señales de
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Señales de
ruta
Notas sobre Hermano te vamos a decir ahora
Texto por Mariano Vespa
En 1971, el Presidente Salvador Allende viajó a Temuco para
presentar los puntos nodales de la Ley Indígena, promulgada
un año después, que venía a garantizar no solo la restitución
de tierras al pueblo mapuche y la promoción de un sistema
cooperativo de explotación productivo, sino también el res-
peto a la integridad en el plano social y económico. Lo acom-
pañó con su cámara Raúl Ruiz, cuya obra, en ciernes, ya
tenía en su haber la notable Tres tristes tigres. El registro de
esa gesta se materializó en el cortometraje Ahora te vamos
a llamar hermano, que, si bien se aleja del carácter experi-
mental de sus composiciones, no pone en suspenso su ethos
en relación al modo de entender el trabajo cinematográfico.
El concepto de indagación irradia las producciones de Ruiz:
filmar es preguntarse. A la vez, esa circularidad expansi-
va también se inscribe en el resultado. “Todo film conlle-
va siempre otro film secreto -explica-, y para descubrir-
lo, basta desarrollar el don de la doble visión que consiste
en ver en una cinta no ya la secuencia narrativa que se da
a ver efectivamente, sino el potencial simbólico y narra-
tivo de las imágenes y de los sonidos aislados del contex-
to”. Vale recordar, en sintonía, aquello que Ricardo Piglia
afirmaba en sus tesis sobre el cuento: toda historia siem-
pre se puede contar de una manera distinta, pero siem-
pre hay un doble movimiento, algo incomprensible que
sucede y está oculto. La pregnancia de Ahora te vamos a
llamar hermano es el (des) encuadre sonoro, énfasis pues-
to en la oralidad del mapudungun, corporalidad de la re-
sistencia. Aquello que se cifra es, por lo tanto, la escucha.
Una promesa
Film stills “Ahora te vamos a llamar hermano” (1971), Raúl Ruiz.
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El énfasis en la pérdida también se percibe en Hermano
te vamos a decir ahora, una reescritura que hace Andrés
Lima del cortometraje de Ruiz. En su versión, las voces de
la comunidad mapuche se extrapolan. Lima prioriza el con-
tenido, inscripto en subtítulos, por encima de la forma so-
nora, para experimentar de qué manera pueden leerse las
desventajas perpetuas en otros contextos. Como aquella
premisa de Basho, Lima no busca copiar el camino de su
maestro, sino que intenta responder las mismas preguntas
que se hizo Ruiz. En ese juego de simultaneidades, aquello
que lo movilizan son las grietas. Alguna vez Juan Rulfo de-
scribió a su Pedro Páramo como “un murmullo constante”.
Las vibraciones de la tierra, conmociones manifiestas y lat-
entes en la historia de Chile son ecos, que no dejan de hac-
er referencia a una idea de destino. Ruiz opta por concluir
su cinta con el discurso de Allende, le da un giro oficial,
pero manteniendo cierta entonación: más que una procla-
ma, funciona como articulador de las demandas mapuches.
Con planos que respetan el espacio en la línea de
tiempo y su duración concreta,
Hojas que brotan lento
Film stills “Hermano te vamos a de-cir ahora” (2018), Andrés Lima.
4K vídeo, 12 min, color, stereo.
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Vista de proyección Hermano te vamos a decir ahoraSala de Arte, U. Torcuato di Tella, Buenos Aires, Argentina.
Lima hace una relectura a partir de un fragmento de un pro-
grama televisivo de análisis político. Esa decisión dialoga con
una escena de Tres tristes tigres : en un bar un señor agita para
que apaguen la TV: “esta es la perdición de Chile”, grita. WCasi
cincuenta años después, la sobreimpresión sonora habla de
un simulacro, propio de la arena política, cuyas narra-
tivas se tornan ruidos insistentes y pauperizados en la
órbita mediática.
