t.s. eliot. la tierra baldía. completa

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La Tierra Baldía (The Wast Land) versión del poeta Argentino Alberto Girri Nam Sibyllam quidem Cumis ego ipse Oculis meis vidi in ampolla pendere, et Cum Illia pueri dicerent: (caracteres griegos) (Caracteres griegos) respondebat illa (caracteres griegos) Para Ezra Pound Il miglior fabbro. I. El entierro de los muertos Abril es el mes más cruel, criando lilas de la tierra muerta, mezclando memoria y deseo, removiendo turbias raíces con lluvia de primavera. El invierno nos mantenía calientes; cubriendo tierra con nieve olvidadiza, nutriendo un poco de vida con tubérculos secos. El verano nos sorprendió, llegando por encima del Starnbergersee con un chaparrón; nos detuvimos en la columnata, y seguimos a la luz del sol, hasta el Hofgarten, y tomamos café y hablamos un buen rato. Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch. Y cuando éramos niños, estando el archiduque, mi primo, me sacó de un trineo, y tuve miedo. El dijo, Marie, Marie, agárrate fuerte. Y allá que bajamos. En las montañas, una se siente libre. Yo leo, buena parte de la noche, y en invierno me voy al sur. ¿Cuáles son las raíces que se aferran, qué ramas crecen de esta pétrea basura? Hijo de hombre,

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Page 1: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

La Tierra Baldía(The Wast Land)

versión del poeta Argentino Alberto Girri

Nam Sibyllam quidem Cumis ego ipseOculis meis vidi in ampolla pendere, etCum Illia pueri dicerent: (caracteres griegos)(Caracteres griegos) respondebat illa (caracteres griegos)

Para Ezra Pound

Il miglior fabbro.

I. El entierro de los muertos

Abril es el mes más cruel, criando

lilas de la tierra muerta, mezclando

memoria y deseo, removiendo

turbias raíces con lluvia de primavera.

El invierno nos mantenía calientes; cubriendo

tierra con nieve olvidadiza, nutriendo un poco de vida con tubérculos secos.

El verano nos sorprendió, llegando por encima del Starnbergersee

con un chaparrón; nos detuvimos en la columnata,

y seguimos a la luz del sol, hasta el Hofgarten,

y tomamos café y hablamos un buen rato.

Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.

Y cuando éramos niños, estando el archiduque,

mi primo, me sacó de un trineo,

y tuve miedo. El dijo, Marie,

Marie, agárrate fuerte. Y allá que bajamos.

En las montañas, una se siente libre.

Yo leo, buena parte de la noche, y en invierno me voy al sur.

¿Cuáles son las raíces que se aferran, qué ramas crecen

de esta pétrea basura? Hijo de hombre,

Page 2: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

no lo puedes decir, ni adivinar, pues conoces sólo

un montón de imágenes rotas, en que da el sol,

y el árbol muerto no da cobijo, ni el grillo da alivio,

ni la piedra seca da ruido de agua. Sólo

hay sombra bajo esta roca roja,

(entra bajo la sombra de esta roca roja),

y te enseñaré algo diferente, tanto

de tu sombra por la mañana caminando detrás de ti

como de tu sombra por la tarde subiendo a tu encuentro;

te enseñaré el miedo en un puñado de polvo.

Frisch weht der Wind

Der Heimat zu

Mein Irisch Kind

Wo weilest du?

"Me dijiste jacintos por primera vez hace un año;

me llamaron la chica de los jacintos"

-Pero cuando volvimos, tarde, del jardín de los jacintos,

tus brazos llenos y tu pelo mojado, no podía

hablar y me fallaban los ojos, no estaba ni

vivo ni muerto, ni sabía nada,

mirando en el corazón de la luz, el silencio.

Oed' und leer das Meer.

Madame Sosotris, famosa vidente,

tenía un fuerte resfriado, sin embargo

es conocida como la mujer más sabia de Europa,

con una perversa baraja. Aquí, dijo,

está su carta, el Marinero Fenicio ahogado,

(perlas son estos que fueron sus ojos. ¡Mirad!)

Aquí está Belladonna, la Señora de las Piedras,

la dama de las situaciones.

Aquí está el Hombre de los Tres Bastos, y aquí la Rueda,

y aquí el mercader tuerto, y esta carta,

Page 3: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

que está en blanco, es algo que lleva él en la espalda,

que me está prohibido ver. No encuentro

al Hombre Ahorcado. Tema la muerte por agua.

