suplemento navideño 2013

12
La magia y sus encantos en la Nochebuena guatemalteca Guatemala, 20 de diciembre de 2013

Upload: la-hora

Post on 28-Mar-2016

226 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Suplemento Navideño 2013

TRANSCRIPT

Page 1: Suplemento Navideño 2013

La magia y sus encantos en la Nochebuena guatemalteca

Guatemala, 20 de diciembre de 2013

Page 2: Suplemento Navideño 2013

EVANGELIOS DEL TIEMPO DE NAVIDAD

uevamen-te la Na-vidad lle-ga a nues-tros hoga-

res recordando el nacimiento en Belén del niño Jesús, y es por ello que en esta ocasión hemos decidido recordar este acontecimiento trasla-dando a nuestros lectores los Evan-gelios de la Navidad.Hoy, de los pastores que acudieron al portal del Belén, parece que no ha quedado rastro en la tierra; sin em-bargo, están presentes en toda la li-turgia católica del tiempo. El evange-lio nos vuelve a mencionar la adora-ción de Belén y todos los sucesos que esa noche se produjeron bajo la luz de la estrella que guió a los magos. Los pastores de aquella primera Na-vidad no asistieron a un espectáculo que se olvida; a ellos llegó la imagen del niño reclinado en un pesebre y la presencia del ángel que los condujo hasta el lugar del nacimiento.Por todo ello, en nuestra entrega de hoy hemos querido trasladar a nues-tros lectores, sin ningún comentario adicional, lo que nos dicen del na-cimiento de Jesús los Evangelios de Navidad:

Lucas 2, 1-14«Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de Da-vid, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.Y sucedió que, mientras ellos esta-ban allí, se le cumplieron los días del

alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.Había en la misma comarca algunos pastores, que dormían al raso y vi-gilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor; y la gloria del Señor los envolvió con su luz; y se llenaron de temor.El ángel les dijo: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salva-dor, que es Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército ce-lestial, que alababa a Dios, diciendo:“Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.»

Lucas 2, 15-21«Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: “Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado”. Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre.Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño; y todos los que le oyeron se maravi-llaban de lo que los pastores les de-cían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.Los pastores se volvieron glorifican-do y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nom-bre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.»

Nangustiados, te buscábamos”. Y él les dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Su madre guarda-ba todas estas cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.»

Mateo 2, 13-15, 19-23«Un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estáte allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y huyó a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Hero-des, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”.(…)Muerto Herodes, un ángel del Se-ñor se apareció en sueños a José en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel; pues han muerto ya los que atentaban contra la vida del niño”.Levantándose, tomó al niño y a su madre y vino a la tierra de Israel. Al oír que Arquelao había sucedido a su padre Herodes en el trono de Judea, temió ir allá; y avisado en sueños marchó a la región de Galilea. Y se fue a vivir a una ciudad llamada Na-zaret, para que se cumpliera lo dicho por medio de los Profetas: “Será lla-mado nazareno”.

Juan 1, 1-18«En el principio existía el Verbo,y el Verbo estaba junto a Dios,y el Verbo era Dios.Él estaba en el principio junto a Dios.Todo fue hecho por Él,y sin Él no hizo nada de cuanto ha sido hecho.En Él estaba la vida,y la vida era la luz de los hombres.Y la luz brilla en las tinieblas,y las tinieblas no la recibieron.

Hubo un hombre enviado por Dios,que se llamaba Juan.Este vino como testigo,para dar testimonio de la luz,

para que todos creyeran por él.No era él la luz,sino el que debía dar testimonio de la luz.(El Verbo, la Palabra) Era la luz ver-dadera,que ilumina a todo hombre,que viene a este mundo.En el mundo estaba,y el mundo fue hecho por Él,y el mundo no le conoció.Vino a los suyos,y los suyos no le recibieron.Pero a cuantos le recibieronles dio poder para ser hijos de Dios,a los que creen en su nombre,que no han nacido de la sangre,ni de la voluntad de la carne,ni del querer del hombre,sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne,y habitó entre nosotros,y hemos visto su gloria,gloria como de Unigénito del Padre,lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de Él y clama:“Éste era de quien yo dije:el que viene después de míha sido antepuesto a mí,porque existía antes que yo.Pues de su plenitudtodos hemos recibido,y gracia por gracia”.

Porque la Ley fue dada por Moisés;la gracia y la verdadvinieron por Jesucristo.A Dios nadie lo ha visto jamás;el Dios Unigénito,el que está en el seno del Padre,Él mismo lo dio a conocer.»

Lucas 2, 22-40«Cuando llegó el tiempo de la pu-rificación, según la Ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Je-rusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”, y para entre-gar la oblación, como dice la Ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”.Vivía entonces en Jerusalén un hom-bre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muer-te antes de ver al Mesías del Señor.Impulsado por el Espíritu, fue al tem-plo. Cuando entraban con el niño Je-sús sus padres para cumplir con él lo previsto por la Ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios dicien-do: “Ahora, Señor, según tu Palabra, puedo dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Sal-vador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones y gloria a tu pueblo Israel”.Su padre y su madre estaban admi-rados por lo que se decía del Niño. Simeón los bendijo, diciendo a Ma-ría, su madre: “Mira, éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contra-dicción –¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!– a fin de que que-den al descubierto las intenciones de muchos corazones”.Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada. Después de ca-sada había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los 84 años. No se apartaba del Tem-plo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.Así que cumplieron todas las cosas, según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándo-se de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.»

Lucas 2, 41-52«Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén a la fiesta de la Pas-cua. Cuando Jesús cumplió 12 años, subieron a la fiesta, como era cos-tumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres.Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino buscándo-lo entre los parientes y conocidos, y como no lo encontrasen, retornaron a Jerusalén en su busca.Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y pre-guntándoles. Cuantos le oían queda-ban admirados de su sabiduría y de sus respuestas.Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has he-cho esto? Mira como tu padre y yo,

Eduardo Díaz Reyna Universidad de San

Carlos de Guatemala

Nacimiento del Niño Jesús en el pesebre Representación

Adoración de los Reyes Magos, Andrea Mategna, pintura, 1495-1505 Giotto (1266-1337, pintura

al fresco)

2 Suplemento Navideño Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013

Page 3: Suplemento Navideño 2013

EL NACIMIENTO DE CRISTO Y LA NATURALEZA

egún las leyen-das medievales varios órdenes de criaturas, des-de los seres in-

animados, pasando por las plantas, los animales, los hombres, hasta llegar incluso a los ángeles, desem-peñaron un papel muy importante en el anuncio del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo al mundo conocido en ese entonces.

Dichas leyendas consignadas por el fraile dominico Santiago de la Vo-rágine en “La Leyenda Dorada”, ha-cia la segunda mitad del siglo XIII, apuntan que dentro del primero de estos órdenes, en el que se refiere a los seres inanimados, las piedras anunciaron el nacimiento del Sal-vador con el desmoronamiento de un templo que los romanos habían mandado construir dedicado a la paz en la ciudad de Roma, representada con una estatua de Rómulo, y sobre la puerta principal del mismo se leía: “Templo de la paz eterna”, ya que habían preguntado a Apolo cuánto duraría dicha paz y él contesto que hasta que una virgen pariera, por lo que consideraban que esto último no sucedería jamás. Así mismo refiere que muchas estatuas más en diversos lugares, repentinamente cayeron y quedaron desechas.

Sobre esto nos refiere a la “Historia Escolástica”, en la se apunta que el profeta Jeremías se presentó en Egip-to luego de la muerte de Godolías (gobernador de Judá), anunciándoles

a los reyes del país que cuando una virgen pariera las imágenes de sus ídolos caerían. Se cuenta que para evitar esto los sacerdotes paganos del lugar ocultaron en un lugar del tem-plo la imagen de una virgen con un niño en su regazo, la cual era motivo de adoración, pero de forma disimu-lada y que una vez el rey Tolomeo preguntó el por qué de esto y le res-pondieron que se trataba de un secre-to que se relacionaba con un hecho misterioso que un santo profeta había comunicado a sus antepasados y que habría de ocurrir en el futuro.

Por otro lado de una fuente, también en Roma, se cuenta que aquella no-che las aguas de la misma se convir-tieron en aceite que fluía a chorros al punto de desbordarse y corriendo por las calles hasta desembocar en el Tí-ber. Dicho fenómeno se apunta que duro durante todo el día siguiente.

En cuanto a los astros se refiere, son los que más signos visibles presenta-ron al momento del nacimiento del divino infante. De la Vorágine co-mienza citando una pequeña leyenda tomada de san Juan Crisóstomo, en la que hace referencia a la estrella que llevó a los magos a Belén, en la cual se relata que dichos magos se encon-traban orando en lo alto de la cima de una montaña el día de la Natividad.

Entonces vieron una estrella en la cual se formaba la figura de un niño y sobre cuya cabeza se hallaba una resplandeciente cruz. Este cuerpo ce-leste les hablo y les dijo: “Id a Judea; allí hallaréis un niño recién nacido.”

SJulio Rolando Martínez

MansillaUniversidad de San Carlos

de Guatemala

Nacimiento guatemalteco particular. En el mismo se observan todos los órdenes mencionados en las leyendas medievales que anunciaron el advenimiento del Rey de Reyes. Vemos las piedras, las plantas, los animales, los hombres constituidos por los magos y por último los ángeles, uno de ellos porta la estrella de Belén, otro de los elementos de los que se valió la naturaleza para anunciar el gran acontecimiento. (Fotografía Julio R. Martínez, año 2011.)

