ventajas y desventajas electorales
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VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA
FRMULA ELECTORALDE DOBLE VUELTA
Rafael Martnez Martnez
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Serie: Amrica LatinaNmero 12. Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doblevuelta
Rafael Martnez Martnez Fundaci CIDOB, de esta edicin
Edita: CIDOB edicionsElisabets, 1208001 BarcelonaTel. 93 302 64 95Fax. 93 302 21 18E-mail: [email protected]: http://www.cidob.org
Depsito legal: B-20.689-2004ISSN: 1697-7688Imprime: Cargraphics S.A.Barcelona, junio de 2006
documentos
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VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA FRMULAELECTORAL DE DOBLE VUELTA
Rafael Martnez Martnez*
Junio de 2006
*Profesor Titular de Ciencia Poltica y de la Administracin, Unversidad de Barcelona
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Introduccin
Se entiende por doble vuelta1 (en adelante DV) el procedimiento parala eleccin presidencial que establece: (i) un umbral mnimo de votosalcanzado por el candidato ganador y (ii) un mecanismo alternativo encaso de que ningn candidato supere este umbral. Es decir, el sistemaelectoral que se articula con la potencialidad de dos momentos procedimen-tales diferenciados para la eleccin. Este estudio comparado arranca conla idea de que son cuatro los efectos que genera la implantacin de lafrmula electoral mayoritaria de doble vuelta en la eleccin presidencial(Martnez 1998; Aguilera de Prat y Martnez, 2000): (i) fortalece al pre-sidente electo; (ii) evita la victoria de un presidente con un escaso res-paldo electoral; (iii) facilita la articulacin de una estructura de sistemade partidos bipolar multipartidista, y (iv) estimula la articulacin decoaliciones electorales durante el perodo electivo que pueden fraguar encoaliciones parlamentarias e incluso gubernamentales.
Adems, y tambin como premisa, planteo la posibilidad de articularhasta tres tipos diferentes de mecanismos de doble vuelta ms all de lagenrica majority-runoff (Lijphart, 1994) (vase tabla 1). A saber:
Majority-runoff: sistema de DV que exige mayora absoluta en la pri-mera vuelta y de no alcanzarse sta se procede a una segunda eleccinpopular que slo requerir mayora relativa y a la que concurren los dos
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1. No es infrecuente que en la regin latinoamericana la doble vuelta sea conocida con
el apelativo de balotaje. Esta palabra para el diccionario de la RAE simplemente sig-
nifica escrutinio, por lo que se acomoda mal al sentido que se le atribuye en la regin
y que en este texto le queremos otorgar. Adems, balotaje no deja de ser una acomo-
dacin del trmino francs ballotage, concepto con el que se alude a los candidatos
que superada la primera vuelta compiten en la segunda. Es decir, el balotaje en este
caso aludira a uno de los pasos intermedios que implica todo el mecanismo de la doble
vuelta y no parece muy oportuno referirse al todo por una de sus partes.
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candidatos ms votados en primera vuelta. Es el recurso histricamenteutilizado en Argentina en 1972 y actualmente mayoritariamente vigen-te en el rea: Brasil desde 1989, Chile desde 1989, Colombia desde1991, Ecuador desde 1978, El Salvador desde 1983, Guatemala desde1985, Hait desde 1987, Per desde 1979, Repblica Dominicana desde1995 y Uruguay desde 1996.
DV de umbral (threshold two-round system): sistema electoral de DV queexige para vencer en la primera vuelta la superacin de un porcentajemnimo y tasado de votos. Si ningn candidato lo alcanza, se procede auna segunda eleccin popular entre los dos candidatos ms votados en laprimera vuelta, requirindose ahora solamente la mayora simple de lossufragios expresados. Per acudi a esta frmula entre la dcada de lostreinta y la de los sesenta del pasado siglo; comenz exigindose un 25%y luego se increment hasta un tercio con segunda vuelta congresual loque represent una variante de umbral-Parlamento sin vigencia actual.En Costa Rica lleva aplicndose desde 1936 y es la alternativa que ofre-cen junto con el mecanismo de DV de umbral y distancia los casos deArgentina desde 1994 y Nicaragua desde 1995.
DV de umbral y distancia (threshold and distance two-round system):mecanismo de doble vuelta sin requerimiento de mayora absoluta enprimera vuelta pero s con cumplimiento de doble exigencia para triun-far. As, para ser vencedor se requiere alcanzar un porcentaje mnimo ytasado de votos y al mismo tiempo superar en una determinada distan-cia al segundo ms votado. De no alcanzarse esas dos exigencias se rea-lizar una segunda eleccin popular que slo requerir mayora relativay a la que concurren los dos candidatos ms votados en primera vuelta2.Son los casos de Argentina desde 1994, Ecuador desde 1998 yNicaragua desde el 2000.
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2. Resulta muy cercano en la concepcin el mecanismo de double complement rule
(Taagepera y Shugart,1994)
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Majority-parliament: sistemas de doble vuelta que exigen alcanzar lamayora absoluta de los votos para ser vencedor en primera vuelta. Deno alcanzarse sta se proceder a una segunda votacin que slorequerir mayora relativa para vencer, en la que actuar de colegioelectoral el Parlamento, entre los dos o tres candidatos ms votados.Durante el siglo XIX se aplic en Bolivia, Brasil, Honduras y ElSalvador. A principios de siglo en Nicaragua y Costa Rica. En Chiledesde 1925 hasta 1973, en Guatemala en 1944, en El Salvador en1963 y actualmente en Bolivia.
Dado que lo que diferencia a estos cuatro mecanismos del sistemaelectoral de mayora simple (plurality) es la exigencia de mayora abso-luta (majority) o de un umbral que, en buena medida, es el detonan-te del segundo momento procedimental caracterstico de la DV, mihiptesis es que todas las elecciones presidenciales realizadas bajocualquier variante de la DV que lleguen hasta el segundo escenarioratificarn los cuatro efectos antes aludidos. En cambio, aquellas elec-ciones resueltas en la primera vuelta, pese a ser formalmente DV,actuarn en la prctica como si de un sistema de mayora relativa (plu-rality) se tratara.
Pero antes de entrar de lleno en el centro del trabajo intentar haceruna defensa de la DV como instituto electoral dando respuesta amuchos de los defectos que le son imputados y que realmente res-ponden a otras variables. No pretendo, como hiciera Sartori (1994),demostrar que la DV es el mejor sistema electoral. Mi pretensin esmucho ms humilde, simplemente he hecho acopio de todas las crti-cas que he odo a colegas en congresos cientficos o en charlas infor-males, as como las ledas en medios de comunicacin y trabajoscientficos e intento exculpar a este instituto de muchos pecados a latribuidos y que son, sin duda, responsabilidades ajenas al mecanismoelectoral.
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Las desventajas de la DV
Estamos ante un instituto que todo el escenario latinoamericano estadoptando3 y, al mismo tiempo, ante un mecanismo severamente criti-cado. Las principales crticas vertidas contra la DV se podran conden-sar en siete, lo cual no es poco:
La doble vuelta es una fuente de crisis institucional e inestabilidadporque genera presidentes electos con mayoras electorales artificialesque le invitan a sobredimensionar su peso relativo y a enfrentarse con unParlamento en el que no dispone de mayora y que le puede ser hostil4.Este riesgo, lgicamente, se acrecienta si el sistema de partidos no estlo suficientemente institucionalizado.
La DV invita a la fragmentacin lo cual, adems de alimentar un mul-tipartidismo complicado para los sistemas de gobierno presidenciales,fomenta la polarizacin y, por ende, la crispacin poltica.
La DV no genera coaliciones. La supuesta coalicin electoral que apaal presidente a la victoria no tiene por qu fraguar en una coalicin degobierno, mxime cuando el presidente no est dispuesto a ella. Las coa-liciones que dan el triunfo en los sistemas polticos que utilizan la DVno son explcitas, sino meramente coyunturales.
