aÑo cristiano. tomo 10 - p. jean croisset s.j

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A O

CRISTIANO

y-

BX4655 .C76 1864 v.10 c.l

1080115792

ANO C R I S T I A N OOCTUBRE

P O IS SY .

T ir.

Y

STEn. DE ACO. BOUKET.

ANO CRISTIANO

EJERCICIOS DEVOTOSPARA TODOS LOS DIAS DEL AOC O N T IE N E LA EX PLIC A C IO N DEL M IS T E R IO , LA VIDA D EL SANTO E L EV A N G E L IO DE LA M ISA , Y ALGUNOS E JE R C IC IO S DE CADA PR CTICO S D IA , DE

ALGUNAS R E F L E X IO N E S SOBRE LA E P S T O L A Y UNA M ED ITA C IO N SOBRE

DEVOCION A PRO P SITO PARA TODA CLASE DE P E R SO N A S.PO n EL

P . J. CKOISSKT,

D E LA CA M PA RA D E J E S C S , D E L A MISMA CO M PA A

T R A D U C ID O D E L F R A N C S , P O R E L

P. J. F. DE ISLA,

\ E V .\ E l C I O .VAumentada con las adiciones y notas del P. CAPARROS y de los PP. CENTENO y ROJAS, con la vidas de algunos Santos nuevamente canonizados, y una noticia de otros Santos antiguos, con el Martirologio Romano integro; y seguida de las DOMINICAS del mismo P. J.CROISSET, traducidas por D. JOS MARIA DIAZ JIMENEZ, presbtero.ARREGLADA Y D IRIGIDAP o r D on J u s to BARBAGERO, P resbtero, D o c to r en T e o lo g a , L icenciado en C nones y C atedrtico J e !en"ii.i lirliiTa J e la ie.il U nivcr J a d de A leada de lle n a re s .

AiloriiHUn con liiiinnN uus,TOMO X .

PARISLIBRERIA DE ROSA Y BOURET18 64

FONDOO0J6RM 1STOR5CX .M

AO CRISTIANO

EJ ERCI CI OS D E V O T O SPAR A T O D O S L O S DIAS D E L A O .

esssssscsseeeseissseseesesssesseseeseeMoeeece

OCTUBRE.DIA PRIMERO.SAN REMIGIO,a r z o b is p o de r e im s .

San Remigio, ornamento del orden episcopal, uno de los mas santos y mas sabios prelados de su tiempo, y apstol de F rancia, fu de una de las mas ilustres familias de las Galias, mas distinguido por la santi dad que pareca como hereditaria en su casa, que por el esplendor de su antiqusim a nobleza, la que contaba ya muchos siglos de brillante antigedad en todo aquel pas. Fu hijo de Emilio, seor de Laon, y de santa Cilinia, cuya memoria celebra la Iglesia el da 21 de octubre. Dos solos hijos-les habia conce dido el cielo, san Prncipe, que fu obispo deSoisons, y otro segundo, cuyo hombre se ignora, que fu pa dre de san Lupo, obispo y sucesor de su tio en la misma santa iglesia. Ya no se consideraban Emilio y Cilinia en estado de esperar mas sucesin, cuando un santo hermitao, llamado Montano, las anunci de parte de Dios que 10 . i

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AfiO CRISTIANO,

tendran otro tercer hijo, quien deban poner el nom bre de Remigio, el cual seria con el tiempo aps tol de la Francia. Tard poco en verificar el suceso la profeca. Dentro de breves dias se sinti en cinta Ci linia, y su tiempo di luz con toda felicidad en Laon aquel nio, que desde luego se calific por hijo m ilagroso, y en el bautismo se le impuso el nom bre de Rem igio, como lo habia prevenido el santo hermitafto Montano. No quiso la bienaventurada m adre que cuidase otra de aquel querido hijo. Crile ella misma por algn tiem po, hasta que, no permitindo selo hacer su avanzada edad, le busc una ama como de su mano, tan virtuosa, que mereci la venerase y rindiese culto como santa la iglesia de Reims. Resuellos los padres de nuestro santo no omitir diligencia alguna de su parte para contribuir los altos designios que el cielo tenia sobre aquel n i o , le hicieron educar con particular desvelo, tanto en el santo temor de Dios, como en el estudio de las le tras. Abreviaron mucho los cuidados de la educacin las bendiciones con que el cielo le habia prevenido. Descubrironse en el nio Remigio tan grandes talen tos naturales y tan extraordinaria inclinacin la vir tud, que desde sus primeros aos fu necesario m o derar su aplicacin y contener su fervor dentro de ios debidos lmites. Con estas disposiciones hizo tan rpi dos y tan asombrosos progresos as en las ciencias humanas como en la ciencia de los santos, que los diez y ocho aos de su edad era admirado como por tento de virtud, de elocuencia y de sabidura. Solo l ignoraba sus talentos; insensible los aprausos que? le merecan las producciones de su ingenio, le pare ca que solo tenia habilidad para encomendarse Dios, y por eso tenia la oracion tanto atractivo para l, que empleaba en ella una gran parte del da y de la noche, no siendo de su gusto alguno de los mas

OCTIBRE.

DIA I .

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inocentes entretenimientos de aquella edad. Era muy indinado al retiro 5 por lo q u e , concluidos sus estu d io s,se encerr en el castillo deLaon, donde obser vndole mas de cerca su familia, estim mas la edi ficacin de sus ejemplos, que el esplendor con que la ilustraba su elocuencia y su sabidura. Vivi retirado en el castillo hasta la edad de veinte y dos aos, en cuyo tiempo quiso el cielo sacar luz aquella brillante antorcha para colocarla sobre una de las primeras si llas de la iglesia de Francia. Muri B ernardo, arzobispo de Reims, y no bien se pens en nombrarle sucesor, cuando todos los sufra gios del clero y del pueblo se unieron en favor de Re migio , sin haber que vencer mas que la resistencia de su humildad y las dificultades de su modestia. Dej poco arbitrio esta eleccin el superior concepto que se tenia de la pureza de sus costum bres, y la de aque lla su rara capacidad, muy superior sus aos. I\'o dej l mismo de objetar la falta de estos, alegndola como impedimento cannico que hacia invlida la eleccin; pero los electores solo se pararon pesar sus mritos sin pasar el tiempo en contar sus aos. Como en ninguna de sus acciones le habian notado m ozo, y como en toda su conducta habian observado siempre una madurez, un juicio, una gravedad, una circunspeccin y una prudencia que le hacan muy superior a la experiencia de los viejos, nada hubo que . hacer en que la silla apostlica dispensase su favor las ordinarias- reglas de la Iglesia. Conocise muy presto que la virtud suple la edad con muchas ventajas. Ningn obispo honr mas la dignidad, y ninguno desempe mejor todas sus obligaciones. Persuadido que, para ser poderoso en palabras, era menester serlo primero en o b ra s, se dedic poseer todas aquellas virtudes que el aps tol san Pablo requiere en los pastores. Su pureza se

~p 4a 55o c r is t ia n o .

conserv toda la vida, no solo sin m ancha, pero aun sin sombra de ella; su caridad nunca sufri altera cin. Habiendo vendido su rico patrimonio y- dis tribuido el producto entre los pobres, se consider l mismo uno de ellos , quien la iglesia de Keims mantena de limosna, confindole la administracin y la distribucin de sus rentas entre todos los nece* sitados. La afabilidad , la dulzura, la humildad y la modestia le hicieron dueo de los corazones de to dos ; y como el zelo corresponda la eminencia de su santidad, experiment luego los efectos todo el obis pado. Era infatigable en los ejercicios de la caridad y en las funciones de su ministerio. No hubo choza que no visitase, ignorante que no instruyese, necesitado que no aliviase, ni afligido que no encontrase en l padre y consuelo. Nota san Gregorio Turonense que era tan eminente la santidad de su vida , y estaba tan generalmente conceptuada de to d o s, que era san Remigio tan venerado en Reims como san Silvestre en Roma. Fortunato nos le representa como el hombre mas sabio y como el prelado mas santo de su siglo; aadiendo que su doctrina, aunque adornada con lom as exquisito que puede dar de suyo la erudicin y la elocuencia hum ana, mas era inspirada del cielo que adquirida en la tierra. Queriendo Dios ilustrar todava mas aquella elevada virtud, la autorizaba con milagros. En la visita de Chaumecy cur un pobre ciego, que de cuando en cuando estaba posedo del demonio. En C ernay, con la seal de la cruz, llen de vino un tonel vaco en reconocimiento de la caridad y del agasajo con que una buena mujer le habia hospedado en su casa, Ninguna .cosa resista las oraciones y la virtud del siervo de Dios. Apoderse el fuego de un barrio . dla ciudad de Reims,y amenazaba un'inccndiogene-1 ral toda la ciudad; acudi all ci santo arzobispo, \

OCTUBRE. DIA I .

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hizo la seal de la cruz, y al punto todo se apag en teramente. A la fama de san Remigioconcurria Reims todos los dias un prodigioso nmero de enfermos, y todos cobraban la salud por las oraciones del santo. Cierta mujer energm ena acudi san Benito en su desierto de Sublago para que la librase de aquel trab ajo , y el santo la remiti san Remigio para quo la sanase. Cuntanse muchos muertos resucitados, y un prodigioso nmero de milagros obrados por aquel Taumaturgo d e la Francia. Pero el milagro mayor del gran san Remigio fu la conversin del rey Clodoveo y de casi toda la nacin francesa. Habia cinco aos que reinaba Clodoveo entre los Franceses cuando, habiendo desbaratado Siagrio, gobernador de las Galias y general del ejrcito ro m ano, se apoder de Soisons y de casi todas las con quistas de los Romanos. Dedicse principalmente merecerse el amor y la estimacin de los pueblos, ya casi todos cristianos, reprimiendo la licencia del Soldado, castigando sus excesos, y prohibiendo so bre todo con graves penas que no se tocase en lo sagrado de los tem plos, lo que no contribuy poco ganarle el corazon de los nuevos vasallos. Un soldad, sin em bargo, tuvo atrevimiento para hurtar de cierta iglesia de Reims un vaso sagrado de gran precio, y san Remigio despach un clrigo al rey para recobrarle. Recibile con grande humanidad Clodoveo, que ya tenia noticias del mrito y de la santidad del prelado; despidile con mucho agrado, prometindole que se restituira el vaso al arzobispo cuando se hiciese el repartimiento del b o tin , segn la costumbre, de la nacin. Pidi el rey al soldado aquel vaso, pero este le respondi con insolencia que el rey debia contentarse con su p arte; y colrico descarg con una hacha un gran golpe sobre el mismo vaso. Disimul Clodoveo la falta de respeto, y se content

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ASO

c r is t ia n o .

por entonces con tomar el vaso y envirsele al arzo bispo ; pero al ao siguiente, haciendo la revista, repar que estaban poco limpias las armas de aquel soldado, y abrindole la cabeza por en medio, le dijo : Acurdate del vaso de Soisons. Seis aos despues se cas Clodoveo con Clotilde, sobrina de Gondebaldo, rey de los Borgoeses, prin cesa cristiana y muy virtuosa, que conserv la pureza de la religin en medio de una corte arria n a , y por su v irtu d , raras prendas y hermosura se hizo duea del corazon del rey, aprovechndose de este domi nio, de manera que le acerc no poco la religin cristiana. Por los aos de 494 salieron de sus tierras los Ale m anes, pueblos belicosos, que aun no habian dado su nombre aquel dilatado espacio de terreno, que se ve hoy tan poblado, y se echaron con mpetu so bre los Franceses, cuya monarqua acababa de nacer, y por lo mismo era mas fcil hacerla titubear. Al principio se arrojaron sobre las tierras de Sigisberto, rey de Colonia. Parecile Clodoveo que los debia prevenir; y juntando prontam ente sus tropas, acudi al frente de ellas incorporarse con el ejrcito de Sigisberto. Encontraron al enemigo en Zule, enton ces Tolbiac, en el ducado de Juliers. Llegaron inme diatamente las manos los dos ejrcitos. El choque fu terrible por el valor de las dos naciones; pero herido, Sigisberto se retir de la batalla, y sus tro pas comenzaron retroceder, cuyo terror se comu nic muy en breve las de Clodoveo. Pareca ya negocio desesperado por parte de los Franceses, cuando se acord Clodoveo de la palabra que habia dado la reina Clotilde, ofrecindole que, si el Dios que ella adoraba le hacia volver victorioso de aquella expedicin, al punto se haria cristiano. Parse de repente en medio de la funcin, levant los ojos y

