aproximaciones filosóficas al cogito prerreflexivo de sartre a partir del concepto de cura (1)
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Aproximaciones filosóficas al cogito prerreflexivo de Sartre a partir del concepto de
cuidado [Sorge] de Heidegger.
Juan Cruz Cuamba Herrejón. 6° Semestre. S.F. Existencialismo.
Si bien es cierto que hay una proximidad intelectual entre Sartre y Heidegger que no
sólo se manifiesta al “encajonar” a ambos bajo la rúbrica general y abstracta de
“existencialismo” sino por algunos problemas filosóficos de los que se ocuparon ambos
pensadores y por los conceptos filosóficos que compartieron (lo originario; la primacía del
orden del ser u ontología sobre el orden del conocer o epistemología; la relación entre el Ser
[en-sí, desde Sartre] y el ente que comprende al Ser [Dasein, en el caso de Heidegger; Para-sí,
desde Sartre]; la comprensión pre-ontológica del Ser; por mencionar algunos); sin embargo,
hay también una notable divergencia entre ambos manifiesta en múltiples aspectos (i. e. el
hecho de que, a pesar de haber partido más o menos de la misma matriz filosófica [la
fenomenología] las conclusiones de su filosofía puedan entenderse como “herejías” de la
fenomenología husserliana). En el presente trabajo, intentaremos esbozar la relación crítico-
filosófica que existió entre Heidegger y Sartre a partir de la significación existencial de los
conceptos de cogito prerreflexivo sartreano y cura o cuidado [Sorge] heideggeriano, debido a
que nos parece que, al menos en este punto, podría existir una asombrosa apropiación y
reformulación de uno de los conceptos fundamentales de la analítica existencial heideggeriana
por parte de Sartre, dada a partir del concepto común de ser en el mundo.
La realización de nuestra empresa no puede ser posible si previamente no delimitamos
con la claridad suficiente el objeto de nuestro análisis. Los conceptos sobre los que nos
centraremos serán analizados en la significación en la que aparecen en Ser y tiempo de
Heidegger y El ser y la nada de Sartre. Con miras a mostrar la apropiación creativa de Sartre
y, en virtud de la precedencia temporal, histórica y filosófica de Heidegger respecto al
existencialista ateo, nuestro trabajo se estructura del siguiente modo: el concepto de cuidado
[Sorge] en la Analítica existencial de Ser y tiempo (I), la dimensión del cogito prerreflexivo y
su relación con la conciencia no tética (de) sí y las implicaciones ontológico-existenciales de
la re-recreación de la “cura” en el cogito prerreflexivo y su relación con lo originario (II).
Demos paso a lo prometido.
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I.- El concepto de cura [Sorge] en la Analítica existencial de Ser y tiempo
Ubiquemos, primeramente, el topos que ocupa el concepto existencial de cura en Ser y
tiempo. Después de sentar algunas consideraciones de método, tendientes a desarrollar de
manera auténtica la pregunta por el Ser, se establece la Analítica existencial como disciplina
encargada de realizar un análisis preparatorio del Dasein. Para ello, se devela la constitución
fundamental del Dasein como ser-en-el-mundo que parte del ser-en y; desde el ser en el
mundo se muestra la mundaneidad del mundo. Esta última nos entrega lo circundante del
mundo y la especialidad del Dasein. Un segundo aspecto fundamental del ser en el mundo del
Dasein es el ser-con los otros y el ser-sí-mismo. El Dasein se constituye existencialmente a
partir de tres estructuras existenciarias: la disposición afectiva, la comprensión y el lenguaje.
Y es hasta que se han explorado cada una de estas determinaciones existenciales que se llega a
la cura [Sorge] como ser del Dasein.
