voces_de_mujeres_2008 (historias de vida y exclusión en primera persona)

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    voces de mujeresHistorias de vida en primera persona

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     V OCES DE MUJERES: 

    HISTORIAS DE VIDA EN PRIMERA PERSONA * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

     Autores

    Escuela de Periodismo Universidad Diego PortalesFundación para la Superación de la PobrezaDepartamento de Trabajo Social Universidad Católica Silva Henríquez

    Título Libro

     Voces de Mujeres: Historias de vida en primera persona

    Derechos Reservados

    Inscripción Registro de Propiedad IntelectualN° 173099ISBN: 978-956-7947-75-1

    Una publicación de

    Hogar de CristoEscuela de Periodismo Universidad Diego PortalesFundación para la Superación de la PobrezaDepartamento de Trabajo Social Universidad Católica Silva Henríquez

    Diseño y Diagramación

     www.cerocuatro.cl

    Impreso en ChileHonver Publicidad1.000 ejemplares

    Citar como: Voces de Mujeres: Historias de vida en primera persona.Una publicación del Programa Comunicación y Pobreza (desarrolladopor el Hogar de Cristo, la Universidad Diego Portales y la Fundaciónpara la Superación de la Pobreza) y la Universidad Católica Silva Henrí-quez. 2008. Santiago, Chile.

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    I Prólogo

    II Introducción

    III Metodología de trabajo  Objetivos del estudio  Equipo responsable  Opciones metodológicas

    IV Historias de vida  Bernarda · La pobreza hay que enfrentarla juntos

    Paula · Los ricos se apoderan de todo y el pobre sigue pobre  Patricia · Mi hija ha sido mi cruz y mi razón de vivir

    Mercedes · Todavía no tengo tiempo para vivirElisa · Soy soltera…y me quedé con mis hijasMaría · Estoy en edad de distraerme

      Elena · Todos los días hay que volverse a pararSandra · Vivir en la hospedería

      Luisa · Si uno lucha, tiene lo que se propone

    Marcia · Lo que más valoro es la educación  Leonor · Ya no quiero más, necesito salir de esto

     V Bibliografía

     VI Crónicas  Benito Baranda · La pobreza en Chile  Verónica Oxman · Pobreza, concepto que cambia cuando

    se trata de personas   Andrés Azócar · Prácticas periodísticas e industria de los medios:

    Incomunicación, expectativas y decepción

      Leonardo Moreno ·

     Vivienda y exclusión territorial  Paulo Egenau · Pobreza y vulnerabilidad en las mujeres

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    Indice

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    4 * comunicacion y pobreza

    Este libro es parte de una línea de investigaciónque no ha tenido continuidad en las cienciassociales chilenas. En efecto, son muy pocos lostrabajos dedicados a comprender la pobrezadesde lo cotidiano y su realidad microsocial.La pobreza aparece mucho más en las agendas

     y en los discursos sociales que en los centros deinvestigación o en las universidades.

    El libro Voces de mujeres: Historias de Pobreza en PrimeraPersona invita a retomar una cierta tradición deestudios sobre la pobreza desde la subjetividad.Lo hace a través del testimonio de un conjun-to de mujeres que han permitido compartir laexperiencia de sus vidas en toda su riqueza ycomplejidad.

    Un aporte de estas entrevistas es la sensibilidad

    con que las autoras presentan estas microhisto-rias de vida. Pierre Bourdieu, en su estudio clá-sico en este género de investigación testimonialsobre la pobreza, La Miseria del Mundo, plantea:

    “Ahora bien, ¿cómo facilitar los mediospara comprender, es decir, para captara la gente como es?... ¿Cómo explicarsin ‘sujetar con alleres’? ¿Cómo evitar,por ejemplo, dar a la transcripción de laentrevista el aspecto de un protocolo de

    caso clínico?”

    La solución que se ha seguido en este texto ha sidodejar que las entrevistas hablen por sí solas sin seracompañadas por la lectura de un ‘analista’, evi-tando, así, que otros hablen por las entrevistadas.

    En Chile existe una cierta trayectoria sobre eltema mujeres y pobreza. Entre otros trabajospodemos recordar el de Teresa Valdés Venid, ben-ditas de mi Padre de 1988. Se trata ahí de recuperarla voz de sujetos que tradicionalmente no hantenido presencia pública. Por su parte, las in-

     vestigaciones cualitativas sobre pobreza (pen-semos en la de Martínez y Palacios Informe sobrela Decencia de 1996) también poseen una trayec-toria signicativa. Sin embargo, el modo comolos sujetos de este libro que presento –las mu-

     jeres pobres- experimentan en su vida cotidianalos medios de comunicación es un tema que ha

    estado demasiado ausente de nuestra academia yen esto radica el aporte de esta investigación.

    Cada una de las historias tiene el valor de ha-blarnos de las profundas transformaciones queha experimentado este fenómeno en nuestropaís. Nos describe las características de vida delos “pobres”, las estrategias de sobrevivenciaque emplean para salir adelante, sus poten-cialidades, alegrías, sueños y aspiraciones. Eneste contexto, más que hablar de la pobreza, las

    protagonistas dan cuenta en su relato de las“pobrezas” que les ha tocado enfrentar, reco-

    nociendo así la heterogeneidad, integralidad ydinámica de esta situación.

    Los testimonios ponen de maniesto concre-tamente la tremenda desigualdad de la sociedaden que vivimos, donde ser pobre o excluido essobre todo carencia de ciudadanía, en la me-dida en que está siendo negada la titularidad dederechos sociales y la participación en la vidapública. Por lo mismo, esta mirada hacia susbiografías, hacia su cotidianidad y, en deni-tiva, hacia su palabra sugiere caminos posiblespara asumir como país la tarea de generar unasociedad más justa.

    El texto que tenemos en nuestras manos, no es sóloun insumo para reexionar en torno a los marcosconceptuales y estrategias de intervención en po-

    breza, también constituye un desafío para pregun-tarnos por el rol que está jugando la industria delos medios de comunicación en este proceso.

    Sabemos que los medios de comunicación sonparte de un escenario mucho mayor, que estácompuesto por las representaciones de la po-breza que tienen los segmentos no pobres de lasociedad y por las visiones y creencias que se hanconstruido desde el Estado. En este sentido, losmedios de comunicación reproducen un senti-

    do común instalado y colaboran junto a otrosactores con la segregación y la exclusión social.

    IPrólogo

    * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

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    historias de mujeres * 5

    En la compleja sociedad actual, caracteriza-da por sus dinamismos, contradicciones y laemergencia de nuevos problemas sociales queafectan a amplios sectores del país, los mediosde comunicación, al igual que otros actores so-ciales, juegan un rol fundamental otorgando

     valor, reputación o dignidad a los distintos fe-nómenos y situaciones. Este estudio muestra laexistencia de un desfase entre las visiones de laspersonas y aquellas que construyen los medios.

     Y esto, en tanto permite escuchar voces que noestán siendo escuchadas, y percibir miradas queno tienen espacios habituales de acogida.

    Pese a que lo público, por denición, es el lugardonde somos todos iguales como miembros deuna sociedad, los medios están reproduciendo di-ferenciación. Nos integran a alguna modalidad del

    ser ciudadano, pero lo hacen desde las diferencias.En los medios tampoco somos todos iguales.

     Y el mayor desafío se encuentra en la expectativagenerada, ya que no sólo hay un debilitamientode lo público, sino que mucho de lo públicose ha trasladado a la esfera de lo medial y, porlo tanto, la responsabilidad de lo público creceen los espacios mediáticos. Lamentablemente,aunque hay buenos ejemplos que actúan comoexcepciones, los medios tienden a reproducir

    una visión segmentada. La televisión particu-larmente, está generando pocos vínculos de in-

    tegración como espacio de conversación, pesea la gran necesidad que existe por parte de losgrupos más olvidados por establecer presenciaen una sociedad tan diferenciada.

    El valor de este trabajo consiste en que nos per-mite explorar las relaciones que personas en si-tuación de pobreza mantienen con los medios decomunicación. La particularidad es que se tratade un acercamiento hacia la relevancia y no sólohacia la inuencia. Las mujeres de estas historiasmuestran aprendizajes y hacen instrumentaliza-ciones prácticas de lo que reciben desde los me-dios para poder situarse en el mundo. Para variasde ellas, los medios son casi el único vínculo quetienen con otros segmentos de la sociedad. Ellasconocen bien los medios, hacen distinciones -nas entre ellos, son expertas en el tema.

    Por lo mismo, experimentan una intensa frus-tración al contrastar sus realidades con la manerade mostrarlas los medios de comunicación. Estosno siempre están a la altura. Falta de contextuali-zación, ausencia de problematización y las estig-matizaciones propias de la distancia son elemen-tos del proceso de construcción que, al nal,reproducen y consolidan muchas distorsiones.

    Una explicación, aunque parcial, de este im-

    passe reside en que los medios son hábiles parahablar, pero débiles para escuchar. La industria

    comunicacional debería constituir una granantena para seguir tendencias, tarea que noestá cumpliendo adecuadamente. Pero el con-tacto con sus audiencias no es una opción, esuna necesidad de los medios. Este vínculo conlas personas resulta algo imprescindible. Sinembargo, se produce respecto a las audienciasuna paradoja, porque, pese la necesidad de losmedios por conocerlas, las ven como objeto yeso inevitablemente las aleja.

     Vivimos en los últimos años otro cambio ma- yor en el escenario social, debido a las posi-bilidades que están generando las novísimastecnologías de información y comunicación.En este viraje los medios masivos no van a des-aparecer, pero sí se van a resituar. Incluso, anteeste nuevo escenario, se podría ser optimista.

    Particularmente Internet se vislumbra comouna gran oportunidad para ampliar la diver-sidad de voces y de protagonismos de las per-sonas en situación de pobreza. Pero para queesta posibilidad se concrete, se debe garantizarel acceso en el corto y el mediano plazo a esastecnologías y promover sus usos signicativosen todas las personas.

     Carlos Catalán Bertoni

      Sociólogo

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    6 * comunicacion y pobreza

    Este trabajo pertenece a una línea de investiga-ción-acción y publicaciones que se inicia el año2004 como parte de la Alianza Comunicación

     y Pobreza que conforman el Hogar de Cristo, laFundación para la Superación de la Pobreza y laEscuela de Periodismo de la Universidad DiegoPortales. Su objetivo se orienta a promover y

    reforzar cambios en las maneras de comunicarlas temáticas de pobreza y exclusión social, demodo tal que la actividad medial, en general,

     y la periodística en particular, constituyan unaporte a la superación de estos problemas.

