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Signos Filosóficos Universidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa [email protected] ISSN: 1665-1324 MÉXICO 2002 Pedro Stepanenko SOBRE LA DIFERENCIA KANTIANA ENTRE JUICIOS DE PERCEPCIÓN Y JUICIOS DE EXPERIENCIA Signos Filosóficos, julio-diciembre, número 008 Universidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa Distrito Federal, México pp. 265-275

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STEPANENKO (Sobre La Diferencia Kantiana Entre Juicios de Percepción y Juicios de Experiencia) [p]

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  • Signos FilosficosUniversidad Autnoma Metropolitana - [email protected]: 1665-1324 MXICO

    2002

    Pedro Stepanenko SOBRE LA DIFERENCIA KANTIANA ENTRE JUICIOS DE PERCEPCIN Y JUICIOS DE

    EXPERIENCIA Signos Filosficos, julio-diciembre, nmero 008

    Universidad Autnoma Metropolitana - Iztapalapa Distrito Federal, Mxico

    pp. 265-275

  • Sobre la diferencia kantiana entre juicios de percepcin y juicios de experiencia

    Pedro Stepanenko*Instituto de Investigaciones Filosficas,

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Palabras clave: juicio, percepcin, experiencia, justificacin, objetividad, conciencia

    P. F. Strawson sostiene, en The Bounds of Sense, que la principal tesis queImmanuel Kant defiende en la deduccin trascendental de las categoras esla siguiente: para que una serie de experiencias diversas pertenezcan auna nica conciencia es necesario que estn conectadas de tal forma que cons-tituyan una experiencia extendida temporalmente de un mundo objetivo unificado.1

    A sta la llama Strawson la tesis de la objetividad. En la formulacin queacabo de citar salta a la vista la doble ocurrencia del trmino experiencia. Laprimera vez aparece en plural como parte de la expresin una serie de experienciasdiversas; la segunda en singular: una experiencia de un mundo objetivo unificado.Tomando en consideracin la afirmacin de Kant conforme a la cual slo hayuna experiencia en la que todas las percepciones estn representadas en una

    * [email protected] P. F. Strawson, The Bounds of Sense: An Essay on Kants Critique of Pure Reason, Londres, Methuen,1966, p. 97 (Los lmites del sentido. Ensayo sobre la Crtica de la razn pura de Kant, traduccin deCarlos Thiebaut, Madrid, Revista de Occidente, 1975, p. 87. En adelante, se indica entre parntesis lapgina de la edicin en espaol).

    Signos filosficos, nm. 8, julio-diciembre, 2002, 265-275

    RECEPCIN: 17/06/2001 265 ACEPTACIN: 30/10/2001

  • conexin continua y conforme a leyes, la primera ocurrencia del trminoexperiencia debe ser sustituida por el trmino percepcin. As pues, la formulacinde la tesis de la objetividad debera rezar as: para que una serie de percepcionespertenezcan a una nica conciencia es necesario que estn conectadas de talforma que constituyan una experiencia extendida temporalmente de un mundoobjetivo unificado. Espero que a lo largo de este ensayo quede clara la relevanciade esta aparente sutileza.

    Para argumentar en favor de esta tesis, Strawson propone defenderla en contrade un terico de los datos sensoriales que sostenga la posibilidad de una experienciaen la cual slo se haga uso de conceptos de cualidades sensoriales como colores,olores, sabores, etctera. Estos conceptos mantendra ese opositor podranbastar para darle unidad a nuestras percepciones.

    El problema con tales objetos de conciencia, como los que nos ofrece lahiptesis, es simplemente que como su esse es su percipi es decir, no hay unarazn efectiva de distincin entre ambos, as, su percipi no parece ser ms quesu esse.2 La hiptesis no parece contener ningn fundamento para distinguirentre la supuesta experiencia del percatarse y el tem particular del cual se percatala conciencia.

