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Lic. Maria Cecilia Peralta Lic. Nadia G. Radulovich Sobre el autor Federico Andino es profesor e investigador de la Universidad del Salvador. Es el maestro residente de la tradición PaldenSakya de Budismo Tibetano y Director Ejecutivo de la fundación Sakya Archives International. Una breve introducción al Budismo Tibetano – Por Federico Andino En estos breves párrafos, intentaremos delinear una primera aproximación al Budismo Tibetano, una forma de Budismo popularizada en occidente a partir de la invasión y genocidio continuado del Tíbet por China, generador del éxodo de la mayor parte de la población Tibetana. Quién probablemente sea el budista más emblemático en la percepción popular occidental, Su Santidad TenzinGyatso, XIV Dalai Lama es el representante de facto de una constelación de escuelas y tradiciones Budistas que son poco comprendidas y conocidas. Cuando Padmasambhava, el Mahasiddha o gran hechicero tántrico llego al Tíbet en el siglo VIII de la era común, trajo consigo casi 1.300 años de desarrollo budista, que fue luego sincretizado con las creencias locales. A fin de poder establecer el marco conceptual de nuestro estudio, revisitaremos las bases Indias del fenómeno religioso tibetano. En clases posteriores estudiaremos las bases religiosas Tibetanas, dado que nuestra información data de la época de Padmasambhava. El Budismo Podemos definir al budismo como la colección de prácticas, filosofías y guías morales basadas en la enseñanza de Siddhartha, nacido en el siglo V anterior a la http://asiaviewers.com/ https://www.facebook.com/asia.viewers [email protected]

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Lic. Maria Cecilia PeraltaLic. Nadia G. Radulovich

Sobre el autor

Federico Andino es profesor e investigador de la Universidad del Salvador. Es el

maestro residente de la tradición PaldenSakya de Budismo Tibetano y Director

Ejecutivo de la fundación Sakya Archives International.

Una breve introducción al Budismo Tibetano – Por Federico Andino

En estos breves párrafos, intentaremos delinear una primera aproximación al

Budismo Tibetano, una forma de Budismo popularizada en occidente a partir de la

invasión y genocidio continuado del Tíbet por China, generador del éxodo de la

mayor parte de la población Tibetana.

Quién probablemente sea el budista más emblemático en la percepción popular

occidental, Su Santidad TenzinGyatso, XIV Dalai Lama es el representante de facto

de una constelación de escuelas y tradiciones Budistas que son poco comprendidas

y conocidas.

Cuando Padmasambhava, el Mahasiddha o gran hechicero tántrico llego al Tíbet en

el siglo VIII de la era común, trajo consigo casi 1.300 años de desarrollo budista,

que fue luego sincretizado con las creencias locales. A fin de poder establecer el

marco conceptual de nuestro estudio, revisitaremos las bases Indias del fenómeno

religioso tibetano. En clases posteriores estudiaremos las bases religiosas

Tibetanas, dado que nuestra información data de la época de Padmasambhava.

El Budismo

Podemos definir al budismo como la colección de prácticas, filosofías y guías

morales basadas en la enseñanza de Siddhartha, nacido en el siglo V anterior a la

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era común. Desde poco después de su muerte, el Budismo se descentralizó, no

existiendo ninguna institución central; esto favoreció la aparición de una serie de

escuelas que si bien compartían los conceptos centrales, variaban en su

interpretación y su implementación. Los conceptos centrales del Budismo pueden

ser considerados dos grupos de tetralemas: las Cuatro Nobles Verdades (la verdad

del sufrimiento, su origen, su cesación y el camino que conduce a esa cesación) y

los Cuatro Sellos del Dharma (la impermanencia, el sufrimiento, la no-existencia de

una esencia personal e indivisible y el Nirvana).

En el primer siglo de la era común existían dieciocho escuelas importantes de

Budismo, llamadas "escuelas Nikayas" que tenían un alto grado de cohesión y

representaban una primacía del monacato, centralizadas en una serie de

monasterios en la India, Gandhara y Bactria, cuyo foco era la transmisión oral por

parte de los monjes. Pero su expansión generó un interés especial por la

participación laica, que empezó a encontrar su expresión en una forma

primariamente literaria de budismo , que tomó la forma del Mahayana. Para

legitimar su postura basada en una literatura que surgió cinco siglos luego de la

muerte del fundador, esta forma de budismo (aún mas descentralizada que la

tradición Nikaya) trajo consigo la primacía de una forma de práctica llamada

Upaya. En esta doctrina, que significa "medio hábil" se trata de llegar a la

iluminación por el medio más expeditivo posible.

