sombras de la «onorosa praeda»: un «exemplo» … · ella [la eneida] enseña, así de lo anexo...

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CRITICÓN, 115, 2012, pp. 105-123. Sombras de la onorosa praeda: un exemplo virgiliano para un aula granadina José María Anguita Universidad de Santiago de Compostela Elizabeth R. Wright Universidad de Georgia I Para los poetas, pedagogos y humanistas del Renacimiento, leer la Eneida adecuadamente significaba estudiar el poema épico antiguo en busca de lecciones aplicables a los tiempos modernos. Este compromiso didáctico les insertaba en una cadena milenaria de comentaristas que se remontaba hasta Mario Servio Honorato (Servius) en el siglo iv 1 . No bastaba sufrir por la caída de Troya, llorar el malogrado amor de Dido, o disfrutar de los apasionantes juegos troyanos, si bien sobran testimonios de reacciones emocionales desde san Agustín hasta Erasmo. Ateniéndose a la división homérica de la Eneida que condicionó su recepción renacentista, el autor de la primera traducción en castellano (1574), Gregorio Hernández de Velasco, destacó en su dedicatoria a Felipe II el axiomático valor ejemplar del gran poema épico, por «lo que ella [la Eneida] enseña, así de lo anexo a la vida política en los seis libros primeros, como de lo que toca a la arte militar en los otros seis postreros» 2 . La dificultad intelectual que conllevaba esta tarea de búsqueda, análisis y aplicación de ejemplos 1 La continuidad de esta dimensión interpretativa se resalta en dos estudios recientes, que son de suma relevancia a pesar de su perspectiva británica: véanse Wilson-Okamura, 2010, pp. 1-41; y Wallace, 2010, pp. 1-15 y pp. 178-227. 2 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n. Sobre la división homérica de la Eneida —donde los libros 1-6 se consideraban inspirados en la Odisea y los 7-12 en la Ilíada— véase Wilson- Okamura, 2010, pp. 145-247.

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CRITICÓN, 115, 2012, pp. 105-123.

Sombras de la onorosa praeda: un exemplovirgiliano para un aula granadina

José María AnguitaUniversidad de Santiago de Compostela

Elizabeth R. WrightUniversidad de Georgia

I

Para los poetas, pedagogos y humanistas del Renacimiento, leer la Eneidaadecuadamente significaba estudiar el poema épico antiguo en busca de leccionesaplicables a los tiempos modernos. Este compromiso didáctico les insertaba en unacadena milenaria de comentaristas que se remontaba hasta Mario Servio Honorato(Servius) en el siglo iv1. No bastaba sufrir por la caída de Troya, llorar el malogradoamor de Dido, o disfrutar de los apasionantes juegos troyanos, si bien sobrantestimonios de reacciones emocionales desde san Agustín hasta Erasmo. Ateniéndose a ladivisión homérica de la Eneida que condicionó su recepción renacentista, el autor de laprimera traducción en castellano (1574), Gregorio Hernández de Velasco, destacó en sudedicatoria a Felipe II el axiomático valor ejemplar del gran poema épico, por «lo queella [la Eneida] enseña, así de lo anexo a la vida política en los seis libros primeros,como de lo que toca a la arte militar en los otros seis postreros»2. La dificultadintelectual que conllevaba esta tarea de búsqueda, análisis y aplicación de ejemplos

1 La continuidad de esta dimensión interpretativa se resalta en dos estudios recientes, que son de sumarelevancia a pesar de su perspectiva británica: véanse Wilson-Okamura, 2010, pp. 1-41; y Wallace, 2010,pp. 1-15 y pp. 178-227.

2 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n. Sobre la división homérica de la Eneida—donde los libros 1-6 se consideraban inspirados en la Odisea y los 7-12 en la Ilíada— véase Wilson-Okamura, 2010, pp. 145-247.

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dentro de los múltiples episodios tan solo se insinúa en este conciso prólogo de oncelíneas en prosa. Pero un segundo prólogo, dirigido por el impresor Juan de Ayala a unpúblico más amplio, advierte al lector que no vale que «se contente con entender laletra, y gustar solamente de la historia, sino que pase adelante y escudriñe y investigue elentendimiento moral y sentido filosófico»3. El escudriño y la investigación: ¿quéprofesor de literatura no podrá identificarse y a veces compadecerse con el prologuistatoledano?

Desde otro ángulo, las advertencias del impresor que sirven como prólogo a latraducción de Hernández de Velasco revelan otra dimensión interpretativa que se haperdido de vista tras la formación del canon literario español con referencia casiexclusiva al castellano. El impresor asumía que muchos de los lectores de su Eneida enoctava rima castellana iban a tener a mano los hexámetros latinos del reverenciadopoeta mantuano. Así pide —o quizá exige— que si el lector «en ella hallare alguna cosaque le ofenda, y que le pareciere que no cuadra a su gusto, no la condene por mala antesque la coteje con el original latino, y que mire si se pudiera decir de otra manera o sino»4. El cometido que prevé el prologuista —leer el poema épico en romance conreferencia al latín—, nos alerta sobre la perduración del latín en aulas y bibliotecas bienentrado el siglo xvi, dualidad que no siempre queda clara en vista de un canon literarioque traza casi exclusivamente el desarrollo de las obras en castellano.

De hecho, este énfasis sobre el castellano ha ocultado de nuestra vista a uno de lospoetas más intrigantes de toda la Europa renacentista, Juan Latino (1517?-1590?). Suobra maestra, el Austrias Carmen, es un poema épico latino en dos cantos (1.838hexámetros) que rememora la Batalla de Lepanto en el marco de una esmeradaemulación de la Eneida, llevada a cabo con declarados objetivos didácticos que reflejansu profesión como profesor de latín5. Esta particularidad se evidencia en una serie deacotaciones marginales que glosan los versos, aportando contenidos que daría elmaestro de latín en el contexto oral del aula. Así, se resaltan peculiaridades métricas,ejemplos de técnicas retóricas, y obras clásicas aludidas. En otros casos, sin embargo, elpoeta-profesor no nombra la obra emulada, dejando la identificación al criterio dellector. Más ampliamente, al proponerse una crónica poética de la gran batalla naval, elpoeta se sirve del valor ejemplar de la Eneida que venimos comentando de entrada, paraincitar reflexiones sobre la guerra moderna.

Hasta la fecha, este fascinante poema no ha sido estudiado por los hispanistas, con laseñalada excepción de un luminoso estudio de Christopher Maurer. Su meticulosoanálisis filológico propone que el endecasílabo renacentista más famoso —«un monarca,un imperio y una espada»— del celebérrimo soneto de Hernando de Acuña es unaadaptación de un hexámetro del latinista granadino6. Desde la perspectiva de la filología

3 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n.4 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n.5 Se documenta la labor como profesor de latín en el estudio publicado en dos partes en Marín Ocete,

1925, esp. pp. 109-117. Como advierte este estudioso granadino, ciertos documentos se refieren a Latinocomo «catedrático» de la Universidad de Granada, aunque en realidad fue maestro de latín en el Colegio Real.