    Esta observacin, aparentemente sencilla, creo que es el ncleo de la defensaque Strawson lleva a cabo de la tesis de la objetividad. Pero, lo que est en juegoaqu en realidad es la intencionalidad de la experiencia. Lo que Strawson estafirmando con esta observacin es que la experiencia es necesariamente inten-cional, es decir, que la experiencia desaparece si colapsamos la diferencia entre elobjeto de la percepcin y las percepciones mismas. El terico de los datossensoriales tiende, sin embargo, a eliminar esta diferencia en su afn por caracterizaral objeto inmediato de nuestras percepciones como algo que slo tiene las propie-dades que percibimos, en otras palabras, en su bsqueda de un conocimientoinfalible tiende a asimilar lo percibido a la percepcin. Pero, si aceptamos esta eli-minacin, el uso mismo de conceptos en las percepciones desaparece y, con ello,perdemos la posibilidad de explicar la unidad de las percepciones, la posibilidad deexplicar cmo una serie de percepciones pertenece a una nica conciencia.

    No puede haber afirma Strawson experiencia alguna que no implique elreconocimiento de tems particulares como pertenecientes a tal o cual clase general.Parece que ha de ser posible, incluso en las impresiones ms evanescentes y

    2 Ibid., p. 100 (p. 90).

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  • puramente subjetivas, distinguir un componente de reconocimiento, o juicio, queno sea simplemente idntico a, o completamente absorbido por, el tem particularque se reconoce.3

    Hasta aqu, Strawson slo defiende la intencionalidad de la experiencia. Elpaso de la mera intencionalidad a la objetividad se da cuando Strawson sostieneque salvar el componente de reconocimiento implica la diferencia entre un aspectosubjetivo de nuestros juicios y un aspecto objetivo de los mismos, implica ladiferencia entre me parece como si esto fuera una piedra pesada y esto es unapiedra pesada.4 Esta diferencia es paralela a la distincin que Kant menciona, enlos Prolegomenos, entre juicios de percepcin y juicios de experiencia, de talmanera que podra afirmarse que, para Strawson, salvar el componente dereconocimiento del tem reconocido en la experiencia o salvar la intencionalidadde la experiencia debe permitirnos distinguir, en trminos kantianos, entre juicios depercepcin y juicios de experiencia. En la primera parte de la reconstruccinque Strawson ofrece de la deduccin trascendental, este rescate del componentede reconocimiento se lleva a cabo apelando a la autoadscripcin de estados mentalesa un sujeto emprico que tenemos que concebir, entre otras cosas, como un objetofsico. En la segunda parte, sin embargo, este rescate tan slo recurre a la posibilidadde pensar en nuestras percepciones como tales.

    Ms adelante se ver por qu es importante separar estas dos estrategias pararescatar el componente de reconocimiento de la experiencia. Por lo pronto, quisie-ra mencionar la manera en que, segn Richard Rorty, el terico de los datossensoriales podra defenderse en contra de la primera estrategia, aquella que recurrea la autoadscripcin de estados mentales a un yo que es un objeto entre otros.5 Esteoponente de la tesis de la objetividad podra sostener que es posible elaborar unlenguaje cuyos trminos tengan la misma extensin que los trminos que significanestados mentales en nuestro lenguaje, pero que tengan distinto significado, de talmanera que podamos salvar la experiencia sin presuponer los conceptos de objetosfsicos.6 Si sta fuera su defensa, entonces, la carga de la prueba quedara de sulado y tendra que mostrarnos cmo opera ese lenguaje; en particular, tendra quemostrarnos en qu consisten los procesos de justificacin en ese lenguaje, ya que

    3 Ibid.4 Ibid., p. 101 (p. 91).5 Richard Rorty, Strawsons objectivity argument, en The Review of Metaphysics, nm. 24, 1970, pp.220-222.6 Ibid., p. 221

    Sobre la diferencia kantiana... 267

  • la justificacin, segn Rorty, es un elemento esencial de cualquier lenguaje.7 Tieneque decirnos qu clase de afirmaciones cuentan como razones de qu otra clasede afirmaciones.8