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las manos al cielo, y hablando con el Dios quien adoraba su virtuosa m ujer, le dijo : Seor, cuyo gran poder sobre todas las potencias de la tierra me han ponderado tantas veces, suponindomele tambin muy superior al poder de los dioses que yo adoro : dignaos darme una prueba de l en el extremo , que me veo reducido. Si me concedeis esta gracia, prometo hacerme bautizar cuanto mas antes para no reconocer otro Dios verdadero que vos solo. Luego que pronunci estas palabras, reconoci en su corazon un nuevo aliento comunicado por el Dios que acababa de invocar, y observando el mismo ardor en los que estaban cerca de su persona, los volvi ordenar : marcha con ellos un grueso de enemigos que venia envolver los , crgalos, rm pelos, deshcelos, y queda ten dido en el campo el rey de los Alemanes. Consigui Clodoveo una completa victoria, y tan completa, que ninguna lo fu m as, ni en otra alguna se ostent mas el Dios de los cristianos como Dios de los ejr citos. Asegurado el rey de la asistencia del cielo, pasa el Rin, vadea el Mein, disipa el resto de enemi gos que encontr formados, y los llev delante de s, batindolos siempre hasta los Alpes. No teniendo ya enemigos Clodoveo, volvi victo rioso su reino para cumplir la palabra que habia dado al verdadero Dios. Ninguna noticia caus nunca mayor gozo la virtuosa reina Clotilde. Salile re cibir desde Soisons hasta Reims, y rog san Remi gio que perfeccionase con sus instrucciones y con sus exhortaciones la grande obra de la conversin del rey, que el cielo tan dichosamente habia comen zado. No era desconocido el arzobispo Clodoveo; tenia este grandes noticias de su santidad, y estaba bien informado de su mrito. Luego que el rey lleg Reims, se hizo catecmeno de Remigio, y la buena

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disposicin del monarca ahorr mucho tiempo Tas instrucciones del arzobispo. Hallse presto capaz de recibir el bautismo Clodoveo; pero quiso, por seguir el consejo del santo obispo, que todos sus vasallos le recibiesen con l. Junt, pues, s u s (oficiales y sol' dados; trjoles la memoria los milagrosos sucesos de la jornada de Tolbiac; declarles su resolucin de abrazar la religin cristiana, y los exhort con elo cuencia noble, m ajestuosa y pattica que imitasen su ejemplo. Al punto resonaron por todas partes ale gres aclamaciones y g ritos, oyndose una voz general que decia como de com n concierto : Todos renun ciamos el culto de los dioses mortales, y solo queremos adorar al inmortal. No reconocemos otro Dios que el que nos predica el santo obispo Remigio. Entonces des pleg el santo todas las banderas de su apostlico zelo. Son indecibles los trabajos, las fatigas y los desvelos que le cost recoger tan rica y tan copiosa m ies, siendo preciso para eso instruir antes toda aquella numerossima nacin. Sealado el dia en que el rey habia de recibir el bautism o, se escogi para esta augusta ceremonia la iglesia de San M artin, extram uros de la ciudad de Reims. Adornse magnficamente no solo la misma iglesia, sino todas las calles que conducan ella. Tendironse y se colgaron de ricas alfombras y tapi cera, todas blancas, para significar el efecto que causaba en el alma el sacramento. Las hachas y las velas que ardan en gran nm ero estaban confeccio nadas con exquisitas esencias, las cuales se exhalaban juntam ente con la llam a, y mezclndose los aromas,, blsamos y otras esencias de que estaba llena la igle sia, derramaban en todo el ambiente una suavsima fragancia. El dia de esta memorable ceremonia fu el mismo de Navidad del ao 496. Dejse ver el rey con

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oda la real familia al frente de mas de tres mil hom bres escogidos de la corte y el ejrcito, entre los innu merables que habian pedido el bautismo. . Avanzse el rey con ropaje blanco con tres mil ca tecmenos vestidos del mismo color las pilas bau tismales, donde encontr san Remigio, acompaado de los ministros de la Iglesia, en hbitos de ceremo nia, y de muchos otros obispos de las Galias. Recibile el santo prelado con un elocuente discurso, en que, manifestndole su gozo y el de todos los pueblos que acababa de sujetar la dominacin de los Franceses, le significaba al mismo tiempo la jurisdiccin espiri tual que le comunicaba sobre l la autoridad de pas tor, cuando le recibia en el nmero de sus ovejas. En este tono de autoridad, sostenido mas por la santidad de su vida que por la sagrada elevacin de su carc te r, le aadi, cuando estaba para bautizarle, estas palabras : Prncipe, rinde tu cerviz, y humllate bajo la mano omnipotente del dueo del universo; respeta ahora aquellos templo> suyos que en otros tiempos re ducas ceniza; arroja al juego esos dolos que por tantos aos adoraste. Inmediatamente renunci el rey todas las supersticiones gentlicas, confesando pblica mente un solo Dios todopoderoso en tres personas distintas, y Jesucristo nuestro R edentor, con to das las dems verdades de la religin cristiana. Des pues de bautizado el rey, administr san Remigio el sacramento del bautismo mas de tres mil personas, y entre ellas Lantildey Albofleda, hermanas de Clo doveo. La ltima poco despues se consagr a Dios re nunciando el matrimonio para vivir en perpetua virgi nidad ; efecto de las instrucciones y de la direccin del santo arzobispo. Asegrase que el cielo acredit con muchas mara villas el gozo que le tocaba en la conversin del pri-

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AO CRISTIANO,

m er rey cristiano*, y llamado por lo mismo el hijo pri mognito de la Iglesia, porque, no habiendo podido pe netrar por el inmenso gento el clrigo que llevaba el' sagrado crisma, suplic san Remigio al Seor se dig nase rem ediar aquella falta, y al punto se dej ver una blanqusima paloma con una ampolla en el pico llena de un blsamo m ilagroso, que, revoloteando blanda mente , la puso en manos del arzobispo, el que la to m con humilde accin de gracias, sirvise de aque] oleo celestial para la ceremonia del bautism o, y despues de ella con el mismo ungi y consagr al rey. Esta redom a, bajada del cielo, es la que con el nom bre de la santa Ampolla se guarda con tanta venera cin en la abada de San Remigio de Reims, y con aquel milagroso oleo se consagran aun el dia de hoy todos los reyes de Francia. Hincmaro, arzobispo de Reims, que vivi en tiempo de Carlos el Calvo por los aos de 850; Flodoardo, que floreci en el siglo d cimo; Aimoino, que viva principio del undcimo; Gerson, Gaguino y otros antiges historiadores ase guran que aquel celestial blsamo llen de fragancia toda la iglesia. Tambin se cuenta que el escudo sem brado de flores de lis y el oriflama fueron entregados por un ngel en manos de cierto ermitao que habi taba el desierto de Joyenval, y que Clodoveo se le comunic la gracia de curar los lam parones, de la que hizo la primera prueba en su favorecido Lanicet, cuya gracia se ha continuado despus en todos los reyes de Francia. Concluida aquella augusta cerem onia, Remigio, quien el rey respet dede all adelante como padre su y o , se dedic enteram ente la conversin de toda* S e e n tiend e en Fr an cia, qne en otras partes h a b ia ya h a b i d o m u c h o s reyes cristianos.

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la nacin, sirvindose del favor del prncipe nica y precisamente para aum entar cada dia nuevas conquis tas Jesucristo, y para hacer que floreciese en el reino la disciplina eclesistica. Habiendo regalado al rey el emperador Anastasio una rica corona de o r o . le persuadi nuestro santo que la remitiese Roma. Recibi el papa llormisdas el regalo con el gozo y con el reconocimiento que corresponda tan ilustre co mo ruidosa conversin; y sabiendo muy bien que, despues de Dios, se le debia la Iglesia san Remigio, le hizo legado de la santa sede en el reino de Francia. Hallse nuestro santo en el primer concilio de Orlean s; y habiendo concurrido l un obispo arriano sin otro fin que el de disputar y confundir los cat licos, no se dign el orgulloso prelado ni de m irar si quiera san Remigio cuando entr donde estaban los dems. En el acto mismo, castig el cielo su orgullo, porque qued mudo de repente. Reconoci al mismo tiempo su soberbia y sus erro res; postrse los pis del santo manifestando por seas su arrepentim iento; y habiendo abjurado aquellos, le restituy san Remigio el uso de la lengua. Anticiple el Seor la noticia de que habia de casti gar los pecados del pueblo con una hambre cruel, y el santo acopi gran cantidad de granos para socorrer las necesidades pblicas. Maliciaron los paisanos que era codicia lo que era caridad,y con maligna intencin pusieron fuego la panera. Noticioso san Remigio acudi prontam ente apagarle; pero viendo ya todo consumido y sin rem edio, dijo con gracia, con fres cu ra, y sonrindose: El fuego en todos tiempos es b u e n o ; calentmonos l ya que no se puede sacar otro provecho, y se puso calentar con el mayor so siego. Quiso el Seor purificar su virtud con dolorosas en fermedades los ltimos aos de su vida; pero Jas en

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fermedades no alteraron su dulzura ni su invenciblo paciencia Tuvo revelacin del dia de su m uerte, y se dispuso para ella redoblando sus penitencias y encen diendo mas su fervor. Colmado , en fin , de mereci m ientos, y consumido de trabajos, rindi tranquila mente su espritu en manos de su Dios el dia 13 do enero del ao 533, casi los noventa y seis de su edad, y los setenta y cinco de su pontificado, que todo l. fu una continuada serie de prodigios. Resolvise dar sepultura al santo cuerpo en la iglesia de San Timoteo; pero se qued inmoble la mitad del camino : quisie ron enterrarle en la de San Nrcasio, y despues en la de San S ixto; pero todo intilmente. Ocurriles, en fin, el pensamiento de llevarle la de San Cristbal, donde no habia cuerpo santo, y luego se dej mover el santo cuerpo. Hicieron glorioso su sepulcro los prodigios y frecuentes m ilagros que obr Dios en l, y de todas partes concurra la devocion venerarle. San Grego rio Turonense, que muri en el mismo siglo que san Rem igio, asegura que por esta misma m ultitud de mi lagros se movi el clero elevar el santo cuerpo, y colocarle en sitio mas decente detrs del altar; y por que esta traslacin se hizo con majestuosa pompa el da primero de octubre, se comenz desde entonces celebrar su fiesta en esta die. Asi permaneci el santo cuerpo hasta el noveno sig lo , en que el arzobispo Ilincmaro le elev por la segunda vez para colocarle en lugar aun m as digno que el primero. Di mayor extensin la iglesia; edific una nueva capilla sub terrn ea, que enriqueci con muchos adornos; depo sit en una u rn a de plata el cuerpo del santo, que se hall todo en tero , y envuelto en un tafetan carmes, y puso la urna sobre el sepulcro de mrmol que se le haba fabricado en la prim era traslacin de primero de octubre, celebrndose en el mismo dia la segunda. El ao de 901 se hizo la tercera por el arzobispo llei-

OCTUBRE. DIA. I .