Veo multitudes de gente, dando vueltas en un círculo.

Gracias. Se ve a mi querida Mrs Equitone

dígale que yo misma le llevaré el horóscopo:

en estos tiempos hay que tener mucho cuidado.

Ciudad irreal,

bajo la niebla parda de un amanecer de invierno,

una multitud fluía por el Puente de Londres, tantos,

no creí que la muerte hubiera deshecho a tantos.

Se exhalaban suspiros, breves y poco frecuentes,

y cada cual llevaba los ojos fijos ante los pies.

Fluían cuesta arriba y bajando King William Street,

y donde Santa María Woolnoth daba las horas

con un sonido muerto en la campanada final de las nueve.

Allaí vi a uno que conocía y lo paré gritando:"¡Stetson!

¡Tú, que estabas conmigo en las naves de Mylae!

Ese cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín,

¿ha empezado a retoñar?¿Florecerá este año?

¿O la escarcha repentina le ha estropeado el lecho?

¡Ah, mantén lejos de aquí al Perro, que es amigo del hombre,

o lo volverá a desenterrar con las uñas!

¡Tú! hypocrite lecteur! - mon semblable, - mon frère!"

II - Una partida de ajedrez

La Silla en que estaba sentada, como un bruñido trono

se reflejaba en el mármol, donde el espejo

sostenido por columnas labradas con pámpanos y racimos

entre los que un dorado Cupido atisbaba

(otro escondía sus ojos detrás del ala)

Page 4: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

duplicaba las llamas de candelabros se siete brazos

arrojando luz sobre la mesa mientras

el centelleo de sus joyas, derramándose en rica profusión

desde estuches de raso, subía a su encuentro;

en frascos de marfil y cristal coloreado

abiertos, acechaban sus extraños perfumes sintéticos,

en ungüento, en polvo, o liquido, turbaban, confundían

y ahogaban los sentidos en fragancias; agitados por el aire

que se renovaba desde la ventana, ascendían

engrosando las alargadas llamas de las velas,

lanzando su humo hacia la laquearia,

agitando el dibujo del artesonado.

Enormes leños de un naufragio tachonados de cobre

ardían en verde y naranja, enmarcados por la piedra coloreada,

en cuya triste luz nadaba un delfín cincelado.

Sobre el antiguo manto de la chimenea se exponía

como si una ventana diera sobre la selvática escena,

la metamorfosis de Fiomela, por el bárbaro rey

tan rudamente forzada; sin embargo allí el ruiseñor

henchía todo el desierto con inviolable voz

y ella seguía gimiendo, y el mundo siguen aun,

"yag yag" a sucios oídos.

Y otros ajados muñones de tiempo

se narraban en las paredes; formas atónitas

asomaban, inclinándose, silenciando el cuarto cerrado.

Por la escalera se arrastraban pasos.

A la luz del fuego, bajo el cepillo, sus cabellos

se abrían en puntas de fuego

encendidos en palabras, luego se aquietaron en feroz calma.

"Estoy mal de los nervios esta noche. Sí, mal. Quédate conmigo.

Háblame. ¿Por qué no hablas nunca? Habla.

¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué?

Page 5: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

Nunca sé en que piensas. Piensa."

Pienso que estamos en el callejón de las ratas

donde los muertos perdieron sus huesos.

"¿Qué ruido es ése?"

El viento bajo la puerta.

"Qué ruido es ése ahora? ¿Qué hace el viento?

Nada, otra vez nada.

"¿No sabes nada? ¿No ves nada? ¿No recuerdas

nada?"

Recuerdo

Perlas son éstas que fueron sus ojos.

"¿Estás vivo, o no? ¿No tienes nada en la cabeza?"

Pero

Oh Oh Oh Oh ese Shakespeherian Rag…

Es tan elegante

Tan inteligente

"¿Qué haré ahora? ¿Qué haré?

Saldré como estoy, y me pasearé por la calle

Con el pelo suelto, así. ¿Qué haremos mañana?

¿Qué haremos nunca?"

El agua caliente a las diez.

Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.

Y jugaremos una partida de ajedrez,

apretando ojos sin párpados y esperando un golpe en la puerta.

Cuando el marido de Lil fue desmovilizado, dije...

Sin medir palabras, yo misma se lo dije a ella,

APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

ahora que Albert vuelve, procura estar un poco a la moda.

