violencia en la prehistoria

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  • Qu podemos decir hoysobre la violencia en la prehistoria?(What can say today on violence in prehistory?)

    Vegas Aranburu, Jos IgnacioEusko IkaskuntzaSan Antonio, 4101005 Vitoria-Gasteiz

    BIBLID [1137-439X (1999), 18; 295-308]

    La existencia de la violencia en la Prehistoria est llena de susceptibilidades y dudas por falta de datos. Separte de la hiptesis positiva de que la relacin entre grupos durante esta poca y hasta la aparicin de los metales,fue pacfica. Lo contrario es lo que se debe demostrar. Exponemos algunos de los argumentos que nos suministranHOY, la antropologa cultural, arqueologa, paleopatologa y otros que pueden justificar la existencia de violenciadurante la prehistoria.

    Palabras Clave: Antropologa cultural. Prehistoria. Violencia. Guerra. Puntas de flecha. San Juan ante PortamLatinam.

    Historiaurreko biolentziaren existentzia goganbeharrez eta dudamudez beterik ageri da, datuak eskasditugulako. Garai horretako eta metalak agertu bitarteko taldeen arteko harremanak bakezkoak zirelako hipotesipositiboa hartzen da abiaburutzat. Aurkakoa da frogatu beharrekoa. Historiaurrean biolentzia bazelakoa frogadezaketen datu batzuk azaltzen ditugu hemen, gaur egungo antropologia kulturalak, paleopatologiak eta bestekemandakoak.

    Giltz-Hitzak: Antropologia kulturala. Historiaurrea. Biolentzia. Gerra. Gezi-muturrak. San Juan ante PortamLatinam.

    Beaucoup de doutes planent encore sur lexistence de la violence dans la Prhistoire, cause du manque dedonnes. On part de lhypothse positive que la relation entre groupes cette poque, et ce jusqu lapparition desmtaux, fut pacifique. Cest le contraire quil faut dmontrer. Nous exposons certains des arguments que nousfournissent AUJOURDHUI lanthropologie culturelle, larchologie, la palopathologie,... qui peuvent prouverlexistence de violence pendant la prhistoire.

    Mots Cls: Anthropologie culturelle. Prhistoire. Violence. Guerre. Pointes de flche. San Juan ante PortamLatinam.

    Zainak. 18, 1999, 295-308 295

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    INTRODUCCIN En 1997 y concretamente durante los meses de mayo a junio, se celebr en Madrid una

    exposicin que, con el ttulo general LA GUERRA EN LA ANTIGEDAD. Una aproximacinal origen de los ejrcitos en Hispania, trata de hacer un recorrido por nuestro patrimonio pa-ra rastrear cronolgicamente el origen de la guerra y, como consecuencia de sta, la de losejrcitos y la ciencia militar.

    Los primeros testimonios en el tiempo nos llegan de la mano de dos yacimientos deaqu, el Hipogeo de Longar (Viana) y San Juan ante Portam Latinam (Laguardia). El siguientepaso se nos presenta en un gran panel con una reproduccin de la famosa escena blica deLes Dogues (Ares del Maestre).

    Complemento de esta exposicin es un magnfico catlogo1 en el que se incluyen intere-santes artculos que son una importante aportacin a esta rama de la arqueologa de hoy, enel que se ponen a nuestra consideracin algunos conceptos cuyo recordatorio nos pareceimportante.

    Durante muchos aos mis conocimientos de esta etapa de la historia de la humanidadestuvieron fundamentadas en los siguientes conceptos bsicos y que corresponden a los su-brayados del texto2 que utilic para prepararme para el examen de revalida.

    a) Se ignora absolutamente la cronologa de las edades prehistricas

    b) Los hombres que vivieron en nuestra Pennsula fueron indudablemente de agudo in-genio...

    ... para defenderse de las fieras que poblaban el pas (osos, hienas, elefantes), sin ar-mas de metal, y disputarles la vivienda de las cavernas...

    Con esta informacin adquir el concepto de que, en nuestra prehistoria y durante no sesabe cuanto tiempo, el hombre utilizaba las armas que posea slo para defenderse de lasfieras, sus nicos enemigos.

    Veinte aos despus, cuando inici mis trabajos en el mundo de las investigaciones ar-queolgicas, me encontr con los arqueros de Solacueva, las murallas de la Hoya, las pintu-ras levantinas, las puntas de flecha de slex de los dlmenes, cuevas y yacimientos al aire li-bre, etc. datos que ponan en entredicho la particular visin de la prehistoria que arrastrabadesde mi edad juvenil.

