saulo neiva fortunas e infortunios de la nocion de genero
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7/31/2019 Saulo Neiva Fortunas e Infortunios de La Nocion de Genero
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Ctedra de Literatura Europea II
Traduccin del francs: Prof. Luciana MartinezCorreccin: Prof. Sergio Cueto
Fortunas e infortunios de la nocin de gnero
Saulo Neiva
Qu legitimidad puede tener todava la nocin de gnero en nuestra poca, luego
del proceso de mezcla1, de estallido2y de hibridacin3 de los gneros que se ha
llevado a cabo, en la tradicin del Romanticismo, por los autores y por los crticos
literarios de la modernidad?, Cmo podramos, en la actualidad, pretender avanzar en el
campo terico de los gneros literarios, el cual parece marcado por una profunda
confusin4? No habra que limitarse de ahora en ms a negar el concepto, el cual se ha
considerado generalmente como inoperante desde el punto de vista metodolgico e
ineficaz en trminos epistemolgicos?
Parece que, a pesar de los numerosos avatares sufridos por la nocin de gnero
literario, son as y todo siempre numerosas las razones para apelar a ste. Cules son
esas razones? Intentaremos responder.
Las dificultades heredadas del siglo XIX
Cuando volvemos hacia a las respuestas aportadas entre el siglo XIX y principios
del XX, constatamos que se destacan claramente dos grandes actitudes que ellas conducen
a veces a verdaderas aporas. As, ciertos autores intentan explicar el proceso complejo de
transformacin de los gneros recurriendo a modelos dotados de una dimensinteleolgica, de los cuales los ms clebres han sido propuestos por Hegel5 y por
Brunetire6; otros, convencidos del carcter puramente convencional de la nocin, sealan
1 Victor Hugo, La prface de Cromwell, reimpresin de la edicin de Pars, 1897, introduccin, texto ynotas de Maurice Souriau, Genve, Slatkine Reprints, 1973.2 Marc Dambre & Monique Gosselin-Noat,Lclatement des genres au XXe sicle, Paris, PSN, 2001.3 Cf.por ejemplo, Robert Dion, Frances Fortier & Elisabeth Haghebaert [dir.], Enjeux des genres dans lescritures contemporaines, Qubec, Nota Bene, 2001.4 Jean-Marie Schaeffer, Quest-ce quun genre littraire?, op. cit., p. 125-126.5
Esthtique, trad. S. Janklvitch, Pars, Aubier-Montaigne, 1944 [1era ed. alemana: 1835].6Lvolution des genres dans lhistoire de la littrature. Leons professes lcole NormaleSuprieure, Pars, Hachette, 6ma ed., 1914 [1era ed. : 1890].
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su vacuidad frente a la singularidad de la obra, por ejemplo, y se dedican a la singularidad
de la obra ste es el caso de Benedetto Croce7 y de Maurice Blanchot.8
Aplicando al dominio artstico los fundamentos dialcticos de su sistema idealista
de pensamiento, Hegel establece una escala evolutiva en la que los gneros se
corresponden, las edades de la civilizacin y las artes se encuentran en correspondencia.
En cuanto a Ferdinand Brunetire, se interesa por el fenmeno de diferenciacin
progresiva de los gneros9, la que examina gracias a una analoga que establece con el
modelo darwiniano de la evolucin de la naturaleza viviente y de sus especies. En
oposicin a Hegel, Brunetire busca en la evolucin interna de los gneros las causas de
sus transformaciones, pero no en una progresin trascendente y exterior a las obras. No
obstante, manteniendo las distancias, la teora de Brunetire tiene en comn con el
sistema hegeliano la proposicin de un modelo fundado en una ley general de progresin.
De esta forma, gracias al proceso de seleccin natural, los gneros se distinguen,
viven y mueren de forma semejante a los organismos vivientes, de la misma manera
que, en el sistema hegeliano, nos encontramos ante una tentativa de periodizacin donde
la poesa pica y la escultura son propias de la juventud de las naciones, la lrica y la
pintura corresponden al apogeo de las civilizaciones, mientras que el drama es el arte por
excelencia de la poca moderna.