6 Véanse González Vázquez, 1983 y 1996, pp. 337-339; y Maurer, 1993, esp. pp. 45-46. Azcune, 1996-1998, propone refutar el argumento de Maurer, aunque nos parece que su argumento no llega a serconcluyente.

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latina, José González Vázquez ha contemplado la aportación de Latino al humanismogranadino. Pero la propuesta que surge del trabajo de Maurer —situar al latinista deGranada dentro del estudio de la poesía áurea— sigue siendo asignatura pendiente.Debido a que la investigación sobre el Siglo de Oro se ha centrado fundamentalmente enobras literarias en castellano, se han apartado de manera casi sistemática los textos enlatín. Hasta tal punto que el Austrias Carmen ni siquiera figura en el repertorio depoesía épica de Frank Pierce, que sigue siendo el punto de partida para el estudio de estegénero7.

Esta primacía otorgada al castellano se exacerbó a medida que los pocos estudiososque analizaron el Austrias Carmen minusvaloraron la labor de la imitatio. Por ejemplo,cuando Menéndez Pelayo señaló la importancia histórica de Latino, del primer casodocumentado de un poeta del África subsahariana, contempló la emulación del granpoema romano con suma condescendencia: «pero ha de añadirse que los hexámetros delpobre esclavo que, gracias a su nativo ingenio y a la cristiana caridad de nuestrosantepasados, alcanzó no sólo libertad, sino matrimonio distinguido, posición honrosa[...] son apreciables en sí mismos, dentro del género artificial y escolástico a quepertenecen, y demuestran que su negro autor estaba muy empapado de la lectura deVirgilio»8. Hoy día es forzoso matizar el juicio del erudito santanderino a la luz de losimportantes estudios de la imitatio, que nos han mostrado la importancia de laemulación esmerada de los clásicos para deleitar, retar y también formar a los lectores.Más conveniente que la metáfora líquida del poeta «empapado» de Virgilio, queconnota cierta absorción pasiva, convendría servirnos de la metáfora de Séneca —quePetrarca asumió plenamente, y tras él, sendos humanistas— del escritor como abeja, quetransforma activamente el material que ingiere de sus lecturas9.

El juicio de Menéndez Pelayo también nos recuerda hasta qué punto lacondescendencia ha marginado a este poeta y pedagogo, siempre designado, desdetiempos de Lope de Vega hasta épocas más recientes, por el despectivo sintagma de «elNegro Juan Latino»10. Es justamente la permanencia de esta etiqueta la que nos haimpulsado a proponer una recontextualización y recuperación del poeta y maestrogranadino con especial referencia a su oficio como profesor de latín. En otro par deestudios, Wright ha comentado esta posición de profesor en relación con laextraordinaria ascensión social de Juan Latino, pasando de ser un esclavo en la casa deltercer duque de Sessa a formar parte de una de las primeras promociones de la reciénfundada Universidad de Granada y, finalmente, a ser un estimado maestro de latín bajoel beneplácito del Colegio Real de la misma ciudad11. Como hemos señaladoanteriormente, el hecho de que esta última institución educativa que albergaba supopular clase de latín hubiese sido fundada para facilitar la conversión y asimilación de

7 Pierce, 1968, pp. 327–66.8 Menéndez y Pelayo, 1927, p. 142.9 De la ya nutrida bibliografía sobre la imitatio en el Renacimiento, nos parecen especialmente relevantes

los estudios de Pigman, 1980 (esp. pp. 6-11), Greene, 1982, García Galiano, 1992 (esp. pp. 15-16), y para lospoetas de Lepanto en concreto, Davis, 2000 y Nicolopulos, 2000.

10 Sobre el papel del racismo en la canonización del poeta con tintes cómicos, véanse Fra Molinaro, 1995,y Beusterien, 2006.

11 Véanse Wright, 2009 y Wright, en prensa.

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los moriscos de Granada hace ver hasta qué punto la complicada historia de la ciudadnazarí tras su conquista en 1492 se debe tener en cuenta a la hora de contextualizar latrayectoria personal de Latino y su poema épico sobre Lepanto.

Conscientes del objetivo de este número de Criticón —arrojar nueva luz sobre laépica hispánica—, nos hemos planteado un estudio del Austrias Carmen en relación consu intertexto virgiliano, aprovechando la mirada interdisciplinaria que facilita lacolaboración de un latinista (Anguita) y una hispanista (Wright). Esperamos asípromover el redescubrimiento de un breve pero enjundioso poema épico, tan sutil yculto en su manejo del legado literario de la respublica litterarum latinarum. A la vez, laobra es sumamente innovadora en lo que concierne a su propuesta didáctica: canalizarlos conocimientos adquiridos mediante el estudio del gran poema épico de laAntigüedad para incitar un análisis crítico de la guerra librada en tiempos modernos.

I I

Comencemos por destacar la estrecha proximidad temporal del Austrias Carmen conlos hechos bélicos que narra. La inesperada y decisiva victoria de la Liga Santacompuesta de flotas de España, Venecia y el Papado tuvo lugar el domingo 7 de octubrede 1571, en las islas Curzolaris del oeste de Grecia en las inmediaciones de Lepanto12.Las cartas y relaciones que describían la terrible matanza en la que murieron unos40.000 combatientes tras unas cinco horas de lucha llegaron primero a Venecia y, unastres semanas más tarde, circularon por la península Ibérica. Indicios textuales atestiguanque, desde Granada, Juan Latino puso manos a la obra con una rapidez comparable conla de los periodistas y blogueros de hoy. El resultado más destacado de esta premura esel Austrias Carmen, la piedra de toque de un volumen titulado Ad catholicum, pariter etinvictissimum Philippum Dei gratia Hispaniarum regem, cuya aprobación se fecha el 30de octubre de 1572. Parece ser que Latino se apresuró por terminar su volumen depoesía conmemorativa antes del primer aniversario de la batalla. El volumen vio la luzen la imprenta granadina de Hugo Mena, en la primavera de 1573. La rapidez con queel profesor de latín reaccionó ante las noticias de la victoria naval guarda relacióndirecta con el asombroso número de conmemoraciones poéticas de Lepanto quecircularon inmediatamente después de la batalla. Ante este acontecimiento literario sinprecedentes, José López de Toro empleó la metáfora de una «erupción volcánica»,mientras que desde la perspectiva italiana, Carlo Dionisotti lo calificó como un«plebiscito poético». En el terreno específico de la épica, encontramos a Joan Pujol que,también en 1573, publicó en Barcelona una épica en endecasílabos catalanes. Mediadécada más tarde saldría la Felicissima victoria del portugués Jerónimo de Cortereal, ytras otro lustro, la Austriada de Rufo, la segunda parte de la Araucana de Ercilla —suCanto 24 nos brinda la célebre descripción de la batalla— y la Naumachia de Francisco

12 Entre la ingente bibliografía sobre la Batalla de Lepanto, nos parece fundamental el estudio deGuilmartin, 2003, pp. 235-268. Para un estado de la cuestión, son recomendables los estudios monográficosde Capponi, 2006; Bicheno, 2003; y Barbero, 2010. La historiografía sobre la batalla sigue teniendo un sesgoeuropeo, debido a la escasez de documentación turca y, claro está, a la barrera del idioma que plantean lasescasas crónicas otomanas de la época. Se puede hacer una aproximación a la perspectiva otomana a través deInalcik, 1974; y Lesure, 1972.

