areíto sábado23 de abril, 2016

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Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Aimée Piccirillo SÁBADO 23.04.2016 GUILLERMO PIÑA-CONTRERAS Las ondas concéntricas de la Autobiografía en el agua de Soledad Álvarez Página 7 Dominicanidad MIGRANTE La República Dominicana vive un referente afrocaribeño que se debe matizar con precisión, y el conjunto de estos matices y referentes le da a la “afrocaribeñeidad” dominicana un abanico sutil y complejo del Este al Oeste de la Isla y del Norte al Sur. Pá g i n a 5 Figuraciones acerca de la frugalidad de los dominicanos Entre las imágenes que crea Pedro Mir en el poema “Hay un país en el mundo” (1949), texto fundacional de la dominicanidad, se encuentra aquella de que somos un país frugal, además de tórrido y despoblado. Estas representaciones entroncan con las distintas figuraciones de lo dominicano... Pá g i n a 3 Por el Eden de Doña Carmen Con Eterna Eva y el Insoportable Adán, doña Carmen se atreve a lo que algunas de nosotras ha contemplado alguna vez: Reescribir el Génesis desde nuestra visión, racionalidad y sentimientos. Al hacerlo, demuestra el más fino sentido del humor y de la ironía... Pá g i n a 8 Espectador en Ab s u rd i s tá n Página 6

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Page 1: Areíto sábado23 de abril, 2016

A re í t o Zona de laCultura y de

las ideas

w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseño: Aimée PiccirilloS Á BA D O 2 3.04 .2 016

GUILLERMO PIÑA-CONTRERAS

Las ondas concéntricas de la Autobiografíaen el agua de Soledad Álvarez Página 7

D o m i n ica n i d a dMIGRANTELa RepúblicaDominicana vive unreferente afrocaribeñoque se debe matizarcon precisión, y elconjunto de estosmatices y referentes leda a la “afro carib eñeidad”dominicana unabanico sutil ycomplejo del Este alOeste de la Isla y delNorte al Sur. Pá g i n a 5

Figuraciones acerca de lafrugalidad de losdo m i n ica n o sEntre las imágenes quecrea Pedro Mir en el poema“Hay un país en el mundo”(1949), texto fundacional dela dominicanidad, seencuentra aquella de quesomos un país frugal,además de tórrido ydespoblado. Estasrepresentaciones entroncancon las distintasfiguraciones de lodominicano... Pá g i n a 3

Por el Eden deDoña CarmenCon Eterna Eva y elInsoportable Adán,doña Carmen se atrevea lo que algunas denosotras hacontemplado algunavez: Reescribir elGénesis desde nuestravisión, racionalidad ysentimientos. Alhacerlo, demuestra elmás fino sentido delhumor y de la ironía...Pá g i n a 8

Espectador enAb s u rd i s tá n

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2 Sábado 23 de a b ri lde 2 016H OY A RE Í TO

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Mark Twain (Escritor estadounidense)Recogéis a un perro que anda muerto de hambre,lo engordas y no os morderá. Esa es la diferenciamás notable entre un perro y un hombre

¡El CCT: marcando la diferencia!Amable López Meléndez

H acia mediados de julio del 2011, elCentro Cultural de las Telecomu-nicaciones abría sus puertas conuna visión museística centrada

esencialmente en mostrar el proceso dedesarrollo histórico y sociocultural de lastelecomunicaciones, tanto en la RepúblicaDominicana como a nivel global. Y hoy re-sulta sumamente grato apreciar cómo laprofundidad y la diversidad del programade actividades que con rigor apasionadoha desarrollado en tan breve jornada elequipo de trabajo del CCT, se tornan en lasclaves transformadoras de uno de los es-pacios culturales dominicanos más abier-tos, dinámicos y vitales de la actualidad.

El CCT, localizado en la calle Isabel LaCatólica, esquina Emiliano Tejera, CiudadColonial, fue relanzado con mayor fuerza yentusiasmo en octubre del 2013 por el Lic.Gedeón Santos, presidente del InstitutoDominicano de las Telecomunicaciones(Indotel), quien apuntaba en la ocasión:“El relanzamiento del Centro Cultural delas Telecomunicaciones es el resultado detransformaciones consistentes en unareingeniería dirigida a democratizar la vi-sión cultural y tecnológica, así como for-talecer y difundir las artes en todas sus ex-presiones: cine, televisión, plásticas, lite-ratura, poesía, además de las áreas cien-tíficas y tecnológicas”…

Entonces, impactando la conscienciade muchos creadores, gestores, promoto-res y estudiosos del arte y la cultura, Ge-deón Santos enfatizaba sobre “una nuevavisión de la cultura” y en torno al reto de“superar la dispersión” por parte de los di-versos sectores que inciden, tanto en laproducción artística como en la actividadcultural de nuestro país, a la hora de re-clamar y/o recibir el apoyo económico jus-to y merecido. Pero, mi mayor inquietudtenía (y aún tiene) que ver con su ines-perada, implicante y visionaria considera-ción filosófica de que “carece de sentidocualquier avance tecnológico y crecimien-to económico que no lleve al hombre y a lamujer a la felicidad”...

Precisamente, en este sentido, el dis-curso de Gedeón Santos coincide con elde Amartya Sen (1933), economista, ma-temático y filósofo indio; ganador delPremio Nobel de Economía (1998) porsus aportes a la teoría de la “elección so-c i a l”; inventor del concepto de “capaci-d a d” que evalúa las posibilidades deejercer la libertad que tendrían los indi-viduos y las comunidades en las socie-dades democráticas contemporáneas.

Junto a su colega y compañero de es-tudios en Cambridge, el pakistaní Mahbubul Haq (1934-1998), exdirector del Progra-ma Mundial de Naciones Unidas para elDesarrollo (PNUD), Amartya Sen es uno delos “p ro f e t a s” del desarrollo humano sos-tenible y sus investigaciones han sido claveen el proceso de conceptualización del ín-dice de desarrollo humano (IDH) que emi-te la ONU desde hace más de tres décadas.Asimismo, Sen está considerado comouno de los más influyentes pensadorescontemporáneos en temas sobre desarro-llo sostenible, ética, economía, libertad yd e m o c ra c i a .

En el 2009, a solicitud de la Organiza-ción para la Cooperación y el DesarrolloEconómico (OCDE), Amartya Sen y su co-lega, el también Premio Nobel Joseph Sti-glitz (1943), elaboraron un informe en elcual proponían un nuevo indicador esta-dístico adicional al Producto Interno Bruto(PIB) y, además de los ingresos, recomen-daban considerar la felicidad, la calidad devida, la libertad, el acceso a la cultura, lacapacidad de reflexión y el bienestar ge-neral de la ciudadanía a la hora de evaluar,tanto el éxito económico de los paísesavanzados como el desarrollo integral delas sociedades emergentes.

Para este brillante profesor de econo-mía y filosofía en la Universidad de Har-vard, “Los niveles de felicidad podríanayudar a definir las políticas económicasen el mundo industrializado en la mismaforma en que este tipo de factores hanadquirido importancia en los países end e s a r ro l l o …Si se tienen indicadores quese concentran en el bienestar humano yla libertad, entonces se pueden pensarmás rápido soluciones en esa mate-r ia…Es cuestión de ver la necesidad deun diálogo y de adaptar las políticas a unfactor más humano”…

En la República Dominicana, muchostecnócratas insensibles y otros “performe -ros culturales” tristemente desfasados, si-guen considerando “un lujo” la inversiónen los ámbitos de la cultura, la creatividady la educación artística. Mas, lo cierto esque hoy contamos con un selecto grupo decreadores, pensadores y gestores cultura-les que, al igual que Amartya Sen y Gedeón

Santos, se atreven a considerar la felicidadindividual (que es también el bienestar dela ciudadanía) como el fin último del de-sarrollo integral y sostenible.

