sociedad multicultural y ciudadanÍa: hacia una …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... ·...

24
SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) FLOR CABRERA RODRÍGUEZ (*) RESUMEN. Un reto fundamental de las sociedades multiculturales es cómo cons- truir la ciudadanía desde la diversidad étnica y cultural. Pero, antes de responder a esta cuestión, el artículo se pregunta qué modelos subyacen a nuestra manera de en- tender las sociedades multiculturales en la actualidad y qué cambios está experimen- tando el concepto de ciudadanía para que responda a las necesidades que en ellas se plantean. Desde una concepción de ciudadanía intercultural, activa, responsable y crítica, se analizan los elementos que configuran la construcción de un sentimiento de perte- nencia a la comunidad, basado en la inclusión y la equidad. La última parte del ar- tículo se centra en la participación ciudadana y el diálogo intercultural que necesitan espacios públicos de encuentro; la construcción colectiva de un proyecto social; el desarrollo de la libertad y autonomía a través de la participación en lo público junto a dinámicas que supongan el empoderamiento personal y cívico de personas y gru- pos en riesgo de exclusión. ABSTRACT. A core challenge in multicultural societies is how to construct citizen- ship on the basis of ethnical and cultural diversity. Before replying to this question, the article inquires into the models underlying how we understand multicultural so- cieties today and the changes that the concept of citizenship is undergoing to meet the needs that arise. Starting from an intercultural, active, responsible and critical conception of citizenship, the article goes on to analyse the elements configuring the construction of a sense of belonging to a community, based on inclusion and equity. The last part of the article focuses on the participation of citizens and intercultural dialogue, which require public meeting places; the collective construction of a social project; the development of freedom and autonomy via participation in public affairs alongside initiatives entailing the personal and civic empowerment of individuals and groups running the risk of being excluded. (*) Universidad de Barcelona. Revista de Educación, núm. extraordinario (2003), pp. 33-56 33 Fecha de entrada: 01-10-2003 Fecha de aceptación: 03-11-2003

Upload: others

Post on 02-Nov-2019

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA:HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES

MARGARITA BARTOLOME PINA (*)FLOR CABRERA RODRÍGUEZ (*)

RESUMEN. Un reto fundamental de las sociedades multiculturales es cómo cons-truir la ciudadanía desde la diversidad étnica y cultural. Pero, antes de responder aesta cuestión, el artículo se pregunta qué modelos subyacen a nuestra manera de en-tender las sociedades multiculturales en la actualidad y qué cambios está experimen-tando el concepto de ciudadanía para que responda a las necesidades que en ellas seplantean.Desde una concepción de ciudadanía intercultural, activa, responsable y crítica, seanalizan los elementos que configuran la construcción de un sentimiento de perte-nencia a la comunidad, basado en la inclusión y la equidad. La última parte del ar-tículo se centra en la participación ciudadana y el diálogo intercultural que necesitanespacios públicos de encuentro; la construcción colectiva de un proyecto social; eldesarrollo de la libertad y autonomía a través de la participación en lo público juntoa dinámicas que supongan el empoderamiento personal y cívico de personas y gru-pos en riesgo de exclusión.

ABSTRACT. A core challenge in multicultural societies is how to construct citizen-ship on the basis of ethnical and cultural diversity. Before replying to this question,the article inquires into the models underlying how we understand multicultural so-cieties today and the changes that the concept of citizenship is undergoing to meetthe needs that arise. Starting from an intercultural, active, responsible and criticalconception of citizenship, the article goes on to analyse the elements configuring theconstruction of a sense of belonging to a community, based on inclusion and equity.The last part of the article focuses on the participation of citizens and interculturaldialogue, which require public meeting places; the collective construction of a socialproject; the development of freedom and autonomy via participation in publicaffairs alongside initiatives entailing the personal and civic empowerment ofindividuals and groups running the risk of being excluded.

(*) Universidad de Barcelona.

Revista de Educación, núm. extraordinario (2003), pp. 33-56 33Fecha de entrada: 01-10-2003 Fecha de aceptación: 03-11-2003

Page 2: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

SOCIEDAD MULTICULTURALY CIUDADANÍA

El reto de la sociedad occidental modernaes cómo afrontar la diversidad cultural y elreconocimiento de las distintas identida-des en su espacio colectivo, lo que se sueledenominar como el desafío de la «multi-culturalidad».

En efecto, por un lado, los procesosmigratorios ocurridos en esta última déca-da han dado lugar a importantes cambiosdemográficos en la composición de mu-chas sociedades modernas. La estabiliza-ción y profundización de las desigualdadesentre países, entre el Norte y el Sur, entrepaíses desarrollados y en vías de desarrollo,ha estimulado y acelerado el flujo de perso-nas en movimiento de unos países a otros,huyendo de la pobreza y de la tiranía en suspaíses de origen. Así es que sociedades rela-tivamente homogéneas devienen en socie-dades multiculturalesi y se habla de la «ex-plosión de la diversidad» cultural, étnica yracial en el seno de las ciudades y pueblosque están recibiendo importantes númerosde personas inmigrantes. Por otra parte,junto a este fenómeno migratorio debemosañadir aquel otro no menos importante re-lativo a las reivindicaciones identitarias ynacionalistas que ponen igualmente en evi-dencia la pluralidad cultural que subyace auna pretendida cultura homogeneizadorapotenciada desde el Estado-nación tradi-cional.

Atendiendo a la propuesta de Kymlic-ka (1996, 2003), estas dos fuentes de di-versidad cultural responden a dos grandes

modelos occidentales de sociedades mul-ticulturales: el multiculturalismo deinmigración que el autor asocia a los Esta-dos poliétnicos y el federalismo multinacio-nal que refiere a los Estados nacionales. Asaber:

• Los Estados poliétnicos: la diversi-dad cultural procede de la inmigra-ción individual y familiar, consti-tuyendo grupos o minorías étnicas.Estos grupos pretenden integrarseen la sociedad de la que formanparte y desean que se les aceptecomo miembros de pleno derechode la misma.

• Los Estados multinacionales: la di-versidad cultural procede de la incor-poración de culturas que previamen-te disfrutaron de autogobiernorepresentando comunidades históri-cas más o menos completas institu-cionalmente, que ocupan un territo-rio delimitado y que comparten unalengua y cultura diferenciada.

Sin duda, para el caso del Estado espa-ñol, el fenómeno de la inmigración exter-na y su transformación en sociedadesmulticulturales junto a las reivindicacio-nes nacionalistas e identitarias desde lascomunidades autónomas históricas cons-tituye uno de los cambios sociales más sig-nificativos de los últimos arios. El desafíopara nuestra sociedad, para nosotros y no-sotras como personas individuales o comocolectivos, para nuestras organizaciones einstituciones, es cómo afrontar esta diver-sidad multicultural. Desde una posición

(1) Cuando se hace referencia a sociedades multiculturales, se coloca el acento en la diversidad étni-co-cultural que está produciendo el fenómeno migratorio en las ciudades. También se suele incluir la diversidadde género por la batalla contra la discriminación que se hace desde distintos movimientos feministas. No obs-tante, quisiéramos precisar que para nuestro equipo de investigación GREDI, al contenido de lo «multicultural»le concedemos una mayor amplitud, al igual que lo hacen otros autores (véase por ejemplo, Bartolomé y otros,1999; Bartolomé y otros, 2000, Banks, 1997; Kincheloe y Steinberg, 1999), incluyendo bajo ese adjetivo dife-rencias no sólo culturales, étnicas y raciales sino también de género, de clase social, de preferencia sexual, con di-ferencias idiomáticas o de religión, etc.

34

Page 3: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

comprometida y responsable en la cons-trucción de una sociedad más justa y equi-tativa, es ineludible preguntarse cómo de-bemos responder a las necesidades ydemandas que plantea el reconocimientode la diferencia y cómo integrar las múlti-ples miradas aprovechando el valor y la ri-queza que supone la pluralidad.

Ahora bien, este reto exige respuestasabiertas que contemplen las diferentesidentidades culturales; respuestas inclusivasque posibiliten la equidad y la justicia en-tre todos los ciudadanos y ciudadanas, yrespuestas democráticas que faciliten la par-ticipación cívica de todos y todas en laconstrucción de la sociedad multiculturalque nos corresponde vivir. Como escribeNash (1999, p. 11), «el reto del siglo xxisigue siendo el definir los derechos 'huma-nos en términos capaces de sostener elprincipio de igualdad a partir del recono-cimiento de la diversidad».

Centrándonos en el tema de la ciuda-danía que nos ocupa, recordemos lo quedecíamos en otra ocasión (Cabrera, 2002)que además de «ser» ciudadano es necesa-rio «sentirse ciudadano» para desarrollar yponer en práctica una moral y unos valo-res cívicos propios de la sociedad solidariay democrática que nos gustaría. Desde es-tas perspectivas, el reto de las sociedadesmulticulturales es cómo construir la ciu-dadanía desde la diversidad étnica y cultu-ral. Esto es, cuáles son los procesos que se-ría necesario estimular para desarrollar un«nosotros» desde identidades culturalesdiferentes, cómo generar un sentido deidentidad ), pertenencia a una comunidadcomún desde realidades identitarias cultu-rales distintas y, a veces, en contradiccióncon las de uno mismo. En definitiva,cómo superar el miedo y la incertidumbreque produce la diferencia, para embarcar-nos en unas nuevas dinámicas de partici-pación ciudadana que nos permitan bus-car conjuntamente respuestas a losproblemas más importantes con los quenos enfrentamos en la actualidad.

Pero, para poder abordar estos dos te-mas claves de una sociedad y ciudadaníaque pretendan avanzar hacia la intercultu-ralidad en sus planteamientos, necesita-mos contestar a dos cuestiones:

Ñ_Lié modelos subyacen a nuestramanera de entender las sociedadesmulticulturales? Esta cuestión nosremite a la polémica que se ha susci-tado en torno al multiculturalismo,para comprender mejor desde quénuevos posicionamientos podemosavanzar hacia la interculturalidad.

— Mé cambios se han experimenta-ido en el concepto de ciudadaníapara que responda a los retos quetienen planteados nuestras socieda-des actuales y, en concreto, su reali-dad multicultural? Así podremosdelimitar mejor nuestra propia con-cepción de una ciudadanía intercul-tural.

Desde esa concepción de ciudadaníaintercultural, en la segunda parte del ar-tículo abordaremos cos temas urgentes:cómo se construye el sentimiento de per-tenencia a una comunidad dada desde lapluralidad cultural y qué dinámicas parti-cipativas estimulan la práctica ciudadanaintercultural.

SOCIEDADES MULTICULTURALES?CI:)/\40 ENTENDERLAS?

«La idea de una sociedad multicultural omultiétnica está siendo utilizada en sen-tidos tan opuestos que es preciso desde elcomienzo entender lo que ella no quieredecir» (Touraine, 1997, p. 291). Vamosahora, pues, a señalar qué interpretacionesse hacen de la sociedad multicultural, yaque su comprensión varía profundamenteen función de la previsión de su permanen-cia en el tiempo, el grado permitido de in-teracción efectiva o diálogo intercultural y

35

Page 4: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

la desigualdad social, generada o existente,entre los grupos culturales en contacto.

