“porque bueno, si ustedes no están decididos…nosotras...
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“Porque bueno, si ustedes no están decididos…Nosotras sí!”
Memorias de permanencia y defensa territorial: Asociación Mi
nombre es mujer Perla Amazónica.
Saraya Bonilla Lozada
Especialización en desarrollo humano con énfasis en creatividad y procesos afectivos
Facultad de Ciencias y Educación
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Julio 2018
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“Porque bueno, si ustedes no están decididos…Nosotras sí!”
Memorias de permanencia y defensa territorial: Asociación Mi
nombre es mujer Perla Amazónica.
Saraya Bonilla Lozada
Asesora: Olga Lucia Olaya Parra
Especialización en desarrollo humano con énfasis en creatividad y procesos afectivos
Facultad de Ciencias y Educación
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Julio 2018
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NOTA DE ACEPTACIÓN
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FIRMA DEL JURADO
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FIRMA DE JURADO
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Dedicatoria
Este trabajo es para las mujeres de MEMPA Mi nombre es Mujer Perla Amazónica,
también para otras guardianas del territorio, que regadas por el mundo intentan
transformar la relación ajena y depredadora que el capitalismo y el patriarcado nos
impusieron para entender el entorno del que somos parte.
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¡Mucha gratitud!
Especialmente a las mujeres de la Perla Amazónica que nos dejaron escucharlas y que
también nos escucharon.
Andre severa su manera bonita de ver el mundo. Aquí está en cada fotografía que permite
saber de esta experiencia de mujeres valientes. También gracias por las reflexiones, el
aguante y la complicidad.
A Laura por hacerse parte creativa en este viaje a muy muy lejano y colocar toda su
sabiduría en esta creación colectiva.
Al equipo de la Comisión de Justicia y Paz – Putumayo, por hacer el puente y por todos los
aprendizajes que nos deja el conflicto y la perseverancia en resolverlo.
Angelita y Gabriela las cómplices en la pregunta sobre el miedo y la esperanza
A la campaña gráfica #ResistimosALaGuerra por ser la invitación a la imagen para
visibilizar el hacer de las mujeres constantes y creativas.
Al profesor Yury por la invitación bien hecha para volver a escribir
A la incertidumbre que es la enseñanza - camino que me deja está especialización y que la
profe Olga me ha insistido en permitir que suceda.
A mi mamá y mi papá que están ahí siempre respaldando y dando alientos.
¡Todas la parceras que echaron la manita para cortar esténcil también muchas gracias!
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“La Universidad Distrital Francisco José de Caldas no es responsable de los juicios y criterios
emitidos por los estudiantes en sus trabajos de grado”.
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RESUMEN
“Porque bueno, si ustedes no están decididos…Nosotras sí!” Memorias de permanencia y defensa
territorial de la asociación Mempa, recoge acciones y reflexiones que desde el sur de Colombia, en
el Bajo Putumayo, vienen planteándose las mujeres que hacen parte de la zona de reserva
campesina Perla Amazónica. Su apuesta de vida colectiva y el trabajo que vienen realizando de cara
a transformar las dinámicas capitalistas que basadas en el extractivismo y el narcotráfico, han
impuesto la guerra sobre su territorio, es a la vez una lucha por que paulatinamente cambien las
relaciones patriarcales que hacen parte de su cotidianidad. Aquí también se vincula el proceso de intercambio que se dio con el propósito de construir
un mural que muestra acerca de su proceso organizativo y sus apuestas territoriales, haciendo
énfasis en las posibilidades que la expresión corporal y la plástica abrieron para enriquecer este
encuentro y ejercicio de reconocimiento de un proyecto de vida colectivo que intenta la soberanía
alimentaria y la conservación medio ambiental.
ABSTRACT
"Well, if you are not determined ... We are!" Memories of permanence and territorial defense of the
Mempa association, includes actions and thougths from south Colombia, in the "Bajo Putumayo",
wich are being considered by the women who are part of the Perla Amazónica peasant reserve area.
It also describes their commitment to collective life and the work they have been doing in order to
transform the capitalist conditions that based on extractivism and drug trafficking have imposed war
on their territory, it is likewise a struggle to gradually change the patriarchal relations that are part
of their daily life.
It describe as well the exchange process that occurred with the purpose of drawing a mural that
shows its organizational process and its territorial bets, emphasizing the possibilities that body and
plastic expression opened to enrich this meeting and recognition exercise, of a collective life project
that seeks food sovereignty and environmental conservation.
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INDICE DE CONTENIDO
Abre
bocas……………………………………………………………………………………12
“Porque bueno, si ustedes no están decididos…Nosotras sí!” - Memorias de
permanencia y defensa territorial: Asociación Mi nombre es mujer Perla
Amazónica……………………...14
¿Para qué hacer un mural en un lugar como la Zona de Reserva Campesina Perla
Amazónica?...................................................................................................................
......17
Lo que resulta de esta experiencia de intercambio y
reconocimiento……………...…….20
¿Y esto cómo se hace desarrollo
humano?.........................................................................23
I. “La fuerza la tiene la mujer, para que haya fuerza en las mujeres debemos estar
unidas, así haya la guerra que
haya”…………………………………………….….25
II. “Recordar y ser
fuerte”…………………………………………………………..…..36
III. “¡Que dejemos de ser
mudas!”…………………………………………………..…..49
En abril fue el primer espacio de encuentro……………………………………51
En mayo tuvimos otro
encuentro.……………………………………………..……………………57
9
“O sea a estarnos ahí firmes, sin irnos a otro lugar sino estar firmes defendiendo nuestro
territorio. Así debemos ser, así
somos”………………………………………………………………………......64
Algunas reflexiones
finales…………………………………………………………………..84
Referencias
Bibliográficas…………………………………………………………………………….90
Anexos…………………………………………………………………………………………………
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Índice de fotografías y dibujos
Fotografía 1. Mujeres en pantaneras - Encuentro 6 de abril de 2018………….14
Fotografía 2.Círculo de apertura – Encuentro 21 de mayo de 2018……………….25
Imagen para esténcil: Recordar y seguir siendo Fuertes………………36
Fotografía 3. Mujeres embarcadas - Encuentro 6 de julio 2018……………………..48
Fotografía 4. Mujeres MEMPA – Encuentro 6 de abril 2018…………………..49
Dibujos del recorrido Bogotá – Vereda La Piña. Encuentro 6 de abril del 2018……...51
Fotografías 5 y 6. Mujeres en el calentamiento de la danza del arraigo – Encuentro 6 de
abril del 2018……………53
Fotografía 7. Mujeres en danza del arraigo – Encuentro 6 de abril de 2018…….54
Fotografías 8 y 9. Construcción línea de tiempo de la Asociación MEMPA – Encuentro 6
de abril de 2018…………….55
Fotografías 10 y 11. Mujeres en la muestra guardianas del territorio – Encuentro 21 de
mayo de 2018…………60
Fotografías 12 y 13. Mujeres en la muestra Guardianas del territorio – Encuentro 21 de
mayo de 2018……………………………….…62
Fotografías 14 y 15. Niños y niñas en la muestra Guardianas del territorio – Encuentro 21
de mayo de 2018………………………………….64
Fotografía 16 y 17. Con las mujeres camino al encuentro del 6 de julio de 2018………...65
Fotografía 18. La reunión de las mujeres MEMPA – Encuentro 6 de julio de 2018…….65
Fotografías 19 y 20. Mujeres viendo el vídeo parte de la muestra Guardianas del Territorio
– Encuentro 6 de julio de 2018………………………………67
Boceto inicial elaborado para el mural por Gladys Barreto, mujer parte de MEMPA….68
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Fotografías 21, 22 y 23. Elaboración de piezas de esténcil en taller de Venecia en Bogotá.
Junio 30 del 2018………………………………..69
Fotografías 24, 25 y 26. Explicación de técnica y elaboración de esténcil Recordar y
Seguir siendo fuertes – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018…………………….71
Fotografías 27, 28, 29 y 30. Mujeres elaborando piezas de esténcil para el mural –
Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018……………………….73
Fotografías 31, 32, 33 y 34. Proceso de estampado de camisetas con las mujeres de
MEMPA – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018………………….74
Imagen logo de la Asociación MEMPA…………………………………………74
Fotografías 35, 36 y 37. Proceso de elaboración de esténcil en el mural – Encuentro 6, 7 y
8 de julio de 2018…………………………….76
Fotografías 38, 39, 40, 41, 42y 43. Proceso de pintar el mural junto a las mujeres de
MEMPA – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018………...79
Fotografías 44, 45, 46, 47, 48 y 49. Fragmentos del mural terminado y algunas de las
mujeres artistas parte de esta creación – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018….82
Fotografías 50 y 51. El mural y el homenaje con el “Sin Olvido” por los líderes y lideresas
que están siendo asesinados – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018………....83
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Abre bocas
Este informe de investigación- creación, responde a procesos de trabajo en
comunidad, para llegar a la creación del mural sobre memorias de permanencia y defensa
territorial de las mujeres de la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, se titula:
“Porque bueno, si ustedes no están decididos…Nosotras sí!”. Recoge lo que ha sido el
proceso de intercambio con las mujeres de la Asociación MEMPA Mi nombre es Mujer
Perla Amazónica, tanto como con el equipo de la Comisión de Justicia y Paz en Putumayo,
con quienes nos dimos al propósito de generar una serie de encuentros en torno a la
expresión corporal y la plástica para hacer memoria visible de las emociones y acciones que
las mujeres implican en la construcción colectiva del proyecto de vida territorial del que
hacen parte. La introducción del informe nos ubica en el contexto y las situaciones que
hicieron posible esta iniciativa y enmarca los objetivos trazados y las motivaciones e
inquietudes que nos llevaron a este intercambio, también puntualiza acerca de la
vinculación de este trabajo con el desarrollo humano.
El primer apartado se relaciona con la línea de tiempo de la asociación MEMPA y
nos permite hacer una lectura del contexto, de la organización campesina y de las mujeres
en el Bajo Putumayo. A partir del segundo apartado y retomando elaboraciones teóricas en
torno al feminismo territorial y las emocionalidades en medio de la guerra, se reflexiona
acerca de la experiencia de las mujeres de la zona de reserva campesina Perla Amazónica.
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Las reflexiones metodológicas y acerca del intercambio, están descritas en el tercer
apartado, que se conecta también con la descripción del proceso de construcción del mural
y recoge principalmente a través de fotografías lo que fue el encuentro para pintar y
compartir en torno a las técnicas de serigrafía y esténcil.
Finamente hay un espacio que, a manera de conclusiones, habla sobre los
principales aprendizajes que deja esta iniciativa y enfatiza en algunos puntos de análisis que
se abren para futuros intercambios con grupos de mujeres rurales.
Son los relatos de las mujeres de la Perla Amazónica, los que hilan este documento,
creemos que en su voz está la potencia del proyecto de vida que construyen aún en medio
de un contexto en algunos sentidos adverso.
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Fotografía 1. Mujeres en pantaneras - Encuentro 6 de abril de 2018. Andrea González Tarazona
I. “Porque bueno, si ustedes no están decididos…Nosotras sí!”
Memorias de permanencia y defensa territorial: Asociación Mi nombre es mujer Perla
Amazónica.
En el Encuentro de mujeres cocaleras del Sur de Colombia, que tuvo lugar en
Puerto Asís Putumayo, en marzo 17 y 18 de 20171, se comenzó a cocer la idea de hacer un
mural en la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica. Fue justo en el marco de la
inauguración de otro mural, que se instaló a la entrada del aeropuerto de este municipio, en
conmemoración de las mujeres víctimas de la guerra, que nos encontramos para
intermitentemente continuar imaginándonos está idea.
1 Este encuentro al que se reunieron 75 mujeres cocaleras y coqueras de Putumayo, Nariño, Cauca, Caquetá y Meta, fue
convocado por la Corporación Humanas y la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, en torno a la afirmación: Porque las mujeres colombianas nos oponemos a cualquier guerra, incluida la guerra contra las drogas. Información obtenida en: https://www.humanas.org.co/alfa/dat_particular/ar/ar_41466_q_declaracion_final.pdf
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Desde Bogotá habían llegado Andrea y Laura, quienes hacen parte de
organizaciones de mujeres en su ciudad y con quienes nos conocíamos por medio de la
campaña gráfica Resistimos A La Guerra2. En Puerto Asís ya estaban Viviana y Carlos,
quienes hacen parte del equipo de la Comisión de Justicia y Paz, organización de derechos
humanos que hace años trabaja en el departamento de Putumayo. También estaba yo:
Saraya, que en ese momento trabajaba en algunos municipios del departamento, apoyando
la construcción participativa de proyectos sociales relacionados con los acuerdos de paz de
la Habana, y que también hago parte de la campaña gráfica Resistimos.
Aunque la intención de Laura y Andrea, junto a otras de sus compañeras, era hacer
un mural como parte del encuentro de mujeres cocaleras, y entre sus intentos además de
buscar muros en Puerto Asís, consideraron ubicarlo en la zona de reserva campesina,
finalmente no pudieron realizarlo por falta de tiempo. Así nos seguimos quedando con la
idea de hacer un mural.
Cuando a finales del año pasado, 2017, les plantee a Viviana y a Carlos, más
adelante a Andrea y a Laura también, la posibilidad de retomar la intención del mural, y mi
interés particular en propiciar, además, una serie de encuentros de trabajo con algunas
mujeres de la zona de reserva campesina. Comenzamos a escuchar nombrar acerca de la
Asociación MEMPA: Mi nombre es mujer Perla Amazónica, junto a quienes trabajamos
actualmente y que nos han abierto la posibilidad de conocerlas y aprender de su valiente
proceso organizativo.
2 Resistimos A La Guerra es una campaña gráfica que convoca a dibujar e ilustrar acerca de las alternativas que las
mujeres construyen al margen la guerra. Viene funcionando desde 2014 y busca visibilizar por medio de cartelismo callejero estas historias de diferentes lugares de Colombia y el Abya Yala. Información obtenida de www.resistimosalaguerra.blogspot.com
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Han sido muy emocionantes y un gran reto los espacios de encuentro donde hemos
podido escuchar y ver acerca del trabajo que vienen realizando mujeres de distintas veredas
de la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, en el municipio de Puerto Asís –
Putumayo, y saber que están concentradas en que la posibilidad de coincidencia que se
permitieron sea una manera de fortalecerse a ellas mismas, tanto como a la asociación que
decidieron conformar.