Esta doctrina permitió, en primer lugar, establecer un Buda con características

cósmicas; ya no solamente un asceta, sino la forma física del Dharma. De esta

manera, se sostuvo en principio que el cuerpo del Buda era un cuerpo de

emanación con una forma determinada (Rupakaya) del Dharma, es decir, la

totalidad de la realidad, llamada cuerpo de Dharma (Dharmakaya). Luego de ese

punto se estableció una división en el Rupakaya: dado que el Dharmakaya es

infinito e inexpresable en su totalidad, no está limitado por nuestra percepción de

lo físico. De esa forma el Dharmakaya se expresa mediante un cuerpo físico normal,

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perceptible para todos los humanos (Nirmanakaya) como mediante un cuerpo más

sutil, un cuerpo de gozo puro (Sambhogakaya).

Este cuerpo de gozo solo es perceptible por aquellos que han alcanzado un nivel

alto de prácticas meditativas, lo cual le permitió al Mahayana establecer una nueva

tradición literaria de Sutras (enseñanzas del Buda) dónde no solo Buda Sakyamuni

(el Nirmanakaya) enseñaba sino que sus Sambhogakayas lo hacían para aquellos

que podían observarlo. Siguiendo la doctrina de Upaya, el Mahayana sostuvo que

aquellos que estaban más avanzados que los discípulos tradicionales del Buda

podían recibir enseñanzas directamente de estos cuerpos de gozo, lo que le

permitió legitimar su naciente corpus literario.

Con la primacía de los cuerpos de gozo, luminosos y sutiles surgió la primacía de la

figura del Bodhisattva frente al Arhat; una figura mesiánica que, por su compasión,

no había ingresado en el Nirvana del Arhat sino que permanecía en su cuerpo sutil

para ayudar a los seres que quisieran recibir su socorro. Esto trajo por primera vez

para el budismo una experiencia revelatoria y visionaria, que estaba al alcance

tanto del monje como del laico y una mayor inclusión de técnicas; dado que no

estaba limitada a la tradición oral sino que se nutria de las experiencias visionarias

de sus practicantes.

A partir del siglo I e.c. comienza a surgir una galaxia de Bodhisattvas; en un

principio, basados en epítetos del Buda (Bhaisajyaguru, el Buda de la Medicina, es

probablemente el primero, basado en un epíteto de Sakyamuni que significa "el

maestro de los doctores") o en figuras budistas existentes como Maitreya. Pero

rápidamente hace su aparición un estrato arquetípico; Avalokitesvara toma la

forma de la compasión, Vajrapani (un Yaksa en los textos del canon Pali) aparece

como el guardián de la actividad budista. Mañjusri se transforma en el símbolo de

la sabiduría budista y en Tara tenemos la gran madre panindia, una diosa asociada

con corrientes ctónicas y los bosques. Varios autores han visto en esto un resurgir

de espiritualidad India previa al vedismo; nosotros no podemos asegurarlo, dada la

falta de fuentes textuales históricas de la época. Pero lo que podemos afirmar es

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que a partir del siglo I e.c. una serie de Bodhisattvas comienzan a tomar

preponderancia en las escuelas budistas.

El Vajrayāna

En otro artículo (Andino 2012) hemos registrado los factores que dan como

resultado el Vajrayāna, con lo cual nos contentaremos en registrar sus

características principales. Así como el primer Budismo se encuentra definido por

el Arhat y el Mahayana por el Bodhisattva, el Vajrayāna se encuentra definido por

la figura del Mahasiddha (literalmente "de grandes logros") que toma forma en los

textos Mahayanas. Los Mahasiddhas son, en primer lugar, un grupo de hombres y

mujeres que han, mediante los medios hábiles tan importantes para el Mahayana,

conseguido la Budeidad de forma completa en esta vida, actualizando el potencial

del Sambhogakaya y el Dharmakaya en esta vida. Poseen poderes mágicos, como

consecuencia de integrar esta gnosis en su conciencia y los usan de forma abierta, a

diferencia del budismo Theravada y del mismo Buda, para enseñar al resto de los

seres la cualidad ilusoria de los fenómenos. Generalmente, no se encuentran

afiliados a un monasterio y de hecho, pueden ser monjes como laicos de todos los

caminos de la vida. Tienen en común una enseñanza esotérica que permite, mas

fácilmente que aún el Mahayana, alcanzar la meta de la iluminación completa,

mediante la contemplación de formas particulares del Sambhogakaya y ejercicios

esotéricos de Yoga.

