viii dominical la opinión - el correo villalar · música, las actuaciones de agapito ma-razuela,...

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VIII / dominical La Opinión - El Correo / Domingo, 23 de abril de 2006 Apenas unas trescientas per- sonas. Un paseo por el pueblo, con parada ante el monolito en honor de los Comuneros bajo la atenta vigilancia de la Guardia Civil. Una co- mida campestre y una carga de miem- bros de la Benemérita a caballo blan- diendo sus sables, que pusieron fin a la fiesta. Así transcurrió el primer Villalar que se celebró un domingo 25 de abril de 1976. La convocatoria partió de un incipien- te Instituto Regional de Castilla y León que se acababa de constituir apenas unas semanas antes en la localidad palentina de Paredes de Nava. «No hubo ninguna épica en ese primer Villalar. El grupo de gentes que logramos entrar en el pueblo andábamos dispersas, sin ningún refe- rente, y nos esparcimos aún más por las campas cuando se produjo la carga de los guardias». Es el recuerdo más co- mún entre los asistentes al 455 aniversa- rio de la batalla y muerte de Padilla, Bravo y Maldonado. La jornada acabó a media tarde en la vecina Tordesillas, donde los asistentes hicieron balance y se despidieron. Recuerdos Vicenta Fernández Rodero, que se acercó ese día desde León, sí mantiene frescos en la memoria muchos detalles de esta efemérides, «la carga de los agentes a caballo se produjo cuando estábamos ya cantando después de la co- mida una tonadilla que decía: porque si no te quitas ramo de flores/ llamaré a la justicia que te aprisione/con las cadenas de mis amores». Su marido, el geógrafo Lorenzo López Trigal, aporta otro dato, «primero nos dieron un aviso para que nos marcháramos; yo creo que no tenían muy claro como tenían que actuar y de- bieron de pensar que como ya nos ha- bían dejado comer, la romería había concluido». López Trigal y su mujer, miembros fundadores del Instituto, acudieron en coche y relatan que lograron entrar al pueblo tras atravesar un control de la Guardia Civil, «nos preguntaron a dónde íbamos y les comentamos que éramos de Villalar, entonces nos dejaron pasar», re- memora Vicenta, «eso ocurrió ya al me- diodía, con lo cual, seguramente, mu- chos se dieron la vuelta, porque había guardias en todos los accesos». Estos pocos centenares de personas que pudieron pasar el día en el pueblo comunero habían atendido la llamada de un recién creado Instituto de Estudios Castellano y Leoneses y fueron los pio- neros de un movimiento de identidad re- gional que, en sus mejores épocas, con- gregó en estas campas a más de 200.000 personas. Pero, en 1976, todo quedó en “aguas de borrajas”, ese año no hubo música, las actuaciones de Agapito Ma- razuela, Julia León y Nuevo Mester de Juglaría, invitados expresamente, no pu- dieron llevarse a cabo. Ni tan siquiera hubo alocuciones desde el monolito, apenas unos gritos aislados y la comida junto a unos trigales. «Todo se había previsto hasta en los más mínimos detalles», comenta uno de los promotores que prefiere no desvelar su nombre, «previamente, se repartieron carteles y pegatinas anunciando la con- vocatoria, pero nos encontramos con los accesos cortados y los pocos que logra- ron llegar fueron disueltos por la guardia civil a sablazos y tuvieron que escapar por los pinares». La solicitud la había realizado ante el Gobierno Civil de Valladolid el Instituto de Estudios Castellano y Leoneses y, co- mo la prohibieron, «fuimos ese día a alertar a la gente que aquello era ilegal», explica Carlos Conde, un abogado de es- ta capital y miembro fundador del Insti- tuto, que estampó su firma en esa peti- ción ante la primera autoridad gobernati- va de la provincia, “el canario”, como se conocía al gobernador José Estévez Méndez. «El Instituto había optado por la legalidad y cuando recibimos la res- puesta negativa nos acercamos para aler- tar a los posibles asistentes de que la concentración se había suspendido». En el escrito, el Gobernador prohibía el acto en base a que la entidad peticionaria ha- bía adoptado una Sociedad Anónima y «los actos solicitados no son los propios que deben desarrollar una entidad de ese tipo». Primera unidad Todo cambió, radicalmente, al año siguiente. La convocatoria de la fiesta de Villalar la realizaron conjuntamente el Instituto Regional y la Alianza Re- gional de Castilla y León. En esta oca- sión ya no hubo problemas con la auto- rización, por lo que los organizadores pudieron afirmar el día antes: “Castilla y León debe comenzar a recuperar su identidad allá donde perdió sus liberta- des”. El poeta Luis López Alvarez colocó sin problemas una corona ante el mo- nolito dedicado a los Comuneros y unas 20.000 personas recorrieron tran- quilamente y con ánimo festivo la cam- pa. A diferencia del año anterior, el do- mingo 24 lució el sol y se pudo escu- char el discurso reivindicativo del cate- drático salmantino José Luís Martín, miembro del Instituto Regional quien, además de recordar los incidentes de la edición del 76, afirmó con contunden- cia, «cuatrocientos cincuenta y seis años más tarde la situación apenas ha variado. Castilla y León ven como sus materias primas, sus recursos energéti- cos, sus ahorros y sus hombres se mal- gastan para que una minoría de caste- llanos-leoneses y de gentes de otras zo- nas puedan seguir incrementando sus beneficios». Eran otros tiempos, muchos ya han fallecido como José Luis Martín, Virgi- lio Mazuela o José Luis Barrigón, pio- neros de este movimiento autonómico, pero las alocuciones que se escucharon hace 29 años son tan actuales como es- te retazo de la intervención de Alfonso Prieto, decano de la Facultad de Dere- cho y miembro de Alianza Regional, «los vascos no pueden decidir sobre nuestra electricidad como nosotros no podemos decidir sobre su idioma». La fiesta acabó con la actuación de La Fanega y Taloc. Los organizadores decidieron suspender la romería ante las provocaciones de grupos aislados hacia las fuerzas de orden público. Otro sino común en sus sucesivas convocatorias. Un cronista local finalizaba su relato de esa jornada de fiesta con las palabras con las que el presentador iniciaba su intervención en el Villalar de 1977, «porque no tenemos nada contra nadie, sino que exigimos justicia, estamos aquí». Una buena reflexión para mante- ner vivo el Día de Castilla y León. P ACO ALCANTARA Imagen publicada por el periódico semanal “Palenque” de la celebración de Villalar de 1976 La Fiesta de Castilla y León cumple su trigésima edición con el respaldo político y social. En la primera apenas si se congregaron 300 personas convocadas por el Instituto Regional Aquel disuelto a sablazos VILLALAR Imagen de la campa de Villalar en 1977

