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Contenido

0. Introducción

1. Antecedentes

2. Punto de partida: Experiencias

3. Emprendimientos culturales: el caso Cartagena

4. La situación de los trabajadores de la cultura en Cartagena: Línea

de base

5. Propuesta metodológica

6. Conclusiones

7. Lista de referencias

8. Anexos

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0. Introducción

El desarrollo, tal como es entendido actualmente, demanda un enfoque multidimensional que

envuelve cambios en las estructuras sociales así como en las instituciones nacionales, que deben

estar acompañados de crecimiento económico, reducción de la desigualdad y erradicación de la

pobreza (Todaro, 2003). Hoy existe consenso en que esta visión integral del desarrollo –que no

desarrollo económico en exclusivo- implica la participación de las personas como sujetos

protagonistas de tales procesos y consecuentemente como beneficiarios del mismo desarrollo.

A la par del desarrollo el concepto de cultura también ha evolucionado, extendiéndose a las nuevas

tecnologías, las industrias creativas, los movimientos socioculturales, entre otros, acorde con la

abarcadora definición de Unesco, según la cual se trata de un “conjunto de rasgos distintivos,

espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o a un grupo

social” (Unesco, 1982; p.1).

Para el Nobel de Economía Amartya Sen, la cultura importa en el desarrollo de diferentes maneras:

como parte constitutiva del mismo (“tener un alto PNB per cápita pero poca música, pocas artes,

poca literatura, etcétera, no equivale a un mayor éxito en el desarrollo”, afirma este autor); a través

de objetos y actividades culturales económicamente remunerativos; mediante la influencia de los

factores culturales sobre el comportamiento económico; en la relación entre cultura y la participación

política, solidaridad social y asociación; los parajes culturales y la rememoración de la herencia

histórica; y las influencias culturales en la formación y evolución de los valores (Sen, 2004; p.24).

Para este autor el desarrollo se evalúa en las libertades alcanzadas por la gente, lo que en el plano de

la cultura significa que para vivir una vida plena, sea importante poder elegir la identidad propia –lo

que uno es– sin perder el respeto por los demás o verse excluido de otras alternativas (PNUD, 2004).

En resumen, como señala Rey: “de la cultura como barrera del desarrollo se avanzó a la cultura como

factor y de allí, a la cultura como dimensión y finalidad del desarrollo” (Rey, 2008; p.10).

Casi al tiempo, en esta discusión se ha profundizado en las complejas relaciones entre cultura y

economía, y en el análisis de la cultura como generador de ingresos para las personas y los países. En

diversos estudios en América Latina se destacan los aportes de las industrias creativas a la actividad

económica cada año, y el peso relativo de las manifestaciones culturales en los ingresos de los

agentes. De igual manera, en esta región se ha trabajado por la creación y fortalecimiento de

empresas e iniciativas de base cultural como una expresión económica que mejora la calidad de vida

de las personas.

En Colombia, por su parte, se documenta la tendencia regional de políticas orientadas a fomentar y

fortalecer las industrias culturales y creativas propias, en especial aquellas basadas en la valoración y

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valorización de los activos culturales locales -caracterizados por la pluralidad en las manifestaciones-,

como una oportunidad para alcanzar el desarrollo sostenible de la población (Mincultura, 2010).

A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el

acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector, relacionadas con las

particularidades de la actividad cultural y el trabajo artístico, que no pueden ser tratadas igual que

cualquier otro emprendimiento.

En este contexto, una metodología para emprendimientos culturales en clave de desarrollo, con

sustento en el enfoque de derechos, procura contribuir al posicionamiento de la cultura como eje

indispensable del desarrollo local y nacional, mediante la generación de capacidades y oportunidades

para que los emprendedores puedan hacer de su oficio una ocupación digna, donde generen ingresos

estables para mejorar su calidad de vida, se contribuya a la superación de la pobreza, a la

visibilización del impacto de la cultura en el desarrollo y la generación de mayor inversión pública y

privada en uno de los principales patrimonios que tiene el país: su riqueza y diversidad cultural.

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1. Antecedentes

1.1. La cultura desde el Plan Nacional de Desarrollo y la innovación social

En el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2010-2014 Prosperidad para todos (DNP, 2010), en su

Capítulo IV, el gobierno colombiano expresa la necesidad de impulsar la igualdad de oportunidades

como el camino para alcanzar la prosperidad social en el país.

Este enfoque es coherente con la visión de sociedad definida en el plan, que apunta a que en esta

exista igualdad de oportunidades y de movilidad social, proceso en el cual el Estado debe garantizar

de manera eficaz el acceso de todos los ciudadanos a una serie de capacidades que les posibilite

desarrollar su ser sin ningún tipo de exclusión social (DNP, 2010; p. 250).

El propósito del plan se enmarca en la necesidad de conciliar el crecimiento económico del país con el

desarrollo social, es decir, romper con ciclos históricos en los cuales la actividad económica marcha

por un rumbo distinto al del bienestar social de los ciudadanos (Corredor, 2010). Evidentemente, esto

constituye una tarea de dimensiones complejas en la cual el Estado colombiano ha avanzado lenta y

fragmentariamente, y hoy se busca la mayor equidad como medio y fin que permita la consolidación

de la prosperidad de todos sus habitantes. Desde esta perspectiva, el gobierno nacional ha

identificado varios desafíos para lograr este objetivo, como son:

1) Aumentar la eficiencia del gasto social para que los recursos se traduzcan en mejores

resultados en cobertura y calidad.

2) Mejorar la focalización del gasto social para que este beneficie prioritariamente a los más

pobres y vulnerables.

3) Consolidar un Sistema de Protección Social (SPS) que contribuya eficazmente a fortalecer y

proteger el capital humano y los ingresos de los hogares, y a reducir su vulnerabilidad.

4) Alcanzar la inclusión social de los diferentes grupos étnicos, así como de la igualdad de

género.

Es destacable el enfoque que prevalece en la consolidación del SPS expresado en el Plan Nacional de

Desarrollo, al sustentar que la calidad de vida de las personas no depende exclusivamente de los

ingresos que obtenga, o de los servicios sociales a los que pueda acceder. En este enfoque, con claro

entronque con las visiones más integrales del desarrollo promovidas por organismos como la Cepal y

el PNUD, se señala la existencia de otros elementos igualmente significativos para el desarrollo del ser

como lo son la cultura, el deporte y la recreación. De igual forma se reconoce que, a pesar de los

avances del país en estos aspectos, resultan insuficientes para responder a las demandas de elevar la

calidad de vida de los colombianos.

La política cultural es identificada como elemento para “fortalecer el Sistema Nacional de Cultura,

apoyar el emprendimiento en las industrias culturales, promover programas culturales para la

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primera infancia, fortalecer Programas de Lectura y Escritura, y continuar con los programas de

conservación del patrimonio cultural” (DNP, 2010; p. 254).

Los emprendimientos son vistos como mecanismos para ampliar las oportunidades a la población,

dentro de un entorno que facilite el ambiente para la generación de nuevas ideas y la concreción en

negocios, especialmente dirigidos a los grupos sociales con menor nivel de ingresos. Esta es una labor

que no sólo compete al Estado, sino que abre las puertas a la participación del sector privado y de

cooperación público–privada para la financiación de los emprendimientos, y también para la

asistencia técnica y desarrollo de capacidades.

En este contexto emerge la Política Integral de Desarrollo y Protección Social, que contempla los

siguientes lineamientos:

1. Primera infancia

2. Niñez, adolescencia y juventud

3. Formación de capital humano

4. Acceso y calidad en salud: universal y sostenible

5. Empleabilidad, emprendimiento y generación de ingresos

6. Promoción de la cultura

7. Deporte y recreación

Esto reafirma el rol que la cultura puede ejercer para mejorar la calidad de vida de las personas: “La

Cultura ha pasado de ser entendida como un bien de consumo suntuario, a factor clave del desarrollo

social y económico que contribuye profundamente al bienestar de la sociedad y a la cohesión social”

(DNP, 2010; p. 311).

Por ello, la Promoción de la Cultura hace parte de estos lineamientos de la Política Integral de

Desarrollo y Protección Social, con seis líneas estratégicas: 1) Consolidar la articulación del Sistema

Nacional de Cultura; 2) Fortalecer procesos de lectura y escritura, facilitando la circulación y acceso a

la información hacia un mayor conocimiento; 3) Contribuir al desarrollo integral de los niños menores

de 5 años, promoviendo el ejercicio de los derechos culturales, a través de los lenguajes expresivos y

estéticos; 4) Fomentar los procesos de formación artística y de creación cultural; 5) Fortalecer la

apropiación social del Patrimonio Cultural y; 6) Fortalecer las industrias culturales.

Es evidente que los emprendimientos y el fortalecimiento de las industrias culturales ocupan un lugar

relevante en la implementación de la promoción cultural. La intención de la estrategia es contribuir al

posicionamiento del sector cultural como eje estratégico del desarrollo sostenible y competitivo del

país, para que la industria y los emprendimientos culturales puedan incrementar la generación de

ingresos, empleos y el valor simbólico, y lograr mayores niveles de competitividad.

El PND (DNP, 2010; p. 317) señala las acciones definidas para lograr estos objetivos, las cuales tienen

como base lo estipulado en el Conpes 3659 (Política Nacional para la promoción de industrias

culturales en Colombia y de la política de emprendimiento cultural), así:

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El Ministerio de Cultura en trabajo conjunto con las instancias del Sistema Nacional de Cultura,

impulsará la innovación y el desarrollo cultural local, a través de la identificación y generación de

procesos de emprendimiento cultural.

El Ministerio de Cultura y el DANE, junto con el sector académico, generarán información y

conocimiento en relación con el impacto económico y social de los emprendimientos y las

industrias culturales en el país, con el fin de orientar políticas que fortalezcan los procesos

culturales y su productividad.

El Ministerio de Cultura en coordinación con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo

(MCIT) promocionará, mediante diversas estrategias, la circulación de bienes y servicios de las

industrias culturales, favoreciendo la creatividad y la diversidad cultural, mediante el

afianzamiento económico de sus respectivos procesos.

Igualmente, estos ministerios desarrollarán estrategias para la promoción de inversiones en las

industrias culturales, con la asociación del sector privado, apoyando técnica y financieramente las

empresas culturales de menor tamaño para el desarrollo de su actividad productiva.

De otra parte, para incentivar la creación y la generación de emprendimientos culturales y de la

industria cultural, el Ministerio de Cultura articulará sus esfuerzos a los de las entidades

involucradas en el marco de la Estrategia de Gestión del Recurso Humano en Colombia (EGERH),

respecto de las acciones encaminadas a lograr la ampliación de la cobertura, el mejoramiento de

la calidad, pertinencia e innovación de programas que cualifiquen la formación del sector artístico

y cultural en los distintos niveles y modalidades.

El escenario actual abre oportunidades a partir de la innovación social, con un papel activo del sector

privado a través de la Responsabilidad Social Empresarial y de otras formas de inversión social, para

generar impactos positivos hacia los grupos poblacionales en condición de vulnerabilidad en todo el

país.

Se debe anotar que la innovación forma parte de las “locomotoras” que el gobierno colombiano ha

definido como indispensables para la transformación productiva y social del país. Un rol fundamental

en este proceso lo constituye la tríada Estado, empresas y universidades, que en el caso nacional ha

posibilitado la configuración de los Sistemas Regionales de Innovación (SSRRI).

En este sentido, Arias (2011) critica que la política de ciencia y tecnología del país haya favorecido a

las denominadas ciencias “duras”, menospreciando el desarrollo de las ciencias sociales y humanas,

“dejando en el limbo la posibilidad de avanzar tanto en la comprensión de la innovación como

fenómeno cultural, que emerge en la interacción de las personas condicionada por variables de la

realidad social, relacionadas con lo simbólico, lo intersubjetivo y el lenguaje” (Arias, 2011.; parr. 4).

Plantea además que el concepto de innovación bajo el cual opera el SSRRI, no puede estar

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estrictamente circunscrito al contexto empresarial, y ligado exclusivamente a valores como la

competitividad y la productividad.

Según Arias, se debe insistir en la necesidad de complementar esta mirada tomando como punto de

partida el reconocimiento de las problemáticas sociales del contexto, relativas al bienestar y la calidad

de vida, que están a la espera de soluciones e intervenciones basadas en conocimiento científico-

tecnológico.

Estas premisas han abierto espacios para que el diseño desde Colciencias del Programa Nacional de

Ciencias, Tecnologías e Innovación de las áreas sociales y humanas incorpore estas consideraciones.

Se busca generar un conocimiento pertinente, desde los aprendizajes sociales surgidos de la misma

experiencia de las comunidades y grupos humanos. Por ello, dentro de las prioridades definidas en

este programa, se pueden destacar algunas que se vinculan directamente con estas lógicas:

Consolidación de la comunidad de ciencias sociales y humanas de excelencia

(interdisciplinariedad, desarrollos conceptuales y metodológicos).

Generar el conocimiento sobre la sociedad en que vivimos, dar cuenta de los dilemas sociales

básicos, abordar la investigación sobre nuestros problemas en conversación con la ciencia

social de pretensión universal. Velar porque el conocimiento generado sea teórico y

metodológicamente riguroso, y dé razón tanto de los problemas coyunturales como

estructurales.

Vinculación de los resultados del conocimiento a la política pública, consolidación de los

sistemas expertos, apropiación social del conocimiento. Crear los medios y mecanismos para

vincular efectiva y eficazmente la investigación social y humana a los procesos de

transformación social, involucrando en su quehacer a los tomadores de decisiones a nivel

público y privado.

Esto también se refleja en las líneas de acción que Colciencias ha implementado para la puesta en

marcha de este programa, dentro de las cuales se ubican varias relacionadas con el sector cultural,

como son:

Diversidad étnica y cultura, derechos y políticas públicas, que comprende investigaciones

sobre colectividades y comunidades incluyendo aquellas fundadas en la etnicidad como los

indígenas, afro-descendientes, negros, raizales, y pueblo ROM, así como otros grupos y

sectores sociales (códigos lingüísticos y estéticos; las representaciones mediáticas; el

entretenimiento; el consumo cultural; y la participación en las redes sociales virtuales).

También se incluye la interculturalidad, el pluralismo, el multiculturalismo; la re-etnización, la

hibridación y la fusión de memorias; planes de vida y proyectos de futuro; la reconstrucción,

redefinición, simulación e invención de nuevas identidades colectivas; la conversión de la

cultura y el patrimonio cultural material e inmaterial en recurso, mercancía y valor de cambio

(industrias culturales), entre otros.

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Desarrollo humano, ética y calidad de vida, que aborda el estudio del desarrollo humano en

los ciclos vitales (infancia, juventud, adultez y vejez) y otras dimensiones que se encuentran en

permanente sinergia (cognitivas, lingüísticas, emocionales, conductuales, psicosocioculturales,

sociopolíticas y socioeconómicas, el bienestar y la calidad de vida en un sentido amplio).

Economía, innovación, competitividad y sostenibilidad, línea que plantea el desarrollo de

investigaciones en áreas como: inserción en la economía internacional; nuevos sectores

productivos (de la actividad manufacturera, agroindustrial, TIC, cluster, distritos industriales y

servicios avanzados); innovación (capital humano y transferencias tecnológicas, innovación a

PYMES en procesos; empresas de base tecnológica; competitividad (territorial, sectorial y

empresarial); cohesión e inclusión social (capital social y confianza entre actores, distribución

del ingreso y la propiedad, economía solidaria, gasto social, informalidad, etc.); concepciones y

prácticas del desarrollo socio-económico que trasciendan la idea de un crecimiento ilimitado

basado en la disponibilidad infinita de los recursos naturales, entre otros.

Procesos espaciales, dinámicas sociales y poblacionales, dirigida a la comprensión y

conocimiento de las diferentes formas de producción y su distribución en el espacio (o como

se consideren: territorios, límites geográficos o políticos y organizaciones culturales). Se busca

analizar en esta línea de investigación las dinámicas demográficas, organización y ocupación

del espacio, las fuerzas sociales, políticas y culturales y las relaciones económicas. Además

incluye otros temas que apuntan a las formas de organización territorial; territorios, expresión

y movilización social; sistemas urbanos; formas culturales y políticas de producción del

espacio; espacios públicos, nuevas relaciones entre lo rural y lo urbano; organización del

espacio urbano; y dinámicas sociales en diferentes escalas, entre otros.

Comunicación, información y cultura, la cual comprende un eje articulador entre distintas

disciplinas como información, comunicación y medios masivos de comunicación, en las

perspectivas sociocultural, histórica y psicosocial; comunicación y cultura; información y

gobernabilidad; medios masivos y conflicto; medios masivos y sociedad civil; impacto de las

TIC; la cultura de la opinión pública; memoria histórica; cultura popular; cultura, comunicación

y educación, entre otros temas.

1.2. Enfoque de derechos

Tanto el desarrollo humano como los derechos humanos son dos modos de reafirmar la libertad

humana: en el primero la libertad se refiere a las opciones y en los segundos a las garantías para

disfrutarlas. En particular, la perspectiva del desarrollo humano aporta a la de derechos el sentido

práctico, es decir, sobre cómo se puede avanzar hacia la satisfacción de los derechos de las personas,

y la idea de gradualidad entendida como la posibilidad de escogencia entre distintas prioridades.

Como bien lo plantea PNUD (2010c), “La promoción del desarrollo humano y la realización de los

derechos humanos comparten, de muchas maneras, una motivación común, y reflejan el compromiso

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fundamental de promover la libertad, el bienestar y la dignidad de los individuos en todas las

sociedades” (p.33).

Los derechos humanos son dinámicos porque dependen de la necesidad social. Una de las

clasificaciones más conocidas y aceptadas es la que sigue el criterio de ‘generaciones’ de derechos, la

cual propone la protección progresiva de los mismos. Hay derechos de primera generación, que

surgen con la Revolución Francesa en contra del absolutismo de la monarquía; también son conocidos

como derechos contra el Estado o derechos civiles y políticos. Los de segunda generación, vinculados

al principio de igualdad, se conocen como derechos económicos, sociales y culturales; y los de tercera

generación, vinculados al principio de solidaridad, surgen en los años 80 y se conocen como derechos

colectivos (por ejemplo, el derecho a un ambiente sano y sostenible).

De la Declaración Universal1 promulgada en el seno de las Naciones Unidas hace más de 60 años se

entiende que los derechos humanos son los derechos que tienen todas las personas, en virtud de su

humanidad común, a vivir una vida de libertad y dignidad. Además de que los derechos son comunes

a las gentes y que estas tienen igual condición frente a ellos (universalidad de los derechos), son

inalienables y también indivisibles: en primera instancia porque no hay una jerarquía entre diferentes

tipos de derechos (los culturales son igualmente necesarios que los civiles, políticos, económicos y

sociales para llevar una vida digna), y en segunda instancia porque no se pueden sacrificar algunos de

estos derechos para promover otros.

Esta última ‘propiedad’ de los derechos humanos ha de considerarse en la medida en que las

propuestas de promoción de emprendimientos culturales que apunten a insertarse en marcos de

políticas públicas que procuren la garantía y restablecimiento de los derechos de las personas,

centradas claramente en los derechos económicos (a la propiedad, a la posesión de otros activos,

entre estos los culturales), se produzcan sin desmedro de los demás derechos. Ello es así porque no

siempre los adelantos en desarrollo humano –referidos a avances en las dimensiones de vida larga y

saludable, conocimiento y medios de vida contempladas en el Índice de Desarrollo Humano (IDH)- se

ligan a progresos en la realización de los derechos humanos, por lo que, como plantea PNUD, “es

posible que un análisis que se limite exclusivamente al desarrollo humano no refleje la vulnerabilidad

de personas y grupos dentro de una sociedad” (PNUD, 2010c).

E, igualmente, se aplica este análisis en sentido contrario: por ejemplo, la garantía de elegir una

identidad cultural que se refleje en la posesión de ciertos activos culturales no siempre está ligada a

un marco de oportunidades y libertades para garantizar el pleno ejercicio de los derechos, por

ejemplo, el del trabajo (un derecho económico).

1 La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en

diciembre de 1948 en París. La conforman 30 artículos acerca de los Derechos Humanos considerados básicos. Cabe anotar que de la unión de esta declaración y de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus Protocolos surge la Carta Internacional de Derechos Humanos. La Declaración Universal se considera un documento orientativo, en tanto que los Pactos constituyen tratados internacionales de carácter imperativo con los Estados firmantes.

