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Contenido
0. Introducción
1. Antecedentes
2. Punto de partida: Experiencias
3. Emprendimientos culturales: el caso Cartagena
4. La situación de los trabajadores de la cultura en Cartagena: Línea
de base
5. Propuesta metodológica
6. Conclusiones
7. Lista de referencias
8. Anexos
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0. Introducción
El desarrollo, tal como es entendido actualmente, demanda un enfoque multidimensional que
envuelve cambios en las estructuras sociales así como en las instituciones nacionales, que deben
estar acompañados de crecimiento económico, reducción de la desigualdad y erradicación de la
pobreza (Todaro, 2003). Hoy existe consenso en que esta visión integral del desarrollo –que no
desarrollo económico en exclusivo- implica la participación de las personas como sujetos
protagonistas de tales procesos y consecuentemente como beneficiarios del mismo desarrollo.
A la par del desarrollo el concepto de cultura también ha evolucionado, extendiéndose a las nuevas
tecnologías, las industrias creativas, los movimientos socioculturales, entre otros, acorde con la
abarcadora definición de Unesco, según la cual se trata de un “conjunto de rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o a un grupo
social” (Unesco, 1982; p.1).
Para el Nobel de Economía Amartya Sen, la cultura importa en el desarrollo de diferentes maneras:
como parte constitutiva del mismo (“tener un alto PNB per cápita pero poca música, pocas artes,
poca literatura, etcétera, no equivale a un mayor éxito en el desarrollo”, afirma este autor); a través
de objetos y actividades culturales económicamente remunerativos; mediante la influencia de los
factores culturales sobre el comportamiento económico; en la relación entre cultura y la participación
política, solidaridad social y asociación; los parajes culturales y la rememoración de la herencia
histórica; y las influencias culturales en la formación y evolución de los valores (Sen, 2004; p.24).
Para este autor el desarrollo se evalúa en las libertades alcanzadas por la gente, lo que en el plano de
la cultura significa que para vivir una vida plena, sea importante poder elegir la identidad propia –lo
que uno es– sin perder el respeto por los demás o verse excluido de otras alternativas (PNUD, 2004).
En resumen, como señala Rey: “de la cultura como barrera del desarrollo se avanzó a la cultura como
factor y de allí, a la cultura como dimensión y finalidad del desarrollo” (Rey, 2008; p.10).
Casi al tiempo, en esta discusión se ha profundizado en las complejas relaciones entre cultura y
economía, y en el análisis de la cultura como generador de ingresos para las personas y los países. En
diversos estudios en América Latina se destacan los aportes de las industrias creativas a la actividad
económica cada año, y el peso relativo de las manifestaciones culturales en los ingresos de los
agentes. De igual manera, en esta región se ha trabajado por la creación y fortalecimiento de
empresas e iniciativas de base cultural como una expresión económica que mejora la calidad de vida
de las personas.
En Colombia, por su parte, se documenta la tendencia regional de políticas orientadas a fomentar y
fortalecer las industrias culturales y creativas propias, en especial aquellas basadas en la valoración y
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valorización de los activos culturales locales -caracterizados por la pluralidad en las manifestaciones-,
como una oportunidad para alcanzar el desarrollo sostenible de la población (Mincultura, 2010).
A la par del avance de las acciones de fomento al emprendimiento cultural, la formación y el
acompañamiento, se evidencian las necesidades específicas del sector, relacionadas con las
particularidades de la actividad cultural y el trabajo artístico, que no pueden ser tratadas igual que
cualquier otro emprendimiento.
En este contexto, una metodología para emprendimientos culturales en clave de desarrollo, con
sustento en el enfoque de derechos, procura contribuir al posicionamiento de la cultura como eje
indispensable del desarrollo local y nacional, mediante la generación de capacidades y oportunidades
para que los emprendedores puedan hacer de su oficio una ocupación digna, donde generen ingresos
estables para mejorar su calidad de vida, se contribuya a la superación de la pobreza, a la
visibilización del impacto de la cultura en el desarrollo y la generación de mayor inversión pública y
privada en uno de los principales patrimonios que tiene el país: su riqueza y diversidad cultural.
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1. Antecedentes
1.1. La cultura desde el Plan Nacional de Desarrollo y la innovación social
En el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2010-2014 Prosperidad para todos (DNP, 2010), en su
Capítulo IV, el gobierno colombiano expresa la necesidad de impulsar la igualdad de oportunidades
como el camino para alcanzar la prosperidad social en el país.
Este enfoque es coherente con la visión de sociedad definida en el plan, que apunta a que en esta
exista igualdad de oportunidades y de movilidad social, proceso en el cual el Estado debe garantizar
de manera eficaz el acceso de todos los ciudadanos a una serie de capacidades que les posibilite
desarrollar su ser sin ningún tipo de exclusión social (DNP, 2010; p. 250).
El propósito del plan se enmarca en la necesidad de conciliar el crecimiento económico del país con el
desarrollo social, es decir, romper con ciclos históricos en los cuales la actividad económica marcha
por un rumbo distinto al del bienestar social de los ciudadanos (Corredor, 2010). Evidentemente, esto
constituye una tarea de dimensiones complejas en la cual el Estado colombiano ha avanzado lenta y
fragmentariamente, y hoy se busca la mayor equidad como medio y fin que permita la consolidación
de la prosperidad de todos sus habitantes. Desde esta perspectiva, el gobierno nacional ha
identificado varios desafíos para lograr este objetivo, como son:
1) Aumentar la eficiencia del gasto social para que los recursos se traduzcan en mejores
resultados en cobertura y calidad.
2) Mejorar la focalización del gasto social para que este beneficie prioritariamente a los más
pobres y vulnerables.
3) Consolidar un Sistema de Protección Social (SPS) que contribuya eficazmente a fortalecer y
proteger el capital humano y los ingresos de los hogares, y a reducir su vulnerabilidad.
4) Alcanzar la inclusión social de los diferentes grupos étnicos, así como de la igualdad de
género.
Es destacable el enfoque que prevalece en la consolidación del SPS expresado en el Plan Nacional de
Desarrollo, al sustentar que la calidad de vida de las personas no depende exclusivamente de los
ingresos que obtenga, o de los servicios sociales a los que pueda acceder. En este enfoque, con claro
entronque con las visiones más integrales del desarrollo promovidas por organismos como la Cepal y
el PNUD, se señala la existencia de otros elementos igualmente significativos para el desarrollo del ser
como lo son la cultura, el deporte y la recreación. De igual forma se reconoce que, a pesar de los
avances del país en estos aspectos, resultan insuficientes para responder a las demandas de elevar la
calidad de vida de los colombianos.
La política cultural es identificada como elemento para “fortalecer el Sistema Nacional de Cultura,
apoyar el emprendimiento en las industrias culturales, promover programas culturales para la
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primera infancia, fortalecer Programas de Lectura y Escritura, y continuar con los programas de
conservación del patrimonio cultural” (DNP, 2010; p. 254).
Los emprendimientos son vistos como mecanismos para ampliar las oportunidades a la población,
dentro de un entorno que facilite el ambiente para la generación de nuevas ideas y la concreción en
negocios, especialmente dirigidos a los grupos sociales con menor nivel de ingresos. Esta es una labor
que no sólo compete al Estado, sino que abre las puertas a la participación del sector privado y de
cooperación público–privada para la financiación de los emprendimientos, y también para la
asistencia técnica y desarrollo de capacidades.
En este contexto emerge la Política Integral de Desarrollo y Protección Social, que contempla los
siguientes lineamientos:
1. Primera infancia
2. Niñez, adolescencia y juventud
3. Formación de capital humano
4. Acceso y calidad en salud: universal y sostenible
5. Empleabilidad, emprendimiento y generación de ingresos
6. Promoción de la cultura
7. Deporte y recreación
Esto reafirma el rol que la cultura puede ejercer para mejorar la calidad de vida de las personas: “La
Cultura ha pasado de ser entendida como un bien de consumo suntuario, a factor clave del desarrollo
social y económico que contribuye profundamente al bienestar de la sociedad y a la cohesión social”
(DNP, 2010; p. 311).
Por ello, la Promoción de la Cultura hace parte de estos lineamientos de la Política Integral de
Desarrollo y Protección Social, con seis líneas estratégicas: 1) Consolidar la articulación del Sistema
Nacional de Cultura; 2) Fortalecer procesos de lectura y escritura, facilitando la circulación y acceso a
la información hacia un mayor conocimiento; 3) Contribuir al desarrollo integral de los niños menores
de 5 años, promoviendo el ejercicio de los derechos culturales, a través de los lenguajes expresivos y
estéticos; 4) Fomentar los procesos de formación artística y de creación cultural; 5) Fortalecer la
apropiación social del Patrimonio Cultural y; 6) Fortalecer las industrias culturales.
Es evidente que los emprendimientos y el fortalecimiento de las industrias culturales ocupan un lugar
relevante en la implementación de la promoción cultural. La intención de la estrategia es contribuir al
posicionamiento del sector cultural como eje estratégico del desarrollo sostenible y competitivo del
país, para que la industria y los emprendimientos culturales puedan incrementar la generación de
ingresos, empleos y el valor simbólico, y lograr mayores niveles de competitividad.
El PND (DNP, 2010; p. 317) señala las acciones definidas para lograr estos objetivos, las cuales tienen
como base lo estipulado en el Conpes 3659 (Política Nacional para la promoción de industrias
culturales en Colombia y de la política de emprendimiento cultural), así:
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El Ministerio de Cultura en trabajo conjunto con las instancias del Sistema Nacional de Cultura,
impulsará la innovación y el desarrollo cultural local, a través de la identificación y generación de
procesos de emprendimiento cultural.
El Ministerio de Cultura y el DANE, junto con el sector académico, generarán información y
conocimiento en relación con el impacto económico y social de los emprendimientos y las
industrias culturales en el país, con el fin de orientar políticas que fortalezcan los procesos
culturales y su productividad.
El Ministerio de Cultura en coordinación con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo
(MCIT) promocionará, mediante diversas estrategias, la circulación de bienes y servicios de las
industrias culturales, favoreciendo la creatividad y la diversidad cultural, mediante el
afianzamiento económico de sus respectivos procesos.
Igualmente, estos ministerios desarrollarán estrategias para la promoción de inversiones en las
industrias culturales, con la asociación del sector privado, apoyando técnica y financieramente las
empresas culturales de menor tamaño para el desarrollo de su actividad productiva.
De otra parte, para incentivar la creación y la generación de emprendimientos culturales y de la
industria cultural, el Ministerio de Cultura articulará sus esfuerzos a los de las entidades
involucradas en el marco de la Estrategia de Gestión del Recurso Humano en Colombia (EGERH),
respecto de las acciones encaminadas a lograr la ampliación de la cobertura, el mejoramiento de
la calidad, pertinencia e innovación de programas que cualifiquen la formación del sector artístico
y cultural en los distintos niveles y modalidades.
El escenario actual abre oportunidades a partir de la innovación social, con un papel activo del sector
privado a través de la Responsabilidad Social Empresarial y de otras formas de inversión social, para
generar impactos positivos hacia los grupos poblacionales en condición de vulnerabilidad en todo el
país.
Se debe anotar que la innovación forma parte de las “locomotoras” que el gobierno colombiano ha
definido como indispensables para la transformación productiva y social del país. Un rol fundamental
en este proceso lo constituye la tríada Estado, empresas y universidades, que en el caso nacional ha
posibilitado la configuración de los Sistemas Regionales de Innovación (SSRRI).
En este sentido, Arias (2011) critica que la política de ciencia y tecnología del país haya favorecido a
las denominadas ciencias “duras”, menospreciando el desarrollo de las ciencias sociales y humanas,
“dejando en el limbo la posibilidad de avanzar tanto en la comprensión de la innovación como
fenómeno cultural, que emerge en la interacción de las personas condicionada por variables de la
realidad social, relacionadas con lo simbólico, lo intersubjetivo y el lenguaje” (Arias, 2011.; parr. 4).
Plantea además que el concepto de innovación bajo el cual opera el SSRRI, no puede estar
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estrictamente circunscrito al contexto empresarial, y ligado exclusivamente a valores como la
competitividad y la productividad.
Según Arias, se debe insistir en la necesidad de complementar esta mirada tomando como punto de
partida el reconocimiento de las problemáticas sociales del contexto, relativas al bienestar y la calidad
de vida, que están a la espera de soluciones e intervenciones basadas en conocimiento científico-
tecnológico.
Estas premisas han abierto espacios para que el diseño desde Colciencias del Programa Nacional de
Ciencias, Tecnologías e Innovación de las áreas sociales y humanas incorpore estas consideraciones.
Se busca generar un conocimiento pertinente, desde los aprendizajes sociales surgidos de la misma
experiencia de las comunidades y grupos humanos. Por ello, dentro de las prioridades definidas en
este programa, se pueden destacar algunas que se vinculan directamente con estas lógicas:
Consolidación de la comunidad de ciencias sociales y humanas de excelencia
(interdisciplinariedad, desarrollos conceptuales y metodológicos).
Generar el conocimiento sobre la sociedad en que vivimos, dar cuenta de los dilemas sociales
básicos, abordar la investigación sobre nuestros problemas en conversación con la ciencia
social de pretensión universal. Velar porque el conocimiento generado sea teórico y
metodológicamente riguroso, y dé razón tanto de los problemas coyunturales como
estructurales.
Vinculación de los resultados del conocimiento a la política pública, consolidación de los
sistemas expertos, apropiación social del conocimiento. Crear los medios y mecanismos para
vincular efectiva y eficazmente la investigación social y humana a los procesos de
transformación social, involucrando en su quehacer a los tomadores de decisiones a nivel
público y privado.
Esto también se refleja en las líneas de acción que Colciencias ha implementado para la puesta en
marcha de este programa, dentro de las cuales se ubican varias relacionadas con el sector cultural,
como son:
Diversidad étnica y cultura, derechos y políticas públicas, que comprende investigaciones
sobre colectividades y comunidades incluyendo aquellas fundadas en la etnicidad como los
indígenas, afro-descendientes, negros, raizales, y pueblo ROM, así como otros grupos y
sectores sociales (códigos lingüísticos y estéticos; las representaciones mediáticas; el
entretenimiento; el consumo cultural; y la participación en las redes sociales virtuales).
También se incluye la interculturalidad, el pluralismo, el multiculturalismo; la re-etnización, la
hibridación y la fusión de memorias; planes de vida y proyectos de futuro; la reconstrucción,
redefinición, simulación e invención de nuevas identidades colectivas; la conversión de la
cultura y el patrimonio cultural material e inmaterial en recurso, mercancía y valor de cambio
(industrias culturales), entre otros.
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Desarrollo humano, ética y calidad de vida, que aborda el estudio del desarrollo humano en
los ciclos vitales (infancia, juventud, adultez y vejez) y otras dimensiones que se encuentran en
permanente sinergia (cognitivas, lingüísticas, emocionales, conductuales, psicosocioculturales,
sociopolíticas y socioeconómicas, el bienestar y la calidad de vida en un sentido amplio).
Economía, innovación, competitividad y sostenibilidad, línea que plantea el desarrollo de
investigaciones en áreas como: inserción en la economía internacional; nuevos sectores
productivos (de la actividad manufacturera, agroindustrial, TIC, cluster, distritos industriales y
servicios avanzados); innovación (capital humano y transferencias tecnológicas, innovación a
PYMES en procesos; empresas de base tecnológica; competitividad (territorial, sectorial y
empresarial); cohesión e inclusión social (capital social y confianza entre actores, distribución
del ingreso y la propiedad, economía solidaria, gasto social, informalidad, etc.); concepciones y
prácticas del desarrollo socio-económico que trasciendan la idea de un crecimiento ilimitado
basado en la disponibilidad infinita de los recursos naturales, entre otros.
Procesos espaciales, dinámicas sociales y poblacionales, dirigida a la comprensión y
conocimiento de las diferentes formas de producción y su distribución en el espacio (o como
se consideren: territorios, límites geográficos o políticos y organizaciones culturales). Se busca
analizar en esta línea de investigación las dinámicas demográficas, organización y ocupación
del espacio, las fuerzas sociales, políticas y culturales y las relaciones económicas. Además
incluye otros temas que apuntan a las formas de organización territorial; territorios, expresión
y movilización social; sistemas urbanos; formas culturales y políticas de producción del
espacio; espacios públicos, nuevas relaciones entre lo rural y lo urbano; organización del
espacio urbano; y dinámicas sociales en diferentes escalas, entre otros.
Comunicación, información y cultura, la cual comprende un eje articulador entre distintas
disciplinas como información, comunicación y medios masivos de comunicación, en las
perspectivas sociocultural, histórica y psicosocial; comunicación y cultura; información y
gobernabilidad; medios masivos y conflicto; medios masivos y sociedad civil; impacto de las
TIC; la cultura de la opinión pública; memoria histórica; cultura popular; cultura, comunicación
y educación, entre otros temas.
1.2. Enfoque de derechos
Tanto el desarrollo humano como los derechos humanos son dos modos de reafirmar la libertad
humana: en el primero la libertad se refiere a las opciones y en los segundos a las garantías para
disfrutarlas. En particular, la perspectiva del desarrollo humano aporta a la de derechos el sentido
práctico, es decir, sobre cómo se puede avanzar hacia la satisfacción de los derechos de las personas,
y la idea de gradualidad entendida como la posibilidad de escogencia entre distintas prioridades.
Como bien lo plantea PNUD (2010c), “La promoción del desarrollo humano y la realización de los
derechos humanos comparten, de muchas maneras, una motivación común, y reflejan el compromiso
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fundamental de promover la libertad, el bienestar y la dignidad de los individuos en todas las
sociedades” (p.33).
Los derechos humanos son dinámicos porque dependen de la necesidad social. Una de las
clasificaciones más conocidas y aceptadas es la que sigue el criterio de ‘generaciones’ de derechos, la
cual propone la protección progresiva de los mismos. Hay derechos de primera generación, que
surgen con la Revolución Francesa en contra del absolutismo de la monarquía; también son conocidos
como derechos contra el Estado o derechos civiles y políticos. Los de segunda generación, vinculados
al principio de igualdad, se conocen como derechos económicos, sociales y culturales; y los de tercera
generación, vinculados al principio de solidaridad, surgen en los años 80 y se conocen como derechos
colectivos (por ejemplo, el derecho a un ambiente sano y sostenible).
De la Declaración Universal1 promulgada en el seno de las Naciones Unidas hace más de 60 años se
entiende que los derechos humanos son los derechos que tienen todas las personas, en virtud de su
humanidad común, a vivir una vida de libertad y dignidad. Además de que los derechos son comunes
a las gentes y que estas tienen igual condición frente a ellos (universalidad de los derechos), son
inalienables y también indivisibles: en primera instancia porque no hay una jerarquía entre diferentes
tipos de derechos (los culturales son igualmente necesarios que los civiles, políticos, económicos y
sociales para llevar una vida digna), y en segunda instancia porque no se pueden sacrificar algunos de
estos derechos para promover otros.
Esta última ‘propiedad’ de los derechos humanos ha de considerarse en la medida en que las
propuestas de promoción de emprendimientos culturales que apunten a insertarse en marcos de
políticas públicas que procuren la garantía y restablecimiento de los derechos de las personas,
centradas claramente en los derechos económicos (a la propiedad, a la posesión de otros activos,
entre estos los culturales), se produzcan sin desmedro de los demás derechos. Ello es así porque no
siempre los adelantos en desarrollo humano –referidos a avances en las dimensiones de vida larga y
saludable, conocimiento y medios de vida contempladas en el Índice de Desarrollo Humano (IDH)- se
ligan a progresos en la realización de los derechos humanos, por lo que, como plantea PNUD, “es
posible que un análisis que se limite exclusivamente al desarrollo humano no refleje la vulnerabilidad
de personas y grupos dentro de una sociedad” (PNUD, 2010c).
E, igualmente, se aplica este análisis en sentido contrario: por ejemplo, la garantía de elegir una
identidad cultural que se refleje en la posesión de ciertos activos culturales no siempre está ligada a
un marco de oportunidades y libertades para garantizar el pleno ejercicio de los derechos, por
ejemplo, el del trabajo (un derecho económico).
1 La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
diciembre de 1948 en París. La conforman 30 artículos acerca de los Derechos Humanos considerados básicos. Cabe anotar que de la unión de esta declaración y de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus Protocolos surge la Carta Internacional de Derechos Humanos. La Declaración Universal se considera un documento orientativo, en tanto que los Pactos constituyen tratados internacionales de carácter imperativo con los Estados firmantes.