Se cuenta que en Oriente ese día aparecieron tres soles en el cielo y que luego se convertirían en uno solo, representando así el misterio de la Trinidad Santa. El religioso domi-nico hace la salvedad que según se apunta en la “Historia Escolastica” y en la “Crónica” de Eusebio, este fenómeno no se dio el día de la Nati-vidad sino que varias veces a raíz de la muerte de Julio César, y durante algún tiempo.

Haciendo referencia a Inocencio III, de la Vorágine apunta que el em-perador Octavio después de haber lo-grado someter a todo el mundo bajo la autoridad del Imperio Romano, de forma prudente, no quiso que se le tributasen honores de tipo divino, aunque movido por los deseos del

Senado accedió a preguntarle a la profetisa Sibila si alguna vez nacería alguien superior a él. Así lo hizo y fue precisamente el día del nacimien-to de Cristo, y se dice que al mediodía alrededor del sol surgió un círculo de oro y dentro del mismo se presenta-ba la imagen de una hermosa virgen con un niño en su regazo. La Sibila hizo al emperador que observara la visión y al hacerlo éste oyó una voz: “Esta es el altar del cielo.”, entonces la profetisa le dijo que el niño que veía era mayor que él y lo adorara, cosa que hizo.

Refiriéndose ahora al autor Oro-sio, de la Vorágine apunta esta otra leyenda en tiempos del emperador Octavio, en donde un día hacia la hora tercia (9 de la mañana), estando el cielo totalmente despejado, apare-ció un enorme circulo a modo de ar-coíris, el cual estaba rodeando al sol, explicándolo el mencionado autor como dando a entender el nacimiento del que por sí mismo había creado el sol y el mundo entero y que tenia po-testad para gobernar el universo, por naturaleza.

El segundo orden, el de las plantas, haciendo referencia a la “Compila-ción” de san Bartolomé, consigna que en la noche del nacimiento de Je-sús las viñas de Engadia, en las cuales se produce bálsamo, éstas florecie-ron, fructificaron y destilaron vino.

En el tercer orden, constituido por los animales, se nos hace referencia a dos de las figuras infaltables dentro de los nacimientos guatemaltecos, el asno (más conocido como mula en nuestro medio) y el buey, de los cua-les nos comenta el fraile dominico que el primero fue el que llevó a la Virgen durante el viaje y el segundo también fue llevado por José con el objetivo de venderlo y así obtener algunos de los recursos necesarios para el viaje. Luego del nacimiento,

éstos milagrosamente –nos dice– se dieron cuenta de la calidad del recién nacido, por lo que se arrodillaron y le adoraron.

Dentro de la imaginería domesti-ca guatemalteca navideña podemos observar un ejemplo constituido por tallas en madera en donde el buey re-presenta este pasaje, constituyéndose en una verdadera joya.

Nuevamente haciendo referencia a Eusebio nos comenta que poco antes de la Natividad, durante la época de la arada, en varios días y en diversos momentos de los mismos, mientras araban, unos bueyes hablaron a sus gañanes y les dijeron: “Los hombres fallarán, las cosechas prosperarán.”, tomándose este como otro anuncio de la naturaleza.

Para hacer referencia del cuarto or-den, el de los hombres, Santiago de la Vorágine se vale del pasaje por todos conocidos del anuncio del ángel a los pastores, y que luego del mismo és-tos últimos salieron en busca del Rey recién nacido para adorarlo, siguien-do las instrucciones del ángel para poder hallarlo. Así mismo nos habla sobre el emperador Octavio cuando reconoció al niño de la visión referi-da líneas arriba, y ordenó que no se le diese culto divino a su persona al momento de saber del nacimiento de alguien mayor que él.

Comenta también tomando como referencia citas de san Jerónimo y de san Agustín, que en la noche del advenimiento de Cristo, al momento perecieron todos los sodomitas que habían, –según san Jerónimo–, cega-dos por la intensa luminosidad sur-gida repentinamente aquella noche.

Y por último en el quinto orden, constituido por los ángeles, se nos ha-bla nuevamente del pasaje del anun-cio del ángel a los pastores, y que luego se convirtió en todo un coro de seres celestiales que adoraban a Dios.

Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Suplemento Navideño 3

Nacimiento elaborado en el Templo de San Francisco de la ciudad capital para la Navidad del año 2010. En primer plano observamos a un ángel que le indica a uno de los pastores el lugar en donde se encuentra el Salvador recién nacido, tal como nos lo indican tanto los Evangelios cómo las leyendas medievales y que fue una de las formas de la naturaleza de anunciar el nacimiento de Jesús. (Fotografía Juan Carlos Martínez M., Enero del año 2011.)

Page 4: Suplemento Navideño 2013

EL NACIMIENTO TRADICIONAL EN LA HISTORIA DE GUATEMALA

Celso A. Lara Figueroa

Universidad de San Carlos De Guatemala.

l Nacimiento gua-temalteco tiene hondas raíces en el proceso históri-co de nuestro país.

Puede afirmarse que la costumbre propiamente dicha de hacer el na-cimiento vino con los españoles se-glares y religiosos en el siglo XVI, ya que era una práctica ya arraigada en la Europa Central, en donde el misterio de la natividad era uno de

los más importantes dentro del espí-ritu cristiano del renacimiento.

Hacia el siglo XVII, esta elabo-ración se consolida y la práctica de las posadas y confeccionar el naci-miento con frutas y ambientaciones autóctonas se intensifican con la evangelización franciscana, en par-ticular con la contribución del Santo Hermano Pedro de Betancourt en la ciudad de Santiago de Guatemala. El Nacimiento guatemalteco siem-

pre ha estado presente en la historia. Amplias referencias hay en el siglo XVIII. Pero interesa destacar las más recientes a partir del siglo XIX:

John L. Stephens en sus Incidentes de viaje en Centroamérica, Chiapas y Yucatán, nos describe así un na-cimiento: “...me vestí y me dirigí a una tertulia en casa del señor Zeba-dous, antes Ministro en Inglaterra... Era la víspera de Navidad, la noche de El Nacimiento de Cristo. En su

extremo de la sala se había levan-tado una plataforma, con un piso verde y decorada con ramas de pino y ciprés, con pájaros posando sobre ellas, espejos, papel de lija y con fi-guras de hombres y animales, repre-sentando una escena rural, con una enramada y una muñeca de cera en una cuna; en resumen: la gruta de Belén y el Niño Salvador. Siempre, en esta época del año, cada casa en Guatemala tiene su nacimiento con

Ela riqueza y gusto del propietario y en tiempo de paz, la imagen del Salvador es adornada con las joyas de familia, perlas y piedras precio-sas, y por la noche todas las casas están abiertas, y los habitantes, sin ser conocidos en casa visitando; y la semana de El Nacimiento es la mas alegre del año; pero desgracia-damente por ahora, se observaba so-lamente por formula; la condición de la ciudad era demasiado incierta para permitir la entrada general en las casas y para andar por las ca-lles de noche. Podría ser pretexto para que entraran los soldados de Carrera”.

Añade mas adelante: “... pero el baile se sostuvo hasta las doce de la noche, cuando las damas se pusie-ron sus mantos y todos nos fuimos a

la catedral donde se celebran las im-portantes ceremonias de Nochebue-na”. Stephens escribe sus Incidentes en 1841, cuando precisamente la situación política del país no ofrecía en realidad ninguna estabilidad, lo cual influyó notablemente, como el mismo lo dice, en las costumbres de Nochebuena.

Algún tiempo después, José Mi-lla y Vidaurre, en sus Cuadros de Costumbres, escritos en 1862, nos

hace una feliz descripción de un Nacimiento, el cual era obra de un supuesto compadre del autor, el sen-cillo zapatero Pascual Pacaya. Milla nos cuenta lo siguiente: “Mi compa-dre, a quien considero, bajo muchos aspectos, como a un hombre verda-deramente superior, tiene también su lado flaco. Trabaja todo el año como un blanco y no teniendo vi-cio alguno, ni aun el del cigarro, los pequeños ahorros que a fuerza de economía logra reunir, se emplean irremisiblemente en este tiempo, en que diréis?, en construir uno de los más curiosos nacimientos que pueden verse en la ciudad. Hasta aquí no encontrareis quizá nada de extraño en el destino que da a sus ahorros mi compadre. Pero lo in-creíble es que después de trabajar un

mes o más en el nacimiento, como dice que no tendría gracia si no se meneara, el pobre Pascual, desde la Nochebuena, se mete como un hurón debajo del tablado y se entre-tiene todo el día y parte de la noche en mover la maquinaria para que el meneo ande listo y los ociosos se diviertan. Allí come, allí duerme, allí esta sepultado desde el 24 de diciembre hasta el 6 de enero si-guiente, ese modelo de abnegación

