1 semiologia del comics 1

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I l- ;I I r i ,- !-- I CoxslornacroNEs soBRE LA sEMro-rIC.{ DEL cópuc At<Nutro Eoua«oo !'Er.q.sco' f{uv hechos de la realidad que, a pesar de su obvia importancia social, r ltardan más que otros en obtener su aceptación como temas de análisis en un contextt-¡ universitario. Lo más probable es q,-re sea desde los años sesenta cuando la llamada historieta o cómic comienza a ser considerada como un posible objeto de estudio académico. +r Sin embargo, desde entonces aparecen, con bastante irecuencia, estudios de diferente tipo enfocados a hacer el análisis t1e este o6;eto cultural. Considerado en conjr-rnto como un fenómeno st-¡ciológico, instrumento ideológico, manifestaciór'r estética o extrapolación de otras artes (por ejemplo, de la literatura o ia pintura). los acercamientos se diversifican y multiplican. Sin embargo, Ios resultados concretos han siclo mo,lerados: son ip".,u, los'esbozos Para establecer un posible sistema analitico de la hisiorieta. se toman conceptos de otros campos (ra hteratura v el cine, sobre todo), pero no_sigmpre se logra presentar l_4tristorieta como Io que es: un hecho cultural co^ características propias v cliferenciadas. En muchos casos nos encontramos con simples repeticiones de las ideas va expuestas pr:r otros aurtores, o con complacencias impresionistas en las qr_re el autor se iegodea en Ia expresión de opiniones mu\/ personales, sin ilrtentar justificarlas. cr-ranclo no se trata de panfletos moralistas (cle izquiertla,o de derecha), Instittrto r-lc in[estigaciones Estetrcas. Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño. l-.rnri ersiclac'l tle Guadalajara. Se tlebe señaiar al respectt'r. que en 1967 se llevti a cabtr, en el \lusée des Arts Déctrratifs tlel P¿lacio rlel Louvre de París, la exposición Batula dessinée e! .ligtrrution turratiix, que rnarcó un hit.¡ en el acercamiertto a la historieta v su aceFrtacitin cultur¿rl. El catálogo tle esa qxprrsicitin está pubticado com<-¡ B¿r¡de ./¿ssilic tt filttrutiou ttarra-tiix: histoi-re- /es-!lu;tir¡ut',':'t'oductiott el *.ciu-/o-t¿¿ tle la band¿ des.silr,¿ tttttttLlial¿: ¡troce-riés narrati.fs et StructItre de !';:ttLt,¿( tltttts Ia pcúttttre cotttenrltorai¡rs. parís, Societé cl Eturles et Recherches tles Littératures Dessinees-Serg, 1 967. .' j { i t

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CoxslornacroNEs soBRE LA sEMro-rIC.{ DEL cópucAt<Nutro Eoua«oo !'Er.q.sco'

f{uv hechos de la realidad que, a pesar de su obvia importancia social,r ltardan más que otros en obtener su aceptación como temas deanálisis en un contextt-¡ universitario. Lo más probable es q,-re sea desdelos años sesenta cuando la llamada historieta o cómic comienza a serconsiderada como un posible objeto de estudio académico. +r Sin embargo,desde entonces aparecen, con bastante irecuencia, estudios de diferentetipo enfocados a hacer el análisis t1e este o6;eto cultural. Consideradoen conjr-rnto como un fenómeno st-¡ciológico, instrumento ideológico,manifestaciór'r estética o extrapolación de otras artes (por ejemplo, de laliteratura o ia pintura). los acercamientos se diversifican y multiplican.Sin embargo, Ios resultados concretos han siclo mo,lerados: son ip".,u,los'esbozos Para establecer un posible sistema analitico de la hisiorieta.se toman conceptos de otros campos (ra hteratura v el cine, sobre todo),pero no_sigmpre se logra presentar l_4tristorieta como Io que es: un hechocultural co^ características propias v cliferenciadas. En muchos casos nosencontramos con simples repeticiones de las ideas va expuestas pr:r otrosaurtores, o con complacencias impresionistas en las qr_re el autor se iegodeaen Ia expresión de opiniones mu\/ personales, sin ilrtentar justificarlas.cr-ranclo no se trata de panfletos moralistas (cle izquiertla,o de derecha),

Instittrto r-lc in[estigaciones Estetrcas. Centro Universitario de Arte, Arquitectura yDiseño. l-.rnri ersiclac'l tle Guadalajara.