    En aquellos aos se hablaba poco de guerra y mucho de caza. El objetivo ltimo era lle-gar al conocimiento del hombre a travs del estudio de sus restos perdurables y como los ar-tefactos eran los ms abundantes casi todos los arquelogos nos dedicbamos a su descrip-cin, anlisis tipolgicos y estadsticos, etc. Yo mismo ca en la trampa ya que una de misprimeras publicaciones, en colaboracin con Armando Llanos, fue Ensayo de un mtodopara el estudio y clasificacin tipolgica de la cermica. (Vitoria 1974)

    Pero qu sabamos ms del hombre primitivo en 1970 que en 1950? Probablemente enlos ambientes Universitarios o a nivel cientfico mucho ms, a nivel popular, lo mismo.

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    1 Editado por la Fundacin Caja Madrid cuenta con la colaboracin de 32 especialistas que en 27 artculos nospresentan una visin muy interesante de la guerra en la Pennsula desde la prehistoria hasta los romanos

    2 El texto utilizado fue COMPENDIO DE HISTORIA DE ESPAA DESDE LAS MS REMOTAS POCAS HASTA1939 escrito en 1942 por el R.P. Ramn Ruiz Amado S.J. El libro que yo manej fue la duodcima edicin de 1944.

  • Qu podemos decir hoy sobre la violencia en la prehistoria?

    Fue hacia la mitad de este siglo que termina, en la dcada de los 50, cuando empez adivulgarse una nueva visin y tratamiento de la Arqueologia. Esta corriente se bautiz comola NUEVA ARQUEOLOGA3 y fue en la dcada de los 70, coincidiendo, como ya he dicho,con mis primeros pasos en el terreno de las investigaciones arqueolgicas, cuando se empe-zaron a publicar en Espaa traducciones de los textos fundamentales de los principales te-ricos de esta tendencia.

    Personalmente y por razones que no vienen al caso no llegue a conocer los nuevos con-ceptos hasta la siguiente dcada. La NUEVA ARQUEOLOGA me sugiri algunos caminos delos que ahora menciono solamente dos.

    - El hombre como creador y actor de la cultura y de los hechos sociales que conformansu historia vital, debe ser el objetivo primero y no ltimo de todas mis investigaciones.

    - Tenemos que obtener la foto del individuo para saber quien es y como es. Luego tene-mos que conseguir hacer la foto del grupo en el contexto en el que desarrolla su actividad ycompararla con la fotografa de otros grupos. Esta sera una de las herramientas a utilizar pa-ra explicar hechos sociales de tanta trascendencia para la historia de la humanidad comopudo ser la GUERRA. La Antropologa fsica y sobre todo la Paleopatologa son las cienciasmas tiles, al servicio del arquelogo, para conseguir hacer esas fotografas tan necesarias.

    En muchos de los textos de la NA se tratan aspectos relacionados con los enfrentamien-tos abordndose la cuestin recurriendo a la teora de los sistemas culturales y a referenciasde los comportamientos de colectivos de primitivos actuales o comparacin de modelos de-bido a la ausencia de evidencias. Sin embargo, en uno de estos textos, ARQUEOLOGA YSOCIEDAD4 de Grahame Clark, se nos ofrece en la figura 52 (pagina 224) la reproduccinde un crneo de un hombre neoltico con una punta de flecha de hueso clavada proceden-te Porsmose (Naesteved, Dinamarca) descubierto en 1960.

    Lo que yo no poda imaginar es que aquellas lecturas, cuya intencin primera fue la bs-queda de una comprensin actualizada del mtodo arqueolgico, serian para m algo funda-mental ya que, en l ltimo proyecto de mis investigaciones arqueolgicas, me he encontra-do con las ms numerosas evidencias de los enfrentamientos humanos en el Pas Vasco y enla Pennsula Ibrica.

    Dado que el problema de la violencia o enfrentamiento entre grupos humanos trascien-de los limites de la investigacin arqueolgica y se convierte en una cuestin mucho msamplia, que encaja dentro del campo de investigacin de la antropologa cultural, la psicolo-ga y la sociologa, es por lo que me he decidido a participar en estas jornadas para exponer,en 20 minutos, lo que sea posible sobre los argumentos encontrados, hasta ahora, en favorde la existencia de la guerra en la prehistoria reciente. Como podrn comprobar, en el breverepaso que hacemos sobre el tratamiento que ha tenido este tema, tanto desde el punto vistahistrico como desde la etnologa, no son excesivas las referencias al espacio geogrficoque hoy conforma el Pas Vasco y Navarra, lo que ha sido una de las circunstancias que hanmotivado mi asistencia a estas jornadas ya que espero de ustedes una crtica con aportacinde datos que no conoca.

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    3 Se pueden ampliar datos sobre lo que supuso la NUEVA ARQUEOLOGA consultando el nmero 81 de febrerode 1988 de la Revista de Occidente.

