32677188 budismo sabio tibetano

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    Los hechos asombrosos de que han dado cuenta losmedios de informacin en los ltimos cinco aos,ya haban sido previstos y algunos pprmenorizada-mente relatados en los libros de Lobsang Rampa.TROQUEL se enorgullece al presentar ahora sultima obra: EL SABIO TIBETANO. Para quienes sehan deleitado y se han maravillado con la lectura desus muchos libros anteriores, EL SABIO TIBETANO

    constituye una especie de corolario o de coronacinde los conocimientos que acerca de muchas y muy

    diferentes cosas nos ha transmitido el famoso yenigmtico escritor. Ascensiones increbles,

    experiencias sorprendentes, en los domi-nios de esazona de inters deslumbrante que se ubica casi enla frontera demarcatoria del cuerpo y el espritu delhombre, vuelven a cautivar al lector, y lo sumergenen el abismo luminoso de una informacin que no serecibe todos los das. Los libros de Lobsang Rampase caracterizan por; una sabidura que nos llega confacilidad a travs de un estilo. Ahora, con EL SABIOTIBETANO, recibimos, en medio de un sostenidosuspenso, una misteriosa leccin ms.

    Editorial Troquel/Buenos Aires

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    LOBSANG RAMPA

    EL SABIO

    TIBETANO

    EDICIONES TROQUEL/BUENOS AIRES

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    Ttulo del original ingls:TIBETAN SAGE

    Traduccin: MOISESM. PRELOOKER

    PRIMERA EDICINJunio 1980

    Impreso en la Argentina

    Printed in Argentina

    Queda hecho el depsito que previene la ley 11.723c. by EDITORIAL TROQUEL S.A., Buenos Aires, 1980

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    El ao pasado tuve ocasin de comprobar lagentileza y la cordialidad del seor Ressia haciasus autores, motivo por el cual deseo dedicarleeste libro.

    Es verdad que tambin le dediqu el anterior, pero

    ahora quiero hacer extensivo mi gesto a la seorade Ressia, porque estoy convencido desde hacemucho tiempo de que detrs de todo hombre muybueno hay siempre una muy buena mujer. Enconsecuencia, seora de Ressia, acepte miagradecimiento por sus bondades y la preocupacin

    por mi obra que supo infundir en su esposo.

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    PROLOGO

    La gente se burl y se ri cuando hace algunosaosdije en El Tercer Ojo que haba volado en cometas;

    se podra pensar que comet un crimen al afirmar tal cosa.Pero miremos ahora a nuestro alrededor y podremosobservar a muchas personas que lo hacen.

    Algunas sobrevuelan las aguas, arrastradas por unbarco de carrera y, en otros casos, se trata de cometas quellevan a un hombre que se lanza desde un acantiladoo una cierta altura y vuela realmente de ese modo. Ahoranadie dice que Lobsang Rampa tena razn, pero en esemomento se burlaron de m.

    Hace algunos aos, una buena cantidad de fenmenosperteneca al dominio de la "ciencia-ficcin", pero en laactualidad son acontecimientos de todos los das.

    Disponemos de satlites en el espacio y en Londrespodemos captar los programas de televisin de los

    Estados Unidos o del Japn. Yo lo predije.Tambin hemos visto a un hombre o, mejor dicho,

    a dos caminando sobre la Luna. Todas mis obras sonverdicas, y gradualmente se comprueba tal aseveracin.

    Este libro no es una novela, no es ciencia-ficcinsino la verdad, absolutamente sin adornos, de lo que mesuced i , re it er o que no ex isten li cenci as de l au tor enla obra.

    Digo que este libro es ver dico, pero es posible queel lector desee considerarlo como ciencia-ficcin o algo

    por el estilo. Perfecto: est en libertad de lanzar una buenacarcajada, y tal vez antes de que haya terminado de leerlo

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    se producir algn acontecimiento que pruebe que mislibros dicen la verdad.

    Pero desde ya afirmo que no contestar ningunapregunta acerca de su contenido. Con motivo de mis otrasobras recib una enorme correspondencia, pero la gente

    no incluye siquiera los gastos de franquea para larespuesta y, teniendo en cuenta las actuales tarifas

    postales, a veces contestar la carta de un lector cuestams de lo que l pag para comprar el libro.

    Aqu est mi obr a. Esper o que le s gus te. Conf oen que la encuentren creble, si as no fuera, tal vez esas

    personas no hayan alcanzado todava la etapa evolutivanecesaria.

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    CAPITULO I

    -Lobsang! LOBSANG!Confusamente comenc a emerger de las

    profundidades de un sueo producido por elagotamiento. Haba sido un da terrible y ahora. . . mellamaban.

    La voz retumb de nuevo: Lobsang!De pronto sent a mi alrededor una conmocin, abr

    los ojos y cre que la montaa se me caa encima. Unamano me alcanz y, con un rpido tirn, me arranc demi lugar de reposo y me empuj hacia un costado, apenasa tiempo, pues una roca inmensa, de bordes filosos, sedesliz tras de m y me desgarr la ropa. Me levant deun salto y segu a mi acompaante, semiaturdido, a unpequeo saliente, en la parte ms extrema de lo quehaba sido una minscula ermita.

    A nuestro alrededor arreciaban las rocas y la nieveque se precipitaban hacia abajo. Repentinamenteobservamos la encorvada figura del viejo ermitao quetrataba de llegar a la mayor velocidad posible hasta ellugar en que nos encontrbamos. Pero no lo logr: unaenorme masa de rocas rod por la montaa y barri conla ermita, el ermitao y el saliente sobre el cual habaestado apoyada aqulla, una prominencia que medaalrededor de sesenta metros y que vol como una hojaen una tormenta.

    Mi Gua, el Lama Mingyar Dondup, me sostenafirmemente por los hombros. La oscuridad nos rodeaba:ni un solo destello de luz proveniente de las estrellas o

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    de las vacilantes velas de las casas de Lhasa. Todo eraoscuridad a nuestro alrededor.

    Sbitamente se produjo una nueva andanada deinmensas rocas, acompaadas por arena, nieve y hielo. Elsaliente sobre el cual nos encontrbamos en forma

    precaria se inclin hacia la montaa y nos deslizamos sincesar y, aparentemente, sin fin. Por ltimo, nosdetuvimos en medio de un gran estrpito. Creo quedurante un cierto tiempo estuve desvanecido, puesrecuper de una manera repentina la conciencia, ycomenc a pensar de nuevo en las circunstancias que noshaban hecho llegar hasta esa alejada ermita.

    Nos encontrbamos en el Potala jugueteando con untelescopio que un caballero britnico haba regalado alDalai Lama en una demostracin de buena voluntad. De

    pronto observ banderas de oracin que flameaban en loalto de la ladera de una montaa y parecan trasmitiralgo en una especie de cdigo. Pas con rapidez eltelescopio a mi Gua y se las seal.

    El Lama, apoyando el aparato en el muro ms altodel Potala, mir fijamente durante un cierto tiempo, yluego exclam:

    El ermitao necesita ayuda: est enfermo.Avisemos al Abad e informmosle que estamos

    preparados para partir.Cerr en forma brusca el telescopio y me lo

    entreg para que lo llevara de nuevo al cuarto de regalosespeciales del Dalai Lama.

    Corr con l, poniendo especial cuidado en notropezar ni dejar caer el instrumento, el primero quehaba visto en mi vida. Luego llen mi morral concebada, revis la yesca para comprobar su buen estado y

    me dediqu a esperar al Lama Mingyar Dondup.Al poco tiempo apareci con dos bultos, uno deellos grande y pesado, que coloc sobre sus hombros, yel otro ms pequeo, que deposit sobre los mos.

    -Iremos a caballo hasta el pie de esa montaa; alldespacharemos de vuelta los animales y continuaremos lamarcha trepando. Te aseguro que ser una escaladadifcil: la he hecho antes.

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    Montamos a caballo y descendimos por el caminotallado en escalones en direccin al anillo exterior decarreteras que rodea la ciudad de Lhasa. Pronto llegamos alcruce y, tal como lo haca siempre, dirig una rpidamirada hacia la izquierda, all donde se encontraba la casa

    en que haba nacido. Pero ahora no tena tiempo parapensar en nada: habamos asumido una misin desalvamento.

    Los caballos comenzaron a marchar al paso,trabajosamente, jadeando y resollando. La ascensin erademasiado penosa para ellos, y sus patas resbalaban sobrelas rocas. Por ltimo, con un suspiro, el Lama dijo;

    -Bien, Lobsang: aqu terminan su tarea los caballos.De ahora en adelante dependeremos de nuestrasfatigadas piernas.

    Descabalgamos, y el Lama les dio una palmada,exhortndolos a volver a casa. Dieron media vuelta y sealejaron al t ro te, con renovados bros, ante laperspectiva de regresar en lugar de tener que seguir

    ascendiendo.Reordenamos nuestros bultos y revisamos nuestros

    pesados bastones: cualquier defecto o rajadura podaresultarnos fatal. Luego registramos los otros elementos:tenamos yesca y pedernal y nuestras provisiones dealimentos se encontraban intactas. Por ltimo, sin mirarhacia atrs, comenzamos a escalar la dura montaarocosa que pareca de vidrio, pues era dura y resbaladiza.Introducamos los dedos de las manos y de los piesen cualquier pequea grieta a nuestro alcance ygradualmente, despellejndonos y raspndonos lasmanos, logramos llegar hasta un saliente. All nosdetuvim os para recuperar el aliento y la fuerza. De unahendidura de la roca surga un pequeo arroyo, demodo que pudimos beber, y luego hicimos un poco de"tsampa". No era muy sabroso, pues lo habamospreparado con agua muy fra al no haber lugar en elsaliente para hacer fuego. Pero despus de comer "tsampa"y de beber nos sentimos bien y examinamos la forma deseguir subiendo. La superficie era l isa y parecaimposible que alguien pudiera trepar sobre ella, pero nosdispusimos a intentarlo, tal como lo haban hechootros antes que noso-

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    tros. Poco a poco fuimos ascendiendo y gradualmenteel diminuto punto que habamos visto se torn cada vezms grande hasta que pudimos divisar las rocas queformaban la ermita.

    Esta se encontraba encaramada en el extremo

    mismo de un espoln rocoso que sobresala de lamontaa. Trepamos hasta encontrarnos por debajo dellugar y entonces, realizando un inmenso esfuerzo,llegamos hasta el costado del espoln donde nosquedamos sentados durante un cierto tiemporecuperando el aliento, pues estbamos muy porencima de la llanura de Lhasa y el aire estaba enrarecidoy ligeramente fro. Por ltimo, logramos ponernosnuevamente de pie, y esta vez nuestra marcha resultmucho ms fcil hasta que llegamos a la entrada de laermita. El viejo ermitao se asom a la puerta. Mir haciael interior y me sorprendi enormemente el tamao de lahabitacin. En realidad, no haba lugar para tres personas,

    por lo cual me resign a permanecer afuera. El Lama

    Mingyar Dondup asinti en seal de aprobacin y mealej, mientras la puerta se cerraba tras de l.En todo momento deben atenderse las necesidades

    naturales, y a veces la naturaleza puede urgir mucho,de modo que mir a mi alrededor tratando de encontraruna "instalacin sanitaria". Justamente al borde delsaliente haba una roca lisa que se proyectaba an msy en la cual pude observar un hoyo adecuado que, segnlo advert, haba sido hecho o ampliado por la mano delhombre. En cuclillas sobre ese hoyo logr encontrar unasolucin a algo que me haba desconcertado: en nuestraescalada pasamos ante montculos de residuos de aspecto

    peculiar y trozos amarillentos de hielo, algunas de lascuales parecan varillas amarillas. En ese momento riie

    percat de que esos montculos desconcertantesrepresentaban pruebas de que en la ermita haba vividogente durante un cierto tiempo, y agregudespreocupadamente mi propia contribucin.

