4 cuentos de amparo dávila

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4 cuentos de Amparo Dávila del libro ¨Cuentos reunidos¨: ¨Tiempo destrozado¨, ¨El desayuno¨, ¨El último verano¨ y ¨El abrazo¨

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Primera edicion, 200~

Primem retmpresion, 2011

l J ; .I s i la , Am paro

Cueruos reunirl05/ Amparo 03vila. - M fxicO : fCF., 2009.

29 8 p. ; 17 x nem . - (Co lee . Le tr as Mexl l;W1a~ )

lSRN 978·607-1b-OOjJ-O (cUsEh,;a}

978-607 16-0054-7 (eml,astada)

1. C uentos m extranos 2 . LiW"JlUra mexit.ana I. I LL ser .

LCPQn97 Dewey M86] D:D:k

h lt og ra l'i a d e L a a u ro ra : l dc ar do Salazar Almada

D . I t ro t 2 00 9, F on d!) d e C u ltu ra t:co no m i~ ~il

Um : l. o! r. a P k acho-A jlL '>CO .227: 14 7: 18 M! :x i co , D . F

cmpn::sa ,nlincatla rso I JOOI : 2008

Comen t ar io s : t :dilOriai@(ondoili :cu It uraecenom 1 1 . : 1 1 . mill

Tr .1 (5 ,. ) : :i 127 .4< l71 fa>; (55) ~227·-f69i

X p ro htb e la reprodncdon 'OW 0 parci.-I de cta obra , ~ cw l fu en -

e l IllC d io . s in la anumda po r escnro del titular de 10 $ derechos ,

I S B N 978-607-16-0053-0 [rusttca]

IS BN 9 78 -6 07 -1 6- 005 4-7 (empas tada)

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• Tiempo destrozado

Primero fue un inmenso dolor. Un irse desgajando en el silencio, Desarticulan-

dose en el vierno oscuro. Sacar de pronto las rakes y quedarse sin apoyo, 50r-

damenie cayendo, Despenandose de una cima muy alta. Un recuerdo, una vi-

sion, un rostra, el rostra del silencio, del agua_ .. Las palabras finalmente como

alga que se toea y se palpa, las palabras como materia ineludible. Y todo acom-panado de una musica oscura y pegajosa. Una musica que no se sabe de donde

sale, pero que se escucha. Vino despues el azoro de la ram a aerea sabre la tie-

rra. £1 cstupor del ave en el primer dia de vue1o. Todo fue ligero entonces y

gaseoso_ La sustancia ru e el humo, 0 el sueno, Ia niebla que se vuelve irreali-

dad. Todo era instante. El 5610 querer unia distancias, Se podia iocar el techo

con las manos, 0 traspasarlo, 0quedarse Ilotando a medio cuarto, Subir y bajar

como movido par un resorte invisible. Y todo mas alla del sonido; donde los

pasos no escuchan sus huellas. Se podia llegar a traves de los muros, Se podia

reir 0llorar, gritar desesperadamente y ni siquiera uno mismo se oia. Nada te-nia valor sino el recuerdo. E I mstante sin fin estaha desierto, sin cspectadores

que aplaudieran, sin griios. Nada illnadir para responder. Los espejos penna-

necian mudos. No retlejaban luz, sombra ni fuego ...

Eniramos en la Huerta Vieja, mi padre, mi madre y yo. La puerta esiaba abler-

ta cuando Ilegarnos y no habia ni petros ni hortelano. lbamos muy contentos

cogidos de las manes, yo en media de los dos. Mi padre silbaba alegremente.

Mama llevaba una cesta para comprar fruta. Habia muchas flores y olor a fru-

ta madura. Llegamos hasta el centro de la huerta, alii donde estaba el estan-que con pececiros de colores, M e solte de las manos de mis padres y corn

hasta la orilla del estanque. En el fonda habia manzanas rojas y redondas y

los peces pasaban nadando sabre ellas, sin tocarlas ... queria verlas bien ... me

acerque mas al borde. _. mas ...

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~No. hija, que te puedes caer -grit6 mi padre. Me volvi a mirarlos.

M am a ha bta t i rado la cesta y s e l1 ev ab a las mano s a la cam, gritando.

-Yo quieta una m anzana, papa.

~l.as manzanas son un enigma. nina.

-Yo quiero una manzana, una manzana grande y roja, como esas ...-No, nina, espera ... yo te buscare otra rnanzana.

Br inque adentro d e l estanque. Cwndo U e g u e al fondo solo habia manzanas y

p e c e s tirado s en e l p iso ; el a gu a ha bfa sa lta do fu era d e! e sta nq ue y . lle vada p or e l

viento, en rem olm o furioso, envolvi6 a p a p a y a IIJal1l3. Y o no podfa verlos, girahan

rodeados de agua, de agua que los arrastraba y los ocultaba a mi vista. alejandolos

c a d a ve z mas ... senti un terrible ardor en Ia garganta. . . p a p a , mama ... papa,

m am a ... y o tenia la culpa ... rn i papa, mi ma rn a ... Salt fu era de l e sta nq ue . Y a

no estaban a111.Habtan desaparecido con el viento y con el agua ... com ence a

Horn desesperada ... se habtan ido ... tenta miedo y frio ... los habta perdido,

lo s h ab ta perdido y yo terua 1a culpa ... estaba oscureciendo ... tenia miedo y

frto ... mi papa, mimama ... mire hacia abajo; el fondo del estanque era un

gran charco de sangre ...

Un arabe vendia telas finas en un cuarto grande lleno de casilleros,

--Quie.ro una tela muy linda para hacerme un traje, necesito estar elegan-

te y bien vestida esa neche -Ie dije.

-Yo tengo las te las m as hennosas del m undo , senora..; m ire este so ber-bto brocado de Damasco.j nc le gu sta?

-S(1peru yo quiero una cosa mas ligera, los brocados no son propios

para esta estacion.

-En tonce s tengo e s r a , Ffjese que dibu jo s ... c aba llo s, flo re s, m a rip os as ...

y se salen de la t el a . .. mtrelos com o se van ... se van ... se van ... despues re-

gresan ... los caballos vuelven solo en recuerdo, la s rnariposas muenas, la s

flores dise cada s, .. to do se acaba y descompone, querida se no ra ...

-iNo siga, por Dios! Yo no quiero casas muertas, quiero 10que perdura,

no 10 eftmero ni 10 transitorio, esa tela es horrible, me hace dano, llevesela,l le ve s el a . ..

-;_Y que me dice de esta otra?

-Bella... m uy bella en verdad ... es com o un o lea je suave y...

-No. senora. esta usted completamente equivocada, no es un oleaje sua-

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ve, esta tela representa el caos, el desconcierto total, 10 infonne, lo inenarra-

ble. .. pero le quedara sin duda unhello traje ...

-A pane de mt esa tela desquiciante, no quiero verla mas. _. yo quiero

una tela linda, ya se 1 0 dije.

El arabe me miraba con sus negros ojos, hundidos y brillantes. Entoneesdescubrt una tela sabre una mesa.

-Dejeme ver esta, ereo que me gusta _..

-Muy bonita, (verdad?

-Sf, me gusta bastante.

-Pero no puedo vendersela,

-(Par que no?

-Haec anos la dejo apartada una senora y no se cuando vendra por ella.

-Tal vez ya se olvido de la tela. (Por que no me la vende?

-Si se olvido no tiene importancia, la tela se quedara aqui siempre, siem-

pre, siempre; pero por ventura, querida senora, (sabe usted 10 que esta pala-

bra sign ifica? _ . Bueno, e_que le parece esta que tengo aqui?

-Muy linda, la quiero.