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3. La nica excepcin sera Paraguay que en su reforma constitucional de 1992 renunci
a la utilizacin de la DV y opt por la frmula de plurality.
4. Valads (2000: 240) critica que los presidentes elegidos en DV pronto olvidan su mino-
ritaria situacin de partida en primera. Esta actitud tensiona su relacin con un
Congreso donde son minoritarios. La DV genera una ilusin poltica que no corres-
ponde a la realidad. Que el presidente obtenga o no la mayora ser debido a que el
pueblo se la quiera dar, y no porque la obtenga forzadamente a travs de un artificio
electoral. En su opinin un sistema democrtico se consolida cuando el poder arbitral
queda en manos de los electores.
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La DV puede producir en la segunda vuelta la reversin del orden conque se parta de la primera vuelta, el segundo en primera puede ganar alprimero en primera. Esto, adems de no ser fcilmente comprensiblepara el electorado, es el fruto de una mayora negativa. Una mayoraque no nace como favorable al candidato ganador, sino como contrariaal mejor colocado tras la primera vuelta5.
De no producirse la reversin, la DV es innecesaria puesto que resul-ta elegido en segunda votacin el que hubiera salido en primera. Dehecho, ese supuesto juego de coaliciones, cuando se realiza en primeravuelta, convierte a un hipottico modelo de DV en un objetivo ejemplode sistema electoral de plurality.
La DV al exigir dos campaas electorales incrementa de un modo cru-cial los costos econmicos para los partidos con los riesgos de financia-cin partidista irregular que ello supone.
La DV no supera la paradoja de Condorcet y, en consecuencia, tam-poco favorece a las opciones moderadas. Slo la votacin mayoritariapor pares hara triunfar la posicin moderada.
Parece sensato, antes de comenzar a explicar los supuestos efectos portipologas, intentar desarbolar, en la medida de lo posible, la plyade de cr-ticas referidas. De lo contrario estara jugando un juego perverso y tram-poso. Contara unos supuestos efectos benficos a lo sumo cuatro paralos sistemas polticos que utilizan la DV para elegir a sus presidentes, almargen, claro est, de los efectos positivos o negativos que las interaccionespropias que cada concreto sistema poltico genere, y dejara flotando en elaire la sensacin de que, pese a todo, la negatividad de este instituto elec-toral hasta siete crticas severas y profundas es ms que evidente.
Lo primero que hay que apuntar es que ninguna de las crticas citadasresponde a falsedades. Se basan en hechos ciertos, objetivables y consta-
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5. Vase Prez-Lin (2002) y Fraga (2003)
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tables; si bien lo que no es tan cierto es que todo sea por obra y graciade la DV. La apariencia detestable con que en ocasiones se reviste a laDV obedece ms a realidades internas de un sistema poltico concretoque a la DV operada como variable dependiente. Ello no niega lo queen determinados pases ocurre; pero si de hacer ciencia se trata, se debeestablecer muy claramente la relacin causal y por ah es por donde caenmuchas de las crticas postuladas.
Vayamos por partes. Que la DV genera mayoras artificiales, segn loque entendamos por stas, es indudable; pero en s mismo no es intrn-secamente perverso ni ajeno a cualquier sistema electoral. Ni siquiera esun fenmeno atribuible slo a los mecanismos electorales mayoritarios.Si por artificialidad entendemos una desviacin incremental del nme-ro de electos en beneficio de las candidaturas ms votadas, esto ocurreen todos los sistemas electorales en mayor o menor grado. Si, en cam-bio, por mayora artificial entendemos aquella que est generada por laacumulacin a sus votantes de aquellos que, siendo votantes naturales oideolgicos, o como queramos decir, de otra candidatura, optan estrat-gicamente por otro candidato, me temo que se podra decir lo mismotambin en ms de un caso. Cualquier sistema electoral favorece a losms votados y cualquier convocatoria electoral genera un importanteflujo de votos estratgicos hacia los candidatos o candidaturas con msproyeccin de victoria.
Tal dinmica de artificialidad se dara, por ejemplo, en el supuestode un presidente electo mediante la frmula del voto alternativo e inclu-so bajo la frmula de plurality en el que existe un voto diferenciado parala eleccin general y la presidencial y donde el votante tendra la opcinde emitir un voto dual que le lleve a su candidatura natural en las elec-ciones parlamentarias y de votar estratgicamente por otro candidato,con ms posibilidades de victoria, en la eleccin presidencial. Incluso siel voto no est diferenciado para ambos procesos esa coercin al votan-te puede provocar tambin una bolsa de electores que desarrolle un votode naturaleza estratgica que infle a los dos candidatos con ms futuro
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y proyecte la tendencia final al bipartidismo6. Es decir, el nico escena-rio donde, eligiendo a un nico electo, no se producen mayoras artifi-ciales o prestadas sera el de un sistema poltico multipartidista queutilizase un sistema de mayora simple y en el que los electores decidie-sen unnimemente no articular un voto estratgico; se producira, portanto, un escenario fragmentado con un presidente que podra tener unapoyo fuerte o ms presumiblemente dbil7. O el caso de un sistemapoltico bipartidista que, utilizando tambin la plurality, produjese vic-torias slidas normalmente acompaadas de un contundente respaldoparlamentario.
Para qu sirve ese suplemento del voto estratgico? Indudablementepara dotar de legitimidad al electo, si ello le permite alcanzar la mayo-ra; y si ya la tena, para fortalecer su legitimidad8. Esto en s mismo sloes un respaldo a la principal institucin ejecutiva del pas, no a la perso-na concreta. Se equivocar el presidente que olvide su condicin de ins-titucin del Estado y el origen de esos votos que ha recibido.
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6. Molina (2001) en los casos de simultaneidad de las elecciones presidenciales, bajo plura-
lity, y las parlamentarias, atribuye como efectos la concentracin de voto y el arrastre. Para
Norris (1997: 299) The aim of plurality systems ius to create a manufactured majority
that is to exagrate the share of seats for the leading party in order to produce an effec-
tive working parliamentary majority for the government
7. En opinin de Morgenstern y Domingo (2000: 98) si Chile hubiera empleado la DV en
1973, Allende probablemente no habra ganado la eleccin. De ah que estimen que
el funcionamiento e incluso el xito del sistema de gobierno presidencial est en fun-
cin del sistema de partidos y de detalles de procedimiento de sus instituciones como
el mecanismo electoral.
8. Quede bien claro que hablo de fortalecer, nunca de incrementar. La legitimidad obte-
nida en las elecciones est claro que nace de la mayora. Ese plus que supone, sea cual
sea el mecanismo electoral utilizado, la acumulacin de votos estratgicos es un sim-
ple, y nada desdeable, refuerzo.
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La DV, a diferencia de la plurality, no provoca esa tendencia biparti-dista, sino que, junto con el fortalecimiento de la institucin presiden-cial, permite la articulacin de un Parlamento que muestre la realidadmultipartidaria, si es ese el caso, de un sistema poltico concreto. Porello, si el presidente sobredimensiona su peso, olvida qu representa, dednde vienen sus votos, etc. y decide enfrentarse, desde su debilidadparlamentaria, a la Asamblea ser, y disculpen los que lo hayan sido,cuando menos presuntuoso. Pero no creo que nadie en su cabal juiciosostenga que mediante la DV se eligen slo presuntuosos. La DV, comoel voto alternativo, slo fortalece la institucin. Si el presidente decideconvertirse en lo que no es y jugar mal los papeles que, dentro de un sis-tema de gobierno presidencial con Parlamento fragmentado, puede des-empear un presidente, es problema suyo y, a buen seguro, de todos susciudadanos; pero me cuesta culpar de ello a un simple mecanismo elec-toral. De ah que el apunte de esta primera crtica al aludir que la debi-lidad institucional de los partidos incrementa los riesgos de inestabilidady crisis institucional no pueda rebatirlo. Es indiscutible que eso es unfactor de riesgo pero, a buen seguro, bajo cualquier sistema. La debili-dad del sistema de partidos es un severo riesgo para cualquier sistemapoltico partiendo de la base de que sin partidos no hay democracia.Pero la DV en ese escenario nunca sera la causante de esa debilidad,sino un pagano ms de ese crucial dficit9.
