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OR TEMA 8 LA ÉTICA Y SUS PRINCIPALES TEORÍAS

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TEMA 8 LA ÉTICA Y SUS PRINCIPALES TEORÍAS

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Hay dos acepciones del término humano. La primera es biológica y equivale a <<perteneciente

a la especie humana>> y, en este sentido, incluso los asesinos en serie son humanos. La

también la base sensible al dolor ajeno. Esta segunda acepción nos remite a la dimensión moral

del ser humano, que es posible, por un lado, gracias a nuestra capacidad para distinguir lo que

soy y lo que debo ser, entre lo que las cosas son y lo que deben ser y, por otro, gracias al poder

radical de mi libertad para elegir entre lo uno y lo otro, lo que me hace capaz del mayor bien y

del mayor mal.

1.- LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA

En nuestra vida cotidiana hacemos continuamente valoraciones de la conducta

de las personas, en las que calificamos las acciones de unos y de otros refiriéndonos a

si nos parece que han actuado bien o mal. También es frecuente que pensemos en los

motivos y repercusiones de nuestros actos.

Los filósofos de todos los tiempos se han preocupado por investigar en qué nos

basamos para poder llevar a cabo los juicios morales. La ética es la disciplina que se

ocupa de examinar a partir de qué criterio catalogamos unas acciones en un sentido o

en otro.

Como afirmó Erich Fromm, <<en el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo

el artista y el objeto de su arte>>. O lo que es lo mismo, desde su libertad el ser

humano se hace a sí mismo: es constructor y construcción al mismo tiempo.

Precisamente este carácter libre y abierto de la acción es lo que hace al ser humano

responsable de sus actos.

Este carácter libre del actuar humano constituye también la base del carácter

moral que posee en exclusividad. La libertad, es decir, la capacidad para decidir y

elegir entre varias opciones posibilita que las acciones concretas que alguien lleva a

cabo se ajusten o no a las costumbres y normas de su comunidad.

Tener una inteligencia consciente y una voluntad libre es lo que permite al ser

humano preguntarse qué debe hacer, es decir, qué opción debe elegir la voluntad de

entre todas las que le muestra su inteligencia. Por eso, entre una cobra que pica a

una persona y una persona que envenena a otra, hay una diferencia radical. A la

serpiente no le podemos reprochar nada, porque es solo la causa involuntaria de una

muerte, pero la persona sí, porque ha sido un agente libre y consciente de lo que

hacía.

La conducta animal es amoral, es decir, es ajena e indiferente a la moral, porque está

dictada por el instinto. Pero la conducta del ser humano no puede ser amoral, sino

inevitablemente moral o inmoral, ya que siempre actúa de acuerdo o en contra de las

normas morales.

2

La acción humana es una acción moral porque es la operación de un agente

libre y consciente, con el objeto de producir un daño o un bien a uno mismo o a otros y

a favor o en contra de un código moral.

1.1. Moral y ética

La palabra moral viene del latín mores, que significa 'costumbre'. En este sentido, la moral es el

aprendizaje y la adquisición de las buenas costumbres que le vienen bien al ser humano para

vivir como un ser humano y que vienen transmitidas de generación en generación y avaladas

por la experiencia.

Por su parte, la palabra ética proviene del griego ethos, que significas también 'costumbre',

pero, además, ' carácter y modo de ser'. Esto explica que el término ética tenga en el lenguaje

filosófico un sentido más interno y de reflexión que la palabra moral.

Podríamos definir la moral como el conjunto de normas que orientan nuestra

actuación en situaciones concretas para que respetemos ciertos valores que

consideramos adecuados. Por ejemplo, la norma moral <<no matarás>> tiene como

objetivo orientarnos en situaciones concretas para que respetemos el valor de la vida.

Ahora bien, no nos limitamos a tener una moral y obedecer sus normas, sino

que también reflexionamos sobre ellas y nos preguntamos su porqué. Esto es lo que

hace la ética. Esta reflexión es necesaria por dos razones:

a) Porque no en todas las culturas y épocas existen los mismos códigos morales.

b) Porque las normas morales están muy claras en la teoría, pero su aplicación

en la práctica es más complicada, ya sea porque algunas normas van contra

nuestros intereses, la presión social, la moda o la opinión dominante, o porque

se requiere un gran esfuerzo para llevarlas a cabo.

