toponimia madrileña en el quijote de avellaneda

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Page 1: Toponimia madrileña en el Quijote de Avellaneda

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JOSÉ BARROS CAMPOS

Toponimia madrileñaen el Quijote de Avellaneda

MADRID

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TOPONIMIA MADRILEÑAEN EL QUIJOTE DE AVELLANEDA

Por JOSÉ BARROS CAMPOS

Es curioso observar cómo los topónimos de Madrid y Alcalá de Hena­res se prodigan más en el Quijote de Avellaneda que la toponimia de Ara­gón, a pesar de que, según Cervantes, el autor de la obra es aragonés.

El narrador pasa de largo ante el paisaje rural y urbano de Aragón, an­te los acontecimientos que tienen lugar en tierras aragonesas, y parece de­tenerse morosamente en la narración de los hechos desarrollados en Ma­drid o Alcalá. Se deleita en descubrirnos por dentro estas dos ciudades,algo menos la de Toledo. Nos muestra sus calles, fuentes ... , incluso, losálamos del madrileño Paseo del Prado. Leyendo a AveÍlaneda nos entera­mos de que la Puerta del Cambrón, al entrar en Toledo, queda a la dere­cha y cercana a la Puerta de Bisagra, pues don Quijote veía cómo la gen­te entraba y salía por ella; también nos informamos, sin conocer el planode Alcalá, de que la Iglesia de Santa María la Mayor se levantaba a los piesdel Mercado.

Tales apreciaciones motivaron el siguiente análisis toponímico orde­nado, en gran parte, conforme al itinerario que sigue don Quijote en sutercera salida.

TOPONIMIA ARAGONESA

Da la impresión de que el autor de este Quijote Desamorado apenas co­nocía, si no es por referencias, las tierras, ciudades y villas de Aragón, rei­no que aparece en tres ocasiones a lo largo del libro: «en este reino de Ara­gón [... ], en este famoso reino de Aragón» (Cap. X); «todo el reino deAragón» (Cap. XIII).

La ciudad más nombrada en el Quijote apócrifo es Zaragoza, repetidamás de sesenta veces, pero que, a pesar de tan prolija repetición, deja trasla lectura una sensación de desconocimiento total de Cesaraugusta porparte del autor anónimo.

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Avellaneda presenta a nuestros héroes entrando en Zaragoza: «[...]Sancho también comenzó a arrear su asno y fuese tras su amo, el cual, en­trando parla Puerta del Portillo [... ] calle adelante muy poco a poco, mi­rando las calles y ventanas [... ]» (Cap. VIII). Sólo tiene ojos para la Puer­ta del Portillo y no para el Santuario que domina y da nombre a la Plaza.Henrique Cock describe la entrada de Felipe I1, el 24 de febrero de 1585,por esta Puerta: «Siguiendo a su Majestad, como suele, por la puerta don­de está la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo» 1. Tomás Ximénez de Em­bún y Val dice que «en la Plaza del Portillo se ha reedificado el Santuariode Nuestra Señora de esta Advocación» 2.

Dedica todo el Capítulo X a narrar el juego de la sortija en la calle yplaza del Coso, que aparece cinco veces. Lo que observa en esta calle, apesar de su importancia, son lugares comunes, que puede conocer por re­ferencias de arrieros y viajantes. Dice que es famosa, que tiene ventanas ybalcones y es ancha: «[... ] Volviendo en cielo las ventanas y balcones de lafamosa calle del Coso, a donde podrá vuesa merced hallar a manos llenasdos mil aventuras». Pocas connotaciones para una calle en la que se desa­rrollan casi todas las actividades de don Quijote.

De la Plaza del Pilar sabemos por los capítulos XII y XIII que es anchay está «en ella el sacro templo y dichoso santuario, que es felicísimo de- .pósito del pilar divino» (Cap. XII). La Aljafería, que aparece al describir laentrada y salida de Zaragoza, está acertadamente situada, pero su arte ygrandiosidad no merecen ningún adjetivo: «[... ] a la salida de la ciudaddonde le halló parado frente a la Aljafería» (Cap. XIV).

Hay un recuerdo a los gigantes que desfilan en la procesión del Corpus(Cap. XII), así como una somera referencia a las murallas que defiendenla ciudad: «Esta tapia grande de tierra que la cerca alrededor» (Cap. VIII),o a la institución del Justicia Mayor: «que ninguno hiciese mal a don Qui­jote, mientras él con el otro, que era deudo muy cercano del Justicia Ma­yor, iban a negociar su libertad» (Cap. IX). Pero esta institución del Justi­cia Mayor de Aragón era tristemente conocida en los pueblos de Castilladesde aquel horrendo 20 de noviembre de 1591 en que el verdugo cortó lacabeza de don Juan Lanuza en la plaza pública. En cuanto a los gigantesy las murallas, son realidades comunes en las villas y ciudades del si­glo XVII español.

A lo largo de seis capítulos (VIII-XIII) relata la estancia de don Quijo­te en Zaragoza y en ellos sólo aparecen cuatro topónimos: Santuario delPilar, calle y plaza del Coso, Puerta del Portillo y Aljafería. Sin embargo,

1 Relación del viaje hecho por Felipe JI en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia, Ma­drid, Aribau y ca, 1876, p. 34.

2 Descripción histórica de la antigua Zaragoza, Zaragoza, 1901, p. 149.

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los protagonistas se mueven y actúan en casi toda la ciudad durante sularga estancia.

En la ida y vuelta de Zaragoza aparecen otros topónimos aragoneses:Ateca, Ariza y Calatayud. De Ateca se dice que está cerca de Calatayud yque dista cuarenta leguas del pueblo de don Quijote: «Iré con vuesa mer­ced, si dello gusta, hasta dejarle en su propia casa, aunque haya de aquí aella cuarenta leguas» (Cap. VII). Estas noticias nada nos aseguran sobreel conocimiento de la geografía aragonesa por parte del autor. Son datosque ya aparecen en el Villuga de 1546 o en el Meneses de 1576. Nada senos dice acerca de los ríos, puentes, castillos o monumentos arquitectó­nicos. Mosén Valentín sabe que la distancia entre Ateca y la casa de donQuijote es de cuarenta leguas y, según Alonso de Meneses, Ateca dista deBorox treinta y nueve leguas y media. Como de Borox a Esquivias hay le­gua y media, podríamos decir que entre Ateca y Esquivias hay cuarenta ocuarenta y una leguas. Recordemos que en Esquivias estaba casado Mi­guel de Cervantes.

