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19 “No se puede ser ecofeminista y ciberqueer al mismo tiempo.” Oído en un congreso de mujeres. Máquinas situadas Por lo general, las miradas feministas a la tecnología están marcadas por la polarización. En un extremo del discurso, las posturas de tradición más tecnófoba señalan la dimensión opresiva de las innovaciones técnicas, mostrándolas como un instrumento histórico de dominación de las vidas, los cuerpos, la sexualidad y las funciones reproductivas de las mujeres. Esta postura arrastra ciertas inercias HVHQFLDOLVWDV TXH DKRQGDQ HQ OD LGHQWLÀFDFLyQ HQWUH HO FXHUSR GH ODV PXMHUHV \ el entorno natural -una idea típicamente patriarcal- pero es también la que se ha HQFDUJDGR GH DQDOL]DU HO VHVJR PDFKLVWD \ HXURFpQWULFR GHO FRQRFLPLHQWR FLHQWtÀFR \ GH UHFXSHUDU FRQVHUYDU \ GLJQLÀFDU ORV VDEHUHV GH ODV PXMHUHV VREUH VXV SURSLRV cuerpos y sobre la naturaleza; saberes informales y colectivos que hoy forman parte de nuestra memoria común. En el otro extremo se encuentran las interpretaciones entusiastas GH OD WHFQRORJtD FX\R H[SRQHQWH PiV VLJQLÀFDWLYR VHUtD DTXHOOR TXH VH OODPy ciberfeminismo 1 , el movimiento artístico nacido en la década de los noventa que declinó para el activismo de género las palabras-clave de la primera ola de la cultura digital: comunicación de guerrilla, DIY, apropiacionismo, colectividad, conocimiento libre, horizontalidad, creación de redes, etc. Como todas las corrientes vinculadas con los new media, el ciberfeminismo fue marcadamente anglosajón y salvo excepciones 2 inspirado por un tecno-determinismo casi religioso. La tendencia general fue celebrar la tecnología aislándola de su contexto, sin prestar atención Web social y úteros de alquiler. Notas sobre la división sexual del trabajo en los circuitos integrados María Ptqk

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Web social y úteros de alquiler. Notas sobre la división sexual del trabajo en los circuitos integrados. Sección del fanzine editado por Erreakzioa-Reacción con motivo de la propuesta "Erreakzioa-Reacción. Imágenes de un proyecto entre el arte y el feminismo" en MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, del 23 de junio de 2012 al 6 de enero de 2013.

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“No se puede ser ecofeminista y ciberqueer al mismo tiempo.”Oído en un congreso de mujeres.

Máquinas situadasPor lo general, las miradas feministas a la tecnología están marcadas por la polarización. En un extremo del discurso, las posturas de tradición más tecnófoba señalan la dimensión opresiva de las innovaciones técnicas, mostrándolas como un instrumento histórico de dominación de las vidas, los cuerpos, la sexualidad y las funciones reproductivas de las mujeres. Esta postura arrastra ciertas inercias

el entorno natural -una idea típicamente patriarcal- pero es también la que se ha

cuerpos y sobre la naturaleza; saberes informales y colectivos que hoy forman parte de nuestra memoria común. En el otro extremo se encuentran las interpretaciones entusiastas

ciberfeminismo1, el movimiento artístico nacido en la década de los noventa que declinó para el activismo de género las palabras-clave de la primera ola de la cultura digital: comunicación de guerrilla, DIY, apropiacionismo, colectividad, conocimiento libre, horizontalidad, creación de redes, etc. Como todas las corrientes vinculadas con los new media, el ciberfeminismo fue marcadamente anglosajón y salvo excepciones2 inspirado por un tecno-determinismo casi religioso. La tendencia general fue celebrar la tecnología aislándola de su contexto, sin prestar atención

Web social y úteros de alquiler.Notas sobre la división sexual

del trabajo en los circuitos integrados

María Ptqk

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Revista “Wired”, marzo de 2011. “1 millón de trabajadores. 90 millones

de iPhones. 17 suicidios. De aquí vienen tus gadgets.

¿Debería importarte?”

