sartre, jean paul - mi testamento político

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Sartre - Testamento político

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MI TESTAMENTO POLTICO

MI TESTAMENTO POLTICOPor: JEAN PAUL SARTREA mis amigos anarquistas tan injustamente despreciados por m,

y a la memoria de mi amigo Camus.

A LOS PROLETARIOS

Hermanos proletarios, a vosotros est dedicado este trabajo, fruto de las vigilias de uno de los vuestros.

A vosotros encomiendo estas pginas escritas con tinta coagulada en la soledad y en el exilio del dolor; adiestramiento en el odio y en el desprecio, en la ruina y en la muerte de la burguesa; ataque frontal a la religin, a la familia, al gobierno y a la propiedad!

Ojal estas pginas, cual lluvia de granizo, hiendan en vuestras conciencias las nociones del derecho y hagan vibrar en vuestros corazones y en vuestras mentes la clera social! Espero ansioso el momento en que vosotros, masa enrgica, sublevada por la lgica y por la fuerza revolucionaria, os precipitaris como un alud sobre esta sociedad preada de privilegios y de explotacin.

Ojal entonces, como un germen fecundo, corno un rayo vivificador, puedan estas pginas unirse a la primavera regeneradora que suceder al invierno de la destruccin, abriendo camino a la vida humana, a la libertad, a la igualdad, a la fraternidad!

Y ojal, tras este sangriento cataclismo, la humanidad pueda caminar a la conquista del ideal, a la armona, relegando a la civilizacin entre las monstruosidades del pasado, entre las antiguallas antediluvianas!

INTRODUCCIN

Todo gobierno que no comprenda al conjunto del pueblo es un gobierno de hecho. El derecho -si derechos y gobierno no hubiesen jurado mantenerse siempre en conflicto- sera el pueblo dndose sus propias leyes, sin representacin ni delegacin. Hasta hoy no han existido ms que gobiernos de hecho.

Pero, para los antiguos y nuevos usurpadores de la soberana popular, estatalistas de todo tipo, republicanos formalistas o montagnards, Giscard est fuera de la ley? Si se trata de la ley poltica -y para estos seores de eso se trata-, de la ley tal como existe bajo todos y en todos los poderes, constitucionales o absolutos, no, Giscard no est fuera de la ley. Al contrario, es su Dios y su pontfice.

Est en la ley como lo estn las asambleas representativas, legislativas o constituyentes, que conceden cartas o leyes al pueblo; como el gobierno provisional, de la revolucin que arroja sus mandamientos desde el Monte Sina.

En este sentido, no cabe duda: Giscard no est fuera de la ley; es decir, no est al margen de la ley poltica, se entiende.

Pero una cosa es el derecho y otra la ley social, la ley humana, la ley natural. Desde este punto de vista, est Giscard dentro de la ley? Evidentemente, no. Ni tampoco el gobierno provisional que utiliza en su propio beneficio la victoria de febrero. Ni la asamblea legislativa que encarcela, deporta, fusila, guillotina a las fuerzas sociales del porvenir; que vota y promulga a voluntad impuestos sobre la miseria.

Pero no slo el seor Giscard est fuera de la ley. Lo est tambin el gobierno, todos los gobiernos precedentes, toda la burguesa, todos los propietarios, los banqueros, los comerciantes, los empresarios. Todos los patronos que explotan el trabajo, la producccin, la miseria y el hambre del proletariado.

Fuera de la ley, s! Est en su derecho quien protesta contra la opresin burguesa, rebelndose con el fusil entre las manos banderas al viento, al sol de las barricadas, o individualmente, con un cuchillo entre los dedos, en la esquina de una calle desierta, al amparo de la noche. Matar y despojar a un prncipe de su cetro, matar y despojar a un burgus de su oro, no significa matar y despojar a un hombre: significa abatir a una bestia feroz y despojarla de su pellejo; en cada minuto de las veinticuatro horas del da, para el proletario, se trata de un acto de legtima defensa.