Si la moral es el conjunto de normas que es necesario respetar, la ética es una

reflexión teórica acerca de esas normas morales. La ética es la teoría, y la moral es su

aplicación práctica.

2.- CARÁCTER, CONCIENCIA Y DESARROLLO MORAL

El ser humano posee, como hemos visto, una naturaleza moral. Para entender

su funcionamiento, vamos a distinguir dos términos: carácter y conciencia. El carácter

condiciona nuestras acciones y la conciencia las juzga. En tercer lugar, describiremos el

proceso que, según el psicólogo Lawrence Kohlberg, nos permite alcanzar la madurez

moral.

2.1. Carácter

Si estudiamos nuestra naturaleza moral comenzando por lo más elemental y

llegando a lo más amplio, tendremos que mencionar la acción, el hábito y el carácter.

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La acción es un acto concreto y aislado; el hábito es la repetición de acciones

similares, y el carácter es el conjunto de hábitos.

La repetición de acciones crea un hábito y el conjunto de hábitos crea un

carácter. Así, nuestras acciones construyen nuestra forma de ser, nuestro carácter y, a

su vez, un carácter ya consolidado acaba condicionando nuestras acciones, es decir,

nos lleva a realizar unas acciones y no otras. Ejemplo: por mentir una vez no me

convierto en mentiroso, pero si repito continuamente esa acción, acaba convirtiéndose

en un hábito que me transforma en mentiroso y que me condiciona para volver a

mentir.

2.2. Conciencia

La conciencia moral es el conocimiento que el ser humano tiene de la

corrección o incorrección de sus actos de acuerdo con los valores morales asumidos.

La conciencia moral se percibe a veces como una voz interior que juzga nuestras acciones y las de los demás tomando nuestros valores como criterio. Mi conciencia es un tribunal inapelable porque es el último, pero no infalible, porque está expuesto al autoengaño, el egoísmo y la presión social.

El remordimiento es un pesar tras una mala acción, ya sea por su fealdad o por medio al castigo. Se suele considerar señal de alarma y de salud de la conciencia. No obstante, algunos filósofos, como Nietzsche, creen que se trata de un sentimiento inútil y perjudicial…<<como la mordedura de un perro en una piedra>>.

2.3. El desarrollo moral

Nuestra naturaleza moral no es una realidad ya hecha, sino que se va haciendo a través del tiempo y de nuestros actos. El razonamiento moral del niño no es el mismo que el del adulto.

El proceso de maduración moral desde la infancia a la madurez ha sido estudiado, entre otros, por el psicólogo Lawrence Kohlberg (1927 -1987), quien estableció tres niveles de dos estadios cada uno relacionados con la edad. Según Kohlberg, solo un 5% de los adultos alcanza el último estadio. Por tanto, la madurez física e intelectual no garantiza la madurez moral.

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Nivel Estadio Características Perspectiva social Ejemplo

PR

ECO

NV

ENC

ION

AL

1

Las normas se acatan por obediencia y miedo al castigo.

Egocentrismo Incapacidad para comprender los intereses de otros.

He de recoger los juguetes, porque, si no, me castigarán.

2

Las reglas solo se asumen si favorecen los propios intereses. Lo bueno es útil y beneficioso.

Individualismo Conciencia de que los otros también tienen intereses. Por lo tanto, el bien es relativo.

Hoy por ti y mañana por mí.

C

ON

VEN

CIO

NA

L

3

Las acato porque tengo la necesidad de ser bueno a los ojos de las personas de mi entorno.

Gregarismo Capacidad para relacionar distintas perspectivas y para ponerse en lugar del otro.

Debo ser considerado buen hijo, amigo leal, buen estudiante…

4

Hay que acatar las normas que están establecidas socialmente para proporcionar un bien general

Comunitarismo Soy capaz de sacrificarme por el bien común de toda la sociedad.

Hay que respetar a los demás. ¿Adónde iríamos a parar si todos nos comportásemos como animales?

P

OST

CO

NV

ENC

ION

AL

5

Como existe una gran variedad de opiniones, principios y valores, solo son legítimas las normas que son fruto de un acuerdo que favorece a la mayoría.

Consenso Conciencia de la pluralidad de normas y valores. Por ello, solo son legítimas las que surgen del consenso.