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Para Corredor (2010), la perspectiva de los derechos es un referente conceptual que ha venido

ganando espacio en el diseño e implementación de la política social en América Latina y Colombia. Su

extensión al campo de las políticas públicas ha sido motivada en gran parte por el legado de la crisis

en esta región del mundo durante los años 80 –que se caracteriza por el abandono del desarrollo

como problema, por la preeminencia adquirida por la estabilidad macroeconómica y porque hacen

crisis los paradigmas- y de los resultados poco halagadores de las reformas de los años 90 orientadas

a la liberalización de mercados, a dar prioridad a las metas macroeconómicas y al crecimiento como

fin en sí mismo, marco en el cual lo social es derivado y subordinado.

Los nuevos referentes enfatizan en los derechos de las personas como el fin último del desarrollo y

los acuerdos internacionales entre países han promovido la re-significación de los derechos en las

políticas públicas. En el primer grupo se destacan la visión de Desarrollo Integral de la CEPAL de los

años ochenta, la del Desarrollo Humano del PNUD –hecha explícita en los Informes Mundiales,

Nacionales y Regionales de Desarrollo Humano a principios de los noventa), y el enfoque del

desarrollo como libertad del economista indio Amartya Sen, a la vez inspirador del segundo referente.

En el segundo grupo se destacan el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y

Culturales (DESC) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, y la Carta Mundial por el

Derecho a la Ciudad (Foro Social de Las Américas).

Se ha construido lentamente el consenso según el cual se deben reconocer los derechos como

fundamento del contrato social y se deben hacer más explícitos tanto el contenido como el alcance

de tales derechos, en un contexto que procure que el rol del Estado sea el de prestador de última

instancia, y el enfoque de derechos como aporte a un marco conceptual que contribuya al desarrollo

con equidad y democracia (Corredor, 2011).

Para fines de la presente propuesta, y atendiendo las implicaciones que en el ámbito de las políticas

públicas se desprenden de las ideas centrales del paradigma del desarrollo humano –principalmente

motivadas desde el enfoque de capacidades de Sen- y del enfoque de derechos, se pretende concebir

e implementar una metodología para impulsar los emprendimientos culturales en el marco de una

política de inclusión productiva que desde 2009 en la ciudad de Cartagena apunta a la garantía y

restablecimiento de los DESC y que, en nuestro caso, apuntaría a la dignificación del trabajo cultural.

1.3. Las Políticas de Inclusión Productiva (PIP)

En diversos países de América Latina y el mundo, el Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo (PNUD) ha puesto en marcha el proyecto Desarrollo Económico Incluyente (DEI) cuyo

objetivo principal es fomentar capacidades productivas para la ampliación de sus oportunidades (en

materia de empleos e ingresos) en las poblaciones de más bajos ingresos y condición de

vulnerabilidad, a fin de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos de manera autónoma y con

mayores posibilidades de lograr el desarrollo humano.

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En Colombia este programa inició en la ciudad de Cartagena, y se ha extendido a otras ciudades

capitales de la Costa Caribe colombiana (Sincelejo, Santa Marta, Valledupar y Riohacha) y municipios

y departamentos del país (Soacha, Pasto y La Guajira).

En el contexto de las PIP el enfoque de derechos se orienta a garantizar los derechos económicos

mediante el acceso a la propiedad y de otros activos productivos (como la financiación) sin los cuales

se restringe la generación de capacidades. Ello, poniendo de presente la necesaria generación,

participación y acompañamiento de iniciativas de carácter colectivo para la formulación y ejecución

de tales políticas en el ámbito local. Se pueden destacar tres tipos de acciones que se ejecutan para

consolidar estos proyectos a escala territorial:

a) Estrategias para brindar más oportunidades de inclusión económica (empleo,

emprendimiento, tierra, vivienda, servicios financieros, formación, informalidad, información)

a la población en situación de pobreza y de vulnerabilidad.

b) Diseño y ejecución de Políticas de Inclusión Productiva, articuladas a planes de desarrollo y

planes de competitividad locales.

c) La creación de mercados inclusivos con sostenibilidad financiera que se articulen a las

cadenas de valor de las empresas y de las actividades económicas en el territorio2.

Desde el año 2009, el PNUD empezó un trabajo coordinado con el distrito de Cartagena que culminó

en la formulación y puesta en marcha de su Política de Inclusión Productiva para la población en

situación de pobreza y vulnerabilidad.

En Cartagena, la PIP propone como primera estrategia3 la referenciación de la población pobre y

vulnerable hacia oportunidades de empleo y generación de ingresos a partir de la apertura de los

Centros de Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende), los cuales se inspiran en la experiencia del

programa Bogotá Emprende (convenio entre la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía

Distrital de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá), y estos, a su vez, de Barcelona Activa

(España).

Este programa de la capital del país tiene como objetivo promover la competitividad de las empresas

y fomentar la cultura del emprendimiento; para ello, ofrece servicios y oportunidades para la

creación, crecimiento y consolidación de empresas sostenibles que se orienten a la generación de

empleo y desarrollo económico que impacten de manera positiva en el mejoramiento de la calidad de

vida de la población.

En el caso del departamento de La Guajira, el PNUD impulsa desde el año 2011 una PIP que se centra

en fomentar oportunidades productivas con enfoque de derechos, para poblaciones en situación de

pobreza y vulnerabilidad (PNUD, 2011a).

2 Más información se encuentra disponible en:

http://dei.pnudcolombia.org/dei/index.php?option=com_content&view=article&id=19&Itemid=27 3 En la tercera sección de este documento se abordan las siete estrategias adicionales a ésta.

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Como las PIP proponen estrategias de integración económica a partir de la identificación de las

barreras a la inclusión productiva, consideran necesario estudiar en cada región las necesidades de

formación para el trabajo a fin de hacer de los oficios una actividad más pertinente a las demandas de

empleo y de provisión de bienes y servicios en los mercados locales. En el caso de la ciudad de Santa

Marta, se identifican las oportunidades de generación de empleo para la población en situación de

pobreza y vulnerabilidad en ese distrito Turístico, Cultural e Histórico, en el marco de una estrategia

de oportunidades de inclusión productiva para dicha población (PNUD 2012a).

Otro de los casos más recientes es el del Centro de Empleo y Emprendimiento de Valledupar, V-

Emprende, puesto en marcha a finales del año 2012. Este centro surge como un espacio para la

interacción de los actores públicos, privados y la academia, que busca la ampliación de las

oportunidades de vinculación productiva de la población en situación de pobreza y vulnerabilidad

(especialmente de la Red Unidos) a través de la generación de oportunidades para el empleo,

autoempleo y el emprendimiento (PNUD, 2012b).

De igual forma, el Centro de Emprendimiento y Empleo Se Emprende Pasto entró en operación desde

abril de 2011 como parte de las estrategias para promover el desarrollo económico incluyente. Esta

iniciativa tiene como propósito orientar, referenciar y prestar servicios integrales en torno a

oportunidades de empleo, autoempleo y emprendimiento a la población mayor de 18 años en

situación de pobreza extrema y vulnerabilidad. El proyecto se desarrolla en convenio entre el PNUD,

la Alcaldía de Pasto y la Cámara de Comercio de Pasto.

En la ciudad de Sincelejo, en octubre de 2011, fruto de la alianza público–privada entre la Alcaldía de

Sincelejo, el SENA, la Cámara de Comercio de Sincelejo y la Corporación Minuto de Dios, con el apoyo

del PNUD, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) e ISA Interconexión Eléctrica S.A., se creó

el programa Sí Emprende: inclusión social y productiva en Sincelejo. Esta iniciativa tiene como

propósito prestar servicios integrales de orientación y referenciación a oportunidades de ingreso y

empleo, especialmente diseñados para población en situación de pobreza y vulnerabilidad en esa

ciudad (PNUD, 2011b).

Previo a estas iniciativas, Antioquia Emprende promueve desde 2007 la generación de ingresos a

partir del emprendimiento. Este programa es liderado por la Cámara de Comercio de Medellín,

cuenta con cobertura departamental, y se orienta a impulsar la creación de empresas y el

fortalecimiento de las existentes dentro de las cadenas productivas y cluster (aglomeraciones)

estratégicos existentes en su territorio.

Estas experiencias revelan el interés creciente en el país por poner en marcha políticas de inclusión

productiva teniendo como base fundamental el emprendimiento. Sin embargo, es claro que la

metodología utilizada por los programas emprende es de carácter general, formulada y aplicada

especialmente a proyectos productivos y de servicios tradicionales. Si se quiere, representan

metodologías estándar que no capturan la especificidad de los proyectos de emprendimiento cultural

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(que no se hacen evidentes en ninguna de estas experiencias, al menos de manera específica),

creando un espacio para propiciar el impulso de estos en el marco de estas políticas.

1.4. Las políticas de emprendimiento cultural

A medida que van tomando fuerza las mediciones de consumo cultural y del peso de las industrias

culturales en el PIB, va creciendo la necesidad de una política de fomento y fortalecimiento de las

industrias culturales y de las empresas culturales en el país.

Desde 2007, el Ministerio de Cultura consolidó el Programa de Emprendimiento Cultural para

“formalizar, capacitar y fortalecer los diferentes tipos de empresas culturales existentes, y con el

ánimo de proyectar al sector como eje de desarrollo económico del país”4 a través de seis líneas: i) La

articulación interinstitucional para la construcción del sector económico de la cultura; ii) La gestión

del conocimiento sobre las cadenas productivas; iii) La creación, producción y formación; iv) La

apertura de mercados y circulación de bienes y servicios culturales; v) La difusión y promoción de los

derechos de autor; y vi) La financiación de las industrias culturales.

Como resultado, en un primer balance el Ministerio –luego de invertir cerca de 1.500 millones de

pesos- muestra la “consolidación de 350 empresas fortalecidas en sus procesos productivos, apoyo a

procesos de asociatividad y representación gremial a través de la creación de 9 redes de industrias

culturales como la de Luthería, la Red de Editores Independientes-REIC; la Red de Libreros; la

Asociación de Productores Musicales y la Red de Festivales de Música Tradicional como la Leyenda

Vallenata, el Petronio Álvarez y el Mono Núñez, entre otros” (Mincultura, 2009)5.

También se destaca el avance de la industria cinematográfica, la alianza estratégica en varias ciudades

(Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, alcaldías, cajas de compensación y otros) que permitió la

conformación de cuatro clusters o redes locales de industrias culturales en Cali, Medellín, Popayán y

Valledupar, experiencias que han arrojado aprendizajes que deben tenerse en cuenta para el análisis.

Posteriormente, con la conformación del Grupo de Emprendimiento Cultural y la adopción del

Documento de Política de Industrias y Emprendimiento Cultural se consolidó en 2009 el Programa de

Emprendimiento, cuyo fin es el de “fomentar y fortalecer la competitividad de las industrias

culturales en Colombia, apoyando las etapas de creación, producción, comercialización y circulación

de bienes y servicios de contenidos de las diversas manifestaciones culturales del país”6.

Las líneas de acción del programa son: i) Generar y gestionar fuentes de financiamiento; ii) Generar

investigación y conocimiento; iii) Promover la circulación y acceso a productos y servicios culturales;

iv) Formar para el emprendimiento cultural; y v) Fomentar la articulación institucional.

4 Página web oficial del Ministerio de Cultura www.mincultura.gov.co.

5 Se creó Comité Técnico de Competitividad para las Industrias Creativas. Ministerio de Cultura. Bogotá, agosto 3 de 2009.

6 Página web oficial del Ministerio de Cultura www.mincultura.gov.co.

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Siguiendo estas líneas el Ministerio ha desarrollado dos instrumentos: Arte y parte: Manual para el

emprendimiento en artes e industrias creativas (2006) y Manual de Emprendimiento Cultural: Manual

para la implementación de procesos de emprendimiento y creación de empresas culturales (2010).

Además, el Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura, en su Plan de Acción 2011,

enfatizó en la investigación, identificando cinco líneas que encomendó a diversas universidades, así:

1. Estudio y revisión de marcos normativos para el fortalecimiento empresarial cultural

(Universidad Tecnológica de Bolívar).

2. Diagnóstico y caracterización de la Formación en Emprendimiento Cultural que se imparte

actualmente en el país (Red Colombiana de Universidades con programas de Formación en

Gestión Cultural).

3. Política de formación en Emprendimiento Cultural y articulación con la triada Universidad-

Empresa – Estado (Universidad Pedagógica Nacional).

4. Caracterización de fuentes de financiamiento para empresas culturales en el ámbito público y

privado, nacional e internacional (Universidad de Caldas-Universidad Nacional de Manizales).

5. Estudio del impacto económico y social de las fiestas y festivales, y estudio del gasto público

en cultura (Universidad Javeriana).

Estos estudios ya fueron concluidos y están en proceso de publicación. Las versiones preliminares se

encuentran disponibles en red y son un importante avance en materia investigativa.

Desde el Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (L+iD) de la Universidad

Tecnológica de Bolívar (UTB) y de la Universidad de Girona (UG) se han desarrollado conceptos y

experiencias en torno al emprendimiento cultural, a la cadena productiva de la cultura, a las

iniciativas culturales y el desarrollo de capacidades humanas, entre otros.

El proyecto Cartagena Emprende Cultura, impulsado por la Cámara de Comercio y el BID, con el

apoyo de otras entidades, y el Mercado Cultural del Caribe –con cinco ediciones-, hacen parte

también de la batería de experiencias locales analizadas.

Uno de los puntos de enfoque son las características de los trabajadores y emprendedores culturales

y su papel en las bases para una política pública de emprendimiento. Al hablar sobre cultura y

empleo, el investigador español Pau Rausell señala una serie de ventajas para los emprendedores

culturales: bajas barreras de entrada, dependen en gran medida de la distribución de la creatividad,

generan mayores niveles de satisfacción laboral que el resto de los sectores, están socialmente más

aprestigiados, y es un sector de demanda creciente con persistencia en el tiempo (Rausell, 2010).

A la vez plantea una “política cultural reinstalada” que debe incluir, entre otras, la incorporación del

conocimiento en la formulación de las políticas públicas en todas las etapas del diseño, y en la

implementación y evaluación de los resultados.

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En el plano local, en años recientes se ha experimentado el auge en el reconocimiento de la cultura

como factor dinamizador del desarrollo humano, lo que se refleja en su inclusión en planes y políticas

de gobierno. Sin embargo, la tendencia había sido las casi nulas propuestas gubernamentales en

torno a la cultura y lo cultural como dimensión que cuenta en los procesos de desarrollo.

En una ciudad como Cartagena, con precaria infraestructura de salud, persistencia de altos niveles y

brechas en el desempleo, alta incidencia de la informalidad (seis de cada 10 personas de la población

ocupada) y receptora de desplazados (apostados en cinturones de miseria), plantear como prioritario

el tema de la cultura no parecería pertinente, sin embargo el potencial de este como generador de

riqueza, de movilizador de recursos económicos y promotor del desarrollo humano, no debía

excluirse de los programas de gobierno.

En este sentido, en el Plan de Desarrollo Por una sola Cartagena, 2008-2011 se reconoció

decididamente a la “Cultura como una dimensión del desarrollo social” y se planteó su incorporación

“a las políticas de desarrollo local integral”. Sin embargo, al momento de plantear las metas del Plan,

fue notoria la falta de indicadores culturales que permitieran generar acciones con impactos medibles

a corto, mediano y largo plazo.

En paralelo, surgieron en la ciudad iniciativas orientadas a explotar esta relación entre desarrollo y

cultura, emprendimientos culturales, iniciativas con base cultural e industrias culturales.

De igual manera se adoptó la mencionada Política de Inclusión Productiva (PIP) para población en

situación de pobreza y vulnerabilidad, entendiendo que el abordaje de la pobreza desde una

perspectiva integral y multidimensional implica no sólo atender la educación, la salud, la nutrición, la

organización social, entre otros aspectos, sino también la generación de ingresos y la acumulación de

capitales económicos y físicos que generalmente son las más difíciles de resolver.

Por su parte, en el vigente Plan de Desarrollo: En Cartagena hay Campo para todas y todos, 2012 –

2015, se definen políticas, planes y programas que apuntan a la superación de la pobreza extrema y la

exclusión social, gestión para el ingreso y el trabajo y atención a grupos de población diferenciada,

contemplando en algunos casos los emprendimientos culturales, pero sin fundamento en las diversas

relaciones entre cultura y desarrollo.

Como lo ha señalado el investigador Germán Rey, la evolución de las políticas culturales ha significado

la modificación de los campos tradicionales de la cultura, con la aparición de campos, actores y

articulaciones de política emergentes (Rey, 2009).

De acuerdo con este autor, las políticas culturales constituyen la imaginación colectiva de los

propósitos, los caminos y las formas de acción que las sociedades trazan para el libre desarrollo de la

cultura. Según Rey, esta imaginación ha cambiado por las propias transformaciones que ha

experimentado la sociedad.

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Unos de los campos que ha complejizado la cultura, y en donde es más reciente la construcción de

políticas públicas, es el de las industrias creativas, las tecnologías de la información o las nuevas

prácticas artísticas “que establecen fronteras menos rígidas entre las expresiones de la cultura o

entre ellas y la economía, las tecnologías y el conocimiento”.

Esa misma evolución de las políticas culturales ha conseguido que las políticas territoriales no sean

más la “regionalización” de las políticas sectoriales, sino “la creación desde lo local de política pública

cultural”, en lo que el experto español Alfons Martinell ha llamado “políticas de proximidad”, es decir,

las que se diseñan y ejecutan localmente, con enfoque de derechos, que es el marco conceptual y de

políticas en el que se desarrolla esta investigación.

1.5. Emprendimiento cultural: un concepto

Como quiera que el concepto de Emprendimiento Cultural ha venido variando durante la última

década y en las investigaciones recientes no ha habido un acuerdo sobre una definición que unifique

las diferentes visiones de lo que por este se entiende, para esta investigación concebimos

el emprendimiento cultural como una actividad (individual o colectiva) de apropiación de los valores

simbólicos –de origen tangible e intangible- de una sociedad, que tiene como propósito crear y

recrear diversas formas de representación plasmadas en bienes y servicios culturales, mediante

procesos económicos y sociales –vinculados o no al mercado- basados en el riesgo, la creatividad y la

innovación. Estas actividades, que generalmente provienen del contexto simbólico referencial de los

emprendedores, aspiran en su conjunto a la consolidación de una vocación, una idea de negocio,

empresa o colectividad identitaria.

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2. Punto de partida: experiencias nacionales y

locales

En Colombia, durante la última década, se han creado cluster (aglomeraciones) y redes locales de

industrias culturales en diferentes ciudades, donde se dio inicio a programas de fortalecimiento de las

manifestaciones culturales y las prácticas creativas como iniciativas de emprendimiento y desarrollo

empresarial. En este trabajo se reseñan las principales, que funcionan a modo de piloto en diversas

ciudades colombianas.

2.1. Industrias culturales de Cali

En la ciudad de Cali se inició en 2009 el proyecto Industrias Culturales de Cali, un piloto de carácter

privado cuyo fin es posicionar el valor del emprendimiento cultural como parte fundamental del

desarrollo económico y social que favorece la diversidad cultural, reconociendo el valor del oficio, los

saberes, la creatividad, el patrimonio, la memoria y las prácticas de los individuos alrededor de la

cultura caleña y vallecaucana7.

Los recursos del proyecto provienen en un 55% del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y del

Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El valor restante lo aportan los socios: la Caja de

Compensación del Valle del Cauca–Andi (Comfandi), el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura

y Turismo de Cali, la Asociación Metrópoli Colombia (Intervida), la Universidad Icesi y la Cámara de

Comercio de Cali.

En su inicio el proyecto priorizó los sectores de artes escénicas, medios interactivos, producción

musical y producción audiovisual, contando con 75 empresas inscritas en el proyecto durante los años

2009 y 2010. Entre 2010 y 2011 se abrieron dos convocatorias con el propósito de vincular 75 nuevos

emprendimientos, lo que hizo necesario redefinir los sectores de intervención hacia el audiovisual,

diseño, editorial, artes escénicas y patrimonio (gastronomía-turismo).

Esta experiencia se encuentra sintetizada en el Manual Calicrea, que recoge la ruta de

emprendimiento cultural trazada por el proyecto con las 150 iniciativas empresariales vinculadas. De

acuerdo con los orientadores del proyecto, se trabaja bajo el concepto de procesos estructurados y

de identidad regional, lo cual conlleva a considerarles buenas prácticas a tener en cuenta antes que

modelos replicables.

