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Jose
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SimelopideelcorazónMinstrelValley1

BethanyBells

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SÍGUENOSEN

@megustaleerebooks

@megustaleer

@megustaleer

Siquieressabermássobre«MinstrelValley»visítanosenminstrelvalley.com

ydescubretodaslasnovedadesdelaserie.

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MinstrelValley es un proyecto novedoso, rompedor y sorprendente. Catorcemujeres que crean una serie de novelas gracias a unaminuciosa organizaciónquehallevadotiempoyesfuerzo,peroquetienesurecompensamaterializadaenestasquincenovelasquevamosadisfrutaralolargoestatemporada.Estalaborde comunicación entre ellas, el apoyomutuo, la coordinacióny coherencianohubiese sido posible sin nuestras queridas autoras, que hacen visible que concariño, tiempo robado a sus momentos de ocio, de descanso y de familia,confianza, paciencia, esmero y talento, todo sea posible. Desde Selecta osinvitamosaadentrarosenMinstrelValleyyquedisfrutéis,tantocomonosotros,deestamaravillosaseriederegencia.

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Prólogo

HayPROYECTOS.Sí,así,conmayúsculas.Yesteesunodeellos.Enunmundocadavezmásdistante,dondeparecequeloqueprimaesdarse

publicidad, pelotear para que compartan nuestras noticias y, lo que es peor,alabaratontasyalocas,encontrarseconestetrabajoesunlujo,alavezqueunprivilegioquesemehayapermitidoprologarlo.He leído obras de todas y cada una de las autoras que intervienen en esta

colección, y son estupendas.Muchas de vosotras ya habréis disfrutado de lasnovelasdeunascuantas,asíquehuelgapresentarlas.Osconmino,encambio,adescubrir a las que aún os son desconocidas, no os arrepentiréis. No lo digoporque las considere compañeras, incluso amigas.Quienme conozca un pocosabequenovitoreoporelsimplehechodehacerlo.No podéis imaginar el arduo trabajo que ha significado planificar la serie.

Horasyhorasrastreandoinformaciónyverificándolapara,después,comunicareintercalar los resultados con el resto del grupo, demanera que los datos y lassituaciones coincidieran al escribir las distintas historias: calles, posadas,entornosgeográficos,etc.,etc.Cadaautorahaidoaportandoenlaces,fotografías,vídeos,mapas…Todoelloenunambientedondehaprimadoelcompañerismo,lacomplicidady,pordescontado,elbuenhumor.Ellaslohandisfrutado,yvosotrastambiénloharéisconestacolección.Serán novelas divertidas, románticas, dulces, plenas de sentimiento, con

personajesqueosenamorarán;hastaconleyendaincluida.Historiasparidasporla imaginación de unas autoras merecedoras de elogio, no ya solo por sucapacidadparailusionarnos,sudisposiciónacompartirsino,sobretodo,porla

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maneraencomiabledeaplicarsealtrabajoparaofreceroslomejordesímismas.Acasoestépecandodeblandengue,peroamedidaqueescriboesteprólogo,

mevoyemocionando.Cadahistoriadel colegiode señoritasdeMinstrelValley tendrá lugar enun

mesdistinto.Unañocompletoalolargodelcualiremosdescubriendolavidadeestas jóvenesque,ademásdeenfrentarseasuyocomopersonas,conoceránelamor.Estoyconvencidadequetodasycadaunodelasnovelasoscautivarán.No quiero extenderme más, pero sí daros las gracias por confiar en estas

autorasyenSelecta.Y ahora, voy a leer esta primera entrega, o lo que es lo mismo: a soñar

despierta.

NievesHidalgo.

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LasdamasdeMinstrelHousenosoloaprendencapacidadesylogrosparaserelegibles,sinoparaelcultivodesualmaydesumente.Loaprendido,

formarápartedeellasdurantetodasuvida.

ReglasdedecorodelaseñoritaShermanEscueladeSeñoritasdeladyActon

Unadamasepreparaparalatemporaday,convertidaenunajovenaspirante,sesumergeenella,lavive,tratadeconseguirsusobjetivosy

afrontaelrestodesuvidaconloquepuedalograr.UnaDamaSelectaesaspirantesiempre.Sepreparaparalatemporadaantes,sepreparaduranteysepreparadespués,yseseguirápreparando

hastaqueconsigaeléxito.Nocualquierlogro.Eléxito.

LadyActon

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Capítulo1

Principiosdemarzode1835

Era pocomás del mediodía cuando llamaron a la puerta, un par de golpesfirmes.OliviaCoombs se sobresaltó y alzó la cabeza. Con elmovimiento, la larga

cabellera negra, de guedejas gruesas y ensortijadas, semovió como si tuvieravidapropia.¿Quién podía ser? ¡Menuda contrariedad! La señoraMeyers, que hacía las

veces de criada y cocinera, estaba pasando el día en casa de su hija, ella noesperabaanadiey,comoeradomingoynoteníaotracosaquehacer,sehabíaestadobañando,mientraspensabacontristezaenlarecientemuertedesumadre.En esosmomentos, vestida solo con la camisola, el corsé y las enaguas, se

estabasecandoelcabello,arrodilladajuntoalachimeneadesudormitorio.Noeramomentopararecibiranadie.Perodaba igual loquepensase: quienquieraque fuesevolvió a llamar, esa

vez con un evidente toque de impaciencia. O quizá era apremio, podía estarpasandoalgo.¿SeríalaseñoraPerkins,suvecinainmediata?Teníacincohijosyunsextoapuntodenacer.Podríaserquehubierallegadoyaelmomento...Oliviaselevantó,sepusolabatadecaminoynisedetuvoacalzarse.Bajólas

escaleras,cruzóelpequeñovestíbuloyabrió.Para su sorpresa, se encontró frente a frente con un desconocido de unos

treintaaños,un jovenmuyatractivo,moreno, altoydeporte elegante.Noeraalguiendelpueblo, seguro.Nosoloconocíaa todos loshabitantesdeMinstrel

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Valley, sino que también hubiese podido deducirlo sin ningún problema de suaparienciageneral.Ningúncampesinodelosalrededoreshubieseutilizadounsombrerodecopa

comoelquecubríaenpartesucabello,brillantedepurocuidado,oel trajedeexcelentepaño,cortadoporunodelosmejoressastresdeInglaterra;nitampocoel pañuelo de cachemir que cerraba el cuello con un lazo perfecto, o lasresplandecientesbotasdecañaalta.Eso,pornohablardelbastóndemaderanobleconempuñaduradeoro.Todo ello desprendía un aire innegable a Londres, a selecto y a gente

importante.Algoque,hastaesemomento,habíaestadosiempremuylejosdesupuerta.—¿Sí?—preguntó,atónita.—¿Señorita Coombs?—Olivia asintió. Vio que las pupilas del hombre se

fijabanensupelo,sueltodecualquiermodoyalgohúmedotodavía,yluegoensuescote.Cruzómás labata, incómoda,sinpoderevitar ruborizarse.Hubounbrillocuriosoenlosojosdeldesconocido,perosuexpresiónpermaneciópétrea—.Permitaquemepresente:soyMarcusHale,elmarquésdeNorthcott.PrimodeladyActon—añadió,quitándoseelsombrero.¿Lord Northcott? ¿El marqués, en su casa? Era el título más conocido e

importantedelazona.LamayorpartedelastierrasdeMinstrelValley,incluidalahermosamansióndesulímitenoreste,llamadaMinstrelHouse,habíasidodelos Northcott durante muchas generaciones; solo unos veinticinco años atrás,uno de los últimosmarqueses se lo entregó todo a su hermana, la actual ladyActon,quehabíanacidoallí.Incapazdesalirdesuasombro,Oliviahizounainclinación,algoatolondrada.—¡Milord…!¡Encantada,esunhonor!Élselimitóaasentirconsequedad,portodosaludo.—Sinduda.¿Podríaconcedermeunmomento,señoritaCoombs?—Pues…—Hizoungestovagohaciael interior—.Estoysolayyaveque,

ahora mismo…—rebulló sobre sí misma, llamando la atención del caballerosobresuescasaropa,suspiesdesnudosysusituaciónengeneral,tanincómoda—,meresultaimposible…

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—Sí,desdeluego.Mehagocargo.Mientrashablaba,elhombreechóunvistazoaloquepodíaverdelpequeño

vestíbuloylacocinadelacasa,visiblea travésdesupuertaabierta.Nodebiósacarunagranopinióndeloqueencontró,peseaqueelhogardeOliviaeraunsitiohumilde,perolimpioycuidado.Dehecho,adecirdelmodoenquearrugóaquellaelegantenarizdepatricio

seguro de su propia importancia, en la descripción debió quedarse con el«humilde»,yselimitóaignorarelresto.Eso,paraelcasodequehubieseelegidounadjetivoamable.—Siquiere,puedeesperarenlacocina,mientrassuboymearreglo—propuso

ella,indecisa.Quizáleestabajuzgandomal.Sumadresiempreleadvertíadeloengañosodelasprimerasimpresiones.Nopodíasconoceraunhombresoloporuncomentarioounamirada—.Notardarémásqueunpardeminutos.—Nosepreocupe,notengoningúninterésenentrar.—¿Yeso,dequémodo

podía interpretarlo, que no resultara ofensivo? Lord Northcott se apoyó en elbastónconungestollenodepetulancia—.Enrealidad,sololetraigounmensajedemilady.Ella frunció el ceño, decidiendo que, quizá, las primeras apariencias no

engañaban siempre. Estaba por asegurar que lord Northcott era, sin más, unimbécil.Pero,comotambiéneraunmarqués,searmódepaciencia.—Muybien,milord.Usteddirá.Laspupilasdelhombrevolvieronacentrarseenella.—LadyActonyyollegamosayerporlatarde,aúltimahora,desdeLondres.

Noshemosinstaladoenlacasagrande—señalóconelbastónhaciaelnoreste,másomenos—,en…—EnMinstrelHouse,sí,losé,lordNorthcott—leinterrumpióella,cadavez

másmolestaporsuengreimiento—.Resultaqueyonacíaquí.Hevistolasiluetadeesepalaceteenelhorizontedesdequetengomemoria.—Ysiemprelohabíavistovacío,ibaaañadir,perodecidiócallarse.Noteníaganasdeconversarconél.Noleestabacayendosimpático,mejorterminarcuantoantes—.Leruegoqueseabreve,porfavor.Tengofrío.

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Élcontuvounaligeramueca.—Porsupuesto,señoritaCoombs.Micometidoessencillo:ladyActondesea

invitarlaaquevayaestatardeatomareltéconella.Esosíqueladesconcertóporcompleto.—¿Yo?¿Quevayayo?¿AMinstrelHouse?—LordNorthcottasintió—.Pero

¿estáseguro?—Por completo. No suelo equivocarme en misiones tan sencillas, se lo

aseguro.—¡Pero si lady Acton no me conoce en absoluto…! —Nada, que no

conseguíasalirdeaquelestadiodeestupefacción—.¿Quépuedequererdemí?Éllamiróconfijeza.—¿Seguroquenolosabe?—¿Yo?—Fruncióelceño,hartadesuactitud,ydecidióafrontarlasituación

de frente—. Pero ¿se puede saber qué le ocurre, milord? Usted y yo no nosconocemos en absoluto. ¿Por qué me habla como si le debiera dinero o lehubiesepisado?Noestabapreparadoparauncontraataquedirecto,yletomóporsorpresa,se

lenotóenlacara.LordNorthcottapretóloslabios,comoconteniéndosededeciralgo amargo, se giró y regresó al sendero de piedras blancas que cruzaba supequeño patio delantero, desde la cancela de la valla de madera pintada deblanco,hastalaescaleritademediadocenadepeldañosqueconducíaalapuertadesucasa.—Alascinco—leoyódecirmientrassealejaba—.Enpunto.—¡Oiga! ¡Pero…!—Salióunpardepasos,hastaelprimerpeldaño,aunque

nosealejódelumbral.Sentíaelsueloheladobajolospies,ycorríaunairefríoydesagradable.Sololefaltabacogerunapulmonía,conelpelotodavíahúmedo—.¡Seloadvierto,noiré!Élnosevolvió.Habíallegadoalaentradayestabaabriendolacancela.—Sílohará.Claroquelohará.—Ah,¿sí?¿Yporquéestátanseguro?—Porque,silascosassoncomopienso,algoquenodudo,acudiraestacita

forma parte de su plan.—Salió y, entonces, sí, se giró hacia ella—.Yyome

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ocuparédehacérselopagarcaro.—¿Qué?—Oliviatardóunlargosegundoentragarsaliva—.Notengoniidea

dequémeestáhablando,milord.Solopuedoimaginarquehallegadoaalgunaconclusiónerróneasobremí,sinsiquieraconocerme.Enlugardeablandarseo,almenos,dudar,lordNorthcottlelanzóunamirada

llenadedesdén.—¿Así que afirma que es inocente? Curiosa posibilidad. La afrontaremos

juntos,llegadoelmomento.—Laestudió,allíplantado,congestodesafiante—.No estoy indignado por mí, señorita Coombs. Al fin y al cabo, yo puedodefendermeynosueloconfiarennadiequenoconozcamucho,porloquenosemedecepcionaconfacilidad.PeroaprecioaladyActon.Muchísimo.Paramí,escomounaabuela,yellasíquetiendeaserdemasiadoindulgenteconlosdemás.—Peroyo…—Sideverdadnosabenadadetodoesto,nitieneningúninterésenenredarla

en sus pérfidosmanejos, no vaya a la cita.No vaya, señorita Coombs.No laanime a tener esperanzas en una superchería ridícula.De hecho, será la únicamaneraenqueyopuedacreerensusupuestainocencia.Deotromodo,noolvidequenovoy aquitarle ojode encima, enningúnmomento.—Utilizó el bastónparaseñalarla,conungestoacusador—.Seloadviertomuyenserio,novoyapermitirquenadieseburledelosbuenossentimientosdeladyActon.Oliviaabriólosojoscomoplatos.—Pero¿sepuedesaberdequédemoniosmehabla,milord?¿Aprovecharme

deladyActon?¡Yonuncaharíatalcosa!—Ah, ¿no?—replicó, despectivo—.Ya lo veremos.—Le lanzó una última

miradaysefue.Ella le observómientras se alejaba y luego volvió a la casa y cerró. ¿Qué

había ocurrido?No lograba entenderlo. ¿Estaría loco aquel hombre? ¿Sería deverdad elmarqués deNorthcott, o era un enfermomental, escapado de algúnsitio?¿Porquéhabíadichoaquellodequeélpodríadefenderse,odequenoibaapermitirqueseburlasedeladyActon?¿Ylodelainvitaciónatomareltéconella,enMinstrelHouse?¿Selohabríainventado?Oliviaseestremecióyseabrazó. ¡PorDios,estabahelada!Loprioritarioen

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esos momentos era quitarse todo ese frío de encima cuanto antes, necesitabavolveraldormitorio,alachimenea,yentrarencalor.Peroapenashabíallegadoalamitaddelaescalera,cuandovolvieronallamar

alapuerta.—¿Seráposible?—musitó. ¿Seríadenuevoaquel loco?Quizáahoraquería

invitarla a cenar en Clifford Manor, la otra mansión importante de la zona.Volviósobresuspasosyabriódegolpe—.¿Sepuedesaberqué…?Al otro lado del umbral, Annie Thompson la miró con sorpresa, abriendo

muchosusgrandesojosverdes.Eransumejorrasgoenunrostroporlodemáspocoatractivo,aunquetandulcequeinducíaalaternura.AnnietambiénibadelutoporlamadredeOliviay,esedía,llevabaunsombreritonegromuycoquetosobreelcabellooscuro,yunacapaconlaquecubríaelchaquetónyelvestido,tododelmismocolor.También tapaba algo más que no supo identificar, pero que deformaba su

figura,deporsíbajitayquizádemasiadovoluptuosa.—¿Llegoenmalmomento?—preguntóAnnie.—No, no te preocupes. —Se apartó del umbral, para cederle el paso—.

Vamos,entra.Hacefrío.—Sí, claro. Te recuerdo que todavía estamos en invierno.—La muchacha

cruzóelumbralysedirigióalacocina.Decamino,mientrasOliviacerrabalapuerta, lemostróelpaquetequehabía llevadooculto:unparde recipientesdebarro,bienenvueltosenteladearpillera.Losdejósobrelamesa—.Mimadreyyohemospensadoquenoquerríasveniracasa…—Esque…—Yquetampocoteapeteceríacocinar—lainterrumpióasuvezAnnie,que

conocíasuestadodeánimo—.Conloque,alfinal,tepasaríaseldíasinprobarbocado, hasta el regreso de la señora Meyers. De modo que te he traídoemparedadosparaeltéyunestofadoparalacena.¡Ah,ytartademanzana!Oliviasonrió,sintiendounaoleadadecariño.Enmomentosasí,recordabaque

no estaba tan sola como creía, incluso llegaba a sentirse mal por haberloolvidado.Teníaa la señoraMeyers,yamuchosotrosvecinosy, sobre todo,aAnnie,quehabíasidolaaprendizadesumadreyhabíaformadopartedesuvida

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durantemuchotiempo.Acababadecumplir losdocecuandoempezóaacudiracosercadadíaa su

casa,sieteañosantes.Primerohizomillaboressencillasperorepetitivas,hastacoger la soltura necesaria con la aguja como para ayudar a confeccionar lasdistintasprendasquelesencargabanlasmujeresdelpuebloydelosalrededores.Oliviaerasolocuatroañosmayorqueella,yhabíanterminadosiendocasicomohermanas.Poreso,Annietambiénibadeluto,comoella.SentíalapérdidadeMerytanto

comosupropiahija.Oliviasonrió,agradecida.—Muchasgracias.Deverdad.—Noseas tonta.Loque lamento esnopoder convencerteparaquevengas.

Estásmuysolaaquí.—LaseñoraMeyersllegaráparalacena.—Losé,pero…—Por favor,Annie.Quiero estar en casa, conmis cosas.Con las suyas.—

Adelantóunamanoylaapoyóenelbrazodesuamiga—.Necesitodespedirmedeella,pocoapoco.Losojosdelamuchachasellenarondesentimiento.—Laechasdemenos,¿verdad?—Mucho—contestó,mientrasvolvíaasentireldolordelapérdidacomouna

punzadaagudaenelpecho—.Pormásquelointento,nomehagoalaidea…—Solohanpasadotressemanas,muypocotiempo.—Sí,demasiadopoco.Todavíatengolaimpresióndeque,enrealidad,noha

ocurrido.Quenohasucedido,queno…—Oh,Livvy…—exclamóAnnie,tomandosusmanos.Olivia sintió que las lágrimas inundaban susmejillas. Sumadre… se había

quedado sin su madre. ¿Cómo podía haberse abatido sobre ellas todo aqueldesastre?MeryCoombs, tan fuerte, tan alegre, tanhermosa, se había idoparasiempre.Yanovolvería a subirni abajar la escalera conunalegre repicardetacones; no le declamaría aquellos versos compuestos por ella misma, pararelatarlaleyendadeLaDamaBlancayel juglar,niseescucharíasuvoz,con

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aquellacostumbretansuyadecantarmientrashacíalastareasdelacasa;jamásvolvería a probar el estofado de carne como solo ella sabía prepararlo, ni sereiríanjuntas,unidasyfelicesporestarunaconlaotra,compartiendolamesaylavida.Oliviaselimpiólosojosysuspiró.Debíacontinuar,losabía.Debíatratarde

saliradelante,eraloqueMeryhubiesequerido.Selimpiólaslágrimas,forzóunasonrisaytiródeAnniehacialaescalera,parasubiralprimerpiso.—Vamos,ven.Ayúdameconelpelo.Al entrar en su dormitorio, echó un tronco al fuego y se sentó en el suelo,

sobrelaviejaalfombraquesumadrehabíacompradodesegundamanoenunaferia,dosañosantes.Enlamesitateníaunvasodeagua,elcepilloyelespejoquehabíaestadousandoparaverse.Anniesequitólacapaysearrodillótrasella,paracepillarlelamelena.—¿Nohassalidonadahoy?—preguntó,conuntonoqueanunciabanoticias

interesantes.—No—dijoOlivia—.Ynopensabasalir.Prefieroquedarmeleyendo.—Pues te advierto que está siendo un día de lomás emocionante. Todo el

mundoandaalteradoporlallegadadeladyActon.—Oh,sí,cierto.—RecordóquelohabíamencionadolordNorthcott—.Llegó

ayer,¿no?—Sí,aúltimahoradelatarde.¡Yhavenidoacompañada,nadamásninada

menos,quedesuprimo,elmarquésdeNorthcott!¡Unadelasmayoresfortunasde Hertfordshire! ¿Te imaginas qué hombre elegante debe de ser? —Pordesgracia,nonecesitabaimaginarlo.Soloteníaquecerrarlosojosparavolveraverle,comportándosedeunmodomuygrosero—.¡MarionGrenfellafirmaqueestamañanasehacruzadoconél,yqueesguapísimo!Se refería a la hija menor del coronel Grenfell, un coronel de dragones

retirado, cuya casa estaba cerca de la salida suroeste del pueblo. La jovenMarion,dequinceaños,teníademasiadospájarosenlacabeza.Muymimadaporsupadre,loúnicoqueparecíaimportarleenlavidaerareíryconseguirunbuenmarido, lomásricoposible.Olivianosentíamuchasimpatíaporella,de teneralguna.

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Suhermanamayor,Edith,eraotracosamuydistinta.Habíacumplidoyalosdiecisieteañosyeraeducadayformal.Aellasíquelaapreciabadeverdad.—¿En serio?—Agitó la cabeza—.Bueno, no tengomucha confianza en el

criteriodeesamuchacharespectoaloshombres.—Vamos,Livvy…Nodigaseso.—¿Porquéno?Sabesquenosoyamigadeloschismes,nilajuzgo.Pormí,

comosiseescapaconunbuhonero.Pero,seamossinceras,estátandeseosadeconquistaraunhombre,quecualquieralepareceríaguapo.—¡Qué cosas dices! Además, aunque tuvieras razón, da igual, porque la

aparienciafísicaesloquemenosimportaenuncaballero.—Ah,¿sí?—Bien sabes que sí. Bueno, respecto a lo de guapo, claro. Mientras sea

eleganteenelvestirytengaunosmodalesexquisitos,elresto,daigual.SeguroquelordNorthcottcumpleconeso,pornohablardequeesnoble,ymuyrico.¡Ysiguesoltero!—Seguro que debido a algún grave defecto de carácter—masculló Olivia.

Annieseencogiódehombros.—Esotampocoimporta.Mimadredicequeuntítulonobiliario,juntoconuna

renta de más de cincuenta mil libras, como la de Northcott, corrigen porcompletocualquierdefecto.—NosepercatódelgestodesdeñosodeOlivia.Nipor todas las riquezas del país hubiese disculpado el comportamientodesagradabledeaquelhombre—.¡Oh,Livvy!¿Teimaginas?—¿Elqué?—¿Quéva a ser,mujer? ¡El casarte con alguien así, claro está!—Annie se

pusoenpieyempezóadarvueltasyvueltassobresímisma,bailando,mientrasestrechabaelcepillocontraelpechocomosifuesesupareja.Elairequemovíansusfaldashizooscilarlasllamasdelachimenea—.¡Oh,deverdad,Livvy,quiénfuera una dama importante para poder aspirar al corazón de lord Northcott!Aunque,quiénsabe,túmismadicessiemprequeelamortodolopuedey…—¿Y sabes por qué ha vuelto lady Acton a Minstrel Valley? —preguntó

Olivia,deseosadeterminarconaqueltema.AAnnieno le importó.Eseotro tambiéneradesu interés.Dejódebailary

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volvióasulado.—No, no lo sé todavía. ¡Pero Mildred Cotton contaba, en la tienda de la

señoraGibbs, que ha oído decir que ladyActon ha venido para organizar unnuevoBailedePrimavera,comoenlostiemposdenuestrasmadres!—¿Deverdad?—¿UnBailedePrimavera?¿Trascasiveinticincoañosdeno

aparecerporallí?¿YquérelaciónpodíateneraquelloconlainvitacióndeladyActon?¿HabríadichoalgoalrespectolaseñoraCotton?Oliviadudó.Sesentíareaciaahablardeello,porsiteníaquesoportarmásinsensatecessobrelasrentasdelmarqués, peromerecía la pena intentarlo—. ¿Sabes una cosa?No hace nicincominutosquelordNorthcotthaestadoaquí.—¿Qué dices? ¿El marqués de Northcott? ¿Aquí? ¿En tu casa? —repitió

Annie,convozalgoestridente.Lamiróalosojos,buscandolabroma—.Noesposible.Teburlasdemí…—Enabsoluto.Poresoestabaabajoyteheabiertotanrápido.Habíanllamado

alapuerta,y…—Seencogiódehombros—.Bueno,eraél.Annieestrechóconfuerzaelcepilloydiounpardesaltitos.—¡Oh,Livvy!¡Livvy!—chilló—.¡ElmarquésdeNorthcott,aquí!¡Oh,Dios

mío!—Lamiró,alaexpectativa—.Y,dime,¿tienerazónMarionGrenfell?¿Estanguapocomodice?—No.Exagera.—No estaba siendo justa, lo sabía. LordNorthcott era, con

diferencia, el hombremás atractivoque se hubiese encontradonunca, pero noestabadispuesta a admitirlo, deningúnmodo—.Noniegoque,quizá, algunasmujerespudieranencontrarloagraciado,peroteaseguroquenohasidomicaso.Detodosmodos,lopeorenél,conmucho,essucarácter.—¿Aquéterefieres?Alrecordarelmodoenquehabíahablado,nopudoocultarsuenojo.—¡Aquecreoquenomeheencontradojamásconalguientandesagradable

entodamivida,claroestá!¡Telojuro,Annie!Esengreído,soberbioycarecedetodadelicadeza.Annieapretóloslabios,enunamuequitallenadedecepción.—Quélamentable…Pero¿quéquería?—Oh,pues…LadyActonquierequevayaestatardeatomareltéconellos.

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—¿Qué? ¿Tú? ¿En serio? ¿Lady Acton te ha invitado?—Olivia asintió—.¿Perocómo…?¿Porqué?—Niidea.Nopuedoimaginarquéinteréspuedetenerenverme.¡Amí…!¡Si

nosoynadie!—¡Esonoesverdad!—¿Cómoqueno?Nosoymásquelahijadeuncampesinoyunacosturerade

pueblo,ambosmuytrabajadores,sí,perotambiénmuyhumildes.—¡Perotúereshermosa,Livvy!—Annielamiróconsurostropocoagraciado

lleno de sentimiento. Era una extraña mezcla de amor incondicional y levestoquesdeenvidia—.Eresbella, tieneselegancianatural—lodijode seguido,incidiendoenello—,todoelmundolodice,ypodríasestarencualquiersalóndeLondres,queencajaríasmuybien.Además, tusmodalessonintachablesyeresculta.Tegustamucholeerytrabajastemuchoenlaescuela,hastaconvertirteenmaestra.¡InclusofuisteaLondresparaconseguireltítulo!—Sí,cierto,ytodofuegraciasalesfuerzodemispadres.Peroesehasidomi

mayor logro en la vida: llegar a ser una sencilla maestra de pueblo. —Sesobresaltó—.¡Oh,Annie!¡Igualesporeso!—¿Qué?¿Poreso?¿Quéquieresdecir?—QueesposiblequeelpadreEllislehayahabladodemíaladyActon.—¿Hablar?¿Dequé?¿Porqué?—Para salirse con la suya, claro está.—ElpadreEllis, el párrocodel lugar

desdelatrágicamuertedelpadreRoberts,siempreestabaexigiendounamayorseveridadenlasaulas,algoqueOlivianocompartía—.LadyActonesunamujermuy mayor. Ahora que ha vuelto al pueblo, seguro que quiere que todo seamás… «riguroso», más «como ha sido siempre». Disciplina, en vez decomprensiónyamor,talcomoexigeelodiosopadreEllis.—Quétontería.LadyConwayesdelamismaedadysiempretehaapoyado.

¡Yquédecirdelobienqueseportósiemprecontumadre!Eso era cierto. Lady Conway, la condesa viuda de Conway, era una mujer

admirable,quesiemprelashabíaayudadomucho,aellayaMery.Cuando Olivia tenía unos siete años, Mery yMildred Cotton tuvieron una

pelea terribleenel lavaderode laplaza.Sumadreestabaallí,ocupadacon su

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colada,mientras ella jugaba con otros niños a salpicarse con el agua, cuandopasó la señoraCotton con la que entonces era costurera de ladyConway, unamuchachadelaqueyanorecordabaelnombre,soloqueeraunacriaturacotillaquehabíahechomuchaamistadconlaseñoraCotton.FuelaprimeravezqueOliviaoyómencionarunmisteriosoviajeaEscociade

sumadreydecirquealguiensospechabaquenoerahijadeBernardCoombs.Meryarañóaaquellasarpías,alasdos.Nocontentaconello,mordióconsaña

alaseñoraCottonylepusounojomoradoalaotra.Ganólapeleapero,comoconsecuencia de aquello, pasó la noche en una celda de la casa de la viejaGuardiaytodaslasseñorasdelcírculodeMildreddejarondeencargarleropa.Oliviayellapasaronhambreysusituaciónhubiesesidopeorconlallegada

delinvierno,denoserporque,depronto,unatarde,ladyConwaylahizollamar.Connaturalidad,comosinohubiesepasadonada,ledijoquesumodistahabíatenidoqueirseaLondresyquenecesitabaaalguienparalosarregloscotidianosdesuropa,elmantenimientogeneraldesuspertenencias.Desdeentonces,nuncahabíafaltadounbuensueldoensucasa.Y,dehecho,cuandoelsobrinodelordConway,Richard,llegóparapasaruna

temporada en Minstrel Valley, diez años atrás, se le pidió a Olivia que leenseñaseelpuebloyquelepresentaseaotrosjóvenesdellugar.Oliviaasí lohizo,ylepresentóasuamigoEdwardHastings.Edwardyella

eran bastante traviesos por aquellos tiempos, y el pobre Richard suponía unavíctimademasiadotentadora.Recordólabromaqueleorganizaronenlasruinas,cuandoEdwardsedisfrazódefantasmaconunasábanaycasilehicieronllorarporque,aunqueellosnolosabían,RichardestabaenMinstrelValleyporquesupadresehabíasuicidado.Fueuncomienzo triste,peronunca searrepintierondeello,porque también

fue el inicio de algo muy grande. A partir de aquel momento de inesperadaintimidad se sintieron muy unidos. ¡Aquellas tardes en el bosque; aquellospaseosenbarcaporellago,conbañosincluidos;aquelexplorarlasruinas,comotodoslosniñosdelpueblo,intentandodescubrirunmisterioantiguo…!Sehicieronmuyamigos,comosolopodíahacersealguienaesaedad,enesa

épocamaravillosadelverano.

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«Prontosecumplirándiezaños»,pensó,connostalgia.Richard,Edwardyellase habían juramentado para reunirse de nuevo una década después, el primerdomingo de agosto demil ochocientos treinta y siete. Se preguntó si ellos lorecordarían,sisepresentaríana lacita.Quizáyaestabancasadosyfelicesporahí, sin un solo pensamiento para aquella niña de catorce años que fueOliviaCoombs.¿Yella?¿Iría?Sí,claroquesí.EralaúnicaquequedabaenMinstrelValleyde

los tres, debía asistir en nombre de todos. Se vería sola en las ruinas, y seríatriste,perodebíaacudir.Guardabaunrecuerdoentrañabledeaquelveranoydeaquellaamistad.—Sí,tienesrazón—susurró,volviendoalpresente—.Yyotambiénlaaprecio

mucho,túlosabes.Mehaayudadoentodomomento,yhastaasistióalfuneraldemimadre, una gran dama como ella…Nos hizo un honor que no olvidarénunca. Pero, no sé, ladyActon puede sermuy distinta.Quizá se parezca a suprimo—añadióconhorror.—Creoqueestássacandoconclusionesdemasiadoprecipitadas.—¿Eso piensas? Pues yo creo quemejor no voy. Puedo quedarme en casa,

como tenía previsto, tomar el té con tus emparedados y pasar la tarde dedomingoleyendo.—¿Qué dices?—Annie lamiró atónita—. ¿Cómo que no vas a ir? ¡Olivia

Coombs! ¡Si lady Acton, la señora deMinstrel House, te llama, tú acudes ypunto,ynohaymásquehablar!¡Sobretodo,sieselpropiolordNorthcottquienvieneatransmitirteenpersonasuinvitación!Nopuedesperdertealgoasí.No,vistodeesemodo,desdeluego,nopodíahaceralgoasí.Sobretodo,tras

laextrañaescenaquehabíavividoconaquelhombre.Oquizáporella.Oliviaagitó la cabeza, intentando recordar y analizar la conversación. ¿Qué habíainsinuado?QueellateníaalgúnplanretorcidoenmarchaparaburlarsedeladyActon, o algo por el estilo, y que solo si no iba esa tarde aMinstrel House,demostraríasuinocencia.Menudatontería.¿Lohabíadichoparaquenofuese,paraquedejasepasarde

largo aquella invitación?No le veía otro sentido a todo aquello. Pero, lomásimportante, ¿dedóndehabía sacado semejante idea absurdadeque ella estaba

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embarcadaenunintentodeeseestilo?¿Ycuáleraelpecadodelquelaacusaba?Nopodíaentenderlo,ynecesitabaunaexplicación.Aunquefueraunaquela

enojase.—Estábien,iré—murmuró—.Iréyafrontaréloquesea.—Porsupuestoquesí.—Anniesonrióysepusootravezenpie—.Vamos,te

ayudaréaprepararte.—¿Aprepararme?—Oliviaarqueóunaceja—.Queyo sepa,nohaymucho

quepuedahacer.Terecuerdoqueestoydeluto.—Ya…Pero,aunasí,hayquelograrqueestéslomáspresentableposible.—

Suamigafuealarmarioyempezóarevolverentresuspocosvestidos—.¡Diosmío…!¡Esverdadquelohasteñidotodo!—Puesclaro.¿Yquémásda?Nopretenderíasquemevistiesedeazul.—No,claro.Peropodríashaberguardadoalgunascosas,paraelfuturo.El futuro…Oliviaapartóel ramalazodepenaque laenvolvíacadavezque

imaginabaeselargotiempoqueibaatenerquepasarsinsumadre.—Sitedigolaverdad,nomesentíaconánimosdepensareneso.Annielamiróconpena.Seguroqueintuyóloqueestabapensando.—Notepreocupes,cariño,noimporta.—Escogióuno,elmejorquetenía.Era

elúltimoquelehizosumadreyelqueusabasoloparairamisaodarunpaseolosdomingos—.Bueno,estevaatenerqueservirparatomaruntéenMinstrelHouse.

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Capítulo2

EranlascuatroymediacuandoOliviasaliódesucasaacompañadadeAnnie.Seguíahaciendobastantefríoyelaireolíaalluvia.Elvientohabíaaumentado,seempeñabaencolarseatravésdelasropas,asíqueambasseenvolvieronbienenlascapas,conlossombrerosbienencasquetados.—¿Quieresque teacompañehastaelportóndeMinstrelHouse?—preguntó

Annie,cuandollegaronalcrucedeCementeryStreetconScottLane.«QueridaAnnie»,pensó.Lacasadesuamigaestabayamuycerca,quedaba

un par de edificios a la izquierda, justo detrás de la iglesia de Saint Mary,mientrasqueOliviateníaquegirarhaciaLegendSquare,paradirigirsehaciaelestey tomarporKing’sRoad.Lamansiónde ladyActonestabaaunosveinteminutos largos, a paso rápido.SiAnnie la acompañaba, tenía por delante casiunahoradecaminata,bajouncieloqueamenazabatormenta.Era muy generosa ofreciéndose, porque le hubiera gustado contar con su

compañía, pero negó con la cabeza. No tenía sentido obligarla a semejanteesfuerzo.Dehaberhechounbuendíaparadarunagradablepaseo,quizá,peronoeraelcaso.—No,ydeverdadqueteloagradezcomucho,querida.Esmuyconsiderado

detuparte,peronoesnecesario.—Muy bien.—Annie la miró con intención—. Solo prométeme que no te

daráslavueltaamitaddecamino.Oliviaseechóareír.—No, descuida. Iré, entraré en la mansión, si es que de verdad me lo

permiten, y descubriré qué es lo que pasa. Mañana ven a desayunar y te lo

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cuentotodo.Anniesonrió.—Eso espero. —De pronto, algo atrajo su mirada—. ¡Eh! —exclamó,

sobresaltándola, y corrió hacia la calle en la que Scott Lane se convertía enChurchStreet,porellateraldelaiglesiadeSaintMary.Apocosmetros,muycercade lapuertade lacasadelcura, laancianaJoan

Newell, armadaconsuviejahachayvestidadenegrode lacabezaa lospies,estabahaciendo trizasunacarretillaquepertenecíaalpadreEllis, laqueusabapara llevaro traer lasherramientasde jardinería, plantasnuevas, etc.El padreEllis podía no conservar un gran concepto del ser humano, a decir de sussermones,perodesdeluegosentíaungranamorporlasplantas.Teníaunbonitojardínenlapartetraseradelacasa,unrinconcitoconectadoconelcementerio,que también cuidaba con esmero. El señor Randall, el guardés de MinstrelHouse, que era también un excelente jardinero, solía ayudarle en aquellaslabores.Annie llegóa tiempodesujetar lamuñecade laancianaenelaire,antesde

quedieraunnuevogolpe,aunqueelmalyaestabahecho.—Oh,Diosmío…—susurróOlivia.Enlosúltimosaños,laabuelaJoansolíallevarsecuantamaderaquedabaasu

alcance, fuera de alguien o no, para alimentar el fuego de su casa. Se habíaconvertidoenunaocupacióncasiobsesiva,en laquenoentrabaarazonarquépodíallevarseoquéno.Alagentedelpueblonoleimportaba;alfinyalcabo,habíasidolaparteradeMinstrelValleyduranteunbuenmontóndeaños,ycasitodoelmundolaapreciabamucho.Pero,elpadreEllisylaseñoraCotton,no.Pordistintasrazones,amboseran

partidarios de ingresarla en un asilo para pobres. Olivia no conocía ninguno,peroimaginabaqueunlugarasíseríaalgohorrible,uninfiernoparalasgentesallíatrapadas.Incluso,aunquefueraunsitioagradableylimpio,ylaquisiesen,estaba por asegurar que, si la sacaban del pueblo, la pobre anciana no duraríamuchotiempo.YhabíatenidoqueiraromperlacarretilladelpadreEllis...—¡AbuelaJoan!—estabaexclamandoAnnie—.¿Quéletenemosdicho?¡No

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puedeirporahídestrozándolotodooapropiándosedelascosasajenas!La anciana, muy mayor, murmuró algo ininteligible. Olivia se acercó y la

abrazóconcariño.—AbuelaJoan,¿quéhaceaquí?¿Dóndesehabíametido?—Nolaveíadesde

elfuneraldesumadre—.¿Porquénovieneacasaconmigo?—Hacíafríoenelbosque…—creyóentenderle—.LasmanosdeMeryestán

heladas,necesitamaderaparaelfuego.Vaatenerunaniña.—Oh.—Parpadeóparaalejarlaslágrimas.Tuvoquetragarsalivaparapoder

hablar—.Porsupuesto.Peroiremosacogerleñajuntasmástarde.¿Leparece?—Serámejorquenosla llevemosdeaquí,antesdequenosvean—laurgió

Annie—.Como salga el padreEllis, va amontar un escándalo.Y simezcla aWorthenesto,elcondestablepuedeverseobligadoadetenerla.—Sí,vamos.Lallevaréacasa.—No, ni hablar. Al final, vas a llegar tarde. Además, dijiste que la señora

Meyersnovolveráhastalacena.SidejassolaalaabuelaJoan,esmuyprobableque no esté a tu vuelta.—Olivia no pudo negarlo: tenía razón—. La llevaréconmigo.—Annie abrigó bien a la anciana con elmantón negro, en un gestollenodeternura―.Perotenemosquepensarquéhacerconella.Estáclaroquesolayanopuedevivir.Debetenercomounmillóndeaños.—Quéexagerada.Perogracias,Annie.Cuandovuelvapasaréabuscarla.—No,notepreocupes.Nohayningunaprisa.Sepuedequedaradormircon

nosotras.—Ah,perfecto.Pues, siquieres, la traesmañana,desayunamosencasay te

cuentocómohaidotodo.Anniesonrió.—Estupendo,asíloharé.¡Yaloestoydeseando!Sedieronunbesoenlamejillaysesepararon.Olivia lassiguióconlavista

hasta que desaparecieron al doblar la esquina; luego, se aseguró de que no laveíanadie,yarrastrólosrestosdelacarretillahastaunasmatascercanas.Allí,trató de ocultarlos lo mejor posible, aunque sabía que no tardarían enencontrarlosytodoelmundosabríaquiénhabíacometidoelestropicio…Bueno, almenos no podrían probarlo.Algo a su favor, porque si tenía que

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morder tambiénaMildredCottonparaquedejase enpaza la abuela Joan,nodudaríaenhacerlo.Sesacudiólasmanosysiguiósucamino,endirecciónalaplaza de Legend Square, el corazón del pueblo y su única zona empedrada,graciasalagenerosidaddeunantiguomarquésdeNorthcott.Apartirdeallí,elrecorrido se extendía a lo largo de un par de calles, en casas pequeñas peroencantadoras,casitodoelañoadornadasconflores.MinstrelValley, encajadoentrecolinasde formas suaves, comoScottHillo

LakeHill,teníauntamañomedio;o,dichodeotromodo,teníaloqueMildredCottonyotrasseñorasdel lugarconsiderabanun«tamañoperfecto».Elcentroeraaquellaplaza, rodeadade losedificiosmás importantes: la iglesiadeSaintMary; la tienda de la señora Gibbs, que ofrecía toda clase de artículos quepudierasnecesitarolosencargabaaLondressinolostenía;elSalóndeFiestasdelayuntamientoylacasadeldoctorAnthonyWilson,quehabíasidomédicoenelpueblodurantecasitresdécadas.TambiénestabaallíelpropioAyuntamientodelaparroquia,porsupuesto,en

un edificio bastante grande que englobaba también el juzgado de paz y lallamadaCasadelaantiguaGuardia.Enella,ademásdedependenciasoficiales,comoundespachoydosceldaspara losdelincuentes,disponíadealojamientoparaelfuncionariotitulardemantenerelordenenelpuebloysusalrededores.Enesosmomentos,erautilizadaporelcondestableNerianWorth,desdehacíayamásdeunaño.Allí, casi en el centro de la plaza empedrada, estaba el pozo principal de

MinstrelValley,yellavaderoalqueibantodaslasmujeresdelosalrededoresahacer sus coladas. Gracias a las aportaciones de todos, llevaba ya unos añostechadoenparte,paraprotegerlasdelalluviaodelsolexcesivo.Muy cerca, en su lado noreste, podía verse una estatua. Estaba frente a la

entradadelSalóndeFiestasdelayuntamientoypresidíaunazonamuybonitayagradable, con bancos y unos jardines. Era de cuerpo entero, algo muy pocohabitualenunalocalidaddeesetamaño,peroensucasohabíasidodonadaporunaladyNorthcottdelpasado,quizálaesposadelquedecidióempedrarelsitio.Estaba dedicada a la leyenda más importante de la localidad. Tallada en

piedra, y con evidente talento, se veía unapareja de enamorados ataviada con

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ropasdelMedievo,élconflautaylaúdalaespalda,ellacomounadamanoble.Estabanenlazadosenunabrazomuyestrecho,enelactoprevioadarseunbesorebosantedepasión.Aunquelafiguraestuvieraelaboradaconpiedradeungrisveteado de blanco, el gesto, las miradas fijas y las bocas cercanas, parecíantransmitirunaintensaimpresióndevidapropia.Secaptabaeldeseoporlograraquellaunión,lasensaciónsublimedequenada

ninadiepodríanevitarla.«LADAMABLANCAYELJUGLAR.Elamoreterno»,decíajustodebajo.¡Era tan hermosa! ¡Tan inspiradora! Aunque no todos pensaban igual, por

supuesto.Mildred Cotton, por ejemplo, que vivía a pocosmetros y tenía queverla cada día cuando salía de casa, había intentado organizar varias vecespeticionespopularespararetirarla,«porindecente».Claroque,loextraordinarioenelcasodeaquellamujeramargadayodiosa,hubiesesido locontrario.Paraella,laimagendeaquellaparejanoteníanadaqueverconelamor,sinoconladesvergüenzaylaimpudicia.Porfortuna,semejantepropuestanuncahabíasalidoadelante.Enelpasado,el

padreRobertssenegóatomárseloenserio.Elamoreterno,aseguró,solopodíaserun amor auténtico, algo inspiradopor elDivino enpersona, por loquenoteníasentidohablardeinmoralidadalguna.ElpadreEllis,porelcontrario,estuvodeacuerdoenintentarconvenceralady

Acton de la conveniencia de quitar aquella estatua y cambiarla por una de laVirgen María, alegando que, además de eliminar una imagen sin dudaescandalosa, la sugerida eramuchomás conveniente, dada su cercanía con laiglesia.Paraello,nicortoniperezoso,leenvióunacartaalrespecto.Olivialosabía

gracias a ladyConway, que eramuy amiga de ladyActon y se lo comentó aMery,divertida.La respuesta había sido rotunda: cuando lady Acton era niña, le encantaba

pasearpor allí y contemplar aquellaobrade arte.Ni ellani suspadreshabíanencontrado nunca razón alguna para tanto escándalo, por lo que la estatua sequedaba.¿OacasoestabainsinuandoquelafamiliadelmarquésdeNorthcottteníauna

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moralrelajada?Aquellohabíazanjadoelasuntoporcompleto.Oliviasealegrabaycompartía

laopinióndeladyActon.Aellatambiénlehabíagustadoirallí,depequeña,asentarse en uno de los bancos o en el suelo, y contemplar con embeleso lasfiguras enlazadas de aquella pareja de enamorados y soñar con la idea de quealgoasípudieraexistirdeverdad.Elamoreterno.Elamorcompleto,auténtico,verdadero…Esa tardededomingo, sedetuvoanteellayvolvióapensarlo.Amor, amor,

amor… ¿Podía de verdad existir algo así? ¿Y habría alguien en el mundodestinadoaella,comoesa jovendama tuvosu juglar?BiensabíaelCieloquenuncalohabíanecesitadotantocomoenesosmomentos.¡Sesentíatansola!Oyóuncrujido.LapuertadelacasadelaviejaGuardiaseabrióasuderecha

ydejósaliraNerianWorth,elcondestable.Oliviatitubeó.Aparecerjustodespuésdehacersetalpregunta…¿Seríaalguna

clasedeseñal?Deserlo,nosabíasialegrarseono.Simpatizabamuchoconelcondestable,

eraunbuenhombre,aunquesiempresesentíaalgoinquietaensucompañía.Eraevidentequeestabainteresadoeniniciarunarelaciónformalconella,nodejabadehacerinsinuaciones.Dehecho,justoeldíaanterior,lahabíavueltoainvitaradarjuntosunpaseoporlosalrededoresesatardededomingo,peroOliviahabíadeclinado,excusándoseensulutoyensupocoánimo.Nosesentíaconfuerzas,dijo.Quizáporeso,elseñorWorthlamirósorprendidoaldescubrirlaallí,aunque

no tardóenmostrar susonrisahabitual, tan luminosaque lograbaalcanzar susojosverdes.Esoera loquemás legustabadeél,queparecíaalguien francoycercano.Además,peseasuaspectorudo,dehombreacostumbradoalasarmas,eramuyguapo,conaquelcabellorubiocenizayaquellosojostanbonitos,yleteníaporunhombretrabajadoryeficiente.Ahí estaban las pruebas: resolvió en menos de un día el misterio de la

desaparicióndelcerdomoteadodeConwayHouse,elquecriabancadaañoenelsitioparasucenadeNavidad,unodelosdelitosmásgravesquesehabíandadoenMinstrelValleyenlosúltimosaños.

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Losmalhechoresresultaronserungrupodeactoresambulantesquesehabíandetenidoalasafuerasdelpuebloparadarunpardefunciones,yquedecidieronrobarlo una vez levantaron campamento, para venderlo en elmercado de otraparroquia.Poreso,graciasaWorth,tuvieronelhonordealojarsetodosjuntosenlas celdas de la casa de la vieja Guardia, hasta que el juez de paz decidióenviarlosaLondres.—¿Señorita Coombs? —dijo Worth, con una inclinación algo tosca, pero

adecuada.Ella replicó conotramientraspensabaque, por suerte, había estadoallí metido y no había descubierto a la abuela Joan, con su hacha pequeña ynegra,haciendootravezdelassuyas.Nocreíaquehubiesehechonadacontralaanciana, al contrario, pero era mejor no ponerle en ese compromiso—. Quésorpresaencontrarlaaquí.¿Alfinal,sehaanimadoapasearunpoco?Olivia dudó.No le apetecíamucho dar explicaciones, pero quizá le viniera

biensuopiniónenaquelasunto.—Enrealidad,no,losiento.Perosehapresentadoamediodíaunhombreen

micasa,asegurandoserlordNorthcott,ymehadichoqueladyActonmeesperaparatomarelté.—Miróhaciaelrelojdelatorredelaiglesia,compradoentretodos los lugareños y añadido tras el incendio. El padre Ellis siemprerefunfuñaba con el hechodeque tenía algún falloy se retrasaba a cosadeunminutoporhora,peroconsuayudacalculóqueeranpocomásde lascuatroymedia—.Alascinco.—¿En Minstrel House?—Se mostró tan sorprendido como ella, lo que la

animóunpoco.Nosehabíavueltolocaninadaporelestilo—.Puesnoséquédecirleaeserespecto,laverdad.SíqueesciertoquelordNorthcotttambiénmehavisitadoamí.—¿Austed?¿TambiénestáinvitadoaltédeladyActon?—No, no, en absoluto—replicó, decepcionándola. Hubiese sido una buena

explicaciónparatodoaquello:queladyActonhubiesequeridoconoceralosqueocupabanalgúncargopúblicoenellugar,entreotroslamaestrayelcondestable.Pero no, tampoco era eso, al parecer—. Jamás aspiraría a algo así, señoritaCoombs.Pero,comoyasabrá,ayerporlatarde,aúltimahora,llególadyActondesdeLondrescontodosuséquito.Hatraídomuchoscriadosyacompañantes.

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—Rio,dejandoclaroqueibaahacerunabroma—:CasidiolaimpresióndequepretendíaduplicarlapoblacióndeMinstrelValley.—¿Deverdad?—Yalocreo.¡LeaseguroqueelcaminodeLondresnuncahabíavistotantos

carruajes juntos!Fue algo impresionante verlos pasar por estemismo sitio, endirecciónaKing’sRoad.—No me enteré. Qué pena. Me hubiese gustado contemplar semejante

espectáculo.—Nosepreocupe.Selodescribirécontodolujodedetalles,eldíaqueusted

prefiera,dandounpaseo.—Oh.—Olivia se ruborizó—.Estábien.Muyamable,gracias. ¿Ydiceque

lordNorthcottlevisitó?—Sí,estamañana.Seríanlasoncepasadas.—Debióhacerlojustoantesdeir

averlaaella—.Sehapresentadoenmidespachoparapedirmequeextremelavigilanciadelazona,mientrasesténaquí.—Fruncióelceño,comosiestuvieramolestoporquealguien supusieraquenohabíahechobien su trabajo,hasta elmomento—.Comolehedicho,yoextremolavigilancia,siempre.—Yaveo.¿Yquélehaparecido?—¿Lord Northcott? —Cuando ella asintió, siguió—: Serio. Rígido. Muy

formal.—Seencogiódehombros—.Comoeselprimermarquésqueconozco,nopuedocompararleconningúnotro.Aunquepodríamosprobarahacerloconunpaloseco.Oliviaseechóareír.—Sí, como poco, podría ser con algo así. —Le sonrió con auténtico

sentimiento—.Gracias,señorWorth.Tienelahabilidaddelevantarmeelánimo.—Mealegramuchosaberlo.—Hubouninstantedeindecisión.Oliviasupuso

que él tampoco sabía si despedirse ya o cómo hacerlo—. ¿Quiere que laacompañehastaMinstrelHouse?—preguntóentoncesWorth—.Pensabadarunpaseo,yasabe,peronotengoningunapreferenciaalgunaporlazona.—Oh… —Olivia miró al cielo, cada vez más cubierto de nubes. En los

momentos en los que salía el sol, todo se alegraba, pero no tardaría endesaparecerporcompleto—.Meencantaría,peroseríamuypocoamablepormi

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partepedirlequefuerahastatanlejos,porquecreoquevaacaertormenta.—Sí. —También miró hacia arriba—. Espero equivocarme, que no soy el

viejoSwan.—SereferíaalancianoJonasSwan,queteníaunacasetaconbarcasenellago.Lasalquilabaapescadoresoagentesquequisierandarunpaseo,ynohabíanadiecomoélparaadivinareltiempo—.Peronoledoymásalládeunahora.Esperoqueluegotenganlaconsideracióndeenviarladevueltaencoche,sillueve.—Seguroquesí.Entodocaso,nosepreocupepormí.Melasarreglaré.—Estoyconvencidodeello.Detenerproblema,yasabequepuedehacerme

llamar.Pero,demomento,measegurarédeque llegabien,acompañándola.—Hizoungesto,ofreciéndoleelpasohaciaTownHallStreet,lacallequesalíadela plaza en dirección al este, entre el ayuntamiento y la carpintería de JosepGambier.Eraelque,másadelante,trasbifurcarseunpardeveces,seconvertíaenelKing’sRoad,elcaminoquellevabaaMinstrelHouse—.¿Vamos?Oliviasonrió.—Sí.Muchasgracias.Empezaronacaminarentrecalles,hacialasalidamáscercanadelpueblo,por

eleste.Oliviasesentíaalgonerviosa,porelasuntodeladyActonpero,también,por la incomodidaddenosaberquédecir.NerianWorthera simpático,ymuyguapo,perosurelaciónseestabacomplicandomucho.¿Legustaba?Noestabasegura.Leencontrabaatractivo,sinduda,pero…Pensóen laestatua.Aquelbesonodado,pero tanvivo.Aquelamoreterno,

queparecíaconvulsionarloseneseabrazotanestrecho,comobuscandofundirseenun solo cuerpo…Ella no sentía nada así, ni de lejos.A lomás, un agradoamistoso.¿Quizáestabamitificandoelamor?—Ybien,¿cómoseencuentra?—preguntódeprontoél.Olivia suspiró para sus adentros. Odiaba esa pregunta, pero no hubiese

quedado bien decírselo. Sobre todo, porque intuyó que tambiénWorth estabanerviosoyhabíaestadobuscandoalgoamablequedecir.—Bien.Esduro,perovoymejor,leagradezcosuinterés.—Laentiendobien,ymealegraque lovayasuperando.Esusteduna joven

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muyfuerte.—¿Loera?Nolocreía,laverdad.Perosumadrelehabíaenseñadodosverdadesfundamentalesenlasquebasarsuvida:habíaquebuscarsiempreel amor, pese a cualquier obstáculo que pudiera interponerse; y había queafrontartodaslasdesgraciasconloshombroserguidosylacabezamuyalta—.Alprincipio,temíquepidierauntiempolibreenlaescuela…—Seruborizó—.Esque…Meagradamuchoescucharlasrisasdelosniños.Olivialemirósorprendida.—¿En serio?—No siempre, pero en ocasiones se juntaban más de treinta

niños, deMinstrelValley y de las granjas de los alrededores, incluso de otrospueblos cercanos sin colegio. Entonces, antes de entrar o al salir, los críos sereuníanparajugarenlaplaza,aunosmetrosdeledificiodelaescuelaensí,yseformabaunabuenaescandalera—.Penséquelemolestábamos.—¡No!¿Quédice?Enabsoluto.Alcontrario,megustamuchooírles,mehace

sentirbien.Escomosi…—Buscóelmododeexplicarse—.Escomosivivieraenunpueblofeliz,porloque,estáclaroquecumplobienconmisobligaciones.—Comprendo. —Ella sonrió. Pese al aspecto rudo de hombre de armas,

estabaclaroqueeraunhombredecorazóntierno.Algúndía,seríaunbuenpadre—.Esmuybonito,esoquedice.—Gracias.—Caminaronmediadocenadepasosmásantesdequesedecidiera

apreguntar—:¿PiensanirustedylaseñoritaThompsonalBailedePrimaveradeMeryton?DesdequedejódecelebrarseenMinstrelHouse,alestarcerradalamansióny

ausente su dueña, las gentes del pueblo acudían a los que se daban en otroslugares, comoMeryton, la localidad cercana de mayor población. Allí, en elSalón de Fiestas de su ayuntamiento, se organizaban eventos muy alegres yconcurridos. A veces, incluso acudían gentes llegadas de Londres para pasarunosdíasenelcampo.Elañoanterior,NerianWorthlahabíasacadoabailarlasdosvecesquepodía

hacerlosincomprometersureputación,yluegolashabíaacompañadoacasa,aAnnie, aMery y a ella. Había sido el comienzo de esa relación absurda, esecaminotortuosohaciaalgunaespeciedecompromiso,enelquenoacababandeavanzar,perotampocoretrocedían.

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—No,esteañocreoquemequedaréencasa.Quedóclaroquenolegustólarespuesta,peroWortherauncaballero.Apretó

loslabiosyasintiócongravedad.—Loentiendo.Todoesdemasiadoreciente.—Asíes.Graciasporcomprenderlo.—Soyuntorpe.Nodebímencionarlo.Ella no dijo nada.Caminaron de nuevo otramedia docena de pasos.Worth

abrióycerrólasmanos,enungestoalgonervioso.—No sé si sabe que he comprado una casita—dijo entonces—. Es la que

quedaenelcaminoaLondres,conunterrenitoenlapartetrasera.—¿LacasitadelviejoPerkins?—Sí,exacto.—¡Perosisecaeapedazos!—Sediocuentaalmomentodesufaltadetacto,

yseruborizó—.Disculpe.—Nosepreocupe,escierto.Pero,graciasaeso,mehasalidoabuenprecio.

Además, siempre me han gustado las labores de carpintería y los arreglosdomésticos.—Oh,Dios,másvirtudesparaelseñorWorth:cautoconeldineroyhábilenlostemascaseros.Yaseloimaginaba,enlosdíasdefiesta,pintandolasparedesocambiandolamaderadeltejado,rodeadodeniñosquenoparabandereír y querían que«papi» les diera otra vuelta enbrazos.La imagen resultabaenternecedoraymuymuytentadora—.Eselugartienemuchasposibilidades.Séqueloconvertiréenunsitioquecualquieraestaríacontentodellamar«hogar».Olivialesonrió.—Entonces,lefelicitoporlacomprayelempeño,señorWorth.Élseencogiódehombros,quitándolemérito.—Nopodía seguir en lasdependenciasdel ayuntamiento,noesmásqueun

cuartuchoparaunjovensinraícesquevaaestarsolounatemporada.YollevoyauntiempoenMinstrelValleyymegustaestelugar.Tengolafirmeintencióndeestablecermeaquíyhasta…hasta casarme.—Suspiró, comocogiendo fuerzas—.¿Porquéno?Yatengounaedad,unbuentrabajo,ahoratambiénunacasa,ycreoquepuedoofrecermuchoalamujeradecuada.—Sí,porsupuesto.

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Worthlamiródereojo.—Sabedeloqueestoyhablando,¿verdad?Oliviaselopensóunmomento,peronoteníasentidosimularignorancia.—Sí,señorWorth.Creoquesí.Claroquesí.—Titubeó,seguradequéeralo

correcto, lo sensato, pero, como siempre, no se decidió a dar el paso—.Pero,discúlpeme,nomesientoahoramismoconánimosdeafrontaresetema.Comobienacabadedecirustedmismo,noeselmomento.Élseruborizóantelaligeracrítica.—Loentiendo.Perdone,perdónemeporsacarloacolación,cuandotienetan

recientesupérdida.Lodicho,soyuntorpe.—No,noloes.Esunhombreencantadorymesientoagradecidayhalagada

porsuinterés.—Agitólacabeza—.Discúlpemeustedamí,quenohadejadodemostrarse amable y considerado, pero…no es elmomento—repitió, no se leocurríaotracosa—,esoestodo.—Comprendo.Nosepreocupe.Hablaremosmásadelante.Ellanodijonada,peronoparecióimportarle.Cambióporcompletodetercio

ysededicóaofrecerleunaconversaciónligera,muyentretenida.Sobretodo,lecontóanécdotasdesutrabajocontantagraciaquelahizoreír,ytambiéndudar.No podía negarlo:Worth era un hombre maravilloso, el ideal de cualquier

mujer, y ella era una tonta por no sentir lo que quería sentir en su presencia.Estabaperdiendounagranoportunidady, conveintitrés años, yano estaba enposicióndeseguirhaciéndolo.Todoelmundodecíaqueelcondestableeraunbuenpartido,unodelosmejoresdelalocalidad,yestabanenlocierto.Pero…Siempreun«pero».Eseeraelproblema.Oliviasuspiróydecidiódejardedarlevueltasaaquello.Yalopensaríamás

tarde, en otromomento. En ese instante tenía que centrarse en el té con ladyActon,enloquepudieraquererdeella,siesquedeseabaalgo.A pesar del día, cada vezmás gris, y del viento desagradable, no tardó en

disfrutarconlacaminata,enlaquesolosecruzaron,yyapocoantesdellegaralacasadelosguardesesdeMinstrelHouse,conunhombreacaballo.Alguiendoblementellamativo,puestoqueerachino,almenosenparte,como

hijo de un lord inglés y una mujer oriental. Esa mezcla había decidido su

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apariencia, tanexótica,conaquellosojos rasgadosyaquelcolorpeculiarde latez.Yquédecirdesucaballo,unpurasangreinglésnegro,bellísimo,deestampaimpecable.Sedecíaporelpuebloqueteníaelnombredeundemonio,yqueporesonadieconseguíarecordarlo.Quémonturamásapropiadaparaunhombrecomoél.Olivia le conocía de vista y sabía que se llamabaDerek Lee.Alguien que,

peseasuraza,ostentabaeltítulodecortesíadecondedeMersett,puestoqueeraelúnicohijodelmarquésdeLeavenfield,familiadeladyActon.Setrataba,dehecho,deunparientelejanodeladama,peroconelquemanteníauncontactobastanteestrecho.LordMersett ibamucho porMinstrel Valley desde hacía unos pocos años,

aunquenuncasealojabaenMinstrelHouse,sinoenlaposadadelacolina,TheOldFlute.La gente rumoreaba, y la señora Cotton y su grupo de señoras estaban

escandalizas.¡Unchino!¡Unacriaturaimpíay,contodaprobabilidad,capazdeactosatroces!¡Yseleconsiderabayaceptabacomonoble!¡Menudabarbaridad!¿EnquéestabanpensandoelreyylosotrosgrandeshombresdeInglaterra?¡Eso por no hablar de que iba tan bien vestido que podía confundirse con

cualquier caballero, si no le veías la cara, algo que parecía una doble ofensacontratodalógica,comosielmundosehubiesevueltodelrevés!—Imaginen—habíaoídocomentaraaquellasseñoras,en la tiendadeBella

Gibbs—, ¡como si hubiesen vestido con traje y chistera a un negro! ¡Y lellamasen«milord»!Quizáhubiesedebidointervenir,sintiótantarabiaqueganasledieron.Pero,

en realidad, no vio la necesidad. Ellas no aprenderían nada y, a lordMersett,todo aquello parecía importarle poco. Quizá ni siquiera sabía que existiera laodiosaseñoraCotton.Cuandolepreguntabanporsupresenciaallí,tanhabitual,decía que le gustaba la zona.De vez en cuando salía en bote, pero raramentepescaba.—LordMersett—dijoWorth como saludo, llevándose unamano al ala del

sombrero, cuando pasaron por su lado. El otro hizo un gesto con la cabeza ydetuvoelcaballo.

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—Condestable.SeñoritaCoombs…Oliviaseruborizó,mientrashacíasugenuflexión.DemodoquelordMersett

sabíacómosellamaba…Supusoqueaqueldetallenoimplicabagrancosa,peronopudopormenosquesentirsecomplacidaporello.ElcondedeMersetteraunhombremuy atractivo. Le hubiera gustado verle ataviado con las ropas de sutierra, se sentíamuy intrigada, pero, para su decepción, vestía al estilo inglés,siempremuyelegante.De vez en cuando, se preguntaba si todos los hombres chinos serían tan

guaposcomoél.Claroque,eneseprecisomomento,conunosfeosmoratonesenlabarbillay

unojoalgohinchado,noteníamuybuenaspecto,quesedijera.—¿Otra vez le han asaltado, milord?—preguntóWorth, con un claro tono

irónico.LordMersettsonrió.—Sí.Peronosepreocupe:otravezhasidolejosdeaquí.Además,norobaron

nada.Pesealoquepuedaparecer,sédefenderlomío.Worthseechóareír.—Estoysegurodeello.Muybien…¿SealojaenestaocasiónconladyActon?

—preguntó.LordMersetthizoungestoambiguo.—Enrealidad,laacompañéayerdesdeLondres,peroyasabequemegustami

independencia,yprefierolaposada.HeidoaalmorzaraMinstrelHouse,peroyamemarcho.—Lamiró a ella—. Sé que tiene prevista una reunión con usted,señoritaCoombs.LeruegoquenoolvideenningúnmomentoqueladyActonseencuentramuydelicada.Olivia frunció el ceño, con auténtico desconcierto. ¿Qué querría decir con

eso?—Porsupuesto,ylolamentomucho.Nolosabía.—Pensósipreguntarporsu

mal,oporelasuntoqueibanatratar,perolepareciópocoeducado—.Lotendrémuyencuenta,milord.Élasintió.—Gracias.NosésivolveraLondres—añadió,cambiandodetema.Miróal

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cielo—. Sospecho que lo más prudente sería quedarme por aquí hasta quemejoreeltiempo.—Yo le aconsejaría ser cauto, sí —asintió Worth—. Si se queda, puedo

pasarmemástardeporlaposada,paratomarunacervezaconusted.Unbrillocruzóaquellosojosrasgados.—Seráunplacer.Peroyasabequemeretirotemprano.—Legustamadrugarmucho.Lorecuerdo,sí.Irépronto.—Muybien,entonces,allíleespero,condestableWorth.SeñoritaCoombs…

Hastapronto.—Sellevóunamanoalsombrero.WorthhizolopropioyOlivialededicóunareverencia.—Adiós, lordMersett. Un hombremuy peculiar—añadió, cuando se hubo

alejado.Miróalcondestabledereojo—.Parecequeleconocebien.Worthseechóareír.—¿Esa impresión dio? No, no le conozco en absoluto. Sospecho que no

permitequenadielogrealgoasí.Pero,devezencuando,tomamosunacervezajuntos. Me cae bien. Pese a su posición, está en tierra extraña y guarda unsecreto.—¿Unsecreto?Worthtitubeó.Seguroquepensóenalgo,perobuscóelmododenotenerque

contestardeunmododirecto.—Seguro.¿Quiénnolohace?—Yomisma,metemo.—¿Esocree?Laanimaríaareflexionaralrespecto.—Olivialohizo,casisin

darsecuenta.Pensóentodasesaspequeñascosasíntimasquenuncalecontaríaanadie.Ypensó enBernardCoombs—.Todos tenemos alguno, en algún lugar.Algodeloquenohablamos.—Alverqueellanodecíanada,sonrió—.¿Love?Todosguardamosalguno.—¿Ustedtambién?Worthleguiñóunojo.—Desdeluego.LacasitadondevivíanlosguardesesdeMinstrelHouse,losRandall,estabaen

elcamino,pocoantesdellegaralasgrandespuertasquecerrabanlasverjasdela

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mansión. Olivia decidió probar suerte: se apartó deWorth, subió al pequeñoporchedemadera,decoradoconunamesita,dosmecedorasymuchasmacetas,yllamóalapuerta.Nadiecontestó.—Supongo que estarán atareados en la mansión —sugirió el condestable,

desdeelcamino.—QueríasabersimepodíandeciralgorespectoalainvitacióndeladyActon,

odelnuevomarquésdeNorthcott…—Novaatardarensaberloporsímisma.Ellalanzóunarisitanerviosa.—Esometemo.Detodosmodos,noperdiólaesperanzahastacomprobarelpatiotrasero,por

silaseñoraRandallestabaallíocupadaencualquiertarea.Estabaunpocosorda,ypodíanohaberoídocómo llamabaa lapuerta.Perono:en lacasanohabíanadie.Siguieron, por tanto, hacia lamansión.De lejos, yahabíaquedado evidente

quesudueñaseencontrabadevueltaenelpueblo.Habíanabiertodeparenpartodas las contraventanas y las puertas de los balcones de piedra, y de la granterrazaquehabíaenelsegundopiso,paraairearbiensuinterior.Másdeveinteañosdespuésdesuúltimavisita,ladyActonhabíaregresadoa

casa.

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Capítulo3

La mansión de lady Acton, junto con el molino que movía la noria con lafuerzadel ríoOldruin, eraunade lasúltimasedificacionesdelpueblo.Ambasestabansituadasenelextremonorestedelpuebloy,másallá,yasoloquedabanzonasdebosqueytierrasdelabranzahastalasiguienteparroquia.Tambiéneralamásgrandeenunlugarenelque,porlabellezadelpaisaje,lo

romántico de su leyenda y la cercanía a Londres, se habían levantado variasresidenciaselegantesmás,sobretodoenlostiemposenlosquelosmarquesesdeNorthcottpasabanlargastemporadasenMinstrelValley.Se decía que, por aquel entonces, casi habían llegado a crear una pequeña

corteenelcampo,consusamigosyallegados,puestoqueelprínciperegente,más tarde reyGeorge III, sealojóconellosmásdeunavez,enciertaocasióndurantetresmesesseguidos.Algunashistoriasque circulabanpor el pueblo asegurabanquehabía estado

muy enamorado de la joven hija de los marqueses, lady Helena, antes de sumatrimonio con el conde de Acton y quizá, también, durante. Incluso serumoreaba que pudo haber un nuevo acercamiento cuando quedó viuda, conalgunaofertamuyfueradelugarparaunadama,aunquenoeraalgoquehubiesepodido confirmarsenunca, yya erapocoprobablequepudierahacerse algunavez.La segunda mansión en tamaño y esplendor era Clifford Manor. Estaba

situada todavía más lejos del agua, en la base de la colina de Scott Hill, dehecho, muy cerca de las ruinas del viejo castillo de los Scott. Más antiguainclusoqueMinstrelHouse,pertenecíadesdesiemprealoscondesdeClifford,

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losúnicoscuyafamiliateníasusraícesbienasentadasenaquellazona.Aunasí,hacíamuchoquetampocoibaningunodeellosporallí,másdeunadécadacomomínimo.LadyConstanceHamilton,enesosmomentoscondesaviudadeClifford,fue

una de las mejores amigas de lady Acton en sus años jóvenes, y era la másantiguadecuantas lequedaban.Oliviaapenas la recordaba.Laúltimavezqueestuvoenelpueblosololaviodelejos,atravésdelaventanilladeuncocheenmovimiento.Entonces,pensóqueeramuyanciana,peroteniendoencuentaqueellanohabíacumplidolosdiezaños,resultabacomprensible.También estabaConwayHouse, que se alzaba justo junto al lago, una gran

casaseñorialalaquefueronavivirelcondedeConwayysuesposaaprincipiosde mil ochocientos, tras una boda que, para ambos, supuso un segundomatrimoniodeseadodurantemuchotiempo.Ambospreferíanmilveceslavidadel campo y visitaban poco Londres, aunque mantenían un contacto muyestrechoconlosmarquesesdeNorthcottcuandoestabanenMinstrelValley.Dehecho, ladyConway llegóa convertirse enunade lasmejores amigasde ladyActonyladyClifford.Fueunaconsecuencianatural:lastresteníanunaedadparecidaycompartían

un temperamento agradable, ygustosy formasdepensarmuyafines.Las tresdisfrutaban mucho en sus caminatas por el bosque, explorando las ruinas odando un paseo por el pueblo; incluso acompañando a sus maridos cuandopescabandesde lasrocasdeLakeHill,elmejorsitiopara losbarbos,segúnseaseguraba.Por eso, cuando Minstrel House pasó a manos de lady Acton, que había

nacidoallíyloamaba,sepensóque,conelcambio,seestableceríaenellugarde continuo y llegaría una nueva época de esplendor. Se esperaban fiestas,cacerías,paseosdebotesrepletosdenobles,almuerzosenelcampoe, incluso,reuniones culturales de las que tanto disfrutaba la dama, que tenía fama deilustrada.Pero,muyporelcontrario,latragediadelamuertedesusobrino,elheredero

delosNorthcott,enunaccidentealcaerdelcaballocuandoviajabadelpuebloaLondres,hizoqueeldolorlehicieseintolerableelvivirallí.

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MinstrelHouse quedó cerrada a cal y canto, ladyActon se llevó su pena aEuropa y las gentes de la buena sociedad londinense no tardaron en buscarseotroslugaresenlosqueintentaraliviareleternoaburrimientoquelesacosaba.Eso determinó el destino de la mayor parte de las otras edificaciones

importantes de la zona, cerca demedia docena. Estaban dispersas por todo elvalle, sobre todo en la parte cercana al lago, y, en su mayoría, habían sidoconstruidas por nobles londinenses o gentes acaudaladas que querían tener unlugar en el círculo íntimo de los marqueses de Northcott, pero que no eraninvitadosaMinstrelHouse.Apartirdeentonces,todascayeronenunalentadecadencia.Pasabanmeses,a

vecesaños,conlospostigoscerrados;solounaspocastuvieronsuerteyfueronalquiladasportemporadas,sobretodoenlosveranos,comoRoswelHouse.Poreso,almargendeloquepudieraocurriresatarde,Oliviasealegrabadel

regreso de lady Acton. Quizá eso indicase que las cosas iban a empezar acambiar. A Minstrel Valley le vendría bien la presencia de aquella gente, elpueblocreceríay,talvez,ellaconsiguieramásfondosparalaescuela,queerasuprincipalempeñoenesosmomentos. Incluso,a lomejor,pudierapor fincrearesabibliotecaquehabíaimaginadotantasveces,peroqueveíadifícilorganizar.Y, también,eraunplacerver tomarnuevavidaaaquellacasa tanbella.Era

comounmonstruofabulosoquehubieseestadohibernandovariasdécadas,paraahora despertar, bostezando lentamente. Olivia la contempló mientras seacercaba,conlamismaadmiracióndesiempre.Lamansión estaba encarada hacia el sur, en dirección al lagoMinstrel. Sus

terrenosinmediatosestabanrodeadosporunmurodepiedra.Pegadoaélporelinterior,cercadelasgrandespuertas,habíaunacasitaparaelportero,pequeña,perolobastantegrandecomoparaquepudieravivirallíunmatrimonio,deestarcasado.Unavezsecruzabaaquellaentrada,elcaminosedividía:elsenderoizquierdo

iba hacia las caballerizas y las cocheras, que quedaban en aquella parte deledificio, en su lado oeste, y el sendero derecho, que se internaba en el jardíndelanteroysedirigíahacialasgrandesescalerasdeentrada.Apocosmetrospodíadivisarseunbonitoestanquepropio,rodeadodesauces,

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conpecesde coloresyuna linda casetapara ladocena largadepatosque allívivían. También contaba con un cenador de hierro forjado rodeado de zonaajardinada,enelque,enelpasado,podíaversealosmarquesesdeNorthcottysusinvitadosenlasnochesdeverano.El edificio en sí constaba de un bloque central y dos largas alas que se

extendíanaesteyoeste,conun tejadobrillanteyoscuro.Ensu impresionantefachadasecombinabanlosdistintostonosdelapiedragrisdelacanteracercanayunamultituddedetallesdedecoración inspiradosen laelegantearquitecturafrancesa.Eso,unidoasusvariastorrescilíndricasdedistintasanchurasyalturas,perotodascontejadoscónicos,ledabanunaspectomuyrománticodecastillo.La gran escalera semicircular de la entrada,muy blanca, estaba dividida en

tressecciones,comosi fueraungranquesoalquehubiesencortadounpardetriángulos.Elterrenoinclinadodeloshuecoseranzonasdedicadasajardín,enlasqueseplantaban floresde temporada, siemprecombinando loscoloresconexquisitocuidado.Los tres tramosdeescalonesconvergíanenunaampliaplazoletarodeadade

una balaustrada, en la que estaban las grandes puertas de madera oscura deMinstrelHouse, talladas con un gran escudo de los condes deActon, aunqueOliviahabíaoídodecirque,enotros tiempos, lucieronelde losmarquesesdeNorthcott.Pero,aunquelamansiónerabonitadefrente,unaimagenqueatraíalamirada

yprovocabaadmiración,erasupartetraseralaqueterminabadeencandilarasusvisitantes.Losjardinesqueallíseextendían,protegidosdelexteriorporunmurodepiedras deungrismáspálido tomadasde las viejas ruinas romanasque sehabíanlevantadoenotraépocaallícerca,justodetrásdedondeahorasealzabaCliffordManor,eranfamososentodalaregión.Enelpasado,eraeneselugardondelaladyNorthcottdeturnoorganizabael

famosoBaile de Primavera deMinstrelHouse, todo un acontecimiento en losalrededores, con el que se celebraba la llegada del buen tiempo y se buscabaafianzar lazoscon laspersonalidades locales;pero,alpocodeconvertirse ladyActonen ladueñade lamansiónydedarsuprimerbailecomotal,nohabíanvueltoacelebrarse.

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Dehecho,fuedesdeentoncesqueniladyActonnilossucesivosherederosdelmarquesadohabíanaparecidoporallí,alejadosporlapenadesupérdida.Siendocomo era una más de sus muchas propiedades, y ni siquiera una de las másimportantes,esaausenciadecepcionóaloslugareños,perotampocofuealgoquehubiesesorprendidodemasiadoanadie.Durantemásdeveinteaños,lagranmansióndeMinstrelHousehabíaestado

siempre cerrada, siempre, desde que Olivia tenía memoria. Los guardeses, elseñory laseñoraRandall,vivíanenunabonitacasamuycercayseocupabancasiporcompletodesumantenimiento,aunque,dosvecesalaño,contratabanun gran número de mujeres del pueblo, con las que formaban un grupo paralimpiarafondo.Fue en una de esas ocasiones cuando Olivia pudo entrar y ver aquella

maravillapordentro.Teníadiezaños,perojamáslohabíaolvidado.Enesemomento,tantotiempodespués,Worthyellasubieronlasescalerasde

la entradapor su seccióncentral, cruzaron laplazoletay sedetuvieronante lapuerta.Semiraron.Oliviatitubeó.—Nosepreocupe—le susurróel condestable, conuna sonrisadeánimo—.

Pienseenquevaaprobarunosemparedadosdeliciosos,deesosquelasgentessencillasnopodemosniimaginar.¡Sipuede,guárdemeunoodosenelbolsito!Ellaseechóareírygolpeóconelaldabóntresveces.PensóquequizáleabriríalaseñoraRandall,almenosesoesperaba,porquela

conocíadesiempreysehubiesesentidoalgomástranquila,perono.Fuehombredemedianaedad.Teníaelpelomuygris,yablancoenalgunas

zonas,peroseguíasiendograndeyfornido.Laexpresióndesurostrocuadrado,de líneas toscasyduras,erabastantehuraña.Llevabaun trajeoscuro,debuenpaño,peronosetratabadeunmayordomo.¿Quizáunportero?A pocos pasos, en el gran vestíbulo, pudo ver a dos doncellas situadas en

línea,unamorenayunapelirroja.Vestíandenegro,condelantalesycofiasmuyblancos.Ambasestabanserias,perolamorenanoteníaaspectodesonreírmuyamenudo.Laotra,porlomenos,sí.—SoylaseñoritaCoombs—dijoOlivia,algointimidadaasupesar—.Tengo

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entendidoqueladyActonmeestáesperando.—Oh, sí, desde luego—replicó él, con más cordialidad de la que hubiese

imaginado. Tenía una voz profunda que llamaba la atención—. Bienvenida,señoritaCoombs,ladyActonbajaráenseguida.—Miróalcondestable,indeciso—.¿Yelcaballero?¿Aquiéndebemospresentar?—Oh,no,anadie,nosepreocupe—dijoWorth,agitandounamano—.Soyel

condestabledeMinstrelValley,NerianWorth.SoloheacompañadoalaseñoritaCoombsen el camino,peronoquieromolestar, yamevoy.—SevolvióhaciaOlivia, consultándole con lamirada, aunque también añadió de palabra—: Ladejoaquí,entonces.¿Leparecebien?Ella sonrió. Qué hombre tan encantador… ¿Por qué era tan tonta? Si se

esforzaba,podría llegaraquererle, seguro.Noseríaelamorvehementeconelque había soñado siempre, ese que le arrebataría todo sentido y le llenaría elcorazón, pero ya tenía edad comopara saber que esa clase de pasiones solíanquedarrelegadasparalasfantasíasrománticas.Larealidaderamuydiferente.Enella,teenfrentabasaunalargasucesiónde

días,cadaunoconsupropioobstáculomásomenosdifícil,ypodíasdarteporafortunada si conseguíasuncompañerocomoNerianWorth, alguienenelqueapoyarte,amable,consideradoydeseosodeagradar.Decidido: si volvía a mencionar la posibilidad de ir juntos al Baile de

PrimaveradeMeryton,lediríaquesí.—Sí,desdeluego.—Sonrió—.Muchasgraciasporlacompañía.—Alcontrario,graciasausted.—Sellevóunamanoalsombrero,mientrasse

inclinaba.Olivia le devolvió una rápida reverencia—.Ha sido todo un placer,señoritaCoombs.—Lomismodigo.Hastapronto,señorWorth.Élsonrió,diomediavueltaysealejó.Elhombrequehabíaabiertolapuertase

volvióhacialasdoncellas.—Lucy,Doll,porfavor…La orden implícita quedó clara, al menos para la pelirroja, que avanzó de

inmediato. Lamorena le lanzó unamirada inexpresiva y permaneció inmóvil,como dejando claro que no era quién para darle órdenes; pero él, que estaba

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saliendo,nosediocuenta.—Sí, señor Barry —dijo la pelirroja. Hizo un gesto hacia su abrigo y su

ridículo—.Permítame,señoritaCoombs.—Sí,porsupuesto—replicóella,aturdida,mirandoaunayotra—.Gracias…

¿Lucy?Lapelirrojario,divertida.—Yamegustaría.Lucyesella.YosoyDoll.Lamuchachamorenasiguiósindecirnada.Selimitóaesperaraunlado,con

loshombrosbienerguidos,comouna reinaseguradesubelleza.Desde luego,era alta y muy guapa, Olivia no tenía problema en reconocerlo. De hecho,llamabalaatenciónpesealatuendodedoncella.Pero su expresión estropeaba el conjunto. Era demasiado seria, en absoluto

cordial.Noparecíaunajovenmuyagradable.Preferíaconmuchoa laotra, lapelirroja,queeramuydistintaenel trato,y

para nada fea. Tenía una nariz de duendecillo muy graciosa en un rostrosalpicadodepecas.Ydesbordabasimpatía,lateníaporlasdos,menosmal.Nodejódesonreírydealentarlaconelsimplegesto,mientraslaayudabaaquitarselacapayelchaquetónquellevabadebajo,ytambiénelsombrero.Pordesdicha,cuandoterminó,semarchóconsuscosasyfuelamorenalaque

señalóhaciaelvestíbulo.—Acompáñeme,porfavor—dijoconunavozsensual,muyapropiadaparasu

aspecto.Olivia la siguió, con la sensación de estar flotando, atrapada en un estadio

intermedioentreelmiedoyelentusiasmo.Comosiestuvieseviviendounsueño.Laotravezqueentrósoloteníadiezaños.Lohizoaescondidasdesumadre,

quenuncaquiso ir aMinstrelHouse,ni siquiera a limpiar, y esoquepagabanmucho mejor que en cualquier otro trabajo del pueblo. No aprovecharon laocasiónniduranteaquellatemporadaterrible,trassupeleaconMildredCotton,en la que nadie le daba nada para coser y pasaron muchas penalidades.Infortunios que, sin duda, hubiesen sidomás de no haber ayudado el benditopadreRoberts.Asabercuáleseranlasrazonesdesumadreparaempecinarseasí,nuncaquiso

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revelarlas,comotantasotrascosas.PerolapequeñaOliviateníavoluntadpropiay mucha determinación. Deseaba ver cómo era el interior del gran castillomágicodelasafueras,eselugarmaravillosoquepoblabamuchosdesussueñosinfantiles, de modo que aprovechó que iba hacia allí una de sus vecinas, laseñoraLambert,parasalirlealcaminoyofrecerseaayudarlaallevarloscubosyescobones;conesaexcusa,pudocolarsedentro.Enesemomentoeramayor,pero,alentrar,experimentólamismaimpresión

demaravillaqueentonces.ElvestíbulodeMinstrelHousevolvióadejarlasinaliento, por completo,mientras las pupilas se le iban solas de un lado a otro,saltandoporsucuentadedetalleendetalle.Máshermosoque impresionante, eraunespaciomuyamplio, con suelosde

mármolblancoveteadodeungrisqueavecesparecíaplata.Lasparedesestabanvestidasconpanelescubiertosdeunpapelpintadoenfinasrayasgrisesyazules,y en las cortinas que cubrían ventanas y las grandes puertas que se veían alfondo,secombinabanlosmismoscolores.Noveíaquéhabíaalotrolado,peroatravésdesuspanelesdecristalse filtraba la luzdelexterior.Poreso,yporsuposición,dedujoquedabanaljardíntrasero.Una gigantesca lámpara de araña, que debía pesar más que un hombre,

colgabadelalejanabóvedaqueconformabaeltechodelprimerpiso,alolargodeunpardemetrosdesdealláenloalto.Enelpasado,loscuadrosdelasparedeshabíanestadocubiertosporsábanas.

Eneseinstantepudocomprobarquehabíadetodo:paisajes,retratosdehombresymujeresdevariasépocasyedades;inclusohabíaunanaturalezamuertaenunlado. En todos los rincones y junto a las paredes había peanas o pequeñosmuebles,enlosqueseexhibíanestatuas,jarrones,figurillasdetodotipoyotrosobjetosdeadorno,contodaprobabilidadantigüedadesmuycaras.Perohuboalgoquellamósuatenciónporcompleto.Defrente,alfondo,lagranescaleracentral,tambiéndemármolblanco,subía

hastaunrellanomuyamplio,adornadoconungrancuadroconmarcodorado,antesdedividirseendosparacontinuarhastaelprimerpiso.Enelretrato,queteníamásdedosmetrosdealtoymásdeunodeancho,seveíaunamuchachadecuerpoentero,rubia,conojosclaros,muybellaydistinguida.

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Estaba arreglada como para asistir a un baile o cualquier otro eventosignificativo.Suvestido,blancocondetallesazules,deuntejidodelicadoqueavecessedifuminabaconelresplandorquelailuminabadesdeelfondo,eramuyelegante, y llevaba unas joyas, collar y pendientes con piedras preciosas queparecíantopacios.En la mano derecha, cubierta por un hermoso guante de seda y encajes,

sosteníaunabanicoabiertoamedias,ymanteníaloshombroserguidos,enunaposeperfecta.Todoenella leprodujoadmiración.Y, también,unasensaciónextraña,algo

quenopudoentender.—¿Quién es?—preguntó extasiada.No solo era la belleza del cuadro, o el

atractivo físico de la mujer. Era, también, esa elegancia abrumadora quetransmitíansufiguraysumirada.Sihubiesetenidoquedescribirloqueeraunadama,unadamaauténtica,hubiesedichoqueeraalguiencomolaquemostrabaaquellapintura.—LadyActonalosdieciochoaños,segúnmehandicho—replicóLucy,con

un tono contenido, en el que se percibía la fascinación que le inspiraba, perotambiénunecodeenvidia—.Entoncesera ladyHelena,claro, lahijapequeñadelmarquésdeNorthcott.TodavíanosehabíacasadoconelcondedeActon.Dehecho, lehicieroneste retratopocoantesdeconocerle,cuando ibaa iniciarsuprimeratemporada.Alparecer,fuelaúnica.Secomprometierondeinmediato.—Nomesorprende.Eramuybella.Lucy hizo un gesto indefinido.Olivia intuyó que se estaba imaginando a sí

misma arreglada de ese modo, y seguro que estaría también hermosa. PobreLucy.Peseatodasubelleza,comomuchollegaríaaluciralgúnvestidobonitoenalgunafiestadelaservidumbre,oenelSalóndeFiestasdelayuntamiento,siseguíaenMinstrelValley.Yestabaclaroqueesonuncaseríasuficienteparaella.Olivia agradecía no ser de naturaleza envidiosa.En cualquier caso, no tuvo

tiempodedecirnadamás.—¿Lucy?—se oyó. La doncella dio un brinco yOlivia y ella se volvieron

hacialavoz.Unamujergrande,robusta,vestidadeoscuro,habíaaparecidoporel pasillo de la izquierda y las observaba con el ceño fruncido. Sus rasgos

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parecíanmásseverosporculpadelmoñode rodeteconelquesepeinaba, tanapretado que parecía ir a arrancarle la cabellera en cualquiermomento.Comoúnicoadorno,lacadenadeunrelojdeorocruzabasupecho—.¿Ocurrealgo?—No, señoraBurton—replicó la doncella, algo nerviosa—.Me disponía a

llevaralaseñoritaCoombsalsalóndorado.—Yomedetuveaadmirartodoesto—decidiócomentarOlivia,paraayudarla

—.Ylepreguntésobreelretrato.Esprecioso.—Entiendo.Sí,loes.—LosojosdelamujerrecorrieronlafiguradeOliviade

arriba abajo, una mirada algo suspicaz, pero también huidiza—. Bienvenida,señoritaCoombs.SoylaseñoraBurton,elamadellavesdeladyActon.—Unplacer, señoraBurton.—Movió la cabeza como imaginó que hubiese

hechola jovenladyActondelretrato—.PerdoneaLucy.Hacíamuchoqueyodeseaba ver el interior de Minstrel House, y no me ha defraudado. Estoyadmirada.Lamujerparpadeó.Hizoungestoaladoncella.—Yoacompañaréalaseñorita.Puedesirte.—Lucyhizounareverenciayse

marchóporladerecha.LaseñoraBurtonseñalóhaciaelladocontrario,laparteporlaquehabíavenido—.Poraquí,porfavor.Oliviavioentoncesquehabíavariaspuertasendistintospuntosdelvestíbulo,

ademásde lagrandedel fondo, la quedaba a la parte traserade la casa.Otrocorredorseextendíadesdelaentradaenambasdirecciones,esteyoeste.La señoraBurton la condujoa travésdel corredordeloeste,y luegoporun

pequeño laberinto de habitaciones, hasta llegar a una sala de estar tan grandecomo toda su casa, piso alto incluido. Supuso que era el lugar de destino, elfamososalóndorado,porqueestabadecoradoendistintostonosdeesecolor,yconlamajestuosidadquesolopodíadareldinero.Hacía calor allí. Vio que la chimenea estaba encendida, con un fuego

generoso.Seguroquellevabahorasasí.—Espereaquíunmomento,porfavor—lepidiólaseñoraBurton,cediéndole

elpaso—.AvisaréaladyActonyalordNorthcottdesullegada.—Gracias.Si lepareciógrandeel lugarcuandoentraronallí, se lehizomásgigantesco

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todavíacuandosefuelaseñoraBurton.Oliviacaminóhastaquedarenelcentroycasisesintióimpulsadaacontenerlarespiración.Solaenmediodellujoyelsilencio, dio una vuelta completa sobre sí misma, contemplando las paredes,empapeladasallí condelicadosmotivos florales,a juegocon lascortinasy loscortinones,yconelestampadodesofásysillas.Incluso con los hermosos ramos de flores amarillas, con solo alguna azul

ocasional,quellenabanlosjarrones,oconloscuadros,quesiempreteníanalgúndetalledorado,conalgúntoquedeazul.Todoallíestabacombinadoconsumocuidado,creandounasensacióndeprofundaarmonía.El sol aprovechó ese momento para abrirse paso entre las nubes y su luz

inundólaestanciaatravésdelosgrandesventanales.Tamizadaporlahermosateladelascortinas,diolaimpresióndequetodoloenvolvíaunaniebladorada.Oliviatragósaliva,abrumadaportantabelleza.Sabíaqueestabaviviendouninstantemágico,unmomentoquerecordaríapor

siempre,pormuchotiempoquellegaseavivir.—¿Legusta?No había vuelto a oír la puerta, pero debía haberse abierto, porque lord

Northcottestabaenlasala.Sehabíacambiadoderopayteníaunaspectoalgomás informal, si alguien tan elegante como él podía llegar a serlo en algúnmomento. Chaqueta de un tono castaño oscuro, pantalones beige, pañueloblanco…Oliviaparpadeó,pensandoqueera realmenteguapo.Más levalía tenermuy

presentequetambiénerarealmenteidiota.—Mucho.—Carraspeó.Elcielovinoensuayuda,porquelaintensidaddela

luz disminuyó a ojos vistas; de hecho, en pocos segundos se volvió gris, fría.Oliviaoyóalgofueraygiróelrostrohacialaventana.Habíaempezadoallover,gotasgruesasquechasqueabanconfuerzaalchocarcon loscristales.Ojalánocayera un aguacero, el techo de la escuela no lo aguantaría—. Claro que, nopodríaserdeotromodo.Esunacasapreciosa.—Loes.—Entró,conelpasogallardoque lecaracterizaba,ycaminóhacia

unamesitaquesoloteníaensusuperficieunagrancajademaderalabrada,muybonita.Laabrióysacóuncigarroyunyesquero—.¿Lemolestaquefume?

