las bases del muro mostraron tener una mejor factura constructiva, evidencia de cierta ocupación pre-hispánica en el sitio.

La investigación determinó que una colonia durante la época III del Horizonte Medio vivió en Piruro, pues ollas de cuello corto con superficies negro pulido y estampado circular en el borde y hombro de las vasijas, se encontraron asociados al muro oeste del corral II. Adicionalmente, dos fragmentos im-presos pertenecientes a vasos, con una figura antropomorfa central fueron hallados (Figura 90-838). Estos tipos cerámicos han sido reportados en Willcawain (Bennett 1944:20) y, recientemente en el sitio de Chinchawasi (Lau, 1998, comunicación personal). La denominación de Piruro tiene seguramente su procedencia de los discos con agujeros que fueron hallados en las excavaciones. Estos piruros son usados como ruecas para hilado hasta la actualidad, las mujeres pastoras están continuamente hi-lando y tejiendo ropas mientras cuidan y conducen el ganado hacia los pastos. Elementos morfológicos de cuencos bajos con decoración pintada en la superficie interior (figura 91, 831-1, 877-1) y ollas pertenecientes a la fase Cotojirca V (figura 89), y Pierina-Inka complementa la imagen de una activi-dad sedentaria durante algún tiempo entre el Horizonte Medio y la Epoca Inka, pues algunos frag-mentos de estilo Inka fueron identificados no con la intensidad de asegurar una ocupación imperial en el área (figura 88, 817.1). Evidencia del Intermedio Temprano para el área es muy frágil, sólo algunos tiestos pueden parecer Recuay, los cuales constituyen aproximadamente 2.8% de la muestra analizada.

En el Sector I y II, el material lítico es bastante pobre. Salvo 2 cuentas de perforaciones dobles (817). Las cuentas son pulidas de color naranja hecho en una roca de caolinita. Bonavia (1982, fotografía 28) registra un adorno muy similar pero elaborado en una concha spondylus pictorum, localizado enla parte más profunda de un pozo de excavación, correspondiendo a la época 3 de la secuencia Pre-cerámica del sitio Los Gavilanes (Bonavia 1982:143). Seguramente era un estilo de adorno personal que prevaleció por muchos milenios en el área Andina Central.

El Sector III muestra evidencias de talla in situ. Se trata de unas pocas lascas y desechos de talla pero que se encuentran perfectamente asociadas a útiles ya terminados (860). Es decir, herramientas con un retoque muy burdo en una de sus caras (unifaces).

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Figura 88. Bordes de marcada influencia Inka

Figura 89.Tiestos diagnósticos estilo Cotojirca V en Piruro

Figura 90. Elementos impresos en vasos negros y estampados circulares. Fase Cotojirca V.

Cuadro 16. Cantidades de cerámica diagnóstica por sectores en el sitio de Piruro PAn 5-8

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Figura 91. Cuencos de aberturas amplias del estilo Cotojirca IV/Ancosh. Sitio Piruro.

7. Llaca Ama Caca PAn 5-58El sitio consiste en una serie de prominencias rocosas naturales que dan frente a la Cordillera Blanca sobre los 4043 metros de elevación, dentro del área de operaciones de la mina Pierina (Figura 92). Las rocas forman varios desniveles; en uno de ellos, en el sector IV, se encuentra un abrigo rocoso que ocupa un área de 250 m2 aproximadamente y con densidades importantes de material arqueológico. Se indica que en otros sectores del sitio se encontraron evidencias de estructuras Recuay, además de restos de corrales contemporáneos abandonados. En el mismo abrigo se tienen varias ocupaciones cul-turales, desde el Periodo Precerámico hasta el Periodo Inka, habiéndose removido la secuencia cultural estratigráfica original por la colocación de tumbas tardías. Sin embargo, la industria lítica del precerámi-co fue fácil de reconocer, al igual que los restos de estructuras funerarias Inka con vasijas asociadas, otros entierros tardíos y pisos asociados a niveles del Horizonte Medio. El sector II, también explorado, estuvo conformado por otro abrigo de menor tamaño delimitando un área de 56 m2. La excavación de sondeo en este sector no mostró indicadores de estructuras arqueológicas pero sí se encontró un piso o sedimento oscuro con elementos orgánicos asociados a fragmentos cerámicos y puntas de proyectilcon pedúnculo. En este abrigo no se encontraron elementos relacionados a entierros u ofrendas, por lo que se planteó que los estratos podían estar intactos.

La muestra de artefactos líticos analizada del sector II fue de 145 elementos; de éstos, solamente 7 son elementos diagnósticos y consisten en puntas de proyectil, cuyas formas foliácea alargada y con pedúnculo son asociados a puntas pulidas y por lo tanto relativamente tardíos (Figura 94). En realidad, este tipo es asociado a cerámica y aparece desde el Horizonte Temprano. Los tipos de roca utilizados en la manufactura de puntas y debitage fueron jaspe, lutita, obsidiana, arenisca cuarzosa, silstone, andesita y riolita (Grimaldo 1999). Se presentaron restos de camélidos y cérvidos quemados, los cuales muy posiblemente fueron consumidos en el lugar. Por otro lado, en el sector IV se definió un conjunto cerámico compuesto por platos y cuencos que exhiben las mismas características estilísticas con rel-ación a Ancosh Punta (Figura 93). Las formas decorativas apliqué y estampado circular pequeño (4 milímetros) en vasijas cerradas estuvieron asociadas a los platos. En ese mismo contexto (5839), com-puesto por un sedimento negro de la capa 2, se encontraron 45 artefactos líticos, mayormente lascas de arenisca cuarzosa de las cuales dos tuvieron huellas de uso, una punta pulida fragmentada en andesita de 66 milímetros de largo y 20 milímetros de ancho máximo (Figuras 94, 5839c-48 y 24), y dos puntas talladas bifaciales pedunculadas de 42 milímetros de largo en roca siltstone (Figuras 94, 5839c-49 y 21, 5839c-50).

7.1. Muestra Radiocarbónica La muestra tomada para fechado absoluto proviene de la capa 2a del sector II (5841), consistente en un sedimento oscuro con elementos orgánicos. En el mismo nivel, caracterizado por una alta concen-tración de carbón y fogones, se encontró restos de Phaseolus sp. (género de frijol), planta alimenticia cultivada, y otras plantas como Scirpus, Chenopodium y Solanum sp. Igualmente, pero en menor fre-cuencia que en el sector IV, se hallaron restos de camélidos y cérvidos de distintas edades; los huesos se encontraban quemados y posiblemente fueron consumidos. El fechado obtenido de 640-870 d.C., calibrado a 2 sigma, puede ser calificado de exitoso debido a la característica de la muestra, un carbón vegetal proveniente de fogones. Refleja un episodio en el cual los abrigos rocosos estaban siendo utilizados estacionalmente por sociedades de cazadores y pastores del Horizonte Medio. Lamentable-

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mente, los datos de Llaca Amá deben ser considerados de manera cauta debido a la profunda remoción de la estratigrafía cultural. Es recurrente hallar en los abrigos rocosos del Callejón de Huaylas un tipo de estratigrafía invertida, donde debitage y puntas precerámicas pueden ser encontradas en los niveles iniciales mientras que en los niveles finales puede encontrarse cerámica (Lynch 1967: 781). De igual modo, puede haber mixtura de materiales producto de la colocación de tumbas tardías que disturbaron pisos antiguos (Lynch 1971: 143). El caso de Llaca Amá Caca es interesante por la sostenida ocupación de los abrigos a lo largo del tiempo por distintas sociedades; se pudo encontrar tipos cerámicos de casi todos los períodos culturales del Callejón de Huaylas. Esto indica la importancia del lugar tanto por la finalidad de apropiación de recursos y hábitat como para el desarrollo de rituales funerarios.

Figura 92. Prominencia rocosa de Llaca Ama Caca. Vista desde el noroeste

Figura 93. Platos de estilo Cotojirca IV/Ancosh.

