antillón, walter (2009). sospechoso, plausible e indudable (sobre honduras)

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Sospechoso, plausible, indudable Walter Antillon - Grupo Soberanía NuestroPaís 28/09/2009 Hay algo muy chocante, que llama fuertemente la atención en el doloroso viacrucis del pueblo hondureño hacia la democracia: la actitud de Micheletti y de sus malandrines liberticidas. Según nos informa hoy la Agencia EFE, el golpista mayor dio al Brasil un plazo de diez días para que defina la situación del presidente Manuel Zelaya; y además manifestó que no acepta el anunciado regreso de los embajadores de Argentina, España, México y Venezuela, mientras no pidan perdón a la gorilocracia hondureña. No es la primera vez que el grotesco personaje y su camarilla asumen una actitud despectiva hacia entidades que normalmente concitarían atención, respeto y acatamiento de parte de un Estado que, no sólo está muy lejos de ser una potencia, sino que de hecho siempre ha estado entre lo más pobres y atrasados de América. Porque, en efecto, a pocos días del golpe, el canciller intruso Ortez Colindres sorprendió a todos al descalificar al presidente Obama como “un negrito que no entiende nada” (¿no sienten aquí el tufo republicano? ¿No es lo que piensa Dick Cheney?); pero luego vino la descalificación de la OEA, de Insulza, de la ONU, de la Unión Europea, de Rodríguez Zapatero, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de tutti quanti que osaran criticar el golpe; todos los cuales, sumados, venían a ser para Micheletti como la tierra bajo la uña del meñique de su mano izquierda. Y ni hablar de América Latina: el desdén de los gorilettis hacia países de segunda como Argentina, Brasil, México, Chile o Venezuela es infinito; y ni mencionar a Centroamérica y el Caribe.

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El maestro Antillón habla sobre el condenable golpe de estado en Honduras.

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Sospechoso, plausible, indudable

Sospechoso, plausible, indudable

Walter Antillon - Grupo Soberana

NuestroPas 28/09/2009Hay algo muy chocante, que llama fuertemente la atencin en el doloroso viacrucis del pueblo hondureo hacia la democracia: la actitud de Micheletti y de sus malandrines liberticidas.

Segn nos informa hoyla Agencia EFE, el golpista mayor dio al Brasil un plazo de diez das para que defina la situacin del presidente Manuel Zelaya; y adems manifest que no acepta el anunciado regreso de los embajadores de Argentina, Espaa, Mxico y Venezuela, mientras no pidan perdn a la gorilocracia hondurea.

No es la primera vez que el grotesco personaje y su camarilla asumen una actitud despectiva hacia entidades que normalmente concitaran atencin, respeto y acatamiento de parte de un Estado que, no slo est muy lejos de ser una potencia, sino que de hecho siempre ha estado entre lo ms pobres y atrasados de Amrica.

Porque, en efecto, a pocos das del golpe, el canciller intruso Ortez Colindres sorprendi a todos al descalificar al presidente Obama como un negrito que no entiende nada (no sienten aqu el tufo republicano? No es lo que piensa Dick Cheney?); pero luego vino la descalificacin de la OEA, de Insulza, de la ONU, de la Unin Europea, de Rodrguez Zapatero, de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos y de tutti quanti que osaran criticar el golpe; todos los cuales, sumados, venan a ser para Micheletti como la tierra bajo la ua del meique de su mano izquierda. Y ni hablar de Amrica Latina: el desdn de los gorilettis hacia pases de segunda como Argentina, Brasil, Mxico, Chile o Venezuela es infinito; y ni mencionar a Centroamrica y el Caribe.

Nada ha servido: las declaraciones condenatorias, las medidas diplomticas, las medidas econmicas, incluso las que provienen del Departamento de Estado, no son capaces de mover un milmetro la voluntad de los golpistas hondureos, que ahora pasan al ataque, y se muestran cada vez ms arrogantes y agresivos; al punto de someter a los diplomticos brasileos, al presidente Zelaya y a sus acompaantes a inauditas agresiones y vejaciones dentro de la sede, pisoteando cnicamente la Convencin de Viena sobre las Relaciones Diplomticas.

El Gobierno del Brasil llev el caso al Consejo de Seguridad de la ONU y obtuvo, por unanimidad, una condena simblica; la cual se agrega a las condenas simblicas de las restantes entidades internacionales y regionales que tanto han divertido a Micheletti en sus horas de solaz y esparcimiento.