Este proyecto funciona como plataforma que busca articular las instituciones que interactúan en el

marco del trípode cultura-identidad-región, que inciden efectivamente en las artes y se reflejan en

7 Manual Calicrea, una experiencia en emprendimiento creativo y cultural. Proyecto Industrias Culturales Cali. Primera

edición, noviembre de 2011.

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nuevos enfoques creativos transversales de la sociedad. En este sentido, el apoyo ofrecido a las

empresas de base cultural brinda capacitación, nuevas metodologías de formación, búsqueda de

financiación, formación de públicos e integración de lo público y privado, con el fin de conformar

nuevas estrategias de intervención guiadas por la lógica de la rentabilidad y la sostenibilidad.

2.2. Laboratorios de Emprendimiento Cultural (LEC)

Esta experiencia la conforman procesos adelantados en los departamentos del Valle del Cauca, Cauca,

Caldas, Meta y Nariño, con el propósito de contribuir a la conformación de unidades productivas

sostenibles; utilizan herramientas orientadas a la consolidación de la oferta cultural y la

competitividad de estos emprendimientos en los mercados locales e internacionales.

Los LEC surgen en 2006 gracias a la iniciativa de la Cámara de Comercio de Cali, dirigida a los líderes

del distrito de Aguablanca a fin de visibilizar las acciones positivas de esa comunidad, trabajando los

ejes de: i) Construcción de confianza, ii) Capacidad emprendedora, iii) Dificultades como

oportunidades, y iv) Gestión, participación y planificación.

Después de dos años de trabajo colectivo, en 2008 nació Aguablanca DeMuestra con el objetivo de

evidenciar las experiencias comunitarias positivas en este distrito y, en particular, de promover y

articular a procesos de ciudad la oferta artística y cultural de la población.

En este proceso se identificó la necesidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes de esa zona

vulnerable. En enero de 2009, se articuló Aguablanca DeMuestra a las estrategias nacionales

orientadas por el Ministerio de Cultura para dar viabilidad al desarrollo del Laboratorio Social de

Emprendimiento Cultural.

Como resultado del éxito de este programa, en 2011 se inicia su extensión a otras áreas de cobertura

de la Cámara de Comercio de Cali. Con un giro al concepto y ejecución de la metodología, el trabajo

se orienta desde entonces a construir una herramienta aplicable a cualquier idea o concepto cultural

que involucre el emprendimiento.

La metodología se compuso de varias actividades entre las cuales se cuentan: Identificación de grupos

culturales en Cali, caracterización de los grupos culturales por medio de un diagnóstico (línea base)

para hacer seguimiento a la evolución de las agrupaciones y medir el impacto del programa en el

ámbito social, creación de base de datos para la identificación de los grupos, talleres de desarrollo

humano, formación en emprendimiento cultural, construcción del plan estratégico y de acción,

diseño y aplicación de módulos de formalización de negocios culturales, asesoría jurídica

personalizada, formación en audio digital y construcción de videos, taller de management, diseño de

portafolios para grupos, preparación para participación en ruedas de negocios, y formación para

atender convocatorias nacionales y extranjeras.

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Como resultado de este proceso se crearon cuatro colectivos en Cali: Colectivo Obrero (68 grupos),

Colectivo Aguablanca (45 grupos), Colectivo Yumbo (31 grupos) y Colectivo Unicentro (23 grupos).

Esta experiencia ha traído igualmente la concreción de alianzas con la Asociación de Cámaras de

Comercio del Suroccidente (Asocámaras) para replicar la metodología del programa en cuatro

municipios del Valle del Cauca, con el Ministerio de Cultura para poner en marcha el programa en los

municipios de Buenaventura, Sevilla, Buga y Palmira, y con la Cámara de Comercio de Pasto, ciudad

adonde se transfirió la metodología a través del programa Nuestros Jóvenes.

2.3. Laboratorios Sociales de Cultura y Emprendimiento (LASO)

Los LASO se definen como proyectos de organización estratégica y comunicacional para jóvenes,

basados en el concepto de emprendimiento en red, con fuerte componente de impulso a la

formación técnica en producción de contenidos artísticos, a la utilización de TIC y al emprendimiento

cultural.

LASO nace como una iniciativa de la Dirección de Artes del Ministerio de Cultura, a partir del Plan

Nacional de Música para la Convivencia, los laboratorios del Grupo de Emprendimiento Cultural y el

programa de Identidades Juveniles de la Dirección de Poblaciones, para conjugar la formación

artística informal, el emprendimiento y la formación en liderazgo.

En los diferentes municipios donde se realiza el proyecto piloto LASO las Organizaciones Culturales

Comunitarias (OCC) desarrollan y lideran procesos socioculturales. LASO reconoce y valida estos

procesos. En este sentido, los programas de emprendimiento cultural y producción de contenidos

artísticos se implementan y desarrollan a partir del trabajo realizado por dichas OCC en sus

localidades, con el apoyo de sus líderes. LASO, a través del trabajo en red, el trabajo colaborativo y la

asociatividad, se propone fortalecer y empoderar estas organizaciones en cada uno de los municipios.

El proyecto opera por medio de procesos de formación, desarrollo de contenidos culturales y de

proyectos de emprendimiento. En el marco del proyecto LASO se fortalecen las redes locales y se

propende por la interconexión de dichas redes entre sí, con el fin de crear, fortalecer y empoderar

una Red Nacional de Emprendimiento Cultural.

Han estado presentes en los municipios de Tumaco, Guapi, Santander de Quilichao, Buenaventura,

Cali, Quibdó, Apartadó, Cartagena, Barranquilla, Valledupar, San Andrés, Santa Marta, Ibagué,

Pereira, Manizales, Barrancabermeja, Medellín y Bogotá.

Este proyecto cuenta con el apoyo, compromiso y acompañamiento del SENA a nivel nacional y

regional, como principal socio. De igual manera se han establecidos alianzas estratégicas con PRANA

Incubadora de Industrias Creativas, las Alcaldías, Gobernaciones, Secretarías y Casas de Cultura, las

cajas de compensación, las cámaras de comercio, las OCC y las universidades.

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Los componentes de LASO son: Formación de jóvenes y formación de formadores, circulación,

organización y vínculos, sostenibilidad, infraestructura, y comunicación y visibilidad. A 2010 se

contaban 18 laboratorios en Colombia, que reúnen 480 grupos artísticos, creativos y culturales

vinculados a la Red LASO. Esta enlaza a más de 1.500 jóvenes y 10 OCC, a 320 grupos musicales, y ha

logrado repercutir en las regiones en asocio con el SENA a través del programa de Auxiliar en

Producción de Audio y de Emprendimiento, que cuenta con un manual de producción de audio y otro

de emprendimiento cultural.

Amén de las tres experiencias descritas anteriormente, desde el L+iD de la UTB se han desarrollado

conceptos y experiencias en torno al emprendimiento cultural, a la cadena productiva de la cultura, a

las iniciativas culturales y el desarrollo de capacidades humanas, entre otros.

El proyecto Cartagena Emprende Cultura, impulsado por la Cámara de Comercio y el BID, con el

apoyo de otras entidades, hace parte también del conjunto de experiencias locales analizadas para

esta investigación, las cuales detallaremos en la siguiente sección.

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3. Emprendimientos culturales: el caso Cartagena

3.1. Desarrollo Local: Contexto de Cartagena de Indias

El Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias muestra en lo económico y social dos perfiles

que contrastan entre sí. Por un lado, la expansión productiva de la última década, impulsada

especialmente por las actividades industrial, portuaria, turística y comercial, se encuentra entre las

más notables de las principales ciudades colombianas; y por el otro, en el mismo lapso, la ciudad

mantiene a un alto porcentaje de la población con amplias privaciones. La pobreza, la informalidad y

las desigualdades en el ingreso y en la distribución de activos, constituyen un marco de vulnerabilidad

que restringe el potencial de crecimiento individual y colectivo de los miembros de esta sociedad.

Este desarreglo entre la actividad económica y los resultados sociales reflejan, de acuerdo con

Espinosa (2012), el desequilibrio de la economía local con respecto a los magros logros en la calidad

de vida de las personas, especialmente en los temas de pobreza y el empleo de calidad. Según este

autor, entre los años 2000 y 2007 Cartagena logró el mayor crecimiento del nivel de vida (medido

aproximadamente a través del PIB por habitante) entre las cinco principales ciudades del país, el

mismo periodo en el cual se agudizó la concentración del ingreso y de otros activos, entre ellos los

inmobiliarios.

En los siete años citados, el PIB por habitante creció 6.3% promedio anual (frente al 4% de Bogotá y

menos del 2% de Medellín y Barranquilla), cifra significativa en el contexto colombiano, pero la

diferencia de ingresos entre las personas ricas y pobres también se incrementó a 36 veces (calculado

como el cociente entre el ingreso promedio del quintil más alto sobre el ingreso promedio del quintil

más bajo). No obstante, la pobreza disminuyó tan sólo 2.2% y la generación de empleo en 2.6%

durante este periodo (Espinosa, 2012; p. 9).

Los datos más recientes de medición de la pobreza por ingresos en la ciudad de Cartagena, del año

2011, señalan que el 33.4% de la población (cerca de 323.000 personas) se encuentra por debajo de

la línea de pobreza, mientras que el 4.2% vivía en situación de pobreza extrema. Según Rueda y

Espinosa (2010), la pobreza por ingresos en la ciudad se asocia en primera instancia a las variables

laborales (número de ocupados, ocupación del jefe del hogar, trabajo informal), así como a la

escolaridad, las condiciones de las personas (jefatura femenina del hogar, condición étnica) y la

tenencia de activos financieros.

Por su parte, Alvis y Espinosa (2011) identifican como principales cuellos de botella para el desarrollo

y la seguridad humana8 en Cartagena los siguientes aspectos:

8 El concepto de seguridad aquí planteado supera las condiciones atinentes a lo estrictamente físico y se ubica en el ámbito

de la protección contra diversas amenazas: las enfermedades, el hambre, el desempleo, la informalidad, el delito, el conflicto social, la represión política y los riesgos del medio ambiente, entre otras (Alvis y Espinosa, 2011, p. 185).

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La baja articulación de los sectores productivos y el sistema educativo.

Poca pertinencia y rezago en calidad de la educación (formal y técnica).

Acceso inequitativo a servicios sociales para la acumulación de capital humano, con énfasis en

educación superior, técnica y para el trabajo.

Precaria inclusión productiva, empleo de calidad y generación de ingresos para la población

en situación de pobreza y vulnerabilidad.

Restricciones presupuestales severas: se requieren más recursos propios para las inversiones

sociales y de infraestructura para la competitividad.

Debilidad institucional, reflejada en baja capacidad de gestión y de regulación.

Adicionalmente, en el marco de la agenda de mínimos en el desarrollo humano local, se han

identificado los principales avances y retos de cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del

Milenio (ODM) hacia 2015 (Espinosa, 2012). Estos logros y desafíos se resumen en:

Principales avances: en educación y enseñanza primaria universal (ODM 2), reducción de la

mortalidad infantil (ODM 4) y salud materna (ODM 5). Más en detalle, se destacan en el

último decenio la reducción de la pobreza extrema (ODM 1) y de la incidencia del bajo peso al

nacer en niños

Por el contrario, en el ODM 1 (erradicar pobreza extrema y el hambre), y en los ODM 3 y 5

(promover igualdad de género, la autonomía de la mujer y mejorar la salud materna), en

indicadores como el porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza (LP), la brecha

de desempleo, la violencia sicológica y de pareja, la ocupación de la mujer en cargos

directivos, la mortalidad materna, el embarazo juvenil, entre otros, se evidencian rezagos

frente a las metas de 2015. Una perspectiva complementaria a los indicadores objetivos de

pobreza señalados en el primer ODM la muestra los resultados recientes de la Encuesta de

Percepción Ciudadana de Cartagena Cómo Vamos, según la cual el 30% de los cartageneros se

auto-percibe como pobre.

No obstante los buenos resultados, persisten factores estructurales que ponen en riesgo la

sostenibilidad de estos logros y avances: vulnerabilidad ambiental, coexistente con vulnerabilidades

institucionales y por violencia que enfrenta un alto porcentaje de la población local (PNUD, 2011c)9.

Es evidente que uno de los retos más importantes del Distrito es la lucha contra la pobreza, ya que a

pesar del crecimiento económico, la exclusión de gran parte de la población cartagenera de estos

beneficios limita las oportunidades de desarrollo de estos grupos sociales. Es en este contexto que

9 PNUD (2011). Informe Nacional de Desarrollo Humano Colombia rural. Razones para la esperanza. Bogotá, Colombia. Estas

vulnerabilidades las recoge PNUD en un índice que combina debilidades en capital humano (tasa de alfabetización y personas en edad de trabajar por hogar), capacidad institucional (capacidad administrativa y desempeño fiscal), conflicto (homicidios, masacres, número de desplazados, número de víctimas de violencia política y área de cultivos de coca), rasgos sociodemográficos (promedio de miembros del hogar, porcentaje de hogares con jefatura femenina, número promedio de adultos mayores de 64 años por hogar y número promedio de niños menores de 5 años por hogar), ambientales (de vulnerabilidad climática), y por capacidad económica (Gini de tierras e índice de ingresos).

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una política que estimule el emprendimiento, en especial en la población en mayores condiciones de

vulnerabilidad, adquiere significativa importancia en términos locales.

3.1.1. Inclusión Productiva: la experiencia de Cartagena

El gobierno local en 2009, en el marco de la ejecución del Plan de Desarrollo Por una sola Cartagena

2008 – 2011, estableció la Política de Inclusión Productiva (PIP) para población en situación de

pobreza y vulnerabilidad. Esta política contó con el apoyo del PNUD y alianzas público-privadas con

organismos como la Cámara de Comercio de Cartagena, el SENA, fundaciones empresariales, las

universidades y el Observatorio del Caribe Colombiano.

Esta política se formuló en clave de desarrollo humano y con enfoque de derechos al reconocer las

desigualdades existentes entre amplios sectores de la población local. Abreva del paradigma del

desarrollo humano, en cuanto tiene como eje central del desarrollo a las personas (su crecimiento

individual y colectivo), quienes son (y deben ser) protagonistas de los procesos de desarrollo y no

simples receptores de los programas sociales del Estado. De esta forma, la PIP tiene como propósito

fundamental “contribuir a restablecer y garantizar los derechos económicos de la población en mayor

situación de pobreza y vulnerabilidad, y con exactitud el derecho al trabajo y a la propiedad” (PNUD,

2010; p. 23).

Esta política se puso en marcha a través de ocho estrategias:

1. Orientación y referenciación de oportunidades de empleo, autoempleo y emprendimiento, para

la población en situación de pobreza y vulnerabilidad.

2. Acceso a activos productivos.

3. Democratización de la inversión y el gasto público y de la actividad productiva.

4. Recuperación y aprovechamiento económico del espacio público.

5. Armonización de la oferta y la demanda de trabajo a los requerimientos del mercado laboral y de

las cadenas de valor con una mirada prospectiva.

6. Fortalecimiento institucional.

7. Disponer de información veraz, pertinente y oportuna (Observatorio del Mercado Laboral).

8. Negocios inclusivos, a partir de la creación y puesta en marcha de la Red de Inclusión Productiva

en Cartagena.

Como se explicó anteriormente, en la primera de estas estrategias se insertan los proyectos de

emprendimientos culturales objeto del presente estudio. Esta estrategia se dirige a la población local

que ha estado excluida de la dinámica económica de la ciudad y en situaciones de pobreza y

vulnerabilidad, para generar capacidades que permitan superar factores estructurales que han

favorecido esta situación, tales como la “falta de cultura emprendedora, la aversión al riesgo, las

dificultades de acceder a la información pertinente y la ausencia de un organismo que promueva,

lidere y coordine las iniciativas empresariales y de negocio de la comunidad, que ofrezca y canalice

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oportunidades que apoyen dichas iniciativas en asocio con los diferentes sectores económicos,

centros académicos, organizaciones sociales y la comunidad” (PNUD, 2010; p., 29).

En este sentido, la inclusión productiva permite orientar los esfuerzos público-privados que procuran

la transformación de la realidad local en los ámbitos sociocultural y económico (donde el

emprendimiento juega un rol esencial), a fin de lograr la autonomía efectiva basada en la agencia

individual y colectiva de las personas en estos procesos. Para ello, la generación de capacidades en los

grupos sociales excluidos, en condiciones de desventaja en los mercados, debe corresponderse con la

creatividad en procesos y proyectos que fortalezcan la identidad (cultura como fin del desarrollo) en

los ámbitos del ser y del hacer, y también mejorar las condiciones de vida y las de sus comunidades

(cultura como recurso y medio del desarrollo).

Como también se señaló, esta primera estrategia se pone en marcha con los Centros de

Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende), que además de la referenciación hacia oportunidades

de empleo y autoempleo, de creación y consolidación de empresas, ofrecen capacitación y

transferencia tecnológica, gestión de redes y prestación de servicios a fin de ampliar las

oportunidades de vinculación productiva de los grupos sociales sujetos de intervención.

En la actualidad funcionan en Cartagena dos Cemprende, que son operados mediante alianza público-

privada por la Cámara de Comercio de Cartagena, con apoyo técnico de entidades como el SENA,

PNUD, Centros Regionales de Educación Superior (Ceres) y otras instituciones de educación técnica,

tecnológica y superior, y algunas de las organizaciones que impulsan el microcrédito que conforman

la Red de Inclusión Productiva de la ciudad (Camcomercio de Cartagena, 2012).

Los centros de emprendimiento desarrollan dos líneas de trabajo para atender a población en gran

parte perteneciente a los estratos I y II de Cartagena, que son:

a) Línea de emprendimiento, mediante la cual se identifican, promueven y apoyan

iniciativas emprendedoras y empresariales. Comprende cuatro procesos: emprende,

desarrolla, fortalece y transforma, que dan nombre a igual número de rutas de

emprendimiento.

b) Línea de empleabilidad, la cual tiene por objeto la ubicación laboral de personas

desempleadas y la orientación ocupacional de las mismas, desarrollando programas de

capacitación y formación, gestión para la certificación por competencias, identificación de

las oportunidades laborales y en requerimientos de empleo en las cadenas de valor de los

diversos sectores económicos.

Algunos hechos y cifras que evidencian los distintos impactos de Cemprende durante el año 2011 son:

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Alianzas con el sector financiero para apoyo crediticio a pequeños comerciantes: ha logrado

articular recursos por $265 millones, distribuidos en 170 planes de negocio, generando 32

puestos de trabajo;

Fortalecimiento a 305 empresas de la Localidad 2 (que alberga el 31% de la población local y

es la segunda con mayor pobreza local) y vinculación de 168 personas en diversas empresas;

Actualmente cerca de 100 empresas de diferentes sectores económicos de la ciudad contratan mano

de obra formada e intermediada por Cemprende, entre las cuales se destacan: Refinería de Cartagena

(el proyecto de mayor inversión en Colombia), Postobón, Fundación Prociencia, Zeus Tecnología,

Bordagena, Summit, Logytech Mobile, CB&, Transcaribe, entre otras).

La decisión tomada por la Administración Distrital para el periodo 2012 – 2015, de darle continuidad a

la PIP quedó consignada en el Plan Desarrollo Distrital de Cartagena de Indias: Campo para tod@s,

2012 – 2015. En él se plantea que “El Plan Estratégico de Superación de Pobreza para la Prosperidad

Social –PES-, el Centro de Emprendimiento Pedro Romero –Cemprende- y el Observatorio de

Mercado Laboral de Cartagena serán las principales herramientas de la Política Distrital de Inclusión

Productiva “Pedro Romero” (Alcaldía de Cartagena, 2012; pp. 126 y 127).

La línea base en el año 2012 de Cemprende muestra que se atiende a 2.396 personas y la meta a

2015 es atender y capacitar a 8.000 Cartageneros en situación de vulnerabilidad en las áreas de

emprendimiento y empresarismo; de igual forma, se propuso pasar de 645 a 4.000 planes de

negocios (asesoría, formulación y financiación), entre otras iniciativas. La principal estrategia para

lograr estas metas se orienta a impulsar las alianzas público-privadas, de tal forma que al finalizar el

período de gobierno se encuentren operando cuatro Cemprende.

