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REVISTA TROLEO EDICION 26

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Buenos comentarios y noticias recibimos todos los días por nuestro correo electrónico lo que nos hace pensar que vamos en el camino correcto. Lo que hace unos años nació como una idea, hoy se cristaliza como un medio especializado que se perfila para ser la revista más leída a nivel nacional en el tema de la pesca deportiva y recreativa. Esto, aunado al creciente interés que hay en México por su práctica y al gradual aumento del turismo de aventura, nos motiva a persistir en esta labor de difundir la magia y contagiar la adrenalina de este maravilloso mundo de la pesca, siempre rodeado de tesoros naturales apenas explorados.

Otra buena noticia que les compartimos es que Troleo estará por pri-mera vez invitado al internacional Bisbee´s Black and Blue Marlin en Cabo San Lucas, el llamado “Súper Tazón” de los torneos de pesca ya que tiene una de las bolsas más grandes en premios en efectivo que reparte más de 2 millones de dólares y que logra reunir a cientos de pescadores de todo el mundo.

Al igual que en Los Cabos, revista Troleo estará difundiendo en su próxima edición, fotoreportajes y entrevistas con lo más sobresaliente de importantes torneos internacionales que se celebran año con año en el Pacífico Mexicano, específicamente en Nayarit, Puerto Vallarta y Manzanillo.

En este número les compartimos el primer reportaje de una las moda-lidades más puras y más antiguas de la pesca: la pesca en Kayac. Una actividad que viene sumando pescadores que buscan disfrutar y pes-car definitivamente en “otras aguas.” En reportajes posteriores iremos profundizando en el tema con artículos sobre modelos específicos de kayaks, todo sobre sus accesorios, la pesca en flats y la pesca en mar abierto, temas de seguridad y mucho más.

Otro de los artículos de portada que bien vale la pena, trata sobre la pesca del atún aleta amarilla, el atleta de alto rendimiento de los mares y océanos; un magnífico compendio sobre su localización, técnicas de pesca y “tips” sobre el cómo plantarse durante la batalla con el que es considerado por muchos pescadores el máximo contrincante libra por libra.

Como siempre les invitamos a echar a andar el espíritu viajero y cono-cer los destinos más importantes de la pesca deportiva en México a través de las páginas de Troleo.

Nos vemos en la próxima captura.Manuel Solís Trejo / DIRECTOR [email protected]

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Otra vez Alacranes. De nueva cuenta regresamos a ese hermo-sísimo escenario a 65 millas de la costa yucateca para estar presentes en dos de los mejores torneos que cada día cobran más auge y que se realizan año con año en ese lugar tan es-pectacular: El torneo por especies Pursuit Rendeuzvous 2012 patrocinada por Maspor Marine y organizado por Jaime Lubc-ke y Mario Ceballos y el torneo Alacranes Corona organizado por Mario Gamboa, Daniel Barrera y Emilio Sansores.

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Entre las dos competencias participaron más de 60 embarcaciones con un promedio de 6 integrantes por equipo que se armaron hasta los dientes y pusieron a prueba toda su experiencia y habilidad para lograr las capturas que les dieran la victoria.

La carrera hacia los puntos calientes de la zona –algunos a más de 15 millas de Isla Pérez- comenzaban desde la madrugada y la pesca se prolongaban todo el día. La hora límite para presentar las especies capturadas fue a las 6 p.m. durante los dos días de certa-men para los dos torneos.

A pesar de ser considerado punto de encuentro de pescadores ma-yormente yucatecos, nos agradó muchísimo saludar a gente pro-veniente de Quintana Roo y Tabasco que hicieron el viaje hasta Alacranes para participar y vivir en carne propia esta experiencia inolvidable para la mayoría de nosotros y que revivimos año con año con la misma emoción de siempre.

Para aquellos que aun no conocen ese lugar extraordinario, el archipiélago Alacranes se compone de 5 islas o islotes, siendo las principales: Pájaros, Blanca, Muertos, Desterrada y la llamada Pé-rez, cabecera de todas ellas, donde existe un faro activo y un grupo de soldados que custodian la isla. Se justifica el nombre Alacra-nes según la sabiduría popular, porque así fue nombrado por los ingleses ya que al llegar allí y estar formado por tantos arrecifes y salientes, cualquier embarcación que se atreviera a acercarse sin conocer los fondos quedaba varada condenada a una muerte segu-ra, como sucedería del encuentro con este ponzoñoso animal.

Como cada año siempre llama la atención la cantidad de aves que habitan la isla. Muchas de ellas viajan desde Perú a anidar en sus áreas protegidas, junto a especies endémicas como rabihorcados, gaviotas y otras especies que conforman una gran sala de concier-tos donde miles surcan el cielo con su canto mientras anidan y crían a sus polluelos.

Sin duda, una de las bendiciones más grandes de Alacranes es que al carecer de agua dulce, no existen moscos, tábanos o chaquistes, para beneficio de todos los pescadores que pueden colgar una ha-maca en cualquier palapa disponible en la isla, o montar sus casas de campaña y disfrutar de largas noches en el más natural de los ambientes.

Agradecemos a los organizadores el esfuerzo que bien vale la pena y por hacer evidente una vez más que Alacranes… es otra historia!

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Cuando escuché a Carlos Ruiz, el guía que esta ocasión estaba al frente de la lancha decir: -¡ahí están!, ¡No puedes fallar! ¡quizás esta sea la única oportunidad del día!- solo hizo que mis nervios aumentaran y mi corazón empezara a latir a mil por hora pues aún y después de muchos años de pescar sába-los, estos peces siguen poniendo nervioso al más experimen-tado pescador, solo con el simple hecho de verlos salir a la superficie.

Los sábalos venían rolando lentamente con dirección hacia la lancha. Traté de concentrarme y no cometer errores. Atento a las instrucciones de Carlos, hago el primer lanzamiento y después de los primeros strips, ¡bang!.. siento el fuerte jalón en mi línea de mosca del número 12, - ¡lo tienes! ¡Clávalo fuerte! - gritó Carlos. El sábalo brincó y pudimos ver que se trataba de un ejemplar de tamaño mediano pero no por eso menos poderoso e imponente. Mi caña se doblaba casi a 180 grados ante la fuerza del sábalo y después de unos 30 minutos de pelea, lográbamos acercarlo a la lancha.

Carlos lo tomó de la mandíbula y hábilmente lo subió y lo puso sobre mis piernas. Tomamos unas fotos y lo liberamos. Era el primer sábalo y como dice mi amigo Alejandro “Ruso” Vega, el viaje estaba hecho pues con los sábalos grandes, nunca sa-bes qué puede pasar.

Volvimos a buscar otro cardúmen de sábalos y en poco tiempo los teníamos enfrente. En la lancha también me acompañaba mi hijo Carlos, quién ya había logrado sus primeros sábalos grandes en otros viajes pero que moría por tener otro prendido a su caña de mosca.

A parecer las condiciones harían que los sábalos estuvieran difíciles, por lo que la sugerencia de Carlos el guía fue que ambos lanzáramos al mismo tiempo.

Le cedí la proa a Carlos Jr. y yo me quedé en la parte trasera de la lancha. Cuando los tuvimos a distancia, ambos lanzamos y empezamos a mover las moscas esperando con ansias que arrebataran el engaño.

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Afortunadamente para mí y desafortunadamente para él, un sábalo tomó mi mosca. Debo confesar que esto no me alegró mucho pues yo quería que mi hijo tuviera un sábalo más en su cuenta personal.

Cuando el sábalo brincó, vimos que éste era mucho más gran-de; de más de 100 libras por lo menos. Lo trabajé tratando de poner la mayor presión posible para cansarlo rápidamente pero esto no ocurriría hasta casi 45 minutos después. De la misma forma que al anterior, lo subimos cuidadosamente para no las-timarlo y tomar algunas fotos.

A punto de liberarlo, una loca idea pasó por mi cabeza, ¿y por qué no lo liberas en el agua?...no lo pensé dos veces y me lancé al mar. Lo tomé por la boca y comencé a moverlo lentamente. El sábalo se recuperó muy rápido y suavemente comenzó a na-dar alejándose de la lancha. ¡La experiencia fue maravillosa! Nadar junto a ese gran pez, parecía un sueño hecho realidad.

Dos sábalos grandes en dos oportunidades en el mismo día era una cosecha magnífica así que debería sentirme feliz, pero la realidad es que me sentía mal pues mi hijo no había logrado enganchar el sábalo que tanto quería.

En ese momento tomé la decisión de ya no pescar más y de dejarle el tiempo que fuera necesario a él, para que lograra su propósito.

Carlos, el guía se dirigió nuevamente hacia el área donde ha-bíamos estado viendo sábalos. Ya con Carlos jr. al frente de la lancha buscamos una nueva oportunidad y al poco tiempo, los teníamos a poca distancia. Mi hijo tomó su caña y se preparó. Tanto el guía como yo, y casi al mismo tiempo, le dijimos; -¡Es tu chance!- Carlos jr. hizo un buen lanzamiento y al ter-cer jalón, del fondo vimos surgir un enorme sábalo y tomar su mosca. El sábalo corrió y los 3 gritamos; -¡ya lo tienes!, ¡está enorme! -

Sin embargo después de la primer corrida y al empezar a ejer-cer presión, ocurrió lo inesperado, la línea se aflojó y el sábalo se había soltado. La cara de Carlos jr. lo decía todo… Lo animamos a seguir intentando pero por ese día ya no hubo más oportunidades.

El segundo día, el mar amaneció mucho más calmado lo que nos hacía pensar que sería una mejor mañana. Quizás era la calma antes de la tormenta, pero finalmente fue un día muy difícil pues aunque si vimos sábalos, no hubo ninguna oportu-nidad clara de presentarles la mosca.

Después de muchas horas de intentarlo tuvimos que regresar a tierra con la cuenta en ceros. Ni hablar, así es la pesca y más la de sábalo grande. Mi hijo comenzaba a sentirse aún más frustrado.

La mañana del último día de pesca se presentó hermosa y con un ligero viento del poniente. Esta vez, nuestro guía seria mi amigo Alejandro “Ruso” Vega, lo cual representaba una gran ventaja pues su experiencia en la pesca de sábalos grandes con mosca es tan vasta, que las posibilidades de logar una captura son muy elevadas.

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Comenzamos a buscar a los sábalos pero estos no parecían querer cooperar. Los veíamos y antes de poder posicionar la lancha, estos se iban al fondo. Las cosas se complicaban dema-siado y las horas pasaban. No necesito contarles lo que siente un pescador cuando sabe que es el último día de pesca y la captura no llega.

Comencé a sugerir a “Ruso” que nos fuéramos al manglar para poder pescar al menos unos sábalos pequeños pero él no estaba dispuesto. Su experiencia le decía que debíamos perma-necer en la búsqueda y más adelante me daría cuenta que no estaba equivocado.

Ya cerca de la 1:00 pm a la distancia, el ojo experto del “Ruso” divisó una mancha en el mar. - ¡Son sábalos!- exclamó

Carlos jr. se preparó y se paró en la proa de la lancha. El motor eléctrico nos acercó lentamente al cardumen y “Ruso” nuevamente dió instrucciones: -¡Prepárate!, en cualquier momento van a salir.-

Como si sus palabras fueran de profeta, al poco tiempo vimos surgir del fondo un gran número de sábalos a solo unos metros de la lancha. -¡tira!- dijo “Ruso” y esta vez los nervios traicio-naron a Carlos, hizo un mal lanzamiento y la mosca terminó enganchada en su pantalón.

La oportunidad se había perdido y parecía el fin de la historia. En la pesca con mosca las oportunidades se van tan rápido como llegan y cualquier error, puede significar perder la opor-tunidad y la captura.

Con los ánimos por los suelos, Carlos jr. estaba a punto de “tirar la toalla” sin embargo “Ruso” siguió insistiendo. Dimos varias vueltas en la zona hasta que logramos ver un cardumen más. El reloj marcaba casi las 2:00 pm por lo que esta sí sería la última oportunidad del viaje.

“Ruso” posicionó la lancha con gran maestría y al igual que el primer día de pesca hizo la misma sugerencia que Carlos, el guía con quién pescamos la primera ocasión; -tiren los dos por que esta si es la última…-

Momentos antes yo había cambiado la mosca de la caña que traía mi hijo por una “black death” con muchos brillos, sin saber que esta haría la diferencia.

Lanzamos ambos y después de mover la mosca, en mi caña, no sucedió nada pero de reojo pude ver como se tensaba la línea de Carlos y él le pegaba unos fuertes jalones para asegurar el anzuelo en la dura boca del sábalo, consciente de que en esta no podía fallar.

El sábalo brincó y Carlos Jr, solo pudo decir casi gritando: -¡gracias!- Esta vez, el sábalo no se había soltado. Estábamos felices, la insistencia y perseverancia de “Ruso” había hecho que tuviéramos un sábalo más en la línea.

El calor de esa hora, lo cansado de Carlos Jr. y la fuerza del sábalo hacían que subirlo fuera todo un reto. Le tomó 1 hora y 30 minutos poderlo realizar y aunque él ya había pescado otros más grandes , sin duda, este era el sábalo que más lo había hecho sufrir.

Tomó el líder y enganchó al sábalo procurando no lastimarlo y de un fuerte jalón lo puso dentro de la lancha. -¡Bien!- Grita-mos todos, tomamos muchas fotos y procedimos a liberarlo.

Al terminar, Carlos jr. pidió agua y al pasarle una botella me di cuenta de cómo estaba en realidad, pues totalmente exhausto, no tuvo fuerza ni para sostener aquella botella que terminó en el piso de la lancha. Estaba pagando el precio de haber de-safiado a ese sábalo, pero por dentro seguramente gritaba de alegría.

Son más de 15 años de perseguir religiosamente a los sábalos y lejos de cansarme o mucho menos aburrirme, cada vez que pesco uno grande no hago más que enamorarme de estos ma-jestuosos peces de armadura de plata.

Si Dios lo quiere, ahí en la hermosa Isla de Holbox, los vere-mos en la próxima temporada…

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La historia del Club de Pesca de Puerto Vallarta comenzó a partir de los años 50´s con la llegada al puerto Jalisciense de un personaje de nombre Juan de Dios de la Torre, quien fuera presidente del club de fútbol Atlas de Guadalajara y años después presidente de la Federación Mexicana de Fútbol.