En un caso como en el otro, cada gnero se vincula de un modo intrnseco con una
temporalidad bien precisa, con una duracin de vida ms all de la cual parecera
imposible cultivarlo. Dicho de otro modo, si por un lado es verdad que sus perspectivas
tienen en comn incluso el mrito el alejarse de una concepcin atemporal de los
gneros y de contribuir a hacerlos entrar en la historia, por el otro en cierto modo los
condenan, los lanzanfuera de la historia, al final de los tiempos. Un proceso de caducidad
recae sobre los gneros en un momento dado, de manera necesaria e inevitable, por
razones que en el fondo dependen, ya sea sobre la evolucin en la Fenomenologa delespritu (Hegel), ya sea de las leyes de la historia natural (Brunetire).
La segunda gran tendencia aborda la problemtica de los gneros desde una
perspectiva bastante diferente, que se radicaliza progresivamente. As, cuando Benedetto
7 Estetica come scienza dellespressione e linguistica generale: teoria e storia, a cura di Giuseppe Galasso,Milan, Adelphi, 1990 [1era ed.: 1902].8 Maurice Blanchot,Le livre venir, Pars, Gallimard, 1996 [1era ed. : 1959], p. 272.9 Supongamos que los gneros existen, y, tambin a priori, no veo cmo se podra negarlo [] cmo se
liberan los gneros de la indeterminacin primitiva?, cmo opera en ellos la diferenciacin que losdivide en primer lugar, que los caracteriza despus, y, finalmente que los individualiza?, Brunetire, op.cit., p. 11.
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Croce niega la pertinencia de este concepto, con el fin de afirmar la singularidad de la
obra (que es el fruto de una intuicin nica), rechaza su inters epistemolgico pero
reconoce, de todos modos, su utilidad prctica en tanto que simple etiqueta de
clasificacin. Sesenta aos ms tarde, inscripto en la misma lnea, Blanchot se interroga
hacia dnde va la literatura y, de un modo ms extremo que Croce, esboza un autntico
alegato de la caducidad, no ya de los diferentes gneros, sino simplemente de la nocin
misma de gnero:
Slo importa la obra [] el poema en su singularidad cerrada [] Slo
importa el libro, tal como es, lejos de los gneros, fuera de las rbricas [], a los
que se rehsa a subordinarse y a los que deniega el poder de fijar su lugar y
determinar su forma.10
Segn esta ptica, el gnero no constituye ms que un obstculo entre la obra en
su singularidad y la literatura en su claridad misteriosa11, lo que la crtica expresa con
un tono lapidario:
Un libro ya no pertenece a un gnero, todo libro depende nicamente de la
sola literatura12
El gnero, simple rbrica, aspira a determinar [la] forma de la literatura a
expensas de ella misma? El gnero es una pura convencin que convendra pasar por alto
en nombre del carcter nico de la obra? Puede ser sorprendente la facilidad con la que
esta tradicin de reflexin terica se libera de un problema tan vasto y complejo sin
intentar explicarlo.