Existe un consenso en múltiples autores de que este énfasis en la experiencia

visionaria, los viajes a otros mundos y los poderes mágicos representan un

resurgimiento del chamanismo mediante una glosa budista; al ser el budismo el

lenguaje filosófico y epistemológico por excelencia las experiencias chamánicas

fueron volcadas a él como forma de articulación.

El Vajrayāna que los Mahasiddhas enseñan es tan variado como los Mahasiddhas

mismos, pero tiene ciertos puntos en común: por un lado, es un camino esotérico e

iniciático plagado de peligros. El practicante puede caer en la locura, generar mal

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karma o causar grandes males a todos los seres. Para evitar esto, se considera

indispensable la acción de un Guru; un maestro que tiene experiencia en este difícil

camino y que ayuda a que el practicante pueda evitar los peligros. Dado que el

vehículo del Diamante (la traducción literal de Vajrayāna) es tan peligroso, se

requiere la obediencia completa del discípulo, por lo cual el conocimiento es

entregado de forma gradual por los Gurus. Pero su práctica permite acceder

rápidamente a las formas luminosas del cuerpo de gozo búdico, lo cual posibilita

aprender de los Budas mismos.

En el Vajrayāna, el cuerpo de gozo experimenta una transformación: ya no es la

forma en que un Buda o Bodhisattva nos puede contactar, sino que se transforma

en el camino mismo. El practicante de Vajrayāna, mediante un sistema simbólico

transforma su mente, su cuerpo y su habla en la mente, cuerpo y habla de los Budas

mismos. Se autogenera como un cuerpo de gozo, llamado en este contexto

Istadevata o deidad meditativa. Esto le permite rápidamente alcanzar los poderes

mágicos que los Budas y Bodhisattvas ostentan, dado que al reconocerse a sí mismo

como tal y purificar su mente de toda percepción ajena a la deidad, en términos

budistas es la deidad.

La descentralización extrema del Vajrayāna, junto con su transmisión mas acotada

(de maestro a discípulo) resultó en una explosión de figuras meditativas. Los

primeros Istadevatas fueron los BodhisattvasMahayanas; así encontramos a

Avalokitesvara, Vajrapani, Mañjusri y Tara entre los textos Vajrayāna más

antiguos. Pero estos textos (llamados colectivamente tantras) marcaron un nuevo

capítulo en el budismo: no solo utilizaron los medios hábiles como el Mahayana,

sino que en su intento de liberación utilizaron emociones y acciones que en un

contexto Mahayanas estaban vistas como negativas; el odio, el placer sensual y el

apego tuvieron una resignificación como un camino a la iluminación. Esto hizo que

surgieran figuras en un contexto puramente Vajrayāna, como Vairocana o

Ghujasamaya, que no tendrían lugar en el Mahayana clásico. Y aún las figuras más

antiguas como Vajrapani (quién tomo el lugar de guardián colectivo de los tantras)

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tuvieron modificaciones: de ser un guardián de los Budas se transformó en una

figura airada.

El Vajrayāna tomaba como camino la experiencia de éxtasis de sus practicantes:

esto le permitió enlazarse con los sistemas hindúes que utilizaban la experiencia

extática como camino y una mayor penetración en sectores de la población que por

el literalismo y tradicionalismo del Budismo Nikaya (y en menor grado, del

Mahayana) no sentían una conexión emocional con el Budismo. Al mismo tiempo,

la experiencia Chamánica del Vajrayāna permitía a sus adeptos cumplir funciones

tradicionalmente no budistas, como los exorcismos, la divinación y el rescate de la

energía vital de los espíritus locales.

Sin embargo, el éxito mismo del Vajrayāna como camino hizo que fuese, hasta

cierto punto, institucionalizado. En el siglo VII ya se contaba con cátedras de

Vajrayāna en las universidades más importantes del norte de la India, como

Nalanda y Vikramasila. Si bien el Vajrayāna en sí contiene un cierto grado de

lenguaje filosófico en sus tantras, se homogeneizó con la filosofía Mahayana,

adquiriendo una mayor amplitud teórica. Esto dio lugar a figuras como Candrakirti

(especializado en la meditación tántrica de Mañjusri) o Candragomin

(especializado en los tantras de Avalokitesvara), dos de los más grandes filósofos

del budismo que al mismo tiempo están considerados adeptos tántricos.

Esta es la situación del Vajrayāna en el momento en que Padmasambhava hace su

aparición en el Tíbet: un sistema esotérico y chamánico expresado en términos

budistas que coexistía hasta cierto grado con el sistema monacal-filosófico

preexistente. Si bien sus prácticas mas extremas estaban vistas con resquemor, se

incluía a sus adeptos (mantrims, por los mantras que utilizaban) dentro del

entramado social.

