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r Teatro mexicanodel siglo XX
* .•..•..•.Selección, prólogo y notas de
ANTONIO MAGAÑA-ESQUIVEL
FEDERIOO s. lNCLÁN
LUISA JOSEFINA HERNÁNDEZ
J. HUMBERTO ROBLES
FERNANDO SÁNCHEZ MAYÁNS
SALVADOR Novo
ANTONIO MAGAÑA-ESQUIVEL
Rooor.ro USIGLI
CELESTINO GoROSTIZA
SERGIO MAGAÑA
JuAN GARCÍA PoNCE
letras mexicanas
FONDO DE CULTURA ECONóMICA
Juu.-¡Adúltero, adúltero! ¡Todo esto está contra la ley!¡Es una infamia! [Detengan a este hombre!
jorge y Martha se separan. Ella agarra su suéter y saletranquilamente.
JoRGE.-Usted no tiene derecho, yo soy libre.JuEz.-No sea iluso ni trate de engañarse. ¡Mire a esa
pobre mujer, infame! (Hacia adentro) ¡Deténganlo, deténganlo, inmediatamente! ¡Hay que proteger a la familia!
Entra un Policía, agarra a jorge y lo saca a fuerzas.
SYLVIA.-¡Canallas,todos son unos canallas!
Salen todos. Pausa. Entra la Niña con su mochila. Muylentamente saca los cuadernos, los libros y los ldpices ylos pone sobre la mesa. Se sienta detrás de ella, de caraal público y empieza a contar en voz alta.
N1ÑA.-Unay una, dos; dos y una, tres; tres y una, cuatro; cuatro y una, cinco; cinco y una, seis; seis y una, siete;siete y una, ocho; ocho y una, nueve; nueve y una, diez;diez y una, once; once y una, doce; doce y una, trece.
TELóN
1NDICE
PRÓLOGO,por Antonio Magafia-Esquivel
FEDERIOOS. INCLÁN(1910]La última noche con Laura •••••• 1 •••• 1 ••••
LUISA JOSEFINAHERNÁNDEZ[1928]Los huéspedes reales .
J. HuMBERTO ROBLES [1921]Los desarraigados .
FERNANDOSÁNCHEZMAYÁNS[1924]Las alas del pez .
SALVADORNovo [1904]Cuauhtémoc .
ANToNIO MAGAÑA·ESQUIVEL[1909]Semilla del aire .
RoDOLFO UsIGu [1905]Corona de luz .
CELESTINOGoROSTIZA(1go4-1967]La Malinche · · .. · · · · · 444
SERGIOMAGAÑA(1924)El pequeño caso de Jorge Lívido
7
JUAN GARCÍAPoNCE [1932]Doce y una, trece . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 605
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SALVADOR NOVO
Nació en México, D. F., en r904. Es poeta, critico, comedió)!grafo, director teatral y periodista. Desde r9:i.8, al fundar con ¡Xaoier Fillaurrutia el Teatro de Ulises, manifestó su vocación,,,escénica, primero como actor y traductor de O'Neill, LordDunsany, Synge, y luego como autor de una breve pieza queél llama "inconfesable", El tercer Fausto, que fue traducida alfrancés y, sin ser nunca representada, se editó en Paris en r937.Ha impartido la cátedra de Historia del Teatro en el Conservatorio Nacional, y de Técnica de Actuación en la Escuela deArte Dramdtico del Instituto Nacional de Bellas Artes. Der947 a r95:i. sirvió el cargo de jefe del Departamento de Teatro del propio Instituto, y todavía se recuerda aquella feliztemporada de teatro universal que organizó en el Palacio deBellas Artes en r950. Al separarse del Instituto, en r953, fundó su propio Teatro que llamó de La Capilla, de apenas 98localidades, destinado a "u~ público muy especial: culto, distinguido, exigente, y capaz, o en posibilidad de venir hastaacá a ver una comedia; un público, podr{amos decir, de patrocinadores no abonados, pero s{ fieles al llamado cordial y respetuoso que les hacemos". Lamentablemente este noble esfuerzo parece haber declinado a principios de r957, apenascinco años después de iniciado. Para Novo, sin embargo, suTeatro de La Capilla ha constituido un laboratorio particular,inigualable, que representa muy importante contribución aladelanto del teatro en México, y además, en lo personal, parasu vocación de escritor y de hombre de teatro, un sueño cumplido. Desde r95:i. es miembro de la Academia Mexicana dela Lengua. En r965 el presidente de la República, licenciadoGustavo Diaz Ordaz, lo nombró Cronista de la Ciudad de México; y de acuerdo con los antecedentes relativos a GonzdlezObregón -cuyo nombre se impuso en vida suya a la queantes era calle de la Encarnación en que viv{a y donde murió- y Artemio de Valle-Arizpe -que vio también imponersu nombre a la calle del Ajusco en que tenia su casa, en laque falleció- en una ceremonia suntuosa y concurrida se diosu nombre a la antigua calle de Coyoacdn en que ha vividodurante :i.7 años, el r4 de marzo de r968. El año anteriorhabla recibido el Premio Nacional de Literatura. En Cuauhtémoc Salvador Novo lucha contra los malos recuerdos de dra·
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mas anteriores sobre el héroe i~dige~a; y aceptó el peligro deencerrar su historia e~ un solo acto, como lo hada la gentegriega. Y como los griegos, que ya conocían de antemano elasunto de sus grandes trdgicos y sólo admiraban y aplaudíansu talento creador dramático, el público de México quedóasombrado de cómo mediante una "osadía brechtiana" nuestro dramaturgo realizaba la concepción poética de un Cuauhtémoc capaz de encarnar en cualquier muchacho campesinomexicano.
ÜBRAS DRAMÁTICAS
Le troisiéme Eaust, Tragédie breve, París, 1937.Don Quijote. Adaptación para teatro infantil de la obra de
Miguel de Cervantes. Estrenada en el Palacio de Bellas Artes en1947. Editada en México, en el mismo afio. Sin pie de imprenta.
Astucia. Adaptación para teatro infantil de la novela del mis·mo título de Luis Gonzaga Inclán, estrenada en el Palacio de Be·llas Artes en 1947. Editada en México. Sin pie de imprenta.
La culta dama. Comedia en tres actos, estrenada en el Pala·cio de Bellas Artes en 1951. Editada el mismo afio en México. Sinpie de imprenta.
El joven II. Monólogo en un acto. México, 1951. Sin pie deimprenta.
A ocho columnas. Comedia en tres actos, estrenada en 1956 enel Teatro de La Capilla, México. Textos de La Capilla, 1, 1956.
Diálogos (El joven II, Adán y Eva, El tercer Fausto, La güeray la estrella, Sor Juana y Pita, Malinche y Carlota, Diego yBetty, Cuauhtémoc y Eulalia.) Textos de La Capilla, II. México,1956.
Yocastá o casi. Comedia en tres actos, estrenada en ig61, enel Teatro Xola. Textos de La Capilla, III. México, ig61.
Ha vuelto Ulises. Pieza en un acto. Colección Alacena. Edicio-nes ERA. México, 1962.
Cuauhtémoc. Pieza en un acto, estrenada en el Teatro Xolaen ig62. Edición del autor, ig62.
In pipiltzintzin o La guerra de las gordas. Comedia en dosactos, estrenada en 1963 en el Teatro Virginia Fábregas. Colección Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Económica, México,1963. Ganó el Premio "Ruiz de Alarcón" 1963 de la Agrupaciónde Críticos de Teatro de México.
In ticicitézcatl o El espejo encantado, ópera en dos actos. Editada en Ja Colección Ficción, Universidad Veracruzana, Xalapa,México, ig66. El volumen también contiene: Cuauhiémoc, Elsofá pieza en un acto, y Diálogo de Ilustres en la Rotonda, unacto.