Hacia un nuevo paradigma de reflexin
10 Maurice Blanchot, op. cit., p. 272.11Ibid., p. 273.12Id., ibidem.
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En este sentido, el punto de vista de Ren Wellek y Austin Warren, poco
mencionado por los especialistas, y que consiste en sealar la naturaleza institucional
de los gneros literarios, constituye una refutacin particularmente lcida tanto respecto
de los aportes esencialistas como de la visin estrecha del nominalismo de Croce:
Un gnero literario es una institucin, lo mismo que la Iglesia, la
Universidad o el Estado. Ella no existe como un animal, un edificio, una iglesia, una
biblioteca, un capitolio: existe como una institucin. Se pueden utilizar las
instituciones existentes para trabajar en ellas, para expresar en ellas, se pueden crear
otras nuevas, o acomodarlas de la mejor manera posible sin tomar parte en sus
sistemas y sus rituales; se puede tambin adherir a ellas, con el fin de
remodelarlas13
Desde luego, esta definicin, publicada diez aos antes de la aparicin de la obra
de Blanchot, fue formulada en trminos que, en nuestros das, pueden parecer ligeramente
ingenuos o pasados de moda, sin mencionar la connotacin de jerarquizacin y de
aparente inmutabilidad de la nocin de institucin que se maneja, connotacin que parece
alejarnos de la permanente variedad de las prcticas literarias. Del mismo modo, estos
autores no profundizan quiz lo suficiente sobre su concepcin de gnero literario en
tanto que institucin: se limitan a anunciar la metfora en la que fundamentan
(gnero=institucin), y con citar su principal fuente terica en este caso, un artculo del
comparatista norteamericano Harry Levin14 y extraer las consecuencias lgicas de su
postulado inicial.
Pese a todo, Wellek y Warren lanzan una pista de reflexin particularmente
enriquecedora. Los anima la preocupacin, siempre vigente, de resaltar los lmites de los
abordajes heredados del siglo XIX, caracterizados por su dimensin teleolgica onominalista, rechazando su perspectiva normativa. En efecto, en tanto instituciones, los
gneros tienen un valor de uso que no es simple rbrica, en un sentido peyorativo (Se
pueden utilizar a las instituciones existentes para trabajar en ellas, para expresar en
ellas). Del mismo modo, se encuentran dotados de una dimensin a la vez histrica,
sociocultural y convencional, que no los somete sin embargo a las obligaciones de una ley
13 Ren Wellek & Austin Warren, La thorie littraire, trad. Jean-Pierre Audigier y Jean Gattgno, Pars,
Seuil, 1971 [1era ed. noteramericana : 1949], p. 318.14 Harry Levin, Literature as an Institution, publicado por primera vez en Accent, Primavera, n 6,1946, p. 159-168.
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general de progresin, ya que son el fruto de una construccin siempre inacabada (se
pueden crear otras nuevas). Por ltimo, los gneros no son prescripciones estriles, sino
ms bien concepciones con las que el autor puede establecer una vasta gama de relaciones
(se puede tambin adherir a ellas, con el fin de remodelarlas)
Dicho de otro modo, las afirmaciones de Wellek y Warren a pesar de su
brevedad presentan de forma rudimentaria los principales elementos que, en lo
sucesivo, estn a la cabeza de los diferentes tericos del siglo XX, preocupados por
renovar la reflexin sobre los gneros literarios. Ellas sientan las bases de un nuevo
paradigma terico sobre los gneros literarios, en torno al que se encuentran abordajes
bastante diferentes unos de otros, pero que se caracterizan todos por un triple rechazo:
estos abordajes no pretenden ser ni prescriptivos, ni esencialistas, ni nominalistas.
