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VIII. Los orígenes del empiris- mo científico 8 – 1. El empirismo científico El empirismo es una concepción filosófica que sostiene que todo conocimiento surge de la experien- cia y que niega la posibilidad del conocimiento a prio- ri, que es el conocimiento que se adquiere mediante el razonamiento deductivo sin recurrir a la experiencia. Desde el punto de vista histórico, el término empi- rismo se aplicó a la corriente filosófica defendida principalmente por los filósofos ingleses de los siglos XVII, XVIII y XIX, entre los que se destacaron Fran- cis Bacon, John Locke y David Hume. Los exponentes del empirismo se caracterizaron por una total oposi- ción al racionalismo de filósofos como René Descar- tes, Baruch Spinoza o Gottfried Wilhelm Leibniz, quienes afirmaban que la mente es capaz de reconocer la realidad mediante su capacidad racional, una facul- tad que existe independiente de la experiencia. Los empiristas que hemos mencionado influyeron en el pensamiento de muchos filósofos de la ciencia del siglo XX. Por ello consideramos conveniente refe- rirnos brevemente a sus vidas y sus obras. 8 – 2. Francis Bacon, Barón de Verulam Bacon nació en Londres el 22 de enero de 1561. Estudió en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Desde muy joven participó en la política y fue electo diputado en 1584, actividad que desarrolló hasta 1614. Durante el reinado de Jacobo I aportó ide- as para la unión de Inglaterra y Escocia y recomendó medidas para un acercamiento a la Iglesia católica apostólica romana. Por sus contribuciones, en 1603, fue nombrado caballero y comisario para la unión de Escocia e Inglaterra. Dos años después publicó “El avance del conocimiento”. Entre 1613 y 1620, ocupó varios cargos importan- tes en el reino de Inglaterra, por lo que se le concedió el título de Barón de Verulam y vizconde de San Al- bans. En 1621, fue acusado de recibir sobornos, por lo que tuvo que abandonar toda actividad política. Un año antes había publicado su obra más importante No- vum Organum. Falleció en Londres el 9 de abril de 1626. Aristóteles consideraba que el razonamiento de- ductivo cumplía un papel preponderante en la Lógica debido a su carácter demostrativo. Sostenía que el uso del silogismo brinda un conocimiento que agrada más a la razón. En cambio, el razonamiento inductivo, si bien es una forma de llegar al conocimiento, agrada más al sentido común. Mientras que la argumentación inductiva es más frecuente y útil en la vida cotidiana, la argumentación deductiva ofrece el camino más se- guro para llegar a la verdad. El planteamiento aristoté- lico tuvo una enorme influencia en el pensamiento medieval y en los cursos de filosofía se estudiaba la teoría del silogismo dejando de lado la argumentación inductiva. Bacon que, estrictamente, no fue filósofo ni cientí- fico, efectuó duras críticas a la lógica aristotélica y a las orientaciones filosóficas preponderantes en su tiempo. Criticó lo que él llamaba “dialéctica” aristoté- lica puntualizando su inutilidad para el avance del co- nocimiento, ya que con ella es imposible llegar a des- cubrimientos sobre el mundo. Al respecto afirmó: "La lógica hoy en uso sirve más para fijar y consolidar errores, fundados en nociones vulgares, que para in- quirir la verdad; de tal modo que es más perjudicial que útil" 1 . Sostenía que las aproximaciones al conoci- miento basados sobre la lógica silogística no pueden probar los principios de la ciencia en que se funda- mentan y están condenadas a dar vueltas en torno a una misma cantidad de conocimientos efectuando. 1 Novum Organum. Libro I, Aforismo 12.

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VIII. Los orígenes del empiris-mo científico

8 – 1. El empirismo científico

El empirismo es una concepción filosófica quesostiene que todo conocimiento surge de la experien-cia y que niega la posibilidad del conocimiento a prio-ri, que es el conocimiento que se adquiere mediante elrazonamiento deductivo sin recurrir a la experiencia.

Desde el punto de vista histórico, el término empi-rismo se aplicó a la corriente filosófica defendidaprincipalmente por los filósofos ingleses de los siglosXVII, XVIII y XIX, entre los que se destacaron Fran-cis Bacon, John Locke y David Hume. Los exponentesdel empirismo se caracterizaron por una total oposi-ción al racionalismo de filósofos como René Descar-tes, Baruch Spinoza o Gottfried Wilhelm Leibniz,quienes afirmaban que la mente es capaz de reconocerla realidad mediante su capacidad racional, una facul-tad que existe independiente de la experiencia.

Los empiristas que hemos mencionado influyeronen el pensamiento de muchos filósofos de la cienciadel siglo XX. Por ello consideramos conveniente refe-rirnos brevemente a sus vidas y sus obras.

8 – 2. Francis Bacon, Barón de Verulam

Bacon nació en Londres el 22 de enero de 1561.

Estudió en el Trinity College de la Universidad deCambridge. Desde muy joven participó en la política yfue electo diputado en 1584, actividad que desarrollóhasta 1614. Durante el reinado de Jacobo I aportó ide-as para la unión de Inglaterra y Escocia y recomendómedidas para un acercamiento a la Iglesia católicaapostólica romana. Por sus contribuciones, en 1603,fue nombrado caballero y comisario para la unión deEscocia e Inglaterra. Dos años después publicó “Elavance del conocimiento”.

Entre 1613 y 1620, ocupó varios cargos importan-tes en el reino de Inglaterra, por lo que se le concedióel título de Barón de Verulam y vizconde de San Al-bans. En 1621, fue acusado de recibir sobornos, por loque tuvo que abandonar toda actividad política. Unaño antes había publicado su obra más importante No-vum Organum. Falleció en Londres el 9 de abril de1626.

Aristóteles consideraba que el razonamiento de-ductivo cumplía un papel preponderante en la Lógicadebido a su carácter demostrativo. Sostenía que el usodel silogismo brinda un conocimiento que agrada mása la razón. En cambio, el razonamiento inductivo, sibien es una forma de llegar al conocimiento, agradamás al sentido común. Mientras que la argumentacióninductiva es más frecuente y útil en la vida cotidiana,la argumentación deductiva ofrece el camino más se-guro para llegar a la verdad. El planteamiento aristoté-lico tuvo una enorme influencia en el pensamientomedieval y en los cursos de filosofía se estudiaba lateoría del silogismo dejando de lado la argumentacióninductiva.

Bacon que, estrictamente, no fue filósofo ni cientí-fico, efectuó duras críticas a la lógica aristotélica y alas orientaciones filosóficas preponderantes en sutiempo. Criticó lo que él llamaba “dialéctica” aristoté-lica puntualizando su inutilidad para el avance del co-nocimiento, ya que con ella es imposible llegar a des-cubrimientos sobre el mundo. Al respecto afirmó: "Lalógica hoy en uso sirve más para fijar y consolidarerrores, fundados en nociones vulgares, que para in-quirir la verdad; de tal modo que es más perjudicialque útil"1. Sostenía que las aproximaciones al conoci-miento basados sobre la lógica silogística no puedenprobar los principios de la ciencia en que se funda-mentan y están condenadas a dar vueltas en torno auna misma cantidad de conocimientos efectuando.