En este mismo grupo habría que incluir alos principales miembros del equipo mul-tidisciplinario que, desde su reactivación,asume con ejemplar responsabilidad la ta-rea primordial de garantizar el libre accesode los diversos sectores de nuestra sociedada los programas educativos, así como laparticipación de los estudiantes de todaslas regiones del país en cada una de las ac-tividades creativas y recreativas del CentroCultural de las Telecomunicaciones.

“Aquí el arte, las telecomunicaciones, lacultura y la tecnología, tienen un espacioespecial para la difusión de los valores quehacen grande la dominicanidad”, sostieneNoé Zayas, destacado escritor y gestor cul-tural, nacido en San Francisco de Macorís(1969), plenamente consciente de que unaestrategia de desarrollo sostenible quecontemple el bienestar de las presentes ypróximas generaciones, no solo implicaríaun conocimiento amplio de las humani-dades, la economía, las ciencias sociales yel manejo de los recursos naturales, sinotambién de las múltiples vías de relacio-namiento, consumo y transmisión inter-generacional con que se manifiestan la es-piritualidad, la creatividad popular y losvalores culturales identitarios.

Así, junto a Yeyé Concepción, poeta,dramaturgo y cineasta, encargado deCreatividad y Audiovisuales; Hilario Oli-vo, coordinador de la Sala de Exposicio-nes y Leida Vincent, coordinadora deEventos, desde la Dirección Ejecutiva delCCT, “sin figurar ni figureo” en ningunalista de nominados al “Hombre del Año”,Noé Zayas marca la diferencia a la horade la gestión y la acción cultural en SantoDomingo, logrando materializar una se-rie de eventos culturales y exposicionesartísticas cuya pertinencia, diversidad yatractivo, proyectan al CCT como una delas plataformas culturales más democrá-tica, completa y mejor valorada de la ac-tualidad en nuestro país…

Pedro José Gris. Hay días en mi vida que volverán Noé Zayas, director del CCT. Ruinas del recinto claro, mixta sobre tela, 2014.

Gedeón Santos, presidente del Indotel .Amartya Sen, economista

Yeye Concepción, Elvis Avilés, Hilario Olivo,Genaro Phillips y Noé Zayas Pedro Jose Gris y Reyes Ocre, en el CCT.

CCT. Sala de exposiciones

FUENTE EXTERNA

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A RE Í TO 3Sábado 23 de a b ri lde 2 016 H OY

Figuraciones acerca

E ntre las imágenes que crea Pedro Miren el poema “Hay un país en el mun-d o” (1949), texto fundacional de ladominicanidad, se encuentra aquella

de que somos un país frugal, además de tó-rrido y despoblado. Estas representacionesentroncan con las distintas figuraciones delo dominicano que parecen ser una tarea delos intelectuales que comenzaron a publicaren la década de 1930.

Sin embargo, las primeras figuraciones denuestra frugalidad las podemos encontraren la obra del criollo Antonio Sánchez Val-verde, “Idea del valor de la isla La Española”,publicada en Madrid en 1785. Dice el autor,al referirse a los estancieros y a las modes-tísimas comodidades que tenían cuando vi-sitan sus haciendas que “dejasayúnase elmás acomodado con una xícara de choco-late y un poco de pan, que cuenta tantos díasde cocido como el amo de viage. Los otroshacen esta diligencia con Café o agua deGengibre y un Plátano asado. La comidaconsiste en arroz y cecina con batatas, plá-tanos, llame y otras raíces, a cuya mastica-ción acompaña el cazave en vez de pan. Losdelicados llevan pólvora y munición paramatar alguna ave, o tienen una corta crianzade ellas cuyos huevos y algún pollo es el su-mo regalo”.

Esta descripción de la gira de un Regidor,Capitán o Canónigo que debía hacer por ne-cesidad un viaje a su hacienda o estancia, ladespliega con mucho realismo el criollo ra-cionero de la Catedral para mostrarnos elgrado de miseria en que vivían las clases di-rigentes en el siglo XVIII con relación a lasfamilias adineradas de la parte Oeste, es de-cir, la colonia de Saint-Domingue. Ahorabien, debemos poner en perspectiva su con-figuración de la dieta y la cocina. No debíanser distinta a las de los siglos XVI y XVII. Unade las características de la colonia era su mo-dorra, su falta de ritmo, su estancamiento. Ylos hábitos culinarios de los dominicanos nocambiarían si no cambiaba su realidad ma-terial y educativa.

En el mismo siglo, el martiniqueño Mo-reau de Saint-Méry, quien trazó las costum-bres de ambas colonias, decía que la dietadel dominicano-español era frugal. Dice que“los alimentos de los españoles de Santo Do-mingo son muy frugales. En los campos, so-bre todo, viven de carne de vaca y de puer-co… Habla del tasajo, la carne cecina y eltocino. El desconocimiento del calalú, el usodel chocolate, la bebida espirituosa o tafiá yel tabaco.

Sabemos que fue muy difícil que los es-pañoles se adaptaran a la cultura culinariade las colonias recién conquis-tadas. Gonzalo Fernández deOviedo nos muestra cómo vinoa ser nuestra dieta un productodel mestizaje cultural. Ya en elsegundo viaje de Colón llega-ron al Caribe las plantas que seadaptarían a las nuevas tierras.En el libro octavo de “Histor iageneral y natural de Indias” ha -ce una relación de los árbolesfrutales y semillas traídas a laisla. Y hay que poner muchaatención a este aspecto porquelas frutas serán muy importan-tes en la dieta del dominicano, más dado atomar lo que está en la mata que a cultivar,como lo afirma Juan Antonio Alix en la his-toria de Martín Garata. Algunos cronistas,como Diego Torres Vargas, mostraron elchoque del peninsular al comer el casabe,que llamaban pan de palo. O el Obispo Da-mián López de Haro que, al llegar a la isla deSan Juan Bautista de Puerto Rico se queja decarencia de harina y carne y valora la dig-nidad de la mesa arzobispal.

Siglos después, durante la visita que haceel ministro de Interior y Guerra, Pedro Fran-cisco Bonó, al Cantón de Bermejo, no solomuestra la misma frugalidad, sino la inexis-tencia de abastos: “El parque eran ocho omás cajones de municiones que estaban en-cima de una barbacoa y acostado a su ladohabía un soldado fumando tranquilamente

su cachimbo. Varias hamacas tendidas, al-gunos fusiles arrimados, dos o tres trabucos,una caja de guerra, un pedazo de tocino ycomo 40 o 50 plátanos era todo lo que había”.Esto lo dice al comentar la revista de los sol-dados restauradores. Describe el estado demiseria de los soldados, y deja ver que nadie

le brindó agua ni hubo al-gún banquete en su ho-nor. El distinguido letra-do, entonces hombre dearmas, hizo la preguntade la necesidad: “—Y, ¿có-mo comemos aquí?” Y lecontestó Santiago: aquícada soldado es montero.La dieta no deja de ser tanfrugal como la que se des-cribe un siglo antes: plá-tano asado y carne de cer-do. Las tropas de la Repú-blica estaban compuestas

por monteros, maroteadores y cuando fal-taban las reses se tomaban contra un vale auno de los propietarios que, gustosamente,las fiaba a nombre de la nación. (Demorizi,“Papeles de Bonó”, 11-120).

Este relato de gran interés para una so-ciología histórica y que Juan Bosch cita en“La guerra de la Restauración” como unamuestra del atraso social y político en quevivía el país en el siglo XIX. Unas dos décadasatrás, Pedro Francisco Bonó había escrito lanovela “El Montero” en la que, sin preten-siones sociológicas, sino con el interés demostrar los hábitos y culturas nacionales pa-ra que sirvieran de telón de fondo a una es-cena romántica, describe una sociedad demonteros en la parte norte en la isla, en elpueblo de Matanzas, cercano a San Francis-co de Macorís. Dice al inicio de la obra que

un joven trajo para los invitados “tres platosllenos de sancocho de tocino”, que puso so-bre la mesa al lado de tres cucharas de ji-güera, y ejecutadas estas operaciones, conayuda de Teresa acercó la mesa a la hamacadel criador para que este pudiera comer sinmoverse de su sitio”.