Creemos que la mayoría de enfoquesy modelos de multiculturalismo puedenexplicarse por la combinación de estos tresparámetros2.

MULTICULTURALISMO Y ASIMILACIÓN

Podemos concebir la multiculturalidadcomo punto departida. Se la acepta enton-ces como un fenómeno inevitable, quepolíticas asimilacionistas se encargarán deir neutralizando en sucesivas generacioneshasta conseguir su total absorción por lacultura que las sociedades occidentales he-mos ido construyendo. Claro que en estediscurso liberal se descubre inicialmenteun avance con respecto a posturas másconservadoras, de corte claramente segrega-cionista, por las que a los grupos minorita-rios y/o marginados se les negaba la posi-bilidad de asistir y participar de lasinstituciones educativas, políticas y socia-les junto a los otros miembros'.

En algunos países como Alemania,la resistencia a incorporar efectivamente la

multiculturalidad como un elementointrínseco de sus ciudades y pueblos, hallevado durante mucho tiempo a calificarde «trabajadores invitados» a los extranje-ros que residían en este país y a sus descen-dientes. Sólo una reciente legislación hapermitido la incorporación efectiva de losque ya estaban arraigados, aunque conunos limitados derechos, en la sociedadalemana.

MULTICULTURALISMOY RECONOCIMIENTO

Pero podemos entender la multicultura-lidad no como una realidad llamada adesaparecer, sino como un hecho que setolera e incluso que se reconoce y se incor-pora por ello a la construcción del mismoconcepto de sociedad.

El multiculturalismo entonces ya noes un punto de partida meramente. Se ins-cribe en el proceso del desarrollo de lospueblos como consustancial a su propianaturaleza e incluso puede llegar a consi-derarse como meta deseable o calificativoclave de la propia sociedad.

(2) Existen numerosas clasificaciones de los modelos multiculturales en nuestra sociedad, desde lasque, corno la propuesta por Garreta (2003), nos presentan dos maneras de vivir la multiculturalidad: elmulticulturalismo y el pluralismo cultural, hasta la ofrecida por Kincheloe y Steinberg (1999) distinguiendohasta 5 tipos de modelos. Sin embargo, creemos que es importante profundizar en lo que subyace a las distin-tas definiciones.

(3) Un informe sobre los países con más bajo porcentaje de escaños ocupados por mujeres en el Parla-mento nos advierte que en Kuwait y Emiratos Árabes este derecho aún no le es reconocido a las mujeres (Infor-me sobre el Desarrollo Humano, 2000). Por lo tanto, la segregación por raza, etnia, cultura, género o religión con-tinúa siendo una dolorosa realidad en el mundo. Y no podemos sentirnos muy orgullosos de lo que ocurre enOccidente.

(4) La tolerancia se había erigido en uno de los valores clave de las sociedades liberales. Walzer llega a ha-blarnos de 5 tipos de tolerancia: resignación, indiferencia, aceptación estoica, curiosidad y entusiasmo. Desde laaceptación resignada de la diferencia para intentar mantener la paz a la admisión entusiasta de la diferencia, latolerancia adopta formas diversas, pero puede ser utilizada como común denominador de una manera de situar-se ante los demás, admitiendo «un espacio para quienes tienen ciertas creencias que ellos no adoptan, para quie-nes realizan unas determinadas prácticas que ellos no quieren imitar» (Walzer, 1998, pp. 26-27). A nuestro pa-recer, la tolerancia entraña un carácter asimétrico entre quien tolera y quien es tolerado. Por ello, se hace precisoavanzar hacia políticas de reconocimiento.

(5) Recordemos cómo algunos países, Canadá por ejemplo, han incluido el calificativo de multiculturalen su Carta Constitucional de los derechos y libertades de 1982, ratificada en 1988.

36

Page 5: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

Esta segunda forma de entender lamulticulturalidad ha sido vista con alarmapor algunos pensadores, sociólogos y polí-ticos actuales. Se dice, por ejemplo, que lapolítica de reconocimiento, por un lado, yde integración, por otro, se excluyen recí-procamente, por lo que querer la primeraes no querer la segunda (Sartori, 2001,p. 130).

Esto sería cierto si identificáramosintegración con asimilación(' y/o recono-cimiento con el desarrollo de un multi-culturalismo comunitarista llevado a suúltimo extremo, es decir, a la construc-ción de grupos culturales que tienden acerrarse sobre sí mismos y cuya interac-ción se reduce hasta límites peligrosospara la estabilidad de la propia sociedad.Son estas identificaciones las que hanprovocado debates interminables. Por-que, incluso aceptando la diversidad cul-tural como una de las muchas manifesta-ciones de lo diverso en los gruposhumanos, y concediéndole a cada perso-na en nuestra sociedad la posibilidad deser ella misma, aceptando sus diferenciasindividuales con respecto a nosotros, losprotagonistas de estos debates se pregun-tan si es «tolerable» una expresión dife-rencial que suponga un reconocimientopúblico de la diferencia de un colectivo

determinado. Para comprender su posi-ción necesitamos establecer con claridadla manera en que se ha ido formulandoesta posición antitética entre multicultu-ralismo y pluralismo.

MULTICULTURALISMO Y PLURALISMO

Sin duda, la sociedad occidental liberal,que se ha autodenominado democrática ypluralista, ha conquistado estos valores através de un largo proceso, no exento de lu-chas y dificultades, del que la toleranciapluralistas constituye, junto con la libertady la igualdad de oportunidades, uno de susmás preciados frutos. Sartori nos habla deun pluralismo como creencia al referirse aesa tolerancia pluralista, entendida comovalor (Sartori, 2001, pp. 31-34).

La democracia se convierte, por tan-to, en un modelo estable de convivenciaaportado por Occidente. «Su principiomás fundamental no es otro que el plura-lismo, la independencia del Estado res-pecto a toda creencia, convicción, ideolo-gía o categoría de interés.» (Touraine,1997, p. 294). Ahora bien, como hemosseñalado más arriba, el ejercicio del plura-lismo supone un reto para las sociedadesdemocráticas actuales, si establecemos

(6) Esa identificación, consciente o inconsciente, aparece en muchos tratados y, sobre todo, en muchasprácticas socioeducativas, lo que produce una cierta incomodidad en quienes desean utilizar el término evitan-do ese reduccionismo (véase, por ejemplo, Garreta, 2003, pp. 48-62).

(7) A la hora de cerrar este artículo, un escrito de Vargas Llosa recogía esta polémica a propósito de laprohibición o no del velo de las escolares musulmanas en las escuelas públicas. Para este autor, el objetivo de loscolectivos musulmanes que están detrás de la demanda es que se les reconozca «su derecho a la diferencia, gozan-do en aquellos espacios públicos de una extraterritorialidad cívica compatible con lo que aquellos sectores pro-claman es su identidad cultural». Pero esto, insiste Vargas Llosa, contrario a la medida, «es uno de los mas poten-tes desafíos a los que se enfrenta la cultura de la libertad en nuestros días» (Vargas Llosa, 2003, pp. 13-14).

(8) Azurmendi señala cómo la tolerancia pluralista lleva a «aceptar cualquier forma de pensar, de creen-cia, de estilo de vida, dentro del respeto a la ley y al derecho a las demás personas». La sitúa dentro de lo que éldenomina valores cívicos o acciones virtuosas sobre las que reposa la civilidad democrática. Este autor se sitúamuy cercano a Sartori al anteponer «pluralismo cultural» o «interculturalidad democrática» y «multiculturalis-mo». «En democracia, interculturalidad es la convivencia en la polis común de la ciudadanía de múltiples hori-zontes culturales; el resto es multiculturalismo» (Azurmendi, 2002, p. 30). Nótese cómo el autor realiza aquíuna reducción semántica al definir el multiculturalismo por una de sus formas.

37

Page 6: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

una identificación entre éste y la virtud dela tolerancia, es decir, desde esa posiciónasimétrica que supone la existencia de co-lectivos en desigualdad de condicionespara responder a estas cuestiones: Tolerar:hasta dónde?;¿hasta que cada grupo cul-

tural establezca sus propias leyes y su pro-pia dinámica, cerrada sobre sí misma, sintener nada en común con los otros gruposculturales?;¿hasta que la sociedad mayori-taria determine qué se puede tolerar?

De alguna forma, el multiculturalis-mo —señala Touraine en el texto citado— sino quiere producir guerras «santas», declases, de religiones o de género,

Ha de definirse como una combinación deuna unidad social y una pluralidad cultu-ral sobre un territorio dado, lo que suponeque sean reconocidos también elementosde unidad entre las culturas e —inversa-mente— que sea abandonada la pretensiónde una cultura a identificarse con la mo-dernidad y el universalismo.

(Touraine, 1997, p. 295)

Todo ello significa pasar de la toleran-cia al reconocimiento entre las culturas,que desemboque en una dinámica socialrealmente intercultural.

MULTICULTURALISMOE INTERCULTURALIDAD

Por ello necesitamos avanzar hacia uncambio profundo que es a la vez social, cul-tural y político.

No existe ninguna posibilidad de transfor-mación significativa si no es sobre la basede una previa transformación cultural queno sólo favorezca la implicación social y laparticipación sino también la convivencia

en el marco de sociedades cada vez máspluriculturales. En definitiva nos hace fal-ta un nuevo paradigma que vaya más alládel paradigma liberal que ayude a pensar yvivir la democracia desde la diversidad cul-tural.

(011er, 2003, p. 23)

En esta línea se sitúa nuestra reflexión.Este paradigma al que hace referencia

011er podría icentificarse, en parte, conel que Abdallah (2001, p. 38) denomina«paradigma intercultural». Para esta auto-ra, el prefijo «inter» del término hace refe-rencia al hecho de haberse establecido unarelación y de tener en cuenta las interac-ciones de los distintos grupos, los indivi-duos, y las identidades. El enfoque inter-cultural hace pues hincapié más en lasrelaciones que en las diferencias entre cul-turas, que se entienden de forma dinámi-ca influyéndose mutuamente a través deestas relaciones. El enfoque interculturalfacilita la convivencia y proporciona lascondiciones necesarias para ir construyen-do un proyecto social y político comunes,porque se van encontrando los valores quelos sustentan a través de procesos comuni-cativos auténticos y del ejercicio de unasolidaridad que nos permite trabajar«con», asumiendo que «su causa es la míapropia». Pero, nos preguntamos, es estoposible en nuestras sociedades actuales?

MULTICULTURALISMO Y DESIGUALDAD

Y es que a la complejidad de la diferen-cia cultural se une el tema de una des-igualdad social que dificulta y oscureceprofundamente el diálogo entre culturas.De hecho, los enfoques sociocríticos'

(9) Estos autores han aludido a modelos como el multiculturalismo esencialista y el teórico para presen-tar posturas que se sitúan en este enfoque. De hecho, y desde el campo de la educación, autores como Banlcs(1995, 1997) o el colectivo Eleuterio Quintanilla en nuestro país han ido decantándose hacia modelos que in-corporen esta dimensión sociocrítica. Se vincula así la lucha contra todas las formas de exclusión social con el

38

Page 7: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

(Kincheloe y Steinberg, 1999) se refierenreiteradamente a esa situación, que hasido minusvalorada tanto por los que pro-mueven el pluralismo cultural como porlos que lo niegan desde la perspectiva másindividualista y racionalista de un libera-lismo monoculturall".