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Enrealidad,noleimportabaenabsoluto.Eltabacoteníaunolorcurioso,quele traía recuerdos muy agradables de la infancia, cuando el bueno del padreRobertsfumabaaescondidasdesuamadellaves.«Guárdameelsecreto,Livvy,ytedaréuncaramelo».Quétonto.Aellanolegustabanloscaramelos,peroleseguíalabromaporqueparaélaquellosuponíaalgunaclasedelazoentreellos,unintercambioentrecompañerostransgresores.PerolordNorthcotteratanodiosoquedecidióserlotambiénella.—Sí,memolesta.Larespuestaletomóporsorpresa,seguro.Vioensusojosquehabíaesperado

unaconcesiónporsuparte,unpermisoquizábuscandoagradarleyganarsesufavor, comodebíaestaracostumbradoaqueocurriese.Al finyal cabo,eraelmarquésdeNorthcott.Omucho se equivocaba,o él no loolvidaba enningúnmomento;enconsecuencia,quieneslerodeabandeformahabitual,tampoco.Ante la rotundanegativa, tardóen reaccionar.Lamirómuy serioy contuvo

unamueca,conevidentesganasdemandarlaalinfiernoyhacerloqueledieselagana.Peroerauncaballero.Volvióadejareltabacoensucaja.—Porsupuesto.Disculpe.—Hizoungesto,invitándolaairhacialossillones

situadosfrentealachimenea—.¿Nossentamos?—No.—Siguiósintiendounaprofundasatisfacción,llevándolelacontraria—.

Prefieropermanecerdepie.Esopareciódivertirle.Almenos,lanzóunacarcajada.—Esustedmuyrencorosa,miqueridaseñoritaCoombs.—Prefiero decir que tengo buenamemoria,milord.Aunque le prometo que

olvidaré por completo todo lo ocurrido en un par de días. Qué digo… Paraentonces,nisiquierarecordarésunombre.LordNorthcottlamiróconfijeza.—Ya,bueno…Permitaque lodude, aunque reconozcoquememostrémuy

antipáticoantes,cuandofuiaavisarla.—Es ustedmuy indulgente consigomismo,milord.Yo hubiese escogido el

término«odioso».

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—Estábien,tienerazón.Nopuedonegarlo.Oliviaarqueóunaceja.—Puesnoveoquesedisculpeporello.—No lo hago. Solo digo que estoy de acuerdo con usted.Memostrémuy

odioso.Poreso,entiendosuactitud.—Quéafortunado,porqueyonoentiendolasuya.—¿Deverdad?—Porcompleto.Él hizo unamueca,mientras seguía observándola pensativo.Luego, caminó

hacialachimenea.Sequedóasulado,conlasmanosenlosbolsillos.—¿Ya ha anotado cuáles son las piezas más valiosas de esta sala, señorita

Coombs?Lesugieroquesefijeenesejarrón.—Hizoungestoconlacabeza.Lapieza en cuestión no tenía una apariencia impresionante, pero era bonita, yestaba sobre un pedestal propio, junto a la pared, en el ángulo de dos de lasparedes—. Es una antigüedad, una pieza griega. Tengo entendido que puedevendersepormásdecincomillibras.Olivia parpadeó. De haber podido, le hubiese abofeteado. Quizá él se dio

cuenta,porqueapretóloslabios.—¿Novaaexplicarmelarazóndequeinsistaenofenderme,lordNorthcott?

—lepreguntó.Éllamiróyabriólaboca,quizáparacontestar,perounavozledetuvo.—Marcus…

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Capítulo4

OliviaylordNorthcottsevolvieronhacialapuerta,yellaseapresuróahacerunareverenciaalverenelumbralalasdosdamas.A una de ellas la conocía: era lady Florence Blumer, condesa viuda de

Conway,apoyadaensubastón,altaydelgada,elegantecomosiempre.Llevabaun vestido negro con detalles azulados, y sombrerito triangular con plumasnegras, bajo el que podía verse el cabello gris recogido en un moño que lesentababien.Olivianoestabaseguradesuedad,estaríaentrelossesentaylossetentaaños,perogozabadebuenasaludyeradeánimomuydecidido.Debía tenerlo para haber afrontado graves problemas familiares con tal de

conseguir casarse con el difunto lord Conway. Olivia no sabía demasiadosdetalles al respecto, pero su amigo Richard le había contado que para amboshabía sido un segundo matrimonio, pese a estar enamorados desde muyjovencitos.Alparecer, elpadrede ladyConwayhabíaelegidoparaellaaotrohombre, y tuvo que casarse con él. Por suerte, la vida les dio una segundaoportunidad.QuizáporesoladyConwayeraunamujercariñosaydefensoradelderechoal

amor,incluidosloserroresquepodíancometerseensunombre.YquizáporesohabíaapoyadosiempreaMery…fueraloquefuesequehabíaocurrido.Sealegrómuchodeverla.Esohizoquesesintieramenossolaenaquellugar.Juntoaella,sentadaenunasilladeruedas,habíaotraanciana.Estateníaun

aspectocasi regio,conelcabello recogidoenunmoñomuyahuecadodelquesalíaunlargotirabuzónquellegabaaextendersesobresuclavículaderecha.Elvestido también era negro, peromás ostentoso, de escote cuadrado ymangas

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ajustadashasta el codopara luegovolverse acampanadas.Sobre la escasapieldesnuda del pecho llevaba un collar impresionante, de oro y grandes piedrasoscuras,ajuegoconlospendientes.Debía ser la que había hablado, porque la voz no era la de lady Conway.

Además,habíasonadocomounallamadaalorden,perosindemasiadafuerza,yella era la que tenía aspecto de agotada.Aun así, semanteníamuy erguida, apurafuerzadevoluntad,ysumiradaeradirectayfirme.Lagransilladeruedasenlaqueparecíaestaratrapadaeraunaobrasoberbia,

demaderaoscurallenadedetallestallados,conunrespaldotanaltoquellegabaalabarbilladeladoncellaquelaempujaba,unamuchachafornidaymofletuda.—Discúlpeme, prima Helena —replicó lord Northcott. Sí, era la anciana

sentada la que había hablado. Lady Helena Hale, Kenley por matrimonio,condesaviudadeActon.Mirabaasuprimoconelceñofruncido,yélsemostróavergonzado, pero también terco—. Sé queme ha pedido templanza, pero esque,aveces,mepuedelaindignación.—¿Esesountristeintentodeexcusaparasuespantosocomportamiento,lord

Northcott?—preguntó a su vez ladyConway, enfadada—.Porque le aconsejoqueintentealgunaotravía.Esanosirveenabsoluto.Élafirmólamandíbula.—Perdóneme también usted, lady Conway. Sé que aprecia a la joven y no

quise incomodarla. Pero a ambas les consta lo que opino respecto a todo estetema.—Desde luego, nos lo has dejado muy claro —replicó lady Acton—. Y

tambiénséquecursastetusestudiosenEtonyenOxford,demodoqueimaginoquealgoaprenderíassobrecómodebecomportarseuncaballeroanteunajovendama.Intentamostrarteunpococivilizado,teloruego.La reprimenda tuvo su fruto. Él inclinó la cabeza y cruzó las manos a la

espalda,comounniñopilladoenfalta.—Asíloharé.Lolamento.«¿Seguro?», pensó Olivia, no del todo convencida. De hecho, parecía más

molestoquearrepentido,ydebíaserasí,porquenotardóencaptarsumiradadereojo,llenadehostilidad.

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Acambio,Oliviaentrecerrólosojos.¡Idiota!Siqueríapelea,latendría.—Vamos,Florence,siéntate,querida—ofrecióladyActonasuamiga.Lady

Conwayagradecióconungestoysedirigióhaciaunextremodelsofá—.Kitty,ponmejuntoalachimenea,porfavor.—Seestremeció—.Tengoalgodefrío.—Deinmediato,milady—dijolamuchacha.Suspalabrasdejarontraslucirun

evidentecariño—.¿Quierequeletraigasumantita?—No,gracias.Elfuegoserásuficiente.Mientraslamovíanporelsalón,conuncrujidocontinuo,Oliviasededicóa

mirarla,sorprendidayalgoapenada.AsíqueaquellaeraladyActonenesosmomentos.Aquelcuerpoenvejecidoy

enfermoeraloquequedabadelahermosajovenquecontemplabadesafianteelfuturo, desde el retrato del vestíbulo deMinstrelHouse.Y, aun así, aunque lecostaba reconocerla por los detalles físicos, hubiese sido imposible no darsecuentadequesí,queeraella.Teníaelmismoairedistinguidoyelegante,y lamismamirada directa de entonces, aunque sus ojos parecían borrosos. ¿Quizáerancataratas?Recordó la advertencia de lordMersett en el camino. Desde luego, parecía

enferma.Aunqueintentabadisimularlo,Oliviasepercatódecómoluchabaporalzarloshombrosymantenerseerguida.Ladoncellalallevóhastacolocarlaaunladodelsofá,frentealamesitabajaycercadelachimenea.Desdeallí,ladyActonlehizoungesto.—Acércate, niña, por favor.No te veo bien.—Ella lo hizo, hasta quedar a

pocadistancia.LadyActonlaestudiódeunmodocuriosoyasintió—.DemodoquetúeresOliviaCoombs—dijoporfin.Desconcertada,elladudóuninstanteantesderesponder.—Asíes,milady.—Hizootrareverencia,estamáscuidada,talcomolehabía

enseñadosumadre—.Unplacerconocerla.—Laespaldamásrecta,niña.EnLondrespensaríanqueestásgibosa—dijo.

Su tono no fue desagradable, más bien divertido, pero Olivia no pudo evitarhacerunamueca—.Yprocuranohacergestoscomoese.Sonfeossiempre,peromásenunamuchachacasadera.Ahínopudoevitarecharseareír.

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—¿Casadera?¿Yo?LadyActonlamiróunpocosorprendida.—Tienesveintidósaños,queyosepa.¿No?—Oh, sí. Así es.—¿Cómo sabía tanto? Y, lo más importante, ¿por qué le

importabatanto?—.Bueno,dehecho,cumploveintitrésennoviembre.—¡Veintitrésya!—exclamóladyActon—.¡Diosmío!Atuedad,yaempiezas

acorrerpeligrodeserconsideradaunasolterona.¡Ynisiquierahasintervenidoenningunatemporada!—No te preocupes, Helena —dijo lady Conway—. Casarla de un modo

adecuado podría ser una empresa difícil en otras circunstancias, pero, en estecaso,no importa,nohayproblema.Recuerdanuestrosplanes.—¿Planes?¿Dequéhablaban?LadyConwaysemovióunpocoenelsofá,dejandoespacioentreambas,justoenlaesquina—.Ven,porfavor,Livvy.Siéntateconnosotras.Oliviatitubeó,peroasílohizo.Seacomodóenunairequeolíaaunamezcla

delosperfumesdefloresquellevabanambasdamas,yentrecruzólosdedosenelregazo,paradisimularsunerviosismo.LordNorthcottoptóporsentarseenunodelossillones,adistanciaprudencial

de las tres mujeres, quizá intentando dejar claro que estaba presente en lareunión,peroencontradesuvoluntadydeunmodosecundario.Justo en esemomento, entró la señoraBurton seguida deDoll yLucy, que

empujabanuncarritoenelquetintineabaelserviciodeté.Suaroma,intensoyagradable,loinundótodo.Losirvieronenlamesitabaja,conrapidezyeficacia.¡Québarbaridad!Habíacanapésdemuchostipos,suficientesparasaciaraldobledelospresentes,doncellasincluidas,ytambiénmuchaspastasydulcesdistintos,dispuestosenbandejitasdevariosnivelesqueparecíanpequeñastorres.Elamadellavescogiólatetera.MiróaOlivia,aunquefueladyActonquien

preguntó.—¿Cómotegustaelté,niña?—Solo,contrescucharaditasdeazúcar.LaseñoraBurtonmiróaladyActon.—No hay nada malo en ello —dijo esta última—, pero siempre es mejor

mostrarmesura, sobre todo en una joven.A partir de ahora, tomarás una sola

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cucharada.Oliviaarqueóunaceja.—¿Eso haré?—Lady Acton no replicó. No pareció afectada por el ligero

sarcasmo,nodebióconsiderarloimportante.Alfinyalcabo,debíatenerrazón,porque la señoraBurton sirvió la infusión según sus indicaciones, desdeñandolosgustosdeOlivia—.Gracias—selimitóadecir,cuandoletendieronlataza.Ladejóenlamesa,sinprobarla.Demomento,noseatrevíaairmásalláensurebeldía.Teníahambre,nohabíaprobadonadadesdeeldesayuno,yhabíanpasadoun

buen montón de horas. Echó un vistazo a los emparedados, recordando elcomentario que había hechoWorth sobre lo de que le guardase un par en elridículo.Aquelloleprovocóunasonrisaylamentóquenoestuviesepresente.Vio que lord Northcott se daba cuenta de que pensaba en algo agradable,

porquelamiróconintriga,peronopreguntóalrespecto.Mejor,porquenoteníaganasdehablarconél.Volvióacentrarseenlosemparedados.Había de muchas clases, algunas desconocidas, y tenían un aspecto muy

apetitoso.Claroque,siechabamanoauno,seguroquelaregañaban,¡menudoseran en Minstrel House! Decidió esperar a que se los ofrecieran. Si es quellegabanahacerloalgunavez.Casideinmediato,Dollcogióunplatitoyconunaspinzasdeplataleorganizó

unaselecciónyselapusojuntoalté,conunaservilletapreciosa.Ladoncellanola miró en ningún momento, pero en sus labios pudo ver el esbozo de unasonrisa.Benditafuera.Aun así, Olivia esperó un poco, preguntándose si podía empezar cuando

todavíaestabansirviendoaotros.—Adelante, querida —le dijo lady Acton, con amabilidad. Debía haberse

percatadodeloqueleocurría—.Esteesuntéinformal.Empieza,siteapetece.—Gracias.Worthhabíatenidorazón:elprimeremparedadoqueprobóestabadelicioso,y

seguroquelosdemástambién.OliviacomióensilenciomientrasterminabandeatenderalordNorthcott,aladyConwayyaladyActon.Unavezacabaron, laseñoraBurtonhizoungesto.Debían tenerloacordado,

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porque,almomento,LucyyDollsalierondelasala.Entonces,ladyActontomóunsorbodesutéconunanubedelecheydoscucharaditasdeazúcar,ysonrió.—Seguroquetepreguntasquéestáshaciendoaquí.—Asíes,milady.—Ledevolviólasonrisa—.Agradezcomucholainvitación,

esunhonor,yelténopuedeestarmásdelicioso,peronoacabodeentenderlo.Laotraasintió,comprensiva.MiróaladyConway.—NosésisabesqueladyConway,Florence,esunaviejaamigamía.—Cadavezmásviejaymásamiga—rioladyConway.LadyActonsecundó

surisa—.SolofaltaConstance,benditasea.—Sí, ha sido una pena que haya tenido que quedarse enLondres.—Olivia

supusoqueseestabanrefiriendoaladyConstanceHamilton,lacondesaviudadeClifford—.Perobueno,quizálosmédicospermitanquevengamásadelante.—Espero que pronto. Sería maravilloso poder pasear las tres juntas por

MinstrelValleydenuevo.—Susojossevolvieronsoñadores,poralgúnrecuerdo—.¿Teacuerdasdecuandonosdecíamosquealgúndíaseríamostresancianitasqueseapoyaríanlasunasenlasotrasparapodercaminar?LadyActonasintió,tambiénconunbrilloespecialensumirada.—Yalocreo…Entonceslodecíamospordecir,porquenoshacíagracia.Creo

que,enrealidad,nosparecíaimposibleimaginarquellegaraaocurriralgoasí.—Esloquetienelajuventud.Haceimposiblecreerquepuedallegarlavejez.

Perollega.—Sesonrieron—.Aquíestamos,amigamía.Apoyándonoslaunaenlaotraparapoderavanzar.LadyActondioungolpecitoenelapoyabrazosderechodesusilla.—¡Aunqueseaenmodofigurado!Ambas rieron, como debieron reír en otras épocas, por tantas cosas que les

parecierondivertidas.LordNorthcottcontuvounamueca,impaciente.—Señoras, por favor, agradecería que fuesen a lo importante—protestó—.

Entiendo que estén contentas de volver a verse, y que echen de menos a suamigaylostiempospasados,perodebencomprendermipreocupación.—Desde luego,Marcus—convino ladyActon—.LadyConwayse refierea

que,juntas,vamosacorregiralgoquellevademasiadotiempotorcido.Comoyasabes, me visitó en Londres hace poco y hemos mantenido bastante

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correspondencia.Hoy,hatenidolaamabilidaddeveniraalmorzarconmigo.—Porfavor,querida.—LadyConwayagitóunamanoenelaire—.Hasidoun

placer.Ypiensovenirmuyamenudo.—Gracias, Florence. Sabes que esta es tu casa.—Sus ojos se dirigieron a

Olivia,queescuchabaconlasensacióndeestarviviendounsueñoextrañoqueno acababa de entender—.La cuestión es que no podíamos demorarmás esteencuentro.Hallegadoelmomentodequehablemos.Queoslocontemostodoalosdos.—Miró tambiéna lordNorthcott—.Porque túconocesalgunosdatos,Marcus,eintuyesmucho,peronolosabestodo.Élfruncióelceño.—¿HayalgomásqueesacartaquememostróenLondres?Puesustedconoce

missospechas.Y,porcierto,comorepresentantedesusabogados,creoqueyodeberíahaberestadoaltantodetodo,antesdequeustedhablaseconlaseñoritaCoombs.—Sabes que no siempre hago caso a mis abogados, solo a ti, de vez en

cuando.Y,enestaocasión,nopodíaser,Marcus.Ellatienetantoderechocomotúaconocerdeprimeramanotodalahistoria.LordNorthcottsuspiró.—De acuerdo.—Hizo un gesto de conformidad, o quizá de derrota—. De

acuerdo,primaHelena.Comoustedquiera.Estoydispuestoaescuchar.LadyActonasintió.SevolvióotravezhaciaOlivia,quelacontemplabacon

losojosmuyabiertos,temerosadeentrarenpánicoencualquiermomento.—Noteasustes—ledijo—.Notienesnadaquetemer,Olivia,deverdad.—

Miró a su amiga—.Creo que esmejor que lleves tú esta situación, Florence.Conocesalajovendesdehacetiempo.—Mucho, es verdad —respondió la interpelada—. Desde que era muy

pequeñita.—Lesonrió—.Ycreoquenosapreciamos.¿Noescierto,Livvy?—Asíes,milady.—Entonces,teruegoqueconfíesenloquetevoyacontar.—Oliviaasintió—.

Un par de días antes de caer en cama para yamorir, tumadre fue a verme aConwayHouse.—Esolatomóporsorpresa.Sumadrenolehabíadichonada—.Meextrañó,porqueyosabíaqueestabayamuyenferma,claro.EldoctorWilson

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lavisitaba,porpeticiónmía,yyocosteabatodassusmedicinas.—¿Enserio?—preguntóOlivia—.EldoctorWilsonmedijoqueleinteresaba

hacerunestudiodelaenfermedad,yqueporesopasabatantotiempoconellayledabatodocuantonecesitaba.—Yolepedíqueosdijeraesaexcusa.AmbassabemosqueMeryerabastante

orgullosa. —Sonrió, mirándola con intención—. Igual que tú, aunque a tihubiesepodidoconvencerte,meconstaquehubierashechocualquiercosaportumadre,inclusocomertetuamorpropio,peropreferínoponerteenelaprieto.—Oliviasintióqueselellenabanlosojosdelágrimas—.Penséquequizásehabíaenterado,yqueveníaaprotestarporeso.—SevolvióhacialadyActon—.MeryCoombseraunencantoyuna jovenmuy trabajadora,Helena.Sentímucho sumuerte.—Lolamento—dijoladyActon,dirigiéndoseaOlivia.—Gracias—susurró ella.No iba a llorar, no iba a llorar...Notó sobre sí la

miradafríadelordNorthcott.Seguroqueesperabadetectaralgo,cualquierpista,quelepermitieradecidirquementía.LadyConwaybebióunsorbodetéyprosiguiósurelato:—Novinoconreproches,creoquenunca llegóadescubrirnuestropequeño

ardid.Muyporelcontrario,tumadrequeríarevelarmeunsecreto,algomuy…importante y perturbador.—Tomó aire, un segundo—.Me contó que, cuandoteníadiecisieteaños,seenamoródePhilipHale,elentoncescondedeCamden,herederodelmarquesadodeNorthcott.SeconocieronenelBailedePrimaveraqueorganizóaquíladyActon.—Elprimeroyelúltimoenelquefuianfitriona—dijolamencionada—.¡Y

cómo lamento haberlo hecho!—Miró a Olivia con disculpa—.No por ti, miqueridaniña,sinoporlomuchoqueperdídespués.—Sí,me temoque lordCamden también correspondió al amordeMery—

asintió lady Conway—. De hecho, iniciaron un romance secreto que duróalgunassemanasyquelesconvenciódequenopodríanvivirelunosinelotro.Segurodequesupadre,lordNorthcott…—Mihermano—introdujoladyActoncomoinciso.—Esoes.Segurodequenoconsentiríaunmatrimonioentreellos,eljoveny

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enamoradolordCamdenconvencióaMerydequesefueranaGretnaGreenysecasaranallí,sinnecesidaddepermisodeningúntipo.—¿Qué?—Oliviaabriómucho losojos.Nide lejoshubiera imaginadoasu

madre en una historia como esa. Sí que sospechaba que Bernard Coombs nohabía sido su auténticopadre, aunque se portara como tal durante su infancia,pero imaginaba queMery se habría enamorado jovencita de algún campesino,alguiende supropiomundo.Osuversiónmásnovelesca: ladeunaventureroque había pasado por allí, un hombre guapo y gallardo, que viajaba con unasonrisaenloslabiosyelolvidoenelcorazón—.¿Ylohicieron?—Asíes.Claroque lohicieron.Esa fue la razóndesu famosaausenciadel

pueblo.FueaEscociaparacasarse,yvolviócosadeunmesdespués.Entonces,todavíano losabía,peroyaestabaembarazada.LordCamden ladejóaquí,encasadelaabuelaJoan,yélmarchóparaLondres,acontarlelanoticiaasupadreytratarderesolverelentuerto.—Porloqueparece,tuvieronunadiscusiónterrible,queduróvariosdías—

dijoladyActon—.Yonomeenteréentonces,peroluegosupequemihermanohasta le citó en el despacho de su abogado, para dejarle claro que pensabadesheredarle,peroPhilnosearredró.Dijoqueestabacasadoycasadoseguiría.Advirtió a su padre que, si quería saber algo más de él, les hiciera llamar aambos,aMeryyaél.Que,mientras tanto,solomantendríacontactoconmigo.PensabaescribirmeparacontármelotodoyvivirenMinstrelValley.Yhaciaaquípartió.LadyConwayagitótristelacabeza.—Peronuncallegó.—El caballo se encabritó, dijeron—susurró ladyActon—.Unamala caída,

dijeron.Pero, laverdad,Olivia,esqueunavidase truncaavecesasíporpuracasualidad,ydestrozaotrasmuchasasualrededor,comouncastillodenaipes.Mihermanoestabadelicadodelcorazón,yahabíatenidounpequeñoataquealsaberlodelaboday…Bueno,nosobrevivióaaquello.LordNorthcotthabíapalidecido.—Laverdad,noveorazónalgunapararecordarunasituacióntanlamentable

—dijo.

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—Permitaquetermineyloentenderá,milord—replicóladyConway.Casilodijo con el mismo tono que hubiese utilizado con un «jovencito»—. CuandovinoavermeMery,mecontóque,trasmorirPhilip,habíaintentadoreclamarsusderechoscomoesposadelordCamdeny…Éllanzóunarisaseca.—Supongoqueserefiereasusderechoscomoalegreyricaviuda.Olivialemiróindignada.—¿Cómoseatreve?Vuelvaausaresetonoalreferirseamimadre,yjuroque

ledaréunabofetada.Elmarquéstitubeó,noporlaamenaza,supusoOlivia,sinoporelsentimiento

intensoqueexpresabasurostro.Ynoeraparamenos.Estabadispuestaasacarlelosojos,siinsistíaenburlarsedeMery.LadyConwayhizoungesto,zanjandoladisputa.—Por favor… Luchaba por sus derechos, lord Northcott. Como cualquiera

puedeexigirlospropios.—Élhizounamueca,peronoreplicó—.Lacuestiónesque,alintentaresareclamación,Merydescubrióque,paraentonces,elhermanode ladyActonyahabíafallecido,yel títulohabíarecaídoenunprimo,WalterHale.—Mi padre, sí. Descendiente de un Hale que abandonó Londres y se

establecióenYorkhacetresgeneraciones.—Asíes.YeraelúnicoalqueMerypodíadirigirse,puestoqueladyActonse

habíaidoalextranjero,intentandosuperareldolordetantapérdida.—Fueunmomentoterrible—afirmóladyActon,contemplandolasllamasde

lachimenea.—Loentiendo,querida.ElcasoesqueMerycontactóconWalterHale,pero

sinmayoréxito.Nohicieroncasodesuspeticionesysiguieronconsustrámitesparalatransferenciadeltítulo.Deesemodo,supadreseconvirtióenelnovenomarqués,lordNorthcott.Ustedeseldécimo.—Asíes.Ymipadreseconvirtióenélporquenohabíaotrosherederos.—Se equivoca.En aquelmomento, había un posible heredero.Mery estaba

embarazadaypodríahabersidounniño.—Élapretóloslabios,ungestoconelque admitía que tenía razón—. Ocultaron esa posibilidad al mundo, para

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quedarseconlaherencia.Yadeporsí,hubiesesidounactodeplorableperoesque,además,Meryrecibióseriasamenazas.Inclusodemuerte.—¿Qué?—LordNorthcottentrecerrólosojos—.LadyConway…—Inclusodemuerte,milord—insistió,sinhacerlecaso—.Alniñononacido

yaella.Talcualmelocontóunamujerenlaqueyoconfiabaporcompleto,yestando como estaba, a las puertas de la muerte. Su padre y su grupo deabogadosselodejaronclaroatravésdeunindividuomisteriosoquesepresentóunanocheenelpueblo,lasecuestródelacasadondevivíaylaarrastróhastaelbosque.»Allí,Meryvioquehabíancavadounagujero,unhuecosuficientecomopara

sersutumba.Eldesconocidolaarrojódentro,laapuntóconunapistolayexpusolascondicionesparapermitirleseguirviviendo:osecasabaconotrohombredelquepudierapresuponerselapaternidaddelacriaturaovolveríanaestarallí,así,ylasituaciónterminaríadeotromodomuydistinto.—¿Qué?—repitióél,intentandocontenerse—.¡Esoqueestáinsinuandonoes

posible!—Noloinsinúo,milord,afirmo—incidióeneltérmino—loqueellamedijo.

Puede que fuesen simples amenazas, pero no se atrevió a arriesgarse. ¿Loentiende?El padreRoberts, el párroco que teníamos entonces, también estabaasustado,asíquelaanimóaaceptaryfueelqueorganizósubodaconBernardCoombs.Y ella aceptó, porque ¿cómo podía una joven soltera, embarazada ypobre, luchar contra alguien tan poderoso? Por eso le digo que no tuvoalternativas.LordNorthcottsepusoenpie.—¡Sideverdadpiensanquevoyapermitirquepintenamipadrecomoun

monstruo…!—Pero ¿qué dice, lord Northcott? —replicó Olivia, sin poder contenerse.

Estaba furiosa. Imaginar a su madre en semejante situación, tan sola yasustada…Le parecía terrible. ¡Malditos canallas!—. Él solo luchaba por susderechoscomoalegreyricomarqués.Éllafulminóconlamirada.—Estádesuerte.Yonopuedodecirlodequeledaréunabofetadasivuelvea

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hablarasídemipadre.—No, desde luego. —No permitió que la amedrentase, no tenía por qué

consentírselo—.Peroesquenofuiyolaqueempezóestedesagradablejuegodeofensas, milord, sino usted. Usted se presentó en mi casa, tan elegante, tanestirado,ainsultarmeymirarmeporencimadelhombroynoesmásqueuna…una sabandija.—Élencajóel insulto conunparpadeo—.Esperoque lequedemuyclaroahoraloquesesiente.Élrespiróagitadounpardeveces,antesdecontestar.—Mequedamuy claro, señoritaCoombs.Si tanto le agrada saberlo, sí,me

duele mucho todo lo que se está insinuando en esta sala sobre mi padre—replicó,tenso—.Quizáhesidoinjustoconusted,pero…mecuestaasimilartodoesto.Nopuedocreerlo.Olivialemiró,apenadaasupesar,ysehizounpequeñosilencio.—Marcus, siéntate, por favor—pidió entonces lady Acton. Al ver que no

obedecía,insistió—.Porfavor.LordNorthcottdudótodavíaunmomento,perolohizo.Aunasí,rebullóunos

segundosenlasilla,comosinoencontrasepostura.Oquizáeraquetodoaquellonolograbaacomodarseensuinterior,porquedijo:—¡Nisiquierasabemossiesamalditabodatuvolugar,poramordeDios!—No —convino lady Acton—. Pero tú fuiste a Gretna Green. Diles qué

encontraste.—Nada —contestó, con tono cansado—. El hombre que los casó, en una

herrería,llevaunlibroderegistros,pero…—Pero¿qué?—preguntóOlivia,nerviosa.LordNorthcottfruncióelceño.—Pero habían arrancado la página correspondiente almes y año en que se

suponequetuvolugaresematrimonio.—¿Qué?—dijoOlivia.Maldición…Seleocurrióunaidea—.¿Yesehombre

norecuerdasicasóalcondedeCamden,porcasualidad?—No.Se lo pregunté, claro, pero han pasadomás de veinte años, y resulta

que, antes que él, estaba su tío, que ya falleció. —Titubeó—. Al parecer, lemataronduranteunintentoderobo.—¡Pudoserahícuandolaarrancaron!

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—Eso pensé, sí, pero entonces no se les ocurrió mirar, y no lo podemosasegurar por completo. Insistí, buscando posibles testigos, pero nada.Allí haymatrimoniosdecontinuo,ni se imaginancuántos.—Hizounamueca, llenadeintención—. Hay mucho embaucador, ya sabe. Todos esos matrimonios secelebranporuninterésquepocasvecestienealgoqueverconloromántico.—Sospecho que es algo tan triste como habitual —replicó ella—. Estoy

segura de que ustedmismo no se casará por amor, sino por lo ventajoso quepuedaserledaresepaso.—Leviovacilar,pilladoenfalta,yesoleprodujounagransatisfacción—.Entodocaso,esoquieredecirqueelmatrimoniosíquesecelebróyquealguienquiereocultarlo.—Tambiénpodríaindicarquenosecelebróyquealguienquiereinsinuarlo.—Esposible,peroyonopretendo tal cosanihe idonuncaaGretnaGreen.

Sinembargo,ustedsíteníaunclarointerésenque,dehaberhabidoboda,justoesapáginanoestuviese.Leviofruncirelceño.—¿Estádiciendoqueyoarranquéesamalditahoja?—Digoquepudohacerlo.—Oliviaseencogiódehombros—.Ysaleganando

conello.—Cómoseatreve,pequeña…—¡Marcus!—exclamóladyActon—.Hazelfavor.Ellanotienelaculpade

loqueestápasando.Tampocolatienestú,querido—añadió,consentimientoenlavoz—.Notemortifiquesnicontraataquesparaaliviartudolor.Escuchaloqueocurrió.Tienesquehacerloporquetambiénlointuyes.¿Verdad?—Noes…—Sésincerocontigomismo,Marcus,vamos.Lointuyes.Porprimeravez,lordNorthcottparecióvulnerable.Tragósaliva.—Yo…PrimaHelena,nosésipodrésoportarlo.—Tú no eres tu padre. No respondes por él ni has heredado sus culpas.

Escucha lo que tenemos que decir y toma tus propias decisiones. —Cuandoestuvoseguradequenoibaadecirnada,sevolvióhaciasuamiga—.Adelante,Florence,continúa,porfavor.LadyConwayasintió.

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Capítulo5

—LordNorthcottnoarrancóesapágina―siguiódiciendolaamigadeladyActon―.Me consta que llevaba ya mucho tiempo desaparecida. Verán, haceunosaños,MeryseenteródequeWalterHaleestabagravementeenfermoymepidióayudaparacontratarunabogado.Entoncesmedijoqueeraporuntemadeunaherencia,noañadiónadamás,yyoniimaginéquepudieraestarrelacionadocontufamilia.—Noquerríaimplicarlademasiado,porsiacaso—sugirióOlivia.—Esopienso.Pero, enaquellaúltimavisita antesde sumuerte,meexplicó

quehabíatenidointencióndeconseguirtodaslaspruebasposiblesypedirmequete las enviase a París. Entonces, tú vivías allí, Helena —dijo a su amiga—.Quería que estuvieses al tanto de la situación, para estar preparados por si sepodíahaceralgoantelostribunalescuando…—MiródereojoalordNorthcott,pero él no reaccionó—. Bueno, cuando ese hombre muriese y, por tanto, nohubiesenadaquetemerdeél.—Entiendo.—LadyActonasintió—Peronuncalohizo.—No.Elabogadoqueleconseguí,alguienquenocobrabamuchoperotenía

reputación de lograr buenos resultados, empezó por intentar conseguir uncertificadodelmatrimonio,yparaelloviajóaGretnaGreen.Allídescubrió ladesaparición,conloquediolaimpresióndequehabíanllegadoauncallejónsinsalida,quenohabíamodoalgunodeconseguirnada.—Pobremamá…—musitóOlivia.LadyConwaynegóconlacabeza.—No,Livvy,yadigoque,apesardetodo,eraunbuenabogado.Poreso,sele

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ocurrió una posibilidad: que el padre Roberts declarase lo ocurrido, lo que élsabía. Lo de aquel individuo que vino a Minstrel Valle, en nombre de losabogadosdeWalterHale;suimposicióndeunaboda,susecretismo…—Sí,noshacemosunaidea—dijoladyActon.—El párroco aceptó, ya les digo que era una bellísima persona, pero el

abogadonoestabasegurodequelograsensuobjetivoenlostribunalessoloconeso.De hecho, su idea era, jugando la baza de esa confesión por parte de unsacerdotemuyapreciadoportodos,negociarconlosabogadosdeWalterHaleysuheredero,y llegaraunacuerdosiqueríanevitarelescándalo.Conesa idearegresóaLondres.LoúltimoqueMerysupodeélfuequeibaapedirunacitaparatratarelasunto.—Peroesonosignificaque…—empezólordNorthcott.LadyConwayadelantóapenaselbastón.—Disculpe, milord, deje que le explique qué ocurrió a continuación, y ya

termino. —Él la miró tenso y Olivia se dio cuenta de pronto de que estabaaterrado. Lady Conway prosiguió sin esperar respuesta—. Una noche, pocodespués,laiglesiadeSaintMaryardió,nosésilosabe.Elfuegoseinicióenlasacristíaysequemóbuenapartedeledificio.Huboquereconstruirlatorre,conloqueaprovechamosparaañadirunreloj,quenovabienperoesbonito, todohayquedecirlo.Pero,lomásgrave,fuequeenelincendiomurióelpobrepadreRoberts.Esafueunapérdidaterrible,seloaseguro.UnaauténticatragediaparatodoslosquevivimosenMinstrelValley.Eraunabuenapersona.—Noestaráinsinuando…—Meryestabapreocupada,claro—siguióella,sinhacerlecaso—.Nosabíaa

qué atribuir lo sucedido.Esperó a contactar con su abogado,pero, viendoquepasabaeltiempoynoteníanoticias,fueellalaqueleescribió.Nada.Ningunarespuesta.Decididaadescubrirquépasaba,sefueaLondresaverle.Entoncessupoquehabíamuerto.Lohabíanasaltadoen lacalle,alparecerpara robarle.Ensudespacho,nadiesabíanadadeuncasoanombredeMeryCoombs.—Oh.—Oliviasellevóunamanoalaboca—.Pobremamá…—Puesesonofue todo.Pocodespués,unanoche, sepresentóensucasael

mismohombrequelahabíapresionadoparaquesecasaseconCoombs,yledijo

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«Tienesunahijayyanohaypruebasdenada,todoslosdemásestánmuertos,demodoqueestamosdispuestosadejarteenpaz.Peronohabrámásadvertencias,MeryCoombs».Soloeso.Fuesuficiente.—Quéhorror…—susurróOlivia.—Esonosignifica…—empezólordNorthcott.Esavez,nadieleinterrumpió,

peroélnosupoterminarlafrase.LadyConwaylomiróconpena.—Mery estaba aterrada —dijo—. Tanto que, en aquel momento, decidió

abandonar el asunto, por completo, incluso cuando supo que habías vuelto aInglaterra, Helena. —Ambas mujeres cabecearon, contritas—. Llevó su vidadandolaespaldaatodoaquello,centradaenlaeducacióndesuhija,enofrecerleunavidatranquilayfeliz.Siresolvióretomarlohacepoco,fueporqueseestabamuriendo.—Quétriste—musitóladyActon,pensandoenalgo.LadyConwayasintió.—Poreso,aqueldíaMeryvinoahablarconmigo—siguióexplicando,atodos

engeneral—.MelocontótodoymeentregóesacartaparaladyActon,enlaquehablaba de sumatrimonio, de sus intentos de contactar y de su deseo de quetutelaseaOliviahastasumayoríadeedad.Esoera,enrealidad,loúnicoqueleimportaba.Sabíaque,siladyActonseocupabadeOlivia,nolefaltaríanuncadenada.—Laquetemostré,Marcus—ledijoladyActonalordNorthcott.Élasintió.—Loimaginé.—Eso es. —Asintió también lady Conway—. En ella no quiso hablar del

hombreysusamenazas…—Suexpresiónseentristeció—.Supongoqueseguíateniendo miedo, en definitiva. Pero da igual, porque yo soy su testigo y heredactadounadeclaracióncompletaantemisabogados,contandotodoloquemeexplicó aquella tarde, por si se necesita utilizarla en los tribunales, llegado elcaso.LordNorthcottnolamirómuycomplacido.—Gracias—dijo.LadyConwaysonrió.

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—Denada.LacartalallevéaLondresenlaúltimavisitaquehiceaHelena.—Apretóloslabios—.Amiregreso,ibaacontarleaMeryquenosdisponíamosasolucionarlotododelmejormodoposible,pero…justomeenterédequehabíafallecido.Solopudeirasuentierro.—YopedíaMarcusquefueseaGretnaGreenacomprobarsilodelapágina

perdidaeracierto—dijoladyActon—.AunquenoledijeloquehabíadeclaradoMery. Perdóname, querido. No sabía si podía fiarme de la palabra de eseabogado,necesitaba estar segura.Peronoquería contartenadamásde todo elasuntohastaestaraquí.ConOlivia.Élsefrotóelentrecejo.—Estábien...LadyActonleestudióunossegundos,comoasegurándosedequeestababien,

ysedirigióaOlivia.—Encuanto regresó,emprendimoscaminohaciaaquí, consu respuesta.He

venidoporti,Olivia.—Vaciló—.Aunquetambiénesverdadque,lanoticia,elsaber todo esto, me causó tal conmoción que sufrí un pequeño ataque. Losmédicosmehanaconsejadotranquilidadymerecomiendanlavidaenelcampo.Quéapropiado,¿no?—Sonrió—.EstáclaroqueelajetreodeLondresyanoesparamí.LadyConwayhizoungestoconlacabeza.—Lamentoqueestésmal,Helena,túlosabes.Peromealegrodequealgo,la

razónquesea,tehayavueltoatraeraquí.Dijeron algomás, peroOlivia casi no les hacía caso. Estaba colapsada, no

dejaba de dar vueltas a toda aquella información. ¡Le resultaba tan increíble!Supuso que tanto como a lord Northcott, que tenía una expresión oscura yamarga.Casidiríaquesusojosestabanllenosdelágrimas,conlaspupilasfijasenelfuego.Sintióunapunzadade lástimaporél.Sehabíaobcecadoen la teoríadeque

todoaquelloeraunmontajedeellaysumadre,parapoderescaparaunaverdadqueleatormentaba.—¿Ydicequeleescribióunacarta?—preguntóaladyActon,recordandoel

detalle—.¿Mimadre,austed?

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—Asíes.Y,porcierto,veníaacompañadadeunsobrecerrado,atunombre.—¿Qué?¿Enserio?—Creoquelomejorseráquelaleasportimisma.—Laancianahizoungesto

y su doncella, Kitty, sacó del bolsillo del delantal un sobre. Se lo tendió—.Cógela,Olivia,porfavor.Ellalohizo,porsupuesto.Lotomóconungestorápidoynervioso,ysacóun

pardepliegosdepapel,ademásdeunsobremáspequeño,cerrado.Reconociódeinmediatolaletradesumadre,algoinfantilperomuycuidada.Pensóencentrarseprimeroenlospliegos,peroletentabamáselmensajeque

le había dejado a ella, de modo que abrió el sobre y leyó a toda velocidad,sintiendoelcorazóngolpeandomuyfuerteensupecho.Era un texto breve, en el que le pedía perdón por haberle ocultado todo

aquello, le aseguraba que lord Camden era su padre y le contaba, con pocosdetalles, el modo en que se conocieron, en los jardines traseros de MinstrelValley,enelBailedePrimaverademilochocientosdoce.Meryledescribióunaescenaqueencontrómuyromántica.Sumadrehabíavistoalgo,unnombredemujertalladoenlaspiedrasromanasdelmuro,yestabaobservándolocuandosehabíaacercadolordCamden…¡Qué bonito! El amor había surgido entre ellos, con fuerza, y ya no fueron

capacesdeimaginarunavidaelunosinelotro.PoresofueronaGretnaGreenyse casaron, y por eso habían estado dispuestos a afrontarlo todo. Aceptabaincluso todo lo terriblequehabíaocurridodespués, a cambiodehaberpodidovivirconPhilipHaleaquellosdías.Olivia parpadeó, intentando controlar las lágrimas. Allí tenía un atisbo de

cómo había sido su auténtico padre y sintió una pena enorme por no haberpodidoconocerle.Doblódenuevoelpapelyloguardóparareleerlomástardeasolas.Sospechabaqueloharíamuchasveces,muchas,elrestodesuvida.EnlacartaescritaaladyActon,másextensa,Merycontabaloqueyasehabía

oídoenesasala:lahistoriadesumatrimonioyquenohabíapodidolograrquelordNorthcottlaescuchaseensureclamación.Pero no mencionaba las amenazas ni lo del abogado, ni tampoco lo del

incendio en la iglesia.Nohabía nada comprometedor para nadie.Era como si

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hubiesetenidomuchocuidadoenevitarplasmaracusacionesdeningúntipo.Aese respecto, solo insinuaba que lady Conway conocía toda la verdad, y leencomendabaa ladyActonelbienestarde suhija, lepedíaque seocupasedeellaylaprotegiesedeunmodolegalhastasumayoríadeedad.Leotorgabaparaellotodoslospoderesnecesarios.También, aportaba un par de datos con los que intentaba demostrar que no

mentíaensusafirmaciones,quehabíaconocidobienalordCamden.Como,porejemplo, losnombrescariñososquesedabanentre tíay sobrinocuandoélerapequeño,«mamiHelena»y«pequeñoPhil-Phil»,oFaerye,elnombredeunpaísmágicoqueinventaronjuntos,tambiénensuinfancia.Finalizabaconunrotundo:

Es lahijadePhil, no lodude, ladyActon.Del«pequeñoPhil-Phil».Loquequedadeélenestemundo,estáenella.

—¿Esciertoesto,de«pequeñoPhil-Phil»?—preguntóOlivia.—Sí—afirmóladyActon—.Fuemiúnicosobrino,yyonohetenidohijos.

Phil ocupó todo ese espacio en mi interior. De pequeño, yo le llamaba «mipequeñoPhil-Phil».Ycreamos juntosese reinomágicoquemenciona,Faerye,cuando él era un niño y yo una jovencita… bueno, soñadora. Gracias a esapalabra mágica que no podía pronunciarse más que con el corazón, nosescondíamosallí, juntos.—Suspiró,triste—.Eraunmuchachomaravilloso.Sumuertefueundurotranceparatodos.Mihermanonopudosoportarloyparamíyanadahasidolomismo.—Entonces,notieneningunaduda.Mimadredecíalaverdad.—Ellatambién

locreía,peronopudoevitarplantearlocomounapregunta—.¿Secasóconélysoysuhija?—Eso creemos, sí. —Las dos damas asintieron—. Además, te veo, y

reconozcoentilosrasgosdemifamilia.Tieneslosojosdemimadre,Olivia,yteparecesmuchoamímisma,cuandoteníatuedad,aunqueyoerarubia.—Sí,aeso se debía aquella sensación extraña que le había provocado el retrato delvestíbulo. Olivia lo entendió de pronto. ¡Claro que sí! La nariz, las cejas, la

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suave líneade lamandíbula…Eranmuyparecidas—.Nodudodeque seas lahijadePhil.Y,enrealidad,esloúnicoquemeimportadetodoesto.Poresovoya hacerme cargode ti.—Sonrió—.Tienes que saber que, en estosmomentos,soytututoralegal.Oliviaarqueóambascejas.—Nopuedehablarenserio.—Porcompleto.Comoves,tumadremepidióquemeocupasedetufuturo.

Sobrelabasedeesacarta,misabogados,eldespachodemiprimoaquípresente,sepusierondeinmediatoconlatareadellevaracabolostrámitesparaestablecertu tutela, puesto que todavía eresmenor de edad.Yvoy a asegurarmede quetodotevaairmuybienenelfuturo.Sehizounprofundosilencio.FuelordNorthcottelquelorompió,incómodo.—Mipadreeraunhombre…implacable.Paraserexactos,nuncaestuvimos

muy unidos, aunque yo, de pequeño...—Dio la impresión de ser incapaz determinar la frase y negó con la cabeza—. Pero da igual, no creo que pudierahacerlascosasqueinsinúan.Nipuedoniquierocreerlo.—MiróaladyActonyladyConwayconintención—.NiunapalabraaHarmonysobretodoesteasunto.—No te preocupes—replicó ladyActon—.Por eso he pedido a la señorita

Chathamqueselallevaseatomareltéalaposada.Nodebíaestarpresenteenestareunión.—No es necesario que la niña sepa nada, desde luego —convino lady

Conway.—¿QuiénesHarmony?—preguntóOlivia.—Mihermanapequeña—explicóél.—¿Tieneustedunahermana?—Hizounamueca—.Ahoraloentiendotodo.

Debióheredartodalasimpatíadelafamilia.—Muygraciosa. Solo tiene catorce años.No quiero que sepa nada de esto.

Nada.—EsperóhastaqueOliviaasintió,indicandoquelohabíaentendidoyloaceptaba,yagitólacabeza—.Investigaréelasuntoeneldespacho,noloduden.Simipadrehizoesascosas,debiódejaralgúnrastro,pruebas.—VolvióamiraraOlivia—.Y,silohizo,intentarécompensarla.Esolasorprendió.

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—¿Deverdad?Noesnecesario,peroseloagradezco.—Yo también—dijo lady Acton—. Gracias, Marcus. Y voy a apelar a tu

caballerosidadysentidodelajusticia,parapedirtealgomás.—¿Elqué?LadyConwayyladyActonsemiraron.Estaúltimaselopensóunmomento,

comobuscandolaspalabrasadecuadas.—Hemospasadolamañanahablandoyreflexionandosobreelproblema.Que

Livvy sea mi pupila es una buena medida para asegurar su futuro, pero nosuficiente. Su edad y su pasado son serios lastres a la hora de concertarle unbuenmatrimonio.Sabestanbiencomoyoquesoloconseguiríaparaellaalgúntítulomenor,ynecesitadodefondos.LordNorthcottasintió.—Consuerte,sí.—Sin embargo, se nos ha ocurrido una idea para que, a pesar de todo lo

ocurrido,nuestraqueridaLivvypuedatenerlalegitimidadlegaldevivirlavidaquehubiesedebidotener.Serlaquehubiesesido,denointercederuna…manooscuraporahí.—Inclinólacabezaaunlado,losojosfijosenelmarqués—.DequepuedaserladyOliviaHale,porcompleto.Él se la quedómirando, como si hubiese entendido unmensaje nada grato.

Oliviafruncióelceño.—¿Yesocómopodríaconseguirlo?—preguntó.LadyConwaysonrió.—Casándoosvosotrosdos,porsupuesto.Olivialesmiróhorrorizada.Duranteunmomento,nosupoquéreplicar.—Nolodiránenserio…—¡Porsupuestoquesí!—aseguróladyActon—.¡Esunaideamuyapropiada,

Olivia!—LordNorthcotttedaráelapellidoquehubiesesdebidotener—explicólady

Conway—.Ytedarálanoblezaquetecorresponde,enjusticia.Laquehubierasdebidovivirdesdesiempre,denohaberintervenido…—Seencogiódehombros—alguien.Oliviatitubeó,aturdida.

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—De verdad, no entiendo de dónde sacan la peregrina idea de que voy aaceptar. Su primo, lady Acton, no ha hecho nada más que ofendernos, a mimadreyamí,desdeelmismomomentoenquesepresentóenmicasa.Esunhombrequemeresultamuydesagradable.—Estoyaquí,presente—replicólordNorthcott,confastidio.—Mejor, así puede oírlo de primeramano:no voy a casarme con usted—

resumió,fulminándoloconlamirada—.Novoyaculparleporloquesupadrepudohacerle amimadre y hasta puedo entender su actitud, en ciertamedida,peroporDiosquenopiensotratarlemásdeloimprescindible.—¡Pero no puedes negarte! —replicó lady Acton—. ¡Eso te convertirá en

marquesa de Northcott! Serás una dama en lo más alto de la sociedadlondinense,Olivia.Justoloquehubiesesdebidoser,desdetunacimiento,insisto.—Ya.Puesmedaigual,milady.Hevividosiempreenunafamiliahumildey

le aseguro que no he echado demenos sus bonitos salones.—Señaló con ungestoalordNorthcott—.Ymenosalagentecomoél.—Sepusoenpie,incapazdesoportarlaideadequeinsistieran—.Serámejorquemevaya.—Miróhaciala ventana. Se había olvidado del día terrible que hacía, y había empeoradomucho.Dehecho,estabadiluviando—.¡Oh,maldición!—¡Livvy!—exclamóladyConway—.Unadamanojurajamás,almenosen

público.—Esquelluevemuchísimo,milady.Mevoyaempaparantesdeterminarde

bajarlaescaleradeentrada.—Notepreocupesporeso—dijoladyActon—.Tienesaquítuhabitaciónya

preparada,porsupuesto.Ahorasubirásydescansarásunratohastalahoradelacena. Entonces, conocerás a Harmony, así que no podremos hablar, peromástardetrataremosdeconciliarposturas.—Talcomolamiró,ledejóclaroquenoibaaaceptarunnoporrespuesta—.Tenemostodoeltiempodelmundo.¿Quedarseallí?EstabaclaroqueenMinstrelHouse sehabíanempeñadoen

desconcertarla.—Seloagradezco,perotengoquevolveracasa.LaseñoraMeyersyahabrá

vuelto,ymañanatengoquetrabajar.—Pedí a Marcus que mandase una nota para la señora Meyers, no te

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preocupes. En cuanto a lo otro… Tengo entendido que eres maestra. ¿No,Florence?—Asíes—confirmóladyConway—.Daclasesenlaescueladelpueblo.—Gracias a usted, milady —asintió Olivia, con auténtico aprecio—. Me

constaquehasidosiempremirespaldoyqueporesonoheperdidoelempleo,peseamisdisputasconelpadreEllis.Nuncaloolvido.—No te preocupes. —Lady Conway sonrió—. Siento un gran placer en

llevarlelacontrariaaeseenviadodeldemoniodisfrazadoconsotana.—¡Florence!—exclamóladyActon,escandalizada—.Nodeberíashablarasí

deunpárroco,ymenosdelantedeunajoven.—Oh,bueno.Yaveremosquépalabraslededicasantesdefinalizarelaño.—

Bufó de un modo que hasta pareció elegante—. Te aseguro que crispa losnerviosdelamássanta.—El tiempo dirá. En todo caso, no puedes seguir haciéndolo —dijo lady

Acton,dirigiéndoseaOlivia.—¿Haciéndolo?¿Elqué?—Darclasesallí,claroestá.Ahoradebestenerencuentaqueereslapupilade

la condesa viuda de Acton. No es apropiado que una joven de tu categoríatrabaje, y menos en una escuela de pueblo, querida—intentó explicarle, conafecto,sinpercatarsedelamiradadedolordeOlivia—.Quizádeinstitutrizodedama de compañía en una buena casa, si la fortuna te hubiese sido contraria,como le ha ocurrido a la señorita Chatham… Pero, por suerte, tú tienes unafamilia,yconMarcusharásunbuenmatrimonio.Nonecesitasunempleoparavivir,nimuchomenosocupartedelosniñosdepastoresycampesinos.Sabíaqueteníarazón.Enelmundoenquevivían,lascosaseranasí,porpoco

que legustase.Si ladyActon la tomababajo su amparo,deberíadejarlo.Peroadoraba su escuela, adoraba dar clases, saber que esos niños aprenderían amoverseenelmundograciasaloquefuesecapazdeenseñarles.Selehacíamuydifícilrenunciaratodoaquello.Tragósaliva.—Lolamento,peroesotendréquedecidirloyo.Igualquemimatrimonio.—¿Enserio,señoritaCoombs?—LordNorthcottlamiróconexpresióncrítica

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mientras se cruzaba de brazos—. Tantas vueltas para terminar como todossabemosaquí:convertidaenlamarquesadeNorthcott.Esosí,lereconozcoquehaacertadoensuvaticinio:alfinalesciertoqueyonovoyacasarmeporamor.—¡Marcus!—LadyActonfruncióelceño—.Hazelfavor.Sinovasaayudar,

guardasilencio.Olivialelanzóunamiradaasesina.—Quépetulante.Pues sepaque, almenos enmi caso, nova a ser así, lord

Northcott.Yoyaestoycomprometida.—Ah,¿sí?—Aquelmalditotuvoelvalordeecharseareír—.¿Yquiénesel

afortunado,sipuedesaberse?—Mevoy a casar con el condestableWorth.Y si siguen insistiendo en sus

absurdosplanes,adelantaremoslaboda.¿Había dicho eso? ¿En serio?Olivia titubeó. ¿Estaba de verdad dispuesta a

atarseparasiempreaNerianWorth,contaldeescapardeeseplandescabellado?Eseotroplandescabellado,deberíadecir.Enrealidad,podíaser laexcusaqueestaba esperando, la razónque la impulsara a aceptarunapropuestaque sabíaqueeraaconsejable,aunquenoterminaradeilusionarla.LordNorthcottnopensabaigual.Almenos,esaimpresióndio.—¿Worth?—Suexpresióndivertidavariópor completo.Fruncióel ceño—.

¿Vaadespreciarmeporuncondestabledepueblo?¿Enserio?LadyConwaycarraspeó.—En realidad, el señor Worth es un partido excelente para cualquier

muchachadeMinstrelValley.Bueno, trabajador, inteligenteyconsiderado.Nosabía que estabais entablando relaciones, Livvy, tu madre no me lo dijo. Teaseguroquelohubieravaloradocongustoencualquierotromomento.—Agitólacabeza—.Peroyanoesunaopción,querida.Yano.Eres ladyOliviaHale,peseaquenopodamosdemostrarlo.DebesaprovecharlaoportunidadquetedalavidaycasarteconlordNorthcottparasubsanareselamentableobstáculo.LadyActonasintió.—Opinoigual.Dehecho,novoyadarmiconsentimientoaesabodatanpoco

apropiada,Olivia.—¿Qué?—preguntóella,atónita.LadyActonlamiró,confirmeza.

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—Quesoytututora,ynotecasarásconelseñor…Eh…—Worth—lerecordóladyConway.—Eso.El condestable. Si no quieres casarte conMarcus lo aceptaré.No lo

entenderé,porquenoconseguirásmejorpartidopormuchoquebusquemosportodaInglaterra,peroloaceptaré,quéremedio.Novoyaobligarteacasarteconnadie.Esosí,seteprepararáparaparticiparenlatemporadaenLondres.Dime,¿hasaprendidoabailar?—¿Bailar?—Porsupuesto.Tienesqueacudiralasfiestasyestaralaaltura.Nohaynada

másespantosoqueunamalaparejadebaile.Ypuedequesolopuedaconseguirpara ti un vizconde, o un barón sin apenas rentas, pero almenos será alguiennoble.—Vaciló unmomento—. Esperemos, almenos, que haya alguno de tugusto.¡Québarbaridad!Olivianegóconlacabeza.—Leagradezcomuchosuinterés,pero…—Nosveremosenlacena,alasochoenpunto,querida—lacortóladyActon.

Paratenerunaaparienciatandébil,sabíasercontundente.Debíaformarpartedela herencia de sangre de los Hale—. Intenta reflexionar, está claro que lonecesitas.Nopermitasquetuenfadonubletubuenjuicio.Enestavida,másvaleestar en una posición de poder, y se te está ofreciendo la oportunidad deconseguirmucho.—Pero…—Porfavor,Livvy—intercedióladyConway,preocupadaporqueterminaran

discutiendo—.Hazcaso,teloruego.Datecuentadequeestoesloquedeseabatumadre.Ellafuelaqueloiniciótodo.Mepidióayudaparapodersituartebien,yesloquepiensohacer.DesdeelmomentoenquesecasóconlordCamdenysupoque teesperaba, suempeño fuequese te reconocieraporquiéneres.Nohagasquetodossusesfuerzosfueranenvano.¿Cómooponerseaeso?Oliviaapretó lamandíbula.Bueno,podríaquedarse

esa noche. Cenaría con ellos y trataría de hacer ver a ladyActon que debíanencontrarunmododeconciliaresanuevavidaqueleofrecíanconlaquehabíatenidohastaesemomento.

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LadyActonlesmiró,aellayalordNorthcott.—Entiendoquevosotrosdosnohabéisempezadomuybien,peroyoconozco

aMarcusyséqueesunbuenhombre.Seráunbuenmarido,Olivia,puedellegara hacer feliz a cualquier mujer. Intentad entenderos. Marcus, por favor. Esimportanteparamí.LavozseleestrangulóyOliviapensóqueestabamuypálida.LordNorthcott

laestudió,preocupado.—Por supuesto, prima Helena. Creo que tiene usted razón, me he dejado

llevarpormitemperamentoyheprovocadounasituaciónincómoda.Peroharéloposibleporsolucionarlo,seloprometo.—Gracias—suspiró—.Ahoradebodescansar.¿Florence,vienesconmigo?Si

noescampa,podríasquedartetambiénadormir.LadyConwayapoyóunamanoensuhombro.—Notepreocupes,enelcochellegoenunmomento,ydeboregresar,tengo

cosasquehacer.Peromequedarétodavíaunratocontigo,claroquesí.—Estupendo.Vamos,Kitty.YquealguienaviseaGoliathparaquesereúna

con nosotros yme suba ami habitación.—La doncella empezó a empujar lagran silla hacia la puerta—. SeñoraBurton, ocúpese de que acomoden bien anuestraqueridaOliviaensuhabitación,porfavor.—Porsupuesto,milady,de inmediato—dijoelamade llaves.Esperóaque

salierany,comoOlivianosehabíamovido,sedirigióaella—.¿Meacompaña,porfavor,ladyOlivia?«LadyOlivia».Quéextrañosonaba.Habíaentradoenesasalacomo«señorita

Coombs»y,depronto,eraotramuydistinta.Tardaríaenasimilarlo.Sevolvióhacia lordNorthcott.Élse limitóadevolverleunamiradadirecta,

peroquenoindicabanada.Oliviayél intercambiaronsendasreverencias,congestodeenfado,ysefue

traslaseñoraBurton.

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Capítulo6

—Milady, buenas tardes—oyó. Olivia fue incapaz de reaccionar, con lacaramedioaplastadacontralaalmohada,atrapadaporunsueñoprofundoenelquesumadreyellapreparabanunpastelbajolaatentamiradadelordNorthcott.Latocaronconsuavidadenelhombro—.¿LadyOlivia?—¡Oh,Diosmío!—exclamó, sentándose de un brinco en la cama al darse

cuentadequesereferíanaella.Distinguióunafiguracerca.Ladoncella,unamuchacharubia,bajitayalgoregordeta,pegóunsaltohacia

atrás,y,asustada,tropezóyestuvoapuntodecaerse.—¡LadyOlivia!—exclamó,conalarma.¿Leocurrealgo?Oliviasepasóunamanoporlacara,aturdida,mientrasibarecordandotodo.

EstabaenMinstrelHouse,ensusupuestonuevodormitorio,unlugarencantadordecoradoentonoscremayrosa,muyfemenino.Dolllahabíaayudadoaquitarseelvestido,porque, talcomoleaseguró, ibaaestarmáscómodacon labatadesedaquelehabíallevado.Oliviahabíaintentadointerrogarla,perosinmayoréxito,porquelamuchacha

no sabía nada útil. Cuando se quedó sola, se tumbó en la cama «solo unmomento» para descansar, abrumada por todo lo vivido en esa reuniónextenuante.Comohubiesedebidoimaginar,sehabíaquedadodormida.—No, no—replicó, con voz densa. Carraspeómientras se frotaba el rostro

conlamano—.Estoybien,gracias.—Bueno…—Lamuchachaesperótodavíaunpoco,hastaconvencersedeque

noibaavolveragritar.Entonces,sonrió—.SoySally,milady,SallyFindlay,la

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doncellapersonaldeladyActon.Mehapedidoquemeocupedeustedhastaquetengayatodoorganizado.—Mmm…¿organizado?—Sí, tardaremos unos pocos días. Entonces, le buscarán una doncella para

ustedsola.—¿Eh?—Lamirósorprendida.¿Unadoncellaparaellasola?Jamáshubiese

imaginadocontarconsemejantelujo—.Nocreoqueseanecesario.—Porsupuestoquesí.Peroesollegaráensumomento.Ahora,paraempezar,

laprepararemosparalacena.Unbuenbañolesentarádivinamente.Abrió la puerta e hizo un gesto con lamano.Almomento entraronLucy y

Doll, llevando una tina entre ambas. Era lo bastante grande como para quealguiendelaalturadeOliviaserecostasecontodacomodidadensuinterior,yrelucía.Sallysedirigióaunarmarioyempezóapreparartoallas.—Luego, le ajustaré un vestido que ha traído lady Acton para usted. Lady

Conway le indicó las medidas, de modo que esperamos que le vaya bastantebien.Entodocaso,mañanavendrámadameDidianedesdeLondres,contelasyvariasayudantes.Comoledigo,enpocosdíaslotendrátodo.—¿MadameDidiane?—Así es.—Se dio cuenta de queOlivia se había quedado intrigada—. ¿Es

quenosabequiénes?—Pues…no.—¡PorDiossanto,milady!¡MadameDidianeesunadelasmejoresmodistas

delaciudad,yestoypordecirquedetodaInglaterraysusvastasextensiones!—¡Delmundo!—exclamóDoll,mientrassalíaporlapuerta.Lucyaportóunamuequitaquequizáqueríadecirquehubiesematadoporuno

delosvestidosdeaquellamujer.—Sí, del mundo, claro—convino Sally—. Eso he dicho. Viste a todas las

grandes damas, incluso a la realeza, y se va a encargar de hacerle a usted unguardarropacompleto.—¿Modista? ¿Realeza? ¿Qué?—¡MadreSanta, lo que costaría aquello!No

podíanipensarenello,comoparapoderpermitírselo.Oliviasemovióhaciael

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bordedelacama,perosequedósentada—.Peroyonopuedo…Tengomiropa,nonecesitonadamás.—Respectoaeso…—Sallyenarbolóelvestidoquehabíallevadopuesto.El

gesto,algodespectivo,podríahaberservidoparaun trapocualquiera—.Noseofenda,peroestoyaeratristeantesdeteñirlodenegro.Oliviaapretóloslabios.—Locosiómimadre.Eselúltimoquemehizo,antesdemorir.Yesprecioso.—Vaya. —Sally se ruborizó y puso cara de circunstancias—. Disculpe,

milady.Soyúnicaparameter lapatahastael fondo,yame iráconociendo.—Suspiró—.Entodocaso,lolamentodeverdad,peroesonocambialascosas.Guardó silencio mientras estudiaba la pechera del vestido, en tiempos

adornadoconunasflorecitasblancassobreelazul.Erauntrabajosencillopero¿quéesperaba?¿Quesevistieracomounacondesa,cuandosoloibaausarloparair amisa los domingos y, quizá, dar un paseohasta las ruinas romanas, comomucho?EnMinstrelValleylascosaserandistintas.Sisequedabanlobastante,yaloiríancomprobando.—Estaráhechocon todoel amordelmundo,no loniego—siguiódiciendo

Sally—.Yhastaadmitoqueesunabuenaconfección.Peronoesalgoapropiadoparausted,ahora.—Perosi…—No,hágamecaso.—Dejólaprendaenelrespaldodeunasilla,conungesto

denuevorespeto,yempezóaenumerar—.Necesitaalmenosmediadocenadevestidosdemañana,otrostantosdetarde,ademásdedosdeviaje,dosdemontary un número indeterminado de vestidos de noche, empezaremos por tres ocuatro,peroyaseiráviendo.—Oliviayahabíaabiertolosojos,espantada,perotodavía quedaba más—. Eso, además de algún que otro redingote, capas,chaquetas, sombreros,manguitos de piel, guantes ymedias, camisolas, corsés,crinolinas...Detodo,vamos.—Qué barbaridad. —Jamás había tenido tanta ropa. De hecho, estaba por

asegurar queno la había tenidoni pensando en ella toda junta, contando cadaprendadesdeeldíaenquenació—.Sabenqueestoydeluto,¿verdad?—Porsupuesto,milady,ylolamentomucho.—Susojosbrillaronunsegundo,

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conlágrimascontenidas—.Sébienloquesiente.Recuerdoeldíaenqueperdíamiqueridamadre.Fueunodelosmástristesdemivida.—Lo siento… —musitó Olivia, sintiéndose hermanada con aquella

desconocida.Sallyasintió.—Gracias.—Dejópasarunmomentoantesdeseguir—.Pero,milady,vestir

denegronosignificaquehayaquevestirmal,solohayqueser…ingeniosoenelmododehacerlo,paraqueresulteapropiado.—Ya,pero…Pero¿quiénvaapagarlo?Sally la miró como si se hubiera vuelto loca o hubiese dicho una palabra

malsonante.—Yo no sé nada de eso, milady, pero imagino que lo hará su tutora, lady

Acton,porsupuesto.—Peroesonopuedeser,esdemasiadodinero…Ladoncellaseechóareír.—LadyActonesunadamamuyrica,milady,nodeberíapreocuparseporesos

detalles.Hableconella,silodeseaysideesemodovaasentirsemejor,pero,hágamecaso—secolocóanteella,conlosbrazosenjarras—:ahoramismoesustedladyOliviaHale.Loes,noledémásvueltas.Solodisfrutedelmomento.Olivia no replicó.Se sentía agotada, superadapor la situación, y necesitaba

terminar de despejarse. Cuando Sally salió de la habitación se puso en pie ycaminóhacialatina.JustoentoncesseabriólaotrapuertayentrarondenuevoDollyLucy,cargadascondoscubosdeaguahumeantecadaunadeellas.Olivia se apartó de su camino y las observó trabajar, sintiéndose extraña.

Jamásensuvidalehabíapreparadonadieunbaño,anosersumadre,cuandoerapequeñaocuandohabíaestadoenferma.Y,porsupuesto,entonceshabíasidoen un barreño, el mismo que luego usaban para hacer la colada, nunca nadacomoaquellapreciosatinaenlaqueyasemoríapormeterse.PeronopodíaaceptarsinmáselconsejodeSally,porlasencillarazóndeque

todavíanoacababadecreerseloqueestabapasando.¿Ysihabíahabidoalgúnerror?¿YsisedescubríaquenoteníaningúnparentescoconlosHale?Dedarseelcaso,seguroquelaechabandeallísinmiramientos,yapodíaimaginaralord

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Northcott,arrastrándolahastalaescalinatadelaentradayarrojándolafuera.«Soloeresunachicadecampo»,seadvirtió.«Daigualloquediganohagan,

nuncaloolvides.Silotienesmuypresente,paseloquepase,nopodránhacertedaño».Sally volvió un par de minutos después con otro vestido entre los brazos.

Tambiéneranegro,pararespetarsuluto.Sinembargo,yadelejospodíaverquelateladeesteeradeunacalidadmuydistintaalasencillaquesumadreyellahabíanpodidopermitirseenelpasado.Dehecho,notardóencomprobarquesetratabadeseda,cubiertaaquíyalláconunagasacasietéreadeadorno.—¿Todavía no se hametido en la tina,milady?—Vale, pues, aunque fuese

lady Olivia Hale, poseedora en breve de mil baúles llenos de ropa, todavíapodían reñirle como a una niña. No se lo tomó a mal. De hecho, la francacercanía de Sally resultaba todo un alivio en aquel lugar extraño—. Vamos,vamos,tienequebañarseydebopeinarlayvestirla.Doll,Lucy,quesenoshacetarde.Traedmásagua.LamiradaquelelanzóLucydejóclaroquenocreíaqueotradoncellapudiera

estardándoleórdenes.Dolltitubeóenelmomentodetensión.—Yobajarépormásagua—dijo, intentandoapaciguar losánimos—.Lucy,

porfavor,atiendetúamilady.Milady podía atenderse sola, lo había hecho toda su vida, pero pese a sus

protestas,laayudaronadesvestirseyameterseenlabañera,ylelavaronbienelpelo,ylefrotaronlapielconunpañomuysuaveimpregnadodeunjabónqueolíademaravilla.Alfinal,agradeciósuayuda,porquenidelejoshubiesepodidoobtenerporsí

mismasemejantesresultados,ymenosentanpocotiempo.Apenasunahoradespués,Oliviabajabalagranescaleradelvestíbuloataviada

conelvestidonegrodeladyActony,nopodíanegarlo,almargendelacalidadde su tela, también tenía un corte mucho más atractivo que el suyo, con loshombrosaldescubiertoenellímitedelodecenteenunluto,yabullonadosconunabuenacantidaddegasaoscura.Dehecho, se ajustaba a su talle comouna segundapiel, haciéndola parecer

másesbeltaquenunca,yluegoseabríaenunafaldaampliadeseda,adornada

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convariascapasdegasasuperpuestas,quenollegabanacerrarsealfrente,todoelloelevadograciasaunbuenpardeenaguas.Nuncahabíatenidounvestidotanbonito,deningúncolor.Aquellamaravilla,

crujíaycaíaasualrededorcomounabrumaoscuraqueseagitaraconsuavidadacadapaso.Paraterminar,Sallylehabíahechounpreciosorecogidoenlanuca,conunas

horquillasnegras,queledabaunairemuyelegante.Alverseenelespejo,eneldormitorio,habíapensadoqueparecíaunaviuda

jovenyhermosa,alguienconfusayasustada,sí,yconunapenamuygrandeenelcorazón,perocontodaunavidapordelante.Justocomosesentía.Por lo menos, todos aquellos cambios la estaban ayudando a mantener

controladoeldolor inmediatode lapérdidadesumadre.Yano la recordabaacadamomento,deunmodocasiobsesivo;yanosentíaunasganascontinuasdellorarydemaldeciralcieloporhabercometidouncrimentanatroz,llevándoseaMerytanjovenydejándolaaellatansola.Empezaba a despejarse, aunque fuera poco a poco, la sensación de que no

podría seguir, de que el mundo se le había caído encima, asfixiándola,aplastándolaporcompleto.Siempre la echaría demenos, pero sobreviviría. Tenía que hacerlo, también

porella.EraloqueMeryhubiesequerido.«Igual que quiso que lady Acton fuese mi tutora», pensó, captando la

profundidad de aquel detalle. Sí, se había ocupado de que la tomase comopupila,queseocupasedeella.«Ydesearíaquehiciesecasodesusconsejos».Pero¡aquellabodaconlordNorthcotteraunacompletalocura!¿Quéhubiese

preferidoMery?¿Quefuesefelizoquefuesemarquesa?Noteníadudassobrelarespuesta.Justoenesemomentollegóalrellanodelaescalera,alaalturadelretratode

lahermosaladyHelenaHaledeotrostiempos,ysedetuvoparamirarla.¿Quélehubiese aconsejado aquella joven? ¿Lomismo que la lady Acton anciana delpresente? ¿O ella sí que creía en la fuerza del amor? ¿Estaba enamorada delcondedeActoncuandosecomprometióysecasóconél?Esoteníaentendido.Sí,seguro.

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Erahijadeunmarquésylacortejóunrey,seguroquehubiesepodidoaspiraraunduque.Peroseconformóconunconde…Segiróhaciaelvestíbulocuandoseabriólapuertaquedabaalexterior.Antes

dequelediesetiempoahacerningúnotromovimiento,entrarondoshombres.—No lo sé, señor Barry —estaba diciendo lord Northcott, irritado. Como

siempre.Elotroeraelhombrequelehabíaabiertolapuerta,cuandollegóparaelté—.HabledeesoconGoliath.Ledigoqueyono…Seinterrumpióalverla,ytambiénelportero.Losdosselaquedaronmirando,

con los ojos muy abiertos. De hecho, el señor Barry, que llevaba la cabezacubiertaporunsombrerodetela,seloquitópocoapocoyloestrechócontrasupecho.¿La estaban admirando? Sí, eso parecía. Olivia estuvo a punto de dejarse

llevarporlatimidez,apocarseybajarrápido,conlacabezagacha,paracorrerencualquier dirección posible, puesto que no tenía ni idea de dónde estaba elcomedor de Minstrel House. O, mejor aún, podía volver arriba, tambiéncorriendo,yesconderseensudormitorio.Pero se negó, sobre todo porque descubrió que allí había detectado una

ventajasobrelordNorthcott.Y,alfinyalcabo,ellaeraunaHale,¿no?LoeratantocomoladyActon,comoelpropiomarqués,tanpagadodesímismoytansoberbio.Peroallíestaba,unhombrealfinyalcabobajo todassus ínfulasdenobleza, con un brillo inequívoco en sus ojos negros. Al captarlo, se sintiópoderosa,fuerte.Irresistible.Conloshombrosbienerguidos, terminódebajar lasescalerasycaminócon

pasoelegantehaciaellos.—Milord…—dijo,conuna ligerareverencia.Enesemomento,supoloque

era sentirmetros ymetros de lamás rica sedanegra crujiendo a su alrededor.¡Quémaravilla!Éltomóaireydevolviólainclinación.—Milady…Buenastardes.—Buenastardes.—Sonrió—.Sesuponequedebocenarconlafamilia,pero

nosédóndeestáelcomedor.—No sepreocupe, yo la acompaño, estaré encantadodehacerlo.Dehecho,

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ibahaciaallí.Poraquí,porfavor.SedespidiódelseñorBarry,hizoungestogalantehacialaizquierdayellase

dejó guiar. Caminaron en silencio, algo tensos. Olivia reconoció uno de lospasillos y parte de la zona de salas y habitaciones que cruzaron. Si no seequivocaba,estabancercadelasalitadoradadondehabíantomadoelté,aunquenoestabaseguradesisabríallegarporsímisma.—Escuche, señorita Coombs… Perdón, lady Olivia—dijo él, apoyando la

mano en la manilla de una puerta bastante más grande que el resto—. Lerecuerdoqueestarámihermana,ladyHarmony.Leruegoquenomencioneensupresencianadarelacionadocon…eseasunto,ymenosparacriticaramipadre.—Descuide.Noloharé,porsupuesto.—Casisesentíaofendidaporlaideade

quepudieraconsiderarlacapazdealgoasí,aunqueesavezeraconscientedequenoteníaporqué.Élnolaconocía,enabsoluto,eralógicoquetuviesemiedo—.Jamásharíaalgoasí.LordNorthcottasintió.—Bien.—¿Puedopreguntarquélehancontadodemí?Porquedealgúnmodohabrán

justificadomipresenciaaquí,¿no?—Sí. Pero solo le hemos dicho que hemos encontrado pruebas que parecen

indicar que lord Camden contrajo matrimonio antes de morir. Y que, trasinvestigareltema,hemosllegadoalaconclusióndequeustedessuheredera.—Entiendo.—Le agradecerémuchísimo que no la perturbe.Harmony es una niñamuy

sensible.Puedeparecermuyalegre,muydivertida,peroesmuyvulnerable.Sesintióenternecidaporaquelobvioamordehermano.Apesardequeseguía

enfadadaconél,nopudoevitarsonreírleconlaintencióndeinfundirlealiento.—Nosepreocupe,lordNorthcott.Seloprometo:tendrémuchocuidado.Éldudótodavíaunmomento,peroasintió.—Gracias.Sinmás,abriólapuerta.ElcomedordeMinstrelHouseeraunlugarimpresionante.Olivianotóquelos

ojosse leabríanporsímismos,quizápara intentarabarcarlo tododeunasola

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vez.Imposiblelograrloalcompleto,claro.Erademasiadogrande.Lagigantescasalaestabadecoradaentonostostados,cálidosyalgooscuros,

mezclados con granate. Las paredes estaban vestidas en parte con paneles demaderanoble,hastamásomenosmetroymediodealtura, lamismausadaenlosgrandesaparadoresyarmarios,yenlassillasalmohadilladasenungranaterealconremachesdorados,derespaldosmuyadornados.A lo largo de tres de sus lados, había armarios, grandes aparadores y dos

enormestrinchantes.Enelotro,habíaunapuertaacristaladaquedabaaccesoalos jardines, ygrandesventanales.Los cortinones estabanechados, peropodíaintuirsequeyaeranochecompletaenelexterior,ysepercibíaelrumorcontinuodelatormenta.Del techo, tambiénmuyadornadoconescayola,colgabantres lámparas:dos

bastantegrandesalosladosyunaenorme,enelcentro.Todassusvelasestabanencendidas.Lamesaensíera rectangular,de lamismamaderaoscuraybrillantequeel

resto y tan grande que se hubiese podido dar un banquete para más de cienpersonas,yOlivia supusoqueasíhabía sidomásdeunavezenelpasado.Enesosmomentos,estabasoloocupadaenunodesusextremos.EnlacabeceraseencontrabaladyActon,ensusilladeruedas.Aligualque

ellamisma, seguía de negro, pero se había cambiado el vestido y las joyas, yllevaba un adorno de plumas en el moño. A su derecha, estaba sentada unajovencitamuyhermosa,decabellooscuroygrandesojosazulesy,másallá,unamuchacharubiaalgomayor,quizádeunosveinticincoaños.La jovencita se parecía a lord Northcott, y él había dicho que su hermana

pequeñasoloteníacatorceaños,demodoquedebíaserHarmony.¿Ylaotra?Nosetratabadeunagranbelleza,perosíresultabaagradable.AlaizquierdadeladyActonelpuestoestabalibre,ytambiénelsiguiente.De

modoqueladyConwaynosehabíaquedadoacenar.Oliviasesintiómuysola.Eraunapenaqueno fueseella su tutora.Sabíaque,conel tiempo, lahubieseconvencidodecualquiercosa.LadyConwayeraunamujerdeespírituabierto,querespetabalasopinionesajenas.PeronosabíacómoeraladyActon.Suprimeraimpresióntambiénhabíasido

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positiva,parecíaunadamaencantadorayamable,peroluegosehabíanegadoenredondoaconsiderarmásalternativasqueloqueellapensabaqueeracorrectoyadecuado. Sospechaba que le iba a costar hacer que aceptase que no iba acontraermatrimonioconelmarquésdeNorthcott.—Buenas tardes,milord,milady—dijo laseñoraBurton,depie juntoauno

delosmostradores.Habíaallíunagransoperadeplatay,aunqueestabatapada,elaireolíadeuna

formamaravillosa.Oliviasintióqueselehacíalabocaagua.¡PorDios,cómosecomíaenesesitio!—Buenastardes,señoraBurton—replicólordNorthcott,sindetenerse.Había

almenosdiezpasosdesdelapuertahastalamesa.Olivialosdiosiguiéndoledecerca, nerviosa—. Buenas tardes, primaHelena—añadió él. Antes de ir a susitio,depositóunbesoenlamejillaaladyActon,yrodeólamesaparadarotroalamuchachamorena—.Buenosdías,hermanita.—Asíquehabíaacertado,eraella—.SeñoritaChatham…—Milord…—dijolajovenrubia.Recordó que habían mencionado su nombre esa tarde. ¿Una dama de

compañía, quizá, o una institutriz? A saber. Lo único seguro era que estabaenamoradadeél.Senotóporelmodoenqueseruborizóyporcómoapartólamirada, tímida.Y,cuandosevolvióhaciaella, tenía talexpresióndecervatilloperdido,queleinspiróauténticalástima.—Hola,Marcus—replicó su hermana, mirando a Olivia con curiosidad—.

¿Nospresentas?—Harmony, espera un poco —le advirtió lady Acton—. No es de buena

educaciónprovocarasílaspresentaciones.—Nopasanada…porestavez—dijolordNorthcott—.Alasiguiente,habrá

algúncastigohorroroso.—¡Horroroso!—gorjeóHarmony,en loqueparecíaunabroma íntimaentre

ellos.Olivia captó lamirada cómpliceque intercambiaron loshermanos, el afecto

sinceroquelesunía.—HacedelfavordenoburlarosdelapobreseñoraWiggins—protestólady

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Acton.—Es que era muy divertida, prima Helena. No como la nueva, la señora

Simpson—replicóHarmony.Luegorio,mirandoaOlivia—.Hablamosdemisprofesorasdeetiqueta,Olivia.LaseñoraWigginserayamuymayor,ysehaidoavivirconunasobrina.LaseñoraSimpsonesnuevaytejuroquees…bueno,muydesagradable.—Lady Harmony, por favor, esos modales —dijo la señorita Chatham—.

TratealadyOliviadeusted.—Da igual. —Olivia sonrió—. Prefiero que nos tuteemos. —Semejante

respuestalahizomerecedoradeungestoinexpresivoporpartedelajovenrubia,peroalmenosHarmonydevolviólasonrisaconagradecimiento—.Estoyseguradequenosvamosallevarmuybien.—Yotambién.¿Esverdadque…?—Harmony, espera unmomento—dijo su hermano—.LadyOlivia y yoni

noshemossentado.Dehecho,todavíanotelahepresentado.—Oh,esverdad.Perdón.—Notepreocupes.Losolucionaremosdeinmediato.—LordNorthcottvolvió

sobre sus pasos y se dirigió al primer sitio libre, justo a la izquierda de ladyActon. Giró la silla, en dirección a Olivia—. Permite que te presente a ladyOliviaHale.Esnuestraprima,comoteheexplicadoestatarde.—Alverqueellaseguía allí parada, movió más la silla. Se la estaba ofreciendo—. Por favor,milady.—Oh,perdón,nomedicuenta…—replicóOlivia.Quénerviosaestaba,qué

tonta—. Gracias, milord —musitó. Si él dijo algo, no llegó a oírle. Cuandoestuvoacomodada,sedirigióalasillasiguiente,asuizquierda.—LadyOlivia,permitaquelepresenteamihermana,ladyHarmonyHale—

prosiguió entonces. Hizo un gesto hacia la rubia—. Y la honorable MelanieChatham, hija del vizconde Sutton y dama de compañía de nuestra primaHelena.Oliviasonrióaambasjóvenes.—Esunplacer,ladyHarmony.SeñoritaChatham…LaseñoritaChathamhizoungestodesaludoconlacabeza,peroHarmonyfue

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muchomásefusiva.Sonriódeorejaaoreja.—Eresbellísima,primaOlivia.¡Hastaesevestidotanfúnebretesientabien!—¡Harmony! —protestó lady Acton, aunque sin enfado—. Tranquilidad y

mesura,recuerda.—Oh,sí,claro,perdón,primaHelena.—Además,elnegronoesfúnebre,eselegante.Ynecesario,enciertoscasos.

NuestraqueridaOliviaestádeluto.Harmonylamiróapenada.—¿Deverdad?—Asíes—asintióOlivia—.Pormimadre.Murióhaceunaspocassemanas.—Entiendo.Lamíamuriócuandoyoeramuypequeña.—Hubounchispazo

dedolorensusojos—.Losientomucho.—Gracias.Yotambiénlolamentoporlatuya.Harmonyasintió.Luego,superóelmomentoyvolvióasonreír.—Estoymuycontentadetenerunanuevaprima.¡Estanemocionante!—DescubrirásquelavidaparaHarmonyvaríaentreemocionanteyaburrida

—sonrióladyActon.GirólacabezayasintióalaseñoraBurton.Almomento,elamadellaveshizounaseñala losdoslacayosqueseocupabandeservir.Unocargó con la gran sopera, otro con el cucharón y fueron llenando los platosbordeadosdeoro.Noderramaronfueraniunagota.Oliviacomprobó,conalegría,que la sopaeradeverduras.Esperóhastaver

quetodosempezabanacomerylaprobó.Deliciosa.—¿Descansasteunpoco,Olivia?—preguntóladyActon.—Sí,milady,gracias.—Sonrió—.Mihabitaciónespreciosa,además.—Mealegraqueestéscómoda.Noapoyesloscodosenlamesa,querida.—

Oliviamiróasualrededorycomprobóquenadielohacía.Harmonylamirabaconteniendo la risa, la señorita Chatham con censura y lord Northcott algoburlón.Cambiódeposición,congestodedisculpa—.¿TeatendióbienSally?—Sí,muybien,gracias.Esencantadora.—Síqueloes.Aunqueellatieneyademasiadotrabajoconmigo,bienlosabe

Dios. He pensado que puede atenderte Lucy, o quizá Doll, hasta que

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encontremosaalguienmásadecuado.Puedeselegir.Yaestabaotravezaquellasensacióndequetirabandeella,quelearrebataban

lasriendasdesuvidaytodoseconvertíaenunacarreradescontrolada.—Gracias —musitó. ¿Qué otra cosa podía decir? Era su tutora. Desde un

puntodevistalegal,podíaretenerlaallíhastaquefuesemayordeedad.Laancianadetuvolacucharaenelaireylamirócomprensiva.—Olivia…Yoentiendoquesonmuchoscambios,querida,peroalgúndíate

daráscuentadequetodoestoesportubien.Oliviaapretóloslabios.—LadyActon…—¿Tendría el valor de decírselo? Sí, ¿por qué no?—.Me

estápidiendoquedejetodoloquehasidomivida,todo,yvivaotraexistenciaquenisiquierasésivaaserreal.Estoy…aquí.—HizoungestoabarcandoelgigantescocomedordeMinstrelHouse—.Noenmicasitadelpueblo,laqueheconocido de siempre, sino aquí, y tengo la impresión de estar atrapada en unsueño.LadyActonsonrió.—Bueno,en lossueñospodemosconseguircosasasombrosasquenosestán

vedadasenlarealidad.—Ya.Pero¿ysimañanadespierto,porquedescubrenquesehanequivocado

ensusinvestigaciones?¿SideprontoresultaquenosoylahijadelordCamden,ymepidenquemevaya?¿Quémequedaráentonces?LadyActonasintió.—Locomprendo.—No,noloentiende.Estoysolaenelmundo.Solomequedamitrabajo,para

elquemehepreparado,heluchadoytrabajadomucho.Silopierdo,notendrénada.Nopodrémantenerme.—Te puedo asegurar que eso no va a ocurrir. Incluso, aunque fuera así,

aunquedescubrieradeprontoquenoereslahijadePhil,mehecomprometidocontigo.Soytututoraymeocuparédequetodotevayabien.Oliviatragósaliva.—LadyActon…Notendríaningunaobligacióndehacerlo.—Claro que sí. He asumido esa responsabilidad. Además, lady Conway te

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aprecia mucho, me retiraría la palabra si, tras llegar hasta aquí, te echara deMinstrelHousedesemejanteforma.No.Quítateesospensamientosdelacabeza,niña,solotepuedenhacermal—bromeó—.Esteeseliniciodeunanuevavida,Olivia,unavidaqueesperoqueseasiempremaravillosa.Almenos, tedoymipalabradequeyoharéloposibleporqueasísea.Ellasesintióconmovida.LadyActoneraunamujertanagradable…—Gracias,milady.—Nohaydequé.—Laviotitubear—.Peseaqueyasabesloqueyoespero

—sereferíaa labodaconlordNorthcott,seguro—,debespreparartebienparaconvertirteenladamaquedebesseryocupartupuestoennuestrasociedad.Poreso,enlospróximosdías,teunirásaladyHarmonyenalgunasdesusclases.—Alotroladodelamesa,Harmonybizqueó,yOlivianopudopormenosquereírentredientes—.Todavíanosécuáles,aunqueestoyconvencidadequeningunadeellastesupondráningúnproblema,siendomaestra.—Esoespero.—¿Deverdadganabasunsueldo?—pregunto lahermanade lordNorthcott,

conlosojosmuyabiertos—.¿Erasunamujerindependiente?Oliviaasintió.—Sí,me ganaba la vida.—Como lamayor parte de la gente que conocía,

estuvoapuntodeañadir,perodecidiónohacerlo—.Eralamaestra,enlaescueladeMinstrelValley.—¿Ibastodoslosdías?¿Teapetecieraono?—Todos, claro. —Rio, divertida por su asombro—. Imagino que, en esas

clasesquedas,tambiéntienesqueregirteporunoshorarios.—Sí,cierto.Ybastanteestrictos.Elotrodíamedolíalacabeza,peronohubo

maneradequelaseñoraSimpsonmedejaseiradescansar.—Esunamujer con excelentes referencias—aportó la señoritaChatham—.