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CuauhtémocPIEZA EN UN ACTO
PERSONAJES
UN MUCHACHO INDÍGENA,QUE HACE EL PAPEL DE CUAUHTÉMOC
MoCTEZUMAUN CAPITÁN AZTECAlXTOLINQUE, SEÑORDE COYOACÁNSOLDADO1Q (DE CORTÉS)ALONSOYÁÑEZ (SOLDADO2Q)HERNÁN CORTÉSPEDRO DE ALVARADOFRAY BARTOLOMÉDE OLMEDOEL REY DE TLAXCALATECUICHPO2 CABALLEROS:TIGRESGONZALODE SANDOVALDoÑA MARINATETLEPANQUÉTZAL
ORDEN DE LAS ESCENAS
l. EL ACTOR (CUAUHTÉMOC)EN EL PROSCENIOII. EN EL PALACIO DE MOCTEZUMA111.EN COYOACÁNANTES DE LA CONQUISTAIV. EN EL PALACIO DE AXAYÁCATL,UNA CÁMARAV. EL ACTOREN EL PROSCENIO:LIGA CON:VI. SALÓNDEL REY DE TLAXCALA:VUELVEA:VII. ACTOREN EL PROSCENIO: LIGA CON:
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VIII. TLATELOLCO,EL REFUGIODE CUAUHTÉMOCIX. TRANSICIÓN:OSCUROTOTAL Y SONIDOX. EL REAL DE CORTÉSXI. COYOACÁN,ANTECÁMARADE TORMENTOXII. EL ACTORAL PROSCENIO,LOS ACTORES
En caso necesario, seis actores y una actriz bastan para do·blar todos los papeles, que se juegan con mdscaras, como se
advierte en el prólogo. '
ESCENA I
En el proscenio
Por el centro de la cortina, entra un joven indlgena,sombrero en mano, ojea al público, sonrie y dice:
Señoras y señores, muy buenas noches. Me presentoante ustedes: mi nombre no les diría nada: puede ser Juano Pedro. Creo que importa más que sepan por qué les habla desde aquí un muchacho como .el que ven: mexicano-aunque no como ustedes, que también son mexican~;sino más, porque soy indio- moreno, de pelo lacio, dedientes fuertes y blancos, lampiño. . . No aguanto Ios .~apatos. Camino mejor sin ellos, o con mis.huaraches, Y .notengo frío. Me .cubro con manta, más por pudor que pornecesidad de abrigo. Y mi sombrero de .palma me defiende suficientemente del sol, y refresca mi cabeza.
Bien -eso es todo. Fuera de que no soymuy comunicativo. No me gusta hablar mucho. No necesita uno hablarpara entenderse con los demás. Basta muchas vecesuna mirada, una sonrisa, para saber si estamos frente a un enemigoo frente a un amigo.
Iba a decirles por qué les hablo desde aquí. Es que queremos representar la vida de Cuauhtémoc. Un grupo de
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muchachos de aquí, de este pueblo .. La hemos estudiado yleído en libros.
Comprendemos que es muy difícil hacer teatro. Pero detodos modos, hemos decidido escenificar la vida de Cuauhtémoc. Y nadie quiso aprenderse el papel de Cuauhtémoc.Unos decían que era muy largo, otros que muy difícil. Peroyo creo que no les gustaba porque es el papel del. vencido,del que cayó prisionero de Cortés, del que Cortés asesinódespués de torturarlo.
A mí sí me gusta el papel de Cuauhtémoc. Y me ofrecía hacerlo. Los demás harán los otros papeles que se vayannecesitando. Nos pondremos máscaras, para jugar a quesomos otros. Es decir: se las pondrán los demás cuandohablen conmigo, o entre sí. Yo no. Ya ustedes me conocen,y no hay necesidad de que yo me disfrace. Ya les he dichoque yo seré Cuauhtémoc.
Una palabra más antes de empezar: puede que las cosasno hayan pasado exactamente como vamos a representarlas.Pero es también posible que no hayan sucedido como lascuentan los.historiadores. A lo mejor, fueron como nos gustaría que hubieran sido.
Ya no podemos remediar que hayan ocurrido de unmodo o del otro. Son cosas del ·pasado. Pero puesto quevamos a volver a vivirlas; a darles nuestra vida, es como sivolvieran a suceder; y en eso sí tenemos derecho a hacerlasde otro modo -como deban ser: como nos gustaría que fueran; como nos gustará que sean; como serán cada vez quelas representemos.
Moctezuma y Cuauhtémoc, por ejemplo, no se sabe quehayan hablado. Pero nosotros creemos que sí. En el palaciode Moctezuma -que es éste.
SE ABRE EL TELÓN
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ESCENA11
En el palacio de Moctezuma
Entra rápidamente Moctezuma por la derecha. Cuauhtémoc se vuelve hacia él y se postra.
CuAuHTÉMoc.-¡Señor-mi Señor-. Gran Señor!MOCTEZUMA.-¡CuauhtémoclLevanta, hijo. Te he man
dado llamar para que hablemos -no como rey y súbdito;sino como amigo -y como parientes.
CuAuHTÉMoc.-Te escucho, Moctezuma.MoCTEZUMA.,-Necesitotu apoyo y tu consejo. Eres jo
ven. Yo lo fui también. Como tú, barrí el templo de nuestros dioses, sangré mis carnes y mi lengua en ofrenda y enpenitencia. Fui, como tú, tecuhtli -y deleité mi recíedumbre en la guerra florida.
CuAUHTÉMoc.-Losé, Moctezuma.MoCTEZUMA.-Elreino que recibí de tu padre Ahuízotl
creció en mis manos hasta asomarse a las faldas de jadedel mar. Desde esta laguna, Huitzilopochtli extendió sumirada dominadora sobre todos los pueblos que hoy nostributan sus riquezas.
CuAUHTÉMoc.-¿Ybien?MOCTEZUMA.-Esospueblos nos odian, Cuauhtémoc. Se
alzan contra mí. Se han aliado a los dioses blancos; loshan informado y guiado hacia Tenochtitlan.
CuAUHTÉMoc.-¿Dioses?MOCTEZUMA.-¡Sondioses, Cuauhtémocl ¡Es Quetzal-
cóatl que regresa airado, vengativo!CuAUHTÉMoc.-¿Hasintentado algo contra ellos?MOCTEZUMA.-Aplacarlos.Ganar su voluntad.CuAUHTÉMoc.-¿Consangre? ¿Con sacrificios?MOCTEZUMA.-Estosdioses desdeñan nuestra sangre, y
no quieren nuestros corazones.CuAUHTÉMoc.-Entonces,no son dioses.MOCTEZUMA.-Eloro los deleita y deslumbra. Se lanzan
a cogerlo y a acariciarlo como aves de presa. He tratado
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de saciarlos con oro; de que se lleven todo el oro en s·casas flotantes y en sus ciervos -y nos dejen en paz. ··:
CuAUHTÉMoc.-Los verdaderos dioses desdeñan el oro. Se·~alimentan con la sangre de nuestra lengua y de nuestraa.¡:orejas -nuestro silencio y nuestro oído. Captura a estos¡falsos dioses. Sacrifícalos en el templo.
MoCTEZUMA.-¿Cómo podría? Ellos tienen el rayo. Se'•yerguen gigantes en sus ciervos que bufan y gritan. Su pie{!es impenetrable a nuestras flechas. Son dioses, te. digo. Es'•Quetzalcóatl que vuelve por el trono que abandonó, qu•Jtu padre tuvo prestado, que yo heredé -y he de entregatjal dios rubio y barbado. ¡·
CuAuHTÉMoc.-Enel Calmécac, yo aprendí nuestra hit-{toria.. Una historia de luchas constantes: contra el viento;.~contra el sol, contra el frío, contra el hambre. Nuestroa4abuelos sobrevivieron a cuatro diluvios, a cuatro soles de 'lfuego. Y en cuatro siglos, transformaron esta laguna en :una gran ciudad. Y el trono que heredaste, Moctezuma, lo '.:.asentaron nuestros abuelos sobre el dominio de guerreros¡)mucho más numerosos y temibles que estos hombres suciossde rostro .calcáreo...
¿No te das cuenta, Moctezuma? ¡Tu imperio llega almar!
