arin-alverto de mari

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    Alverto De Mari

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    ALVERTO DE MARIARIN/ 3era Edicin

    Ao 2014

    Contacto con el autor:[email protected]

    Facebook: Michaux EditorialArte de tapa:Nicols Sacarelo

    Edicin: Alverto De Mari

    Michaux Editorial

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    esper as,achicndose paulatinamentehasta volverse nada ms

    que el dedo pulgar de su propio pi.

    Henri Michaux

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    JJJ

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    MENDIGOENTREELRUIDO

    Yo esperaba que el fuego me d las alas que necesitabapara sobrevolar el otoo. Me pele con el ruido, en mi

    todo era un espacio que vibraba.Mis ojos blancos escalaban guras de sombra opaca.Yo buscaba congelar las palabras hasta que se produjerauna ruptura que me estremezca.Yo anhelaba el sentido ydireccin de mis caticas palabras.Desesperado por el tardo aterrizaje de las aves, invoqu

    la tormenta, rellen a las tumbas con luz. Buscaba detenerla separacin, hallar la perfecta concordancia sonora entreel ngel y la bestia.

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    ARRASTRANDOLOSSIGLOS

    Ven, sentte y mir, como todo vuelve para nadallevarse.

    Todo es igual y nada se va.Todo es igual pero yo me voy, lejos, sin moverme.

    Me voy porque no s o se han equivocado.Me voy porque no es el momento ni espacio.

    La huda es necesaria.Yo no soy necesario.

    Ningn yo es necesario.Yo te ha dejado mendigo en una ciudad ajena.Yo es un hurfano que deambula en un tiempo gris.

    Caducarn los fuegos.Es tiempo de la ceniza olvidada.

    El absurdo es la rutina de los siglos.

    La locura es el nico perdn a la tierra.Para terminar, solo un deseo:grtenme para fundir esta falsa alegora que nos aplasta.

    Grtenme para que sepa que nada se ha hecho.Qu todo sea virgen!Qu todo sea nuevo!

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    ARDUO

    Nada se asoma. Es tanta la luz que no veo nada.Mi cabeza es el sendero de las hormigas que van por el

    sol. Pieza por pieza ellas lo anhelan en su reino.Tanto ida y vuelta me dej paralizado en un elevado puntodel que no pude salir. Era cuando salir y entrar signicabalo mismo.Haba que hablar del espritu para no enloquecer cada vezque se miraba al cielo, para entender de dnde vena tanto

    mar, para darle un impulso real a nuestras alocadas pala-bras.Un jugo de ojos se revuelve feroz y constante en nuestro

    pecho de ngel.Hablo de nuestra bsqueda sin n, de nuestro nico debercon la voluntad.

    Revolver la peligrosa olla del lenguaje en busca de signosque justiquen el anhelo animal por el otro lado.Contradecirse hasta hervir.Saturarse hasta la sin razn, para despus recostarse concalma a ver al cielo, esperando que algn da, nuestrosojos estn listos para el sol.

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    DESDEELSOL

    He anticipado la tormenta, jams la inundacin.Mi propio error me ha sacricado dejndome ms vivo

    que nunca. No ha quedado rincn sin la trampa astuta.Miro por la ventana y ya no veo aqul cielo rojo sedien-to de garras. Las cosas son como no creemos que son ni

    jams creeramos. Desech los consuelos. Es necesarioadecuar este espacio al caos.Sobrevuelo como humano latensin que me asla del brillo. Rompo los siglos para ver

    de cerca al polvo y saber que all no hay nada ms. Exti-cos movimientos como bestias se agitan en la privilegiadanada. Y yo inmvil sobre un campo devastado sostenien-do con una mano un ave enferma y con la otra un elefantede oro. No aguant. Quin aguantara? Las piedras unda se atrevieron a pasar uidamente por mi garganta. No

    me alivi. Aquella fue la entrada. El maldito umbral a mismltiples cielos con aroma a diablo haba sido violado.Mi andar corrompido por el da. Mis huellas extradas deltiempo tuvieron sombras que dieron fe.Pobres seales estalladas como un volcn de hielo azul.Los signos. Quedan los signos. De ellos solo hablar des-

    de la seguridad de la locura. Hay signos de un poblado, deun pozo oculto, de otro blanco an ms intenso e indeni-do, slo vestigios.En mi memoria yace la ceniza, el estadonocturno, los rostros que alej. Abandonar mi cuerpo ensecreto, como al nacer, como en la infancia suplicada. Nohar nada. Como todo el mundo a toda hora. Un cuervose llev mis ojos, por eso ahora miro en lo negro. Por esoeste poema se deshace en la tentativa absurda de salvarmey yo lo miro de afuera. Desconocindome. Alivindome.

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    LAHIERBAHOSTIL

    Todo se haba iluminado como en una sinfona de solesejecutando melodas de noche oscura.

    Con los pies ardiendo avanc sobre un lenguaje oscuro,no negro, no opuesto, oscuro. Oscuro como un algo, clarocomo lo oscuro.Lo cierto es que errante e invisible, l an aguardaba eldescubrimiento. La explosin. El eco furioso como inni-to revuelto.El cielo que por n reconozca su mar como el

    espejo exacto de las formas agonizando.

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    FILODELTIEMPO

    I

    Hay dioses, s, como hay palabras y murmullo.Vi ms espacio que hombres, y tambin vi lo que hicieronlos hombres con el espacio.

    II

    Me hice a un costado. El miedo haba tomado una apa-riencia angelical. Tuve ms aire y al n poda ver las pa-redes de la cueva.O sobre un camino de trampas vivas que simulaban cie-los. Me abstuve y volv a cerrar los ojos.

    III

    Yo no saba como escribir que el tiempo realmente meexceda. El jugo con mi profundidad hasta el punto de de-

    jar una sola lnea recta.Me haba propuesto un azar que me llevara a la raz. Que

    pueda remover la carne y la conciencia hasta llevarme alprimer punto. Que el pensamiento automticamente des-eche cada instante pasado. Cada imagen con su forma,cada forma con su cuerpo, cada cuerpo con su lenguaje,cada expresin con su propio fuego, y nalmente lograrimprimirle un rostro a esa llama. Un rostro nico, un ros-tro con facciones de polvo, un rostro que no se parezca aningn rostro.

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    TIEMPOSENSUMA

    I

    Murmullo salvaje de una criatura superior.Fijo el escape. Me busco un sol.Ya no importan las tragedias ni los cuerpos confundidos.La conciencia solo se detiene donde empieza el mar, paracontemplarlo, como quien se para frente a un espejo

    II

    La hierba solo crecer para que el viento se redima.La sombra fascinacin se haba vuelto suplica,nuevos astros me haban convocado.El espritu se haba manifestado ferozmente mediante un

    sentido nuevo.

    III

    Junto a un gris oscuro que imita el sonido de una viejaor quebrndose, palpito desnudo al lado de mi cuerpo

    iluminado por la lluviaIV

    En el aire un sonido retorno ileso del caos.Me asom y no quise ver ms.Aquello me dej petricado, fascinado, sin retorno.El bosque se apag y el tiempo volvi a su antiguo estado.

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    LOSMALDITOS

    Detrs de cada mscara, soles, territorios hostiles. Vrge-nes sin sangre invirtiendo vientres, gritos de necesidad.

    S, existe un decorado perfecto para mi ebre e inmundased.Agot las supercies, las hojas, la tinta dej de esperar. Mised, al margen, cubrindolo todo. Una sed que no es sed,una sed rodeada de aguas, una sed que no es de agua. Ca-do, sin aire, enloquec por el azul del cielo. All ediqu

    hogares y terrenos sin viento invadieron mi visin, la pococlara, an as reveladora y siempre innecesaria.Dioses esculpieron mis pies para que baile eternidades.Dioses sin barba, con caras de diablo.Ms tarde comprend que esto no era tan efmero como elvuelo de aquella ave que supo cegarme. Comprend, des-

    pus me asust, y no pude dejar de comprender. Como unfuego blanco, a la vista indefenso y nuevo, pero siemprefuego.Hall un limbo y me sent a esperar. El tiempo no me

    perdon y tuve que engendrar un verbo nuevo. Un planoconveniente, la nica rebelin posible.