-Debo advertirle que con esta tela no le saldra nada, si acaso un adomo

para otro vestido ... iAh!, pero tengo esta que es un primor, mire que scda

mas fina y que color tan riemo y delicado, es como un petalo ...

-Tiene razon, es perfecta para el traje que quiero, exactarnente como yo

la habra pcnsado,

-Se verausted con ella como una rosa anirnada. Es mi mejor tela, l_sela

llevara sin duda?

-Por supuesto, c6rteme tresmetros.

-Pe ro . .. L que es 10 que estoy oyendo?, icorta r esta tela?, ~hacer la pe-

dazes? jQue crimen m as horrendo! No puede ser, no ... su sangre corrien-

do a rtos, llenando mi tienda, manchandolo todo, todo, subiendo hasta mi

garganta, ahogandome, no, no, [que crimen asesinar esta te lal , asesinarla

Irtamente, s610 porque es bella, porque es tiema e indefensa. ique infamia,

que m aldad, que ser mas despreciable es usted , deleznable y vil, Y to do por

un capricho! [Ah, que crueldad, que crueldad ... l, pero 1ecostara bien cara

su maldad , la pagara con creces, y no podra ni arrepentirse porque no Ie

daran ticrnpo; mire, mire hacia iodos lades, en los casilleros, en las mesas,

solo hay telas vacias, huecas, abandonadas; todos se han salido, todos vie-

nen hacia aca, hacia usted, y se van cercando, cada vez mas, mas, mas es-

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trecho, mas cerca, hast a que usted ya no pueda moverse ni respirar, ast,

351, asi...

Sangre, [que teo dolor de la sangre' Tibia, pegajosa, 1 a cogi y me horrorice,

me clio mucho asco y me Iimpie las manos en el vestido. Lloraba sin consueloy los moeos me escurrian; quena esconderme deba]o de 1a cama, a oscuras,

donde nadie me encontrara ... "Lucinda, nina, dejame quitarte ese vesudo y

lavarte las manos y la cara; estas llena de sangre, criatura." Mi mama me lim-

piaba 1a nariz con su panuelo ... mama , mama, [por que mataron al borrego?,

le salia mucha sangre caliente, yo Lacogt, m am a, an , en el patio ... Me lavaron

y pusieron otro vestido y Quiruila me neve a la feria; mi papa me dio muchos

veintes, subi a los caballitos, en el blanco, fueron muchas vueltas, rnuchas, y

me dio basca ... Quintila me com pro algodon rosa y nieve de vainilla, el alga-

don se me hizo una bola en 1agarganta y vornite otra vez, y otra, tenia la bocallena de pelos, de pelos ttesos de sangre, nieve con pelos, algodon con san-

gre ... Quintila me mctia el algodon en la boca ... "abre la boca, hija, da unos

rraguitos, anda, se buena, bebe, te hara bien". Yo no quiero ese caldo espeso, voy

a vornitar, no me den cse horrible caldo, es la sangre del borrego, esia tibia, es-

pesa; mi braze. papa , me duele mucho, un negro muy grande y gordo se ha

sentado sabre mi brazo y no me deja moverlo, mi brazo, papa , dile que se vaya,

me dude mucho, voy a vomirar otra vez el caldo, que espeso y que amargo_.

Entre en una librcrta modem a , llena de cristales y de plantas. Los estantesllenos de libros llegaban basta el techo. La gente salta cargada de libros y se

iban muy contentos, sin pagar. EI hombre que esiaba en la caja suspiraba tris-

temente, cada vez que alguien salta, y escrihta algo en un gran hbro, abierto

sobre el mostrador. Ernpece entonces a escoger libros rapidamentc, antes de

que se acabaran. Me llevaria muchos, igual que los dernas. Ya habia logrado

reunir un gran altere, pero cuando quise cargar con ellos, me di cuenta de

que no podia can Lantos. Los brazos me dolian ierriblcmente con tanto peso y

los libros se me caian sin remedio; parecfa que se iban cscurriendo de entre

mis brazos. Deeidi descartar unos, pem tarnpoco podia con los restantes; los

brazos segutan doliendo de manera insoportable y los libros pesaban cada vez

mas; deje otros, DUO, otro mas, hasta qucdar con un libra, pero ni con uno

solo podia ... entonces me di cuenta de que y a no habta gente alli, ni siquiera

el hombre de la caja. Toda la gente se habra ida y ya no quedaban libros, se

I

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los habian llevado todos. Senti mucho miedo y fui hacia la puerta de salida.

Ya no estaba. Comence a correr de un lado a otro buscando una puerta. No

habia puertas, N i una sola. S610 muros con libreros vactos, como ataudes ver-

ricales. Come nee a gritar y a go1pear con los punos a fin de que me oyeran y

me saearan de allt, de aquel salon sin puertas, de aquella rumba; yo gritaba,

gritaba desesperada ... senti entonees una presencia, oscura, informe; yo no la

vela pero la senna totalmente, estaba atrapada, sin salida; empece a retroccder

paso a paso, lentamente para no caerme, tam bien avanzaba, 1 0 sabia, 1 0 senna

con todo mi ser, y a no puck dar un paso mas, habra topado con un librero,

sudaba copiosameme, los gritos subian hasta mi garganta y alh se ahogaban

en un ronquido inarticulado; y a estaba muy cerca, cada vez mas cerca, y yo

alli, sin poder hacer nada, ni movenne, ni gruar, de pronto ...

Estaba en los andenes de una estacion del Ierrocarril, csperando un tren. No

tenia equipaje. Llevaba en las manos una pecera con un dirninuto pececito

azul. El tren llego y yo 10aborde rapidamente, temia que se fuera sin mi. Esta-

ba lleno de gente. Recorri varios carros tratando de encontrar un asiento. Te-

nia miedo de romper la pecera. Encontre lugar al lade de un hombre gordo

que fumaba un puro y eehaba grandes bocanadas de humo par boca, nariz y

ojos, Cornence a marearme y a no ver y oler mas que humo, hurno espeso que

se me filtraba por todos lades con un olor insoportable. Ernpezo a contraerse-

me el estomago y corn hasta el toeador. Estaba cerrado con candado. Deses-

perada quise abrir una ventanilla. Las habian remachado. No pude soportar

m as tiempo. Vomite dentro de la pee era una basca negra y espesa_ Ya no po-

dia verse el pececito azul; presenti que habra muerto. Cubrt entonees 1apece-

ra can mi panuelo Iloreado. Y comence a buscar otro sitio. En el ultimo carro

encontre uno Irente a una mujer que vestia elegantemente. La mujer miraba

por la ventanilla; de pronto se dio cuenta de mi presencia y se me quedo mi-

rando fijamente. Era yo misma, elegante y vieja, Saque un espejo de mi bolsa

para comprobar mejor mi rostro. No pude verme. E1espejo no re£lej6 mi ima-

gen. Senti frto y terror de no tener y a rostro. De no ser m as yo , sino aquella

marchita mujer llena de joyas y de pieles. Y yo no querta ser ella, Ella era ya

vieja y se iba a morir manana, tal vez hoy mismo. Quise levantarme y huir,

bajarme de aquel tren, hbrarme de ella. La mujer vieja me miraba fijameme y

yo supe que no me dejarta huir. Entonees una mujer gorda, cargando a un

n in o p eq ue fio , vino a sentarse allado mio. La mire buscando ayuda. Tamhien

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era yo aquel1a otra. Ya no podria salir, ni escapar, me habtan cercado. El nino

cornenzo a llorar con gran desconsuelo, como si alga Ie doliera, La madre, yo

misma, le tapaba la boca con un panuelo morado y casi 10 ahogaba. Senti pro-

fundo dolor par el nino, .mi pobre ninol, y di un grito, uno 5010_ El panuelo

con que me tapaban la boca era enorme y me 10 menan hasta la garganta, mas

adentro I mas ...

