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    TERRORISMO Y DEMOCRACIA

    Ulises SCHMILL ORDEZ*

    SUMARIO: I.Introduccin. II.El modelo del mandato. III.Ele-mentos en el paradigma del terrorismo. IV. La igualdadcomo fundamento conceptual reconstructivo de la democra-

    cia y el principio de mayora. V. Terrorismo y democracia.VI. Terrorismo y anarquismo. VII. Bibliografa.

    I. INTRODUCCIN

    En este ensayo se harn algunas consideraciones de carcter pu-ramente analtico, sobre las relaciones entre los conceptos deterrorismo y democracia. Se har una construccin tericade los mismos, con base en las variaciones posibles que puedesufrir el modelo del mandato, el que, por otra parte, ha servidopara la construccin de un modelo positivista del derecho. Portanto, el lector de este ensayo no debe esperar encontrar apor-

    taciones, producto de una investigacin emprica, sobre el fen-meno del terrorismo. Algunas de las tesis que se aceptan sonverdades conocidas por todos. La justificacin de este ensayoconsiste en que, en relacin con esas tesis, se ofrece una fun-damentacin en la teora del mandato y se hace explcito cmoun concepto adecuado de la democracia permite comprender, con

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    * Fue magistrado del Tribunal Fiscal de la Federacin, embajador en Aus-tria y Alemania y presidente de la Suprema Corte de la Nacin. Es profesorde tiempo completo en el ITAM.

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    un poco ms de claridad, su contraposicin con los sentidos sub-yacentes en los actos de terrorismo.

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    II. EL MODELO DEL MANDATO

    Desde el inicio de la poca moderna, en especial, a partir delsiglo XVII, con Grocio, Pufendorf, Tomasio y Hobbes,

    2 se ha

    concebido al derecho con base en el concepto del mandato, en-

    tendido como la expresin de la voluntad de un sujeto dirigidaa otro, con objeto de determinarlo a que realice una conducta

    especfica, aquella que es, precisamente, la materia del mandato.Esta corriente doctrinal que toma al mandato como punto de

    partida para comprender al derecho ha sido retomada en pocasms recientes, de manera muy brillante, por Bentham,3Austin,4

    Kelsen5

    y Hart.6

    No es este el lugar para exponer las distintasmodalidades que el concepto del mandato adquiere en las teorasde cada uno de estos autores. Lo nico que me interesa destacares una caracterstica, muy notable, de la teora de Kelsen, queno se encuentra en ninguno de los autores mencionados, que le

    permiticonstruir lo que es posiblemente la teora ms completay original sobre el derecho en el siglo XX.

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    1 Algunos textos sobre la democracia, que he publicado en otro lugar, sern uti-lizados en este ensayo. El terrorismo es una situacin tan grave socialmente que elanlisis de sus supuestos y caractersticas conduce, de manera necesaria, a tocar temasfundamentales de la teora del derecho y del Estado, algunos de los cuales se encontrarnbosquejados brevemente en este ensayo.

    2 Cfr. las excelentes y claras exposiciones de las teoras de estos autores en ellibro de Olivecrona, Karl, Law as Fact, Londres, Stevens & Sons, 1971.

    3 Cfr.Bentham, Jeremy, Of Laws in General, Edited by H. L. A. Hart, University

    of London, The Athlone Press, 1970, cap. I.

    4 Cfr. Austin, John, Lectures on Jurisprudence, Verlag Detlev Auvermann KG,

    Glashtten im Taunus, 1972, lect. I.5 Cfr.Kelsen, Hans, Teora pura del derecho, trad. Roberto J. Vernengo, Mxico,

    UNAM, 1979.

    6 Cfr. Hart, H. L. A., El concepto de derecho, trad. Genaro R. Carri, BuenosAires, Abeledo Perrot, 1968, cap II.

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    Todos los autores que aceptan al concepto del mandato como

    el punto de partida terico para la determinacin de las carac-tersticas esenciales del derecho, aceptan que el mismo se en-cuentra relacionado, de manera directa en unos autores e indi-

    recta en otros, con el concepto de la coaccin, es decir, de laimposicin a determinado sujeto de una sancin, incluso por me-dio de la fuerza fsica, i.e., con violencia, para el caso de in-cumplimiento de la norma constitutiva del mandato. La sancino castigo es, entonces, concebida como algo ajeno al mandato,

    como un posible acontecimiento situado en el plano de la reali-dad, que determina su concepto de manera esencial, pero que

    no forma parte integrante del mismo. Hay un mandato, se afirma,

    cuando existe la expresin de una voluntad (o del deseo) de unacierta persona para que otra se comporte de conformidad con el

    contenido de esta voluntad manifestada y el emisor del mandato

    se encuentra en posicin de poder infligir un mal, la sancin,para el caso de incumplimiento del mandato. Lo que interesadestacar es que en esta teora de la coaccin externa al mandato,

    como la podemos denominar, se encuentra el fundamento de la

    concepcin dualista del derecho y el Estado, en la medida queste se concibe como un aparato real coactivo, es decir, comopoder y aqul como la norma cuyo cumplimiento ha de estar

    garantizado por medio de dicha coaccin externa. Tenemos, en-tonces, por un lado, normas imperativas de mandato, que expre-san la voluntad de un sujeto para que otro se comporte de cierta

    manera y, por otro lado, una organizacin real y efectiva encar-gada de sancionar el incumplimiento de los mandatos.

    La novedad de la teora de Kelsen consiste en una decisinmetodolgica muy importante y de grandes consecuencias: en

    vez de considerar a la norma como un imperativo cuyo contenidoes la conducta querida por el emisor del mandato y a la coaccincomo exterior al mandato, decidi introducir la coaccin dentrode la semntica del mandato, dentro de su significado, no con-siderndola exterior al mismo. Con ello, el contenido fundamen-tal de las normas consiste en las facultades de los rganos com-

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    petentes para imponer la sancin establecida en la propia norma,bajo la condicin de la realizacin de una cierta conducta espe-cfica establecida, tambin, en la propia norma. Se oper, enconsecuencia, una revolucin en la concepcin sobre el derecho.Con este paso conceptual, el derecho es concebido como un con-

    junto de normas cuya esencia es expresada por medio de enun-

    ciados que establecen qu debe ser la coaccin dirigida contrauna persona si se dan ciertas condiciones establecidas en las pro-

    pias normas. De esta manera, los enunciados que describen a

    las normas jurdicas tienen una forma condicional o, como diceKelsen con una terminologa usada por los lgicos del siglo an-tepasado, son juicios hipotticos que enlazan una coaccin a cier-tos supuestos o condiciones. Este procedimiento conceptual lo

    he denominado interiorizacin semntica de elementos conteni-

    dos en el paradigma del mandato. Kelsen nunca explicit esteprocedimiento, pero lo realiz.

    En consecuencia, tenemos los siguientes elementos: un sujeto

    (el emisor del mandato), que se encuentra en una situacin aver-siva y desea o quiere que otro sujeto (el destinatario del mandato)

    se comporte de cierta manera; para lograr que ste realice laconducta deseada emite un mandato que la especifica y establece

    el mal con el que amenaza al destinatario del mandato para el

    caso que ste no realice dicha conducta deseada. Por lo tanto,desglosando lo anterior encontramos:

    1. Un sujeto determinado (el emisor del mandato).

    2. Un sujeto receptor (destinatario del mandato).

    3. Situacin aversiva en que se encuentra el emisor del man-dato (situacin aversiva).

    4. El emisor establece, crea o produce un mandato (emisindel mandato).

    5. El emisor del mandato se encuentra en la posibilidad fcticade infligir un mal al destinatario para el caso de que no

    realice la conducta deseada, es decir, que incumpla con el

    mandato emitido (capacidad de sancionar).

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    6. El emisor especifica el mal con el que amenaza y las con-

    diciones que deben darse para que ejecute el mal con el

    que amenaza al destinatario (determinacin de la sanciny de sus condiciones).

    7. Recepcin del mandato y de la amenaza por parte del des-tinatario (recepcin del mandato).

    8. La funcin del mandato es la obtencin de un reforzador,primario o secundario, positivo (obtener un beneficio) o

    negativo (librarse de una situacin aversiva) (finalidad de

    la emisin del mandato).9. Conducta del destinatario cumpliendo o no con el mandato(cumplimiento o no del mandato).

    10. Conducta del emisor del mandato infligiendo un mal al

    destinatario en caso de incumplimiento del mandato, i.e.,

    si realiza las condiciones de la sancin o retirando la ame-naza de infligir un mal (imposicin de la sancin).