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Page 1: VIII dominical La Opinión - El Correo VILLALAR · música, las actuaciones de Agapito Ma-razuela, Julia León y Nuevo Mester de Juglaría, invitados expresamente, no pu- ... vando

VIII / dominical La Opinión - El Correo / Domingo, 23 de abril de 2006

Apenas unas trescientas per-sonas. Un paseo por el pueblo,con parada ante el monolito en

honor de los Comuneros bajo la atentavigilancia de la Guardia Civil. Una co-mida campestre y una carga de miem-bros de la Benemérita a caballo blan-diendo sus sables, que pusieron fin a lafiesta. Así transcurrió el primer Villalarque se celebró un domingo 25 de abrilde 1976.

La convocatoria partió de un incipien-te Instituto Regional de Castilla y Leónque se acababa de constituir apenas unassemanas antes en la localidad palentinade Paredes de Nava. «No hubo ningunaépica en ese primer Villalar. El grupo degentes que logramos entrar en el puebloandábamos dispersas, sin ningún refe-rente, y nos esparcimos aún más por lascampas cuando se produjo la carga delos guardias». Es el recuerdo más co-mún entre los asistentes al 455 aniversa-rio de la batalla y muerte de Padilla,Bravo y Maldonado. La jornada acabó amedia tarde en la vecina Tordesillas,donde los asistentes hicieron balance yse despidieron.