El trabajo que aquí propongo surge de un interés particular que tengo en relación a
reconocer y visibilizar lo que inspira a las mujeres a juntarse y construir alternativas de
transformación social para su comunidad y para ellas mismas. Tiene la intención de
reconocer la memoria de permanencia y defensa territorial, también lo que prevalece como
posibilidad, como apuesta de futuro, aún en contextos de marcada conflictividad
socioambiental y armada.
El mural y todo lo que se ha vinculado al proceso para poder hacerlo real, ha de
estar en buena medida relacionado con el proceso de formación que vengo adelantando con
la Universidad Distrital, en el marco de la Especialización en Desarrollo Humano con
énfasis en creatividad y procesos afectivos, pero sobre todo tiene que ver con los
encuentros pendientes entre la ruralidad y el arte como oportunidad para vernos distinto
como sociedad, y para acompañar visibilizando, los procesos campesinos del sur del país.
Junto al mural nos inventamos la posibilidad de hacer más cosas, de compartir más
espacios con ellas, de aprender de sus saberes y escuchar sobre su historia. Teniendo en
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cuenta las perspectivas de trabajo que como asociación MEMPA y de la mano con Justicia
y Paz se habían trazado para este año 2018, acordamos una serie de tres encuentros a través
de los cuales pudiéramos explorar, desde la conciencia y expresión corporal, así como
desde la plástica, la memoria territorial de las mujeres, sus motivos de arraigo y sus
perspectivas como parte del proceso de la zona de reserva campesina Perla Amazónica.
Al mural memoria de permanencia y defensa territorial de las mujeres, decidimos
ubicarlo en la vereda Bajo Cuembí, que también le dicen la Pedregosa, pues allí se
encuentra el espacio humanitario, lugar comunal, donde suelen reunirse para las asambleas
de asociación de la zona de reserva campesina, así como para otras actividades colectivas
que realizan. Además de un espacio de encuentro, simbólicamente es muy importante ya
que hace algunos años era el lugar de refugio para las personas que desde distintas veredas
debían desplazarse cuando se agudizaba el conflicto armado en la zona.
¿Para qué hacer un mural en un lugar como la Zona de Reserva Campesina Perla
Amazónica?
Para mi viene siendo una gran pregunta el asunto de las emocionalidades en medio
de la guerra, entre contextos configurados por la fuerza, donde nos vamos volviendo
exigentes respecto a lo que podemos permitirnos sentir, frente a los límites de lo que puede
o no producirnos alguna reacción sensible. Me interesa saber acerca de las emociones y
acciones que se contraponen al miedo e inspiran la movilización social.
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Los abusos y diversas situaciones de violencia directa (desplazamiento, persecución
de líderes, asesinatos extrajudiciales, masacres, esclavitud sexual, violencia sexual,
feminicidios, etc.) que muchas mujeres y sus comunidades viven, dan cuenta de la
autonomía que los grupos armados han impuesto para sí mismos, valiéndose de discursos
patriarcales como la seguridad y el desarrollo, que parecen darles licencia para reprimir
cualquier cuestionamiento que se haga en estos territorios.
Pensar cómo en medio de estos escenarios las comunidades de mujeres reestablecen
la confianza, la capacidad de agencia y de gestión colectiva, y por otra parte identificar
cuáles son las emociones que juegan en ese impulso de desobedecer el orden impuesto, de
revelarse, de colocar limites o posicionarse en contra, creo es una tarea importante, que
necesita ser narrada, desmenuzada, visibilizada como posibilidad de existir socialmente
desde un lugar aparentemente irrealizable.
En este sentido considero indispensable que muchas mujeres nos demos a la tarea de
documentar y hacer visible la esperanza, los orígenes de las alternativas construidas en
medio de lo adverso, la invención de posibilidades en medio del miedo.
Así mismo considero que comprender el lugar que en un propósito colectivo se les
da a las emociones que distintas subjetividades pueden experimentar, justamente en
contextos adversos, es muy importante reconocer como un escenario a propiciar en las
apuestas colectivas, en particular para las mujeres-sujetos soporte de este tipo de iniciativas
y receptoras de violencias, características de un sistema patriarcal y de la guerra como
prolongación del mismo.
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Espacios para conciencia y manifestación de lo que nos ilusiona, partiendo de las
posibilidades de la expresión corporal y artística, creo que ayudan a fortalecer o revitalizar
las apuestas colectivas, así como a instalar nuevas habilidades para resolver conflictos, y
aportan en vislumbrar nuevos caminos en los procesos de resistencia a los modelos de
desarrollo extractivistas y neoliberales.
En este sentido el objetivo de esta propuesta es propiciar la memoria y hacer
visible, por medio de un mural, las emociones y acciones que como mujeres han venido
colocando en el construir colectivo para permanecer y defender la Zona de Reserva
Campesina Perla Amazónica.
De manera particular el mural intenta:
- Aportar a la construcción de la historia y la memoria de la Asociación
MEMPA Mi nombre es Mujer Perla Amazónica.
- Propiciar conciencia acerca de las emociones vinculadas al arraigo con el
territorio y la pertenencia con el proyecto colectivo, a través de la danza y el
movimiento como expresión corporal del mundo interior.
- Reconocer recursos de los que otras mujeres u organizaciones de mujeres, se
han valido para afrontar las dinámicas de los conflictos socio ambientales y
políticos, que suceden en sus territorios, a través de la muestra Guardianas del
Territorio.
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- Pintar colectivamente un mural en el que, por medio de la técnica esténcil, se
refleje la memoria de permanencia y defensa territorial de las mujeres de la
asociación MEMPA.
Lo que resulta de esta experiencia de intercambio y reconocimiento
En el encuentro con las mujeres de la asociación MEMPA Mi nombre es mujer
Perla Amazónica, y también con el equipo de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz en
Putumayo, se fueron haciendo conscientes y conexas varias ideas y sentimientos que hacen
parte de esta iniciativa y que confluyen en las respuestas sobre lo que impulsa las
resistencias y reafirma el arraigo al territorio.
Escuchar a viva voz la experiencia organizativa y la reflexión acerca de las
problemáticas que viven en su propio territorio las mujeres de la zona de reserva
campesina, fue el punto de partida para poder comenzar a desenvolver este relato que a la
vez describe lo que les mantiene en un proyecto común.
“La Fuerza la tiene la mujer, para que haya fuerza en las mujeres debemos estar
unidas, así haya la guerra que haya”, es el título del primer apartado de este documento, y
es la reconstrucción de la Línea de Tiempo de MEMPA, que trazamos junto a las mujeres
de la asociación en el primer encuentro que tuvimos en el mes de abril de 2018.
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Trae a cuenta la realidad que se busca expresar en el mural realizado, vinculando
vivencias alrededor de la economía extractivista y sus empresas petroleras, los cultivos de
coca como alternativa para la sobrevivencia, el control territorial por parte de actores
armados, el narcotráfico, las incertidumbres propias del escenario de post-acuerdos de la
Habana y la constante apuesta organizativa de las mujeres en el territorio.
“Recordar y ser fuertes”, es el segundo apartado de este documento, busca reunir
algunas de las pistas ya trazadas por quienes han venido describiendo y pensando sobre los
territorios periféricos, donde se dan economías extractivistas, donde es usual la
confrontación armada por tener el control de la dinámica social y económica, donde la
presencia del estado solo suele hacerse evidente por medio del uso de la fuerza y donde se
tienen grandes deudas sociales y económicas con la población rural.
También retoma el pensamiento feminista decolonial, que propone nuevas
comprensiones de las formas organizativas de las mujeres, particularmente de las mujeres
campesinas, indígenas y afro, quienes vinculan en el centro de sus propuestas la defensa del
territorio, del medio ambiente y de un futuro para las comunidades de las que hacen parte.
El cuerpo como territorio, es uno de los principios que los feminismos territoriales y
campesinos, se han venido planteando, ampliando la comprensión de la transformación
necesaria, que no puede solamente referirse a los roles y las violencias basados en género,
sino también a las economías extractivas y a las propuestas colectivas que buscan frenar el
capitalismo, el racismo y el patriarcado.
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De otra parte, vincula algunos elementos que ayudan a describir la emocionalidad
en medio de la guerra y contextos represivos, enfatiza en el miedo como un determinante de
los sentires de las comunidades que llevan su cotidianidad en contextos de conflicto, y
plantea la comprensión de la guerra como una prolongación del conflicto patriarcal y una
manera de entender el mundo, que se contrapone a algunas alternativas que desde las
mujeres vienen construyéndose.
Para explicar la importancia de los escenarios de encuentro entre mujeres y la
necesidad de potenciar desde distintos recursos metodológicos y didácticos, la conciencia y
acción ante las opresiones, el tercer capítulo de este documento: “¡Que dejemos de ser
mudas!” incluye, algunas reflexiones en torno al intercambio de experiencias y saberes al
que nos dimos la oportunidad las mujeres de MEMPA, el equipo de Justicia y Paz, y
Andrea, Laura y yo.
Incluye la descripción del proceso de trazar y construir la línea de tiempo sobre la
Asociación MEMPA Mi nombre es mujer Perla Amazónica, la danza del arraigo, la
muestra Guardianas del Territorio, la serigrafía de camisetas para las mujeres de la
asociación, y el diseño y elaboración de los esténciles y el mural sobre memoria de
permanencia y defensa territorial.
El transcurso de este documento se acompaña con el registro visual de lo que ha
sido esta experiencia, ese es el medio para poder traer a cuenta los paisajes, los rostros y las
situaciones en las que nos encontramos mientras avanzábamos en este intercambio. La
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secuencia fotográfica contará buena parte de este proceso, particularmente en lo
relacionado con la elaboración y presentación del mural.
¿Y esto cómo se hace desarrollo humano?
Quisiera resaltar cómo interpreto los aportes que esta exploración ofrece para la
comprensión del desarrollo humano, así como los procesos afectivos y la creatividad que
tanto contribuyen a fortalecer las apuestas de las mujeres que se reúnen para organizarse.
Legar de lo rural, escuchar de su sabiduría y los esfuerzos que hace años vienen
haciendo en clave de posicionar la inter – relación entre lo humano y todo el paisaje vivo
del que somos parte. Escuchar su entendimiento de la naturaleza, del territorio y dialogar
conscientes de las comprensiones estigmatizantes que desde el centro, desde el altiplano, se
han producido sobre los territorios colonos, sellándolos como desordenados y violentos, es
una de las tareas que me parecen necesarias por integrar a las nociones del desarrollo
humano.
A la vez reconocer y visibilizar la posibilidad de una comunidad que en su
autonomía y desde la lectura de sus propias necesidades se plantea un proyecto de vida
colectivo, es un ejemplo concreto de lo que Max Neef denomina desarrollo a escala
humana y permite entender las diferentes opciones que en la dinámica- necesidades –
satisfactores- pueden construirse desde la particularidad del contexto y las apuestas
colectivas.
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De otra parte y considerando la historia de confrontación armada y control territorial
que las mujeres de la zona de reserva campesina Perla Amazónica, han tenido que vivir
sobre sus cuerpos-territorios, resulta muy pertinente la lectura que en torno al patriarcado y
la guerra propone Humberto Maturana y la fundamentación que hace por medio de los
principios matrísticos, para la construcción de nuevos modelos de relacionamiento socia -
ambiental, donde la dimensión emocional sea centro y principio de transformación.
Finalmente creo que, escuchar las voces de quienes hablan y construyen desde los
feminismos territoriales, y otros feminismos, es una necesidad urgente de la especialización
en desarrollo humano, donde muy pocas veces una tiene la oportunidad de cruzarse con un
análisis desde la voz de las mujeres u otros sujetos feminizados y los acercamientos
conceptuales que se proponen en su mayoría solo abarcan perspectivas masculinas, es decir,
de los sujetos histórica y hegemónicamente escuchados. Este trabajo también busca ser una
invitación a esa otra escucha desde la teoría, pero en especial desde la experiencia de vida
de la asociación de mujeres MEMPA.
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I. “La fuerza la tiene la mujer, para que haya fuerza en las mujeres debemos estar
unidas, así haya la guerra que haya”
Fotografía 2.Círculo de apertura – Encuentro 21 de mayo de 2018. Carlos Fernández
Contar acerca de la asociación de mujeres MEMPA, Mi nombre es Mujer Perla Amazónica, es
contar a la vez acerca de la Zona de Reserva Campesina de la que hacen parte activa, y también de
las luchas campesinas del sur del país, de la extracción petrolera, de los cultivos de uso ilícito, de la
negligencia de un estado centralista, de la labor constante de organizaciones no gubernamentales y
sin duda de la guerra que durante años se ha extendido en estos territorios.
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Para los y las habitantes de las veredas que hacen parte del territorio hoy día conocido como
Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica tanto como para las mujeres parte de la Asociación
MEMPA: Mi nombre es Mujer Perla Amazónica, los paros han sido un punto de partida importante
para proyectarse en necesidades organizativas que han ido identificando y desarrollando, tras
amplias movilizaciones, en las que junto a otros y otras campesinas, han reclamado frente al estado
por sus derechos vitales, por acceso a la salud, por la implementación de programas de desarrollo
rural -interconexión eléctrica, vías, agua potable, etc.-, por la conservación de su entorno y por la
construcción de alternativas para la sustitución de cultivos de uso ilícito. (MEROS, 2015)
Fue hacia el año 2000 que se constituye la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, en el
sentido del reconocimiento que el INCORA hace de la misma, por medio de la resolución 0069 del
18 de diciembre de ese año. Sin embargo la conformación de la zona, implica explicar que desde
años antes se venía reflexionando y aportando en la idea de conformarse en una figura como está3 ,
con el ánimo de encaminar esfuerzos por la soberanía alimentaria, la protección medio ambiental
del territorio, así como la reforma agraria; esta iniciativa también recoge los intentos por posicionar
necesidades económicas y sociales, que en distintos escenarios, y en particular por medio del paro
cocalero del año 1996, realiza el movimiento campesino en Putumayo.
Cabe mencionar que después de la constitución de la zona, vienen varios años de poca actividad
organizativa, que están relacionados con las dinámicas del conflicto armado y la fuerte persecución
y asesinato de líderes, que se da a partir de la llegada del paramilitarismo al sur del país finalizando
la década del 90.