    A partir de estos elementos y haciendo diversas generaliza-

    cionessobre cada uno de ellos se puede obtener una teora parcialsobre el derecho, lo que no se haren este lugar.7Lo nico queinteresa observar es que la estructura de la norma jurdica com-plementada semnticamente con la interiorizacin en ella de lasancin y sus condiciones reproduce de manera muy esquemticael proceso sicolgico de la motivacin por medio del procedi-miento denominado por los conductistas como reforzamiento ne-

    gativo.

    III. ELEMENTOS EN EL PARADIGMA DEL TERRORISMO

    En un ensayo muy interesante aparecido en The Atlantic en

    junio de 1986 cuyo ttulo es Thinking about Terrorism su au-

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    7 Cfr.Schmill, Ulises,Reconstruccin pragmtica de la teora del derecho, Mxico,Themis, 1997, caps. II y III.

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    tor OBrien hace una serie de consideraciones que es convenientereproducir brevemente en este lugar. Afirma que en lugar de

    calificar al terrorista como un delincuente, un asesino, un rufiny un mafioso, lo ms conveniente es atender a la situacin enla que se encuentra y a la forma en que acta, o puede esperarseque acte, dadas esas situaciones. Afirma que el terrorista:

    1. Tiene uno o varios agravios, que comparte con los miem-

    bros de una comunidad ms amplia (= 3, situacin del emi-

    sor).2. Posee cantidades significativas de poder, prestigio y acceso

    a riquezas, que posibilitan la causacin de daos notorios(= 5, capacidad de sancionar).

    3. Intenta obtener poder, prestigio y privilegios dentro de la

    comunidad a la que pertenece por medio de los actos vio-

    lentos que lleve a cabo (= 8, finalidad de la emisin delmandato).

    4. Como los dems miembros de su grupo, lo impulsa el odioy es un satisfactor importante realizar los actos a los que

    lo impulsa su odio (= 8, finalidad de la emisin del man-dato).

    En un ensayo no publicado, Ernesto Garzn Valds, cuyo t-tulo es El terrorismo poltico no institucional. Una propuestade definicin, construye, paso a paso, a partir de las observa-

    ciones de los actos terroristas, la siguiente definicin del terro-rismo no institucional:

    El terrorismo poltico no institucional es un mtodo expansivo de laamenaza o del uso intencional e imprevisible de la violencia porparte de individuos o grupos no gubernamentales destinado a provo-

    car en una sociedad el temor generalizado infligiendo daos inevita-bles a personas inocentes con miras a influir en el comportamiento

    de terceros a fin de obtener objetivos polticos fanticamente perci-bidos como no negociables.

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    Por su parte, Noam Chomsky ofrece la siguiente definicin,menos elaborada que la de Garzn, que contiene algunos de los

    datos que estn incluidos en la ms comprensiva de Garzn: elterror es el uso calculado de la violencia o la amenaza del usode la violencia para alcanzar objetivos ideolgicos, polticos oreligiosos a travs de la intimidacin, la coercin o el miedo .8

    En el paradigma del mandato que se presentms arriba hayuna secuencia temporal de los acontecimientos, sin la cual no

    es posible entender los procesos de condicionamiento de la con-

    ducta. El emisor del mandato se encuentra en una situacin aver-siva y emite un mandato dirigido al destinatario, con las carac-

    tersticas que se especificaron. El destinatario recibe y comprendeel mandato que se le dirige y acta en consecuencia, para reducirla situacin aversiva en que lo ha colocado el emisor del man-dato, mediante la realizacin de la conducta deseada por el emi-sor, la cual es reforzante para ste. Todos estos elementos seencuentran en el acto terrorista, pero de manera oculta o impl-cita, no manifiesta. Lo nico inmediatamente perceptible es unacto de violencia, que produce daos muy grandes y, en oca-siones, muchas muertes de personas inocentes , como dice Gar-zn Valds. La secuencia de acontecimientos en el paradigmadel mandato se encuentra manifiestamente invertida en la con-

    ducta del terrorista, aunque su estructura profunda es la misma.La siguiente es la secuencia de eventos para el caso de emisinde un mandato y de incumplimiento del mismo:

    1. Situacin aversiva del emisor del mandato.2. Emisin del mandato coactivo.3. Recepcin del mandato por el destinatario.4. Incumplimiento del mandato por parte del destinatario.5. Ejecucin de la sancin por el emisor contra el destinatario

    del mandato.

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    8 Chomsky, Noam,El terror como poltica exterior de Estados Unidos, trad. Carlos

    Abousleiman y Octavio Kulesz, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2001, p. 35.

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    Esta secuencia de hechos estordenada temporalmente, en elcaso normal y tpico de un mandato, de manera tal que, porejemplo, el hecho marcado con el nmero 4 no puede darse enuna posicin anterior. As con todos los dems elementos.

    En el caso del terrorista puede afirmarse que se encuentra en

    situacin aversiva, pero lo que primero se tiene es:9acto de vio-lencia contra ciertos bienes y/o una pluralidad indeterminada de

    personas.

    Las sancin impuesta a los delincuentes o los castigos infli-

    gidos a los infractores o el balazo que recibe el asaltado porparte del asaltante es la consecuencia de un acto especfico de-terminado, realizado por l mismo, conocido y establecido comocondicin del acto de violencia. En el caso del terrorista, su actode violencia surge aparentemente de la nada, sin que se le pueda

    relacionar especficamente con otro acto de una o varias personasdeterminadas o con uno o varios actos histricamente determi-nables en el momento de realizacin de la violencia terrorista.Por lo tanto, existe el acto de violencia o de infligir un dao(contagio por medio de la bacteria del ntrax, por ejemplo) aotra u otras personas y eso es todo lo que hay. Todos los demselementos que se encuentran presentes en la emisin de un man-dato y su cumplimiento o incumplimiento son desconocidos y

    no aparentes, aunque llegue a conocerse su existencia con pos-

    terioridad, cuando se haga la investigacin correspondiente o elterrorista se atribuya el hecho. Por lo tanto, los diez elementos

    que hemos expuesto se encuentran en el acto terrorista, pero no

    en la secuencia expuesta, sino ocultos y que pueden llegar a ser

    determinados con posterioridad. sta es una caracterstica im-portante, porque es la que produce el efecto que el terrorista

    quiere obtener: la generacin del terroren una poblacin deter-minada. Esta ignorancia se encuentra presente en los caracteres

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    9 Utilizaremos la expresin acto de violencia para referirnos a aquellos actosclaramente violentos, donde se hace uso de la fuerza fsica y, tambin, para referirnosa aquellos actos que sin implicar violencia, infligen daos considerables, como en elcaso de contagio por virus, bacterias o sustancias qumicas.

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    definitorios del terrorismo que Garzn Valds toma en cuentaen su definicin:

    a) imprevisibilidad de la violencia;

    b) provocacin de un temor generalizado;c) daos inevitables;d) individuos o grupos no gubernamentales no especficamen-

    te determinados.

    El destinatario de un mandato sabe cmo debe comportarseo, incluso, como se comportar ante la amenaza concreta; sabe

    quconducta le exigen realizar y sabe cules son las consecuen-cias en caso de que la realice o en caso de que omita su reali-zacin. La emisin del mandato excluye la inseguridad. Nadade esto acontece con el acto terrorista: el desconocimiento de

    esos elementos genera en la sociedad respectiva temor intenso,

    que es calificado como terror.

    La razn por la cual se ha expuesto la doctrina del mandatocomo modelo reducido de una sociedad y su derecho es la si-guiente: todos los elementos del mandato se encuentran en el

    acto terrorista, slo que modificados y ocultos. En realidad, unavez que se determinan los elementos ocultos en el acto terrorista

    es posible acomodarlos y comprenderlos con el modelo del man-

    dato. Es una modalidad de realizacin de este modelo. El sentidode la conducta del asaltante es el mandato; el sentido o signi-

    ficado de la conducta del acto terrorista es un mandato, no for-

    mulado,10que intenta conseguir una cierta conducta de los actores

    polticos o un cierto resultado especfico. El acto terrorista tienecomo mira influir en el comportamiento de terceros , dice ladefinicin de Garzn. La forma de hacerlo es con el mandato

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    10 No puede uno dejar de pensar en el cuento de Franz Kafka En la colonia peni-

    tenciaria en donde las personas sancionadas conocan la norma que haban violado porla lectura que de ella realizaban sobre su cuerpo, en virtud de que una mquina seencargaba de escribir la norma respectiva sobre su carne, utilizando una serie de agujas

    de diverso tamao movidas por un mecanismo descrito con toda minuciosidad. Eso hacela sociedad en donde se llevan a cabo los actos terroristas: la sociedad lee en el cuerpo

    de las vctimas las normas que el terrorista considera se han violado en su perjuicio yque constituye el agravio especfico del mismo.