RecuerdosVicenta Fernández Rodero, que se

acercó ese día desde León, sí mantienefrescos en la memoria muchos detallesde esta efemérides, «la carga de losagentes a caballo se produjo cuandoestábamos ya cantando después de la co-mida una tonadilla que decía: porque sino te quitas ramo de flores/ llamaré a lajusticia que te aprisione/con las cadenasde mis amores». Su marido, el geógrafoLorenzo López Trigal, aporta otro dato,«primero nos dieron un aviso para quenos marcháramos; yo creo que no teníanmuy claro como tenían que actuar y de-bieron de pensar que como ya nos ha-bían dejado comer, la romería habíaconcluido».

López Trigal y su mujer, miembrosfundadores del Instituto, acudieron encoche y relatan que lograron entrar alpueblo tras atravesar un control de laGuardia Civil, «nos preguntaron a dóndeíbamos y les comentamos que éramos deVillalar, entonces nos dejaron pasar», re-memora Vicenta, «eso ocurrió ya al me-diodía, con lo cual, seguramente, mu-chos se dieron la vuelta, porque habíaguardias en todos los accesos».

Estos pocos centenares de personasque pudieron pasar el día en el pueblocomunero habían atendido la llamada deun recién creado Instituto de EstudiosCastellano y Leoneses y fueron los pio-neros de un movimiento de identidad re-gional que, en sus mejores épocas, con-gregó en estas campas a más de 200.000personas. Pero, en 1976, todo quedó en“aguas de borrajas”, ese año no hubomúsica, las actuaciones de Agapito Ma-razuela, Julia León y Nuevo Mester deJuglaría, invitados expresamente, no pu-dieron llevarse a cabo. Ni tan siquierahubo alocuciones desde el monolito,apenas unos gritos aislados y la comidajunto a unos trigales.

«Todo se había previsto hasta en los

más mínimos detalles», comenta uno delos promotores que prefiere no desvelarsu nombre, «previamente, se repartieroncarteles y pegatinas anunciando la con-vocatoria, pero nos encontramos con losaccesos cortados y los pocos que logra-ron llegar fueron disueltos por la guardiacivil a sablazos y tuvieron que escaparpor los pinares».

La solicitud la había realizado ante el

Gobierno Civil de Valladolid el Institutode Estudios Castellano y Leoneses y, co-mo la prohibieron, «fuimos ese día aalertar a la gente que aquello era ilegal»,explica Carlos Conde, un abogado de es-ta capital y miembro fundador del Insti-tuto, que estampó su firma en esa peti-ción ante la primera autoridad gobernati-va de la provincia, “el canario”, como seconocía al gobernador José Estévez

Méndez. «El Instituto había optado porla legalidad y cuando recibimos la res-puesta negativa nos acercamos para aler-tar a los posibles asistentes de que laconcentración se había suspendido». Enel escrito, el Gobernador prohibía el actoen base a que la entidad peticionaria ha-bía adoptado una Sociedad Anónima y«los actos solicitados no son los propiosque deben desarrollar una entidad de esetipo».

Primera unidadTodo cambió, radicalmente, al año

siguiente. La convocatoria de la fiestade Villalar la realizaron conjuntamenteel Instituto Regional y la Alianza Re-gional de Castilla y León. En esta oca-sión ya no hubo problemas con la auto-rización, por lo que los organizadorespudieron afirmar el día antes: “Castillay León debe comenzar a recuperar suidentidad allá donde perdió sus liberta-des”.