Seguroquesediocuentadequenoledolíatantolacabeza,ladyHarmony.—Bueno.Perofuehorroroso.—¡Horroroso!—gorjeólordNorthcott.—¡Marcus!Nosigasa tuhermanaenesabroma,o jamás ladejaráestar.—

Debió darse cuenta de que Olivia se había quedado melancólica, porque se

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dirigióaella—.Estáspensandoentusniños,¿verdad?—Asíes,milady.—No te preocupes. LadyConwayme ha asegurado que se ocupará de que

haya otra maestra esta misma semana, y una a la que tú misma darás tuaprobación.Lamiróaliviada.—¿Deverdad?¿Podréiracomprobarqueestánbien,ycontentos?—Por supuesto. Y hasta puedes ejercer como madrina de todos ellos,

visitándolosdevezencuandoyasegurándotedequetodoestácomodeseas.—¡Oh,gracias,ladyActon!—Denada, querida.En eso, no habrá ningún problema. Pero es importante

quetengasmuyencuentaquetúyanotrabajasahí,soloserássubenefactora.Nisiquiera debes estar pendiente de continuo. Tú debes centrarte en tu misión:estudiar,aprenderyconvertirteenunaDamaSelecta.—¿DamaSelecta?—repitiódesconcertada.Alotroladodelamesa,Harmony

bizqueóotravez,aunqueenesaocasiónsuhermanolefruncióelceño,conungestodeadvertencia.—Esmejornohablardeelloahora,yallegaráelmomento—dijoladyActon

—.Novaaserfácil,peroestoyseguradequeharemosunaDamaSelectadeti.—Sonrió,comopensandoenalgo—.Dime,Olivia,¿creesenlascorazonadas?Oliviadudó,perosolounmomento.—Sí—dijo.Claroquesí.Elcorazónlaguiabamuchasveces,aunque,ensu

caso,lacabezasiempreleseguíadecerca,dándoleconsejos.—Yotambién.Poresoestoyseguradequeharásunpapelmaravilloso.Pero,

paraeso, es importanteque losdemás teveanocupando tuauténticaposición.Yo…lamentoquelascosasseanasí,peronohayalternativa,querida.Unadamanoloesporhacerloquequiere.Esunadamaporquehaceloquedebe.Apartir de esemomento, la conversación se centró casi por completo en el

temadeltrasladodesdeLondres,sobretodoenlalistadecosasqueHarmonysehabíadejadoenNorthcottHouse,enLondres,yquesuhermanoletraeríaasuvuelta.—¿Cuándotevas?—preguntóHarmony.

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—Mañana,peronosétodavíaaquéhora.Porlamañana,quizá.Dependedeltiempoquehagaydelasganasquetenga.Volverépasadomañana,comopronto,perolomásprobableesquemequedeunosdías.Harmonyhizounamuequita.—Vale.Peronoteolvidesdemicuadernodearte.—Noloolvidaré…comohicistetú.Ambos rieron. La conversación se interrumpió cuando retiraron los platos

hondos y sirvieron el estofado de carne con guarnición, además de grandesbandejasdeensalada,purédepatatasyverdurasdiversas.

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Capítulo7

Pesea todos susmiedos, fueunacenamuyanimada, sobre todogracias a lapresenciadeHarmony,queseconfirmócomounaniñaencantadora,muyalegreydivertida.Dehecho,denohabersidoporsuevidenteparecidofísico,Oliviahubiese asegurado que era imposible que se tratase de la hermana del seco yantipáticolordNorthcott.Aunque, a decir verdad, desde que entraron en el comedor, él también se

estabacomportandodeunmodomuydiferente.Quizáel cambio sedebíaa lainfluenciadelarisacontagiosadelajovencita,oquizá,simplemente,tratabadedisimularelmalhumorensupresencia.Olivianohubiesepodidoasegurarcuáleralaopcióncorrecta.Fuera como fuese, disfrutó de la situación, al menos la mayor parte del

tiempo.Alllegaralpostre,volvióasentirseinquieta.Mientrasservíanlatarta,miladyy la señoritaChathamhabíanempezadoahablarde losprofesoresqueiban a llegar, y de quién sería la patrocinadora de Olivia, en el caso de quehubiera que buscarle un marido, ahora que lady Acton se iba a quedar enMinstrelValley.Se mencionaron nombres, como el de la duquesa de Kenwood, el de lady

Gysforth, lady Rutshore, lady Badfields o lady Cinthya de Clowes, baronesaRowsley. Personalidades que, se suponía, Olivia debía conocer, porquepertenecíanadamasdelamásaltasociedadlondinense.Porsupuesto,nolesonabandenada.—ElduquedeGysforth, elmaridode ladyGysforth, trabajómucho tiempo

conelPrimerMinistroparacrearelsistemadelanuevapolicía—leexplicóla

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señoritaChatham.—Oh—dijo ella, con algo de alivio—. Eso sí lo recuerdo, sí. Lo leí en el

periódico.Peronosueloprestaratenciónalasnoticiasdesociedad.Metemoquenoheoídohablarjamásdeningunadeesasdamas…—Notepreocupes,yotelaspresentaré,atodas.—LadyActonsonrió—.Lo

quemerecuerda…Sinoteimporta,Marcus,tedaréunmensajeparamisamigas—dijo lady Acton—. Puedes hacer que le llegue a lady Gysforth, a ladyRutshoreoa ladyBadfields,a laqueprefieras.Luego, laelegidaavisaráa lasotras.—¿Yeso?—preguntólordNorthcott,ylamiróconsospecha—.Séquetrama

algo,primaHelena.LadyActonhizoungestoevasivo.—Deseoinvitarlasavenirdevisita,unpardedías.—Demasiadopronto.Desersoloeso,hubieraesperadoalmenosunmes.Ellaseechóareír.—Eres un hombre perspicaz, Marcus. Pero ni en un millón de años

imaginaríascuálessonmisplanes.—Descansar,espero.—Quéremedio.Peronotodoeltiempo.Deboocuparmeenalgoomemoriré

de puro aburrimiento, de sentirme inútil. Seguro que alguien como tú meentiende.Élsonrió.—Desdeluego.Y,sí,porsupuesto,entregarésucarta.Loquenecesite.Solo

prométamequeharácasodelosmédicosyquenoseagotará.—Te loprometo,querido.No tepreocupes.—Contemplósupostreconuna

expresiónfeliz—.Esverdadqueestoydándolevueltasaalgo.Durantemisiestahetenidounarevelación.GraciasaOlivia,séquéquierohacerycómohacerlo.—¿Enserio?—preguntóella,sorprendida.LadyActonlamiróconojosbrillantes.—Yaloverás.Traslacena,pasaronaunasalaenlaquehabíaungranpianodecolayuna

zonadesillones,conunmueblebarqueocupabatodalapared.LordNorthcott

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tomóunacopayladyActonylaseñoritaChathamunvinodulcedealgúntipo.OliviayHarmonydeclinaronlainvitación.Esta última tocó el piano, para desdicha de todos, ella incluida.Ejecutó sin

mayor trámite al pobreBeethoven, enterrándole en el caos de notas en el queconvirtiósuParaElisa.—Loodio—dijoalterminar,bajandolatapaconungolperotundo.«Sí.Eseeselproblema»,pensóOlivia.Tras ella, tocó la señorita Chatham una pieza de Chopin. No fue una gran

actuación,porquesiaquellajoventeníaalgunapasiónensuinterior,sequedabaallí, bien atrapada. Pero, por suerte para ella, la comparación la hizo parecerbrillante.—¿Túsabestocar,Olivia?—lepreguntóladyActon.Ellaarqueóambascejas.—¿Yo?No,enabsoluto,milady.Mehubieseencantado,peroenmicasano

hubieseentradounpianoniaunquehubiésemostenidodineroparacomprarlo.—Quétriste.Atupadre leencantabatocar,y lohacíamuybien.Teníaunas

manospreciosas.—SereferíaalordCamden,claro,noalpobreCoombs,cuyosdedos siempre estaban callosos y manchados de tierra. Pero no iba amencionarlo. ¿Para qué? Además, lady Acton se había quedado pensativa,atrapada en algún recuerdo. Olivia se apenó al ver su expresión—. Todo esoformapartedeloquetehasidoarrebatado,querida.Pero,sitegustalamúsica,hayquecorregirlo.—Metemoqueahorayasoydemasiadomayor.—Pusocaracontrita,yluego

simulótenerunaidea—.PerosiHarmonyseanimaraaenseñarme,estaríamásquedispuestaaaprender.—¿Enseñarte?—Harmonylamiróasombrada—.¿Yo?¿Esquenoacabasde

oírloquehehecho?—Claroquesí.Sabestocarmuchomejorqueyo.Y,quizá,simeenseñas,ati

tambiéntesirvaparamejorar.Harmonyconsiderólaideaysonrió.—Muybien.Meencantaráintentarlo.Olivia recibió conalegría la sonrisade ladyActon,que sedio cuentade su

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ardid,pero, loquehizoquedeverdadbrincaseelcorazónensupecho, fue lamirada de lordNorthcott. Sentado junto al fuego, con la copa de coñac en lamano,laobservabadeunmodomuydistintoalquelateníaacostumbrada.Nohabíafríonirechazoenél.Susojosbrillaban,comocuandolavioenel

vestíbulo.—Creoquevoyaretirarme—dijoladyActonentonces—.Todavíanomehe

repuestodelviajedesdeLondres.—Perosisolofueronunaspocashoras…—exclamóHarmony,asombrada—.

¡Yvinimosayer!—Amiedad,yconesetraqueteo,esuntrayectoagotador,querida.Algoque

obligaalmenosaunasemanapararecuperarse.—Lamiró,inclinandolacabeza—.Tútambiéntienescaradecansada,Harmony.—¿Yo?Oh,puesnotengomuchosueño.Dehecho,pensaba…—Sí, es buena idea que te acuestes ya, querida. —La miró a la vez, con

intención,yfuesuficiente.AlahermanadelordNorthcottlequedaronclaraslascosas.Arqueóunaceja

ysuspiró.—Es verdad.—Fue hacia su hermano y le abrazó y besó en la mejilla—.

Mañanatenemosmuchascosasquehacer.—Cosashorrorosas.—¡Horrorosas!—rieron.NisiquieraladyActonpudoevitarunasonrisa.—Vamos,venconmigo,pequeñapícara.Kitty,porfavor,avisaaGoliathpara

subirme.—Por supuesto, milady—dijo la doncella, y tiró de la campanilla. Olivia

supusoque,enalgúnlugardeledificio,aquelGoliathqueyahabíaoídonombrarantes,escucharíalallamada.Kittyvolvióalasilladeruedasyempezóaempujar—.Listo,milady,vamosadescansar,queyaeshora.—Sí, que ha sido un día muy largo. Señorita Chatham, por favor, venga

conmigo.Quierodictarlealgunascosasantesdedormir.Ladamadecompañía,quehabíaseguidosentadaalpiano,quizápensandoen

tocaralgunaotracosaparaelmarqués,contuvounmohín,contrariada,perose

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levantóalmomento.—Porsupuesto,milady.—Gracias, querida. Marcus, ¿serás tan amable de conversar un rato con

Olivia?—Porsupuesto,primaHelena.—Hastamañana,Olivia.—Hastamañana.Sequedaronsolos,aunquelaúltimaensalir,laseñoraBurton,lesmiróconsu

eternacaradeenfadoydejólapuertaentreabierta.—¿Quién es Goliath? —preguntó Olivia, por tener algo que decir pero,

también,porpuracuriosidad—.Eslasegundavezqueoigoquelenombran.—¿Todavíanolohavisto?—Ellanegóconlacabeza—.Puesnotardaráen

hacerlo,yleaseguroquenoseolvidaránuncadeél.—¿Porquélodice?—Porqueesimpresionante.Enrealidad,sellamaIsaacGoody,aunquetodos

le llamamosGoliath.Se tratadeungigantónque trabajadesdehaceunpardeañosparaladyActon.Antestuvomuchosempleos.—Recordóalgoquelehizogracia—.Entreellos,eldeforzudodecirco.—¿Enserio?—Olivianopudoevitarunarisa.Éltambiénsonrió.—Se lo aseguro. Y no me extraña, es un hombre muy fuerte. Pero no se

confunda, también es listo.Habla poco, leemucho y se ocupa de conducir elcarruajedeladyActonydesubirlaybajarladesdesushabitaciones.Aellayalasilladeruedas,quepesalosuyo.—Oh, entiendo. Sí, supongo que la… situación de milady debe ocasionar

muchascomplicaciones.Élasintió.—Aveces,sí.¿Quieretomaralgo?—preguntó,señalandohaciaelmueblede

las bebidas—. Si quiere un coñac, o algo igual de fuerte, es el momento depedirlo.Noshandejadosolos,yyonoladelataré.Ellario.—Se lo agradezco, pero no, gracias.—Levio ir a una caja como la de esa

tarde,y cambiarde idea.Claro,había recordado loocurridoentonces—.Yno

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meimportaquefume.Éllamiróconintención.—Gracias. —Sacó uno, lo olfateó y lo encendió—. Entiendo que es una

costumbre que puede molestar, pero, de vez en cuando, me gusta fumar uncigarro.Ymásconunabuenacopa.—ElpadreRobertsfumabaaescondidas—lecontóella.Volvióaverle,enel

patiotraserodelacasadelcura,juntoalaiglesia,escondidodelamadellaves.Devezencuando,sereuníaconélallí,deniña,ycharlaban.Élincluíasiempreen la conversación a los que descansaban en las tumbas del cementerio, queempezaba a pocos pasos, al otro lado de la tapia. Para él, no había diferenciaentre vivos y muertos, todos vivían en el Reino de Dios—. Dijeron que esoprovocóelincendioenelquemurió.LordNorthcottparpadeó.—Losiento.—¿Creeusted…?—Queríapreguntarlesipensabaqueelincendiohabríasido

unaccidente.Unfrutodelacasualidad,almenoseso.Éldebíaestarpensandoenlomismo,porquelainterrumpiórápido.—No,no…Nohablemosdeeso,porfavor,noharíamosmásqueelucubrar,y

sinsentido...Meocuparéde investigaren loposibley la informaréde todo loquedescubra,ledoymipalabra.Olivia asintió. Demasiado nerviosa para estarse quieta, se puso en pie y

caminóhastaelpiano.Levantósutapaypulsóunatecla.Asíque,asupadrelegustabalamúsica...—¿Ybien,ladyOlivia?—preguntóél—.¿Hareflexionadosobrelodenuestra

boda?—Ellalemiró,sorprendida—.Yapuedeimaginarseque,sinuestraprimaHelenanoshadejadoaquí,asolas,esparaqueterminedeconvencerla.Oliviasonrióyseencogiódehombros.—Lerecomiendoquenoseesfuerce.Esolemolestó,pudoverlo.—No sea presumida —dijo—. Tengo tan poco interés en esa boda como

puedatenerlousted.Menos,incluso.Alfinyalcabo,deunposiblematrimonioentrenosotrosustedobtendríamucho.—Girólamanoconelcigarro,dibujando

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círculosdehumo—.Riqueza,títuloypoder,paraempezar.Mientrasqueyo…La recorrió de arriba abajo, con aquellos ojos tan negros. Olivia tuvo la

impresióndequecalentabansupielallídonderozabasumirada.—¿Ustedqué?LordNorthcottseencogiódehombros.—Noniegoqueesustedunajovenmuyatractiva,señoritaCoombs…perdón,

ladyOlivia,yestoysegurodequeseríaunplacerdisfrutardesusencantos,perono es lo bastante bella como para que quiera dar semejante paso solo poracostarmeconusted,enunraptodeabsoluta locura.—Sonrióconmediaboca—.Esosí,loadmito:denoestarmetidosenesteembrollo,lepropondríaahoramismolascondicioneshabitualesqueconcedoamisamantes.Ellaarqueólascejasalmáximo.—¿Cómoseatreve?—Solosoysincero.—¿Sincero?¡Puesmeestáinsultandocontodasinceridad,caballero!—¿Usted cree? —Se echó a reír—. Bueno, no sé por qué parece tan

sorprendida.Esalgohabitualentrenosotros.—¡Yonoleheinsultadonunca!—¿No?Creo recordarque, enalgúnmomentodeesta tarde,meha llamado

sabandija.—Ams…—Oliviahizounamueca—.Bah.Esoesdistinto.—¿Porqué?—Porqueustedsíqueesunasabandija.LordNorthcottlanzóunacarcajada.Lamiródivertido.—Vale,loadmito.Esustedpeligrosa,señoritaCoombs.Arañacomonadie.—Gracias.—Semiraronunparde segundos, sin saberquémásdecir—.Y,

ahora,¿quéleparecesidejamosdediscutirdeestamaneraabsurda,dejamoslosinsultos y demás comportamientos ofensivos, y buscamos soluciones? Lo queestá claro es que ni usted ni yo queremos casarnos el uno con el otro.Yque,aunquenoestuviéramosenesteembrollo,yojamásaceptaríasersumantenida.—¿Deverdadqueno?—LordNorthcott la estudiópensativo—.Leaseguro

quesoymuygeneroso.

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Ellaagitólacabeza,irritada.—Desdeelprincipiomehaconfundidoconotraclasedemujer,milord.—¿Enserio?—Así es. —Alentada por la indignación que sentía, se apartó del piano y

avanzóhaciaél.Comoeramásalto, tuvoquealzarel rostroparapoderseguirmirándole a los ojos—. Y, ya ve, lord Northcott, es una pena, porque yomeacostaríaconustedahoramismo,sinnecesidaddecompromisos,sinpensarlounsolomomento,deimpulsarmeaelloelcorazón.Lotomóporsorpresa,seguro,porqueseleescapóunsonidoronco,unjadeo

suave,yelaireparecióvolversemásdenso,tensarseporalgunaclasedeenergía,algoquecrepitabaentreambos.Oquizáeranimaginacionessuyas.—Miente…—mascullóél,conojosentrecerrados.—Nohedichoniunamalditamentiradesdequeleabrílapuertaestamañana,

yustedlosabe.—LordNorthcotthizounamueca.Oliviaextendiólasmanosaloslados,comomostrándoseporcompleto—.Noleexigiríacuentas,milord,nicompromisos,nilazosdeningúntipo.Meentregaríaporcompleto,sinlímitesniexigencias, porque me enseñaron que el amor está hecho de generosidad yconfianza.Simelopideelcorazón,estoydispuestaatodo.—Apretólospuños—.Peronosoyunaprostituta.Seríasuamante,porquemehabríaconquistadoconalgoquenotienenadaquevercon…¿cómodijo?Ah,sí.Lasriquezas,lostítulos,elpoder…Lord Northcott tardó unos segundos en contestar y cuando lo hizo, su voz

sonómásgrave,másdensa.—Lodicho:esustedpeligrosa,señoritaCoombs.—Puesacéptemecomoaliada,lordNorthcott.Consuerte,cadacualpodremos

hacernuestravida,sinvernosatadosenunmatrimonioque,estáclaro,ningunodelosdosdeseamos.Elmarqués afirmó los labios. Se apartó unos pasos y arrojó el cigarro a la

chimeneaconbuenapuntería.Contemplólasllamas.—Si le digo la verdad, llevohorasdándolevueltas, desdeque seplanteó la

ideaenelté,ynosemeocurrecómosolventareltema.—Sevolvióhaciaella

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—.Yo apreciomucho a ladyActon, y ya ha visto cómo se encuentra.Ahoramismo,apenastienefuerzas,arrastraeldolorporloocurridoasufamiliadesdehace demasiado tiempo y ha centrado todas sus expectativas en convertirla austeden«ladyOliviaHale»parahonrarlamemoriadelordCamden.—Agitólacabeza—. No quiero ni imaginar que se viera obligada a enfrentarse a ladecepciónquesupondríahabersehechoilusionesenvano.Oliviaasintió.—Sí,esevidentequenoseencuentrabien.¿Quéleocurre?Noestanmayor

paraestarasídepostrada.Dehecho,ladyConwayesdelamismaedadytieneunaspectomuydistinto…—Sí,ladyConwayesadmirable.—¿Ylasilladeruedas?¿Fueporalgúnaccidente?—No.Estodoporlomismo:elcorazón.Nolefuncionabien.Comosupadre

y suhermanosiempreestuvierondelicados,ymurieronde sendosataques, losmédicospiensanquepuedequesetratedeunaenfermedadfamiliar.—«¿Qué?».Oliviasellevóunamanoalpecho,conlasensacióndehaberrecibidounregalocon trampa, y el propio lord Northcott se sobresaltó al percatarse de lo queestabapensando—.Perdone,noqueríainquietarla.Nosepreocupe.Notieneporquéhaberloheredadousted.—No,claro…—Hizounexamendelpasado.No recordabahaberse sentido

nuncadébil,nihaberexperimentadonadaquepudierahacersuponerundefectodelcorazón.Mejornopensarenello—.Entodocaso,losiento.Leaseguroquetampocoesmiintencióndisgustarla,peroesque,esto,esabsurdo.Nopodemoscasarnos,solopornocontrariarla.—Lociertoesquenoveoporquéno.—¡LordNorthcott!—Vale,séquehesidomuydesagradabledesdeelprincipio.Yreconozcoque

nomehaceningunagraciacasarme,así,depronto.Noloteníaprevisto,ynosoyhombrealquelegustenlassorpresas.—Fruncióelceño—.Pero,sicomprueboqueloquesehadichohoyescierto,quemipadrenosoloignorólaspeticionesde sumadre, sino que la amenazó y buscó ocultar esematrimonio, incluso acostadellevaracabocrímenesespantosos,estarémásquedispuestoaresarcirla,

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señoritaCoombs.MecasaréconustedyserálamarquesadeNorthcott.Ellalemiróconamargura.—Nohaentendidonada,milord.Nada.—Sí lohehecho,créame.Mehadejadoclaroquesoloseacostaráconmigo

siguiendounimpulsodesucorazón.Poreso,nosepreocupe:sidescubroquemifamilia está en deuda y nos casamos, no pienso obligarla a compartirdormitorio…amenosquelodeseé,claroestá.Serásudecisiónhacerloono.Leofreceré el título y la posición ymemostraré ante todos como sumarido, larespaldaréconmiposiciónymidinero,peronoleexigiréquecumplaconsusdeberesdeesposa.—¿Deverdad?—Ledoymipalabra.Oliviasecruzódebrazos.—Yusted,¿seguiráteniendoamantes?Éltitubeó.—Bueno…Laverdad,no losé.Elmatrimonionoes incompatibleconesas

cuestiones,aunquesiemprehepensadoqueyodejaríademanteneramanteseldíaquemecasase.—Muyconsiderado.—Pero,claro,siustednoquieretenerrelacionesconmigo…—Seencogióde

hombros—.Tengaencuentaque soyunhombre,necesitoese…alivio.Por lotanto, sería lógico que las tuviera, sí. Pero le juro que sería muy discreto—añadió,intentandocongraciarse.—Entiendo.Quéconsiderado.Yyo,¿podríateneramantes?—¿Usted?—Abriómucholosojos—.¿Quédice?Sabequeno.—¿Por qué no? Soy una mujer y tengo mis necesidades. —Los ojos de

Northcotthicieronel recorrido inverso,entrecerrándose—.Además, leaseguroqueseríamuydiscreta.—Nodigatonterías.Nopuede.Sisequedaraembarazada…—Le daríamos un heredero al título. Algo que, con su peculiar oferta de

matrimonio, no tendría. —Sonrió de oreja a oreja—. ¿No cree que seríapreferibleasí?

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—No.Insisto:ustednotendríaamantes.—Puescreoquecadavezmegustamenossutrato,milord.—Ja.—Chasqueó la lengua, sinapartar laspupilasde lassuyas—.Esusted

unamujermuypeculiar,señoritaCoombs.—Sí,bueno…Heaprendidoapensarpormímismayareplanteármelotodo.

No voy a permitir queme utilice para lavar su conciencia, lordNorthcott, deningúnmodo, sobre todo cuando usted no tiene ninguna culpa de nada. Si supadrehizoalgo…bueno,losientopormimadre,ypormí,mucho,perotambiénporusted.—Pero…—No,lordNorthcott,deverdad.Tengomuyclaroquelostressomosvíctimas

inocentesenestatragedia.—Lesonrió,estavezamigable—.Peroleanimaríaano adelantar acontecimientos. Quizá haya alguna explicación que libere a supadredetodaculpa.Él lamiródeunmodomuydistinto a como lohabíahechohasta entonces.

Habíacasigratitud,yledevolviólasonrisa.—Lo comprobaré, se lo juro. Y le propongo una cosa, entonces: que nos

demos una tregua, mientras tanto. Incluso que seamos aliados, como propusoustedantes.Yoinvestigaréeso,yustedpuedeaprovecharparaviviraquí,yhacerfelizaladyActon.Tiene,además,laoportunidaddeaprenderunascuantascosasquepodránserlemuyútilesenelfuturo.—Sí,yalooí.Útilesparaencontrarunbuenpartido.Yasabe,mebuscaráun

vizcondearruinado.Quédestinohorroroso.Élnorepitiólapalabragorjeando,perocaptólabromayrio.—Esometemo.Peroyaseverá.—Dejólacopavacíaenunamesa—.¿Puedo

decirleunagalantería sinque se la tomecomoun intentodepresionarla en laideadelmatrimonio,ninadaparecido?Ellasonrió,divertida.—Porsupuesto.—Está bien.—Chasqueó la lengua—.Antes de la cena, cuando la he visto

ahí, en el vestíbulo…Bueno, he pensado que tanto la luz como la oscuridadpuedensermuybellas.

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—¿Qué? —preguntó Olivia, sin comprender. Había esperado un sencillo«Está ustedmuy hermosa esta noche». Pero, claro, era lord Northcott. A quéhacerlascosasfáciles,sipodíacomplicarlasunpoco.—Es sencillo: estaba usted junto al retrato de lady Acton. Como sin duda

recordará, en él nuestra prima aparece como era a los dieciocho años: unamuchacha rubia, muy hermosa, ataviada con un vestido de muselina blanco.Usted,sinembargo,esmorenayllevaunvestidodesedaygasanegro.—Asíes…—Blancoynegro,díaynoche.Extremos.Y,sinembargo,ambaserangrandes

damas,ymuyhermosas.—LordNorthcottdijotodoaquellosinapartarlosojosdelossuyos.Suspupilascasiparecíanejercerunapresiónsólida—.Esopensé.—Gracias…—replicóella,seguradequesehabíaruborizado.—Nohaydequé.—Lacontemplósinprisa—.Ahoralamentoquesucorazón

nolaimpulseabesarme.En realidad, sí lohacía.Era loque lepedíaese tontocorazónquepalpitaba

comolococadavezqueloveíasonreír;peronoeranecesarioquelosupiera.Lomejorseríaretirarsecuantoantes.Lehizounareverencia,alaqueélreplicódeinmediato.—Buenasnoches,lordNorthcott.—Buenasnoches,ladyOlivia.

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Capítulo8

Por la mañana, cuando Olivia entró en el comedor, le pareció más grandetodavía.Uno de los grandes mostradores estaba lleno de bandejas con huevos,

salchichas,beicon,setas,judías,tomatesasadosytodaclasededelicias.Elaireolíaamantequillaymermelada,apanecillosreciénhechos,acaféyté.«Simequedomuchoenestelugar,terminaréredondacomounabola»,pensó,

divertida.Habíadoslacayosatendiendolamesa,ademásdelaseñoraBurton.Sentadoa

la cabecera estaba lord Northcott, dando buena cuenta de un plato con doshuevosyunpocodetodo.—Buenosdías—dijoOlivia,sonriente.No era para menos. Tras la tensión del día anterior, había dormido de

maravilla.Además,sesentíamuycontentaconlaimagenquelehabíadevueltoel espejo, trasprepararse con la ayudadeSally.Esamañana lucíaunelegantevestidodelanagruesa,muycálida,conchaquetillasuperpuestaa juego,quelehabíallevadoladoncelladeladyActonaldormitorio.Mientraslapeinaba,lehabíadichoqueesperabanamadameDidianeparael

té, como pronto, y que lamodista y su grupo se quedarían a pasar unos días,hastaquetuvieranlistounmínimodelasprendasencargadas.Oliviasospechabaque las horas que le esperaban, con mil pruebas, iban a ser un auténticotormento.Para su sorpresa, lord Northcott se puso en pie y le devolvió un gesto de

cabeza.

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—Buenosdías,milady—replicó,admirándolaconlosojos,aunquenoparecíadebuenhumor.¿Quédemonios leocurría,yadesde tan temprano?¿Se lopreguntaba,o era

mejorhacercomosinosehubiesedadocuenta?Pensandoenesascosas,Oliviaempezó a avanzar hacia allí, pero unmovimiento fuera, algo ligero comounasombra,llamósuatención.Lascortinasestabandescorridasy,aunqueseguíahaciendountiempogrisy

desapacibley loscristalesestabancubiertosdegotasde lluvia,almenoshabíaluznaturalyseveíapartedelosbellísimosjardinestraserosdeMinstrelHouse.Entreotrascosas, loquesindudaeraelárbolmásgrandeeimpresionantequehabíavistoentodasuvida.Yellahabíanacidoentrebosques.—¡Oh,Diosmío…!—susurró,ysinhacercasodenadamás,sedirigióapaso

rápido hacia la gran cristalera. El roble, enorme ymajestuoso, estaba a pocosmetrosdelacasayparecíaalzarsehaciaelcielocontodalaintencióndellegaratocarlo,extendiendoenelcaminounasramasfuertesyoscuras,queseagitabanapenasconlabrisa.—Impresionante,¿verdad?—oyó.LordNorthcottnosehabíamovidodesu

sitio, y no había vuelto a sentarse, pero no parecía impaciente. Más bien,divertido—.MehandichoquelollamanelViejoGigantedeMinstrelHouse.—Losé—dijoella,volviendoagirarsehaciaelárbol—.Ylohabíavisto,la

partesuperior,quierodecir,desde fuera,porencimadelmuro.Peronuncaasí,nuncacompleto.—Loadmiró,conauténticoembeleso—.Es…bellísimo.Pensó en todo lo que había contemplado ese árbol, testigo de tantas

generacioneshumanas.Entreotrascosas,eliniciodelamorentresuspadres,enunafiestaenesosmismosjardines.Y,ahora,laveíaaella.Sesintióextraña.Observada.—Síqueloes—admitiólordNorthcottasuespalda—.Yviejo,tantocomo

MinstrelHouse.—Asíes.Segúnsecuenta,loplantólaprimeraladyNorthcottqueestuvoallí

elmismodíaenqueempezaronaconstruirlacasa,haceyadossiglos.—Sí,bueno…Yohubieseagradecidoquehubiesecaminadounpoquitomás,

lojustoparaplantarloalgomáslejosdelamansión.Debiótenerencuentaque

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unroblepuedellegaracrecermucho.Ahídademasiadasombray,además,tardeotempranopuedeprovocardañosalacasa.—Noseaagorero,milord.Esprecioso.—Agitó lacabezayregresóhacia la

mesa—.¿Nopuededisfrutarconunaestampatansoberbia,sinmás?—Desdeluego—replicóél,aunquetalcomolamiró,sepreguntósiseestaba

refiriendoalárbol.Esperóaverlaacomodadaensupropiasilla,asuderecha,yvolvió a sentarse él—. Y hasta intentaré concentrarme en disfrutar de esteexcelentedesayuno—añadió,conunamueca—.Siesquepuedehaberalgoasísinunperiódicoencondiciones.Oliviaarqueóunaceja.¿Yaestabaprotestandoporotracosa?¡Quéhombre!—En Minstrel Valley los periódicos llegan con un día de retraso. Cuando

llegan.—Yamehedadocuenta.—Sivapor la tardeaTheOldFlute, laposadadeLakeHill,podrá leerlos.

TheTimesyTheReformerllegancasiadiario.—Ya,bueno…Comonoséeltiempoqueestaréporaquí,meocuparédeque

TheTimeslleguecadadíaaMinstrelHouse,aprimerahoradelamañana.Nolevendrámalunpocodecivilizaciónaestesitio.Olivia contuvo el aliento, pero se negó a dejarse enfadar desde tan pronto.

¿Quécontestaraeso?¿Queestabahablandodesumalditopueblonatal,desuhogar?Aveces,lordNorthcottparecíatenermenossensibilidadqueellazodesupañuelo.«Y,sinduda,esmenosperfecto»,sedijoconironía.—Solosemeocurrequecambientodossushorariosparaquelostrabajadores

terminenantesdeimprimirlo,deesemodopodrátraerloalguien,demadrugada,moviéndose a toda velocidad por la oscuridad de los caminos con un caballodesbocado. —Alzó un dedo—. ¡Y en las noches de tormenta, como la queacabamosdevivir,sepondrámásinteresantetodavíalacarrera!Éllamiróysimulósorprenderse.—Ya irónica desde tan temprano. Tiene su mérito, no crea. —Rio entre

dientes—.Perosupongoquemelomerezco.Losiento,meponedemalhumorsalirme de mis costumbres, y me gusta leer el periódico mientras tomo el

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desayuno.—Lesugieroqueseacostumbrealeerlaprensadeldíaanterior,aquíesloque

hacemos.—Supongoqueesapropiado.EnMinstrelValleydalaimpresióndequeviven

enotrotiempo—explicó,cuandoellaleinterrogóconlamirada—.Enelayer.Oliviasonrió,encantadaconlaidea.—De algúnmodo, así es, sí.Vivimos inmersos en el pasado,muy atados a

nuestraleyenda.—Ah,sí.EraalgodelosScott,¿no?—Sí,exacto.Lesllevaréundíahastalasruinasdelcastillo,asuhermanaya

usted,siquiere,ylescontarélahistoria.—SeguroqueHarmonylodisfruta.Perosiquierequetambiénvayayo,tendrá

queesperaramiregreso.SalgodentrodeunratoparaLondres.—¿Parainvestigar…?—Noterminólafrase.Erauntemadesagradable.Élselimitóaasentir.Lepusieronunplatodelante,condoshuevosfritos,beicon,salchichas,tomate

asado y tres o cuatro cosasmás, además de un par de tostadas recién hechas.Aquellagentedebíapensarquellevabadiezdíasdeayuno.Entodocaso,empezóacomerconganas.Estabatodomuybueno.Laseñora

Burtonenpersonalesirvióelté,conunacucharaditadeazúcar.Oliviasuspiró.—Gracias,señoraBurton—dijodetodosmodos.—No hay de qué, lady Olivia —¿había sonreído? ¡No podía creerlo!—.

Recuerdequemiladysolodeseasubien.—Esonolodudo.—Sonrió—.Gracias.Unlacayorellenólatazadelmarqués.Sefijóenqueéltomabacafé.—Megustamásporlamañana—ledijoelmarqués,alverqueesolellamaba

laatención—.MeacostumbréenAmérica,dondepaséunatemporada,yahorayanopuedovivirsinél.Meayudaadespejarme.—Yosololoprobéunavez.Loencontrémuyamargo.LordNorthcottrio.Seinclinóhaciaella,parahablarconcomplicidad.—Prometoquenodirénadasilopruebacontrescucharaditasdeazúcar.Osi

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selasechaalté.Oliviasecundósurisa.MiródereojoalaseñoraBurton,quehabíafruncidoel

ceño.—Imposible. Me vigilan de cerca. —Ambos volvieron a reír—. ¿Puede

creerlo?¿Quémásdaráquetomeeltéconunacucharaditaocontres?—Estáclaro,milady.Sileechatres,espantaráalvizcondearruinado.Sedará

cuentadequesevaagastarustedladoteenazúcar.Olivialanzóunacarcajada.—Escierto.Ahoraloentiendo.Sesonrieron,yéllamiródeunmodoextraño.Oliviaseruborizóyvolvióa

centrarseensuplato.—Losiento,nuncame levanto tan tarde—dijo,buscandoalgoquedecir—.

Peroesque,contodaslasemocionesvividas,mecostódormirmeyluegosemehanpegadolassábanas.Lasdemásyahandesayunado,¿no?—No,enabsoluto.—Rio—.Si a estoconsidera tarde, esqueesustedmuy

madrugadora,Olivia.Yoyallevoaquíunrato,perolasdemásnoselevantaránhasta las nueve, como pronto, y que yo sepa hoy no van a venir al comedor.Lady Acton tiene la obligación de desayunar en la cama, por prescripciónmédica.Ellasíquesedespiertapronto,yaestaráleyendo,peropocasvecesbajaantesdelalmuerzo.LaseñoritaChathamsequedaconella.YaladyHarmonysiemprelehagustadodesayunarenlacama.Devezencuando,cuandonotieneclases,seloconsiento.Oliviasonrió.—Quieremuchoasuhermana.—Sí.—LordNorthcottledevolviólasonrisa.Oliviasintióqueseleaceleraba

el corazón. ¡Qué guapo estaba en esosmomentos!—.Qué le voy a hacer,meconquistó por completo en cuanto la vi, fue amor a primera vista. Yo teníacatorceañosyella…bueno,¡eratanpequeñita!Desdeentonces,siemprelaheprotegido.«Quéentrañable»,pensóOlivia,felizdedescubrirunafacetatanencantadora

de lordNorthcott.Quién ibaadecirlo, síque teníaalgodesensibilidad.Quizásoloeraqueestabademasiadoacostumbradoaocultarlo.

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—Amímehubieragustadotenerunhermanomayor—admitió.Sí, hubiese estado bien, alguien que la protegiera, que la quisiera. La

sensación de soledad absoluta la sobrecogió, como de costumbre. ¿Podríasuperarla,ahoraqueteníaaquellaextrañafamilia?Soloeltiempolodiría.Élarqueóunaceja.—Eso,paramí,hubiesesupuestounserioproblema.Le miró sorprendida, pero al ver la risa en sus ojos, también rio. Sí, por

supuesto.TeniendoencuentaelmatrimoniodeMeryconlordCamden,MarcusHalenoseríamarqués,detenerellaunhermanomayor.—Cierto.Perohubieseresueltootros.—¿Comocuál?—Yanoleestaríanobligandoacasarseconmigo.LordNorthcott hizo un gesto con la cabeza, como si hubiese recordado de

pronto aquel detalle. Hubo algo curioso en sus ojos oscuros, y se estabaplanteandocontestaralgo,perojustoentoncesentróDollenelcomedoryledijoalgoalaseñoraBurton.Lamujerpusocaradedesconciertoyseacercóalmarqués.—Milord…—Seinclinóparadecirleloquefuesealoídoy,enunamesatan

grande,noseoíanada.Oliviaseencogiódehombros,seguradeque,loquefuera,noteníanadaque

verconella.PoresosesorprendiócuandolordNorthcottlamiró.—Dígalequepase—dijo,aunquenosedirigíaaella,sinoalaseñoraBurton.ElamadellaveshizodeinmediatoungestoaDoll,quevolvióasalir.—¿Qué ocurre?—preguntoOlivia, preocupada porque lordNorthcott había

perdidoaquelairerisueñoquehabíaempezadoagustarle tanto.Teníaotravezunaexpresiónoscura,muypocohalagüeña.Élseencogiódehombros.—Ahoraloverá.Segundosdespués,aparecióenelcomedorelcondestableWorth.

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Capítulo9

Oliviaabriómucholosojos.—El condestable Nerian Worth, milord, lady Olivia —anunció la señora

Burton.Eljovenentróconpasofirme.LordNorthcottasintió.—Bienvenido a Minstrel House, señor Worth. ¡Y a estas horas tan…

tempranas!—De alguna forma, dejó claro que el término que había estado apunto de pronunciar, el de verdad correcto, era «inoportunas»—. ¿En quépodemosayudarle?—Buenosdías,vuestraseñoría—replicóWorth.Miróhaciaellasorprendido,

supusoqueporlapresentacióncomo«ladyOlivia».Oquizáporsuaspecto,porelbonitovestido,oporelmoñoquelucíaenvezdelrodetehabitualquesehacíasiempre—.Sí,milord, séquees temprano,disculpe.Me temoqueenMinstrelValleymadrugamosbastante.—TambiénenLondresyenotraspartesdelmundo,aunquenolocrea.—Lord

Northcott bebióun sorbode su taza.No sedioningunaprisa—.¿Yqué lehatraídoaquí?¿Vieneadevolvermelavisitadeayer?¿Oesquenecesitaalgodenosotros?Pobre Worth. Aunque el condestable era un hombre frugal, al que no le

importabanloslujos,ellugarimponía,bienlosabíaOlivia.Intentabamostrarseindiferente, pero le suponía un esfuerzo, rodeado de tanto esplendor. Y lordNorthcott,queparecíadispuestoamostrarsupartemásoscura,seaprovechabade lasituaciónpara intimidarle.Eramuycapazdedejarleallídepie,comounpobreperroapaleado.

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Olivialesonrió.—Porfavor,siéntese.¿Quiereunatazadecaféodeté,señorWorth?—No,gracias,nosepreocupe.Noquieromolestar,deningúnmodo.—Nosepreocupe,nomolesta—dijoelmarqués,muysegurodesímismo,sin

soltar los cubiertos. Cortó otro trozo de salchicha—. Siéntese con nosotros ytomeunatazadeté.—Noeraunainvitación,casisonócomounaconcesión.Oquizáunaorden—.SeñoraBurton,porfavor.—No,yo…—Pero,porsupuesto,lesirvieronunatazadeté,alaizquierdadel

marqués.QuedabajustofrenteaOlivia,yellasintiósumirada,entrepreocupadayacusadora—.Deacuerdo—aceptó,ysesentó—.Gracias.—Bien.Entonces,¿quépodemoshacerporusted?—Enrealidad,veníaacomprobarcómoseencontrabalaseñoritaCoombs.Su

criada, la señora Meyers, vino a verme anoche alarmada, diciendo que unhombre desconocido que aseguraba ser el señor…—Sacó la libreta en la quesolía tomar datos en su trabajo, aunque Olivia tuvo la sospecha de que, enrealidad,nohubiesenecesitadomirar—.SeñorBarry,esoes.LordNorthcottasintió.—Sí.Elhombrealto,conbarbacanaque,contodaprobabilidad,lehaabierto

lapuertadelacalle.—Oh.¿Eraél?Entonces,¿esquizáelmayordomodeMinstrelHouse?—Bueno,yonodiríatanto.LadyActonesunpocopeculiar,prefieretenerun

serviciomínimoyhaceañosquenocuentaconmayordomo.LaseñoraBurton,aquípresente,esquienseocupadeladireccióndelacasa.—Señalóapenasalamujer, que agradeció lamenciónconungestode cabeza—.El señorBarry esunaincorporaciónreciente,aunquemuycercanoalafamilia,puestoquesirvióconsuhermanoenelejército,estuvieronjuntosenWaterloo.Demomento,haceunpocodetodo,hastaqueladyActonseorganice.—Estábiensaberlo.—Worthescribióensulibreta.Tampocosemetióprisa.

LordNorthcottarqueóunacejaconfastidio,peronodijonada—.Pues,por loqueparece,elseñorBarryentregóunanotainformandoquelaseñoritaCoombsyanoibaavolveralacasa.Nunca.Seleordenabaquehicierasuequipaje,yaquepasaríanhoyarecogerlo.

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OliviamiróalordNorthcottconfastidio.—¿Esodecía?¿Nadamás?—Talcual—asintióWorth,adelantándoseacontestar—.Loséporquemela

llevóylaleí.Ymepareciómuyextraño,claro.Poreso,aprimerahoramehepasadoporallí,acomprobarsihabíavuelto,ynada.JustoentonceshallegadolaseñoritaAnnieymehadichoquenopodíaser,quehabíaquedadoendesayunarconusted, y enque llevaría a la abuela Joan a su casa.Al ver queno estaba,tambiénsehapreocupado,comoesnormal.Ellasellevóunamanoalamejilla.—¡Esverdad,habíaquedadoconAnnieparadesayunar! ¡Y lapobreabuela

Joan!—Menosmal que ya casi no se daba cuenta de nada, porque se habríasentidomuyherida—.Losiento,contodoloquemehapasado,loolvidé.Worthlaestudiópensativo.—Ya, bueno… Si me invitaran a una casa así, no solo me olvidaría del

desayuno,tambiéndelalmuerzo—dijo,intentandobromear.Notuvodemasiadoéxito, de hecho, lord Northcott se mantuvo muy serio, pero tampoco parecióimportarle. Hizo un gesto a su alrededor—. Entonces, ¿es verdad? ¿Va aquedarse aquí? ¿Vivirá en Minstrel House? —Ella asintió—. No acabo deentenderlo.—Es una larga historia, condestableWorth, pero, ya que está interesado, le

haréunresumen—replicólordNorthcott—.Atodoslosefectos,yanoexistelaseñoritaCoombs.Sehacorregidoungraveerrordelpasadoy,ahora,estáustedanteladyOliviaHale,hijadelcondedeCamden…Worthabriómucholosojos.—¿Qué?¿Supadre?¿Elherederodelmarquesado?—Exacto. Al parecer, la señora Mery Coombs tuvo una relación con lord

PhilipHale,lordCamden,elentoncesherederodelordNorthcott.Poreso,ladyOlivia es nieta del marqués de Northcott, ¿entiende? De otro marqués deNorthcott,porsupuesto.Worthasintió.Tampocoélsonrióantelabroma.—Mehagocargo.Pero…¿serefierenahija,perohijalegítima?—Por supuesto. Antes de casarse con Bernard Coombs, Mery Coombs

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contrajomatrimonioconlordCamden.Denoserasí,nousaríaeltítulodelady.—Puso expresión contrita—.Aunque, disculpe, es lógico que usted no esté altantodecómofuncionanlascosasentrelanobleza.El condestable hizo unamueca, pero decidió dejar pasar el comentario. Se

centróenloimportante.—Yeso,¿cómolosaben?—Mmm…Poreldescubrimientodeciertosdocumentos,alamuertedeMery

Coombs. —Si le pareció suficiente explicación o no, no se supo. Worth semantuvo sin expresión alguna—. Puesto que forma parte de la familia, ladyActonhadecididoconvertirseensututorayqueladyOliviaseinstaleaquí.—Eslógico—convinoWorth.—Eslógico.Poresovamosatraersuscosas.Elcondestablebebióunpardesorbosdelté.—¿Ylaescuela?—preguntóentonces—.¿Novaadarmásclases?—No lo sé—respondió ella—. Me temo que lady Acton no cree que sea

adecuado…LordNorthcottmiróaWorthconelceñofruncido.—No entiendo sus preguntas. Una dama como lady Olivia Hale no puede

estardemaestradepueblo,comopuedeimaginar.LaexpresióndeWorthnovarió,almenosenapariencia.—Entiendo. Señorit… Lady Olivia, ¿podría hablar con usted a solas un

momento?Lord Northcott, cuyo padre había heredado el título cuando él tenía cinco

años, y por pura carambola, arqueó ambas cejas y consiguió una expresiónpeculiar.Comosihubiesenacidoyasiendomarqués,decidióOlivia.Ademásdeidiota,claro.—¡Porsupuestoqueno,caballero!—exclamó,simulandoestarescandalizado

—.¿Quépretende?¡UnadamacomoladyOliviaHalenopuedeestarasolasconunhombre,comprometeríasureputación!—Oh,malditasea…—murmuróella.—¡LadyOlivia!—siguióél,conelmismotono—.Unadamanuncahablade

esemodo.Puedepensarlo,peronolodice.

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—Puesloestoypensando,milord.Conmuchaintensidad.Algo vibró en los extremos de la boca delmarqués.Elmuymaldito estaba

conteniendolarisa.—Yameloimagino.LosojosdeWorthpasarondeunoalotro.—SeñoritaCoombs…—carraspeó—.Olivia…—LadyOlivia—corrigiólordNorthcott,incidiendoeneltítulo.Worthapretó

lamandíbula.—LadyOlivia,quieroquehablecon toda libertad,¿deacuerdo?Leaseguro

quenovaapasarlenadaenningúncaso.—Por supuesto que no —aseguró lord Northcott. El condestable hizo una

mueca,molesto—.LadyOliviaHaleestáaquíbajomiprotección, señor.—Sellevó una mano al corazón—. Me ofende que insinúe que podría llegar aocurrirlealgomaloenestascircunstancias.Yañadiréque…—Porfavor,lordNorthcott—lecortóWorth,conaspectodeestarmuyharto

—. Le ruego que semantenga en silencio. Aunque no lo parezca, esto es uninterrogatoriooficial.LordNorthcottarqueóambascejas.—Tienerazón,condestable,noloparece.Deotromodo,lehubieseinformado

deque,almargendecualquierotracosa,soyabogado.Comotal,lerecuerdoqueladyOliviaesmenordeedad,ylapupiladeladyActon.Porlotanto,ladyActondebería estarpresente.—Seencogiódehombros—.Peroconsideraréque, conmipresenciaparasalvaguardarsusintereses,essuficiente.—Yguardarásilencio—replicóWorth,sindejarseamilanar.LordNorthcottentrecerrólosojos.—Yguardarésilencio.—Gracias.—Volvió a dirigirse aOlivia—.Dígame, ladyOlivia, ¿está aquí

porvoluntadpropia?Ellaselopensóunmomento.—No, la verdad es que no—reconoció. LordNorthcott no se inmutó, pero

hubounaligerasombraensusojos—.Perotengoqueestar.—¿Porqué?

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—Yalohaoído.LadyActonesmitutoralegal,asísedispusoenunacarta.Siyodecidierasalirdeaquísinsupermiso…—Tendríamos que llamar al condestable, para que la trajera de vuelta, por

supuesto—afirmólordNorthcott—.Ah,quésuertequeyaestéaquí.Worthfruncióelceño.Nosemolestóenrecordarlequesecallase.—Sí,escierto.Mecuestaentenderlo,esoestodo.—Como ha dicho antes lord Northcott es… es una larga historia —

tartamudeó, ella, sin saber qué decir. ¡Qué situación más difícil!—. Todavíatenemosqueconfirmaralgunascosas,comoquedeverdadsecelebróesabodaentreellaylordCamden,peroesoparece.—¿Nohaypruebasdeesematrimonio?—No.Demomento,ninguna.Worthselopensóunosmomentos.—Está bien.—Sacó de nuevo la libreta del bolsillo—.Dememás detalles.

Intentaréindagaralgoalrespecto.—¿Paraqué?—preguntólordNorthcott—.Yomeocuparédeeso.—Sinoleimporta,prefieroocuparmeyo.—¿AcasovaadudardelapalabradeladyActonodelamía?—No, milord, no se me ocurriría algo así —replicó, aunque sonó algo

sarcástico—. Pero, investigar por el bien de los lugareños, forma parte demitrabajo.Y,pormiparte,quierovelarporlosinteresesdelaseñoritaCoombs.LordNorthcottfruncióelceño.—NoeslaseñoritaCoombs.EsladyOliviaHale,yalohaoído.—También he oído que ese supuesto matrimonio de su madre está por

confirmar,porlotanto,lalegitimidadsiguesiendodudosa.Habráquebuscarladocumentaciónen…—Algodeloquemeocuparéyo.—Milord,noquiero…—Entonces, no lohaga—lecortó lordNorthcott, firme—.Ambos sabemos

que,enesteasunto,leimpulsaalgomuypocoprofesional.Wortharqueóambascejas.—¿Aquéserefiere?

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—Lady Olivia me informó de que ustedes dos habían hablado de casarse.Que,dehecho,habíanestablecidouncompromisoentreustedes.—Laspupilasdel condestable se volvieron hacia ella, cada vezmás sorprendidas. Olivia seruborizó hasta las orejas. ¡Oh, porDios! ¡Qué vergüenza!—.Pero le recuerdootravezqueellaesmenordeedady,portanto,nopuededecidirporsucuentaenesas cuestiones. Muy por el contrario, lady Acton le ha prohibido semejanterelación.—¿LadyActon?¿Esohahecho?—Asíes.DeseaqueladyOliviayyonoscasemos,asírecibiráelapellidoque

deberíahabertenidoyestrecharemoslazosfamiliares.Porlotanto,demomento,yosoysuprometido,yelúnicoquetienealgunaautoridadenlosasuntosdeladama.En otras circunstancias, Olivia hubiese intervenido para, al menos, dejarle

claroquelaúnicapresenteconautoridadsobresusasuntoseraellamisma,porno hablar de que no entendía de dónde podía haber sacado lo de que era suprometido.Peroestabatanavergonzadaqueniseencontrólavoz.Worth agitó la cabeza. Por suerte, no la desenmascaró. Apretó los labios

mientrasvolvíaaguardarlalibreta,yseencaróconlordNorthcott.—Pero¿quéocurrirásinopuedeconfirmarsesuascendencia?¿O,peor,sise

descubrequeesabodanuncasecelebró?¿Romperáese…compromiso?—¿Captocensuraensutono?—Ja.Comopoco.Meda igualsiesustedmarquésopríncipe,milord.—Le

señaló con un dedo—. Si le hace daño a la señorita Co… a lady Olivia, meocuparédehacérselopagar.Yestosíqueesalgomuypocoprofesional, losé,peromedaigual.LordNorthcottleestudióunpardesegundos.—Tiene suerte de que yo sea la clase de hombre que sabe reconocerle el

méritodehaberdichoeso.Deotromodo,podríaocuparmedehacérselopagarausted.¿LegustaMinstrelValley,Worth?—Ledejóunsegundoparapensar laposiblerespuesta—.PuessinoquierequelecambiendedestinoalaalcantarillamáspútridadetodaInglaterra,enlamalditapuntanortedeEscocia,máslevalecomportarseenmipresencia.

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LasaletasdelanarizdeWorthtemblarondepuraindignación.—Yameimaginoquetieneloscontactosnecesariosparahacerlo.—No lo dude. Y sin necesidad de utilizar el poder que me da el título de

marqués.Elotrofruncióelceño.—Pueshágaloy…—¡Worth!—exclamóella,poniéndoseenpiedeunbrinco,loquehizoquelos

doshombresselevantasentambién.Semiraron los tres, indecisos.Al fondo, la señoraBurtony losdos lacayos

tambiénsehabíanpuestoalerta.Habíaquecalmarlosánimos.Siseguíanasí,temíaquelacosasecomplicase

hastaunpuntodenoretorno.—¿Sí,mi querida ladyOlivia?—pregunto lordNorthcott—. ¿Quéhacemos

todosdepie?¿Acasohavistounratón?—¿Ratón?No.Bueno,sí…—Lefruncióelceño—.Unarata.Muygrande.—

Apartó la silla para salir de la mesa—. Pero, ya que estoy de pie, voy aacompañaralcondestableWorthhastalapuerta.Elmarqués,porsupuesto,intentóoponerse:—Nocreoqueseanecesarioque…—Perodebióveralgoensucara,porque

claudicóde inmediato—.Porsupuesto.—Seencogiódehombros—.Ledeseounbuendía,señorWorth.El condestable no contestó. Se limitó a despedirse con un gesto de cabeza,

muyserio.EsperóaqueOliviapasasedelanteylasiguió.Ellalefueguiandoporel laberintodepuertasqueyaempezabaaconocer.Caminabadeprisa, rezandoparaquenoiniciaseunaconversación.Cuandollegaronalapuertadelacalle,sealegródequenoestuvieraelseñor

Barry.Noteníaganasdedarexplicacionesanadie.Oliviacogiólagranmanilladebronceyabriósololomínimo,porqueaquello

pesabamásde loquehabíapensadoenunprincipio.Por la rendijasecolóunsoplo de viento frío y desapacible que la hizo tiritar. De poco sirvió la lanagruesaycálidadelvestidoconchaquetilla.—Nosalga—ordenóWorth—.Notienenisiquieraunchal.

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—Ibaaacompañarlehastalapuertadelaverja…—¿Qué dice? No, por favor. Hace muy mal día, casi tanto como ayer, se

quedaráhelada.Además,noesnecesario.Conozcoelcamino.Ellalemirócontrita.—Sehadadootraveztodalacaminatapormí…Elcondestabletitubeó.—Megustaríapoderdecirquesí,paraapuntarmeelmérito,peronoescierto.

Estavezhevenidoacaballo.LohedejadoacubiertobajoelalerodelacasadelosRandall.—¿Porquéallí?Élseencogiódehombros.—Noestabasegurodesiaquímeibaaencontrarcon…problemas.—Olivia

contuvo las ganas de llorar. A su manera, Worth era un héroe, como loscaballerosdeotrostiempos.Habíaidoarescatarlaalcastillo,pesealosmuchosriesgos,armadosoloconlafuerzadesuvoluntadysindejarseintimidarporlanaturalezacolosaldelmonstruoquelateníasecuestrada.Secontemplaronelunoalotro—.¿Deverdadledijoalmarquésquehabíamoshabladodecasarnos?Ellaseruborizó.—Me temo que sí. Y lo lamento, de verdad, señor Worth, no pretendía

ofenderle.Nosénicómosucedió;deprontoloestabadiciendo…—Suspiró—.SupongoquemesentíacorraladacuandoladyActonylordNorthcottplantearonla idea de nuestra boda y empezaron a hablar de ello como de la mejoralternativaposible.Nosabíacómoescaparme.Lolamento.—No se preocupe. —Sonrió—. De hecho, no puedo negar que me siento

halagado.Lemirósorprendida.—¿Esciertoeso?—Desdeluego.Mealegrasaberquemeprefiereaesehombre,peseatodosu

poderysusmuchasriquezas.Además,quizáustednohablódecasarnos,peroyosí, y admito que de continuo, aunque no lo dijera con esas palabras.Usted losabe.—Sí,claroquesí.

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—Losiento.Muchasvecestemíhabermepuestopesado.Porquesabetanbiencomoyoquemehubiesecasadoconustedelveranopasado.—Seencogiódehombros—.Enotoño.Eninvierno…—SeñorWorth,porfavor…—No,déjemehablar,porquevoyalibrarladecualquiersentimientodeculpa.

Meavergüenzadecir quemi interés eramás…egoístaque romántico.—Alzóunamano,alverlasorprendida—.Noseconfunda,esustedpreciosa,elsueñodecualquierhombre.Perosupongoqueestoyaquí,tansolo...—Apretólospuños,enungestoalgodesesperado—.Ustednosabe,noseimagina,loterriblequeeslasoledad.Oliviasonrió, recordandoesesentimientoespantosoque larondabadesde la

muertedeMery.—Sí,síquelosé,señorWorth.Lerecuerdoquehamuertomimadre,miúnica

familia.Desdeentonces,vivoconlasensaciónde…nosécómodecirlo.Que,sidesapareciera,nadiesedaríacuenta.O,almenos,quenololamentarían.Nodeverdad.Éllamirósorprendidoynegóconlacabeza.—Perdonequelellevelacontraria,peronoescierto.Ustedsesientesola,lo

sé,peroestáenel lugarque lavionacer,elque laviocrecer.Estárodeadadeamigos,degentequelaquiere.Muchosdeellos,aunquenolopuedasentirahoramismoporqueestáaturdidaporeldolordelapérdida,sonsufamilia.—Sí —admitió, dándose cuenta de que tenía razón. Pensó en Annie y su

madre,en lapropiaseñoraMeyers,en lavieja Joan,queeracomounaabuelaparaella,ytantosotros—.Esverdad.—Claro que lo es. Mi situación, por el contrario, resulta… bueno, algo

distinta.—Worth,seleapreciamuchoporaquí.—Lo sé. Sé que tengo amigos. Pero yo necesito algo más. ¿Cómo podría

explicárselo?—Buscóunmomento las palabras—.Yahe cumplido los treintaaños.Necesitoasentarme,quierounafamilia,amor,hijos…Yavecesmepuedelaimpaciencia.—Ahogóunarisaronca,contristeza—.¡Lavidapasatanrápido!—Sí.Esverdad.

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Éltitubeó.Sonriótímido.—Nuncahabíasidotansinceroconnadie.Supongoquenohemosconseguido

enamorarnos,perocreoquesíhemosllegadoaserbuenosamigos.Ellaledevolviólasonrisa.—Meagradaríamuchopensarquemetieneentantaconsideración,Nerian.—Desdeluegoquesí,ladyOlivia.—No,porfavor.Olivia,sinmás.Élasintió.—Olivia.—Hizoungestoecuánime—.Supongoqueestoestodo.—Sí,supongoquesí.—Suspiró—.Yahacomprobadoqueestoybien.Dígale

alaseñoraMeyersyaAnniequenosepreocupen,quemuyprontoiréaverlas.Quecuiden,porfavor,delaabuelaJoanenmiausenciayquenosepreocupen,en cuanto pueda, me ocuparé yo misma de que tengan ayuda. ¿Lo hará, porfavor?—Desdeluego.—Señalóhaciaelinteriordelacasa,enladirecciónenlaque

quedaba el comedor—. Ni que decir tiene que, si necesita algo, o si sedescubrieraquetodoesodeltítulonoesciertoyestagenteledalaespalda…Yasabedóndeestoy.Dóndetieneunamigo.—Seloharésaber,descuide.Peroestoyseguradequenonecesitarénada.Voy

aempezarunanuevavidaquetodavía…todavíanomecreodeltodo,peroquesientoqueescierta.Nosepreocupepormí.—Sonrió,mirándolea losojos—.Seafeliz,Nerian,selodeseodecorazón.Graciasporsuapoyoysuamistad.Élparpadeó,dándosecuentadelaauténticaprofundidaddeaquelladespedida.

En sus ojos hubo una sombra de tristeza, pero sonrió, hizo una reverenciabastante gallarda, abrió y se fue por la puerta, cerrando tras él para contenerfueraelairedelatormenta.Oliviaseacercóalaventanamáscercana.Desdeallí,leviobajarlaescaleray

convertirse,pocoapoco,enunasiluetaoscuraquesedirigíahacialaentrada,algranportóndeMinstrelHouse.Cuandoseperdiódevista,suspiró.NerianWorthhabíasalidodesuvida,parasiempre.Noimaginóqueaquello

leibaacausartantapena.Olivia se frotó los brazos, intentando entrar en calor,mientras dudaba entre

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subir a su dormitorio a encerrarse hasta la llegada inevitable de la modista ovolveralcomedoryreprocharlesucomportamientoalordNorthcott.¡Aquel infame…!Casihabíadecidido irse,porquenopodíasoportar la idea

deencontrárselodefrenteestandotanenfadada,peronolefueposible.—Ha hecho bien en despedirle—le oyó decir, a su espalda—. De hecho,

empezabaapensarquetendríaquehacerloyo.Olivia se giró hacia la voz. Lord Northcott estaba al inicio del pasillo, de

brazos cruzados y apoyadode lado, con el hombro, en la pared, con un gestoindolenteque terminóde indignarla. ¡Qué tonta! ¿Cómohabíapodido llegar acreerquehabíaalgunaposibilidaddeacuerdo,deacercamiento,entreellos?—¿Noshaestadoespiando?—preguntó,tensa.—No. Bueno, solo al final, dado que tardaba mucho y me pregunté si no

habríacometidoalgunatontería.Veoqueno,ymealegro.—Sonrió,aunquesingracia—.Noseequivoque,esehombremecaebastantebien.Porloqueparece,esíntegroyresponsable,yestáclaroquesepreocupaporusted.—¿Worth?—Lemiró abriendo los ojos, con sorpresa forzada—. ¿Worth le

caebien?¡Puesquépuedenesperarsusenemigos!—Algomuyterrible,adecirdesuexpresión—.Sepaustedqueelmodoenquelehatratadoenelcomedorhasidodeplorable.LordNorthcottno lonegó.Se incorporóyavanzóhaciaella,hastaquedara

pocospasos.—Séquehesidobrusco,yquizámeheburladosinnecesidadalguna,peroera

mejoracabarcuantoantes.—¿Mejorparaqué?¿Porquélehatorturadoasí,lordNorthcott?Dígame.—

Élnocontestó,nodijonada;selimitóamantenersumirada,conunaexpresiónindescifrable enel rostro—.Podría entenderlo si yo le interesase algo, aunquefueraunpoco.Pero,ennuestrascircunstancias…—¿Nuestrascircunstancias?—Sí.Lerecuerdoquenoquierecasarseconmigo.¿Porquésecomportacomo

siestuvieraceloso?—Noestabacomprometida.—¿Qué?—preguntóella,sorprendidaporelgirodelaconversación.

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—Loheoído.Noestabacomprometida,yningunodelosdosqueríaalotro.—Ah, eso. Olivia apretó los labios, con amargura—. Pero bueno, él deseabaformar una familia y, usted, escapar de mí.—Chasqueó la lengua contra losdientes—.Semeocurrenmuchasrazonespeoresparaunmatrimonio.—Muygracioso.Worthesmiamigo,novuelvaaviolentarleasí.—Oliviale

mirómásenfadadatodavía,alrecordaralgo—.Además,creíaqueteníamosunamalditatregua.—Esverdad.Latenemos.—Lehizounareverencia—.Vuelvoadisculparme,

ladyOlivia.—Ya.Puesnoparecemuyarrepentido,lordNorthcott.—¿No? Vaya.—Se encogió de hombros de un modo casi perezoso—. Lo

lamentotantoquenisemenota.Olivia hizoungesto de desdény se fue de allí.Estaba claro que con aquel

individuonosepodíarazonar.

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Capítulo10

ElcochedelordMarcusHale,marquésdeNorthcott,sedetuvoanteeledificioenelqueestabaeldespachodeabogadosSirHerbertPyne.Noesperóaqueelcochero,Fergus,leabrieralaportezuela.Élmismolohizo

ybajó,aunqueconalgodeesfuerzo.Sentíaelcuerpobaldadoporel traqueteodelcamino.Lalluvia,además,habíacaídoconfuerzaduranteelviajeylohabíaembarradotodo.Dosvecessehabíanquedadoatascados,ypodíanconsiderarseafortunadosporquepodríanhabersidomuchasmás.Habíantardadocercadedoshorasmásdelohabitualenhacerelrecorridode

MinstrelValleyaLondres,contandoeltiempoquehabíanparadoenunaposadade camino para entrar en calor tomando un té que parecía llevar hecho unasemana.Yseguroqueasíera.Unauténticoinfierno.Pensabairaldespachoparacomenzaradarlasórdenesnecesariasconlasque

empezar la búsqueda de cualquier información al respecto deMery Coombs.Tenía toda la intencióndeestaryarevisandopapelesantesde lacena,peronopudo ser.Marcus hasta había tenido que ayudar a liberar el coche, una labortitánicaparaFergus,Upton,suayudadecámarayél.Había terminado cubierto de barro y sudor. No le quedó más remedio que

pasarporNorthcottHouseparadarseunbuenbañocalienteycambiarseconlaropaquelepreparóUpton.Aprovechó también para enviar la carta de lady Acton por medio de un

mensajero.Comodaba igualunadamauotra, la envió aBadfieldsHouse.Leresultabansimpáticoslostresmaridosdelasamigasdesuprima,lordGysforth,

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lord Rutshore y lord Badfields, pero, por alguna razón, sentía una simpatíaespecialporesteúltimo.Alfinal,eranlasseispasadascuandollegóaldespacho.—¿Leesperoaquí,milord?—oyóquelepreguntabaFergus.Marcusmiró hacia el pescante. El cochero llevaba una buena chaqueta, de

cuero forrado, además de una gran bufanda, pero era evidente que tenía frío.Corríaunairedesagradable,cadavezmás,conlapuestadesol.—No. Creo que tardaré una hora, como mínimo. —Comprobó el reloj—.

Deseunavueltasiquiere,ovayaatomaralgocaliente,yvengaabuscarmealassieteymedia,parairacenar.Fergusasintió,conevidentealivio.—Muybien,milord.Marcusdiomediavueltaysedirigióhaciaelgranportaldeleleganteedificio

que tenía enfrente.El cartel debroncedel bufete resplandecía con losúltimosrayosdelsoldelatarde.Ahoraponía«SirHerbertPyne»,pero,ensusorígenes,fue«WalterHale,Abogado».SupadrehabíafundadoeldespachoenYork,dondevivíanantesdeheredarel

marquesado.Yadesdeelprincipio,demostrótenergrandesdotesparalasleyes,y logró un enorme prestigio en el campo de la abogacía. Luego, al verseobligadoavivirenLondresparaocuparsedetodolorelacionadoconeltítulo,lohabía trasladado a la capital, a la parte sur de Fleet Street, en la zona deTheTemple.Fue una decisión que no todo elmundo pudo entender, puesto que, aunque

WalterHalehabía llegadoaserunabogadode renombre,novolvióa trabajar.Algoasíhubieseestadomuymalvistoenunnoble,yélloeradesdesiempre,decorazón.Pese aque, conelnacimientode lordCamden,había llegadoa creerque algún día ostentaría el título, siempre había estado muy orgulloso de suposiciónenlalíneahereditaria.Y, sin embargo, se llevóeldespachoconél, conel trabajoy losgastosque

supusosutrasladoalacapital.Esosí,colocóalfrenteaotroabogado,HerbertPyne, un joven londinense calculador, inteligente y astuto, que fue su manoderecha durante muchos años. Pyne debía ocuparse de todo, a ojos de la

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sociedad,ydeenseñaralosjóvenesHaleelmundodelasleyes.«Soyunhombreprevisor»,leexplicósupadreaMarcus,eldíaenquefuelo

bastantemayorcomoparapreguntarleal respecto.«Túestabasdestinadoasermarqués,perodehabertenidootrohijovarón,comoeramideseo,mehubiesegustadoquesededicasealaabogacía».Nohubohermanosvarones,soloHarmony,porloqueHerbertPyneseguiría

dirigiendoeldespachodurantemuchosaños.YMarcusdebíaadmitirquehabíacumplidosupapelcongranéxito.Lopocoquelefaltabaenoratoriaparaestarala altura de Walter Hale, lo compensaba con una ambición sin límites. Elprestigio de Pyne le había llevado, con el tiempo, a ser designado no solobaronet,sinotambiénAbogadodelaCorona,yhacíayatresañosquevestíaconorgullolatúnicadesedaqueleotorgabaesecargo.Llegado el momento, Marcus aprendió con él cuanto sabía de derecho.

AunquefueaOxfordparaprofundizarenHistoria,Filosofíayotrasmateriasquele interesaban,el estudiode laLeynosedabaen instituciones,ni suejerciciodependía de exámenes de ningún tipo, sinode una instrucción continuada conquienesyaeranexpertosenelmundojurídico.También su padre hubiese podido darle esa educación, pero Walter Hale

preferíadisfrutardesunuevavidadenoblesinobligaciones,poresofuePynequienletomóasucargoyleenseñótodoloquehabíaaprendidoensuslargosañosdeejercicio:lolegalyloilegal,loscaminosdirectosylostortuososatajosqueparecíaqueno,peroquellevabanalobjetivo,queeraloúnicoimportante.Endefinitiva,loqueprecisabaparallegaraserelabogadodeéxitoqueélsí

quehubiesedeseadoser,peroquenuncasería,porqueeramarqués…Ojalápudieramandaraqueltítuloalinfierno.Peroleresultabaimposible.Su

prestigio haría que Harmony dispusiera de un abanico más amplio deposibilidades, a la hora de buscar un buen matrimonio. Quizá, cuando ya lohubieseconseguido,cuandolaviesefelizybienposicionada…Bah, a qué darle vueltas. Era consciente de que jamás lo haría, jamás

renunciaríaaél.Aesasalturassehabíaacostumbradoalpoderqueimplicabaesaposición.Y,total¿porquérenunciar,sipodíacompaginarambastareasconunpocode

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discreción? Sabía que no era el mejor ejemplo de aristócrata londinense, almenosnosesentíacomotal.Preferíapasarlashorasviendocómoplantearunaestrategia exitosa en los tribunales, antes que perder el tiempo jugando a lascartasenBrooks’s,elclubcuyamembresíahabía formado tambiénpartede laherenciadelmarquésdeNorthcott.Pero no podía evitarlo. No era hombre al que le gustara estar ocioso. Y,

mientrasnadiesupieranada,nohabíaproblema.Estaba seguro de que eso mismo le pasaba también a Olivia Coombs con

aquelasuntodesupequeñaescueladepueblo.Surecuerdoleinvadiómientrasentrabaenlaoficina.Fueapenasconscientedequelostressecretariosseponíanenpie,ysaludóenrespuestacongestoabstraído,lamentefijaenlaexpresióndeaquellamuchacha,cuandosupoquenopodríaseguirsiendomaestra.Sí,seguroquetambiénellanecesitabaesasensacióncadanoche,ladehaber

empleadobieneldía,dehabersidoútildealgúnmodo.Eso,almargendequelegustasendeverdadlosniños,loquenodejabadeserunavirtudmásparatenerencuenta.Alguienasíseríaunamadreestupenda.Comolohabíasidolasuya.Recordó lo dicho por el condestable Worth, aquella exposición clara y

desnuda de su soledad y sus anhelos. No se sorprendió al sentirse tanidentificadoconél.Marcusveníadeserplebeyoyeranobleporcasualidad,porun capricho del destino. Tenía muy claro que unos y otros, altos o bajos,poderososodébiles,solíantenerlosmismossueños.Éltambiénqueríacrearunafamiliaalgúndía,aunquelaverdaderaquenose

lohabíaplanteadodeunmodoconscientehastaescucharaWorthhablandoconOlivia. Ese añoMarcus cumplía los veintinueve, se acercaba a la treintena, ytambiénhabíadeambuladoporlavidadejándosellevar,sinunobjetivoconcreto.CiertoqueélteníaaHarmony,esosiemprehabíasidounanclaensuexistencia.Pensándolo bien, le debía más a su hermana que ella a él. La sensación deresponsabilidadquelegenerabalohabíaguiadotodo.PeroHarmonyeracasiunamujer,enbreveorganizaríasupropiafamilia.Él

teníaqueirpensandoenlasuya.Unaesposa.Unoshijos.¿PodríaOliviaCoombsocuparunsitioprotagonistaenesefuturo?Noestaba

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seguro,loúnicociertoeraqueaquellamujerlegustaba,legustabamucho,tantocomoparaestarallítodavía,girandodecontinuoensucabeza.Recordó la impresión que le había provocado la primera vez que la vio,

cuandoleabriólapuertadesucasa,enbata,descalzayconelpelosuelto.Teníalamelenaalgohúmedatodavíaylosrizosnegroscaíanasualrededor,comounacascadadetirabuzonesbrillantes.Marcussepreguntóquétactotendríanydeseóacariciarlos y restregarlos contra la mejilla, y sintió que su propio cuerporespondíaporcuentapropia,deunmodoquelodejósorprendido.Poresoseenfadómástodavía,claro.Maldita fuera. Jamás había tenido una erección semejante.De hecho, desde

entoncesteníalaimpresióndequesemanteníaahí,latente,pulsandodecontinuocontra los pantalones. Ese perfume a lavanda que parecía envolver siempre aOliviaCoombs,comounaurafrescadeeternaprimavera,levolvíaloco.«Está claro: necesito unamujer». Sí, eso era todo. Se había despedido dos

mesesantesdesuúltimaamanteynohabíatenidonitiemponiganasdebuscarotra.Quizáhabía llegadoelmomento.Claroque,Oliviaera laúnicacandidataque le interesaba en ese momento, y ella ya había dejado claro que jamásaceptaríaunaofertasemejante.—¿Milord?—La pregunta lo sacó de sus meditaciones y vio que el señor

Tatum,eljefedelossecretarios,lomirabasorprendido.Debíahaberdichoalgosinobtenerrespuesta—.¿Seencuentrabien,lordNorthcott?Élcarraspeó.SintióelimpulsodeexorcizarlapresenciadeOliviaCoombsy

lohizodelmodomássencilloposible:centrándoseeneltrabajo.—Muybien,gracias.Graciasatodos—añadió,paralosotrosdossecretarios.

Losdoshombresasintieronyvolvieronasentarsetrassusescritorios—.¿Cómohanidolascosasporaquí?—Bien, como siempre, milord. Me alegro de verle. Ha vuelto antes de lo

esperado.Sí,habíacalculadoqueestaríaunasemanaenMinstrelValley,comomínimoy

comomucho.Supresenciaallísoloibaasertestimonial:queríaacompañarasuprimayaHarmony,ydesenmascararalaspérfidasCoombs,aquellasestafadorassin escrúpulos, capaces de haber urdido un plan tan rastrero para intentar

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expoliaralaanciana.Hubiesepodidoentenderelimpulsodelamadre,esecometerunúltimodelito

deplorable, tratando de conseguir a la desesperada una posiciónmejor para lahija,yaqueseestabamuriendo.Pero¿estaúltima?Noteníajustificaciónposible.Sinembargo,habíaresultadoquenisuprimanecesitabadesuprotección,ni

lasCoombseranlasembusterasquehabíasupuesto.Alcontrario,aquelasuntolehabíallevadoaunsecretofamiliarqueestabapudriendolasraícesdelosHale.Yteníaqueresolverlocuantoantes.—TengocosasquehacerenLondres—selimitóadecir.Tatumeraunhombrediscreto.Sisintióalgunacuriosidad,nolodemostró.—PueslealegrarásaberquehemosganadolosasuntosStapletonyYeardley,

graciasa suestrategia—optópordecir—.Tiene los informesen sudespacho.SirHerberthasalido,teníaunareunión,ynosésivendráestatarde.—Bien,noimporta.—Quizáhastamejor.Pynehabíaentradoatrabajarenel

despacho cuando Walter Hale se trasladó en Londres, por lo que era pocoprobablequetuviesenadaqueverconelasuntodeMeryCoombs.Deserciertoquehabíaocurridotodoaquello,nocreíaposiblequesupadreconfiaraalgoasíaalguiendesconocido,peronuncasepodíasaber—.Tomenota,porfavor:quieroquetraiganamidespachotodoslospapelespersonalesdemipadrequetodavíaseconserven.—¿Desupadre,milord?¿Algoenconcreto?Comoquizárecuerde,hayvarias

cajasenelsótano.Marcusasintió,conlasensacióndeestarviviendounamismasituacióndesde

otro ángulo. CuandoWalter Halemurió, no quisomirar nada. Ordenó que sevaciasesudespachoylometierantodoencajas.Quelobajasenalsótano,dondearchivabanlosasuntosantiguos,yloguardasenenlomásprofundo.Noseveíaconfuerzasdeponerseamirartodoaquello.Además,estabamuyenfadadoconsupadre.Nisiquieraenellechodemuerte

habíamostrado ninguna consideración por Harmony. Aquelmalditomisóginoestabaempeñadoenignorarlaporcompleto,ylohizohastaelfinal.—Desde mil ochocientos diez en adelante. —No necesitaba tanto margen,

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peropreferíasercauto.ElseñorTatumlemiróconalgodealarma.—¿Enadelante,significa…?—Sí,hastasumuerte.¿Hayalgúnproblema?—No,claroqueno.Pero,sinorecuerdomal,estaremoshablandodecosade

diezcajasbienllenas,sinosonmás,milord.Marcussuspiró.—Qué se le va a hacer. Reúnalas y…—No, revisar tantos documentos le

llevaríadías,quizásemanas,ynoqueríaquedarseenLondrestodoesetiempo.SeencontrópensandootravezenOlivia.Leapetecíaverla,conocerlamejor,yquizá hasta conquistarla, y era algo que no podría hacer en la distancia—.EnvíelasacasadeladyActon,aMinstrelValley.—¿A Minstrel Valley? —Tatum le miró con sorpresa—. ¿Va a volver al

campo,milord?Creíquehabíadicho…—Sí—respondió—. Lady Acton me necesita todavía, y quiero dejar bien

instaladaamihermana.—Excusas,excusas,excusas—.Porcierto,hablandodeeso,¿quién llevaba losasuntos legalesdelhermanode ladyActon,cuandoeralordNorthcott?—JohnShipley.—BenditoTatumy sumemoria privilegiada.Eramil veces

mejor que una libreta de notas—. Tenía el despacho compartido con otrosabogados,muycercadeaquí,enelInnerTemple.Pertenecíaaesecolegio.—¿Tenía?—Sí, murió hace años. De hecho, por aquel entonces. Lo recuerdo bien,

porque fueun crimen terrible, lomató el hermanodeunhombre al quehabíamandadoaprisión,unasesino.En lapelea, ambosmurieronyocasionaronundesastre en el despacho, que se incendió. La mayor parte de sus archivosardieron.Marcuslemiróconsorpresa.—¡Demonios!Noteníaniidea.—Usted eramuy pequeño, y no estábamos en Londres por aquel entonces.

Pero, debido a eso, tardamos en reunir toda la información necesaria paragestionar los bienes adscritos al título del marquesado de Northcott. Fue unaépocademuchaconfusión.Ustederamuypequeño,perorecuerdeque,también,

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fueentoncescuandonosotroscerramoseldespachoenYorkyloabrimosaquí,contodoloquesupusoeltraslado.Seperdieronmuchospapelesenelproceso.Entre unas cosas y otras, no sé qué busca, pero no le aseguro que vaya aencontraralgodeinterés.—No se preocupe. Consígame también todo lo que tengamos sobre John

Shipley. —Aquello cada vez se complicaba más. La muerte del abogado noparecíatenerningunarelación,peromejorcomprobarlo—.¿LlevabatambiénlosasuntosdeladyActon?—Sí,milord.Perosolohastaquesupadreheredóeltítulo.Entonces,milady

buscóotroabogado,nonosquisoanosotros.—Bien.QuierotodolorelacionadoconShipley,ytodoloquehicieronensu

despachopara ladyActonysuhermanoen los tiempospreviosa lamuertedelordNorthcott.—Muybien,milord.¿LomandamostambiénaMinstrelValley?—No,empecemosporahí, ahoramismo.—Lamayorpartede todoaquello

había ocurrido antes de la llegada de su padre a Londres. Seguro que podíadescartarlorápido.Noteníanporquécargarconellodeunladoaotro—.Vayatrayéndomecajasaldespacho.Porsuerte,Tatumylossecretariostardaronpocotiempo,apenasdiezminutos

en empezar a subirle material.Marcus observó cómo los hombres entraban eibandejando cajas, dos sobre el escritorio, otras tantas en el suelo.Sí que eraconsiderable la cantidad de documentos a examinar, sí. Su padre era un firmepartidariodemanteneryarchivarlotodo,yduranteelmayortiempoposible,poresohabíanconvertidoelenormesótanodeldespachoenungranalmacén.Los papeles de esa primera entrega pertenecían al bufete del antiguo lord

Northcott, tal como había pedido. Era toda la información de los asuntosreferidos al marquesado de Northcott, en la época en que gestionaron tierras,alquileresytransaccionesdetodotipo.Pordesgracia,enelcaosdelcambioyelcierre del despacho, se habían traspapelado muchos documentos de otrosasuntos.Allíhabíaunpocodetodo.Marcus se armó de paciencia y empezó a revisar el contenido de las cajas,

papelapapel.Nadadeinterés.Todomuytedioso.

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Estababostezando,conundocumentofirmadopor tantosabogadosquecasinoteníanniespacioparalarelacióndeútilesdelabranzayanimalesdegranjaqueallíseenumeraban,cuandollamaronalapuerta.Parasusorpresa,seabrió,sinesperarrespuesta:—¡Northcott!—exclamóelbaronetsirHerbertPyne,entrandoconpasofirme

enlaoficina.LellamabaNorthcottdesdelamuertedesupadre,antessereferíadeesemodoaWalterHale,yaéllellamabaMarcuso«jovenMarcus».Ahora,eltítulohabíaderivadoaél,peroseguíatuteándole.Ventajasdehaber

sidosumaestrodurantemuchosaños.Ydehaberlelimpiadomásdeunavezlosmocos,siendoniño.Marcusestudiólaconocidaimagendelsociodesupadre.SirHerbertteníaya

casilossesenta,peroseguíasiendouncaballeroelegante,altoybienplantado.Sin serguapo, teníauna apariencia correctayunosbonitosojos azules.Quizáeseúltimorasgolehabíaconseguidomásdeunaconquistafemenina,nohubiesesidodeextrañar,pero,queMarcussupiese,nuncahabíatenidoningunarelaciónpúblicayjamássehabíacasado.Eraunhombrereservado,quejamássalíaporpurodivertimento,nitampoco

acudíaaningúnoficioreligioso.—SirHerbert…—Losaludó,conunasonrisa,aunquemaldecíaensuinterior.

Yapodíaolvidarsedehaceralgoasusespaldas.—¿Yahasvueltodelcampo,muchacho?¡Ja!Sabíaquenoaguantaríasmucho

lejosdeLondres,ymenosenunlugartanminúsculo.—Diounospasosporeldespacho y contempló con gesto adusto losmontones de cajas—. Tienes queconvencera ladyActonparaquevayaaBath.Esesíqueesunsitioenelquepodráreponerse.—NosabíaquehabíaestadoustedenMinstrelValley…—¿Yo?No,no,enabsoluto—seapresuróadecir,descartándoloademáscon

elgestoenérgicodeunamano—.¿Quédices?Yosoyunhombrecivilizado.Novoyalládondenohayaunbuenclubdecaballeros.—Marcusnopudoevitarunasonrisa.SirHerbert siemprehabía tenidoun toque, a lavez ácidoydivertido,queadmiraba—.Essoloque,nosé,imaginoeselugarcomounaaldeaenlaquehabrámásvacasquecampesinos.

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—Comprendo. —Marcus miró los montones de papeles, buscando dóndecolocarelqueteníaenlamano.Compraventassinrelaciónconelmarquesado,bien—.Nosepreocupe,sirHerbert.Aunqueesciertoquesetratadeunpueblobastantepequeño,parece tenerde todo,yesun lugarmuybonitoyagradable.Además,noestálejosdeLondres,puedevenirencualquiermomento,silesurgelanecesidad.CreoqueladyActonestarábienallí.—Nosé.Esunamujermayoryyanorazonamuybien.Marcuslomiróconsorpresa.—No es tan mayor. Si no recuerdo mal, cumplirá sesenta y cinco años en

diciembre.Tieneunaedad,peronoestananciana.—Bueno, pero está enferma. Es lo único que puede justificar el que haya

concedidocredibilidada lacartadeesasestafadoras,yorganizado la tuteladeunaembaucadoracomoOliviaCoombs.SirHerbertestabaaltantodelacartadeMeryCoombs,yhabíasidounode

losmayoresopositoresaaquellahistoria.Enciertomodo, eranormal:durantemuchos años había servido a su padre, y luego a él. Defendía su absolutalegitimidadrespectoaltítuloyalrestodelaherencia.Marcusagitólacabeza.—Tampocolocreo.Seencuentraenfermadelcorazón,perosucabezasigue

estandomuy lúcida,se loaseguro.—Recordó laescenaenMinstrelHouse,sureunión con ladyConway y conOlivia, elmodo en que controló la situaciónmientrassedesgranabaaquellasórdidahistoria.No,teníalacabezamuyclara,ylavoluntadtanfuertecomosiempre—.Y,tengoquedecirque,amipesar,tiendoa pensar que esa carta decía la verdad, sir Herbert. Y que ocurrieron cosas,relacionadasconeseasunto,que…nodeberíanhaberpasado.SirHerbertadoptóunaexpresiónpétrea.—¿De qué hablas? ¿Qué ocurre, Northcott? —insistió, al ver que no le

contestaba—.¿Hasurgidoalgúnproblema?—No estoy seguro.—No iba a poder librarse de él.Visto lo visto, decidió

explicarlemás,porsiaportabaalgo—.MeryCoombshizounaconfesiónmayorante ladyConway, una antigua amiga de ladyActon.Esa damanos relató loshechos tanto a Olivia Coombs como a mí, ayer, en una reunión privada en

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MinstrelHouse.—Mujeres… ja.Susceptiblesy crédulas.Lamayorparte, tontas.—Hizoun

gesto,paraquitarleimportancia—.Noporsuculpa,aversimeentiendes,alfinyalcabo,noesqueselespermitaunaeducación,nipensarporsímismas...—Mealegrodequealmenosseacapazdereconocereso.—Ya.—Sus ojos se volvieron reflexivos—. Eso es porque yo también he

conocidomujeres que sabíanmantener una conversación interesante, pero hansidopocas,enmilargavida.—Le puedo asegurar que tanto lady Acton como Olivia Coombs o lady

Conwaysonmujeresinteligentes.YladyConway,quenoparecenisusceptiblenicrédula,selimitóarepetirlaconfesióndelaseñoraCoombs.Poresoséque,no solo se desoyeron en sumomento sus reclamaciones, sino que hubo seriasamenazas para dar pie a una boda forzada.—Le relató brevemente lo que leocurrióaMeryCoombs,lanocheenquelasecuestraron—.Esopornohablardeunincendioenla iglesiadeMinstrelValleyañosdespués,conlamuertedeunsacerdote.UnasaltoaunabogadoenLondresyun…—Pero¿quélocurassonesas?—leinterrumpiósirHerbert,abriendomucho

losojos.Lanzóunacarcajada—.¿Tumbasenelbosque?¿Incendios?¿Asaltos?¿Amenazas? ¿Bodas forzadas y un crimen? ¿Te estás escuchando,muchacho?Pareceunaobradeteatro,ybastantemala,porcierto.—Amítambiénmecuestacreerlo.Peroestamoshablandodeltestimoniode

unamujerqueveíacercanalamuerte.—Yque,conesaspalabras,quiereacomodarbienasuhija.—Sí,enesotenía

razón.Marcustitubeó—.¿Quéteenseñéyo,Northcott?Sabíabienaquéserefería.—«Empiezasiempreporelprincipio»—expuso.Elabogadoasintió.—¿Ycuáleselprincipiodetodoesto?Solotuvoquepensarlounsegundo.—LabodadelordCamdenyMeryCoombs.—Bien.¿Algunapruebadeesaboda?—No.Ninguna.—Entonces, no sirven de nada las conjeturas, ni las tramas novelescas que

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puedan irdetrás, elaboradaspor la fantasíay laambicióndeunascampesinas.Eres abogado, Northcott. Si no hay pruebas, ese matrimonio no existió, y nopuedetenerconsecuencias,nibuenasnimalas.Findelahistoria.—Esoesverdad—asintió—.Perofaltaunahojaenellibro.—Ya,aeserespecto,heestadopensando…¿Tefijastesifaltabanotras?—Sí,síquemefijé—replicó,satisfecho.Quevieraqueeracompetente—.No

faltabaningunaotra.Pensóqueconesoleconfirmaríalosospechosodetodoaquelasunto,perono.