El Vajrayana en el Tíbet

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Aquí ofrecemos unos breves bocetos de sus figuras más importantes. Estas

ayudarán a contextualizar las diferentes escuelas y sus enseñanzas. Sin embargo, se

debe comprender que en la mayor parte de los casos que relatamos, las fuentes

primarias son hagiográficas. Solo en el caso de Je Tsongkhapa contamos con

fuentes históricas claras, si bien salvo el primero de los casos nombrados

(TönpaSherab) el consenso académico es que fueron figuras históricas. Por lo

tanto, esta será una introducción a una narración popular-hagiográfica, más que

una historiografía de los diferentes progenitores de la religión Tibetana.

TönpaSherab, progenitor del Bön Eterno

TönpaSherab es, de todas las figuras arquetípicas tibetanas, la menos estudiada.

Este lamentable desconocimiento esta signado por la poca difusión que su escuela

(el YüngrungBön) ha tenido en occidente, pero felizmente occidente está en

proceso de traducción de textos Bön. Sin embargo, la figura del fundador del Bön

sigue resultando de difícil acceso.

Fechado en el paleolítico superior (circa el 18.000 a.e.c) por las fuentes Bön, la

biografía de TönpaSherab es, a primera vista, una síntesis de la biografía de

Sakyamuni y Padmasambhava. Como Padmasambhava, nació en una tierra pura

(Olmo LungRim, en las cercanías de Tayikistán) en cuyo centro un axis mundi en

forma de montaña sagrada daba nacimiento a cuatro ríos. Nacido en el seno de una

familia real, como Padmasambhava y Sakyamuni, su carrera es similar a la de este

último: tras tener hijos y esposa, a los 31 años alcanza la Budeidad y se dedica a

enseñar el Dharma. Su carrera fluctuó entre las enseñanzas dialécticas y

meditativas, al estilo de Sakyamuni y las luchas con los demonios al estilo de

Padmasambhava, especialmente del demonio llamado KhyapbaLagring, que

cumple la función del Mara budista, si bien de un modo más activo.

En una de sus luchas contra KhyapbaLagring, TönpaSherab llega a Tíbet, dónde

intenta enseñar el Dharma eterno. Sin embargo, no se encuentra satisfecho con el

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pueblo tibetano, por lo que vuelve a su tierra de Olmo LungRim, tras haber dejado

una serie de discípulos. Finalmente, pasa al Paranirvana a la edad de 82 años. Tras

su muerte, el reino tibetano de Zhang Zhung sigue sus enseñanzas (surgiendo

maestros destacados del Dzogchen como Tapihritsa) y el YündrungBön se establece

en el Tíbet de forma definitiva.

A esta hagiografía (improbable por la datación y la similitud con textos budistas)

redescubierta como Tërma en los siglos XIII y XIV de la e.c. es posible contrastarla

con textos más antiguos, pertenecientes a las excavaciones de Dunhuang y

GathangBumpa. En ellos, TönpaSherab aparece como un maestro en el declive de

Zhang Zhung (circa siglo VI e.c.) que se especializaba en rituales funerarios y de

mediación entre espíritus de la naturaleza y humanos, funciones chamánicas por

excelencia. Si bien es a nuestro juicio imposible de determinar la historicidad o el

papel de TönpaSherab basado en la información existente con un grado de

exactitud histórica, creemos que lo importante de su relato es la concepción de un

Buda previo con una conexión Tibetana que predata a Sakyamuni; concepto que

por otra parte está dentro de los parámetros budistas. Por lo tanto, podemos

considerar (por lo menos en un nivel narrativo) a TönpaSherab como un Buda

Tayiko que tiene una conexión previa con el Tíbet a la llegada del Budismo en el

siglo VIII e.c.

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TonpaSherab

Virupa, el amorfo señor de los Yogis

En la universidad de Nalanda en el siglo VII, el abad Dharmapala era considerado

una de las luminarias del budismo. Su amplio conocimiento de filosofía y su

estabilidad meditativa le ganaron un lugar especial en la más prestigiosa

universidad tántrica del imperio Phala, mientras que su disciplina y devoción eran

legendarias. En el día, Dharmapala era el modelo del budista Mahayana:

compasivo, paciente, erudito y agudo. Pero por las noches, siguiendo las

instrucciones de su fallecido maestro, Dharmapala practicaba el sendero del

mantra secreto (Ghuyamantrayana, otro apelativo del Vajrayāna) en el ciclo de la

deidad Cakrasambhara, manteniéndolo fuera del conocimiento de sus pares, como

su maestro le había indicado. Pero con el paso de los años Dharmapala no sentía un

avance; aún mas, al llegar a su séptima década, una serie de sueños terroríficos

empezó a turbar su descanso.