70 T ifmp o d (> t ro zu d o

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• El desayuno

Cuando Carmen baj6 a desayunar a las siete y media, segun costumbre de la

familia, todavia no estaba vesnda, sino cubieria con su bata de pano azul ma-

rina y con e l pelo desordenado. Pew no Iue s610 esto 10 que l lama la atencion

de. los padres y del hennano, sino su rostra demacrado y ojeroso como el de

quien ha pasado mala noche 0 sufre una enfermedad. Dio 105 buenos dtasde una manera automatica y se sento a la mesa dejandose casi carr sabre 1asilla.

-~Que te pasa? -Ie pregunto e1padre, observandola con atencion.

-i.Que tienes, hija, cstas enferma? -pregunto a su vez la madre pasan-

dole un brazo par los hombros.

-Tiene cara de no haber dormido ---coment6 el hermano.

Ella se quedo s in responder como 5i no los hubiera escuchado. Los pa-

dres se miraron de reojo, muy extranados por la actitud y el aspect.o de Carmen.

Sin atreverse a hacerle mas pregunlas comenzaron a desayunar, esperando

que en cualquier momenta se recobrara. "A lo mejor anoche bebio mas de lacuenta y 1 0 que tiene la pobre es una tremenda nuda", penso el muchacho.

"Esas constantes dietas para guardar la linea ya deben de haberla afectado", se

dijo la madre al ir hacia la cocina por el cafe y los huevos revueltos.

-Hoy sf ire a la pe luqucna am es de comer -dijo el padre.

-Haee varios dias que intcntas 1 0 mismo -comemo la mujer,

-Si vieras cuanta pereza me da el 5(110 pcnsarlo,

-Por esa misma razon yo nunca voy -asegurl'l el muchacho.

-yya tienes una imponente melena de existencialista. Y o no me atreve-

ria a salir asi a la calle -dijo el padre.-jSi vierasque exito!-dija el muchacho.

-Lo que debenan hacer es ir juntos al peluquero -sugirio la madre

m icn tra s lcs servia el cafe y los huevos,

Carmen puso los codos sobre la mesa y apoyo la cara entre las manes.

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-Tlive un sueno espantoso ---ciijo con voz completarnente apagada_

-LUn sueno?-preguntola madre.

-Un sueno no es para poncrse asi, nina ----dijo el padre-. Anda, des-

ayunate.

P ero e lla parecta no iener la m enor intencion de:hacerlo y se quedo inrno-vi Iy pensativa.

-Amaneci6 en tragica, ni modo ---explk6 el hermano sonriendo->. [Es-

tas actrices ineditas! Peromira, no te aflijas, que en el teatro de: la escuela

pueden dane un papel.,.

-Drjala en paz -----<l~joa madre en tono de disgusta-. Lo (mica que

consigues es ponerla mas nerviosa.

EI rnuchacho no insistio en sus bromas YSf puso a plaucar de la manifes-

tacion q ue habtan heche lo s estudiarues, la noche anter ior , y que un grupo de

granaderos disperse lanzando gase.slacrim6genos.-Precisamente por eso me inquieto tanto pm ti ----dijo la mujer-; yo no sc

10 que dana por que no anduvieras en esos mitines t an p d ig ro so s . Nunca se sabe

c6mo van a terminar ni quienes salen heridos, 0 a quienes se l levan a la cared.

-Si le toea a uno, ni modo -dijo el muchacho-. Pero til comprenderas

que no es posible quedarse muy tranquilo, en su casa, cuando otros estan lu-

chando a brazo partido.

-Yo no estoy de acuerdo con esas racticas que em p lca el go bie rn o -d~jo

el padre mientras untaba una iostada con mantequilla y se servia otra taza de

cafe->, no obstante que no simpatizo con los rmtines estudiantiles porque yopienso que los estudiantes deben dedicarse sencillamente a estudiar,

-Selia dihcil que una gente "tan conservadora" como tu entendicra un

movimiento de este tipo -dijo eI muchacho can ironia.

-Soy, y siernpre he sido, panidario de 1alibertad y de la justicia -agre~

go el padrc-, pero en 1 0 que no estoy de acuerdo _

-Sofie que habian matado a Luciano.

-En 1 0 que no estoy de acuerdo -repilio el padre-, (que habian mata-

do a quien? -prcgunto de pronto.

-ALuciano.

-Pero mira hija que ponerse asi par un sueno tan absurdo: es como si yo

sonara cometer un deslalco en el banco y par eso me enfermara -dijo el pa-

dre limpiandose los bigotes can la servi!lela-. Tambien he sonado, muchas

veces, que me saco Ia lorena, y ya ves ...

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-Todus sofiamos a veces casas desagradables; utras veers cosas henno-

sas .-dijo la madre-, pero ni unas ni otras se realizan. Si quieres tomar los

suenos scgun la gente los interpreta, rnuerte 0 ataud signihcan larga vida 0

augurio de matrimonio, y dentro de dos meses ...

-jY quetal aquella vez -dijo el hermano dirigicndose a Carmen- que

sone que me iba con Claudia Cardinale de vacaciones a lamontana! Yahabia-

mos llegado a la cabana y las casas ernpezaban a ponerse buenas cuando tit

me despertastc, Lte acuerdas de 10 furioso que me puse?

-No recuerdo muy bien como empezo .. _Despues estahamos en el de-

partamento de Luciano. Habra claveles rojos en un llorero, tome uno, el mas

lindo y fui hacia el Espejo (comenz6 a contar Carmen can una voz pausada y

lisa, sin inllexiones). M e puse a jugar can el davel Tenia un olor demasiado

fuene, 10 aspire varias veees. Habra musica y tuve deseos de bailar, Me senti

de pronto tan cementa como cuando era nina y bail aba con papa _Comence a

bailar con el clavel en la mana como si hubiera sido una dama de l siglo pasa-

do. No me acuerdo como estaba vestida ... La rnusica era linda y yo me aban-

donaba par complete. Nunea hahia bailado asi. Me quite los zapatos y los tire

por 1aventana. La rnusica no terminaba nunea y yo comence a sentirme muy

Iaugada y quise detenerme a descansar. No pude dejar de movcrmc. £1 clavel

me obligaba a seguir bailando ...

-No me parece que ese sea un sueno desagradahle --comentula mujer.

-Olvidate ya de tu sueno y desayunate -Ie raga nuevamente el padre.

-No te va a alcanzar cl tiempo para vestirte y llegar a la a fieina ~agreg6

la m a dre .

Como Carmen no dio la menor muestra de atender 10 que le decian, el

padre hizo un gesto de desaliento.

-El sabado sera por fin la cena para don Julian; habra que mandar el

tra]e oxford ala tintorena, creo que necesita una buena planchada -ie dijo a

5U mujer.

~Lo mandare hoy mismo para tener la seguridad de que este listo el sa-

bado, a veces son tan inlorma les,

-lEn donde va a ser la cena? -pregunto el muchacho.

-Todavia no nos hemos puesto de acuerdo, pero lo mas seguro es que

sea en la terraza del Hotel Alameda.

-jQue elegantes! =-comento el muchacho-. Te va a gustar mucho -le

aseguro a la madre-, tiene una vista magnifica.

n dfsayuno 133

l

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-Yo no sf:ni que voy a ponenne -se lamento la mujer,

-Te queda muy bien el vest.ido negro ~le dijo el hombre.

-Pero siernpre llevo el mtsmo, van a pensar que es e 1 unico que tengo.

-Si quieres ponte otro, pew realmerue te va rnuy bien esc vestido.