Lima nació en 1985. Ese mismo año, en marzo, sucedió en
Valparaíso un terremoto de tal intensidad que reaparecía en
forma espectral en distintos relatos posteriores. Una esce-
na infantil lo marcó: “De chico siempre me asomaba a una
pared trasera en mi casa (en la Reina, Santiago) que daba
a unos edificios pequeños que quedaron agrietados por
ese terremoto (y nunca los arreglaron). Eso me quedó gra-
bado”. Con el terremoto de 2010, esa inquietud primigenia
devino en preocupación política y manifestación artística.
El cortometraje, filmado a partir de los vestigios del sis-
mo de Iquique, en 2014, indaga no solo en las ruinas sino
también en las nuevas configuraciones territoriales y en
los rompecabezas sociales que se van tejiendo, tanto en
las microfísicas de poder como en los vínculos más comu-
nitarios. Los fenómenos telúricos son efímeros pero dejan
rastros, por eso Lima presta atención a las excavaciones,
caminos, rutas, paseos, puntos de circulación y cruce. Se
trata, eminentemente, de las oscilaciones de la intemperie.
13 de marzo 1985, San Antonio, Chile.
Exterior. En primer plano un grupo de hombres de pie junto a escom-bros, una escalera de concreto y un poste de cemento intacto. Atrás un conjunto de casas de varios pi-sos están deterioradas y con sus cimientos parcialmente derrum-bados. Son casas ubicadas en la ladera de un cerro y que perdier-on sustentabilidad al derrumbarse para de este, desplomándose parte de muros, veredas, balcones, terra-zas y escalas. Arriba junto a una de las casas hay tres personas de pie mirando hacia afuera.
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A propósito de la identidad chilena, Raúl Ruiz señalaba un
carácter risueño, a veces muy optimista. “Me parece una
capacidad de adaptación muy saludable sobre todo en un
país con tanto terremoto. Una catástrofe no significa un
pretexto para llorar”. Lima trabaja con las inestabilidades
de la nostalgia. Formado originalmente en Artes Visuales,
transita sus investigaciones sólo, un modo de poner en
perspectiva su interioridad, de entender la cinematografía
como una cartografía inestable, que se reactiva en la cam-
inata misma. Caminar lleva al desvío, a explorar lo impre-
decible, lo incalculable, lo lejano. Pensar en catástrofes
es un ejercicio peripatético, de contemplación, escucha y
reflexión.
Miradas que perduran
Bio(s)
Mariano Vespa (1988)
Formado en Comunicación Social (Universidad de Buenos Aires), es periodista cultural.
Colabora en el suplemento Cultura, del diario Perfil, y en la Revista La Nación de Argen-
tina.
Cursó el Programa de Cine en la Universidad Torcuato Di Tella.
Andrés Lima (1985)
Es artista visual y documentalista, actualmente vive en Santiago de Chile. Ha realizado
estudios de posgrado en Arquitectura y el año 2018 cursó el programa de Cine de la Uni-
versidad Torcuato di Tella, Buenos Aires, Argentina.
Sus trabajos han sido exhibidos en distintas muestras en Chile y el extranjero, entre las
que destacan: La cartografía y otras narrativas abiertas, PROA 21 (2018, Buenos Aires),
Habitar el Territorio (Centro Cultural MATTA, Buenos Aires, 2018), Depresiones Interme-
dias (Parque Cultural de Valparaíso, 2015), Anual de Artes Visuales (Museo Nacional de
Bellas Artes, Santiago, 2014), Reporte (Fototeca de la Habana, 2013), La Colección (Mu-
seo de Artes Visuales, Santiago, 2011), Fisura (Museo de la Solidaridad Salvador Allende,
Santiago, 2011), entre otras. El 2019 ha sido seleccionado por el programa de residencias
internacional MARCO ARTE FOCO del Museo de Arte Contemporáneo de La Boca, en
la ciudad de Buenos Aires, para llevar a cabo una investigación y producción de obra en
torno a las nociones de mito y ficción documental en el sector del Riachuelo.