1 Novum Organum. Libro I, Aforismo 12.

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Profesor: Dr. Miguel Katz

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En el Novum Organum, Bacon sostuvo que elavance en el conocimiento de la naturaleza sólo sepodría lograr mediante la inducción, pero que habíados caminos para hacerlo. A uno lo llamó “anticipa-ciones de la naturaleza”. Al otro camino, al que consi-deró mucho más eficaz, lo llamó “interpretaciones dela naturaleza”. Las diferencias entre ambos las puntua-lizó así:

"... no hay ni puede haber más que dos caminos paraindagar y descubrir la verdad. El uno parte volandode los sentidos y de los hechos particulares a losaxiomas más generales, y partiendo de estos princi-pios y de lo que cree verdad inmutable en ellos, pro-cede a la discusión y descubrimiento de los axiomasmedios (y este es el camino en uso). El otro hace salirlos axiomas de los sentidos y los hechos particulareselevándose continua y progresivamente para llegar,en el último lugar a los principios más generales; estees el camino verdadero, pero todavía no probado"2

En cada uno de estos caminos el conocimientoparte de los sentidos, mediante la observación de loshechos (quedando así planteada la creencia en la im-posibilidad de tener conocimientos a priori) pero paraBacon, el tratamiento que se le había dado anterior-mente a la experiencia era erróneo, por su carácterdesordenado y casual, y por el afán excesivo para lle-gar a proposiciones generales, errores que podían sersuperados mediante un acercamiento sistemático a laexperiencia.

Bacon puntualizó los inconvenientes para alcanzarproposiciones generales mediante la enumeraciónsimple afirmando:

"... Pues la inducción que procede por la enume-ración simple es una cosa pueril, sus conclusiones sonprecarias y expuestas al peligro de un hecho contra-dictorio y las más de las veces decide por un númerode hechos menor de lo debido y por sólo aquellos queestán a la mano"3

Propuso que, en vez de la inducción por enumera-ción simple, debe utilizarse una “verdadera inducción”donde también se toman en cuenta los casos negativos:

"... mientras que la inducción que ha de ser útilpara el descubrimiento de las ciencias y las artes, de-be analizar la naturaleza por las debidas eliminacio-

2 Novum Organum. Libro I, Aforismo 19.3 Novum Organum. Libro I, Aforismo 105.

nes y exclusiones; y luego, tras un número suficientede negativas, concluir sobre hechos afirmativos"4

Para el desarrollo de su método inductivo, Baconplanteó la necesidad de construir tres tablas a las quellamó "la tabla de presencia", "la tabla de ausencia" y"la tabla de grados". En la primera se debe hacer uninventario de los hechos donde aparece la naturalezaestudiada, tratando que estos sean de característicasmuy variadas para lograr así el compendio más com-pleto posible que pueda dar la experiencia. En la se-gunda tabla se deben recoger hechos donde la natura-leza estudiada no se presente, pero estos hechos debenser similares a los recogidos en la primera tabla, paraasí eliminar aquellos casos donde se pueda contrapo-ner un caso negativo. En la tercera tabla se deben en-contrar casos donde la naturaleza crezca o decrezca y,utilizar la inducción para estudiar y comparar cada unode los resultados de las tablas anteriores. De esta ma-nera se extrapola una generalización que excluye loscasos negativos.

Obviamente para obtener una afirmación generalconsistente, en la cual queden excluidos todos los ca-sos negativos, deberían obtenerse tablas totalmentecompletas. Razón por la cual Bacon propuso lo quellamó “indulgencia del entendimiento” o “esbozo deinterpretación” donde, sobre la base de una amplia in-formación recogida en las tres tablas, el entendimientose aventura a formular una hipótesis general que des-criba un comportamiento o una regularidad.

8 – 3. John Locke.

Nació el 29 de agosto de 1632 en Wrington (So-merset). Estudió en la Universidad de Oxford, dondedictó clases de griego, retórica y filosofía moral desde

4 Ibidem.

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1661 hasta 1664. En 1667 inició su relación con elpolítico inglés Anthony Ashley Cooper, primer condede Shaftesbury, de quien fue amigo, consejero y médi-co. Shaftesbury consiguió para Locke algunos cargosmenores en el gobierno. En 1669, en el desempeño deuna de sus funciones oficiales, Locke redactó unaConstitución para los colonos de Carolina, en Norte-américa, que nunca llegó a ser aplicada. En 1675, des-pués de que Shaftesbury hubiera perdido el favor de lacorona, Locke se estableció en Francia. Regresó a In-glaterra en 1679, pero debido a su oposición a la Igle-sia católica, que contaba con el apoyo de la monarquíainglesa en esa época, pronto tuvo que regresar al con-tinente. Desde 1683 hasta 1688 vivió en los Países Ba-jos y tras la llamada Revolución Gloriosa de 1688 y larestauración del protestantismo, regresó de nuevo aInglaterra. El nuevo rey Guillermo III de Orange lonombró ministro de Comercio en 1696, cargo del quedimitió en 1700 debido a una enfermedad. Falleció el28 de octubre de 1704 en Oates.

El empirismo de Locke resaltó la importancia de laexperiencia de los sentidos en la búsqueda del cono-cimiento, relegando a un segundo lugar la especula-ción intuitiva o la deducción. Mejoró la concepciónbaconiana al hacer un desarrollo más sistemático delempirismo en su An Essay Concerning Human Un-derstanding escrito en 1666 pero publicado recién en1690.

Locke consideraba que la mente de una persona enel momento del nacimiento es como “una tabula rasa,una hoja en blanco sobre la que la experiencia impri-me el conocimiento”. Esa característica humana hacíaque todos los hombres naciesen buenos, independien-tes e iguales. De esta manera, rechazó todas las teoríassobre las concepciones innatas a la vez que sostuvo laimposibilidad de que el hombre alcance la verdad úni-camente mediante la intuición.

Su concepción sobre la igualdad de todos loshombres al nacer lo hizo criticar abiertamente la teoríadel derecho divino de los reyes y la naturaleza el Esta-do monárquico. En sus Tratados sobre el gobiernocivil (1690) sostuvo que la soberanía no reside en elEstado sino en la población y que se puede admitir unadeterminada forma de gobierno en tanto se respetenlas leyes civiles y las naturales. Por ello, para él lasrevoluciones eran un derecho, y a veces una obliga-ción, de los pueblos. Abogó por la separación de lospoderes dándole mayor importancia al legislativo, so-bre el ejecutivo y el judicial. También fue un firmedefensor de la libertad religiosa y partidario de la sepa-

ración de la Iglesia del Estado.

La influencia de Locke sobre la filosofía modernaha sido muy grande y, con su aplicación del análisisempírico a la ética, política y religión, se convirtió enuno de los filósofos más importantes y controvertidosde todos los tiempos.

En su “Ensayo sobre el entendimiento humano”,Locke expresó sus opiniones sobre los fundamentosdel conocimiento humano y advirtió su intención derealizar una “obra moralmente útil”. Esta obra fueconcebida en pleno siglo de las luces, en una épocacaracterizada por un desarrollo enorme de las cienciasnaturales donde los resultados empíricos de científicoscomo Boyle, Huygens, Hooke o Newton se producíanbajo el lema de la Royal Society of London for Impro-ving Natural Knowledge: “Nullius in verba” referida ala necesidad de obtener evidencias empíricas para elavance del conocimiento en vez de recurrir al criteriode autoridad, usado por los escolásticos.