3.1.2. Cartagena Emprende Cultura (CEC)

En el año 2010, la Cámara de Comercio de Cartagena y el Banco Interamericano de Desarrollo

suscribieron un convenio para la ejecución en 48 meses del proyecto piloto Cartagena Emprende

Cultura (CEC). Este se constituye en el fruto más notable de la alianza público–privada en la ciudad en

el sector cultural, ya que además logró vincular otras entidades: Cámara de Comercio de Cartagena

(ejecuta- cofinanciación), la Administración Distrital (apoyo -cofinanciación), Banco Interamericano de

Desarrollo – BID (financiación) y el Ministerio de Cultura (apoyo-cofinanciación).

CEC procura a través de la formalización, innovación y fortalecimiento de los emprendimientos

culturales aportar al desarrollo socio-económico y de las personas en la ciudad. En ese sentido, el

proyecto se orienta al fomento y la articulación de los mercados de productos y servicios culturales

de Cartagena, desde una perspectiva que supera lo público, sentando bases en una estrategia que

privilegia las alianzas público-privadas.

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El proyecto partió de un diagnóstico de los emprendimientos culturales en Cartagena y luego realizó

una convocatoria a la cual se presentaron 300 grupos; se seleccionaron 52 pertenecientes a las artes

escénicas, promoción de lectura, artesanías, música, danza, teatro, centros culturales y gastronomía.

Este grupo se capacitó en temas de emprendimiento con asesores del SENA, Cámara de Comercio y

Cemprende. Se construyó una línea base de las personas que ingresaron al proyecto Cartagena

Emprende Cultura. La evidencia encontrada mostró que ninguno de estos emprendimientos recibe

ingresos superiores a más de dos salarios mínimos, los trabajadores culturales pertenecen a los

estratos del 1 al 3, y no disponen de espacios adecuados para el desarrollo de su actividad10.

De acuerdo con la formulación de Cartagena Emprende Cultura, la implementación del proyecto

contempla cuatros fases orientadas a conformar la base de la promoción de artistas, creadores y

emprendedores del sector artístico y cultural, así como la formulación de iniciativas empresariales

que sean viables. Estas etapas son:

Fase 1: Identificación (desarrollo de mecanismos de identificación, acompañamiento y

promoción del programa).

Fase 2: Implementación (formalización de emprendimientos culturales y fortalecimiento de

empresas en operación).

Fase 3: Sostenibilidad (orientada a desarrollar mecanismos permanentes que den

sostenibilidad a los emprendedores culturales).

Fase 4: Seguimiento (diseño de estrategias de promoción y difusión para ofertar y dar a

conocer los productos y servicios culturales propuestos por los beneficiarios del proyecto).

Este proyecto se encuentra al final de su primera etapa, la cual contempló el análisis del estado actual

del sector cultural de Cartagena, la identificación y conformación del grupo de emprendedores

beneficiarios del proyecto, y la construcción del Programa Cartagena Emprende Cultura que fue

estructurado para impulsar la creación de bienes, productos y servicios culturales, teniendo en cuenta

las necesidades reales del sector (Cámara de Comercio de Cartagena, 2012a).

A mediados del año 2012 el proyecto se propuso desarrollar procesos de mejoramiento de productos

y diseñar estrategias de circulación, gestión de recursos y los frentes de negocio. No obstante, ha

enfrentado dificultades ya que las personas que integran el proyecto (682 en total) contaban con

capacidades distintas (en administración y producción, por mencionar algunos casos), lo que limitaba

la organización y formalización de la empresa, uno de los objetivos del proyecto.

De acuerdo con la directora de CEC, Tatiana Rudd, si bien en el convenio con el BID se establecía que

15 de los seleccionados tenían que ser empresas que ya funcionaran al momento de inicio más 35

ideas de negocio, algunas ideas de negocio no pudieron materializarse. “Algunos grupos atrasan el

10

Entrevista a Tatiana Rudd, Directora de Cartagena Emprende Cultura, 3 de octubre de 2012.

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27

proceso de los demás, lo que ha motivado la decisión de excluir algunos e involucrar nuevos grupos”,

señaló Rudd.

3.1.3. Iniciativas culturales para la generación de capacidades humanas

Este proyecto fue propuesto por el nodo coordinador de la Red Internacional sobre Desarrollo y

Cultura asentado en el Laboratorio de Investigación e Innovación en Desarrollo y Cultura (L+iD) de la

Universidad Tecnológica de Bolívar, grupo de académicos que plantea la indagación interdisciplinar

sobre la identificación, diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de iniciativas culturales para la

superación de la pobreza.

El proyecto, financiado por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (Aecid), planteó

como objetivos específicos:

1. Diseñar, ejecutar y sistematizar seis iniciativas culturales para la superación de la pobreza en

Cartagena de Indias.

2. Fortalecer el Nodo Cartagena de Indias que modera la Red Iberoamericana de Desarrollo y

Cultura mediante la puesta en marcha de una agenda de movilidad e intercambio

internacional de expertos y líderes en el tema de desarrollo y cultura que nutran las

iniciativas culturales implementadas.

3. Desarrollar una estrategia de producción, publicación y difusión de conocimiento que

propicie el diálogo intercultural y las relaciones entre desarrollo y cultura.

Este proyecto comparte el enfoque integral de desarrollo que tiene como objeto principal la lucha

contra la pobreza, y que posee una doble dimensión en el ámbito de los derechos humanos: en

primer lugar, sitúa a las personas como agentes, protagonistas y destinatarios de la política de

desarrollo y, en segundo lugar, fortalece las instituciones de todos los actores del desarrollo en la

promoción, defensa, protección y garantía de los mismos. Como grupo beneficiario se seleccionó la

población más pobre de Cartagena, preferiblemente afrodescendiente, que en virtud de su condición

étnica padece inserción laboral precaria (Romero, 2009).

Debido a restricciones en la financiación, el primer objetivo específico se modificó planteando un

único resultado al finalizar la ejecución del proyecto, consistente en tener identificadas, diseñadas,

ejecutadas y publicadas al menos tres iniciativas culturales para la superación de la pobreza, con base

en metodologías compartidas y articuladas con los programas de Emprendimientos Culturales del

Ministerio de Cultura contemplados en el Plan de Desarrollo, al igual que con la Alcaldía Distrital, su

Instituto de Patrimonio y Cultura y con su Estrategia de Inclusión Social Productiva, contemplada en el

plan de desarrollo local Por una Sola Cartagena 2008-2011, orientado a disminuir la pobreza absoluta

en la ciudad.

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El gobierno local vigente planteó la política de apoyo a emprendimientos comunitarios con base en

cultura articulados al turismo y a sectores de la economía formal, con los que se buscaba armonizar

este proyecto de manera que se lograran optimizar los recursos. Así, las iniciativas a financiar con la

Aecid harían parte del programa de Inclusión Productiva de la Alcaldía de Cartagena, diseñado con el

apoyo de Naciones Unidas, y se desarrollaría a partir de la metodología general de los Centros de

Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende) la metodología de emprendimientos culturales

comunitarios.

En la modificación se adicionaron actividades relacionadas con la formación, diseño de metodología y

fortalecimiento de los procesos de acompañamiento a las iniciativas que se esperaba fueran exitosas

y replicables, y se estableció el compromiso de la Universidad Tecnológica de Bolívar de gestionar

ante otros organismos locales, nacionales y multilaterales recursos adicionales para el fortalecimiento

del Nodo y de la Red de Desarrollo y Cultura como un desarrollo paralelo de los resultados eliminados

de la ejecución del proyecto y que nutrirían el que quedaba vigente para ejecución.

La UTB y su Nodo de Desarrollo y Cultura convocaron a entidades locales y nacionales calificadas

para, en sinergia, realizar la conceptualización, financiación, convocatoria, seguimiento y evaluación

de las tres iniciativas culturales.

Se invitaron entidades públicas y privadas con experiencia en el tema de emprendimientos culturales

en Cartagena, y a través de herramientas como el grupo de enfoque y la lluvia de ideas se

identificaron las tres iniciativas culturales para la superación de la pobreza a desarrollar en la ciudad.

Estas iniciativas fueron:

1. Diseño, confección y comercialización de vestuario y utilería festiva. Se identificó y diseñó

teniendo en cuenta el Proceso de Revitalización de Fiestas de la Independencia de Cartagena, un

proceso de origen ciudadano iniciado en 2003, cuyo objeto es devolver su fuerza a la celebración

popular más importante de la ciudad, la que conmemora su Independencia (Bicentenario que fue

celebrado en 2011). Se tuvo en cuenta la necesidad de enriquecer y mejorar el vestuario y los

disfraces festivos y por ello se decidió convocar a actores festivos claves como modistos, artesanos,

escenógrafos, etc.

2. Arte y Calle. Surge como una ampliación del proceso impulsado por el Instituto de Patrimonio y

Cultura de Cartagena y la Corporación Cabildo dirigido originalmente a mejorar las condiciones de los

bailarines de los grupos folclóricos, pero incluyendo esta vez a los músicos, cantantes, estatuas

humanas y bailarines de otros géneros que desarrollan su actividad en las calles y plazas del Centro

Histórico de Cartagena.

3. Promoción y circulación de músicas locales. En Cartagena existe una gran riqueza musical que en

la mayoría de las oportunidades circula restringidamente por la falta de gestión, promoción y manejo

de los artistas. A la vez se evidencia el auge de colectivos juveniles trabajando empíricamente en la

producción y promoción de sus propias músicas dentro de sus círculos. Una productora musical

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independiente, impulsada por jóvenes, es una propuesta innovadora que conjuga dos áreas que se

necesitan y se complementan.

Se definieron además los siguientes criterios para la selección de los participantes:

Equidad de género

Inclusión

Condición de vulnerabilidad

Portadores de patrimonio intangible

Potencial demanda en el mercado

Desde la UTB se consideró el impulso de iniciativas culturales que, en clave de desarrollo, pudieran

con su experiencia arrojar lecciones para el diseño de políticas públicas y privadas locales para la

superación de la pobreza y el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de Cartagena

de Indias.

La convocatoria, al igual que la selección, tomó en cuenta los contextos y las condiciones iniciales de

los participantes. De hecho, para la primera –que tomó un mes y se surtió a través de medios de

comunicación impresos y electrónicos- se tuvieron en cuenta los siguientes requisitos:

Ser residente en la zona urbana o rural de Cartagena de Indias.

Demostrar su pertenencia socioeconómica a los estratos 1, 2 o 3 (preferiblemente

identificados por el SISBEN y la Red Juntos –ahora Red Unidos-).

Demostrar experiencia en los oficios, creatividad y vocación artística en los campos de la

convocatoria.

Estar vinculado a procesos de construcción de ciudad, que incluya visión de desarrollo,

generación de ingreso y desarrollo cultural.

Tener potencial para el desarrollo de una cadena de valor.

Tener disponibilidad de tiempo para los procesos de formación y estar interesado en

conformar negocios para el proceso festivo de la ciudad.

Luego de convocatoria pública y selección cuidadosa, durante las cuales se identificaron vocaciones,

talentos y destrezas, se da inicio a la ampliación del conocimiento y la formación del capital humano.

La formación estuvo a cargo de la UTB y su equipo interdisciplinario. En esta actividad participaron

profesionales y artistas de alto nivel académico. Investigadores y maestros entregaron sus aportes

por cerca de 260 horas de formación a 74 participantes seleccionados para las tres iniciativas: el

contexto histórico y cultural, la fundamentación artística y la organización empresarial fueron

asignaturas orientadas a cosechar nuevas ofertas del talento cultural.

Las iniciativas contaron con apoyo institucional durante más de un año, lo que sugiere el papel

esencial del acompañamiento en los procesos de generación de capacidades humanas y de

aprovechamiento de las oportunidades. Este asesoramiento continuo giró alrededor de procesos de

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30

formación, producción de materiales, visibilidad de los esfuerzos (Feria: cosechas 2011 y 2012 de

bienes culturales), rueda de negocios y piloto de comercialización (Mercado Cultural del Caribe) y

acompañamiento a la formalización.

3.2 Aspectos metodológicos de la sistematización y aprendizajes desde la práctica de los

proyectos de emprendimiento cultural a nivel local

Las experiencias de emprendimiento cultural en Cartagena proporcionaron conocimiento práctico

que se constituyó en uno de los principales insumos para el desarrollo de esta propuesta. En este

sentido, los investigadores utilizaron como estrategia metodológica para sistematizar los casos y

extraer lecciones desde la práctica de los actores la siguiente:

3.2.1. Encuesta socio-económica a los emprendedores culturales

La encuesta socioeconómica tuvo como objetivo construir un perfil de los trabajadores culturales de

Cartagena y de los emprendimientos. Esta encuesta posibilitó la construcción de la línea base con

indicadores cuantitativos. Se tomaron como referentes lo planteado por el Convenio Andrés Bello

(CAB, 2004) para el caso de Chile, y otros estudios y experiencias que fundamentan la inclusión

productiva en Colombia (PNUD, 2010; PNUD, 2010 a,b; 2011a,b). Se indagó sobre las características

sociales, trabajo cultural, y los componentes de formación, acción y gestión.

La población encuestada fue seleccionada de los dos proyectos de mayor reconocimiento y cobertura

en materia de emprendimientos culturales en Cartagena: Cartagena Emprende Cultura (Cámara de

Comercio de Cartagena-BID), e Iniciativas Culturales para la Superación de la Pobreza (UTB-CFCE-IPCC,

entre otros). En total ambos proyectos tienen una cobertura de 113 emprendimientos culturales, 84

de ellos fueron escogidos para realizar el estudio (lo que significa una cobertura del 74%), una

muestra representativa de la población sujeto de análisis.

3.2.2. Entrevistas de profundización

Los datos e indicadores cuantitativos obtenidos por la encuesta se complementaron con información

cualitativa obtenida de entrevistas a profundidad realizadas a los emprendedores, tutores del

proceso de formación y a funcionarios de las instituciones que coordinaban los proyectos de

emprendimiento cultural. Esto permitió obtener información valiosa sobre las dificultades, retos y

cuellos de botella, sistematizados en las barreras a la inclusión productiva y en los eslabones de la

cadena de valor de la cultura.

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31

Adicionalmente, de estas entrevistas se seleccionaron testimonios de los emprendedores, tutores y

representantes de las instituciones para respaldar la evidencia y la descripción de los resultados

obtenidos en el estudio.

3.2.3. Grupos focales

Se aplicó la herramienta de grupos focales para analizar las dificultades de los proyectos de

emprendimiento cultural, en ellos participaron representantes de las instituciones responsables de

estos, funcionarios del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), directores de

emprendimientos y participantes de los proyectos, entre otros. Esto posibilitó obtener información

relevante para identificar dificultades y posibles alternativas de solución a las mismas (lecciones

aprendidas desde la práctica). Esto además complementó el análisis del contexto local.

3.2.4. Análisis del contexto

A la información obtenida con los grupos focales, se sumó el análisis de las condiciones económicas y

sociales de la ciudad, identificando factores limitantes en el desarrollo de la población, las

capacidades institucionales al servicio del emprendimiento cultural y la identificación de

megaproyectos en marcha en Cartagena a los cuales se pudieran articular estos emprendimientos y

fortalecer la cadena de valor de la cultura.

3.2.5. Estudios de caso

Se analizó además de los casos de los proyectos Cartagena Emprende Cultura e Iniciativas Culturales

para la Superación de la Pobreza, la experiencia del Centro de Emprendimiento Pedro Romero

(Cemprende) de la Alcaldía Distrital de Cartagena de Indias, el cual a pesar de no enfocarse en

emprendimientos culturales, representa por definición la experiencia que debe considerarse para

extraer lecciones y enfocar de mejor forma la presente propuesta metodológica.

3.2.6. Revisión bibliográfica

La revisión de la literatura y el resultado de investigaciones sobre emprendimientos culturales, tales

como los manuales para el emprendimiento cultural del Ministerio de Cultura, el análisis de los

vínculos entre cultura y desarrollo de diversos autores (Sen, Nussbaum, Martinell, Abello, entre

otros), el enfoque del desarrollo humano, el enfoque de derechos y la política de inclusión productiva

abordados por el PNUD, sentaron las bases para la sustentación teórica de esta propuesta.

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Se revisaron además las políticas culturales a nivel local, la política de inclusión productiva en

Cartagena y en varias ciudades de Colombia, y el Plan de Desarrollo del Distrito de Cartagena en su

componente cultural e institucional.

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4. La situación de los emprendedores culturales en Cartagena: Línea de base En la presente sección se examina la estructura de oportunidades –en especial las de formación y

laborales- y la relación que esta tiene con la situación de pobreza y vulnerabilidad de los

emprendedores culturales en Cartagena. La pobreza se entiende de dos maneras: primera, como

situación de privación material (productos e ingresos) y también como carencia de oportunidades

reales (debido a limitaciones sociales y a circunstancias personales) que impiden el aprovechamiento

de las capacidades; y segunda, como la dificultad de funcionar (por ejemplo, de insertarse

favorablemente en los mercados), dadas las oportunidades que se tienen (Sen, 1999; PNUD, 1997).

A su vez, la vulnerabilidad se entiende como el riesgo de una persona o grupo humano de caer o

continuar en la pobreza, dado que se encuentran inmersos en situaciones –llamadas trampas de

pobreza- a las que difícilmente pueden sobreponerse (Rueda y Espinosa, 2010), pero también, en un

sentido más amplio, como el conjunto de situaciones de carácter multidimensional (ambiental, de

violencia, institucionales y de capital humano) que generan riesgo de sufrir privaciones (PNUD,

2011c).

El diseño y comprensión de estos aspectos que influyen en la creación y expansión de capacidades y

oportunidades –pero que también operan como cuellos de botella del desarrollo humano- se abordan

a partir de la construcción de la línea base de la población a intervenir. En especial se enfoca la

perspectiva socioeconómica de los emprendedores, a fin de identificar las mencionadas restricciones

colectivas e individuales, así como las diversas características que ameritan tratamiento diferencial

desde el accionar de la política pública.

Con el fin de lograr este propósito se diseñó y aplicó la Encuesta de Caracterización de los

Emprendedores Culturales (ECEC), siguiendo lo planteado por el Convenio Andrés Bello (CAB, 2004)

para el caso de Chile, y por otros estudios y experiencias que fundamentan la inclusión productiva en

Colombia (PNUD, 2010; PNUD, 2010 a,b; 2011a,b).

La identificación de los emprendedores se facilitó gracias a la existencia de dos proyectos al momento

de plantear el presente estudio: Cartagena Emprende Cultura, promovido por la Cámara de Comercio

de Cartagena y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el de Iniciativas Culturales para la

Superación de la Pobreza, producto de la alianza de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB) con

otras instituciones de esta ciudad (Centro de Formación de la Cooperación Española, Instituto de

Patrimonio y Cultura de Cartagena, entre otros), el cual fue gestionado por el Laboratorio

Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (L+iD) de la UTB en el marco de

la CAP de la AECID.

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Por el tamaño de los grupos humanos involucrados en el estudio y, a la vez, consecuencia de la

amplitud de la convocatoria de ambos procesos, se adoptó la estrategia censal en la recolección de la

información, lo que implicaba encuestar a 113 emprendimientos culturales de Cartagena. Finalmente

se logró conocer la situación de 84 iniciativas-emprendimientos (lo que significa una cobertura del

74%), que garantizan la representatividad de la población sujeto de análisis (tabla 1). El proceso de

convocatoria de estos proyectos garantizó de igual manera la representatividad de acuerdo con la

clasificación de las actividades, para lo cual se sigue a Unesco.

Tabla 1. Encuesta de Caracterización de los Emprendedores Culturales (ECEC)

Grupo Encuestas Part.%

I. Cartagena Emprende Cultura 32 38%

II. Iniciativas Culturales (A+B+C) 52 62%

A. Arte y Calle 22 26%

B. Lompley 3 4%

C. Vestuario y utilería festiva 27 32%

Total (I+II) 84 100% Fuente: Cálculo de los autores con base en ECEC.

Se utilizan igualmente los datos de Cartagena obtenidos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares

(GEIH), con el propósito de establecer comparadamente las principales similitudes y diferencias

socioeconómicas con la población que también será sujeto de intervención.

El análisis se inicia con la situación según la cual la brecha de ingresos existente entre personas y

familias cartageneras y los emprendedores es sustancial (del 20% en desfavor de los segundos) y no

ha permitido reducir la pobreza ni favorecer el acceso equitativo a oportunidades (tabla 2). Esta

brecha es, sin embargo, menor a la observada cuando se comparan las zonas urbanas y rurales de la

ciudad (Alvis, Espinosa y otros, 2012). Si bien bajo la perspectiva del desarrollo humano el ingreso no

es la única variable que permite evaluar los logros de las personas como lo es en la visión tradicional

del desarrollo como crecimiento económico, sí permite darle sostenibilidad a tales alcances de las

personas.