En el capítulo quinto vuelve a mencio-nar la hamaca, el tabaco, que nos recuerdalo señalado por Moreau de Saint-Méry. Enuna boda de monteros al padrino le to-caba aportar un lechón y su mujer pre-paraba una caja de conservas de naranjasy piñonates. Por comida nupcial se serviríaun sancocho, plátanos maduros y mediomaduros; casabe hecho en un burén, co-mo lo hacían los indios, arroz y gallinasadobadas. Los invitados se divertían dan-zando un fandango a la usanza andaluza.Más adelante, Bonó menciona a un per-sonaje llamado Manuel quien sale al co-nuco a buscar los platos y legumbres deldía. La abundancia de carne hacía que elmontero solo tomara “la grasa y la vianda;las tripas, el cuero, la sangre, todo se loechaba a los perros”. Significativo es aquí lapresencia del plátano. Y que siendo el es-cenario costero, no se hablase de pescadoo mariscos en la dieta de estas gentes y quelas legumbres se mencionan, pero que nose describen en la mesa.

A fines de siglo XIX, José Ramón López en“La alimentación y las razas” llevó el tema dela frugalidad a estatura de un problema na-cional. Es interesante cómo describe la pri-mera comida del dominicano: “el desayunono se compone más que de una tacita decafé con leche, pan, mantequilla…; y con esealimento insuficiente van todos, letrados yobreros, a hacer recia tarea, desde la seis osiete de la mañana.

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de la frugalidad delos dominicanos

‘‘ La abundanciade carne hacía

que el montero solotomara “la grasa y lavianda; las tripas, elcuero, la sangre, todo selo echaba a los perros”.Significativo es aquí lapresencia del plátano.

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4 Sábado 23 de a b ri lde 2 016H OY A RE Í TO

Mi Pedro, Salomé Ureña de Henríquez

Mi Pedro no es soldado; no ambicionade César ni Alejandro los laureles;Si a sus sienes aguarda una corona,la hallará del estudio en los vergeles.¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegosalgo de serio que a pensar inclina.Nunca la guerra le inspiró sus fuegos:La fuerza del progreso lo domina.Hijo del siglo, para el bien creado,La fiebre de la vida lo sacude;Busca la luz, como el insecto alado,y en sus fulgores a inundarse acude.Amante de la Patria, y entusiasta,El escudo conoce, en él se huelga,y de una caña, que transforma en asta,el cruzado pendón trémulo cuelga.Así es mi Pedro, generoso y bueno;todo lo grande le merece culto;entre el ruido del mundo irá sereno,que lleva de virtud germen oculto.Cuando sacude su infantil cabezael pensamiento que le infunde brío,estalla en bendiciones mi ternezay digo al porvenir: ¡Te lo confío!

El hermoso poema de nuestra Sa-lomé Ureña dedicado a su hijoPedro Henríquez Ureña, reflejamucho a mi hermano PengSien, el gran soñador de nuestrafamilia. Desde muy joven olvidó

los juegos infantiles para dedicarse al trabajopolítico. Soñaba con un mundo justo, libre eigualitario. Sus ideales le granjearon conflic-tos fuertes con nuestros padres, especial-mente con papá, un chino migrante que porsu experiencia con las fuerzas comunistas deMao Zedong, que en los años setenta se co-nocía como Mao Tse Tung, lo convirtió en unanticomunista visceral y defensor absolutodel mundo occidental. Sin embargo, comoya he descrito y escrito en esta misma co-lumna, ambos hombres se amaban profun-damente y al final de los días de papá, suenfermero dedicado e improvisado fue PengSien (nuestro Pincholo).

Desde joven mi hermano No.5, ha abra-zado la utopía humanitaria como su nortede vida. La justicia social, la democracia ver-dadera, la equidad de género y de todas lasminorías… Y por sus ideas, no le ha impor-tado nunca tener bienes materiales. No seconfundan. Peng Sien ha estudiado y mu-cho. Se ha preparado. Es economista. Tieneestudios en municipalidad realizados en elpaís y el extranjero. Ahora cursa una nuevamaestría. Y es maestro. Adora enseñar. Y eslibre. Por esa libertad vive con pasión sussueños. Pero también trabaja, con muchadedicación y esmero, a fin de ganar el salarioque le permita subsistir junto a su familia.Tiene una capacidad de trabajo increíble. Sueterna compañera, la feminista hasta el tué-tano de sus huesos, Mildred Mata, decía enel chat de la familia lo siguiente:

La verdad es que Peng Sien ha llevado ensilencio sus alianzas sociales… tiene muchotrabajo organizativo con méritos acumula-dos: redes sociales comunitarias por el po-der local y estudios fuera del país…Haacompañado al movimiento de muje-re s …Cuando estaba en el Ministerio de Tra-bajo, con Max Puig como Ministro… susti -tuyó por decreto a un integrante del ComitéNacional de Salarios que había muerto… untrabajo honorífico por el que tiene que viajara Santo Domingo con frecuencia. Comoeconomista serio y prudente juega un papelestelar para mejorar los salarios con datos,eso da mucha estabilidad a esa comisión y alpaís con justicia social. Sin exageraciones.

Ha trabajado en el fortalecimiento de lacooperativa del Ministerio de Trabajo, inclu-so todavía cuando hace unos años que notrabaja allí.

En la actualidad está haciendo un trabajopara crear y fortalecer organizaciones de pa-dres, madres, amigos de las escuelas desdesu empleo en la PUCMM.

Todo eso ayuda a un tejido sano, un de-sarrollo humano y sostenible, y nos prote-gería de la barbarie, falta de civismo, delin-

cuencia en que estamos.La visión de Peng Sien es humanista, de-

mocrática… Y no busca fama, gloria, apro-bación… su visión y práctica democrática escomo método de construcción de la socie-dad con pactos, no con autoritarismo.

Cuando Minú Tavares Mirabal decidió sa-lir del PLD e iniciar un proyecto político ensolitario, no me sorprendió que Peng Sien sesumara a ese proyecto. En la decisión de esepartido, en alianza con el de Max Puig, APD,de participar en el proceso electoral de esteaño, era necesario organizar una boleta elec-toral que incluyera todas las posiciones elec-tivas. Peng Sien fue elegido como candidatoa Senador por la provincia de nuestro San-tiago natal.

En una conversación familiar, nos decíaque había aceptado la nominación porquepara participar en el proceso era necesarioconstruir una planilla de candidatos. Es di-fícil que pueda vencer a los partidos y can-didatos tradicionales y del sistema. No tieneel tiempo (apenas un mes justo para las elec-ciones) y mucho menos el dinero para haceruna campaña masiva.

Estoy segura que en los pocos días decampaña llevará un discurso de conciencia.Combatirá el clientelismo, la corrupción y eltráfico de influencias. Y, por supuesto, nocomprará votos, no porque no tenga el di-nero sino por principios, porque es un con-vencido de que el derecho al sufragio ha cos-tado sangre, sudor y lágrimas. También por-que en su concepción la política debe serpara servir, no para servirse. Porque para él elEstado no es un tesoro pirata que se va arepartir, sino una oportunidad, y un deberético. Así lo demostró en su discurso deaceptación de la candidatura:

Nos congrega hoy aquí un motivo que tie-ne una alta transcendencia. Rescatar el ejer-cicio de la práctica política de la mugre y dela suciedad en la que la han hundido los par-tidos que han controlado el Estado Domi-nicano desde la muerte del dictador RafaelTrujillo Molina.

Desde aquel día de 1961, en que el rostrodel pueblo dominicano se iluminó de espe-ranza creyendo en que se enrumbaba hacia laconquista de un orden social en el que es-tuviese garantizada la libertad y el respecto delos derechos fundamentales y se establecie-ran las condiciones materiales que permitie-ran el goce y disfrute de una vida digna, hantranscurrido 55 años y aún quedan pendien-tes de satisfacción esas muy justas aspiracio-nes del pueblo dominicano...