Debo obedecer esta ley, aunque no esté de acuerdo con ella, porque es un acuerdo de la mayoría.

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Las normas son escogidas libre y racionalmente, dado que responden a principios y valores universales (como los derechos humanos).

Universalismo Conciencia de que hay valores universales, como la igualdad y la dignidad de las personas, aunque las normas sociales puedan no coincidir con ellos.

El respeto a las personas es un principio universal que asumo personalmente como guía de mi conducta, aunque en algunas sociedades no se respeten como tales.

3. VALORES y NORMAS

Las normas morales nos orientan para respetar un valor. El valor es una propiedad o dignidad, una excelencia, que solo los seres humanos podemos apreciar

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en las cosas, las acciones y las actitudes y que hace más estimables a nuestros ojos unas que otras. Ejemplo: belleza de un paisaje, valentía de una hazaña,…

Los valores son estimados debido a nuestras aspiraciones y necesidades (físicas, sociales, personales, espirituales). Hay muchos tipos de valores (económicos, sociales,…), pero aquí nos interesan los valores morales.

El valor moral es una cualidad de la acción que nos hace aprobarla como buena y apropiada al ser humano. Es el origen de la norma moral y el criterio para juzgar unos actos como buenos y otros como malos.

3.1. Objetivismo y subjetivismo moral.

Una vez que hemos visto el papel del valor como origen y criterio de las normas morales, surge la pregunta sobre el origen y la validez de los valores. ¿Tienen un origen objetivo y, por tanto, son universalmente válidos o bien tienen un origen subjetivo y, por tanto, no son universalmente válidos? Las dos posturas fundamentales ante esta disputa son: objetivismo y subjetivismo.

Según el objetivismo, los valores son realidades objetivas, universales, permanentes. Son estimables por sí mismos, independientemente de que los humanos los apreciemos o no. Esta postura, llevada al extremo, puede conducir al dogmatismo, que considera que solo hay unos determinados valores verdaderos que nos conducen a rechazar los demás como falsos o malos.

Según el subjetivismo, los valores no existen independientemente de nosotros, los sujetos: somos nosotros los que determinamos qué es un valor y qué no. Los valores existen solo porque los seres humanos los consideramos como tales; por ello, pueden reflejar nuestras apreciaciones subjetivas, nuestros deseos, intereses y circunstancias. Cada cultura o época genera sus propios valores. Esta postura, llevada a su extremo, puede conducir al relativismo, que consiste en afirmar que cada cultura, cada época e incluso cada persona crea su propio código moral y que todos esos códigos son igualmente válidos.

3.2. Bien y justicia: ética de máximos y ética de mínimos.

Todos los valores morales, en la medida en que son buenos y nos convienen, pueden resumirse en uno solo: el bien. Cuando nos referimos al bien de todos, hablamos de justicia.

La ética que se ocupa de orientar la vida del individuo hacia el bien podemos denominarla ética de máximos, porque su objetivo es alcanzar la felicidad y la plenitud del individuo. Sin embargo, la ética que busca la justicia se puede denominar ética de mínimos, porque su objetivo es encontrar unos valores y comportamientos mínimos respetados por todos que permitan una convivencia armónica.

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ÉTICA DE MÁXIMOS Y ÉTICA DE MÍNIMOS

ÉTICA DE MÁXIMOS

ÉTICA DE MÍNIMOS

VALOR FUNDAMENTAL EL BIEN, UNA VIDA BUENA LA JUSTICIA, UNA SOCIEDAD

JUSTA

ÁMBITO EL INDIVIDUO LA SOCIEDAD

OBJETIVO ORIENTAR LA VIDA PERSONAL A

LA FELICIDAD Y LA PLENITUD. REGULAR LA VIDA SOCIAL PARA

QUE SEA ARMÓNICA.

NIVEL DE EXIGENCIA LO QUE CADA PERSONA DECIDA UN MÍNIMO EXIGIBLE A TODO

SUJETO RACIONAL.

JUSTIFICACIÓN DESEO PERSONAL DE BIEN Y

FELICIDAD ASPIRACIÓN DE TODAS LAS

CULTURAS

CRITERIO LO QUE ME DA PLENITUD LO QUE ES RAZONABLE

MEDIANTE EL CONSENSO

VALORES PRINCIPALES BIEN, VIRTUD, AMOR, SOSIEGO, BELLEZA, FRATERNIDAD,…

JUSTICIA, PAZ, IGUALDAD, LIBERTAD, RESPETO.