Querrá saber qué has hecho con ese dinero que te dio

para ponerte algunos dientes. Te lo dio, yo estaba allí.

Sácatelos todos, Lil, hazte una linda dentadura,

te dijo, lo juro, no soporto verte así.

Page 6: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

Ni yo tampoco, dije, y piensa en el pobre Albert

ha estado cuatro años en el ejército, necesita diversión,

y si no se la das tú, otras lo harán, le dije.

Oh, ¿es eso?, dijo ella. Algo así, le dije.

Entonces sabré a quién agradecérselo, dijo ella, y me miró fijo.

APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

Si no te convence haz como quieras, le dije.

Otras pueden elegir si tú no puedes.

Pero si Albert se larga no será porque no te lo avisaron.

Deberías avergonzarte, le dije, de parecer una anticuada.

(Y sólo tiene treinta y uno)

No puedo remediarlo, dijo ella, poniendo cara larga,

con esas píldoras que tomé para abortar.

(Ya con cinco, y casi muere a causa del pequeño George.)

El farmacéutico dijo que todo andaría bien, pero no fui más la misma.

Eres una gran tonta, le dije.

Bueno, si Albert no te deja tranquila, es tu problema, le dije,

¿por qué te casaste si no quieres hijos?

APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

Bueno, ese domingo Albert ya estaba en casa, y tenían

Jamón ahumado caliente,

Y me invitaron a cenar, para que apreciara qué belleza el

Jamón caliente...

APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

...asnoches Bill. ...asnoches Lou. …asnoches May. …asnoches.

Gracias gracias. …asnoches. ...asnoches.

Buenas noches, señoras, buenas noches, dulces señoras,

buenas noches, buenas noches.

III. El sermón del fuego

Page 7: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

El pabellón del río está roto: los últimos dedos de las hojas

Se aferran y hunden en la húmeda orilla. El viento

atraviesa la tierra parda, sin oírse. Las ninfas han partido.

Dulce Támesis, corre calladamente, hasta que acabe mi canto.

El río no arrastra botellas vacías, papeles de sandwiches,

pañuelos de seda, cajas de cartón, colillas

u otros testimonios de noches de verano. Las ninfas han partido.

Y sus amigos, los ociosos hacedores de directivos de la City;

Se marcharon sin dejar sus señas.

Me senté junto a las aguas del Leman y lloré...

Dulce Támesis, corre calladamente, hasta que acabe mi canto.

Dulce Támesis, corre calladamente, pues no hablo ni fuerte ni largo.

Pero a mis espaldas en una fría ráfaga oigo

el rechinar de los huesos, y risas maliciosas de oreja a oreja.

Una rata se deslizó blandamente entre la vegetación

arrastrando su viscoso vientre por la orilla

mientras yo pescaba en el sombrío canal

un atardecer de invierno detrás del gasómetro

meditando sobre el naufragio del rey mi hermano

y sobre la muerte, antes de él, del rey mi padre.

Blancos cuerpos desnudos en el húmedo suelo bajo,

y huesos arrojados en un seco desván bajo,

sólo removidos por la pata de la rata, año tras año.

Pero a mis espaldas cada tanto oigo

el estrépito de bocinas y motores, que llevarán

a Sweeny hasta la señora Porter en primavera.

¡Oh! la luna brillaba reluciente sobre la señora Porter

y sobre su hija.

Se lavan los pies en soda

Et O ces voix d'enfants, chantant dans la coupole!

Tuit tuit tuit

Yag yag yag yag

Page 8: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

Tan brutalmente forzada

Tereo

Ciudad irreal

bajo la parda niebla de un mediodía de invierno

El señor Eugenides, el comerciante de Esmirna,

Mal afeitado, con un bolsillo lleno de pasas

C.i.f. Londres: documentos a la vista,

Me invitó en francés demótico

a almorzar en el Hotel Cannon Street

seguido de un fin de semana en el Metropole.

A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda

se alzan del escritorio, cuando el motor humano espera

como un taxi esperando palpitando,

yo Tiresias, aunque ciego, palpitando entre dos vidas,

viejo con arrugados pechos de mujer, veo

a la hora violeta, la hora del atardecer que se afana

hacia el hogar, y desde el mar lleva al marinero a su casa,

la mecanógrafa en casa a la hora del té, levanta el desayuno, enciende

la estufa, y saca latas de comida en conserva.

