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ANTOLOGÍA LITERARIA PRÓLOGO Esta antología fue creada por los chicos de 6°A de la Escuela Graduada “Joaquín V. González” en el año 2012, con el fin de mostrarles nuestros propios cuentos a nuestros familiares y a toda aquella persona que esté interesada en leerlos. Estos relatos tienen en común que narran hechos policiales. Para poder escribirlos nos inspiramos en textos que leímos en clase y también individualmente para los intercambios literarios. No sólo sacamos ideas de las diferentes historias, sino que también nos ayudaron la manera en que los diferentes autores escribieron sus textos. Por ejemplo: “La frialdad” de Edgar Alan Poe “La complejidad” de Jorge Luis Borges “El suspenso” de Ágatha Christie “Las aventuras en las historias” de Arthur Conan Doyle “Las descripciones de los lugares y personajes” que realiza Pablo De Santis “Que va directamente al punto” como Esteban Valentino “El ponerse en el lugar de un adolescente que investiga” como lo hace Norma Huidobro. Ojalá disfruten de estas aventuras llenas de enigma y suspenso que tenemos para brindarles y puedan recomendárselas a sus amigos. LOS CHICOS DE 6°A Y su docente Mónica E. Rosas

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ANTOLOGÍA LITERARIA

PRÓLOGO

Esta antología fue creada por los chicos de 6°A de la Escuela Graduada “Joaquín V. González” en el año 2012, con el fin de mostrarles nuestros propios cuentos a nuestros familiares y a toda aquella persona que esté interesada en leerlos.

Estos relatos tienen en común que narran hechos policiales. Para poder escribirlos nos inspiramos en textos que leímos en clase y también individualmente para los intercambios literarios.

No sólo sacamos ideas de las diferentes historias, sino que también nos ayudaron la manera en que los diferentes autores escribieron sus textos. Por ejemplo:

“La frialdad” de Edgar Alan Poe

“La complejidad” de Jorge Luis Borges

“El suspenso” de Ágatha Christie

“Las aventuras en las historias” de Arthur Conan Doyle

“Las descripciones de los lugares y personajes” que realiza Pablo De Santis

“Que va directamente al punto” como Esteban Valentino

“El ponerse en el lugar de un adolescente que investiga” como lo hace Norma Huidobro.

Ojalá disfruten de estas aventuras llenas de enigma y suspenso que tenemos para brindarles y puedan recomendárselas a sus amigos.

LOS CHICOS DE 6°A

Y su docente Mónica E. Rosas

“Un crimen más Imperfecto Que Perfecto”

Por Catalina Martin

Benjamín Zoft, un joven muy inteligente. Tenía veintitrés años, pelo color marrón y ojos verdes, estaba estudiando ingeniería y había conseguido un trabajo de medio tiempo como mozo, en el restaurant más famoso de la ciudad. Desde el día en que consiguió el trabajo, iba apurado a todas partes, paraba solo para descansar o para asegurarse de que llevaba todo en su mochila.

Su primer día de trabajo, se despertó muy temprano y fue a la facultad. En cuanto salió, se dirigió, muy emocionado hacia su nuevo trabajo. Pasó por un barrio llamado Villa Riquense, conocido por sus hermosas casas y porque en una de las cuadras, estaba el restaurante “El Mejor En Riquense”, en el cual, Benjamín, había conseguido empleo.

Al caminar por aquel barrio, Benjamín, se sintió pobre, al comparar esas casas tan hermosas, grandes, decoradas y bien ubicadas con su departamento, feo, chico, poco decorado y mal ubicado.

Iba caminando por la vereda, de remera gris, shorts negros y unas zapatillas negras y rojas. Mientras pensaba en cualquier cosa, podía observar, cómo las personas que pasaban junto a él, señores de saco, mujeres de vestido y niños con uniforme, lo observaba con miedo y desprecio

- ¡Qué ropa más formal que usa esta gente! – pensaba Benjamín - ¡Yo no me visto así ni para las reuniones más formales! –

A la tercer cuadra, por aquel barrio, ya no le prestaba atención a como lo miraba la gente, estaba obsesionado pensando, en cómo sería vivir en una casa tan grande, decorada, bien ubicada y linda. También en como sería tener tanta plata, para poder gastar en cualquier cosa como casas, ropa, viajes, etcétera.

Ya a la quinta cuadra, había dejado de pensar en cómo sería vivir mejor, porque creía que era imposible. En busca de otro

entretenimiento, comenzó a contar los números de las casas, que estaban todos a la misma altura, y cada uno tenía una decoración distinta. De pronto, observó un número, que no tenía ninguna decoración, subió la vista para podes observar esa casa. Se encontró, con una casa, que era la mitad de tamaño que las otras. Al observar esta casa, Benjamín, sintió que era un poco más accesible, y se puso una meta.

-Ahora que empecé a trabajar, es mucho más fácil ganar plata- pensaba Benjamín –A fines de año, quiero una casa propia, ni muy grande ni muy chica, parecida a esta, con poco decorado, pero bien ubicada-

Pasaron cinco segundos y a Benjamín se le ocurrió una idea muy graciosa.

-Podría ofrecerles a los dueños de esta casa, unas mini vacaciones para toda la vida en mi casa, mientras que yo uso la de ellos- Benjamín se rió mucho al pensar en esto y en la cara de los dueños, al entrar en su departamento.

Siguió riéndose diez minutos más, pensando en cosas muy locas y graciosas, para poder tener esa casa. Entonces se dio cuenta, estaba parado frente a una casa, riéndose solo, con gente que lo miraba de reojo asustada. Se tranquilizó y empezó a investigar con la vista, esa casa que tanto le llamaba la atención.

Vio, que en el segundo piso, había un balcón, por el cual se asomaba la punta de una cabeza rubia, parecía de una mujer. Benjamín, se alejó unos pasos para poder observar mejor a sus próximos “inquilinos”. Al pensar en esto, quiso comenzar a reír como nunca, pero se contuvo por miedo a que la mujer lo descubriera observándola y llamara a la policía.

Y no se equivocó, logró observar a una bellísima mujer, rubia, de ojos azules, de unos veintitrés años aproximadamente. Miraba hacia abajo, estaba leyendo un libro. Benjamín, se enamoró de ella al instante, no podía creer cómo nunca se la había cruzado en su vida y cómo de un segundo para otro había quedado profundamente enamorado de ella.

De pronto, Benjamín, se dio cuenta de que ya hacia veinte minutos que estaba parado allí, y quince de esos veinte minutos, estaban dedicados a su nuevo trabajo. Miró a lo lejos, pudo divisar el restaurante y calculo:

-Me quedan cinco cuadras, caminando serían cinco minutos, corriendo dos-pensó él.

Decidió ir corriendo las primeras cuatro cuadras y la última la hizo caminando, para no llegar muy agitado.

Al llegar a la puerta del restaurante, Benjamín exclamó:

-¡Por favor que no se haya dado cuenta mi jefe!-

Pero estas palabras no sirvieron para nada, al entrar, vio a un hombre muy alto, vestido de traje que se estaba dirigiendo hacia él. Benjamín, supuso que ese era su jefe, ya que en la entrevista que le habían hecho unos días antes, él no había podido concurrir.

-Buenas tardes, soy Marcelo Fernández. Si tú eres Benjamín, yo soy tu jefe- Estrechándole la mano.

-Sí soy yo, mucho gusto-

-Si no me equivoco, ya hablaste con mi secretaria sobre tu sueldo y el horario de trabajo-

-No se equivoca-

-Entonces ya podés empezar. Seguime que te muestro algunas cosas- Dijo Marcelo, mientras se abría paso hacia la cocina. –Acá, vos dejás el pedido, y acá los cocineros…-

Marcelo, le explicó todas las cosas muy detalladamente, mientras que Benjamín, asentía con la cabeza y muy preocupado porque creía que no recordaría nada.

Luego de esa larga explicación, Benjamín, empezó a trabajar. Salió a las seis y media. Hizo el mismo trayecto que a la ida, pero al revés. Observó el balcón, pero no había nada.

Así, transcurrió el primer día de trabajo de Benjamín, un poco agitado y un poco divertido.

Desde aquella tarde, Benjamín, observaba cada vez que pasaba por aquella cuadra, al balcón, y a la hermosa dama que disfrutaba sus tardes leyendo diferentes libros, algunos de amor, otros de acción, pero siempre muy tranquila, junto a su jarra de jugo.

Un día, como cualquier otro, un grupo de personas en el restaurant se le acercó para preguntarle si había alguna mesa.

-Hola, buenas noches, ¿en qué los puedo ayudar?-

-Hola, estábamos buscando mesa ¿habrá alguna grande?-

-¿Para cuantos?-

-Para ocho-

-Sí, señor, tenemos una mesa para ocho en el fondo, síganme y les mostraré el camino.

Al llegar a la mesa, Benjamín alejó las sillas, para que se pudieran sentar, los ocho agradecieron. Pasaron unos minutos, hasta que Benjamín, pudo tomar la orden. Luego se la llevó a los cocineros, que parecían un poco cansados, ya que ese día había ido mucha gente. De pronto un cocinero lo llamo.

-¡Ey! ¡Benjamín!-

-¿Qué pasa José?-

-¿Vos me entregaste esta orden?-

-Sí-dijo señalando-Es de aquellos ocho del fondo.

-Toma, este es todo el pedido- Le entregó el pedido y volvió a la cocina.

Benjamín, con todo el pedido encima, se dirigió hacia la mesa.

-Sí, es muy hermosa, ¿Cuántos años tendrá?- Las ocho personas hablaban entre ellas.

-No sé, supongo que veintitrés o veinticuatro, lo raro es que siempre está en el balcón de su casa. A propósito, la casa es rara pero bonita-

Con esas últimas palabras, Benjamín, se dio cuenta de que hablaban de la chica del balcón.

Más lento que nunca, Benjamín, bajó los platos de sus brazos y lentamente fue vertiendo cada bebida en su vaso correspondiente, mientras intentaba oír algo de lo que decían las personas.

-Creo que vive sola, y es muy rica, no solo por la plata sino también por las piedras y joyas que guarda en su casa- Dijo un hombre de pelo negro y barba.

-Dicen que nunca sale de su casa, y se la pasa leyendo- Dijo una mujer.

-Eso tal vez, tiene un poco que ver con su casa, es muy linda- Dijo otra mujer.

Benjamín, terminó de bajar los platos y volvió rápidamente hacia la cocina. Como no venía más gente aprovechó el rato para pensar.

-¿Rica, cómo rica?, esa casa, no es para una rica, si yo fuera rico, me compraría una casa enorme-pensaba Benjamín. Lo despertó de sus sueños la voz de Marcelo que le decía:

-Benjamín ¡Benjamín!-

-¿Qué pasó?- Reaccionó.

-Ya son las siete, te podés ir-

-Ah bueno, gracias. ¡Entonces me voy! Hasta mañana- Recogió sus cosas y se retiró.

Se tomó un taxi. Cuando llegó a su casa, cenó y se durmió.

A las doce de la noche, se despertó sobresaltado, por culpa de un sueño, de una pesadilla, mejor dicho. Había soñado que era un ladrón, un asesino, que la gente lo odiaba y la policía lo perseguía.

La idea de vivir peor de lo que vivía en ese momento lo dejo preocupado, además porque se había puesto una meta, y si vivía peor, no la podrá lograr.

Tan asustado estaba con esa idea, que se le ocurrían cosas locas y raras para obtener plata más rápido y mucho más fácil.

Dos de esas ideas lo dejaron pensativo. Una era la idea de recibirse y comenzar a trabajar como ingeniero. Pero esto le llevaría mucho tiempo y mucho estudio. La otra, era la idea de pedir un aumento. Para eso, sólo necesitaba hablar con Marcelo. Se quedó pensando, y decidió probar que le aumenten.

Ese día, llegó temprano a trabajar, sin siquiera mirar hacia el balcón. Iba muy apurado y con ganas de que Marcelo aceptara, que era lo que Benjamín creía que pasaría, ya que en esa época, al restaurante estaba yendo mucha gente. Al llegar al restaurante, entró sin saludar a nadie, dejó sus cosas y fue a hablar directamente con Marcelo.

-Hola Benjamín, ¡Qué bueno que llagaste temprano!, hoy tenemos mucho trabajo- Dirigiéndose hacia la cocina.

-¡Marcelo!- Benjamín, no sabía cómo pedírselo- ¿Te puedo pedir un favor?-Con miedo a que lo rechazara.

-Sí, como no, ¿Qué favor?- Volviendo a su lugar inicial.

-Quería pedirte un aumento- Mientras su corazón latía alocadamente.

Luego de unos segundos.

-Benjamín, hace poco que trabajás acá, y no puedo darte un aumento así de la nada. Ahora seguí trabajando-

Benjamín no sabía qué hacer, estaba muy nervioso. Por fin se decidió.

-¡No!, ¡Si no me aumentas el sueldo no quiero trabajar mas acá!, ¡Renuncio!-

Todos los presentes, se quedaron mudos.

-¡Me encantaría!- gritó Benjamín más fuerte – Que me pagues ahora-dijo recogiendo sus cosas.

-¡Que no te dé un aumento, no quiere decir, que tengas que renunciar!- exclamó Marcelo, mientras le entregaba una suma de dinero.

Benjamín, la agarró furioso y se fue dando un portazo.

Eran las cinco y media de la tarde y todavía había luz. “La Hermosa Del Balcón”, como Benjamín la llamaba, no estaba leyendo su libro, él no tenía trabajo, lo único bueno, es que tenía un poco de dinero.

Se quedó observando la casa, unos minutos, muy furioso y preocupado. Entonces se le ocurrió una idea: esa noche iría a robarle a la muchacha. Benjamín se sintió poderoso, pero sólo le duró unos minutos, porque se preguntó:

-¿Y de dónde voy a sacar las cosas necesarias? ¿Con qué plata?- Él mismo se respondió esa pregunta unos segundos después, aunque no estaba muy convencido.

-De la plata que me dieron en el trabajo…Pero esa plata la necesito para vivir- Lo pensó dos veces. Se dio cuenta, que lo que robaría sería cincuenta veces más que lo que ganaba en el restaurante y se convenció.

Agarro un papel, un lápiz, y empezó a anotar:

Elementos Necesarios:

-Ganzúa

-Pistola

-Linterna Sorda

-Mascara

-Una Bolsa

Dirección: Calle 46 Entre 8 y 9 Número 1162.

Día: 5/12/12

Hora: 12:00 PM.

Guardó el papel en su bolsillo. De repente, oyó el ruido del picaporte de la casa de al lado. Asustado, salió corriendo, sin mirar dónde pisaba, por lo que se tropezó. Se levantó, y volvió a salir corriendo.

La vecina, que salía con una escoba para barrer el frente de su casa, vio toda la secuencia, desde cuando comenzó a correr y tropezó hasta cuando volvió a correr y desapareció entre las calles.

La señora empezó a barrer lentamente, pensando quién era ese chico y porqué corría. Siguió barriendo, hasta donde Benjamín había tropezado. Había un par de papeles tirados, uno era una propaganda del restaurante y el otro un papel de un alfajor. Los barrió hasta el montón de basura que estaba formando.

Por culpa del viento, el papel del restaurante, se dio vuelta, dejando al descubierto los planes de Benjamín.

La señora que observó una dirección escrita en el papel, lo tomó y lo leyó. Inmediatamente, pensó que era un robo. Fue a tocar el timbre en la casa de al lado, la casa numero 1162.

-Hola, ¿Quién es?- respondió desde el portero.

-Azul, soy yo Ana, tu vecina-

-¡Anita!, ¿Cómo andas?- Abriendo la puerta.

-Bien, bien ¿Vos?-

A Ana, no le importaba mucho como andaba su vecina, ella le quería contar algo muy importante, pero para quedar bien le devolvió la pregunta.

-Todo bien…-

-Te venia a comentar algo muy importante-

-Contame Anita, ¿Qué pasó? –

-Recién salí a barrer y vi a un joven tropezar y salir corriendo, esto, justo en la puerta de mi casa. Pase la escoba por donde había caído el muchacho y encontré esto…- Le muestra el papel- Lo primero que se me ocurrió es que está planeando un robo…

-¿Qué tiene que ver esto conmigo?- Confundida y leyendo el papel a las apuradas.

-Tiene tu dirección Azul…-Silencio.

-¿Esto un robo? No, yo creo que no-

-¿Estás loca? ¡Es muy obvio!- quiso decir Ana, pero se contuvo-Para mí sí es un robo, pero si no te parece…. Pensalo, te dejo el papel…

-Gracias igual.

-No, de nada.

-Adiós.

-Adiós.

Ana se fue con la idea, de que su vecina estaba absolutamente loca. Volvió a la puerta de su casa y siguió barriendo.

Luego de desaparecer entre las calles, Benjamín, fue a una casa donde vendían pistolas. Compró una, la más barata. La guardó en su bolso. Buscó en su bolsillo la lista de objetos necesarios, para tachar la pistola, pero no lo encontró. Al principio se asustó, pero después pensó:

-En ese barrio, nadie se va a animar a agarrar un papel del piso, si se me cayó, nadie se va a enterar- Esto lo dejó más tranquilo.

Compró las cosas que le faltaban, y volvió a su casa. Preparó las cosas y esperó a que el tiempo pasara. De pronto, se dio cuenta, de que nunca había robado y no sabía cómo hacerlo. Entonces empezó a practicar:

-¡No te muevas es un robo!- Se convenció, de que eso no quedaba bien. Buscó otra forma.

-¡Dame todo o te mato!- Tampoco quedaba bien.

Siguió media hora más probando diferentes formas de aclararles a las personas que le estaba robando. Luego de mucha práctica, se dio cuenta de que la muchacha, estaría durmiendo y él no haria mucho ruido. Entonces no era necesario aclarar nada.

Ya eran las once y media:

Tomó las cosas y se dirigió hacia la casa de la chica. Cuando llegó eran las once y cuarenta y cinco. El barrio estaba muy silencioso y oscuro, porque todas las luces de las calle, estaban apagadas.

Subió hasta el balcón, sacó la ganzúa e intentó abrir la puerta. Estuvo un minuto y no pudo. Intentó en la ventana, haciéndole palanca. La ventana, a diferencia de la puerta, cedió.

Sigilosamente, entró a la casa, lo primero que vio, fue una cama con alguien durmiendo, al parecer la muchacha.

Empezó a caminar alumbrando su paso con la linterna sorda que había llevado. Escuchó un ruido, alumbró hacia allí, dio un paso más y terminó en el piso junto a un florero roto.

Se paró rápidamente y alumbró con la linterna hacia la cama, donde se encontraba la chica, que ya se estaba despertando.

-¿Quién sos?- dijo asustada.

-Dame toda la plata- respondió él más asustado que Azul.

-¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Policía! ¡Me rob…!-

Azul no pudo terminar de decir la palabra “Me Roban”, que ya estaba tirada en el piso, muerta. Benjamín, le había pegado un tiro.

Sin saber qué hacer, Benjamín, salió corriendo hacia su casa.

Al día siguiente, Benjamín, despertó sintiéndose un asesino. Decidió ir a caminar, pensó que nadie lo descubriría, porque no se había apoyado en nada, salvo en el florero.

Iba caminando por la mitad de una plaza, pensando en porqué había hecho todo lo que había hecho. Lo despertó de sus pensamientos un oficial de la policía.

-Hola señor, tenemos que hablar con usted-

-Bueno-

-Sobre el asesinato de anoche ¿Sabes algo?-

Ninguno de los oficiales, le dijo a Benjamín, que lo culpaban a él, pero él, confesó todo de inicio a fin.

-Lo llevaremos a la comisaria-

Benjamín asintió con la cabeza.

Ya en la cárcel un policía que parecía más importante que los otros dos se le acercó:

-Benjamín, tengo una orden del juez, de explicarte porque fuimos a hablar con vos, como sabíamos que eras vos-

-Pero, si yo lo confesé- expresó confundido.

-Sí, pero porque los otros oficiales, fueron a hablar con vos.-

-Azul Pérez, tenía un diario, en el que decía que la vecina le había dicho que había encontrado un papel que se le había caído a un muchacho, y ella lo relacionó con vos- Siguió explicando:- Para la vecina es un robo, para mí, es una visita nada más..

-¿Así terminó mi papel?- dijo Benjamín por lo bajo.

-¿Qué?-

-Nada-

-Hablamos con Marcelo, tu ex jefe, y nos dijo que habías renunciado. Creímos, que querías ganar más plata, y por eso le fuiste a robar-

Fin

Un amor prohibidoPor Melisa Sutín

Era una tarde después de haber ido al colegio cuando encontré en mi casa una carta. No era una carta cualquiera, sino que era vieja, muy vieja. Temí en abrirla, justo llegó mi madre, y me preguntó:-Juan, ¿qué es eso?- -Es una carta mami- le respondí.Cuando la abrí, mamá se fue a la cocina. La leí y decía lo siguiente: Hola señorita Cristina Stut: te mando esta carta para decirte que te amo. Hace dos meses que estoy esperando tu respuesta, ya que la carta anterior no la has respondido aún. Te amo, Roberto Díaz.

Luego de haber leído la carta empecé a pensar de quién podía haber sido, le pregunté a mama si conocía a una tal Cristina Stut, pero ella al principio me dijo que no. Luego de meditar un poco me dijo que esa mujer había vivido en nuestra casa muchos años antes de que nos mudáramos de allí. Que durante mucho tiempo la había estado buscando la policía y que después apareció muerta en un hecho muy confuso, porque no se sabía claramente si se había suicidado o la habían asesinado.

Mamá me preguntó de dónde había sacado ese nombre, y yo le mostré la carta; entonces ella me dijo que la entregue a la policía pero no lo hice.

Publiqué en mi página web esta carta y para mi sorpresa 1000 personas la leyeron. Todas habían resultado sorprendidas.

Una tal Carola Ferli comentó que había conocido a Cristina Stut de un viejo trabajo. Le pedí su teléfono para averiguar más sobre ella y nos juntamos en un bar. Carola era una mujer vieja y tenía un aspecto muy llamativo. Al principio no quería hablar demasiado, hasta que la convencí de hacerlo. Me contó que no la quería mucho porque era muy linda y luego sacó unas fotos de su bolsillo. En ellas aparecía Cristina.

Luego me contó:-Un día nuestro jefe dijo que ella había desaparecido por temas personales. Después

supimos que él nos había mentido porque la policía la buscaba. Luego de unos años no se hablo más de ella y la empresa en donde trabajábamos se fundió.

Me despedí de Carola agradeciéndole mucho por el encuentro y la información.Luego de una semana, apareció en mi puerta otra carta. Esta vez hablaba en plural y

decía:Hola de nuevo esta vez somos nosotros. Te queremos

avisar que en estas dos semanas he tratado de hablarte. Una vieja amiga y yo te estamos esperando.

Roberto Díaz

Busqué en facebook a Roberto Díaz y apareció uno que podía llegar a ser el hombre que estaba buscando.

Fui a la dirección que aparecía en la guía telefónica y me encontré con un hombre corpulento, medio viejo y triste. Le pregunté si era Roberto Díaz y me dijo que sí. Después de contarle a qué iba, me dejó pasar a su casa, observé que el comedor estaba lleno de fotos de una mujer, le pregunté quién era y me dijo que era una vieja amiga llamada Cristina.

Después me empezó a contar que él era un hombre común y corriente y que se había enamorado de ella. La había conocido cuando trabajaba en un cabaret y después de haber tenido una aventura, ella había quedado embarazada. Cuando él se enteró le propuso que deje ese trabajo para formar juntos una familia porque él la amaba pero como ella no quería se enfureció tanto que… y ahí se quedó no me contó más.

Roberto me pidió que me fuera de su casa y así lo hice. Por lo que me contó había dos posibilidades ella se había suicidado o Roberto la había asesinado. Al día siguiente fui nuevamente a la casa de Roberto Díaz

-¿Qué hace de nuevo aquí muchachito?- me preguntó enojado.Le dije que quería que me cuente toda la verdad y él me dijo que no tenía nada que ocultar, al contrario necesitaba alguien que pudiera ayudarlo a averiguar qué pasó con su hijo y con ella.

-Es lo que estoy tratando de averiguar- le respondí. Juntos fuimos al cuartel de policía a preguntar qué sabían sobre Cristina y le mostramos una de las fotos. Nos dijeron que había un hombre que sabía todo y que podríamos hablar con él porque estaba preso allí. Cuando nos acercamos a la celda Roberto lo reconoció, era el dueño del cabaret donde Cristina trabajaba. Este hombre al ver a Roberto se enfureció y comenzó a gritarle. Le dijo que por su culpa había tenido que matarla, porque ella había querido dejar de trabajar y formar una familia con él. Por fin después de tantos años Roberto pudo saber qué le había sucedido a su amada y a su bebé. La justicia se encargaría del culpable encerrándolo mucho tiempo por homicidio. Cuando llegué a mi casa le conté todo a mi madre, que al principió se enojó bastante pero luego se

tranquilizó. Yo me sentía muy feliz porque había ayudado a alguien.