El análisis es pertinente a la propuesta teórica que fundamenta el estudio. El desarrollo que implique

el logro de las capacidades humanas debe evidenciarse en un proceso de procurarlas de manera

equitativa, participativa y sostenible. Por ello la desigualdad –y en general las inequidades- se

considera también cuello de botella para el crecimiento económico, reflejado en nuestro caso en el

escaso progreso de los negocios e iniciativas culturales, por lo que parte fundamental de las políticas

públicas debe orientarse consecuentemente a la reducción de las inequidades en la distribución del

ingreso, de la propiedad y, en general, de los activos.

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Tabla 2. Concentración de activos y estructura de oportunidades en la población del estudio

Grupo Pobreza (Línea de Pobreza)*

Pobreza extrema (Línea de

Indigencia)

Ingreso por hogar

(Promedio)

Años de Educación

Dependencia económica

Iniciativas Culturales 15,8% 7,9% 713.081 9,6 4,3

Cartagena Emprende Cultura

5,4% 1,3% 1.470.626 11,5 3,3

Total Emprendimientos Culturales (EC)

11,8% 5,4% 1.091.000 10,5 3,8

Cartagena (C)** 33,4% 4,7% 1.351.159 9,9 6,0

Total EC/C (veces) 0,35 1,14 0,81 1,05 0,63 Fuente: Cálculo de los autores con base en ECEC y GEIH.

*: Los datos de Cartagena corresponden al año 2011.

Como sugieren algunos autores, las condiciones heredadas de una generación a otra determinan en

gran parte la posibilidad de ascender o descender en términos de ingresos, educación y ocupación, y

estas condiciones constituyen el mecanismo de transmisión intergeneracional que puede perpetuar la

pobreza y la falta de oportunidades en la sociedad (Gaviria, 2002).

En el plano local, estas brechas se reflejan en el acceso a bienes y servicios básicos como la educación

y en la posesión de activos, indispensables para salir de múltiples trampas de pobreza (anexo 1). En

ciudades como Cartagena existen considerables diferencias de ingresos en los extremos de la

distribución (décima parte de ingreso más alta frente a la más baja), y estas se mantienen entre los

grupos sociales con más altos ingresos (deciles 9 y 10) (Espinosa, 2012).

De acuerdo con diversos estudios (UTB, 2012; Espinosa y Alvis, 2011; UDE, 2010), las desigualdades

en la distribución del ingreso en Cartagena han permanecido en niveles relativamente elevados en el

contexto nacional; de hecho, según DANE-Mesep (Misión de Empalme de las Series de Empleo y

Pobreza), la capital de Bolívar es, junto con Montería y Pasto, la ciudad donde esta desigualdad -

medida a través del coeficiente de Gini- creció entre 2002 y 2011 (1.2%, frente a 1.9% y 2.3% de

Montería y Pasto, respectivamente). En el agregado nacional la desigualdad en el ingreso se redujo en

4.2%, y en las 13 ciudades principales en 5.7% durante este periodo, lo que pone en evidencia los

precarios resultados en Cartagena.

El análisis de la pobreza (general y extrema11) en la población bajo estudio muestra que la incidencia

de esta cuando se considera el ingreso mínimo de subsistencia es del 11.8%, tres veces menor que el

indicador de pobreza de Cartagena (del 33.4%), y casi dos menos que en las 13 áreas metropolitanas

del país con mayor población (de 20.6%). Sin embargo, la situación de indigencia (o pobreza extrema)

11

Una persona vive en situación de pobreza cuando percibe un ingreso mensual inferior a $215.216 (precios de 2011), denominada Línea de Pobreza (LP), que representa el mínimo monetario con el cual se puede comprar una canasta normativa de alimentos y otros bienes necesarios para vivir, y consecuentemente en la pobreza extrema (o situación de indigencia) si esta renta no supera los $91.930 mensuales, lo que vale una cesta de alimentos con el mínimo nutricional para funcionar adecuadamente.

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afecta el 5.4% de los emprendedores, y representa un registro superior al de Cartagena (del 4.7%), y

el de las 13 áreas (3.5%).

Cuando hicimos la exposición de Feria, la familia de uno de los participantes se acercó a nosotros y la abuela nos

dijo conmovida: “gracias por tener al muchacho aquí”. Los jóvenes de Arte y Calle, especialmente las estatuas

humanas, encontraron una opción laboral en vez de estar en una pandilla o atracando en una esquina. Por ello es

importante su reconocimiento, sentir que pueden realizar sus propias ideas, volver a crear, para muchos que

estaban ya desencantados o resignados12

.

Si bien se deduce que a escala de hogares los ingresos generados en actividades culturales y otras

complementarias permiten enfrentar el riesgo de ser pobre de mejor manera que en un hogar

cartagenero típico, existe una preocupante brecha pobreza-indigencia: en la población analizada uno

de cada dos pobres vive en situación de indigencia, en tanto que en el contexto cartagenero y

nacional esta relación es de 1 a 10 y de 1 a 6, respectivamente (tabla 2).

La incidencia de la pobreza en la población se debe a la incapacidad para generar un ingreso mínimo.

A su vez, este nivel de ingreso lo explica en buena parte el capital humano acumulado –especialmente

educativo- de la población. En la población estudiada, cualquiera que sea el nivel educativo analizado

existe una altísima probabilidad de superar la educación de los padres (tabla 3). Dicho de otra

manera, en los emprendedores culturales la movilidad social es ascendente en todos los rangos

educativos13.

Tabla 3. Matriz de movilidad social en la población de emprendedores culturales

Niv

el e

du

cati

vo d

el h

ijo

Nivel educativo del padre

Ninguno Preescolar Básica

primaria

Básica secundaria y

media

Técnico o tecnológico

Universitaria sin título

Universitaria con título

Postgrado con título

Ninguno 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%

Preescolar 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%

Básica primaria 33% 0% 33% 33% 0% 0% 0% 0% Básica secundaria y media

17% 0% 39% 39% 0% 0% 6% 0%

Técnico o tecnológico

5% 0% 29% 29% 29% 0% 10% 0%

Universitaria sin título

0% 0% 0% 67% 0% 0% 17% 17%

Universitaria con título

0% 0% 40% 40% 20% 0% 0% 0%

Postgrado con título 33% 17% 50% 0% 0% 0% 0% 0% Fuente: Cálculo de los autores con base en ECEC.

Sin embargo, tomando la relación ingresos-nivel educativo el análisis comparado con Cartagena

muestra un hecho que refleja la desfavorable inserción laboral de los emprendedores de la cultura:

12

Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, director de la Corporación Cabildo, y maestro del proyecto de Iniciativas. 24 de septiembre de 2012 13

El índice de movilidad calculado para los cinco niveles educativos fue de 0.99, lo que quiere decir que existe una probabilidad del 99% de que los hijos superen el nivel educativo de sus padres, cualquiera que este sea.

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en el promedio, más educación en este grupo no se refleja necesariamente en mayores ingresos, por

lo que pueden existir otros factores (debidos a la condición de género, etnia o discapacidad, y el

mismo funcionamiento de los mercados) que discriminan contra este grupo humano.

Las personas que presentan vulnerabilidad tan marcada a la hora de meterse en un proceso de formación se

encuentran en un círculo vicioso: entre más vulnerable, mayor dificultad con el componente conocimiento y

aptitud14

.

Otro hecho complementa los relativamente bajos niveles de pobreza en esta población: la

dependencia económica, medida como el número de personas inactivas a cargo de una persona de la

fuerza laboral. La dependencia económica en los hogares de los emprendedores culturales representa

casi la mitad de la registrada por un hogar cartagenero, aunque en algunos casos, como el grupo de

iniciativas culturales, esta dependencia es más elevada (tabla 2). Como se verá a continuación, los

emprendedores culturales son vulnerables debido a los riesgos de pérdida de empleo, enfermedad o

restricción al desempeño de la actividad económica (espacio público).

Cuando los convocaron (a los seleccionados de Arte y Calle) a participar de las iniciativas se sintieron tenidos en

cuenta, especialmente porque sienten que el proyecto los protege, los incluye y los reconoce como trabajadores

de la cultura en el espacio público y les formaliza la actividad ante la Administración Distrital facilitándoles la

gestión del permiso ante la Secretaría del Interior y el aval de su actividad en el IPCC. La situación del artista de la

calle es casi la de ser considerado un mendigo, perseguido por el uso del espacio público. Anteriormente la Policía

los perseguía, no reconocía su derecho al trabajo, no podían realizarlo bien, y desde el proyecto eso cambió15

.

Siguiendo el enfoque de las políticas públicas que sugiere este estudio, la comparación entre

Cartagena y el grupo en observación debe considerar las diferencias de los grupos humanos

analizados. En efecto, dentro de los emprendedores culturales existen brechas significativas tanto en

capacidades básicas como en los resultados sociales y económicos de la población. Las más notables

son claramente las diferencias en pobreza e ingresos, que conjuntamente se relacionan en la

dirección esperada con la variable de capital humano en referencia, el nivel medio de escolaridad

(tabla 2).

A manera de conclusión, conjuntamente los datos de pobreza, ingresos, capital humano y

dependencia muestran que es la vulnerabilidad económica (es decir, el riesgo de ser pobre y no la

pobreza misma) la característica más relevante de este grupo humano.

A continuación se presenta el análisis de la estructura poblacional, utilizada para determinar el grado

de envejecimiento de la población, el equilibrio (o desequilibrio) entre sexos, entre otros aspectos,

con lo cual se visualizan los esfuerzos para ofrecer los diversos tipos de servicios sociales básicos, y

plantear las estrategias de inclusión productiva de la población.

14

Entrevista a Moisés Lora, funcionario de Cemprende, 19 de octubre de 2012 15

Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, Ibíd.

Page 39: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

38

De acuerdo con la composición etaria, la mayor parte de la población emprendedora joven (dos de

cada tres) son hombres (gráfico 1), en tanto que esta proporción se invierte a favor de las mujeres

cuando se pasa al rango de edad adulta y adulto mayor (40-60 años y en adelante). A su vez, seis de

cada diez emprendedores son jefes del hogar, lo que señala un fuerte vínculo de trasmisión de

bienestar del hogar ante la situación económica del trabajador (gráfico 4). Un aspecto adicional que

refuerza este perfil de vulnerabilidad es el estado civil: casi la misma proporción anterior de

emprendedores culturales tiene actualmente personas a su cargo (gráfico 2).

Visitamos a una de las participantes que vive entre los barrios Zaragocilla y Los Calamares. Cualquiera puede decir

que vive en una condición o una situación económica mejor. Y sí, es verdad. Pero también sigue siendo vulnerable

porque le hacen falta oportunidades ya que es madre cabeza de hogar, ella es quien ha sacado adelante con

esfuerzo a su familia y las necesidades no dan espera, están ahí siempre, tiene que moverse. A pesar de que tiene

un techo la casa no es de ella; la casa es de la mamá. Ello representa un grado de vulnerabilidad que la diferencia

porque está ubicada en un barrio económicamente mejor que, digamos, Nelson Mandela o El Pozón16

.

Por otra parte, las oportunidades educativas de los emprendedores –que en un 75% provienen de

otros municipios del departamento de Bolívar (gráfico 3)- se amplían hasta el nivel técnico y

tecnológico y se restringen a partir del nivel universitario (gráfico 5). Existen fuertes vínculos entre la

distribución del ingreso y el acceso a un conjunto de bienes y servicios sociales (PNUD, 2010). De

acuerdo con Cartagena Cómo Vamos (CCV, 2008), la tasa de retorno (o de rentabilidad) de la

educación medida a través del ingreso es positiva y creciente a medida que se avanza en la escala de

formación.

En Cartagena, dice CCV, es más rentable la educación para quienes superan los 12 años de

escolaridad, pero especialmente a partir de 16 años con la formación en postgrados, de allí que esta

brecha de acceso a capital humano funcione como un canal de transmisión de las inequidades y la

pobreza inter-generacional en la ciudad. Resulta pertinente establecer para el caso que nos ocupa si

esta relación, aplicable a un trabajador estándar susceptible de ampliar la dotación de capital

humano, se extiende al plano del trabajo cultural.

Como se planteó, un rasgo esencial de la población bajo estudio es su perfil de vulnerabilidad. Esto se

observa particularmente en los hombres: el 61% depende del trabajo cultural como única fuente de

ingresos. Este indicador es sustancialmente menor en las mujeres: 38%, quienes en una proporción

similar reconocen tener otras fuentes de ingresos. Son las mujeres las que justamente presentan la

mayor proporción de trabajo cultural no remunerado en la ciudad de Cartagena (gráfico 6).

Es importante la capacitación y cualificación; hay que seguir generándoles competencias a los emprendedores

para que sean sostenibles. Estas personas viven de eso, no lo hacen por hobbie o por experimentación a ver si les

va bien, sino que esto es lo que saben hacer y de eso viven y están dispuestos a invertir en la capacitación y a

hacer sostenible su emprendimiento17

.

16

Entrevista a Moisés Lora, ibíd. 17

Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, Ibíd.

Page 40: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

39

Gráfico 1. Pirámide poblacional

Gráfico 2. Estado civil

Gráfico 3. Origen de los emprendedores de la cultura

Gráfico 4. Relación del trabajador con el jefe del hogar

Gráfico 5. Nivel educativo

Gráfico 6. Ingresos

Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.

12%

19%

21%

14%

14%

7%

0%

7%

5%

13%

10%

10%

3%

13%

13%

8%

21%

10%

25% 20% 15% 10% 5% 0% 5% 10% 15% 20% 25%

25 - 29

30 - 34

35 - 39

40 - 44

45 - 49

50 - 54

55 - 59

60 - 64

64 - 70

Mujer

Hombre

34%

22%

4%

16%

24%

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

En unión libre

Casado(a) Viudo(a) Separado(a) o

divorciado(a)

Soltero(a)

En unión libre

Casado(a)

Viudo(a)

Separado(a) o divorciado(a)

Soltero(a)

2,5%

6,3%5,1%

73,4%

1,3%2,5% 1,3% 1,3% 1,3%

5,1%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

Antioquia Atlántico Bogotá D. C.

Bolívar Choco Córdoba C/marca Magdalena Santander Sucre

57%

22%

14%

2%5%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Jefe(a) Esposo(a) o

compañero(a)

Hijo(a) o

hijastro(a) del jefe(a)

Padre, madre,

suegro(a)

Hermano(a),

hermanastro(a)

6%

24%

33%

17%

12%

4%6%

0%

4%

8%

12%

16%

20%

24%

28%

32%

36%

Básica primaria

Básica secundaria y

media

Técnico o tecnológico

Universitaria sin título

Universitaria con título

Postgrado sin título

Postgrado con título

61%

29%

10%

38% 39%

23%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

Su única fuente de ingreso Una más de sus fuentes de ingreso

No recibe ningún ingreso por ellas

Hombre

Mujer

Page 41: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

40

Al riesgo de deterioro en las condiciones de vida debido a la dependencia de la actividad cultural

como única fuente de ingreso, se suma el bajo nivel de renta cuando se considera la categoría

ocupacional (tabla 4). Por una parte, el 33% de los emprendedores gana uno o menos de un salario

mínimo, en tanto que sólo 1% gana más de tres salarios mínimos; de otro lado, el 80% de los

ocupados con más de un empleo obtiene un ingreso menor a un salario mínimo.

En la caracterización inicial se evidenció que no hay ninguna empresa ganando más de dos salarios mínimos, la mayor parte de la gente oscila entre 18 y 36 años, hay casi igual número de hombres que de mujeres, todos viven entre los estratos 1 a 3

18.

Tabla 4. Ingreso promedio de la ocupación principal según categoría ocupacional

Ocupación principal <=1/2 SML Entre 1/2 y

1 SML Entre 1 y 2

SML Entre 2 y 3

SML Entre 3 y 4

SML Trabajando con remuneración 10% 23% 33% 33% 1% Cesante / buscando trabajo 100% 0% 0% 0% 0% Entre empleos 60% 20% 20% 0% 0% Trabajando sin remuneración (sin expectativas concretas de recibir remuneración en el futuro)

100% 0% 0% 0% 0%

Otros (especifique) 60% 20% 20% 0% 0% Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.

En general, la categoría ocupacional determina el nivel de ingresos generado: un profesional

independiente o un empleador (dueño de negocio o empresa cultural) gana entre cuatro y cinco

veces más que si el trabajador se encuentra vinculado a una empresa, y seis veces si tiene contrato

con el gobierno local.

Así mismo, la estabilidad laboral cuenta a la hora de medir la capacidad de generación de ingresos: un

emprendedor vinculado a una actividad remunerada devenga tres veces más que uno que padezca el

llamado pluriempleo, característica esencial del mundo laboral del sector. De hecho, más del 60% de

los emprendedores dedica hasta 36 horas (tres cuartas partes de la jornada semanal legal) al trabajo

cultural (gráfico 9).

Pese a estas diferencias, se puede considerar el emprendimiento cultural como una actividad

altamente vulnerable desde el punto de vista de la inserción laboral y la seguridad social: 57% de los

emprendedores son independientes o por cuenta propia (gráfico 7), en tanto que el 72% de los

emprendedores está ligado a una actividad sin contrato alguno; tan sólo al 9% lo cobija un contrato

laboral (gráfico 8).

No se tuvo en cuenta la falta de dinero para el transporte de muchos de ellos. Además, su angustia por la falta de

trabajo, por dedicar ese tiempo al taller (de formación con los maestros). Hay que atraparlos, enamorarlos, para

que no deserten del proceso19

.

18

Entrevista a Tatiana Rudd, ibíd. 19

Ruby Rumié, formadora del área artística. Grupo focal de lecciones aprendidas, 14 de junio de 2012.

Page 42: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

41

Usualmente las fuentes de vulnerabilidad de los emprendedores culturales tienen origen en el sitio de

realización del trabajo: Una tercera parte de estos ocupa espacios públicos abiertos para desarrollar

su actividad laboral. A su vez, el 27% ejecuta sus labores dentro de la casa, y el 40% restante en sitios

como talleres, salas u otros fuera de la casa. Este tipo de vulnerabilidad afecta principalmente el

trabajo masculino, ya que son las mujeres quienes desarrollan su actividad productiva principalmente

dentro de la casa (50%), en tanto que los hombres lo hacen fuera de esta (talleres, salas, calles, y

espacio público en general).

El trabajo con el cuerpo es efímero. Por vivir de manera más precaria son más difíciles de atrapar hacia una

disciplina. Es diferente el manejo de personas que trabajan con objetos tangibles. La mayoría de los trabajadores

de la calle son empíricos, casi gitanos, a diferencia de la iniciativa 1 (diseño y confección de utilería festiva) que

tenían una mayor formación20

.

Si bien todos los grupos están fuera del centro, todos se mueven en el centro de la ciudad y no tienen los espacios

adecuados para producir, atender o mostrar sus actividades21

.

Gráfico 7. Trabajo según posición ocupacional

Gráfico 8. Tipo de contratación

Gráfico 9. Horas semanales dedicadas a jornada laboral

Gráfico 10. Lugar donde se realiza el trabajo cultural

Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.

20

Ruby Rumié, ibíd. 21

Entrevista a Tatiana Rudd, ibíd.

14%

6%

11%

57%

5%1%

5%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Empleado de empresa

particular

Empleado del Gobierno

Profesional independiente

Trabajador independiente o

por cuenta propia

Empleador Trabajador familiar sin

remuneración

Ayudante sin remuneración

9%

19%

72%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

Término fijo Prestación de servicio u honorarios

No tiene contrato

28%

12%

30% 31%

0%

10%

20%

30%

40%

Más de 46 horas Entre 37 y 45 horas Entre 16 y 36 horas Menos de 15 horas

27%

40%

34%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

Dentro de su casa Fuera de su casa, en un taller, sala u otro

En espacios públicos abiertos (calle, plaza,

parque, etc.)

Page 43: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

42

Un aspecto adicional se relaciona con la formación de los emprendedores. Dos de cada tres

recibieron al menos una capacitación en el último año, y el 54% participó más de seis meses en los

programas de capacitación (gráficos 11 y 12). A su vez, el auto-aprendizaje y la trasmisión familiar

cuentan más como fuentes de generación de capacidades que la formación en talleres y cursos, y más

que los estudios de formación técnica. El efecto de trasmisión inter-generacional de este aprendizaje

es más significativo en las mujeres (dos de cada tres) que en los hombres (tres de cada 10

emprendedores).