TOPONIMIA ALCALAÍNA

En su ida hacia la Corte, los protagonistas pasan por Sigüenza, villacercana geográfica y culturalmente a Alcalá de Henares. Se la cita diecio­cho veces entre los capítulos XXIII y XXXv. Aun cuando la estancia escorta, el autor informa de la existencia de un obispo, de una audiencia, deuna cárcel e incluso figura el nombre de un mesón: «Han de saber vuesasmercedes que el armado que miran ha días que me causó la misma ad­miración que a todos les causa; porque habrá como un mes, poco más omenos, que pasó por aquí con el mismo traje que le ven, y posó en el me­són del Sol» (Cap. XXIV). Aquí escribe don Quijote media docena de car­teles desafiando a los caballeros de la villa «a singular batalla». Ofrececuatro topónimos de Sigüenza, tantos como los de Zaragoza. ¿Por qué?Cabe pensar que Sigüenza era más conocida para un madrileño o un al­calaíno que las lejanas poblaciones aragonesas.

Camino de Madrid, llegan a Alcalá de Henares, que aparece unas trein­ta y siete veces entre los capítulos XXI y XXXII. Alcalá es muy conocidapara el autor anónimo. Se citan y definen gran cantidad de topónimos. Nose nombran como lugares comunes, sino que se los determina y especifi­ca por alguna connotación o circunstancia concreta.

La: Universidad cisneriana aparece en tres ocasiones. Presenta a «losmás galanos estudiantes que ilustraban entonces aquella célebre univer­sidad [oo.], porque hay en esta universidad pasados de cuatro mil [oo.]»(Caps. XXII y XXVIII). En el capítulo XXVIII se narran los festejos conque honra la villa a los nuevos catedráticos: «Que ya es hora, pues llegará

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Alcalá de Henares.

en ésta el catedrático al Mercado, que aquí no hay justas ni jayanes de losque vuesa merced ha dicho, sino un paseo que hace la Universidad a undoctor médico que ha llevado la cátedra de Medicina con más de cin­cuenta votos de exceso y lleva delante dél, por más fiesta un carro triun­fal [ ... ], si no fue la que se llevó el año pasado en el paseo del catedráticoque llevó la cátedra de Prima de Teología [... ] y las trompetas y atabalesque vuesa merced oye, es que ya van pasando por todas las calles princi­pales [... ], con más de dos mil estudiantes que con ramos en las manosvan gritando "Fulano, víctor".». «Bárbara, la de la cuchillada», alude a es­tas fiestas universitarias cuando defendiéndose en el capítulo XXII re­cuerda que «en todas las puertas de los conventos y colegios estaba minombre escrito con letras coloradas y verdes, cubierto de coronas y ladea­do de palmas, diciendo: "Bárbara, víctor?». En su respuesta, el estudiantele dice: «Jamás comí en casa de vuesa merced, porque estaba en el Cole­gio Trilingüe, donde dan de comer a los colegiales; pero acuérdome biende que alababan mucho las agujas de vuesa merced ysu limpieza, la cual,según me decían, era tanta, que con sólo un caldero de agua lavaba por elpensamiento dos y tres vientres».

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El autor conoce la vida universitaria de Alcalá. No sólo habla de las cá­tedras, de los colegios universitarios y de los festejos ofrecidos a los nue­vos catedráticos, sino que desciende a pormenores como el de que «en elColegio Trilingüe dan de comer a los colegiales», luego, en otros colegiosno darían de comer. Castillo Oreja afirma que fue «una de las más presti­giosas fundaciones de Cisneros el Colegio de San Jerónimo o Trilingüe» 3.

Dejando la vida universitaria (si en Alcalá se puede) y pasando al pu­lular de los alcalaínos, aparecen a lo largo del libro una serie de topóni­mos que se refieren a calles, mesones, mercados e iglesias.

Comenta Bracamonte que «estaba con otros seis estudiantes amigos enla calle de Santa Úrsula, en las casas que se alquilan allí junto a la IglesiaMayor del Mercado» (Cap. XXII).

Esta descripción de Bracamonte se corresponde con los documentosde la época. La calle de Santa Úrsula existe actualmente. La Iglesia Ma­yor, en la que se bautizó Cervantes, fue quemada en la Guerra Civil y seconservan restos de las columnas al fondo de la Plaza de Cervantes, queocupa el espacio que en el siglo xvn era el Mercado.

Castillo Oreja, en SU obra antes citada, describe así este conjunto:«Periférica en su origen, citada ya a finales del siglo XIII como "la mayorplatza de la villa", la Plaza del Mercado se había convertido (... ] en el cen­tro urbano más importante de Alcalá, desplazando a un segundo plano ala Plaza de los Santos Niños (Justo y Pastor), hasta entonces único núcleode la población. Habían contribuido a delimitarla: por el este, las cons­trucciones del lienzo occidental de la ciudad universitaria; por el norte yel oeste las prolongaciones de los soportales de la calle Mayor y hacia elsur la Iglesia de Santa María» (pp. 94-96).

A este Mercado (actual Plaza de Cervantes) alude el mesonero de Alca­lá cuando dice: «Ya es hora pues llegará en ésta el Catedrático al Merca­do». Las calles que rodeaban al Mercado (Santa Úrsula y Mayor) eran enel siglo XVII y son actualmente de las principales de Alcalá.

Don Quijote se encuentra con la comitiva que victorea al Catedráticoen la calle Mayor y tras la «hazaña» que acomete, lo libera el «autor de lacompañía de comediantes», que «se llegó a él, yéndose acaso paseandopor debajo de los soportales de la calle Mayor» (Cap. XXVIII). Tambiénnosotros podemos pasear actualmente «por debajo de los soportales de lacalle Mayor» de Alcalá.

El paje del Corregidor de Sigüenza cuenta a su amo en el capítu­lo XXIV que «Bárbara de la Cuchillada era mondonguera en la calle de losBodegones de Alcalá, con fama de harto espesa y que había dos meses que

3 En Ciudad, funciones y símbolos: Alcalá de Henares, un modelo urbano de la Españamoderna, Alcalá de Henares, Ayuntamiento, 1982 (Colee. Alcalá Ensayo), p. 106.

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la habían puesto a la puerta de la iglesia de San Yuste en una escalera conuna coroza». Según Castillo Oreja, esta iglesia de «San Yuste», llamadatambién de los Santos Niños, había sido con la plaza de su mismo nom­bre el centro urbano de Alcalá hasta el siglo XVI, época en que se trasladaal conjunto monumental formado por el Mercado, Santa María la Mayor,la Calle Mayor y la Universidad 4.

Aparece, en la anterior declaración del paje, la calle de los Bodegones,en donde Bárbara «estaba como una princesa y tan visitada de estudian­tes novatos que le henchían las medidas y bolsas» (Cap. XXII), hasta elpunto de que le suplicó «el autor con gran boato y fingida cólera: "vuesamerced, señora reina de la calle de los Bodegones de Alcalá, me perdone"»(Cap. XXVI). Esta calle de los Bodegones se llamaba también, según Cas­tillo Oreja, calle de los Mesones. De ahí, la profesión de Bárbara.