    Me fui por las ramas sabiendo que el rbol an no habacrecido lo suciente, es ms, ni siquiera haba sido planta-do. Alguien o algo me haba enseado a olvidar, por des-gracia lo olvid. Busqu mi nimo perdido en un pozohambriento de ores y abismos. Vi reejos, imgenes demi trnsito nocturno. Vi el sol y llor por los ciegos.Unanostalgia como pluma haba acariciado los sitios que ig-nor hasta hoy.Creo que de eso hablaba aqul murmullo.

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    ELBOSQUEFUERA

    Fue una repentina conmocin. De la nada me encontrabacaminando por el sendero de un viejo bosque.

    Jams pude distinguir si aquello fue un sueo o fue real,an sabiendo que hay ciertos sueos que son ms realesque la misma realidad. Mi corazn no lata a ritmo nor-mal, pasaba por al lado de criaturas que jams haba visto,aun as, no les tema. No posean piel, ni ojos, slo dientes,grandes dientes. Me top con un numeroso poblado de

    muertos, que al parecer, haban concluido su ms sagradoritual; ellos adoraban al sonido interminable. Cantaban,aullaban incesantemente, los sonidos eran su propiedad.Hace tiempo crea que los escuchaba cuando era la pes-te lo que se acercaba. Para mi mal, an estaba vivo y noestaba acostumbrado a ver tantos muertos juntos, aunque

    stos, en este caso, estn dotados de una naturaleza lricaque en m generaba una contradiccin que no poda so-portar. Todos los planos se haban unido en mi contra, oa mi favor? Aquella incertidumbre tampoco poda sopor-tar. Qu tenia aqul bosque, qu lo hacia tan diferente aotros?. Su fauna era muy peculiar, nada de insectos, solo

    criaturas sin piel y muertos. Al menos yo los llamaba as.Lo cierto es que gracias a su canto, el bosque se mantenavisible. La ora, toda azul, incluso la tierra. Hojas, plantasy ores como la nica extensin posible del mar. Allno haba signos de ninguna muerte humana, ni huesos, niagujeros, nadie poda morir all. Ni el sol ni el da eran ne-cesarios. El bosque conviva bajo una maravillosa nocheazul, provista de los cantos y las ores.Era curioso, pero no poda divisar ningn ave, alguna que

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    otra mariposa que aterrizaba brevemente a cargar sus alas,pero ninguna ave. Incluso haba llegado a la conclusin deque aqul lugar se encontraba en el ala de alguna de ellas,y que al querer irme, caera inciertamente en algn terri-

    torio hostil y sin ores. Nunca supe donde estaba, esa erauna duda ms que se sumaba a las otras, pero que despusde pasar un tiempo all dentro, ya poda soportar, inclu-so olvidar. Tampoco supe nunca como entre all, ni comosal. Solo se que despus de aqul acontecimiento, le tomun afecto especial al azul y a todas sus tonalidades, a los

    seres que nunca podra describir y al aullido musical de laeterna estada nocturna.

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    TREGUADELVIENTO

    No te espantes.Ni temas,

    por estas palabras semi muertas.

    Tem por lo que no ves.

    Ni existe.

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    UNSUEO

    Estaba en el auto con mi padre viendo las olas, era unaespecie de costanera. El da era gris y fro, haba mucho

    viento. Las olas estaban lo sucientemente alejadas, aun-que no como para no representar peligro alguno.Ellas crecan gradualmente, lo que a m me generaba un

    placer inmenso. Siempre am las grandes olas an sabien-do que no me animara a surfear por ninguna de ellas. Lasolas se iban haciendo cada vez ms grandes. Sin esperar-

    lo, me vi amenazado por una ola gigante que doblaba eltamao de las anteriores. Mi pap arranc el auto rpida-mente. La ola jams lleg a donde estbamos nosotros.Me encontr en el auto, m padre ya no estaba. Yo tenahijos y una casa al lado del mar. Era un gran huracn elque se aproximaba, no nos podamos ir a ningn lado, de-

    bamos permanecer en nuestra humilde casa de madera.Yo aparte de hijos, o hijo, no podra precisar el nmero,tena un perro que me hablaba desde el auto. Lo llamaba

    para que entre pero l no haca nada, lo tuve que cargar ymeterlo a la casa por mis propias manos.Una vez adentro nos acomodamos a observar las inmen-

    sas olas a travs de un gran ventanal. No tenamos mie-do. Yo deseaba que nuestro hogar estuviera en algn sitioms alto para que el agua que ingresaba por una pequearajadura no nos inundara la casa.Las olas parecan querer borrar el mundo, pero jamsavanzaron hacia donde yo estaba.

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    SENTADOENELAIRE

    En su habitacin, un nio mudo intenta cantar.Oye como un Dios, pero de l solo salen silencios, espa-

    cios muertos.En aquella habitacin la meloda estaba ausente aunqueafuera haba ngeles musicales.Un da el nio se cans de intentar cantar para afuera yempez a cantar para su adentro.Sin anunciarse, los ngeles musicales ahora estaban den-

    tro de l.Posean unas alas gigantes, que segn decan, le hubierandado visin hasta al que no vea.

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    ELNOMBREAUSENTE

    Una or sembrada en un invierno fuera de este mundosacrico mi huida, las pocas luces de mi olvido estril.

    Mis pasos se escondieron entre la niebla y el sol sin dejarhuella. Las bellezas sobrevivientes agonizaron en cuadrosque slo acentuaron el anonimato del sonido.

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    LTIGOS

    I

    Sus ojos cerrados eran el pasaje a la ciudad del fro retor-no. El hambre jug con su catica presencia, lo serenhasta el punto de cerrarle los ojos por completo. Todo ya-ca en el aire, por encima de la nube que resguardaba sucabeza. El quera una lluvia que no cesara. Un ruido atrozque espante a las bestias que no llam. Anclar la noche

    para que el da pueda volver callado.

    II

    Los truenos ya no anunciaban la tormenta, sino la espera.Para que el viento regrese era necesario que estallen to-

    dos y cada uno de los rostros que moraban en su inmundapared.

    III

    l slo buscaba materializar la conciencia de un pjaro en

    el preciso instante en el que se decide a emprender vuelo.Darle una forma, inventarle un color. Lograr que aquellohable por l y por el mundo.

    IV

    Sonaron a temblor las campanas que expulsaron al niode su terreno, su sublime estado. No haba ya pan, ni dien-tes. Hasta la nada haba decidido esconderse.

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    V

    Los peces se haban decidido a abandonar para siempreel agua. Ellos buscaban la adaptacin al estado de asxia

    total. Hallar su propia carga, que de la nada, se les formeun esqueleto.Fue oportuno que alguien les haya dicho que para aquelloseria necesario que se bebieran toda el agua del ocano.

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    LAVENGANZADELOTOO

    Rincones intraducibles. Bellezas diezmadas por el polvo. Lasnubes. S, hasta ellas fueron inducidas. Nadie se salva del san-

    to olvido. Un color qued varado en el desierto. Una pinturate reeja. rboles rojos se alinean con el sol. El blanco nos haculpado y quedamos sedientos. Me abro entre lo que no s,

    buscando melodas masacradas, la atraccin nica de lo queno existe. Las voces caen como una catarata mientras el tem-

    blor busca poseernos. Me pierdo entre los muertos salvados

    por la locura. Surrealista y solitaria fue siempre la isla de losperdidos.Siempre las mismas palabras, los mismos planetas,los mismos monos. Me refugi en la lluvia cuando el sol fuedemasiado lejos. Y l es ms orgulloso que nosotros. Quierovolver a caminar, ya no s ms que correr y robarme lucesdel cielo. No hay idea ni plan similar a lo que llamo estruc-

    tura, los presos corren libres por el bosque ntimo del ser. Alazar, desparramado por el rojo, me encontr aquella nochede apariciones cantando barbaries que no supieron llegar. Esmi cuerpo el que agoniza entre el polvo hambriento. Es miruptura lo que agiliza aquella violenta meloda. Fue el sueode los aromas imposibles, de los bailes en la estacin fra. No

    aprend de la tormenta ni del ahogo de los poetas. Las letraspromueven el caos sin solucin. Es lo oscuro, lo invisible, loque me eleva sobre mis huesos. Es mi ua carcomiendo la

    pared que el lenguaje pos delante de mis ojos enfermos. Nos de orgenes. Las imgenes se agitan desconocidas dan-zando locamente en una ceremonia de soles. O tendra quedecir estrellas. Debo usar palabras adecuadas, dejar en blan-co el frenes, dejar de mendigar bajo aquel puente por el queno pasa nadie vivo. No querer ir ms all del all.