TNT

Por Valentino Fassina

Esta historia sucedió en el 1967 en un campo cercano a Samay Huasi.

Cuenta el periódico que el propietario de la estancia “El secreto” se dirigía camino al pueblo cuando su auto explotó de manera sorprendente, ese día su colega estaba resfriado.

Se trataba de Don Casimiro Fuentes, un reconocido médico de toda La Rioja, que dos días después de su muerte iba a dar un discurso sobre unas cosas que había planeado

La familia muy triste llamó a un detective americano triunfador, Serkol Loc quien siempre trabaja con su fiel amigo Garson.

Serkol y su compañero aceptaron el caso y a la mañana siguiente fueron a investigar a la casa del muerto donde los esperaba una familia muy hermosa, excepto el abuelo. Una cara pálida, robusta y ojos saltones. Para Garson podría ser un sospechoso. Luego fueron a la escena del crimen.

¡Garson!-dijo Serkol- ¡Mira eso! Debió haber sido una explosión de aproximadamente 20 metros de diámetro!

Y buscando entre los escombros encontraron papeles con símbolos como de científico. Garson con su experiencia develó algo pero no mucho, entendió algo de una “Fuente de la juventud”.

Serkol pasó tres días y tres noches investigando el caso. Hasta que una tarde encontraron al abuelo escondido en el galpón trabajando con TNT, todo indicaba que tenía que ver con la explosión pero… ¿Por qué habría de hacer cosa semejante?

Al día siguiente hicieron una especie de tribunal privado. Primero llamaron a la esposa. Ella dijo que el abuelo había arreglado el auto que no andaba, y después se había ido a las 12:00 p.m. para ver a Jon Cártero, su colega.

Luego llamaron al abuelo para interrogarlo. Él dijo que ese día estaba durmiendo y que él no había arreglado nada. Luego de decir eso se fue con una mirada de odio hacia Garson.

Por último declaró el hijo, quien juró haber visto al abuelo arreglar el auto mientras Don Casimiro saludaba a la mujer, Nicole. También contó que esa noche vio a unos hombres entrar con el abuelo y unas bolsas una hora antes del suceso.

Ahí los investigadores entendieron un poco más. Tenían la hipótesis de que el abuelo estaba metido en algo que no era bueno, así que lo volvieron a citarlo para confirmarla.

- ¿Así que me culpan de matar a mi hijo?- dijo el abuelo

- ¿Cómo explica lo de los explosivos? ¿Y lo de la gente encapuchada a las 11 p.m. con bolsas misteriosas?

- Lo de la TNT no era para mi uso, trabajo para unos hombres que son los que vinieron encapuchados

- Creo que al entrar tenían las bolsas llenas ¿O me equivoco?

- No se equivoca señor. Estaban llenas de TNT con fallas para que yo repare…

- Y… ¿luego?

- Luego son enviadas a la policía, que se las entregan a los militares

- ¡Qué raro!, nunca han llegado a la policía ¿No le parece extraño?

-Discúlpeme, pero yo me retiro- dijo el viejo con mirada furiosa.

- Oiga Garson ¿No le parece extraño?- dijo Serkol.

Él respondió:

-Desde el primer momento en que lo vi me pareció sospechoso. Vamos a investigar un poco más.

Más tarde fueron a la comisaría y buscaron en internet sobre Ron Wilson porque así se llamaba el anciano. Allí encontraron que era un veterano de guerra y que se encontraba prófugo, advertía que estaba loco y era peligroso.

-Garson, creo que ya tenemos al culpable.

Finalmente encontraron que había destruido miles de hogares con dinamita.

-Nicole, la esposa, vino con una foto de su marido ensangrentado y el abuelo no pudo contenerse y lloró desconsoladamente por mucho tiempo. Luego declaró todo. Había asesinado a su hijo porque él había creado la formula de la fuente de la juventud, y como lo había dejado de lado a su padre se enojó y se descontroló con la dinamita como en otras ocasiones.

Cuando terminó de llorar dijo:- Yo lo maté.

Y enseguida se clavó un puñal en el pecho para no ir preso.

-Garson, otro caso resuelto – dijo Serkol. Ahora vamos por otro más.

ROBO EN EL MUSEO

de Paula Marcón

Eran las 5 de la tarde cuando me encontraba fumando en la paz del silencio mientras leía el diario. Toda esa armonía se derrumbó cuando sonó el teléfono.

-¡Hola!, ¿señor Carlos Juan Martínez?- dijo una voz de hombre chillona y desesperada.

Por el nivel de tensión en su voz deduje que sería para resolver una incógnita.

-Sí, él habla, ¿En qué lo ayudo?

-Yo soy el director del museo “Arte para sentir” y quisiera contratar sus servicios porque…

-Disculpe es que yo ya estoy retirado.

-Le pagaré $1000 si resuelve el caso, por favor.

-¿De qué se trata?- pregunté

-El asunto es que robaron un cuadro, muy valioso, y quisiera que lo pueda recuperar.

-Bueno, dígame cuando quisiera que nos juntemos para poder comenzar con la investigación.

-¿Puede ser ahora?

-De acuerdo- respondí.

Me alisté, me puse mi corbata azul y salí.

Cuando llegué, toqué el timbre de la gran reja verde y enseguida me encontraba en la habitación principal. Me atendió un hombre, supuse que era la misma persona con la que había hablado y no me equivocaba. Me mostró todo el lugar de los hechos.

-Muy bien, ¿Me puede presentar a los empleados que estuvieron ayer en el museo?

-Con mucho gusto- me respondió el director.

Fuimos al hall y ahí fueron pasando uno por uno.

El primero se llamaba Julián, el portero. Era alto, flaco, tenía barba y bigotes. El segundo se llamaba Juan, era petiso y gordo, tenía pelo marrón al igual que sus ojos. Lo que me hizo dudar de él fue su corte en la mano derecha; él era guía. El tercero se llamaba Lucas, era portugués, flaco y tenia bigotes; trabajaba como guardia del museo. En uno de sus zapatos tenia una mancha de pintura blanca en la punta. El cuarto se llamaba Leandro y era otro guardia. No me sacó los ojos de encima ni por un segundo.

Les pregunté a las empleadas de limpieza en qué estado se encontraba el lugar al cerrar y me dijeron que a la noche cerraban las cortinas verdes, se apagaban las luces y el dinero recaudado en el día se guardaba en la caja fuerte. También limpiaban todas las habitaciones. La limpieza se hacía todos los martes y jueves. Era viernes, por lo cual las habitaciones deberían estar totalmente limpias.

Les pedí a todos que se retiraran para poder comenzar con la inspección. En la sala del cuadro encontré una piedra de encendedor al lado de una puerta de hierro negra y muy

reluciente. También encontré la cortina de la habitación a medio cerrar. Abrí la cortina y vi un vidrio rajado. Terminé la inspección.

Lo aparté al director y le pregunté si el vidrio de la habitación tenía una rajadura. Me respondió que no.

Al principio sospechaba de Juan y Leandro porque el primero tenía un corte en su mano y el segundo no paraba de mirarme. Julián no tenía ninguna muestra de culpabilidad, y Lucas se podría haber manchado el zapato en cualquier momento, lo único raro era que tenía pomada cubriendo la mancha.

Luego llegó el momento de citarlos: Julián, el portero del lugar tuvo que ir a Mendoza para ver a su hija, así que según él, no estaba en ese sitio. Juan tampoco estaba porque no era su día de trabajo, además afirmó haber cenado con su esposa. Posiblemente pudo haber herido su mano con un cuchillo, mientras cocinaba. Además era un tajo chiquito, lo cual lo hacía más creíble.

Lucas parecía no tener justificativo. A la noche había estado de guardia, pero cuando fue al baño, quiso salir pero no pudo porque alguien lo había encerrado. Esa mañana lo había sacado el director cuando llegó al lugar. Cuando le pregunté por la mancha en su zapato me explicó que había pintado la pared de su casa hacía mucho tiempo y que se ponía pomada porque no tenía otro par y quería que su zapato tuviera un aspecto reluciente. No le creí, porque la mancha parecía reciente. También alcancé a ver un pequeño tajo en su mano, pero era más chico que el de Juan.

Ahora llegó el turno de Leandro: Su turno era a la mañana. Este no tenía pistas que lo acusen. Lo único que me inquietaba era su extraña mirada. Nunca pude terminar de entender, porqué me miraba así. Se me ocurrió preguntarle. ¿Por qué me mira así? Y me respondió que como le faltaba una mano y que estaba pendiente de mi reacción discriminante. Me decía la verdad.

Con el director decidimos publicar una nota en el diario.

Unos días después, un taxista, nos dijo haber dejado a un hombre castaño, bajo y de ojos celestes a dos cuadras del museo. A los tres días nos llegó la noticia de que este había muerto. Comencé a investigar, y un tal Daniel me dijo que el asesino fue Carlos. ¿Estaría involucrado en lo del cuadro?

Me reuní de nuevo con Leandro y le pregunte cuál era su relación con sus compañeros de trabajo, él dijo que no tenía mucha relación con ninguno, ya que era nuevo en el trabajo.

-Muchas gracias, me sirvió de gran ayuda- le dije.

Llamé a Julián y le pedí que venga a mi oficina.

Al llegar le pregunté si había oído hablar de un tal Carlos. Él me respondió que no. Sacó un paquete de cigarrillos, estuvo a punto de sacar algo del otro bolsillo, pero comenzó a inquietarse. Después sacó un fósforo y prendió un cigarrillo.

Los reuní a todos y llamé a la policía. Ya había resuelto el caso.

Julián nunca había ido a ver a su hija. Estuvo toda la noche en el museo. Lo venían planeando hace meses. Lucas entró al museo, gracias al portero, quien lo hizo pasar. Al poco tiempo llego Carlos, que tiró una piedra de la habitación del cuadro que tenia la cortina abierta, por lo cual se veía la luz. Juan no tenía buena relación con Carlos, por lo cual no estaba, muy al tanto sobre el robo. Entonces cuando vio la luz en la habitación, arrojó una piedra en el vidrio y lo rajó. Lucas corrió la cortina y se cortó la mano. Vio quién era y cerró la cortina para que no se vea la luz desde la calle. Lo hizo entrar. Carlos lo opuso contra la pared y lo amenazó con una navaja. Que si hacía alguna estupidez que sirva como evidencia lo mataría. Cuando bajo el cuchillo del cuello del amenazado le hizo un tajo en su mano. Lucas manchó la punta de su zapato con la puerta de la sala del cuadro que estaba recién pintada. Yo deduje que la piedra de encendedor era de Julián, porque era el único que fumaba. Lo confirmé cuando estuvo a punto de sacar un encendedor, con la distracción de que le faltaba su piedrita. Al terminar el operativo Juan se fue a su casa feliz. Lucas fue encerrado en el baño para cubrirse. Julián viajo hacia un pueblo cercano, y vino a la mañana siguiente diciendo haber estado en Mendoza, con su hija y Carlos se llevó el cuadro y no volvió a aparecer.

Sí, Julián, Lucas y Carlos lo habían hecho porque el cuadro era muy valioso. En cambio Juan estaba cansado de su vida, y si no hacía algo pronto se mataría. Entonces se unió al plan para demostrarse a sí mismo que podía hacerlo.

A los tres se los llevó la policía. Carlos y el cuadro no volvieron a aparecer. El director del museo me pagó lo acordado y después de unos años cerró el museo.

FIN

Primer caso de Jack Novarius en Nueva York

por Santino Castrosín

Mi nombre es Jack Novarius y corría el año 1977. Era un estudiante modelo recién recibido de químico cuya misión ahora era la de jactarme de tener un empleo y ganarme mi sueldo de lo que estudié. Tenía muchísimas ganas de volver a mis experimentos y usar el equipo nuevo que mi familia de Chicago me había regalado para poder realizar y ejercer mi profesión mucho mejor que antes.

Salía de mi departamento, crucé la quinta avenida, tan atestada de gente como siempre, me dirigí hacia Broadway me senté en un banco a pensar y a observar cómo iban y venían los autos. De repente hubo algo que verdaderamente me llamó la atención, encima en la copa de un árbol cercano había un libro envuelto en sangre y nadie, nadie en todo Nueva York se había percatado de él, tenía entendido que era una ciudad muy habitada, y que en esa plaza circulaba mucha gente ¿o no? Volví a casa cavilando sobre lo que acababa de presenciar, pero por más que me estrujé el cerebro no conseguí ningún motivo o causa para que un libro envuelto en sangre esté en Broadway y nadie lo viera. Volví a las 4.00 con una escalera y llegué a casa con una botella de plástico encontrada en un cesto de basura con sangre dentro, bien escondida para no levantar sospechas, el libro en el bolsillo y el pañuelo de la sangre que limpié que me quedó sin recoger en la botella. Me levanté bien temprano pensando en eso y analicé la sangre. El propietario tenía alcohol y tabaco. Lo sabía por un amigo ya avanzado en la materia de confianza, le conté lo que viví y él accedió a darme los resultados porque él tenía una maquinaria de último modelo. Luego examiné el diario, leí lo que decía y me sorprendí, era un diario íntimo. Contaba que la persona propietaria estaba en peligro, que lloró por encima de las hojas (estaba húmedo), y que se llamaba Hestia Jones. Esto era hasta lo que yo necesitaba saber, o menos, no entregaría el objeto a la policía, no era conveniente, se lo daría a un detective, pero… ¿a cuál detective si en los Estados Unidos no había ninguno? Casi siempre los casos los lograba resolver la policía, ¿y si yo, Jack Novarius, sin muchos dones pero con conocimientos científicos, no podría ser yo, quién sea el detective de la Nación estadounidense? Sería en secreto, nunca me gustó tener fama, en el colegio siempre fui tímido y callado, pero esos sentimientos se me habían escapado, quería ser otro Jack. Pero, ¿no todos los detectives como Holmes, Craig, Arzaky, o Poirot, o Dupin, tenían un asistente?, bueno yo llamé a mi amigo que me ayudó con el tema sangriento, que por cierto se llamaba Taylor de apellido, para que sea mi asistente, él aceptó, y así de sencillo, así de fácil, me convertí en el secreto y único detective Novarius. Reparé en el nombre de Hestia, no conocía personas de nombre Hestia, sería fácil encontrarla y a la vez difícil. Al día siguiente en el Times encontré un asesinato, abrí la página , leí despreocupadamente quién había muerto y no recordé nada más. Estaba sentado en mi sofá, era de noche y Taylor me estaba dando continuamente vasos de agua yo le expliqué que seguramente me desmayé

porque leí el nombre de Hestia Jones. Decía el diario que la mataron cerca de su domicilio y que los testigos vieron a un hombre corriendo con una valija y detrás encontraron colillas de humo de tabaco. Fui hasta allí inmediatamente, estaba cercado el lugar por una cinta de NO PASAR pero dije que era un detective. Se rieron de mí y se me burlaron hasta que terminé de examinar el perímetro. Luego hablé con uno de los testigos- ¿Con quién estaba casada la difunta?- pregunté. Ese tipo de preguntas me gustaban porque el testigo piensa que no tienen nada que ver. - Con un tal Rogers, señor- me respondió el testigo.- ¿Se llevaban bien?- pregunté nuevamente.- No señor, nada bien, están separados, pero era la última persona a la que yo habría creído culpable, es una persona generosa, a propósito ¿que hace usted preguntando sobre esas cuestiones?Le dejé la pregunta en el aire.-¿Dónde vive él?- dije en un susurro apremiante y, a la vez amenazanteMe dijo donde vivía y salí corriendo hacia allí. Ni bien me abrieron la puerta y me hicieron pasar casi recibo un balazo en la pantorrilla ejecutado por un hombre robusto, corpulento, rubio, muy alto y barbudo y me preguntó.-¿Así que usted es el detective Novarius? Me lo dijo Taylor, que te quiso ayudar en lo que podía, hasta que lo descubrí, y lo castigué para siempre, ahora estoy viendo al primer detective no armado en mi vida. Sí, yo la maté, me atormentaba, yo trabajaba por ella, mientras que Hestia salía con amigas, se divertía y, a veces, también tenía que soportar su mal humor. Empecé a hacerle sentir lo que yo sentía hace mucho tiempo. La descubrí con un libro entre las manos, llamando a la policía y haciendo una denuncia. La acuchillé, igual que a Taylor. Le cuento todo esto para que su aventura tenga algún significado o, mejor dicho, su muerte tendría algún significado. Y, también, para que sepa que no hay que jugar a los detectives. -Adiós Novarius- dijo mientras me apuntaba con un revólver. Pero yo fui más rápido que él y le disparé y acerté aunque lo había hecho por primera vez en mi vida. Me apabullaron con aplausos después de haber aclarado todo, y me convertí oficialmente en el detective Jack Nicholas Novarius, de Chicago.

Fin

PELEAS

Por Abril Rehak

Ahí estaba yo, tras la puerta, escuchando cómo mis padres peleaban, lo hacen todo el tiempo, es constante luego se arreglan y salen a cenar. Por lo general al otro día viene mamá y me explica lo sucedido.

Al día siguiente vino mi mamá, pero esta vez se encontraba más nerviosa que las otras veces. En esta ocasión se sentó en mi cama y me contó algo...

-No la conocí, no me afecta- dije desinteresada

- ¿Qué?, ¿sólo eso? ¿Discutí con tu padre para que digas y admitas que no te importa?- preguntó mamá desilusionada.

-Sí, no me importa, no me interesa, ¿te puedes ir de mi cuarto?- dije sabiendo que ella se molestaría.

- Sí claro señorita desinteresada- dijo mamá mostrando su enojo

- Chaíto- dije saludando sarcásticamente.

Mamá cerró la puerta dando un portazo. Nada diferente a las otras noches, me acosté y dormí igual que siempre.

AL OTRO DÍA

Me despertó una voz conocida, era papá, quien traía una caja grande.

- ¡¡Despierta dormilona!!- dijo papá muy sonriente.

- ¿Y esa caja?- pregunté dormida.

- Las cosas que heredaste de mi abuela – respondió papá con naturalidad.

Lo miré sorprendida, entonces él preguntó:

-¿Acaso no te dijo nada tu madre?

-Definitivamente no, ayer simplemente se enojó conmigo y luego se fue–respondí mientras me sentaba en la cama. -Bueno, sea lo que sea, déjalo sobre la cómoda.

- Listo, ¿bajas a desayunar?- preguntó papá mientras cerraba la puerta.

- Sí- grité con la intención de que escuchara.

Procedí a vestirme y luego bajé.

- Hola, tu café y tus tostadas están sobre la mesa- dijo mamá.

- No quiero café, gracias de todos modos- dije y subí a mi cuarto

Comencé a revisar las cosas de mi bisabuela, solo encontré jarrones y vestidos. Sólo esto pensé, hasta que encontré un cuaderno rojo, con estampillas de muchos colores que tenía simplemente dos hojas y la impresión de que le arrancaron las demás, luego supe que era el diario íntimo de mi bisabuela

¿Para qué querría esto?- susurré. No sabía aún por qué lo hacía, pero algo me impulsaba a leerlo. La primera página decía así:

Sigo sin saber nada de esto, me iré a Europa y veré si mi hermana sabe algo sobre la muerte de nuestro padre, debo dejar todo, no hay otra opción. Extrañaré a todos aquí, pero es lo que hay que hacer.

16 sep. 1944.

Di vuelta la página en busca de más información y la encontré:

Ya estoy hace 2 años en Europa, lo malo es tener que esconderme…

Lo que seguía se veía muy borroso, solo distinguí un “16 sep. 1946” pase a la 2da hoja, la cual tenía escrita sólo una página:

Chau hermanita, descansa en paz…

Elizabeth Gryng.

17 sep. 1946.

Supuse que Elizabeth Gryng sería la hermana de mi bisabuela, para asegurarme le pregunté a papá quien me lo confirmó, pero me dijo que no me metiera en eso, que era un asunto muy viejo y que meterme no serviría de nada. No le hice caso, en ese momento me hubiese gustado hablar con mi abuela, lástima que ya no estaba con nosotros.

Un ruido me sacó de mis pensamientos, era la puerta.

- Josefina, ¿estás lista?- preguntó Martín del otro lado de la puerta.

-¡La escuela!-grité. Lo había olvidado por completo, hoy teníamos Historia y Matemática. Tomé mi mochila y salí corriendo de mi cuarto.

AL FINALIZAR LA CLASE DE HISTORIA

-¿Señorita Guzmán?- dije a la profe de historia.

-Sí cariño, dime- respondió la profesora.

-¿Cómo hago para saber de algo que sucedió en 1946, si no tengo a nadie ni nada que me lo diga?- pregunté temerosa.

- Mmmm… puedes consultar los diarios de la época, por lo general están en la biblioteca- me respondió.

Ni bien lo supe salí corriendo, directo a la biblioteca pública. Fui allí a hablar con la bibliotecaria.

- Disculpe, ¿tiene diarios de Europa del año 1946?-pregunté.

- Tercer pasillo, repisa Nº 7, cuarto estante- respondió sin ganas la muchacha.

Allí me dirigí y saqué tres diarios 17,18 y 19 de sep. 1946 de todos los países y regiones. Encontré lo que buscaba en el diario del 18 de septiembre de España que decía lo siguiente:

Chica encuentra muerta a su hermana en su departamento,

Una chica de 21 años de edad halló muerta a su hermana de 32 en la bañera, los médicos aseguran que se suicidó cortándose las venas de sus muñecas.

Fotocopié la página y me fui. Estaba desorientada, el diario no decía demasiado, lo único que se me ocurrió fue llamar a mi mejor amiga quien ya sabía todo lo sucedido hasta el momento. Tomé el teléfono y marqué, luego de charlar por un rato de cosas sin importancia le pregunté:

- Miriam, ¿cómo hago para saber algo más si el diario no dice nada?

- Mmm… ¿dice algo de policías o médicos?-me preguntó.

- Sí, que ellos dijeron que fue un suicidio- contesté.

- ¡¡¡Ahí está tu respuesta!!! Sólo necesitás hacer una llamada- dijo mi amiga del otro lado del teléfono.

De repente escuché un grito:

-¿Miriam podés cortar ese teléfono?

-¡Sí! Chau Josefina, ¡nos vemos el lunes!-con eso concluyó mi amiga.

No entendí lo que dijo al principio, hasta que caí en su idea, corrí hacia la computadora, busqué en el Google el número de la policía de España, llamé y pregunté y me dieron una dirección, una de aquí de Argentina.

AL SIGUIENTE DÍA

Me levanté y me dirigí hacia esa dirección, allí vivía una ex policía de España, ella simplemente me dijo que no perdiera el tiempo, mientras volvía a casa me acordé de mi tía abuela, ella seguro sabía algo. Tomé el micro Este, y fui directo hacia allí.

- ¡Tía!-grité corriendo a saludarla

- ¡Jose! ¡Qué alegría verte! ¿Qué te trae por aquí?- dijo Marga.

- Quería saber que recordabas sobre el crimen de tu madre- dije con un poco de miedo

- Que se suicidó, aunque yo creo que fue Norberto, mi tío.- me dijo Marga con cara de pícara- . Si quieres vamos a visitarlo.

- Claro que sí, él sabe algo…- dije exaltada.

- Sí, seguro que sabe algo, lo malo es que está en un asilo para ancianos, él está muy viejo y dudo que su esposa nos deje verlo.- dijo desilusionada mi tía.

- ¿Esposa?-pregunte confundida- ¿Acaso ella no había muerto?.

- Sí, pero se volvió a casar, con una chica que en ese tiempo tenía 15 años, actualmente tendrá 45 - dijo mi tía.

- ¿Por qué no nos dejaría verlo? - pregunté

- Porque dice que está muy viejo y que no quiere recibir visitas – me respondió mi tía muy convencida.

- Pero no está de más intentar, ¿no? – dije

- Por supuesto que no –respondió mi tía –. Vamos la dirección me la sé de memoria.

Nos subimos al auto y fuimos hacia el geriátrico, al llegar descubrí que era todo blanco, flores blancas, rejas blancas, lo único de color era la ropa de los diferentes abuelos. Bajamos del auto, fuimos al portón de rejas blancas y tocamos el timbre, nos atendió un hombre robusto, era alto y parecía un deportista.

-No es horario de visitas- dijo en tono cortante.

-Pero no vengo a visitar a nadie- dije

-Entonces ¿Qué quieres?- preguntó sorprendido.

-Ver a la señora de limpieza- dije.

El hombre furioso cerró el portón y se fue hacia adentro de la institución.

-¿Y ahora qué haremos?- pregunté.

No te preocupes hay otra formas de entrar, por ejemplo la puerta de atrás- dije mi tía triunfante.