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    implcito no formulado en que consiste el sentido de la conductadel terrorista, de la misma forma que una norma jurdica es elsentido o significado del acto de su establecimiento y el mandato

    es el sentido del acto de emisin. Pero esto tiene una finalidad,segn Garzn: obtener objetivos polticos fanticamente perci-bidos como no negociables . El fanatismo es una funcin delgrado de aversividad de la situacin en la que se encuentre elterrorista, como la seala OBrien. El elemento de la no nego-ciabilidad es muy importante, porque es el que nos permite re-

    lacionarlo con el concepto de la democracia.

    IV. LA IGUALDAD COMO FUNDAMENTO CONCEPTUAL

    RECONSTRUCTIVO DE LA DEMOCRACIA

    Y EL PRINCIPIO DE MAYORA

    El concepto de libertad ha sido el contrapunto de toda especu-

    lacin social y se ha utilizado como fundamento de la democra-cia. Estrechamente unido al concepto de libertad; es ms, indi-solublemente conectado con l, se encuentra el concepto deigualdad, de manera que uno y otro no pueden ser aplicados a

    la realidad social separadamente, pues el concepto de la libertad

    entraa el de la igualdad y viceversa, para la comprensin delorden jurdico democrtico. Esto es fcilmente comprensible conslo hacer la siguiente reflexin: si los hombres son libres enla medida en que no se encuentran sometidos a la voluntad de

    ningn otro hombre, entonces son iguales en ese respecto, debidoa que no puede predicarse de ningn hombre que se encuentraen una relacin de superioridad normativa respecto de cualquierotro. Si todos son libres, entonces son igualmente libres. Y tambina la inversa: si todos los hombres son iguales, ninguno se en-

    cuentra sometido normativamente a otro hombre y, por lo tanto,

    son libres. Aunque ambos conceptos se coimplican, con objeto

    de fundamentar a la democracia puede enfatizarse uno a costa

    del otro, obtenindose con ello una fundamentacin diferente.

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    El concepto de la igualdad es rechazado generalmente como

    fundamento de la democracia y del principio de mayoras quele es caracterstico. Kelsen rechaza que pueda derivarse el prin-cipio de mayoras del concepto de la igualdad poltica. Dice:

    De esta idea (de la libertad) ha de derivarse el principio de mayoras,y no de la de igualdad, como suele hacerse. Sin duda, el supuesto

    del principio mayoritario es la igualdad de las voluntades humanas.

    Pero esta igualdad no es ms que una imagen, no puede significarel que todas las voluntades y personalidades humanas puedan efec-

    tivamente medirse y adicionarse. Sera imposible justificar el princi-pio de mayoras diciendo que muchos votos pesan ms que pocos.De la presuncin puramente negativa de que ninguna voluntad valems que la otra, no puede seguirse positivamente que deba valer lavoluntad de la mayora. Si el principio mayoritario deriva exclusiva-mente de la idea de igualdad, tiene un carcter mecnico y falto desentido, como le reprochan los partidarios de la autocracia. Sera lafrmula decente del hecho brutal de que los ms son ms fuertes quelos menos; y el principio de que el poder precede al derecho, no

    quedara superado sino convirtindolo en proposicin jurdica.11

    A pesar de esta opinin, es posible derivar el principio demayoras del concepto de igualdad poltica. Aunque pueda sercalificada de chocante la derivacin del principio de mayorasdel concepto de la igualdad y se le considere una manifestacindecente de un hecho brutal , creo que es el camino que debeseguirse para comprender a la democracia.

    Si, contrariamente a lo que aconteca en Grecia y Roma, elmundo moderno postula la autonoma del individuo, entoncestiene que llegar a las siguientes conclusiones: el concepto exa-

    gerado del propio valor individual reclama y exige que toda re-solucin social, vinculante para un grupo de personas, sea apro-bada por el individuo que va a estar sometido a la misma. Esta

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    11 Kelsen, Hans, Teora general del Estado, trad. Luis Legaz Lacambra (de Allge-

    meine Staatslehre, Enziklopdie der Rechts und Staatswissenschaften, 23, Band, Ber-lin: Julius Springer, 1925), Barcelona, Labor, 1934, p. 412.

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    idea llevada a sus conclusiones ms consecuentes destruye supropia funcin, pues es incapaz de fundar conceptualmente laexistencia del mundo social. Ella presupone que slo se puedeobligar autnomamentea los sujetos, es decir, que la obligacines una restriccin autoimpuesta, por el propio sujeto, a sus po-sibles conductas o a su libertad. El fundamento de la obligacinsocial se encuentra en el consentimiento de los sujetos que van

    a estar obligados por las decisiones sociales. Lo social se atomiza

    en la suma de las voluntades individuales y los conjuntos se

    disuelven en los elementos que lo integran. Si la decisin sociales obligatoria para los miembros de la comunidad, entonces, bajo

    estos supuestos, solamente se actualiza dicha obligacin en lamedida que se encuentre vinculada a la aquiescencia de los

    miembros de la misma. Como el fundamento de la obligacinest en la propia voluntad, estoy obligado en la medida en queas lo quiero. Si por cualquier eventualidad la voluntad no seinclina ante la exigencia social, sta pierde o no alcanza a teneresa dimensin restrictiva obligatoria. Con esta teora no puedefundarse el orden social y, menos an, el principio de mayora.Es el camino que sigue el concepto de la libertad, el que deberaconducir al principio de unanimidad que conduce al dominio ne-

    gativo del disidente, en tanto que la mayora, incluso del 99%,

    no podra establecer el orden social con un cierto contenido, sihubiera un solo sujeto que no estuviera de acuerdo.Por mi parte, creo que los conceptos que deben utilizarse para

    fundamentar la reconstruccin conceptual de la democracia conbase en el principio de igualdad, son los siguientes:

    1. La igualdad de los participantes en la votacin.

    2. Determinacin de las fuerzas reales en el plano repre-sentativo.

    3. Una mtrica de las fuerzas (del poder) y de la lucha atravs del cmputo de los votos.

    4. La anticipacin simblica de los posibles resultados de unalucha real.

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    5. La finalidad de la votacin mayoritaria es evitar la con-frontacin violenta por medio de la lucha.12

    1. La igualdad de los participantes en la votacin

    Una observacin previa. El principio de igualdad que se pre-supone en las votaciones democrticas tiene una funcin espe-cfica y nica: es el fundamento conceptual necesario para es-tablecer la mtrica de las fuerzas y del poder de los diversos

    grupos o partidos que participan en la democracia. Adems,aceptando el principio weberiano y kelseniano de la neutralidadvalorativa, el principio de la igualdad no contiene valoracin al-guna, sino que slo opera dentro del mbito de la democraciapara hacer posible la medicin del poder y de las fuerzas de losgrupos o partidos participantes

    Desde siempre se ha afirmado que los miembros de un cuerpo cole-giado que participan en la toma de decisiones de acuerdo con el

    principio de la mayora deben ser considerados, para los efectos dela votacin, como iguales, de manera que el voto de cada individuo

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    12 Me encontr en la Sociologade Simmel un prrafo que contiene tesis idnticasa las que se consignan en este trabajo, el que vale la pena transcribir por su precisiny exactitud. Debo confesar que ajustmi terminologa a la de Simmel: Aunque, o ms

    bien, porque en una votacin los individuos valen igual, la mayora lo mismo si setrata de votacin propia que de votacin por representantes tendra fuerza fsica su-ficiente para forzar a la minora. La votacin entonces tiene por finalidad el evitar quese llegue a una efectiva medicin de las fuerzas, anticipando en el escrutinio su resultadoeventual, para que la minora pueda convencerse de la ineficacia de una resistencia efec-tiva. En el grupo total encuntranse, por tanto, frente a frente, dos partidos, o, por decirloas, dos subgrupos, entre los cuales decide la fuerza, medida en este caso por los votos.La votacin presta entonces el mismo servicio metdico que las negociaciones diplo-mticas, o de otro orden, entre los partidos que quieren evitar la ultima ratio de lalucha. En ltimo trmino, el individuo, en este caso, no cede (salvando algunas excep-ciones) sino cuando el adversario le demuestra claramente que si llegara a una lucha

    perdera, por lo menos, tanto como quiere ganar. La votacin, como las negociaciones,proyecta las fuerzas reales y su cmputo en un plano espiritual; es la anticipacin sim-blica del resultado que habran de tener la lucha y pugnas concretas . Simmel, Jorge,Sociologa, trad. J. Prez Bances, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1939, pp. 190y 191.