    La discusin de quien suscriba la tesis de la objetividad y de su oponentequedara, entonces, suspendida hasta que este ltimo nos presentara su propuestade semejante lenguaje. Pero Strawson pensaba que la discusin podra concluirsesin necesidad de esperar la propuesta de su oponente. Yo creo que la manera enque Wilfrid Sellars explica la diferencia entre los enunciados de la forma x parecef y x es f,9 la cual creo que es paralela a la distincin entre juicios de percepciny juicios de experiencia, puede satisfacer esta expectativa de Strawson, es decir,puede cerrarle el paso al terico de los datos sensoriales y mostrarle que es intilla bsqueda de ese lenguaje, o sea, la bsqueda de un lenguaje que slo aceptejuicios de percepcin o juicios de la forma x parece f. Para ello, sin embargo,habra que recuperar la segunda estrategia que Strawson ofrece para rescatar elcomponente de reconocimiento de la experiencia, aquella que recurre slo a laposibilidad de pensar en nuestras percepciones como tales y no a la autoadscripcinde estados mentales. En este caso, el lenguaje que estara buscando el terico delos datos sensoriales sera uno que pretendiera salvar la unidad de la experienciasin presuponer conceptos de objetos distintos a las cualidades sensoriales.

    En este artculo quiero mostrar, pues, cmo la interpretacin que Sellarsproporciona de los enunciados de la forma x parece f puede cerrarle el paso alterico de los datos sensoriales. Pero, antes, quisiera mostrar que Kant contabacon algunos de los recursos tericos de la interpretacin de Sellars. Me refiero, enparticular, a un aspecto de la diferencia entre juicios de percepcin y juicios deexperiencia que Kant expone en el 18 de los Prolegomenos. Este aspecto deesa diferencia, sin embargo, hay que separarlo con nitidez de otro aspecto que hasido atacado por Lewis W. Beck en su famoso artculo Did the sage of Knigsberghave no dreams?10

    7 Ibid., p. 222.8 Ibid.9 Me refiero a la manera en que Wilfrid Sellars explica esta diferencia en Empiricism and the philosophy ofmind, originalmente publicado en Herbert Feigl y Michael Scriven (eds.), Minnesota Studies in the Philosophyof Science, vol. I, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1956. Las referencias a ese texto en estetrabajo pertenecen, a la edicin: Wilfrid Sellars, Empiricism and the philosophy of mind, introduccin deRichard Rorty, estudio preliminar de Robert Brandom, Cambridge, Harvard University Press, 1997.10 Lewis W. Beck, Did the sage of Knigsberg have no dreams?, en Essays on Kant and Hume, Yale,Yale University Press, 1978, pp. 38-60.

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  • La caracterizacin que Kant proporciona en los Prolegomenos de la diferenciaentre juicios de percepcin y juicios de experiencia. Sin lugar a dudas, la principalcaracterstica de esta diferencia, aqulla de la cual dependen todas las dems, esel uso o la ausencia de las categoras en cada uno de los juicios.

    Los juicios empricos sostiene Kant en la medida en que tienen validezobjetiva, son juicios de experiencia; pero a los que son vlidos slo subjetivamentelos llamo juicios de percepcin. Los ltimos no requieren ningn concepto purodel entendimiento (categora), sino slo la conexin lgica de la percepcin en unsujeto pensante.11

    Las categoras son, para Kant, los conceptos que determinan a priori lo quees un objeto en general, de tal manera que su uso en un juicio es lo que leproporciona al mismo su objetividad. Esta ltima (la objetividad) se puede definircomo la posibilidad que tiene un juicio de ser verdadero o falso. Emitir un juicioobjetivo, uno en el cual hagamos uso de las categoras, equivale, entonces, a emitirun juicio con pretensin de verdad. Los juicios de experiencia tienen esta propiedad;los juicios de percepcin, en cambio, tan slo requieren la conexin lgica de lapercepcin en un sujeto pensante. Qu es la conexin lgica de la percepcinen un sujeto pensante? Yo creo que la terminologa kantiana permite dar unacaracterizacin negativa de esta expresin. Desde la Dissertatio, al menos, Kantdistingue un uso real de un uso lgico del entendimiento.12 Mediante el usoreal, segn Kant, pensamos en los objetos a travs de sus representaciones; esteuso del entendimiento es, por lo tanto, equivalente al uso de las categoras.13Mediante el uso lgico, en cambio, tan slo establecemos relaciones entrerepresentaciones o entre los trminos en un juicio haciendo abstraccin de losobjetos a los que se refieren. Si en los juicios de percepcin no hay aplicacin decategoras, debe haber, por lo menos, un uso lgico del entendimiento gracias alcual establezcamos relaciones entre representaciones o entre trminos sin compro-meternos a que estas relaciones determinen o correspondan a la determinacin delos objetos de los cuales se est hablando.

