subsidio para homilias ciclo b domingo 14

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Domingo 14. Ciclo B (Mc 6, 1-6a) 1 Él se marchó de allí y llegó a su pueblo; y sus discípulos le siguieron. 2 Cuando llegó el día de reposo comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que le escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde obtuvo éste tales cosas, y cuál es esta sabiduría que le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos? 3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de Él. 4 Y Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. 5 Y no pudo hacer allí ningún milagro; sólo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso sus manos. 6 Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor enseñando. Desde el inicio de la actividad misional de Jesús se encuentra esta práctica de ir a la sinagoga de la ciudad en el día sábado para enseñar (cfr. Mc 1, 21.39; 3, 1-2). Jesús se presenta como un maestro itinerante y así es reconocido por los dirigentes de las sinagogas (cfr. Mc 5, 22.35). Jesús quiere llevar la Buena Nueva a su ciudad que lo vio crecer. Esta presentación de Jesús en Nazaret, según Marcos, ocurre después de un cierto tiempo de comenzado el ministerio de anunciar el Reino. Este espacio de tiempo entre el inicio de su actividad y esta visita a su pueblo da lugar a que los nazaretanos estén al tanto de lo que Jesús ha estado realizando en las distintas ciudades de la Galilea. Estando Jesús en Nazaret, tal vez el primer sábado de su estadía, fue a la sinagoga. La referencia al día de reposo 1 1

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Liturgia de la Palabra

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Domingo 14

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Domingo 14. Ciclo B (Mc 6, 1-6a)

1 l se march de all y lleg a su pueblo; y sus discpulos le siguieron. 2 Cuando lleg el da de reposo comenz a ensear en la sinagoga; y muchos que le escuchaban se asombraban, diciendo: Dnde obtuvo ste tales cosas, y cul es esta sabidura que le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos? 3 No es ste el carpintero, el hijo de Mara, y hermano de Santiago, Jos, Judas y Simn? No estn sus hermanas aqu con nosotros? Y se escandalizaban a causa de l. 4 Y Jess les dijo: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. 5 Y no pudo hacer all ningn milagro; slo san a unos pocos enfermos sobre los cuales puso sus manos. 6 Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y recorra las aldeas de alrededor enseando.

Desde el inicio de la actividad misional de Jess se encuentra esta prctica de ir a la sinagoga de la ciudad en el da sbado para ensear (cfr. Mc 1, 21.39; 3, 1-2). Jess se presenta como un maestro itinerante y as es reconocido por los dirigentes de las sinagogas (cfr. Mc 5, 22.35). Jess quiere llevar la Buena Nueva a su ciudad que lo vio crecer. Esta presentacin de Jess en Nazaret, segn Marcos, ocurre despus de un cierto tiempo de comenzado el ministerio de anunciar el Reino. Este espacio de tiempo entre el inicio de su actividad y esta visita a su pueblo da lugar a que los nazaretanos estn al tanto de lo que Jess ha estado realizando en las distintas ciudades de la Galilea.

Estando Jess en Nazaret, tal vez el primer sbado de su estada, fue a la sinagoga. La referencia al da de reposo sbado- y al lugar de culto sinagoga- dan el marco adecuado para el dicho de Jess (v.4).

El texto se puede dividir en dos partes: el asombro de la gente (vv. 1-3) y la reaccin de Jess (vv. 4-6).