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de Pedrosa13. En Italia, el género épico tuvo una presencia atenuada entre lasvoluminosas conmemoraciones poéticas, pero aun así se dieron casos como el De belloturcico de Bernardino Leo, cuya fecha de 13 septiembre 1572 traduce la voluntad depreparar un libro para el primer aniversario, como en el caso de Juan Latino. Haytambién unas muestras breves de narración épica en los Poemata varia (1572) de PietroGherardi, que compila poemas en latín de un centenar de poetas de Italia14.

Centrándonos ahora en el caso particular del Austrias Carmen, tratemos de entenderlas implicaciones que tiene esta inmediatez temporal reinscrita en el singular marco deun autor situado en Granada, y que se identifica en la portada como «magistrumIoannem Latinum, Garnatae studiosae adolescentiae moderatorem» (‘el maestro JuanLatino, tutor de la estudiosa juventud granadina’). La ciudad nazarí, que recibió lasnoticias de la victoria en Lepanto en noviembre de 1571, estaba aún sufriendo lastraumáticas consecuencias de la devastadora guerra civil conocida hoy como la SegundaRebelión de la Alpujarra (1568-1570)15. Este conflicto había estallado en respuesta alcerco económico y cultural al que fueron sometidas las comunidades moriscas deGranada y Andalucía oriental, tras la implantación de una serie de prohibiciones quepretendían borrar las prácticas culturales y económicas que las autoridades cristianasasociaban con el Islam. En el espacio de dos años, el conflicto derivó en una cruentaguerra sin cuartel en la que ambos bandos perpetraron terribles actos de violencia.Cuando por fin la región fue apaciguada por las tropas lideradas por don Juan deAustria —hermanastro del rey Felipe II—, se aplicó un implacable castigo colectivo atodos los moriscos del Reino de Granada, fuesen rebeldes sublevados o vasallos leales.Se calcula que unos 80.000 cristianos nuevos fueron expulsados de Granada ydispersados por Castilla. Adicionalmente, 10.000 fueron vendidos como esclavos, al serdeclarados como «moriscos de guerra». Es imposible saber hasta qué punto Juan Latinoestuvo implicado en la guerra y posterior represión, pero no puede haber sido inmune altrauma. Daba clases en el Colegio Real, que se había fundado en los años veinte delsiglo para ayudar a la conversión de moriscos. En 1560, se documenta que el maestromoraba con su familia en un barrio donde convivían inmigrantes cristianos llegados deotras partes de Castilla y moriscos naturales de Granada16. Más allá del posible impactoen su vida cotidiana o en su trabajo como docente, conviene recordar las conmovedoras

13 Para un repertorio de las respuestas hispanas a Lepanto, véase López de Toro, 1950. Se analizan lascuestiones poéticas del fenómeno en Blanco, 2010. Sobre Italia, los clásicos estudios de Dionisotti (1974 y1999) ofrecen una elegante síntesis del asunto y Mammana, 2007, un repertorio de poesía.

14 Véase Barsi, 2008 para una edición crítica del poema de Bernardino Leo. De momento, no existe unaedición moderna de los Poemata varia de Pietro Gherardi. Wright, en colaboración con Sarah Spence yAndrew Lemons, está preparando un volumen bilingüe (latín-inglés) que incluirá el Austrias Carmen deLatino, amén de una selección de obras del poemario de Gherardi (edición en preparación para I TattiRenaissance Library, Harvard University Press). La traducción al castellano del Austrias Carmen hecha porSánchez Marín, 1981, no tiene notas explicativas, lo cual dificulta la comprensión en varios momentos.

15 Sobre la rebelión, véanse Caro Baroja, 2000, pp. 117-202; Domínguez Ortiz y Vincent, 1978, esp.pp. 17-33; y García-Arenal y Rodríguez Mediano, 2010, pp. 45-127.

16 Se comenta la fundación del Colegio Real en el contexto de la evangelización de los moriscos enAntolínez de Burgos, Historia eclesiástica de Granada, p. 233. Se documenta la residencia de Juan Latino en laparroquia de Santa Ana en Martín Casares, 2000, pp. 387-388, y el carácter mixto de dicho barrio enColeman, 2003, pp. 54 y 70.

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palabras que nos vienen de la crónica de Diego Hurtado de Mendoza y nos parecenimprescindibles para contextualizar el Austrias Carmen en su momento y lugar depublicación: «por todo se robaba a amigos, como a enemigos, a cristianos, como amoros; padecían los soldados, adolecían, íbanse, crecieron las desórdenes, ycomposiciones por la Vega»17. Los principales culpables de estos desórdenes eran lastropas reales, que una y otra vez se volcaron en el saqueo a expensas de su misión depacificar la región. Para los vecinos cristianos de una ciudad devastada por la guerracivil y la expulsión masiva de los moriscos, la victoria de Lepanto ofrecía resonanciasespeciales, susceptibles algunas de ellas de paliar las heridas. Don Juan de Austria, elhéroe de Lepanto, había liderado la campaña granadina y supervisado la expulsión. Loscuatro tercios que lucharon en Andalucía fueron los mismos que, posteriormente, iban atriunfar en Lepanto, aunque con sus filas sustancialmente renovadas tras el desgaste dela campaña en la Alpujarra. Y, claro está, tanto el dilatado conflicto en Granada comola batalla naval de unas seis horas se concibieron —con un notable grado desimplificación— como dos episodios de un conflicto más amplio entre las armasmilitantes del Islam y el Catolicismo. Simplificación en el caso de Lepanto, ya que elhistoriador militar J. F. Guilmartin revela la existencia, en ambos bandos del conflicto,de impulsos comerciales que dieron lugar, en no pocas ocasiones, a acciones poco afinesa la retórica de la guerra religiosa que utilizaban los dirigentes otomanos y europeospara incitar a sus respectivas huestes18. Y simplificación en el caso de Granada, ya quelas acusaciones de que todos los moriscos eran «herejes secretos» coexistían con elreconocimiento de que muchos de los cristianos nuevos expulsados como tales eranfieles vasallos del rey católico. El mismo Juan de Austria —partidario de la aplicación dela represión colectiva contra los moriscos de Granada, incluso los que fuesen cristianosconvencidos y vasallos leales de Felipe II— lamentó la intransigencia ante los moriscosdel más alto representante de la corona en Granada, Pedro de Deza, presidente de laChancillería de Granada 19.

Este mismo oficial y la controvertida expulsión de moriscos que avaló proyectan lainquietante sombra de la Guerra de Granada sobre la celebración de Lepanto que sepropone en el Austrias Carmen. Sintomático de esta intrusión es el hecho de que losversos iniciales del poema invoquen al máximo responsable de la represión colectiva enGranada en vez de evocar —al estilo del modelo virgiliano— los hechos del héroe que sevan a narrar, o pedir la intervención de una musa. Aparece en efecto en primerísimoplano el poder del implacable inquisidor y burócrata que ha medrado al servicio de laMonarquía española:

17 Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada, p. 231. El término composiciones alude a los problemasconcretos de alojamiento y abastecimiento de soldados a costa de la población civil (cf. Diccionario deAutoridades).