El poeta Luis López Alvarez colocósin problemas una corona ante el mo-nolito dedicado a los Comuneros yunas 20.000 personas recorrieron tran-quilamente y con ánimo festivo la cam-pa. A diferencia del año anterior, el do-mingo 24 lució el sol y se pudo escu-char el discurso reivindicativo del cate-drático salmantino José Luís Martín,miembro del Instituto Regional quien,además de recordar los incidentes de laedición del 76, afirmó con contunden-cia, «cuatrocientos cincuenta y seisaños más tarde la situación apenas havariado. Castilla y León ven como susmaterias primas, sus recursos energéti-cos, sus ahorros y sus hombres se mal-gastan para que una minoría de caste-llanos-leoneses y de gentes de otras zo-nas puedan seguir incrementando susbeneficios».

Eran otros tiempos, muchos ya hanfallecido como José Luis Martín, Virgi-lio Mazuela o José Luis Barrigón, pio-neros de este movimiento autonómico,pero las alocuciones que se escucharonhace 29 años son tan actuales como es-te retazo de la intervención de AlfonsoPrieto, decano de la Facultad de Dere-cho y miembro de Alianza Regional,«los vascos no pueden decidir sobrenuestra electricidad como nosotros nopodemos decidir sobre su idioma».

La fiesta acabó con la actuación deLa Fanega y Taloc. Los organizadoresdecidieron suspender la romería ante lasprovocaciones de grupos aislados hacialas fuerzas de orden público. Otro sinocomún en sus sucesivas convocatorias.

Un cronista local finalizaba su relatode esa jornada de fiesta con las palabrascon las que el presentador iniciaba suintervención en el Villalar de 1977,«porque no tenemos nada contra nadie,sino que exigimos justicia, estamosaquí». Una buena reflexión para mante-ner vivo el Día de Castilla y León.

PACO ALCANTARA

Imagen publicada por el periódico semanal “Palenque” de la celebración de Villalar de 1976

La Fiesta de Castilla y León cumple su trigésimaedición con el respaldo político y social. En la primeraapenas si se congregaron 300 personas convocadas

por el Instituto Regional

Aquel

disuelto a sablazosVILLALAR

Imagen de la campa de Villalar en 1977

Page 2: VIII dominical La Opinión - El Correo VILLALAR · música, las actuaciones de Agapito Ma-razuela, Julia León y Nuevo Mester de Juglaría, invitados expresamente, no pu- ... vando

Tan sólo faltaba un mes para que fi-nalizase aquella primavera de 1867cuando finalizaron las obras del paseo

central del bosque de Valorio, con su originalcasita del guarda al fondo, junto a la florida glo-rieta… Pero todo esto será mejor describirlo através de la pluma del gacetillero de turno, conaquel estilo tan peculiar, que hoy transmite unclaro sabor al pasado. Decía así: “Es digno delos mayores aplausos el modo de proceder denuestro municipio, realizando un lindo paseodurante el invierno, con los braceros que no en-contraban trabajo para ganar el pan de sus hi-jos. Aquellos que no hayan visto Valorio desdehace meses, les aconsejamos se acerquen a élpara disfrutar de un golpe de vista tan admira-ble, como ofrece el nuevo paseo con sus ban-cos de piedra y su preciosa casita al fondo. Cre-emos que en estos próximos meses será éste elpunto de reunión de nuestra sociedad, y que enél, con más holgura, nuestras paisanitas no po-drán ocultar a pesar de su modestia las graciascon que próvida la naturaleza las ha dotado”.

Personajes típicos de aquella Zamora eranlos faroleros; recorriendo las calles escalera alhombre y desprendiendo ese olor a petróleo…Para ellos también había quejas; curioso ejem-plo fue la publicada el último día de mayo de1867: “Recomendamos a los transeúntes, va-yan con los ojos bien abiertos, pues de lo con-trario puede sucederles que algún farolero lesquite las narices con la escalera, o quizás las ore-jas, u otro miembro semejante; pues sin ir máslejos, esta misma semana se expuso a ello cier-ta persona conocida; es decir recibir un testara-zo por uno de esos propagadores de la luz, loscuales llevan la escalera sobre el hombro y enposición horizontal; así que nada más que sevuelven, golpe a la cabeza para el cercano y dis-traído transeúnte. Suplicamos al farolero ma-yor, dé las órdenes oportunas a fin de que las es-caleras se lleven en sentido vertical pues ade-más de estar mucho más bonito, no exponen aun trastazo a los distraídos transeúntes”.