Se tlebe señaiar al respectt'r. que en 1967 se llevti a cabtr, en el \lusée des Arts Déctrratifstlel P¿lacio rlel Louvre de París, la exposición Batula dessinée e! .ligtrrution turratiix, quernarcó un hit.¡ en el acercamiertto a la historieta v su aceFrtacitin cultur¿rl. El catálogotle esa qxprrsicitin está pubticado com<-¡ B¿r¡de ./¿ssilic tt filttrutiou ttarra-tiix: histoi-re-/es-!lu;tir¡ut',':'t'oductiott el *.ciu-/o-t¿¿ tle la band¿ des.silr,¿ tttttttLlial¿: ¡troce-riés narrati.fs etStructItre de !';:ttLt,¿( tltttts Ia pcúttttre cotttenrltorai¡rs. parís, Societé cl Eturles et Recherchestles Littératures Dessinees-Serg, 1 967.

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1-

\ rnu l Ítt E,i ¿ta r it, V ela :,, t,

en los cuales no se pretende comprender el hecho, sino sim¡:condenarlo o incluso satanizarlo-

En México, dada la situación de escasez intelectual y artístcual du¡ante cierta época se encontró este género, tro es hastafechas que se le ha comenzad.o a tomar mediinamente en serio-clibujantes jóvenes han contribuido en mucho a que nuestra visihistorieta deje de integrarse a objetos infantiloides y obtusos que pun rechazo casi instintivo en ¡.rna mayoría de lectores, y comenpercibir obras en las cuales alguien más o menos inteiigente pu«interés- Igualmente, la apertura de México a un mercado intermás amplio ha permitido un contacto menos limitado con la ob:creadores de historietas más notables dei mundo. cracias a ellpodido, en nuestro país, considerar el objeto cómic con un mÍseriedad, *5 y podemos tratar de entenderlo en sus razones d.esus funcionamientos.

En ese sentido, uno de-los mejores acercamientos a la cuestihistorieta es el que intenta considerarla como un problema estricsemiótico, analizarla como el tugar privilegiaclo doncl_e dos códigos d(el icórLico y el verbal) se encientran e interrelaciÁnan para prodcomunicación única. Esta visión nos parece altamente productiva ¡s". cLlliáorada con atención, pLres, en muchos aspectos, el proL,lemde la historieta es Ia forma particurar como logra ejercer sus sistrcomunicación. Su modo particular de significar.

flor supuesto, estamos mu'acostumbrados a convivir coir esrde expresión, que diario se nos prese^ta y ofrece desde ras pá¡Ios periódicos, y a trar.és de los cuadernos (corttic books) que seen los puestos de re'istas. sirr embargo, podemos d.arnos cuenta dcomprensión de este género no es tan simple como parece en el mmismo en que intentamos explicar su funcionamiento.

No obstante, el uso mismo der género, la forma como éstrpresenta en sus diferentes avatares, nos permite comprender «

cierBs características que son recu_rrentes en todos los obietos

15 Tal como establece el título de una ,Je las recopilaci.nes pioneras (en nuestnestudi,s sobre esta forma de expresión: EI có¡nic es argo serio, México, Eutesa, 1

E-.

7A

---TA r nulio Edu;r¡o Velasco

llusiracrón 1

La narración secuencialE. C. Segar: Popeye

Pero se debe insistir en ei señalamiento de que la idea misma deque hav un sistema secuencial en la narrativa de la historieta es de granimportancia, pues establece la forma característica como el relato delcómic se va construyend.o, para el receptor, a través de Ia lectura áefragmentos visuales relacionados entre sí por un ordenamiento sucesivo.Un ordenamiento que, como varios autores han señalado, ebedece, enOcciáenie, a las reglas :¡Lismas d.e las formas de nuestra gsclilura:e.rbal:es decir, que leemos una historieta como leemos una página de escritura,utilizando para establecer el orden de las r,'iñetas las mismas reglas que seemplean para establecer el ordenamiento de los signos verbaies.