y de civismo. Y luego hay quien tenga valor de hablar de sacrificios a favor del público! Mientras tatá está agazapado tirando de las cuer-das, Pastor (hijo del compadre) cui-da de que les amateurs no se lleven la fruta a sus tocayos de barro o de madera que adornan el nacimiento, pues, para vergüenza de la especie humana, es necesario confesar su propensión a devolver mal por bien y a corresponder con ingratitud a los que se prestan a servirla con desin-terés. Tres días hace, me hallaba yo muy ocupado, cuando sin previo anuncio, entró en mi cuarto el hijo de mi compadre, que por la cuarta vez me traía el más expresivo men-saje de su progenitor, suplicándome fuese a ver el nacimiento. No pude negarme a las instancias del respe-table artesano, y acompañado de aquel a quien saqué de la pila... me dirigí a su casa, situada en uno de los barrios más populosos de la ciudad. No fue poco el trabajo que nos costó penetrar por entre la masa compac-ta de gente que sitiaba la puerta del zapatero, esperando que los que ya habían visto, dejasen libre la entrada a los que rabiaban por ver”. “Con la cuarta parte de esta concurren-cia que acudirá a la ópera, decía yo entre mí, se salvaba la empresa”. Pastor me precedía; y apartando a éste, empujando a aquél, y pidiendo tantita licencia al del más allá, al fin logramos introducirnos en el patio, donde estaba armado el nacimiento. Imaginaos un polígono irregular, levantado como una vara del suelo, y sobre el cual están figurados, por medio de tablas y trozos de madera, cubiertos de papel pintado, llanuras, montes, volcanes, barrancos y todo esto adornado con árboles y flores artificiales, con casitas, con figuras de trapo, de barro, de madera, y con otra multitud de objetos cuya des-cripción exacta exigiría acaso tanto tiempo como el que se ha necesitado para armar todo aquello. Veréis allí confundidos los terrenos primarios, con los secundarios y los terciarios. La lujosa vegetación del trópico, al lado de las plantas raquíticas de la zona frígida, hombres y mujeres más altos que las casas, vestidos con trajes de todas las épocas y ocu-pados en oficios harto diferentes de aquellos a los que se dedicaban los sencillos pastores que fueron a rendir homenaje al Salvador recién nacido. Ya se ve, qué puede saber mi pobre compadre de Geología, de Historia Natural, de Nuevo Tes-tamento ni de nada? Y aun cuando fuera una Enciclopedia ambulante, sí había de hacer nacimiento que agradase al público, por fuerza debía contener todas aquellas anomalías.

El maestro Pascual había tenido ese año la concurrencia, que puedo llamar desventurada, de poner el tablado que contenía el nacimiento, encima de una pila de muy regulares dimensiones que en su patio tiene;

4 Suplemento Navideño Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013

Nacimiento elaborado en el Templo de San Francisco de la ciudad capital para la Navidad del año 2010. En primer plano observamos a un ángel que le indica a uno de los pastores el lugar en donde se encuentra el Salvador recién nacido, tal como nos lo indican tanto los Evangelios cómo las leyendas medievales y que fue una de las formas de la naturaleza de anunciar el nacimiento de Jesús. (Fotografía Juan Carlos Martínez M., Enero del año 2011.)

Pasa a la siguiente página...

Page 5: Suplemento Navideño 2013

EL NACIMIENTO TRADICIONAL EN LA HISTORIA DE GUATEMALA

aprovechando su abundante chorro de agua para formar una cascadita, un arroyo y una laguna, todo ello al natural y bien dispuesto. En una tabla, que atravesaba la pila, se colo-caba mi compadre a menear los cor-deles de sus muñecos. La tarde en que, por mi desgracia, fui llamado y rogado a ver el dicho nacimiento, la concurrencia era, como tengo di-cho, inmensa; tanto que, no pudien-do una parte de ella alcanzar a ver con comodidad; ocurriósele a unos tres o cuatro muchachos amigos del Pastor, trepar a un espléndido na-ranjo que hay en el patio, y una de cuyas ramas se balanceaba precisa-mente sobre el nacimiento.

A poco de haber yo entrado, co-menzó el meneo. La plaza de toros, el volador, los títeres, Peruchillo, que se tomaba con el público cier-tas licencias no respetuosas (ni más ni menos que si fuera un verdadero actor), carruajes en movimiento, molinos en ejercicio, gente que va y viene, tal era el aspecto que presen-taba aquel animado panorama en medio del júbilo y la admiración de los espectadores...”

En Tiempo Viejo, obra escrita en 1896, Ramón A. Salazar también nos ha dejado una descripción del nacimiento: “¿...quién no sabe entre nosotros, lo que es “un nacimien-to”? Es una obra de arte, sin rito, sin antecedentes ni consecuentes. La imaginación de nuestros niños hace nacer a Jesús de Bethlem entre ris-cos y montañas, al pie de volcanes gigantescos, y sobre peñas y breña-les. Ved un nacimiento cualquiera, y observaréis anacronismos deleita-bles. En el mismo camino encontra-réis a los tres Reyes Magos, segui-dos de sus elefantes y camellos, y al indio Kakchiquel o zotohil, con su carga de cacharros al hombro; yo he visto por un lado, fusilamiento, por el otro suplicios de la cruz, por el otro guerras de prusianos y fran-ceses, por el de más allá máquinas de vapor en un huerto parecido al de Jetsemaní; indios vestidos de mo-ros y cristianos con el traje de sayo-nes. Pero, ¿qué significa esos ana-cronismos ingenuos solo notados por lo que traspasamos ya la edad dichosa, ante los dulces recuerdos que despiertan las fiestas de Navi-dad? Nacimientos, ¿qué significan esos anacronismos ingenuos solo notados por los que traspasamos ya la edad dichosa, ante los dulces re-cuerdos que despiertan las fiestas de Navidad? “Nacimientos sin hojas de pacaya, sartas de manzanillas y de huicoyoles no se comprenden y menos, sin villancicos ni entreme-ses”. Hay varios puntos que vale la pena destacar en estas descripciones de los Nacimientos del siglo XIX.

En Stephens encontramos, por ejemplo, la descripción de un Naci-miento hecho en casa de una fami-lia acomodada, como debió ser la de un embajador de Guatemala en Inglaterra, en el que la imagen del Niño Dios, que según el autor era de cera y estaba adornada con joyas de familia. De ello podemos deducir que la práctica del Nacimiento no se limitaba a las personas humildes como artesanos y obreros, sino que también se daba entre las familias

Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Suplemento Navideño 5

Pasa a la siguiente página...

Page 6: Suplemento Navideño 2013

El Nacimiento de Cristo en una de las pinturas más elocuentes del siglo XVI.

de la clase dominante, por un lado, y por otro vemos a que a principios del XIX ya se hacían Nacimientos dentro de las casas; posiblemente tal costumbre venía desde el XVIII, como ya indicamos en otra parte de este trabajo.

También se encuentra aquí una mención acerca de las fiestas con que, en la catedral de la Nueva Gua-temala de la Asunción, celebraban la Natividad del Señor. Domingo Juarros, en su Compendio de la Historia de la ciudad de Guatemala, nos describe estas celebraciones a principios del siglo XIX: “y comen-zando por las de Nuestro Sr. Jesu-Christo celebraba esta Santa Iglesia el 25 de diciembre, el Nacimiento Temporal del Verbo Eterno, con la solemnidad que pide tan gran mis-terio. Comienza ésta por la hora de Prima de la Vigilia, que se canta en el cuerpo de la iglesia, con la mayor gravedad entonando la Kalenda en lo que pertenece a la expresada fies-ta, el señor Dean: y antiguamente había sermón, concluida la hora. A la media noche se cantan los Mayti-nes, con música y villancicos des-pués de las lecciones, y la Misa que pone el Misal para esta hora. El día 26 hay fiesta con sermón y asisten-cia que antes era de Tabla general y ahora es particular; y aunque esta solemnidad se llama de San Este-van, y el Sermón es de este glorioso martyr; tenemos por muy probable que en sus principios fue del Na-cimiento de Nuestro Señor Jesu-Christo...”

Milla por su lado, en su sabrosa descripción del Nacimiento de don Pascual Pacaya, deja también con-signados muchos aspectos impor-tantes, entre los cuales sobresale el dato de que dicho nacimiento se meneaba, cosa que viene ocurrien-do hasta hace muy poco, aunque en la actualidad ya no se encuentran Nacimientos en movimiento. Tam-bién es importante como el auto puntualiza el hecho de que hacer y mirar nacimientos en su época, se-gunda mitad del XIX, era de gran importancia para la población. La “incomprensible” devoción del maestro zapatero para con el Miste-rio de la Natividad que traducía en su Nacimiento y el empeño grande que ponía el pueblo por ver la obra son actitudes sumamente elocuen-tes, que en forma real demuestran cuan arraigada estaba la costumbre navideña en los sectores populares del siglo XIX.

Otro aspecto importante es el con-vencimiento de que si el Nacimien-to no contuviera tremendas anoma-lías cronológicas, geológicas, etc., no seria del agrado de la gente. Y en efecto, aun en la actualidad, si bien son muy admirados los nacimientos hechos con toda la perfección del caso: dimensiones, estilos, actitu-des, todo congruente, el nacimiento común y corriente, que es el que el pueblo hace y disfruta, sigue con-teniendo invariablemente grandes anomalías. Esto es en gran parte una de las razones que los hacen admirables. Finalmente, Ramón Salazar deja también constancia de la gran trascendencia que tiene el

Nacimiento para los guatemaltecos, que se hace así por así, pero que es necesario. Las mismas anomalías que Milla mencionó aparecen en Tiempo Viejo, donde el autor tam-bién está de acuerdo en que tales anacronismos son los que dan vida al nacimiento.

