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BIBLIA NT CARTAS PABLO TESALONICENSES /1TS 1

CARTA 1 A LOS TESALONICENSES

HEINZ SCHURMANN

Introduccin

COMUNIDADES EN PELIGRO

1. A quin escriba el apstol Pablo la primera carta a los tesalonicenses? A una comunidad de la dispora, que es an inestable, que est asediada y en peligro; a la comunidad de Tesalnica (la actual Salnica, en Macedonia), hacia el otoo del ao 51 despus de Cristo. Nuestra carta es una carta apostlica; come tal, tiene algo importante que decir a toda la Iglesia y a la vida eclesial de todos los tiempos; es palabra de Dios dirigida especialmente a aquellas comunidades cristianas que tienen que vivir en medio de un ambiente no cristiano. La Iglesia primitiva estaba constituida por pequeas comunidades fraternas, rodeadas de un ambiente pagano y esparcidas por todo d mundo, entre todos los pueblos y naciones, sin poder externo, pobres y dbiles, pero llenas, interiormente, de esplendor. A estas comunidades, del pasado, del presente y del futuro, tiene algo que decirles nuestra carta: va dirigida a cristianos que viven en situacin precaria, a una comunidad que (a) por ser de reciente fundacin es an pequea e inestable, que (b) est en peligro, porque est rodeada de un ambiente adverso y que (c) padece persecucin y sufre tribulacin a causa de su fe.

a) La comunidad de Tesalnica era una comunidad pequea y an inestable, fundada pocos meses antes (tal vez en la primavera del ao 51). Unos quince aos despus de su vocacin a las puertas de Damasco (hacia el ao 34), Pablo, junto con Silvano y Timoteo, se haba puesto en camino para realizar un avance decidido en terreno pagano y organizar -despus de Jerusaln y Antioqua- un tercer crculo misionero en la parte europea del Asia Menor, del que feso sera ms tarde el centro (Act 15,36-18,22). Procedente de Filipos, Pablo y Silvano, con su ayudante, Timoteo, haban puesto en Tesalnica los cimientos de una comunidad: unos pocos judos y una gran multitud de paganos que, temerosos de Dios, acostumbraban a frecuentar la sinagoga (Act 17,2ss), haban venido a la fe (1,6ss) y se haban convertido (1,9). Pero le faltaba a la comunidad aquello de que carecen tan a menudo nuestras comunidades de la dispora: una instruccin fundamental y constructiva, una catequesis dirigida a aquellos que estn en camino hacia una fe consciente y personalizada. Hay que completar la conversin y robustecerla con una pastoral adecuada. Pero el trabajo pastoral de Pablo y Silvano se vio interrumpido bruscamente (cf. 2,7-12), porque los judos que no se haban convertido consiguieron movilizar contra los dos misioneros al pueblo y a las autoridades de la ciudad. Tuvieron que abandonar la ciudad por la noche (Act 17,5-10) y hasta el momento no haban encontrado ocasin de volver all (2,18; 3,6). Por eso est Pablo seriamente preocupado por la comunidad; teme incluso que la comunidad se haya ido a pique durante los meses transcurridos desde su partida (3,5-8). La preocupacin por la comunidad atenazaba a Pablo de tal forma que no poda ya ms (3,1); vivir bajo el peso de esa preocupacin no era vida (3,8). Pablo sabe a cuntas deficiencias hay que acudir en los cristianos recin ganados (3,10) y cun necesitada est de fortalecimiento (3,2.13) y de la gracia de la perseverancia (5,23s) la fe recin adquirida. Por ello, escribe su carta, lleno de preocupacin pastoral, a una comunidad incipiente e inestable.

b) CR/DISTINTO: Los avatares de la poca lanzaban a los hombres de un lado para otro. Un comercio a escala mundial y una extraa inquietud contribuan a hacer de los hombres seres vagabundos y desenraizados. As sucedi que, pronto, en ciudades pequeas y grandes, surgieron pequeas comunidades cristianas inmersas en un ambiente pagano. Pero los hombres que no conocen a Dios (4,5) viven necesariamente segn leyes vitales diversas de aquellas que guan a los cristianos, que se han convertido a Dios, abandonando los dolos para servir al Dios viviente y verdadero (1,9). La exigencia fundamental que se impone a un cristiano recin convertido y rodeado de un ambiente pagano es sta: ser diverso. Pablo sabe que el cristiano, despus de su conversin y del bautismo, sigue estando en peligro. Si se le deja sin ayuda corre el peligro de recaer en su vida anterior a la conversin, en las costumbres de su ambiente. Necesita que el Seor le conforte (3,12s) y que Dios le custodie (5,23s), para no sucumbir ante tales pruebas. Pablo es plenamente consciente de que los vicios caractersticos del antiguo paganismo: lujuria e injusticia, siguen constituyendo, para los cristianos recin convertidos, un peligro del que hay que avisarles (4,3-8). El ambiente circundante puede adormecer de tal modo la conciencia cristiana, que lleguen a considerarse el sexto y el sptimo mandamientos como algo que ya no obliga (4,8); incluso los principios fundamentales pueden llegar a vacilar. Pablo aprovecha la ocasin que se le ofrece para advertir de este peligro.En Tesalnica haba tambin hermanos perezosos que preferan andar todo el da merodeando por la plaza, discutiendo, antes que ocuparse de mantener en orden su vida personal y familiar (4,11s; 2Tes 3,6-15). Hay en la comunidad individuos inquietos (5,14), a los que hay que amonestar continuamente; hay tambin hermanos dbiles (5,14), a quienes hay que instruir y ayudar sin cesar; tmidos (5,14) y tristes (4,13; cf. 4,18; 5,11), a quienes es necesario dar nimos. Pablo tiene en cuenta la envidia (5,12), el mal y las rivalidades (5,15), las imperfecciones en el amor (3,12). Sabe que una comunidad de la dispora tiene deficiencias morales (3,10) y an no ha llegado a la plenitud (3,12; 4,10; 5,23). Los cristianos siguen siendo hombres, y los cristianos que viven en la dispora son frgiles. No hemos de idealizar la comunidad de Tesalnica, si queremos entender las exhortaciones de Pablo. Los cristianos de Tesalnica se parecen a nosotros en ms de un aspecto: en su fragilidad, en sus debilidades y en el peligro que corren.

c) Pablo sabe adems que la comunidad padece tribulacin y est perseguida. Este fue su destino desde el principio (1,6; cf. Act 17,5-10) y tena que seguir siendo as despus de la huida de los misioneros (2,14; 2Tes 1,4). se es el destino de la Iglesia en este mundo, desde el principio (2,14). Pablo ve en esos aprietos la voluntad de Dios. Es la suerte de los cristianos en el tiempo final, en los ltimos das (3,3s). Tras todos estos ataques est Satn; el es su verdadera causa (3,5; cf. 2,18). Por eso son tan peligrosos y por eso hay que preocuparse por la firmeza de la comunidad (3,5.8), para que sea sostenida (3,13) y custodiada (5,23). Estos ataques pueden constituir una autntica tentacin para la comunidad (3,5). Una comunidad en apuros est en grave peligro.

2. Quin puede ayudar a una comunidad de la dispora, inestable, en peligro y en tribulacin, sin pastor? Del nico de quien Pablo espera ayuda para que la comunidad permanezca firme en la fe es de Dios, que llevar a la plenitud la obra (5,24) que comenz cuando los llam al estado de cristianos (1,4; 4,7; 5.24); de Dios (4,9) y de Cristo, que har que el amor fraterno crezca en el seno de la comunidad (3,12s), y tambin del Espritu Santo, que mantiene viva la esperanza en la comunidad (5,19ss) y obra la santificacin (4,8; 5,23; 2Tes 2,13). La gracia que Dios derrama en la comunidad puede resumirse en esto: fe, amor, esperanza; esto es lo que puede mantener en vida a una comunidad pobre, en peligro y atribulada (1,3; 5,8, cf. 3,6). Pablo, como pastor de almas, atiende a aquello que constituye la esencia de la comunidad; pone de relieve lo ms importante.

a) Ser cristiano es, en pocas palabras, tener fe (cf. 3,5.7s.10). Cuando se enumeran los rasgos distintivos de una comunidad, hay que poner siempre en primer lugar la fe (1,3; 3,6). Cmo es esa fe, que es capaz de suponer todas las contrariedades y de convertir en firme (cf. 3,8) a una comunidad dbil? La fe a que se refiere Pablo incluye en s la conversin, abandonar los dolos y convertirse a Dios (1,9). Nadie es cristiano en sentido pleno si no se vuelve hacia Dios con fe y se aparta del pecado. El que creyere y se bautizare se salvar, dice el Resucitado (Mc 16,16). Y Pedro, en el primer sermn de pentecosts, dice lo mismo: Convertos y que cada uno de vosotros sea bautizado en el nombre de Jesucristo para remisin de vuestros pecados, y recibiris el don del Espritu Santo (Act 2,38). Esa fe, que incluye una autntica conversin, toma, al pasar a la vida, la forma de servicio; la conversin se concreta en un servicio a Dios (1,9), que abarca toda la vida. Esto se debe, en ltimo trmino, a que la fe, cuando llega a su plenitud, incluye ya el amor. Por eso se la puede equiparar casi con el amor (3,10 y 3,12) y por eso se nombra siempre a ambos ntimamente unidos (3,6). Esa es la razn por la cual una fe impregnada de amor es como una coraza (5,8). La fe a que se refiere Pablo es una fe gil, siempre activa (1,3). Es una fe que es don del Espritu de Dios, es una fe de carcter pneumtico (lCor 12,9). La fe animada por el Espritu puede mover montaas (lCor 13,2) y hace posible lo imposible: A los que creyeren, acompaarn estos milagros: en mi nombre lanzarn los demonios, hablarn nuevas lenguas, podrn tocar las serpientes y si algo venenoso bebieren no les daar; pondrn las manos sobre los enfermos y quedarn curados (Mc 16,17s), la fe de la que habla Pablo se manifiesta en servicios espirituales (5,9-22). Es una fe fervorosa de Espritu (Rom 12,11). Esa fe, que se hace servicio, edifica la comunidad (cf. 5,12s) y supera todos los obstculos. Se llega a esa fe por el poder del Espritu Santo y conviccin profunda (1,5). Es una fe decidida y llena de la alegra del Espritu Santo (1,6); de esa alegra brota, sin cesar, un himno proselitista.El medio ms eficaz de que dispone la fe es la palabra espiritual. Esa palabra, impregnada del Espritu (1,5; 2,1), puede despertar la fe y contribuir a edificar la comunidad (2,7-12; 3,10; 5,12s). Gracias a su fuerza interior produce su efecto en los corazones de los fieles (2,13a). Da fuerza a los dbiles y a los vacilantes (3,2; 5,14); anima a los tmidos (3,2; 4,18; 5,11.14). No hay nada mejor que la palabra de la fe, que es eficaz en el Espritu, para dar apoyo y firmeza a los dbiles y a las comunidades que estn en peligro.Si observamos lo que sucede a Pablo, caeremos en la cuenta de que la fe viva es clarividente. Pablo ve todas las cosas y todos los acontecimientos a la luz de la fe. Bajo esta luz aparece la gloria que rodea incluso a las comunidades ms pobres de la dispora, que estn en Dios Padre y en el seor Jesucristo y representan a la Iglesia, el pueblo elegido de Dios del final de los tiempos (1,1). La fe sabe mirar tras la pantalla; no deja que las pequeeces y las debilidades le oculten la vista de la gloria de las obras de Dios. Con la mirada de la fe uno ve a sus hermanos como amados por Dios, elegidos (1,4) y llamados (2,12; 5,24). Bajo el sol brillante de la mirada de la fe desaparece el desaliento, que slo es capaz de prestar atencin a las propias miserias. Esa mirada descubre tambin la lucha entre Dios y Satn. Quien no ve que Satn es quien est tras todas las persecuciones es necio y no entiende bien las cosas (2,18; 3,5). Pero la fe sabe que Dios es ms poderoso que Satn (3,11) y su anticristo (2Tes 2,3.8); la fe se da cuenta de que Dios, Cristo, el Espritu Santo, actan en el seno de la comunidad. Dios es quien ha elegido a los creyentes desde toda la eternidad (1,4) y los ha llamado al estado de cristianos (1,4; 4,7; 5,24), quien los llama a su reino esplendoroso (2,12). Dios mismo acta en su palabra (2,13; 4,9). Santifica a los creyentes y los custodia (5,23), dndoles el Espritu Santo (4,8; 5,23; 2Tes 2,13). Llevar a plenitud lo que ha comenzado (5,24). Toda la plenitud de la comunidad, todo progreso en el amor, procede de Dios (3,12), que da fuerzas y custodia con su gracia (3,13). El Espritu Santo es quien acta en los carismas y en los servicios que se dan en la comunidad (5,19-22). As, la comunidad, en medio de su pobreza y fragilidad, y en medio de todas las asechanzas de Satn, est circundada y empapada por el poder de la gloria de Dios y de Cristo en el Espritu Santo. Quien mire a la comunidad con la misma mirada de fe con que la mira san Pablo, no sentir nunca el desaliento ni ser nunca tmido.