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    LACOSTANEGRA

    I

    Camino despacio. Percibo. Atrapo todo. Reconozco todoslos granos. Cada grito es encerrado y puesto a prueba. Me

    pongo cabeza abajo, abro la boca, me saco el ombligo. Nose cae nada ni se escapa nada.Un mundo se adhiri fuertemente a m, en plena era dehielo.

    II

    Sitate. Obsrvate observando.Hay murmullos, las palabras no acompaan.

    Es una nota musical que no encuentra su silueta, su cuer-

    po resonante. Otro silbido, un eco, o quizs fue el viento.Un rbol eligi caer quien sabe donde. Yo lo o.

    III

    Acudo a lo negro. Una hoja en negro para escribir con luz.

    El negro admite los contrastes mas alejados.Si este mar no habla, que sea bebido.

    IV

    Hace tiempo descubr que el tiempo no corre. Yo corroy eso me detiene. Una y mil veces decorar las paredesgrises de la soledad. Los recuerdos dejarn de ser profa-nados.Meditar en silencio sobre lo que no calla.

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    V

    An lo ms alejado que hay en nosotros, pertenece a no-sotros.

    An estas lneas malditas, son el ruego de un ngel.

    VI

    En su rostro algo pesa.

    Quisiera dormir.Dormir.Dormir hasta que algo pase.

    Y seguir sin pasar nada.Mientras en l seguirn deslando silencios.

    Con muchas palabras.

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    CUIDANDOELESPACIO

    I

    Desemboqu en un ro donde las piedras por n sepulta-ron a las palabras.Esta densidad,este follaje,es el que devora al cazador.

    II

    Dibujo mis ojosmientras olvido lo que veo.

    As llega todo, todo va llegando,todo se estaciona y se olvida,

    pero nada explota.

    III

    Tengo que gritarme.Tengo que confesarme.

    Me tengo que contar todo.S, pero en silencio.

    IV

    Las necesarias e inevitables,las que no se dicen

    pero no paran de saltar.Yo las extraigo y las perfumo.

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    Otras veces, por pereza e incapacidad,Simplemente las dejo estar.

    Es ah donde son ellas las que me extraen,necesaria e inevitablemente.

    V

    Un nio se desarma en mi memoria.l juega a que es el sol.

    l llena el espacio de ores mientras deshoja al viento.l no sabe, por eso juega,y ojala que nunca sepa.

    VI

    Convivir, s.Conmigo y varios,

    y todos de perl,decretando y escondindose en mi sangre.

    El espacio esta para huir.

    Slo quiero saltar al mar.

    VII

    En un sueo vi el retrato del espejoen el que me mirara una vez que el lenguaje,

    por n, logre expulsarme.

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    AGUA

    El agua no arrastra las piedras.Hay una luz en mi cabeza.

    El sonido del agua me ha despertado.

    Las seales han sido arrastradas por la corriente, y todo es agua...

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    ELGRANOCONGELADO

    Debajo de aquella mscara an haba luces haciendo sua-ves recorridos, curvas sin patrn. Pareca como si hubie-

    ran estado entrando por la nariz y saliendo por la bocatodo el tiempo.Lo cierto es que jams se movieron de sus ojos.

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    LAPIEZAQUEFALTA

    Un instante de mil voces transparentemente losas. Elmundo se ha vuelto materia inofensiva, similar al humo

    sin cuerpos alrededor. En mi tiempo que nunca tengo, lla-mas como hormigas rellenando los huesos.El tema es siempre el desconcierto. El disfraz maravillo-samente irreal que reviste el vaco.

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    TUROMANCE

    Sea tu aliento el que desgarre mi vida, el que habite lasparedes de mis recuerdos humeantes. Olor a azcar que-

    mada, tus manos temblando ante la gura que se apaga enun cuadro como un sbito apagn total de la tierra.Cuidaba que el instrumento sonara bien, que rebote con la

    perfecta armona con la que una hoja cae en el suelo. Seprendi la msica, camos, dimos paso, la meloda debarecorrer nuestro desconcierto.

    Tu voz no deca nada, susurraba apresuradamente las pa-labras que temas que se escapen, que se cansen, que ar-bitrariamente decidan que otros sean los ojos, los sentidosque encastren con su gura.La locura nos minti, nos engao, nosotros queramos la

    palabra que todava no exista y que caminaba annima,

    por el interior de nuestro deseo mudo.

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    LALUZLLEVADA

    La piedra siempre estuvo all y yo al costado, o sea afuera,en el centro de su corazn.

    Viaj por todo lo ancho del tiempo: lo largo es un trayectoque se inicia apenas se sale del vientre, un trayecto in-voluntario, un trayecto al que somos empujados, inevita-

    blemente. Es como que si detrs nuestro tuvisemos a unhombre con un sombrero de niebla amenazndonos conquemar una rosa negra.

    Me corr del paisaje slo por amor a las luces que traen lasaves despus de dar la vuelta al mundo y envejecer. En elcentro de la huella gritan los relojes enloquecidos, aguar-dando la lluvia.Yo amenazo al viento con desterrarlo delsignicado. Yo le doy sombra al loco que desea entrar alrbol.

    Mientras menos puedo, ms me sacuden las hojas, el ecode mis primaveras sin aguja. Las palabras yacen en mipiel, tapando mis poros, simulando desapariciones.El sol sabe que pronto dejar de ser un esclavo.Alguien camina por el mar imaginndose el sonido realde las cosas. Alguien pisa fuerte el escenario donde hoy el

    polvo es rey. Nadie habla ni hablar de lo maravilloso delsilencio ni de lo aterrador del crculo.Donar mis huesosa una criatura que no se los merezca. La jungla recobrel apetito y es mi carne la que es atrada. Mirarse adentroimplica una ceguera a la que an no estoy habituado.

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    VARIASLUNAS

    I

    El mundo se comprimi. Se redujo a la insignicancia deun corazn. Yo pretenda que mi mirada abarque el uni-verso, que humille la visin del sol. De repente me quedimpotente, todo me apuntaba, los huesos apretaban. Opt

    por seguir de largo e ingresar nuevamente al jardn, aun-que esta vez haya sido por la puerta de atrs.

    IIUn esclavo hastiado de su pattico estado, decidi salir.Seguir ah, pero l estar afuera. El sabr lo justo y nece-sario. No bajar nunca la mirada, vencer la tentacin del

    suelo. Solo dispondr de los pulmones, el corazn pasara ser un poste, su cerebro servir como una fuente de aguaclara, en donde slo por las noches l podr reejarse.El ahora ser esclavo de su mtodo.

    III

    La tierra busc consuelo en el agua. El agua haba pasado deser azul, a ser roja. La luna y el sol jugaban al n del mun-do mientras los animales imploraban por otra compaa. Elmanto fue removido, y slo se vieron catedrales con centena-res de cuervos morando en sus techos. Dios no haba muerto,se haba ido en busca de un mundo diferente, opuesto al quesegn se deca, l haba creado. El cielo ya no quera ser elnico testigo. Hasta hoy aquel haba sido el nico paraso.