MOCTEZUMA.-¡Yahí terminal Pero. el de ellos empíezadahí, y se ha adentrado en las faldas de jade de nuestras 'Íplayas como un oleaje furibundo. Mira, Cuauhtémoc, estas ·:!pinturas. Así son .estos dioses invencibles. Estoy al tanto (i·de todos sus pasos. Y nada los detiene; ni el oro, ni las ·plumas ricas, ni el conjuro de mis hechiceros. En .Cho·lula pelearon contra nuestros dioses -y los arrojaron del ·templo, y asesinaron a cientos de cempoaltecas. Se hanunido ahora a los tlaxcaltecas, y vienen hacia acá, a visitarme de paz. Debo recibirles como a huéspedes eminentes.Iremos los tres reyes de Anáhuac. Tú vendrás .también enel cortejo, como tecuhtli que eres de Tlatelolco.
CuAUHTÉMoc.-¿Vienende paz, dices? .¿Por qué entonces se hacen escoltar por los tlaxcaltecas, tus enemigos desiempre?
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MOCTEZUMA.~Alláfueron primero. Si acá hubieran venido antes, mis tropas los escoltarían. Bien conoces lasreglas de la hospitalidad.
CuAUHTÉMoc.-¿Lasobservan ellos? ¿Crees que hayande regirse por las nuestras si, como·dices, son tan distintosde nosotros?
MoCTEZUMA.-¿Yqué harías tú en mi lugar, Cuauhtémoc?
CuAUHTÉMOC.-Tu lugar sólo es tuyo.MoCTEZUMA.-Note he llamado para que me ínterro
gues, sino para que me aconsejes.CuAUHTÉMoc.-Dijisteque para que te acompañara a
recibirlos. Como a huéspedes eminentes.MOCTEZUMA.-Peroquiero también tu consejo, tu pa·
recer.CuAuHTÉMoc.-¿Dequé serviría? Harás tu voluntad,
no la mía.MoCTEZUMA.-¿Quées... ?CuAUHTÉMOC.-Destruirlos-antes que nos destruyan.MoCTEZUMA.-¿Connuestras armas? ¿Contra su rayo?CUAUHTÉMoc.-Conel rayo de nuestra cólera. Con la
tormenta de nuestras voluntades unidas: .Tenochtitlan, T'latelolco, Tezcoco, Tlacopan ... Y todos los pueblos indígenas. Sí, aun nuestros enemigos. Será fácil convencerlos deque son más hermanos nuestros que de ellos; hacerlesver que nuestra destrucción entraña la de todos los indígenas; que la esclavitud que esos extranjeros les impon·drían, sería mucho más dura y terrible y definitiva quela que sufren a tus plantas.
Encárgame de esa tarea Moctezuma, No hay tiempoque perder. Yo iré a Tlaxcala -a Tabasco, a donde hagafalta. Hablaré con los reyes -les ofreceré nuestra alianza,invocaré la de sus fuerzas. ¡Déjame ir, Moctezumal
MoCTEZUMA.-(Después de un silencio.) Bien.. Parte.
(Cuauhtémoc sale. Entra un Capitdn.)CAPITÁN.-Señor-mi Señor- Gran Señor.MOCTEZUMA.-¿Sí?
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·CAPITÁN.-Losteules avanzan por el camino de Cutíhuac. Los preceden y guían los tlaxcaltecas, que cargan·armas -y viene con el dios una mujer que entiende su•'gua y la nuestra.
Mocn:zuMA.-Sí, lo sé. Está aquí, en estas pinturas, ,;·una esclava con que obsequiaron al Malinche los de.••sé qué pueblo.
CAPrrÁN.-¿Unaesclava, señor?MOCTEZUMA.-0-una ahuiani. Mis vestiduras.CAPITÁN.-¿Partimosya?MOCTEzuMA.-Sí.No hagamos esperar -a los dioses.
(Entran dos Sacerdotes con las vestiduras -capa, e,na de Moctezuma.]
ESCENAIII
En Coyoacdn
Ixtolinque, Señor de Coyoacdn, y Cuauhiémoc,lJ.·~
IxTOLINQUE.-Bienvenido,Señor. Coyoacán se siente en¡i¡mi persona muy halagado en recibir la insólita visita del;~.·
. [;,(
joven señor de Tlatelolco -del sobrino de Moctezuma.,,.,t;del hijo del gran Rey de México que hace años fue tambiéti;(lnuestro huésped. . ·i'l
CuAUHTÉMoc.-¿Conocistea mi padre, Ixtolinque? ·IxToLINQUE.-Soyviejo. No lo era tanto, entonces. Co-,1,
nocí a Ahuízotl, sí. Tuve ese honor. Y la pena de saberque muriera a causa de las heridas que recibió en su fugaprecipitada cuando se inundó su ciudad. Así fue, ¿no escierto?
CuAUHTÉMoc.-Creoque sí. Yo no alcancé a conocerbien a mi padre. Yo era apenas un niño, recién entradoen el Calmécac, cuando él murió.
IXTOLINQUE.-Perola inundación -acaso la recuerdes.Habrá alcanzado a Tlatelolco. Fue terrible para ustedes.
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'I 'u padre era obcecado, Cuauhtémoc, Se empeñó en llevarar. el agua de Acuecuexco, contra toda advertencia de queno se debía sacar de su fuente. E hizo ahorcar al adivino11uestro que se lo advirtió.
CuAuHTÉMoc.-Erasu real derecho.IxTOLINQUE.-Perofue el principio de su ruina, o de su
castigo. Una vez desatadas las aguas, nadie las puede detener.
CuAUHTÉMoc.-¿Hablasen parábolas? ¿Crees de verasque no pueda el hombre contener la avalancha de una corriente que amenace ahogarlo?
IxToLINQUE.-Ahorasoy yo quien no te entiende. ·Y esnatural. Yo no soymás que un pobre súbdito tepaneca delgran Moctezuma. Me pregunto a qué debo el honor de tuvisita.
CUAUHTÉMoc.-Setrata ahora de una avalancha que atodos nos amaga -y que todos debemos detener, conjurar.
IxToLINQUE.-¿Unaavalancha? ¿Nos amenaza a todos?CuAUHTÉMoc.-Y.aha barrido los pueblos por donde
avanza -desde el mar que abortó su empuje. Va creciendoa su paso con las traiciones. que conjuga. Arrasó en Cholula los templos de nuestros dioses -y aumentó su caudalcon los tlaxcaltecas. Se ha filtrado ahora hasta el corazónde Tenochtitlan .
IxTOLINQUE.-¿Hablasde los teules, sin duda?CuAuHTÉMoc.-¿Y de quién más?IxTOLINQUE.-¡Perosi Moctezuma los ha recibido con
los brazos abiertos! ¿No sabes acaso que nuestro señor Moctezuma hizo a mi hermano Cuaupopoca la distinción de encargarle de guiar a los teules hasta sus tierras?
CuAUHTÉMoc.-¿Eraésa la misión encomendada a Cuaupopoca?
IxToLINQUE.-¡Esamisma! ¿Cuál otra podría ser? ¿La deatentar contra sus sacras personas, haciéndoles caer en unacelada? Moctezuma no podría ordenar eso.
CuAuHTÉMOC.-¿Porqué no?IxToLINQUE.-Noestá en su carácter -ni en la tradición.
Cuando los mexíca emprenden la guerra, la declaran pri-
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mero. Y a los teules, no les ha declarado la guerraellos a Moctezuma, bien lo sabes.
CuAuHTÉMoc.-Nosla han declarado a todos, Ixtolin- ,·que. No te sientas seguro en tus estados de tierra firme y, ilpiedras duras.
lxTOLINQUE.-¡Misestados! Veintitrés pobres pueblos-y treinta y uno o treinta y dos de mi esposa: dispersosentre Tizapán y Huitzilopochco- Mixcóatl, Chapultépetl .• ,
CuAuHTÉMoc.-¿Teparece poco? Tlatelolco no es ni ladécima parte de tus cincuenta pueblos.
IXTOLINQUE.-Perotodos son tributarios de Moctezuma.Como Tlatelolco, lo sé. Todos somos sus siervos -desdehace mucho. Todo el año cazamos pájaros para reunir lasplumas ricas del tributo. Y a propósito, Cuauhtémoc: ¿sa~bes ya que los teules desprecian las plumas?
CuAUHTÉMoc.-Sí.Prefieren el teocuítlatl -el excremento de los dioses.