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veo, llevndose el cuerpo al monasterio de San Re migio edificado sobre las ruinas de la pequea iglesia de San Cristbal. En fin, el ao de 1049, hallndose el papa Len IX en la ciudad de Reims, donde celebr un concilio, y ofrecindose por entonces la dedicacin de la iglesia nueva del monasterio de san Remigio, apro vech esta ocasion para trasladar ella el cuerpo del santo, que se hall entero los quinientos diez y sois aos despues de su muerte. Esta ltima traslacin se celebr tambin con magnfico aparato el dia primero de octubre, y el papa fij en l la fiesta de san Remi gio. MARTIROLOGIO ROMANO. En Reims de Francia, san Rem igio, obispo y confe sor, quien convirti Jesucristo la nacin de los Fran cos bautizando iniciendo en los misterios de la fe al rey Clodoveo; y, despues de haber pasado muchos aos en el episcopado, muri ilustre en santidad y en don de milagros el dia 13 de enero. Con todo, cel brase su fiesta h o y , en cuyo dia se hizo despues la traslacin de su santo cuerpo. En Roma, san A retas, m rtir, y otros quinientos cuatro. En Tomes en el Ponto, san Prisco, san Crescente y san Evagro, m rtires. En Lisboa de Portugal, sanVersimo, santa Mxima y santa Julia, los tres hermanos, m rtires, que pade cieron en la persecucin de Diocleciano. En Tournay, san P iat, presbtero y m rtir, quien de Roma pas la Galia.con san Quentin y sus com paeros para predicar el Evangelio, mereciendo la corona del m artirfb en la persecucin de Maxiiniano. En Gante, san Bavon, confesor. En Orvieta, san Severo, presbtero y confesor. En Bar del rio Sena en la dicesis de Langres, santa

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aSo cristiano.

Germ ana, virgen, que fu martirizada por los Vn dalos. En Troenes cerca de la FertM ilon, san Vulgis, confesor. En Ferrieres en Gatinais, santa Montana, abadesa. En la dicesis d e c a n te s , san Benito de Macerac, abad. En Siria, el natalicio de san Ananias, aquel que con la imposicin de manos cur san Pablo de su ce guera. En este mismo dia, el trnsito de santa Lorenza, venerada en A ncona, desterrada por la fe con santa Palaciata, en virtud de sentencia del juez ion, bajo Diocleciano. En Beryte de Fenicia, san Romn el Sinfoniasta, dicono. En P o rtu g al, santa Godina. En Moreruela de Espaa, san Froilan, obispo de Len en la misma nacin. La misa es en honor del santo, y la oracion la siguiente:D a , qutesnmiis, omnipotens Deus, ut beali Remigii, confessoris tui atque ponlificis, veneranda solemnilas, et devotionem nobs augeat et salulem. Per Dominum noslrum...

C o n c d e n o s , D io s o m n ip o t e n t e , q u e la v e n e r a b le festi v id a d de tu confesor y pontfice el bie n av e n tu r ad o R e m ig io nos a u m e n te la v ir tu d y el de seo de nuestra eterna s a lv a c i n . T o r nuestro S e o r .. .

La epstola es del cap. 44 y 45 de la Sabidura.Ecce sacerdos magnus, qui n diebus suis placuit D e o , et inveniusest justus, el in temporo iracundia factus est re-

He' flqii un sacerdote g r a n d e q u e en sus dias a g r a d D i o s , y fue h a lla d o j u s t o , y en e tie m p o d e l a c le r a s e hizo la

OCTUBRE. DIA I . conciliatio, Non est invenios similis illi qui conservaret legem Excelsi. Ideo jurejurando iecit illum Domimis crescere in plebem suam. Benedictionem omnium genlium dedit illi, et teslamentur.i suiim conGrmavit super caput ejus. Agnovil eum in benedirtionibussuis: conservavit illi misericordiam suam, et invenit gra iam coram oculis Domini. Magaificavit eum in conspeclu regum ; et dedil illi sacerdolium magmim , et beatiicavit illum in gloria. Fung sacerdolio, et haberc laudem in nomine ipsius : et offerre illi incensum diguum , in odorem suavitalis.

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recon ciliacin. N o se h a l l se m ejante l en la observan cia de la le y del A ltsim o . Por eso, el S e o r con j u r a m e n t o le hizo c le b re en su p u e b lo . I)ile la b e n d ic i n de t o d a s las g e n t e s , y c on firm en su cabeza su tes tam e n to . Le re c o n o c i por sus b e n d icio n e s , y le c o n s e r v su m i s e r ic o r d i a , y h a l l gracia e los ojos del Seor. E n g r a n d e ci le en presencia de los r e y e s , y le di la coro na de la g lo r ia . Hizo con l una alianza eterna , y le di el s u m o s acerd ocio : y le. c o l m de gloria para q u e ejer ciese el sacerd ocio , y fuese a la b a d o su n o m b r e , y le ofreciese in cie n so d i g n o de l , en olor de s ua v id a d .NOTA.

" Habla aqu el Eclesistico del sacerdote A aron; pero el sacerdocio de Aaron solo fu figura del sacer docio de Cristo, en el cual se cumpli literalmente lo que aqu se d ic e , que durar tanto como el cielo; porque el sacerdocio legal ha mucho tiempo que qued derogado. REFLEXIONES. No se ha encontrado hombre alguno semejante l cu la observancia de la ley del Altsimo; por eso le hizo Dios creeei en medie de su pueblo. O h, y qu corto es el nm ero de los fieles siervos de Dios! Hagamos juicio de esto por el nmero de los que observan su ley con ferv o r, con puntualidad y con zelo. Es por ventura

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aSo c r is tia n o .

Germ ana, virgen, que fu martirizada por los Vn dalos. En Troenes cerca de la Fert Milon, san Vulgis, confesor. En Ferrieres en Gatinais, santa Montana, abadesa. En la dicesis d e c a n te s , san Benito de Macerac, abad. En Siria, el natalicio de san Ananias, aquel que con la imposicin de manos cur san Pablo de su ce guera. En este mismo dia, el trnsito de santa Lorenza, venerada en A ncona, desterrada por la fe con santa Palaciata, en virtud de sentencia del juez ion, bajo Diocleciano. En Beryte de Fenicia, san Romn el Sinfoniasta, dicono. En P o rtu g al, santa Godina. En Moreruela de Espaa, san Froilan, obispo de Len en la misma nacin. La misa es en honor del santo, y la oracion la siguiente:D a , qutesnmiis, omnipotens D eu s, ut beali Rem igii, confessoris tui atque ponlificis, veneranda solemnilas, et devotionem nobs augeat et salulem. Per Dominum noslrum ...

C o n c d e n o s , D io s o m n ip o t e n t e , q u e la v e n e r a b le festi v id a d de tu confesor y pontfice el bie n av e n tu r ad o R e m ig io nos a u m e n te la v ir tu d y el de seo de nuestra eterna s a lv a c i n . T o r nuestro S e o r .. .

La epstola es del cap. 44 y 45 de la Sabidura.Ecce sacerdos magnus, qui n diebus suis placuit D e o , et inveniusest justus, el in temporo iracundia factus est re-

He' flqii un sacerdote g r a n d e q u e en sus dias a g r a d D i o s , y fue h a lla d o j u s t o , y en e tie m p o d e l a c le r a s e hizo la

OCTUBRE. DIA I . conciliatio, Non est invenios similis illi qui conservaret legem Excelsi. Ideo jurejurando iecit illum Domimis crescere in plebem suam. Benedictionem omnium genlium dedit illi, et teslamentur.i suiim conQrmavit super caput ejus. Agnovil eum in benedirtionibussuis: conservavit illi misericordiam suam, et invenit gra iam coram oculis Domini. Magaificavit eum in conspeclu regum ; et dedil illi sacerdotium magnum , et beatificavit illum in gloria. Fung sacerdolio, et haberc laudem in nomine ipsius : et offerre illi incensum diguum , in odorem suavitalis.

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recon ciliacin. N o se h a l l se m ejante l en la observan cia de la le y del A ltsim o . Por eso, el S e o r con j u r a m e n t o le hizo c le b re en su p u e b lo . I)ile la b e n d ic i n de t o d a s las g e n t e s , y c on firm en su cabeza su tes tam e n to . Le re c o n o c i por sus b e n d icio n e s , y le c o n s e r v su m i s e r ic o r d i a , y h a l l gracia en los ojos del Seor. E n g r a n d e ci le en presencia de los r e y e s , y le di la coro na de la g lo r ia . Hizo con l una alianza eterna , y le di el s u m o s acerd ocio : y le. c o l m de gloria para q u e ejer ciese el sacerd ocio , y fuese a la b a d o su n o m b r e , y le ofreciese in cie n so d i g n o de l , en olor de s ua v id a d .NOTA.

" Habla aqu el Eclesistico del sacerdote A aron; pero el sacerdocio de Aaron solo fu figura del sacer docio de Cristo, en el cual se cumpli literalmente lo que aqu se d ic e , que durar tanto como el cielo; porque el sacerdocio legal ha mucho tiempo que qued derogado. REFLEXIONES. No se ha encontrado hombre alguno semejante l cu la observancia de la ley del Altsimo; por eso le hizo Dios crecei en medio de su pueblo. O h, y qu corto es el nm ero de los fieles siervos de Dios! Hagamos juicio de esto por el nmero de los que observan su ley con ferv o r, con puntualidad y con zelo. Es por ventura

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en estos tiempos la santa ley de Dios aquella regla por donde gobiernan sus costumbres y su conducta todos los que se llaman fieles? cuntos miran esta divina ley poco menos que como una ley puramente penal, que precisamente se observa por un temor servil, y frecuentemente Se atropella sin remordimiento? La observancia de la ley divina camina siempre al mismo paso del lugar que ocupa la religin en el corazon de los fieles. Si se tiene mucha religin, se observa la ley con fidelidad y con exactitud; pero, luego que se co mienza ser poco cristiano, se pasa por encima de ella con facilidad. Si queremos hacer juicio seguro de la religin que ten em o s, hagmosle por a fidelidad, por el ardor y por la puntualidad con que guardamos sus preceptos. Nuestros dogmas no son puramente especulativos; la fe de los cristianos es prctica, arre gla las costum bres y alumbra el entendimiento. Los demonios creen, pero con una fe enteramente terica. Es necesario creer para ser salvos, pero desdichado de aquel que tiene fe y no tiene obras. Es necesario creer; pero es preciso vivir conforme 16 que se cree. Qu lugar ocupa h o y e n el mundo la religin? El mismo que ocupa 1&ley de Dios: si esta ley cede al in te r s, la am bicin, las pasiones y las impas mximas del mundo, qu caudal hemos de hacer de la religin que profesamos? Recorramos con atencin todas las condiciones, todos los estados, todas las edades: logra siempre la primaca esta divina ley? Concurre m uchas yeces con las leyes de las pasiones y del amor propio. Ella prohbe aquello mismo que persuade el am or de los deleites; ella condena lo que el mundo apetece, lo que el mal ejemplo autoriza, la que los disolutos aclaman, y lo que las almas estraga< das siguen, anhelan y solicitan. A. favor de cul de estas dos partes se pronuncia la sentencia en aquellos tribunales donde preside la pasin? De aqu naco