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    LACADADELSUELO

    Un escrito pesado, lo cierto es que fui atrado por un vol-cn. Me digo, me dicen que olvid. Ayer pensaba por que

    necesitaramos respirar para vivir, ayer me preguntabaquien baila furioso del otro lado. Me prometieron un ro-sedal, una infancia que dure. Cae la lluvia recitando ef-meras libertades, absorbiendo profundidades. Mi razn escarente de ella. All mi aire prohibido, mis alas sin cuerpo.Supe espantar a la locura invocando brillos, enterrando

    extraos. El nico estilo es el de las aves. Aunque lo in-tente, jams podr dejar de recurrir al bosque.

    LAPLEGARIADELSUELO

    A veces me siento como un bloque, un bloque grueso ypesado. Un bloque con varias esquinas luminosas, como

    el aire de un tnel invadido por moscas. Me abro por uncostado y soy un pantano. Desde all veo achicarse elcielo a medida que mi mirada persiste en l. Yo me hun-da al revs, deliraba como arena, jugaba a la presa en la

    boca de un len dormido.

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    PLUMASDEHOMBRE

    Aqul fue un da diferente. Un da de quiebre, ajeno hastade la irrealidad. Caminaba sobre una extraa hierba, las

    nubes eran tantas que bloqueaban al innito. Era raro,pero aun as el sol llegaba hasta el suelo. Yo haba enmu-decido solo para escuchar la nada. Sin ni siquiera verlovenir me encontraba enloquecido por el rojo, castigado

    por lo gris y cobardemente amenazado por el azul.

    Ese fue el da en el que le crecieron garras a las cosas.

    Yo segua caminando, acechado. Descifrando mundosperplejos, tejiendo nuevos espacios congelados.

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    INTERFIRIENDO

    YO se ha quedado en el camino, varado, entregado a laruina. An no comprenda los restos,el pasado haba aten-

    tado contra la nueva piel. Todava recordaba el color delsol, la mscara inconfundible del paisaje. Todo era ines-

    perado como en un cuento en el que los nufragos al ntuvieron un nal feliz. El cristal an era inquebrantable.Hacia tiempo que ya no sabia nada del mundo. Eso no eratan malo, lo trgico es que ya no poda ver nada. Mi viejo

    instinto haba sido enterrado. Me hallaba en el fondo delmar, pero sin peces alrededor. Lo peor de todo es que tenaaire suciente como para vivir un siglo all. Necesit delcaos, no tena ni pies ni manos. Ah fue cuando empec agolpear con la cabeza.

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    LSINL

    La luna estaba furiosamente enfrentada con el hombreque recorra los planetas en busca de su visin torpemente

    enterrada como un topo de niebla.El hombre escribe, no sabe adonde va, no sabe porque su

    piel se arruga, porque tiembla ante el vaso.El tren posea un fondo privilegiado, all creca el pastoy se reproducan los espantos como si fueran msica. Enel camino no deba haber nada, nada que indique que se

    estaba ah, caminando, siguiendo una meta, un destino, unlugar que fuese la cura denitiva del insomnio. Los rielesadoptaron una nueva postura, se haban puesto en crculo

    para que el tren aprenda a girar como un perro que sequiere morder la cola. Un perro que nunca se cansara,ignorara las pulgas y garrapatas, los alimentos, ig-

    norara todo lo que se pudiera ignorar, y eso no era poco,sino que por el contrario, lo signicaba todo.

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    OTROS

    Nadie estaba invitado, haba que ser profundo, de verdad.Salir del cuarto, salir del modelo, salir del mundo. Haba

    que girar como animal enloquecido, raspar los alambreshasta que ceda la montaa y la respuesta se aleje an ms.Yo regresaba, me arrodillaba ante mis rganos, me dabade comer a mi mismo. Los odos apretaban como los dien-tes en un sueo cobarde. Me distingu otra capa, otro esca-

    pe, otra rueda privilegiada. El dibujo estaba encaprichado

    con que el horizonte tenga un n certero. Estaba cansa-do de los portales abiertos, de los innitos perezosos. Lacerteza de que un diminuto insecto haba franqueado loslmites, era algo que se transmutaba en pnico para el im-

    perio de los dioses. Nadie dudaba en arrodillarse cuandoera la sangre la que guiaba la ceremonia. El lenguaje debi

    acelerar su proceso an corriendo el riesgo de ser la pri-mer vctima de su propio embate.Nadie se anim a quemar las hormigas y por eso, hoy,seguimos ac.

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    ELNICOTIEMPO

    La vida lentamente me fue dejando sin palabras, me viobligado a pedirle a la luz que hable por m. El bosque

    diluviaba cada vez que la msica se extenda por mi cuer-po. Yo contemplaba el espectculo como quien sentadoen una playa, contempla el movimiento de las olas. Lameloda tena un solo lado, por ms que la diera vuelta,siempre era el mismo lado. Un lado nico, cerrado en sucondicin innita, y del innito nunca se sale.

    Formas diablicas haban sido sembradas en el jardn quemarc el inicio del tiempo. Un sol naranja haba privadoa las victimas del roco de su paraso prometido. El ocasofue permanente, el hombre haba elegido la tierra. La no-che volva a tomar cuerpo, la luna descansaba su armonasobre rayos de sol, que jams la dejaran sola. La jaula del

    ngel que predijo el desastre haba sido abierta, los climasdespertaron, alertaron al tiempo. El dominio del espaciotarde o temprano llegara a su n.Todo esto lo vi sin soar, se me haba presentado la ima-gen de la humanidad danzando en crculos alrededor deun fuego que no terminaba de prenderse. Ms tarde imagi-

    n que pasara si el fuego por n se prendiera. Muchos in-tentaran apagarlo, otros huiran espantados, se que habraquienes se sentaran a contemplarlo, como seguramentehabran otros que arrojaran a estos a las llamas, para lue-go devorarlos.

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    PAREDES

    Haba terminado en la boca de una serpiente. Mi cuerpocaba perfectamente en su na lengua, estaba parado justo

    debajo de su colmillo ms loso y letal. No se mova enabsoluto, pareca estar esperando algo. Aqul agelo noera solo nuestro!La boca estaba completamente abierta, bastaba con quede un paso hacia adelante para que la boca amenace concerrarse por completo. Mis cabellos se haban vuelto blan-

    cos. Descubr espantado que poda ver a travs de mi car-ne, observaba claramente mis huesos, rganos, la sangrecorriendo como un furioso ro, los millones de ojos queme anunciaban todo el tiempo. Tena casi en el centro del

    pecho un rgano que pareca el motor de toda aquella es-tructura, bombeaba sangre a todos lados y no paraba de

    contraerse. Tranquilamente poda creer que aquello fuerael corazn, pero prefer seguir creyendo que el verdade-ro corazn no tenia forma fsica, ni simblica, no podanombrrselo nunca y mucho menos podia permaneceren un solo sitio. Empec a tener miedo. Vi como afueraempezaba a congelarse todo: animales, insectos, incluso

    la hierba. Por el contrario, las piedras haban empezado aablandarse. La serpiente no pareca dar signos de males-tar, el fro no pareca afectarle en lo ms mnimo. Fue unamilsima de segundo en el que la serpiente cerr y volvaa abrir su boca. Ahora en frente nuestro tenamos a otraserpiente que la enfrentaba con postura hostil. Era gigante,la doblaba en tamao. Empez a avanzar hacia nosotros.Salt, grit, corr hacia adelante y hacia atrs, buscaba sureaccin, aquello era realmente amenazante.

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    La gran serpiente empez a tragarnos lentamente, cerrlos ojos despidindome del mundo. Se hizo un silencio,una pausa, un reacomodamiento obligado de los planosagitados. Yo segua vivo. All tenia aire y luz. Todo lo

    necesario para que viviera. Estaba en la boca de una ser-piente, en el estmago de otra, y era cuestin de tiempoque pronto termine en la cola.

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    DEPUENTESYDERRUMBES

    Ninguna emocin o sensacin puede servirme de puentea la hora de escribir.

    Aquellas apenas son el espejo de las letras volcadas, quepreviamente, necesitan ser salvadas.

    Mi luz ms profunda grita. Yo Apilo y slo puedo em-pujar de espaldas. No puedo hablar desde la fuerza, sino

    desde la suspensin. Cuando me atraviesan no puedo es-cribir. Cuando me callo y no intervengo en lo absoluto, escuando puedo girar.