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a cuestiones como las condiciones de producción del sector de la electrónica de consumo o la correspondencia entre la revolución de las comunicaciones digitales y el neoliberalismo global. Hoy ambas posturas siguen pareciendo irreconciliables. Sin embargo, el andamiaje conceptual que acampañó al ciberfeminismo contenía ya una lectura de la tecnología que permitía quebrar esta

Haraway sigue siendo posiblemente la contribución más visionaria y a la vez transversal sobre la tecnología. Haraway re-sitúa la tecnología en sus circunstancias para desenmascarla como proyecto político. En concreto, su propuesta del “conocimiento situado”3 sugiere que el sujeto que piensa nunca es un sujeto abstracto o a-histórico sino un sujeto insertado en un contexto económico, cultural o social, y que esta situación condiciona sus ámbitos de interés y sus observaciones. Desde Haraway, el conocimiento situado se ha convertido en la postura epistemológica característica del enfoque feminista de la ciencia que nos recuerda, a cada paso, que el saber objetivo no existe, que siempre se piensa con alguna intención y desde algún lugar.

forma en que se organizan los factores productivos en dos sectores muy concretos de la industria tecnológica: las redes sociales y las tecnologías reproductivas. Ambos son campos muy innovadores, no sólo en terminos técnicos sino también sociales pues contribuyen considerablemente a la transformación de los estilos de vida. Pero lo hacen apoyándose en un modelo de división del trabajo que perpetúa la devaluación de las actividades reproductivas y la explotación de las mujeres (o de los cuerpos-otros) en todas las fases de la cadena de producción. Del hogar a la matrizEn 2008 tuvo lugar un hito en la historia de internet. Por primera vez, las webs de pornografía dejaron de ser las primeras destinatarias

En otras palabras, Facebook destronó al porno4. La llegada de la web social correspondió con el momento en el que la creación de riqueza empezaba a inclinarse del lado de lo relacional, un movimiento que ha sido repetidamente interpretado como una de las señas de identidad del capitalismo tardío. Las redes sociales, en tanto que modelo productivo de la economía inmaterial, se basan en la gestión de capitales intangibles. Y esta gestión se lleva a cabo mediante el recurso a capacidades que se parecen más a las que han utilizado siempre las mujeres en el espacio doméstico que a las que han servido al obrero en la fábrica industrial, capacidades más cercanas a la esfera reproductiva que a la productiva. Tradicionalmente, la organización política de las mujeres se

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ha basado en la creación de redes, y las actividades que les han correspondido en la división tradicional del trabajo han sido las relacionadas con los cuidados y el mantenimiento de la comunidad. Pues si eso es así, entonces no es del todo descabellado constatar que existe un paralelismo entre, por un lado, el ama de casa que mantiene habitable un espacio, la madre conversadora, la esposa que vela por el cuidado

contemporánea del community manager, encargado de sostener y animar, a tiempo completo y mediante el despliegue de una multitud de tareas dispares, un entorno hiper-personal articulado

Tanto dentro como fuera de internet, lo que más se potencia hoy en la gestión de recursos humanos son las habilidades de orden afectivo y emocional (comunicación, escucha activa, empatía, etc.), la

de horarios y lugares de trabajo) y la aptitud para el multi-tasking. Y estas habilidades se aplican a tareas realizadas a tiempo completo

privada y el tiempo de no-trabajo, y cada vez más dentro del espacio doméstico. Las actividades de los y las usuarias de redes sociales son actividades relacionales y comunitarias, propias de la economía de los cuidados que tienden a ser, como el trabajo en la familia y en el hogar, invisibilizadas y devaluadas. Desde este punto de vista,

red es un territorio femenino pero más bien en el sentido nada utópico de un espacio de feminización del trabajo5. En mayo de 2012, la red social Facebook salió a bolsa con un valor de 88.000 millones de dólares, marcando el record de valoración en un estreno bursátil. ¿Quién produce este valor? La comunidad de usuarias. ¿Quién lo capitaliza? La empresa Facebook. Es decir, si en el modelo industrial, la productividad del operario se sustentaba en el trabajo invisible e impagado de su esposa en el hogar, en la economía de la web social la rentabilidad gravita en torno al trabajo invisible e impagado de las y los usuarios. Pues bien, de acuerdo con los estudios sobre socialidad en entornos de network, mientras que el productor de contenidos propios -quién ostenta visibilidad- tiende a ser hombre, el conector, es decir la persona que conversa, reenvía y enlaza