3 Las zonas de reserva campesina “Nacen como una alternativa de desarrollo rural para la población campesina y colona,
que por años ha buscado una reforma agraria que ponga fin a la inequitativa distribución de la tierra en Colombia. La figura de Zona de Reserva Campesina surge a partir de las movilizaciones agrarias realizadas en la década del 90. Hasta lograr que quedara consagrada en la ley 160 de 1994, luego reglamentada en el Decreto 1777 de 1996 y fijados los criterios generales y de procedimiento en el Acuerdo 024 de 1996.” Información obtenida de: https://zrcperlaamazonica.wordpress.com/2012/01/31/hello-world/
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Durante esos años de marcado control territorial por la fuerza, se le siguió haciendo el quiebre
al miedo y a la dificultad para construir iniciativas colectivas; paulatinamente surgieron alternativas
desde las juntas de acción comunal, desde organizaciones sociales conformadas en pro de la vida
digna, así como desde la articulación del movimiento campesino por fuera del Putumayo y
contando con el apoyo de líderes de otras regiones del sur del país. (MEROS, 2015)
Esta última estrategia permitió que se diera forma a lo que hoy se conoce como la Mesa
Regional de Organizaciones Sociales del Putumayo, Baja Bota Caucana y Cofanía– Jardines de
Sucumbíos, Nariño, desde donde se trabaja constantemente en la construcción del Plan Integral de
Desarrollo Rural Alternativo, espacio del que actualmente también hace parte la Zona de Reserva
Campesina Perla Amazónica.
Es hacia el 2009 que se comienza nuevamente a dinamizar el proceso colectivo de la zona de
reserva campesina y para 2011 se conforma ADISPA: Asociación de Desarrollo Integral Sostenible
de la Perla Amazónica, organización representativa que lleva a cabo la gerencia de la Zona de
Reserva y los proyectos que se plantean encaminados a la protección del ambiente y el desarrollo de
las comunidades de las distintas veredas. Actualmente varias mujeres de MEMPA hacen parte
activa de ADISPA y desde ese escenario propenden por fortalecer la organización de mujeres en la
que vienen trabajando hace aproximadamente 5 años, así como por contribuir en las reflexiones y
acciones frente a las problemáticas que en su territorio implica la presencia de empresas
multinacionales de extracción petrolera, como la Empresa Británica Amerisur.
“…entonces sí se ha venido trabajando pero eso es una lucha de hace tiempo…hemos
hecho dos asambleas de las cuales las directivas y toda la organización hemos dicho que no
estamos de acuerdo en permitir que sigan trabajando dentro de nuestra zona , porque pues de
eso ha causado mucha enfermedad mucha contaminación en las aguas, ya se siente pesado el
ambiente, ya es muy fuerte , por ejemplo hay dos comunidades que hacen parte de la zona de
reserva campesina que son bajo Lorenzo y Española me parece que ya esas veredas las tienen
28
que dotar de agua , ya no se puede, tomar de esa agua que antiguamente se podía tomar del
caño, de la quebrada , inclusive de la misma lluvia entonces son cosas que han afectado y se
están luchando y que se viene como en ese debate con las multinacionales.” (Mujer de la
Vereda San Salvador, participante en Línea Tiempo MEMPA)
Las mujeres que hoy se reúnen en la Asociación MEMPA, encuentran un hilo común entre
las problemáticas que viven las comunidades de las que hacen parte y las apuestas organizativas que
ellas mismas se plantean; también cuentan acerca de cómo el hacer parte del paro agrario que
sucedió en el año 20134, las fortaleció en la necesidad de organizarse entre mujeres.
“En ese momento nosotros éramos un grupito, como digo que nació del paro, que
ahí empezamos a trabajar, sin conocer muy bien el trabajo de mujeres, pero que dijimos le
vamos a apostar… Empezamos a socializar con los presidentes, a invitar a los presidentes
que vayan a sus comunidades y que den a conocer que nosotros como mujeres queremos
reunirnos…y era lo que habíamos vivido de ese paro, la necesidad de estar preparadas, de
estar unidas, de empezar a mirar ideales para nuestras comunidades.” (Mujer participante
en la construcción de la Línea de Tiempo de MEMPA)
Durante el paro agrario estuvieron un mes concentradas en la cabecera municipal de Puerto
asís, cuentan que pasaron muchas dificultades económicas, pues no podían estar pendientes de sus
cultivos y que además las condiciones de habitabilidad en las que tuvieron que estar en Puerto Asís
durante el paro, y la represión y señalamiento de líderes que se dio allí, también fueron muy
difíciles. Estas movilizaciones convocadas desde las Juntas de Acción Comunal, buscaban
encontrar una respuesta en relación a necesidades básicas que para la gente de la Zona de Reserva
Campesina siguen sin resolverse: alcantarillado, vivienda, acceso a salud, entre otras.
El importante papel de las mujeres en el marco del paro y el impulso que generó la
posibilidad de encontrarse, fue lo que hizo visible su potencial como gestoras de las necesidades
4 El paro agrario que inicia en agosto de 2013, vinculo diferentes regiones del país, así como
diversos sectores de la agricultura. En particular respondía a necesidades de regiones, en un plano global comprometía la inconformidad frente a tratados de libre comercio y las restricciones frente al uso de semillas nacionales.
29
comunitarias y lo que propició el apoyo que ADISPA comenzó a colocar en fortalecer la
organización de mujeres y escuchar las propuestas que ellas tenían para hacer.
Desde ese paro fue donde nosotras seguimos, de ver todos esos fracasos, fue que ya
seguimos trabajando más organizadamente con la asociación, ahí fue que ya la
organización se coge como más fuerza. En el 2013 fue que hubo el impulso de quedar bien
organizadas, como zona de reserva, fue cuando Cesar el de Cimitarra, nos explicó bien
cómo era el manejo…el medio de seguir con el comité de mujeres es como que ya los
hombres no les están parando bolas, ya los hombres los están echando a un lado, se dice
quién tiene la fuerza, la fuerza la tiene la mujer, para que haya fuerza en las mujeres
debemos estar unidas, así haya la guerra que haya” (Mujer participante en la construcción
de la Línea de Tiempo de MEMPA)
Comienzan así articularse distintas iniciativas que venían teniendo lugar en la zona de
reserva campesina. Desde años antes en las veredas ya se venían generando espacios de encuentro y
trabajo entre mujeres, que como comités venían abordando el fortalecimiento de actividades
deportivas y culturales que ofrecieran a sus comunidades alternativas de entretenimiento y
encuentro para fortalecer los lazos colectivos. La realización de estas actividades y celebraciones de
fechas importantes, permitieron a su vez que las mujeres comenzaran a proponer iniciativas para
generar recursos económicos propios a sus comunidades, bien para la realización de las actividades
en sí mismas, o para solventar alguna necesidad específica que tuviera la vereda.
“No recuerdo el año, más o menos 2013, pero yo empecé con una amiga que me
invitó y me habló sobre el comité de mujeres, pero solo de la vereda la Piña. No íbamos a
los encuentros, pero nos reuníamos, vendíamos rifas para recoger fondos” (Mujer de la
vereda La Piña, participante en la construcción de la Línea de Tiempo de MEMPA)
También consideran que la posibilidad que un proceso de organización de mujeres como el
de ellas, tomara fuerza, tiene que ver con lo que venía sucediendo en el contexto nacional y
regional, en razón a los diálogos de paz que se habían entablado entre la guerrilla de las FARC y el
gobierno nacional a partir del año 2012, y en los que paulatinamente se fueron posicionando
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necesidades específicas de la mujeres, y se abrió la posibilidad de vincular un enfoque de género
transversal a las perspectivas que se trazaran en el documento pactado.
“Qué le digo yo, este proceso yo creo que cogió fuerza cuando empezó el proceso
de paz entre el gobierno y las FARC, entonces empezamos como a darle importancia a la
mujer, porque antes no, o sea si se reunían pero no le habían dado la importancia a la
mujer de estar en un grupo o estar reunidas, tener esa vocería que tenemos ahora en las
Juntas de Acción Comunal; por lo menos en la vereda mía no, siempre los directivos la
mayoría eran hombres…entonces cuando empezó el proceso de paz fue cuando empezó,
como que le dieron esa importancia a la mujer. Como en el 2013 más o menos.” (Mujer
Vereda Bajo Lorenzo, participante Línea Tiempo MEMPA)
Durante 2014 y 2015 continua el proceso de encontrarse, de reconocerse entre las
iniciativas que en las distintas veredas había por comités, de participar en reuniones, hacer mingas
de trabajo, talleres, y comenzar asumir roles cada vez más activos en la gestión de las necesidades
de sus comunidades. Por ejemplo, las mujeres de la vereda San Salvador explican:
“Me acuerdo el día que hicieron una reunión en San Salvador, invitando a todas
las mujeres a ingresar al comité. Después hicieron una reunión acá en la Piña, donde
participamos varias de mi comunidad. Después de muchas reuniones quedamos 3 de mi
vereda. Del comité de mujeres hemos aprendido valorarnos y hacernos respetar y hacer
valorar nuestros derechos. También hemos aprendido a compartir y a ser solidarias con
nuestras compañeras” (Mujer de la Vereda San Salvador, participante en la construcción
de la Línea de Tiempo MEMPA)
También en la vereda Agualongo se estaban reuniendo para hacer minga y comenzar a
hablar:
“…el que nos reunió en la vereda de Agualongo, un líder de la comunidad, que fue
Orlando, y miramos la importancia de estar en el grupo de mujeres para defender nuestro
género… decidimos reunirnos todas nuestras compañeras en la vereda Agualongo, para
trabajar en minga en compañía de nuestros esposos y después nos seguimos reuniendo con
todas las mujeres de MEMPA y seguimos en talleres y formaciones con Justicia y Paz y
darles gracias a esta entidad, estamos donde estamos” (Mujer Vereda Agualongo,
participante Línea Tiempo MEMPA)
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El acompañamiento de organizaciones como la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz en
el proceso de conformación de esta asociación de mujeres ha sido muy importante, así lo expresan
ellas mismas en agradecimiento, reconociendo lo que ha hecho esto posible es que a partir de los
espacios de formación esta organización ha venido acompañando y proponiendo. Viviana Martínez,
parte del equipo de acompañamiento de Justicia y Paz para el Putumayo recuerda que fue en
octubre de 2016 cuando se dió inicio al proceso de formación que aún hoy construyen junto a las
mujeres.
“Entonces empezamos a trabajar en distintas veredas, la intención es que sea cada
vez en una vereda distinta, con el fin de que primero se acerquen las mujeres de esas
veredas y segundo para que conozcamos los territorios de todas, las veredas de las otras,
entonces es como para que conozcamos un poco la realidad de las otras, sí a la Frontera le
toca caminar hasta acá una hora, pues nosotras podemos llegar allí en una hora
caminando” (Viviana Martínez, integrante del equipo de Justicia y Paz, participante en
Línea de tiempo MEMPA)
A partir de estos encuentros mensuales en las distintas veredas que habitan las mujeres que
hacen parte de MEMPA, se fue desarrollando un proceso de formación en derechos humanos de las
mujeres: “La importancia de entrar al comité fue aprender a conocer nuestros derechos que
tenemos las mujeres” (Mujer participante en Línea de Tiempo MEMPA); así como de toma de
conciencia respecto a las violencias que viven por ser mujeres y las alternativas para hacerles frente.
“Me parece muy bonito que gracias a dios, gracias a Viviana están ustedes acá y
ha traído muchos personajes que nos han explicado una cosa, nos explican la otra, el
derecho a la mujer, los deberes que tenemos de defensa, cómo ir ante una ley, a quién
acudir cuando hay acoso o atropellos digamos si se conjuga todo, cuando hay atropellos
sea sexuales, sea verbales o sea como sea, entonces ya ella nos ha invitado a hacer esos
talleres, ya tenemos conocimiento de todo eso” (Mujer participante en Línea de Tiempo
MEMPA)
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También se ha venido trabajando en situar el lugar de las mujeres cocaleras y lo que viene
sucediéndoles en sus territorios donde también se enfrentan a problemáticas propias de las
economías extractivas y el conflicto armado que estas suponen. Ha sido por medio de espacios más
amplios a la reunión misma de mujeres, donde por ejemplo para la celebración del día de las madres
en 2017, se hizo un conversatorio donde se contó con la participación de hombres y jóvenes de
distintas veredas, quienes fueron a escuchar lo que las mujeres vienen reflexionando sobre el
territorio, la presencia de multinacionales y los cultivos de coca.
“…esos talleres educativos son muy buenos porque aprendemos y nos hace crecer
como personas y valorarnos como mujeres, me parece bien que sigamos trabajando para
seguir adelante, unidas y con proyección, defendiendo lo principal, la vida, el territorio y el
agua, y que las multinacionales no nos contaminen el agua” (Mujer participante en Línea
de Tiempo MEMPA)
Tanto los espacios amplios en los que organizan actividades para las que se convoca a la
comunidad, como los encuentros propios que tienen mensualmente la asociación de mujeres, vienen
sirviendo como escenario para que las mujeres de MEMPA ganen confianza en sí mismas,
construyan lazos de confianza y apoyo entre ellas, y se hagan conscientes de sus capacidades y
habilidades. Aprender a hablar, sacar la voz, parece ha sido uno de los retos más importantes y del
que se sienten orgullosas cuando escuchan hablar a una compañera que antes no se atrevía a
manifestar lo que consideraba.
“Porque es que estos encuentros, yo analizando, había varias mujeres mudas,
mujeres que no hablaban, (risas) ¡sí mudas! en la casa si hablan…,porque yo en la casa
hablo con todo el mundo, y peleo, grito, pero acá es muy distinto, acá para sacarle la
palabra de la boca a una persona, cuesta! Mire ella era una persona que no hablaba, Ana
le preguntaba uno algo y humm, pero ahora mírela, me gustó, yo la estaba escuchando
hablar, pegadita, pegadita, pero sacó…estamos avanzando. Es que yo les he dicho: esto es
duro, esto es difícil, este es un ejemplo bonito, salir y pararse, yo cuando me paraba a
hablar yo temblaba, yo quería llorar, yo, o sea, los nervios me atacaban, entonces toca por
turnos, le toca a usted, le toca a usted, la palabra es de usted y eso a mí me parece bonito”
(Mujer de la Vereda La Piña, participante en Línea de Tiempo MEMPA)
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Por otra parte el intercambio con otras organizaciones y mujeres, en el marco de encuentros
regionales o nacionales, en los que la Comisión de Justicia y Paz ha promovido la participación de
las mujeres de MEMPA, han sido espacios muy valiosos para reconocer las afectaciones que deja la
guerra en comunidades que han tenido que vivirla de manera directa sobre su territorio y en
plantearse alternativas psicosociales y simbólicas para abordar el sufrimiento, pasa sanar los dolores
que la guerra deja sobre el cuerpo y la vida de las mujeres.