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    tenga un valor igual al voto de cualquier otro individuo. Este es un

    presupuesto imprescindible para el correcto funcionamiento plena-

    mente democrtico de una asamblea deliberativa y decisoria. En elcaso de que este requisito no se cumpliera, la funcin de la votacinsera impedida y se dara lugar a la predominancia de cualquiermiembro de ella al que se le adscribiera mayor valor.

    Esta igualdad no es un postulado arbitrario, pues no sera v-lida la afirmacin de que la igualdad presupuesta en la votacines absolutamente ficticia, irreal, pues en la vida diaria de los

    hombres y en sus relaciones sociales no son iguales y, es ms,necesariamente no pueden ser iguales. Por ello, desde esta pers-

    pectiva, ciega a la funcin que desempea socialmente el prin-cipio de igualdad, se podra afirmar lo siguiente: el procedimien-to democrtico y la votacin mayoritaria son un constructoartificial para favorecer, en trminos de la filosofa nietzscheana,

    de Calicles o de Critias, a los sbditos, a los dbiles, para de-bilitar a los fuertes e imponerse a ellos, utilizando como medioslos caractersticos de esta clase de gentes, la mentira y las fic-ciones idealizadoras. En verdad, el procedimiento democrticode la votacin mayoritaria es una ficcin, pero no es una ficcinarbitraria, es una idealizacin, de profundas consecuencias so-ciales, demasiado reales para descalificarlas con un simple gesto

    de desdn. En el prximo apartado se vercul es esta funcin.Lo que importa en este lugar es determinar la validez de la fic-

    cin de la idealizacin de la igualdad. Como veremos ms ade-lante, la democracia establece una mtrica del poder y esta m-trica slo es posible si se consideran unidades del mismo tipo,i.e., iguales.

    2. Determinacin de las fuerzas reales

    en el plano representativo

    La democracia es un constructo social, una institucin, cuyafuncin principal es la proyeccin de las fuerzas reales a un

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    plano superior, simblico de carcter social. Tenemos tres pla-nos: uno real de los acontecimientos, otro de carcter contrafc-tico y otro distinto, tambin real, de carcter simblico o repre-sentativo. Podemos llamarlos, respectivamenteplano real, plano

    contrafctico yplano representativo. El primero estconstituidopor una serie de acontecimientos reales, que se ha presentado

    en el curso de la historia de un pueblo y que consiste en los

    intereses y los conflictos de intereses reales que existen en el

    grupo social. El plano representativo tiene una referencia al plano

    real: se refiere a l, en el sentido de que estpor l, lo sustituye.El plano contrafctico sera aquel que se presentara en la reali-dad en el caso de que el plano representativo fallara en el cum-

    plimiento de sus funciones sociales. Esto merece una aclaracinbreve.

    13La conceptuacin del juego hecha por G. Bateson tiene

    TERRORISMO Y DEMOCRACIA 45

    13 Hay un concepto muy interesante que introduce Goffman en Frame Analysis. An

    Essay on the Organization of Experience (Harper and Row Publishers, 1974) para lacomprensin de la conducta humana: es el de llave o clave (key). Para introducirloseala algunas observaciones de G. Bateson sobre el juego de los animales. Las accionesque conforman al juego estn realizadas mediante la aplicacin de una transformacinespecial a la que llama clave o que podramos llamar cdigo . Las acciones deljuego son el resultado de una codificacin , de una transformacin de la conductaoriginal a la cual se refieren.

    Rather, this play activity is closely patterned after something that already has ameaning in its own terms in this case fighting, a well-known type of guided doing.

    Real fighting here serves as a model, a detailed pattern to follow, a foundation for form.Just as obviously, the pattern for fighting is not followed fully, but rather is systematically

    altered in certain respects. Bitinglike behavior occurs, but no one is seriously bitten. In

    brief, there is a transcription or transposition a transformation in the geometrical,not the Chomskyan, sense of a strip of fighting behavior into a strip of play (p. 41). Lo que importa destacar de estas observaciones de Goffman, obtenidas de Bateson,

    son varios hechos, entre muchos otros que pueden obtenerse:

    a. Hay una serie de conductas que no existen aisladas, que no son autnomas, sino queson el producto de una transformacin de otra serie de conductas; stas son el modelode aqullas. Podemos llamarlas conductas-modelo y conductas-transformadas.b. La secuencia de actividades que constituyen las conductas-modelo no son seguidas

    fielmente ni de manera completa por la serie de conductas-transformadas.

    c. La funcin de las conductas-modelo puede ser distinta e incluso opuesta a la funcinde las conductas-transformadas.

    d. Puede acontecer que las conductas-transformadas tengan como funcin la exclusinen el mundo real de las conductas-modelo.

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    grandes similitudes con los conceptos que se expondrn a con-tinuacin.

    Lo que puede crear alguna dificultad es la expresin de queel plano representativo se refiere al plano real y al plano con-trafctico. Es ms exacto decir que el plano representativo sus-tituye, o est por estos dos ltimos planos. El plano repre-sentativo es tambin real, pero tiene una funcin distinta: es elplano institucional de la democracia tal como la hemos descrito.

    El plano real y el contrafctico se retiran a un trasfondo y

    slo aparecen y se manejan dentro del plano representativo. Enesto, somos constructivistas. No podemos colocar nuestros pies

    en el plano real, como si ste estuviera dado. Esta expresindado hay que utilizarla, para rechazar su sentido. Algo ajenoal plano representativo no se puede dar en el mbito social, pueses precisamente este plano representativo el que constituye o

    crea la realidad social; la invasin del plano real al plano re-presentativo es algo que no puede ser afirmado.El plano real slo puede romper y destruir el plano repre-

    sentativo, no actuar dentro de l. El plano representativo slose mueve dentro del propio plano representativo y nunca pasa

    al plano real, so pena de ya no ser plano representativo. El ciervo

    europeo sustituye el ataque y la lucha real, en la que ambos

    contrincantes pueden resultar seriamente lesionados, por unacompetencia de fuerza consistente en una carrera junto al ene-

    migo, hasta el momento que uno de los beligerantes, por can-

    sancio, desiste.14 El ciervo europeo cuando corre y camina con

    46 ULISES SCHMILL ORDEZ

    e. La regla de transformacin puede establecer una mtrica especfica de las conductas-modelo o de las situaciones en las que stas se producen.Hay muchas otras caractersticas que pueden encontrarse en los juegos y otras series deconductas-tranformadas, las que no se expondrn en este lugar, por no ser pertinentespara las finalidades del presente ensayo. Hay una clave muy importante para reconocer

    cundo se concibe un proceso como una serie de conductas-transformadas: es la utili-zacin de metforas que se utilizan en la descripcin de las conductas-modelo.

    14 En el siguiente prrafo de Lorenz puede verse la formacin filogentica de unritual semejante en el que encontramos la misma proyeccin de la que hablamos en el

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    el ciervo con el que est en estado de beligerancia acta en elplano representativo, toda vez que la carrera es la conducta re-

    cproca que estpor el combate real, lo sustituye. Si en un mo-mento determinado, el ciervo deja de correr y empieza a atacar