Nos subimos al auto y simulamos que nos íbamos pero no era así porque nos estábamos

yendo hacia la parte de atrás de la institución, vimos muchos portones con guardias y al final había una pequeña puerta entre los arbustos. Nos acercamos y vimos que estaba abierta, entramos, cruzamos el parque y llegamos a una puerta de servicios, la abrimos y entramos a la institución

Allí dentro era todo blanco, todo limpio, o al menos así parecía. Fuimos por un pasillo creyendo que era el principal, y así era. Al final de este se encontraba la habitación del dueño, nos dirigimos allí, y hablamos con el dueño de lo sucedido.

-No, no pueden hablar con él -explicó el hombre-. Él está muy viejo para preocuparse por todo esto, pero pueden hablar con su actual esposa, quizás ella sepa algo.

El hombre nos entregó una tarjetita con una dirección, y agradecimos y nos fuimos directo a esa dirección.

-¿Crees que sea esta tía? – le pregunté.

-No lo sé cariño- me respondió la tía con sinceridad.

-Bueno, hay que averiguarlo- dije mientras tocaba el timbre

-¿Quién es?- preguntó una voz de mujer.

-Hola, ¿qué tal? Veníamos a hablarle de su marido, el señor Martínez- dije claramente

- ¿Qué le sucedió?- preguntó ella-

-Si nos deja pasar se lo explicaremos- dijo la tía

-Sí, por supuesto pasen-respondió la mujer.

Entramos a la casa, mi tía y la mujer se sentaron en dos sillones mientras yo pasaba al baño, era un baño grande, me lavé las manos, al secarme pude distinguir que en la toalla había dos iniciales: AM. Salí del baño y me dirigí con las dos mujeres que ya estaban hablando.

-¿Qué decían? –pregunté.

-Nada querida, simplemente le contaba a Ariana nuestro propósito de visita- me respondió mi tía.

-Y yo le explicaba a tu tía que cuando yo me casé simplemente tenía 15 años, y el hombre ya se había casado y tenido hijos con otra mujer la cual murió. Tal vez fue uno de los hijos- me explicó Ariana

-Ariana, ¿Vos cómo sabés que fue uno de los hijos y no fue ella misma?

-Y… porque se puede decir que conocí a esa mujer. Ella nunca supo quién era yo, pero dentro de todo fue como una madre para mí- respondió dudosa Ariana.

-Bueno, muchísimas gracias, nos mantenemos en contacto- dijo mi tía mientras se levantaba de su sillón.- Vamos nena, tu familia debe estar preocupada.

A todo esto ya eran la 17:30 de la tarde, antes de volver a casa pasé por el supermercado y compre la cena.

A LA MAÑANA SIGUIENTE

Me despertó papá, gritándome que la tía Marga estaba al teléfono preguntando por mí. Me levanté de un salto y llevé el teléfono inalámbrico a mi pieza.

- Hola, nena tengo noticias- dijo la tía desde el otro lado del teléfono.

- Ah ¿sí?, ¡que bueno tía!, ¿qué es?-pregunté entre bostezos

- Recordé que Norberto y tu tía bisabuela tuvieron dos hijas, una Ariana, y la otra era Aixa, fue todo lo que recordé afirmó mi tía.

- Genial, más tarde paso por ahí, ¿ok?- le dije.

- Sí claro, chao – dijo por último la tía.

Me vestí y salí directo a la casa, al llegar saludé y fui a sentarme a un sillón.

- ¿Qué sucede nena?- pregunto mi tía.

- Lo descubrí, ya está.- dije muy brillante- ¡Vamos! Hay que ir a la casa de Ariana.

Salimos y fuimos enseguida, Ariana nos atendió con cara extraña.

- ¿Qué sucede ahora?-preguntó Ariana

- ¡Que fuiste vos quien mató a mi bisabuela, a mi tía bisabuela y a mi tía abuela! ¡Lo sé estoy segura!- grité indignada.

- ¿Y qué te hace pensar tal barbaridad?- preguntó Ariana furiosa

- Tu hermana Aixa, murió en 1952, mi bisabuela y mi tía bisabuela en el 1957, vos te casaste en el 1960 teniendo 15 años de edad, y te casaste con tu propio padre quien tenía una empresa muy importante, la cual traía mucho dinero de diferentes lugares del mundo, vos como hija corrías el riesgo de perder la herencia si se volvía a casar con otra mujer. A las tres mujeres las mataste cortándoles las venas, así pareciese que se suicidaban. Lo que no entiendo es ¿porque a mi bisabuela?- expliqué triunfante.

- Porque así parecía que había sido mi madre, quien mató a mi abuelo por la misma razón que yo a ella, mi madre para tener toda la herencia mata a la hermana, luego la hija la mata a ella y a su otra hija para la herencia, FELICITACIONES, lo descubriste, ¿y? ahora ya no hay nada que hacer, no hay pruebas y yo no pienso confesar- dijo Ariana

admitiendo la verdad.

En ese momento nos fuimos, Ariana tenía razón, no había nada que hacer.

FIN

ORIGAMIS NEGROS

Por Valentina Musa

Tal vez, el hecho de estar en un lugar sin la tecnología actual era lo que en verdad me afectaba. Además, que estuviera lloviendo, no arreglaba mucho el tema. El campo no es lo más divertido que existe, más si no hay computadoras. Sólo tenía ese pedazo de mueble al que parecía una televisión del siglo pasado. Cerré los ojos buscando paciencia. ¿Cómo haría para pasar el fin de semana entero en ese lugar? Seguramente era muy prejuiciosa, pero no me podría controlar. Lo único que me gustaba era el tocadiscos.

Di media vuelta para mirar a mis familiares. Emilia y Felipe miraban la televisión muy aburridos, Carolina, Nacho y Keiko se conformaban con jugar al TEG. Podría unirme con Emilia, pero últimamente la televisión me desagradaba. Amaba ver películas pero no programas. Mis hermanos tampoco estaban acostumbrados a estar en el campo, sin computadoras, mucho menos mis primos, Emilia y Nacho, que recién volvían de Estados Unidos. La única que parecía pasarla bien era Keiko, que no necesitaba estar enfrente de una pantalla para divertirse.

Sinceramente ese día, 23 de diciembre de 2014, si no hacía algo rápido, caería en coma de aburrimiento. Llevé mi mano a mi nuca y suspiré. Estar en la casa de mis abuelos, un día de lluvia, era algo cansador. ¿De esa forma festejaríamos la llegada de mis primos?

Me levanté de la silla y caminé hacia la cocina. Tomé agua y volví al living. ¿Qué podíamos hacer? Me apoyé en el marco de la puerta y los miré. Felipe bostezó y apagó la televisión y exclamó resignado:

-¡Qué aburrimiento!

Todos asentimos.

-¿Qué hacemos?-preguntó Caro.

-Juguemos entre todos al TEG.-propuso Nacho.

-¡No!-se opuso Feli.- Somos demasiados para jugar a ese juego, tardamos un año.

-Hagamos equipos.-dijo Emi.

-No…

Caímos en silencio. Se notaba que todos queríamos hacer algo, pero ninguno tenía ganas de nada.

-Veamos una película.-saltó Emilia.

-No, a Feli no le gustan el tipo de películas que hay acá.-recordé.

-¡Ahh!-dijo resignada Keiko- ¿Por qué es tan complicado divertirse acá?

Todos nos callamos, nuevamente. Tenía razón, por qué era tan complicado?

-¡Ya sé!-gritó entusiasmada Carolina- Vayamos al sótano.

-¿Qué? No, no, no, no, no-dijimos Felipe y yo a la vez.

-¿Por?-dijo Nacho.

-El abuelo no nos deja y hay arañas.

-¡Y cucarachas!-terminó Feli.

-¡No importa! Las matamos.-respondió Nacho.

-¡Ja! Como si fuera tan fácil.-se rió Feli.

-No es difícil.-volvió a decir Nacho, que estaba dispuesto a dar todo por ir al sótano.

-No vamos y punto.-dijo Felipe.

Las chicas, al verse excluidas de la discusión, suspiraron. Seguro se preguntaban, ¿otra pelea? Sí, debía ser bastante molesto, pero esas discusiones siempre se generaban entre nosotros tres, en especial entre Nacho y Feli.

-Vamos, y si vemos alguna cucaracha o araña volvemos-dijo Emi.

Los chicos se levantaron y se fueron corriendo, a pesar de nuestras quejas. Felipe y yo nos miramos. Asentimos y salimos corriendo hacia el sótano. Al llegar con los demás, que estaban inmóviles enfrente de las escaleras, el olor a húmedo invadió el lugar. Tosí una o dos veces y miré a la puerta que todos miraban. Nunca nos habían dejado ir allí porque a mi abuelo no le gustaba. Todos nos miramos, era un lugar de terror. Llevé mi mano a mi nuca. ¿Qué hacíamos ahí? ¿Por qué no entrábamos? ¡La llave!

-Alguien… ¿La agarró?-pregunté tímidamente.

Keiko levantó su mano que contenía las llaves. Empezamos a bajar, el rechinar de los escalones me aturdían. Esperaba no ser la única. Keiko colocó la llave en la cerradura y abrió la puerta temblorosamente. No se veía nada, estaba todo oscuro. Caro entró de un salto y prendió la luz. Una luz amarilla y vieja iluminó lo que era el sótano. Entramos callados y nos

dispersamos a diferentes estantes. Era un lugar… con cosas viejas y rotas. Los estantes eran grises y contenían cajas llenas de polvo. Las paredes eran tristes y tenían manchas de humedad. Era, en verdad, un lugar de terror.

Agarré una caja y la abrí. Tenía sobres con direcciones. Seguramente eran cartas. Dejé a un lado esa caja. Agarré otra caja y repetí el acto. Estas eran facturas sin pagar. Saqué una caja que decía “fotos”. La abrí. Eran todos álbumes del 40, 50, o 60. Me senté en el piso de madera y abrí el primer álbum. Las fotos eran de algún viaje, ya que la mayoría eran en una playa. Hojeé aburrida. Después de un rato escuché el sonido de hojas corriéndose. Miré hacia todos lados y dejé el álbum en el piso. Vi una carta a mi lado que decía: 13 de octubre de 1945.

La abrí, si tal vez era de metida, eran cosas que no me incumben pero, de alguna forma u otra, era necesario.

“Abel: Ya que eres una persona muy especial para mí, te puedo confiar con seguridad la situación que estoy viviendo. Últimamente me siento perseguido. Es bastante raro, siempre tengo el presentimiento de que alguien me observa. No te quiero asustar ni preocupar, puede ser acto de mi imaginación. También, no le quiero decir a Ariela, he estado encontrando en la puerta de mi casa origamis negros con forma de cuervo. Y como ella es muy asustadiza, no hay necesidad de hacerla preocupar. No sé que me pasa. Te dejaré esos cuervos negros en el sótano de tu casa, si me llega a pasar algo, quiero que tengas evidencias para dárselas a la policía.

Martin.”

Me quedé leyendo y releyendo la carta una y otra vez. Sabía que no me debería importar, pero cómo ignorar algo así. ¿Cómo mis abuelos podían tener algo así? ¿Podría tener algo que ver con Abel, el dueño de la casa? ¿Y con Martin, mi tío que murió en un accidente? Odiaba tener tantas preguntas y que nadie las pueda contestar. Buscaba una pregunta clave, que la pueda responder rápido. Eso… ¿Abel, le respondió la carta? Agarré la caja de cartas y busqué desesperadamente una carta de ese año. Los chicos, al verme revolver sin explicación la caja se acercaron a mí.

-¿Qué te pasa, qué buscas?-preguntó Feli.

Señalé el sobre de la carta de Martin sin mirarlos. Emilia leyó en voz alta mientras todos la miraban expectantes. Me alivió saber que no era la única que le interesaba este caso.

-¡Hay que buscar la respuesta que le mando Abel!-gritó Nacho.

-No, ¡hay que buscar los origamis!.-dijo Feli.

Al escuchar eso me detuve. Miré fijamente a Felipe. No sé como lo había ignorado, seguramente por la misma razón que pensé que los origamis no estarían allí después de tanto tiempo. Me levanté de un salto.

Todos se pusieron a revolver el sótano entero, buscando esos origamis. Abríamos cajas, rompíamos frascos, sólo por encontrar los cuervos. Después de un rato, me rendí, habíamos dado vuelta el lugar entero y ni una pisca. Suspiré. Keiko ahogó un gritito, haciendo que todos nos callemos. Todos nos quedamos paralizados al escuchar pasos bajando con nosotros. Nos miramos, desesperados. ¿Qué hacíamos? Nos juntamos todos y nos escondimos en la oscuridad. Se abrió la puerta, dejando pasar a nada más y nada menos que, al dueño de esta casa, Abel. Él nos vio y se acercó a nosotros, mientras veíamos como le salían chispas de los ojos.

- ¿Qué hacen acá?-gritó, furioso.Nadie respondió, todos nos empujábamos para quedar atrás.

-¡Salgan! ¡Ya!-volvió a decir.

Como era de esperarse, nadie desobedeció la orden de ese hombre. Todos salimos corriendo hacia el living, respirando entrecortadamente. Sentí una mano que me hizo saltar y caerme al detener el impulso que había tomado para correr. Di media vuelta para ver al causante. Sus ojos estaban rojos de furia. Yo temblaba del miedo.

-¿Por qué estaban allí?-gritó.

-Mmm, ehh.-balbuceé- Mmm..

-¡Contesta!

-Claro, claro. Mmm.. Fuimos, porque estábamos aburridos..

-¿Y por que están aburridos van a meter las narices donde no les incumbe?

-No, señor claro que no.

-¿Qué agarraron? ¿Agarraron cartas? ¿Agarraron esas cajas?

-No, no, para nada-mentí, ¿por qué le interesaba tanto? Ahora yo empezaba a sospechar.

Me sacudió el brazo con fuerza.

-¿Seguro?

-Sí, seguro señor.

-Pues entonces, ve, y ¡no vuelvas a entrar!- me gritó soltándome.

Corrí hacia el living con los chicos. ¿Por qué le interesaba tanto que no estuviéramos allí? ¿Escondería algo? ¿Será el Abel de la carta? ¿Por qué no quería que investiguemos sobre su

amigo muerto? Esa carta demostraba que la muerte de mi tío no fue por un accidente. Pero si él tenía la carta, es que la había recibido. Entonces… ¿Por qué no lo hizo saber a alguien que mi tío se sentía amenazado? Repentinamente un pensamiento apareció en mi cabeza. ¿Y si él no quería que la gente se enterara de que no fue un accidente? ¿Y si él quería que muera? ¿Y SI ÉL, ERA EL ASESINO? ¡No, no podía ser! En la carta estaba explícito que Martin le tenía mucho cariño y por eso le decía lo que le estaba pasando. Pero… ¿y si Abel lo había engañado? Había recogido las pruebas para que nadie sepa lo que estaba pasando. Abel, se estaba convirtiendo en un sospechoso. Levanté la vista hacia mi hermano, Felipe.

-¿Alguien tiene la carta?

-Sí, yo-levantó la mano Caro.

-Perfecto, dámela.

-¿Para qué?

-Ahora se los explico.

Carolina me dio la carta y yo me levanté, agarré un papel he hice un sobre. Escribí el nombre de mi tía y lo guardé en mi habitación. Volví al living y les expliqué a los chicos mi idea. Obviamente dudaron de que Abel pudiera ser el asesino, y era comprensible.

Me fui a dormir nerviosa, quería que fuera el día siguiente.

Me desperté soñolienta. Los chicos todavía dormían. Bajé hacia la cocina, ya que tenía sed y me serví un vaso de agua. Salí al living y vi entrar a Abel, me escondí detrás de la puerta. Lo vi acercase al árbol de Navidad y dejar un paquete. Me sorprendí él no era de la familia, sólo el dueño de la casa. Cuando salió, yo subí para ir a dormir. Nada fácil dormirse si tu mente sigue pensando en por qué dejó un regalo. Además, solo UNO. Somos muchos en mi familia. Eso lo descubriría en la noche.

La tarde pasó, el reloj indicó las 12:00 pm. Hora de abrir regalos. Escuché a mi tía gritar los nombres mientras todos hacían alboroto por su nuevo regalo. Me acerqué a mi tía Ariela y le entregué el sobre. Escuché mi nombre y me alejé. Agarré el regalo y lo miré. Abrí el paquete y me paralicé. Miré a Abel que me sonreía malévolamente. Eran los origamis negros..

Abel miró a mi tía mientras ella, pálida y transpirando, levantaba la vista hacia él. Sus manos, con la carta, temblaban. Entonces, por primera vez, vi la cara de temor de Abel.

FIN

Once: Caso cerrado

Por Pablo Navickas

Hola, me llamo Martín Likkex, tengo 15 años y soy de La Plata, provincia de Buenos Aires. Soy sobrino de una de las victimas de lo ocurrido en Once.

Siempre pensé que lo que le sucedió ese día no fue un accidente, fue un crimen. Lo confirmé cuando descubrí quién había roto los frenos del tren. Me llevó cuatro exhaustivo días develarlo y ahora les contaré cómo lo descubrí.

Lunes:

Me levanté temprano e hice los mandados. Después volví a mi casa y me puse a chatear en el face de mí tía fallecida porque eso siempre me hizo sentir que ella esta siempre conmigo. Ese día encontré un mensaje privado de mí tía a una compañera de futbol que decía que alguien las quería "sacar del camino".

Esa tarde me quedé pensativo, pensé y pensé mucho más hasta que me di cuenta que el día de la tragedia su equipo iba a jugar el partido de su vida.

Nunca lo jugaron las ocho principales jugadoras que tomaron el tren para llegar más rápido así que intenté recordar si alguna tenía un problema con alguien pero no lo logré hasta el día siguiente que recordé otra cosa importantísima.

Martes:

Me levanté muy temprano para pensar un poco en paz pero no recordé nada, mí mamá se levantó y me hizo una leche y me insistió en ir a la casa de mí tía, a mí me encantaba ir a lo de mí tía porque jugaba con mí primo pero decidí no ir porque le dije a mí mamá que tenía asuntos más importantes que atender.

Decidí buscar a algún viejo oponente de finales pasadas o de partidos sumamente importantes, recordé y memoricé y lo primero y esencial que recordé fue una final perdida contra “La Banda” que se fueron todas enojadas con el referí por cobrar un penal inexistente que les sacó el invicto de trres campeonatos ganados y con la nueva final que se les presentaba podían ganar la llamada “Triple Corona” con el campeonato local La Libertadores y la Recopa Sudamericana eso fue lo que recordé hasta el día siguiente.

Miércoles:

Decidí que utilizaría el poco tiempo que tenía el miércoles al máximo. Investigué los tres equipos de la “Triple Corona” pero descarté al equipo local porque los otros dos si ganaban jugaban por la Copa del Mundo y la única instancia en la que se encontrarían sería en la final. No logré sacar más conclusiones por ese día.

Jueves:

Concluí en que los dos equipos habían complotado para aflojar los frenos, pero los aflojaron demasiado y causaron la tragedia en vez de aflojarlos menos hubieran creado un accidente y no una tragedia.

FIN

MUERTE TRÁGICA

de Valentina Musa

Una tormentosa y lluviosa noche del 20 de mayo de 1888 nos encontramos mi amigo Sherlock Holmes y yo en su oficina de casa en Baker Street. Sherlock estaba leyendo el diario mientras fumaba su pipa, cuando alguien tocó la puerta y luego la abrió sin pedir permiso y haciendo un gran estruendo.

Era un hombre flaco y alto, para nada apuesto. Sus ojos eran marrones, el pelo castaño y tenía una sonrisa nerviosa. Parecía agitado, como si hubiera corrido desde muy lejos.

- ¡Señor Holmes!-gritó exhausto.

-¿Cuál es la causa de todo este ruido?- le grité enojado.

-¡Oh! Lo siento señor.

-Watson- dije de un modo cortante.

- Lo siento señor Watson, venía a ver al famoso detective Sherlock Holmes- dijo luego dirigiéndose a él- Supongo que es usted.

Holmes lo miró fijamente a los ojos.

- Exacto- dijo Holmes sonriendo- Usted es…

- Cierto, es verdad aún no me presenté. Me llamo Jake, Jake Thomson.

-¿Thomson?

-Sí, supongo que ya me conoce señor Holmes.

- Así es. Hace unos días salió en el diario la muerte de una mujer con su apellido. ¿Cómo se llamaba Watson?- me preguntó Holmes.

Al principio dudé pero enseguida lo recordé y dije:

-Flavia era su nombre. Las noticias decían que se trataba una anciana. Creo que el día de su muerte fue el día posterior a su cumpleaños. El diario publicó la noticia bajo el título: “¿Muerte trágica o suicidio?”

Busqué en el armario donde guardábamos los diarios viejos y pude encontrarlo rápidamente. Cuando busqué en la página de Policiales encontré la noticia que decía:

“El día 17 de mayo han encontrado al cadáver de una mujer llamada Flavia Thomson. La policía que ha estado investigando este caso, dice que todas las hipótesis de su muerte se refieren a un suicidio. El día anterior había festejado su cumpleaños en casa de su hermano mayor, Jack.

“A Flavia no le gustaba manejar de noche, entonces le ofrecí quedarse pero ella me dijo que no- aseguró.

A la mañana la encontró la empleada doméstica que buscó desesperada a la policía.

“No veo la razón de su suicidio, no ha estado sola todo este tiempo, nunca nos comentó de ningún problema que haya tenido alguna vez, llevaba una buena vida. En verdad, sigo sin entender la razón.” Nos dijo uno de sus tres hermanos, Jared Thomson.

Los hermanos fortalecen la opinión de que ella llevaba una buena vida.

-Flavia, Flavia Thomson- Dije.

- ¡Era mi hermana!- dijo Jake triste- ¡Ella murió hace tres días!

- ¿Y qué necesita?- preguntó Holmes

-Necesito que vaya a la casa de Flavia y resuelva este caso. Yo aún no creo que se haya suicidado, ella era feliz.

-Para usted.

Jake lo miró sorpendido.

Holmes continuó:

-Como verá usted, si se ha suicidado, tiene que haber un motivo, tal vez ella estaba tan deprimida que no quería contárselo a nadie, usted no puede decir que su vida era feliz porque usted no es ella. Ahora, cuénteme bien lo que pasó. Cuando vi la noticia no le presté mucha atención ya que las personas mueren diariamente.

Eso último hizo que Jake frunciera el ceño.

-La noche anterior fue su cumpleaños, lo festejó en la casa de mi hermano, Jack. Ella volvió a su casa y no nos llamó, le habíamos dicho que nos llame cuando llegue. Al día siguiente recibí un llamado de su empleada domestica diciéndome que le parecía que Flavia estaba muerta. Fui a su casa pero los policías no me dejaron verla.

-Dígame los nombres de sus hermanos.

-Jack, Jared y yo.

-Ahá.

Holmes no dijo nada más, sólo pensaba.

-Bueno Holmes, ¿iremos a la casa verdad?

-Exacto Watson, señor Thomson, ¿nos llevaría?

-Sí, claro.

Salimos hacia la casa de Flavia. En el auto Holmes preguntó:

-¿Cómo era esta mujer?

-¿Se refiere a su aspecto?

-No, no, a su vida social.

- No estaba casada, se había divorciado hace un año de un hombre llamado Drake Bellington.

-¿Se juntaba con sus amigos?

-Sinceramente, no. Ella al pasar el tiempo le parecía cansador salir. Prefería quedarse en su casa.

-¿Con alguien?

-Sí, últimamente estaba con un hombre llamado..- Jake dudó- Gerard Rolent

-¿Drake Bellington era buen hombre?

-Pues no, era violento, mi hermana sufrió muchísimo después de casarse con él. Se peleaban siempre. Tiene un nombre muy importante donde vivía, su familia es muy rica.

-¿Dónde vive?

-Nueva Zelanda, Auckland.

-Eso es muy lejos- Dije.

-Sí.

Estuvimos un rato callados, mirando la ciudad que a través de la ventana.

-Si Gerard era amigo de ella, ¿por qué no estaba en su cumpleaños?- pregunté.

-No lo había pensado...- dijo Jake muy sincero- Supongo que se habrán peleado.

Llegamos a la casa. Estaba en el medio del campo, era una casa de ladrillos bastante grande. Jake comentó que la casa la había comprado Drake pero ella se la había quedado. Entramos y lo más notable era que estaba demasiado ordenada. Miré hacia la izquierda, el living, común, con una mesita de madera con vidrio arriba, un sillón de tres personas y uno de una al costado y un televisor. A la derecha estaba la cocina que se separaba con el comedor por una barra. En frente nuestro había una escalera forrada con una alfombra azul.

-Pueden limpiarse el barro por favor!- Dijo Jake- Estuvo lloviendo a cántaros en el campo..

-Entendemos.

-Watson, ahora te toca a ti.

-¿Qué cosa?

-El cadáver, ¿sigue aquí?- Dijo Holmes.

-Si- dijo Jake.

-Perfecto, Watson revísalo, yo mientras iré con Jake a inspeccionar la casa.