Frente a la condena retrica del Consejo de Seguridad (que con el aplauso universal pudo haber impuesto fcilmente la decisin de restablecer a Zelaya en la presidencia de Honduras, porque esa era la voluntad unnime de todos los Estados de la Tierra presentes en la Asamblea General; y porque, adems, el Consejo constituye la mxima expresin del poder poltico y militar del Planeta), los gorilas no mueven pestaa, y replican dando un ultimtum nada retrico al Brasil; y negndose a aceptar el regreso de los embajadores de Espaa, Mxico, Argentina y Venezuela.

Llevo casi tres meses preguntndome a qu se debe semejante prepotencia? ser que Honduras tiene petrleo, uranio y bombas atmicas de ltima generacin; y es duea, adems, de la Cuarta Flota? Muchos analistas se estn preguntando de dnde sacan el Ejrcito y la Polica hondureos todo el armamento y municiones que han descargado sobre su pueblo durante los ltimos tres meses; por qu se ha encontrado, en los sitios donde los soldados hondureos han reprimido a los ciudadanos, profusin de municiones provenientes del ejrcito peruano. Adems de dnde sacan las fuerzas armadas hondureas los sofisticados aparatos con los que dirigen hacia la Embajada del Brasil hondas lesivas de la salud y estabilidad de las personas?

El desparpajo de los simios golpistas me record la actitud del Estado de Israel frente a la docena larga de resoluciones de la ONU imponindole la obligacin de regresar a sus fronteras histricas, desmantelar los asentamientos en territorio palestino, etc., etc. Por qu Israel no ha hecho nunca el menor caso a las resoluciones de la organizacin que representa al mundo entero? La respuesta explica tambin la pregunta de por qu los Estados Unidos ha bloqueado siempre, en el Consejo de Seguridad, toda iniciativa dirigida a obligar a Israel a cumplir aquellas resoluciones. Y esa respuesta es que, como los Estados Unidos creen que ellos deben tener el control del Planeta, necesitan contra viento y marea una base firme en Medio Oriente, desde donde hacer cumplir sus polticas en toda aquella regin. Durante los aos de la Guerra Fra se adujo que Israel era el gran bastin contra el peligro comunista; pero cuando este peligro desaparece, entonces Israel ser el gran bastin contra el terrorismo islmico; etc. Parece entonces que este bastin es multifactico, pero en realidad ha servido y sirve, como tantos otros, a un nico propsito: los intereses de las super-transnacionales.

En 1982, ante la amenaza 'comunista' del gobierno de Nicaragua y de las guerrillas de Guatemala y El Salvador, la CIA persuadi a Reagan para que asentara sus reales en Honduras, convirtiendo dicho Pas en un potente centro militar con el objetivo de frenar y acosar aquellos movimientos. De ah nacen las sper-bases militares usanas en Honduras; pero tambin el frreo apoyo a la oligarqua y a las fuerzas armadas hondureas, para garantizar el mantenimiento de gobiernos obsecuentes. Al cesar los supuestos peligros sandinista, farabundista y dems, los Estados Unidos aflojaron un poquito la mano en Honduras, lo cual dio lugar a lo que podra calificarse como una tregua pseudodemocrtica (porque el poder no poda salir en ningn caso de la oligarqua, brazo local de las transnacionales).

Israel en el Cercano Oriente, Pakistn y el Irn del Sha en Oriente Medio, Japn, Taiwn y Corea del Sur en el Lejano Oriente; la Sudfrica y la Rodhesia del Apartheid en el frica negra; Egipto en el frica del Norte, Espaa, Portugal, Alemania e Italia en Europa (donde operaba adems la OTAN); Honduras, Puerto Rico y Guantnamo en la cuenca del Caribe Ecuador y Paraguay en Sudamrica, formaron durante dcadas el mapa proconsular del Imperio. Ese mapa se ha movido un poco en los ltimos aos, y en lo que atae a Amrica del Sur, la base que desaparece en Ecuador ser reemplazada con creces por las bases en Colombia.