    Luego recorr los alrededores y advert que la rocaera excesivamente resbaladiza; llegu hasta algo que eraen forma evidente una roca movediza. Se trataba de

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    una prominencia, y me pregunt sin mayor inters elmotivo por el cual un saliente de roca ocupaba esa

    posicin especial. Mi naturaleza inquisitiva me impuls aexaminar la roca con una atencin superior a lahabitual y mi inters creci porque era evidente que

    haba sido hecha por el hombre. Pero cmo era posible?Su posicin resultaba sumamente extraa. Le di unpuntapi, sin tener presente que estaba descalzo, por locual me lastim los dedos de los pies. Calm el dolor porun instante y luego me alej del saliente para examinarla ladera opuesta, por la cual habamos trepado. Erasorprendente y casi increble que lo hubiramos hecho poresa superficie cortada casi a pico. Al mirar hacia abajo

    pareca una lmina de roca pulida y me sent muymareado al pensar que deba descender por ella.

    Regres en busca de mi caja de yesca y del pedernaly tom plena conciencia de mi situacin inmediata.Me encontraba en algn lugar dentro de una montaa,

    prcticamente en cueros, desprovisto de la vital cebada,sin el tazn, la yesca y el pedernal. Debo de haberproferido entre dientes alguna exclamacin no budista,porque escuch en un murmullo:

    Lobsang, Lobsang, ests bien?Ah! Mi gua, el Lama Mingyar Dondup, estaba

    conmigo. De inmediato me sent tranquilizado y repliqu:S, aqu estoy; veo que perd el conocimiento al

    caer; he perdido la ropa y todas mis pertenencias. Notengo la menor idea del lugar en que nos encontramos yde la forma de salir de aqu.. Necesitamos un poco de luz

    para ver qu se puede hacer con las piernas.Contest:

    Conozco muy bien este paraje. El viejo ermitao

    era el guardin de grandes secretos del pasado y delfuturo. Aqu est la historia del mundo desde elinstante en que comenz hasta el momento en queterminar.

    Se detuvo por un momento y luego continu:Si te encaminas por la pared hacia la izquierda

    llegars a una arista. Empujndola con fuerza se deslizarhacia atrs y te permitir el acceso a un gran nichodonde encontrars ropas de repuesto y una gran cantidad

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    de cebada. En primer trmino debes abrir el armario ybuscar yesca, pedernal y velas. Los encontrars en eltercer estante contando desde abajo. Cuandodispongamos de luz podremos examinar la forma deayudarnos el uno al otro.

    Mir con atencin hacia la izquierda del Lama yluego tante con la mano la pared del pasillo. Pareca unabsqueda intil, pues era totalmente lisa, tan lisa como sila hubieran tallado manos humanas.

    Cuando estaba por abandonar la bsquedaencontr un agudo trozo de roca. En realidad, me lastimlos nudillos contra ella, y me saqu un trozo de piel. Noobstante, empuj una y otra vez hasta creer que nolograra encontrar lo que buscaba en el nicho. Realic untremendo esfuerzo y la roca se desliz hacia un costado,con un chirrido aterrador. Haba efectivamente un nicho,y al tanteo comprob la existencia de los estantes.Concentr mis esfuerzos en el tercero contando desde

    abajo. All haba lmparas de grasa y localic el pedernaly la yesca. Se trataba de la ms seca que haba visto enmi vida e inmediatamente produjo una llama.Encend la mecha de una vela antes de extinguir consuma rapidez la yesca, que ya estaba comenzando aquemarme los dedos.

    Dos velas, Lobsang, una para ti y otra para m.Aqu tenemos una amplia provisin que bastara, si fueranecesario, para una semana.

    El Lama se qued callado; mir a mi alrededor paraver qu haba en el nicho que pudiramos utilizar. Advertun bastn metlico, que pareca de hierro, apenas,

    poda levantarlo. Pero me pareca que con l podramoshacer palanca contra la roca, liberando las piernas delLama. Por ese motivo regres con una vela y le seal loque me dispona a hacer. Luego me dirig a buscar esa

    barra metlica. Que me pareca el nico medio paraliberar a mi Gua y amigo de esa roca que lo tenaaprisionado.

    Cuando logr llegar hasta ella introduje en su parteinferior la barra metlica y me apoy con las manos ylas rodillas, tratando de hacer palanca. Haba gran can-

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    tidad de rocas en el lugar, pero dud de mis propiasfuerzas pues a duras penas poda levantar la barra.Finalmente, elabor un plan de accin: si daba al Lamauno de los bastones, tal vez podra empujar una piedrapor debajo de la roca siempre que lograra levantarla un

    poco. Estuvo de acuerdo en que tal vez ello fueraposible y agreg:-Es lo nico que podemos hacer, Lobsang, pues si

    no logro liberarme de esta roca, aqu quedarn mis huesos,de modo que intentmoslo.

    Encontr un trozo de piedra ms o menoscuadrada, cuyo espesor era de unas cuatro manos. Loacerqu hasta la roca y luego entregu al Lama un bastnde madera para que intentara su contribucin.Comprendimos que, si yo lograba levantar la mitad de laroca, la vctima podra empujar la piedra cuadrada pordebajo, lo que nos dara el espacio necesario para sacar suspiernas de all.

    Estudi detenidamente la roca y el lugar en* quese apoyaba en el suelo para encontrar algn punto en elque pudiera introducir la barra con seguridad. Al finhall ese punto e introduje con fuerza el extremoaguzado de la barra, tan lejos como pude, por debajo dela roca. Luego result simple buscar y encontrar otra granpiedra y colocarla por debajo de la barra, cerca delextremo aguzado.

    Listos grit y, casi sorprendido por el eco de mivoz, empuj hacia abajo con toda la fuerza, aplicandomi peso sobre la barra de hierro que no se movi: mi fuerzano era suficiente. Descans por un instante y luegobus qu la pi ed ra m s pe sa da . De spu s de en con tra rl ala levant y la llev hasta la barra de hierro. La coloqu

    sobre su extremo y le agregu todo mi peso, sostenindolaal mismo tiempo para impedir que cayera de la barra. Congran alegra observ un pequeo movimiento y unasacudida, y lentamente la barra se inclin hacia abajo,llegando al nivel del piso. El Lama Mingyar Dondupme dijo:

    Vamos muy bien, Lobsang, ya he colocado lapiedra all abajo. Ahora puedes soltar la barra y sacar mispiernas.

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    Me sent muy satisfecho y volv al otro costado delpeasco; efectivamente, las piernas del Lama aparecierona la vista, pero estaban despellejadas y sangrantes ytemamos que se hubieran quebrado. En forma muycautelosa intentamos moverlas, y el Lama logr

    hacerlo, de modo que me recost y me deslic pordebajo de la roca hasta alcanzar sus pies. Luego lesuger que levantara el cuerpo con los codos y tratarade tirarse hacia atrs mientras yo lo empujaba por laspl ant as de los pies . En forma muy prudente lo hice;result evidente que, si bien las laceraciones de la piely la carne eran graves, no haba huesos fracturados.

    El Lama continu tratando de extraer sus piernasde la roca que las aprisionaba. Era muy difcil y hubede empujar con todas mis fuerzas y doblar algo susmiembros para evitar una arista de piedra bajo la roca.Supuse que esa arista era lo nico que haba salvado suspiernas de quedar totalmente aplastadas, pero ahora nosocasionaba dificultades. Por fin, con suspiros de alivio,conseguimos liberar las piernas y me deslic por debajode la roca para ayudarlo a sentarse sobre un saliente.

    Dos pequeas velas significan mucho, por lo cualregres al nicho de piedra y volv con media docenams, en una especie de canasto.

    Las encendimos todas y examinamos con sumocuidado las piernas: estaban literalmente en jirones.Desde los muslos hasta las rodillas aparecan fuertementedescarnadas y desde las rodillas hasta los pies las carnescolgaban porque haban quedado cortadas en largasbandas.

    El Lama me pidi que regresara al nicho y buscaraalgunos trapos que se encontraban en una caja. Me rog

    tambin que le trajera una jarra que contena un pocode pasta. La describi con exactitud. Regres con lajarra, los trapos y algunas otras cosas. El Lama MingyarDondup se anim sumamente al observar que tambinhaba trado una locin desinfectante. Lav sus piernasdesde la cadera hacia abajo y luego, a su pedido, volva poner en su lugar las t iras colgantes de carnerecubriendo los huesos de las piernas que se advertan conmucha claridad, de modo que los cubr con las carnes yluego las

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    "pegu" con el ungento que haba trado. Despus demedia hora ste estaba casi seco y se tena la impresinde que las piernas se encontraban aprisionadas en moldesfirmes, que parecan de yeso.

    Rasgu algunos de los trapos, convirtindolos en

    tiras, y los enroll alrededor de las piernas para contribuira mantener el "yeso" en su lugar. Luego llev de nuevotodas las cosas al nicho de piedra, salvo nuestras velas,ocho en total. Apagamos seis y pusimos las otras entrenuestras ropas. Levant nuestros dos bastones de madera,y los entregu al Lama, que los acept mostrandoagradecimiento. Luego le dije:

    Ir al otro lado de la roca para examinar de qumanera lo sacar de aqu.

    El Lama sonri y me contest:Conozco todo acerca de este lugar, Lobsang. Ha

    pe rmaneci do aqu du rante alr ededor de un mi ll n deaos y lo construy la gente que pobl por primera vez

    nuestro pas. Siempre que no se hayan desplazado algunasrocas, bloqueando el camino estaremos seguros duranteuna semana o dos.

    Hizo una sea con la cabeza en direccin al mundoexterior y afirm:

    No es probable que logremos sal ir de esa maneray, si no podemos pasar a travs de alguna de lashendiduras volcnicas, ms ade lante a lgunosexploradores, en un millar de aos, ms o menos,podr an encontrar dos interesantes esqueletos sobrelos cuales meditar.