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Para Corredor (2010), la perspectiva de los derechos es un referente conceptual que ha venido
ganando espacio en el diseño e implementación de la política social en América Latina y Colombia. Su
extensión al campo de las políticas públicas ha sido motivada en gran parte por el legado de la crisis
en esta región del mundo durante los años 80 –que se caracteriza por el abandono del desarrollo
como problema, por la preeminencia adquirida por la estabilidad macroeconómica y porque hacen
crisis los paradigmas- y de los resultados poco halagadores de las reformas de los años 90 orientadas
a la liberalización de mercados, a dar prioridad a las metas macroeconómicas y al crecimiento como
fin en sí mismo, marco en el cual lo social es derivado y subordinado.
Los nuevos referentes enfatizan en los derechos de las personas como el fin último del desarrollo y
los acuerdos internacionales entre países han promovido la re-significación de los derechos en las
políticas públicas. En el primer grupo se destacan la visión de Desarrollo Integral de la CEPAL de los
años ochenta, la del Desarrollo Humano del PNUD –hecha explícita en los Informes Mundiales,
Nacionales y Regionales de Desarrollo Humano a principios de los noventa), y el enfoque del
desarrollo como libertad del economista indio Amartya Sen, a la vez inspirador del segundo referente.
En el segundo grupo se destacan el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (DESC) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, y la Carta Mundial por el
Derecho a la Ciudad (Foro Social de Las Américas).
Se ha construido lentamente el consenso según el cual se deben reconocer los derechos como
fundamento del contrato social y se deben hacer más explícitos tanto el contenido como el alcance
de tales derechos, en un contexto que procure que el rol del Estado sea el de prestador de última
instancia, y el enfoque de derechos como aporte a un marco conceptual que contribuya al desarrollo
con equidad y democracia (Corredor, 2011).
Para fines de la presente propuesta, y atendiendo las implicaciones que en el ámbito de las políticas
públicas se desprenden de las ideas centrales del paradigma del desarrollo humano –principalmente
motivadas desde el enfoque de capacidades de Sen- y del enfoque de derechos, se pretende concebir
e implementar una metodología para impulsar los emprendimientos culturales en el marco de una
política de inclusión productiva que desde 2009 en la ciudad de Cartagena apunta a la garantía y
restablecimiento de los DESC y que, en nuestro caso, apuntaría a la dignificación del trabajo cultural.
1.3. Las Políticas de Inclusión Productiva (PIP)
En diversos países de América Latina y el mundo, el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) ha puesto en marcha el proyecto Desarrollo Económico Incluyente (DEI) cuyo
objetivo principal es fomentar capacidades productivas para la ampliación de sus oportunidades (en
materia de empleos e ingresos) en las poblaciones de más bajos ingresos y condición de
vulnerabilidad, a fin de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos de manera autónoma y con
mayores posibilidades de lograr el desarrollo humano.
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En Colombia este programa inició en la ciudad de Cartagena, y se ha extendido a otras ciudades
capitales de la Costa Caribe colombiana (Sincelejo, Santa Marta, Valledupar y Riohacha) y municipios
y departamentos del país (Soacha, Pasto y La Guajira).
En el contexto de las PIP el enfoque de derechos se orienta a garantizar los derechos económicos
mediante el acceso a la propiedad y de otros activos productivos (como la financiación) sin los cuales
se restringe la generación de capacidades. Ello, poniendo de presente la necesaria generación,
participación y acompañamiento de iniciativas de carácter colectivo para la formulación y ejecución
de tales políticas en el ámbito local. Se pueden destacar tres tipos de acciones que se ejecutan para
consolidar estos proyectos a escala territorial:
a) Estrategias para brindar más oportunidades de inclusión económica (empleo,
emprendimiento, tierra, vivienda, servicios financieros, formación, informalidad, información)
a la población en situación de pobreza y de vulnerabilidad.
b) Diseño y ejecución de Políticas de Inclusión Productiva, articuladas a planes de desarrollo y
planes de competitividad locales.
c) La creación de mercados inclusivos con sostenibilidad financiera que se articulen a las
cadenas de valor de las empresas y de las actividades económicas en el territorio2.
Desde el año 2009, el PNUD empezó un trabajo coordinado con el distrito de Cartagena que culminó
en la formulación y puesta en marcha de su Política de Inclusión Productiva para la población en
situación de pobreza y vulnerabilidad.
En Cartagena, la PIP propone como primera estrategia3 la referenciación de la población pobre y
vulnerable hacia oportunidades de empleo y generación de ingresos a partir de la apertura de los
Centros de Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende), los cuales se inspiran en la experiencia del
programa Bogotá Emprende (convenio entre la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía
Distrital de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá), y estos, a su vez, de Barcelona Activa
(España).
Este programa de la capital del país tiene como objetivo promover la competitividad de las empresas
y fomentar la cultura del emprendimiento; para ello, ofrece servicios y oportunidades para la
creación, crecimiento y consolidación de empresas sostenibles que se orienten a la generación de
empleo y desarrollo económico que impacten de manera positiva en el mejoramiento de la calidad de
vida de la población.
En el caso del departamento de La Guajira, el PNUD impulsa desde el año 2011 una PIP que se centra
en fomentar oportunidades productivas con enfoque de derechos, para poblaciones en situación de
pobreza y vulnerabilidad (PNUD, 2011a).
2 Más información se encuentra disponible en:
http://dei.pnudcolombia.org/dei/index.php?option=com_content&view=article&id=19&Itemid=27 3 En la tercera sección de este documento se abordan las siete estrategias adicionales a ésta.
12
Como las PIP proponen estrategias de integración económica a partir de la identificación de las
barreras a la inclusión productiva, consideran necesario estudiar en cada región las necesidades de
formación para el trabajo a fin de hacer de los oficios una actividad más pertinente a las demandas de
empleo y de provisión de bienes y servicios en los mercados locales. En el caso de la ciudad de Santa
Marta, se identifican las oportunidades de generación de empleo para la población en situación de
pobreza y vulnerabilidad en ese distrito Turístico, Cultural e Histórico, en el marco de una estrategia
de oportunidades de inclusión productiva para dicha población (PNUD 2012a).
Otro de los casos más recientes es el del Centro de Empleo y Emprendimiento de Valledupar, V-
Emprende, puesto en marcha a finales del año 2012. Este centro surge como un espacio para la
interacción de los actores públicos, privados y la academia, que busca la ampliación de las
oportunidades de vinculación productiva de la población en situación de pobreza y vulnerabilidad
(especialmente de la Red Unidos) a través de la generación de oportunidades para el empleo,
autoempleo y el emprendimiento (PNUD, 2012b).
De igual forma, el Centro de Emprendimiento y Empleo Se Emprende Pasto entró en operación desde
abril de 2011 como parte de las estrategias para promover el desarrollo económico incluyente. Esta
iniciativa tiene como propósito orientar, referenciar y prestar servicios integrales en torno a
oportunidades de empleo, autoempleo y emprendimiento a la población mayor de 18 años en
situación de pobreza extrema y vulnerabilidad. El proyecto se desarrolla en convenio entre el PNUD,
la Alcaldía de Pasto y la Cámara de Comercio de Pasto.
En la ciudad de Sincelejo, en octubre de 2011, fruto de la alianza público–privada entre la Alcaldía de
Sincelejo, el SENA, la Cámara de Comercio de Sincelejo y la Corporación Minuto de Dios, con el apoyo
del PNUD, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) e ISA Interconexión Eléctrica S.A., se creó
el programa Sí Emprende: inclusión social y productiva en Sincelejo. Esta iniciativa tiene como
propósito prestar servicios integrales de orientación y referenciación a oportunidades de ingreso y
empleo, especialmente diseñados para población en situación de pobreza y vulnerabilidad en esa
ciudad (PNUD, 2011b).
Previo a estas iniciativas, Antioquia Emprende promueve desde 2007 la generación de ingresos a
partir del emprendimiento. Este programa es liderado por la Cámara de Comercio de Medellín,
cuenta con cobertura departamental, y se orienta a impulsar la creación de empresas y el
fortalecimiento de las existentes dentro de las cadenas productivas y cluster (aglomeraciones)
estratégicos existentes en su territorio.
Estas experiencias revelan el interés creciente en el país por poner en marcha políticas de inclusión
productiva teniendo como base fundamental el emprendimiento. Sin embargo, es claro que la
metodología utilizada por los programas emprende es de carácter general, formulada y aplicada
especialmente a proyectos productivos y de servicios tradicionales. Si se quiere, representan
metodologías estándar que no capturan la especificidad de los proyectos de emprendimiento cultural
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(que no se hacen evidentes en ninguna de estas experiencias, al menos de manera específica),
creando un espacio para propiciar el impulso de estos en el marco de estas políticas.
1.4. Las políticas de emprendimiento cultural
A medida que van tomando fuerza las mediciones de consumo cultural y del peso de las industrias
culturales en el PIB, va creciendo la necesidad de una política de fomento y fortalecimiento de las
industrias culturales y de las empresas culturales en el país.
Desde 2007, el Ministerio de Cultura consolidó el Programa de Emprendimiento Cultural para
“formalizar, capacitar y fortalecer los diferentes tipos de empresas culturales existentes, y con el
ánimo de proyectar al sector como eje de desarrollo económico del país”4 a través de seis líneas: i) La
articulación interinstitucional para la construcción del sector económico de la cultura; ii) La gestión
del conocimiento sobre las cadenas productivas; iii) La creación, producción y formación; iv) La
apertura de mercados y circulación de bienes y servicios culturales; v) La difusión y promoción de los
derechos de autor; y vi) La financiación de las industrias culturales.
Como resultado, en un primer balance el Ministerio –luego de invertir cerca de 1.500 millones de
pesos- muestra la “consolidación de 350 empresas fortalecidas en sus procesos productivos, apoyo a
procesos de asociatividad y representación gremial a través de la creación de 9 redes de industrias
culturales como la de Luthería, la Red de Editores Independientes-REIC; la Red de Libreros; la
Asociación de Productores Musicales y la Red de Festivales de Música Tradicional como la Leyenda
Vallenata, el Petronio Álvarez y el Mono Núñez, entre otros” (Mincultura, 2009)5.
También se destaca el avance de la industria cinematográfica, la alianza estratégica en varias ciudades
(Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, alcaldías, cajas de compensación y otros) que permitió la
conformación de cuatro clusters o redes locales de industrias culturales en Cali, Medellín, Popayán y
Valledupar, experiencias que han arrojado aprendizajes que deben tenerse en cuenta para el análisis.
Posteriormente, con la conformación del Grupo de Emprendimiento Cultural y la adopción del
Documento de Política de Industrias y Emprendimiento Cultural se consolidó en 2009 el Programa de
Emprendimiento, cuyo fin es el de “fomentar y fortalecer la competitividad de las industrias
culturales en Colombia, apoyando las etapas de creación, producción, comercialización y circulación
de bienes y servicios de contenidos de las diversas manifestaciones culturales del país”6.
Las líneas de acción del programa son: i) Generar y gestionar fuentes de financiamiento; ii) Generar
investigación y conocimiento; iii) Promover la circulación y acceso a productos y servicios culturales;
iv) Formar para el emprendimiento cultural; y v) Fomentar la articulación institucional.
4 Página web oficial del Ministerio de Cultura www.mincultura.gov.co.
5 Se creó Comité Técnico de Competitividad para las Industrias Creativas. Ministerio de Cultura. Bogotá, agosto 3 de 2009.
6 Página web oficial del Ministerio de Cultura www.mincultura.gov.co.
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Siguiendo estas líneas el Ministerio ha desarrollado dos instrumentos: Arte y parte: Manual para el
emprendimiento en artes e industrias creativas (2006) y Manual de Emprendimiento Cultural: Manual
para la implementación de procesos de emprendimiento y creación de empresas culturales (2010).
Además, el Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura, en su Plan de Acción 2011,
enfatizó en la investigación, identificando cinco líneas que encomendó a diversas universidades, así:
1. Estudio y revisión de marcos normativos para el fortalecimiento empresarial cultural
(Universidad Tecnológica de Bolívar).
2. Diagnóstico y caracterización de la Formación en Emprendimiento Cultural que se imparte
actualmente en el país (Red Colombiana de Universidades con programas de Formación en
Gestión Cultural).
3. Política de formación en Emprendimiento Cultural y articulación con la triada Universidad-
Empresa – Estado (Universidad Pedagógica Nacional).
4. Caracterización de fuentes de financiamiento para empresas culturales en el ámbito público y
privado, nacional e internacional (Universidad de Caldas-Universidad Nacional de Manizales).
5. Estudio del impacto económico y social de las fiestas y festivales, y estudio del gasto público
en cultura (Universidad Javeriana).
Estos estudios ya fueron concluidos y están en proceso de publicación. Las versiones preliminares se
encuentran disponibles en red y son un importante avance en materia investigativa.
Desde el Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (L+iD) de la Universidad
Tecnológica de Bolívar (UTB) y de la Universidad de Girona (UG) se han desarrollado conceptos y
experiencias en torno al emprendimiento cultural, a la cadena productiva de la cultura, a las
iniciativas culturales y el desarrollo de capacidades humanas, entre otros.
El proyecto Cartagena Emprende Cultura, impulsado por la Cámara de Comercio y el BID, con el
apoyo de otras entidades, y el Mercado Cultural del Caribe –con cinco ediciones-, hacen parte
también de la batería de experiencias locales analizadas.
Uno de los puntos de enfoque son las características de los trabajadores y emprendedores culturales
y su papel en las bases para una política pública de emprendimiento. Al hablar sobre cultura y
empleo, el investigador español Pau Rausell señala una serie de ventajas para los emprendedores
culturales: bajas barreras de entrada, dependen en gran medida de la distribución de la creatividad,
generan mayores niveles de satisfacción laboral que el resto de los sectores, están socialmente más
aprestigiados, y es un sector de demanda creciente con persistencia en el tiempo (Rausell, 2010).
A la vez plantea una “política cultural reinstalada” que debe incluir, entre otras, la incorporación del
conocimiento en la formulación de las políticas públicas en todas las etapas del diseño, y en la
implementación y evaluación de los resultados.
15
En el plano local, en años recientes se ha experimentado el auge en el reconocimiento de la cultura
como factor dinamizador del desarrollo humano, lo que se refleja en su inclusión en planes y políticas
de gobierno. Sin embargo, la tendencia había sido las casi nulas propuestas gubernamentales en
torno a la cultura y lo cultural como dimensión que cuenta en los procesos de desarrollo.
En una ciudad como Cartagena, con precaria infraestructura de salud, persistencia de altos niveles y
brechas en el desempleo, alta incidencia de la informalidad (seis de cada 10 personas de la población
ocupada) y receptora de desplazados (apostados en cinturones de miseria), plantear como prioritario
el tema de la cultura no parecería pertinente, sin embargo el potencial de este como generador de
riqueza, de movilizador de recursos económicos y promotor del desarrollo humano, no debía
excluirse de los programas de gobierno.
En este sentido, en el Plan de Desarrollo Por una sola Cartagena, 2008-2011 se reconoció
decididamente a la “Cultura como una dimensión del desarrollo social” y se planteó su incorporación
“a las políticas de desarrollo local integral”. Sin embargo, al momento de plantear las metas del Plan,
fue notoria la falta de indicadores culturales que permitieran generar acciones con impactos medibles
a corto, mediano y largo plazo.
En paralelo, surgieron en la ciudad iniciativas orientadas a explotar esta relación entre desarrollo y
cultura, emprendimientos culturales, iniciativas con base cultural e industrias culturales.
De igual manera se adoptó la mencionada Política de Inclusión Productiva (PIP) para población en
situación de pobreza y vulnerabilidad, entendiendo que el abordaje de la pobreza desde una
perspectiva integral y multidimensional implica no sólo atender la educación, la salud, la nutrición, la
organización social, entre otros aspectos, sino también la generación de ingresos y la acumulación de
capitales económicos y físicos que generalmente son las más difíciles de resolver.
Por su parte, en el vigente Plan de Desarrollo: En Cartagena hay Campo para todas y todos, 2012 –
2015, se definen políticas, planes y programas que apuntan a la superación de la pobreza extrema y la
exclusión social, gestión para el ingreso y el trabajo y atención a grupos de población diferenciada,
contemplando en algunos casos los emprendimientos culturales, pero sin fundamento en las diversas
relaciones entre cultura y desarrollo.
Como lo ha señalado el investigador Germán Rey, la evolución de las políticas culturales ha significado
la modificación de los campos tradicionales de la cultura, con la aparición de campos, actores y
articulaciones de política emergentes (Rey, 2009).
De acuerdo con este autor, las políticas culturales constituyen la imaginación colectiva de los
propósitos, los caminos y las formas de acción que las sociedades trazan para el libre desarrollo de la
cultura. Según Rey, esta imaginación ha cambiado por las propias transformaciones que ha
experimentado la sociedad.
16
Unos de los campos que ha complejizado la cultura, y en donde es más reciente la construcción de
políticas públicas, es el de las industrias creativas, las tecnologías de la información o las nuevas
prácticas artísticas “que establecen fronteras menos rígidas entre las expresiones de la cultura o
entre ellas y la economía, las tecnologías y el conocimiento”.
Esa misma evolución de las políticas culturales ha conseguido que las políticas territoriales no sean
más la “regionalización” de las políticas sectoriales, sino “la creación desde lo local de política pública
cultural”, en lo que el experto español Alfons Martinell ha llamado “políticas de proximidad”, es decir,
las que se diseñan y ejecutan localmente, con enfoque de derechos, que es el marco conceptual y de
políticas en el que se desarrolla esta investigación.
1.5. Emprendimiento cultural: un concepto
Como quiera que el concepto de Emprendimiento Cultural ha venido variando durante la última
década y en las investigaciones recientes no ha habido un acuerdo sobre una definición que unifique
las diferentes visiones de lo que por este se entiende, para esta investigación concebimos
el emprendimiento cultural como una actividad (individual o colectiva) de apropiación de los valores
simbólicos –de origen tangible e intangible- de una sociedad, que tiene como propósito crear y
recrear diversas formas de representación plasmadas en bienes y servicios culturales, mediante
procesos económicos y sociales –vinculados o no al mercado- basados en el riesgo, la creatividad y la
innovación. Estas actividades, que generalmente provienen del contexto simbólico referencial de los
emprendedores, aspiran en su conjunto a la consolidación de una vocación, una idea de negocio,
empresa o colectividad identitaria.
17
2. Punto de partida: experiencias nacionales y
locales
En Colombia, durante la última década, se han creado cluster (aglomeraciones) y redes locales de
industrias culturales en diferentes ciudades, donde se dio inicio a programas de fortalecimiento de las
manifestaciones culturales y las prácticas creativas como iniciativas de emprendimiento y desarrollo
empresarial. En este trabajo se reseñan las principales, que funcionan a modo de piloto en diversas
ciudades colombianas.
2.1. Industrias culturales de Cali
En la ciudad de Cali se inició en 2009 el proyecto Industrias Culturales de Cali, un piloto de carácter
privado cuyo fin es posicionar el valor del emprendimiento cultural como parte fundamental del
desarrollo económico y social que favorece la diversidad cultural, reconociendo el valor del oficio, los
saberes, la creatividad, el patrimonio, la memoria y las prácticas de los individuos alrededor de la
cultura caleña y vallecaucana7.
Los recursos del proyecto provienen en un 55% del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El valor restante lo aportan los socios: la Caja de
Compensación del Valle del Cauca–Andi (Comfandi), el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura
y Turismo de Cali, la Asociación Metrópoli Colombia (Intervida), la Universidad Icesi y la Cámara de
Comercio de Cali.
En su inicio el proyecto priorizó los sectores de artes escénicas, medios interactivos, producción
musical y producción audiovisual, contando con 75 empresas inscritas en el proyecto durante los años
2009 y 2010. Entre 2010 y 2011 se abrieron dos convocatorias con el propósito de vincular 75 nuevos
emprendimientos, lo que hizo necesario redefinir los sectores de intervención hacia el audiovisual,
diseño, editorial, artes escénicas y patrimonio (gastronomía-turismo).
Esta experiencia se encuentra sintetizada en el Manual Calicrea, que recoge la ruta de
emprendimiento cultural trazada por el proyecto con las 150 iniciativas empresariales vinculadas. De
acuerdo con los orientadores del proyecto, se trabaja bajo el concepto de procesos estructurados y
de identidad regional, lo cual conlleva a considerarles buenas prácticas a tener en cuenta antes que
modelos replicables.