Y, sin embargo, la desigualdad socialafecta profundamente a la simetría en lasrelaciones interculturales, hasta el puntoque, sin un proyecto efectivo de lucha porla equidad, la interculturalidad no pasaríade ser un tópico vacío, aunque cargado debuenas intenciones. Se puede dialogarcon igual peso social desde situacionesque bordean o se inscriben en la exclusiónsocial que desde situaciones privilegiadas(socio-económicamente hablando), conlibre acceso a los medios de comunicaciónsocial y pudiendo contar con representan-tes políticos que defiendan los propios in-tereses?

Por ello, antes de abordar el tema de laciudadanía en sociedades que aspiran a lainterculturalidad, conviene apuntar algu-nos rasgos que los procesos migratoriosaportan a la actual configuración multi-cultural de España".

MIGRACIONES,MULTICULTURALIDAD Y EXCLUSIÓN

Durante años hemos experimentado unacierta resistencia a presentar estos tres térmi-nos juntos, reforzando así el imaginario co-lectivo que los vincula estrechamente. Aho-ra bien, aceptar y afirmar que la inmigraciónno comporta necesariamente un problema,sino que, muy al contrario, puede suponerel enriquecimiento y la renovación de la so-ciedad receptora, no nos exime de reconocerque, en la actualidad, muchos colectivos deinmigrantes en España se encuentran enriesgo inminente de exclusión social, cultu-ral, política y económica12. Dentro de lasnuevas «infraclases» presentadas por Teza-nos (2001, p. 214) se sitúan algunos colecti-vos de inmigrantes extracomunitarios y losgitanos. Se trata de aquellos sectores de lapoblación que se encuentran en una po-sición social que los sitúa fuera y por debajode las posibilidades y oportunidades econó-micas, culturales, etc., del sistema estable-cido. Tomamos por ejemplo las minoríasculturales procedentes de la inmigraciónexterior. Algunas de ellas se encuentranen situación de una gran vulnerabilidad"

desarrollo de un movimiento de reforma dirigido a promover políticas de equidad y prácticas democráticas enlas instituciones socioeducativas.

(10) »Hay que poner de manifiesto —adviene Garreta— que el pluralismo tal vez sea —de hecho lo es— desigual:hay un intercambio asimétrico, las minorías no tienen la misma capacidad negociadora» (Garreta, 2003, p. 84).

(11) Dado el estrecho margen de este artículo no nos es posible abordar otros retos que la configuraciónde las sociedades multinacionales —de la que el Estado de las Autonomías es un claro ejemplo— plantean a unaconformación ciudadana intercultural. En cuanto a la incorporación de otras minorías, como el colectivo gita-no, creemos que su situación de exclusión, perpetuada a lo largo de varios siglos, aunque con rasgos propios,puede equipararse en parte a la sufrida por la población inmigrante que tiene dificultades para desarrollar, ad-quirir y mantener una posición social, cultural, económica y política estables y dignas.

(12) Recordemos que la concepción actual de exclusión incluye una multidimensionalidad. Está asocia-da a conceptos tales como pobreza y desempleo (dimensión económica), marginación y desviación (dimensióncultural), no acceso a la ciudadanía (dimensión política) y aislamiento y segregación (dimensión social). Todosestos conceptos de entremezclan y se refuerzan en diferentes colectivos, produciendo un efecto cada vez másdesvastador en quien los sufre. Sobre este tema, véase, por ejemplo, Castells (1999), Rubio y Montero (coord.2002) o Tezanos (2001).

(13) En el informe FOESA (1994) se nos habla de tres zonas para referirse al largo camino que va desde laplena integración a la marginación o exclusión. La zona intermedia es la zona de vulnerabilidad y lo que conducede una a otra es la estabilidad o inestabilidad laboral, las relaciones sólidas o el aislamiento social y el sentido vital

39

Page 8: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

cuando no en situación clara de exclusión.No tienen acceso al estatus de ciudadano ociudadana, ni participan activamente en losprocesos de construcción social. Son discri-minados por su cultura, pobremente reco-nocida, a excepción de algunos loables es-fuerzos realizados desde la educación yalgunas administraciones autonómicas omás o menos puntuales, viven en barriosempobrecidos y tienen dificultades para elacceso a un trabajo estable. No han perdidosu dignidad esencial, porque nadie puedearrebatársela a un ser humano, pero sí esadignidad que les confiere ser miembros deuna comunidad social y política, con sus de-rechos y deberes.

Sin duda se nos puede objetar que, apesar de una percepción claramente dis-torsionada por los medios de comunica-ción social, constituye un colectivo poconumeroso aunque haya experimentado enlos últimos arios un aumento espectacular.Pero de ese 3,64% de inmigración extran-jera, en el 2002, según las estimaciones deDe Lucas (2002, pp. 5-6) 14 casi un 70%corresponde a personas provenientes delTercer Mundo y, con bastante seguridad,situadas en esa zona vulnerable a la quehacíamos alusión. Por otra parte, su distri-bución en el territorio español es muy

irregular. Madrid y Barcelona concentranel mayor porcentaje, seguidos de cerca porBaleares, Alicante, Murcia, Almería y Ca-narias. Hay que anotar, sin embargo, quela inmigración comienza a extenderse has-ta lugares rurales, zonas empobrecidas,más receptivas en su acogida.

Pero este proceso se halla muy lejos dellevarse a cabo como un encuentro enri-quecedor y pacífico entre personas y cul-turas. La crispación social se ha producidoconforme se han ido aumentando las vi-siones estereotipadas de los inmigrantes ode los «otros» diferentes a nosotros' s y sehan acentuado los discursos alarmistasque predicen una «invasión incontrola-da» < ' desembocando todo ello en actitu-des prejuiciadas cuando no en discrimina-ciones más o menos encubiertas.

Todos estos elementos que configu-ran nuestras representaciones colectivas dela realidad multicultural procedentes de lamigración exterior, así como la calidad ycarácter que nuestras relaciones, provocano aumentan una distorsión en la percep-ción de la diversidad cultural, a pesar delos esfuerzos que algunos sectores de lapoblación realizan por reconocerla y re-construir el tejido de nuestras relacionesdesde nuevos parámetros17.

que puede llegar a transformarse en insignificancia vital cuando las personas descubren que «su valor como trabaja-dores/consumidores se ha agotado y que de su importancia como personas se prescinde» (Castells, 1999, p. 396).

(14) De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Ministerio del Interior, en 1998 existían 719.646extranjeros con permiso de residencia en España. En el 2000, eran ya 938.783 y en marzo de 2002 se alcanzabala cifra de 1.243.919. De Lucas realiza una aproximación, bastante conservadora, sobre las personas no docu-mentadas en nuestro territorio avanzando la cifra de 250.000. Por ello y en términos generales podemos hablarde un millón y medio de personas extranjeras en nuestro país, un 3,64% de la población total (De Lucas, 2002,pp. 5-6). Sin embargo, si comparamos estas cifras con los % establecidos en otros países europeos podemos re-conocer que siguen siendo bajos (véase Aja, Carbonell, Colectivo 10F, Funes y Vila, 1999, p. 24).

(15) Carlota Solé analiza las tres dimensiones asociadas al concepto de inmigrante y que provocan recha-zo hacia ese tipo de población: .Miedo a la inseguridad ciudadana, miedo a la pérdida de identidad como comu-nidad, miedo a perder parte de los recursos materiales, en especial el trabajo» (Solé, 2001, p. 8).

(16) En un escrito sobre el tema (Bartolomé, 20021, pp. 224-225) podemos ver el paralelismo entre tex-tos de Sartori (2001, p. 110) y expresiones de adolescentes de El Ejido (Soriano, 2001, p. 125).

(17) En este aspecto hay que reconocer de forma importante los esfuerzos llevados a cabo desde el cam-po educativo por trabajar visiones positivas del hecho multicultural. Véanse, por ejemplo, las buenas prácticasinterculturales realizadas en la última década (Bartolomé, 2003).

40

Page 9: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

Para Maalouf el racismo que puedesubyacer a todas esas representaciones, ac-titudes y acciones se nutre de la inseguri-dad que la población experimenta ante unfenómeno nuevo que juzga como unaamenaza para su identidad.

Después de cada matanza étnica nos pregun-tan, con razón, cómo es posible que los sereshumanos lleguen a cometer esas atrocidades.Entonces hablamos de locura asesina. Loque llamamos «locura asesina» es esa tenden-cia de nuestros semejantes a transformarseen «asesinos» cuando sienten su tribu ame-nazada. La sensación de miedo o de inseguri-dad no siempre obedece a consideracionesracionales pero, a partir del momento en queuna población tiene miedo, lo que se ha detener en cuenta es la realidad del miedo másque la realidad de la amenaza.

(Maalouf, 1999, pp. 38-39)

Hemos introducido conscientementeesta larga cita para llamar la atención so-bre la responsabilidad política que se con-trae, desde los medios de comunicaciónsocial, por ejemplo, cuando se introducenpermanentemente estímulos que provo-quen o aumenten la inseguridad ciudada-na. Es entonces cuando el multiculturalis-mo puede convertirse, en manos de unosu otros, en una «bomba de relojería». Y esque el racismo como ideología genera unaestructura de desigualdad y ubica a las per-sonas al interior de esa estructura (Alegret,1992, pp. 93-100).

La lucha contra esa violencia estruc-turali 8 comienza por desenmascarar losviejos y los nuevos discursos excluyentesque se han ido construyendo en torno a laintegración de los inmigrantes.

Lo novedoso es que ahora es al inmigranteque proviene de países de tradición islámicaal que se coloca el sombrerito de inintegra-ble. En el discurso destinado a construir lafigura de «inintegrable cultural» se advierteque entre nosotros hay personas que no sony no pueden ser como nosotros, que no loserán jamás. No es culpa «nuestra» si no po-demos reconocerles como libres e iguales anosotros. Este discurso permite no sólo le-gitimar la exclusión sino también eximir deresponsabilidad a la sociedad receptora ysus instituciones.

(Álvarez, 2002, p. 170)

Desde luego, la distancia cultural nopuede esgrimirse, como se ha hecho, enargumento último para dilucidar «quiénpuede vivir aquí»".

La integración debe entenderse másbien como «el proceso de incorporación delos inmigrantes a la sociedad española enigualdad de condiciones, derechos y debe-res con los nacionales, mediante el cualpuedan llegar a ser participantes activos dela sociedad- de acogida, conformando tam-bién la vida social, económica y cultural,sin que se le imponga el precio de la renun-cia a su cultura de origen» (Torres, 2002,p. 51). Esta rotunda afirmación de Torres

(18) De Delis i ligarte explica ampliamente la conceptualización de esa violencia que «puede equipararsea la injusticia social. La violencia estructural es la causada por una estructura que oprime a la persona e impidesu liberación» (De Deläs i Ugarte, 1992, p. 40). Visiones deformadas de la realidad y generalizaciones indebidasconducen rápidamente a juicios infundados. Con este «material», el «etiquetado» de las personas constituye laconsecuencia lógica. La sociedad aparece fragmentada, en grupos, con fronteras definidas y poco permeables.Bien lejos nos encontramos entonces de una sociedad intercultural. En esa situación se acentúa lo diferente, sejustifica la separación de algunos grupos «por el bien de todos», se llega a juzgar a la persona, no por ella misma,sino por identificación con la «etiqueta» que le hemos puesto. De allí a la marginación no hay más que un paso.