Foto de Natalie Behring para “Inside The Digital Dump”,

Foreign Policy, Mayo-Junio 2007

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-que es menos visible- tiende a ser mujer6. Y es precisamente en esa labor de interacción (comentarios, links, retuits, “me gusta”, etc.) donde más rentabilidad económica se genera, pues es la interacción y no la producción de contenidos lo que dispara los

y todos trabajamos gratis, pero las mujeres lo hacemos más y con menor visibilidad7.

es el sector industrial en que se asienta el mercado de la hipersocialidad- la división del trabajo también responde a un modelo ancestral de división del trabajo. En los dos extremos de la cadena, el rango más bajo lo ocupan mujeres, ya sea

cadena o como encargadas de recuperar los metales preciosos de los desechos electrónicos abandonados en los vertederos planetarios de Asia y África, con altos índices de toxicidad8. En el diseño de producto, la programación, la gestión o la ingeniería, las mujeres siguen siendo minoría, reciben por el mismo trabajo sueldos más bajos que sus compañeros y se enfrentan a multitud de obstáculos derivados de la todavía extrema masculinización de ese tipo de actividades. Si a esto añadimos que aún son, en todos los niveles, las principales proveedoras de las tareas de cuidado podemos concluir que, en términos de emancipación feminista, no hay nada nuevo tampoco por aquí.

Maternidades distribuidasLas tecnologías reproductivas están ampliando los límites de

in vitro, la proliferación de los bancos de semen y óvulos, la posibilidad de congelar embriones durante meses o años después de haber sido fecundados... son avances que expanden los conceptos de maternidad y paternidad y transforman los modelos de familia. Pero también están abriendo un nuevo mercado, muy rentable, que opera con el modelo de negocio característico de la economía globalizada. Los siguientes datos provienen de la web de Tammuz International Surrogacy, una empresa israelí especializada en servicios integrales de maternidad subrogada, un fenómeno más conocido bajo la expresión de “vientres de alquiler”9. Tammuz ofrece a su clientela, compuesta sobre todo por parejas heterosexuales y parejas de hombres gays, un seguimiento completo del proceso de subrogación, que incluye la selección de donantes, el tratamiento de estimulación del ciclo ovárico, la inseminación del embrión, la implantación en el

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“Smart Mom” (1999-2009), proyecto del colectivo ciberfeminista subRosa

Los clientes pueden elegir entre tres modalidades. En el llamado “Plan-Este” todo el proceso se realiza en India, con óvulos locales. Una vez fecundado, el embrión se implanta en el útero de una mujer india que permanecerá durante nueve meses en una “clínica especial” (en realidad, residencias en la que las madres subrogadas se encierran durante el embarazo para ocultarlo). El “Plan-Oeste” es idéntico pero en los Estados Unidos: la donante de óvulos es norteamericana, el vientre de alquiler también. La diferencia respecto al plan anterior es que es cuesta aproximadamente el doble porque tanto los óvulos como los úteros tienen un coste mayor en los Estados Unidos que en países como la India. En concreto, los óvulos de mujeres blancas tienen siempre un precio más elevado porque son los más demandados, ya que la mayoría de los clientes son de raza blanca y desean que su descendencia también lo sea; como en cualquier negocio, aquí también prima la ley de la oferta y la demada. El tercer plan, el “Plan Oeste-Este” o “Sudáfrica-Este”, combina los dos servicios más demandados de los otros planes: el bajo coste del embarazo en India con el uso de óvulos de mujer

blanca. El embrión se fecunda en los Estados

su gestación. El coste de esta tercera modalidad también es intermedio. Como en todas las industrias de implantación global, aquí también los factores productivos se deslocalizan a países en los que las materias primas y la fuerza de trabajo son más baratos, con la diferencia de que, en este caso, las materias primas son óvulos, semen y embriones, y la fuerza de trabajo proviene de las mujeres que venden su capacidad reproductiva.