“…tuve la oportunidad de salir a Jamundí, el 16 de Febrero (de 2016) y el tema
que se trató allá fue el de víctimas, fue para mí una experiencia muy bonita sobre el tema
de víctimas, que solo somos nosotras que hemos sufrido..; esto sino hay más compañeras
que lo han tenido este sufrimiento , seguiremos acompañando este proceso y el mensaje que
nos dieron fue “cambiar lagrimas por sonrisas” ese fue el tema que nos trataron ya no
debemos llorar, sino sonreír, porque lo que pasó, pasó y de ahí para adelante” (Mujer de
la vereda Agualongo, participante en Línea Tiempo MEMPA)
Conmemoraciones por las víctimas, espacios de trabajo a partir de la terapia sistémica y
formación en expresiones plásticas y corporales, han sido algunas de las iniciativas de las que han
hecho parte y respecto a las cuales han compartido a sus compañeras de MEMPA y a las
comunidades de sus veredas.
“En la parte artística me parece importante, como lo que fuimos a hacer en
Jamundí, porque como decía la compañera en las paredes de nuestra casa decimos no soy
capaz, yo no puedo hacer, pero cuando salimos, cuando se nos da la oportunidad de salir y
nos encontramos con diferentes experiencias, podemos demostrar nuestros saberes,
nuestras capacidades, en otros lugares como que nos sentimos sueltas y poder hacer lo que
sabemos.” (Mujer Vereda San Salvador, participante Línea Tiempo MEMPA)
La disposición para abordar diferentes dimensiones de lo que han ido identificando como
necesidades de la asociación de mujeres y a la vez de sus familias y comunidades, se hace evidente
también en el interés por hacer parte en procesos de formación en cooperativismos, en emprender
34
proyectos productivos, como el de caña en el año 2015 y más recientemente el de gallinas
ponedoras este 2018. También se han ocupado en generar actividades para generar recursos
económicos necesarios para solventar necesidades comunitarias como la compra del bote para lo
cual este año 2018 vienen planeando un bingo para comenzar a juntar los recursos necesarios para
el medio de transporte colectivo que se necesita en la zona de reserva campesina.
“Nosotros entramos en 2015, entonces nos reunimos allá en la vereda, la primera
reunión que tuvimos fue con Hernando quien pertenece allá, él pertenece a la autogestión
de la perla amazónica; él nos enseñó a un grupito de mujeres que estábamos por ahí, él
nos animó a que hiciéramos el grupo de mujeres, entonces bueno quedamos en nada acá y
nos reunimos con las compañeras como unas seis y nos organizamos y dijimos vamos a
trabajar y allá comenzamos fue trabajando caña, sembramos caña y hasta el momento pues
estamos ahí trabajando la caña y también participando en reuniones y muy bueno porque
uno aprende mucho y también se conoce de todas las defensas que hay en el territorio,
sobre el petróleo o sea los problema que trae las petroleras que uno hay veces no tiene
conocimiento pero ya le explican y uno ya se le penetra eso y es un problema que hay aquí
en estas estas regiones y es sobre el petróleo… entonces uno ya tiene ese conocimiento y
uno habla con otras personas y uno les explica que problemas o que desventajas trae eso,
porque hay personas que solo piensan es en trabajar y tener el trabajo, pero no piensan en
el futuro, en las consecuencias que puede traer, entonces pues para mi yo he aprendido
bastante de lo que nos ha enseñado” (Mujer participante en Línea Tiempo MEMPA)
La defensa del territorio y la conciencia sobre lo que en términos medio ambientales
implica continuar permitiendo una lógica extractivista, son reflexiones que las mujeres de MEMPA
comparten con otras personas de sus comunidades. A la vez entre ellas se plantean preguntas acerca
de los panoramas por venir.
“…y ahora vivimos un temor grande que es el temor en el tema que estamos en el
proceso de paz también , el de la sustitución del cultivo de hoja de coca que no sabemos
realmente que va a pasar, vivimos como en una incógnita , porque no hay cumplimiento del
estado hacia el campesino y se dicen muchas cosas , entonces eso también hay un temor
de que ira a pasar , pero no sabemos qué va a pasar no tenemos claridad respecto al tema
, entonces también hay temor en las comunidades respecto al tema” (Mujer de la vereda
San Salvador, participante en Línea tiempo MEMPA)
En este contexto de post-acuerdo, trazado por muchos incumplimientos por parte del estado
frente a lo acordado, y que después de una época de relativa tranquilidad y esperanza, ha traído la
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tensión de ver llegar nuevos actores armados y grupos narcotraficantes; las mujeres insisten en la
necesidad de seguir ampliando su propuesta, invitando a que otras mujeres se vinculen a la
organización, así como seguir ganando reconocimiento como asociación, tanto al interior de la Zona
de Reserva Campesina, como hacia afuera de la misma.
“MEMPA salió de nosotras mismas en el año 2017, salió este nombre porque
necesitábamos un nombre para que nos reconozcan y nos tengan en cuenta aquí y en otros
lugares” (Mujer participante Línea de Tiempo MEMPA)
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II. “Recordar y ser fuerte”
Consideré necesario titular este apartado con
una de las frases que dijo Gladys Pérez,
presidenta de la asociación MEMPA, cuando
estábamos construyendo la línea de tiempo. La
dijo antes de los resultados electorales del
pasado 17 de junio, sin embargo, creo que
abarca la sensación que queda para muchas
comunidades que llevan años sobrellevando el
conflicto socio ambiental y armado que sucede
en sus territorios, y que ahora nuevamente
encaran una política de gobierno que se piensa
un país abiertamente neoliberal y extractivista,
profundamente conservador y guerrerista.
Imagen para esténcil: Recordar y seguir siendo Fuertes.
Laura Castro Sanabria
2016 fue un año de muchas anunciaciones sobre la paz en Colombia, el proceso de
negociaciones que en 2012 establecen el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las
FARC-EP, para concertar una salida negociada al conflicto armado, parecía encontrar vías definidas
para concretarse, aún a pesar de los resultados del plebiscito por la paz y las resistencias de algunos
sectores poderosos.
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Ese mismo año, el 2017 y aún más el 2018 han sido a la vez un escenario de incumplimiento de
lo pactado en los acuerdos, de demostraciones de fuerza por parte del Ejercito, el paramilitarismo,
grupos narcotraficantes, disidencias de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional ELN;
también de asesinato de indígenas, líderes sociales, defensores y defensoras del medio ambiente y
ex combatientes de las FARC que se reintegraban a la vida civil. Todo esto en un escenario de post-
acuerdo, que no ha sido sencillo, pero en el cual varios sectores sociales continuamos colocando
nuestras apuestas.
La reflexión crítica acerca de las represiones políticas y las violencias sociales que siguen
ocupando un lugar importante después de procesos de paz y democratización, nos las han
compartido desde experiencias como las de Guatemala o Chile, y nos hacen un llamado a no perder
de vista los conflictos sociales vigentes que no terminan después de largos periodos de guerra.
De manera paralela a estas políticas estructurales que siguen respondiendo solo en clave de
confrontación, en territorios alejados del estado centralista, comunidades campesinas desarrollan
planes y estrategias para darle la vuelta a las afectaciones que deja el conflicto socio ambiental.
Frente a la dinámica extractivista, y de control del territorio, ubican apuestas comunitarias por
pensar el desarrollo territorial sostenible.
En parte sus apuestas fueron escuchadas y recogidas en las propuestas que están vinculadas al
Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera,
firmado entre el gobierno nacional y las FARC-EP, en particular las relacionadas con el punto de la
reforma rural integral, como es el caso de la figura de las zonas de reserva campesina.
El bajo Putumayo es un ejemplo de estos territorios, tradicionalmente entendidos como una
zona periférica, de frontera, de confrontación armada, de abundancia en cuanto a biodiversidad y
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recursos naturales, tanto como de débil presencia institucional para la garantía de derechos de las
poblaciones que allí han ido instalándose. Más recientemente de explotación petrolera y de
generación de regalías que no se ven reflejadas en inversión social para las comunidades que allí
habitan.
“…es preocupante, vuelvo y digo las cifras son muy grandes, aquí en Puerto Asís con
lo de las regalías y todo eso le llegan sesenta y dos mil millones de pesos y lo que es el
sector rural nunca recibe nada. No hay para un camino, no hay para una caseta comunal,
no es que no, no hay para ni siquiera para un balón, no es cierto para que los comités de
deporte pues puedan, no, no hay nada; pero uno si se va al plan de desarrollo y las cifras
para deportes son muy grandes, las cifras para cultura son muy grandes y toda esa
cuestión, pero eso simplemente no se en que lo gastan porque eso no lo invierten en las
comunidades entonces es bastante complicado.” (Entrevista a Sandra Lagos, representante
de la zona de reserva campesina al consejo local de desarrollo Rural)
En lógica de colonización, característica de esta zona, ha sido la coca además del petróleo, las
economías determinantes para que nuevas gentes colonizadoras siguieran haciendo el Putumayo,
también para que actores como las guerrillas, el ejército y más adelante los paramilitares entraran a
hacer parte de los conflictos territoriales y medioambientales enmarcados en estas economías
extractivistas, las ilegales y también las legales (CNMH, 2015)
Históricamente ha sido evidente la ausencia del Estado y la marginalidad, la ausencia estatal
ha generado acuerdos informales y otras formas de solventar las necesidades en territorios de gentes
que no han tenido acceso a un esquema de garantía de derechos, situación que explica también otra
de las características de estos territorios confines, también llamados territorios salvajes, como
escenarios de resistencia donde se generan procesos relativamente autónomos. (Serje, 2005)
La Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, ubicada en el corregimiento con este
mismo nombre, desde el municipio de Puerto Asís, departamento del Putumayo, ubicado al
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Suroccidente de Colombia, fronterizo con el Ecuador, y parte de la Llanura Amazónica o lo que
llaman Bajo Putumayo; ésta es bañada por los ríos Putumayo y Cuembí, comprende 23 veredas, con
una extensión de 22.000 hectáreas y una población aproximada de 2727 habitantes distribuidos en
800 familias. (Plan de Desarrollo Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, 2012)
Es una propuesta territorial de organización de la comunidad campesina ante el conflicto
social y armado, de cara a la construcción de alternativas para la transformación de los conflictos
locales, así como la construcción de un Plan de Desarrollo Sostenible que reconozca los derechos
económicos, sociales, culturales y ambientales de la población campesina que hace parte de estas
veredas.
“Entonces decíamos nosotros pues con la ZRC se pueden arreglar las vías,
podemos de pronto tener un colegio, podemos de pronto tener universidad, podemos crear
industria, y fuera de eso podemos conservar, podemos hablar de la conservación, o sea, eso
como una cuestión de armonía. Y fue por eso que nos le medimos al tema de Reserva
Campesina, el interés principal, principal, mejorar las condiciones de vida del campesino,
campesina de la ZRC y fuera de eso que, en ese momento, estábamos pasando por un tema
violento, de violencia tremenda, ya iniciaba una etapa de violencia entonces decíamos,
daba hasta miedo a veces salir a Puerto Asís, entonces decíamos, pues, no hay necesidad
entonces si podemos montar nosotros todos.” (Entrevista a Janni Silva, presidenta de
ADISPA)
Ante las afectaciones socioambientales generadas por las empresas petroleras y la conformación de
estructuras armadas de tipo paramilitar que buscan control sobre el territorio y las dinámicas de
narcotráfico allí presentes, la Zona de Reserva Campesina es una apuesta colectiva por la defensa de
la autonomía comunitaria y la soberanía alimentaria, como lo explicaron las mujeres de MEMPA
cuando nos contaron su historia.
Considerar el proceso organizativo del que hacen parte estas mujeres, necesariamente nos
lleva a la reflexión acerca de las apuestas colectivas con arraigo en el territorio, nos permite
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entender también la idea del cuerpo como un territorio-lugar, que vivencia emociones y
sensaciones, que es escenario de resistencias y el medio para la toma de conciencia de las acciones
que colectivamente se deciden emprender para la transformación, para la liberación. Las feministas
decoloniales nos hablan del cuerpo-territorio, de la opresión de los cuerpos de las mujeres
latinoamericanas, según el modelo desarrollista que se plantea desde las perspectivas capitalistas.
(Colectivo Miradas Criticas, 2017)
También dicen que, para quitar la propiedad de los saberes, las tierras y los recursos se han
utilizado los cuerpos de las mujeres de distintas formas. Por un lado, mediante la agresión a
nuestros cuerpos, imponiendo violencia y sometimiento. Por otro, porque hemos sido siempre las
custodias, generadoras y regeneradoras de lugares donde se reproduce la vida. (Colectivo miradas
críticas, 2017. P 16)
“Con lo de la abuela que fue la experiencia que estuvimos trabajando, recordé
mucho lo que ella nos enseñaba, lo de la defensa del territorio, la lucha, y les comentaba
que la lucha no es solamente decir pelear, porque la lucha suena como uno luchar, sino
cómo fortalecer los hogares, en nuestro propio ámbito como cultivar los productos que
nosotros consumimos, para no traerlos desde otros lugares, ya con contaminación, con una
cantidad de abono, sino nosotros mismos poder cultivar y poder consumirlos, y de ahí
también conservaban ellos las semillas. Es algo que aún nosotros, en algunas
comunidades, en algunas familias, tratamos de trabajar ese tema. En cuestión de mis
padres ellos también le inculcaban mucho a uno lo que es la responsabilidad, el trabajo, el
respeto, también confiar en las personas que estén en los alrededores. (Mujer participante
en la danza del arraigo, parte de la asociación MEMPA)
Es en este sentido que se ha venido explicando que a la vez que se lucha colectivamente por
la defensa de los territorios, de las tierras, es necesario andar el camino necesario por la
recuperación del territorio-cuerpo, por la conciencia de las violencias que como mujeres se viven,
aún dentro del mismo proyecto de transformación que se piensan de la mano con sus comunidades y
su entorno.