-Luciano estaha contento, mirandorne bailar. De una caja de cuero sa-

co una pipa de marfil. De pronto t.ennin6 la rnusica, y yo no podia dejar de

bailar. La intente muchas veces, Desesperada qutse arrojar el clave! que me

obligaba a seguir bailando. Mi mario no se abrio, Entonces hubo otra vez m u-

sica, De las paredes, del techo, del piso, salian flautas, trompetas, clarine-

res, saxofones, Era un rit.mo vertiginoso. Un largo grito desgarrado 0 una risa

jubilosa, Yo me senna arrastrada par aquel ritrno, cada vez mas acelerado y

frenetico. No podia dejar de bailar. El clavel me habia poseido. Por mas que

1 0 mtenraba no podia dejar de bailar, el clavel me habia poseido ...

Los tres se qucdaron unos minutos esperando que Carmen continuara el

relate; despues se miraron comunicandose su extraneza y siguieron desayu-

nando.

-Dame un poco mas de huevo -pidi6 e l muchacho a 1amadre y miro

de reojo a Carmen que se hahta que dado ensimismada, mientras pensaba:

"cualquiera dina que fumo rnariguana".

La mujer le sirvio al muchacho y tomo un vaso con jugo que estaba frente

a Carmen.

-Bebe este jugo de tornatc, hija, te sentara bien -le rago.

AImirar el vasa que le olrecia su madre, el rostra de Carmen se desfiguro

totalmerue.

-lNo, por Dios, no, no, asi era su sangre, ro]a, roja, pesada, pegajosa,

no, no, que crueldad, que cruelJad! -decia golpeando las palabras y escu-

piendolas. Despues escondio la cara entre las manos y comenz6 a sol1ozar.

La madre, afligida, le acaricio la caheza.

-Fslfts enferrna, hi]a.

-iC1aro! -dijo el padre exasperado---. Trabaja mucho, se desvela todas

las noches, si no es el teatro, es el cine, cenas, reumones, en fin, [aqut esta el

resultado' Quieten agotarlo toda de una sola vez. Les ensena uno moderacion

y "to no sabes de estas casas, en (U tiempo todo era difcrernc", es cieno, uno

no sabe de muchas cosas, pcro por 1 0 rnenos no acaba en ...

-LQue estas insinuando til? -la voz de la mujer era abiertamente agre-

siva,

134 M r l . 5 l C < i c o n c r i ' t , [

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-Por favor -intervino el hijo---, esto ya Sf est a poniendo insoportable

-Luciano estaba recostado en el divan verde. Fumaba y reia. EJ humo le

velaba la cara. Yo s610 oia su risa. Hacia pequenos anillos con cada bocanada

de humo. Subtan, subian, luego esiallaban, se rompian en mil pedazos. Eran

minuscules seres de cristal: caballitos, palomas, venados, conejos, buhos, ga-

tos ... El cuano se iba llenando de anirnalitos de cristaL Se acomodaban en

todos lados como espectadores mudos. Otros permanectan suspendidos en el

aire, como si hubicra cuerdas invisibles. Luciano reta mucho al ver los miles

de animalitos que echaba en cada bocanada de humo. Yo seguia bailando sin

poder parar, Apenas si tenia sitio deride moverme, 105 animalitos 1 0 invadian

todo. El clave1 me obligaba a bailar y los animalitos salian m as y mas, cada

vez mas; hasta en mi cabeza habia animalitos de crista]: mis cabellos eran las

ramas de un enorme arbol en eI que anidaban. t.uctano se reia a carcajadas

como yo nunca 10habia visto, Los instrumentos tambien cornenzaron a relrse,

las flauras y las tromp etas , los clarinctes, los saxofones , todos se reran al ver

que yo ya no tenia espacio donde bailar, y cada vez salian mas animalitos,

mas, mas ... Ueg6 un momento en que casi no me rnovta. Apenas me balan-

ccaba. Despues y o . ni eso pude hacer. Me habian cercado POf completo. Deso-

lada mire el clavel que me exigi a bailar. iY a no habra clavel, y a no habra clavel,

era el coraz6n de Luciano, rojo, caliente, vibrante todavia entre mis manos!

Los padres y el hermano se mira ron llenos de contusion sin entender ya

nada. Sobre elias habia caido, como un intruso que rompiera el ritmo de su

vida y 1 0 desorganizara todo, el trastorno de Carmen. Se hablan quedado de

pronto rnudos y vactos, temerosos de dar cabida a lo que no querian ni si-

quina pensar.

-Lo mejor sera 4ue se acueste un rata y tome alga para los nervios, 0de

1 0 contrario todos terminaremos mal-dijo por fin el hermano.

-51, en eso estaba pensando -dijo el padre-; dale una de esas pastillas

que tomas -ordena a la mujer,

-Anda, hija, sube a recostarte un rato -de cia agobiada la madre, tratan-

do de ayudarla a levantarse, Sill iener ella misma fuerzas para nada-_ Llevate

estas uvas.

Carmen levanto la cara y su rostro era un campo totalmente desvastado.

En un murmullo que apenas se entendia dijo:

-Asi estaban los OjDS de Luciano. Estaticos y verdes como cristal opaco.

La luna entraba por la ventana. La luz Ina iluminaba su rostro. 'tenia los Oj05

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verdes muy abiertos, muy abiertos. Yatodos se habian ido, los instrumentos 'j

los animalitos de crtsial. Todos se habian marchado. Ya no habia rnusica. Solo

silencio y vacio. Los ojos de Luciano me miraban fijarnente, fijamerue, como

si quisieran traspasarme. Y yo aht a mitad del cuano con su corazon Latiendo

entre mis manos, latiendo todavia ... laticndo. ..

-Llevatela a acostar -dljo cl hombre a su mujer-. Voy a Hamar a la

oficina diciendo que esta indispuesta, y ereo que tambien al doctor ~y con

la mirada busco aprobacion,

La madre y el hijo movieron la cabeza afinn alivamente mientras sus ojos

ten ian una mirada de agradecimienLo hacia el viejo que cumplla su deseo mas

inmediato.

-Anda, hija, vamos para arriba -Ie di]o la madre.

Pero Carmen no se mav in ni parecio escuchar,

-Dejala, yo la llevare --dijo el hennano--, preparale un te caliente, le

hara bien.

La mujer se dirigio haeia la cocina caminando pesadamente, como si so-

bre ella hubiera caido de goLpee l peso de muchos anos, El hermano intento

mover a Carmen y al no responder e\la, no quiso violcntarla y decidio esperar

aver si reaccionaba. Encendi6 un cigarrillo y se sento su lado. El padre termi-

no de hablar por tclelono y Sf derrumb6 en un viejo sillon de descanso desde

el que observaba a Carmen, "Ya nadie fue a trabajar este dta, ojala y no sea

nada serio." La mujer hacia ruido en la cocina, como si al moverse tropezara

con todo. El sol entraba por la veniana del Jardin pem no lograba alegrar ni

calentar aquella habitacion donde todo se habia detenido. Los pensamientos,

las sospechas, esiaban agazapados 0 velados por eI iernor, La ansiedad y 1 3

angustia se escudaban en desolada mudez.

E1muchacho mir6 su reloj.

-Son casi las nueve -dijo por decir algo.

-El doctor viene para an}; por suerte estaba todavia en su casa -dijo

e 1 padre.

The l a s t Lime I sa w Paris, cornenzo a tocar, al dar las nueve, el reloj musical

que le habtan regalado a la madre en su ultimo cumpleanos. La mujer salio dela cocina con una taza de t e . humeante y los Oj05 enrojecidos.

-Ve subiendo -Ie dijo el hombre-, ahara la llevaremos.

-Vamos para arriba, Carmen.