    Estudios anteriores de esta Alianza abordaronla perspectiva de las personas en situación depobreza, el contenido periodístico de la televi-sión y la prensa escrita al cubrir este tema y laopinión de los periodistas acerca de la pobreza.

    En dichos estudios, entre otros aspectos, sepudo constatar que tanto el fenómeno de lapobreza, como “los pobres”, son asociados aimágenes, ideas, situaciones y problemas queaumentan la desventaja social a la que estánsometidos, enfrentándolos a nuevas formas deexclusión social.

    Sabemos que los contenidos que construyen y transmiten los medios son la expresión de

    una compleja relación entre cultura, sociedad y medios de comunicación. Por lo tanto, tie-

    nen a la base signicados, creencias e imágenespresentes en la sociedad. Creemos que, másque responsables exclusivos de esta manera de

     visibilizar el tema de la pobreza, los medios decomunicación están siendo también el reejode la manera en que el fenómeno está presenteen el discurso social dominante.

    En este contexto, el desafío es avanzar en lacomprensión del tratamiento mediático quese da a los fenómenos de la pobreza y la ex-clusión social, profundizando los resultadosobtenidos en estudios anteriores y contribu-

     yendo al debate social informado para, de estamanera, aportar a la comprensión del fenó-meno y a la integración social. Con ello, tam-bién buscamos aportar a la profundización dela democracia, en términos de avanzar hacia

    la igualdad de oportunidades para todos loschilenos y chilenas, proceso en el cual los me-dios de comunicación pueden hacer un apor-te signicativo.

    Estudios y acciones previos que ha desarrolladola Alianza Comunicación y Pobreza se han rea-lizado en conjunto con distintos socios estraté-gicos. En esta oportunidad sumamos energías ytrabajo con la Universidad Católica Silva Hen-ríquez, particularmente con su Departamento

    de Trabajo Social.

    Queremos reforzar la idea que estas “sumas”nos parecen una excelente señal, ya que temascomplejos como estos no son exclusivos de na-die, y por el contrario, es el trabajo cooperati-

     vo el que nos da buenas posibilidades de haceraportes signicativos.

    Esperamos que este texto sea de utilidad paraestudiantes de las ciencias sociales, ciencias hu-manas, académicos, representantes de la socie-dad civil, y en general, todo aquel que se sientainteresado por los desafíos de la comunicación,la pobreza y el desarrollo. Este material pre-tende ser un apoyo a los procesos de enseñanza

     y aprendizaje para las carreras de pregrado endistintas casas de estudio.

    II Introducción* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

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    historias de mujeres * 7

    Objetivos del estudio

    Esta publicación intenta profundizar en la pers-pectiva subjetiva de mujeres que experimentanpobreza y exclusión social en Chile, a travésdel conocimiento de sus historias de vida. Conello, se espera contribuir a la comprensión de

    realidades que muchas veces desaparecen en lasestadísticas y cifras macroeconómicas y cuyo co-nocimiento revela la complejidad, multidimen-sionalidad e integralidad de los fenómenos dela pobreza y la exclusión social. Esta indagaciónbusca evidenciar la manera en que sus protago-nistas construyen y dan sentido a sus vidas, vin-culando, a la vez, sus historias personales con losprocesos macrosociales en los que se insertan.

    En este sentido, la perspectiva adoptada exami-

    na las recurrencias entre las experiencias per-sonales de las mujeres entrevistadas y el cono-cimiento construido en torno a los fenómenosde la pobreza y la exclusión social. Del mismomodo, esta experiencia se orienta a dar a co-nocer la forma en que las audiencias, en nues-tro caso, personas en situación de pobreza, re-signican los mensajes que consumen desde losmedios de comunicación.

    Este es un texto de carácter testimonial cuya

    edición se realizó intentando dar cuenta, demanera dedigna, del relato de las personas

    entrevistadas. En este contexto, el rol de laseditoras se orientó a destacar aquellos aconte-cimientos relevantes en la organización de sus

     vidas, así como el papel que los fenómenos dela pobreza y la exclusión social han jugado endichos acontecimientos.

    Esta radiografía parcial y desde las protagonis-tas como actores clave, pretende ser una con-tribución a la comprensión del fenómeno de lapobreza, a su multicausalidad y multidimensio-nalidad, a sus dinamismos y rigideces. En otraspalabras, un aporte al diálogo, al encuentro y ala integración desde el respeto.

    Con estos objetivos, esta publicación combina lafuerza de lo testimonial con antecedentes emana-dos de estudios sobre el fenómeno de la pobreza

    en Chile, de acuerdo con cada historia. Despuésde las historias de vida, un complemento lo apor-tan destacados profesionales que profundizan enalgunas de las dimensiones clave, favoreciendo,de esta forma, una mejor comprensión de las di-mensiones de la pobreza en cada narración.

    Equipo responsable

    Diseño y coordinación del estudio:  VictoriaUranga Harboe, académica Universidad DiegoPortales y Verónica Verdugo Bonvallet, acadé-mica Universidad Católica Silva Henríquez.

    Diseño del instrumento de recolección deinformación: Victoria Uranga, Verónica Ver-dugo, María Angélica Rodríguez, Ana MaríaContreras, María Eugenia Calvín, Fabiola Ser-na, Katia García, Marcela Sánchez.

    Capacitación y Supervisión de la aplicacióndel instrumento:  Verónica Verdugo, María

     Angélica Rodríguez, Ana María Contreras,María Eugenia Calvín, Fabiola Serna, KatiaGarcía, Marcela Sánchez.

     Aplicación de las entrevistas en profundidad:Candy Calle, Dominike Pino, Daniela Pérez,Carla Torrejón, Diego Páez, Paolo Sotelo, Fa-biola Cornejo, Roxana Durán, Camila Ara-

     ya, Paulina Zapata, Solange Agurto, PalomaCáceres, Johanna Contreras, Karen Cuevas,

     Adriana Andrade, Guillermo Díaz, María Te-resa Oyarce, Cinthya Vargas, Vanesa Negrier,Daniela Gutiérrez, Consuelo Ramos, GloriaLeón, Claudia Herrada y Luisa Romero.

    III Metodología de trabajo* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

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    8 * comunicacion y pobreza

    Construcción y edición de las historias de vida: Victoria Uranga, Verónica Verdugo, Da-niela Carrasco, Francisca Fonseca, Sonia Ga-lleguillos y Alejandra Yermany.

    Desarrollo de conceptos:  Equipo Fundaciónpara la Superación de la Pobreza: Claudia Farfán,

    Cristián Egaña, Mauricio Rosenblüth, CatalinaLittin, María José Rubio e Ingrid Padópulos.

    Diseño y Diagramación: www.cerocuatro.cl

    Opciones Metodológicas 

    El origen de este trabajo se sitúa en la necesidadde profundizar el conocimiento en torno a losfenómenos de la pobreza y la exclusión social.

    También en la necesidad de mostrar y conocerlas formas cómo las personas en situación depobreza re-signican los mensajes que recibende los medios. En este contexto se formula esteproyecto, considerando las valiosas experien-cias de formación de pre-grado que se desa-rrollan en el ámbito académico desde el trabajosocial y desde el periodismo, tanto en términosde intervención y generación de informaciónsobre la pobreza, en el caso del primero, comoen el conocimiento de la forma de comunicar

    estas experiencias, en el caso del segundo.

    Este trabajo se desarrolló en varias etapas. Enla primera de ellas, se diseña el proyecto y seacuerda la metodología a utilizar en la pers-pectiva de obtener los antecedentes necesariospara dar curso a la presente publicación. En unsegundo momento se elaboró el instrumentode entrevista que permitió profundizar en las

    distintas dimensiones de la pobreza y la comu-nicación, así como orientar la posterior reco-lección de información.

    Con esta información, durante el segundo se-mestre del año 2007, los estudiantes de la ca-rrera de Trabajo Social de la UCSH, en el marcode la asignatura “Pobreza y Exclusión Social”,realizaron una secuencia de entrevistas en pro-fundidad a alrededor de cincuenta personas quese encontraban en situación de pobreza. Los ejes

    temáticos que guiaron las entrevistas son: I An-tecedentes de la historia del sujeto y su familia deorigen, II El sujeto y su familia actual, III Per-cepción sobre la pobreza, necesidades/satisfac-tores, exclusión social y desarrollo humano y IVPobreza y medios de comunicación.

    La selección de las personas entrevistadas fuerealizada por los estudiantes sobre la base decuatro criterios. Debían ser personas que a) seencontraran en situación de pobreza, b) tuvie-

    ran su residencia en alguna de las comunas dela Región Metropolitana c) accedieran a dar a

    conocer su experiencia mediante una serie deentrevistas durante el semestre, y d) que auto-rizaran la eventual publicación de su historia.

    Las personas fueron contactadas por los estu-diantes en distintos lugares y sectores geográ-cos de la Región Metropolitana. Ello incluyó

    la calle, instituciones dedicadas al tema de lapobreza y los propios domicilios de los sujetosentrevistados. Sin embargo, la mayoría de lasentrevistas se llevaron a cabo en el domiciliode las entrevistadas. Los estudiantes de trabajosocial concluyeron su trabajo con la transcrip-ción de la información.

    Una vez nalizada esta primera fase del trabajode campo se constituyó un equipo con estu-diantes de periodismo de la UDP que asumió

    la función de construir las historias de vida apartir de la información recolectada con lasentrevistas.

    Los criterios básicos que se utilizaron para laconstrucción de estas historias fueron: rescatede la perspectiva histórica y actual de la pobre-za en la historia del sujeto, delidad al texto ya las formas de expresión del sujeto y, valora-ción de la relación que el sujeto establece conlos medios. Sólo en casos muy excepcionales,

     y en la perspectiva de facilitar la comprensiónde la historia, en el proceso de edición se optó

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    por adecuar el relato de las entrevistadas, sinque ello modicara el sentido del mismo. Losnombres de las protagonistas fueron modica-dos para proteger su identidad.

    Las historias seleccionadas para su publicaciónquedaron determinadas por aquellos casos que,

    cumpliendo con los requisitos anteriormenteseñalados, fueran, en conjunto con los demás,capaces de dar cuenta de distintas dimensionesde la pobreza. Para ello se consideraron variablesespecícas como: grupo etáreo de pertenencia,

     jefatura de hogar, tipo de familia, ubicación te-rritorial y lugar de residencia, posición adop-tada por el sujeto para enfrentar la pobreza,nivel educacional, ocupación e ingresos. Por suparte, el número de historias contenidas en lapublicación tiene relación con el hecho de que

    la inclusión de nuevas historias no se justicabaen tanto no aportaban nuevos elementos a los yarelevados en los casos escogidos.