    TERRORISMO Y DEMOCRACIA 47

    texto de este ensayo: Otra forma de amenaza se form en muchos telesteos y pecesdel gnero perca a partir de una embestida de frente frenada por el miedo. Los dospeces enfrentados se acercan lentamente el uno al otro, con el cuerpo preparado en

    forma de S, y enroscado como un resorte, listos para atacar. Por lo general abren al

    mismo tiempo los oprculos de las branquias o hinchan la membrana de stas, lo cualcorresponde al despliegue de las aletas en la amenaza de flanco, ya que tambin haceaparecer ante al adversario una gran corpulencia. Durante la amenaza frontal, sucede a

    veces que muchos peces tratan al mismo tiempo de apresar entre sus dientes la boca

    que les presenta el adversario; y de acuerdo con la situacin conflictiva que da origena la amenaza frontal, no se atacan decidida y furiosamente, en embestida o como lan-

    zndose al abordaje, sino que siempre el encuentro es tmido y cohibido. Esta luchacon la boca, se ha transformado en algunas familias, como la de los peces laberinto,que son parientes lejanos de las percas, y en los cclidos, que son sus mejores prototipos,en pautas agonsticas ritualizadas en extremo interesantes. En ellas los rivales midenliteralmente sus fuerzas sin hacerse dao. Estos campeones tienen las mandbulas pro-tegidas por una gruesa capa de cuero, difcil de atravesar, y tiran con todas sus fuerzascada quien de las mandbulas del otro. As se desarrolla un forcejeo muy parecido alHosenwrangeln, deporte de los antiguos campesinos suizos, que podan durar horas en-teras jalndose de los pantalones cuando ambos justadores eran de fuerza igual. Y entrelos cclidos Aequidens latifrons, de un hermoso color azul, una vez registramos un for-cejeo de este tipo, entre dos individuos de fuerza bastante igual, que dur desde las

    ocho y media de la maana hasta las dos y media de la tarde. Este jaloneo de boca, que en algunas especies es ms bien estrujamiento, porquelos peces se empujan en lugar de tirar uno del otro, procede, a mayor o menor distancia

    en el tiempo segn la especie, del primitivo combate en serio. Entonces los peces setratan sin ninguna inhibicin e intentan penetrar en el flanco no protegido del adversarioy herirle lo ms profundamente que puedan. El ceremonial del duelo ritualizado, de laamenaza sin hacerse dao, seguido por el forcejeo destinado a medir las fuerzas era,pues, primitivamente el preludio al combate asesino destinado a hacer dao. Pero unpreludio tan minucioso tiene un papel extraordinariamente importante que desempear,puesto que proporciona al rival poco fuerte la ocasin de dejar la palestra si ve a tiempoque no tiene esperanzas de triunfar. De este modo se realiza la funcin (conservadorade la especie) del encuentro entre dos rivales, que es la seleccin del ms fuerte, sinnecesidad de que haya ningn muerto, ni siquiera heridos. Solamente en el caso de quelos dos campeones sean de fuerza exactamente igual ha de lograrse la decisin derra-mando sangre , Lorenz, Konrad, Sobre la agresin: el pretendido mal, trad. Flix Blanco,Mxico, Siglo XXI Editores, 1998, pp. 127 y 128.

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    con los cuernos a su contrincante, el plano representativo ha sido

    destruido, hecho a un lado y se ha cado en el ataque inmiseri-corde: se ha colapsado el plano contrafctico en el plano real,lo que quiere decir que la situacin de conflicto ha llegado atal extremo de tensin que en vez de operar en el plano repre-sentativo se estactuando en el plano en el que se ha colapsadoel plano contrafctico. Esto significa que el conflicto ha desem-bocado en un combate real, que era el que se intenta evitar ope-

    rando en el plano representativo. Ya no hay funcin repre-

    sentativa, slo conductas reales. Dicho de manera ms simple ycon objeto de presentar intuitivamente estos conceptos, puede

    decirse lo siguiente:

    a) plano real: conflictos de intereses en un grupo o sociedad

    determinada;

    b) plano representativo: ritualizacin o codificacin de losconflictos sociales y medicin del poder de cada faccin;

    c) plano contrafctico: lucha que se producira en caso defallar el plano representativo;

    d) colapso del plano contrafctico: lucha real.

    La determinacin de las fuerzas operantes en el plano realhecha en el plano representativo es una correspondencia espe-

    cfica entre los dos planos mencionados. No hay adecuacin al-

    guna a una realidad dada, sino cuando mucho un cierto isomor-fismo entre el plano representativo y el plano real. Aqul no esidntico al plano real; lo construye. Una vez que se ha creadoel plano representativo debe seguir operndose dentro de l ylas consecuencias o configuraciones que se obtengan en l, sernconsideradas por los sujetos involucrados como consecuencias

    que podran producirse en caso de que se colapsara el plano

    contrafctico en el plano real. Se maneja la realidad dentro delmbito del plano representativo y hay un ir y venir, ms o menosisomorfo, entre ambos planos. Ejemplo: una votacin popular seencuentra en el plano representativo y construye una mayorasocial, una fuerza social, respecto de la cual no existe realidad

    dada con la cual contrastarla. La votacin crea la fuerza social

    48 ULISES SCHMILL ORDEZ

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    correspondiente. No sabemos si uno de los ciervos beligerantes

    va a ganar en una pelea real, pero en el plano representativo

    ritual se ha constituido o creado al vencedor, como el ms fuerte.

    3. Una mtrica de las fuerzas (del poder) y de la lucha

    a travs del cmputo de los votos

    El plano representativo est estructurado de tal manera que seha establecido una mtrica de la lucha y de las fuerzas que

    operan en el plano real de la vida social. Es cierto que se puedencontar los elementos importantes en el plano real que pudieran

    tener significacin en el caso de un combate concreto; en elcaso de los ciervos, el nmero posible de golpes asestados alenemigo con sus cuernos, la magnitud probable de las heridas

    inferidas y la gravedad de las mismas por el dao a los tejidosinvolucrados. Esto no podra establecerlo el ciervo, pero en elplano representativo tiene un elemento que puede experimentar

    con toda claridad, que indirectamente representa el resultado po-

    sible de la lucha. Si por cansancio deja de correr, mientras que

    el ciervo contrincante contina la carrera, ese es un signo so-cialmente constituido de la mayor potencia del contrincante. El

    plano representativo establece una mtrica especfica de ciertos

    elementos relevantes del plano real: en la lucha, la capacidadde inferir heridas o la muerte, es decir, el poder de imponer la

    propia voluntad al adversario por medio del uso de la violencia

    fsica.En el mbito social humano, como los bienes son escasos y

    los conflictos son interminables, la democracia con sus proce-

    dimientos de votacin ha establecido una mtrica de la relativa

    fuerza o poder de los partidos en pugna. La pluralidad de inte-reses y posiciones sobre temas de importancia para el grupo so-

    cial, que con facilidad puede conducir a los conflictos armados

    y a la lucha real y concreta, con sus consecuentes peligros e

    inconveniencias, hace necesario que se establezca un procedi-

    miento que determine y construya socialmente la fuerza de cada

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    uno de los partidos en pugna, bajo el supuesto que todos los

    participantes sean iguales, pues de lo contrario la mtrica no esposible conceptualmente. Con ello, existe a disposicin del gruposocial un mtodo especfico, manejable al arbitrio de los parti-cipantes, para determinar cul de los grupos o partidos en pugnasaldra vencedor en el supuesto contrafctico de que se llevaraa cabo la lucha por la realizacin de los intereses que cada grupoo partido propugna. Es un mtodo para determinar el grado depoder que cada partido en pugna pudiera ejercer. La votacin

    mayoritaria favorable a un partido determina que es ms fuerte,que tiene ms poder y que, por lo tanto, momentneamente puedeimponer su voluntad, en forma de emisin de normas, en general,y leyes, en particular, a la totalidad del grupo que domina. Este

    es el sentido del principio de mayoras: proporciona el criterioy una mtrica del poder.

    4. La anticipacin simblica de los posibles resultados

    de una lucha real: la regla de mayora

    En los asuntos humanos, se ha encontrado una mtrica deter-minada, bajo el supuesto de la igualdad de los participantes en

    la contienda: se cuenta el nmero de votos y, con ello, se de-

    termina la fuerza del contrincante y el posible resultado de unalucha podra desencadenarse por el conflicto. Ms votos son,aunque parezca una verdad de perogrullo, una cantidad mayor

    de votos. La regla de tener por aprobada una decisin determi-nada con un contenido especfico por haberse alcanzado la ma-yora, es la representacin, en el plano representativo, de la si-tuacin que prevalecera en el caso de un conflicto real cuyo

    resultado sera el contenido de la decisin realizado en el planoreal. La operatividad de los elementos en el plano representativo

    y las configuraciones que se obtengan dentro de l, reflejan eneste plano lo que podra acontecer en el plano real en el casoque la accin ahse verificara. El plano representativo se refiereal plano contrafctico: si las cosas se llevaran al plano real, lo

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    que no es cierto, acontecera en l, exactamente lo correspon-diente a lo que ha acontecido con los elementos del plano re-

    presentativo. Las configuraciones que se obtienen o se constru-

    yen en el plano representativo se refieren a los elementos

    respectivos en el plano real, el cual tendra la misma configu-racin de elementos dentro de l, que el que tienen los del planorepresentativo.