    Me desplac hacia adelante, pasando al costado deltnel y la roca. El pasaje era tan angosto que mepregunt de qu manera podra cruzarlo el Lama. Sin

    embargo, reflexion que donde hay una voluntad hay uncamino, y llegu a la conclusin de que, si me pona encuclillas en la parte inferior de la roca, el Lama podracaminar sobre m y se elevara mucho ms, de modo quesus piernas y sus caderas superaran la parte mssobresaliente de la roca. Cuando le suger esteprocedimiento se mostr muy reacio a ponerlo enprctica, af irmando que l era demasiado pesado param, pero despus de algunos penosos ensayos lleg ala conclusin de que

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    no haba otro remedio. En consecuencia, apil algunaspiedras alrededor de la roca para disponer de un lechobastante llano para acurrucarme y luego, apoyado en lasmanos y las rodillas, me dirig al Lama dicindole queestaba preparado. Con suma rapidez coloc un pie

    sobre mi hombro derecho y el otro sobre mi hombroizquierdo y con un solo movimiento pas del otro lado,dejando atrs la roca y llegando a un terreno despejado.Me levant y observ que traspiraba terriblemente a causadel dolor y el temor de hacerme dao.

    Nos sentamos un instante para recuperar el aliento ylas fuerzas. No podamos tomar "tsampa" pueshabamos perdido nuestros cuencos, lo mismo que lacebada, pero record que en el nicho de piedra habaambas cosas. Regres y revolv hasta encontrar los cuencosde madera; eleg el mejor para el Lama y otro para m.Luego los restregu bien con arena fina, queabundaba en ese tnel.

    Apoy los dos cuencos sobre un estante, uno al ladodel otro, y los llen con una buena cantidad de cebada.Luego, slo era necesario encender un pequeo fuego;haba yesca y pedernal en el nicho, y tambin lea. Conun trozo de manteca que encontramos obtuvimos el

    pegajoso plato que llambamos "tsampa". Sin decir unapalabra nos sentamos y comimos. Luego nos sentimosmucho mejor y en condiciones de continuar nuestratarea.

    Revis el estado de nuestras provisiones, quehabamos logrado reabastecer con lo que encontramos enel nicho. Tenamos tan slo un cuenco cada uno, yesca y

    pedernal, y una bolsa de cebada. Esas eran todasnuestras pertenencias; haba que agregarles dos slidos

    bastones de madera.Una vez ms nos dispusimos a continuar nuestramarcha, golpeados y magullados. Despus de caminardurante un lapso tan largo que pareca una eternidad,tropezamos con una pea que cruzaba el camino, en elextremo del tnel. As lo cre por lo menos. Pero elLama dijo:

    Este no es el fin; empuja esa piedra desde abajo y20

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    se inclinar, despejndonos el camino. Luego, si nosagachamos, lograremos pasar.

    Empuj la base de la piedra, tal como me loindicaba; s e movi con un t remendo chi rr ido,colocndos e en posicin horizontal. La sostuve, para

    estar seguro, mientras el Lama se deslizabadificultosamente por debajo. A continuacin volv acolocarla en posicin correcta.

    Nos encontramos en medio de una tremendaoscuridad que pareca an mayor a la luz de nuestrasvelas que se derretan. El Lama dijo:

    Apaga tu vela, Lobsang. Yo apagar la ma yveremos la luz.

    Ver la luz del da! Pens que sus experiencias y eldolor que deba padecer le producan alucinaciones.No obstante, apagu mi vela y durante un cierto tiemposent el olor de la mecha humeante, saturada de grasarancia. El Lama dijo:

    Espera unos ins tan te s y tendr em os toda la luzque necesitamos.Qued atnito, en la ms completa oscuridad, sin

    que se percibiera un destello de luz en ninguna parte.Podra haberla llamado "oscuridad sonora" porque seescuchaban sordos ruidos, pero los alej de mi mente,pues de pronto obse rv algo que pareca la sa lida delsol. Sobre una cosa que tena el aspecto de unahabitacin apareci una esfera deslumbrante, roja yparecida a un metal incandescente. Pronto el color rojo sedisip, convirtindose en amarillo y luego en blanco, elblanco azulado del amanecer. De pronto, todas esas cosasse revelaron en su desolada realidad. All estaba yo conla boca abierta, maravillado por lo que vea. La

    habitacin, para llamarla de alguna manera, ocupaba unespacio mayor que el Potala, que haba cabido ntegroen el lugar donde nos encontrbamos. La luz era brillante,y me sent casi hipnotizado por la decoracin de lasparedes y los extraos objetos diseminados por el piso sinque tropezramos contra ellos al caminar.

    Un lugar sorprendente, no es cierto, Lobsang?Fue hecho muchos aos antes de lo que puede con-

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    cebirlo la mente del hombre. Era el cuartel generalde una raza especial que poda viajar por el espacio ylograr prcticamente todo lo que se propona. Durantemillones de aos continu funcionando, y todo estintacto . Algunos de nosotros fuimos conocidos

    como los Guardianes del Templo Interior; el TemploInterior es ste.Examin la pared ms cercana, que pareca estar

    cubierta por cierto tipo de escritura, e instintivamentecomprend que no se trataba de la escritura de ningunaraza humana actual. El Lama capt mis pensamientostelepticamente y replic:

    S, Lobsang, este lugar fue construido por la Razade Jardineros que trajeron a este mundo a los sereshumanos y a los animales.

    Dej de hablar y seal una caja fijada contra unapared a escasa distancia. Me pidi que fuera hasta el lay buscara dos varillas cruzadas en su extremo por una

    pequea barra. Obedec y, al llegar al armario que mesealaba, la puerta se abri con facilidad y su contenidome fascin. Pareca estar llena de elementos de usomdico. En un rincn haba un cierto nmero de esasvarillas con la barra que cruzaba un extremo. Tom dosy vi que podran sostener a un hombre. En aquellapoca no saba lo que era una muleta. El Lama colocinmediatamente esas barras cortas bajo las axilas yempu una especie de agarradera que sobresala de lasvarillas.

    Estos dispositivos, Lobsang, ayudan a los invlidosa caminar. Ahora me dirigir a ese armario, me colocarun yeso apropiado en las piernas y podr caminar comosiempre hasta que la carne y las heridas se curen.

    Se puso en movimiento y, como soy naturalmentecurioso, lo segu. El Lama me dijo:

    Lleva nuestros bastones hasta ese rincn ydjalos all para que podamos utilizarlos cuando losnecesitemos.

    Se dio vuelta y continu revolviendo el armario,mientras yo llevaba los dos bastones, apoyndolos contrael rincn de ese armario.

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    EL SABIO TIBETANO

    Lobsang, Lobsang, crees estar en condiciones dearrastrar nuestros bultos y esa barra de acero? No eshierro, como t creas, sino algo mucho ms fuerte yms duro que llaman acero.

    Recorr en sentido inverso el camino y llegu hasta

    la piedra movediza que habamos sorteado para entrar.La empuj y gir, colocndose en posicin horizontal,inmvil. No tuve problemas en deslizarme por debajode ella y la dej tal como estaba. La luz era una verdaderabendic in que iluminaba bastante el tnel; poda verloen todo su recorrido, hasta la gran roca que nos habacausado tantas dificultades. Los bultos, con todasnuestras pertenencias, se encontraban del otro lado.Con gran dificultad traspuse la roca y los alc. Parecansumamente pesados, y atribu nuestra debilidad a lafalta de alimentos. Primeramente regres con los dosbu ltos; los dej en el umbral y luego volv para buscarla barra de acero. A duras penas poda levantarla. Me

    haca jadear y gru como un viejo, hasta que deciddejar caer un extremo mientras asa firmemente el otro.Comprob, caminando hacia atrs y arrastrando la barrade acero con ambas manos, que apenas poda moverla.Me cost mucho hacerle trasponer la roca, pero despusresult bastante fcil trasportarla.

    Luego tuve que empujar los bultos por debajode la piedra movediza, arrastrndolos a travs de lainmensa habitacin. Tom en mis manos la barra deacero y llegu a la conclusin de que no haba movidoalgo tan pesado en toda mi vida. Consegu introducirla,y luego empuj hacia abajo esa seccin de la puerta,de ta l modo que nos encontramos de nuevo f rentea una pared lisa, sin aberturas.

    El Lama Mingyar Dondup no haba perdido eltiempo. Sus p iernas estaban envueltas por unabr il lante lmina de metal y pareca de estar de nuevoperfectamente bien.

    Lobsang, comamos algo antes de recorrer el lugar,Porque debemos permanecer aqu alrededor de unasemana. Mientras traas estas cosas seal losbu ltos y la barra de acero me comuniqutelepticamente

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    LOBSANG RAMPA

    con un amigo en el Ptala y me dijo que se hadesencadenado una terrible tormenta. Me aconsej

    permanecer aqu hasta que la tormenta amaine. Lospronos-ticadores del tiempo sostienen que la tormentadurar cerca de una semana.

    Me sent realmente triste porque estaba cansado deese tnel y ni siquiera la habitacin poda interesarmemucho. A pesar de su tamao, provocaba una ciertaclaustrofobia, lo cual parece imposible, pero no lo es.Me senta como un animal enjaulado. Pero las

    punzadas del hambre resultaron ms fuertes que todos lostemores y me caus gran placer advertir que el Lama

    preparaba nuestra comida. Yo pensaba que la hacamejor que cualquiera, y result muy agradable sentarse adisfrutar de una comida caliente. Com un bocado deeso a lo cual dbamos por cortesa el nombre de "tsam-

    pa", y me maravill su sabor: era muy agradable, porcierto. Sent que mis fuerzas volvan y que mi

    melancola se disipaba. Despus de terminar todo micuenco, el Lama dijo:Ha sido suficiente para ti, Lobsang? Puedes

    comer cuanto quieras. Aqu abunda la comida. Enrealidad, alcanza para alimentar una pequea lamaseria. Enalgn momento te dir algo al respecto, pero ahoraquieres comer algo ms?

    Gracias! repliqu. Con mucho gusto aceptarun poco ms pues tiene un sabor muy agradable. Nunca

    prob nada tan sabroso.El Lama ahog una risa mientras me serva ms

    comida y luego rompi a rer francamente.Mira, Lobsang, mira esta botella. Se trata del

    mejor brandy, totalmente de uso mdico. Creo quenuestro encarcelamiento justifica un poco de brandy paradarle sabor al "tsampa".

    Tom el cuenco que me brindaba y lo ol paraapreciar su aroma, pero al mismo tiempo con seriasdudas, pues me haban enseado que esas bebidasintoxicantes eran obra de los Demonios. Ahora el Lamame alentaba a la bebida. No importa, pens, es buenocuando uno no se siente demasiado fresco.

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    EL SABIO TIBETANO

    Me puse a comer y pronto me encontr metido enun berenjenal. Slo disponamos de nuestros dedos:no haba cuchillo, tenedor ni cuchara, ni siquierapali llos, nicamente dedos, y despus de las comidasdebamos limpiarnos las manos con arena fina, que

    desprend a los rest os de "t sam pa" con sum aeficiencia, pero que a veces tambin nos despellejabasi procedamos con excesiva energa.