Al haber perdido a su maestro varios años antes, Dharmapala no tenía forma de

saber que esos sueños presagiaban un contacto inminente de una deidad tántrica.

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Finalmente, tras sentirse cansado y desalentado, lanzó su mala (su rosario de

mantras) al retrete y tomó la determinación de dedicarse al Mahayana. Esa misma

noche tuvo una visita inesperada: la deidad tántrica Vajranairatmya, consorte de

Hevajra, una deidad del Tantra no dual más avanzado. Vajranairatmya expresó su

preocupación frente a Dharmapala: si solo hubiera seguido practicando, ya estaba a

punto de iluminarse. Dharmapala rescató su mala del retrete y esa misma noche

llego al primer nivel del Bodhisattva, llegando en seis noches sucesivas a la

iluminación y a transformarse en un Mahasiddha.

Pero las prácticas del Mahasiddha (que incluían consortes y comidas carnívoras

con alcohol, todo prohibido para monjes) hicieron que sus colegas se ofuscaran y

decidieran expulsarlo. Dharmapala entendió que por una parte, era comprensible

su reacción pero que su camino era mostrar la iluminación de un Mahasiddha, por

lo que entrego sus hábitos y tomó el nombre de Virupa (literalmente, Vi-sin Rupa-

forma), dejando Nalanda para vagar por la India, vestido solo con flores y cada vez

más robusto por su nueva dieta.

Virupa es, sin lugar a dudas, el Mahasiddha más famoso en la India medieval: su

gusto por la buena bebida, las mujeres y las aventuras lo transformaron en el

arquetipo del Yogi salvaje. Sus historias son innumerables y generalmente tienen

un giro comédico inesperado: desde la vez que frenó el Sol en su curso, para no

tener que pagar la cuenta de una taberna donde tomó (toda la) cerveza, hasta como

hizo que el Ganges se abriera a su paso, por miedo a su fealdad, Virupa mostró el

rostro más chamánico-mágico de la iluminación, ganándose a si mismo los motes

de Yogesvara y Balesvara (señor de los Yogis y de la Magia).

Pero al mismo tiempo, mantuvo su formación budista, visible en sus acciones de

proteger a animales del sacrificio de un rey, de derrotar en debates y combates

mágicos a yogis hindúes y mantener la compasión como la virtud cardinal. De esta

forma, mediante su sistema esotérico llamado Margaphala (Lamdré, en tibetano)

fue el progenitor de la escuela Sakya y su tradición de considerar al practicante

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perfecto como una persona que muestra la iluminación tántrica de forma temeraria

pero al mismo tiempo es un perfecto filósofo, guiado por principios Mahayanas.

En un contexto histórico, si bien contamos con fuentes que ubican a Dharmapala

como abad de Nalanda en el siglo VII e.c. y a un Mahasiddha llamado Virupa en la

misma época, no podemos estar seguros de que sean la misma persona, salvo por la

identificación hagiográfica que Virupa hace en sus versos. Pero sin embargo, su

figura encarna el ideal de gran parte del budismo tibetano: el mago-filósofo que

muestra que la iluminación se encuentra más allá de lo expresable (o esperable)

pero al mismo tiempo es capaz de componer complejas canciones que la expliquen

de forma simbólica.

Virupa

Padmasambhava, el precioso gurú

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Probablemente el Mahasiddha más famoso en el Tíbet sea Padmasambhava, un

príncipe afgano que fue clave en el ingreso del Budismo en Tíbet. Nacido de un loto

(la traducción literal de su nombre) a finales del siglo VII e.c. con la forma de un

niño de ocho años en Oddiyana (situada en la frontera Afgana de Pakistán) fue

adoptado por la familia real y desde joven entrenado en la meditación budista. Pero

en una ceremonia tántrica fue poseído por una deidad, matando a un compañero

de la corte. Tras ese episodio, Padmasambhava se exilio a sí mismo para purificarse

y vagó por cementerios y crematorios, siguiendo la tradición de los yogis tántricos.