    5. La finalidad de la votacin mayoritaria es la evitacin

    de la confrontacin violenta por medio de la lucha

    El plano representativo funciona a la manera de un mapa:

    sustituye al plano real, se refiere a l y contiene los elementosnecesarios para identificar sus caractersticas relevantes y queinteresan polticamente. Es una clave social que constituye sim-blicamente dentro del mbito del cdigo que le sirve de base,

    los elementos conflictivos operantes en el plano real. Antes dela votacin precedida del debate parlamentario, no se sabe cmoestn constituidas las fuerzas sociales y el peso de cada partidoo grupo participante. Las consecuencias del colapso del plano

    contrafctico en el plano real (la lucha, la violencia y la guerra)es algo que, en principio, toda sociedad intenta evitar. La ac-

    tuacin en el plano real es sumamente peligrosa, mxime tra-tndose de conflictos y luchas. En vez de enterrarse los cuernosen la carne, que puede llevar a la muerte, se puede operar en

    el plano representativo y anticipar lo que probablemente acon-

    tecera en caso de que se colapsara este plano contrafctico enel plano real.

    Cuando el matemtico establece las funciones que operan en-

    tre ciertas magnitudes, es capaz de determinar cules sern lasmagnitudes que se obtendran en el caso de que una de ellasvariara. El matemtico slo opera en el plano de la matemticay no en el plano de la realidad. Sin embargo, existe un isomor-

    fismo entre sus operaciones y los desarrollos de los sucesos a

    los que se refieren las magnitudes. Los resultados que se obtienen

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    de resolver sus ecuaciones diferenciales se encuentran relacio-

    nados a los sucesos a los que se refieren esas magnitudes, ya

    sean posiciones, momentos temporales, trechos, volmenes ycualquier elemento que tenga una magnitud intensiva. No puededecirse que el plano representativo reproduzca con exactitud las

    operaciones y relaciones entre los elementos en el plano real o

    del contrafctico, pero spermite obtener magnitudes que se re-fieren a circunstancias externas como resultado del proceso. Es

    claro que las argumentaciones no son golpes y que los votos no

    son balazos, pero la mayora indica con estas palabras el posibletriunfo en una contienda de los partidos que han sido repre-

    sentados en las cmaras. La finalidad de todo esto, es evitar laguerra, el combate, la lucha, con todos los costos que esto im-

    plica.

    El plano representativo es un modelo posible del plano con-

    trafctico, un modelo que reduce la complejidad de ste, puestoque slo opera con algunos elementos que se han determinadocomo importantes del plano real. Ha decidido operar con un con-

    junto limitado de elementos que se encuentran en el plano real

    de referencia y a esos elementos les ha dado existencia y di-

    mensin dentro del plano representativo con sus propios mediosy sus propias reglas de operacin.

    La democracia supone la construccin de un modelo minsculode la sociedad en su conjunto y la sustitucin de las guerras ylas luchas en sta por la argumentacin y la oposicin argumen-tativa en aqulla.15

    Cuando en el plano representativo se ha obtenido una mayorade votos, ya sea en las elecciones o en el proceso parlamentario,

    52 ULISES SCHMILL ORDEZ

    15 Nuestro lenguaje, que refleja una concepcin social vlida, lo refleja en la me-tfora La argumentacin es una guerra . Lakoff y Johnson (Metforas de la vida co-tidiana, trad. Carmen Gonzlez Marn, Madrid, Ctedra, 1980), presentan esta metforacon estos ejemplos: Tus afirmaciones son indefendibles / Atac todos los puntos dbiles

    de mi argumento / Sus crticas dieron justo en el blanco / Destrusu argumento / Nunca

    le he vencido en una discusin / No ests de acuerdo? Vale, dispara! / Si usas esaestrategia, te aniquilar.

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    esto significa que se ha hecho una medicin de las fuerzas res-pectivas de los partidos y se ha considerado aceptar la imposi-

    cin, si se quiere transitoria, de la posicin poltica sustentadapor el partido mayoritario. Es el signo de lo que acontecera enel caso de que el plano contrafctico se llevara a la realidad: sise realizara una lucha violenta.

    Dice Clausewitz, el clsico autor sobre la guerra:

    Vemos, por lo tanto, que la guerra no es simplemente un acto pol-

    tico, sino un verdadero instrumento poltico, una continuacin de laactividad poltica, una realizacin de la misma por otros medios.16

    Esto es relativamente cierto. Pero quiz debiramos invertirel concepto, para establecer una equivalencia: la actividad po-ltica es una continuacin de la guerra, una realizacin de la

    misma por otros medios .17

    Si esto es cierto, entonces, podemos establecer una relacinde equivalencia entre la guerra y la poltica, de manera que dondeexiste una guerra encontramos a la poltica y toda poltica se

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    16 Clausewitz, Karl von, De la guerra, trad. R. W. de Setaro, Buenos Aires, Edi-

    ciones Mar Ocano, 1960, p. 24.17 En Sartori (Teora de la democracia, trad. Santiago Snchez Gonzlez, Mxico,

    Alianza Editorial, 1996, t. I, p. 65) he encontrado esta misma formulacin cuando es-tablece la distincin que denomina fundamental entre una visin beligerante y unavisin legalista de la poltica. En la primera, la fuerza predomina sobre la persuasin,el poder establece el derecho y se intenta resolver los conflictos en trminos de derrotadel enemigo... En la ltima, la fuerza se reserva como ultima ratio, como la peor yltima razn . Tiene razn cuando observa la inversin que he puesto en el texto dela frmula de Clausewitz y cuando comenta que La poltica es como la guerra... unaguerra sin las armas de la guerra, ya que su experiencia central es la hostilidad, la

    percepcin del vecino como un enemigo o, en cualquier caso, como un peligro o unaamenaza . Si tomamos en serio la inversin de la frmula de Clausewitz debemos afirmarque toda poltica es beligerante, si es democrtica. El estado de naturaleza de Hobbeses consustancial a la sociedad. Es el nfasis de lo insociable en el hombre en el famosoaforismo kantiano de la sociable insociabilidad del hombre. No hay sociedad sin con-flictos, por lo que la distincin de Sartori no se sostiene: la razn legalista es beligerantepor otros medios, pues en la democracia la guerra est institucionalizada. La guerra noest institucionalizada en todos los Estados que no son democrticos.

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    explica por la guerra que entraa. Esto ya lo haba visto Weber.Todo poder y la poltica es ejercicio de obtener y mantenerel poder o el dominiogenera beligerancia, oposicin y es, portanto, una guerra entre el poderoso y los sometidos o domina-

    dos.18El poderoso establece cargas a los dominados, los obliga,

    los condiciona a ciertas conducta que espontneamente no re-alizaran y, por ello, existe en stos la tendencia a desobedecer,a desconocer al poderoso, a incumplir, a decir no . Slo quela poltica no utiliza con exclusividad el medio de la violencia,

    sino slo en ltimo extremo, cuando se rompe el ritual polticoe institucional de la democracia. El dominado es el adversario,el que pugna contra el dominante, el enemigo, que es una de

    las caras del concepto dual definitorio de la poltica, segn CarlSchmitt.19

    6. La ventaja fundamental de la democracia: la paz

    Hay una gran sabidura en la democracia: es el nico sistemade gobierno que en su interior, inmanentemente, en la funcin desus propios mecanismos, crea su propia unidad y, adems, creasu grupo opositor, sin que destruya a ste, sino que lo conservay lo protege.

    La democracia es el nico sistema de gobierno que incorporadentro de s, de manera sistemtica, al grupo externo y ene-migo, de modo que dentro del grupo puede ser dirigida la agre-

    sin, ritualizadamente, contra el enemigo. La democracia esel nico sistema de gobierno en el que se permite la redireccio-nalidad de la agresin como mtodo de gobierno, en virtud deque se han proyectado en el plano simblico los conflictos y en

    este plano se resuelven y se elimina la agresividad.

    20

    En la au-

    54 ULISES SCHMILL ORDEZ

    18 Weber, Max, Economa y sociedad. Esbozo de sociologa comprensiva, Mxico,Fondo de Cultura Econmica, 1981, p. 31.

    19 Schmitt, Carl, El concepto de lo poltico, trad. Rafael Agapito, Madrid, Alianza

    Editorial, 1999, p. 56.