18 Como botón de muestra, véase Guilmartin, 2003, pp. 44-46.19 Véase CODOIN, 28, pp. 127-129 (cartas de don Juan de Austria). Para un análisis del papel de Deza en

Granada, véase Coleman, 2003, pp. 181-183.

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Deza gravis meritis, pietate insignis avita,cui dotes animi reddit natura benigne,clarus ab officiis, et regis munere præses,Garnatæ missus fato, civilia iuraut regere imperio, cives, regnumque tueri,urbibus ut posses æquas concedere partes,patratus patriæ nostris celebratus in oris,militibusque pater gratus, tutorque bonorum,excellens ductor, Bætis tutela per orbem20.

(‘Deza benemérito, la piedad de tus mayores te hizo insigne y Naturaleza te colmó decualidades; tus acreditados servicios y la gracia del rey te elevaron; y el destino te trajo aGranada para que hicieras valer el derecho, protegieras a los ciudadanos y al reino, eimpartieras justicia entre las partes. Adalid de nuestra patria, sus términos te celebran, padrede la milicia, tutor de los buenos, general excelente, bastión bético del mundo’).

Esta introducción apertural del personaje de Deza obliga a leer la historia de labatalla naval a través del filtro de la reciente historia de la rebelión y consecuenteexpulsión de los moriscos de Granada, otorgándole cierto protagonismo en la victoriade la Liga Santa a este controvertido oficial. El liderazgo acérrimo de Deza en la ciudaddel Darro se asocia así con la batalla naval que se va narrar, y aparece como pieza claveen una cadena de hechos que han reducido la amenaza del Islam. A medida que sedesarrollan estos versos introductorios, la voz poética asevera que los sabios consejos delpresidente de la Chancillería fueron decisivos para guiar a don Juan de Austria cuandoeste llegó a Granada para apaciguar la rebelión morisca21; alegaciones, estas, norespaldadas en las ya mencionadas cartas del de Austria a Felipe II, donde se quejaamargamente de la intransigencia de Deza.

Si, al iniciarse la narración épica de la batalla en sí, Deza desaparece del primerplano, el poeta lo reintroducirá en momentos decisivos mediante una serie de apóstrofes.Estos repetidos elogios se explicarán más adelante con el reconocimiento de que fuequien Deza encargó el Austrias Carmen, probablemente para defenderse contraacusaciones de corrupción y crueldad en su gestión de la guerra en Granada22: elprotagonismo que se le otorgaba en el poema épico le permitía asociarse con la gloria dedon Juan en Lepanto.

Una primera ojeada al Austrias Carmen podría sugerir que Juan Latino cumpliósobradamente con el encargo de Deza, que quizá llevó a cabo también para protegersecontra cualquier asociación con los moriscos, ya que el esclavo liberado de origenafricano era, él también, un cristiano nuevo. No obstante, sin más apoyo documentalque la obra en sí, es imposible dilucidar la verdadera actitud del poeta ante la gestión yel encargo del controvertido oficial de la corona. En cambio, lo que sí se puede aseverares la densidad en el poema de las referencias a la Eneida que posibilitan un análisiscrítico de la guerra moderna. Dicho examen ofrece una contemplación más matizada de

20 Latino, Austrias Carmen, fol. 2r. El apelativo de «bastión bético» hace referencia al hecho de que Dezaera de Sevilla.

21 Latino, Austrias Carmen, fol. 2v.22 Se explicita el encargo en fol. 27r y en la «Peroratio» que se inserta como epílogo, al concluir el

Austrias Carmen (folio s.n.).

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los personajes musulmanes, vistos en destacados momentos como afectados por unavulnerabilidad humana que trasciende las barreras de la religión y la cultura. Estereconocimiento de la humanidad de los adversarios musulmanes deja la puerta abierta auna postura crítica hacia el implacable castigo que sufrieron los moriscos de Granada enla medida en que el poema propone repetidas veces que el lector establezca unaconexión directa entre la guerra de la Alpujarra y la Batalla Naval. Asimismo, cuando—como veremos adelante— el poema ofrece una evaluación moral y táctica de laavaricia de los vencedores de Lepanto, posibilita un análisis retrospectivo del mismovicio que mostraron los soldados que lucharon en Granada.

I I I

La narración de la batalla naval se inicia con una dramatización de los preparativosde los dos bandos a base de convenciones épicas, como, por ejemplo, la arenga parasubrayar la magnitud del conflicto entre la Liga Santa y los otomanos. Desde este puntode vista, el poema de Latino se asemeja a obras coetáneas de Herrera, Ercilla y Rufo;pero el granadino se señala por otorgar una mayor atención a los individuosmusulmanes implicados en la batalla. Veamos, por ejemplo, cómo se dramatiza unasunto tan esencial en las guerras mediterráneas como era el trato de los esclavos degalera, de cuya fuerza dependía la capacidad de ataque. Así se menciona la amenaza deun anónimo capitán de la Liga Santa, quien insta a los galeotes musulmanes a remarfuerte en la confrontación contras sus correligionarios, amenazando con unadecapitación inmediata al remero que intente romper el ritmo. A continuación, se retratala añoranza de un anónimo esclavo turco que piensa en su patria perdida:

Quod si mendosus remum nunc pellere tentas,ut Turcis operam des iam victoribus, ipsetardanti stricto hoc iugulum mucrone resolvam;proditor et salsas ibis iam truncus in undas».Invitus quamvis remum pellebat acerbe,et limis oculis Turcas spectabat ovantes,nota nimis miseris lunam referentia signa,parthorum seriem regum monstrantia Turcis,impellens dulcis patriae reminiscitur agros,cui mors aut summo libertas danda periclo23.

(‘«Y si ahora, para ayudar a la victoria del turco, intentas batir los remos de forma traidora ynos retrasas, yo mismo desenvainaré la espada y te segaré el cuello con ella, y echaré tu cuerpotraidor al mar». Aun contra su voluntad, batía con furia los remos, y mirando con el rabillodel ojo, ponía toda su esperanza en los gritos victoriosos de los turcos, en los estandartes conla luna a ellos, desdichados, tan familiar, mostrando la lista de los reyes partos para los turcos.Así, remando rememora los dulces campos de la patria, por la que se debe enfrentar cualquierpeligro, y entregar incluso la vida y la libertad’).

23 Latino, Austrias Carmen, f. 9v.

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Por una parte, se evoca en estos versos el impacto emocional que podrían tener lasdiversas insignias que señalaban la autoridad e importancia de cada prócer que estaba almando de una galera, tanto del bando turco —aquí protagonista— como del de la LigaSanta. Es de notar que, tanto aquí como a lo largo del poema, el poeta incluye a lospartos dentro de la armada multinacional del Imperio Otomano, haciéndose eco delnombre clásico que se refería a la confederación que ocupaba la zona equivalente al Iránmoderno, a pesar de que la dinastía Safawi no estuvo sometida al Imperio Otomano.Nos encontramos ante otra muestra de la tendencia española de asimilar a todos lospueblos musulmanes con el poder otomano. A nivel simbólico, los estandartes otomanosse leen aquí como representaciones de la historia dinástica de los otomanos (seriemregum), aunque en la realidad histórica llevaban intricados bordados con versoscoránicos24.