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9. Para Molina (2001: 27) se alcanzan gobiernos con mayora parlamentaria estable
cuando las elecciones parlamentarias y presidenciales son simultneas y se aplica la
plurality o lo que yo he dado en llamar la DV umbral, en las presidenciales y la pro-
porcionalidad en las parlamentarias. No obstante, advierte que el efecto es idntico si
se utiliza la mayora absoluta (lo que yo denomino DV majority-runoff o DV majority-
parliament) si el contexto poltico tiene un bajo nivel de pugnacidad y polarizacin
ideolgica entre los principales partidos, que resulte favorable a la conformacin de
coaliciones estables en segunda vuelta.
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La segunda crtica parte de una premisa que hace tiempo Sartori y Sani(1980) ya demostraron incierta: la fragmentacin provoca polarizacin. Lapolarizacin puede existir en escenarios bipartidistas El Salvador es unejemplo palmario y en los multipartidistas. No es patrimonio exclusivo denadie. Y lo que es ms importante, el multipartidismo no tiene por quvenir acompaado de la polarizacin. Otra cosa diferente es considerar queun escenario multipartidista es ms o menos eficaz en cuanto a produccinlegislativa. Ah s que es cierto que los sistemas multipartidistas complicanla generacin de mayoras y convierten la dinmica legislativa en ms pro-celosa, pero en no pocas ocasiones es preferible una menor produccinlegislativa en pos de un mayor consenso parlamentario. Menor fragmenta-cin y por lo tanto mayor eficacia parlamentaria no implica siempre mayorcalidad en el proceso de toma de decisiones.
La DV no hace sino respetar el sistema de partidos preexistente. As,si el sistema de partidos existente es bipartidista, la DV no suele frag-mentar sin ms el sistema. Si bien es cierto que concede espacio a laaparicin de nuevos actores polticos; algo que la plurality penaliza. Sipartimos de un escenario multipartidista, la DV permite elegir un pre-sidente que gozar de un amplio respaldo electoral que fortalece la ins-titucin; pero al mismo tiempo, si el sistema electoral para laselecciones parlamentarias es proporcional, como ocurre en todos loscasos analizados, plasmar en sede parlamentaria la diversidad parti-dista existente. Los mecanismos de plurality, o generan presidentes condebilidad electoral si el escenario es multipartidista o tienden a redu-cir el sistema de partidos relevantes a dos y de resultas, los presidenteselectos alcanzarn amplios respaldos electorales. Pero presidentes deamplio respaldo electoral en sistemas polticos multipartidistas conso-lidados sin alianzas previas electorales no son proclives. Tanto lo gene-rado por la DV como por la plurality no es ni bueno ni malo, son, lisay llanamente, dos opciones sobre las que el legislador deber decidir.Sern otras las variables que harn defendible o no la reduccin del sis-tema de partidos. Pero de entrada no veo la razn por la que ese reduc-
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cionismo partidario sea sin ms beneficioso y el incremento de actoresperverso. Por lo dems, como Colomer (2004) ha demostrado, laimplementacin de los sistemas electorales no es la que determinacambios en el sistema de partidos, sino que histricamente han sidolos cambios previos en el sistema de partidos los que han provocadoreformas legislativas del sistema electoral que acomodasen las normaselectorales a la nueva realidad partidista.
La tercera crtica es cierta, la DV no genera coaliciones10. Sin embar-go, conviene tener presente que es ya comnmente aceptado que el mul-tipartidismo y el presidencialismo conviven mal (Mainwaring, 1990;1995; Mainwaring y Scully, 1995; Mainwaring y Shugart, 1997). Peroante eso slo hay tres soluciones: (i) que el sistema deje de ser presiden-cial11, (ii) que el sistema deje de ser multipartidista, (iii) o encontrar uncauce que haga posible esa controvertida convivencia. Esta tercera solu-cin pasa por el incremento del dilogo institucional e interpartidista
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10. Chasquetti (2004: 515) afirma: el argumento que seala al balotaje presidencial
como un instituto capaz de estimular la formacin de coaliciones de gobierno care-
ce de sustento emprico, por lo cual resulta falso. En su medicin slo dos de cada
diez gobiernos surgidos tras elegir al presidente mediante la DV son mayoritarios.
Molina (2001) en un anlisis desde la posguerra hasta 1995 concluye que esa mayo-
ra slo se da en 1,5 casos de cada diez; si bien el anlisis de lo ocurrido entre 1995
y 2001 lo eleva hasta tres de cada diez; con la plurality, en ambos perodos, los
gobiernos alcanzan mayoras parlamentarias la mitad de las veces. Pero, qu ha
pasado histricamente con la plurality en escenarios multipartidistas? Cuntas
mayoras parlamentarias alcanzaban los presidentes electos?
11. Incluso los defensores del presidencialismo y crticos con el parlamentarismo propug-
nan como solucin la generacin de institutos que desnaturalizan este sistema de
gobierno y su parlamentarizacin. As, por ejemplo, Valads (2000: 250) propone la
creacin de un gabinete, la articulacin de un jefe de gabinete al frente del mismo y
el recorte de los mandatos presidenciales como vas de mejora del rendimiento del
sistema de gobierno presidencial.
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(Nohlen, 1994: 133-7). En las condiciones actuales de Amrica Latinaparece conveniente buscar un equilibrio institucional que acente lagobernabilidad, sin por ello afectar gravemente la representatividad(Molina, 2001: 28). Se hace imprescindible la capacidad de construir,en un escenario institucional de democracia de mayora (Lijphart,1994), espacios de democracia de consenso12. Esos espacios pasan por lasmayoras parlamentarias estructurales o coyunturales y estas slo fra-guan tras dilogo y acuerdo entre los actores polticos. La DV, dada laexigencia de ganar respaldo electoral entre vueltas, facilita y estimula lospactos entre partidos13. No los fuerza, no obliga a nadie, pero induda-
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12. Parafraseando los conceptos de Lijphart de democracia de mayora y democracia
de consenso utilizados para distinguir tipos de parlamentarismo, es lo que Jorge
Lanzaro (2001: 24-8) aplica al presidencialismo distinguiendo entre presidencialismo
de mayora y presidencialismo pluralista (de consenso).
13. Para Shugart y Carey (1992: 215-6), que se autodefinen plenamente contrarios a la
majority-runoff, la ventaja de la plurality es que fuerza a los partidos a formar coalicio-
nes antes de la eleccin, lo cual suele suponer que sern dos candidatos moderados. Por
su parte, la DV deja todo lo relativo a los pactos al perodo interelectivo the efficiency
of presidential elections is reduced.. En cambio, para Blais y Massicotte (1996), la DV
ofrece dos ventajas: (i) Majority principle is at the very heart of democracy y (ii) the
majority rule should thus appeal to those who wish to obtain a mixture of responsivi-
ness and accountability. En su opinin la DV permite una presencia de partidos similar
a la representacin proporcional y superior a la mayora relativa y a menudo permite la
formacin de gobiernos de coalicin; pero a diferencia de la representacin proporcio-
nal el votante est mucho ms cercano a la decisin de qu coalicin de gobierno se for-
mar y a los gobernantes le es ms fcil exigir responsabilidad que bajo mecanismos de
proporcionalidad, aunque menos que bajo mayora relativa.
Conviene hacer notar que Martin, refirindose a las alianzas para el caso de las eleccio-
nes parlamentarias, sostiene: Linfluence du scrutin uninominal deux tours sur les stra-
tgies des partis politiques rsulte du fait que le nombre de siges dun parti peut
dpendre aussi fortement de ses alliances que de son nombre de suffrages (1997: 125)
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blemente provoca un acercamiento que de otro modo no se dara. Si eseacercamiento no es utilizado luego por los concretos actores para solidi-ficarlo en sede parlamentaria y aun gubernamental me temo que no espor culpa, una vez ms, de la DV. Alguien culpara del divorcio de unapareja al que los present? La DV estimula y facilita el escenario de acer-camiento, pero no obliga a nada. Existe algn sistema electoral queobligue a gobernar mediante coaliciones si los actores se niegan a pac-tarlas?