Sin ninguna pretensin de exahustividad, pienso en autores tan diversos como
Hans Robert Jauss15, Grard Genette16, Alastair Fowler17, Jean- Marie Schaeffer18;
tambin la sutil lectura que Jacques Derrida hace de Blanchot.19 Ms recientemente,
puede pensarse en Dominique Combe20, as como en la obra colectiva de Raphal Baroni
y Marielle Mac21, quienes profundizan varios puntos de la problemtica actual de los
gneros literarios. Se podra mencionar tambin la contribucin que representan los
discursos de la lnea de Bajtin, que son retomados por Tzvetan Todorov22, y tambin por
15 Littrature mdivale et thorie des genres , trad. Eliane Kaufholz, en G. Genette, H. R. Jauss, J.- M.Schaeffer, R. Scholes, W. D. Stempel, K. Vitor, Thorie des genres, Pars, Seuil, 1986, p. 37-76, articulo
publicado por premera vez en 1970.16Introduction larchitexte, Pars, Seuil, 1979 ; Thorie des genres, Pars, Seuil, 1986 ; Des genres etdes oeuvres, en ___.Figures V, Pars, Seuil, 2002, p. 39-133.17 The Life and Death of Literary Forms, en R. Cohen [dir.], New Directions in Literary History,Londres, Routledge & Kegan Paul, 1974, p. 77-94 ; Kinds of Literature : an Introduction to the Theory ofGenres and Modes, Oxford, Clarendon, 1982 ; The Formation of Genres in the Renaissance and After,enNew Literary History, vol. 34, n 2, 2003, p. 185-200.18Quest-ce quun genre littraire ?, Pars, Seuil, 1989 ; Genres littraires, en Oswald Ducrot & Jean-Marie Schaeffer [dir.], Nouveau dictionnaire encyclopdique des sciences du langage, Pars, Seuil, 1995,
p. 520-530. Ms recientemente, Des genres discursifs aux genres littraires : quelles catgorisations pourquels faits textuels ?, en Raphal Baroni & Marielle Mac, Le savoir des genres, Rennes, PUR, 2006, p.357-364.19 La loi du genre, en ____.Parages, Pars, Galile, 1986, p. 249-287.20 Posie et rcit. Une rhtorique des genres, Pars, Corti, 1989 ; Les genres littraires, Pars,
Nathan,1992 ; cf. finalmente el artculo Genre, en Dictionnaire international des termes littraires,
Jean-Marie Grassin [dir.], http://www.ditl.info/arttest/art1997.php [ltima consulta: octubre 2007].21Le savoir des genres, op. cit.22Les genres du discours, Pars, Seuil, 1978.
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los especialistas del anlisis del discurso disciplina en la que la nocin de gnero juega
un rol central tales como Jean-Michel Adam23 y Dominique Maingueneau.24
Frente a tal diversidad de contribuciones en el campo terico de los gneros
literarios, qu aportes se podran sealar como prioritarios? En primer lugar, sealamos
que la importancia de la nocin de gnero fue reafirmada gracias a una reformulacin
misma de su definicin. En lo sucesivo, el gnero es concebido como un componente de
la obra con peso propio, que no constituye un simple marco contingente25 juega un
rol crucial, por cuanto estructura de lectura26, sin constituir sin embargo un ndice de
una esencia o sustancia cualquiera del texto. El carcter genrico de un texto resulta
ms bien de la dinmica que se establece entre los rasgos de gnero indicados por el
autor un fondo comn de restricciones formales, temas, modos, motivosas como las
funciones que les son atribuidas y los procesos de reconocimiento27de esos rasgos a
los que el lector se ve librado. Dicho de otro modo, cuando hablamos hoy de un gnero,
procedemos a una aproximacin, modulada en funcin de varios factores, de diferentes
textos que a la vez dependen de su produccin (las prcticas de escritura y las funciones
que le son atribuidas) y su recepcin (circulacin, lectura, reinterpretacin, clasificacin).
A esto se aade la clebre hiptesis formulada por Jacques Derrida acerca de las
relaciones que un texto mantiene con su gnero (o sus gneros):
[] un texto nopertenecera a ningn gnero. Todo textoparticipa de uno o
varios gneros, no hay texto sin gnero, hay siempre gnero y gneros pero esta
participacin jams es una pertenencia. Y ello no es a causa de un desbordamiento
de riqueza o productividad libre, anrquica o inclasificable, sino a causa del rasgo
de participacin mismo, del efecto de cdigo y de la marca genrica.28
Derrida se basa en dos postulados complementarios: por un lado, todo textodepende de uno o varios gneros (no hay texto sin gnero, hay siempre gnero y
gneros); por el otro, texto y gnero se relacionan en sus lazos de participacin sin
23Linguistique textuelle. Des genres de discours aux textes, Pars, Nathan, 1999 ; Des genres lagnricit, enLangages, n 153, 2004, p. 62-73.24 Por ejemplo, Le discours littraire. Paratopie et scne dnonciation, Pars, Armand Colin, 2004,especialmente los captulos 12 y 16 ; ver tambin Modes de gnricit et comptence gnrique, enRaphal Baroni & Marielle Mac,Le savoir des genres, op. cit., p. 57-71.25 Dominique Maingueneau,Le discours littraire, op. cit.26 Jean-Marie Schaeffer, Quest-ce quun genre littraire ?, op. cit., p. 199.27 Raphal Baroni & Marielle Mac,Le savoir des genres, op. cit., p. 13sq.28Ibid., p. 264.