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Figura 94. Puntas de proyectil de Llaca Ama Caca, asociados al estilo Cotojirca IV/Ancosh.

8. ConclusionesEl área de la puna donde se encuentra operando la mina Pierina estuvo conformado por asentamientos aislados de pastores que usufructuaron los pastos naturales para el establecimiento del ganado camé-lido. El establecimiento estuvo conformado por un complejo de corrales y una casa inmersa entre estos corrales y ocupado intensamente en ciertas épocas del año posiblemente. Este sistema de asentamiento pastoril es enmarcado en lo que llamamos estilo o fase Cotojirca IV/Ancosh. El material cultural es bien homogéneo en los tres sitios señalados aquí: Ancosh Punta, Piruro y Llaca Amá Caca, tres establecimientos no muy distanciados unos de los otros compartiendo el mismo medio geográfico que fue las pampas y colinas elevadas que dominan el Callejón de Huaylas más abajo. Estos tres sitios tuvieron distintas funciones; en Ancosh Punta se desarrollaron actividades relacionadas a la trasquilada de lana del ganado, mientras que en Piruro, una actividad netamente pastoril se llevó a cabo y finalmente en Llaca Amá, al lado de preparar herramientas de caza y vivienda estacional en el abrigo, también fue importante debido a la permanencia de agua en el lugar. Manadas debieron ser traídas en las inmediaciones para aprovechar los pastos, especialmente en la estación seca. En cuanto al material arqueológico lo que más acerca estos tres sitios son los platos y cuencos abiertos con decoración lineal pintada al interior de las vasijas. Este elemento diagnóstico es recurrente, lo mismo pero en menor intensidad la decoración plástica y los estampados circulares. Este elemento es un marcador cultural y temporal, corroborado por fechados radiocarbónicos, que encasillan al estilo Cotojirca IV/Ancosh entre el 700 – 1,000 AD (cuadro 17). La casa de Ancosh efectivamente funcionó en ese lapso de tiempo. Existe un ligero indicio de especímenes que aproximan al estilo netamente Recuay o Cotojirca III, debido a la presencia de boles en el último estrato de la casa de Ancosh. Asimismo, es muy posible que las jarras y decoración plástica se localice al extremo tardío del estilo Ancosh y perdura en los sitios amurallados de Carhuac Punta, Auquish Corral y también en Piruro. En cuanto a Piruro, parece que los corrales y la habitación se construyeron casi también al final del estilo Cotojirca IV/Ancosh. Claramente el sitio perdura varias centenas de años después del abandono de al menos, la casa o choza de Ancosh. La situación de Llaca Amá Caca es más compleja pues tiene una larga deposición estratigráfica y temporal, múltiples grupos humanos de diferentes momentos en la historia del sitio, vivieron y/o utilizaron el abrigo rocoso como establecimiento provisional. Aunque hemos posibilitado determinar el estilo Cotojirca IV en el sitio, y aunque tenemos fechados radiocar-bónicos, estos datos deben ser tomados con cautela debido al profundo disturbio ocasionado por ocu-pación moderna y prehistórica, común en abrigos rocosos y cuevas de otras partes de los Andes (ver por ejemplo, Lavallee & Julien 1976:84-103).

Fechados Radiocarbónicos de Ancosh Punta y Llaca Amá Caca, estilo Cotojirca IV/Ancosh

AA32481 Ancoshpunta PAn 5-5559.57 unidad Z2

Capa 114 C 1195 + 55 B.P. - 705 d.C.

d13C F 14C age BP Uno Sigma Dos Sigma-22.11 0.8618+-0.0058 1,195+-55 AD 730-940 AD 690-980

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La muestra de carbón fue tomada de un contexto próximo a la roca madre y a la base de una estructura de piedras grandes que se localizaba en esta unidad. La fragmentería de cerámica diagnóstica que está asociada es llana de pasta gruesa con cuellos reticulados incisos, característicos al Recuay Tardío.

AA32489 Llacamá PAn 5-585841 Sector II

Unidad DCapa 2(hallazgo 2)

C14 13000 + 55 B.P. - 650 d.C.

d13C F 14C age BP Uno Sigma Dos SigmaM 0.8508+-0.0057 1,300+-55 AD 660-770 AD640-870

El hallazgo 2, así como el 1 corresponden a dos aglomeraciones de carbón, que se hallaban sobre una especie de lecho de piedras y debajo de estas se halla la capa estéril (5842).

Cuadro 17. Cuadro Cronológico Area de Pierina, estilo Cotojirca IV/Ancosh.

Figura 95. Puntas pulidas en silstone y andesita

M

Llaca Ama Caca PAn 5-58

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CAPITULO V

CARHUAC PUNTA Y AUQUISH CORRAL: SITIOS AMURALLADOS FASE COTOJIRCA V 1000 – 1472 AD EN LA MINA PIERINA

1. Carhuac Punta Pan 5-61.1. Unidad de Excavación A1.2. Unidad de Excavación B1.3. Unidad de Excavación C1.4. Unidad de Excavación D1.5. Unidad de Excavación E1.6. Materiales asociados y cronología1.7. Cerámica1.8. Artefactos no cerámicos 1.9. Fechados radiocarbónicos1.10. Discusión e Interpretaciones

2. Auquish Corral2.1. Excavaciones2.2. Interpretación, materiales asociados y cronología2.3. Fechados radiocarbónicos

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Carhuac Punta y Auquish Corral: Sitios amurallados Fase Cotojirca V 1000 – 1472 AD en la Mina Pierina

En la parte este de Pierina, descendiendo desde la pampa de Ancosh Punta (PAn 5-5) sobre una colina que domina los poblados de Atupa y Tinyash, se localizan ambos sitios distanciados unos 500 metros uno de otro.

1. Carhuac Punta PAn 5-6Carhuac Punta es un complejo amurallado en todo su contorno por un muro perimétrico de planta ova-lada irregular, tiene incluso doble muralla, el ingreso era restringido y controlado. Su interior está dis-puesto en plataformas escalonadas (3), donde se observa un importante conjunto de construcciones de piedra (volcánica) formando recintos de planta rectangular y ovalada, que se organizan en torno a una plataforma central cuadrada y más alta. La parte alta central está constituida por una plataforma arti-ficial donde se observan hasta 2 conjuntos arquitectónicos definidos en forma rectangular. Alrededor de la plataforma central existen más construcciones abiertas a manera de patios. Por la zona sudoeste hay una serie de estructuras arqueológicas que han sido modificadas por los actuales pastores para emplear los recintos como corrales. La mayor parte de los muros tienen casi 1 m de altura y están bien conservados. También se observan tres recintos circulares en el muro perimétrico, que pueden haber servido como puntos de vigilancia (Figura 96). El potencial arqueológico del sitio se mantiene intacto.

Se realizaron excavaciones de prueba en la plataforma central y los patios adyacentes más inmediatos del sur y este. Se describirán los mismos.

1.1.Unidad AEs la trinchera 8 x 1 m que trató de investigar la función de los cuartos que están en el centro de la plataforma elevada (Figuras 98, 99). La trinchera atraviesa los muros de elevación de la plataforma. Es notoria la existencia de mayor evidencia constructiva. La limpieza superficial recuperó fragmentos evertidos de jarras y cuencos (605). Un sedimento sólido de capa 2 fue encontrado identificándose un murete en el perfil este. También se hallaron más fragmentos con bases anulares (Figura 97, 609). Al norte del muro de la plataforma anexo a sus bases se encontró un sedimento endurecido, en el cual, había concentraciones de fragmentos con restos de hollín y costras de sedimento orgánico (616) que evidencian cocina y preparación de alimentos. Los artefactos en sus ambientes respectivos reflejan sedentarismo en actitud doméstica comunitaria. Comparándolo con el sitio de Maquellouán, aquí no aparecen huesos de camélidos ni venados, cambia el modo de subsistencia con un modo de vida más rural y agrícola sin ceremonias. Algo similar ocurre en Ancosh Punta donde no existió evidencia de consumo de animales domésticos. La arquitectura es algo más simple, las rocas son volcánicas, del lugar, por lo tanto rugosas. Los paramentos externos tienen mejor acabado, señal que ha sido la parte expuesta.