IXTOLINQUE.-Nosotros,pobres tepanecas, no tenemosoro ni plata. Sólo tierras duras, firmes, a la orilla de lalaguna de Moctezuma. Y un camino de subordinación hacia Tenochtitlan -para conducir el tributo, o las piedrasque labramos en Coyoacán.
CuAUHTÉMoc.-Nohe venido a aumentar tus cargas, Ixtolinque. Vengo, al contrario, a librarte de ellas. Moctezuma te tiende la mano.
lxToLINQUE.-¿Quéquiere ahora que ponga en ella?CUAUHTÉMOC.-Tulealtad -y tu ayuda.lxTOLINQUE.-¿Milealtad? Los tepanecas la hemos jura-
do -desde que el imperio de Azcapotzalco sucumbió a lostenochca. ¡Mi ayuda! La recibe cada ochenta días, en puntuales tributos -y cada vez que quiere, en macehuales ycanteros que erijan sus palacios. ¿Qué más puedo ofrecerle?
CuAUHTÉMoc.-Amistad.No subordinación forzada. Nopasiva obediencia. Moctezuma me ha conferido una delicada misión; mucho más grave y más urgente que la quecumplió Cuaupopoca tu hermano. Yo no me he de acercara los teules para implorar de ellos una bondad que nomuestran, ni para invitarlos a una fraternidad que ellos
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no desean. He de visitar a los reyes y a los señores de nuestro color, de nuestras tierras, hijos todos de nuestros dioses.Y hacerles ver que estos que llegan no son dioses, sinomonstruos que hay que destruir antes que ellos lo hagancon nosotros.
lxToLINQUE.-Measombras, Cuauhtémoc. No puedocreer que Moctezuma haya cambiado tan repentinamente;que quiera ahora por amigos a quienes tuvo siempre poresclavos. ¿Algún milagro, operado acaso por los diosesblancos?
CuAUHTÉMoc.-0acaso una prueba -a que los nuestrossometen su orgullo.
lxTOLINQUE.-¿Sedoblegaría ante sus antiguos siervos-si no le aterraran sus nuevos amos?
CuAuHTÉMoc.-Tulengua es afilada y cruel, Ixtolinque.Pero no es mi ira ni tu rencor lo que ha de conciliarnos.Esos amos nuevos, si llegaran a serlo de Moctezuma, lo se·rían también de ti, de mí, de todos. Debemos todos ahoraunirnos e impedirlo, mientras sea tiempo.
IxTOLINQUE.-¿Unirnos?Lo estamos. Impedir que losteules, si quieren, nos dominen a todos: ¿cómo?
CuAUHTÉMoc.-Nosé aún cómo. Lo primero es la voJuntad de resistir. Si he ganado la tuya; si puedo contarcon ella, hallaremos todos juntos el modo de ejercerla.
IXTOLINQUE.-¿Acambio... ?CuAuHTÉMoc.-¿Decías?IxToLINQUE.-Perdonami rudeza, Cuauhtémoc. Es que
estoy tan acostumbrado a comerciar... Ustedes nos enseñaron, recuérdalo. Sus hábiles pochtecas viajaban a cambiar mantas de ixtle y de algodón por oro y por piedraspreciosas. Y aprendimos de ellos. Una cosa vale otra, quese da en cambio: un esclavo nuestro, en el mercado queustedes atribuyeron a Azcapotzalco, tres o cuatro mantas.
CUAUHTÉMOC.-¿Ybien?lxToLINQUE.-¿Quéme ofreces a cambio de la ayuda
que me pides?CuAuHTÉMoc.-Yono puedo ofrecerte. nada.IxTOLINQUE.-Esrealmente poco.
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CuAuHTÉMoc.-Amenguar tus tributos.ha facultado para ofrecerlo.
lxTOLINQUE.-Todavíaes poco.CuAUHTÉMoc.-Defenderte-y a los tuyos.lxToLINQUE.-¿Defenderme?¿Trata alguien de atacanlíiCUAUHTÉMoc.-¡Losteulesl ¿No entiendes? :;lXTOLINQUE.-Soymuy torpe, perdóname. Creí que ~J
yo quien podría defenderles a ustedes de ellos. Yo ni· •iítlquiera los he visto. Me contó Cuaupopoca que llegaróli,')
. i,·l,r;len grandes casas de madera, como peces o aves marítittiui :~Esas casas ¿crees que podrían navegar en la Iaguria?·Aquflen Coyoacán -y allá en Tezcoco- sólo atracan los acallf:'.l,-en que nosotros y los de Ixtapalapa llevamos frutas y le- ·~,gumbres para el regalo de ustedes. . . Pero de aquí P°" 1
drían zarpar naves más grandes. . . La laguna es ancha... ;como las que ellos tienen en el mar... ¿Te marchas ya;Cuauhtémoc?
CuAUHTÉMoc.-Sí.Me aguarda un largo viaje. He devisitar a otros muchos señores. ·
lxToLINQUE.-Que los dioses -los buenos dioses- teguíen. Has tomado posesión de tu casa -la que habitótu padre. Mi corazón se regocija. Pero no te detengo.Acaso un día -pronto- vuelvas a Coyoacán...
Oscuro;
ESCENAIV
El palacio de Axaydcatl, residencia de los huéspedesespañoles de Moctezuma.
SOLDADO1.-(Al segundo que entra.] ¿Comiste ya?SOLDADO2.-Sí, ¿y tú?SOLDADO1.-Como un príncipe. Estos salvajes no se
hartan de regalarnos. Aquí mismo nos sirvieron tantasviandas extrañas, que no sabías de cuál probar. Y todascalientes, con braserillos debajo. Pican, pero saben.
SOLDADO2.-A mí me asquean. Esos tamali, con carne
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dentro, envueltos en hojas. No dejo de pensar que podríaser carne humana. ¡Se comen unos a los otros! ¿Sabes?Yo escolté al Capitán cuando lo llevaron a Tlatelolco, yvimos el Tianguis. Venden de todo ahí. Había un brazoencogido, negruzco, ¡y era para comer! El indio se riocuando el Capitán se quedó pasmado al ver aquello.
SOLDADO1.-Yo vi hoy comer al Moctezuma. Invitó alCapitán y a Alvarado, y a Fray Bartolomé. Una sala enorme, cerca de aquí. Se sentaron al suelo, les dieron aguaperfumada a las manos, y empezó la procesión de platillos .No menos de ciento serían. El Moctezuma apenas losprobaba. Comían en silencio, él como abrumado. Luegoles dieron cañas para chupar y hacer humo, que olía muybien, y flores. Y en seguida entraron unos papas con regalos de oro y de plumas. No vi más. El Capitán me hizoseñas de que llevara los regalos a sus habitaciones, y cargué con ellos, que apenas podía.
SOLDADO2.-¿Tú comiste ahí?SOLDADO1.-No. Monté guardia cerca del Capitán, a la
puerta. Pero luego me trajeron aquí la comida. Casi lomismo que a ellos les sirvieron.
SoLDADO2.-Me pregunto cuándo volveremos a España-si es que volvemos.
SOLDADO1.-¿Tú quieres volver?SOLDADO2.-¡Naturalmentel Con el oro que he reca
bado, tengo bastante. Y el que nos debe el Capitán. Cumplirá su palabra, espero, de partir el botín con todos nosotros.
SOLDADO1.-¡Con poco te conformas! Yo quisiera que-darme aquí.
SOLDADO2.-¡Estás loco! ¡Quedarnos! ¿Crees que nosdejarían estos indios? Somos apenas un puñado -ellos soncomo hormigas. En un santiamén nos acabarían si quisieran.
SoLDADO1.-¡Pero no quieren! ¡Nos creen dioses! AlCapitán, al menos.
SOLDADO2.-Sí. Pero ya has visto lo que hacen con susdioses. De aquí se mira el Templo -de las terrazas. Esa
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vasija grande allá arriba es para la sangre de las víctiPodría llenarse con la nuestra.