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aquella general relajacin de la moral; de aqu, aquella universal corruptela de costum bres; de aqu, aquella preferencia del espritu del mundo sbrelas mximas del Evangelio; de aqu, aquella falta de sumisin las decisiones dla Iglesia; y de aqu, en fin, aquel corto nmero de los escogidos. Pero este desorden de cos tumbres , esta escandalosa injusticia de juicio y do conducta, reinar por ventura solamente entre las gentes del m undo? O h, y qu extraa seria la abo minacin de la desolacin en el lugar santo, si el es tado eclesistico y el religioso fueran impenetrables al espritu del m u n d o , si el sagrado de la fe y de la inocencia no se viese profanado por la corrupcin ! E l evangelio es del capitulo 25 de san Mateo.Tn illo tempore, dixit Jesus discipulis suis parabolam hanc: Homo quidam peregr prociscens , vocavit servos su os, et tradidit illis bona sua. F.t iini dedit quinqu talenta, alii autem d o, alii vero unum , unicuique secundm propriam virtutem , et profectus est statini. Abiit autem qui quinqu taleuta acceperat, et operatus est in eis , et lucratus est alia quinqu. Similiter, et qui do acceperat, lucratus est alia do. Qui autem unum accepev a t, abiens fodit in terram , et abscondit peouniam doniini sui. Post mullm vero temporis \en it dominus servorum illorum , et posuit ralionem cum cis. Et accedens qui quinqu talenta acceperat, obtulit ei

E n a q u e l t ie m p o , dijo J e s u s a sus discpulo s esta p arb o la : Un h o m b r e , q u e debia ir m u y lejos de su p a s, lla m sus c r i a d o s , y les e n tr e g s u s b i e nes. Y uno di cin co talentos, otro d o s , y otro u n o , cada cual s e g n sus fuerzas, y se p ar ti al p u n t o . F u , p u e s , el q u e h ab ia recibido los cin co talentos co m erciar con e llo s, y gan otros cinco : i g u a l m e n t e el q u e habia recibido dos g a n o tro s d o s ; p ero el q u e h ab ia r e c ib id o u n o ', hizo un h o y o en la t ie r ra , y escondi el dinero d e su s e o r . Mas despues de m u c h o tie m p o v in o el seor de a q u e llos criad os, les t o m c u e n t a s; y lle g a n d o el q u e h ab ia rec ib id o .c in co t a le n to s , le ofreci otros cin co , diciendo : Se o r,

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ia quinqu talenta, d icens: D om ine, quinqu lalenla tradidisti milii ; ecce alia quinqu superlucralus sum. A il illi dominus eju s: Euge , serve bone et fulelis, quia super pauca fu isi li.lelis , supr multa te constiluam; intra in gatidium domini tui. Accessit autem et qui do talenta acceperat, et a i t : Domine, duo talenta tradidisti m ilii; ecce alia duo lu cratus sum. Ait illi dominus ejus : Euge, serve bonc et fid elis, quia super pauca fuisti fidelis , super multa te constituam; intra in gaudium domini tui.

c in co talentos m e e n t r e g a s t e , h a q u otros cin co q u e lie g a nado. D jo le su se o r : Bien e s t , siervo b u e n o y i e l ; p or q u e has sido iel en lo poco , te dar el c u id a d o de lo m u c h o ; entra en el g o z o de tu seor. L l e g tam b i n el q u e habia r e cibid o dos t a l e n t o s , y dijo : S e o r, dos talen to s m e entregaste, h aq u otros dos m a s q u e he g r a n je a d o . Djole s u seor : Bien e s t , sier vo b u e n o y (iel; p o r q u e has sid o fiel en lo p o c o , te dar el cuidado de lo m u ch o ; entra en el g o z o de tu seor.

MEDITACION.DE LA DICHA QUE TENEMOS EN SER CRISTIANOS.

PUNTO PRIMERO. Considera que la mayor dicha que podemos tener en este mundo es ser cristianos. Nacimiento ilustre, familia distinguida, alianzas honrosas, puestos eleva dos, fortuna brillante , ttulos antiguos, empleos lus trosos, nombres m agnficos; no me diris de qu podris servir un pobre infiel por toda la eternidad? Los Alejandros y los Csares estn hoy confundidos con los mas viles esclavos de su misma religin. Re volved sus cenizas, buscad entre ellas alguna distin cin, pues las mismas encontraris en sus personas. Buen Dios, y qu pequetos son en su muerte los mayores hombres si tienen la desgracia de no morir cristianos 1 Lleno est el infierno de esos dichosos del

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siglo - de esos dioses de la fbula; y cierto que all ser muy respetable el ttulo de haber sido un semi dis en la tierra ! Solo el nombre de cristiano es ttulo de mucho honor en una y en otra v id a; es un carcter indeleble, que por s snlo funda en los prvulos legmo derecho ia eterna bienaventuranza. Aunque se hayan posedo lodos los ttulos de nobleza, de pree minencia y de grandeza que son imaginables, si falta el de cristiano, todos los dems se desvanecen como humo. Aunque uno hubiese.sido el principe mas po deroso del m undo, ser sumamente infeliz por toda la eternidad si no es cristiano. La verdadera y nica bienaventuranza, dice Jesucristo, es conocerte t, Padre E terno, y conocer tu nico Hijo Jesucristo, que enviaste la tierra. Esta fe y este conocimiento es la religin de los cristianos. De todo esto podemos com prender, en lo posible, el precio, la dignidad, el valor y el mrito del santo bautism o, y la excelencia que comunica el augusto nombre de cristiano. Siendo concebidos en pecado, nacemos todos esclavos del demonio, hijos de maldicin y de ira. El bautismo es una regeneracin, un segundo nacimiento por el cual gozamos la preciosa libertad de hijos de Dios, adqui rimos derecho la herencia eterna, somos pueblo de D ios, herm anos, por decirlo a s , de Jesucristo, sus coherederos, miembros de su cuerpo m stico, que es la Iglesia. Comprende a h o ra , si puedes, qu dicha es haber recibido el bautismo. PUNTO SEGUNDO. Considera las infinitas ventajas que trae consigo el augusto nombre de cristiano. Represntate los infini tos mritos de la vida, pasin y m uerte de Jesucristo, el infinito precio y valor de los santos sacramentos; los incomprensibles gozos de la celestial Jerusalen; el

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valor sin medida de la gracia del Salvador; las ines timables utilidades de la comunion de los santos; la indecible dignidad de nuestra religin; y en fin, la di cha de la eterna bienaventuranza. Por el santo baulismo,por el ttulo d cristianos, adquirimos derecho todos estos tesoros, nos enriquecemos con todos estos bienes, y podemos aspirar ser ciudadanos de Ja patria celestial. Oh gran Dios, y qu elevado con- cepto haremos de esta dicha por toda la eternidad!! qu idea no tendrem os del santo bautism o! y culj er nuestro reconocimiento por tan inexplicable be-S neicio! Trocaremos entonces, confundiremos el nombre de cristiano con el de hom bre de distincin, hom bre poderoso, hom bre de ingenio, hombre de mundo? Y si por toda la eternidad solamente hemos de hacer aprecio del ttulo de cristianos; si este solo nom bre ha de ser el objeto de nuestro eterno recono cimiento, qu razn habr para que no pensemos y no discurramos ahora de la misma m anera? Cosa ex traa ! Vive y m uere un cristiano sin haber quiz dado jams gracias Dios por tan insigne favor, y acaso sin haber nunca estimado como tal la gracia de ser cristia no. Hcese tanta estim acin de haber nacido grande, de haber nacido p rn cip e, de haber nacido soberano. Aprciase tanto el ser de familia ilu stre , de casa opu lenta y poderosa; pero quin hace una santa vanidad de haber nacido de padres cristianos, y de haber sido reengendrado en las saludables aguas del bautismo? cuntas veces se han dado gracias Dios por tan gran beneficio ? Glorimonos de un vano titulo de nobleza; pero dnde hay nobleza comparable con la de ser hijos de Dios, tener derecho al paraso, y ser miem bros de la verdadera Iglesia? Somos ingratos porque estimamos poco este fa v o r; y le estimamos poco por^ que tenemos poca fe , porque nuestras costumbres t .

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nuestra conducta desacreditan nuestra religin y la santidad del cristianismo. Conozco, Seor, la irregularidad y la impiedad de mi conducta; pero coniado en vuestra divina gracia, espero reparar mi pasada ingratitud con mi enmienda Ifutura. JACULATORIAS. T m s sum ego, salvurn me fac. Salm. 118. Soy, Seor, vuestro hijo y vuestro siervo por el bautis m o; no permitis que se pierda vuestro siervo y vuestro hijo. Eme est vita esterna: ut cognoscant te solum Deum. verum ,etquem misisti Jesum Christum. Joan. 17. La nica vida eterna es conocerte ti solo Dios ver dadero, y al que enviaste Jesucristo. PROPOSITOS. 1. No hay dignidad comparable con la de cristiano: todo ttulo de nobleza, todo dictado honorfico, toda dignidad de la tierra, todo nombre cede al augusto epteto de cristiano, y al respetable carcter que re cibimos en el santo bautismo. Muchos prncipes y princesas nunca se gloriaban de otra cualidad : Soy cristiano, soy cristiana, se les oia repetir muchas ve ces : estos son los ttulos de mi nobleza. San Luis, rey de Francia, se firmaba Luis de Poissy, porque cu Poissy habia sido bautizado. Yo soy cristiana, respon dan los tiranos aquellas ilustres m rtires, que en nada apreciaban ser princesas. Es cierto que esta au gusta dignidad no se ha envilecido; pues de dnde nacer que no nos honremos tanto con ella? De que somos poco cristianos. Es uno grande en el m undo, es noble, es caballero, es rico, y luego hace vanidad

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de serlo; pero el dia de hoy se hace tanta de ser uno cristiano? Sin duda que esto debe de ser, porque se conoce muy bien quela conducta desmentira las pala bras y la profesin. Toma una fuerte resolucin para que de hoy en adelante sea muy diferente de la que has tenido" hasta ahora : todos los dias por la maana y por la noche has de dar gracias Dios por la insigne dicha de ser catlico cristiano, glorindote de serlo, cleparecerlo y de confesarlo. Cuando alaben en tu pre sencia tu casa, tu familia, tu distincin, tu empleo, tu m inisterio, di con resolucin que no aprecias otro carcter ni otra dignidad que la de cristiano. 2. Ten presente el dia en que fuiste bautizado, y ce lebra todos los aos este dichoso dia con alguna fiesta particular. Confisate y comulga en l, dando gracias al Seor por tan gran beneficio. Manda celebrar algu na misa al mismo fin, y convida con algunas limosnas los pobres para que junten sus gracias con las tuyas. Renueva en l lo que prometiste Dios en el bautismo, y profesa particular devocion al santo santa de tu nombre.

DIA SEGUNDO.IA FIESTA DE LOS SANTOS ANGELES DE LA GUARDA. No parece hay fiesta alguna que mas interese cada uno de los fieles en particular, que la fiesta del santo Angel de la-guarda. La santidad de la persona, su ex celencia , su valimiento con Dios, y su ministerio ; los importantes servicios que nos hace, los que nos ha hecho, los que nos puede hacer; en una palabra, la justicia, la obligacin, el inters, la religin, el agra-

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AO CRISTIANO,

de serlo; pero el dia de hoy se hace tanta de ser uno cristiano? Sin duda que esto debe de ser, porque se conoce muy bien quela conducta desmentira las pala bras y la profesin. Toma una fuerte resolucin para que de hoy en adelante sea muy diferente de la que has tenido" hasta ahora : todos los dias por la maana y por la noche has de dar gracias Dios por la insigne dicha de ser catlico cristiano, glorindote de serlo, cleparecerlo y de confesarlo. Cuando alaben en tu pre sencia tu casa, tu familia, tu distincin, tu empleo, tu m inisterio, di con resolucin que no aprecias otro carcter ni otra dignidad que la de cristiano. 2. Ten presente el dia en que fuiste bautizado, y ce lebra todos los aos este dichoso dia con alguna fiesta particular. Confisate y comulga en l, dando gracias al Seor por tan gran beneficio. Manda celebrar algu na misa al mismo fin, y convida con algunas limosnas los pobres para que junten sus gracias con las tuyas. Renueva en l lo que prometiste Dios en el bautismo, y profesa particular devocion al santo santa de tu nombre.