Se fueron. Fui a la cocina y vi el cadáver pudriéndose, el olor llegó hasta mí. Me agache para examinarlo. La mujer parecía sorprendida, mire su cuello, nada, no había sido estrangulada. Vi su mano y me asusté cuando vi sus cinco dedos contraídos. Un vaso había a su lado.

Holmes y Jake llegaron.

-¿Viste algo?

-Sí.

-Su aspecto, sorprendido, sus dedos contraídos y el vaso a su lado. Envenenamiento, seguro. Lamentablemente no sé nada de venenos y no puedo decirles qué tipo de veneno es.

-Tranquilo Watson- dijo Holmes.

-Gracias- le respondí.

-Vi una nota de este Gerard en la agenda que dice:

“Lo siento tanto querida Flavia, no puedo ir a tu cumpleaños, tengo que hacer algunas cosas. Dame la llave de tu casa, iré a visitarte mañana a la tarde. Gerard”.

Jake gruñó:

-¡No puedo creer que mi hermana haya sido tan tonta!

-Ni yo- asintió Holmes.

-El ama de llaves cerró todas las puertas- dijo Jake de repente.

-¿A que viene eso?

-Tal vez sirva ese dato.

-Ven Watson, Jake quédate aquí.

Fuimos hacia la escalera. Subí y noté que había una gota de algún liquido por cada dos escalones. Holmes se detuvo y me dijo:

-¿Observas esto Watson? Gotas de cianuro, cada dos escalones. El asesino cuando estaba, seguramente decidiendo dónde esconder el cadáver, escuchó la puerta, salió corriendo hacia arriba, cada dos escalones. ¿Y esto?- preguntó señalando la tierra- El asesino no se limpió los zapatos antes de entrar, el barro ya se secó- Se levantó- ¿Sabes qué? Creo que ya sé quién es.

Seguimos subiendo y Holmes señalo una botella vacía que decía: CIANURO. Sonrió. Escuchamos un ruido y Jake corrió a nosotros. El sonido venía de la derecha, de una habitación. Ahora entendía todo. Alguien mató a Flavia, escuchó que alguien venía y se fue corriendo cada dos escalones y se escondió en una habitación. Jake dijo que la empleada doméstica había cerrado todas las puertas. El asesino seguía aquí. Holmes abrió la puerta y nos encontramos cara a cara con…

-GERARD!

El nos miró sorprendido.

-Gerard Rolent, usted mató a Flavia Thomson.

Gerard nos miró con odio.

-¿Qué demuestra todo esto?

-Usted dejó la nota de “tengo que hacer cosas...” para esconderse en esta casa. Cuando Flavia volvió esperaste a la mañana, la mataste con cianuro y escuchaste la puerta abrirse, corriste, te escondiste en esta habitación y te quedaste encerrado durante tres días.

FIN

Muerte Planeada

Valentina Musa

Como todas las tardes, Luis, el pobre vendedor de la tienda de la esquina, cuando iba rumbo a su trabajo, pasaba frente al balcón donde una mujer bellísima que leía un libro.

La mujer se llamaba Rosario y tenía un odio hacia el vendedor, porque ella lo amaba y él no le prestaba atención. Rosario estaba muy deprimida hasta que se le ocurrió una idea. Podía hacer que el joven vendedor fuera a su casa, para eso necesitaba dejar evidencia y convencer al chico. Necesitaba un plan.

Una tarde la mujer disfrazaba de hombre simulando llamarse Gian fue a la tienda donde trabajaba Luis y se encontró con Marcos, su cómplice y hablaron bien fuerte como para que Luis escuchara:

-Oh, Marcos, ¡que sorpresa verte aquí!

-¡Gian! Tanto tiempo, ¿qué es de tu vida?

-Nada importante, sólo trabajando en el diario

-¡Ah! ¿Te has enterado que aquí vive la mujer soltera mas rica del mundo, llena de platería y de joyas?

-No, nunca supe tal cosa, ya mismo iré a escribir una reseña sobre ello.

-Bueno, ¡suerte!

Escuchando atentamente, Luis, se retiró del trabajo y decidido preparó una ganzúa y una linterna sorda. Esa noche

entraría a la casa de la mujer de la que hablaban aquellos clientes y robaría todo lo que pudiera.

Mientras tanto, Rosario satisfecha llegó a su casa se puso ropa de mujer y escribió en su diario:

“Esta noche me visitará mi amante el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes.”

Estaba todo listo, había salido todo a la perfección. El chico esa noche iría y ella haría algo para que él fuera a la cárcel. Si no podía estar con ella, no estaría con nadie.

Esa noche Luis entró a la casa sigilosamente prendió la linterna sorda y la mujer fingiendo dormir, “despertó” y empezó a gritar, el chico no tuvo otra opción que matarla y se fue sin haber podido robar nada.

Al día siguiente la policía fue a la tienda de la esquina a arrestar al chico, Luis asombrado confesó todo y luego se enteraría que la mujer había escrito sobre él en su diario y que sabía que la visitaría.

FIN

Muerte hipotecada

De Valentino Zuppa

18/7/2012-Londres, Inglaterra

Hoy me levanté como todas las mañanas, me bañé, desayuné, leí el diario y finalmente me vestí.

A las 09:30…tomé el bus que pasa por enfrente de mi casa y me lleva como todos los días a la oficina. Entré, y todos me recibieron sospechosamente muy bien. Igual, es común que dude de mi instinto detectivesco

- Hola Mark-dijo mi jefe-¿cómo estás?- Muy bien señor, ¿usted?- Excelente Mark…necesito que hagas algo…- ¿Sí señor?-le dije.- En mi oficina hay unas carpeta con nuevos casos, hay uno en especial que te lo

asignaré porque pienso que eres la persona con más experiencia aquí en la empresa para resolver esto

- okey jefe… gracias.

Llegué a la oficina y con lo primero que me crucé fue con la carpeta. En un segundo tomé la última hoja que había, como si fuera instinto…sin saber porqué. Y luego me la guardé en el bolsillo.

Llegue al frente de mi jefe y le entregue la carpeta el también tomó una hoja, esta vez la primera u segunda y me la entrego en la mano…me la guarde también en el bolsillo y me marche de ahí.

Pasé todo el día trabajando sin pensar ni una céntima de segundo en aquellos dos papeles misteriosos.

Llegué a mi casa y los saqué…el que me dio el jefe era un informe bastante pequeño…en cambio el otro era el cuádruple de grande… tenia tantas ganas de leer el que había recogido yo que el otro lo deje de lado y olvidé por poco su existencia.

MUERTE EN UN HOTEL

Por Julieta Spalletti

Hace seis años en un pueblo de los campos del Paraguay, en un hotel ocurrió algo muy extraño, que puso alerta a todas las personas del lugar.

Al otro día de lo sucedido el dueño del hotel les dijo a las mucamas que fueran a limpiar el cuarto de Jéssica y Mario.

Cuando Betty, la mucama apoyó su mano en el picaporte de la puerta, miró hacia abajo y vio que debajo de la puerta había gotas de sangre seca.

Cuando entró se encontró con el cuerpo de Jéssica cubierto de sangre y con una herida en su estómago. Betty se asustó tanto que salió corriendo inmediatamente.

-¡Señor! ¡Señor!- dijo Betty.

-¿Qué sucede Betty?-dijo Bernardo, el dueño del hotel.

-¡Vi algo horrible en la habitación N° 12. Había mucha sangre….muerte…!- exclamó la mucama.

Bernardo fue al cuarto y volvió corriendo gritando desesperadamente:

-¡Llamemos a la policía! ¡Ahora! Y a la casa de esta mujer.

-Hola ¿Hablo con un familiar de Jéssica?- dijo la mucama

-Sí, soy su madre ¿Qué pasa? ¿Quién habla?

-Soy Betty, la mucama del hotel donde está hospedada su hija. Tengo muy malas noticias… Esta mañana encontramos a Jéssica muerta en su habitación.

-¿¡Cómo dice!? ¿Y su novio? Él había viajado con ella- dijo la madre llorando desesperadamente.

-No sabemos dónde está. ¿Podría venir al hotel?

La madre dijo que iría al hotel enseguida.

Mientras tanto en el hotel Bernardo estaba muy nervioso, no sabía que hacer. Betty le dijo que llamara a un detective pero él no conocía a ninguno.

En ese momento se cortó la luz y escucharon pasos.

-¡Quién es!- gritó Bernardo asustado

-Soy Mario el novio de Jéssica.

-¡Tú mataste a tu novia! ¿Por qué lo hiciste?

-Sí, lo hice. Tuvimos una pelea. No fue mi intención.

-Llamaremos a la policía.

-Lo sé. Es lo debido. Merezco un castigo.

FIN

Martes 13 un día muy extraño en mi vida

de María Ruiz del Castillo

Era un martes 13 del año 1919 cuando me estaba en el Banco Ciudad haciendo un trámite para pedir un préstamo para terminar de pagar la camioneta Ford que me había comprado hacía un par de días y ya la estaba usando. Al banco entró una mujer muy bella, me pareció que tenía alrededor de 25 años, no era muy alta. Me saludó:

—Buen día Sr. —me dijo muy alegre.

—Buenos días Srita. —le dije mientras me sonreía.

Cuando se fue me pareció que no se había ido muy alegre tal como había entrado. Se había ido sin dinero.

Luego de un par de minutos, yo permanecía en mi silla esperando mi turno para que me atendieran cuando de repente entraron dos hombres muy bien vestidos. No tenían ninguna billetera a la vista, pero se retiraron con mucho dinero en sus manos y con un aparato bastante tecnológico por lo que pude observar.

Salieron y en la puerta los esperaba un auto lujoso para esa época. Yo salí detrás de ellos y me subí a mi camioneta, sin que me importara nada, ni siquiera el trámite, esta situación era muy sospechosa, los seguí hasta la entrada de fuerte Apache. No quise seguir más por cuestiones de seguridad. No me quería meter más en problemas, aunque por ahí cuando estoy en los bares a los que voy muy seguido me pongo un poco loco y me meto en problemas más serios, como el alcohol y las drogas, pero este no era el lugar ni el momento para meterme en problemas.

Como dejé de seguirlos regresé a mi oficina, era un día distinto a todos los demás, no había estado en ningún bar en todo el día, era raro. Empezó a sonar el teléfono, era una mujer le pregunté como se llamaba:

—Hola, ¿Cómo está? ¿Cuál es su nombre?

—Hola, buenos días me llamo Julieta Vázquez. —respondieron desde el teléfono.

— ¿En que la puedo ayudar?—le pregunté mientras anotaba su nombre en un papel que estaba ahí en mi escritorio.

—Bueno, recién estaba leyendo el diario y vi un anuncio que decía ‘Investigaciones Bermúdez’ y había una foto de usted, y me pareció que usted

hoy a la mañana había ido al Banco Ciudad, y bueno, si usted no lo había notado, hoy me fui sin plata del banco.

—Sí, lo noté. Cuando usted se fue dos hombres ingresaron al banco y se llevaron mucho dinero en sus manos, y uno de ellos en su mano tenía un aparato bastante tecnológico.

—Podríamos decir que se pudieron, de alguna manera, haber robado el dinero que yo quise extraer del banco. —me dijo ella.

A medida que ella hablaba, sus comentarios me parecían cada vez más inteligentes, y que se abría una causa para que yo resuelva. Había que determinar quiénes eran esas personas que habían robado, qué precauciones había que tomar para que no vuelva a repetirse esta misma situación, por qué utilizaban este método para robar, a qué tipo de personas le robaban y muchas cosas más.

— Tienes razón, voy a investigar sobre esto- dije acordándome que le tenía que contar que los había seguido- Casi me olvidaba de decirle que los seguí hasta la entrada de Fuerte Apache, así que, seguramente sean de ahí, pero voy a hablar con mis contactos. Adiós, llámame mañana y te cuento lo que pude averiguar— Yo ya estaba pensando a quién podría llamar, se me estaban ocurriendo varias personas.

—Hasta luego—dijo ella.

Al finalizar la llamada empecé a anotar en ese papel que ya había usado, todo lo que habíamos charlado con Julieta. Luego pensé que podría hablar a un conocido que yo tengo, que es narcotraficante y vive en Fuerte Apache y que me podría ayudar con la información necesaria.

Luego de hablar con él tomé nota de todo lo que me había dicho, dijo cosas importantes, como otras que no…

‘-Los hombres los cuales le describí, eran muy parecidos a unos clientes suyos así que supuse que podrían ser las mismas personas, me contó que son dos hombres que están siempre juntos y que seguramente tengan algún parentesco, me dio nombres, Baldomero Gutiérrez (26) y Cristian López Sánchez (29) .

-Ayer sus clientes estaban bien vestidos me dijo, y le pregunté como era la ropa que llevaban y me dijo que los dos vestían camisa y pantalones de gabardina. Tenían la misma ropa que los dos hombres que yo había visto.

-Cosas que faltan comprobar y saber: si son los mismos, si Julieta Vázquez fue la única víctima o hay más, por que usan este método y no otro, las precauciones que habría que tomar a partir de este caso, si informarle o no a la policía.’

Voy a entrar en Fuerte Apache, no debe ser tan peligroso como dicen, me puedo camuflar entre los narcos y los clientes, a ver si los encuentro y los puedo esposar o no, pensé por un momento eso y comencé mi viaje.

Cuando llegue a dónde yo quería dejar mi camioneta, que la dejé a 5 ó 6 cuadras de la entrada a Fuerte Apache por temor a alguna situación, me puse una campera de ‘entre-casa’ para entrar. Ni bien entré los vi a ellos dos en una esquina, como adormecidos, con cada uno un gorro sobre su frente, no los tenían bien puestos. Está vez no estaban bien vestidos, no tenían ropa de marca, ni nada por el estilo, tenían joggings y unas camperas muy parecidas a la mía.

Los fui a despertar, estaban bajo el efecto de la droga aparentemente, no me importó nada, me fijé si había gente alrededor, no había nadie, así que los esposé, los subí en la parte de atrás de mi camioneta, y los lleve a la comisaría 19º.

Llegué, a las 19.24 del día miércoles y llamé a la Srita. Vázquez para que venga a la comisaría 19º.

Cuando ella llegó, lo hice llamar al Oficial Gerardo Galli, él me preguntó por que había llevado a esos dos hombres, y le conté todo a los dos, a ella le conté lo que no sabía, y en lo que ella sabía, me ayudaba con acotaciones. Él llamo a los policías que estaban en el lugar, ellos no entendían para qué los llamaban, el Sr. Galli no había entendido todo tampoco, no entendía por qué esos hombres habían hecho eso, pero sin embargo les contó a los policías lo que había pasado. Algunos no habían terminado de entender por más que la Srita. Julieta y yo habíamos ayudado con acotaciones. Menos habían entendido los policías, de por qué les contaban eso, y que había pasado en realidad, no sabían si creernos o no. Al principio no sabían bien que hacer, por que no querían tener problemas con los familiares de los futuros prisioneros, pero tampoco sabían si era posible que ocurriera semejante asunto.

Después este caso se llevó a la Justicia Provincial y luego de juicios, debates, peritos, hipótesis y demás, se llegó al acuerdo de dictarles prisión preventiva a los dos delincuentes hasta que se los encontrara culpables o inocentes

Fin

Marina Suarez

Por Abril Katz

Esa mañana, Constanza Zocaro se despertó a la misma hora que lo hacía habitualmente, para ir al colegio; pero ese día no tenía clases. Decidida, se levantó de la cama, y fue hacia el escritorio junto al armario. Con el mayor cariño que tenía hacia su hermana menor, decidió regalarle un diario íntimo. Ella de pequeña siempre recurría a este, por lo tanto quiso que su hermana también lo haga, según ella, era una manera de contar aquellos secretos que a nadie se los contaba. Fue a la librería, la atendió una vendedora, la cual le ofreció varios diarios íntimos de distintos diseños.

Constanza estuvo un rato suficiente como para ver todos, en eso abre uno, y nota que estaba escrito. Casi sin pensarlo le iba a avisar a la vendedora, pero se detuvo y lo leyó. Estuvo un rato entretenida, pero al notar que ya había pasado bastante tiempo, lo compró para seguir leyéndolo más tarde, en su casa.Ni bien llegó, sacó de su bolso el diario íntimo, estuvo hojeándolo, y en él aparecían direcciones, teléfonos y nombres. Ella tenía un afecto hacia el padre, todo lo que encontraba quería mostrárselo, por lo tanto, decidió llamarlo.- Papá, discúlpame te que interrumpa, pero ¡no sabes lo que conseguí!- Constanza, ya te dije mil veces que no me llames cuando estoy trabajando, sabes que estoy ocupado.- Es un segundo nada más.- Está bien, que sea rápido.- Se me ocurrió regalarle a Lizzy un diario íntimo. Fui a la librería que está cerca de casa, y había muchísimos, y como sabes que siempre miro todos, cuando agarré uno, estaba escrito, y dice direcciones, nombres y teléfonos. Cuando vuelvas quizás podemos verlo juntos…- Me encantaría hija, pero probablemente vaya al casino después del trabajo. Veré si puedo ir a casa más temprano…

Su padre era Louis Peckot, era un aficionado de las apuestas, trabajaba en una empresa de comida para animales. Pasaba la parte más grande de su día en el trabajo, y lo que quedaba lo mal gastaba en el casino. Llegada la noche, Constanza anotó en una hoja de papel los nombres,

teléfonos y direcciones que habían escrito en el diario. Luego de anotar todos aquellos que creyó que le servirían, apagó la luz y se dirigió a su cama, ya era hora de dormir. A la mañana siguiente, Constanza, buscó en el papel un nombre al azar. Pandora Esquivel, fue el primer nombre que encontró, al lado de él aparecía una dirección y un teléfono. Lo primero que pensó fue en llamar, luego vería si iba a la dirección escrita. Intentó tres veces, ninguna atendió… quizás debía ir al lugar que decía.

No le gustaba ir sola a lugares desconocidas, prefería que la acompañe alguien. Su padre en el casino, su madre tenía muchas labores en la casa, sólo le quedaba ir con algún amigo; sus demás familiares no tenían una relación muy buena con ella.

-Penny, quisiera que me acompañes a unas direcciones que tengo, no conozco el lugar y me inquieta ir sola. Cuando escuches el mensaje avísame, nos vemos.

Al cabo de un rato, Penny le respondió por mensaje, aceptó acompañarla. Ella era una compañera suya del colegio, por lo tanto al día siguiente, al finalizar el horario de clases, se iban juntas en busca de algo que todavía Constanza no sabía…

Salieron del colegio, se tomaron un micro y llegaron a aquella dirección. Era un salón de fiestas infantiles.

-¿Hay alguien?- preguntó Constanza mientras tocaba la puerta.

-¿Quién es?- respondió una mujer, que estaba adentro del lugar.

-Vine a buscar a- se fijó en el papel, porque no se acordaba el nombre- ..Pandora Esquivel.

En eso abre la puerta aquella mujer, con una cara de confusa.

-Señorita, ella murió hace varios años, ¿porqué la busca?

- Lo lamento, no sabía, mire, es que tengo un diario íntimo donde están escritos varios nombres, con las direcciones y teléfonos. Y encontré a Pandora en él, llamé y no atendió nadie, así que decidí venir, disculpe por no avisar antes, es que no tuve manera de comunicarme.

- No hay problema- dijo la mujer- Me resulta raro que tenga su teléfono y dirección, ella no le daba datos a nadie que no conocía.

- Es que no es mío, bah, sí es mío, es raro, jaja, compré el diario en una librería y vino escrito, eso es lo que pasó.

- Ah, qué raro, bueno, tengo que seguir trabajando, si no va a comprar nada o a ver, le voy a pedir que se retire por favor.

- De acuerdo, perdone por las molestias, gracias por su tiempo.

Caminaron unas cuadras, Constanza se quedó pensando.

-Penny, ¿te molestaría ir a otra dirección?, sólo una más.- preguntó Constanza.

- No hay problema, vayamos a la parada de micro.

En la hoja encontró otra dirección, con otro teléfono, era de Julio Rodríguez. Se dirigieron hacia ese lugar, sin pensarlo dos veces.

Llegaron y se encontraron con un cotillón, eran todos disfraces para niños. Tocaron la puerta y un señor atendió.

-¿Quién es?- dijo aquel hombre.

-No me conoce, me llamo Constanza, y ella es mi amiga Penny. ¿Usted es Julio Rodriguez?

-No señorita, él murió hace unos años. ¿Para qué lo buscaba?-dijo el señor.

Ellas le explicaron lo mismo que a la señora anterior, el hombre también se quedó dudando.

-Bueno Pen, creo que debemos volver, ya se está haciendo tarde- dijo Constanza.

-De acuerdo.

En el micro, mientras Penny escuchaba música, Constanza pensaba, le resultaba raro que los dos hayan muerto, y que los lugares donde visitó hayan sido de alguna manera, algo parecidos.

Llegaron, se despidieron y cada una se fue para su casa. Cuando Constanza llegó, se sentó en la computadora y comenzó a buscar por internet, no encontró mucho, solo algunas páginas que decían que habían muerto, pero nada más que eso.

Agarró el diario íntimo, y fue hojeándolo, hasta encontrar el nombre de la dueña de aquel pequeño diario. Marina Suarez, ni bien lo vio, prendió nuevamente su computadora y buscó en internet. Encontró imágenes y datos de que había desaparecido a los doce años. En eso ve una imagen de la niña, estaba en la puerta del salón de fiestas donde había visitado Constanza. Y luego ve otra, donde tenía un gorro de cotillón, con curiosidad agranda la imagen con el “zoom” y nota que en la etiqueta decía el nombre del cotillón que había visitado. Un montón de ideas le vinieron a la cabeza, pero todavía no tenía bien en claro nada.

Por última vez, buscó en internet. Primero puso Pandora Esquivel, quería ver la fecha donde había muerto, y después buscó Julio Rodríguez, por la misma razón. Las fechas coincidían, los dos habían muerto el mismo día, del mismo mes, y en el mismo año, el 6 de noviembre de 1987. Constanza quedó sorprendida, era algo muy raro, los dos nombres estaban en el mismo diario, y murieron el mismo día…

Días más tarde, Constanza decide llamar a la policía, tal vez, ellos tendrían alguna idea de estas dos muertes. Se dirigió a la comisaría, les contó sobre lo sucedido, y les resultó interesante, inmediatamente mandaron a varios policías a investigar sobre eso.

Tardaron varios días en obtener datos, hasta que al octavo día Constanza recibió una llamada.

-Buenas tardes, soy Silvia, la encargada del sector donde estuviste en la comisaría.

-¡Ah! Silvia, ¿hay noticias?

-La verdad que sí… Fuimos a un lugar de decoraciones para niños, entre otros lugares, y encontramos una carta, escondida en la habitación del dueño, que por cierto, también murió en la misma fecha de los dos anteriores, decía así:

“Arrepentida es como me siento, mis días de inocente terminaron, apenada estoy por lo que hice, disculpas es lo único que puedo dar. Si están leyendo esto, supongo que ya vieron mi diario íntimo, que ya fueron a las direcciones escritas, y preguntaron por los nombres que decía en él. Mi diario lo escondí en una librería, tiene mi nombre escrito en él. Ahora saben quién soy. Sí, Marina Suarez, probablemente hayan buscado datos sobre mí, DOCE AÑOS, doce años tengo tan solo, por estar confundida cometí los peores errores de mi vida. Creo que lo mejor va a ser escapar, cuando lean esto ya voy a estar muerta… Pero, al menos quiero decir que esta no soy yo. No sé cómo pude haberlo hecho…”

Constanza no respondió, al terminar de escuchar lo que dijo Silvia cortó, agarró el diario, y lo guardó en un lugar donde nadie más lo pueda ver.

FIN

LOS MISTERIOSOS ROBOS DE LOS TRES BANCOS

POR SANTIAGO HADED

Un día, el 29 de Abril de 1920, con mi amigo Ricardo y yo estábamos jugando al

ajedrez, mientras que mi amigo Ricardo, fumaba de su pipa, hasta que me contó una

noticia periodística que había leído, fue algo inesperado, me dijo que habían robado en

un banco y me dijo lo siguiente:

-¿Qué dices si mañana temprano vamos a investigar al banco que según lo que leí por

la mañana en el diario, han robado?-me dijo mi compañero.

Yo me sorprendí no sabía qué hacer, no sabía que contestarle.

-Bueno está bien-le contesté.

A día siguiente a las 7:00 de la mañana regresamos al banco, encontramos algo

horrible, en el cuarto de seguridad había "un cadáver".

-Ahhhh-me asusté.

-Ven amigo investiguemos juntos el cadáver-me dijo Ricardo.

-Ok.

Mi compañero terminó de revisar el cadáver y encontró tres balas, se le veían las

iniciales J.K talladas. Llamamos a los policias y les dimos las tres balas. Ya eran las

5:30 de la tarde, nos fuimos a merendar, luego volvimos al banco, y buscamos más

pruebas que nos permitan descubrir el asesinato, encontramos una billetera.