El Sr. Juan de Dios era un renombrado ingeniero que había llegado desde Guadalaja-ra con la misión de construir vías de comunicación que “acercaran” Vallarta con los principales poblados del estado de Jalisco. En esas épocas llegar a Puerto Vallarta desde Guadalajara era toda una odisea ya que las únicas vías de acceso eran manejar por carretera hasta Compostela, en el estado de Nayarit, para ahí tomar un barco con destino a Ensenada Baja California, y navegar “bajando” por Mazatlán, San Blas hasta Puerto Vallarta o bien, pagar un asiento en un avión bimotor de Mexicana de Aviación que volaba de la capital Guadalajara hasta lo que hoy es Palo Seco en Vallarta.

No fueron muchos años los que vivió el ingeniero Juan de Dios en Puerto Vallarta, pero sí los suficientes para quedar prendado de lo que llamaba el “paraíso escondi-do”, convirtiéndose en un verdadero amante del mar y entusiasta pescador deportivo que solía salir con regularidad a la mar capturando espectaculares trofeos que abun-daban las aguas del Pacífico Mexicano.

Muchos de sus grandes amigos Vallartenses, gente de negocios y comerciantes de la región, que compartían la misma afición, se unieron para formar un club de pesca con la idea de estar mejor organizados e invitar a amigos de Guadalajara y estados vecinos para pescar en Puerto Vallarta y realizar torneos donde pudieran reunirse y compartir aventuras y experiencias, claro, sin medir realmente la proyección que a nivel internacional le darían a ese maravilloso puerto gracias a la pesca deportiva.

Desde el primer torneo celebrado en 1955 se tuvieron participantes de los Estados Unidos, invitados por el ingeniero Juan de Dios y sus “socios” de la pesca, y en 1957 se le nombró ambiciosamente “Torneo Internacional de Pesca de Pez Vela de Puerto Vallarta”, de la mano del más fuerte patrocinador de esa época, Mexicana de Aviación, que promovía Puerto Vallarta turísticamente como un destino de pesca. Sin duda, la pesca deportiva fue el primer esfuerzo de promoción de Puerto Vallarta y sigue siendo hasta la fecha, uno de sus principales objetivos de fomento.

Hoy el Club de Pesca de Puerto Vallarta, sigue organizando y promoviendo el certa-men, con la misma visión y el mismo deseo de hace más de 50 años, con el propó-sito de consolidar a Puerto Vallarta en el mapa internacional de la pesca deportiva mundial, junto a otros destinos a la par con Hawai o Los Cabos, que nada se les envidia.

Hay que tener en cuenta que la pesca deportiva deja una derrama económica im-portante muy por arriba del golf y mejor distribuida entre prestadores de servicios, restaurantes, hoteles y comercios.

Como todos los años, la estampa del torneo de Puerto Vallarta cambia cada edición, apoyando la labor de algún autor destacado. Este año se eligió una de las pinturas del artista plástico José Baldi, pintor nacido en Tepoztlán y con más de 1,600 obras vendidas en todo el mundo, sin duda, un reconocimiento a su gran trayectoria.

Este es un pequeño relato del Club de Pesca de Puerto Vallarta que reconoce y honra a todos los que hicieron posible 57 años de escribir historias de éxito.

Bienvenidos todos al mejor torneo de marlin y pez vela del Pacífico.

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La historia del kayak parte de más de tres mil años atrás y aún en nuestros días, sigue llena de misterios. Lo que es seguro es que los primeros palistas fueron los esquimales en las heladas aguas de Alaska, Groenlandia y el norte extremo de Canadá. Los primeros kayaks que se conocen se fabricaban con pieles de foca, huesos de renos y las maderas que traía el mar, sobre-pasando en muchos casos los cuatro metros de largo. El térmi-no kayak, proviene del vocablo ka-i-ak, con varios significados en Inuit (idioma esquimal), que según distintos historiadores lo definen como bote del cazador, ropa para andar en el agua, también en otros documentos se traduce como: hombre barca.

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El origen

Los “ka-i-ak” se diseñaron para salir en busca de focas, peque-ñas ballenas y renos, lo que obligaba a los cazadores a grandes travesías por tierra firme y aguas, donde también pescaban. Su diseño facilitaba navegar entre grandes bloques de hielo, para con suerte, regresar con pieles, maderas que recogían del mar y despensas de grasa y carne para varios días. Se sabe de caza-dores que esperaban el cruce de renos por el agua helada, para salir a cazarlos cuando nadaban -donde eran más vulnerables, mientras otra embarcación más pequeña, se dedicaba a recupe-rar las presas que permanecían a flote heridas de muerte.

Sobre el “ka-i-ak” llevaban pieles para cubrirse, sus arpones y un pequeño trineo para poder trasladar provisiones en suelo firme. También incluían cuerdas construidas con tripas y un par de piedras grandes que situaban dentro del “ka-i-ak”. Estas piedras las situaban en distintos puntos para desplazar el cen-tro de gravedad y poder maniobrar con facilidad, sobre todo, cuando regresaban a casa con sus preciadas cargas después de largas jornadas de caza. A los esquimales se les atribuye tam-bién la invención del Anorak, prenda fabricada de gruesas pie-les y tripas, cerrada al frente, con capucha, dejando solamente expuesta al frío extremo y los vientos, la cara del cazador.

Los “ka-i-ak” se fabricaban a la medida y para uso estricto de cada cazador. Las mujeres y los niños no tenían acceso a abordar estas embarcaciones, este derecho solo lo tenían los varones después de una ceremonia religiosa por arribo a la ma-yoría de edad y que les otorgaba el derecho para construir su propio “ka-i-ak”, tarea en la que participaba toda la familia. Actividad que siempre se acompañaba con festejos religiosos que buscaban fortalecer su espíritu y prestigiarlo como caza-dor, asegurando cierto status en la tribu, sobre todo, cuando lograba regresar con sus primeras provisiones.

Las condiciones de vida eran duras, así como algunos en-frentamientos con enormes presas que no siempre resultaban vencidas por el cazador; cuando ésto sucedía y el cazador no regresaba, la creencia popular aseguraba que había muerto por irse a cazar en un “ka-i-ak” prestado..

Estos kayaks en su origen fueron como los que se denominan hoy: Sit-inside, donde el pescador se introduce por un hueco (cockpit) en la parte superior, para sentarse en el fondo del kayak. Una vez dentro, tendían y amarraban con tripas una piel impermeable a modo de cubierta, desde el borde de la entrada hasta más arriba de la cintura. Esta cubierta (lo que se conoce actualmente como Cockpit covers) evitaba la entrada de agua al kayak, llevándolo a una muerte segura, más, cuando se afirma en casi todos los textos, que los esquimales: no sabían nadar.

Con el tiempo, el kayak pasó a ser de la principal herramienta de subsistencia en las heladas aguas del ártico, al implemento deportivo que es hoy, sobre todo, a partir de su fabricación en madera a modo de canoas, hasta las cientos de versiones fabri-cadas en nuestros días con plástico y polímeros especiales.

Las tendencias actuales por lo general siguen dos rutas princi-pales: una hacia el kayak pequeño, maniobrable y muy resis-tente para las aguas extremas, y la otra, por el kayak recreativo; usado para paseos, largas travesías y la pesca deportiva (tanto en aguas bajas como en mar abierto) en un mercado que cada vez ofrece un mejor abanico de opciones, tratando de cubrir todas los necesidades y gustos de cada modalidad de uso. Hoytodos los diseños compiten a modo general por distintas pres-

taciones y garantizar aspectos importantes como su maniobra-bilidad, su seguridad, su versatilidad y el peso, y por supuesto sin abandonar el costo y el aseguramiento de accesorios fun-cionales y de buena calidad.

Partiendo del diseño original, donde el palista se sienta de frente a la marcha y utiliza el remo o pala para moverse, los actuales kayaks se fabricaron de madera hasta la década de los cincuenta, donde aparecieron en los Estados Unidos los pesa-dos kayaks de fibra de vidrio. Los kayaks de plástico rotomol-deado se introdujeron en 1973 y en la actualidad, los mate-riales siguen variando dependiendo del uso y las aguas, y por supuesto, teniendo en cuenta las tendencias del mercado en la práctica de cada modalidad donde las marcas tratan de imponer sus nuevas soluciones buscando llenar una demanda que crece todos los día.

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Fue en la década de los 70 cuando Perception Inc, establece el método de rotomoldeado del plástico, con diseños más flexibles y marcando pautas para la mayoría de las marcas “top of line” de este tipo de embarcación. También las constantes proezas de navegación llenaban de expectativas a un público ávido, como la del norteamericano Ed Gillet en 1987, que entre otras rutas, recorrió 2,200 millas a mar abierto desde Monterey California, hasta Hawai, después de 63 días de navegación.

Hace solo treinta y un años que Anton Prijon desde Europa, fabricó el primer kayak con el método de polietileno insuflado, método muy diferente al de rotomoldeado, que permite inyec-tar polietileno de alta densidad a través de un sistema de boqui-llas y ajustar, por aire, el grosor de las paredes del kayak según parámetros de diseños muy específicos.

Este sistema, conocido como HTP (Polietileno Extrusado In-suflado) permite fabricar kayaks más resistentes y ligeros que los elaborados con plástico rotomoldeado, de mayor dureza y durabilidad, más resistentes a la torsión, a la flexión y a los golpes y lo mejor, en un proceso que no dura más de 6 minutos. Fue el mismo Prijon quien lanzó en 1993 el famoso “Hurri-cane”: primer kayak diseñado totalmente por computadora y desde esos días para acá no se han detenido las innovaciones, nuevos materiales y accesorios, tratando de cumplir con las ex-pectativas de millones de entusiastas que siguen apostando por el kayak para sus actividades recreativas, sumando esta moda-lidad a diversas actividades donde por supuesto, se incluye la pesca deportiva.

La pesca en kayak en la actualidad.

Debido al auge de esta modalidad, hemos preparado varios ar-tículos sobre la pesca en kayak, recopilando información, sobre sus orígenes y aspectos generales en la primera parte, para ocu-parnos en las siguientes publicaciónes de su equipamiento es-pecífico, acesorios para la pesca, cuidados y almacenamiento.

Lo primero que debemos saber a modo general, es que exis-ten dos tipos de kayak El que el palista se sienta “dentro” del kayak (llamados cerrados o Sit-inside o SIT) y el que nos sentamos “sobre” el kayak, (conocidos como abiertos o Sit-on top o SOT) Y aunque ambos pueden usarse para pescar, fueron los SOT o abiertos, los que por su seguridad y libertad de movi-mientos impulsaron la pesca usando este tipo de embarcación.

El Sit-inside (idea del “ka-i-ak” original) es un kayak muy usa-do para aguas calmas (paseos en rías, esteros, lagunas etc). Su desventaja es que si le entra agua, ésta no se drena; hay que sacarla en el mejor de los casos con una esponja o una bomba manual, teniendo en cuenta que dependiendo de la cantidad de agua, también puede hundirse.

Una de sus ventajas es que el pescador se sitúa dentro, sentado sobre el piso del kayak, permaneciendo por debajo de la

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superficie del agua sumando mucho más estabilidad. Por llevar la mitad del cuerpo en el interior, el palista queda menos ex-puesto al sol y al agua, dependiendo de la abertura. Son kayaks con menos posibilidades de almacenamiento específico, y por su diseño, generalmente son bastante livianos. Para abordarlos resultan mucho más incómodos que los kayak abiertos, porque no es lo mismo sentarse sobre, que entrar en... También voltear-se en un kayak cerrado puede resultar peligroso hasta en aguas bajas, sobre todo en fondos con estructuras sin espacios para maniobrar, o poder salirse.

Con un diseño más robusto y corto, y equipados con sofistica-dos sistemas de “Cockpit Covers”, son los idóneos para usar en caídas y aguas rápidas (“white water”) o sortear grandes olas en mar abierto y playas (“surf kayak”). En ambos casos el pa-lista ajustando su cover puede navegar por fuertes corrientes y sumergirse sin que le entre agua, sumando extremas maniobras, que producen mucha adrenalina a esta modalidad.

Los más alargados y estrechos son los que logran mayor velo-cidad de desplazamiento, por ello se destinan casi en exclusivo, para largas travesías o competencias en espacios abiertos.

Los Sit-on-top o abiertos, se originan del diseño de las tablas de surf. Son muy versátiles y permiten mucha libertad de movi-miento para el pescador de cualquier modalidad, así como dis-poner de soluciones para equipar y además “cargar” sus avíos, más, algunos instrumentos de navegación etc.

Estos kayak abiertos, parten de un tubo hueco y aplanado con pequeños túneles (Scupper Holes = agujeros imbornales) que permiten que el agua entre y salga sin dificultad, garantizando que aunque se volteen, no se hundan.

¿Rojo, amarillo verde o azul?

No se trata de preferir colores para vestirnos para alguna activi-dad, se trata de tener en cuenta algunos aspectos según el cuer-po de agua donde acostumbramos a pescar y poder aprovechar las ventajas de esta modalidad.

Dependiendo si pescamos en agua salada o dulce, debemos priorizar: el ser visto o pasar desapercibido y en ello el co-lor puede definir una buena parte. Lo primero es saber que el amarillo, el naranja y el rojo (con buen sol) son los colores (en ese orden) más contrastantes con los azules del mar, y es preci-samente el factor contraste el que va a permitir que seamos la diferencia en la gran masa de agua para ser vistos desde lejos.

La necesidad de poder ser ubicado en aguas abiertas es porque a diferencia de los cuerpos de agua dulce, el mar siempre está en constante movimiento y una simple marejada de apenas un pie de alto puede, en la distancia, ocultar nuestro kayak ha-ciéndolo desaparecer por algún tiempo, de la visual de alguna embarcación, que se aproxime a alta velocidad.

En agua dulce las necesidades son otras, donde lo plano de la superficie ayuda considerablemente para que nos vean y la existencia en menor grado de embarcaciones de mayor tamaño a velocidades extremas, reduce en mucho los riesgos por acci-dente. Eso sí, para los kayaquistas, las precauciones siempre serán pocas si tenemos en cuenta lo vulnerable que son estas embarcaciones contra cualquier imprudencia ajena.