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“…en el área rural hay una estigmatización del hombre hacia la mujer muy
grande, entonces la mujer es la que lava, la que cocina, la que mira los niños, la que se va
a trabajar al laboratorio, a fumigar la coca, a lavar ropa y toda esa cuestión, pero nunca
se deja el tiempo para sí misma, entonces eso se fue difundiendo en las mismas asambleas
de ADISPA y con los mismos presidentes, que bueno es que qué vamos a hacer aquí, pero
es que tenemos la necesidad de hacer algo, no es cierto, es que no, es que la mujer no es la
esclava de la casa, sino pues que ella, es la compañera, es la que se ha decidido sacar un
proyecto de vida adelante” (Entrevista a Sandra Lagos, representante de la zona de
reserva campesina al consejo local de desarrollo Rural)
Es en esta multiplicidad de sentidos que hablo de feminismos territoriales como una manera
de explicar lo que viene siendo el proceso de la Asociación MEMPA. Astrid Ulloa explica acerca
de una geopolítica vertical del territorio, planteando las posibilidades que estos abren en tanto
buscan “generar alternativas económicas y procesos de circulación de recursos entre géneros,
privilegiando los derechos de las mujeres en la toma de decisiones relativas al acceso, uso y control
de sus actividades económicas.” (Ulloa, 2016, p. 134)
“…ellas lo hicieron y a mí me parece muy valioso eso porque son mujeres
decididas, no es cierto a defender los derechos y ahí fue donde se les empieza a dar ese
reconocimiento, donde muchos compañeros también dijeron, son mujeres verracas y
empezamos a mirar cómo, como se creaba el comité de mujeres de la ZRC, basados en que
somos las que conservamos las semillas, las que hacemos las huertas, no es cierto y que
estamos ahí como pendientes de que la soberanía alimentaria siempre se mantenga en
nuestra comunidad, en nuestra familia”(Entrevista a Sandra Lagos, representante de la
zona de reserva campesina al consejo local de desarrollo Rural)
Los feminismos territoriales “De igual manera, demandan otras relaciones de género entre
hombres y mujeres en procesos de defensa del territorio, en el trabajo y en movilizaciones, luchas y
resistencias.” (Ulloa, 2016, p. 134), es decir, implica prácticas cotidianas y replantear las maneras
tradicionales de entender el ser mujer y el ser hombre, tanto como anteponer el cuidado “de lo no
humano ante los embates extractivistas y el deterioro ambiental” (Ulloa, 2016, p.134)
“Es muy distinto porque el hombre solo piensa, bueno, la máquina, pa la moto, el
tractor, el carro, la carretera, pero la mujer piensa que las gallinitas, que conejos, que tal
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cosa y que la educación para mis hijos, una cuestión sana de que no tenga acceso los
jóvenes a tanto vicio, a tanta cosa, la visión de la mujer es distinta. El hombre piensa
incluso más es el tema de máquinas, de desarrollo, de plata. La mujer en economía del
cuidado, de la conservación, ella piensa más en la conservación, incluso se conecta más su
pensamiento con la tierra. No digamos todos, hay la excepción de algunos hombres,
pero…” (Entrevista a Janni Silva, presidenta de ADISPA)
De otra parte, es necesario tener en cuenta que las dinámicas de guerra, como prolongación
del conflicto patriarcal, han generado unas violencias particulares hacia las mujeres, y tienen que
ver con que la violencia patriarcal ubica a las mujeres, y otras personas leídas como femeninas,
como sujetos atemorizables, de fácil vulneración y propicias para la instalación del miedo como
mecanismo de control. Aun así, el arraigo y el deseo de transformación es una experiencia constante
en las mujeres que habitan la Perla Amazónica, en medio del miedo impuesto a sus comunidades, y
aún de cara a las violencias naturalizadas que ellas particularmente tengan que vivir al interior de su
comunidad por ser mujeres, ellas insisten en permanecer, en defender su territorio.
Cuando le preguntábamos acerca de qué las animaba a seguir haciendo parte de esta apuesta
y de esta lucha, por una parte nos hablaban de su consideración en relación a cuál es un buen lugar
para vivir desde lo que les transmitieron como posibilidad de vida sus ancestros.
“…mi madre fue una mujer que a uno le enseñó a trabajar la agricultura, lo que
tocaba trabajar y ella fue una mujer radicada en la finca, sí, en el campo, entonces así
mismo uno se levanta, en la finca, con los animales, el cultivo, en lo que uno medio le
enseña a los hijos, el campo es lo mejor, a mí así me pareció, al menos la ciudad para
levantar estos hijos no me parece, el campo uno tiene que ponerlos a hacer, los niños se les
pone a hacer algo, en la ciudad solamente es o tele o calle, no es más. Entonces yo por eso
si recomiendo a mis hijos el campo, y que esto es muy bonito todo” (Mujer participante en
la danza del arraigo)
También acerca de sus hijos e hijas y las posibilidades que quisieran que ellos y ellas
pudieran vivir.
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No es justo que los jóvenes, los niños, pierdan esa posibilidad que nosotros, de una
u otra forma que con muchas dificultades hemos tenido cosas muy bonitas… dice nosotros
los domingos nos íbamos de baño al río y a pescar y a jugar balón, embarrados hasta los
ojos y la pasábamos rico y ahorita mira uno esos niños, encerrados viendo televisión y
fuera uno que era inquieto, no le podían dejar el radio porque lo desbarataba para ver qué
era lo que le sonaba, cosas así y ahorita no. Y lo otro es la relación de la tierra, e incluso
la relación entre personas, se ha perdido y si desde el campo y nosotros como mujeres
como madres, no podemos hacer que si al menos haya la posibilidad de dejar terminar esas
cosas. (Entrevista a Janni Silva, presidenta de ADISPA)
Nos hablaron acerca de la responsabilidad que tienen con el futuro, con lo que pueda ser
para su comunidad que es su misma familia, hablaron de responsabilidad en clave medio ambiental,
de lo que es necesario transformar para un mejor porvenir.
“Que digo yo, yo digo que mis hijos no deberían haber venido a este mundo a ver,
a tener que ver toda esta situación, no es cierto. Entonces yo me siento en la obligación o
en la necesidad de defender lo poquito que nos queda, porque si nosotros hacemos un
análisis y miramos las noticias y todo eso, Colombia en el mañana sería un desierto,
entonces listo yo tal vez ya me voy, quedarán mis hijos, quedarán mis nietos, no es cierto,
quedara mi familia ¿y? ¿Qué les va a tocar vivir? No tendrán agua para tomar, no tendrán
oxígeno para respirar, entonces a mí eso como que me…, entonces si pienso en mis hijos
tomo el contexto de mi comunidad siempre, no es cierto porque yo creo que la familia es
eso la comunidad.” (Entrevista a Sandra Lagos, representante de la zona de reserva
campesina al consejo local de desarrollo Rural)
Les preguntábamos tratando de ubicar cuáles son esas emociones que les conectan con la
apuesta de la zona de reserva campesina, lo hacíamos entendiendo que ahí está el impulso.
Siguiendo lo que explica Maturana “El aprendizaje es fundamental: son las emociones las que nos
motivan a transformar y crear nuevos lenguajes (Maturana). Ello determina la potencialidad que
tenemos para el cambio, no los discursos creados para tal efecto” (Fulchirone, 2009).
Hacer parte de la asociación MEMPA y de la zona de reserva campesina Perla Amazónica,
genera entre ellas distintas emociones y apreciaciones constructivas, describen su experiencia como
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un proceso que les genera: identidad, orgullo, aprendizaje, lucha, amistad, complicidad, solidaridad,
conciencia ambiental y fuerza de verse como mujeres organizadas.
“Pues yo voy a hablar del tema del optimismo porque este proceso lo ayuda, o uno siempre
debe de ser optimista, porque en este proceso hay tropiezos, hay momentos donde hay como malos
entendidos…pero eso no quiere decir no sigo más…pase lo que pase, haiga las dificultades que
haiga, hay que seguir adelante, dialogar, comunicarse, para no que llegue un obstáculo y
quedemos ahí, sino firmes en el caminar en el grupo” (mujer participante en la danza del arraigo,
perteneciente a MEMPA)
Y aunque estas son las sensaciones predominantes entre las mujeres cuando cuentan de su historia y
de lo que proyectan como asociación y como zona de reserva campesina, también hablan del miedo,
de la rabia, de los tropiezos en el hacer colectivo, y de los sufrimientos que implica la lucha, los
paros, la ausencia de garantías para vivir una vida tranquila en sus territorios.
De lo que decía de la rabia, si en este proceso hay momentos también en los que
hay rabia y reaccionamos de una forma en que otra no está de acuerdo; o nos pasan cosas
que también nos producen rabia…miedo también hay porque ¿qué dirá mi marido? … hay
diferentes clases de miedo, porque de pronto dicen: ¡qué miedo hablar! a mí me da miedo
hablar, sí, distintas cosas además del conflicto (Mujer participante en la danza del arraigo,
perteneciente a MEMPA)
A lo largo de este año, 2018, para las mujeres de la Perla Amazónica la sensación de
vulnerabilidad ha vuelto a tomar protagonismo, hasta hace poco tiempo en este territorio hacia
presencia la guerrilla de las FARC, la re estructuración paramilitar y de grupos de narcotraficantes
que se ha dado en el escenario de post-acuerdo, para ellas trae una amenaza de la que están
conscientes, que se sigue expresando como una realidad en tanto violencia directa: amenazas,
presencia de desconocidos, intimidaciones o robos al interior de sus comunidades, y que se
convierte en una sensación latente que en muchos casos genera tensiones que derivan en conflictos
al interior de las comunidades y dificultades para que fluya el proceso organizativo.
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“…pues ha sido un poco difícil, porque han pasado situaciones pues en las que uno
como que ya no quiere apostarle más. Se desanima, eh por diferentes casos, son casos a
veces personales, casos a veces de por lo del conflicto a veces también lo desanima; en
estos momentos por ejemplo por ahí más o menos un año acá, no menos, medio año para
acá, 6 meses acá ha sido bastante pues riesgoso como para uno en lo personal… eh pues
un poco como por lo que les comentaba ayer, que después de que se inició proceso de paz
era muy bonito, un tiempo hubo una calma, muy bacana uno podía salir, podía trabajar
sin temor a que iba a ser señalado, sin temor a que de pronto uno tuviera tranquilidad con
la gente, pero de un tiempo acá ha habido intranquilidad porque uno siente por ejemplo
como esa esa presión , como ese que hay gente que de pronto le quiere hacer daño a uno,
Pero uno no sabe realmente quién es, desconocimiento a esos grupos entonces como les
decía ayer también eh en algunos momentos hubo grupos que entraron que no sabíamos
quien eran, entraban tarde de la noche robaban a los vecinos a los campesinos en
diferentes veredas (Entrevista a Gladys Perez, presidenta de la Asociación MEMPA)
El miedo es un tema del que se habla bastante en lugares donde la guerra y la represión han
sido o son cotidianas, está ahí presente como una emoción muy importante, necesaria para
comprender los riesgos que se enfrentan, sin embargo, cuando se hace extendida, trae otras
implicaciones para las comunidades que la viven de manera intensa y cotidiana.
Siguiendo a Beristain cuando analiza los efectos posibles desde diferentes experiencias de
miedo, por lo menos hay dos de especial interés: “La sensación de vulnerabilidad: desprotección,
fácilmente puede sufrir daños” (Beristaín, 1993) y “La impotencia individual: la sensación de que
no se puede hacer nada, que lo que pueda sucedernos no depende de cada quien” (Beristaín,1993)
.
“Pues digamos va como en una base de tiempo, digamos en el tiempo 2013 más o
menos esta fue cuando inició el proceso de Paz, aún había como ese conflicto entre la
guerrilla y el gobierno pongámoslo así, luego del proceso de paz hubo un tiempo, porque
ahora no digamos que en este momento podemos decir lo mismo, hubo un tiempo de
calma, como tranquilidad en el territorio, ya no se sentía como la, como la tensión , esa
tensión de la guerrilla, los campesinos estar en medio del combate que estar en medio de
los tiros, de ya no poder dormir por eso, ya había como un poco más de tranquilidad, un
poco… pero hubo como que la gente se soltó, o al ver que ya hubo ese proceso, en las
comunidades la gente ya vio como que no hay como esa presión, entonces hagamos lo que
queramos, en algunas comunidades la gente se lo tomo deportivamente, ya se formaron
como grupos de atracadores ya trataban como de estafar a la gente, por medio de
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llamadas, entonces ha habido una serie de dificultades… y ahora vivimos un temor grande
que es el temor en el tema que estamos en el proceso de paz también , el de la sustitución
del cultivo de hoja de coca que no sabemos realmente que va a pasar , vivimos como en
una incógnita”(Gladys Pérez, participante Línea Tiempo MEMPA)
Max Neef aporta al explicar el miedo como una patología colectiva, que en este caso se ve
generada por violencia y que de cualquier forma tiene implicaciones sobre la necesidad de
protección, que identifica como una de las necesidades humanas fundamentales, entendiendo que
frente a estas necesidades pueden existir diversos satisfactores de la misma y que a partir de esas
maneras de proponer realizar cada necesidad, se delimita la propuesta de desarrollo que puede tener
una colectividad, una sociedad. “Cuando una necesidad humana fundamental no es resuelta de una
manera adecuada, se produce una patología” (Neef, 1986). La propuesta de desarrollo a escala
humana, permite ver lo problemático que puede resultar el miedo como una emoción central en una
comunidad, a la vez nos ofrece muchas herramientas para comprender el potencial de la gestión
localizada y autónoma que se plantee una comunidad, como es el caso de la zona de reserva
campesina.