Quin de vosotros se atrevera a condenar a los siervos de la Edad Media que incendiaban los castillos del seor feudal, hundiendo las manos en su vientre para arrancarle las visceras y danzar sobre las ruinas del humeante castillo? Quin se atrevera a condenar a estos siervos que trataban de arrancar a sangre y fuego su libertad?

Quin de vosotros se atrevera a condenar al esclavo de la antigedad que golpeaba al patricio, atrapndole entre los humos de una orga, arrancndole de las manos la copa de oro y, tras haberla vaciado, hua con su botn?

Quin de vosotros se atrevera a condenar a los republicanos de la vieja Roma que, queriendo liberar a la Repblica del tirano, hundan el pual en el flanco del Csar, lavando con sangre la vergenza de su yugo?Pues bien! Los tiempos no han cambiado tanto. El Csar todava existe. Ayer se llamaba gobierno provisional, gobierno de liberacin, constituyente, asamblea legislativa, Presidente; hoy se llama Giscard; maana podra llamarse Marchis o Mitterrand.

Estn muertos Bruto y todos los regicidas? El patricio, el seor feudal, no son iguales que el burgus de hoy?

El esclavo, el siervo, no son iguales que el proletario de hoy?

Esclavos, siervos, revolucionarios de los tiempos actuales, la lgica es inexorable, ella gua nuestra conducta.

En pie! Recuperemos la tradicin de Bruto, Espartaco y los rebeldes campesinos de la antigedad!

En pie! Accin! Insurreccin! Revolucin!

Accin, insurreccin, s, pero para qu?

Para hacernos encarcelar o ametrallar sin objeto; para dejar a nuestras compaeras y a nuestros hijos en medio del luto y la miseria? Triste objetivo sera ste.

Revolucin, s, pero cul?

La que sustituir un poder por otro poder, un hombre por otro hombre? Todava sera ms triste! Todos nosotros tenemos el derecho y -llegado el momento oportuno- el deber de actuar; de usar los msculos que la naturaleza nos ha dado para destruir violentamente la cadena de la esclavitud que cie nuestro cuello y nuestro pulso. Individualmente, poco podemos hacer; colectivamente, lo podemos conseguir todo, porque tenemos la fuerza. Lo que nos falta para triunfar es la idea, la fe, la pasin, el fanatismo por la idea; fe, pasin, fanatismo sin los cuales no se pueden trasladar montaa ni hacer milagros; idea sin la cual la fuerza es infecunda y de cuya siembra slo se recogen catstrofes. La fuerza sin la idea es como una locomotora lanzada a toda velocidad en una direccin en la que no hay rales; es una nave sin piloto ni brjula que pronto ser engullida por las olas.

DE LA REVOLUCIN

Abolicin del gobierno en todas sus formas, monrquica o republicana, se base en la hegemona de uno solo o en la de la mayora.

Instauracin de la anarqua, de la soberana individual, de la libertad total, ilimitada, absoluta, de hacer todo aquello que su naturaleza le dicte al ser humano.

Abolicin de la Religin, catlica o juda, protestante o de otro tipo. Abolicin del clero y del altar, del sacerdote -cura o papa, pastor o rabino-, de la Divinidad, dolo en una o en tres personas, autocracia u oligarqua universal.

En su lugar, el hombre -al mismo tiempo criatura y creador- con la naturaleza por Dios, la ciencia por sacerdote y la humanidad por altar.

Abolicin de la propiedad individual, de la propiedad del suelo, de las viviendas, de las oficinas, de las tiendas, de todo instrumento de trabajo, de produccin o de consumo.

La propiedad debe ser colectiva, una e indivisible, la posesin comn.

Abolicin de la familia basada en el matrimonio, en la autoridad paterna y marital, en la herencia. En su lugar, la gran familia humana, la familia una e indivisible como la propiedad.

Liberacin de la mujer, emancipacin del nio.

En fin, abolicin de la autoridad, de los privilegios, del antagonismo. Pero, en su lugar, la libertad, la igualdad, la fraternidad encarnada en la humanidad. Al margen de las abstracciones del pasado, esta triple frmula deber desarrollar todas sus consecuencias concretas en la realidad positiva del presente.