Menciona las hojas de pacaya, las sartas de manzanillas, los villanci-cos y los entremeses, elementos del Nacimiento que sin falta existían en las postrimerías del XIX y que de-muestran nuevamente que el teatro era uno de los medios más utiliza-dos para celebrar la Navidad. En el siglo XIX también adquieren desa-rrollo los nacimientos que se hacían en las iglesias de la Nueva Guate-mala de la Asunción. Un ejemplar de ellos es el Nacimiento que se ex-hibía en la iglesia de San Francisco, que era de carácter verdaderamente monumental. Las figuras, todas de tamaño natural, fueron talladas por un franciscano. Fray Ángel Cabrera y son muy bellas. Entre ellas desta-can unos pastores: uno joven, uno anciano y una pastora que lleva en los brazos a su hijo, formando un conjunto muy real.

En dicho templo, las celebraciones de Nochebuena, como sucedía tam-bién en la Catedral, eran pomposas y se extendían hasta el pasaje de la huida a Egipto; para entonces, todas las figuras se cambiaban de lugar ida a ida, según lo fuera narrando la novena. Ello atraía gran cantidad de feligreses al templo.

De principios del siglo XX a nues-tros días

Los Nacimientos del siglo XX, en sus principios, conservaban mu-chas de las características de los que se hacían en tiempos pasados y se empiezan a hacer muy notables los nacimientos hechos en las casas particulares. El nombre de muchas familias y de personas individuales llega a adquirir fama por los Naci-mientos que hacia, sobre todo en los barrios más populares y antiguos de la ciudad. Sobre la calle de la Amar-gura y calle de Candelaria (hoy 13 avenida y 1ª. calle de la zona 6), era famoso el nacimiento de don Cipriano Juárez, el cual contenía multitud de figuras todas del mismo tamaño (como de 40 centímetros de altura, todas las figuras huma-nas). El nacimiento ocupaba toda una habitación de gran dimensión y habían caminitos por donde la gente podía adentrarse un poco en el nacimiento. Todos los días cam-biaba de posición las figuras: un día la virgen lavaba pañales, otro estaba San José trabajando, otro día la vir-gen cargaba al niño Dios, etc. Dicho sea de paso, este mismo señor, don Cipriano Juárez, era el mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de Candelaria, la cual revistió enorme importancia a principios de siglo, no sólo en el barrio mismo de la pa-rroquia de Candelaria, sino en mu-chas aldeas y municipios cercanos. Por allí mismo, en la avenida de Candelaria o calle de la Amargura (hoy 13 avenida) vivía una familia de apellido Minera, que hacia un nacimiento muy grande, con bellos paisajes, que ocupaban dos habita-

6 Suplemento Navideño Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013

ciones completas de la casa.También fue de gran renombre,

desde finales del siglo XIX, el naci-miento de don Gerardo Soto, altare-ro de los mejores de esa época. La “niña” Sofiíta Arandi, también fue muy conocida por su Nacimiento. Ella misma confeccionaba los arbo-litos y ovejitas con que lo adornaba. Los arbolitos, que eran muy pe-queños, tenían incluso sus frutitas, sobre todo naranjas. Las ovejitas las hacia de lana gruesa, con orejas de raso y los ojos de vidrio. El Na-cimiento era muy pequeño, como del tamaño de una mesa común y corriente, en el suelo, y a pesar de su pequeñez siempre tenía riscos, grutas, ríos, puentes y todo. Co-locaba también una laguna hecha con espejo y mediante un ingenioso truco colgaba pescaditos de manera que se vieran como que en realidad estuviesen adentro del agua. Todo ello a pesar de que la señorita Aran-di era pobre en extremo. Otro Naci-miento que destacaba era el de la se-ñorita Matilde Lemus, que era obra del altarero Antonio Montúfar. De éste lo mas atractivo eran los ánge-les de papel recortado que el mismo altarero hacia.

En la 13 calle y 6ª. avenida vivía un señor de apellido Mejicanos y ponía un Nacimiento muy bello. Tapizaba una habitación con tela de color celeste pálido y le ponía nubes de algodón, con algunas estrellas. El “misterio” era como de un metro de estatura y las únicas figuras que aparecían eran de ángeles, que lle-naban todo el nacimiento, en poses sumamente artísticas, colgados en el aire de manera tan sutil que nunca se miraba cómo estaban puestos. El

terreno era formado por arena blan-ca, brines pintados de verde y mus-go. Ponía ríos y lagunas con agua corriente. Muchos de estos Naci-mientos se movían, tal y como lo describía Milla y Vidaurre ya citado anteriormente. Había ruedas de ca-ballitos, ríos, casitas con personas que se movían adentro.Otro nombre muy importante en-

tre de las personas que ha hecho Nacimiento fue el de don Ramiro Araujo, gran altarero que creó toda una escuela en lo que se refiere a Nacimientos y altares en general. El mismo recordaba cuán admira-do contemplaba siempre el peque-ño y maravilloso nacimiento de la señorita Arandi, que ya estaba muy anciana cuando él era un niño to-davía. Una característica notable de muchos de los Nacimientos que se hacían a principios y aún a mediados del siglo XX era que se movían, lo cual no es frecuente hoy en día.

En la actualidad hay varios Naci-mientos de nuestra ciudad que han llegado a adquirir cierta fama, que presentan características muy dife-rentes entre sí. Estos Nacimientos no son meramente populares sino más bien cultos, ya que guardan cierto orden en la composición de sus elementos, congruencia en cuanto al tiempo y el lugar, y las fi-guras son todas de igual dimensión.

No son muy conocidos los Na-cimientos populares, los cuales se hacen en el seno de familias con menos recursos económicos que las familias donde se hacen los Na-cimientos cultos, que son los que han llegado a tener fama. En los barrios más pobres es donde se ve

ese nacimiento que Milla y Salazar describieron, todos llenos de increí-bles anacronismos e incongruen-cias de todo tipo. Los señores son de un metro de alto, los pastores de 15 centímetros; aparecen los Re-yes Magos junto a Hermanas de la caridad; hay pañalitos y vestiditos del Niño sobre un lazo que va de montaña a montaña; María alimen-ta con “pacha” a su hijo, indígenas de cualquiera de nuestros pueblos caminan al lado de dromedarios y camellos; las nubes tienen celajes fenomenales que van del verde ar-veja al morado; las sirenas se bañan en lagos puestos sobre palanganas al lado de futbolistas, y los animales salvajes conviven tranquilamente con las ovejas.

Lamentablemente, los Nacimien-tos están siendo desplazados por el Árbol de Navidad, que no solo contribuye a la deforestación del país, sino que implica una peligro-sa penetración cultural extranjeri-zante, tal y como quedó dicho en la introducción de este trabajo. El Árbol de Navidad, que forma parte de la tradición sajona, es una cos-tumbre que empezó a invadir con fuerza a Guatemala en el siglo XX y que poco a poco está destruyendo el Nacimiento, particularmente den-tro de las clases dominantes, cuya Navidad dista mucho de aquella de los barrios populares, en las que después de rezarle al Niño se toma ponche y se come tamal, y muchísi-mo más, de aquella Navidad de las áreas marginales y de los pueblos indígenas de nuestro país, en donde esta época es tan llena de hambre, enfermedad, ignorancia y muerte, como todo el resto del año.

Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013Viene de la página anterior...

Page 7: Suplemento Navideño 2013

LA HERENCIA DE SAN JUAN DEL OBISPO EN LA NOCHEBUENA GUATEMALTECA

l contemplar la Navidad encontramos en cada re-gión del mun-

do múltiples enlaces culturales y artísticos que forman un tejido en el que se muestran tramas y urdim-bres muy profundas para demos-trar como las culturas han tenido una conformación singular en la que se identifica una identidad. Guatemala es parte de ello, acá se

han formado hermosos tejidos que demuestran los enlaces culturales entre España y los habitantes loca-les de esta tierra que hoy se le reco-noce con este vocablo que significa un lugar o fortaleza de árboles, tal como lo explica el especialista Jor-ge Luis Arriola quizás para hacer notar su trascendencia boscosa. Acá llegaron en el siglo XVI y el

inicio del XVII artistas de diversas regiones españolas, algunos in-fluenciados por estilos variados, y particularmente intervinieron en su expresión los artistas procedentes de la Nueva España, a donde llega-ron varios pintores especialmente Españoles y de Flandes, confor-mando una escuela de alto valor. Entre los presentes estuvo Andrés

de la Concha, un artista sevillano que trabajó en México y donde contribuyó a formar a varios ar-tistas locales, que conformaron un grupo de seguidores de alto nivel artístico. Algunos de ellos se tras-ladaron a Oaxaca donde trabajaron en varios templos, otros quizás se desplazaron un poco más hacia Chiapas y lo que es la actual Gua-temala.