b) Una comunidad de la dispora tiene toda su fuerza moral en el amor fraterno. El amor fraterno es lo primero que Dios, como maestro de la vida interior, ensea a los fieles en su corazn (4,9). El amor fraterno es el principio de la unidad y el orden en la comunidad. El amor fraterno se orienta siempre a la unidad; l es quien regula las relaciones de los miembros de la comunidad entre s y con sus dirigentes (5,12ss). l es el vnculo entre el apstol y su comunidad (3,6.12). l es la fuerza que arrastra a los inquietos a la penitencia y vence el pecado, la fuerza que anima a las tmidos, sostiene a los dbiles, da paciencia y vence el mal con el bien (5,14s). El amor da fuerzas para ese esfuerzo penoso (1,3) que es necesario para mantener en marcha la vida de la comunidad (5,12).El amor fraterno de la comunidad se desborda y se extiende a todos los hermanos en la fe (4,10). As ayuda a conservar la unidad entre la comunidad y los cristianos que viven dispersos. Pero este amor no excluye a los que no creen (3,12; 5,15). El amor es el que da fuerza a los corazones; toda santidad es, en ltimo trmino, amor (3,13). Una comunidad de la dispora no tiene ms remedio que ser una comunidad fraterna; en caso contrario, pronto dejar de ser comunidad cristiana.

c) Por ltimo, est la esperanza (1,3; 2,19; 4,13; 5,8). Es una fuerza especialmente activa en una comunidad atribulada.Pablo entiende la esperanza como una espera viva del Seor (1,10). La espera del Seor es una espera amorosa. Se anhela con ansia la llegada del Seor. Estar junto al Seor es el compendio de la bienaventuranza (4,14.17; 5,10). Lo que uno desea, lo cree de buena gana. Quien suspira con amor por la llegada del Seor espera que llegue pronto, cuenta con que est ya cerca. La proximidad con que los primeros cristianos esperaban la llegada del Seor denota mucho amor. Pero esta espera de una parusa prxima no era slo un deseo; descansaba sobre indicios claros. Dos experiencias de fe permitan creer que el fin estaba ya prximo.La fe muestra que el Seor, cuya parusa esperamos, ha resucitado ya como primicia de los dormidos (Col 1,18). La resurreccin es el principio del fin; con ella ha comenzado ya el futuro. Es ya visible la luz del ltimo da (5,4). Los creyentes pertenecen ya al da, a la luz (5,5.8). La espera cristiana de una parusa prxima est enraizada, pues, en lo que ya se ha cumplido: en la resurreccin del Seor (1,10; 4,14; 5,10). Una comunidad que cree en la resurreccin de Cristo es consciente de que, substancialmente, el fin est ya muy prximo, de que, existencialmente, est ya casi tocando el fin. Dios ha comenzado ya su gran accin definitiva y la llevar pronto a plenitud. Con la resurreccin de Jess ha comenzado la nueva era. Ya no es posible representarse como lejano lo que ya est ah y es, esencialmente, algo prximo.Pero tambin de otro modo experimenta una comunidad atribulada la proximidad del fin: por la tribulacin que padece (1,6; 2,14; 3,3ss; 2Tes 1,4). Esta tribulacin es un signo de los tiempos, porque ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios (IPe 4,17). Pablo sabe que el juicio de Dios ha comenzado ya (2,16). As, tambin las dificultades temporales actuales nos ensean a estar atentos al Seor, que est ya cerca (1,3) y nos salvar del castigo futuro (1,10; c. 5,9; 2Tes 1,10). Pablo, a la luz de las palabras del Seor, ve en las persecuciones que padecen l y la comunidad la gran tribulacin (Mc 13,24) que ha de preceder al fin. Esa tribulacin ha sido para los cristianos, desde siempre, un indicio de la proximidad del Seor. Esa proximidad no hay que entenderla solo temporalmente, aunque sea tambin temporal, pues si bien es cierto que Cristo irrumpir en el tiempo en un momento determinado, lo es tambin que ya ahora ilumina la historia desde ms all del tiempo y de la historia. Desde su eternidad, desde el ms all, el Seor est prximo a todo instante del tiempo que transcurre entre su ascensin a Ios cielos y su parusa. Esta proximidad crece a medida que aumenta la tribulacin escatolgica. Las pocas de persecucin nos acercan a Cristo en forma especial; en ellas el Seor se acerca prometedoramente a los suyos, dndoles gracias y ayudndolos. Por eso pudo decir el primer mrtir de la Iglesia: Estoy viendo ahora l1os cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios (Act 7,56). En este sentido, en cuanto dispensador de gracias, Cristo no est igualmente prximo a toda poca. En este sentido, las pocas de persecucin tienen un derecho especial a la proximidad del Seor. El testimonio que Pablo da en las cartas a los tesalonicenses es, pues, un testimonio proftico que brota de la experiencia de la persecucin. Es el testimonio de un hombre que, mientras padece martirio, ve los cielos abiertos y al Seor cerca.No hay duda de que Pablo entendi tambin temporalmente la proximidad del Seor. La posibilidad de que el Seor venga pronto nos exige estar siempre preparados, pues nadie conoce el da ni la hora (Mc 13,21). Lo fundamental es que estemos siempre preparados, que mantengamos una postura de vigilancia y de serenidad (5,1-11). En la parusa del Seor hemos de presentarnos ante l irreprochables (3,13; 5,23); la espera del Seor constituye un poderoso acicate. La espera de la parusa prxima del Seor nos impulsa a estar siempre preparados; la espera de una parusa inmediata, en cambio, que se funda en la supuesta certeza de la inminencia de la parusa (2Tes 2,1s), es incompatible con la incertidumbre de la hora. No, nadie tiene certeza. Pero nadie podr hacerle reproches al amor si ste no se limita a ser consciente de que el Seor, a quien ama y espera ansiosamente est ya prximo, sino que va ms all, y espera y desea y, arrastrado por su ansia amorosa, cuenta incluso con que el Seor tal vez venga mientras an estamos en vida (cf. sobre todo 4,15.17).El Seor, al venir, nos traer la plenitud de la salvacin. La parusa es para los cristianos una gran fiesta triunfal (4,13-18; 2,19s; S,9ss). Entonces se har realidad nuestra esperanza: estaremos junto al Seor (4,14.17; 5,10). Cuando esta esperanza es algo vivo, sobre la vida de la comunidad se derrama un caudal de fuerza, de consuelo (cf. 4,13. 18; 5,11) y, ante todo, de constancia capaz de superar todas las pruebas (1,3).

ENCABEZAMIENTO 1/01

1. REMITENTE Y DESTINATARIO (1,1a).

1a Pablo, Silvano y Timoteo...

Pablo, Silvano y Timoteo escriben esta carta conjuntamente. El Seor haba enviado a sus apstoles (Mc 6,7) y discpulos (Lc 10,1) de dos en dos, porque, segn el derecho veterotestamentario (Dt 19,15), se requeran dos o tres testigos para acreditar una verdad. Una carta con tres remitentes, bien acreditada, es un escrito oficial: ha de comunicrsenos algo oficialmente de parte de Dios y se nos dan garantas solemnemente. Se nos invita as a aumentar nuestra atencin; no podemos limitarnos a leer la carta por encima... Quin es el que nos habla? El apstol Pablo aparece en primer lugar. A las puertas de Damasco el Seor se le haba revelado directamente y le haba enviado 1. Recordndolo puede escribir: No nos proclamamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Cristo Jess como Seor, y a nosotros como siervos vuestros por Jess. Y el mismo Dios que dijo: "Que del seno de la tiniebla se encienda la luz", se ha encendido en nuestros corazones al resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en Cristo (2Cor 4,5s). Aquel da se repiti en Pablo lo que haba sucedido cuando Dios cre la luz (Gn 1,3). Pablo nos habla iluminado por esta luz de la revelacin; brilla en todas sus palabras. Cmo podemos entender lo que dice? Slo es posible entenderlo si brilla en nosotros la misma luz de Dios. La luz proviene de la palabra de Dios. Dios nos habla en primer lugar mediante la predicacin luminosa de la Iglesia, pero nos habla tambin directamente, en el corazn, mediante el Espritu Santo, mediante su luz interna, cuyo objetivo es iluminar desde dentro las verdades de la fe. Dios nos habla desde fuera y desde dentro: para entender lo que alguien nos dice iluminado por la luz divina de la revelacin es preciso que esa misma luz de Dios 2 ilumine nuestro interior.Pablo tom a Silvano como compaero en su gran viaje misionero. Por qu? Pablo no haba visto los milagros del Seor ni haba escuchado sus palabras, tampoco poda dar testimonio como testigo ocular, como lo dieron los primeros apstoles3, de la resurreccin al tercer da. Por esa razn deba intentar4 enlazar con Pedro y los dems discpulos del Seor y recibir de ellos lo que ellos enseaban 5. La eleccin de Silvano era muy a propsito para dar testimonio de esa tradicin antiqusima de la Iglesia, pues haba formado parte del ncleo dirigente de la comunidad primitiva de Jerusaln, era hombre de confianza de los doce y se le contaba en el nmero de los primeros profetas cristianos 6. Tena, pues, ttulos especiales para ensear e instruir. Podemos estar seguros de que lo que Silvano nos testifica procede de la Iglesia, tiene tras s el testimonio de los primeros apstoles, del colegio de los doce, y nos enlaza con Jess mismo. La carta sita nuestra fe sobre la base de los apstoles, sobre la misma base que soporta el edificio de la Iglesia. El mensaje de la fe nos llega de primera mano.Ambos misioneros mencionan a su lado, fraternalmente, a su fiel colaborador Timoteo 7 (Act 19,22). Entre los tres remitentes y entre ellos y la comunidad reina una cordialidad que nada empaa. Pablo puede prescindir de su ttulo de apstol; frente a los tesalonicenses no necesita insistir en su autoridad apostlica. nicamente el orden en que aparecen los nombres insina ligeramente que la posicin de los tres no es la misma. Cuando reina el amor fraterno no es necesario poner de relieve la posicin ni la autoridad; slo hay que insistir en la autoridad cuando las pendencias o los falsos maestros la ponen en cuestin. Los cargos y las tareas aparecen en la Iglesia como servicios, segn la norma del Seor: Si alguno quiere ser el primero, hgase el ltimo de todos, el servidor de todos (Mc 9,35)................ 1. Cf. las narraciones de Act 9,1-18; 22,5-21; 26,12-18 y tambin Gl 1,1.16. 2. Puesto que Pablo era apstol, las revelaciones que le fueron hechas en el momento de su conversin y a partir de l no tenan carcter privado, sino que estaban destinadas a toda la Iglesia. Cuando Dios da hoy su luz, la da ante todo para que entendamos la revelaci6n de Cristo, que ya est cerrada. 3. Cf. a este respecto Hch 1,21s. 4. Cf. Gl 1,18s; 2,1-10. 5. Cf. por ejemplo, ICor 11,24; 15,3. 6. Cf. Hch 15,22 y 15,32. Adems de su nombre arameo, que en los Hechos de los Apstoles se transcribe, en griego, Silas, se le conoca con el nombre latino de Silvanus, de sonido parecido. Pablo le llama por este nombre. 7. Timoteo haba sido convertido tal vez en la primera expedicin misionera de Pablo a Antioqua (cf. Act 14,6-20.21). Segn Act 16,1ss, Pablo tom consigo a Timoteo en Listra, al principio del viaje de que aqu tratamos, para que le ayudase en su trabajo misionero. En su viaje misionero a Antioqua, Bernab y Pablo haban hecho lo mismo con Juan Marcos; le haban tomado como colaborador (segn Act 13,5).. ...............