Bracamonte increpa a Bárbara «de que salían de sus manos unas mor­cillas verdinegras, que era gloria mirallas; que como la calle era angosta yoscura, no se podía echar de ver la superabundancia de mugre con que con­vidaba al más hambriento machuca de Alcalá» (Cap. XXII). Por Braca­monte nos enteramos de que la calle de los Bodegones era angosta y oscu­ra. Castillo Oreja, al hablar de esta calle, dice: «tal es el caso de la reformaefectuada en la calle de los Bodegones, también conocida como la de losMesones, hoy del Cardenal Cisneros [oo.] situada entre la Puerta de Madridy la Plaza de la Picota; su angostura y frecuentes quiebros, unidos a la con­currencia de la Plazuela del Trigo», hizo que «en 1624 la villa encargara aSebastián de la Plaza [oo.] ensanchar la calzada» (p. 94). Se habla aquí de laPuerta de Madrid. Allí comenzaba la calle de los Bodegones en donde Bár­bara tenía su mondonguería. Esta es la causa de que ella permaneciera conel rostro tapado, pues necesariamente hubiera sido conocida por el meso­nero que, aunque tenía su mesón extramuros de Alcalá, en la Puerta de Ma­drid, estaba en lo que era continuación de la calle de los Bodegones.

En los capítulos IV y V; al relatar la aventura de don Quijote en la Ven­ta del Ahorcado y su servicio a la moza gallega: «Soberana señora, yo es­toy dispuesto para cumplir todo aquello que la noche pasada vos he pro­metido [oo.]. El ventero se volvió a su moza, colérico, diciéndola: "Yo osvoto a tal, doña Puta desvergonzada [oo.]. ¿Así me agradecéis el haberossacado de la Putería de Alcalá y haberos traído aquí a mi casa?"».

Con relación a la «Putería de Alcalá» dice Castillo Gómez: «Antes de1498 sabemos que el llamado "Barrio de la Putería" estaba situado "a lacalle de la Puerta del Vado", seguramente en el tramo de la actual calle del

\ Empecinado, lindante con dicha puerta» 5.

4 Ibídem, p. 56.5 En Alcalá de Henares en la Edad Media: territorio, sociedad y administración. 1118­

1515, Alcalá de Henares, Fundación Colegio del Rey, 1989 (Colee. Alcalá Ensayo), p. 61.

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TOPONIMIA MADRILEÑA

Madrid aparece citada unas sesenta veces en el Quijote apócrifo: docecomo Madrid y las restantes bajo la denominación de Corte. En el capí­tulo XXXV la califica «uno de los mejores lugares del mundo»; en el an­terior la sitúa a «doce leguas de Toledo». Bien es verdad que estas dos afir­maciones son comunes en aquella época. Villuga y Meneses, también fijandoce leguas.

Otro tema manido es el que saca en su conversación Bracamonte(Cap. XXI): «Hasta que llegaron a un grandísimo río [... ] "que sin duda-dijo el jurado- sería el Manzanares 6, pues su grandiosa puente sego­viana muestran que antiguamente sería caudalosísimo». Antes de partirpara Flandes, seguro que Bracamonte había leído los dos sonetosgongorinos: «Duélete de esa puente, Manzanares» (1589) y «Señora do­ña puente Segoviana» (1609). Sin embargo, se trasluce su conocimientode que en el verano ese río disminuía su caudal, lo que hace pensar enuna larga estancia en Madrid 7.

Tampoco hace falta ser madrileño para suponer la existencia de la pro­cesión de gigantes y cabezudos con motivo del Corpus. Este pasaje puedeverse como una réplica de la procesión del Corpus de Zaragoza 8.

Las referencias al Paseo del Prado, citado en ocho ocasiones, tampocoindican conocimiento especial de Madrid; pero sí la del «Prado de SanHierónimo». Se añade al «Paseo del Prado» una nueva precisión: allí se le­vanta el Monasterio de los Jerónimos.

Diríamos que la parte de la toponimia madrileña vista hasta ahoraera muy común a los arrieros y caballeros del siglo XVII. Tan común co­mo la que se ha encontrado sobre Aragón, y como la de la Puerta delSol (Cap. XXXIII); la Plaza Mayor (Cap. XXXI) o la Casa de Campo(Cap. XXXIV). No obstante, se nos habla de la «Huerta de la Casa deCampo», cuyo conocimiento ya no era tan general, exigía una estanciaen Madrid.

En el capítulo XIX se habla del «Convento de la Virgen de Atocha». Es­te monasterio de los dominicos está abundantemente documentado en losautores del Siglo de Oro. Gerónimo de Quintana escribe en el fol. 407 v.sobre el «Convento de Nuestra Señora de Atocha de la Orden de Predica­dores».

6 Uno de los investigadores que más ampliamente ha estudiado el Manzanares es JoséMaría\ Sanz García. Véase, entre otras obras, El Manzanares Río de Madrid, Madrid, Edi­ciones La Librería, 1990.

7 Sobre la inauguración del Puente de Segovia, véase Josa DEL CORRAL; Sucedió en Ma­drid. Hechos curiosos y raros de la historia de Madrid, Madrid, Ediciones La Librería, p. 33.

8 Véase JOSÉ.DEL CORRAL, La vida cotidiana en el Madrid del siglo XVII, Madrid, EdicionesLa Librería, 1999, pp. 107 Yss.

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Aparecen dos nombres en toda la toponimia madrileña que nos dan se­guridad de que el autor de la obra tuvo que permanecer en la Villa y Cor­te por algún tiempo. Se encuentran en el capítulo XXIX: «Fue tanta la quese dieron en el camino, que a las tres y media de la tarde llegaron junto aMadrid, a los Caños que llaman de Alcalá, habiendo salido della a más delas nueve. Viendo don Quijote el calor que hacía [... ] determinó apear enel Prado de San Hierónimo a reposar y gozar de la frescura de sus álamos,junto al caño Dorado» 9.

El día 6 de noviembre de 1621, Antonio de Otáñez presenta la facturade gastos de fontanería: «Más se a de poner un caño de bronce en el cañoDorado». Nos habla en este documento de «la fuente de los muchos ca­ños». Sitúa esta fuente del caño Dorado en el Paseo del Prado 10. Por otrodocumento del Archivo de Villa de fecha 3 de octubre de 1629, sabemosque Cristóbal de Aguilera ordena el pago, por orden del Comisario Juande Pineda, del trabajo que ha realizado Antonio de Otaño: «Ver el dañoque tenía el pilón de la calle de Alcalá». Especifica que tiene «veynticincobaras de encañado y cada caño es de seis dedos de grueso» 11. Nos descri­be «los caños que llaman de Alcalá» 12.