Locke pensaba que la filosofía tenía que participaren estos importantes avances, dejando de lado la lógi-ca deductiva aristotélica y rechazando toda interpreta-ción escolástica del mejoramiento de la ciencia. Segúnél, las analogías y las relaciones entre los contenidosdel conocimiento son los elementos que permiten laelaboración de instrumentos críticos capaces de elimi-nar los conocimientos erróneos. Desarrolló así un em-pirismo analítico que se oponía a las teorías basadassobre el conocimiento “a priori” y a las concepcionespuramente mecanicistas.

Precisamente, en el primer libro del “Ensayo…”,Locke insistió en la necesidad de prescindir de consi-deraciones “a priori” confrontó las ideas de René Des-cartes, afirmando que no existen conocimientos inna-tos y que sólo debe ser tenida en cuenta la experiencia.En el segundo libro propuso que la sensación (o ideasde la sensación, las “impresiones hechas en nuestrossentidos por los objetos exteriores”) y la reflexión (oideas de la reflexión, “reflexión del espíritu sobre suspropias operaciones a partir de ideas de sensación”), sefundamentan en la experiencia y en las ideas simplescreadas por medio de la percepción inmediata derivadade las excitaciones que provienen de los objetos.

Para Locke, las ideas eran, ante todo, signos. Éldistinguía las cualidades primarias (resultado delcarácter objetivo de las cosas, como la solidez, la for-ma, la extensión, etc.,) de las cualidades secundarias(resultado del carácter subjetivo, como el gusto, la be-

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lleza, la armonía, etc.,). Los individuos tienen la capa-cidad de representar los objetos mediante signos, asícomo una voluntad libre para determinarlos. Para él,las ideas eran simples o complejas. Tanto la sensacióno experiencia externa como la reflexión o experienciainterna nos brindan, en primer lugar, ideas simples,ante las cuales el intelecto se encuentra pasivo. Estasideas simples son la materia prima de nuestro saber.Pero la mente puede combinarlas, relacionarlas oagruparlas, originando ideas complejas. En la forma-ción de las ideas complejas, la actividad más impor-tante es la abstracción. Mediante ella se separa unaidea, o un conjunto de ideas, de las otras que la acom-pañan en su existencia real. Surgen de este modo lasideas universales que representan a muchísimas cosasparticulares.

En el tercer libro se interesó por las relaciones en-tre el lenguaje y el pensamiento, en la formación inter-subjetiva del conocimiento. Las palabras remiten aideas generales que son evidenciadas por sustraccionessucesivas de sus particularidades circunstanciales. Dis-tinguía entre las esencias nominales (que son comple-jas, y establecidas para servir a la selección y clasifi-cación de las ideas) y las esencias reales (para uso dela metafísica, inaccesibles a la razón, la cual no puedetener acceso a su conocimiento).

En el cuarto libro, se ocupó de establecer el acuer-do o desacuerdo entre dos ideas, ya mediante la intui-ción, por demostración racional o por conocimientosensible, afirmando que sólo la confrontación prácticapermite despejar las dudas. Sólo el conocimiento queproporcionan los sentidos puede indicar lo que de rea-lidad hay en los objetos del mundo. Mientras que larealidad, o parte de ella, es captada por los sentidos, laverdad es sólo cuestión de palabras. Dada las limita-ciones de la posibilidad de conocer la realidad median-te los sentidos, es admisible usar en un discurso la no-ción de cosas “probables”. Para Locke, Dios es el re-sultado de una inferencia y las enseñanzas resultantesde la fe deben estar de acuerdo con la razón. Ateísmoy escepticismo están pues muy presentes en Locke,como en la mayor parte de los empiristas ingleses. Enresumen la principal idea que subyace en el Ensayo esque únicamente la sensación permite la comprensiónde la realidad y que la verdad pertenece sólo al discur-so.

8 – 4. David Hume

David Hume (1711 – 1776) es considerado uno delos más grandes filósofos ingleses y el último delgran triunvirato de “empiristas británicos”. Fue tam-bién historiador y ensayista. Un maestro de estilo entodos los géneros, las obras filosóficas mayores deHume fueron — A Treatise of Human Nature (1739 -1740), Enquiries concerning Human Understanding(1748) y Enquiries concerning the Principles of Mo-rals (1751). Su obra póstuma Dialogues concerningNatural Religion (1779) — tuvo enorme influencia enlos filósofos del siglo XVIII. Si bien muchos de losfilósofos contemporáneos consideraron a sus obrascomo escépticas y ateas, su influencia es evidente enla filosofía moral y en los escritos económicos de suamigo Adam Smith. También influyó en la obra deImmanuel Kant y en los trabajos de Jeremy Bentham.Charles Darwin tuvo a los trabajos de Hume comoinfluencia central, tal como lo hizo el “bulldog deDarwin”, Thomas Henry Huxley. Las diversas direc-ciones que tomaron estos escritores a partir de sus lec-turas de Hume reflejan no sólo la riqueza de sus fuen-tes sino también el amplio rango de su empirismo.Hoy en día, los filósofos reconocen a Hume como unprecursor de la ciencia cognitiva contemporánea ytambién como el más profundo exponente del natura-lismo filosófico.

Nacido en Edinbourgh, Hume pasó su niñez enNinewells, la modesta casa familiar sobre el rio Whi-tadder en el límite de las tierras bajas cerca de Ber-wick. Su padre murió justo antes de su segundo cum-pleaños “dejándome con un hermano mayor y unahermana al cuidado de nuestra madre, una mujer desingular mérito quien, si bien era joven y bonita, sededicó a crianza y educación de sus hijos”5

Katherine Falconer Hume se dio cuenta que el jo-ven David tenía una mente despierta no común. Cuan-

5 Hume, “My Own life”

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do el hermano fue a la Universidad de Edinbourgh,David, que no había cumplido doce años, fue con él.En la Universidad, Hume se interesó mucho en histo-ria y literatura, filosofía antigua y moderna, a la vezque estudió matemáticas y ciencia contemporánea.

La familia de Hume pensaba que lo mejor paraHume era una carrera especializada en leyes, pero élprefería la lectura de autores clásicos como Ciceróncuya obra De officiis (Sobre el deber) se convirtió enel sustituto de The Whole Duty of Man y del estrictocalvinismo de su familia. Proponiéndose ser un eruditoy filósofo, durante tres años siguió un riguroso pro-grama de lectura y reflexión hasta que le pareció quese abría ante él una “nueva escena de pensamiento”

La intensidad en el desarrollo de su visión filosófi-ca, precipitó en él una crisis psicológica. Creyendoque un ámbito de vida más activo podía mejorar sucondición, Hume hizo un intento de ingresar al mundodel comercio, trabajando como empleado de un impor-tador de azúcar de Bristol. La crisis pasó y se mudó aFrancia donde pudo vivir frugalmente radicándose fi-nalmente en La Flèche, una villa tranquila en Anjoumás conocida por su colegio jesuita. En esta villa,donde Descartes y Marsene habían estudiado un sigloatrás, Hume leyó obras de autores franceses y otroseuropeos, especialmente a Nicolás de Malebranche,Dubos y Pierre Bayle y, entre 1734 y 1737, esbozó suTreatise of Human Nature.