Por otra parte, la imagen de los campos de la patria (agros patriae) prestada algaleote musulmán ofrece la única evocación en todo el poema de una vida cotidianaajena a la guerra. Dicha visión de un esclavo que se aferra al recuerdo de su patria esespecialmente conmovedora al tener en cuenta que el mismo Latino se describirá comoun «etíope» desterrado de su tierra ancestral a causa del tráfico de esclavos. Con estaestampa, la obra del profesor de latín se diferencia claramente de sus coetáneoscastellanos, que no ofrecen nunca representaciones directas de los remeros musulmanesimplicados en la batalla25 .

Volviendo a los versos citados, no es de menos importancia la manifestación en ellosde una honda cultura humanística, cifrada en el intricado entramado de alusiones a laliteratura latina, como, por ejemplo, las evocaciones de Ovidio (Metamorfosis, 1, 227,iugulum mucrone resolvit), de Estacio (Tebaida, 10, 486, stricto mucrone; y Silvas 2, 1,92-93) o de Lucrecio para denominar al mar (Rerum Natura, 6, 891, salsas […] undas).Otra referencia, a Plauto, podría haber sido un guiño a sus alumnos granadinos —queiban a utilizar el Austrias Carmen como soporte textual para su estudio de lagramática— al remitir a un ejemplo paradigmático de manual para explicar las elipsis desustantivos (Miles gloriosus, 1217, limis oculis), tal como se puede constatar tras uncotejo con la influyente Minerva del Brocense26. En cuanto a la emulación de Virgilio enconcreto, la terrorífica imagen con la que el capitán español plasma su amenaza alremero —la cabeza decapitada a la deriva—permite al lector establecer una filiaciónentre el Austrias Carmen y la Eneida, tal como explicaremos más adelante.

Continuando de momento con la narración del combate en sí, veamos cómo el poetase esfuerza por traducir en el registro léxico del latín clásico el efecto de unas armasmodernas como el cañón. Los cañonazos devastadores de las galeazas venecianas que

24 Se hace una interpretación similar en la descripción del estandarte turco que se entregó a Felipe II comobotín de guerra en CODOIN, vol. 3, pp. 270-273.

25 Fernando de Herrera perfila la subjetividad de los remeros cristianos que fueron liberados tras labatalla, pero no retrata a los musulmanes que servían a las armadas de la Liga Santa; véase su Guerra deChipre y suceso de la Batalla Naval de Lepanto, pp. 363-370. Juan Rufo sigue este patrón en su Austriada,pp. 131-133. Alonso Ercilla no ofrece la perspectiva de ningún remero cautivo en su dramática crónica deLepanto; véase la Araucana, pp. 662-690.

26 Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), Minerva o De causis linguae latinae, pp. 510-511(aspicito limis oculis).

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iniciaron la batalla se contemplan aquí como una lluvia de azufre librada por sendasserpientes (colubri)27. Tras retratar los cuerpos destrozados por la carga inicial, el poetadedica sus versos más emocionantes a una relación de la feroz lucha, mano a mano, quetuvo lugar cuando los tercios de la Real de Juan de Austria se enfrentaron a los jenízarosen la galera del almirante turco, Müezzin-z de Ali Pasha (Alí Bajá) (?-1571).

Ahora es cuando se resalta la destreza del prócer turco en el manejo del arco,ofreciendo así un contraste implícito con el despliegue de tecnología de los cañonazos.Basándose luego en algunos de los primeros avisos de la batalla que llegaron a laPenínsula, el poema nos describe cómo turcos y españoles luchan a muerte en tressangrientas cargas, hasta que Ali Bajá sucumbe en una cuarta carga bajo la espada de unanónimo soldado español: «hic Bassan cæsus fertur gladioque perisse, / atque humilismiles truncum liquisse superbum» (‘según se cuenta, aquí cayó Bajá a golpe de espada,pues un soldado humilde derribó al soberbio tronco’)28. Como veremos a continuación,se narra también cómo los españoles exponen la cabeza del prócer turco en una lanzaalta de su propia galera, ahora en manos de los españoles. En esta secuencia narrativa,será de suma importancia el empleo del verbo impersonal («fertur») que permite atribuirla responsabilidad de este acto a un anónimo soldado de a pie, a diferencia de lasprimeras relaciones venecianas que atribuyeron la muerte directamente a don Juan29.Bien es verdad que la adscripción del hecho a un desconocido soldado podría reforzar lahumillación del derrotado caudillo enemigo, pero, a la vez, difumina la responsabilidaddirecta de don Juan cuando se narra más adelante la mutilación del cuerpo del almiranteturco. Atribuyéndose esta acción a un humilis miles, se esquiva la posible acusación deque al de Austria le faltara la magnanimidad para con el caído almirante turco, quehabía sido elogiado en relaciones españolas por su trato benévolo de los cautivoscristianos que remaban en la armada otomana30.

A continuación, la voz poética presenta esta muerte como el momento decisivo quemina el espíritu guerrero de los turcos y da la victoria a las fuerzas de la Liga Santa.Mucho más allá, sin embargo, de este cometido documental de narrar los hechos deacuerdo con las fuentes fidedignas, la muerte del insigne guerrero turco es ocasión paraLatino de intensificar el encuentro con la Eneida. Veamos en este sentido la espeluznanteimagen del caído almirante turco, que suscita el griterío de los combatientes españoles:

27 Latino, Austrias Carmen, f. 21r. Sobre el proceso de asimilación cultural de estas armas modernas, pesea las inquietudes morales que suscitaban, véase Hale, 1998, esp. pp. 402-420.

28 Latino, Austrias Carmen, f. 21v. Latino narra cuatro cargas, discrepando así con la mayoría de lasfuentes, que relatan tres, peculiaridad que nos podrá ayudar a identificar la fuente precisa en la que se basó.Ver Bicheno, 2003, p. 270.

29 Compárese esta versión del poeta granadino con la atribución de esta muerte a don Juan en el avvisoveneciano fechado 19 octubre que fue la primera relación de la victoria que llegó a las tierras de la Liga Santa(se transcribe en Setton, 1984, p. 1060, n. 54); y de manera similar, en Gerolamo Diedo, La Battaglia diLepanto, pp. 207-208.

30 La benevolencia de Ali Pasha hacia cautivos cristianos se resalta en Fernando de Herrera, Relación de laguerra de Chipre y suceso de la Batalla Naval de Lepanto, p. 363. Se puede detectar cierta ansiedad hacia lafalta de magnanimidad hacia el mismo adversario en la versión que presenta Juan Rufo de su muerte, cuandoDon Juan se queja de que no ha podido honrar al turco, como cautivo, y así ostentar su «piadoso celo»(Austriada, p. 132).