    4 Hemos utilizado la traduccin publicada en 1980 por Akal/Universitaria dentro de su serie Arqueologa.

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    REPASO HISTRICO En mis trabajos de prehistoria e utilizado con frecuencia la Biblia. Es el texto escrito de

    antropologa cultural que ms nos acerca a los pueblos primitivos. No entro en discusionesde crtica literaria sobre la veracidad e historicidad de los hechos que se describen porquepienso que los datos estn ah. Por ejemplo el primer testimonio escrito que conozco sobre laexistencia de los dlmenes est en el Deuteronomio.

    A su modo, y con objetivos diferentes a los de la narracin histrica, la Biblia nos pre-senta en el Gnesis la evolucin de la humanidad. El paleoltico, etapa que los prehistoriado-res definimos como la de los cazadores y recolectores, se paraleliza con la del Paraso. Todala naturaleza a disposicin del hombre. El hecho del pecado original marca una etapa confu-sa para la ciencia histrica y que pertenece al mundo de los mitos. Poda corresponder muybien con el periodo de transicin epipaleoltico o mesoltico, Desorientacin y bsqueda denuevos recursos. La etapa siguiente o neoltica aparece claramente definido ya que la huma-nidad, representada por Can y Abel, se nos presenta con un modelo econmico completa-mente diferente. Los hombres son ya pastores o ganaderos y agricultores. En este momentoaparece el primer hecho violento de la historia de la humanidad. El enfrentamiento entre loshumanos, la guerra. Todo lo que sigue despus confirma este hecho.

    A partir de este momento la historia de la humanidad es la historia de sus guerras y noinsisto ya que todos conocemos lo que supuso el paso a la historia de las grandes culturasde la antigedad.

    A falta de mas argumentos los arquelogos hemos basado nuestros anlisis sobre laexistencia de la guerra en la aparicin de murallas o empalizadas y en la estratgica situa-cin de poblados y ncleos urbanos. El descubrimiento de los metales y la metalurgia propi-ci la fabricacin de armas, escudos, cascos y otros elementos que forman parte del equipa-miento de los guerreros y los ejrcitos. Posteriormente van surgiendo otros testimonios queson representaciones en estelas, relieves, grabados, cermicas etc. que incrementan nues-tros conocimientos sobre el hecho social de la guerra. Finalmente los testimonios escritoscompletan esta informacin.

    Para que se hagan una idea mas clara las primeras armas de metal que conocemos enel Pas son puntas de flecha y puales de cobre cuya atribucin cultural se atribuye al calco-ltico final-bronce antiguo. Aparecen despus armas en bronce y ya a partir del 800 a.C. lasprimeras en hierro. En el Hiero II nos llegan las imgenes de guerreros y otros temas relacio-nados con la guerra y casi al mismo tiempo los primeros testimonios escritos de la existenciade permanentes y constantes enfrentamientos.

    Dice Strbon en su GEOGRAFA5 (otro de los grandes textos de antropologa culturalms antiguo que conocemos) que los habitantes de estas montaas que son los galaicos,astures, cantabros y vascos, incluyendo otros pueblos como los bardulos y autrigones, ...se ejercitan para el pugilato, la carrera, las escaramuzas y las batallas campales. Un pocodespus continua Su rudeza y salvajismo no se deben slo a sus costumbres guerreras...

    En trminos generales esto quiere decir que la consideracin de la guerra, como hechosocial, es fcilmente asumible desde la aparicin de los metales y puede ser analizada y es-tudiada con eficacia desde la aparicin de los testimonios escritos, y antes qu pas?.

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    5 Las referencias han sido tomadas del texto de Antonio Garca Bellido Espaa y los espaoles hace dos milaos n 515 de la Coleccin Austral de Espasa-Calpe.

  • Qu podemos decir hoy sobre la violencia en la prehistoria?

    Ya hemos dicho que el neoltico es considerado como la etapa en la historia del generohumano en el que ms cambios culturales y econmicos se han producido. Los enfrenta-mientos violentos surgen con el concepto de propiedad y los asentamientos estables. Apare-cen las empalizadas en los poblados, las puntas de flecha de slex, las impresionantes esce-nas de combates de las pinturas levantinas, y sin embargo el hecho social de la guerra en elneoltico no se acepta de forma general como una circunstancia habitual en el contacto entrelos pueblos, las bandas, las tribus o los grupos humanos.

    El gran problema de los prehistoriadores es diferenciar, entre los datos y las evidenciasde este periodo, cuales son para y por la caza o para y por la guerra.