La ventaja de no usar motores nos permite una presencia mí-nima y gradual para no ser advertidos en aguas poco profun-das, los peces, por estar más cerca de nosotros, notarán nuestra presencia con más facilidad, sobre todo si usamos los mismos tonos que resultan idóneos para en el mar (en el mismo orden)

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amarillo, naranja y rojo. Estos tonos cuando reciben la luz del sol, por tener un mayor valor de reflexión, serán muy fáciles de localizar por el pez, que puede huir si siente que algo grande y desconocido se adentra en sus áreas. Resumiendo: los colores más adecuados para agua salada: amarillo, mango (amarillo na-ranja), naranja, y rojo. Creo que me atrevería a incluir el arena (sand) de último. Para agua dulce: camo (verde negro) verde oscuro y azul oscuro, e incluiría el rojo oscuro o rojo-negro, en última opción. Además de ello debemos saber que los colores oscuros absorben más los rayos de sol y se calentarán más (a tener en cuenta para los kayaks cerrados) y se decolorarán con más rapidez. Los kayaks más claros reflejarán más el calor, la luz, y disimularán más los rayones.

¿Una o dos plazas?

Esto es lo que se traduce en el medio como los kayaks “single o tandem”. Este aspecto poco considerado cuando se tiene el privilegio de un buen partner, no debe menospreciarse, porque la práctica dice que no siempre que exista una buena pareja de pesca, también se puede compartir una embarcación, menos, si se trata, de pescar en un kayak.

Lo primero que debemos suponer, es que pescar entre dos per-sonas desde un kayak, no es tan difícil, si se establecen las re-glas básicas, con la ventaja de mover entre dos la embarcación y disfrutar la buena compañía, pero, antes de decidirnos por un kayak doble, debemos estar seguro que siempre saldremos acompañados, porque si algo resulta incómodo, es mover un kayak diseñado para dos personas por un solo palista, peor, si trae los asientos fijos en los extremos.

En cuanto a capacidad y costos, debemos saber que un kayak doble o tandem, resulta generalmente entre un 20-25% más ba-rato que dos kayaks sencillos (single) como igual, dos kayak sencillos cargarán el doble de un kayak doble y a la hora de echarlo al agua o transportarlo, resulta más complejo -por su-puesto- cuando se trata del más largo.

El hecho de que en los kayaks tandem, el peso de los kayaquis-tas está hacia los extremos y no en el centro, dificulta más las maniobras, por lo que en su mayoría se equipan con timón, para poder apoyar el rumbo o el cambio de dirección. Sin embargo, el hecho de situar los pesos en los extremos, los hace más es-tables y marineros incluso cuando hay olas, logrando mayor velocidad de desplazamiento por lo largo y estrecho, y la fuerza por supuesto, de dos remos a la vez.

Nos vemos en la segunda parte de este artículo, donde hablare-mos del equipamiento en general y los accesorios de pesca para este tipo de embarcación, que no por gusto día por día, continúa sumando a más pescadores por todo el mundo.

¿Por qué pescar en kayak?

La pesca en kayak se hace dentro del agua, lo que implica es-tar mojado la mayor parte del tiempo. Se cuenta con un espa-cio limitado si lo comparamos con otro tipo de embarcación, donde debemos asegurar todo, porque con su compra también se adquiere la posibilidad de un accidente. Tampoco podemos esperar el comportamiento y mucho menos el desempeño de una embarcación mayor, donde permanecemos secos, cómo-dos, con espacio para llevar de todo y compartir con otros pes-cadores a bordo. El kayak se debe asumir como tal para poder disfrutarlo a plenitud; pensar que es una lancha pequeña es un error, que puede llevar al desengaño. Subirse a un kayak, es disfrutar el reto de estar en contacto di-recto por estar dentro, compartiendo el medio, y por supuesto, asumir una filosofía que si para unos se convierte en ventajas, son desvantajas para otros, y ello dependerá de las prioridades habilidades y opciones de cada pescador.

Sin la certeza de enumerar todas las ventajas, podemos a modo general, resumir, que cuando se practica la pesca en kayak:

- No se necesario un remolque, ni vehículo con fuerza.- No se imponen permisos ni capacitación certificada.- No hay gastos de combustible, baterías, motores etc.- No hay necesidad de rampas, sus trámites y/o costos.- No hay gastos de muelle o acceso a marinas.- No es necesario grandes espacios de almacenamiento.- No hay costos por mantenimiento, mecánicos etc.

Posibilitando además el:

- Poder tener acceso a todos los cuerpos de agua, sean bajas, profundas, con olas, caídas o con obstáculos.- Tener y disfrutar de total autonomía sobre el agua.- Poder entrar y salir del agua por playas, orillas y muelles.- Poder transportarse sobre cualquier vehículo.- Acercarse a zonas específicas sin hacer ruidos.- Castear sin necesidad de mucho esfuerzo. - Vadear grandes distancias y cargar el kayak para acceder a escenarios interiores o zonas de dificil acceso.- Poder disfrutar del contacto directo y de forma única con la naturaleza.

Y para los más escépticos... los que reúsan esta práctica por temor a malestares físicos, les ayudará saber que los mejo-res terapeutas del mundo, recomiendan el ejercicio de remar en kayak, como una de las prácticas más efectivas contra los dolores de espalda y las articulaciones. Sobre todo en personas mayores de cuarenta años y por supuesto, como una de las me-jores experiencias para escapar a los daños del sedentarismo, la modernidad y el estres citadino.

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Factores que debemos conocer a la hora de comprar un jig.

Hay muchos factores que afectan el funcionamiento de un jig, no hay fórmula secreta, pero la primera pregunta que se debe tomar en cuenta para escoger un jig es: ¿Qué peso me sirve?

Muchos pescadores tienen diferentes estilos y ritmos de jigging y tienen preferencia sobre unos u otros sin saber realmente el por-qué, sin embargo el pescador debe de tomar en cuenta una serie de factores, siendo lo más importante la profundidad de la zona de pesca: a mayor profundidad mayor peso debe de tener el jig para llegar al fondo más rápido. El segundo factor es la corriente, que al igual que la profundidad, si hay mucha corriente el peso debe de ser mayor. El tercero seria la hora del día, donde se recomien-da usar al amanecer colores más claros y conforme avanza el día cambiar a colores más oscuros.

Finalmente sería escoger entre jigs largos o cortos: pescando en aguas profundas es mejor una forma hidrodinámica larga, afilada, para bajar más rápido y recuperar el jig con menos esfuerzo en toda la columna de agua. Los jigs cortos son un poco más realistas y pueden usarse en aguas poco profundas, siendo muy efectivos con peces como meros, pargos y huachinangos.

La segunda pregunta para escoger de manera efectiva un jig es: ¿Qué forma?... simétricos o asimétricos o con el peso principal-mente arriba o abajo.

Aunque en la naturaleza predomina la simetría, nuestro jig no deja de ser un señuelo y lo que le da vida es el movimiento, siendo los movimientos más erráticos los más atractivos para los depredado-res. Sin duda, los jigs asimétricos producen muchas más vibracio-nes y crean mayor turbulencia que son percibidas más fácilmente por las líneas laterales de un mayor número de depredadores, in-clusive en condiciones de escasa visibilidad.

Otra pregunta sería: ¿Qué color usar?

Voy a empezar por decirles que no existe una regla exacta para elegir el color de un jig. Esto se debe a una gran cantidad de va-riables muy complejas que son difíciles de medir por el pescador. Es importante explicar brevemente algunos principios físicos del comportamiento de la luz en el agua, ya que básicamente los colo-res son luz reflejada y absorbida.

Los colores son ondas electromagnéticas que son captados par-cialmente por los ojos y enviados al cerebro para ser interpreta-dos. A la porción de luz que nuestro cerebro interpreta como co-lores, se le conoce como espectro visible. Las frecuencias abajo del espectro visible se conocen como luz ultravioleta, rayos X y rayos gamma.

El comportamiento de los colores bajo el agua es directamente afectado por la dispersión y la absorción que hace que la luz se atenúe y se pierda a medida que descienda en la columna de agua.

Según estudios, en los primeros 3 a 10 metros de profundidad el 60% del color rojo es absorbido, viéndose grisáceo. Entre los 12 a 15 metros se pierden totalmente los amarillos y naranjas. De 15 a los 55- 60 metros se van perdiendo el verde y el azul y después de los 60 metros se pierde el violeta.

Según biólogos marinos cada especie ve de forma diferente y muy singular, debido a los siglos de evolución y selección natural. Mu-chas de las especies en los primeros doscientos metros de profun-didad, conocida como zona fótica, ven los colores de manera simi-lar a los humanos, pero también se sabe que hay especies capaces de percibir la luz ultravioleta y otras de percibir luz polarizada.

Los científicos concluyen que los peces en general no son muy buenos percibiendo los colores, sino más bien los contrastes y los cambios de tonalidad, así que se deberían escoger jigs con fuertes contraste entre el lomo y la “barriga”.

Materiales utilizados en la construcción de los jigs.

Existen en el mercado jigs hechos con plomo, que son de baja ca-lidad, por lo normal son cortos o de tamaño medio y muy gruesos y toscos. Son diseñados en estas formas por que el plomo puro es muy maleable y se dobla con facilidad.

Hay otros construidos con mezclas de plomo y antimonio. Este úl-timo material endurece y proporciona rigidez al jig, sin que afecte su peso específico.

Por último existen los de tungsteno, que contienen un peso espe-cífico mayor que los de plomo-antimonio, y bajan y suben con mayor facilidad y menos esfuerzo. En caso de ser perdidos en el fondo marino son más “amigables” con el medio ambiente. El único problema es que son caros y son pocos los modelos dispo-nibles para los pescadores.

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Factores que debemos conocer a la hora de comprar un jig.

Hay muchos factores que afectan el funcionamiento de un jig, no hay fórmula secreta, pero la primera pregunta que se debe tomar en cuenta para escoger un jig es: ¿Qué peso me sirve?

Muchos pescadores tienen diferentes estilos y ritmos de jigging y tienen preferencia sobre unos u otros sin saber realmente el por-qué, sin embargo el pescador debe de tomar en cuenta una serie de factores, siendo lo más importante la profundidad de la zona de pesca: a mayor profundidad mayor peso debe de tener el jig para llegar al fondo más rápido. El segundo factor es la corriente, que al igual que la profundidad, si hay mucha corriente el peso debe de ser mayor. El tercero seria la hora del día, donde se recomien-da usar al amanecer colores más claros y conforme avanza el día cambiar a colores más oscuros.

Finalmente sería escoger entre jigs largos o cortos: pescando en aguas profundas es mejor una forma hidrodinámica larga, afilada, para bajar más rápido y recuperar el jig con menos esfuerzo en toda la columna de agua. Los jigs cortos son un poco más realistas y pueden usarse en aguas poco profundas, siendo muy efectivos con peces como meros, pargos y huachinangos.

La segunda pregunta para escoger de manera efectiva un jig es: ¿Qué forma?... simétricos o asimétricos o con el peso principal-mente arriba o abajo.

Aunque en la naturaleza predomina la simetría, nuestro jig no deja de ser un señuelo y lo que le da vida es el movimiento, siendo los movimientos más erráticos los más atractivos para los depredado-res. Sin duda, los jigs asimétricos producen muchas más vibracio-nes y crean mayor turbulencia que son percibidas más fácilmente por las líneas laterales de un mayor número de depredadores, in-clusive en condiciones de escasa visibilidad.

Otra pregunta sería: ¿Qué color usar?

Voy a empezar por decirles que no existe una regla exacta para elegir el color de un jig. Esto se debe a una gran cantidad de va-riables muy complejas que son difíciles de medir por el pescador. Es importante explicar brevemente algunos principios físicos del comportamiento de la luz en el agua, ya que básicamente los colo-res son luz reflejada y absorbida.

Los colores son ondas electromagnéticas que son captados par-cialmente por los ojos y enviados al cerebro para ser interpreta-dos. A la porción de luz que nuestro cerebro interpreta como co-lores, se le conoce como espectro visible. Las frecuencias abajo del espectro visible se conocen como luz ultravioleta, rayos X y rayos gamma.

El comportamiento de los colores bajo el agua es directamente afectado por la dispersión y la absorción que hace que la luz se atenúe y se pierda a medida que descienda en la columna de agua.

Según estudios, en los primeros 3 a 10 metros de profundidad el 60% del color rojo es absorbido, viéndose grisáceo. Entre los 12 a 15 metros se pierden totalmente los amarillos y naranjas. De 15 a los 55- 60 metros se van perdiendo el verde y el azul y después de los 60 metros se pierde el violeta.

Según biólogos marinos cada especie ve de forma diferente y muy singular, debido a los siglos de evolución y selección natural. Mu-chas de las especies en los primeros doscientos metros de profun-didad, conocida como zona fótica, ven los colores de manera simi-lar a los humanos, pero también se sabe que hay especies capaces de percibir la luz ultravioleta y otras de percibir luz polarizada.

Los científicos concluyen que los peces en general no son muy buenos percibiendo los colores, sino más bien los contrastes y los cambios de tonalidad, así que se deberían escoger jigs con fuertes contraste entre el lomo y la “barriga”.

Materiales utilizados en la construcción de los jigs.

Existen en el mercado jigs hechos con plomo, que son de baja ca-lidad, por lo normal son cortos o de tamaño medio y muy gruesos y toscos. Son diseñados en estas formas por que el plomo puro es muy maleable y se dobla con facilidad.

Hay otros construidos con mezclas de plomo y antimonio. Este úl-timo material endurece y proporciona rigidez al jig, sin que afecte su peso específico.

Por último existen los de tungsteno, que contienen un peso espe-cífico mayor que los de plomo-antimonio, y bajan y suben con mayor facilidad y menos esfuerzo. En caso de ser perdidos en el fondo marino son más “amigables” con el medio ambiente. El único problema es que son caros y son pocos los modelos dispo-nibles para los pescadores.

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Jigs fosforescentes, fluorescentes y holográficos.

Existen jigs de colores fluorescentes (luminiscencia que desapa-rece al cesar la causa que la produce), que son colores que se pre-sentan muy brillantes ante la luz ultravioleta, esta luz UV viaja a profundidades mayores que las del espectro visible. Gracias a esto los colores fluorescentes se ven más vivos a mayor profundidad y son más visibles y brillantes que los jigs de colores “comunes”. La manera más fácil de comprobar si un jig tiene este tipo de pintura es usar la luz de una máquina para detectar billetes falsos en un cuarto oscuro.