    Las comunas representadas en las historias esco-gidas son: Pudahuel, Lo Espejo, Renca, Puente

     Alto, La Florida, Quilicura, San Ramón, SanBernardo y Santiago Centro. El promedio deedad de las mujeres entrevistadas es 53, la más

     joven tiene 31 años y la mayor tiene 78 años.

    Es importante señalar que, pese a que el criteriode género no fue intencionado inicialmente, la

    publicación se centra en historias de mujeres.Ellas fueron quienes estuvieron más dispuestasa participar de esta experiencia, constituyén-dose en informantes clave.

    Dada la complejidad del fenómeno de la po-breza, este trabajo no pretende agotar la com-

    prensión del tema. Su fortaleza está precisa-mente en lo contrario: un conjunto de miradasparciales y diversas, que muestran la riqueza delas formas en que las protagonistas se sitúan y

     vivencian esta situación.

    En cada historia se han incorporado una seriede recuadros, cuya nalidad es contextualizar-a nivel macro social- distintas dimensionesde la pobreza que fueron apareciendo en losrelatos de las entrevistadas. Por otra parte, las

    historias se acompañan de crónicas, elaboradaspor profesionales especialistas en la temática,que abordan aspectos centrales para la com-prensión de la pobreza.

    En esta oportunidad, nuestras protagonistasfueron las mujeres de la Región Metropolitana.Esperamos que futuros trabajos exploren lasparticularidades y coincidencias con mujeresde otras regiones, de los hombres, de los niños

     y niñas, de personas de los pueblos originarios

     y de toda la gama de nuestra diversidad.

    Considerando que la experiencia de la pobrezaes un problema de múltiples dimensiones queda cuenta de la sociedad desigual que hemosconstruido, esperamos que este documento seauna invitación al desarrollo de nuevos trabajos,experiencias y un aporte a la discusión en tor-no a la generación de propuestas de acción co-

    lectiva que contribuyan a enfrentar, como país,un fenómeno de responsabilidad compartida.

    Hogar de CristoFundación para la Superación de la Pobreza

    Escuela de Periodismo Universidad Diego PortalesDepartamento de Trabajo Social

    Universidad Católica Silva Henríquez

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    10 * comunicacion y pobreza

    Bernarda

    La pobreza hay que enfrentarla juntos

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    historias de mujeres * 11

    Debajo de la manta de papá 

    Mi papá es mapuche y mi mamá es mestiza conespañol. Cuando chica me señalaban con eldedo y me decían: ¡ahí va la indiecita! Eso mehacía sentir muy mal. Un día, mi papá me dijoque los mapuches son los dueños de esta tierra

     y que hay que sentir orgullo. Igual no me dio suapellido, creo que porque él también se sentíadiscriminado y no quería que sufriera.

    Nací en Paillaco, en el campo, cerca de Futro-no, en un fundo que se llamaba Santa Filome-na, cerca de Valdivia. Mis papás trabajaban ahí.Mi mamá era separada con cuatro hijos, o seatres, porque uno murió. Cuando conoció a mi

    papá se pusieron a vivir juntos y ahí nacimos mihermano y yo.

    Mi papá había juntado dinero cuando solte-ro y compró un sitio en el pueblo. El sitio notenía nada, sólo hierbas y ores, ores silves-tres. Ellos tuvieron que construir la casa. Mipapá con mi mamá iban a cortar árboles; juntoa las fonolitas y las tejuelas fueron armándola.Recuerdo que estábamos con la casa a medioterminar, cuando nos pasaron a vacunar con-

    tra la viruela. ¡Fue terrible! (entre risas) A mihermano le subió la temperatura por la noche y estuvo muy mal.

    No teníamos juguetes, sólo jugábamos con lascosas que había en el campo: con la tierra, asubirnos a los árboles. Mi papá le hizo un em-boque a mi hermano, a mi nunca me resultaba¡me pegaba en las manos! A medida que íba-mos creciendo, fuimos haciendo amistad conlos vecinos y jugábamos a la ronda, al luche.

    Mi hermano jugaba a la pelota y al tejo consus amigos.

    Mi papá nos daba instrucciones militares: noshacía pararnos bien, nos hacía hacer salto lar-go, salto alto y salto con garrocha. Hasta nosconstruyó una barra para que hiciéramos ejer-cicios. ¡Era nuestro instructor! Cuando nosrecogíamos en la casa por las tardes, él nos to-maba a cada uno en una pierna y nos contabahistorias. No cuentos, sino anécdotas de lo quepasó cuando hizo el servicio militar.

     A los ocho años, mi papá empezó a trabajaren un aserradero. Él era el bueyero, o sea leamarraban un árbol a los bueyes y él los lle-

     vaba al río. Ahí lo soltaba, para que el agua losiguiera arrastrando río abajo. Todo el dinerodel trabajo se lo ahorraba, era niño, no tenía

     vicios en ese tiempo. Sé que fue a una escue-lita rural, donde había poquísimos alumnos yla profesora atendía de primero a cuarto año.Mi papá era un hombre de muy buena memo-ria y muy inteligente, entonces se aprendió loscuatro cursos en un año. Más de eso no estuvoen la escuela.

    Cuando creció, mi papá trabajó de maestro.Construía galpones para guardar las semillas detrigo, las papas. La gente rica guardaba las ovejas y

    las cabritas por la noche, para que no se las comael puma, o el “león” como le decíamos nosotros.

    Después se dedicó a hacer muebles. Tallaba denoche los dibujos, alumbrándose con vela ocon un chonchón a parana. Por el pago decada mueble recibía la mitad en dinero y la otramitad en mercadería. Hubo temporadas enque teníamos la casa llena de muebles. Cuandollovía mucho, no había caminos y del campo nobajaba nadie. En esos tiempos, nos comíamos

    “las reservas”. Mi mamá hacía un caldo de ce-bolla con grasa, ají, sal y harina tostada. Eso en

    un plato con una taza de café (hecho de trigomolido), era nuestro desayuno.

    Nos faltaban cosas y mi papá tenía que pedir ado,pero estábamos bien. Incluso algunos domingoscomíamos carne, porque mi mamá criaba galli-nas. También los domingos íbamos a misa. Cuan-do llovía, nos escondíamos debajo de la manta demi papá, uno a cada lado, jugando a que éramosciegos. Todo lo que hacíamos era juego.

    Papitas al rescoldo

    Mamá siempre nos contaba de su triste vida, decuando la abandonó su primer marido y cómo

    tuvo que trabajar como hombre en los campospara alimentar a sus cuatro hijos. Ella llorabaporque había pasado hambre y había sufridomucho, mucho.

    Contaba que una vez estaban asando unas papi-tas, que había escarbado de lo que quedó des-pués de la cosecha; por eso eran chiquitas, comohuevitos de codorniz. De pronto, un hombretocó la puerta y le puso un puñal en el pecho:¡entrégame la comida!, le dijo. Ella respondió

    que sólo tenía un poquito de miel y las papasque estaban en el rescoldo. En ese minuto, elhombre cayó al suelo. Era tanta el hambre queno podía mantenerse de pie. Después le dieronagua con miel para que se recuperara. Le pidióperdón al ver a los niños.

    En nuestro pueblo llovía muchísimo y la cocinaa leña estaba siempre prendida. Lo mejor era el

     verano, cuando con mi mamá nos íbamos a loscerros. Llevábamos un “caquito”, que era una

    bolsa de género que mi mamá había cocido,porque no teníamos de plástico. Recogíamos

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    12 * comunicacion y pobreza

    maqui, murta y chupones. Estábamos todo el díaarriba del cerro y nos alimentábamos de fruta yagua con harina tostada. A veces también llevá-bamos una tortilla. Arriba, las señoras se junta-ban un rato conversar, era como ir a la QuintaNormal. Lo hacíamos todo como en comuni-dad, no como acá que uno vive individual.

    Mi mamá no sabía leer ni escribir, pero era unaseñora brava. No era sumisa, como para aguan-tarle a mi papá tonteras de cuando venía de lacantina. Una vez el vino lo dejó como loco, tan-to que lo tuvieron que llevar donde mi abuelita,que le dio yerbas y le hizo vomitar todo lo quehabía tomado. Al otro día, cuando volvió a lacasa, prometió que iba a cambiar. A él le daba

    mucha vergüenza hacer cosas que no eran de unser humano, siempre nos decía: “el ser humanose diferencia de los animales por su inteligen-cia”. Por eso prometió que iba cambiar de vidapara ser un mejor papá y un ciudadano.

    Un día fue donde un sacerdote para pedirle per-miso para leer la Biblia. El padre le dijo que sí,pero que no era juguete, ni novela. Desde enton-ces se hizo una costumbre reunirnos por las tardesa leerla. Incluso compraron un mantel blanco,

    no esos de saco de harina que siempre usábamos. A la hora de la oración, se ponía el mantel, unorero y él tomaba la Biblia para leer.

    Más grandes, al oscurecer, era la hora que te-níamos permiso para estar en la cocina al ladodel fogón. Mi hermano tocaba un tarro y lasmujeres nos poníamos a cantar canciones chi-lenas. La que más recuerdo es “Oro purito, orode ley, yo necesito para mi chey”. También bai-lábamos y comíamos habas asadas en el rescol-

    do. Mi mamá y mi papá eran muy alegres. Mimamá cantaba tonadas chilenas, mi papá com-

    ponía cuecas y tamborillaba la guitarra cuandoestábamos con los amigos bailando. Fue unainfancia feliz, nos alegrábamos fácilmente.

    Tenía como 13 o 14 años cuando terminé sex-ta preparatoria. No repetí ningún curso, todolo saqué en tercer o cuarto lugar. Me ganabanotras niñas que tenían medios, nosotros no te-níamos ni radio, ni libros sólo estudiaba con loque la escuela me daba. Estábamos casi todo eldía en el colegio. La profesora nos enseñaba va-lores, comportamiento, también nos enseñabana hablar ¡tuve muchos castigos! (risas). Tuve queescribir no sé cuantas veces la palabra “pasto”,porque yo le decía “pato”. También nos ense-ñaban economía doméstica: toda niña tenía que

    saber cocinar, tejer, bordar, coser. No aprendía coser porque nunca llevé género. Mi mamá melavaba una bolsa, pero en el saco, el papel de cal-co se rompía y la profe no me la quería marcar.

    Santiago es mejor…

     A los 17 años me vine. Trabajar esa era mi inten-ción porque allá en mi pueblo, fuera de recogerpapas en marzo o de ir al trigo en enero, no hay

    nada. “A Santiago mejor, dicen que allá es mejor”,dijo mi mamá. Mi hermano estaba acá cuidandouna construcción, él me recibió. A la gente del surle dan trabajo al tiro, así que partí como niñera.Pero no sabía ná: me dio la corriente con la plan-cha, la olla a presión me saltó y esparcí lentejas portoda la cocina ¡todo era nuevo! Me pasaban cosas,porque yo no las conocía.