Prueba de lo anterior son las pin-turas ejecutadas hacia 1624 y colo-cadas hoy en un retablo lateral de San Juan del Obispo, cerca de la Antigua Guatemala. Su calidad y fechamiento se muestran en una de las tablas que integran la sección inferior, conocida como predela, demuestra que se trata ya de ar-tistas definidos como tal. Lamen-tablemente la otra sección donde continuaba la lectura de la ejecu-ción de las pinturas, donde posible-mente estaban los nombres de los autores se borró con el tiempo. Estas son hasta ahora la muestra

de las pinturas más antiguas que se encuentran en Guatemala con el tema de la Natividad. Ambos son óleos sobre tabla, tal como sucede con las piezas más antiguas de este período. El de la derecha es una adoración de los pastores y el otro de los magos. Ambas presentan detalles muy

similares, tanto en los aros que es-tán sobre la cabeza de San José y la Virgen, así como los resplandores que emite la estrella, con un rayo de luz muy pronunciado. Además es evidente el tipo de tela, que muestra quiebres acartonados lo cual es evidente en los lienzos pin-tados en España, y también en la pintura de la Nueva España. Esto es muy evidente en el ves-

tuario de San José, la Virgen Ma-ría y el Niño Jesús, pero en el caso de los Reyes Magos la situación varias, ya que estos presentan los quiebres similares, pero se trata de telas brocadas. Esto da un lujo oriental a la escena, y muestra el rigor creativo impuesto por las ten-

A

dencias que se dieron en arte entre fines del siglo XV y el XVI, espe-cialmente en España, ligándose a los lineamientos Romanos y de la escuela de Flandes. Los rostros de los reyes incluyen

representaciones de un anciano, un maduro y el africano, pero los tres muestran detalles propios de la for-ma de expresión y representación de los personajes en el período an-tes aludido. Para complementar la representación se incluyen las ofrendas colocadas en ánforas que simulan acabados de oro y plata, un detalle que enlaza esta obra a las características de las pinturas euro-peas propias del siglo XV – XVI.A esto se unen elementos arqui-

tectónicos que recuerdan las ruinas romanas, y al fondo la estrella de luz que guió a los magos. Hay ma-nejo de luminosidad y sobre todo, detalles de claro-obscuro, dando lugar a reflejos más detallados, que colocan los rostros con luces y sombras. Destaca el detalle del rostro de

San José, convertido ya en un hom-bre de entre 30 a 35 años, un detalle que permite reconocer que se trata de pinturas influidas por los artis-tas del citado período, cuando la doctrina josefina hizo variar la ex-presividad y ante todo la edad del padre terrenal de Jesús. Si se trata-se de pinturas de influjo medieval, encontraríamos un rostro de un an-ciano y si tuviese una datación del siglo XVII y XVIII el rostro sería mucho más joven. Este retablo en general revela

como fue vista la natividad en el inicio del período colonial en Gua-temala, su origen es incierto, ya

que si bien presenta cierto influjo que podemos concebirlo como de Andrés de la Concha, debió ser tra-tado por algunos de sus Discípulos que llegaron a trabajar a Oaxaca y de allí pasaron seguramente al territorio que actualmente es Gua-temala. La obra pudo ser que haya servi-

do primero en la Catedral, lo cual no puede verse más que como una conjetura, ya que no existe ningún documento que ampare esta posi-ción. Sin embargo por su alta cali-dad, y ante todo por la pintura cen-tral que es una Virgen del Rosario, con el niño en los brazos y rodeada de personajes importantes tanto ci-viles como religiosos, ampara esta posibilidad.La pintura de los pastores presen-

ta una campiña europea, incluso to-dos los personajes están vestidos a la usanza de esa época en el campo, luego en la parte superior presen-ta dos escenas muy significativas, la primera en la presentación del Niño en el templo, la cual se pre-senta en el interior de un templo supuestamente judío, pero con de-talles clásicos, creando un escena-rio semicurvo y ante todo con una cúpula con ventanales, algo que es propio de la tendencia de represen-tar los escenarios dedicados a Jesús a partir del siglo XVI. Curiosamente en la parte frontal

de esta pintura se observa la pre-sencia de un personaje vestido a la usanza del renacimiento, es muy mundano, y está absorta o aislada de la escena, es tan solo una ob-servadora, pero que curiosamente ve hacia delante, mostrándonos el rostro, como si se tratase de alguien

que desea destacar en el escenario. Lo anterior se puede explicar por-

que posiblemente se trate de una donante de la pintura, y quizás has-ta de todo el retablo, ya que duran-te el período colonial era usual que quien financiaba estas obras se le representaba en las mismas, para destacar su apoyo hacia la iglesia y en particular a la obra que había contratado. Este es el escenario que forma

el punto de partida del mensaje navideño en Guatemala, su valor trasciende al tiempo y al espacio y constituye la forma en que se adop-taron las costumbres para exaltar al Niño Dios. Hoy es parte de una herencia cultural y artística de un país cuyas raíces en torno a los te-mas navideños son muy profundos y dejan huella a través de los siglos para colocarse como símbolos de eternidad.

Presentación del Niño Dios ante las autoridades del tempo de Jerusalén.

Los Reyes Magos ante la sagrada familia, en el retablo de la natividad.

La virgen del Rosario en el retablo de la natividad.

Haroldo Rodas Estrada Universidad de San

Carlos de Guatemala

Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Suplemento Navideño 7

Page 8: Suplemento Navideño 2013

NOCHEBUENA EN MONASTERIOS Y CONVENTOS COLONIALES DE GUATEMALA

oco tiempo después de 1765, la Aba-desa del mo-nasterio de

religiosas Capuchinas localizado en la Capital del Reino, hoy La An-tigua Guatemala; Sor María Juana dirigió un escrito al Señor Deán y Cabildo Eclesiástico Sede Vacante con el fin de presentar siete breves pontificios, es decir documentos acerca de temas muy específicos, que la Santa Sede había dirigido a dichas religiosas concediendo al-gunas gracias; esto con el fin bus-car el pase de ley y aval de los días concedidos para efectuar activida-des en procura de hacer realidad las concesiones expuestas en dichos documentos.Uno de esos breves alude a la de-

vocionalidad de las religiosas de clausura capuchinas y la festividad de la Navidad, lo cual permite una visión de la solemnidad con que esa celebración tan especial era llevada a cabo. Un documento del Archivo Histórico Arquidiocesano “Francis-co de paula García Peláez”, escrito en español antiguo, permite conocer algo acerca de este asunto:“…Clemente Papa XIII para

perpetua memoria desta consti-tución habiendo acostumbrado según ha llegado a nuestra noti-cia o intentando acostumbrar las monjas del monasterio llamado de Monjas Capuchinas de la ciu-dad de Guathemala en la Yndias ejercitar muchas obras de cristia-na piedad cada dia, por los nueve días continuos inmediatamente antes de la fiesta de la natividad

de N. S.Jesuchristo en la capilla o altar u oratorio que esta dentro los claustros del mismo Monaste-rio. Nos atendiendo con paternal caridad a aumentar la devoción de las mismas monjas atodas las dichas monjas y a las demás que viven en su compañía que verdaderamente arrepentidas y confesadas y refeccionadas con la sagrada comunion visitaren de-votamente en el primero y último de los nueve días en cada año fue-ra de la capilla o altar u oratorio, la ygleciapublica exterior desde la reja de dicho monasterio y allí hicierenpiadosas suplicas a Dios por la concordia de los princi-peschristianosextirpacion de las heregias y exhalación de la San-ta Madre Yglecia en el dia de los referidos que esto hicieren, con-cedemos misericordiosamente en el Señor, Indulgencia Plenaria y remisión de todos sus pecados, pero en cualquieradia de los de-más destos dichos a las mismas monjas y a las demás personas referidas que hicieren las cosas mencionadas relajamos (sic) siete años y otras tantas quarentenas de las penitencias a ellas impues-tas o en qualquiera manera que por otrarazon sean debidas en la-forma acostumbrada de la Ygle-cia. Y han de valer las presentes por espacio de quince años tan so-lamente queremos empero que si por la impetración, presentación, admisión o publicación de las pre-sentes, se diere alguna cosa por mínima que sea ofrecida espon-táneamente se recibiere las pre-sentes sean nulas. Dado en Roma

Pjunto a Santa María la Mayor debajo del Anillo del Pescador-dia 16 de septiembre de 1765 de nuestro pontificado, año octavo. Degracia por Dios y también la escritura”Es interesante conocer que las pia-

dosas monjas efectuaban la novena al Niño Jesús y por ello se habla en el documento de los nueves días antes de la fiesta de la Natividad de Jesucristo, así mismo esta actividad se llevaba a cabo en el interior del monasterio como correspondía a monjas de clausura, se conoce en parte la localización de altares den-tro del claustro mayor que son los situados en las cuatro esquinas y en cada una de las escaleras que con-ducen a la planta alta; así mismo el breve pontificio hacia ver que el primero y noveno días debían acu-dir a la iglesia publica, es decir al templo mayor de las Capuchinas que estaba abierto a los feligreses de la Capital Santiago a orar por los gobernantes cristianos, pero debían hacerlo desde el coro bajo, el cual estaba muy cercano al altar mayor hacia el lado norte, formando parte del gran claustro de este monas-terio. Se destaca así mismo que la duración del Breve era de quince años y que por ningún motivo debía su conocimiento y divulgación ser objeto de ninguna limosna o esti-pendio alguno.Las religiosas de este monasterio

tenían distribuidas sus activida-des, habían quienes se encargaban del torno o sea el artificio giratorio que desde la portería hacía posible el ingreso de abastos, ropa u otros encargos, costurera, refitolera o sea encargada del refectorio, maestra de jóvenes y uno muy especial la “encargada de los Niños Jesuces”, puesto de gran responsabilidad que sin duda conllevaba tener especial cuidado para tener las sacras escul-