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Iam Bassan truncus summas volitare perundas,atque caput magnum præfixum cuspide acuta,prælongo in pilo, magno clamore videntum,terribiles oculos, nequeas adversa tueriora viri tristi, nigroque fluentia tabo31.

(‘Ya el tronco del Bajá flotaba en la superficie, zarandeado por las olas, mientras su grancabeza, clavada en la aguzada punta de una larguísima pica, provocaba gran griterío entre lospresentes. Es imposible mirar de frente sus ojos terribles, el rostro de este hombre siniestro,goteando negra sangre’.)

Esta doble imagen del cuerpo de Ali Bajá a la deriva y de su cabeza expuesta comotrofeo se ha de relacionar con dos pasajes de la Eneida. El primero, no explicitado, nosremite a la Eneida, 2, vv. 557-558, donde vemos el cuerpo decapitado de Príamo queflota a la deriva por las olas del Mediterráneo hasta llegar, irreconocible, a una lejanacosta: «iacet ingens litore truncus, / avulsumque umeris caput et sine nomine corpus»32.Esta asociación es inevitable y natural, al tratarse en ambos casos de la caída de unpersonaje de alta categoría mutilado por un enemigo despiadado: Neoptólemo, en elcaso de Príamo, o el humilde soldado de a pie que supuestamente mató a Ali Bajá. Laasociación de la muerte de este cuñado del sultán con el trágico destino del rey troyanoencaja con la anterior valoración positiva de su destreza guerrera con el arco y sufamosa benevolencia con los galeotes cristianos.

La otra alusión a Virgilio es explícita e insistente. Una de las notas marginales alpoema remite al lector a uno de los episodios más debatidos de la Eneida: «Euriali, etNisi sic capita Vergil[ius] cecinit» (‘Virgilio así cantó cabezas de Euríalo y Niso’)33. Laacotación ofrece una condensación en discurso indirecto de una de los más enigmáticosapóstrofes del poeta mantuano: «Fortunati ambo! si quid mea carmina possunt, / nulladies umquam memori vos eximet aevo / dum domus Aeneae Capitoli immobile saxum /accolet imperiumque pater Romanus habebit»34. Estamos aquí ante una manifestaciónsugestiva de la vocación del poeta como profesor, ya que la acotación parte de unapráctica clave de la didáctica renacentista al remitir al lector a la historia de Niso yEuríalo como un exemplum —entendido como un caso o hecho que se propone paraemular o evitar ante otro asunto asimilable— que podrá ayudar a interpretar lasacciones de los españoles en Lepanto35. Este caso en concreto complica el mensaje del

31 Latino, Austrias Carmen, f. 23v.32 Virgilio, Eneida, 2, vv. 557-558. Ofrecemos aquí y más adelante la ya mencionada traducción de

Hernández de Velasco, vista su importancia para el desarrollo de la épica áurea: «Ya cuerpo muerto, como alcielo place, / sin nombre y sin cabeza en tierra yace» (fol. 17r).

33 Latino, Austrias carmen, f. 23v, margen.34 Virgilio, Eneida, 9, vv. 446-449: «O bienaventurados dos amigos. / Si algún tiempo mis versos podrán

algo, / nunca perpetuamente verná el día / que de vosotros introduzca olvido, / y que no guarde viva lamemoria, / mientras el linaje del troyano Eneas / terná el inespugnable Capitolio / y el príncipe romano en mary tierra / terná universal mando y señorío» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 82v). Los debatescríticos que ha suscitado el episodio de Niso y Euríalo pueden leerse en Block, 1982; Horsfall, 1995; Bleisch,2001; y Casali, 2004.

35 Se ofrece un análisis sugerente de cómo el uso del exemplum en la pedagogía renacentista condicionó lainterpretación de la Eneida en Wallace, 2010, pp. 190-196.

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poema épico, alejándolo sobremanera del registro propagandístico de los versos inicialesdirigidos a Pedro de Deza.

La historia de Niso y Euríalo, dos troyanos seguidores de Eneas, narrada en laEneida, 9, vv. 176-559, es un episodio que pone en entredicho la habitual prácticaguerrera del saqueo36. Niso, el mayor de los dos amigos retratados con tinteshomoeróticos, planea un atrevido ataque al campo de los rútulos para romper el cerco alque los itálicos han sometido a los troyanos, y, aprovechando señales de que losenemigos están dormidos tras un banquete repleto de alcohol, llevarle así a Eneas —quese ha quedado lejos— un mensaje. Euríalo insiste en participar también. Su salida enplena noche recibe el beneplácito de los líderes troyanos, cifrado en el catálogo de uncuantioso botín que les corresponderá como premio. Una vez entrados en elcampamento latino, este deseo de botín desvía a los jóvenes de su objetivo táctico dellegar a Eneas. Se vuelcan en una matanza de los rútulos dormidos, cargándose conalgunas armas preciosas como botín.

Huyen al amanecer, pero el reflejo del casco empenachado que lleva Euríalo comobotín —(«tum galeam Messapi habilem cristisque decoram», Eneida 9, v. 365)— lodelata ante la escuadra de Volcente: «et galea Euryalum sublustri noctis in umbra»(Eneida 9, v. 373). Lo intricado del bosque y el peso de su botín detienen el paso deEuríalo y el miedo hace que pierda el camino («Euryalum tenebrae ramorum onerosaquepraeda / impediunt fallitque timor regione viarum», Eneida 9, vv. 384-385)37. Al oír elgrito del amigo ya atrapado, Niso intenta vanamente a salvar al joven cercado por losenemigos que claman venganza. La dimensión trágica va creciendo cuando luego se oyenlos lamentos de la madre de Euríalo al ver la cabeza de su hijo expuesta como trofeo allado de la de su amigo del alma.

Amén de la referencia explícita al apóstrofe que cierra la historia de Niso y Euríalo,hay en el texto de Latino señalados ecos léxicos y paralelos gramaticales que desvelanuna imitación consciente de la historia virgiliana de los dos amigos troyanos. Así elhexámetro que pinta la cabeza cortada de Ali Bajá («prælongo in pilo, magno clamorevidentum») hace eco al verso virgiliano que evoca el horror de las dos cabezas expuestascomo trofeo de guerra: «praefigunt capita et multo clamore sequuntur» (Eneida 9, v.466)38. De manera similar, la sustancia putrefacta que emana de la cabeza otomana(«nigroque fluentia tabo») nos remite a la «nota nimis miseris atroque fluentia tabo» delprecursor romano (Eneida 9, v. 472). Y más lejos surgen otros recuerdos. En el AustriasCarmen se confirma la tragedia con un doloroso lamento de los dos jóvenes hijos delalmirante turco, lamento que culmina con la súplica de los jóvenes turcos de morirtambién a manos de los matadores de su padre («in nos ardenter mites convertiteferrum», ‘sed clementes y volved contra nosotros las espadas’), para que los tres puedan

36 Por su parte, Virgilio remite al lector a la historia de Dolón en Ilíada, 10 (véase Casali, 2004).37 En el orden citado arriba: «el almete de Messapo, / ligero, y de hermosas plumas lleno» (Hernández de

Velasco, trad. de La Eneida, f. 81v); «su yelmo / que de la luz nocturna (bien que escasa) / herido, echóresplandecientes rayos» (ibíd., f. 81v); y «La oscuridad de la ramosa selva / y el peso de la presa, empacha yimpide / al miserable Euríalo, y turbado / de miedo, erró la mal sabida senda» (ibid., f. 82r).