Muyporelcontrario,lequitóimportanciaconungesto.—Entonces, pudiera ser que esa hoja fuese arrancada porque semanchó de

tinta,oserasgó,oporcualquierotracausadeexplicaciónmuchomássimple.—Nolocreo.Haydemasiadosdetallesmolestosentodoesto.Porejemplo,el

hombrequecelebraahoralosmatrimonioseselsobrinodelqueestabaentonces.Aquelmurió,pocodespuésde lasupuestaboda,enunasaltoa lacasa,porunrobovulgar,segúnpensaronensumomento,perocreoqueestáclaroquéibanabuscar.—¿Creesqueentraronarobarlahojaylemataronporeso?—No.Creoqueentraronarobarlahojayque,además, lemataronparaque

nohubieseyaningúntestigodelabodadelordCamden.—Northcott...—De hecho, fueron cuidadosos, hicieron un buen trabajo: arrancaron la

páginadetalmodoque,sinotefijabasenlasfechas,notedabascuentadesuausencia.Lapruebaestáenquenadiesepercatóde ladesapariciónhastaque,años después,me presenté allí para comprobarlo.Un abogado que contrató laseñoraCoombshaceunosañostambiénlodescubrió,peronodebiódecirnadaen Gretna Green, no me mencionaron su visita y estoy seguro de que no loestaban al tanto de nada. ¿Y sabe qué? —Hizo una mueca—. Ese hombretambiénmurió.Unasalto,unrobo.Quécoincidencia,¿verdad?SirHerberthizounamueca.—Bueno,entodocaso,esopuedetenerunaexplicaciónclara:quienseatreve

a organizar una historia así, carece de escrúpulos. Yo diría que esas mujerespueden haber llegado al extremo de cometer esos crímenes.Quizá ni siquiera

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trabajansolas,haymuchodineroenesteasunto.Marcusnegóconlacabeza.—No.OliviaCoombsnoseríacapazdealgoasí.Sumentorlemiróconintención.—¿YesoquéquieredecirNorthcott?—Comonohuborespuesta, fruncióel

ceño—.Nomedigasquetehasdejadoencandilarporesamujer.—Oh,porfavor,sirHerbert.Sabetanbiencomoyoquenosoyhombredado

adejarseinfluenciarasí.Essolo…—Vaciló—.Essoloquenolacreocapazdesemejanteinfamia.Setratadeunajovennormal,quenodeseaningunafortuna.—Y,sinembargo,cadavezestámáscercadesernobleyrica.—SirHerbert…—Eslaverdad,Northcott.Unayotravezvolvemosalomismo,aseguirsu

juego.Hazme caso: déjate ya de historias rocambolescas.Loque tendrías quehacer es quedarte en Londres y ocuparte de incapacitar lo antes posible a tuprima.Marcussequedótanpasmadoquetardóunpardesegundosenreaccionar.—¿IncapacitaraladyActon,hadicho?—Sí,exacto.Yavasiendohoradequealguientelodiga,puestoque,aunque

se te pasepor la cabeza, seguroque lo consideras una traición.—Jamás se lehabíapasadoporlacabeza,peronotuvooportunidaddedecírselo—.Tienesqueentenderqueloharíasporsubien,porsupuesto.—¿Porsubien?—¿Esquenotedascuenta?¡Esamujernoestácuerda,yano,oalmenosno

deltodo!Sevecercanaalamuerteyañoraasuhermanoyasusobrino,porloquecreerácualquiercosaquelaacerqueaellos.¡UnahijadelordCamdenconuna costurera de pueblo, claro, por supuesto, qué historia más romántica!¡Alguien a quien poder querer, en quien poder verse reflejada, a quien poderlegarcuantotieneenelmundo!—Afirmólamandíbula—.Sinoladetienesporsupropiobien,dilapidarápartedesufortunaenunaadvenediza.Enotrostiempos,quizáMarcushubieraestadodeacuerdoenelúltimopunto,

pero jamáspodríaasumirsemejantedeslealtad.Dehabersidoverdadque ladyActon había perdido la razón o la capacidad de atender sus asuntos…Pero él

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sabíaquenoeraasí.Podíaestardébil,porsucorazón,peroteníalacabezatandespiertacomosiempre.YOlivia no era una estafadora.Quizá nunca pudiera demostrarlo, como no

podíademostrarquehubiesehabidounmatrimonioentresuspadres,perocadavezleparecíamáscreíblesuhistoria.Oigualeraque,aesasalturas,queríacreerla.—No, nunca.—Negó también con la cabeza—.A ladyActon no le ocurre

nadamalo, yo convivo con ella yme consta que se encuentra perfectamente.Además,yaledigoquetiendoapensarquelajovenencuestióndicelaverdad.—Pero…—Déjeme solo, por favor. Sé que habla pensando en mi bien, pero su

propuesta me parece fuera de lugar, por completo. Le agradecería que nuncarepitiesealgoasíenmipresencia.—Maldita sea…—Sir Herbert refunfuñó algo más por lo bajo. Miró a su

alrededor—. ¿Y se puede saber qué pretendes con esto? —Dio un par degolpecitos con la punta del bastón a una de las cajas que estaban sobre elescritorio—.MehadichoTatumqueestásrevisandotodoslosdocumentosdetupadre,yloquehaydelabogadodelanteriorlordNorthcott.—Sí.Quiero saber simi padre tuvo algoquever en esas amenazas aMery

Coombs.O con el resto.Con ese incendioy esasmuertes—añadió, sintiendohielenlaboca—.Quizáencuentrealgoporahí.—Northcott…—Quierosaberlo.Necesitosaberlo.SirHerbertafirmólamandíbula.—Esoesabsurdo.—Bien.Yaloveremos.—Lomiróconenfado,hartodeaquellaconversación

—.Porfavor,déjemeahora.Nomequedamuchotiempoantesdeiracenarymegustaríaacabar,almenos,conestacaja.Sir Herbert Pyne no pareció estar tan de acuerdo. De hecho, parecía muy

enfadado,comoocurríasiemprequelellevabanlacontraria.Rebullóunpardevecessobresímismo,peronodijonadamás.Salió,cerrandoensilencio.Marcus siguió revisando papeles hasta que llegó la hora de ir a cenar.

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Entonces, guardóunos cuantos documentos enuna carpeta y se los llevóparapoder tomarnotas,aversise leocurríaalgo.Peroyanoestabaconelmismoánimo. La conversación con sir Herbert le había dejado melancólico ypreocupado.Además,habíaalgoquelerondabadesdeentonces,algoquesabíaqueseleescapaba.Noconseguíacaerenello,peroestabaahí,seguro…No tenía ganas de ir aNorthcottHouse y cenar solo, demodo que pidió a

Fergus que le llevara a Brooks’s. Allí, disfrutó de un buen asado con unexcelente Burdeos y, aunque no compartiómesa con nadie, almenos tuvo defondo elmurmullo de los otrosmiembros, inmersos en sus charlas. Incluso, aveces,llegabaalgúngritodeentusiasmodelassalasdejuego.Luego, comocontinuaba sinquerer estar a solas,buscóun rincónenelque

poder tomar una copa y seguir comprobando con disimulo sus papeles.Debíatener cuidado. En caso de que le preguntasen, diría que eran documentospersonalesque lehabíadado suabogado,para revisar.Al finy al cabo,no sealejabatantodelaverdad.Por suerte, no tardó en encontrarun lugar excelente, un sillónmuydiscreto

juntoaunadelaschimeneas,loquelepermitiódestruirdepasoalgúnqueotropapel del todo inútil. A lo largo de la hora siguiente, allí fueron a dar máslistados de cosas, más firmas de abogados, más textos legales y temasaburridísimos. Asuntos que no le interesaban lo más mínimo. ¡Qué profundotedio!Y,paraempeorarlascosas,nopodíadejardepensarenOliviaCoombs.

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Capítulo11

Marcusestabaapuntoderecogerparairseacasaadormir,cuandovioqueseacercabalordBadfields.—LordNorthcott,buenastardes—lesaludó.Sehabíatomadolamolestiade

cruzarelsalónparahablarconél.Marcuspudoverque,alfondo,leesperabansus amigos en sus sillones habituales. El duque de Gysforth y el marqués deRutshore le saludaron también desde allí, con un gesto—. ¿Cómo le va,muchacho?ArthurRavenscroft,elmarquésdeBadfieldsyfuturoduquedeManderland,

tendríapocomásdecuarentaaños,perosemanteníaenformayconservabatodaaquella belleza oscura que le había hecho famoso en otros tiempos. La únicarazón por la que ya no era uno de los conquistadores más reconocidos deLondreseraqueyallevabacasadodiezañosconsuesposa,ladyIshbel.Y,porloquetodoelmundoafirmaba,eranmuyfelices.—Bastante bien, gracias —respondió, poniéndose en pie, respetuoso.

Intercambiaronsendasreverencias—.Mealegromuchodeverle,milord.—Lomismodigo.Así,además,puedotransmitirlelosagradecimientosdemi

esposa. Ha recibido la nota de lady Acton que usted ha sido tan amable detraernos,ysehasentidoentusiasmadaconsucontenido.—Me alegro. —Entusiasmada... ¿Qué estaría planeando, lady Acton? De

habertenidomásconfianzaconlordBadfields,hubiesepreguntadoalrespecto,porsisabíaalgo,peronoseatrevió—.Fueunplacer.—Por cierto, ladyBadfieldsmeha comentadoque ladyActon se encuentra

delicadadesalud.Esperoqueyaestémejor.

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—Sí,asíes.Solonecesitaunpocodetranquilidad.Graciasporsuinterés.—Estupendo. —Hizo un gesto hacia sus amigos—. ¿Quiere reunirse con

nosotros?RutshoresevamañanaaEgipto,yhemosquedadoparadespedirle.—Oh,noquisieramolestar…—Eso no ocurriría nunca. Sabe que será más que bienvenido en nuestro

pequeñocírculo.Lo dijo con un agrado que se notó sincero.Marcus sonrió; les estabamuy

agradecido, a los tres. Siempre le habían tratado como uno más y le habíanintegradoensusreuniones.Aunquenuncalohabíancomentado,suponíaque,enparte,habíasidocosade

ladyActon,alsertanamigadesusrespectivasesposas,ladyBethany,ladyHarryy lady Ishbel. Junto con otras damas, mantenían una activa vida social,organizandofiestasenlatemporadaypatrocinandoajóvenesaspirantes.—Seloagradezco,perovoyaretirarmeenseguida—dijo,conungestohacia

los papeles—. Y ya ve que no es el mejor momento para mantener unaconversaciónconmigo.Badfieldsrio.—Debería tener cuidado, o la buena sociedad londinense confirmará que

cometeustedelterriblepecadodetrabajar.—Oh,no,no,solosonpapelespersonalesqueestabacomprobando.BadfieldsarqueóunacejayMarcussonrió.Estabaclaroque,engañar,noibaa

poderengañarle.—Porsupuesto,milord—selimitóadecirBadfields.Marcuscarraspeó.—¿CómoestáladyBadfields?—No puedo apreciar más el buen gusto de su cambio de tema.—Ambos

rieron—.Miesposaestámáshermosaquenunca,paramienterasatisfacción.—Badfieldsmostróunasonrisadeorejaaoreja—.Vamosaserpadresdenuevo.—Vaya,mealegro.—Gracias.Sialgoheaprendidoenestavida,esqueunhijosiempreesmotivo

degranalegría.—Marcussupusoquesí,quedebíaserlo.RecordólodichoporWorth,yaquellosanhelosquehabía sentidodeprontoyqueaúnpersistían—.

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Quizáesolehagareconsiderarlaidea,ypermitaqueleinviteaunabotelladechampán,paracelebrarlo.Selovoyaanunciarahoraamisamigos.—Es una gran noticia. Y se lo agradezco de verdad, pero mejor otro día.

Mañanaquieromadrugarytengoqueseguir…ordenandopapelespersonales.—Ambosvolvieronareír—.Serámejorquemeretireya.—Muybien.—Empezóaalejarse—.Mehaalegradoverle.Dehecho,lehacía

enelcampo,en…—EnMinstrelValley—leayudó,alserevidentequenolorecordaba.—Exacto.EsoestáporHertfordshire,¿no?—Asíes,muyalsur.Miprima,ladyActon,tieneunamansiónenlasafueras

delpueblo.Comoledije,necesitatranquilidad,demodoquehadecididoabrirlay pasar allí una temporada, y me ha pedido que la acompañe hasta que estéinstaladaporcompleto.Hevenidoesta tardeparasolucionaralgunos...asuntoslegales,peronotardaréenvolverairme.TalcomolomiróBadfields,pudoimaginarqueyasehabíaextendidoportodo

LondreslanoticiadelacartadeMeryCoombs.LeconstabaqueladyActonnohabía tenido demasiado cuidado a la hora de comentarlo con sus conocidos;claroque,teniendoencuentaquehabíanintervenidoenelasuntolosabogadosydemás intermediarios que habían preparado lo de la tutela de Olivia, a saberquiénsehabíaidodelalengua.Pero, así como Badfields había sido un tanto crápula en otros tiempos,

siemprehabíasidounhombrediscretoconlossecretosajenos.—Puesesperoquetodolesvayabienporallí—ledijo—.Lavidaenelcampo

es muy agradable. A mí me costó descubrirlo, pero lady Badfields es buenamaestra.Siemprediceque,alládondehayaunabuenacosturera,habrásuficientecivilización. —Ambos hombres rieron a dúo la broma, pese a que la fraseperturbóaMarcus,sinquecomprendieseporqué…LehabíahechopensarensirHerbertPyne.¿Seríaporaquellabromasimilarquehizosobrelacivilizaciónylosclubesdecaballeros?Perono,habíaalgo...—.TransmitamissaludosaladyActon,porfavor,ymismejoresdeseosdequeserepongacuantoantes.—Gracias,milord.Asíloharé.Se saludaron una última vez con la cabeza y Badfields siguió su camino.

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Marcussequedóallí,pensativoeinquieto,unpardeminutos;luego,terminólacopa y decidió recoger. No tenía mayor sentido seguir allí, con esa desazónpresionándole el pecho.Mejor irse a dormir, a ver si, con un buen sueño, laspiezasdelrompecabezasterminabandeencajarporsímismas.Tomó los papeles con una mano para meterlos en la carpeta, cuando algo

escritoenelqueestabaenprimerlugarllamósuatención.Eraundocumento legaldeldespachodeJohnShipley, firmadopordistintos

caballeros,unacuerdoentrepartes,comotantosquehabíavistoalolargodesuvida, ymás esamisma noche. En él constaban los nombres y rúbricas de losinteresadosytambiénlosabogadosqueleshabíanasesorado.Unodeellosera«H.Pyne».Ylafirmaerainconfundible.Justo en ese momento, aquella pieza que giraba en su memoria,

incomodándole, encontró por fin su sitio. Se encajó de pronto, con un golperotundo, y supo qué era lo que parecía flotar en el aire desde que tuvo suconversación con sir Herbert, ese dato fuera de lugar que le hacía sentirincómodo.Algoquesehabíaremovidomásaún,conlabromasobrecosturerasdelordBadfields.SirHerbertsehabíareferidoaMerycomo«esacosturera».Y,sinembargo,en

lacartanomencionabaesedetalle.Élmismono lohabíasabidohasta llegaraMinstrel Valley. Y no lo había mencionado en ningún momento de laconversación.SirHerbertconocíamásaMerydeloquehabíaqueridoreconocer.Sintióque se lehacíadifícil respirar,mientrasuna sospechamonstruosa iba

abriéndosepaso,sinfrenoalguno.Nopodíaser,nopodía…Pero,alavez,algole decía que sí, que se había topado con la respuesta, por horrible que fuese.«Horrorosa», pensó, recordando la parodia que hacía siempreHarmony de sumaestra,perosinningunaganadebromear.En vez de irse a casa a dormir, como tenía planeado, decidió volver al

despacho, y lo más rápido posible. Si sus sospechas eran ciertas, quizá sirHerbertquisieradestruiralgunaprueba,ynopodíapermitirlo.Noestabasegurodequéhacercon todoaquello,pero loquesí sabíaeraquenodeseabaqueseperdieraenelolvido,quetodoquedaraeneltriunfodeunosdesalmadosfrentea

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unospobresjóvenesquesecruzaronenelcaminodesuambición.No,deningunamanera.Sinoquedabanadieeneledificio,entreFergusyél,

podíanllevarseaNorthcottHouselascajasquehubieraenlaoficina.Luego,porlamañana,yaseencargaríadelasotras.Perollegótarde…Ya desde la puerta, que abrió sin ruido, lo vio todo envuelto en el suave

resplandor que llegaba del fondo, desde su despacho. Estaba encendida lachimenea,comprendió,yalgunossonidossuavesleindicaronquehabíaalguienallí.Cruzólaoficina,preguntándoseporquéhacíatantocalor,bastantemásdelhabitual,yseacercóalapuerta,hastaasomarse.Sir Herbert Pyne, vestido con la toga de seda que le otorgaba su título de

Abogado de la Corona, y con la peluca que usaba en los tribunales, estabasentadoenunasillajuntoalachimenea,rodeadodecajasypapeles.Lerecordóaélmismo,lalaborquehabíaestadohaciendoenBrooks’s,aunquesirHerbertla llevaba a cabo sin ningún cuidado, como si solo lo alentase una ligeracuriosidad.Total,ibaaquemarlotodo…Cogía fajos de documentos, los miraba por encima con aire adusto y los

arrojabaal fuego,donde revoloteabansobre lascenizasde losmuchosque leshabían precedido, hasta arder a su vez por completo. Había quemado ya unabuenacantidad.Nosemovió,perosabíaqueestabaallí,porquedeprontodijo:—Pasa, Northcott. —Él lo hizo. Se miraron—. Supongo que ya no tiene

sentidoseguirdisimulando.—Ninguno —convino, reafirmándolo con un gesto de cabeza—. Le

agradeceríamuchoquemecontaselaverdad,sirHerbert.Sumentor se echó a reír, aunque solo terminó siendo una risa seca, corta,

comoarrancadadecuajo.—Túnoquieres laverdad,Marcus.Quierespodersentirtebien,algoqueya

novaaocurrirjamás,sihablo.Eso era cierto, también lo intuía. Que, si confirmaba lo terrible de sus

sospechas,nopodríavolveradormir,almenosnodelmismomodo.

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Peroteníaquesaberlo.—Yanosoyelniñoalqueentreteníacontandoprecedentes legalescomosi

fueran cuentos, sirHerbert.Soyunhombre.Además, ustedmismomeenseñóquehabíaquebuscarsiemprelaverdadtraslaaparienciadelosdetalles.—Negótambiénconlacabeza—.Losiento,nopuedoquedarmeconunaimagenfalsa,conloquemeconstaqueesunamentira.—Esosignificaquealgointuyes.—No.Significaque algo sé.Y loprincipal esque ahorameconstaqueme

equivoqué.SirHerbertarqueóunaceja.—¿Deverdad?—«Empieza siempre por el principio». Esome enseñó usted. Pero a veces

cuestaverdóndeseiniciaunahistoria.Enestecaso,nofueconlabodadelordCamdenyMeryCoombs.—Arrojó lacarpetasobre lamesa—.TengopruebasdequeustedtrabajabaparaJohnShipleyenlostiempospreviosalamuertedelord Camden. Y me consta que conoce a Mery Coombs más de lo que hareconocidonunca.Deotromodo,nohubiesepodidosaberqueeracosturera.Esundatoquejamáshabíacompartidoconusted,estoysegurodeello.Loviosonreírconamargura.—Sí,medicuentadelameteduradepata.Mepreguntabasilohabríasnotado

tú.Eresunhombreperspicaz.—Ya.—Lomirósinningunasimpatía—.¿Quéocurrió?—Ah, muchacho… Lo de siempre. Cuando naces sin nada, cuesta mucho

abrirse camino, y yo hice todo lo necesario para poder encumbrarme. Cometíerrores,no loniego.Elprincipal,quenodebídejarconvidaaMeryCoombs,pero… supongo que siempre he tenido escrúpulos a la hora de matar a unamujer.—Por Dios… —susurró Marcus, horrorizado—. Cíñase a los hechos, sir

Herbert.—Muybien.Puestodoempezóporcasualidad,eldíaenqueescuchéloquese

hablabaenunareuniónapuertacerrada,eneldespachodeJohnShipley,entreelabogado, lord Camden y su padre. Fue un enfrentamiento gravísimo, el

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muchacholedijoqueseiríaaMinstrelValleyaprimerahora,quesiqueríaalgodeélodesuesposa,allípodríaencontrarle,ysupedeinmediatoquédebíahacer.Melojuguétodoporeltodo,peromedabaigual.Misituacióneramuyinestableenaquellosmomentos.—¿Inestable?¿Aquéserefiere?—AqueJohnShipleyeraunrematadoimbécil.Seoponíaunayotravezamis

métodos, y me cerraba cualquier posibilidad de crecimiento. Además, habíadescubiertoalgunasdemis…actuaciones,conalgunosclientes,yyosabíaqueteníamisdíascontadosdentrodelaprofesión.Shipleynosoloibaaecharmedesudespacho, sinoque iba a acusarmeenpúblicodevariosdelitos, con loqueperderíatodaposibilidaddeseguirejerciendocomoabogado.—Supongoque,loquepuedeconcluirsedetodoeso,esqueJohnShipleyera

unhombreíntegro.SirHerbertfruncióelceño.—Unidiota,esoera.Podíahaberllegadomuylejos,dedejarseaconsejarpor

mí,pero…—Seencogiódehombros—.Daigual.Hiceloqueteníaquehacer.Marcusse llevóunamanoalcuello,paraaflojarel lazodelpañueloconun

gestonervioso.Maldición,cadavezhacíamáscaloreneselugar.PodíaserporlospapelesquesirHerbertarrojabaalfuegodecontinuo.Oquizáerasolocosasuya,porlasorpresayelhorrorqueestabaviviendo.—¿MatóalordCamden?—preguntó,convozcrispada—.¿AlordNorthcott?

¿A John Shipley? ¿Al hombre que ofició la boda, en Gretna Green? ¿AlsacerdotedeMinstrelValley?Yasaberacuántosotros…SirHerbertlecontemplóduranteunpardesegundos;luego,asintió.—A esos, sin duda. El primero fue Shipley, aquellamisma noche. Llevaba

tiempopreparándolo,melimitéaadelantarlounpoco,hubiesesidocosadeunpardedías.—Sí, por supuesto. Esa venganza del hermano de un criminal que Shipley

habíaenviadoalacárcel…—Veo que estás bien informado. Sí, yo lo organicé. Aproveché que ese

desdichado se había presentado una mañana en el despacho, donde trató deagredirle.Demodoquecontactéconély lepropuseayudarleensuvenganza,

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paralocuallecitéeneldespacho,enunmomentoenelqueyosabíaquesoloestaríaShipley.Cuandollegó,mijefeyaestabamuertoy…bueno,esevidente.Conloscuerpossimuléunapeleay,luego,provoquéelincendio.Asíseperderíatodaposiblepruebaquehubiesepodidocondenarmeamí.—Siempretodobiencalculado.—Ese soyyo.Eso te enseñé.—Esperóunmomentopero, comoMarcusno

dijonada,siguió—.¿Sabes?Dicenque,cuandomatasaalguien,cuandoquitasunavida,cruzasunalíneaytodocambia.Lociertoesqueyonolosentíasí.Nome... impresionó.Era,sinmás,algoquedebíahacerse.YlamuertedeShipleyfuesolounaparte,elprincipiodetodo.Aquellolohiceparaarreglarmipasado,perotambiénqueríasolucionarmifuturo.Yaesosedirigíalasegundapartedemiplan.—LordCamden.—Sí.Exacto.EsperélasalidadelordCamdendellugarenelquesealojabay

le seguí. En un lugar discreto del camino aMinstrelValley, le abordé. Élmeconocía,deldespachodeabogados,yyosimuléiraentregarleunmensajedesupadre.Encuantotuveoportunidad, legolpeé.Ensucaso,simuléunaccidente.Fuefácil.Todoelmundolocreyó.—Oh,Diosmío…—susurróMarcus.Pobremuchacho.PobreladyActon.Y

Mery,yOlivia…SuprimaHelenahabíatenidorazón.Unamuerteeracomouncastillodenaipes,yafectabaamuchasotrasvidas.—EsoprovocóunafortunadoataqueenlordNorthcott.Ymeganéelfavorde

tupadrecuandollegódeYork,paraquetrasladasesudespachoymecolocaseenelpuestoqueheocupadodesdeentonces.—Mipadreerainocente,entonces…—¿Inocente?¿Tupadre?¡Ja!Élsabíaloquehabíaocurrido.Yomismoselo

confesécuandoleplanteéquenoselimitaseacerrareldespachodeYork,quelotrasladaseaquíparaponermeamíalfrente.Fuetodoloqueleexigíacambiodemi ayuda en la tarea de convertirle en rico marqués. Tuve que cambiar deespecialidad, como abogado, pero mereció la pena. En realidad, era lo quesiemprehabíaqueridohacer.—¿Ledijoquehabíamatadoaesoshombres?—preguntó,pocointeresadoen

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laespecialidado lasaspiracionesdesirHerbert,dentrode laprofesión—.¿Enserio? ¿Y qué hubiese ocurrido si mi padre hubiese sido alguien de moralintachable?¿Notuvomiedodequeledenunciase?Sumentorseencogiódehombros.—Nomepreocupóadmitirlo,ni lomásmínimo.Simehubiese traicionado,

hubiesemostradolaspruebasquelocondenabanaél,queeraelúnicoqueteníauna razón clara, un motivo, para desear la muerte de sus primos: heredar eltítulo. Hubiese podido demostrarse que había asesinado a lord Camden conayudadesuabogado,JohnShipley,yque luegohabíaeliminadoaesteúltimoparanotenerquecompartirconéllafortunaconseguida.Marcusabriómucholosojos.—¿Laspruebasquelecondenaban?—Cogíalgunospequeñosobjetosde loscuerposde lordCamdenydeJohn

Shipley.Unbotóndelchaleco,unpañueloconsusiniciales,unmechóndepelo,suplumapreferida…Situpadremehubiesetraicionado,yohubiesealegadoserinocentey,enlossiguientesdías,loshubieranencontradoentresuspertenencias.Marcusagitólacabeza.—Debíimaginaralgoasí.Esustedtanretorcido…—Nololamentómucho,notecreas,sobretodocuandolehablédelaboday

de la posible descendencia de lordCamden.—Rio entre dientes—. ¿Sabes loque me dijo? Que, si yo quería tanto que trajese el despacho desde York, sideseabatantoesepuestoalfrente,debíaseguirhaciendoloposibleparaqueélfuesemarqués,yeliminartodafuentedepeligro.Algoasí,palabrasparecidas.Elmensaje,endefinitiva,eraclaro:queríaquemataseaMeryCoombs,unajoveninocenteyembarazada.Esebebéencaminoeraunpeligro,unposibleobstáculoparasuambición.Marcusabriómucholosojos.—Diosmío…Quémalditocanalla…—Loera,sinduda.Laclasedehombrequesejustificaafirmandoquelohace

todoporelbiendesufamilia;elqueconsideraque,paratandignaempresa,todovale, incluso destruir a cuantas familias ajenas sea necesario. Por eso nosllevamos bien. Ambos sabíamos que el poder tiene un precio y estábamos

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dispuestosapagarlo.—PeroustednomatóaMeryCoombs.—No. Ya te he dicho que asesinar a una mujer… a una jovencita

embarazada…—Bufó—. Supongo que yo también tengomis límites. No, noquería tenerquematarla,meesforcéporevitarlo,peseaqueme temíaque,alfinal, eso me trajera a esta escena. —Ahogó una risa seca—. Pero, en sumomento, logré impedirlo tomando un camino de esos que tú considerastortuosos,peroquellevandirectosalobjetivofinal,queesloqueimporta.Marcusasintió.—ViajóaGretnaGreen.—Exacto. Allí, arranqué la hoja del libro. Tenías razón, el hombre no se

despertó, tuve que levantarlo de la cama por la fuerza y arrastrarlo hasta lafragua en la que celebraba sus ridículas bodas. No podía dejar testigos delmatrimoniodelordCamden,aunquenoexistieselareferenciaensulibro.—Loimaginaba.—LuegomedirigíaMinstrelValley,parapersuadiraMerydequesecasase

conalguien.Laasusté.—Apretóloslabios—.Cavéunatumbaenelbosqueylaaterroricéconlaposibilidaddeterminarenella.Luego,conlaayudadelpadreRoberts, logréquesecasase.Fueelsacerdotequienmeayudóaescogercomomarido a Bernard Coombs, un individuo que, por lo que supe, siempre habíaestadoenamoradodeella.—Ya.Eranecesarioquelapaternidaddelacriaturaquedaseenentredicho.Y

quehubieraotromatrimoniolegítimoquesípudieraprobarse.—Exacto.Aunque, te lo reconozco, dehabernacidounniño envezdeuna

niña…Creo que tu padre hubiese optado por hacerme intervenir de nuevo, ycometer otro crimen espantoso.De hecho,me hizo estar al tanto hasta que seconfirmóquehabíanacidounaniña.Marcusinclinólacabezaypresionólascomisurasdesusojoscondosdedos.—Quéterrible.Nopuedocreerlo…—Hazlo,tienesquehacerlo,porquequeríaslaverdad:ahílatienes.—Esperó

unsegundoycontinuóconsuhistoria—.Entonces,sí,tupadreseolvidóporfindeMinstrelValley.Yyopenséquetodoquedaríaasí,peroentonces,cuandotu

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padreenfermótangravemente,MeryCoombsdecidióremoverelasunto,comosisetratasedeunmalditoavispero.—Bufó—.Muchachaterca…—Vamos,sirHerbert…Eralógicoquelointentase.—Noloniego,peroprovocómásdesdichastodavía.Contratóunabogado,un

tipo inteligente, que viajó aGretnaGreen y descubrió que faltaba la hoja delregistro.Entonces,animóalpadreRobertsacolaborarconellos.Segúnledijo,podíannotenerunapruebadocumental,perosícontabanconeltestimoniodeunpárroco muy querido en su pueblo, alguien de conducta intachable durantemuchosaños.Marcusasintió.—Esohubieratenidomuchopesoanteuntribunal,cierto.—Asíes.Ganaranono,hubierahechomuchodaño.Yomeenteréde todas

estasmaniobrasporlacartaqueenvióelabogadopidiendounacita,ennombredesucliente.Esoprovocólaalarmaytuvequetomarmedidas.Elabogadofuesencillo,solotuvequepagaraunpequeñogrupodeWhitechapelconelquehecolaboradoaveces.PerodelodeMinstrelValleytuvequeocuparmeyo.—Uncura—dijoMarcus, con tonoacusador—.Yalguiendequien todoel

mundodicequeeraunabellísimapersona.¿Cómopudo…?SirHerbertagitólacabeza.—Nolosé.Síqueeraunbuenhombre,sí…Nuncaolvidarésuexpresión,lo

muchoquesesorprendióalverme.Peroteníaquehacerlo,yanisiquieraerapormí,niportupadre,queyacasiniseenterabadenada,estandocomoestabaensulechodemuerte,sinoporalgomásimportante,más...grande.—¿Élnotuvoquevereneso?—No,enesono.Perosoloporquelaenfermedadlehabíaapartadoyadetodo

ynoconsiderénecesariocomentárselo.Daigual,estoysegurodeque,dehabersidoeldesiempre,mehubieseordenadoquelamatase.Peroyanoeranecesario,como te digo, porque teníami propiamotivación. Esa ideame impulsaba, lojustificabatodoentoncesylosiguehaciendoahora.Lomatéyquemélaiglesiaparasimularunaccidente.Luego,meplanteémataraMery,peroconsideréqueconunsustofinalseríasuficiente.Consuerte, tras todo loquehabíavistoqueeracapazdehacer,yanolequedaríanganasdeseguiratacando.Noteníaaliados

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ylahabíaamenazado.Sabíaaloqueseexponía.Marcusmeditóunmomentosobreloescuchado.—¿Quéhaqueridodecirconesodequelohacíaporalgomásgrande?¿Que

teníasupropiamotivación?—Ah.—SirHerbertsonriódeunmodocasitierno—.MereferíaaHarmony,

claroestá.—¿Cómo?¿AHarmony?—Más de una vez creí que te habías dado cuenta.—Como parecía esperar

algunarespuesta,Marcusnegóconlacabeza—.Tumadrenoqueríaatupadre,supongoqueyalohabrásimaginadomásdeunavez.—Sí,claroquelosabía.Sumadreeraunapobremujeratrapadaenunmatrimoniosinamor.Poresosevolcóporcompletoensushijos…oesohabíacreídohastaesemomento—.Cuandovino a Londres y nos conocimos, se enamoró de mí. —Vaciló, como si sesintiera renuente a mostrar tanto, pero no pudiese evitarlo—. Y yo de ella,mucho.Tuvimosunarelación,duranteaños.Harmonyfuelaconsecuencia.—¿Harmony?¿Harmonyeshijasuya?—Unasospechaseabriópasoporlos

laberintosdesumente,como tirandoabajounapuertaconviolencia inusitada.Al otro lado, había una luz que lo aclaró todo. Lo entendió—.Ymi padre losabía,claro.Poresolarechazósiempre.—Sí,me temo que sí. Tumadre se lo dijo durante una discusión, un grave

error.Debidoaeso, tupadreyyo tuvimosunapelea terrible.Peroéramosdoslobos que guardaban el uno los secretos del otro, no podíamos atacarnos.Empezamos a evitarnos, sinmás. No resultó difícil. Él jamás venía ya por eldespacho. Yo pertenecía a otro club y pocas veces nos encontrábamos porLondres.—Diosmío…—Peroyaves,paracuandoMeryintentóaquello,yoyanopodíapermitirque

se descubriera todo, hubiera hundido el futuro de mi hija. Por eso maté aRoberts.Lehubieramatadomilvecesyvolveríaahacerlo.—PorDios.—Marcussepasóunamanoporlacabeza—.Estáustedenfermo.—No,enabsoluto.Algúndía,cuandotengastuspropioshijos,meentenderás,

seguro. Por cierto, aprovecho para agradecerte el modo en que te has

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comportadosiempreconHarmony.Graciasa ti,no tuveque intervenirmásdeunavez,ydelatarme.Siemprehesabidoqueestababiena tu lado,yséqueteocuparásdeellaenelfuturo.—Lomiró,conunsentimientonuevo—.Marcus,sabesquetequierocomoaunhijo.Quehahabidomuchosrinconesoscurosenlalíneademivida,peroque,encuantoaHarmonyyati,nohepodidosermástransparente.Osquieroyoshecuidadoypreparadoenlamedidadeloposible.Marcusfruncióelceño.—¿Está intentandoconmoverme?Aunque lodeseara, nopuedocallarlo.No

vaalibrarse.—Losé.Peronopuedopermitirquemedenuncies.Lohagoporti.—¿Pormí?—YporHarmony,claroestá.Elescándalodesemejantehistoriacaeríasobre

vosotros.Nosésisetepermitiríaseguirconeltítulo,peroloquetengoclaroesqueHarmony jamás sería admitida entre la alta sociedad londinense, con unahistoriaasíalaespalda.Losabestanbiencomoyo.Marcushizoungestoamargo.—¿Yquéespera?¿Que todoquedeennada?¿Quehagacomosinosupiera

queesustedunasesino?—No,porsupuesto.Hoy,túyyoharemosjusticia,muchacho,ycreoqueya

ha llegado el momento, puesto que ya te lo he contado todo. —Enrollo losdocumentosqueteníaenlamano,hastaformaruntubo.Entonces,acercóalasllamasunextremodeaquellaantorchaimprovisada—.Serámejorquetevayasdeaquí.—¿Porqué?¡Eh!—exclamó,alverqueseprendíaunextremodelatoga,en

elsueloasuderecha.Lasedaprendiórápido—.¡¿Quéhace?!Intentó avanzar, para apagarlo, pero sir Herbert usó su tubo de papeles

ardiendoparadetenerleenseco.—No. —dijo, rotundo—. Vete, Marcus, vete cuanto antes. Esto se va a

convertir en un infierno.El sótano ya está ardiendo.Lo sabes, lo notas. Estássudando.—El calor, claro. Estaba por todas partes. Y empezaba a ser difícilrespirar—.Yomequedoaquí.—Seechóareír,yMarcusdudódesucordura.Quizá había enloquecido por la situación, o quizá lo había estado siempre, de

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algunamanera—.Megustaestefinal,tieneciertajusticiapoética.Siempreloheterminadotodoconfuego.—Surostrosetransfiguróenunamuecadedolor—.ElpadreRobertsmecaíasimpático,¿sabes?EnlabodadeMerydijoalosquenomeconocían,queeraunodesusamigos.Esosiempreseloagradecí.Pocasveceshetenidoamigos.—¡No!¡Vamos,aparteeso,nopuede…!—Ya lo creo,muchacho.—Entrecerró los ojos—.He tenido la vidaquehe

deseado.Teaseguroquetendrétambiénlamuertequeelija.—Volvióautilizarlateaparaprenderotrospuntosdesuropa.Empezóaconvertirseenunaboladefuego.Lapelucaprendióconfacilidad,yélchilló—.¡Vete!¡Vete!—¡No!¡PorDios…!Nada,todointentofueinútil.Tratódesujetarleunpardeveces,peroinsistir

enuna tercerahubiese sidoun suicidio.Ante sumiradaespantada, sirHerbertempezóagritaryamoverseconviolenciadeunladoaotro,chocandoconlasparedesyprendiendodocumentosaquíyalláa supaso.Al final, sederrumbósobreelescritorio,yelfuegoseextendiómástodavía.Nohabíanadaquehacer.Marcusescapódeallítambaleándoseytosiendo.El

suelo, bajo los pies, quemaba en algunas zonas, y una lengua de fuego habíaempezadoadevorarunadelasparedesdelaoficinaprincipal,dondeestabanlasmesasdelossecretarios.Elhumosurgíadelasranurasdelsuelo,comounvaporpesadoqueloestabaenvolviendotodo.Sinosalíarápidodeallí,seasfixiaría.Tuvo que correr a trompicones hasta el exterior. Llegó a la calle y cayó de

rodillas.Entonces, sintió un frío intenso, devastador, algo que iba más allá de la

temperatura de la noche; también percibió la humedad de las lágrimas quecubrían sus mejillas, aunque no era consciente de cuándo había empezado allorar,nosehabíadadocuenta.Alolejos,yaseoíangritosysedabalaalarmadefuego.Notardaríaenllegarayuda.Marcus sequedóallí, contemplando inmóvil cómo las llamas ibanhaciendo

estallar las ventanas del edificio. Solo era capaz de pensar que su familia eraresponsabledetodoloquehabíaocurrido.TeníaquecasarseconOliviaCoombs.

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Capítulo12

Alfinal,MarcustardómásdeunasemanaenvolveraMinstrelValley.EnLondres, tuvo que ocuparse de hacer una declaración, en la que dijo no

habervistonadadeinterés,ydeorganizarlosdestinosdelossecretariosydelosclientes, puesto que el despacho no volvería a abrir. A Tatum le designó unabuena renta para que no tuviera que volver a trabajar, y a los otros les buscóbuenosempleos,enoficinasdeotroscolegas.También fue distribuyendo a los clientes, siempre con su conformidad,

asegurándose de que quedaran satisfechos. Los asuntos de lady Acton y lossuyospropiosse losentregó,demomento,aunodesusmásantiguoscolegas,EdgarOakes, un hombre en el que confiaba por completo. Sabía que estaríansegurosensusmanosmientrasélreorganizabasupropiodespacho,algoquenoiba a ser rápido. Tendría que buscar un buen local y un abogado dispuesto aofrecersunombre,peroacederleelmanejodelosasuntos,almenosdealgunos.Lord Badfields fue muy amable durante aquellos días, y también lord

Gysforth.Esteúltimo,dehecho,resultódegranayuda,puestoqueintervinoparaquelapolicíasedieseprisacontodaslasgestionesnecesariasenlainvestigacióndelincendio,yparaquelepusieranlasmenostrabasposibles.Graciasaél,loquepudohaberlellevadobastantetiemposesolucionóenpoco

másdeuna semana.Sedictaminóquehabíahabidounaccidente, con la tristepérdidadesirHerbertPyne,enaquellanochedefinalesdemarzo.SirHerbert Pyne, que seguro que habíamuerto un día después enMinstrel

Valley,pensóMarcus,mientrasavistabaporfin la líneadel lagoy lacolinadeLakeHill,sobrelaqueestabalaposadaTheOldFlute.Oquizátres,asaber,en

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aquelcuriosotiempoalternativo,cuandollegaseelperiódico.ElcocheentróporelOldLondonRoady,cuandopasabanalpiedeLakeHill,

oyóqueFergusdabaunaltoaloscaballos.Sorprendido,Marcusseasomóporlaventanilla.—¿Ocurrealgo,señorFergus?—EselseñorBarry,milord.—Elcocheroseñalóhaciaelsenderoquebajaba

dibujando eses por la ladera de la colina. El soldado retirado Thomas Barryestaballegandoyaalpie,ysaludabaconunamano—.Mehahechounaseñal,creoquequierequele llevemos.Sinole importa,puedecompartirconmigoelpescante.—No, por supuesto que no.—De hecho, había esperado una ocasión como

esaparahablarasolas.UnasuertequeUptonhubieseviajadoaMinstrelValleyeldíaanterior,encargadodeltraslado,enuncochearebosardetodaslascosasolvidadas por Harmony, además de una buena selección de abrigos, guantes,sombrerosyzapatosrealizadospormadameDidianeparaellayparaOlivia—.Aunquepreferiríaquevinieseaquí conmigo. ¿Quémedice, señorBarry?—ledijoa él,mientras le abría lapuerta,yaqueelhombreacababadealcanzar elvehículo—.¿MedaráelgustodecompartirmicochehastaMinstrelHouse?—Eh…Mmm…—ElpobreseñorBarrylelanzóunamiradaconfusa.Lógico,

no resultabamuy habitual que unmarqués le ofreciera algo así a alguien delservicio. Luego, también volvió las pupilas hacia Fergus, que mostraba unaexpresión de asombro idéntica. Ninguno de los dos podía entender semejanteoferta.Pero,porsupuesto,noteníaformadeoponerse—.Desdeluego,milord.—Estupendo.—Dehecho,nosabíacuántopodíadurarlacharla,peroquería

tener el tiempo necesario, así que se asomó otra vez—. ¡Señor Fergus, vayahastaLegendSquareyluegotomeporKing’sRoad!—¿Tantorodeo,milord?Podríamosatajarpor…—Losé.Peroquierover…cómoestáelpueblo.—Porsupuesto.Comousteddiga,milord.ElseñorBarrysehabíasentadofrenteaél,consuhabitualsombrerodetela

aplastadoentresusgrandesmanos,depalmascallosasycurtidas.Elvehículonotardóenvolveraponerseenmarcha.Marcussonrió.

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—¿Estabadepaseo?—Sí,bueno…Devezencuandomeacercoatomarunacervezaycharlarun

ratoconTom,eldueñodeTheOldFlute,yasabe.—Marcusasintió—.Somostocayos,yesodiopieaquenostratáramosmás.—Entiendo. —Recordó detalles que le había comentado Derek Lee, lord

Mersett, su extraño «primo chino», como le llamaba. En realidad, su únicovínculodesangreeraladyActon,primalejanaenamboscasos,perosimpatizabamuchoconDerek,desdehacíaaños,yambosencontrabandivertidoconsiderarsefamilia—. Quizá me pase un día de estos. Me han hablado mucho de suexcelentecerveza.—Harábien,milord.Sinduda,esunadelasmejoresqueheprobadonunca.

―SehizounligerosilencioyelseñorBarrycarraspeó,buscandoquéañadir—.Mealegrodeverledevuelta,milord.—Gracias.—Marcus jugó unos momentos a girar el bastón sobre su base.

Teníaquehablarya.Elpobrehombreloestabapasandofatal.Elproblemaeraqueél tampocosabíapordóndeempezar—.Sepreguntaráustedporqué lehehechosubiraquí,conmigo.—Pues,yaquelomenciona…—Elasuntoes sencillo:desdeque llegóa casade ladyActonqueríahablar

conusted,asolasycontiempo,peronohemostenidooportunidad.Seguroquesabeque fuemidespacho…bueno, el de sirHerbert, el que logró localizarle,graciasalaintervencióndesirArianCreepingbear,quesededicaaestaclasedepesquisas.—Desde luego, milord. Sir Arian se puso en contacto conmigo y ha sido

siempre muy amable. Y le aseguro que llevó a cabo una gran labor, casi unmilagro.—Nolodudo.ElseñorBarryagitólacabeza.—Todavíameasombraquelograraencontrarme.Yonosoymásqueunoentre

tantos, milord.—Sumirada se veló por unmal recuerdo—. Entre cientos demiles.Fuimosmuchos,muchísimos,losolvidados.Barry se refería al más demediomillón de soldados británicos que fueron

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licenciadostraslaguerracontraelfrancés,yabandonadosasuabsolutasuerte.Muchosdeaquelloshombressehabíanvistoobligadosacentrarsuprofesiónenla guerra, por completo, y, al terminar el conflicto, se encontraron con pocasposibilidadesdereinsertarseenotroestilodevida.Paraaumentarsudesdicha,elpaísestabaencrisisyfuerondadosdeladopor

ungobiernoqueapenaspodíamantenerlaestabilidad.Por eso, ellos, que habían salvado a Inglaterra delmayor peligro al que se

había enfrentado nunca, de la mismísima desaparición como país por lainminenteconquistadeBonaparte,recibieronportodopagounrotundoolvido,ytuvieronquebuscarporsucuentaelmododesobrevivir.—Sí, tengo entendido que estaba usted en muy mala situación —musitó

Marcus—.VivíaenWhitechapel,enlaindigencia,delacaridad,sindemasiadasesperanzasdeconseguiralgúndíauntrabajohonrado.LaexpresióndelseñorBarrynovarió.—Hevividomomentospeores—selimitóadecir.Marcusarqueóunaceja.—¿Enserio?—No,nomemalinterprete.Quehayasufridosituacionespeoresnosignifica

que la vida enWhitechapel fuera agradable.No lo era, aunque, por suerte, laguerrameconvirtióenunhombrederecursos.—Comprendo.—Marcus recordó el informe de sirArian—.TrasWaterloo,

viajóustedconelcoronelHippisleyhastaelOrinoco,enesaempresaabsurdadeSimón Bolívar y su Legión Británica, ¿no? —El otro no dijo nada, así quecontinuó—. He oído hablar del tema. Para nuestro gobierno, fue una buenaforma de quitarse de encima el grave problema que suponía todo ese ejércitoconvertidoenhombresnecesitadosdeempleo,deun futuro,peroparaustedessolofueotrapesadillamás.Malaorganización,indisciplina,caos.Hambre,sed,miseria…Pornohablardedisentería,viruela,malaria,tifus,fiebreamarilla…—Asíes.Fuerontiemposenlosqueeramejornohaceramigos,porquenadie

podía saber quién iba a estar vivo al día siguiente. —Los ojos de Barrycambiaron,parecióretraerseaúnmástrassuspupilas—.Pero,sinoleimporta,prefieronohablardeaquello.—Bien, de acuerdo, no lo haré entonces. —Una pena, le hubiese gustado

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saberdetallesde loque, sinduda, fueunviaje increíble.Seconsolópensandoque quizá pudiera volver a sacar el tema en el futuro, cuando tuvieran másconfianza—.Peromeconstaquetieneustedunbrillantehistorial,señorBarry.SirvióconhonordurantetodalaguerraalasórdenesdelentonceslordNorthcottyfuemuyvalienteenWaterloo,unabatallaqueserecordaráporsiempre.—Unpuñeterobarrizal,esoesloqueera,simepermitedecirlo,milord.Marcussonrió.—Seguroque sí.En todocaso, queríadecirlequemealegrémuchocuando

ladyActonlebuscóyleofrecióunempleo.Fueunactodepurajusticia.Barrychasqueólalengua.Miróporlaventanilla,aunquecasidiolaimpresión

deestarviendounpaisajedeotropaísyotrotiempo.—Nosé,milord,yo…LordNorthcottfuemuyamableconmigo.Yjamásle

agradecerélosuficientequelehablasedemíasuhermanaoquememencionaseensutestamento,aunquehayantardadoenencontrarme.Esofueculpamía.Metemoque,alfinal,mequedémuchotiempoenAmérica.Hasta lleguéapensarquenovolvería.—Seencogiódehombros—.Perovolví.Marcusasintió.—Por esome alegramás todavía que esté en la casa. Como digo, era una

simple cuestión de justicia recompensar su lealtad y, además, me tranquilizasaberquepuedocontarconustedparalaproteccióndelasdamas.Barry le estudió unos momentos con aquellos ojos tan distintos. Luego,

asintió.—Darémividaporellas,milord.Nolodude.—Bien. —Tenía que asegurarse de que recibiera un sueldo añadido por

aquellatarea.Yleotorgaríaunabuenapensión,paracuandodecidieraretirarse.Pero,demomento,eramejorcambiarde tema.Mirópor laventanilla—.Hacemuybuentiempo.Idealparaunabuenacaminata,¿nocree?Oparasentarsealsol.Dealgúnmodo,Barryparecióvolverarespirar.Sonrióapenas.—Sí,asíes—asintió.—Ytengoqueadmitirqueestepuebloesmuybonito.—Síqueloes.LeaseguroquehaymuchosrinconesenMinstrelValleyque

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merecelapenavisitar.—¿Enserio?—Viniendodealguiencomoél,quehabíavistomuchomundo,

eraunaafirmaciónparatenerencuenta—.¿Algoquemerecomiende?ElseñorBarrylomiróconciertaduda.—Pues… para un caballero como usted, no estoy seguro, milord. Quizá

pudiera jugar una partida de naipes en el Salón de Fiestas, está frente alayuntamiento. Es donde se celebran los bailes de la parroquia, segúnme handicho,pero lohabitualesque,por las tardes,sereúnanallí los lugareños.Hayunamesa especial, reservada para las personalidades del pueblo.Usted estaríainvitadoaella,depresentarse.Marcusarqueóunaceja.Yaseimaginabaloapasionantedeunatardejugando

partida tras partida, con apuestas de a penique, acompañado del médico, elalcaldeyelpárrocodellugar,caballerosquesindudatendríanunaconversaciónmuylimitadaalosasuntosdelcampo.Alfinal,trasunashorastediosas,quizállegaseaganarunchelín.Yeso,siel

curanolehacíatrampas.—Creoque,simegustaraeljuego,seríamásasiduodeBrooks’s.Almenos,

lasapuestassonmejores.Y,quizá,hastapreferiríaesacompañía,aunquesobreesoyanoestoytanseguro—secorrigió,alrecordarlossalonesllenosdenobles,los voceríos a ratos en las mesas de juego, y el libro de apuestas, con retosmuchasvecesinfames.ElseñorBarrypareciócomprenderlobien,yoptóporotraspropuestas.—Tambiénhaylugarespintorescosporaquí,comoelPuentedelPasatiempo,

cruzandoelríoOldruin.O,yaentierrasdelosClifford,elPuentedelasÁnimasyelPozode losDeseos,o las ruinasdeuncastilloen la colinadeScottHill.Todos esos lugares tienen sus leyendas, aunque la más importante es la delcastillo,muycuriosa,deesasdeamorymuerte.—Ah,algorecuerdo,sí—dijoMarcus,pensandoenOlivia.—O,comocomentamosantes,silegustalabuenacerveza,puedetomarseuna

enTheOldFlute.—Sí,esomerecíalapenatenerloencuenta.Asintió—.Puedepasearporlosbosquesoporlaorilladellago.Tambiénhayunascuantasbarcas,se alquilan en el embarcadero del viejo Swan, cerca de la colina. Aunque le

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recomiendoquenovayaporallíunavezempieceaatardecer.—¿Yeso?Elotrotitubeó.—Algorelacionadoconesaleyendalocal,milord.—Habíapalidecidoybajó

algo la voz, para añadir—:Al parecer vaga por allí el fantasma de una jovendamaquesiguebuscandoasuamante,oalgoasí.Marcuslemiróconsorpresayluegoseechóareír.—No puede creer eso, señor Barry, y menos tenerle miedo. ¡Es usted un

veteranodemásdeunaguerra!—Ah,perotambiénsoyunhombrecauto,milord,y,sipuedoevitarlo,nome

acercoalalíneaqueseparalavidadelamuerte.Simedicenqueporahípuedevagarunfantasma,nomeacerco,novayaaserqueseacierto.—Ya veo. —Siguió contemplándole divertido—. Quizá preferiría volver a

Londres. Recuerde que, para usted, siempre es una opción. Con larecomendacióndeladyActon,tendrátrabajodondeprefieraestar.—Oh, no, milord, ni por asomo. Muchas gracias, pero una cosa es tener

respetoaunfantasmayotratenerqueirmedevueltaaLondresporsuculpa.No,enabsoluto.MilugarestájuntoaladyActon.Además,reconozcoquemegustamuchoMinstrel Valley. Es bonito y, para alguien como yo, tiene de todo.—Sonriódeorejaaoreja—.Inclusounpardeviudasmuyatractivas.—Viudas, ¿eh?—Marcus lanzóuna carcajada—.Da la sensacióndeque le

gustanmucho.—Bueno, milord, más que nada, es una consecuencia. A mi edad, las

jovencitas ya resultan demasiado niñas, y las mujeres que me serían másapropiadas suelen estar o casadas o viudas. Como comprenderá, no voy ametermeenmediodeunacamamatrimonial.—No,desdeluego.—Marcusrioconmásganasaún—.Lodicho,esustedun

hombreprudente.—Gracias,milord.El coche había llegado ya al centro del pueblo y cruzó su plaza, Legend

Square,antesdetomarTownHallStreet,ladesviaciónhaciaKing’sRoad,quellevaba a Minstrel House. Había bastante bullicio, el pueblo estaba muy

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animado, de modo que dejaron de hablar y ambos se dedicaron a mirar concuriosidadporlaventanilla.Marcuscontemplóaloslugareñosqueibandeunladoparaotro,ocupadosen

suscosas;ungrupodeniñosjugabaenellavadero,juntoalpozo,salpicándoseunosaotros,mientraslasquedebíansersusmadreslavabanmontonesderopa.Justoenfrente,dosmujereshablabanenlapuertadelatienda.Unadeellas,deedadmadura, cara agria y toca negra, lanzó condisimulounamiradahacia elcochequenolegustónada.—¿Quiéneralamujerdenegro?—preguntóaBarry—.¿Losabe?—Desdeluego,milord.EsMildredCotton,unaseñoraconciertainfluenciaen

lalocalidad—leexplicó,yañadióungestoconlosdedos—.Tambiénesviuda,peroaesanolatocaríanidelejosconunpalo.—¿Quéhahechousted?—Repitióelgesto—.¿Quésignificaeso?—Loaprendí enEspaña, cuando echamosde allí al francés.Measeguraron

quealejaelmaldeojo.Marcus rioconganas,mientrasvolvíaamirarpor laventanilla.Susojos se

toparon con la estatua de laDamaBlanca y el juglar, y se preguntó otra vezcómoestaríaOliviaCoombs.Desdeeldíaenqueseconocieron,ymásdesdelaconfesióndesirHerbert,raroeraelmomentoenquenopensabaenellaconunaextrañamezcladeculpaydeseo.No estaba segurode cómodebía enfrentarse a ella.Estaba tan abochornado

por lo descubierto… Ya hubiera sido lo bastante malo todo aquello de noconocerla siquiera, pero además recordaba el modo brusco y desagradable enquesehabíapresentadoensucasa,ycómolehabíahabladoluego,cuandofueatomarel té,ofuscadoporelmiedoaadmitirquesupadrepudierasercapazdetalesactos,ycreíamorirdevergüenza.«Te lo mereces», se dijo, con amargura. Por precipitado, por agresivo, por

desagradable. Por idiota, en definitiva.Normal que lamuchacha estuviera tanenojadaconél.Puesavercómo loarreglabaahora,porquequizásuhonornoterminara de limpiarse nunca, demasiada sangre y demasiada infamia habíacaídosobre losHaledeYork,peroalmenosdebíaempezarporcorregiraquelerroryasegurarsedequeOliviarecibíaloquelecorrespondíaporherencia.

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Estabapensandoesocuandolaviodepronto,avariosmetros,paradajuntoalmurotraserodeunacasa,enRosebushStreet.Harmonyseencontrabaasulado,ytambiénunadelasdoncellas.Lucy,sinoseequivocaba.Marcussesobresaltó.—¡Señor Fergus! —llamó, golpeando el techo con el pomo del bastón—.

¡SeñorFergus,alto!—Elvehículosedetuvodeinmediato.AntesdequeelseñorBarry pudiera hacer nada por preguntar, Marcus ya había abierto la puerta yestaba en el exterior—.Lleve al señorBarry aMinstrelHouse, por favor.Yodaréunpaseo.—Señalóhacialastresmuchachas—.Voyasaludaramihermanayvolveréconellas.Porfavor,señorBarry,dígalealadyActonquenosveremosenlacena.Quedeseoquenofalte,aserposible,porquetenemosquehablar.—Muybien,milord.—Bien, nos verem… —Con un movimiento rápido, más ágil de lo que

hubiese imaginado en él, el señorBarry salió del coche, cerró la portezuela ytrepóalpescante,juntoaFergus—.Eh…Noeranecesario,señorBarry.—Créame,síloes.—Elantiguosoldadosonrió—.Graciasportodo,milord.Élasintió.Elcocheroazuzóloscaballosconunligeromovimientoderiendas

y el vehículo empezó a alejarse por King’s Road. Marcus lo observó unosmomentos, se encasquetó el sombrero de copa y avanzó hacia el grupo dejóvenes por el camino de tierra. Por suerte, no había llovido. No soportaballenarsedebarro.Ellas siguieronparadasante elmismomuroquecerrabael jardín traserode

una casa. De hecho, se acercó sin que se percatasen de su presencia, porqueestabanconcentradasenlasvariasramasderosalquesobresalíanporencimadelatapia,cuajadasdefloresrojas,rosasyblancas,preciosas.—Buenastardes—saludó,conunasonrisa.Las tres jóvenes se volvieron hacia él. Al verle, Harmony lanzó una

exclamación de contento, corrió en su dirección, le rodeó el cuello con losbrazosylediounbesoenlamejilla.—¡Marcus!¡Québien,yavolviste!¡Hastardadomucho!—Hetenidocosasquehacer.¿Llegaronbientuspertenencias?¿Estabatodo?—¡Sí!¡Ymuchasgraciasporocupartedeenviartambiénlosencargoshechos

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amadameDidiane!—No hay de qué, fue un placer.—Tras el abrazo, la apartó un poco para

mirarlaalosojos—.Supongoqueyalosabes.Le había enviado una carta a lady Acton, informándola de casi todo y

pidiéndole que se lo dijera del mejor modo posible a Harmony. De haberpensado que podía no enterarse hasta su regreso, hubiese esperado paraexplicárseloélmismo,peroestabaelmalditoperiódico.Podíallegartarde,perollegaba.Teníagraciaque,alfinal,sequejasedequehubieraprensaenMinstrelValley.—Sí.—ElbonitorostrodeHarmonyseentristeció,ysusojossellenaronde

lágrimas—.PobresirHerbert.¡Quéfinaltanterrible,Marcus!¿Yasesabeloqueocurrió?—Un accidente. —Se encogió de hombros—. Debió quedarse dormido y

algúntroncosesaliódelachimenea.Oquizáfueporunavela.Noestánsegurosysupongoqueyadaigual.—Sí… Siempre fue muy amable y cariñoso conmigo, junto con mamá y

contigo, la personaquemás sehapreocupadopormí.Dehecho, si te digo laverdad, de pequeña, siempre que pedía un deseo, era que de pronto sedescubriese que él erami verdadero padre. Te parece horrible, ¿verdad?—lepreguntó,conangustia—.O,almenos,unatontería.Marcus sintió una inmensa pena. Pobre Harmony, qué ironías de la vida.

¿Debíadecirle laverdad?Decidióqueno,almenosdemomento.Quizáalgúndía, cuando fueseunamujer adulta, alguien capazde soportar el pesode todoaquel horror… Pero, incluso entonces, se lo pensaría. Haría lo que fuera porevitarleesemaltrago.—No,enabsoluto—murmuró—.Loentiendo,cariño.—Esqueélsíquesecomportóconmigocomosilofuera.—Losé.Dehecho,meconstaquetequeríacomoaunahija.—Leacaricióla

mejillamientrassefijabaensusojosazules,queentoncesveíatansemejantesalos de sir Herbert. Seguro que, cada vez que Walter Hale los tenía delante,percibíaenelloslaburladesualiadoyenemigo.Poresolarehuía—.Quédateconesoyrecuérdaleconcariño.

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Paraevitar tenerquedecirnadamásal respecto, laabrazóydirigió lavistahaciaOliviaCoombs.¡Demonios,quéhermosaestaba!Esosdíassinverlalehabíandadotiempoa

terminar de… de asimilar su aspecto, podría decirse. En esos momentos, lasentíamáscercana,másfamiliar,ypodíadegustarmejorcadadetalle.Esatardevestíadelanafinayllevabaelcabellorecogidoenunmoñodetrenzas,sobreelquereposabaunbonitosombreroadornadoconpiel,a juegoconelrematedelcuellodelredingote.Ibadenegroabsoluto,comosiempre,peroMarcusempezabaadarsecuenta

dequeaquelcolorlesentababien,deunmodomuyespecial.Lahacíaparecersofisticadaymisteriosa,sí.Yencantadora.Legustaba,legustabamucho.No,eramásqueeso.Laadmiraba,ladeseaba.

¡Dios, cómo ladeseaba!Tantoquenopodíaevitarendurecerseunayotravezcomo un crío que está descubriendo el sexo. Le pasaba siempre que seencontraba en su presencia, y estaba claro que ese momento no iba a ser laexcepción.Quizá se delató de alguna forma, porque ella le miró con cautela, como

preguntándosequéleocurría.—Buenastardes—ledijo,confrialdad.Por supuesto. Teniendo en cuenta su último encuentro, aquella discusión

ridículaconelcondestableWorth,nopodíaesperarotracosa.Marcussemaldijoporhabersedejadollevartambiénentonces,mostrándosesoberbioyburlón.Nohabíapodidoevitarlo.Quéabsurdoque lemordieranasí loscelos.Y,comonoestabaacostumbradoasentirlos,nohabíasabidocómocomportarse.Bah.Solohabíasidounatorpezamás.Comotantas.«Recuerda»,sedijo.«Ahoratocaarreglarlohecho».—Buenas tardes… —repitió. Marcus echó un nuevo vistazo alrededor,

intentandoencontrar algomásquedecir.Sumirada se topó con los rosales—.Unasfloresmuybonitas.PorDios,quépocoinspiradohabíaestado.Lamentablefaltaderetórica,para

unabogado.Perotuvosuerte.Harmonyestabaallí,parasecundarleconentusiasmo.

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—¿A que sí? ¡Son preciosas! Me encantan. —Señaló un grupito de rosasarracimadas—.¡Oh,Marcus,alcánzameunadeesas,porfavor!Éltitubeó.Alfinyalcabo,aqueleraunjardínprivado.—Nosésideberíamos…—dijo.PeroOliviahizoungesto,paraquitarleimportancia.—Claroquesí.Marleneestaráencantadadequecojamosunaodosflores.Es

unadelasmujeresmásgenerosasqueconozco.—¿Marlene?—Marcuslamirósorprendido—.¿Esfrancesa?—Sí.MarleneMignon.LlevayaalgúntiempoviviendoenMinstrelValley,y

se ha hecho famosa por su acento y por su peculiar forma de ser. —Oliviasonrió,comorecordandoalgo—.Pero,también,porsushermososrosales.—Nomeextraña—dijoHarmony—.Sonpreciosos.Yesoque,desdefuera,

nosepuedevermás.—Undíadeestostelapresentaréypodrásdecírselo.Seguroqueleencantará

conocerte,enseñartebieneljardínycontartehistoriasdesupaís.—¡Estupendo!—Pero,demomento,disfrutemosdesus flores.Espera, tecojouna.—Alzó

lasmanosparaarrancarunaflorrosadamuybonita,enunestadioentrecapulloyrosa completa. «Buena elección», pensóMarcus, porque parecía perfecta paraHarmony. Pero el tallo debió resultarmás resistente de lo que había esperadoOlivia, y, por cómo actuaba, apenas podíamaniobrar para evitar las molestasespinas—.Ay,maldición,quéduraestá…Hubiesenecesitadounastijeras.—Permítame.—Marcusseapresuróaayudarla.Sepusoasuespaldaycubrió

lasmanosdeOliviaconlassuyas,casienvolviéndolaentresusbrazos.Aunqueambosteníanguantes,porloquenollegóatocarla,notócómosesobresaltabaysintió de nuevo aquella emoción extraña que le provocaba la cercanía de esamujer.Laerecciónde suentrepiernacreció,presionandocontra lospantaloneshastadolerle.Apretólosdientes.Quizáellanotóalgo,porquesepusonerviosa,intentóapartarseysepinchó.—¡Ay!—exclamó,ysemirólamanoderecha.Eneldedoíndice,atravésdel

encajenegrodelguante,empezóasurgirunagotamuyroja—.Oh,vaya.Esunasuertequenoseablanco.

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Marcusfruncióelceño,maldiciéndoseporsutorpeza.—¿Sehahechodaño?—No,noesnada,nosepreoc…—Ledioigual,decidiócomprobarloporsí

mismo.Latomóporlamuñecaylesacóelguantedeuntirón—.¡Oiga!—Nohizoningúncasodesusprotestas.Enlayemadelíndicepodíaverseelpequeñopinchazo,algoinofensivo,peroquequedabaescandalosoporlagotadesangrequeempezóasurgirdeél.Olivialemiróconintención—.Yavequenoesnada.Dudoquemedesangreporesto.—Sí,espocoprobable.—Marcusagitólacabeza—.Perdone,metemoqueha

sidoculpamía.—Enabsoluto.Noseaegoísta.—ÉlsemostródesconcertadoyOliviaseechó

a reír—.Comomucho,estoydispuestaacompartir laculpa,peronoadárselaporcompleto.Marcussonrióparasí.Legustabamuchoaquelsentidodelhumor,decididoe

ingenioso, que empezaba a identificar por completo con Olivia. Y susmanosseguíanunidas,ellasinguante,conlapieldesnuda.Malmomentoparareparareneldetalle,porquedeprontoseviosumidoenlafantasíadequepodíatirardelamuchacha,pocoapoco, siempremuypocoapoco,yacercarla; tomarentreloslabioseldedoquesangrabaylamerlo,conlentitud,sinprisas,paraasícortarlahemorragia…Yellalopermitiría,ysemantendríafirme,sinapartarlaspupilasdelassuyas,

seguro.Oliviaeravalienteyapasionada,nosearredraría,dejaríaquesulengualaacariciasedeesemodoíntimoquesolopodíaconcebirseenlasfantasíasmásardientes.Y,siselopedíaelcorazón,OliviaCoombsdaríaporsímismaunúltimopaso

alfrenteysepondríadepuntillasparabesarle.El aire pareció crepitar a su alrededor, pero ninguno de los dos hizo nada,

claro.Niéllamiósudedo,niellalebesó;lossueñossiguieronsiendosueñosynisiquierarozarondelejoslarealidad.Marcusselimitóasacarunpañuelomuyblancodelbolsilloyloaplicócontralaherida.—Mantenga apretado fuerte —le dijo, entregándole también el guante—.

Dejarádesangrarenseguida.

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—Sí, gracias —replicó ella. Parecía sorprendida por sus atenciones—. Leagradezcosuinterés.Marcus asintió. Iba a añadir otro comentario sin demasiada importancia,

cuandovioqueveníaalguienporelcamino,endireccióneste.Eraunhombredeunos treintaaños,comoél,decabellorubiooscuroyrasgosagradables.Vestíadeunmodosencilloyelegante,discreto.Mantuvo el rumbo, sin acercarse a ellos, sin dar pie a charlas, pero sonrió

cortésaOliviay también incluyóa todosenungestodesaludo, llevándose lamanoalsombrero.Ellossaludarondeigualmodo.—¿Quiénes?—preguntóHarmony,cuandohubopasado—.¡Esmuyguapo!—Harmony…—la riñó Marcus, en broma—. No puedes hablar de chicos

hasta los dieciséis. Y entonces solo para decir que los odias.—Harmony riodivertida—.Pero¿quiéneraesehombre,ladyOlivia?—ElseñorWesleyCatesby—contestólamuchacha—.Llevaalgúntiempoen

elpueblo,almenosatemporadas,peroapenasleconozco.Tengoentendidoqueesescritor,oesosecomentaporahí.Tambiéndicenquetieneunacasitaporlosalrededores,enelbosque,cercadeKing’sRoad,peronotengoniideadedónde,conexactitud.—¿Catesby? —preguntó Marcus, y repitió pensativo—: Catesby… —El

apellidolesonabamuyfamiliar,ynotardóendarsecuentadelporqué—.¿SabesiacasoesfamiliadeldifuntoduquedeManford?Olivialemirósorprendida.—Puesnosabríadecirle.Queyosepa,élnohaalardeadojamásdesemejante

parentesco.Ydiríaqueasíhasidoporque,deotromodo,seríalacomidilladelpueblo.—Eselapellidodelafamiliadelduque.—Marcusloconsideróunmomento

más, pero dejó el asunto con un leve encogimiento de hombros—. Pero, porsupuesto,puedenotenernadaquever.Ellaasintió.Miróendireccióneste,haciaMinstrelHouse.—Deberíamosvolver.—Oh,sí,porsupuesto.Pero,unmomento.

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Marcus se giró otra vez hacia elmuro y, conmovimientos hábiles, cortó larosa queOlivia había elegido paraHarmony y se la dio a su hermana, que larecibióencantada.Entonces, llevadoporun impulso,buscóotrapara lapropiaOlivia.Almomento,viounadeunrojointenso,ardienteyapasionadacomolaimaginabaaella.Perfecta.Estuvoapuntodecortarla,sindudaeralaflorquehubieseelegidodehaber

sidolibredeescoger,perolepareciópocoadecuada,porquetuvomiedodequealgoasíledejarademasiadoenevidencia.TeníaqueconquistaraOliviaCoombs,yesopasabaporhacerseperdonar,por

supuesto, pero tambiénporhacersedeseable.Si semostraba comoun rendidoadmiradordebuenasaprimeras,podíaprovocarquelevalorasepoco,yqueesolallevaraarechazarsusavances.Y era demasiado orgulloso como para permitirlo. No podría soportar su

desprecio.DemodoqueMarcusarrancóotrarosa,esavezblanca,finaydelicada,ysela

ofreció,conunainclinacióngallarda.

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Capítulo13

LadyOlivialemirósorprendidayseruborizó.—Gracias, lordNorthcott—dijo, cogiendo la flor con expresión dubitativa,

comosinoacabasededecidirsilegustaba.—De nada, lady Olivia.—Y no supo por qué, pero se sintió impulsado a

recitarlo—:«Lashojasdelrosal,cuandolarosamuere,/seapilanparaellechodelamante; /yasíen tuspensamientos,cuandotehayas ido, /elamormismodormirá».Olivialomirósorprendida.—«Cuando las suaves voces mueren» —replicó, enunciando el título del

poema de Percy Shelley—.Vaya. Reconozco queme ha sorprendido,milord.Nuncapenséquelegustaralapoesía.—Shelley era más que un poeta. Era un pensador y, como tal, un

revolucionario. Sospecho que nome hubiese caído simpático, pero reconozcohabercompartidomuchasdesusideas.Encualquiercaso,sí,almargendetodoeso, me gusta la poesía. —Se sintió incómodo por el ambiente enrarecido,demasiadoíntimoparaloqueestabaacostumbrado.Carraspeóyapartólavista—.¿Ibanaalgúnsitio?—Enrealidad,hemosestadodandounpaseoyvolvíamosaMinstrelHouse

—explicóHarmony.—Sí,noqueremosllegartardealacena—añadióOlivia—.LaseñoraBurton

tienemalacarasiempre,pero,sinosomospuntuales,seenfadamucho.Puedenocambiardeexpresión,peroselasarreglaparaqueteenteres.¡Yparaquenoloolvidesenelrestodetuvida!

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MarcusyHarmonyrieron.—Niteimaginaslogruñonaquepuedellegaraser,Livvy—dijoestaúltima

—.¿Teacuerdasdeaquellavezqueteretrasaste,Marcus?¿AlpocodeinstalarseladyActonenNorthcottHouse?«¿LordNorthcott?¿Ustedporaquí?»—Simulóconsultar,entregrandesaspavientos,elrelojquesiemprellevabacolgadoelamadellaves—.«¡Quésorpresatanagradable!Viendolahora,pensabaquehoyyanoíbamosacontarconsugratapresencia».¡Yeso,porcincominutos!Marcusrio,recordandoaquelmomento,aunqueentoncesnolehizoninguna

gracia.Hastahablócon ladyActonsobre laposibilidaddedespediral amadellavesporsuosadía.Suprimaselimitóapreguntarlequiénhabíacometidounerrordelosdos,demodoquelodejóestarynuncamásllegótardealcomedor.—Sí,sabecómodejarteclaroque llegas tarde,aunquedependedelcaso.La

primeranochequesequedóladyOlivia,ellayyo llegamos tarde,perononosdijonadaenabsoluto.—Supongo que transigió porque sabía que yo podía perderme por esos

pasillos…comocasiocurrió.Marcus consideró la idea. Sin duda, era una posibilidad, aunque él tendía a

creerquelaseñoraBurtonconocíasuspropioslímitesysabíacuándonodebíatraspasarlos. Una cosa era llamar la atención a un muchacho que todavía seestabahaciendo,comoeraélmismoenaquellaprimeraépoca,pormuchotítuloquetuvierayaentonces,yotrallamarlelaatenciónalactuallordNorthcott,unhombrehechoyderecho,alguienquenoteníaporquéresponderantenadieensupropiacasa.Detenerqueapostar,diríaque,enesosmomentos,dellegartarde,laseñora

Burton se limitaría a preguntarle si deseaba que calentasen más la sopa. Porsuerte,raroseríaquepudieracomprobarsuteoría.AMarcuslegustabaelordenycumplíalasnormasarajatabla.Además,teníaunahermanapequeñaalaqueeducar,ybuenapartepasabapordarleejemplo.—Puede—replicó—.Peroesbuenoquealguienmantengalasnormasynos

recuerdelosvaloresimportantes,comoeldelapuntualidad.—TirójuguetóndeunrizodeHarmony,quebufóentrerisitas—.Ycomonoqueremosllegartarde,será mejor que nos pongamos en marcha.—Marcus señaló con el bastón en

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direcciónaMinstrelHouse—.Vamos,lasacompaño.Empezaron a caminar de vuelta a lamansión, a ritmode paseo, con calma,

MarcusyOliviaaambos ladosdeHarmony,comosi lausarandemuro,y lostresseguidosporLucy.Olivia estabamuy silenciosa.Marcus se decidió amirarla de reojo, aunque

resultónohabersidonecesario,podíahaberseimaginadosuexpresión,retraída,muy absorta. Aunque él tampoco tenía mayor deseo de hablar, en otrascircunstanciashubierabuscadountemadeconversación,aunquesolofueraporirtendiendopuentesentreambos.Pero,porsuerte,nofuenecesario.ContabanconHarmony,quesemostrótan

imparable como siempre. Iba parloteando sobre todo lo que veían, desde unapequeñaterneratrasuncercado,hastaelgrupodepatossalvajesquecruzabaelcielo,oinclusolacasagrandequeseveíaalolejos,alnorte,yque,alparecer,como sabían todos en el pueblo, eraunade las posesionesdelmarquesadodeNorthcott.—Síqueestuya.¿Nolosabías,Marcus?—preguntóHarmony.Élnegóconla

cabeza.—Laverdadesqueno.Conlaherencia,lehabíallegadolapropiedaddemuchascasasyedificiosde

todo tipo, en varias ciudades, algunas incluso en el extranjero. Sir Herbert sehabíaocupadodetodaslasgestionesdeltraspasodetitularidad,ytambiéndelorelativo a su mantenimiento, pero decidió no mencionarlo tampoco. Algo ledecía que ya iba a tener que referirse bastante a él antes de que acabase lajornada.—Mesorprende—continuó—.CreíaqueelprimoNorthcott lehabíacedido

todo lo relacionado con Minstrel Valley a la prima Helena. Hasta el últimopuñadodetierra.—Menos esa casa. Me lo dijo lady Acton. Creo que su hermano quería

organizarunascaballerizasycriarcaballoscuandoseretirasenaquí,yamayores.Comoeraviudo,pensabavenirseconsuhermanayenvejecerjuntosenMinstrelValley,ellugardondehabíanjugadodeniñosyquetantoamaban.Quéimagenentrañable.Unapenaquenohubiesenpodidocumplirlo.

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—Noesmalaidea—musitó.—¿Lodeiravivirconsuhermana?—Cuandolamiró,Harmonyleguiñóun

ojo—.Porsupuesto,siempreserásbienvenidoencuantascasastenga,Marcus.Éllanzóunacarcajada.—Te tomo la palabra, hermanita: cuando esté tan decrépito que no me

sostenganiconelbastón, iréa tucasaparaque túmecuides.—Harmony riodivertida—.Peromereferíaalodeponerahíunascaballerizas.Pareceunbuensitio,hayquereconocerlo.Haybuenospastosalrededory…—¡Bueno!Nosé…—Harmonynoestaba interesadaencuadrasnicaballos.

Dehecho,parecíahaberrecordadoalgoysevolvióhacialasilenciosadoncellaquelesseguíaatodaspartes—.¡Ven,Lucy!¡Tengoquecontarteunacosa!¡Esunsecretohorroroso!Ysaliócorriendo,sujetándoseelsombreroconunamano.Lucy dudó, y hasta entornó los ojos, dejando claro que le apetecía bastante

poco el ponerse a correr de semejante forma, pero qué remedio, tuvo queseguirla.—¡Harmony!—gritóMarcus,perosuhermananolehizocaso.Lucyyellase

adelantaronuntrechoyluegodejarondecorrer,perosemantuvieronadistancia.La única solución hubiese sido correr también, para alcanzarlas, algo queresultaría impropioenunseñormarqués, amenosque lohiciesepor salvar suvida, su honor o alternativas del estilo. Y eso, contando con que la niña novolvieraahacer lomismo,manteniendo ladistancia—.Demonios…CreoqueHarmonyhadecididodejarnossolos.Oliviahizounamueca.—Esoparece.—Ya.—Visto lo visto, buscó algomás que decir,mientras caminaban, ella

conlasmanoscruzadasalaalturadelacintura,apretandoelpañuelocontraeldedo;él,apoyandofirmeelbastóncon laderecha, la izquierdaa laespalda—.Dígame,¿quétalhaidotodoporaquíestosdías?—Bien.LavidaenMinstrelValleysiempreestranquila.—Pensóquenoibaa

decirmás,perono.Añadió—:Hanllegadoalgunosprofesoresy,ensumayoría,sonmuyagradables.—Titubeó—.LadyActonhaestadomuyocupada…Nosé,

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supongoquecondetallesrelacionadosconeseplanenelquetrabaja.—Ya.¿Nohainsinuadonada,estosdías,sobrequéestátramando?¿Seleha

escapado algún detalle que pueda haberla llevado a usted a aventurar algunaconclusión?—No.Lolamento.Notengoniidea.Marcusseencogiódehombros.—Nosepreocupe.Peroserámejorqueestemosatentos.—Sí…—musitóella.Caminaronuntrechoenunsilencioqueencontrómuy

agradable.Quizáaellanolepasabaigual,porquelorompió—:¿Ybien?¿Nomevaacontarnada?Marcusdudó.LodeLondres,claro.Oliviaparecíamuytranquila,perodebía

estarardiendodeganasdesabersieraonohijadelordCamden,oquélehabíaocurrido a sumadre cuando era una jovencita sola en la vida, con un hijo encamino.Ojalánotuvieraquehablardeello.Peronoquedabamásremedio.—Meresultadifícil.Loquehedescubierto…meavergüenza.Ellalomirópensativa.—¿Hasidocomoesperaba?—Peor.Oliviaasintió,conungestocomprensivo.—Esehombre,el sociodesupadre, sirHerbert…Sumuerte tienealgoque

vercontodoesto,¿verdad?—Sí—admitió,ylenarrósuenfrentamientoconsirHerbert,aunquesolopor

encima,paraque sehicieseuna idea.Nomencionónique lordCamdenhabíasidoasesinado,ni que suhermanaerahijade sirHerbert, por loque se sintiómásculpabletodavía.Lehubiesegustadopodercompartirlotodoconella,peronosetratabadesecretosqueleperteneciesen.Eramejordejarloestar—.EsperoqueentiendaquenadadeestodebellegaraHarmony.—No,porsupuesto.—Gracias—suspiró,mirandoalfrente,asuhermana.Unaniñapreciosa,con

todaunavidapordelante.Élqueríaregalarleelmundoentero,deserposible—.Desconozco si el títulodelmarquesadohubiese recaídoenmídeconocerse la

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implicación de mi padre y su socio, con ese actuar innoble, ignorando losrequerimientos de su madre y apropiándose del marquesado incluso antes desabersinaceríaunherederolegítimo.Esmuyposiblequeno,aunquenoesesoloquemeimporta,sinoque,desaberse,HarmonytendríacerradasporcompletolaspuertasdelgranLondres.Lacondenaríanalostracismoy lavergüenza, sinimportarelhechodequeellanohasidoculpabledenada.—Sí,esoescierto.Esmejorocultarlo.—Sí.—Lamiródereojo—.Pero,endefinitiva, loquemásimportaentodo

estoesquelosHaledeYorkestamosendeudaconusted,ladyOlivia.Ellasonrió.—Nosepreocupe.Ustednotieneculpaalguna.—Puedequeno.Perosoyelquepuedereparareldaño.—¿Aquéserefiere?—Aque ahora sí que creo, con toda firmeza, quedebemos casarnos.No es

unaopción,milady,esunarealidad.Unanecesidad,porpurajusticia.Oliviasedetuvo,porloqueMarcusseparótambién,asulado.Lomirócon

sorpresa.—Creí que éramos aliados frente a esa locura, milord. ¿Por qué vuelve a

plantearlo?—¿Noesevidente?Porqueustedes ladyOliviaHale,amboslosabemos.Y,

porlotanto,tambiéndebeserloparaelmundo.—Lord Northcott…—Olivia se humedeció los labios con la puntita de la

lengua,quizáganandotiempo.Oquizápreparandosubocaparaladeclaraciónque siguió a continuación—: Yo le agradezco de verdad su interés por mibienestar,perocreíhaberdejadomuyclaroquenovoyaatarmeanadiequenomeame.Y,paraamarse,hayqueconocerse.—¿Estásegura?—Marcuslamiróconintención—.Nocreoqueesoocurriese

entresuspadres.—¿Cómodice?—Suspadres, lordCamdenyMeryCoombs.Queyosepa,seconocieronen

una fiesta y se enamoraron de inmediato. Primera mirada, primera palabracompartida…—Hizoungestovago con el bastón—,quién sabe.Pero, por lo

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quedecíasumadreensucarta,fueesamismanoche.—Sí.Yenelmensajeprivadoquemedejó,mecontócómofueelencuentro

conalgomásdedetalle.—Sonrióapenas—.Unmomentomuyromántico.—¿Lo ve? Y, en muy poco tiempo, se escaparon para evitar la oposición

paternaypodercasarse.—Marcus inclinó lacabezaaun lado—.Dígame,¿deverdadlahijadeunaparejaqueapostabatanfuerteporelamor,deunaformatanincondicional,esincapazdeunpocoderomanticismo?Ellaparpadeó.—Quizá sí loharía,de serotras las circunstancias.Pero,milord, cuandomi

padresepresentóantemimadre,nolohizoacusándoladeserunaadvenedizayuna estafadora. Ni, más tarde, se burló de sus amigos, ni mucho menos lesamenazócondestruirsuscarreras.Marcusseruborizó.—Lo sé—replicó, molesto. ¿Por qué demonios no lo olvidaba?—. Y creo

haberme disculpado por ello. Le aseguro que pasaré el resto de mi vidalamentandolodichoyhecho.—No lepido tanto, en absoluto.Ni siquierame interesaque lohaga en los

próximos diez minutos. Solo me gustaría que entendiese que, ahora mismo,piensoqueustedesunhombredemasiadoprocliveadejarsellevarporlaira,ydispuestoalataquemásdesaforadoalahoradedefendersusintereses.Marcushizoungestoecuánime.—Soyabogado.—Sí,losé.Esabogadoyesmarqués,unhombreacostumbradoasertratado

condeferenciayasalirseconlasuya.Soportamallasdificultades,milord.—Nopodía negarlo—. Si hubiese venido a mí, incluso enfadado y suspicaz, perodispuestoaescuchar,avalorarsilacartademimadreeraonoauténtica,yo…Creoquesíhubiesepodidosentiralgoporusted.—Dudóyañadió,tansinceracomosiempre—:No,estoyseguradequeasíhabríasido.Marcus tragó saliva, con la repentina sensación de haber perdido algomuy

preciado.—Olivia…Ellaagitólacabezayreemprendióelcamino.HarmonyyLucy,inmersasen

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supropiaconversación,omonólogodeHarmonyparaserexactos,nosehabíandadocuentadesuparadaysehabíanalejadoaúnmás.—Pero, hoy por hoy —siguió Olivia—, lo único que tengo claro es que,

cuandosesienteustedamenazado,ensupersonaoensufamilia,noescuchaarazones, lordNorthcott.O cuando algo le incomoda—añadió, tensa—.ComocuandoelseñorWorthvinoaMinstrelHouse.Marcus entrecerró los ojos, enojadoy temerosodeque ella tuviera razóny,

también,dequefueseincapazdeconvencerla.Dijoloprimeroquelevinoalalengua.Hiriente,porsupuesto.—Ahínomesentíaamenazado,soloaburrido.Ellalefulminóconlamirada.—Porfrasescomoesa,ledigoqueno,milord.Un«no»rotundo.«Demonios», pensó él. ¿Cómo se le estaba yendo de las manos la

conversación,de semejantemodoabsurdo?Porque se estabaenfadando, claro.Oliviateníarazón,cuandosesentíaamenazado,contraatacaba.Comofuera.Carraspeó,intentandorecuperarelcontrol.—Vale.Reconozcoquesoydifícilaveces.—¿Difícil? Le llamé odioso una vez, y lo reafirmo. Es un aspecto de su

personalidad que puede agravarse con los años, o cuando ya no busquecomplacerme, porque yo ya no sea algo a conseguir, sino una conquista sinningúninterés.—Esonovaapasar—afirmóMarcus,segurodeloquedecía.Olivianegóconlacabeza.—Novoyaarriesgarmeacomprobarlo.Lamentoquehaya traídosemejante

idea absurda de Londres, pero no pienso atarme a usted. Y le ruego que nisiquieraloplanteeanteladyActon.Meestácostandomuchoconvencerladequenodeseoesaalternativa,niquierolatemporada,niquiero…¡Demonios,solomecasarésimelopideelcorazón,yaselodije!Yusteddeberíabuscarlomismo.Lamiróconelceñofruncido.—¿Quiéndicequenomeloestápidiendoahoramismo?Olivialanzóunacarcajada,aunqueexentadegracia.—¿Cómovaahacerlo,sinomeconoce?

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—¿Quiéndicequenolaconozco?—Yo. —Contraatacó su ceño con otro igual de firme—. ¿Quiere hacer el

favordedejardejugarconmigo?Ustedyyohemospasadounúnicodíajuntos,ynopuededecirsequenoshiciéramosnisiquieraamigos.Loúnicoquehicimosfueatacarydefenderposiciones,enelconflictoheredadodenuestrospadres.Notieneniidea,niidea,denada.—Se equivoca. Como dije antes, soy abogado. Soy bueno observando la

naturalezahumana.Laconozcomejordeloquecree.—Ah,¿sí?—Volvióareír,esavezconecoevidentedeburla—.Pueshizoun

grantrabajo,valorándome,cuandonosconocimos,milord.—Las cosasno fueron así.Entoncesno la valoré, es cierto, peroporqueno

quería hacerlo. Me cegaban el miedo y el dolor y usted lo sabe. Pero desdeentoncesheaprendidomucho.Ellahizounamueca.—Muybien.¿Cuálesmicolorpreferido?Eso le desconcertó.Marcus carraspeó.Estaba en desventaja por su luto.De

haberpodidoelegircoloresalahoradevestir,hubiesetenidoalgunapista.—No tengo ni idea. ¿Verde? —Intentó adivinar. Leyó en sus ojos que se

equivocaba,asíque,propusootro—.¡No,no,rojo!Algo le dijo que tampoco había acertado. Incluso pareció decepcionada.

Oliviasuspiró.—¿Quéperfumeprefiero?—Eseesfácil—replicó,conalivio.Almenos,noibaafracasarentodo—.La

lavanda.Tuvoelplacerdeverladesconcertada.—Vale.¿Yquélibrosmegustaleer?«Maldición». ¿La había visto alguna vez, con un libro? No, claro que no.

Comobienhabíadichoella,apenassehabíanvistoundía,ysehabíanpasadolamayorpartedesushorasdiscutiendo.—Esperoquemuchosydemuchasclases—optópordecir.Eraunarespuesta

genérica,peroresultódesugusto.Olivialomiróconcuriosidad.