    Me quit el "tsampa" no slo con los dedos sinotambin con la palma de la mano derecha y luego, depronto, sin ningn aviso previo ca hacia atrs. Prefierodecir que qued dormido por exceso de cansancio, peroluego el Lama, al relatar la ancdota al Abad, le dijoriendo que yo estaba totalmente borracho. Borracho ono, dorm durante mucho tiempo; cuando me despert,la hermosa luz dorada continuaba iluminando lahabitacin. Ech una mirada a lo que supona era elcielo-rraso, pero se encontraba tan lejos que resultabaimposible decir dnde estaba. Era realmente unahabitacin inmensa, como si toda la maldita montaafuera hueca.

    Es luz solar, Lobsang, y dispondremos de ellaveinticuatro lloras por da. Carece en absoluto de calory tiene exactamente' la misma temperatura que el aireque nos rodea. No crees que es mejor una luz comosta que las velas malolientes y humeantes?

    Mir de nuevo a mi alrededor. No podacomprender que hubiera luz solar cuando estbamossepultados en una habitacin en el seno de la roca, yse lo dije. El Lama replic:

    --Es verdad, sta es la maravilla de las maravillas.Siempre lo he sabido, pero nadie comprende de qu

    manera funciona. La luz fra es un invento milagroso,que data de un milln de aos atrs. Alguien descubriun mtodo para almacenar la luz solar y disponer deella aun en las noches ms oscuras. No la tenemos ni enla ciudad ni en el templo porque no sabemos cmogenerarla. Es el nico lugar que conozco donde existeeste tipo de iluminacin.

    - Un milln o algo as, ha dicho usted, pero es algoque est casi ms all del alcance de mi comprensin. S

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    LOBSANG RAMPA

    que es una cifra formada por un uno, un dos o un tres,o algo as, seguido por una cierta cantidad de ceros,

    pienso que seis, pero es slo una conjetura. En todocaso, es un nmero tan grande que no puedoentenderlo. Para m no tiene sentido. Diez, veinte

    aos, bueno, eso significa algo, pero ms. . . no.Cmo se construy esta habitacin? pregunt,mientras recorra con los dedos algunas inscripcionesde la pared. Retroced lleno de temor, pues se produjoun "click" y una parte de pared se desliz hacia atrs.

    Lobsang! Lobsang! Has hecho undescubrimiento. Ninguno de nosotros, a pesar de haberestado aqu, conoca la existencia de otra habitacin.

    Cautamente pasamos a travs del umbral abierto y,no bien nuestras cabezas traspusieron la puerta, la luz setraslad con nosotros, observ que, a medida quedejbamos la inmensa habitacin en que habamosestado, la luz desapareca.

    Miramos a nuestro alrededor, casi atemorizados demovernos, porque no sabamos qu peligros nosesperaban o en qu trampas podamos caer; pero dealguna manera tomamos coraje y caminamos hacia"algo" de gran tamao que se encontraba n medio dela habitacin. Era una estructura impresionante que enuna poca haba sido sin duda reluciente, pero ahoratena un brillo gris oscuro, la altura de cuatro o cincohombres y el aspecto de dos platos, uno encima del otro.

    Recorrimos el lugar; en un rincn ms alejadoobservamos una escalera de metal gris, que se extendadesde un umbral situado en la mquina hasta el piso.Me precipit hacia adelante, olvidando que en calidadde hombre joven que haba recibido las Sagradas

    Ordenes deba actuar con ms decoro. Trep presuroso laescalera, sin preocuparme siquiera por comprobar si estabafijada de una manera segura. Lo estaba. Una vez ms,al cruzar mi cabeza el umbral, se hizo la luz en el interiorde la mquina. El Lama Mingyar Dondup, para no sermenos, trep hacia el interior de la mquina, y dijo:

    Caramba, Lobsang, ste es uno de los carros delos Dioses. Los has visto revolotear, no es cierto?

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    EL SABIO TIBETANO

    S, seor, por cierto repliqu saba que habadioses que atravesaban nuestra tierra para ver si todoestaba en orden pero, desde luego, nunca haba vistouno tan cerca.

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    CAPITULO II

    Miramos a nuestro alrededor y nos pareci estaren una especie de pasillo, rodeado a ambos lados por

    casilleros, armarios, o algo por el estilo. De todos modos,y al tanteo, una manija y un gran cajn se deslizaronhacia afuera, en forma tan suave como si fueran recinconstruidos. En su interior haba toda clase de extraosdispositivos. El Lama Mingyar Dondup, que miraba porencima de mi hombro, tom una de las piezas, y dijo:

    Vaya! Aqu hay piezas de repuesto. No cabeduda de que en estos casilleros encontraremos repuestossuficientes para que este dispositivo funcione de nuevo.

    Cerramos el cajn y seguimos adelante. La luzsegua precedindonos y se disipaba a medida quecaminbamos. Pronto llegamos a una amplia habitacin;al entrar se ilumin brillantemente y ambos quedamos

    boquiabiertos, pues era evidente que nos encontrbamos

    en el cuarto de control ,de la mquina. Pero lo que nosllen de asombro era el hecho de que all haba hombres.Uno de ellos, sentado en lo que me pareci la silla decontrol, observaba una escala mtrica situada sobre unamesa frente a l. Haba una buena cantidad de metros, ysupuse que se preparaba para despegar.

    Cmo es posible que estos seres tengan millonesde aos? pregunt. Parecen vivos, pero estntotalmente dormidos.

    Otro hombre estaba sentado ante una mesa, conalgunos grandes mapas frente a l. Tena la cabezaentre las manos y los codos apoyados sobre la mesa.

    Nosotros

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    LOBSANGRAMPA

    hablbamos en voz baja. El espectculo resultaba es-tremecedor y nuestra ciencia era poco menos que nadacomparada con lo que presenciamos.

    El Lama Mingyar Dondup tom una de las figuraspor los hombros y dijo:

    Creo que estos hombres se encuentran en estadode vida latente. Pienso que se podra devolverles la vida,pero no s cmo hacerlo, y no s qu pasara si supierahacerlo. Como no ignoras, Lobsang, existen otrascavernas en esta cordillera y hemos visitado una conextraos dispositivos como escaleras que, al parecer,trabajaban mecnicamente. Pero esto supera todo lo quehe visto hasta ahora, y como uno de los ms antiguosLamas, responsable de mantener intactas estas cosas,

    puedo decirte que se trata de una de las msmaravillosas entre todas. Me pregunto si no existirnmanijas para abrir otros cuartos. Pero primeroobservemos bien ste. Disponemos de una seinana, pues

    creo que necesitar por lo menos ese lapso antes de bajarpor la ladera de la montaa.Giramos alrededor de todas las figuras, siete en total,

    que nos dieron la impresin de estar preparadas paradespegar, cuando ocurri algo terrible. Pareca unterremoto que amontonaba pesadas rocas sobre lo que

    probablemente era un techo corredizo.El Lama se detuvo y se acerc a otro hombre que

    tena un libro de notas frente a l. Era evidente quehaba estado registrando lo que suceda, pero no

    podamos leer la escritura, pues carecamos de una basepara establecer si se trataba de letras y diagramas osimplemente de smbolos tcnicos. El Lama dijo:

    En todas nuestras bsquedas no hemos encontradonunca algo que nos permitiera traducir. . . espera unminuto agreg con una extraa excitacin en su voz.Eso que est all creo que es la mquina de hablar.Desde luego, supongo que no funcionar despus detanto tiempo, pero lo intentaremos.

    Nos acercamos al instrumento que habamencionado el Lama y observamos que tena la forma deuna caja, ms o menos en la mitad inferior haba unalnea que

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    lo rodeaba por completo. Empujamos sobre lasuperficie, por encima de la lnea y, para nuestrasatisfaccin, la caja se abri. En su interior observamosruedas y algo que pareca el mecanismo de trasporte dela cinta metlica de un carrete a otro. El Lama

    Mingyar Dondup observ todos los botones dispuestosal frente del aparato. De pronto saltamos casi hasta eltecho y estuvimos a punto de darnos vuelta y huir puesde la parte superior de la caja comenz a salir una voz,una voz extraa, muy distinta de la nuestra. Pareca lavoz de un conferenciante extranjero, pero no sabamosde qu hablaba. Y luego, ante nuestra sorpresa, de lacaja comenzaron a salir ruidos. Supongo que se tratabade msica, pero para nosotros eran ruidosdiscordantes. Mi Gua oprimi otro botn y el ruidodesapareci.

    Estbamos ambos agotados por lo que habamosdescubierto. Nos sentamos en objetos que evidentemente

    eran sillas, y sent pnico porque me pareci que mehunda como si en realidad estuviera sentado en elaire.

    No bien nos recuperamos, el Lama MingyarDondup dijo:

    Tal vez nos convenga comer un poco de "tsampa"para reanimarnos, pues creo que ambos estamosagotados.

    Busc un lugar donde fuera posible encender unpequeo fuego para calentar el "tsampa" y pronto lodescubri en una caseta fuera del cuarto de control. Alentrar en ella, la luz lo acompa.

    Creo que es aqu el lugar donde preparaban sucomida porque todos estos botones no estn como

    adorno, tienen algn fin til dijo el Lama.Seal un botn con la figura de una manodetenida, mientras en otro haba un signo de llama; en su

    parte superior se encontraban diversos recipientes demetal. Escogimos uno y al poco tiempo percibimoscalor. El Lama agit una mano y dijo finalmente:

    Aqu est, Lobsang, siente esto; es el calor quenecesitamos para cocinar.

    Coloqu la mano en el lugar que indicaba el Lama,31

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    pero demasiado cerca; tuvo que dar un salto atrs, presade cierta alarma. Mi Gua no hizo ms que sonrer yverti el "tsampa" casi congelado en el recipientemetlico. Luego lo apoy sobre las barras, por encima dela fuente de calor. Agreg agua y pronto una pequea

    columna de humo se elev del recipiente. Entoncesoprimi el botn en el cual se encontraba el signo de lamano y la emanacin de calor ces inmediatamente. ElLama sac el plato metlico de la fuente de calor y, conun objeto metlico provisto de un extremo cncavo,sirvi el "tsampa" en nuestros cuencos. Durante un ciertotiempo slo se escuch el ruido que hacamos al comer.

    Cuando terminamos, le dije:Me gustara tomar una buena cantidad de bebida.

    Tengo mucha sed.Al lado de la caja que produca calor observamos lo

    que pareca una gran jofaina con dos manijas metlicasen la parte superior. Gir una de ellas de la nica manera

    posible y comenz a derramarse en la jofaina agua muyfra. Gir la manija en sentido contrario y accion laotra, que era de color rojizo y comenz a salir agua tancaliente que me escald, no demasiado, pero lo suficiente

    para hacerme dar un paso atrs. Volv a colocar la manijaen su posicin original.

    Maestro -dije si sta es agua, debe de haberestado aqu durante uno de esos millones de aos delos cuales usted hablaba. Cmo es posible que podamos

    bebera? Tendra que haberse evaporado o tener unsabor agrio, pero la encuentro muy agradable.

    El Lama replic:El agua se mantiene en buen estado durante aos.

    No ves lo que ocurre en- los lagos y en los ros? Eran

    agua mucho antes del comienzo de la historia. En cuantoa este lquido, supongo que proviene de un recipientehermtico y por eso es posible consumirlo. Creo queesta nave acababa de llegar aqu en busca de comida, ytal vez para efectuar algunas reparaciones porque, a

    juzgar por la presin del agua, debe de haber unaapreciable cantidad en algn tanque. De todos modos,aqu hay reserva suficiente para un mes.