En la organización de estos recursos se combinan varias tecnologías: tecnologías de comunicación para dirigir el proceso a distancia; tecnologías de procesamiento de información para la evaluación continua y la gestión de datos personales y bases de bio-datos; y tecnologías biomédicas para la estimulación del ciclo ovárico, la selección de óvulos,

in vitro y la implantación, así como técnicas básicas de ginecología y obstetricia. La maternidad subrogada es una implementación tecnológica de la capacidad reproductiva, que desplaza el

cyborg de Donna Haraway. Cuando Haraway

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y concepto (...) es permeable; más aun, mito y herramienta se constituyen mutuamente”10, lo hace precisamente para señalar que lo natural no es aquello que queda fuera de la tecnología, sino aquello que es naturalizado a través de ella11. La tecnología de la maternidad subrogada es, desde este punto de vista, una tecnología de naturalización. Pero a la vez, como todas las tecnologías reproductivas, es también una tecnología de

cercamiento12 en el sentido de que incorpora a la esfera del libre mercado recursos que hasta ahora quedaban fuera de las relaciones comerciales -como los óvulos, el semen, los embriones o los úteros fecundables- y lo hace replicando modelos de organización productiva de marcado caracter sexista y colonial.

ConclusionesEl cruce entre feminismo y cibernética, como el

Donna Haraway, nos dice que nuestros cuerpos son un compilado de códigos, una estructura de datos que puede ser subvertida, intervenida, hackeada. Pero siguiendo con esa misma lógica se hace visible que esos mismos cuerpos, a su vez, se conectan con una estructura de datos mayor, de escala planetaria, por la que circulan

primas y mercancías, distribuidos en todos los puntos del sistema y monitorizados a distancia. Esta estructura de datos, diseñada y gobernada también como un organismo cibernético, es al mismo tiempo un proyecto colonial y un proyecto de género.

Los binomios cultura/naturaleza, máquina/cuerpo, mecánico/orgánico, hombre/mujer no pueden ser analizadas al márgen de otro binomio fundamental, directamente conectado con la historia de la ciencia y con la historia del capitalismo: el binomio humano/salvaje. Historicamente el

ha mantenido hasta hoy y que preside el modelo de desarrollo económico nacido con la modernidad. Por encima de todo, ser salvaje quiere decir ser un recurso disponible. Lo que une al salvaje con la mujer y la naturaleza es que, en la organización capitalista todos ellos se consideran recursos susceptibles

Imágenes del documental “Google_baby” (Zippi Brand Frank, 2009)

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de ser explotados. Su explotación indiscriminada, invisible y barata es consustancial al funcionamiento de la máquina. Esto es especialmente visible en los casos en los que, mediante las innovaciones tecnológicas, se perpetúan bajo una apariencia nueva modelos muy viejos de explotación de la fuerza de trabajo. Es lo que ocurre en las redes sociales, donde los y las usuarias sienten que la actividad que realizan de forma gratuita es consustancial a su condición de internauta, de la misma manera que las tareas impagadas de la madre y el ama de casa se han presentado tradicionalmente como consustanciales a la identidad de mujer. Pero es aún más evidente en las tecnologías reproductivas, donde la fuerza de trabajo y las materias primas con las que se comercia están directamente incorporadas a los cuerpos; cuerpos cuya posición en la estructura productiva no es en todos los casos la misma: la estudiante europea que vende sus óvulos no es igual que la mujer india que alquila su útero, ni esta es igual que la profesional norteamericana que adquiere esperma congelado para hacerse inseminar.

dimensión narrativa de la ciencia, por demostrar que “hacer ciencia” es también poner en circulación ciertos mitos, relatos, cosmovisiones, ideas sobre el mundo. En consecuencia, puesto que la tecnología es un instrumento de producción de discurso, la estrategia feminista no puede consistir solamente en resistir per se al avance de las innovaciones técnicas, sino en analizar las transformaciones que se ponen en marcha a través de ella. Transformaciones que, la mayoría de las veces, tienen al mismo tiempo consecuencias emancipadoras y de dominación y necesitan ser analizadas a la vez desde el paradigma tecnoqueer y desde las reivindicaciones ecofeministas, desde la celebración del potencial liberador de las tecnologías y desde la denuncia de los patrones ultra-capitalistas y explotadores en que se asientan. Cada una de estas posturas, por su lado, no puede dar respuesta a las complejidades del horizonte tecnológico pero los caminos que comunican entre ellas no están trazados, hay que inventarlos.