Al día siguiente una nueva noticia informaba de otro robo bancario. Rápidamente

fuimos al banco y notamos que el robo había sido de la misma manera que en el banco

que habíamos investigado, lo cual nos alertoó, entonces decidimos entrevistar a 4

testigos que se encontraron en el momento del robo.

Realizada esta entrevista nos quedamos con muchos datos importantes. Entre ellos el

color de pelo y peinado del ladrón.

Nos dijeron que tenía pelo largo y rojo.

Solo quedaba un banco más en la ciudad. Entonces, con Ricardo decidimos

escondernos la noche anterior en ese banco.

Abrió el banco y comenzó a entrar la gente. Con Ricardo miramos sin parar. Hasta que

vimos esa cabeza de pelo largo y rojo que buscábamos.

Llamamos a la seguridad y detuvimos al supuesto criminal.

Inmediatamente revisamos la billetera encontrada y un documento revelaba su dueño.

Era John Kisser.

Habíamos descubierto al criminal autor de dos robos y un asesinato. Y evitamos el

tercer robo.

FIN

Las doble pistas de mal gusto...Por Chiara Tarsitano

Una mañana de octubre de 1963, cuando tenía 16 años se produjo mi gran mudanza…Cuando llegué a mi nueva casa, fui a recorrerla, y entre ellas estaba la habitación. Cuando entré y revisé los cajones encontré un diario íntimo, lo leí para ver de qué se trataba, hablaba sobre sueños y experiencias de su vida, en una de esas páginas encontré una frase que decía…``Hoy es el día de mi muerte hace años que me están persiguiendo y me tiraron una carta por debajo de mi puerta que decía que el 20/09/63, me iban a matar, por favor investigar caso. Firma: Rosa López.Cuando terminé de leer esa carta llamé a la policía. Cuando la policía vino y leyó la carta me dijo que no me creía porque no había testigos.Entonces llamé a una de mis mejores amigas, y a la otra la fui a buscar a la casa para que vengan a visitarme a mi casa nueva.Mis amigas leyeron la carta, resultó que una de ellas había sido vecina de Rosa López y la conocía. También recordaba que la víctima era muy amiga de una mujer llamada Florencia Pérez. Cuando le comentamos estos datos a la policía, comenzaron a investigar el caso.

Nosotras también nos ofrecimos para colaborar y acompañamos a revisar la casa de Rosa. En el marco de la ventana encontramos una nota que decía “En la noche te mataremos y te enterraremos en el cementerio de San Miguel”. Se la mostramos al oficial que estaba a cargo de la investigación quien decidió ir al Cementerio de San Miguel.Cuando se encontraron ya en el Cementerio de San Miguel empezaron a examinar las tumbas y llevaron a Florencia por si tenía que reconocer su cuerpo. En una de esas tumbas encontraron otra carta que decía “Nunca hallarán la tumba de Rosa López, la otra carta que se encontraban en el marco de la ventana era una pista falsa para hacerles gastar tiempo en su búsqueda, nunca vamos a enterrar a Rosa López en un cementerio, busquen en un basurero”.-¿Cómo sabemos si esta nota sí es cierta?- preguntó Florencia Pérez.- ¿Por qué no investigamos si hay huellas de sangre en la casa? Así podremos saber quién es el asesino y nos dirá qué hizo con el cuerpo. -De acuerdo-dijo la policía-- Regresamos nuevamente a la casa hasta que por fin dimos con unas gotas en una ventana que tenía un vidrio roto. La llevaron a analizar al laboratorio y así obtuvieron los datos del culpable. En el taller interrogatorio de la policía… -¿Porque había manchas de tu sangre en la casa de Rosa López?---¿Por qué tendría que decírselo?-dijo el delincuente--Admítelo, tú la has asesinado.-¡Sí, yo la mate!-dijo el delincuente- Y no me arrepiento.-Bien, seguramente recibirás cadena perpetua.-Muy buen trabajo-nos dijo el jefe de la policía.-Gracias por descubrir quién cometió el crimen de mi amiga-nos dijo Florencia Pérez.-Sí- pensé- hicimos un buen trabajo.

FIN

La Muerte De Una Amiga

Por Catalina Martín

Una tormentosa y lluviosa noche del 20 de Marzo de 1888, nos encontrábamos mi amigo Sherlock Holmes y yo, en su casa de Baker Street.

Sherlock estaba leyendo el diario, mientras fumaba de su pipa. De pronto, alguien llamó a la puerta.

Sherlock la abrió y lo invitó a pasar a la oficina donde yo estaba. Era un hombre robusto, canoso, con ojos marrones, contaba tal vez, con unos 40 o 45 años. Se sentó en el sillón junto a la estufa hogar, y nos comenzó a hablar.

-Hola, mucho gusto, mi nombre es Walter Carpeluz- dijo estrechándole la mano a Sherlock.

-Mucho gusto- dijo mi amigo.

-Usted debe ser John Watson, he oído mucho de ti- comentó mientras me estrechaba la mano –Es amigo y compañero de trabajo del detective más famoso- dijo riéndose.

-Por supuesto- asentí, sin que me causara ninguna gracia.

-He venido a ustedes, por el descontento que me he llevado con las investigaciones policiales. Vivo en Yorshire, junto a una mansión, en la cual hasta hace una semana, vivía Rosa Morris. Digo vivía, porque fue hallada sin vida, por el ama de llaves, Mónica Williams, quien declaró saber de un cumpleaños festejado el día anterior, a la noche, en el que participarían sus tres hermanos.

-¿Cómo fue que la encontró Mónica?- Pregunto Holmes

-Señor Holmes, la verdad es que yo no dispongo de esa información, tal vez, sea mejor hablar con la señora Williams- dijo el visitante.

-Claro, luego interrogaremos a los sospechosos- dijo Sherlock –Cuénteme un poco de su relación con Rosa. ¿Se conocían?-

-Sí, nos conocíamos muy poco. Aunque últimamente, no la estaba viendo, se pasaba mucho tiempo en su casa, rara vez se la veía sacando los residuos, o haciendo las compras-

-¿Cómo se enteró de su muerte? ¿Dónde se encontraba el día de su muerte?- preguntó Sherlock, quien desde que el visitante había comenzado a hablarnos, no dejaba de mirarlo fijamente.

-Yo me encontraba de viaje por Argentina, cuando regresé el día 13, me encontré con docenas de patrullas policiales, pregunté qué había ocurrido y me informaron que Rosa había fallecido por la mañana-

-Gracias por responder a esas preguntas-dije, tras advertir el profundo silencio que Sherlock producía.

-¿Tiene auto?- preguntó mi amigo

-Sí. ¿Lo precisa?- dijo Walter

-¿Nos podría llevar hasta Yorkshire?- consultó Holmes

-Sí, con mucho gusto los llevaré- dijo Carpeluz. –Estacioné el auto en la puerta. Vamos.

Luego de agarrar nuestros abrigos, nos dirigimos a Yorkshire. El viaje duró aproximadamente media hora. Luego, hasta llegar a la Mansión Morris, nos tomo unos 15 minutos. La entrada a la casa, fue una fila, encabezada por mi amigo Sherlock, a quien lo seguía Walter, a quien yo seguía.

Fuimos, guiados por un policía que estaba cuidando la casa, hasta el dormitorio, donde se había hallado el cuerpo. Por supuesto, el cuerpo, ya no se hallaba ahí, había sido trasladado, momentáneamente, a la morgue de la comisaria, y estaba siendo vigilado día y noche.

Sherlock comenzó a buscar por todas partas. Ni se lo pregunté, ya me suponía, que estaba buscando “Algo extraño en la habitación”: pistas. Se tiró al piso, y miró bajo la cama. Estiró el brazo, y extrajo un vaso, Lo olió y exclamó:

-Esto es… ¡Cianuro!

El policía lo miro extrañado.

-Señor Holmes, disculpe mi ignorancia, pero sólo personas autorizadas por la ley, pueden introducirse y tocar elementos fundamentales en un crimen- dijo el policía.

-No se preocupe por ello- dijo Holmes, mostrándole al policía, una placa que tenía guardada en el bolsillo, desde hacía dos crímenes atrás, la cual lo autorizaba a tocar e introducirse en crímenes

- Además, la policía, no había reconocido este elemento, como parte del crimen. Lo que demuestra lo importante que es mi investigación- aseguró Holmes.

El guardia retrocedió avergonzado, mientras que Holmes, dejaba el vaso en una mesa cercana, y agarraba un papel, que estaba en la misma mesa. Lo miró unos minutos y luego habló:

-Será mejor, llevar el vaso para que le detecten las huellas, y me gustaría ir a ver el cuerpo.

-Sí, será lo mejor- dije.

-Señor, ¿Sabe dónde podemos encontrar a los hermanos y al ama de llaves?- preguntó Sherlock dirigiéndose al policía.

-Sí, se encuentran detenidos en la comisaria, como sospechosos.

-Muchas gracias señor- dijo Sherlock mientras recogía el vaso y el papel. Luego se retiró, seguido por nosotros dos.

Nos dirigimos a la comisaria, donde nos separamos, Walter y yo, fuimos a la oficina 45, donde dejamos el vaso para que detecten huellas. Walter se quedó esperando, mientras que yo me dirigía a la oficina 23, donde se encontraba Sherlock, y también el cuerpo de la víctima.

Mi amigo, se veía un poco apenado.

-¿Qué te sucede Sherlock?- pregunté.

-Nada- dijo Holmes, y se produjo un breve silencio-Lo que pasa Watson es que yo conocía a Rosa Morris-

-Lo lamento mucho Sherlock- dije mientras me acercaba al cadáver.

-Watson, la verdad es que sólo quería venir aquí para saber si se trataba de aquella amiga mía. Aquí no hay mucho más que ver. Vamos a la oficina 35, me dijeron que allí se pide permiso para ver a los sospechosos.

Nos dirigimos a la oficina 35, donde un oficial, nos atendió.

-Buenas noches Señor Holmes- dijo el policía, que al parecer lo conocía.

-Buenas noches. El es John Watson, mi amigo y compañero de trabajo- dijo Sherlock.

-Buenas noches- saludé mientras nos estrechábamos la mano.

-Buenas noches John, mi nombre es Patrick Johnson- Se acomodó en el asiento y luego dijo mirando a mi amigo:

-Dígame Sherlock, ¿esta vez a quién quiere interrogar? –

-La verdad no sabemos todos los nombres, pero sí conozco bien el caso. Se trata de Rosa Morris, una mujer que fue encontrada sin vida el lunes 13, por el ama de llaves Mónica Williams. El día anterior, había festejado su cumpleaños con sus tres hermanos.

-Sí, un caso muy extraño- dijo mirando un expediente-Los nombres de los hermanos son, Juan Martin, Sebastián y William Morris, los pueden interrogar mañana a primera hora junto con Mónica Williams, el ama de llave de la víctima.

Nos despedimos, y nos dirigimos a la oficina 45, donde Walter, aun seguía esperando por las huellas.

-Adelante- Nos dijo un policía abriéndonos la puerta-Tomen asiento, ya tengo los resultados-

-¿Positivo o Negativo?- preguntó Sherlock impaciente.

-Positivo, hay cinco huellas, cuatro en la parte delantera del vaso y una detrás, todas correspondientes a los dedos de la mano derecha de la Señora Morris-

Nos fuimos de la oficina y nos dirigimos a la o casa de Sherlock. Walter, nos alcanzó hasta la salida de Yorkshire, y luego se fue para su casa.

Nos dormimos temprano, el día siguiente, sería un día muy difícil.

Al otro día, nos encontramos nuevamente para interrogar a los sospechosos, los tres hermanos y el ama de llaves.

Primero, hablamos con Mónica, quien parecía triste y enojada. Era petisa, con cara ovalada, pelo rubio, ojos marrones y una voz increíblemente grave.

-Soy inocente, yo no he hecho nada, sólo llegué a la casa y allí la encontré, tirada en la cama, si yo hubiera sido quien la mató, no hubiera llamado a la policía, hubiera ocultado el cuerpo- dijo Mónica desesperada-Llegué a la casa a las 11 de la mañana, llamé y llamé pero nadie contestó, me dirigí a su habitación, donde la encontré. Pude ver que había muerto con mucho miedo, estaba asustada-

-¿Qué hizo ni bien vio el cuerpo?- pregunté.

-Inmediatamente me arrojé a la cama e intenté ver si respiraba o si tenía pulso, pero no tenía, ya estaba muerta- dijo Mónica mirando al piso.

-¿Hay algo que recuerde que le parezca sospechoso?- preguntó Holmes

-Sí, la verdad me llamó la atención, que hayan robado dinero, y no joyas o cosas de más valor-

-¿Quién le dijo que sólo robaron dinero?- preguntó Sherlock

-Los oficiales- afirmó ella.

El policía que esperaba fuera de la habitación, entró al ver la seña que le hizo Holmes, y confirmó lo dicho por Mónica.

-Recorrimos toda la casa, estaban las joyas pero no el dinero- comentó el policía, quien luego se retiró.

-¿Recuerda algo más?- interrogó Holmes.

Pasaron unos minutos mientras que ella pensaba, hasta que tímidamente contestó:

-No, no recuerdo nada más.

-Entonces terminamos. Muchas gracias por su tiempo- dijo mi amigo.

Nos quedaba interrogar a los tres hermanos. Antes de entrar a la oficina un policía nos detuvo.

-Señor Holmes, me pidieron que le informe que deberá interrogar a los tres hermanos juntos, ya que sólo dispone de media hora y mañana no habrá tiempo.

Accedimos, y nos dirigimos a otra oficina, donde estaban los tres hermanos. Empezamos el interrogatorio presentándonos y seguimos con sus testimonios, que eran prácticamente iguales, mejor dicho, eran iguales, con diferentes palabras.

-Llegamos los tres, a la casa de Rosa a las ocho, charlamos hasta las nueve, cenamos hasta las diez y media y nos fuimos a las once o a las doce, la verdad es que se nos pasó muy rápido el tiempo- dijo Sebastián.

-Nosotros no la matamos, la queríamos mucho, y además hace unas dos semanas, murió nuestro padre Benjamín Morris, y lo estábamos superando todos juntos. Creemos que se trata de un suicidio, pero no lo podemos creer- dijo Juan Martin.

-¿Hay algo que les haya llamado la atención?- preguntó Sherlock, lo que hizo que todos se quedaran pensativos.

-Sí, hay algo que a mí me llamo demasiado la atención-dijo William-Desde el día martes 7, ella estaba mucho mas deprimía, decía que era por nuestro padre, pero nosotros sabíamos que no era por eso, había pensado en no

festejar su cumpleaños, intentamos hablar con ella, para saber si algo le había pasado, pero no nos quería decir-

Ya terminada la media hora, nos despedimos y un policía, entró para llevarse a los hermanos. Walter se fue, y yo me retiré. con Sherlock a su casa.

-Algo ocurrió el 7- dijo Holmes

Justo en ese momento, cuando nos estábamos acomodando en la oficina de Sherlock, un auto de policía llegó, y de él bajó Mónica, esposada y acompañada por dos policías. Entraron a la casa de mi amigo, y nos informaron que la señora Williams, tenía algo que decir.

-El día martes 7- dijo muy tímidamente-Una señora pasó de visita, y estuvo con Rosa, fueron a la habitación, y se escucharon ruidos, como gritos, o risas. Más parecidos a gritos que a risas diría yo. Luego se fue, y cuando lo hizo, Rosa, parecía asustada, me dijo que era una amiga que no veía hace mucho, le pregunté si algo había pasado, pero ella lo negó.

-¿Por qué no nos contó esto antes?- pregunté enojado.

-Porque cuando esa mujer se estaba yendo, me miró con cara de desconfianza, se acercó corriendo hacia mí y me amenazó. Me dijo que si yo le decía algo a la policía, me culparía de haberla amenazado. Ne entendía nada de lo que me decía, luego Rosa se acercó a la cocina, donde yo estaba y comenzamos a hablar- dijo el ama de llaves.

-Resumiendo- dijo Sherlock –Entró una mujer, se escucharon gritos, la amenazó a usted, luego usted habló con Rosa, quien estaba traumada y dijo que no le había pasaba nada-

-Exactamente- dijo Mónica.

-¿La amenazó por los gritos?-pregunté

-No lo sé- respondió ella mirándome.

-Suponiendo que fue por los gritos que la amenazó, los gritos debían decir algo importante- dijo Holmes.

-Sin duda, pero lamentablemente no los pude oír- dijo la mujer.

-¿Recuerda cómo era la señora?- preguntó mi amigo.

-Sí, lo recuerdo. Era alta, flaca, pelo rubio con mechones más claros, de unos sesenta y ocho años, como Rosa. Tenía una voz aguda, y un lunar arriba y a la derecha de la boca. Vestía una pollera verde inglés, una remera blanca, una campera color negro, y unos zapatos blancos- dijo la señora Williams.

A Sherlock pareció iluminársele la cara. Despedimos a Mónica y a los

policías, y nos fuimos directamente al centro de la ciudad, cuando no aguanté

mas y le pregunte a Sherlock todo.

-¿A dónde vamos?-

-A la casa de Gabriela Torres- me respondió.

-¿Quién es ella?-

-La asesina-me dijo con seguridad.

-¡¿Qué?!-

Yo no lo podía creer, ¿Cómo “La asesina”?, tan rápido, no atendía cómo se

había dado cuenta.

-¡La asesina Watson!- exclamó Holmes, como si yo tuviera un problema

auditivo.

-¿Cómo te enteraste?- pregunté muy impresionado.

-Ya lo sabrás-me dijo.

Llegamos a la casa de Gabriela, yo estaba ansioso, a diferencia de

Holmes, quien parecía muy calmado. Tocó la puerta y preguntó por Gabriela

Torres. Nos invitaron a pasar, al parecer vivía allí.

Mientras tomábamos un té, bajó por una escalera, una viejita, que al ver

a Holmes, pareció sorprendida. Cuando Holmes dejó su taza y la pudo ver,

pareció más sorprendido que ella. Inmediatamente, me di cuenta que era tal y

como Mónica había descrito a la mujer que había ido a visitar a Rosa.

-¡Sherlock!- exclamó ella

-¡Gabriela!- dijo Sherlock

-Que gusto verte-

-El gusto es mío- dijo mi amigo.- Él es John Watson, amigo y compañero

de trabajo.

-Mucho gusto Gabriela- dije sin entender demasiado.

-Mucho gusto John- dijo ella -¿Se les ofrece un té?-

-No, gracias, ya nos convidaron-

Nos sentamos todos y estuvimos unos minutos en silencio.

-¿Qué los trae por aquí?- dijo ella.

Holmes tomó aire y respondió:- Gabriela nos conocemos desde hace

mucho tiempo y no sé cómo decírtelo, es respecto a la muerte de Rosa.

La mujer lo interrumpió:

-Sí, ya lo sé, en una lástima- dijo casi llorando.

-Gabriela, tengo pruebas de que tú has cometido el crimen, pero como

nos conocemos y puedes confiar en que yo no te voy a culpar frente a la policía,

te voy a pedir que me digas la verdad.

Graciela dudó pero después dijo pálida y llena de vergüenza:

–Sí, fui yo. ¿Cómo lo supiste?

-Un vecino vino con la información del cuerpo, investigamos,

interrogamos y el ama de llaves te describió y nos contó sobre tus amenazas y

los gritos de Rosa- dijo Sherlock.

-Pero… ¿Eso cómo te permitió saber que se trataba de mí?- preguntó la

señora Torres muy confundida.

-Una cosa más- dijo Sherlock, y yo puse toda la atención-¿Recuerdas la

vieja forma de escribir de Rosa?-

-Sí, usando una clave de números- dijo ella.

-Bueno-Dijo Sherlock, mientras se sacaba del bolsillo un papelito-Ella

escribió esto el día 7: 20-9 1-12-7-16 13-1-12-16 13-5 17-1-20-1, 18-22-

9-5-19-16 18-22-5 20-5 20-5-17-1 18-22-5 7-1-2-19-95-12-1 21-16-19-

19-5-20, 13-5 1-13-5-14-1-27-16 4-5 13-22-5-19-21-5-

Yo, por supuesto, no entendía nada y me pareció, que Gabriela se perdió

por lo largo. Por suerte Sherlock lo explicó:

-La nota que escribió Rosa dice: “Si algo malo me pasa, quiero que se

sepa que Gabriela Torres, me amenazó de muerte”-

Se produjo un silencio, quise preguntarle por qué lo había hecho, pero

ella lo explicó antes de que pudiéramos preguntar.

-Estaba furiosa, enojada, loca, no lo sé. Lo hice a la noche, cuando sus

hermanos se fueron y Mónica no estaba. La obligué a agarrar el vaso y a que lo

tomara. El cianuro lo había comprado en el camino- explicó Gabriela.

Se produjo otro silencio.

-¿Le dirán a la policía?-preguntó ella tristemente.

-No, no lo haremos, pero creemos que usted sí debería hacerlo. Hay

cuatro personas presas que son inocentes- dije.

No sé si fueron mis palabras, o la culpa por sentirse asesina, que la

impulsó a ir a la policía, seguida por nosotros dos, y entregarse.

Hubo un nuevo juicio en el que participamos y llevamos a Walter, que se

alegró mucho al ver a los inocentes libres, ya que liberaron a todos y le dieron

cadena perpetua a Graciela Torres, la única culpable.

FIN

La madera levantadaPor Francisco Reggiani

Era una noche horrible de 2012, para ser exactos el 09/10/2012 cuando ocurrió lo que les voy a contar.

Llovía a mares y además había una tormenta eléctrica cuando Emilio, Fasso y yo estábamos en mi casa porque los había invitado a dormir.

Corrimos un mueble para jugar un juego, no demasiado divertido pero que igual nos gustaba. Encontramos una madera levantada, la sacamos y encontramos una nota.

-Una nota-exclamé asombrado.

-No me digas- me dijo uno de mis amigos sarcásticamente.

Acto seguido agarramos la carta y Emi la leyó en voz alta:

- MUERTE, MUERTE EN EL NACIONAL, LICEO, ANEXA Y BELLAS ARTES…

-¿Nacional, Liceo, Anexa y Bellas Artes?- exclamamos los tres al mismo tiempo, y nos pusimos a buscar cuándo había ocurrido la última muerte en el Nacional, Bellas Artes, la Anexa y en el Liceo y lo que encontramos fue:

Nacional: chico de sexto año se encuentra muerto y sin órganos, el 31/10/2011.

Liceo: chico de sexto año se encuentra muerto y sin órganos, esto pasó el 31/10/2010.

Anexa: chico de sexto se encuentra muerto y sin órganos, el 31/10/2009.

Bellas Artes: chico de sexto se encuentra muerto y también sin órganos, el 31/10/2008

-Miérrrrrcoles es mi día preferido- exclamé cuando justo pasaba mi mamá Silvia

-jajaja-se rió Fasso.

-Bueno, veamos cuáles son las cosas en común-decía Emi hasta que lo interrumpí diciendo que iba a buscar papel y lapicera, acto seguido hicimos este punteo con las cosas que tenían en común estos asesinatos:

.Son todos colegios de la universidad. .Son todos varones y ninguna chica. .Están muertos y sin órganos. .Todo pasó el mismo día y el mismo mes. .Los asesinatos fueron en distintos años. .Fue en el sexto año y no en otro.

-Sin órganos, me suena muy familiar, sí me acuerdo de que una vez mi papá me contó que hace mucho había una persona que ofrecía un helado gratis y los chicos ingenuos que aceptaban, este hombre los secuestraba y los mataba; luego les sacaba los órganos para venderlos y…- dijo Emi y luego se quedó pensativo

-¿Y?-dije impacientemente

-¡Y que este año dentro de 30 días habrá un asesinato en alguna escuela de estas cuatro!-dijo Fasso bastante excitado por su descubrimiento.

-¿Y qué hacemos ahora? dije algo aburrido

-¡Vayan a la cama Francisco!-exclamo mi papá Federico súper enojado ya que quería dormir, porque había tenido un día de trabajo muy cansador.-Es la una de la mañana.

No teníamos sueño, pero igual fuimos a dormir. A la madrugada se escuchó un ruido en la cocina, mis amigos dormían entonces me levanté y fui sólo muy despacio. Cuando encendí la luz encontré una daga clavada en la pared con una nota:

“Si resuelves este acertijo no habrá más muertes: no se puede correr, no hay mucha gente, solo hay 6 grados”.

-Seguramente ocurrirá en la escuela Anexa- pensé.

Volví a mi habitación y desperté a Emi y a Fasso y les mostré la nota. Todos estuvimos de acuerdo en que lo más probable era que el crimen ocurriera en la escuela Anexay ya que en esa escuela era más frecuente que los chicos corrieran ya que son más chicos.

Despertamos a mis padres y les contamos todo lo que nos había sucedido. Ellos nos llevaron a la policía para que le informáramos todo lo que sabíamos.

Cuando el oficial terminó de leer la nota dijo:

-Nosotros nos haremos cargo.