Entre los dos Lahicieron mcorporarse. Ella se dejo conducir sin oponer

136 Mlhica concrera

.. _ .. . _-

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ninguna resistencia y comenzo a subir lentamente la escalera. Estaba muy le-

jos de 51 misma y del memento. Sus ojos casi fijos miraban haeia otra pane ,

hacia otro mstante. Parecla una figura famasmal que se desplazaba entre las

roC3S . No a1canzaron a llegar a l final de la escalera, Un05 fuertes golpes en la

puerta de la calle .los detuvieron. EI hermann bajo corriendc pensando que

seria el medico. Al abrir 1 a puerta, ent ro bruscamente la policta,

1 :1 dcw.)1I110 13 7

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rr

!• El ultimo verano

Llevaba un vestido de gasa con volantes en el cuello y en las mangas; el pelo

castano oscuro, recogido hacia arras con un mono de terciopelo negro, dejaba

despejado un rostra joven de armoniosas facciones en el cual resaltahan los

ojos sombreados par largas pestanas. No s610 irradiaba juventud y frescura

aquella muchacha, sino una gran paz y fcltcidad. Pero aquella muchacha her-mosa, porque en verdad lo era, y tan bien arreglada y respirando tranq uilidad

por todos los poros, estaba dentro de un marco, colocado sobre el tocador,

cerca del espejo. AS1 era a los dieciocho anos, antes de casarse. Pepe habra

querido que le diera un retrato como regal0 de curnplcanos. Habia salido muy

bien, 51 , realmerue, y experiment» un mmenso dolor al comparar ala joven de

la fotogralta con la imagen que se rellejaba en el espejo, su propia imagen: la

de una mujcr madura, gruesa, con un rostra fatigado, marchuo, donde empe~

zaban a notarse las arrugas y el poco cuidado a mas bien el descuido de toda

su persona: e 1 pclo opaco, canoso, calzada can zapaios de tacon bajo y unvestido gasrado y pasado de moda. Nadir pensana que csa que estaba miran-

dola detras del vidrio del portarrerratos habra sido ella, S1,ella, cuando esiaba

tan llena de ilusiones y de proycctos, en cambio, ahora ... "(Que Le pasa,

mama?", le pregunro Ricardo, porque se habia quedado con la cara escondi-

da entre las manos, sentada allt, frente al tocador, a donde habia ido a arre-

glarse un poco para salir, COTl gran desaliento se cambio de ropa y se arreglo,

~claro que no es posible sentirse cementa y animosa cuando de sobra se sabe

que una no es ya una mujer sino una somhra, una sombra que se ir a desvane-

ciendo lentamcnte, lentamcnte _.." Ahora tu vo que taparse la hoca con e1pa-nuelo para ahogar un sollozo. Porque aq uel ul t imo tiernpo se habra sentido

demasiado sensible y dcprimida. y lloraba Iacilmente.

Fue a principios del verano, de cse verano seco y ashxiante , que habla

ernpezado a sent irse mal; a veees era una intensa nausea al despertar y unas

205

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como oleadas de calor que le subian hasta la cabeza, 0 fuertes mareos, como

si el cuarto y los rnuehles se movieran; marcos que en algunas ocasiones per-

sistian durante todo el dla; tambien habia perdido cl apetito, no Sf le antojaba

nada y todo le daba dSCO, y de su euenta se habrta pasado los dtas sin comer.

solo con un cafe 0 un jugo. Una inmensa fatiga se iba apoderando de ella y laimposibt l i taba para e l curnplimiento de L as tare as diarias , ella que siempre

habra trabajado de la manana a la noche, como una negra. Todo 1 0 que hacia

ahara era con un gran esfuerzo, un esfuerzo que cada dia tba siendo mayor.

"Ha de ser la edad." Esa edad que la rnayona de las mujcres teme tanto y que

ella en especial veia llegar como el final de todo: esterilidad, envejecimiento.

screnidad, muerte .. Los dias pasaban y el males tar aumentaba a tal punta

que decidio ir aver a1medico. Tal vez le diera algo can que hacer rnenos pe-

sada esa dtncil etapa.

Despues de examinar l a detenidamente, el doctor le dio una palm ada cart-nosa en el hombro y la Ielicito. Serta madre de nuevo. No podia creer 1 0 que

esiaba cscuchando, "Nunca 10 hubiera creido, pero a mis anos, yo pensaba

que era .. _es decir, que ya sertan los sintomas de ... pcro lCl1mo cs posible.

doctor?" Y tuvo que preguntarle varias veees st estaba realmente segura de su

diagnostico, pues era m uy raro que eso succdicra a su edad. "Eso es. hi]a, )

nada mas, sigue mis indicaciones y vienes a verrne dentro de un mes, no ten-

gas tcmor, si te cuidas LOUO saldra bien, ya veras, te espero dentro de un mes."

Le receto algunas medicinas que debena tomar. Y ella que durante dias y dias.

y iodavia unas horas antes, habia llorado de s610 pensar que y a habra U egadoa esa terrible edad en h i que la maternidad, la lozania y el vigor terminan.

ahora, al recibir la noticia, no experimento ninguna alegria, par el contrario

una gran confusion y una gran fatiga. Porque , claro, era bien pesado despues

de siete anos volver a tencr otro nino, cuando y a se han tenido seis mas y una

y a no tiene veirue anos, y no cuenta con quien le ayude para nada Ytiene que

hacerlo todo en la casa y arrcglarselas con poco dinero, y con todo subiendo

dia a dta. Asi iba pensando en el camion, de regreso a su casa, mirando pasar

las calles que le parecian tan trisres como la tarde, como ella misma. Porq ue

ya no queria velvet a ernpezar: otra vez las botellas cada tres horas, lavar pa-nales todo el dta y las desvcladas, euando ella ya no queria sino dormir y

dormir, dormir mucho, no, no podia ser, ya no tenia Iuerzas ni paciencia para

cuidar otro nino, ya era bastante con lidiar con seis y con Pepe, tan seco, tan

indiferente, "no es partido para ti, hija, nunea lograra nada en la vida, no tie-

206 A r b Q I e > p<trijLi.ados

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ne aspiraciones y 10 unico que ham s e r a llenarte de hijos", sf, otro hijo m as y

el no haria e l m as rrunimo esluerzo por buscarse otro trabajo y ganar m as di-

nero, que le . imponaba que ella hlclera milagros con el gasto, 0 que se murie-

ra de fauga.

Esa noche le dio la noticia, Los nines ya se habian acostado y elias esta-ban en la estancia viendo la television como todos los dtas despues de cenar,

Pepe le paw un brazo sobre los hombros y Ie row la mejilla con un beso .

"Cada hijo trae su comida y su vest ida. no te preocupes, saldremos adelante

como hemos salido siernpre." Y ella se quedo mirando aquella pantalla de te-

levision donde algo se movta sin sentido, mientras en su interior un mundo

de pensamientos y sentirnientos se apretujaba, Pasaban Iu s dtas, las seman as,

y seguta sin encontrar resignacion ni esperanza, La fatiga aumcntaba con los

dtas y una gran debilidad la obligaba a recostarse, en ocasiones, varias veces

durante el dia. Asi transcuma el verano.POT la s neches y un poco entre suenos Pepe la aia llorar 0 la sent fa estre-

mecerse, pero el apenas 5 1 se daba cuenta de que ella no dorrma. Era natural

que Pepe descansara a pierna sueha, [clarol, el no tcndrta que dar a luz un

hijo m a s , ni que cuidarlo, "los hijos son un premio, una dadiva", pero cuando

se tienen cuarenta y cinco anos y seis hi]os otro hijo mas no es un prernio sino

un casugo porque ya no se cuenta con [uerzas ni alientos para seguir adelante.