En cuanto a la Zamora cultural de la época,esta poseía un lugar de reunión donde los lla-mados hombres cultos de la alta sociedad (elresto en gran parte eran analfabetos), pasabansus ratos libres exponiendo temas con derechoa ser replicados. La rimbombante “AcademiaZamorana de Ciencias Morales y Sociales” te-nía junta directiva, componiéndola personas,cuyos apellidos hoy todavía resultan conocidos:presidente, don José Bojart y Giráldez; vice-presidente don Andrés Cotrina; secretario donIldefonso Revesado, bibliotecario don Maria-no Foncilla, censor don Santiago Neches.

Otra sociedad, llamada “El Recreo artísti-co”, debido a su renovación fue felicitada aque-llos días en la forma siguiente: “No podemospor menos, que dar la enhorabuena a este aco-gedor lugar, pues allí despachaban sorbetes bienacondicionados y perfectamente preparados,con barquillos a 14 cuartos; y a 22 cuartos elcuartillo de leche helada; el de limonada o na-ranjada, a 10 cuartos” (Cuarto: moneda de laépoca).

Apenas faltaban 25 días para que finalizasela primavera de 1867 cuando fue hecho públi-co un proyecto que nunca llegó a realizarse: “PorReal Orden expedida con fecha 25 de mayo, seautoriza a don Francisco Mazarrarín, para quedurante un año estudie una línea férrea que par-tiendo de la ciudad de Toro, termine en Medi-na de Rioseco”.

Comenzaba a ser gran preocupación el trans-porte de viajeros; por ello aquellos días la em-presa de nuestra ciudad, que tenía concedida lalínea de comunicación con Orense, montó unservicio diario de coches de caballos, anun-ciándolo en un alarde de rapidez, pues segúnellos efectuaban dicho recorrido en un día y oncehoras, haciéndose dieciséis descansos para cam-bio de caballos. El costo del viaje 140 reales.

Diez días faltaban para que finalizase la pri-mavera cuando la ciudad se vio alterada en supacífico vivir, por causa de un asesinato; gra-cias a él podremos comprobar que el alcalde se

interesaba personalmente por todo. Días des-pués fue contado por la prensa en la forma si-guiente: “Fuertemente impresionada ha sidonuestra imaginación al tener noticia del horro-roso crimen perpetrado en la persona de PetraRubio, vecina de esta ciudad. El pasado do-mingo 9 de junio el alcalde de la ciudad don JoséCotrina, tuvo noticias de que la casa habitadapor la Petra Rubio, no se había abierto. Dio in-mediatamente órdenes a fin de que la casa se vi-gilara; al día siguiente, viendo que nadie habíasalido de ella, se presentó acompañado por uncerrajero y dos vecinos, procediendo a la aper-tura de la casa, encontrando el cadáver de la Pe-tra sobre una cama, en estado de descomposi-ción y con un pedazo de lienzo anudado al cue-llo. Por los indicios que se presentan parece serque el sábado en la noche, fue sorprendida y pormedio de un movimiento de retorsión la des-nucaron, abandonándola, cerrando la casa y lle-vando la llave”.

Después de tan triste suceso, alegremos elánimo con otra nota de la pequeña historia deldía a día, esa que nunca sale en los libros y queson las que definen las peculiaridades de otrostiempos en ciudades pequeñas como la nuestra.Decía así: “¡Polvo vaaaa! Ni aún eso se dice enesta ciudad de Doña Urraca, cuando en plenodía y plena calle de La Rúa, asoma por la ven-tana su rubicundo rostro una criada, dedicán-dose a sacudir felpos, alfombras, etc. ¡Por Diosseñor alcalde!, que en este tiempo primaveralsuelen desprenderse de dichas telas pequeñosseres animados, y si mala es la porquería, no loes tanto como esos bichitos”.

