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UUnn cciieennttííffiiccoo qquuee eessttuuddiiaa llaa BBiibblliiaa John Polkinghorne La búsqueda de la verdad religiosa es similar a la búsqueda de la verdad científica. Si queremos saber cómo es Dios tendremos que averiguar lo que ha hecho y cómo se ha dado a conocer. La Biblia es el registro más importante de experiencia religiosa que tenemos para ayudarnos en esa búsqueda de la verdad. La Biblia como fuente de pruebas La Biblia hebrea - lo que los cristianos llaman el Antiguo Testamento - se refiere a cómo Dios encontró algunos jefes pastores errantes, como Abraham; cómo Dios liberó a sus descendientes de la esclavitud en Egipto; cómo Dios intervino en la historia del pueblo de Israel, tanto en la Ley (Torah) como en su liberación. En el Nuevo Testamento leemos cómo Dios ha actuado para darse a conocer en una forma nueva y más clara. Los Evangelios nos relatan sobre la vida, la muerte y la resurrección de Jesús, mientras que los otros escritos (como las cartas de San Pablo) – muchos de los cuales son anteriores a los Evangelios - nos dicen cómo los primeros cristianos se vieron desbordados por la nueva vida que habían encontrado en Cristo.

John Polkinghorne es un Físico Cuántico

Británico. Él es conocido internacionalmente como un físico teórico

y como teólogo. Él también es un sacerdote anglicano.

Cuando estudiamos la Biblia como el registro de experiencia espiritual del cual podemos aprender sobre los caminos de Dios con la humanidad - como prueba en nuestra búsqueda de la verdad - estamos necesariamente, en cierta medida, sometiéndola a nuestro juicio. Tenemos que decidir si estamos leyendo un relato histórico o un cuento, si lo que dice refleja la voluntad de Dios o la tradición humana.

Creo que tenemos que estudiar la Biblia de esta forma, pero sin duda también es necesario leerla en otras maneras. En particular, no sólo para juzgarla, sino que debemos permitirle que nos juzgue a nosotros.

"Nunca hemos empacado cuidadosamente a Dios. Él siempre superará nuestras expectativas".

Traducción libre del Inglés al Español por Jaime López, El Salvador.

jrlopez@saltel.net

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El enfoque del científico Sea lo que sea lo que hacemos en la vida, las experiencias que tenemos le darán color a nuestros pensamientos y moldearán nuestra forma de pensar. He pasado 30 años de mi vida trabajando como un físico teórico, intentando de usar las matemáticas para comprender algunos de los hermosos modelos y el orden del mundo físico. Para bien o para mal (y sin duda es una mezcla de ambos) esto afecta la manera en que pienso sobre todo tipo de cosas. Me gusta empezar con los fenómenos, con las cosas que han ocurrido y, luego, tratar de construir una explicación y a partir de ahí, un entendimiento. Mi lema es “Empezar con casos particulares, y sólo entonces tratar de pasar a comprender qué pasa en general”. Este tipo de pensamiento de “abajo hacia arriba” es natural en un científico por dos razones.

Buscamos ideas que tienen razones que las respaldan; estas razones descansan en las pruebas que consideramos, los hechos que motivan nuestra creencia.

Hemos aprendido que el mundo está lleno de sorpresas. Eso significa que es muy difícil adivinar de antemano cuáles serán las ideas generales correctas. Sólo la experiencia nos puede decir eso. De hecho, este elemento de sorpresa es una de las cosas que hace que la investigación científica valga la pena y sea emocionante. Uno nunca sabe lo que encontrará a la vuelta de la siguiente esquina.

Tome sólo un ejemplo. Cada día de mi vida laboral como un físico teórico he utilizado las ideas de la mecánica cuántica. Esta teoría describe cómo se comportan las cosas en una escala muy pequeña, el tamaño de los átomos o incluso más pequeños. Resulta que el comportamiento de las cosas muy pequeñas es totalmente diferente de la forma en que experimentamos el mundo en la escala “normal” de la vida cotidiana.