Hume regresó a Inglaterra en 1737 para la impre-sión de su Treatise. Para congraciarse con el ObispoButlel “castró” su manuscrito, borrando su discusióncontroversial sobre los milagros al igual que otras par-tes. El libro I Of the Understanding, y el libro II, Ofthe Passions, fueron publicados anónimamente en1739. El libro III Of Morals apareció en 1740 al igualque un anónimo Abstract de los dos primeros libros. Sibien se han supuesto otros candidatos para la autoríadel Abstract, (especialmente, Adam Smith), los estu-diosos están de acuerdo en que fue un trabajo deHume. El Abstract caracteriza una clara y sucinta vi-sión de “un argumento simple” referido a la causalidady a la formación de la creencia. El elegante sumario,presagia la reescritura del argumento de la primeraEnquiry.

El Treatise no fue una obra literaria sensacional y,a pesar de los cortes provocó críticas de los fanáticosreligiosos lo que, a lo largo de su vida, le adjudicó aHume a reputación de ateo y escéptico.

Volvió a Ninewells y publicó dos volúmenes sobreEssays, Moral and Political in 1741 and 1742 conmoderado éxito. Se presentó para ocupar el cargo deProfesos de Ética Moral y Filosofía en 1745 pero sureputación hizo que lo rechazaran. Seis años después,se postuló para la cátedra de Lógica en la Universidadde Glasgow, pero también fue rechazado. Nunca pudoocupar un cargo docente.

Fue Secretario de su primo, el Teniente GeneralJames St. Clair y lo acompañó en misiones diplomáti-cas en Viena y Turín. Estando en Italia, se publicó suPhilosophical Essays concerning Human Understan-ding. Esta era una revisión de las ideas centrales dellibro I de su Treatise y en 1751se convirtió en una par-te de la obra An Enquiry concerning Human Unders-tanding como se la conoce en el presente. A esta obrale siguió An Enquiry concerning the Principles of Mo-rals. Hume escribió el segundo Enquiry que es unarevisión de su libro III del Treatise. En 1752 se pu-blicó Political Discourses.

La oferta de trabajar como bibliotecario del Cole-gio de Abogados de Edinburgh, le dio a Hume la opor-tunidad de trabajar en otro proyecto: History of En-gland que se publicó en seis volúmenes en 1754,1756, 1759 y 1762. Su History se convirtió en un best-seller que le dio su tan ansiada independencia econó-mica. Tanto la Library como la Cambridge UniversityLibrary lo siguen registrando como “historiador”.

Pero aún como bibliotecario, Hume se las ingeniópara provocar la ira de los fanáticos religiosos. En1754, su orden de colocar “unos libros indecentes sinvalor en una biblioteca erudita” provocó un movimien-to para su despido y, en 1756, un intento para exco-mulgarlo. Los consejeros de la Biblioteca cancelaronla “orden” de sus libros ofensivos, lo que Hume consi-deró un insulto personal. Dado que él necesitaba losrecursos de la Biblioteca para su Historia, permanecióen el puesto pero puso su salario a nombre de ThomasBlacklock, un poeta ciego al que Hume estimaba ysostenía. Hume terminó su investigación para su His-toria en 1757 y rápidamente renunció para que AdamFerguson pudiera hacerse cargo del trabajo.

No obstante su renuncia a la Biblioteca del Cole-gio de Abogados y el éxito de su “Historia”, el trabajode Hume continúo sujeto a controversias. En 1755,estaba listo para publicar un volumen que incluía TheNatural History of Religion and A Dissertation on thePassions así como los ensayos “Sobre el suicidio” y“Sobre la inmortalidad del alma”. Cuando el publicista

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Andrew Millar fue amenazado con acciones legales através del teólogo William Warburton, Hume suprimiólos ensayos considerados ofensivos, sustituyéndolospor “Sobre la tragedia” y “Sobre la calidad del gusto”para completar sus “Cuatro disertaciones” que final-mente fueron publicadas en 1757.

En 1763, Hume aceptó una invitación de LordHertford, el embajador en Francia, para trabajar comosu Secretario Privado. Durante sus tres años en París,Hume llegó a ser Secretario de la Embajada y, even-tualmente, a Cargo de Asuntos. También se convirtióen el furor de los salones parisinos, disfrutando lasconversaciones y compañía de Diderot, D’Alambert yd’Holbach, así como las atenciones y afectos de lossalonnières. Especialmente de la Condesa de Boufflers(Al respecto diría: “Como me causaba placer la com-pañía de mujeres modestas, no tenía motivos para dis-gustarme con las recepciones que me ofrecían”)

Hume regresó a Inglaterra en 1766 acompañadopor Jean-Jacques Rousseau, quien estaba huyendo deuna persecución en Suiza. La amistad terminó rápida ymiserablemente cuando al paranoico Rousseau se leinstaló la idea de que Hume estaba organizando unaconspiración internacional contra él.

Después de un año (1767-68) en Londres con Sub-Secretario de Estado, en agosto de 1769 Hume retornóa Edinburgh para quedarse. Construyó una casa en elNew Town de Edinburgh y pasó sus años otoñalestranquilo y confortable, cenando y conversando conamigos, de los cuales, no todos eran “estudiosos y lite-ratos”, ya que Hume encontró que “su compañía noera inaceptable para los jóvenes y los despreocupa-dos”. Una persona joven que encontró que su compañ-ía era particularmente “aceptable” fue una mujer vein-teañera, atractiva, vivaz y muy inteligente — NancyOrde, la hija del Jefe de la Tesorería de Escocia. Unode los amigos de Hume la describió como “una de lasmujeres más agradables y talentosas que he conocido”.La relación entre ambos fue muy estrecha y en los sa-lones de París se comentó que estaban comprometidos.Antes de su muerte, Hume añadió un codicilo a su tes-tamento que incluía un regalo para ella de 10 Guineaspara comprar un anillo como un recuerdo de mi amis-tad y cariño a una persona tan amigable y talentosa”

En sus años finales, Hume le dedicó considerabletiempo a revisar sus obras para las nuevas ediciones desus Essays and Treatises que contenías su colecciónde ensayos, los dos Enquiries, A Dissertation on thePassions, y The Natural History of Religion, pero —

sugestivamente — no a A Treatise of Human Nature.In 1775, le agregó un “Advertisement” a esos volú-menes en el cual parece “renegar” del Treatise. Sibien él consideraba esta nota una “respuesta completa”a sus críticos, especialmente al Dr. Reid y a su prejui-ciado y tonto amigo, Beattie” lectores posteriores op-taron inteligentemente por desechar la admonición deHume de ignorar su trabajo filosófico más grande.

Cuando descubrió que tenía un cáncer de intesti-nos. Hume se preparó para la muerte con el mismoánimo pacífico que caracterizó su vida. Hizo los arre-glos para la publicación póstuma de su trabajo máscontroversial los “Dialogues concerning Natural Reli-gion” que fue impreso por su sobrino homónimo en1779, tres años después de la muerte de su tío.