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—¿Noleimportaqueseaunamujerilustrada?—PorDios, esmaestra, asíqueesperodeverdadque lo sea,yquededique

partedesutiempoacultivarsumente.Esoharánuestrasconversacionesmuchomásinteresantes,milady.—¿Deverdad?—Sonrióunpoco—.Bueno,almenosesotieneasufavor.—

Caminaronunospasosensilencio.Parecíaestarreflexionandosobrelodicho,yasíera,porqueañadió—:Peronovoyacasarmeconusted;no,sinoconsigueenamorarme, milord. Y lo tiene difícil, porque me consta que, aunque hayamomentos como este, en los que parece casi encantador, su comportamientosiempreterminasiendodelomásdesagradable.ComoconlavisitadeWorth.—Esofue…—Sí,losé,losé,milord.Sesentíaaburrido.—No—reconoció,demalhumor—.Amenazado.—¿Amenazado?¿Porelcondestable?¿Yporqué?«Mostraba demasiado interés en usted». Pero no iba a decírselo. Se estaba

exponiendoyademasiado.Seencogiódehombros.—Nolosé.Ellaesperóaúnunmomento.Viendoquenoañadíanada,lodejóestar.—Muy bien. Amenazado. Como cuando quería defender la memoria de su

padre.Quería,quería,quería…Yyo loentiendo,peroséque, lapróximavez,tambiéntendráunaexcusa.—Lelanzóunamiradadirecta—.Yelproblemaestáen que yo no quiero tener que pasar mi vida con alguien así, incapaz decontenerse,decomportarsecomoesdebido.—Esono…—Quieroalguienconquienpodercontar—lecortóOlivia,decidida—.Que

me apoye y me dé paz: alguien que, en vez de provocar más daño en unasituación de conflicto, busque aplacarlo y solucionarlo. En definitiva, alguienqueaceptelasadversidadesdelavidaconelmejortalanteposible.Noseviodescritoporningún lado.Marcussintióunsaborextraño,comoa

cobre. ¿Eramiedo? Sí, a qué negarlo. Olivia había estado en lo cierto, pocasveceshabíatenidoretosensuvida.Siendoherederodesdeloscincoaños,ycon

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una buena cabeza para los estudios, siempre había conseguido lo que seproponía.Noestabaacostumbradoalafrustracióndeladerrota.Pero,enesecampo,enelamor,seveíatantorpe…Unauténticonovato.Ylo

teníamuydifícil,talcomohabíaafirmadoellamisma.Allíhabíamuchomásqueunsimplerechazo.Oliviaestabamuyenfadadaconél.—Comobiensabe,siemprepenséquemecasaríaporuninteréseconómicoy

social, compartido con mi futura esposa —murmuró—. La dama querría mitítuloymipoderyyo,lafortunayelprestigiodesufamilia.Consuerte,habríaunpremioañadido, elde subelleza física,quedisfrutaríayoyquepasaríadealgúnmodoanuestroshijos…Peroeraalgodeloquepodríaprescindir.Ellasuspiró.—Yo, sin embargo, siempre pensé enamorarme tanto como se enamorómi

madre,ocomoseenamoró laDamaBlancadesu juglar.Enamorarmehastaelúltimoporodemipiel,hastaelúltimocabello—insistió,losojosbrillantesporalguna emoción profunda—.Hasta el punto de que nadamás importe, de quetodololleneesesentimiento.Yaselodije.—Ya veo.—¿Por qué se sentía tan triste? Todo el tiempo aquella extraña

impresióndederrota.No,senegóenredondoaaceptarquelahubieseperdido,ymenos antes de iniciarse la primera batalla auténtica—. ¿Podrá darme unaoportunidad?Seloruego.Olivialomiróabatida.—Reconozcoquemedamiedo.Yque,loocurridoennuestroscomienzos,me

pesamuchoenelcorazón.Noconsigo…Nologroolvidarlo.—Milady…—No, por favor. Estoy siendo sincera, las cosas no pueden cambiar de un

minutoparaelsiguientey…—No, pero sí pueden cambiar en algúnmomento. Por favor. Insisto.Quién

sabe.Suspadresseenamoraronelprimerdía.Nosotrosno.Nosotrosllegamosaodiarnos...—Sí,laverdadesquenopudimosteneruncomienzomásdistinto.—Cierto.Pero¿quiénsabe?Quizá,simeesfuerzo,puedadar lavueltaa las

cosas,yganarmesuperdónysuaprecio.¿Acasoensuinteriornohayespacio

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paralassegundasoportunidades?Ellatitubeó.—Nosé,quizá.Pero,porahora,leruegoquedejemosquepaseeltiempo.—

Allíestaba,lapuertaentreabierta.Sí,elfuturodiríasiMarcusseganabaelpodercruzar el umbral. De momento, estaba claro que Olivia no quería seguirhablando de todo aquello—. Vamos —aceleró, dando por terminada laconversación—.AlcancemosaHarmony.Pero él no obedeció. Siguió caminando a su ritmo, urdiendo planes que

desechabacasiacontinuación.Silasalcanzófueporque,alfinal,sedetuvieronaesperarle.

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Capítulo14

Al entrar en la mansión, las muchachas subieron a sus dormitorios paracambiarse para la cena.Marcus se dispuso a hacer lomismo, valorando si ledaría tiempoadarseunbañodemásde cincominutos, pero la señoraBurtondecidióporél,alinterceptarleenelpasillo.—Milord, bienvenido. —Iba a replicar en agradecimiento, pero no se lo

permitió—. Disculpe que le interrumpa así, pero lady Acton desea verle deinmediato.—¿Ahora?—EstabaclaroqueladyActonqueríasabercuantoantesquéhabía

pasado,contodaclasededetalles.Yéltodavíanohabíadecididoquéibaadeciryquéno.Habíaesperadopoder tantear lasituaciónenelcomedoryactuarenconsecuencia. Intentó ganar tiempo—. ¿Puede decirle que hablaremos luego,mientrasjugamosalajedrez,quizá?Ahorallegohambrientoyagotadodelviaje.Deberíacambiarme,yvoyallegartardealacena…Elamadellaveslelanzóunamiradacomprensiva.Tambiénellasetemíaque

teníanoticiasterribles.—Hainsistidomucho,milord.Yllevainquietademasiadosdías.«Maldita sea», pensóMarcus. Pero no había más remedio. Tomó aliento y

asintió.—Porsupuesto,señoraBurton.Voydeinmediato.Lamujerseloagradecióconunasonrisaysemarchó.Marcuslavioalejarse

porelpasillo,agitólacabezayseencaminóhacialaescaleradelalaeste,parasubiralasdependenciasdesuprima.Desde su llegada, lady Acton se había reservado toda la zona central del

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segundo piso de la mansión, un conjunto de media docena de grandeshabitacionesque,entiempos,habíanutilizadosuspropiospadressiemprequesealojabanenMinstrelValley.Puestoquelagranescaleraprincipalquesubíadelvestíbulo terminaba en el primer piso, solo se podía acceder a aquella partedesdelassecundariasdelalaesteyelalaoeste.Ambasestabancerca,pero,alavez,lobastantelejoscomoparadejaraislado

todo aquel corazón central del segundo piso, con una sensación deindependencia del resto de la casa. Como un pequeño fuerte incrustado en elgrancastillo.Marcus subió y llamó a una de las grandes puertas que cerraban aquel

complejo privado por ese lado. Esperaba escuchar una voz, quizá la de laseñoritaChatham,permitiendolaentrada,peroensulugarleabrióGoliath.—Milord…—dijoelgigantón,condeferencia.IsaacGoody,aliasGoliath,eraungalésdeunoscuarentaañosquellevabael

pelo oscuro muy corto, excepto por las grandes patillas. Tenía una cabezagrande, pero equilibrada con el resto de su cuerpo, y un rostro cuadrado derasgos toscos. Era tan enorme, tan masivo, que Marcus no podía evitarasombrarse cadavezque loveía, yno eraparamenos: alcanzaba casi losdosmetrosyeraanchocomodoshombres,conbuenosmúsculoslabradosafuerzadeejercicio.Segúnhabíapodido comprobar, era ciertoque, enotros tiempos, había sido

forzudodecirco,peroesesolohabíasidounodesusmuchosempleos,igualquesufuerzaerasolounamásdesushabilidades.Dehecho,eraunodeloshombresmáscultosqueMarcusconocía,algodelo

que había podido percatarse en distintos momentos, pese a que no habíancharladodemasiado.Goliathpreferíaleersobrecualquiertemaahablaryteníabuenacabezapara lasmatemáticas.Por logeneral,semanteníaenunsegundoplanoy,siemprequeleeraposible,seperdíaentrelaspáginasdeunlibro.—Buenos tardes, Goliath—le dijo—. Tengo entendido que ladyActonme

estáesperando.—Sí,milord.Supoquellegósucocheylehizollamardeinmediato,peroya

leinformarondequesehabíadetenidoapasearconladyHarmonyyladyOlivia.

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—Sihabía alguna crítica en ello, porhacer esperar a su señora, no senotó—.Estámuynerviosaypreocupada,lordNorthcott.—Entiendo.—«Maldición,maldición».Teníaquepensarrápido.Lomejorera

dejarloestar,contarlelamismahistoriaqueaHarmonyyqueviviesetranquilaloquelequedabadevida.Noseperdonaríasi,porcontarlelaverdad,ledieraotroataque—.Esperopodertranquilizarla.Esoesloimportanteahora.Goliathlelanzóunamiradaprofundayasintió.—No podemos estarmás de acuerdo,milord. Pase, por favor.—Se apartó,

librandoelumbral,quedeprontoparecióinmenso—.Estáenlaterraza,conlahonorableseñoritaChatham.Marcus entró en el gran salón. Aunque estaba atardeciendo, todavía había

muchaluz,graciasaquelasgrandespuertasdelaterrazaestabanabiertasdeparenpar.Esolepermitiódistinguirhastaelúltimodetalleamedidaqueavanzabapor aquel lugar tan peculiar, el corazón deMinstrel House. O el de su primaHelena,queveníaaserlomismo.No había vuelto a estar allí desde el día en que llegaron, cuando ayudó a

GoliathyaDerekasubiraunaagotadaladyActon,y,aquellatarde,laenormesalaseencontrabavacía,oquizáeramejordecir«desolada».Lospocosmueblesque habían permanecido en su interior desde el cierre de lamansión,más deveinte años atrás, seguían cubiertos con sábanas, como fantasmas pálidos, aligual que cuadros y espejos, para resguardarlos en lo posible del paso deltiempo.Sinembargo,enesemomentoel salónyadesbordabavidapor todaspartes.

Los suelos de madera rojiza resplandecían, vestidos aquí y allá de gruesasalfombras; los muebles habían sido descubiertos, e incluso habían añadidomuchos otros, como lamesa con sillas frente a la chimenea, con un hermosoajedrezenmedio.SefijóenquelaspiezasestabancolocadasenellugarenquequedaronaldejarlapartidaenLondres,alaesperadesucontinuación.Marcus sonrió.Le gustabanmucho las partidas que jugaba con ladyActon.

Era una jugadora inteligente y astuta, y una mujer muy culta. Con susconversaciones,siempreaprendíaalgo.Porlodemás,habíaadornosportodaspartes,jarrones,cajitas,estatuillas…en

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uncaosquenodejabadeserhermosoensusdetalles,perotambiénexcesivoenel conjunto, como había ocurrido ya en sus habitaciones de Northcott House,cuandovivíanenLondres.Supusoqueeraloqueparecía:lacasadeunaancianaquehabíaidoreuniendorecuerdosalolargodesuvida,yqueríatenerlostodosallí,alavista,sinimportarlemuchoquéimpresióngeneraldieraalosdemás.Mientras cruzaba el salón tras los pasos de Goliath, los ojos de Marcus

recorrieron también los cuadros que cubrían las paredes, como el retrato deldifunto conde de Acton, un hombre atractivo de mirada profunda, y los delhermanoyelsobrinodelaanciana,HenryHale,elmarquésdeNorthcott,ysuhijo,PhilipHale,condedeCamden.Loshombresacuyasmuerteséldebíaelestarallí,enMinstrelValley,enesos

momentos, y convertido en el marqués de Northcott. Más aún, de no habermuerto,laprimaHelenayélnisiquieraseconoceríanporque,aunquesupadreera un primo cercano, y por eso había sido su heredero, nunca habíancongeniado.Ellos eran losHale deYork, tan distintos de losHale deLondres, como se

empeñabaenafirmarsupadre,unayotravez.Al pensar en eso, recordó la primera vez que vio a ladyActon. Siempre le

llegaba la escena envuelta en bruma, porque él era demasiado pequeño y sesentíamuy impresionado.Noestabasegurodel sitioenelqueseencontraban,soloque eraun lugar inmenso, llenodegente, en el que se informóde formaoficialdeltraspasodeltítulo.Supadresehabíaempeñadoenqueasistiesensumadreyél,yallíestaban,unpardepasospordetrás,elegantesyserios,llenosdeorgullo.Ya entonces, en aquel lugar tan aburrido, ladyActon le había parecido una

anciana,pero,sobretodo,unadamamajestuosa.Imponenteerael términomásadecuado, por su altura, su distinción y elegancia. Que fuera toda vestida denegro, incluso con un velo cayendo sobre su rostro desde el complicadosombrero de plumas oscuras, ayudó a crear en su memoria una imagen casilegendaria.Marcus no había entendidomuchas cosas, solo tenía cinco años, pero lady

Acton estaba de luto por lasmuertes de su hermano y su sobrino.El dolor la

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cegaba,estabadestrozada,algoqueseuníaalhechodetenerqueaceptarque,delanochealamañana,todoloquehabíasidodesuspadresydesuhermanofueraapararamanosdelosHaledeYork.Al «afortunado primoWalter», como insistía en decir una y otra vez, con

evidenteretintín.Discutieronconacritud,sobretodoporlaspropiedadesdeMinstrelValleyque

el difunto lord Northcott había cedido a su hermana tiempo antes, pero, porsuerteparaladyActon,latransferenciadeaquellosbieneshabíasidoimpecable,yelpadredeMarcusnopudohacernadaparaanularla.En todocaso,ese temasirvióparaexacerbaraúnmáselenconoentreellos.

Trasaquello,nodieronpieaningúntrato:ladyActonsefuealcontinenteynovolvióhastaquesupodelamuertedeWalter.Entonces,unatarde,sepresentóenNorthcottHouse.Allílarecibióunjoveny

abrumadoMarcusdeveintidósañosque seenfrentabaal enorme retode tenerqueeducarasuhermanadeocho.Unaniñaque,afuerzadenosentirseamadaporsupadre,sehabíavueltohurañayrebelde.Aquel día, Marcus temía tener que sufrir, además, los reproches de lady

Acton,oinclusolaamenazadepleitossinohacíaalgoasugusto,perono.Suancianaprimaloabrazó,ledioelpésameytratódeinfundirleánimos.—VenidavivirconmigoaActonHouse—leofreció,cuandoyaélempezóa

abrirseycompartióconellasuspreocupaciones—.Yopuedohacermecargodetuhermana,Marcus.Harmonynecesitamuchascosas,amboslosabemos,pero,sobre todo, amor y disciplina.—Miró por la ventana. Fuera, en el jardín, unapequeñaHarmony jugabaconsuperrito,vigiladapor tresniñeras.LadyActonsonrióantesemejanteimagen—.Además,aunquetodavíaesmuyniña,yasevequetienepotencialparaserunaDamaSelecta.—¿UnaDamaSelecta?LadyActonsonrió.—Cosasmías.Pero,créeme,losé.Jamásmeequivocoalrespecto.Marcus estaba demasiado desesperado como para rechazar esa oferta de

ayuda,aunquelepidióquefueseellaquiensetrasladaseaNorthcottHouse.Deesemodo,Harmonynoseveríadenuevoarrastradaaunlugardistinto.Siempre

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que le fueposible,WalterHale la habíamantenido lejos deLondres, atendidapor criados, y Marcus estaba intentando que considerase la vieja mansiónfamiliarcomosuhogar,unhogarestable.Cambiarladenuevoladesorientaría,adujo.Lady Acton había aceptado por el bien de Harmony, y había hecho un

excelente trabajo, todo había que decirlo. Su hermanita podía ser todavía unaniñadifícil,a ratos,cuandosemostrabacaprichosay testaruda,peroyanoerauna cría incapaz de razonar y empeñada en la tarea de cómo resultar másmolesta;yeso,comohermanomayoryactualtutor,loagradecíadecorazón.—Milady,lordNorthcott—anuncióGoliath,desdelapuertadelaterraza.Élnollegóasalir,sololohizoMarcusyechóunvistazorápidoatodo.Lady

Acton ya estaba lista para bajar a cenar, pero esperaba sentada fuera, en laampliaterrazadepiedra,bajolagransombrilla.Alversuimagen,justocuandoseencontrabainmersoentodosaquellosrecuerdos,hizoqueMarcussesintieraabrumadoporunsentimientodeauténticoafecto.Quería mucho a lady Acton, para él era como la abuela que nunca había

tenido,yjamáspodríapagarletodoloquehabíahechoporellos.La honorable señorita Chatham se encontraba a su lado, en otra butaca,

leyendoenvozaltaunanoveladeJaneAusten,aunqueseinterrumpióalllegarél y se ruborizó, haciendo aletear las pestañas sobre sus ojos azules, bastantebonitos.Solíautilizarlosparaintentarmejorarsusituación,siemprequehabíaenlascercaníasunhombrebienacomodado.Noseloreprochaba.LajovenMelaniehabíatenidobastantemalasuerteenla

vida.Aunque nacida noble, era la quinta hija del vizcondeSutton, un hombrecondemasiadaaficiónporlasmesasdejuegoymuypocasuerteengeneral.Alfinal, tresdesushijashabían tenidoquebuscarempleosapropiadosasunivelsocial,paraevitarqueterminasentodosenlacárcel,pordeudas.Cuandosupadremuriese,yel títulopasaseaun familiarvarón, lequedaría

soloel«honorable»comoúnicaherencia.Lesdedicóunainclinacióndecabezacomúnparaambas.—PrimaHelena…SeñoritaChatham…—Buenastardes,Marcus—replicóladyActon,yalzóelrostropararecibirsu

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besoenlamejilla—.¿HastenidounbuenviajedesdeLondres?—Perfecto,gracias.—¿Quieres tomaralgo?LaseñoritaChathampuedeencargarsede traerteun

té,ounacopita,siloprefieres.—No,gracias.Noseránecesario.Sonriótambiénalajoven.LaseñoritaChathamhizoungestocoqueto,enel

que estaba implícita la propuesta habitual.Marcus se había planteado aceptaralgunaqueotravez,porquehacía tiempoquesehabíadespedidodesuúltimaamante;noerahombredeburdelesyempezabaasentirseansiosoporestarconuna mujer, pero Melanie Chatham nunca había conseguido fascinarle losuficiente.Y,ahora,estabaOlivia.—Pues,entonces, serámejorquehablemos,querido.—LadyActonhizoun

gesto hacia su dama de compañía—. Señorita Chatham, por favor, ¿sería tanamablededejarnossolos?La joven cerró el libro y se levantó sin elmásmínimo titubeo. Seguro que

estabaadvertidadeantemano.—Por supuesto, milady. Y no se preocupe: si se retrasan para la cena,

presentarésusexcusas.—LadyActonasintió—.Disculpen.Cuandoestuvieronsolos,ellalemiró.—Siéntate,porfavor,Marcus.—Éllohizoenelsitioqueacababadedejarla

señoritaChatham.Sefrotólasmanos,nervioso.Seguroquelesudaban—.Antesdenada,quieroquesepasquesientomucho,muchísimo,loquemecontabasentu carta, todo lo que has descubierto sobre este asunto, y sobre tu padre y susocio. Te conozco y sé cuánto habrá pesado todo eso en tu conciencia. Noolvidesnuncaquenoesculpatuya.—Gracias,primaHelena.Ellaagitólacabeza.—QueignorasenlasreclamacionesdelapobreMeryCoombs,laexistenciade

una niña con la sangre de nuestra familia, y que… bueno, que murieran eseabogadoyesesacerdote,son…hechosterribles.Marcus se frotó una sien, exorcizando la imagen de sir Herbert, cuando le

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contabaquehastahabíasentidoaprecioporelpadreRoberts.Noqueríapensarenaquello.SesentíatancansadotraselviajeytraseltensoenfrentamientoconOlivia… Ni hambre sentía ya, lo único que deseaba era poder irse a suhabitación,darseesebañoymeterseenlacama.—Sí,loson.—Pero,insisto,nosonculpatuya.Loquehagas,debeshacerloporqueasíte

lo dicta tu conciencia, pero también con libertad absoluta, Marcus. —Debiódarsecuentadequenoestabamuyhablador,porqueloenfrentó,laespaldabienrectayalzando labarbilla—.Teconozco,ycreoquenoesnecesarioquesigadándolevueltas.Hastomadounadecisión,¿noescierto?—Sí.—Nisiquieradudóeneso,tandecididoestaba—.Nosepreocupe,prima

Helena.VoyacasarmeconOlivia.Ellaasintió,másrelajada,conunasonrisa.—Bien. Bien. Eso quería oír. Eso hará justicia en este asunto y volverá a

ponerlotodoensusitio.Aunque,teloadvierto,nolovasatenernadafácil.NopudisteteneruncomienzopeoryOliviaestámuyenfadadacontigo.—Losé.Estaba…estabafuerademí,ymetímucholapata.Demasiado.—

RecordósuconversaciónconOlivia,decaminoaMinstrelHouse—.Meconstaquenoestámuypredispuestaaunmatrimonioconmigo,yquevoyatenerquecortejarlacontodasmisfuerzas.—Lehizoungestocómplice—.Peroséqueloconseguiré,sicuentoconsuayuda.LadyActonsonrió.—Entonces,nolodudes.Sabesqueharécuantoseaposible.Élasintió.Estabapensandoquéañadir,algoqueimpidieraqueellaempezase

consuspreguntas,cuando labrisadelatardecersusurróalatravesar la terraza,arrastrandodeladoa ladoalgunashojas.Enelcielo,empezabanapintarse loscoloresdelcrepúsculoysereflejaronenelmardeárbolesqueteníandelante,ysobretodoenellago,másallá,alolejos.Eraunespectáculotanhermosoquesequedaronunosmomentosensilencio.Marcusjamássehabíasentidotanenarmoníaconelmundoylanaturaleza.

«MinstrelValley,Hertfordshire»,pensó,conunaextrañasensacióndemaravilla.La tierra natal de lady Acton. De Olivia Coombs. Solo por ellas, y por ese

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momentoúnico,yajamáspodríaolvidarlo,viajaraadondeviajase.Yquécuriosaeralavida:cuandoladyActonlehablódelsitio,loodió.Porlo

delacartadeMeryCoombs,perotambiénporsuempeñodequererdejarles,dequererabandonarNorthcottHouseyestablecerseallí,enloqueconsiderabaunaaldeasinlascomodidadesmínimasyque,sinestarlejos,tampocopodíadecirsequeestuvieracercadeLondres.«¡Menuda locura!», pensaba entonces.Él hubieraquerido cuidarlade cerca,

conunejércitodemédicosqueseasegurasendesubienestaracadasegundo.Sinecesitaba campo y tranquilidad, le decía, podían encontrar unamansiónmáscercanaaLondres,parapoderestarconellaenelmenortiempoposible.NoeranecesarioperderseenloscamposdecultivodeMinstrelValley,nisiquieraparasolucionarelasuntodeaquellasdosadvenedizas.PeroladyActonsehabíaempeñadoeniry,coneltiempo,elpropioMarcus

habíacreídoentendersusrazones.Sebasabanenaqueldeseodevolverallugardesuinfancia,alrincóndondehabíanacido,dondehabíareídoyjugadoconsuhermano de niña…Recuperar el sabor de aquel tiempo perdido, sentirsemáscercadelaspersonasqueadorabayqueyanoestabanconella.Sí,todoaquelloinfluía,sinduda.Perohabíamás,ysololocomprendiótodo

deverdadenesaterraza,bajoesecrepúsculo.MinstrelValleyteníaalgo…algoespecial.Eraunlugarbello,muyhermosoysereno,idealparadisfrutardeunavida tranquila.Y era un buen lugar al que retirarse y pasar feliz y en paz losúltimosaños.—¿Sabesporquétehehechollamarcontantaprecipitación,antesdelacena?

—preguntóladyActon,depronto,rompiendolamagiadelinstante.Marcus se volvió hacia ella. Decidió ser cauto, aunque eso implicase una

pequeñamentira.—Lo cierto es que no. Y le aseguro que no es un buen momento. Quería

habermedadounbañoantesdebajarysospechoyanovaaserposible.LadyActonlomiróconfijezayagitólacabeza.—Tucarta,esaenlaquemerelatabasloocurrido,elaccidentedesirHerbert

yelincendiodeldespachodetupadre…EstoyseguradequedescubristealgoenLondresquetodavíatienesquecontarme.

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—Sí,asíes.—Marcussuspiró—.Nopodíadecírseloporcarta.Loquevoyaconfesarle ahora no puede quedar escrito en ningún sitio, prima Helena. Noquieroquesesepa,jamás.Ellaasintió.—Estábien.Habla.Notuvomuchoproblemaencontarleloquehabíadecididocompartir,puesto

quehabíatenidotiempoesosdías,yenelcoche,paraescogerbienlaspalabras.Poreso, lehablódecómosirHerberthabíaviajadoprimeroaMinstrelValleyparaobligar aMeryCoombsacasarseconotrohombre, con la aprobacióndeWalterHale.Ycómo,añosmás tarde,sehabíaocupadode«solucionar»aquelintentode reunir pruebas, eliminando al abogadodeMeryy al padreRoberts.Luego,habíavueltoaamenazarlasvidasdeMeryyOlivia.—Quéhistoriaterrible…—murmuróladyActon.—Sinduda.—Miróhaciaellago,peroyanoencontrabapazenelpaisaje.No,

trasaquellaspalabras—.Mesientotanavergonzado…—¿Por qué? Nada de eso es culpa tuya. No eres responsable de pecados

ajenos.—Leestudiópensativaunsegundo—.Perosídelospropios.—¿Aquéserefiere?—Te conozco,Marcus. Te conozcomuy bien. Sé cuándo dices la verdad y

cuándono.Ysécuándoocultascosas.Hayalgoquetequemapordentroyquetodavíanomehascontado.Élparpadeó.—Noséporquédiceeso.—¿No?Marcussesintiómásculpabletodavía.¡Estabatanhartodementiras!Pero,a

la vez, tampoco quería decirle que lord Camden, su «pequeño Phil-Phil», nohabíamuertoporunaccidente,algofortuito,sinoquehabíasidoasesinado.Queunhombrelosiguióconlaideadearrebatarlelavida,loasaltóporsorpresaenuncaminoylomató,porpuraambición.Eso daría pie a muchas dudas sin posible respuesta. ¿Pasó miedo? ¿Fue

rápido?¿Leviovenir?¿Sesobresaltó?¿PudoencomendarseaDios?

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Tantaspreguntas…¿Ysi ladyActonno lo soportaba?Se laveía tanpálida,tandébil,peseasuempeñoendemostrarfirmeza…Sicondecirlelaverdadsepudiera hacer algo por aquel joven enamorado que fue lord Camden, aquelmuchachollenodevida,repletodesueñosyesperanzas,correríaelriesgo.Pordesgracia,noeraasí.—Esustedmuyperspicaz.Laverdad,noséporquémesorprendo.—Vaciló.

Teníaquedarlealgo.Ysabíaqué,peseaquetampocohubiesequeridocompartiresesecreto.Peroconfiabaenellalobastantecomoparahacerlo—:Harmonynoeshijademipadre.NoeshijadeWalterHale,sinodesirHerbert.Aquellologrósorprenderla.LadyActonabriómucholosojos.—¿Estásseguro?—Por completo. Me lo dijo él mismo, la última vez que hablamos. Poco

antes…pocoantesdesumuerte.—¿Porqué?¿Porquételodijoentonces,ynocualquierotrodía?—Nolosé.Salió,sinmás.Creoquesesentíamal.—¿Piensasquesesuicidó?Marcustitubeó.Otravez,sesintióincapazdementir.—Sí. Se suicidó, es cierto. Le exigí respuestas, me las dio porque fue

conscientedeque tardeo temprano las acabaría encontrandopormi cuenta, ysupusoqueyonomeibaaconformarconmirarhaciaotrolado.LadyActonlomiróconlástima.—¿Lohubierashecho?—Sí.Claroquelohubierahecho.—Seencogiódehombros—.¿Quésentido

teníaintentarencarcelarle,aestasalturas?EsohubiesedestrozadolareputacióndeHarmony,ynohubiesedevueltolavidaalosmuertos.—Esoescierto.—Lehubiese retirado la palabra, hubiese evitado que viera nuncamás a su

hija, como castigo… Pero no hubiese hecho nada más. —Hizo una mueca,apesadumbrado—.Sinembargo,sequitólavida.—Quizálepesabademasiadolaculpa.—Nosé.Nosoycapazdeimaginarquépensabaesehombre.Siesquetodavía

eraunhombre.

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—¿Aquéterefieres?—Aquealguiencapazdematarasí,paraconseguirriquezasypoder,tieneque

cambiar de algúnmodo al hacerlo.Me resisto a seguir considerándole un serhumano.Es…bueno,otracosa.—Quizátengasrazón.—En todo caso,me consta que queríamucho aHarmony.Y no quería que

alguienencontraseenelfuturoalgunaprueba,algoconloqueellapudierasalirperjudicada.Poresoquemótodoeldespacho.—Comprendo.SupongoquenolehabrásdichonadadeestoaHarmony.—No,porsupuestoqueno.—Perfecto.Esmejorquenolosepanunca.—Nosé.Avecespiensoque…bueno,tienederechoaconocerlaverdaddesu

origen.Quizánoahora,queesunaniñaypodríanosabercómoasimilarlo,perosíalgúndía.LadyActonasintiópensativa.—Es posible. Dependerá de la clase de mujer que llegue a ser.—Su tono

adquirió un tono algo más grave al añadir—: Pero, Marcus, a veces, paraprotegeralosquequeremos,debemosmantenerlosenlaignorancia.Marcus la miró a los ojos, sintiendo que se le quitaba un enorme peso de

encima.«Aveces,paraprotegeralosquequeremos,debemosmantenerlosenlaignorancia».Quégranfrase.Ycuáncierta.Poreso,ellanuncallegaríaasaberquelordCamdenhabíasidoasesinado.

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Capítulo15

Pasaronlosdíasy,pocoapoco,formaronsemanas.El pueblo de Minstrel Valley se internó en una primavera destemplada y

húmeda,enlaquecamposybosquesfueronadquiriendouncolorverdeintenso.Atrapados en aquel tiempo lento, de horas frías y silenciosas, sus habitantesvivieronunmesdeabrilqueparecióirseenunsuspiro,casisinsentir,comosinuncahubieseexistido.Aunqueelclimahabíaidomejorando,conmenoslluviasymássol,elmesde

mayotampocoresultódemasiadobrillante,enningúnsentido,hastaelpuntodequecorríaelriesgodeterminarperdiéndosedeigualforma.Estabanyallegandoasumitad,yMarcuscontinuabasintenerniideadecómoconquistarelcorazóndelaesquivaladyOliviaHale.De hecho, la sensación que le embargaba era la de que, pormucho que se

esforzaseenavanzar,seguíapermaneciendoinmóvil,clavadoenelmismopuntodeunlargocamino.Quizá debería mostrarse menos insistente, era algo que odiaba y que

considerabaqueestabamuypordebajodesudignidad.Pero,dadalasituación,no podía actuar de otromodo. Entre el deseo de resarcir cuanto antes elmalcausadoporsupadre,yel interéscrecientequelesuscitabalamuchacha,cadadíaqueseibasinquehubieseaceptadosupropuestadematrimoniosuponíaunaauténticaagonía.Poresoactuabasinpensar,segúnsurgíanlassituaciones,quetampocoeraun

hombretanacostumbradoaaquellostemasgalantes.Alcontrario.Unaflordeljardíntrasero,enelplatodelacena.UnapoesíadeWordsworth,

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pasada de forma «anónima» bajo la puerta de su dormitorio. Un carísimoperfumedelavanda,encargadoaLondresparaella…Salía a pasear con Olivia y con su hermana, y ya tenía concertado con

Harmony que la doncella y ella desaparecerían al menos un rato, cuando lehicieseunaseñal,paraasídejarlessolosypoderinsistirensucortejo.—¿Otravez?¿Deverdad?—ledijoOliviaundíaenelbosque,enfadada.Tal

comoempezabaaserhabitual,HarmonyyLucysehabíandesvanecidoentrelaespesura como por arte de magia—. Parece ser que está usted decidido acomprometerme,milord.Aquelataquedirectohizoqueseruborizase.—¡Porfavor,ladyOlivia!Sabeustedquenoesesamiintención,alcontrario.

Perotenemospocosmomentosparahablarasolasypenséque…—Sivaavolveramencionarmelasexcelenciasdeunabodaconusted,será

mejor que lo reconsidere, lord Northcott. O le juro que no volveré a salir apasearconsuhermana,pormuchoquelamentealgoasí.—¿De la boda? No, en absoluto. —Las cosas, a su ritmo. Ya llegaría el

momento—.Queríahablarledesuescuela.—¿Demiescuela?—Asíes.Lavisitéestamañana,yhevistoquenecesitaseriasreparaciones.—

¡Oh,porfavor!Hastaélnotabaquehabíaadoptadountonopomposo.Estabatantenso…—.Hepensadoque…—Noleentiendo—leinterrumpióella—.MeconstaqueladyActonarreglóel

tejado.¿Aquéotrasreparacionesserefiere?—Eh… —¿Habían reparado el tejado? No lo sabía. La idea se le había

ocurridolanocheanterior,ysehabíalimitadoairesamañanaalaescuela,averenquécondicionesseencontraba.Demonios…Traspensarlounúnicosegundo,decidióqueeramejornodejarverquenoteníaniideadequélehablaba,aunquetampoco llegó a mentir—. Pero creo que podrían mejorarse muchos otrosaspectos.Porejemplo,cerrartodobienparaevitarlascorrientesdeaireyquelosniñosnotenganfrío;quizáponerdosestufas,unaacadalado.Mejorespupitres,en esos no sé cómo aguantan sentadosmás de diezminutos, pobres criaturas.Inclusopodríamosañadirunacocina,contratarunamujerquelaatienda,ydarles

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de comer, así nos aseguraríamos de que todos reciben una alimentación encondiciones…Ellaleescuchabamuyseria.—Entiendo. Y le agradezco que me haya hecho pensar en todo eso. Le

aseguroquelotendrémuyencuenta.—Podríaocuparmeyo,loharéencantado.—¿De verdad?—Lemiró suspicaz—. ¿Y por qué iba a tomarse semejante

molestia,milord?Marcushizounamueca.Cuandoseplanteóaquelardid,habíaimaginadoque

a esas alturas estaría ante una Olivia entusiasmada, sonriente y rebosante deagradecimiento,unaquequizásiguieranegándoseahablardebodas,peroquesísemostraríamásafectuosa.Dehecho,aeserespecto,habíafantaseadoconlaposibilidaddeunbeso,con

probarporfinesoslabiosquelevolvíanloco,aunquesospechabaqueesoyaeramuchopedir.No, tambiénestabapreparadoparaunagradecimiento reservado,quizá una sonrisa lejana… Pero de ningún modo se esperaba una preguntasemejante.Le quedaba la opción de mentir, pero se sentía reacio a hacerlo. Podía ser

insistente y retorcido, pero no era un falso.Además, si traspasaba esa línea yOliviasedabacuenta,corríaelriesgodeperderporcompletolapocaconfianzaquelamuchachateníaenél.—Porusted,porsupuesto—reconoció,consencillez—.Haríacualquiercosa

por hacerla feliz, milady, y lo sabe. El dinero no sería problema—añadió almomento,alverqueellaibaaprotestar—.Soymuyrico,seríamosmuyricos,ypodríamos invertir esa fortuna en hacer las obras caritativas que considereoportuno.Amítambiénmepreocupalasituacióndelagente.—¿Enserio?—Claro que sí. Aunque no lo crea, colaboro con muchas asociaciones

benéficas. El marquesado de Northcott ayuda en comedores públicos, enhospitalesyenmuchasempresasreligiosasdedicadasalamejoradelavidadelosmenosafortunados.—Comoellasehabía limitadoaescuchar, inexpresiva,añadió—:Nohaylímiteparaloquepodríamoshacerjuntos,milady.Dehecho,

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llegadoelmomento,estaríadispuestoalevantarunnuevoedificiodelaescuelaydarlesunombre:EscuelaMarquesadeNorthcott.Sonrióconamplitud,segurodequeaquello tentaríaacualquiermujer.Pero,

Olivianoeracualquiermujer.Pusolosojosenblanco.—Asíque,alfinal,dealgúnmodosíquememencionalaboda.—Lediola

espaldayempezóacaminar,sinsaberenquédirección—.Buenas tardes, lordNorthcott.Ledeseoqueencuentreasuhermanapronto,así tendráalguienconquienhablardevueltaaMinstrelHouse.—¡LadyOlivia!¡Milady!¡Nosevaya!Una y otra vez, sus encuentros eran como ese. Toscos, precipitados,

insistentes.Y,poreso,noavanzaba,claro.Cuandomeditaba en ello,Marcus se sentía frustrado, pero no sorprendido.

¿Cómo iba a ser de otro modo? A esa insistencia que hasta él considerabainaceptable, se sumaba su incapacidad natural para el cortejo. La estabapersiguiendodeunaforma…¡ah,torpe,aquénegarlo!Peronopodíaevitarlo.Sumundosiemprelohabíanconformadolasleyesyla

familia.Sumediadocenaescasadeamantesestablecidashabíansurgidocasiporcasualidad,ensumayoríaporqueellasmismashabíandadoelpaso,enelprimeracercamiento, con sonrisas o miradas como las que le lanzaba la señoritaChatham. Luego, la posición, el dinero y el poder lo habían facilitado todo.Nuncahabíatenidoqueesforzarseporconquistaraunamujer.Pero con Olivia era distinto. Tenía el problema de ese resquemor que

arrastrabadeantes,aloqueseañadíaaquellodequequeríaquelaenamorase,ynoteníaniideadecómohacerlo.Dehecho,parasersinceroconsigomismo,avecesnisiquieracreíaquefueramerecedordesemejantehonor.No podía olvidar lo que había descubierto en Londres: que era hijo de un

hombre infame. Cada vez tenía más claro que había heredado su caráctersombrío,contendenciaalenfrentamiento.¿YacasonolehabíaacusadoOliviademostrarse demasiado agresivo, demasiado desagradable?Lo había sido, sinduda,yteníamiedodeserlotambiénenelfuturo.Cuandosesentíaamenazado,ensupersonaoensufamilia,nopodíaevitarcontraatacar.

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Nodejabadedarlevueltasatodasesasideas,intentandoencontrarelmododellegar al corazón de aquella mujer. Y, mientras tanto, pasaba el tiempo, días,semanas,yéllaveíacadavezmásatractivayencantadora.Cuandolaveía,claro…Había que admitir que las dos jóvenes Hale de Minstrel House tenían un

horario endiablado. Los profesores habituales de Harmony, liderados por suinstitutriz principal, la señoraHammond, habían llegado ya al completo, y sealojabanenunodeloscorredoresdelalaoeste,enelprimerpiso.Amediadosdeprimavera se les habían unido dos profesores más, destinados a instruir a lasjóvenesdelacasaenloscomplejoslaberintosdelbaileyelfrancés.Todos ellos mantenían una vida separada de la familia, con la que solo se

cruzaban, y muy de vez en cuando, en el jardín trasero o en los portonesexteriores deMinstrelHouse, ya que para entrar o salir del edificio utilizabanuna de las puertas de servicio. Contaban también con su propia sala dereuniones,enelpisobajodelamismaalaoeste,ademásdeunacómodasaladeestar,yhastacomíanensupropiocomedor.Por eso, de no ser porqueMarcus solía rondar las clases de las jóvenes, ni

siquiera les hubiera visto en la gran mansión. Pero, dado que él mismoprovocabalacercanía,sí tuvooportunidaddecogerespecialojerizaalmaestrode baile, Lionel Hastings, un individuo demasiado atractivo, a su parecer, ydemasiado dado al galanteo; ambas cosas hubieran debido ser pecadosimperdonablesenalguienalquese le ibaapermitiracercarsea las jovencitas.Pensó en advertir a lady Acton de ello, pero temió que pensase que estabaceloso.Bueno, sí, un poco celoso sí que estaba, a qué negarlo. De hecho, mucho.

Hasta llegó a meterse sin que nadie le viera en el despacho de la señoritaChathamparaversuinformeytratardeencontrarentresuslíneasalgúnmotivodedespido,ocualquierdetallequeledieraunapistadedóndebuscar.Como no quería tener que dar explicaciones a nadie, una tarde esperó con

paciencia hasta escuchar el sonido del piano. Eso quería decir que la señoritaChatham estaba ya ayudando en la clase de baile, aportando lamúsica. LadyActontodavíanohabíacontratadoanadieparaesefin,yeralaúnicaquepodía

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hacerlo.Marcus entró, cerró a su espalda y se puso a revisar el lugar. La dama de

compañía y secretaria de ladyActon eramuy ordenada. Tenía el escritorio alcompleto, incluidos los cajones, en perfecto estado de revista, igual que losarchivadores. No le costó nada encontrar las carpetas correspondientes a losprofesores.Hastings…Hastings… Sí, allí estaba. Lionel Hastings. Sacó la carpetilla y

empezóa leerdatos.No tardóensaberque tenía treintaycuatroaños.Enesetiempo,habíareunidograndesméritosenelaprendizajedesucampo,sobretodoenEuropa,enlasofisticadaFrancia.Sisedejabaguiarporellistadoinmensodebailes que aseguraba conocer, debían quedar pocos en el mundo fuera de sualcance.¿Quéseríaesodelcancán?Asaber…Luego,habíaenseñadoabailaramuchasniñasdebuenacuna,cuyospadres

aseguraban haber quedado muy satisfechos… Nada. Allí no había nada. Pordesgracia,suhistorialnopodíasermásbrillante.Algoquesí le llamó laatención fuequeHastingshabíanacidoenelpropio

pueblodeMinstrelValley,aunquesehabíamarchadomuyprontodeallí.Siendounniño,yaestabaenFrancia,aprendiendoabailarenlasescuelasdedanzamásimportantes.Puesallínohabíanadaqueleresultasedeayuda.Malditopetimetre…¿Cómo

podíaser?Eraunauténticodandialqueleencantabacoquetearconlasmujeres,contodas,sinimportaredadoclasesocial.AlosdosdíasdealojarseenMinstrelHouseyempezarlasclases,yasehabíaganadounpardemiradasasesinasporpartedeMarcusque,debíaadmitirlo,habíaignoradoconelegancia.Noacababadeconvencersedequenohubiesealgoturbioenelpasadodeese

individuo,perotambiéneraverdadquesolíaserbastantesuspicaz.Demasiado,aveces.Teníaquecorregiresefeodefectodecarácter.Estabaterminandodeleersuinforme,cuandoseabriólapuerta.Laseñorita

Chatham, que entraba con bastante prisa, dio un respingo al encontrarle allí.Marcus semaldijo.Había estado tan enfrascado en la lectura que no se habíadadocuentadequeyanoseoíaelsonidodelpiano.—¡Milord!—exclamóella,sorprendida.Mirólosinformesqueteníaentrelas

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manos—.¿Queríaalgo?—No,no.Soloechabaunvistazo.—Hizoungestoconlosarchivosquehabía

estado leyendo, para dejar claro que no trataba de ocultarlos. Como si no leimportasequelehubiesenpilladoallí—.Avecestengoremordimientos,deberíaretomarlosasuntoslegalesdeladyActon.Comosabe,loshedejadoenmanosdelseñorOakes—sereferíaaEdgarOakes,elcolegaalquehabíapedidoqueseocupase de los asuntos legales del marquesado y de lady Acton—, pero unonunca sabe… Se me ocurrió mirar los contratos de los profesores, paracomprobarquetodoeracorrecto.Una explicación tan absurda como otra cualquiera. Por suerte, la señorita

Chathamnoestabainteresadaenpedirleexplicaciones.—Oh, sí, por supuesto.Mire cuanto necesite.—Pasó por su lado, rodeó la

mesa y abrió un archivador. Sacó una gran carpeta—.De hecho, suele llegarbastantecorrespondenciay,unpardevecesalmes,miladysereúneconunodelosrepresentantesdelseñorOakes.Aunque,queríacomentarle,¿podríahacerlousted,lapróximavez?AsíladyActonnoestaríapreocupadaconeseasunto.—Suspiró—.Y,simehicieracaso, igualhastase recuperaríaunpoco,y tomaríafuerzas.—Sí, desde luego. —Se reprochó no haberse ofrecido él mismo desde el

principio,pero,noselehabíaocurrido.ElasuntodeOlivialoteníaofuscado—.Estaréencantadodehacerlo.—Es que me tiene preocupada. En los últimos tiempos, se está exigiendo

demasiado con ese proyecto suyo en el que está embarcada, ese tan…misterioso.Yasabe…Cierto.Habíanhabladodeélenvariasocasiones.Tambiénélestabaintrigado

y,aesasalturas,hastaalgoinquieto.LadyActonnodejabadetrabajarenaquelproyectoquemantenía tanensecreto,carteándosedecontinuoconsusamigasdeLondres.Acambio,devezencuando,lellegabangrandespaquetes.Nuncalosabríaenpúblico,peroMarcusnohabíatenidomayorescrúpuloala

horadesonsacaralrespectoalaseñoritaChatham.Dehecho,enesetema,habíaterminadoconcertandoconellaunaespeciedealianza,conlamotivacióncomúndecuidardeladyActon.Poresosabíaqueaquellascajasconteníantodaclasede

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cosas,desdelibrosaretalesdecortinasydetelasparatapizarmuebles.Inclusomuestrasdepapelpintado.¿QueríaladyActonhacerreformasenMinstrelHouse?Quizá,ynoeramala

idea. Aunque se mantenía impecable, la mansión no había sido renovada enmuchotiempo,ynolevendríamaluncambio.Sisabíamedirsusfuerzasynoagotarse,hastapodríaserunentretenimientomuysanoparalaanciana.Elfuturolodiría.—Sí,laentiendo—replicó.—Por eso. No creo que, además, sea bueno para ella preocuparse de estos

temaslegales.—Me ocuparé de todo, descuide. Solo avíseme del día de las citas, y le

recibiréenmidespacho.—Muchasgracias,milord.La señorita Chatham volvía con su carpeta hacia la puerta, caminando con

desenvoltura,pero tropezócon laesquinade lamesay trastabillódeunmodomuy femenino hasta chocar conMarcus, que tuvo la oportunidad de recibirlaentresusbrazosysujetarlajustoatiempo.La carpeta corrió peor suerte. Se le cayó de lasmanos y se abrió, dejando

volarportodaspartesunbuennúmerodepartituras.—¡Perdón!—exclamólamuchacha—.¡Quétorpesoy!Marcusestuvoapuntodeecharseareír.¡Yélqueacababadecensurarseelser

tan suspicaz! Ja.Demasiado poco, estaba claro.Omucho se equivocaba, o laseñoritaChathamacababadelanzarseensusbrazos.—Nosepreocupe—dijo, qué remedio.Erademasiadocaballero comopara

reprocharlealgoasí,ymenosdeunmododirecto—.Todostropezamosenalgúnmomento.LaseñoritaChathamaleteólaspestañas.—Menosmalqueestabaustedaquí…—Hasidounagranfortuna,sí.Noparecíamuydispuesta a apartarse.Marcuspercibió el aroma sutil de su

perfume:olíabien,aflores,rosasquizá.Unolorsuaveydelicioso,peronoeraloqueélquería.

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Poralgunarazónsoloconseguíapensarenlalavanda.Soltó a la señoritaChathamde unmodo algo brusco, como si de pronto se

hubiesedadocuentadeloimpropiodelasituación,yretrocedióunpaso,peronolo sintió como suficiente. Seguía sintiéndola demasiado cerca, y seguíapercibiendosuinvitación.Paradisimularysuperaraquellasituacióntanembarazosa,optóporagacharse

yclavarunarodillaentierra.Empezóarecogerpartituras.—Permitaquelaayude—dijo.—¡No,porfavor!Deje,yomeocupo.—Ellatambiénseagachóyempezóa

recoger papeles mientras no paraba de hablar. Se la notaba nerviosa—. ¡Seráposible,laqueheorganizado!¡Esque,esabrumador,milord!¡Esmuyduroparauna mujer sola, en mi situación, tener que salir adelante! —Sus dedoscoincidierondeprontoconlosdeMarcus,queestabarecuperandounapartituradeBeethoven que había en una esquina.Y no había sido casualidad—.Estoytan…abrumada.Suoscurosentidodelhumorleanimóahacerunabromasobreesarepetición

abrumadora, pero se contuvo. Se encontraban tan cerca, olía tan bien, llevabatantotiemposintenerunamujer,mesesya…Yesaseleestabaofreciendocondescaro.Unruidocercanoatrajosuatenciónylosacódelasensacióndehechizoenla

quehabíaestadoenvuelto.Olivia lesmirabadesdeelumbralde lapuerta.Tenía losojosmuyabiertos.

Carraspeó.—Esto…SeñoritaChatham,elprofesorHastingsdicequesibajaatocar…el

piano.Québien,otraconsentidodelhumormásqueincisivo.LaseñoritaChatham

apartó la mano como si se hubiese quemado, y se puso en pie de un salto.Marcustambiénselevantó,peropocoapoco.—Sí, por supuesto—dijo ella—.Ahoramismovoy, ladyOlivia.Es que he

tenidounpequeñopercance.—Nolodudo—replicóOlivia.Marcuslefruncióelceño,peroasumiódesde

elprincipioque,quieneraencontradodelmodoenquelehabíanvistoaél,poca

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estaturamoral podíamostrar.Ella se limitó a devolverle unamirada intensa yenigmática,ydiomediavuelta—.Laesperamosabajo.—Desdeluego, ladyOlivia.Disculpe,milord, tengoque irme—ledijoaél,

nerviosa—.Comoyasabe,sueloayudarenlasclasesdebaile.—Losé,laheoídotocaramenudo.Ellariodeunmodoencantador.—¡Oh,vaya!Esperoquenolehayaresultadodemasiadoterrible.—No, en absoluto. —Tampoco había resultado maravilloso, ni de lejos.

Estaba claro que, rondar la perfección sin llegar a tocarla formaba parte de lamaldicióndelaseñoritaChatham.Eraatractiva,peronohermosa;tocababien,peronodeunmodosoberbio;eranoble,peroseveíaobligadaatrabajarencasaajena,parasobrevivir—.Lohaceustedmuybien,esundeleiteescucharla.Marcus solopretendía ser amabley terminar cuanto antesuna conversación

queleresultabayademasiadoincómoda,peroellalomiróembelesada.Oquizáabrumada,yaquelegustabatantoeltérmino.En lossiguientesdías, lassonrisasde laseñoritaChathamaumentaron tanto

queMarcusempezóapensarquequizáhabíacometidounerror.Hubiera sidomejornoabrirlaboca.Onohaberidonuncaaldespacho,porque,endefinitiva,nopudolibrarsedeHastings.

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Capítulo16

LamayorconsecuenciadelaexcursióndeMarcusaldespachodeladyActonfue que empezó a recibir al enviado deOakes.Resultó tratarse de su sobrino,JeffreyOakes,unmuchachorubicundoyafectado,peroquealmenosintentabahacer bien su trabajo. Marcus agradecía sus visitas, porque le servían paraentretenerse,porpocoquefuera.Esas reuniones ocupaban un par de horas dos días almes, y la revisión de

documentoshastalograballenartreshorasmás,sinosedabaprisa.Duranteelrestodeltiempo,letocabarepresentarelpapeldenobleocioso,delquesoloseesperabaquevistieraimpecableypasearaconprestanciaporaquíyporallá.Era una exageración, por supuesto: también le estaban permitidas otras

laborestípicasdeuncaballero,comoperdersufortunaalascartas, leerpoesíaconcaradeerudito,sobretodosinolaentendía,y,porsupuesto,lacazadeseresincapacesdedefenderse,desdelejosysindesaliñarselaropa.Estabasegurodeque,silepegabauntiroaunodelospatosdelestanque,todo

el mundo aplaudiría con entusiasmo la excelente puntería del señor marqués,pesealacaradehorrorquepusolaseñoraSimpson,laprofesoradeetiquetadeOlivia,cuandoleconsultóalrespecto.En definitiva, se aburría, se aburríamucho.De haber estado libreOlivia…

Peronoeraasí,demodoquenopodíallenarsutiempoconsucortejo.Sabía que, para solucionar ese profundo tedio, solo necesitaba organizar

cuanto antes el nuevo despacho de abogados, así tendría algo con lo queentretenerse,peroseresistíaaviajaraLondresyalejarsedeOlivia.Silohacía,temíaperdertodoloavanzado.Porpocoquefuera.

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Poreso,selimitóacomentarloconJeffreyOakes,yaenviarunmensajeasutío, Edgar Oakes. En él, le propuso en firme que le ayudase amontarlo: quebuscaseélmismoaalguienadecuadoparaocuparelpuestodeabogadotitulardecara al exterior, que se ocupara también de localizar una buena oficina en unbuen emplazamiento y de contratar el personal que fuera necesario. Marcuscorreríacontodoslosgastos.Su única condición era poder ocuparse, en estricto secreto, del estudio de

cuantoscasosleparecieraninteresantes,ydirigirsusestrategias,aunquenuncaaparecierasunombreporningunaparte,niél,porsupuesto,pisaselostribunales.SabíaqueOakesibaacolocarallíasusobrinoyque,deesemodo,sufamilia

trabajaríaenconjuntolosdosdespachos,convirtiéndoseenunodelosabogadosmás influyentes deLondres, perohasta le convenía, así se preocuparía dequetodofueralomejorposible.En realidad, estaba utilizando al propio Oakes para la tarea de darle una

cobertura, y seguro que su amigo lo sabía, pero ninguno de los dos llegó amencionarlo.Eso fue todo loquese lepermitióhacerenaquel tiempo,almargendeuna

pequeña actividad que emprendió por su cuenta en el pueblo, por supuestoencaminada a la conquista de Olivia. Después del fracaso del asunto de laescuela, lehabíacostadoencontrar algoquepudiera impresionarla.Por suerte,cuando lady Acton le recordó algo que le había pedido nada más llegar aMinstrelValley,yquehabíaolvidadoporcompleto,seleocurrióunabuenaidea.AlgodeloqueOliviatardabaenenterarse,aunquetampocoeradeextrañar.QueMarcus supiera,HarmonyyOlivia apenasparaban.Las llamaban a las

seis,desayunabanalassieteyalasochoyateníanlaprimeraclaseenunodelossalones de la planta baja que se había acondicionado como aula.Harmony seveíaobligadaarepartireltiempoentremásasignaturas,porque,alfinyalcabo,Oliviayaeraunamujeradultaymaestra,ademásdefervientelectora,conloqueselepresuponíaunaculturabienasentada.SedecidióquenoeranecesarioqueestudiaseHistoria,niLiteratura,niAritmética.Muyporelcontrario,debíaesmerarseenlograrunbuennivel,cuantoantes,

enlasmateriasdelasquenohabíaaprendidonadaenelpasado:laetiquetayel

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baile, sobre todo, aunque también consideraron que necesitaba reforzar susconocimientosdefrancés.Harmony, por su parte, se encontraba todavía en la edad en la que una

jovencitadebíaestarestudiando,sisufamiliaasílodecidía,ytantoladyActoncomoMarcuseranfirmespartidariosdequelapequeñadelosHalefueselomáscultaposible,aunqueletocasevivirenunmundoenelquesedabapocavozalasmujeres,pormuyinteligentesquefuesen.El tiempoqueHarmony empleaba en estudiarmás álgebra,más literatura o

más historia, Olivia lo dedicaba a la etiqueta. Según contaba luego en lascomidas,laseñoraSimpson,laprofesoracontratadaparaesamateria,sepasabahorashablándoledecómodebíacomportarseunadamaencadasituación.—Noloentiendo.Haymássituacionesenlaaltasociedadlondinensedelas

que una joven dama puede llegar a vivir en diez vidas, como para llegar arecordarlas todas en una sola—gruñía Olivia, entre plato y plato—. Resultaimposible memorizar cómo debe una comportarse en un té de invierno, unacaceríadezorrosalaquejamásvoyaasistiroenunbaileenAlmack’s.—Porsuerteparati,luegolorepitemademoiselleSempéenfrancés,paralas

dos—le replicaba Harmony, y, cuando Olivia ponía los ojos en blanco, ladyActonyellareían.Porlastardes,detresacinco,dabanlasclasesdebaileconHastings.Desdesu

despacho, desde el jardín o desde su habitación, si había subido a descansarhasta la hora del té de su agotadora vida de absoluto holgazán,Marcus oía lamúsicadelpianoyel tac, tac, tac delbastón largodelprofesor, conelque lohabíaempaladocongustoenmásdeunadesusfantasías.Hasta empezó a acercarse por allí, pese a que temía dar pie a la señorita

Chathamacreerqueeraporella.Paradejarleclaroqueno,mantenía losojosmuylejosdesufiguraalpianoycontemplabaelensayodeOliviayHarmony,algoquelegustaba,perocomoeraobvioquesesentíancohibidas,nosolíadurarmucho.Trasesaclase,tomabanelté,enelquelasmuchachashacíansusplanes,como

iradarunpaseohastaelcentrodelpueblo,dondepodíantrastearenelcolmadode la señoraGibbs, visitar a alguna antigua amiga deOlivia o dirigirse hacia

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algunodelosmuchoslugaresdeinterésquehabíaporMinstrelValley.Al principio, Marcus solía soltar indirectas, buscando que le integrasen en

esas excursiones, pero por lo general solo le invitaba su hermana, y, tras laúltimadiscusiónporelasuntodelaescuela,cuandoseleocurríaaceptar,Oliviacambiabadeplanesyalegabaalgúnmalestarparaquedarseensucuarto.Vistolovisto,dejódeintentarirconellas.Yhastadehacerseelencontradizo,

almenosduranteuntiempo.—Te vas a casar con Marcus, ¿verdad, Livvy? —Oyó un día, mientras

paseabameditabundoporeljardín,asolas,comohacíademasiadoamenudoenlosúltimos tiempos.Marcussegiróaun ladoyaotro,buscandoelorigendelsonido,hastadecidirqueHarmonyyOliviaestabanenelcenador—.¡Porfavor,porfavor,porfavor!No estaba bien espiar así, lo sabía, pero se sentía tan frustrado que decidió

traspasaresalínea.Silaconversaciónsevolvíademasiadoíntima,siemprepodíairse.Moviéndoseconsigilo,sefueacercando,hastadivisarlassentadasdentrodela construcción hexagonal del cenador, en los bonitos bancos corridos quesurgíande lapropia estructurayque seguían toda suparte interior, excepto elespaciodelosdosarcosdeacceso.Parahacerlosmáscómodosyevitarsufrío,habían sido revestidos con unos almohadones adaptados a su forma curva, ytapizadosconhermosastelasfloreadas.AMarcuslegustabamuchoaquelrincóndeljardín,quizáfuerasupreferido,

condiferencia.Elcenadorestabasituadomuycercadelestanque,enunazonarodeada de sauces, un lugar hermoso y tranquilo. Los seis lados queconformabansuarmazónysucúpula,rematadaensuextremosuperiorporunaformaacebolladaypuntiagudaque ledabauncierto aireoriental, habían sidoconstruidosenunhierroforjadollenodefiligranas,conlosdosampliosarcosdeentrada.Enesosmomentos,podíaversindemasiadoproblemalasfigurasdeOliviay

Harmony más allá de las ramas frondosas del sauce tras el que se escondía,porqueelcenadorseencontrabacasiporcompletodespejado,perono tardaríaen quedar cubierto por una capa de hiedra. Tal como había anunciado en unacomida,ladyActonhabíapedidoalseñorRandall,eljardinero,quelaplantase,

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y en abundancia, para asegurar la sombra en su interior. De ese modo, tantoHarmony como Olivia podrían disfrutar del sitio sin que se oscureciesen suspielesdeunamaneraimpropia.Marcusnoestabasegurodequesemejanteidealegustase.Yahabíasuficiente

sombra con los sauces que lo rodeaban. Además, el cenador era demasiadobonito comoparaocultarlo, hacerlo casi parecíaunpecado,pero sabíaquenoserviríadenadaprotestar.Enese tiempo, lahiedrahabíacrecidopocomásdemediometro.Enunpardeaños,seguroqueestaba todobiencubiertoporunacapadensa.—¿Eh?—habíareplicadoOlivia—.¡Harmony…!Tehedichomilvecesque

noinsistasenesetema.—¿Por qué no? ¡LadyActon lo está deseando, ya lo sabes!Y yo también,

mucho.¡Meencantaríaquefuésemoshermanas!—Pues lo siento. Si quieres, podemos quedar una medianoche junto a las

raícesdelViejoGiganteyhaceralgunaespeciedepactodesangrebajolaluzdela luna llena. De esemodo nos convertiríamos en hermanas sin necesidad debodas,porquenocreoqueesematrimoniollegueacelebrarse.—¿Porqué?«Eso»,pensóél.«¿Porqué?»Oliviatardóunpardesegundosdemásencontestar.—Por muchas razones. La primera y más importante, que no quiero a tu

hermano.Yeso,tienesquerespetarlo.LosdedosdeMarcus,apoyadosenlacortezadelsauce,secrisparon.¿Queno

le quería? ¿Y eso? ¿Cómo podía estar tan segura, cómo podía mostrarse tanrotunda,tanterca?Élhabíacambiado,estabacambiando.Desdeelasuntodelaescuela, se había comportado siempre de un modo intachable, muy cortés,inclusoaveceshastademasiadodistante.Sino surgíadeunmodonatural,noimponía su presencia, y cuando sí cabía, trataba de mostrarse como uncompañero grato, charlando y tratando de conocerla, de dejarse conocer, deacercarsesiempreunpocomás,perosinpresiones.Pordesdicha,enunlugarcomoMinstrelValley,habíapocasfiestasyescasos

lugares de alterne a los que acudir, ni espectáculos con los que sorprenderla.

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Peropaseabanporelpueblo,tomabaneltéenelcamposiemprequeeltiempolopermitía y aprovechaban todo evento posible. Como el mercadillo que seorganizaba en la plaza el segundo domingo de cadames, en el que se podíanconseguirtodaclasedeproductos.Marcus había disfrutado mucho de su paseo por allí, les había comprado

dulcesyotroscaprichos.Yélhabíaconseguidounaestupendaespada, forjadaporelherrerodelalocalidad,unescocésllamadoReedMcDonald,conlaayudade su hijo Angus. No le quedó duda de que aquellos dos tenían un talentoespecial para la elaboración de armas.Le hubiese gustado podermirarmás, oinclusovisitarlesenlaforja,peronoleagradóelmodoenquesecomportabanconOlivia.Erandosauténticosmujeriegos.Y,sí,lepusieronceloso.PreferíapensarenlaFeriadePrimavera,a laquetambiénlashabíallevado.

Allí,lashabíainvitadoabailarporturnos,yhabíanreídohastatarde.Dehecho,habíacreídoverunclarocambioenlosojosdeOlivia.Aratosleseguíamirandoconcautela,peroreíamás.Estabamáscercana.Enesotambiénhabíaayudadoquehabíanempezadoacoincidirmuchoenla

bibliotecadeMinstrelHouse,yyasabíaquesusgustos,encuestióndelectura,eran muy eclécticos. A Olivia le encantaba la poesía: Wordsworth, Keats,Shelley o lordByron estaban entre sus preferidos, aunque no eran los únicos.También leía novelas de todo tipo, pero sobre todo las románticas de JaneAustenolasquetuvieranalgúncomponentemisterioso.Enotraclasedetemas,leatraíanloslibrosdehistoria,engeneral,ylafilosofíaenparticular.Y, por supuesto, era firme defensora de todas las lecturas que hicieran

despertar el intelectode lasmujeres, como los textosdeOlympedeGougesoMaryWollstonecraft.Escritorasque,ensumomento,habíandefendido la totaligualdadentrehombresymujeresyquehabíanabogadoporunavidaplenaparaestasúltimas.Inmerso en su mundo casi por completo masculino, hasta ese momento

Marcusnuncahabíapensadoenaquellosasuntosy,alhacerlo,seplanteósobretodoquéclasedefuturodeseabaparalapequeñaHarmony.Sinduda,esperabaquefueramejor,másjusto,aunqueloveíadifícil.En todo caso, el tema dio lugar a buenas discusiones conOlivia, debates a

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vecesmuycalurosos,queleshabíanhechoacercarsemás,conocersemejoreirsimpatizando.Oesopensaba.—Ahorayodiría quenos conocemos, ladyOlivia—lehabía dicho la noche

anterior,cuandoella sedespidiópara retirarse.Se llevabaunode los librosdeHeródoto de Halicarnaso, la historia de Egipto, para leer en la cama—. ¿Nocree?Ellalomiródeunmodoextrañodesdeelumbraldelapuerta,ysefuesindar

unarespuesta.Y,enesemomento,decíaeso…¿Cómo podía ser? ¡Se había ganado al menos un voto de confianza! ¡Un

interés, alguna clase de sentimiento, no aquel continuo desapego hiriente!Además, ¿qué se había pensado esa cría presumida? ¿No quererle, ella a él?Jamás,jamássehabíasentidomásheridoensuamorpropio.Yelcasoeraquenisiquieraentendíaporquéteníaquesentirseasí.Eralógico.Eraunfrutopodrido…«Oh,demonios»,pensó,ysefrotóelentrecejomientrassesentíazarandeado

poreloleajeenunocéanodeemocionescontradictorias.Amorpropio,odioasuestirpe insana, orgullo, soberbia, un sentimiento de inferioridad que trataba depisotear,peroquelecarcomía…«Malditasea».Pueséltampocolaquería.Nopensabaquererla.Jamás…—¡Pero es marqués! —estaba protestando Harmony, sorprendida. Querida

niña, siempredefendiéndole,en todocaso. Inclusoaunqueno tuviera razón—.¡Yeselhombremásmaravillosodelmundo!—Lo primero no debería ser la razón para unmatrimonio.Y lo segundo…

bueno,túeressuhermana,eslógicoquelequierasmucho.Admitoque,eneso,medaisenvidia—añadió,entonopensativo—.Senotaqueestáismuyunidos.Mehubiesegustadotenerunhermanomayorquemecuidaseasí.—Sí.Éleselúnicoquemehacomprendidosiempre.—Hubounmomentode

profundosilencio.Luego,lavozdeHarmonysonódesolada—.Mipadre…mipadrenomequería.—¿Qué dices?Yo estoy convencida de que eso no es cierto. Seguro que te

queríamucho,Harmony.—Esaeraunagranverdad,suauténticopadrelaquiso

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hastaelpuntodesuicidarseparaalejardeellaelescándalo,aunquedudabadequeningunadelasdosmuchachaslosupieranunca—.Loúnicoqueocurre,eraque,poralgunarazón,nopodíadecírtelo.Algunasvecespasa.—¿Porquédiceseso?—Oh, no sé —replicó Olivia, evasiva—. Porque lo he visto otras veces,

supongo.—¿Por qué alguien querría hacer algo tan cruel? ¿Querer a alguien y no

decírselo?¡Oinclusodemostrarlocontrario!Oliviatitubeóduranteunpardesegundos.—Aveces,puedehacersepormiedo.—¿Miedoaqué?—Laotranorespondió—.No,megustaríacreerlo,perono

puedo.Séquenomequería,loquenoséeselporqué.—Seencogiódehombros—.Supongoqueporque fuiniñaynunca llegóaperdonármelo.—Parecía tanafligida...Habíanpasado años,Harmony tenía ahora una familia y un entornofeliz,pero todavíaseguíaabiertaaquellaherida.MalditoWalter.Leodiabapormuchascosas,pero,poraquello,jamáspodríaperdonarle—.Memanteníalejos,siempre,yactuabaconMarcuscomosisolotuvieraunhijoúnico.—Losientomucho,Harmony…—Sí… Fue difícil. Ni siquiera quiso verme cuando se estaba muriendo,

aunque supongo que no teníamucho sentido despedirme de él… Pero nomeimporta,he tenidoaMarcus.Élnuncahaolvidadoquesoysuhermana.Nadiemehaqueridonunca tanto,desdequemuriómimadre. ¡Yerayo tanpequeñacuandoocurrió!Llorémucho.¡LejuréaDiostantascosas,sidejabaamimadreconmigo…!—añadió,conamargura—.Peronofueposible.Entre las ramas del sauce y los barrotes del cenador, vio que Olivia la

abrazaba,yhubounmomentodesilencio,algotenso,poraqueltematantriste.Marcustragósaliva,abrumadoporlapenayporunrecuerdomuyintensodesumadre. Cuando quedó encinta deHarmony él era ya unmuchacho de catorceañosysesentíamuymayor,muyadulto.Undía,estabasentadojuntoaellaenunbancodeljardíndeNorthcottHouse,

y de pronto, sumadre se sobresaltó. «Mira», le dijo.Le cogió unamano y lapusosobresuvientreabultado.

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AqueljovenMarcusseruborizó,comolepasabasiempreconlorelacionadoconlosembarazos,peroentoncesnotóalgo,ungolpe,algosemovióallídentro.Sumadresonrió.«Es tuhermanita,¿lanotas?Vaaserniña,estoysegura,unaniñitamuypequeñayvulnerable.Y túeresyacasiunhombre,Marcus.Vasatenerqueayudarmeacuidarla».Élprometióhacerloyjamáshabíaolvidadoesapromesa.—Losientomucho—oyósusurraraOlivia—.Míraloasí:almenos,teníasa

tuhermanocontigo.Yteaseguroque,sabiendoeso,todoelamorquetehadado,todoelamorqueescapazdedar,mesentiríamásinclinadaatratardeempezarconél…Nosé.Algo,supongo.—¿Entonces?¿Porquénolohaces?—Porlasegundarazónquemeimpideplantearmeesematrimonio,Harmony:

élnomequiereamí.—¿Quédices?Esonoescierto.Losé.—Tonterías.Sitedigolaverdad…creoquequienleinteresadeverdadesla

señoritaChatham.—¿Qué?¿Tehasvueltoloca?—No.Te lo aseguro.Losvi en el despachode ladyActon,Harmony.Ellos

estaban…—¿Cómo?—urgióHarmony,alverquelaotranocontinuaba—.¿Besándose?—No.No,enabsoluto.Perocasi.—No puede ser…—Harmony pareció titubear, pero luego se reafirmó por

completo—. No, Livvy, en serio, debiste confundirte. A mi hermano no leinteresanadaesatonta, losé.Igualquesécómotemiraati.Meconstaquetequiere.¿Nohasvistocómotemira?—Yo solo veo cómo se esfuerza en complacerme siempre, para intentar

convencerme de que haga lo que él desea: casarse, para sentirse mejor, paralimpiarelbuennombredevuestrafamilia.Nosemuestraél,muestracómocreequequieroquesea,ysuúnicoobjetivonoesforjaralgoconmigo,no,sino…lodesiempre.Soloquierecumplirconsudeber.—Noestoydeacuerdo,Olivia.Creoqueleinteresasmásdeloquepiensas.—Puestendráquedemostrarlo.Actuardeotromodo.

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—Mihermanoes así.Se cree fuerte, peroesvulnerableypor eso le cuestaabrirse. —Marcus arqueó ambas cejas, sorprendido por aquel comentario tanmaduro. Y tan sagaz—. Quizá tengas razón, y eso le pasaba a mi padre —reflexionóHarmony—.Quenosabíacómodecírmelo.Yyoerademasiadojovencomoparadarmecuentadecómoeranlascosas,enrealidad.—¿Loves?Puedesercosadefamilia.Harmonyasintióconenergía.—Entonces,tenemosqueayudarleaabrirse.Yunbuenmodosería…Justoentoncesseacercóunade lasdoncellas,Doll,paraavisarlasdeque la

señoraBurtonlasestababuscando.«VayaporDios»,pensóMarcus,elprincipalinteresado en conocer el modo de abrirse. Visto lo visto, optó por dejar deescuchar y se deslizó en dirección contraria, hacia los jardines traseros de lamansión.Una vez allí, se sentó junto a la fuente central, intentando decidir sialgodeloquehabíaoídopodíaresultarleútil.Pordesgracia,noseleocurríacómo.LoúnicoqueindicabaeraqueOliviano

confiabaen sus sentimientos, algoquenopodía reprocharle.Aunque se sentíamuyatraídoporella,todoeltiempohabíapreferidonodemostrarlodeunaformaevidente.Era por precaución, se decía, pero bien sabía que se trataba de puromiedo.Sisedeclarabayellalelanzabaunadeesasmiradasintensas,seriaysinsonreír…¡Además,habíadichoquenolequería!Suorgulloyanolepermitiríadecirle

nada.No,nopodíaseguirrebajándosedesemejanteforma,nidarlepieaquelesiguierarechazando.DeberíavolverseaLondres.Total…Yasí ibanpasando losdías, enuncontinuo forcejeo,aunqueél cadavez se

sentíamásretraído.—HoyvamosairalPozodelosDeseos—dijoHarmony,unatardedefinales

demayo—.¡Yvoyapediralgo!Marcus,tienesquedarmeunalibra.Marcus,quehabíaestadoabsortoensuspensamientos,comosolíaocurrirlea

menudoenlosúltimostiempos,arqueóambascejas.—¿Unalibra?—Sí,parapedireldeseo.

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—Puessíqueesexigenteesepozo.—No te preocupes,Harmony—Olivia se echó a reír—.Conunpenique es

suficiente.TeaseguroqueraraeslagentedeMinstrelValleyquehubiesepodidoarrojarunalibraenteraaesepozo.—Peroesquemideseoesenorme—replicólaniña,conexpresióngrave—.

Y,porloqueparece,muydifícildelograr.—Ah,¿sí?—Olivialamirósorprendida—.¿Ysepuedesaberdequésetrata?—DequeMarcusytúoscaséis,porsupuesto.Marcus arqueó una ceja, entre divertido e irritado. Por el modo en que

Harmony y lady Acton intercambiaron una mirada furtiva, pudo suponer queaquellohabíasidoideadelaanciana.PorDios,¿nohabíanaprendidonada,eneltiempoquellevabaélhaciendoelridículo?ConocíanpocoaOliviasipensabanque,presionandoasí,deunaformatanburda,ibanalograravances.—Tesugieroqueechesunpenique—dijoOlivia, tensa—.Yquepidasalgo

queestédentrodeloposible.—¿Dentrodeloposible?¿Acasono…?Oliviasepusoenpiedeunsalto.Marcuslaimitóalmomento.—Disculpen—dijoella—.Séqueunadamanosepuedelevantardelamesa

hastadecirlagracia.Aunasí,meretiro.—Sellevóunamanoalasien—.Creoquetengounajaquecahorrible.Yairemosalpozootrodía,Harmony.—Mmm…claro—replicóestaúltima,mirándolaconexpresióntestaruda—.

Cuandoquieras.¡Piensoecharunalibraentera!—añadió,alzandolavozcuandola otra salía por la puerta, para asegurarse de que la oyera bien—. ¡Así secumplirá!—No grites—la riñó su hermano—.Y no la agobies,Harmony.—Marcus

dejólaservilletajuntoalplato.TeníaquealcanzaraOliviaydejarleclaroqueélnohabíatenidonadaqueverconsemejanteemboscada.Queestabaintentandoenmendarse—.Disculpen.Seencaminóhacialapuerta,abuenpaso,parapoderalcanzarla.LadyActonasintió,conevidentegestodepreocupación.—Porsupuesto.Adelante,querido.

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Capítulo17

Marcus salió al pasillo y avanzó a toda prisa.Aun así, solo divisó aOliviacuandoestabaempezandoasubirlaescaleradelvestíbulo.—¡LadyOlivia,porfavor,unmomento…!—llamó,tratandodeimpedirque

corriese a su dormitorio, adonde no podría seguirla. Ella no hizo caso, siguiósubiendo.—Yahedichoquemeduelelacabeza.—Pero,depronto,sedetuvo,sevolvió

haciaélyloenfrentó—.¿Estohasidootravezcosasuya,lordNorthcott?Quéruin y patético, envolver siempre así a su hermana pequeña, una niña, paraconseguir sus objetivos. ¿De verdad quiere redimir su honor con esa boda?Porqueleadviertoqueseloestádejandohechoauténticosjironesporelcamino.—Basta—la cortó, tratando de no dejarse afectar por aquellas palabras tan

hirientes—.Estaveznohetenidonadaquever.—Pudoverensusojosquenolecreía—. Maldita sea, milady, puedo haberme ganado su enfado, incluso sudesagrado,peronosudesconfianza.¿Acasolehementidoalgunavez?—Negócon la cabeza, seguro de que no lo había hecho…O al menos esperando nohaberolvidadoalgunaocasiónquepudieraafearleenesemomento—.Ledigoquenohe tenidonadaqueverconesoynopiensorepetirlo.SolohasidounachiquilladadeHarmony.Lolamento.Leprometoquehablaréconella.Ellatitubeó,máscalmada.—Estábien,lecreo—dijo—.Disculpe.—Noimporta.—Semiraronconfijezaunossegundos.Decidiógastaraquella

últimabaza,habíallegadoelmomento.Siesonofuncionaba…Noerahombrequeaceptaseladerrotaconfacilidad,perotendríaquerecapacitarmuchosobre

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elasunto—.Yaqueestamosaquí,¿puedevenirunmomentoamidespacho?—Vioqueibaanegarse,demodoqueinsistió—.Porfavor.Notienenadaqueverconnosotros.Esuntema…digamoslegal.—Sivaahacercomoconlaescuela,ymencionarmeluegolaboda…—No.—Debía recordar no hacerlo, de ninguna manera, o no tendría más

oportunidades—.Noloharé.Ella nopareciómuyconvencida, perobajóy lo siguió.Marcus fuehasta el

despachoquehabíaasumidocomopropio,juntoalabiblioteca.Eraunespacioamplio,eleganteyluminoso.ElpadredeladyActonfueelúltimolordNorthcottque lo utilizó, hasta llegar él. Había encontrado mucho material interesante,comounascartasescritasasuesposa,cuando ladyNorthcott seencontrabaenMinstrelValleyembarazadadeladyActon.Elladebíahaberlasguardadoallíenalgún momento, o quizá lo hizo un secretario. El caso era que habíanpermanecidoallí,olvidadas,muchosaños.Enotrascircunstanciasnolashubieraleído,peroqueríarevisarelcontenidoy

asegurarsedequenohabíanadaquepudieraperturbara ladyActon.Pero,porsuerte,noeraasí.Setratabadesencillascartasdeamor,decariñoinmensoasuesposa y a su hijo todavía no nacido. Las últimas ya hablaban de la pequeñaHelena,delaquemencionabanquehabíallegadodeformatansorpresiva.Lastenía guardadas para entregárselas el día de su cumpleaños, el nueve dediciembre.Estabasegurodequeleharíanmuchailusión.Marcussedirigióa lasilla traselescritorio,mientras leseñalabaunade las

usadasporlosvisitantes.—Tomeasiento,porfavor.—Oliviadudó,perolohizo—.Comolehedicho,

no voy a hablar de nosotros. Solo quiero que tratemos el tema de la señoraNewellylaseñoraMeyers.Comoimaginaba,esolatomóporsorpresa.—¿Quépasaconellas?—Como sabe, viven en la casa que ocupaban su madre y usted. Una

propiedaddeladyActon,alaquepagabanunalquiler.—Oliviaarqueóunaceja.Marcus contuvo su irritación. Igual se pensaba que iba a reclamarle lascantidadesnoabonadasenese tiempo,comounvulgarcasero—.Esoyanose

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contabiliza, por supuesto, y he establecido una renta generosa para esas dosmujeres.—Oh…—Además, he contratado dos enfermeras con mucha experiencia, para que

vivanconellasyseturnenparaocuparseporcompletodelasnecesidadesdelaseñoraNewell.MisabogadoshanhechounaselecciónyllegarándeLondreslasemana que viene. —Ahí estaba, su gran jugada para empezar a reparar elpasado.Tratódenopareceransiosoyentrecruzó losdedossobreelescritorio,conactitudserenayprofesional—.Queríasabersitodoestoleparecebienosideseaquesehagaalgunaotracosa.—No,estábien.Hasidoustedmuyamable.—«¿Enserio?»,pensóél.Porque

lamiradaqueleestabalanzandoella,noeranadaamable.Suspicaz,másbien.Como si pensase que estaba haciendo todo aquello por limar asperezas yacercarseunpocoaella.Algoqueeracierto,porotraparte—.¿Puedopreguntarcómoselehaocurrido?—Enrealidad,nohasidosolocosamía—reconoció.Élnohabíapensadoen

ello de salida, no conocía la situación del pueblo ni de sus gentes. Su únicomérito consistía en haber visto la ocasión de aprovecharlo en su beneficio,aunquelohubiesehecho,encualquiercaso,comotodoloquelepedíasuprimaHelena—.Alparecer,ladyActonsienteungranafectoporesaanciana.Poreso,alpocode llegarme rogóque intentase localizarla, en el casodeque siguieraconvida,pero,conlodemiviajeaLondres,tuvequedemorarloy,luego…Demonios. Había pensado decirle un «he estado muy ocupado», pero ella

sabíaqueno,quesiempresequejabadenotenernadaquehacer.Tardótantoencontestar,queOliviaalzóunaceja.—Seleolvidó—terminó,conciertagentileza.—Bueno,sí.Notienesentidonegarlo.Oliviaasintió,complacidaporsusinceridad.—QuizádeberíadecirlealaseñoritaChathamquelellevetambiénlaagenda.

Asínovolveránaocurrirleesascosas.Diolaimpresióndequeelcomentarioselehabíaescapado.Marcuslamiró

sorprendido.¿Estabacelosa?Esoparecía.

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—Nocreoqueseanecesario—replicó,concuidado—.Aunqueesverdad,loolvidé. Pero lo recordé y me puse a ello. Al fin la encontré en casa de laaprendizadesumadre,Annie…—Thompson.AnnieThompson.—Esoes.—Ysime lohubierapreguntadoamí, se lohubiesedicho almomento.La

abuelaJoanhaestadoentremicasay ladeAnniedesdequevivoaquí.Enmicasalaatiendemiantiguacriada,laseñoraMeyers.—Bueno,perolerecuerdoqueyonoteníaniideadequemantuvieseconella

un trato tanfamiliar.En todocaso,nomeresultódifícilencontrarla.Solo tuvequepreguntarenelcolmado.—Ah,claro.LaseñoraGibbs.—Exacto. Ellame dijo dónde estaba y toda clase de detalles que, por otra

parte, no le pedí.—Pareció encontrar divertido el comentario—. Lady ActonquisoentoncestraeralaancianaaMinstrelHouse,darleaquíunahabitaciónyasegurarsedequeibaaestarbienatendida,perolaseñoritaThompsonseobstinóenqueeramejorquelaancianasequedaseconella,oalmenosenlacasaquecompartió usted con su madre, Olivia. Insistió mucho en que son los únicossitios que podría considerar su hogar, después de su casucha, que es porcompletoinhabitable…—Sí,enesoestamosdeacuerdo.—Alparecer,tieneustedunarelaciónmuyestrechaconesaanciana.—Sí.Bueno,paraelpuebloengeneral.Aquíes«laabuela Joan»—añadió,

conunasonrisa,comosiesoloexplicasetodo—.Tengaencuentaque,alolargodesusmuchosañosdevida,hasidolaparteradelpuebloyhaayudadoanaceracasitodosloshabitantesdeMinstrelValley.—Sí,losé.LadyActonmelodijo.—Perosíqueesciertoquetuvounarelaciónmuyespecialconmimadre,que

se vio sola y rechazada por su propia familia cuando volvió de aquel viaje aEscocia.—LaescapadaaGretnaGreen,claro—.Duranteun tiempo, laabuelaJoanlaacogióensucasayvivieronjuntashastaquesecasó.Después,paramí,siemprehasidocomounaabuela.Fueunagranayudaparamimadre:veníay

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me cuidaba, o me llevaba con ella, para darle tiempo a trabajar. Incluso mepermitióayudarlaenalgúnparto.—Marcusalzóapenaslascejas,turbadoporlamención,peronodijonada.Olivianisediocuenta—.Noniegoque laquieromucho.Muchísimo.Qué hermosa declaración de amor. Así era Olivia: sincera, agradecida,

cariñosa…Y buena, con un corazón enorme, bien lo sabía ya a esas alturas.Marcus sonrió, sintiéndose más cerca que nunca de aquella joven por la queestabaempezandoaexperimentaralgomuyfuerte.—Puedo entenderlo—musitó, recordando elmodo en que él quería a lady

Acton,ycómoagradecíatodalaayudaquelehabíadado.Ellalemiróconcuriosidadyasintió.—Poreso,después,mimadresiemprequisoquevivieraconnosotras,sobre

todo desde que se hizo tan mayor que ya resultó obvio que no era capaz deocuparsebiendesímisma.—Seencogiódehombros—.PerolaabuelaJoanesunalmalibre.Nohaymaneradequesequedeencasa.Vuelveunayotravezasucasucha,dondesededicaamantenerencendidoelfuego.Marcusrioentredientes.—Sí,heoídohablardesuquerenciaporlamaderaajena.Esamismasemanahabíasidotestigodecómohabíahechodesaparecerunos

tablones que habían colocado en las escaleras del Salón deFiestas para podertransportar mejor unos muebles que estaban cambiando entre ese local y eledificioprincipaldelayuntamiento,quequedabajustoenfrente.En unmomento dado, cuando acababan de dejar uno y volvían a buscar el

siguiente, vieron que las planchas de madera habían desaparecido. Él estabahablando con el alcalde,muy cerca, pero no se dio cuenta de nada, tampoco.Cuando se pusieron a buscar, sorprendidos, vieron que la señora Newell sealejaba calle arriba, tan tranquila, pequeña, oscura y encogida como siempre,llevando a cuestasun sacode tablones rotosqueparecíamásgrandeque ella.Loshabíahechotrizasyselosllevabaacasa.«Esmadera»,alegó,cuandoladetuvieron,aturdida.«Esparaelfuego»En realidad, nadie se había enfadado,más allá de la trifulca del momento.

Nadiehablómalalaanciana,nisepropusodetenerla,ninadaporelestilo.De

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hecho,dejaronquesemarchaseconsubotínyconsiguieronotrostablones.Entoncesfuecuandoseenteródequelagentesolíadejarmaderasporahípara

quelaabuelaJoan«selasencontrase».Ytambiénquelellevabantartas,guisosyotrascomidasdiversas,antesasucasuchayahoraalacasadeOliviaoaladeAnnie,paracuidarla.Era como si todo el pueblo de Minstrel Valley quisiera aportar algo para

asegurarsedesubienestar.—Nosería.Lodelamaderasehaconvertidoenunaauténticaobsesión—le

riñóOlivia,frunciendoelceño,aunquesinenfado.Estabainquieta—.Supongoqueporqueesalgoquetodavíapuedeseguirhaciendo,ylograquesesientaútilyocupada.—Es posible—convino Marcus. La señora Newell debía ser de los de su

clase,losqueeranincapacesdeestarsinhacernada.Averaquésededicabaél,si algúndía llegabaa tener suedady sevolvía incapazde razonar lobastantecomoparadedicarsea laabogacía.Buscarmaderaparamantenerencendida lachimeneaparecíaunabuenamisiónvital.Algoútilyasualcance.Agitólacabezacontristeza.Oliviasediocuentaysonrió.—Nopasanada,todosleponemosmaderosporahí,inclusoladyConway,que

destinaaellounacarretasemanal.—Marcussonrió.Quépueblotanentrañable—. Por lo general, funciona, excepto en el caso del padre Ellis o la señoraCotton,quesenieganaparticiparenloquellamanuna«graveirresponsabilidadcomún»,yseenfadanmuchocadavezquelesdesaparecealgo.Marcuspusomalacara.AlpadreEllissololeconocíadeverlelosdomingos

enlaiglesia,consussermoneslargosyaburridos,yluegoalasalida,dondeelpárrocosiempreledabalamanoytratabadeinteresarseensuconversación.Peronolegustabaaquelhombre,comonolegustabaMildredCotton,alaque

reconocióenseguidacomolamujerquelanzóunamiradaaviesacuandopasabacon el coche, a su vuelta de Londres. Entonces, seguro que pensó que no laveían,asíquenoleimportómostrarlesuauténticacara.Ahora,porelcontrario,solíaestarsiempremuysonrienteyobsequiosaconél

yconladyActon,inclusoconlaseñoritaChatham,aquienseguroquenosabíaenquéposicióncatalogar.Y tambiénconHarmony,pese aque suhermana la

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odiabaporreferirseaellacomouna«niñitaencantadora».AOlivia,porelcontrario,procurabaignorarla.Denopoderhacerlo,hablaba

lo menos posible y con mucho cuidado, pero se mostraba con ella como sihubiesensidoamigasdetodalavida.—Nomesorprendemucho, laverdad.Lesconozcopoco,perolosuficiente.

Másdeloquemegustaría.—Sí,losé.Pues,paraquesehagaunaidea,laúltimavezquelaabuelaJoan

sellevóunascajasdelapuertadelatiendadelaseñoraGibbs,ladenunciaronaWorth, aunque este pudo evitar intervenir alegando que ni siquiera la habíanvisto coger nada, que eran solo sospechas y que cualquiera pudo robarlas. Elproblema es que algún día tengan pruebas. Están empeñados en que hay queinternarla en algún asilo para indigentes.—Se estremeció horrorizada, y conrazón. Aquellos lugares eran auténticos infiernos—. Ya sabe, la caridad dealgunos,tanpeculiar.—Sí,mehagounaidea.Olivia suspiróy semiró laspalmasde lasmanos,quizábuscandoentre sus

líneaslainspiraciónnecesariaparauncambiodetema,porquepreguntó:—¿Ydiceque ladyActonsienteunafectoespecialporella?¿Por laabuela

Joan?—Sí,ymucho.¿Noconocelahistoria?—Olivia lomirócondesconciertoy

negóconlacabeza.Marcusnopudoocultarlosatisfechoquesesentía—.Mirepordónde,voyaseryoquienlecuenteunaantiguaanécdotadeMinstrelValley.Debióhacerlegraciasuentusiasmo,porquesonrió.—Adelante.Meencantaráoírla.Marcusasintió.—Pues,porloquetengoentendido,lospadresdeladyActon,losmarqueses

deNorthcott, adoraban este sitio.Aunque vivían en la capital, venían siemprequeleseraposible.LadyNorthcott,enconcreto,pasabalargastemporadasaquí;primero,sola,luegoconsusdoshijos,HenryyHelena,cuandoeranpequeños.Preferíavivirenlaserenidaddelcampo,antesqueeneltorbellinodeLondres.—ComoladyConway.—Sí,exacto.PoresoladyActonnacióenMinstrelValley.