4. PRINCIPALES TEORÍAS ÉTICAS SOBRE EL BIEN

Todos buscamos el bien. Incluso el delincuente, cuando comete un delito, busca lo que considera un bien para él. Pero ¿en qué consiste el bien? Veamos algunas respuestas que los filósofos han dado a esta pregunta desde el origen de la ética occidental en Grecia hasta la actualidad.

4.1. El origen occidental de la ética

La reflexión ética se inicia con los sofistas, denominación que procede del griego sophisté, sabio. Se trataba de un grupo de maestros de retórica, oratoria y dialéctica que ejercieron su actividad en los siglos V y IV a. C.

Un rasgo común a los sofistas fue el relativismo cultural y moral. En sus múltiples viajes habían contemplado que, en ocasiones, lo que en una polis estaba bien considerado en otra estaba muy mal visto, de modo que identificaron la moral como una simple convención (es decir, como un acuerdo entre los miembros de una comunidad). Como consecuencia de ello, negaron las existencia de principios morales con validez universal, pues cada sociedad establecía sus convenciones morales según sus intereses económicos, políticos, culturales,… y estos eran distintos en diferentes lugares.

Entre los sofistas destacó la figura de Protágoras de Abdera, conocido sobre todo por su sentencia: <<El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son, y de las que no son, en cuanto que no son>>, interpretada como expresión de un pensamiento relativista.

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En oposición al relativismo moral y cultural de los sofistas encontramos al filósofo Sócrates, quien presenta la primera teoría ética que defiende la existencia de valores objetivos y universales (como el bien y la justicia). Sócrates mantuvo, consecuentemente, que el objetivo de la filosofía era la búsqueda, mediante el ejercicio de la razón, de las verdaderas definiciones de los conceptos éticos.

Según Sócrates, si una persona adquiere completa comprensión acerca del bien, ello tendrá como consecuencia que actúe bien. Así, el conocimiento del bien conlleva su práctica, pues uno descubre que hacer el bien es lo mejor tanto para sí mismo como para los demás. El que actúa mal lo hace por ignorancia o desconocimiento (Intelectualismo moral).

Empleaba un método de preguntas y respuestas que denominaba mayéutica en alusión al oficio de su madre (partera).

Postura ante los valores

morales

Postura ante la enseñanza

Postura ante la verdad

Método

SOFISTAS

Relativismo moral: posición que favorece el pragmatismo

(obedecer normas porque

es práctico)

Cobran por enseñar a quien pueda pagarlo.

Escepticismo: no hay verdad,

sino solo opiniones.

Persuasión mediante discursos n bien

elaborados que pueden presentar lo justo como injusto, según el interés

del orador.

SÓCRATES

Universalismo moral: hay

valores morales universales y

absolutos.

Debe ser gratuita y

desinteresada, con el fin de

formar ciudadanos en la

virtud.

Existe una realidad

objetiva, que son los

conceptos universales de

las cosas.

Diálogo mayéutico para hallar la verdad.

4.2. En busca de la felicidad

Las éticas que consideran la felicidad (eudaimonía, en griego), en el fin de la vida humana y el máximo bien al que se puede aspirar son eudemonistas. Ahora bien, decir, que el ser humano anhela la felicidad es no decir nada, pues cada uno entiende la felicidad a su modo.

4.2.1. La felicidad es prudencia

Aristóteles (siglo IV a. C.) fue uno de los primeros filósofos en defender el eudemonismo ética. Pero ¿qué entendía por felicidad? Todos los seres tienden por naturaleza a un fin. Como lo esencial es su capacidad racional, la máxima felicidad del ser humano residirá en la vida contemplativa, es decir, el ejercicio de la razón, en el conocimiento de la naturaleza y de Dios, y en la conducta moral prudente. A más

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sabiduría, más posibilidades de elección, siempre recurriendo a la mediación de la prudencia (phrónesis).

Para lograr la felicidad, el ser humano debe emplear dos facultades: el entendimiento y la voluntad. Con el entendimiento encontramos la manera correcta de actuar y con la voluntad la ponemos en práctica. Esa manera correcta de actuar de acuerdo con nuestra naturaleza para alcanzar la felicidad es la virtud.