La agenda legislativa está obligada a for-talecer y consolidar la labor de supervisión yvigilancia del Poder Ejecutivo nacional ymunicipal. La agenda legislativa tiene comonorte favorecer la reforma del sistema departidos que rompa las cadenas que obsta-culizan la democracia al interior de los par-tidos y haga transparentes la financiación delos mismos y su existencia no sea onerosapara el pueblo dominicano…

Cuando lo escucho me recordé el Thymossocrático, es decir, la política ejercida desdela ética de la responsabilidad. El ejercicio po-lítico debe dejar de ser un atractivo para losambiciosos que solo buscan alcanzarlo parasus propios intereses, olvidando todo lo queo f re c e n .

Soñadores como mi hermano Peng Sienimpiden que nos frustremos, pero sobre to-do, nos hacen atesorar la esperanza de unmundo mejor, más justo y más humano. To-davía hay quijotes en el mundo, que dan to-do de sí por sus ideales.

Ut o p í a(por Eduardo Galeano)

Ella está en el horizonte.Me acerco dos pasos,ella se aleja dos pasos más.Camino diez pasosy el horizonte se corrediez pasos más allá.Por mucho que yo caminenunca la voy a alcanzar.¿Para qué sirve la utopía?Sirve para eso:para caminar.

Peng Siencandidato a Senadorpor Santiago

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(2 de 2)

Edwin Espinal Hernández

E n la relación de parentelas inau-ditas en el país encontramos es-tos otros entronques de interés:13.- Quique Antún, Manuel Gru-

llón, Gustavo Tavares, Bernardo Vega,Manuel Diez Cabral, María Amalia León,Miguel Cocco y Ulises Francisco Espaillat.El presidente del Partido Reformista, elpresidente del Banco Popular, el presi-dente de la Cámara Americana de Comer-cio, el presidente de la Academia Domi-nicana de la Historia, el expresidente delCONEP, la directora del Centro León y elexdirector de Aduanas descienden de doshijos del expresidente Ulises FranciscoEspaillat.

14.- Félix García y Luis Abinader. El em-presario santiaguero y el candidato a lapresidencia por el PRM descienden de loshermanos Juana y Francisco Caba Gil, se-rranos de San José de las Matas.

15.- Alejandro Grullón, Carlos Guiller-mo León y Monseñor Nouel. El presidentead-vitam y consejero emérito del BancoPopular y el vicepresidente del Consejo deDirectores del Centro Financiero BHDLeón son bisnietos de Rosa Altagracia No-uel Bobadilla de González y Carlos TomásNouel Bobadilla, respectivamente, her-manos del arzobispo de Santo Domingo ypresidente de la República en 1912.

16.- Ito Bisonó, Alejandro FernándezW., Sergio Carlo y Tania Báez. El político, elanalista financiero y el presentador de te-levisión son bisnietos de dos hermanos:Rodolfo Pichardo Valerio, los dos prime-ros, y Agustín Pichardo Valerio, el segun-do. La comunicadora es tataranieta deuna hermana de estos, Melania PichardoValerio de Saleta.

17.- Donald Reid Cabral y Francisco Al-berto Caamaño. La conexión entre el pre-sidente del Triunvirato y el líder de la re-volución de abril, se remonta al siglo XVII.María Manuela Hernández Andújar y Le-guisamón, novena abuela de Caamañopor línea paterna, era al mismo tiemposexta abuela de Reid Cabral.

18.- Lope Balaguer y Johnny Pacheco.Ambos artistas resultan primos herma-nos. Sus padres, Armando Pompeyo Ló-pez Bonilla y Rafael Azarías Pacheco, eranhijos de José Manuel López Rodríguez,quien trajo los primeros automóviles aSantiago en 1911.

19.- Manuel Sánchez Acosta y Fernan-do Echavarría. El fundador en 1936 de laSanto Domingo Jazz Band y compositorde “Ve n” y “Paraíso Soñado” era hijo deAdelaida Acosta Portes, tía abuela mater-na del fundador de La familia André ycreador del fusón.

20.- Máximo Gómez, Horacio Vásquezy Ramón Cáceres. La banileja María Al-tagracia Lizardo, esposa de Ramón Vás-quez y madre de Remigia Vásquez Lizardode Cáceres - madre a su vez del presidenteMon Cáceres - , y de Basilio Vásquez Li-zardo, padre del presidente Horacio Vás-quez, era prima hermana de Máximo Gó-mez, por ser hijos respectivamente deMaría de la O Gómez Guerrero de Lizardoy Andrés Gómez Guerrero, hijos a su vezde José Gómez Guerrero y Antonia Flo-rencia Guerrero Hernández.

21.- Cecilia García y Matías Ramón Me-lla. La actriz desciende de Gertrudis MellaBenzo de García, prima hermana de An-tonio Mella Alvarez, progenitor del Padrede la Patria.

Estos parentescos insospechados endistintos niveles generacionales ponen derelieve cómo las ascendencias comunesen nuestro país pueden remontarse a másde cinco siglos atrás y que su extensión enel tiempo hace que muchísimas personasresulten emparentadas en grados que so-brepasan los generalmente conocidos.

Instituto Dominicano de Genealogía

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A RE Í TO 5Sábado 23 de a b ri lde 2 016 H OY

D o m i n ica n i d a dmig ra nte

A finales de los años setenta, cuandollegamos a República Dominicanapara finalizar nuestros trabajos deinvestigación sobre la cultura y la so-

ciedad dominicana, entendimos que lasfuentes de la identidad dominicana eranmúltiples y variables con elementos com-plejos que exigían un conocimiento precisode la dinámica histórica de este pueblo. Laidentidad en sí y la cultura merecen y exigenuna investigación y un tratamiento analíticoprofundo para evitar definiciones rápidas,paradigmas y valores unilaterales. Entendi-mos rápidamente que en esta parte insularconvivían y siguen conviviendo diversos in-gredientes culturales, aunque dispersos, ca-llados, ocultos, pero existentes.

Entendemos que la República Dominica-na vive un referente afrocaribeño que se de-be matizar con precisión, y el conjunto deestos matices y referentes le da a la “afro -car ibeñeidad” dominicana un abanico sutily complejo del Este al Oeste de la Isla y delNorte al Sur.

Estas expresiones responden a comuni-dades específicas y en ello se debe consi-derar los multifacetismos de la composicióncultural occidental hispana, judeo-cristianay oriental desde las migraciones, a la vez ma-ronitas y tomando en cuenta también la he-rencia y las costumbres de los aportes orien-tales. Cuando uno convive con estas varia-ciones, estos conjuntos de matices, es difícilaceptar el prejuicio que hemos oído y leídoen muchos trabajos investigativos donde enlos años ochenta se corría el pensamiento deque en República Dominicana no habíaidentidad, ni hay cultura caribeña.

Desde nuestra perspectiva, esto se debe alhecho de que en la nación dominicana hayun multifacetismo cultural y una diversidaddel referente. Quizás, que la dominicanidadsignificara y siga significando un atropellopara los investigadores que parten de hipó-tesis lineales y de conocimientos en sentidoúnico, que no permiten enfocar la cultura yla identidad como referentes y valores queexigen matización.

Sabemos que el poder político, el auto-ritarismo, impuso, dirigió y desvió los cana-les populares de identidad y de identifica-ción. Por encima de estas circunstancias lasy los dominicanos afrocaribeños resistieronfrente a tal confusión impuesta desde el po-der y mantuvieron sus expresiones popula-res dentro de sus comunidades. Aquí recor-damos los trabajos de investigación de Fra-dique Lizardo, quien reveló en los años

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ochenta a través de sus investigaciones enlos bateyes, en las comunidades del Sur, y enel Este, todo el patrimonio de una domini-canidad afrocaribeña con sus variacionesculturales tanto en la música como en la tra-dición oral, como en la percusión y las tra-diciones culinarias.