“…frente a ese miedo me motiva seguir trabajando o sea el decir no lucho por mí,
sino por mi comunidad, y debo estar de la mano de la que gente que realmente me necesita
de quien puedo ser yo serle como útil, y no puedo dejar a la gente que realmente necesita
como una guía que tienen desconocimiento que no saben qué hacer entonces en esos
momentos tienen poco conocimiento entonces lo que uno aprende no dejárselo para uno o
guardarse sino , es dárselo a la gente que realmente lo necesita y que desconoce muchas
cosas , porque hay mucha gente que en las comunidades conocemos de derechos humanos,
a quien deben acudir , o sea y a veces hacen cosas que los llevan a peor entonces uno al
tener conocimiento mire hay que hacer esto , hacer esto” (Entrevista a Gladys Pérez,
presidenta de la Asociación MEMPA)
Es en relación a esto, que la idea de colectividad es uno de los cimientos del hacer de estas
mujeres. Aquí se recoge en buena medida lo que Maturana plantea al explicar sobre la paz desde
fuera de la guerra, donde el modo de ser cotidiano, es lo que posibilita la construcción de una lógica
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distinta a la que deja décadas de confrontación. “Los seres humanos existimos en el lenguaje, en la
reflexión, en el vernos a través de los otros” (Maturana, 1996, p. 295)
Como una manera de suplir una necesidad, el control por la fuerza por medio del cual se
posicionan los actores armados en estos territorios, juega en la lógica de invadir lo cotidiano, no
solamente desde la perspectiva de reglamentar lo que es y no posible que hagan las personas en un
territorio, sino también desde el proponer una dinámica económica específica, una manera de
sobrevivir y valorar el mundo. Para muchas comunidades campesinas del Bajo Putumayo, los
cultivos de coca que han sido desde hace por lo menos tres décadas, una fuente importante de la
dinámica económica y social de la región.
“…porque sí es que la mujer entra al tema de la siembra de coca porque nos toca,
porque tenemos necesidades, porque es que si yo no tengo como darle lo que necesita mi
hija y pues si yo veo que esa mata de coca , me genera ingreso pues termino sembrándola,
termino sembrando la mata de coca para poder contribuir a los gastos del hogar como tal y
ahí si darme un espacio como a mí misma, cierto, porque no es esperar, que a ver si de
pronto queda para colocarme una blusa, para colocarme un pantalón o para colocarme un
par de zapatos, sino que sí sé que tengo esas maticas yo sé que lo voy a poder hacer, yo las
fumigo, yo las trabajo y entonces tengo incentivos para mí, no es cierto, entonces no es
solamente es, o sea no es solamente es que ha, es que las siembran porque sí, no, es que la
siembra porque hay una necesidad en el tema de salud, en el tema de la educación, no es
cierto, porque si bien no es cierto me tengo que hacer una ecografía pélvica porque x cosas
y me vale $180.000 y de aquí hasta que me la ordenen los del carnet, pues no, mejor dicho
a donde voy a dar?” (Entrevista a Sandra Lagos, representante de la zona de reserva
campesina al consejo local de desarrollo Rural)
Las mujeres de la zona son cocaleras, trabajan en los cultivos de coca, paralelamente vienen
problematizando esa que hace años ha sido la realidad a su alcance cotidiano, vienen trabajando de
manera constante en búsqueda de otras alternativas productivas para ellas, para sus familias, para
sus veredas. Lo hacen en un contexto adverso donde recientemente se acentúa la dinámica del
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narcotráfico, donde el estado no garantiza mínimos vitales y promueve las economías extractivas,
en contravía de la conservación medio ambiental por las que ellas luchan.
“…todos esos casos lo motivan a decir hay que luchar por una justicia porque nosotros
como campesinos, como seres humanos tenemos derecho a tener una vida digna , que aunque a
veces no la tenemos pero pues al menos, si eso hay que intentar, y con lo del proceso de, de
sustitución pues preocupadas, pero si
en apoyo porque nosotras como
campesinas debemos de buscar como lo
más, como una alternativa mejor para
vivir dentro de la comunidad , tal vez
cambiando la mata de coca con algo
que sea rentable para el sustento de
nuestras familias, no para como lo
piensan los grandes que llenarse , pero
si al menos para el sustento de nuestras
familias dentro de nuestras
comunidades para poder seguir en los
territorios”(Entrevista a Gladys Pérez,
presidenta Asociación MEMPA)
Fotografía 3. Mujeres embarcadas - Encuentro 6 de julio 2018. Andrea González Tarazona
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III. “¡Que dejemos de ser mudas!”
Fotografía 4. Mujeres MEMPA – Encuentro 6 de abril 2018. Andrea González Tarazona
Creo que al momento de plantear un trabajo investigativo es muy importante hablar
acerca del lugar desde el que me ubico yo misma para decidir emprenderlo, entonces voy a
empezar planteando que aunque he tenido la oportunidad de conocer y trabajar en contextos
rurales en distintas, y distantes entre sí, regiones de Colombia, principalmente he habitado
un territorio urbano, demasiado grande y bastante ajeno a las maneras de vivir de los y las
campesinas, así como de las problemáticas socio ambientales y del control armado que
enfrentan ellos y ellas día a día.
Aun así, una parte de mis apuestas de vida se teje con comunidades y organizaciones
que colocan el centro de su hacer en territorios rurales y en la autonomía de sus apuestas
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colectivas de vida. A partir de esos intercambios se proyecta el trabajo que adelanto con las
colectividades de las que hago parte en Bogotá y por eso mismo mi interés en explorar
junto a las mujeres de la Perla Amazónica. Está propuesta se alimenta y busca contribuir
desde el trabajo que hacemos a partir de la campaña gráfica Resistimos A La Guerra, por
esto también este intercambio está atravesado de plástica y memoria colectiva.
La cercanía con el contexto y las problemáticas del Putumayo, surge a partir
de la posibilidad que tuve de vivir y trabajar conociendo distintos municipios de este
departamento, dimensionando desde el escenario laboral algunas de las necesidades que en
correspondencia con lo incluido en el Acuerdo de Paz entre el gobierno y las FARC, tienen
algunas comunidades campesinas e indígenas. También de los encuentros personales que se
van tejiendo y que me permitieron conocer a Laura y Andrea y al equipo de la Comisión de
Justicia y Paz, quienes trabajan junto al grupo de mujeres de la Zona de Reserva Campesina
Perla Amazónica y con quienes nos planteamos la posibilidad de plantear esta propuesta.
El diseño de los encuentros que hicimos para este pequeño proceso, fue una propuesta
metodológica que construí con base en las necesidades que nos compartió el equipo de
Justicia y Paz, en relación con las temáticas e intereses que las mujeres de MEMPA tienen
por desarrollar en el transcurso de este año. Esta propuesta inicial la fuimos reconstruyendo
y alimentando en el camino junto a las mujeres de la asociación, Viviana, Laura y Andrea.
De otra parte es importante considerar que la revisión documental y los elementos
teóricos y pedagógicos que sirven de base a esta propuesta, buscan estar en sincronía con
las maneras en las que se quiere realizar este intercambio y platean perspectivas criticas
51
acerca de las maneras de construir conocimiento y el para qué de esa misma construcción,
retomando las apuestas feminista y decolonial, que nos invitan a desubicarnos de la razón
como centro explicativo, que nos plantean sentir y pensarnos desde las emociones como un
elemento bien importante a la hora de fortalecer el qué hacer colectivo y la creación de
alternativas no hegemónicas.
Por esto propiciar escenarios donde la exploración de la expresión corporal y plástica
fueran las maneras de abordar la dimensión emocional que está implicada en la
construcción colectiva del grupo de mujeres de la Asociación MEMPA y el medio para
hacer manifiesta la memoria de permanencia y defensa territorial.
En abril fue el primer espacio de encuentro
Dibujos del recorrido Bogotá – Vereda La Piña. Encuentro 6 de abril del 2018. Saraya Bonilla Lozada
De llegada a la vereda La Piña, donde esa vez sería el encuentro con las mujeres de
MEMPA, conocimos la caseta veredal donde ya estaban varias mujeres esperando que
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iniciaran las actividades de su encuentro mensual. Luego de saludarnos, comenzamos a
organizar el espacio, colocamos los letreros que hablan de distintas emociones, probamos el
sonido, invitamos a que hiciéramos un círculo entre quienes participaríamos del taller, todo
parecía estar listo para iniciar. Viviana nos presenta a Andrea y a mí, éramos las nuevas
invitadas a este proceso que de manera permanente acompaña el equipo de la Comisión de
Justicia y Paz. Les contamos sobre lo que queríamos proponerles como trabajo para las tres
sesiones en las que nos encontraríamos, explicamos nuestra disposición para aprender de
ellas, acompañando su trabajo.
Este primer encuentro fue en abril, fue la posibilidad de propiciar un espacio de
conciencia acerca de las emociones vinculadas al arraigo con el territorio y la pertenencia
con el proyecto colectivo a través de la danza como expresión corporal del mundo interior.
Este ejercicio inicial lo llamamos Danza del Arraigo, nos permitió mucha apertura, desde el
disfrute que les generó bailar y explorar movimientos con sus cuerpos mientras seguían
instrucciones que invitaban a la introspección y la memoria. Abrió la posibilidad de volver
a lo que las mamás y las abuelas de las mujeres participantes, les habían enseñado acerca de
la vida campesina y el cuidado de sus territorios. También les permitió sintonizarse con la
expresión no dirigida de esas emociones que como mujeres han venido colocando en el
construir colectivo, al igual que las que han venido replegando en clave de ese mismo
proyecto común. (Ver anexo 1: Guía metodológica abril)
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Fotografías 5 y 6. Mujeres en el
calentamiento de la danza del arraigo –
Encuentro 6 de abril del 2018.
Andrea González Tarazona
Proponer está actividad en la Zona de Reserva Campesina, hizo posible abrir nuevos
canales de comunicación con y entre el grupo de mujeres junto a quienes trabajamos. "...la
construcción de otros mundos posibles en el entramado de la imaginación, puede llevar a
entender que el significado y la realidad son creadas, esto es un acto formativo, cocreador,
reflexivo y generador" (Suarez, 2013) Las artes escénicas, la expresión por medio del
cuerpo y en colectivo es una exploración transformadora , que en este caso ayudo a
entender la transmisión cultural en cuanto a las maneras de hacer y preservar el territorio,
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en relación a lo que fundamenta el arraigo al mismo.
Fotografía 7. Mujeres en danza del arraigo – Encuentro 6 de abril de 2018. Andrea González Tarazona
Las sensaciones y reflexiones que se posibilitan desde la exploración de
movimientos con el cuerpo es una gran manera de abrir un escenario, distinto a la
cotidianidad, para tomar consciencia acerca de lo que cada subjetividad ponemos en juego
para los propósitos que se trazan junto a otros y otras, y cómo mediamos nuestras
necesidades personales con ese pertenecer. Así mismo lo expresaron las mujeres cuando
explicaban que hace mucho tiempo no pensaban en sus ancestros y ancestras y lo que
tenían que ver en su manera de comprender el territorio. Algunas de sus reflexiones al
respecto, están incluidas a lo largo de la descripción y análisis que se encuentra en el
presente documento.
Como en este primer encuentro pudimos trabajar todo el día, en horas de la tarde,
realizamos la reconstrucción de la línea de tiempo de la Asociación MEMPA Mi nombre es
Mujer Perla Amazónica, a través de esta actividad buscamos reconocer la historia en clave
55
emocional, entendiendo que el recuento de la misma, hace parte de las propuestas de
sistematización de experiencias que desde organizaciones como Otra Escuela se trabajan
para que en el ejercicio participativo de construcción de conocimiento, se reconozcan los
sentidos que se han puesto en la apuesta común.
“…un proceso reflexivo-emotivo de carácter dialógico, en el que es fundamental
sentir y re-vivir la experiencia para comprenderla de manera cada vez más amplia,
posibilitando así valorar la acción conjunta, la construcción de sentidos, significados y
prácticas que emergieron en un determinado contexto” (Otra Escuela. 2015.p, 21)
Fotografías 8 y 9. Construcción línea de tiempo de la Asociación MEMPA – Encuentro 6 de abril de 2018.
Andrea González Tarazona.
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La reconstrucción de su historia, que parece corta, aunque en realidad abarca un
montón de transformaciones para ellas subjetivamente y para el proceso organizativo del
que hacen parte, fue una oportunidad para que reconocieran algunas necesidades que
actualmente tienen como asociación. Especialmente vieron la importancia que nuevas
mujeres que se han venido integrando al proceso, puedan acceder a algunos de los espacios
de formación que ya se han venido adelantando, particularmente en relación a los derechos
humanos de las mujeres.
Este ejercicio contribuyó a escucharse las distintas perspectivas acerca del punto de
origen de la iniciativa de organización de las mujeres de la Perla Amazónica, que para
algunas se desenvuelve específicamente desde un evento como fue el paro agrario del 2013,
en tanto para otras viene de un proceso de trabajo en los comités de mujer en sus veredas,
que aunque no tenía el enfoque de derechos humanos y no violencias hacia las mujeres, que
tienen ahora, para ellas constituye los primeros pasos en este sentido asociativo.
También fue la oportunidad para poner en valor, las posibilidades que les ha
permitido ir encontrándose, las transformaciones que han evidenciado en términos de su
capacidad para expresar en escenarios públicos lo que piensan y sienten; su vinculación a
iniciativas productivas que ellas mismas están gestionando, o la importancia de continuar el
trabajo que hacen, a pesar de las dificultades que entre ellas mismas puedan generarse en
medio del proceso colectivo y los conflictos que necesariamente trae implícitos.
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Quedo en evidencia que el espacio mensual de encuentro que se han permitido y
respecto al cual deben coordinar una logística importante para que pueda suceder, es vital
para ellas, es un espacio para desentenderse de lo cotidiano del ser mujer, también de
reflexionar acerca de lo que les toca hacer desde ese ser mujeres en una comunidad
campesina y de imaginarse alternativas para transformar las problemáticas que suceden en
su territorio.
En mayo tuvimos otro encuentro
El viaje de mayo se veía venir mucho más apretado que el de abril, la fecha de
partida desde Bogotá, estaba muy cerca con el día en que haríamos la muestra Guardianas
del Territorio, también porque cerca a esta visita nos enteramos que no era posible
quedarnos muchos días, la situación estaba muy tensa en la zona y por asuntos de seguridad
era mejor no permanecer por mucho tiempo allí.