DIA SEGUNDO.LA. FIESTA DE LOS SANTOS ANGELES DE LA GUARDA. No parece hay fiesta alguna que mas interese cada uno de los fieles en particular, que la fiesta del sanio Angel de la-guarda. La santidad de la persona, su ex celencia , su valimiento con Dios, y su ministerio ; los importantes servicios que nos hace, los que nos ha hecho, los que nos puede hacer; en una palabra, la justicia, la obligacin, el inters, la religin, el agra-

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decimiento, todo, dice san Bernardo, exige de todos los fieles un tributo anual de homenaje, de alabanzas y de solemnidad. Este es el objeto que tuvo presente la Iglesia, gobernada siempre por el Espritu Santo, y siempre atenta al bien espiritual de sus hijos en la institucin de esta festividad. Celebrbala ya muchos siglos ha con gran devocion la santa iglesia de Tole do ; y es verismil que de ella la recibi la iglesia de Rodas en Roverga, por el zeloy por la devocion del santo obispo Francisco Destain, que vivia en tiempo de Luis XII y de Francisco 1; tambin se deriv de Es paa los Pases Bajos, cuyas iglesias, segn consta, la celebraban todas el dia primero de marzo. Sin em bargo la devocion los santos Angelas de la guarda era ya muy antigua en Francia, puesto que san Luis mand edificar en su honor una capilla dentro de la catedral de Nuestra Seora de Chartres; y mucho antes deldcimosexto siglo se encuentran altares dedicados lossantos'Angelesen Clermont deA uverniavenotras partes. Celebrbase esta fiesta en Crdoba de Espaa, el dia 10 de m arzo; y el dia 10 de mayo en Siria, hasta que el papa Paulo V la fij al primer dia libre despues de la fiesta de san Miguel, que es el segundo de octubre. El archiduque Ferdinando de Austria, que fu despues emperador, movido de su particular de vocion al santo Angel de la guarda, suplic instante m ente al papa que hiciese general esta fiesta en toda la Iglesia; y as lo hizo su Santidad, por satisfacer tan piadosos deseos, expidiendo una bula este fin^ que encendi y aviv mas la devocion de los fieles. Pero la institucin de la fiesta no fu institucin del culto, ni de la devocion los santos angeles; esta y aqfuel eran tan antiguos como la Iglesia misma. Cuando Jesucristo ense los Heles que cada uno en particular tenia un ngel destinado a la custodia de su persona, al mismo tiempo les ense tambin

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el culto, el respeto, la confianza y el amor que pedia de elios el reconocimiento tan religioso ministerio. Aun dentro de la sinagoga era ya conocido el culto e los ngeles en general; peroeJ del Angel custodio en particular parece que no naci hasta que naci la Iglesia, y por lo que dicen los santos padres se conoce lo familiar que era todos los fieles la devocion con el santo Angel de la guarda, ya desde aquellos pri meros tiempos. Si en los cuatro cinco primeros si glos no se edificaron templos en reverencia de los Angeles de la guarda, fu precisamente por no dar ocasion los gentiles para creer que los cristianos tributaban adoracion los genios, como los adoraban ellos. Pero luego que la Iglesia no tuvo ya que tem er ias calumnias de los paganos, y cuando logr entera libertad para instruir los fieles, no se qued encer rada dentro del corazon la devocion los Angeles de Ja guarda. En todas partes se les edificaron templos, seles erigieron altares, seles solemnizaron fiestas, y se experim entaron cada dia los provechos de esta tilsima devocion. Debemos confesar, dice san Jernimo, que ninguna cosa contribuye tanto form ar un elevado concepto de la dignidad de nuestra alm a, como lo que Dios hizo por ella, y singularmente el haber destinado cada una un ngel custodio desde el mismo dia de su nacim iento: Magna dignitas animarum, ut unaquceque ab orlu nativitatis habeat in custodiam sui angelum delegfilum. llcese juicio de lo que se estiman las co sas por el cuidado que se tiene de ellas. Es verdad qu basta la sangre de Jesucristo para darnos una justa idea de lo que vale nuestra alma. Este infinita precio de una redencin sobreabundante llena de ad m iracin, deja estticas y suspensas ias celestiales inteligencias, de modo que no puedan menos de am ar, dice san Bernardo, y aun de respetar aquellos

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por cavo rescate entreg Dios su unignito Hijo : Jpsi nos, guia nos Christus amavit (Serm. de S. Mich.). Entre todas las obras de la omnipotencia bien se puede decir que ninguna cost tanto Dios como el hombre; por lo que no es de adm irar'cuidase tan par ticularmente de esta su o b ra , que destinase un ngel para su custodia. El Seor, dice el Profeta, adems de la providencia general, que se extiende todas las criaturas, te en treg al cuidado de sus ngeles, para que le guarda sen, y te hiciesen siempre compaa en todos tus caminos : Angelis suis mandavit de te , ut qustodiant te in mnibus viis luis (Salmo 90). Hay muchos cami nos escabrosos, sendas arduas y peligrosas, dice san Bernardo : Multa; sunt vive, et genera multa viarum. Tropizase en ellos con muchos malos pasos; nacen los peligros, por decirlo as, con nosotros mismos : todo es precipicios, todo despeaderos en esta car rera. Desde la cuna nos arma lazos el demonio. A cuntos peligros est expuesto un nio antes que se desenvuelva el uso de la razn ? No basta toda la ter nura de sus padres; es muy corta, es muy limitada toda la vigilancia del ama mas cuidadosa para preve nirlos todos. Pues qu hace el Seor? Encarga uno de sus espritus celestiales que cuide de aquel nio desde el primer instante de su nacimiento. Este ngel tutelar, quien llama Angel custodio la Iglesia, vela perpetuam ente en desviar de aquella tierna criatura todo lo que le puede perjudicar, y en desvanecer los perniciosos intentos de los espritus m alignos, siem pre inclinados hacernos mal. De cuntos funestos accidentes somos preservados por la asistencia de nuestros Angeles en aquellos primeros aos de la ni ez ? Ellos son, dice san Hilario, los que conjuran los maleficios ; ellos, dice san Bernardo, los que preser10

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van los nios de mil peligros, y los quo los detien en en sus cadas. Siendo tan grandes los beneficios que recibimos de los Angeles de la guarda en los diferentes acasos d la vida, cuntas obligaciones les debemos por los auxilios que nos prestan en todo lo que toca al ne gocio de la salvacin? Conociendo el Seor, dice san Gregorio Niseno, la perversa intencion,de los espritus malignos, que quisieran hacer que ningn hombre ocupase las filas que ellos perdieron en el cielo; y sabiendo muy bien nuestra ignorancia y nuestra fla queza despues del prim er pecado, quiso darnos cada uno de nosotros un ngel tutelar, que hiciese intiles todos los artificios de este enemigo de la salvacin : E coelo nobis Christus ngelos institutores prcefec; ejusmodi scilicet, qui injuria; dcpmonum suv.m robur apponant (In Matth. 18'. Concedironsenos, dice san Hilario, estos ngeles tutelares, para que nos guiasen en el camino de la salvacin : Hi spiritus ad salutem humani generismissisunt; porque seria muy dificultoso n nuestra hum ana flaqueza evitar todos los artificios de este temible enemigo : eque enim infirmitas nostra, nisi datis ad custodiam angelis, tot tantisque spiritualium nequitiis obsisteret (In Ps. 134). Pero los buenos ngeles no solo hacen intiles los esfuerzos de los ngeles m alignos, no solo nos libran de mil peli gros, sino que insensiblemente nos desvian de m u chas ocasiones en que segn nuestra actual constitu cin preveen que infalible y funestamente caeramos. A los santos ngeles debemos, despues de Dios, di cen los padres, la m ayor parte de los,buenos pensa m ientos, y tantas saludables reflexiones, que con tribuyeron nuestra conversin. Aquellos auxilios imprevistos del cielo en accidentes tan peligrosos, aquellos milagros de la divina Providencia tan

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dichosos como no esperados, efecto s o n , por lo com un, de la proteccin de los ngeles de la guarda. jQu am or, qu veneracin, qu agradecimiento les debemos! M ira, Moiss, le dice Dios, yo voy enviar un n gel mi que vaya delante de ti, que te sirva de guia en el cam ino, te conduzca la tierra que te tengo pro metida : Ecce ego mittani angelum meum, qui prcecedat te (Exod. 23). Resptale, oye su voz, gurdate bien de despreciarle; esto es, segn la versiorfpAe los Setenta, s dcil sus consejos, y haz todo lo que l te previ niere : Observa et audi vocem ejus; porque has de te ner entendido que todo lo que dijere y obrare lo hace en mi n o m b re: Es i nomen meum in illo. Si dieres crdito sus palabras haciendo lo que te m ando, quod si audieris vocem ejus, ser enemigo de tus ene migos , y afligir yo los que te afligieren t : Intmicus ero inimicis tuis, et ajfligam ajfligenteste. Mi n gel caminar continuamente delante de t, y te har en tra ren la tierra prometida. En este misterio del n gel tutelar de los Israelitas se cifra la instruccin, la comision y la diputacin de nuestros ngeles de la guarda. Tambin son figura bien expresa de los oficios que hacen cada dia con nosotros los que hizo con Tobas el ngel san Rafael. No hubo discpulo mas dcil ni mas agradecido su ayo, que el joven Tobas : Padre m i , con qu cosa digna podremos agradecer este fiel conductor y este buen amigo tanto como le debemos? Qu expresin le podemos hacer, que sea correspondiente tantos beneficios como hemos recibido de su m ano? Quam mercedem dabimus ei? aut quid dignum poterit esse benefics suis (Tob. 12.)? l me sac, y me volvi sano y ro busto tu casa : Me duxit et reduxil sanum; librn dome de mil peligros en el viaje. El camino era largo

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y penoso: podia perderme cada paso, y muchas ve" ces corri peligro mi vida. Si me veo restituido la casa de mi padre con tanta felicidad, despues de Dios, se lo debo este amable conductor; pero no pa? raron aqu sus beneficios : l mismo en persona fu recibir el dinero de Gabelo : l me consigui la mu jer con quien me cas : l lanz de ella el dem onio, que tanto tiempo habia la estaba atormentando, cuyo lastimoso accidente tenia toda la casa en un continuo llanto y en u i^ e rp e tu o luto, llenando con tantos be neficios de alegra su pobre padre y su afligida ma dre : l m e libr m de aquel formidable pez que me iba ya tragar : l te hizo ver t la luz del cielo; y en una palabra, por l estamos llenos de b ien es: Me ipsum devoratione piscis eripuit; te quoque videre fecit lumen cali, etbonis mnibus per eum repleti sumus. Quin no descubre en esta misteriosa m enudencia, y en toda la serie de esta dulcsima historia los minis terios, los im portantes servicios que recibimos de nuestros ngeles de la guarda por todo el curso de nuestra peregrinacin en esta vida? Peligros des viados ; funestos acasos prevenidos ; malicica del de monio descubierta y confundida; negocios de impor tancia term inados con felicidad; dichosos sucesos en las empresas mas arduas, y en los proyectos mas es pinosos \ esta es, en resum en, una parte de lo mucho que debemos los ngeles custodios. Quid illi ad liceo poterimus dignum dar ? Pues qu le podremos dar, que sea correspondiente tanto como le debem os, los beneficios de que nos ha colmado, los servicios que nos ha hecho, y los. muchos que debemos espe rar nos haga todava? Ya nos lo ensea san Bernardo cu an d o , habiendo admirado la inefable bondad de nuestro Dios en la designacin de los ngeles tutelares, exclama : Mira dignatio et ver magna dilectio charitatis! (In Ps. Qui

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habitat.) Oh caridad! oh exceso de am or I oh bon dad verdaderamente incomprensible! Pues logramos la dicha de estar continuam ente bajo la tutela de aquellos espritus bienaventurados, de tener insepa rablemente uno de ellos nuestro lado, de merecerle por guia durante el curso de nuestra vida : Quantam Ubi debet hcc verbum inferre reverentiam, afferre devotionem, conferre fiduciam! Qu veneracin, qu res peto, qu devocion, qu confianza debe inspirarte esta amable, esta dulce verdad! Reverentiafn pro prce* senta. Su presencia te debe infundir respecto. Cmc me atrever hacer delante de l lo que no me atre-' vera presencia del mas vil hombre del mundo? Tu ne audeas, illo pmsente, quod, vidente me, non auderes? Si la presencia de los grandes del mundo contiene los mas rsticos y los mas descompuestos, qu compostura no debe in tundir en mi corazon y en mi alma la continua presencia de aquel quien el Salva dor del mundo declar por mayor y mas respetable que todos los grandes de la tierra V Devotionem pro benevolentia. Su benevolencia to debe inspirar devocion, prosigue el mismo padre. Cunto cuida de nosotros nuestro buen ngel? qu oficios no nos hace? qu servicios no ejecuta con nosotros en este destierro? Presrvanos de mil peli gros; lbranos de mil males; solictanos todo gnero de bienes; presenta nuestras oraciones al Seor; consguenos mil beneficios y mil gracias; defindenos de toda suerte de enemigos; llvanos, por decirlo as, en palm ita^; estorba nuestras cadas espiritua les y corporales; y cuando pesar de sus desvelos caemos en pecado*, nos ayuda levantar, siempre est viendo Dios, y nunca nos pierde nosotros de vista : lleno de Dios, ocupado en Dios, no est me nos ocupado en nosotros, ni menos atento todo lo que nos concierne; observa y gua todos nuestros2.