Este proyecto funciona como plataforma que busca articular las instituciones que interactúan en el
marco del trípode cultura-identidad-región, que inciden efectivamente en las artes y se reflejan en
7 Manual Calicrea, una experiencia en emprendimiento creativo y cultural. Proyecto Industrias Culturales Cali. Primera
edición, noviembre de 2011.
18
nuevos enfoques creativos transversales de la sociedad. En este sentido, el apoyo ofrecido a las
empresas de base cultural brinda capacitación, nuevas metodologías de formación, búsqueda de
financiación, formación de públicos e integración de lo público y privado, con el fin de conformar
nuevas estrategias de intervención guiadas por la lógica de la rentabilidad y la sostenibilidad.
2.2. Laboratorios de Emprendimiento Cultural (LEC)
Esta experiencia la conforman procesos adelantados en los departamentos del Valle del Cauca, Cauca,
Caldas, Meta y Nariño, con el propósito de contribuir a la conformación de unidades productivas
sostenibles; utilizan herramientas orientadas a la consolidación de la oferta cultural y la
competitividad de estos emprendimientos en los mercados locales e internacionales.
Los LEC surgen en 2006 gracias a la iniciativa de la Cámara de Comercio de Cali, dirigida a los líderes
del distrito de Aguablanca a fin de visibilizar las acciones positivas de esa comunidad, trabajando los
ejes de: i) Construcción de confianza, ii) Capacidad emprendedora, iii) Dificultades como
oportunidades, y iv) Gestión, participación y planificación.
Después de dos años de trabajo colectivo, en 2008 nació Aguablanca DeMuestra con el objetivo de
evidenciar las experiencias comunitarias positivas en este distrito y, en particular, de promover y
articular a procesos de ciudad la oferta artística y cultural de la población.
En este proceso se identificó la necesidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes de esa zona
vulnerable. En enero de 2009, se articuló Aguablanca DeMuestra a las estrategias nacionales
orientadas por el Ministerio de Cultura para dar viabilidad al desarrollo del Laboratorio Social de
Emprendimiento Cultural.
Como resultado del éxito de este programa, en 2011 se inicia su extensión a otras áreas de cobertura
de la Cámara de Comercio de Cali. Con un giro al concepto y ejecución de la metodología, el trabajo
se orienta desde entonces a construir una herramienta aplicable a cualquier idea o concepto cultural
que involucre el emprendimiento.
La metodología se compuso de varias actividades entre las cuales se cuentan: Identificación de grupos
culturales en Cali, caracterización de los grupos culturales por medio de un diagnóstico (línea base)
para hacer seguimiento a la evolución de las agrupaciones y medir el impacto del programa en el
ámbito social, creación de base de datos para la identificación de los grupos, talleres de desarrollo
humano, formación en emprendimiento cultural, construcción del plan estratégico y de acción,
diseño y aplicación de módulos de formalización de negocios culturales, asesoría jurídica
personalizada, formación en audio digital y construcción de videos, taller de management, diseño de
portafolios para grupos, preparación para participación en ruedas de negocios, y formación para
atender convocatorias nacionales y extranjeras.
19
Como resultado de este proceso se crearon cuatro colectivos en Cali: Colectivo Obrero (68 grupos),
Colectivo Aguablanca (45 grupos), Colectivo Yumbo (31 grupos) y Colectivo Unicentro (23 grupos).
Esta experiencia ha traído igualmente la concreción de alianzas con la Asociación de Cámaras de
Comercio del Suroccidente (Asocámaras) para replicar la metodología del programa en cuatro
municipios del Valle del Cauca, con el Ministerio de Cultura para poner en marcha el programa en los
municipios de Buenaventura, Sevilla, Buga y Palmira, y con la Cámara de Comercio de Pasto, ciudad
adonde se transfirió la metodología a través del programa Nuestros Jóvenes.
2.3. Laboratorios Sociales de Cultura y Emprendimiento (LASO)
Los LASO se definen como proyectos de organización estratégica y comunicacional para jóvenes,
basados en el concepto de emprendimiento en red, con fuerte componente de impulso a la
formación técnica en producción de contenidos artísticos, a la utilización de TIC y al emprendimiento
cultural.
LASO nace como una iniciativa de la Dirección de Artes del Ministerio de Cultura, a partir del Plan
Nacional de Música para la Convivencia, los laboratorios del Grupo de Emprendimiento Cultural y el
programa de Identidades Juveniles de la Dirección de Poblaciones, para conjugar la formación
artística informal, el emprendimiento y la formación en liderazgo.
En los diferentes municipios donde se realiza el proyecto piloto LASO las Organizaciones Culturales
Comunitarias (OCC) desarrollan y lideran procesos socioculturales. LASO reconoce y valida estos
procesos. En este sentido, los programas de emprendimiento cultural y producción de contenidos
artísticos se implementan y desarrollan a partir del trabajo realizado por dichas OCC en sus
localidades, con el apoyo de sus líderes. LASO, a través del trabajo en red, el trabajo colaborativo y la
asociatividad, se propone fortalecer y empoderar estas organizaciones en cada uno de los municipios.
El proyecto opera por medio de procesos de formación, desarrollo de contenidos culturales y de
proyectos de emprendimiento. En el marco del proyecto LASO se fortalecen las redes locales y se
propende por la interconexión de dichas redes entre sí, con el fin de crear, fortalecer y empoderar
una Red Nacional de Emprendimiento Cultural.
Han estado presentes en los municipios de Tumaco, Guapi, Santander de Quilichao, Buenaventura,
Cali, Quibdó, Apartadó, Cartagena, Barranquilla, Valledupar, San Andrés, Santa Marta, Ibagué,
Pereira, Manizales, Barrancabermeja, Medellín y Bogotá.
Este proyecto cuenta con el apoyo, compromiso y acompañamiento del SENA a nivel nacional y
regional, como principal socio. De igual manera se han establecidos alianzas estratégicas con PRANA
Incubadora de Industrias Creativas, las Alcaldías, Gobernaciones, Secretarías y Casas de Cultura, las
cajas de compensación, las cámaras de comercio, las OCC y las universidades.
20
Los componentes de LASO son: Formación de jóvenes y formación de formadores, circulación,
organización y vínculos, sostenibilidad, infraestructura, y comunicación y visibilidad. A 2010 se
contaban 18 laboratorios en Colombia, que reúnen 480 grupos artísticos, creativos y culturales
vinculados a la Red LASO. Esta enlaza a más de 1.500 jóvenes y 10 OCC, a 320 grupos musicales, y ha
logrado repercutir en las regiones en asocio con el SENA a través del programa de Auxiliar en
Producción de Audio y de Emprendimiento, que cuenta con un manual de producción de audio y otro
de emprendimiento cultural.
Amén de las tres experiencias descritas anteriormente, desde el L+iD de la UTB se han desarrollado
conceptos y experiencias en torno al emprendimiento cultural, a la cadena productiva de la cultura, a
las iniciativas culturales y el desarrollo de capacidades humanas, entre otros.
El proyecto Cartagena Emprende Cultura, impulsado por la Cámara de Comercio y el BID, con el
apoyo de otras entidades, hace parte también del conjunto de experiencias locales analizadas para
esta investigación, las cuales detallaremos en la siguiente sección.
21
3. Emprendimientos culturales: el caso Cartagena
3.1. Desarrollo Local: Contexto de Cartagena de Indias
El Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias muestra en lo económico y social dos perfiles
que contrastan entre sí. Por un lado, la expansión productiva de la última década, impulsada
especialmente por las actividades industrial, portuaria, turística y comercial, se encuentra entre las
más notables de las principales ciudades colombianas; y por el otro, en el mismo lapso, la ciudad
mantiene a un alto porcentaje de la población con amplias privaciones. La pobreza, la informalidad y
las desigualdades en el ingreso y en la distribución de activos, constituyen un marco de vulnerabilidad
que restringe el potencial de crecimiento individual y colectivo de los miembros de esta sociedad.
Este desarreglo entre la actividad económica y los resultados sociales reflejan, de acuerdo con
Espinosa (2012), el desequilibrio de la economía local con respecto a los magros logros en la calidad
de vida de las personas, especialmente en los temas de pobreza y el empleo de calidad. Según este
autor, entre los años 2000 y 2007 Cartagena logró el mayor crecimiento del nivel de vida (medido
aproximadamente a través del PIB por habitante) entre las cinco principales ciudades del país, el
mismo periodo en el cual se agudizó la concentración del ingreso y de otros activos, entre ellos los
inmobiliarios.
En los siete años citados, el PIB por habitante creció 6.3% promedio anual (frente al 4% de Bogotá y
menos del 2% de Medellín y Barranquilla), cifra significativa en el contexto colombiano, pero la
diferencia de ingresos entre las personas ricas y pobres también se incrementó a 36 veces (calculado
como el cociente entre el ingreso promedio del quintil más alto sobre el ingreso promedio del quintil
más bajo). No obstante, la pobreza disminuyó tan sólo 2.2% y la generación de empleo en 2.6%
durante este periodo (Espinosa, 2012; p. 9).
Los datos más recientes de medición de la pobreza por ingresos en la ciudad de Cartagena, del año
2011, señalan que el 33.4% de la población (cerca de 323.000 personas) se encuentra por debajo de
la línea de pobreza, mientras que el 4.2% vivía en situación de pobreza extrema. Según Rueda y
Espinosa (2010), la pobreza por ingresos en la ciudad se asocia en primera instancia a las variables
laborales (número de ocupados, ocupación del jefe del hogar, trabajo informal), así como a la
escolaridad, las condiciones de las personas (jefatura femenina del hogar, condición étnica) y la
tenencia de activos financieros.
Por su parte, Alvis y Espinosa (2011) identifican como principales cuellos de botella para el desarrollo
y la seguridad humana8 en Cartagena los siguientes aspectos:
8 El concepto de seguridad aquí planteado supera las condiciones atinentes a lo estrictamente físico y se ubica en el ámbito
de la protección contra diversas amenazas: las enfermedades, el hambre, el desempleo, la informalidad, el delito, el conflicto social, la represión política y los riesgos del medio ambiente, entre otras (Alvis y Espinosa, 2011, p. 185).
22
La baja articulación de los sectores productivos y el sistema educativo.
Poca pertinencia y rezago en calidad de la educación (formal y técnica).
Acceso inequitativo a servicios sociales para la acumulación de capital humano, con énfasis en
educación superior, técnica y para el trabajo.
Precaria inclusión productiva, empleo de calidad y generación de ingresos para la población
en situación de pobreza y vulnerabilidad.
Restricciones presupuestales severas: se requieren más recursos propios para las inversiones
sociales y de infraestructura para la competitividad.
Debilidad institucional, reflejada en baja capacidad de gestión y de regulación.
Adicionalmente, en el marco de la agenda de mínimos en el desarrollo humano local, se han
identificado los principales avances y retos de cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM) hacia 2015 (Espinosa, 2012). Estos logros y desafíos se resumen en:
Principales avances: en educación y enseñanza primaria universal (ODM 2), reducción de la
mortalidad infantil (ODM 4) y salud materna (ODM 5). Más en detalle, se destacan en el
último decenio la reducción de la pobreza extrema (ODM 1) y de la incidencia del bajo peso al
nacer en niños
Por el contrario, en el ODM 1 (erradicar pobreza extrema y el hambre), y en los ODM 3 y 5
(promover igualdad de género, la autonomía de la mujer y mejorar la salud materna), en
indicadores como el porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza (LP), la brecha
de desempleo, la violencia sicológica y de pareja, la ocupación de la mujer en cargos
directivos, la mortalidad materna, el embarazo juvenil, entre otros, se evidencian rezagos
frente a las metas de 2015. Una perspectiva complementaria a los indicadores objetivos de
pobreza señalados en el primer ODM la muestra los resultados recientes de la Encuesta de
Percepción Ciudadana de Cartagena Cómo Vamos, según la cual el 30% de los cartageneros se
auto-percibe como pobre.
No obstante los buenos resultados, persisten factores estructurales que ponen en riesgo la
sostenibilidad de estos logros y avances: vulnerabilidad ambiental, coexistente con vulnerabilidades
institucionales y por violencia que enfrenta un alto porcentaje de la población local (PNUD, 2011c)9.
Es evidente que uno de los retos más importantes del Distrito es la lucha contra la pobreza, ya que a
pesar del crecimiento económico, la exclusión de gran parte de la población cartagenera de estos
beneficios limita las oportunidades de desarrollo de estos grupos sociales. Es en este contexto que
9 PNUD (2011). Informe Nacional de Desarrollo Humano Colombia rural. Razones para la esperanza. Bogotá, Colombia. Estas
vulnerabilidades las recoge PNUD en un índice que combina debilidades en capital humano (tasa de alfabetización y personas en edad de trabajar por hogar), capacidad institucional (capacidad administrativa y desempeño fiscal), conflicto (homicidios, masacres, número de desplazados, número de víctimas de violencia política y área de cultivos de coca), rasgos sociodemográficos (promedio de miembros del hogar, porcentaje de hogares con jefatura femenina, número promedio de adultos mayores de 64 años por hogar y número promedio de niños menores de 5 años por hogar), ambientales (de vulnerabilidad climática), y por capacidad económica (Gini de tierras e índice de ingresos).
23
una política que estimule el emprendimiento, en especial en la población en mayores condiciones de
vulnerabilidad, adquiere significativa importancia en términos locales.
3.1.1. Inclusión Productiva: la experiencia de Cartagena
El gobierno local en 2009, en el marco de la ejecución del Plan de Desarrollo Por una sola Cartagena
2008 – 2011, estableció la Política de Inclusión Productiva (PIP) para población en situación de
pobreza y vulnerabilidad. Esta política contó con el apoyo del PNUD y alianzas público-privadas con
organismos como la Cámara de Comercio de Cartagena, el SENA, fundaciones empresariales, las
universidades y el Observatorio del Caribe Colombiano.
Esta política se formuló en clave de desarrollo humano y con enfoque de derechos al reconocer las
desigualdades existentes entre amplios sectores de la población local. Abreva del paradigma del
desarrollo humano, en cuanto tiene como eje central del desarrollo a las personas (su crecimiento
individual y colectivo), quienes son (y deben ser) protagonistas de los procesos de desarrollo y no
simples receptores de los programas sociales del Estado. De esta forma, la PIP tiene como propósito
fundamental “contribuir a restablecer y garantizar los derechos económicos de la población en mayor
situación de pobreza y vulnerabilidad, y con exactitud el derecho al trabajo y a la propiedad” (PNUD,
2010; p. 23).
Esta política se puso en marcha a través de ocho estrategias:
1. Orientación y referenciación de oportunidades de empleo, autoempleo y emprendimiento, para
la población en situación de pobreza y vulnerabilidad.
2. Acceso a activos productivos.
3. Democratización de la inversión y el gasto público y de la actividad productiva.
4. Recuperación y aprovechamiento económico del espacio público.
5. Armonización de la oferta y la demanda de trabajo a los requerimientos del mercado laboral y de
las cadenas de valor con una mirada prospectiva.
6. Fortalecimiento institucional.
7. Disponer de información veraz, pertinente y oportuna (Observatorio del Mercado Laboral).
8. Negocios inclusivos, a partir de la creación y puesta en marcha de la Red de Inclusión Productiva
en Cartagena.
Como se explicó anteriormente, en la primera de estas estrategias se insertan los proyectos de
emprendimientos culturales objeto del presente estudio. Esta estrategia se dirige a la población local
que ha estado excluida de la dinámica económica de la ciudad y en situaciones de pobreza y
vulnerabilidad, para generar capacidades que permitan superar factores estructurales que han
favorecido esta situación, tales como la “falta de cultura emprendedora, la aversión al riesgo, las
dificultades de acceder a la información pertinente y la ausencia de un organismo que promueva,
lidere y coordine las iniciativas empresariales y de negocio de la comunidad, que ofrezca y canalice
24
oportunidades que apoyen dichas iniciativas en asocio con los diferentes sectores económicos,
centros académicos, organizaciones sociales y la comunidad” (PNUD, 2010; p., 29).
En este sentido, la inclusión productiva permite orientar los esfuerzos público-privados que procuran
la transformación de la realidad local en los ámbitos sociocultural y económico (donde el
emprendimiento juega un rol esencial), a fin de lograr la autonomía efectiva basada en la agencia
individual y colectiva de las personas en estos procesos. Para ello, la generación de capacidades en los
grupos sociales excluidos, en condiciones de desventaja en los mercados, debe corresponderse con la
creatividad en procesos y proyectos que fortalezcan la identidad (cultura como fin del desarrollo) en
los ámbitos del ser y del hacer, y también mejorar las condiciones de vida y las de sus comunidades
(cultura como recurso y medio del desarrollo).
Como también se señaló, esta primera estrategia se pone en marcha con los Centros de
Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende), que además de la referenciación hacia oportunidades
de empleo y autoempleo, de creación y consolidación de empresas, ofrecen capacitación y
transferencia tecnológica, gestión de redes y prestación de servicios a fin de ampliar las
oportunidades de vinculación productiva de los grupos sociales sujetos de intervención.
En la actualidad funcionan en Cartagena dos Cemprende, que son operados mediante alianza público-
privada por la Cámara de Comercio de Cartagena, con apoyo técnico de entidades como el SENA,
PNUD, Centros Regionales de Educación Superior (Ceres) y otras instituciones de educación técnica,
tecnológica y superior, y algunas de las organizaciones que impulsan el microcrédito que conforman
la Red de Inclusión Productiva de la ciudad (Camcomercio de Cartagena, 2012).
Los centros de emprendimiento desarrollan dos líneas de trabajo para atender a población en gran
parte perteneciente a los estratos I y II de Cartagena, que son:
a) Línea de emprendimiento, mediante la cual se identifican, promueven y apoyan
iniciativas emprendedoras y empresariales. Comprende cuatro procesos: emprende,
desarrolla, fortalece y transforma, que dan nombre a igual número de rutas de
emprendimiento.
b) Línea de empleabilidad, la cual tiene por objeto la ubicación laboral de personas
desempleadas y la orientación ocupacional de las mismas, desarrollando programas de
capacitación y formación, gestión para la certificación por competencias, identificación de
las oportunidades laborales y en requerimientos de empleo en las cadenas de valor de los
diversos sectores económicos.
Algunos hechos y cifras que evidencian los distintos impactos de Cemprende durante el año 2011 son:
25
Alianzas con el sector financiero para apoyo crediticio a pequeños comerciantes: ha logrado
articular recursos por $265 millones, distribuidos en 170 planes de negocio, generando 32
puestos de trabajo;
Fortalecimiento a 305 empresas de la Localidad 2 (que alberga el 31% de la población local y
es la segunda con mayor pobreza local) y vinculación de 168 personas en diversas empresas;
Actualmente cerca de 100 empresas de diferentes sectores económicos de la ciudad contratan mano
de obra formada e intermediada por Cemprende, entre las cuales se destacan: Refinería de Cartagena
(el proyecto de mayor inversión en Colombia), Postobón, Fundación Prociencia, Zeus Tecnología,
Bordagena, Summit, Logytech Mobile, CB&, Transcaribe, entre otras).
La decisión tomada por la Administración Distrital para el periodo 2012 – 2015, de darle continuidad a
la PIP quedó consignada en el Plan Desarrollo Distrital de Cartagena de Indias: Campo para tod@s,
2012 – 2015. En él se plantea que “El Plan Estratégico de Superación de Pobreza para la Prosperidad
Social –PES-, el Centro de Emprendimiento Pedro Romero –Cemprende- y el Observatorio de
Mercado Laboral de Cartagena serán las principales herramientas de la Política Distrital de Inclusión
Productiva “Pedro Romero” (Alcaldía de Cartagena, 2012; pp. 126 y 127).
La línea base en el año 2012 de Cemprende muestra que se atiende a 2.396 personas y la meta a
2015 es atender y capacitar a 8.000 Cartageneros en situación de vulnerabilidad en las áreas de
emprendimiento y empresarismo; de igual forma, se propuso pasar de 645 a 4.000 planes de
negocios (asesoría, formulación y financiación), entre otras iniciativas. La principal estrategia para
lograr estas metas se orienta a impulsar las alianzas público-privadas, de tal forma que al finalizar el
período de gobierno se encuentren operando cuatro Cemprende.