Ambos documentos corroboran estas dos fuentes, cuya existencia pue­de conocerse por oídas, por referencia, pero saber sus nombres y su loca­lización' exacta, sólo puede hacerlo quien viva en la Corte o cerca y quetransite por la calle de Alcalá. Podían conocer estas fuentes las gentes deAlcalá de Henares que venían a Madrid. De ahí la buena descripción deAlcalá y la también excelente del Madrid orientado hacia Alcalá. Al hablarde estas fuentes o caños el autor observa el paisaje campestre: «gozar dela frescura de sus álamos» (Cap. XXIX).

Comenta las costumbres madrileñas: «Pero llegadas las seis, como sin­tiesen la gente que iba saliendo al ordinario Paseo del Prado» (Ibídem).

9 JOSÉ SIMÓN DÍAZ, en Relaciones breves de actos públicos celebrados en Madrid de 1541a 1650 (Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1982, pp. 40-42), incluye una relaciónanónima «de la entrada de sus magestades en Madrid, el domingo 26 de octubre de 1599 yde las fiestas y señores que se hallaron a ellas», de la que copiamos los siguientes frag­mentos: «Más abajo sobre una fuente questá a la entrada del Prado, una figura muy gran­de de la diosa Palas, inclinado el rostro y con las manos ofreciendo las agradables berdu­ras y frescas fuentes de su Prado. En el qual están seis fuentes, de mil diferencias, echandoagua de sí copiosamente [... ]. Entró su magestad por la puerta Real con todo este acom­pañamiento, que fue cosa increíble y vajó al Prado, donde se echó de ver mucho contenta­miento en el mirar de las fuentes, árboles y frescura [... ]».

10 Madrid, Archivo de Villa, 1-121-18.II Madrid, Archivo de Villa, 1-121-17.12 Joss SIMÓN DÍAZ, en op. cit. (cfr. supra, N. 7), p. 206, incorpora otra relación anónima:

«de lo sucedido en esta Corte, sobre la venida del Príncipe de Inglaterra: desde 16 de Marcode 623 hasta la Pasqua de Resurreción», en la que se cuenta cómo «su Magestad salió dePalacio para san Gerónimo, a la una, y se fue en coches cubiertos, por los Ángeles, Red desan Luis, Cavallero de Gracia, y Caños de Alcalá, hasta san Gerónimo»,

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Podríamos completar esta frase con el comienzo del Tranco Primero en ElDiablo Cojuelo de Vélez de Guevara: «Daban en Madrid, por los fines dejulio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles [... ].El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo».

Encontramos varias referencias concretas: Caño Dorado, Caños de Al­calá, costumbre de pasear por el Prado, frescura producida por los ála­mos: «tanta gente, caballos y carrozas, caballeros y damas como allí sue­len acudir» (Cap. XXIX).

Bajo el título de «Cuentas relativas al ramo de caminos y paseos», hayuna serie de documentos del siglo XVII que nos informan de la existencia deálamos en el Paseo del Prado 13. Estas alineaciones de álamos y los paseospor el Prado aparecen ya en Grandezas y cosas memorables de España, dePedro de Medina (1543): «Hacia la parte oriental (de Madrid), luego en sa­liendo de las casas, sobre una altura que se hace, hay un suntuosísimo mo­nasterio de frailes Hierónimos [... ]. Entre las casas y el monasterio hay, ala mano izquierda, en saliendo del pueblo, una grande y hermosísima ala­meda, puestos los álamos en tres órdenes que hacen dos calles [ ... ]. Lla­man a estas alamedas Prado de San Hiéronimo, en donde, de invierno alsol y de verano por gozar de la frescura, es cosa muy de ver y de mucha re­creación la multitud de gente que sale, de bizarrísimas damas, y de biendispuestos caballeros y de muchos señores y señoras principales en cochesy carrozas [ ... ], todas las tardes y noches del estío [oo.]» 14.

En 1574, se escribe en alabanza de Madrid que «tiene las más y mejo­res fuentes y de mejor agua que se hayan hasta agora visto. En el Pradoque dicen de San Hierónimo hay cinco fuentes de singular artificio [.00].Al fin del Prado está otra, con tres golpes de agua. También otra que mi­ra a San Hierónimo, que tiene otros cuatro caños» 15. Gerónimo de Quin­tana, al estudiar las fuentes antiguas, dice: «las del Prado de San Geróni­mo, y entre ellas las del Dorado [... ], la del Prado de San Gerónimo es muycelebrada y con razón, por dos calles que hay de álamos y las muchastacas y fuentes que ay en ella» 16.

Otro dato que fundamenta más la convicción del conocimiento de Ma­drid por parte del anónimo autor es el que aparece en los capítulos XXXIVy XXXV: «Que procurase con Bárbara aceptase el recogimiento que le que­ría procurar en una casa de mujeres recogidas, pues él también se obliga­ba a darle la dote y renta necesaria para vivir honradamente en ella [oo.].

13 Madrid, Archivo de Villa, 1-121-16 a 1-121-19.14 Cito por PEDRO DE RÉPIDE, Las calles de Madrid, 5: ed., Madrid, 1985, p. 514.15 Manuscrito de la Biblioteca de El Escorial a que alude Pedro de Répide en op. cit.

(cfr. supra, N. 8), p. 515.16 En A la muy antigua, noble y coronada Villa de Madrid. Historia de sv antigvedad, no­

bleza y grandeza, Madrid, 1629, fol. 377 v.

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Tomó tan a pechos el persuadir a Bárbara se recogiese en una casa de mu­jeres de su calidad [... ] que ella convencida de sus buenas razones [... ] diocon no poca alegría el sí de hacer lo que se le pedía y perseverar dondequiera que la pusiesen, con que se efectuó su recogimiento dentro de dosdías.»

Isabel Barbeito Cameiro hace referencia a un documento que custodiael Archivo de la Real Casa y Patrimonio, fechado en Madrid el 29 de mar­zo de 1593, por el que se propone a Felipe 11 la conveniencia de «hacer enla Corte un recogimiento de las mujeres mozas perdidas que andan porestas calles ofendiendo a nuestro Señor» 17.

La citada autora estudia este tema a la luz de dos afirmaciones con­trapuestas en el Diccionario de Madoz. En primer lugar dice que la casade «Recogidas de Santa María Magdalena de la Penitencia» tuvo su ori­gen en 1587 en el Hospital de Peregrinos, de donde en 1623 pasaría a lacalle de Hortaleza n." 114. Esto, según ella, lo confirma Andrés de Al­mansa y Mendoza, quien relata cómo ellO de mayo de 1623 «se traslada­ron las arrepentidas de la casa donde estaban en la calle de los Peregrinos,por ser pequeña y en mal sitio, a otra casa más buena que se les compróen la calle de Hortaleza» 18. En otra parte del citado Diccionario de Madozse afirma que «el Instituto de las Recogidas tuvo principio en el año de1601. Estas eran mujeres sin casa ni hogar, que se encargó de recoger enun albergue de la calle de Peregrinos la cofradía de la Vera-Cruz y Nues­tra Señora de Gracia».