1b ... a la iglesia de los tesalonicenses, fundada en Dios Padre y en el seor Jesucristo.

Desde hace algunos meses existe entre los habitantes de Tesalnica una pequea comunidad; vista desde fuera es an dbil y pobre, pero a los ojos de Pablo es grande. Ya empieza, incluso, a destacar a la vista de todos. Una comunidad de esta clase tiene una gran dignidad; no se la puede equiparar a una comunidad civil local. Est fundada en Dios Padre y en el Seor Jesucristo. Eso muestra su grandeza. Tiene una relacin especial con Dios, el Padre de nuestro seor Jesucristo, que es tambin padre de todos nosotros, y con Jesucristo, que despus de su resurreccin fue elevado al trono celestial y es desde entonces Seor de la Iglesia y del cosmos. A este Padre y a este Seor de la gloria debe la comunidad cristiana su existencia y su perduracin; son ellos quienes la edifican, desde el cielo. Por esa razn est ntimamente ligada a Dios Padre y al seor Jesucristo, les pertenece. El cristiano es consciente de la gran dignidad que posee toda comunidad cristiana, por insignificante que sea, y del honor que representa poder pertenecer a ella.La palabra griega que corresponde a comunidad es ekklesia, que significa fundamentalmente Iglesia, pero que designa frecuentemente la comunidad e incluso, muchas veces, la asamblea (en que se rene la comunidad). Cmo es posible que la palabra griega tenga tres significados? En cualquier lugar donde se forma una comunidad, hay Iglesia. Una comunidad es la Iglesia en pequeo. La comunidad surge cuando los cristianos se renen, sobre todo cuando se unen internamente en comunin fraterna con ocasin del culto de la palabra o de la celebracin de la eucarista. En esa asamblea, Dios rene su Iglesia, el pueblo de Dios del tiempo final, que ha sido llamado de entre todos los pueblos. La Iglesia es, pues, una asamblea santa de Dios. Se hace visible cuando una comunidad se rene.Dnde podemos experimentar la presencia de Cristo? Sin duda, en la celebracin de la eucarista, sobre todo, y tambin cuando se lee la palabra de Dios y cuando dos o tres estn reunidos en su nombre (Mt. 18,20) y forman una unidad. Por eso precisamente es tan importante que los cristianos se renan siempre que les sea posible: Pongamos los ojos los unos en los otros, para incentivo de caridad y de buenas obras. No desertemos de nuestra asamblea.... sino, al contrario, alentmonos, tanto ms cuanto ms vecino viereis el da (del Seor) (Heb 10,24s).Esta comunidad reunida para celebrar el gape de amor es la que Pablo tiene ante sus ojos cuando escribe la carta. Tiene presente a cada uno en particular, pero los ve a todos como comunidad reunida, como Iglesia. Aunque la palabra de Dios se dirija a cada uno en particular, le habla siempre como a miembro de la comunidad. Tambin nosotros entendemos mejor la palabra cuando somos conscientes de ser miembros de una comunidad, de ser hermanos en el seno de una fraternidad, pues el amor ensea a comprender.............................

Parte primera

RECUERDOS CONMOVEDORES: EL APSTOL Y LOS COMIENZOS DE LA COMUNIDAD 1,2-3,13

Las cartas de Pablo son escritos pastorales apostlicos. Su intencin es instruir y exhortar y, as, robustecer la comunidad. Pablo, hable o escriba, es siempre un predicador. Igual que la mayor parte de los sermones, sus cartas tienen, por lo general, dos partes: primero, Pablo recuerda lo que Dios ha hecho, la accin salvadora; a continuacin, en una segunda parte, saca de ah consecuencias para la vida cristiana. VCR/QUE-ES:La vida cristiana consiste, fundamentalmente, en recordar con agradecimiento la obra salvadora de Dios y en esforzarse con amor por vivir para agradar a Dios (4,1). En la primera carta a los tesalonicenses, Pablo se pone a meditar junto con la comunidad: Con consideraciones fundamentales recuerda a la comunidad, en la parte primera, cun grande es lo que Dios ha hecho en ella (1,2-3,13) al elegirla y llamarla; en la parte segunda (4,1-5,24) expone lo que Dios quiere de ella y cmo deben vivir los cristianos en la comunidad. Llevad una conducta digna de Dios, que os llama a su reino y a su gloria (2,12). Estas palabras, invirtiendo su orden, podran servir de resumen de las dos partes de la carta.Pablo empieza de ordinario sus cartas, como aqu, con una accin de gracias 8 a Dios mucho ms amplia y profunda de lo que era usual en las frmulas de agradecimiento de las cartas de la poca. En nuestra carta, Pablo prodiga tanto de gracias (Col 2,7), que la accin de gracias con que comienza empapa y enmarca toda la primera parte de la carta................ 8. Excepto la carta a los glatas, impregnada de irritacin. En ICor 1,3-11 y Ef 1,3-14 aparece una alabanza en lugar de una accin de gracias................

ACCIN DE GRACIAS (1/02-03).

2 En todo momento estamos dando gracias a Dios por todos vosotros, recordndoos en nuestras oraciones.

Pablo misiona orando; en su oracin apostlica de intercesin recoge regularmente las peticiones de sus comunidades. Pero su memento se transforma espontneamente en accin de gracias, porque ve claramente la accin de Dios en las comunidades y en las almas. No hay duda de que Pablo percibe con mayor brillo la actuacin de la gracia de Dios que las deficiencias que debe recoger en su oracin de intercesin. Quien no ve ms que las deficiencias es corto de vista; se asemeja a esos ciegos cuya mente est obcecada por el dios de este mundo, hasta el punto de no captar el esplendor del glorioso Evangelio... (2Cor 4,4).La accin de gracias del cristiano es amplia y profunda; lo abarca todo, en el espacio y en tiempo. Responde, agradecida, a la actuacin de la gracia de Dios: Dad gracias en toda circunstancia: esto es lo que Dios desea de vuestra comunidad (5,18). Todo hay que referirlo a Dios, todo tiende a transformarse en accin de gracias, de suerte que surja una abundante accin de gracias para la gloria de Dios (2Cor 4,15). Esta accin de gracias es incesante: ...dando siempre gracias por todo (Ef 5,20). Slo el Espritu Santo puede encender en el corazn de los fieles esta hoguera inmolatoria de la accin de gracias total e incesante, pero debemos ser conscientes de que esa hoguera arde ya en nuestro interior y de que, por tanto, nos es posible dar gracias ya ahora. Es propio de los paganos no glorificar a Dios, ni darle gracias (Rom 1,21).La accin de gracias de los cristianos culmina en la gran accin de gracias de la celebracin eucarstica. As era antes y as es tambin hoy. Muchas de las frmulas de accin de gracias y de alabanza que usaban las primeras comunidades en sus actos de culto han quedado glosadas en las acciones de gracias con que Pablo inicia sus cartas. Cuando Pablo escribe sus cartas tiene ante sus ojos, con viveza, la asamblea de la comunidad, y a ella se dirige. En las asambleas, los cristianos, llenos del Espritu, hablaban entre s con salmos, y con himnos, y cnticos espirituales, cantando y salmodiando al Seor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro seor Jesucristo (Ef 5,19s). Ausente en el cuerpo, pero presente en espritu (c ICor 5,3), Pablo se une por escrito a la accin de gracias y a las alabanzas de la comunidad reunida. Eso da a sus cartas forma litrgica y las hace aptas para ser ledas en los actos de culto.

8 Ante Dios, nuestro padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestra caridad y la constancia de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Seor.

Pablo da gracias sin cesar porque ve en todas partes la accin de Dios. La accin de gracias de Pablo descansa en un recuerdo vivo; recuerda sin cesar y por eso da gracias incesantemente. Cmo aprende uno a dar gracias sin cesar? Aprendiendo a recordar, aprendiendo a tener siempre presentes en la memoria los grandes hechos de Dios. En la antigua alianza se alababa solamente a Dios con ocasin de las grandes fiestas de Israel en las que se recordaban, con alegra, las antiguas intervenciones salvadoras de Dios. Ahora, todos los das son festivos y, por esa razn, nuestra accin de gracias ha de ser incesante; las intervenciones salvadoras de Dios se hacen continuamente presentes en el seno de la comunidad de Cristo; lo nico que tenemos que hacer es verlas y tenerlas siempre ante nuestros ojos, con fe. Pero esto slo es posible si el Espritu Santo capacita nuestra mirada, nos las recuerda y nos ensea a recordar.Cuando Dios obra en una comunidad y Jesucristo acta en ella mediante el Espritu, hay en ella fe, caridad y esperanza. Estos tres dones dan testimonio de Dios, pues el maligno no puede dispensarlos. La fe, el amor y la esperanza son algo vivo, son visibles exteriormente: se reconoce la fe por su actividad, el amor por su esfuerzo, la esperanza por su constancia. De una comunidad as puede decir Cristo, alabndola: Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu constancia (Ap 2,2).Hay en ella, en primer lugar, fe activa. Se refiere el Apstol a esa fe -que coloca entre los dones de Dios 9- que hace posible lo imposible y puede mover montaas (ICor 13,2). Se refiere a un hablar y un actuar con el Espritu Santo y con conviccin profunda (1,5), que se traduce en obras visibles. En las comunidades cristianas acta una realidad que con gran fuerza interna y con empuje espiritual capacita para realizar lo que parece imposible. Se encuentra adems en la comunidad el esfuerzo del amor: una preocupacin cotidiana por los hermanos, una servicialidad sin egosmo. Ese esfuerzo consiste en trabajar y socorrer a los dbiles, recordando la palabra del Seor: Mayor dicha es dar que recibir (Act 20,35), para que nadie padezca hambre en la comunidad. Pero ms importante an es esforzarse por la proclamacin y enseanza de la palabra (ITim 5,17), para que todos alcancen la salvacin. Todo ha de estar animado por el deseo de servir y por el amor: desde la ayuda caritativa hasta la edificacin espiritual, desde la ayuda material hasta la preocupacin por la salvacin del hermano. El esfuerzo del amor se alza sobre toda la actividad de la comunidad, en todas sus dimensiones.En la comunidad hay tambin, por ltimo, perseverancia paciente en la esperanza, confianza plena en medio de las mltiples amenazas y asechanzas que el cristiano ha de soportar continuamente. Lo que nos capacita para tener paciencia y aguantar es la esperanza viva en la venida del Seor. En Tesalnica, esa esperanza era fuerte. Donde existe esa esperanza, la vida de la comunidad cuenta con una gran fuente de energa................9. Vase ICor 12,9................