También, debemos dar gracias a los mo-vimientos asociativos de los años ochenta, alas investigaciones de terreno de la inves-tigadora June Rosenberg, de Martha EllenDavis, de Soraya Aracena, de Carlos Andújar,Franklin Franco, Marcio Veloz Maggiolo yDagoberto Tejeda. La dominicanidad es ricade una variación de referentes desde el pa-trimonio afrocaribeño, el hispano, amerin-dio, oriental y asiático; que hacen de la na-ción dominicana una tierra de intensa cul-tura e identidad con múltiples espejos, re-flejos e identificaciones, puentes de enlace yde comunicación.

La cultura dominicana se nutre de la aven-tura migratoria transportando sus valores yrecibiendo a la vez el nutriente de la culturadel punto de llegada, el ejemplo en España esvibrante, porque la dominicani-dad es una fuente cultural abier-ta al encuentro, al mestizaje, alsincretismo y a la acogida, quepermite evoluciones transfor-maciones y creatividad. Si va-mos a Madrid, los dominicanosllevan con ellos sus raíces yabren ese patrimonio al ciuda-dano español que busca el com-partir en las asociaciones domi-nicanas, en los grupos, en losbares, en los comedores; paratomar la marcha del Caribe, pa-ra identificarse con el tempera-mento dominicano y los dominicanos seadaptan, contextualizan sus estatus de mi-grantes fluyendo en la sociedad española conlos mimetismos del intercambio que vemosen el lenguaje, el acento, el ritmo del hablar,pero también, el cuerpo cambia por la ves-timenta, la pose, la actitud y la organizaciónexistencial. Los dominicanos animan la vidacultural española con sus programas de radio,televisión, sus fiestas y clubes.

Sucede lo mismo con aquellos que vivenen Barcelona, en Andalucía, en Vasconga-das, en Galicia, dominicanos que nutren sulenguaje con los regionalismos españoles yhablan catalán y hablan gallego. Hemos co-nocido quienes hablan euskera, y otros quete intensifican la pronunciación castellana oandaluza. Eso no significa que borren su cul-

tura, ni que la anulen, porque generan unproceso de identidad con referentes bina-cionales y trinacionales. Son dominicanos yes notable en el “modus vivendi” social, la-boral y cultural español, insertados dentrode las dinámicas regionales autonomistas dela península con el fondo de su dominica-nidad instalada en sus usos y costumbres,con sus supermercados, sus salones, suscentros culturales, folklóricos, musicales yademás, sus redes de comunicación y susredes sociales donde impera siempre la tie-rra de origen. No hay un lugar de Españadonde no se celebren cultos a la Virgen de LaAltagracia, donde no se oficien misas u otrasconmemoraciones del Día de Duarte (26 deenero) o de las fiestas de Independencia: 27de febrero; así como a través de muchas ce-lebraciones comparten la creencia de lossantos con los españoles. Celebran, entreotros, San Santiago, Las Mercedes, el Car-men, y también mantienen a través de lossantos del altar católico la tradición sincré-tica africana como un aporte a la religiosidadpopular española, es decir, que a través de la

emigración los dominica-nos transportan su esen-cia cultural, la comparten,reciben del otro y ademásnutren la dominicanidaddel conjunto de encuen-tros que se manifiestan enlas diversas regiones deEspaña. Pero también ali-mentan la sociedad espa-ñola con sus tradiciones ycostumbres, hasta la Se-mana Santa y los Carna-va l e s.

El dominicano de Es-paña refuerza su origen y su cultura al com-partirlo con la diversidad peninsular. Enten-demos que “la dominicanidad” es probable-mente la Cultura Caribeña más abierta almundo global.

Finalmente, considero que “la dominica-n i d a d” amerita continuar los estudios quedesde hace unos años vienen haciéndose ensus aspectos comparativos de la diversidadcultural. Son muchas áreas que se debenabordar en la investigación de “lo domini-c a n o”. Que deben integrarse los investiga-dores, bien sea historiadores, antropólogos,folcloristas, arquitectos, músicos, gastróno-mos, en fin una amalgama de especialistasque aborden los temas incluyentes de unagran diversidad de aspectos y opiniones queconforma la propia idiosincrasia del país.

‘‘ La identidad ensí y la cultura

merecen y exigen unainvestigación y untratamiento analíticoprofundo para evitardefiniciones rápidas,paradigmas y valoresunilaterale s.

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6 Sábado 23 de a b ri lde 2 016H OY A RE Í TO

Espectador enAb s u rd i s tá nE ste domingo he venido a ver a mi ma-

dre. Como casi todos los domingos,vengo a visitarla a este pueblo del in-terior en donde vive desde hace años.

Parezco un viejo solterón que cumple unavisita ritual. Mi madre me prepara un platofavorito, almorzamos juntos y comentamoslas novedades del mundo.

La casa materna, donde transcurrió mi in-fancia y adolescencia, es una construcciónde tiempos de la dictadura, grande, de dospisos, con escaleras de entrada a ambos la-dos y una gran terraza-balcón. A veces, peseal sofocante calor de la tarde, me paro en laterraza y miro las casas del barrio.

Por esta calle han pasado siempre las ca-ravanas de los partidos políticos mayorita-rios. Desde esta terraza he visto pasar a todoslos candidatos a la presidencia de Absurdis-tán. Me han saludado con el habitual saludoque suelen hacerle a su militancia y yo les hedevuelto el saludo más por cortesía que poradhesión o simpatía. Alguna vez he levan-tado tímidamente la mano y agitado un po-co el brazo en señal de apoyo, y acto seguidome he arrepentido de mi torpe gesto. ¿Porqué habré hecho eso? ¿Qué me importa a míun color que otro?

Veo pasar a los militantes y seguidores.Son muchos. Me saludan y yo les devuelvo elsaludo. Lo hago porque no quiero tener pro-blemas con ellos. Quiero llevarme bien contodos. Buscan el respaldo popular; además,andan armados. Si les haces un gesto de de-sagrado o de rechazo, puedes hallarte en líos,y yo los evito.

Pasan en todo tipo de vehículos: carros,guaguas, camiones y camionetas.

Algunos se montan sobre la carrocería osacan parte del cuerpo por las puertas y casicuelgan de ellas. Entre tanta gente, he po-dido reconocer a algunos viejos conocidos,amigos de infancia o compañeros de estu-dios. Andan en caravanas gritando consig-nas. Cuando me reconocen, parado allí en laterraza-balcón viéndoles pasar, me saludancon una sonrisa y me invitan a unirme aellos, a subirme a la caravana. Pero yo no meuno a ellos ni me subo a la caravana. Yo solosoy un espectador en Absurdistán.

Hoy por la tarde ha venido a visitarnosLeonidas, un viejo amigo de la familia. Per-tenece a uno de esos partidos mayoritariosque gobernaron la nación durante años. Meha invitado a salir a mirar la caravana de otropartido. Leonidas es curioso y quiere com-probar si la manifestación tiene realmente“m a s a”. A mí las masas me asustan, me po-nen nervioso. Las creo capaces de cualquiercosa. Todos los políticos absurdistanos ape-lan a ellas, todos dicen hablar en su nombre,denunciar sus necesidades insatisfechas,defender sus derechos, apoyar sus reclamosy reivindicaciones. Todos parecen adorarlas,pero en verdad las desprecian y utilizan. Lasmasas me dan miedo. Son amorfas y siguena cualquiera. Basta una or-den clara y tajante, dada enel momento y el lugar pre-cisos, para que de inmediatose lancen a lo insólito o lodesconocido. Las masas sonsiempre temibles, terribles.