    Kant explica este aspecto de la diferencia entre estos dos tipos de juicio apelandoa otra cuestin, que es la que me interesa destacar. Seala que la relacin con unobjeto es lo que introduce la pretensin de que un juicio de experiencia.

    11 Immanuel Kant, Prolegomenos, traduccin de M. Caimi, Buenos Aires, Editorial Charcas, 1984, p. 64.12 Cfr. Immanuel Kant, Dissertatio, 5.13 Cfr. R 4276; Gesammelte Schriften, hrsg. von der Preuzischen/Deutschen Akademie der Wissenschaftenzu Berlin/Gttingen, vol. XVII, p. 493.

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  • [...] sea igualmente vlido para cualquier otro [sujeto]; porque cuando un juicio concuerdacon un objeto, todos los juicios sobre el mismo objeto deben tambin concordar entre s[...]No habra razn agrega ms adelante por la cual otros juicios debieran concordarnecesariamente con el mo si no fuese por la unidad del objeto, al cual todos se refieren,con el cual concuerdan, debiendo, por lo tanto, concordar entre s.14

    En contraste con los juicios de experiencia, los juicios de percepcin no tienenpor qu comprometerse a concordar o a ser compatibles con los dems juicios. Yaque los juicios de percepcin no poseen pretensin de verdad, quien los emite nose compromete a que sean coherentes con otros juicios posibles sobre los supuestosobjetos de los cuales habla. Estos juicios posibles incluyen tanto los juicios que yopueda formular sobre el mismo objeto como los que otras personas puedan formular.Puedo, por ejemplo, decir con sinceridad que veo aqu un rbol azul sin com-prometerme a que este juicio sea compatible con lo que los dems puedan sostenerque hay aqu o con lo que yo mismo haya podido sostener hace un momento. Eljuicio de percepcin est, por as decirlo, desconectado de las relaciones decoherencia con otros juicios. Pero esta coherencia, con la cual estn comprometidoslos juicios de experiencia, no puede reducirse a mera compatibilidad lgica, sinoque incluye tambin la coherencia que exigen las categoras, una coherencia quetiene que ver con los fenmenos a los cuales se refieren los trminos involucradosen los juicios de experiencia.

    En su artculo Did the sage of Knigsberg have no dreams?, Beck ataca ladistincin mencionada sealando que en los juicios de percepcin tambin tene-mos que hacer uso de las categoras, en particular, de la de sustancia, la cual nospermite hacer atribuciones. Los juicios de percepcin considera Beck almenos atribuyen estados mentales a una persona, a m, por lo cual requieren lacategora de sustancia.15 Pero, adems, hablan de objetos que tienen determinadaspropiedades.16

    Que en los juicios de percepcin nos atribuimos estados mentales es algo que,efectivamente, Kant sugiere en varios pasajes a pesar de que no analiza este tipode atribucin.17 Pero si se analiza este tipo de atribucin, difcilmente se puede

    14 Immanuel Kant, Prolegmenos, op. cit., p. 64.15 Lewis W. Beck, Did the sage of Knigsberg have no dreams?, op. cit., p. 51.16 Ibid., pp. 51-52.17 Vase en particular el 20 de los Prolegomenos. Incluso la expresin sujeto pensante que apareceen la cita antes mencionada sugiere que en los juicios de percepcin nos autoadscribimos estados mentales.