3.1.2. Cartagena Emprende Cultura (CEC)
En el año 2010, la Cámara de Comercio de Cartagena y el Banco Interamericano de Desarrollo
suscribieron un convenio para la ejecución en 48 meses del proyecto piloto Cartagena Emprende
Cultura (CEC). Este se constituye en el fruto más notable de la alianza público–privada en la ciudad en
el sector cultural, ya que además logró vincular otras entidades: Cámara de Comercio de Cartagena
(ejecuta- cofinanciación), la Administración Distrital (apoyo -cofinanciación), Banco Interamericano de
Desarrollo – BID (financiación) y el Ministerio de Cultura (apoyo-cofinanciación).
CEC procura a través de la formalización, innovación y fortalecimiento de los emprendimientos
culturales aportar al desarrollo socio-económico y de las personas en la ciudad. En ese sentido, el
proyecto se orienta al fomento y la articulación de los mercados de productos y servicios culturales
de Cartagena, desde una perspectiva que supera lo público, sentando bases en una estrategia que
privilegia las alianzas público-privadas.
26
El proyecto partió de un diagnóstico de los emprendimientos culturales en Cartagena y luego realizó
una convocatoria a la cual se presentaron 300 grupos; se seleccionaron 52 pertenecientes a las artes
escénicas, promoción de lectura, artesanías, música, danza, teatro, centros culturales y gastronomía.
Este grupo se capacitó en temas de emprendimiento con asesores del SENA, Cámara de Comercio y
Cemprende. Se construyó una línea base de las personas que ingresaron al proyecto Cartagena
Emprende Cultura. La evidencia encontrada mostró que ninguno de estos emprendimientos recibe
ingresos superiores a más de dos salarios mínimos, los trabajadores culturales pertenecen a los
estratos del 1 al 3, y no disponen de espacios adecuados para el desarrollo de su actividad10.
De acuerdo con la formulación de Cartagena Emprende Cultura, la implementación del proyecto
contempla cuatros fases orientadas a conformar la base de la promoción de artistas, creadores y
emprendedores del sector artístico y cultural, así como la formulación de iniciativas empresariales
que sean viables. Estas etapas son:
Fase 1: Identificación (desarrollo de mecanismos de identificación, acompañamiento y
promoción del programa).
Fase 2: Implementación (formalización de emprendimientos culturales y fortalecimiento de
empresas en operación).
Fase 3: Sostenibilidad (orientada a desarrollar mecanismos permanentes que den
sostenibilidad a los emprendedores culturales).
Fase 4: Seguimiento (diseño de estrategias de promoción y difusión para ofertar y dar a
conocer los productos y servicios culturales propuestos por los beneficiarios del proyecto).
Este proyecto se encuentra al final de su primera etapa, la cual contempló el análisis del estado actual
del sector cultural de Cartagena, la identificación y conformación del grupo de emprendedores
beneficiarios del proyecto, y la construcción del Programa Cartagena Emprende Cultura que fue
estructurado para impulsar la creación de bienes, productos y servicios culturales, teniendo en cuenta
las necesidades reales del sector (Cámara de Comercio de Cartagena, 2012a).
A mediados del año 2012 el proyecto se propuso desarrollar procesos de mejoramiento de productos
y diseñar estrategias de circulación, gestión de recursos y los frentes de negocio. No obstante, ha
enfrentado dificultades ya que las personas que integran el proyecto (682 en total) contaban con
capacidades distintas (en administración y producción, por mencionar algunos casos), lo que limitaba
la organización y formalización de la empresa, uno de los objetivos del proyecto.
De acuerdo con la directora de CEC, Tatiana Rudd, si bien en el convenio con el BID se establecía que
15 de los seleccionados tenían que ser empresas que ya funcionaran al momento de inicio más 35
ideas de negocio, algunas ideas de negocio no pudieron materializarse. “Algunos grupos atrasan el
10
Entrevista a Tatiana Rudd, Directora de Cartagena Emprende Cultura, 3 de octubre de 2012.
27
proceso de los demás, lo que ha motivado la decisión de excluir algunos e involucrar nuevos grupos”,
señaló Rudd.
3.1.3. Iniciativas culturales para la generación de capacidades humanas
Este proyecto fue propuesto por el nodo coordinador de la Red Internacional sobre Desarrollo y
Cultura asentado en el Laboratorio de Investigación e Innovación en Desarrollo y Cultura (L+iD) de la
Universidad Tecnológica de Bolívar, grupo de académicos que plantea la indagación interdisciplinar
sobre la identificación, diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de iniciativas culturales para la
superación de la pobreza.
El proyecto, financiado por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (Aecid), planteó
como objetivos específicos:
1. Diseñar, ejecutar y sistematizar seis iniciativas culturales para la superación de la pobreza en
Cartagena de Indias.
2. Fortalecer el Nodo Cartagena de Indias que modera la Red Iberoamericana de Desarrollo y
Cultura mediante la puesta en marcha de una agenda de movilidad e intercambio
internacional de expertos y líderes en el tema de desarrollo y cultura que nutran las
iniciativas culturales implementadas.
3. Desarrollar una estrategia de producción, publicación y difusión de conocimiento que
propicie el diálogo intercultural y las relaciones entre desarrollo y cultura.
Este proyecto comparte el enfoque integral de desarrollo que tiene como objeto principal la lucha
contra la pobreza, y que posee una doble dimensión en el ámbito de los derechos humanos: en
primer lugar, sitúa a las personas como agentes, protagonistas y destinatarios de la política de
desarrollo y, en segundo lugar, fortalece las instituciones de todos los actores del desarrollo en la
promoción, defensa, protección y garantía de los mismos. Como grupo beneficiario se seleccionó la
población más pobre de Cartagena, preferiblemente afrodescendiente, que en virtud de su condición
étnica padece inserción laboral precaria (Romero, 2009).
Debido a restricciones en la financiación, el primer objetivo específico se modificó planteando un
único resultado al finalizar la ejecución del proyecto, consistente en tener identificadas, diseñadas,
ejecutadas y publicadas al menos tres iniciativas culturales para la superación de la pobreza, con base
en metodologías compartidas y articuladas con los programas de Emprendimientos Culturales del
Ministerio de Cultura contemplados en el Plan de Desarrollo, al igual que con la Alcaldía Distrital, su
Instituto de Patrimonio y Cultura y con su Estrategia de Inclusión Social Productiva, contemplada en el
plan de desarrollo local Por una Sola Cartagena 2008-2011, orientado a disminuir la pobreza absoluta
en la ciudad.
28
El gobierno local vigente planteó la política de apoyo a emprendimientos comunitarios con base en
cultura articulados al turismo y a sectores de la economía formal, con los que se buscaba armonizar
este proyecto de manera que se lograran optimizar los recursos. Así, las iniciativas a financiar con la
Aecid harían parte del programa de Inclusión Productiva de la Alcaldía de Cartagena, diseñado con el
apoyo de Naciones Unidas, y se desarrollaría a partir de la metodología general de los Centros de
Emprendimiento Pedro Romero (Cemprende) la metodología de emprendimientos culturales
comunitarios.
En la modificación se adicionaron actividades relacionadas con la formación, diseño de metodología y
fortalecimiento de los procesos de acompañamiento a las iniciativas que se esperaba fueran exitosas
y replicables, y se estableció el compromiso de la Universidad Tecnológica de Bolívar de gestionar
ante otros organismos locales, nacionales y multilaterales recursos adicionales para el fortalecimiento
del Nodo y de la Red de Desarrollo y Cultura como un desarrollo paralelo de los resultados eliminados
de la ejecución del proyecto y que nutrirían el que quedaba vigente para ejecución.
La UTB y su Nodo de Desarrollo y Cultura convocaron a entidades locales y nacionales calificadas
para, en sinergia, realizar la conceptualización, financiación, convocatoria, seguimiento y evaluación
de las tres iniciativas culturales.
Se invitaron entidades públicas y privadas con experiencia en el tema de emprendimientos culturales
en Cartagena, y a través de herramientas como el grupo de enfoque y la lluvia de ideas se
identificaron las tres iniciativas culturales para la superación de la pobreza a desarrollar en la ciudad.
Estas iniciativas fueron:
1. Diseño, confección y comercialización de vestuario y utilería festiva. Se identificó y diseñó
teniendo en cuenta el Proceso de Revitalización de Fiestas de la Independencia de Cartagena, un
proceso de origen ciudadano iniciado en 2003, cuyo objeto es devolver su fuerza a la celebración
popular más importante de la ciudad, la que conmemora su Independencia (Bicentenario que fue
celebrado en 2011). Se tuvo en cuenta la necesidad de enriquecer y mejorar el vestuario y los
disfraces festivos y por ello se decidió convocar a actores festivos claves como modistos, artesanos,
escenógrafos, etc.
2. Arte y Calle. Surge como una ampliación del proceso impulsado por el Instituto de Patrimonio y
Cultura de Cartagena y la Corporación Cabildo dirigido originalmente a mejorar las condiciones de los
bailarines de los grupos folclóricos, pero incluyendo esta vez a los músicos, cantantes, estatuas
humanas y bailarines de otros géneros que desarrollan su actividad en las calles y plazas del Centro
Histórico de Cartagena.
3. Promoción y circulación de músicas locales. En Cartagena existe una gran riqueza musical que en
la mayoría de las oportunidades circula restringidamente por la falta de gestión, promoción y manejo
de los artistas. A la vez se evidencia el auge de colectivos juveniles trabajando empíricamente en la
producción y promoción de sus propias músicas dentro de sus círculos. Una productora musical
29
independiente, impulsada por jóvenes, es una propuesta innovadora que conjuga dos áreas que se
necesitan y se complementan.
Se definieron además los siguientes criterios para la selección de los participantes:
Equidad de género
Inclusión
Condición de vulnerabilidad
Portadores de patrimonio intangible
Potencial demanda en el mercado
Desde la UTB se consideró el impulso de iniciativas culturales que, en clave de desarrollo, pudieran
con su experiencia arrojar lecciones para el diseño de políticas públicas y privadas locales para la
superación de la pobreza y el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de Cartagena
de Indias.
La convocatoria, al igual que la selección, tomó en cuenta los contextos y las condiciones iniciales de
los participantes. De hecho, para la primera –que tomó un mes y se surtió a través de medios de
comunicación impresos y electrónicos- se tuvieron en cuenta los siguientes requisitos:
Ser residente en la zona urbana o rural de Cartagena de Indias.
Demostrar su pertenencia socioeconómica a los estratos 1, 2 o 3 (preferiblemente
identificados por el SISBEN y la Red Juntos –ahora Red Unidos-).
Demostrar experiencia en los oficios, creatividad y vocación artística en los campos de la
convocatoria.
Estar vinculado a procesos de construcción de ciudad, que incluya visión de desarrollo,
generación de ingreso y desarrollo cultural.
Tener potencial para el desarrollo de una cadena de valor.
Tener disponibilidad de tiempo para los procesos de formación y estar interesado en
conformar negocios para el proceso festivo de la ciudad.
Luego de convocatoria pública y selección cuidadosa, durante las cuales se identificaron vocaciones,
talentos y destrezas, se da inicio a la ampliación del conocimiento y la formación del capital humano.
La formación estuvo a cargo de la UTB y su equipo interdisciplinario. En esta actividad participaron
profesionales y artistas de alto nivel académico. Investigadores y maestros entregaron sus aportes
por cerca de 260 horas de formación a 74 participantes seleccionados para las tres iniciativas: el
contexto histórico y cultural, la fundamentación artística y la organización empresarial fueron
asignaturas orientadas a cosechar nuevas ofertas del talento cultural.
Las iniciativas contaron con apoyo institucional durante más de un año, lo que sugiere el papel
esencial del acompañamiento en los procesos de generación de capacidades humanas y de
aprovechamiento de las oportunidades. Este asesoramiento continuo giró alrededor de procesos de
30
formación, producción de materiales, visibilidad de los esfuerzos (Feria: cosechas 2011 y 2012 de
bienes culturales), rueda de negocios y piloto de comercialización (Mercado Cultural del Caribe) y
acompañamiento a la formalización.
3.2 Aspectos metodológicos de la sistematización y aprendizajes desde la práctica de los
proyectos de emprendimiento cultural a nivel local
Las experiencias de emprendimiento cultural en Cartagena proporcionaron conocimiento práctico
que se constituyó en uno de los principales insumos para el desarrollo de esta propuesta. En este
sentido, los investigadores utilizaron como estrategia metodológica para sistematizar los casos y
extraer lecciones desde la práctica de los actores la siguiente:
3.2.1. Encuesta socio-económica a los emprendedores culturales
La encuesta socioeconómica tuvo como objetivo construir un perfil de los trabajadores culturales de
Cartagena y de los emprendimientos. Esta encuesta posibilitó la construcción de la línea base con
indicadores cuantitativos. Se tomaron como referentes lo planteado por el Convenio Andrés Bello
(CAB, 2004) para el caso de Chile, y otros estudios y experiencias que fundamentan la inclusión
productiva en Colombia (PNUD, 2010; PNUD, 2010 a,b; 2011a,b). Se indagó sobre las características
sociales, trabajo cultural, y los componentes de formación, acción y gestión.
La población encuestada fue seleccionada de los dos proyectos de mayor reconocimiento y cobertura
en materia de emprendimientos culturales en Cartagena: Cartagena Emprende Cultura (Cámara de
Comercio de Cartagena-BID), e Iniciativas Culturales para la Superación de la Pobreza (UTB-CFCE-IPCC,
entre otros). En total ambos proyectos tienen una cobertura de 113 emprendimientos culturales, 84
de ellos fueron escogidos para realizar el estudio (lo que significa una cobertura del 74%), una
muestra representativa de la población sujeto de análisis.
3.2.2. Entrevistas de profundización
Los datos e indicadores cuantitativos obtenidos por la encuesta se complementaron con información
cualitativa obtenida de entrevistas a profundidad realizadas a los emprendedores, tutores del
proceso de formación y a funcionarios de las instituciones que coordinaban los proyectos de
emprendimiento cultural. Esto permitió obtener información valiosa sobre las dificultades, retos y
cuellos de botella, sistematizados en las barreras a la inclusión productiva y en los eslabones de la
cadena de valor de la cultura.
31
Adicionalmente, de estas entrevistas se seleccionaron testimonios de los emprendedores, tutores y
representantes de las instituciones para respaldar la evidencia y la descripción de los resultados
obtenidos en el estudio.
3.2.3. Grupos focales
Se aplicó la herramienta de grupos focales para analizar las dificultades de los proyectos de
emprendimiento cultural, en ellos participaron representantes de las instituciones responsables de
estos, funcionarios del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), directores de
emprendimientos y participantes de los proyectos, entre otros. Esto posibilitó obtener información
relevante para identificar dificultades y posibles alternativas de solución a las mismas (lecciones
aprendidas desde la práctica). Esto además complementó el análisis del contexto local.
3.2.4. Análisis del contexto
A la información obtenida con los grupos focales, se sumó el análisis de las condiciones económicas y
sociales de la ciudad, identificando factores limitantes en el desarrollo de la población, las
capacidades institucionales al servicio del emprendimiento cultural y la identificación de
megaproyectos en marcha en Cartagena a los cuales se pudieran articular estos emprendimientos y
fortalecer la cadena de valor de la cultura.
3.2.5. Estudios de caso
Se analizó además de los casos de los proyectos Cartagena Emprende Cultura e Iniciativas Culturales
para la Superación de la Pobreza, la experiencia del Centro de Emprendimiento Pedro Romero
(Cemprende) de la Alcaldía Distrital de Cartagena de Indias, el cual a pesar de no enfocarse en
emprendimientos culturales, representa por definición la experiencia que debe considerarse para
extraer lecciones y enfocar de mejor forma la presente propuesta metodológica.
3.2.6. Revisión bibliográfica
La revisión de la literatura y el resultado de investigaciones sobre emprendimientos culturales, tales
como los manuales para el emprendimiento cultural del Ministerio de Cultura, el análisis de los
vínculos entre cultura y desarrollo de diversos autores (Sen, Nussbaum, Martinell, Abello, entre
otros), el enfoque del desarrollo humano, el enfoque de derechos y la política de inclusión productiva
abordados por el PNUD, sentaron las bases para la sustentación teórica de esta propuesta.
32
Se revisaron además las políticas culturales a nivel local, la política de inclusión productiva en
Cartagena y en varias ciudades de Colombia, y el Plan de Desarrollo del Distrito de Cartagena en su
componente cultural e institucional.
33
4. La situación de los emprendedores culturales en Cartagena: Línea de base En la presente sección se examina la estructura de oportunidades –en especial las de formación y
laborales- y la relación que esta tiene con la situación de pobreza y vulnerabilidad de los
emprendedores culturales en Cartagena. La pobreza se entiende de dos maneras: primera, como
situación de privación material (productos e ingresos) y también como carencia de oportunidades
reales (debido a limitaciones sociales y a circunstancias personales) que impiden el aprovechamiento
de las capacidades; y segunda, como la dificultad de funcionar (por ejemplo, de insertarse
favorablemente en los mercados), dadas las oportunidades que se tienen (Sen, 1999; PNUD, 1997).
A su vez, la vulnerabilidad se entiende como el riesgo de una persona o grupo humano de caer o
continuar en la pobreza, dado que se encuentran inmersos en situaciones –llamadas trampas de
pobreza- a las que difícilmente pueden sobreponerse (Rueda y Espinosa, 2010), pero también, en un
sentido más amplio, como el conjunto de situaciones de carácter multidimensional (ambiental, de
violencia, institucionales y de capital humano) que generan riesgo de sufrir privaciones (PNUD,
2011c).
El diseño y comprensión de estos aspectos que influyen en la creación y expansión de capacidades y
oportunidades –pero que también operan como cuellos de botella del desarrollo humano- se abordan
a partir de la construcción de la línea base de la población a intervenir. En especial se enfoca la
perspectiva socioeconómica de los emprendedores, a fin de identificar las mencionadas restricciones
colectivas e individuales, así como las diversas características que ameritan tratamiento diferencial
desde el accionar de la política pública.
Con el fin de lograr este propósito se diseñó y aplicó la Encuesta de Caracterización de los
Emprendedores Culturales (ECEC), siguiendo lo planteado por el Convenio Andrés Bello (CAB, 2004)
para el caso de Chile, y por otros estudios y experiencias que fundamentan la inclusión productiva en
Colombia (PNUD, 2010; PNUD, 2010 a,b; 2011a,b).
La identificación de los emprendedores se facilitó gracias a la existencia de dos proyectos al momento
de plantear el presente estudio: Cartagena Emprende Cultura, promovido por la Cámara de Comercio
de Cartagena y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el de Iniciativas Culturales para la
Superación de la Pobreza, producto de la alianza de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB) con
otras instituciones de esta ciudad (Centro de Formación de la Cooperación Española, Instituto de
Patrimonio y Cultura de Cartagena, entre otros), el cual fue gestionado por el Laboratorio
Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (L+iD) de la UTB en el marco de
la CAP de la AECID.
34
Por el tamaño de los grupos humanos involucrados en el estudio y, a la vez, consecuencia de la
amplitud de la convocatoria de ambos procesos, se adoptó la estrategia censal en la recolección de la
información, lo que implicaba encuestar a 113 emprendimientos culturales de Cartagena. Finalmente
se logró conocer la situación de 84 iniciativas-emprendimientos (lo que significa una cobertura del
74%), que garantizan la representatividad de la población sujeto de análisis (tabla 1). El proceso de
convocatoria de estos proyectos garantizó de igual manera la representatividad de acuerdo con la
clasificación de las actividades, para lo cual se sigue a Unesco.
Tabla 1. Encuesta de Caracterización de los Emprendedores Culturales (ECEC)
Grupo Encuestas Part.%
I. Cartagena Emprende Cultura 32 38%
II. Iniciativas Culturales (A+B+C) 52 62%
A. Arte y Calle 22 26%
B. Lompley 3 4%
C. Vestuario y utilería festiva 27 32%
Total (I+II) 84 100% Fuente: Cálculo de los autores con base en ECEC.
Se utilizan igualmente los datos de Cartagena obtenidos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares
(GEIH), con el propósito de establecer comparadamente las principales similitudes y diferencias
socioeconómicas con la población que también será sujeto de intervención.
El análisis se inicia con la situación según la cual la brecha de ingresos existente entre personas y
familias cartageneras y los emprendedores es sustancial (del 20% en desfavor de los segundos) y no
ha permitido reducir la pobreza ni favorecer el acceso equitativo a oportunidades (tabla 2). Esta
brecha es, sin embargo, menor a la observada cuando se comparan las zonas urbanas y rurales de la
ciudad (Alvis, Espinosa y otros, 2012). Si bien bajo la perspectiva del desarrollo humano el ingreso no
es la única variable que permite evaluar los logros de las personas como lo es en la visión tradicional
del desarrollo como crecimiento económico, sí permite darle sostenibilidad a tales alcances de las
personas.