SoLDADO1.-¡P.ero hay oro, oro! Vale todos los rieY es medicina para el mal de la murria, como elahora te asalta. ¿Estabas tú presente, cuando en la V1Cruz le dijo el Capitán aFEmbajador de Moctezuma q~,.sufría mal de corazón -y que sólo con oro y más oro "aliviaría? Fue una buena ocurrencia, ¡como suya!cuando le trajeron aquel sol de oro. ¿Cuánto crees qi"valdrá -una vez fundido, por supuesto? 1.
SOLDADO2.-Lo que yo vi fue horrible. A los gritos acldí. Uno de esos embajadores o papas le ofrecía a Cort1una redoma - Jícara, le dicen...
SoLDADLol.- ¡Con octli! Es sabroso, dulzón...SOLDADO2.-¡Nol ¡Era sangre! Habían matado a urii
de los que traían -le sacaron el corazón- y le ofredáila sangre a beber a Cortés. Enfureció y los hizo mat~{
SOLDADO1.-¡Sangrel ¡Y de indio!SOLDADO2.-Ya ves que el Capitán raras veces pierd1,
el aplomo. Siempre trata a estos salvajes como a person;ij-aunque bien sabe que no lo son. Pero es... diplomático.';¡Dejándolos hacer, se entera de sus usos y costumbres. Asf.'1,,supo en Tlaxcala que aquéllos odiaban al Moctezuma. ·
SOLDADO1.-¡Y bien que lo aprovecha! ¡Ellos hannido cargando las armas! Son nuestros "aliados".
SOLDADO2.-Pero aquello sí lo enfureció.SOLDADO1.-¿Y el coraje le duró hasta Cholula?SOLDADO2.-Aquello fue otra cosa. Era preciso hacer
un escarmiento, derribar los demonios, y plantar nuestraSanta Cruz.
SOLDADO1.-Aquí habrá que hacer lo mismo -un buenescarmiento, como dices. No me gusta esta paz. No meembarqué para esto. Quiero acción -y aquí no hay másque regalo y molicie. ¡Esos indios! El Moctezuma tieneun baño. ¡Y se lava entero todos los días!
SOLDADO2.-¡Todos los días! ¡No es posible!SOLDADO1.-¡Yo he visto el baño! ¿Y las camas?
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toldillos, mantas de plumas! Duermo como un rey. Peroya es bastante; ¡quiero guerra!
SOLDADO2.-Ya tendremos guerra. (Camina por la ha-bitación, palpa las paredes.y ¡Mira! ¡Ven!
SOLDADO1.-¿Qué hay?SOLDADO2.-Este muro. Se ve recién tapiado. Era una
puerta y la han cerrado con piedras.SoLDADO1.-¡Pues es verdad!SOLDADO2.-Se pueden retirar fácilmente. ¿Lo ha-
cemos?SOLDADO1.-¿Qué puede haber detrás del muro? ¿Por
qué lo habrán tapiado?SoLDADO2.-Algún pasadizo secreto. Algún peligro para
el Capitán. Le habían dado todo el Palacio. Esto es sos·pechoso, Puede ser grave.
SOLDADO1.-Voy a avisar al Capitán.SOLDADO2.-¡Nol ¡Espera! Lo abriremos nosotros. Dame
tu espada.SOLDADO1.-Tómaía.SOLDADO2.-Ayúdame. Ya cede esta piedra. Tira de
aquí.SoLi:>ADO1.-¡Ya está! (Maniobran; retiran una piedra.)SOLDADO2.-(Se asoma por el hueco.) ¡Mira!
(Entran: Cortés, Alvarado, Bartolomé de Olmedo.)
CoRTÉs.-¿Qué hacéis ahí?SoLDADO1.-El muro, Capitán. Hay una puerta recién
tapiada. Quitamos una piedra para mirar,SOLDADO2....,.¡0ro! ¡Montañas de oro!
(Cortés avanza, aparta bruscamente al Soldado 2, 'J seasoma.)
CoRTÉs.-¡Orol ¡Oro! ¡Hasta .el techo! ¡Éste es sinduda el tesoro de Moctezuma! ¡Era el tesoro de Moctezuma!
FRAYBARTOLOMÉ.-¡Diossea loado!ALVARADo.-Amén.¡Acabad de abrir esa puerta!
·269
CoRTÉS.-¡Nol Aún no. Al contrario, reponed esadra. Que no se note que la hemos descubierto.
(Los Soldados la reponen, desconcertados.]ALvARADo.-¿Vaisa dejar ahí ese tesoro?CoRTÉS.-¿Yen dónde estaría mejor que en mi palaci
(A los Soldados): ¡Salid aprisa!
(Salen.)
ALVARAOO.-¡Muybien pensado, Capitán! No convieque los soldados sepan que hemos dado con el tesoro. Notros mismos podemos derribar esa puerta. ~~:1
CoRTÉs.-¿Y a dónde lo llevaríamos? ¿No comprendé-ique somos aún tan prisioneros de Moctezuma como -~~t.esoro lo es de esas paredes? Lo preciso es cambiar 10f!ttérminos de nuestra situación. 1
ALvARADo.-Noentiendo.CoRTÉs.-No lo esperaba. Sin embargo, cualquier jurís- ·•.
ta podría explicaros que la posesión entraña unpero que el derecho es anterior a la posesión.
ALVARADo.-¿Ybien?CoRTÉs.-Se debe establecer primero el derecho.
bases tan firmes, que resulten inconmovibles.FRAYBARTOLOMÉ.-LaSanta Iglesia...CoRTÉs.-Eso es. La Santa Iglesia, nuestra Madre, de
riva de Dios nuestro Señor el derecho divino cuyo ejercicio depara a los Reyes, nuestros Señores en la tierra.
ALVARADo.-Peroestos paganos...CoRTÉs.-Lo ignoran. Es preciso enseñárselo. Y no
será difícil. Si están hechos a la obediencia con Moctezuma -con el mortal Moctezuma, cuando éste desaparezca,seguirán obedeciendo gustosos a aquel que tome su lugar.Así han venido haciéndolo por siglos.
ALVARADo.-¿Yquién tomaría el sitio de Moctezuma?Pensáis que el Rey, nuestro Señor...
CoRTÉs.-¿Y quién si no? Claro es que por delegación.El Rey mismo es un delegado de Dios. Nuestros ojos mortales no pueden ver a Dios. Ver al. Rey, es el privilegio
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de unos cuantos señores; pero su. autoridad se ejerce, a suvez, por delegación. Los Ayuntamientos: ¿Recordáis, en laVilla Rica? AIU, la voluntad de todos vosotros, mis compañeros queridísimos, obedeció al unísono a la divina inspiración de servir a Dios y a nuestro Rey del mejor modoposible. Se estableció con ello un derecho -de la máslegítima cuna y substancia: lo que un día los hombresacaso llamen ... "democracia" Yo fui favorecido por vuestros votos para hacer no mi voluntad, sino la vuestra, enservicio de Dios y del Rey. Por delegación, otra vez. Soyasí el último eslabón en una cadena que a todos nos vincula...
FRAy BARTOLOMÉ.-ConDios.CoRTÉs.-Con Dios. El verdadero. ¿Comprendéis ahora?ALVARADo.-Unpoco, sí. -Pero -¿ese tesoro?CoRTÉs.-Ese tesoro, este palacio -esta ciudad=, estas
tierras, estos miles de hombres ·-todo se rendirá en serviciode Dios y del Rey en cuanto nosotros, sus delegados: yo,vuestro Capitán, establezcamos el derecho que nos dé posesión legítima y entera de cuanto hoy se tributa al diabloy al pagano de Moctezuma.
ALVARADo.-Yese derecho ...Coarás.s-Dimana de Dios -se infunde en el Rey- lle
ga a. mi puño -y se delega finalmente en mi espada.Padre ...
FRAYBARTOLOMÉ.-¿Sí,Capitán?CoRTÉs.-¿Habéis insistido con Moctezuma en conver
tirlo a nuestra santa fe?FRAYBARTOLOMÉ.-Cuantasveces puedo. Pero empiezo
a creer que es inútil.CoRTÉs.-Es lamentable. Insistid aún. Su cuerpo no
importa. Todos hemos de morir. Pero sería tan edificanteque salvara su alma. . . Si aún hay tiempo. . . Vamos deaquí, Capitán Alvarado ....
(Salen.)