    El gran problema es que soy muy mio y debo usar puen-tes. Una palabra que revierta el clima. Una palabra como

    pulpo del lenguaje. Una palabra que no haga fallida miembestida hacia la nada.

    El puente que uso con ms frecuencia es la palabra pala-bra.

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    BRECHAS. ESPACIOSQUESEPRENDENYSEAPAGAN

    Cada instante me revela y me incendia.Respiro y nada ms, ya que es lo nico real.

    *Entre la niebla, una imagen, un pual,

    anclado en el tiempo.

    *

    Paz celeste en el espaciotodo sentimiento, deseo, pensamiento,por la alcantarilla del n del mundo

    *Sucumben las palabras.

    Aqu, all.La nica explicacin del vaco.

    *El pulso siniestro,la razn que niega.

    La luz se oculta en la sombracomo yo en el poema.

    *El viento loso que me recorre,

    estos fantasmas que albergo,son acaso hoy, los artces del color.

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    *Escasas y nunca justas

    las palabras que dan la cara por m.Habr que incendiar el jardn.

    *Las palabras seguirn cayendo

    como una catarata hacia la nada,y yo con un sol en la mano,

    aqu el dilema.

    *un poema extenso siempre esconde el pual

    vos, en esta lnea enfermame vers morir y renacer.

    *Una cruz en el mapa seala el pozo,la iniciacin del sonido.

    *Por entre los poros,

    brotando feroz como palabra,una fuerza que disminuye la fuerza.

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    MUDANZA

    Era un hombre que quera dejar de ser hombre. Sus hue-sos pronto estaran por encima de la piel.Aqul escenario

    paralizaba. El deseaba transformarse en una especie deconstruccin rme, con muchas ventanas y si fuera posi-

    ble, una terraza espaciosa. Con la ayuda de un mago queviva desde haca tiempo en su frente, se transform en unedicio. Ahora respirara por las ventanas, cada ladrillosignicara un hueso, y los huspedes que all albergara,

    sus rganos. Era inevitable y necesario que al menos unser humano, permaneciera en l. Para no pasar ningn so-bresalto, atara de pies y manos a un hombre en su stano.Se asegurara que al hombre atado no le falte lo necesario

    para mantener su existencia, que en este caso, era la deambos. Para el cemento que reemplazara su piel, preri

    hacer una excepcin, pues deca que su piel lograba al-canzar tales estados de rigidez que la volvan insuperable.

    CONUNPIE

    Lo borroso de este sonido clarica porque lo oscuro se

    aproxima mintiendo. Estoy cerca, y no hay siquiera unasola ciudad iluminada por velas.Por el ancho, por el largo, por los millones de rincones quecubren la evidencia, reboto en un espacio chico, dentrodel mismo mar inmenso. La luz me esquiva. Hay vecesen la que puedo verle un pie, rara vez alguna mano, peronunca los ojos. Cuando creo tener su cuerpo entero frentemo, me acerco y compruebo que slo es una sombra. Unasombra de luz, no una sombra por falta de luz.

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    Sigo subiendo escaleras que me conducen a stanos. Ape-nas tinta, papel, un ombligo hambriento y una cara borra-da. Mi cuerpo es como un gran ojo, que en lugar de ver,informa mediante estallidos.

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    INEXISTENTE

    I

    El momento, el momento al que nazco, el momento queme desintegra. El momento que olvido, el que me marea.Un nico momento ligado al agua, que me aplasta como

    piedra, que me quema como hielo. Un momento queavanza paso a paso buscando su verdugo. Un momentoque acabo con un punto.

    II

    Dnde van las aves sin alas, sin pies, sin corazn.Dnde van si no existen, dnde van si son slo una pa-labra, parte de una frase, de una conciencia que busca

    apropiarse de s misma, dnde van si no hay nidos, dndebeben si este mundo no es de ellas, dnde podran comersi estas lneas son su jaula.

    III

    Me met en la lluvia. Las gotas caan a mi lado sin perca-tarse de mi estado de quietud. Posea el cuerpo y el espa-cio necesario para caer, pero no caa. Pasaban por mi ladocomo quien pasa por al lado de un desierto. Mi aparienciaera la de un rey y mis ojos brillaban como insecto, pero yosegua invisible.

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    PASO

    Tiempos rotos en la huella de mi ascenso. Un ascenso quechoca, rebota y se lleva, como una mano golpeando la are-

    na. Cuando el eco de mi desconocida transformacin habadesaparecido, vi el sonido romperse en mis manos. Era una

    parlisis que me permita ser dios de mi agujero. All podadanzar toda la noche al ritmo de la luz. El da slo serva

    para or, comprobar y esperar la noche. Le haba declaradola guerra a las palabras y era necesario emplear una estra-

    tegia. No sabia a ciencia cierta si era necesario extinguirlas,yo quera darles un nuevo sentido, una nueva direccin quecarezca de ella. Emple siglos en aquella ardua tarea, sinresultado, la guerra era desgastante y a medida que pasabael tiempo mis armas se volvan menos sosticadas. Resig-nado, le dije a mis adentros voy a cerrar los ojos hasta que

    algo pase, y eso hice.Cerr los ojos con la conviccin de un reejo. Estaba li-viano y aliviado, haba eliminado el peso de la luz. Mesent afuera del mundo, aquella sensacin me provea detal ligereza que senta que haba nacido con alas y que encualquier momento podra echarme a volar. Paso un largo

    tiempo sin que pasara nada, estaba como apagado medi-tando sobre la tragedia de los vientos, el desconcierto delsol y la eterna compasin de la luna. De vez en cuandosenta vrtigo y era necesario que toque mi cuerpo, paracomprobarme. Era indispensable comprobarme para lue-go olvidarme sin sobresaltos. Mi corazn adquiri el ritmode una tortuga. Empec a rer, rea de la nada, rea de lasexplicaciones que le atribua a esa nada. Me aventur a es-

    perar que me posea algn estado animal. Fue imposible.

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    Mi nombre era una de las pocas cosas que recordaba conuna claridad absoluta. Pens que morira en aqul estadode pacica oscuridad. Estaba por olvidar por que cerr losojos y el tiempo que haba estado en aquella particular cue-

    va. Me cans y me dispuse a abrir los ojos pero antes deque pudiera hacerlo, un punto iluminado sacudi mi visininmvil. Era muy pequeo como para que le atribuyera al-guna forma. Empec a observarlo con una desmesuradaatencin, era como si quisiera que todo mi cuerpo sea ab-sorbido por aqul misterioso punto. A medida que pasaba

    el tiempo y mi concentracin aumentaba, el punto iba cre-ciendo gradualmente. Distingu movimientos, eran comopequeos ngeles exaltados por algn acontecimiento queno podra precisar. Rebotaban desordenadamente sobre loslmites del punto, que continuaba creciendo. El punto sehizo ms grande y los supuestos ngeles ahora eran fuego,

    eso era seguro, era un fuego que pareca gritar, un fuegofurioso que pareca querer aduearse del mundo. Mi cora-zn haba adquirido la velocidad de un diluvio. Yo estabamaravillado. El punto continu creciendo, una fuerte co-rriente de agua termin con el fuego. Ahora el agua era laque tomaba posesin del punto. Era un agua que haba lle-

    gado para apaciguar, para reconciliar los planos enemigos.Era un agua que pareca tener vida propia, sus alteradosmovimientos parecan inducidos por alguna extraa m-sica. Segu aquellos movimientos buscando reconstruir loque pudiera ser la meloda que las induca a semejantedanza. Las manifestaciones del punto me haban llevadoa un estado de xtasis que me desbordaba, era imposiblede describir, dude si mi cuerpo poda soportar tales estre-mecimientos. Faltaba poco para que el punto cubriera por

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    completo el cuadro, dese ms que nunca que mi visinse ensanchara o tener mil ojos. Empec a temer por lo que

    podra pasar una vez que el punto cubriera todo. Cre queel agua me despedira de aquella fantasa, pero no fue as.