La cuarta crtica vuelve a ser cierta, pero lo que en mi opinin es unactivo de la DV, la reversin del resultado, se convierte en un demri-to. El argumento esgrimido es que ese vencedor nace de mayoras nega-tivas. Pero, partiendo de la base de que la existencia de la eleccinpresidencial nos anuncia un enfrentamiento bipolar (Parodi, 1980),tambin es factible que simplemente el candidato vencedor se articulecomo el centro de una familia de preferencias que est, en primera vuel-ta, mucho ms fragmentada que el otro polo. Si aceptamos la idea deque las elecciones presidenciales directas provocan bipolaridad y questa ser bipartidista o multipartidista segn el sistema electoral, seaplurality o DV (Martnez, 1998). Debemos aceptar la idea de que lafragmentacin existente dentro de cada polo puede ser uno de lospotenciales generadores de reversin del resultado. Es decir, el segundocandidato ms votado en la primera vuelta pertenece al polo ms frag-mentado pero mayoritario de esa primera vuelta. Al celebrarse la segun-da votacin el polo se concentra en torno a su candidato ms votado.La DV permite que ese polo se juegue su candidato en la segunda vuel-ta en una especie de primarias aunque corre el riesgo de que una ele-vada fragmentacin les deje, aun siendo mayoritarias, sin candidato ensegunda vuelta como le ha ocurrido a la izquierda francesa en 1969 yen las ltimas elecciones presidenciales y permite que esa fragmenta-cin y las diferentes sensibilidades que atesoran sigan teniendo su espa-cio poltico dentro del sistema poltico va Parlamento. Esto no es unamayora negativa.
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Si la mayora generada es negativa, algo sin duda factible, la DV estofreciendo la posibilidad de que no resulte elegido el candidato queatesora mayor cantidad de rechazos. En su defecto resultar elegido uncandidato, con menor potencial propio inicial y que dado el origen desu mayora deber jugar intensamente la baza del dilogo social e ins-titucional. Dado que ninguno es candidato mayoritario, el elegidobajo la concertacin de negatividades es el candidato menos rechaza-do. El que ms facilidades de los dos puede tener para pactar consen-sos. El escenario es sin duda muy complejo y si el presidente no juegabien sus bazas y cree ser lo que no es, todo se complicar. Si la DVposibilita que no acceda al cargo un candidato capaz de acumular a sualrededor tanto rechazo creo que no hace un mal servicio al sistemapoltico. Si el elegido bajo ese escenario no es capaz de estar a la altu-ra de lo acaecido, volvemos a estar ante un problema de liderazgo pol-tico. Sin embargo, sigue asaltndome una duda por qu no esperniciosa la reversin del resultado que en sede parlamentaria ocurrecon frecuencia en los sistemas de gobierno parlamentarios y, en cam-bio, s lo es si la realizan directamente los electores mediante un meca-nismo electoral que se lo posibilita?
La quinta rplica se centra en la inutilidad de una segunda jornadacuando el electo es idntico al que hubiera triunfado de elegirse presi-dente en la primera. Tiene razn en cuanto a que el electo es evidente-mente el mismo y a que sera tan legtimo elegido en primera como ensegunda ya que en la primera haba alcanzado la mayora simple, aun-que no la absoluta requerida, y en la segunda slo se le exige lo que yaha obtenido en la primera, mayora simple; si bien, normalmente, alcan-zar la absoluta. Pero olvida que lo que ha ocurrido (vase la tabla 2) esque se ha producido un cuantioso fortalecimiento de la legitimidad delelecto y se ha abierto un escenario, el perodo interelectivo, que ha brin-dado a los partidos la posibilidad de articular convenios y ha permitidoque esos acuerdos pasen por el tamiz de la ciudadana a travs de lasegunda jornada electoral presidencial.
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Lo que s que es indiscutible es que aquellos sistemas polticos en losque, aun existiendo una variante de DV, los partidos deciden jugar eljuego de las alianzas en primera vuelta sencillamente funcionan comosi fueran de plurality y convierten a la DV en innecesaria. Pero ese ade-lanto partidista del escenario de la segunda vuelta a la primera no hajugado siempre hacia el reduccionismo partidista. Sino que, como en elcaso de Chile, ha permitido que cada partido mantenga su idiosincra-sia particular seguramente porque se ha adelantado en el tiempo elescenario de concertacin; pero la posibilidad de acudir separados si nohay acuerdo ha impedido, por otro lado, la reduccin. No obstante,pese a existir DV los partidos pueden perfectamente transformar el sis-tema de partidos en bipartidista y anular los potenciales efectos de laDV; pero ello no hara sino plasmar el hecho de que la DV no obliga anada, slo plantea unas posibilidades que los diversos actores, presi-dente y partidos, utilizan o no.
La sexta crtica es inapelable. Dos campaas son ms caras que una.Se pueden reducir por acuerdos parlamentarios los gastos que cada par-tido haga en campaa; pero aun as seguir siendo ms caro hacer dosprocesos que uno. Ahora bien, extraer de ah la conviccin de que estofomenta la financiacin ilegal partidista es confiar muy poco en los par-tidos y, desde luego, imputar al vendedor legal de armas, porque no nosgusta su negocio, los delitos cometidos por sus compradores con per-miso de armas.
Y algo similar ocurre con la sptima crtica: la DV no supera la para-doja de Condorcet (Buquet, 2004). Es verdad que puede que no sea elganador-Condorcet el que finalmente triunfe con la DV. En cambio,a diferencia de lo que puede acaecer con la plurality nunca podr ganarla eleccin mediante DV el perdedor-Condorcet. Es precisamente lafactible reversin del resultado la que evita la victoria de ste. Pero almargen de esa evidencia y de lo proceloso y costoso, por no decir impo-sible, que resultara organizar una eleccin por pares en cualquier pas,es verdad que slo una votacin mayoritaria por pares garantiza el triun-
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fo de las posiciones ms moderadas. Sin embargo, nadie ha dicho quedeban triunfar las posiciones ms moderadas, sino que se observa que,dentro de cada polo, tiene mayores expectativas de triunfo el centro-de-la-familia-de-preferencias respecto de las posiciones ms extremas de lamisma preferencia (Sartori, 1994). Lo cual no es ningn mrito, es sen-cillamente una constatacin. Le resulta ms fcil al elector ms polari-zado de un bloque votar a un candidato moderado de su mismo bloqueque al votante centrado votar por los candidatos extremos de su bloque.
Las ventajas de la DV
He analizado un total de 62 elecciones (vase la tabla 2). Cuarenta ydos corresponden a la tipologa de majority-runoff, trece a la de DV deumbral, de las que potencialmente seis tambin lo eran de la tipologaDV de umbral y distancia y, finalmente, siete corresponden al modelo demajority-parliament. Ello me permite, una vez solventadas, en la medi-da de lo posible, las crticas hacia la DV, colegir efectos genricos a todala frmula y concretar de modo especfico lo acaecido en cada una de lasvariantes tipolgicas.