Por tanto, tenemos tres fechas distintas, las de 1587 y de 1601, segúnMadoz; y la de la petición a Felipe 11 en 1593. Barbeito recuerda en su li­bro que Magdalena de San Jerónimo «el año 1605 ya alude a la Casa deAprobación de mujeres que se convierten, que hay en la Villa de Madrid,que se llama la Aprobación de la Magdalena» 19.

Sea una u otra fecha, la realidad es que en Madrid desde 1601 existíanuna o más casas de mujeres recogidas. Avellaneda sabía de su existenciaen 1614, y allí lleva a Bárbara «que recogida en una casa de virtuosas yarrepentidas mujeres, está ya apartada de don Quijote y pasa la vida condescanso y sin necesidad, con la limosna que le ha hecho de piedad el Ar­chipárnpano» (Cap. XXXV).

Gerónimo de Quintana, refiriéndose al Hospital de Peregrinos, escribe:«Fuesse continuando esta obra pía de recoger peregrinos por la Vera­Cruz, hasta que por el de mil y seiscientos y uno se reduxo a recogimien­

\ to de las mugeres públicas, que pesarosas y arrepentidas [... ] en diez de

17 En Cárceles y mujeres en el siglo XVII, Madrid, Castalia/Instituto de la Mujer, 1991 (Bi­blioteca de Mujeres), p. 9.

18 En ibídem, p. 13.19 En ibídem, p. 11.

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mayo de mil y seiscientos y veinte y tres se trasladaron a la calle de Hor­taleza» (fol. 452 v.). Bajo el título «Recogimiento de las arrepentidas» des­cribe el traslado de estas mujeres en procesión desde el Hospital de Pere­grinos hasta «la calle de Hortaleza en diez de mayo de mil y seiscientos yveinte y tres» (fol. 454 v.).

Avellaneda conoce no sólo la existencia de la casa-refugio de arrepen­tidas, sino también el medio de subsistencia.

En el capítulo XXXI aparece la Plaza Mayor de Madrid en boca de donCarlos, cuando abrazando a don Quijote le dice: «No llegara a esta Cor­te, señor don Quijote, si no fuera por apadrinarle en la batalla que ha dehacer con el rey de Chipre, Bramidán, sacándole del mundo, pues me di­cen dél está en medio de la Plaza Mayor desafiando cada día a cuantoscaballeros la pasean y venciéndolos a todos, sin haber quien le resista;cosa que tiene al rey y grandes del reino no poco corridos». Esta PlazaMayor había recibido en el capítulo XIII la 'denominación de «Plaza deMadrid».

Montero Vallejo en su artículo «De la Plaza del Arrabal a la Plaza Ma­yor» confirma la existencia de las denominaciones «Plaza Mayor» o sim­plemente «Plaza»: «Así tenemos "Placa del Arraval" en 1527 y 1532; perotambién "Plaza pública" en 1531 y 1541. En cuanto a la expresión "PlazaMayor", Bonet Correa la cita para 1526; nosotros la hallamos en 1527 y1532. En alguna ocasión aparece simplemente "la Placa" -sobradamen­te se conoce cuál es-, como en 1536. Creemos que bastan estas citas, es­cogidas al azar, para ratificar lo que antes afirmábamos para este tiempo,porque tras 1570 lo inusual es no utilizar "Plaza Mayor"» 20.

Según Gerónimo de Quintana, «tras los edificios reales se siguen lospúblicos, entre los quales el más sumptuoso de todos, y que entre los quetiene esta Villa tiene el primer lugar, es la placa mayor, porque es de lamás hermosa fábrica que tiene España [...]. En todo el ámbito de la placaay sus soportales capazes de ancho y alto para el passo de la gente, aun­que vaya a caballo [oo.]. Derribóse la vieja, que se hizo en tiempo de donJuan el Segundo» (fol. 375).

Pedro de Répide, en Las Calles de Madrid, describe así la Plaza Ma­yor: «Es una de las plazas más bellas de España y de Europa, conservatodo su carácter tradicional [oo.]. En este lugar estaban las lagunas deLuján, llamadas así por estar en tierras de los Lujanes del Arrabal, lina­je a que perteneció la casa y torre tan famosas, y cuando en tiempo dedon 'Juan Il comenzó a formarse una plaza en tal paraje, fue llamadatambién del arrabal, pues quedaba fuera de la muralla [oo.]. En 1494 co­menzó a regularizarse la Plaza del Arrabal, ateniéndosea las disposi-

20 En Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 25 (1988), p. 3,51.

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ciones de los Reyes Católicos [... ]. Yen 1591 se hablaba como de cosamuy antigua de los soportales de la plaza, que ya se denominaba Mayor[... ]. A'principios del siglo XVII era tan ruinoso y feo el aspecto de la vie­ja plaza, que Felipe III determinó la construcción de esta que conoce­mos» (p. 166).

José Deleito y Piñuela, en Sólo Madrid es Corte, comenta que «la PlazaMayor hecha por Felipe III a imitación de la que había dejado en Valla­dolid era el corazón de la Villa en el siglo XVII; destacaba, entre todas lasexplanadas matritenses, por su amplitud, hermosura y señorío, y mereciólos más fervientes elogios de propios y extraños» 21. Según José del Corral,la Plaza Mayor se inauguró el 15 de mayo de 1620, con motivo de las fies­tas organizadas para celebrar la beatificación de San Isidro 22

Virginia Tovar, en Arquitectura madrileña del siglo XVII 23, hace un estu­

dio muy completo de esta Plaza. En él transcribe documentos de los si­glos XVI y XVII. Al referirse a la Casa de la Panadería dice que «la Plaza delArrabal comenzó a tener vida al final de la Edad Media, como un ensan­che natural, fuera de los muros de la ciudad, sin apenas importancia co­mo núcleo existencial, ya que la concentración de la población estaba en­tonces en la Plaza del Salvador o en el entorno del Alcázar».