30 p a so s;

AO CRISTIANO,

enderzanos cuando nos descaminamos; alm branos en nuestras d u d a s; determ nanos en nuestras perplejidades; y despues de habernos conducido tan constantemente durante el curso de la vida, cunto nos ayuda, cunto nos asiste en la hora de la muerte? Qvidadk(ecpoierimusdiff?iumdare?Qa reconocimien to ledebemos por tan prodigioso nm ero de beneficios? Su custodia te debe inspirar confianza: Fiduciam pro custodia. Todos estos beneficios son ciertamente la prueba riifs segura de su buena voluntad; y si la buena voluntad, junta con el poder, es o quem as alienta la confianza, cunta debemos tener en nues tro santo Angel custodio! Hubo nunca buena volun tad mas descubierta, ni valimiento mas eficaz ni mas seguro? hubo bondad ni inclinacin favorecernos mejor manifestada? Lo que hasta aqu ha hecho por nosotros es el mejor fiador de lo que est pronto hacer. Atento todas nuestras-necesidades, expedito para socorrernos, y encargado por oficio de gobernar en todo; cmo puede dejar de estim ar nuestra con fianza , ni cmo puede negarnos su proteccin siem pre que le hayamos m enester? Debemos, pues, nuestros ngeles estas tres cosas: honor y respeto, porque estamos en su presencia; am or y devocion, porque nos aman con te rn u ra ; recurso y confianza, porque son mas zelosos de nuestro bien y de nuestra salvacin, que nosotros mismos. Affeduos diligamus angelas, exclama san Bernar do. Amemos, pues, tiernam ente nuestros ngeles por moradores de la patria celestial, de la cual tam bin esperamos ser nosotros algn dia coherederos y conciudadanos, tanquam futuros allqumido cohceredes noslros; y por ser ayos y tutores nuestros destinados por el Padre de las misericordias para asistirnos y para gobernarnos : Jnlerim vero adores Valores l'a* treposilost eprceposilos nobis. Qu podemos temer

o c t u b u ;:. d a i i .

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con tales protectores y con tales guias? Quid sub tantis custodibus tinieamus? No hay que tem er, ni que nuestros enemigos los venzan, ni que sus artifi cios los engaen, ni que nos descaminen por no saber guiarnos : Nec superar i , nec seduci, vii?ius aulemse ducere possunt qui custodiunt nos in mnibus viis nos* tris. Son nuestros amigos fieles, nuestros guias se guros, nuestros poderosos protectores; qu tenemos, pues, que temblar? Fideles sunt, prudentes su n t, po tentes sunt, cur trepidamus ? Nada hay que hacer de nuestra parte sino ser dciles sus inspiraciones, puntuales en obedecer, ieles en servirlos, y prontos a sus piadosas inspiraciones, impulsos y llamamien tos : Tantm sequamur eos, adhcereanms eis. Seguros podemos vivir de que estamos debajo de la proteccin de Dios, mientras estamos bajo la tutela de nuestro ngel de la guarda : E t in protectione Dei coeli com~ moremur. En fin, aade san Bernardo, siempre que nos combata alguna violenta tentacin, siempre que nos hallemos en ocasiones peligrosas, siempre que nos sucedan molestos accidentes, siempre que se nos ofrezcan dudas y perplejidades, siempre que est turbado el corazon, y est el alma afligida, cuando se ofrezca algn negocio, algn viaje donde haya que tem er dificultades, riesgos y peligros, invoquemos con fervor y con toda confianza nuestro ngel de la guarda. Si queremos granjearnos la benevolencia tle aquellas personas de quienes tenemos necesidad, imploremos el fervor de sus ngeles custodios, por que ninguno como ellos podr inclinar su nimo nosotros. No hay santo en e cielo que no tuviese sin gular devocion su ngel custodio. Cada reino, cada regin, cada ciudad, dice santo Toms, tiene su ngel tutelar. En las iglesias donde hay Sacramento asiste innumerable m ultitud de estos espritus celes-

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AO CRISTIANO,

tiales, que continuamente estn haciendo corte su soberano dueo realmente presente en la'Eucaristia. Oh, y cuntos asisten, dice el mismo padre, al santo sacrificio de la misa mientras esta se celebra! Todos ellos son dignos de nuestro culto, y cada uno nos alcanzar una devocion mas respetuosa y mas tierna como se lo pidamos. Acordmonos en fin que en todas partes encontramos santos ngeles, prontos asistirnos en todas nuestras necesidades. Ellos nos aman como herm anos, dice san A gustn: Ipsi sunt fratres nostri, qui vlele nos diligunt : en todo nos ensean, y en todo nos asisten : nos ubique instruunt, in cunctis nos protegunt; y estn como con una santa impaciencia por vernos ocupar en el cielo aquellas sillas de que se hicieron indignos los ngeles rebel des : Sedes paradisi per nos repleri exspectantes. Acu dam os, p u es, nuestro ngel de la guarda, con cluye san Bernardo, en todas las tentaciones, en todos los peligros, en todas las adversidades, en todos los negocios espinosos, en todas nuestras du das, en todas nuestras em presas; imploremos su proteccin, pidmosle qub nos alum bre, que nos aliente, que nos asista, y digmosle en todas ocasio nes en que corremos algn peligro : Seor, slvanos, que perecemos. Quotiescumque ergo gravissima cernitur urgere tentatio , et tribulatio vehemens imminere, invoca custodem tuum, doctorem tuum, adjutorem iuum in opportunitatibus, in tribuatione : inclcma eum, et dic : Domine, salva nos, perimus. MARTIROLOGIO ROMANO. La fiesta de los santos Angeles de la Guarda. EnNicomedia, san Eleuterio, soldado y m rtir con otros innumerables, los cuales, por haber consumido el fuego el palacio imperial de Diocleciano, fueron

0CTBHE. DIA I ! .

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falsamente acusados de ser los autores del crim en, y fueron muertos montones segn las rdenesde aquel brbaro emperador. Unos fueron decapitados, otros quemados y otros arrojados la mar. Entre ellos Eleuterio, habiendo sido largo tiempo atormentado y saliendo mas vigoroso de cada torm ento, acab el martirio que le di la corona, puesto la prueba del fuego como se hace con el oro. En tierra de Arras, el martirio de san Legero, obis po deA utun, quien Ebroino, alcalde de casa y corte de Thierry, hizo perecer, despues de haberle hecho sufrir diferentes baldones y suplicios por la verdad. En el mismo dra, san Guerino Gerino, hermano del mismo san Legero, que fu apedreado en el mismo lugar. En Antioquia, san Primo, san Cirilo y san Segn dino, m rtires. En Constantinopla , san Tefilo, m onje, que, ha biendo sido muy cruelmente azotado por Len el Isauro en defensa de las santas im genes, y enviadc un destierro, entreg su alma Dios. En Hereford de Inglaterra, santo Tom s, obispo y confesor. En Champaa, san Serino, confesor. En Yvelina entre Pars y Chartres, santa Scaribergs que supo santificarse ejemplarmente en el matrimo nio. En San Huberto de A rdenne, san B ergis, abad d dicho lugar. En Benevento, el martirio de san Modesto, dicono. Cerca del monte s'itria en Egipto, san Amon, anacoreta, casado y sin embargo virgen. En Lettir de Irlanda, san Otrain, confesor, hermano ' de san Medrain.

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AO CRISTIANO.

La misa es en honor del santo Angel de la Guarda, y la oracion la que sigue :D eus, qui ineffabili providentia snelos angelos tuos ad noslram cuslodiam miltere dignaris : largire supplicibus tu is, et eorum semper protectione defendi, ct seterna societate gaudere. Per Dominum noilvum ...

O D io s q u e c o n i n e f a b le p r o v id e n c ia te d i g n a s t e e n v i a r tus san to s A n g e l e s p a r a q u e nos g u a r d e n ; c o n c e d e nuestros h u m i ld e s r u e g o s q u e , despues d e de fend id os p or su c o n t i n u a p r o le c c i n en la t ie r ra , se a m o s p or t o d a la e t e rn id a d co m p a ero s s u y o s e n la g lo r i a , por nuestro S eo r...

i f |

I

La epstola es d el cap. 23 del Exodo.Hsec dicit Bominus Deus : Ecce ego mitiam angelum meum qui pracedat t e , et custodial iii v ia , et inlrodueat iu locura quem paravi. Observa eu m , et audi vocem eji^s , uec onlemnendum p u les: quia nou dimillet cui peccaveris , et est uomeu meiini in illo. Quod si audieris vocem eju s, et feceris omnia quae locjuor, inimicus ero inimicis t u is , et aflligani affligentes t e , pvajcedetqut: te augelus meus.