271
EsCENAV
En el proscenio, a telón abierto. Entra el joven indlgena, se adelanta al público:
Así los teules dieron con el tesoro de Moctezuma -yasí lo sentenciaron a muerte. Yo, mientras tanto, habíavisitado a otros señores en demanda de ayuda para Te·nochtitlan. Pero sin éxito. El de Coyoacán no era el único resentido con los tenochca, y a todos los cegaba el rencor, para que no advirtieran el peligro común.
EsCENAVI
Entra el Rey tlaxcalteca.
R.Ev.-¿De suerte que lo que nos propones es que sea·mos ahora aliados de Moctezuma?
CuAUHTÉMoc.-Node él. Su persona es mortal. Detodos nosotros -los nacidos aquí- lo mismo en Tlaxcalaque en Huexotla, o en Cholula, o en Oaxaca: los que SO·mos iguales.
REY.-¿Iguales? No es ése el sentir de Moctezuma. Lostlaxcaltecas, privados de sal, hemos sobrevivido en independencia, no porque Moctezuma nos respete: sino porquenos menosprecia. Quiere un rebaño a mano de esclavosque le divierta capturar en la guerra florida -y llevárselos a sacrificar, en triunfo, en el templo. Hemos presenciado la ceremonia, Cuauhtémoc, muchas veces. Llegábamos ocultos de noche, a invitación especial de tu rey -yveíamos morir a los nuestros, y regresábamos atemorizados de ustedes, a seguir engendrando víctimas.
CuAUHtÉMoc.-Piénsalobien, Rey. No te ciegue el rencor contra Moctezuma. ¿Qué te ofrecen los teules? ¿Tehan dado algo? ¿Han hecho más que apoderarse de lasriquezas de los templos por donde pasan -y arrasarlos, yponer en su lugar una cruz?
272
REY.-Nos dan esperanzas -de una vida eterna, en elcielo, con ángeles y música, si somos buenos, si les ayudamos a matar mexicas- si abjuramos de nuestros dioses yrecibimos el bautismo. Yo lo he recibido ya -y toda mifamilia. De otro modo, al morir iríamos al infierno. Uninfierno horrible, lleno de llamas, de aceite hirviendo ... ypara siempre... para toda la eternidad ... (Sale.)
ESCENAVII
En el proscenio Cuauhtémoc, al público:
Cuando volví a México, Moctezuma había sido asesinado. Cuitláhuac ascendía a un trono tambaleante.Pero él logró al fin despertar el coraje de los mexicanosy su decisión desesperada de enfrentarse a los teules,que habían llevado al colmo su perfidia con asesinara los sacerdotes y al pueblo y a los invitados, y a las mujeres, durante la ceremonia de Tezcatlipoca en el Templo Mayor. Alvarado consumó esa hazaña. Y el puebloardió en ira, y se armó copio pudo, para expulsar a losintrusos: combatiendo de noche, destruyendo sus caballos,obligándolos a huir hacia Tlacopan, Muchos murieronricos, al hundirse .en el fango. antes que aligerarse del oroque repletaban sus cuerpos, Pero Cuitláhuac sólo nos gobernó por ochenta días. Un mal desconocido para nosotros, y traído por los españoles, llenó su cuerpo de pústulas. y de fiebre mientras su pueblo se preparaba a la defensa, pues volverían los ·teules a atacarnos.
Fue entonces cuando yo fui elegido Tecuhtli de losmexicanos. Y proseguí la lucha de Cuitláhuac. Volvíamosa estar solos como al .principie: acosados por los bárbarosde antes -y por los nuevos bárbaros. Pero si habíamos SO'
brevivido, podríamos volver a luchar contra todo, contra
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todos, con todas nuestras fuerzas, para seguir. viviendo anuestra manera.
EsCENAVIII
Tlatelolco - el refugio de Cuauhtémoc
TECUICHPO.-(Entrando.) Cuauhtémoc ...CuAUHTÉMoc.-¡Tecuichpo! ¿Estabas ahí?TECUICHPo.-En oración -por mi padre- y por mi es-
poso, Cuitláhuac. Ellos han llegado ya a la buena tierra.Ellos vuelan ya, colibríes, entre flores que no perecen.
CuAuHTÉMoc.-Sí,Tecuichpo. Ven a mis brazos. Estástemblorosa.
TECUICHPO.-¡Todo esto es tan horrible! ¿Cómo pudieron esos hombres matar a mi padre? Les recibió depaz, como a amigos; les concedió el palacio de mi abuelo,les colmó de regalos...
CuAUHTÉMoc.-Túno lo puedes comprender, Tecuichpo ..Eres apenas una niña.
TECUICHPO.-Yviuda ya, y huérfana.CUAUHTÉM:oc.-Miesposa. La esposa del Tlacatecuhtli,'
Alegrémonos, Tecuichpo. Si nada de esto hubiera ocurrido, yo no sería más que el tecuhtli de Tlatelolco -y tÜprimo pobre. Tu padre, aunque nos amáramos, no habríapermitido nuestros esponsales.
TEcUICHPo.-Tu padre fue Ahuízotl, el Grande.CuAuHTÉMoc.-Pero no fui yo su único hijo. Ni siquiera
el primero. Fui el último: el del nombre ominoso deláguila que cae.
TECUICHPO.-¡Miamado!CuAuHTÉMoc.-Ycaeré. ¡Sobre ellos! Con toda mi có
lera. ¡A vengar a tu padre y a Cuitláhuac, y a desagraviara nuestros dioses! Más de sesenta días hemos resistido. Seguiremos luchando, sin tregua.
TECUICHPo.-Hoyme asomé a la calle. Todo es ruinas;El agua florece cadáveres.
CuAuHTÉMoc.-No mires, Tecuichpo. Cierra tus ojos.
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Cierra tus oídos. Éste. es un sueño malo del que has dedespertar. Ve ahora cerca de tu .hija. Juega. con ella, .sonríe. Enséñala a conocerte.
TEcuxcHPo.-¿No quieres comer¡ ,.cuauhtémoc? Desdeayer no has comido. He cortado estlli yerbas, mira, deljardín. Son dulces. No hay ya otra cosa.
CuAuHTÉMoc.-Cómelas tú, Tecuichpo. Yo no tengohambre.
(Entran dos Caballeros Tigres. Traen dos cabezas deespañoles y dos de caballos ensartadas en picas. Se detie-nen al ver a Tecuichpo.) · ·
CuAuHTÉMoc.-Entra, Tecuíchpo, No pongas tus ojosen esta basura. (Tecuichpo sale, cubriéndose los ojos. Alos Caballeros.) Bien. Éstos son pues los inmortales, losdioses blancos: ¡qué mueca grotesca se dibuja en sus caras pálidas!
CABALLERos.-Hemosenviado otras cabezas, y pies, ymanos, y cabezas de ciervas; a Huexotzingo, y a Xochimilco, y a otros pueblos que les creían intocables. Empiezana dudar algunos -otros nos prometen ayuda y alianza.
CuAUHTÉMoc.=No confiemos·mucho, Menos aún en losxochimilcas. Seguiremos .combatiendo . .sol<:'s-de noche,cuando nos es propicio Tezcatlipoca. Estad listos a cortarlos puentes en cuanto oscurezca -y aparejad los acalli paraembestir en masa contra los beJ,"ga,nti~
CAJMLLERO.,-¿y estas cabe~?CuAUHTÉMoc.-Altzompantli. Que miren hacia el sol,
su aliado, su cómplice. ¿Comiste~.' sus cuerpos?CABALLERO.-Losprobamos. ..Su carne es amarga, inco
mible.CuAUHTÉMoc...,..Naturalmente. Partid ya. Disponeos al
combate.CABALLERO,-¿Recibiste.:¡a.sus mensajeros, Cuauhtémoc?CuAuHTtMoc.,.....Portercera. vez-. Y he consultado nueva
mente con los ancianos. La. respuesta es, la misma: lucharhasta la muerte. El Malinche me pide que evite con lasumisión, que él llama la pai, el sufrimiento de las. mu•
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jeres, los ancianos, los niños -que él ha desatado contraellos. Ignora -que los niños los' ancianos y las mujeres, notemen al sufrimiento ni a la muerte.