I. OJEADA RETROSPECTIVA (1,4-2,16).

1. ELECCIN Y VOCACIN DE LOS TESALONICENSES (1/04-10).

a) Llegada de los misioneros (1,4-5).

4 Bien sabis, hermanos amados de Dios que l os ha elegido...

Pablo est hablando con hombres amados de Dios. El Antiguo Testamento llamaba as, de vez en cuando, a grandes hombres de Dios como Benjamn (Dt 33,12), Moiss (Eclo 45,1) y Salomn (Neh 13,6). Pablo ve cmo el gran amor de Dios se derrama ahora sobre los tesalonicenses. Cuando sabemos que Dios ama a un hombre, le vemos con otros ojos; tambin nuestra forma de comportarnos con l es diversa. Si pudiramos ver cmo ama Dios a nuestro prjimo, cmo le ha colmado de gracia, o cmo le persigue con amor constante...En las dos cartas a los tesalonicenses usa Pablo la expresin hermanos ms a menudo que en las dems cartas; eso es lo que da a estas cartas su carcter ntimo. Paralelamente a la fraternidad que exista en el pueblo de Dios del Antiguo Testamento, en el que todos se llamaban hermanos (cf. Act 2,29.37), las comunidades de los que creen en Cristo empezaron muy pronto a considerarse a s mismas como fraternidades 10 de tipo especial: Uno solo es vuestro Maestro, mientras que vosotros sois hermanos (Mt 23,8). Fue el Resucitado el primero en llamar hermanos a los suyos (Mt 28,10; Jn 20,17). Slo si en nuestro prjimo vemos al Seor le consideraremos amado de Dios, podremos llamarle hermano y tratarle fraternalmente. El amor al prjimo slo existe como un reflejo del amor a Dios, como una consecuencia del amor que Dios tiene a nuestro hermano.En qu se conoce el amor de Dios? En ltimo trmino, en el hecho de que los ha elegido desde la eternidad, pues slo esa eleccin nos permite entender toda la profundidad del amor de Dios. Esa eleccin era privilegio de Israel (Rom 11,28) y ahora se les ha concedido a los tesalonicenses. Esto se hizo patente cuando Pablo les predic el Evangelio y se convirtieron. Podemos deducir de la conversin seria la eleccin eterna? Un cristiano, que es miembro vivo de una comunidad cristiana, puede contarse por esa sola razn en el nmero de los elegidos, de los que estn seguros de alcanzar la beatitud eterna? Nadie puede estar seguro de la propia salvacin. Las palabras de Pablo, sin embargo, nos animan a tener confianza, pues si Dios ha llamado a uno en un momento determinado a la comunidad cristiana y le ha dado gracia activa para vivir como cristiano, puede por lo menos esperar con confianza que pertenece a los elegidos de Dios. Esa confianza no se apoya en el propio obrar, sino en el Seor exclusivamente: El que os ha llamado merece confianza, y lo realizar (5,24). Tambin nosotros pertenecemos a esos amados de Dios. Saber que somos elegidos y amados de Dios puede darnos nimo y apartar muchas tentaciones. Una nueva vida puede empezar cuando uno cae en la cuenta de que Dios le ama..................10. 1P 2,17; 5,9................

5 ...y que cuando se proclam el Evangelio entre vosotros, no fue slo con palabras, sino adems por obras eficaces, es decir, con el Espritu Santo y con conviccin profunda. Como sabis, sa fue nuestra actuacin entre vosotros en provecho vuestro.

Los tres misioneros trabajaron entre los tesalonicenses con la eficacia que el Espritu Santo comunica a sus obras y hablaron con conviccin profunda, no con palabras huecas. Pablo habra podido escribir aqu lo que escribi en ICor 2,4: Mi palabra y mi predicacin no consistan en hbiles discursos filosficos, sino en la demostracin del poder del Espritu. Cuando uno predica impulsado por el Espritu, a travs de su palabra el oyente se pone en contacto con el Seor. Se siente su fuerza, sopla su Espritu. La experiencia espiritual viva de la presencia del Seor, que acta en la palabra de su enviado y aparece tras l, es ms convincente que todas las razones. Quien quiere or la palabra de Dios no debe buscar la sabidura de este mundo, no debe ir slo tras el pensamiento y la reflexin, sino atender al soplo del Espritu de Cristo y buscar la presencia del Seor.Los tres misioneros, llenos del Espritu, predicaron con gran conviccin. La fuerza de Cristo, la actuacin del Espritu Santo, no pasa por encima del predicador o a travs de l sin afectarle. El Espritu del Seor se sirve de esa seguridad personal; es la fuerza de Cristo la que se manifiesta en ella y conmueve los corazones de los oyentes. Esa conviccin es la que hace del predicador instrumento especial del Seor, instrumento que acerca al Seor y lo hace patente. As es como hay que predicar y dar testimonio, si se quiere que brote una fe viva...Sin servicialidad y sin entrega es imposible todo obrar espiritual, pues los dones del Espritu son activos solo en razn del amor que se ofrece, nicamente en la medida en que son autnticos servicios. Todo aconteci en beneficio de los tesalonicenses. El esfuerzo del amor fue lo que hizo posible la obra de la fe, la edificacin de la comunidad de Tesalnica; ese esfuerzo y esa preocupacin no dejaron descansar a Pablo de da ni de noche (cf. 2,9-12). Los dones espirituales son simples servicios, se dan en provecho de otros (cf. lCor 12,7), deben servir para edificacin de la comunidad. Slo cuando hay entrega servicial, compromiso personal, se liberan y derraman esos dones proporcionalmente a la entrega.

b) Acogida al mensaje (1,6-10).

6 Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Seor, acogiendo la palabra, en medio de muchas tribulaciones, pero con la alegra del Espritu Santo.

Sabemos lo que es seguir a Cristo, pero, cmo puede esperar Pablo que le imitemos tambin a l, al apstol? Cristo nos sale al encuentro en el apstol. Hacerse cristiano equivale, pues, en concreto, a aceptar la forma apostlica de vida, que procede del Seor mismo. Aceptar la forma apostlica de vida incluye dos cosas: acoger la fe e imitar la vida. Junto con el ministerio de la predicacin, el Seor haba dado a los apstoles santidad ejemplar; por esa razn el apstol no debe separar meticulosamente ambos aspectos. Su ministerio, que proclama y garantiza la fe, y la vida, que da testimonio de la fe y la hace patente, constituyen una gran unidad. Los obispos, como sucesores de los apstoles, pueden pedir an hoy que se acepte su doctrina, pero slo los santos, que perpetan la plenitud apostlica ejemplar, pueden pedir que se les imite moralmente. Fijarse en los apstoles y en los que caminan como ellos forma parte, pues, de la profesin de fe y de la profesin moral de la Iglesia, porque el Espritu de Cristo se encarna en la Iglesia, en los que tienen un cargo en ella y en sus santos. Se nos exige un espritu eclesial que nos impulse a adherirnos a los que tienen un cargo y a fijarnos en los santos. Obrando as, seguimos a Cristo.La palabra de Dios, all donde es predicada en toda su novedad y autenticidad, excita alegra espiritual y gozo interior. En esa alegra se reconoce la accin del Espritu Santo, que nos impulsa a dar un s gozoso a las verdades de fe, a asentir con alegra. Una predicacin que no despierta alegra en los creyentes no es suficientemente autntica; una fe que no produce gozo no es sana.Esa alegra de la fe permanece incluso en medio de la tribulacin y de las persecuciones. Ms adelante (2,14) se toca de nuevo este punto, y en /2Co/08/02 dice Pablo, hablando de la comunidad de Macedonia: En medio de mltiples pruebas de tribulacin su abundante alegra... se ha desbordado... En el plano natural, las calamidades deprimen; pero la alegra se alimenta de fuerzas ms profundas, que en la persecucin crecen, en vez de disminuir. Toda la alegra pascual es fruto de la muerte de Jess en la cruz.

7...as llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. 8a Desde vuestra comunidad la palabra del Seor ha resonado no slo en Macedonia y Acaya; sino que...

La comunidad de Tesalnica, ciudad comercial de mucho trfico, fue para toda Grecia algo as como la ciudad puesta sobre una montaa (Mt 5,14), que se ve desde lejos. Quien ha aceptado la palabra de Dios y la forma apostlica de vida es un ejemplo en el que los dems pueden ver cul es la verdadera vida cristiana.La vida cristiana que es realmente viva da testimonio de s misma. La fe gozosa no puede permanecer escondida en el corazn: resuena como una cancin alegre entre las montaas. Cuando la palabra de Dios se ha recibido con alegra espiritual y ha empapado el corazn, se convierte espontneamente en un canto proselitista. La fe viva es activa; es la raz de todo el trabajo apostlico y del xito misionero.

8b...en todas partes vuestra fe en Dios haba corrido de boca en boca, de modo que nosotros no tenamos necesidad de explicar nada. 9a Ellos mismos cuentan cmo llegamos a vosotros...

La fundacin de las primeras comunidades en suelo europeo haba despertado gran jbilo en toda la Iglesia, an joven. Los cristianos estn siempre atentos a la actuacin de Dios, y cuando le ven en accin se lo cuentan unos a otros. La actuacin de Dios es el nico tema digno de ser tratado. Hay muchas palabras ociosas (Mt 12,36:). Lo que realmente importa es dar cuenta a los dems, con corazn alegre, de los dones recibidos, que proclaman la actuacin de Dios; la narracin de esos dones produce alegra y confianza.

9b ... cmo os convertisteis a Dios, abandonando los dolos, para servir al Dios viviente y verdadero...

En las sinagogas solan reunirse muchos gentiles, simpatizantes con la fe juda. Al dirigirse a ellos, Pablo deba hablarles en forma semejante a como les hablaban los predicadores judos, que instruan a los gentiles sobre la existencia de un nico Dios viviente y verdadero, sobre el juicio futuro de Dios y sobre el Mesas esperado11. No se trata de enunciados teolgicos, sino de verdades fundamentales que dan a la vida una nueva direccin. Cuando se predica al Dios viviente y verdadero, se exige una transformacin de la vida; en adelante, la vida discurrir al servicio de Dios y llena de confianza esperanzada. Cuando un hombre cae en la cuenta de que Dios existe y de quin es Dios, su vida sale de su antiguo cauce y empieza a discurrir por carriles nuevos...Una vez la conversin a Dios ha tenido lugar, toda la vida se convierte en un servicio amoroso de Dios. Al conocer al nico Dios verdadero, el hombre pasa a ser siervo y su vida se hace servicio. Lo que este conocimiento nos descubre no es una nueva divinidad cultual, que exige que se le d culto litrgico; lo que el Dios viviente quiere es tomar a su servicio la vida entera, con todas sus manifestaciones. Ese servicio no puede limitarse a los actos de culto; Dios no quiere slo los domingos; quiere tambin los das laborables................11.Cf. tal vez Act 17,24-31................

10 ... y vivir aguardando la vuelta desde el cielo de su Hijo Jess, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra de la ira venidera.