(19) En nuestro grupo hemos elaborado un juego de rol con ese nombre que permite a los adolescentesprofundizar sobre la construcción del sentimiento de pertenencia en sociedades multiculturales, desde una pe-dagogía de la inclusión.

41

Page 10: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

(apoyada por autores como Giménez, DeLucas o Delgado, entre otros) descansa entres notas fundamentales que aclaran y ma-tizan la misma definición.

• Igualdad de derechos y obligaciones,igualdad que no sólo hace referen-cia al estatus jurídico del extranjerosino también que reciba igual tratosocia121.

• El trato igual de los nacionales nodebe implicar obligatoriamente laasimilación cultural de las personasinmigrantes. La idea de integra-ción implica el respeto y cierto de-recho a la diferencia que se consi-dera legítima.

• No se aspira a una sociedad de gru-pos étnicos encerrados en sus ni-chos culturales sino que se defien-de la continuidad recreada de cadacultura y amplios espacios de cultu-ra común, nacida cíe la interrela-ción y del mestizaje, base para lanegociación y ajuste de los valoresy normas básicos de la convivenciade todos. En este sentido, este con-cepto de integración es intercultura-lista. Se alude a una interrelaciónen los distintos ámbitos de la vidasocial, a un proceso de interacción

que no se limite a intercambiosculturales sino que éstos se basanen espacios, reales y relaciones so-ciales comunes (Torres, 2002,pp. 51-52).

La concepción de este autor coincideextraordinariamente con las conclusionesque nos aporta Bhikhu Parekh (2000,pp. 336-344) en su extensa obra RethinkingMulticulturalism, donde analiza amplia-mente la articulación entre la diversidadcultural y la teoría política, reconciliandomulticulturalismo y pluralismo.

Por ello podríamos decir que tambiénrepresentan el horizonte utópico al quedebe tender toda sociedad que aspira aconstruir un espacio de interculturalidad,asentado y fortalecido por la justicia desus prácticas políticas. Por ello supone re-pensar también el concepto de ciudada-nía. Veámoslo.

REPENSANDO LA CIUDADANÍA

La crisis del concepto tradicional de ciu-dadanía ya no es nueva. Llevamos más deuna década procurándose desde distintosámbitos del conocimiento humano re-construir el concepto de ciudadanía para

(20) Para apoyar estas notas queremos traer la anécdota, recogida en La Vanguardia de 9 de junio de2002 sobre la entrevista a Moura, una joven de 19 años que lleva 9 años en Santa Coloma. Afirmaba: Si un ma-rroquí pega a un catalán, los demás pagamos las consecuencias con insultos y desconfianzas. Es muy duroaguantar. Hablo catalán y castellano y no quiero imponer mi cultura, sólo quiero que me dejen vivir la mía.Nosotros hacemos los trabajos que los catalanes no quieren y además traemos otras formas de ver la vida y esoenriquece a la sociedad».

(21) La investigación de Carreta sobre la integración sociocultural de las minorías étnicas utiliza un con-cepto de integración muy similar a la enunciada por Torres, aunque incluyendo dos elementos que nos parecenmuy interesantes.

—La integración debe pues eliminar obstáculos jurídicos, culturales, lingüísticos, etc., a fin de permitir alas minorías sentirse parte de la sociedad.

—Existen tres dimensiones de la vida colectiva relacionadas con la integración: la estructura social, la iden-tidad colectiva y la cultura. De cada una de estas dimensiones se ofrecen numerosos indicadores en laobra señalada (Carreta, 2003).

(22) El autor modula el derecho a la diferencia con la palabra «cierto» para alejar su propuesta del relati-vismo absoluto. Por otra parte, ésa es la postura que esgrime Adela Cortina cuando habla de las notas que defi-nen la ciudadanía intercultural (1997).

42

Page 11: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

responder a las exigencias de las nuevasrealidades políticas y sociales del actual or-den social y, en particular por el tema quenos ocupa, atender a las exigencias de lassociedades multiculturales.

El interés por redefinir la ciudadaníase ha estimulado desde distintos aconteci-mientos y fenómenos ocurridos en estosaños que han puesto en evidencia la insu-ficiencia de un concepto asociado a la no-ción de nacionalidad. En otras ocasiones,ya hemos referido estos fenómenos; desta-camos ahora aquéllos que consideramosde especial relevancia para el tema de lamulticulturalidad que ocupa este escrito yasociemos a los mismos las distintas pro-puestas que se han hecho sobre la nociónde ciudadanía23.

• El fenómeno de la globalización y elcuestionamiento de Estado-naciónen la medida que surgen entidadespolíticas más amplias (la UniónEuropea es el ejemplo más cerca-no) estimula el desarrollo de unanueva sociedad civil transnacional.Eso hace necesario extender el con-cepto de ciudadanía democráticamás allá de nuestras fronteras. Sinduda, existe preocupación porcómo se está configurando o seconfigurará el orden político y so-cial a este nivel más allá del nacio-nal (pensemos por ejemplo la consti-tución del Parlamento _Euro peo) y suimpacto en la ciudadanía. \los pre-guntamos como ciudadanos y ciu-dadanas por la capacidad demo-crática de los mecanismos einstituciones transnacionales paraatender al legítimo ejercicio de los

derechos y deberes que amparan yvelan por los valores e intereses co-munes de esas sociedades más am-plias que las personas quieren vi-vir2 `. . Algunos autores han pro-puesto la noción de ciudadanía cos-mopolita (Cortina, 1998) para ca-racterizar esta forma de ciudadaníaque trasciende el marco nacionalpretendiendo superar las barrerasde la territoriedacl que imponía lanoción clásica de ciudadanía.En esta misma línea aunque conuna concepción más amplia y com-pleja tenemos la propuesta de ciu-dadanía global que plantea Oxfamy autores como Banks (1997), Ste-ve Olu (1997) y Merryfield et al.(1997). Desde estos autores se en-fatiza no tanto la dimensión políti-ca de la ciudadanía, lo que hace laciudadanía democrática transnacio-nal que se ha apuntado en líneasanteriores, como el sentimiento depertenencia a una comunidad glo-bal. De aquí que se postule una for-ma de ciudadanía que desarrolle unsentimiento y un valor de respetohacia la diversidad, y de actuar enun mundo más equitativo y soste-nible.

• El fenómeno de la pluralidad y lamulticulturalidad pone en cuestiónel modelo homogenizador nacionalde la concepción tradicional de ciu-dadanía. Desde el reconocimientodel valor de la diversidad (cultural,étnica, racial, de género, de prefe-rencia sexual, etc.) se hace necesariodesarrollar una concepción de ciu-dadanía no discriminatoria que

(23) Para una revisión del concepto de ciudadanía y las distintas formas de ciudadanía que se han pro-puesto puede consultarse los trabajos de E Cabrera (2002, ay b) titulados «Hacia una nueva concepción de ciu-dadanía en una sociedad multicultural» y »Qué educación para qué ciudadanía».

(24) David Held (1997) ha trabajado el tema de ciudadanía desde el fenómeno de la globalidad y las im-plicaciones que conlleva tanto en relación a las instituciones nacionales como transnacionales.

43

Page 12: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

apueste por el reconocimiento de lariqueza que supone construir el es-pacio comunitario desde la diferen-cia. En esta línea apuntan las formasde ciudadanía intercultural que se-ñalan Carneiro (1999) y Cortina(1997) y ciudadanía multiculturalde Kymlicka y Norman (1994) yKymlicka (1996). Desde estas for-mas de ciudadanía se enfatizan di-mensiones y valores relativos a la ca-pacidad para trabajar, valorar yrespetar otras formas de identidadcultural, nacional, regional, étnica,religiosa.., como medio para asegu-rar una convivencia auténtica; pues«el otro» nos hace comprender yapreciar nuestra propia identidad ypotencia nuestra libertad amplian-do nuestras alternativas de elección.Aquí cabe situar por su relevanciaactual los movimientos sociales quereclaman una redefinición femeninade la ciudadanía y que apuestan porla ciudadanía paritaria (Carneiro,1999) pues, como señala Espín(2002, p. 109), «si bien es cierto quela incorporación de las mujeres haprovocado un proceso de rupturade la tradicional dicotomía publi-co/privado, la aplicación practica dela igualdad formal no está del todoconseguida».

• El fenómeno de la exclusión cada vezmás extendido como resultado dela crisis del Estado del bienestar so-cial exige un concepto de ciudada-nía social (Carneiro, 1999; Corti-na, 1997) que atienda a promoverlas condiciones de igualdad deoportunidades y equidad en el ac-ceso y en el tratamiento en el espa-cio público y en sus instituciones.Una ciudadanía que promueva la

justicia social facilitando la incor-poración a los sistemas derelaciones comunitarias y a los pro-cesos de decisiones públicas la vozde aquellos colectivos en riesgo deexclusión social (parados de largaduración, personas sin hogar, per-sonas con disfunciones sociales,etc.) para que sus intereses sean re-presentados, sus derechos respeta-dos y sus necesidades individualesy colectivas atendidas.

• El fenómeno de la «pasividad o laapatía cívica» que ocurre en mu-chos países occidentales 25 , el cues-tionamiento de la democracia re-presentativa por la democraciaparticipativa (Aguila, 1996) animalas propuestas de una forma de ciu-dadanía activa (Osler, 2000; Bár-cena, 1997, entre otros) y una ciu-dadanía responsable (Bell, 1991;Osler y Starky, 2000; Spencer yKlug, 1998, entre otros). Desde es-tas propuestas se acentúa el senti-miento de identidad ciudadana,como conciencia de pertenencia auna comunidad con la cual desa-rrollamos normas y valores comu-nes que posibilitan una conviven-cia responsable entre todos susmiembros. Se enfatiza el ejerciciode la ciudadanía, la participaciónciudadana, el compromiso y la res-ponsabilidad cívica como valoresdecisivos en el espacio público.

Como se puede constatar por lo refe-rido en los párrafos anteriores, no es fácildelimitar un concepto de ciudadanía. Losautores acompañan el término con algúnotro, intercultural, democrática, paritaria,activa, responsable, etc., con el objeto deacentuar aquellos elementos que deberían

(25) Aunque los autores (Ledesma, 2000) sitúan la apatía por los asuntos públicos como un problemaciudadano prioritario en la sociedad americana, también aquí en Europa es una realidad cada vez más palpable.

44

Page 13: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

integrarse en la comprensión y en la prác-tica de la ciudadanía. En definitiva, sepone de manifiesto que para reflexionar ytrabajar en el campo de la ciudadanía esnecesario hacerlo desde planteamientos:

—más abiertos donde la heterogenei-dad, las diferencias, lo distinto ten-ga cabida;

—más amplios para que se trasciendadel territorio y comunidad más me-diata a comunidades cívicas globa-les y virtuales;

—más complejos que posibilite reco-nocimientos de ciudadanía múlti-ples a la vez que identidades cívicasmúltiples no de una manera linealsino interactiva facilitando el enri-quecimiento y desarrollo de los dis-tintos niveles en la salvaguarda de lademocracia y la promoción de ladignidad y libertad de la persona'''.