La mayoría del grupo de vestuario y utilería festiva (Iniciativa 1) es gente que tiene cierto nivel de estudio, que

están en grupos de música, de danza; algunos han tenido un bagaje de estudios sobre la ciudad, sus festividades y

las discusiones eran interesantes. Era un grupo contestatario, que digería, analizaba y opinaba22

.

Una de las dificultades fue la heterogeneidad en las capacidades de cada grupo. Algunos del grupo de Arte y Calle

(Iniciativa 2) tienen un nivel educativo bajo, de primaria, mientras de los de Lompley (iniciativa 3) eran

universitarios. Para un capacitador sobre temas empresariales es complicado llegar a un nivel que entiendan bien

ambos. Los de Vestuario y utilería festiva (Iniciativa 1) eran más homogéneos, bachilleres, con estudios de

diseño”23

.

La creación y ampliación de capacidades ha contado con bajo protagonismo del sector público. Dos

terceras partes de la formación fue recibida de manos de universidades e institutos de formación y

educación técnica; sólo el 10% de la formación ha sido potenciada por el sector gubernamental,

hecho que contrasta con que las entidades gubernamentales financian el 58% de la capacitación

(gráfico 13).

Si las ciudades y nuestras regiones contemplaran la necesidad de estos proyectos de generación de cultura, si los

tuvieran siquiera en la agenda, transformaríamos: estos proyectos nos cambian, nos vuelven otra cosa24

.

Para llevarlo al nivel de demanda que tiene la ciudad se requiere más inversión en la formación y el

acompañamiento a los emprendimientos. Siento que desde lo público no se ha hecho un reconocimiento a lo que

este proceso de Iniciativas Culturales significa, que a veces es hasta considerado un estorbo… Esa inversión debe

partir desde el reconocimiento de lo público, y en alianzas público privadas con la academia pensando en la doble

vía: que los emprendimientos van en pro de su desarrollo económico, familiar, sicosocial, y el gran aporte que le

hacen a la ciudad por sus muestras culturales. Generarles los espacios, las condiciones, los permisos para

desarrollar su trabajo25

.

El 45% de esta formación ha sido orientada a la creación y fortalecimiento de capacidades en la

gestión y producción cultural, y tan sólo 13% a los aspectos teóricos que justamente crean las

condiciones para la mejor apropiación e incorporación de conocimientos (básicos y nuevos) en los

tipos de actividad de los emprendedores (gráfico 14).

22

Entrevista a Ruby Rumié, septiembre de 2011. 23

Entrevista a Netty Huertas, 19 de septiembre de 2012. 24

Entrevista a Cristo Hoyos, formador del área artística, septiembre de 2011. 25

Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, ibíd.

Page 44: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

43

El tema del estudio a algunos de los participantes les costó trabajo asimilarlo. Muchos de ellos hace años no se

sentaban en una clase, no tenían manejo de herramientas; hay que revisar con qué metodología llegamos a este

tipo de emprendimientos para transmitir conocimientos sobre crear una empresa26

.

La financiación y la falta de información son las dos principales barreras a la formación de los

emprendedores culturales: ambas suman el 53% de los casos. Otras barreras son la falta de tiempo, la

oferta escasa y el aislamiento territorial.

Gráfico 11. Capacitación recibida el último año

Gráfico 12. Duración de la capacitación

Gráfico 13. Financiamiento de la capacitación

Gráfico 14. Área temática de capacitación recibida

Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.

26

Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, ibíd.

18%

49%

33%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Sí, recibió una sola vez Sí, recibió más de una vez No recibió

22%

11%13%

54%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Menos de 1 mes De 1 a 3 meses De 3 a 6 meses Más de 6 meses

11%

58%

25%

5%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

Institución, empresa o establecimiento donde

trabaja

Programas sociales de gobierno

Recursos propios Otros

45%

13%

31%

11%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

Gestión y producción cultural

Teórica Técnica Pedagógica

Page 45: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

44

5. Propuesta metodológica La propuesta metodológica planteada para los emprendimientos culturales se fundamenta en la

visión del desarrollo humano como libertad del economista indio Amartya Sen, propuesta por este

autor a partir de los años setenta (Sen, 1973; 1999) y posteriormente aplicado por Nussbaum (2001)

para la identificación de capacidades humanas básicas y por Martinell (2011) en el ámbito de la

gestión cultural. De igual forma la propuesta metodológica abreva del enfoque de derechos, el cual

ofrece soporte fundamental en términos de la garantía que requieren las políticas públicas en pro del

desarrollo de las personas.

Para Sen el Desarrollo Humano (DH) se entiende como el proceso mediante el cual se generan

capacidades humanas y se amplía el rango de opciones -oportunidades- de las personas, de tal forma

que estas puedan elegir lo que más valoran (Sen, 1999). El desarrollo humano conlleva

simultáneamente a la libertad de escoger dado que existen alternativas para quien escoge, en este

caso las personas.

Las capacidades humanas –siendo las más básicas ser capaces de liberarse de la muerte prematura,

de la ignorancia y del hambre y la enfermedad- derivan de un conjunto posible de realizaciones

(funcionamientos, al decir de Sen), del ser (estados de la existencia) y del hacer (actividades).

A diferencia de la visión tradicional del desarrollo como crecimiento económico, cuyo objetivo es

maximizar las cifras de expansión de la actividad productiva, el DH se logra desarrollando a las

personas, quienes son agentes transformadores y no meros receptores de los beneficios de los

procesos económicos ni de lo que Sen llama “ingeniosos programas sociales” del Estado.

Uno de los componentes esenciales del DH es la equidad, que se convierte en un referente contextual

para la acción de las políticas a favor del desarrollo. La equidad se entiende como equidad en

oportunidades, y preocupación por los resultados. En un marco más general de justicia, esto implica

que no sólo se requiere de la garantía de igualdad de todos los grupos sociales en un contrato social

determinado, y por consiguiente de acceso a un conjunto de bienes materiales por parte de aquellos,

sino también de una igualdad en los logros alcanzados.

Por su parte, el enfoque de derechos señala que su garantía implica tanto el reconocimiento como la

creación de condiciones para asegurar su ejercicio, y no menos importante, el compromiso del Estado

que debe implementar políticas orientadas a restablecerlos –inmediata o mediatamente- en caso de

ser vulnerados (Corredor, 2010; p.47).

Como se planteó anteriormente, en esta propuesta se asume que tanto el desarrollo humano como

los derechos humanos son dos modos de reafirmar la libertad humana: en el primero la libertad se

refiere a las opciones y en los derechos a las garantías para disfrutarlas. Adicionalmente, la

Page 46: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

45

perspectiva del DH aporta a la de derechos el sentido práctico, es decir, sobre cómo se puede avanzar

hacia la satisfacción de los derechos de las personas, y la idea de gradualidad entendida como la

posibilidad de escogencia entre distintas prioridades.

No menos importante es que, de acuerdo con PNUD (2010), el enfoque de derechos exige que “las

políticas y estrategias consideren de manera explícita una mirada poblacional y otra territorial para

atender, en el primer caso, las características de las personas según su ciclo vital y la condición de

género, etnia o discapacidad, así como su situación de pobreza o desplazamiento. A su vez, la mirada

territorial permite identificar las potencialidades y limitaciones locales y favorece la participación y

empoderamiento de los actores en su territorio” (p.8).

La metodología propuesta se ancla al concepto de desarrollo económico incluyente, y en particular a

las estrategias de inclusión productiva, dando respuesta al análisis del contexto y ubicándola en la

base de los emprendimientos culturales. La inclusión productiva refleja, en este marco, el tipo de

políticas públicas que deben implementarse para garantizar o restablecer los derechos económicos

de los emprendedores culturales, para afianzar su crecimiento individual y colectivo, lo que se

traduce en el fortalecimiento de la cadena productiva de la cultura y en más oportunidades para

estos.

Esta cadena productiva de la cultura –pensando en la cultura como contexto y como recurso

productivo- partiría de la diversidad cultural misma y finalizaría en procesos de innovación social,

emprendimiento social y económico y del desarrollo humano, pasando por etapas de generación,

exploración y apropiación del conocimiento (Abello, 2012).

La cadena que se propone tendría los siguientes momentos: diversidad de culturas; generación de

conocimiento sobre y desde la cultura; formación de capital humano para la investigación, la

innovación y la gestión de lo cultural en el desarrollo; comunidad académica, centros de

investigación, redes sobre distintos puntos de la cadena en materia de cultura y desarrollo;

apropiación social del conocimiento; innovación social desde la cultura; cultura en el desarrollo

económico, social y humano27.

Los emprendimientos culturales a impulsar deberían dar respuesta a las condiciones identificadas en

el contexto de tal forma que contribuyan a elevar las capacidades y generar bienestar en sus

trabajadores. En este sentido se documentan ampliamente, mediante la línea de base, las

27

Según Abello (2012), de esta cadena hacen parte: i) Las culturas como punto de partida: su protección, fomento y gestión;

ii) Investigaciones sobre la cultura desde las ciencias y los saberes; iii) Formación de capital humano para la investigación y la

innovación social desde la cultura; iv) Estrategias de apropiación social del conocimiento sobre la cultura; iv) Investigaciones

y desarrollo de tecnologías sociales desde la práctica de las iniciativas culturales; v) Proyectos de innovación social y

emprendimiento en sus etapas de pre inversión e inversión y evaluación ex ante y ex post; vi) Articulaciones entre los

emprendimientos culturales y las actividades económicas (turismo cultural, artesanías, mercado discográfico o editorial,

etc.); vii) Estrategias para el desarrollo empresarial y la competitividad de los sectores; viii) Estudios sobre el peso de la

cultura en la economía, su papel en la superación de la pobreza y en el cambio social; y ix) Gestión de políticas públicas y

privadas con esta perspectiva.

Page 47: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

46

características de la población ubicada en el territorio cartagenero, a fin de atender los intereses de

las personas que serán sujetos del restablecimiento de sus derechos en el marco de las políticas

distritales. Consecuentemente, se identifican las barreras a la inclusión productiva de los

emprendedores culturales, las cuales se definen como un conjunto de situaciones muchas veces

entrelazadas que cierran o restringen oportunidades a la gente, generando privaciones y riesgo de

padecer la pobreza (figura 1).

Basados en los resultados de la sección anterior, se señalan tres tipos de barreras: la primera, la

vulneración de derechos, principalmente al trabajo y a la propiedad, y a otros constitutivos del

mínimo vital que impiden la generación de capacidades y el aprovechamiento de estas; la segunda,

los bajos niveles de formación, que muestran un perfil de poca pertinencia a las necesidades de

innovación y del mercado, los cuales, además, se reflejan en una inserción económica precaria, con

negocios inestables y de alto riesgo económico, y escaso acceso a fuentes de financiación y de

acumulación de activos; y tercera, la exclusión social y económica que se evidencia en la débil

articulación a actividades económicas con demandas potenciales, como el turismo y el comercio, y en

el acceso precario y desigual entre grupos al espacio público (como se vio, una tercera parte de los

emprendimientos cumplen su labor en estos lugares).

Una vez determinadas las barreras, se plantean eslabones de inclusión enfocados a responder la

pregunta de qué se requiere para superar tales barreras. En ese sentido, se propone: i) La adecuación

de capacidades mediante formación y educación pertinentes, en particular las capacidades humanas

señaladas por Nussbaum que serán objeto de análisis en esta sección; ii) El acceso a activos

productivos como el crédito y la propiedad (activos culturales tangibles que entran en el proceso de

creación y puesta en escena), y la generación de capacidades en la gestión cultural según lo planteado

por Martinell. Por último, se requiere de un eslabón que genere oportunidades de ingresos a los

emprendedores, particularmente a través del acceso a nuevos mercados (o fortalecimiento de los

existentes) y de las llamadas capacidades para la acción, según lo que se explica en este mismo

apartado.

Otro de los pilares sobre los cuales se apoya esta propuesta son los vínculos entre desarrollo y

cultura. Esto será posible siempre que los emprendimientos culturales respondan a las necesidades

del contexto en términos del desarrollo humano y la superación de la pobreza. Por ello, la propuesta

considera la estrecha relación existente entre estos dos conceptos como la base para la

transformación de las personas en términos de su bienestar: la cultura como recurso generador de

riqueza y medios de vida, pero también como fin y contexto de los procesos desarrollo (Abello, Aleán,

Berman, 2013).

Page 48: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

47

Figura 1. Barreras y eslabones de inclusión productiva en los emprendimientos culturales en

Cartagena

Fuente: autores con base en PNUD (2010) y Nussbaum (2000)

De esta forma, el análisis del contexto y la consideración de las relaciones entre desarrollo y cultura

se concretan en las capacidades y en la base de los emprendimientos, lo cual supone la creación y

ampliación de estas (a los trabajadores culturales e instituciones). Para ello, y como se verá más

adelante, se requiere de la construcción de una línea base (utilizando encuestas, grupos focales y

entrevistas a los actores relevantes) para identificar las capacidades y el potencial de mejora. Se

pretende obtener información directa de la experiencia de los trabajadores culturales para que, a

partir de este conocimiento, se formulen estrategias que minimicen los riesgos de la insostenibilidad

de los emprendimientos.

En este sentido, la inclusión del enfoque de derechos ofrece adicionalmente un soporte

transversalizador de los emprendimientos ya que permite la implementación de políticas públicas que

garanticen el derecho al trabajo y a la propiedad, uno de los propósitos de cualquier política pública

de inclusión productiva. En el siguiente esquema se presenta el enfoque metodológico que sustenta

esta propuesta.

Barreras a la inclusión

Vulneración de derechos

• Al trabajo y a la propiedad

• A otros constitutivos del mínimo vital: alimentación, salud, educación.

Bajos niveles de formación

• Empleo precario

• Informalidad

• Acceso inadecuado a activos

Exclusión social y económica

• Escasa articulación con sectores y actividades económicas (turismo, comercio, entre otros)

• Acceso a otros bienes (uno de ellos, públicos, como el espacio).

Adecuación de capacidades

• Formación y educación para el trabajo y los negocios culturales.

• Expansión y creación de capacidades (Nussbaum).

Acceso a recursos productivos

• Crédito, propiedad

• Ampliar y crear capacidades en la gestión cultural (Martinell)

Oportunidades de generación de ingresos

• Participación en mercados

• Aumentar y crear capacidades para la acción

Eslabones de la inclusión

Page 49: Contenido · A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector,

48

Figura 2. Enfoque metodológico propuesto

Fuente: Elaboración propia.

La metodología se enriquece con el aprendizaje desde la práctica, es decir, del conocimiento

adquirido en las experiencias de emprendimientos culturales a nivel local y nacional. Un hecho que

evidencia este proceso es la importancia que se reconoce al análisis del contexto para el desarrollo de

los emprendimientos culturales como punto de partida para identificar las capacidades y

oportunidades que la cultura puede ofrecer a la solución de algunos de los problemas del desarrollo

humano. En la figura 3 se presenta el esquema general de la propuesta metodológica, donde se

muestran las distintas fases del proceso metodológico, qué tipo de análisis se realiza para cada una y

cómo se hace.

Emprendimiento cultural

Desarrollo y cultura

Inclusión productiva

Capacidades

Contexto

Pobreza y desarrollo humano

Oportunidades para trabajadores culturales

Formación, Acción, Gestión

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49

Figura 3. Esquema general de la metodología propuesta

Fuente: Elaboración propia.

En los siguientes apartes de este documento se describe la propuesta metodológica para la

implementación de emprendimientos culturales, teniendo como enfoque predominante el desarrollo

humano.

5.1. Metodología para abordar el análisis de los emprendimientos culturales

5.1.1. Aprendizaje desde la experiencia práctica

En desarrollo de la propuesta metodológica para los Emprendimientos culturales en clave de

desarrollo, el objetivo principal de esta investigación parte del enfoque de desarrollo y cultura, que

relieva la pertinencia de la dimensión cultural en los procesos de desarrollo, la cual se explica en la

importancia de la cultura como medio, como contexto y como fin del desarrollo.

Esta mirada se sustenta en los aprendizajes que surgen desde la misma práctica de los grupos de

actores o personas que están o han estado vinculados a los emprendimientos culturales. Estas

experiencias se tomaron de procesos locales en Cartagena y de procesos nacionales significativos en

Bogotá, Cali y Medellín, entre otras ciudades, convirtiéndose en los insumos de conocimiento práctico

para la formulación de la metodología.

Fases

1. Contexto

2. Capacidades

3. Oportunidades

Qué

Territorial y Poblacional

Formación, Acción y Gestión

Sostenibilidad de los emprendimientos

Cómo

Análisis del territorio (social, económico, cultural e institucional)/

Criterios para la selección/ Convocatoria/Selección.

Identificar necesidades de formación (perfil

ocupacional)/Oferta de formación pertinente teórico-práctica/

Mínimos: Formación en contexto histórico, social y cultural; artística

(creación, diseño e innovación individual y colectiva); empresarial.

Articulación público-privada para la generación y ampliación de

oportunidades/Seguimiento, evaluación y retroalimentación.

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50

Martinell y Abello (2012) consideran que esta técnica posibilita generar aprendizajes de la práctica en

el ámbito del desarrollo en diferentes dimensiones, principalmente en la cultural. La razón de ello se

encuentra en que pone en valor la experiencia de las acciones culturales con impacto en el desarrollo,

lo que permite su auto-reconocimiento, haciendo que este aprendizaje impulse procesos para la

generación de capacidades en un contexto determinado. En este sentido, “retiene y organiza esos

saberes, en diferentes soportes formalizados, posibilita su intercambio y transferencia a otros,

generando una dinámica multiplicadora y la consolidación y apropiación de formas de actuar más

eficaces” (Ibíd.).

En consecuencia, la propuesta metodológica que se pone a consideración asume la necesidad de

conocer e interactuar con el contexto para identificar los procesos económicos, sociales,

institucionales y culturales que se están realizando en el territorio para definir sus potencialidades u

oportunidades de desarrollo. Para ello, el análisis del contexto se convierte en la primera fase de la

metodología propuesta.

5.1.2. Fase 1: El contexto como punto de partida

En esta primera fase se propone, con base en la experiencia práctica local, el diálogo con instituciones

públicas, privadas y mixtas que trabajan en el sector cultural y tienen presencia en el territorio. El

ejercicio permite analizar las condiciones de los emprendimientos culturales, identificar ideas sobre

su potencial, así como el de nuevos emprendimientos a vincular por su pertinencia a los procesos de

desarrollo en el territorio, todo esto con miras a fomentar la sostenibilidad y consolidar la cadena

productiva de cultura a la que pertenecen. Este ejercicio permite igualmente extraer lecciones y

aprendizajes de la experiencia propia que proviene de los mismos actores culturales.

El análisis realizado conduce a la identificación de los factores y el marco de características

institucionales, sociales, culturales y económicas en las cuales surgen y desarrollan los

emprendimientos culturales. Con ello se desea explicar el comportamiento de los grupos humanos en

clave de desarrollo humano y la influencia que tales aspectos del contexto ejercen directa o

indirectamente sobre el éxito o fracaso de los emprendimientos culturales.

De esta forma, el análisis del contexto recae en cuatro dimensiones básicas: Social, económica,

cultural e institucional. Cada una de estas se revisa a la luz de dos enfoques: territorial y poblacional,

cuya importancia fue documentada anteriormente como rasgos representativos de las políticas de

inclusión productiva. En la tabla 5 se muestran las principales variables de análisis a tener en cuenta.

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51

Tabla 5. Análisis del contexto: dimensiones propuestas

Dimensiones C

on

text

o

Social Económica Cultural Institucional Te

rrit

ori

al

- Localización de los

emprendimientos en el

territorio y los

emprendedores en el

mismo.

- Macroprocesos

económicos en el

territorio local:

crecimiento, igualdad y

pobreza; distribución del

ingreso y los activos;

vulnerabilidades.

- Elementos para la

comprensión histórica,

social y cultural del

entorno, como recurso,

contexto y punto de

partida para los

emprendimientos.

- Procesos que

involucren lo cultural y

fomenten la articulación

a estos de los

emprendimientos.

- Organización político-

administrativa

(estructura y normas).

- Organismos y actores

público- privados con

incidencia en el

desarrollo de los

emprendimientos.

Po

bla

cio

nal

- Análisis por grupo

etáreo, por condición

étnica, de género y por

situación de

desplazamiento y de

pobreza.

- Análisis demográfico.

- Nivel de ingresos según

grupo social y otras

características.