Ahora est claro: el golpe en Honduras expresa la voluntad imperial, porque la deriva de Zelaya para confluir y engrosar los movimientos populares de Amrica Latina significaba claramente un debilitamiento de la posicin estratgica del Imperio en esta Regin y en el Subcontinente todo. Zelaya tena que irse para no volver, porque haba que restablecer en su totalidad el papel estratgico de Honduras en el mapa del Imperio.

Ahora bien cul ha sido el papel del presidente Obama y de su Departamento de Estado en esta coyuntura? Cuando han llegado ms lejos han condenado el golpe (pero sin llamarlo 'golpe de Estado'); han exigido verbalmente el regreso de Zelaya al solio presidencial; han desconocido el proceso electoral en curso, etc. Pero ya sea por un maquiavelismo que sera despreciable en estas circunstancias, o porque ni Obama ni su Departamento de Estado representan genuinamente al Imperio, lo cierto es que tambin ellos y sus augustas investiduras han sido ninguneados por la pandilla de los espurios. Qu pasa, entonces?

Frente a esa cuestin me inclino a pensar que en los Estados Unidos ni la poltica regional, ni la mundial son definidas segn los valores proclamados por el Presidente, salvo que dichos valores coincidan, como ocurra en la era Bush, con los intereses de lo que podra llamarse las sper-transnacionales del Mundo (armas, petrleo, finanzas, medicinas). Son estas colosales empresas las que utilizan al 'Gobierno Imperial Norteamericano' como su brazo armado, su instrumento para el control del Planeta, porque ese control les es indispensable para continuar su crecimiento infinito. Lo cual suena como un rquiem por la paz, por el ambiente, por la Tierra.

Pero es normal que ocurra as, dentro de la lgica del Capitalismo: las sper-transnacionales no son democrticas sino, por el contrario, elitistas y verticales: les importa un comino la voluntad del pueblo norteamericano. Y entonces por qu iban a obedecer a Obama? Simplemente lo dejan hacer bien o mal su papel, mientras no roce los intereses que ellas privilegian. Es escalofriante pensar que este Presidente, con su inmenso respaldo popular, fue definitivamente derrotado en la Reforma de la Salud, una de sus principales aspiraciones; la cual representaba adems la satisfaccin de una necesidad perentoria de los estratos medios y bajos del pueblo norteamericano.

Pues bien, como para m est claro que la geopoltica del Imperio no la define Obama, sino las sper-transnacionales, entonces son stas, detentadoras del mayor poder acumulado en toda la Historia del Mundo, las que sostienen a los golpistas hondureos con la intermediacin tcnica y logstica de sus vicarios dentro y fuera del aparato estatal norteamericano (Pentgono, CIA, Israel, Per, Colombia, ?).

En consecuencia, podemos ahora estar seguros de que en ese contexto Micheletti no tiene nada que temer: desde el tiempo en que el golpe era un mero proyecto, l y su camarilla estn siendo guiados, asistidos, reconfortados, abastecidos por una fuerza ms poderosa que la que pueda representar Obama en su punto ms alto de poder. Por eso pueden ser tranquilamente descalificados, Obama, la ONU, la OEA, la Unin Europea y, si fuera del caso, tambin Rusia y China. Qu son todos esos frente al gran Micheletti, que no es ya el traidorzuelo arribista del tinglado poltico hondureo, sino nada menos que el portaestandarte del Imperio en la Regin?

Pero hay algo, o ms bien 'alguien', que no parece haber sido considerado en los clculos golpistas de tan consumados expertos: el pueblo hondureo. Educados en el desprecio de sus pueblos, los miembros de las oligarquas latinoamericanas se acostumbraron a calcular sus movimientos considerando nicamente las variables del aparato gubernamental, el ejrcito y la oligarqua misma. Pero los pueblos latinoamericanos han empezado a levantar sus voces y sus puos en muchos pases de la Regin; y ahora tienen el poder y, todava mejor, tienen la conciencia de su poder. Pues bien, as como el Pentgono y la CIA y toda la potencia de las transnacionales no pudieron detener la marcha hacia el poder de los pueblos boliviano, argentino, brasileo, paraguayo, venezolano, uruguayo, ecuatoriano, salvadoreo, etc., tampoco podrn a la larga detener el avance y la expansin del movimiento popular hondureo, que es cada da ms fuerte; y ya no quiere slo el regreso de Zelaya, sino la Asamblea Nacional Constituyente, anunciadora de que otro mundo es posible.