Figura 96. Plano de Carhuac Punta PAn 5-6.

Figura 97.Fragmentos de bases anulares.

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1.2. Unidad BEs una trinchera 12 x 1 m dirigido al sur desde la plataforma central que buscaba establecer la den-sidad de la ocupación en un patio al sur de los recintos sobre una segunda plataforma. Un muro que se dirige al sudeste y se intercepta con el muro sur de la plataforma fue excavado, confirmando su sólida estructura de piedras planas, cara-vistas, unidos con una fuerte argamasa. El sur de la trinchera de excavación sirvió para observar el desnivel de la segunda plataforma que da elevación a los patios adyacentes a la zona central. Nuevamente los materiales cerámicos contextualizados con el muro de contención señalaron formas de jarras con bordes evertidos (605). Sin embargo, la densidad de frag-mentos cerámicos no indica gran actividad doméstica, sólo una leve concentración de cenizas indicaron un breve evento de quema, que está asociado al muro sudeste antes descrito. El patio prospectado tiene forma de cuadrilátero, fue examinado en su lado este y se confirmó que está sobre un 2do nivel de plataforma sostenido por un muro de contención. La capa 2 es la roca madre que se extiende por toda la unidad excavada.

1.3. Unidad CEs una trinchera de 12 x 1 m con dirección este que exploró un patio. El espacio es definido por un muro de contención de la plataforma y un muro alto que encierra el patio en el extremo oeste. Una gran aglomeración de rocas caídas formaba un relleno a manera de desmonte sobre el muro de la plataforma. Ese relleno es producto del desprendimiento de los muros. Al limpiarlo se observó una estructura que demarcaba un cuarto. Restos de carbón y fragmentos diagnósticos encontramos asociado al piso del patio y en un recinto del perfil norte de la trinchera.

1.4. Unidad DSe investigó una estructura rectangular de 8 x 4 m con un muro común que la divide en dos recintos iguales. Estos dan frente a un patio común. El paramento externo de la estructura era algo burdo, pero la cara interna es sólida con grandes rocas puestas en canto unidas con argamasa en sus junturas. La estructura podría corresponder a actividades de almacenaje, aunque un sedimento gris oscuro (622), y un batán hallado en los escombros son evidencia de habitabilidad en el recinto. El vano de acceso fue sellado en un segundo momento de uso (sub unidad 1), lo que demuestra que se trataba de recintos de vivienda con áreas de combustión y en un segundo momento funcionó como almacenaje.

1.5. Unidad EUna trinchera de 6 x 1 m fue ubicada en el lado oeste de la plataforma central. La superficie se encuen-tra rellena de escombros que cubren las habitaciones (621). En la capa 1 (626) es posible identificar el nivel de ocupación consistente de un sedimento marrón suelto donde aparecen bastantes fragmentos cerámicos. Posiblemente el piso de los recintos fue nivelado por una capa de tierra marrón fina a modo de arena. Se encuentra al nivel de los cimientos de la estructura (634).

1.6, Materiales Asociados y Cronología: ArquitecturaLas trincheras de excavación practicadas sirvieron para tener cierto referente cronológico y funcional del material arqueológico relacionado a las estructuras, las cuales eran difíciles de observar debido a la gran cantidad de derrumbes y escombros que cubrían los muros. En un segundo momento de trabajo decidimos practicar una limpieza en el sector principal con el objetivo de corregir los planos arqui-tectónicos del sitio. Una gran cantidad de rocas fue removida producto de la destrucción paulatina del lugar. Esto dio lugar al cambio de fisonomía, liberando las estructuras de piedras y apareciendo nuevas, encontrándose lógica a la disposición arquitectónica original prehispánica. La zona central ha sido la más importante y es allí donde se han concentrado las habitaciones. Se definieron 2 conjuntos arquitectónicos principales; el primero se trata de un edificio de forma ortogonal que forma un espacio

Figura 99. Distribución de Unidades excavadas en Carhuac Punta PAn 5-6.

Figura 98. Conjunto Rectangular con patio interior

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interior libre (patio), en éste se reparten 12 cuartos de manera simétrica de 1 x 3 a 5 m en promedio, con una altura de los muros en 0.5 m (Figura 98). Los cuartos dan frente a un patio común, encon-trándose cierta similitud con el conjunto arquitectónico tipo Kancha, un sistema constructivo que con-siste en un conjunto habitacional de planta cuadrada o rectangular con la distribución de habitaciones de iguales dimensiones y cuyas puertas dan al patio común. Este sistema ha sido definido mayormente para los centros administrativos Inka (Morris 1987). Esto no quiere decir que Carhuac Punta por su parecido corresponde a la época Inka sino que comparte la misma idea de una planificación rígida del espacio, que aparece por primera vez en el Callejón de Huaylas y que más bien podría relacionarse a formas autónomas de organización espacial muy bien representadas en la arquitectura y enraizadas en la Tradición Recuay, específicamente en el sitio Yayno (Lau 2010). Este concepto constructivo aplicado al área del Callejón de Huaylas se amalgama con las tradiciones constructivas Wari (Isbell 1991). El sitio de Honco Pampa está localizado en la parte baja del nevado Aquillpo en una planicie húmeda. Dista algo de 34 km desde Carhuac Punta en línea recta a la Cordillera Blanca. Honco Pampa es un gran complejo compuesto por un área de edificios funerarios (chullpas) y un área residencial amplia. Fue investigado por William Isbell (1991) y anteriormente por G. Vescelius y H. Amat sin llegar a publicar sus resultados. Ha sido considerado como la capital provincial Wari del Callejón de Huaylas (ibid). Para nosotros resulta importante la zona residencial debido a la organización de los patios en torno a cuartos, llamado por Isbell “patio groups”, que lo define como “cuatro salas largas alrededor de un patio rectangular, creando un complejo cerrado” (op. cit. p.31). El conjunto arquitectónico de patios y cuartos se repite varias veces en el sitio demostrando una mayor población e importancia del área por sostener actividades rituales relacionadas al culto a los muertos.

Carhuac Punta podría ser una copia de Honco Pampa a escala reducida, y a mi parecer la arquitectura es mucho más simple (Figura 99). El factor del emplazamiento del doble muro fortificado nos indica que se está protegiendo el sitio frente a extraños o conquistados (¿será gente no- Recuay?). Por comparación en Honco Pampa no existe fortificación de ninguna clase. Desde Carhuac Punta a 4,040 metros sobre el nivel del mar, es posible controlar la zona de chullpas de Yarcok, las colinas bajas anexas al río Santa, donde existen campos cultivados, y también más lejos y al sur, la hondonada donde se asienta la actual ciudad de Huaraz. La visión que se tiene desde Carhuac es vasta y si existió agresión entre vecinos, Carhuac posiblemente funcionó como un lugar de refugio, donde la grupos se guarecieron en tiempos difíciles de tensión tal como es caracterizado el período Intermedio Tardío (Lau 2010b:422).

Asimismo, la arquitectura no sugiere ninguna diferencia de status entre los individuos que vivieron en Carhuac Punta. Los espacios abiertos a manera de patios, también habrían podido ser usados como corrales de llamas, aunque no tenemos evidencia de ello, pues no se encontraron restos óseos de ani-males en las excavaciones. Sólo se halló una valva grande de caracol marino.