Los jigs de colores fosforescentes (luminiscencia que permanece algún tiempo al cesar la causa que la produce), son colores que necesitan luz para “cargarse”. Están compuestos por partículas capaces de absorber la luz, una vez “cargados” tienen la capacidad de brillar en la oscuridad total. Normalmente tienen una etiqueta impresa que lo indica en su empaque: “Glow in the dark” (”Brillan en la oscuridad”). Para obtener esta fosforescencia se usa una serie de pinturas especiales que otorgan determinado tiempo de “carga” y el grado de brillantez. Como en todo, las mejores pinturas son más caras y rara vez son encontradas en jigs muy comerciales. Normalmente los fabricantes de jigs usan este tipo de pintura en la “barriga” del jig proporcionando el contraste deseado para ser distinguido en las profundidades.

Los jigs holográficos tienen la característica de descomponer la luz y son capaces de reflejar toda la gama del arcoíris en pequeños destellos y contrastes. Al igual que las pinturas usadas en los jigs con colores del espectro visible, necesitan luz para reflejar y des-componer los colores, sin luz (da lo mismo que sea buena o mala) se ve gris o negro.

Estos son más efectivos en bajas profundidades durante días soleados y con aguas que no estén muy turbias. Son excelentes cuando trabajamos a poca profundidad, unos 10 a 15 metros, muy efectivos en los primeros metros del descenso y los últimos de la recogida del jig.

En resumen, es muy importante saber cómo afectan las diferentes variantes: forma, peso, color profundidad etc., para tomar la de-cisión más adecuada a la hora de armar nuestro arsenal de jigs y corregir errores según nuestra experiencia a la hora de jiggear.

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Piensa en los veranos pasados y pregúntate si has estado realmen-te preocupado del buen arranque y funcionamiento del motor de tu embarcación y si tu y tus invitados lograron salir y regresar del puerto de manera segura y confiable.

Como proveedor de servicio marino vemos en muchas ocasiones cómo los propietarios de embarcaciones tienen fines de semana muy poco agradables o incluso cancelan sus salidas porque el mo-tor falló en el momento que más lo necesitaban. Lo anterior es en la mayoría de las ocasiones debido a problemas menores, como baterías malas, cables corroídos o agua en el combustible y algu-nas veces a problemas mayores como engranajes (transmisión) llenas de agua o falla completa del motor.

Las buenas noticia es que muchos de estos problemas pueden evi-tarse mediante procedimientos simples de mantenimiento preven-tivo en el motor y un mecánico conocedor y certificado, que tenga las herramientas y piezas adecuadas, así como la experiencia y los conocimientos técnicos calificados para atender tu embarca-ción y tu motor, para que puedas estar seguro que serás atendido correctamente. Como dicen los americanos: “what will you really remember more - low price or low quality-?” (¿qué es lo que de verdad recordarás más, bajo precio o baja calidad?).

Por lo tanto, para ayudarte a obtener el máximo provecho de tu in-versión, aquí hay algunas acciones simples que se deben de hacer para asegurarse de que tu próxima temporada de navegación será más agradable y mucho menos costosa.

combustiona correctamente , crea barniz y muchos otros sedimen-tos que obstruyen el sistema de combustible.

Soluciones: Pida a un técnico certificado, inspeccione el sistema de combusti-ble como parte del proceso de almacenamiento de tu barco fuera de la temporada de verano, ellos deberán ir cuidadosamente re-visando los puntos arriba mencionados y al final darte un reporte de los resultados para que puedas decidir qué es lo mejor para tu motor. Un buen mecánico siempre deberá enseñarte las piezas de-fectuosas o desgastadas que aconsejan sean sustituidas.

Solicitar que un producto químico económico, llamado “estabi-lizador”, que muchas personas no conocen, se añada a tu tanque de gas para estabilizar el combustible durante los meses que tu embarcación no estará en uso. Esto asegura que tu motor arrancara fácilmente en la próxima temporada y te puede ahorrar el tener que pagar por el servicio de limpiar bombas de inyección, inyec-tores, válvulas de control, carburadores y puede incluso ahorrar el tener que reparar o remplazar el motor de arranque debido a la acción constante de encender el motor demasiadas veces sin éxito. Todas estas reparaciones son muy costosas !

Es muy recomendable extraer con una bomba de flujo alto el 100% del combustible, por lo menos cada año, para eliminar los sedimentos y acumulación de agua en el tanque de gasolina creada por la condensación. Este es un procedimiento que requiere mu-cho cuidado por los gases del combustible y debe ser realizado por personal con experiencia.

Baterías y cables.

Esta es otra fuente común de agravio y gastos. El tipo equivocado de cables, conectores y baterías no durará y pueden causar muchos problemas que van a ser difíciles de diagnosticar, y por lo tanto, costoso de reparar. Nuevamente, si no puedes hacer este trabajo personalmente, ve con un técnico certificado, éste deberá incluir los servicios que a continuación describimos al preparar tu embar-cación para almacenamiento.

1.Tu mecánico deberá demostrarle con el equipo de prueba si tu batería no está en buenas condiciones. Existe una prueba específi-ca para ver si la batería está en buen estado o no. Si sólo te dicen que la batería esta buena o mala “a puro ojo”, o si solo se usa un voltímetro para tomar la decisión de cambiarla o no, tienes nece-sita cambiar a ese mecánico.

Un técnico conocedor utilizará un probador de carga de baterías y te mostrará por qué debe sustituirse o no la misma. TODAS LAS BATERÍAS NECESITAN SER CARGADAS ANTES DE QUE

SE PRUEBEN, así que si ponen a prueba una batería delante de ti sin primero ponerla a carga durante al menos 15 minutos, pro-bablemente se mostrará como FALLADA en el equipo de prueba y tendrás que comprar una batería nueva cuando en realidad no la necesitas.

2.Los cables de la batería son otra causa de problemas de motor, y la inspección de estos cables y sus conectores debe formar parte de tu servicio fuera de temporada.

En primer lugar, asegúrate de que tu mecánico esta utilizando ca-bles y conectores MARINOS, estos pueden ser más costosos, pero en comparación con el peligro y el costo de una descompostura en el mar, te aseguramos que no es caro. Utilizar cable de batería de automóvil es más barato, pero éstos no están hechos para las demandas del medio ambiente marino y la salinidad que hay en el y te dejarán mal en un corto plazo.

En segundo lugar, utiliza siempre el calibre adecuado de los ca-bles. Cada marca de motores y embarcaciones especifica el es-pesor correcto del cable de batería a utilizar, substituirlo por un cable más delgado porque es más barato es un DESASTRE a corto plazo. Los cables más delgados se sobrecalientan y corroen más rápidamente con la factibilidad de que se derritan y no funcionen correctamente llegando a ser un peligro de incendio REAL en la embarcación. Hemos visto esto muchas veces.

Sistema de enfriamiento.

Lo ideal es que el sistema de enfriamiento del motor sea enjuaga-do con agua dulce después de cada uso, para que el agua salada salga de todas las áreas internas del motor y evitar que la corro-sión ocurra cuando tu embarcación esta almacenada. Esto deberá hacerse correctamente para no dañar el impelente de la bomba de agua.

Si tu motor ha estado teniendo problemas, tales como alarmas so-noras de sobrecalentamiento o luces de alarma encendidas durante la temporada, ahora es el momento de decirle a tu técnico que las revise, el problema es que lo más común es que estas advertencias sólo se activan después de que el motor ha estado funcionando durante algún tiempo y cuando se prueban en los centros de repa-ración o se da mantenimiento a las máquinas es probable que estas alarmas no se activen. Lo mejor siempre será darle toda la infor-mación a tu técnico para que te pueda ayudar y tu embarcación esté siempre en óptimas condiciones.

Sistema de Combustible.El sistema de combustible es la principal causa de la mayoría de problemas del motor como: líneas de combustible resecas, rajados o rotas, filtros de combustible llenos de agua y lodo, válvulas de control de combustible corroídas, fugas de bulbos - sensores y la causa número uno de falla del motor: la gasolina vieja que ha permanecido durante un largo período de tiempo en el tanque de la embarcación, la cual reacciona con el oxígeno del aire cuando se deja por mucho tiempo (3 meses), esta se vuelve obsoleta y no

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Piensa en los veranos pasados y pregúntate si has estado realmen-te preocupado del buen arranque y funcionamiento del motor de tu embarcación y si tu y tus invitados lograron salir y regresar del puerto de manera segura y confiable.

Como proveedor de servicio marino vemos en muchas ocasiones cómo los propietarios de embarcaciones tienen fines de semana muy poco agradables o incluso cancelan sus salidas porque el mo-tor falló en el momento que más lo necesitaban. Lo anterior es en la mayoría de las ocasiones debido a problemas menores, como baterías malas, cables corroídos o agua en el combustible y algu-nas veces a problemas mayores como engranajes (transmisión) llenas de agua o falla completa del motor.

Las buenas noticia es que muchos de estos problemas pueden evi-tarse mediante procedimientos simples de mantenimiento preven-tivo en el motor y un mecánico conocedor y certificado, que tenga las herramientas y piezas adecuadas, así como la experiencia y los conocimientos técnicos calificados para atender tu embarca-ción y tu motor, para que puedas estar seguro que serás atendido correctamente. Como dicen los americanos: “what will you really remember more - low price or low quality-?” (¿qué es lo que de verdad recordarás más, bajo precio o baja calidad?).

Por lo tanto, para ayudarte a obtener el máximo provecho de tu in-versión, aquí hay algunas acciones simples que se deben de hacer para asegurarse de que tu próxima temporada de navegación será más agradable y mucho menos costosa.

combustiona correctamente , crea barniz y muchos otros sedimen-tos que obstruyen el sistema de combustible.

Soluciones: Pida a un técnico certificado, inspeccione el sistema de combusti-ble como parte del proceso de almacenamiento de tu barco fuera de la temporada de verano, ellos deberán ir cuidadosamente re-visando los puntos arriba mencionados y al final darte un reporte de los resultados para que puedas decidir qué es lo mejor para tu motor. Un buen mecánico siempre deberá enseñarte las piezas de-fectuosas o desgastadas que aconsejan sean sustituidas.

Solicitar que un producto químico económico, llamado “estabi-lizador”, que muchas personas no conocen, se añada a tu tanque de gas para estabilizar el combustible durante los meses que tu embarcación no estará en uso. Esto asegura que tu motor arrancara fácilmente en la próxima temporada y te puede ahorrar el tener que pagar por el servicio de limpiar bombas de inyección, inyec-tores, válvulas de control, carburadores y puede incluso ahorrar el tener que reparar o remplazar el motor de arranque debido a la acción constante de encender el motor demasiadas veces sin éxito. Todas estas reparaciones son muy costosas !

Es muy recomendable extraer con una bomba de flujo alto el 100% del combustible, por lo menos cada año, para eliminar los sedimentos y acumulación de agua en el tanque de gasolina creada por la condensación. Este es un procedimiento que requiere mu-cho cuidado por los gases del combustible y debe ser realizado por personal con experiencia.

Baterías y cables.

Esta es otra fuente común de agravio y gastos. El tipo equivocado de cables, conectores y baterías no durará y pueden causar muchos problemas que van a ser difíciles de diagnosticar, y por lo tanto, costoso de reparar. Nuevamente, si no puedes hacer este trabajo personalmente, ve con un técnico certificado, éste deberá incluir los servicios que a continuación describimos al preparar tu embar-cación para almacenamiento.

1.Tu mecánico deberá demostrarle con el equipo de prueba si tu batería no está en buenas condiciones. Existe una prueba específi-ca para ver si la batería está en buen estado o no. Si sólo te dicen que la batería esta buena o mala “a puro ojo”, o si solo se usa un voltímetro para tomar la decisión de cambiarla o no, tienes nece-sita cambiar a ese mecánico.

Un técnico conocedor utilizará un probador de carga de baterías y te mostrará por qué debe sustituirse o no la misma. TODAS LAS BATERÍAS NECESITAN SER CARGADAS ANTES DE QUE

SE PRUEBEN, así que si ponen a prueba una batería delante de ti sin primero ponerla a carga durante al menos 15 minutos, pro-bablemente se mostrará como FALLADA en el equipo de prueba y tendrás que comprar una batería nueva cuando en realidad no la necesitas.

2.Los cables de la batería son otra causa de problemas de motor, y la inspección de estos cables y sus conectores debe formar parte de tu servicio fuera de temporada.

En primer lugar, asegúrate de que tu mecánico esta utilizando ca-bles y conectores MARINOS, estos pueden ser más costosos, pero en comparación con el peligro y el costo de una descompostura en el mar, te aseguramos que no es caro. Utilizar cable de batería de automóvil es más barato, pero éstos no están hechos para las demandas del medio ambiente marino y la salinidad que hay en el y te dejarán mal en un corto plazo.

En segundo lugar, utiliza siempre el calibre adecuado de los ca-bles. Cada marca de motores y embarcaciones especifica el es-pesor correcto del cable de batería a utilizar, substituirlo por un cable más delgado porque es más barato es un DESASTRE a corto plazo. Los cables más delgados se sobrecalientan y corroen más rápidamente con la factibilidad de que se derritan y no funcionen correctamente llegando a ser un peligro de incendio REAL en la embarcación. Hemos visto esto muchas veces.

Sistema de enfriamiento.

Lo ideal es que el sistema de enfriamiento del motor sea enjuaga-do con agua dulce después de cada uso, para que el agua salada salga de todas las áreas internas del motor y evitar que la corro-sión ocurra cuando tu embarcación esta almacenada. Esto deberá hacerse correctamente para no dañar el impelente de la bomba de agua.

Si tu motor ha estado teniendo problemas, tales como alarmas so-noras de sobrecalentamiento o luces de alarma encendidas durante la temporada, ahora es el momento de decirle a tu técnico que las revise, el problema es que lo más común es que estas advertencias sólo se activan después de que el motor ha estado funcionando durante algún tiempo y cuando se prueban en los centros de repa-ración o se da mantenimiento a las máquinas es probable que estas alarmas no se activen. Lo mejor siempre será darle toda la infor-mación a tu técnico para que te pueda ayudar y tu embarcación esté siempre en óptimas condiciones.

Sistema de Combustible.El sistema de combustible es la principal causa de la mayoría de problemas del motor como: líneas de combustible resecas, rajados o rotas, filtros de combustible llenos de agua y lodo, válvulas de control de combustible corroídas, fugas de bulbos - sensores y la causa número uno de falla del motor: la gasolina vieja que ha permanecido durante un largo período de tiempo en el tanque de la embarcación, la cual reacciona con el oxígeno del aire cuando se deja por mucho tiempo (3 meses), esta se vuelve obsoleta y no

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Respecto al mantenimiento y reparación de las colas de los mo-tores (engranaje), esta situación puede ser un gasto considerable. Siempre haz que le den mantenimiento y se le haga una prueba de presión AHORA antes de guardar tu embarcación. Hemos visto muchas embarcaciones que han sido guardadas con agua salada dentro del sistema durante muchos meses, que requerirán mucho trabajo y piezas costosas para repararlos. Hacer que se les cambie el aceite y se verifique la presión de los empaques es menos cos-toso que repararlos y cambiar engranes y baleros la próxima vez que use su bote.