A veces se levan taba a m itad de la noche y se sen taba eerca de la ven tana ,

aht, a oscuras, oia los grillos abajo en el pequeno huerto donde ella cultivaba

algunas hortalizas, y el alba la sorprendta con los ojos abiertos aun y las rna-nos crispadas pOT la angustia.

Habra ido aver al medico al cumplirse el mes y . desputs , al siguiente. Le

cambiaba un pOCOlas prescnpciones, pero siernpre las recomendaciones eran

las mismas: "Procura no cansane tanto, hija, reposa mas, tranquihzate". Ella

regresaba a su casa caminando pesadamente.

Una de esas neches en que no lograba conciliar el sueno y el calor y la

desesperacion la hacian levantarse y caminar, salle a refrescarse un poco y se

recargo en el barandal de la escalera que bajaba de las habitaciones hacia el

huerto . Hasta ella llegaba e l perfum e del hue le de noche que tan to le gustaba ,pero quc ahora le parecta dernasiado intense y [e repugnaba, Estaba observan-

do indlferente a la s luciernagas, que se encendian y Sf apagaban poblando 13

noche de pequefias y breves lucecitas, cuando algo caliente y gelaunoso empe-

zo a correr entre sus piernas, Miro hacia abajo y vio sobre el piso un ramo de

E 1 d r ! t i 1 l 1 O vnum) 207

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amapolas deshojadas. Sintio la Ircnte banada en sudor frio, las piernas que se

Ie iban allojando y se alianzo al barandal mientras le gritaba a su rnarido.

Pepe la llevo a la carna y corri6 a buscar al medico. "Te recomende mucho

que descansaras, hija, que no te fatigaras tanto", dijo el doctor cuando termi-

no de atenderla y le dio una breve palmada en el hombre, "trata de dormir.manana vendre a verte". Antes de caer en e 1 sueno, le pidio a Pepe que envol-

viera los coagulcs en unos periodicos y los enterrara en un rincon del huerto.

para que los nines no los vieran.

El soLllenaba Lahabitacion cuando desperto. Habra dormido muchas ho-

ras, Sus hijos se habtan ida a la escuela sin hacer ruido Pepe le llevo una taza

de cate con lcche y pan que corni6 con agrado. Tenia hambre. Y cuando Pepe

salio a buscar a su hermana para que viniera un as dias mient.ras ella se recupe-

raba, se quedo pensando y no pudo menos que expenmetuar un gran descan-

so por haber salida de aquella tremenda pesadilla. Claro que le dolia que hu-biera sido en una forma tan triste , tan desagradable, pero Las casas no son

como uno las desea, ni las piensa, sino como tienen que ser. Desde luego que

ya no que ria otro hijo, no, hubiera sido superior a sus fuerzas, pero no ast, que no

hubiera sucedido asi, asl, como le afectaba y la conmovta, y comenz6 a llorar

dcsconsoladamente, largo rata, hast a que se quedo nuevamente dormida.

A los pocos dtas todo habia vuelto a 1a normalidad y cumplia con sus ta-

reas domesticas, como siempre In habta hecho. Cuidando de no faLigarse de-

rnasiado procuraba estar ocupada todo cl dia, para as! no tener tiernpo de

ponersc a pensar y que la invadieran los remordimieruos. Trataba de olvidarlotodo, de no recordar aquel desquiciante verano que par fin habra terminado.

y casi lo habra logrado hasta esc dia en que Ie pidio a Pepito que le cortara

unos jitornatcs. "No, mami, porque aht tarnbien hay gusanos."

Comenzaron a zumbarle los otdos y todos los muebles y Lascosas a girar

a su alrededor, se le nuhlo la vista y tuvo que sentarse para no caer. Estaba

cmpapada en sudor y 1aangustia le devoraba las entranas. Seguramente gut'

Pcpc, tan torpe como siernpre, no habra escarbado 10 sufirierue y entonces..

pero, que horror, que horror, los gusanos saliendo, saliendo ...

Esc dta apenas si hubo cornida y 10 que ]ogro hacer 0 estaba salado 0 me-dio crudo 0quemado, pues ella habia empezado a girar dentro de un torbelli-

no de ideas y temores desquiciantes.

Toda su vida y 18 0diana rutina carnbiaron de golpe. Hacia el quehacer

m uy nerviosa, presa de una gran ansiedad, mal tendta las camas, daba unos

208 Arl"'k.5 rctHjiwdo~

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cuantos escobazos y coma a asornarse a las ventanas que daban bacia el huer-

to; empezaba a quitar el polvo de los muebles, y otra vez a la ventana; se le

olvidaba 1 0 que estaba hacierido, al trapear dejaba los P1SOS encharcadcs, se

le caian las cosas de las manos, rompia la loza, rcccgia rapidamcntc los peda-

zos y los echaba al bote de la basura para que nadie los viera y sospechara;pasaba largas horas recargada en el barandal, observando; obscrvando _

Apenas si hablaba con Pepe y con los chicos, todo le molestaba: que le

prcguntaran algo, que Ie platicaran, que hicteran ruido, que pusieran el radio,

que jugaran, que gritaran, que vieran la television .. _, ella querta estar sola,

pensar, observar.. _que no la distrajeran, necesitaba estar aterua, escuchando,

observando. escuchando, observando _

[sa tarde, Pepe habia ida al centro a c orn pr ar unos zapatos y a la pelu-

quena, Los ires ninos mas pequenos a la doctrina como todos los sabados, y

los mayores a jugar basquet. Estaba sola en la modesta estancia tratando inu-tilmcntc de zurcir calcetines y rerncndar las camisas y los parualones, 1 0 que

antes hacia con bastante habilidad y rapidez mient ras veta en Latelevision los

"Sabados con Saldana" que tanto 1e gustaban, sob re todo "Nostalgia" ... pe ro

eso ya no era posible, a ella ya no lc interesaba nada que no fuera escuchar,

observar, estar atenra observando, escuchando.. _Cerca de las seis de la tarde

alcanzo a percibir como un leve roce, algo que se arrastraba sabre el pisa ape-

nas tocandolo; se quedo quieta, sin respirar .. , sf, no cabia la merior duda, eso

era, se iban acercando, acercando, acercando lentamente, cada vez mas, cada

vez mas ... y sus ojos dcscubrieron una lcve sombra bajo la puerta sf, esta-

ban ahi, habtan llegado, no habia ya tiempo que perder 0 estana a su mer-

ced Corrie nacia la mesa donde estaha el quinque de porcelana antiguo

que Iuera de su madre y que ella conservaba como una reliquia. Con llanos

temblorosas desatornillo el deposito de petroleo y se 10 fue virtiendo desde la

cabeza hasta los pies hasta quedar bien impregnada; despues, con el sobrante,

roci6 una circunferencia, un pcqueno ctrculo a su alrededor, Tudavia antes de

encender el cerillo los alcanzo aver erurando irabajosamente por la rendija

de la puerta ... pero ella habra sido mas lista y les habia ganado la panida,

No les quedaria para consumar su venganza sino un mouton de cenizashumeantes.