1.7. CerámicaEl peso total de la muestra cerámica del sitio sumó 27.817 kilos con un total de 161 fragmentos diag-nósticos. El corpus cerámico de Carhuac Punta ya ha sido definido en su mayor parte por la alfarería de Ancosh Punta (estilo Ancosh) y también en menor medida por la alfarería de Marenayoc con el estilo Cotojirca IV, aunque éste último pertenece a contextos funerarios.

La mayor población de vasijas de Carhuac Punta pertenece a cántaros y jarras, mayormente de bordes evertidos y labios planos con 12-13 cm de diámetro y cuellos largos y cortos (Figura 101, 600-3). Los estilos decorativos evidenciados en Ancosh para las vasijas cerradas se repiten: Apliqué horizontal; Punteado fino; Incisiones en zig-zag y punto de Cotojirca IV que es el mismo de puntos e incisiones cruzadas de Ancosh (Figura 102, 600-1); Protuberancias con incisiones circulares; Cántaros con apliqué (Cotojirca IV) y el Estampado circular del estilo Ancosh (Figura 103). Entre las nuevas formas decorativas que aparecen, siguen el mismo estilo decorativo sobre superficies alisadas burdas y sólo se diferencian por las maneras como fueron aplicadas.

Figura 100. Isometría Carhuac Punta.

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Figura 101. Jarra típica y piruros de Carhuac Punta

Figura 102. Punteados e incisiones en vasijas cerradas, Carhuac Punta.

› Incisiones profundas tipo lágrimas; localizadas en el punto de intersección cuello/cuerpo de cántaros de cuello corto. Las incisiones son de tipo lágrima de 6 mm de largo por 2 mm de ancho y 1mm de profundidad (Figura 102).

› Apliqué redondo con punto profundo; decoración colocado sobre el tercio superior del cuerpo de ollas utilitarias. El diámetro de la protuberancia tiene 12 mm. Se distribuyen en fila espaciados simétrica-mente (Figura 103, 611-1/2).

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› Apliqué cónico; distribuido uniformemente en el punto máximo del cuerpo de las vasijas (ollas). Tienen 4 mm de alto y 11 mm de diámetro.

› Variantes; entre las variantes de estilos conocidos tenemos al estampado circular, el cual aparece más pequeño en Carhuac Punta (4mm de diámetro) y las bases anulares de cuencos también tienen meno-res dimensiones entre 3.8 a 4 cm de diámetros, con bases más altas que semejan pedestales (Figura 104, 609) de copas. Piruros también han sido registrados no con la intensidad de otros sitios como Ancosh Punta o el mismo Piruro (Figura 101).

Figura 103.Decoración plástica, Protuberancias y agujeros.

Figura 104. Estampado circular e incisiones lineales.

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1.8. Artefactos No CerámicosEn este sitio los artefactos líticos finos consistentes de puntas elaboradas de proyectil casi son inexis-tentes. Sólo algunos fragmentos de puntas modificadas han sido hallados lo mismo que ciertas raederas o cuchillos. En cambio, bolas de roca usadas como chancadores de granos probablemente, sí han sidoencontradas con mayor frecuencia lo mismo que rocas para moler denominada batanes, hallados en 3 cuartos del principal conjunto arquitectónico o “kancha”, evidencia del desarrollo de actividades secu-lares domésticas en Carhuac Punta. Las bolas de roca también podrían haber tenido función defensiva de arma, en un solo caso fue posible encontrar un fragmento de porra.

Otro rasgo interesante son unas pesadas rocas volcánicas (toba) naturales las cuales tienen unos aguje-ros redondos (6-7 mm) hechos con un instrumento de roca más dura. Estas rocas posiblemente servían como pesas, que, mediante un sistema de balanza sean pesados productos agrícolas (Figura 105). Lavalleé y Julien (1983:lámina 10) tienen instrumentos muy semejantes diferenciándose en el grosor de agujero y en la calidad de la roca, siendo más fina en Huancavelica. Ellas señalan a éstos instrumentos como rompe-terrones, usados en las faenas agrícolas. La balanza o wipi consistía de un palo, en los cuales estaban marcados líneas que daban el peso exacto a lo que querían pesar. El nivel lo daba la horizontalidad del palo. La piedra de peso podría ser fija en el palo o estaba amarrada. Son 9 las rocas recogidas con agujeros, y al pesarlas nos han dado pesos desde 1090 hasta 3730 gramos. Un elemento también hallado de una función diferente, son unas rocas tobáceas talladas en forma cúbica (12 x 10 x 8 cm), las cuales tienen horadadas el punto central de una de las caras, formando una ligera depresión. Los trabajadores campesinos que colaboraban con nosotros nos informaron que, estos morteros llamados muchka eran usados como base para el sistema rotatorio de palos amarrados que, hacían girar las puertas de madera, como una forma de bisagras pero, muy tradicionalmente. Este sistema de puertas aún continúa usándose en las alturas, en la casa de pastores y en zonas remotas.

Fechado Radiocarbónico

AA32482 Carhuac Punta PAn 5-6641 unidad ECapa 2

C14 535 + 50 B.P. - 1415 d.C.C

d13C F 14C age BP Uno Sigma Dos Sigma-23.7 0.9356+-0.0061 535+-50 AD 1325-1430 AD 1300-1440

Se tomó la muestra de carbón de un estrato de tierra negra con manchas de carbón pulverizado, al que estaba asociada una coronta de maíz quemada, esta capa era uniforme hasta el conglomerado rocoso esté-ril, sin embargo es posible que haya sido generada por una ocupación posterior, que no se pudo distinguir porque no se efectuaron excavaciones intensivas que nos permitan hacer otro tipo de inferencias.

1.9. Discusión e InterpretacionesNo cabe duda que el estilo Cotojirca IV/Ancosh todavía persiste fuertemente en Carhuac Punta, es muy probable que Ancosh Punta y Carhuac Punta funcionaron juntos, al menos en el final de la ocupación de la casa de Ancosh (1,000 AD). A pesar que el único fechado radiocarbónico obtenido de Carhuac Punta, lo sitúa bien en el Período Intermedio Tardío (1,300 AD), el material tiene bastante semejanza a Ancosh Punta. Ello puede deberse a que no existiría muchos cambios en el material cultural en el curso de al menos 300 años (entre 1,000 al 1,300 AD). Sin embargo, ambos sitios tienen diferente funcionalidad, Ancosh estuvo explotando el recurso de los pastos con la instalación de corrales, que bien podría haber estado conectado a Carhuac Punta. Este posiblemente fue un sitio de refugio, para guarecerse y per-manecer dentro de la villa, en tiempos no pacíficos. La forma de las casas tiene dimensiones homogéneas localizadas frente a un patio rectangular. Existen batanes y evidencia de vida cotidiana y actividad do-méstica resalta en Carhuac Punta. Un caso interesante es el cambio de uso de dos casas, ambas entradas fueron selladas y convertidas en estructuras de almacenamiento (unidad D). Cuál fue la razón para ese drástico y repentino cambio? No sabemos a ciencia cierta, quizás un período crítico de cosecha, o simple-mente un cambio de estrategia en la vida comunal aldeana de los pobladores de Carhuac Punta.

El doble muro perimétrico es un indicador de separación, mantenerse protegido por agentes externos. También es posible que camélidos puedan haber sido mantenidos en el sitio, y esa puede haber sido la función de los muros, aunque para cumplir con el cometido de corrales, estos han debido ser más elevados. Sin embargo, es reiterativo en documentos tempranos coloniales, la mención del estado de belicosidad en el cual muchos grupos étnicos de la región de Ancash se encontraban (Vasquez de Espinosa 1948:536). La presencia de bolas en Carhuac Punta, que al margen de chancadores, también podrían haber sido usados como armas, aunque su presencia no es claramente diseminada en el sitio.

2. Auquish Corral PAn 5-7Localizado sobre una colina que baja desde el cerro Ancosh Punta. En la cima de un cerro bajo, a 3,978 metros sobre el nivel del mar, un poco al norte del sitio PAn 5-6 (Carhuac Punta).