    20 Sartori observa: Ahora insistir en que la democracia tampoco es pura y sim-plemente el gobierno de la mayora. A decir verdad, el gobierno de la mayoraes slo

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    Que el orden es vlido para un crculo de hombres se mani-fiesta en el hecho de tenerque ocultar su trasgresin. Pero prescin-diendo de este caso lmite, muy frecuentemente se limita la trasgre-sin del orden a contravenciones parciales ms o menos numerosas;o se pretende, con mayor o menor grado de buena fe, presentarla

    como legtima. O existen de hecho unas junto a otras distintas con-cepciones del sentido del orden, siendo en este caso para la sociolo-

    ga todas igualmente vlidas en la extensin en que determinan laconducta real. Para la sociologa no presenta ninguna dificultad elreconocimiento de que distintos rdenes contradictoriosentre spue-

    den valer unos al lado de otros dentro de un mismo crculo dehombres. Es ms, el mismo individuo puede orientar su conducta endiversos rdenes contradictorios; y no slo de un modo sucesivo,cosa de todos los das, sino aun en una misma accin. Quien se bateen duelo orienta su conducta por el cdigo del honor, pero, tanto sioculta esta accin como si se presenta ante los tribunales, orienta lamisma conducta por el cdigo penal. Cuando la elusin o la trasgre-

    sin del sentido (como por trmino medio es entendido) de un ordense convierte en regla, entonces la validez de ese orden es muy limi-

    tada o ha dejado de subsistir en definitiva. Entre la validez y la

    no-validez de un orden no hay para la sociologa, como existe, enrazn de sus fines, para la jurisprudencia, una alternativa absoluta.Existen ms bien transiciones fluidas entre ambos casos y puedenvaler como se ha indicadouno al lado de otro rdenes contra-

    dictorios, en la amplitud en que alcance laprobabilidad efectivadeuna orientacin realde la conducta por ellos.22

    No slo para la sociologa es posible la existencia de rdenesnormativos vlidos para un mismo crculo de hombres que seancontradictorios, sino tambin para la jurisprudencia, lo que no

    se intentar demostrar en este lugar.23

    Esta pluralidad de rdenes contradictorios dentro de una so-ciedad es la que constituye el pluralismo y, como tiene funda-

    56 ULISES SCHMILL ORDEZ

    22 Weber, M., Economa y sociedad, cit., p. 26.

    23 Cfr.Schmill, Ulises,Reconstruccin pragmtica de la teora del derecho, Mxico,Themis, 1997, pp. 165 y ss.

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    mentos ideolgicos distintos, el relativismo, que segn Kelsen,es la Weltanschauungque fundamenta a la democracia. sta evi-

    ta, mediante la ritualizacin del proceso democrtico, la guerra,la violencia y los costos inimaginables derivados de ella. La fun-cin de la ritualizacin es la obtencin de la paz y tiene unafuncin econmica prominente.

    La ineficacia de un orden normativo es la eficacia de otro

    orden. Los rdenes normativos existentes dentro de un Estadose encuentran en pugna entre s, lo que significa que los rganos

    de cada uno de esos rdenes estn encargados de hacer ineficaceslas normas que integran los otros rdenes normativos. Es posibleobservar y de hecho existe una tendencia integradora de la uni-

    dad, lo que es una forma particular de expresar el hecho de que

    unos hombres intentan, con su conducta, imponer su voluntad a

    otros hombres, de dominarlos y vencer su posible resistencia.

    Al final, todo esto se traduce en mandatos que son ejecutados

    por un conjunto de hombres e inejecutados por otro conjunto,

    que crean rdenes parciales que se individualizan de manera re-lativa. Con ello, el concepto de la lucha obtiene su lugar dentro

    de la teora jurdica, como ya lo ha tenido en la teora sociol-gica.

    Debe entenderse que una relacin social es de lucha cuando la accinse orienta por el propsito de imponer la propia voluntad contra laresistencia de la otra u otras partes. Se denominan pacficos aque-llos medios de lucha en donde no hay una violencia fsica efectiva.La lucha pacfica llmase competencia cuando se trata de laadquisicin formalmente pacfica de un poder de disposicin propiosobre probabilidades deseadas tambin por otros.24

    Toda lucha supone una pluralidad de rdenes. Supone, igual-mente, la conducta de aquellos rganos de los rdenes norma-tivos tendentes a invalidar las normas de los rdenes en com-petencia o en lucha.

    TERRORISMO Y DEMOCRACIA 57

    24 Weber, Economa y sociedad, cit., p. 31.

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    Las crisis sociales slo pueden resolverse democrticamente,si por solucin entendemos un arreglo institucional que noentrae el uso de la fuerza fsica y de la guerra, en virtud deque, como se observ antes, es el nico sistema que incorporaen su funcin institucional el conflicto y la lucha, por mediossimblicos. Y esto supone, como ya lo observKelsen, el rela-tivismo de los conocimientos y los valores, anttesis del fana-tismo del que habla Garzn.

    Una observacin final: no he considerado a la democracia

    como un valor ni su concepto como un criterio justificatorio decualquier decisin. Es posible que la democracia entendida comovalor, no sea otra cosa que el reflejo de la paz (ausencia de

    violencia fsica) que genera, con todas las implicaciones que estotiene.

    V. TERRORISMO Y DEMOCRACIA

    Aunque parezca chocante a algunos, hemos afirmado que el

    sistema democrtico estbasado en un cdigo especfico, en unaficcin, es un mtodo que puede ser aceptado en la medida quese quiera evitar la confrontacin en el plano real de los diversos

    partidos en pugna dentro de una sociedad. Diramos que es unaideologa, en el sentido no peyorativo de la expresin, y un m-todo para evitar la violencia y la lucha real y cruenta, en la

    medida que a la lucha y a la violencia las ritualiza en el pro-

    cedimiento dialctico de la confrontacin parlamentaria. A estopodemos llamarlo el cdigo de la ideologa democrtica. Pre-

    cisamente, el terrorismo consiste fundamentalmente en el des-

    conocimiento ms violento y brutal de este cdigo, en su rechazodefinitivo y en la decisin de operar en el plano real de losconflictos de los intereses absolutizados, por el grado o intensi-

    dad de los agravios que las partes consideran han sufrido. El

    terrorista ha colapsado el plano contrafctico en el plano real.Existe en su acto violento un rechazo radical y absoluto del c-

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    digo o de la clave democrticos. No existe, entonces, ritualiza-cin alguna de la lucha real y de los conflictos sociales. Se haprescindido de la ficcin social de la democracia. Slo aparecela dura cara del absolutismo, de la exigencia impaciente y vio-

    lenta, con finalidad poltica, de que otros lleven a cabo las con-ductas que beneficiarn a los miembros del grupo o del individuoque ejecuta el acto violento terrorista.25

    El rechazo radical de la ideologa y de la clave democrtica,con la consecuencia ineludible del colapso del plano contrafc-

    tico en el plano real, es decir, la instalacin real de la situacinbeligerante en los hechos, conduce a afirmar que el terrorista ha

    negado todas las caractersticas que hemos expuesto sobre la de-mocracia. El terrorista no comprende ni distingue el plano social

    con el plano real. l vive en el plano real de los hechos brutosde la violencia. El plano contrafctico no se presenta en sus con-

    sideraciones, pues para l es idntico al plano real y existe unaausencia absoluta del plano representativo, tpico de la demo-cracia.

    El principio de la igualdad es rechazado tajantemente por el

    terrorista, pues uno de los supuestos de los que parte es, preci-

    samente, la desigualdad real. Como niega la ideologa o la clavedemocrtica no necesita de ningn principio igualitario que cons-tituya el supuesto de una mtrica del poder del grupo al quepertenece y del grupo contra el que dirige el acto violento te-

    rrorista. Puede afirmarse que la desigualdad de los pertenecientes

    a los grupos en cuestin opera de manera irrestricta en el terro-rista. Quien coloca una bomba en un supermercado o en la calle,

    se encuentra mentalmente escindido de aquellos a los que hiere

    o asesina. La igualdad supone reconocer en los otros caracters-ticas que comparten con uno mismo.

    TERRORISMO Y DEMOCRACIA 59

    25 Aqu anida una paradoja: dentro de un rgimen absolutista, nunca dentro de unrgimen democrtico, un grupo puede recurrir al terrorismo... para obtener un cambioconstitucional favorable a la democracia! Sin embargo, el acto terrorista sera la expresinpura de una posicin absolutista y, en s mismo, antidemocrtico.

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    En cuanto a la mtrica de las fuerzas de los grupos en con-flicto, el terrorista acepta la desigualdad de las fuerzas del grupo

    al que pertenece en relacin con el grupo al que ataca. Precisa-mente, debido a ello es que opta por el acto clandestino de la

    violencia, porque se considera incapaz de vencer y determinar

    al grupo contrario en un enfrentamiento abierto y explcito, porla diferencia de poder entre ambos.