Luego cada cual nos fuimos a nuestros hogares. Emilio, Fasso y yo, los tres mosqueteros como nos acostumbraba a llamar la profe Mónica, porque debíamos descansar.

Al día siguiente nos enteramos por el diario que la policía había atrapado al ladrón de órganos y este había muerto cuando le dispararon porque había intentado huir.

Cuatro años más tarde volvía a ocurrir exactamente lo mismo, ahora yo me pregunto:

- ¿Acaso el ladrón de órganos no había MUERTO? ¿Está vivo?

¿Fin?

LA INTUICION DEL AYUDANTE

Por Valentin Nardi

El día 22 de mayo del 2000, había un detective llamado Martín Bouloner, de 36 años de edad, con una estatura de 1,78, rubio de ojos verdes, de pelo corto y extremadamente delgado. Se había recibido hace unos 10 años atrás, de detective y estaba intentando conseguir un ayudante, cosa que le resultaba muy difícil ya que había muy pocos y ninguno lo convencía.

Esperaba en su oficina pacientemente, cuando se presentó un joven buscando trabajo.

-Hola ¿cómo está? ¿A qué has venido?- le preguntó Martín

-Hola muy bien, he venido en busca de trabajo me gustaría ser su ayudante ¿podría probarlo?

-Sí, ¿como no? va a ser un placer, te voy a hacer algunas preguntas...

¿Cuantos años tienes?

-Tengo 34 años-respondió el muchacho.

-¿Tienes trabajo actualmente?

- No.

-¿Has hecho algún trabajo de este tipo, me refiero a investigar casos?

-Una sola vez resolví uno.

-Y el caso ¿era de alguien que se había muerto?

-No, era de alguien a quien le habían robado.

-Bueno, me has convencido, te voy a tomar a prueba, pero todavía no te pongas contento...

Pero el chico no pudo disimular su alegría y luego preguntó:

-¿Cuánto piensa pagarme?, ¿la paga será por mes o por semana?

-No, mirá este trabajo lo hacés por el bien de los demás, no lo hacés para ganar dinero, si está bien el trabajo quizás recibas algo, pero lo tienes que hacer bien, como mi ídolo Sherlock Holmes.

-¿Por qué escribes todo en un libro?- preguntó el joven

-Por si me olvido, así lo que me decís lo tengo siempre, por las dudas...

Martín no había terminado la frase, cuando en ese momento entró una chica gritando:

-¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Necesito ayuda de un detective por favor!

-Sí acá estamos. Nosotros somos detectives ¿que le pasa?

-Se…se… ha muerto mi hermano, pero creo que lo mató alguien y no sé quién fue- dijo la joven llorando desconsoladamente. Luego agregó: -¿Me podrían ayudar?

-Sí, veamos-dijo Martín. Luego le preguntó:

-¿Dónde y cuándo lo viste por última vez?

-En su casa.

Mi marido y yo íbamos a comer y cuando entramos, empezamos a llamarlo Gastón, Gastón, que es el nombre de mi hermano y no contestaba. Entonces entramos por la fuerza y lo encontramos en la cama con un diario sobre su rostro.

-¿Estaba muerto?

- Sí, tenía un golpe en la cabeza. Había gotas de sangre derramadas en el diario.

- ¿Estas manchas estaban secas cuando llegaste?

- No, incluso su cuerpo todavía estaba todavía tibio.

- ¿Llamaron a la policía?

- No

- Queríamos hablar antes con un detective.

- Muy bien, ¿Cuánto hace que sucedió esto?

- Media hora.

- Genial, vayamos a la escena del crimen.

Los tres se dirigieron a la casa del hermano de María. Martín estaba muy entusiasmado poniendo a prueba a su flamante ayudante, quien estaba muy nervioso porque sabía que no debía cometer errores.

Al llegar vieron a un hombre salir corriendo de la casa.

- ¿Viste eso?-le preguntó Martín a su ayudante.

- Sí lo vi.

- Sigámoslo- dijo Martín

- No no, vayamos antes a ver a la víctima- dijo el ayudante.

- Pero podemos perder una prueba importante.

-No lo creo- dijo el ayudante- confíe en mi intuición.

- Bueno, hagámoslo a tu manera- dijo el detective.

Se dirigieron a la habitación. Al entrar encontraron al hermano de María tal como ella lo había descripto.

Algo les llamó la atención, su cuerpo permanecía caliente. Era las 3 de

la tarde, y al parecer no faltaba nada en la casa, que hiciera sospechar un intento de robo, salvo que al llegar vieron a ese hombre salir corriendo.

En ese momento el ayudante descubrió un frasco sobre la mesa de luz y dijo:

- Mire detective, aquí hay unas pastillas. ¿Habrá tomado algunas?

-Supongo que sí- respondió Martín.

-Mire estas pastillas son para dormir quizás tomó muchas y sólo está dormido...

-Es probable. Vamos a ver si tiene pulso.

Al acercarse vieron como un ojo se abría lentamente y el señor les dijo unas palabras en voz baja.

-¡¡¡Apaguen la luz!!! Es hora de mi siesta.

Los detectives se dieron cuenta de dos cosas:

La sangre en el diario en realidad era pintura que el derramó sin querer cuando pintaba una silla, el golpe en la cabeza se lo produjo al chocarse un estante y el hombre que salió corriendo, no era un ladrón, sino que era un vecino que tenía llave de la casa y que había ido a buscar a la policía porque se había asustado mucho.

Martín reconoció la increíble intuición de su ayudante, que no corrió tras la pista falsa del vecino.

-¡¡¡MUCHACHO TIENES EL TRABAJO!!!! – exclamó.

- Gracias Martín. Te lo agradezco mucho.

FIN

La gran traición

Por: Abril Stefanía Rehak

enjamín Soft, un joven vendedor de golosinas pasaba todas las mañanas frente a una casa preciosa que tenía un balcón que daba a la calle.B

Un día, mientras hacía su trayecto, se detuvo unos minutos a observar esa casa que tanto le gustaba. Allí, divisó a una mujer que leía un libro en el balcón. Desde ese momento quedó perdidamente enamorado de ella.

Al llegar a la tienda, escuchó a unos clientes que hablaban:

- ¿Viste Handson?

- No, ¿qué cosa?

- Aquella mujer rica, la que lee en el balcón de 8 y 73.

- Sí, la he observado, es muy hermosa.

- Sí, lo es. Dice que se llama Azul, Azul Montoya Fiore. Que es rica en joyería y platería y posee grandes sumas de dinero.

Al escuchar esto, el joven recordó que tenía una gran deuda y pensó que robando esa casa, podría pagarla.

Esa noche, Benjamín, llevando una ganzúa y una linterna sorda, fue a robarle. Al hacer un ruido, provocado por la puerta, Azul despertó. Más allá, del susto, Azul se enamoró de él. El joven explicó sus problemas y ella le dio el dinero. Luego de dos horas de charla terminaron en verse los lunes, miércoles y viernes.

Un miércoles a la noche, el chico no pensaba ir visitarla, pero a las 04:30 hs de la madrugada tuvo una pesadilla y pensó en ir a ver a su amada porque tuvo un mal presentimiento. Entonces fue a su casa, ella al despertar lo confundió con un ladrón y lo atacó. El muchacho en el intento de hacerla entrar en razón la empujó y ésta, al caer, se golpeó la cabeza y murió. El joven huyó sin haber robado nada.

Al día siguiente, él fue arrestado, porque la mujer llevaba un diario donde decía que Benjamín Soft era su amante y esa noche la visitaría

FIN

LA DEDICATORIA

Por Micaela Amán

Luego de salir de la escuela me dirigí a casa. Después de comer, me senté en la computadora. Cuando abrí mi casilla de correo me encontré con una invitación al club de lectura que decía lo siguiente:

Querida Luna: Te invitamos a participar del club de lectura. Pensé que te interesaría porque tu maestra la Sra. Lay, nos contó tu interés por la lectura y pensamos en invitarte.

Si querés unirte por favor traé un libro leído del autor que quieras.

Atentamente la bibliotecaria ...

Como nunca le puedo decir que no a la lectura, me puse los zapatos y salí corriendo a la biblioteca.

Cuando llegue, me dirigí a la sección de novelas comencé a leer todas las contratapas de los libros. Después de buscar y buscar encontré un libro muy particular de color rojizo, tapa y contratapa lisa y con un marco dorado, llamado "Tu manera de querer". Lo que tenía de particular este libro, era que tenía en la tapa una dedicatoria que decía:

.... Espero que te conformes con este Rt Dt.

Me pareció muy rara esa dedicatoria, porque la mayoría pone, con amor para ... o este libro se lo dedico a mi mejor amiga ... , pero esta dedicatoria sonaba más a una amenaza.

De todas formas, como tenía que volver a mi casa para la cena, decidí comprármelo.

Ya en casa me senté en la mesa y empecé a leer. Al terminar de leerlo, comprendí que el libro se trataba de una mujer, que era la escritora, y sufría persecuciones de un señor que quería cancelar la publicación de sus libros por haber escrito en uno de sus cuentos secretos sobre él.

Sin embargo, no pude determinar de qué secretos se trataba, ya que la autora no hacía una referencia específica sobre esto. Fue así que la intriga creció en mí, aún mas.

En fin, primero pensé que la dedicatoria tenía algo que ver sobre ese señor.

Luego pensé: -¿Porque a la escritora se le había ocurrido publicar ese libro ? ¿Sería una forma de pedir ayuda, o se trataría simplemente de otro cuento de fantasía?

Después de pensar y pensar llamé a mi hermano Lucas de 18 años, le comenté sobre el libro y todo lo que había pensado.

Él me dijo que sólo era un libro de cuento más, y que me estaba dejando llevar por mi gran imaginación.

En un principio le di la razón, sin embargo, después la duda volvió a mí y pensé: -¿Quién y por que habrá escrito esa dedicatoria ?.

Al día siguiente empecé a buscar datos sobre el libro, año de la publicación, editorial que lo publicó, etc..

Buscando y buscando, encontré escrito muy chiquito en la pagina 56, al final del ultimo párrafo, un fragmento que decía: "Publicado en editorial Luna del Sol".

Como sabía donde se encontraba esa editorial, después de desayunar salí corriendo hacia allí.

Cuando llegué, le pregunté a un empleado dónde se encontraba el director de la editorial y me señaló a un señor barbudo, de aproximadamente unos 58 años, que estaba tomando un café sentado junta una ventana.

- Disculpe señor ¿es usted el director de esta editorial?- pregunté

- Sí ¿se podría saber quien es usted?- pregunto el señor con mucha intriga.

- Soy Luna, una reportera de la Revista Luz. Vine a preguntarle sobre este libro- respondí, mostrando la tapa del texto sin demostrar demasiado interés.

- Pues claro, qué quiere preguntarme.

- ¿Usted sabe algo sobre la escritora?

- Oh,¡¡¡ claro!!! Ella era la mujer de un amigo mío, y murió en el incendio de su casa hace ya muchos años.

- ¿Por qué quiere saber sobre ella?, ¿Acaso deseabas entrevistarla?- me interrogó el señor muy intrigado.

- Sí, la revista Luz la quería entrevistar para una sección de escritores- mentí

- Nos hubiese interesado que cuente un poco sobre este libro a fin de poder hacer una segunda edición.- respondí con una leve sonrisa.

- Esto no será posible, lo lamento mucho, pero si quiere saber algo de ella, puede consultar al señor Edgard Styles su querido sobrino que vive en la calle 15 número 181. Él seguramente le sabrá decir lo que quiera sobre la señora Styles. Ahora debo irme a una reunión, espero que te sirva mi información, hasta luego - me saludó cordialmente el director.

Ni bien salí de la editorial, me dirigí hacia la casa del sobrino. Cuando llegué toqué dos veces la puerta e instantáneamente esta se abrió sola. Parece ser que el sobrino era fanático de la computación y tenía una casa "inteligente".

De repente apareció un joven de unos 36 años que con mucha gentileza me preguntó:

- ¿Qué desea ?

- Soy una reportera y vengo a hacerle unas preguntas- respondí manteniendo la mentira de la reportera.

- Bien, ¿y qué desea saber?.

- Vengo a hablar sobre su tía la señora Styles, quería preguntarle sobre uno de los libros que escribió- respondí.

- Sí ¿cuál?- preguntó el joven.

Con mucho cuidado saqué el libro de mi bolso y se lo enseñé. El muchacho lo abrió y con mucha atención empezó a observar la dedicatoria de la tapa. Luego, dejó caer el libro al piso.

Sentándose en el sillón exclamó:

-¡Tiene que haber sido él!

- ¿Quién?- pregunté.

- ¡El marido de mi tía!

- ¿Qué ha hecho él?- pregunté con sospechas de que había pasado algo malo.

- Mi tía y su marido no se llevaban muy bien. Días antes de morir ella, me contó lo que le había sucedido antes de divorciarse, que es prácticamente lo mismo que narra en este cuento. Cuando terminó de contarme, le pregunté quien era el que la hostigaba y ella no me quiso contestar. Ahora que veo esta dedicatoria, me doy cuenta que se trataba de su marido, Robert Dot, mismas letras que se indican en la primer hoja, son las iniciales de su nombre y apellido. Te cuento por si no estás enterada, que un día su marido, la amenazó con quemar sus libros por haber escrito algo malo sobre él en uno de ellos y por lo que veo cumplió- me dijo muy pensativo el joven.

- ¿Qué es lo que escribió sobre él?- pregunté con intriga.

- Describió, en este libro, a uno de sus personajes como un hombre de malos modales. Su marido relacionó que se trataba de él cuando escuchó tras la puerta una conversación entre nosotros - contestó el muchacho.

- Ahora deberíamos interrogar al Señor Dot - dije.

- Sí, pero con cuidado ya que es un hombre impulsivo. Iremos juntos, tú te presentarás como reportera, como lo hiciste conmigo, y yo haré de asistente tuyo- dijo el joven con firmeza.

Al llegar a la casa de Dot, nos hizo pasar el ama de llaves, una joven mujer, quien nos dijo que esperemos al señor.

Después de unos minutos apareció Robert Dot, quien nos preguntó quiénes éramos y qué necesitábamos. Con nerviosismo, le explicamos que íbamos a hacer un homenaje a su difunta esposa y debíamos hacerle unas preguntas para publicar un artículo de ella en la Revista Luz. El hombre accedió con una sonrisa muy falsa.

Después de esto hubo un momento de silencio hasta que Edgar no toleró más y le preguntó:

- ¿Por qué amenazaba a mi tía? ¡Se salió con la suya y no solo eso, también sé que quemó sus libros!

- ¿Su tía? - contestó Dot.

- Veo que no me recuerda, soy Edgar Styles, y como mi tía ya no está, vengo a desenmascararlo. ¡Asesino!

Le hice la pregunta de la dedicatoria

-¿Se ha conformado con el libro?-

-¡No debo rendir cuentas de mi pasado a nadie! Ya di mis explicaciones a la policía en su momento- dijo enfurecido.

-¿Vale apagar la vida de mi tía por un simple personaje de un cuento?-dijo Edgar muy enojado.

- El malvado del cuento era usted, ¿No?- pregunté.

- ¡Retírense ya mismo de mi casa y no vuelvan!- reclamó el señor.

-Llamaría a la policía para denunciar el maltrato y amenazas que sufría mi tía, con esta dedicatoria tendría mas pruebas para comprometerlo, pero quien se interesaría en abrir un caso ya cerrado, por algo que pasó hace más de 30 años. Haré que el libro se reedite y llevara por nombre " Las memorias de Miss Styles"- dijo Edgar.

Con la angustia de no poder comprobar el crimen, nos retiramos, me despedí del muchacho y al regresar a casa, llame a mi hermano y le conté lo sucedido.

No pudimos hacer nada con respecto a Dot, pero obtuve una buena recomendación del libro para el club de lectura.

Fin

LA CARTA PERDIDA

Por Celeste Veliz

La historia que les voy a contar ocurrió un lunes 24 de octubre de 1974, en la ciudad de París. La protagonista de la misma es una joven llamada Amelie de unos 27 años de edad que vivía sólo con su hermana Laura que tenía diez años menos que ella.

Amelie era la dueña de una tienda de ropa llamada “La Nove Mode” pero su gran pasión era ser detective. Este sueño lo tenía desde que tenía siete años cuando comenzó a leer las apasionantes aventuras de Sherlock Holmes y su amigo Watson. Desde entonces soñaba que algún día sería una gran detective como ellos.

El 24 de octubre de ese año, a las 14:30 horas se fue a su nueva casa de descanso, que había comprado con casi la mitad de sus ahorros de su tienda. La vivienda tenía una cocina, un baño, un patio, una habitación y un sótano. Allí comenzaría a cumplirse el sueño de Amelie…

Cuando la joven estaba terminando de guardar unas cajas en el sótano, comenzó a barrer. Sin querer golpeó con la escoba la pared de la izquierda y escuchó un sonido como si estuviera hueca. Luego golpeó dos o tres veces más, con más fuerza hasta que pudo sacar uno de los zócalos. Asustada fue a buscar una linterna e iluminó ese lugar escondido que había detrás de la pared. Allí encontró una pequeña caja. Cuando la abrió, vio que tenía un diario íntimo, una foto y una pequeña llavecita. Con ella abrió la cerradura del diario íntimo y se encontró con una carta que decía lo siguiente:

Estimado lector o lectora:

Si has encontrado mi diario y estás leyendo esta nota, te advierto que lo que leerás a continuación cambiará tu vida para siempre…

Mi nombre es Mariam Stee y he pasado toda mi vida buscando una carta. Te preguntarás qué contenía y por qué era tan importante para mí, es que desde niña he querido ser detective y me interesaba mucho las historias como te va a suceder a vos a partir de ahora.

Esta carta te llevará a encontrar el tesoro que muchas personas han estado buscando durante años.

Una pareja que vivía en este barrio a principios del siglo XX, llamados Rita y Moe escondieron un tesoro y si lo encuentras te convertirás en la persona más ingeniosa de esta ciudad.

Te comparto una pista, algunos dicen que se encuentra cerca del Valle de las rosas cerca del lago Malory.

Firma: Mariam Stee

Amelie no podía salir de su asombro pero sin dudar ni un segundo fue al Valle de las rosas donde indicaba la carta.

Cuando llegó se encontró con un problema, por dónde comenzar a buscar el tesoro. Estuvo pensando por largo tiempo hasta que una rosa, la llamó la atención, cuando se acercó notó que ese rosal estaba más elevado como si hubieran removido la tierra donde estaba plantado. Cavó con mucho cuidado para no dañar la planta y encontró un sobre rojo que estaba envuelto en una tela. Cuando lo abrió encontró otra nota que decía:

Si has encontrado esta carta, te enfrentarás a un montón de peligros de

alto riesgo. Para encontrar el tesoro que Rita y yo hemos escondido deberás

quitar unas tablas del piso de madera de nuestra cabaña en la calle Baker

Street. En un pequeño cofre hallarás las monedas más antiguas que hayas

visto jamás y que tienen un gran valor. Sabemos que muchos quieren

quedarse con nuestra herencia y como no tenemos hijos hay muchas personas

que estarán buscándolo pero no queremos que lo tenga cualquiera, si no

alguien que sea lo suficientemente inteligente y valiente para mererlo.

Firma: Rita y Moe

Amelie fue a esa casa pero se encontró que en ella vivía unos mafiosos, los más temidos de la ciudad. Estuvo mucho tiempo esperando que se fueran. Cuando la casa quedó sola, abrió la cerradura con un alambre como había visto en las películas y cuando entró fue a la cocina. Ahí comenzó a golpear el piso para encontrar el cofre que mencionaba la carta de Rita y Moe.

En eso estaba cuando de repente escuchó que alguien entraba, Amelie corrió a esconderse pero sin querer se le había caído la carta. Entonces decidió ocultarse detrás de la puerta, estaba muy alterada y con mucho miedo de que la descubran. Uno de los mafiosos había regresado a buscar algo en la cocina pero cuando oyó un ruido sacó su arma y comenzó a buscar por toda la casa, Amelie no le quedaba otra que defenderse con un cuchillo que encontró arriba de la mesada. Cuando el hombre se agachó ella se lo clavó por la espalda y él cayó muerto sin poder defenderse ni saber quién lo atacaba.

Amelie se apresuró y continuó buscando el tesoro, sabía que pronto vendrían más personas al lugar y no tendría mucho tiempo. Buscó y buscó hasta que por fin lo encontró. Levantó unas maderas y al fin encontró el tesoro, era un baúl que tenía varias monedas.

Enseguida llamó a la policía que llegó justo antes de que regresara el resto de los maleantes. Con ese dinero Amelie pudo agrandar su tienda y viajar por el mundo como ella quería.

Pero ¿sáben cómo sé todo esto? Seguro no lo imaginan… Es que yo soy Laura, la hermana menor de Amelie.

FIN

Elena Havanna

Por Maite Garnica

Ella estaba sentada como siempre, tomando su té. Se veía tan tranquila, tan buena... Además siempre, pero siempre escribía en su diario. Se llamaba Elena Havanna,

¡Ay Elena!, eras tan hermosa. Perdóname pero tuve que hacerlo, te amaba pero… no me quedaba otra alternativa que matarte, igual no me arrepiento de nada de lo sucedido. Lo que pasó fue así.

Una mañana, Elena, salió de su casa para ir a su trabajo, pero parece que en la avenida Belgrano había una gran manifestación e iba a retrasarse lo que le provocaría el despido. Observando la mala situación que le ocasionaría llegar tarde a su empleo, decidió tomar un camino más corto pero muy peligroso para una mujer tan solitaria como ella. Por un momento, sintió que alguien la seguía, pero como ella no le temía a absolutamente nada siguió su camino tranquilamente sin darse cuenta de que a unos pocos metros le esperaba su peor destino…

Sí, allí estaba yo y como si la conociera de toda la vida le empecé a hablar.

-Hola.

-Hola-respondió ella- y discúlpeme que le pregunte pero, ¿Lo conozco de alguna parte?- luego me preguntó.

-Pues la verdad que no lo recuerdo bien, aunque le veo cara conocida- le contesté aprovechando el momento- ¿Usted dónde trabaja?

- Disculpe pero eso no debe ser de su importancia. Usted no me da confianza.

-Por favor señora, que yo esté mal económicamente no debe significar nada para usted, ya que todas las noches la veo escribiendo su diario íntimo con esa mirada con la que demuestra cada palabra. Y aunque no le parezca, yo sé sus más íntimos secretos.

-¡Usted ya me está asustando demasiado!, pero igual para estar segura le preguntaré ¿Qué secretos sabe?

-Muchos, pero los más importantes para mi son: el del dinero literalmente escondido bajo su alfombra la cual tiene tres tablones que simulan el piso, el de la muerte de su madre y su herencia. Así que piénselo bien antes de entrar a su casa pues podría encontrarse con lo peor que le puede pasar en la vida. Buenas tardes para usted, disfrútela mucho.

Elena se fue sin decirme adiós ya que al contarle lo que sabía empalideció y no se oyó murmullo alguno. No dijo absolutamente nada porque estaba seguramente muy asustada.

Me di cuenta que no me reconoció. Yo era su hermano, al que ella hizo secuestrar para liberarse y obtener su herencia al matar a mi madre, Seguro que me tomó por un maniático o por un hechicero pero no, para nada, yo sé todos sus secretos, porque ella hizo todo para complacer a envidia literalmente su mas fiel aliada y a egoísmo al que seguramente adoptó como hijo, esos dos sentimientos, los que matan al mundo alimentaban su maldad en este caso. Yo soy la víctima y ella es la culpable de todo.

Al llegar a su casa, Elena fue directamente hacia la alfombra, la levantó y sacó los tablones pero el dinero seguía allí y no había absolutamente nada fuera de su lugar. No había reparado en las huellas de barro que marcaban un camino hacia la cocina donde me encontraba cenando.

-¡Lárgate!- gritó cuando me vio- ¡Fuera de aquí, vete de una vez!

-No me iré,- dije con toda la seguridad del mundo-a menos que comas esa manzana puesta sobre la mesa, pero antes quiero que me reconozcas.

-¿¡Quién eres y qué haces en mi casa!?

-Soy yo, tu hermano Emanuel Havanna y he venido a reclamar mi herencia y a darte lo que te mereces por todo lo que has hecho

-Creí que… que estabas…

-¿Muerto? Nunca me verás en ese estado porque el que te verá así seré yo, y por favor dame mi herencia

-Claro, pero antes tengo un obsequio para ti- dijo tomando un cuchillo-. ¡Acércate!

Desconfiado me acerqué a ella, mientras tomaba la manzana la cual tenía un veneno poderosísimo, pero antes de que el filo del cuchillo atravesara mi cuerpo hice que mordiera la manzana e inmediatamente cayó al suelo. Por un momento me sentí tan solo que no me animé a buscar el dinero, tenía miedo de lo que me esperaba.

Todo había terminado.