De los sesenta y dos procesos electorales presidenciales analizados,treinta se han resuelto en la primera vuelta (vase la tabla 3). Diecisieteen majority-runoff, doce en DV de umbral y una en majority-parliament;el resto, claro est, en la segunda. La victoria presidencial con menorporcentaje ha sido la de Costa Rica en 2006 con un 40,9% de los votosen primera vuelta y la ms amplia excluidos los dudosos casos de Hait(1990, 1995, 2000 y 2006) y Per en el 2000 ha sido de Ecuador en1979 con el 68,49% de los sufragios en segunda vuelta. El porcentajemedio de votos del presidente electo, bien lo haya sido en primera o ensegunda vuelta y sea cual sea la variante de DV aplicada, ha sido de56,10%. Creo que estos datos por s solos revelan que la legitimidad delpresidente electo ha sido intensa y que asimismo se ha impedido la elec-
Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
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cin de presidentes extremadamente dbiles en razn de su apoyo elec-toral. El reforzamiento de la legitimidad se traduce en que el vencedortendr seguro un porcentaje mayor de votos que la oposicin: si es enprimera vuelta porque ha alcanzado la mayora absoluta, o un porcenta-je cercano, y si es en segunda su porcentaje ser, seguramente, mayorque el de su opositor. Es decir, se evita que el ganador pueda tener unapoyo menor que el hipotticamente creado por la unin de sus rivales.Mantener parlamentariamente esos apoyos es tarea suya, no del meca-nismo electoral14.
La media del ndice del nmero efectivo de partidos parlamentarios esde 3,56 lo que a todas luces revela la inexistencia del bipartidismo eigualmente desdice la hiptesis de fragmentacin extrema. Se trata deun parmetro que claramente nos ubica ante sistemas de multipartidis-mo moderado. No obstante, el posterior anlisis por tipologas nosadvertir que existen importantes variaciones de este indicador segn elmodelo de DV utilizado. As, la media de las elecciones que han utiliza-do la DV umbral es de 2,54. Si bien el indicador es un punto ms bajo,tampoco revela un bipartidismo radical.
En las treinta y dos elecciones en las que ha habido segunda jornadaelectoral el porcentaje medio de ganancia de votos del candidato electose eleva a 21,80 puntos (el caso ms extremo es la eleccin guatemalte-ca de 1990/91 donde el crecimiento fue de 44 puntos). Incluso, la ven-taja que el candidato vencedor tiene respecto de su partido ya en laprimera vuelta es de 7,57 puntos.
He analizado nueve casos de reversin del resultado diez si incluimosla reversin por incomparecencia de la eleccin argentina de 2003, sietebajo el modelo de majority-runoff y dos bajo la variante de majority-par-
Rafael Martnez Martnez
20 Documentos CIDOB, Amrica Latina
14. The aim of runoff elections is to consolidate support behind the victor, and to
encourage broad cross-party coalition building and alliances in the final atages of
the campaign (Norris, 1997: 301)
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liament, dndose en esta ltima tipologa una reversin incluso en la queresult finalmente elegido, en sede parlamentaria, el tercer candidato endiscordia. El crecimiento medio de ganancia del vencedor entre vueltas enlos casos de reversin fue de 25,63, unos cuatro puntos por encima de lamedia de todas las elecciones analizadas y resueltas en segunda vuelta.
Desglosado por tipologas, tal y como refleja la tabla 3, se puede afir-mar que en los casos de DV majority-runoff (vase la tabla 4) (i) se for-talece al presidente electo al generar un crecimiento electoral entrevueltas de 21,35 puntos; (ii) se evita la victoria de un presidente con unescaso respaldo electoral, la media es del 58,15% de los votos; (iii) sefacilita la articulacin de una estructura de sistema de partidos bipolarmultipartidista una media del NEP de 3,82, y (iv) se estimula la articu-lacin de coaliciones electorales durante el perodo electivo puesto queaunque el vencedor tena respecto de su partido en primera vuelta unasustancial ventaja (8,56 puntos) el beneficio acumulado entre vueltasobedece indudablemente a votantes de otros candidatos o abstencionis-tas de primera vuelta que se inclinan por l. El candidato por s mismoacumula bastante ms que lo que su partido es capaz; pero la victoria nose fragua en esa diferencia, la victoria nace de nuevos votantes en lasegunda vuelta. Si ese caudal electoral prestado se articula o no en coa-liciones partidistas estables, insisto, es cuestin del vencedor y de lospartidos afectados; pero desde luego el sistema para alcanzar la victoriale ha obligado implcita o explcitamente a contar con el respaldo elec-toral de votantes de otras fuerzas polticas.
Los casos de elecciones resueltas en primera vuelta bajo esta variantemuestran, si excluimos los resultados de Hait, un porcentaje de victo-ria cuatro puntos por debajo, 54,06% de los votos, pero con una venta-ja sobre su partido punto y medio superior a la media (10,11). Ellounido a un ndice NEP de 3,94 nos advierte que el juego de las coali-ciones ha debido jugarse antes de la primera vuelta, pero que en ningncaso ello ha provocado un reduccionismo del nmero efectivo de parti-dos, que se mantiene en valores de multipartidismo limitado.
Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
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En el caso de la DV umbral (vase la tabla 5), sta nos sita ante las vic-torias ms ajustadas, no en vano se requieren porcentajes inferiores a lamayora absoluta para ganar en primera vuelta. As como, proporcional-mente, ante la tipologa que con mayor frecuencia resuelve en primeravuelta (doce de trece casos). No obstante (vase la tabla 3), el porcentajemedio de votos obtenido por los vencedores est por encima de la mayo-ra absoluta, 51,14%, lo cual nos permite afirmar que, frente al mecanis-mo de plurality, esta tipologa de DV (i) fortalece al presidente electo y (ii)evita la victoria de un presidente con un escaso respaldo electoral. En cam-bio, el ndice NEP 2,54, reducido a 2,38 si consideramos exclusivamentelos casos solventados en primera vuelta, muestra una realidad ms prxi-ma al bipartidismo que al multipartidismo; algo tendencialmente claro enel caso de Nicaragua. En cambio, el ejemplo costarricense, nico caso derealizacin de segunda vuelta bajo este mecanismo, nos permite observarcmo, desde principios de los noventa, se articula un incremento del ndi-ce nep que alcanza el 4,5 en la eleccin de 2002. Es decir, la DV umbralse asemeja a la DV majority-runoff o majority-parliament, como ahoraexplicitar, en cuanto al reforzamiento del electo; pero, en cambio, es msprxima a los parmetros tendencialmente bipartidistas de la plurality. Sinembargo, la potencial existencia de una segunda jornada electoral deja unapuerta abierta al crecimiento del nmero de actores polticos relevantes sinque ello disminuya la fortaleza electoral del finalmente electo presidente.Eso s, el elegido bajo estas nuevas condiciones se deber conducir en unescenario bastante diferente del que el sistema ha venido desarrollando.
No existen casos de presidente electo mediante DV umbral y distancia(vase la tabla 6). Los seis casos posibles se han resuelto en primera vuel-ta mediante los mecanismos de DV umbral y los dos que han llegado ala segunda vuelta, mediante DV majority-runoff. Podemos afirmar, porel momento, que se trata de un mecanismo totalmente superfluo y bal-do. De hecho, unos y otros los he integrado en estas respectivas cate-goras para mesurar efectos.
Rafael Martnez Martnez
22 Documentos CIDOB, Amrica Latina
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El caso boliviano y su articulacin de la DV majority-parliament(vase la tabla 7) es una tipologa en la que se cumplen tambin loscuatro efectos que vengo explicando15. Bajo este modelo (i) se forta-lece al presidente electo (ganancia media entre vueltas de 24,09 pun-tos); (ii) se evita la victoria de un presidente con un escaso respaldo(adicionando los resultados obtenidos en primera vuelta de las fuer-zas que finalmente eligen al presidente se llega al 52,34% de los votoscomo media); (iii) se facilita la articulacin de una estructura de sis-tema de partidos bipolar multipartidista (3,89 de ndice NEP), y (iv)se estimula la articulacin de circunstanciales coaliciones electivasque, indefectiblemente, fraguan en coaliciones parlamentarias dadoque este es el foro en el que se elige al presidente y en el que las mis-mas han surgido. El nico caso solventado en primera vuelta nos ofre-ce tambin un presidente con amplio respaldo electoral (51,1%). Sinembargo, a diferencia de lo ocurrido en los casos de majority-runoff,esa victoria ha venido acompaada de una drstica reduccin de losactores del sistema de partidos. No obstante, al tratarse slo de uncaso conviene ser prudentes sobre las conclusiones extradas. Adems,no hay que olvidar que el sistema poltico boliviano y esta concretaeleccin presidencial viene precedida por una convulsa situacinsociopoltica y un severo agotamiento de los partidos polticos tradi-cionales.
Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
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15. Bolivias presidential system met in various ways the challenge of crafting majority
governments, by providing an institutional arrangement that facilitates coalition-
building (...) In parallel process, Bolivia was able to develop a moderate multiparty
system (...) overcoming the polarized and weak party system predominated in the
transition to democracy (Mayorga, 2001: 198-199)
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Conclusiones
Creo haber demostrado que la DV es un mecanismo con muchos msrecovecos argumentales que la simple identificacin con el sistema demajority-runoff. Igualmente, creo haber desmontado muchas de las des-ventajas con las que la DV es desacreditada. La DV encierra diferentestipologas con efectos similares sobre el sistema poltico y de partidos,pero, al mismo tiempo, con matices que las distinguen no slo formal-mente sino tambin en cuanto a sus rendimientos.
Lo que tradicionalmente en ciencia poltica se ha denominado DVbalotaje en Latinoamrica comprende cuatro realidades prximas,pero diferentes: (i) majority runoff electoral system; (ii) DV de umbral(threshold two-round electoral system); (iii) DV de umbral y distancia(threshold and distance two-round electoral system), y (iv) majority-parlia-ment electoral system. De las cuatro, hay una variante, umbral y distan-cia, bajo la que nunca se ha conseguido elegir a un presidente en primeravuelta y, por esta razn, no he podido medir ninguno de los efectos queapuntaba.
Por otro lado, la variante electoral de umbral ha mostrado un funcio-namiento prctico muy similar al sistema de plurality sin desarrollar unatendencia hacia el mantenimiento o la articulacin segn los casos desistemas de partidos multipartidistas y sin articular espacios de consen-so y dilogo partidista entre vueltas puesto que normalmente no haysegunda vuelta. Sin embargo, hay dos importantes matices diferencia-dores entre el sistema de plurality y el sistema de umbral. En primerlugar, la fijacin de un umbral consigue en buena medida solventar loque podramos llamar el efecto Allende; es decir, elegir como presi-dente al candidato con mayora minoritaria; pero, pese a ser el ms vota-do, con un resultado electoral tan bajo que la oposicin puede, confciles alianzas, articular mayoras parlamentarias contrarias, poniendoen clara inestabilidad la gobernabilidad y, en el peor de los escenarios, elpropio sistema poltico. A pesar de esta diferencia, la masiva resolucin
Rafael Martnez Martnez
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de las elecciones en primera vuelta convierte su perfil DV en algo teri-co puesto que en la prctica funciona ms como Plurality with thresholdtwo-round electoral system que como Threshold two-round electoralsystem. No obstante, la segunda diferencia que adverta es que si bieneste sistema electoral es similar a la plurality porque, como pauta gene-ral, la segunda vuelta no se activa, la eleccin presidencial de Costa Ricade 2002 muestra como con este instituto electoral existe la posibilidadde llegar a la segunda vuelta si un nuevo actor irrumpe con fuerza en laprimera. En ese escenario en concreto el sistema de umbral desarrolla,como he precisado, los efectos globales de los sistemas enmarcables enla DV: (i) fortalecimiento del presidente electo; (ii) evita la victoria deun presidente con un escaso respaldo electoral; (iii) facilita la articula-cin de una estructura de sistema de partidos bipolar multipartidista, y(iv) estimula la articulacin de coaliciones electorales durante el perodoelectivo que pueden fraguar en coaliciones parlamentarias e inclusogubernamentales.
Finalmente, tanto la variante de majority-runoff como la de majority-parliament desarrollan los cuatro efectos apuntados, pero conviene haceral respecto alguna matizacin. La legitimidad de un cargo electivo nacede la eleccin y es un saber comn que la soberana popular se instru-mentaliza mediante los electos. Por ello, cualquier electo, tenga la mayo-ra que tenga, es un representante legtimo. Nunca he puesto en duda lalegitimidad de los presidentes elegidos con porcentajes electorales bajos;pero, tal y como he explicado, la DV refuerza la legitimidad por encimade plurality puesto que con plurality resultar elegido por debajo de lamayora absoluta es algo factible, sobre todo si el sistema de partidos estfragmentado. Es decir, no se evita la victoria de un presidente con esca-so respaldo electoral (incluso del perdedor-Condorcet) y, lo que espeor, se corre por tanto el riesgo de padecer el efecto Allende. En cam-bio, el anlisis emprico que hemos realizado demuestra que los presi-dentes electos mediante el sistema de majority-runoff o con el demajority-parliament adquieren importantes respaldos electorales incluso
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ganando en primera vuelta. Tambin entre vueltas incrementan nota-blemente su porcentaje de votos por lo que refuerzan su legitimidad yholgadamente superan la mayora absoluta, lo que evita presidentes conescaso respaldo electoral. Estas dos tipologas de DV, si alcanzan lasegunda vuelta, permiten al votante actuar en primera vuelta con fideli-dad partidista y slo verse constreido en la segunda vuelta a desarrollarun voto estratgico; pero con una informacin muy superior a la queatesorara de acabar todo en una nica votacin.
El slido respaldo electoral del presidente se da tambin en los presi-dentes electos mediante un terico majority-runoff o majority-parliament,pero resueltos en primera vuelta puesto que todos ellos superan evidente-mente la mayora absoluta. Podra pensarse que en estos casos estamosante un sistema similar a la plurality; pero, en cambio, observamos queambos modelos no se comportan como el sistema umbral ms prximoal plurality system sino que desarrollan los efectos imputados a la DV; sibien la ltima eleccin boliviana parece que apunta una reduccin del sis-tema de partidos que entiendo est todava por ratificarse causalmentedada la ausencia de series y la especial coyuntura de este comicio.
Con respecto a los efectos sobre los sistemas de partidos, he afirmado queen lugar de la tendencia hacia el bipartidismo achacable a los sistemas elec-torales que se rigen por el principio de mayora (Duverger, 1951, 1992;Nohlen, 1981; Lijphart, 1994) los sistemas de DV dan lugar a sistemas departidos de multipartidismo limitado (Sartori, 1992). No juzgamos labonanza de ese efecto; pero lo que s que parece evidente es que siendo tancompleja como es la convivencia entre el sistema de gobierno presidencialy un sistema de partidos multipartidista (Mainwaring, 1990, 1995), la DVen sus variantes de majority-runoff y majority-parliament, as como en las dethreshold y threshold and distance si alcanzan la segunda vuelta, es capaz,como nos indica en NEP (4,10, 4,14, 4,5 y 4,78 respectivamente), de ele-gir presidentes respetando el existente multipartidismo y sin por ello abo-car tendencialmente al bipartidismo.
Rafael Martnez Martnez
26 Documentos CIDOB, Amrica Latina
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Por otro lado, estoy persuadido de que la DV en escenarios presiden-ciales y multipartidistas puede jugar facilitando la atmsfera de consen-so necesaria para desbloquear la difcil cohabitacin entre el presidentey un Parlamento fragmentado. Mi idea no es que la DV produzca por smisma coaliciones gubernamentales o acuerdos parlamentarios de legis-latura; pero s que afirmo que provoca espacios de entendimiento quepueden dar lugar a estos acuerdos. La necesidad de pactar y explicitarlopblicamente en el perodo entre vueltas para alcanzar apoyos provocaque esa dinmica pueda darse. Si no hubiera segunda vuelta y el subsi-guiente espacio temporal entre vueltas, no existira esa oportunidad,generada por el mecanismo electoral, de hablar para intentar alcanzaracuerdos ms o menos intensos en contenido, tiempo, obligaciones yderechos. Por ello, los tipos de DV que no utilizan la segunda jornadaestn imposibilitando, de facto, este efecto. Si bien hay que advertir queel mantenimiento de un NEP superior a tres puntos en el caso de laselecciones resueltas en la primera vuelta de majority-runoff pudiera indi-carnos que de facto esos acuerdos, cuando menos electorales, se estngestando antes de la primera vuelta (la Concertacin chilena sera unbuen ejemplo).