CABALLERo.~Yaoscurecer-CUAUHTÉMOC.-Quesuené' el caracol de la batalla.
mandado que no se les matase. Yo tampoco entiendo porqué.
CoRTÉs.-Llamémosle... reciprocidad. Bien sabéis cuántas veces me .hallé en peligro de muerte a manos de ellos.Y si salvé el pellejo, es que nre querían vivo, para susdioses.
FRAYBARTOLOMÉ.-biosos protege, Capitán.CmtTÉs.-Así ha de·ser, sin duda: Y esta medalla de la
Virgen Santísima siempre sobre mi pecho.FRAYBARToLOMt.-1Quémortal silencio .se hizo, de sú
bito! [Después de días y días de ensordecernos con susgritos, a tambores y caracoles!
CoRTÉs.-Un silencio mortal. Han enmudecido las piedras, Como. si se hubieran todas derrumbado. ¿Está ahíGuatemocín?
SANDOVAL.~n los otros caciques. Y con su esposa. Suesposa es bella, Capitán.
CoRTÉs.-La conozco. Hija del Moctezuma. Pero hacedentrar solo al Guatemocín. ·(Salen Sandooal y Alvarado.)¿Está ahí doña Marina?
MALINCHE.-(Entrando.) A tu lado, señor. Aguardabaa que me llamases.
CoRTÉS.-Le dirás a GuatemOcín que no tenga temorninguno. Que he deseado siempre ser su amigo. Que leperdono la guerra que me dio -y que una vez que jurelealtad a nuestro Rey- y tome el bautismo, yo veré queél gobierne a su pueblo como antes.
MALINCHE.-Supueblo ya no existe, señor. Todos hanmuerto. ¿No escuchas su silencio?
(Entra Cuauhtémoc. A sus lados, Sandoval y Alvara·do. Se miran un instante Cortés y él. Cuauhtémoc avanzahasta frente a Cortés.]
Coarás.e-Seas bienvenido. Guatemocín. Toma asiento.
(Cuauht'émoc permanece en pie.)CuAUHTÉMoc.-Hemeaquí, Malínche. Ya hice cuanto
estaba obligado en defensa de mi ciudad y de·mi pueblo.
277
ESCENAIX
Oscurototal. Sobre el largo lamento de un caracolguerrero, van insertándose en crescendo constante voces engritos y alaridos en que puede percibirse a trechos elgr•to de guerra "México, Tenochtitlan, México"; el golpear de lanzas y macanas contra rodelas y escudos, cuerpos que· caen en el agua. 1.5 segundos. El sonido se cortabruscamente en su climax y hay un silencio absoluto de10 segundos.
EbNA:X
El' Real de Cortés. Al hacer la' luz, está' en escena Cortés con Sandoval, Alvarado y Fray Bartolomé,
CoRTÉs.-¡Setenta y'cinco días desde que' pusimos cerroa la ciudad! ¡Y no hubo uno solo sin trabajo, peligros ydesventuras! '
FRAYBAR.'tt>LC>MÉ:...:¡Diossea loado! 'Es martes hoy, ca.pírán: 13 de agosto, día del Santo Hipólito. Día: memorable.
CoRTÉs,....Le consagraremos un templo a San Hipólito.Me alegro, Alvarado, de que no hayáis sido vos quien cogiera preso' a Guatemocín. Conozco vuestros ímpetus.
A!LVAiW:io;-'-Memandasteis que os aguardara en el mercado, Sandoval fue el encargado de atacar sus fuertes.
SANOOVAL.-YGarcía Holguín tufo la buena suerte deavistar la canoa -y de darle ..alcance. 1El Capitán había:
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CoRTÉS.-.Era·tµ deber, Cuaahtémoc, Y te admiro porello. Pero rehusaste la paz, muchas veces. Y tu pueblosufrió, y está en ruinas.
(Cuauhtémoc se apodera rápidamente del puñal deCortés. Sandoval y Aloarado intervienen a proteger alCapitán, que los retira con un ademán. Cuauht.émoc vuelve el puñal por la empuñadura 'J lo ofrece a Cortes.]
CuAUHTÉMOC;""-Tertninatu obra, Malinche. Dame unamuerte -Iímpía. Hunde tu puñal en mi pecho.
CoRTÉS.;....No,Guatemócín. (Se guarda el puñal.) Ahora no somos ya enemigos. Vendrás con tu familia, y conmigo, a Coyoacán, mientras se reconstruye a Tenochtitlan.Y luego ... (A los demás.) Vamos afuera¡ señores. DoñaMarina ha de hablar con nuestro real huésped. (Salen.)Cortés .hace seña a doña Marina. Quedan solos -la Malinche y Cuauhtémoc.]
MALINCHE.-¿Noquieres sentarte, señor? (Cuauhtémocno responde.) El Capitán me ha. encargado que hable contigo. No va a hacerte daño. Su dios es.bueno, ¿sabes? Yoya me he bautizado c:Y voy a misa, y comulgo, todos losdías. . . ¿Por qué me vuelves la espalda, señor?
CuAUHTÉMoc.-Noentiendo tu lengua, Malinche..MALINCHE.-¿Hablomal la. lengua de Anáhuac?.CuAUHTÉMoc.-Hablas un lenguaje --que yo no sabré
nunca.(Oscuro.)
ESCENAXI
Cuauhtémoc y Tetlepanquétzal sentados. en el suelo,atados con cadenas. Estamos en Coyoacán, dlas después dela derrota.
CuAUHTÉMoc.-¿Lloras;.Tetlepanquétzal?TETLEPANQUÉTZAL.-No,mi señor. Es el humo de esa
fogata ahí afuera. Me ha entrado en los ojos.CUAUHTÉMoc.-Xiuhtecuhtli, el dios del fuego, ha
desertado de esas llamas lívidas. No está ahí: No nos re-
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~·;'
conoce, ni reclama nuestro sacrificio. Somos i'1ignos. desu amor, Tetlepanquétzal. Dos prisioneros. Difi ··esclavos.Encadenados. f#
TETLEPANQUÉTZAL.-Unidos,señor: tú y yo ..• últimosreyes. ¿Qué harán ahora con nosotros?
CuAuHTÉMoc.-Yolo sé. Volverán a preguhicimos del tesoro. Prometerán clemencia, yquitarnos las cadenas, si lo decimos.
TETLEPANQUÉTZAL.-Ríende un modo sinieron ayer baile y banquete. Rodaban ebriossas, con sus mujeres.
CuAUHTÉMOC.-Ésaha de sermonia sagrada.
TETLEPANQUÉTZAL.-Preparande eso.
CuAUHTÉMoc.-Ves y oyes muchas cosas, 1
quétzal. ·TETLEPANQUÉTZAL.-¿Túno?CuAuHTÉMoc.-Sí. Muchas. Pero callo.TETLEPANQUÉTZAL.-Perdóname,señor.
(Entran Ixtolinque. Viste a la española.lxTOLINQUE.-Hasvuelto a Coyoacán, Cuauht
mis tierras. Te lo anuncié, ¿recuerdas?CuAUHrÉMod.-Lo recuerdo bien, Ixtolinque .lxTOLINQUE.-Nome llames así. Me he bautiza
ahora Don Juan de Guzmán.CuAUHTÉMoc.-¡EnhorabuenallxToLINQUE.-Hedado al Capi:t4n todas las tierras
que quiera para que haga su casa, y la de doña M _y un templo, y un monasterio, y. • • 'd(f~
CuAuHTÉMoc.-¿Era preciso que le dieras lo que yai¡.j¡suyo?
lxToLINQUE.-Te equivocas, Cuauhtémoc. Cortés notoma nada por fuerza. Representa a un Señor -a un granrey de toda la tierra, a quien los reyes todos de la tierraobedecen. A ese gran Señor, todos le han de jurar obediencia. Y una vez jurada, es traición resistirse a sus de-
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mandas; pecado de .infidelidad, de deslealtad. Y se castiga, por supuesto.
CUAUHTÉMOC.-Porsupuesto. ¿Es eso lo que me has.venido a decir?