En una palabra, la Armona, este oasis de nuestros sueos, dejando de ser como un espejismo ante la caravana de las generaciones, y entregando a todos y a cada uno, como sombras fraternas y en la unidad universal, las fuentes de la felicidad, los frutos de la libertad; una vida de delicias, en fin, tras una agona de ms de dieciocho siglos en el desierto de arena de la civilizacin.

DEL GOBIERNO

Acabemos con los gobiernos, estos rodillos compresores, estas palancas de la reaccin. Todo gobierno -y cuando digo gobierno estoy pensando en cualquier forma de delegacin, en cualquier forma de poder al margen del pueblo- es en su esencia conservador -conservador-limitado, conservador-retrgrado-, del mismo modo que est en la esencia del hombre el ser egosta. Pero en el hombre, el egosmo de uno se ve amortiguado por el egosmo de los dems, por la solidaridad que la naturaleza ha establecido, sea lo que sea lo que el hombre haga, entre l y sus semejantes. Pero el gobierno, al ser nico y, por consiguiente, al no tener contrapeso, lo refiere todo a su propia realidad. Todo aquello que no se inclina ante su imagen, todo aquello que contradice sus orculos, todo aquello que amenaza su pervivencia, todo aquello que es progreso, en una palabra, es fatalmente su enemigo. As, cuando se implanta un gobierno -aunque al principio puede representar una mejora con respecto al gobierno precedente-, enseguida, para mantenerse en el poder, y frente a las nuevas ideas que minan sus cimientos, llama en su ayuda a la reaccin. Saca del arsenal de lo arbitrario las medidas ms antipticas a las necesidades de la poca; enciende fuegos artificiales de leyes de excepcin hasta que -al ser alcanzada, con la revolucin, la mecha de la bomba- salta por los aires con todos los medios que emple en su defensa. Puede actuar de otra manera, abandonar uno solo de sus bastiones? El enemigo, o sea la revolucin, se apoderara de l para colocar all sus propias bateras. Rendirse? Cuando se le conmina a rendirse sin condiciones sabe que la rendicin significa el saqueo de sus intereses, su sumisin y, al final, la muerte. Vosotros, soldados del progreso, amantes temerosos de la libertad, que llevis en el fondo de vuestros corazones -como un residuo de la educacin familiar y catlica de la juventud- el prejuicio de la autoridad, la supersticin del poder, acordaos de los gobiernos revolucionarios provisionales, de los programas y de las promesas. Acordaos de las mentiras y de las hipocresas usadas para conseguir la confianza del pueblo; acordaos de la astucia y de la violencia.

Acabando con los gobiernos desaparecern las sucias ambiciones que se sirven de las espaldas del pueblo, ignorante y crdulo, para planear sobre ellas sus fraudes, desaparecern los aprendices de acrbata que bailan sobre la cuerda floja de la profesin de fe, el pie derecho a un lado, el izquierdo al otro. Desaparecern los prestidigitadores polticos que manejan las tres palabras de la bandera republicana, Libertad, Igualdad y Fraternidad, como si fuesen tres bolas que pasan ante los ojos de los papanatas para despus desaparecer en el fondo de la propia conciencia, bolsillo secreto de la malicia... Desaparecern los saltimbanquis de la cosa pblica que, desde lo alto del balcn de un ayuntamiento, o desde las escalinatas de una Convencin o de una Constituyente, nos ofrecen su espectculo en la mejor de las repblicas, espectculo que despus nos hacen pagar -pobres estpidos de nosotros- con nuestro sudor y nuestra sangre.

Acabando con los gobiernos, desaparecern los ejrcitos que oprimen al pueblo a travs del pueblo, las Universidades que someten al yugo del cretinismo a las mentes jvenes, que manipulan cerebros y corazones, petrificndolos y grabando sobre ellos las imgenes de una sociedad caduca. Desaparecern los magistrados-inquisidores que torturan en el potro de los interrogatorios o que condenan al silencio de la prisin o del exilio la voz de la prensa y las manifestaciones de la conciencia y del pensamiento. Desaparecern los verdugos, los carceleros, los gendarmes, los inspectores de polica, los espas que detectan, intimidan y matan a quienes no aceptan la devocin de la autoridad, los prefectos, los comisarios ordinarios y extraordinarios.