    Después de un tiempo de estar trabajandoconocí a Miguel. Era jardinero y me enamo-

    ré perdidamente de él. Era lo máximo, antesnunca me había llamado la atención un hom-

    bre, fue el primero del que me sentí interesa-da. Conversábamos, dábamos la vuelta por elbarrio, tomábamos once, íbamos al cine, a mime gustaban las mexicanas y a él las de susto.

    En esa época, mis papás vendieron su casa. Lloréamargamente. Me había hecho planes de trabajaren Santiago pero volver en los veranos a mi tie-rra. Cuando llegó el telegrama en que me decíanque habían vendido, fue para mi la muerte. Mispapás querían estar cerca de nosotros. “Quierodarte la mitad del dinero para que te compresuna máquina de coser, y a tu hermano, la otramitad para que se compre una bicicleta” dijo mipapá. Decidimos no recibirles la plata, mejorque lo dieran como pie para comprarse un te-

    rreno. Un conocido los llevó a Nueva Matuca-na. Cuando mi mamá conoció el lugar, casi sedesmayó! (risas) Éramos pobres pero nunca ha-bíamos estado en un lugar así. Era sucio, porqueguardaban animales y, como los hospitales bo-taban toda la basura a la orilla del río, había unahediondez terrible. Por la calle corría la mugre.Costó mucho limpiar. Mi mamá era trabajadora,a pura pala y carretilla limpió. Pero las moscaseran del ambiente, esas se quedaron.

    Cuando nos casamos nos fuimos a vivir conellos. Nos hicieron una pieza y teníamos sólouna cama y de velador, un cajón. Los niñosfueron llegando y a mi se me fueron termi-nando las cosas que había comprado cuandotrabajaba. Cuando llovía, mi marido no podíatrabajar en los jardines. Como la casa no eraabrigada, los niños se enfermaban. Cuando losbañaba en el invierno, al otro día los tenía quellevar al consultorio.

    Tuve que andar arremangada: tenía la ropa rotaen los codos y ni siquiera hilo para zurcir. Como

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    historias de mujeres * 13

    no teníamos previsión, vino una visitadora y nosautorizó para atendernos en el consultorio. Lepedía los zapatos prestados a mi sobrina para ir,tenía que apretar los dedos, porque ella tenía elpie más chico. La primera vez que fui al con-

    sultorio, cuando di los datos de dónde vivía, memiraron raro: “ahí donde se entra, pero tieneque salir de espalda”, murmuraron.

    Me costó aceptar a la gente de Nueva Matucana,me sentía superior porque me había criado deuna manera diferente. Nunca fuimos ricos, perotodo lo solucionábamos con un saco de harina.Buscando, llegamos a Caritas Chile: ahí nos die-ron harina, trigo chancao, leche, arroz. Tam-bién una amiga me llevó a vender violetas a San

    Diego: “le pones la or a la señora en la mano ylos caballeros te dan un billete”, me enseñó.

    Cada año tenía un hijo, tuve cinco, pero una semurió. Mi hijo, a veces, lloraba de hambre. Siem-pre le di la leche que nos daban en el consultorio,pero él quería más pancito. Dejaba de comer pordarles a ellos. Estuve muy enferma de anemia, eldoctor me retaba porque no comía. “Todos tie-nen que comer, aunque sea un poco” me decía.Pero cuando había yo se lo daba a los niños.

    La gente me respeta

    La injusticia estaba en mi casa y sus alrededo-res. Había pobreza generalizada: la gente notenía trabajo o eran muy mal pagados, los ni-ños estaban desnutridos y sin ropa, había mu-gre en las calles, las casas no tenían piso y había

     vinchucas, que son bichos que están en las casasde los pobres.

    En Chile existen dos subsidios a servicios bá-

    sicos. Desde 1989 se estableció un subsidio

    directo al pago del consumo de agua potable

     y alcantarillado, que favorece a los grupos fa-

    miliares o clientes residenciales de escasos re-

    cursos. Actualmente implica una rebaja en lacuenta mensual de agua potable por un mon-

    to equivalente en pesos de hasta 15 m3 y se

    aplica a las familias adscritas al Sistema Chile

    Solidario. El segundo subsidio, existe desde el

    2005, es transitorio y ayuda a las familias en

    el pago de la cuenta de la electricidad.

    F: I I

    N U D S-

    , 2006 B C N-

    , 2005. (1)

    Una erradicación en el tiempo de Frei Montalvanos permitió tener casa en Pudahuel. Él queríaerradicar las poblaciones callampas. Insistí paraque mi marido hiciera los trámites, porque noquería. Hubo gente que no los hizo, se quedóesperando no sé qué. Los que se agrupaban enpartidos políticos, centros de madres u otrosgrupos, tenían más información. Esa gente,cuando les decían que había que hacer algo, se

    organizaban y aprovechaban las oportunidades.Otros decían que eran leseras, esa gente perdió,porque la pobreza hay que enfrentarla juntos.

    Siempre he trabajado y mis hijos también salie-ron trabajadores. Mis hijas trabajan en sus ca-sas, parece que les afectó que su madre trabajaraafuera siempre, quedaron como traumatizadasen su infancia. He hecho de todo: lavandera,planchadora y aseadora. También, durante diezaños, me hice cargo de una olla común. Des-

    pués, con otras mujeres armamos una amasan-dería. Comenzamos haciendo sólo pan, luego

    nos animamos con las empanadas. Pero no esque las cosas lleguen de regalo ¡todo cuesta! Porejemplo, fui a cursos y talleres que nos exigíanpara darnos un préstamo. Mis hijas me apoyaroncon las tareas de la casa para que yo estudiara.

     Ahora tengo 69 años y vivo con la pensión que medejó mi marido. Tengo casa con piso, pero igualel dinero no alcanza. La gente gana muy poco ylas cosas siguen subiendo. Este invierno fue ho-rrible y pasé resfriada, porque no tenía dinerosuciente para comprar gas. Las cuentas se llevantodo el dinero. Antes lavaba con agua corrientela loza, ahora tengo que hacer una lavaza en unpocillo, porque la cuenta de agua me salió más deocho mil pesos y con la pensión no me alcanza.

    Hay dos tipos de pobreza, la de bienes y la de lagente que no es capaz de salir de ella. Yo siempre

     vi a mis padres enfrentando la pobreza. Mi mamáhilaba para poder comprar vasos para la casa, esoes enfrentar la pobreza. Cuando me organicé enla olla común, con la amasandería, cuando una

     viejita me enseñó a cortar los pantalones y coserlospara hacer frazadas…eso es enfrentar la pobreza.

    Pero también están los derechos que tenemos

    desde que nacemos. El recién nacido necesitauna familia, alimentación, salud, techo paracobijarse, recreación, educación ¡a tener todolo básico! Como decía un señor, desde que laguagua nace ya está siendo un ciudadano, ne-cesita que el país lo proteja.

     Ahora vivo con uno de mis hijos que es se-parado y con mi nieto. La gente me respeta,algunos me piden que les vaya a rezar por unfamiliar moribundo. Yo participo activamente

    en la iglesia hace más de cuarenta años: prime-ro fui catequista, asesora de jóvenes, luego en

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    14 * comunicacion y pobreza

    solidaridad, no me pierdo oportunidad. Tam-bién soy parte del club de la tercera edad. No esque me sienta tan vieja, pero pasean y yo estoysola y no tengo dinero. Me gusta mucho andaren micro y ver lugares distintos. Como campe-

    sina, disfruto de los paisajes.

    Lo que me da rabia y lo que me gusta

    En este momento tengo una rabia terrible con lasmáquinas traga monedas. Yo juego, pero me con-trolo y si pierdo, no juego más. Pero he visto gentellorando porque gastó todo su dinero de la comidatratando de conseguir más. Nos traen porqueríasdesde afuera ¿por qué están aquí entre los pobres?

    Hay gente que nunca logra lo que quiere. Mihermano deseó mucho, pero siempre llegó asu misma casa en Renca, que es parecida a la denosotros. Trabajó, luchó, luchó por un trabajo

     justo, pero no logró tener más y él no era unalcohólico, ni una persona desordenada. Un díacualquiera, salió al patio a fumarse un cigarrillo

     y se ahorcó. Yo creo que eso le pasa a muchos.

    Me gusta ver televisión. Veo las noticias, aunque

    no me las creo todas. Las uso para entretenerme,igual que las comedias. Me gusta sobre todo unabrasileña ¡me encantan los brasileños!, aunqueno conozco a los pobres de Brasil (se ríe).

    De la tele, me gusta “Tierra adentro”, tambiénotro que era algo de “Al sur de Chile” y cuandohacen programas de baile folklóricos y los queeduquen. Lástima que haya pocos, además lagente está acostumbrada a ver leseras. En la ra-dio, me gusta la música chilena y la mexicana,

    entre medio a veces hablan de los problemas delos pobres, pero de pasadita no más…

    En los medios de comunicación existe una

    tendencia a publicar noticias asociadas y no

    centradas en la pobreza…., y si bien se difunde

    el carácter multidimensional del fenómeno,

    se evidencia una falta de proactividad de las

    líneas editoriales para indagar en la pobreza ysus alcances. Al momento de elaborar la pauta,

    la gran mayoría de las noticias con contenido

    de pobreza responden a hitos o hechos pun-

    tuales, y en muy pocos casos al interés infor-

    mativo de hacer seguimiento a un tema o pro-

    fundizar en las diversas aristas de un hecho.

    F: P C P-

    , 2006. (2)

     En los medios, a los pobres sólo muestran en

    partes y a la pinta de ellos. No hablan de laraíz de los problemas ¿Por qué empezó? En latelevisión hay un programa que se llama “En lamira”, que tiene mucha injusticia. O sea, nomiran las consecuencias que pueden producir¡ellos quieren tener harto rating no más! Perono miran las consecuencias que pueden produ-cir. Porque está bien que denuncie, eso puedeayudar. Pero meten a todos en un mismo saco

     y no toda la gente, no todos los pobres son ¡nidelincuentes, ni drogadictos, ni vendedores de

    droga! Hay mucha gente que trabaja. Entonces,pienso que en el fondo no les importan los po-bres, todo es por una cuestión comercial.

    Si me entrevistaran, hablaría de la injusticiaque hay. Sobre todo de la injusticia que hay conla juventud: hay poca recreación y pocas opor-tunidades. Hay cosas, pero a la larga, hay quepagar y uno tiene que optar entre comer o pa-gar un curso. La otra vez, a mi nieto lo habíanentusiasmado con natación, luego con fútbol…

    pero siempre tenía que terminar pagando.