FI rilnm(l vcrallo 209

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• E I abrazo

Seruada frente a la ventana se entretenta mirando las gotas de agua que se

deslizabar; par los cristales. Era una lluviosa y oscura nochc de orono, una de

esas naches en que ia lluvia cae lema y continuadamente con monotoma

de llama asordinado, de esc llamo que se escucha por los rincones de las ca-

sas abandonadas. Desde su asiento podia ver los relampagos que centelleabanen aquel somhrio horizonte de siluetas de edilicios, iluminados s610 breves

instantes con la luz de los rayos. De vez en cuando se recargaba sobre la veri-

tana y se ponia a coruemplar Ia calle solitaria y la lluvia que cata sobre las

viejas baldosas formando charcas 0 fugandose en corrientes. ETa casi todo 1 0

que podia hacer en esas naches cuando el deficiente alumbrado de la ciudad

bajaha considcrablerncnte 0 sc interrurnpta pur intervalos, debido a las cons-

tames descargas electricas. Noches trisusimas en que senna cl peso de un pa-

sado plenamente vivido, y la soledad presente que la envolvia como ese in-

mensa silencio, solo canada por los trucnos, los aullidos de los perros que losvecinos arnarraban, 0por el vieruo azotando puerias y vcntanas. Cansada de

mirar 1 0 1 calle desierta lama su labor de gancho y se sent6 a tejer, a tejer tam-

bien sus recuerdos cuando ella, M a rin a, 10 esperaba noche tras noche espian-

do su llegada por entre los visillos de la ventana, inquietandose hasta la rnuer-

te si el no venia a tiernpo. A rnedida que los minutes pasahan se iba poniendo

mas nerviosa , se rn iraba a l Espejo cada cinco minutos empolvandose 1a nariz

una vez y otra, se poma perfume, crerna en las rnanos, se peinaba, volvta a

peinarse, de nuevo perfume, se limaba las unas, enderezaba la linea de las

medias, inter taba leer rero ninguna lectura iograba interesarla y botaba el li-bra con disgusto; iba y venia pOI la casa consultando el reloj, e i espeJo, corria

a la ventana , jCuantas veces habra llorado temiendo que alga Ie hubiera ocu-

rrido, 0 que ya no la quisiera mas y no regresara nunca! Tambien se atormen-

taba pensando que estuviera can otra mujer, y sollozaba estropcando lamen-

237

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tablernerue el m aquilla je , consum iendose de dolor y desesperacion hasta que

por fin oia la Have dando vueltas en la cerradura ... Ellargo chirrido, como un

doloroso lamento, de una puerta que el viento abri6 la hizo estremecer, y la

rafaga de aire que lleg6 hasta ella rue como un aliento frio junto a su cam, un

leve soplo helado. Marina se acomodo el chal de lana y Iue a cerrar la punta.Vo1vi6a sentarse y continuo su tejido, Raquel la habia cnsenado a tejer, Ra-

quel, y una gran nostalgia la invadio al evocar el nomhre de su amiga, su uni-

ea amiga. Desde la escuela habtan sido inseparables, Marina le coruaba todas

sus cosas a pesar de que Raquel siempre censure su manera de ser y de pen-

sar y a toda costa queria cambiarla. Era natural que Raquel, educada dentro

de una moral demasiado rigida y Ilena de escnrpulos, no pudiese aceptar ni

aprobar nada que se saliera de sus principios, pem a pesar de todo habra side

su gran confidente. IQue lejanas y dtluidas en el pasado estaban aquellas tar-

des cuando tomaban el te en el saloncito con muebles Luis XV de la cas a deRaq ue 1! A lh hablaban horas y horas, hasta que la tarde caia y ella se iba casi

corriendo para arreglarse yesperar1o. "Nunca crei ser capaz de amar tanto,

R aq uel", le decia s iemprc, y Raque! expresaba su desaprobacion moviendo la

cabeza, y esbozaba una sonrisa sin dccir nada, IC6mo le dolio cuando Raque l

se casu y se Iue a vivir a Vienal, nada rnenos que a Viena, un lugar tan distante.

Ella se habia sentido muy triste y dcprimida el dia de la boda, como si tuviera

el presentimiento de pcrderla, presentimiento que se realize muy pronto.

Nunca le habian gustado las bodas, y a muy pocas habia asistido, A 1 3 de Ra-

quel, y a aquel la otra. Aquella que decidio su vida ... Estreno vestido y som-brero, un vcstido de encay:::lila que todos opinaron que era muy hermoso;

peru ella no se senna content a, le molestaba, no, no era s610 eso, se trataba de

algo mas grave; le dolia mucho, muchisimo, mas de 1 0 que nunca hubiera

podido imaginar, que se casara el, el amigo que tanto quena desde la infancia,

quien habra estada siempre ran cerca de ella en 10005 los rnornentos alegres y

dolorosos, Durante la misa no pudo contenerse y habta llorado desconsolada-

mente y sin importarle nada, en aquella iglesia pletorica de gerue eleganusi

rna, de flores y de musica. Sabia que resultaba absurdo y sobre todo cursi ir a

llorar a una boda, pero su sentim.ento era superior a toda Icrmalidad y simu-lacion. No soponaba verlo uniendose para siempre con una mujer insignifl-

cant.e, vulgar, sin ningun atractivo; no, no podia soportarlo porque supo en-

tonces, con toda certeza, que 10 amaha y 10 quena s610 para ella. Despues de

la cerernonia fue con Raque1 a la sacristta a felicitar a los novios, Raquel no le

23 i) A r hd cs p ctr i! i c ados

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habta hecho ningUn comemario hasia esc momenta. pero era innegable que ha-

bta descubierto 1 0 que le pasaba. Al ahrazarlo no pudo impedir que volvieran

a brotar las lagr imas. "Es absurdo, (110 crees?", Iu e 10 (mica que se le habta

ocurrido decir, pero en los ojos de el y en eI mutuo temblor del abrazo vio

que no era absurdo y que la vida comenzaba para 105 dos en esc instante ...Nunca volvio a saber nada de Raquel, Desde que se fu e a vivir a Viena, no .

habia recibido ni una carta en todos esos anos. Tal vez el marldo, mas lleno de

prejuicios que la misrna Raquel, le habia prohibido su amistad, tal vez ...

LQuien 10 podia saber? Los habia perdido casl al misrno tiempo. En un o s

cuantos meses Sf quedo completamente sola; pero Marina prefena recordar

otras cosas, arms momentos que habian llenado su vida. Aquellas noches en

las que ella, ahara, hubiera querido haberse rnuerto de placer em re sus bra-

zos, habna sldo hcrmoso haber muerto asi: las manes enlazadas, las bocas

unidas. una sola respiracion, un solo estrernecimiento y . despues ... Marinacomenzo a percibir un olor, como de azahar 0 de limon a de hojas de naran-

jo, un perfume que mvadta la habitaci6n. Se olio las manos, no ohan a nada,

a jabon quiza; aspire hondameme; era el olor que tanto le gustaba . el olor de

el, a limpio, a lavanda. "Los aromas permanecen como los recuerdos, se que-

dan para siempre." Cuando el se iba, Marina buscaba en el lecho el olor de su

cue:rpo y volvta a dormirse pensando que seguia a su lado. Cuando se 1 0 COTI-

taba, e l se reta, [Como Ie gusraba verlo reirl, se vela mas joven ann, con ese

mechen rubio que al primer descuido le caia sobre L a Irente, y esa como rnue-

ca ironica que hacian sus labios tan fin o s y bien dlbujados, Era ta n nine cuan-do se reta, Cuanro 1 0 habta amado, cuanto )0 amaba, tanto, que ella estaba

alh, sin tiempo, sin importarle ya nada, Iejos de todo y de todos, confinada,

5610 recordando momenta tras mom ern0, palabra por palabra, como si no

hubieran pasado los anos, como si 5610 ayer ... Y Marina siruio una impenosa

necesidad de verlo, de saber como habta stdo, Se levanto y fue a buscar un

cofre donde conservaha cartas, retratos, un panuelo, Ilores secas, y todas esas

pequenas casas que se van guardando ... Ahi estaba rodeado de los maestros

el dta de su recepcion de abogado; al conternplarlo Marina sintio como un

hormigueo que le subia por las venas y un sollozo que la ahogaba, Una des-carga electrica sacudio la neche y la luz se rue. Manna se quedo inmovil con