Una investigadora científica utilizando un

microscopio electrónico. Parece que vivimos en un mundo que es confiable y dibujable. Sabemos donde están las cosas y lo que están haciendo. Todo esto cambia cuando usted se baja hasta el nivel de los átomos. Tome un electrón, uno de los componentes de un átomo. Si usted sabe donde está, no puede saber lo que está haciendo, y si usted sabe lo que está haciendo, ¡no puede saber donde está! (Esto se llama el principio de incertidumbre de Heisenburg.)

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El mundo cuántico es borroso y nodibujable. No podemos imaginar lo que es en términos de la vida cotidiana. Sin embargo, podemos entenderla usando las matemáticas y el conjunto especial de ideas cuánticas que hemos aprendido desde un enfoque de “abajo hacia arriba” de los fenómenos atómicos. Nadie podría haber imaginado de antemano que el asunto se comportaría de esta manera muy extraña si se hubiera analizado subatómicamente. De hecho, les tomaron 25 años a muchas personas extremadamente inteligentes para averiguar lo que estaba sucediendo. Si usted quiere entender la naturaleza, tiene que dejar que el mundo físico le diga lo que es. Tienes que empezar en la parte inferior, con una conducta real, y avanzar su trabajo hasta una teoría adecuada. Ahora, si el mundo está tan lleno de sorpresas, no sería extraño si Dios no superara nuestras expectativas también en formas bastante inesperadas. El pensamiento del sentido común por sí mismo no será suficiente para decirnos cómo es Dios. Tendremos que tratar de averiguar la forma en que realmente se dio a conocer. Estudiar la Biblia como fuente de pruebas sobre cómo Dios ha actuado en la historia y, sobre todo, en Jesucristo, es una estrategia que un pensador de “abajo hacia arriba” debe seguir.

De hecho, creo que hay mucho en común entre la manera en que busco la verdad en la ciencia y la manera en que busco la verdad en la religión. La gente a veces se sorprende de que sea un físico y un sacerdote. Se piensa que hay algo extraño, o quizás deshonesto, en la combinación. Su sorpresa surge porque no se dan cuenta de que la verdad importa bastante tanto en la religión como lo hace en la ciencia. Hay alrededor una extraña visión que la fe es una cuestión de cerrar los ojos, rechinar los dientes y creer cosas imposibles, porque alguna autoridad incuestionable le dice que lo tiene que hacer. ¡No, en absoluto! El salto de la fe es un salto hacia la luz y no a la oscuridad. Se trata de compromiso con lo que entendemos, con el fin de que podamos aprender y entender más. Tienes que hacer eso en la ciencia. Tienes que confiar en que el mundo físico tiene sentido y que tu actual teoría te da algún tipo de idea de lo que es, si son para avanzar y obtener una mayor comprensión y una mejor teoría. ¡Usted nunca verá nada si no estira un poco la nuca! Tienes que hacer lo mismo en la búsqueda de la verdad religiosa. Nunca hemos empacado cuidadosamente a Dios. Él siempre superará nuestras expectativas y nos demostrará que es un Dios de sorpresas. Siempre hay más que aprender.

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¡Lector ten cuidado! Hay una diferencia importante, sin embargo, entre creencia científica y creencia religiosa. Esta última es mucho más exigente y peligrosa. Creo fervientemente en la teoría cuántica, pero la creencia no me presiona para cambiar mi vida de manera significativa. No puedo creer en Dios, sin embargo, sin saber que tengo que

ser obediente a su voluntad para mí, es cuando se me da a conocer. Dios no está allí sólo para satisfacer mi curiosidad intelectual: Él esta allí para ser honrado, respetado y amado como mi Creador y Salvador. Así que ¡cuidado! El estudio de la Biblia puede cambiar tu vida.

Fuente: Pat y David Alexander (Editores). 1999. The Lion Handbook to the Bible. Tercera Edición. Lion Publisning plc. England. U.K.