¿Tu mecánico cambia los empaques y el tapón de desagüe cada vez que cambian el aceite de la cola? ¿Checa la presión de las jun-tas? Eso es lo que debe hacer un buen técnico. Es el único modo de evitar que el agua entre y se quede en la caja de engranajes y dañe los engranes y empaques. Si no están haciendo estas cosas básicas, una vez más, necesitas encontrar un técnico que tenga las herramientas adecuadas, conocimiento y COMPROMISO de hacer las cosas correctamente.

Otra razón importante por lo que debe de darse servicio al aceite y filtros del motor es que mientras se usa el motor, los ácidos se acumulan en el aceite, con el tiempo. Estos ácidos pueden causar deterioro en las superficies de los empaques y sellos, es por ello que tu manual de propietarios recomienda que se cambie el aceite del motor a las 100 horas o a los seis meses lo que ocurra primero. Así pues, una vez más se recomienda poner en el motor aceite y filtro nuevos antes del almacenamiento de cualquier barco.

Estas directrices son los fundamentos de lo que tu técnico o me-cánico certificado debe hacer. Aplica a motores fuera y dentro de borda, motores diesel, gasolina y en general. Estas se presentan aquí para ayudarle a comprender lo que debes esperar y debes preguntar cuando estes recibiendo un servicio de calidad para tu embarcación. Esto te ahorrará agravios y gastos no deseados en el futuro.

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Sin duda alguna, mi pasión en esta vida es la pesca deportiva y de en-tre todos los peces, sin titubeos diré que mi predilecto es el atún aleta amarilla (Thunnus albacares) y cada vez que alguien me pregunta el por qué, las razones me sobran y debo primero resaltar en su demérito que la pelea suele ser sorda, pues siempre se tiran a fondo y ahí es donde se desarrolla toda la lucha, sin saltos espectaculares ni corridas en su-perficie y además, su pesca puede ser bastante lenta y aburrida algunos días, ya que se les suele encontrar lejos y es común que haya que “ro-garles” mucho; pero entonces, ¿Por qué esa marcada predilección por este pez?, y no es solo porque su carne sea de entre mis favoritas (que lo es), sino que la respuesta reside en la pelea, en la fuerza bruta de este animal y verán, en mi experiencia como pescador, nada se compara con la fuerza del atún, ni el marlin azul, rayado o negro, ni los grandes ti-burones, ni siquiera los meros grandes que parecen imparables, ningún animal que nade tiene la fuerza del atún, punto.

Hablaré solo del aleta amarilla, pues de entre todas las variedades, por su abundancia en los litorales mexicanos y en la zona en que vivo, es el que más he pescado y en el que me he especializado.

La afirmación de que es el pez más poderoso libra por libra (es decir, el que más fuerza tiene kilo por kilo de masa corporal) no es gratuita y les explicaré algunas razones de la anatomía y fisiología que dan ex-plicación a esta afirmación, no sin antes advertir que lamento no tener el soporte bibliográfico a mi afirmación, pues aunque lo he leído, la experiencia me lo ha demostrado sobradamente…. les explico: El atún no es, como la mayoría de los peces, un animal con termofisiología ec-totérmica (antes llamados animales de “sangre fría” aunque el concepto es arcaico ya), debido a que su temperatura corporal no es dependiente del medio ambiente (o no del todo) y puede termoregularla y así puede nadar en toda una variedad de temperaturas. Esa característica es solo el reflejo de otros aspectos de su maravilloso organismo que lo hacen tan poderoso.

Es un pez con una hidrodinámica extraordinaria, casi perfecta, que lo convierte en nadador excepcional. Tiene una capacidad cardiaca y ta-maño del corazón mucho mayor que cualquier otro pez con igual masa (casi 1/3 más que cualquier otro pez), tiene más glóbulos rojos que ningún otro pez y su proporción de masa muscular Vs. masa corporal es de las más elevadas, pero ahí no paran las características extraordi-narias de este pez, que no respira bombeando agua por sus branquias; no, este pez no puede bombear agua, tiene que introducirla con el nado y lo hace a presión, como un turbo cargador que inyecta a presión el oxígeno en su sistema circulatorio al nadar a velocidad; pero si todas estas razones no bastaran, hay una más que es fundamental para com-prender este pez y es que a diferencia de todos los peces que mueven sus costados en mayor o menor medida para propulsar su cola, el atún prácticamente solo mueve la parte final, la pura aleta caudal, así es que puede tener más músculo dedicado a un movimiento menor y por eso, cuando están ya izados en cubierta, en lugar de dar coletazos largos, golpean con su característico tamborileo rápido y corto. Así tenemos que el atún no es un pez “común y corriente”, es más bien un súper atleta de alto rendimiento y bajo el efecto de “esteroides” diría yo.

Más allá de los datos científicos de la fisiología del animal, les diré una afirmación subjetiva y empírica, que no obstante les invito con gusto a corroborar: Un atún pelea proporcionalmente como cualquier otro pez de 2/3 más talla, es decir, un atún de 10 kgs., pelea lo que un pez de otra especie de, digamos, 30 kgs. aproximadamente y hago esta afirmación debido a que he pescado con la misma caña, carrete y línea peces del triple de peso que un atún, y sin embargo el atún suele haber sido más difícil de izar y aun sabiendo que esta proporción subjetiva es solo “a ojo de buen cubero”, realizo esta aseveración cierto de que quién cap-tura un atún de buena talla, coincidirá plenamente.

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Aceptando las limitaciones en cuanto a la extensión de este ar-tículo, de mi experiencia y capacidades así como la bastedad de formas, técnicas y conocimientos por saber para la pesca del atún, me limitaré a “arañar la superficie” del conocimiento en la pesca de este maravilloso pez, disculpándome de antemano por las omi-siones, ambigüedades o torpezas que pueda cometer en mi afán de cubrir lo fundamental para que puedan ser exitosos en capturar estos peces y es por ello que abordaré el tópico explicando prime-ramente la forma de localizar al atún, luego hablaremos de la for-ma de hacerlo picar, y ahí abordaré las técnicas de pesca al arrastre (troleo) con señuelos, empleando spreader bars, a la deriva con carnada muerta, con carnada viva, con papalote y con green stick, entendiendo que no es difícil, sino imposible separar por com-pleto el tema por “técnicas” ya que todas ellas pueden cursarse y nuevamente el lector tendrá que ser paciente con el brincar de una técnica a otra que me veré forzado a realizar; culminando con la pelea (que será básicamente igual para todo caso) y la izada del ejemplar, dejando breves líneas para los cuidados que habremos de tener con los ejemplares para el consumo humano.

Lamento no poder escribir de la pesca al popping o al jigging del atún porque tales técnicas tan especializadas y hermosas serían objeto de un trabajo independiente y exceden los alcances del pre-sente.

Equipo de pesca ideal.

En cuanto al carrete, es mucho mejor usar convencionales que de spinning. He pescado atunes grandes con spinning, pero es mucho sufrimiento, su mecánica y funcionamiento hacen que el punto de gravedad sea totalmente inadecuado para un pez que se tira a fondo y la espalda baja pagará la factura. Es muy recomendable el uso de carretes de dos velocidades, es más, me atrevo a decir que solo los grandes marlins, tiburones y el atún me han hecho sacarle provecho a la doble velocidad, para ningún otro pez la he visto necesaria. Sin duda, hay que preferir los carretes de freno de palanca y al hablar de la pelea explicaré a detalle la razón. Usen carretes robustos, yo solo uso carretes metálicos, nunca de grafito, plástico u otros materiales, solo hay lugar para lo mejor y con los mejores frenos posibles.

En cuanto a la caña, entre más corta mejor. Claro está que esto cambia según la embarcación y si se va o no a usar silla de com-bate, pues la caña no deberá ser tan corta que roce con la embar-cación, así es que eso determinará su largo, pero la regla sigue aplicando, entre más corta mejor.

Yo que peleo de pie y normalmente en embarcaciones pequeñas (pangas), les diré que mis cañas son todas de 5´5 pies o menos y mis predilectas para el atún son de 4´2 pies o 4 pies. Ahora bien, entendamos que si se pesca en embarcación grande y/o desde la silla de combate la caña adecuada podrá resultar una de 5´5 a 6 ´5 pies.

Dirán misa, pero las cañas de fibra de vidrio siguen siendo una bendición a la hora de curvarse al máximo y las prefiero a las cañas de grafito, aunque algunas marcas han sacado compuestos muy ligeros y que tienen una resistencia fenomenal. Las anillas de rodillo son sin duda una gran ventaja y si se puede conseguir cañas de pata curva no hay nada mejor pues ayudan mucho a pes-car cuando el pez se tira a fondo y dan un ángulo mucho mejor al pescador para la pelea.

La línea… bueno, aquí debo aceptar mi subjetividad, yo solo uso líneas GSP (trenzadas de Spectra o Dynema), no uso nada más para ningún tipo de pesca y es que prefiero pelearme con los peces y no con el equipo; como pesco siempre de pie, busco usar equipo lo más ligero posible, un carrete pequeño y manejable pero repleto de línea GSP, con unas 400 yardas o más.

Diré que, la resistencia irá en relación a la talla de los ejemplares pero nunca me voy con menos de 30 libras (salvo que esté 100% seguro que solo hay ejemplares pequeños) y si los hay grandes, nunca uso menos de 60 libras. En cuanto al líder y los anzuelos hablaremos según la técnica empleada.

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Técnicas de pesca. Al troleo.

Diré que, si es en un bajo, banco o cañón sin escuelas de delfines en el área, lo más eficaz será la pesca al troleo de señuelos. La determinación además es dada por la disponibilidad de la carnada, se verá influida por la talla de los ejemplares y por el hecho de conocer o no con certeza su presencia. Si se trata de ejemplares de talla media o baja es más fácil engañarlos como hemos dicho y es más probable lograr el pique al troleo de señuelos, si son ejemplares mayores la carnada puede ser mejor alternativa si sa-bemos donde están, pues si hay que “peinar” un área grande para buscarlos, el troleo es una opción mejor que cebar la zona y espe-rar (o cuando menos una opción menos aburrida). Comencemos a hablar del troleo.

La regla siempre será tratar de imitar la carnada que están comien-do si sabemos de antemano que es. Así pues, si comen calamar, lo mejor es poner cedar plugs, calamares o señuelos (hawaianas) color rosa o café (que simulan el color del calamar) en tallas no muy grandes, si están comiendo volador (y lo sabemos pues los vemos en superficie) los señuelos de talla semejante en colores azul con plata o blanco, etc.

Si están comiendo “bulitos” o “platanitos” (bonitos pequeños), usaremos señuelos de la talla de la carnada prevaleciente y de tonos que la imiten, si vemos atunes saltar de lado, seguro andan comiendo sardina y los señuelos pequeños blancos, plateados o de tonos parecidos serán los que hagan el truco.

Ahora bien, si no sabemos qué es lo que están comiendo, coloque-mos variedad, digamos por ejemplo, algunos señuelos de arrastre grandes (para marlin), de nado algo radical, cerca de popa en un tono oscuro y otro en un tono azul, verde o algo más claro (imi-tando bonitos), otros intermedios de dos tonalidades distintas, simulando calamar (rosa y café) y pez volador (azul con blanco o plata), y luego unos terceros atrás, bien atrás, pequeños, fran-camente pequeños, en tonos rosas y blancos (calamar y sardina) y dejemos escoger al atún, pero tan pronto haya un patrón claro, coloquemos todos siguiendo dicho patrón.

Siguiendo la pista del aleta amarilla.Localizar el atún no es tarea fácil pues son peces que viven nadando constantemente de un lado al otro; pelágicos altamente migratorios que andan tras la comida y que son muy adaptables. El atún gusta del agua azul, en realidad la temperatura del agua no es tan crucial porque ellos siguen la carnada y en donde quiera que cierta carnada esté, ellos estarán, así puede variar mucho según estén comiendo sardinas, anchovetas, calamares, pez volador, etc... pero digamos que en general, entre los 20° y los 24° o hasta los 27° centígrados (entre 68°F y 75° F o hasta 80°F aprox.) estarán las carnadas que suelen ser de su predilección. Y pueden o no estar en superficie.

En cada lugar, los capitanes conocen lugares que el atún frecuenta, cañones, bajos, bancos, etc…, lugares donde se concentra la carnada y el atún “entra”, si tales lugares son conocidos, ahí, haya o no delfines, cuando la corrida de atunes entre, podremos localizarlos y regularmente cuando eso ocurre entran ejemplares de determinada talla promedio, aunque puede siempre haber ejemplares grandes aislados, parece más bien la regla que según la corrida que entre, se determinará la talla promedio de los animales presentes en estas circunstancias. Puede entrar corrida de atún chico (“de escuela” como se les llaman a los de hasta 50 libras aprox.), barriles (de 50 a 100 libras), puercos (de 100 a 200 libras en la jerga común de pesca), vacas (de entre 200 y 300 libras), súper vacas (de 300 libras en adelante), y toros a los escasos ejemplares que llegan o superan las 400 kgs.

Suelen delatarlos en estas circunstancias los pájaros que se aglomeran en los comeríos cuando se dan en superficie, pero puede no ser así y que la matazón se dé bajo el agua, en esos casos la sa-biduría de los pescadores locales y la interacción en la mesa local de limpiado de peces, en la tienda de pesca y claro, en puerto con los pescadores locales suelen ser las herramientas a emplear.

En ocasiones el sonar (ecosonda o fish finder) nos puede ser útil, pero otras más no sirve de mucho si no se sabe leer, pues el lugar no tiene atunes al llegar, pero si hay carnada y nos quedamos en la zona, la corrida entra más tarde y eso hace el truco. Nuevamente la sabiduría local no tiene precio en esto. Debo anotar que casi siempre el atún se centra en comer un tipo de carnada y cuando esto es así, ignoran cualquier otra cosa que no sea eso que están comiendo y por eso es importante saber la carnada que está presente para ofrecerle lo adecuado, aunque debo hacer hincapié en que los atunes, entre más pequeños, más crédulos y fáciles de engañar, más voraces y menos cautos, entre mayores, más elaborado debe ser el engaño para lograr el pique.