- Seguridad laboral por

social y otras

características.

- Acceso a activos.

- Características étnicas,

patrimoniales, lengua,

costumbres,

celebraciones,

organización social de la

población donde se da el

emprendimiento.

- Instituciones formales

e informales que

inciden en la

interacción social y el

desarrollo del

emprendimiento.

Fuente: Elaboración propia.

Los resultados del análisis del contexto ofrecerán un conjunto de elementos para identificar cómo se

estructuran los procesos e iniciativas emprendedoras, se sistematizan la experiencia y se extraen

aprendizajes de la práctica en el desarrollo mismo de los proyectos. El análisis del contexto en clave

de desarrollo y cultura es relevante por la diversidad de características físicas, económicas, sociales,

institucionales y culturales presentes en los territorios que ameritan intervenciones pertinentes,

especialmente si el objetivo de los emprendimientos supera el tema de la generación de ingresos y

adopta una mirada más integral del desarrollo humano.

Un ejemplo de esto lo constituye la revisión de los activos culturales presentes en el territorio. La

cultura no ha sido concebida explícitamente como una de las formas del capital productivo, aunque

ésta en la práctica se convierta en la base para la acumulación y reproducción de una buena parte de

los activos tangibles e intangibles, a los que se denomina activos culturales.

En este sentido el L+iD (2012) de la Universidad Tecnológica de Bolívar define a los activos culturales

como: aquellos elementos materiales o inmateriales que poseen individuos, hogares o comunidades,

asociados a una identidad cultural colectiva, los cuales pueden servir como base para iniciativas

productivas y constituir ventajas competitivas en las estrategias de lucha contra la pobreza. Los

activos culturales juegan un papel importante en la identificación colectiva y son expresiénes de

dinámicas culturales propias y de una particular manera de ver y relacionarse con el mundo. Si bien

estas dinámicas culturales no están aisladas geográfica, social ni económicamente, sí ocurren y se

expresan de manera concreta de acuerdo a un contexto cultural particular.

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52

En ese mismo sentido, una característica fundamental de los activos culturales es su capacidad de

transversalidad, que contribuye a complementar, potenciar o fortalecer a otras dimensiones del

desarrollo humano. Estos implican procesos dinámicos vinculados a su adquisición o acceso, difusión

y trasmisión, la acumulación, utilización, deterioro o su adaptación, para ejercer influencia sobre

otros activos de importancia para la vida cultural de las personas y su bienestar.

Algunos activos culturales materiales e inmateriales son, por ejemplo, la lengua y las expresiones

orales, conocimientos y prácticas tradicionales (agricultura, salud, ambiente, educación, etc.), los

saberes y prácticas gastronómicas, la música y el folclor, la organización y participación de los grupos

sociales, expresiones artísticas, fiestas y festivales, etc.

En este mismo sentido, el contexto permite definir los perfiles para la convocatoria y selección de las

iniciativas o proyectos de emprendimiento cultural y, más importante aún, a las personas y

emprendedores culturales que respondan a las necesidades específicas del contexto. Así, se podría

optimizar la asignación de los recursos de apoyo y estímulo a los proyectos.

Este análisis también debe contar con la revisión de información relevante sobre el contexto: estudios

e investigaciones en donde se aborden los problemas locales, diagnósticos, indicadores

socioeconómicos, planes de desarrollo, programas y proyectos relacionados con la cultura, entre

otros, provenientes de fuentes secundarias que se encuentren disponibles. Se sugiere adicionalmente

la aplicación de una encuesta socioeconómica a una muestra significativa de emprendedores

culturales para identificar el perfil de los trabajadores de este sector y construir indicadores

cuantitativos y cualitativos que permiten tener la línea base de los emprendimientos y de los

emprendedores (anexo 1).

En la apropiación del contexto es fundamental la realización de talleres con los participantes de los

emprendimientos e iniciativas culturales, la implementación de grupos focales que vinculen a

representantes de las instituciones aliadas que apoyan el desarrollo de los emprendimientos, así

como entrevistas a instructores y tutores de los emprendedores. De esta forma se obtiene el

conocimiento práctico a partir de la experiencia, creando la posibilidad de construir sobre lo

construido, con mayores aprendizajes cuyas prácticas se orienten a darle sostenibilidad a los

emprendimientos culturales.

Cuando iniciamos el proceso con nuestros primeros maestros recibimos toda una capacitación con bases teóricas

que nos hicieron aterrizar en nuestra historia, nuestras raíces, nuestras costumbres… a pesar de que estábamos

inmersos en este contexto lo desconocíamos. Esas bases teóricas fueron el primer soporte para nosotros empezar

a sensibilizarnos28

.

28

Palabras de Maritza Zúñiga, participante de la Iniciativa 1 (Vestuario y utilería festiva), en la jornada de cierre del proyecto. Cartagena de Indias, Centro de Formación de la Cooperación Española, 24 de agosto de 2012.

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Las temáticas seleccionadas para producir las 15 pandoras que luego se cristalizarían en disfraces, tocaron temas

tradicionales y novedosos muy coherentes con la ciudad, se ajustaron a los cuestionamientos, preocupaciones y

estudios que tienen que ver con la ciudad. Esto hizo más fácil la apropiación de la gente de los productos29

.

Ellos (los emprendedores culturales) nunca estuvieron en un proceso de formación tan largo; me admiró ver el

compromiso que tenían con su formación, con su desarrollo, pensar que la actividad que venían haciendo la

podían hacer desde otro ámbito, con mayor interés del puesto anteriormente. Cartagena tiene una demanda

importante de estos emprendimientos y mientras la ciudad crece, se amplía el potencial de crecimiento y

sostenibilidad de estas propuestas30

.

5.1.2. Fase 2: Capacidades en los emprendedores culturales

El PNUD, al referirse al desarrollo humano, enfatiza que “las personas son la verdadera riqueza de las

naciones. Por lo tanto, el desarrollo implica ampliar las oportunidades para que cada persona pueda

vivir una vida que valore… Para que existan más oportunidades lo fundamental es desarrollar las

capacidades humanas: la diversidad de cosas que las personas pueden hacer o ser en la vida” (PNUD,

pár.1). Esta es la concepción que prevalece en la propuesta metodológica de los emprendimientos

culturales que se presenta.

En este contexto, las capacidades básicas necesarias para el desarrollo humano se asocian a disfrutar

una vida larga y saludable, tener instrucción básica y acceso a los recursos que permitan a las

personas vivir dignamente, pero también a la posibilidad de participar en las decisiones que afectan a

la comunidad. Nussbaum (2001) profundiza sobre estas y plantea las que denomina “capacidades

funcionales humanas centrales”, entre las que considera: vida; salud corporal; integridad corporal;

sentidos, imaginación y pensamiento; emociones; razón práctica; afiliación; otras especies; capacidad

para jugar; y control sobre el entorno.

Martinell (2001) también identifica algunas de las capacidades específicas para los gestores

culturales, que conjuntamente con los planteamientos de Nussbaum, representan las bases

conceptuales de esta propuesta que fundamentan la definición de tres categorías fundamentales de

capacidades básicas a crearse, desarrollarse o fortalecerse en los emprendedores culturales: i)

Sentidos, imaginación y pensamiento; ii) Afiliación; y iii) Control sobre el entorno. En la figura 3 se

presentan las categorías y las características asociadas a ellas.

29

Entrevista a Ruby Rumié y Cristo Hoyos, 18 de agosto de 2011. 30

Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, 24 de septiembre de 2012.

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Figura 3. Categorías de capacidades básicas propuestas para los emprendedores culturales

Fuente: Los autores con base en Nussbaum (2000).

La selección de estas tres categorías de capacidades básicas propuestas se motiva en su dimensión

integral que al combinarse ponen en el centro el desarrollo el ser, de las personas, y su adecuado

funcionamiento en la vida cotidiana, sujeto a otras variables y factores que influyen (restringiendo o

favoreciendo) en el despliegue de las capacidades humanas, tales como los factores políticos,

económicos, religiosos y culturales, entre otros, en un contexto amplio de ciudad o uno más reducido

de la familia y la vida comunitaria.

Pero, ¿qué capacidades deben crearse, desarrollarse o fortalecerse en estas categorías para los

emprendedores culturales? La respuesta a este interrogante constituye el núcleo práctico de esta

propuesta metodológica. Estas categorías deben traducirse en capacidades concretas en tres ámbitos

principales: Capacidades para la Formación; Capacidades para la Acción; y Capacidades para la

Gestión. La formación estimula la capacidad de innovar, de crear, de desarrollar pensamiento; La

acción, de llevar a la práctica sus ideas; y la gestión, apunta al desarrollo de la agencia de los

emprendedores y le imprime mayores posibilidades de sostenibilidad a las actividades culturales que

estos realicen.

A continuación se definen las características esenciales de las capacidades a desarrollar por los

emprendedores relativas a cada una de las tres categorías de capacidades básicas que se han

planteado (tabla 5).

•Capacidad de utilizar los sentidos a partir de una educación adecuada: imaginar, pensar y razonar (no limitada al alfabetismo, y la formación básica matemática y científica) .

• Capacidad de usar la imaginación y el pensamiento para experimentar y producir obras auto-expresivas.

• Capacidad de participar en eventos religiosos, literarios o músicos, entre otros.

• Capacidad de pensamiento (político, artístico, religioso) libre.

Sentidos, imaginación y pensamiento

•Capacidad de vivir con otros, volcarse hacia otros (interés por los otros, interacción social): justicia y amistad.

• Capaces de recibir trato digno, idéntico al los otros (teniendo bases sociales de amor propio y no humillación.): i) protección contra la discriminación por motivos de raza, religión, casta, etnia u origen; ii) En el trabajo: poder trabajar como seres humanos, ejercitar la razón práctica y mantener relaciones de mutuo reconocimiento.

Afiliación

• Político: Capacidad de participar en decisiones políticas que gobiernen nuestras vidas; Poder tener derecho de participación política disfrutando de libertad de expresión y asociación.

•Material: Capacidad de poseer propiedades de manera formal, en oportunidades reales; poder tener derecho sobre las propiedades en base de igualdad con los otros; tener el derecho de buscar un empleo en condiciones de igualdad; capacidad de ser libres de registros y embargos injustificados.

Control sobre el entorno

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55

Fuente: Los autores, basados en Nussbaum (2000) y Martinell (2001)

Capacidades básicas de… C

apac

idad

es p

ara

la…

Sentimiento, Imaginación y Pensamiento

Afiliación Control sobre el entorno

Formación: Capacidades reflejadas en el hacer y el ser, adquiridas con el aprendizaje y adopción de nuevo conocimiento y de técnicas en el trabajo.

Capacidad de utilizar los sentidos para la creación a partir de una educación adecuada. Ello implica imaginar, pensar y razonar más allá de los mínimos adquiridos con la alfabetización y la formación básica matemática y científica.

Capacidad de pensamiento libre (político, artístico, religioso).

Capacidad de entender la cultura como parte constitutiva del desarrollo; como recurso, contexto y fin del mismo.

Capacidad de compartir el conocimiento y habilidades propios, de aportarlos al colectivo y disposición para aprender de los demás.

Capacidad para conocer y comprender el contexto.

Capacidad para interactuar con otros actores público - privados y participar en la toma de decisiones, procesos de control, vigilancia y rendición de cuentas de proyectos de desarrollo en su territorio.

Acción: Capacidades referidas a la naturaleza de la actividad del emprendimiento (capacidad para realizar el trabajo cultural).

Capacidad de usar la imaginación y el pensamiento para experimentar y producir obras auto-expresivas.

Capacidad de participar en eventos religiosos, literarios o músicos, entre otros.

Capacidad de pensamiento (político, artístico, religioso) libre.

Capacidad de aprender a aprender a partir de la realidad y de incorporar este conocimiento para la innovación en sus creaciones.

Capacidad de vivir con otros, interés por el trabajo asociativo, interacción social, justicia y amistad.

Capacidad de recibir trato digno, equitativo, teniendo bases sociales de amor propio y no humillación.

Capacidad de sobreponerse a la discriminación por motivos de raza, religión, casta, etnia u origen.

Capacidad de ejercitar la razón práctica y mantener relaciones de mutuo reconocimiento basados en la autocrítica y el respeto por la opinión ajena.

Capacidad de llevar la idea de emprendimiento cultural a la práctica con una planeación básica.

Capacidad de identificar obstáculos y plantear y ejecutar estrategias de superación.

Capacidad de participar en decisiones políticas que gobiernen su vida y su entorno; disfrutar de libertad de expresión y asociación.

Gestión: Capacidades relativas al trabajo del emprendedor evaluables en el compromiso y responsabilidad profesional (Martinell, 2011).

Capacidad de pensamiento (político, artístico, religioso) libre.

Capacidad de adaptarse a los cambios y agencia de su trabajo.

Desarrollar resiliencia para hacer sostenibles los procesos.

Capacidad de definir y lograr objetivos colectivos.

Capacidad para dialogar, interactuar o negociar con instituciones, agencias o empresas del sector público o privado relacionadas con su trabajo.

Capacidad para interactuar con otras personas y entidades que le permitan identificar y acceder a oportunidades de financiamiento.

Establecer una estrategia y política de desarrollo de su emprendimiento.

Desarrollar un conjunto de técnicas para el buen funcionamiento de una organización

Combinar los recursos disponibles: humanos, económicos, materiales, entre otros, para aprovechar las oportunidades de su entorno

Capacidad de vincularse y adaptarse a los cambios en la cadena de valor de su sector.

Capacidad de acceder en igualdad de oportunidades y condiciones a los bienes, servicios y demás recursos disponibles.

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56

5.1.2.1. Análisis de capacidades: aprendizajes desde la práctica

Como se ha señalado, las capacidades a crear, desarrollar y fortalecer constituyen el núcleo

práctico de la presente propuesta metodológica, capacidades que deben generarse en los ámbitos

de la formación, la acción y la gestión. En esta sección se muestra evidencia del proceso de

generación de capacidades en la población sujeta de intervención y, aún más, de algunos logros

(funcionamientos) en dimensiones sensibles del desarrollo humano de quienes integran

emprendimientos culturales.

A continuación se contrasta este planteamiento con los hechos, recurriendo a los resultados del

módulo de capacidades obtenidos con la aplicación de la Encuesta de Caracterización de los

Emprendedores Culturales (ECEC), que indagó sobre los cambios experimentados por este grupo

de trabajadores luego de involucrarse en cada uno de los proyectos (Cartagena Emprende Cultura

e Iniciativas Culturales para la Superación de la Pobreza).

Los resultados favorables saltan a la vista. En relación con las capacidades en formación, que

estimulan la capacidad de innovar, crear y desarrollar pensamiento crítico en los emprendedores,

el 80% otorgó una calificación alta31 a los conocimientos adquiridos en el proceso de formación.

No menos significativo es que una proporción superior, del 86%, valora altamente el uso que ha

hecho de esos conocimientos adquiridos, lo que se traduce en la cualificación del trabajo y de los

productos y servicios ofrecidos.

La satisfacción expresada por los emprendedores se refleja en la capacidad de aplicar los

conocimientos adquiridos inmediatamente o en los dos meses siguientes a la terminación del

proceso formativo. De hecho, casi tres de cuatro emprendedores culturales lograron hacerlo,

mientras que el resto tardó entre tres y cinco meses para aplicarlo a su actividad.

Una serie de testimonios documentan estos resultados:

En los 15 meses de formación nuestra vida tomó un rumbo diferente. Hemos sufrido un cambio en lo

educativo, en lo social y lo económico, un cambio en la manera de enfrentarse a la vida. Después de talleres y

clases sobre el contexto pasamos a otro proceso más práctico donde lo ligamos directamente a nuestro

quehacer. Encontramos unos maestros excelentes que contribuyeron a esta transformación, en nuestra forma

de pensar y de trabajar. Los maestros son metódicos, muy exigentes en aras de que pudiéramos mejorar la

calidad y el proceso que desarrollamos. Seguidamente nos encontramos con la fase de organización

empresarial con profesores y un equipo de estudiantes brillantes que tuvieron mucha paciencia, que nos

ilustraban como era cada término, cada paso, cada detalle, para que nuestras empresas, en algún momento al

31

Los puntajes asignados son de 1 a 5, siendo 5 la más alta calificación y 1 la peor. El criterio para cuantificar si la evaluación es alta o baja es la identificación de la mediana; esto es, se busca determinar la proporción de emprendedores que califican con 4 y 5 (50% por encima de la muestra o puntaje alto), y de 1 y 2 (50% de la parte de debajo de la muestra, o puntaje bajo). A fin de evitar posibles sesgos de la evaluación basada en la ‘percepción’ que indaga la ECEC, el análisis se complementó con la aplicación de diversas herramientas de la metodología de investigación cualitativa (entrevistas en profundidad, grupos de enfoque, talleres con formadores y emprendedores), las cuales se expresan en este apartado en forma de testimonios.

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consolidarse, tuvieran bases sólidas, y pudiéramos lograr más ganancias que pérdidas. A pesar de que soy

profesional y había hecho muchos estudios en emprendimiento, había sido muy duro. Tuve excelentes

profesores y maestros que me permitieron ahondar más esos saberes y pude estructurar lo que ya hoy está

consolidado como mi academia de expresión artística. A mis compañeros también los escucho sentirse muy

satisfechos: han cambiado ya la estructura de su negocio, se sienten transformados con este proceso; nos

sentimos ya como familia (Maritza Zúñiga, participante de la Iniciativa 1 -Vestuario y utilería festiva- en el

cierre del proyecto. 24 de agosto de 2012).

Durante la implementación del taller artístico, fue necesario trabajar con los participantes para desaprender y

tumbar algunos paradigmas o imaginarios preconcebidos. Haber iniciado los talleres con participantes que

habían interactuado con otros expertos y traían un conocimiento previo, genera diversas opiniones que

enriquecen los talleres... Fue importante que se contactara a dos artistas para trabajar con los artesanos y

modistas, un esfuerzo cotidiano para iniciar el cambio de paradigma que busca reforzar la identidad y entrar

en un mundo distinto de la creación, cortando el paradigma de replicar y copiar. (Ruby Rumié y Cristo Hoyos,

docentes formadores de la Iniciativa I, agosto 2011).

Estamos agradecidos con haber conocido el revelador contexto del comienzo, con la parte de contabilidad… le

perdimos el miedo a los números, el miedo a todas estas cosas que resultaban ser engorrosas, que parecían

perjudicar. Ha sido un entrar y salir de procesos que sirvieron para crecer profesionalmente. Para mí ha sido

como otra universidad, como los cinco semestres de la carrera de música. Hay un montón de cosas

interesantes: trabajos, nuevos mundos, nuevos espacios y oportunidades que se abren. Por ejemplo, poder

llegar a entidades que antes veía distantes y que ahora están cercanas, que lo traten a uno como un

empresario, como un actor cultural de verdad. (Emanuel Julio, participante de la Iniciativa 3 –Lompley, 24 de

agosto 2012).

En la formación me ha impresionado ver la disponibilidad, el deseo de aprender, las ganas. Pese a que su

sustento deriva del trabajo de calle no hubo deserción, y esto lo atribuyo a la calidad de la formación, la

inclusión, el que sintieran que fueron tomados en cuenta, a los contenidos, los docentes, los programas. En

Arte y Calle –Iniciativa II- el mayor aporte ha sido la formación y el respaldo con los permisos para su trabajo

en el espacio público. Su presencia en las calles es diferente. Se trabajó mucho la afinación, la ejecución, cómo

la calle sin dejar de ser calle es su escenario. Ahora sienten que pueden realizar sus propias ideas, volver a

crear, muchos que estaban ya desencantados o resignados. Ahora van también con la autoridad que les da la

capacitación. (Rafael Ramos Caraballo, docente formador de las Iniciativas II y III, agosto 2011).

Con respecto a las capacidades en gestión, que como se afirmó apuntan al despliegue del

potencial de agencia de los emprendedores, al 81% se le abrieron oportunidades para iniciar

nuevos proyectos y tomar opciones laborales luego de su participación en el proceso; al 70% se le

facilitó el acceso a financiación de proyectos o iniciativas propias, y una cifra similar (el 67%) ha

logrado conseguir mejoras en el nivel de financiación económica de las actividades. Si bien este

resultado se valora como satisfactorio, se ubica por debajo de lo deseable (la extensión de

oportunidades a toda la población sujeta de intervención), y refleja la persistencia de barreras a la

financiación y la acumulación de activos que enfrentan quienes, incluso, generan capacidades

involucrándose en un proceso de formación con las características descritas.