Peligrosamente tendidas fuera de la ventana

sus combinaciones se secan alcanzadas por los últimos rayos del sol,

sobre el diván (de noche su cama) se amontonan

medias, pantuflas, enaguas, y fajas.

Yo Tiresias, viejo de mamas arrugadas

observé la escena, y predije el resto...

yo también aguardé al huésped esperado.

El, el joven granujiento, llega,

empleado en una pequeña inmobiliaria, de mirada atrevida,

uno de esos inferiores a quienes la autosuficiencia les sienta

como un sombrero de copa a un millonario de Bradford.

El momento ahora es propicio, supone él,

la comida terminó, ella está aburrida y cansada,

Page 9: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

él trata de ganarla con caricias

que, aunque deseadas, no son rechazadas.

Agitado y decidido, ataca en seguida;

manos que al explorar no encuentran resistencia;

su vanidad no exige respuesta,

y hace de la indiferencia una bienvenida.

(Y yo Tiresias he padecido de antemano todo

lo que ocurrió en este mismo diván o cama;

yo que en Tebas me senté al pie del muro

y anduve entre los más viles de los muertos.)

Concede un desdeñoso beso final,

y sale a tientas, por la escalera sin luz...

Ella se vuelve y mira un instante en el espejo,

apenas consciente de que su amante se marchó;

su cerebro da paso a un pensamiento a medio esbozar:

"Bien, ya está: y me alegro de que haya terminado."

Cuando una hermosa mujer se rebaja a hacer locuras

y de nuevo va y viene por su cuarto, sola,

con gesto mecánico se alisa el pelo,

y pone un disco en el gramófono.

"Esta música se deslizaba junto a mí por las aguas"

a los largo del Strand, hasta Queen Victoria Street.

Oh ciudad City, a veces oigo

cerca de una taberna en Lower Thames Street,

la agradable queja de una mandolina

y una bulla y un parloteo desde adentro

donde los vendedores de pescado holgazanean al mediodía: donde los muros

de San Magnus Mártir conservan

inexplicable esplendor de blanco y oro jónicos.

El río suda

petróleo y alquitrán

las barcazas se desvían

Page 10: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

al cambiar la marea

velas rojas

anchas

a sotavento, virando en la pesada verga.

Las barcazas empujan

troncos a la deriva

hacia la zona de Greenwich

más allá de la Isla de los Perros.

Ueialala leia

Ueialala leiala

Elizabeth y Leicester

cadencia de remos

la popa en forma

de dorada concha

roja y oro

el vivo oleaje

onduló ambas orillas

viento del sudoeste

llevó corriente abajo

el repicar de campanas

torres blancas

Ueialala leia

Ueialala leiala

"Tranvías y árboles polvorientos.

Highbury me hizo, Richmond y Kew

me deshicieron. En Richmond levanté las rodillas

boca arriba en el fondo de una angosta canoa."

"Mis pies están en Morgate, y mi corazón

bajo mis pies. Después del hecho

él lloró. Prometió 'un recomenzar'.

No hice comentarios. ¿De qué debería lamentarme?"

"En la playa de Morgate.

Page 11: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

No puedo relacionar

nada con nada.

Las rotas uñas de sucias manos.

Mi gente, modesta gente que espera

nada."

la la

A Cartago llegué entonces

Ardiendo ardiendo ardiendo ardiendo

O Señor Tú me arrancas

O Señor Tú arrancas

ardiendo

IV. Muerte por agua

Flebas el Fenicio, muerto hace quince días,

olvidó el chillido de las gaviotas, y el oleaje del mar profundo

y la ganancia y la perdida.

Una corriente submarina

descarnó sus huesos en susurros. Mientras emergía y caía

él atravesó las etapas de su vejez y juventud

entrando en remolino.

Gentil o Judío

oh tú que haces girar la rueda y miras a barlovento

piensa en Flebas, en un tiempo tan apuesto y bien plantado como tú.

V. Lo que dijo el trueno

Page 12: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

Después de la roja luz de antorchas sobre rostros sudorosos

después del silencio escarchado en los jardines

después de la agonía en lugares pétreos

el clamor y el llanto

prisión y palacio y retumbar

del trueno primaveral sobre montañas distantes

aquel que vivía ahora está muerto

nosotros que vivíamos ahora estamos muriendo

con un poco de paciencia.