Sin embargo, el método más seguro y eficaz para localizarlos suele ser leer bien a los delfines. Los atunes son bastante adaptables a su entorno y se han condicionado a él para maximizar sus recur-sos. A lo largo del tiempo adquieren un reflejo, “saben” que el delfín es más eficaz para encontrar la carnada y por ello los siguen… pero no todo delfín tiene atún abajo, hay que saber cuáles si, cuáles no y leer sus conductas.

Comúnmente se dice que el delfín prieto (tonina) no suele traer atún, aunque hay sus gloriosas excepciones. El delfín gris es más común que traiga atún y hay que verlo; si al saltar lo hacen “de tornillo”, es decir, saltan dando giros sobre su eje, no hay duda, esa escuela trae un cardumen bueno abajo. Ahora bien, si se tiene un sonar esta labor es mucho más sencilla que la mera obser-vación, pues los fish finder modernos, NO detectan a los mamíferos, pero sí a los peces y así, con solo pasar por la escuela, sea del tipo de delfín que sea, sabremos con certeza si hay o no peces pues el ecosonda localiza, rebota y marca la vejiga natatoria y como los mamíferos no la tienen, sabremos si hay peces o solo delfines.

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Es MUY importante señalar que, tan pronto pique, NO hay que parar el motor, hay que seguir y seguir, dando acelerones cortos al motor y con breves cambios de dirección, eso hará que TODAS las cañas piquen.

Aquí debo anotar dos cosas: Es importante usar frenos ajustados pues entre menos lejos corran los peces que han picado es más fácil obtener más piques y, una regla general es que para provocar el pique del atún, hay que colocar la mayor cantidad de señuelos y muestras posibles pues no es fácil hacer a un atún separarse de la seguridad del cardumen sin una buena razón y no es sencillo atraer a todo el cardumen sin una buena razón y esa razón debe ser mucha comida fácil.

Y es aquí donde irremisiblemente caemos en el tema de los sprea-der bars, dassy chains, y umbrella bars (en general los aparejos de señuelos múltiples), pues estos arreos sirven para colocar múl-tiples señuelos en una sola línea. Me voy a concentrar en hablar del spreader bar porque el dassy chain es una cadena de señuelos (varios señuelos montados sobre una misma línea), pero varias cadenas montadas sobre una varilla forman el spreader bar y si ese spreader bar tiene además varios brazos se forma el umbrella bar (barra de paraguas, de ahí su nombre) y nuevamente omitiré hablar de marcas o señuelos pues los criterios de talla y coloración antes señalados son aplicables aquí también.

Los spreader bars se pueden comprar ya hechos o hacerse y los he visto hechos con cedar plugs, pequeños hoochies, con plumas, con señuelos, con calamares, con peces voladores, etc., la varie-dad solo tiene como límite la imaginación y el presupuesto y los hay de unos pocos señuelos, hasta de más de 60. Solo considérese el riesgo de enredo y la tracción que genera para su fabricación o elección.

En términos generales hay dos configuraciones, en “V” y en “V” invertida, la primera es para atrayentes (teasers) pues no llevan anzuelos y la segunda, más larga en el centro, lleva al final un señuelo de mayor talla, más pesado y que genera más arrastre con un anzuelo. Yo me ocuparé de este segundo tipo, pues para la pes-ca del atún queremos el artilugio para capturar el pez y no para atraerlo como sería el caso del marlin u otros peces.

Es común (y recomendable) colocar un “pajarito”, un excitador al frente para que haga conmoción superficial y atraiga más al atún y puede inclusive comprarse la barra y fabricar varias cadenas con señuelos de diversas tallas y colores para así, elegir según la ocasión el tipo de barra a usar, y colocarlas con seguros a cada hijuela de la barra, pero en todo caso todos los señuelos serán de igual color pues imitamos un cardumen y por ende los ejemplares habrán de ser semejantes.

Normalmente se usan como único artilugio de señuelos múltiples pues son proclives a generar enredos y su posición es tan contro-vertida como el color y tipo de señuelo adecuado, es decir, cada quien parece tener su propia teoría.

Hay quienes lo usan al centro o a un costado cerca de popa, quie-nes lo montan en un tangón y en el otro colocan señuelos indi-viduales, quienes lo ponen al centro en la línea larga hasta atrás y quienes buscan otro tipo de configuraciones, yo creo que esto depende en parte, de la embarcación que se usa, el largo de los tangones (si se tienen), las condiciones del mar, la conducta de los atunes y las preferencias del capitán, pero sea una u otra con-figuración es claro que sobre este aparejo recaerán la mayoría de los piques.

En lo personal me gusta colocarlo en popa cerca en una esquina para poder colocar otros señuelos más atrás y obtener así piques múltiples pues el atún se acerca al spreader bar y de ahí sus com-pinches tomarán los demás señuelos, no obstante, cuando los atu-nes están algo esquivos, prefiero ponerlo al centro y en la línea larga, bien atrás.

Por regla se usa una caña y carretes poderosos pues la tracción que genera este artilugio es mucho al trolearse y durante la pelea sin duda incrementa el arrastre y por esa causa además es con-veniente un freno bien socado, pues ante el pique el pez no se lo llevará tan lejos (si no es un atún muy grande) y eso atraerá otros piques.

Debo anotar que cuando un animal pica en el spreader bar, por regla, su pelea será mucho menor que si pica de cualquier otra línea pues en sus carreras irá cargando con todo el artilugio que genera arrastre por el agua y que actúa en su contra y por eso los ejemplares pescados así pelean menos y se cansan más rápido.

El hecho indiscutible es que si se trolea con señuelos para el atún, el spreader bar es la herramienta que más piques nos puede gene-rar, es con mucho, la que nos hará más exitosos y eficientes aun pese a sus detractores (básicamente porque como hemos expresa-do, el ejemplar pelea mucho menos).

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Técnicas de pesca estática. Con carnada muerta.

¿Qué carnada muerta usaremos? He visto de todo, desperdicios de barcos camaroneros (excelente carnada), pedazos de bonito recién pescado, calamar troceado (extraordinario en temporada) calama-res chicos enteros, sardina muerta, anchovetas muertas, pedazos de macarelas entre otros. La regla suele ser la misma, se pesca al garete sobre una zona. Hay quienes con mucha corriente se anclan, pero por regla general diré que parece mejor estar a la deriva, pa-sando una y otra vez sobre la zona, para colocarse posteriormente y volver a pasar sobre el banco o lugar de que se trate.

Entre más engodo podamos aventar, las posibilidades de hacer subir al atún y atraerlo aumentan y más podemos conservar al atún interesado y cerca y lograr piques múltiples y capturas múltiples. Las reglas generales para capturar al atún son las mismas, se use la carnada que se use:

A) Utilicen un anzuelo lo más pequeño posible, entre más peque-ña la carnada más pequeño debe ser el anzuelo y la idea no es que no se vea, sino que no le pese para que pueda estar a la deriva al mismo ritmo de hundimiento y velocidad que los demás pedazos del engodo y no teman usar anzuelos muy pequeños a condición de que sean buenos, yo he cobrado excelentes ejemplares de más de 100 kgs con pedazos de bonito de 4 centímetros y anzuelos Owner Gorilla de 2 centímetros de largo total (anzuelos 1/0) y per-dón que en esta ocasión si hable de una marca en particular, pero para esta clase de pesca necesitamos un anzuelo súper resistente y aun cuando he probado los Eagle Claw, los Diichi, Gamakatsu, Braid y otros, por su forma, tamaño, grosor y resistencia, defini-tivamente mi anzuelo de elección es el Owner Gorilla (aun por sobre el Offshore, Flylinner u otros modelos).

B) Se debe usar el líder más delgado que nos permita salirnos con la nuestra, hay ocasiones y no son pocas, que tenemos que jugárnosla porque el pez solo toma los líderes más delgados. El líder SIEMPRE habrá de ser de flurocarbono para esos efectos y no podrá ser de un libraje menor que el de la línea madre. He sacado ejemplares grandes con líder de 50 libras (y también los he perdido). Casi por regla llevo líder de flurocarbono de 40#, 50#, 60#, 80# y 100# y el estándar es 50# y 60#, solo le bajo si son muy pequeños los atunes o de plano no le hacen caso a mi carnada, y solo le subo si los atunes son verdaderamente grandes, pero basta decir que un ejemplar de 80 libras se le pesca con un líder de 50# sin problemas.

El líder habrá de ser empatado con nudo a la línea madre, nunca con candado, seguro ni destorcedor. He usado destorcedores aus-tralianos tipo “Wind on”, que son tan pequeños y resistentes que pasan por las anillas, pero aun estos estorban y es mejor atar el líder a la línea madre para evitar el peso y que derive normal. El largo del líder es un tema controvertido, hay quienes los usan de varios metros o quienes dicen que una sección de 1.5 mts es su-ficiente; para mí, cuando menos se debe usar el largo del pez que se pretende pescar como regla. Es muy conveniente estirar bien el líder para asegurarnos que no lleve ondas y sea lo más recto posi-ble pues lo que queremos minimizar es el arrastre en el agua.

C) Se debe procurar que la carnada con anzuelo se vaya a la deri-va junto con el demás enguade que hemos arrojado, que se hunda y se aleje al mismo ritmo, una carnada que no sea presentada ade-cuadamente, que no se hunda o derive al ritmo de las demás, que se quede atrás o que vaya más rápido, no será tomada por un buen atún, tal vez por otro pez o un ejemplar inexperto, pero recorde-mos que los animales no llegan a viejos siendo torpes y en estas zonas la presión de pesca suele hacer a los peces más cautos.

Para lograr una deriva más adecuada en cuanto a su ritmo, lo me-jor es que cuando la arrojemos, coloquemos el carrete a bobina abierta solo con la chicharra y le saquemos con la mano mucha línea que dejaremos suelta sobre la superficie, para que no agre-guemos la resistencia de hacer girar la bobina o salir la línea del carrete, debemos mantener alimentado ese exceso de línea floja para asegurar la deriva correcta y si pica, nos daremos cuenta por que el exceso es consumido y nos da tiempo de meter el freno y clavar (aunque se clavan solos normalmente).

Nada de usar plomitos, nada de nada, entre más sencillo, mejor, entre menos peso, mejor, entre menos visibilidad, mejor. Esta operación se repetirá una y otra y otra vez hasta que logremos el pique, encontrando la profundidad adecuada. No coloquen peda-zos más grandes que los demás en el anzuelo, no hagan ninguna diferencia o distinción, el pedazo con anzuelo debe ser solo uno más del montón.

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Técnicas de pesca estática. Con carnada viva.

Ya hemos hecho hincapié en la importancia de usar la carnada de predilección, la que estén comiendo en ese momento. He estado en situaciones en que traigo por ejemplo, caballito y no logro nin-gún pique, mientras los que traen sardina hacen su agosto.

He visto picar grandes atunes en pequeños bonitos y de hecho una técnica hawaiana probada para pescar grandes atunes se llama “sinking an aku” y consiste en pescar un “aku” (bonito o barrile-te), colocarle un anzuelo en el lomo y enviarlo a la profundidad (al colocar el anzuelo del lomo haremos ir a fondo al bonito), esta técnica que se puede aplicar con otros tipos de carnadas grandes, solo la debemos usar si en la zona hay bonitos y sabemos de cap-turas de atunes grandes, o como una alternativa para trabajar una zona donde están los delfines y sabemos que hay atún grande.

Diré que por mucho, la mejor carnada viva es la pequeña, sardinas y anchovetas. Nuevamente usaremos el anzuelo más diminuto po-sible y las reglas aplicables al líder con carnada muerta son aquí aplicables.

La carnada la habremos de sujetar por entre los ojos y arrojar junto con un puño de sardinas vivas (o mezcladas vivas y muertas) y nuevamente dejaremos que derive al mismo ritmo que las demás y procederemos igual que si fuere carnada muerta, a sacar línea del carrete sobre la superficie del agua para que la sardina se vaya a la deriva junto con las demás.

Hay ocasiones en que vemos que los atunes toman todas las sar-dinas MENOS la que tiene anzuelo, eso puede ser por varias cau-sas, un anzuelo demasiado grande para la sardina (o una sardina muy pequeña), el líder le pesa por estar muy grueso o por estar enchinado y generar mucho arrastre, en fin, hay que ver la causa y eliminarla, pero hay ocasiones, cuando todo parece fallar, que el truco lo logramos colocando una sardina muerta y aventándola entre vivas y muertas y dejarla irse al fondo, a la deriva natural.

Hay otra forma de cebar y pescar con carnada viva y es ir avan-zando sobre la zona de pesca a golpe de propela, lento y tener listas nuestras cañas con su anzuelo y comenzar a lanzar sardinas conforme avanzamos, 3 ó 4 por vez, a intervalos regulares para ir cubriendo la zona hasta que veamos a los atunes comer y enton-ces, ahí, aventamos nuestra sardina con anzuelo y todo y, nueva-mente, cuidamos que se vaya a la deriva conforme a las demás y ahí suele ocurrir el pique si logramos hacer derivar la sardina de manera natural junto a las demás. A veces funciona hacer la ope-ración trayendo una sardina con anzuelo atrás.

Así pues, sea a la deriva o con un troleo suave, sea con carnada muerta o viva, el secreto está en que la presentación sea adecuada, es decir, que la carnada se vaya junto con el engodo, al mismo ritmo que las demás sin mayor o menor velocidad de hundimiento y que no sea ni mayor ni menor que las demás.

Y podemos practicar este tipo de pesca también cuando encon-tramos a los delfines y la escuela y asegurarnos buenas capturas, pero si lo que queremos es lograr los grandes ejemplares, si lo que deseamos es “escoger” de entre todo un cardumen a aquellos ani-males de gran talla, entonces la fórmula es pescar con papalote.

Hay dos técnicas, una es volar el papalote con la embarcación a la deriva y colocar una o dos carnadas vivas grandes en superficie, a modo que entren y salgan con el subir y bajar de las olas, y esta técnica suele usarse sobre bancos, bajos o zonas que se sabe son productivas haya o no delfines, pero atrae a todo tipo de peces, dorados, velas, wahoos, marlins lo que sea que pase por la zona puede picar y definitivamente no es una técnica selectiva por lo que no gastaré más letras en el tema; sin embargo, la forma de atrapar atún y solo atún y es más, de ser selectivos y atrapar el o los atunes más grandes del cardumen es una sola y nada más: el troleo de pez volador de goma con papalote.