Al comienzo de su primer Enquiry, Hume sostiene“que debemos cultivar la verdadera metafísica conalgún cuidado, a fin de destruir lo falso y adulterado”Pero cuando explica lo que es la “verdadera metafísi-ca” esto no tiene nada de metafísica. Hume impulsanada menos que una reforma total de la filosofía. Unaparte central de su programa es el objetivo profunda-mente antimetafísico de abandonar la búsqueda “apriori” de explicaciones teóricas que, supuestamente,nos dan una visión de la naturaleza última de la reali-dad, reemplazando estas “hipótesis que nunca se pue-den hacer inteligibles” con una investigación empíricadescriptiva que respondan a preguntas acerca de “laciencia de la naturaleza humana” de la única maneraen que puedan ser inteligiblemente respondidas.

Entender cómo y cuando Hume repudió la metafí-sica, ayudará a entender mejor la estructura de su pro-yecto filosófico. La mejor manera de hacerlo es obser-var los trabajos a partir de los cuales Hume desarrollósu programa para la reforma de la Filosofía: la Intro-ducción y las primeras secciones de A Treatise ofHuman Nature y la Sección I de su primer Enquiry. Elanálisis de estos pasajes, no sólo clarifica la naturalezadel proyecto de Hume sino que ayuda a resolver algu-nas cuestiones que sobre ello se debaten en la actuali-dad y que incluyen:

La relación entre el Treatise y el primer En-quiry y si uno de ellos puede tener una interpretaciónprioritaria sobre el otro.

La relación entre los aspectos positivos y ne-gativos del proyecto.

La naturaleza y las relaciones entre su empi-rismo, su escepticismo y su naturalismo.

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Estas cuestiones, especialmente la última, han ge-nerado respuestas crecientemente complejas entre losestudiosos de la obra de Hume.

Una tercer especie de Filosofía

En su “Introducción” al Treatise, Hume se lamentadel penoso estado de la Filosofía, evidente aún paralos legos, que ha dado lugar a “ese prejuicio comúncontra los razonamientos metafísicos de todas las cla-ses”. Hume intentó corregir esta situación. En Enquiryconcerning the Principles of Morals, dice que va aemplear un método muy simple que, no obstante, pro-voque “una reforma en las disquisiciones morales”similar a la lograda recientemente en filosofía natural,donde hemos quitado una “fuente común de ilusión yerror”: nuestra pasión por las “hipótesis y sistemas”.Para lograr el mismo progreso en las ciencias moralesdeberemos “rechazar cada sistema… no importa cuánsutil e ingenioso sea, que no esté fundado en loshechos y en las observaciones” y no atender a otrosargumentos que no sean derivados de la experiencia(EPM, 173 -175)

Al referirse a “hipótesis y sistemas” Hume pensóen cubrir un amplio rango de opiniones teológicas.Esas teorías diferían muchísimo de su propuesta parala ciencia de la naturaleza humana, estaban demasiadoafianzadas y eran demasiado influyentes, lo que lollevó a presentar en su reemplazo su “nuevo escenariode ideas”. Para ello necesitó demostrar por qué debíanrechazarse esas teorías.

Hume delineó su estrategia en la primera secciónde An Enquiry concerning Human Understanding.Comenzando por definir “Filosofía moral” como “laciencia de la naturaleza humana” y, por lo tanto, iden-tificando su proyecto con el del Treatise. Hume dis-tinguió dos “especies” o “dos maneras diferentes” enlas cuales puede ser tratada la filosofía moral. La pri-mera especie de filosofía considera a los humanos co-mo criaturas activas, guiadas por deseos y sensacionese “influenciadas por el gusto y sentimiento” buscandoalgunas cosas y evitando otras de acuerdo con la per-cepción de sus valores. Dado que consideran que lavirtud es el bien más valioso que los humanos puedenperseguir, estos filósofos intentan “excitar y regularlos sentimientos” a fin de “inclinar nuestros corazoneshacia el amor a la probidad y al verdadero honor”.Ellos pintan una imagen halagüeña de la naturalezahumana, fácil de entender y aún más fácil de aceptar.Lo que ellos dicen es tan útil y agradable que la gentecomún está prontamente dispuesta a aceptar sus opi-

niones. Estas especies de filosofías son fácilmente re-conocibles como una caracterización genérica de lasposiciones que sustentaban Shaftesbury y Francis Hut-cheson, contemporáneos de Hume.

En agudo contraste, la segunda especie de filosofíabusca más formar el entendimiento que cultivar lasmaneras. Estos filósofos consideran a los hombrescomo criaturas razonables más que activas y estudianla naturaleza humana “para encontrar aquellos princi-pios que regulan el entendimiento, excitan los senti-mientos y hacen aprobar o rechazar cualquier acción,objeto o conducta”. Ellos buscan descubrir las verda-des ocultas que “fijarán, más allá de las controversias,los fundamentos de la moral, el razonamiento y lacrítica”. Al enmarcar esas teorías, van de los casosparticulares a principios generales y continúan “empu-jando sus investigaciones hacia principios más genera-les” hasta arribar a “aquellos principios originales fun-damentales mediante los cuales en cada ciencia debeestar vinculada toda la curiosidad humana.” (EHU 6)Este enfoque no sólo glorifica la razón sino que tam-bién apela a ella en su énfasis en la especulación enra-recida y la argumentación abstracta.

Hume tuvo en claro que “la humanidad en gene-ral” preferirá siempre la “filosofía fácil y obvia” — suprimera especie — a la segunda especie, precisa y abs-trusa. Si hacen esto sin culpar o despreciar a la segun-da, quizá no habría daño. Pero repitiendo casi al pie dela letra lo expresado en la Introducción al Treatise,Hume nota que el tema es, a menudo, llevado más le-jos: aún hacia el absoluto rechazo de todos los razo-namientos profundos, o lo que comúnmente se llamametafísica. (EHU 9)

Sin embargo, la hostilidad hacia la metafísica noes completamente injustificada. No es meramente os-cura, es también “la inevitable fuente de incertidumbrey error”. Esto es “la más justa y plausible objeción auna parte considerable de la metafísica: que no es pro-piamente una ciencia” (EHU 11)

La metafísica no sólo se permite especulacionesque van más allá de los límites de los sentidos y de esamanera pierde su pretensión de ser una ciencia, sinoque también ayuda e instiga la construcción de corti-nas de humo como cubiertas para las “supersticionespopulares”. Dado que estas macanas no se degradanpor sí solas, los filósofos deberían percibir la necesi-dad de llevar la guerra a los secretos más recónditosdel enemigo”. Y la única manera de rechazar convin-centemente las “cuestiones abstrusas” de la metafísica

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tradicional es la de “investigar seriamente el entendi-miento humano y mostrar, a partir de un análisis exac-to de sus potencias y su capacidad, que de ningunamanera es adecuado para tales temas remotos y abstru-sos … Debemos cultivar la verdadera metafísica conalgún cuidado, para destruir la falsa y la adulterada”(EHU 12)

De esta manera, una parte prominente del enfoquede Hume para descubrir “la competencia propia de larazón humana” es esencialmente negativa y crítica. Laúnica manera de sacarse de encima a los metafísicosespeculativos y sus seguidores religiosos, es la de con-frontar con ellos, lo que demanda que a veces se debaconfrontar con argumentos dificultosos y muy abstrac-tos.