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—Sí, eso lo sabía. Y también que, si nació aquí, fue porque el parto sepresentódepronto,unpardemesesantesdeloprevisto,sinquedieratiempoaavisaralmédicodeLondres.Marcus carraspeó ante la nueva referencia a temas tan… íntimos.Nopodía

negar que, habiéndose criado en Londres, en un ambiente un tantomisógino,encontrabaunpocoturbadoresesoscomentarios.Yella,¿porquélostratabacontanta normalidad? Era una dama muy joven y soltera. Hubiese debidoruborizarseantelasimplemencióndeunembarazo.Pero no, allí estaba ladyOliviaHale, la única virgen presente, hablando de

embarazos y partos con toda naturalidad. Incluso se enorgullecía de haberasistidoaalgunosdeniña…Alpensarenello, losobresaltóuna idea.¿Seríavirgendeverdad?Lohabía

dadoporhecho,porqueeralohabitual,yestabaporapostarquesí,perosiemprepodíaequivocarse. ¿Y,deno serlo, importaría?Lovaloróunparde segundos,fijándoseensumirada,enlaformaenquemanteníaerguidosloshombros,enungestotansemejantealdeladyActon.No.No, enabsoluto.No legustabaesaposibilidad,hubiesepreferido ser el

primeroenbesaraquelloslabiosyacariciarsupiel,elprimeroendescubrirlelossecretosdelplacer,peroalgoasínodecidiríasurelación,nimuchomenos.Élnoibaapedirloquenopodíadar.Justo entonces, recordó la conversación que habían tenido aquella primera

noche,sobresusfuturosamantes,sillegabanacasarseporconveniencia,ytuvoquedesdecirse.Síquehabíapedidoloquenoqueríadar.Ja.Menudocretinoestabahecho.—¿Puedosaberenquéestápensando?—preguntóOlivia,sorprendida.«Ensi

eres virgen», pensó él. «En cuántome gustaría besarte»—.De pronto, parecemuyconcentrado.Marcuscarraspeó.—Disculpe—siguió, tratando de centrarse en lo que hablaban—. Sí, bien,

veamos: el médico había quedado en venir a Minstrel Valley con tiemposuficiente y alojarse aquí el último mes, de hecho, pero, al parecer, ladyNorthcott tuvounsobresaltomientraspaseaba juntoal lagoconsudoncella,y

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apenaslediotiempoallegaraMinstrelHouseparatenerasuhija.—Sí, es verdad—afirmó Olivia—. También conocía esa parte. Por lo que

parece, ladyNorthcottasegurabahabervistoalajovenvestidadeblancodelaleyenda, caminando por la orilla. No me sorprende. Es algo habitual, muchagentedeclarahaberlavisto.Lamiróconcuriosidad.—¿Ustedlocree?Oliviavaciló.—En realidad, eso no importa, ¿no le parece?—dijo al fin—. Solo puedo

afirmar,aligualqueusted,quehaygentequejurahaberlavisto.—Ya.—Erauntemainteresante,eldeaquellaleyendasobreunamoreterno,

pero tendríaquedejarloparaotromomento.Siguióconsurelato—:Seacomofuere, el susto fue grande, para todos. —Olivia asintió, comprensiva—. Dehecho,nisiquierahubomargenparahacerllamaralmédicolocal.Laayudóunaniña,lajovencitadeunostreceañosqueeraentoncesJoanNewell.Ahítuvolasatisfaccióndetomarlaporsorpresa.—¿LaabuelaJoan?¿Enserio?Nolosabía.Pensabaquelahabíaatendidoel

médicodelpueblo.—Supongoqueyapocoslorecuerdan,perosíladyActon,aquienselocontó

muchas veces su madre. Joan Newell estaba cogiendo hierbas, para susmedicinas,cuandoseencontróconladyNorthcottenelbosqueintermedioentreMinstrelHouseyellago.Lapobremujerintentabavolveralamansiónapoyadaensudoncella,ylasayudó.Oliviasonrió.—Haycosasquenuncacambian.Ytienesentido.JoanNewelleralahijadela

parteraquehabíaenelpuebloporaquelentonces.—Así es. Era muy joven, pero tenía ya mucha experiencia. Viendo la

situación,decidiótomarelmandoy,alllegaralacasa,empezóadarórdenesatodoelmundo.Fuelaúnicaquemantuvolasangrefríaysabíaquédebíahacer.Asuedad,lapequeñaJoanhabíaatendidoya…—carraspeó—bueno,lallegadademuchosniños, y, por lo que tengo entendido, se había ocupadode algunosellamisma,cuandosumadreseexcedíaconelvino.

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LaexpresióndeOliviasellenódepena.—Esosílosabía,quesumadrebebíademasiado.Terminómuymal,ladejó

huérfanaalosquinceaños.Desdeentonces,tuvoquesaliradelantesola.Nuncasecasó,nituvoningunarelaciónconocida.Quévidamástriste.—Esoparece.Perolerecuerdoquetienetodounpuebloquelaadora.—Sí,esoescierto.—Marcus leconcedióaúnotrosegundo,queellautilizó

para plantear algo más—. ¿Y, sabe? Aunque sabía eso, lo de su madre, quequedómuyniñasola,quenuncatuvounpretendientealmenosquesesepa…laverdadesqueapenashepensadoenlaabuelaJoancomolaniñaquefueenotrasépocas.Jamáslahabíaimaginadocomounajovencita,comoesaqueibaporelbosquecogiendohierbasyseencontróconlaseñoramarquesaapuntodedaraluz.—Sonrió—.Yave,menudosusto.Fuemuyvaliente.—Sí—admitióél,pensandoquepreferíacaerenelcráterdeunvolcán,oser

pisoteado por una manada de elefantes desbocados, antes que encontrarse ensemejantetrance.Sudoresleentrabansolodepensarlo—.Lofue.—Siemprelaheconocidodeancianay,nosé,mecuestaverladeotromodo.—Es algo que suele ocurrirnos, sí. —Dado que no añadió nada más al

respecto,Marcusrepiqueteólosdedossobrelamesa—.ElcasoesqueasínacióladyActon.Comomedijounavez,enestelugarlanzósuprimergritoalmundo.—Quépoético—rioella.—Esopensétambién,sí—sonrió—.Aunquenocreoqueseamuyapropiado,

porque nunca la he oído gritar.Dudo que lo hiciera siquiera entonces. Seguroqueloconsideróunaenormefaltadeeleganciayguardósilencio.Ambosrieron.Oliviaparecíamásrelajada.Bien.—Enelpueblo,siemprenoshemossentidomuyorgullososdequeladyActon

nacieraaquí,aunquenoviniesenunca—lecontóella—.Supongoque,poreso,suhermanoleregalótodolorelacionadoconMinstrelValley.—Sí.—Marcustitubeó—.Lohizocuandoellaenviudóenunascircunstancias

muydifíciles,algoenloqueprefieronotenerqueextenderme.Sí, era mejor no hablar de la torpeza del conde de Acton al escoger un

administradorquelesrobaba.Eso,unidoasugustoporvivirporencimadesusposibilidades,y a sumala suerte alhaber enfermadode tantagravedad siendo

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todavíabastantejoven,terminóporllevarlesalaruina.Aúltimahora,ladyActonhabíaintentadoimpedireldesastre,buscandoque

se investigasen a fondo las cuentas y tratandode controlar los gastos de tantodespilfarro, pero ya era demasiado tarde. El administrador había huido, losacreedoresgolpeabanlaspuertasylosmédicossenegabanaatenderlesinoseleasegurabaquesuhermano,lordNorthcott,pagaríasusservicios.LoperdierontodomenosActonHouse,porqueeraunapropiedadadscritaal

título.Ysinofueronalacárcelpordeudas,fuegraciasalapoyoincondicionaldesuhermano.Fueronmomentosmuydifíciles,sobretodoporque,aunquelordActoneraun

hombrericoensumomento,Helenasehabíacasadoconélporamor.Dehecho,suspadreshubiesenqueridoparaellauncompromisomejor,elpropuestoporelpoderosoduquedeClare,queposeíaunadelasgrandesfortunasdeLondresyestuvomuyinteresadoenlajovenHelena,ydurantemuchotiempo.Aligualqueelpropiorey,segúnsedecía.PerolajovenHelenasenegóenredondoyseempeñóenunirsealhombreque

ella escogiese, a ningún otro. Por eso, resultabamás triste que, a ratos, dijeraque,trastantailusión,habíaencontradosufuturo«muydecepcionante».Ytodo«pornohabersabidoverlo».Marcus le preguntó al respecto en cierta ocasión, y ella le dijo que, en una

relación, el amor era importante, pero también el modo de vivirlo. Estabaconvencida de haber tenido su parte de culpa en todo aquel fracaso, y selamentaba porque no había sido la compañera de su marido, sino solo algobonitoquedecorabasuvida.Cuandosediocuentadesuerroryquisoreaccionaryayudarleavolveraencontrarelcamino,yanohuboposibilidaddearreglo.En cualquier caso, cuando lordActon cayó en cama, no se separó de él en

ningúnmomento,hastasumuerte.—Sí,loentiendo,nosepreocupe—dijoOlivia—.Eslavidaprivadadelady

Acton.Sialgúndíaquierecontármeloella,estaréencantadadeescucharla.—Gracias. —Marcus hizo un gesto con la cabeza, para reforzar su

agradecimiento—.Encualquiercaso,larealidadesquequedócasisinrecursos.Fueronmomentosmuydurosparaella.Poreso,suhermano,HenryHale,ellord

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Northcottdeaquelentonces,leentregóenpropiedadestacasaytodaslastierrasque poseían a lo largo y ancho deMinstrel Valley.—Hizo un gesto hacia laventana,señalandocuantopodíanverdelpaisaje—.Casi todoloqueabarcaelpueblo,ellagoybuenapartedelastierrasdelabranza.—Perosequedóalgunapropiedad,¿no?—Sí,cierto.Porloqueparece,esacasaquemencionóHarmony,situadaenla

parte norte, el lugar en el que lordNorthcott pensaba poner unas caballerizas.Pero,yasabe,pordesgracianuncallegóaocuparla.—Entiendo.—Sehizounsilencio.Peorqueeso:dio lasensacióndequeya

noquedabanadamásquedecir,asíquenosesorprendiócuandoellaempezóadespedirse—.Bueno,noteníaniideadelaimplicacióndelaabuelaJoanenlahistoriadelnacimientode ladyActon, leagradezcodeverdadqueme lohayacontado. Y también le doy las gracias por sus gestiones, para asegurar subienestar.Hasidomuyamable.—Oliviasonrió—.Graciasportodo,milord.—De nada.—Ella hizo amago de levantarse y no quería que se fuera. No

todavía.«Dialgo,dialgo».Seguroquehabíaalgúntematodavíaportratar,porabsurdo que fuese—. Espere. Su casa era… —buscó un adjetivo, el másapropiado sin resultar despectivo—pequeña. ¿LeparecebienquebusqueotramásadecuadaparalaseñoraNewell?Másgrandeycómoda,merefiero.Ellaparpadeó.—Quéamable.—Setomóuntiempo,mientraselegíaelmododeresponder,y,

cuando lo hizo, ignoró la pregunta—. Diga la verdad, mi casa le pareciómiserable.—¿Porquédiceeso?—Porquevisurostromientraspasabalamiradaporelinterior,conexpresión

deestarcontemplandounauténticocuchitril.—No,enabsoluto.—Marcusmaldijoensilencio.Sospechabaquesí,quesu

expresiónnohabíasidomuyrisueña.Aversieracapazdearreglarlo—.SoyelmarquésdeNorthcott,milady,peroinclusodesdeantes,cuandoeraelhijodeunricoabogado,hevividoenmansiones.Estoyacostumbradoa…nosé,otracosa.Poreso,visucasaypenséqueeraunsitioenelqueyonipodríarespirar.Oliviafrunciótodavíamáselceño.

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—Lodicho…—Demasiado pequeño, sí. Pero tambiénme fijé en que lo tenían todomuy

arreglado. Transmitía paz en sus detalles. Cariño. Era un hogar. Algo que,aunque no lo crea, yo no tuve hasta ya cumplidos los veintidós, cuando ladyActonvinoavivirconmihermanayconmigo.Unhogar…—Eracierto,nolohabíapensadohastaentonces,peroeracierto.Poresolohabíadespreciadocontantoahínco.Nopodía soportarquedosadvenedizashubiesenconstruidoalgoque él deseaba tanto—. Y, en aquellos momentos, yo no quería ni pensar enustedysumadrecomosereshumanosencantadores,capacesdecrearunhogarde ningún tipo. ¿Lo entiende? Por eso me desagradó tanto descubrir que meequivocaba.Ella le lanzó una de susmiradas intensas.Al final, hasta casi parecía estar

sintiendopenadeél.—Estábien,loentiendo.Seestudiaronunossegundoselunoalotro.Marcussintióqueelcorazónsele

aceleraba.—Desdeaquelmomento,cuandomeabriósupuertacon…—Hizoungesto

conlosdedos,dibujándoseasímismounaespeciedemelenaenelaire.Aquellaimagen le tenía obsesionado—. Con el cabello suelto y algo húmedo, hemosrecorridounlargocamino.¿Nocree?Olivia se tomó un tiempo para responder.Marcus no supo qué decir de su

expresión.—Algohemosavanzado,sí.Nomucho,perosíalgo.—Lelanzóunamirada

acusadora—.Quizáhubieseidotodomejordenohabermeagobiadotantoconsupropuesta,milord, con esa especie de cortejo…burlesco, al quemeha tenidosometida.Lepedíquedejarapasareltiempo,peronomehahechoningúncaso,alcontrario.Aténgaseahoraalasconsecuencias.Quéfrustrante.Contuvosudisgusto.—¿Podemosdejarestapeleaabsurda,Olivia?¿Podemos,sinmás,seramigos?Ellaarqueóunaceja.—¿Quieresermiamigo?—Porsupuesto.¿Loduda?

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—En realidad, creo que, una vezmás, quiere allanar el camino para poderconvencerme de que me case con usted. Y me sentiría muy honrada, se loaseguro,denoconstarmequesololoestaríahaciendoparacumplirconsudeber,comounaespeciedegranofrendaatodosulinaje.Marcushizounamueca.Asínopodíanseguir.—¿Esoes loqueteduele?—preguntó.Elrepentinotuteolahizoparpadear.

Decidióaumentarlaapuesta,usandosudiminutivo—.¿Esoesloquetemolesta,Livvy? ¿Que no te declare mi amor eterno e incondicional, para que puedasdevolvérmelocomounabofetada?Ella fruncióelceñoysepusoenpie.Marcus,comobuencaballero, lohizo

también,almomento.—Creoquepodemosdarporfinalizadaestaconversación—dijoOlivia.—Yonopienso igual.—Apoyóel dedo índice sobre el escritorio—.Pienso

que por fin podemos acercarnos a la verdad. A saber por qué no puedescontentarteconqueseteresarzaconlarecuperacióndetunombre.Nisiquierateresultasuficientecompensaciónquesetepremie,además,conuntítulo.—Nodigamástonterías.Selohedichomilveces:solomecasaréporqueme

hayaenamorado.—Ah,porsupuesto.—Ahogóunarisaseca—.Hayquehablardeamor.Pero

¿tedascuentadequenopuedoestarseguro?—Laseñaló,con lapalmahaciaarriba—.Estásllenaderencor,loperciboacadamomento,lomuestrasencadagesto, y, sin embargo, me pides que entremos en un terreno muy peligroso.¿Quiénmediceamíquenoquieresqueteentreguemicorazónsoloparapoderpisotearlo?No podía negarlo: estaba en pánico. De otro modo, no hubiera dicho

semejantetontería,alejándolatodavíamás.Perosí,aquénegarlo:eraunodesusgrandesmiedosenesemomento.Ellaapretólospuños.—Yo jamás haría algo así, Marcus Hale. Jamás. Nunca usaría el amor de

alguien como arma, ni siquiera para vengarme. Pero, claro, para eso deberíasconocermey,tevuelvoarecordar,nomeconoces.Niyoati.Noséquiéneres,sielhombreamablequequiereasuhermanaoelnobleinsoportable,oinclusoel

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abogado agresivo, alguien capazde insultar lamemoria deunapobremujer yponersepetulanteconuncondestableporque,ensuridículaopinión,noestáasualtura.Marcusbufó.—Bien, muy bien. Es cierto, no nos conocemos. —Extendió las manos a

amboslados—.Puestediréalgo,paraquevayaquedándoteclarocómosoydeverdad:meestásvolviendoloco.Tedeseotanto,tanto,quemedueledeunmodocasifísico.Piensoentidíaynoche,yvagocomounalmaenpenaporquemeconstaquenohehechonadaparaconseguirtuamor,ysímuchoparalogrartuodio. Pero, a pesar de todo, quiero creer que todavía contamos con unaposibilidad.—Esono…—No,porfavor,escucha—lainterrumpió,lanzado—.Yonotepidoqueames

de lanochea lamañana,ni siquieraya tepidoqueaceptesunmatrimoniosinamor.Meha quedado claro que no te interesa algo así, que no quieres que teresarzan, sino que te enamoren. Pero, al menos, dime que no te cerrarás acualquierposibilidadconmigo,comomeconstaquehashechohastaahora.Séque te he perseguido como un auténtico idiota, pero ha sido porque no habíaforma de acercarme a ti de otro modo. Me rehúyes, me esquivas. ¿Por qué?Hablemos, paseemos… ¡Estemos en silencio el uno al lado del otro, sinmás!Peroestemos.Porfavor.Oliviahabíacontempladoaquelarrebatoconlabocaabierta.Parecíaaturdida.—Marcus…Noquierosercruelnihacertesentirpeortodavía.Entiendoque

tododebehabersidomuydifícilparati.Yatepedíquedejaraspasareltiempo…—No. No es suficiente, no avanzamos, tú misma lo has dicho, también lo

notas. Está claro que necesitamos hablarlo, volver a empezar, limpiar elcomienzo.Exorcizardenuestrasvidasaquelmalditoprimerdía.Ellalemirócongravedad.—¿YlaseñoritaChatham?—¿Quépasaconella?—Cuandoosvi,eneldespacho…—Estabaayudandoarecogerunaspartituras.Selehabíacaídolacarpeta.

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—Marcus, vi lo que vi. No serémuy entendida en estos asuntos, pero haycosasevidentes.Sébiencómoosestabaismirando.Marcus titubeó. No podía negar aquel ambiente cargado de sensualidad y

anhelo, aquellamirada que habían compartido la señorita Chatham y él. Perotampoco podía extenderse en explicaciones al respecto. No dejarían en buenlugaraladama.—Soy un caballero, no voy a hablar de los sentimientos de la señorita

Chatham.Y reconozco que llevomucho tiempo sin tener una relación, en unaspecto…digamos,romántico.—Oliviaseruborizó,asíquedebiósuponeraquéserefería—.Peroinsistoenque,loqueocurrió,loqueviste,nosignificanada.Nuncahapasadonadamásqueesoentrenosotros,ynuncapasará.Tedoymipalabra.Oliviaasintió.—Tecreo.Peronosésipodré…—Dudó,comosinoencontraralaspalabras.

Seencogiódehombros—.Nosésiseremoscapacesdesuperarelpasadoydeacercarnostanto,Marcus.Ytúerestan…Guardó silencio. Lógico. «Soy el fruto de un árbol podrido», pensó él,

desolado.Parecíalustroso,brillante,seductor,peroestabavacíopordentro.Noeramásqueboatoysimpleapariencia.Yestabaenamorándosedeunamujerquesabía la verdad y que le repugnaba cómo era. Una mujer con la que debíacasarse,pararedimirseunpocoantesímismoynoodiarsetanto.—Deja que te corteje, Livvy—insistió, a punto de suplicar. Qué tontería.

Estaba suplicando, y ambos lo sabían—. Sin resentimientos. Sin cuentaspendientes.Sabesbiencuántolamentoloqueocurrióyhabermecomportadoasí,yhedadomipalabradequejamásvolveráapasar.Dameunaoportunidad,solouna,ytejuropormihonorqueconseguiréquenotearrepientasnunca.Ellalemiróunlargomomento.Alfinal,parecíaasustada,peroreuniófuerzas

yasintió.—Muy bien. Intentaré confiar en ti y mostrarme más abierta a tus…

expectativas.—«¡Bien!», pensó él, sintiendo que le costaba respirar, de puroalivio.Almenos,esavezsíquehabíanavanzadoalgo—.Peronomeengañes,Marcus, por favor. Nada de supuestos actos de altruismo y generosidad. No

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fuerceslascosasparacongraciarteconmigo.Nisiquieralonecesitas.Solosétúmismo.Se refería al asunto de la escuela, o al de la señora Newell, claro. A esos

torpesardidespararesultarlegrato.Marcusasintió.—Conste que lo hubiera hecho en todo caso—se excusó, y era verdad.De

hecho, en la escuela había llevado a cabo todo lo prometido, aunque le habíapedido a la señorita Landon que dijera que había sido una inversión delayuntamiento.Sololepreocupabaeltemadelabeca…Quizáahíselehabíaidounpocodelasmanos,peseaquelehabíapuestoelnombredeladyActon—.Miprima Helena me lo pidió, como te dije, y tú sabes que siempre procurocomplacerla.—Oliviaasintió—.Perotambiénesciertoque,dehaberconocidoantes su historia, también lo hubiera hecho pormímismo, encantado. Si JoanNewelleslaabueladeMinstrelValley,tambiénesmiabuelaahoramismo.Oliviasonrió.Aquelcomentarioparecíahaberlaconmovido.—Gracias,Marcus.—De nada.—Tomó aire,más relajado, y se pasó unamano por el pelo—.

¿Quieresquelastrasladeaunacasamásgrande?—No,no.Noquieroquesedesoriente.Enlamíaestaránbien.Comodijiste,

esunhogar.Élasintió.—Deacuerdo.—Otra cosa: ayudaría mucho que no vuelvas a utilizar a tu hermana para

tus…ardides.Y,depaso,queledijerasquenosemetamásennuestrosasuntos.—Loharé.Descuida,queloharé.Peroinsistoenqueyonoestoyrelacionado

conesahistoriadelPozodelosDeseos,aunquesospechoqueladyActonsíquehatenidoalgodeculpa.Oliviaabriómucholosojos.—Oh,maldición.—Noselotengasencuenta.Ambossabemosloqueelladesea.—Sí.—Lavio tomaraire,unsuspiroprofundo,antesdealzar labarbilla—.

Peronosotrostenemosunacuerdo,yestavezsíqueesperoquelocumplas.Marcussellevóunamanoalpecho.

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—Lojuropormihonor.Esopareciócomplacerla.—Bien.Pues,apartirdeahora,quedaolvidadoelpasado,MarcusHale,lord

Northcott.No tengoyanada en tu contra.Pero sigoqueriendounmatrimonioporamor.Eso,ynadamenosqueeso.Noloolvides.Marcusselimitóaasentiryellasaliódeldespacho.

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Capítulo18

Esanoche,ladyActonnobajóacenar.La situación en la mesa resultó bastante tensa, sobre todo porque tampoco

estaba la señorita Chatham, ya que había partido para Londres después delalmuerzo.Unade sushermanashabía caídoenfermayen losúltimos tiemposiba y venía de la ciudad cada poco, para cuidarla a turnos con el resto de sufamilia.Noseoíamásruidoqueeldelaservidumbre,alservirlosplatos,yeldesus

cubiertos.Porlodemás,ellostrescomíanensilencio,sinhablarseyapenassinmirarse.HarmonyparecíabastantemolestaconellayMarcussemostrabaserioysilenciosocomonunca.Olivia suspiró, asumiendo que tardarían en superar lo ocurrido. Pensaba

retirarsedespués,peroestabaconelpostrecuandoentróDollparadecirlequeladyActonqueríaverlaencuantolefueseposible.Noeraelmejormomento,sesentíacansada,ydeaquelhumorextraño,pero

nopodíanegarse a ir.LadyActonnuncahacíanadaporque sí y, desde luego,nuncalahabíaconvocadodesemejanteforma,aesashoras.Demodoquesubióhasta el segundo piso y se encontró abierta la gran puerta del pasillo quecomunicabaconsuzona.Goliathestabaenlasalitadeentrada,sentadojuntoalachimenea,leyendoun

libro.Alverla,sepusodepieylehizounareverenciamuygalante.Oliviasonrió.—Perdonequelemoleste,señorGoody—Preferíallamarleasí.Noterminaba

deacostumbrarseaaquelfamiliar«Goliath»porelquesedirigíantodosaél—.

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CreoqueladyActonqueríaverme.—Sí, así es. —Señaló hacia el corredor interior que conducía al salón

principaldel complejodehabitacionesde su tutora—.Laestáesperando, ladyOlivia.Nohacefaltaquellame.Pase,sinmás.—Muchasgracias.Olivia se internó en el pasillo y recorrió a buenpaso el corto trechoque la

separaba del sitio. Pero, ya antes de llegar a la puerta indicada, empezó aescucharseunavoz.—«La belleza es verdad; la verdad, belleza»—oyó. Por desgracia, el tono

monótonoydemoledor,lograbaquitartodaposibilidaddevidaalaspalabras—.«Estoestodoloquesabessobrelatierra,ytodoloquenecesitassaber.Nuncallegaasercoronadoporlainmortalidadquientemeiradondeleconducenvocesdesconocidas».Reconoció aquellas hermosas frases: eran de John Keats, de laOda a una

urna griega. Y también reconoció la voz, era la de la señora Simpson. ¿Quédemonios hacía allí aquella bruja? ¡Era unamujer tan desagradable! Bastanteteníaconsoportarlacadadíaensusclasesdeetiqueta.Olivia recordó entonces que había oído comentar que iba a ocuparse de la

labordeleerenvozaltaparamilady,mientraslaseñoritaChathamseencontraseenLondres.Misterioresuelto.—¿Lady Acton?—preguntó, mientras se asomaba con cuidado—. ¿Me ha

hechollamar?Lavioalmomento.Laancianaestabaensulugarhabitual,iluminadaporlas

velasyporel fuegode lachimenea,mientrascontemplabaconaireabsortoelajedrezdelamesitaqueteníacerca.Todavíanohabíancorridolascortinas,perofueraya era casi por completodenoche.Sobre el tonoprofundoyoscurodelcielo,solosedistinguía,alláhaciaeloeste,loquequedabadelresplandordeunsolquenohabíabrilladomuchoniensusmejoresmomentos.LaseñoraSimpson,sentadaenunodelossillones,alzólacabezadellibrode

poemasdeKeatsylamiró.—Nuncasedebeinterrumpirasíunalectura,querida—dijo,mientrassonreía

confríaamabilidad—.Ensituacionescomoesta,unadamaseasomaalumbraly

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sehacenotarpocoapoco,sin...—Yolahicellamar,gracias,señoraSimpson—lainterrumpióladyActon—.

Déjenos,porfavor.QuierohablarconladyOliviaasolas.La sonrisa que le dirigió la señora Simpson fue distinta, más obsequiosa,

inclusoalgozalamera.Oliviayasehabíadadocuentadequesecomportabadeunmododistintoconunosuotros,dependiendodelaimportanciaquedieraalaotra persona.Ella se encontraba en una línea difusa, y además era una de susalumnas,poresonoleimportabamostrarsedesagradable.—Por supuesto, milady.—Cerró el libro y se puso en pie—. Volveré más

tardeyseguiré…—No, no será necesario. De hecho, es usted muy amable, pero no quiero

inmiscuirme más en sus obligaciones, no será necesario que siga viniendo.ConozcobienlaobradeKeats,creoquepodríarecitardememoriacualquieradesusmaravillosospoemas,elqueestabaleyendoahoramismo,entreellos.PuedoesperaraqueregreselaseñoritaChathamparaseguirescuchandoeselibro.—Oh…—LaseñoraSimpsonsemostróconfusa—.Perdón,ladyActon.Me

limitéaseguirelquehabíaempezadolaseñoritaChatham,perosiyaloconoce,puedoleerleotro.—Quéatentaesusted.Peronosepreocupemáspormí.Mire, simeaburro

mucho,puedeleermecualquiercosaladyOlivia.—Lesonrióaella—.¿Verdad,querida?—Porsupuesto—replicóOlivia—.Estaríaencantada,milady.—Solucionadoentonces.—Comovioque laotra iba adiscutir, añadió, con

tonofirme—.Graciasportodo,señoraSimpson.Cierrealsalir,porfavor.La profesora volvió a sonreír, pero Olivia intuyó que aquello no le había

hechoningunagracia.Encualquierotromomento,sehubieralamentadoporelmalestar de cualquiera, pero no el de ella. Era una mujer demasiadodesagradable,a laquesiempreparecían importarpocolossentimientosajenos.Quizáaprendieraalgoylograsemejorar,sireflexionabasobreesemomento.—Desde luego.Milady…—En el últimomomento, incluyó a Olivia en el

gesto de despedida, pero sinmás, nohubonadade palabra, solo aquel saludoapresurado. Así se evitaba usar el tratamiento con ella, como siempre—.Me

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retiraré,entonces,porhoy.Estaréenmidormitorio,sinecesitaalgo.—Dios no lo quiera…—murmuró lady Acton, cuando se quedaron solas.

Oliviaarqueóunacejaylaancianario—.Esonohasidomuyelegante,¿verdad?—Nomucho—dijo ella, secundando su risa. Qué mujer tan agradable era

lady Acton, qué descubrimientos iba haciendo con ella, día tras día. A esasalturasyasabíaqueerareservada,peronodistante;digna,peronosoberbia.Dehecho,siempreparecíaemitirunauramuycálidadecariñoyrespetoportodoslos que la rodeaban. Ese era uno de los principales detalles que la hacían deverdadgrande—.Perosíhasidosincero,demodoquenosepreocupe.—Ven,querida,siéntateamilado.—Oliviacaminóhaciaellaylohizo,enel

butacónqueacababadedejarlaprofesora—.Perdonaquetehayahechollamaraestashoras,séquetegustapasarunratoconlosjóvenesdelacasatraslacena,peroqueríahablarcuantoantescontigo,porquecreoquetedebounadisculpa.—Agitólacabeza—.No,meconstaqueteladebo.—¿Usted?—Metemoquesí,querida.Harmonynofuemuysutilestatardeconeltema

delPozode losDeseos.—Olivia se ruborizóal recordaraquello—.Losiento,Livvy, lo sientodeverdad.Admitoque tengomuchoquever conelhechodeque dijera eso, o que os haya dejado solos otros días. —Sí, esa malditacostumbrede invitarasuhermanoy luegodesaparecer,conLucyoDoll,paradejarlosasolas—.Yolahealentadoallevaracaboesaclasedetretas,inclusodesde antes del regreso deMarcus, deLondres. Le dije que, cuando volviera,intentase…darosespacio,paraestarasolas.—¿De verdad? ¿Incluso sabiendo que algo así podría comprometer mi

reputación?—¿Quédices?¡Vamos,Livvy!Sabestanbiencomoyoqueesoesdifícilque

llegueapasar.EstamosenMinstrelValley.—Seencogiódehombros,ungestocon el que buscaba excusarse—. Aquí las normas son más relajadas que enLondres.Por supuesto. Y tenía razón, siempre y cuando no hubiese por ahí alguien

interesadoenquealgoasíocurriese.Oliviasuspiró.Quéleibaahacer,nopodíaenfadarseconella,niconHarmony,por intentarlo.AmbasqueríanaMarcusy

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deseabanlomejorparaél.Ahoraquesedeteníaapensarlo,enesacasatodaslasmujeresqueríanmucho

aMarcusHale,cadacualasumanera.—Ya lo sabía, lady Acton —reconoció, sin darle mayor importancia. La

ancianalamirósorprendida.—¿Deverdad?—Sí.Bueno,séqueestassemanas,hasidocosadetodosustedes.Perolode

hoy, en concreto, no. Primero sospeché de Marc… de lord Northcott, perocuandoéllonegó,noquedaronmuchasmásopciones.—Sí, ya veo…—Sonrió con disculpa—. Lo siento, querida. Supongo que

pensarás que soy una vieja metomentodo. —Mejor no contestar a eso. LadyActonselopensóunmomento—.Pero,aunquetepidodisculpas,laverdadesque nome arrepiento de lo hecho, porque está claro que había que daros unpequeñoempujón.Todavíanolosabes,peroMarcusesunhombremaravilloso.Tienesque...—No. —Olivia alzó también una mano—. Lady Acton, por favor. No se

inmiscuyamásenesteasunto.Selopidoporfavor.Laotraasintió,peronodejóeltema.Almenos,nodeltodo.—Solodimesihabéishabladoalgohoy.Cuandotehaseguido…«Oh,demonios».Olivia recordó la discusión en el despacho.Quémomento

tan tenso. Pero, debía reconocerlo, de algún modo hasta estaba contenta dehabersereunidoconélyhaberaclaradoalgunascosas.Sobretodo,desdequesedio cuenta de que, tras el gélido lordNorthcott, había alguien capaz de sentiralgodeverdadintenso.Aunque,enrealidad,tambiénhubiesedebidodeducirlodesurelaciónconsu

hermanayconladyActon,recapacitóalpensarlo.Marcuseraunhombredefamilia,decariñosprofundoseincondicionales.El

día en que se enamorase… Estaba segura de que amaría con intensidad, conpasión,y lasangrese leacelerabaen lasvenassolodepensarlo.Ojalá lograseserellamismaelobjetodeesesentimiento tanfuerte, tanarrebatador,peronoestabamuyseguradepoderconseguirlo.Alfinyalcabo,hastaelencuentroeneldespacho,aellasololahabíatratado

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conlatensadeferenciadebidaaalguienconquiensesentíaendeuda.Mostrabaunempeñocontinuoencasarseconella,sí,perosiempredejandoclarodeunauotramaneraquesololohacíaporresarcirla,algoqueellaodiabaamuerte.Comoel que, en otros momentos, tuviera detalles demasiado románticos, para larealidaddesurelación.¿Aquéveníaunversodeamorpasadobajolapuerta,siluegosemanteníaa

distancia, serio y desapegado? O una flor en el plato, algo solo hecho paradejarlaenevidenciaantetodosytenerquefrenarlosintentosdeunosyotrosdeponerunafechaparalaboda.Oeseperfumecarísimo,queloúnicoqueindicabaeraqueelatractivolordNorthcottgozabadeunbuenolfato.O con aquello de la escuela. ¡Venirle con la lista de sus reparaciones y sus

necesidades…!¡PorDios!¡Intentarllegaraellaconesofuetanruin!Sobretodo,porquesenotóquenisiquierahabíapuestoelcorazónenelproyecto.Segúnleescuchaba,hubiesejuradoqueleresultabaporcompletoindiferenteeldestinodelosniñosdeMinstrelValley.Yesoque,Olivialosabía,algoasínoeracierto.¿Acasonolehabíavistolos

domingos en el pueblo, a la salida demisa, cuando se acercaban sus antiguosalumnos para saludarla? ¿O en el mercado, donde siempre compraba a lachiquilleríadulces,pastasotrozosdetarta?AMarcus jamás le estorbaban losniños, jamás.Dehecho, senotabaque le

gustaban, reíaconellosy,aldespedirse,siempresolíadarleunpeniqueacadauno,paraquesecomprasenalgúncapricho.InclusoanimabaaHarmonyapasarunratoconlasniñasdesuedadyjugarconellas,pesealadiferenciadeclasesquelasseparaba.Además, la maestra que la había sustituido, la señorita Landon, había

terminadoporconfesaraOliviaqueestabaenlocierto,queeraMarcuselqueseocultaba detrás de las obras llevadas a cabo en el edificio de la escuela paraevitarcorrientes. ¡Cómoibaacreerseellaque,depronto,elayuntamientoquesiemprelehabíanegadofondosparalomásbásico,hubiesedecididohacerjustotodoloqueMarcuslehabíaplanteadocomoproyectopersonal!Porquesí,habíahechotodoloquelepropusoaqueldíaenelbosque,incluso

lodecomprarnuevospupitres,ademásdelasdosestufas.Porsiesonohubiese

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sido suficiente,habíacreado la«BecaAnual ladyActon»,paraque, cadaaño,los dos niños y las dos niñas con mayores facultades de Minstrel Valley,pudieranseguirampliandosusestudiosenLondres,hastadondedeseasen,cadaunodentrodesusposibilidadessegúninteligenciaygénero.Y eso, por supuesto, no se lo habíamencionado. ¿Por qué?Dehecho, ¿por

quéintentabaocultarloconaquellahistoriaabsurdadelosfondosmunicipales?La respuesta, en realidad, no era difícil de imaginar. Así eraMarcus: alguiencapazdeintentarconquistarlacondetallesvanosohistoriasinteresadaspero,encuantosurgíaalgoque lepudieradelatarcomovulnerableporque indicasequeeramáshumanodeloquequeríadejarver,seponíanerviosoylomanteníaensecreto.Poresoseempeñabaenplantearlabodacomounpagoporloocurrido.Yella

noqueríaequilibrarcuentas.Noqueríaquese inmolaseenunmatrimonioporlasrazonesequivocadas.Queríapasión.Unsentimientocomoelque,depronto,habíamostradoconaquellaspalabrastanintensas,eneldespacho.«Tedeseotanto,tanto,quemedueledeunmodocasifísico.Piensoentidíay

noche,yvagocomounalmaenpenaporquemeconstaquenohehechonadaparaconseguir tuamor,y símuchopara lograr tuodio.Pero,apesarde todo,quierocreerquetodavíacontamosconunaposibilidad.»CuandoMarcusdijoesascosas,lasangredeOliviaseaceleróensusvenasy

creyóquedarse sin respiración.Todavíanosabíacómonosehabía lanzadodeinmediatoasusbrazos,apesardelescritorioquehabíaentreambos.¿Seríaverdad?¿Marcussentíatodoeso?Pero¿cómo?¿Ydesdecuándo?No

lograbaentenderlo.Tanseriosiempre,tandistanteydesapegado.Inclusocuandole dio aquella rosa había evitado darle una roja, con todas las que había a sualcance,tanhermosas,yconunmensajetanevidente.Perono, lediounablanca.Enunprimermomento,hastase ilusionó.Pensó

quequizásehabíafijadoendetallesyquelaconocíamásdeloquehabíapodidoimaginar,perono.Notardónidiezminutosendarsecuentadequenoeraporeso.¿Qué había querido indicar con ello, entonces? Pureza, quizá. Poca pasión,

seguro. ¡PorDios,debíapensarqueeraunavirgen insípida,unapánfilasinun

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gramodeardorenelcuerpo!¡Alguienincapazdeinspirarleningunarespuestaaél,enconsecuencia!Lociertoeraqueasísesentía,ymáscuandolamirabadeesemodoserioy

distante. Olivia no tenía ni idea de cómo complacer a un hombre, y lordNorthcottparecíaalguienmuysegurodesímismo.Alguienmuycurtidoenloslancesamorososyexigenteen…esosasuntosíntimos.Ellanisiquieraeracapazdeimaginardeltodocómoseríabesaraalguien.¡Y era tan tonta! El día de la rosa blanca, cuando entró de vuelta en su

dormitorio,corriócomounatrombahacialachimeneaparalanzarlaalasllamas,perosequedóallíquietaconella,girándolaentrelosdedos.Noconsiguiótirarla.Alcontrario,laguardóenunlibroparaquesesecase.Algúndía,sedijo,podíaser el último recuerdo de algo que hubiese deseado mucho, con todas susfuerzas,peroquenopudoser.Noibaallorar.Nopensaballorar…Tonta, tonta, tonta… ¿Y por qué se extrañaba? Olivia no podía ser nada,

nadie,aojosdealguiencomoél,unhombretanguapo,noble,rico….Pormuchomatrimonio legal que pudiera haber habido entre sumadre y lordCamden, larealidaderaque,frentealmundo,habíaterminadosiendounasimplemaestradeescuela,lahijadeuncampesinoyunacosturera.Sabía que poseía cierta belleza, era una mujer atractiva, pero eso no

significabanada.EnLondres,elmarquésdeNorthcottpodríaencontrarjóvenesmucho más hermosas, y con el mérito añadido de ser hijas de barones, decondes,deduques,demarqueses…Nobles,engeneral.¿Cómoibaaquererlaaella?Lasdudaslacorroían.¿Ysilaspalabrasdeldespachosoloeraalgodichopara

convencerla,paraquecedierayledieraaquellasatisfacciónde«cumplirconsudeber» en la que estaba empeñado?Era algo que la aterraba. Sabía que, si seequivocaba en aquello, el día demañana, cuando ya se hubiese convertido enuna auténtica carga para la felicidad del atractivo y poderoso lord Northcott,Olivia severía atrapadaenunaespantosaparodiadematrimonio, en laque élmiraríasiemprehaciaotrolado.Sin molestarla, desde luego. Como un caballero, por supuesto. Pero se

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buscaríaesasamantesquehabíamencionadoyquetannormalesleparecían,yaellaladejaríaallí,ensudormitorio,sola.Esosí,cuandofueraafiestasodecompras,oapasearporHydePark,podría

gritarlealmundoqueellaeraladyOliviaHale,lamarquesadeNorthcott.LasolitariamarquesadeNorthcott…No, no podía ser. Marcus no haría eso. Lo había dicho con auténtico

sentimiento.¿Ono?Ojaláfueseverdad.Ojalá…—Digamosquehemosllegadoaunacuerdo—musitó,aldarsecuentadeque

ladyActonseguíaesperando.Laanciananodijonada,pero lapreguntaestabaen el aire. Olivia suspiró—. Lord Northcott insiste en cortejarme, todos losabemos,milady.—Sí.Yalocreoquelosabemos.—Elproblemaesquelodeseaporlasrazonesequivocadas.—¿Túcrees?—LadyActonsonrió—.Tenunpocodepacienciaconél.Esun

buenhombre,peronoestáacostumbradoalterrenoromántico.—¿AcasoinsinúaquelordNorthcottmeama?—¡Por Dios, no me atrevería a asegurar tal cosa, querida! Solo puedo

limitarmeaafirmar,sinsombradeduda,quepuedellegaraamarte.Pero,solosiambososdaisunaoportunidad.Oliviamirólasllamas.—Reconozcoquetambiénheestadomuyenfadadaconél.—Losé.Yconrazón.Seofuscómuchocuandoleyólacartadetumadreyse

enteró de todo esto, y no se comportó bien. Pero, date cuenta de lasimplicaciones que tenía. Tú también te hubieses obcecado en defender a tumadre.—Esdistinto.—¿Porqué?—Porquemimadresíqueseganómicariño.Estuvoahídíaadía,meamó.

Peropor loquemeha contadoHarmony, supadreno fueunhombre fácil, nidadoafomentarlarelaciónconsushijos.—Escierto,nofueunhombrefácil.Tedirémás:fueunhombreodioso.Yole

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teníaunaespecialinquinapormuchasrazonesqueyanoimportan.Perotenencuenta queMarcus creció con él.Era su hijo, su heredero, y le quería porquenecesitaba quererle, eso es todo. Todos necesitamos querer a nuestros padresparasentirnosbienyseguros.Sonelpilarsobreelqueforjamosloscimientosdenuestravida.—Sí,esoesverdad…—musitóOlivia,sintiéndosealgoculpable.¿Cómono

lohabíapensado?Eramaestra,habíasidotestigodemuchaspequeñastragediasentrelasfamiliasdesusalumnos,ynolecostóesfuerzoveraMarcuscomounniñoasustado,desesperadoporquereryserqueridoporsupadre.—Además,unacosaessabercómoesalguieny,otra,cómodesearíamosque

fuera.Durantemuchos años,Marcus ha…vagado por ahí, en tierra de nadie,tratandodemantener una imagende supadre a la quepoder amar, pese a losmuchos detalles oscuros que veía. Una vez hubomuerto, seguro que hasta leresultaba más fácil engañarse a sí mismo.—Agitó la cabeza—. Y, entonces,llególacartadeMeryCoombs,yestallótodoesto.Oliviasellevóunamanoalafrente,imaginandoeldolordeMarcusHale,al

enterarsedeaquellahistoriaterrible.—Es cierto, pobre Marcus —suspiró—. No entiendo cómo de alguien tan

reprobable pudieron nacer dos personas como Marcus y Harmony… LordNorthcott,merefiero—corrigió,aldarsecuentadequehabíavueltoameterlapata.Yporpartidadoble,además.LadyActonrioentredientes.—SospechoqueMarcusytúoshabéisacercadomásdeloquepensaba.—Noshemos tuteado.—Seencogiódehombros—.Al finyalcabo,somos

primos.—Ensegundaoterceralínea.Perosí.Encualquiercaso,volviendoaltema,la

maldadnosehereda,porsuerte.Elcarácter,quizá,peronolamaldadcomotal.NiMarcusniHarmonytienenunapizcademaldadenelcuerpo.Fíjate,aélleconociste enfadado como nunca le he visto y, sin embargo, tal como pudistecomprobar,estuvodispuestoaescucharlosargumentosyaaceptarlasituación,peseaqueselevinoelmundoencima.Yahora,viveatormentado,pensandoencómoresarcirteporloperdido.

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—Por culpa de su sentido del honor. —Olivia hizo una mueca—. Se veforzadoacasarse.—Esposiblequeahoramismolosientaasí,aunqueyonoestoytansegura.Lo

quesícreoconfirmezaesquenoesloúnicoquepuedellegarasentir,comotedije.Oliviaagitólacabeza,deprimida.—Nosé,ladyActon.Medatantomiedo…—¿Miedo?—Lamiróconamabilidad—.Livvy,hablamosmuchode loque

puedasentirMarcus.Perotú…¿Quésientestú?Oliviacerró losojosyseencontróconunanegruraprofunda,peroperfilada

dealgúnmodoporelresplandordelasllamasdelachimenea.Lehizopensarenelcielonocturno,enaquelsolqueseiba,enundíaqueseperderíaenelolvido.Y,enesaoscuridad,estabaellasola.Allínopodíamentirse.Nisiquieraquería

hacerlo.—Unaatracciónirresistible—seoyódecir.Suvozsonóprofundayasustada,

comosesentía.AbriólosojosymiróaladyActon,ytodosaliócomounríoquehubieserotounapresa—.Desdequeleconocí,micorazónymicabezasiguencaminosmuydiferentes,milady.Unomegritaunascosas,laotramedictaotras,ytemocometerunerroralseguiraunodeellos,poresosiempreestoytantensay seca con él. Yo… sé que debo tener cuidado, o acabaré enamorada de unhombrequenosientenadapormí,exceptoloqueleindicasusentidodeldeber.Yyonoquieroeso,ladyActon.Noloquiero.Laancianalacontemplóconamabilidad.—Loentiendo,Livvy,peronoadelantemosacontecimientos.Vayamospocoa

poco.Élhadichoquequierecortejarte…—Sí.—Pues deja que lo haga, y aprovecha la ocasión para conquistarle. Eres

hermosa,ereslista,eresencantadora…Seríasungranpartido,inclusoaunquenofuesesunaHale,queloeres,yMarcuslosabe.—Seinclinóhaciaella,adelantóunamanoylaapoyósobrelasdeOlivia,quedescansabanensuregazo—.Nohayquedejarseofuscarporelecolejanodelfuturo,querida.Esalgoqueaturdey asusta, y no ayuda en nada. De momento, estamos aquí y ahora. Lo que

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siembras en el presente, en cada momento que vives, eso es lo único queimporta.«Aquí y ahora». Sí, eso era cierto. ¿Y qué tenía ella? Unas clases que no

siemprecaptabansuinterés,porquelassentíacomoalgosinsignificado,quizáporque,apesardetodo,ellanoeraladyOliviaHale,sinolaseñoritaCoombs.SoloeralapequeñaOlivia,lahijadeMery.—Milady…—Sise lopudiesehacerentender…Pero¿cómoexplicarlo?Ni

ellamisma acababa de verbalizar aquello, desconcertada como estaba—.Creoque,enrealidad,loqueyodeseoesvolveramividadesiempre.—¿Quéquieresdecir?—Quequierocambiar,haceralgo,comolohacíaantes.Siparaellotengoque

renunciar a todo esto, lo haré. De ese modo, podré regresar a la escuela deMinstrelValley,amisniños.Necesito…nosé.Volverasentirmeútil,supongo.Aprender a bailar o a sostener con elegancia una taza de té no me parecesuficiente…Llamaronalapuerta,yseentreabrió.Marcusseasomóalumbralysaludócon

ungesto.—Lamentointerrumpir—dijo,yesbozóunasonrisa—.PrimaHelena,¿quiere

jugaralajedrezestanoche?Penséquequizáno,porqueestabaOliviaconusted,perohepreferidopreguntar.—No,estanocheno,Marcus.Comobiendices,hoy tenemosaquíanuestra

queridaOlivia,ypreferiríaconversarconella.Perosírveteunacopaysiéntateconnosotras,porfavor.Éltitubeóunmomento,peroasintió.—Sí,por supuesto.Seráunplacer.—Fuehacia elmueblebary sepusoun

coñac—.¿Ustedesquierenalgo?—No,gracias—replicaronambas.Olivialemiródereojomientrassedirigíahaciaellas.Trasdudarunmomento,

Marcussesentóenlasilladelamesitadelajedrez,frentealasdosmujeres.—Noosimagináiscuánagradableestenerosalosdosaquí—dijoladyActon.

Desde luego, se la veíamuy satisfecha—.Y conste que, esta vez, no ha sidoningunaartimaña.

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—Milady,porfavor…—dijoOlivia,ruborizándose.Laancianaseechóareír.—Es la verdad. Pero dejaré el tema. Charlemos. Es la primera vez que

estamoslostresasí,yesperoquenosealaúltima.Marcusdiountragoycarraspeó.—¿De qué hablaban cuando entré? Parecían muy concentradas en su

conversación.LadyActonsonrió.—Poresoeresunbuenabogado,querido.¡Cómosabeshacerqueseaelotro

elquetengaquedeclarar!—Élseechóareír—.Livvymecontabaquenosientequehagagrancosa.Quelegustaríavolverasucasa,asuvidadeantes.Marcusparpadeóylamiró.—Entiendo.Supongoquelehabráexplicadoqueesoesimposible.Nopuede

hacerlo.Olivia empezó a fruncir el ceño. Cómo le irritaba que se comportase así a

veces,tanfirmeydesconsiderado,decidiendoportodos.Ibaareplicar,perofueladyActonlaqueintervino:—En realidad, todavía no había tenido tiempo de contestarle.—La anciana

sonrióaOlivia,comprensiva—.Ycréeme,teentiendomejordeloquepiensas,niña.PeroMarcus tienerazón:es imposible.Porque,aunquepudierasvolveraserpobre,jamáspodríasvolveraserplebeya.NomientrasyovivapararecordarqueereslahijadePhil.—Pero…—No,espera,notepreocupes,quenovasatenerquerenunciaranadapara

poderllenartutiempo.—Sonriódeunmodosibilino—.Dehecho,seguroqueambos sabéisqueestoyembarcadaenunproyecto.Ymealegrapoderdecirosqueesperoque,pronto,tengaquecontarconvuestraayudaparaconvertirloenunarealidad.—Lo cierto es que estoy intrigado desde hace tiempo —asintió él—. Y

preocupado.Esperoquenoseexceda.—No es mi intención, al contrario. Lo que busco es crear algo que me

entretenga,peroquemedémenostrabajodelquehetenidohastaahora.—¿Aquéserefiere?—preguntóOlivia—.¿Dequéproyectosetrata?

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LadyActonselopensóunmomento.—LostressabemosquenopuedovolvernuncaaLondresni,muchomenos,a

seguirlavidaagitadaqueteníaantes.Meagotademasiado.—Sonrió—.¡Inclusorecordarlo me cansa! Preparativos, fiestas, visitas, ir de un lado para otrosiempreatenta a losdetalles…No,mehacostadoasumirqueesapartedemividahaterminado,peroséquedebohacerlo.—Me alegra que lo haya aceptado por fin—dijoMarcus, apenado—.Y lo

lamento.Sécuántolegustabatodoaquello.—Losientomucho,milady—coincidióOlivia.—Gracias, queridos. Reconozco que me ha costado asumirlo, como dice

Marcus, porque tampoco está enmi naturaleza el permanecer tan ociosa. ¡Medesespero!—Ellasdosrieron.Marcussonrió,mirándolasconalgoqueparecíatristeza.Quizáeranostalgia—.Enserio,aunquemeencantaestelugar,nuncahesido mujer de permanecer quieta tanto tiempo, sin hacer nada más quecontemplarelhorizonteyescucharcómomeleenlibrosenvozalta.—Entonces,nosparecemos—dijoOlivia.—Lostres—asintióMarcus.—Porsupuesto.—LadyActonpasólosojosdeunoaotro—.SomosHale.—

Oliviaparpadeó,sintiendo,porprimeravez,quesí,queloeraporcompleto.Sumirada se cruzó con la de Marcus y se reconocieron como iguales—. No lopodemosevitar,somoshormigasactivas,nocigarrasdesalón.—¡Qué buena forma de decirlo! —exclamó Marcus, y él y lady Acton

intercambiaronunasonrisa.—Poreso,sisigoasímuchotiempo,manosobremano,escuchandohistorias

ajenas, sí que me moriré. Me iré apagando como una vela que se acaba, ydesaparecerésinmás.—Abriólosojosenunremedodehorror—.Sobretodo,sieslaseñoraSimpsonlaqueasesinaalpobreKeatsenmipresencia.Olivialanzóunacarcajada.—Tuveesamismaimpresiónaloírla,sí.—¿Ycuálessuplan?¿Quévaahacer?—preguntóMarcus.—En realidad, lo que he hecho todami vida adulta, por supuesto: preparar

jóvenesparasutriunfoensociedad,oloqueeslomismo,enlavida.Pero,esta

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vez,estoydecididaahacerlodeotromodo.Túmedistelaidea,Livvy.Ellaarqueóambascejas.—¿Yo?—Asíes.Aquelprimerdía,cuandotequedastedesoladapornopoderregresar

contusniñosdelaescuela.Yomesentíaigualpordejaratrásamisniñas.—Suexpresióneranostálgica,comosihubiesepasadounmillóndeaños,ynosolounpar demeses—.Y, al pensar en todo ello, seme ocurrió una idea con la quepodrástenerunaocupaciónsemejantealademaestra,aunqueseadeotromodoyatemporadas.—No la entiendo, lady Acton. ¿Qué quiere decir con «semejante a la de

maestra»?—Quepuedes ayudarmeaorganizar algo.—Sonrió—.En lugarde estar en

Londres y tener que moverme de un lado a otro para los eventos de latemporada,voyaorganizaraquí,enMinstrelValley,unaespeciedeescuela.—¿Unaescuela?—Sí, pero… distinto. Será para debutantes y otras jóvenes que tengan

necesidaddepulirseantesdesupresentaciónensociedad,pero también,sobretodo, durante la temporada. Será algo único, porque aquí no crearemos unasdamas cualesquiera, crearemos auténticas «Damas Selectas». Y, una DamaSelectatienequeprepararsedecontinuo.Oliviafruncióelceño.—¿Quiere decir que una Dama Selecta va a acudir a su escuela, también

durantelatemporada?—Exacto.Porlogeneral,unavezsonpresentadasanteelrey,yaseconsidera

quenotienenmásqueaprender.SondebutantesquesemuevenentrelossalonesdeLondresalabúsquedadeunbuenmatrimonio.—Asíhasidosiempre,sí—admitióMarcus.—Muybien.Pero, aquí serádistinto.Aceptaremosmuchachasde todo tipo,

inclusoloscasosmásdifíciles,lasqueparezcaquenuncavanaconseguirnadaen los salones de Londres, ya sea por su absoluta torpeza o su aspecto pocoestimulante.Aquí lasprepararemosparaqueseconviertanenalguiencapazdeconseguireléxito.

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—¿Cómo?—Seguiremos de cerca su temporada, claro está. Nos aseguraremos de los

avances, estudiaremos los fallos cometidos y buscaremos el mejor modo desolucionarlos. Y nuestras jóvenes asistirán a sus clases hasta que consigan suobjetivo.—Suspupilassecentraronensusmanos;no,enrealidad,estabanfijasen la alianza que llevaba todavía en el dedo, se dio cuentaOlivia. Su tono seconvirtióenunsusurro—:Perotambiénaprenderánotrascosas.Marcusarqueóunaceja.—¿Cómoqué?—Comoque siempre hay que buscar el amor, siempre y en todomomento.

Perotambiénque,luego,hayquesabercómovivirlo.—Hubounintercambiodemiradasentresuprimoyella.Ambosparecíantristes,peroél,más—.Almargende ser una criatura delicada e inspiradora, una delicia para la temporada, unaDamaSelectaesalguienquebuscaunmatrimoniodeuntipoconcreto.Aspiraráaserunacompañera,noalgosecundarioenlavidadesuesposo.Seráunamujeratentaalascuentasdesucasa,Livvy,albienestardesufamilia.Alguienquenosedejallevarcomounamuñeca,sinoquetienebiensujetasentrelasmanoslasriendasdesuvida.Todoeso,intentaremosinculcarloaquí.Oliviasonrió.Alfin,algoquepodíautilizarenaquelsitioparailusionarse.Y

mucho.—Esosíquemegustaráaprenderlo.—Y enseñarlo, llegado el momento, aunque solo sea dando ejemplo. —

Ambassesonrieron—.Y,todoesto,yanoloharíayosolaenLondres,sinoaquí,en este lugarmaravilloso.En«laEscuela deSeñoritas de ladyActon».—Rioentredientes—.Suenabien,¿nocrees?Oliviasonrió.—Laverdadesquesí.Muybien.—Me alegra saberlo. Para empezar, estoy organizando las obras y arreglos

necesarios.Enelpisobajo, en el ala este, habráunaula ampliayuna saladeestarparalasniñasyparalosprofesores.Ladirectoratendrásudespachoysusala privada, y habrá una sala de reuniones para el profesorado. En el primerpiso, pondremos las habitaciones de las niñas. En el ala oeste, que estánmás

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cobijadas,eselladohaciaelqueestáelpueblo…—Yaveoquelotienetodomuybienpensado,primaHelena—dijoMarcus,

divertido.—Desde luego. Y estoy ya en contacto con mis amigas, para organizar

también las cosas en Londres, perome gustaríamucho que túme ayudaras acrearlaydarleimpulso,Livvy.Alfinyalcabo,eresmaestra.Ellaarqueóambascejas.—¿Quierequeladirija?—¡PorDios,no!—LadyActonarqueóambascejas—.¿Estásloca?¿Esque

no nos has oído antes?Estaríamuymal visto, nadie nos enviaría sus niñas siestuviéramos en la puerta, con un delantal y los dedos manchados de tinta,ocupándonos de ellas tan de cerca.No, querida, no.Nosotras somos damas yorganizamosen ladistancia,elegantesy sutilescomounsueño,dandonuestrorespaldoconunasonrisa.—Ya.—Marcusalzólacopaasuprima,enunbrindismudo—.Quieredecir

queactuarácomohagoyo,conmisasuntosdeabogado:condiscreción.LadyActonrioentredientes.—Esaeslapalabraadecuada.—Yeselmejormodo.—Lamiróaella,conunasonrisa—.Tenloencuenta,

Olivia.Siemprequenotevean,puedeshacerdetodo.Hastaalgotanaberrantecomotrabajar.Oliviario.—Procurarérecordarlo.—Pero sí, necesitaremos una directora, cierto —convino lady Acton—.

Contrataremosaalguienparaeseempleo.Tambiénunadministrador,queelegiráy vigilará de cerca Marcus. —Ella y su primo intercambiaron otra miradasombría. Él asintió—. Y unas profesoras de lasmaterias habituales, pero queseandelomejorquepodamosencontrar.Laselegiremosentremisamigas,túyyo. La señoritaChatham puede servir de secretaria, amenos que veamos quenecesitamosmáspersonal.Olivialamiró,nerviosa.—Esperohacerlobien…

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—Seguroquesí.Meayudarásenesoy,cuandoyaestésestablecida,puedesocupartedepatrocinaralasjóvenesdelaescuela,enLondres.Oacolaborarconotraspatrocinadoras.—Ya… —Por Dios, cómo no se daba cuenta—. Milady, creo que espera

mucho de mí. En lo de conseguir un matrimonio por amor y buscar sercompañerasdesusesposos,puedoentenderlo,yes,dehecho,aloqueaspiro.—Sintiósobresí lamiradadeMarcus.Eraintensaycálida—.Peroenelresto…Todo eso de ser elegante y sutil como un sueño, yo… Verá, apenas consigoaprenderlospasosdelapolonesa.MetemoquejamásseréunaDamaSelecta.—¿Quiéndiceeso?—LadyActonnegóconlacabeza—.Olivia,tecontaréun

secreto:«Elegancia,corajeysaberestar».—¿Elegancia,corajeysaberestar?—Sí. Esas son las tres únicas virtudes que se necesitan para construir a

nuestro alrededor esa Dama Selecta que contemplarán los demás conadmiración.Elegancia, porque es nuestra cualidad básica: somos distinguidas,estásiemprepresenteennuestranaturalezainclusoaunquenolosepamos,onohayamos aprendido a demostrarlo.Coraje para afrontar lasmuchas trabas quenosponenuestrasociedad,comomujeresquesomos,atrapadasenunmundodehombres. Saber estar para sortear esos escollos del mejor modo posible. Aambasnosconstaquenoloes.—No,cierto.¡Avecesestanfrustrante!—Ahíestá,esoespartede loquedebenaprendernuestrasniñas:aasimilar

esafrustración,evitandoenfrentamientos.Haymuchascosasquenonosgustanen esta vida, pero provocar un escándalo no conviene a nadie en nuestrasituación.Porsuerteopordesgracia,elfuturodelasmujeres,hoyporhoy,pasaporunbuenmatrimonio.Quedarapartada,condenadaalostracismo,nosirvedenada, más que para sufrir sin mayor sentido. Hay que saber qué pasos dar ycuándo, siempre con elegancia. Lo único que importa, al final del día, escontinuarenelcamino.—Entiendo.LadyActonasintió.—Y,bien,ladyOliviaHale.¿Quéesloquevasaser?

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Ellasonrió.—UnaDamaSelecta.

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Capítulo19

—¿Jovencita?¿Mehaoído?Olivia parpadeó, volviendo a la realidad. Estaba en una de las salitas que

habíanacondicionadocomoaulaparaHarmonyyparaella,situadaenlapartedeatrásdelalaeste.Teníaninclusodosmesitas,pequeñospupitressituadosfrenteal escritorio, más grande, de la profesora. Allí daban las clases de etiqueta yfrancés. En la otra, solo Harmony recibía clase de aritmética, arte, historia yliteratura.Ese día, Olivia estaba sola en clase. Harmony estaba indispuesta, con sus

«dolenciasfemeninas»,comolehabíadicholaseñoraBurton,asíqueteníaqueaguantar sola a la señora Simpson, que seguíamuymolesta con ella. Si antestenía la impresión de que no le resultaba simpática, y buscaba elmodo de noreferirseaellanuncacomo«ladyOlivia»,desdelanocheenquefuetestigodecómoladyActonledejóclaroquenoqueríaqueleleyeramás,sehabíavueltoporcompletoinsoportable.Yellasehabíadespistado.Quémalasuerte.La profesora lamiraba con su expresión agria de siempre. ¿Oír? ¿Oír qué?

No,Olivia nohabía estado atendiendo.La clasede etiqueta le importababienpoco,ymáscuandosecentrabaentonterías,comolasdeesedía.EllanuncasehabíaconsideradounadamahastallegaraMinstrelHouse,peroteníaclaroquenodebíalimpiarselosdientesolasuñasenpúblico.Cada vez estabamás convencida de que aquellamujer insufrible incidía en

esostemassoloporqueellaestabapresente.AHarmonylatratabadeunmodomuydistinto.DebíapensarqueOliviahabíapasadosuvidarevolcándoseconlos

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animalesenlacuadra,oalgoporelestilo,yqueporellotodavíallevabapiojosogarrapatas escondidas en algún lado.Bichos que la harían rascarse ante algúnpobreduque,sinoseleinculcabaquenodebíahacerlo.NoleinteresabanlosprejuiciosdelaseñoraSimpson,nilamayorpartedesus

tonterías, de modo que se había despistado y había estado pensando en lordNorthcott…EnMarcus.Ensi lovería luego,al tomarel té, si seuniríaaellaparadarunpaseohastaelpueblo,oquizáparaecharlemigasdepanalospatosdel estanque, algo que siempre resultaba relajante y divertido. Iba a ser laprimeravezqueestuvieranjuntos,sinosereuníaconellosHarmony.Marcus… Al final, había resultado no ser el idiota del principio, solo

alguien… complicado. Tenía un lado combativo, por el que no le importabamostrarsedesagradablesiteníaquedefenderalossuyos;perotambiénunladocordialpara lamayoríade lagente, inclusootro tierno, reservadopara losquequería.LoveíaconladyActon,oconHarmony,siemprependiente,dispuestoaayudar,areírconellas,yeracapazdeimaginarelpadrefirmeperoafectuoso,inclusoelabuelollenodecariñoquepodríallegaraseralgúndía.Desdeladiscusióneneldespacho,Marcussehabíacomportadodeunmodo

distinto, interesadoenconseguir suobjetivo, cierto,pero sinpresiones.Seguíamostrándose amable, como queriendo parecer otra persona, un hombre que laagradaseentodo,pero¿quiénnolohacía,cuandoestabacortejandoaalguien?Enesosmomentos,unomostrabasiempresumejorcaraparaintentarconquistaralaotrapersona.YellaqueríaqueMarcusHale lacortejara.Loquería,cadavezmás.Aesas

alturas,esperabaconansiasusencuentros,podercharlarunratoconéldelibros,defilosofía,dehistoria,oreírsejuntosdecualquiercosa.Todavíaledabamuchomiedo aquella relación, paraOlivia suponía un gran riesgo. Prefería ir poco apoco, lomás lentoposible,porquequería estar seguradequeno le impulsabasoloaquelempeñoporcumplirconsudeber,pero loúltimoquedesearíaseríaqueMarcusdesaparecieradesuvida.Oqueperdieraeseaparenteinterésporella…—¿Ybien?¿Jovencita?Olivia volvió de nuevo a la realidad y bufó. Odiaba aquel «jovencita» tan

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afectadoquenodejabaderepetir.Cadavezestabamásseguradequelousabaparaevitarutilizarconellaeltratamientodelady.—No,señoraSimpson—contestó,intentandomantenerlacalma—.Losiento,

discúlpeme.Esverdadquenoestabaescuchando.Nomeheenteradodenada.Laprofesorafrunciótodavíamáselceño.—Yaveo.Estáclaroelporquénohemosmejoradoentodoestetiempo.«¿Cómo?»,pensóella,casiconsobresalto.Esoerafalso,ymuyinjusto.—Bueno,yodiríaqueheavanzadobastanteestasúltimassemanas—replicó,

tensa—.Nomucho,peroalgosí…—¿Ustedcree?¿Enserio?Queyosepa,aquílaprofesorasoyyo.Ynopuedo

decirlomismo.Estátanlejoscomoelprimerdíadeserladamaqueseesperadeusted.Oliviaenrojeció.—Vamos, señoraSimpson,esonoescierto,y lo sabe.Yaheaprendidoque

unadamanodebeapoyarloscodossobrelamesa,sentarsedemasiadolejosdelamesaodejar lamesaantesdeque sediga lagracia…Unosconocimientosdeenormeimportanciaque,sinduda,vanaprovocargrandescambiosenmivida.—Nouse ese tono conmigo, haga el favor.Unadamadebe sabermostrarse

respetuosaentodomomento.—Bueno,segúnustedtodavíanolosoy,porlotanto,conmigonocuentaesa

norma. De hecho, no la he oído llamarme «ladyOlivia» en ningúnmomentodesdequenosconocemos.Habíadadoenelblanco,losupoalmomento.LaseñoraSimpsonbizqueóun

pocoyalzólabarbilla,enungestodesoberbiacontenidaaduraspenas.—«LadyOlivia»,¿eh?¿Enserio?¿Asíquierequelallame,cuandonotieneni

idea de la importancia que otorga ese título, y ni siquiera escucha mientrasintento explicarle cómo se comporta una dama? No veo que se esfuerce, enabsoluto.—¡Claroquelohago!Meesfuerzotodoloposible,díaadía.—Entonces, la situación es peor de lo que pensaba —replicó la otra con

maldad—.Porque,comoledigo,noseveningunamejora.—Surostroadoptóuna expresión afectada, llena de hipocresía—. Pero no debería ser tan dura.

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Supongoqueno tieneusted la culpa, querida.Hanacido aquí, en unpequeñopuebloquepocasvecesapareceenlosmapas,ynodejadeserunamuchachadecampo.Olivia abriómucho los ojos. Por lo que tenía entendido, la señoraSimpson

contaba con veinte años de experiencia en el mundo de la enseñanza. Habíaeducadoamuchasjóvenesque,enesosmomentos,erangrandesdamasdelaaltasociedaddeLondres.Peroaellaleresultabaimposibleimaginarquealguienasípudierapermanecermuchotiempoenningúnsitio,sinserdespedida.Claro que, como ya se había dado cuenta en otrosmomentos, en elmismo

MinstrelHousemostrabaunacaradistintasegúnconquiénestuvierahablando.EnpresenciadeladyActonodelaseñoritaChatham,porejemplo,oinclusodeMarcus o lady Harmony no podía intentar mostrarse más encantadora.Inquietante, desde luego, como decíanMarcus y su hermana, pero trataba deresultarlessimpáticayservicial.Peroloscriadossentíanpocoaprecioporella,Dollselohabíadicho.Ycon

Olivia…Estabaclaroquenosabíacómocatalogarla.Lamanteníaadistancia,engeneral,aunquenodejabadeintuirquelaconsiderabaunaadvenedizaaintentarformarpartedeunmundodelqueellalosabíatodoyloadmirabatodo,peroquesolo podía contemplar desde fuera. Por eso, por lo general, mantenía aquellaactitudhostil,aunquesinexcedersenunca.Pero,esedíaestabatraspasandoloslímites,quizáporqueseguíaindignadapor

loocurridoenlasdependenciasdeladyActon.—¿Cómoseatreve?—logródecirOlivia.—¿Acasomeequivoco?—Susonrisaaumentó.Tanfría,tandañina…Porla

cabeza de Olivia pasó la idea de que estaban solas. De haberse encontradoHarmonydelante,ocualquierotrotestigo,nosehubieseatrevidoasertancruel.Peroaellanolarespetaba,ni lomásmínimo,yporellosepermitíael lujodedecirleaquellascosasenesemomentoderabia—.¿Oacasohedichoalgomalo?—No,claroqueno.Henacidoenunpuebloy,porlotanto,soyunamuchacha

decampo.Merefieroaquecómoseatreveahacermedemenosporello.Amíoamimadre,oacualquieradelosmíos.AMinstrelValleyengeneral.Talcomolamirólaotra,tuvolasensacióndehabercaídoenunatrampa.Y,

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de algún modo, así había sido, porque la señora Simpson replicó, casirelamiéndosecomoungato:—¿Acasonoesasí? ¡Pero,miqueridaniña! ¡Sino fuerapoco…apropiado

serlacampesinaquees,noestaríamosaquí,trabajandotanduroparacambiarla!¿Nocree?Paraconvertirlaenalguienmuydistintoa loqueeraantesde llegaraquí. En esa elegante y distinguida «ladyOlivia» que todavía no es y que yoempiezoadudardequellegueasernunca.—Cómo se atreve…—Pero Olivia titubeó. En eso tenía razón. Desde que

llegóaMinstrelHousequeríancambiarla,yendefinitivaeraporquenoresultabalobastantebuenaparaelmundoenelquesemovíanenesacasa.Eseparecíaserelmensajefinalqueestabadetrásdetodasaquellasclases.Poresosesentíacasisiempretanfueradelugar, taninferioraaquellagente

tanelegante.Yledabapánicoesefuturoquequeríanparaella,enelquenuncahubierasidocapazdeimaginarse,yenelquepodíacometerunmillóndeerrorescadadía.Yapodía verse, enunbanquete elegante enLondres, comiendo con la boca

abierta,parahorrordelilustrecondesituadoenfrente.Bah,quétontería.Nohabíacomidoasínunca,nicuandovivíaensucasitacon

Meryy la señoraMeyers. Pese a las insinuaciones de aquella bruja, sumadrehabíasabidoeducarlabien.—Tambiénsedacuenta,¿verdad?—dijolaotra,percibiendosusdudas—.Le

consta que estoy en lo cierto. Le dicen cómo debe comer, sentarse, andar…Incluso cómo debe quedarse quieta.—Entrecerró los ojos—. Porque hay quecambiarlaporcompleto.—Pero¿quédice?Yo…Se llevó una mano a la sien. Necesitaba pensar, necesitaba encontrar una

salida a ese argumento tan ruin. Maldita bruja… De haber estado presenteHarmony,nuncasehubieseatrevidoadecirleesascosas,nunca.ConHarmonyenclasenohubiera…Parpadeó, al darse cuenta de que, allí, tenía la respuesta, y fue como un

bálsamoqueaclarósumente.Lamiró,alzandolacabeza.—Su argumento no solo es cruel, señora Simpson, además, es una enorme

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tontería.La profesora semostró algo confusa por el repentino contraataque, pero la

fulminóconlamirada.—¿Cómoseatreve?—Meatrevoporqueeslaverdad.Ustedeslaquehadichoquereciboclases

porque me quieren cambiar, solo por ser una muchacha de campo. Pero,entonces, ¿quéhaceHarmonyen el pupitrede al lado? ¿Acaso a ella tambiénquieren cambiarla? —La otra no replicó, no tenía argumentos. Tampoco loesperaba.Nisiquieralediosuficientetiempo—.No,señoraSimpson,lascosasnosonasí.Meconstacuántodebocambiar,perotambiénquenotengoporquéavergonzarme demi pasado. Igual queme consta que su comentario solo ibadirigidoahacermedaño.LaseñoraSimpsonseruborizó.—Pero ¿quédice?Esono es verdad, jovencita.Yo la estaba regañando con

todalarazóny…—Basta —la interrumpió, terminante. No iba a permitir que evadiera su

responsabilidad escudándose en la relación entre profesora y alumna—. Novuelvaallamarme«jovencita»,jamás,señoraSimpson.SoyladyOliviaHale.—Entrecerró losojos—.Ysino sedirigeamícomoesdebido,yde inmediato,tendréquehablaralrespectoconladyActon.—¿Para decirle qué?—replicó la otra, enfadada—.No le serviría de nada.

Aquíyosoylamaestra,ysitengoquereprocharlealgo,ocastigarlaporalgo,nodudedequeloharé.—Nolopongoenduda.Peroestoyseguradequeledisgustarásabercómose

comportaconmigo.Nosésiserécapazdeconvencerladequenoladespida.Dehecho,metemoquenisiquieraquerréintentarlo.—LaseñoraSimpsonsequedómuyquieta,llenaderabia.JustoentoncesseoyólacampanadeSaintMary.Erala hora del almuerzo—. Se acabó la clase. Retírese como es debido, señoraSimpson.—Comoseguíasindecirnada,laazuzó—.Hágaloovayarecogiendosuscosas.Seloadviertomuyenserio.Lamujerapretóloslabiosenungestollenodearrugas.—Insistoenrecordarlequetodoestovienedelaregañinaquehetenidoque

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echarlepornoprestaratencióna lasclases.—Oliviabufó.Vale,demodoqueinsistíaenconvertiraquelloenlapataletadeunaalumnaquenoqueríaaceptarque la riñesen con razón. Pues no quedaba otro remedio que hablar con ladyActon y pedir que la despidiesen. Pero, entonces, siguió hablando—:Que novuelvaapasar…ladyOlivia—acabó,conaspectodeestarenvenenándoseconlaspalabras.Ellaasintió.—No se preocupe. Y, de ocurrir, aceptaré que me regañe, por supuesto.

Vuelvoadisculparmepormidespiste.—Hizoungestoconlacabeza,hacialapuerta,queesperabaquehubiesequedadohastamajestuoso—.Puederetirarse.Aquello terminó por enfurecerla, seguro. Sus mejillas adoptaron un tono

rojizo poco halagüeño. Pero no dijo más. Cogió sus libros y las láminas quehabíallevadoparalaclase,ysalió.Oliviasequedóallí,aliviada.Nolehubiesegustadotenerquedespedirla,se

sentía reacia aprovocar tal catástrofe ennadie.Seguroque la señoraSimpsonnecesitaba el empleo para poder vivir. Y quizá todo aquello solo habíarespondidoasuinquinaporella,comounhechoaislado.SaliótambiénytomóelalmuerzoasolasconladyActon,porquelaseñorita

ChathamestabaotravezenLondres.Y,alparecer,Marcushabíasalidoarevisarlasituacióndealgunosarrendatarios.—Unpequeñofavorquelehepedido—comentóladyActon.Luego,sonrió

—.Asísesentirámásocupado.Después, Olivia asistió a la clase de baile con Lionel Hastings. Luego lo

lamentó.Teníaquehaberdadocualquierexcusaporque,alnoestarHarmony,elprofesorsecentróenella.MuchasvecesbailabanHarmonyyOliviadepareja,mientraselprofesorvigilaba lospasosy les indicaba loserrores.Pero tambiénsolía hacerlo él mismo con ellas. Iba alternando entre las dos, intentandoasegurarqueambasrecibíanlamismacantidaddetiempoa lahoradeensayarlasdistintasdanzas.—Bailaré conustedes—lesdijoyadesdeelprimerdía—.Hayquehacerlo

así, porque bailar de verdad no es lomismoque hacerlo entre dos jovencitas.Para bailardeverdad, con el cuerpo y el espíritu, se necesita un hombre y se

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necesitaunamujer,dosseresconscientesde lanaturalezadesugénero,quesecombinan en una única criatura, llena de gracia y pasión.Demodo que, paraterminarhaciéndolobien,ambastendránquepasarpormisafortunadosbrazos,miladies—añadió, con su habitual costumbre de jugar al coqueteo, algo quenuncallegabaamayores.Almenosconellas.Porloquehabíaoídodecir,todaslasdoncellas,excepto

quizáLucy,queaspirabaaalguiencontítulo,estabanlocasporél.Asaberquéestaría pasando con el atractivo profesor de baile, bajo el techo de MinstrelHouse.Esedía,alsersuúnicaalumna,Oliviatuvoquebailarconélvariascuadrillas,

polonesasyunoscuantosvalses,ynisiquierateníalaayudadelamúsicadelaseñorita Chatham. En conclusión: no pudo hacerlo peor. Hastings decidiódejarlo,alegandoquenoformabanunacriaturaeleganteyapasionada,nimuchomenos, sino alguna clase de ciempiés cojo y bizco. Desde entonces, la tuvohaciendogirosymovimientos,indicandosusmuchoserrores.«Quémala suerte», pensó. Vaya día. Era una de esas ocasiones en las que

hubiesesidomejornolevantarsedelacama.Cuandoacabóporfinlatorturadelaclase,tomóelté,denuevoasolascon

ladyActon.Porsuerte,suconversaciónnuncaeraaburrida.EstuvieronhablandodelaabuelaJoanyotrasanécdotasdelpasado.LegustabamuchoquelehablasedeotrostiemposydelagentequerecordabadeMinstrelValley.Alterminar,subióaveraHarmony,perodormíaynoquisomolestarla.Hacía

undía bastante agradable, demodoquebajó al jardín, donde estuvo lanzandotrozosdepanalospatosdelestanque,yluegofuealabibliotecaaleer.Estabaallí, recostadaenunode loscómodossillones,cuandoentróMarcus.

Al parecer, acababa de llegar y traía un paquete en la mano, además de doslibros.—Buenastardes—ledijo.Ellasonrióenrespuesta—.Penséqueestaríaisde

paseo.¿YHarmony?Oliviaseruborizó,mientrassepensabalarespuesta.—Ledolíaunpocolacabeza—dijo,eludiendolarespuestadirecta,porpudor.

Además,recordababiencómosehabíaturbadoMarcus,cuandohablabandela

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abuela Joan y se refería de cualquier modo a un parto. Si mencionaba otrostemasmásfemeninostodavía,seguroqueempeorabaelasunto.Élsediocuentadequeomitíaalgo,porquelamirópreocupado—.Noeranadaimportante,peroprefiriódescansarunrato.Seguroquesereuniráconnosotrosenlacena.Marcusasintió,mástranquilo.—Muy bien. Han llegado sus acuarelas de Londres. Se las darémás tarde.

Pero,mira...—Dejóelpaquetesobreelescritorio,aunquesequedóconunodelos libros. Sonrió, acercándose para enseñárselo. Era de tapa roja y formatoextraño.Estabaescritoalolargo,enapaisado—.Comolegustaeldibujoytieneque esmerarse en el francés, también he conseguido laHistoire de monsieurJabot,deRodolpheTöpffer,publicadohaceunpardeañosenGinebra.Segúndicen,eslittératureenestampes—añadió,conunacentoperfecto.—¿Literaturaenestampas?¿Quéeseso?—Compruébalotúmisma—dijoél,entregándoselo.Oliviadejósupropio libroensu regazo, tomóelque le tendíay leechóun

vistazo. ¡Eran… eran dibujos!, comprobó, asombrada. Muchos estabanrelacionadosunosconotros,comosiguiendounasecuencia,conunbrevetextoen labase,unparde frasesqueañadíanalgode información.En suconjunto,parecía contar la historia de un individuo lamentable, un auténtico bufón queintentabaabrirsepasoentrelaaltasociedad,simulandoserunodeellos.Recordólaspalabrasde la señoraSimpson. ¡Quépocoapropiadopara el díaquehabíatenido!Peronodejabadetenersugraciay,comosistemadenarraralgopormediode

imágenes, varias en cada página, resultabamuy novedoso. El texto estaba enfrancés.PudocomprobarqueTöpffererasuizo.—Es…asombroso—reconoció.Dehecho,laideadeutilizarasílosdibujosle

parecíabrillanteporpartedemonsieurTöpffer.Lohojeóunpocomásy se lodevolvió, tomandonotadequedebíapedírseloaHarmonypara leerlodespués—.Megustamucho,Marcus.SeguroqueHarmonysesentiráencantada.—Losé—replicóél, contento.Aveces,parecíadisfrutarmásque lapropia

Harmony de los regalos que le llevaba. Dejó el libro con los otros—. ¿Y tú?¿Quétaleldía?

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EsohizoquerecordaseotravezalaseñoraSimpson,aloqueseañadieronsuspropios pisotones al profesor Hastings; situaciones que hubiesen merecido,ambas,unascuantasimágenesdelseñorTöpffer,asíquebufó.—Mejordejarloestar.—Marcusarqueóunacejay se echóa reír—.¿Y tú?

¿Quétaltodo?—Bien, bien. Se pueden mejorar muchas cosas, desde luego, es algo que

siempre pasa, pero las casas están en muy buen estado, los campos y losanimalesparecenbienatendidos,yalosarrendatariosselesvefelices.SenotaqueladyActonesalguienquesepreocupadelbienestardelossuyos.Oliviasonrió.—UnapeculiaridaddelosHale.Élcasiledevolviólasonrisa,perorecordóalgoytitubeó.—Sí.Bueno,digamosquedecasitodos…—Seguroquehabíapensadoensu

padre. Ambos dejaron pasar de largo el comentario: hacía un día demasiadoagradable como para dejarse arrastrar por aquel tema tan oscuro. Marcus seacercóalaventanayseapoyóenelalféizarparamirareljardíntrasero.Tardótodavía unpoco en seguir hablando—.Cuando sale el sol, está todoprecioso.Meencantalaprimavera,ymásenMinstrelValley.Ellasesintiócontenta,deunmodoabsurdo.—Amí también. Siempre ha sidomi época favorita. Es el comienzo de un

nuevorenacer,yquedaademástodoelveranopordelante.Marcussonrió.—Sí,esunabuenaformadeverlo.—Echóunamiradaasulibro,delejos—.

Porcierto,¿quéestabasleyendo?—Ah.—Volvió a cogerlo y le mostró la portada. El título era lo bastante

grande como para que pudiera reconocerlo a esa distancia, o eso creía—.TerminabaFrankenstein o el moderno Prometeo. Bueno, la he acabado pocoantesdetullegada.Ahoraestabarepasandoalgunospasajes.—Oh.¿Yquétehaparecido?—Esmagnífico.Pero…—Oliviadudó,buscandolapalabraexacta—.Triste.

Mehaparecidomuytriste.—Triste—repitióMarcus.Asintió—.Sí,loes.Aunquenohubiesepodidoser

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deotromodo,Livvy.NadiehaescritosobrelasensacióndesentirseabandonadocomoMaryShelley.—Sí.—Movió el libro en el aire—.Gracias por dejármelo,Marcus. Hacía

mucho tiempoquequería leerlo.Ya te he contadoque, enMinstrelValley, nohay más biblioteca que la que yo inicié en la escuela, y nunca he podidopermitirme demasiados libros. Tenía que encargarlos y pagarlos yo misma, ysiempre suponían un pequeño lujo. Las novelas, sobre todo, solían quedarrelegadasparaotraocasión.Mecentrabaentextosdeestudioyencosasparalosniños.—Sí,melodijiste,aunquemesorprende.Delasquehemoscomentado,pocas

novelasheleídoquetúnoconocierastambién.—Aproveché cuando vivía en Londres, el año en que fui a estudiar para

maestra.—Suspiró, recordando la fastuosidad de la capital. ¡Qué distinto eratodo en aquel lugar!A ratos lo echaba demenos—.Allí sí que había buenasbibliotecas.—Ah,claro.Teníaun…—Algollamósuatención,fuera—.¡Eh!Mira,ven,

ven.Concuidado.Nohagasmovimientosbruscos.Oliviadejóellibroenelasiento,sepusoenpieyfuehaciaél.Seapoyóasu

ladoymirótambiénhaciafuera.Apocosmetros,enlahierba,dospajarillossemovíanentrelasfloresdelos

cuidadosparterres.Piaban,comohablándoseelunoalotro,mientraspicoteabanasualrededor.Alfondo,másalládelospasillosembaldosadosylaexplanada,también de piedra, donde al parecer se bailaba en otros tiempos, podían versealgunosmás,bebiendoyjugandoconelaguadelagranfuentecentraldeljardíntrasero.—Québonitos—dijoOlivia,conunasonrisa.Habíatantaluz,eratanintenso

elmomento…—Síqueloson,sí.Estuvocontemplándolosunpardesegundos.Entonces,sediocuentadeque

Marcusmirabahaciaotrolado.Enconcreto,haciaelalféizar.Sus manos estaban muy cerca la una de la otra. Si Marcus movía unos

milímetroseldedomeñique,solounosmilímetros,llegaríaarozarla.Latocaría,

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y ella, estaba segura, sentiría un brinco del corazón dentro de su pecho. Enrealidad,yaseleestabaacelerando.«Hazlo,hazlo»,pensó.Yluegopodíagirarsehaciaellaydareseúnicopaso

quelosseparaba.Y…Alzólosojosysetopóconsuspupilas.Ambossupieronquépensabaelotroy

sequedaronquietos,tensos,unossegundos.Ningunohizonada.—Será mejor que suba —dijo él, apartándose con algo de brusquedad—.

Debocambiarmeantesdelacena.Nosvemosluego,Livvy.—Porsupuesto…Olivia le devolvió la inclinación y lo siguió con la mirada, hasta que

desapareciótraslasgrandespuertasquedabanalpasillo.Marcusnosevolvióenningúnmomento.Durantetodoaquellargominuto,suimagenfuesololadeunhombrealtoygallardoquesealejaba,dándolelaespalda.Eso la inquietó. No estaba enfadado con ella, eso seguro, pero se había

tomadomuy en serio su promesa del despacho aquel día.Desde entonces, suactitudhabíacambiadodeunmodoradical.Almargendealgunaqueotrabromainocente,ibapocoapoco,tanpocoapocoque,aveces,ladesesperaba.—Noseastonta—susurró,yaasolasenlagranbiblioteca—.Todavíanoestás

segura.Creoqueempiezaaquererte,perotodavíano…noeselmomento.Aúnnosabequeereslamujerdesuvida.Rioparasí.Quétonta…Esanoche,en lacena, laquenoestuvo fue ladyActon,aunquenoeraalgo

fueradelonormal.Nosiemprelesacompañaba:dehecho,enmuchasocasiones,sihabíatenidoundíamuycansado,sequedabaensudormitorioylesubíanunabandeja.Por eso, hubiese tenido que cenar conMarcus a solas, algo que, no podía

negarlo, le hubiera encantado. Pero como Harmony se sentía mejor y estabaaburridadeestarencerradaensudormitorio,bajóparaestarconellos.Noleimportó.Apesardeesapequeñadecepción,fueunacenadivertida,no

pudonegarlo.Queríamuchoasujovenamiga,ytantoMarcuscomoHarmonycompitieronalahoradecontarleanécdotasquelahicieronreír.Luego,charlaronunratoenunasalita,mientrasMarcussetomabasucopay

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sefumabasucigarro,unritualnocturnoquehabíallegadoaagradarlemucho.AHarmony le encantó el libro deTöpffer y aseguró que no tardaría en plasmaralgunahistoriasiguiendoesesistema.Ellalesmirabahablarysonreíaparasí.Quizánofueratodavíaelmomentode

hablardeamor,peseasentirelcorazónrebosantedeesesentimientointensoyvital,perocadavezestabanmáscerca.

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Capítulo20

Atardecía.MarcusestabaconOlivia,contemplandoel fondodelPozode losDeseos,apoyadosambosenelborde.Elaireolíaa lavandaysepreguntabasireuniríaelvalorsuficientecomoparadeslizarsumanohacialadeella,yrozarsusdedos.Solorozarlos…—Mira, está allí—dijo Olivia. Algo brillaba en la oscuridad del fondo—.

Valemuchosmillonesdelibras.¿Quéserá?Éllamirósorprendido.Ydolido.—¿Nolosabes?—Dilotú.Tac,tac,tac…Estaba decidido, iba a tocar sus dedos. De hecho, iba a besarla, no podía

seguir sin hacerlo. Se inclinó en su dirección, poco a poco, degustando elmomento…Tac,tac,tac…Oliviaempezóadesvanecerse.Yelperfumealavanda.Ylatardecálidaquecompartíaconella.Tac,tac,tac…Esesonidoinsistenteyunasvoceslograrondespertarledeltodo.Marcusse incorporóen lacama,aturdido.¿Dóndedemoniosestaba?Ah,en

sudormitorio.Sehabíatumbadounpocoaleermientrasesperabaaquellegaselahoradelté,ysehabíaquedadodormido.¿Yquédemoniospasabafuera?Rodósobrelaenormecamadesudormitorio,

selevantóysedirigióalbalcónquedabaaljardíntrasero.Laspuertasestaban

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abiertasylabrisadelatardehacíaoscilarlascortinas.DesdeallípudocomprobarqueHarmonyyOliviaensayabanunospasosde

baile, cerca del Viejo Gigante, al ritmo impuesto por el profesor Hastings.Contemplósorprendidoalpequeñogrupo.¿Porquéestabanallí?Porlogeneral,esas clases las daban en el inmenso salón de baile, con la señorita Chathamtocando el piano. Lady Acton todavía no había encontrado un músico de sugusto.EntoncesrecordóquelaseñoritaChathamsehabíaidootravezaLondres,por

el asunto de su hermana, y no se la esperaba hasta esa tarde. Claro, por esoestabanaquellostresallífuera,debíanhaberelegidodarlaclasealairelibre.Lociertoeraquehacíaundíaestupendo.Enelcielosinnubesbrillabaunsolquellegabaacalentarconfuerzapormomentos,dandounasensacióncasiveraniega.Quizáinclusohacíademasiadocalor.Abajo, Harmony y Olivia bailaban la una junto a la otra, marcando con

bastante gracia los pasos de una polonesa, mientras seguían el ritmo lento ymetódicodelbastóndelprofesorHastings.Tac,tac,tac…Qué hermosas se veían las dos. No pudo evitar sonreír. Se apoyó en la

barandilladepiedraamirar.—¡Muy bien, Livvy! —rio Harmony, tras un giro—. ¿Lo ves? ¡Se te da

muchomejorqueamí!—Me temoqueeresdemasiadoamable,querida.Por suerte,veodóndeestá

mitercerpie,justoahí,poniendolazancadillaalosotrosdos.—Harmonylanzóuna carcajada—.A este paso, el profesorHastings va a optar por lanzarme alestanque,conelrestodelospatos.—Esunaposibilidadqueheconsiderado,noloniego—admitióelsusodicho,

queesedía lucíaungranpañuelodeencajes,conunnudoperfecto,yun trajeazulmarino. Lamelena rubia brillaba y se agitaba con la ligera brisa. Estabamuyatractivo—.Otraesqueyomecaseconustedhoymismo,ladyOlivia.¡Deesemodononecesitaráasistiralatemporadaynotendráqueseguirbailando!En la ventana, Marcus arqueó una ceja, pero ambas muchachas rieron,

divertidas.