Vieja desdentada. Bruja de garras ganchudas, Medusa con la frente coronada de vboras,

Autoridad!, retrocede y deja paso a la libertad!..

Larga vida al pueblo en posesin de su soberana, a la comuna organizada.

DE LA LEGISLACIN DIRECTA COMO PASO PARA LLEGAR A LA ANARQUA

(Aunque aqu hablo de legislacin directa, el hecho es que sobre este punto no veo las cosas absolutamente claras, pero tampoco veo en ninguna otra parte un plan completo de organizacin de la sociedad absolutamente destructiva de la legalidad. El da en que esta organizacin llegue a mi conocimiento, no slo abandonar esta idea de legislacin directa, sino que ser el primero en combatirla.)

La legislacin directa, con su mayora y su minora, no es en verdad la ltima palabra de la ciencia social, porque se trata una vez ms de un gobierno y, como ya he dicho, yo soy partidario de la soberana individual. Pero ya que la soberana individual no tiene todava una frmula real, permaneciendo en estado de pura intuicin, es preciso decidirse por lo ms aplicable, por la forma de gobierno ms democrtica posible, a la espera de su abolicin absoluta. Por otra parte, con la legislacin directa, la mayora es la que domina. Como una marea, se desplaza a diario bajo la accin incesante, bajo la propaganda de las ideas del progreso. En una palabra, es hoy el nico medio que podemos usar con provecho, la lnea ms recta a seguir para llegar a la realizacin de cualquier reforma social.

A quienes niegan la aptitud del pueblo para dotarse de sus propias leyes, para gobernarse a s mismo, les contestar recordndoles los deseos de ste desde el 48 hasta hoy. Que me demuestren que no han sido siempre inteligentes, siempre revolucionarios, no tanto en sus resultados cuanto en sus principios. Los intrigantes polticos no progresan siempre a golpes de promesas reformistas? Acaso es culpa de! pueblo que ninguna de estas promesas sea mantenida? Acaso no es cierto que el da que el pueblo se vea llamado a pronunciarse sobre la ley y no sobre los hombres el resultado ser muy distinto?

Yo considero al pueblo -sobre todo al pueblo de Pars- maduro, o muy cerca de la madurez, para esta idea del autogobierno, de la legislacin directa. El 68 lo ha probado. El pueblo permaneci sordo, entonces, a las voces de quienes pretendan erigirse en sus jefes y que -adornados de bandas muticolores y de ttulos de representacin- trataban de convencerlo para que defendiese sus prerrogativas. Se mantuvo ajeno a la "izquierda" y a la "derecha" que se disputaban el poder. Efectivamente, qu le importa al pueblo el color de su patrn si se ve obligado a sufrir un patrn?

Ahora, con el objetivo de clarificar y hacer ms comprensible mi pensamiento, desarrollar algunos puntos de vista:

El derecho al autogobierno. Negarais los derechos de la mujer? La mujer es un ser humano como el nombre. Los burgueses del 89 hicieron la Revolucin en su provecho con exclusin de los proletarios. Proletarios! Queris incurrir en el mismo error, cometer el mismo crimen, haciendo la revolucin en provecho exclusivo de los hombres y excluyendo a las mujeres? Sin duda no, porque en este caso vuestra ceguera y vuestra infamia os haran iguales a vuestros patrones.

Y al ladrn, al asesino, al loco, les negarais su derecho al autogobierno? En nombre de qu? Tal vez en nombre de la libertad, la igualdad, la fraternidad? Decidme. Eliminar de la posibilidad del autogobierno a los presos, los hombres ms autorizados a quejarse de la sociedad, no significa acaso abrir el camino a la exclusin de los proletarios, condenados al trabajo? Eliminar de la posibilidad del autogobierno al loco, no significa acaso abrir el camino a la exclusin de todo aquel que piensa libremente, con el pretexto de que sus opiniones son subversivas? Entonces!