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  • asimilar, como pretende hacerlo Beck, a una clase de juicios de experiencia, ajuicios comunes y corrientes en los cuales nos atribuimos estados mentales. Beckdeja de lado algunas diferencias importantes. Segn l, los juicios de percepcinson objetivos, de tal manera que si son correctos deben serlo para cualquierpersona.18 El ejemplo que proporciona para apoyar esta observacin es el dealguien que afirma que ayer so con un monstruo. Este no es un buen ejemplode un juicio de percepcin. El juicio de percepcin correspondiente tendra queser el siguiente: me parece que so con un monstruo. En el primer caso, enefecto, la persona que afirma que ayer so con un monstruo est afirmando unhecho. En tal caso, se le podran exigir razones para justificar su afirmacin ytendra que exponerla a posibles refutaciones. En cambio, quien sostiene que leparece que so con un monstruo se abstiene, explcitamente, de afirmar el hechode que so con un monstruo y, por lo tanto, no se compromete con la verdad delenunciado ayer so con un monstruo. Podra decirse que, en este caso, lapersona no afirma que so, sino que le parece que so, lo cual tambin es unhecho y, por lo tanto, en el juicio correspondiente se est atribuyendo un estadomental. Esta observacin nos obliga a reconocer que aqu tambin se trata de unaatribucin, pero de una de tipo anormal. En primer lugar, no se trata de una atribu-cin objetiva, una atribucin que deba reconocer cualquier persona, ya que sloquien se atribuye a s mismo que algo le parece de tal o cual manera es quienpuede saber si esa atribucin es correcta, si acaso podemos hablar de saber en estecaso. En segundo lugar, quien se atribuye semejante estado mental reconoce abier-tamente que no sabe qu tipo de estado mental se atribuye. Si alguien dice que leparece ver un rbol azul, acepta la posibilidad de que su estado mental sea unaalucinacin, una ilusin o una percepcin real. No puede, por lo tanto, discernirdistintos estados mentales posibles que tengan el mismo contenido.

    Ante estas anormalidades en la atribucin, yo creo que lo conveniente esmantener la diferencia entre los juicios de percepcin y los juicios normales deautoadscripcin de estados mentales. Estos ltimos en esto tiene razn Beckdeben ser considerados juicios de experiencia, juicios en los cuales quien se atribuyeun estado mental puede discernir ese estado de otros que tengan el mismo contenidoy, adems, se compromete con la verdad de esa atribucin.

    Ahora la segunda objecin de Beck en contra de la caracterizacin kantianade los juicios de percepcin. Se trata de una objecin ms sencilla. En ella, Beck

    18 Lewis W. Beck, Did the sage of Knigsberg have no dreams?, op. cit., p. 53.

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  • tan slo seala que en los juicios de percepcin hacemos tambin uso de lascategoras porque, al igual que en los juicios de experiencia, hablamos de objetosque tienen determinadas propiedades. Esta objecin me parece simple y llana-mente correcta. Pero el hecho de que en ambos tipos de juicio utilicemos lascategoras no basta para disolver su diferencia. En la caracterizacin de estadiferencia, he destacado dos aspectos que para Kant estn ntimamente ligados,pero que se pueden separar: 1) la aplicacin o uso de las categoras; y 2) el com-promiso de coherencia con todos los dems juicios que hablan de los mismosobjetos. Si se rechaza el uso de categoras como criterio para distinguir los jui-cios de experiencia de los juicios de percepcin, an se puede conservar el segundoaspecto para distinguirlos. Lo importante es sealar que esta diferencia no parecepoder conservarse si slo se analizan los juicios de manera aislada, como si encada uno de ellos hubiera algo que los distinguiera. Es ms prudente buscar ladiferencia en la actitud con la cual se emite el juicio, a saber: pretendiendo que seacoherente con todos los dems juicios que se puedan emitir sobre su contenidoo como una mera declaracin de lo que a uno le parece, sin pretensiones decoherencia con los dems juicios. Aceptar la crtica de Beck, segn la cual tambinen los juicios de percepcin hacemos uso de categoras, no nos compromete,pues, a exigir de esos juicios que sean coherentes lgica y categorialmente con losdems, de tal manera que se puede seguir manteniendo la diferencia entre juicios deexperiencia y juicios de percepcin. Se puede concluir, entonces, que las crticasde Beck permiten darse cuenta que esta diferencia slo se puede rescatar apelandoa la relacin entre los juicios: los juicios de experiencia tienen que ser coherentesentre s, los juicios de percepcin se desentienden de esta exigencia.