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    Le contest:- Si el agua se ha mantenido fresca, tambin debe

    de haber alimentos que estn igualmente frescos.Me levant con cierta dificultad, pues el asiento

    pareca aferrarse a m. Cuando apoy las manos en los

    brazos de la silla no slo me sent liberado, sino que meencontr proyectado hacia arriba, hasta quedar de pie.Despus de recuperarme de mi estupor, comenc atantear las paredes de la pequea cocina y observ unaserie de hendiduras que parecan carecer de todafinalidad. Introduje el dedo en una de ellas y presion,no pas nada. Presion hacia el costado y tampocoocurri nada. Me dirig a otra, introduje directamente eldedo en la hendidura, e inmediatamente un panel sedesliz hacia un costado. Dentro de ese armario,gabinete, o llmelo como usted quiera, haba una ciertacantidad de jarras, aparentemente sin ningn tipo desoldadura. Eran trasparentes, de modo que se poda

    observar su contenido. Lo cierto es que se trataba dealgn tipo de alimento. Pero cmo era posiblepreservarlos durante un milln de aos y an ms?

    Analic el problema, cada vez ms desconcertado.Haba dibujos de alimentos que yo nunca haba visto, yalgunos parecan encerrados en un recipiente trasparente

    que no pareca posible abrir. Recorr los armarios,aparadores o cuartos de almacenamiento, uno por uno, yme encontr cada vez ante una nueva sorpresa Yo conocael aspecto de las hojas de t, y en uno de los gabineteshaba recipientes a travs de cuyas paredes se las vea. Tuveotras sorpresas. Algunos de ellos contenan evidentementetrozos de carne. Yo nunca haba comido carne, y

    hubiera deseado probar su sabor, comprobar a qu separeca.Pronto me cans de jugar en la cocina y sal a

    buscar al Lama Mingyar Dondup quien con un libro enla mano y el ceo fruncido, se encontraba en un estadode intensa concentracin.

    Maestro le dije encontr el lugar donde guardanlos alimentos: los conservan en recipientes trasparentes,

    pero no hay forma de abrirlos.33

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    Me observ con la mirada en blanco durante uninstante y luego estall en una carcajada, mientras deca:

    Es cierto, en la actualidad la conservacin de losalimentos no puede compararse en absoluto con la quese realizaba hace un milln de aos. He probado carne

    de dinosaurio y era tan fresca como si se tratara de unanimal recin matado. Enseguida ir contigo einvestigaremos la situacin.

    Recorr el cuarto de control y luego me sent parareflexionar. Si esos hombres tenan un milln de aos,por qu no se haban convertido en cenizas? Evidentemente era ridculo decir que tenan un milln de aoscuando estaban del todo intactos y parecan estar vivos,esperando simplemente despertarse. Observ en los hom

    bros de cada uno de ellos una especie de pequeo morral.Tom uno y lo abr. En su interior haba curiosos trozosde alambre enrollados en bobinas y otros objetos devidrio. El conjunto no tena ningn sentido para m.Vi luego un anaquel lleno de botones y apret el primero.El miedo me hizo gritar: el cuerpo al cual haba extradoel morral experiment una brusca sacudida y se deshizo,transformndose en finsima ceniza, las cenizas de unmilln de aos, o an ms. '

    El Lama Mingyar Dondup acudi al lugar en que meencontraba petrificado por el miedo. Observ el morraly la pila de cenizas, y luego dijo:

    Existe una cantidad de cavernas de este tipo; hevisitado algunas y aprend a no apretar nunca un botnhasta saber para qu sirve, despus te haberlo deducido

    por la va terica. Esos hombres saban que iban a quedarenterrados vivos en algn tremendo terremoto. Por esemotivo el mdico del barco haba provisto a cada uno

    de ellos de un equipo de supervivencia colocado sobrelos hombros. Luego los hombres cayeron en un estadode sueo profundo, con las funciones vitalessuspendidas, de modo tal que no perciban nada de loque ocurra en su interior o a su alrededor. Estaban tancerca de la muerte como era posible, sin estar realmentemuertos. Reciban una alimentacin adecuada paramantener el cuerpo en funcionamiento, en mnimaescala. Cuando

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    tocaste este botn, que segn veo es rojo, suspendistela provisin de fuerza vital de este hombre. Al nodisponer de ella, su edad real se puso de manifiesto enforma repentina y se convirti inmediatamente en unmontn de cenizas.

    Recorrimos el lugar donde se encontraban los demshombres y llegamos a la conclusin de que nopodamos hacer nada por ellos. Despus de todo, tantonosotros como el barco estbamos aprisionados en lamontaa. Si esos hombres se despertabanrepresentaran un peligro para el mundo. Constituiranun riesgo para las lamaseras? Desde luego, poseanconocimientos que los mostraran como dioses antenuestros ojos, y temamos convertirnos de nuevo enesclavos, pues exista en nosotros una memoriaracial muy fuerte que nos recordaba que en ciertapoca lo habamos sido.

    Nos sentamos en el suelo, sin hablar, hundidos en

    nuestros propios pensamientos. Qu ocurrira siapretramos un botn u otro, y qu clase de energaera la que mantena a esos hombres con'vida, bienalimentados, durante ms de un milln de aos?Involuntariamente, nos estremecimos al mismo tiempo,nos miramos y el Lama dijo:

    Eres joven, Lobsang y yo soy viejo. He vistomuchas cosas y me pregunto qu haras t en uncaso como ste. Esos hombres estn vivos, no cabeninguna duda. Pero, si les devolvemos por completola vida qu ocurrir si son salvajes y nos matan porhaber dejado morir a uno de ellos? Debemos pensarlomuy seriamente, pues no podemos descifrar lasinscripciones.

    Se detuvo porque yo me haba puesto de pie, presade gran excitacin. Exclam:Maestro, Maestro, acabo de encontrar un libro

    que parece una especie de diccionario en diferentesidiomas. Nos ser til?

    Sin esperar respuesta me dirig rpidamente a uncuarto cerca de la cocina donde se encontraba el libroque pareca recin impreso. Lo tom con ambas manos,

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    porque era pesado, y volv corriendo para mostrarloa mi Gua.

    El Lama tom el libro, y con una excitacin maldisimulada, abri sus pginas. Durante un ciertotiempo su lectura lo absorbi por completo. Por ltimo,

    advirti que yo me encontraba en un estado deagitacin extrema, preguntndome de qu se tratabay por qu no me deca algo al respecto.

    Lobsang, Lobsang, disclpame dijo el Lama,este libro es la clave de todo. Es un relato apasionante.Me es posible leerlo pues est escrito en algo parecidoa nuestro lenguaje litrgico. Por supuesto, las personascorrientes no entienden el tibetano litrgico, pero yo s

    puedo hacerlo, y te dir que este navio tiene alrededorde dos millones de aos. Opera con energa obtenidade la luz, cualquier luz, la luz de las estrellas y del Sol.Extrae energa de fuentes que ya la utilizaron y la hantrasmitido.

    Estos hombres prosigui, sealando de nuevo ellibro formaban un grupo malvado: eran servidores delos Jardineros del Mundo. Pero es siempre la mismavieja historia: se trata de hombres y de mujeres, y loshombres desean a las mujeres tanto como las mujeresdesean a los hombres, pero esta nave estaba tripulada

    por hombres que haban abandonado la gran MadrePatria, y sta, en realidad, es la que denominan unanave de salvamento. Esos alimentos pueden comersesin problemas, as como tambin despertar a loshombres pero, por ms tiempo que hayan quedado aqu,continan siendo renegados, pues intentaronencontrar mujeres demasiado pequeas, y su asociacincon ellas representara un tormento terrible. Se

    preguntan si sus morrales con los dispositivos paramantener la vida funcionarn o si la vida ha sidodesconectada automticamente del navio al cual serefieren como su Madre Patria. Pienso que tendremosque experimentar todava un poco y leer algo ms,

    porque me parece evidente que, si se permite que estosnombres vivan, tienen tantos conocimientos que . podranhacernos daos que no podramos superar nunca, puesesta gente nos trata como

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    ganado, como cosas sobre las cuales se pueden realizarexperimentos genticos. Ya nos hicieron mal con susexperimentos sexuales con nuestras mujeres, pero teres demasiado joven todava para que puedacontrtelo todo.

    Recorr el lugar. El Lama estaba recostado sobreel piso para aligerar sus piernas que le causaban muchosproblemas. En mis recorridas llegu a una habitacinenteramente de color verde, donde haba una mesa deaspecto muy peculiar, iluminada por una gran lmpara,

    por todas partes se observaban cajas de vidrio.Caramba reflexion es aqu donde deben curar

    a sus enfermos. Es preferible que lo comente con miMaestro.

    Me dirig hacia donde se encontraba y le dije quehaba hallado una habitacin muy peculiar,enteramente de color verde, con cosas extraasencerradas en recipientes que parecan de vidrio, pero

    que sin duda alguna no lo eran. Se levant lentamentey, con ayuda de ios dos bastones, se encamin hacia lahabitacin que haba descubierto.

    Yo iba adelante. Tan pronto entr, las lucespenetraron conmigo, como si fuera pleno da, y elLama se detuvo en el umbral, con una expresin deinmenso gozo.

    Muy bien hecho, Lobsang; hiciste dosdescubrimientos. Estoy seguro de que esta informacinser bien recibida por Su Santidad, el Dalai Lama.

    Recorri el lugar mirando diversas cosas, tomandootras, y observando el contenido de algunos objetos nos cmo llamarlos que se encontraban en los recipientesde vidrio y que estaban absolutamente ms all del al

    cance de mi comprensin. Por ltimo, se sent en unasilla baja y qued cautivado por un libro que haba tomado de un estante.| Le pregunt:

    Cmo es posible comprender un idioma que, se-gn usted me explica, tiene por lo menos un millnde aos?

    Realizando un esfuerzo dej de lado el libr por un37

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    LOBSANG RAMPA

    instante, mientras reflexionaba sobre mi pregunta. Luegome dijo:

    Es una historia muy larga, Lobsang, que nosremonta al comienzo del mundo, por caminos que inclusoalgunos de los Lamas no pueden seguir. En pocas

    palabras, la cosa es as: este planeta estaba listo para sercolonizado, y nuestros Amos me veo obligado allamarlos Amos porque eran los jefes de los Jardinerosy de otros mundos decidieron que sobre la Tierra sedeba criar a cierta especie que ramos nosotros.

    Eri un planeta muy lejano prosigui situadofuera de este Universo se realizaron preparativos y seconstruy una nave especial que poda viajar a unavelocidad absolutamente increble. Nosotros fuimosembarcados en el navio en calidad de embrioneshumanos. De alguna manera los Jardineros, como se losllamaba, nos trajeron aqu y no sabemos qu ocurrientre el momento de la llegada de los embriones y las

    primeras cr ia turas que podran llamarse humanas.Pero durante la ausencia de su Madre Patria seprodujeron muchos aconte cimientos . El viej ogobernante o "Dios"- era anciano y ciertas personascon perversas intenciones ambicionaban su poder. Asfue cmo lograron desembarazarse de ese Dios y ponerotro que era un ttere para que gobernara en sulugar. Desde luego, esos renegados le dictaban lo quedeba hacer.