    Llegados a este punto, en el que es necesario tener razones y argumentos para poderanalizar los datos y hacer las separaciones oportunas, es cuando tenemos que recurrir a losmodelos. La tarea no es sencilla. El hecho social de la guerra, como muy bien dice AngelaAlonso Snchez6 es un subsistema cultural complejo. El fenmeno existe y su complejidad esde tal magnitud que las evidencias que nos proporcionan la arqueologa slo nos permite vis-lumbrar su presencia. De esta circunstancia nace la necesidad de tener que recurrir a otrasciencias o a otros argumentos que nos permitan disponer de algunos modelos de compara-cin. La existencia de pueblos primitivos actuales que viven con culturas similares a las quepresentimos para los pueblos de nuestra prehistoria es la razn por la que recurrimos a lasaportaciones de la antropologa cultural y a los trabajos etnolgicos para saber que noscuentan sobre la guerra como hecho social entre los primitivos actuales.

    LA GUERRA Y LA ANTROPOLOGA CULTURAL Un buen nmero de autores, de los que solo cito algunos, cuyos textos se han publicado

    en castellano y he tenido acceso, tales como Melville J. Herskovits, Ralph Beals, Harry Hoijer,Marcel Mauss, Marvin Harris, Nicholas David, etctera, se han ocupado de analizar, en nu-merosas tribus, aspectos referentes a la guerra. Los muchos datos recogidos nos obligan ala sntesis y el resumen, por esta razn utilizamos los ya realizados por Marvin Harris en sutexto ANTROPOLOGA CULTURAL7.

    La guerra se define como un combate armado entre grupos humanos. Algunos antrop-logos creen que la guerra fue una prctica universal incluso entre los cazadores y recolecto-res del paleoltico. Otros sostienen que fue un hecho poco frecuente hasta la aparicin de lassociedades estatales. Existen listas de pueblos cazadores y recolectores que no conocen laguerra pero la relacin de los que la practican es mucho mayor.

    Entre los cazadores y recolectores no sedentarios la guerra entraaba un mayor gradode combate individualizado encaminado al:

    Ajuste de ofensas.

    Prdidas personales, reales o imaginarias.

    Aunque los grupos de combate podian tener una base territorial temporal, la organiza-cin de la batalla y sus consecuencias reflejan la dbil asociacin entre gentes y territorio.Los vencedores no se aduean de terreno expulsando a sus enemigos.

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    6 Angela Alonso Snchez, ARQUEOLOGA DE LA GUERRA. Coleccin Para dialogar con el pasado n 2.Cceres 1988.

    7 Marvin Harris, ANTROPOLOGA CULTURAL. N 1464 de El libro de bolsillo de Alianza Editorial. Madrid1990.

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    Tras el paso a comunidades agrcolas y ganaderas se desarrollan los poblados perma-nentes con grandes inversiones en cultivos, animales y alimentos almacenados. La guerracambi por completo.

    Entre los cultivadores que viven en aldeas la guerra implica frecuentemente un esfuerzocolectivo total, ya que se combate por territorios definidos y la derrota puede acarrear la ex-pulsin de una comunidad entera de sus campos, viviendas y recursos naturales. Con mu-cha frecuencia las aldeas se oponen entre si como enemigos tradicionales, se atacan y sa-quean repetidas veces y se expropian sus territorios.

    Sin embargo se ha podido observar que cuando la densidad de poblacin, de grupos yaldeas, es muy baja, a menudo parece como si no existiera una infraestructura para la gue-rra. Esta circunstancia ha conducido a los antroplogos a buscar y encontrar varios motivosy formas para y de la guerra pero, en resumen, sta se hace cuando supone una ventaja pa-ra alguno de los combatientes. Un motivo de la guerra entre estos pueblos, y que ha sidomuy bien estudiada, encontrndose pruebas fehacientes de su realidad, es que el equilibrioentre poblacin y recursos se consigue con la guerra grupal y aldeana.

    Algunas de las alternativas que se han emitido y cuya validez ha sido puesta en entredi-cho por el mismo M. Harris son:

    La guerra como forma de solidaridad

    Como un juego.

    Como aspecto de la naturaleza humana.

    Como arma poltica.

    Queda como motivo y justificacin de la guerra entre bandas y aldeas; el mantenimientode las inversiones realizadas en recursos necesarios para la subsistencia, su incrementocuando se producen desequilibrios importantes y el equilibrio demogrfico

    En cuanto a la manera de hacer la guerra hay multitud de descripciones. En general laforma depende del motivo y en trminos muy generales se pueden resumir en:

    Cuerpo a cuerpo

    Emboscada o ataque por sorpresa.

    Sobre las armas utilizadas la diversidad es el denominador comn. Tambin en este ca-so podemos sintetizar que son:

    Las lanzas.

    El arco y las flechas.

    Propulsores y cerbatanas.

    Boomerang, boleadoras, hondas.

    Mazas de materiales y formas diversos y hachas.

    Palos, piedras y otras.