Leonidas y yo bajamoshasta la intersección de va-rias calles para presenciar lacaravana. Hemos permane-cido de pie en esta esquinadurante casi cuarenta y cin-co minutos. La curiosidad deLeonidas ha quedado satis-fecha: la manifestación tiene“m a s a”. Pero a mí no me im-porta tanto la cantidad. Pre-fiero observar las actitudesde la gente.

Parado en la esquina, veo pasar a una mu-chedumbre montada en vehículos. La mul-titud grita, bebe y baila. Los carros pasan conla música a todo volumen; los camionestraen bocinas grandes y potentes, montadasuna encima de otra; el ruido es ensordecedory la gritería no cesa un segundo. Un ruido debachata se confunde con otro, hombres ymujeres beben a pico de botella, las mucha-chas sacan medio cuerpo o la cabeza por el

techo abierto de los carros y parecen balan-cearse. Se forma un tapón en la esquina yalguien intenta hacer de tráfico en medio deldesorden. El vulgo se divierte.

Cuando los absurdistanos se aburren o seexaltan, pierden la razón, se enfrentan a ti-ros, se matan a balazos y pedradas. Es asícomo dirimen sus “d i f e re n c i a s” políticas, co-

mo expresan sus adhesionesy rechazos, su amor y devo-ción por sus candidatos: losdefienden hasta la muerte.Antes la gente moría porideas o por alguna causa no-ble y justa. Ahora ha decidi-do morir por otros hombres,tan pérfidos y miserables co-mo todos: los candidatos. Entiempos de elecciones, fielesa la costumbre, los absurdis-tanos se matan entre sí porsus candidatos, los entierrany pronto los olvidan.

Yo no moriría por ningúncandidato, por ningún líder,por ningún hombre sobre latierra. No creo en ellos, des-

confío de todos, dudo, dudo siempre, dudotanto que tengo ya la duda metida en el al-ma. Me mantengo en ella y la cultivo a miplacer. Todos los candidatos son iguales,iguales incluso cuando acentúan sus dife-rencias, iguales cuando pretenden ser dife-rentes o “alter nativos”. En Absurdistán uncandidato se parece a otro más que dos gotasde agua.

Es extraño. He estado parado largo rato enesta esquina esperando o temiendo que algo

suceda. Leonidas lo ignora pero he temido lopeor: que en cualquier momento se produz-ca una balacera entre manifestantes o unadesgracia inevitable. Pero no ha sucedidonada, apenas uno que otro choque o algúnborracho que tropieza y cae al suelo. Puedeque los absurdistanos se hayan vuelto máscuerdos y prudentes. O puede que simple-mente haya ocurrido un milagro: el milagrode que esta vez no haya ocurrido nada.

Después de cuarenta y cinco minutos lacaravana llega a su fin. La gente se dispersa,la esquina se descongestiona, el tránsito sereanuda y normaliza con un tropel de te-merarios motoristas. El carnaval ha termi-nado. Alegres y borrachos, exaltados, anima-dos por la demostración de fuerza y popu-laridad, los absurdistanos siguen su marchahacia otra parte de la ciudad en donde quizáocurra lo que estoy temiendo.

Cae la tarde del domingo. Regreso a casacon Leonidas y mi madre me reprocha queno le haya dedicado tiempo. Cuando memarcho del pueblo es ya de noche. Los ab-surdistanos descansan y comentan el éxitode la caravana.

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‘‘ Algunos semontan sobre la

carrocería o sacan partedel cuerpo por laspuertas y casi cuelgande ellas. Entre tantagente, he podidoreconocer a algunosviejos conocidos,amigos de infancia ocompañeros dee studios.

JOSÉ PELLETIER

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A RE Í TO 7Sábado 23 de a b ri lde 2 016 H OY

Las ondas concéntricas de la

D e los cuatro elementos del planeta, elagua tiene elevada preferencia lírica.Reflejar imágenes figura tambiénentre sus propiedades intrínsecas.

Líquida, es espejo. Grandes escritores del rea-lismo, como el francés Stendal, decían queuna novela debía ser el reflejo de la realidad.Teoría muy discutida hoy día. Si a ese “e s p e j o”se le lanza un guijarro, o cualquier sólido, evi-dentemente sufrirá una deformación que semanifestará por ondas concéntricas expan-diéndose en círculos a partir del núcleo opunto de caída del objeto. Toda buena lite-ratura es lúdica. Establece una suerte de juegoen la relación lector-texto. La colección depoemas Autobiografía en el agua (2015), deSoledad Álvarez, se distribuye pues en esasondas generadas por el guijarro en su ordensucesivo, vale decir, cronológico.

El punto de partida de una autobiografíaes, por lo general, el nacimiento de aquel quedecide mirarse en el espejo de su propia vi-da. En ese sentido, “Sentencia (1950)” es elpunto de partida. “Deseo inconcluso”, por suubicación, el último, es la onda más distantedel punto inicial de la serie concéntrica ge-nerada por el guijarro. Entre ambos poemasse suceden los textos que dan cuenta de losacontecimientos de un largo recorrido en losque se entrelazan los eventos personales eíntimos con los sociales y políticos de la se-gunda mitad del siglo XX dominicano agre-gándoseles los avatares del yo lírico de unaactriz y testigo de su tiempo. Inseparables,sujeto e historia convergen en una aperturalógica: “Deseo inconcluso”.

La biografía comienza, a mi entender, conla caída del objeto que altera el líquido enreposo. Sin ruptura no hay literatura. Cuan-do el yo-poeta se mira en el pozo de su vida yve, en orden cronológico, los momentostrascendentales de su propia historia en lasondas que parten del punto de impacto. Lahistoria del árbol se lee en los anillos deltronco. En Autobiografía en el agua en la se-rie concéntrica. En “Sentencia (1950)”, elyo-poeta revela su identidad: “eres Soledad”(7). Ese yo nominal estará siempre presentecomo una suerte de nube sobre su historia:“sobre tu soledad edificaré mi ausencia” (7),que reaparece en “Deseo inconcluso”, finalabierto de esta autobiografía poética.

En “Octubre (1961)”, el yo-lírico, el de laimagen en el agua, el que le habla al yo-poe-ta, trata de señalarle, meses después de lamuerte de Trujillo, con el regreso de los des-terrados, con la inevitable democracia, conel cambio y la incertidumbre, que la infanciaha terminado: “Lo que deslumbra es el des-plome de los pilares/ las efigies tiradas alsuelo por el tropel atropellándose en las es-quinas impávidas,/ sin orden pero en con-cierto la cólera alzada/ las banderas comochispas que empuja y no apaga el viento” (9).Versos que nos proporcionan una suerte deinstantáneas de la situación generada por elfin de la dictadura de Trujillo y la torpe bús-queda de una democracia incierta.

Con la adolescenciase impone un poemamás personal: “A modo autobiográfico(1964)”, La pubertad, los primeros efluviosde la mujer en flor: “todo por hacer todonuevo:/ camino del colegio el deleite del solen la piel/ la brisa como abrazo que llega delmar derramada cosquillea/ se enreda entrelas piernas el frescor,/ y es un goce la falda alvuelo el verde que reverbera la risa,/ en ondaluminosa la exultación esparce su ámbitoefusivo/ su cascada de cristales y remonte”(11). Se trata de la adolescencia con discretaspinceladas eróticas para volver, unos versosmás adelante, a la velada ausencia paternainsinuada en el poema inicial: “contra lasacechanzas del pensamiento y la carne/ de-trás la abuela repitiendo ensalmos:/ven di-recto del colegio a la casa no te detengas ahablar/ con extraños recuerda que el hom-bre es fuego/ y la mujer estopa;/ verdadessobre verdades con escarmiento/ ¿cuántastendré que olvidar en el camino?/ en la vuel-ta y revuelta de los días se deslían/ en tor-nado de dudas sin resguardo se deshacen”(pp.11-12), para saltar de lo personal e ín-timo, a su entorno.