Para poder realizar este tipo de pesca necesitamos el equipo bási-co, que es, cuando menos, una caña muy corta para volar el papa-lote, de 2’5 a 3 pies de largo con anillas amplias para poder pasar los destorcedores, un carrete con línea GSP de cuando menos 80 libras (los mejor equipados usan carretes eléctricos y ciertamente es un gran avance si se puede costear), y el kit de broches (de esos que se liberan al impacto como los usados en los tangones), destorcedores, candados y anillas cerámicas y los plomos de barril de 1 onza; los indicadores no son necesarios y es mejor hacerlos uno mismo con tiras de cinturones plásticos negros como aquellos que se emplean en los chalecos salvavidas o algo más grueso, con banderines o un material similar.

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No sé si sea mi imaginación (y la de muchos más) pero cuando se hacen estas bandas de 1 metro de largas y 20 ó 25 centímetros de ancho en forma correcta, son excelentes marcadores y dan la impresión de ser un ave que sobrevuela al pez volador.

Adicional a eso, necesitamos el señuelo que es y solo puede ser un pez volador de goma con las alas abiertas marca Yummee Fly’NFish (véase http://www.carolinalures.com/yummeefln.htm) de 9 pulgadas (los hay de 7 y 4 pero yo, como esta técnica la cen-tro en atunes grandes, uso el señuelo más atractivo), no sé siquiera si hay otras marcas pues con la efectividad de este señuelo sim-plemente estoy casado de corazón, pero no se fíen del arreglo ter-minal que traen de fábrica, en mi opinión y experiencia es mucho mejor comprarlos sin líder ni anzuelos y arreglarlos uno mismo.

Aquí como el líder y el anzuelo no afectan en nada la presenta-ción, podemos darnos el lujo de usar un líder de 250 libras, unos 2 metros están bien para embarcaciones medianas, metro y medio para las pangas y hasta 4 para los grandes yates

Hay que colocar un plomo de barril de 1 onza, pasar el líder por la trompa del pez volador, sacarlo por el abdomen y acabar el arreglo sujetando un anzuelo Owner 5134 Jobu 8/0 ó 9/0; anzuelos súper

filosos, súper resistentes y enormes, que solo cuando van a ser usados los sujeto en la parte de hasta atrás de la cola del pez vo-lador con una liga.

Teniendo ya ese equipo, preparamos una caña que usaremos para estos efectos. Para mí está claro que será un gran carrete metálico de dos velocidades y freno de palanca, que tenga no menos de 400 yardas de línea de alto libraje, yo no uso menos de 80 libras pues he visto el tamaño de animales que le saltan a estos señuelos, pre-feriblemente uso línea de 100 libras si tengo una silla de combate a la mano; procuro usar cañas duras como palos de escoba y con anillas de rodillo.

Como he dicho yo uso solo equipo con líneas GSP y a ellas al final ato un candado (o broche) con destorcedor de resistencia de 350 libras o más y no me ando por las ramas, solo uso lo mejor, candados de la mejor calidad con destorcedores de baleros pues vamos a someter al equipo a la máxima presión y si no es de la más alta calidad algo va a ceder, algo va a salir mal.

Metemos la anilla cerámica a la línea madre y DESPUÉS atamos el destorcedor y candado para luego de ahí sujetar el líder que va al señuelo. Estando ya listos ahora es menester comenzar la faena y pensemos para ello que hemos localizado ya el cardumen de delfines.

ANTES de volar el papalote, tómense su tiempo, vean; es de cru-cial importancia determinar dónde está el frente de la escuela y en qué dirección va. Hecho esto se vuela el papalote, el cual a los 30 metros, lleva un destorcedor donde pega el broche (que se libera al impacto como el de los tangones), habiendo calibrado dicho broche para que se abra a la presión deseada; le colocamos la ani-lla cerámica sujeta a la línea madre, ponemos el carrete de pesca en el portacañas a bobina abierta con la alarma puesta y subimos el palote más, con ello una persona cuida de la caña del papalote mientras el capitán da avante para crear la tracción necesaria en el papalote y el pescador controla la línea principal.

La idea es clara, el pez volador debe tocar el agua y saltar, dar saltos de uno a 3 pies para luego volver a tocar el agua, chapotear un poco y volver a volar. Es muy sencillo saber si lo estamos haciendo bien o no, pues el aspecto que este señuelo da es impre-sionante, si en verdad parece un pez volador lo estamos haciendo bien, si se la pasa chapoteando y dando tumbos, cobramos un poco, si salta demasiado o está fuera del agua le damos más línea. La caña del papalote reposa en un portacañas de preferencia en el lugar más alto posible.

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Esta técnica requiere de un buen equipo. Bien concentrado en la labor, el capitán debe estar viendo la escuela y buscando colocar el pez volador FRENTE a la misma, pasarla de un lado a otro por enfrente, pues si pasamos por los costados o por en medio agarraremos atunes de tallas medias, si queremos los grandes del cardumen, la presentación ha de ser correcta, siempre al frente de la escuela de delfines, pero además el capitán debe cuidar todo el tiempo el papalote pues si el viento cesa o cambia de dirección, habrá de acelerar para crear tracción o cambiar de dirección para evitar que caiga.

El pescador por su parte debe estar muy ocupado, dando línea o cobrando para mantener el pez volador trabajando como debe ser y compensar esas subidas y bajadas del papalote; debe estar también muy atento para avisar al capitán si el papalote se está bajando demasiado o en general de cómo se comporta y además, muy a las vivas para ver la picada que, es la más espectacular que yo haya presenciado, pues es una explosión tras el señuelo, segui-da de un salto de un animal (que debe ser enorme) tras el engaño y como suelen no agarrarlo al primer salto a veces son dos o tres intentos seguidos.

Un grave error es aminorar la marcha, si el atún lo agarra ha de ser en movimiento pues debe ver la conducta natural de un pez hu-yendo. El pescador debe estar muy alerta para que, tan pronto pi-que, avisar, ver que el freno esté en posición de “Strike” y cobrar línea de inmediato, pues la cantidad de línea suelta es enorme, ya que sube al papalote y baja de nuevo al mar y hay que recuperarla cuanto antes. Al aviso de pique, el capitán hará lo suyo dando avante al motor a toda marcha para auxiliar al pescador a ganar la línea suelta cuanto antes.

El clavado ocurre por sí solo y si la pieza es de mediana o gran talla, de inmediato la caña acusa el peso del animal y el carrete comienza a largar línea a velocidad vertiginosa y sacar humo. Si al ver ese espectacular salto fuera del agua del tremendo animal al pique y ver cómo larga línea la caña no les hierve la sangre… les tengo malas noticias, ¡o están muertos o no son seres humanos!

Ahora bien, ocurre que por el oleaje a veces el pique sucede cuan-do el señuelo está en la base de una ola y la cúspide nos impide ver, para eso son los indicadores de picada, que se colocan entre el líder y la línea madre y son, como hemos anotado, una banda de tela gruesa negra que delata el pique de inmediato.

Tenemos que estar MUY despiertos tanto pescador como capitán, pues el pique es muy violento, muy explosivo y si no se detecta a tiempo puede tumbar el papalote y si no recobramos a tiempo la línea suelta perderemos al pez. Tan pronto ocurre el pique, el ayudante de cubierta (o el capitán) deberá recobrar el papalote mientras el pescador se aplica a la pelea.

Esta misma técnica de pesca puede usarse en bancos, y otros sitios con atún, solo que bajo tales circunstancias no sabemos qué se le va a tirar al papalote y pueden ser ejemplares de tallas medianas.

No obstante es tan productiva esta técnica, tan efectiva, que todo aquel que la practica queda prendado de la misma, basten dos anécdotas breves para mostrar su eficacia: en los torneos de atún en Los Cabos, los últimos 3 años al hilo, todos los peces que han punteado, todos los primeros lugares han sido capturados con pa-palote.

Por otro lado y lo sé de primera mano, ¡hay quienes han inclusive obtenido el pique de delfines en el pez volador!, sí, así es, es el único caso en el cual accidentalmente se llegan a engañar a esos “inteligentísimos” animales que ni con la carnada viva mejor pre-sentada pueden ser burlados, eso nos habla de lo extraordinario de la presentación.

Hay quienes en condiciones de muy bajo o nulo viento o para quitarse la monserga de cuidar el papalote le adhieren un globo grande lleno de helio, esto es muy efectivo pero poco práctico y reservado para grandes embarcaciones, capaces de cargar con el tanque de helio para estar llenando los globos.

Otra técnica que solo mencionaré es el “Green stick”, un método de pesca que surgió de la flota de pesca comercial japonesa alta-mente letal, tanto, que está prohibido en todos los torneos y en muchos lugares se le considera un sistema de pesca comercial que necesita una licencia especial para su práctica.

Requiere de una embarcación grande y de equipo muy costoso y especializado, es una máquina de pesca a gran escala si así se quiere. No se necesita decir nada más al respecto.

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La pelea del aleta amarilla.

Ya sea de pie o con silla de combate, debemos tener conciencia que nos enfrentaremos a la lucha más intensa, fuerte y encarniza-da que puede dar algún pez, nos enfrentamos a un “atleta de alto rendimiento con esteroides” en el mar y por ende, si la pieza es de talla considerable, dará una dolorosa pelea. Sí, con los atunes grandes no es nada más que eso, dolorosa sea cual sea la circuns-tancia y si no sabemos perfectamente lo que estamos haciendo, el pez es quien nos va a derrotar.

El atún peleará 9 de cada 10 veces a fondo la totalidad de la pelea, son pocos y raros los casos en que se tiran a superficie por algunos momentos así es que la espalda baja va a sufrir las consecuencias. Conviene terminar la pelea lo antes posible con los ejemplares grandes porque si se alarga puede ser un verdadero suplicio así es que el freno deberá estar bien ajustado.

Si piensan pescar de pie y el pez es de 100 libras en adelante, un arnés que los ate al carrete es fundamental salvo que sean de-portistas consumados. Una defensa, pancera u ombliguera habrá de usarse y debe ser una grande que nos permita apoyarla en los muslos y no en el vientre para crear mejor centro de gravedad (bajo) y mejor equilibrio.

Sean conscientes de sus capacidades y del libraje que pueden ma-nejar, por ejemplo, yo que peso 70 kgs. lo más que controlo con seguridad son 60 libras, los carretes de 80 me llevan y pueden ser un peligro, y es más recomendable en esos casos sentarse para dominar la línea o bajarle al frenado o, mejor aún, usar el libraje que podamos controlar, no obstante, si se tiene la experiencia de-bida y el equipo adecuado, es bajo su responsabilidad aventurarse a librajes más pesados, yo he usado hasta 100 libras de pie y sé que varias veces me lleva, por eso tengo que anclarme con los brazos de algún punto e inclinar mi cuerpo hacia atrás mucho para aguantarlo y en ocasiones, bajar la presión del carrete si siento que me lleva por completo y esto, es una maniobra muy peligrosa.

Decía un amigo en broma que en la pela, “todos los atunes son iguales… solo que hay unos más iguales que otros” refiriéndose a que todos pelean como demonios y a fondo, solo que hay unos más grandes y encastados que otros y nos van a hacer sufrir.

Como hemos dicho, la mayoría de la pelea es a fondo y por eso las cañas cortas ayudan mucho, hay que meter la máxima presión posible pues el concepto es que, si peleamos a su ritmo, nunca lo vamos a cansar (o nos vamos a cansar nosotros primero), la idea es estresarlo lo más posible, forzarlo a dar corridas y pelear al 100% de equipo.

Imaginen que es un atleta de alto rendimiento, si lo dejamos aga-rrar su ritmo él va a ganar, pero si lo presionamos a correr todo

el tiempo, se va a fatigar, quemará todas sus fuerzas rápido y eso es lo que queremos hacer. No hay tiempo para descansar, si uste-des descansan también lo hace el atún, pero él se recupera mejor y más rápido así es que solo hay de dos, o él está robando línea, o nosotros cobrando.

El bombeo es ESENCIAL, si no sabemos hacerlo estamos per-didos, hay que bombear cada que el pez deja de robar línea y el buen bombeo jamás se hace con los brazos, son músculos débiles para esa faena, el bombeo se hace con la cadera, usando las pier-nas y las pantorrillas si es necesario, no se inclinen para adelante, su espalda recta lo más posible, sus brazos estirados, las manos no deben estar más apretadas de lo necesario o se van a acalam-brar pronto, la espalda echada hacia atrás buscando que el pez nos cargue a nosotros y no al revés.

Aquí la doble velocidad en verdad se aprecia. Cuando el pez está corriendo, dejamos el carrete en la alta, pero cuando se “emperra a fondo”, metemos la lenta y con poca línea que ganemos es un buen trabajo.

Si estamos en la silla de combate, la labor será la misma en esen-cia, no echen la espalda para adelante sino atrás, hagan que el pez los cargue, usen las piernas.

La señal de que hemos hecho las cosas bien será cuando el atún comience a nadar en círculos, esta conducta se conoce como “dea-th circles” o círculos mortales y anuncia el final de la batalla si hacemos lo correcto, si no, es señal de que el pez se va a recuperar y la pelea se alargará otra hora o más. Cuando el pez empieza a dar vueltas en círculo, siempre lo hace a fondo en el sentido de las manecillas del reloj (no sé por qué, pero a mí cuando menos, jamás me ha tocado un atún que de vueltas en otro sentido y pa-rece esa ser la regla según he constatado con muchos pescadores locales), y el patrón es siempre el mismo, de las 12’ a las 6’ el pez jala, de las 6’ a las 12’ uno recupera línea.

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La pelea puede en este punto, inclinarse de uno u otro lado de-pendiendo de si hacemos bien este trabajo o no. La idea va a ser meter la máxima presión posible, para eso los carretes con freno de palanca tienen un “Strike” y un “Full” que incrementa 1/3 la presión del freno, aquí pasamos a la velocidad lenta, y empujamos la palanca poco a poco más allá del “Strike”.