    Supongo se han dado cuenta que ningn etngrafo o antroplogo del Pas ha sido cita-do. Puede haber dos razones que lo justifiquen, mi ignorancia o que no se ha ocupado deeste tema con los puntos de vista que nos interesan en este trabajo.

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  • Qu podemos decir hoy sobre la violencia en la prehistoria?

    Caro Baroja en Los Vascos8 dice que, desde el punto de vista del historiador, la cultu-ra del pueblo vasco actual puede considerarse como el resultado de los ciclos culturales enque divide la historia de nuestro pueblo. De los 11 ciclos descritos los cuatro primeros co-rresponden a la prehistoria y en ellos hay que colocar el inicio y desarrollo de complejosmuy importantes y cita entre otros la aparicin del Pirenaico occidental, la agricultura y ga-nadera (implantacin del neoltico), la metalurgia... pero no se habla para nada de la guerra.La primera referencia a este hecho social se hace en el 5 ciclo que pertenece a la protohis-toria y que l denomina Ciclo cntabro - aquitano de comienzos de la era cristiana

    LA GUERRA Y LA ARQUEOLOGAComo ya es conocido, todos los rastros que el hombre ha dejado de su actividad o su

    existencia, se consideran por los arquelogos como evidencias para poder reconstruirlas.

    Cuando hablamos de evidencias no nos referimos exclusivamente a los artefactos, he-rramientas, tiles u objetos, hay otras muchas que, de forma directa o indirecta, nos facilitandatos para mejor comprender las formas de vida del hombre. Como primera y fundamentalcitamos sus propios restos, y adems los de su alimentacin, vivienda, creencias, ritos, eco-noma, espacios geolgicos, ambiente, demografia... en una palabra el hombre y su cultura.

    Concretndonos al tema de la guerra, y para determinar su existencia, hay que seleccio-nar del paquete que nos ha proporcionado el trabajo de campo y los anlisis y estudios com-plementarios, aquellas evidencias que claramente lo demuestren, como pueden ser las ar-mas, los rastros de violencia en los restos humanos y los restos de defensas.

    Hablando de las armas nos encontramos con dos dificultades iniciales:

    Posibilidad de la existencia de armas manufacturadas con materiales perecederos.

    Las armas realizadas sobre materiales perdurables tienen una funcin fundamentalque es la de herir o matar. La dificultad surge cuando tenemos que concretar si su utilizacinha sido para cazar o para la guerra.

    Los rastros de violencia en el cuerpo humano ha podido afectar a las partes blandas delindividuo por lo que no quedan seales del incidente en los huesos. Slo en los cuerpos mo-mificados, que son muy escasos, podramos encontrar evidencias de heridas que no afectenal sistema seo.

    Con las evidencias que hemos definido como de defensas pasa algo parecido que losealado para las armas. De las construidas con materiales perecederos quedan escasosrestos difciles de interpretar. Su utilidad puede ser mltiple por lo que es necesario dar conotras evidencias que nos permitan atribuirlas al hecho de la guerra.

    El monumento ms antiguo conocido en el Pas Vasco es el dolmen de Aizkomendi(Eguilaz - lava) descubierto en 1832. En 1845 Miguel Madinabeitia9 realiza un estudio sobreeste monumento celta y en el se recoge la primera interpretacin blica de nuestra prehis-

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    8 Julio Caro Baroja, LOS VASCOS. N 9 de los Libros de bolsillo Istmo, Coleccin Fundamentos. Madrid1971.

    9 Se puede consultar el trabajo de Amelia Balden y Pedro Lobo Una visin de prehistoria en 1845 publicadoen el n 6 de 1984 de la revista KULTURA. Diputacin Foral de Alava.

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    toria. Las armas, los restos humanos y la coincidencia de que la fechacin realizada coincidecon la fecha establecida, en aquel momento, para las invasiones celtas llevan a don Miguela proponer la siguiente interpretacin:

    Una batalla y slo una batalla entre los naturales (Cntabros alaveses) y una tribu ene-miga (celtas) fue el origen de esta piramide que se erigi de piedra y tierra

    No es mi nimo pasar a calcular el nmero de combatientes de una y otra parte, perono se puede dudar de la batalla...

    Algunos aos despus, en 1879; Becerro de Bengoa10 y a propsito de los dlmenes deEskalmendi y Kapelamendi repite interpretacin blica para explicar su existencia. Tras unfiero combate entre celtas e iberos (o uskaros) estos son derrotados, Los celtas vencedoresconstruyen los dos monumentos enterrando a sus muertos en Kapelamendi y a los de losiberos en Eskalmendi.