turas con el decoro debido.En los restantes monasterios, Con-

cepción, Santa Catalina Virgen y Mártir, Santa Teresa y Santa Clara las actividades vinculadas a la Na-vidad cobraron especial realce…pero en el interior de los monas-terios resguardados por gruesos muros, esto no sólo sucedió en la Santiago, Capital del Reino sino después del traslado de la ciudad a raíz del terremoto del 29 de julio de 1773 en la Nueva Guatemala, un inventario de bienes de las reli-giosas de Sana Teresa fechado para 1861existente en el archivo antes mencionado, da cuenta que las re-ligiosas de este monasterio tenían especial devoción al Niño Jesús, dado que en el interior del conven-to poseían dos “Misterios”, un Niño en la advocación del “Buen Pastor”, un Niño Jesús llamado del” Dulce Nombre”, siete imágenes del Niño Jesús propias para colocar en un Nacimiento, cinco dormidos y dos despiertos.En el caso de los conventos, los

religiosos no siendo de clausura pu-dieron acercarse a la población de múltiples maneras, sirviendo espiri-tualmente y materialmente templos de barriada y pueblos, siendo no-torio que el convento y Hospital de Convalecientes de Belén fundado por el Santo Hermano Pedro tenía la primacía en cuanto a todo lo rela-cionado con la Natividad del Señor, por esa razón en su templo tenía un “Misterio”, es decir la imágenes de la Virgen María, San José y el Niño Jesús, en el altar mayor, del mismo modo el cercano Beaterio de Belén el cual en su fachada ostenta un de-tallado Misterio obrado de estuco policromado en el cual se encuentra incluido como espectador el Santo Hermano Pedro. Por su parte los religiosos domi-

nicos tenían aparte del Nacimiento

elaborado con gran esmero la ce-lebración de una importante festi-vidad en enero de cada año como era El Dulce Nombre de Jesús justo donde se hallaba su retablo en la capilla de San Jacinto. Igual-mente, otros templos servidos por doctrineros dominicos albergaban imágenes de gran devoción para el vecindario, tales son los casos de la parroquia de N. S. de Candelaria en la cual había una cofradía del Niño Jesús la cual tenía gran actividad en Navidad, otro tanto sucedía con la ermita de N. S. de Dolores del Ce-rro en cuyo recinto y alrededores era celebrada con gran boato la fes-tividad del “Niño Perdido”.Por su parte el templo jesuita debió

ser objeto de visita continua de fie-les para venerar la imagen de N. S. Anunciata, tanto en los días previos como en la propia Navidad.En el caso de los franciscanos,

aparte del infaltable Nacimiento era objeto de gran devoción en estos días el Niño Jesús de la Veracruz de la capilla de naturales Santa Ana.En el templo mercedario, las cofradías muy entusiastas organizaban pro-cesiones con muestras de devoto a fin de expresar su júbilo por tan es-pecial celebración en que se conme-mora el nacimiento de Jesucristo.No se conoce muchos de las ac-

tividades conmemorativas en los templos conventuales de San Agus-tín y Recolección, sin embargo se tiene la convicción que debieron ser muy solemnes, con participación de muchos vecinos.Los habitantes de Santiago Capi-

tal del Reino lograron soportar las adversidades de una vida dura de-dicada al trabajo y siempre tuvie-ron tiempo para estas festividades que tenían ayer como hoy un sólo y fundamental propósito: conme-morar el Nacimiento del Salvador del Mundo.

Fachada colonial del hospital de Belén para la población pobre de la ciudad de San-tiago fundado por el Santo Hermano Pedro.

Fachada de la iglesia de Belén en Santiago de Guatemala. Sobresale el nacimiento de Cristo en el tímpano del templo.

Mario Alfredo Ubico Calderón Universidad de San Carlos de

Guatemala

8 Suplemento Navideño Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013

Page 9: Suplemento Navideño 2013

Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Suplemento Navideño 9

NAVIDAD, FRAY JOSé DE MOREIRA Y EL SANTO HERMANO PEDRO

Mario Alfredo Ubico Calderón

Universidad de San Carlos de GuatemalaL a dominación

hispánica de estas tierras trajo consi-go la religión

cristiana católica la cual fue di-fundida a las masas indígenas por medio de los religiosos dominicos, franciscanos, mercedarios y de otras órdenes, así como de sacer-dotes seculares; este proceso fue lento y laborioso, siendo las ense-ñanzas cristianas difundidas por la persuasión, recurriendo frecuente-mente a ejemplos, muchas veces gráficos, por los que fue posible la comprensión del nacimiento, vida, pasión y muerte del Salvador del Mundo; en todos esos momentos de Jesucristo hubo y hay represen-taciones en estampas, e imágenes de bulto que con singular arte fa-cilitaron la labor catequética de los religiosos. Las enseñanzas religiosas por

medio de dibujos, pinturas, escul-turas, representaciones y procesio-nes permitió una enseñanza audio-visual que fue fundamental medio

para que las personas de aquella época pudieran comprender mu-chos pasajes bíblicos; ese proceso de enseñanza también fue posible llevarlo a cabo en la formación de religiosos en la Capital del Reino.En efecto, el cronista francisca-

no Fray Francisco Vázquez en su “Crónica de la provincia de Santí-simo Nombre de Jesús de Guate-mala”, escrita en las primeras dé-cadas del siglo XVIII ejemplifica perfectamente lo anterior al des-cribir el quehacer de Fray José de Moreira, en efecto, este fraile: “…fue extremadamente devoto del nacimiento de N. Salvador, y de las personas de la trinidad vene-rable de la tierra, Jesús, María y José, devoción que desde niño tuvo en el alma, y procuró siem-pre comunicar a todos. Siendo maestro de novicios, ha-

cía poner la pascua de navidad el misterio, y aficionaba a sus co-ristas y novicios a representar-le, haciendo procesión la Noche Buena con la imagen de la Santí-sima Virgen y de Señor San José

El Santo Hermano Pedro y Fray José de Moreira con-tribuyen a la Nochebuena de la ciudad de Santiago de Guatemala.

El Santo Hermano Pedro tuvo una influencia profunda en las tradiciones de Nochebuena en Guatemala.

buscando posada, por las celdi-cas del noviciado y levantando muy devotas y espirituales con-sideraciones, hasta llegar al oratorio del novicia-do, donde te-nía prevenido el portalico muy curioso, ya allí le de-jaba colocado cuando iban al coro a mai-tines…”.Es de indi-

car que este devoto fraile tuvo mucha comunicación con el Santo Hermano Pedro, así lo dice el cronista Vázquez de quien se toma el siguiente tex-to:”…El Hermano Pedro de S. José Betancur, que frecuente-

mente se confesaba con él, fue su heredero y secutario en esta ferviente devoción al Nacimien-

to; y les vide algunas veces (con la licen-cia de haber-le escrito al-gunas cosas, y especulado sus candide-ces) a los dos arrodillados ante el miste-rio, y otras, tratar muy en secreto mate-rias de aquella devoción…”

prosigue el aludido cronista fray Francisco Vázquez que fue este religioso fray José Moreira quién aconsejó al Hermano Pedro a usar el nombre de “San José”, como parte de su identificación Terciaria.

Fray José murió poco después de mediados del siglo XVII. En aquellos tiempos, los tem-

plos, capillas y en general todos los recintos en el mejor de los ca-sos eran alumbrados por medio de velas y menos frecuentemente con lámparas de aceite de higuerilla, siendo en general luces tenues en que la penumbra y sombras fran-cas se alternaban con zonas de mayor claridad, ese sin duda fue el caso de los lugares dentro de tem-plos y oratorios donde se elabora-ban nacimientos, alumbrados con algunas velas lo que hacía de estas representaciones escenas de gran misticismo.Sin duda alguna fray José Morei-

ra con su devoto actuar, hizo po-sible que el corazón del Hermano Pedro ardiera con mayor intensi-dad el amor por el Niño Jesús, Vir-gen María y San José en la tierna representación del Nacimiento.

“…fue extremada-mente devoto del nacimiento de N. Salvador, y de las personas de la trinidad venerable

de la tierra, Jesús, María y José, devoción que desde niño tuvo en el alma, y procuró siempre comunicar a todos.

Page 10: Suplemento Navideño 2013

GASTRONOMíA NAVIDEÑA EN PUEBLOS Y METRóPOLIS DE GUATEMALA

a dulce Navidad, y con ella Noche-buena, el tiempo de adviento y epifanía,

se llenan de manifestaciones de fe que brotan de lo más hondo del alma humana. De esa médula emotiva que mana sentimientos de paz, amor y ca-lor, misericordiosa aura que envuelve los festejos dedicados a celebrar el glorioso nacimiento de Jesús.

El imaginario religioso de los gua-temaltecos se expresa con extrema ternura, y su espiritualidad colectiva se materializa en representaciones que evocan la venida del Mesías. De ahí surgen tradiciones de vigorosa identi-dad y profundo arraigo. La Iglesia lla-ma Adviento (lat. adventus, de venir) al tiempo litúrgico que anuncia la ve-nida. Da inicio cuatro domingos antes de Navidad.

La feligresía tiene como significa-tivo día el 8 de diciembre, en que se conmemora la Divina Concepción de María. Es una festividad de gran re-levancia dentro de la religiosidad po-pular. Otras celebraciones importan-tes son la bendición de la Corona de Adviento, los rituales de domingos de adviento, las solemnidades de víspera de Navidad (Nochebuena) y Navidad. El ciclo navideño comprende el tiem-po de adviento, y alcanza hasta la epi-fanía de Cristo, el 6 de enero. No falta quienes lo alarguen al 2 de febrero, culminación de la novena de la Virgen de Dolores de Candelaria.