Esta caracterización existencial se conquista tras formular la pregunta que interroga por
la “totalidad originaria del todo estructural del Dasein” (Heidegger, 2003:203). Para poder
afirmar que la cura constituye el ser del Dasein se precisa de la angustia como disposición
afectiva fundamental que posibilita la aperturidad del Dasein. La cura, en tanto ser del Dasein,
se define como “un anticiparse-a-sí-estando-ya-en-(el-mundo) en-medio-de (el ente que
comparece dentro del mundo)” (Ibíd.:214) o, de acuerdo a la traducción de José Gaos, como
“pre-ser-se-ya-en-el-mundo”. El modo como parezca mejor traducido carece de importancia
aquí, pues ello supondría una confianza ciega en el lenguaje y puede conducirnos a olvidarnos
del pensamiento, del propio concepto en su significación existencial. Tratemos, más bien, de
elucidar el sentido del ser del Dasein, pasando por alto una discusión superflua sobre las
traducciones.
En ambas traducciones, se nos remite a un ya-haber-sido del Dasein en-el-mundo
proyectando(se) en-él las posibilidades de su poder-ser propio (pre-ser-se). Se señala, además,
una relación del Dasein con su ser-sí-mismo. Designa, por tanto, una estructura existencial que
no se confunde con el existir fáctico de carácter óntico de un Dasein singular. Implica un
mirar-hacia-delante (proyectarse) desde lo que ya se ha sido cuidándose o curándose
(atendiendo a) de los entes intramundanos que son-en-el-mundo siendo-con el Dasein. Si de lo
que se “cuida” el Dasein es de los entes intramundanos que están-a-la-mano estamos ante la
ocupación (Besorgen); si ante lo que se encuentra es “el estar con los otros, en cuanto
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coexistencia que comparece en el mundo” tenemos solicitud (Fürsorge). Veamos ahora la
significación existencial del cogito prerreflexivo.
La dimensión del cogito prerreflexivo y su relación con la conciencia no tética (de) sí
El proyecto de Sartre en El ser y la nada es, como el subtítulo indica, hacer una
“ontología fenomenológica” que explique la estructura de ser del existente tomado como
totalidad, es decir, su objeto temático será esclarecer el sentido del Ser en general. Conocida es
de sobra, la regionalidad del ser que caracteriza a lo existente según Sartre (hay dos regiones
del ser: el en-sí [que está ensimismado, pletórico de-sí, que es lo que es y, que es por
contingencia]) y el Para-sí [ser humano, individuo, existente, aquel ente señalado que es lo que
no es y no es lo que es]). Es en la dimensión del para-sí donde nos encontramos con un rasgo
que distingue al para-sí del en-sí: la conciencia.
Empero, la conciencia no debe ser concebida en su relación de pertenencia a un sujeto
cognoscente en tanto que conoce; empezar de esa manera es desconocer el ser de la conciencia
en su originariedad y reintroducir el dualismo clásico entre sujeto y objeto. Si la conciencia no
es primeramente conciencia volcada hacia el mundo, ¿cómo acontece la conciencia en el para-
sí de modo originario?
Husserl ya lo había mostrado cuando decía que la conciencia es siempre conciencia de
algo. Para que la conciencia referida al conocimiento pueda surgir es condición necesaria que
previamente la conciencia sea “conciencia de sí misma como siendo ese conocimiento”. Sin
embargo, aún cuando tengamos conciencia de nuestro saber, la conciencia no se devela
originariamente como fenómeno de ese modo; tenemos que retrotraernos a un momento más
originario, enunciado ya implícitamente en la conciencia que se tiene de sí en el conocimiento.
Vista como conciencia de sí y antes de volcar su percepción sobre el mundo no puede
ser, a la manera del cogito cartesiano una conciencia que se multiplica a sí misma y que
instaura sobre sí un nuevo dualismo; es decir, no puede ser una conciencia reflexiva que se
pone a sí misma como su propio objeto de reflexión porque esto sería no salir de la relación
epistemológica que violenta al orden del ser. Hay una conciencia que es conciencia de sí pero
que aún no se ha tematizado a sí misma como objeto: Sartre la llama conciencia no tética (de)
sí. Coloca el (de) de la conciencia para indicar que la relación que entabla la conciencia
consigo misma es “relación inmediata y no cognitiva” (Sartre, 1990:22). Puede entenderse
también como cogito prerreflexivo porque, a diferencia de Descartes que hace de su
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conciencia de ser un objeto de conocimiento para su conciencia pensante, Sartre postula una
conciencia que es conciencia (de) sí de modo inmediato, es decir, antes de reflexionar sobre sí.