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Esto dice el S e o r : He a q u I q u e y o e n v i a r m i n g e l que | v a y a de lante d e t , y le gu ar d e | en el c a m i n o , y te in tr o d u z ca ea I el pas q u e y o h e p r e p a r a d o . Ve- | n r a l e , y e s c u c h a su v o z , y | m ira 11o le d e s p r e c i e s ; porque jf n o te perd onar si p e c a r e s , 1 y m i n o m b r e e s t en el. P e r o si j e s cu c h a r e s su v o z , hicieres | to d o lo q u e y o d i g o , ser ene1 m i g o de tus e n e m i g o s , y perse* 1 g u i i los q u e te p e r s ig u e n : y| m i n g e l c a m i n a r delante de.t. J1NOTA. i ^ '

El libro de donde se sac esta epstola se llama 1 Exodo, voz griega que significa salida; porque refiere i ; la salida de los Israelitas de Egipto, y la historia de

ciento y cuarenta aos que pasaron desde la muerte de Jos hasta la ereccin del tabernculo al pi del monte S n ai. REFLEXIONES. Yo te enviar m i ngel, que vaya delante de ti, que te. guarde en el camino, y te introduzca en la tierra que te tengo prevenida. El cuidado que tiene Dios de nosotros es una prueba muy clara de su bondad y de su infinita misericordia. Pero se podr imaginar ingratitud mas torpe ni mas escandalosa; podr darse prueba mas evidente de un perverso corazon, que no hacer re flexin estos paternales desvelos, esta eficaz aten cin, esta solicitud de cariosa m adre, que conti nuamente tiene Dios de nosotros? No contento con velar continuamente en nuestros intereses, nos seala un gobernador, un preceptor, un guia; y no como quiera, sino de su misma corte, de en medio de .sus mas insignes favorecidos va escoger y entresacar este sabio conductor y ayo de sus hijos. Siempre encarga este cuidado uno de sus mas nobles y mas estimados cortesanos, uno de aquellos prncipes de la corte celestial , que asisten de oficio delante de su trono. Oh, y qu amable es esta divina Providencia! Pero, y cmo la agradecemos nosotros, siendo as que nos preciamos de tan agradecidos los menores servicios que nos hagan nuestros amigos? Si estuviera en nuestra eleccin escoger un guia que noscondujeso por el escbroso,por el espinoso camino de esta vida, nos hubiera pasado por la imaginacin escoger un ngel para un ministerio tan im portante, pero al mismo tiempo tan inferior la elevada dignidad da aquellos ministros del Altisimo? Pero lo que nosotros no nos atreveramos pedir, lo que no osaramos si quiera imaginar sin temeridad y sin cierta especie de extravagancia, eso es lo que Dios nos concedi. Ape-

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ASO CRISTIANO.

as nacimos este mundo, y aun antes de ver la luz de el, tiene cada uno de nosotros un ngel encargado de gobernarnos, que cuida de desviar de nosotros todo lo que nos puede perjudicar en aquella edad en que somos incapaces de ayudarnos, en que, arrollada todava la razn, no se puede desenvolver para preve nir por si misma tantos peligros, tantos tropiezos y tantos lazos. No hay menos que tem er en lo restante de la v id a ; pero nuestro fiel guia, que todo lo prevee,, y es tan poderoso como despejado, no nos abandona un momento. Y cul es nuestra correspondencia tan sealado beneficio, ya sea respecto de Dios, ya .respecto de los santos ngeles ? Cuntos pasan la (vida sin haber hecho la menor expresin de agrade cim iento su fidelsimo guia ? Sindole deudores de infinitos beneficios, cuntos mueren sin haber hon rado, amado y dado gracias al ngel de su guarda? I Oh escandalosa ingratitud! torpe olvido! que debe deshacer y borrar un corazon verdaderamente cris tiano. E l evangelio es del cap. 18 de san Mateo.In illo tempore : ccesserunt discipuli ad Jesum , dicen les: Quis putas major est in regno coelorum ? Et advocans Jess parvulum, statuit eum in medio eorum , et d ix it: Amen dico vobis , nisi conversi fueritis , et efficiamini sicut parv u li, non intrabiis in regnum ccelorum. Quicumque ergo humiliaverit se sicut parvulus iste, hic est major in regno ccelo rum. Et qui suscepeiit unum parvulum talemi in. nomine

E n a q u e l t i e m p o : Se llegaron Jess los discpulos d i c ie n d o : Q u i n j u z g a s es el tnayov en el reino de los cie lo s ? Y llamando J e s u s a un nio , le puso en me dio d e e l l o s , y d i j o : E n ver dad os d ig o q u e , si no os trans formis , y hacis c o m o nios, no en traris en el reino de los cielos. P o r t a n t o , el q u e se hu m illare c m o este nio , ese ser m a y o r en. el reino de los cielos-; Y el q u e aco giese en mi nom-' b r e u n i u i q c o i q e s t e , w?

OCTUBRE. DIA II. m eo, me susclpit. Qui amem scandalizaverit unum de pusillis istis , qui in me credunt, expedit ei ut suspendatur mola asinaria in eolio eju s, et demergaltir in profimdum maris. Vae mundo scandalis. N ecesseest enim ut veniant seandala, vercmtamen vas liomini illi, per quem scandalum venit. Si autem maniis tua , vel pes tuus seandalizat te , abscide eu m , et projice abs te : bonum tibi est ad vitam ingredi deble m , vel claudutn , qum duas m anus, vel dos pedes habentem inilti in ignem eternum. Et si oculus tuus seandalizat t e , erue eu m , et projice abs te : bonum tibi est cum uno oculo in vitam intrare, qum dos oculos liabentem mitti in gebennam ignis. Videte ne contemnaiis unum ex bis pusillis : dico enim vobis, qtiia angel eorum in coelis semper vident faciem Patris m ei, qui in coelis est.

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a c o g e m m ism o. P e r o el q u e escan dalizare uno de estos p e quefuelo s q u e creen en m , le seria m ejor q u e le c olgasen del c u e llo una piedra de m o lin o , y ser s u m e r g id o en el p r o f u n d o del m a r . A y del m u n dpoi o causa d e los escndalos! P o r q u e es cosa necesaria q u e h a y a e s c n d a lo s , p ero a y de a q u e l hotn b r e por c u y a c u lp a v ie n e el escn dalo. Si tu m a n o tu pi te escan daliza, c r ta le , y c h a le de t : m ejor te es entrar la vida d bil c o j o , q u e ser echado al f u e g o teniendo dos m a n o s dos p i s . Y si lu ojo te sir ve de e s c n d a l o , s c a te le , y c h a le de t : m e jo r te es en trar la v i da con un o joq u e ser echado , al fu ego del infierno teniendo do s ojos. G uardaos 110 d e spreciis a lg u n o de estos p e q u e n u e l o s ; p o r q u e os b a g o sab er que sus n g e le s en los cielos v e n s iem pre el rostro de mi P adre q u e est en ellos.

MEDITACION.) DE LA DEVOCION DEL SANTO NGEL DE LA GUARDA

PUNTO PRIMERO. Considera que, despues de la devocion Jesucristo nuestro Salvador y nuestro Dios, y la santsima Vir gen nuestra buena madre, nuestra devocion, nuestra veneracin y nuestra confianza se debe dirigir al santo 1 0. 3

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ASO CRISTIANO.

as nacimos este mundo, y aun antes de ver la luz de el, tiene cada uno de nosotros un ngel encargado de gobernarnos, que cuida de desviar de nosotros todo lo que nos puede perjudicar en aquella edad en que somos incapaces de ayudarnos, en que, arrollada todava la razn, no se puede desenvolver para preve nir por si misma tantos peligros, tantos tropiezos y tantos lazos. No hay menos que tem er en lo restante de la vida ; pero nuestro fiel guia, que todo lo prevee,, y es tan poderoso como despejado, no nos abandona un momento. Y cul es nuestra correspondencia tan sealado beneficio, ya sea respecto de Dios, ya .respecto de los santos ngeles ? Cuntos pasan la (vida sin haber hecho la menor expresin de agrade cim iento su fidelsimo guia ? Sindole deudores de infinitos beneficios, cuntos mueren sin haber hon rado, amado y dado gracias al ngel de su guarda? I Oh escandalosa ingratitud! torpe olvido! que debe deshacer y borrar un corazon verdaderamente cris tiano. E l evangelio es del cap. 18 de san Mateo.In illo tempore : Accesserunt discipuli ad Jesum , dicen les: Quis putas major est in regno coelorum ? Et advocans Jess parvulum, statuit eum in medio eorum , et d ix it: Amen dico vobis , nisi conversi fueritis , et efliciamini sicut parv u li, non inlrabiis in regnum ccelorum. Quicumque ergo liumiliaverit se sicut parvulus iste, hic est major n regno ccelo rum. Et qui suscepeiit unum parvulum talemi in. nomine

E n a q u e l t i e m p o : Se llegaron Jess los discpulos d i c ie n d o : Q u i n j u z g a s es el tnayov en el reino de los cie lo s ? Y llamando J e s u s a un nio , le puso en me dio d e e l l o s , y d i j o : E n ver dad os d ig o q u e , si no os trans formis , y hacis c o m o nios, 110 en traris en el reino de los cielos. P o r t a n t o , el q u e se hu m illare c m o este nio , ese ser m a y o r en. el reino de los cielos-; Y el q u e aco giese en mi nom-' b r e u n i u i q c o i q e s t e , w ?

OCTUBRE. DIA II.

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m eo, me susclpit. Qui amem a c o g e m m ism o. P e r o el q u e scandalizaverit unum de pusil- escan dalizare uno de estosp elis istis, qui in me credunt, quefuelo s q u e creen en m le , expedit ei ut suspendatur mola seria m ejor q u e le colgasen del asinaria in eolio eju s, et de- c u e llo una piedra de m o lin o , y mergatur in profundum maris. ser s u m e r g id o en el p r o f u n d o Vae mundo scandalis. N e- del m a r . A ydel m u n d o poi cesseest enim ut veniant sean- causa d e los escndalos! P o r q u e dala, vercmtamen vas liomini es cosa necesaria q u e h a y a e s illi, per quem scandalum venit. c n d a lo s , p ero a y de a q u e l hotn Si autem manus tua , vel pes b re por c u y a c u lp a v ie n e el estuus seandalizat te , abscide cn dalo. Si tu m a n o tu pi te eu m , et projice abs te : bonum escan daliza, c r ta le , y c h a le de tibi est ad vitam ingredi deb- t : m ejor te es entrar la vida le m , vel claudutn, qum duas d b il c o j o, q u e ser echado al m anus, vel dos pedes haben- f u e g o teniendo dos m a n o s dos tem milli iu ignem eternum. p i s . Y si lu ojo te sir ve de e s Et si oculus tuus seandalizat c n d a l o , s c a te le , y c h a le de t e , erue eu m , et projice abs t : m e jo r te es en trar la v i te : bonum tibi est cum uno da con un o joq u e ser echado , oculo in vitam intrare, qum al fu ego del iuQcruo teniendo dos oculos liabentem mitti in do s ojos. G uar d ao s 110 d e spregebennam ignis. Videte ne con- ciis a lg u n o de estos p e q u e n u e temnaiis unum ex bis pusillis: l o s ; p o r q u e os h a g o sab er que dico enim vobis, quia angeli sus n g e le s en los cielos v e n eorum in coelis semper vident siem pre el rostro de mi P adre faciem Patris m ei, qui in coelis q u e est en ellos. est.

MEDITACION.) DE LA DEVOCION DEL SANTO NGEL DE LA GUARDA

PUNTO PRIMERO. Considera que, despues de la devocion Jesucristo nuestro Salvador y nuestro Dios, y la santsima Vir gen nuestra buena madre, nuestra devocion, nuestra veneracin y nuestra confianza se debe dirigir al santo 1 0. 3

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AO CRISTIANO.

Angel de nuestra guarda. l es uno de aquellos espi* ritus bienaventurados que componen la corte del Al tsim o; l es uno de los prncipes de l celestial Jerusalen, dispensador dp la gracia del Todopoderoso, con quien tiene grande valim iento, particularm ente cuan do se interesa en la salvacin de aquella persona que se fi su cuidado, y de quien es ngel tutelar. Desde el mismo instante de nuestro nacimiento nos confi Dios esta celestial inteligencia, este su favorecido y este espritu bienaventurado. Con qu respeto debemos estar en su presen cia! qu te rn u ra , qu agradecimiento le debem os profesar, siendo un guia, un fiel compaero , q u e ni por un solo momento se aparta de nuestro la d o ! con qu docilidad debemos obedecer sus in sp iracio n es, y escuchar sus secretos, sus saludables c o n se jo s! cunta confianza debemos tener en l. La m ajestad de los reyes imprime tanto respeto, que sola su presencia contiene todos en su deber. E l menor del reino de los cielos, dice el Salvador, es mayor que el mas grande de la tierra. El inferior de lodos los ngeles del cielo es superior todos los mo narcas d la tierra. Con qu circunspeccin debemos estar vista de l ? Ah , cuntos y cuntas quiz no pensaron nunca que estaban la vista de su santo ngel! Perpetuam ente est junto m aquel espritu tan noble y tan puro ; testigo es de todas mis accio, nes ; no doy un solo paso sin que l me siga; y se 1 pasarn sem anas, m eses y acaso tambin aos sin ' pensar siquiera que ten g o mi lado mi santo ngel I No hay descuido mas im p o ; no hay olvido mas torpe. Un amigo de este c a r c te r, un protector de esta san tidad, de esta excelencia; y yo sin hacer mas caso de tan respetable com paa, que si jam s estuviera junto m. Mi Dios, cunto dolor nos causar algn dia esta falta de respeto I

OCTUBRE. DIA II.