EPÍLOGO

-Murió envenenada-dijo el detective- pero no hay rastros de golpes… aunque sí hay un cuchillo entre las manos de la victima con un poco de sangre, también hay un diario donde dice que había mandado a matar a su hermano para poder tener su herencia y que mató a su madre.

-Increíble-dijo el policía-. Cómo una mujer tan bella tenía un corazón tan frío.

El detective tomó el diario y leyendo encontró una hoja suelta donde decía:

La maté con una manzana envenenada haciendo que la comiera por la fuerza mientras ella rozaba mi piel con un cuchillo bien afilado. Cuando cayó al suelo salió una

lágrima de su hermoso rostro diciendo “perdóname”.Con la culpa por el suelo y conciente de lo que me esperaba tomé el dinero y me fui llorando

Firma: Emanuel Havanna

FIN

El último día de Sherlock Holmes por Valentino Fassina

Estábamos Sherlock y yo en Baker Street, un lluvioso día de sábado por la noche, cuando de repente se escucharon golpes en la puerta:

- ¿Quién es?- preguntó Sherlock con su arma en la mano.

- Soy Martin Jind, sobrino de la mujer asesinada este jueves-dijo suavemente una voz.

- Puede pasar, por favor siéntese por aquí. – dije después de abrirle la puerta.

Sherlock le señaló un sillón para que el joven se sentara. Cuando se sentó nos explicó firmemente lo sucedido y nos pareció una fea historia pero a la vez un caso más que Sherlock y yo resolveríamos, así que aceptamos ser investigadores para el caso llamado protocolo Fantasma

-Señor, lo pensamos y mañana lo llamaremos para ir a la escena del crimen, pero. . . ¿usted no conoce a los sospechosos? - le pregunté

- Mi tía fue encontrada sin vida el jueves. El día anterior ella había festejado su cumpleaños con sus hermanos, mis primos, quienes no la querían mucho y, casi me olvidaba, la mucama.

- ¿Podría llevarlos mañana así los interrogamos? - dijo mi amigo

-Claro que sí. Allí estarán- respondió.

-Bueno señor, hasta mañana y lamentamos lo de su tía – dijimos.

-Adiós - dijo secamente.

Esa fue una noche muy difícil para nosotros, imaginar tanto odio contra una hermana que terminó asesinada, era impensable. Además, era demasiado buena.

-¿Por qué alguien le habría de hacer eso?- nos preguntábamos.

La mañana siguiente Holmes y yo llamamos a Martin y nos dijo la calle, también que ya tenía a los hermanos y a la mucama y que fuéramos rápido.

Llegamos al lugar, era en un cuarto piso, de un terrorífico edificio. Entramos y nos atendieron amablemente.

-Buenos días - dijimos

- Gracias, mejor para ustedes- reaccionaron los hermanos.

Con Holmes decidimos que mientras uno investigaba el cuerpo y otro interrogaba, por supuesto que a mí como médico me tocó investigar el cuerpo y las pistas.

Revisé bastante y al fin encontré lo que tanto buscaba: un indicio, una pista que podría ayudarnos. Era un mínimo pedazo de pastilla. Aún conmocionado por el hallazgo le avisé a Holmes y me dijo que estaba alucinando, que era una pastilla cualquiera.

Él me contó que a los sospechosos no les había encontrado nada raro, aunque yo no me rendí en mis sospechas.

Desde que entré al departamento de la víctima noté que las paredes estaban húmedas. Pero pensé que no era nada importante, seguí buscando y esta vez fue certero, un pequeño agujero en su cuello, por el que saqué un liquido, cianuro. Vi que el agujero tenía una forma rara:

-¡Holmes!, ¡Holmes! - grité desesperado- ¡Son los símbolos esos que tú aprendiste!

- Cierto, cierto- me dijo- mientras revelaba su significado: MJ, deben ser iniciales.

Nombró a cada persona en la habitación: -Jon Tenyson, Miriam Tenyson, Lucy Tenyson…¡Martin Jind es el culpable!

-¡¡¡¡Justo!!!! ¡¡¡¡Ja, ja, ja!!!!-dijo con una risa psicópata

Martin se clavó un puñal en el estómago mientras apretaba un botón. Las paredes se empezaron a cerrar ¡¡¡y la humedad era sangre!!! Sherlock trató de detenerlo pero no pudo y se electrocutó.

Este fue el peor momento de mi vida. Perdí a mi mejor amigo y compañero inseparable.

Fin

EL ROBO MÁS AUDAZ

Por Pedro Monreal

CAPÍTULO 1:

EL DIARIO ÍNTIMO

3.00 AM: LONDRES, PARK AVENUE. BANCO STRONG.

ME LLAMO RONALL BOWING, TRABAJO EN EL SCOTLAND YARD. MEJOR DICHO TRABAJABA, PORQUE HACE TAN SOLO UNOS MINUTOS ME DESPIDIERON. AUNQUE SIGO CON MIS INVESTIGACIONES EN EL CASO QUE TANTO ME INTERESA.

TODO ESTO SUCEDIÓ MUCHO ANTES QUE YO NACIERA, EN EL AÑO 1931, A MEDIADOS DEL MES DE ABRIL. ERA, POR LO QUE HE AVERIGUADO HASTA EL MOMENTO, UNA DE LAS TARDES MÁS TRANQUILAS EN AQUEL ENTONCES. TODAVÍA NO CAÍA EL SOL CUANDO EN EL MEDIO DEL SILENCIO SE OYERON, HASTA 30mts. POR LO QUE ME HAN DICHO ALGUNOS TESTIGOS, UNOS GRITOS DE UNA MUCHACHA EMPLEADA DEL BANCO STRONG. AL LLEGAR AL LUGAR LA POLICÍA, LA MUCHACHA CONTÓ QUE AL ENTRAR A SU LUGAR DE TRABAJO COMPROBÓ QUE FALTABAN 300.000 LIBRAS DE LA CAJA FUERTE, LA CUAL SE ENCONTRABA CERRADA AL IGUAL QUE EL BANCO.

AL CONCLUIR EL RELATO DE LA EMPLEADA, LA POLICÍA SE DISPUSO A INTERROGAR A TODA PERSONA QUE TUVIERA ACCESO A LA CAJA FUERTE, ENTRE ELLOS AL TESORERO, PORTEROS, EMPLEADOS DE LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO DEL LUGAR. LO QUE TAMBIÉN HICIERON FUE AVERIGUAR Y DESCUBRIR CUALQUIER ENTRADA POSIBLE. PIDIERON LLAMAR AL ARQUITECTO QUE HABÍA PARTICIPADO EN LA CONSTRUCCIÓN DEL BANCO PARA QUE LES DIERA LOS PLANOS CON LAS ABERTURAS Y ACCESOS, INCLUSO LOS DE VENTILACIÓN, Y CUALQUIER OTRA POR LA QUE SE PUDIERA ENTRAR Y SALIR DE AQUEL EDIFICIO.

TRAS AÑOS DE INVESTIGACIÓN FUERON ENCARCELADOS Y LIBERADOS POR FALTA DE PRUEBAS, UNO DE LOS PORTEROS QUE TENÍA LAS LLAVES DEL BANCO Y EL TESORERO QUE CONOCÍA MÁS QUE CUALQUIERA LA CLAVE DE LA CAJA.

POR ESTA RAZÓN MAÑANA ME REUNIRÉ CON UN ENTREVISTADO DEL DIARIO THE TIMES, NACIDO EN EL AÑO 1915, PARA VER QUÉ TESTIMONIOS PUEDE COMPARTIRME, PARA QUE PUEDA CONTINUAR CON MIS INVESTIGACIONES.

MIENTRAS TANTO VERIFICARÉ ALGUNOS DIARIOS DE LA ÉPOCA PARA VER SI PUEDO REUNIR ALGO MÁS DE INFORMACIÓN.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, LUEGO DE UNA NOCHE BASTANTE LARGA REVISANDO TEXTOS Y TESTIMONIOS, ME PROPUSE SALIR COMO LO HABÍA PREVISTO EN BUSCA DE AQUEL HOMBRE, EL CUAL ME HABÍA DICHO DE REUNIRNOS EN UNO DE LOS BARES MÁS CERCANOS A MI APARTAMENTO, EL BONTAL.

AL LLEGAR Y DAR UNA MIRADA AL LUGAR PUDE RÁPIDAMENTE ENCONTRARLO. ESTABA SENTADO FRENTE A LA VENTANA TOMANDO UN CAFÉ MUY FORMALMENTE, CON UNA BATA COLOR CREMA Y ZAPATOS DE CUERO.

LUEGO DE HABLAR UN RATO, NO DI MÁS VUELTAS Y EMPECÉ A HACERLE ALGUNAS PREGUNTAS.

- ¿QUÉ EDAD TENÍA USTED CUANDO SUCEDIÓ EL ROBO?

- YO APENAS TENÍA 16 AÑOS EN AQUEL ENTONCES.

- Y… ¿QUÉ FUE LO QUE MÁS LE LLAMÓ LA ATENCIÓN?

- TODO EL BANCO SIEMPRE ESTUVO CERRADO. VIVÍA AL LADO, SI YO ESTABA TAN CERCA Y NO ESCUCHÉ NINGÚN RUIDO DE VIDRIOS ROTOS O ALGO SIMILAR, NO SÉ POR DONDE HAN PODIDO ENTRAR.

- ¿ME REPITE SU NOMBRE?

- ESTEBAN BIDÉLL.

- ¿CONOCE A ALGUIEN QUE PUEDA CONTARME ALGO MÁS DEL TEMA?

- CONOZCO A UN EX POLICÍA QUE NO ESTOY SEGURO QUE AÚN VIVA, QUE PODRÍA SABER ALGO YA QUE PARTICIPÓ DE LA INVESTIGACIÓN. SE LLAMA JOAN STTULER, VIVE A DOS CUADRAS DE AQUÍ. EL NÚMERO DE SU CASA ES 2933.

- LE AGRADEZCO SU TIEMPO. GRACIAS.

YA ME ESTABA RETIRANDO CUANDO BIDÉLL ME LLAMÓ CON UN MOVIMIENTO DE MANOS RÁPIDAMENTE.

AL ACERCARME ME ENTREGÓ UNA LIBRETA DE TAPAS DURAS CON UNA O DOS PÁGINAS MARCADAS.

- ¿QUÉ ES ESTO? – PREGUNTÉ, AUNQUE SABÍA LO QUE ERA, PERO NO PARA QUÉ.

- UN DIARIO ÍNTIMO. REVÍSELO ANTES DE IR A LA CASA DE STTULER.

- ¿CÓMO LLEGÓ ESTO A SUS MANOS?

- LO RECOGÍ DE LA BASURA. VI CUANDO JOAN STTULER LO ARROJABA.

SIN DECIR PALABRA DE MÁS, SE RETIRÓ.

AL SALIR ME SENTÉ EN UNO DE LOS TANTOS BANCOS DE LA CALLE, ABRÍ AQUEL LIBRO Y LEÍ…LO LEÍ DE ADELANTE PARA ATRÁS SIN ENCONTRAR NI UNA SOLA PISTA. LO ÚNICO QUE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN FUERON DOS PÁRRAFOS CONTENIDOS EN LAS PÁGINAS MARCADAS QUE DECÍAN:

…“todo salió bien cumplimos con lo prometido”…

LUEGO DE ESO…NADA, AHÍ SE ACABABA EL DIARIO. LO MÁS EXTRAÑO ERA QUE NO HABÍA PUNTO FINAL, COMO SI SIGUIESE, PERO NADA. AL LEERLO Y REELERLO DE NUEVO, ME DÍA CUENTA, FALTABAN LAS DOS ÚLTIMAS HOJAS.

HABÍA DOS REBORDES, NADA MÁS QUE DOS REBORDES.

AL DESCANSAR MI MENTE, LUEGO DE TANTO LEER Y PENSAR, ME ENCAMINÉ A LA CASA DE STTULER. SÓLO RECORDABA EL NÚMERO 2933, CAMINÉ UN POCO MÁS DE LO PREVISTO. CUANDO YA MIS PIERNAS NO DABAN MÁS, ERAN LAS 8,15 DE LA NOCHE. AL AGACHARME PARA RECOGER MI CERILLO Y VOLVER A LEVANTAR MI MIRADA PUDE VER UNA CASA QUE RESALTABA DE LAS OTRAS. TENÍA UNA FACHADA COMO NINGUNA OTRA, ALTA Y BELLÍSIMA, UN PARQUE BASTANTE GRANDE CON MUCHAS FLORES Y ESTATUAS, FEAS PARA MI OPINIÓN, PERO BUENO. TAMBIÉN TENÍA UNOS NÚMEROS EN LA ENTRADA QUE ERAN INCONFUNDIBLES 2…9…3…3.

CAPÍTULO 2

MI ENCUENTRO CON STTULER

AL TOCAR LA PUERTA DE LA CASA, QUE TANTO HABÍA CAMINADO PARA ENCONTRAR, NADIE ME CONTESTÓ. ERA MUY DECEPCIONANTE. VOLVÍ A TOCAR, NADA. Y OTRA Y OTRA Y OTRA VEZ. AL PARECER ERA INÚTIL, NADIE IBA A CONTESTAR.

LUEGO DE TAN CANSADORA CAMINATA, VOLVÍ A SENTARME EN UN BANCO, COMO LO HABÍA HECHO ANTERIORMENTE, A LEER AQUEL DIARIO.

DESPUÉS DE UNA RIGUROSA LECTURA, VERIFIQUÉ POR ÚLTIMA VEZ AQUELLOS DOS REBORDES.

PERO COMO SIEMPRE, NADA. AL FIN Y AL CABO, ME PUSE A CONTEMPLAR LAS ESTATUAS PARA VER SI LES ENCONTRABA ALGO LINDO. ME PASÉ COMO HORA Y MEDIA, PERO COMO TODO EN AQUEL DÍA “NADA”. ASÍ, VOLVÍ A MI APARTAMENTO CON ESPERANZAS QUE MAÑANA SEA UN DÍA CON MÁS SUERTE.

A LA MAÑANA SIGUIENTE ME LEVANTÉ CON UNA SONRISA DE OREJA A OREJA. POR FIN TENÍA BUENAS EXPECTATIVAS DE LO QUE PODÍA SUCEDER HOY. LLEGADA LA HORA TOQUÉ LA PUERTA.

- BUENAS TARDES – DIJE CON ANSIAS.

UN HOMBRE DE UNA ESTATURA DE NO MÁS DE 1,52mts., CON UNAS PANTUFLAS VOLUMINOSAS, UNA PIPA EN SU BOCA Y UN DIARIO EN LA MANO ME CONTESTÓ.

- BUENAS. SUPONGO.

- ¿USTED ES JOAN STTULER?

- NO, JOAN ERA MI PADRE, MI NOMBRE ES BRAIAND ¿QUIÉN ES USTED?

- MI NOMBRE ES RONALL BOWING. VENÍA A HABLAR CON SU PADRE ACERCA DE UN ROBO AL BANCO DE STRONG, SUCEDIDO EN EL AÑO 1931; PARA VER QUE INFORMACIÓN PODÍA ÉL DECIRME. COMO DEBE YA HABER NOTADO, SOY UN DETECTIVE. TRABAJABA EN SCOTLAND YARD HASTA AYER, AUNQUE SIGO EN EL CASO. VENGO DE HABLAR CON ESTEBAN BIDÉLL, UN VECINO DEL BANCO, Y ME DIJO QUE HABLARA…(NO QUISE REPETIR SU PADRE, POR EL HECHO DE QUE ESTABA MUERTO).

- SI, PASE. QUIZÁ PUEDA MOSTRARLE ALGUNAS FOTOGRAFÍAS Y PERIÓDICOS.

AL ENTRAR ME OFRECIÓ SENTARME EN UNA SILLA, ALCANZÁNDOME UNA TAZA DE CAFÉ.

- ESPERE UN MINUTO QUE LE TRAERÉ UNAS FOTOGRAFÍAS – DIJO STTULER MIENTRAS SALÍA DE LA HABITACIÓN POR UN PASILLO ANGOSTO Y POCO LUMINOSO.

CUANDO REGRESÓ, ME DIO UNAS IMÁGENES DEL BANCO QUE SE LO VEÍA COMPLETAMENTE CERRADO, OTRA DEL MOMENTO EN QUE LA POLICÍA INGRESA JUNTO A LA EMPLEADA AL BANCO, ALLÍ OBSERVO DETRÁS DE LA PUERTA UNA CHAQUETA DE UNIFORME QUE NO PERTENECE A LA POLICÍA, PODRÍA SER DE UN GUARDIA. LUEGO UNA QUE ME LLAMÓ MUCHO LA ATENCIÓN, UN POLICÍA CON UN LIBRO… EL DIARIO ÍNTIMO…

- ¿SABE QUIÉN PUEDA SER ESTE POLICÍA?

- CLARO, ES MI PADRE.

- ¿Y… SABE ALGO DE ESTE DIARIO ÍNTIMO? – PREGUNTÉ MIENTRAS LE SAÑALABA A SU PADRE EN LA FOTOGRAFÍA.

STTULER SE QUEDÓ HELADO.

- EH… ¡NO! ¡CLARO QUE NO! – AFIRMÓ CON NERVIOSISMO. – LE PEDIRÉ QUE SE RETIRE, DEBO ACUDIR A UNA CITA EN POCOS MINUTOS. DEBERÁ IRSE. AGRADEZCO SU VISITA.

RÁPIDAMENTE ABRIÓ LA PUERTA Y ME HIZO SALIR. YA ESTABA AFUERA Y ESCUCHÉ COMO LA CERRABA FUERTEMENTE.

AL REGRESAR A MI APARTAMENTO EMPECÉ A VERIFICAR TODA LA INFORMACIÓN QUE TENÍA.

SABÍA QUE EL HECHO SUCEDIÓ EN 1931, EL BANCO ESTABA COMPLETAMENTE CERRADO, HABÍA UNA ABERTURA DONDE SÓLO PODÍA PASAR NADA MÁS QUE ALGO PEQUEÑO, QUE LA CAJA FUERTE NO HABÍA SIDO VIOLENTADA, QUE EL DIARIO ÍNTIMO QUE YO TENÍA APARECÍA EN UNA FOTO EN MANOS DE UN POLICÍA Y QUE ESE ERA EL PADRE DE STTULER.

YA A LAS 7,32 PM, DESPUÉS DE REUNIR LA INFORMACIÓN Y ESTUDIAR PROFUNDAMENTE LO SUCEDIDO, LLEGUÉ A UNA CONCLUSIÓN. BRAIAND STTULER HABÍA PARTICIPADO EN EL ROBO. TODO FUE MUY OBVIO, PRIMERO Y PRINCIPAL ÉL ME HECHÓ RÁPIDAMENTE DE SU CASA CUANDO LE PREGUNTÉ SI SABÍA ALGO DEL DIARIO QUE SU PADRE TENÍA EN LA MANO CUANDO APARECE EN LA FOTOGRAFÍA.

TODO ENCAJABA, MIS DEDUCCIONES AL PARECER ESTABAN BIEN.

BRAIAND HABÍA ROBADO EL BANCO, PERO CON AYUDA DE ALGUIEN, EL GUARDIA, QUIEN SE HABÍA QUEDADO DENTRO DEL BANCO AL MOMENTO DEL CIERRE TODA LA NOCHE, ABRIENDO LA CAJA FUERTE Y PASANDOLE EL DINERO AL MUCHACHO, A TRAVÉS DE LA ABERTURA DE VENTILACIÓN. ¿PERO, CÓMO PODÍA EL GUARDIA SABER LA CLAVE? EN LOS PERIÓDICOS DE LA ÉPOCA CONSTAN LAS DECLARACIONES DEL TESORERO EL CUAL RELATABA QUE EL GUARDIA SIEMPRE LO ACOMPAÑABA A HACER LOS MOVIMIENTOS DE DINERO DE LA CAJA FUERTE. ESO ME DA A ENTENDER QUE ÉL PODÍA VER CUANDO EL TESORERO ABRÍA LA CAJA Y PUDO AVERIGUAR LA CLAVE. Y LO ÚNICO QUE FALTABA ACLARAR ES PORQUÉ EL PADRE DE BRAIAND TENÍA EL DIARIO Y PORQUÉ LO HABÍA ARROJADO A LA BASURA. POR LA SIMPLE RAZÓN DE ENCUBRIR A SU HIJO, LUEGO DE LEER DEL LIBRO SU NOMBRE Y LOS FINALES DE LOS PÁRRAFOS, QUE REVELABAN A LOS LADRONES. LO ÚNICO QUE LE RESTABA HACER ERA ARRANCAR LAS ÚLTIMAS DOS HOJAS Y DESHACERSE DE LA PRUEBA DEL DELITO.

SÓLO RESTA CONTARLES EL FINAL DE ESTA HISTORIA. LOS RESULTADOS DE MI INVESTIGACIÓN CONCLUYERON CON LA DETENCIÓN DE STTULER, QUIEN RENDIDO ANTE LAS PRUEBAS PRESENTADAS, CONFESÓ TODO.

AH, ME OLVIDABA; ME REINCORPORARON A SCOTLAND YARD POR HABER

RESUELTO EL ROBO MÁS AUDAZ.

FIN

El hombre de la cicatriz

Por Fausto Canosa

Eran las 12:33 del mediodía cuando salí del colegio. Me encontraba a casi tres cuadras del colegio cuando escuché gritos en una casa de dos pisos, con paredes llenas de enredaderas. Decidí entrar pero no sabía que a partir de ese momento mi rutina diaria cambiaría por completo. Cuando entré encontré un cuerpo manchado de sangre en el piso y pude ver a un señor escapando por la ventana. Sólo pude ver que el hombre tenía una cicatriz, al parecer, recién hecha, en el costado del ojo derecho. Probablemente se la había hecho la persona que evidentemente acababa de matar. No sabía si la persona muerta era varón o mujer.

En ese momento me dije que descubriría a quien había sido el asesino. Llegué a casa y luego de tomar la leche me acosté a dormir una siesta. Cuando me levanté cenamos arroz con pollo.Al día siguiente, como todas las mañanas, desayuné y leí el diario. Por suerte había encontrado algo muy importante para poder resolver el

crimen.

En el diario decía:

Ayer la policía encontró al asesino de Mirta Melo. Fue asesinada a las 12:30. Según los familiares de la víctima el

asesino escapó, pero un vecino de la zona dijo haberlo visto. Su testimonio fue que el culpable tenía una cicatriz en el ojo, pelo negro, era flaco y alto.

En ese momento pensé en cuantas personas que yo conocía tenían ese aspecto. Por un lado Mario el verdulero tenía pelo negro y era flaco y alto pero no tenía ninguna cicatriz. Por otro lado Esteban tenía una cicatriz en el ojo, también era alto y flaco, es decir tenía todos los aspectos que había dicho el testigo pero en ese momento recordé que Juan también los tenía. ¡¿Qué podía hacer?! Entonces se me ocurrió una gran idea, los interrogaría a los dos.Empecé por Esteban. Fui a su casa y toqué la puerta. Me atendió una señora, pregunté por él y luego me invitó a pasar.-Hola señor Esteban, vine a hacerle unas preguntas- dije -¿Qué clase de preguntas? preguntó algo nervioso.-Como por ejemplo ¿dónde estuvo ayer a las 12:30 de la tarde? –dije.-Ayer fui al supermercado a comprar la comida y luego regresé a mi casa- me respondió Esteban.- Listo es todo. Muchas gracias por su ayuda. Me pareció que decía la verdad, entonces fui a la casa de Juan. Toqué el timbre y me atendió él personalmente. Luego de presentarme me invitó a pasar y le hice las mismas preguntas que a Esteban. Juan me respondió que había estado en la plaza y tenía testigos.Yo ya no sabía qué hacer porque ninguno de los dos mentía.

Agotado por la investigación y muy confundido fui a casa a tomar un baño. Cuando estaba más tranquilo cené y me fui a descansar.

Al otro día me levanté apurado a leer el diario como todas las mañanas. Quería ver si había alguna nueva noticia sobre el caso y la

hubo: El culpable se había entregado, pero había algo muy curioso, por la foto me di cuenta que el asesino no tenía ni cicatriz ni pelo negro. Muy intrigado cuando terminé de desayunar fui a la comisaría y pedí al oficial que me deje interrogarlo:-¿Por qué un vecino que te vio huir de la escena del crimen declaró que tenías pelo negro y una cicatriz en el ojo? Y eso es cierto porque yo también te la vi cuando llegué al lugar.-Porque me había puesto una peluca y me había hecho una con un lápiz de color rojo para que no sepan quién era si me veían-me respondió él.-¿Por qué mataste a esa mujer?-pregunté intrigado.-Porque Mirta sabía algo que yo no quería que se supiera- respondió el asesino-¿Sólo por eso la asesinaste?- dije sorprendido y enojado.-Usted me da asco.Decidí no seguir hablando más con aquel hombre y me fui a mi casa a continuar con mi vida normal. Satisfecho de saber que el culpable cumpliría con su condena.