72

-l:;?;ffi

Consrd¿r¿c¡orr¿s sobre la senuóttct del cóntic

autodenominan como historietas. El sistema modelizactor (como se lellama en la metodoiogía moderna) se define normalmente a partir delas recurrencias encontradas en todos los objetos que, sin lugar a duda,pertenecen a é1.

[!n ese sentido, es claro que uno de los elementoq_fqndamentalesde la funcionalidad del cómic es su aspectg. s.ecuencial, o de imágenesyuxtapuestas. Es evidente que este hecho debe formar parte de cualquierdefinición del género. Por supuesto, los primeros esbozos de los sistemas

comunicativos que actualmente son el bagaje habitual del cómic losencontramos ya en las pinturas rupestres, en las que un bisonte convarias patas sirve para representar el movimiento, en una técnica muysemejante a [a de cualquier historieta moderna. También, como a menud.o

se menciona, la pintura egipcia, el arte de los tlacuilos nahuas, las tapicerías

medievales europeas, ciertas estampas chinas, las historias en irnágenes

del siglo pasado, son todos antecedentes que, de una u otra manera,sugieren sistemas narrativos semejantes a los establecidos en la modemairistorieta. {6 Sin emb,argo, a toclas esas formas les faltaba algo fundamental:el sentido de interreiación semántica entre imágenes que distingue alcómic.[!n sistema de conexiones adecuadamente definido por WillEisner+7 con la denomLnación rle "arte secuencial',. pues, eiectivamerrte, en

una historieta cada imagen obtielle s_u verdadero sentido y funcionalidadpor el hecho de verse integrada dentro de un sistema de secuencia, en elcual el reiato se va construyendo en forma paulatina y por acumulaciónde signos, y en el que la significación se deriva cle la contir-ruidadexpresiva entre las imágenes. La imagen de una historieta, aislada de susantecedentes y cte su continuación, pierde gran parte de su significaciónnarrativa. Es la continuidad entre imágenes lo que hace el reiato, deuna manera característica y distintiva de este género. En realidad,cualquier lector de historieta advierte, por instinto, este proceso decomunicación implícito eÍr el género y lo utiliza sin problemas en sudescodificación.

Ver, al respecto, el libro de Cérard Blanchard: Histoire dc Ia te¡ule dessinée: unt histoira des

histoires en irragcs de la Prélustoire a nos 7r.rrrrs. Ver-viers: MaraL'trut. 1975.

El cóntic y el arte secuenciul, Barcelona, Norma, 1994.

C(ril¡ir1(,/',¡i i,/rc5 !()l)rr,/,l i(t/riiliri¡ it! c.titttic

-iE r.¡.Q?lvEQtr \P§ A IlC CCNcaN. \

rRePsuR oLor IQtrE CE€óf ra{r I -SlquE iE ñ'AühN pAs / .' ;¡5f,u-Evi Li¡ caiñ / '.r

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.í' A«)\NOR BE RT, ¡E SUIS_ TREg DÉ.qu.r

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C:E5TEXACT .

ELLE EN-/, A P^s !!

ilustración 2

Clrristi¿rn Cod.rrc{: Norbert et Knri

Dicho de otra manera, sabemos quelas costumbres de la lectura verbal, puesizqLrigd-a a derech.r y tle arriba abajo, enun ((text() escrito,,.

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cómic utilizaOccidente loremedo de la

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a su favorleemos delectura de

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1,r n ul ltt El u a r tlLt l:el t,r o

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Ilustración 3

Historieta japonesa

Kosuke Fujishima: ¡Oh, ni tlittss.