Quien ha conocido al Dios verdadero, que pide que se le sirva, sabe tambin que habr juicio. Por esa razn la conversin cristiana incluye una segunda actividad fundamental: la confianza esperanzada, la seguridad de escapar al castigo futuro. Esa confianza slo puede apoyarse en Jess. El mensaje cristiano incluye la verdad siguiente: Dios juzgar al mundo segn justicia por medio de un Hombre a quien ha designado saliendo fiador suyo al resucitarle de entre los muertos (Act 17,31). Pero lo que en este texto tiene Pablo ante sus ojos no es el juicio justo que Cristo realizar segn las obras, sino el castigo del da de la ira. Ser tambin Jess quien castigue, pues el Seor Jess se revelar desde el cielo con los ngeles de su poder, cuando con llamas de fuego tome venganza de los que no conocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro seor Jesucristo (2Tes 1,7s). A los suyos, en cambio, les trae descanso (2Tes 1,7); viene a ellos, como su nombre indica, como Salvador, pues salvar a su pueblo (Mt 1,21). Los reunir en torno a s, y cuando llegue el momento los arrebatar al castigo (4,17), porque Dios no nos ha destinado a un castigo, sino a la adquisicin de la salvacin por medio de nuestro seor Jesucristo (5,9). Por eso el creyente no espera la venida de Cristo servilmente y lleno de temor, sino con confianza esperanzada. Es claro que esto slo puede hacerlo quien no est continuamente pendiente de sus fallos, sino que pone todas sus esperanzas en el Seor, que quiere salvarle.Pablo no slo ha enseado a los tesalonicenses a poner toda su esperanza en Cristo, sino que les ha exhortado adems a aguardar el retorno de Cristo igual que se espera ansiosamente a un visitante querido. Pero slo se puede aguardar la llegada de alguien si uno espera estar presente a ella, si uno cuenta con que vendr realmente. Nuestra fe nos dice que el Seor vendr como ladrn en plena noche (5,2). Por eso se nos pide que estemos siempre preparados, porque el Seor puede llegar en cualquier momento. La venida de Jess, adems, se anticipar para cada uno en el momento de su muerte, que tampoco conoce. La prudencia, pues, nos pide que vivamos aguardando a Dios; aguardarle debe constituir el afn vital de nuestra vida.(_MENSAJE/13.Pgs. 5-39)

2. NUEVA OJEADA RETROSPECTIVA (2/01-16).

La accin de gracias y la reflexin de Pablo avanza trazando crculos, sin perder de vista el fruto consolador que Dios ha hecho brotar en Tesalnica. Lo que ya se haba esbozado en 1,4s se desarrolla ahora en 2,1-12, y lo que se haba mencionado en 1,6-10 vuelve a considerarse en 2,13-16.

a) Energa y desinters de los misioneros (2,1-12).

1 Bien sabis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue infructuosa. 2 Al contrario, despus de haber sido maltratados e injuriados en Filipos, como sabis, tuvimos la osada -apoyados en nuestro Dios- de proclamar entre vosotros el Evangelio de Dios, en medio de una fuerte oposicin.

Empezar a predicar de nuevo el Evangelio en Tesalnica despus de las dolorosas experiencias de Filipos, no era cosa fcil. En Tesalnica, Pablo y Silvano haban sido azotados, encerrados en la crcel y obligados despus a abandonar la ciudad 12. Los tesalonicenses pudieron ver los cardenales y las cicatrices. Pero al espritu sensible de Pablo le haba dolido ms el trato injurioso que los dolores corporales: Nos metieron en la crcel despus de azotarnos pblicamente, sin previo juicio, siendo como somos ciudadanos romanos (Act 16,37). A pesar de todo, Pablo no lleg a Tesalnica descorazonado, sino al contrario, con el Espritu Santo y con conviccin profunda (1,5), de suerte que ya en las primeras semanas consigui frutos maravillosos 13.De dnde provino esta ntima conviccin? De la unin personal con Dios. Pablo se puso a orar. En 2Cor 1,4 Pablo explica qu es lo que Dios puede hacernos experimentar cuando oramos ante l: l nos consuela en toda tribulacin, a fin de que nosotros, que recibimos consuelo de Dios, podamos tambin consolar a los que se hallen en cualquier gnero de tribulacin. Cuando en medio del dolor uno est ntimamente unido a Dios, de esa unin brotan valor y confianza para hacer profesin de fe y predicar; brotan tambin generosidad y entrega. Ningn esfuerzo es excesivo (cf. 2,9-12).

3 Realmente, nuestra apremiante llamada no procede de un error o de un motivo inconfesable, ni se funda en la astucia.

No es fcil proclamar un mensaje por encargo de Dios. Dnde est la prueba de que se proclama realmente por encargo de Dios, de que el mensaje procede de Dios? He ah a Pablo, desamparado, sin ms que su afirmacin de que Dios le ha confiado el Evangelio (2,4). A menudo se le pidi una prueba: por qu hemos de creer que hablas por encargo de Dios? Por eso a Pablo le preocupa mucho el problema siguiente: qu ha de hacer para que se acepte su palabra como lo que es, como palabra de Dios (2,13)? qu ha de hacer para que no se tome su predicacin por una doctrina humana? No se pone a amontonar razones para demostrar el origen divino de su mensaje; como pastor de almas, sabe qu es lo que acontece prcticamente cuando un hombre pasa a creer: experimenta la palabra de Dios como tal.La palabra de Dios se puede experimentar como tal por dos caminos: por el poder de Dios que habita en ella (como en 1,5) o por la sinceridad del que la predica (como aqu). La sinceridad de sus mviles y la sencillez de su mtodo legitiman a Pablo. Sus mviles son desinteresados y puros, sin ninguna clase de mixtificacin egosta. Su forma de predicar es sencilla y franca, sin segundas intenciones ocultas. Cuanto ms desinteresada y abnegada es una predicacin, tanto ms convence. Por qu? Porque, en ltimo trmino, esa sinceridad desinteresada no es obra de un hombre, sino de Dios. Donde hay esa sinceridad, es evidente que acta Dios; Dios se hace visible; Dios da testimonio de s mismo. El desinters y la sinceridad de los misioneros itinerantes, de los pastores de almas agobiados por el trabajo, de los testigos amenazados y despreciados, son Ios milagros silenciosos mediante los cuales Dios confirma su mensaje.Tambin el oyente ha de ser sincero y voluntarioso, para poder percibir ese lenguaje, tan quedo, de Dios. No todos lo oyen. Pero, no sucede lo mismo con todas las cosas grandes y profundas del mundo? No son tambin ellas difciles de entender? No es necesario acercarse tambin a ellas empeando todo el corazn? A ninguna verdad filosfica ni a ninguna obra humana de arte se aplica esto con mayor propiedad que a la palabra revelada de Dios. No es algo que est en medio do la calle y que, por tanto, uno pueda encontrar por casualidad. Es slo para aquellos que buscan perlas y estn dispuestos a darlo todo con tal de conseguirlas (cf. Mt 13,45s). Slo estos son capaces de percibir en toda su claridad y fuerza los signos de credibilidad que Dios nos da. No perdera Dios en dignidad si fuera posible encontrarle de otra forma? ...............12. Cf. Hch 16,16-40.13. Cf. Hch 17,1-4................

4 Es Dios quien nos aprueba y nos confa su Evangelio, y por eso hablamos, no para complacer a los hombres, sino a Dios, que escudria nuestros corazones.

Aquel a quien Dios ha confiado la predicacin del Evangelio tiene una alta dignidad, dignidad de sacerdote en cuyas manos Dios pone lo santo. Es Dios quien debe confiarla, nadie puede atribuirsela; la predicacin presupone un encargo de Dios. Dios, con confianza realmente divina, confa lo santo a un hombre, con la firmo esperanza de que lo transmitir a otros. Dios prueba y sopesa hasta que encuentra a alguien que sea apto para ese elevado cargo, que sea digno de que so le confe. En esa confianza de Dios hay algo grande. Confunde y obliga...Pablo predica con plena responsabilidad ante Dios, que juzgar los corazones. Acepta el encargo de predicar con plena conciencia de su responsabilidad ante Dios y est dispuesto a responder de ese encargo ante el juez eterno. Sabe quo si estuviera yo todava tratando de agradar a los hombres, no sera servidor de Cristo (Gl 1,10). El hombre no puede vivir en autonoma, sino en relacin con un t. Si no quiere vivir dependiendo de Dios, si no quiere ser tenomo, se convertir en heternomo. Quien no quiere ser vasallo de Dios incurre en otras servidumbres. El enviado de Dios tiene necesidad especial de ser vasallo de Dios, si lo quo quiere es predicar el mensaje de Dios y no predicarse a s mismo.

5a Nuestras palabras jams fueron discursos de adulacin, como sabis...

Pablo echa una ojeada a los numerosos predicadores ambulantes de aquella poca; no quiere que se le confunda con ellos. Quien predica la palabra de Dios no puede anunciar a los hombres lo que se le antoja; debe predicar la palabra de Dios a tiempo y a destiempo (2Tm 4,2). Por esa razn la palabra del apstol es tan incorruptible como la palabra de Dios. El apstol no puedo dejarse apartar un pice de aquello que Dios le ha encargado predicar. Pablo no intenta conseguir el aplauso de los hombres: ni el de una mentalidad determinada ni el de una raza o pueblo concretos; no busca agradar a los ricos ni a los pobres, a los cultos ni a los incultos. Esa firmeza incorruptible es la que da valor a la palabra de la predicacin.

5b ... ni fueron nunca pretexto de ambicin, Dios es testigo de ello; 6 jams buscamos de nadie el honor: ni de vosotros ni de los dems...

Tras los discursos de adulacin se ocultan, de ordinario, intenciones poco limpias. Pablo desenmascara a los aduladores de su poca; saca a la luz sus motivos ocultos: lo que se esconde tras todos sus discursos es ambicin. Son capaces de predicar cualquier cosa, con tal de ganar dinero y poder vivir bien! Ms peligroso an es su deseo de honores. Qu no sern capaces de decir o escribir con tal de conseguir el aplauso de los hombres y conservar su posicin! Los cristianos deben saber discernir los espritus, escrutar las intenciones ocultas y reconocer las fuerzas que actan en el fondo. As estarn inmunes contra falsos maestros.

7 ...siendo as que en nuestra condicin de apstoles de Cristo, podramos habernos impuesto; por el contrario, adoptamos entre vosotros una actitud suave; como de una madre que cra a sus hijos, 8 tal era nuestro cario para con vosotros, que desebamos poner a vuestra disposicin no slo el Evangelio de Dios, sino nuestras propias vidas. Tan grande era nuestro afecto hacia vosotros.

Como mensajero de Cristo, como enviado de un rey tan grande, Pablo podra haberse presentado con pompa, podra haber apelado a su dignidad y haber exigido respeto y honores. Pero prefiere adoptar una actitud suave, de servicio sacrificado y sin egosmo. Como una madre; ms an: como una madre que amamanta a su hijo; y an ms: como una madre que no slo da a su hijo la leche, sino que, olvidndose de s misma, le da todo el afecto de su corazn. Pablo es capaz de sufrir dolores de parto por sus hijos espirituales, hasta que Cristo sea formado en vosotros (cf. Gl 4,19). Esa actitud benigna, afectuosa, ese sacrificarse por los dems, ese amor abnegado producen cosas grandes; deberan ser norma de todas nuestras palabras y acciones.Los nefitos, como nios recin nacidos, necesitan la leche pura espiritual (cf. IPe 2,2). Pablo no puede darles alimentos slidos, como tampoco, ms tarde, a los corintios (cf. lCor 3,2; Heb 5,12). Si se quiere dar la palabra de Dios a los pequeos y a los dbiles como leche nutritiva y no como pan duro, es necesaria una entrega de todo corazn y una actitud maternal. Slo el amor hace esto posible. Por esa razn el magisterio eclesistico se nos presenta bajo la figura de pastor. El maestro de la Iglesia se presenta como pastor de almas. Todo aquel que quiera transmitir la palabra de Dios debe hacerlo con gran amor. El amor le ensear cmo ha de hablar.