    El problema también es que los pobres no re-claman, nada reclaman, todo aceptan. Es lomismo que en la familia, cuando uno tiene unproblema y no se lo dice al otro, el otro nunca

     va a saber. Eso es lo que nos falta, que los po-

    bres se unieran e hicieran un reclamo, que seconozca lo que nos pasa. Ahí alguien nos debe-ría oír, apoyar, porque no sacan nada con re-clamar si le hacen oídos sordos o las cartas van ala basura, ahí va a quedar todo en na`…

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    historias de mujeres * 15

    Paula

    Los ricos se apoderan de todo y el pobre sigue pobre

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    16 * comunicacion y pobreza

    Disfrutábamos lo poquito que teníamos

    Nosotros éramos nueve hermanos: siete mu- jeres y dos hombres. Tengo recuerdos hermo-sos de mi infancia, porque me acuerdo mucho

    que jugaba a juegos que hoy ya no hay: jugabaal tombo, a las naciones y el cordel. Mis her-manos también me llevaban a los juegos Diana.Me entretenía en las plazas y como mis herma-nos eran tantos, lo pasábamos muy bien.

    Nuestro juego también era ir a cazar conejosarriba del cerro. Íbamos al cerro a puro expe-rimentar, a ver qué había más allá. Pensábamosque Argentina quedaba ahí no más. Como nosdecían que atrás de esos cerros está Argentina,

    entonces nosotros decíamos que si seguíamoscaminando, íbamos a llegar allá. Yo era unaniña así, igual que un pajarito, iba al cerro ycorría feliz, era libre, libre y feliz. Ahí no habíaque jarse en nada, solamente había que dis-frutar el momento.

    Como no había plata para comprarnos ropa,toda la ropa pasaba de una hermana a otra.Cuando comenzaban las clases, todo lo que que-daba más chico a una hermana más grande pasa-

    ba a la otra y así... Entre las mujeres, los zapatos,los juguetes, todo era compartido. Entonces nohabía quien nos hiciera regalos para la navidad.

     A veces, mi hermana mayor veía como traernosun regalito y ponerlo en el árbol.

    Me acuerdo que una vez que estábamos tan po-bres me compraron un lustrín de madera chi-quitito, era una alcancía. Ahí me pusieron unbillete pequeñito, así, alrededor de la ranurita,

     yo estaba feliz con mi regalo. Nunca me voy a

    olvidar de ese lustrín, lo tengo en mi memoria,porque fue un recuerdo hermoso a pesar de la

    situación que vivíamos. A nuestra manera, dis-frutábamos lo poquito que teníamos.

     No había plata para la universidad 

    Siempre quise ser profesora de educación física.Me sacaba puros sietes, en ese entonces, era lamejor en gimnasia. La profesora me quería harto,creo que era por mis notas. Y como pertenecía alas olimpiadas del liceo en voleibol y en atletismo,me sacaban a veces en horas de clases para parti-cipar. No era de esas niñas mateas, pero tampocome sacaba rojos. Igual me sentía un poco frustra-da, porque yo encontraba que me costaba muchoestudiar. Me atormentaba porque era muy ner-

     viosa y parece que no me entraba nada. Entonces,el deporte, la gimnasia, las actividades libres eranmi escape, porque ahí era feliz.

    Cuarto medio lo terminé “gracias a Dios”.Porque mi papá, a pesar que no tenía grandesestudios, nos decía que quería que nosotros es-tudiáramos. Siempre sentí orgullo de mi papá,él fue sacricado, fue un ejemplo. En esosaños, él trabajaba en Dirinco y mi mamá eradueña de casa.

    Lo único que me hubiera gustado lograr es ha-ber ido a la universidad. Pero por los mismosmedios económicos que no habían, mi mamáme dijo: “Hija, usted va a terminar su cuar-to medio y va a tener que buscarse un trabajo,porque no hay plata para pagarle la universi-dad”. Ahora pienso que podría haber estudia-do alguna carrera. Quizás habría estado en otrolugar, mi vida habría sido diferente. Despuésme puse a trabajar y después a pololear. Como

    que a uno se le quitan las ganas de estudiar,ahora que tengo 52 años, me pesa.

    Entre 1990-2006 se registra un mayor acceso

    de las nuevas generaciones a la educación,

    sobre todo en los sectores más vulnerables.

    En los hogares del 10% de menores ingresos,

    los jóvenes entre 18 y 24 años alcanzan en

    promedio 10,6 años de escolaridad, tres añosmás de escolaridad que sus padres, y más del

    doble de sus abuelos. En relación con la esco-

    laridad y los ingresos se establece que al tener

    enseñanza básica cumplida el ingreso prome-

    dio mensual alcanza sólo a $245.000. Con 15

    años, no supera los $400 mil pesos y sólo a

    partir de los 16 años de escolaridad, el ingreso

    promedio llega a los $500 mil.

    F: E C, 2006. (3)

     No soy mirada igual que antes

     Ahora estoy trabajando en un supermercado,llevo cuatro años de cajera. Me encanta trabajarcon dinero y con el público, porque tengo mu-cha paciencia y sentido del humor. Tengo caris-ma con la gente. Mis compañeras son un pocoidiotas y no tratan con mucho cariño a las per-

    sonas. Yo los trato a todos por igual, sea de cual-quier clase social, para mí son todos seres huma-nos y merecen el mismo respeto y atención.

    Desde que me separé, vivo acá con mi hija y misdos nietos. Ella tampoco tiene a los papás de sushijos, entonces igual la situación es difícil, por-que gana poco y yo también. Debido a eso, a ve-ces teníamos momentos complicados, no tenía-mos como pagar la luz, el agua, ni para comer.

    Tengo muchas ganas de irme de este barrio,estoy bastante aburrida. Lamentablemente, las

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    historias de mujeres * 17

     vecinas no son muy buena onda, a pesar que nome meto mucho con ellas. Llevo viviendo onceaños acá en Puente Alto. Cuando mi esposo meabandonó, me dieron vuelta la espalda, ya nosoy mirada igual que antes, y eso me dolió mu-

    cho. Me empezaron a faltar el respeto, a abusarde mí. De repente son maliciosos, estacionanel vehículo aquí en mi jardín, y yo no los puedoalejar, porque según ellos, la calle es libre. Nome respetan, porque no tengo un hombre enel hogar.

    Me siento una mujer muy grande

    Todo esto ha sido difícil, pero empecé a en-

    tender que la vida tenía que seguir, que conti-nuaba y que no me podía quedar ahí en la de-presión. Supe que tenía que salir a buscar untrabajo y ayudar a mi hija a pagar las deudas;porque ellos sufrían harto por mí, al ver comome consumía con la depresión.

    La iglesia Bautista, donde participo, sirve paraque la gente tome conciencia que estamos enun momento muy difícil, donde hay que bus-car a Dios. Porque la gente está muy mala. Hay

    que hablar con los jóvenes y tratar de salvar a la juventud, porque ellos son el futuro de Chile.En estos momentos, la juventud anda buscan-do el alcohol, buscan lo más fácil. Los padresno saben qué hacer con sus hijos, cómo res-catarlos. Por eso estoy en este grupo. Trato demostrarles que estamos en una era muy mala.Ellos se acercan a mí y me preguntan cosas, mesiento escuchada.

    Soy feliz y estoy contenta de haberme acercado

    a Dios, de participar y sentirme una mujer lle-na por dentro, espiritualmente, porque ayudo

    a personas que están enfermas, a gente que ne-cesita consuelo. Mucha gente tiene enferme-dades muy graves y no saben cómo asimilarlas,cómo seguir adelante, entonces ahí es dondeestamos nosotros para darles ese consuelo es-

    piritual, dándoles consejos y diciéndoles quese aferren a Dios. Eso a mí me llena mucho,me hace sentir como una mujer valiosa en esteplaneta. Porque a pesar que no tengo bie-nes materiales, como anhelaba años atrás, heaprendido a valorar lo poco. Me lleno muchoasí, ayudando a los demás, me hace sentir unamujer muy grande.

    La pobreza es un círculo

    Hoy, mi problema más grande es la obesidad demi nieta Nicole, que tiene el hígado graso. Ne-cesita un tratamiento especial y no puedo com-prar alimentos light, todo lo que ella necesitaes más caro. La tenemos con nutricionista, ellanos dice que le compremos algunos alimentospara que haga una dieta, pero eso requiere pla-ta, y hacer una dieta por semana no sirve.

    La obesidad es un fenómeno que afecta prio-ritariamente a los estratos socioeconómicos

    más bajos, debido al consumo de comida de

    alto contenido energético y bajo precio, pero

    de mala calidad nutricional. Del total de los

    niños y niñas con sobrepeso y obesidad me-

    nores de 5 años en el país, el 24.4% perte-

    nece al primer quintil y el 29% pertenece al

    segundo quintil. Por el contrario, menos del

    6% pertenece al quinto quintil.

    F: FSP E C,

    2006. (4)

    Lo otro es que mi hija Claudia tenga su casapropia, quiero que mi hija tenga su viviendapropia, porque ésta se va a vender, porque mimarido me está pidiendo su mitad. Aún segui-mos casados legalmente, entonces se supone

    que la mitad es de él y la otra sería mía. Yo ten-dré que ver donde vivir, pero me gustaría quemi hija tuviera un techo para sus hijos.

    La pobreza es algo bien triste. Por ejemplo, siquieres lavar algo, no tienes detergente, ni lava-loza para las cosas básicas. Una sufre por dentro,

     y no duerme tranquila pensando en qué va a ha-cer mañana si hoy no tuve para comprar el pan.

    La responsabilidad de la pobreza es como un

    círculo. Porque muchas veces el ser humanoes muy temeroso, muy miedoso a arriesgarse,a buscar otro trabajo mejor, a dar otro pasodiferente al que está viviendo. Entonces, unopiensa que preere un trabajo donde le paganpoco, pero es seguro, y no se arriesga, porquele puede ir más mal. Así que creo que la res-ponsabilidad de superar la pobreza es compar-tida. El mismo país provoca temor, le provocamiedo a la gente, a dar un paso más adelante, aarriesgarse a algo mejor.

    Trabajo tres días y luego me tengo que quedarcon los nietos para que mi hija pueda salir atrabajar, no hay plata para pagarle a alguienpara que los cuide. A mi hija Claudia le costómucho encontrar trabajo y actualmente ganamuy poco, entonces no le alcanza pa´sustentara la Nicole y al Gabriel. Lo que pasa es que to-dos los trabajos están mal pagados, no valoranal trabajador, el que se mata trabajando horas yhoras y ¿para qué? ¡Para un sueldo miserable!