Aquí no hay agua sino sólo roca

roca y nada de agua y el camino arenoso

el camino que serpentea arriba entre las montañas

que son montañas de roca sin agua

si hubiera agua nos detendríamos a beber

entre la roca uno no puede detenerse o pensar

el sudor está seco y los pies están en la arena

se al menos hubiera agua entre la roca

muerta boca de montaña de dientes cariados que puede escupir

aquí no puede uno ni pararse ni acostarse ni sentarse

ni siquiera hay silencio en las montañas

sino seco estéril trueno sin lluvia

si siquiera hay soledad en las montañas

sino sombríos rostros rojos que escarnecen y gruñen

desde puertas de casas de barro agrietado

si hubiera agua

y no roca

si hubiera roca

y también agua

y agua

un manantial

un charco entre la roca

si al menos hubiera el rumor del agua

Page 13: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

no la cigarra

y la seca hierba cantando

sino rumor de agua sobre una roca

donde el tordo ermitaño canta en los pinos

tic toc tic toc toc toc

pero no hay agua

¿Quién es el tercero que siempre camina a tu lado?

Cuando cuento, sólo estamos tú y yo juntos

pero cuando miro adelante por el sendero blanco

siempre hay otro caminando a tu lado

deslizándose envuelto en un pardo manto, encapuchado

no sé si hombre o mujer,

¿pero quién es ése al otro lado de ti?

Qué es ese sonido intenso en el aire

murmullo de maternal lamento

qué son esas hordas encapuchadas que pululan

por llanuras interminables, tropezando en la agrietada tierra

sólo cercada por el chato horizonte

Qué ciudad es ésa sobre las montañas

que se resquebraja y se reforma y estalla en el aire violeta

torres que caen

Jerusalén Atenas Alejandría

Viena Londres

irreales

Una mujer estiró su larga caballera negra

y rasgueó en esas cuerdas susurros musicales

y murciélagos con caras de niños en la luz violeta

silbaron y batieron las alas

y se arrastraron cabeza abajo por una pared ennegrecida

e invertidas en el aire había torres

que doblaban campanas reminiscentes, que señalaban las horas

y voces cantando desde cisternas vacías y pozos agotados.

Page 14: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

En este carcomido agujero entre las montañas

en la mortecina luz de la luna, la hierba canta

sobre las tumbas revueltas, cerca de la capilla

está la capilla vacía, solamente casa del viento.

No tiene ventanas, y la puerta se zarandea,

huesos secos no pueden dañar a nadie.

Sólo un gallo se erguía en la cumbrera

quiquiriquí quiquiriquí

en un fulgor de relámpago. Luego una ráfaga húmeda

portadora de lluvia.

Ganga estaba hundido, y las débiles hojas

esperaban lluvia, mientras las nubes negras

se acumulaban distantes, sobre Himavant.

La selva estaba agazapada, encorvada en silencio.

Entonces habló el trueno.

DA

Datta: ¿qué hemos dado?

Amigo mío, sangre que turba mi corazón

la terrible osadía de un momento de renuncia

que un siglo de cordura nunca podría redimir

por esto hemos existido, y sólo esto,

que no ha de hallarse en nuestras necrologías

o en lápidas revestidas por la benéfica araña

o bajo sellos rotos por el seco notario

en nuestros cuartos vacíos.

DA

Dayadhvan: he oído la llave

girar en la puerta una vez y girar sólo una vez

pensamos en la llave, cada cual en su prisión

pensando en la llave, cada cual confirma una prisión

sólo al anochecer, rumores etéreos

reavivan por un momento a un Coriolano quebrabtado

Page 15: T.S. Eliot. La Tierra Baldía. Completa

DA

Damyata: la barca respondió

alegremente, a la mano diestra en la vela y el remo

el mar estaba calmo, tu corazón hubiera respondido

alegremente, como invitado, latiendo sumiso

a manos que lo regulan

Me senté en la orilla

a pescar, con la árida llanura a mis espaldas

¿pondré al menos mis tierras en orden?

el puente de Londres se está cayendo cayendo cayendo

Poi s'ascose nel foco che gli afina

Quando fiam uti chelidon... oh golondrina golondrina

Le Prince d' Aquitaine a la tour abolie

con estos fragmentos he apuntalado mis ruinas

pues entonces te acomodaré yo. Hyeronimo está otra vez loco.

Datta. Dayadhva. Damyata.

Shantih Shantih Shantih