IxTOLINQUE.-Obedeq:r,en cambio: soraeterse: colaborar, acarrea muy grandes ventajas. El Rey puede hacernosgrandes mercedes: darnos títulos, y armas, y reconocernuestras propiedades y tributos.
CuAUHTÉMoc.-¿Te.ha dado ya un título? ¿Otro, queel. que mereces?
lXTOLINQUE.-Señorde Coyoacán. Don Juan de Guzmán. Podré usar en mi escudo de armas los símbolos queel Rey me señale. Y conservaré el señorío de mis tierras.Sin tributarle más al Rey de México.
CuAUHTÉMoc.-Sinoal de España: ¿es eso?lxTOLINQUE.-Sí.He aprendido su nombre: Sacra, Au
gusta, Cesárea, Católica, Real Majestad. Si tú quisieras...CUAUHTÉMOC.-¿Siyo quisiera qué?lxTOLINQUE.-Sino fueras obcecado, como tu padre ...
Si confesaras dónde está el tesoro...CUAUHTÉMoc.-¡Tútambién! ¿Crees como ellos.que yo
me he comido el tesoro? ¿Que lo he ocultado donde susuñas y sus ojos no puedan asirlo? ¿No recuerdan ya queellos lo robaron todo, ¡todo!, del palacio de Axayácatl,cuando Cuitláhuac los sitió y .expulsó hasta Tlacopan?¿No saben que es el oro. lo que hundió en el lago suscuerpos?
lxTOLINQUE.-Nolo creen, Cuauhtémoc. Y su pacienciay su tolerancia ha llegado al límite. Me han enviado aadvertírtelo, por última vez, seguros de que nuestra sangre común, por ser yo .víejo, y de tu raza, logrará persuadirte a confesar. De otro modo...
TETLEPANQUÉTZAL.-¿Deotro modo qué?IXTOLINQUE.-¿Esahoguera, ves? Hasta aquí llega el
humo, y el resplandor. Es para ti, Cuauhtémoc. Te vana dar tormento en el fuego hasta que confieses.
CuAUHTÉMoc.-¿Cortéslo ha dispuesto?lXTOLINQUE.-Élse opone. Pero otros lo apremian. Alde-
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rete el tesorero, sobre todo. Cortés no hace nunca más quelo que se ve obligado a hacer. Si tú persistes en negar,¿él qué puede hacer?
CuAUHTÉMOC.(Se incorpora penosamente. Suenan suseadenos.) Gracias, anciano. Ahora puedes marcharte. Estoy pronto.
!XTOLINQUE.-¿Aconfesar?CuAUHTÉMoc.-Atizala hoguera, Ixtolinque. Echa en
ella tu báculo, tu bastón de mando. El teul te dará otromás rico.
!XTOLINQUE.-¡Insensatol(Sale.¡CuAuHTÉMoc.-Vamos, ¡Tetlepanquétzal! X.iuhtecuhtli,
el dios del fuego, se reconcilia con nosotros -¡y nos llama!
(Salen hacia el resplandor de la hoguera. Música uninstante.]
EscEJ'!AXII
El joven actor se adelanta al proscenio:
Lo que siguió, ustedes lo saben. Baldado en el tormento. Cuauhtémoc siguió prisionero del teul -y fue llevado en su séquito a la expedición de las Hibueras, hastaTabasco, o Chiapas. De todo esto, Cortés informaba enlargas Cartas de Relación a su Sacra, Augusta, Cesárea, Católica, Real Majestad. Y en la quinta de estas cartas, conunas cuantas líneas, explica cómo supo por el renegadoMexicalcingo (Cristóbal por su nombre cristiano) queCuauhtémoc y Tetlepanquétzal aún conspiraban, y diceescuetamente: "De esta manera fueron ahorcados estosdos, y a los otros solté, porque no parecía que teníanmás culpa de haberlos oído, aunque aquélla bastaba paramerecer la muerte."
De modo que en esto terminaría la vida de Cuauhtémoc: colgado su cuerpo de una ceiba en Acalan =balan-
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ceándose al viento mientras se alejaban, en busca de másoro, los conquistadores. Pero a mí me gusta imaginar queCuauhtémoc no ha muerto. Lo siento en la tierra, germinar por la noche bajo el combate infinito de las estrellas-y brotar pujante en el amanecer iracundo, duro, del nopal y del maguey: en el agua, que pinta las flores; en elaire, que acaricia mis cabellos lacios como los suyos, y llena mis pulmones; en el colibrí, que zumba el iris minúsculo de sus piedras preciosas.
Ahora la tierra ha digerido todos los viejos odios. Seha comido a los muertos -a Cortés (Aparece Cortés. Sequita la mdscara. Debajo de ella hay el muchacho mexi·cano que hizo su papel.) a Alvarado (Mismo juego.) a DoñaMarina (Mismo juego.) a Fray Bartolomé (Mismo juego.)(Todos a, turno depositan sus mdscaras en el suelo, comosi las enterraran y volvieran a surgir, libres de ellas y transformados.) Se habrán ido al cielo suyo o sus cuerpos se ha·brán convertido en piedras -o en árboles, devueltos porla tierra, nuestra Madre.
Y Cuauhtémoc no ha muerto. Sé que está en mí; quevivirá siempre: en mí y en mis hijos -y en todos losque vengan después- a nacer en la tierra de México -for·mados con los huesos de nuestros muertos- nutridoscomo el sol con la sangre de nuestros corazones.
T E l..Ó N
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ANTONIO MAGA:t'l"A-ESQUIVEL
Nació el ' de noviembre de Z!J09 en] Mérida, Yucatán. Swestudios primarios los hizo en la escue¡<lparticular de Fernando Patrón Correa, y los secundarios y el bachillerato, en elInstituto Literario de Yucatán. En I9''l pasa a la ciudad deMéxico, a continuar sus estudios de Derecho en la Facultadde Jurisprudencia de la Universidad Nacional de México. Notermina la carrera y se consagra a estudios especializados enteatro y literatura. Desde z935 colabora en; el diario El Nacional. Desde z940 es catedrático de literatura española y me·xicana; R.edactor del Departamento de Prensa del Partido dela Revolución Mexiéana, de z939 a' z94z. En z940, subjefede la Oficina de Publicaciones de la Secretaría .de Industriay Comercio, entonces de Economía. Jefe de la Oficina de laPropiedad. Intelectual de la Secretarla de Educación Públicaen z9.¡z y I94'· Miembro fundador del Consejo Técnico y Cul·tural de Espectáculos del Distrito Federal. Fundador y presidente de la Agrupación de Críticos de Teatro de México.Miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematogrdficas.Gerente de Distribución Editorial de la Universidad Nacionalde México, de z9JI a I954: Jefe de Teatro Foráneo del Instituto Nacional de Bellas Artes, de z954 a z963. Pertenece avarias instituciones culturales de México y del extranjero. Essecretario del Centro Mexicano de Teatro, filial del InstitutoInternacional de Teatro. Ha colaborado en casi todos los periódicos y revistas de México, y en publicaciones literarias,Letras de México y El Hijo Pródigo entre ellas. De z949 a z964ejerció la crítica teatral y literaria en el diario El Nacional yen su suplemento literario Revista Mexicana de Cultura. Tienetambién a su cargo la crítica literaria y teatral en el semanario Tiempo y desde z965 en el diario Novedades. En z940publica su primer libro sobre teatro, Imagen del teatro.Luego, Suefío y realidad del teatro, en r949. Novelista, au·tor de El ventrílocuo (z944), que la critica consideró como"una de las creaciones, de los estudios psicolóf$icosmás logrados de la novela mexicana moderna", obtiene en z95zel Premio Nacional de Novela "Ciudad de México"; con sunovela La tierra enrojecida. Como dramaturgo se da a conocer con Semilla del aire. El critico Miguel Guardia opinó que"la obra de Magaña Esquioel no solamente estd bien hecha sinoque alcanza en muchos momentos, a todo lo largo de la obra,una calidad envidiable". El autor, a su vez, ha dicho en unanota de autocr{tica: "Semilla del aire trata de ofrecer la perspectiva de varios caracteres,iluminados dramáticamente por ladesesperación, el desorden, el desequilibrio, la falta de un asi·
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