    El navio regres desde la Tierra y encontr unasituacin muy diferente. Los que volvan advirtieronque no eran bienvenidos y que el nuevo gobernantedeseaba matarlos para desembarazarse de ellos. Pero losJardineros que acababan de regresar de la Tierra lograroncapturar a unas pocas mujeres de su propio tamao ypartieron de nuevo hacia el Universo Terrestre (comosabes, Lobsang, hay muchos universos diferentes).

    Llegados al mundo en que haban estado criando aseres humanos establecieron su propio dominio yconstruyeron varios artefactos parecidos a pirmides,mediante los cuales podan mantener una radiovigilanciasobre todo lo que se acercaba a la Tierra. Utilizaron a losseres humanos que haban criado como esclavosdestinados

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    a hacer todo el trabajo. Los Jardineros permanecan enel ocio e indicaban a sus siervos humanos lo que debanhacer.

    Los hombres y las mujeres -tal vez deberamosllamarlos los superhombres y las supermujeres

    terminaron por cansarse de los seres con quienes estabanasociados y se establecieron muchas relacionessentimentales que provocaron disputas y toda clase detrastornos. Pero desde el espacio exterior apareci unanave espacial sin que los vigas de las pirmides ladetectaran. Era amplia y, al aterrizar, lo hizo de tal formaque las personas que llevaba pudieron bajar ycomenzaron a construir habitaciones. La gente que haballegado en primer trmino a la Tierra experiment unresentimiento ante la aparicin -de estos hombres ymujeres espaciales y de una batalla de palabras se pasa una lucha real que continu durante un cierto tiempo.Se realizaron las ms diablicas invenciones. Por ltimo,

    los que haban llegado en la gran nave espacial nosoportaron ms los problemas y enviaron cierto nmerode navios que, al parecer, haban mantenido disponibles

    para una eventualidad de ese tipo, y dejaron caerbombas de un efecto terrible en todas las regiones enque vivan los hombres espaciales del otro bando.

    Se trataba de formas muy avanzadas de bombasatmicas; donde estallaban, todo quedaba sin vida. Dela Tierra se levant una luz deslumbrante y los hombresy las mujeres espaciales que la haban provocadoregresaron a su gigantesca nave y se fueron.

    Durante un centenar de aos apenas hubo formasvivas en la Tierra en las regiones bombardeadas pero,cuando disminuyeron los efectos de las radiaciones, la

    gente comenz a deslizarse hacia afuera, sintiendo ungran temor ante lo que vea. Pero iniciaron una ciertaforma de agricultura, utilizando arados de madera y cosas

    por el estilo.-Pero, Maestro exclam usted dijo que el mundo

    tiene ms de 50 millones de aos. Entonces, hay unmontn de cosas que no comprendo en absoluto. Porejemplo: esos hombres, no sabemos qu edad tienen

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    como tampoco sabemos cuntos das, semanas o sigloshan estado aqu. Cmo es posible que los alimentosse hayan mantenido frescos durante todos estos aos?Por qu los hombres no se convirtieron en cenizas?

    El Lama estall en risas:

    Somos un pueblo inculto, Lobsang. Hubo gentemucho ms inteligente en esta Tierra; sabes que hubovarias civilizaciones. Por ejemplo seal un libro en elestante este libro comenta prcticas mdicas yquirrgicas de las cuales nunca hemos odo hablar en elTibet, y no olvides que fuimos unos de los primeros

    pueblos que se instalaron en esta Tierra.-Entonces, por qu estamos a tanta altura, por qu

    nuestra vida es tan dura? Algunos de los librosilustrados que usted trajo desde Katmand muestranmuchas cosas acerca de las cuales carecemos deconocimientos. En el Tibet no tenemos nada sobre ruedas.

    o, en efecto, existe un dicho muy antiguo, en

    el sentido de que cuando el Tibet permita introducirlas ruedas, nuestro pas ser conquistado por una razamuy hostil. Estas predicciones parecen haber ledo elfuturo, y te dir, joven Lobsang, que efectivamentela gente poda hacerlo y dispona de instrumentos que

    permitan ver lo ocurrido en el pasado, lo que aconteceahora y lo que deparar el maana afirm mi Gua.

    Pero, cmo pueden durar tanto las cosas? Si selas abandona a su destino decaen, se parten en pedazos,se tornan intiles por la falta de uso, como esa Ruedade la Oracin en la vieja lamasera que usted memostr, una hermosa obra de arte corroda einmutable. De qu manera esta gente logr impedir quelas cosas entraran en decadencia? Cmo podan

    suminist rar la energa necesaria para mantenerlas enfuncionamiento? Mire la forma en que las luces seencienden tan pronto como entramos en una habitacin;nosotros no disponemos de nada por el estilo,empleamos velas malolientes de grasa o luces deemergencia. En cambio aqu contamos con luz tan buenacomo la del da, y no es generada en ninguna parte.Recuerde que usted me mostr en ese libro fotos demquinas que trabajaban en un

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    campo magntico y generaban lo que usted llamelectricidad. Nosotros no la tenemos. Por qu estamostan aislados?

    Yo senta un gran desconcierto.El Lama se mantuvo silencioso durante cierto

    tiempo, y luego contest:Debers saber todo esto; terminars por ser elLama de mayores conocimientos entre todos los delTibet y conocers el pasado, el presente y el futuro. Enesta cordillera montaosa haba un cierto nmero decavernas que en una poca estuvieron unidas portneles. Era posible pasar de una a otra y disponerdurante todo el tiempo de luz y aire fresco, cualquierafuese el lugar en que nos encontrramos. Pero en unapoca esta tierra del Tibet estuvo bajo el mar y lagente viva en una llanura donde apenas haba unascolmas bajas, pero disponan de fuentes de poder que noson totalmente desconocidas. Entonces se produjo unatremenda catstrofe porque, lejos de nuestra Tierra,los cientficos de un pas llamado Atlntidadesencadenaron una tremenda explosin que arruin estemundo.

    Arruin este mundo? exclam. NuestraTierra est perfectamente. Por qu decir que estarruinada? Por qu est arruinado el mundo?

    El Lama se levant y busc un libro. Haba muchosall, entre los cuales eligi uno, donde encontr ciertasfotos. Luego me dijo:

    Mira, en una poca este mundo estaba cubiertode nubes. Nunca se vea el sol y nada sabamos acercade las estrellas. Pero en esos tiempos la gente vivacentenares de aos, no como ahora en que mueren tan

    pronto como han aprendido algo. En la actualidad la gentedesaparece a causa de las radiaciones nocivasprovenientes del Sol y porque nuestra cubiertaprotectora de nubes ha desaparecido; en consecuencia,llegaron rayos peligrosos que saturaron el planetaoriginando toda clase de enfermedades yaberraciones mentales. El mundo se encontrtrastornado y se retorci bajo el impacto de esatremenda explosin. Atlntida, que se encontraba muylejos, en el otro extremo, se hundi bajo el ocano,

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    pero el Tibet, nuestro pas, se elev entre siete y nuevemil metros sobre el nivel del mar. La gente perdi lasalud y durante mucho tiempo caa muerta porque aesa altura careca de oxgeno suficiente y porqueestbamos ms cerca del cielo, all donde las radiaciones

    son ms fuertes.Se detuvo por un instante, refreg sus piernas, quele causaban mucho dolor, y prosigui:

    Existe una regin remota de nuestro pas que semantuvo al nivel del mar, donde la gente se torn cadavez ms distante de lo que somos nosotros, y adquiriuna mentalidad casi torpe. No tenan templos, noadoraban a los dioses, e incluso ahora recorren el mar en

    botes hechos con pieles, cazando focas, peces y otrosanimales. Existen algunas criaturas inmensas, con enorme;cuernos en la cabeza, y esa gente mat muchas de esta

    bestias y comi su carne. Cuando llegaron otras razas,llamaron esquimales a estos pueblos del extremo norte.

    En nuestra parte del Tibet qued la mejor gente,sacerdotes, sabios y mdicos de gran prestigio; la parteque se separ del Tibet y se hundi al nivel del mar o,mejor dicho, se mantuvo al nivel del mar, albergaba a lagente de menor inteligencia, los trabajadorescomunes, la gente ordinaria, los leadores y losaguateros que permanecieron en el mismo estadodurante ms de un milln de aos. Gradualmente searrastraron hasta la superficie de la Tierra y lograronganarse la vida establecindose en pequeas granjas; y enun centenar de aos las cosas parecieron normales y bienencaminadas.

    -Antes de proseguir nuestras conversaciones tepedir que mires mis piernas pues me causan mucho

    dolor, y aqu veo un libro que muestra heridas parecidasa las mas. Ya he ledo bastante para saber quepadezco una infeccin.

    Lo mir con extraeza. Qu poda yo, undiscpulo ordinario, hacer en favor de tan gran hombre?Sin embargo, se encontraba ante m.

    Quit los trapos en que haba envuelto sus piernas yexperiment horror ante lo que vi. Las piernas estabancubiertas de pus y las carnes parecan sumamente infla-

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    madas. Adems, por debajo de las rodillas las piernasestaban hinchadas.

    El Lama me dijo:-Cumple exactamente mis instrucciones. En primer

    trmino, debemos conseguir algo para desinfectar mis

    piernas. Por suerte, aqu todo est en orden y en eseestante lo seal encontrars una jarra con unainscripcin sobre el vidrio. Es el tercer recipiente desdela izquierda, sobre el segundo estante comenzando desdeabajo. Trelo y comprobar si es el que corresponde.

    Obedec. Me encamin a los estantes y deslic haciaatrs una puerta que pareca de vidrio. Ahora bien: yono saba mucho acerca del vidrio, porque en el Tibethay muy poco. Nuestras ventanas estaban cubiertas

    por papel embebido en aceite para hacerlas traslcidasy permitir que una cierta cantidad de luz llegara a lashabitaciones. Pero en su mayor parte la gente carecade ventanas por no disponer de medios para obtener

    vidrio. Haba que cruzar las montaas para comprarloen la India.Corr hacia un costado la puerta de vidrio, mir las

    botellas y pens: es sta. La tom y la llev al Lama,quien ley algunas instrucciones y luego me dijo:

    Treme ese gran recipiente invertido que estall. En primer trmino lvalo bien. No olvides quedisponemos de agua en cantidad ilimitada. Luegovierte en l un poco de agua: unos tres cuencos.

    Hice lo que me peda, restregu el recipiente, que yaestaba totalmente limpio, vert en l tres cuencos deagua y se lo llev. Para mi profunda sorpresa, el Maestrole hizo algo a la botella y la parte superior sedesprendi. Exclam:

    Maestro, ha roto el recipiente. Debo tratar deencontrar otro?Lobsang, Lobsang -dijo el Lama, realmente me

    haces rer. Si hay algo en esta jarra, debe de haber unaforma de introducirlo en ella y luego de extraerlo. Estoes tan slo lo que t llamas un tapn. Lo utilizar alrevs y se convertir en un dispositivo para medir.Comprendes?