La exactitud y el razonamiento, son los únicos re-medios amplios, adecuados para todas las personas ypara todas las disposiciones y son por sí solos capacesde subvertir la filosofía abstrusa y la jerga metafísica,la que mezclada con supersticiones populares resultade una manera impenetrable para los que razonan des-cuidadamente y dan la apariencia de ciencia y sabidur-ía (EHU 12-3)

Pero, “más allá de esta ventaja de rechazar esta in-cierta y desagradable parte del aprendizaje”, adoptarun “razonamiento preciso y justo” no es una actividadnegativa. “hay muchas ventajas positivas que resultande un examen preciso de las potencias y facultades dela naturaleza humana” (EHU 13)

Hume propone reemplazar las “ciencias etéreas”de los metafísicos por una “delineación descriptiva delas partes y potencias de la mente”. La metafísica tra-dicional se equivocó al intentar especular sobre los“principios originales fundamentales” que gobiernanla naturaleza humana ya que al hacerlo, fueron másallá de lo que podía tener contenido cognitivo legíti-mo. Esto explica porqué sus “hipótesis y sistemas” noeran propiamente ciencias.

Hume se refiere al mismo tema en la Introducciónal Treatise: “toda hipótesis, que pretende descubrir lascualidades originales últimas de la naturaleza humanadeben ser rechazadas por pretenciosas y quiméricas”.Una vez que vemos la “imposibilidad de explicar losprincipios originales fundamentales” podemos recha-zar a las teorías que pretenden proveerlos. Y una vezque lo hacemos, podemos tener claro la vía apropiadapara estudiar la naturaleza humana: La esencia de lamente, al sernos igual desconocida que la de los cuer-

pos externos, hace que sea igualmente imposible for-marse alguna noción de sus potencias y cualidades queno sea a partir de experimentos cuidadosos y exactosy de la observación de efectos particulares que resul-tan de situaciones y circunstancias diferentes”. De estemodo, el Treatise recomienda el repudio a la metafísi-ca y pergeña un programa positivista donde “la única ysólida fundamentación” para la ciencia de la naturale-za humana “debe yacer sobre la experiencia y la ob-servación” (T, xvi-xvii).

En el Enquiry, al explicar en detalle el mismo pro-grama positivista, Hume llama, inicialmente, a su pro-yecto “verdadera Metafísica” para marcar el contrastecon la “falsa Metafísica” que había rechazado. Pero alexplicar lo que es la “verdadera Metafísica” ella notiene nada de metafísica. Es una indagación empírica,no un desarrollo “a priori” y como tal, es una alterna-tiva genuina a las especulaciones vacías de contenidode los filósofos previos. Los términos preferidos parasu proyecto: “geografía mental” y “anatomía de lamente” caracterizan mejor la manera en que él concibesu antimetafísica descriptiva como alternativa a lasformas tradicionales de teorizar sobre la naturalezahumana.

De esta manera, el programa para reformar la filo-sofía que Hume expone tiene dos aspectos relaciona-dos: la eliminación de la metafísica y el establecimien-to de una ciencia de la naturaleza humana empíricaexperimental. El cambió el enfoque tradicional de laindagatoria, la búsqueda de los “principios originalesfundamentales”, para concentrarse en describir aque-llos “principios” que, en los hechos, gobiernan la natu-raleza humana. Hace esto debido a que la afirmaciónde haber encontrado los “principios originales funda-mentales” no es falsa sino incoherente ya que va másallá de algo que pueda experimentarse.

Esta combinación de objetivos negativos y positi-vos es una característica distintiva del estilo particulardel empirismo de Hume y la estrategia que él concibiópara lograr esos objetivos es reveladora de su geniofilosófico. Para Hume, todos los materiales del pensa-miento — las percepciones — derivan o de las sensa-ciones (sentimientos hacia el exterior) o de la reflexión(sentimiento hacia el interior) (EHU, 19). Divide lapercepción en dos categorías que se distinguen por susdiferentes grados de fuerza y vivacidad. Nuestras per-cepciones “más débiles”, las ideas son, en última ins-tancia, derivadas de nuestra impresiones más vívidas(EHU, Sección II; T, I i. 1 – 2)

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Tanto en el Treatise como en la Enquiry, Humecomienza con un detalle sobre impresiones e ideas de-bido a que consideraba que todas las cuestiones decontenido filosófico pleno, pueden ser planteadas yrespondidas en esos términos. Tratar de ir más allá delas percepciones, como lo hace la metafísica, inevita-blemente implica ir más allá de cualquier cosa quepueda tener contenido cognitivo. Por lo que no sor-prende que las “hipótesis” que pretender darnos los“principios originales fundamentales” que constituyenla metafísica tradicional, resulten ser incoherentes.

Si bien en la imaginación es común permutar ycombinar ideas para formar ideas complejas de cosasque no se han experimentado, Hume fue categórico alsostener que la potencia creativa del hombre no se ex-tiende más allá que de los “materiales que nos permi-ten nuestros sentidos y experiencia.” Las ideas com-plejas están compuestas de ideas simples que son co-pias apenas perceptibles de las impresiones simples yde las que en última instancia derivan y que se corres-ponden con esas impresiones a las que exactamente separecen”. Hume ofrece esta “proposición general”como su “primer principio… en la ciencia de la natu-raleza humana” (T. 7). Usualmente llamada “el Princi-pio de Copia” el estilo distintivo de empirismo deHume se suele identificar con su dedicación a ese em-pirismo.

Hume presenta el Principio de Copia como una te-sis empírica. Enfatiza este punto ofreciendo “un fenó-meno contradictorio” (T, 5-6, EHU 20-21) — la infa-me pérdida de un tono del azul — como un contra-ejemplo empírico del Principio de Copia. Hume pideque se considere “a una persona que ha disfrutado dela visión durante treinta años y que está perfectamentebien familiarizado con colores de toda clase, excep-tuando un particular tono de azul …“ (T.6). Entonces:

“Si se colocan delante de él todos los diferentestonos de tal color, excepto ese tono particular, de ma-nera que el tono descienda gradualmente desde el másoscuro hasta el más claro, será evidente que donde esetono falta, el va a percibir la falta y que su sensibilidadle permitirá discernir que hay una mayor distancia en-tre los tonos consecutivos que en otros casos. Ahoracabe preguntarse si es posible que él pueda suplir estacarencia mediante su propia imaginación y hacerseuna idea de ese tono particular aunque sus sentidosnunca se lo hayan transmitido. Creo que hay pocoscasos en que él pueda hacerlo, y esto podría servir co-mo prueba de que las ideas simples no siempre derivande las impresiones, aunque la instancia es tan particu-

lar y singular que apenas vale nuestra observación ypor ello sólo no amerita que alteremos nuestra máximageneral.” (T, 6)

Los críticos de Hume objetaron que al ofrecer estecontraejemplo, él inconscientemente destruyó la gene-ralidad de su Principio de Copia, tan necesario para élen cuanto los usos que él lo emplea o que su desdeño-sa actitud hacia el contraejemplo reflejaba una falsabuena voluntad para aplicar el Principio de Copia enforma arbitraria, mientras que pretendía que realmenteel Principio poseía la generalidad que su uso requería.