En definitiva, mi hiptesis era que todas las elecciones presidenciales,realizadas bajo cualquier variante de la DV, que lleguen al segundomomento procedimental ratificarn los cuatro efectos aludidos al iniciode este artculo. En cambio, aquellas elecciones resueltas en el la prime-ra vuelta, pese a ser formalmente DV, actuarn en la prctica como si deun sistema de plurality se tratara. La hiptesis la creo ratificada con dosrelevantes salvedades: (i) la variante de umbral, aun si se resuelve en pri-mera vuelta, evita la victoria de presidentes con escaso respaldo electo-ral, algo que no siempre garantiza el sistema de plurality, y (ii) la variantede majority-runoff, elija presidente en la vuelta que sea, desarrolla siem-pre los efectos de un sistema electoral de DV.
Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
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Rafael Martnez Martnez
28 Documentos CIDOB, Amrica Latina
Tabla 1. Caractersticas del sistema electoral de doble vuelta para las elecciones presidenciales en Latinoamrica
Sistema PolticoDuracin
del mandato(en aos)
Posibilidadde
reeleccin
Tipo de candidatura
Argentina (1994) 4 S (1) Frmula con vicepresidente
Bolivia I (1980-94) 4 No(3) Frmula con vicepresidente
Bolivia II (1994-) 5 No (7) Frmula con vicepresidente
Bolivia III (2001-)(9) 4 S Frmula con vicepresidente
Brasil I (1989/2001) 5 No/S(10) Frmula con vicepresidente
Brasil II (2001-) 4 S Frmula con vicepresidente
Chile I (1925-1973) ND ND Frmula con vicepresidente
Chile II (1989-1994) 8 No/S(10) Sin vicepresidentes
Chile III (1994-2000) 6 No/S(10) Sin vicepresidentes
Chile IV (2000-) 6 No/S(10) Sin vicepresidentes
Colombia (1991-) 4 No Frmula con vicepresidente
Costa Rica (1949-) 4 No Frmulca con 2 vicepresidentes
Ecuador I (1978-1983) 5 No Frmula con vicepresidente
Ecuador II (1983-1994) 4 No Frmula con vicepresidente
Ecuador III (1994-1998) 4 No/S(10) Frmula con vicepresidente
Ecuador IV (1998-) 4 No/S(10) Frmula con vicepresidente
El Salvador (1983-) 5 No/S(10) Frmula con vicepresidente
Guatemala I (1985-1993) 5 No Frmula con vicepresidente
Guatemala II (1993-) 4 No Frmula con vicepresidente
Hait (1987-) 5 No/S(10) Sin vicepresidentes
Nicaragua I (1995-00) 6 No/S(10) Frmula con vicepresidente
Nicaragua II (2000) 6 No/S(10) Frmula con vicepresidente
Per I (1979-1993) 5 No/S(10) Frmula con 2 vicepresidentes
Per II (1993-2000) 4 S(23) Frmula con 2 vicepresidentes
Per III (2000-) 4 No/S(10) Frmula con 2 vicepresidentes
Rep. Dom. I (1995-2002) 4 No/S(10) Frmula con vicepresidente
Rep. Dom. II (2002-) 4 S Frmula con vicepresidente
Uruguai (1996) 5 No/S(10) Frmula con vicepresidente
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Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
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Mayora requerida en 1 vueltaN de candida-tos que acce-
den a 2 vuelta
Perodo interelectivo
(das)
Mayorarequerida
en 2 vuelta
Simultaneidade elecciones
generales
>45% o >40% si distancia 2 >10% 2 Antes de 30 Relativa S(2)
Absoluta (4) 3 (5) ND Relativa S (6)
Absoluta (4) 2 (5) ND Relativa S (8)
Absoluta (4) 2 60 Relativa S (8)
Absoluta(11) 2 Antes de 20 Relativa S
Absoluta(11) 2 Entre 21 y 28(12) Relativa S
Absoluta 2(5) ND Relativa ND
Absoluta(11) 2 Entre 15 y 55(13) Relativa S (14)
Absoluta(11) 2 Entre 15 y 55(13) Relativa No
Absoluta(11) 2 Entre 30 y 36(15) Relativa No
Absoluta 2 21 Relativa No(16)
40% 2 Antes de 60 (17) Relativa S
Absoluta 2 +8 meses Relativa S(18)
Absoluta 2 (19) Relativa S
Absoluta 2 (19) Relativa S
Absoluta o >40% si distancia 2>10%(20) 2 Antes de 45 Relativa S
Absoluta(11) 2 Antes de 30 Relativa No(21)
Absoluta 2 Entre 45 y 60 Relativa No
Absoluta 2 Entre 45 y 60 Relativa S
Absoluta 2 Antes de 49 (22) Relativa S
>45% 2 Antes de 45 Relativa S
>40% o >35% si distancia 2 >5% 2 Antes de 45 Relativa S
Absoluta(11) 2 Antes de 30 >36% S
Absoluta(11) 2 Antes de 30 Relativa S
Absoluta(11) 2 Antes de 30 Relativa S
Absoluta 2 45 Relativa No
Absoluta 2 45 Relativa No
Absoluta 2 Antes de 31 (24) Relativa S
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Rafael Martnez Martnez
30 Documentos CIDOB, Amrica Latina
Smbolos: : Majority-runoff, : DV umbral y distancia; : Majority-parliament; *:DV umbralND: No disponible
(1) Una nica ocasin.
(2) La mitad de la cmara se renueva cada dos aos.
(3) No inmediatamente, pero s, sin lmite de veces, tras un perodo constitucional.
(4) No computan para su clculo los votos nulos.
(5) La 2 vuelta se celebra en el congreso.
(6) La eleccin presidencial y la general no slo se celebran el mismo da, sino que la
misma papeleta de voto es utilizada para ambas.
(7) No inmediatamente, pero s tras un perodo constitucional con la imposibilidad de
serlo ms de dos veces.
(8) El voto para la eleccin presidencial es acumulativo para las circunscripciones pluri-
nominales departamentales de la eleccin general, posibilitando la misma papeleta
el voto cruzado para la pertinente circunscripcin uninominal departamental.
(9) Proyecto de reforma constitucional presentado al Parlamento.
(10) S tras el intervalo de una legislatura.
(11) No computan los votos blancos y votos nulos.
(12) Primera vuelta primer domingo de octubre y segunda el ltimo.
(13) A los quince das de que el Tribunal calificador haga pblicos los resultados para lo
que dispone de 40 das.
(14) S, pero la cmara se renueva cada cuatro aos.
(15) Se realizar el trigsimo da si es domingo y sino el primer domingo a partir de
entonces.
(16) No coinciden en el tiempo, s en el ao.
(17) La primera vuelta se celebra el primer domingo del mes de febrero y la segunda el
primer domingo del mes de abril.
(18) En 1979 la eleccin general coincidi con la segunda vuelta de las presidenciales.
(19) La fecha de la segunda vuelta electoral fue cambiada en mltiples ocasiones. En el
art. 45 de la Ley de Elecciones de 1978 se indicaba que la primera vuelta se deba
realizar el ltimo domingo de enero y la segunda el primer domingo de mayo. En la
reforma de 1987 se mantuvo la fecha de la primera vuelta pero se cambi la fecha
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Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
31Nmero 12, 2006
de la segunda. En 1990 se volvi a reformar y se decidi acortar el perodo intere-
lectivo ya que la primera vuelta se deba realizar el tercer domingo de mayo y la
segunda el tercer domingo de junio. En 1991, se volvi a reformar este artculo en
la fecha de la segunda vuelta, y se eligi el primer domingo de julio. En 2000, se
reform nuevamente y se estableci que la primera vuelta se realizara el tercer
domingo de octubre mientras que la segunda el ltimo domingo de noviembre de
ese ao.