La justicia. Ha de ser el pueblo, como conciencia, quien decida dnde reside la verdad, quien la busque y la ponga en acto. No me estoy refiriendo a la necesidad de galeras, verdugos, detenciones preventivas o represivas, prisiones o guillotinas. Ya pas el tiempo de estas monstruosidades gubernamentales. Slo digo que cualquiera que cometa actos contra la comunidad sea obligado a repararlos o, en caso contrario, sea expulsado de la comunidad.

La polica y el ejrcito. No deben existir cuerpos especializados con una organizacin permanente, porque seran un peligro para la libertad pblica. El pueblo en armas, se debe ser el nico ejrcito. (...) Acordaos de las vejaciones sanguinarias que el pueblo ha sufrido a manos de policas y ejrcitos y reclamad su excomunin civil, su disolucin eterna.

La polica, lo mismo que la justicia, debe ser la conciencia pblica manifestndose libremente. Cuando la conciencia pblica es libre, la polica no tiene razn de ser. Cuando cada uno, a nivel individual, forme parte de la conciencia pblica, podr constatar que la propia conciencia ser el mejor agente de polica.

El ejrcito, en cuanto fuerza organizada para el mantenimiento de la autoridad y para la guerra contra la Libertad en el interior y en el exterior, debe desaparecer. Todo hombre deber estar armado cuando la comuna se vea amenazada. La funcin de legtima defensa no puede delegarse.

Por otra parte, un pueblo, lo mismo que un hombre, tiene fuerza -independientemente de que sea ms o menos hbil en el manejo de las armas- cuando su corazn y su cerebro aman la inteligencia y la libertad.

Quememos todos los caones, transformemos su sustancia metlica, como se hizo con la guillotina, en instrumentos de trabajo! Revolucionarios, queris ser fuertes en la lucha suprema de la Libertad contra la Autoridad? Queris vencer a vuestros enemigos internos y externos? Pues bien, en la prxima proclamacin de la Repblica, demos al mundo un gran ejemplo: quememos nuestras fortalezas como los antiguos quemaban sus bajeles! Reconozcamos que es necesario vencer o morir. El verdaderamente prudente es el imprudente.

Enseanza. Gratuita. Indemnizacin a los proletarios que estudian y a los familiares de los escolares jvenes. El nio, alimentado, vestido, alojado en una casa especial, aireada, espaciosa y abierta a la vida externa: todo esto en lugar de la enseanza a peso de oro y de la claustrofobia de los colegios.

Enseanza libre. Todos han de poder ensear, colaborando en el progreso. Nuevos planes de estudio y nuevos mtodos bajarn del limbo de la teora y reclamarn, y recibirn, a la luz de la experiencia, el bautismo de la realidad. La enseanza de las lenguas vivas sustituir a la de las lenguas muertas. La instruccin profesional y social ocupar el lugar de la instruccin burguesa y acadmica. El estudio agradable sustituir al estudio embrutecedor. Los ignorantes del Catolicismo y de la Universidad, los tenderos de la instruccin y de la educacin, sern aniquilados, enterrados por la dura competencia de la libertad y de, la verdad de la enseanza. Todos estos mercaderes de plegarias y amuletos, que utilizan el pretexto de la educacin; sern expulsados del templo de la ciencia. El profesor creado para el alumno y no el alumno para el profesor.