En un cementerio, fue picado por un escorpión en una iniciación arquetípica, que

se le apareció como un escorpión de nueve cabezas humanas y le confirió la

práctica de la deidad airada Vajrakilaya, una deidad utilizada para atar espíritus

malignos y forzarlos a convertirse al budismo. Tras conseguir los logros de esa

deidad, Padmasambhava vagó por la India ganando fama de gran hechicero y en

cierto punto, de seductor. Tras seducir a la princesa Mandrava, de la corte de un

rey Indio y fugarse con ella, viajó al noreste de la India.

En esa época, el rey TrisongDetsen de la dinastía Yarlug, que dominaba el imperio

tibetano había invitado al abad MahayanaSantaraksita a llevar el budismo

Mahayana al Tíbet. Pero al llegar, se encontró con resistencia de parte de los

chamanes, hechiceros y practicantes locales que invocaron a los espíritus en su

contra. Desalentado, el rey estaba a punto de dejar su proyecto de instaurar el

budismo cuando Santaraksita le aconsejó que invitara a Padmasambhava, cuya

fama era conocida en toda la India. Padmasambhava llegó al Tíbet y prontamente

redujo, destruyó o convirtió a todos los espíritus rebeldes, fundando junto a

Santaraksita el primer monasterio tántrico en Samye.

En el Tíbet Padmasambhava conoció a YesheTsogyal, quién sería su máxima

consorte y junto a ella y Mandrava formaron a veinticinco discípulos, que fueron la

base de la escuela Nyingma, la primer escuela de budismo tibetano y de la Sakya,

que luego se escindió de la Nyingma. Estableció los rituales más importantes,

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enseñó el Dzogchen de GarabDorje y unificó el Tíbet mediante sus ritos mágicos.

Finalmente, partió primero para Bután y finalmente dejó el mundo de los

humanos, instalándose como rey de los Rakshas (una especie de demonios-tigre

que comen humanos en la concepción cosmológica budista) donde aún hoy

gobierna.

Padmasambhava es llamado GuruRimpoché (el precioso Guru) en el Tíbet, donde

se lo considera el segundo Buda y la causa principal de que el budismo haya llegado

a ese país. Es la figura principal de la escuela Nyingma pero al mismo tiempo es

quizás la más popular de toda la cultura Tibetana. Su culto es quizás el más popular

de todos, siendo invocado para protección, bendición y guía espiritual.

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Padmasambhava

Atisa, el buen monje

AtisaDipamkara es, sin lugar a dudas, una de las personas más importantes en la

historia del budismo en Tíbet, segundo solo tras Padmasambhava en su

importancia para todas las escuelas Tibetanas. Nacido en el seno de una familia

noble de la ciudad de Vikramapura en el final del siglo X de la e.c., su historia es en

cierta forma una hagiografía adaptada del Buda. Protegido por su familia y a punto

de casarse, una visión de Tara le recordó una serie de vidas como monjes, que

habían desembocado en el mérito para su nacimiento. Tara le enseña la renuncia

con una metáfora que luego sería famosa: su mérito era el de un elefante (el rey de

los animales, en el contexto cultural panindio) pero su mismo peso hace que se

hunda en el fango del Samsara.

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Atisa deja, como Buda Sakyamuni a su familia y se embarca en un peregrinaje de

aprendizaje monástico y tántrico. Se ordena con el Abad Silaraksita y estudia

Tantra con Jetari y Advahutipa, logrando rápidamente visiones de deidades. Viaja a

Sumatra, estudiando primero y luego enseñando en las universidades tántricas

presentes hasta que su fama se extiende tanto que le es ofrecido el puesto de abad

en el colegio tántrico de Vikramasila, el más prestigioso de la época sito en la India

del imperio Phala.

En el siglo XI de la era común algunos tibetanos viajaban a aprender Tantra al

imperio Phala. Aquellos que estudiaban en Nalanda o Vikramasila conocían la fama

de Atisa y le solicitaron viajar al Tíbet; sin embargo, su edad madura y su posición

lo disuadían de emprender el viaje. Sin embargo, una visión de la deidad tutelar

Tara le comunicó que si viajaba, podría extender el budismo en el país de las nieves

y encontraría a su discípulo principal. Sin embargo, el viaje acabaría por matarlo.

Atisa decidió viajar y por dos años, recorrió el Tíbet en compañía de Dromtonpa,

quién era el discípulo profetizado. A diferencia de Virupa, TönpaSherab o

Padmasambhava, que eran principalmente tántricos, Atisa ofreció un modo nuevo

de comprender el budismo. Vivía como un simple monje, dejando de lado las

ofrendas materiales y las comodidades, dejando que su devoción guiara sus pasos.