    Los dems caracteres de la democracia que se han expuestoen prrafos anteriores: me refiero a la anticipacin simblica de

    los resultados de la lucha real y la evitacin de la confrontacinviolenta, han sido hechos a un lado por el terrorista. Todas estas

    caractersticas del grupo terrorista y de los sujetos que realizanlos actos violentos, explican la clandestinidad con la que operan

    y la violencia con la que actan.Es digno de observarse el primitivismo operante en el acto

    terrorista. Contrariamente a lo que acontece en el acto de emisindel mandato, lo que el terrorista considera una sancin o un cas-tigo, lo dirige indiscriminadamente contra personas inocentes ,como dira Garzn, es decir, estdirigido aleatoriamente a cual-quier persona o grupo de personas no pertenecientes a la orga-

    nizacin terrorista. Adems, estos sujetos a los que lastima elacto terrorista, no han realizado conducta alguna que haya sido

    considerada una condicin necesaria para la realizacin del actoviolento. Hay, por tanto, en la conducta terrorista un supuesto:la responsabilidad objetiva y colectiva, caractersticas propiasde la mentalidad operante en los rdenes normativos primitivos.

    VI. TERRORISMO Y ANARQUISMO

    Hay una experiencia inveterada en la comprensin y explica-cin de las relaciones humanas: se usan conceptos normativos.Esto no es de extraar, pues puede demostrarse que los conceptosnormativos fundamentales reproducen de manera muy esquem-tica las relaciones funcionales que se dan en el paradigma del

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    mandato. Ya hemos dicho ms arriba que la teora del mandatoha servido para construir una teora sobre el derecho positivo,tal como lo muestran con mucha claridad Bentham, Austin y

    Kelsen. Tambin Olivecrona. Es especialmente instructiva laconstruccin terica de Austin y sus definiciones de los concep-tos centrales de la sancin, de la obligacin, etctera.

    Si se lleva a cabo la interiorizacin semntica de los elemen-

    tos del paradigma del mandato, como lo he expuesto anterior-

    mente, podemos encontrar un isomorfismo muy notable entre

    los conceptos fundamentales de la norma y los elementos queaparecen en el paradigma del mandato. Ya Kelsen ha expuesto,

    en mltiples ocasiones, la estructura condicional de los enuncia-dos que expresan el sentido de las normas que pertenecen a un

    orden coactivo y su relacin con el proceso sicolgico de la mo-tivacin indirecta. Hay dos formas posibles de conseguir que unsujeto lleve a cabo una conducta: premiando la realizacin de

    la misma, i.e., reforzndola positivamente o castigando con unmal la realizacin de la conducta contraria (castigo). Esto aparececon mucha claridad en el paradigma del mandato.

    Ahora bien, la multiplicidad de enunciados que se hacen sobre

    las relaciones entre diversos sujetos utilizan estos conceptos nor-

    mativos. No es lo mismo decir que A probablemente entregarunos papeles que se llaman billetes a B, que afirmar que A debe

    a B mil pesos. Es la diferencia que Hart presenta entre los enun-

    ciados A se vio obligado a... y A est obligado a... . Estadiferencia fue expresada por Kelsen con anterioridad al libro de

    Hart con la diferenciacin que hizo entre el sentido subjetivode un acto de mandato y el sentido objetivo del mismo.

    26 No-

    sotros lo podemos expresar del siguiente modo: hay supuestos

    en todos los enunciados que hacemos en la vida diaria. En es-pecial, los enunciados jurdicos se encuentran pletricos de su-

    TERRORISMO Y DEMOCRACIA 61

    26 Kelsen, Hans, La teora pura del derecho. Introduccin a la problemtica cien-

    tfica del derecho, trad. Jorge G. Tejerina, Buenos Aires, Editorial Losada, 1946, p. 28;

    ibid., Teora pura del derecho, trad. Roberto J. Vernengo, Mxico, UNAM, 1979, p.16; en especial pp. 57 y ss.

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    puestos o presupuestos, como se quiera. Si un ladrn, con una pis-tola apuntando a mi abdomen, emite el mandato el dinero o lavida , Hart dira que me vi obligado a entregar mi dinero, perono afirmara que estaba obligado a hacerlo. Kelsen dira que elsentido subjetivo de la conducta del ladrn es un deber, peroeste sentido subjetivo no es idntico o no se corresponde conel sentido objetivo del mismo, como sera el caso cuando el fun-cionario fiscal me exige el pago de un impuesto, claro est conla amenaza de embargo o crcel, no de la vida. Desde mi punto

    de vista, la diferencia estriba en los supuestos de los cuales separte, o si se quiere de los diversos presupuestos implicados, en

    la emisin de estos juicios. El mandato del ladrn est ayunode todos los supuestos que entran en operacin cuando el queme exige el dinero es un funcionario de hacienda. En este caso

    del funcionario fiscal se presupone la existencia de un orden

    normativo positivo, creado por medio de procedimientos esta-

    blecidos en normas generales y, en ltimo trmino, en un con-junto especfico de normas al que se denomina Constitucin .Pero todos estos presupuestos consisten, en ltimo trmino, enla aplicacin a una gran multiplicidad de hechos, de los esquemaso modelos obtenidos por la interiorizacin semntica de los ele-mentos contenidos en el paradigma del mandato. Si considera-

    mos que todo mandato m ha sido establecido por un acto espe-cfico, cuyo sentido es, i.e. , a(m), entonces estamos enposibilidad de interiorizar semnticamente los elementos conte-nidos en a(m). Esto quiere decir que obtendremos una concep-

    cin que describe la multiplicidad de mandatos como normascuyo sentido se expresa en enunciados condicionales, cuya con-

    secuencia es una sancin y cuyo antecedente es la descripcin

    de la conducta (antijurdica) que constituye la condicin nece-saria de la sancin. De esta estructura, la obligacin se deja de-ducir muy simplemente: es la norma que establece la conducta con-

    traria al acto que es la condicin de la sancin. La conductaprohibida es la conducta sancionada. Pero, adems, interiorizarseen la semntica de las normas que integran el orden jurdico,

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    los actos de creacin o produccin de normas, de manera demanera que los mismos se encuentren previstos o regulados por

    otras normas. Estas normas que han aceptado en su semnticael acto creador o productor de otras normas son las normas decompetencia o normas que establecen facultades a ciertos r-ganos. Con ellas se obtiene la estructura interna del orden jur-dico. Pero debe observarse que esto slo es posible en el casode que se hayan hechos explcitos los supuestos de los enuncia-dos descriptivos de un orden jurdico positivo. Eso intenta ex-

    presar la norma fundante bsica de Kelsen o la regla de re-conocimiento de Hart.

    En resumen, se obtiene un modelo del orden jurdico si se

    logran realizar las dos interiorizaciones semnticas de los ele-

    mentos contenidos en el paradigma del mandato, i.e., tanto de

    a como de m en a(m).

    El anarquista es el sujeto que se niega a utilizar los modelos

    normativos obtenidos como producto de las dos interiorizacionessemnticas mencionadas. Al negar toda dimensin normativa ala sociedad y al Estado est rechazando la utilizacin de losmodelos normativos mencionados, de manera que esto lo con-

    duce a ver en las relaciones sociales la funcin de meros procesoscausales o probables, desprovistos de toda dimensin normativa.

    El terrorista no es un anarquista, aunque no puede ser negadoque a veces el anarquista realiza actos terroristas. La diferencia

    se encuentra en el sentido o significado subjetivo que cada uno

    de ellos atribuye a su conducta. El anarquista quiere destruir

    toda normatividad, asconsiderada por otros, pues es ciego anteella. Desde su perspectiva, quiere romper cadenas causales rei-

    teradas. El terrorista, por el contrario, parte de presupuestos nor-

    mativos, los acepta, y su conducta no implica o supone la ne-gacin de toda normatividad. Lo que desea es el cambio de loscontenidos de la normatividad vigente, la que hasta el momento

    le ha causado los agravios que hemos comentado. Sus finalidades

    son polticas, econmicas religiosas, etctera. Por lo tanto, quiereque los rganos del Estado u otros grupos importantes de la

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    sociedad lleven a cabo conductas que cambiarn los rdenes nor-mativos existentes y vlidos contra los que va dirigido el actoviolento terrorista.

    En este ensayo no se ha tocado la problemtica relativa alterrorismo de Estado o institucional.

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