9 Recordad, si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas: da y noche trabajando para no ser una carga para nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. 10 Vosotros sois testigos -y el mismo Dios lo es- de lo religiosa, seria e irreprochable que fue nuestra conducta para con vosotros, los creyentes.

Arrastrado por la alegra del recuerdo, Pablo pasa casi sin darse cuenta de la fundacin de la comunidad a las primeras semanas y meses de su vida. Era aqulla una poca constructiva, de preocupacin pastoral por cada uno en concreto. Pablo, el apstol incansable, trabaja incesantemente fundando y edificando nuevas comunidades, pero lo hace mediante contacto de hombre a hombre. El amor pastoral busca siempre al individuo, en concreto.Pablo no exagera cuando habla de su trabajo nocturno, ya que, de ordinario, slo poda iniciar su trabajo pastoral despus de la cena, porque durante el da deba ganarse el pan trabajando manualmente, quizs, como en Corinto, en su profesin de fabricante de tiendas de campaa 14. Plata, ni oro, ni vestidos de nadie codici, puede decir en Act 20,33s; vosotros mismos sabis que a mis necesidades y a las de aquellos que estaban conmigo, suministraron estas manos 15. La necesidad de ganarse la vida incrementaba notablemente la dureza de la misin. Pero la actividad misionera, tal como l la entenda, se lo exiga; deba esforzarse por alejar de la predicacin toda impresin de utilidad personal (cf. 2,3.5), para que su mensaje fuera digno de fe. Por esa misma razn no permite que los tesalonicenses le mantengan. Es cierto que accediendo a ello hubiera ahorrado mucho tiempo y muchas fuerzas para dedicarlas a la actividad pastoral, tan necesaria; pero Pablo, hombre progresista, presta una atencin sorprendente a este problema temporal, se preocupa porque su predicacin aparezca en toda su pureza. Poca actividad pastoral, llevada a cabo con espritu de desprendimiento apostlico, consigue ms fruto que una actividad pastoral ininterrumpida que no es capaz de hacer aparecer la palabra de Dios en toda su pureza. La luz de la predicacin luce siempre con todo su esplendor cuando brilla sobre el candelero de la pobreza apostlica. Quien vive desapegado de s mismo deja transparentar la luz de Dios................14. Cf. Hch 18,3.15. Cf. tambin ICo 4,18; 9.6-18; 2Ts 3,8................

11 Como bien sabis, tratbamos con vosotros uno a uno, como un padre con sus hijos, 12 exhortndoos y animndoos insistentemente a llevar una conducta digna del Dios, que nos llama a su reino y a su gloria.

Pablo es consciente de que por ser pastor de almas ha de ser como una madre (2,7s), pero sabe tambin que en virtud de su magisterio ha de ser como un padre. A los tesalonicenses, igual que a los corintios (cf. lCor 4,15ss), los engendr en Cristo Jess por la proclamacin del Evangelio. Un padre tiene derecho a exhortar. Pablo no tiene miedo a pecar de importuno, porque es el amor paterno el que le impulsa. Al amor se le toleran muchas cosas. Slo cuando uno ama y hace sentir su amor puede lanzarse a exhortar, animar e insistir.Cuando el Apstol los llam por primera vez a la conversin los invit a reflexionar cmo podran comparecer ante el juicio de Dios y asir la mano salvadora de Cristo (cf. 1,9s). Despus de la conversin y del bautismo lo que importa es que respondamos a Dios, que nos llama personalmente a cada uno, que nos ha llamado ya en Cristo, que nos llamar a su gloria esplendorosa y que ahora, en este momento decisivo, en los ltimos tiempos, nos llama actual e insistentemente. Aunque nuestros pensamientos se remonten hacia el pasado o hacia el futuro, o aunque queramos centrarlos en el presente, siempre nos descubrimos como llamados, siempre encontramos a Dios, que nos llama. Es, pues, muy importante caer en la cuenta de que Dios me llama ahora, en este momento, insistentemente...Mostraos dignos de Dios, que os llama; pensad en lo que le debis. Estas son las exhortaciones de Pablo. La vocacin de Dios es, sin duda, una gran gracia. A Pablo le parece ms til mostrarnos la gracia de Dios que recordarnos el juicio futuro, pues la gracia obliga. Corresponder, agradecidos, al amor de Dios: sta ha de ser la msica de fondo de nuestra vida. Dios quiere una respuesta agradecida y amorosa.Dios nos llama a su reino, a su mundo propio, bienaventurado; un mundo que es sntesis de toda la felicidad. Lo que nos espera en el reino de Dios queda expresado en una sola palabra: la resplandeciente gloria de Dios nos rodear, nos transformar y nos har bienaventurados. Con ese objetivo ante los ojos, nuestra vida cambia de sentido: muchas cosas que antes nos parecan deseables e imprescindibles parecen ahora insignificantes... Con ese objetivo ante los ojos el hombre es capaz de soportar muchas penalidades y muchos males...

b) Acogida al mensaje (2,13-16).

De nuevo, como en 1,6-10, el pensamiento de Pablo pasa de su actividad misionera a un acontecimiento gozoso: los tesalonicenses se han convertido y han recibido la fe.

13 Por todo esto estamos continuamente dando gracias a Dios, porque habiendo recibido vosotros la palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra de hombres, sino -como es en realidad- como palabra de Dios que ejerce su accin en vosotros los creyentes.

No slo son los fieles, que han sido llamados, quienes deben dar gracias; tambin los misioneros deben darlas, por razn de su mismo cargo. Dios ha realizado grandes cosas por medio de ellos. Pablo est dando gracias continuamente. Al hombre, por s solo, no le es posible estar dando gracias sin cesar. Es el Espritu de Cristo el que da gracias continuamente en Pablo y el que hace de esta accin de gracias una actitud fundamental. Esta accin de gracias apostlica no ha cesado en la Iglesia desde los das del Apstol: sigue resonando en la celebracin de la eucarista y en el breviario. La Iglesia da gracias continuamente por la gracia que Dios nos dio. Lo que Dios ha obrado en nosotros es tan grande que tiene que ser fuente de una alegra continua, que abarque todo el mundo.Los tesalonicenses han reconocido que la palabra de Pablo es palabra de Dios: la palabra de Dios predicada por nosotros, la palabra de Dios de nuestro mensaje, como Pablo dice desmaadamente. Pablo no se habra dado por contento slo con que los tesalonicenses admitiesen su doctrina como razonable, juiciosa y aceptable; tambin la palabra de los hombres puede ser razonable y juiciosa. La palabra de Dios se distingue de todas las filosofas e ideologas y de toda la sabidura de este mundo en que es un mensaje que procede de Dios. A eso se debe precisamente que el mensaje de la predicacin se reciba como palabra que procede de Dios, como palabra revelada. Quien escucha la predicacin debe partir de este presupuesto: es Dios mismo quien habla. Quien no ha entendido esto no ha entendido nada.Pablo concibe la palabra de Dios como si se tratase de una persona autnoma: ejerce su accin independientemente del predicador, incluso cuando hace ya tiempo que ste ha partido. En eso se distingue la palabra de Dios de la palabra de los hombres: en que tiene actividad propia y es eficaz. La palabra de Dios es viva, y eficaz, y ms penetrante que una espada de dos filos (Heb 4,12).

14 Realmente vosotros, hermanos, habis seguido los pasos de las Iglesias de Dios, congregadas en el nombre de Cristo Jess, que hay en Judea: tambin vosotros habis recibido de vuestros compatriotas los mismos golpes que ellos recibieron de los judos.

La eficacia de la palabra de Dios se muestra sobre todo en el hecho de que da fuerza para soportar el sufrimiento, capacita para hacer profesin de fe y para soportar el martirio. La palabra de los hombres no puede hacer nada semejante. La palabra de Dios est en relacin estrecha con la cruz.El destino de Cristo pas a ser destino de la Iglesia. Los tesalonicenses han sido partcipes del destino comn de toda la Iglesia. Las primeras fundaciones etnicocristianas experimentan ahora vivencialmente lo que las comunidades judeocristianas hubieron de experimentar desde el principio. En todas partes se evidencia que la Iglesia es Iglesia de mrtires. Hay un signo que es caracterstico, desde el principio, de las comunidades cristianas, y que garantiza que en Tesalnica la palabra de Dios ha sido eficaz y que all existe realmente Iglesia; el signo es ste: padecer persecucin. Desde sus comienzos la Iglesia es consciente de que est expuesta a sufrir persecuciones, y esta conciencia la prepara para resistirlas y le da firmeza.Segn una antigua profeca (Miq 7,6) una de las caractersticas del tiempo escatolgico es que, por causa de Dios surgirn enemistades dentro del propio pueblo e incluso dentro de la propia familia 16. Por causa de Dios puede el cristiano llegar a sentirse muy solo, dolorosamente alejado incluso de aquellos a quienes ama.

15 Estos mataron al Seor Jess y a los profetas, y nos persiguieron a nosotros, perdiendo con todo ello el favor de Dios y enfrentndose con todo el mundo, 16a llegando hasta impedirnos predicar a los gentiles para que se salven.

Tal vez est pensando Pablo que fueron maquinaciones judas las que motivaron en Tesalnica las persecuciones por parte de los paganos 17 y las causantes de que a l le persiguieran incluso en Berea 18 y de que no le dejaran en paz en ninguna parte. Los judos se volvan contra los cristianos creyendo de buena fe que as prestaban servicio a Dios (Jn 16,2). Las persecuciones por motivos religiosos son siempre especialmente peligrosas; se llega en ellas a extremismos que slo son posibles cuando uno se apoya en una revelacin mal interpretada.La medida no estaba an colmada con la crucifixin de Cristo, pues la voluntad salvadora de Dios -Pablo siente esto con mayor viveza que ninguno de los que le precedieron- es salvar tambin a los gentiles en la ltima hora, llevar el Evangelio a todos los pueblos paganos antes de que llegue el fin 19; slo entonces llegar el fin (cf. Mc 13, 10). Al querer la salvacin de los gentiles, Dios quiere la misin. A quien es consciente de cul es la voluntad salvadora de Dios, el afn misionero ya no le deja descansar un solo instante.Ya los antiguos paganos haban cado en la cuenta de que los judos, que crean en un solo Dios, eran distintos de ellos. Esto, junto con otras causas, llevaba ya en la antigedad a enemistad y antisemitismo. Pablo parece hacerse eco de este reproche injusto al decir que los judos se enfrentan con todo el mundo, pero, en realidad, lo entiende en forma distinta, totalmente nueva. Deseara ser anatema, ser separado de Cristo, en lugar de sus hermanos, de sus parientes segn Ia carne (Rom 9,3): tanto es lo que les ama. Pero, en el caso que nos ocupa, no hay duda de que hay cierta razn para hacerles este duro reproche, ya que ponen obstculos a la misin de Pablo entre los gentiles. Ponen obstculos a la misericordia de Dios, que quiere la salvacin de todos los hombres, incluso la de los gentiles................16. Cf. Mt 10,34ss; Mc 13,12.17. Cf. Hch 17,5-9.18. Cf. Hch 17,15.19. Cf. Hch 26,17s (9,15; 22,15); Gl 1,16 y tambin Gl 2,7ss.................

16b As mantienen siempre llena la medida de sus pecados, a lo que pondr fin la ira que les ha sobrevenido.