Según Aristóteles, <<la virtud es un hábito o disposición a hacer el bien que se adquiere con la práctica>>.

La razón define la virtud como un término medio entre los vicios de los extremos. No se trata de una media aritmética entre cantidades, sino del ejercicio de la moderación, afinado por la experiencia.

Defecto Punto medio Exceso

Cobardía Valentía Temeridad

Pasividad Templanza Incontinencia

Avaricia Liberalidad Despilfarro

4.2.2 La felicidad es placer

La palabra hedonismo proviene del griego hedoné, que significa “placer”. Se considera hedonista toda doctrina que identifica el placer con el bien y que concibe la felicidad en el marco de una vida placentera. Los cirenaicos formaron una escuela iniciada por un discípulo de Sócrates, Aristipo (435 a. C.). Según este filósofo, la finalidad de nuestra vida es el placer entendido en sentido positivo como goce sensorial. También el epicureísmo identifica placer y felicidad. Sin embargo, a diferencia de los primeros, define el placer como mera ausencia de dolor y perturbaciones. Esta serenidad y tranquilidad del alma (ataraxia) es el objetivo que debe perseguir todo ser humano y es la verdadera esencia de la felicidad. Pero ¿de qué modo es posible alcanzarla? Según Epicuro, mediante un cálculo exacto de placeres que tenga en cuenta que un placer hoy puede ser un dolor mañana y, en cambio, lo que hoy se presenta con dolor puede anunciar un próximo bien.

4.2.3. La felicidad reside en el bien común

El utilitarismo es una doctrina ética muy cercana al eudaimonismo y el hedonismo, puesto que vincula la felicidad al placer, pero surgió mucho después, en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX. Fue fundada por Jeremy Bentham (1748 – 1832) y desarrollada por John Stuart Mill (1806 – 1873).

La tesis central de esta corriente es el principio de utilidad, según el cual el acto moralmente correcto es aquel que proporciona mayor placer o felicidad al mayor número de personas. El placer es, por tanto, un bien común o bien general.

Bentham quiso fundar una ética científica a partir del cálculo cuantitativo de los placeres y dolores (según su grado de intensidad, duración, certidumbre,…). Creyó que con esta información se podría establecer una reforma social encaminada a lograr

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la mayor felicidad posible para el mayor número posible de personas. Stuart Mill, sin embargo, entendió que los placeres humanos también deben distinguirse por su cualidad, y habló de placeres inferiores y superiores, e identificó los segundos como aquellos que promueven el desarrollo moral e intelectual del ser humano.

4.3 En busca de la justicia

Las teorías que se conocen como éticas de la justicia son aquellas que hacen hincapié en la imparcialidad, al considerarse esta una condición indispensable de la misma.

4.3.1 La ética del deber

Kant (siglo XVIII) revolucionó la ética con su formalismo moral, que aspira a ser una ética verdaderamente universal. Mientras que la de Kant es una ética formal, las anteriores a él eran éticas materiales.

Para entender esto, hemos de abordar primero su distinción entre la materia y la forma de la ética. La materia de la ética es su contenido (preceptos, valores, fines,…); la forma es su función moral, su intención de guiar la conducta humana. La ética kantiana tiene solo forma y por eso aspira a ser universal: no hay en ella contenido que pueda ser rechazado por alguna razón.

Ética material

Material Dicta normas con un contenido concreto. Nos dice qué hacer.

Teleológica Las acciones son correctas si conducen a un fin o bien supremo: felicidad, virtud, placer…

Heterónoma Es una autoridad externa al sujeto racional la que la impone: experiencia, Dios…

Ética formal

Formal Da criterios que indican qué forma y requisitos han de tener tales actos para ser justos. Nos dice n cómo han de ser nuestros actos.

Deontológica Las acciones son correctas si las realizo con buena voluntad, es decir, si mi móvil es el respeto al deber.

Autónoma Es el propio sujeto racional quien se impone a sí mismo la ley moral.

Además, las éticas materiales emplean imperativos hipotéticos y la ética formal utiliza imperativos categóricos:

Un imperativo hipotético es un mandato con un contenido concreto que tiene validez si nos conduce a un fin.

Un imperativo categórico se cumple no para conseguir un fin, sino con buena voluntad, por mero respeto al deber, independientemente de si son buenas o no las consecuencias.