Hacia un gran énfasis en el culto popular a Tara y en la práctica exotérica

Mahayana, considerando que el Vajrayāna debía ser solo practicado por monjes,

dado que existía el riesgo de que sus enseñanzas pervirtieran el espíritu del

Mahayana. Solo aquellos monjes entrenados en la piedad y la filosofía Mahayana

debían, en la opinión de Atisa, tener acceso a las prácticas mágicas.

Atisa instauró un nuevo modelo dentro del Tíbet: el del monje humilde y devoto,

que al mismo tiempo juega un papel importante en la articulación de la experiencia

extática para el pueblo. Su piedad y simplicidad impresionaron tanto al pueblo

tibetanos que su influencia puede encontrarse en todas las escuelas y sus

seguidores fundaron una propia llamada Kadam, que enfatizo el Mahayana por

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sobre el Vajrayāna. En el siglo XV Je Tsongkhapa refundó esa escuela en la Nueva

Kadam, que terminaría siendo la escuela Gelug, cuyo representante más famoso es

el Dalai Lama.

Atisa

Milarepa, el hechicero penitente

La historia de Milarepa es sin duda la más famosa dentro del Tíbet y fuera de él.

Milarepa es el prototipo tibetano de Yogi devoto, que sigue las enseñanzas de su

maestro hasta las últimas consecuencias. Nacido en el seno de una familia

acomodada, la muerte de su padre permitió que sus tíos se apoderaran de la

fortuna familiar, reduciendo a su madre y a él mismo a la condición de siervos. El

maltrato constante que sufrió su madre hizo que enviara a Milarepa a aprender

rituales destructivos con un especialista Bön. Milarepa era un rápido estudiante y

al poco tiempo aprendió lo suficiente para destruir a sus tíos, junto con el resto de

su clan.

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Su maestro quedó horrorizado al ver la destrucción causada por Milarepa, por lo

que le dijo "Hemos generado tan mal karma que de seguro nos esperan los

infiernos. Yo ya soy viejo y el infierno es mi destino, pero ve e intenta purificar tu

karma, así uno de nosotros podrá salvarse". Milarepa, horrorizado, hizo caso a su

maestro y empezó a practicar Dzogchen con un maestro Nyingma. Sin embargo, no

veía ningún progreso. Su maestro Dzogchen tampoco, por lo que lo envió a ver a

Marpa, un Lotsawa (traductor) famoso que acababa de volver de la India.

MarpaLotsawa fue una de las personas más coloridas de la historia tibetana.

Discípulo del MahasiddhaNaropa, era un maestro del sistema Mahamudra que

vivía en una torre en las montañas. Tenía una esposa, varios hijos y una corte de

discípulos. Al encontrar a Milarepa, decidió tomarlo como discípulo, pese a saber

sus crímenes, pero tratándolo de una forma extremadamente dura para que

purificara su karma.

Ejemplos de su trato duro son los abusos verbales a los que sometía a Milarepa y

quizás la más famosa práctica de purificación del Vajrayāna: le obligaba a construir

sin ayuda una torre en una montaña. Cuando Milarepa la terminaba, le decía que

debía haber estado borracho cuando le señaló el lugar. Milarepa tenía que

desarmar la torre (construida de piedra, no de madera) y transportarla a una

montaña más alta. Esto se repitió varias veces, sin que la fe de Milarepa flaqueara.

Finalmente, tras la intervención de la esposa de Marpa, este accedió enseñarle el

sistema de Mahamudra y darle una iniciación en la deidad clave de ese sistema,

Hevajra. Luego envió a su discípulo a practicar a las montañas; esta fue la última

vez que Milarepa vio a su maestro, dado que Marpa murió al poco tiempo.

Siguiendo las enseñanzas de su maestro, Milarepa vagó por los valles y las

montañas, meditando. Muchas veces no tenía comida, así que comía zarzas, por lo

que su piel tomó un color verdoso. Tras su iluminación, Milarepa empezó a atraer a

infinidad de discípulos pero nunca perdió los modales de Yogi errante ni acumuló

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riquezas o fama, vistiendo solo una pequeña camisa de algodón en el clima helado

del Tíbet septentrional y utilizando métodos yógicos para mantenerse cálido.

Cuenta una historia que un día un ladrón entró en su cueva por la noche para

robar, a lo que Mila le dijo "entra: si yo no consigo encontrar nada en el día, tu eres

bienvenido de buscar en la noche".

La devoción inquebrantable de Milarepa, junto a su práctica yógica simple, basada

en las instrucciones orales de su maestro fueron la base de la escuela Kagyu, que al

día de hoy intenta seguir esos preceptos como lo hizo su fundador.