EL ÉNFASIS ACTUAL EN LA CIUDADANÍACOMO SENTIMIENTO DE PERTENENCIA

E IDENTIDAD CIUDADANA

Bajo la noción de ciudadanía subyacendos dimensiones interdependientes aun-que diferenciadas; a saber:

—Una dimensión política y de justiciaasociada a un estatus legal —ciuda-danía como estatus— por el que se leatribuye a la persona o grupo unconjunto de derechos y deberes quele posibilita el acceso a los recursossociales, laborales y económicos dela comunidad. En este sentido, sepuede hablar de «ser ciudadano» o

del reconocimiento de una «identi-dad jurídica» de la persona comoseñala Turner (2000), bien por na-cimiento o que se adquiere poste-riormente por solicitud a las instan-cias de gobierno pertinentes.Una dimensión de naturaleza psico-lógica asociada a una identidad deciudadano que le hace sentirse partede una colectividad con la que seidentifica y se reconoce. En esta di-mensión se enfatiza la ciudadaníacomo práctica deseable o como pro-ceso de construcción social (Genti-li, 2000). En este sentido, se puedehablar de «sentirse ciudadano», sen-timiento con el que no se nace sinoque la persona construye su «identi-dad cívica» a partir de establecervínculos afectivos y efectivos conlos demás miembros de la comuni-dad en el ejercicio de su ciudadanía.

El componente legal y político es elque ha ocupado el interés de los estudio-sos de la ciudadanía durante los siglos XIX

y xx. Desde esta dimensión como estatus,el concepto de ciudadanía se ha desarro-llado y enriquecido esencialmente duran-te los últimos 60 años asociado a las suce-sivas resoluciones y declaracionesuniversales sobre los Derechos Humanos.Siguiendo un proceso acumulativo de de-rechos y deberes, el concepto ha pasadopor distintas etapas coincidiendo con lasdistintas generaciones que suelen identifi-carse en la configuración de los DDHH27.

Con relación a los derechos y deberesasociados al estatus de ciudadanía, en lassociedades multiculturales el tema que ha

(26) Heater (1990) presenta una propuesta de ciudadanía múltiple a partir de considerar tres dimensio-nes: niveles de relación (local/provincial, nacional/estatal, continental/regional y el mundo), elementos de laciudadanía (identidad, virtudes, Legalidad/civilidad, política y social) y educación (conocimiento, actitudes yhabilidades). El autor utiliza la figura del cubo para representar las relaciones entre ellas.

(27) En la obra de Cabrera (20026) puede consultarse un análisis de las distintas formas de ciudadaníasque aparecen en la medida que el término de ciudadano se enriquece con la sucesiva incorporación de derechosy deberes en estos años: ciudadanía política, ciudadanía social, ciudadanía solidaria y ciudadanía compleja.

45

Page 14: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

ocupado a políticos y filósofos durante laúltima década ha sido el reconocimientode derechos especiales a las minorías.Kymlicka (2003), después de analizar lasdistintas formas que han adoptado duran-te estos años las posiciones sobre los dere-chos de las minorías, concluye que el de-bate de si son justos o no estos derechosestá llegando a su fin. Existe una asuncióngeneralizada en valorar la justicia de losderechos de las minorías 28 . No se pude de-fender un Estado ciego culturalmente o unEstado neutral a las diferencias etnocultura-les cuando existe un evidente reconoci-miento de la no neutralidad de las institu-ciones que, implícita o explícitamente,presentan más bien un sesgo favorable alos intereses y las identidades del grupomayoritario. De la misma manera que silas instituciones estatales no son capacesde reconocer y respetar la cultura y laidentidad de las personas, se atenta contrasu libertad y dignidad.

Pero es nuestra intención en este es-crito llamar la atención sobre el interésque despierta hoy el componente prácticoy de pertenencia a una comunidad. Hayuna real preocupación por el desarrollo deuna identidad ciudadana que mueva a lapersona hacia posiciones participativas,de compromiso y responsabilidad cívica.Varias son las razones que pueden explicaresta preocupación (Cabrera, 2000b). Des-taquemos aquí, por el tema que nos ocu-pa, que desarrollar un sentimiento de per-tenencia a una comunidad política se hacemucho más complejo desde la realidadmulticultural que vivimos. Aun recono-ciendo la oportunidad de la heterogenei-dad cultural para nuestro crecimiento

como sociedad, es indudable que nuestrosistema de relaciones se hace más comple-jo cuando deben armonizarse diferentestradiciones, culturas, religiones, lenguas,códigos de comportamientos, etc. Sinduda, crear una identidad cívica a partirde distintas identidades culturales, quepueden incluso encontrarse enfrentadas,supone un reto mayor para las personas,los colectivos y para las instituciones de-mocráticas que deben promoverla que sudesarrollo en un contexto cultural máshomogéneo.

Por lo expuesto y el desarrollo de estasideas en los epígrafes posteriores, nuestrapropuesta de ciudadanía intercultural re-quiere que abordemos el tema con unamirada amplia. No puede desligarse elconcepto de ciudadanía intercultural sinhacer referencia a otros conceptos comoplataforma que nos permita defender unaforma de ciudadanía que vaya más allá delreconocimiento de un estatus, una ciuda-danía que otorgue autonomía y soberanía,esto es, poder, a los miembros de una co-munidad para la construcción y defensacomún de las reglas de juego del espaciopúblico y de la convivencia comunitaria.

Así, nuestra propuesta es una ciuda-danía intercultural a la vez que activa, res-ponsable y crítica. Con ello estamos defen-diendo una ciudadanía cuyas notasmodulares son las siguientes:

• Intercultural: Construir una ciuda-danía intercultural desde el princi-pio del respeto y reconocimiento mu-tuo como base de la convivenciaen la sociedad multicultural que vi-vimos. Se hace necesario desarro-llar un identidad cívica a partir de

(28) Según el autor, en el modelo de Estado poliétnico, los grupos o minorías étnicas exigen el reconoci-miento de unos derechos particulares —derechos país étnicos— que, de un lado, les salvaguarde de la discriminacióny los prejuicios a que pueden verse sometidos por la mayoría y, de otro lado, les permita expresar su particulari-dades y orgullo cultural. En cambio, en el modelo de Estado multinacional, las reivindicaciones de las minoríasnacionales o naciones se refieren al algún tipo de autonomía política o jurisdicción territorial —derechos de auto-gobierno— para asegurarse así el pleno y libre desarrollo de sus culturas y los mejores intereses de su gente.

46

Page 15: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

aprender a convivir y dialogar conotros grupos culturales, desarrollarvalores y normas de convivenciadonde las distintas miradas cultu-rales, de género... se vean reconoci-das. Es más, hoy se avanza haciauna posición de reconocer la diver-sidad como un bien público quedebe cultivarse. También los pro-cesos de diálogo y encuentro entreculturas de las sociedades pluralesexigen un sentido crítico de nuestrapropia cultura. Es necesario cons-truirnos como ciudadanos y ciuda-danas desde la falibilidad de nues-tra cultura, que no quiere decirerrónea, tomando los términos deThiebaut (1998).

• Activa y responsable: Hacerlo des-de una ciudadanía interculturalactiva como instrumento para for-talecer la democracia, su funciona-miento e instituciones en la medi-da que se fomenta la participaciónde todos y todas en los espacios pú-blicos. Sobre todo, por la capaci-dad intrínseca de la participacióncomo «poder» de aprender y hacerseoír en estos espacios; particular-mente importante para aquellosgrupos que han sufrido discrimina-ción en el reconocimiento de susderechos (por razón de género, cul-tura, lengua, clase social, etc.). De-beremos trabajar al tiempo los de-rechos y las responsabilidades detodos los miembros.

• Crítica: Porque las desigualdadesexistentes entre grupos en el seno denuestra sociedad suponen que nosempeñemos en una lucha activacontra todos los procesos de exclu-

Sión y facilitemos el acceso a la par-ticipación ciudadana de todos losmiembros de nuestra comunidad; ala vez que nos embarcamos en unproceso de reconstrucción socialque cuestione y promueva unatransformación de las institucionesexistentes en clave de equidad.

Esta concepción de ciudadanía es la queatraviesa a modo de pensamiento transver-sal las ideas expuestas a lo largo de este escri-to. Es así como a continuación trabajaremosel sentimiento de pertenencia.

«SENTIRSE DE».EL SENTIMIENTO DE PERTENENCIAY LA CONSTRUCCIÓNDE LA IDENTIDAD

Señalábamos en el apartado anteriorcómo las nuevas concepciones de ciuda-danía subrayan el proceso social por el quelas personas, sintiéndose miembros de unacomunidad política, comparten en ellavalores, normas y participan activamenteen la resolución de los asuntos públicosque les conciernen.

Es en ese espacio común donde se de-sarrolla y crece el sentimiento de pertenen-cia a la comunidad política de referencia(ámbito local, autonómico, nacional,transnacional, mundial). Este sentimien-to constituye un elemento clave en lapráctica de la ciudadanía.

En sociedades relativamente homogé-neas, la identidad cultural y la pertenenciapolítica tendían a fusionarse'''. Pero eso esimpensable en sociedades multiculturales.Como hemos indicado ampliamente enapartados anteriores, éstas, caracterizadas

(29) Una patria, una nación, una lengua, una cultura: así tendía a definirse la identidad en el Estado-na-ción. El modelo tiende a reproducirse, como apunta Main Touraine, cuando analizamos el desarrollo de algu-nos nacionalismos actuales (Touraine, 1997, pp. 291-293). En ciertos casos, se vincula el tema de la religióncomo señal identitaria. Sobre este tema, véase Marín (2002).

47

Page 16: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

por la coexistencia de una pluralidad deculturas, han de proporcionar a sus miem-bros oportunidades para aprender formasnuevas de construir su identidad, de unamanera más fluida y flexible'".

Los individuos son miembros de diferentessistemas y en cada uno de ellos despliegansólo una parte de su identidad. En una so-ciedad diferenciada los individuos sonmiembros, ciudadanos y personas: a travésde esas diferentes modalidades de afilia-ción. Los individuos contemporáneos ac-túan en los confines de diversos sistemas ytienen necesidad creciente de identidadespermeables que les permitan transitar a tra-vés de las distintas regiones de significado yde los diversos marcos institucionales.

(Melucci, 2001, p. 47)

Ahora bien, esta nueva forma de cons-truir la identidad en sociedades multicul-turales ya no sigue los modelos bicultura-les clásicos estudiados en los procesos deaculturación hace varias décadas31.

Como señala Trueba, «la capacidad delas personas para definir su identidad demaneras diferentes con el fin de funcionarde forma efectiva en entornos y contextosculturales distintos está relacionada clara-mente con la búsqueda de supervivencia yéxito» (Trueba, 2001, p. 16). Esta formadistinta de construir la identidad, frutodel intenso intercambio cultural en el quevivimos, no está exenta de incertidumbre,asimetría y tensiones. Pero, prosigueTrueba: «Las personas que pueden funcio-nar mejor en cada sociedad diversa ten-drán el capital cultural más grande y unamejor capacidad para actuar de forma

efectiva. El dominio de varios idiomas, lacapacidad de cruzar las fronteras raciales yétnicas y una facultad de recuperación ge-neral, asociada con el poder de soportarprivaciones y superar dificultades, se reco-nocerá claramente como un nuevo capitalcultural y no como una discapacidad»(Trueba, 2001, p. 37).