De las 12’ a las 6´ solo aguantamos, no pierdan energía en cobrar, con que el pez no robe línea o robe poca basta, concéntrense en el freno, metan la máxima presión que sepan que va a aguantar, no importa si roba línea, solo hagámosle la vida más difícil que podamos, estén listos para bajarle al freno si así lo pide el pez pues es preferible a que rompa la línea, pero tan pronto sintamos que pasa de las 6’ es nuestro turno, hay que bombear y ganar línea. No son bombeos profundos, son cortos, suaves, poderosos, que ganemos lo que sea, una vuelta al carrete, media vuelta, ¼, lo que sea es valioso, no importa si esa misma línea la perdemos en su siguiente paso, el objetivo es meter la máxima presión y mantener lo más estresado posible al animal.

Aquí un capitán experimentado puede ser de mucha ayuda, puede virar la embarcación para maximizar la presión y usar la embarca-ción a nuestro favor y un pescador experimentado usará el sube y baja del bote en las olas como un bombeo a su favor.

Recuerden que si descansamos el pez lo hace también y él se re-cupera más rápido.

Para la izada se requieren un par de ganchos resistentes y de cabo largo, no es necesario el gancho volador y tan pronto el pez está al alcance se clava cerca de la cabeza, si es posible clavar el gancho en el pecho, en la base de las agallas, se desangran muy rápido y no dan tanto trabajo pero con los grandes el cobro suele ser una faena difícil y violenta.

Nunca se debe izar un atún grande que no esté bien dominado porque puede ser un peligro. Subir el peso muerto a bordo, si es un gran atún, requiere de más de un individuo y hay que apalancarse con el francobordo o como se pueda para su izada.

Ahora: ¡a festejar!, pero no olvidemos los cuidados básicos que habremos de darle a la carne para optimizar su sabor.

Lo primero que hacemos es desangrar la pieza, en el pecho, abajo donde se unen las agallas, en la “v” que se forma, se entierra el puñal y se le parte el corazón al pez, así se desangra muy rápido.

En un mundo ideal, se tiene una enorme hielera o bolsa con agua de mar y hielo, de preferencia picado, y en ella se mete el pez a terminar de desangrarse, el proceso en el agua helada hará que el organismo mande toda la sangre que no mana a concentrarse en la parte central del músculo y en la víscera, dejando la carne limpia, de un rojo luminoso y delicioso para el sashimi o el atún sellado, llevándose consigo la sangre el sabor ácido que pudiere dejarle y que caracteriza a los filetes de atún mal cuidados tras su captura.

Si así tratamos la carne, tendremos exquisitos filetes. Al filetear hay que retirar toda la carne oscura y deshacerse de los tendones y quedarnos solo con lo bueno. Los lomos dan postas extraordi-narias para un atún sellado, de la osamenta y los recortes sacamos filetes delgados ideales para el sashimi, y del pecho, que se corta de las agallas a la panza, un extraordinario asado con verduras. Hay quienes se animan a comer el corazón y/o el hígado crudo o en sashimi y por cierto, el ojo del atún es lo que contiene más ome-ga 3 en toda la naturaleza y de él se hacen cápsulas concentradas y por eso no son pocos los que se comen los ojos crudos.

Espero en estas breves líneas llenas de pasión, más que denotar mis carencias como pescador (o escritor), los haya contagiado de la fiebre que tengo por este magnífico pez, haberles transmitido mi pasión por la captura y pelea del que para mí es, sin lugar a duda, el máximo peleador libra por libra de la pesca deportiva… el gran atún aleta amarilla.

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Punta Allen sigue siendo el paraíso para la pesca deportiva en cualquier modalidad. En sus aguas -reconocidas en todo el mundo- abunda el bonefish, el sábalo, el robalo, pargo, el lady fish, jurel, la barracuda y donde resultan muy famosas, las cap-turas con la escurridiza palometa. El entorno único de la ba-hía, la pesca, y sobre todo la estancia en “Punta Allen Fishing Club”: siempre hacen la diferencia.

Publicamos de sus dueños en reseñas pasadas. Pascale Leblanc, una francesa risueña, amiga de los deporte extremos y ávida pescadora y Tizziano Rissoto, constructor de cañas, viajero in-cansable, guía de pesca internacional en varias modalidades y ambos, como decimos en México: “gente a todo dar”.

En nuestro anterior viaje, Tizziano estuvo lanzando con mi caña de spinning, diseñada y construida por Héctor Yamasaki, y una cosa llevó a la otra. Al final de una noche de amena pláti-ca y buenos vinos, Pascale y Tizziano propusieron cursarle una invitación a Héctor para que visitara el campamento. La idea además del encuentro, buscaba más que todo, posibilitar el me-jor intercambio de experiencias, como sin duda resultó.

Después de algunas semanas llegaba Héctor al aeropuerto de Mérida. Nos hicimos amigos a través de un foro de pesca que Héctor creó hace catorce años (foros.pesca.mx) que administra con sus recursos y mucho de su tiempo para los amantes de las cañas y los carretes de habla hispana, que lejos de usarlo para vestirse de hazañas -que no le gusta exponer-, con el tiempo, su dedicación y el concurso de valiosos pescadores de todo el país, este foro se ha convertido en el mejor espacio para leer y compartir experiencias sobre pesca deportiva y temas afines, siendo reconocido en una buena parte del mundo.

Héctor -y lo digo en confianza- es como los ríos, que andan por el bosque en silencio. De personalidad reservada y sencillo, más que callado y poco amante de aparecer en fotos...Es de esos que siempre llegan con la reflexión sosegada, discreta, para intentar desenredar los nudos. También es considerado por muchos, el mejor armador de cañas custom, de México. Ello ha posibilitado que sus diseños se sigan solicitando desde varios países, por lo que cientos de pescadores de México y el mundo, hoy se sienten (o nos sentimos) privilegiados, cuando pesca-mos con una Yamasaky.

El viaje hasta Tulum fue un recuento de historias, rodeados de esa naturaleza que la Península impone, comparte y se deja transitar hasta llegar a la carretera federal 307, que inicia en Chetumal (capital de Quintana Roo) hasta el norte de Cancún. Nos adentramos como en meses anteriores, en un recorrido que puede revitalizar el espíritu de cualquier enamorado del mar, disfrutando un recorrido de más de 40 kms. con un testigo úni-co: las aguas azules e inconfundibles de la costa más oriental del país.

Se abordaron lanchas después de una bienvenida tan cálida como cordial, para compartir el encuentro que pareciera dis-frutarse por amigos de muchos años. Daríamos un pequeño recorrido por la costa, lo que, para alguien que escapa de la vorágine citadina, se tornaba un colirio de emociones; sobre todo, cuando la buena pesca inshore nos mantenía ocupados entre capturas, chistes, y el disfrute pleno por el azul mar.

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Regresamos al caer la tarde. A desempacar, bañarnos y cenar. Héctor, pidió pasar a la cocina para preparar algunas capturas, buen aporte de su pasión culinaria para sorprender a todos, y un buen pretexto para descorchar antes de la cena, el buen vino que comparte siempre la casa. La cena, como ya es costumbre para los visitantes de este campamento, es un valor agregado muy a destacar, sobre todo cuando las buenas atenciones y la plática amena, condimentan las delicias, que la mezcla de coci-na francesa y regional, colman siempre de buenos recuerdos, la estancia en este campamento.

La noche transcurrió entre rones, vinos y quesos, que se bota-neaban con las mejores historias... lo que alguien como yó lla-maría, una noche de puro aprendizaje. Tizziano es un hombre de mundo, con una experiencia incalculable en la pesca y al igual que Héctor, hombres de tropiezos, de soluciones creati-vas, estudios y resultados, con mucha cultura para la vida. Tan ávidos de saber como de enseñar... con la sencillez y la humil-dad de los hombres sabios.

Se sumaba a este recuento Jean–Baptiste Vidal, otro buen pes-cador, guía internacional de fly fishing. Jean-Baptiste es de ori-gen argentino, residiendo en Francia y que al parecer, la suerte hizo coincidir su visita al lodge, con la estancia de Tizziano y Héctor, lo que convirtió la noche, en un verdadero festín de his-torias y experiencias de pesca, por todo el mundo. Jean-Baptis-te es un hombre joven, también escribe para varias revistas es-pecializadas de Europa y había viajado en esta ocasión a Punta Allen por su gran pasión: la pesca del permit o palometa.

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Al amanecer subí por mi café a la terraza-comedor, donde Ti-zziano y Héctor ya estaban en buena plática mañanera. Sobre la mesa algunas cajas de moscas, avíos dispersos y las dos cañas que Héctor había traído; su caña habitual, y otra construida es-pecialmente para este viaje y la pesca de mar; actividad nada habitual para Héctor, tema que evidentemente dilató el desayu-no en lo que Juan, parte importante del lodge, daba las últimas instrucciones antes de partir para la laguna.

Salimos rumbo sur, buscando la entrada a la majestuosa bahía, en una mañana de sol ténue, que no podía resultar mejor.

Nos dividimos en dos grupos, el nuestro rumbo a Isla Iguana, el más poblado de los islotes que forman “Las Tres Marías” muy al sur de la bahía, y el otro grupo intentaría caminar hacia el norte, donde a pesar de estar fuera de época, se intentaría encontrar las palometas que buscaba Jean-Baptiste.

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Isla Iguana tiene muy merecido el nombre. No hay rincón que no deje asomar una cabeza curiosa, o que una larga cola des-cubra el escondite de alguno de estos animales. El agua que rodea esta isla es tan transparente que si no fuera por el viento que movía el espejo de agua, parecíera que esta no existiera. El silencio que nos circundaba, hacía que uno se sintiera en la isla más remota y salvaje del mundo, a cientos de millas de cual-quier vestigio de civilización... lo que era “casi” una realidad.

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Se realizaron muchas capturas de bonefish y lady fish, hubo también dos pequeños baby tarpon, un robalo pequeño y ni se qué cantidad de parguitos que alegraron la mañana. Las palo-metas, al menos en lo que iba de mañana y por nuestros rum-bos, nunca aparecieron... no se dejaron ver.

El paisaje en este lugar, resulta nuevo siempre. Siempre hay un rincón por descubrir, siempre hay un nuevo “bajo” para inten-tarle. La bahía es tan grande como imposible de conocer de una sola vez, lo que obliga a escuchar y dejarse llevar por los guías, que a fin de cuentas son los amos del lugar. Cualquiera que no conozca estas aguas puede perderse con mucha facilidad. El hecho de tener que sortear pequeños islotes de manglar –muy parecidos todos- dejar una ruta por otra, o desviarse por llegar a un “comedero” en la distancia, puede hacer perder la orien-tación, para encontrarnos en minutos en medio de la nada, sin saber hacia donde caminar, como la peor trampa: inofensiva y paciente, que tienta al cazador incauto.

Tizziano pudo pescar varias especies con las dos cañas de Héc-tor, cambiaba de una a otra y comentaba a Héctor, al parecer muy complacido con sus desempeños, lo que dejaba ver entre ambos una buena mancuerna.

Al comienzo de la tarde nos detuvimos para esperar la otra em-barcación, hacer los recuentos y disfrutar del lunch, que siem-pre sorprende. Minutos después, se sumaba el grupo de Jean-Baptiste que sí, había podido localizar una pequeña escuela de palometas logrando dos capturas, que mostró emocionado en fotos. Un buen de chistes e historias cerraban el tiempo de des-canso, para volvernos a separar hacia diferentes puntos.

Se caminaba de un lado a otro o nos volvíamos a subir para que el palanqueo del guía nos adelantara hasta éste o aquél comede-ro, que siempre dejaban algún saldo de capturas. Pasadas las 4 pm el cielo se llenó de grises y el viento cambió bruscamente, obligando la retirada a toda máquina. Cuando llegamos al pe-queño muelle de la playa, sin apagar el motor y bajo la lluvia, Juan salía de nuevo, para traer remolcando una hora más tarde al otro grupo que llegaban con su motor averiado.

Habíamos compartido todo un día lleno de experiencias y sin ser la mejor época, con suficientes capturas; para dejar en claro otra vez que en estas aguas siempre la pasamos de maravilla.

De regreso al campamento solo quedaba tiempo para un buen baño y salir de regreso. Tizziano volaba esa noche a Europa por sus compromisos y Héctor debería regresar igual, por los suyos al D.F. y para ello, aún, deberíamos llegar a Mérida.

La despedida fue más que emotiva, algo apresurada. El camino de 50 kms de terracería hasta Tulúm, lleno de agua y bajo una lluvia que no cesaba, nos obligó a salir antes de que se cerrara la noche. Recogí todo como pude para meterlo a la camioneta después de Héctor, que se había retirado a platicar con Tizzia-no, para salir minutos después y despedirmos de todos, conten-tos y satisfechos, porque en verdad había sido una excelente jornada, sobre todo con encuentros muy positivos para todos, como se esperaba desde el principio.

Llegamos a Mérida pasada la media noche. Bajamos todo, y al no ver el estuche de las cañas pregunté…

-¿Héctor, no me digas que se te olvidaron tus cañas?

–No Rolo, no se me olvidaron…

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Alberto Escamilla / Sisal, Yuc.

Francisco Molina Casares / Alacranes, Yuc.

Adán Hugarte/Cancún,Roo.

Mandanos tus fotos a:[email protected] sé un presumido irremediable

Wilberth y Claudette Camejo / El Cuyo,Yuc.

Sergio Abraham / Alacranes, Yuc.

Rodolfo Figueroa Bringas / Cancún, Q. Roo.

Enrique López Gómez / Progreso,Yuc.Dr. César Rodríguez

/ Cd. Hidalgo, Michoacan

Sebastián Alejandro y Benjamín Nieto / Cancún, Q. Roo.

Rafael Godard padre e hijo / Tampico, Tam.

Mario Lagos y familia/ Veracruz, Ver.

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Jesús Segovia, Marco Semerena / Progreso, Yuc.

Emilio Sansores / Alacranes, Yuc.

José Manuel Hernández/ OaxacaCarlos Marqueda, Emilio Bolio, Genaro Cabral

/ Progreso, Yuc.Carlos Armando / Paraiso, Tab.

Pablo Galeotti / Cancún, Q. Roo. Adriana y Enrique Gómez / Isla Mujeres, Q. Roo.Drs. Edwin y Ariel Trejo /Progreso, Yuc.

Alexis Serrano Becies / La Paz, BCS.Javier Morales / Isla Cerralvo, BCS.

José Sansores / Campeche, Camp.

Adda Barrera / Alacranes, Yuc.

José y Daniel Manrique /Telchac, Yuc.Juan Carlos Meza

/ Cabo San Lucas, BCS.

Efrén lorenzo García / Yelapa, Jal.Alejandro Montero / Jalapa, Ver.

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