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—¡Podría casarse conmigo también, entonces! —protestó Harmony—.¿Acasonoleapenalaformaenquedestrozolaspolonesas?—Si le soy sincero, me preocupan más sus cuadrillas, milady. Pero los

valses…¡Ah,losvalses!—Unadesusmanosaleteóenelaire,frenteaél,peroen vez de estrellarse contra su rostro, como era el anhelo deMarcus, terminóposándoseenelpechoimpecabledeltraje,conlasuavidaddeunamariposa—.Elloslocompensantodo,ladyHarmony.¡Enelvals,suspreciosospiesvuelan!¡Senotaquetieneuncorazónllenodepasión!La ceja deMarcus se tensó todavíamás, como nunca había llegado a estar

hastaentonces,dehecho.Aesepaso,ibaatenerquebajaradarleunpuñetazoenlanarizalgallardoprofesorHastings.Unpuñetazomuyapasionado,desdeluego.¡Cómo legustaba coquetear a aquel hombre!Coquetear y algomás, porque

habíarumoresdequeteníalocoatodoelpersonalfemeninodeMinstrelHouse,aunque, que él supiera, solo parecía haber iniciado algo conSally, la doncellapersonal de lady Acton. Les había visto desde esa misma balconada, unatardecer,mientrassepreparabaparalacenaconlaayudadeUpton.Hastings y Sally estaban besándose junto al Viejo Gigante. Le costó

reconocerlos,almenosaella,porqueestabanenvueltosensombras.No podía reprochárselo, y no lo hacía, desde luego.Ambos eran jóvenes y

tenían sus necesidades. Al fin y al cabo, él mismo había considerado variasveces iniciar algo con la señorita Chatham, en Londres, y todavía al poco dellegaraMinstrelValley,loquehubiesesidotodavíamásinconveniente.PerolecrispabalosnerviosqueaquelconquistadorestuvieratancercadeOlivia.YdeHarmony,claro.—Recuerde, lady Olivia —estaba diciendo él, ajeno a semejantes

pensamientos.Tac,tac,tac—:prestancia.Distinción.Gentileza.Encanto.TodoesoeslabasedeunaDamaSelecta,esetipodedamaenelqueladyActondeseaqueseconviertan,miladies.Algoúnicoycelestial.LapobreOlivianopudoevitarunbufidodefastidio.—Nosé, les recuerdoaambosqueyoacabodeempezaren todo…esto—

replicó,conteniendolaimpaciencia.Yesoquenolohacíanadamal.Teníauna

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elegancianaturalparaaquello,comoloteníaparatodo,Marcusyasehabíadadoperfectacuentadeello—.Meconformaríaconllegaraserunadamanormalita,laverdad.Delmontón.—¡Del montón! —replicó horrorizado Hastings—. Vamos, vamos, querida

niña,nadadeeso.Noseatanduraconsigomisma,leaseguroqueyaloseréyo,deresultarnecesario.Ustedacabadeempezar,peroveoquetieneposibilidades,puedeconseguirloenmuypocotiempo.Vamos.—Tac,tac,tac—.Lamiradaalfrente, labarbillaerguida, loshombrosfirmes, laespaldarecta.Más,más,másrecta,inclusoenlainclinación…—PorDios,voyaromperme…—Siocurrierasemejantetragediaporculpademipolonesa,ledoymipalabra

dequemecasaréconusted.—Harmonyrio—.Yconusted,ladyHarmony.Meharémusulmánparapoderhacerlasfelicesaambas.—Pormínosepreocupe—gruñóOlivia.—¿Cómonohacerlo,viendoesaespalda?Másrecta,más…Oliviabizqueómientrasseinclinaba,tiesacomounpalotorcido.Estabaclaro

quenolegustabaelbaile,ynoponíaelcorazónenello.Marcussonrióparasí.Quizáeraquenohabíaencontradolaparejaadecuada.SeoyóalolejoslacampanadeSaintMary.—¡Lahora!—exclamóHarmony,encantada.—Oh,sí,porfin.¡Creíquenuncallegaría!—dijoOlivia,levantándosedeun

salto.ComoelprofesorHastingsfruncióelceñoysiguiómarcandoelpasoconelbastón,preguntó,preocupada—:¿Nohemosterminadoporhoy?—¡Oh,porfavor!—gimióHarmony—.¡Hemospedidoquenospreparenuna

cestaconeltéparapoderiratomarloalasruinasdeScottHill!Éltorciólabocaenloquehubiesepodidoserunamuecadefastidio,perose

notabaquelasjóveneslehacíanmuchagracia.Paróelbastón.—Estábien,estábien,nolasretendrénilastorturarémás,miladies.Vayany

disfruten de este maravilloso día, que se lo han ganado de sobra. Yacontinuaremos mañana. Porque, recuérdenlo…—Se inclinó, galante, con unamiradadeauténticoconquistador—.Alastresenpunto,seránmíasdenuevo.

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Más risitas. El profesor Hastings entró en el edificio y Marcus se planteóbajar, salirle al paso en algún pasillo y llamarle al orden. Pero, en definitiva,resultababastanteinofensivo,almenosconlasjovencitasdelacasa.Yélestabaenplenoprocesoderedimirseporsusformas,llevabasemanasintentandoborrarelpasado,desdesudiscusióneneldespacho.Noera cosadequeunenfrentamiento así llegase aoídosdeOlivia.Seguro

quenoselotomabaabien.—SeñoraBurton,¿sabesiestálistalacesta?—preguntóHarmony,abajo.Elamadellavesdebíarondarporallí.Quémujer,semovíadecontinuopor

todas partes, atenta y severa, servicial, pero exigente. Siempre vigilando quetodosehicieradeunmodocorrecto,ajustadoaltiempodesureloj.—No tardará, la señora Witt está con ello —la oyó replicar—. En cinco

minutoslasaviso.—Yluego,empezóconsusgruñidos,comodecostumbre—.¡Peronosequedenaquí,miladies,vayandentroosiéntenseenelporche!Haganel favor de tener más cuidado con el sol. Recuerden que no deben parecersimplescampesinas,póngansealasombra.—Sí,señoraBurton—respondieronlasdos,sumisas,peroencuantolamujer

sealejó,empezaronareír.—Ven,vamosaquí—dijoOlivia.Semovieronhacia laescalinataquehabía

eneseladodelporchetraseroysesentaronenelpeldañosuperior,cercadelabarandilla.Marcus tuvoquemoverseunpocoparapoder seguir viéndolas.Lasombra del Viejo Gigante cubría aquella zona, aunque no siempre. Algunosrayos se filtraban de vez en cuando entre sus ramas y, con la brisa, las dosmuchachasquedabanexpuestasal sola ratos—.Entreel soly lasombra,paracontentodetodos.—Quéastuta.—Harmonysuspiró—.¡Ay,Livvy!Québienseestáaquí.Me

quedaríadormida…—Ytedespertaríascon lapiel tostada.Yapuedes imaginarelescándalo.Te

estarían dando absurdas friegas con leche o cosas así, y te tendrían encerradameses,hastaquevolvierasaestarblanca.—Cierto.Quépenaquenopodamostomarelsoltodoloquequeramos.—Yosiemprelohehecho—replicóOliviaconindiferencia—.Aunquenunca

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hellegadoaponermemorenadeverdad,raroeraelveranoquenoterminabaconbastantecolor.—Qué curioso.Me hubiese gustado verte.—Hubo un segundo de silencio

antesdelasiguientepregunta—:¿Añorastuvidaanterior?—No mucho, la verdad. Soy muy feliz aquí. Pero sí que echo de menos

sentirmeocupada.—¡Perosinoparas!¡Tienesclasestodoeldía!—Ya, bueno… Ocupada de verdad. —La otra debió interrogarla con la

mirada, porque añadió—:Da igual, nopuedo explicarlo.En todo caso, esperovolveraestarlopronto.—¿Aquéterefieres?—Oh…anada.—SereferíaalasuntodelaescueladeladyActon,claro,pero

leshabíapedidodiscreciónhastaqueseorganizasetodobien—.¿Sabes?Lomásimportanteesqueañoroamimadre,cadadía—dijo,contonomásprofundo—.Perobueno,aquíosheconocidoa ti,ya ladyActon,ymesientootravezenfamilia.—YaMarcus.—Bueno,sí…AMarcustambién.—Desdehaceuntiempoestásdistintaconél.—Porquehadejadode insistir en laboda.Yanomeagobiacon«hagoesto

porque sé que la hará feliz, ladyOlivia, por cierto, cuando nos casamos parapoderlimpiarmihonorconmisacrificio»,ysituacionesporelestilo.—Noseasmala.Marcusquiereagradarte,esnormal.—Sí, losé.Essoloque…—Quepreferiríaquelohiciesedecorazón,claro,

nocon segundas intenciones.No lodijo,peroquedóevidente.Yaunque teníarazón, Marcus no pudo evitar sentirse molesto, como le ocurría siempre conaquelasunto.Quédemonios,comosifuerafácilcortejaraunadama,lacosasevolvíacasiimposiblecuandonosedejabacortejarytodoleparecíamal,porqueno quería sentirse presionada—. Bah, da lo mismo. Olvídalo, tienes razón.Dejemostodoenqueestoymuycontentaaquí,convosotros.—Yo también he llegado a apreciartemucho, Livvy—replicóHarmony, al

cabodeunpardesegundos—.Dehecho,hastaquellegaste,nosabíalosolaque

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estaba.—Bueno,nuncahasestadosola,cariño.¿Porquédiceseso?Estásrodeadade

gentequetequiere.Tuhermano,ladyActon…InclusolaseñoritaChatham,quepasamuchotiempocontigo.Harmonybufó.—Antes preferiría hacerme amiga deDoll que de esa arpía deMelanie.De

hecho, soy amiga de Doll, por mucho que la señora Burton insista en quedebemosmantenerlasdistancias.—Hacesbien.Dollesunamuchachaencantadora,meayudómuchocuando

lleguéaquí.PeroMelanienoesunaarpía,en realidad.Soloesalguienenunamalasituaciónyquebuscaunasalida.—Supongoquesí.Peroestoyseguradequenotendríaproblemasenpisara

cualquiera,contaldeencontrarla.ComoLucy.¡Menudobicho!—Bajólavoz,pero Marcus la oyó con claridad—. ¿No has visto cómo miran esas dos aMarcus?¡TeaseguroqueyasevencomomarquesasdeNorthcott!Élsonrióenelbalcón.Oliviaseechóareír.—Quécosasdices.—Haríaunaapuesta,denoserporque ledaríaunmala laseñoraSimpson.

LadyActondiceque tienecorazonadas respectoa laspersonas.Amímepasaalgo parecido, Por eso, Livvy, hazme caso. Sé distinguir el carácter de lamayoría.Ynotodosmegustan.Oliviasuspiró.—Eresdemasiadojovenparasertansabia—dijo,apesadumbrada.—Daigual.—Lecogióunamanoentrelassuyas—.Loúnicoqueimportaes

que,contuayuda,todoesmásfácil.Agradezcomuchoqueestésaquí.—Yotambién,cielo.Vioqueseabrazabanyelcorazónseleenterneció.Quéestampamásbonita.

Ojalápudieratenerlasalasdos,así,siemprejuntasyfelices.—Lacestaesperaenlacocina,miladies—seoyólavozdelamadellaves—.

Cuando estén listas, avisen y una doncella la cogerá y se reunirá con ustedes.¿Seguroquenoquierenquepreparenelcoche?Haybastantedistanciahastalasruinas.

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—Nosé…—Harmonysepusoenpielaprimera,aunqueOlivialaimitócasideinmediato—.Noslopensaremosmientrascogemoslascosas.—Muy bien, lady Harmony —replicó la mujer, aunque no parecía muy

conforme.Alquedarsesolas,lasmuchachasvolvieronareír.—Tienerazónenquehayunacaminata,peronosllevarápocomásdemedia

hora—dijoOlivia—.Otrotantoparavolver…Podemosestarcasiunahoraallí,ytodavíallegarcontiempoparalacena.—Nosé,medamiedoarriesgar,yasabesloestrictasquesonladyActonyla

señoraBurtonconloshorarios.—Bueno,lopensamos.Suboaporlachaquetayelsombrero.—¿Bajaslosmíos?YovoyaavisaraLucy.—¿ALucy?¿Conlopocoquelegustaandar?Ynodigamosyalodeservirun

téenelcampo.Harmonyrio.—Por eso lo hago. —A Marcus casi se le escapó una carcajada. Pequeña

pérfida—.Ahoranosvemos.—Muybien.Marcusselopensóunmomentoysedirigióalajofaina.Selavólacarayse

mojóelpeloparapeinarlorápido,yterminódeajustarselaropafrentealespejodel tocador. Se sintió casi como alguno de los caballeros que vivieron enaquellasruinasdelcastillodelosScott,preparándoseparaalgunadesusguerras.—Muy bien, lord Northcott. Listo para la batalla—se dijo, terminando de

ponerse la chaqueta, mientras miraba sus propias pupilas en la superficie delcristal—.Intentanometerlapatahoy.Cogió el bastón y el sombrero, y bajó casi dando brincos por las escaleras

secundarias del ala oeste. Por suerte, no se encontró con nadie. Hubieseresultadountantoimpropiodesuposición.Lasjóvenesnoestabanenelvestíbulo,aunquesíencontróallíalseñorBarry,

sacandobrilloaunodelosapliquesmetálicosdelapuertadelacalle.Alverle,se incorporómientrasguardabael trapoenelbolsillo, loque le llevóapensarquesetratabadesupropiopañuelo.Elhombreseapresuróaabrirleelumbral,

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congestodeferente.—Milord.—SeñorBarry…Siempretanocupado.—AsíloquieraDiospormuchosaños,milord.—Salióconélfuera,ybajaron

lasescalerasdelafachadaprincipal.Habíancambiadoalgunasdelasfloresdelosparterresque lasadornaban, se fijó.A la izquierdadesuposición, juntoalcenador,vioalseñorRandallconsuscosasdejardinero,ocupándosedealgoenlasraícesdeunsauce.Máscerca,lospatosdelestanquenadabanodormitabanenlacaseta,felicesbajoelsol—.¿Vadepaseo?—Eh…Sí.Haceunbuendía.—Desde luego, milord. —Miró hacia la entrada. Las grandes puertas

exteriores estaban abiertas y, justo en ese momento, estaba entrando unjovencito, unmuchacho rubio,muy guapo, con expresión decidida.Marcus lecalculótreceocatorceaños.Lesonabaconocido—.Vaya…—¿Quiénes?—SellamaJohnnyRiver,milord.Vienetodoslosdíasapedirtrabajo.Yalehe

dicho cien veces quemilady no necesita a nadiemás. Ymenos un crío. ¡Eh,muchacho!—llamó,aunqueconamabilidad—.¿Otravezaquí?—Sí,señorBarry,buenosdías—respondióelchico,conunasonrisaanimosa

—.Hepensadoquenoledijequesoyunbuencarpintero.¡Ytambiénsemedabienarreglartodaclasedecosas!—Vaya. Estás lleno de virtudes. Ayer eras un gran pintor y anteayer la

jardinería no tenía secretos para ti. Por nohablar de lo bienque se te dan loscaballos.—Soyunhombrequeaprenderápido,señor.—Marcussonrió,aunquehubo

algoagridulceenelmodoenqueaquelcríoqueríasermayor—.Aunqueatenderloscaballosesloquemásmegusta.—Susojosbrillaron—.¡Seguroquepodríaayudarenlacaballeriza!Ypodríadormirallímismo,encualquierrincónsobrelapaja,puedocubrirmeconmichaquetaynoocupomuchoespacio.Además,nocomomucho.Meconformaríaconlassobras.—Peroquerríascobrarunsueldo.—¡No, señor! Me conformo con alojamiento y comida. Seguro que aquí

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puedoaprendermuchasmáscosas.Nonecesitodinero.—¿Ytuspadres,chico?—preguntóMarcus, intrigado—.¿Quéopinaríande

algoasí?UnbrillodedolorcruzólaspupilasdeJohnny.ElseñorBarryhizoungesto

endirecciónaMarcus.—EselmarquésdeNorthcott,muchacho.Mástevalecomportarte.—Unhonor,milord.—Johnny lehizouna reverencia, torpepero sentida—.

Nosepreocupeporeso,yonotengopadres.Nuncaloshetenido.—Vaya.Losiento…Justo entonces se oyó el ruido de las grandes puertas deMinstrelHouse al

abrirseysalieronHarmonyyOlivia,seguidasdecercaporLucy.Ladoncellaibacargadaconunagrancestaquedebíapesarlosuyo,peroalverleperdiópartedesuexpresióndeenojo.Johnnyalzóunamano.—¡SeñoritaOlivia!—¿Johnny?—Al reparar en el muchacho, Olivia aceleró el paso y bajó la

escalera,paraalcanzarles—.¡Johnny!¿Quéhacesaquí?—¡Olivia!¡Livvy,nocorras!—exclamóHarmony.Mientraslaseguía,apaso

moderado,sefijóenJohnny,quesonrióalverlaehizounareverenciaalgotorpe.Ella se ruborizó,quizáporqueeranmásomenosde lamismaedad.Nerviosa,miróaMarcus—.¿Pasaalgo?—Estejovencaballerovienebuscandotrabajo—explicó.Elchicosedirigióa

Oliviaconairedesesperado.—SeñoritaOlivia,¿nopodríadecirlesquemedenalgo,porfavor?¡Asípodría

irmedeunavezdelacasadelaseñoraCotton!¡Porfavor,seloruego!¡Ustedsabebienqueesuninfierno!—Claroquesí.Perdóname,Johnny,debíhaberidoabuscartehacemucho.Elmuchacholamirósorprendido.—¿Amí?—Claro. Sé lo difícil que tiene que haber sido vivir con Mildred Cotton.

Hubiese debido preguntarte desde el principio, desde que me asenté aquí, siqueríasvenir.

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Johnnyasintió.—Nosepreocupe,señoritaOlivia,entiendoquetienesuspropiosproblemas.

Peroyotengoquesalirdeallí.Haréloquesea.—Yotambién,descuida.—Oliviasevolvióhacialosdoshombrespresentes

—.¿Podríanocuparsedebuscarlealgo,porfavor?Johnnyesmuytrabajadoryvoluntarioso, fue siempre mi mejor alumno. Vive con la señora Cotton, peroestoyseguradeque,siseledatrabajoaquí,nohabráningúnproblema.Todoelmundoestarámásquedeacuerdoenquesetrasladeavivirconnosotros.—Nosé si…—empezóel señorBarry,peroMarcus le interrumpióalzando

una mano, aunque tardó un poco en hablar porque, de pronto, se le habíaocurridoqueleconveníaoponerse.¿Acaso no se quejaba Olivia de que siempre intentaba complacerla por un

plan? ¿Que no era sincero en sus avances? Si se negaba a contratar a JohnnyRiver,lequedaríaclaroquenoestabaactuando,quenoeratodounpuroteatroparaconseguirconvencerladelasbondadesdeunmatrimonioconél.Perotampocopodíahacerleesoalchico.Acababadedarsecuentadeporqué

lesonabaconocido.Delosdomingosalasalidadelaiglesia,porsupuesto.Laseñora Cotton lo llevaba con ella amisa y el chico siempre parecía apagado,deseoso de escabullirse.Había llegado a pensar que era su nieto, atado a unaabueladominanteymalvada.Pobremuchacho.—Porsupuesto—terminódiciendo—.SilorecomiendaladyOlivia,tendráun

sitioenestacasa.Ynecesitamosunbuen trabajador, alguienqueayudeen lascaballerizas.—¿En serio?—Johnny casi pegó un brinco de pura felicidad—. ¡Gracias,

milord!¡Gracias,señoritaOlivia!—EsladyOlivia—lecorrigióMarcus,aunquesinacritud.—Eso.LadyOlivia,perdón.—Lamiróintrigado,peronoindagóalrespecto,

aunqueseguroqueestaballenodepreguntas—.Gracias,deverdad.—Muy bien, entonces. —Marcus se volvió hacia Barry—. Señor Barry,

¿puedeocuparsedepresentarloalaseñoraBurton?ElseñorBarryarqueóunaceja.—Silesoysincero,preferiríaenfrentarmeotravezalacaballeríafrancesaque

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iniciar cualquier conversación con esa mujer, milord. ¡Es peor que muchosgeneralesdelosqueheconocido!Peroquéselevaahacer.—HizoungestoaJohnny—.Vamos,muchacho, tú te lohasbuscado.Aunqueseguroque lecaesengracia,dadatuampliavariedaddehabilidades.Johnnyhabíapalidecido,peromanteníaunaexpresióndecidida.—LeaseguroquenovaaserpeorquelaseñoraCotton.—No lo es, no te preocupes. —Olivia lo abrazó y sonrió—. Bienvenido,

Johnny.—Gracias,señorit…ladyOlivia.—Ahoraentiendotuinsistencia,chico—dijoelseñorBarry,palmeándoleun

hombro—.Nosabíaquevivíasconesamujer.¿Eresalgúnfamiliar?—No,merecogiócuandoteníaochoaños.CuandomurióelpadreRoberts.—

Marcus se sobresaltó y buscó las pupilas de Olivia, que le devolvieron unamiradadirecta—.Yanolosoportomás.—Bueno,noseránecesariollegaraningúnextremoenojoso.Hastayoestoy

de acuerdo en que la temible señora Burton es mejor que Mildred Cotton.Vamos,venconmigo.—Sedirigióhacialaescalinata—.Porhoy,entrarásporlapuertaprincipal.Peronoteacostumbres.—Yo…ahoradeboirme,perohablaremoscuandovuelva—ledijoOlivia.ElmuchachoasintióyalcanzóaBarryenunpardebrincos.Seleveíafeliz.—¡Es curioso que, justo aquí, vaya a empezar una nueva vida!—Hizo una

señal hacia el suelo, a media escalera, y Olivia sonrió y asintió—. ¡Gracias,milady!¡Gracias,milord!—¿Quién es? —preguntó Harmony cuando el señor Barry y Johnny

estuvieronyadentrodelamansión.—Un huérfano —respondió Olivia—. Nadie conoce su origen. Lo

abandonaronaquímismo,enesospeldaños,cuandoeraunbebé.Lorecogióelpadre Roberts y lo crió hasta… hasta el incendio. —Marcus contuvo larespiración,sintiendoqueselerevolvíaelestómago—.Johnnyteníaochoañosporaquelentoncesyestabadurmiendoenlacasadelpárroco.Nomurióporpurasuerte.—Quéterrible…—dijoHarmony,abriendomucholosojos.

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«Si tú supieras», pensó Marcus, cada vez más decidido a enterrar todosaquellossecretos.—Luegosehablódequiénpodíaocuparsedeél,ylorecogióMildredCotton,

porsupuesto.Esunabeatayunaarpía,alguienmalvadoydictatorial,peroqueseesfuerzaporparecerpiadosa.Peroclaro,espuraapariencia.Utilizaloqueseaparapoderdeciralosdemáscómotienenquevivir.ElpobreJohnnyhaestadoatrapadobajosusombradesdeentonces.—Pues me alegro de que le hayamos acogido. —Harmony la miró con

expresiónsentida—.PobreJohnny,hadebidoviviruninfierno.Odioaesaclasedegente.—Yotambién.—Oliviasuspiró—.Esosí,estoyseguradeque,encuantose

entere,laseñoraCottonpondráelgritoenelcieloytratarádellevárselo.Marcusapretólamandíbula.—Notepreocupes.Dedarseelcaso,yomeocuparé.Johnnynosemoveráde

MinstrelHouse.—Gracias.—Oliviasonrió—.Deverdad.—Nohaydequé,Livvy.Nolohagoporti,sinoporél.Olivia lo miró, confusa por el comentario y el tono con el que había sido

dicho.TambiénHarmonyestabasorprendida.¿Porqué?¿Acasonopensabaqueeramejormantenerlasdistancias?Ellamismahabíadejadoclaroquequeríairpocoapoco.Por supuesto, no tardó en sentirse mezquino, y se hubiese disculpado con

Oliviadenoserporquesuhermanaempezóahablar,quizáparahacerpasarelmomentocuantoantes.—¿Tevienesdepaseoconnosotras,Marcus?¡Hoyvamosairalasruinasdel

castillodeScottHill,enlastierrasdelosClifford!Esunabuenacaminata,peromuyagradable.Marcustitubeó.Habíapensadohacersederogar,pero¿paraqué?Oliviatenía

razón,siempreestabaactuandoanteella,semostrabacomopensabaquepodíagustarlemás,ocomocreíaquepodíaresultarmásinteresante.Nocomoera.Nohacíaloquequería,sinmásvueltas.Teníaquecambiar lascosasyasumirquenopodíapagarunadeudaqueno

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queríacobrarse…—Está bien, hermanita, si tú me lo pides, iré encantado. —Hizo una

inclinaciónhaciaOlivia—.YsialadyOlivialeparecebien,porsupuesto.Ellaseencogiódehombros.—Comoquieras.Cuántoentusiasmo…Marcusdecidióobviarloymirólacesta.Selacogióa

Lucy.—Permíteme.—Aunque fuera una doncella, no podía permitir que cargase

conaquelpesotodoelcamino.Élerauncaballero—.Yolallevaré.Lucyabriómucholosojosyseruborizó.—Gracias,milord.—Nohaydequé—replicó,algosorprendido.Puessíqueerauna jovencita

muy guapa, nunca se había fijado bien hasta ese momento. Qué pena darsecuentatantarde,cuandonosabíabienquérumboibaatomarsuvida.Aellasíque lehubierapuestounacasaenLondres, seguroquesehubieseconformadoconeso,aunquesoñaraconserlamarquesadeNorthcott.Unimposible,noporla diferencia social, sino porque dudaba de que se pudiese enamorar de ella.Carraspeó, recordándosequeestabaconHarmony.Sevolvióhaciasuhermana—.¿Deverdadnopreferísirencoche?—¡No,no!—Harmonysonrió.Senotabaquedisfrutabaconlaperspectivadel

paseo—.Queremoscaminar,yvercosas.—Muybien, entonces—dijo, la cesta en unamano, el bastón en la otra—.

Vamosallá.—¡Qué estupendo que vengas,Marcus! ¡Verás qué cosas más ricas nos ha

puesto la señoraWitt en la cesta! ¡Qué bien vamos a pasarlo!—Harmony secolgódelbrazoenelque llevabaelbastónydiounpardesaltitos.EncuantocruzaronlaspuertasexterioresdeMinstrelHouseempezóa tirardeélhaciaelsur,porKing’sRoad—.¡Estoydeseandollegaryenseñártelotodo!—En ese caso, seríamejor ir en la dirección correcta—dijoOlivia.Al ver

cómolemiraban,señalóhaciaeloeste—.Esporallí.—Pero, por ahí no hay camino… —Harmony contempló sorprendida la

pradera salpicada de árboles, los campos labrados y el bosque al fondo—. Y

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siemprehemosidoporelpueblo.—En realidad, fuimos desde el pueblo. ¿Te acuerdas? Las dos veces

estábamos allí, sin nada que hacer, y surgió la idea de acercarnos hasta lasruinas. —Harmony puso cara de haber recordado y asintió—. Pero hoy, nosencontramos a bastante distancia, y si queremos aprovechar bien el tiempo,tenemosque tomarelcaminomás rectoposible.Poraquí tendremosque iruntramocampoatravés,peromásadelanteencontraremossenderos.Yacortaremosmuchadistancia.Teníarazón:sindartodoelrodeoqueimplicabaelcaminoalpueblo,llegarían

antes. Además, se notaba que Olivia conocía bien la zona: se movieron pormuchos senderos y atajos secundarios que conducían hacia la colina donde selevantaban las ruinas del castillo, ya fuera atravesando bosquecillos y grandescamposcultivados,ohermosasextensionesdehierba.Unpaseoquesedemostrócomomuygratodesdeelprimermomento,sobre

todoporelpaisajequelesrodeaba,aquellapreciosacampiñainglesapintadaporloscoloresvibrantesde laprimavera.Ciertoquehacíamuchocalor,queelsolgolpeabaconfuerzapormomentos,peroellugarestabasalpicadodeárbolesyraroeraquenotuviesensiemprecercaunasombrabajolaquecobijarse.¡QuérazónhabíatenidoHarmony!Irencochenohubiesesidonilamitadde

agradable.Marcussonrióparasíyempezóadisfrutardelacaminata.

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Capítulo21

Harmony iba hablando, como siempre, de cuanto iban viendo, y Oliviacontestabasuspreguntas.Marcussolointerveníadevezencuando.Sesentíadeunhumorextraño:bien,

cadavezmejor,dehecho,peroreflexivoyalgomelancólico.Eratanagradableestar así, caminar con ellas, dejarse llevar disfrutando de aquella impresiónmaravillosadehaberselibradodeunpesoenorme.Yanosentíaqueleibalavidamismaencumplirconsufamilia,enequilibraracualquierpreciolainfamiadeloocurrido,yafueraacostadesulibertadodelapropiavoluntaddeOlivia.Siellanolodeseaba,nopodíaobligarlaaaceptarlo.Peroquizátodavíaquedabaunaposibilidad:elamor.Peseatodoloocurrido,mientrascontemplabaaquelpaisajebellísimo,sedio

cuentadequenohabía renunciadopor completo a enamorarla, pordifícil quepudieraresultarle.Conunpocodesuerte…¿Nodecíatodoelmundoqueaquellugarestabaempapadoporelamorylamagia?Oporlamagiadelamor,vaya...Algoasíhabíaentendidocuandohablabandesuleyenda…—Me gustaría escuchar por fin la historia de esa famosa leyenda—se oyó

decir, antes siquiera de terminar de pensarlo. Harmony y Olivia, que habíanestado hablando de algo, se interrumpieron y le miraron—. La de la DamaBlancayeljuglar,siesquenoteimportarepetirlaunavezmás,Livvy.—¡Claroqueno!—exclamóHarmony—.¿Verdad,Olivia?—Oh, pues… sí, por supuesto, si quieres, yo encantada. —La muchacha

sonrió, con algo que quizá fuera nostalgia—. Es una historia preciosa, muynuestra, muy de Minstrel Valley. Y eso que no se conocen apenas detalles

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concretos, creo que ya nadie los recuerda y dudo que se puedan llegar arecuperaralgúndía.Seguroquehabíamuchosdatosen la iglesia,pero,con lodelincendio,seperdierongrancantidaddearchivosy…Volvieronamirarse.Claro,maldición,vayadía.Unayotravezlamencióndel

malditoincendioprovocadoporsirHerbert.—Sí,entiendo—dijo,intentandodisimularanteHarmony—.Adelante,sigue,

porfavor.—Claro. Verás, en tiempos, en el castillo de los Scott, al parecer el señor

decidiócasaraunadesushijas…—Peroasíno—protestóHarmony—.Asíno,Livvy.¡Cuéntaselocomomelo

contasteamí!—Pero…Olivia se había ruborizado. Qué interesante. Marcus la observó con

detenimiento.—¿Cómoselocontaste?Ellaseencogiódehombros.—Esque…Cuandoeraniña,mimadremelanarrabaamícasicomosifuese

una representación teatral. —Movió los brazos—. Se inventó unos versos ygesticulabaalescenificarla.—Seencogiódehombros—.Cosasasí.—Ah.—Seechóareír—.Meencantaráverlo.—¡Sí,porfavor,Livvy!¡Aunquesoloseaelcomienzo,paraquelovea!—Oh,porfavor…Estábien.—Oliviapusolosojosenblanco,yluegotomó

aire.Cuandovolvióacentrarseenellos,selaviomásdecidida.Diounavueltasobre sí misma y les hizo una reverencia, impostando la voz—. «¡Escuchadatentamente, / habitantes del lugar, / porque aquí traigo una historia, / que nodebéisolvidar!/Eshistoria,esleyenda,/loqueyovoyacontar;/sobreamores,sobremagia,/sobreuntiemposingular».¡Yesoestodo!—añadió,volviendoasutononormalpararomperelencantodelaactuación—.Elresto,locontarésinripios.—¡Meencanta!—rioHarmony—.¡Tumadredebíadesermuydivertida!Oliviaparpadeó,triste.—Loera,sí.

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Marcussonrió,sintiéndoserebosantedecariño.¿CómopodíahabervividosinsaberdelaexistenciadeOliviaCoombs?Laimaginóensucasa,creciendo,unaniñaencantadora,ignorantedesuauténticolinaje,perofelizconaquellosversossencillos.—¿Locompusotumadre?—preguntó.—Sí.Desdemuypequeñamelocontabatodoasí,rimando,yellaseenvolvía

enunasábanaparasimularseralgúnnarradordeotrotiempo.Peroahoranolovoyarecitarentero,melimitaréadecirque,segúncuentalaleyenda,MinstrelValleyesunrincón…especial.Unsitioenelqueconvivenelamorylamagia,atrapadosenuntiempodistinto.Marcuslanzóunacarcajada.—Esoyalosabía—dijo—.Meconstacadavezqueleolafechadelperiódico.—Qué ocurrente. —Ja. Sonó a reproche falso, porque le hizo gracia. De

hecho,quedóenevidenciaencuantosonrió—.Amor,magiaytiempoempapanpor completo esta tierra, Marcus, entrelazados mil veces, con mil nudosdistintos,detalmodoquenopuedensoltarse.Ysuponenunacombinaciónmuypoderosa.—¡Laquemás!—convinoHarmony,arrebolada.Oliviaasintió.Suexpresiónhabíaadquiridouncuriosoairesoñador.—Pero ¿cómo ocurrió? —Olivia alzó un dedo enguantado, con aire

misterioso.Marcusimaginóquetambiénerapartedelteatrodesumadre,yquelocontabaasíellaasusalumnos—.¿Quésucesosdieroncomienzoatodo?Paraentenderlo,hayqueremontarsemuyatrásenelpasado,atrás,atrás.—Concada«atrás», huboungirodel dedo en el aire—.Más atrás de lo quepiensas, a laépocaenlaqueMinstrelValleynosellamabaasí.Nadierecuerdaquénombrerecibíaelpuebloenaquellejanoentonces,siesqueexistíacomotal,peronadiedudadequetodotodoempezóallí.Oliviamovióelbrazoyseñalóconeldedoqueya tenía listohaciadelante,

hacialasiluetasuavedelacolinaquesealzabaalfondo,traslosbosquesylasconstrucciones que había entre medias. También estaba cubierta de árboles,sobre todohayasyolmos,y teníaunairehermosoycautivador, como todoelpaisajequelesrodeaba.

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Marcusechóunvistazo,concuriosidad.—Ahíarribaestánlasfamosasruinas,¿no?—Sí.SonloquequedadelcastillodelosScott,unaramapobredelafamilia

Lancaster.Pocomássesabedeellos,peronosconstaque,enunmomentodado,una hija del señor, una muchacha de la que se dice que era muy joven ybellísima,fueentregadaenmatrimonioaunhombrealquenoamaba.Nosoloeso,sinoqueledesagradabamucho.Eraviejo,feo,malvadoymuyviolento.—Menudocompendiodevirtudes—rioél.Harmonyseestremeció.—Noseasmalo,Marcus.Amímeparece terrible…¡Tenerquecasarte con

alguienasí!Oliviasonrióylepasóunbrazoporloshombros.—Era lohabitual, cariño.Siahoraelmatrimoniose sigueconsiderandouna

pura cuestión de negocios, imagina cómo eran las cosas en aquellos tiempos.Hablamosdehacevarios siglos,nosécuántos.Eraunaépocaen laquenosecontabaconlaopinióndelasjóvenescasaderas,enabsoluto.—Notepreocupes,queesoatinotepasará—laconsolóMarcus—.Podrás

elegirconlibertad.Y,siesunbotarate,yameocuparéyodehacerlemadurarlomásrápidoposible.Olivialomiróconreproche.—Seguro que estás pensando en arrinconarle en cualquier reunión y

amenazarleconunpuñetazosinosecomportabiencontuhermana.—¡Por supuesto que no! ¿Por quién me has tomado? —Marcus simuló

ofenderse—.Dedarseesa situación tan…desagradable, te aseguroquenomequedaríaenunsimplepuñetazo.Leamenazaríaconunapalizacompleta,comopoco. —Ellas agitaron las cabezas, contemplándole con la misma expresióncrítica.Marcussimulóconsiderarlo—.Enrealidad,creoqueloharéencualquiercaso,segúnmelopresentes.Asínoscuramosensalud.—¡Marcus!—exclamaronlasdosdamas.Solohabíahabladounpocoenbroma,nodeltodo.Másdeunavezsehabía

imaginadoarrinconandoporlossalonesdeLondresatodoposiblepretendientede Harmony. No pronunciaría la palabra «paliza», por supuesto, al menos no

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paraempezar,perosíquepensabaintimidarles,ydejarclaroque,conlosHale,nosejugaba.YconHarmonyHale,menostodavía.CaptólamiradasuspicazdeOliviaycarraspeó.Mejorvolveralaleyenda.—Bueno, dejemos el tema de momento, que me intriga mucho lo que me

estabascontando—dijo,intentandocongraciarse—.¿Sesabequélepasóaesabelleza,casadaconelogrodelahistoria?Oliviaseencogiódehombros.—Poco,perosíalgo.Por loqueparece,elmaridofuereclamadoporel rey,

quizáparairaunadelasCruzadas.—Ah,entiendo.—Vale,yaseubicabaunpocoenel tiempo,aunqueconun

margendeunpardesiglos,porque,queélsupiera,hubovariasmisionesaTierraSanta—.Eldifícil trancedesernobleen laépoca.Tenerquearmarseconunamazabiengrande,llenadepinchosmetálicos,eiradargolpesporahí.Labroma tuvo como recompensauna risilla de las dos jóvenes.Eso estuvo

bien.InclusodeLucy,aunquetardóunmomentoenunirse.Oliviaasintió.—El caso es que, sí, tuvo que partir y dejar a la joven recién casada en el

castillo.—Pobrecilla…—murmuró Harmony, indecisa—. O no sé si alegrarme, la

verdad.—Quizá deberías hacerlo porque…—Sonrió y soltó una nueva frase de su

madre—.«Ensuausencia,aquelladama,/conocióanuestrojuglar,/quesoñabadesdesiempre/conmilhistoriascontar».Marcusarqueóunaceja.—Unjuglar,¿eh?—Sí.Debióllegaraestastierrasporaquelentonces,ylaleyendadicequeera

realmenteguapo.—Sonrióyañadió—:«Sunombrenoloconozco,/peropuedoasegurar,/quesufiguragalante,/ todostiendenaalabar./¡Versorápido!¡Vozhermosa! / Nada lo puede evitar: / las jóvenes de todo el valle, /se sientenenamorar».Amedidaquelodecía,sellevóunamanoalpechoyseinclinóanteHarmony

conunareverenciagentilymuygraciosa,quehubiesepodidoserpropiadeun

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juglardeotrostiempos.Suhermanadiounaspalmadas,encantadayledevolvióelsaludo,alzandolafaldaeinclinándosecasihastaelsuelo.OliviasonrióaMarcus.—Asílopresentabasiempremimadre—concluyó.Él lanzó una risa. Cualquiera con unmínimo de sensibilidad poética caería

fulminado ante una rima semejante. Por suerte, en esos momentos a él leimportaban más otros valores. Imaginó a la joven costurera, esa que habíaaprendido a escribir después de casarse, componiendo aquellos versos torpesperosentidos,parahacersonreírasuhija.Loúnicoquelequedabadelhombrequeamó.Nopodíahaberpoesíamáshermosa.—Puesmepareceencantador—dijo,ysenotóquelafraselehabíasalidodel

corazón.Oliviasonrió.—Gracias,Marcus.Sí,asíeraaqueljuglar:encantador.Cuentalaleyendaque

todaslasmuchachasdelpueblo,delaprimeraalaúltima,seibanenamorandode él amedidaque loveían, ynuestra jovendamano fueuna excepción.Porsupuesto,élsefijóenellaycorrespondiódeinmediatoaeseamor…Esapartedelrelatonolepareciótanromántica.Porsupuesto,eljuglarteníaa

todaslasjóvenesenamoradas,perofueafijarseenlaúnicaconpoderyriquezas.Peromejornodecirlo.Leecharíanencarasufaltadesensibilidad,ynoeraelmomentoparadar pie a algo así.No tenía sentido empezarunadiscusión conaquellasdosrománticasempedernidas.—Porsupuesto—selimitóadecir,contononeutral.Quizá ella se dio cuenta, porque Olivia le lanzó una mirada, que no supo

descifrar.—Para sudesdicha, esamuchachaestabayacasada—siguiódiciendo—.Y,

en aquella época, nadie iba a reprocharle a un noble quematase a un simplejuglar,porelpuroplacerdehacerlo.Demodoquesusituaciónnopodíasermáspeligrosa.—Cierto.—Pero,nuestro juglarnopudoevitar enamorarsea suvez,pesea saber los

riesgosqueimplicabaalgoasí.Aunquenolocreas,esalgoque,algunasveces,

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ocurre. El amor te arrastra como… como un río tumultuoso. —Los ojos deOlivia brillaron yMarcus sintió que algo se estremecía en su interior. En esemomento, se juró que la besaría. Pronto—. Si caes en él, puede que consigassalir,peroseráenalgúnotropuntodelacorriente,alládondetehayallevadolafuerzadesusaguas.«Ytearrastraconmásfuerza todavíasi tienesriquezas,poder,ounaspecto

deseable»,pensóél,perosuslabiossiguieronsiendoprudentes.—Eneso,estamosmuydeacuerdo—dijo,nosupobienporqué.Vioquela

habíasorprendido.Quizáesperabauncomentariocínicoporsuparte.Algomásacordeconaquellospensamientostanpocorománticosquemanteníaensilencio.Pero, aunque no lo pareciera, también creía en el amor.El amor verdadero—.Continúa,porfavor.Oliviatitubeóunpardesegundos,peroterminóasintiendo.—Pues,porloquesecuenta,aquellajoveneratodaunadama.—¡UnaDamaSelecta!—afirmóHarmony.Oliviario.—Esoes.UnaDamaSelecta.Alguientanfascinante,tandelicadayperfecta,

quehizoqueesosversosrápidospropiosdeljuglarsequedasenparalizadosentresus labios,para luego salir comoun ríodeauténticapoesía, esaque surgedelalmayporesollegamuydentroysobrevivealpasodelossiglos.—Lomiróconintención—.Delaquetegusta,Marcus.Élrio.—Asíes.Medeclaroculpable.—«Esepoemaesdistinto,/esevibraconpasión»—declamóentoncesOlivia

—.«Lavaardientehayenlarima,/quesurgedesuinterior./Sumúsicaelevaelalma,/enlasvenasesardor;/cariciaenpiel,besoenboca…/Ahorasabequéesamor».—Esaestrofa sí estábien—concedióMarcus, sorprendido.Olivia sonrió—.

¿Tambiéneradetumadre?—Digamosqueenella tambiénparticipéyounpoco.Fueunacolaboración.

—Surostroseentristeció—.Nosdivertimosmuchoaqueldía.Yeranecesarioquehubieseunversomáshermosoahí.Porsimplequefuera.—¡Claro!Supoesíacambió,porqueestabaenamorado—aportóHarmony—.

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Y,comoconsecuenciadeello,aqueljuglarsehizofamosoentodoelvalle,consusnuevosversosysuscantos.Oliviaasintió.—Esoes.Nosésialguienconocelosdetallesconcretosdeloquesucedióa

continuación.Pero,porloqueyotengoentendido,vivieronsuamorhastaqueelmaridoregresóymontóencólera.—Comoeslógico,porotraparte—apuntóMarcus.LamiradaquelededicóOliviafuedirectayalgodesafiante.—¡Marcus!—protestósuhermana—.¡Yatehemosdichoqueesehombreera

odioso,ylaobligaronacasarseconél!¡Semerecíaesoymás!—Eso no puedo negarlo. Me ha quedado claro que el pobre diablo era

malvado,ademásdeviejoy feo.Vayasuertenefasta la suya.—Seencogiódehombros—.Pero era elmarido, y es normal que semolestase, al volver de laguerra con la maza de pinchos cubierta de sangre y pelo de sarraceno, paraencontrarsealaesposacomponiendopoesíaconunjuglarjovenyguapo.Lasdoslomiraronconfijezayluegoseecharonareír.Éllassecundó.—Miraqueerestonto—dijosuhermana.—Bueno,soyabogado,recuerda.Somospocorománticos…porlogeneral.—

HizoungestoobsequiosohaciaOlivia—.Sigue,porfavor,Livvy.Ellasonrió.—Muybien,aunque,vistolovisto,nosésialguiencomotúvaapodercaptar

laesenciadeestahistoria.Ledaremosunvotodeconfianza—dijo,mirandoaHarmony. Su hermana asintió, muerta de risa. Detrás, Lucy suspiró, conexpresióninescrutable—.Alponerselasituacióntanpeligrosa,losdosjóvenesdecidieronhuir.Lograroncontactardealgúnmodoyacordaronunencuentroenellago,sesuponequeenalgúnpuntodeLakeHill,lacolinasobrelaqueahoraestálaposada,aunquenosesabesiescierto.—Agitólacabeza—.Peroélnuncasepresentó.Marcuslamiró,intrigadoasupesar.—¿Noacudióalacita?—Eso parece.—Los ojos de Olivia brillaron—. La gente piensa que, para

entonces, el marido ya le había hecho matar y que sus hombres lo habían

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enterradoenalgúnpuntodelvalle,asaberdónde.—Puesvaya…¿Yquéfuedelajovendama?—¿Ella?Metemoqueenloqueció,oesopareceindicarlahistoria.Dicenque

vagóduranteuntiempoporlaorilladellago,comounalmaenpena,buscandoasuamante,yundíatambiéndesapareció.—Hizoungestoincierto—.Sesuponeque se suicidó. Que se metió en el lago, nadó aguas adentro y terminóahogándose.Marcussedetuvodegolpe,nopudoevitarlo,ylamiróconfijeza.—Puesquéhistoriamásespantosa,caramba,Livvy…—¿Tú crees? —Casi parecía divertida por su reacción—. Quizá, de haber

estadoalgunavezenamorado,podríasentenderlamejor.—¿Quétendráesoquever?—Secallólarespuestainmediataquelevinoalos

labios:queélsíqueestabaenamorado,porcompletoyparasiempre.Y,aunasí,seguíasinentenderaquellaleyendadeamorymuerte,comolahabíadescritoelseñorBarry—.Meestáshablandodeunaparejadeenamoradosqueno lograndisfrutardesuamorenvidayquemuerenseparados,ydeformatrágica.Es…esespantoso.Creíaqueelabogadoerayo.Elpocoromántico.Yyaves,amí,lashistoriasdeamormegustanconfinalfeliz.Siempre.«Tomanota»,ledijo.Quizásediocuentadequehabíamásmensaje,porque

parpadeó,perosiguióconlaleyenda.—Amítambién.Pero,sitefijas,enrealidad,conestaleyendaestoyhablando

del amor, sinmás.Yde la continua superacióndeobstáculosparapoder estarconelseramado,unotrasotro,porterriblesquepuedanser,inclusoelmayordetodos:lamuerte.—Sí,pareceunobastanteinsalvable.—Peroesque,datecuenta,todalaleyendaensínoesmásqueunentretejido

desuposiciones.«Sesuponequeeljuglarnoacudió,porquelohabíanmatado».«Sesuponequeellasesuicidó».Nohaynadaenconcreto,nada,Marcus,solomisteriosentrecruzadoscondatosinventadosporunosyotrosconelpasodelosaños.Trágicos,cierto,peromisterios.—Peroeso…—No, escucha, por favor. Lo que queda, tras tanta suposición, es que en

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MinstrelValleypuedeque viviese una pareja que se amaba, se amabamucho,pese a todas las dificultades que les pusieron delante. Y la leyenda, comosiempre, lo llena todo de maravilla, afirmando que el amor que sentían esosdesventuradosamantesfuetanfuerte,tanintensoque,enrealidad,nilamismaMuertepudodestruirlo.Poreso,enlaestatuaqueleserigieronenlaplaza,pone:«LADAMABLANCAYELJUGLAR.Elamoreterno».Olivia guardó silencio, como esperando que él llegase a alguna clase de

conclusión.Ynofuecapaz.—Losiento,noloentiendo.¿Quésignifica?—Está claro: tu final feliz.—Olivia sonrió—.Significa que todavía hoy en

díasiguenenMinstrelValley,reuniéndosenochetrasnochecercadellago,bajolosárboles.Poreso,devezencuando,alguienvealanochecerunadamavestidadeblancocaminandopor laorilla, y aveces seoye lamúsicade la flautadeljuglarenlaespesuradelbosque.Estánahí,siguenahí,connosotros,entodoslostiemposyeneste lugar.Viviendoeseamor, comodices,y, lomás importante,transmitiendosumagiaatodoslosquepisanestastierrasybebenelaguadesuspozos.—¡Estanromántico!—exclamóHarmonyarrebolada.—Oh.—Marcusparpadeó,comprendiendoporfin—.Yaveo.Sí,desdeluego,

puede considerarse un final feliz, y es del más puro gusto romántico, cierto.Amoryvidaeternaenunahistoriasinfin.—Sonrió,haciendounareverenciaaOlivia y bromeó—:Milady, estabausted en lo cierto.Reconozcoque tiene suencanto. Aunque, si me permitís una corrección para vuestra leyenda, «amoreterno»deberíaserunaredundancia.Noconcibounamordeotrotipo.Tuvo la satisfacción de ver que las dos jóvenes lo miraban con ojos muy

abiertos,ycasisoñadores.—Esohasidomuyromántico,hermanito—dijoHarmony.—Estoydeacuerdo—asintióOlivia.—Sí,bueno…Serámejorquesigamos—replicóMarcus,conuncarraspeo.

PorDios,nuncahabíasidotímido,noeneseaspecto.¿Aquéveníasentirseasí,comouncríoquecortejaseporprimeravezaunamujer?Bueno,sí,setratabadealgoquenohabíahechoantes,cierto…¡Peroyaeraunhombreadulto!—.Ose

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convertirátodoenruinasantesdequelleguemosalasquevamosavisitarhoy.Lasdosrieronlabromay,sinmás,retomaronlamarcha.

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Capítulo22

Durante varios minutos, mientras avanzaban hacia la cada vez más cercanaScott Hill, Marcus guardó silencio. Prefería escuchar la charla de las dosjóvenes, que iban comentandodetalles de la leyenda y, sobre todo, pensar.LedabavueltasunayotravezÉlpensóenaquelloquehabíadichoOliviasobrelodequelosdesventuradosamantesdeaquel lejanopasadocompartíansumagiacon todos losquepisaban la tierradeMinstrelValleyybebíanel aguade suspozos.Conél, de algunamanera, sehabía confirmado. Jamás sehabía enamorado,

nunca,ensuscasi treintaañosdevida.Habíaconocidomujeresdetodotipoycondición,muchasencantadoras,peronofuehastaqueestuvoenesepuebloquesucorazónserioyanalíticosedejóllevarporesaclasedesentimientos.Yallíestaba,feliz.Disfrutandodesuspaisajesyesperandoque,yapronto,su

historiadeamorconOliviapudieraporfinflorecer,comoesaprimaveraquelesrodeaba.Magia.Amor.Tiempo…Depronto,oyóunruidoalolejos.Eraungolpeteometálicocontinuo.—¿Qué es eso? —preguntó, aunque antes de perderse el sonido de sus

palabras,yahabíaimaginadoporsímismolarespuesta—.¿Unaforja?—Sí—contestóOlivia—.LaforjadeReedMcDonaldysuhijoAngus.—Ah,

sí,aquelpardeconquistadores—.Estáporallí.—Lamuchachaseñalóconundedo,enladistancia,haciaelextremonoroestedelpueblo.Marcusdivisólacasaa lo lejosyrecordósusexcelentesespadas.Quizáundíaseanimasea iraverqué más tenían. Unas armas así podían ser un excelente regalo para lord

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Badfields y sus amigos, con lo que podría agradecerles su apoyo—. Algoapartada,paranomolestardemasiadoconsuruidoaloslugareños.—Bienpensado.—Yotambiénlocreo.—Hizoungestohaciaelsur—.Y,porahí,yapodemos

ir viendo bastante bien Clifford Manor. —Marcus miró hacia allí. A veces,cuandoelbosquelopermitía,sedivisabayalamajestuosafiguradeunamansión—.EspropiedaddeloscondesdeClifford.—Ah, sí. —Marcus asintió—. Lady Acton me presentó en Londres a la

condesaviuda,buenaamigasuyade juventud.Dehecho,estabaalgoenferma,poresonopudovenir,peroqueríahacerloparareunirseconladyConway.Así,habríanestadolastres.Debíandeserinseparablesdejovencitas.—Sí, lomencionaronennuestroprimerencuentro.—Ambosomitieronmás

referenciasaaquelté—.LafamiliaresideenlacapitalytambiénhacebastantetiempoquenovisitanMinstrelValley.SumansiónselevantajuntoalabasedeScottHill,conocidacomo«lacolinadelasruinas»porlasgentesdelpueblo.Lamayor parte de la estructura está construida con la misma piedra gris queMinstrel House,muy abundante en las canteras cercanas; pero, una zona estáformadaporpiedrasmásantiguas,tomadasdelosrestosromanosdelosqueyasoloquedanelfamosoPozodelosDeseosyelPuentedelasÁnimas.—¿Yelresto?—Suspiedrashansidoreutilizadasalolargodelossiglos.Estándispersaspor

todoMinstrelValley. Por ejemplo, se usaron ya en tiempos, como parte de laestructura del castillo de los Scott, y luego para la construcción de CliffordManorydelmuro traserodeMinstrelHouse…—Lomiró—.Esoya losabes,¿no?—No,noteníaniidea.Aunque,ahoraquelodices,síquemehefijadoqueel

murotraseroesdeotrotipodepiedra,másvieja.—Sacadadelasruinasromanas,sí.—¡Dehecho,enunadelaspiedraspone«Julia»!—exclamóHarmony.Marcusarqueóunaceja,sinentender.—¿Cómo?—Quealguien inscribióesenombreen lapiedra,ysehamantenidoapesar

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del tiempo transcurrido. ¡Ahora puede verse en el jardín trasero de MinstrelHouse! Fíjate, ¿qué posibilidades tenía de llegar allí? Podía haberse quedadoatrás,enelbosque,oformarpartedeloscimientosdelasruinasdelosScott,oinclusosercolocadaconelnombrehaciaabajo,pegadoalaargamasa…Perono,estáalavista,ymuycercadelinvernadero.Marcus agitó la cabeza. Sí que sonaba sorprendente, sí.No imposible, pero

difícil.Claroque,lavidaestaballenadecasualidadesasombrosas.—Ysoloponeesenombre—dijo,esperandoconfirmación.—Sí. ¡Quizá lo inscribió un soldado, recordando a su prometida! ¡O un

marido,asuesposa!Habíaotrasmuchasposibilidades, algunasde las cualespodíanpasar por la

añoranzaaunamadreomarcaralgorelativoalapropiaestirpeJulia,queeraunafamilia, si no se equivocaba; peroOlivia le indicó con lamiradaqueno se leocurrieraromperelensueñorománticodeHarmony.—Denuevo,lamagiadeMinstrelValley—selimitóadecir.Oliviasonrió.—Nohaynadaquepuedaasegurarlocontrario.Ysímuchoqueconfirmeesa

teoría.Mispadres,porejemplo.¿Recuerdaslanotaprivada,aquelsobrecerradoquemedejómimadre,ensucarta?—Sí,claro.—Enellameasegurabaqueerahijadelamor,quenuncadudasedeeso,yme

contaba elmodo en que se conocieronmi padre y ella.Aquella noche, la delbaile,mimadrenoqueríair.Noconocíaanadieysesentíaviolentaentretantagente importante. Había buscado cobijo junto al muro, intentando pasardesapercibida, cuando vio ese nombre tallado. Y estaba examinándolo,sorprendida, cuando lordCamden la vio a ella y se acercópara preguntarle sinecesitabaalgo.Yseenamoraron.—Porlamagiadeestelugar—dijoMarcus,pensandoqueestabaapuntode

creerlo.Él,queeraelmásenamoradodetodos.Oliviasonrió.—Quiénsabe…CliffordManorsurgióporfindelaespesura,porquepasaronmuycercadesu

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entradaprincipalparaenfilar la subidahacia lacimadeScottHill,ypudieroncontemplar con libertad la hermosa fachada, en toda su grandeza. Por su ladoderecho, la mansión estaba tan unida a la colina que, de hecho, parte de laconstrucciónparecíaencajarseensubasedeunaformacasinatural.—Esprecioso,¿verdad?—susurróHarmony.Luegodebiódeconsiderarque

habíasidoalgodesleal,porqueañadió—:NotantocomoMinstrelHouse,perocasi.—Unlugarmagnífico,cierto—admitióMarcus.Miróalolejos,haciaatrás.

Almargendelnúcleodelpueblo,quesedivisabaunpocoalsur,ydelaopulentaCliffordManor;aquíyalláseveíanmuchascasassalpicandotodalazona,unasmásgrandes,otrastanpequeñascomocabañas,separadasporcamposlabrados,porprados,arroyosozonasdebosque—.TengoqueadmitirqueMinstrelValleytiene unos paisajes preciosos —dijo, al cabo de unos momentos—. Pero, lefaltanalgunascosas.—¿Comoqué?—Pues…unteatro,yaqueestamos.Unoenelqueescucharaunbuenactor

declamar un texto de Shakespeare.—Lamiró con unamedia sonrisa—. ¿HasvistoalgunavezlarepresentacióndeunaobradeShakespeare,Olivia?Ellafrunciólaboca.—No,¿quédices?Poraquísolopasancompañíasteatralesdesegunda,como

laquerobóelcerdomoteadodeConwayHouseyselollevóa…—Alvercómolamiraba,hizoungestoapartandoaqueltema—.Bueno,cosasnuestras.Elcasoesque,losactoresquenosvisitanpocasvecesinterpretanalgotancomplejo.Nocreenquevayaa interesara los lugareños.Se limitanaalgunacomediamásomenossimpleconlaquehacerreíramentespocodespiertas.Marcushabíaestadobuscandoel senderoquesubíael restode lacolina.Al

fin lo encontró: era estrecho y algo agreste, y no tardó en descubrir que solocubría algunos tramos. Por suerte, la cuesta no era muy pronunciada y elejercicioresultabaagradable—Entonces,¿nohasidoalteatro?—preguntó,mientrasavanzaban.Oliviavolvióareír.—Recuerdaquemimadrecosíaparalasgentesdelpueblo,eranuestromodo

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desobrevivir.¿Teatro?¡PorDios,Marcus!Eraalgoquenosquedabamuylejos.Me temoquenuncahe tenido laopción.—Chasqueó la lengua—.Y,mirapordónde,acabodedescubrirquesísoycapazdesentirenvidia.Marcussonrió.—Esoes imperdonable.Debemoseliminarsemejantepecadode tualma.—

Hizo un gesto con el bastón, antes de clavarlo en la cuesta para seguirayudándoseenlasubida—.Silodeseas,mañanamismomeocuparédequenossuministrenelprogramade las representacionesen los teatrosdeLondresparalospróximosdías,ytellevaréaverunadelasobrasdeShakespeare,encuantonosseaposible.—¿Amí?¿Alteatro?—Olivialomiróconsorpresa,ytambiénconunbrillo

deentusiasmoenlosojos—.¿Loharías?—Desdeluegoquesí.—Suspupilassequedaronprendidasdetalmodoque

llegóasentirseincómodo,yquizáaellalepasólomismo.Marcuscarraspeó—.Y a ti también, Harmony, por supuesto. —No hubo respuesta. Miró a sualrededor—.¿Harmony?¿Harmony,dóndeestás?Noestabaporningúnlado,porsupuesto.NiellaniLucy.«Voyamatarte»,ledijoMarcus,sinpalabras,suponiendoloquehabíahecho

suhermana.Desaparecer,otravez,paradejarlesespacioyobligarlesahablar,aacercarseelunoalotro.Miró aOlivia de reojo. Seguro que volvía a sospechar que la artimaña era

suya.—Metemoquelahemosperdido—dijoella.Bien.Esoledabapieaponersecríticoylibrarsedelasospecha.—Puesyo teaseguro,Olivia,queHarmonynoestáperdida,enabsoluto.—

Suspiró,exasperado—.Ambossabemosloquehapasado.Tejuro,deverdad,tedoymipalabra,dequenohetenidonadaquever.—Notepreocupes.—Esimportantequemecreas.—Lamiró,serio—.Supongoquehasnotadoel

cambio,¿no?—Sí.Desdeluego.—Sonrió—.Deverdad,notepreocupes.¿Estabacontenta?¿Sealegrabadeencontrarseasolasconél?Casiloparecía,

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pero no se atrevía a concebir semejante esperanza, por si acaso. Marcuscarraspeó.—¿Dóndeselevantanesasruinas?—Ahídelante.—Señalóhacia lapartealtade lacuesta—.Yaestamosmuy

cerca.Élasintió.—Vamos, entonces. Tarde o temprano, mi hermana reaparecerá. —La vio

dudar—.Amenosqueteparezcaincorrectocaminarasolasconmigo.Ellaarqueóambascejas.—No digas tonterías. Me daría igual, estamos en Minstrel Valley, no en

Londres.Pero,además,sesuponequeeresmiprometido,porlotanto,podemossalir juntos de paseo. Incluso podrías ofrecerme tu brazo. Creo. Tampocomehagasmuchocaso,porquemecuestamuchorecordarlosdetallesdelasclasesdeetiqueta.Marcussonrió.—Conesabrujadeprofesora,nomeextraña.—Siyotecontara…—murmuróOlivia.—¿Haocurridoalgo?—No,no.Cosasmías,declase.—Muybien.—Dudóunmomento,peroterminóofreciéndoleelbrazo.Ella también vaciló, pero lo tomó. ¿Significaría eso que reconocía ser su

prometida?Esaimpresióndaba.—Hacesbienaceptando—ledijo,intentandobromear—.Teadviertoquesoy

el mejor partido de todo este bosque. —Olivia lo miró a la expectativa, sinacabar de entender, y él agitó la cesta—. Soy el que tiene mejor cesta demeriendaenmuchasmillasalaredonda.Ella seechóa reír.Luego,pocoapoco,ensilencio, llegarona loaltode la

colinayseinternaronentrelosárboles,variosmetros.Entonces,surgiendocomoporartedemagiadeentrelostroncosdefresnos,

hayas,abedulesyolmosqueconformabanaquelbosque,aparecieronlosrestosdelcastillodelosScott.Loprimeroquepudoverfueronunostramosdelasmurallasquepermanecían

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todavíaenpie,casiporcompletocubiertosdemusgoyhiedra.Marcustardóendistinguirlos, de hecho, porque se camuflaban bien con el entorno, y loscontemplócontristeza.—Esimpresionante…—susurró.«Y,endefinitiva,hancumplidodelargoconsudeber»,pensóMarcus.Siglos

despuésdeser levantados,ydeserabandonadosporquienes losconstruyeron,seguíanallí,custodiandoloquehabíamásallá,enelinteriordelrecinto:bloqueshundidosyparedesqueformabandibujoslaberínticos.Piedrasrotas,ruina.Hermosura.Grandeza.Pesabasobreaquelrincóndelbosqueunprofundosilencio,comosielmundo

estuvieraconteniendolarespiración.Comosisupieraque,aquel lugar,eraunapruebadeloqueimplicabadeverdadelpasodeltiempo.Imaginócómodebióhabersido,enelpasado,cuantoveía.Unaconstrucción

soberbia sobre una colina despejada por la fuerza del hacha; un castilloorgulloso, con los estandartes de los Scott ondeando en lasmurallas, lleno degente ocupada en sus tareas; con algunas casas cercanas, supuso, las de gentequesehabríaestablecidocercaparabuscarlaproteccióndeaquellospoderososseñores.Elinicio,quizá,delpropioMinstrelValley.Todoera,todoseiba,yhabíaqueaprovecharelmomentoalmáximo…Carpe

diem, que hubiesen dicho los romanos que habían dejado por allí sus propiasruinas,másantiguasaún.Marcussintióqueleembargabaunaemociónextraña,intensa,alavezdulcey

aterradora,ysegiróhaciaOlivia.Casialavez,ellatambiénvolvióelrostroensudirección.¿Sentiríalomismo?¿Locomprendía?Seguroquesí.Duranteunossegundos,selimitaronamirarseenaquelsilencio

abrumador,sintiéndosesolosyunidos,perdidosenellargosenderodeltiempo.Tanunidosalmundorealenelquevivían,comoaaquellalejanagentequetuvoenesesitiosupropiatragediadeamor.OlivianosemoviócuandoMarcusdejócaerlacestayelbastón,diounpaso

ensudirecciónyseinclinóhaciaella,pocoapoco,conevidentesintencionesde

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besarla.Noretrocedió,noseapartó,yéldiolasgraciasporelloacualquierdiosque estuviera prestando atención a aquellos dos pequeños mortales, porquequeríaesebesocomojamáshabíaqueridonada,entodasuvida.Pero,enelúltimomomento,ellaledetuvo,conundedoensubarbilla.—Espera—susurró.Él parpadeó, sorprendido—.Esperaun segundo, así.O

unmilenio.Aquínoimportaeltiempo.Asíque,tambiénteníaaquellaimpresión,comoél.Marcussonrió.—¿Porqué?—ComolaDamaBlancayeljuglar.—¿Asínosves?—Nopudoevitarunarisa—.Vasdenegro,Olivia,y,aunque

megustelapoesía,yosíquenosabríarimarniunmalripio.—Noesporellos.Esporsubeso.—Estabatancerca, tancerca…Sintiósu

aliento cálido. Toda ella olía a bosque. Seguro que también sabía a bosque, avidaintensa—.Unbesoeterno.Marcussonrió.Suslabiosseunieron.«¿Quésiento?»,sepreguntóenaquel instanteúnico,mágico,enelque todo

pareciódetenerse,justoantesdelaviolentaexplosióndeemociones,delamareaardientequeloembargóporcompletoyvolviósumundodelrevés.Los labios de Olivia eran suaves y muy dulces. También le parecieron

inexpertos:enpocossegundos,estuvoconvencidodequeaquellahermosamujernuncahabíabesadoanadie,nodeesemodo;peronoimportaba,noleimportabalomásmínimo,porqueélestabadispuestoaenseñarletodoslosmisteriosdeesapartedelamor.Yél,quesiemprehabíaestadollenodeinseguridadesquejamásadmitiría,no

temíanadaasulado.Erafuerte.Eraunarocaempeñadaendurarporsiempre,apesardetodo,comolasdeesecastillo.—Olivia…—susurró,contrasuslabios—.Diosmío,Olivia…Semovió,parasujetarlaentresusbrazosyestrecharlacontrasupecho.Quería

que notase la firmeza de su erección, aquella urgencia que le atenazaba desdehacíayademasiadotiempo.Parasusorpresa,ellanosearredrólomásmínimo;alcontrario,seapretómásaél,sinuosa,mientrasacentuabalaprofundidaddelbeso.

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Eraposiblequenohubiesesidocapazdecontenerse,nitampocoella.Enotrascircunstancias,sehubierandejadollevarporlapasión,yhubiesenhecholoquesentían que debían hacer, juntos, en ese lugar y en esemomento,mientras elbesocrecíaycrecía,ysevolvíamásymásexigente…Pero,entonces,oyeronvoces.EraHarmony,quellegabaconLucy.Yloshabíanvisto,porqueestabaalzando

lavozcomounatonta,parahacersenotar.—¡Ahoravamosaacercarnosalasruinas,Lucy!—decía,envozlobastante

altacomoparaestárselocontandoaalguienqueestuviesealpiedelacolina.Oalotroladodelpueblo,paraelcaso—.¡Asíqueporallíveremosamihermanoyasuprometida!¡Losveremosperfectamente!—Oh,demonios…—Oliviamaldijo,yseseparóconbrusquedad.Lomiróa

losojos—.¿Hasidocosatuya?—¡No!—replicóMarcus,aturdido.Yalgomolesto,aquénegarlo.¿Porqué

demonios se había apartado así, como si de pronto apestase?—.Maldita sea,Livvy,tenemosunpacto.Nohehechonadaparaforzarlasituación.SoncosasdeHarmony,yasabescómoes.—Seencogiódehombros—.Ydaigualquenoshayavisto,yaquevamosacasarnos.Ellalomiróatónita.—¿Creesquevoyacasarmecontigosoloporquenoshemosdadounbesoen

elbosque?¿Oporquenoshandescubiertohaciéndolo?—Porsupuestoquesí—replicó,albordedelenfado—.Ono.Es…Ibaadecirlequeesebesosoloeralaconfirmacióndeotracosa,deeseamor

queseprofesabanelunoalotro,pormásqueseempeñasenenignorarlo,peronopudo seguir discutiendo, porqueHarmonyapareció a su ladoy los cogió acadaunodeunamano.Estabaexultante.—¡Québien! ¡Cómome alegrodequeos hayáis comprometidopor fin!—

Debiónotarsutensión,porquelesmirópreocupada—.¿Ocurrealgo?—No—empezóél—.Yo…—¡Vamos,daoslamanoyotrobesoytodosearreglará!—Dispuestaasalirse

con la suya, Harmony intentó unir sus manos por la fuerza. Casi llegó aconseguirlo, pese a la evidente resistencia de ambos; Olivia por sus razones,

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Marcusporelenfadoen respuesta,que ibacreciendopocoapoco;pero,enelúltimomomento,Oliviadiountirónyseliberó—.¡Livvy!—Debo irme—dijoella.Marcus se limitóamirarlaconojosentrecerrados.

«¡Cobarde!», le dijo sin palabras. Seguro que lo entendió, pero no sirvió demucho. Les saludó con una inclinación—. He recordado que debo pasar aindicarleunpardecosasalaseñoraMeyersysemehacetarde.Disculpadme.Mereunirécontodosenlacena.—¡Pero,Olivia…!—empezóHarmony—. ¡No puedes irte sola! ¡La señora

Simpson siempre dice que…! ¡Livvy!—No sirvió de nada. Olivia les dio laespalda y se alejó a buen paso, casi corriendo, y no tardó en perderse en elbosque.Suhermanalomiró—.¿Quéhaocurrido,Marcus?«¿Tú qué crees?», iba a decirle, y a reprocharle su comportamiento. Pero

seguro que ella ya lo sabía, porque se le habían llenado los ojos de lágrimas.Pobreniñaatolondrada.Teníatodavíamenospacienciaqueél.—Nada—replicó,haciendounesfuerzopornosalirenpersecucióndeOlivia.

Algo le decía que, en esosmomentos, no hubiese sido bienvenido. Eramejordarletiempoparatranquilizarse—.Nadaenabsoluto.Yeraverdad.

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Capítulo23

—El próximomiércoles llegarán unas amigas—dijo ladyActon,mientrasterminabasupostre,durantelacena—.Esperoquenoosimporte,porquevanainvadir lacasaysequedaránconnosotrosunosdías.—Sonriódeaquelmodosibilino que le inquietaba en otros momentos. Cuando él no cargaba con suspropiaspreocupaciones—.Tendremosunareunión.Marcusasintió.—¿Porsusplanes?—Puessí.—Le lanzóunamirada,divertidapor superspicacia—.¿Tantose

menota?—Unpoco,milady.—LaseñoritaChathamapenaspodíadisimularsuenfado,

tampoco—.Ycreoqueyo,almenos,deberíahaberestadoaltantodesemejanteencuentro.¿Cómoseleocurre?¡Simelohubieradicho,nohubieseorganizadomiviajeaLondresparaelmartes!—Oh, no, querida, ¿por qué? —Lady Acton arqueó ambas cejas—. Yo

entiendosusituación,seloaseguro.Suhermanaestáenfermaylanecesita,esoes lo único que importa ahoramismo.Acuda a su lado y quédese con ella eltiempoqueleparezcaconveniente.Nosepreocupe,quenoslasarreglaremos.La señorita Chatham apretó los labios, frustrada. Marcus imaginó lo que

estaba pensando. De haber podido anular su viaje a casa de su hermana, lohubiera hecho de inmediato. Para ella era mucho más importante quedarse yestarenaquellareunión.Alternarconaquellasdamas,lasamigasdeladyActon,eraunaoportunidadquepodíaabrirlemuchaspuertas,deesasquebuscabaconauténticadesesperación.

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Enrealidad,enelmundoenquevivíaeralógicoquesepreocupase.Teníayaveinticinco años y empezaba a ser una solterona en toda regla. Su belleza, lamejor baza con la que podía jugar a la hora de conseguir un matrimonioventajoso, se iríadisipandopocoapoco,haciéndola sentir que sequedaba sinnada. Envejecería convirtiéndose en unamujer amargada y solitaria, viviendosiempreencasaajena.Marcusagitólacabeza.LahonorableMelanieChathamnoteníatodalaculpa

de ser como era, así la habían educado. Era solo una mujer de su tiempo,atrapadaenunmundoenelquelasmujeresnoteníanmásopciónclaraqueladecasarse,ovivirdeunmodomiserableysolitariotodasuvida.Y, al margen de todo, había que reconocer que estaba haciendo un buen

trabajocomodamadecompañía.SemostrabapendientedeladyActonentodomomento: de susmedicinas, de que no cogiera frío, de que no se cansara enexceso,deque estuviera cómodayno se aburriese…Quizá losHaledeberíanretribuirladealgúnmodo,poresacuriosalealtadqueestabadesplegando,ytodasu eficiencia. Podía hablar con lady Acton y ocuparse de buscarle uncompromiso matrimonial. Algo que no vulnerase su dignidad y le permitieravivirdeunmodoadecuado.Claroque,quiéneraélparaarreglarlavidasentimentaldenadie…—Yyoseloagradezco,milady—laoyóreplicar,conuntoquedeansiedaden

suvoz—.Perosoysusecretaria,ademásdedamadecompañía,noentiendosureserva.Estoyaquíparaayudarla.—Noseenfade,querida.Hepreferidotratarloprimeroconellas,porsilacosa

terminaquedandoennada.Pormuchoqueamímeencante la idea,nopuedollevarlaadelantesola,ylaopinióndemisamigasvaaserdecisiva.—Lesonrió,para darle ánimos—. De todos modos, descuide, que le contaré todos lospormenoresde loquepaseen la reunión,señoritaChatham.Dehecho,Olivia,querida, me gustaría que tú estuvieses presente y tomes notas para que…¿Livvy?—¿Eh?—replicólamencionada,volviendodealgúnlugarremoto.Marcusya

sehabíadadocuentadequeapenashabíaprobadobocado.Sehabíadedicadoapicotearunpoco,perolamayorpartedeltiempohabíadadovueltasalacuchara,

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contemplandolacomidasinverla,perdidaensuspensamientos—.¿Perdón,ladyActon?—Decíaqueesperoqueestéspresenteenlareuniónquevoyatenerconunas

damasquevanavenirdevisita.—Oh,sí,porsupuesto.Loquenecesite.—¿Yyonodeboestar?—preguntóHarmony,molesta.LadyActonlesonrió.—Metemoquetúeresdemasiadojoven,Harmony.Sondamaspatrocinadoras

demuchachasmayoresquetú,yvamosaorganizarcosasenlasquenopuedesestar,entiéndelo.—Sonrió,alentándola—.Peroteaseguroque,loquevamosallevaracabo, tevaaencantar.Y,másadelante,cuandoseaslobastantemayorcomo para ser presentada ante el rey, podrás unirte a nosotras, siempre quequieras.Porsupuesto,Harmonyarrugólaboquitaybufó.—¡Esinjusto!Siesasí,¿porquépuedeestarOlivia?¿Quétienequeverella

con presentaciones ante el rey? Nunca será presentada, porque no es noble.Podríaserlo,pero,comosecreemuyimportante,noquierecasarseconMarcus.—¡Harmony!—exclamóladyActon.—Eslaverdad—siguió,obstinada—.Hoymismosehaportadomuymalcon

él,enlasruinas.—Noeramiintención—dijoOlivia,pálida.Harmonylefruncióelceño.—Puesparanoserlo,tehas…—Harmony—lacortóMarcus,con tonoseco.Agradecíaquesuhermana le

defendiese,peronoeraelmomento.Niteníalarazón—.Nodigasnadamás.—Pero,Marcus,esque…—Quetecalles—volvióacortarlaél—.Laculpaesmía.Creíentenderquete

dabas cuenta de la situación que habías provocado y que te arrepentías en elmomento,poresonotereñí.Pero,yaqueinsistesenello,quetequedeclaroquelaúnicaculpabledeloquehapasado,hassidotú.—Lefruncióelceñocomonohabía hecho nunca—.Te rogué que no temetierasmás en ese asunto, que nointrigasesparaforzarlascosas,y,comosiempre,hashecholoquehasquerido.

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Noacusesalosdemásdetutorpeza.—Laniñafueahablar,perolaseñalóconun dedo—.Ni una palabra o estarás castigada unmes.Te lo adviertomuy enserio.Harmonylomiródolida,peroobedeció.LadyActonagitólacabeza.—Marcus,¿estásbien?—Sí.—Dejólacucharilla,incapazdeseguirsimulandoqueibaacomersesu

trozodetarta.Todolesabíaamargo—.Losiento,primaHelena.Noestoymuyhabladorestanoche.LadyActonarqueóunaceja.—¿Haocurridoalgo?—Alparecer,nada—volvióadecirHarmony,comobuenaytercaHale—.Un

besonoesnada.Marcusdiounmanotazoenlamesa.Laporcelanaylacristaleríatintinearon.

Todoslemiraronconsobresalto,inclusoHarmony.—EstarásunmessinsalirdeMinstrelHouse—ledijo—.Irásdetuhabitación

alasclasesydelasclasesatuhabitación.Tellevaránallí lascomidas,enunabandeja.Y,porsupuesto,tedisculparásanteOlivia.Harmonyentrecerrólosojos.—Nopiensohacerlo.Laodio.—Puesyasabesloqueteespera.Todoelmes.—Lavioapuntodellorar.Si

empezaba,temíaablandarse,asíqueordenó—:Ahora,dejaesatartayveteatuhabitación,vamos.Harmony titubeó todavíaunmomento,comosiesperasequealgocambiara,

que su hermano reaccionase y volviera a ser el de siempre, amable, cariñoso,demasiado permisivo a ratos. Pero como Marcus permaneció serio,manteniéndole lamirada,soltó lacucharilla,sepusoenpiedeunsaltoysaliócorriendo.Algomásporloquedeberíacastigarla,perotampocoeracuestióndeprovocar

otroconflicto.Podíandejarloenqueestabademasiadonerviosa.LadyActonlesmiró,pensativa.—Bueno, no voy a preguntar ni voy a meterme. De hecho, creo que será

mejor que todos descansemos y hablemos de esto mañana, si es que quieres

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hablardeello,Marcus.—Sí,serámejor—aceptóél.—Muy bien. Entonces, ahora, voy a retirarme. Estoy agotada.—Hizo una

señalaladoncella,Kitty,paraquefueseaempujarlasilladeruedas.Doll,queestabajuntoalapuerta,salióabuenpaso,seguroqueparaavisaraGoliath—.Lo siento,Marcus, hoy tampoco terminaremosnuestra emocionantepartidadeajedrez.Dehecho,creoquedeberíamosdejarlohastaquesevayanmisamigas.Deboaprovecharcadaminutodedescanso.—Nosepreocupe,primaHelena—dijoél.AunqueladyActonnoselevantó,

cuandoKittyempezóamoverlasilladeruedasylaseparódelamesa,Marcussíse puso en pie. Siempre lo hacía cuando la anciana entraba o se iba de unahabitación—.Eldíaqueusteddecida,estarábien.—Sí,otrodía.Cualquiermomentoserábuenoparasudesenlace.—Rioentre

dientes—.Teaugurojaqueentres,mateencinco.Esperóunsegundoalgunarespuestajocosa,peroalverquenolahabía,indicó

a Kitty que la llevase a la puerta. Solo cuando salieron, habló la señoritaChatham,conairetriste.—Otranochecualquiera,ustedhubiesereplicadoquesujaquemateendoslos

anularía.—Sí,bueno…Yahedichoquenotengoganasdehablar.—Marcusnovolvió

asentarse.Selimitóadejarlaservilletaaunlado—.Dehecho,serámejorquetambiénmeretire.Disculpen.Buenasnoches.Nomiróanadieysolorecibiósilenciocomodespedida,aexcepcióndelgesto

con lacabezade la señoraBurtonyde la inclinaciónprecipitadadeDoll,quetampocolevantaronsonidoalguno,paraelcaso.Marcus salió al pasillo. Como siempre, las zonas importantes de Minstrel

Houseestabaniluminadasyaaesashorasconunalamparillacadavariosmetros,para facilitar el movimiento de un lado a otro. Escuchó a lo lejos el crujidofamiliarde la sillade ruedas,y lasvocesde ladyActon,KittyyGoliathenelinicio de la escalera secundaria del ala oeste. El gigante galés estabapreparándoseparasubirasuseñoraalsegundopiso.Estaríanporallí,trasteando,variosminutos.

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Noteníaganasdehablarconellos,conninguno,demodoquedejóelpasilloprincipal y se movió por salitas y corredores secundarios, hasta llegar alvestíbulo,desdedondesubióalprimerpisoporsugranescalera.Estaba ya con lamano en el picaporte de su dormitorio, cuando sintió que

habíaalguienasuespalda.—Marcus…—EraOlivia.Marcussequedómuyquieto.Luego,pocoapoco,

sevolvióamirarla.Lamuchachaseencontrabaenmitaddelpasillo.Sefrotabalasmanos,nerviosa,yestabamuypálida—.Losiento.Entiendoqueestésmuymolestoporloquehaocurridoantesenlasruinas,nodebíirmecorriendodeesemodo.Pero…esquenopuedoevitarlo.Reconozcoquemedamiedo.—¿Elqué?—Lo sabes bien. Iniciar algo contigo, dejarme llevar. Ilusionarme. No

tuvimosbuencomienzoyapenasteconozcotodavía.—Oh,demonios,Olivia.—Estabatanhartodetodo…Sellevóunamanoal

pecho—.Solosoyyo,MarcusHale,deShambles,York.—MarquésdeNorthcott.Seteolvida.—No seme olvida. Jamás olvido queme convertí enmarqués gracias a la

ambición y el derramamiento de sangre. Soy el que tiene todo lo que hubieradebidosertuyo,sinmerecerlo.—Marcus…—Y un pobre idiota, por cierto. Ni siquiera he sabido cortejarte en

condiciones,estáclaro.Peroteaseguroquesueloaprenderdemiserroresynovoyainsistir,novoyaincomodartemás.Dehecho,ambosestaremosdeacuerdoque no tiene sentido que permanezca más aquí, molestándote de este modo.MañanamemarcharéaLondres.Siquieresalgodemí,allímeencontrarás.—¿Qué?—Laviosobresaltarse—.¡Nopuedesirte!—Desdeluegoquesí.Ytútambién,puedeshacerloquequieras.—Seinclinó

haciaella—.Lacuestión,señoritaCoombs,deberíaser:¿quétepideelcorazón?Esolatomóporsorpresaynorespondió.Marcusesperótodavíaunmomento;

luego, volvió a darle la espalda, entró en su dormitorio y cerró la puerta concuidado.Yaestabatododicho,sidebíaempezarunanuevaetapaensuvida,loharía,aunquefuera…así.Conladolorosasensacióndequelehabíanarrancado

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algodelpecho.Sesirvióunacopa,abrió laventanaycontemplóelpaisaje,el jardín trasero

amurallado. Ya estaba oscureciendo y las lámparas se reflejaban en la granfuentecentral,creandoreflejosdorados.QuésitiohermosoeraMinstrelHouse,MinstrelValleyengeneral.Recordó loquehabíadichoOlivia, aquellodequeeraunlugardeamorymagiaatrapadoeneltiempo.Sinduda,loera.Ycómodolíaelamor.Mejoracostarsepronto,queríapartirparaLondresaprimerahora.Teníaque

hablar conOakes ymeterle prisa en lo de terminar de organizar el despacho.Pensabaencerrarseenél,entremontonesdelegajos,yhacerseviejoalaluzdelasvelas,sinvolveramiraralmalditomundoexterior.Nosecasaría,notendríadescendencia,eralomenosquepodíahacerporlosmuertos.SinoestabaOliviaparatransmitireltítulodemarquésdeNorthcottaunode

sus hijos, no sería él quien lo hiciera. Que fuese a parar a otro familiar a sufallecimiento,unoquepudieraalegarserunpocoinocenteentodoaquelasunto.OquerevertieraalaCoronayseolvidaseparasiempre,ledabaigual.—Oh, Dios mío —susurró, frotándose el rostro. ¿Estaba llorando? Qué

idiota…Sequitólasbotas,sesoltóellazoylacamisa,ysetumbóenlacama,seguro

deque le ibaacostardormir.Se tomaríaunacopaodos,ocinco,o labotellaentera,yquizáleyeraalgo,tratandodedistraerse,aunquesabíaquenoteníalacabezaparaconcentrarseennada.Nodejabadepensarenlaescenaenlasruinas,derecordarelolorabosque,el

frescor de la vegetación, la sensación maravillosa de estar vivo, muy vivo,atrapadoenaquelbeso.Vivocomonunca.—Tequiero—ledijoella,denuevoenlasruinas,apoyadaenelPozodelos

Deseos. Pero… ¿no estaban en lugares diferentes? Marcus se sentíadesconcertado.Dehecho,élnisiquierahabíavistoesepozo,nunca.Peroeratanagradable estar allí, estar así, que se negó a continuar dándole vueltas—. Sí,claroquesí—dijoentoncesOlivia,comosihubieseleídosuspensamientos—.Pero,aquí,todoesposible.—Lanzóunamonedaalaoscuridad—.Unpeniqueporunamoreterno.

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«Unalibra»,pensóél,agobiado.«¡PorDios,lanzaunalibra!».Peroelpeniqueempezóarebotarenlasparedesdelpozo,mientrassehundía

ensusprofundidades.Produjounpardegolpesfirmes.Golpes.Marcus alzó la cabeza de la almohada. ¿Qué ocurría? ¿Se había quedado

dormido? Sí, claro que sí. Y estaban llamando a la puerta. Se incorporó,sintiendolacabezadensaporelalcohol,sedeslizóhaciaunlateralysepusoenpie.Enlapenumbracreadaporlavelayelfuegodelachimenea,viosuimagenenelespejodeltocador.Portodoslosdemonios,quéaspectolamentabletenía.Sepasóunamanopor

elpelo,intentandopeinarlo.—Adelante—dijo convozdesabrida, que casi se le ahogó.Carraspeó, para

recuperarfuerza—.Pase.Imaginó que sería alguien del servicio, para preguntar si necesitaba algo.

Quizá Upton, aunque su ayuda de cámara solía ser muy discreto, y cuandoMarcus se acostaba pronto, nunca entraba amolestar, se limitaba a recoger laropaporlamañana.Perono,claroqueno,nopodíaserél,niningunadoncella.Había pasadomucho rato.A través de la ventana pudo ver el cielo oscuro,

cuajadodeestrellas.Erayanochecompleta.La puerta se abrió en silencio. Al otro lado, enmarcada en la oscuridad de

fondo,conuncandelabroenlamano,estabaOlivia.Llevabauncamisónblancoy el cabello suelto, una hermosa melena de rizos oscuros que casi llegaba aalcanzarsucintura.Estababellísima.Marcus sintió que sumiembro reaccionaba, se endurecía, casi por voluntad

propia, en respuesta a esa imagen. ¡Dios, cómo ladeseaba! ¿Yquéhacía allí?Pensó en lo obvio, y la posibilidad de que esa noche, por fin, aquella mujerpudierasersuyacasilequitólarespiración.—Así llamaste tú, cuando viniste a mi casa aquel día —dijo ella—. Dos

golpes.Aunquemásfuertes.—¿Enserio?—Marcussuspiró—.Sí,supongoquesí.Fuiuncompletoidiota,

Livvy.Estabadesesperadoporcreerosculpablesatumadreyati.

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—Ya.Amimadre…¡Tachardeembaucadoraamipobremadre,que jamáshizo nada malo en toda su vida! ¿Cómo te atreviste, cómo te atreves? —Entrecerrólosojos,llenadedolor—.Teodiémucho.Esalgoque,todavíaahora,mecuestaperdonar.Loreconozco.—Yyoloentiendo.Deverdad,loentiendo.—Marcusdiounpasohaciaella

—.Perodijistequetodoesoquedabaolvidado.—Olivianoreplicó.Selimitóamirarleconamargura—.Además,hasvenido.Estásaquí.—Sí. Estoy aquí.—Entró, cerró la puerta y avanzó hasta estar frente a él.

Marcus no se movió. El camisón era de una tela suave, que se volvía casitransparentepormomentos.Podíaverlasiluetadesufiguragraciasalaluzdelachimenea—.Porquemelopideelcorazón.Éltragósaliva,sintiendoelpechohenchidoporalgomuyintenso.—Gracias.Deverdad.Oliviairguióloshombros.Susojosbrillaban.—Nome falles,Marcus. Por favor, no lo hagas. Y yo intentaré no hacerlo

jamás,tampoco.Tedoymipalabra.—Eseljuramentodeamormásextrañoqueheoídonunca.Ella sonrió. De pronto, parecía más tímida, más indecisa. Supuso que, tras

dejar claro lo que quería decir, y tener que avanzar en el terreno pasional, nosabía bien qué hacer. Al fin y al cabo, era una joven virgen, enfrentada a suprimeranochedeamor.Marcus tomóelcandelabrodesumanoy lodejóen lamesilla.Entonces, le

tendióunamano.Olivia la tomóensilencioyentrelazaronsusdedos. ¡Era tansuave!¡Tanfirmeyalaveztandelicada!Laatrajoylaabrazóporlacintura,yenterróelrostroensucuello,llenándose

los pulmones con su aroma. Lavanda. Tenía un cabello tan suave, tanperfumado…—Olivia…—susurró,yalzólacabezaparabesarla.No, no se había equivocado, no se había confundido, en aquel beso había

auténticamagia, de esa que se decía que existía enMinstrelValley, la que seintuíaenlaestatuadesuplaza.Laquehabíanacidosiglosantes,conelamordeaquella damay aquel juglar, y quevivía oculta tras la aparente tragedia de su

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leyenda.Entodaspartes,aquénegarlo.Él,quetodavíaeraunextrañoenaquelsitio,

ya había descubierto que aquella magia empapaba su tierra, su aire, su agua.Estabaensuhistoria,enelentramadodesupasadoysufuturo.EnOlivia…Marcus quería ser parte de todo aquello. Quería enredarse en ese hilo

interminable del amor eterno, y solo conocía unamanera: amarla.Amarla porcompleto,sinlímites.Encuerpoyalma.Adelantóunamanoycogióunextremodellazoquecerrabaelescote.Olivia

parpadeó,peronoseopuso.Estabanerviosayselamióloslabiosdeunaformaqueleresultómuyexcitante.Marcustirópocoapoco,deshaciendolalazada.Elcuellodelcamisónseaflojóyladelicadaprendasedeslizóporsushombrosparaluegocaer,conunsusurrosuave,hastaelsuelo.Pensóenunaflor,unarosablanca,abriéndosesoloparaél.Oliviasemantuvoerguidayéllacontemplóconadmiración.Desnuda,eratan

hermosacomohabíaimaginado.Marcusalzóunamanoyleacariciólamejilla.—Eresbellísima,señoritaCoombs.Ellasonrió.—LadyOliviaparausted,milord.Marcusahogouna risa.Se inclinóhaciaellayvolvióabesarla,mientras se

quitaba la camisa. Los pantalones y los zapatos fueron lo siguiente. Quizá aOlivia le hubiese dado tiempo a ponersemás nerviosa, al verle desnudo, perocasisintransición,lacogióenbrazosylallevóalacama.Cayeronjuntossobreelcolchón,donderodaronenunamezcladebesosycaricias.Lavandaintensa.Pielsuave.Suspirosqueleexcitabanmástodavía…Abarcó sus pechos con las manos, los lamió haciéndola gemir. Tenían la

medida adecuada, y eran suaves y dulces. Olivia se arqueó hacia él, en unofrecimientoquehubiesesidodeltodosilencioso,denoserporsusuavejadeo.Lasintióestremeceryesoleenardeciómástodavía.Marcus besó su cuello, su pecho, su vientre, y cuando terminó de dibujar

aquellalíneainvisiblesobresupiel,estabatanexcitadoquecadasegundodolía,luchabaporcontenerse.Hizounesfuerzosobrehumanoysedetuvoacomprobar

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siestabalista.Porsuerte,asíera:laencontróhúmedaydispuestapararecibirle.—Parasiempre—lesusurró,sintiendoqueeracierto,queaquellaeralaúnica

verdadrotundadetodasuvida.Olivianodijonada,aunquesuspupilasbrillaron.Entró en ella poco a poco, alargando todo lo posible aquellas maravillosas

sensaciones. Siempre con cuidado, pero también con ímpetu. Olivia seestremecióyapretólosdientes,peronoprotestó.¡Era tan maravilloso! Marcus cerró los ojos, pero volvió a abrirlos casi al

momento porque no quería perderse la expresión de su rostro. En él leyó elmomentoenqueeldolordejópasoaunasensación incierta,y luegoalplacer.Oliviasemovió,animándoleaseguir,aempujar,aentrarenellaaimpulsoscuyoritmocontrolabanporigual.Notardaronenestaratrapadosenunaoladepurodeseoqueloszarandeabadeunladoaotro.—¡Marcus!—exclamóella,algoalarmada.Élsonrióylasujetóconfuerza.—¡Déjate llevar! ¡Ven conmigo, vamos…! —le dijo, con los dientes

crispados.Susmanosseunieron,susdedosseentrelazaron.Y,justounsegundoantesdellegaraunorgasmointenso,estremecedor,comonuncahabíasentido,pudosusurrar—:Esto,Livvy,eselamor.Subió,subió,subió,enunascensoagónicoybrutalque,pormomentos,temió

no ser capaz de resistir, hasta alcanzar por fin una oscuridad deliciosa que lecobijódurantenosupocuántotiempo.Luego,depronto,estabaotravezallí,conOlivia.Agotados, sequedaronquietos, abrazadosde tal formabajo lasmantas,que

hubiesenpodidopasarporunasolacriatura.Durmieronunratoy,demadrugada,volvieron a hacer el amor, esa vez de un modo lento y perezoso, pero muyplacentero.Dehecho,quizáinclusomás,porqueOliviasemostrómuchomenosnerviosa.Alcontrario,senotabaquedisfrutabadelsexoynoseavergonzabaporello.—¿Estás bien? —le preguntó al final, cuando, satisfechos, se quedaron

quietos,abrazadosentrelassábanasrevueltas.Ellarioenlapenumbra.