Facilitar la construcción de la identi-dad de las nuevas generaciones constituyeun gran reto para la educación y es altiempo condición básica para el desarrollode la sociedad intercultural. Pero, cómohacerlo? Apuntamos aquí sólo algunosrasgos de esa tarea educativa.

— Partir de una autocomprensión yvaloración crítica de la propia cul-tura facilita la apertura a otras cul-turas, y el descubrimiento de suspotencialidades y valores y el deseode compartir, adquirir e intercam-biar elementos culturales". Todoello contribuye a desarrollar un cli-ma de relaciones interculturales.Construir el sentimiento de perte-nencia a una comunidad políticadesde un enfoque inclusivo, lo quesupone trabajar operativamente lasolidaridad como encuentro. Es de-cir, reconocer que la causa, los pro-blemas del otro, son también losmíos y mi propia causa. Este plan-teamiento exige el anterior, es decir,el acercamiento vital y afectivo a laspersonas que componen su comuni-dad y a las culturas a las que se ads-criben. Sólo así es posible avanzarpara encontrar elementos comunes

(30) Identidades permeables, identidades múltiples; estos términos hacen referencia a la misma reali-dad. Así Motín (1992) afirma que «todos tenemos múltiples identidades, miembro de una comunidad local, deuna autonomía, de una nación, de un conjunto de naciones, etc. Así pues sería necesario asumir la identidadcomo una riqueza y no como una ausencia» (Garreta, 2003, p. 301).

(31) Sobre este tema pueden verse las investigaciones del GREDI: M. Bartolomé y otros (2000), M. PSandín (1997), I. Massot (2001).

(32) En este punto, el programa desarrollado por Sandín (1998) y aplicado posteriormente en diversoscentros de Secundaria por el GREDI (2001) ha confirmado la validez de estos planteamientos.

48

Page 17: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

sobre lo que construir el proyectosocial".Reconocer las dificultades para laadquisición de ese sentimiento de per-tenencia cuando la mayoría noacepta la inclusión de la minoría (loque supondría una reformulaciónpermanente del marco de relacionesque nos damos); o cuando las mi-norías carecen de competenciasadecuadas para participar activa-mente en una comunidad de refe-rencia, o bien por falta de soportelegal, bien por falta de habilidades,conocimientos y cauces de funcio-namiento. El reconocimiento deesas dificultades en todos los grupos(mayoritarios y minoritarios) y labúsqueda de estrategias educativasbasadas en el «empowerment» y unapedagogía de la equidad puedenconstituir un camino para el forta-lecimiento del sentimiento de per-tenencia.Trabajar operativamente el senti-miento de pertenencia a comunida-des políticas cada vez más amplias,sin dejar por ello los niveles más cer-canos, locales, lleva a la persona asentirse ciudadana de Europa, delmundo y responsable, por ello, de

los problemas y procesos que se danen esa escala. En último término su-pone trabajar desde los presupuestosde una educación global transforma-do ram.

PARTICIPACIÓN CIUDADANAY DIALOGO INTERCULTURAL

Es cierto que, como se ha escrito en párra-fos anteriores, el reconocimiento de un es-tatus legal de ciudadano es del todo nece-sario como paso previo para el desarrollodel sentimiento de ciudadanía. La personadebe considerarse tratada igual que losotros miembros de la comunidad por loque a sus derechos y deberes se refiere.Pero desde las exigencias de las sociedadesmulticulturales, más que nunca la demo-cracia necesita ciudadanos actores y nomeros receptores de derecho. Y afirma-mos esto con el ánimo de poner el puntode mira en la necesidad de que la socializa-ción política y social constituye hoy unadimensión clave para construir una socie-dad desde la justicia social y desde el reco-nocimiento y respeto mutuo de la plurali-dad cultural.

Efectivamente, la ,(conciencia deciudadanía» asociada al sentimiento de

(33) En este punto, a nuestro parecer, es importante evitar una reducción peligrosa: destinar nuestrosmejores sentimientos y afectos a la identidad étnico-cultural, situando la pertenencia política en un plano racio-nal o incluso administrativo. Como nos comentaba, en otra investigación sobre la percepción ciudadana de losadolescentes de la pertenencia, una muchacha de Segovia: «Yo soy una ciudadana de Barcelona, estoy empadro-nada en esta ciudad. Pero sentirme, sentirme, me siento de Segovia». Si bien tenia claras sus distintas pertenen-cias, nos preguntamos si uno puede vivir a tope la participación ciudadana sin desarrollar también un senti-miento positivo hacia la comunidad de referencia (Bartolomé, coord, 2002c).

(34) Este es un punto especialmente difícil porque implica y compromete, no sólo a los miembros de losgrupos minoritarios (léase por ejemplo, los colectivos de inmigrantes extracomunitarios o el colectivo gitano)sino al resto de la sociedad. Garreta, al trabajar el tema de su integración, hace suyas las reflexiones de CarlotaSolé afirmando que «el proceso se cumple, en el caso de la integración de identidades, cuando hay un sentimien-to de pertenencia y la generación de una nueva identidad fruto de la coexistencia, a la vez que puede reivindicar-se la consideración y reconocimiento de las propias características étnicas y culturales» (Garreta, obra cit.,p. 304).

(35) Véanse algunas de estas estrategias en Banks (1995).(36) Véanse principales autores y líneas de actuación en M. Bartolome (20026).

49

Page 18: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

pertenencia a una comunidad no se forjaen abstracto ni es inmediata a la «condi-ción de ciudadano», exige la práctica y elejercicio de la ciudadanía. Es así como laparticipación en la comunidad se consti-tuye en un elemento modular para que lapersona se «sienta ciudadana» y, añadi-mos, es participando en nuestras comuni-dades multiculturales como desarrollamoscompetencias, habilidades, valores y actitu-des ciudadanas interculturales que posibili-ten el construir de manera conjunta, desdelas distintas posiciones y miradas cultura-les, nuestras reglas y normas de conviven-cia. Sin duda es el instrumento necesariopara superar el hecho de la multiculturali-dad y situarnos en una sociedad realmenteintercultural donde el respeto, la solidari-dad, el reconocimiento mutuo y el diálogointercultural orienta nuestro sistema de re-laciones y de vivir en comunidad.

LA PARTICIPACIÓN EN LAS SOCIEDADESMULTICULTÚRALES: LA NECESIDAD

DE UN ESPACIO PÚBLICO DE ENCUENTRO

Si la participación ciudadana es impor-tante para el desarrollo y fortalecimientode la democracia, más lo es en el caso delas sociedades multiculturales.

El espacio público se constituye en lu-gar de encuentro de las distintas culturas esdonde se puede alcanzar el conocimientomutuo, las interacciones personales y degrupo de distintas culturas, cosas que noson posibles en los espacios privados. Es eneste espacio donde se pueden establecer losvínculos afectivos que requiere el sentidode pertenencia a una comunidad y el desa-rrollo de una ciudadanía intercultural,

consiguiéndose en la medida que se parti-cipe de manera activa, implicándose en losprocesos comunitarios desde una posiciónde diálogo intercultural.

Para que esto sea posible, al menosdos elementos son necesarios. Uno es emi-nentemente educativo y tendría por obje-tivo introducir tanto en la educación for-mal como en cualquier otro espacioeducativo una formación de ciudadaníaactiva. Buscar más el desarrollo de actitu-des responsables y comportamientoscomprometidos con la transformación so-cial, competencias prácticas de ciudada-nía, que el almacenamiento de informa-ción sobre los principios democráticos yfuncionamiento del Gobierno r. Mencio-nemos aquí el movimiento de las ciudadeseducadoras, el aprendizaje comunitarioque se realiza desde la participación enInstituciones Sociales.

Otro elemento importante es que laparticipación exige el esfuerzo de todospero principalmente el del Gobierno en susdistintos niveles. Tendría por finalidadfacilitar esos espacios públicos para el en-cuentro cultural a la vez que ejercicio dela ciudadanía. Estamos refiriéndonos sobretodo a una acción social y política compro-metida que tome en consideración las des-ventajas que pueden tener algunos gruposculturales minoritarios para el ejercicio dela ciudadanía; reformas estructurales quepermitan superar las barreras y limitacio-nes que tienen algunos colectivos en su ac-ceso al espacio público. En la línea de de-nuncia que hace Mayordomo (1998) yLuque (1995) entre otros, debemos señalarque son precisamente las capas sociales másdesfavorecidas y los inmigrantes que desco-nocen la lengua, la cultura y los modos de

(37) Nuestro Grup de Recerca de Educación Intercultural (CREDO ha elaborado distintos materialespara el desarrollo de competencias ciudadanas en jóvenes que en estos momentos se encuentran en período devalidación en distintos centros educativos de secundaria. También se desarrollan en el seno del grupo distintastesis dirigidas al desarrollo de programas de formación de una ciudadana activa para mujeres y de formación in-tercultural para el mundo laboral.

50

Page 19: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

hacer de la sociedad común, los que mayo-res dificultades tienen para ejercer su ciu-dadanía, para hacer uso de los circuitos yservicios públicos que le permitan expresarsus necesidades o ejercer sus derechos y de-beres como ciudadanos".

Las líneas de actuación en este sentidomás desarrolladas han sido las políticas ymedidas de discriminación positiva, el de-sarrollo de la figura del mediador o media-dora intercultual y acciones formativas es-peciales. Aun reconociendo el esfuerzohecho, hay que profundizar más. Hay quedesentrañar aquel curriculum oculto quegobierna nuestras instituciones, desarro-llar líneas de representación que incluyanlos distintos intereses y culturas.

En definitiva, el reto que supone laconstrucción de una ciudadanía intercul-tural desde la participación necesita de unlado ciudadanos formados, además de in-formados, en habilidades y competenciasciudadanas prácticas pero a la vez espaciospúblicos accesibles a todos los grupos so-ciales para que el encuentro entre culturaspueda hacerse desde un diálogo y un espa-cio intercultural equilibrado y simétrico39.

LA PARTICIPACIÓN COMO CONSTRUCCIÓNCOLECTIVA DEL PROYECTO SOCIAL

Desde del marco de una participacióndemocrática, como indica Rimmerman

(1997), los ciudadanos y ciudadanas noactuamos sólo como individuos autóno-mos persiguiendo nuestros propios inte-reses en los debates y toma de decisionesde y en la esfera pública, sino que unimosy coordinamos nuestros problemas y nece-sidades junto a los de la comunidad. Inclu-so dando un paso más, actuamos como su-jeto colectivo que lucha y responde demanera solidaria. En este sentido podemoshablar de la responsabilidad de la participa-ción en la misma línea de pensamiento queKymlicka (2003, p. 377) cuando escribeque «la gente pertenece a la misma comu-nicad de destino si experimenta algún sen-tido de la responsabilidad respecto al desti-no de sus vecinos y desea por tantodeliberar de forma conjunta sobre la formade responder colectivamente a los retos quedebe afrontar la comunidad».