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pertenencia29, por lo que un texto no est nunca completamente encerrado en la
categora designada por el gnero (o los gneros) de los que depende. Los dos son
postulados que Jean- Michel Adam y Ute Heidmann retomaron y profundizaron en el
marco de su reflexin sobre las nociones de genericidad y heterogeneidad genrica.30
Algunas pistas sobre la transformacin de los gneros
Gracias a este amplio desplazamiento de perspectiva que oper en el campo de la
teora de los gneros literarios a lo largo del siglo XX, podemos actualmente intentar
examinar un cierto nmero de cuestiones, teniendo en cuenta su complejidad y
separndonos categricamente de una perspectiva teleolgico-nominalista. Pensamos
particularmente en la problemtica de transformacin de los gneros, tema vasto que, ante
la imposibilidad de profundizarlo, intentamos abordar rpidamente dando algunas pistas
de reflexin.
Cuando un autor elige los temas, los motivos y los elementos formales que desea
privilegiar en su texto, propone una identificacin o una diferenciacin con respecto a una
o varias tradiciones genricas, en detrimento de otras, sea de forma voluntaria y explcita
o no: el cuento, en detrimento de la epopeya, la novela en detrimento de la epopeya y del
cuento, la tragicomedia o el drama en detrimento de la tragedia y de la comediaEstas
tradiciones, a su vez, implican convenciones, con las que lo nuevo puede instaurar una
gama muy amplia de relaciones: stas pueden ir desde una imitacin que se supone
estricta, hasta el desvo y la trasgresin, pasando por la apropiacin ya sea ldica o
seria , por el acomodamiento a las convenciones conocidas, por la instauracin de
nuevas convenciones, por la rehabilitacin de convenciones antiguasEl nuevo texto se
posiciona as en relacin con los textos del pasado y, con frecuencia, frente a textos que
surgen de un entorno inmediato de produccin, erigiendo as su propia genealoga. Estenuevo posicionamiento desencadena un desplazamiento de las tradiciones genricas en
cuestin, cuya importancia puede ser ms o menos percibida por los lectores y por los
otros autores. En sntesis, son insondables los caminos que puede tomar un texto en el
dilogo que ste instaura con las convenciones genricas, y numerosas pueden ser las
consecuencias de ese dilogo, incluido en ello el plano de recepcin del texto; lo que nos
alienta a la formulacin de dos postulados:29
La loi du genre, op. cit., p. 256.30Cf. Des genres la gnricit, op. cit., as como Six propositions pour ltude de la gnricit, enRaphal Baroni & Marielle Mac,Le savoir des genres, op. cit., p. 23-26.