38 «De los cuitados, harto conocidas, / con negra sangre ruciando el suelo» (Hernández de Velasco, trad.de La Eneida , f. 83r), «Y fíjanlas [cabezas] (gran lástima) en dos picas, / y súbenlas en alto: y con mil voces»(ibid. , f. 83r).

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tener un honroso sepulcro en su patria39. Lo que se corresponde, en Virgilio, con la vanasúplica de Niso cuando se ofrece a Volcente como sustituto de Euríalo: «in m econvertite ferrum» (Eneida 9, vv. 427-432)40. Está claro que el poeta granadino quiereque se lea la narración de la batalla de Lepanto con referencia al complicado episodiopintado por Virgilio. ¿Con qué objetivo?

Recordemos ante todo que los préstamos tomados de la poesía clásica, aparte deaquellos que cumplen simplemente el papel auxiliar de mero recurso expresivo, tienencomo función principal establecer un diálogo en distintos niveles entre el poeta y suspotenciales lectores. Esta comunicación, en su nivel básico, podría tener el mero valor deun guiño entre eruditos. El ya mencionado recurso al tópico lucreciano (De rerumnatura, 6, 891) para aludir al mar se podría interpretar así, mientras que, en un nivelalgo superior, una expresión como la de Plauto (Miles gloriosus, 1217) podría, en uncontexto totalmente diverso, adquirir incluso connotaciones humorísticas entre losestudiantes. Finalmente, en el nivel más alto, la visión matizadamente positiva que engeneral se da del turco, y particularmente de un personaje como Alí Bajá, se hace através de la evocación de distintos personajes, también positivos, de la Eneida, entreellos Príamo y, con más insistencia, Niso y Euríalo. Debemos dar por hecho que estaelección no es casual, que en ella hay un mensaje destinado a algunos de los potencialeslectores. Aparte de los alumnos granadinos de Latino, debemos pensar inexcusablementeen el personaje que le encargó la confección de la obra, el inquisidor Deza, presente a lolargo de la obra a través de numerosos apóstrofes; y también en la finalidad confesionalde la cátedra de latín que detentaba el profesor; y traer a la memoria las palabras con lasque lamenta la muerte de Bajá considerándola como la del buen cristiano que conseguridad habría sido tras su conversión41.

A medida que avanza la crónica de la batalla, vemos que las advertencias sobre elpeligro del saqueo, ya subyacentes en la historia de Niso y Euríalo, se plasman en lasecuencia narrativa. Confirmada ya la derrota definitiva de los turcos, la voz poética sefija en cómo los soldados españoles, en contra de la voluntad de sus jefes, se lanzan enun frenesí de saqueo. Latino presta bastante más atención a esta faceta deshonrosa de lavictoria naval que sus coetáneos Herrera, Ercilla y Rufo, si bien Elizabeth Davis hamostrado cómo este último ofrece una sutil llamada de atención sobre el saqueo42. Conbastante más insistencia que su coetáneo cordobés, el latinista de Granada relata lacodicia de los ganadores con referencia al primer símil de la Eneida —la tormenta quecasi destroza la armada troyana, metaforizado como un motín popular solo calmadopor las palabras de un conocido hombre de Estado (Eneida, 1, vv. 148-153). Estareferencia se aplica al peligroso colapso de disciplina entre los victoriosos soldadosespañoles. Solo las promesas de don Juan de que el botín se repartirá equitativamentecalman la furia con la que estaban amenazando a sus propios oficiales. Con estagarantía, se evita el desastre, pero, al colocarse este motín, en la secuencia narrativa,

39 Latino, Austrias carmen, f. 24v.40 «En mí sea el duro hierro ensangrentado» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 82v).41 Se plantea una conversión malograda tras la muerte repentina del almirante turco en Latino, Austrias

carmen, f. 24r, sentimiento que se asemeja a las que evoca Fernando de Herrera en su Relación de la guerra deChipre y suceso de la Batalla Naval de Lepanto, p. 363.

42 Davis, 2000, p. 70, analiza una referencia al saqueo en La Austriada de Juan Rufo.

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justo antes de la fuga de Uluç Alí, se le asocia estructuralmente con el único episodio queminó la decisiva victoria de la Liga Santa: la huida del corsario muladí que esquivó lastropas de Giovanni Andrea Doria para dirigirse hacia Argel, tropiezo de los ganadoresque el poeta cifra con referencia al terror que siembra entre los cautivos cristianos lallegada del calabrés a los baños43.

Esta secuencia narrativa de las postrimerías de la batalla naval toma todo su sentidogracias al énfasis puesto en la historia de Niso y Euríalo. La valoración positiva de lapietas romana que encarnan los valientes amigos se contrarresta en Virgilio con el pesosimbólico y literal de su ansiado botín, que en primera instancia los desvía del objetivobásico de su expedición nocturna, y finalmente les impide la fuga. De manera análoga,la gloria que consiguen los españoles con una victoria naval tan decisiva se ensombreceen alguna medida al recordar el frenesí de saqueo y la fuga inmediatamente posterior deUluç Alí.

Desde este punto de vista, la extraordinaria inmediatez temporal de la narraciónépica que trazó Juan Latino —preparada en el transcurso del mismo año de la batallanaval y tan solo dos años después de que concluyera la guerra civil de Granada—agudiza la incomodidad que pudieran suscitar las alusiones al exemplum de Niso yEuríalo. Desde Granada, el poeta, sus estudiantes y sus futuros lectores tenían en efectorecuerdos muy recientes de la práctica del saqueo desenfrenado que caracterizó la guerrade la Alpujarra, tal como nos la cuentan crónicas y cartas. Y en particular debíanrecordar el caso de una malograda operación militar del primer año de la rebelión deGranada. Dos capitanes, Antonio de Ávila y Álvaro Flores, llegaron a la localidad deVálor en busca del líder rebelde, Abén Humeya, con una cuadrilla de 300 soldados ymás de 500 aventureros adicionales. Según relata Diego Hurtado de Mendoza, loshombres de Ávila masacraron a los emisarios moriscos que se acercaron a sucampamento para negociar y, a continuación, se volcaron en una matanza y saqueo enel pueblo. Tras acumular un cuantioso botín, intentaron fugarse: «los nuestros al nacerdel día partiendo la presa, en que había ochocientos cautivos y mucha ropa, las bestias yellos cargados, tomaron el camino de Orgiba, los embarazos y presas en medio».Durante su huida, una escuadra del mismo Abén Humeya, ya altertado sobre la masacreen Válor, les alcanzó en el camino. El cronista granadino prosigue su narración con elrelato del fatal desenlace a que les condujo la codicia: «mas los soldados por nodesamparar la presa hicieron poca resistencia […] en fin del todo puestos en rota sinosar defenderse ni huir, muertos los capitanes y oficiales; rendidos los soldados ydegollados: con la presa a cuestas o en los brazos […]»44. Al final, tan solosobrevivieron unos cuarenta soldados de los más de 800 que partieron.