    En su artculo, W. Sellars recurre a una diferencia parecida a la que acabo deexponer para atacar la posicin del fundacionista emprico. Al buscar un mbitode conocimientos infalibles en el cual fundar el resto de nuestros conocimientos, elfundacionista emprico, segn Sellars, recurre a enunciados de la forma x parecef. De acuerdo con el empirista, estos enunciados ya no pueden ser analizadosapelando a otro tipo de enunciados, de tal manera que deben ser independienteslgicamente de los enunciados de la forma x es f.19 Sellars quiere mostrar en elensayo antes mencionado que esto no es posible, es decir, que no es posibleconsiderar a los enunciados de la forma x parece f como independienteslgicamente de los enunciados de la forma x es f. Esto podra argumentarse

    272 Pedro Stepanenko

    19 Wilfrid Sellars, op. cit., p. 36.

  • haciendo equivaler la expresin x parece f a la expresin a S le parece que xes f. Este ltimo tipo de enunciados contiene enunciados de la forma x es f y,por lo tanto, no se puede considerar lgicamente independiente. Sin embargo,Sellars da un rodeo a travs del cual enfatiza el aspecto normativo del conocimiento.Lo que hace es contarnos una historia acerca de la gnesis de los enunciados dela forma x parece f.20 Esta historia comienza con un anlisis del uso de enunciadosde la forma S ve que x es f. En circunstancias normales, este tipo de enun-ciados no slo describe la experiencia que tiene S, o la percepcin que tiene S, siqueremos conservar la terminologa que he sugerido al comienzo de este ensayo.Adems de esta descripcin, quien pronuncia un enunciado de ese tipo aprueba osuscribe que x es f. Esto significa para Sellars que, adems de la descripcin de lapercepcin de S, normalmente aprobamos el contenido proposicional de esa per-cepcin, es decir, que x es f.21 Cuando esas circunstancias se ven alteradas,podemos desconectar o suspender la pretensin proposicional como la llamaSellars de esa percepcin y, entonces, slo decimos que a S le parece ver quex es f. El contenido proposicional de la percepcin que describimos sigue siendo elmismo, lo nico que hacemos es dejar de aceptar la pretensin de verdad del con-tenido proposicional. Normalmente le adscribimos a S, en el tipo de enunciadosantes mencionados, una pretensin de establecer un hecho, que x es f, y acepta-mos esa pretensin como correcta. Si decimos que a S le parece ver que x es f,entonces slo le adscribimos una pretensin, pero no suscribimos esa pretensin.22

    De acuerdo con este anlisis, ver que x es azul, parecer que x es azul y parecerque hay un x que es azul, tienen el mismo contenido proposicional, que x es azul.Lo que cambia en cada uno de estos casos es el compromiso que se adquiere conese contenido proposicional. En el primer caso se acepta que x es azul; en elsegundo se pone en cuestin que x sea azul; en el tercero se pone en cuestinincluso que haya un x que sea azul. Pero no slo el contenido proposicional deestos tres estados es el mismo para Sellars; tambin su aspecto cualitativo ofenomnico puede ser el mismo, ya que la descripcin del estado que se reportaen los enunciados de la forma a S le parece ver que x es f se puede hacer en lossiguientes trminos: S tiene una percepcin tal que si fuera verdadero que x es f,entonces, esa percepcin sera descrita correctamente diciendo que S ve que x es f.

    Sobre la diferencia kantiana... 273

    20 Esta historia es el mito de John, expuesto en los 14-19 (Wilfrid Sellars, op. cit., pp. 37-46).21 Ibid., p. 39.22 Ibid., pp. 40-41.