El análisis es pertinente a la propuesta teórica que fundamenta el estudio. El desarrollo que implique
el logro de las capacidades humanas debe evidenciarse en un proceso de procurarlas de manera
equitativa, participativa y sostenible. Por ello la desigualdad –y en general las inequidades- se
considera también cuello de botella para el crecimiento económico, reflejado en nuestro caso en el
escaso progreso de los negocios e iniciativas culturales, por lo que parte fundamental de las políticas
públicas debe orientarse consecuentemente a la reducción de las inequidades en la distribución del
ingreso, de la propiedad y, en general, de los activos.
35
Tabla 2. Concentración de activos y estructura de oportunidades en la población del estudio
Grupo Pobreza (Línea de Pobreza)*
Pobreza extrema (Línea de
Indigencia)
Ingreso por hogar
(Promedio)
Años de Educación
Dependencia económica
Iniciativas Culturales 15,8% 7,9% 713.081 9,6 4,3
Cartagena Emprende Cultura
5,4% 1,3% 1.470.626 11,5 3,3
Total Emprendimientos Culturales (EC)
11,8% 5,4% 1.091.000 10,5 3,8
Cartagena (C)** 33,4% 4,7% 1.351.159 9,9 6,0
Total EC/C (veces) 0,35 1,14 0,81 1,05 0,63 Fuente: Cálculo de los autores con base en ECEC y GEIH.
*: Los datos de Cartagena corresponden al año 2011.
Como sugieren algunos autores, las condiciones heredadas de una generación a otra determinan en
gran parte la posibilidad de ascender o descender en términos de ingresos, educación y ocupación, y
estas condiciones constituyen el mecanismo de transmisión intergeneracional que puede perpetuar la
pobreza y la falta de oportunidades en la sociedad (Gaviria, 2002).
En el plano local, estas brechas se reflejan en el acceso a bienes y servicios básicos como la educación
y en la posesión de activos, indispensables para salir de múltiples trampas de pobreza (anexo 1). En
ciudades como Cartagena existen considerables diferencias de ingresos en los extremos de la
distribución (décima parte de ingreso más alta frente a la más baja), y estas se mantienen entre los
grupos sociales con más altos ingresos (deciles 9 y 10) (Espinosa, 2012).
De acuerdo con diversos estudios (UTB, 2012; Espinosa y Alvis, 2011; UDE, 2010), las desigualdades
en la distribución del ingreso en Cartagena han permanecido en niveles relativamente elevados en el
contexto nacional; de hecho, según DANE-Mesep (Misión de Empalme de las Series de Empleo y
Pobreza), la capital de Bolívar es, junto con Montería y Pasto, la ciudad donde esta desigualdad -
medida a través del coeficiente de Gini- creció entre 2002 y 2011 (1.2%, frente a 1.9% y 2.3% de
Montería y Pasto, respectivamente). En el agregado nacional la desigualdad en el ingreso se redujo en
4.2%, y en las 13 ciudades principales en 5.7% durante este periodo, lo que pone en evidencia los
precarios resultados en Cartagena.
El análisis de la pobreza (general y extrema11) en la población bajo estudio muestra que la incidencia
de esta cuando se considera el ingreso mínimo de subsistencia es del 11.8%, tres veces menor que el
indicador de pobreza de Cartagena (del 33.4%), y casi dos menos que en las 13 áreas metropolitanas
del país con mayor población (de 20.6%). Sin embargo, la situación de indigencia (o pobreza extrema)
11
Una persona vive en situación de pobreza cuando percibe un ingreso mensual inferior a $215.216 (precios de 2011), denominada Línea de Pobreza (LP), que representa el mínimo monetario con el cual se puede comprar una canasta normativa de alimentos y otros bienes necesarios para vivir, y consecuentemente en la pobreza extrema (o situación de indigencia) si esta renta no supera los $91.930 mensuales, lo que vale una cesta de alimentos con el mínimo nutricional para funcionar adecuadamente.
36
afecta el 5.4% de los emprendedores, y representa un registro superior al de Cartagena (del 4.7%), y
el de las 13 áreas (3.5%).
Cuando hicimos la exposición de Feria, la familia de uno de los participantes se acercó a nosotros y la abuela nos
dijo conmovida: “gracias por tener al muchacho aquí”. Los jóvenes de Arte y Calle, especialmente las estatuas
humanas, encontraron una opción laboral en vez de estar en una pandilla o atracando en una esquina. Por ello es
importante su reconocimiento, sentir que pueden realizar sus propias ideas, volver a crear, para muchos que
estaban ya desencantados o resignados12
.
Si bien se deduce que a escala de hogares los ingresos generados en actividades culturales y otras
complementarias permiten enfrentar el riesgo de ser pobre de mejor manera que en un hogar
cartagenero típico, existe una preocupante brecha pobreza-indigencia: en la población analizada uno
de cada dos pobres vive en situación de indigencia, en tanto que en el contexto cartagenero y
nacional esta relación es de 1 a 10 y de 1 a 6, respectivamente (tabla 2).
La incidencia de la pobreza en la población se debe a la incapacidad para generar un ingreso mínimo.
A su vez, este nivel de ingreso lo explica en buena parte el capital humano acumulado –especialmente
educativo- de la población. En la población estudiada, cualquiera que sea el nivel educativo analizado
existe una altísima probabilidad de superar la educación de los padres (tabla 3). Dicho de otra
manera, en los emprendedores culturales la movilidad social es ascendente en todos los rangos
educativos13.
Tabla 3. Matriz de movilidad social en la población de emprendedores culturales
Niv
el e
du
cati
vo d
el h
ijo
Nivel educativo del padre
Ninguno Preescolar Básica
primaria
Básica secundaria y
media
Técnico o tecnológico
Universitaria sin título
Universitaria con título
Postgrado con título
Ninguno 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Preescolar 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
Básica primaria 33% 0% 33% 33% 0% 0% 0% 0% Básica secundaria y media
17% 0% 39% 39% 0% 0% 6% 0%
Técnico o tecnológico
5% 0% 29% 29% 29% 0% 10% 0%
Universitaria sin título
0% 0% 0% 67% 0% 0% 17% 17%
Universitaria con título
0% 0% 40% 40% 20% 0% 0% 0%
Postgrado con título 33% 17% 50% 0% 0% 0% 0% 0% Fuente: Cálculo de los autores con base en ECEC.
Sin embargo, tomando la relación ingresos-nivel educativo el análisis comparado con Cartagena
muestra un hecho que refleja la desfavorable inserción laboral de los emprendedores de la cultura:
12
Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, director de la Corporación Cabildo, y maestro del proyecto de Iniciativas. 24 de septiembre de 2012 13
El índice de movilidad calculado para los cinco niveles educativos fue de 0.99, lo que quiere decir que existe una probabilidad del 99% de que los hijos superen el nivel educativo de sus padres, cualquiera que este sea.
37
en el promedio, más educación en este grupo no se refleja necesariamente en mayores ingresos, por
lo que pueden existir otros factores (debidos a la condición de género, etnia o discapacidad, y el
mismo funcionamiento de los mercados) que discriminan contra este grupo humano.
Las personas que presentan vulnerabilidad tan marcada a la hora de meterse en un proceso de formación se
encuentran en un círculo vicioso: entre más vulnerable, mayor dificultad con el componente conocimiento y
aptitud14
.
Otro hecho complementa los relativamente bajos niveles de pobreza en esta población: la
dependencia económica, medida como el número de personas inactivas a cargo de una persona de la
fuerza laboral. La dependencia económica en los hogares de los emprendedores culturales representa
casi la mitad de la registrada por un hogar cartagenero, aunque en algunos casos, como el grupo de
iniciativas culturales, esta dependencia es más elevada (tabla 2). Como se verá a continuación, los
emprendedores culturales son vulnerables debido a los riesgos de pérdida de empleo, enfermedad o
restricción al desempeño de la actividad económica (espacio público).
Cuando los convocaron (a los seleccionados de Arte y Calle) a participar de las iniciativas se sintieron tenidos en
cuenta, especialmente porque sienten que el proyecto los protege, los incluye y los reconoce como trabajadores
de la cultura en el espacio público y les formaliza la actividad ante la Administración Distrital facilitándoles la
gestión del permiso ante la Secretaría del Interior y el aval de su actividad en el IPCC. La situación del artista de la
calle es casi la de ser considerado un mendigo, perseguido por el uso del espacio público. Anteriormente la Policía
los perseguía, no reconocía su derecho al trabajo, no podían realizarlo bien, y desde el proyecto eso cambió15
.
Siguiendo el enfoque de las políticas públicas que sugiere este estudio, la comparación entre
Cartagena y el grupo en observación debe considerar las diferencias de los grupos humanos
analizados. En efecto, dentro de los emprendedores culturales existen brechas significativas tanto en
capacidades básicas como en los resultados sociales y económicos de la población. Las más notables
son claramente las diferencias en pobreza e ingresos, que conjuntamente se relacionan en la
dirección esperada con la variable de capital humano en referencia, el nivel medio de escolaridad
(tabla 2).
A manera de conclusión, conjuntamente los datos de pobreza, ingresos, capital humano y
dependencia muestran que es la vulnerabilidad económica (es decir, el riesgo de ser pobre y no la
pobreza misma) la característica más relevante de este grupo humano.
A continuación se presenta el análisis de la estructura poblacional, utilizada para determinar el grado
de envejecimiento de la población, el equilibrio (o desequilibrio) entre sexos, entre otros aspectos,
con lo cual se visualizan los esfuerzos para ofrecer los diversos tipos de servicios sociales básicos, y
plantear las estrategias de inclusión productiva de la población.
14
Entrevista a Moisés Lora, funcionario de Cemprende, 19 de octubre de 2012 15
Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, Ibíd.
38
De acuerdo con la composición etaria, la mayor parte de la población emprendedora joven (dos de
cada tres) son hombres (gráfico 1), en tanto que esta proporción se invierte a favor de las mujeres
cuando se pasa al rango de edad adulta y adulto mayor (40-60 años y en adelante). A su vez, seis de
cada diez emprendedores son jefes del hogar, lo que señala un fuerte vínculo de trasmisión de
bienestar del hogar ante la situación económica del trabajador (gráfico 4). Un aspecto adicional que
refuerza este perfil de vulnerabilidad es el estado civil: casi la misma proporción anterior de
emprendedores culturales tiene actualmente personas a su cargo (gráfico 2).
Visitamos a una de las participantes que vive entre los barrios Zaragocilla y Los Calamares. Cualquiera puede decir
que vive en una condición o una situación económica mejor. Y sí, es verdad. Pero también sigue siendo vulnerable
porque le hacen falta oportunidades ya que es madre cabeza de hogar, ella es quien ha sacado adelante con
esfuerzo a su familia y las necesidades no dan espera, están ahí siempre, tiene que moverse. A pesar de que tiene
un techo la casa no es de ella; la casa es de la mamá. Ello representa un grado de vulnerabilidad que la diferencia
porque está ubicada en un barrio económicamente mejor que, digamos, Nelson Mandela o El Pozón16
.
Por otra parte, las oportunidades educativas de los emprendedores –que en un 75% provienen de
otros municipios del departamento de Bolívar (gráfico 3)- se amplían hasta el nivel técnico y
tecnológico y se restringen a partir del nivel universitario (gráfico 5). Existen fuertes vínculos entre la
distribución del ingreso y el acceso a un conjunto de bienes y servicios sociales (PNUD, 2010). De
acuerdo con Cartagena Cómo Vamos (CCV, 2008), la tasa de retorno (o de rentabilidad) de la
educación medida a través del ingreso es positiva y creciente a medida que se avanza en la escala de
formación.
En Cartagena, dice CCV, es más rentable la educación para quienes superan los 12 años de
escolaridad, pero especialmente a partir de 16 años con la formación en postgrados, de allí que esta
brecha de acceso a capital humano funcione como un canal de transmisión de las inequidades y la
pobreza inter-generacional en la ciudad. Resulta pertinente establecer para el caso que nos ocupa si
esta relación, aplicable a un trabajador estándar susceptible de ampliar la dotación de capital
humano, se extiende al plano del trabajo cultural.
Como se planteó, un rasgo esencial de la población bajo estudio es su perfil de vulnerabilidad. Esto se
observa particularmente en los hombres: el 61% depende del trabajo cultural como única fuente de
ingresos. Este indicador es sustancialmente menor en las mujeres: 38%, quienes en una proporción
similar reconocen tener otras fuentes de ingresos. Son las mujeres las que justamente presentan la
mayor proporción de trabajo cultural no remunerado en la ciudad de Cartagena (gráfico 6).
Es importante la capacitación y cualificación; hay que seguir generándoles competencias a los emprendedores
para que sean sostenibles. Estas personas viven de eso, no lo hacen por hobbie o por experimentación a ver si les
va bien, sino que esto es lo que saben hacer y de eso viven y están dispuestos a invertir en la capacitación y a
hacer sostenible su emprendimiento17
.
16
Entrevista a Moisés Lora, ibíd. 17
Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, Ibíd.
39
Gráfico 1. Pirámide poblacional
Gráfico 2. Estado civil
Gráfico 3. Origen de los emprendedores de la cultura
Gráfico 4. Relación del trabajador con el jefe del hogar
Gráfico 5. Nivel educativo
Gráfico 6. Ingresos
Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.
12%
19%
21%
14%
14%
7%
0%
7%
5%
13%
10%
10%
3%
13%
13%
8%
21%
10%
25% 20% 15% 10% 5% 0% 5% 10% 15% 20% 25%
25 - 29
30 - 34
35 - 39
40 - 44
45 - 49
50 - 54
55 - 59
60 - 64
64 - 70
Mujer
Hombre
34%
22%
4%
16%
24%
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
40%
En unión libre
Casado(a) Viudo(a) Separado(a) o
divorciado(a)
Soltero(a)
En unión libre
Casado(a)
Viudo(a)
Separado(a) o divorciado(a)
Soltero(a)
2,5%
6,3%5,1%
73,4%
1,3%2,5% 1,3% 1,3% 1,3%
5,1%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
Antioquia Atlántico Bogotá D. C.
Bolívar Choco Córdoba C/marca Magdalena Santander Sucre
57%
22%
14%
2%5%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
Jefe(a) Esposo(a) o
compañero(a)
Hijo(a) o
hijastro(a) del jefe(a)
Padre, madre,
suegro(a)
Hermano(a),
hermanastro(a)
6%
24%
33%
17%
12%
4%6%
0%
4%
8%
12%
16%
20%
24%
28%
32%
36%
Básica primaria
Básica secundaria y
media
Técnico o tecnológico
Universitaria sin título
Universitaria con título
Postgrado sin título
Postgrado con título
61%
29%
10%
38% 39%
23%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
Su única fuente de ingreso Una más de sus fuentes de ingreso
No recibe ningún ingreso por ellas
Hombre
Mujer
40
Al riesgo de deterioro en las condiciones de vida debido a la dependencia de la actividad cultural
como única fuente de ingreso, se suma el bajo nivel de renta cuando se considera la categoría
ocupacional (tabla 4). Por una parte, el 33% de los emprendedores gana uno o menos de un salario
mínimo, en tanto que sólo 1% gana más de tres salarios mínimos; de otro lado, el 80% de los
ocupados con más de un empleo obtiene un ingreso menor a un salario mínimo.
En la caracterización inicial se evidenció que no hay ninguna empresa ganando más de dos salarios mínimos, la mayor parte de la gente oscila entre 18 y 36 años, hay casi igual número de hombres que de mujeres, todos viven entre los estratos 1 a 3
18.
Tabla 4. Ingreso promedio de la ocupación principal según categoría ocupacional
Ocupación principal <=1/2 SML Entre 1/2 y
1 SML Entre 1 y 2
SML Entre 2 y 3
SML Entre 3 y 4
SML Trabajando con remuneración 10% 23% 33% 33% 1% Cesante / buscando trabajo 100% 0% 0% 0% 0% Entre empleos 60% 20% 20% 0% 0% Trabajando sin remuneración (sin expectativas concretas de recibir remuneración en el futuro)
100% 0% 0% 0% 0%
Otros (especifique) 60% 20% 20% 0% 0% Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.
En general, la categoría ocupacional determina el nivel de ingresos generado: un profesional
independiente o un empleador (dueño de negocio o empresa cultural) gana entre cuatro y cinco
veces más que si el trabajador se encuentra vinculado a una empresa, y seis veces si tiene contrato
con el gobierno local.
Así mismo, la estabilidad laboral cuenta a la hora de medir la capacidad de generación de ingresos: un
emprendedor vinculado a una actividad remunerada devenga tres veces más que uno que padezca el
llamado pluriempleo, característica esencial del mundo laboral del sector. De hecho, más del 60% de
los emprendedores dedica hasta 36 horas (tres cuartas partes de la jornada semanal legal) al trabajo
cultural (gráfico 9).
Pese a estas diferencias, se puede considerar el emprendimiento cultural como una actividad
altamente vulnerable desde el punto de vista de la inserción laboral y la seguridad social: 57% de los
emprendedores son independientes o por cuenta propia (gráfico 7), en tanto que el 72% de los
emprendedores está ligado a una actividad sin contrato alguno; tan sólo al 9% lo cobija un contrato
laboral (gráfico 8).
No se tuvo en cuenta la falta de dinero para el transporte de muchos de ellos. Además, su angustia por la falta de
trabajo, por dedicar ese tiempo al taller (de formación con los maestros). Hay que atraparlos, enamorarlos, para
que no deserten del proceso19
.
18
Entrevista a Tatiana Rudd, ibíd. 19
Ruby Rumié, formadora del área artística. Grupo focal de lecciones aprendidas, 14 de junio de 2012.
41
Usualmente las fuentes de vulnerabilidad de los emprendedores culturales tienen origen en el sitio de
realización del trabajo: Una tercera parte de estos ocupa espacios públicos abiertos para desarrollar
su actividad laboral. A su vez, el 27% ejecuta sus labores dentro de la casa, y el 40% restante en sitios
como talleres, salas u otros fuera de la casa. Este tipo de vulnerabilidad afecta principalmente el
trabajo masculino, ya que son las mujeres quienes desarrollan su actividad productiva principalmente
dentro de la casa (50%), en tanto que los hombres lo hacen fuera de esta (talleres, salas, calles, y
espacio público en general).
El trabajo con el cuerpo es efímero. Por vivir de manera más precaria son más difíciles de atrapar hacia una
disciplina. Es diferente el manejo de personas que trabajan con objetos tangibles. La mayoría de los trabajadores
de la calle son empíricos, casi gitanos, a diferencia de la iniciativa 1 (diseño y confección de utilería festiva) que
tenían una mayor formación20
.
Si bien todos los grupos están fuera del centro, todos se mueven en el centro de la ciudad y no tienen los espacios
adecuados para producir, atender o mostrar sus actividades21
.
Gráfico 7. Trabajo según posición ocupacional
Gráfico 8. Tipo de contratación
Gráfico 9. Horas semanales dedicadas a jornada laboral
Gráfico 10. Lugar donde se realiza el trabajo cultural
Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.
20
Ruby Rumié, ibíd. 21
Entrevista a Tatiana Rudd, ibíd.
14%
6%
11%
57%
5%1%
5%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
Empleado de empresa
particular
Empleado del Gobierno
Profesional independiente
Trabajador independiente o
por cuenta propia
Empleador Trabajador familiar sin
remuneración
Ayudante sin remuneración
9%
19%
72%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
Término fijo Prestación de servicio u honorarios
No tiene contrato
28%
12%
30% 31%
0%
10%
20%
30%
40%
Más de 46 horas Entre 37 y 45 horas Entre 16 y 36 horas Menos de 15 horas
27%
40%
34%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
Dentro de su casa Fuera de su casa, en un taller, sala u otro
En espacios públicos abiertos (calle, plaza,
parque, etc.)
42
Un aspecto adicional se relaciona con la formación de los emprendedores. Dos de cada tres
recibieron al menos una capacitación en el último año, y el 54% participó más de seis meses en los
programas de capacitación (gráficos 11 y 12). A su vez, el auto-aprendizaje y la trasmisión familiar
cuentan más como fuentes de generación de capacidades que la formación en talleres y cursos, y más
que los estudios de formación técnica. El efecto de trasmisión inter-generacional de este aprendizaje
es más significativo en las mujeres (dos de cada tres) que en los hombres (tres de cada 10
emprendedores).