Se podra pensar que los asesinos de los profetas (Mt 23,32) habran colmado ya la medida de sus pecados cuando, al final, asesinaron tambin al Hijo 20. Esta fue la acusacin de Esteban, el primer mrtir (Act 7,52): A quin de entre los profetas no persiguieron vuestros padres? Dieron muerte a los que preanunciaban la venida del Justo, que vosotros ahora habis entregado y os habis hecho sus ...............20. Cf. Mt 21,38s.................................

II. PREOCUPACIN DEL APSTOL POR LA COMUNIDAD (2,17-3,11).

Despus de muchas reflexiones y acciones de gracias, Pablo empieza a llegar ahora a un autntico contacto personal. Se pone a hablar del tiempo transcurrido desde que se separ de ellos, de lo mucho que echa de menos a la comunidad y de su preocupacin pastoral por ella, aun estando ausente. Pablo ha estado hondamente preocupado por saber si la comunidad recin fundada se ha mantenido firme en medio de las dificultades. Timoteo le ha trado buenas noticias y Pablo, como al principio, vuelve a dar gracias y a interceder por la comunidad (3,7-11.12s). Antes (1,2-2,16) Pablo daba gracias por la gracia que se haba derramado sobre la comunidad en sus comienzos; ahora debe volver a darlas, porque Dios ha conservado a la comunidad (2,17-3,11). Cuando Pablo piensa en la comunidad, en las maravillas que Dios ha obrado en ella, no puede por menos de dar gracias continuamente. Sus palabras brotan de lo ms ntimo de su ser. que est impregnado por la presencia de Dios y que es fuente incesante de oracin.

1. PABLO SIENTE NOSTALGIA DE LA COMUNIDAD Y ENVA A TIMOTEO (2,17-3,5).

a) Nostalgia de Pablo (2/01-16).

17 En cuanto a nosotros, hermanos, separados de vosotros -material, no espiritualmente- por un poco de tiempo, redoblamos nuestros esfuerzos para realizar nuestro ardiente deseo de visitaros. 18a Ciertamente, estbamos empeados en haceros esta visita, al menos yo, Pablo, una y otra vez.

Al ser expulsado, Pablo dej tras s una nueva comunidad, an inestable y necesitada de ayuda No es slo la conciencia de su deber de apstol sino un amor autntico, lo que le empuja a desear volver junto a ella. Como un padre (2,11), como una madre (2,7s), Pablo ha sido separado de sus hijos y ahora suspira por la comunidad con gran afecto y con tierno amor. El amor pastoral despierta en los corazones sentimientos paternos, maternos, fraternos; pone en movimiento todo el corazn humano. Es todo el hombre quien se convierte en pastor de almas.

18b Pero se ha interpuesto Satn.

Pablo no cree que valga la pena mencionar los obstculos terrenos que le impidieron volver a Tesalnica; sabe quin es el que se lo impide propiamente. Esta escueta frase, en medio de sus palabras llenas de amor, nos muestra, como un relmpago, la dureza de la situacin. Por un breve instante podemos lanzar una ojeada al campo de trabajo en que se mueven la misin y la cura de almas: es un campo de batalla, en el que luchan Dios y Satn. Si uno acta como pastor de almas enviado por Dios, choca en seguida con el enemigo de Dios y cae en la cuenta de que ste es tambin su verdadero enemigo. Hay que ser realista: tras el teln de todo el acontecer terreno se desarrolla la batalla entre Dios y su enemigo.

19 Despus de todo, qu otra mejor esperanza, o alegra, o corona de gloria pudiramos desear, sino vosotros mismos ante nuestro Seor Jess en su advenimiento? S, vosotros sois nuestra gloria y nuestra alegra.

Pablo suspira con nostalgia por el advenimiento glorioso del Seor (cf. 1,10); ser una gran fiesta (4,13-18). Pablo no llama advenimiento (parusa) al nacimiento de Jess, ni llama retorno a su venida al final de los tiempos. La razn es que en el advenimiento o parusa ha de realizarse la salvacin plena que los profetas han prometido y ha de derramarse la plenitud de la gracia. Quien suspira por la salvacin plena mira adelante, hacia la parusa de Cristo, y no se limita a mirar hacia atrs, a su nacimiento. Es cierto que ya entonces se manifest la gracia de Dios, que trae la salvacin a todos los hombres (Tit 2,1 ls), pero tambin es cierto que la primera venida de Jess slo nos ha trado un anticipo de lo que se nos dar al final. Por eso nuestras ansias tienden hacia eI futuro.A las puertas de Damasco Pablo recibi personalmente el encargo de predicar la buena noticia de Cristo entre los pueblos gentiles, de llamar los pueblos paganos a Cristo. Pablo se alegra porque, cuando venga el Seor en su gloria, podr decir que ha cumplido con su encargo y podr presentarle las comunidades que ha ganado para l, para gloria en el da de Cristo (Flp 2,16). Su esperanza de alcanzar la salvacin depende de que haya cumplido con xito el encargo que se le hizo. El gran da de la venida de Cristo le traer alegra y gloRIa. Esa alegra y esa gloria esponjan ya ahora su alma y no cesa de dar graCIas en retorno de toda esa alegra que experimentamos por vosotros ante nuestro Dios (3,9). Esa esperanza puede tenerla quien sabe que por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en m (ICor 15,10). De ah proceden su contento y su orgullo. Quien slo mira a los propios pecados y no a las maravillas que la gracia de Dios ha obrado en l y mediante l, incurre en falta de agradecimiento. Semejante miopa, que procede de una humildad triste, debilita la vida cristiana, pues una humildad que no cree poder ver y reconocer las maravillas que la gracia de Dios ha obrado en su vida, no procede en realidad de Dios, sino del diablo.

b) Enva a Timoteo (3/01-05).

1 Por eso, no pudiendo ya ms, decidimos quedarnos solos en Atenas, 2 y enviamos a Timoteo, nuestro hermano, colaborador de Dios en el Evangelio de Cristo...

Pablo acababa de rogar a Silvano y a Timoteo que vinieran desde Berea a Atenas, donde estaba l (Act 17,15), pero la noticia de que en Tesalnica corren peligro (2,14; 3,3s) hace necesaria de nuevo la separacin. Esto le destroza el corazn. No le es fcil tomar la decisin de quedarse solo en Atenas 23. Timoteo es para l un hermano, le llama incluso hijo querido 24. Entre l y su colaborador (cf. Act 19,22) existen relaciones cordiales, que no empecen a la subordinacin. Es consciente de que est ligado con sus colaboradores como hermano y como padre.Aqu, Pablo llama a su hermano Timoteo colaborador de Dios. Reconoce as la independencia de su colaborador (cf. Rom 16,21) y lo hace depender inmediatamente de Dios. Pablo sabe que somos colaboradores de Dios 25. Precisamente en esta carta no deja de afirmar con insistencia que su mensaje es mensaje de Dios (2,2.8.9; cf. 2,13). Sabe que Dios le ha confiado la predicacin del Evangelio y que slo ante l es responsable (2,4). Quien sabe que es Dios quien le ha llamado a su servicio no puede considerar a sus colaboradores en esta obra como subordinados a s; siendo trabajadores en una misma obra de Dios, ambos estn emparejados, sin que esto se oponga a la existencia de subordinacin por razn del cargo de cada uno. Quien vea en sus colaboradores colaboradores de Dios, los considerar como hermanos. Las relaciones que existen entre los hombres hay que verlas a partir de Dios, quien piensa a lo divino ve las cosas como son................23. Tal vez slo vino Timoteo, y Silvano se qued en Berea, o puede ser que vinieran los dos y que enviara luego a Silvano a algn lugar de Macedonia. Lo cierto es que ms tarde (Act 18,5) ambos vinieron desde Macedonia a Corinto, donde se reunieron con Pablo.24. 1Cor 4,17; cf. Flp 2,19-22.25. 1Cor 3,9; cf. 2Co 6,1; Co l4,11................

2...para que os conforte y os consuele en vuestra fe, 3a y para que nadie vacile en estas tribulaciones.

Pablo, hondamente preocupado, es consciente del peligro que corren las nuevas comunidades cuando sufren persecucin. Hay algn medio de ayudarlas? Cuando la fe est amenazada, el remedio es la palabra fraterna, que conforta y consuela. En ella pone Pablo su esperanza. Los hermanos son confortados por una gracia que procede del mismo Seor y que da al corazn eterno consuelo y buena esperanza (2Tes 2,16s); son confortados por un don espiritual (Rom 1,11). Dios (Rom 16,25), Cristo (2Tes 2,3) es quien debe confortar, pues la facultad de confortar y dar aliento es un carisma (Rom 12,8). Dios tiene que consolar y exhortar por medio de hombres (2Cor 5,20). Son necesarios, pues, dones del Espritu cuando se trata de mantener en la fe a cristianos que estn sometidos a persecucin y tentacin. En esa situacin, lo nico que puede prestar ayuda es la palabra fraterna, en la que acta el Espritu de Dios...

3b Porque vosotros mismos sabis muy bien que para eso estamos. 4 Ya cuando estaba entre vosotros, os dijimos a tiempo que tendramos que enfrentarnos con la lucha, como as ha pasado y lo estis viendo.

Continuamente nos encontramos con estas palabras: ya lo estis viendo vosotros mismos, o algo parecido. Pablo sabe que slo puede ensear con xito all donde otro le ha precedido enseando. Si la gracia de Dios no da conocimiento interno, es intil que ensee el Apstol. El Maestro interior habla a los corazones y hace que se preste fe a la palabra del maestro humano y que se experimente vitalmente la verdad de su palabra. En la nueva alianza, esto es una realidad. Dios, por medio del Espritu Santo, habla a cada uno inmediatamente, en su corazn 26. Sobre todo cuando se trata de la necesidad del sufrimiento, es imprescindible, para que la predicacin tenga xito, que la palabra del apstol vaya acompaada de una experiencia espiritual interna. Conviene estar muy atentos a ese Maestro interior, firmemente convencidos de que es l quien habla.Pablo no nos dice por qu tienen que sufrir persecucin los cristianos; se limita a sealar que es necesario, por voluntad de Dios. Quien ha entendido que Dios lo quiere, que tiene que ser as porque Dios as lo ha decidido, no har ms preguntas. No necesita ms explicaciones. Quien ha cado en la cuenta de que es voluntad de Dios, ya ha entendido bastante y puede decir que est de acuerdo.Tal vez, al instruirles oralmente, Pablo dio a los tesalonicenses algunas explicaciones de esta necesidad divina, dicindoles ms o menos: No os extrais, como de algo inslito, del incendio que se ha producido entre vosotros para vuestra prueba... porque ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios... (IPe 4,12.17). Los cristianos tienen que sufrir porque viven en el tiempo final, en la poca de la gran tribulacin (cf. Mc 13,9; 13,24). Existir para sufrir en este tiempo final de tribulacin forma parte del destino de la Iglesia (cf. 2,14). Una simple afirmacin nos lleva a profundidades insondables 27.Pablo se haba presentado en Tesalnica como profeta y haba predicho las persecuciones futuras. No es que le hubieran sido concedidas revelaciones especiales sobre este punto, pero haba entendido las profecas del Seor 28 y la decisin de Dios sobre la Iglesia en los ltimos tiempos. La palabra proftica de Dios es una lmpara que brilla en lugar obscuro hasta que amanezca el da y se levante el lucero de la maana... (2Pe 1,19). Esa luz ayuda al creyente a ser realista y a ver la realidad tal como es, incluso en los tiempos obscuros. Ayuda a entender realsticamente la poca y capacita para actuar histricamente en el mundo con seguridad de alcanzar el objetivo, tanto en la vida privada como en la pblica. El cristiano no vive de ilusiones, no suea en quimeras; est preparado para todo y siempre dispuesto................26. Cf. Jr 31,31-34 y 1Jn 2,27: En cuanto a vosotros, la uncin que recibisteis de l permanece en vosotros y no necesitis que nadie os ensee. Sino que como su uncin os ensea todas las cosas, y es verdad y no mentira...; cf. tambin la nota 33, a propsito de 4,9.27. En otros lugares el Apstol levanta ms el velo que cubre el secreto del sufrimiento; cf. en diversas formas, 2Cor 4,10ss.16ss; Flp 2,17; Rm 5,3s; 8,17; Col 1,24.28. Cf., entre otros, Mc 13,9-13................