Es a partir de encontrarnos los dife-rentes grupos en el espacio público cuan-do podemos desarrollar una identidad co-lectiva en la que nos reconozcamos, endonde podemos armonizar intereses y ne-cesidades individuales en la construcciónde un bien común. Las sociedades multi-culturales requieren esa participación ciu-dadana para poder elaborar un compro-miso compartido de los principios básicosque deben gobernar nuestra sociedad,nuestro sistema de relaciones y conviven-cia. Esto requiere un esfuerzo consciente

(38) Rogers (1998) y Vertovec (1998) señalan que las instituciones presumiblemente consideradas de-mocráticas en la realidad dejan de serlo, convirtiéndose en fuentes de discriminaciones y desventaja para las mi-norías. Nuestra propia experiencia en una investigación evaluativa de un Programa para la inserción sociolabo-ral de inmigrantes, Cabrera y otros (2000), puso de manifiesto la falta de preparación de las instituciones paraatender a los inmigrantes cuyas demandas eran las mismas que las de la mayoría; la normativa y la cultura de es-tas instituciones, la formación del personal y los sistemas relacionales representaban claras desventajas y situa-ciones de injusticia para el acceso normalizado a los servicios de inserción sociolaboral.

(39) Ya en 1991, las declaraciones de la Conferencia permanente de Autoridades locales y Regionales deEuropa en torno a la políticas municipales para la integración multicultural en Europa contenía recomendacio-nes en las que se trataban aspectos como los siguientes: (a) los inmigrantes deben ser escuchados en las encuestasy consultas públicas; (b) se deben crear consejos consultivos dentro de un ámbito de autoridad local compuestospor personas elegidas por los inmigrantes o nombrados por sus asociaciones; (c) el derecho de votar debe exten-derse los extranjeros que lleven varios años viviendo, y (d) aligerar los procesos para obtener la nacionalidad yallanar el camino para la nacionalidad múltiple (Vertovec, 1998).

51

Page 20: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

por estimular una ciudadanía activa en lassociedades multiculturales, especialmenteen los grupos más desfavorecidos y objetode discriminación, dadas las obvias difi-cultades y complejidad que supone elcrear un imaginario colectivo que dé cuer-po a una sociedad civil plural que se mue-va por objetivos solidarios.

LA PARTICIPACIÓN EN LO PÚBLICO COMOEXPRESIÓN DE LA LIBERTAD Y AUTONOMÍA

Ya Cortina (1998), en su obra Ciudadanosde/mundo, entendía el valor cívico de la li-bertad en su sentido de derecho a la parti-cipación. Es decir, desde la noción de ciu-dadanía puede entenderse la libertadcomo capacidad de las personas para par-ticipar en los espacios cívicos y políticos,como derecho y deber de tomar parte ydeliberar conjuntamente en las decisionescomunes. Pero desde la noción de ciuda-danía intercultural, interesa resaltar aquíla perspectiva que ofrece Mínguez (2003)cuando dice que «podemos entender la li-bertad como reconocimiento de la liber-tad de los demás, pero no en modo de "es-tar limitada por", como frecuentementese piensa, sino en el sentido de la afirma-ción y reconocimiento de la libertad y dig-nidad del otro, en y por cuyo reconoci-miento realizo mi propia libertad». Eneste sentido, podemos afirmar que la dife-rencia nos hace más libres4°.

Si entendemos por libertad la capaci-dad de elegir entre distintas alternativas ycomo autonomía la capacidad para refle-xionar, analizar y valorar esta diversidad y

tomar decisiones propias, sin duda laciudadanía intercultural constituye unmarco privilegiado para promover estasdos condiciones de la dignidad humana.Estamos de acuerdo con Parekh (1995),en Baübok, 1999, cuando señala que «de-beríamos estimar la diversidad como unbien público no sólo porque nos permiteelegir sino porque el acceso a otras cultu-ras nos permite apreciar la singularidad,las fuerzas y limitaciones de la nuestra».

Tomando parte en los procesos comu-nitarios donde confluyen distintas cultu-ras, maneras diferentes de interpretar larealidad y de ofrecer soluciones, interac-tuando y deliberando con otros ciudada-nos y ciudadanas de otros grupos, toma-mos conciencia de estilos de vidadistintos, alternativos, a la vez que estable-cemos distancias con respecto a nuestraspropias concepciones. Y al crear nuestrascompetencias de diálogo intercultural (loque nos posibilita el encuentro real con elotro), desarrollamos —como señalaKymlicka (2003)— destrezas intelectualespara entender y apreciar las distintas cul-turas'''.

En definitiva, la multiplicación de al-ternativas que nos ofrece la sociedad multi-cultural, su contribución en la ampliaciónde nuestros horizontes intelectuales y en laformación de nuestro juicio crítico sinduda enriquecen nuestra libertad y auto-nomía para elegir la calidad y dirección denuestra vida. Una formación ciudadanadesde estas perspectivas requiere el desarro-llo de competencias de participación cívi-cas a la vez que críticas, que contribuyan a

(40) Si bien ésta es nuestra posición, somos consciente del miedo a la diversidad, a la incertidumbre queprovoca la diferencia que señala De Lucas (2000). Como explica el autor, »el miedo a la evidencia que no hayverdades intocables, órdenes sociales establecidas, sino que esos valores e instituciones son producto de conven-ciones (más o menos razonables, resultado del ejercicio de la libertad)».

(41) Kincheloe y Steinberg (1999, p. 70) nos hablan de la mayor fuerza de la diferencia frente a la homo-geneidad, y este poder deriva de su propia capacidad para ensanchar el horizonte y el conocimiento sociales delas personas: como Ji erza poderosa, la diferencia no sólo tiene que ser tolerada, sino también cultivada por ser la chis-pa que enciende la creatividad... que nutre el sentido critico de la empatía.

52

Page 21: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

superar nuestro etnocentrismo e incluso,dando un paso más en la dirección que se-ñala Giroux (1993), redefiniendo er papeldel ciudadano como agente activo en laconstrucción de un nuevo orden social queaborde las desigualdades y situaciones in-justas para muchos colectivos en pro delbien común.

LA PARTICIPACIÓN COMO INSTRUMENTODE «EMPOWERMENT» PERSONAL Y CÍVICO

Desde la concepción de ciudadanía quedefendemos adquiere pleno sentido laparticipación activa de los ciudadanos yciudadanas como una manera de «tomarel poder» de lo público. Es mediante laparticipación como la persona conoce losmecanismos que gobiernan lo público ycómo actúan los distintos hilos de poderque confluyen en la determinación de laspolíticas públicas y su concreción en nor-mativas, programas y acciones sociales'''.

Especialmente en las sociedades multi-culturales fruto de la inmigración, dondees fácil la presencia de minorías culturalescon claras desventajas y barreras socialespara el ejercicio de su ciudadanía, se hacemás urgente utilizar el aprendizaje de ciu-dadanía que se consigue con la participa-ción. Es así como implicándose en el espa-cio público, asumiendo compromisos,estableciendo lazos de amistad y redes deinformación, haciendo uso de los recursosy posibilidades que ofrece la comunidad ysu gobierno, es como la persona en particu-lar y los colectivos como grupos adquierenempowerment personal y el empowermentcívico que describe Sleeter (1991).

En el ámbito de las personas, la partici-pación ciudadana facilita el aprendiza je de lasleyes y los procedimientos administrativos

correctos para lograr sus propias metas y ob-jetivos y hacer valer sus intereses cuando sesientan tratados injustamente. Más que sen-tirse frustrados e impotentes, o dependien-do de alguien que abogue por ello, las perso-nas aprenden procedimientos específicospara analizar sus problemas, investigar alter-nativos cursos de acción, y llevar a términolas acciones que exigen una situación justa yrespetuosa. Desde el empowerment cívico,que el autor sitúa a nivel de grupo, la perso-na y el grupo desarrolla conocimientos,puntos de mira y habilidades para trabajarcolectivamente por la justicia social y, fun-damentalmente, aprende la fuerza de la ac-ción colectiva organizada.

Ya en otra ocasión —Bartolomé y Ca-brera (2000)—, reconociendo la asimetríaen el poder socio-político y económicoque caracteriza las situaciones de los gru-pos sociales desfavorecidos, abogábamospor una formación ciudadana que colo-que el acento en el empowerment. Esto sig-nifica que la educación debe ir más allá dela «persona informada» procurando per-sonas que tomen conciencia crítica de lasituación, de las dinámicas sociales, eco-nómicas y políticas que la generan, y quedesarrollen estrategias que le permitanreaccionar ante aquellas situaciones nocomo víctimas ni dependiendo de otros,sino potencialmente activos y con capaci-dad para solucionar sus propios proble-mas. Se trata de que las personas y colecti-vos desarrollen las habilidades cívicasnecesarias para mejorar por sí mismos susactuaciones cívicas y favorecer el cambiosocial necesario para que las situacionesresulten más justas y equitativas.

En síntesis: a lo largo de estas líneas he-mos intentado acercarnos al desafío que su-pone avanzar desde contextos multicultura-les hacia sociedades interculturales y qué es

(42) El término de empowerment se ha utilizado de distintas maneras, si bien siempre relacionado con es-trategias que ayudan a los grupos más deprimidos de la sociedad a analizar la estructura social y desarrollar lascapacidades necesarias para conseguir sus metas de forma satisfactoria (Smith, 1998).

53

Page 22: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

lo que aporta en este proceso la construc-ción de una ciudadanía intercultural. Desdenuestro compromiso educador creemos queesta tarea, por cierto nada fácil, pasa por unaformación ciudadana que desarrolle el senti-miento de pertenencia en clave inclusiva yde equidad y la competencia ciudadanaorientada a una participación efectiva. Estees el trabajo en que estamos embarcadas yque deseamos compartir con quienes sien-tan esta misma urgencia.

BIBLIOGRAFÍA

ABDALIAH-PRETCEILLE, M.: La educación inter-cultural. Barcelona, Idea Books, 2001.

ÁGUILA, T. R.: «La participación políticacomo generadora de educación cívica y go-bernabilidad», en Revista Iberoamericanade Educación, 12 (Educación y Gobernabi-lidad) (1996).

AJA, E.; CARBONELL, F.; Colectivo 10E;

FUNES, J.; VILA, I.: La immigració estrange-ra a Espanya. El rept educatiu. Barcelona,Fundació La Caixa, 1999.

ALEGRET, J.: «Racismo y educación», en P.FERMOSO (ed.): Educación Intercultural:la Europa sin fronteras. Madrid, Narcea,1992.

Al VAREZ, I.: «La construcción del inintegra-ble cultural», en J. DE LUCAS y F. TORRES

(ed.): Inmigrantes:¿cómo los tenemos? Algu-nos desafíos y (malas) respuestas. Madrid,Talasa Ediciones, 2002.

AZURMENDI, M.: Todos somos nosotros. Ma-drid, Taurus, 2002.

BANKS, J. A.: «Equity Pedagogy: An EssencialComponent of Multicultural Educatión»,en Theofry into practice, volume 34, num-ber 3 (1995), pp. 152-158.

— Educating citizen in a multiculturalNew York, Teachers Columbia Univer-sity, 1997.

BÁRCENA, F.: El oficio de la ciudadanía. Barce-lona, Paidós, 1997.

BARTOLOME, M. y otros: «Diversidad y multi-culturalidad», en Revista de InvestigaciónEducativa, 17, 2 (1999), pp. 277-320.

— Construimos Europa? El sentimiento de per-tenencia desde una pedagogía de la inclusión.Barcelona, Ice de la Universidad de Barce-lona, 2001 (actualmente en prensa).