En concepto de “definición” según Hume

Si bien el empirismo de Hume se identifica usual-mente con el Principio de Copia, su concepto de defi-nición es realmente el elemento más distintivo e inno-vador de su sistema.

Tal como lo indica su diagnóstico de la metafísicatradicional, Hume creía que “el principal obstáculo …para nuestra mejora en las ciencias metafísicas o mo-rales es la oscuridad de las ideas y la ambigüedad delos términos”. (EHU 61). No obstante, Hume sostuvoque las definiciones convencionales — definiendotérminos en función de otros términos — replican lasconfusiones filosóficas al sustituir el original por unsinónimo lo que no puede quebrar una estrecha defini-ción circular. Determinar el contenido cognitivo deuna idea o de un término requiere de algo más.

Para obtener progreso, necesitamos “pasar de laspalabras al verdadero y real tema de la controversia”(EHU 80) — las ideas involucradas. Hume creyóhaber encontrado un mecanismo que permite hacerlo— su idea de “definición” la cual él promocionó con“un nuevo microscopio o especie de óptica” (EHU 62)prediciendo que esto producirá un dramático resultadoen las ciencias morales como el producido en la filo-sofía natural.

Este concepto de definición es una herramienta pa-ra determinar con precisión el contenido cognitivo delas palabras y las ideas. Hume usó una serie de prue-bas simples para determinar el contenido cognitivo.“Comience con un término. Pregunte cual es la ideaanexada a él. Si no hay tal idea, entonces el términocarece de contenido cognitivo, sin importar cuán pro-minente figure en la filosofía o en la teología. Si hayuna idea anexada a él, y ella es compleja, divídala enlas ideas más simples que la componen. Luego, a par-tir de esas ideas simples, reconstruya sus impresiones

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originales. Esas impresiones son todas fuertes y sensi-bles y no admiten ambigüedades. No sólo iluminanpor sí mismos sino que arrojan luz sobre sus corres-pondientes ideas que yacen en la oscuridad” (EHU,62).

Si en algún punto el proceso falla, la idea en cues-tión carece de conocimiento cognitivo. Pero si se llevaa cabo exitosamente, la teoría brinda una “definiciónjusta” — una descripción precisa de la idea o el térmi-no problemático. De modo que, cuando sospechamosque “un término filosófico se emplea sin ningún signi-ficado o idea (lo que es muy frecuente), sólo tenemosque inquirir ¿de qué impresión deriva tal supuestaidea? Y si es imposible asignarle alguna, esto servirápara confirmar nuestras sospechas. “Exponiendo lasideas a una luz tan clara, podemos razonablementeesperar remover todas las disputas que puedan surgiren lo relativo a sus naturalezas y realidad” (EHU, 22,Abstract, T. 648-9).

El Principio de Copia da razón a los orígenes delas ideas. Pero las ideas están también conectadas re-gularmente. Tal como Hume puntualiza en el “Abs-tract” de su Treatise, hay una unión o un vínculo entrelas ideas particulares, “las que causan que la mente lasasocie muy frecuentemente y hace que una, de acuerdocon su apariencia, introduzca a la otra” (T, 662)

Una ciencia de la naturaleza humana debería tomaren cuenta esas conexiones. De otro modo, se caería enun atomismo eidético — un conjunto discreto de ideasindependientes unificadas como el contenido de unamente particular. Ese atomismo eidético es la fuenteprimaria de las “hipótesis filosóficas” que Hume sepropuso eliminar.

Hume sostuvo que “si bien es demasiado obviocomo para escapar a la observación que las ideas estánconectadas entre sí, no encuentro algún filósofo quehaya intentado enumerar o catalogar todos los princi-pios de la asociación” (EHU, 24). Su presentación deesos “principios de asociación” es otra característicadistintiva del empirismo, tan distintiva que en el Abs-tract el advierte que es su contribución más original“Si alguna cosa puede habilitar al autor a tan gloriosonombre como el de inventor, ese es el uso que hace delprincipio de la asociación de ideas” (T, 661- 662).

Los principios requeridos para conectar nuestrasideas no son teóricos ni racionales, son operacionesnaturales de la mente que el hombre experimenta me-diante una “sensación interna”. Hume identifica “tres

principios de conexión” o asociación: semejanza, con-tigüidad y causalidad. De estos tres, la causalidad es elprincipio más fuerte:

“No hay relación que produzca una conexión másfuerte en la imaginación y que hace que una idea re-cuerde más rápidamente a otra que la relación de causay efecto entre sus objetos” (T, 11)

Además, la causalidad es el único principio asocia-tivo que nos lleva “más allá de la evidencia de nuestramemoria y sentidos”. Establece un vínculo o conexiónentre experiencias pasadas y presentes con eventos quepredecimos o explicamos, de modo que todos los ra-zonamientos concernientes a los hechos parecen estarfundados en la relación entre causa y efecto. La causa-lidad es también el menos entendido de los principiosde asociación” (T, 11)

Hume sugiere que, para la ciencia de la naturalezahumana, su identificación de los principios de asocia-ción es el equivalente a lo que fue, para el mundo físi-co, el descubrimiento de Newton de la gravitación yque al igual que la ley del cuadrado inverso, los prin-cipios asociativos son “originales”. Tratar de explicar-los más allá de sus límites lleva, ilegítimamente, másallá de los límites de la experiencia a quien lo hace:

El Universo de la imaginación

Hume creyó que la ciencia de la naturaleza huma-na sólo puede ser inteligiblemente y exitosamente des-arrollada en términos de los “principios originales”que había identificado: impresiones y mecanismosasociativos. Pero por más variadas que sean las impre-siones y asociaciones, en el universo de la imaginaciónno se poseen más ideas que las que mediante las im-presiones se han producido.

“La creencia o asentimiento que acompaña siem-pre a la memoria y los sentidos no es sino la vivacidadde las percepciones que están presentes y que esto sólolos distingue de la imaginación. La creencia consisteen este caso en sentir una impresión inmediata de lossentidos o una repetición de esta impresión en la me-moria. La fuerza y la vivacidad de la percepción sontan sólo las que constituyen el primer acto del juicio yproporcionan el fundamento del razonamiento queconstruimos sobre él cuando establecemos la relaciónde causa y efecto”. (T, 86).

“De estas impresiones o ideas de la memoria for-

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mamos una especie de sistema que comprende todo loque recordamos haber estado presente, ya sea la per-cepción interna o a los sentidos, y cada término de estesistema unido a la impresión presente es lo que lla-mamos realidad.” (T, 108). De manera que, si bien lasimpresiones no son, estrictamente hablando, suscepti-bles de verdad o falsedad, el carácter sistemático del“universo de la imaginación” suministra un medio pa-ra aceptar o rechazar impresiones. El estándar, tosca-mente, es la coherencia:

Las impresiones, al igual que las pasiones, place-res y dolores, son “existencias originales” que “surgenen el alma, originariamente por causas desconocidas”(T, 7). Nuestras ideas puede representar algo más alláde ellas mismas, ellas representan las impresiones quelas causan, a las cuales las copian. Así, son suscepti-bles de falsedad o verdad.