Se trata de otro sitio bastante importante que se encuentra rodeado por un muro perimetral - irregu-lar y de baja altitud. En su interior se observa un conjunto de construcciones de piedra que alberga alrededor de 11 cuartos de planta rectangular y otros ovalados - irregulares, muestra un patrón con-structivo algo más disperso, muchos patios (13) y menos cuartos. El plano parece ser más organizado y más simple en ese sentido, son cuartos pequeños adyacentes con sus puertas frente a un patio común (Figura 106). Las construcciones se encuentran bien conservadas y el material empleado es el mismo tufo volcánico existente en PAn 5-5 y 6, roca natural del área. Están bien trabajadas y los muros son de doble cara. Muchos muros tienen entre 0.80 y 1 m. de altura y entre 0.70 y 0.80 m. de ancho, aunque hay otros más delgados y bajos. Un sector del sitio (lado norte) ha sido reutilizado en tiempos recientes como corrales, pero esto no ha afectado mayormente sus cimientos originales. El potencial

Figura 105. Posible instrumentos agrícolas hallados en Carhuac Punta

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arqueológico del sitio se mantiene intacto. Lo estratégico de su ubicación frente al valle del Santa junto al avistamiento de los sitios PAn 5-8 y PAn 5-16, 17 y 18 demuestran su asociación en el patrón de asentamiento y su planeamiento interno.

2.1. Excavaciones En Auquish Corral predominan los espacios alargados, rectángulos a manera de calles (Figura 107). La excavación en uno de éstos (Sector II, unidad A, sub. 1) reveló la fina mampostería de ambos muros paralelos y un hallazgo de cerámica utilitaria en el piso (712). Este recinto conduce a un patio exterior y está a la espalda de dos cuartos pareados. En el Sector III, unidad C, sub.3 existe otra área a manera de corredor pero no tenía salida. Es un ambiente rectangular cerrado con evidencia de preparación de alimentos con abundante carbón.

En el Sector II se examinaron dos estructuras “pareadas”, arquitectónicamente mejor elaboradas, ob-teniéndose un conjunto de materiales asociados a eventos domésticos con cerámica utilitaria (727). En un área de combustión dispersa del segundo nivel se encontró material cerámico llano con hollín (737). En el paramento interno este de la unidad A, sub.2 se observó una pequeña hornacina de piedra sellando un acceso hacia el patio exterior. El cuarto anexo del lado oeste mide 3.90 x 2.90 m, tiene una arquitectura bien elaborada, con su estructura muy firme y homogénea. El acceso también da hacia el patio y también se encontraba sellado. ¿Los constructores cambiaron de idea y decidieron sellar los recintos como para darles otra función?. Tres capas diferenciadas: un sedimento superficial; un estrato amarillento de espesor considerable y una delgada capa de cenizas y carbón sobre el mismo estrato amarillento de la capa 2, es la estratigrafía de las habitaciones examinadas.

En el Sector V se ubicaron estructuras ovales frente a un patio, destacan por la altura de los muros, por su mala conformación, por el desnivel que presenta, por la diferente orientación del conjunto y el tamaño del patio. Los muros estaban colocados sobre la roca madre lo que le daba poca estabilidad. Se encontró un fogón delineado con piedras y muchas evidencias de consumo de alimentos en los cuartos disminuyendo en el patio (746).

Figura 106. Plano de Auquish Corral, PAn 5-7.

Figura 107. Cuartos frente a patio, Auquish Corral.

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La última unidad excavada (Sub Sector V Unidad E) fue localizada al NE del sitio y buscaba explorar un muro que subdivide el sector del patio en dos. Una estructura peculiar como una especie de canal (2.75 x 1.50) se ubicó debajo de un muro eje que separa los sectores V y VI. No fue posible establecer su función, el espacio interior de 0.5 m de ancho no revelaba ningún tipo de hallazgo. Es posible que ha sido un pequeño depósito para guardar tubérculos y granos. En este sector también fue posible observar estructuras en pésimas condiciones que formaban recintos frente al patio V. 2.2. Interpretaciones, materiales asociados y cronologíaEn síntesis Auquish Corral (PAn 5-7) ha evidenciado ser un tipo de sitio aldeano con actividad do-méstica simple que debe haber estado relacionada al manejo de la ganadería y la agricultura. Se ubica en un límite ecológico, las chacras se ubican inmediatamente debajo del sitio y hacia la parte alta son las regiones de pastizales y corrales. De este modo la subsistencia estaba asegurada con el manejo de productos de ambas ecologías. El procesamiento de muestras botánico ha sido bondadoso pues señaló la existencia de productos alimenticios frijol, maíz y ají. Este ha sido recuperado mayormente de la Unidad A, cuando se usaron las estructuras como almacenes. Sin embargo, las evidencias no señalan consumo de carne. No hay restos de huesos de animales consumidos. Es posible que este sitio ha funcionado estacionalmente, como es el ritmo andino de migración y aprovechamiento de recursos eventuales.

La mayor frecuencia de artefactos cerámicos son del tipo jarras y cántaros mayormente llanos de 24 a 14 cm de diámetro. Un cántaro excepcional tiene decoración incisa (704-1). Entre las jarras destaca un grupo con pasta crema y antiplástico cuarzo cristalino, con la superficie pintada de rojo en el labio (753-1). Otro indicador de persistencia de jarras son las asas localizadas en la parte media del cuerpo. Un añadido a las jarras es apliqué horizontal con incisos cortantes sobre superficies rugosas y mancha-das de hollín (725-1). Lo mismo ha sido observado en el sitio de Ancosh Punta y en Piruro. Platos y cuencos son menos frecuentes, varían entre 12 y 16 cm de diámetro, en un cuenco (725-2) hubo dec-oración pintada en bandas blancas al interior del cuenco. La presencia de piruros completa un conjunto alfarero que bien se puede considerar en el Estilo Ancosh (728-1).

Con respecto a los útiles de piedra resultan muy poco para comentar salvo algunos cuchillos y raeduras y azadas como instrumento agrícola. Manos de mortero vuelven a insistir en el carácter doméstico del sitio.

Parecería que el material diagnóstico de Auquish Corral es más tardío que Carhuac Punta, debido a la presencia de jarras que bien tienen mayor correlación con el sitio de Piruro y por lo tanto se ubicarían al final de la fase Cototjirca V del período Intermedio Tardío, junto con alguna influencia Inka inclusive. El plan del sitio difiere de Carhuac Punta, aquí existen más áreas abiertas que los mismos cuartos, entonces el grupo social que vivió en Auquish, quizás una familia o dos y sus allegados, han podido estar en contacto y constante relación con Carhuac Punta. Ambos sitios se explican y se corresponden mutualmente. Fueron lugar de vivienda para un conjunto de familias, el cual llevaba un modo de vida rural con la explotación de pastos y agricultura de secano e incipiente irrigación, especialmente para las zonas de Yarcok y Puca Uran. Con el devenir del tiempo las nuevas políticas hispanas trasladaron poblaciones autóctonas al fondo del valle, a centros urbanos tal como Jangas o Huaraz. El sitio de Auquish Corral fue abandonado paulatinamente y sólo fue utilizado esporádicamente

como corral de ganado. Sin embargo, el nombre quechua Auquish quedó en la memoria colectiva y recuerda al pequeño pueblo de la época pre-hispánica anterior a la conquista hispana (Noble Cook 1992:26).

2.3. Fechados Radiocarbónicos

AA32483 Auquish Corral PAn 5-7746 Sector IV

Unidad D 2 – Rasgo 2Capa 2b

C14 250 + 50 B.P. - 1700 d.C.