    Tengo compañeros con título, yo misma puedodar testimonio. Tienen títulos de ingenieros,

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    18 * comunicacion y pobreza

    entonces, me pregunto, por qué están en elsupermercado, ganando una mugre, una por-quería de sueldo. ¡Porque tienen miedo! Para

     vivir dignamente se necesita un sueldo digno,que alcance para sustentar un hogar; y un tra-

    bajo donde no te exploten, donde no te tenganconsumido 12 horas diarias.

    La segmentación educativa y laboral, junto a la seg-

    mentación residencial se potencian mutuamente

    en sus efectos en cuanto al aislamiento progresivo

    de los pobres urbanos. Es así como a medida de que

    se profundizan las disparidades entre barrios so-

    cialmente homogéneos, éstas se irían manifestan-

    do en diferencias de calidad en la infraestructura,

    educación, salud, transporte, seguridad y lugaresde esparcimiento, profundizando el aislamiento de

    los pobres y reduciendo sus posibilidades de inser-

    tarse en el mercado del trabajo.

    F: R K, C, 2001. (5)

     Yo me he sentido discriminada. Cuando hepedido hora para hablar con el Alcalde, medan hora como para tres meses más; después

    paso por una señorita y ella me da una apro-bación o me dice: ¡No tiene solución! Al nal,uno no tiene acceso a nada. Cuando uno salede este lugar, da rabia, impotencia, piensa queeste país vale callampa. Los ricos se apoderande todo y el pobre sigue pobre; entonces, nole dan oportunidad de seguir adelante. Debidoa eso es que hay tanta delincuencia, porque hallevado a muchos jóvenes a tomar el camino másfácil, a buscar el camino de la drogadicción, delalcohol, de asaltar, y matar incluso. Creo quelo mismo ha llevado a familias a que vendan yconsuman drogas, para verse un poquito mejor

    económicamente, porque el que vende droga,no puede retirarse de eso.

    Si es miércoles no me molesten

    Esta realidad no la muestran en la radio, la tele y los diarios. Ellos muestran puras tragedias,puros dramas. Entonces ¿qué es lo que hago?:

     yo no estoy escuchando noticias, para no lle-narme la cabeza de cosas malas; no leo los dia-rios, para no enterarme de tantos problemas.

    La TV selecciona y pone en pantalla sistemá-

    ticamente lo peor, lo más malo de los pobres:

    “Muestran sólo lo que da pena”; “Buscan almás sucio para representarlo”; “Sólo mues-

    tran los barrios marginales, sin urbaniza-

    ción”, “Muestran que vive cerca de basurales

     y desagües”.

    F: P C P-

    , 2004. (6)

    Creo que los medios tapan la realidad, porque

     yo pienso en la situación que estoy viviendo.Según ellos, no soy pobre, porque no vivo a laorilla de un río o no vivo en el campamento.Pero quizás soy tan pobre como el que vive enel campamento. Con la diferencia que tengouna casa bonita.

    Para la prensa, la gente pobre es la que vive encampamentos, en la choza, que la casita se les

     viene abajo, donde hacen fogatas, así a leña ocarbón y están calentándose. Así avalan máslo que están haciendo ellos. Entonces, es unaforma como para desviar la atención en cier-

    tos temas, como los económicos, cómo se estállevando el país en la economía o qué están ha-ciendo con los dineros. El pobre es pobre, y elrico es rico. Yo creo que es como una forma dedesviar la atención.

    De los medios me gusta saber el tiempo. Laparte deportiva no la veo, porque ahora no meinteresa. A ratos escucho las noticias. A veceshay noticias que uno le pone oído, sobre todocuando hablan del Transantiago, para poner-me al día si hay algún cambio, algo así. Peroel programa que más me gusta es el de los bai-les. Le digo a mi familia, si es miércoles, nome molesten, porque es mi programa. Lo otroque me gusta son los casos reales de la Andrea

    Molina, me encantan esos casos.

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    historias de mujeres * 19

    Patricia

    Mi hija ha sido mi cruz y mi razón de vivir

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    20 * comunicacion y pobreza

    ¡Ni un brillo!

    Mi barrio no es bueno. Hay mucha delin-cuencia y la droga tiene a verdaderos zombiscaminando por la calle. Los ratis saben dón-

    de y quiénes la venden, pero no pasa nada. Lomismo con los pacos, se hacen los tontos con lafamosa intervención que iban a hacer acá en lapoblación José María Caro.

    Mi casa es ahí no más: es sólida, pero podría sermejor. Me sirve sólo para dormir, porque trabajotodo el día. A mis vecinos no los pesco, son todosunos cagüineros y peladores, así que preero nocompartir con ellos y arreglármelas solita.

    En nuestro país existe una sociabilidad débil que se

    ejemplifica en el alto grado de desconfianza en el

    otro y una asociatividad precaria. Un estudio sobre

    percepciones de la pobreza revela que más de un

    70% de los encuestados no ha realizado ninguna

    acción con sus vecinos durante los últimos dos

    años para mejorar su entorno social. El deterioro

    del vínculo social es una señal negativa en consi-

    deración de que mientras más se especializan las

    actividades, más dependen las personas de la co-

    operación de otros.F: PNUD, 1998 UCSH, 2006-2007. (7)

    Mi hogar ahora es muy distinto a como fue. Departida, mi barrio era tranquilo, vivía en Gran

     Avenida y había puras casas. Recuerdo una infan-cia muy linda, a pesar de no haber tenido papá. Fuihija natural y vivía con mi mamá y mi hermano.Siempre unidos, íbamos a todos lados juntos y mimamá nos trataba de dar en el gusto cada vez quepodía ¡Pucha que lo pasé bien cuando era chica!

     Ahí arrendamos dos piezas en un sitio donde vivían diez familias más. Teníamos tres camasen una pieza y la otra la ocupábamos de come-dor, todo bien básico. No teníamos baño, asíque compartíamos los pozos negros que había,

    el olor era terrible. Gracias a Dios, nunca pasa-mos hambre y siempre nos alcanzó para vivir.

    Mi mamá nunca le hizo el quite al trabajo, has-ta el día de su muerte fue comerciante. Vendíade todo. Y yo salí igual, me gusta trabajar paraque nunca falte nada. Hace 30 años que trabajo

     vendiendo y reparando zapatos. No pude seguirestudiando, a pesar de ser una excelente alum-na. Llegué hasta sexta de preparatoria, que hoysería octavo básico. Qué pena que esta cabecita

    brillante se haya perdido, porque no había re-cursos para continuar y las becas eran para lagente con pitutos ¡Ni un brillo! Esas cosas de-berían dárselas a las cabezas que se han sacado lamugre estudiando y no a los hijitos de papá.

    La tasa de deserción escolar en nuestro país

    ha caído sostenidamente pasando de 3% en

    1998 en la educación básica, a 1,1%, diez años

    después. En la educación media, el descenso

    fue de 8,9% a 6,8% en el mismo período. Pesea las cifras, la deserción sigue siendo un pro-

    blema en sectores en pobreza. Un 7% de los

     jóvenes entre 14 y 17 que pertenecen al primer

    quintil de ingresos, no asiste al colegio. Las

    razones principales que se mencionan para

    no asistir, en todos los quintiles, son: por-

    que trabaja o busca trabajo, por maternidad

    o paternidad y por dificultades económicas.

    F: C, 2006 M E-

    , 2008. (8)

    Para ser feliz necesito puro trabajo

    Si me acuerdo de mi historia, cuando mi ma-mita se enfermó de cáncer fue un gran pesopara mí. La cuidé hasta que Dios se la llevó.Ella era todo en mi vida y cuando murió, yanada tenía sentido. No sé por qué vivo; en rea-

    lidad, sólo lo hago por mi hija Verito, si no, yame habría matado.

    Ella tiene 36 años y tiene discapacidad mental.Lo más difícil ha sido su crianza, se ha transfor-mado en mi cruz, ya que toda su vida ha estadopostrada en una silla de ruedas dependiendode mí. Salgo a trabajar todos los días con ella yesa cagada del Transantiago me hace tomar tresmicros para llegar a mi pega. Para qué hablardel papá de la Verito, ni se apareció, pero al

    nal no lo necesité nunca y menos ahora. Enrealidad, yo fui la tonta que por inmadura mecasé y fracasé por quedar embarazada a los 17años. Nunca nadie me dijo lo que podía pasarni me hablaron claro de la sexualidad.

     Ahora, si me preguntan qué cambiaría de mi vida, creo que nada, solamente al Transantia-go, que me tiene loca, hasta sueño con la tar-

     jeta bip en las noches. Fuera de eso, estoy con-forme. Mientras tenga platita, no pido nada

    material, porque para ser feliz necesito purotrabajo. Aunque ya tengo 65 años, quiero de- jar de trabajar el otro año, jubilar y dedicarmepor completo a mi hija: ir a sus controles enel consultorio, porque con eso soy bien ape-rrada. Si me tengo que levantar a las cuatrode la mañana para sacar una hora ¡lo hago! Séque mi responsabilidad es velar por mi salud

     y la de mi hija, si cumplo me dan las pastillasgratis y todo bien. Además, participo en unaorganización para discapacitados. Ahí llevo ala Verito para que se entretenga, hace trabajosmanuales y se distrae al salir fuera de la casa.

    s o as s 21

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    historias de mujeres * 21

    Cuando va y comparte con los otros discapa-citados le cambia su carita, se ríe mucho y sepone bien contenta.

    Las personas con discapacidad alcanzan a 1.119.867,lo que equivale a un 6,9% de la población total. En

    general, el porcentaje de población que posee algu-

    na discapacidad es mayor en los deciles de meno-

    res ingresos. Es posible constatar que el número de

    personas discapacitadas en el I decil de ingresos

    más que triplica a las del X decil.

    F: C, 2006. (9)

     A veces quiero tirar la toallaTodo esto me hace pensar que en Chile no hayoportunidades para todos. La clase alta y mediason siempre los favorecidos: esa es la verdad.La gente de mi clase es la más perjudicada. Enmi caso, yo he buscado las oportunidades sindeberle nada a nadie y ni hablar de la discrimi-nación que hay cuando buscas pega y dices que

     vives en tal comuna o población, no te pescan.Es humillante cómo confunden a los pobres

    con la delincuencia.Eso es lo que pasa en este país, hay mucha genteque vive en las nubes sin tener idea de la reali-dad. Viven como pollitos ¡me da rabia, impo-tencia! Yo ando con mi hija en silla de ruedas ylas micros no tienen ramplas, tengo que hacerdoble esfuerzo para subirla. Para qué hablar delos asientos para discapacitados, siempre estánocupados o no los ceden. Pero así es la pobreza,es lo peor que le puede pasar a un ser humano,lo más denigrante que hay.