Esta misma situación implico realizar varios ajustes a la metodología propuesta,
pues el equipo de la Comisión de Justicia y Paz necesitaba abordar temas relacionados con
la seguridad en la zona y también enfatizar en una reflexión pendiente sobre el papel de las
mujeres en los procesos de reconstrucción de la verdad y la memoria histórica de las
afectaciones que vivieron en el marco del conflicto armado. (Ver Anexo 2. Guía
metodológica Encuentro II)
La muestra que teníamos pensada como centro de las actividades de este encuentro,
no podría realizarse con el énfasis inicialmente planteado, sin embargo, consideramos que
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podría articularse con las necesidades de la Comisión de Justicia y Paz, a la vez que una
manera de dar continuidad al proceso que habíamos iniciado en abril con las mujeres de
MEMPA.
. No obstante al momento del encuentro en territorio, se hizo evidente que fue una
sobrecarga de actividades por realizar y en esta ocasión el laboratorio de experiencias fue
para nosotras como equipo pedagógico, la instalación y los estímulos le quedaron
maravillosos al destino, nos removieron y colocaron de frente la pregunta por la capacidad
de gestionar el conflicto y resolver sobre la dificultad.
Por distintas razones logísticas y de falta de comunicación y una planeación más
precisa, no fue posible montar desde el día previo o muy temprano en la mañana, la
instalación de lo que sería la muestra, de hecho, llegamos al lugar del encuentro bastante
tarde y el tiempo para las actividades planeadas se hizo corto. Tuvimos que modificar el
orden propuesto para ese encuentro, iniciando con un espacio de dialogo sobre temas que
las mujeres de MEMPA tenían pendientes por concertar, esto procurando también tener un
tiempo para poder hacer el montaje de la muestra Guardianas del territorio.
La concertación que estaban haciendo en torno a la realización de un bingo para
gestionar recursos necesarios para la compra de un bote colectivo, se alargó más de lo
considerado, se convirtió en una discusión que expreso molestias y desacuerdos, en el
ambiente se instaló una indisposición que se sumaba a la tensión que ya traíamos entre
Carlos, Viviana, Andrea y yo, por las dificultades logísticas que se venían dando y lo que
en ese viaje fue nuestra poca capacidad de comunicación para manifestar las necesidades y
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dificultades que cada quien había tenido para que el encuentro pudiera desarrollarse como
se había planeado. La conversación como equipo pedagógico y la expresión de los
malestares y molestias, solo fue posible después de terminada la jornada y en clave de
balance de lo sucedido, fue un espacio importante para entender acerca de los esfuerzos y
voluntades que cada quien estaba implicando en el proceso, así como un espacio para
reflexionar acerca de las dificultades de comunicación y comprensión.
En el encuentro con las mujeres de MEMPA finalmente luego de la alargada
discusión, tuvimos la oportunidad de retomar parcialmente la muestra Guardianas del
Territorio, las mujeres recorrieron la instalación de fotografías, video y textos que
habíamos montado. Vieron en los telescopios algunas imágenes de lo que ellas durante la
danza del arraigo y la construcción de la línea de tiempo habían identificado como motivos
de pertenencia y apuestas de conservación medio ambiental, algunas de ellas y sus hijos e
hijas colorearon imágenes de la campaña #ResistimosALaGuerra, otras jugaron con el
Solanaceas5
A partir de la muestra, esperábamos abordar recursos de afrontamiento frente a las
dinámicas de los conflictos socio ambientales y políticos, tomando como punto de partida
las experiencias de otras mujeres o grupos de mujeres, que organizadas en otros territorios,
proponen y movilizan alternativas de gestión de sus problemáticas.
5 Juego tipo concéntrese que vincula ilustraciones de mujeres, elaborado por Bastardilla.
http://www.bastardilla.org/
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Fotografías 10 y 11. Mujeres en la muestra guardianas del territorio – Encuentro 21 de mayo de 2018.
Andrea González Tarazona
Como parte de la muestra, entre las historias de mujeres que hacen parte de
comunidades y organizaciones que se han ocupado en permanecer y conservar el territorio
que habitan, quisimos visibilizar las siguientes:
- Mujeres Zapatistas. Chiapas, México.
- Consejo cívico de organizaciones populares e indígenas de Honduras y Berta
Cáceres
- Comité Mujeres de la Asociación Campesina Inzá Tierradentro, Cauca.
- Movilización de mujeres afrodescendientes por el cuidado de la vida y los territorios
ancestrales. Francia Marqués. Suarez Cauca.
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- MEMPA: Mi nombre es Mujer Perla Amazónica
En el trabajo de selección de los insumos que contarían sobre las historias,
procuramos vincular material fotográfico, de video y textos que resaltaban las
características principales de las experiencias organizativas, así como los recursos de los
que se han valido las mujeres para construir alternativas frente a la explotación de sus
territorios y la conservación medio ambiental. (Ver Anexo 3. Insumos muestra Guardianas
del Territorio)
Reconociendo estas experiencias de otras mujeres que comparten procesos afines al
que las mujeres de MEMPA vienen construyendo, pudimos hablar acerca de si ellas
mismas se identificaban con las iniciativas que lideran en México, Honduras, o el Cauca,
las mujeres de las que estábamos conociendo. Les preguntamos si se considera guardianas
del territorio y por qué. Estas fueron algunas de sus reflexiones:
“Porque siempre lo hemos defendido en diferentes espacios cierto, haciendo
resistencia por lo que realmente significa la vida para nosotros, es el agua, es la
biodiversidad es nuestra tierra, eso es lo que nosotros tenemos que proteger y defender.”
“Bueno porque yo creo que las que estamos formando el grupo de mujeres ya es
como una esperanza hacia un mejor futuro ¿no?, a luchar y a bregar de cambiar los
conflictos que incluso se organizan o se forman como por la falta de reconocimiento de
uno mismo hacia nuevas cosas, hacia nuevas experiencias, es eso aprender a diferenciar
como las dificultades para evitar esos conflictos a tener una mejor convivencia.”
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Fotografías 12 y 13. Mujeres en la muestra Guardianas del territorio – Encuentro 21 de mayo de 2018.
Andrea González Tarazona
Aun contando las dificultades que implico cuadrar fechas y gestiones para que nos
pudiéramos juntar varias voluntades, teniendo presentes también el esfuerzo extra que en
términos logísticos implica proponer una metodología de este tipo en un contexto rural
distante, donde el transporte por río hace que lo planeado este sujeto a la coincidencia de
tiempos de los particulares que tienen un bote para transporte tanto a las personas que
participan de las actividades como los recursos necesarios para las mismas.
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La muestra Guardianas del Territorio fue una propuesta que invito a las mujeres a
colocarse en sintonía con otras, a inspirarse en las ideas de mujeres que trabajan en distintos
territorios y creemos que también a fortalecerse en sus propias iniciativas.
“Me gusto esa, la del Cauca, la de Inza Cauca. Si, como invitaron poquitas y
llegaron fue hartas interesadas Han comprado unos terrenos, tienen cooperativas, ya
tienen formado una buena organización porque tienen para… ahí decía para conservar
semillas naturales. ¡Esa me gusto!” (Mujer participante en la muestra Guardianas del
Territorio)
Teniendo en cuenta lo corta que se hizo esta jornada de trabajo, planeamos para el
siguiente encuentro retomar la muestra por medio de un video, que cuenta acerca de las
cinco experiencias organizativas de mujeres, y que permitió abrir el dialogo acerca de los
recursos que las mujeres de MEMPA identificaron en estas historias. Al respecto hablaron
acerca de la necesidad de mantenerse unidas en la lucha y la importancia de saber que hay
muchas otras mujeres en el mismo camino.
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Fotografías 14 y 15. Niños y niñas en la muestra Guardianas del territorio – Encuentro 21 de mayo de 2018.
Andrea González Tarazona.
“O sea a estarnos ahí firmes, sin irnos a otro lugar sino estar firmes defendiendo nuestro
territorio. Así debemos ser, así somos”
Esta frase recoge en buena medida la idea que fuimos tejiendo para representar en el
mural: un vínculo sentido con el entorno natural, con el río en particular, un recuerdo de la
permanencia que les han enseñado como principio de vida y la lucha necesaria para
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proteger su territorio. Un mural que cuenta sobre la memoria de permanencia y defensa
territorial de las mujeres de la Perla Amazónica, en medio del conflicto socio ambiental y
armado que viven cotidianamente y que ahora mismo vuelve acentuarse.
Fotografía 16 y 17. Con las mujeres camino al encuentro del 6 de julio de 2018
Fotografía 18. Reunión de las mujeres MEMPA – Encuentro 6 de julio de 2018. Andrea González Tarazona
Cuando el pasado 6 de julio llegamos a la vereda Bajo Cuembí, más conocida como
la Pedregosa y donde se encuentra ubicado el espacio humanitario en el que nos
reuniríamos para hacer el mural que se venía planeando con ellas desde la primera jornada
de trabajo que tuvimos en abril, encontramos que las mujeres ya llevaban un rato reunidas y
estaban conversando acerca del difícil panorama que para su territorio implicaban los
resultados de las pasadas elecciones presidenciales. La presidenta de la asociación MEMPA
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estaba haciendo un llamado a mantener el ánimo y estar preparadas para lo que viniera,
explicaba que las movilizaciones seguramente serán necesarias para exigir que se respete lo
pactado en los Acuerdos de Paz y particularmente en relación con la sustitución paulatina y
concertada de cultivos de uso ilícito, también varias manifestaban la importancia de
mantenerse unidas y en comunicación, para afrontar las dinámicas del conflicto armado que
desde ya sienten agudizadas en su vida cotidiana.
La introducción que a este espacio hizo Viviana por parte de la Comisión de Justicia
y Paz estaba en esta misma sintonía, paso por un llamado a la memoria de los líderes y
lideresas que vienen siendo amenazadas y asesinadas, por los retrocesos que implican las
modificaciones que se aprobaron para la Jurisdicción Especial para la Paz, así como las
afectaciones medio ambientales que se verán con la reanudación de las fumigaciones con
glifosato, que hace pocos días fueron anunciadas por el gobierno nacional.
Desafortunadamente las perspectivas no son alentadoras, sin embargo para esta
jornada justo estaban reunidas más mujeres que las de costumbre, varias de ellas llegaron
con sus hijos e hijas, había nuevas caras en el espacio. Aunque arrancando el encuentro las
energías entre ellas estaban bajas, logramos activarnos y tras retomar el video de
Guardianas del Territorio y ver las experiencias de fortaleza y trabajo colectivo de otras
mujeres, iniciamos una jornada de trabajo intensa y muy dinámica, que fue distensión,
nuevos aprendizajes, trabajo compartido y alegría
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Fotografías 19 y 20. Mujeres viendo el vídeo parte de la muestra Guardianas del Territorio –
Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona.
El trabajo del mural se extendió durante tres días, en el taller del viernes
participaron aproximadamente 35 mujeres, las dos jornadas que siguieron contamos con la
participación de un grupo más reducido, entre 15 y 20 mujeres adultas, jóvenes y niñas,
quienes, a pesar de sus responsabilidades cotidianas, sacaron el tiempo para estar en las tres
jornadas y se dispusieron de manera muy activa a darle continuidad a la jornada muralista.
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A varias de las mujeres que hacen parte de MEMPA, desde el inicio de estos
encuentros les entusiasmo la idea que hiciéramos un mural que hablara sobre su trabajo,
acerca de su proceso organizativo como mujeres, manifestaron que para ellas es muy
importante lo artístico, que les gusta pintar, algunas nos compartieron sus dibujos. Incluso
una de ellas: Gladys Barreto, de la vereda la Frontera, desde el primer encuentro comenzó a
trabajar en bocetos que le gustaría fueran incluidos en el mural.
Boceto inicial elaborado para el mural por Gladys Barreto, mujer integrante de MEMPA
“Acá me parece muy chévere la parte de la pintura, pues ya que cada una coja un
pincel, va hacer algo distinto a lo que sabe trabajar. En lo cultural, también hemos tenido
espacio para lo cultural, hay mujeres que dicen no yo no quiero, yo no puedo, pero
también al darse ese espacio uno se suelta y hay capacidad entre nosotras como mujeres,
invita a que demostremos lo que sabemos y que lo tenemos guardado”. (Mujer participante
en línea de Tiempo MEMPA)
La valoración positiva que desde el inicio hicieron acerca de la exploración plástica,
permitió que varias de ellas se involucraran de manera muy activa en la construcción del
mural. Además de indagar junto a ellas acerca de sus arraigos y perspectivas frente al
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territorio, fue muy propositivo reconocer su estética, entender la centralidad que el río, la
vegetación, las flores y los pájaros o los delfines tienen en su manera de representar el lugar
que habitan y lo que anhelan que suceda allí.
En relación al mural, es importante decir que definimos trabajar como base con
esténcil, desde las imágenes que con Laura y Andrea construimos en Bogotá, en parte
retomando la propuesta de Gladys Barreto, vinculando también las reflexiones que
consideramos podrían representar lo que sobre el territorio y la organización de mujeres,
venían manifestando las participantes de MEMPA y en perspectiva de construir junto con
ellas y en el marco del encuentro del 6 de julio, muchos detalles de lo que ellas vinculan a
su perspectiva territorial.
Fotografías 21, 22 y 23. Elaboración de piezas de esténcil en
taller de Venecia en Bogotá. Junio 30 del 2018. Andrea
González Tarazona
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En la construcción del mural nos implicamos muchas manos, Laura trazo los esténciles,
incluido el de Recordar y ser fuerte, que a partir de una combinación de fotografías, tomadas por
Andrea, cuentan sobre su cotidianidad transportándose en el rio, con sus hijos e hijas, los árboles y
el río de fondo. A partir de esta imagen les explicamos acerca de cómo funciona la técnica, con una
plantilla impresa sin cortes, otra plantilla parcialmente cortada y la última ya terminada, hicimos el
ejercicio de traspasarla a una de las paredes del espacio humanitario donde estábamos reunidas.
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Fotografías 24, 25 y 26. Explicación de técnica y elaboración de esténcil Recordar y Seguir siendo fuertes –
Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona
El esténcil es la técnica que consideramos también teniendo en cuenta que posibilita
la participación en la construcción del mural, y afianza la posibilidad de dibujar y
representar aun cuando una no se siente en la capacidad para hacerlo. En este sentido
trabajamos construyendo con ellas esténciles que harían parte de la composición de la
imagen, vinculando vegetación y fauna del territorio, así como palabras que para ellas
representan su arraigo al territorio y su proceso organizativo como mujeres. (Ver Anexo 4.