Kant ofrece tres formulaciones del imperativo categórico, de las cuales ofrecemos aquí dos:

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a) << Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre como ley universal >>, es decir, será moral aquella norma que pueda convertirse en un deber universal.

b) <<Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre con un fin y nunca meramente como un medio. >>

4.3.2 La ética del consenso

Retomando la idea socrática del diálogo racional para alcanzar la verdad y, a la vez, la idea kantiana según la cual solo tiene validez la norma que se pueda convertir en ley universal, el filósofo alemán Jürgen Habermas defendió la ética discursiva o del diálogo. Habermas sostiene que una norma moral será buena cuando, como resultado del consenso y si coacción ni discriminaciones, alcanza el libre consentimiento de todos aquellos a los que tal norma concierne.

El diálogo debe tener, entre otros, los siguientes requisitos:

Todos los afectados por una determinada norma deben participar en el diálogo. Todos deben tener las mismas oportunidades de argumentar su postura. No puede existir coacción de ningún tipo. No se ha de tener en cuenta solo el interés particular, sino el interés común.

4.3.3 El velo de la ignorancia

John Rawls (1921 – 2002), filósofo estadounidense, motivado por los mismos principios de imparcialidad y universalidad que hemos visto en las éticas de Kant y Habermas, en su obra Teoría de la justicia optó sin embargo por partir de un recurso enteramente artificial al que denominó la posición original.

Se trataba de plantear una situación hipotética en la que una serie de personas tendrían que establecer las normas de convivencia que iban a ordenar la sociedad de la que ellos también iban a formar parte, pero con la salvedad de que tenían que diseñar dichas normas sin conocer las características de ninguno de sus miembros (etnia, sexo, religión…) ni el lugar que iban a ocupar ellas mismas en dicha sociedad.

Este desconocimiento recibe el nombre de velo de ignorancia, y pretende garantizar la imparcialidad de los legisladores. De este modo, la situación ideal de diálogo que hemos visto anteriormente queda aquí relevada por la posición original, que presume que si quienes tienen que hacer las leyes que van a gobernar la sociedad no supieran después qué clase social o trabajo les iba a tocar desempeñar a ellos, mirarían de que nadie en su modelo de sociedad saliera perjudicado, con lo que garantizaría que todo el mundo tuviera unos mínimos reconocidos y respetados.

De este modo, cabría esperar que se acordaran una serie de derechos básicos para todo el mundo, tales como la libertad de pensamiento, de expresión o de asociación, así como atención a los menos aventajados de la sociedad, lo cual contribuiría a definir una auténtica ética de la justicia.

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5. ÉTICA APLICADA

La ética aplicada se encarga de analizar y dar respuesta, a partir de las propuestas de las distintas teorías éticas, a las cuestiones concretas con que nos vamos encontrando en la vida cotidiana, tanto en el ámbito personal como social.

El desarrollo tecnológico ha superado algunas barreras materiales que se consideraban inalcanzables, y con ello ha trastocado ciertas convenciones morales que se daban por inalterables. Al hacerse posible llevar a cabo acciones que antes nunca se habían ni imaginado, surgen nuevos interrogantes acerca de la conveniencia o no de poner en práctica dichas posibilidades, y hasta qué punto. En la actualidad, esta disciplina ha adquirido una importancia creciente en campos tan diversos como la investigación científica, el mundo de la empresa, las relaciones con el medio ambiente, los comportamientos profesionales, etc.

5.1. Bioética

La bioética es una de las ramas de la filosofía de mayor actualidad, puesto que se ocupa de los dilemas morales suscitados por el desarrollo de las tecnologías médicas y biológicas aplicadas al ser humano. La manipulación de nuestros componentes genéticos ha inaugurado una vía de investigación que puede deparar consecuencias beneficiosas para la humanidad. Sin embargo, los mismos avances científicos tienen aspectos polémicos, que muchas personas consideran inmorales.

Las cuestiones que una bioética debería considerar son muchas: ¿tienen los padres autoridad ética para decidir el sexo de sus futuros hijos? ; ¿es lícito alterar la dotación genética de los que todavía no han nacido, aunque ello pueda favorecerles?

También la bioética debe pronunciarse acerca de otros aspectos relacionados con la práctica médica habitual: ¿debe un médico decir siempre la verdad a sus pacientes?; ¿hasta cuándo debe alargarse artificialmente la vida biológica?...