    Los notables avances de la arqueologa como ciencia, los incontables descubrimientosy hallazgos que la casualidad o la investigacin organizada han ido surgiendo y los cientosde publicaciones que los daban a conocer, no nos permiten rastrear con rigor la evolucin delas tesis blicas en la prehistoria. Podemos no obstante sealar que ya en 1872 y en 1874 selocalizan en Francia casos de heridas por punta de flecha de slex en huesos humanos (Ville-venard-Marne y Saint Rome de Tarn-Aveyron). En 1878, Prunires, describa 15 casos deheridas con punta de flecha en huesos humanos como consecuencia de la guerra proce-dentes de la cueva sepulcral neoltica de Beaumes Chaudes, en Saint-Georges-de Leve-zac (Lozere-Francia)11. En la Pennsula el primer dato fue publicado por Cabr Aguil en192512. Se trata de una punta de flecha de slex negro incrustada en el cndilo interno de unfmur humano aparecido en las excavaciones de Carballo de 1924 en el revuelto sedimentode la cueva cntabra de Las Cscaras, Las Conchas o de Pelurgo. Tienen para noso-tros gran importancia una cita recogida de un trabajo redactado en 1941 por Don Luis de Ho-yos Sinz, y publicado con el ttulo de Antropologa prehistrica espaola en la HISTORIADE ESPAA de Menndez Pidal.

    En el captulo II Los hombres fsiles

    ... las heridas realizadas por hachas y puntas de flecha y las realizadas por elementoscortantes demuestran las continuas luchas de nuestros aborgenes...

    En el captulo IV Razas de la poca neoltica y eneoltica.

    Como nota general hemos de sealar la continuidad de los caracteres patolgicos enlos hombres de la poca, que debieron aumentar su espritu guerrero por presentar, propor-cionalmente, mas heridas y traumatismos en sus restos...

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    10 La cita est tomada de Carlos Ortiz de Urbina El desarrollo de la Arqueologia en Alava: condicionantes yconquistas (siglos XVIII y XIX), publicado, como un trabajo de historiografa, en el nmero 2 de la coleccin de la Di-putacin Foral de Alava MEMORIAS DE YACIMIENTOS ALAVESES. Vitoria 1996.

    11 Todos los datos han sido recogidos de Gerard Cordier Blessures prhistoriques animales et humaines avecarmes ou projectiles conservs trabajo publicado en el tomo 87 de 1990 del Boletn de la SOCIETE PREHISTORI-QUE FRANCAISE.

    12 Francisco Etxeberria y Jos Ignacio Vegas, Heridas por flecha durante la Prehistoria en la PennsulaIbrica. Suplemento 8 de MUNIBE (Antropologa-Arqueologa). San Sebastin 1992.

  • Qu podemos decir hoy sobre la violencia en la prehistoria?

    Punto y aparte para remitirles al comienzo de mi comunicacin y recuerden lo que meensearon en 1949 y lo que se publicaba en 1947 con datos de hasta 1941. Entienden aho-ra la duda tambin planteada del enorme retraso con que los avances cientficos llegan a losniveles populares?

    Y para no extendernos mas en este proceso de revisin de datos y carencias, termina-mos haciendo una referencia a las opiniones, casi recientes, de algunos autores sobre laguerra durante el neoltico y que fueron dadas a conocer por Etxeberria y Vegas13 en el IICONGRESO MUNDIAL VASCO celebrado en 1987, en una comunicacin en la que presenta-mos al mundo cientfico el descubrimiento de San Juan ante Portam Latinam.

    En 1980 y a pesar de que ya se haban descrito lesiones violentas durante el neoltico,Zammit afirmaba que una actividad blica persistente esta pendiente de ser demostrada parael neoltico francs. En el mismo ao Grahame Clark en el texto ya citado de ARQUEOLOGA YSOCIEDAD dice La guerra parece que ha jugado un papel en la prehistoria, con importanciacreciente a medida que avanzaba la cultura. Refirindose a los datos seala: La evidencia deactividades guerreras esta muy bien representada en el registro arqueolgico.

    Autores como Andrs, Bouville, Courtin, Dastugue, Duday, Lorenzo, Riquet y un largusi-mo etc. han descrito de alguna forma la existencia de los enfrentamientos blicos marcandosu comienzo en el Neoltico y sealando su apogeo en el calcoltico o eneoltico atribuyendosu causa fundamental al incremento demogrfico y que de acuerdo con el esquema de Bour-dier se puede representar grficamente de la forma siguiente:

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    13 La comunicacin Agresividad social o guerra? durante el Neo-eneoltico en la cuenca media del Valle delEbro. A propsito de San Juan ante Portam Latinam (Rioja Alavesa), se public en el tomo I de la coleccin destina-da a recoger la totalidad de los trabajos presentados en el Area de Antropologa Fsica del II Congreso Mundial Vas-co. Tambin se publico en MUNIBE (Antropologa y Arqueologa), suplemento n 6, pp 105-112. San Sebastin 1988.