FIN

El crimen engañoso

Por Paula Marcón

Benjamin Zoft, era un joven vendedor de golosinas, que pasaba todas las mañanas frente a una casa muy hermosa con un balcón que daba a la calle. Un día cuando hacía su trayecto se detuvo a observar una casa que tanto le gustaba y le llamaba la atención. Entonces desde ese día siempre pasaba por ahí y se detenía a mirar la casa.

Un día descubrió que en esa casa vivía una bella mujer que siempre se asomaba al balcón para escribir su diario.

Una mañana, Benjamin saliendo de su kiosco se encontró con un hombre que resulto ser el tío de Azul, la chica del balcón. El tío no quería mucho a su sobrina así que le dijo a Benjamin:

- Tu matarás a mi sobrina, y si no lo haces te mataré a ti.

Benjamin estaba tan nervioso y asustado que respondió:

-Sí señor.

Esa misma noche Benjamin fue a la casa de Azul y entró por el balcón. Ella estaba durmiendo así que la mató antes de que despertara para que nadie supiera que él era quien la había asesinado.

A la mañana siguiente el tío de Azul llamo a la policía y después llamó a Benjamín para que fuera a verlo urgente.

Cuando Benjamín llegó a su casa le dijo:

- ¿Por qué me llamaste con tanto apuro?

Y el tío de Azul gritó:

- ¡Este chico mato a mi sobrina! ¡Atrápenlo!

- ¡Entonces ira a la cárcel! dijo uno de los policías.

Benjamín empezó a llorar y a insistir:

- ¡No por favor yo no quiero ir a la cárcel!

Pero los policías no lo escucharon así que se lo llevaron a la comisaría.

Después los policías revisaron toda la casa de la víctima y encontraron un diario íntimo donde la mujer había escrito que ella también se asomaba todos los días para ver a Benjamín desde su balcón.

Los policías le creyeron al diario porque ellos trabajaban bastante cerca, y siempre miraban hacia esa casa porque habían robado muy seguido.

FIN

EL CRIMEN DEL GOBERNADOR

Por Sebastián Nanni

A mediados del año pasado habían asesinado al gobernador pero nadie supo quién lo había hecho hasta ahora.

Mi nombre es Bruce Williams y soy el muchacho más inteligente de la escuela. También sé utilizar todo tipo de armas, y conozco todos los tipos de lucha. Aunque también reconozco que soy un poquito engreído.

Vivo en Capital Federal en la calle Belgrano y hace tres días recibí una llamada que me decía:

-¡Bruce auxilio!...Estoy en mi casa- era la voz de mi abuelo.

Después se escuchó alguien que decía:

-Si vienes te destruyo- y luego largó una carcajada estremecedora.

Al terminar me asusté un poco, pero luego me tranquilicé y pensé que debía ir urgente a la casa de mi abuelo, pero primero salí corriendo al ático y me equipé con todas las armas que tenía allí.

Agarré mi auto y salí a toda velocidad hacia la casa de mi abuelo. Al llegar encontré todo roto y mi abuelo muerto y en la panza tenía escrito con sangre Joni Rayk, de inmediato fuí a la comisaría pero no hicieron nada para ayudarme.

Entonces juré que me vengaría del asesino. Comencé por examinar la casa, donde encontré un sobre que tenía un cheque de 150.000 $ con el nombre del culpable Ahí me di cuenta que había asesinado a mi abuelo por dinero y sin que se diera cuenta se le había caído. Ahora quedaba esperar al asesino que seguramente volvería a buscarlo.

En ese momento sonó mi celular, cuando atendí oí la misma voz:

-Te dije que no te metieras. Ahora también tendré que matarte.

Sin que me diera cuenta me dispararon en un brazo pero alcancé a sacar mi revolver con la otra mano y disparé matando al hombre.

Así fue como pude vengar la muerte de mi abuelo y encontrar al asesino del gobernador.

fin

EL CASO DE DELFINA

Por Cata Martin

Una noche de 1920 Delfina y Rodrigo iban caminando por la calle cuando se detuvieron enfrente de la casa de ella y Rodrigo le dijo:

-Me tengo que ir, ¿Arreglamos para mañana?

-Buenísimo- dijo Delfina- nos encontramos en el parque a las 15:00 hs.

Se despidieron y Rodrigo se alejó. Delfina miró la calle para poder cruzar, cuando apareció de golpe una camioneta negra de la cual se bajaron dos hombres que intentaron agarrar a Delfina, ella se defendió tratando de escapar. Finalmente la subieron a la camioneta y la durmieron.

Rodrigo, ya pasadas varias cuadras, se dio cuenta que no tenía su celular porque se lo había dado a Delfina para que se lo guardara, porque él no tenia dónde. Así que volvió hacia aquella esquina. Cuando llegó se dio cuenta que ella ya se había ido. Él agobiado miró hacia abajo y vio en el piso la pulsera de Delfina que él le había regalado.

Entonces pensó: “Mañana cuando la vea en el parque se la devolveré”

A la mañana siguiente se levantó, compró el periódico y encontró una noticia que decía: “Chica de 22 años de edad fue hallada muerta cerca del callejón de 620”

Luego fue al parque para encontrarse con Delfina como habían arreglado.

Pasadas las 15:30 decidió ir a su casa. Cuando llegó, Rodrigo vio a un hombre alto flaco con pelo corto y según la cara, triste y le dijo:

-Hola soy Rodrigo y vengo a ver a Delfina.

-Hola, soy el padre de Delfina, no encuentro por ningún lado a mi hija, ¿Usted sabe dónde está?- dijo desesperado.

-¿¡Que!? ¿No durmió acá anoche?

-No.- dijo el padre de Delfina más desesperado aún.

-Bueno, me pondré a buscarla- dijo Rodrigo nervioso.

Entonces, Rodrigo, fue a preguntarles a los vecinos si habían visto algo.

Tocó timbre a la casa de enfrente y una voz muy aguda dijo:

-¿Quién es?

-Soy un amigo de Delfina, la chica de enfrente. Necesitaría hablar con usted sobre un tema muy importante, ¿Puedo pasar?

-De acuerdo- respondió la mujer.

La mujer abrió la puerta de modo que él pudiera pasar.

-¿Usted es…?

Rodrigo, me llamo Rodrigo, ¿Y usted se llama…?

-¡Uy, perdón! Olvidé presentarme, mi nombre es Cecilia, ¿Qué era lo que me tenías que decir?

-¡Estoy desesperado porque Delfina desapareció, hoy nos íbamos a juntar y no vino, acabo de estar en su casa y no estaba!, ¿¡Usted sabe dónde puede estar!?

-No, pero anoche algo muy extraño pasó, había una chica, pero no llegué a ver cómo era. De golpe llegó una camioneta color negra a toda velocidad, bajaron dos hombres, uno calvo y otro con cabello rubio hasta los hombros.

-¡¿Y?!… ¿Llegó a ver la patente o no?

-¡Si!- dijo Cecilia interrumpiendo- vi la patente. Era FQM 085

-¡Bueno, muchísimas gracias!

Rodrigo se acordó de la noticia periodística y salió corriendo hacia el callejón.

Al llegar vio a los dos hombres de los que Cecilia le había hablado y la camioneta, así que sin esperar un segundo y con un poco de miedo salio a la vista y les dijo nervioso:

-Me enteré que mataron a una joven de 22 años.

-No- dijo el calvo.

-¿A, no?- dijo Rodrigo sin creerle.

-No.

-¿Qué es esto?- dijo Rodrigo cambiando de tema señalando unas bolsas negras.

-Es basura- se apresuró a decir el rubio.

-A ver, ¡Ábrelas!

-No.

-¿Por qué?

-Por que ya es basura y se la tiene que llevar el basurero, no podemos abrirla- respondió el rubio, fue lo primero que se le vino a la cabeza…

-Ustedes no se preocupen que yo las abriré.

Diciendo esto se abalanzó sobre las bolsas abriendo una por una, encontrando en todas lo mismo, basura. De golpe abrió una medio marrón tirando a negro y cuando la estaba por abrir el calvo le preguntó:

-¿Qué estas buscando?

-Nada.

-¿Entonces que haces aquí?

-Nada, buscando cualquier cosa.

-Y… ¿Porque se te ocurrió buscar aquí?

-¡Es que estoy buscando a Delfina, una chica, y varias pistas me trajeron aquí y tengo miedo que algo le haya pasado, por favor si la encuentran díganme donde está, estoy desesperado!- dijo Rodrigo al borde del llanto.

-De acuerdo.

-Bueno, me voy.

Cuando Rodrigo se estaba alejando el calvo salió corriendo y le gritó:

-¡Yo sé dónde esta Delfina!

-¿¡Dónde!?

-Aquí dentro- dijo señalando una bolsa negra.

-¡No!- ¿Qué le hicieron?- exclamo Rodrigo llorando- ¿¡Por qué la mataron!?

-Por celos… yo me enteré que vos estabas de novio con ella y me…

-Yo no estaba de novio con nadie, ¡éramos solo amigos!

-No puede ser

-¡Sí puede ser, y ahora voy a llamar a la policía.

Rodrigo los ató a una silla de madera a cada uno. Cuando llegó la policía se los llevaron a la cárcel.

Rodrigo todos los días se quedaba un rato despierto en su cama pensando, por qué la había dejado sola.

FIN

EL ASESINATO DE EUGENIA RUMI

Por Violeta Massobrio

Hace más o menos siete años que me encuentro en la cárcel, acusada de haber asesinado a mi hermana.

Todavía sigo esperando que alguien me escuche y me ayude a demostrar que no maté a Eugenia Rumi, mi hermana. Ese día fui sólo una testigo del crimen pero, sin embargo, me acusaron igual. En estos siete años aprendí que nunca hay que confiar en alguien, sobre todo si pide tu ayuda para obrar mal.

Ahora les contaré lo sucedido para que se enteren por mí lo que sucedió realmente ese día:

Una mañana en el año 1994, me encontraba junto a mi novio Esteban, que aparentaba ser una buena persona en ese momento. Juntos fuimos al parque a festejar el primer mes de nuestro amor. La estábamos pasando increíble hasta que comenzaron a caer varias gotas de lluvia entonces nos tuvimos que ir rápidamente a mi casa para estar secos y más cómodos porque ya se había largado un chaparrón.

Cuando estábamos entrando a casa, llegó el auto de mi hermana. Ella bajó y yo la invité a pasar, cuando busqué a mi novio había desaparecido misteriosamente.

A los pocos minutos me envió un mensaje pidiéndome disculpas por haberse ido muy rápido y sin saludar. Al parecer lo habían llamado del trabajo por una urgencia.

Finalmente entramos con Eugenia a casa y nos sentamos a charlar en uno de los sillones. De pronto mi hermana recibió una llamada. Mientras ella atendía yo decidí llamar a mi novio para saber qué había pasado. Pero no pude comunicarme porque su número me daba ocupado. Más tarde llamé nuevamente a Esteban y me atendió. Me dijo casi gritando:

-¡Basta! ¡No quiero seguir así!

-¿Qué te sucede mi amor? – dije muy sorprendida y sin entender qué le pasaba.

- Discúlpame María- me dijo- pensé que eras otra persona. ¿Para qué me llamabas?

-Nada –le respondí- Sólo quería escuchar tu dulce voz. Te amo.

Sin contestarme nada, Esteban, me cortó el teléfono. Me quedé muy pensativa, empecé a sospechar que tal vez me estaba engañando con alguien. Se lo comenté a mi hermana para que me diera su opinión. Ella opinaba lo mismo que yo, me dijo que sus actitudes eran muy sospechosas y que buscara entre sus cosas así me sacaría la duda.

Cuando mi hermana se fue, revisé en los cajones de la ropa donde tenía su cómoda. Entre la ropa encontré un anillo con las iniciales E, E y una carta de su trabajo que decía:

Sr Esteban… le informamos que a partir de mañana 13 de agosto de 2001, no trabajará más en esta empresa. Por su falta de compromiso e irresponsabilidad ha sido despedido. A partir del día 15 podrá concurrir a nuestras oficinas a retirar sus pertenencias.

En ese momento no lo podía creer. No sabía cómo reaccionar. Tenía anteriormente algunas sospechas pero ahora con ese anillo y con las iniciales E- E ya me estaba confirmando que mis celos tenían motivos.

Cuando llegó la noche, no quise quedarme sola para verlo desmentirme todo una vez más, sino que llamé a un viejo amigo y le pedi si por favor me dejaba quedarme a dormir en su casa aquella noche solamente.

Pero antes de ir a lo de mi amigo, quise pasar por la casa de mi hermana unos minutos para contarle lo que me había sucedido. Cuando llegué allí encontré estacionado el auto de Esteban.

Entré sin hacer ruido, porque habían dejado la puerta abierta. Y allí vi a los dos, sentados en los sillones besándose. Quedé tan impactada que me desmayé ahí mismo. Cuando recuperé el conocimiento, me encontraba tirada todavía en el suelo, con una herida que me sangraba bastante en el brazo. Me levanté furiosa del piso y tomé un cuchillo que encontré sobre la mesa y fui a donde estaba Esteban, quería vengarme por engañarme, pero él tenía más fuerza que yo y me lo quitó. En ese momento intentó apuñalarme pero mi hermana quiso defenderme y se colocó delante de mí, recibiendo una puñalada mortal en el estómago. Cayó muerta y yo, que me encontraba muy asustada huí a mi casa, desesperada sin saber qué hacer.

Cuando fui a la comisaría para contar lo que había sucedido, los policías me detuvieron. Habían recibido la denuncia “del novio” de la víctima, que decía que yo había asesinado por celos a Eugenia Rumi, mi hermana.

Desde entonces me encuentro detenida en este lugar, como Samantha Rumi la asesina de su propia hermana, un crimen que nunca he cometido…

FIN

El anillo

Por Emilio Bilos

Era una tarde de verano a la hora de la siesta cuando de pronto, desde la esquina, se escuchan gritos de Doña María:

- ¡Me robaron el anillo de José! ¡Ayúdenme, por favor!- gritó ella.

Don José, su marido había fallecido el año anterior y ella guardaba todas sus pertenencias con mucho cariño.

Raúl, al oírla, salió corriendo de su casa contento de poder ayudarla.

- No se preocupe Doña María, la voy a ayudar a encontrar al ladrón y a recuperar el anillo.

- Gracias, Raulito, pero… ¿No sería mejor llamar a la policía? – dijo ella-.

- Bueno - dijo Raúl. No quería preocuparla pero estaba convencido que era capaz de investigar. ¿Por favor dígame cuándo y dónde fue la última vez que vio el anillo? – le preguntó.

Doña María contestó a estas y otras preguntas haciendo un gran esfuerzo por recordarlo todo.

Al rato llegó la policía y revisaron la casa sin ganas, hicieron algunas preguntas y se fueron diciendo que volverían a comunicarse.

Doña María se dio cuenta que no les importaba su problema y le dijo a Raúl que él era su única esperanza.

Al otro día, nuevamente Raúl continuó con sus investigaciones. Revisó toda la casa buscando pistas pero parecía que el ladrón no había dejado ninguna. Cuando estaba por irse a almorzar se dio cuenta que Doña María había contratado a albañiles y pintores para reparar una habitación.

-Seguro que uno de ellos robó el anillo – se dijo contento.

Le preguntó a Doña María quiénes habían hecho un trabajo tan lindo intentando sacarle información sin que se diera cuenta. Cuando ella le contó quiénes eran pensó que era imposible que alguno de ellos fuera el ladrón, porque eran vecinos muy honestos.

Estaba otra vez como al principio sin ninguna pista.

Entonces recordó que Doña María guardaba un baúl en el sótano donde tenía todas sus cosas de valor. Rápidamente bajó las escaleras y fue a ver al sótano:

¡El anillo estaba allí!

Doña María le agradeció a Raúl por ayudarla a recuperarlo y él se sintió muy satisfecho de resolver un enigma.

FIN

EL ALTILLOPor Chiara Ripoll

Era una hermosa mañana cuando Francisco se levantó dispuesto a arreglar el altillo que tantas veces le había pedido su madre. Al entrar vio en él tantas cajas desparramadas y cosas viejas en desuso que pensó que necesitaría todo el fin de semana largo para intentar acomodar ese gran lío. Empezó por correr los muebles hacia un costado, dejando una enorme mesa delante para apoyar las cajas. Al irlas apilando, una de ellas se desfondó y cayeron al piso una gran cantidad de diarios que eran de hacía muchísimos años. Le llamó la atención que en la primera pagina todos hablaban de un tremendo asesinato y a él le encantaban ese tipo de historias así que los juntó y se los puso a leer. Cuando ya había leído gran parte apareció el nombre de la joven “Rosaura Tomshon”. Se sorprendió al recordar que su abuela solía hablar con su mamá del caso de aquella mujer que nunca se había descubierto al culpable.Entre todos estos diarios encontró declaraciones de los testigos.Guardó todo en su lugar llevando esos diarios para leerlos en su habitación. A la mañana siguiente continuó con el arreglo de altillo, asombrándose de todo lo que encontraba y que para él era totalmente desconocido. En una vieja cómoda, había libros con títulos conocidos y otros no. Pero grande fue su sorpresa al ver cuatro cuadernos escritos a mano y forrados con un descolorido papel que en sus tiempos, habría sido muy bonito. En él había flores y mariposas. Abrió la primera página y leyó que decía: “Diario intimo de Rosaura Tomshon”. Lo mismo se repetía en los cuatro cuadernos.De estos diarios el que llevaba el número 1 empezaba diciendo que tenía 14 años y relataba sus sueños, sus anhelos, proyectos, etc. En el número 2 contaba su fiesta de quince, sus pensamientos y cómo empezaba a ver la vida desde otro ángulo. En el número 3 hablaba de cómo se relacionaba con el sexo opuesto y de escapadas de las que sus padres no se enteraban. En el último ya todo era más profundo. Ella tenía casi veinte años y tenía relaciones con un hombre a escondidas de todos, ni sus más íntimos amigos conocían su secreto, solamente en su “diario” podía confiar. En él contaba cómo había conocido a Rodolfo Blakier y cómo fueron encontrándose a escondidas desde hacía ya un año y medio.Al principio ella no lo sabía, pero cuando él le reveló que era casado, era demasiado tarde, porque se había enamorado completamente de él.

Pasaron muchos días cuando volvió a escribir y cuando lo hizo fue para contar que había tenido una tremenda discusión con su amante, porque este quiso terminar la relación ya que su esposa, que era una mujer adinerada, empezaba

a desconfiar y él no quería perder su buena posición. Ella entonces enloqueció y le dijo que si la dejaba, ella misma iría a contarle a su esposa, quién era. El le había respondido que antes de que hiciera eso la mataría. Esto fue lo último que escribió en su diario y que coincidía con el día anterior a su muerte.

Mientras Francisco leía este diario reconoció haber visto el nombre de Rodolfo Blakier en alguna parte, y se acordó de haberlo visto en las declaraciones de los testigos que había leído en los periódicos viejos. Los buscó y encontró. Allí leyó, la declaración donde juraba no conocer, ni haber visto, ni tratado con la víctima ya que eran de dos categorías sociales muy diferentes y que les preguntaran a los amigos de Rosaura si lo conocían o lo habían escuchado nombrar por ella.

Francisco sorprendido de haber encontrado las pruebas de quien había sido el culpable del asesinato de Rosaura. Se dirigió hacia el juzgado a presentar los diarios íntimos de la muchacha y pidió que los cotejaran con las declaraciones de Blakier.A la semana siguiente, salió en las noticias que un joven llamado Francisco, descubrió el culpable de la muerte de Rosaura Tomshon.

FIN

DESESPERACIÓN TERRORÍFICA

Por TomásMattiuzzo

Un día después de la madre del 2013 ocurrió algo sorprendente. Mi papá me contó que cuando estaba trabajando en el horario de la mañana en el Banco Provincia, hubo un importante robo. El ladrón o ladrona usaba una máscara de yeso mitad blanca, mitad gris. Pero lo más terrorífico fue que el culpable del robo había dejado una carta dirigida a mi familia que decía:

“El robo sólo fue un detalle pero lo que le ocurrirá a la familia Castilla, será una masacre” ¡Cuídense!

Luego de leerla quedé aterrorizado.

Al día siguiente llegué a la secundaria y e conté lo que había pasado a mi mejor amigo quien dijo que me ayudaría a investigar.

Fuimos primero al banco donde trabajaba mi papá. Le pedí a los guardias que me mostraran los videos de ese día para ver mejor al ladrón. Así nos dimos cuenta que el ladrón era un varón.

Cuando regresé a casa, encontré a mi tía llorando y vi a mi papá que estaba tirado en el piso cubierto de sangre. Al notar que estaba muerto, me fui corriendo a mi habitación y lloré amargamente.

Luego del sepelio de mi padre, me propuse investigar aún más y encontrar qué relación había entre el robo del banco y el crimen de mi padre.

Lo primero que hice fue revisar con mucho cuidado toda la casa, pero no encontré nada. Ni siquiera ni una pista. Luego fui al escritorio de mi papá, revisé todos los archivos de su computadora y encontré uno que decía “IMPORTANTE”. Allí encontré que mi padre había hecho un depósito muy grande en una cuenta bancaria para mi educación. Revisando también su escritorio encontré en uno de los cajones el resultado de estudios médicos que indicaban que mi papá tenía una enfermedad muy grave y le quedaba muy poco tiempo de vida. También encontré una carta donde me explicaba que él había cometido el delito sabiendo que le quedaba poco tiempo y se quitó la vida. Todo había sido un terrible drama.

Devolví el dinero al Banco y aunque sé que mi papá obró mal, sé que lo hizo por desesperación y por amor a mí.

FIN

Cuento de amor y policial

Por Lisandro Taladriz

En un pueblo pequeño vivía un joven llamado Martín, un vendedor que iba todo los días directo a su trabajo .El joven no ganaba mucho dinero en la tienda y siempre pasaba cerca de un balcón en donde vivía una bella mujer de cabellos dorados, ojos de cristal, que siempre leía un libro pero nunca le echaba una mirada a él.

-Ojalá me mirara algún día- pensaba Martín.

Un día se encontraba en la tienda trabajando cuando escuchó a dos señores hablando de aquella mujer.

-¿Escuchaste lo que dicen de Miranda?- dijo uno de los hombres.

-Sí, dicen que vive sola, es muy rica y guarda grandes sumas de dinero- respondió el otro.

El joven al escuchar eso pensó:

-Esta es mi oportunidad de tener una mejor vida.

A la noche, se armó de una ganzúa y una linterna sorda y partió directo a la casa de la mujer. Al entrar en ella, el joven quiso agarrar un jarrón de mucho valor, pero se le cayó.

La mujer despertó y empezó a gritar. Los vecinos alarmados llamaron a la policía.

- ¡¿Qué estará pasando en la casa vecina?!- dijo una mujer.

- ¡No sé! Por si acaso llamemos a la policía- exclamó su esposo.

El joven se vio en la penosa necesidad de matarla, así que sacó su ganzúa y la mató.

- No pude robarle nada pero por suerte la policía no sabrá que fui yo- pensó Martín.

Pero el joven no sabía que la chica había escrito en su diario íntimo que tenía, que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.

Al otro día, la policía lo detuvo, el dijo que no había hecho nada pero la policía le mostró que la chica había escrito eso.

Y desde ese momento él se arrepintió de haberla matado.

FIN

Por Thiago Zlatar

En la ciudad Mar Klan de Argentina había ocurrido una guerra termo nuclear. Todo había sido destruido, pero los arqueólogos luchaban por encontrar algún rastro de la antigua sociedad, y encontraron lo que buscaban, un conjunto de escombros enterrados a 20km de la explosión de la bomba de hidrogeno #202, estaba casi todo carbonizado pero se distinguía una extraña figura, era una especie de libro. Este fue llevado inmediatamente al jefe de la investigación Cristian Jiménez, de allí se llevó al centro de investigación Tierrazul, donde se reconstruyó lo que dedujo Cristian, una especie de diario íntimo. Al terminar de poner la última pieza a Cristian se le iluminaron los ojos, el diario pertenecía a Alex Buno que decía:

¡Pero que decía allí! Había un enorme agujero en la parte de mayor importancia para el caso

Este caso fue uno de los más famosos del 2041, se había culpado a Aloy de Valencia a 100 años de cárcel. Él ya había muerto, pero este descubrimiento podía cambiar la historia, sabiendo esto Cristian decidió buscar la parte faltante, que por suerte llegó a encontrar estos trozos:

La respuesta era más que clara y sólo le costó una hora reconstruir la frase;

“YO sé la verdad JUAN ISUSKO es el ASESINO, ALOY es inocente, Isusko había consumido DROGA ASI que enloqueció y mató a mi hijo con el veneno al que CONOCEN como cianuro.”

Cristian había descubierto quién era el verdadero asesino, lástima que el inocente no pudo enterarse.

FIN