5 Por esto, no pudiendo ya ms, envi a que se informaran sobre vuestra fe, no fuera que el tentador os hubiera tentado y todo mi esfuerzo hubiera resultado vano.

Tras las persecuciones de los cristianos est, como su verdadera causa, el tentador, Satn. Pablo es consciente de que el poder del tentador es grande (cf. ya 2,18) y por eso su amor pastoral no le permite descansar. Sabe que est cercano el tiempo de la gran apostasa (2Tes 2,3). En medio de las tentaciones de los ltimos tiempos, la fe cristiana est tan amenazada que un autntico pastor de almas, como Pablo, no tiene ms remedio que preocuparse por las almas. Quien sufre en serio esas tentaciones parece estar ya perdido; por eso el creyente debe pedir todos los das: Lbranos de los hombres perversos y malos (2Tes 3,2); defindenos del maligno (cf. 2Tes 3,3); no nos dejes caer en la tentacin...

2. ALEGRA DE PABLO POR LAS NOTICIAS DE TIMOTEO (3/06-11).

a) Noticias de Timoteo (3,6).

6 Ahora ya Timoteo acaba de llegar de Tesalnica y nos ha trado la buena noticia de vuestra fe y de vuestra caridad, y de que estis constantemente guardando buenas ausencias de nosotros, deseando vernos, como tambin nosotros estamos deseando veros a vosotros.

Pablo da importancia al hecho de que la comunidad piense an en l. Ve en ello algo ms que apego a su persona. No es suficiente que haya en una comunidad fe activa y amor esforzado (cf. 1,3); una comunidad no est en el Seor (3,8) si est aislada: slo en la unidad de la Iglesia se hace plenamente presente el Seor. Esta unidad se muestra en la unin con el ministerio apostlico. Desde los primeros tiempos esta unin se manifiesta en forma especial en el memento de la liturgia. En l no se trata de un simple recuerdo: se trata de un pensamiento que transforma toda la vida. Cuando los cristianos se recuerdan unos a otros ante Dios con amor, este recuerdo crea una poderosa unidad interna. De esta forma, la Iglesia se realiza, porque en esa unidad se hace presente el Seor. Se cierran todas las fisuras a travs de las cuales los poderes del infierno y del maligno podran penetrar en el mbito vital de los cristianos.No les es fcil a los cristianos conservar esta unidad: un viaje de ida y vuelta de ms de ochocientos kilmetros estaba entonces lleno de riesgos. El Apstol y la comunidad ansan volver a verse, se esfuerzan por llegar a un contacto personal. No hay unidad eclesial sin un ministerio apostlico que exija obediencia y sin sumisin a los ministros puestos por Dios. Pero aqu las relaciones jurdicas quedan asumidas en relaciones de tipo personal, impregnadas de amor cordial. El cargo eclesial ms fundamental, el apostlico, se esconde, con toda su autoridad y sus exigencias, tras una amabilidad rebosante. La cordialidad es lo caracterstico del estilo de vida apostlico. Toda la vida de las comunidades apostlicas era cordial y llena de amor. Entre los cristianos Ia cordialidad era la lengua universal, que todos podan entender; muchas cosas se hacan inteligibles gracias a ella.

b) Alegra de Pablo (3,7-11).

7 Y as ya, en medio de todas nuestras dificultades y tribulaciones, hemos recibido un gran consuelo con vuestra fe, 8 pues vuestra firmeza en el Seor nos ha dado verdaderamente la vida.

La cura de almas constitua para Pablo una autntica preocupacin. Vivir con la preocupacin de si las nuevas comunidades se haban mantenido firmes en medio de la persecucin, no era vida para Pablo. Cuando recibi buenas noticias, fue como si le salvaran de la muerte, fue un gran consuelo. El problema de la salvacin del hermano puede experimentarse con enorme profundidad, como un problema de vida o muerte. De tal preocupacin nace el celo por las almas. No hay que atribuir a exageracin que Pablo, aqu y en otros lugares, hable de sus tribulaciones con palabras tan fuertes. Es imposible entender las dificultades de Pablo si nos limitamos a verlas desde fuera. Pablo ha sido enviado y vive para el amor; su vida es una vida despreciada, sin proteccin y solitaria, con un conocimiento y una conciencia extraordinariamente claros. Vistas as, desde dentro, sus dificultades aparecen como sufrimientos de Cristo (2Cor 1,5).

9 Qu accin de gracias podemos dar a Dios en retorno de toda esa alegra que experimentamos por vosotros ante nuestro Dios?

Pablo hace notar que la accin de gracias (2,13; cf. 1,2), en la que no ha cesado desde el principio de su carta, es siempre insuficiente. Es imposible que el hombre d tantas gracias como debe. Habra que transformar en accin de gracias todos los bienes que hemos recibido de Dios, habra que devolvrselos todos transformados en accin de gracias. Sera imposible terminar nunca.Cuando un hombre vive en la presencia de Dios, su interior se ensancha y tiene experiencia clara de la accin de Dios. Experimenta vivencialmente las profundidades del Espritu y, junto con ellas, la alegra en el Espritu Santo (Rom 14,17), esa alegra que es fruto del Espritu (Gl 5,22). El hambre que vive en presencia de Dios ve todo con ojos nuevos, lo vive todo con profundidad y conoce la verdadera alegra.

10 Orando insistentemente da y noche para que podamos ver vuestro rostro y acudir a las deficiencias de vuestra fe?

Pablo no se detiene a considerar las debilidades patentes (3,5), ni las deficiencias de la comunidad 29, porque su vista est dirigida exclusivamente a la accin de Dios. Pero, cuando se da cuenta de que hay deficiencias, se preocupa hondamente y busca ayuda. La forma como uno se comporta ante los defectos del prjimo muestra si uno vive realmente ante Dios. Constituyen una piedra de toque para ver si es capaz de aceptar esas deficiencias en silencio y, al mismo tiempo, esforzndose en superarlas.

11 Que Dios mismo, nuestro Padre, y nuestro Seor Jess quiten los obstculos de mi camino hacia vosotros!

Pablo sabe que la cura de almas y el apostolado son obras de Dios y que el verdadero enemigo de ambas es Satn. Si es Satn quien pone obstculos en el camino (2,18), slo Dios puede quitarlos. Por esa razn la oracin es la nica que puede quitar los obstculos del camino. Slo puede poner los medios adecuados para superar los obstculos quien, con fe, los estima en su justo valor. Cuando el enemigo es Satn, el hombre no tiene ms remedio que acudir a la oracin................29.Se limita a aludir a ellas con cautela. Cf. 3,12s; 4,4-8; 2Tes 3,6-12................

BENDICIN FINAL (3/12-13).

12 Y a vosotros, que el Seor os colme, hasta rebosar, en el amor entre vosotros y para con todos, como tambin en el que os profesamos nosotros...

Si la fe de los tesalonicenses se muestra an deficiente (3,10), ello ocurre, sobre todo, en el amor, que nunca puede llegar a su plenitud, pues el amor slo llega a su plenitud cuando rebosa. Es imposible medir el amor, su medida consiste precisamente en un desbordarse sin medida...El amor encierra en s mismo una progresin: es, en primer lugar, amor fraterno (4,9); convierte a la comunidad en comunidad de hermanos (cf. lPe 3.8; 5,9). El amor fraterno es amor mutuo, un dar y un recibir; engendra comunin y unidad. Cuando la medida del amor fraterno alcanza su plenitud, cuando una comunidad vive como comunidad de hermanos, llena de amor mutuo, se desborda la medida y surge el amor hacia todos. Del amor fraterno brota as la verdadera caridad (2Pe 1,7), que en definitiva puede transformarse en amor al enemigo, porque es capaz de amar incluso cuando no recibe amor en cambio. Quien ama a los hermanos, honrar a todos (lPe 2,17) y no se preocupar slo por el bien de sus hermanos en la fe, sino por el de todos sus semejantes (d. 5,15).La escuela de este amor es la comunidad cristiana de hermanos, en Ia que se aprende el amor fraterno y, junto con l, el amor para con todos. Quien ha practicado el amor fraterno en esta escuela, queda capacitado para amar tambin a los dems.Cuando se habla de amor fraterno, Pablo quiere quedar incluido: el amor es quien debe unir a los ms altos dignatarios con los fieles, y el apstol es el ms alto dignatario de la Iglesia. El amor es el principio rector de la direccin eclesial y de la cura de almas. Toda la actividad de un pastor de almas es servicio, manifestacin de amor.

13 ...y mantenga vuestros corazones irreprochables y santos ante Dios nuestro Padre, en el advenimiento de nuestro Seor Jesucristo con todos sus santos.

El Seor, en su parusa, reunir a tiempo los suyos y los salvar del castigo que Dios har caer entonces sobre el mundo (cf. 1,10). Los ngeles santos que le acompaan (cf. 2Tes 1,7) sern enviados y reunirn a los elegidos (Mc 13,27). Podr Cristo ayudarnos cuando tengamos que presentarnos solos e indefensos ante el trono judicial de Dios? Tambin para esto nos da fuerzas eI Seor ya ahora y para siempre (cf. tambin 5,23s), al derramar el amor en nuestro corazn (3,12) y robustecer as nuestros corazones. Todo progreso en el bien procede del Seor y hay que pedrselo a l. (_MENSAJE/13.Pgs. 39-65)

Parte segunda

INSTRUCCIONES PARA LA VIDA CRISTIANA 4,1-5,24

La accin de gracias introductoria (1,2-3,13) ha ocupado toda la primera parte de la carta. De forma semejante, la exhortacin final se extiende ahora para formar una segunda parte (4,1-5,24). No podemos limitarnos a ver en esta parte de la carta un mero discurso de exhortacin moral; es algo ms: Pablo no se limita a exhortar; da consignas apostlicas, directrices fundamentales para la vida cristiana en la comunidad y fuera de ella. Llana y fraternalmente expone en cinco temas la forma cristiana de vida. Esta tradicin cristiana (2 Tes 2,5) se remonta a Cristo mismo (1,6); el Apstol la propone en nombre de Cristo. Cierto que est adecuada vitalmente, en el Espritu Santo, a la situacin peculiar de la comunidad de Tesalnica, pero sigue siendo vlida y obligatoria para las comunidades y los cristianos de todos los tiempos. El Apstol intenta formular aqu, en sus rasgos esenciales, qu es lo que agrada a Dios (4,1), lo que Dios quiere (4,3; 5,18), y as lo afirma al principio y al fin. Con estas instrucciones pone los cimientos sobre los que ha de asentarse, dentro de la Iglesia, la vida cristiana. Es importante, por tanto, colocarse sobre estos cimientos apostlicos, evitando apoyarse en cualquier otra base.

INTRODUCCIN: PROCURAD AGRADAR A DIOS (4/01-03a).

1 Por lo dems, hermanos, ste es nuestro ruego y nuestra exhortacin en el Seor Jess: habis recibido de nosotros la manera de portaros para agradar a Dios; ya os portis as; seguid progr