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    Mir el tapn invertido y advert que, en efecto,era un instrumento de medida lleno de marcas desdearriba hasta abajo. El Lama continu:

    Necesitaremos un poco de tela. En ese aparadorencontrars algunos bultos. Abre sus puertas para queyo pueda observar el interior.Las puertas no eran de vidrio ni de madera sino dealgo intermedio. Abr y observ algunos gneros bienordenados. El Lama dijo:

    Treme esa tela azul; a la derecha encontrars otrablanca. Trela tambin.

    Me mir, observ mis manos y prosigui:Ve a la canilla y lvate, las manos. Cerca de la

    canilla hay una pastilla de material blanco. Humedece tusmanos y luego ntalas con esa pastilla, poniendo sumo.cuidado en limpiarte las uas.

    Lo hice, y me llam mucho la atencin hasta qupunto se aclar mi piel. Era como ver a un negro por

    primera vez, completamente oscuro, y luego observarlas palmas de sus manos, de color rosado. Ahora bien,mis manos parecan casi rosadas y estaba por secarlasen mis vestimentas cuando el Lama exclam:

    Detente!Seal algo que haba extrado del paquete blanco.

    Seca tus manos con eso y no toques tusvestimentas sucias despus de haberlo hecho. Necesitasmanos limpias para realizar esta tarea.Resultaba realmente interesante observarlo porque haba

    puesto un lienzo limpio sobre el suelo, y sobre el lienzovarias cosas: una jofaina, un instrumento parecido a unacuchara y otro objeto que yo no conoca en absoluto. Esmuy difcil describirlo, porque nunca haba visto nada

    por el estilo. Pareca un tubo de vidrio con marcas; enun extremo se observaba una aguja de acero y en elotro un pomo. En el tubo, que evidentemente erahueco, haba una cierta cantidad de lquido coloreadoque burbujeaba y echaba chispas. El Lama dijo:

    Escchame con atencin. Debes limpiar la carnehasta llegar al hueso. Disponemos de los frutos de una

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    ciencia maravillosa y muy avanzada y vamos aaprovecharlos plenamente. Toma este mbolo y extrae suextremo del tubo; espera, lo har yo. Luego hunde esaaguja en mi pierna, aqu mismo indic undeterminado lugar; eso la tornar insensible, pues, de

    otro modo, probablemente me desmayara por el dolorintolerable que me ocasionar la curacin. Ahora hazlo.Extraje lo que l haba llamado mbolo, mir al

    Lama y me estremec.No puedo hacerlo, tengo mucho temor de hacerle

    dao.Lobsang, un da sers un Lama mdico y a veces

    tendrs que hacer sufrir a las personas para curarlas.Ahora haz como te digo y hunde esa aguja: te avisarsi el dolor es excesivo.

    Tom de nuevo la cosa en mis manos. Temadesmayarme, pero. . . rdenes son rdenes. Laempu no muy lejos de donde la aguja se una con el

    tubo, cerr los ojos y pinch con rapidez. El Lama no sequej en lo ms mnimo, por lo cual abr los ojos yobserv que estaba sonriendo!

    Lobsang, lo has hecho muy bien, no he sentidoni el pinchazo. Vas a tener xito como Lama mdico.

    Lo mir lleno de dudas creyendo que se burlaba dem, pero no, era perfectamente sincero en lo que deca.Prosigui:

    Ahora ha transcurrido bastante tiempo; esta piernaha quedado totalmente insensible y, en consecuencia, nosentir dolor. Quiero que tomes ese instrumento sellama frceps y pongas un poco de este lquido en uncuenco; luego limpia cuidadosamente la pierna haciaabajo; hacia abajo, no hacia arriba. Presiona de una manera

    bastante firme y observars que el pus se desprende engrumos. Bueno, cuando hayas extrado una buenacantidad tendrs que ayudarme para que me desplace aotro lugar.

    Tom el instrumento que el Lama haba llamadofrceps y comprob que poda recoger en mis manos unmanojo bastante grande de algodn. Lo humedec concuidado en el cuenco y limpi sus piernas. Era absoluta-

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    mente increble ver de qu manera el pus y la sangredesecada salan de las heridas.

    Limpi por completo esa pierna, tanto el huesocomo la carne. Luego el Lama dijo:

    Este es un polvo. Quiero que lo utilices sobre las

    heridas llegando hasta el mismo hueso. Desinfectar laspiernas e impedir que se forme de nuevo pus. Luegodebers vendarlas con una tela que extraers de ese

    paquete azul.Continu limpiando la pierna una y otra vez, la

    espolvore con el polvo blanco y luego utilic un poco deenvoltura plstica. Por ltimo la vend, en forma nodemasiado apretada. Al terminar estaba sudoroso, pero elGua presentaba mejor aspecto.

    Despus de terminar con una pierna hice lo mismocon la otra, y entonces el Lama me dijo:

    Es mejor que me administres un estimulante, Lob-sang. Est sobre ese estante superior. Trae una solaampolla y virtela en un pequeo recipiente con una aguja

    puntiaguda, qutale la punta y hunde la ampolla en miscarnes, en cualquier parte.

    As lo hice. Luego limpi todo el pus y lo que habaquedado suelto, y me qued dormido de pie.

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    CAPITULOIII

    Dios mo! El sol realmente calentaba.Tendr que encontrar un lugar con sombra me

    dije a m mismo.

    Luego me sent, abr los ojos y mir a mi alrededor,totalmente estupefacto. Dnde me encontraba? Quhaba ocurrido?

    Al ver de nuevo al Lama Mingyar Dondup lo recordtodo y pens que se trataba simplemente de un sueo.No haba sol y el lugar se encontraba iluminado por algoparecido a la luz solar despus de haber cruzadoparedes de vidrio.

    -Pareces sumamente asombrado, Lobsang dijo elLama. Espero que hayas descansado bien.

    S, Maestro repliqu, pero estoy cada vez msdesconcertado y, cuanto ms explicaciones me da usted,tanto ms me desoriento. Por ejemplo,'esta luz queproviene de algn lado no es posible que haya quedadoalmacenada durante un milln de aos y luego brillecomo si proviniera del mismo sol.

    Muchsimas cosas debers aprender, Lobsang; eresalgo joven todava pero, como hemos llegado a este lugar,te explicar algunas cositas. Los Jardineros deseabandisponer de lugares secretos para venir a la Tierra sinque los seres terrestres lo supieran. Por tal motivo,cuando este lugar era tan slo un montoncito de piedrasque apenas sobresala del suelo, cortaron las piedrasutilizando las que luego fueron conocidas comoantorchas atmicas, que derritieron las rocas. Una granparte de la superf icie de co lo r gr is que se obse rva en elexterior es tan slo

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    vapor de las rocas derretidas. Luego, cuando la cavernaqued tallada en el tamao correcto, se la dej enfriar,y enfri hasta tal punto que su superficie qued tantersa como el vidrio.

    Despus de haber construido la caverna, que es

    tan grande como todo el Potala, realizaron algunasinvestigaciones y perforaron tneles a lo largo de lacordillera rocosa, que en esa poca estaba casi totalmenterecubierta de tierra. Era posible viajar cerca decuatrocientos kilmetros a travs de esos tneles, de unacaverna a otra.

    Luego se produjo esa potente explosin de la cualte habl, que sacudi la Tierra hasta su eje e hizo quealgunos lugares quedaran sumergidos y otros se elevaran.

    Nosotros tuvimos suerte porque esa pequea colina seconvirti en una cordillera montaosa. He visto dibujosde esa zona y te los mostrar. A causa de losmovimientos de la Tierra, desde luego, algunos de los

    tneles perdieron su alineacin y ya no se pudorecorrerlos en su totalidad como antes. En cambio, esposible visitar dos o tres cavernas antes de emerger en lacordillera montaosa y caminar un poco, hasta dondecontina el tnel. Cmo sabes, el factor tiempo norepresenta en absoluto un problema para nosotros, y yosoy uno de los que han visitado alrededor de un centenarde esos lugares y he visto muchsimas cosas extraas.

    Pero, Maestro le pregunt cmo es posibleque estas cosas continen funcionando despus de unmilln de aos? Todo lo que tenemos, incluso unaRueda de Oraciones, se deteriora con el tiempo y el uso.En cambio, en este lugar disponemos de una luz que

    probablemente sea ms brillante que en el exterior.

    No lo entiendo en absoluto.El Lama suspir y dijo:Comamos algo primero, Lobsang, debemos

    quedarnos aqu durante varios das y podremos lograrlocon un cambio de dieta. Entra en este cuarto lo seal

    y traeme algunos de los recipientes con dibujos. Deese modo veremos de qu manera sola vivir la gentehace mucho, mucho tiempo.

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    Me levant y me dije a m mismo:" Por Dios! S lo que me corresponde hacer en

    primer lugar. Honorable Lama, puedo asistirlo en sus fun-ciones corporales?

    Me dirigi una sonrisa y replic:

    Muchas gracias, Lobsang, pero ya las he asistidoyo mismo. En ese rincn hay un pequeo lugar y, si vashasta all, encontrars un hoyo muy adecuado en elpiso. Deja entonces que la naturaleza siga su curso!

    Fui al lugar que me sealaba, encontr el hoyoapropiado y lo utilic. La habitacin presentaba unasuperficie tan pulida como el vidrio, sin embargo, el pisono era liso, sino que tena la aspereza de una esterilla y nose experimentaba temor a resbalar. Despus de atender misnecesidades corporales pens nuevamente en la comida,por lo cual fui a la habitacin situada en la parte msalejada y lav con cuidado mis manos porque resultabaun lujo girar una barra metlica y observar el agua que

    sala de un grifo. Lav mis manos cuidadosamente, girel grifo y sent una clida corriente de aire que provenade un orificio en la pared. El orificio tena formarectangular y pens que mis manos se secaran pronto silas pona en el hueco. As lo hice y creo que fue el mejorlavado de mi vida. El agua resultaba sumamenteagradable y, mientras yo mantena mis ihanos en el hueco,el calor desapareci. Supongo que quienes proyectaron eldispositivo determinaron que era necesaria una ciertacantidad de tiempo para que la gente pudiera lavarserazonablemente las manos.