    Vi colores titilando por toda la dimensin del punto, colo-res que nunca haba visto. Volvi a hacerse todo blanco yante mis ojos se present un paisaje, un paisaje corriente einmvil, libre de viento, con actitud de piedra. No podra

    precisar de que manera los paisajes empezaron a sucederseuno a otro. Eran mil paisajes por segundo, pero que inex-

    plicablemente poda distinguir uno por uno. Contemplnaturalezas que me hicieron a m mismo un desconocidoante la existencia. Todo se volvi blanco nuevamente, mesenta en el centro de dos universos q punto a chocar en-tre s. Mis ojos se abrieron bruscamente, como si hubieransido expulsados. Ya haba visto todo lo que tena que ver.

    Aquella fue mi mayor aproximacin con el fondo de mivisin ms anhelada y temida. Ahora saba con certeza queno haba que extinguir a las palabras, sino que haba queapagarlas.

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    EXTREMIDADES

    Se puede subir abajo.Me intercept en la noche rodeado de ngeles idnticos el

    uno al otro. El puente se volvi un laberinto innito.Ciertas imgenes me incendian sin dejar humo ni ceniza.

    No puedo revelarme a aqul cuadrado, que a su vez, estdentro de otro cuadrado. Llegu hasta ac tambaleando,credo que algn da podra llegar a alcanzar un punto encomn con el agua. Ciertos momentos de inmortalidad

    que, sin anunciarse, descendan hacia m como ave ra-paz, picndome fuertemente, dejndome solo centsimasde desconocimiento absoluto. Las picaduras cicatrizan yvuelven con las porciones, las muchas partes que soy, yque esperan algn da ser parte de algo mas que una plagatemblando, esperando que alguna mano les hable con otra

    voz. Una mano que tiembla an ms que las partes, unamano nula, una mano que espera que algn brazo le gritecomo nunca.

    II

    Los cuervos son cuervos aunque los pinte de blanco, deazul, de gris. Un aullido de luz sacudi el ltimo bosque ylos nios ya no supieron donde jugar. El eco es mo, solomo. As como las voces de los que no invite. La visinen un perpetuo errar, en un sombro asomar. Sacudido porvariadas maravillas, parado sobre la rama de un rbol ne-gro. Aguard la or que me salvara del colapso.Llegar el da en que pueda dejar de arrastrar mi cuerposobre naturalezas muertas. Sucumbir la tierra ante aqul

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    batir de alas furioso que se aproxima levantando tumbas,buscando un lugar denitivo para todos y todo. Algo queevite la gran nada del hombre, aunque estos sigan espe-rando, aturdidos, que los cuervos se vayan solos.

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    MEDIANAMENTE

    Un da ms. Estaba en el centro de la ciudad peleandocon el humo y el sonido. De golpe empec a or el mar.

    Silencio de mar. Respiracin de mar. El mar estaba en miodo. Era un ritmo tan sereno que lograba desencajarme.El sonido me envolva, me encerraba, yo realmente estabaen el agua. El sol derreta los huesos, pero yo estaba en elagua. No sabia si estaba quieto o caminaba, lo cierto esque nadaba sin esfuerzo alguno. Nadaba con la certeza

    de un pez, aunque el saberme pez disminua el encantode la experiencia. A m me gustara ser pez con todas lasletras, pero ni siquiera una palabra; un olvido renovadocada segundo. Un viento que no nace en ningn lado y nova a ningn lado. Era mucho el calor y empec a tener sed,me detuve en una canilla, gire el grifo y empec a beber.

    El primer trago fue inmenso como mi sorpresa, el aguaestaba completamente salada. Insist, segu tomando conla loca idea de que de un momento a otro el agua, de al-guna manera u otra, logr nalmente saciar mi sed. Cadatrago signicaba la necesidad de diez tragos ms. Estabaenloqueciendo y no era un mito. Dej de tragar agua y no

    pude cerrar ms la boca. Empec a correr sin direccin,la gente se abra asustada, pes aquello iba ms all de lanormalidad establecida.Corr, corr hasta caer desmayado. Inslitamente desperten una gran playa, el da haba cado, yo estaba desnudo,congelado, sediento y casi enloquecido.Fue bueno no saberme en la ciudad, pero para mi desgra-cia yo no haba nacido pez.

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    LASOMBRADELDIAMANTE

    Cerrar los ojos era abrir el templo. Las palabras que huyense dicen as. No eran las promesas ni los lobos ciegos los

    que decidan. Era la piel, la que a s misma se hablaba ysentenciaba. Pellizqu la luz y fui devuelto. Todo el espa-cio era mo. Lo habitaba, lo controlaba, saba donde habaque ir de noche y donde haba que refugiarse durante elda. Era un espacio que a s mismo se anulaba. Estaba defrente a l con unos gigantes ojos en la nuca y en la planta

    de los pies. Yo era el dedo. El que guiaba la carrera delviento. Poda decidir su velocidad, su direccin, su porquenacer para correr y luego nada. Diriga el trnsito y ritmode las hojas muertas precipitndose al suelo. Apagaba el

    paisaje, lo guardaba en mi ombligo, lo pausaba, le dabaalas, lo pona contra el suelo con un pie en la cabeza. Que-

    ra ser un todo sin saberlo, sin guardarlo en el pecho, sinponerme de rodillas a su lado. Darme la espalda y al mis-mo tiempo habitarme y ser.

    Con la promesa de una historia sin n, perd en mis hue-sos, perd en mi carne. No o el canto, ni siquiera el llan-

    to. Los rincones fueron poblados por estatuas de piedrafundida. El fro funde an ms que el fuego. La memoriaexpandi al olvido justo cuando la noche perdi su forma.Mov los mundos como marionetas a mi antojo. Arran-qu al sol de un solo suspiro. Las seales estaban, siempreestuvieron, como el humo. Exactamente en el momentodonde las palabras ya eran demasiadas, encontr el silen-cio. La conciencia sola haba encontrado su cura.

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    HOLOGRAMASDELAYER

    Mientras caminaba ya iba pensando algo que pudiese seratractivo, si lo volcara al papel. Pero no tena papel, slo

    tena una memoria desesperada por almacenar cada pala-bra, cada imagen que amenazaba con irse apenas el brillola rozara con sus alas. El papel espera agazapado, no sabecon que se topar, yo le repeta casi siempre lo mismo, el

    blanco ya me bostezaba. Las rosas, el sol, el vino que anvolcado poda beberse si uno quisiera. El siempre me mir

    con desconanza y amor, no lo dejara volverse amarillo.El papel es el cielo que nosotros podemos amoldar al gustode nuestra palabra, nubes por aqu, planetas por all o sim-

    plemente una absoluta contemplacin de lo profundamentesumergidos que estamos en el universo, de nuestro nmotamao y lo grande del mundo que uno lleva consigo. Las

    hormigas son ms diminutas, las matamos muchas vecescon la envidia conciente de saberlas superiores. Ellas nocargan con el mundo, cargan hojitas de trbol, se carganentre ellas con un amor imposible de igualar.Quedan las letras, no nos queda nada. El concierto de lasaves que giran presurosas en busca de nuevos nidos, nuevas

    estructuras, rboles que cambian de color segn el clima,alturas que dibujen alegremente la maldita ecuacin del ser.Del ser que se sabe ser, del ser que solo es, de las plagas deseres en busca del sombrero que encaje perfectamente consu cabeza. Del ser que come su propia piel, que nada su

    propia sangre, que lleva en la debilidad que busca aplacar,el ritmo de su corazn salvaje. Haba un martillo para todos,un grito unicado en la debacle de la tierra. Detrs de todoesto, un inocente aguardo hasta la medianoche, que

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    el mundo empiece a girar. Aguardo incansable, espero quelas voces se disipen, no estaba anunciada ninguna catstrofe

    para el paisaje que l cuidaba y vigilaba con el mayor cui-dado que se pueda tener. No bast la paciencia ni esperar,

    de repente todos ramos una sola presa y la tormenta cayo.Buscamos la revolucin en la ceniza de un futuro que yaera, estaba presente. El problema era que no tenamos ojosen la espalda y que nuestros pies siempre vayan para el mis-mo lado. Haba que decir para no desaparecernos.