Bien es verdad que Latino, después de esta secuencia algo “disonante” basada en elaprovechamiento crítico de un pasaje ambiguo de la Eneida, retoma el registropanegírico para concluir su obra. Tras narrar el frenesí del saqueo y la fuga de Uluç Alía Argel, la voz poética vuelve al escenario de la batalla naval para evocar la divulgación

43 La secuencia del motín español y la fuga de Uluç Alí se narra en Latino, Austrias carmen, ff. 25v-26r.Sobre este renegado calabrés y su mitificación, es de gran interés el estudio de Sola Castaño, 2010, quientransciende perspectivas confesionales para contemplarlo como emblemático de «los que van y vienen» en lassociedades fronterizas del Mediterráneo.

44 Hurtado de Mendoza, Guerras de Granada, p. 195.

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de las noticias de la victoria naval por las tierras de la Liga Santa. El autor conecta estasnuevas con las del nacimiento dos meses después del infante don Fernando,considerando ambos acontecimientos como vaticinio del beneplácito divino, que seconcretiza en los últimos versos mediante la imagen de una Granada bendecida conabundantes cosechas45. Pero estos elogios formularios carecen de la fuerza dramática dela secuencia en la que Latino narra la conclusión del combate en sí. Además, al cotejarestos versos de cierre con las crónicas de la amarga posguerra que vivió la ciudad, sepuede sospechar que dicha imagen de prosperidad habrá sonado a sus primeros lectoresmás como la añoranza de un pasado glorioso que como un fiel retrato de la realidad deGranada en 1572, cuando vio la luz el Austrias carmen46.

Desde nuestra perspectiva, la visión crítica de los aspectos más sórdidos de la guerray la visión humanizada del enemigo turco, elaboradas de forma indirecta a través de lasdistintas evocaciones de la Eneida, dotan al poema de Juan Latino de un conmovedor yalgo incómodo mensaje hecho a medida de sus interlocutores más influyentes. En cuantoa las posibles críticas sobre la crueldad de la guerra moderna, podemos aventurar quelos destinatarios inmediatos serían Deza y otros miembros del clero conresponsabilidades políticas y pastorales, no solamente porque su formación latina leshabilitaría para ello, sino también, y sobre todo, porque la compasión con el enemigo,tan abiertamente mostrada en el poema de Latino, era también uno de los idealespredicados por el Cristianismo. Sin embargo, la virtud de la compasión había dejadositio, en Granada, a las pulsiones de la venganza y a las exigencias del castigo nacidasdel levantamiento morisco. Si estas reflexiones críticas y a contracorriente de Latinoeran un refrendo a su mentor Deza, o una crítica velada a su controvertida labor en laGuerra de Granada, eso nunca podremos saberlo.

En cambio, lo que sí podemos afirmar, a manera de conclusión, es que la disonanciaentre la evocación poética de la actualidad en el Austrias carmen y la experienciapersonal de los lectores pone de manifiesto una dinámica muy propia de la poesía épicade la España renacentista. Esta característica contrasta con la advertencia de TorquatoTasso de que convenía elegir como tema del poema heroico el de una historia máslejana, como sería el caso de las cruzadas que él mismo eligió para su gran poemaépico47. Juan Latino, al igual que precursores como Alonso de Ercilla con su Araucana ysucesores como Lope de Vega con la Dragontea, optó por enfrentar el género épico conla memoria colectiva de hechos recientes. Así, el cometido de la lectura del poema épicodefinido por los teóricos del siglo xvi —escudriñar e investigar la obra literaria en buscade provechosas lecciones sobre la vida política y militar— se aplicaba también a laactualidad evocada poéticamente. Si bien una lectura por encima del Austrias Carmenpodía sustentar los fines propagandísticos de la corona, un examen de la obra enrelación con su manejo del legado virgiliano debía invitar al lector atento a ponderar lasconsecuencias humanas de la guerra moderna.

45 Latino, Austrias Carmen, fol. 35r-v.46 Si bien se apaciguó la rebelión en 1570, la ciudad se vio envuelta en recriminaciones, tal como se puede

constatar en el informe que preparó un visitador real: «Visita del Doctor Redín [1575]», Archivo General deSimancas, Cámara de Castilla, legajo 2737.

47 Tasso, Discorsi del signor Torquato Tasso dell’arte poetica; et in particolare del Poema Heroico, f. 3r.

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Resumen. Este artículo aplica las perspectivas metodológicas de un latinista (Anguita) y una hispanista(Wright) en un examen parcial del Austrias�Carmen , poema épico en dos libros de Joannes Latinus (JuanLatino, 1517?-1590?), un esclavo liberado oriundo del África negra que fue profesor de latín en Granada. Esteepos, escrito en hexámetros latinos repletos de alusiones literarias, rememora la victoria de la Liga Santa —deEspaña, Venecia y Roma— sobre los otomanos en la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571). Comomuestra de la función de la imitatio en el poema, los autores analizan las referencias que se hacen a undebatido episodio de la Eneida de Virgilio, la expedición de Niso y Euríalo (Libro 9, vv. 176-449). Por otrolado, contextualizan algunos aspectos del poema con referencia a la rebelión morisca que había devastado aGranada en el lustro anterior a la batalla naval.

Résumé. Examen partiel, par un latiniste et une hispaniste, de l’Austrias�Carmen , poème épique en deux livresde Joannes Latinus (Juan Latino, 1517?-1590?), esclave affranchi venu d’Afrique noire et qui fut professeur delatin à Grenade. Cette épopée, écrite en hexamètres latins emplis d’allusions littéraires, chante la victoire de laSainte Ligue —Espagne Venise et Rome— sur les Ottomans à la bataille de Lépante (7 octobre 1571). Commeexemple de la fonction de l’imitatio dans ce poème, sont analysées les références à l’épisode de Nisus etEuryale (Énéide, 9, vv. 176-449), tandis que sont pris en compte certains aspects du poème qui renvoient à larébellion morisque qui avait dévasté Grenade lors du lustre antérieur à la bataille navale.

Summary. This article combines the disciplinary perspectives of a Latinist (Anguita) and a Hispanist (Wright)to cast light on the Austrias Carmen, a two-book epic by Joannes Latinus (Juan Latino, 1517? - 1590?). Thepoet, a former slave of black-African origins who taught Latin in Granada, deployed allusive Latin hexameters

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to recount the victory of the Holy League navy—comprised of Spain, Venice and Rome— over the OttomanTurks in the Battle of Lepanto (October 7, 1571). To illustrate the role of imitatio, the authors analyze thereferences to one of the most debated episodes in Vergil’s Aeneid, the raid of Nisus and Euryalus from Book 9,vv. 176-449. As well, they contextualize the epic with reference to the morisco uprising which devastated thepoet’s home city in the half-decade before the naval battle.

Palabras clave. Austrias Carmen. Guerra de las Alpujarras. Imitatio. Latino, Juan. Niso y Euríalo. Poesíaépica. Poesía de Lepanto. Tradición virgiliana.

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