Y es que, según la tradición, pues es una de las celebraciones marianas de mayor antigüedad, así se rememora el pasaje bíblico en que la Virgen María fue purificada luego de haber dado a luz, y a la ulterior presentación del niño Jesús en el templo de Jerusalén. Se cumpliría con ello lo anunciado por los profetas del Antiguo Testamento. El sublime acontecimiento fue acom-pañado de muchas candelas, símbolo de la luz y pureza del alma de la Vir-gen. De ahí deriva el término candela-ria, que significa día de luz.

Son también importantes tradiciones del tiempo litúrgico de «anuncio» los rezados: de la Corona de Adviento es uno, de la Inmaculada Concepción otro, de Nuestra Señora de Guadalu-pe uno más y el ya nombrado de la Virgen de Candelaria. Y las posaditas, símbolo vivo de la tradición, en esen-cia exquisita combinación de rezado y de la recreación de la angustiosa bús-queda de José de un albergue en Belén para María. Y se hacen nacimientos, representaciones del humilde pesebre que la historia bíblica señala como lugar del divino alumbramiento. En

una que otra localidad se protagoni-zan loas, teatrillos populares que na-rran pasajes vinculados a la beatífica ocasión.

Son éstas expresiones de fe al abrigo de una identidad que fortalece víncu-los de cohesión social y de pertenencia a un catolicismo que reboza el amor que promoverá el esperado Mesías. No sólo hay conductas y comporta-mientos identitarios de comunidad religiosa, también ricas manifestacio-nes de arte, manualidades diversas, incorporación de recursos naturales de elevada especificidad, elaboración de artesanías adecuadas a la iconografía del momento y preparación y disfrute de comidas y bebidas de época, fija-das al entorno sacro-festivo del divino acontecimiento central.

PECuLIARIDADES DE LACoCINA NAVIDEñA

Los dos tercios finales de otoño, y el tiempo invernal desde muy pocos días antes de Nochebuena hasta la fiesta de la Virgen de Candelaria, y más allá, se caracterizan por notables descensos de la temperatura. En zonas de montaña los registros pueden estar por debajo de cero grados centígrados, a veces rondando los menos diez. Suceden neviscas, potentes acumulaciones de granizo y congelamiento del rocío matutino. Pueblos y campos pueden despertar bajo gélidos mantos níveos.

No extraña que, bajo semejantes condiciones, la cocina de la época haya optado por preparaciones ca-lientes y consumo de potajes ener-géticos. Esto, junto al simbolismo en la sacralización de comida cotidiana que acompañará rezados, posaditas y loas, y que completará el disfrute de la Noche de Paz y la conmemoración de la Divina Natividad y la Epifanía, dio con las comidas y bebidas que hoy forman la cocina navideña: tamales, chuchitos, aves, cerdo, cordero, bu-ñuelos, molletes, pastelillos, galletas, chocolate, caliente de piña, ponche de leche, ponche de frutas, rompopo. És-tas se hallan en la base de la tradición.

Toda la cocina navideña es sincré-tica, mezcla de lo hispano-árabe y lo nativo. No podía ser de otra manera, pues el catolicismo llegó con la inva-sión castellana del siglo XVI. A partir de allí se adaptaron comidas cotidia-nas al entorno sacro de la ocasión. El arcón prehispánico brindó sus tama-les, chuchitos, chocolate y caliente, el aporte afro-europeo los modificó para particularizarlos, y diversificó el menú con preparados propios, sin embargo también hibridizados con procedimientos e ingredientes de la

Lpiña, agregan manzanilla y le deno-minan caliente. También de génesis occidental es el ponche de leche, ri-quísimo batido lácteo con huevo, y un toque de licor para los adultos, que se sirve tan hirviente como se pueda; Sí-mil hogareño del rompopo.

Por tradición familiar, algunos ho-gares gustan de chuchitos y paches de papa más que de tamales; o se pre-fieren los chuchitos para situaciones especiales, por ejemplo para convidar en las posaditas. Los que se destinan a cena de Nochebuena y consumo de hogar, como con los tamales, se hacen

«especiales». Se aumenta su tamaño, la masa y el recado son más elabo-rados, la carne es más abundante y cuando se puede hay adición de hojas de chipilín o flores de loroco. No es in-frecuente que la bebida acompañante sea chocolate.

Caldo de gallina es el almuerzo pre-ferido del día de la sagrada natividad, 25 de diciembre. Nuevamente, las cocineras se esmeran en que tal caldo sea el mejor del año. Lo logran con creces. Ese almuerzo es altamente sacro-festivo y se espera con ansias. Si la economía familiar lo permite, puede completarse con pierna de cer-do mechada; o ser este el plato central. La zanca ha sido ricamente adobada y exhala apetitosos vahos. Para mu-cha gente es cena de Nochebuena, en fuerte competencia con chompipe horneado. Como fuere, son dos de los deliciosos símbolos culinarios de navidad.

Gallinas y chompipes son aves fija-das al imaginario gastronómico navi-

deño, aunque el pollo aparece en dis-tintas recetas. La presentación reina de la gallina es el ya dicho caldo, o rellena y horneada. Mas, en esta for-ma, el gusto se inclina mayormente al chompipe. En círculos de economía desahogada de las urbes, llamándole pavo, esta ave ha sido convertida en emblema de cocina de navidad. Por supuesto, a tal preferencia correspon-de una elevada diversidad de mane-ras de prepararla, estando la rellena y la horneada entre las de mayor fre-cuencia.

En esos círculos ha pegado más la cocina extranjera, en especial esta-dounidense. A la preponderancia del pavo se agrega buena cantidad de otras especialidades, en las que no faltan langostas y cangrejos, filetes de pes-cado, variedad de ensaladas y diversos horneados harinosos, particularmente bizcochos, tortas y galletitas. Ocurre aquí lo que en cocina popular: las ela-boraciones suelen ser iguales o equi-valentes a las de consumo cotidiano, mas ciertos agregados las diferencian para hacerse festivas; por lo general el toque navideño se logra con la incor-poración de ciruelas pasas, almendras, frutas secas, uvas y manzana.

Mientras esto ocurre en la alta cocina de las metrópolis, puede ser que algu-nos pueblos mantengan tradiciones más específicas a su estilo de vida. Se hará sacro-festivo el caldo de carnero en poblados engarzados entre las al-tas montañas, bollos distinguidos en comunidades peteneras o harinados especiales en la zona oriental. Comi-das, por lo general, para consumo en el cálido hogar.

Otra pareja que huele a adviento y Nochebuena es el de buñuelos y pon-che. Sus olores, mezclados en eflu-vio único, evocan sentimientos muy nobles y llenos de amor. Encuentran sitial de honor en las afueras de los templos, cuando las personas que han culminado las novenas marianas salen de ellos, enfundados en gruesos sué-teres, gorros de lana, las manos entre la bolsa de los pantalones buscando superar el frío que cala con las ráfagas del viento. Habrá una ventecilla en que buñuelos y ponche les hagan sen-tir que los rezados preludian el inmi-nente arribo del Divino Niñito.

El tamal navideño es especial, el amor que se le ha agregado sacraliza una comida milenaria de Guatemala. Foto L. Villar Anleu-Tobías.

Luis Villar AnleuUniversidad de San

Carlos de Guatemala

cocina local.La evolución natural de la cocina

navideña así forjada ha cambiado por influencia de costumbres extranjeras. Por globalización de la economía y concomitante bombardeo de publici-dad con identidad foránea, los alte-rados comportamientos sociales han introducido hondas transformaciones al menú navideño tradicional. Ocurre una distinción significativa: los pue-blos conservan las preparaciones de identidad guatemalteca, las grandes ciudades se extranjerizan y adoptan identidades ajenas. De la misma ma-nera que durante la colonia, la cocina de mayor autenticidad se refugia en los pueblos, la elitista poco auténtica en las metrópolis.

En una realidad imposible de igno-rar, ambas tendencias comparten un país, mas en ámbitos socio-geográfi-cos diferentes. Las artes y conductas culinarias, por supuesto, marcan tales disimilitudes. En la cocina popular, tamales y ponche logran la evocación más vigorosa de la gastronomía navi-deña. Para mucha gente constituyen la pareja culinaria de mayor represen-tatividad, seguida muy de cerca por buñuelos y chocolate.

Los tamales navideños se rodean de una poderosa aureola mística, y a su alrededor suceden cosas maravillo-sas. Si bien pueden ser de tipo cotidia-no, los festivos se enriquecen con in-gredientes que los alejan de lo común: aceitunas, chile pimiento, alcaparras, almendra, ciruela y uvas pasas, mayor cantidad de carne, que para elevar la exclusividad se prefiere de chompipe, y un recado que no sólo es más elabo-rado sino se agrega en mayor canti-dad. Otro toque de distinción es arroz en la masa, para tomar el estilo de los «tamales de arroz» quezaltecos. El navideño es un tamal especial.

Y para que no quepa duda que se elaboran con la finalidad de ser sacro-festivos, en los pueblos se prefiere no comprarlos: se hacen en casa. Surge entonces la maravilla de la cocina colectiva. Mujeres de varios hogares se juntan para hacerlos: una prepara la masa, otra el recado, una más lim-pia las hojas de maxán y tiene a punto el cibaque, hay otra que envuelve y amarra, quien cuida el fogón, aquella da de comer a los hombres y niños que, a su modo, están integrados al suceso, los pequeños tal vez queman-do cohetillos, los mayores a la par de la olla tamalera disfrutando de su fue-go. En fin... ¡la dicha de compartir!