El asombro de la gente

Jess abandona la orilla del lago de Galilea para dirigirse a su pueblo natal Nazaret, que se encuentra a unos 30 kilmetros al oeste del lago. En tiempos de Jess, Nazaret habra sido un lugar pequeo e insignificante (cfr. Jn 1, 46). Jams se la cita en el Antiguo Testamento. Su emplazamiento en la colina (350-400m) le permita ser un lugar, sobre todo hacia el sur, que se vea de lejos. Los discpulos lo acompaan. Las experiencias con Jess, el misionero en su patria chica, deben de ser importantes para ellos. Por eso su acompaamiento puede ser caracterizado como seguimiento. En relacin con el discipulado, Marcos introduce conscientemente, por lo general, la idea de seguimiento (cfr. 2, 15; 10, 32; 15, 41). Jess aprovecha la oportunidad para predicar en la sinagoga durante el culto sabtico; sta ya era una prctica comn en el ministerio de Jess (cfr. 1, 21.39; 3, 1-2). La importancia de la mencin de la sinagoga de Nazaret viene dada por el encuentro de la gente con su paisano, en su patria chica; en un momento en el que se ha hecho famoso, aqu se pone de manifiesto la resonancia ingenua en el testimonio pueblerino de los nazaretanos. Como de costumbre, al principio la respuesta inmediata a la enseanza de Jess es positiva. El estar asombrados es, de nuevo, reaccin a la enseanza (1, 22), a un milagro (7, 37) o a un dicho apabullante (10, 26). Con este asombro de la muchedumbre, Marcos asegura la predicacin de Jess como acontecimiento revelador que tuvo lugar tambin en Nazaret. A esta reaccin de asombro ante la actividad magisterial de Jess sigue la crtica, la cual debe ser concebida desde un principio como expresin de la incredulidad. La crtica se articula en cinco preguntas. Tres de ellas se refieren a la actividad de Jess y dos a sus parientes. La primera pregunta lo juzga de manera general, la segunda interpela su vida y la tercera, sus milagros. La pregunta acerca del dnde pregunta por el origen. De esta manera, los parientes entran ya en escena. La fe sabe acerca del origen autntico de Jess. ste es Hijo de Dios. El conocimiento del entorno donde Jess residi se convirti, para sus paisanos, en impedimento casi insuperable para reconocer su pretensin de revelacin. El se ha acreditado ya en la sinagoga como maestro de sabidura. La palabra de sabidura le ha sido dada por Dios que le permite predicar con pleno poder por encargo de l (cfr. 1, 27). En el hecho de preguntar, sus paisanos ponen claramente de manifiesto que no reconocen en Jess a un maestro, sino que lo ponen en duda. Los habitantes de Nazaret no tienen motivo alguno para preguntar directamente por los milagros, ya que ellos no han sido an testigos de milagros, slo han odo hablar de ellos. La pretensin divina est en contraposicin al origen terreno. Sus paisanos conocen a Jess como carpintero. l ejerci un oficio cuando estaba entre ellos y con l queda caracterizado inequvocamente para ellos. Por consiguiente, mediante su oficio y su familia, Jess queda identificado de manera inconfundible para sus conciudadanos. Es completamente desacostumbrado el identificarlo teniendo en cuenta a su madre. Siempre se llam al hijo por su padre. Marcos no menciona a Jos en momento alguno. Pero hay que tener en cuenta que el hijo de Mara se mantiene como nombre de Jess. Esto se puede deber a que la madre es la que da la pertenencia al pueblo elegido. Desde esta perspectiva, Jess es un judo ms y por tanto no tiene nada de extraordinario. Los cuatro hermanos de Jess tienen nombre de patriarcas. Este hecho puede ser un testimonio a favor de una orientacin religiosa de su familia. Quizs no se indica el nombre de sus hermanas porque stas estn ya casadas. La referencia a los miembros de la familia no da a conocer todava qu piensan stos acerca de su hermano Jess. El enraizamiento de Jess en la familia del pueblo sirve aqu nicamente para que sus paisanos rechacen a Jess y no acepten sus enseanzas. Su escandalizarse significa lo mismo que su incredulidad.

La respuesta de Jess

Una vez comprobada la incredulidad fundamental de los paisanos, la toma de postura de Jess, que parece citar una sentencia, tiene por objetivo impartir una instruccin al discipulado ms que un reproche a sus conciudadanos. Los discpulos se hallan ante la misin y de esta vivencia tienen que aprender a no dejarse desanimar para convertirse en objeto de rechazo. La sentencia de Jess puede que proceda del judasmo y que refleje la experiencia de los predicadores judos itinerantes. Existen paralelos helensticos muy cercanos a ste: los filsofos tienen una vida muy difcil en su patria chica. Por otra parte, Marcos ampla el dicho incluyendo en l a los parientes y a la casa. Este ltimo trmino equivale a la familia. Con ello se incluye explcitamente en la incredulidad a los parientes de Jess, que hasta ahora haban sido motivo para que l fuera rechazado. Esto esta en continuidad con 3, 20 ss. Esta crtica refleja el rechazo por parte de la familia, testimoniada tambin en alguna otra parte, de manera especial los hermanos del Seor (cfr. Jn 7, 1 ss.) que vienen a la fe slo despus de la pascua. La reflexin est motivada por la cristologa. El Hijo de Dios es el mal interpretado por todos, incluso por su propia familia, y el abandonado en este mundo. Al afirmar que no puede hacer milagro alguno en su patria chica se pone en juego la relacin entre milagro y fe. La frase siguiente, en la que se dice que hizo algunos milagros, constituye una suavizacin. Evita el fracaso completo de la presencia de Jess entre sus paisanos y suaviza en alguna manera el juicio sobre ellos. Por el contrario, es consecuente la frase final que constata la incredulidad. Este es el nico lugar del evangelio de Marcos en el que se habla del admirarse de Jess en relacin a la falta de fe.

La incredulidad de los propios

La experiencia de la visita de Jess a su pueblo de origen condensada en la sentencia de Jess ningn profeta tiene honra en su patria, entre sus parientes y en su casa les hace ver a los discpulos que ellos tambin estn expuestos al rechazo y fracaso no slo ante los extraos sino tambin entre los propios. Tanto los de fuera como los propios quedan equiparados en este no entender la palabra proftica que viene por unos hombres que no tienen nada de especial. Los discpulos de Jess son hombres comunes que no se diferencian del resto; la nica diferencia es que son portadores de una palabra que no les pertenece y que saben que es transmisora de salvacin y que tienen que comunicar tanto a extraos como a propios. Por tanto, los discpulos tienen que estar preparados para experimentar el rechazo incomprensible de los que ms se espera aceptacin. En el trasfondo de esta enseanza hay una cristologa en la cual hay que reconocer en el hijo de Mara al Hijo de Dios muerto en la cruz (Mc 15, 39).

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