Al jsalir de Madrid, camino de Toledo, que queda a «doce leguas»(Cap. :XXXIV), pasaron el protagonista y sus acompañantes por Getafe,«ofreciéndoseles por el camino graciosísimas ocasiones de reír, particu­larmente en Getafe e Illescas» (Cap. XXXVI). Una vez curado en el Nun­cio de Toledo, vuelve don Quijote a Madrid, donde convence de su cordu­ra a Sancho que «estaba en prosperidad», y no sólo convence a Sancho,sino también a personas tan graves como el «Archipámpano» y el «prín­cipe Perianeo». Todos tres le dieron dinero para que volviera a su tierra«pero como tarde la locura se cura [... ], comprando otro mejor caballo, sefue la vuelta de Castilla la Vieja [... J, llevando por escudero a una moza desoldada que halló junto a Torre de Lodones [... ], y haciendo grandísimasquimeras sobre él la encomendó hasta que volviese a un mesonero de Val­destillas» (Ibídem).

Figuran otros dos topónimos madrileños, Getafe y Torrelodones, sobrelos que no añade nada. Pasa de largo, como hizo en tantas villas caminode Zaragoza. Aparece un topónimo, Valdestillas, en donde se despide desu «moza de soldada». La venta de Valdestillas está a cuatro leguas de Va­lladolid ya tres de Olmedo. Este topónimo, can el de Valladolid, sería untributo a la patria chica (Tordesillas) del Licenciado Alonso Fernández deAvellaneda.

21 Madrid, Espasa-Calpe, 1968, p. 36.22 En El Madrid de los Austrias, Madrid, Avapiés, 1983, p. 35.23 Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1983, pp. 400-413.

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TOPONIMIA TOLEDANA

Deja tierras madrileñas el engañado don Quijote, y entra por Illescasen toledanas tierras. Camina pensando en liberar a la ciudad del Tajo y, ala vista de Toledo, «el paje fue caminando un poco adelante, guiando de­recho hacia la Puerta que llaman del Cambrón, dejando a la mano iz­quierda la de la Bisagra» (Cap. XXXVI). Podemos comprobar ahora laexactitud de estos datos. Pero es más, para indicar la proximidad de lasdos puertas añade: «mas como don Quijote no viese rumor de gente deguerra alrededor de la ciudad y viese por otra parte, entrar y salir libre­mente por la puerta de Bisagra todos cuantos querían» (Ibídem). Cual­quier arriero y muchos caballeros podían hablar de estas puertas e inclu­so de su cercanía. No suponen, pues, gran conocimiento de la ciudadImperial.

En dos ocasiones hace referencia al Castillo de San-Servando: 1) «ypues Miguel de Cervantes es ya de viejo como el castillo de San Cervan­tes» (Prólogo); 2) «Otros se fortifican en el castillo de San Cervantes»

Castillo de San Servando (San Cervantes).

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(Cap. III). Se confunde irónicamente San Servando con San Cervantes;pero esta confusión no es ocurrencia exclusiva del autor. La misma con­fusión, aunque no humorística, la tuvo el vulgo medieval -según Gar­cía Carraffa- quien, al hablar del Ricohombre Nuño Alonso, dice que«por haber sido éste uno de los ganadores del Castillo de San Servando,de las afueras de Toledo, tomaron el nombre de esa fortaleza por apelli­do, pero con la denominación que le había dado el vulgo de Castillo deSan Cervantes, en razón de su etimología, pues Cervantes viene de Ser­vández» 24.

El supuesto autor aragonés no sólo conoce la existencia de este casti­llo, entonces en ruinas, sino que también sabe con qué nombre lo conoceel vulgo desde antiguo. '

En el capítulo XIV asegura Sancho a su amo, estando en Zaragoza, quesi le «diese cada día dos o tres docenas de liciones en ayunas, que está elingenio más quilotrado de lo que tengo de her, que me obligase dentro deveinte años a salir tan buen caballero andante como le haya de Zocodoveral Alcaná de la Imperial ciudad de Toledo». Zarco Moreno sostiene: «Laplaza toledana por antonomasia: Zocodover. Por este lugar ha pasado to­da la historia de Toledo [ ... ]. Nacida como mercado "de las bestias" foroy zoco, arena de fiestas y tablado para ejecuciones» 25.

Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, obtenidas enToledo el año 1751, «ay en esta ciudad todos los días martes del año Mer­cado franco de Alcavalas por Privilegio de la Magestad del Señor Rey donEnrique, del año de mil quatrocientos sesenta y cinco, que se celebra enla Plaza de Zocodover» 26.

En el Tesoro de la Lengua de Cobarruvias, leemos: «Alcaná. Es una ca­lle en Toledo muy conocida, toda ella de tiendas de mercería [ ... ]. Esta ca­lle antiguamente tenían poblada los judíos tratantes; yen tiempo del reydon Pedro, sus hermanos don Padrique y don Enrique, queriendo encas­tillarse en la ciudad de Toledo, les resistieron la entrada por la puente deSanmartín muchos cavalleros».

Esta calle toledana debía de ser conocida, por lo menos de oídas, porSancho, que vuelve a recordarla por tierras de Calatayud: «Pues sepa vue­sa merced -replicó él- que aquel cura era grande hombre, porque habíaestudiado en el Alcaná toda la latrinería del pe a pa. -Alcalá, dirás -di­jo don Quijote-; que en el Alcaná de Toledo no se aprenden letras, sinocómo se han de hacer compras y ventas de sedas y otras mercancías»(Cap. XXI)

24 Diccionario heráldico y genealógico de Apellidos Españoles y Americanos, t. XXIV, Ma­drid, 1926, p. 109.

2S Toledo, León, Editorial Everest, [s/a.] (¿1967?), p. 16.26 Toledo, Alcabala del Viento, 1990, p. 124.

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En el capítulo XXXIII se queja Sancho en Madrid de que lo pongan pa­ra comer en una «mesilla menor que un arnero, siendo yo tamaño como latarasca de Toledo». Ni el Alcaná ni la tarasca suponen gran conocimientode Toledo, pero sí la «casa de los orates de Toledo», también llamada «ca­sa del Nuncio». Curiosamente, el topónimo toledano más repetido despuésdel de la Ciudad Imperial. Aparece por primera vez en el capítulo XXIII yse repite con frecuencia en los tres últimos del libro, pero siempre como«casa del Nuncio». Así la llama Vélez de Guevara en el Tranco Cuarto desu Diablo Cojuelo: «Mucho mejor fuera llevarle a casa del Nuncio, dondepudiera ser, con bien justa causa, mayoral de los locos».

José Antonio de Estrada describía así en 1747 la ciudad de Toledo: «Alpresente tendrá cuatro mil vecinos; se entra por cinco puertas principales,sin otras intermedias para su comercio; contiene diez y siete plazas con laafamada de Zocodover [... ]. Para mujeres hay varios [refugios]; y veintio­cho hospitales, con el del Nuncio, célebre para curar dementes» 27.