5.2 Ética ambiental

El maquinismo y la industrialización resultaron decisivos para la mejora de las condiciones materiales de vida de nuestra especie, pero provocaron graves daños en numerosos ecosistemas naturales y, además, iniciaron un proceso de calentamiento global que amenaza con un cambio brusco del clima global, seguramente desastroso. Como reacción a este atropello surgió, en la segunda mitad del siglo XX, una conciencia ecológica ampliamente extendida en nuestros días.

Los humanos han influido en su entorno natural desde la más remota antigüedad, como por ejemplo, el impacto que tuvo sobre el medio la invención de la agricultura, en el Neolítico. Esa acción transformadora seguirá en el futuro porque el hombre seguirá recurriendo a la naturaleza para proveerse de las materias primas que necesita. El reto estriba en aplicar prácticas no destructivas, basadas en nuevas tecnologías, y que puedan combinarse con el debido respeto a la necesidad moral de mejorar las condiciones materiales de vida de las personas.

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5.3 Ética política

En las sociedades democráticas, el ejercicio del poder supone una delegación de la soberanía popular y está sometido a las leyes, que establecen los límites de actuación tanto de las instituciones como de los particulares. Estas limitaciones impiden que una persona o grupo pueda perpetuarse en el poder de modo despótico, pero, a pesar de ellas, las decisiones de los políticos no dejan de afectar a la vida y la dignidad de quienes les han confiado la dirección de los asuntos públicos.

La discusión ética acerca de la actividad política plantea algunas cuestiones controvertidas. Incluso dando por supuesto que el objetivo del gobernante es procurar el bien común y no aprovecharse del cargo para su beneficio personal, cabe preguntarse qué prácticas son aceptables y cuáles no a tales efectos.

Una de las preocupaciones más habituales en el ámbito de la ética política es la de cómo impedir, o dificultar al menos, la posibilidad de corrupción en aquellos que ostentan el poder. La reflexión ética trata también en la actualidad de establecer principios que regulen la buena práctica del ejercicio del poder.

5.4 Ética empresarial y laboral

El mantenimiento material de la sociedad se realiza a través del trabajo, ámbito en el que cabe distinguir entre las relaciones de organización interna y la prestación de servicios al resto de la sociedad. Ambas facetas son susceptibles de consideración ética y dan lugar también a interrogantes como: ¿qué hay que hacer si mantener la lealtad a la empresa entra en conflicto con las propias convicciones morales?, etc.

Con respecto al ámbito organizativo, en el seno de los centros de trabajo se establecen relaciones jerarquizadas que son necesarias para facilitar la producción de bienes, pero que deben observar tanto un trato personal digno a todos los miembros del aparato productivo como unas condiciones de salud y seguridad adecuadas. En los últimos años se insiste en la igualdad de derechos y salarios entre hombres y mujeres, y en la conciliación entre las vidas laboral y familiar.

Referente a la prestación de servicios, especial relevancia adquiere, a nivel personal, la deontología profesional (es decir, las buenas prácticas que los miembros de ciertas profesiones se comprometen a respetar, si quieren ejercerlas); y a nivel social, la responsabilidad corporativa (las garantías de transparencia y honradez que las empresas se comprometen a ofrecer a la sociedad como aval de sus productos). Además debe tenerse en cuenta que las empresas deben desempeñar una función social, contribuyendo con su actividad al mejor desarrollo de la misma.

5. 5 Ética e Internet

La aparición de las nuevas tecnologías de la información ha dado lugar a numerosas discusiones acerca de cuál sería la manera adecuada de enfocar los problemas éticos que se plantean al respecto. Cuestiones como el derecho a la privacidad y la intimidad, la piratería y el respeto a los derechos de autor, etc.

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Para algunos se hace cada vez más evidente que la definición de lo que se podría considerar el comportamiento ético a través de Internet requiere un tratamiento diferenciado, en la medida en que el espacio virtual supone un marco absolutamente distinto de todos los ámbitos en los que hasta ahora habían trabajado las diversas teorías éticas.

BIBLIOGRAFÍA

Mosterín, J. Racionalidad y acción humana

Arendt, H. La condición humana

Camps V. La imaginación ética

Cortina A. El quehacer ético

Manuales de Filosofía de distintas editoriales: Teide, Algaida, Edebé, etc.