La mayoría del grupo de vestuario y utilería festiva (Iniciativa 1) es gente que tiene cierto nivel de estudio, que
están en grupos de música, de danza; algunos han tenido un bagaje de estudios sobre la ciudad, sus festividades y
las discusiones eran interesantes. Era un grupo contestatario, que digería, analizaba y opinaba22
.
Una de las dificultades fue la heterogeneidad en las capacidades de cada grupo. Algunos del grupo de Arte y Calle
(Iniciativa 2) tienen un nivel educativo bajo, de primaria, mientras de los de Lompley (iniciativa 3) eran
universitarios. Para un capacitador sobre temas empresariales es complicado llegar a un nivel que entiendan bien
ambos. Los de Vestuario y utilería festiva (Iniciativa 1) eran más homogéneos, bachilleres, con estudios de
diseño”23
.
La creación y ampliación de capacidades ha contado con bajo protagonismo del sector público. Dos
terceras partes de la formación fue recibida de manos de universidades e institutos de formación y
educación técnica; sólo el 10% de la formación ha sido potenciada por el sector gubernamental,
hecho que contrasta con que las entidades gubernamentales financian el 58% de la capacitación
(gráfico 13).
Si las ciudades y nuestras regiones contemplaran la necesidad de estos proyectos de generación de cultura, si los
tuvieran siquiera en la agenda, transformaríamos: estos proyectos nos cambian, nos vuelven otra cosa24
.
Para llevarlo al nivel de demanda que tiene la ciudad se requiere más inversión en la formación y el
acompañamiento a los emprendimientos. Siento que desde lo público no se ha hecho un reconocimiento a lo que
este proceso de Iniciativas Culturales significa, que a veces es hasta considerado un estorbo… Esa inversión debe
partir desde el reconocimiento de lo público, y en alianzas público privadas con la academia pensando en la doble
vía: que los emprendimientos van en pro de su desarrollo económico, familiar, sicosocial, y el gran aporte que le
hacen a la ciudad por sus muestras culturales. Generarles los espacios, las condiciones, los permisos para
desarrollar su trabajo25
.
El 45% de esta formación ha sido orientada a la creación y fortalecimiento de capacidades en la
gestión y producción cultural, y tan sólo 13% a los aspectos teóricos que justamente crean las
condiciones para la mejor apropiación e incorporación de conocimientos (básicos y nuevos) en los
tipos de actividad de los emprendedores (gráfico 14).
22
Entrevista a Ruby Rumié, septiembre de 2011. 23
Entrevista a Netty Huertas, 19 de septiembre de 2012. 24
Entrevista a Cristo Hoyos, formador del área artística, septiembre de 2011. 25
Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, ibíd.
43
El tema del estudio a algunos de los participantes les costó trabajo asimilarlo. Muchos de ellos hace años no se
sentaban en una clase, no tenían manejo de herramientas; hay que revisar con qué metodología llegamos a este
tipo de emprendimientos para transmitir conocimientos sobre crear una empresa26
.
La financiación y la falta de información son las dos principales barreras a la formación de los
emprendedores culturales: ambas suman el 53% de los casos. Otras barreras son la falta de tiempo, la
oferta escasa y el aislamiento territorial.
Gráfico 11. Capacitación recibida el último año
Gráfico 12. Duración de la capacitación
Gráfico 13. Financiamiento de la capacitación
Gráfico 14. Área temática de capacitación recibida
Fuente: Cálculos de los autores con base en ECEC.
26
Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, ibíd.
18%
49%
33%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
Sí, recibió una sola vez Sí, recibió más de una vez No recibió
22%
11%13%
54%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
Menos de 1 mes De 1 a 3 meses De 3 a 6 meses Más de 6 meses
11%
58%
25%
5%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
Institución, empresa o establecimiento donde
trabaja
Programas sociales de gobierno
Recursos propios Otros
45%
13%
31%
11%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
Gestión y producción cultural
Teórica Técnica Pedagógica
44
5. Propuesta metodológica La propuesta metodológica planteada para los emprendimientos culturales se fundamenta en la
visión del desarrollo humano como libertad del economista indio Amartya Sen, propuesta por este
autor a partir de los años setenta (Sen, 1973; 1999) y posteriormente aplicado por Nussbaum (2001)
para la identificación de capacidades humanas básicas y por Martinell (2011) en el ámbito de la
gestión cultural. De igual forma la propuesta metodológica abreva del enfoque de derechos, el cual
ofrece soporte fundamental en términos de la garantía que requieren las políticas públicas en pro del
desarrollo de las personas.
Para Sen el Desarrollo Humano (DH) se entiende como el proceso mediante el cual se generan
capacidades humanas y se amplía el rango de opciones -oportunidades- de las personas, de tal forma
que estas puedan elegir lo que más valoran (Sen, 1999). El desarrollo humano conlleva
simultáneamente a la libertad de escoger dado que existen alternativas para quien escoge, en este
caso las personas.
Las capacidades humanas –siendo las más básicas ser capaces de liberarse de la muerte prematura,
de la ignorancia y del hambre y la enfermedad- derivan de un conjunto posible de realizaciones
(funcionamientos, al decir de Sen), del ser (estados de la existencia) y del hacer (actividades).
A diferencia de la visión tradicional del desarrollo como crecimiento económico, cuyo objetivo es
maximizar las cifras de expansión de la actividad productiva, el DH se logra desarrollando a las
personas, quienes son agentes transformadores y no meros receptores de los beneficios de los
procesos económicos ni de lo que Sen llama “ingeniosos programas sociales” del Estado.
Uno de los componentes esenciales del DH es la equidad, que se convierte en un referente contextual
para la acción de las políticas a favor del desarrollo. La equidad se entiende como equidad en
oportunidades, y preocupación por los resultados. En un marco más general de justicia, esto implica
que no sólo se requiere de la garantía de igualdad de todos los grupos sociales en un contrato social
determinado, y por consiguiente de acceso a un conjunto de bienes materiales por parte de aquellos,
sino también de una igualdad en los logros alcanzados.
Por su parte, el enfoque de derechos señala que su garantía implica tanto el reconocimiento como la
creación de condiciones para asegurar su ejercicio, y no menos importante, el compromiso del Estado
que debe implementar políticas orientadas a restablecerlos –inmediata o mediatamente- en caso de
ser vulnerados (Corredor, 2010; p.47).
Como se planteó anteriormente, en esta propuesta se asume que tanto el desarrollo humano como
los derechos humanos son dos modos de reafirmar la libertad humana: en el primero la libertad se
refiere a las opciones y en los derechos a las garantías para disfrutarlas. Adicionalmente, la
45
perspectiva del DH aporta a la de derechos el sentido práctico, es decir, sobre cómo se puede avanzar
hacia la satisfacción de los derechos de las personas, y la idea de gradualidad entendida como la
posibilidad de escogencia entre distintas prioridades.
No menos importante es que, de acuerdo con PNUD (2010), el enfoque de derechos exige que “las
políticas y estrategias consideren de manera explícita una mirada poblacional y otra territorial para
atender, en el primer caso, las características de las personas según su ciclo vital y la condición de
género, etnia o discapacidad, así como su situación de pobreza o desplazamiento. A su vez, la mirada
territorial permite identificar las potencialidades y limitaciones locales y favorece la participación y
empoderamiento de los actores en su territorio” (p.8).
La metodología propuesta se ancla al concepto de desarrollo económico incluyente, y en particular a
las estrategias de inclusión productiva, dando respuesta al análisis del contexto y ubicándola en la
base de los emprendimientos culturales. La inclusión productiva refleja, en este marco, el tipo de
políticas públicas que deben implementarse para garantizar o restablecer los derechos económicos
de los emprendedores culturales, para afianzar su crecimiento individual y colectivo, lo que se
traduce en el fortalecimiento de la cadena productiva de la cultura y en más oportunidades para
estos.
Esta cadena productiva de la cultura –pensando en la cultura como contexto y como recurso
productivo- partiría de la diversidad cultural misma y finalizaría en procesos de innovación social,
emprendimiento social y económico y del desarrollo humano, pasando por etapas de generación,
exploración y apropiación del conocimiento (Abello, 2012).
La cadena que se propone tendría los siguientes momentos: diversidad de culturas; generación de
conocimiento sobre y desde la cultura; formación de capital humano para la investigación, la
innovación y la gestión de lo cultural en el desarrollo; comunidad académica, centros de
investigación, redes sobre distintos puntos de la cadena en materia de cultura y desarrollo;
apropiación social del conocimiento; innovación social desde la cultura; cultura en el desarrollo
económico, social y humano27.
Los emprendimientos culturales a impulsar deberían dar respuesta a las condiciones identificadas en
el contexto de tal forma que contribuyan a elevar las capacidades y generar bienestar en sus
trabajadores. En este sentido se documentan ampliamente, mediante la línea de base, las
27
Según Abello (2012), de esta cadena hacen parte: i) Las culturas como punto de partida: su protección, fomento y gestión;
ii) Investigaciones sobre la cultura desde las ciencias y los saberes; iii) Formación de capital humano para la investigación y la
innovación social desde la cultura; iv) Estrategias de apropiación social del conocimiento sobre la cultura; iv) Investigaciones
y desarrollo de tecnologías sociales desde la práctica de las iniciativas culturales; v) Proyectos de innovación social y
emprendimiento en sus etapas de pre inversión e inversión y evaluación ex ante y ex post; vi) Articulaciones entre los
emprendimientos culturales y las actividades económicas (turismo cultural, artesanías, mercado discográfico o editorial,
etc.); vii) Estrategias para el desarrollo empresarial y la competitividad de los sectores; viii) Estudios sobre el peso de la
cultura en la economía, su papel en la superación de la pobreza y en el cambio social; y ix) Gestión de políticas públicas y
privadas con esta perspectiva.
46
características de la población ubicada en el territorio cartagenero, a fin de atender los intereses de
las personas que serán sujetos del restablecimiento de sus derechos en el marco de las políticas
distritales. Consecuentemente, se identifican las barreras a la inclusión productiva de los
emprendedores culturales, las cuales se definen como un conjunto de situaciones muchas veces
entrelazadas que cierran o restringen oportunidades a la gente, generando privaciones y riesgo de
padecer la pobreza (figura 1).
Basados en los resultados de la sección anterior, se señalan tres tipos de barreras: la primera, la
vulneración de derechos, principalmente al trabajo y a la propiedad, y a otros constitutivos del
mínimo vital que impiden la generación de capacidades y el aprovechamiento de estas; la segunda,
los bajos niveles de formación, que muestran un perfil de poca pertinencia a las necesidades de
innovación y del mercado, los cuales, además, se reflejan en una inserción económica precaria, con
negocios inestables y de alto riesgo económico, y escaso acceso a fuentes de financiación y de
acumulación de activos; y tercera, la exclusión social y económica que se evidencia en la débil
articulación a actividades económicas con demandas potenciales, como el turismo y el comercio, y en
el acceso precario y desigual entre grupos al espacio público (como se vio, una tercera parte de los
emprendimientos cumplen su labor en estos lugares).
Una vez determinadas las barreras, se plantean eslabones de inclusión enfocados a responder la
pregunta de qué se requiere para superar tales barreras. En ese sentido, se propone: i) La adecuación
de capacidades mediante formación y educación pertinentes, en particular las capacidades humanas
señaladas por Nussbaum que serán objeto de análisis en esta sección; ii) El acceso a activos
productivos como el crédito y la propiedad (activos culturales tangibles que entran en el proceso de
creación y puesta en escena), y la generación de capacidades en la gestión cultural según lo planteado
por Martinell. Por último, se requiere de un eslabón que genere oportunidades de ingresos a los
emprendedores, particularmente a través del acceso a nuevos mercados (o fortalecimiento de los
existentes) y de las llamadas capacidades para la acción, según lo que se explica en este mismo
apartado.
Otro de los pilares sobre los cuales se apoya esta propuesta son los vínculos entre desarrollo y
cultura. Esto será posible siempre que los emprendimientos culturales respondan a las necesidades
del contexto en términos del desarrollo humano y la superación de la pobreza. Por ello, la propuesta
considera la estrecha relación existente entre estos dos conceptos como la base para la
transformación de las personas en términos de su bienestar: la cultura como recurso generador de
riqueza y medios de vida, pero también como fin y contexto de los procesos desarrollo (Abello, Aleán,
Berman, 2013).
47
Figura 1. Barreras y eslabones de inclusión productiva en los emprendimientos culturales en
Cartagena
Fuente: autores con base en PNUD (2010) y Nussbaum (2000)
De esta forma, el análisis del contexto y la consideración de las relaciones entre desarrollo y cultura
se concretan en las capacidades y en la base de los emprendimientos, lo cual supone la creación y
ampliación de estas (a los trabajadores culturales e instituciones). Para ello, y como se verá más
adelante, se requiere de la construcción de una línea base (utilizando encuestas, grupos focales y
entrevistas a los actores relevantes) para identificar las capacidades y el potencial de mejora. Se
pretende obtener información directa de la experiencia de los trabajadores culturales para que, a
partir de este conocimiento, se formulen estrategias que minimicen los riesgos de la insostenibilidad
de los emprendimientos.
En este sentido, la inclusión del enfoque de derechos ofrece adicionalmente un soporte
transversalizador de los emprendimientos ya que permite la implementación de políticas públicas que
garanticen el derecho al trabajo y a la propiedad, uno de los propósitos de cualquier política pública
de inclusión productiva. En el siguiente esquema se presenta el enfoque metodológico que sustenta
esta propuesta.
Barreras a la inclusión
Vulneración de derechos
• Al trabajo y a la propiedad
• A otros constitutivos del mínimo vital: alimentación, salud, educación.
Bajos niveles de formación
• Empleo precario
• Informalidad
• Acceso inadecuado a activos
Exclusión social y económica
• Escasa articulación con sectores y actividades económicas (turismo, comercio, entre otros)
• Acceso a otros bienes (uno de ellos, públicos, como el espacio).
Adecuación de capacidades
• Formación y educación para el trabajo y los negocios culturales.
• Expansión y creación de capacidades (Nussbaum).
Acceso a recursos productivos
• Crédito, propiedad
• Ampliar y crear capacidades en la gestión cultural (Martinell)
Oportunidades de generación de ingresos
• Participación en mercados
• Aumentar y crear capacidades para la acción
Eslabones de la inclusión
48
Figura 2. Enfoque metodológico propuesto
Fuente: Elaboración propia.
La metodología se enriquece con el aprendizaje desde la práctica, es decir, del conocimiento
adquirido en las experiencias de emprendimientos culturales a nivel local y nacional. Un hecho que
evidencia este proceso es la importancia que se reconoce al análisis del contexto para el desarrollo de
los emprendimientos culturales como punto de partida para identificar las capacidades y
oportunidades que la cultura puede ofrecer a la solución de algunos de los problemas del desarrollo
humano. En la figura 3 se presenta el esquema general de la propuesta metodológica, donde se
muestran las distintas fases del proceso metodológico, qué tipo de análisis se realiza para cada una y
cómo se hace.
Emprendimiento cultural
Desarrollo y cultura
Inclusión productiva
Capacidades
Contexto
Pobreza y desarrollo humano
Oportunidades para trabajadores culturales
Formación, Acción, Gestión
49
Figura 3. Esquema general de la metodología propuesta
Fuente: Elaboración propia.
En los siguientes apartes de este documento se describe la propuesta metodológica para la
implementación de emprendimientos culturales, teniendo como enfoque predominante el desarrollo
humano.
5.1. Metodología para abordar el análisis de los emprendimientos culturales
5.1.1. Aprendizaje desde la experiencia práctica
En desarrollo de la propuesta metodológica para los Emprendimientos culturales en clave de
desarrollo, el objetivo principal de esta investigación parte del enfoque de desarrollo y cultura, que
relieva la pertinencia de la dimensión cultural en los procesos de desarrollo, la cual se explica en la
importancia de la cultura como medio, como contexto y como fin del desarrollo.
Esta mirada se sustenta en los aprendizajes que surgen desde la misma práctica de los grupos de
actores o personas que están o han estado vinculados a los emprendimientos culturales. Estas
experiencias se tomaron de procesos locales en Cartagena y de procesos nacionales significativos en
Bogotá, Cali y Medellín, entre otras ciudades, convirtiéndose en los insumos de conocimiento práctico
para la formulación de la metodología.
Fases
1. Contexto
2. Capacidades
3. Oportunidades
Qué
Territorial y Poblacional
Formación, Acción y Gestión
Sostenibilidad de los emprendimientos
Cómo
Análisis del territorio (social, económico, cultural e institucional)/
Criterios para la selección/ Convocatoria/Selección.
Identificar necesidades de formación (perfil
ocupacional)/Oferta de formación pertinente teórico-práctica/
Mínimos: Formación en contexto histórico, social y cultural; artística
(creación, diseño e innovación individual y colectiva); empresarial.
Articulación público-privada para la generación y ampliación de
oportunidades/Seguimiento, evaluación y retroalimentación.
50
Martinell y Abello (2012) consideran que esta técnica posibilita generar aprendizajes de la práctica en
el ámbito del desarrollo en diferentes dimensiones, principalmente en la cultural. La razón de ello se
encuentra en que pone en valor la experiencia de las acciones culturales con impacto en el desarrollo,
lo que permite su auto-reconocimiento, haciendo que este aprendizaje impulse procesos para la
generación de capacidades en un contexto determinado. En este sentido, “retiene y organiza esos
saberes, en diferentes soportes formalizados, posibilita su intercambio y transferencia a otros,
generando una dinámica multiplicadora y la consolidación y apropiación de formas de actuar más
eficaces” (Ibíd.).
En consecuencia, la propuesta metodológica que se pone a consideración asume la necesidad de
conocer e interactuar con el contexto para identificar los procesos económicos, sociales,
institucionales y culturales que se están realizando en el territorio para definir sus potencialidades u
oportunidades de desarrollo. Para ello, el análisis del contexto se convierte en la primera fase de la
metodología propuesta.
5.1.2. Fase 1: El contexto como punto de partida
En esta primera fase se propone, con base en la experiencia práctica local, el diálogo con instituciones
públicas, privadas y mixtas que trabajan en el sector cultural y tienen presencia en el territorio. El
ejercicio permite analizar las condiciones de los emprendimientos culturales, identificar ideas sobre
su potencial, así como el de nuevos emprendimientos a vincular por su pertinencia a los procesos de
desarrollo en el territorio, todo esto con miras a fomentar la sostenibilidad y consolidar la cadena
productiva de cultura a la que pertenecen. Este ejercicio permite igualmente extraer lecciones y
aprendizajes de la experiencia propia que proviene de los mismos actores culturales.
El análisis realizado conduce a la identificación de los factores y el marco de características
institucionales, sociales, culturales y económicas en las cuales surgen y desarrollan los
emprendimientos culturales. Con ello se desea explicar el comportamiento de los grupos humanos en
clave de desarrollo humano y la influencia que tales aspectos del contexto ejercen directa o
indirectamente sobre el éxito o fracaso de los emprendimientos culturales.
De esta forma, el análisis del contexto recae en cuatro dimensiones básicas: Social, económica,
cultural e institucional. Cada una de estas se revisa a la luz de dos enfoques: territorial y poblacional,
cuya importancia fue documentada anteriormente como rasgos representativos de las políticas de
inclusión productiva. En la tabla 5 se muestran las principales variables de análisis a tener en cuenta.
51
Tabla 5. Análisis del contexto: dimensiones propuestas
Dimensiones C
on
text
o
Social Económica Cultural Institucional Te
rrit
ori
al
- Localización de los
emprendimientos en el
territorio y los
emprendedores en el
mismo.
- Macroprocesos
económicos en el
territorio local:
crecimiento, igualdad y
pobreza; distribución del
ingreso y los activos;
vulnerabilidades.
- Elementos para la
comprensión histórica,
social y cultural del
entorno, como recurso,
contexto y punto de
partida para los
emprendimientos.
- Procesos que
involucren lo cultural y
fomenten la articulación
a estos de los
emprendimientos.
- Organización político-
administrativa
(estructura y normas).
- Organismos y actores
público- privados con
incidencia en el
desarrollo de los
emprendimientos.
Po
bla
cio
nal
- Análisis por grupo
etáreo, por condición
étnica, de género y por
situación de
desplazamiento y de
pobreza.
- Análisis demográfico.
- Nivel de ingresos según
grupo social y otras
características.
- Seguridad laboral por
social y otras
características.
- Acceso a activos.