Material d13C F 14C age BP Uno Sigma Dos Sigma Dos Sigmacarbón -24.6 0.9691+-0.0062 250+-50 AD 1525-1955 AD 1490-1955

La muestra de carbón fue tomada de un fogón (rasgo 2) localizado en la esquina noroeste, en la capa 2 (743). El material cerámico de este estrato es tosco con temperante grueso, no diagnóstico y pu-ede pertenecer a ocupaciones tardías o modernas. Este fechado, posiblemente indica que el sitio per-manecía siendo utilizado por grupos pastoriles como lugar eventual para guarecer ganado. Esta fecha no se correlaciona con el material cerámico diagnóstico anteriormente descrito. Probablemente fecha una posterior ocupación muy eventual en Auquish Corral.

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CAPITULO IV

CONOPAS E ILLAS LA OCUPACIÓN INKA EN EL AREA DE INFLUENCIA DE LA MINA PIERINA1. La ocupación Inka en el área de Mareniyoc y Pierina, Callejón de Huaylas2. Corrales de llamas y alpacas en la puna de Mareniyoc, Callejón de Huaylas3. Relatos etnográficos par el área de Mareniyoc y la Mina Pierina4. Relatos Etnohistóricos Coloniales, conopas e illas en el Callejón de Huaylas5. Discusión y comentarios

Bibliografia

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Conopas e Illas, La Ocupación Inka en el Área de Influencia Mina Pierina, Perú

Conopas & illas son miniaturas de piedra en la forma de llamas y alpacas usados frecuentemente como ofrendas en rituales religiosos en procura de buscar el crecimiento del ganado camélido. Estos pueden ser piedras naturales o esculpidas. Manuscritos de la época Colonial se refieren a conopas como sinóni-mo de illas, aunque el primer término es una definición amplia que en forma general indica cualquier objeto de piedra que contiene poderes sobrenaturales. Conopas fueron constantemente venerados y es una costumbre que se transmite de padres a hijos, de una generación a la otra. Pueden tener diferentes formas (en forma de papas, maíz, cristal de rocas, etc) y pueden dar protección a la persona que lo posee. Estas son guardadas en lugares seguros y especiales en la casa, como un objeto de mucho valor y sagrado, los cuales son objetos de adoración solo durante ciclos rituales (Arriaga 1968 [1621]:20-30; Duviols 2003:112). Las conopas fueron asociadas a los ritos Inkaicos de fertilidad del ganado. Algunas de estas piedras son labradas en la cual se adicionan contenedores que son rellenados con una mezcla de grasa de llama y sangre y colocados en elevaciones de la puna donde hay pastizales (Morris & Von Hagen 1993:172).

En el sofisticado mundo sobrenatural de los pastores Andinos, muchas veces illas reemplazaron física-mente la figura de alpacas y llamas durante las celebraciones de fertilidad. Estas fueron elaboradamente talladas con gran detalle en la forma de un animal y fueron usados como un objeto portable. Varias ceremonias de fertilidad existieron a lo largo de los Andes con el uso de illas para rituales específicos. Una ceremonia reportada en Condesuyos incluía el sobado en la panza de la llama con illas (Millones 1975:51). Esta información sugiere que illas pudieran haber tenido propiedades curativas. Curanderos y chamanes del norte del Perú usualmente conducen terapias curativas a pacientes con el sobado o pasar el cuy y varas de madera (Joralemon & Sharon 1993:23). Algunas illas tienen pequeñas urnas que también pueden ser usados como vasijas. En Canchis estos fueron usados para derramar chicha en alpacas durante una ceremonia llamada tinka (Nachtigall 1975:135). Illas forman parte de un paquete de ofrendas que son conocidas en Quechua como inqaychus y todavía puede ser encontrados en los mercados del Cuzco, y son utilizados como amuletos en ritos de multiplicación del ganado y también como ofrendas a los apus para conseguir protección para el ganado (Gow 1974:67). Flores Ochoa (1975:16-17), describe una prolongada ceremonia durante la estación húmeda llamada haywarisqa donde su pináculo incluye una ofrenda de fertilidad consistente de illas, inqaychu (polvo fertilizador), qocha (bivalvos marinos), y hojas de coca. El autor recalca que para la protección del ganado y asegurar el bienestar del pastor, inqaychu necesita ser hallado en remotas áreas, cerca de la cordillera a grandes altitudes. Normalmente son unas piedras naturales especiales como cuarzo, que pueden tener la forma de alpacas y/o llamas. Inqaychu es la única manera de obtener suerte y la reproducción del ganado (Flores Ochoa 1977:221). El pastor alto-andino posee una serie de valores y arbitrariedades simbólicas fuera del aspecto socio-biológico natural reproductivo, y depende mucho de esos valores para preser-var el sistema reproductor del ganado (Flannery, Marcus & Reynolds 1989).

Figura 108. Figurina de arenisca encontrada en Mareniyoc, Ancash.

Figura 109. Cuencos de aberturas amplias, largos platos.

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Figura 110. Forma de aribalo Inka con decoración propia de la Fase Cotojirca Pierina - Inka

Figura 111. Cerámica de estilo Inka en Mareniyoc, Carretera Jangas – Pierina.

Tres miniaturas de llamas fueron halladas en Mareniyoc, Callejón de Huaylas, Perú (Figuras 108, 112, 115). Estas se manufacturaron en cerámica y en canto rodados. Sus dimensiones son 38 a 51 mm de altura y 53 a 90 mm de largo. Arenisca y andesita fue el material rocoso utilizado. La figurina en cerámica constituye la mejor representación artística, mostrando una llama en posición sentada o des-cansando (figura 112). Esta fue asociada junto a deposiciones y materiales Inka. Sin embargo, las otras dos figurinas de piedras fueron halladas fuera de contextos arqueológicos. Estas fueron obsequiadas por pobladores de Mareniyoc, cuando las encontraron durante las excavaciones para los cimientos de una casa. Comuneros rurales afirmaron que durante la estación húmeda ritos mágicos de multiplicación de ganado ocurría en la puna alta de Mareniyoc, en una manera cíclica usando las conopas o illas con la representación de animales. Esta tradición ha sido mantenida en la región desde tiempos pre-Inkaicos, a pesar del rápido reemplazo de llamas y alpacas por ganado Europeo.

1. La ocupación Inka en el área of Mareniyoc y Pierina, Callejón de Huaylas, Perú Materiales Inka han sido encontrados consistentemente en dos sitios: Mareniyoc localizado en el piso Quechua (3,440 msnm); y Llaca Amá Caca localizado en la Puna (4,043 msnm). Ambos tienen dife-rente sistema de asentamiento y podrían haber funcionado distintamente aunque fueron establecidos por el sistema político Inka de control y reciprocidad con el orden local pre-existente. Estos fueron instaurados en términos de poder ideológico y ritual como se evidencia en el espacio utilizado en am-bos sitios. Debido a la pre-existencia de una sociedad local que explotó colateralmente los pastos de la puna para el ganado camélido y las terrazas agrícolas en piso Quechua administrado por el centro poblado Mareniyoc, este sistema pudo ser mantenido por la política Inka en la región. Esta economía agro-pastoral todavía funcionaba en la población indígena de Mareniyoc en 1997 antes de la construc-ción de la mina Pierina en la región.

Figura 112. Figurina de llama en posición sentada.