Otra queja: “Perdone que le pregunte señoralcalde: ¿Para qué se han hecho las aceras deesta ciudad, para que circulemos los humanos,o para que los aguadores lleven sus borricos car-gados de cántaras, porque así les resulta más fá-cil descargarlas en los portales?”

Durante aquel tiempo y varias décadas más,

Zamora tenía dos productos cuya fama traspa-saban sus límites provinciales; uno eran los re-bojos zamoranos; otro el anís de Puga, cuya fir-ma, cuando apenas faltaban unos días para quecomenzase el verano de 1867, publicó esta su-til propaganda con aires de recomendación paracuidar la salud. Decía así: “Todos sabemos quedurante la estación que se acerca, las enferme-dades epidémicas pueden desarrollarse con fa-cilidad. Pocos ignoran que el granizo de los nu-blados, siendo en gran cantidad puede des-componer en parte las aguas de los ríos. Por úl-timo, de seguro que nadie es nuevo que en ve-rano afectado de calor la sed se excita en altogrado, principalmente durante la digestión delos alimentos; y es peligroso aplacarla. Puesbien; empleando en el agua los licores anisados,principalmente cumín y aceite de anís se des-truyen los malos efectos que puede causarnos.No sólo nosotros recomendamos el empleo dedichos licores en el agua; muchos periódicos deMadrid y provincias lo han hecho antes; peroninguno puede recomendar licores tan buenoscomo los que tenemos en esta ciudad, con laacreditada fábrica de la viuda de Puga e hijos”.

Aquella primavera de 1867 fue despedidapor los socios del Círculo de Zamora, con ungran baile en su salones, amenizado musical-mente por ellos mismos. Hay que tener en cuen-ta que eran la llamada clase alta de la ciudad,donde no faltaba un piano en la mayoría de susdomicilios; siendo a la vez aficionados al “be-llo canto”. Dicha fiesta fue descrita de la formasiguiente por el “pelota” (mejor dicho gaceti-llero de turno): «Dieron comienzo la funciónlas bellas hermanas Alustiza, tocando el pianoa cuatro manos una tanda de “rigodones” conun gusto, habilidad y precisión insuperables. Laseñorita Bonifaz, en cuyas maneras se adivinauna distinción nada vulgar y un talento nada es-caso, tocó “La oración de una virgen”, bellísi-ma composición acogida con nutridos aplau-sos. También fue muy aplaudida doña RosarioNerpell, que tocó una sinfonía de “La Favori-ta”. La señora Alustiza supo interpretar el finalde “Lucía”. El señor Rull tocó un bellísimo pu-purrí, mezclando las tradicionales “Habas Ver-des” con el área de “Casta Diva”. Atlanta, conla conocida “me gustan todas, me gustan todas,pero las de aquí me gustan más”; haciendo aso-mar la risa de todos los asistentes». Resto decirque las señoritas asistentes a esta reunión ibansencilla pero elegantemente vestidas; y que susdiscretas conversaciones completaban la ar-monía del conjunto.

●JOSE MANUEL GARCIA RUBIO

dominical / IXDomingo, 23 de abril 2006 / La Opinión - El Correo

«Aquellas (IV)PRIMAVERAS ZAMORANAS»

La muralla en la orilla del río antes de la construcción de la avenida del Mengue

ASESINATOEl pacífico viviralterado por un

Apenas faltaban 25 días para quefinalizase la primavera de 1867 cuando

fue hecho público un proyecto quenunca llegó a realizarse: «Por Real Orden

expedida con fecha 25 de mayo, seautoriza a don Francisco Mazarrarín,para que durante un año estudie una

línea férrea que partiendo de la ciudadde Toro, termine en Medina de Rioseco»