— La construcción de la identidad en contextosmulticulturales. Madrid, CIDE, 2000.

BARTOLOME, M. y CABRERA, F.: «Nuevas ten-dencias en la evaluación de programas deeducación multicultural», en Revista deInvestigación Educativa, 19, 2.. semestre(2000), pp. 463-479.

BARTOLOME, M. (coord.): Identidad y ciuda-danía: un reto a la educación intercultural.Madrid, Narcea, 2002a.

— L'educació per a una ciutadania interculturala Catalunya al 2on cicle de l'ESO. Informe derecerca. Barcelona, Universitat de Barcelo-na. www.ub.es/div5/cinquena/pdfigredi.pdf2002c.

BARTOLOME, M.: «El reto de las migracionesen sociedades multiculturales, desde laperspectiva de la educación», en C. MORA-

NO (ed.): Fe y cultura: encuentros, desen-cuentros y retos actuales. Salamanca, Publi-caciones Universidad de Salamanca,2002b, pp. 201-243.

— «La interculturalidad a prueba: límites ynuevas posibilidades». Ponencia presenta-da al Congreso Internacional sobre: Inter-culturalidad, formación del profesorado yeducación. Madrid, 29 de abril de 2003.Organizada por UNED y Ministerio deEducación Cultura y Deporte.

BAUBOK, R.: «Justificaciones liberales para losderechos de los grupos étnicos», en S.GARCIA y S. LUKES (comps.): Ciudadanía:justicia social, identidad y participación.Madrid, Siglo xxl, 1999. pp. 159-193.

BELL, G. H.: «European citizenchip: 1992and beyond», en Westtminster Studies inEducation, 14 (1991), pp. 15-26.

CABRERA, F. (coord.): «Evaluación del pro-yecto Epikouros de Inserción sociolaboralde inmigrantes», en Revista de InvestigaciónEducativa, 8, 2 (2000), pp. 621-626.

54

Page 23: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

CABRERA, F.: «Hacia una nueva concepciónde ciudadanía en una sociedad multicultu-ral», en M. BARTOLOME (coord.): Identi-dad y ciudadanía: un reto a la educación in-tercultural. Madrid, Narcea, 2002a. pp.

— «Qué educación, para qué ciudadanía», enE. SORIANO (coord.): Interculturalismo,proyectos, programas y educación. Madrid,La Muralla, 2002b, pp. 83-138.

CARNEIRO, R.: «Proyecto Educativo de Ciu-dad. Educación para la ciudadanía», en Po-nencia presentada al Congreso »Barcelona,por el Conocimiento y la Convivencia». Bar-celona, Barcelona, abril de 1999.

CASTELLS, M.: «La era de la información», enFin de milenio. Madrid, Alianza Editorial,vol. 3 (1999), p. 396.

CORTINA, A.: Ciudadanos del mundo. Haciauna teoría de la ciudadanía. Madrid, Alian-za, 1997.

DE DELAS I UGARTE: «La violencia estructu-ral», en VARIOS: Sobre interculturalidad.Girona, Fundació SERGI/Programa Trama(1992), pp. 35-60.

DE LUCAS, J.; TORRES, F. (Eds.): Inmigrantes:,.cómo los tenemos? Madrid, Talasa Edicio-nes, 2000.

ESPÍN, J. V.: «Educación, ciudadanía y género»,en M. BARTOLOME (coord.): Identidad y ciu-dadanía: un reto a la educación interculturalMadrid, Narcea, 2002, pp. 103-129.

GARRETA, J.: La integración sociocultural de lasminorías étnicas (gitanos e inmigrantes).Barcelona, Anthropos, 2003.

GENTIL!, P.: «Educación y cuidadanfa. La for-mación ética como desafío político», en P.GENTIL! (coord.): Códigos para la ciudada-nía. La formación ética como práctica de lalibertad. Buenos Aires, Santillana, 2000.

GIROUX, H. A.: La escuela y la lucha por la ciu-dadanía. México, Siglo xxl, 1993.

GONZÁLEZ, G. (coord.): El discurso intercultu-ral Prolegómenos a una filosofla interculturalMadrid, Editorial Biblioteca Nueva, 2002.

HEATER, D.: Citizenchip. London, Logman,1990.

HELD, D.: La democracia y el orden global: delestado moderno al estado cosmopolita. Bar-celona, Paidos, 1997.

KINCHELOE, J. L.; STEINBERG, S. R.: Repensarel multiculturalismo. Barcelona, Octaedro,1999.

KYMLICKA, W.: Ciudadanía multiculturalBarcelona, Paidós, 1996.

— La política vernácula. Nacionalismo, multi-culturalismo y ciudadanía. Barcelona, Pai-dós, 2003.

KYMLICKA, W.; NORMAN, W. J.: «Return ofthe Citizen», Ethics, 104, 2 (1994),pp. 352-381.

LAMO DE ESPINOSA, E. (ed.): Culturas, esta-dos, ciudadanos. Una aproximación al mul-ticulturalismo en Europa. Madrid, Edito-rial Alianza, 1995.

LEDESMA: Ciudadanía y democracia. Madrid,Pablo Iglesias, 2000, pp. 263-292.

LUQUE, P. A.: Espacios educativos. Sobre laparticipación y transformación social. Barce-lona, EUB, 1995.

MARÍN, M. A.: «La construcción de la identi-dad en la época de la mundialización y losnacionalismos», en M. BARTOLOME(coord.): Identidad y ciudadanía. Un reto ala educación intercultural. Madrid, Narcea(2002) pp. 36-44.

MASSOT, I.: Vivir entre dos culturas. TesisDoctoral, Barcelona, Universidad de Bar-celona, 2001, Doc. Policopiado.

MAYORDOMO, A.: El aprendizaje cívico. Bar-celona, Ariel Educación, 1998.

MELUCCI, A.: Vivencia y convivencia. Teoríasocial para una era de la información. Ma-drid, Trotta, 2001.

MINGUEZ, V. R.: «Educar para la libertad. EnGrupo docente», en Revista on line de Edu-cación (Océano Digital), 4, abril (2003).

MORIN, E.: «Des ferments d'identité», en M. A.ROQUE (ed.): Els moviments humans en elMediterrani Occidental. Barcelona, Institutd'Estudis Mediterranis, 1992, pp. 411-417.

NASH, M.: «Prefacio a esta edición», en J. L.KINCHELOE; S. R. STEINBERG: Repensar elmulticulturalismo. Barcelona, Octaedro,1999, pp. 9-17.

55

Page 24: SOCIEDAD MULTICULTURAL Y CIUDADANÍA: HACIA UNA …dd642dc9-ab4a-4bc3-bbd6-c5d034d6875c/... · HACIA UNA SOCIEDAD Y CIUDADANÍA INTERCULTURALES MARGARITA BARTOLOME PINA (*) ... comprometida

OLLER, M.. D.: «Las nuevas fronteras de lademocracia», en Revista Crítica, n.° 906(2003), pp. 18-24.

OSLER, A.; STARKEY, H.: «Human Rights,responsabilities and Schools Self-evalua-tion», en A. OSLER (ed.): Citizenship andDemocracy in school Staffordshire, Trent-ham Books, 2000.

OSLER, A. (ed.): Citizenship and Democracy inschool Staffordshire, Trentham Books,2000.

OXFAM: A Curriculum for Global Citizenship.Oxford, Oxfam, 1997.

PAREKH, B., en R. BACIBOK: «Justificacionesliberales para los derechos de los grupos ét-nicos (1995)», en S. GARCÍA; S. LUKES

(comps.): Ciudadanía: justicia social, iden-tidad y participación. Madrid, Siglo xxl,1999, pp. 159-193.

PAREKH, B.: Rethinking Multiculturalism.Cultural Diversity and Political Them.New York, Palgrave, 2000.

PNUD: Informe sobre el desarrollo humano. Ma-drid, Unesco, 2000.

RIMMERMAN, C.: The new citizenship.Oxford, Westview press, 1997.

ROGERS, A.: «Les espaces du multiculturalis-me et de la citoyenneté», Revue internatio-nales des Sciences Sociales, 156 (1998), pp.225-237.

RUBIO, M.a J.; MONTERO, S. (coord.): La ex-clusión social. Teoría y práctica de la inter-vención. Madrid, Ed. ccs, 2002, pp. 21-22.

SANDEN, M. P.: Desarrollo de la identidad étnicaen adolescentes desde una perspectiva intercul-tural: evaluación participativa de un programade acción tutorial Tesis Doctoral, Barcelona,Universidad de Barcelona, 1997, Doc. Poli-copiado.

— Identidad e interculturalidad. Actividadespara la acción tutorial 1. 0 ciclo de ESO.Guía para el profesorado, materiales para elalumnado. Barcelona, Laertes, 1998.

SARTORI, G.: La sociedad multiétnica. Pluralis-mo, multiculturalismo y extranjeros. Ma-drid, Taurus, 2001.

SLEETER, C. E.; GRANT, C. A.: «Mapping Te-rrains of Power: Student Cultural Know-

ledge Versus Classroom Knowledge», enC. E. SLEETER (ed.): Empowermentthrough multicultural Education. NewYork, State University of New York, 1991.

SMITH, M. K.: «Empowerment throughtMulticultural Education», en Evaluationand Program Planing, 21 (3) (1998),pp. 255-261.

SOLÉ, C. (coord.): El impacto de la inmigra-ción en la economía y en la sociedad recepto-ra. Barcelona, Anthropos, 2001.

SPENCER, S.; KLUG, F.: Multicultural Tea-ching. New York, Trebtham Boolcs, 1998.

STEVE OLU: «Models of multiculturalism: im-plications for the twenty-firt century lea-ders», en European Journal of InterculturalStua'ies, n.° 8 (3) (1997), pp. 231-256.

TEZANOS, J. F.: La sociedad dividida. Estructu-ras de clases y desigualdades en las sociedadestecnológicas. Madrid, Editorial BibliotecaNueva, 2001.

THIEBAUT, C.: Vindicación del ciudadano.Barcelona, Paidös, 1998.

TORRES, F., en J. DE LUCAS; F. TORRES (ed.):Inmigrantes: ¿cómo los tenemos? Madrid,Talasa Ediciones, 2000.

TOURAINE, A.: «Faux et vrais problémes», enM. WIEVIORCA: Une societé fragmenteé? Lemulticulturalisme en &bat. París, La Déco-werte/Poche, 1997, pp. 291-319.

TRUEBA, H.: «La identidad cultural en otroscontextos sociales y nacionales», en E.SORIANO (coord.): Identidad culturaly ciu-dadanía intercultural. Madrid, La Muralla(2001).

TURNER, S. B.: «Liberal Citizenship and Cos-mopolitan Virtue», en A. VANDERBERG

(ed.): Citizenship and Democracy in GlobalEra. New York, Mac Millan, 2000, 18-33.

VARGAS LLOSA, M. (2003): «El velo islámi-co», en El País del 22 de junio de 2003,pp. 13-14.

VERTOVEC, S.: «Politiques multiculturalles etcitoyenneté dans les villes européenes», enRevue internationale des Sciencies Sociales,156 (1998), pp. 211-224.

WALZER, M.: Tratado sobre la tolerancia. Bar-celona, Paidös, 1998.

56