Sin embargo, las impresiones son corregibles, ypueden ser medidas por un patrón. Hay una distinciónentre corregibilidad de una percepción y el ser unarepresentación de algo externo a ella.

El proyecto de Hume involucra, claramente, tantouna fase negativa como una fase positiva o construc-tiva de desarrollar una ciencia descriptiva, empírica,de la naturaleza humana. Los dos aspectos de su pro-yecto se unen mediante el dispositivo que él empleapara desarrollar cada fase — su concepto de definicióncomo una manera de determinar con exactitud en con-tenido cognitivo o la falta del mismo.

El empiricismo de Hume queda definido por sutratamiento de las ciencia de la naturaleza humanacomo una investigación empírica, enraizada en la ex-periencia y en la observación y su naturalismo estátambién estrechamente vinculado a la concepción desu proyecto como una investigación empírica, a su li-mitación a investigar “principios originales” y su re-chazo a todo intento de descubrir “cualidades origina-les primordiales” en el estudio de la naturaleza huma-na.

El escepticismo de Hume tiene dos aspectos: elprimero es un escepticismo sobre la factibilidad deteorías metafísicas, o alguna “hipótesis o sistema” queintente ir más allá de la experiencia o la observación.(Esta clase de escepticismo sobre ciertas maneras dehacer filosofía no debe confundirse con el escepticis-mo filosófico). El segundo aspecto de su escepticismoes el que Hume llama “escepticismo mitigado o mode-rado”, que hoy en día podríamos llamar más natural-

mente “falibilidad”: que consiste en el reconocimientode nuestras limitaciones cognitivas y la propensión aincurrir en errores cognitivos así como el mandato delimitar la investigación “a tales temas que mejor seadapten a los estrechos límites de entendimientohumano” (EHU, 162) mediante el cual él quiere refe-rirse a aquellos a los cuales les podemos dar un clarocontenido cognitivo, los que encajan muy bien con losotros aspectos de su programa.

La causalidad es no sólo la relación asociativa másfuerte sino que es también la más importante ya que“con sólo esa relación podemos ir más allá de nuestramemoria y de nuestros sentidos”. De modo que la cau-salidad es la base de todos nuestros razonamientosconcernientes a la realidad y “en nuestros razonamien-tos … se supone constantemente que hay una co-nexión entre el hecho presente y aquel del cual se in-fiere” (EHU, 26 -7).

Para especificar la naturaleza de tal “conexión” ycómo se establece, Hume procede primero negativa-mente mostrando que las inferencias causales no sedeben a la razón o a alguna operación del entendi-miento. El razonar concierne o a relaciones de ideas oa hechos reales y las relaciones entre ideas no asegu-ran la obtención de una relación causal. Los efectosson eventos diferentes de sus causas: siempre podemosconcebir que uno de tales eventos ocurre y el otro no.De modo que el razonamiento causal no puede ser unrazonamiento a priori.

Las causas y los efectos se descubren, no por larazón sino por la experiencia, cuando se encuentra quetales objetos particulares están continuamente vincula-dos entre sí.

Aún después de tener experiencia en conexionescausales, las conclusiones de esas experiencias noestán basadas sobre ningún razonamiento o sobrealgún otro proceso del entendimiento. Ellas están ba-sadas sobre pasadas experiencias en casos similaressin las cuales no podríamos en absoluto extraer con-clusiones.

La causalidad y la Inferencia Inductiva: La FasePositiva

La fase positiva de la conexión causal se da através de la inferencia inductiva. Las personas comu-nes, los infantes, incluso los animales - "mejoramospor la experiencia" formando las expectativas causalesy refinándolos en la luz de experiencia

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Cuando examinamos la experiencia para tratar deentender cómo se producen realmente las expectativas,descubrimos que ellas surgen después de que hayamosexperimentado "la conjunción constante de dos obje-tos;" sólo entonces "esperamos el uno a partir de laaparición del otro" Pero cuando "la repetición de cual-quier acto u operación particular produce una propen-sión para renovar el mismo acto u operación decimosque esta propensión es el efecto de la Costumbre”(EHU, 43).

De modo que el proceso que produce nuestras ex-pectativas causales es, en sí mismo causal. La costum-bre o el hábito "determina a la mente ... a suponer alfuturo conforme al pasado."

Cuando esperamos que dos eventos estén relacio-nados causalmente, nuestra impresión es que entreellos hay una conjunción particular, pero ¿esa conjun-ción es una conexión necesaria? Hume desarrolló losrequisitos que debe cumplir una conexión necesaria yque son los componentes esenciales de la idea de cau-salidad.

¿Cómo puede la mera repetición de conjuncionesproducir una conexión? Según Hume, “después de unarepetición de instancias similares, la mente es llevadapor el hábito a esperar que ante la aparición de unevento a se produzca su acompañante y creer que esoocurrirá”. Sentimos esa transición como una impresiónde reflexión, o sensación interna, y este sentimiento dedeterminación es “el sentimiento o impresión del cualnos formamos la idea o poder de la conexión necesa-ria. No hay otra cosa en este caso” (EHU, 75)

Si bien la sensación interna es la fuente de nuestraidea de conexión, esta experiencia no ocurriría si nohubiésemos tenido las impresiones de las sensaciones— las impresiones externas — de la situación corrien-te, junto con los antecedentes de las memorias denuestras impresiones pasadas de instancias relevantessimilares.

Hume acumula todas las impresiones relevantes noen una sino en dos definiciones de causa. La relación— o la falta de relación — entre estas definiciones hasido un tema de considerables controversias. No obs-tante, si seguimos sus concepciones de definición, laprimera que establece que la causa es “un objeto se-guido por otro y donde todos los objetos similares alprimero están seguidos por objetos similares al se-gundo” (EHU, 76) toma en cuenta a todas las impre-siones externas involucradas en el caso. Su segunda

definición establece que la causa es “un objeto, segui-do por otro, y cuya apariencia conduce siempre elpensamiento a tal otro” (EHU, 77). Esta definicióncaptura la sensación interna — el sentimiento de de-terminación — involucrada. En la opinión de Hume,ambas son definiciones, pero la definición adecuadade causa que él afirma proveer, está expresada sola-mente por la conjunción de las dos: sólo juntas, las dosdefiniciones pueden capturar todas las impresionesrelevantes involucradas.

La concepción de causalidad de Hume provee unparadigma de la forma en que él concibe cómo debehacerse la filosofía. Él va más allá y aplica su métodoa otros espinosos problemas tradicionales de filosofíay teología, libertad y necesidad, milagros, designios.En cada caso, es que el razonamiento y los argumentosa priori no nos llevan a ninguna parte; “es sólo la ex-periencias la que nos enseña la naturaleza y los límitesde causa y efecto y nos permite inferir la existencia deun objeto de otro. Tal es el fundamento del razona-miento moral el que forma la mayor parte del conoci-miento humano y es la fuente de toda acción y con-ducta humana” (EHU, 164). Dado que todos tenemosexperiencia limitada, nuestras conclusiones deberíanser siempre tentativas, modestas, reservadas, cautas.Esta posición conservadora y falible, que Hume llama“escepticismo mitigado” es la actitud epistémica pro-pia para toda persona “sensible a toda endeblez extra-ña del entendimiento humano” (EHU, 161).

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