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+tiilIrttI

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Corr-sid¿r'rrtrrrrres sobrc l¡ suttitiltcd del cómít

un ejemplo divergente es el de Ia historieta japonesa que, como sabetoctc¡ ler-'tor cte rrrrur,grls, obedece a las r:eglas de la gyritura en u¡3i lenguadiferente a las occidentales, por Io cual se lee*de derecha a izquieñ,av comenzando por la qtre, puro norotros, sería la úliima página dellibnl o rcvist¡.

sin embargo, en todas las culhlras seguimos, al leer un cómic, un ciertoordenamiento diacrónico. Éste no es respetarlo al pie de la letra, puesresulta siempre posible re&resar q" l4A lmagen ya vista para confirmaro corregir r-rna primera apreciación, Io cual marca una de las diferenciasfunclamentales de este género con lo*cinematográfico. Aun así, estasecuencia determina en muchos aspectos la lectura, y para nosotros elprimer pictograma de una página es siempre el localizado arriba a laizeluierc1"r. L¿ lectr-rra de la historieta está por lo tanto, determinada por ''...

f la costumbre d.e [¿r lectur.r de los cód.igos de expresión verbal de cad.a ..,.,'

civilizaciórr y obedece a un sistema de representación secuencial. En "'nuestro caso las unidades ele montaje de cada página se articulan d.e

izquierda a derecha y de arriba abajo. Pero en el interior mismo dela viñeta o pictograma se obedece a este sistema: en una viñeta las

¡rartcs qLre se errcuentran a la izquierda y arriba pueden correspondera Lu1 ((antes,,, rnientr¿ls que las de la derecha y abajo eqr.rivaldrían a un

"después,,narrativo.

Ilurstracirin 4

Orden de la lectura del pictogram.tDibr-rjo de Quino

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,-\ ¡r uifu , L¡ltii;r'di, ltli¡¡t,

Eso 1o aPreciamc)s cc)I1 cl.lrirJ.rtl ell ('ste dibtrjo ete Qr-rincr, cu ei qlte

obterremos Lll"l eiemplo il1uv sigrriticatir'(). PLres el ;¡i,; rnisirlo c"teprende

ctel orrlenamie¡tr'r de ta lectr-rra. El receptor debe trrmar cr,rt.rcietrcia de

la acción de la muier (PreP.lrar el metrÓnomo) sÓlo despuiés r"1e h'rber

aSimiladg la ictea de cltre esta Palej¿t clt' músict'rs est"i cl Puntt) tle h.1Cer

el amor' La mir¡c1a se P¿lsetl p''lr Ia itlr'tgett clestle la izrlrric'rc-l¡' v 'lsinril¡paulatinanrente los elementos representtrtlos en ella: el instrumeuttt

mr.rsical en Su estuche, Ia silla con ta roPa, e[ hombre dobl"rudo con

cuidadO SuS pantaiones, [a Cama, [a muier semiclesnncla, el meiróuoruo

y, firralin.ente, el otrtr instrumento musical y la otra silla con más

i.rpu. Puecte Ser qLle la lectura no se ¿s5¿¡rolle en forma tan estricta y

diiciplinadñ, P€ro cle cualquier manera el espectador va sigurie^d, un

ciertó orcten de izquierda ¿r derecha que [e permite aPrenLler los signos

cle m¿rnera par-rlatina, con el fin de obtener una SorPresa humorístlca en

eicr:ncepto cle que dos músicos necesiten cle una cleterminaciórl rítutic.t

i¡'rC[uSO Para tener relaCiones Sexu¿rles- De no ocurrir así, si el lector

r,ro obtuviera ia información que sustenta el gng en forma secuenci¿rl

y orctenacta, [a broma perderÍa su sentido. En los ci-ristes corrtados cle

iorrr,.u verbal es también funrtamentai el ordenamiento eu el cut.rl S€ \'c1

proporcionando la ilrformaciórr. Un.r alter.rciti¡r clelorderr "correcto" echa

a per,ier la br(tma, tal Como S.rbe toda Persona que Se lrava errfrerrt¿rtlo

a un mal contcrrt)r rle chistes.TOCTO eStO determitta, igtr.r[t'¡ente, qLte aSí cClrnO €11 Ltt'Iel itli'lgetl

((panOrámic¿t,, O apaisada, eI lector *q]s5[i7¿,, sr-r mirada de izqr-rierda a

cterecha en Ia iectura de la imagen, etl Lrtl pictogr.rma r,'ertical Ia vista

clesciencla a partir clel trazo clue cierra [a inr;rgen en el "cielo".