En el Catastro de Ensenada los encuestados aluden en más de mediadocena de ocasiones al «ospital del Nunzio». A la pregunta 30a

: «Si hayhospitales, de qué calidad, qué Renta tienen y de qué se mantienen», con­testan: «Otro título de la Visitazión llamado del Nunzio, donde se asiste ycura a los Dementes, enfermedad de locura y tienen de Renta anual en es­ta Ciudad, en casas, juros, tributos y benefizios, doce mil doscientos y cin­cuenta reales, poco más o menos». No es éste de los hospitales que másrenta tienen en Toledo. Le superan en estas fechas el de la Vocación de laSanta Cruz, Nuestra Señora de la Misericordia, Piadosa Hermandad deNuestra Señora del Refugio, Corpus Christi, Nuestra Señora de la Paz, Se­ñor San Yldefonso, San Juan Bautista y San Miguel. Sin embargo, sabe­mos por Avellaneda que contribuyen a su sostenimiento las limosnas des­tinadas a los que a ellos se retiran: «y obligó con no pocas dádivas a quehiciesen lo mesmo a los sobrestantes de la casa y encomendó cuanto lefue posible a los amigos graves que tenía en Toledo el mirar por aquel en­fermo, pues en ello harían grandísimo servicio a Dios» (Cap. XXXVI).

TOPONIMIA MANci-IBGA

Aun cuando la toponimia toledana podría ser considerada tambiénmanchega, en este apartado nos detendremos en otros puebles, villas y pa­rajes nombrados por Avellaneda, sin importarnos su actual situación po­lítico-administrativa.

Aparece Olías en el soneto de Pero Fernández, del Prólogo: «Los fechasemás sin tino y cabezudos, que se han visto de Illescas hasta Olías». Ade-

27 En Población general de España, vol. l. Madrid, 1747, p. 152.

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lanta en este soneto lo que luego dirá en el capítulo XXXVI, al narrar elviaje de don Quijote hacia el hospital del Nuncio de Toledo: «Salieron dela Corte y caminaron para Toledo, ofreciéndoseles por el camino gracio­sísimas ocasiones de reír, particularmente en Getafe e Illescas». Las «oca­siones de reír» las causaban «los fechos más sin tino y cabezudos que sehan visto desde Illescas hasta Olías», es decir, hasta Toledo, ya que Olíasestaba a dos leguas de la ciudad Imperial, en el camino de Madrid.

El Toboso, patria de Dulcinea, se cita en varias ocasiones: «Verá la co­cina llena de asadores, con dos o tres ollas como medias tinajillas de lasque usamos en el Toboso» (Cap. X). «Seamos amigos usque ad mortuo­rum; y en lo de la ida al Toboso a verse con mi mujer, yo le doy licenciapara que lo deje» (Cap. XIV). «No parecéis sino uno de los montes de pezque hay en el Toboso para empegar las tinajas» (Cap. XXXIII). «Carta pa­ra Marigutiérrez, mi mujer en el Argamesilla de la Mancha, junto al To­boso [... ]. No he estudiado -respondió Sancho- en Salamanca; perotengo un tío en el Toboso» (Cap. XXXV). El Toboso aparece casi siempreen boca de Sancho. Avellaneda juega con el lector ofreciéndole una seriede datos de los cuales unos son ciertos y otros falsos.

En los capítulos X y XXXIII alude Sancho a una de las industrias delToboso, la fabricación de tinajas: «medias tinajillas que usamos en el To­boso» y «uno de los montes de pez que hay en el Toboso para empegar lastinajas». Nos introduce aquí un dato falso: «usamos en el Toboso»; puesSancho no es natural del Toboso ni vive en él. Noticia cierta: la fabrica­ción de tinajas. José Antonio Vizcaíno explica que «gran parte del Tobosoestá hueca por debajo, a causa de la extracción de arcilla para la fabrica­ción de tinajas [... ]. No lejos del pueblo está el que le dicen Cerro Tinajas,en el camino de Pedro Muñoz» 28.

En el capítulo XIV Sancho perdona al soldado y le da licencia para noir al Toboso a verse con su mujer. He aquí una información falsa. Ni San­cho ni su mujer viven en el Toboso. En el capítulo XXXV dice Sancho queArgamesilla de la Mancha está junto al Toboso. Falso, la Argamasilla máscercana dista unos 50 kilómetros del Toboso.

Da la impresión de que el autor no conoce el Toboso, no sabe situarlogeográficamente, pero por otra parte conoce su industria de tinajas y alu­de a su feria de paños: «Mejor será, si bien lo miras, emplearlos en pañosy llevarlos a la feria del Toboso» (Cap. XXI).

Repite «Argamesilla» una docena de veces. En La Mancha hay dos Ar­\ gamasillas, la de Alba y la de Calatrava. La mayoría de los críticos cervan­

tinos opinan que se trata de Argamasilla de Alba. Pero Astrana Marín de­fiende la opción de Argamasilla de Calatrava, porque «Argamasilla de Alba

28 En Caminos de la Mancha, Madrid, Ed. El Avapiés, 1966, p. 278.

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Casa del Ahorcado, próxima a diversos lugares citados por Cervantes.

no estaba en la ruta, frecuentemente recorrida por Cervantes» 29. Y, sin em­bargo, una legua antes de Almodóvar del Campo está Argamasilla de Cala­trava, «la única a que aludió por tanto Cervantes» (Ibídem).

En el camino de Toledo a Córdoba, se pasaba -según Meneses- porCaracuel, Almodóvardel Campo, Venta del Molinillo, Venta Tejada, etc.Almodóvar tenía como anejos varios lugares, entre ellos Tirteafuera, Re­tamal, Navaeerrada y Brazatortas. Estas tierras fragosas de Almodóvar y,

29 En Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, 1948-1958,vol. IV, p. 84.

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sobre todo, las que se extienden entre Brazatortas y Fuencaliente debie­ron ser muy recorridas y exploradas por Cervantes. De ellas aprovechógran cantidad de topónimos para sus obras: «Tirteafuera, que está entreCaracuel y Almodóvar del Campo, a la mano derecha» (Quijote, 11). «LaFuente de la Pizarra» y «Venta Tejada» (La Ilustre Fregona). «Venta delMolinillo» y «Venta del Alcalde» (Rinconete y Cortadillo). «Fuente del Al­cornoque», «El Arroyo de los Batanes» y «El Val de las Estacas» (Quijo­te, I).

Al referirse a Argamasilla, Astrana Marín contrapone a los dos autoresdel Quijote: Cervantes «conocería a muchos labradores del pueblo, vecinos,arrieros o trajinantes [... ], quien no sabía de ella ni el nombre, era el encu­bierto Alonso Fernández de Avellaneda, el cual siempre la llama Argamesi­lla, prosodia que detecta, sin duda, a un nativo del Reino de Aragón» 30.