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El moderno pueblo de Mareniyoc se asienta sobre un montículo artificial consistente en profundos depósitos culturales. El sitio mide 1200 x 800 metros aproximadamente. El montículo consiste de plataformas escalonadas y largas áreas de habitación donde el grupo social llevó a cabo actividades domésticas, como es indicado por los depósitos de basural mostrado en los perfiles. Una unidad de excavación fue puesta en el lado oeste del montículo, el cual desenterró evidencia de una sucesiva su-perposición constructiva de al menos tres niveles, que utilizó muros de piedra y rellenos artificiales. De las primeras dos plataformas, se recuperaron artefactos Inka consistentes mayormente en finas jarras y cántaros decorados con el estilo Cuzco imperial (Figuras 109-111). El suelo que acompaña las platafor-mas de piedra son basurales compuestos de carbones dispersos y huesos de llama. El análisis faunístico indica un mínimo de 6 artiodactyla (3 adultos, 3 jóvenes) enterrados. Uno de los adultos fue una alpaca y el resto fueron llamas. Junto con estos hallazgos, una figurina de llama (illa, Figura 112) y una cuenta de piedra también se hallaron. Este conjunto constructivo y cultural Inka puede ser interpretado como un evento público asociado al consumo de chicha y comidas que posiblemente consistió en carne de llama. De acuerdo a los diámetros de la boca (46 a 16 cm) y el largo del cuello (26 cm), se puede estimar que los aríbalos fueron de al menos 1 metro de alto. La asociación contextual de los materiales Inka en Mareniyoc conduce a creer que actividades no-domésticas ocurrieron esporádicamente, siendo este lugar un importante centro para el gobierno Inka basado en el Cuzco. Llamas y alpacas fueron sacrificadas y consumidas durante actos rituales y es posible que illas también tuvieron un importante rol.Llaca Ama Caca es otro sitio localizado arriba en el piso de puna. Este consiste de una enorme for-mación rocosa natural en posición prominente que da frente a los picos nevados de la Cordillera Blanca. Quizás esta es una de las razones de porque los Inkas decidieron dedicar ofrendas a esta waca o antiguo adoratorio. La roca volcánica forma un abrigo rocoso que fue empleado como un repositorio de ofren-das humanas. Estructuras de piedras rectangulares (Cuadro 11, E1 y E2), contenían huesos humanos desarticulados, solo un individuo estuvo preservado. Este entierro consistió en un niño en posición flexionada con un vaso de cerámica y un elemento marino, un molusco olivo como ofrendas. Una llama incompleta no nacida (feto) fue también colocada en las extremidades inferiores del niño. Del resto de los huesos humanos, la bioarqueóloga Florencia Bracamonte identificó seis infantes (0 – 5 años), dos niños (10 años +/- 30 meses) y siete adultos (20 – 29 años). Estos estaban asociados con finos Inka arybalos del estilo Cuzco, posiblemente importados (Figuras 113–114). Vasijas locales incorporó los diseños y formas Inka pero nunca lograron la alta calidad técnica de los aríbalos. Restos de vegetales tal como maíz y frijol y varios más huesos desarticulados, muchos con signos de quemado, también se hallaron. Aunque este contexto ha sido altamente disturbado por roedores y pastores contemporáneos, es bien importante porque confirma la naturaleza ceremonial del sitio con evidencia de ocupación humana por miles de años. Entonces, cual fue la naturaleza de la ocupación Inka en esta zona del Callejón de Huaylas, aparentemente poblada por comunidades rurales sin ninguna substancial organización social? Esta región específica careció de infraestructura monumental Inka como terrazas agrícolas, edificios administrativos o estructuras de almacenaje. Solamente un camino secundario del sistema vial Inka iba en el fondo del Callejón de Huaylas conectando tampus, construidos en Huaylas o Atun-Huaylas y en Huaraz (Varon 1980:42). Un menor centro administrativo llamado Pueblo Viejo es localizado cerca al pueblo actual de Recuay, pero este fue establecido para el control del camino principal que comunicaba Huánuco Pampa y más lejos el Cuzco. Yo creo que hubo una marcada presencia imperial en el Callejón de Huaylas. Desde el presente estado de conocimiento, se desconoce cómo fue el

impacto Inka sobre los establecimientos locales. El padre Gridilla sugiere una mayor presencia intensiva del estado Inka en la parte este y en la base de la Cordillera Blanca (Gridilla 1933:40). Sin embargo, artefactos Inka son frecuentemente encontrados en ambos lados del Callejón de Huaylas, ocupando sitios previos y/o coexistiendo con grupos locales.

Los Inkas se establecieron en Mareniyoc debido posiblemente, a su política de respeto de previas enti-dades religiosas tal como Llaca Ama Caca. Este fue un centro religioso local o adoratorio que los Inkas veneraron con sacrificios humanos y ritos que pudieron ser organizados desde el Cuzco a través del sistema de capacocha. Las víctimas escogidas pudieron haber entendido como un honor, el ser enterra-do debido a la creencia que después de la muerte ellos adquirían poderes de fecundidad sobrenaturales, una característica de los mallquis. Consecuentemente, en la vida después de la muerte ellos gozaban de los privilegios y fueron adorados como una waca y oráculo (Duviols 1976:38).

Figura 113. Gran fragmento de aribalo y cuello de estilo Cuzqueño Inka Imperial

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Figura 114. Gran fragmento del cuerpo de aribalo estilo Cuzco, sitio Llaca Ama Caca

Figura 115. Conopa de Andesita?

2. Corrales para Llamas, y Alpacas en la puna de Mareniyoc, Callejón de HuaylasActualmente, rebaños de llamas and alpacas han desaparecido completamente en esta parte de los Andes y han sido reemplazados por ovejas, burros y ganado vacuno introducido durante el período Colonial. Sin embargo, restos de corrales son vistos distribuidos cerca a áreas cenagosas y colinas anexas de la puna. Excavaciones arqueológicas en sitios aledaños a la mina Pierina han revelado depósitos interesantes compuestos de restos óseos de camélidos asociados a aldeas situadas en la cumbre de cerros. Estos hallazgos cuentan de la gran importancia del mantenimiento de llamas como un valor económico y recurso para comunidades rurales del Callejón de Huaylas. Sociedades del período Precerámico practicaron la caza de vicuña y es sabido que esta región fue uno de los primeros centros de domesticación. Desde el Intermedio Temprano (ca. AD 100 – 700) existe evidencia de crianza de camélidos para grupos Recuay, una sociedad jerarquizada con un sistema económico agro-pastoral rural organizado en aldeas y dominado por una fuerte ideología dedicada a la veneración de los ancestros y líderes comunales. Es sabido que los rebaños de llamas constituyeron un recurso importante pues fue utilizado como animal de carga, como recurso de proteínas (en la forma de carne seca), lana para el tejido, y para las ceremonias y fiestas donde se sacrificaban llamas tal como se observa en la iconografía Recuay. Información arqueológica de los períodos subsecuentes del Horizonte Medio (ca. AD 800 – 1000) sostiene la hipótesis de la intensificación de la puna indicado por la presencia de corrales y casas temporales asociado a un surgimiento en la explotación de camélidos y su administración.

Posteriores grupos locales siguieron ese modelo e inclusive durante el dominio Inka. Consecuentemente, la crianza de camélidos tuvo un importante rol en la economía de estos grupos altoandinos.La zona próxima a Llaca Ama Caca tuvo agua permanente y pastizales debido a la presencia de un manantial. Esto era bien beneficioso para el ganado, especialmente durante la estación seca, en donde la extensión de bofedales permitió pastar un largo número de animales. No se requirió ningún sistema hidráulico, ni tampoco represas, ni canales de irrigación que pudieran incrementar el área de pastizales como es sugerido para la parte occidental de la Cordillera Negra (Lane 2006:28). Aunque esta zona sostuvo grupos estacionales de cazadores por miles de años, los sitios habitacionales encontrados y asociados a corrales indican un énfasis en el manejo y administración de los rebaños (Aldenderfer 2001:20). Este dato ha sido bien documentado en el sitio de Ancosh Punta, localizado entre 600-700 metros de Llaca Ama Caca. Este sitio es del período Horizonte Medio o la fase local Cotojirca IV/Ancosh, un sitio de pastores con un colonia semi-permanente establecido por un período de solamente 300 años (Ponte 2009). Sin embargo, durante la fase local Cotojirca V del período Intermedio Tardío y posteriormente, Pierina- Inka, la comunidad agro-pastoral de Mareniyoc pudo haber mantenido y explotado el ecosistema de la puna con la misma intensidad que en la fase Cotojirca IV/Ancosh.