  • Lo esencial sostiene Sellars es que, al caracterizar un episodio o un estadocomo conocimiento, no proporcionamos una descripcin emprica de ese episodioo estado; sino que lo colocamos en el espacio de las razones, de la justificacin yde la posibilidad de justificar lo que uno dice.23

    Al afirmar que S ve que x es f y suscribir la pretensin proposicional de lapercepcin que S tiene, caracterizamos el estado de S como conocimiento; altomar distancia de la pretensin proposicional de esa percepcin y decir slo quea S le parece que x es f, lo que hacemos es sacar la percepcin del espacio de lasrazones y, por lo tanto, rompemos las relaciones que el enunciado del tipo S veque x es f puede tener con cualquier otra creencia. El paralelismo con la diferenciaentre juicios de percepcin y juicios de experiencia me resulta claro. Al igual quelos juicios de percepcin, los juicios de la forma a S le parece ver que x es ftienen el mismo contenido que los enunciados que pretenden afirmar un hecho,pero se desentienden de sus relaciones con los dems enunciados. Esta relacines para Kant una relacin de concordancia o de coherencia lgica y categorial;para Sellars es, ms especficamente, una relacin de justificacin, en la cual unosenunciados deben considerarse razones para aceptar otros. No quisiera pronun-ciarme aqu sobre si las relaciones de coherencia lgica y categorial son equivalentesa las relaciones de justificacin. Lo que s resulta claro es que, sin relaciones decoherencia lgica y categorial, no son posibles las relaciones de justificacin. Tantopara Kant como para Sellars, los juicios de percepcin o los enunciados de laforma x parece f carecen de valor epistmico, ya sea porque no tienen pretensinde verdad o porque no aceptamos la pretensin de verdad de la presunta percep-cin de la cual estamos hablando. Para ambos autores, por lo tanto, resultaimprocedente querer fundar el conocimiento en esos enunciados. El conocimiento,para ellos, no es algo que se da puntualmente, caso por caso, enunciado porenunciado, sino que constituye un espacio en el cual tienen que estar relacionadoslos enunciados y los contenidos proposicionales de las percepciones. Sellars llamaa este el espacio de la razones; Kant lo llama la experiencia.

    Ahora se puede volver a la pregunta que formul al inicio del artculo: si elterico de los datos sensoriales que se opone a la tesis de la objetividad de Strawsonpuede ofrecernos un lenguaje que slo utilice juicios de percepcin o enunciadosde la forma x parece f y salvar de esta manera la unidad de la experiencia sinpresuponer conceptos de objetos distintos a las cualidades sensoriales. La respuesta

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    23 Ibid., pp. 49-50.

  • es muy sencilla: no, no puede, ya que lo que distingue a esos juicios o enunciadosde los juicios que quiere fundamentar, aquellos que hablan de objetos distintos alas cualidades sensoriales, es precisamente la desconexin de su contenido delespacio en el cual unos enunciados pueden servir como razones para aceptarotros enunciados. Para ser ms prudente, debo, sin embargo, slo afirmar que si lacaracterizacin de los enunciados de la forma x parece f de Sellars es correcta,o si la caracterizacin de los juicios de percepcin que he obtenido tomando enconsideracin las crticas de Beck es correcta, entonces la bsqueda del lenguajeque requiere el opositor de la tesis de la objetividad es, de entrada, infructuosa.

    Pero si se utiliza esta estrategia para defender la tesis de la objetividad deStrawson, los juicios de percepcin no pueden ser considerados meras desviacioneso accidentes del uso normal del lenguaje, como podra haberlo sugerido mireconstruccin de la diferencia kantiana o mi exposicin de Sellars. Debo recordarque para Strawson la defensa de la intencionalidad de la experiencia o delcomponente de reconocimiento en cualquier percepcin implica la posibilidad dedistinguir un aspecto subjetivo de uno objetivo en nuestros juicios. As pues, losjuicios de percepcin no pueden considerarse un accidente, sino que son lo quenos permite pensar en nuestras percepciones como tales y salvar de esta manerael componente de reconocimiento del tem reconocido. Gracias a ellos podemoshacernos de un punto de vista, como sostiene Strawson, o trazar la trayectoriasubjetiva de nuestras percepciones. Esta trayectoria habra que agregar debepoder describirse mediante esos juicios, mediante enunciados atmicos, cuya unidad,sin embargo, depende de la visin de un mundo unificado contenida en el espaciode las razones o, en trminos kantianos, en la experiencia.

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