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r- pI:lrlrrr¡f/r,jtr,: )dl,re lu ,ettttotic¡ ,)cl tót¡tr

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Ilustración 5

P ic tog ra m ;ls -v,

c, rt¡ca iesDibulcl tte Caza

77

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i

A r n ul h¡ [.tl ut r io Ve[Lt stu

Denlrc¡ de una soia imagen plrede tambien darse el carso, gracias a este

sistema de orcteiiáción secuencial de los signos, de que se desarrolle tocla

Llnaf-equeña anécdota.mínima, o que nos sean presentados dos /o más

instañtes ct9 un'desarrollo temporal. De allí surrgen l¡s ll.im¡,1,,, li,i*t,,,narrativag;'en las que encontramos ctlntenid.l tcld.r urn.r rr"lt'r.ltrion [-rrcv't',.':. /'presentaAa en una sucesión continua de eventos mínimos.

'. ,. .|: ;;,,1.,,,,

. .l ..i:

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..Ilustración 6

,it a viñeta narrativ/André Juillard: I¡s siete ttídas del Gat¡iltín

En la:viñeta narrativa, se leen de manera paulatina y secuenciailos signos que la irnagen ofrece, con lo cual se obtiene un efecto deIectura interna, como si el pictograma contuviera un desarrollo narrativobreve, pero completo en si mismo. La viñeta funci<¡na como un medio deestabiecer/ con gran ecorromí¿r narr"¡tiva, lrn.r serie de accior-res o eventosdentro de una sola irnagen, y no riividiclos en pictográffr.'ls distintos,con lo rlue se obtiene una especie ,-1e condensado semiótico que le damovimiento a la acción, o permite un mejor des;rrrollo o exposición de

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Con;ttl¿rdt'tttneS ¿obrt,la t ntiotttt tltl tLjmic

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I.r ¡-rs¡661.rtÍ¿ tle los persorl¿ljes. Es una fórmula que los grancres autorespuretien manejar de ft-¡rma notable, y res permite, por ejempro, ofrecer alletlt.r Llrl rusrlnr.ll tle lits ht:chos b¿isicos sobre los ci ales se construye Ltnasitr,rt:iri, sig.i[icativ¿r err er contexto ge.eral del relato.

Por supuesto, plrede ocurrir que ros autores intenten romper, pornredio de lúreas de fuerza o la rógica misma de lo narrativo, con el o¡dentr¿clicio^al de lectr-tra establecic{o, pero en esos casos se trata más bien deexperime.taciones formales qre no vienen a alterar en su base las reglasdel siste'ma. Por el c.^trari., [as refuerzan al ponerlas en evidenciallevá.dolas hasta el lÍr¡ite, o sacarlas de su estructuración básica.

Por otro lado, debemos considerar que en ra historieta, como enmuchas otras formas de expresión, los códigos de recttrr, ,u ir,tug.u'a través de r-rn complicado sistema de convenciones establecido pár hcosttrmbre, que ésta misma intenta convertir er"r leyes.

si. embargo, como un r'grado ejempro cle esu búsqueda de rupturadel orden narrativo convencional, podemos considerai algunas de laspági.as ctel dibujante italiano Guido Crepax, en ras q"I u

^."";;encontramos que el orderr de lectura está determinado por una seriede fragme^t,s de texto verbal (repartidos al parecer arbitrariamente)qlre .rcaban por dirigir la mirada y la atencion aet lector a través delespacio dibujaclo. Es r-rn caso particular de reorientación de la lecturaco^vencionalde la historieta, que no encuentra a menudo equivalente enlas obras de otros autores, qtre suele. ser más respetuosos de la tradiciónque establece la fomra «correcta» de narrar dentio cle la historieta, peroqlre, por ell. rnismo, es Lrn experimento digno de atención.

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