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1. En primer lugar, la complejidad de la transformacin de los gneros deriva en
parte del hecho de que sta comprende al menos tres grandes fenmenos
relativamente autnomos: la emergencia, los entrecruzamientos y la caducidad
que suponen los gneros literarios. No obstante, estos fenmenos no obedecen a
un esquema estricto de evolucin general o preestablecida. Sealamos tambin
que, al menos desde la obra fundadora de Huet31, el nacimiento de los gneros
atrajo la atencin de especialistas, sea por el anlisis del funcionamiento de un
gnero especfico a travs de la reflexin sobre sus orgenes32 o, de una forma
menos difundida, por una tentativa de comprensin ms amplia del proceso de
gnesis de los gneros.33 En cuanto a la problemtica del cruzamiento de los
gneros, sta ha nutrido el debate en nuestro dominio al menos desde que se
desencaden la polmica por el nacimiento de la tragicomedia34, pasando por la
defensa hugoliana de la mezcla de los gneros. Finalmente, parecera que el
fenmeno de caducidad y de deterioro de los gneros hubiese atrado con menor
frecuencia la atencin de los especialistas; o que, cuando se produce, nos
enfrentamos con anlisis que no consiguen deshacerse completamente de una
concepcin biolgica de los gneros.35 En la actualidad, convendra reflexionar
con profundidad sobre el fenmeno del deterioro de los gneros literarios,
pensarlo como un proceso complejo, en que se exponen factores como la ruptura
en la transmisin de cdigos genricos y/o la modificacin de las funciones
atribuidas a estos cdigos.
2. En segundo lugar, esta complejidad se incrementa por el hecho de que, en el
contexto del proceso de posicionamiento de un texto respecto de las tradiciones
genricas, la filiacin propuesta por un autor puede ser considerada como
ilegtima por un lector. Este es el caso, por ejemplo, de la lectura de la filsofa
31 Pierre-Daniel Huet,Lettre-trait de Pierre Daniel Huet sur l'origine des romans, ed. FabienneGgou, Pars, Nizet, 1971 [1era ed. :1670].32 Por ejemplo, Marthe Robert,Roman des origines et origines du roman, Pars, Grasset, 1972.33 Jean-Marie Seillan [dir.],Les genres littraires mergents, Pars, LHarmattan, 2005. Aunque estaseleccin es reunida por un motivo preciso, su introduccin aporta elementos para la indagacin sobre lascausas de emergencia de un gnero, las condiciones de su reconocimiento y las caractersticas de suconvivencia con los gneros que lo preceden.34 Hlne Baby, Littrarit et gnricit : lexemple de la tragi-comdie en France au XVIIe sicle,enLoxias, n 8 : mergence et hybridation des genres, puesto en la web el 15 de marzo de 2005,
http://revel.unice.fr/loxias/document.html?id=105. Del mismo autor, ver tambin la obraLatragi-comdie en France de Corneille Quinault, Pars, Klincksieck, 2001.35 Alastair Fowler, The Life and Death of Literary Forms, op. cit.
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Simone Weil, quien considera no solamente que la nica epopeya verdadera es
la griega, sino que ninguna otra ms que la Ilada, en detrimento de la Odisea,
merece tal denominacin, desconociendo as las numerosas epopeyas compuestas
a lo largo de los siglos y reconocidas como tales tambin largamente.36 Respecto
de la relacin con la permanencia, las continuidades y las filiaciones son
bienvenidas y conducen a veces a consideraciones muy pertinentes sobre el
problema de las identificaciones genricas.37 Ella no debe sin embargo llevar a
una actitud de pura y simple desconfianza frente a toda la filiacin propuesta por
los autores. Por el contrario, liberados de ahora en ms de toda pretensin
teleolgica, los especialistas de los gneros pueden muy fcilmente sentirse
autorizados para reconocer que muy a menudo una misma denominacin genrica
con frecuencia designa prcticas de escritura muy alejadas, que ejercen funciones
socioculturales muy distintas, pero que se ubican todas en el seno de una tradicin
hecha de elementos heterogneos. En qu nos basamos pues para reunirlas en el
seno de una sola denominacin? Como ya hemos dicho, en un ejercicio de
aproximacin de diferentes textos que, sin embargo, se modula en funcin de cada
texto (o grupo de textos) preciso.
36ApudPierre Brunel,Mythopotique des genres, Pars, Presses Universitaires de France, 2003, p. 141.37
Claude Calame, Identifications gnriques entre marques discursives et pratiques nonciatives:pragmatique des genres lyriques, en Raphal Baroni & Marielle Mac,Le savoir des genres, op. cit., p.35-55.]
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