    Luego fui hasta el armario y abr las puertas,observando perplejo la coleccin de recipientes. Loshaba de todas clases, con dibujos que me resultaban sin

    ningn significado para m. Por ejemplo, observ unabestia roja con grandes garras que tena el aspecto de unmonstruo feroz parecido, segn pens, a una tijereta. Enotros dibujos se vea algo como araas con una armaduraroja. Pas de largo, por supuesto, y tom algunosrecipientes que contenan en forma evidente frutas dealgn tipo especial. Algunas eran rojas, otras verdes yotras amarillas, pero todas parecan apetitosas. Tomtantas como

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    poda llevar, y luego observ en un rincn una mesita deruedas sobre la que puse todos los recipientes y losllev hasta donde estaba el Lama. Este ri de buenagana cuando vio de qu manera yo me las arreglaba, y

    pregunt:

    Te gust la forma de lavarte las manos? Te gustel mtodo que empleaste para secarlas? Piensa quetodos esos dispositivos han estado aqu durante unosmillones de aos y an funcionan, porque la energaatmica que alimenta este equipo es virtualmenteindestructible. Cuando nos alejemos, todo se detendrimperceptiblemente, toda la energa se volver aalmacenar y all esperar hasta que llegue otra gente.Entonces las luces se encendern de nuevo. Dicho sea de

    paso, las luces representan algo que t no puedescomprender, porque detrs de la superficie parecida alvidrio existe una sustancia qumica que reacciona antecierto impulso generando luz fra. Pero, veamos un poco

    lo que has trado.Le entregu las cosas, una por una. El Lama tomcuatro recipientes y me dijo:

    Creo que, por ahora, esto ser suficiente paranosotros, pero necesitaremos algo para beber. En elaparador encontrars recipientes sobre el grifo. Llena doscon agua; en la parte inferior encontrars otro recipientecon pildoras, trae una y obtendremos agua de sabordiferente.

    Volv a la cocina, por llamarla de alguna manera, yencontr los recipientes, tal como los haba descripto elLama. Los llen de agua y los traje. Luego tom un tubocon algunas curiosas tabletas de color anaranjado.Regres nuevamente, entregu el recipiente ai Lama yste hizo algo en la parte superior del tubo, del cualsali una pildora que salt directamente al vaso deagua. Repiti la maniobra, y otra pildora salt al otrovaso. Acerc uno de los recipientes a sus labios y bebi enabundancia. Segu su ejemplo con ciertas dudas, pero elsabor del agua me sorprendi y me agrad.

    Luego el Lama dijo:Comamos algo antes de beber ms.Tom uno de los recipientes redondos, tir de un

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    pequeo anillo y se oy un silbido producido por elpasaje del aire. No bien ces el silbido el Lama tir conms fuerza del anillo y toda la parte superior delrecipiente se desprendi. En su interior haba frutas. Lasoli con cuidado, tom una y la introdujo en la boca.

    S, s, se han mantenido perfectamentefrescas.Abrir una para ti: toma la que prefieres y dmela.

    Mir el contenido de los recipientes, observ algunasfrutas negras con pequeos nudos y le dije que las quera.Tir de un anillo y se escuch de nuevo el silbido; tircon ms fuerza y la parte superior se desprendi. Perohaba un problema: esas cosas que se encontraban en elinterior eran pequeas y estaban sumergidas en unlquido. El Lama me dijo:

    Tendremos que ser ms civilizados. Enuno de los-cajones encontrars ciertos objetos con una concavidaden un extremo y un mango. Trae dos, uno para ti y otro

    para m. Dicho sea de paso, son metlicos y de colorplateado.

    Hice nuevamente lo que me peda y regres con loscuriosos objetos.

    Hay otros elementos all, Maestro; son objetosmetlicos con picos en un extremo; otros poseen un

    borde filoso.Son tenedores y cuchillos, Lobsang. Luego los

    probaremos. Y stas son cucharas. Hunde el extremo deuna de ellas en tu recipiente y podrs servirte la fruta yel jugo, y luego comer o beber sin ensuciarte.

    Me mostr cmo deba hacerlo, volcando la frutade su recipiente. Segu su ejemplo e introduje el objeto

    metlico para servir una pequea cantidad. Queraprobarlo, porque nunca haba visto nada parecido. Ah!La fruta se desliz por mi garganta y me sent muy

    gratificado. Hasta ese momento no haba advertido elhambre que tena. Vaci pronto mi recipiente y el Lamahizo lo mismo, con rapidez an mayor.

    Sera mejor que comiramos lentamente, Lobsang.No olvides que no hemos probado alimento durantebastante tiempo.

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    Agreg:An no me siento con fuerzas para caminar. Por

    consiguiente, te sugiero que hagas una recorrida por losdiferentes compartimientos porque necesitamosaveriguar todo lo que sea posible saber.

    De una manera en cierto modo desafiante sal de lagran habitacin en que nos encontrbamos y observque haba una gran cantidad de cuartos. Entr en unode ellos y las luces me siguieron. El lugar pareca estarlleno de maquinarias que brillaban como si hubieran sidoinstaladas ese mismo da.

    Recorr el cuarto con un temor que me impedatocar nada, y en forma totalmente accidental meacerqu a una mquina que mostraba dibujos animados.Se vean botones, una especie de silla y un hombre deaspecto extrao que ayudaba a otro hombre an msextrao a sentarse en la silla. Luego el primer hombreasi los dos brazos de la silla y observ que doblaba el

    brazo derecho. La silla se elev varios centmetros. Eldibujo cambi y mostr la silla mientras era empujadaa lo largo de diferentes mquinas, haciendo cosas paraella que ahora haca para m. Gir de prisa, tropec conla silla con ruedas y ca, lesionndome la cara. Sentun golpe en la nariz, que se humedeci: estabasangrando. Empuj la silla y regres con rapidez haciadonde se encontraba el Lama.

    Maestro, tropec con esta maldita silla y necesitoalgo para limpiar mi cara ensangrentada.

    Extraje de una caja un rollo de tela azul, en cuyointerior se observaba algo que pareca algodn. Despusde aplicarla a las ventanas de la nariz durante algunosminutos la hemorragia se detuvo y arroj el algodn llenode sangre a un recipiente vaco. Algo me impuls a mirarsu interior; me sobresalt al comprobar que el materialhaba desaparecido, no en la oscuridad o algo por elestilo. Simplemente haba desaparecido. Me dirig alrincn en que haba arrojado el pus y el resto de losresiduos y, utilizando un trozo chato de metal con unmango de madera, tom todos los residuos que pude deuna sola vez y los arroj en ese contenedor dondedesapare-

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    cieron. Luego volv al rincn que habamos utilizadopara nuestras necesidades naturales, rasp los restos y losintroduje en el recipiente. Desaparecieroninmediatamente y el recipiente mantuvo su aspecto

    brillante.

    Lobsang, pienso que habra que llevar eserecipiente al orificio que hemos estado usando. Porqu no tratas de averiguar si puedes introducirlo all?

    As lo hice y comprob que se adaptabaperfectamente. En consecuencia, lo dej preparado para suuso inmediato.

    Maestro, Maestro le dije sumamente excitado,si se sienta en esa silla podr llevarlo y mostrarle algunascosas maravillosas.

    El Lama se levant cautelosamente y deslic la sillahasta que logr sentarse en ella. Luego dobl el brazode la silla, tal como haba visto hacerlo en el dibujoanimado, y aquella se elev en el aire, a unos 30

    centmetros, exactamente la altura que yo necesitaba paraasir los brazos y conducir la silla. De esta manera, conel Lama sentado en esa silla, que dependaevidentemente de la levitacin y no de las ruedas,regresamos al cuarto que contena toda la maquinara.

    Creo que ste era su cuarto de entretenimientos,Lobsang dijo el Lama; todas estas cosas son para

    jugar. Miremos un poco esa caja cerca de la entrada.Obedec y empuj hacia all la silla, colocndola

    frente a la mquina en que haba visto las instruccionespara utilizarla. Presion otra vez un botn y pudeobservar un dibujo animado que, en forma increble,mostraba al Lama Mingyar Dondup, subiendo la silla;luego me vi empujndola. Nos alejamos un poco cuando elLama me dijo algo, de modo que volvimos a lamquina y all vimos todo lo que acababa de ocurrir.Luego el cuadro cambi y mostr varas mquinas, quedaban instrucciones e indicaban de qu se trataba. En elcentro de la habitacin, al presionar un botn de una deellas salan varios pequeos objetos de color que sedeslizaban hacia una bandeja. Nos dirigimos hacia ella.El Lama presion el botn y algunas bolitas rodaroncon un ruido metlico por un conducto en pendiente queterminaba en una

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    LOBSANG RAMPA

    pequea bandeja. Miramos las bolitas, tratamos deromperlas y luego al lado de la mquina, observ un

    platillo sobre el cual haba una cuchilla curva. Coloqualgunas de las bolitas en el recipiente y tir de una manijahacia abajo, con gran temor por lo que podra ocurrir.

    Pronto las bolitas quedaron partidas por la mitad; seobservaba en ellas algo de aspecto pegajoso. Pensandoque poda tratarse de alimentos toqu su parteinterior y luego las prob con la lengua.

    Qu maravilla! El gusto ms exquisito que habasentido en toda mi vida!

    Maestro, esto es algo que usted debe probar.Lo llev al lugar donde estaba el botn, presion

    nuevamente y obtuvimos una gran cantidad de esasbolitas. Puse una de ellas en la boca: me pareci quemorda una piedra. Sin embargo, despus de algunosinstantes la cascara se abland y, al continuar presionandocon las mandbulas, llegu a sentir un gusto dulcsimo.

    Haba diferentes sabores; cada color tena un sabordiferente. Yo no saba en absoluto de qu se trataba yel Lama observ mi desconcierto.

    Sabes que he viajado mucho, Lobsang, y en unaciudad de Occidente vi una mquina parecida, queexpenda caramelos, al igual que sta. Pero en esa ciudadhaba que introducir dinero. Se colocaba una monedaen una ranura y salan muchas de estas bolitas. Habaotras mquinas similares que suministraban cosasdistintas. Una me atrajo especialmente con algo que sellama chocolate. No puedo explicarte lo que significa esenombre. Ah! Ah! agreg. Aqu est, aqu estesa palabra escrita junto con otras seis. Supongo queestar en seis idiomas diferentes. Veamos si este botn

    funciona.Lo presion con firmeza; con un ligero ruido seabri una portezuela en el frente de la mquina pordonde observamos diferentes tipos de chocolates.Comimos tantos que nos sentimos muy mal.Francamente, pens que iba a morir. Fui al retrete ydevolv todo lo que haba comido. El Lama, que habaquedado semidesmayado en su silla, me pidi asimismoque lo llevara all rpida-

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    EL SABIO TIBETANO

    mente. Prefiero tender un velo piadoso sobre el restode esa experiencia.

    Despus de habernos recuperado en gran medida,analizamos el problema y llegamos a la conclusin de quenuestra glotonera nos haba inducido a comer en exceso

    ese extrao alimento. Decidimos pasar a otra habitacinque deba de ser una sala de reparaciones. Haba en ellatoda clase de mquinas muy curiosas, una de ellas untorno. El Dalai Lama tena una parecida en uno de suscuartos de presentes: le haba sido regalada por unanacin amiga que deseaba demostrar su amistad. Nadiesaba cmo utilizarla, desde luego, pero en muchasocasiones yo me haba introducido de una manerafurtiva en esa habitacin y, finalmente, pude ver de quse trataba: era un torno a pedal. Sentado en un asiento demadera se utilizaban los pies para empujar los dos

    pedales hacia arriba y hacia abajo, con lo cual se hacagirar la rueda. Si se colocaba un trozo de madera entre la

    "punta" y la "contrapunta" se po