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—No.Estoyfeliz.Marcussonrió.Estabafeliz,sí.Asílasentía.Despertó a altas horas de la madrugada, por culpa de un sonido violento.

Olivia no estaba en la cama. Marcus se incorporó, asustado, pero casi almomentolaviojuntoalaventana.Sehabíavueltoaponerelcamisón.—¿Ocurrealgo,Livvy?—preguntó.Ellagiróelrostroensudirección.—Hayunatormenta.Traselfuertecalordeldía,noeradeextrañar.Selevantóyfuejuntoaella.

Antes de llegar, el resplandor de un relámpago entró en el dormitorio y loiluminótodoconunaintensayfríaluzblanca.Ibaperseguidodecercaporuntruenoqueparecióintentarcambiar laforma

delmundoconsuestruendo.—¡Qué barbaridad! —Ya podía imaginar el cielo, rasgado por aquellos

relámpagos. Y, el lago… Eso sí que debía de ser un espectáculo increíble.Lástimaquedesdeallínoseviera,necesitaríamásaltura.Alpensarenello,seleocurrióunaidea.Recogiósuropa,queestabatiradaportodaspartes,ysevistió.También sepusounachaqueta.Aella lediounode sus abrigos.Arribapodíahacerfrío—.Ven.Tomóel candelabroquehabía traídoOlivia, cogió sumanocon laotray la

condujoporlaescaleradelalaoestehastaeltercerpiso.Allíhabíaunsinfíndehabitacionesllenasdecajasytrastos,losdesvanes.Tantoporlapartedelanteracomo por la trasera tenían balconadas, no tan grandes como la terraza delsegundopisodelaquedisfrutabaladyActon,peroeranelpuntomásaltodelacasa,idealesparamirarenladistancia.SedirigióalaspuertasdelabalconadasurysoltóaOliviaparapoderabrir.

Al momento, se coló una fuerte ráfaga de viento que estuvo a punto deempujarles a un lado, azotó el pasillo con un bramido y apagó las velas delcandelabro.La única iluminación que quedó fue la de la noche. Todo lo envolvía un

resplandorpálido, y, depronto, un rayo rasgó laoscuridad a lo lejos, sobre ellago,yloiluminótodoconfuerza,convirtiendosusaguasenuncharcodeplata.

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Otrotrueno.—Esprecioso—susurróOlivia.Élsonrió.Sesentíaextraño, llenodeenergía.Y limpio.Libredecargaspor

completo,porprimeravezenmuchotiempo.—Síqueloes.Estabanjuntos,apoyadosenlabarandilla,lasmanosmuycerca,comoensu

sueño.Comoaquellavez,enlabiblioteca,cuandoseapartóconfrialdad,aunquesemoría por dentro por las ganas de tocarla.Marcusmovió el dedomeñiquehastarozareldeOlivia.Ellasonrió.Talcomohizoenlasruinas,seinclinóhaciaella,más,másymás,conmucha

lentitud, hasta que sus labios estuvieron a punto de unirse.Y ella tampoco seapartó.Parecíaatrapadaporaquelmomentomágico.Se quedaronmuy quietos,muy cerca, pero sin tocarse.Marcus pensó en el

besodelaestatuadelaDamaBlancayeljuglar.Elbesoquesiempreestabaapuntodellegar,peroquenuncallegaba.Noibaadecírselo,peropensabaencómohablaríandeesemomentocuando

fueranancianos.«Laoscuridadseiluminaba».«Ellagoeradeplata».«Elairedelanochecrepitabaanuestroalrededoryolíaalavanda…».Seguroqueellareiríaylollamaríatonto,ylediríaqueeraellalaqueolíaalavanda,nolanoche.Yambos se besarían, en recuerdo de ese beso que estaban a punto de darse.Siempre.PorqueOliviayélharíancomo ladyActonysusamigas:viviríanuna larga

vidajuntosy,algúndía,sonreiríanconlasmanosentrelazadas,sentadosfrenteaalgunachimenea,satisfechosdehabercompartidotodoesetiempo.—Estavez, tendrásquedármelo tú—susurró—.Solo tienesqueponertede

puntillas.Bésame,Livvy.Ellasonrió.—Tequiero,MarcusHale.—Y yo juro que viviré para no defraudarte.—Le acarició la mejilla—. Y,

desdeestanoche,todoirábien.Irámejorquebien,serámaravilloso,porquetúmequieresyyo tequiero,Olivia, te apellidesHaleo te apellidesCoombs.TequerríaaunquenofueraslahijadelordCamden.Aunquetuúnicolinajefueseel

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deuncampesinoyunacostureradealdea.Novoyacasarmecontigopordeber,sinoporqueteamo,yséquetúmeamasamí.Talcomosiemprehemosdeseado,ambos.Sebesaronycontemplaronlatormentaduranteuntiempo,hastaquesealejó

dellago.Después,regresaronaldormitorioyvolvieronahacerelamor.—Nodeboquedarmedormida…—dijoOlivia,mástarde.Marcuscasini lo

oyó.Dehecho,sepreguntósinoestaríasoñando—.SiUptonmeencuentraaquí,memorirédevergüenza…Pero sí, seguro que lo había dicho. Por eso no se preocupó demasiado, al

despertarmuchomás tardequede costumbre,yverqueOlivianoestabaa sulado.Le disgustó un poco, porque hubiera vuelto a hacer el amor con ella, loestabadeseandopesea lanocheagotadoraquehabían tenido,perosupusoquehabíadecididoregresarasudormitorioantesdequeladescubriesen,paraevitarproblemas.Aun así, era imposible borrar todo rastro de su paso por aquella cama.Las

sábanasestabanmásrevueltasquedecostumbre,pornohablardelamanchadesangrequepudoveralaluzdeldía,cuandoyaestabaenpie,consuayudadecámaratrasteandoporeldormitorio.Pero, si se fijó, Upton no dijo nada. Le llevó la taza de té habitual y le

comentóelclimamientrasdecidíanentreambosquéibaaponerse,comohacíansiempre. La única diferencia estuvo en su buen humor. Marcus se preparósilbandoysalióhaciaelcomedor.Pero, de camino, recordó su enfado con Harmony y decidió pasar por su

habitación.Eralaúnicaformadeverlayaque,segúnloindicado,suhermananobajaríaadesayunar,estabacastigadaylellevaríanunabandejaasuhabitación.Marcussedebatióenunmardedudas,mientrassedirigíahaciaallí.¿Debía

retirarleelcorrectivo?Sesentía tentadodehacerlosoloporque laquería,perotambién porque estaba tan feliz que quería compartir aquella alegría conHarmony,ynohabríaposibilidadessiestabanenfadados.Pero, por otra parte, tenía el deber de educarla. Su hermana debía aprender

quenopodía tensar siempre las cosasparaconseguir resultadosa sugusto.Sidejaba que pasara el asunto sinmás, podía volver a repetirse en asuntosmás

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graves.Llegó frente a la puerta de Harmony sin haber decidido nada. La doncella

pelirroja,Doll,tambiénestabaallí,saliendo.Sellevóundedoaloslabios.—Nohagaruido,milord.Marcusarqueóunaceja,esperóaquesehubieseidoyseasomó.Enlacama,abrazadas,estabanOliviayHarmony,dormidas.Sonrió.Entróycerrólapuerta,setumbódetrásdeOlivia,pasóunbrazopor

ambas,estrechándolascontrasupecho,ysequedótambiéndormido.

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Capítulo24

Elgrupodedamas,cercadeunadocena,sehabíaacomodadoenelgransalónazuldeMinstrelHouse.Alentrar, todasellashabíanalabadoelbuengustode sudecoración,pesea

que ladisposiciónde losmuebleseramuydiferentea ladeotrosdías.Noeracosadehacerque tan insignes invitadas tuvieranque sentarseen sillas,por loqueloscriadoshabíanhechositio,sacandodeallítodoloprescindible,ytraídomássillones,otrosofáyvariasmesitas.Loshabíancolocadocomosifueraunteatro,todosencaradoshaciaunpuntoenconcreto,aladerechadelachimenea.AllísehabíadejadoespacioparalasilladeruedasdeladyActon.Justodetrás,

habíaunalitografíadelpueblo,delaépocaenlaquelosmarquesesdeNorthcottpasaban allí tanto tiempo. Cada vez que tenía oportunidad, Olivia seguía laslíneasdecasasycallesconlosojos,viendoparecidosydiferencias.Enrealidad,habíahabidocambios,peronotantoscomohubierapodidoesperarse.SeguíasiendoMinstrelValley.«Tiempo.Amor.Magia»,pensóOlivia,mirándolo.Seestremecióalrecordar

las noches de placer vividas con Marcus. ¡Era tan feliz! ¡Tan absolutamentefeliz! Le costaba centrarse en nada que no fuera esa relación que estabaniniciando,yquesehabíaconvertidoenelabsolutocentrodesuexistencia.Pero,debía atender a lo que estaba ocurriendo allí, en aquel salón. Si los planes deladyActonfructificaban,yeseerasudeseo,secompletaríaotraparteimportantedesuvida.Las damas, distribuidas sin ningún protocolo, reían y charlaban entre ellas,

como buenas amigas. Se había servido té, pero también un vinito dulce con

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pastas para quien lo prefiriese. Todas sabían que, en cuanto terminase aquellareunión,lasestabaesperandounacenadecelebración,enelcomedor.Olivia, que había sido presentada como «lady Olivia Hale, pupila de lady

ActonyprometidadelmarquésdeNorthcott»,estabasentadaenunrincón.LadyActon lehabíapedidoque tomaranotas sobre loque sehablase, aunquepocohabíaescritohastaentonces,teniendoencuentaqueacababandeempezarysolohabíatomadolapalabralaanfitriona.LadyActonhabíasaludadoyhabíaempezadoaexponerloquepensabaque

debíaser laEscueladeSeñoritasdeladyActon,másomenosloqueleshabíadichoaMarcusyaellaaquellanocheensusalón.Oliviaescuchóduranteunaparte, pero no estabamuy concentrada. Los ojos se le iban de continuo a laselegantes mujeres que llenaban la habitación, tomando el té con gestodistinguidoobebiendoelvinoasorbitos.Ya empezaba a conocerlas, pero seguía sintiendo la misma sensación de

asombro y maravilla del primer momento. Jamás había visto tantas grandesdamasjuntas,tandistinguidasyrefinadas.Allíestabasuexcelencia,laduquesadeGysforth, que le había dicho,muy simpática, que la llamase ladyBethany.Con ella estaban sus amigas, la marquesa de Rutshore y la marquesa deBadfields,oladyHarryyladyIshbel,respectivamente,estaúltimaconsuperritoBubúenelregazo,unpreciosocachorroblancoderazapomerania.HabíacreídooírmalcuandoledijeronquesedirigieraaladyRutshorecomo

«Harry», pero no, pronto se dio cuenta de que todo elmundo la llamaba así.Luegohabía sabidoque su auténticonombre eraHarriet, perohabía llegadoaentrever que, tras el «Harry» había algúnmisterio, alguna historia interesante.Ojalá pudiera, algún día, preguntar al respecto. Seguro que aquello tenía unaexplicaciónfascinante.En el otro extremode la sala estaba su excelencia la duquesadeKenwood.

Lady Charlotte era ya una mujer de cierta edad, Olivia le calculaba más decincuenta,yestabaalgoentradaencarnes,perosemostrabasiempreeleganteyteníaunosbonitosojosazulesquedejabanvislumbrarlajovenhermosaquefueenotrostiempos.LadyKenwood era una pieza vital en los planes de ladyActon, uno de los

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nombres con los que deseaba poder contar en firme, porque su apoyo seríasinónimo de éxito. Como esposa del poderoso duque de Kenwood, tenía unagraninfluenciasocial;además,setratabadeunareconocidaanfitrionadecenasybailesquepocasvecesseperdíaeventosyestabasiemprealtantodetodoslosrumoresquecirculabanporLondres.Olivia había simpatizado mucho con ella. Lady Kenwood era afable y

cariñosa,muyamigadetodaslasotrasdamas,aunqueloquemáslegustabadeellaeraqueteníaelcorazóntiernodeunamadre.LapropiaOliviahabíapodidocomprobarlovariasvecesalolargodeldía,cuandoacudióaayudarlaenmuchaspequeñas cosas. LadyKenwood siempre estaba pendiente de lasmás jóvenes,comoellamisma,o ladyCinthyadeClowes, labaronesaRowsley,unabellezadeDerbyshirequeparecíapocomásqueunadebutante.Olivia había congeniado bien con ella, era una jovenmuy agradable.Ya al

verla, estuvo segura de que tenía su edad, más o menos. Intrigada, le habíapreguntadoalrespectoaladyActon,porloquenohabíatardadoensaberquelajovenbaronesaRowsleyteníatansoloveinticuatroaños,aunqueyaeraviuda,yque,enrealidad,participabaentodoaquelloporqueteníaunasobrinaquetardeo temprano requeriría de todos aquellos apoyos para contar con una buenapresentaciónensociedad.—Noesunacrítica—habíaaseguradoladyActon—.Esunarazóntanbuena

comootrasy,sinduda,mejorquemuchas.Seesforzaráporquetodoresultelomejorposible.Conlasotrasdamashabíatenidomenostrato,demomento.LosojosdeOlivia

pasaron de unas a otras: la anciana ladyFenswith, la tímida ladyMarwein, lahonorableDianaEverleigh,hijaúnicadelvizcondeBeckwith,quehabíaacudidoennombredesumadreenferma…Perotodas,endefinitiva,eranencantadoras,comoeradeimaginar,siendoamigaspersonalesdeladyActon.Ytodasestabanmuycontentaseintrigadasenesosmomentos.Lo de contentas no era para menos: la visita a Minstrel Valley les estaba

gustando mucho. Todas ellas habían ido llegando a lo largo de la jornadaanterior, en pequeños grupos, entusiasmadas por la idea de pasar varios díasalojadasenMinstrelHouse.Trasunacenaexcelente,ylaanimadaveladaquela

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siguió,conmúsicaacargodelaspropiasparticipantes,habíandescansadoenlashabitaciones del ala este. Y, esa mañana, habían salido en varios carruajesdescubiertosparapasareldíavisitandolospuntosmásinteresantesdelpueblo.¡Menosmalque,traslagrantormentaquesufrieronlanocheenqueMarcusy

elladecidierondejarsedesuspicaciasyamarse,habíavueltoahaceruntiempoexcelente!Unasituaciónquesemantendríadurantetodalavisitadelasdamas,según había vaticinado el viejo Swan. Los paisajes de Minstrel Valley eranbonitos con cualquier clima, incluso durante las intensas nevadas de invierno,perohabía que reconocer que, cuando salía el sol en su cielo inmensoy azul,todoparecíarefulgirdeotraforma.UnaOliviamuynerviosahabíasidolaencargadadeacompañarlascomoguía

y anfitriona en la excursión. Tras decidir que era mejor dejar el Puente delPasatiempoparaotraocasión,alestarsituadoenlasalidanorestedelpueblo,alladocontrariodetodolodemás,lavisitahabíaempezadoenlapartetraseradeClifford Manor, en las ruinas romanas, lugar que les había parecido muy«evocador»,adecirdetodas.El llamado Puente de las Ánimas era lo que quedaba de un viejo puente

romano,unaconstrucciónqueahoraresultabainútilyfueradelugar,porqueseencontrabasobreuncauceseco,enunazonadesombraymuchavegetaciónqueimponíaporsuambientelóbrego.Nosesabíanadadesusconstructores,exceptoque debía tratarse de los mismos romanos que levantaron la villa romanacercana,laquehabíasidosaqueadaparausarsuspiedrasenlaconstruccióndeotrosedificios,ydelaqueformabaparteelllamadoPozodelosDeseos.Poreso,resultabacuriosoque,laúnicaleyendarelacionadaconelsitiofuera

deépocamedieval,laqueloenlazabaconelPuentedelPasatiempo,peroOlivianopensabamencionarla.LadyActon le había advertidoquenodijese nada alrespectodelfantasmadelhombresincabezaquevagabaporallí,porquealgunasdesusamigaseranmuydelicadasypodíanalterarse.En todo caso, ni siquiera fue necesario decir nada. Ya ellas mismas

demostrarontenerunagranfantasíapropia,a lahoradeasustarseunasaotras,inspiradas por el nombre del puente: varias hasta lanzaron grititos y seabrazaron,segurasdequehabíaespíritusde«salvajesromanos»enlascercanías,

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aunqueluego,casisintransición,habíandisfrutadocomoniñasdelPozodelosDeseos.Habíanarrojadomásmonedasasuinteriordelasquehabíantiradotodoslos

habitantes del pueblo juntos en los últimos diez años. ¡Qué barbaridad! Alparecer, aquellas damas que hubiesen debido tenerlo todo, guardaban en elcorazónnumerosaspeticionesquesolicitaraldestino.Allítuvolugarelprimerpercancedeldía,cuandoladyHarry,quienalparecer

estabacasadaconelmarquésdeRutshore,unreputadoarqueólogo,habíaestadoapuntodeperderelequilibrioycaeralfondo,enunrevoloteodeenaguas.Ladamaencuestión,untantotemeraria,sehabíaempeñadoendistinguiralgoqueparecía talladoen lapareddepiedras,yparaellodecidió inclinarsehastamásalládelosensatosobrelafríaoscuridadquesurgíadeaquelagujeroprofundo.Por suerte, la maternal lady Kenwood estaba cerca, atenta y preocupada, y

pudosujetarlacuandoperdiópie,aunqueambassetambalearonunossegundos,albordedeldesastre.No llegó a ocurrir nada, todo se quedó en un susto, y un examen posterior

llevadoacaboconlaayudadeGoliath,demostróquelaaparenteinscripciónnoeramásqueundibujonaturalenlaroca.Lanoticiadecepcionóalospresentes,peroalmenosleshabíaprocuradounoscuantosminutosdeentretenimiento,demodoqueabandonaronellugarcontentos,ydeseososdeverelsiguiente.SoloOliviasiguióunbuenratoconelcorazónenvilo.Nodejabadeimaginar

loquehubiesesidotenerquevolverparadarexplicacionessobrelasdosdamasqueselehabíancaídoalpozo.Tomaronelalmuerzoen lasruinasdelcastillo,dondeseprodujoelsegundo

percance:Bubú,elpomeraniadiminutodeladyBadfields,desaparecióladrandoen el bosque, persiguiendo unos pájaros, y durante casi veinteminutos estuvoperdido, pese a que los hombres del grupo se dispersaron de inmediato paratratar de localizarlo. Fueron momentos de gran tensión en los que la damaapenaspudocontenerelllanto.Porsuerte,Johnnyregresóconelperro,suciodebarroypaja,peroentero.—EstabaenlagranjadelseñorSeamus,persiguiendoalasgallinas—explicó

elmuchachoaOlivia.

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Bubú iba a ser castigado con severidad, aseguró su dueña, aunque nadieconfiabamuchoenello,viendolosbesosqueledaba,sinimportarlemancharsetambién de barro. Lo lavaron como pudieron, con agua del lago que trajoJohnny,yluegoOlivialasentretuvocontándoleslaleyendadelaDamaBlancayeljuglar.Nopensabahacerlo,perounavezhuboempezado,decidió intercalardevez

encuandoalgunodelosversosdesumadre,comohabíahechoalnarrárselaaMarcus y a Harmony. Pensaba que no les gustaría, que serían mucho másexigentes en cuanto a poesía, pero no; para su sorpresa, la encontraron muyentrañableydivertida,yrieronyaplaudieronencantadas.Y,deallí,volvieronaMinstrelHouse,dondelasdamaspudierondescansarun

ratoyprepararseparaesareunión.FueentoncescuandoladyKenwooddescubrióquehabíaperdidounodesus

pendientesdediamantes.Claroque,nosabíadóndehabíaocurrido.Nosehabíadadocuentahastallegaralacasayquitarselasjoyas.Encuantoseenteró,ladyActonseofrecióaenviaraalgúncriadoarebuscar

porlossitiosenlosquehabíanestado,peroladuquesarechazódeplanolaidea.—No, por favor, queridaHelena—había dicho en el pasillo, poco antes de

empezarlareunión.Agitóunamanoenelaire,ayudandoarechazardeplanolaidea—.Hágameun favoryno sepreocupe. ¡Si soloha sidounpendiente!Leaseguroquepodrésobrevivirasupérdida.Olivia,queenaquelmomentoestabaayudandoaacomodaralasdamasconla

ayuda de las doncellas, había visto cómo Doll y Lucy intercambiaban unamirada al fondo. Por supuesto, cómo no. Aquella mujer despreciaba unpendientedediamantesquedebíacostarmásqueunañocompletodesusueldo.SeguroquealmenosLucyaprovecharíasutiempolibreparaexplorarporahí,aversiloencontraba.Yeralobastanteambiciosacomopara...—¿Durante la temporada, ladyActon?—estabapreguntando ladyMarwein,

sentadaensuextremodelsofá.Parecíaatónita.Suvoz,algochillona,fueloquesacóaOliviadesuspensamientos.«¿Qué?». Parpadeó, volviendo de repente a la realidad. Había estado tan

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metidaenesosrecuerdosyreflexionesquenosehabíadadocuentadequeladyActon ya había terminado de explicar las bases de su idea y ahora llegaba elmomentodeplantearlasdudas.YladyKenwoodparecíatenermuchassobreesedetalleenconcreto,porquealzóunamanoyañadió,casisinpausa:—Sí, por cierto. ¿Quiere decir que las niñas seguirán en la escuela incluso

despuésdesupresentaciónanteelrey?—Asíes—replicóladyActoncontranquilidad—.Durantetodalatemporada,

de hecho. Estarán aquí, en sus clases, pero asistirán a las fiestas en Londres,donde las damas patrocinadoras observarán sus avances y redactarán unosinformesquenospermitiránestudiarsuevolución.Uncoroderumores.LadyBethanysonrió.—Qué…peculiar.—Lo sé —admitió lady Acton. Tras ella, un rayo de sol incidió sobre la

litografíadeMinstrelValley—.Peroesque,estaseráunaescuelapeculiar.Algonuncavisto.Dehecho,dudodequenuncavuelvaaexistirnadaparecido.—Oh,¿noesunpocoatrevido?—sequejólacondesadeFenswith,unamujer

encantadora,queponíamuchavoluntadenagradarperonoeramuyabiertademiras.Nivaliente,porcierto.FueunadelasprimerasengritarenelPuentedelasÁnimas,temerosaantelaposibilidaddequeselesaparecieraelfantasmadeun romano.De haber sabido lo del hombre sin cabeza, con toda probabilidadhubiesesufridounvahído—.Merefiero,queridaHelena,aquelascosasnuncasehanhechoasí,ylosabes.—Lo sé, Beth. Pero, recuerda: «Nunca llega a ser coronado por la

inmortalidadquientemeiradondeleconducenvocesdesconocidas».LadyFenswithparpadeó.—¿Yesoquéquieredecir,querida?—EsdeJohnKeats—dijoladyHarry—.Ysupongoquepuedeinterpretarse

demuchasmaneras,peroyoentiendoquequieredecirquenohayquedejarsesometer por lo establecido. Que solo los que innovan, los que se atreven ainternarse por senderos todavía no recorridos, son recordados. Los demás…bueno,caenenelolvido,puestoqueformanpartedelagranmasa.—¿Masa? —Lady Fenswith la miró escandalizada, aunque quizá no sabía

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bienelporqué—.¡Oh!¡LadyRutshore!¡Yonoformopartedeningunamasa!—En realidad, tiene razón, Beth—intervino lady Acton—. Te lo he dicho

muchasveces,querida,enestavidahayqueatreverse.Hayqueprobarnuevascosas,lucharporevolucionarymejorar.Esloquediferenciaalosintrépidosdela mayor parte de la gente: ellos serán recordados porque luchan por lo quedesean,peseaqueesolescuestesalirsedelanorma.Elir«adondeleconducenvocesdesconocidas».—Nosé siyoquiero salirde lanorma…—adujo lamarquesadeMarwein,

queyasehabíamostradomuytímidaantes.LadyActonlesonrióconafecto.—Y lo entenderé, ladyMarwein.Os he convocado a todas vosotras porque

soismisqueridas amigas, confío envosotrasyhemoscolaboradoorganizandomuchoseventosypresentacionesjuntas,muchasveces.—Sonrió,engeneral—.DisfrutamosmuchoenLondres.—Yalocreo—sonrióladyFenswith—.Seteechamuchodemenos,querida.—Yyoavosotras.Poreso,queríacontarcon todas lasqueestáisaquípara

esta aventura. Es un proyecto nuevo, lo sé. Diferente, lo sé. Os diré más: esosado,atrevidoyaudaz.—Másmurmullos,algunosescandalizados—.Nuestrasjóvenesseránmiradasconmuchaatención,porqueserándistintas.Serán,comooshedicho,DamasSelectas.—Noséyosimegustaeso…—siguióprotestandoladyFenswith.—Meconsta.Teconozco,Beth,yséqueloscambiosnovancontigo.Yadigo,

comparto con vosotras un proyecto en el queme encantaría que trabajásemosjuntas,porquecreoquetenéisderechoaopinar,oslohabéisganado.Pero,porsupuesto,mipropuestano esunaobligación, sino solo eso: unapropuesta.Laquenoquieraparticipar,puededecirlosinproblemayquedarsealmargen.—Bueno…—titubeóladyMarwein,—Os recuerdo, en todo caso, que mi idea no va a hacer mal a nadie. Al

contrario,quizáconsigaqueunascuantasjóvenesseanmáscultasypiensenmásporsímismas,loquedarálugaraunamejorgeneracióndejóvenesdamas.UnasDamasSelectas.—Amí me parece perfecto—dijo lady Ishbel. Bubú ladró una única vez,

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dejandoclaroqueapoyabalodichoporsuama—.Dehecho,meapenaquenosemeocurrieseamí,yyahaceaños.Puedecontarconmigo.—Y conmigo—dijeron casi a la vez sus dos amigas, lady Bethany y lady

Harry.—Desde luego,puedecontarconmigo, ladyActon—dijo ladyCinthya,con

vozdulce—.Coincidoconustedenquetodoiríamejorsisepermitiesequelasjóvenes tuvieran unamayor educación.Hay que enseñarles a razonar sobre elmundoquenosrodea,nosoloapensarenbailes,cintasyencajes.—Puesnosésiesbuenaidea—insistióladyFenswith—.¿Enquéotracosa

debe pensar una jovencita? Podemos estar creando esposas contestonas queterminencontodaposibilidaddepazensusmatrimonios.—Oh,porfavor—replicólahonorableDianaEverleigh,conelceñofruncido

—.Yavasiendohoradequelasjóvenespuedanseralgomásqueunadornoenelbrazodeunhombre,¿nocree?—¡Oh!—LadyFenswithapretóloslabios—.Jovencita,dudomuchoqueatu

madreleagradeloqueacabasdedecir.—Bueno,noestáaquí.Estoyyo,yladyActonpuedecontarconmigo.Lamayorpartede lasdamasseunieron.Seguroque ladyActonyacontaba

conlanegativadeunaspocas,porqueloaceptósinproblema.—La escuela abrirá en septiembre, si todo va bien —anunció—. Antes

haremosalgunasobrasparaacondicionarMinstrelHouseaestenuevodestino,yhe iniciado gestiones para contratar más profesores y una directora. Yo mededicaré a elegir quéniñas van a venir. Sabéis quemegusta guiarmepormiscorazonadas, aunque aceptaré solicitudes y, por supuesto, las jóvenes quevosotraspropongáissiempretendránunsitioenmiescuela.—Oh,estupendo—dijoladyKenwood—.Mishijasyaestáncasadas,gracias

aDios,peroestoyseguradequeseráunabuenaoportunidadparamisobrina,enunpardeaños.Ahorasolotienedieciséis.—¡Oh, qué casualidad, yo también tengo una sobrina de esa edad!—Lady

RowsleysonrióaladyKenwood—.Esperoquesehaganamigasalgúndía.—Claroquesí,querida.Estoyseguradeello.—Ambas serán bienvenidas —asintió lady Acton—. También decidiré, de

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acuerdoconladirectora,quéjovenestápreparadaencadamomentoparaasistiraunafiesta,oenquénecesitamásatención.Yahíentraréisvosotras.Seréislasdamas patrocinadoras de las niñas de la escuela, y las acompañaréis yobservaréis durante las fiestas. Además, cada una organizaréis para ellas almenos una fiesta durante la temporada. En ese evento, la dama patrocinadoraserállamada«damaanfitriona».—Pero¿cómoharánparaasistir?—preguntólaseñoritaEverleigh—.Estamos

apocas horas deLondres, pero es unviaje incómodo.Son jovencitas, y estánllenasdeenergía,perosivanaviajaryluegoiraunafiesta,quedaránagotadas,pobrecillas.—Por supuesto, pero es un problema que tiene fácil solución: irán el día

anteriory sealojaránenActonHouseoenNorthcottHouse,atendidaspormisobrina, que para entonces ya será lady Northcott.—La miró a ella—. LadyOlivia sería, en ese caso, nuestro enlace, y contará con la ayuda de algunaprofesoraqueacompañea lasniñasenelviaje.—Hizoungestocon lamano,señalándolasatodasengeneral—.También,porsupuesto,sepuedenquedarenuna de vuestrasmansiones, si vais a dar la fiesta y así lo creéis conveniente.Todoesorganizarse.Enesecaso,ladamaanfitrionaseocuparádequelasniñasestén bien atendidas y vigiladas durante su estancia.Luego, al día siguiente ocuandosedecida,volveránaquí.—¡Amímeencantaría eso!—LadyHarry lanzóuna carcajada—. ¡Tener la

casallenadejóvenesdebutantes!Seguroqueesunaexperienciadivertida.—No sé yo, la verdad…—dijo ladyMarwein, con los ojos muy abiertos,

aunque,comoellahabíasidodelasquehabíanrechazadolapropuesta,nadielatuvoencuenta.—¿Y los jóvenes?—preguntó lady Ishbel—. Si están tan lejos, no podrán

cortejarlasfueradelmomentodelbaile.Yesoesmuyimportante,sobretodosisedeseaqueconsiganeléxitoenunaprimeratemporada.LadyActonlededicóunasonrisa.—Esimportante,sinduda.Peroesque,cortejaraunaDamaSelectadebeser

algomás difícil que cortejar a cualquier damita deLondres, querida.Además,insisto,queesténenMinstrelValleynosignificaquenovayanaestar,ymucho,

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enlacapital:loestarán.Ylosjóvenespodránverlasallíyvisitarlasalládondeesténalojadas.Pero,enotrosmomentos, tendránqueesperarasusaparicionesen los grandes salones.Tendrán que enterarse de cuándo o dónde van a estar,esperarlas…desearlas.—¡Desearlas!—exclamó ladyFenswith.Casidio la impresióndequehabía

escuchadounablasfemia.LadyActonrio.—Vamos,Beth.Queambasfuimosjuntasamuchosbailesysoñábamoscon

besarnos con un joven. —Lady Fenswith se quedó mirándola un segundo, yluego rio entre dientes—. Pero sabes que no hablaba de nada impropio.Queremos que esos caballerosdeseen a nuestras niñas, sí.Que las valoren.Yqueremosqueellassepancómodebenafrontarlascosas,antesdeembarcarseenelviajemásimportantedesuexistencia:elmatrimonio.Buscandoelamor,perosabiendocómovivirlo.Aloíraquello,Olivialamiróconinmensocariño.Marcusyalehabíacontado

aquésereferíaconeso,ynopodíapormenosquesentirunasganasinmensasdeabrazarla y protegerla. Lady Conway también debía saberlo, porque, aunquehabíaestadosilenciosadurantetodalareunión,sonrióydijo:—Desdeluego,Helena.Asídebeser.Cuentaconmigo.—¿VaairaLondres,ladyConway?—preguntóladyFenswith.—No,sipuedoevitarlo—replicólaotra,muytiesa.Senotabaquenolecaía

demasiadobienladyFenswith—.Peropuedoayudaraquí,enloquesetercie.LadyActonsonrió.—Gracias,Florence.—¿Ycuántasniñasacogerá,milady?—preguntóladyBethany.—Depende. Diez mínimo, espero. Quizá veinte de máximo. Quince, como

términomásdeseable.Peroyadigoquedependerádevuestrasnecesidades,delas peticiones que se me hagan y de mis famosas corazonadas. Hablando deeso…Hedecididoyaquiénseránuestraprimeraalumna.—Sonrió,dejandounsegundodeexpectación—.RomolaSeymour.Molly.—¿RomolaSeymour?—repitióladyFenswith,atónita—.¡Porfavor,Helena!

Yasomosmayores,nonosquedatiempoquemalgastarencausasimposibles,y

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loharás,loperderássiloempleasenesachica.¡Esundesastre!Ynisiquieraesnoble.—Lo sé. Me consta todo eso. La conocí hace algunos años, en el museo

Rutshore,Harry,porcierto—sevolvióhacialadyRutshore—,estuvoapuntodederribarelsarcófagodeesamomiaegipciaquetenéisallí,unasacerdotisa.LadyRutshoreseenvaró.—¿FuelaquecasitiróaNefer-Anjet-Ast?—Lamisma.—¡PorDios!—Se echó a reír—. ¡AEdward casi le dio un ataque, aunque

mantuvierasuhabitualflemabritánica!¡Esosíqueesunreto,ladyActon!¡Votoporafrontarlo!—Gracias, Harry. Espero contar con vuestro apoyo, porque Molly es una

DamaSelecta.Loveréis.A partir de ahí, la conversación siguió, aclarándose ideas y detalles, hasta

llegar lahorade lacena.Decaminohaciael comedor,Olivia seencontróconMarcusenelpasillo.Elcorazónbrincóensupecho,comosiemprequeloveía.Él la cogió de lamano y casi podía decirse que la secuestró, arrastrándola aljardíntrasero.Allí,nosedetuvohastallegaralViejoGigante.Laapoyóensuenormetronco

ylabesó.—¡Marcus!—exclamó, sorprendida, en cuanto pudovolver a hablar—. ¿Te

hasvueltoloco?Vamosallegartardealacena.—Solo será unmomento.Unadisculpa y un beso.—Volvió a besarla—.O

dos…—¿Yladisculpa?—Arqueóunaceja—.¿Porquées?Suexpresiónseensombreció.—He intentadoentrar en tuhabitación—confesó—.Te locontará la señora

Burton,puestoquemehasorprendidoenpleno«actoindignodemí»,talcomolohadescrito.Casihallegadoareñirme.—Torcióelgesto—.No,enrealidad,mehareñido.Estoyseguro.—¿Qué?¡Marcus!Perosisabíasquenoibaaestar.—Desdequeiniciaronsu

relación,raraeralanocheenlaqueélnoibaasudormitorio,oellanovisitaba

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elsuyo—.¿Nopodíasesperaraquemeacostase?—Ibaadarteunasorpresa.—¿Unasorpresa?¿Peroqué?—Bueno…Supongoqueyadaigual.—Sacódelachaquetaunaflor.Erauna

rosa muy roja, que todavía se mantenía perfecta—. Iba a dejártela sobre laalmohada.Esdeljardíndelafrancesa.—Marlene.—Sí,eso.Yesroja.Comodebióserdesdeelprincipio.—Selacolocóenel

pelo,sujetándolaconbastantehabilidadenelmoño.Oliviapensóquenodebíaolvidar mirarse bien cómo quedaba antes de entrar al comedor. No queríacomentarios por parte de lady Fenswith—. Sé que la blanca no terminó degustarte.—Oh,nomedisgustó.Dehecho,mesorprendiómuygratamente.—Hizoun

gestoevasivo—.Yluegomedecepcionó.Éllamiróconfuso.—¿Tedecepcionó?¿Porqué?Oliviaseechóa reír.SeapoyóenelViejoGigantey tiródeél,paraquese

acercase.—Esovasatenerqueadivinarloportimismo,lordNorthcott.Sebesaron.Cuandoseapartó,Marcuslamiró,conojosinteligentes.—¿Cuálestucolorfavorito?Oliviasonrió.—Elblanco.

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Epílogo

Principiosdeseptiembrede1835

—¡Yaestánaquí!Olivia oyó la exclamación de Harmony cuando estaba todavía a media

escalerahaciaelvestíbulo.Dudóunmomento,preguntándosesiestaríabienquela marquesa de Northcott echase a correr de cualquier manera. En otrascircunstancias,nolohubiesehecho,perodadoquenohabíanadiealavista,selevantólafaldayaceleróelpasocuantopudo.Alllegaralapuerta,recuperósuaspectoelegante.Ya era la esposa deMarcusHale, desde hacía tres días. Pensaban repetir la

ceremoniaenLondres,conunagrancelebraciónalaqueasistiríalomásselectode la sociedad, pero habían querido contraer matrimonio ya, y en MinstrelValley,porqueladyActonnopodríaencararunviaje.Ylaconocían:decasarsesoloenlacapital,ellahubieseinsistidoenirynopodíanconsentirlo.Total, ya era hora de hacerlo. Marcus y ella pasaban juntos casi todas las

noches,cualquierdíapodíanencontrarseconlanoticiadequeesperabanunhijo.Oliviaapoyóunamanoensuvientre,conunasensacióninmensa,algoqueibamásalládelaalegría.Ojaláfuesecuantoantes,loestabadeseando.Marcus estaba en la plazoleta que formaba la parte alta de la escalera,

acompañadodeHarmonyydeunataciturnaseñoritaChatham.TambiénestabaEleanorHarper,laquehabíasidonombradadirectoradelaEscueladeSeñoritasdeladyActon,queenesedíaabríasuspuertasalaprimeraalumnadelcolegio.LaseñoritaHarpereraunajovenmuyagradable,perodeojosmuytristes.Olivia

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sepreguntabaquélehabríaocurrido.Quizáalgúndíallegaraasaberlo.LapropialadyActonestabaallí,ensusilla,enelcentrodelsemicírculoque

formabansusacompañantes.Goliathacababadefijarsufrenoallí,ysepusoaunlado.AlveraOlivia,sonrió.—LadyNorthcott…—dijo como saludo, y ella sintió que casi estallaba de

felicidad.—SeñorGoody…Marcuslavioyletendióunamano,sonriente,yellalatomóypensóqueno

podíahaberfelicidadmásgrandequeestarenamorado.Harmonylanzóunarisa.—Seteponecaradetonta,hermanita…—Yateocurriráatialgúndía.—No,yonomecasarénunca. ¡Voyaserunaartista! ¡Contaréhistoriascon

dibujosynadiequerrácasarseconmigo!Marcusagitólacabeza,peronopudoevitarecharseareír.—Mejor.Asínotendréqueamenazaranadieporlosrincones.—¡Marcus! —exclamó Olivia, pero todos chistaron, para que guardasen

silencio.El cocheenelque llegaba laprimeraalumnade laEscueladeSeñoritasde

lady Acton había cruzado ya las puertas y se estaba deteniendo al pie de laescalinata.ElseñorBarrysecolocóaunladoyJohnnyacudióraudoaabrirlaportezuela,impecableensunuevotrajeoscuro.Soltólaescalerillaysostuvolapuertaparaquebajaransusocupantes.El primero en descender fue un caballero que, en cuanto pisó el suelo, se

volvióparaayudaralamuchachaqueapareciótrasélenelumbral.Eramorenaybajita,peroconformasmuyacentuadas.RomolaSeymour,llamadaMollyporfamiliaresyamigos,teníaelsombrerito

algo ladeado y, aunque vestía impecable, no se había percatado de que se lehabía soltado del moño un mechón bastante grueso, lo que arruinaba todo elconjunto. Sus grandes ojos castaños se fijaron en el grupo que esperaba en loaltodelaescaleraconunamezcladeagudezayansiedad.Empezóabajardelvehículo…El tropezón fue tan inesperado, que ni Johnny, que estaba allí cerca, pudo

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impedirquelamuchachasecayeradebrucesalsuelo,enunlíodelazos,faldasyenaguas.—¡Oh,Diosmío!—seoyóexclamaralcaballero,quedebíadesersupadre.

Seinclinórápidoaayudarla—.¡Molly!¿Tehashechodaño?Johnny también hizo amago de ir a agacharse a su lado, o de tenderle una

mano, pero no se atrevió a tocarla. Se quedó allí, rojo como una manzanamadura,quizáporquesehabíanvislumbradolospololosdelajovendama.Porsuerte,nofuenecesariasuintervención.—¡Estoy bien, estoy bien!—replicó lamuchacha, poniéndose en pie por sí

misma y sacudiéndose la ropa. Movió el sombrerito con un tirón demasiadofuerte y se le salió otro mechón, pero tampoco pareció darse cuenta—. Deverdad,papá,estoyperfecta.—¡Quétorpe,pobrecilla!—rioHarmonyporlobajo.Suhermanolepellizcó

apenasunaoreja—.Ay,vale,nolodiré.—No,nolodigas—lariñóMarcus.—Comonodiréquetieneunnombrehorrible.¡Romola!—Abriómucholos

ojos,conespanto—.¿Dedóndehasalidoeso?¡Simellegáisallamarasí…!No,ahoramellamaríadeotraforma.—Calla,quetevanaoír—lesusurróOlivia.Romolasubiólaescaleraconsupadre.Casisediríaquelaescoltabadecerca

para queno cayera rodando.Olivia sintió una simpatía instantánea, y tambiénalgodepena,alvercómoletemblabanlasmanos.LadyActonsonrió.—Señor Seymour.—Aceptó su reverencia con elegancia y se centró en la

niña—.Hola,Molly.Mealegramuchovolveraverte.—Buenos días, lady Acton—dijo ella en respuesta, balbuceando un poco,

quizá por los nervios—. ¡Estoy deseando estudiar las fascinantes piedrasromanasdesumurotrasero!Noesporalarmarla,peroestoyconvencidadequehansidomaldatadas,porloquevoya...—¡Molly!—lariñósupadre.SedirigióaladyActon—.Milady,esunplacer

estar aquí. Queremos agradecerle mucho su invitación… —Sonrió, conentusiasmo—¡Yestamosdeseandoestudiaresaspiedras,desdeluego!

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LadyActonrio.—Yosoylaqueestáagradecidadequetuvieraencuentamipropuesta,señor

Seymour. Le aseguro que ha sido un auténtico placer invitar a Molly a laescuela…Y,desde luego, esperoque losdosdisfrutenmuchoestudiandoesasruinas.—Olivia sintió lamano deMarcus estrechando sus dedos y, de algúnmodo, supoque estabanviviendo el principiode algomaravilloso, que estaríallenodevida.LadyActon sonrió—.Bienvenidos a laEscueladeSeñoritasdeladyActon.

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Notadelaautora

Comolamayoríadelaslectorasderománticayasabréis,Merytonesunaciudadimaginaria,creadaporlaautoraJaneAusten.EstásituadacercadeLongbournyNetherfield, en Hertfordshire, y aparece en Orgullo y Prejuicio, una de susnovelas más famosas. Las autoras de la serie deMinstrel Valley han queridomencionarlacomohomenaje,enagradecimientoalomuchoquehandisfrutadoyaprendidoconsusmaravillosashistorias.LaLegiónBritánicadeSimónBolívar,mencionadaenlanovela,corresponde

a datos reales, yHippisley fue uno de los coronelesmás importantes. Tras lavictoriadeWaterlooyladerrotafinaldeNapoleón,alrededordemediomillónde hombres, soldados británicos durante todas las guerras napoleónicas, sevieron de pronto convertidos de nuevo en civiles, hombres sin futuro, sinposibilidades de reinserción en la vida normal, gracias a un trabajo digno. Elgobierno inglés, en plena crisis económica, no se opuso (al menos en unprincipio, el asunto cambió con el tiempo) de un modo oficial al reclute dealgunosmiles por parte de los representantes de Bolívar, pese a las protestasespañolas.Los ingleses formaron unidades militares para luchar bajo el mando del

generalSimónBolívaren laguerrade independenciade losactualespaísesdeVenezuela,Colombia,Ecuador,PerúyBolivia.Lahistoriadeloqueallíocurrióesestremecedora,comolofueeldestinodeesoshombressinfuturo,quehabíanarriesgado susvidaspor lapreservaciónde Inglaterray solohabían recibidoacambioelolvidodesupaís.La Histoire de monsieur Jabot, la littérature en estampes de Rodolphe

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Töpffer,publicadoenGinebra,enmilochocientostreintaytres,esconsideradoelprimercómicdelahistoria.El poema Cuando las suaves voces mueren es, efectivamente, de Percy

Shelley,aligualqueOdaaunaurnagriegaesobradeJohnKeats.Los personajes de lady Gysforth, lady Rutshore y lady Badfields (lady

Bethany,ladyHarryyladyIshbel,respectivamente),asícomosusesposos,lordGysforth,lordRutshoreylordBadfields,pertenecenalaambientaciónElmundodelTámesis,enconcretoalaserie«UndíaenelTámesis»,delaautoraDíazdeTuesta.El mencionado sir Arian Creepingbear, investigador al servicio de lord

Northcott,tambiénperteneceaesaambientación.Sí,BubúeshijodeTutú,elpomeraniadeladyBadfields.Y«¿Verde?—Intentóadivinar.Leyóensusojosqueseequivocaba,asíque,

propusootro—. ¡No,no, rojo!»es,por supuesto,unguiñoaunapelículamuydivertida.Seguroquesabéiscuál.

BethanyBells

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Sitehagustado

SimelopideelcorazónNotepierdaslasegundaentregadeMinstrelValley

ElprofesordebailedelaseñoritaSeymourdeEleanorRigby

1

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MinstrelValley,HertfordshireAbrilde1837

Las botas nuevas deEdwardHastings pisaron la grava con recelo, como siantestuvieranquecomprobarlatemperatura.Tratándosedelcaminodesniveladoy fangoso de un pueblo inglés, hablábamos de medidas preventivas y noreticenciasaconocerporfinsudestino...Aunquetambién las tenía.Albergabamuchas y grandes reticencias. Pero tras haber sido víctima de un insufribletrayectodecasitreshorasymedia,sometidoalvaivéndeuncarruajealquilado,nosolohabríapuestolosdospiessobreelinfiernoparapoderestirarlaespalda,sinotambiénlasmanos.Tuvo que entornar los ojos para evaluar el terreno. Había dejado atrás al

Londres del segundo diluvio para que un rayo de sol estuviera a punto decegarlo. Veintitrés años vivo, veintitrés años como ciudadano británico, ytodavíalecausabarechazolavolubilidaddelclima.Esosoloenundíanormal.En un día espantoso como aquel, lo único que no le inspiraba un arrolladordesprecio era la convicción de que se marcharía deMinstrel Valley antes devolveraacostumbrarse.—¡Por fin! —exclamó una voz que se le hacía conocida—. Llevamos

esperándotemediahora.Edwardusólamanocomoviseraparacaptarelpaseorenqueantedesutío,la

razón en carne y hueso por la que estaba allí, y también el motivo de sutormento.Noseatrevíaaexteriorizarsumolestiaporque,afindecuentas,élnoeraeltullido,nitampocoelquenopodríaejercersutrabajoporello.Perohabíasidounainconvenienciaquenoselehubieraocurridonadamejorquehacerseunesguincedetobilloapenasunosdíasantesdelaaperturadelatemporada.El señor Lionel Hastings, aparte de ser el efusivo tocón que le daba la

bienvenida con un abrazo, era un miembro indispensable de la escuela deseñoritas deMinstrel Valley. Estas señoritas acudirían a uno de sus primerosbailes en sociedad en tan solo unos días. Por elmomento llenaban de vida lalujosamansióndeladyActon,unaobra

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de arquitectura francesa espectacular. La entrada estaba enmarcada por dosfilasdesirvientes,preparadosparadarlelabienvenida.—Créeme—masculló de mal humor—, yo también esperaba llegar media

horaantes.—¿Por qué? ¿Impaciente por ocupar mi lugar? —se recochineó el muy

miserable,esbozandounasonrisajuguetona.¡Desdeluegoqueestabaimpaciente!Siemprehabíasidoelsueñodesuvida

plantarsedelantedetodaunaescolaníadementecataspara...«Esanoeslaactitud»,serecordó.«Estáshaciendounfavor.Quémenosque

fingirquenoteimporta,oquenotelovasacobrarmuycaroencuantotengasoportunidad».—Noereselúnico—continuóLionel—.Lehehabladoalasjovencitasdetu

incorporaciónyestándeseandoconocerte.Estosdíasandanmuynerviosasporlapresentación,asíqueesposiblequetehayavendidocomounmanjarsuculento.Edwarddejódeacomodarselachaquetaparamirarloconelceñofruncido.—¿Perdón?—Necesitabaninspiración,Edward—lereprochó,echandoelpesodelcuerpo

sobreunodelossoportesdemadera.Elotroloutilizóparadarleuntoquecitoenlacadera—.Ysabesquenomegustadarmalasnoticiassinunabuena,menosaúnenestasfechas.Sihubierasvistosuscarascuandolesdijequetendríanquebailarconellasmismas,tepuedoasegurarquehabríasdichocualquiercosaparaanimarlas.—¿Noeseso loquese llevahaciendodesdequeLondreseraunsolar?Las

mujeressiemprehanpracticadojuntas.—Peroellassehanacostumbradoalafiguramasculina,yyanoselespuede

negar. Dejémoslo aquí y entremos. Lady Acton y la señorita Harper hanpospuestoeldesayunoparadartelabienvenida.Jackpuedeencargarsedellevartusmaletasalahabitacióncontiguaalamía.Acontinuación,Lionelllamóaunmuchachoqueestabaescondidoenunade

lasfilasdecriados.Elsusodichoasintióyprocedióaencargarsedelúnicobaúl.A Lionel no se le escapó la ligereza de este, y no perdió la oportunidad decomentarloenvozalta.Susobrinoleseguíadecerca,vigilandoquenopusiera

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lamuletadondepudieratropezar.—Dijistequesoloseríaunmes—contestó—.Hetraídolojustoynecesario.

Comprenderás que no puedo alargarlo más. Tengo unos compromisos querequierenmipresenciaenlacapital.—¿Quécompromisossonesos?—inquirió.Edwardsaludóconlacabezaalos

miembros del servicio; así se perdió la sonrisa divertida de su tío—. ¿Algunocontirabuzones?Adecirverdad,nicontirabuzones,nicontrenzas.Elúnicocompromisoque

Edward tenía pendiente era el de sustituirle por tiempo reducido, más por laridículalealtadqueseledebíaalafamiliaqueotracosa.Peromásalládeeso,norecordabahaberseñaladonadarelevanteoinaplazableensuagendaduranteelsiguiente...añoymedio.Claroqueteníaunmejoramigoconelsíndromedelmarqués egocéntrico, y tenerlo contento requería tanta dedicación como paraconsiderarseun trabajo a tiempocompleto.Se cumplíanunashorasdesdequeClive le había armado toda una escena por atreverse a abandonarlo en plenatemporada,yencimacargandoconlaresponsabilidaddeencontrarunaesposa.ComosielpropioEdwardnoactuarayacomotal.—¿Sabes?—seguíahablandoLionel—.Lobuenodetodoesto,apartedelos

magníficosprofesionalesconlosquetratarás,esquepuedesecharlesunojoalasmuchachas.Lamayoríatienenyadieciocho,yestánlistasparacasarse.Talvez,algunadeellas...—Nollevoaquínicincominutosyyameestásarrojandoalosbrazosdeuna

mujer—interrumpió—.Diossanto,penséqueelreencuentrotraeríaunpocodeoriginalidadportuparte.Teveoconelmismodiscursoconelquetedejéhacedosaños.—Bueno,muchacho,nosepuededecirquetúestésresultandoinspirador;te

veoconlamismacaradevinagreconlaquetedejé,hacedosaños.Hablandodeeso, sería un detalle que la cambiaras antes de conocer a lady Acton y a ladirectora.Setomanmuyapechotodolorelacionadoconsuinstitución,ydudoquelesgustequeesaseatuactitudrespectoalcontrato.Edwardnocontestóporpereza.Selimitóaseguirensilencioalchicodelos

recados y a Lionel, que ni mantenía el ritmo de la marcha ni tampoco le

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importaba.Nosedejóimpresionarporlamagnificenciadeledificio,queenpocoseparecíaalasmansionesestiloregenciaoneoclásicasqueimperabanahoraenLondres.Sedabamásunaireauncastillodereducidotamaño,enmarcadoporsustorresyampliasarquerías.Tuvieronqueaccedera laentradasubiendounahermosaescalinataquehabríacomplicadoelequilibriodelperjudicadoLionel,quienaunasí,resolvióconestilo.Sutíoeraunodeesoshombresautoritariossinquererlo.Marcabaelcompás

de los movimientos del resto solo caminando junto a ellos, despertando laenvidiahaciasuagilidadyelrespetoporsutrabajo, loqueyaeraunavictoriacuandosecodeabaconaristócratasmuypagadosdesímismos.Setratabadeuncaballeroenelsentidoestrictodelapalabra.Alto,herederodelamelenarubiadelosHastings,yportadordelamismamiradadesafiantedesudifuntopadre.Vestía tallasalgomásajustadasqueel clásicohombredelgado,peroesono lehacía desgarbado o huesudo, y aunque así fuera, su seguridad al ser y estarseguiríahaciendoquemásdeunasedieralavueltaalcruzárseloporlacalle.Almargendelosatractivosfísicosdeuntipocercanoa loscuarenta,Lionel

eraelúnicobailarínqueconocíaquesabíadotardeprofesionalidadasuparejaenmedio de un vals, cuando con otro de sumisma estatura y destreza habríaparecido un pato mareado. Durante su época en Francia, donde no definióprecisamentesutécnicacomodanzarínclásico—másbiensemovióenelbarriode Montparnasse, estando presente durante el nacimiento y asimilación delcancán, desconocido en Inglaterra—, se alzó el rumor de que era capaz dehipnotizarasuacompañanteparahacerlabailarasuson.Edwardpodíadarfedequesutíoeralaexcepcióndelfamosodicho:dospodíanbailarsiunonoquería.Le sobraba talento para ambos, y eso le generaba una molesta sensación deincompetencia. Ibaa reemplazaraalguienque leparecía insustituible,yenunmomento donde lasmuchachas tendrían los nervios a flor de piel. Esperaríanmagiadeundesconocidodurantelosúltimosensayosantesdevolaraunsalónreal,cuandoloúnicoqueélsabíahacereramantenerelritmo.Seconsolabapensandoqueloscaballerosquefirmaríansuscarnésdebaileno

seríanexpertos.Edwardsehabíafijadoenquelainmensamayoríaeratorpeynoledabaimportanciaalatécnica:usabanlamúsicacomoexcusaparaponerlela

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manoencimaasupreferida.Quienestuvieralibredepecado...Sacudiólacabezaydedicóunvistazoaltecho.Nohabíatenidomuchotiempo

para valorar la mansión por fuera, ni tampoco era un apasionado de lasdecoraciones;sepodíadecirqueEdwardteníaelgustoporlohermosoalavistaalgo atrofiado, y un ejemplo eran las prendas sobrias y oscuras con la que sehabía vestido para la ocasión. Aunque, a decir verdad, no había ocasiones. AEdward no le importaba ponerse lo mismo para viajar que para bailar. Siestablecíadistincioneseraporsimplescuestionesdeetiquetaysaberestar.Peroaunyconsufaltadegusto,supovalorarlasalitaalaquele condujeron, donde tres mujeres esperaban manteniendo una charla

comedida.Reconocióelambientehogareño,elamuebladoestiloSheratonylasparedesforradasdedamasco.Hastaahí llegósuobservación,antesdequeunade las mujeres se levantara y dirigiese a él desde su sitio con una pose...adecuada.Sí,asíladescribiría.Adecuada.—Milady,señoritaHarper;talycomolesprometí,lespresentoalrescatador

delasbailarinas.Misobrino,EdwardHastings—intervinoLionel,haciendoungestodivertido—.Edward,permitequetepresentealadyActon,dueñadetodoloqueves,alaseñoritaEleanorHarper,directoradelaescuela,yalahonorableseñoritaMelanieChatham.—SeñorHastings—saludólaprimera,acercándoseparatenderlelamano—.

BienvenidoaMinstrelValley.Habíamossalidoa recibirle,perosabiendode laborrasca enLondres supusimosque la espera se prolongaría.Espero quehayatenidounviajeagradable.Edwardaceptósubienvenidacontimidez.Laimpecablecortesíadelamujer

fue opacada por la mirada que le dirigió, empañada de un aire melancólicodesconcertante.—Los caminos del pueblo son algo angostos en determinadas zonas, pero

nadainsoportable.—EsbozóunasonrisaamigableysedirigióaladyActon,alaquesaludóconunasencillareverencia—.Milady.SeñoritaChatham.No se llevó ninguna sorpresa al advertir las limitaciones físicas de la

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fundadoradelaescuela;Lionelyalehabíapuestosobreaviso,nofueraqueseleescapara una mueca de lástima que pudiera tensar el ambiente. En cualquiercaso,susituaciónnolerestóeminencia,sinotodolocontrario.AEdwardnolecostó imaginar la reputación que tendría allí. Su presencia y eleganciaresultaban, hasta cierto punto, intimidatorias. Contrarrestadas, gracias al cielo,porlabuenadeMelanie,quelaacompañabaatodaspartes.—SeñorHastings...,sentíacuriosidadporconocerlo.Esposiblequenoleesté

captandodeltodobien,peroesustedcasiigualasutío—comentóladyActon—.Siloquemehancontadoescierto,tambiénloigualaráendestrezamusical.—Si sus referencias vienen de Lionel y lo conoce solo un poco, sabrá que

exagera.—Por supuesto que no ha exagerado. No olvidamos el gran favor que nos

hace, señor Hastings —continuó la señorita Harper—. Nos habría resultadoimposible encontrar un bailarín del nivel de su tío en tan poco tiempo. Suaceptación y precipitado viaje han sido una bendición. Las niñas estaránmuyagradecidas.—Esunhonorparamíserútil.«Aunquepreferiríaserútilenmicasa».—Porsupuestoqueloestarán,peroharíamosbienenavisarledequetambién

pondrán a prueba su paciencia —intervino lady Acton, evaluándolo con lamirada—. Si no tiene experiencia tratando con jóvenes, espero que al menosadquieralapericianecesariaenelmenortiempoposible.Ysienalgúnmomentose siente incómodo, con alguna que otra en concreto... —Findlay y Harperintercambiaronunarápidamiradacómplice,comosi todoelmundosupierayade quién estaban hablando—, siéntase libre de comunicárnoslo para que lassupervisoraspuedanmeterlaencintura.»Hay unas cuantas que tienden a poner ojos de cordero cuando hacen una

trastada, y otros que son demasiado blandos para reprenderlas comomerecen.Esperoque,yaquesustituyealseñorHastings,seamástajanteconellasenesesentido.—Hecaptadolaindirecta—asintióLionel,divertido—.Puedeestarsegurade

quemisobrinonoesfácildeconmover.Convertiráestoenunregimientosiselo

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pide.—No es necesario que lleguemos a tanto. Soy consciente de que es un

esfuerzo para usted, ya que esmúsico y no bailarín especializado. Por eso leagradezcoenpersonaquepongaanuestradisposiciónunodesustalentos.Sepaquetodosellosseránvalorados—añadió—.Pormiparte,soyunaentusiastadela buenamúsica. Si no tenemos la oportunidad de oírle tocar en esta ocasión,procuraremoscontarconotra.Edward se tensódemanera inapreciablepara todos, exceptopara símismo.

Conociendo al taimado de Lion, y su tendencia a la grandilocuencia, habríavomitado un discurso sobre sus capacidades. Unas que perdió hacía bastantetiempo,motivoporelquepreferiríanoponerseaprueba.—Unplacer conocerle—dijo ladyActon para terminar—.Con su permiso,

voyaretirarme.Nuestradirectoraledarálasindicacionespertinentesyenseñarálosemplazamientos.—Lasniñas están recibiendo su leccióndearitmética—intervinoHarper—,

peromañanamismo,cuandosehayainstaladoyfamiliarizadoconlaescuela,selas presentará el señor Hastings en el salón de baile. Y hablando de señoresHastings...—continuó—.Talvezdebiéramoshaceralgunadiferenciación,paraquelasmuchachasnoseconfundan.Lionel se puso al cargo de la conversación, de la que fue elegantemente

expulsadounosminutosdespués,cuandolaseñoritaHarperseñalóquedisponíade poco tiempo para guiarlo por la mansión. Era un trabajo del que podríahaberseencargadoalgúnsirviente, pero la directora semostró tajante y comprometida con lo que le

concernía.SehizoevidenteparaEdwardqueallílascosassehacíanalamaneraparticular de las responsables, lo que imprimía cierta intimidad al lugar. Nodejabadeserunamansiónadaptadaporunadamadealtaalcurniaparasatisfacerundeseoderealizaciónpersonal.Por lo que sabía, hacía un año o dos desde que lady Acton llegó a la

conclusióndequedebíahaceralgunaaportaciónalmundo;unaquedierasentidoa su existencia.Erauna lástimaqueno se lehubieraocurridonadamejorquefundar una fábrica de muñecas idénticas. Si de Edward hubiera dependido,

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habría construido una biblioteca monumental, o una exclusiva academia demúsica, como aquella en la que tuvo la suerte de destacar no hacía muchotiempo:TheRoyalAcademyofMusic.Pero todoesto tuvo ladecenciadepensarlocuandosequedóa solasen sus

aposentos, una vez concluido el interminable turismo por las amplias yostentosas habitaciones dedicadas a... Ni siquiera se acordaba de lasdescripcionesolospasillosparaaccederaellas.Sehabíaaprendidodememoriaelcaminodesuhabitaciónalsalóndebaile,ydeestealapuertadeentradayala cocina, todo cuanto necesitaba para desempeñar su labor sin decepcionar anadie.Laescuelanoibaporlibre,perolasrestriccionestampocoeranseveras,loque

significabaquenoteníaporquépermanecerenMinstrelHousedurantetodoeldía. Era una buena noticia para un hombre que se sentía encerrado cuandopasaba más de unas horas en el mismo espacio, al que le gustaban lasexpediciones campestres y dormir al aire libre. Y también para alguien queestabahaciendoalgoqueibacontratodossusprincipios.No podría haberse negado. Lionel le necesitaba, había toda una escuela de

niñas pendiente de su respuesta, y él no estaba lo bastante atareado para nohacerse responsable con razón. Sin embargo, todo lo que aquel lugarrepresentabaleproducíaunrechazoautomático.Quizáloscimientossesalvaran;la deslumbrante fachada y belleza decorativa, pero ese adiestramiento tanbanal...Erainsultante.Ysisolosirvieraparaatraerahombressuperficiales,noestaría tan en contra. Lamentablemente, ni los estúpidos ni los inteligentes seresistíanaunajovencitaconlasmejillascoloradas,debutandocomopianistaenunaveladadetarde.Inclusoeltemblordesusdedosestabaestudiado,lamayoríadelasveces.Peronoibaaamargarseconpensamientosdeesetipo.Selevantódelacama,

tras haber colocado con religiosa meticulosidad sus pertenencias, y salió a laaventuradedescubrirelpueblodelainfanciadesumadre.Delasuya.Minstrel Valley no era ningún desconocido para él. Todavía recordaba las

historiasque leacompañaronde joven, lamayoríadecortemítico.¿Quién,entodoelpueblo,noconocía ladestacada leyendasobreel juglary laesposadel

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cruzado?Dichoasí,sonabainteresante,peroteníaquesustentarseenunromancetrágicodel todoabsurdoparaamargarla.La tendenciaa las invencionesépicaserauntópicofrecuente—manido,diríaél—enlugaresirrelevantescomoaquel.Talvez,pensaba,porquesusvidaserantanaburridasquesentíanlanecesidaddeponerapruebasuimaginación.Llegó al jardín trasero rodeando la casa, impulsado por la invitación de la

señoritaHarper,quehabíahechoespecialhincapiéenelmaravillosotrabajodeljardinero.Llevabalamanoencajadaenelbolsillodelchalecoyelceñofruncidoporculpadelsolcegador.Nohabíavistoundíatanvolublecomoeseenaños,lluviatorrencialduranteelviajeyderepentecalordeltrópico.Conelánimodesmoralizadorquearrastrabadesdeprimerahoradelamañana,

no prestó su admiración a las curiosidades del espacio. Era un amplio jardíncoronadoensucentroporunafuentedeaguafresca,dondelanaturalezacrecíamásomenosenlibertad.Laparticularidaderaelcercadodelpatio,constituidaporlosrestosdeunaviejamurallaqueparecíadeorigenantiguo.Pretendíaacercarseavalorarlo,cuandouncoroderisascaptósuatención.Edward levantó la cabeza comoun perro de caza y siguió elmurmullo.En

solounospasosdistraídosseplantódelantedeungrupodecincojóvenes: tresdistanciadas,yunaagarrandoaotrapor loshombros.Loprimeroen loquesefijó, fue en que todas sin excepción tenían el borde de la faldamanchado debarro,seguramentedeesamismamañana.Ydespués...—¡Ya!Ahora...Todoelmundoensilencio—ordenóunamuchacharubiacon

seguridad.Sealejódelaquehabíaestadoconteniendocomosilehubieradadouncalambre.Añadió,envozbaja—:Recordadquenopodéissalirdelpatio.Nihablar.—Túestáshablando.—Ytútambién.—¿Quiéneslaquehablaahora?Uncontundente«shhh»delarubialascallóatodas.Segundosdespués,estaba

palpando la corteza de uno de los árboles para decidir si merecía la penaarriesgarseaescalarlo,huyendode losbrazosextendidosde laquesequedabasola.

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Edward no le prestó mucha atención a la osada. Estaba concentradointentandoadivinaraqué jugaban.No le resultódifícil cuandounadeellas segiró,nomuysegurasobresueje,ymostróqueteníalosojosvendados.Recordabaesejuego.Susprimasmaternaslehabíanestadopersiguiendopara

que se uniera a ellas a la gallinita ciega durante toda su infancia.Era popularinclusoenfiestasdeadultosypicnics.Pensó en darse la vuelta y seguir su camino, pero entonces, la intrépida

delgaduchadelamelenarubiareparóensupresencia.Susgrandesojosazulesseabrierondeparenpar,ysudedoíndiceno tardóenapuntarlo.Edwardarqueóunacejacuandolaviocubrirselabocaconlamanolibre.Asíinicióunaespeciedeconversaciónconsignosenlaquelamuchachapreguntaba,haciendograndesaspavientos, si era el nuevo profesor de baile. Fue gracioso verla gesticular,haciendolaposedelvalsyencarnandoalmaestroconelademánderegaño.Élsoloasintió.—¿Notenéisclaseahora?—seleocurrió—.Envuestroprogramadicequea

estashorasdebéisestaren...Lachicaagitólasmanosconviolenciaparacerrarleelpico.—¿Quién ha hablado?—inquirió la joven de la venda, girándose hacia él.

Avanzóatientas,algodesequilibrada.Nadafueradelocomún;alasgallinitasselesdabavueltashastaquesemareaban,yaquellaademásteníaelaspectodeuna.Pequeña y curvilínea—. ¿Tibey? ¿Eres tú? Tienes que dejar de poner voz dehombre,comoteescuchelaseñoritaSherman...Edwardestuvoapuntodepreguntardóndeintuíaelparecidoentresutonode

voz y el de una de sus compañeras adolescentes, pero le desorientó que sedirigieraaélcaminandoconseguridad.No tenía ningún sentido que se sintiera acorralado. Vías de escape no le

faltaban,y,sinembargo,allípermaneció,pendientedeadóndeiba.Elinstintolesusurróquenecesitaríaunamanocuandosetropezara.—Tibey, si estoy acercándome a ti,muévete—dijo con firmeza. Tenía una

vozmuymusical, como si estuviera cantando un poema—.No tiene ningunagraciasiteofrecesaqueteatrapesoloporquetegustaserlagallinita...—¿Gallinita? ¡En todo caso gallo!—exclamó la rubia, con una sonrisa que

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eratododientes—.Noteasustes,Molly,solosenoshaunidoalguienaljuego.Estásmuycercadeatraparlo.Solosigueandando...

Edward le dedicó una mirada expectante a esa última, sin saber si reírse omolestarseporelcomentario.Seleocurríanmilmanerasdeabordaroreferirseauncaballero,yesanoeranidelejoslamásapropiada.Claroque,vistodeotramanera,tampocoeramuyconvenienteponerseajugarcuandonoeranhorasderecreo.SinoestuvieranenelpatiotraserodelapropiedaddeladyActon,habríaimaginadoqueeranmuchachascorrientescomotodohijodevecino,sinningúnproyecto de matrimonio. Tal vez por eso no se movió, intrigado por cómoresolveríanaquellamuestradeespontaneidad.—¿Quiénsehaunido?—quisosaberMolly—.¿Esalguiendelpueblo?¿Lo

conozco?LamuchacharubialanzóunamiradabrillanteaEdward,tanexpresivaqueno

lehizofaltaquegesticularaparaentenderloqueesperabadeél.Eraobvioquequeríaquelamareasemásaún,quelesiguieraeljuego.Conamigascomoesa...nienemigosnecesitaba.—No nos han presentado todavía —respondió él, algo incómodo—. Las

circunstanciastampocosonlasmáspropiciasparaello.—¿Es el padre Ellis?—probó la jovenMolly, sin escucharlo—. ¿El padre

Roberts?—¡PerosielpadreRobertsestámuerto!—Bueno,quiénsabe…¿ElseñorLewis?¿ThomasBarry?—Seacercabacada

vezmás—.¿Sabeustedquiénsoyyo,señor?Edwardsefijóenquesehumedecíaloslabios,pensativa.Susojosnofuerona

pararallíporningúnmotivoenespecial.Fuefrutodelapuracasualidad, igualqueelextrañoybrevepinchazoquesintióenelestómago.—Notengoelplacer.Observóquedudabaantesdedejarsellevarporlacuriosidad.—¿Esusted...uncaballero?Lapreguntaledivirtió,peroerademasiadoprontoparareconocerlo.—Solocuandomeconviene.

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—Oh.Entoncesesunhombrecorriente.—Depende del aspecto al que nos refiramos. ¿Por qué? ¿Eso la

decepcionaría?—No. Los hombres corrientes sonmás interesantes, puesto que desarrollan

sus habilidades para desempeñar actividades nobles, mientras que, por logeneral,loúnicoyprincipalqueatraedeuncaballeroessuapellido,sudinero,oambas.Edward levantó las cejas. Miró a la muchacha rubia, que ya se había

acomodadoenlaramamásgruesadelárbol.Estaseencogiódehombros,comodiciéndole que Molly ya era así cuando la encontró. Una entusiasta de lasrespuestaslargaso,ensudefecto,unaredicha.—Esahasidounageneralizaciónodiosa,señorita.—Porsupuestoquenosontodosasí.Perosiseofende,debeserporquemeha

mentidoysíesuncaballero.—Bueno...Haymuchasformasdeseruncaballero.—Ajá.¿Yustedesdelosquetomanlamanocuandounajovenvaabajarel

últimoescalón,odelosquealardeandetítulonobiliario?Su discurso sería el ideal anti-nobleza si lo acomodara en tono desdeñoso,

pero Molly no discutía la honorabilidad de nadie. Solo sonaba ansiosa poradivinarsuidentidad,ytambiénobjetiva,comosisupieraquelaaristocraciaera,deformaresumida,talycomolahabíadefinido.—Soydelosqueprefierenhaceralgoproductivoaquedarseesperandoauna

mujeralpiedelaescalera.Confíoenquenorodarásinocuentaconmiayuda.—Entonces es un cínico—apostilló, ilusionada por tener una pistamás.Al

ladearlacabeza,unrayodesolseapoyóensupelo,tiñéndolodelcolordelvinotinto.Edwardsonrióporprimeravezentodoeldía.—Eso depende de con quién esté hablando. Hay quienes no darían esa

descripcióndemí.—¿Yquédescripcióndaríandeusted?Edwardempezóaencontrardivertidoelinterrogatorio.Norespondió:unsolo

pasomás y le encontraría. Lomiraría a los ojos y lo definiría a su gusto. Se

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sorprendióesperandoque lopospusieraunpocomásparapoder fijarse en susdetallessintenerquedarexplicaciones.Ycomosiellahubieradescubiertosudeseoirracional,nosequitólavendaal

ponerlamanosobresupecho.Sinconnotacionesdeningúntipo.Solounamanopequeña, intrépida, descansando sobre su corazón. Edward dirigió allí la vistacongestoinexpresivo.Carraspeódemaneraimperceptible.—Interesante—comentóella.—¿Elquéesinteresante?—Llevaunpañuelodesedacasinuevo...Peroelchalecoesdealgodónymuy

fino, diría quedesgastado.Por otro lado, la chaqueta...—Mollypasó lamanopor su brazo—.Este spencer es algomás corto de como se lleva ahora, y notiene ningún detalle. Ni madroños, ni cordoncillos... Su atuendo parecedesfasadoy aburrido.Dudoqueun caballerovistierade estamanera, a no serqueestéarruinado.Aunquesifueraunseñorsinmás,¿nollevaríaunacorbata?DeberépreguntarlealaseñoritaSherman.Edwardfuearesolverelmisterioaduciendoquenolecausabansimpatíalas

corbatas, pero entonces ella, como si supiera a dónde se dirigía, le cubrió lamejillaconlamano.Sucuerponorespondió,pasmadoconlaespontaneidaddelgesto.Era...diminuta.Cálida.Sobretodo,decidida.Estabatanseguradequenohabíanadamaloenestarallí,quelogróconvenceralpropioEdward.Despególoslabiosparadeciralgoquesequedóatascadoensugarganta.—Esustedmuyjoven,señor—dedujo,mientrassusdedoshusmeabanporel

puentedesunariz,sussienes,sufrente...Subarbilla—.Estábienafeitado,notienearrugas,nimarcasdenacimiento...—Dejódehablarun instanteal rozarsuslabios,casisinquerer.Edwardtragósalivadeformainvoluntariaalapreciarquesesonrojabaconsuavidad—.¿Puede...puedeserunaprendizdeabogado?¿Un comerciante rico, pero tacaño consigomismo? ¿O solo se ha vestido asíporquevieneaconoceraladyActon?—Laveomuyinteresadaenaveriguarquiénsoy.—Adorolasadivinanzas.—¿Yestáseguradequerersaberquiénsoy,másalládedestaparelmisterio?

¿Quiereconocerme?

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—Nopuedoconocerle.Unaseñoritadebiennopuedehablarconunhombresinhabersidopresentadosporuntercero.Delocontrarioseríaindecoroso.—¿Ydiceesomientrasmemanoseaasuantojo?—inquirió,arqueandouna

ceja.Edward probó a acariciar el dorso de su mano con un dedo. Ella dio un

pequeño respingo, seguro porque él estaba congelado y ella acaparaba todo elcalor del ambiente.Adiferencia de lo que esperaba, demoró en dejar caer losbrazos.—No le hemanoseado. Tenía que conseguirmás pistas—repuso, con todo

convencimiento—.Estaeslaúnicaformaporque,porsinosehadadocuenta,estoy en desigualdad de condiciones. —Señaló la venda—. Podría hacerconmigoloquequisiera.Laúltimafraseserepitiócomounecotentadorensucabeza.—Quíteselasisesientedesprotegida.—Nopuedo.Perdería.—¿Elquévaaperder?¿Eljuego?Yamehaencontrado.—Peroustednojuega.Ustedsolohavenidoaestorbar.¿Cómosehacolado

enelrecinto?Nuestroportero,elseñorBarry,sepasaeldíavigilando.¿Yconquéobjetivohasorteadoalconserje?Nomediráquequeríajugarconnosotras...«Noescomosihubieraotrasposibilidadesdeemprenderelocioenunsitio

comoeste».—Tampococreoqueseatanestúpidocomoparavenirarobarporlamañana...

—prosiguióella.—Asíquehepasadodecaballeroaposibleladrón.¿Porquéasumequesoyel

hombremalo?—¿Porquédeberíaasumirqueeselhombrebueno?—¿Hehechoalgoquedemuestrelocontrario?—Nosermalonolehacedirectamentebueno,señor;todoslosadjetivoshay

queganárselos.—Muybien,sabionda.Ledaréunapista.Nomeconoce…todavía.Perovaa

hacerlo muy pronto. No estaré en su vida por mucho tiempo, aunque sí elsuficienteparaqueaprendaalgodemí.Algoque,consuerte,recordarátodala

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vida.—¿Entonces va a ser usted mi primer marido, el que morirá joven? —

propuso.Edwardlevantólascejasdegolpe.—¿Ha decidido ya que tendrá varios esposos, e incluso programado la

defuncióndelprimero?—Claroqueno,peroesloúnicoquesemeocurreteniendoencuentaque,los

hombresqueconoceréenlospróximosdías,seránposiblesmaridos.El recordatorio de lo que hacía allí podría haber modificado su estado de

ánimo si hubiera prestado atención a sus palabras. Edward encontraba seriasdificultadespara comprender loquedecía,porqueen realidadno le importabademasiado. Aquella era una conversación para tontos, un juego que deberíahabercortadodesdeelprincipio.Noobstante,erabonitasuformadeexpresarse,y por eso se había quedado allí. Su tono era dinámico, cantor. Lo estabainterrogandoydenostandoconsutileza,ysonabacomoelrasgueoalegredeunaguitarraromántica.Apenasdiezminutosensucompañía,ylapartemusicaldesu cerebro ya había asimilado su voz como unamelodía pegadiza que nuncasonabaigual,perosiemprelohacíadeformaatractiva.Larisillaquesoltólarubiadesdeelárbollerecordóquenoestabansolos,una

certezaquecayósobreélcomounajarradeaguafría.¿Cómosehabríavistolacharladesdefuera?Nolahabíatocado,peroquizála

mirómásde loque semirabaaunamujercuandoestapodíaverlo.De formainvoluntaria, retrocedió unos pasos, queriendo remarcar que no podían tratarlecon esa cercanía. Tanta pregunta sobre su identidad había terminadodeformándola,yélcreyéndoseunmuchachointrépidodelbarrio.—Metemoqueno,novoyasersumarido—atajó—.Yvistoquenoformo

partedeljuego,meretiroparanodistraerladesupilla-pilla.—¿Semarcha?—preguntó,avanzandodenuevohaciaél.Estavezdeforma

errática,nerviosa—.Noesjusto,creoquetengoderechoaresolverel...Entonces se cumplió la predicción queEdward hizo distraído nadamás ver

susojosvendados;lamuchachatropezó,quizáconsufalda,talvezconsuspies,oalomejorconsudescaro,yseprecipitóhaciadelante.Edwardseimpulsóen

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su dirección al instante para agarrarla por los hombros. Por el rabillo del ojoaprecióque la rubiabajabadelárbol,mirandoasuderechaconunamuecadefastidio, mientras que la agrupación de tres corría al interior de la casa. Noentendió por qué hasta que, además de escuchar lamaldición demarinero deMolly,oyóaunamujerrecitandoavozengritolosnombresdelasalumnas.—¡Señoritas! ¿Se puede saber qué hacen aquí en horario lectivo?Y, usted,

Margaret,¡bajedeahíahoramismo!Al margen de una bronca que no le concernía, Edward se fijaba en que a

Mollylecostabarecuperarelequilibrio.Pusolasmanossobreéldenuevo,estavezusándolocomosoportepara incorporarse.Laayudóahacerloenvolviendosucinturaconelbrazo.Eratanmenudaquenoselehizodifícilmanejarla,perosílobastantemujer,

costándole concentrarse al ponerle la mano encima. El vestido de mañanaconteníasuscurvasdepuromilagro,ynoolíaa jazmín,rosasocualquierotroperfumecomúnenmujeresdesuedad,sinoa...cítricos.Inhaló,confundido.Elperfumeveníadesupelo.—Creoqueyaherecobradoelequilibrio...Puedesoltarme,señor.Edwardlaexaminóconelceñofruncido.Laregañinacontinuabaalotrolado

del patio. No distinguía las voces, ni lo que decían, y parecía que Mollytampoco, estableciéndose el momento perfecto para iniciar presentaciones. Lasoltó,comolehabía pedido, pero no se apartó: retiró la venda tirando hacia arriba. Ella

parpadeódespacioparaacostumbrarsealsolantesdesepararsuslargaspestañas.Lateladescubrióunosojosrobadosdeotracara.Deunacaradondelanarizy

labocanoseríanopacadosfrenteaestos.Mollypestañeóunasolavezantesdeexpresarconelloslaestupefacciónsuperlativa.Subocapequeñadibujóuna«o»perfecta,perosuspupilascobraron todoel

protagonismoaldilatarse,absorbiendocasialcompletoelcálido tonoavellanadesusiris.Edwardintuyóloqueaquellosignificabaysalivó,tantensodegolpeque creyó que se rompería. El deslumbramiento de ella le dio la excusa idealpara que su mano, desapegada de toda diplomacia, volara hacia el lunarescondidojustobajosuojoderecho.

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Molly ni siquiera se percató de que la estaba tocando, tan ocupada comoestababuscandodesesperadaundefectoensurostro.—Señor—exclamó—.Deberíahabermedichoqueesustedperfecto.Denuevo,sinconnotaciones,sinintenciones.Solounaverdaduniversalque

nopodíaserdiscutida.Seletemplólasangrebajosuescrutinioobjetivo.Vacilóantesderesponder,rezandopornohaberseruborizadocomouncolegial.—¿Sesuponequeesoesunaidentidad?—Teniendoen cuentaque solo existeun serperfecto en elmundo,yodiría

quesí.—¿Yquéseresese?—¿Cómo no puede saberlo? ¿No ha leído a Santo Tomás?Hablo deDios,

claro.—¿CreequesoyDios?—Niafirmonidesmiento.Solopropongohipótesis.—¿Ysebasaexclusivamenteenmiaspecto?—Y en el hecho de que ha venido usted cuando más le necesitaba. Pero

podemossalirdedudascontressencillaspreguntas.¿Lopuedeustedtodo?¿Losabeustedtodo?¿Estáentodaspartes?Edwardsoltóunacarcajadaquesonódesafinada.Hacíatantoquenousabala

gargantaconesosplanesqueélmismoquedósorprendido,nosabíasiparabienoparamal.—Deberíacrearotrahipótesis,señoritasabionda…—¡Romola Seymour! —llamó una voz femenina. Edward vislumbró una

figurabajo el quiciode lapuertaquedaba a la casa, que sequedó inmóvil alrepararenél—.¿Quéestáhaciendo...yquiéneselcaballeroque laacompañaconesafamiliaridad?La interrupciónsacóaMollydesuensimismamiento.Edwardhabría jurado

queseenfriabainclusoelairealrededorcuandodabalavueltaymirabaalaquesería su profesora con unamueca atribulada. Estamueca derivó en algomuydistinto cuandodevolvió lamiradaaEdward, luegoa lamaestra, y luegoa laescasadistanciaquelaseparabadeél.Edwardfueaexplicarlasituaciónypresentarse,antesdequelointerpretara

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como una cita clandestina, pero Molly se adelantó frunciendo los labios yempujándoloporelpecho.ImprimiótantafuerzaasumovimientoqueEdwardtropezóycayóhaciaatrás,conlasuertedeponerlasmanosantesderebotar.Lopillótandesprevenidoquenisiquierasupocómolevantarse.—¡No le conozco de nada!—Se cogió las faldas y echó a andar hacia la

profesora,sindedicarleniunamiradamásalavíctima—.Essolouncanallaquesehacoladoenlacasaparaincordiarnos,señoritaSherman.Leestabadiciendoquedebíamarcharse.La señorita Sherman sobrellevó la perplejidad con diplomacia, mientras

Edwardselevantaba,indignado.Lelanzóunúltimovistazofulminantealafaldasuciaquedesaparecióenelinteriordelacasaporordendelaprofesora,quienlerecordó que la esperaba una reprimenda. A continuación, y al tiempo queEdwardsequitabalachaquetaparasacudirla,laseñoritaShermanseacercósintantorecelocomoexpectación.Al final,Edward iba a sermás voluble que el tiempo.Unminuto riendo, y

ahoraestabatanmosqueadoqueapenaslededicóunvistazofuriosodereojo.—Podríacuestionarlashistoriasquelecuentansusalumnasantesdecreerlas

apiesjuntillas,señoritaSherman.—Poresono sepreocupe.Nohecreídoniuna solapalabra.—Sedetuvoa

distancia prudencial, dándole espacio para arreglarse tras la caída. Sus ojosverdosos leexaminaronconespecialcuidado—.Ustedesel señorHastings,elprofesordebailetemporal...¿Meequivoco?—¿Cómolohadeducido?¿Essutrabajosertanaguda?LaseñoritaShermanarqueóunaceja.—Esusted igualquesu tío,ydesde luegoquerequiere ingenio trabajarcon

muchachascomolaqueacabadeconocer.Reconoció el toque de atención en su contestación. Edward cuadró los

hombrosysedirigióaella.—Me disculpo por la ironía, ha sonado mucho más grosera de como

pretendía.—Disculpasaceptadas.Reconozcoque,cuandose loproponen, soncapaces

de sacar lo peor de uno.—Esbozó una sonrisa sencilla, cortés—. SoyValery

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Sherman, profesora de protocolo y etiqueta. Si me acompaña podremoscomentarle el incidente a la señorita Harper, antes de que alguna de lasmuchachaslotergiverseasubeneficio.—Notieneningunaimportancia.Solohasidounaniñería—resolvió,conla

boca torcida—. Encantado de conocerla, señorita Sherman. Puede llamarmeEdwardapartirdemañana.Porloquequedadedíaestaréenmihabitación.Esperósu respuestaporeducación,unsimpleasentimiento,ysemarchó tan

rápidocomoselopermitióelpaso,molesto.Entendíaquelehubierasorprendidotenerquelidiardebuenasaprimerascon

unhombre,y sin juegospormedio, teniendoencuentaqueestaba recluidaenunaescuelaynotratabamásqueconprofesoresymiembrosdelservicio,pero,¿habíasidoesonecesario?Quedabaclaroquehabíadíasenlosqueeramejornolevantarse,lugaresalos

que sería preferible no ir, y mujeres que convenía ahorrarse conocer. Con lasuerteylosánimosdeEdward,noeranadanuevoquesehubierajuntadotodoenelmismoespacioytiempo.Lequedabanunospantalonesembarradosquenoibaareutilizarylaamargacertezadequeselehabíaquedadocaradeestúpidoporobradeunataradaderemate,llamada...«Por favor...», pensaba, cerrando tras él la puerta de la habitación. «¿Quién

demoniossellamaRomola?».

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Habíanacidoenunlugarsurgidodelamoreterno.Nopodíaconformarseconmenos.

OliviayMarcusseconocenenunasituaciónmuydifícil,enlaque descubren que los actos de sus padres provocaron uncambio en la línea legítima de la herencia delmarquesado deNorthcott. Tras ese comienzo tan conflictivo, inician unarelaciónenlaqueélsesienteimpulsadoaunabodaporeldeberde limpiar el honor de su apellido. Pero Olivia, nacida en unpueblo que se mueve en entre la realidad y la leyenda de un

amoreterno,nodeseaalgoasí.Ella,solosecasaráporamor.«Laextraordinariaprimeraentregadeunaseriefascinante,conemotivasytiernashistoriasdeamorenunentornocomún.Enesta,laprudenteOliviayelrígidoMarcus,osharándisfrutardeunalecturadeliciosa».

NievesHidalgo

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BethanyBellsnacióenMinstrelValley,Hertfordshire,yesunaapasionadadelanovela romántica, lascharlascon lasamigas, la jardineríayel té,exactamenteporeseorden.Hija,esposaymadrefeliz,esmuycelosadesuvidaprivada,porloqueprefierequenosesepanadamásalrespecto.

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Ediciónenformatodigital:juniode2019©2019,BethanyBells©2019,PenguinRandomHouseGrupoEditorial,S.A.U.TravesseradeGràcia,47-49.08021BarcelonaPenguinRandomHouseGrupoEditorial apoya laproteccióndelcopyright.Elcopyright estimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de lasideas y el conocimiento, promueve la libre expresión y favorece una culturaviva.Graciasporcomprarunaediciónautorizadadeestelibroyporrespetarlasleyesdelcopyrightalnoreproducirnidistribuirningunapartedeestaobraporningún medio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autores ypermitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores.Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,http://www.cedro.org)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.ISBN:978-84-17616-15-1Composicióndigital:leerendigital.comwww.megustaleer.com

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Índice

Simelopideelcorazón

PrólogoCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24EpílogoNotadelaautora

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