Pero tampoco es la conciencia (de) sí una conciencia que se cierra sobre sí misma para
después recuperarse y reencontrarse con el mundo. Al ser una conciencia intencional (como
conciencia de algo, en este caso, originariamente conciencia (de) sí misma), no puede
mantenerse únicamente en su referencia hacia sí. Como veíamos cuándo andábamos en a
búsqueda de su ser propio, la conciencia, al ser conciencia intencional, ya está referida al
mundo puesto que es conciencia de algo (de sí misma, pero, también de algo que no es ella).
Con esto se abre la dimensión de la trascendencia del existente.
Una de las estructuras existenciarias que son propias y constitutivas del ser del Para-sí
es la trascendencia. Con ella, el Para-sí está ya referido al mundo. La trascendencia se revela
como ser en el mundo. De este modo, el Para-sí no es un sujeto solipsista sino que se
encuentra ya siempre en el mundo. Al ser en el mundo el Para-sí se encuentra primariamente
con su cuerpo; él es el que le permite relacionarse con la trascendencia, con aquello que él no
es. Su cuerpo es la condición de posibilidad de su relación con la trascendencia del mundo y
con los otros.
Conclusiones
Como puede notarse a lo largo del texto aunque de manera implícita, hay una similitud
en la manera de concebir al existente humano desde las filosofías de Heidegger y Sartre.
Hagamos explícito los puntos de coincidencia a manera de puntos enumerativos:
Para Heidegger, el ser del Dasein es el cuidado [Sorge] que implica un ser-ya-en-el-
mundo atendiendo a lo intramundano de la mundanidad del mundo. Con Sartre, la
conciencia que originariamente es conciencia (de) sí sólo puede serlo sobre la base de
un previo ya-ser-en-el-mundo. (Este concepto de ser-en-el-mundo lo toma Sartre de
Heidegger y ambos llegan a un resultado similar: evaden el solipsismo del sujeto
cartesiano).
En Heidegger, el cuidado puede darse hacia los entes a la mano como ocupación
(Besorgen) o hacia los otros como solicitud (Fürsorge). Para Sartre, la conciencia (de)
sí es primeramente conciencia del cuerpo, para después ser conciencia de los otros,
posibilitando con ello su relación con ellos.
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Tanto el cuidado como el cogito prerreflexivo están en relación con la temporalidad
como elemento constitutivo del existente e indican la proyección existenciaria (libertad
que abre posibilidad en el futuro).
Sin embargo, los conceptos revisados aquí brevemente no son asimilables uno al otro, ni
pueden usarse como sinónimos sin caer en una cierta imprecisión. Las mismas similitudes
ya apuntan a ciertas diferencias en cuanto a su alcance y a su significación, que es lo que
provoca que, finalmente la filosofía sartreana no sea una mera copia de la heideggeriana.
Señalemos las diferencias:
El cuidado constituye al ser del Dasein, en el cuidado le va su ser. El cogito
prerreflexivo es condición de posibilidad de la relación originaria de carácter
existencial que el Para-sí establece con la trascendencia.
La conciencia (de) sí conducirá hacia el cuerpo; el cuidado nos remite directamente
hacia el mundo y se olvida del cuerpo del Dasein en su ser-sí-mismo.
El cogito prerreflexivo es tal sobre la base de una conciencia (de) sí. El cuidado es
el modo de existir originario del Dasein; no se necesita ser conciente de que
nuestro ser es cuidado para existir de ese modo en nuestra realidad cotidiana.
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