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PUNTO SEGUNDO. Considera cunto nos empean en un vivo y conti nuo reconocimiento los importantes servicios que sin cesar nos est haciendo el santo Angel de nuestra guarda. Qu cuidado tiene de nosotros! qu buenos oficios no nos presta desde el mismo punto que na cemos ! de cuntos peligros nos defiende en la niez l de cuntos nos saca en la juventud! cuntos impor tantsimos obsequios le debemos en todo el curso de la vida! y cunto nos podr ayudar en la hora de la m u erte! Algn dia sabremos lo que debemos nes tro Angel de la guarda; pero qu sentimiento, qu dolor no haber advertido lo obligados que le estba mos, sino cuando ya no podemos darle ni la menor se al de nuestro agradecim iento! cunta ser nuestra am argura cuando, presentndonos ante el tribunal do Dios, al salir de esta miserable vida, veamos nuestro lado aquel bienaventurado espritu, aquel ngel tu te lar, que non o s abandon ni un solo momento, cuyos saludables avisos despreciamos, quien tantas veces contristamos con nuestros voluntarios descaminos, y cuya presencia nunca nos mereci el menor respeto! cunto ser el fu ro r, cunta la rabia, cunta la de sesperacin de los infelices condenados cuando se vean precisados separarse de sus santos ngeles por toda la eternidad! Prevengamos lo menos estos crueles, pero ya intiles remordimientos, y reparemos la pasada ingratitud con un reconocimiento continuo. Pues dia y noche est con nosotros el Angel de la guarda , no le perdamos de vista. Debemos profesar una puntual obediencia todas sus rdenes, una per fecta docilidad todos sus consejos, y una entera con fianza en su proteccin. Si tuviramos un amigo po deroso, despejado, tiel y zeloso de nuestros intereses,

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AO CRISTIANO.

dejaramos de recurrir l en todos nuestros traba jos, ni de consultarle en nuestras dudas? Sus conse jos serian leyes para nosotros, nos impondramos una como obligacin de venerarlos y de seguirlos, teniendo en eso particular complacencia. Trataramosle por ventura con menos confianza? Nuestro An gel de a guarda es ese fiel amigo, que posee ventajo samente todas esas prendas; pues de la misma manera nos debemos portar con l. Siempre que sentimos al gn m ovim iento, que nos inclina al b ie n , nos des va del mal, es una inspiracin que nos procura, es un buen consejo que nos da; y nosotros le despreciamos, y le posponemos las sugestiones del demonio,cuyo nico fin es hacernos compaeros de sus tormentos, haciendo que lo seamos de su sediciosa rebelin. Es tando encargado de nuestra conducta, solo, respira deseos de nuestra salvacin, solo est atento que venzamos al enemigo de ella, y empeado en que su peremos los estorbos que nos salen al encuentro para conseguirla. Con qu ardor, con qu confianza, con qu presteza debemos recurrir al Angel de la guarda en todas las tentaciones, en todos los peligros, en to dos los negocios importantes y dificultosos! Mi Dios, qu dolor,quconfusion esla mia cuando considero el poco caso que he hecho hasta aqu de un protector tan poderoso, de un amigo tan fiel, y de un guia quien debo infinitas obligaciones! Cuntas ve ces le falt al respeto en su presencia ! qu ingrato fui , todos sus beneficios! qu poco amor le he tenido! j jy qu poca confianza me ha merecido su asistencia! Ilaced, Seor, que esta humilde confesion, junta mi doloroso arrepentimiento me consiga el perdn do mis faltas, que voy reparar en los restante de mi vida.

OCTUBRE. DIA H.

U

JA C U LA T O R IA S.

In conspectu angelorum psallam tibi. Salm. 137. Nunca me olvidar, Seor, de cantar tus alabanzas en presencia del Angel de mi guarda. nenedictus Deus, qui misit angelum suum. Dan. 3. Bendito sea el Seor, que se dign darme un ngel para que cuidase de m.PRO PO SITO S.

1 . No basta conocer la dic^ia que tenemos en lograr un ngel custodio destinado por Dios para velar sobre nosotros y para dirigirnos. No basta estar bien persua didos de las muchas obligaciones que le debemos. Es menester manifestar en nuestro porte regular nuestro respeto, nuestro amor y nuestro agradecimiento. De be crecer cada dia nuestra devocion al paso que son mayores cada dia los beneficios de nuestro conductor. Ninguno se te pase sin honrarle con algn obsequio particular, acabando todos los dias las devociones de la maana y de la noche con esta oracion al Angel de la guarda : Angele Dei, qui cusios es mei, gratias ago tibi pro mnibus beneficiis mihi atecollatis. Me tibi commissum picate superna, hodie et quotidie iIlumina, custodi, rege et guberna: et in hora mortis mece ab hosle maligno me defende. Angel de Dios, destinado mi custodia, gracias te doy por todos los beneficios que he recibido de tu mano. Y pues la soberana piedad del Seor se ha dignado ponerme cargo tuyo, alm bra me, gurdam e, dirgeme y gobirname en este dia, yen todos los de mi vida, defendindome del maligno enemigo en la horade la muerte. Nunca dejes deconfesarle y com ulgaren la fiesta del Angel de la guarda.

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invcale continuam ente en todas tus necesidades. No emprendas cosa considerable sin implorar su asisten cia; y cuando hagas viaje, di al com enzar tu jornada la oracion que se reza hoy en la m isa. 2 . Aunque todos los dias debem os honrar nuestro santo Angel, y aun invocarle m uchas veces cada dia, hay uno en la semana consagrado particularm ente su culto, y este es el m artes. Revernciale singularmente en este d ia , y no dejes de rezarle en l h oracion si guiente : Ofidelissime comes Deo tuteles mece assignate; pro tector et defensor m eu s, nunquam recedens laten meo; quas tibigratias rejeram pro fide, amore, innumevisque in me collatis beneficiis ? Tu dormienti advigilas, meestum solaris, dejectum erigs, imminentia pericula avertis, futura doces cavere, peccatis abstrahis, ad bonum impellis, lapsum ad peenitentiam hortaris, Iho que concilias. Jam dudum fortassis in infernum detrusns fuissem, nisi tuis precibus divinam me iram avertisses. Ne, precor, m e unquam deseras, In adversis solare, inprosperis confine 7 in periculis tuere, in tentationibus adjuva.ut iis nunquam succumbam. Preces, et gemitus meos, omniaque pia opera divino conspectui offer, atque effi.ee, ut in gratia ex hac vita perveniam ad vitam ceternam. A m en. 0 fidelsimo com paero y custodio mi, destinado por la divina P rovidencia para m i guarda y tutela, protector y defensor m i , que n u n ca le apartas de mi lado, qu gracias te d a r yo po r la fidelidad que te debo, por el am or q u e m e profesas, y por los innu merables beneficios q u e cada instante estoy recibien do de t? T velas sobre m cuando yo d u erm o ; t me consuelas cuando estoy tris te ; t me alientas cuando estoy desmayado; t ap artas de m los peligros pre sentes, me enseas p recav er los futuros, me desvas , de lo malo, me inclinas lo b u eno, me exhortas pe-

OCTUBRE. DIA I lf.

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nitencia cuando he caido, y me reconcilias con Dios. Mucho tiempo ha que estara ardiendo en los infier nos si con tus ruegos no hubieras detenido la ira del Seor; suplicte que nunca me desam pares. Consu lam e en las cosas adversas, m odram e en las prspe ras, lbram e en los peligros, aydam e en las ten ta d o -, nes para no dejarm e vencer de ellas jam s. P re se n ta ' ante los ojos de Dios mis oraciones, mis gem idos y to das las buenas obras que yo hiciere, consiguindom e ; que desde esta vida sea trasladado en gracia la vida eterna. Amen.

DIA TERCERO.SAN GERARDO,abad de

B rona.

San Gerardo, h ijodeS tancio, pariente m uy cercano deH ag an o n , duque de la A ustrasia inferior, y de Plectru d is, herm ana de E stb an , obispo de Lieja, naci al mundo hcia el fin del noveno siglo. Conocise bien desde la cuna que le habia prevenido el cielo con sus m as dulces bendiciones; porque su bello n a tu ra l, su inclinacin la v irtu d , su m odestia y su docilidad fueron presagio de la em inente santidad que con el tiem po habia de llegar. Disele una educacin c o rre s pondiente los nios de su esfera; pero su virtud fu siem pre m uy superior la edad. Nunca se desm inti ni en los estudios ni en los dem s ejercicios de su vida. Evit siem pre con el m ayor cuidado todo lo que poda m anchar aquella su virginal p u reza, que se con serv tan limpia entre los peligros de la corte, como en tre las defensas del claustro. Contenia su m odestia aun los m as d isolutos; y cualquiera palabra libre

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AO CRISTIANO.

invcale co n tin u am en te en to d a s tu s necesidades. No em prendas cosa c o n sid e ra b le sin im plorar su asisten cia; y cuando hagas v ia je, di al com enzar tu jornada la oracion que se reza hoy e n la m isa. 2 . Aunque todos lo s d ia s deb em o s honrar nuestro santo Angel, y aun in v o c a rle m u c h as veces cada dia, hay uno en la sem ana c o n sa g ra d o p articularm ente su c u lto , y este es el m a rte s. R evernciale singularm ente en este d ia , y no d ejes d e re z a rle en l h oracion si g u ien te : O fidelissime comes Deo tuteles mece assignate; pro tector et defensor m e u s , n u nquam recedens la ten meo; quas tibigratias rejeram pro fide, amore, innumevisque in me collatis beneficiis ? T u dormienti advigilas, moestum solaris, dejectum e rig s, im m inentia pericula avertis, fu tu ra doces ca vere, peccatis abstrahis, ad bonum im pellis, lapsum ad pcenitentiam hortaris, Iho que concilias. Jam d u d u m fortassis in infernum detrusns fuissem , nisi tuis precibus d iv in a m me iram avertisses. N e, precor, m e unquam deseras, In adversis solare, in p ro sp eris co n fine 7 in periculis tuere, in tentationibus a d ju v a .u t iis n u n q u a m succumbam. Preces, et gemitus meos, om niaque a opera divino conspectui offer, atque effi.ce, u t in g ra tia e x hac vita perveniam ad vita m ceternam. A m e n . 0 fidelsimo co m p a e ro y custodio m i, destinado por la div in a P ro v id e n c ia p a ra m i guarda y tutela, protector y defensor m i , q ue n u n c a le apartas de mi lado, q u gracias te d a r yo p o r la fidelidad que te debo, por el am o r q u e m e p ro fesa s, y por los in n u m erables beneficios q u e cada in stan te estoy recibien do de t? T velas so b re m c u a n d o yo d u e rm o ; t me consuelas cuando estoy tr i s t e ; t m e alientas cuando estoy desm ayado; t a p a rta s de m los peligros pre sentes, m e enseas p re c a v e r los fu tu ro s, m e desvas , de lo m alo, m e in c lin a s lo b u e n o , m e exhortas pe-

OCTUBRE. DIA I l f .

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nitencia cuando he caido, y me reconcilias con Dios. Mucho tiempo ha que estara ardiendo en los infier nos si con tus ruegos no hubieras detenido la ira del Seor; suplicte que nunca me desam pares. Consu lam e en las cosas adversas, m odram e en las prspe ras, lbram e en los peligros, aydam e en las ten ta d o -, nes para no dejarm e vencer de ellas jam s. P re se n ta ' ante los ojos de Dios m