- Características étnicas,
patrimoniales, lengua,
costumbres,
celebraciones,
organización social de la
población donde se da el
emprendimiento.
- Instituciones formales
e informales que
inciden en la
interacción social y el
desarrollo del
emprendimiento.
Fuente: Elaboración propia.
Los resultados del análisis del contexto ofrecerán un conjunto de elementos para identificar cómo se
estructuran los procesos e iniciativas emprendedoras, se sistematizan la experiencia y se extraen
aprendizajes de la práctica en el desarrollo mismo de los proyectos. El análisis del contexto en clave
de desarrollo y cultura es relevante por la diversidad de características físicas, económicas, sociales,
institucionales y culturales presentes en los territorios que ameritan intervenciones pertinentes,
especialmente si el objetivo de los emprendimientos supera el tema de la generación de ingresos y
adopta una mirada más integral del desarrollo humano.
Un ejemplo de esto lo constituye la revisión de los activos culturales presentes en el territorio. La
cultura no ha sido concebida explícitamente como una de las formas del capital productivo, aunque
ésta en la práctica se convierta en la base para la acumulación y reproducción de una buena parte de
los activos tangibles e intangibles, a los que se denomina activos culturales.
En este sentido el L+iD (2012) de la Universidad Tecnológica de Bolívar define a los activos culturales
como: aquellos elementos materiales o inmateriales que poseen individuos, hogares o comunidades,
asociados a una identidad cultural colectiva, los cuales pueden servir como base para iniciativas
productivas y constituir ventajas competitivas en las estrategias de lucha contra la pobreza. Los
activos culturales juegan un papel importante en la identificación colectiva y son expresiénes de
dinámicas culturales propias y de una particular manera de ver y relacionarse con el mundo. Si bien
estas dinámicas culturales no están aisladas geográfica, social ni económicamente, sí ocurren y se
expresan de manera concreta de acuerdo a un contexto cultural particular.
52
En ese mismo sentido, una característica fundamental de los activos culturales es su capacidad de
transversalidad, que contribuye a complementar, potenciar o fortalecer a otras dimensiones del
desarrollo humano. Estos implican procesos dinámicos vinculados a su adquisición o acceso, difusión
y trasmisión, la acumulación, utilización, deterioro o su adaptación, para ejercer influencia sobre
otros activos de importancia para la vida cultural de las personas y su bienestar.
Algunos activos culturales materiales e inmateriales son, por ejemplo, la lengua y las expresiones
orales, conocimientos y prácticas tradicionales (agricultura, salud, ambiente, educación, etc.), los
saberes y prácticas gastronómicas, la música y el folclor, la organización y participación de los grupos
sociales, expresiones artísticas, fiestas y festivales, etc.
En este mismo sentido, el contexto permite definir los perfiles para la convocatoria y selección de las
iniciativas o proyectos de emprendimiento cultural y, más importante aún, a las personas y
emprendedores culturales que respondan a las necesidades específicas del contexto. Así, se podría
optimizar la asignación de los recursos de apoyo y estímulo a los proyectos.
Este análisis también debe contar con la revisión de información relevante sobre el contexto: estudios
e investigaciones en donde se aborden los problemas locales, diagnósticos, indicadores
socioeconómicos, planes de desarrollo, programas y proyectos relacionados con la cultura, entre
otros, provenientes de fuentes secundarias que se encuentren disponibles. Se sugiere adicionalmente
la aplicación de una encuesta socioeconómica a una muestra significativa de emprendedores
culturales para identificar el perfil de los trabajadores de este sector y construir indicadores
cuantitativos y cualitativos que permiten tener la línea base de los emprendimientos y de los
emprendedores (anexo 1).
En la apropiación del contexto es fundamental la realización de talleres con los participantes de los
emprendimientos e iniciativas culturales, la implementación de grupos focales que vinculen a
representantes de las instituciones aliadas que apoyan el desarrollo de los emprendimientos, así
como entrevistas a instructores y tutores de los emprendedores. De esta forma se obtiene el
conocimiento práctico a partir de la experiencia, creando la posibilidad de construir sobre lo
construido, con mayores aprendizajes cuyas prácticas se orienten a darle sostenibilidad a los
emprendimientos culturales.
Cuando iniciamos el proceso con nuestros primeros maestros recibimos toda una capacitación con bases teóricas
que nos hicieron aterrizar en nuestra historia, nuestras raíces, nuestras costumbres… a pesar de que estábamos
inmersos en este contexto lo desconocíamos. Esas bases teóricas fueron el primer soporte para nosotros empezar
a sensibilizarnos28
.
28
Palabras de Maritza Zúñiga, participante de la Iniciativa 1 (Vestuario y utilería festiva), en la jornada de cierre del proyecto. Cartagena de Indias, Centro de Formación de la Cooperación Española, 24 de agosto de 2012.
53
Las temáticas seleccionadas para producir las 15 pandoras que luego se cristalizarían en disfraces, tocaron temas
tradicionales y novedosos muy coherentes con la ciudad, se ajustaron a los cuestionamientos, preocupaciones y
estudios que tienen que ver con la ciudad. Esto hizo más fácil la apropiación de la gente de los productos29
.
Ellos (los emprendedores culturales) nunca estuvieron en un proceso de formación tan largo; me admiró ver el
compromiso que tenían con su formación, con su desarrollo, pensar que la actividad que venían haciendo la
podían hacer desde otro ámbito, con mayor interés del puesto anteriormente. Cartagena tiene una demanda
importante de estos emprendimientos y mientras la ciudad crece, se amplía el potencial de crecimiento y
sostenibilidad de estas propuestas30
.
5.1.2. Fase 2: Capacidades en los emprendedores culturales
El PNUD, al referirse al desarrollo humano, enfatiza que “las personas son la verdadera riqueza de las
naciones. Por lo tanto, el desarrollo implica ampliar las oportunidades para que cada persona pueda
vivir una vida que valore… Para que existan más oportunidades lo fundamental es desarrollar las
capacidades humanas: la diversidad de cosas que las personas pueden hacer o ser en la vida” (PNUD,
pár.1). Esta es la concepción que prevalece en la propuesta metodológica de los emprendimientos
culturales que se presenta.
En este contexto, las capacidades básicas necesarias para el desarrollo humano se asocian a disfrutar
una vida larga y saludable, tener instrucción básica y acceso a los recursos que permitan a las
personas vivir dignamente, pero también a la posibilidad de participar en las decisiones que afectan a
la comunidad. Nussbaum (2001) profundiza sobre estas y plantea las que denomina “capacidades
funcionales humanas centrales”, entre las que considera: vida; salud corporal; integridad corporal;
sentidos, imaginación y pensamiento; emociones; razón práctica; afiliación; otras especies; capacidad
para jugar; y control sobre el entorno.
Martinell (2001) también identifica algunas de las capacidades específicas para los gestores
culturales, que conjuntamente con los planteamientos de Nussbaum, representan las bases
conceptuales de esta propuesta que fundamentan la definición de tres categorías fundamentales de
capacidades básicas a crearse, desarrollarse o fortalecerse en los emprendedores culturales: i)
Sentidos, imaginación y pensamiento; ii) Afiliación; y iii) Control sobre el entorno. En la figura 3 se
presentan las categorías y las características asociadas a ellas.
29
Entrevista a Ruby Rumié y Cristo Hoyos, 18 de agosto de 2011. 30
Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, 24 de septiembre de 2012.
54
Figura 3. Categorías de capacidades básicas propuestas para los emprendedores culturales
Fuente: Los autores con base en Nussbaum (2000).
La selección de estas tres categorías de capacidades básicas propuestas se motiva en su dimensión
integral que al combinarse ponen en el centro el desarrollo el ser, de las personas, y su adecuado
funcionamiento en la vida cotidiana, sujeto a otras variables y factores que influyen (restringiendo o
favoreciendo) en el despliegue de las capacidades humanas, tales como los factores políticos,
económicos, religiosos y culturales, entre otros, en un contexto amplio de ciudad o uno más reducido
de la familia y la vida comunitaria.
Pero, ¿qué capacidades deben crearse, desarrollarse o fortalecerse en estas categorías para los
emprendedores culturales? La respuesta a este interrogante constituye el núcleo práctico de esta
propuesta metodológica. Estas categorías deben traducirse en capacidades concretas en tres ámbitos
principales: Capacidades para la Formación; Capacidades para la Acción; y Capacidades para la
Gestión. La formación estimula la capacidad de innovar, de crear, de desarrollar pensamiento; La
acción, de llevar a la práctica sus ideas; y la gestión, apunta al desarrollo de la agencia de los
emprendedores y le imprime mayores posibilidades de sostenibilidad a las actividades culturales que
estos realicen.
A continuación se definen las características esenciales de las capacidades a desarrollar por los
emprendedores relativas a cada una de las tres categorías de capacidades básicas que se han
planteado (tabla 5).
•Capacidad de utilizar los sentidos a partir de una educación adecuada: imaginar, pensar y razonar (no limitada al alfabetismo, y la formación básica matemática y científica) .
• Capacidad de usar la imaginación y el pensamiento para experimentar y producir obras auto-expresivas.
• Capacidad de participar en eventos religiosos, literarios o músicos, entre otros.
• Capacidad de pensamiento (político, artístico, religioso) libre.
Sentidos, imaginación y pensamiento
•Capacidad de vivir con otros, volcarse hacia otros (interés por los otros, interacción social): justicia y amistad.
• Capaces de recibir trato digno, idéntico al los otros (teniendo bases sociales de amor propio y no humillación.): i) protección contra la discriminación por motivos de raza, religión, casta, etnia u origen; ii) En el trabajo: poder trabajar como seres humanos, ejercitar la razón práctica y mantener relaciones de mutuo reconocimiento.
Afiliación
• Político: Capacidad de participar en decisiones políticas que gobiernen nuestras vidas; Poder tener derecho de participación política disfrutando de libertad de expresión y asociación.
•Material: Capacidad de poseer propiedades de manera formal, en oportunidades reales; poder tener derecho sobre las propiedades en base de igualdad con los otros; tener el derecho de buscar un empleo en condiciones de igualdad; capacidad de ser libres de registros y embargos injustificados.
Control sobre el entorno
55
Fuente: Los autores, basados en Nussbaum (2000) y Martinell (2001)
Capacidades básicas de… C
apac
idad
es p
ara
la…
Sentimiento, Imaginación y Pensamiento
Afiliación Control sobre el entorno
Formación: Capacidades reflejadas en el hacer y el ser, adquiridas con el aprendizaje y adopción de nuevo conocimiento y de técnicas en el trabajo.
Capacidad de utilizar los sentidos para la creación a partir de una educación adecuada. Ello implica imaginar, pensar y razonar más allá de los mínimos adquiridos con la alfabetización y la formación básica matemática y científica.
Capacidad de pensamiento libre (político, artístico, religioso).
Capacidad de entender la cultura como parte constitutiva del desarrollo; como recurso, contexto y fin del mismo.
Capacidad de compartir el conocimiento y habilidades propios, de aportarlos al colectivo y disposición para aprender de los demás.
Capacidad para conocer y comprender el contexto.
Capacidad para interactuar con otros actores público - privados y participar en la toma de decisiones, procesos de control, vigilancia y rendición de cuentas de proyectos de desarrollo en su territorio.
Acción: Capacidades referidas a la naturaleza de la actividad del emprendimiento (capacidad para realizar el trabajo cultural).
Capacidad de usar la imaginación y el pensamiento para experimentar y producir obras auto-expresivas.
Capacidad de participar en eventos religiosos, literarios o músicos, entre otros.
Capacidad de pensamiento (político, artístico, religioso) libre.
Capacidad de aprender a aprender a partir de la realidad y de incorporar este conocimiento para la innovación en sus creaciones.
Capacidad de vivir con otros, interés por el trabajo asociativo, interacción social, justicia y amistad.
Capacidad de recibir trato digno, equitativo, teniendo bases sociales de amor propio y no humillación.
Capacidad de sobreponerse a la discriminación por motivos de raza, religión, casta, etnia u origen.
Capacidad de ejercitar la razón práctica y mantener relaciones de mutuo reconocimiento basados en la autocrítica y el respeto por la opinión ajena.
Capacidad de llevar la idea de emprendimiento cultural a la práctica con una planeación básica.
Capacidad de identificar obstáculos y plantear y ejecutar estrategias de superación.
Capacidad de participar en decisiones políticas que gobiernen su vida y su entorno; disfrutar de libertad de expresión y asociación.
Gestión: Capacidades relativas al trabajo del emprendedor evaluables en el compromiso y responsabilidad profesional (Martinell, 2011).
Capacidad de pensamiento (político, artístico, religioso) libre.
Capacidad de adaptarse a los cambios y agencia de su trabajo.
Desarrollar resiliencia para hacer sostenibles los procesos.
Capacidad de definir y lograr objetivos colectivos.
Capacidad para dialogar, interactuar o negociar con instituciones, agencias o empresas del sector público o privado relacionadas con su trabajo.
Capacidad para interactuar con otras personas y entidades que le permitan identificar y acceder a oportunidades de financiamiento.
Establecer una estrategia y política de desarrollo de su emprendimiento.
Desarrollar un conjunto de técnicas para el buen funcionamiento de una organización
Combinar los recursos disponibles: humanos, económicos, materiales, entre otros, para aprovechar las oportunidades de su entorno
Capacidad de vincularse y adaptarse a los cambios en la cadena de valor de su sector.
Capacidad de acceder en igualdad de oportunidades y condiciones a los bienes, servicios y demás recursos disponibles.
56
5.1.2.1. Análisis de capacidades: aprendizajes desde la práctica
Como se ha señalado, las capacidades a crear, desarrollar y fortalecer constituyen el núcleo
práctico de la presente propuesta metodológica, capacidades que deben generarse en los ámbitos
de la formación, la acción y la gestión. En esta sección se muestra evidencia del proceso de
generación de capacidades en la población sujeta de intervención y, aún más, de algunos logros
(funcionamientos) en dimensiones sensibles del desarrollo humano de quienes integran
emprendimientos culturales.
A continuación se contrasta este planteamiento con los hechos, recurriendo a los resultados del
módulo de capacidades obtenidos con la aplicación de la Encuesta de Caracterización de los
Emprendedores Culturales (ECEC), que indagó sobre los cambios experimentados por este grupo
de trabajadores luego de involucrarse en cada uno de los proyectos (Cartagena Emprende Cultura
e Iniciativas Culturales para la Superación de la Pobreza).
Los resultados favorables saltan a la vista. En relación con las capacidades en formación, que
estimulan la capacidad de innovar, crear y desarrollar pensamiento crítico en los emprendedores,
el 80% otorgó una calificación alta31 a los conocimientos adquiridos en el proceso de formación.
No menos significativo es que una proporción superior, del 86%, valora altamente el uso que ha
hecho de esos conocimientos adquiridos, lo que se traduce en la cualificación del trabajo y de los
productos y servicios ofrecidos.
La satisfacción expresada por los emprendedores se refleja en la capacidad de aplicar los
conocimientos adquiridos inmediatamente o en los dos meses siguientes a la terminación del
proceso formativo. De hecho, casi tres de cuatro emprendedores culturales lograron hacerlo,
mientras que el resto tardó entre tres y cinco meses para aplicarlo a su actividad.
Una serie de testimonios documentan estos resultados:
En los 15 meses de formación nuestra vida tomó un rumbo diferente. Hemos sufrido un cambio en lo
educativo, en lo social y lo económico, un cambio en la manera de enfrentarse a la vida. Después de talleres y
clases sobre el contexto pasamos a otro proceso más práctico donde lo ligamos directamente a nuestro
quehacer. Encontramos unos maestros excelentes que contribuyeron a esta transformación, en nuestra forma
de pensar y de trabajar. Los maestros son metódicos, muy exigentes en aras de que pudiéramos mejorar la
calidad y el proceso que desarrollamos. Seguidamente nos encontramos con la fase de organización
empresarial con profesores y un equipo de estudiantes brillantes que tuvieron mucha paciencia, que nos
ilustraban como era cada término, cada paso, cada detalle, para que nuestras empresas, en algún momento al
31
Los puntajes asignados son de 1 a 5, siendo 5 la más alta calificación y 1 la peor. El criterio para cuantificar si la evaluación es alta o baja es la identificación de la mediana; esto es, se busca determinar la proporción de emprendedores que califican con 4 y 5 (50% por encima de la muestra o puntaje alto), y de 1 y 2 (50% de la parte de debajo de la muestra, o puntaje bajo). A fin de evitar posibles sesgos de la evaluación basada en la ‘percepción’ que indaga la ECEC, el análisis se complementó con la aplicación de diversas herramientas de la metodología de investigación cualitativa (entrevistas en profundidad, grupos de enfoque, talleres con formadores y emprendedores), las cuales se expresan en este apartado en forma de testimonios.
57
consolidarse, tuvieran bases sólidas, y pudiéramos lograr más ganancias que pérdidas. A pesar de que soy
profesional y había hecho muchos estudios en emprendimiento, había sido muy duro. Tuve excelentes
profesores y maestros que me permitieron ahondar más esos saberes y pude estructurar lo que ya hoy está
consolidado como mi academia de expresión artística. A mis compañeros también los escucho sentirse muy
satisfechos: han cambiado ya la estructura de su negocio, se sienten transformados con este proceso; nos
sentimos ya como familia (Maritza Zúñiga, participante de la Iniciativa 1 -Vestuario y utilería festiva- en el
cierre del proyecto. 24 de agosto de 2012).
Durante la implementación del taller artístico, fue necesario trabajar con los participantes para desaprender y
tumbar algunos paradigmas o imaginarios preconcebidos. Haber iniciado los talleres con participantes que
habían interactuado con otros expertos y traían un conocimiento previo, genera diversas opiniones que
enriquecen los talleres... Fue importante que se contactara a dos artistas para trabajar con los artesanos y
modistas, un esfuerzo cotidiano para iniciar el cambio de paradigma que busca reforzar la identidad y entrar
en un mundo distinto de la creación, cortando el paradigma de replicar y copiar. (Ruby Rumié y Cristo Hoyos,
docentes formadores de la Iniciativa I, agosto 2011).
Estamos agradecidos con haber conocido el revelador contexto del comienzo, con la parte de contabilidad… le
perdimos el miedo a los números, el miedo a todas estas cosas que resultaban ser engorrosas, que parecían
perjudicar. Ha sido un entrar y salir de procesos que sirvieron para crecer profesionalmente. Para mí ha sido
como otra universidad, como los cinco semestres de la carrera de música. Hay un montón de cosas
interesantes: trabajos, nuevos mundos, nuevos espacios y oportunidades que se abren. Por ejemplo, poder
llegar a entidades que antes veía distantes y que ahora están cercanas, que lo traten a uno como un
empresario, como un actor cultural de verdad. (Emanuel Julio, participante de la Iniciativa 3 –Lompley, 24 de
agosto 2012).
En la formación me ha impresionado ver la disponibilidad, el deseo de aprender, las ganas. Pese a que su
sustento deriva del trabajo de calle no hubo deserción, y esto lo atribuyo a la calidad de la formación, la
inclusión, el que sintieran que fueron tomados en cuenta, a los contenidos, los docentes, los programas. En
Arte y Calle –Iniciativa II- el mayor aporte ha sido la formación y el respaldo con los permisos para su trabajo
en el espacio público. Su presencia en las calles es diferente. Se trabajó mucho la afinación, la ejecución, cómo
la calle sin dejar de ser calle es su escenario. Ahora sienten que pueden realizar sus propias ideas, volver a
crear, muchos que estaban ya desencantados o resignados. Ahora van también con la autoridad que les da la
capacitación. (Rafael Ramos Caraballo, docente formador de las Iniciativas II y III, agosto 2011).
Con respecto a las capacidades en gestión, que como se afirmó apuntan al despliegue del
potencial de agencia de los emprendedores, al 81% se le abrieron oportunidades para iniciar
nuevos proyectos y tomar opciones laborales luego de su participación en el proceso; al 70% se le
facilitó el acceso a financiación de proyectos o iniciativas propias, y una cifra similar (el 67%) ha
logrado conseguir mejoras en el nivel de financiación económica de las actividades. Si bien este
resultado se valora como satisfactorio, se ubica por debajo de lo deseable (la extensión de
oportunidades a toda la población sujeta de intervención), y refleja la persistencia de barreras a la
financiación y la acumulación de activos que enfrentan quienes, incluso, generan capacidades
involucrándose en un proceso de formación con las características descritas.