Sin embargo, en estas tierras de valles, arroyos y montañas que confi­guran la orografía del Valle de Alcudia, conoce Avellaneda la «Casa delAhorcado». En el capítulo IV del libro apócrifo se nos relata «cómo donQuijote de la Mancha y Sancho su escudero, salieron tercera vez de Ar­gamesilla» para ir a las «famosas justas de Zaragoza». En la ruta encon­traron a dos viandantes a los que interrogó «Sancho diciendo: dígannos,señores caminantes; aquella casa que allí se ve, ¿es venta o castillo? [...].Los caminantes dijeron: «si vuesa merced es servido, señor caballero ar­mado, aquella es la venta que llaman del Ahorcado». Actualmente se en­cuentran las «casas del Ahorcado» a la derecha de la carretera 420, en elsentido Fuencaliente a Brazatortas, y entre los kilómetros 135-136, comopodemos comprobar en el Mapa General de la Cartografía militar de Es­paña ",

Si observamos el citado mapa vemos que la «Venta del Ahorcado» dis­taba en línea recta unos dos kilómetros de Puerto Veredas y unos cinco deBrazatortas. A unos siete kilómetros estaba la «Venta de la Inés» o «del Al­calde». Cerca estaba también la «Venta del Molinillo», por otro nombre«de la Divina Pastora».

En esta Venta del Ahorcado cenó Sancho «con la ayuda de un gentilazumbre de lo de Yepes, de suerte que se puso hecho una trompa». Losvecinos de Fuencaliente, en el Valle de Alcudia, y a 30 kilómetros de laVenta del Ahorcado, declaran en 1576 que tienen escasez de vino que «vie­ne de Andalucía y Mancha».

A Sancho le sirvieron un vino de Yepes, por tanto, de La Mancha. Ye­\ pes está a dos kilómetros de Ciruelos, en donde se habían establecido los

caballeros de Calatrava, tras la derrota de Alarcos. A esta Orden de Cala-

30 En op. cit., p. 87.31 Serie L. Brazatortas. 17-33 (835). Punto UH832768.

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trava pertenecía el Valle de Alcudia, dentro del cual se levantaba la Ventadel Ahorcado.

El autor del falso Quijote conoce esta venta cercana a tantos lugarescervantinos de dicho valle. No sólo conoce la venta, sino que sabe tambiénde dónde es el vino que se sirve en ella.

La Orden de Calatrava, administradora del extenso, fragoso y transita­do Valle de Alcudia, había establecido algunas ventas para ayuda y pro­tección no sólo de los pastores que en transhumancia arribaban a ella através de seis cañadas reales, sino también para proteger de salteadores alos muchos arrieros y viajantes que desde la Meseta bajaban a Andalucíao viceversa. Los caminos reales que unían a Toledo y Madrid con Córdo­ba y Sevilla atravesaban el Valle de Alcudia. Vélez de Guevara, en el Tran­co Quinto de su El Diablo Cojuelo, demuestra conocer estos caminos deToledo a Córdoba, y pone en boca del Cojuelo: «Vamos y sígueme por ella,don Cleofás; que hemos de ir a comer a la venta de Darazután, que es enSierra Morena, veinte y dos o veinte y tres leguas de aquí».

Diego Perona Villarreal manifiesta en Geografía Cervantina 32 que: «Elmesón de la Bienvenida fue construido y pertenecía a la Orden de Cala­trava y, con algunos otros, servía de refugio y hospital a los pastores de latranshumancia». Este mesón de la Bienvenida distaba en línea recta unosdieciséis kilómetros de la Venta del Ahorcado, como puede comprobarseen el Mapa General antes citado.

Sancho hace referencia a otros dos topónimos manchegos, que sólo co­noce por la calidad de sus vinos: Yepes y Villarrobledo.

CONCLUSIÓN

Cuanto acabamos de exponer, conduce a las siguientes considera­ciones:

Si Alonso Fernández de Avellaneda es natural de Tordesillas, como senos dice en la portada de la primera edición, sería de esperar que aflora­ra a lo largo de la obra alguna referencia a Valladolid. No es así. En cuan­to al conocimiento de Aragón por parte del autor del falso Quijote -ara­gonés según Cervantes-, parece bastante superficial.

El estudio toponímico de Alcalá de Henares demuestra que el anónimoautor no sólo conocía la Universidad y los Colegios Mayores -en especialel Trilingüe-, sino también el ambiente universitario de estudiantes y ca­tedráticos. Sitúa la Iglesia de Santa María la Mayor y la de San Yuste, don­de Bárbara sufre la humillación inquisitorial. Conoce la calle Mayor, la deSanta Úrsula y la de los Bodegones, que terminaba en la Puerta de Madrid.

32 Madrid, Espasa-Calpe, 1988, p. 36.

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No le son ajenos los hábitos y costumbres de los alcalaínos; así en el «Ba­rrio de la Putería», en el Mercado... Desciende a pormenores. Sabe que elMercado está junto a Santa María la Mayor; que la calle Mayor tiene so­portales para pasear. Sin embargo, este mismo autor, en Zaragoza, no re­para en la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo, que según Henrique Cock,era lo más importante a la vista en la Puerta y Plaza del Portillo.

En cuanto a la geografía madrileña, el Quijote que comentamos con­tiene unos veinte topónimos frente a los pocos propios de Aragón. Vea­mos: Corte, Madrid, Caños de Alcalá, Caño Dorado, Prado de San Hieró­nimo, Paseo del Prado, Plaza Mayor de Madrid (o Plaza de Madrid), ríoManzanares, Puente Segoviana, Puerta del Sol, Casa de Campo, Huerta dela Casa de Campo, Casa de Mujeres Recogidas, Convento de la Virgen deAtocha, Getafe, Torre de Lodones. A todas luces vemos el gran conoci­miento que el autor tiene de Madrid.

Hemos encontrado al menos unos ocho topónimos de Toledo, que de­muestran un mayor conocimiento de la vida toledana que de la aragone­sa: Illescas, Castillo de San Cervantes (San Servando), Plaza de Zocodo­ver, Alcaná de Toledo, Puertas del Cambrón y de Bisagra, Casa de Oratesde Toledo o Casa del Nuncio.

En cuanto al conocimiento del autor sobre los pocos pueblos manche­gos que Cita, siendo escaso, supera al que parece poseer de las tierras ara­gonesas.

Concluyendo, «el vallisoletano» o «aragonés» Avellaneda demuestrahaberse olvidado de Valladolid; conocer escasamente Aragón, aún menosque La Mancha y, por supuesto, que Toledo. Sin embargo, las sucesivas re­ferencias topográficas, e incluso costumbristas, que va plasmando a lolargo de su pseudo plagio lo acreditan como persona que -cuando me­nos- residió en Alcalá de Henares o Madrid.

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