Guía Metodológica Julio)
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Fotografías 27, 28, 29 y 30. Mujeres elaborando piezas de esténcil para el mural –
Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona
A partir del intercambio con ellas, en el primer encuentro también surgió la
iniciativa de estampar camisetas para que tuvieran el logo de MEMPA, una ilustración que
hace un tiempo también Gladys Barreto había hecho para la asociación de mujeres, la cual
digitalizo Laura, y para la cual quemamos un marco y conseguimos los materiales de
estampado necesario para llevar y enseñarles la técnica, para que se quedaran con el saber y
las herramientas para realizarlo. Durante la jornada del pasado fin de semana, estampamos
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las camisetas, varias mujeres aprendieron a hacerlo ellas mismas, fue emocionante verlas
sorprendidas cuando la imagen quedaba reproducida sobre la tela, también fue una novedad
para nosotras fijar la imagen con plancha de carbón, la sorpresa fue para todas.
Fotografías 31, 32, 33 y 34. Proceso de estampado de camisetas con las mujeres de MEMPA – Encuentro 6,
7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona.
Imagen logo de la Asociación MEMPA. Dibujo Gladys Barreto -Digitalización Laura Castro.
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El segundo día fue el momento de comenzar a trabajar sobre las paredes del espacio
humanitario, de trazar los esténciles sobre las paredes y que ellas fueran comprendiendo
como se armaba la imagen para que coincidieran los bordes, para que fuera proporcional la
distribución en el espacio, también acerca de cómo funcionaban los aerosoles, la distancia
prudente para no chorrear la pared y la manera de manipularlos, aprendieron a trazar los
puentes para terminar de definir la imagen. Este trabajo lo hicieron tanto con los esténciles
que ya llevábamos cortados, como con los que ellas habían dibujado y cortado. Fue
sencillo, estuvieron muy dispuestas, aprendieron rápidamente y trabajaron sin pausa para
que el tiempo permitiera que acabáramos el mural en los días con los que contábamos para
ello.
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Fotografías 35, 36 y 37. Proceso de elaboración de esténcil en el mural – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018.
Andrea González Tarazona.
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El proceso de comenzar a pintar nos permitió un intercambio enriquecedor,
reconocimos los colores de su estética, la importancia que tienen las flores, los animales y
la vegetación, ellas fueron definiendo buena parte de la composición de colores que querían
colocar en la imagen, fuimos decidiendo conjuntamente en que partes del mural ir
vinculando los esténcil que ellas habían diseñado y elaborado. Ver poco a poco como se iba
definiendo la imagen, como el ría la atravesaba y como las hojas violetas y la vegetación
cercana al piso procuraban unidad en los cuatro muros que intervenimos, fue revelador para
ellas y nosotras también.
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Fotografías 38, 39, 40, 41, 42y 43. Proceso de pintar el mural junto a las mujeres de MEMPA – Encuentro 6,
7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona.
A medida que avanzábamos en la composición de la imagen las mujeres se veía más
emocionadas de lo que estaban haciendo, comentaron que les alegraba mucho que el mural
estuviera ahí, en el lugar donde suele reunirse la asociación de la zona de reserva
campesina, “…así como para que no sigan diciendo ¿y qué es lo que hacen esas mujeres
reuniéndose?” (Mujer participante en la construcción del mural). Desde antes que
iniciáramos a pintarlo, propusieron que fuera dentro del espacio humanitario que lo
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hiciéramos y también calcularon ubicarlo de frente a como usualmente se ubican para las
reuniones, con la intención que lo vieran, que ellas lo vieran constantemente también
cuando estuvieran reunidas en el espacio.
También nos hicieron saber que al principio no podían imaginarse que lo que estábamos
haciendo con los dibujos en las cartulinas, cortando con los bisturís y traspasando con el aerosol a la
pared pudiera terminar en lo que estaban viendo, se sentían satisfechas de haber confiado en sus
capacidades y felices de ver expresado en la pared parte de su proceso colectivo.
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Fotografías 44, 45, 46, 47, 48 y 49. Fragmentos del mural terminado y algunas de las mujeres artistas parte
de esta creación – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona.
Las palabras que salen de la boca de la mujer afro que está ubicada en el cuatro y ultimo muro,
hablan de construir paz, del amor y la fuerza, del ser mujeres luchadoras, de estar unidas y dejar
huella, fueron las que eligieron para ubicar en el mural que representa la voz que ellas han venido
ganando al ser defensoras del río, al decidir organizarse como mujeres en un contexto de violencia y
máxima expresión del capitalismos y el patriarcado.
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Fotografías 50 y 51. El mural y el homenaje con el “Sin Olvido” por los líderes y lideresas que están
siendo asesinados – Encuentro 6, 7 y 8 de julio de 2018. Andrea González Tarazona.
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Algunas reflexiones finales
La posibilidad de compartir con ellas en el cotidiano, conversar acerca de lo que ha
venido suponiendo su proceso organizativo y lo que las sigue motivando a hacerlo real, nos
dio muchos elementos importantes a tener en cuenta en el marco de este intercambio.
Entrevistarme con algunas de las mujeres que hacen parte de la Asociación de mujeres, o
que representan a la zona de reserva campesina en distintos escenarios de incidencia, me
permitió precisar sobre el contexto y la historia del proyecto colectivo, así como sobre sus
necesidades subjetivas, sus temores y frustraciones. En este sentido quiero resaltar que si
bien los encuentros colectivos fueron los principales potenciadores de muchas de las
reflexiones que aquí comparto, también poder contar con espacios particulares para la
conversación con algunas de las mujeres que hacen parte de este proceso, fue vital para
poder reconstruir lo que aquí está expresado.
Una de las observaciones que quisiera proponer para empezar a tejer estas
reflexiones, tiene que ver con la determinación que ha jugado el conflicto armado, en la
posibilidad que las mujeres se organicen de la manera en la que la asociación MEMPA lo
viene haciendo. Puede parecer paradójico que haya sido la misma dinámica de la guerra,
que genera afectaciones profundas en la vida y cotidianidad de las mujeres, la que haya
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llevado a que en esta zona de reserva campesina, los hombres propusieran que fuesen
mujeres quienes comenzaran a liderar los escenarios de participación y representatividad.
El miedo y la ruptura del tejido social que se generó a partir de la persecución
paramilitar a procesos organizativos y a líderes del bajo Putumayo, principalmente en la
primera década de los 2000, conllevo a que como zona de reserva campesina, abrieran
espacio a liderazgos femeninos que consideraban podrían estar más resguardados de las
violencias que se venían presentando. Aunque no termino de entender esta suposición, es
evidente que, con o sin una intención claramente dirigida, ha contribuido en el proceso de
formación, organización y toma de conciencia del que las mujeres de la Perla Amazónica
vienen haciendo parte y que cabe anotar no es usual en otros procesos de zonas de reserva
campesina en el país.
En relación con lo anterior también quiero resaltar que muchas mujeres de la zona,
se describen a sí mismas como seres valientes, fuertes, que están dispuestas a dar la lucha y
especialmente a permanecer en el territorio que decidieron habitar y proteger. Aunque el
miedo es algo que enuncian y explican, como parte de su cotidianidad en un escenario
donde la guerra lleva más de tres décadas desarrollándose, el lugar que le dan al mismo se
contra resta en buena medida con sus historias de resistencia, con el énfasis que colocan en
lo que han sido sus luchas por derechos elementales y en la apuesta a futuro en la que
siguen colocando sus esfuerzos.
Evidentemente el miedo para las mujeres tiene una dimensión extra a la del
conflicto armado, tiene que ver con las violencias que viven en sus familias, concretamente
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por parte de sus maridos y la intensión de control que buscan tener sobre sus cotidianidades
y decisiones. Hacer parte de MEMPA no es una posibilidad para todas, no porque muchas
de ellas no lo deseen, sino porque explícitamente sus compañeros sentimentales se los han
prohibido por considerar que es un espacio que no les conviene y donde no deben estar.
El trabajo en cuanto a las transformaciones culturales y el abordaje de las violencias
que viven por parte de sus compañeros, es un largo camino, que están andando, procurando
no generar fuertes rupturas en su comunidad, sino ir ganando confianzas y reconocimiento
respecto a lo que es su proceso colectivo, tanto como paso a paso negociando en el
cotidiano con sus compañeros, la importancia de lo que ellas están haciendo y del lugar de
reconocimiento humano que deben tener como mujeres.
En el contexto en el que se encuentran, tanto su lucha por el territorio, como el
reconocimiento que vienen haciendo de sus derechos y capacidades, son cuestiones
paralelas que les requieren un gran esfuerzo. En la Perla Amazónica se entiende muy bien
lo que es la articulación del patriarcado y el capitalismo como sistemas de opresión.
Probablemente ellas no han nombrado como un feminismo centrado en el cuerpo-territorio
lo que viene siendo su lucha y proceso organizativo, sin embargo al conocer de sus
acciones, evidentemente la propuesta de mundo por la que están apostando es
esperanzadoramente vinculante de las comprensiones del buen vivir y de la construcción de
alternativas a los modelos económicos y culturales destructivos y dominantes.
Sus comprensiones de la lucha son amplias, eso es lo interesante de la perspectiva
de las mujeres en la construcción de proyectos comunes, no pasan solamente por la
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confrontación o la exigencia frente al estado en momentos coyunturales en que sea
necesaria la movilización social, sino que recoge el cotidiano, la necesidad de la
transformación en las acciones pequeñas del día a día. Sembrar cultivos que comiencen a
garantizar su soberanía alimentaria, iniciar proyectos productivos que les permitan explorar
formas de economía diferentes al cultivo de la coca, procurar que sus hijos e hijas aprendan
del trabajo del campo y colocar sus esfuerzos también en intentar que a su territorio lleguen
alternativas de educación superior para sus comunidades, son muestra de una idea amplia
del buen vivir.
Sin duda el tránsito a otro tipo de economías es un reto enorme que no depende solo
de ellas, que abarca compromisos de reformas y desarrollo rural que en parte se inscriben
en los acuerdos de la Habana, pero que requieren voluntades políticas locales y nacionales
que se sintonicen con concretarlos. Ese no es un panorama que parezca cercano, quizá por
eso mismo sigue siendo aún más importante la implicación de ellas mismas en intentar esta
transformación paulatina.
La conciencia acerca de la potencialidad que les ofrece trabajar juntas, va
haciéndose presente poco a poco, sin embargo el fortalecimiento de las habilidades para la
acción colectiva sigue siendo una tarea importante. Particularmente en lo relacionado con la
comunicación y con el reconocer el lugar y la labor de las otras, esta es una tarea evidente
en la construcción que hacemos entre mujeres, ir transformando el lugar en el que la
concepción patriarcal nos coloca como rivales y nos hace desconocer el aporte o la posición
de la otra es un esfuerzo más en el cual es necesario colocar energías.
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En este camino considero que las metodologías que partiendo de la expresión
corporal y plástica, invitando a la movilización de sensibilidades y al contacto con las otras,
contribuyen en estas tareas extras que como mujeres nos corresponden para fortalecer
nuestras construcciones colectivas y cotidianas. Poder intercambiar en este sentido con
ellas, fue un gran aprendizaje para las personas que hicimos parte, como equipo
pedagógico, de esta iniciativa, también nos llevaron a reflexiones precisas sobre nuestras
maneras de construir y proponer el acompañamiento a otras comunidades y la necesidad de
hacernos las mismas preguntas acerca de nuestras habilidades para afrontar el conflicto y
sobre llevar las emocionalidades latentes que nos deja la guerra.
Reconocer la disposición en la que se colocaron estas mujeres y la versatilidad con
la que muchas de ellas asumieron los distintos aprendizajes que les propusimos, creo que da
cuenta de su vida misma como mujeres colonas que han llegado a hacer sus territorios y a
resolver las necesidades que no estaban solventadas por un tercero. En esa capacidad de
hacer y de arriesgarse a lo que se les propone considero se hace evidente su transcurrir
vital.
La vinculación que hicimos posible entre nosotras mujeres urbanas pertenecientes a
organizaciones feministas de Bogotá y con vidas tan distintas a las de las mujeres de la
asociación MEMPA, habitantes de una ruralidad lejana, que muchas personas
desconocemos, fue un intercambio muy posibilitador para nosotras, creemos que para ellas
también. Nos deja la necesidad de explorar las maneras en las que nuestra acción
contribuya en resguardar el proyecto del que ellas hacen parte, en visibilizar las
problemáticas que viven en su territorio, en hacer redes efectivas entre la ruralidad y las
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formas de vida citadina que en medio de la comodidad, olvidan las realidades cotidianas de
una parte amplia de población que nos recuerda la necesidad de conservar, de entender el
hacer parte de la naturaleza como una prioridad para darle la vuelta al rumbo individualista
en el que nos hemos tornado.
Particularmente en relación a la memoria y la posibilidad de visibilizar la
permanencia y defensa territorial que viene haciendo la comunidad de la zona de reserva
campesina Perla Amazónica y concretamente las mujeres de MEMPA, es importante
considerar que este ejercicio tiene varios significados o vías de comprensión: por una parte
hacia el interior de las comunidades en tanto contribuye en la reafirmación del sentido de lo
que se hace, es decir, actúa como un recordatorio del para qué del proceso organizativo;
para las mujeres de MEMPA pues posibilita el reconocimiento de su proceso organizativo y
es catalizador de las necesidades y apuestas que ellas vienen tratando de compartir con su
comunidad campesina; finalmente hacia afuera de la zona de reserva campesina, en un
alcance local, pero ojala también de manera más extensa, pues es insumo para interpelar
acerca del lugar de responsabilidad desde el que cada quien necesitamos plantearnos frente
al asunto de los cultivos de uso ilícito, las economías extractivas y el conflicto armado que
las anteriores dinámicas suponen.
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- https://sinmiedo.com.co/
- http://resistimosalaguerra.blogspot.com.co/
- https://zrcperlaamazonica.wordpress.com/
- https://www.justiciaypazcolombia.com/
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Anexos.
Anexo 1. Guía metodológica abril
Ver archivo adjunto a este documento, carpeta de anexos.
Anexo2. Guía metodológica mayo
Ver archivo adjunto a este documento, carpeta de anexos.
Anexo 3. Insumos muestra Guardianas del Territorio
Ver archivo adjunto a este documento, carpeta de anexos.
Anexo 4. Guía metodológica julio
Ver archivo adjunto a este documento, carpeta de anexos.