Cuando llegan a Cemprende lo hacen con todo un componente actitudinal, con una orientación hacia el
emprenderismo; entonces ellos empiezan a moldear lo que han hecho y lo que saben hacer o lo que les gusta
hacer, a un modelo de vida sostenible y digno, que son justamente los dos aspectos en que se basa nuestro
apoyo, tanto así que ya empezamos a mostrar resultados interesantes… se van brindando herramientas que
ellos van valorando y van metiendo a su modelo de negocio y empiezan a darse cuenta de que a partir de ahí sí
58
pueden desarrollar eso como su ruta a seguir para mejorar la calidad de vida de su familia… yo creo que ellos
lograron identificar el potencial que tienen. (Jorge Alandete Leones, director de Cemprende, 19 de octubre de
2012).
“El cambio se nota en la actitud de estar abiertos a más cosas, de indagar sobre qué hay que hacer, a dónde
dirigirse, qué ofrecen, qué cursos hay. Se les despertó el interés ya no del emprendimiento sino del
empresarismo, porque estamos hablando de temas contables, tributarios, de qué responsabilidades tienen,
cuáles son los compromisos con respecto a determinado tipo de negocio, dónde hay una rueda de negocios
para ir a dar a conocer sus productos… hay un cambio total. Algunos llegaron timoratos, y hoy día están más
abiertos, han ganado un terreno grandísimo de tal manera que ya están pidiendo espacios para ofrecer sus
productos y tener acompañamiento permanente. (Moisés Lora, orientador de Cemprende, 19 de octubre de
2012).
La evaluación de las capacidades para la acción muestra igualmente resultados satisfactorios.
Como se sabe, estas capacidades se refieren a la aptitud de llevar a la práctica las ideas. El
resultado más notable lo constituye la mejora sustancial de, en promedio, el 64% de los ingresos
generados después de su participación en el proceso. Este resultado es particularmente sensible
en los emprendedores de las Iniciativas Culturales, quienes prácticamente duplicaron el ingreso
obtenido (pasaron de $764,2 mil a $1.520,6 mil). Por su parte, los emprendedores de Cartagena
Emprende Cultura aumentaron en 52% su ingreso después de haberse terminado el proceso de
formación.
Pero ¿esta mejora se debió a su participación en el proceso de formación? El 72% de los
emprendedores reconoce que sí se debió a ello, en particular los pertenecientes a las Iniciativas
Culturales: nueve de cada 10 de quienes respondieron afirmativamente conforman este grupo, y
el resto pertenecen a Cartagena Emprende Cultura.
Lo más importante para Lompley ha sido la práctica. No sólo vimos papeles y números y planos de sonidos y
cifras de cotizaciones, sino que hemos estado allí, sucios de óxido, montando cosas, viendo cómo funcionan las
cosas, experimentando, errando y acertando. En ello radica la importancia en el campo de producción musical
que normalmente es aprendida en la calle, en el trabajo, en el movimiento, algo sobre lo cual teníamos la
certeza de que era con una guía. No sólo se trata de un asunto empresarial, sino que al momento de
emprender con el corazón cultural existe un compromiso más allá de hacer dinero que es también trabajar en
red, trabajar con otras personas que hacen lo mismo o que hacen cosas que uno no hace y además estar
siempre dispuesto a cambios, estar dispuesto a que alguien entre y haga mejoras. (Emanuel Julio, participante
de la Iniciativa 3 -Lompley. 24 de agosto de 2012).
En síntesis, se observa una estrecha conexión entre capacidades-oportunidades-funcionamientos
en los emprendedores culturales. A escala de capacidades se vuelve indispensable adecuarlas a
una formación pertinente, pero también en los ámbitos de la gestión y la acción para aprovechar
las oportunidades -mediante la agencia individual y colectiva- que subyacen del entorno. Sin
embargo, la adecuación de capacidades es condición necesaria pero no suficiente para el
desarrollo humano de estos trabajadores de la cultura: la experiencia cartagenera demuestra que
no acompañar este proceso de la creación y ampliación de mercados para productos y servicios
culturales, no lograr el ajuste institucional y replantear el sistema de incentivos a favor de la
59
inclusión productiva de estos negocios, por mencionar algunos requerimientos de gestión
concurrentes, restringe la sostenibilidad de los emprendimientos culturales.
5.1.2. Fase 3: Oportunidades
El enfoque de derechos y el desarrollo humano están directamente relacionados. Tal como lo
señala PNUD (PNUD, 2000. p. 7): “Tanto los derechos humanos como el desarrollo tienen como
propósito promover el bienestar y la libertad sobre la base de la dignidad y la igualdad inalienables
de todas las personas” y agrega que: “El objetivo del desarrollo humano es el disfrute por todas las
personas de todas las libertades fundamentales, como la de tener la posibilidad de atender las
necesidades físicas o de evitar las enfermedades prevenibles. También incluye las oportunidades
para mejorar en la vida, como las que brindan la escolarización, las garantías de igualdad y un
sistema de justicia que funcione. El marco de derechos humanos comparte esos objetivos”.
Los vínculos entre los derechos humanos y el desarrollo humano tienen su intersección en el
interés por todos aquellos procesos que conduzcan al mejor bienestar de las personas. Para ello, el
énfasis se orienta a que las acciones de la política, las instituciones y demás espacios de decisión
cuenten con una amplia participación y el respeto de las capacidades de las personas para decidir
libremente.
Las ideas citadas son las que justifican la visión de los emprendimientos culturales desde el
desarrollo humano con el enfoque de derechos, respetando las capacidades de las personas y
promoviendo su ampliación para un accionar con más libertad y más oportunidades para su
desarrollo. Por ello, cuando en esta propuesta se plantean capacidades para la Formación, Acción
y Gestión, éstas deben reflejarse en acceso a más y mejores oportunidades para los
emprendedores y las actividades culturales que ellos realizan. Son estas oportunidades las que
posibilitarán que efectivamente la práctica cultural logre en las personas un mayor desarrollo
humano, por esto, la fase de identificación y acceso a estas resulta fundamental para alcanzar los
objetivos de sostenibilidad de los emprendimientos.
Por ello, la organización, creación y acceso a los mercados, la financiación y la innovación,
constituyen las oportunidades que se consideran más relevantes para hacer de los
emprendimientos culturales actividades sostenibles, con autonomía de las personas que los
lideren. Esto representa un cambio en la visión de los emprendimientos culturales: se busca que se
asuman más como programas de oportunidades para el desarrollo humano de las personas,
especialmente de aquellos grupos en condición de vulnerabilidad (tabla 6).
Estas oportunidades se corresponden con las barreras identificadas para la inclusión productiva,
buscan ofrecer soluciones a los problemas que enfrentan la mayor parte de los emprendimientos
culturales y que los hace vulnerables con relación a su articulación a la cadena de valor del sector
cultural, y más aún, a los flujos de la actividad económica en sus territorios. En definitiva la
60
propuesta metodológica enfatiza en la generación de más capacidades y más oportunidades para
los emprendedores culturales (con predominancia en las personas en condición de mayor
vulnerabilidad) con el objeto de hacer más sostenibles los emprendimientos que estas lideren.
Tabla 6. Oportunidades para la sostenibilidad de los emprendimientos
Oportunidades Sostenibilidad de los
emprendimientos culturales
Organización
Creación y acceso a mercados
Financiación
Innovación
Fuente: Elaboración propia.
Hay que ir generando el negocio, la cotización, la presentación del portafolio, como parte de esos principios de administración. Por otro lado, el mismo peso de generar estrategias con un sector que demande nuestros emprendimientos para garantizar que generamos cambios en la situación laboral de los emprendedores. Trabajamos actualmente con Cartagena Emprende Cultura para el montaje de unas ferias itinerantes con muestras de las iniciativas. No hay que esperar que ellos lo hagan solos luego de las capacitaciones, sino que les garanticemos la presencia en diferentes eventos de la ciudad. Por eso creo que el proyecto debe obrar en paralelo a unos espacios donde los emprendimientos se empiecen a visibilizar, donde expongan lo que hacen, que se lleven a otras ciudades”. (Entrevista a Rafael Ramos Caraballo, 24 de septiembre de 2012). Los componentes adicionales a la formación que se les brinda en Cemprende les permiten generar capacidades para que tengan la visión de participar en procesos de encadenamiento productivo. Allí es donde se muestra o se da el inicio de la generación de capacidades en temas como la competitividad, calidad en los productos, en su elaboración. Aunque no nos hemos metido en el tema técnico vamos a iniciar precisamente con el tema de encadenamientos productivos, con expertos que trabajan este aspecto, aprovechando el potencial que sabemos tienen para convertirse en negocios sostenibles. (Entrevista a Moisés Lora, 19 de octubre de 2012). Valoramos cinco componentes básicos: Primero, que se alcance un grado de convicción de lo que son, hacen y tienen, es decir, visión de futuro empresarial que. Segundo, el tema de la organización, de cómo la idea de negocio se convierte en idea de mercado. Tercero, el conocimiento técnico de los que hacen y el conocimiento empresarial –lo que les ofreceos-, una apertura de mente hacia lo empresarial. Cuarto, perseverancia. Y por último, la actitud, la diligencia. Moverse a pesar de que tienen el negocio, el apoyo nuestro, lo que indica que son quienes tienen que moverse, tocar puertas, y entender que Cemprende es una herramienta. No importa el tipo de figura jurídica de la empresa, importa la autogestión. (Entrevista a Moisés Lora, 19 de octubre de 2012). El punto de Cartagena Emprende Cultura es formalizar, pero no por formalizar. Por eso comenzamos a trabajar con ellos aspectos como el panorama de la cultura, la gestión cultural, la administración cultural, la asociatividad y redes, cómo presentar portafolios, el trabajo en equipo, el mercadeo cultural. Luego pasamos a la práctica, que se vio reflejada en las oportunidades que abrió el Mercado Cultural del Caribe de 2011, que permitió diagnosticar qué pasaba y cuáles son los formatos que maneja cada uno. En el primer semestre de 2012 nos enfocamos en el fortalecimiento de la empresa: administración, aspecto tributario, costos, parte legal, derechos de autor, planes de negocio, que entendemos se trata de un primer borrador de la meta propuesta. Esto corre paralelo a un proceso de circulación al que le hemos gestionado recursos para pagar presentaciones de los grupos y hacerle seguimiento a cada uno. Tenemos asesores personalizados para cada grupo, que los acompañan en formulación de proyectos para convocatoria, de planes de negocios, en la recolección de material para los portafolios, en la búsqueda de
61
nuevas fuentes de negocio (tipo mánager de artistas). Sin embargo, faltan recursos para capital semilla. Los están necesitando especialmente los emprendedores que elaboran empaques y formas de exhibición. Este capital semilla es adicional al del proyecto, el cual está planteado para después de haber planeado la producción, el cómo se va a hacer, dónde se va a visibilizar, tenerlo muy claro. El capital semilla no es retornable. Lo que representa un reto para las entidades vinculadas es la creación de mercados, la búsqueda de posibles consumidores. Las puertas a nuevos mercados se abren casi al tiempo que cuando se certifica que existe un proceso y que todo está en orden. Si no cumplimos ese rol los emprendedores solos no lo podrán hacer. (Entrevista a Tatiana Rudd, directora de Cartagena Emprende Cultura, 3 de octubre 2012).
62
6. Conclusiones
El Sistema Nacional de Cultura hace énfasis en el apoyo a los emprendimientos culturales como
una alternativa para la generación de más oportunidades a la población en condición de
vulnerabilidad. Este es un proceso que abre posibilidades para que no solo sea el gobierno
nacional, sino también el sector privado y las acciones de cooperación público–privada, quienes
estimulen o promuevan los emprendimientos.
En este proceso, las políticas públicas juegan un rol fundamental, especialmente si se articulan al
enfoque de derechos y al paradigma del desarrollo humano con sus bases en la generación de
capacidades y oportunidades para los emprendedores culturales. Esto es absolutamente
justificable al revisar el contexto de las desigualdades y exclusión social y productiva que persiste
en Colombia. Por ello, es la política de inclusión productiva orientada a los emprendimientos y, en
general, al trabajo cultural, uno de los pilares centrales para la generación de más oportunidades
al sector y los trabajadores de la cultura.
El desarrollo humano y los derechos humanos propenden por una mayor libertad y ampliación de
las opciones de las personas (desarrollo humano) y las garantías que posibilitan que estas
disfruten y aprovechen sus opciones (derechos humanos). Esto imprime un carácter
eminentemente práctico a la satisfacción no solo de las necesidades de los seres humanos, sino
también de tener libertad de escoger entre distintas opciones. Un proyecto de emprendimiento
cultural no debería dejar por fuera estas premisas, lo que se debe buscar es ampliar las
capacidades de los emprendedores para que tengan más oportunidades, bajo las garantías de
poder desarrollarlas y disfrutarlas.
Es desde esta perspectiva teórica que se construyó la propuesta Metodología para
emprendimientos culturales en Clave de Desarrollo, en la que la inclusión productiva se ubica en el
eje central para la puesta en marcha de la misma. La inclusión productiva es una respuesta directa
al análisis del contexto particular y soporte indispensable para los emprendimientos culturales,
especialmente de los trabajadores de la cultura que viven en condiciones de vulnerabilidad.
El análisis del contexto permitió identificar las características de los emprendedores culturales, en
particular el perfil de vulnerabilidad de estos trabajadores de la cultura: alta vulnerabilidad ante
riesgos laborales por las características sociodemográficas de los hogares que integran, elevada
dependencia del trabajo cultural como única fuente de ingresos, bajo nivel de renta cuando se
considera la categoría ocupacional, brechas de ingresos producto de las diferencias educativas, las
cuales a su vez producen brechas entre niveles de vida entre trabajo remunerado y el pluriempleo,
precaria inserción laboral (72% de los trabajadores está ligado a una actividad sin contrato
alguno), amén de algunas mencionadas: desempeño de labores en espacio público, formación no
pertinente y barreras a la formación ya sea por falta de información o la escala de intervención de
los gestores de las políticas en el sector.
63
La cultura estimula y aporta al desarrollo humano y, en este sentido, el impulso a los
emprendimientos culturales debe tener en cuenta el contexto, no solo en donde se realiza la
actividad, sino también las capacidades y oportunidades de los trabajadores culturales. Es de esta
forma que la propuesta metodológica pone como punto de partida para cualquier proyecto de
emprendimiento el análisis del contexto (en cuatro dimensiones básicas: Social, Económica,
Cultural e Institucional; y dos enfoques: territorial y poblacional) para hacer énfasis en los
problemas identificados en él y poder tener un mayor impacto en la ampliación de las capacidades
y opciones de desarrollo humano de las personas vinculadas a estas actividades y en las cadenas
de valor.
La propuesta también se apoya en los vínculos indisolubles entre el desarrollo y la cultura. Los
emprendimientos culturales al responder a las necesidades del contexto en términos del
desarrollo humano, se constituyen en estrategia para la transformación de las personas y el
mejoramiento de sus condiciones de vida al lograr más capacidades y más oportunidades.
Uno de los elementos centrales a destacar de esta propuesta metodológica es precisamente la
riqueza e importancia que reconoce al aprendizaje desde la práctica, es decir del conocimiento
adquirido en las experiencias de emprendimientos culturales a nivel local y nacional (el contexto,
nuevamente). Para Martinell y Abello (2012) esto es poner en valor la experiencia de las acciones
culturales con impacto en el desarrollo, lo que permite su auto-reconocimiento y este aprendizaje
impulsa procesos para la ampliación y el desarrollo de las capacidades en un contexto
determinado.
Los estudios de caso de los proyectos Cartagena Emprende Cultura (convenio Cámara de Comercio
de Cartagena –BID; Iniciativas Culturales para la superación de la pobreza (UTB –AECID) y la
experiencia del Centro de Emprendimiento Pedro Romero –CEMPRENDE- (Alcaldía Distrital de
Cartagena de Indias), en ejecución en la ciudad de Cartagena de Indias, permitieron el aprendizaje
desde la práctica para enriquecer esta propuesta metodológica. La elaboración de un perfil de los
trabajadores culturales y sus emprendimientos en este territorio a través de encuestas, grupos
focales y entrevistas, posibilitó identificar los retos para la inclusión productiva y la sostenibilidad
de los mismos, insumos claves utilizados para la formulación de esta metodología.
Es recomendable el diálogo con instituciones públicas, privadas y mixtas del sector cultural que
estén realizando acciones en el territorio, para identificarlas y escuchar propuestas sobre los
potenciales emprendimientos a desarrollar y cómo los mismos se pueden articular a los procesos
de desarrollo local o las dinámicas presentes en el territorio provenientes de otros sectores
(turismo, comercio, servicios, por ejemplo). En fin, este proceso permitirá extraer lecciones y
aprendizajes de la experiencia propia proveniente de los mismos actores culturales, pues se trata
de construir sobre lo vivido.
La fase siguiente una vez analizado el contexto, es identificar qué capacidades deben desarrollarse
o ampliarse en los trabajadores culturales, lo que es en sí mismo uno de los componentes
principales de esta propuesta. De acuerdo con los casos analizados para Cartagena y los estudios
64
revisados sobre emprendimientos en otras ciudades del país, se recomienda trabajar como
mínimo tres tipos de categorías: Capacidad para la Formación (estimula la capacidad de innovar,
de crear, de desarrollar pensamiento); Capacidad para la Acción (llevar a la práctica sus ideas) y
Capacidad para la Gestión (desarrollo de la agencia en los emprendedores y mayores posibilidades
de sostenibilidad a las actividades culturales que estos realicen).
Estas capacidades para la Formación, Acción y Gestión, deberán traducirse en acceso a más y
mejores oportunidades para los emprendedores y las actividades culturales que ellos realizan. Y
son estas (las oportunidades) la tercera y última fase de la metodología que se propone. Las
oportunidades son las que hacen posible que la práctica cultural transforme la vida de las
personas hacia un mayor desarrollo humano y, más aún, son fundamentales para alcanzar los
objetivos de sostenibilidad de los emprendimientos.
La recomendación incluida en la propuesta sitúa el ámbito de la generación de oportunidades para
los emprendimientos en los siguientes niveles: En la organización, creación y acceso a los
mercados, la financiación y la innovación. La revisión y los aprendizajes obtenidos desde la
práctica identificaron estas oportunidades como las más relevantes para el sostenimiento de los
emprendimientos culturales. Se trata entonces de una propuesta que convierte a los tradicionales
proyectos de emprendimiento cultural en programas que ofrezcan más y mejores oportunidades
para el desarrollo humano, priorizando a aquellas personas que sobreviven en condiciones de
vulnerabilidad.
La advertencia sobre el uso o adaptación del enfoque metodológico de los emprendimientos
culturales en clave de desarrollo a los distintos territorios es fundamental. Por su misma
naturaleza, al partir del análisis del contexto es evidente que habrá diferencias significativas entre
los distintos territorios donde se realice, por lo que la metodología es lo suficientemente flexible
para adaptarse o incorporarse a otros tipos de emprendimiento o incluso a otros modelos
metodológicos utilizados en el sector cultural.
65
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70
8. Anexos
8.1. Formato de Encuesta.
8.2. Resultados encuesta.
8.3. Lista de entrevistados.
Netty Huertas, directora del programa de Administración de Empresas de la UTB. Coordinadora
del componente empresarial de las Iniciativas Culturales.
Rafael Ramos, director de la Corporación Cabildo y del Mercado Cultural del Caribe. Coordinador
del componente artístico de las Iniciativas Culturales (Arte y Calle y Lompley) y formador.
Tatiana Rudd, directora de Cartagena Emprende Cultura de la Cámara de Comercio de Cartagena.
Ruby Rumié, artista plástica, Coordinadora del componente artístico de las Iniciativas Culturales
(Diseño, confección y comercialización de vestuario y utilería festiva) y formadora.
Cristo Hoyos, artista plástico, Coordinadora del componente artístico de las Iniciativas Culturales
(Diseño, confección y comercialización de vestuario y utilería festiva) y formador.
Jorge Alandete, director de Cemprende.
Moisés Lora, coordinador de emprendimiento de Cemprende.
8.4. Lista de participantes en grupo focal de lecciones aprendidas. 14 de junio de 2012 Ruby Rumié, Formación Artística. Aarón Espinosa, Investigador proyecto Metodología. Lisette Urquijo, Formación Artística. Mercedes Rizo, Entidad apoyante (PNUD). Moisés Lora, Entidad apoyante (Cemprende). Alberto Abello, Director del L+iD. Gina Ruz, coordinadora proyecto Iniciativas Culturales.