El lirismo no logra descartar lo vivencial,

inherente a toda autobiografía y en la queconvergen, evidentemente, dos miradas: lalírica, para lo íntimo; la histórica, para losacontecimientos sociales de su época. Au-tobiografía en el agua no esconde que ca-mina en la frontera de ambos dominios. En-tonces lo personal deja el escenario a “No -ción de abril (1965)”, la revolución, presenteya en el poema anterior: “era el cambio depiel del mundo eran nuevas las palabras/ yotro el viento que cambió mi destino,/ paras i e m p re” (12). Y por qué no el de sus coe-táneos, sin excepción.

Las imágenes, como en toda buena poe-sía, van de par con el ritmo de los versos.Exponen los eventos sociales. La revoluciónde abril, por ejemplo, aparece en: “los ca-dáveres como bultos a la puerta del infierno/de la ciudad dividida en dos despedazada ensu mismo centro agarrotado por el invasor elcinturón de púa” (14). Entonces, consciente,abandona lo histórico en favor de lo lírico alexpresar su estado de ánimo: “la que yo eradejó de ser por la que sería/ y patria no fue lapalabra la noción inasible” (14).

“Noción de abril (1965)”, es el parteaguasentre la adolescente y la mujer. En “Mater -nidad (1970)”, la mujer posterior a 1965, “laque dejó de ser por lo que sería”, se sucedenlas experiencias: primer cigarrillo, primerbeso y otros ritos de pasaje, como dice, queconducen a ninguna parte; otros que cues-tionan su existencia, exacerban su rebeldía:“”¿y no se espanta Dios no llora no tomapartido/ la eternidad imperturbable?” (17).

La caída de Trujillo, la nueva sociedad, larevolución, los ritos de pasajes, la indiferencia,las reflexiones filosóficas, Dios, lo prohibido, elamor. La maternidad, naturalmente, cierraotro ciclo de las ondas concéntricas que pro-dujo el guijarro. Cada ciclo, como hemos vistohasta ahora, descansa en acontecimientos ex-teriores al yo del poeta. La violenta pacifica-ción que siguió a la guerra civil, por ejemplo,no la deja indiferente: “que lloré por el amorque no llegó a ser por la vida trunca./ De-masiada atrocidad para el milagro” (21).

El juego entre lo lírico y la historia recien-te, para el lector aguzado y coetáneo de lapoeta, el sentimiento de frustración es ine-vitable cuando las imágenes de los versos deesta obra desfilan, como un filme. Autobio-grafía en el agua va dejando, a su paso, eldesengaño de una generación que no com-prendió que la puerta que parecía abrirse en1965 había sido violentamente cerrada porun vendaval exterior: “No es lo que perse-guimos sino lo que nos persigue/ no es laépica sino el pasmo la pedacería rehacién-dose/ sin centro sin el nosotros que una vezsoñó la salvación;/ simple sujetos a la derivainsomne/ no volverá a ser nuestra la ciudadcomo el naufragio” (24). Los que no acep-taron la derrota ni aceptaron ver sus espe-ranzas truncadas están muertos; tambiénlos que la defendieron de otros ángulos (cfr.“Oblación Inútil [1975]”).

La poeta recurre a una ruptura geográficapara mantener la intensidad de sus versos.“La Habana (1977)”, es pues una suerte depausa para recobrar el ritmo. Un cambio deciudad años después. Una mirada retros-pectiva en busca del lirismo de los poemasanteriores para darle paso de nuevo a su pro-pia historia: “treinta y cinco años despuésqueriendo sujetar el recuerdo que me definey escapa,/ la ficción de aquellos días un seg-

mento interminable” (30).Autobiografía en el agua continúa su ruta a

través de viñetas, imágenes, nostalgias, trozosde historia y los avatares de ese yo-poético quenos ha venido revelando sus deseos, experien-cias, frustraciones, dolor, odio, rechazo a la in-justicia, al asesinato del amigo... Entonces, re-curre de nuevo a la necesaria y útil pausa que lepermite, sin que decaiga el ritmo de la obra,poner un término a la violenta pacificación ini-ciada luego de la guerra civil: “Limpias las callesde los restos de la ira […]/ Se olvidaron las es-trellas en la frente”(33). Quien conoce y vivió eseperíodo sabe que estos versos nos reenvían a laderrota de Balaguer (1978), al final de aquellostrágicos doce años de gobierno, a la muerte dehéroes míticos como Amaury Germán (1972),sus compañeros y los cientos de mártires de lapost guerra.

El erotismo, carnal, elegante y discreto, tie-ne función iterativa en la poesía de SoledadÁlvarez. Esa iteración, naturalmente, es indi-sociable a su libro (cfr. “Deseo inconcluso”). Elpunto álgido del intercambio amoroso es car-nal, se sienten los fluidos, se elude el prosaís-mo en busca de lo sublime: “uno en el otrouno solo dentro sintiéndose/ encima cabal-gando el húmedo latido la avidez eréctil/ ple-nitud de mí en ti que eres yo/ser para el ayun-t a m i e n t o”(35) (“Deseante [1984]”).

No es por azar que “Casada (1985)”, está enel centro de Autobiografía en el agua. En estetexto el esposo viene “de un mar en calma”;ella “como si llegara de un mar en furia”, sepresenta como sobreviviente del naufragio dela guerra del 65: “sirvo el café pienso en barcosque zozobran”(37). En “Decisión (1990)” sedivisa, de fondo, el fraude electoral de ese fa-tídico año: “en la hora del vacío solo quedaregresar, lamernos las heridas”. (39). Una seriede estampas, de pinceladas históricas se su-ceden vertiginosamente. Lo histórico pareceimponerse a lo lírico y “De Vuelta (1995)”, sirvede bisagra a la voz resignada por la impoten-cia que se protege en la infancia; que busca laprotección materna: “la llamo le digo que es-toy de vuelta a su refugio” (42). “Na u f ra g i o” esrecurrente porque la vida lo es y la poeta seconsidera sobreviviente “de un mar en furia”(cfr. “Casada [1985])”.

El encadenamiento de los poemas que in-tegran esta Autobiografía en el agua atrapanal lector. Lo narrativo es muy importante eneste tipo de escritura en los que cohabitan lopersonal, lo íntimo; la historia, el relato. Así,la ausencia paterna sobre la que se constru-ye esta autobiografía, acontecimientos co-mo la muerte de Trujillo, la revolución, la in-tervención, la represión de los años poste-riores que acompañan, por un lado, la evo-lución del yo; del otro, la pubertad, el amor,el luto, la esperanza truncada, la resignación.Por suerte la fantasía, el sueño, es posible:“Lo otro es pulir las aristas de lo vivo em-botadas/ cerrar las puertas encender la luzque desvanece los espejismos/ si te amaronsi algunos viven si alguno ha muerto./ Lootro es bailar sobre la pira.” (“Fa n t a s m a g o r í a[1999]”), como si cerrara las puertas al pa-sado ante el nuevo siglo. Busca tranquilidady orden; contemplación, belleza, paz y amor.No lo logra porque no puede ser indiferente.La miseria la indigna (cfr. “Haití [2010])”. Laesperanza le permite continuar: “si en el va-cío la Presencia,/ alcanza para la plenitud lav i d a” (“Contingencia [2012]”).

Una autobiografía es una obra abierta. Eltexto de mayor aliento de esta colección depoemas es “Deseo inconcluso”. No puedoterminar mi lectura sin detenerme en esetexto clave de esta excelente obra que es a lavez nostalgia, catarsis e introspección. Nos-talgia, en tanto mirada retrospectiva; catar-sis, en tanto purificación para iniciar un nue-vo punto de partida; introspección, como unanálisis crítico de la relación amorosa. Téc-nica narrativa que consiste en que un soloamor tenga función iterativa.

[1] Álvarez, Soledad, Autobiografía en elagua, Santo Domingo, Amigo del Hogar,2015, 93p.;también ha publicado: Vueloposible (1994); Las estaciones íntimas(2006, Premio Nacional de Poesía“Salomé Ureña”).