    La pobreza duele y duele harto, la gente se en-ferma de depresión, eres marginada y discrimi-nada. Yo creo que la falta de trabajo y la ojerase transforma en pobreza. Es la pura verdad, alpobre no se le da la oportunidad, pero cuando la

    tiene, no la aprovechan, porque se ponen ojos.Igual les gusta que les den las cosas en bandeja,por ejemplo, piden mediagua a la municipali-dad y después las venden ¡Eso no puede ser! Sonunos caches, pero los tienen que ayudar igual.

    Siempre he luchado para no estar en esa situa-ción de extrema pobreza, pero al nal igualtengo que andar pidiendo ado, porque no mealcanza. Aperro sola con mi hija, soy constan-te y trabajadora, aunque a veces quiero tirar la

    toalla y no puedo, porque estoy sola, no tengoa nadie que me levante.

    Estoy atenta, porque Chile es mi país

     Algo que me anima son los medios de comu-nicación, veo noticias y leo los diarios, porqueuno no puede vivir en el aire. Soy parte de lasociedad y tengo que estar al tanto de lo quepasa en Chile, porque es mi país. Por ejem-

    plo, me gusta ver el Canal 13, porque el siete esuna lata. Además, consumo La Cuarta, porquees entretenida y chora. En cambio, las UltimasNoticias es puro cahuín y El Mercurio sirvesólo para vender pescado.

    Lamentablemente, está claro que nunca mues-tran la verdadera realidad, sólo ponen lo que

     vende más. Pero si fueran donde realmente es-tán los pobres, las cosas realmente malas y mos-traran la realidad tal y cómo es, sería distinto,pero no la muestran, porque es fuerte o no losucientemente atractiva para vender.

    Igual me entretengo con los medios de comu-nicación: escucho música, al Rumpy y veo pro-gramas en vivo, como Primer Plano, Sábado Gigante,SQP  y ese que dan en las mañanas con el Lucho

     Jara, que lo hace la raja. A la Verito le gustan

    los monitos animados, sobre todo el Chavo delocho. Son cosas entretenidas que hacen salir dela rutina.

     Ahora, si me preguntan qué me gustaría quemostrara la televisión, diría que programas deeducación juvenil, por ejemplo, para que los

     jóvenes aprendan a ser gente y no se vayan porel camino de la droga o delincuencia. Tambiéndiría que la cuestión del Transantiago me tienechata. Además, para qué hablar de la salud de

    la gente, uno le pregunta a una persona que vaen la micro ¿cómo está? Y te responde ¡qué teimporta! Así estamos los santiaguinos, me dapena, porque estamos enfermos y las autorida-des sólo se ríen.

    22 * comunicacion y pobreza

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    Mercedes

    Todavía no tengo el tiempo para vivir

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    historias de mujeres * 23

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    historias de mujeres   23

    Mi mamá hacía milagros

    Soy la menor de un lote gigante de hermanos.Quizás porque soy la única mujer, mi infanciafue muy tranquila, sin sobresaltos y creo que

    normal. No crecí con traumas, violencia, ninada de esas cosas. Fue una época súper bonitade mi vida, con hartas cosas felices. Creo que loúnico que me faltó fue una hermana para po-der jugar, porque mis hermanos me llevabanmuchos años de ventaja. Por lo mismo, a pesarde que mi familia es grande, visualmente no lostengo a todos sentados en la mesa: la mayoríade mis hermanos se iban al casarse.

    Mi papá era obrero de ferrocarriles y mi mamá

    dueña de casa. Los dos fueron súper pobres,sacricados y humildes. Aprendieron a leer,escribir y se salieron al tiro del colegio paratrabajar. Creo que lo más importante para mífue el concepto de familia de cuando éramoschicos. El compararnos con el resto y ver quemis papás fueron siempre cariñosos, nos da-ban valores, salíamos juntos… creo que eso memarcó. A pesar de que mi mamá no era unamujer de estudios, tenía mucho sentido co-mún. En el colegio te enseñan a leer y a escri-

    bir, pero no te enseñan a respetar, a no decirgarabatos, a no pelear, a no ser violentos: esasson cosas que me enseñaron en la casa.

    Crecí en plena época del setenta y tres, pero mecriaron como dentro de una burbuja. Si es quehubo problemas económicos en mi casa, no medi cuenta. Igual en ese tiempo esos temas nose hablaban con los niños. Yo creo que reciéndesperté ¡uff! mucho después de mi adolescen-cia. De todas maneras, nunca nos faltó nada,siempre había de todo en la casa. En todo caso,era mi mamá la que hacía milagros con la pla-

    ta: mi papá se sacaba la ñoña trabajando, peroera ella la que arreglaba todos los dolores conagüita de hierbas. De hecho, no tengo recuer-do de haber ido a un consultorio, ella era lamatriarca. Igual todos fuimos súper sanos. No

    recuerdo siquiera haber tenido peste, que erasúper común. Mi hermano Leonel usaba lenteshasta que se le quebraron. Los botó, nunca másusó y nunca más tuvo problemas de visión

     Vivíamos no holgadamente, pero sí teníamoscomida, techo propio, así que no había drama.Habitábamos un barrio con casas todas iguales,de la misma clase social: trabajadores emergen-tes, les decían. No nos metíamos mucho con los

     vecinos ni ellos se metían con nosotros. Estába-

    mos cada uno en su casa no más. Casi no habíaconventilleo ni tampoco mucha vida de barrio.

    Del colegio me acuerdo sólo de los recreos,la colación, los candy y los juegos. De mate-ria, nada. Éramos súper pobres, nada que vercon los colegios de ahora. Iba a una escuelapública mixta, que tenía muchas falencias. Enun asiento de a dos, nos sentábamos tres. Noscostaba harto escribir con una sola mano. Detodas maneras, yo pensaba que mi educación

    básica había sido buena, hasta que pasé a me-dia y venían niñas de otros colegios. Ahí medi cuenta de que a mí no me habían enseñadomuchas cosas. También éramos harto más pa-

     vos que ahora, mucho más inocentes.

    La vida cambió mis sueños

    Después de la educación media tuve un pasouniversitario muy mini y después estudié unacarrera técnica. De ahí trabajé por seis añoscomo administrativa en un organismo público

     y no ganaba mal. En esos tiempos, podía darmeciertos gustos. Si quería salir de vacaciones, sa-lía. Si quería comprarme ropa, me la compra-ba, daba lo mismo fuera cara o barata. Si veíaunos zapatos que costaban cincuenta lucas, me

    los compraba no más.

    Nunca quise ser dueña de casa, estar en unacasa, trabajar en una casa o hacer las labores deuna casa. Ahora mi vida es absolutamente di-ferente a lo que pensé que iba a ser. Siemprequise trabajar, tener mi plata, mi independen-cia, esas cosas.

    Pero dejé de trabajar el 2001 y hoy día no megano la vida. Trabajé durante once años ruti-

    narios, pero la idea era poder estudiar. Perola vida me cambió mis sueños y mis anhelos.Me puso de dueña de casa cuidando a mi papáenfermo y viviendo de su sueldo de jubilado.Tuvo un infarto hace tiempo y está con dañocrónico en los riñones.

    Un estudio sobre cuidados de salud no remune-

    rados, reveló que la gran mayoría de las personas

    que asumen cuidados en el hogar son mujeres

    (86,1% del total). De este grupo, muchas de ellas, y sobre todo quienes pertenecen a hogares de ba-

     jos ingresos, debieron abandonar el mundo laboral

    para dedicarse a la atención de quienes en el hogar

    requerían cuidados. El resto, que no abandonó su

    empleo, tuvo que reducir la dedicación horaria al

    trabajo remunerado, lo que conlleva la reducción

    de sus ingresos.

    F: CEM, 2005. (10)

    24 * comunicacion y pobreza

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    Del uno al diez, le pongo un cuatro a mistiempos libres

     Ahora tengo 42 años y creo que todavía notengo el tiempo para vivir… después lo tendré,

    quizás. Me gustaría trabajar, salir, vivir, porquecon algo tan básico como ir a cortarme el pelo,no puedo. No puedo dejar solo a mi papá, en-tonces igual me siento como esclava. Si quierosalir, tengo que hacer una verdadera “mercedes-ton” para coordinarme con alguien. Me limitamucho mi campo de acción, aunque quizás esuna responsabilidad auto impuesta, porque soytan hija como los demás.

    Con los problemas de salud de mi papá, no

    puedo salir ni relacionarme más allá con lo queestá pasando. No salgo, no participo, no hagonada. Me encantaría meterme a estas clases gra-tis que dan, sobre todo de guitarra y aprendera nadar. Dicen que acá en San Bernardo danlas clases en una piscina temperada, pero no sepuede: ¡ya habrá algún minuto! Mi recreaciónse basa en cosas súper simples, como ir al su-permercado, ¿lo pueden creer? algo tan insig-nicante para otro, pero a mi me permite salirde acá y mirar otras caras.

    Considerando el nivel socioeconómico, el consumo

    de espectáculos culturales aumenta sostenidamen-

    te al avanzar desde el nivel bajo al medio-alto y alto.

    La asistencia a museos (1,9%), exposiciones de arte

    (5,5%) y al teatro (6,9%) es especialmente escasa

    en el nivel socioeconómico bajo. Como contraparte,

    el nivel socioeconómico alto alcanza porcentajes de

    49,8% en exposiciones de arte, y 45, 6% en teatro.

    F: C N C

    A, 2007. (11)

    Del uno al diez, le pongo un cuatro a mis tiem-pos libres. Mi ideal sería salir al cine, poderir a comer o ir a exposiciones. Hasta compréuna mesa de ping-pong para botar un poco laneura. A través de los golpes de la paleta, botar

    un poco el estrés y el cansancio. ¡Cáchate! Unamesa de ping-pong ha sido mi gran recreación. Al menos me ha servido para valorar más mitranquilidad emocional. Ahora tengo un estrésdiferente al que tenía cuando trabajaba: ¡antessufría de colon irritable!

    Diostores, no doctores

    No estoy interiorizada con esta cosa del Auge,

    pero tengo dos operaciones recientes. Soy in-digente, no tengo previsión, me atendí en unhospital público, pero tuve la gran suerte deencontrar un médico que no era como esostípicos médicos que se creen los diostores. ¡Nodoctores, sino diostores! El tipo era súper huma-no, súper gente, me trató como si fuera de unaIsapre. Nunca esperé que fuera así, al menos

     yo tuve mucha suerte, porque bueno, todo elmundo dice que el sistema público es aquí, quees allá, pero yo en carne propia no lo viví así.