el cafre abierto esperando que volviera, l.entarnente las lagrlmas empezaron a

rodar pOT sus mejillas, despues de ramo nernpo de no poder llorar, Cuando

creta que ya las habia agot.ado todas, Uegaban ahara, como una Uuvia tibia. a

t1 u . i m I a > 2] 9

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refrescar los ojos ardidos por la Ialta de sueno. El debil resplandor de una

lamparilla de aceite, que acostumbraba tener en su recamara, dejaba llegar

hasta 1asala una leve claridad. Conservaba esa lampara encendida const.ante-

mente, porque quena que fuera como un testimonio de su amor intacto. AI

regresar la luz contemplo la fotograffa hurnedecida par las I ag rimas ... Llevabaun rraje oscuro la noche de la recepcion, se veia muy serio, los nervi os sin

duda, era muy nervioso, demasiado nervioso, mas de 10 que sus amigos pen-

saban, siempre tenia las manos trias y hurnedas, ella se las tomaba entre la s

suyas hasta lograr quitarles la rigidez y caleruarlas, sus manos delgadas, lar-

gas .. _En aquella otra fot.ograffa estaban los dos, can amigos ... Despues de la

cena habian bailado, ballaba muy bien, recordo aquel paso tan suyo como si

arrastrara un poco el pie al dar las vueltas, era bastante alto, ella le Hegaha

hasta el hombro y ahi recostaba su cabeza, siempre bailaban estrecharnerue

abrazados como si fueran un solo cuerpo, y ella revivio un hondo estremecimieruo, una vibracion de todo su ser, a su solo recuerdo. Un poco mare.ados

por 105 coctcles habian ida a dar un paseo a la Presa, ella se quito los zapatos

y habia corrido descalza por la cortina .. _ Malina escucho unas [eves pisadas

como si alguien hubiera enrrado en la sala, ese ruido de la madera vieja cuan-

do uno carnina. "Son solo los muebles que rcchinan y truenan can la hume-

dad, las cornodas, las mesas, la s sillas, todo cruje, todo se lamenta, las he aida

tantas veers, de noche iodos los ruidos se agrandan, el tictac de 1 relo] que

durante cl dia apenas se escucha, en el silencio de la neche es como un pen-

dulo imponente ... " El se habra quedado lumando, recargado sobre el pretilde la cortina de la Presa, mirandola COffer, sin decir nada, se.veia tan palido

bajo la luz de la luna llena, t.an terriblemente ... -r t.an terriblemerue palido y

hermoso como ahara que 1a contemplaba inrnovil y sereno a111,de pie cerca

del piano, Marina se fue incorporando mientras su corazon golpeaba sordo y

acelerado. y c010c6 el cafre sobre una mesa que estaba a su lado. Se quedo sin

saber que hacer ni que pensar, paralizada, como si de pront.o hubiera caido en

el vacto, debra ser la sorpresa, la ernocion de volver a verlo cuando ya no abri-

gaba ninguna esperanza y, tambien, Lcomo entenderlo. como explicarselo", el

no saber 5i seria su cuerpn, esc cuerpo que ella canada tan bien, a si 5610 se-rta humo a alga que se deshiciera entre sus rnanos, ella habta visto la caja ba-

jando hacia la rosa, tambien eruonces se habia preguntado una y mil vcces si

era cl, su cuerpo, el que estaba dentro de aquella caja meialica que no habia

podido abrir, porque resultaba superior a sus Iuerzas y porque no era posible

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que el estuviera ahi dentro, rigido, muerto, alguien habia insistido en que 10

viera, que eso era 10 mejor, otros opinaron que no soportana ver su rostra

destrozado, despues empezaron a echar la tierra, las palas de los enterradores

fueron llenando la sepu Itura, aquella tarde neb 1i osa y Ina de noviernbre .. ,

No, no podia moverse, era como si hubiera enraizado y no consiguiera rom-per esos cuantos pasos que los separaban y correr hacia el, echarle los brazos

a1cuello como antes cuando 10vela Llegar, no se atrevia a tocarlo y era 10 que

mas deseaba, 10 que espcro tanto tiempo, nunea pudo contenerse ante el, in-

vadida por una vehemencia irrefrenable, una pasion que la precipitaba hacia

sus brazos, quena abrazarlo, besarlo, recorrer su cuerVD rcconociendolo

rodo .. " pero el humo, el polvo, los huesos solos, no podia dejar de pensar en

esas cosas, quitadas de su mente, no, no podia, pem que el no la mirara asi,

asi, de esa manera ...

-jNo, por Diosl, no me mires ast-grill) Marina y comenzo a sollozarsordarnente cubriendose el rostro. .. Cuando se enojaban ella siernpre lloraba

y decia muchas cosas lamemandose de su crueldad, el se quedaba serio y ca-

llado, pcnsarivo, mirandola con esa mirada suya llena de tristeza, como un

reproche mudo, una forma de decirle que no 1 0 atormeutara con tonterias,

con esa misma mirada con que ahara ... Los aullidos de los perros lIenaron la

neche. Marina ceso de llorar y a1z6 la cabeza.

-No re sobresahes, amor, s610son los perros que aullan en la noche y el

viento que mueve las puertas, no hay nadie mas en esta casa, 5610 tu Yyo, se-

parades par unos cuantos pasos, mvadidos por un deseo de anos, ha sido tan

larga la ausencia, dejame que te cuenie de esas eternas neches en que te lla-

maba hasta quedar sin voz y solo un ruido aspero y seco salta de mi garganta

enronquecida, y en que sublevada pOTno verte mas, me golpeaba Iuriosa-

mente contra los mums y las cosas hasta caer deslallccida y muerta de deses-

peracion sobre la cama, en esa cama dura que nunca te gusto y que hacia

tanto ruido, (te acuerdasr, espera, no te muevas, espera un poco mas , ya no

sf : 1 0 que te csioy diciendo. pienso tantas cosas deshilvanadas, yo no se 1 0 que

es ia muer:e, nunca 10 he entendido, pero LU no esias muerto, estas igual

que antes, y si 10 estuvieras no esta muerto mi arnor ni el tuyo, y estamos

solns, solos y juntos con la misma ansiedad de poseernos, se ha parade cl re-

loj, lescuchas?, y a no hay tiempo, podrernos amarnos sin relojes que nos

amcnacen con el martillco de sus horas, sin que tengamos que separar nues

tros cuerpos nunea mas , [ahl. que duro era cuando te desprendias de mt y te

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apresurabas a vestirte y a marcharte antes de que amaneciera y a1guien pu-

diera descubrirte saliendo de mi casa, que 0010r050 era verte partir diaria-

mente, cuando la puerta se cerraba tras de ti yo corrla a la ventana; hasta m i-

rarte desaparecer entre las sombras de la calle, despues me tendia en la carna

con los Oj05 abiertos a reconstruir todos los instantes, te espere mucho, muchoriempo, y a no se cuantos anos, largas neches pegada al cristal de la ventana

espiando las sombras que pasaban por la calle, corriendo despues tras alguien

que podia ser til, hasta lograr verle la cara y descubrir otro rostra que no me

decta nada, un dia perdt la esperanza de que volvieras y he. vivido todos eSlOS

largos, eternos anos, s610 de tu recuerdo, te he recordado siempre, a todas

horas, a cada memento. sabre todo de noche cuando llueve y uno se siente tan

solo y sin consuelo, oycndo la lluvia caer mterminablemente, espera, arnor,

espera un mstanie mas , tengo que dccine que no estoy igua1 que antes, tu

sabes, uno deja de comer y de dormir y se entlaquece, pero no dtgas nada nite pongas tristc, aim puedo darte el mismo amor, el mismo placer , ven y a,

amor, ven, abrazame luerte.

242 ; \r bo1e:; p t t ri /i c ado , ;

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