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FUENTE EXTERNA

Autobiografía en el aguade Soledad Álvarez[1]

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8 Sábado 23 de a b ri lde 2 016H OY A RE Í TO

Por el Edénde Doña CarmenOBRA

S on cinco las razones que explican elpor qué La Eterna Eva y el Insopor-table Adán (sketch verdaderamentesubversivo) es la mejor obra de doña

Carmen Quidiello y el primer decreto teatralsustantivo de la mujer dominicana.

Digo “decreto sustantivo” porque un ma-nifiesto (como el de Aida Cartagena Porta-latin con su Una Mujer Esta Sola, o el delCirculo de mujeres Poetas, reinvindicando elnombre de poeta para las mujeres) fueroneso: Manifiesto o declaraciones de un sen-timiento o intención.

Con Eterna Eva y el Insoportable Adán,doña Carmen se atreve a lo que algunas denosotras ha contemplado alguna vez: Rees-cribir el Génesis desde nuestra visión, racio-nalidad y sentimientos.

Al hacerlo, doña Carmen demuestra elmás fino sentido del humor y de la ironía, asícomo un dominio de la modernidad en elteatro, por lo que esta obra no es solo la me-jor de doña Carmen, sino un trascendental yalternativo aporte a la muy masculina rea-lidad escrita por los Profetas.

Las cinco razones a las que me referiré enel trascurso de este ensayo, son: la estructurateatral, el novísimo tema, la poesía, la rela-ción igualitaria con Dios y la visión femeninadel mundo.

ESTRUCTURA TEATRALComo afirma la propia doña Carmen, la

obra es una comedia ligera, un divertimentocon desenlace cargado de dramatismo. Estoen lo formal, porque como iré demostrandoesta obra es una de las reflexiones más pro-fundas y dramáticas sobre la condición delhombre y la mujer que se haya escrito en elpaís para el teatro dominicano.

A esa auto–declarada escritura (la de lacomedia), habría que añadir la modernidadteatral. El distanciamiento entre el ojo críticodel espectador, o espectadora y el texto, dis-tancia emocional (propuesta por Brecht)que doña Carmen logra con el recurso delDiálogo de la Serpiente en el libreto. Esto ha-ce a la comedia liberalizante no solo en laestructura sino también en el contenido, y lomoder niza.

Pasar de la primera escena (en el Edén) almundo de hoy, donde a Dios se le representacomo a un Psiquiatra plagado Él también dedudas sobre la modernidad es un recurso“p ro f a n o” en el más maravilloso sentido dela palabra, y una técnica moderna.

NOVISIMA TRAMADoña Carmen se propone una tarea cicló-

pea: nada más y nada menos que la reescri-tura del Génesis, lo cual logra con una dosis desencillez, ironía y humor extraordinarios.

Para lograrlo, sintetiza las preguntas quesiempre nos hemos hecho (y nunca nos he-mos atrevido a preguntar públicamente) so-bre el Génesis.

¿ES LO IDÍLICO SINÓNIMO DE ABURRI-M I E N TO?

¿Fue la serpiente (imagen de lo femenino)culpable de seducir a Eva y Adán, cuando segúnlos propios Profetas desde el inicio del mundotodo estaba previsto por el Dios-Padre?

¿Qué hubiera sido de la humanidad siAdán y Eva se hubieran contentado con lacontemplación mutua?

¿Por qué condenarnos a pagar una culpa queno cometimos hasta el final de nuestros días?

¿Existió alguna vez la alegría de la crea-ción? ¿La libertad de ser y nombrar todaslas cosas?

Doña Carmen responde con un senti-miento práctico de la realidad, que alaba co-mo talento fundamental de la mujer:

1.-No, no fue la serpiente sino el aburri-miento Edénico lo que llevó a Eva y Adán aprobar y comer del fruto prohibido.

2.-La serpiente era andrógina y su vir-tud, o mordida, fue la curiosidad, cualidadintrínseca de hombres y mujeres libres

desde la creación.3.-Antes de probar el fruto prohibido, ya

Eva y Adán eran distintos. A ella le interesabamucho más el PARA QUÉ el POR QUÉ de lascosas y su para qué tenía que ver más con lonatural (el color, la forma, el tacto) que con laracionalidad de Descartes.

Las preguntas sobre Dios, las responde enla evolución de la obra, con la poesía, len-guaje que culmina en los dos poemas de laobra: ¿Quién inventó la Noche?, e Invoca-ción de la Noche.

La poesía permea hasta el justo reclamode Adán y Eva ante el Dios Padre, reclamo dehijos de Dios que considerándose fruto delmismo acto creador, ejercen por primera vezsu libertad.

Y es Eva, como siempre, la que empieza,algo que Dios en su papel de Psiquiatra,re c o n o c e :

“Debo admitir que Eva es el único ser de lacreación que se atreve a echar un mano amano conmigo y competir lealmente, por-que si bien es cierto que soy eterno, lo soy ami manera. Ella en cambio lo es todos losdías, con sus noches.

El lenguaje poético transita al lenguaje fi-losófico, cuando en la explicación a la Ser-piente Dios la exculpa de todo pecado ar-gumentando que fue a búsqueda del cono-cimiento, como germen de la liberad, la cau-sa de la salida de Eva y Adán del paraíso:

“La fruta madura que Eva probó no era lamanzana, era ELLA MISMA. La eterna Eva,pura, perecible, humana, llena de defectos ygenerosa en su condición de mujer con to-das sus consecuencias”.

Llegamos así a la parte más conmovedorade esta obra de teatro, la que también deforma inédita, sintetiza la visión de la mujersobre lo que deberían ser las relaciones Mu-jer-Dios, Hombre-Mujer, Mujer-Naturaleza.Nueva cosmovisión que asoma durante laobra y comienza, con una explicación de lasensibilidad que caracteriza a Eva:

“Y qué hace Adán?… boquiabierto, deslumbrado, no hace

sino inventar palabras para todo cuanto lepasa por delante”.

Al describir la obsesión masculina pornombrar las cosas (una forma de posesión)Eva comienza a establecer la diferencia entrela forma masculina y fémina de APROXI-MARSE al mundo:

“¿Y todo para qué? …vamos a ver: ¿ para qué?Mientras Adán anda ocupado haciendo

un “inventar io” de la creación, la mujer an-tepone la vida a la palabra, lo sensorial a loracional. Y es en el consultorio del Psiquia-tra donde comienza Eva a definir SU GÉ-NESIS. Génesis donde vivir y filosofar sonnuestros objetivos vitales, pero además elamor, la amistad, la justicia, ¡la Paz!, y unavisión crítica y contestataria del “Pro g re -s o” solo aceptable si:

“…se reparte universal y equitativamentesiempre que llegue mucho más allá de lasimple justicia social –entre comillas- oficia-lizada por leyes nati-muertas o raquíticas”.

Si esta obra no es un texto “f e m e n i n o”, y sila crítica a la creación de Adán y Eva y elGénesis no obedece a la inteligente y refle-xiva mirada de una mujer que es tambiénescritora, entonces todo lo que se ha escritosobre literatura y crítica femenina carece delegitimidad.

Lo curioso es que quienes niegan este gé-nero no critican la “Literatura Negra”, de lacual Langston Hughes y los escritores y es-critoras del Harlem Reinassance son los pa-radigmas más reconocidos, y sobre la cualexiste todo un corpus crítico y conceptual.

Me temo que detrás de la resistencia loque hay son simpatías y/o antipatías per-sonales, y contra esos molinos hace tiempodecidí no romper mis lanzas.

A Doña Carmen QuidielloPara mi querido José Alcántara Almánzar, respetado escritor y crítico. Porque fue elprimero en celebrar mis pinitos en crítica literaria femenina, cuando le mostré mi librode ensayos: Algo que decir: La Literatura Femenina, una visión de Género.

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Adán y Eva, dibujo de Frans Floris.

FUENTE EXTERNA

Doña Carmen Quidiello