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3. Relatos Etnográficos para el Área de Mareniyoc y Mina PierinaAntes que Barrick Gold Mining Corporation empezara a perforar en la puna, las comunidades de An-tahuran, Tinyash y Cuncashca (Mareniyoc es parte de Cuncashca) tenían acceso y derechos en estos terrenos. Estas villas localizadas en la ecozona Quechua (3,500 msnm) tenían derecho de entrada a la ecozona de puna (sobre 4,000 msnm). Ellos dividieron este terreno y demarcaron sus límites con muros de piedra tipo pirca. Miembros de estas comunidades conducían las manadas de ovejas y vacas a sus respectivos sectores de puna debido a los buenos pastos y la abundancia de corrales abandonados, algunos reacondicionados de las rocas caídas de los muros que alguna vez pertenecieron a los corrales pre-existentes. La mayoría de los pastores actuales son niños. En la conjunción de tres sectores, en la pampa anexa al sitio arqueológico Ancosh Punta, se celebraba una fiesta cada año en el mes de Febrero, durante la estación húmeda. La organización de la reunión era rotativa; cada comunidad auspiciaba la fiesta anualmente. La comunidad tenía que elaborar una larga cruz profusamente decorada con flores y hojas y era traída desde sus pueblos a la puna e instalada justo en el límite de las tres pircas. Los comuneros se congregaban para celebrar una misa, y luego se danzaba con banda, había comida y se bebía chicha hasta bien entrada la noche. Esta celebración que parece ser una peregrinación católica tiene mucha similitud a prácticas pre- Hispánicas en honor de la deidad local (Illapa, el Dios del Rayo de los Llacuaces), en busca de protección y multiplicación de los rebaños. Un informante de Cuncashca, Marcelino Vergara me contó una historia sobre el mágico incremento del rebaño a través del uso de conopas e illas. Este relato se relaciona más a ganado de origen Europeo (toros, vacas, burros, y ovejas). Estas figurinas necesitaban ser colocadas en la choza temporal del pastor durante la estación húmeda. Debía ponerse en un lugar seguro de la casa, envuelta con telares y acompañada con comida y trago. Al día siguiente, el pastor podia contar con nuevo ganado.

4. Relatos Etnohistóricos Coloniales, Conopas and Illas en el Callejón de Huaylas

No he podido encontrar relatos Coloniales específicos referidos a la región de Mareniyoc, distrito de Jangas, Callejón de Huaylas. Sin embargo, existe algunas referencias a Huaraz, localizado a 15 km sur de la zona de estudio, y capital del Departmento de Ancash. El documento incluye una de las más im-

portantes descripciones de los ayllus en la época Colonial, de la parte sur del Callejón de Huaylas. Este documento es un ensayo llamado Mitología Andina, basado en las visitas del autor, Rodrigo Hernández Príncipe, en 1622. El descubrió que moradores locales participaban en ceremonias ancestrales no cris-tianas, e intentó eliminar toda señal de cultos idolátricos en la población indígena. Principe amasó una gran cantidad de objetos idolátricos, los cuales fueron incinerados en las numerosas villas que visitó en la región de Recuay. El manuscrito relata la conducta social de los indígenas Llacuaces, y sus específicas prácticas religiosas. El lugar original de donde las llamas nacieron y pastaron por primera vez se señala constantemente en el manuscrito a las lagunas glaciares y manantiales de la Cordillera Blanca. Los ayl-lus Recuay claman ser descendientes del Dios del Rayo, una deidad mayor ligada a las grandes altitudes y montañas, el cual es el nombre del grupo étnico llamado Llacuaces. El manuscrito también contiene información acerca la posible función de las conopas e illas y describe la tradición de adorar piedras especiales o “piedras besares” (Hernández Príncipe 1923:27) para la multiplicación de las llamas. Las piedras illas eran guardadas y adoradas en la casa y eran tratadas como wacas menores. Son siempre relacionados a la reprodución y eran ofrecidas al dios mayor: el Dios del Rayo. Un interesante relato describe una casa o edificio destinado exclusivamente a la veneración de illas llamado illahuasi (op.cit. 27). No hay información precisa sobre la forma de las conopas; algunas veces tienen la forma de un huevo, y en otras referencias describe su forma como la figura de una a llama o alpaca. Otro tipo de illa fueron los cálculos que algunas veces son encontrados en el estómago de las llamas y venado. Estos eran considerados sacros y eran adorados con sangre de cuy sobre ellos (Castro 1992:40). Conopas también puede ser el nombre de un dios menor generalizado y que posee cada familia nuclear. El con-cepto detrás de conopas e illas tiene que ver con protección, salud, éxito, y reproducción de hombres y llamas. Ellos fueron venerados con sacrificios de llama y cuy, y con una comida especial hecha de maíz llamada sancu. También se sugiere que ciertas conopas tuvieron chacaras dedicados a ellos (Duviols 2003:180).

5. Discusión y ConclusionesConsiderable información existe acerca de conopas e illas, pero esta viene mayormente de los Andes sur-centrales donde grupos Aymara y Quechua criaron miles de llamas y alpacas. Aquí todavía se practica ritos de fecundidad con illas y enqas y también alaban wacas durante las festividades. Sus orígenes pueden ser trazados en los Estados del Horizonte Medio como Wari y Tiwanaku y quizás con anterioridad dada la mile-naria coexistencia de los hombres y llamas en los Andes. Entonces, no es sorprendente que variaciones en los ritos relacionados a la reproducción de alpacas y llamas departen de simples ceremonias que tuvieron lugar al nivel del hogar familiar. Parece que la tradición de las miniaturas en piedra estaba viva en la región nor-central de los Andes antes de tiempos Inkaicos. Durante la construcción de la carretera que conduce a la mina Pierina, los arqueólogos desenterraron varias tumbas bajo grandes peñones. Debido a la escasez de ofrendas en las cámaras, estas tumbas probablemente pertenecían a pobladores sin distinción social impor-tante. Sin embargo, algunas ofrendas en las tumbas consistían en miniaturas de cerámica, que eran versiones estilizadas de jarras, ollas, vasos, y figurinas humanas. Esto significa que las miniaturas no representan el objeto por sí mismo pero sí la función que tienen. Miniaturas con la función de ofrendas han sido registradas en tumbas Wari (Tung y Cook 2006:78), sin embargo en la muestra de Pierina, éstas han sido catalogadas en la fase Cotojirca IV/Ancosh, situada en la parte más tardía de la Tradición Recuay, y bien adentro en el período Horizonte Medio (700 – 900 AD). Múltiples tipos de ídolos en piedra fueron venerados en la sierra norte, y solo de los documentos Coloniales se puede citar y deducir ritos de fecundidad con llamas.

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La celebración de ritos para la multiplicación de llamas fue realizado en el pueblo, la aldea, y en el centro ceremonial, y en centro de trabajo de las comunidades pastoras, como fue el corral. En la región de Cajatambo y Huánuco Viejo estructuras subterráneas o cistas fueron construidas en la esquina del corral con el propósito de venerar conopas y sus ofrendas consistentes en conchas marinas (Duviols 2003:506). Un tipo similar de estructura subterránea ha sido encontrada en el Callejón de Huaylas, pero contenían ofrendas humanas (Ponte 2006). La miniatura de cerámica illa encontrada en las exca-vaciones de Mareniyoc es quizás relacionada a sacrificios de llama y quizás a la ceremonia capacocha celebrada en el abrigo rocoso de Llaca Ama Caca.

La longevidad de conopas e illas va muchos más atrás que el tiempo de los Inka, desde la época de los “gentiles” que significa tiempos inmemoriales. El lugar de origen de las llamas son las lagunas glaciales y las montañas nevadas como protector de las manadas. Ambos son el teatro natural de vida para las comunidades Andinas. Dioses poderosos como el Rayo de los Recuay Llacuaces y Ataguchu de Huamachuco fueron considerados supremos creadores de los hombres y llamas en esta parte de los Andes.

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