Cuando llegan a Cemprende lo hacen con todo un componente actitudinal, con una orientación hacia el

emprenderismo; entonces ellos empiezan a moldear lo que han hecho y lo que saben hacer o lo que les gusta

hacer, a un modelo de vida sostenible y digno, que son justamente los dos aspectos en que se basa nuestro

apoyo, tanto así que ya empezamos a mostrar resultados interesantes… se van brindando herramientas que

ellos van valorando y van metiendo a su modelo de negocio y empiezan a darse cuenta de que a partir de ahí sí

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pueden desarrollar eso como su ruta a seguir para mejorar la calidad de vida de su familia… yo creo que ellos

lograron identificar el potencial que tienen. (Jorge Alandete Leones, director de Cemprende, 19 de octubre de

2012).

“El cambio se nota en la actitud de estar abiertos a más cosas, de indagar sobre qué hay que hacer, a dónde

dirigirse, qué ofrecen, qué cursos hay. Se les despertó el interés ya no del emprendimiento sino del

empresarismo, porque estamos hablando de temas contables, tributarios, de qué responsabilidades tienen,

cuáles son los compromisos con respecto a determinado tipo de negocio, dónde hay una rueda de negocios

para ir a dar a conocer sus productos… hay un cambio total. Algunos llegaron timoratos, y hoy día están más

abiertos, han ganado un terreno grandísimo de tal manera que ya están pidiendo espacios para ofrecer sus

productos y tener acompañamiento permanente. (Moisés Lora, orientador de Cemprende, 19 de octubre de

2012).

La evaluación de las capacidades para la acción muestra igualmente resultados satisfactorios.

Como se sabe, estas capacidades se refieren a la aptitud de llevar a la práctica las ideas. El

resultado más notable lo constituye la mejora sustancial de, en promedio, el 64% de los ingresos

generados después de su participación en el proceso. Este resultado es particularmente sensible

en los emprendedores de las Iniciativas Culturales, quienes prácticamente duplicaron el ingreso

obtenido (pasaron de $764,2 mil a $1.520,6 mil). Por su parte, los emprendedores de Cartagena

Emprende Cultura aumentaron en 52% su ingreso después de haberse terminado el proceso de

formación.

Pero ¿esta mejora se debió a su participación en el proceso de formación? El 72% de los

emprendedores reconoce que sí se debió a ello, en particular los pertenecientes a las Iniciativas

Culturales: nueve de cada 10 de quienes respondieron afirmativamente conforman este grupo, y

el resto pertenecen a Cartagena Emprende Cultura.

Lo más importante para Lompley ha sido la práctica. No sólo vimos papeles y números y planos de sonidos y

cifras de cotizaciones, sino que hemos estado allí, sucios de óxido, montando cosas, viendo cómo funcionan las

cosas, experimentando, errando y acertando. En ello radica la importancia en el campo de producción musical

que normalmente es aprendida en la calle, en el trabajo, en el movimiento, algo sobre lo cual teníamos la

certeza de que era con una guía. No sólo se trata de un asunto empresarial, sino que al momento de

emprender con el corazón cultural existe un compromiso más allá de hacer dinero que es también trabajar en

red, trabajar con otras personas que hacen lo mismo o que hacen cosas que uno no hace y además estar

siempre dispuesto a cambios, estar dispuesto a que alguien entre y haga mejoras. (Emanuel Julio, participante

de la Iniciativa 3 -Lompley. 24 de agosto de 2012).

En síntesis, se observa una estrecha conexión entre capacidades-oportunidades-funcionamientos

en los emprendedores culturales. A escala de capacidades se vuelve indispensable adecuarlas a

una formación pertinente, pero también en los ámbitos de la gestión y la acción para aprovechar

las oportunidades -mediante la agencia individual y colectiva- que subyacen del entorno. Sin

embargo, la adecuación de capacidades es condición necesaria pero no suficiente para el

desarrollo humano de estos trabajadores de la cultura: la experiencia cartagenera demuestra que

no acompañar este proceso de la creación y ampliación de mercados para productos y servicios

culturales, no lograr el ajuste institucional y replantear el sistema de incentivos a favor de la

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inclusión productiva de estos negocios, por mencionar algunos requerimientos de gestión

concurrentes, restringe la sostenibilidad de los emprendimientos culturales.

5.1.2. Fase 3: Oportunidades

El enfoque de derechos y el desarrollo humano están directamente relacionados. Tal como lo

señala PNUD (PNUD, 2000. p. 7): “Tanto los derechos humanos como el desarrollo tienen como

propósito promover el bienestar y la libertad sobre la base de la dignidad y la igualdad inalienables

de todas las personas” y agrega que: “El objetivo del desarrollo humano es el disfrute por todas las

personas de todas las libertades fundamentales, como la de tener la posibilidad de atender las

necesidades físicas o de evitar las enfermedades prevenibles. También incluye las oportunidades

para mejorar en la vida, como las que brindan la escolarización, las garantías de igualdad y un

sistema de justicia que funcione. El marco de derechos humanos comparte esos objetivos”.

Los vínculos entre los derechos humanos y el desarrollo humano tienen su intersección en el

interés por todos aquellos procesos que conduzcan al mejor bienestar de las personas. Para ello, el

énfasis se orienta a que las acciones de la política, las instituciones y demás espacios de decisión

cuenten con una amplia participación y el respeto de las capacidades de las personas para decidir

libremente.

Las ideas citadas son las que justifican la visión de los emprendimientos culturales desde el

desarrollo humano con el enfoque de derechos, respetando las capacidades de las personas y

promoviendo su ampliación para un accionar con más libertad y más oportunidades para su

desarrollo. Por ello, cuando en esta propuesta se plantean capacidades para la Formación, Acción

y Gestión, éstas deben reflejarse en acceso a más y mejores oportunidades para los

emprendedores y las actividades culturales que ellos realizan. Son estas oportunidades las que

posibilitarán que efectivamente la práctica cultural logre en las personas un mayor desarrollo

humano, por esto, la fase de identificación y acceso a estas resulta fundamental para alcanzar los

objetivos de sostenibilidad de los emprendimientos.

Por ello, la organización, creación y acceso a los mercados, la financiación y la innovación,

constituyen las oportunidades que se consideran más relevantes para hacer de los

emprendimientos culturales actividades sostenibles, con autonomía de las personas que los

lideren. Esto representa un cambio en la visión de los emprendimientos culturales: se busca que se

asuman más como programas de oportunidades para el desarrollo humano de las personas,

especialmente de aquellos grupos en condición de vulnerabilidad (tabla 6).

Estas oportunidades se corresponden con las barreras identificadas para la inclusión productiva,

buscan ofrecer soluciones a los problemas que enfrentan la mayor parte de los emprendimientos

culturales y que los hace vulnerables con relación a su articulación a la cadena de valor del sector

cultural, y más aún, a los flujos de la actividad económica en sus territorios. En definitiva la

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propuesta metodológica enfatiza en la generación de más capacidades y más oportunidades para

los emprendedores culturales (con predominancia en las personas en condición de mayor

vulnerabilidad) con el objeto de hacer más sostenibles los emprendimientos que estas lideren.

Tabla 6. Oportunidades para la sostenibilidad de los emprendimientos

Oportunidades Sostenibilidad de los

emprendimientos culturales

Organización

Creación y acceso a mercados

Financiación

Innovación

Fuente: Elaboración propia.

Hay que ir generando el negocio, la cotización, la presentación del portafolio, como parte de esos principios de administración. Por otro lado, el mismo peso de generar estrategias con un sector que demande nuestros emprendimientos para garantizar que generamos cambios en la situación laboral de los emprendedores. Trabajamos actualmente con Cartagena Emprende Cultura para el montaje de unas ferias itinerantes con muestras de las iniciativas. No hay que esperar que ellos lo hagan solos luego de las capacitaciones, sino que les garanticemos la presencia en diferentes eventos de la ciudad. Por eso creo que el proyecto debe obrar en paralelo a unos espacios donde los emprendimientos se empiecen a visibilizar, donde expongan lo que hacen, que se lleven a otras ciudades”. (Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, 24 de septiembre de 2012). Los componentes adicionales a la formación que se les brinda en Cemprende les permiten generar capacidades para que tengan la visión de participar en procesos de encadenamiento productivo. Allí es donde se muestra o se da el inicio de la generación de capacidades en temas como la competitividad, calidad en los productos, en su elaboración. Aunque no nos hemos metido en el tema técnico vamos a iniciar precisamente con el tema de encadenamientos productivos, con expertos que trabajan este aspecto, aprovechando el potencial que sabemos tienen para convertirse en negocios sostenibles. (Entrevista a Moisés Lora, 19 de octubre de 2012). Valoramos cinco componentes básicos: Primero, que se alcance un grado de convicción de lo que son, hacen y tienen, es decir, visión de futuro empresarial que. Segundo, el tema de la organización, de cómo la idea de negocio se convierte en idea de mercado. Tercero, el conocimiento técnico de los que hacen y el conocimiento empresarial –lo que les ofreceos-, una apertura de mente hacia lo empresarial. Cuarto, perseverancia. Y por último, la actitud, la diligencia. Moverse a pesar de que tienen el negocio, el apoyo nuestro, lo que indica que son quienes tienen que moverse, tocar puertas, y entender que Cemprende es una herramienta. No importa el tipo de figura jurídica de la empresa, importa la autogestión. (Entrevista a Moisés Lora, 19 de octubre de 2012). El punto de Cartagena Emprende Cultura es formalizar, pero no por formalizar. Por eso comenzamos a trabajar con ellos aspectos como el panorama de la cultura, la gestión cultural, la administración cultural, la asociatividad y redes, cómo presentar portafolios, el trabajo en equipo, el mercadeo cultural. Luego pasamos a la práctica, que se vio reflejada en las oportunidades que abrió el Mercado Cultural del Caribe de 2011, que permitió diagnosticar qué pasaba y cuáles son los formatos que maneja cada uno. En el primer semestre de 2012 nos enfocamos en el fortalecimiento de la empresa: administración, aspecto tributario, costos, parte legal, derechos de autor, planes de negocio, que entendemos se trata de un primer borrador de la meta propuesta. Esto corre paralelo a un proceso de circulación al que le hemos gestionado recursos para pagar presentaciones de los grupos y hacerle seguimiento a cada uno. Tenemos asesores personalizados para cada grupo, que los acompañan en formulación de proyectos para convocatoria, de planes de negocios, en la recolección de material para los portafolios, en la búsqueda de

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nuevas fuentes de negocio (tipo mánager de artistas). Sin embargo, faltan recursos para capital semilla. Los están necesitando especialmente los emprendedores que elaboran empaques y formas de exhibición. Este capital semilla es adicional al del proyecto, el cual está planteado para después de haber planeado la producción, el cómo se va a hacer, dónde se va a visibilizar, tenerlo muy claro. El capital semilla no es retornable. Lo que representa un reto para las entidades vinculadas es la creación de mercados, la búsqueda de posibles consumidores. Las puertas a nuevos mercados se abren casi al tiempo que cuando se certifica que existe un proceso y que todo está en orden. Si no cumplimos ese rol los emprendedores solos no lo podrán hacer. (Entrevista a Tatiana Rudd, directora de Cartagena Emprende Cultura, 3 de octubre 2012).

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6. Conclusiones

El Sistema Nacional de Cultura hace énfasis en el apoyo a los emprendimientos culturales como

una alternativa para la generación de más oportunidades a la población en condición de

vulnerabilidad. Este es un proceso que abre posibilidades para que no solo sea el gobierno

nacional, sino también el sector privado y las acciones de cooperación público–privada, quienes

estimulen o promuevan los emprendimientos.

En este proceso, las políticas públicas juegan un rol fundamental, especialmente si se articulan al

enfoque de derechos y al paradigma del desarrollo humano con sus bases en la generación de

capacidades y oportunidades para los emprendedores culturales. Esto es absolutamente

justificable al revisar el contexto de las desigualdades y exclusión social y productiva que persiste

en Colombia. Por ello, es la política de inclusión productiva orientada a los emprendimientos y, en

general, al trabajo cultural, uno de los pilares centrales para la generación de más oportunidades

al sector y los trabajadores de la cultura.

El desarrollo humano y los derechos humanos propenden por una mayor libertad y ampliación de

las opciones de las personas (desarrollo humano) y las garantías que posibilitan que estas

disfruten y aprovechen sus opciones (derechos humanos). Esto imprime un carácter

eminentemente práctico a la satisfacción no solo de las necesidades de los seres humanos, sino

también de tener libertad de escoger entre distintas opciones. Un proyecto de emprendimiento

cultural no debería dejar por fuera estas premisas, lo que se debe buscar es ampliar las

capacidades de los emprendedores para que tengan más oportunidades, bajo las garantías de

poder desarrollarlas y disfrutarlas.

Es desde esta perspectiva teórica que se construyó la propuesta Metodología para

emprendimientos culturales en Clave de Desarrollo, en la que la inclusión productiva se ubica en el

eje central para la puesta en marcha de la misma. La inclusión productiva es una respuesta directa

al análisis del contexto particular y soporte indispensable para los emprendimientos culturales,

especialmente de los trabajadores de la cultura que viven en condiciones de vulnerabilidad.

El análisis del contexto permitió identificar las características de los emprendedores culturales, en

particular el perfil de vulnerabilidad de estos trabajadores de la cultura: alta vulnerabilidad ante

riesgos laborales por las características sociodemográficas de los hogares que integran, elevada

dependencia del trabajo cultural como única fuente de ingresos, bajo nivel de renta cuando se

considera la categoría ocupacional, brechas de ingresos producto de las diferencias educativas, las

cuales a su vez producen brechas entre niveles de vida entre trabajo remunerado y el pluriempleo,

precaria inserción laboral (72% de los trabajadores está ligado a una actividad sin contrato

alguno), amén de algunas mencionadas: desempeño de labores en espacio público, formación no

pertinente y barreras a la formación ya sea por falta de información o la escala de intervención de

los gestores de las políticas en el sector.

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La cultura estimula y aporta al desarrollo humano y, en este sentido, el impulso a los

emprendimientos culturales debe tener en cuenta el contexto, no solo en donde se realiza la

actividad, sino también las capacidades y oportunidades de los trabajadores culturales. Es de esta

forma que la propuesta metodológica pone como punto de partida para cualquier proyecto de

emprendimiento el análisis del contexto (en cuatro dimensiones básicas: Social, Económica,

Cultural e Institucional; y dos enfoques: territorial y poblacional) para hacer énfasis en los

problemas identificados en él y poder tener un mayor impacto en la ampliación de las capacidades

y opciones de desarrollo humano de las personas vinculadas a estas actividades y en las cadenas

de valor.

La propuesta también se apoya en los vínculos indisolubles entre el desarrollo y la cultura. Los

emprendimientos culturales al responder a las necesidades del contexto en términos del

desarrollo humano, se constituyen en estrategia para la transformación de las personas y el

mejoramiento de sus condiciones de vida al lograr más capacidades y más oportunidades.

Uno de los elementos centrales a destacar de esta propuesta metodológica es precisamente la

riqueza e importancia que reconoce al aprendizaje desde la práctica, es decir del conocimiento

adquirido en las experiencias de emprendimientos culturales a nivel local y nacional (el contexto,

nuevamente). Para Martinell y Abello (2012) esto es poner en valor la experiencia de las acciones

culturales con impacto en el desarrollo, lo que permite su auto-reconocimiento y este aprendizaje

impulsa procesos para la ampliación y el desarrollo de las capacidades en un contexto

determinado.

Los estudios de caso de los proyectos Cartagena Emprende Cultura (convenio Cámara de Comercio

de Cartagena –BID; Iniciativas Culturales para la superación de la pobreza (UTB –AECID) y la

experiencia del Centro de Emprendimiento Pedro Romero –CEMPRENDE- (Alcaldía Distrital de

Cartagena de Indias), en ejecución en la ciudad de Cartagena de Indias, permitieron el aprendizaje

desde la práctica para enriquecer esta propuesta metodológica. La elaboración de un perfil de los

trabajadores culturales y sus emprendimientos en este territorio a través de encuestas, grupos

focales y entrevistas, posibilitó identificar los retos para la inclusión productiva y la sostenibilidad

de los mismos, insumos claves utilizados para la formulación de esta metodología.

Es recomendable el diálogo con instituciones públicas, privadas y mixtas del sector cultural que

estén realizando acciones en el territorio, para identificarlas y escuchar propuestas sobre los

potenciales emprendimientos a desarrollar y cómo los mismos se pueden articular a los procesos

de desarrollo local o las dinámicas presentes en el territorio provenientes de otros sectores

(turismo, comercio, servicios, por ejemplo). En fin, este proceso permitirá extraer lecciones y

aprendizajes de la experiencia propia proveniente de los mismos actores culturales, pues se trata

de construir sobre lo vivido.

La fase siguiente una vez analizado el contexto, es identificar qué capacidades deben desarrollarse

o ampliarse en los trabajadores culturales, lo que es en sí mismo uno de los componentes

principales de esta propuesta. De acuerdo con los casos analizados para Cartagena y los estudios

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revisados sobre emprendimientos en otras ciudades del país, se recomienda trabajar como

mínimo tres tipos de categorías: Capacidad para la Formación (estimula la capacidad de innovar,

de crear, de desarrollar pensamiento); Capacidad para la Acción (llevar a la práctica sus ideas) y

Capacidad para la Gestión (desarrollo de la agencia en los emprendedores y mayores posibilidades

de sostenibilidad a las actividades culturales que estos realicen).

Estas capacidades para la Formación, Acción y Gestión, deberán traducirse en acceso a más y

mejores oportunidades para los emprendedores y las actividades culturales que ellos realizan. Y

son estas (las oportunidades) la tercera y última fase de la metodología que se propone. Las

oportunidades son las que hacen posible que la práctica cultural transforme la vida de las

personas hacia un mayor desarrollo humano y, más aún, son fundamentales para alcanzar los

objetivos de sostenibilidad de los emprendimientos.

La recomendación incluida en la propuesta sitúa el ámbito de la generación de oportunidades para

los emprendimientos en los siguientes niveles: En la organización, creación y acceso a los

mercados, la financiación y la innovación. La revisión y los aprendizajes obtenidos desde la

práctica identificaron estas oportunidades como las más relevantes para el sostenimiento de los

emprendimientos culturales. Se trata entonces de una propuesta que convierte a los tradicionales

proyectos de emprendimiento cultural en programas que ofrezcan más y mejores oportunidades

para el desarrollo humano, priorizando a aquellas personas que sobreviven en condiciones de

vulnerabilidad.

La advertencia sobre el uso o adaptación del enfoque metodológico de los emprendimientos

culturales en clave de desarrollo a los distintos territorios es fundamental. Por su misma

naturaleza, al partir del análisis del contexto es evidente que habrá diferencias significativas entre

los distintos territorios donde se realice, por lo que la metodología es lo suficientemente flexible

para adaptarse o incorporarse a otros tipos de emprendimiento o incluso a otros modelos

metodológicos utilizados en el sector cultural.

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8. Anexos

8.1. Formato de Encuesta.

8.2. Resultados encuesta.

8.3. Lista de entrevistados.

Netty Huertas, directora del programa de Administración de Empresas de la UTB. Coordinadora

del componente empresarial de las Iniciativas Culturales.

Rafael Ramos, director de la Corporación Cabildo y del Mercado Cultural del Caribe. Coordinador

del componente artístico de las Iniciativas Culturales (Arte y Calle y Lompley) y formador.

Tatiana Rudd, directora de Cartagena Emprende Cultura de la Cámara de Comercio de Cartagena.

Ruby Rumié, artista plástica, Coordinadora del componente artístico de las Iniciativas Culturales

(Diseño, confección y comercialización de vestuario y utilería festiva) y formadora.

Cristo Hoyos, artista plástico, Coordinadora del componente artístico de las Iniciativas Culturales

(Diseño, confección y comercialización de vestuario y utilería festiva) y formador.

Jorge Alandete, director de Cemprende.

Moisés Lora, coordinador de emprendimiento de Cemprende.

8.4. Lista de participantes en grupo focal de lecciones aprendidas. 14 de junio de 2012 Ruby Rumié, Formación Artística. Aarón Espinosa, Investigador proyecto Metodología. Lisette Urquijo, Formación Artística. Mercedes Rizo, Entidad apoyante (PNUD). Moisés Lora, Entidad apoyante (Cemprende). Alberto Abello, Director del L+iD. Gina Ruz, coordinadora proyecto Iniciativas Culturales.