    14 Teresa Andrs Ruprez, Sepulturas Calcolticas de inhumacin mltiple simultnea en la cuenca media delEbro. CAESARAUGUSTA 66-67, Zaragoza 1989-1990, pp 13-27

    CONFLICTOS

    EXPANSIONEXPANSION ECONOMIAPRODUCTIVA

    ECONOMIAPRODUCTIVA

    NEOLITICONEOLITICO

    EXPLOSION DEMOGRAFICAEXPLOSION DEMOGRAFICA

    Teresa Andrs Ruperez que, entre otros muchos temas, trabaja desde 1977 en laprehistoria del Valle del Ebro durante el neoltico y eneoltico, public en 1990 un trabajo quehaba escrito en 198814 y en el que trata, con acertados puntos de vista, los enfrentamientosviolentos entre grupos humano en la zona media del citado valle, justificando la existenciade algunos enterramientos singulares a la guerra. Culturalmente los sita en el eneoltico pe-ro al conocer los datos de San Juan ante Portam Latinam sugiere la necesidad de retrasarlospor lo menos hasta el neoltico final.

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    Recordaran aquella opinin personal de que el objetivo fundamental de mis trabajos de-bera ser conseguir fotografas, es decir instantneas del grupo y sus actividades. Tenemosla suerte de disponer un buen nmero de representaciones grficas de poca neoltica entrelas que por su nmero y proximidad tenemos que destacar las que de forma general se de-nominan ARTE LEVANTINO. No voy ha realizar un estudio profundo sobre el tema pero si de-cirles que, en los paneles de los abrigos con pinturas, disponemos de las ms abundantesmuestras de las armas, formas de hacer la guerra, sus consecuencias etctera. Como mues-tra, y ya que lo he citado, tengo que sealarles que en el panel de la batalla de LesDogues15, en el centro del grupo de la derecha hay un guerrero que corre en direccin con-traria. Huye porque esta herido. Una flecha le atraviesa un muslo. Qu decamos de las heri-das en partes blandas que podian producir la muerte por desangramiento, infeccin e inclu-so por envenenamiento?

    LOS LTIMOS DESCUBRIMIENTOSReconocida la existencia de la violencia durante el neoltico en el Valle del Ebro y tenien-

    do muy claro, por los argumentos etnogrficos y arqueolgicos, que uno de los motivos deesta violencia es el aumento demogrfico y la necesidad de ampliar la posibilidad de aumen-tar recursos y como consecuencia la necesidad de defensa por parte de los que ya los pose-en, la aparicin de otras evidencias atribuibles al hecho de la guerra nos pueden permitir ar-gumentar que esta tubo lugar en nuestras tierras.

    Existe en la ribera izquierda del Ebro entre Laguardia y Viana una Zona en la que se co-nocen un gran nmero de yacimientos arqueolgicos atribuibles al neoltico y eneoltico. Lasmontaas cercanas, numerosas corrientes agua, tierra de inmejorable calidad, clima medite-rrneo, bosques, lagunas etc. hacan esta tierra realmente atrayente. Todos los datos nos in-dican que la densidad de poblacin debera ser alta y en progresivo aumento. En este am-biente se descubre en 1985 un yacimiento en Laguardia de los que llamamos singulares y alsegundo da de iniciados los trabajos de excavacin aparece la primera punta de flecha cla-vada en un hueso humano. En 1990 y 91 se termina la excavacin del deposito de restos hu-manos de San Juan ante Portam Latinam16. Se contabilizan al menos 9 casos de heridas porpunta de flecha, las puntas de flecha suponen el 35% del total de las evidencias materiales yse data en un momento del neoltico final, Llama mucho la atencin que existiendo en lugarescercanos varios dlmenes se haya utilizado un abrigo natural para enterrar a un mnimo de289 individuos. Se indica como posible causa de esta utilizacin la existencia de hecho sur-gido de manera inesperada y que trae como consecuencia la necesidad de enterrar de for-ma urgente a un buen nmero de individuos.

    Es la primera vez que encontramos un yacimiento arqueolgico en el que se dan moti-vos y causas de la actividad social de la Guerra durante el neoltico.

    En la misma zona en su extremo Este, en tierras de Viana a escasos metros del limitecon trminos de Labraza (Alava) y de los restos del despoblado de Pisana, se descubri en

    304 Zainak. 18, 1999, 295-308

    15 Eduardo Ripoll Perell, Pinturas rupestres de La Gasulla (Castelln). MONOGRAFAS DE ARTE RUPESTRE.ARTE LEVANTINO, N2. Barcelona 1963.