    PLANTA- CABEZA

    De un salto caigo en lo que no soy. Imagino todas mis trans-formaciones en un frasco pequeo otando entre el fondoy la supercie. Hay letras marcadas fuera del marco queconforma lo que aparento ser. Morir como un rbol, vivir

    como el viento. Todo menos esto. Que sea lo que sea, semuta en la noche y vuelve a su estado normal al alba. Hayuna pared veloz, alerta e implacable, que se desplaza sobreuna ruta de hierba traidora. Un segundo que se vuelve cosay se agrupa con el abandono. Amanec con un ala negracrecida y madura en mi estomago. No era el dolor, sino el

    misterio, lo que me helaba y derreta.Creo que seria mejor si hablara de algo reciente y novedosoen vez de describir constantemente los diferentes tonos queadopta mi propia opinin sobre m, lo que miento de m, loque oculto y jams dejar salir, de m. Pero el mundo no seha movido. Seguimos rodando cuesta abajo, y sin n apa-rente, entre bestias ciegas y diccionarios.Dios duerme y hace estragos. Sigo perteneciendo a una sola

    palabra.

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    VENTANASALFUEGO

    I

    No me pidas que hable. No me pidas que escuche, misodos pertenecen al eco. Algo intenta formarse a lo lejos,en el horizonte del horizonte. Una forma inconstante, uncolor ruidoso y opaco. Hasta el ocano se acobard de mi

    profundidad. Por cierto, no la quiero, la regalo. Alguienla necesita? He castigado a la sublime transparencia y pa-

    gar con tormenta. Luego nombrar al arco iris.

    II

    Ya s demasiado del mundo, y es irreversible.S. La mano no supo levantar la piedra.Gritos que naufragan en el silencio de las noches ausentesde meloda, sonidos negados a la locura del bosque. Losngeles se han manifestado.

    III

    Comenzar con el olvido.Principio y n de toda cosa maravillosa.El resto cae solo.Como una lluvia perfecta y loca.

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    IV

    Hay vientos hurfanos que ingresan de sbito en una ha-bitacin blanca.

    Los cuadros cayeron.No queda nada por derrumbar.

    Yo, sentado en una silla, observo avanzar el huracn.

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    FANTASMA

    La vida de un fantasma es apacible y serena. Nada ape-tecen ms que no apetecer. Hablan slo a travs de las

    venas. No castigan ms que con la sola presencia.Llevan en sus ojos la importuna carga del origen y no pue-den quemarse, ya que ellos son la ceniza.Flotan por desconocimiento al vuelo.

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    OJODECAMALEN

    Tengo en mis ojos, blandos y losos,

    una vida que no desaparece.

    Hablo del ro,del serpentarioy la avalancha.

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    ANTESDELDA

    La carne fresca,erupcin de la tierra,

    que no cesa de escupir letras.

    El fuego atraviesalas gargantas sedientas de libertad.

    La tierra ya no camina sola.

    Somos la ceniza y el tiempo.

    ELLOS HARAN DE LA TIERRA UNA PIEDRA

    Aqu ya hemos emigrado.

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    HABITANDOLACENIZA

    Las orillas an permanecan lejos.Los relojes, cuntos viven ymueren dentro de un reloj? Pequeos cascarones de nios sin

    lenguaje.Las palabras saturan, me refugio de ellas, pero ellasson las que me buscan a m. Buscaba gestos, gestos como alas,gestos que acortaran mi distancia con el mar. Mis ltimas pa-labras se fueron con el naufragio, en la penosa descripcin delforzoso aterrizaje de un pjaro que se qued ciego en pleno vue-lo. Ahora, de la nada, posea una gran espina, yo la acariciaba,

    meda su longitud, palpaba su textura, calculaba cuanto tiempode vida le quedaba, cunto tiempo de muerte le quedaba. Tuvefro, mucho fro, luego me invadi un calor, un calor sofocante,agobiante, un calor que no se pareci a ningn calor. Un calorque supo dejar helado al fuego. Los siglos se doblaron hasta ca-

    ber en el ptalo de una or que fue arrancada sbitamente de un

    jardn que fue arrancado sbitamente por una mano que no tenabrazo. Marionetas azules caan sobre el cielo, que estaba en elsuelo. En el suelo como mis frases, como mis intentos vanos deinvertir el nico sentido. Las orillas por n pudieron divisarse,

    bien a lo lejos, donde la tierra cae y se pierde. Poco oxigenome quedaba y cuando acud al bosque en busca de aire me sor-

    prend fatalmente al encontrar solo rboles pelados. El otoo seveng con una luminosidad agobiante, las sombras empezarona ceder. Yo no ced, an no poda ceder. Tom al diablo de lasorejas y le seal el ro. Me acuerdo que me mir con miedoy escap. Ms tarde entend que yo slo poda ver ese rio. A

    partir de ese momento, dej de verlo, no poda imaginarlo, si lonombraba temblaba. Slo me fue permitido estar dentro de l,siempre y cuando olvidara completamente de que existen losros y de que sumergido en ellos yo podra ser libre.

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    LLUEVENUAS

    La tendencia me enerva. El ahogo, an constante, se ma-niesta sereno y controlado, pero siempre en pie de gue-

    rra. Es como si las fuerzas que yo mismo me provoco, yque me son desconocidas, esperaran algo de m. Abru-mado, siempre. A decir verdad, uno siempre esta abru-mado, todos y a toda hora. Ya sea de lucidez, de paz, dehasto o de mal. As uno no tenga la seguridad de estarinvolucrado, en su totalidad, en tal o cual estado, uno esta

    abrumado precisamente de eso, la sensacin de divisin,de reconocerse mil cuerpos pero ni una sola cara, de unmedio en el medio, que as y todo puede llegar a estararriba o abajo. Uno esta abrumado porque se sabe y sesiente, pero sobre todo porque se dice, con todo el furorque eso implica. Adems de abrumado, suelo estar perdi-

    do. Un da caminaba por lo que yo crea, un sitio seguro.Aqul pensamiento hacia mi caminar tranquilo y despreo-cupado, yo otaba con mis pies pegados en el piso. Cami-n largo tiempo tan desinteresado por lo que me rodeabaque me perd. No era una situacin nueva, pero no podaacostumbrarme, el miedo no variaba y barra con todo lo

    abstracto y seguro que haba en m. Estaba perdido y lanoche me haba encontrado, por mis propios medios ja-ms podra encontrarla yo. El cielo estaba nublado en sutotalidad, impeda que la luna pudiese guiarme con su luz.Realmente estaba asustado pero con la lucidez sucientecomo para buscar una salida pronta a mi situacin. Tomvarias ramas del suelo para ver si podra hacer fuego. Sevea que haba llovido y las ramas an no estaban secasen su totalidad, sin embargo insista, frotaba, frotaba, me

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    engaaba con la absurda creencia de que las ramas se se-caran a causa de mis repetidos intentos. No me detena,frotaba, peleaba, las manos empezaron a sangrarme, frota-

    ba, peleaba, la piel empezaba a caerse. Sin darme cuenta,

    en medio de mis frenticos intentos, las ramas junto conmi mano cayeron al suelo. Era el n, pero resignarme noera lo mo. An podra despejar algunas nubes para per-mitir que la luna me salve. Comenc a saltar, saltaba conmi brazo extendido para ver si lo lograba, soplaba, soplcomo nunca pero no haba caso. Por una distancia mnima

    no poda llegar a las nubes. Luego de un breve lapso deresignacin pens en mi brazo sin mano y me preguntde qu me puede servir un brazo sin mano? Sin pensarlodemasiado arranqu aquel brazo sin mano, para as poderdespejar un pequeo trozo de cielo que permiti que la luzme gue, y que por n, yo pueda volver a mi sitio seguro.