Milarepa

MachigLabdrön, madre del Chöd

MachigLabdrön es una figura interesante en el Tíbet: es la primera creadora de un

sistema de meditación que salió del Tíbet para llegar a la India. Nacida en el siglo

XI de la e.c. en el seno de una familia devota, Machig se ocupaba de ser la cantora

en la recitación de los textos sagrados. Queriendo dedicar su vida al Dharma, perohttp://asiaviewers.com/https://www.facebook.com/[email protected]

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no sintiéndose llamada a una vocación monacal, se fugó de su casa y se caso con un

pandita indio llamado Topa Draya, quién era un seguidor del maestro

PadampaSangye.

PadampaSangye enseñaba una serie de prácticas exotéricas para purificar el karma,

de corte Mahayana. Machig tomó esas prácticas y las tradujo al Vajrayāna. En su

práctica principal, el ritual de Chöd, el practicante invoca a una deidad visualizada

que corta y mutila su cuerpo, dando de comer a los seres espirituales

pertenecientes a un cementerio o un sitio liminal como un río o una montaña. Este

ritual, famoso por la violencia simbólica que contiene, es otra forma de trabajar el

desapego con el cuerpo y la personalidad que se puede observar ya en el

VisuddhimaggaTheravada traducido a términos tántricos.

El sistema Chöd de Machig no formó una escuela propia por mucho tiempo, pero

de manos de la fama de su fundadora penetró en el tejido de todas las escuelas,

haciéndose especialmente importante para las escuelas Kagyu y Nyingma. Hoy en

día se puede encontrar chödpas (practicantes de Chöd) primariamente dentro de

las sanghas laicas.

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MachigLabdron

Taranatha, sustentador Shentong

Nuestra última figura en los bocetos es también la última cronológicamente.

Taranatha nació en el siglo XVI de la era común en el seno de una familia

Jonangpa. Siguiendo la tradición de esta escuela, se formó como monje en el

modelo de Atisa, teniendo como Atisa una especial devoción hacia Tara, lo que le

valió el nombre que lo hizo famoso. Un gran historiador, hizo eco del dictum de

Atisa: enfatizo la práctica de los tantras de nivel Kriya y el Mahayana la mayor

parte de su vida, siendo un practicante monacal del sistema Kalacakra del mismo

Atisa.

Siguiendo la tradición de la escuela Jonang, Taranatha sustento la filosofía

Shengtong (dónde la claridad de la mente no es vacua) por sobre el Rangtong (aún

la claridad de la mente es vacua) del Madhyamaka tradicional. Taranatha pasó al

olvido cuando, por un problema político la escuela Gelug invadió y se apropió de

los monasterios Jonang. Sin embargo, su influencia fue importante en varios

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sentidos: creó la primer historia Tibetana del budismo en la India que abarca desde

Sakyamunia Padmasambhava, sus enseñanzas del Kalacakra fueron absorbidas por

la Gelug hasta el punto que el Dalai Lama es un especialista en este Tantra y su

emanación en Mongolia fue el primer JetsunDampa de ese país, liderando las

escuelas budistas mongolas.

Como corolario, queríamos notar que en los años 2000 y 2001 se redescubrieron

monasterios Jonangpa en la zona de Amdo (Tíbet oriental) que han conservado el

linaje intacto. Es demasiado pronto para una prognosis, pero es nuestra esperanza

que pronto este linaje vuelva a florecer y se publiquen más estudios sobre el mismo.

Taranatha

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Bibliografía recomendada

Andino, F.(2012). Mediación en el Camino Medio.Buenos Aires: JIER 2012

Berzin, A., (2001), Comparación introductoria de las cinco tradiciones tibetanas

de budismo y de bon, conferencia dictada enBerlin, enero, consultado en marzo de

2015 ,http://www.berzinarchives.com/web/es

Davidson, R.(2005). Tibetan Renaissance: Tantric Buddhism in the Rebirth of

Tibetan Culture. New York: Columbia University Press

Dickson, A.(2009). Organizing Religion: Situating the Three-Vows Texts of the

Tibetan Renaissance. Montreal: McGill University Press

Downman, Keith.(1985). Master of Mahamudra New York: NYU Press

Pandita, S.(2000). Ordinary Wisdom: SakyaPandita’s Treasury of Good Advice.

Massachusetts: Wisdom Press

Ray, R.(2002). Indestructible Truth. Massachusetts: Wisdom Press

Ray, R.(2002). Secrets of the Vajra World. Massachusetts: Wisdom Press

Samuel, G.(1993). Civilized Shamans: Buddhism in Tibetan Societies. Washington:

Smithsonian Press

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