    16 A falta de la memoria, actualmente en elaboracin, se puede tener una informacin inicial a travs del artculoEL ENTERRAMIENTO DE SAN JUAN ANTE PORTAM LATINAM. Las ms numerosas seales de violencia de laprehistoria peninsular, publicado en el nmero 5 de la 2 poca de la revista KULTURA del Departamento de Culturade la Diputacin Foral de Alava. Vitoria 1992.

  • Qu podemos decir hoy sobre la violencia en la prehistoria?

    1989 el Hipogeo de Longar17, otro enterramiento singular. Su excavacin se inicio en 1991,el mismo ao que termin la de San Juan ante Portam Latinam, y se desarrollo en los aos si-guientes 1992 y 1993, realizando su magnifica restauracin en 1994. La singularidad que leatribuimos esta basada en que:

    - se trata de un Hipogeo de puerta perforada cuyas caractersticas constructivas supo-nen, por ahora, un caso nico

    - aparecen cuatro casos de heridas por punta de flecha

    - su ajuar se parece al de San Juan por la escasa presencia de la cermica, la abundan-cia de piezas de slex y sobre todo el alto porcentaje que ocupan las puntas de flecha y sediferencia por la ausencia de elementos de adorno

    - las fechas del C14 se parecen sensiblemente a las de San Juan

    Segn los directores del proyecto de investigacin de Longar, Javier Armendariz y Susa-na Irigaray, el yacimiento no se puede considerar simultaneo

    ... mas de cien individuos hombres, mujeres y nios de todas las edades hallaron enLongar su ltima morada, y fueron depositado sucesivamente conforme iban muriendo, a lolargo de algo mas de un siglo.

    Esta interpretacin no contradice en absoluto la posibilidad que en un momento de eseperiodo de tiempo las inhumaciones realizadas fueran ms numerosas y estuvieran motiva-das por un enfrentamiento violento.

    CONCLUSIONESHoy podemos decir que tenemos en esta zona del Valle del Ebro argumentos suficientes

    para admitir enfrentamientos violentos entre grupos humanos al final del Neoltico.

    En esta comunicacin slo se plantean las lneas por donde se puede realizar una inves-tigacin en profundidad sobre este tema.

    Quedan muchas cuestiones pendientes, mucha documentacin que analizar y numero-sas vas de investigacin por abrir. Algunos argumentos slo han sido apuntados por falta detiempo. Reconozco que la importancia del tema requera una exposicin ms amplia y docu-mentada lo que sin duda no era posible con las limitaciones espaciales y temporales de es-tas jornadas. Si a pesar de todo me he decidido a presentar estas consideraciones sobre laguerra, en unas jornadas de antropologa dedicada fundamentalmente a la Religin y a losSmbolos, es porque dentro de los aspectos sociolgicos de la guerra en la prehistoria quedapendiente de analizar la enorme carga ritual y religiosa que conlleva18.

    Zainak. 18, 1999, 295-308 305

    17 Javier Armendriz y Susana Irigaray, LA ARQUITECTURA DE LA MUERTE. El hipogeo de Longar (Viana, Na-varra), un sepulcro colectivo del 2500 a.C.. Centro de estudios de Tierra Estella, Navarra.

    Tambin LONGAR. Muerte y violencia en la Prehistoria. N 168 de la REVISTA DE ARQUEOLOGA.

    18 Durante mucho tiempo, con los ajuares recuperados en los enterramientos de poca prehistrica, se ha esta-do reconstruyendo la cultura de los vivos. Hoy se habla de la arqueologa de la muerte y de rituales, pero seguimosteniendo unas grandes lagunas sobre el conocimiento concreto de los aspectos religiosos y sociales que supona lamuerte y sobre todo en los casos que hubieran sido consecuencia de la guerra. Los dos yacimientos de los que aquhemos hablado nos plantean serias dudas sobre el carcter del ajuar y los ritos descritos hasta el presente. Una vezmas se plantea la necesidad de relacionar las investigaciones arqueolgicas con la antropologa cultural a pesar delos muchos detractores que no comparten el modelo de investigacin que nos enseara DON JOSE MIGUEL BARAN-DIARAN AYERBE.

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    306 Zainak. 18, 1999, 295-308

    Coxal izquierdo del caso n3 de SJAPL restaurado

    FOTOGRAFIAS

  • Qu podemos decir hoy sobre la violencia en la prehistoria?

    Zainak. 18, 1999, 295-308 307

    Caso n3 de herida por punta de flecha tal y como apareci en la exca-vacin de SJAPL.

    Caso n 6 de SJAPL. La punta qued aprisionada

    por una importante neoformacin de hueso,

    como signo de cicatrizacin.

  • Vegas Aranburu, Jos Ignacio

    308 Zainak. 18, 1999, 295-308

    Algunos tipos de puntas de flecha de SJAPL