Notas:1. Para un recorrido general sobre la historia del ciberfeminismo, con textos y materiales de referencia, se pueden consultar los archivos de Mujeres en Red (http://www.nodo50.org/mujeresred/cyberfeminismo.html) y e-Mujeres.net (http://e-mujeres.net/ciberfeminismo).2. Wilding, Faith y Critical Art Ensemble, “Notas sobre la condición política del ciberfeminismo” publicado en Mujeres en Red: http://www.mujeresenred.net.3. Haraway, Donna, “Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza”, Cátedra, Madrid, 1995.4. http://extremisimo.com/las-redes-sociales-superan-todo-en-internet-por-primera-vez/

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Madres subrogadas en el periódico “Indian Voice”, Melbourne, 2011

5. La obra de Sadie Plant es posiblemente la formulación más elaborada del

la que el poder aún no estaba distribuido y se podía jugar a re-escribir la historia: “La tecnología puede aportar al feminismo algo que nunca tuvo a su disposición,

donde recorre la historia del primer programador informático, la decimonónica Ada

organizado en torno a la idea de matriz, en el que el código binario (los ceros y unos) encarna la posibilidad de la igualdad perdida (los unos son los hombres y los ceros, los 0-tros, son las mujeres). Plant, Sadie, “Ceros + Unos”, Destino, Barcelona, 1998.6. Los estudios que destacan la predominancia de las mujeres en las redes sociales se suceden desde 2009. Ver, por ejemplo, el informe “State of the Media. The Social Media Report. Q3 2011” publicado por la consultora Nielsen en 2011, http://www.nielsen.com.7. “El aumento de la presencia de la mujer en la red es una situación muy similar a la

cuando los maridos de clase media estaban más que satisfechos de comprar un

en sus labores domésticas. En este caso la tecnología fue usada para aumentar el

Wilding, Faith y Critical Art Ensemble, op. cit.8. Cobbing, Madeleine, “Toxic Tech: Not in Our Backyard. Uncovering the Hidden Flows of e-Waste”, Greenpeace International, Amsterdam, 2008.9. Tammuz International Surrogacy: http://www.tamuz.com. Las actividades de esta empresa son el hilo conductor del documental “Google_baby” (Zippi Brand Frank, 2009).10. Haraway, Donna, op. cit

sexual”, Opera Prima, Madrid, 2002.12. Federici, Silvia, “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”,

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ERREAKZIOA-REACCIÓNEdición y coordinación editoral: Erreakzioa-Reacción (Estibaliz Sádaba y Azucena Vieites)Editora invitada: María José Belbel BullejosDiseño: Estibaliz SádabaImpresión: Imprenta LunaTirada: 500 ejemplaresEdición 1ª: junio 2012Deposito Legal: BI-1036/2012ISBN: 978-84-695-3746-6El Copyright de los textos, las traducciones y las imágenes pertenece a las autoras y el del texto de Eve Kosofsky Sedgwick a Duke University Press.

Agradecimientos: Agustín Pérez Rubio, Helena López Camacho, Gabriel Villota Toyos yLourdes Merino.

Este fanzine ha sido editado por Erreakzioa-Reacción con motivo de la propuesta Erreakzioa-Reacción. Imágenes de un proyecto entre el arte y el feminismo en MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, del 23 de junio de 2012 al 6 de enero de 2013.

This fanzine has been edited by Erreakzioa-Reacción on the occasion of Erreakzioa-Reacción Images of a Project between Art and Feminism at MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León from June 23, 2012 to January 6, 2013.