El ponche es otro icono culinario de navidad. Se hace de frutas y especias. Entre las primeras, por regla general no faltan piña y manzana, tampoco ciruelas y uvas pasas; por preferen-cias familiares hay quienes agregan papaya, pera, plátano maduro o coco; infaltable condimento es la canela en raja, algunas bayas de pimienta gorda y, al gusto, clavo de olor. Azúcar para ajustar. Los pueblos montañosos de occidente tienen su versión propia: es normal que prescindan de papaya, plátano y coco, le cuecen cáscaras de

Piña, manzanilla, otras frutas y las especias más significativas del caliente en el altiplano occidental. Foto L. Villar Anleu-Tobías.

10 Suplemento Navideño Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013

Page 11: Suplemento Navideño 2013

Nueva Guatemala de la Asunción, 20 de diciembre de 2013 Suplemento Navideño 11

LAS DOCE DE LA NOCHE Y LA NOCHEBUENA GUATEMALTECA

l nacimiento del Niño Jesús, el hijo de Dios hecho hom-bre para la reden-

ción de la humanidad de acuerdo al cristianismo, se celebra el 25 de di-ciembre, y es una de las tradiciones más importantes para esta religión. Ninguno de los cuatro evangelistas en el Nuevo Testamento especifica el día y la hora en que nació Jesús, siendo Lucas el único que hace re-ferencia, según se puede interpre-tar, al momento del día (sin fecha, debe aclararse) y el lugar en que ocurrió el acontecimiento: la no-che, en Belén, Judea. El evangelio dice lo siguiente: “Estando ellos allí, le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo en-volvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encon-trado sitio en la posada. Había unos pastores en la zona que velaban por turnos los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos se aterrorizaron. El ángel les dijo: -No temáis. Mi-rad, os doy una buena noticia, una grande alegría para todo el pueblo: hoy os ha nacido en la ciudad de David el Salvador, el Mesías y Se-ñor” (Lucas 2, 6-11).

Uno de los ritos centrales de cualquier conmemoración es la víspera, sobre todo si se trata de celebraciones trascendentales o de hechos solemnes. En el caso de la fiesta de la Natividad de Jesús (fiesta de Navidad), la noche del 24 de diciembre se denomina Noche-buena, por ser la previa a la fecha que señala la tradición como la del advenimiento de Cristo al mundo,

y en el primer segundo del 25 de diciembre se puede ya festejar el hecho histórico.

En varios países, la Nochebuena es motivo de reunión familiar y de amistades para compartir una cena especial, dejar los regalos en espa-cios significativos de la casa e in-cluso participar en pastorelas. Lue-go de estas actividades, las perso-nas van a dormir, y se levantan en la mañana del 25 para congregarse alrededor de los obsequios que se encuentran al pie del árbol navide-ño o cerca de la chimenea. Sin em-bargo, en Guatemala “esperamos las doce”, es decir las cero horas o “doce de la noche” que marca la frontera del tiempo lineal entre el 24 y el 25 de diciembre.

El rezo al Niño Jesús, los abra-zos, la quema de cohetillos o luces, y la abierta de los regalos ocurren, o mejor dicho empiezan a ocurrir, cuando los relojes han marcado las doce de la noche. Se entra al día 25 de diciembre desde sus primeros segundos para celebrar ese suceso fundamental para cristianos y cris-tianas, porque al no tener precisión en la hora que la Virgen María dio a luz a su hijo, desde el primer ins-tante de la fecha que señala la tradi-ción es válido congratularse.

En Nochebuena, esperar las doce es motivo de algarabía, de visitar a los seres queridos, del deguste de tentempiés dulces y salados com-binados con licores o bebidas de la época, de la quema de juegos piro-técnicos diversos, de la ansiedad de compartir con otras personas la creencia de la venida del Mesías, con la fe de que a partir de ese mo-mento el mundo cambió para siem-

E

pre. Hasta la cronología de la his-toria en Occidente se ha definido de acuerdo a los parámetros de la era cristiana como “antes de Cristo, a.C.” y “después de Cristo, d.C.”.

Una costumbre dentro de estas formas de celebrar el nacimien-to de Cristo, es la Misa de Gallo, oficiada como misa de Navidad, comúnmente a la medianoche que marca el final del 24 de diciembre y el inicio del 25. Muchas iglesias la llevaban a cabo, sobre todo las parroquias y las capellanías de ba-rrios numerosos, pero a partir de que la liturgia oficial actual señala que la celebración de la Navidad inicia con las misas y rituales de las vísperas, las Misas de Gallo han ido desapareciendo. Un ejemplo es el del mismo Vaticano, ya que desde el 2009 la misa de la Nati-vidad de Jesús que se realiza en la Basílica de San Pedro y es oficiada por el papa, se lleva a cabo a las diez de la noche.

La espera de las doce se da con la noche rodeada de sonidos fes-tivos, encabezados por la pólvora y seguidos por la música de fes-tividad. En niñas y niños genera expectativa el regalo, porque com-probarán si el Niño Jesús o San Nicolás (llamado Santa Claus o Santa Clos) les escucharon y harán realidad sus ilusiones. Antes de las doce se experimenta una emoción construida por los rituales festi-vos de la tradición. Las uvas y las manzanas llegan a la mesa, y son preludio para el tamal o el pavo posteriores, o sea que se comerán después de las doce como cena.

En la infancia y la primera ju-ventud, la espera de las doce puede ser en las calles del barrio, la colo-nia o el condominio, aquellas más cercanas a casa y de los amigos y amigas de juegos y secretos. Se prueban los ponches de hogares que reciben a los invitados porque es día de fiesta compartida.

Muchas personas se sorpren-den cuando escuchan a otras que viven o han vivido fuera de Gua-temala, principalmente en los Es-tados Unidos y en algunos países de la Europa anglosajona, porque no se espera las doce en las fiestas navideñas. No cabe duda que la herencia hispana en los ritos litúr-gicos católicos de Navidad influyó para que las celebraciones en la intimidad del hogar se sigan dan-do de acuerdo a esa dimensión del tiempo que transcurre de la víspe-ra (Nochebuena) al inicio del día principal, el 25.

Nochebuena es una excepción a la norma de dormirse temprano de los días comunes y corrientes. La llegada de la medianoche, de las doce de la noche como se le llama de manera coloquial, o más bien dicho tradicional, se recibe con letanías a la Virgen María o al Niño Jesús, un paso por las habita-ciones de las casas con la imagen del Niño en brazos para que ben-diga el recinto, con la cohetería de ametralladoras dispuestas en tiras que se envuelven en papel de china rojo o el estallido de luces foráneas en el cielo, con la expresión (casi siempre feliz y honesta) de “¡Feliz Navidad!”, y el abrazo a quienes

acompañan en el momento y en el lugar.

Luego de las doce, ya en los primeros minutos del 25 de di-ciembre y habiéndose terminado la Nochebuena, procede rezar u orar al Niño Jesús y la Sagrada Fa-milia, habiendo antes “destapado” la imagen del santo infante porque se encontraba cubierta de manera simbólica con un mantelito, velo o tapete especial en representación de que aún no había nacido. Se-guidamente, los regalos se repar-ten y se “destapan”. Y, por último, la cena navideña.

Tamales y comidas nuevas, como el pavo y la pierna de cerdo, llenan las mesas de muchas fami-lias que han esperado las doce para repetir, nuevamente, la inmensa tradición de la Navidad como la aprendieron y la desean seguir rea-lizando.

Y si las circunstancias socioeco-nómicas generan que una persona guatemalteca pase a residir a otro país, aunque sea de una cultura muy distinta, seguro que al cele-brar la Navidad, la noche del 24 de diciembre, Nochebuena, se ex-tenderá hasta las doce de la noche, para recibir el 25, el día de la Nati-vidad, desde sus inicios.

No le acompañarán cohetillos, bombas, morteros o saltapericos, pero sí la costumbre arraigada de que la Navidad se espera despier-to o despierta, porque desde sus primeros instantes debe ser moti-vo para confiar en la salvación del mundo, y expresarlo en el abrazo, la oración y el brindis.

Mauricio José Chaulón Vélez

Universidad de San Carlos de Guatemala

Joven madre y sus hijos esperan las doce de la noche del 24 de diciembre.

Familia guatemalteca se reúne alrededor de las doce de la noche antes de la Cena del Gallo.

Page 12: Suplemento Navideño 2013

Guatemala como nación pluriétnica y pluricultural, ha producido una serie de manifestaciones culturales únicas e irrepetibles que nos identifican como nación, con lazos solidarios e históricos comunes. La cultura guatemalteca, mestiza en su esencia expresa en las celebraciones de la Nochebuena y Navidad todo un abanico de elementos creativos y tiernos alrededor del Nacimiento de Jesús, matizando así más de quinientos años de Historia. Con este Suplemento especial, Diario La Hora, pretende explicar la historia y las tradiciones populares de Nochebuena en Guatemala como base de nuestra identidad cultural perfectamente perfilada a través del tiempo en ensayos académicos debidos a la pluma de historiadores, historiadores del arte y antropólogos adscritos a la Escuela de Historia y al Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, a quienes la Coordinación del Suplemento agradece su espontáneo y desinteresado aporte.

Celso A. Lara Figueroacoordinador del suplemento

Universidad de San Carlos de Guatemala