    Eso sí, el típico problema que tengo es que conla tarjeta de indigente tengo que ir a un con-sultorio, que me vea un médico general y queme de una inter-consulta para un especialistaen seis meses más. Y obvio que en seis mesesmás no voy a tener ese dolor de estómago quetengo ahora. Eso es una lata, pero no tengo al-ternativa. Y eso que mi familia es variopinta,tiene de todo: hay unos con Isapre, otros conFonasa, hay indigentes y particulares.

    El plan de Acceso Universal de Garantías Ex-

    plícitas, más conocido como Plan Auge, es

    un sistema integral de salud que espera en-

    tregar progresivamente garantías de acceso,

    calidad, oportunidad y protección financiera

    a todas las personas, en 80 patologías al año2010. Más de 4.5 millones de personas se han

    visto beneficiadas con el sistema desde su

    puesta en marcha en 2005.

    F: M S, 2008. (12)

    Los de arriba, los del medio y los de abajo

    La otra vez vi un reportaje del campamento de

    Lo Espejo y me impresionó de sobremanera.Se organizaban para hacer un bingo, junta-ban como veinticinco lucas y para ellos eso eracomo tanta plata, ¡si veinticinco mil pesos noes nada! Entonces pensé que la pobreza es lafalta de recursos, porque con plata tienes casa,comida, educación, salud, ropa, tienes detodo. No me considero pobre, porque dentrode mi situación, que es precaria, vivo con lo

     justo, no tengo mayores sobresaltos. Si quieroalgo ¡me cuesta, pero lo consigo! Me organizo,

     veo cuánta plata tengo y cuánta voy a gastar;recorto. Y sí, recurro a las tarjetas, pero nosoy de las veinticuatro cuotas: dos o tres, perono más allá.

    La pobreza es una lacra social. Y mucho antes deque nuestro país fuera una república, ya exis-tían los de arriba, los del medio y los de abajo.La pobreza es un círculo que no se termina yque se ha mantenido siempre. Pero creo que sise combinan suerte, oportunidades y mucho,mucho empeño, esta situación se puede rever-tir. Conozco a dos gallos que eran bien pobres,

    historias de mujeres * 25

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     y digo de poblaciones como bien estigmatizadasde pobreza y delincuencia. Ellos empezaron de

     junior   en una empresa y ahora son dueños deotra empresa. Por ejemplo, me imagino queuna persona con mucha plata, ponte el Piñe-

    ra, si perdiera lo que tiene ¡se vuelve loco o semata! En cambio, un gallo pobre que despuéstiene plata, se marea un poco, pero no sufrecomo una locura total. Hay que saber tener laoportunidad y no sé, que la vida te dé la suerte,el empuje… ¡no sé, yo creo que se puede!

    De todas maneras creo que la única manera decombatir la pobreza es entre el Gobierno y laspersonas. Uno los elige, porque se supone queson los que nos pueden llevar por el buen ca-

    mino. Hay un gobernante que es como la cabe-za, pero cada uno tiene que poner su granito dearena, ¡las pirámides no se construyeron por-que un tipo dijo, “ya, construyámosla”! Peroentre todos las hicieron de a poquito.

    Igual creo que nos va a costar ser un país gran-de. El trabajo es lo básico, pero tiene que sercon un buen sueldo, porque cuando la genteno logra satisfacer sus necesidades básicas escuando viene la frustración canalizada. Porejemplo, cuando los hombres se frustran seponen a tomar. Los jóvenes que no puedenhacer cosas, que no tienen plata para estudiar,que no tienen trabajo, buscan lo más fácil: ladroga, la delincuencia. La frustración los llevaa un abanico de posibilidades, todas negativas,por cierto.

    En general, tengo una buena relación con mis vecinos, pero con los de las cuadras más cer-canas no más. Los que transitan por el barrioson los peligrosos, los que causan problemas.Las bandas esas, que no sé cómo diablos se lla-

    man… esas tribus, nazis, llenos de cosas rarasque van y se te paran en la esquina, igual comoque te violentan visualmente.

    Somos un país discriminador. Hay discrimina-

    ción política, religiosa, étnica y de sexo. Yo nodiscrimino ni me siento discriminada, pero hayuna parte de ti y de mi, que igual discrimina.Eso y la desigualdad también hacen que la gen-te se frustre. A pesar de que somos ciudadanoscon derechos y obligaciones, si requieren unpuesto de trabajo y llega alguien con apellidoLarraín Echeverría, pero tiene pocos estudios,

     y llega un Waiquitref Quilatrán (aunque no sesi existen esos apellidos), con un poquito másde estudios, pero el tipo es morenito, negrito

     y claramente mapuche; escogen al otro. Por-que la imagen de la empresa tiene que mostrarcierto nivel, aunque menoscabe la parte for-mación. ¡Es una triste realidad!

    El estudio “Dime cómo te llamas y te diré

    quién eres: la ascendencia como mecanismo

    de diferenciación social en Chile” revela que

    persiste un importante grado de asociación

    entre ascendencia y situación socioeconó-

    mica, y que las percepciones comunes quedespiertan los apellidos son “acertadas”, en

    el sentido de poseer un significativo poder

    predictivo del origen socioeconómico efec-

    tivo de sus portadores. La evidencia sugiere

    que dichas percepciones son empleadas para

    ejercer discriminación laboral.

    F: D E

    U C, 2007. (13)

    La misma cosa pasa con la justicia, sean gobiernosde izquierda o de derecha. No he tenido proble-mas, pero se ve que está corrupta la cosa. La gen-te de plata tiene buenos juicios, hay desigualdad.Si no, no entiendo cómo los delincuentes salen

    tan rápido de la cárcel; con el hecho de que notengan antecedentes preliminares no son un pe-ligro para la sociedad. Están afuera, hayan viola-do, matado, ¡hayan hecho lo que hayan hecho!

     A todos nos gusta el morbo

    ¿Y qué pasa con los medios de comunicación?No hay como muchas alternativas. Tienen unapostura muy dura y al nal optas por ver una

    película o por escuchar música. A mí, porejemplo, me encanta la tele los días domingo:los canales abiertos, no cable. Dan programasque dejan algo, que te enseñan, culturales de

     verdad. En la semana prendes la tele y dan tele-series y en la mañana puros programas… “quela Carlita se metió con este y con este otro”, ¿yquién diablos es la Carlita? para poder parti-cipar de esa conversa, digo yo. ¿Y si a ti no teinteresa? no hay otra opción.

    En días de semana ni prendo la televisión por-que creo que es perder el tiempo. Aprovecho losnes de semana y veo Frutos del País y La Cultura En-tretenida. Me encantan los programas de anima-les, cómo es la vida a tantos metros bajo el maro que hicieron la cara digitalmente a Tutanka-món. Tampoco soy de ver al Cristián Warnkencon La Belleza del Pensar . Soy como de una culturaentretenida, como dice la galla ésta. Tambiénme gustaba mucho La Ruta, porque son lugares alos que yo nunca voy a tener acceso. Son comoun atlas visual; nunca voy a llegar a conocer alos Pigmeos, pero sé que existen.

    26 * comunicacion y pobreza

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    La tele está a cargo de muy poca gente: Mega esde Ricardo Claro con participación de los mexi-canos; Chilevisión es de Piñera, el 13 pertenecea la Universidad Católica y el 7 es estatal. Com-pro el diario los viernes, sábados y domingos,

    porque sale un suplemento de salud, ¡sólo porel suplemento! Los diarios son un monopolio,todo es como lo mismo: pescas La Segunda,El Mercurio, y son iguales. La Tercera dice lomismo, pero con palabras como más de pue-blo. Compras Las Últimas Noticias, es fútbol,farándula y mucha entretención, en general.,radio trato de no escuchar, preero los cd’s.

    Está todo como arreglado en los medios, ¿tehas jado que cuando ocurre un drama en una

    familia pobre, van todos los periodistas encimade esa familia, y cuando ocurre un drama simi-lar a la gente de estrato más alto ¿por qué nolos invaden como a la gente pobre? Como quese aprovechan de la ignorancia de esta gente,los hacen parecer más precarios de lo que son.

     A mí me da rabia que los medios hablen boni-to para la cortada de cinta no más. Y después,¿qué pasa? ¿Cuándo van a llevar a la prácti-ca todas las cosas que dicen? Estamos todos deacuerdo con que cambien la educación, peroen la práctica... sigue todo igual. Yo creo queigual es porque nos gusta el morbo. Muestranesas cosas porque quieren vender y porque atodos nos gusta el morbo. Llueve, y se van to-dos a los campamentos, siendo que sabemosque los campamentos se llueven.

    De la pobreza sólo muestran la cara mala, sien-do que también tiene una cara de superación.Siempre muestran al pobre, pobre, pero nuncamuestran a un pobre que se ha superado. Tam-bién hay gente esforzada, que sale adelante,pero eso no lo muestran, porque vende más lo

    otro. Hay gente que le gusta ser pobre, le gusta vivir de la caridad de los demás, pero hay otrospobres que tienen la dignidad de salir de don-de están, las ganas de que sus hijos tengan unentorno mejor. En los medios muestran a los

    tipos que están ahí, estancados, al que habla asícomo chiguá , el tipo ojo. ¿Y qué te deja eso?No te deja nada. En cambio, una vez vi en unreportaje donde mostraban a un papá que erapobre, que iba a comprar con su hija a Lo Va-lledor. Ella se tapaba y el papá le decía “no tetapes la cara, camina bien…”, como con orgu-llo. Son esas las cosas que dejan.

    historias de mujeres * 27

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    Elisa

    Soy soltera... y me quedé con mis hijas

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    28 * comunicacion y pobreza

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    Entre las vecinas nos ayudamos

    Tengo 32 años y vivo con mis dos hijas, unade once años y otra guagua de ocho meses. Soysoltera, o sea, tuve mi pareja, pero nos separa-

    mos y yo me quedé con mis hijas. Soy de las queles gusta tirar para arriba, para sacar adelante amis hijas, para que estudien, porque yo y mishermanos sólo pudimos estudiar hasta octavo.Siempre he vivido acá, en el campamento Vis-ta Hermosa de Casas Viejas, en Puente Alto.Cuando niña viví con mis papás y mis ochohermanos en una casita chica, de madera.

    En Chile, un 35% de los hogares son encabezados

    por mujeres. Ya sean éstas madres solteras, casa-das, convivientes o solas, tienen en común ser el

    principal sustento económico de su familia. Entre

    1990 y 2006 se incrementa de manera significati-

    va la tasa de participación laboral de las mujeres

     jefas de ho