(20) Slo computan votos vlidos.
(21) Coinciden cada 15 aos.
(22) La primera vuelta se celebra el ltimo domingo del mes de noviembre y toma de
posesin el 7 de febrero.
(23) La ley electoral de 29 de septiembre de 1997 en su artculo 105 permita la reelec-
cin inmediata y adems, tras un lapso de un perodo legislativo caba de nuevo la
reeleccin bajo idnticos criterios.
(24) La primera vuelta se celebra el ltimo domingo del mes de octubre y la segunda el
ltimo domingo del mes de noviembre.
Fuente: Legislacin y electoral de cada pas. Political Database of the Americas,
Electionworld.org, Elections and Electoral Systems by Country, Political Resources on
the Net, Lijphart Electoral Archive, Area Studies Comparative around the World,
Alcntara (1999), Martnez (2001). Elaboracin propia.
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Rafael Martnez Martnez
32 Documentos CIDOB, Amrica Latina
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Rafael Martnez Martnez
34 Documentos CIDOB, Amrica Latina
ND: Dato no disponible
* Hacemos referencia al del ao de las elecciones parlamentarias reseadas o de las ms
prximas en el tiempo a la eleccin presidencial
** Segundo ms votado en primera vuelta
*** Tercero ms votado en primera vuelta
****Elecciones Constituyentes
(1) Slo requieren ms del 45% o del 40% si la distancia con el segundo es superior a
10 puntos.
(2) Se sumaron los resultados logrados por la Alianza UCR-Frepaso ms los que logra-
ron por separado estos partidos en los distritos en los que no sellaron el acuerdo
electoral.
(3) Elegido por el congreso entre los tres ms votados. En aras de poder establecer una
comparacin cuando menos aproximativa indico, como porcentaje de segunda
vuelta, el porcentaje de voto parlamentario recibido.
(4) Dada la utilizacin de la misma papeleta en la eleccin presidencial y en la general
los porcentajes coinciden. Desde la reforma de 1994 esa coincidencia, tambin por
idntica razn, es con la eleccin de diputados en las circunscripciones plurinomina-
les.
(5) Elegido por el congreso entre los dos ms votados. En aras de poder establecer una
comparacin cuando menos aproximativa indico, como porcentaje de segunda
vuelta, el porcentaje de voto parlamentario recibido.
(6) Tras la dimisin de Bnzer un ao antes de concluir mandato le sustituy su vice-
presidente.
(7) Elecciones realizadas en 1990.
(8) Slo requieren 40% en primera vuelta.
(9) La eleccin general coincidi con la segunda vuelta y he calculado la diferencia res-
pecto de sta.
(10) En 1997 el Parlamento depuso al presidente y tras un conflicto institucional en el
que tres personas se autodenominaban presidente nombr a Jaime Alarcn (FRA).
(11) Despus del golpe de Estado, Noboa, que fue el segundo candidato ms votado en
las presidenciales, sustituy a Mahaud.
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Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
35Nmero 12, 2006
(12) Celebradas al ao siguiente.
(13) Celebradas el ao anterior.
(14) Al no disponer del dato manejo el porcentaje de escaos.
(15) Pese a no alcanzar la mayora absoluta una disposicin transitoria de la Constitucin
le conceda la victoria con ese resultado.
(16) Elecciones celebradas en 1994.
(17) Elecciones celebradas en 1998.
(18) El segundo candidato renunci a la segunda vuelta.
(19) Elecciones celebradas en 2002.
(20) Elecciones celebradas en 2003.
(21) Elecciones celebradas en 2003.
(22) Dada la sucesin de crisis presidenciales de estos aos es complejo establecer una
eleccin legislativa que tenga un correlato significativo con la presidencial.
(23) Accede a la presidencia el 17 de octubre de 2003 tras las revueltas populares y pos-
terior renuncia del presidente Snchez de Lozada.
(24) Desde marzo de 2004 presida la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de la
Judicatura de Bolivia, puesto desde el que asumi el 9 de junio la presidencia tras la
renuncia del presidente Mesa de Gisbert.
Fuente: Political Database of the Americas, Electionworld.org, Elections andElectoral Systems by Country, Political resources on the Net, Lijphart Electoralarchive, Area Studies Comparative around the World, Alcntara (1999), Martnez(2001). Elaboracin propia
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Rafael Martnez Martnez
36 Documentos CIDOB, Amrica Latina
Tabla 3. Indicadores por tipologa de DV
Tipologas Nep % Beneficio Ventaja ReversinDV (n) Victoria entre en 1 con del
vueltas su partido resultado
Total (42) 3,82 (1) 58,15 21,35 8,56 (9) 7
DV m-r Resueltos en 1vuelta (17) 3,67 59,06(2) -- 10,11 (9) --
Resueltos en 2 vuelta (25) 4,10 (1) 57,53 21,35 7,52 (9) 7
Total (13) (3) 2,54 51,14(4) 19,40 (4) 5,91 (4) 1(5)
DV umbral Resueltos en 1
vuelta (12) (3) 2,38 50,52 -- 5,64 --
Resueltos en 2 vuelta (1) 4,50 58,00 19,40 8,80 0
Total (6) (6) -- -- -- -- 1(5)
DV u+d Resueltos en 1 vuelta (0) (7) -- -- -- -- --
Resueltos en 2 vuelta (2) 4,78 (1) 52,77 25,10 1,76 0
Total (7) 3,89 52,34 24,09 -- (8) 2
DV m-p Resueltos en 1 vuelta (1) 2,38 51,10 -- -- --
Resueltos en 2 vuelta (6) 4,14 52,55 24,09 - (8) 2
Total (62) (3) 3,56(1) 56,10 21,80 7,95 (10) 9
TOTAL Resueltos en 1 vuelta(30) 3,11 55,38 -- 8,71 (9) --
Resueltos en 2 vuelta (32) 4,12(1) 56,61 21,80 7,57 (10) 9
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Ventajas y desventajas de la frmula electoral de doble vuelta
37Nmero 12, 2006
(1) Se excluye del recuento el resultado de las elecciones de Ecuador 2002 por lo at-
pico del resultado, claramente atomizado.
(2) Sin las controvertidas elecciones presidenciales de Hait, se reduce a 54,06%.
(3) Argentina 2003 se ha resuelto sin alcanzar candidato alguno el umbral requerido
por retirada del primer candidato en la primera vuelta.
(4) En cinco casos la victoria fue inferior al 50% y en siete superior. No se ha contabi-
lizado Argentina 2003.
(5) El candidato vencedor en Argentina 2003 -por retirada de su oponente- dispona
de un porcentaje de voto en la primera vuelta inferior al retirado.
(6) Ningn caso se ha resuelto en primera vuelta mediante esta tipologa y dado que
tres de ellos se han resuelto mediante otra tipologa igualmente vigente, los resul-
tados globales resultan engaosos puesto que en tres de los cinco casos obedecen
a resoluciones alcanzadas con otros mecanismos.
(7) Dos (Argentina 1995 y 1999) se han resuelto en primera vuelta acogindose al
coexistente sistema de DV umbral, otra (Argentina 2003) se ha resuelto por retira-
da del primer candidato en la primera vuelta y una (Nicaragua 2001) se han
resuelto en la primera vuelta acogindose al coexistente sistema de DV umbral
pero llegando a la mayora absoluta pese a no requerirse.
(8) El voto para Presidente y para Parlamento ha sido el mismo hasta 1994. A partir
de esa fecha el voto presidencial coincide slo con el voto a lista nacional.
(9) No se han computado por simultaneidad del voto Uruguay.
(10) No se han computado por simultaneidad del voto Uruguay y Bolivia.
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Rafael Martnez Martnez
38 Documentos CIDOB, Amrica Latina
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