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    CONFESIN

    Cuando escribo pierdo a mis personas. Vuelo del eje. Meatan vibraciones blandas que me vuelven un ser de pie-

    dra. Me estrecho. Me vuelvo un grano de arena que puedellegar a ocupar el espacio de un planeta. Me soy, me soy,me soy hasta explotar en un canto nico que termina de-

    jndome dormido.

    ALGOENTRELAESPINAYLAPALABRA

    l est pero no responde. Lo que se oye es la muerte des-nuda, indefensa. Los huesos al n hablaron. Fueron lossonidos que perforaron el paisaje los que me frenaron enel umbral. Es el palpitar animal. La noche abierta de los

    gestos ciegos y sordos. El nio que se hamaca enloqueci-do como una pluma en el viento. El lenguaje sin pertenen-cia acumulando ores en su rincn invisible. El galoparcaluroso, nebuloso. Las heridas de antao abiertas por elroce criminal del vaco.Abstrado, sin culpa, con un ocano que me delata. Las

    batallas pertenecen a la historia. El paralelo anhelado seposa en mi cielo, por encima del sol. Hay ms cosas arri-ba, ms arriba y arriba de mucho ms arriba. Lo que meretrocede es el centro mismo. Agitado como tornado, letalcomo la lluvia en el verano.

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    ELARCADEMITIEMPO

    Bajo la luna hambrienta cac el ltimo susurro maldito.Extingu todo rastro que me asemejara a m. Me llam

    en el tiempo. Habl de portales, de huidas, de planos ace-chantes. Hall las ruinas por las que las aves demoraronsu escape. Descubr que el fuego no puede incendiar alas.Descubr tanto que ya no vi ms, que otoos de sal, orillasdesbordando formas enfermas. Nidos refugiando humani-dades mientras el ruido lo cubra todo.

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    Un cuento que empieza en la copa de un rbol y terminaen el fondo de un gran precipicio. Aparenta ser un cuentomudo. No hace falta leerlo, ni siquiera se puede or. Solose puede intentar, penetrarlo suavemente, perdiendo todo

    el cuidado. En lo posible seria recomendable quitarnos losojos antes del intento. Se puede entrar parcialmente, nun-ca del todo, aunque empujemos con el mayor mpetu, unonunca termina de entrar. Por eso, en estos casos, lo me-

    jor que se puede hacer es jugar. Sacarle pies al ciempispara ponrselos al gusano, hacer equilibrio sobre varias

    serpientes atadas, intercambiar el cuello de una jirafa porla trompa de un elefante, en n, varias cosas. Eso s, no sepuede modicar al rbol. En el est todo lo que si y todolo que no, la razn por la que en este cuento no hay nisiquiera una pared. Como ya dijimos, este cuento es to-talmente impenetrable aunque hay una salvedad: una vez

    que se ingres parcialmente en l, no se puede salir. Es eneste punto de desconocimiento, de exceso catico de sinsentido, de luces que no alumbran y de agujeros que llue-ven, donde es recomendable y permitido, plantar nuestro

    propio rbol.

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    CENTMETROSCBICOS

    Imposible dejar que los cuerpos avancen sobre mi esque-

    leto primero.Mentirse es lo adecuado.El plan desesperado. Mentirse con violencia.Agitar el silencio para que cese el dominio.

    *

    Un pequeo dolor para que no envejezcan los que peleanen m.Aprender de los animales la decisin para la huda.

    As como de la severidad de la vida en sus primerosaos, para alejarse del hombre, dejando slo eso, un

    hombre, un hombre que antes era vida.

    *

    Las construcciones no se alteran, no se tocan. Una vezcreadas, nada se puede hacer. La estabilidad de mi hogarse asemeja a la de un hombre parado sobre una pared.Slo que en mi hogar, afortunadamente, no existe la gra-

    vedad.

    *

    Dotado como un bicho,en el fuego de tu rostro imaginario,

    hablas, para alejarte de lo nico posible.

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    LATIERRADELNMERO

    I

    El ladrido nunca tuvo la estructura del sonido. As comoel graznar, el mugir, el piar, la pura habladura. Varias sonlas estructuras que creemos por fuera nuestro, pero queson parte de nosotros.Alimentar ros, dotar de sonido a las tormentas, pulsarlas violencias hasta hacer de nuestro corazn una msica

    desesperada. Todo como pulsin nica ante la nada. Ases como algunas criaturas nos representan el miedo y elamor la ceguera total. Pero a no confundirse, el amor noesta ciego, ya que no tiene ojos. Para estar ciego es im-

    prescindible la complicidad de los ojos. As como la presanecesita la del cazador y el amanecer la del gallo.

    II

    Una luminosidad recorri todos y cada uno de los rostrosdel nico nido que sobrevivi a la limpieza. Era una multi-tud callada y agobiada, que slo abra la boca para rezarle

    al nico verdugo de la tierra.Yo no fui alcanzado por ningn tipo de luz. No asist alreparto, nunca cre en las ofrendas multitudinarias. Micuerpo dorma. La conciencia segua intentando intil-mente resolver la cuestin que a m me dislocaba: estabavivo realmente?; enseguida, una cuestin an ms agudame sacudi, de una manera que jams podr explicar, des-

    pertndome por completo. Qu signicaba estar vivo?Mir al cielo y sent un gran escalofro, estaba a punto de

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    colapsar. Tom una gran bocanada de aire siguiendo com-pletamente su recorrido. El malestar desapareci y volva cerrar los ojos.

    III

    Empec a sentir que una araa caminaba por mi cabeza.Ante una sorpresa de dicha magnitud optaba por creer queera producto de mi imaginacin, pero aquellas patas nocesaban.

    Corr, salt, sacud mi cabeza para todos lados, pero eraintil. Aqul insecto estaba aferrado con gran fuerza.Supe que deba usar mis propias manos para alejarla. Len-tamente y con miedo comenc a deslizar mi mano derechasobre la supercie de mi crneo, esperando toparme conalguna de sus patas. La araa pareca haber desaparecido

    por completo. Al despegar la mano de mi cabeza volv asentir sus peludas patas sobre m. Repet el procedimien-to varias veces pero la araa jams cay, desapareca encuanto apoyaba mi mano derecha sobre mi cabeza. Jamsme atrev a probar con la otra mano. Con el tiempo me fuiacostumbrando. Al parecer haba estado vidas enteras de

    esa manera, creyendo que en vez de ser pisadas las querecorran mi cabeza, eran simples y a veces indeciblespensamientos. Pero bueno, result ser que no slo para lasaraas sino que tambin para varios insectos m cabezaera un nido privilegiado.

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    LASGARRASDELDA

    Ya no bastan las eternidades de los cuentos infantilesni los mitos decapitados.

    Para tanta inclemencia,para tanto juego mudo.Solo una seal,nada mas,y que me esconda el sol.

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    Todo ser cierto.Las ciudades ardern,

    el infortunio de nuestro destino.

    Aqu no hay ms vctimas que los rboles.

    Hemos nacido verdugos.Los inadaptados del tiempo.

    Por eso mismo...Sigamos pintando garabatos

    y fuego en los cielos

    Ya que nada quedar.

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    IRSE

    Sus ojos devolvan una especie de agua verde. S, agua,s, verde. Era an ms pura que el aire de cualquier solita-

    rio bosque. Un uido sin materia que me hizo olvidar delmundo y del absoluto desconocimiento que tengo sobrel. Fueron escasos segundos sin presente que me hundie-ron en lo maravilloso, para luego rebotar y caer nueva-mente en el mundo.

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    POLVOYMSPOLVO

    En el ala de un cuervo pude divisar las muertes que sedirigan hacia el jardn oculto de la noche blanca. Supe

    como nadie que el sol algn da se apagara. Humill a lossignos slo para poder hablar. Llegado el momento slosupe murmurar.El color haba sido desplazado por el nombre.

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    ESTEYTODOELCATLOGODEMICHAUXPODESENCONTRARLO

    ENLAFLIA: FERIA DEL LIBRO INDEPENDIENTE

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    IMPRESOYENCUADERNADOARTESANALMENTEENELTALLER

    LANOCHEINCIERTANOSEDONDEESNICUANDOFUE.MUCHOMENOSSEQUIENLOHIZO.