DE LA RELIGIN

Todas las religiones tienen en comn el predicar a los oprimidos la sumisin al yugo del opresor. Si la espada del soldado hace de la multitud un esclavo fsico, el catecismo del sacerdote -arma mucho ms peligrosa- hace de ella un esclavo moral. La idea de Dios, el culto de la divinidad; he ah la causa primera de la decadencia del hombre, la primera pgina del libro en que fue escrito el martirologio de la humanidad. Quien niegue el derecho divino en la tierra debe igualmente negar en el cielo la realidad de un ser sobrenatural.Hoy nos remos de los pueblos primitivos que adoraban al sol. Pero, casi tan ignorantes como ellos, si no ms, adoramos bajo otra forma a un ser a quien nuestra imaginacin dota de un poder supremo. Y, demostrando ser mucho ms estpidos que esos pueblos que adoran a un astro que no solo est ah sino que no es muy til y beneficioso, vamos a buscar a nuestro dolo fuera y ms all de la naturaleza. Y cuanto ms dao nos hace, ms lo bendecimos, porque cuanto ms suframos aqu abajo -nos dicen los que en este mundo son felices y gozan de privilegios- ms felices seremos all arriba, en un paraso sin duda lejano ya que, como Dios, est ms all del infinito. No slo nuestro cuerpo, criatura carnal que este Dios nos habra dado segn ellos, debe ser aniquilado cada da por la vejez y la enfermedad, sino tambin nuestra alma -criatura espiritual- debe sufrir toda clase de mortificaciones. Y todo ello a la mayor gloria de un Dios infinitamente bueno, infinitamente justo, infinitamente amable, infinitamente misericordioso.

El clero es el envenenador de la conciencia humana. En forma de sermones nos inocula la dosis diaria de nicotina que nos lleva a renunciar al placer en este mundo, a renunciar a nuestros derechos como hombres y como ciudadanos.

Para qu sirve la divinidad y el culto sino para habituarnos al sacrificio a los dioses de la tierra? Para qu sino para obligarnos a postrarnos ante toda clase de fetiches? Estudiemos en vez de rezar. Instruymonos en las ciencias naturales. La ignorancia, eso es lo que hace de nuestro mundo un valle de lgrimas. La ciencia, eso es lo que puede hacer de l una morada de felicidad, un Edn.

Adelante! La hoz contra los confesionarios! El martillo contra la iglesia! Quememos las sotanas! Derribemos, destruyamos, aniquilemos, incendiemos hasta las races divinidades, cultos, altares y textos sagrados, templos y curas! Que llegue la hora en que la llama del fuego purificador caiga sobre este caos de mentira e iniquidad, sobre este almacn de trastos viejos que se llama religin!

Qu hombre libre se dejara impregnar de esta moral pietista hasta el punto de aconsejar a su hermana, a su compaera, a su hija, que se sometiese a las lujuriosas enseanzas de los confesionarios, a la corrupcin sistemtica de su naturaleza fsica y moral?

Quien quiera curas que se los pague. Pero que sacerdotes y cultos se encierren en el habitculo de sus supersticiones y que no salgan nunca ms a la luz pblica a atentar contra el pudor de la razn.

Nuestra Repblica s es de este mundo!

DE LA PROPIEDAD

Abolir la usura en todas sus formas: bajo la forma de inters del capital a cualquier tipo; bajo la forma de salario por cualquier trabajo; bajo la forma de alquiler por cualquier cosa: apartamento o terreno, oficina o mquina. Declarar crimen y delito la explotacin del hombre por el hombre. Que quien tenga una casa d alojamiento a quien no la tenga. Que quien tenga un pedazo de tierra permita a quien quiera, cultivarla con l. Que quien posea una fbrica, o una mquina, y no la haga funcionar, la d a quien quiera hacerla producir. Que los almacenes comunitarios basados en el intercambio gratuito reemplacen a las tiendas, origen de la personalidad mercantil y de la usura. Que en los nuevos cdigos, el robo de guante blanco, el robo de la explotacin, sea asimilado al robo del ratero. Que el usurero -se haga llamar propietario, banquero, empresario, comerciante- sea asimilado al vulgar estafador y castigado como ste. Que se rehagan las leyes sobre la expropiacin por utilidad pblica, y que todos aquellos que dejen su casa vaca, su tierra sin cultivar, sus instrumentos de trabajo sin utilizar, sean expropiados y que sus casas y sus instrumentos de trabajo sean entregados a los trabajadores que los soliciten.

Capital! Pulpo de gigantescas proporciones que con tus membranas chupas la sangre a los explotados; horrible molusco del ocano del trabajo que con tu oro envenenas las olas de la produccin; t, que te aferras a las partes viriles de la humanidad, chupando por todos sus poros la sangre de los trabajadores y apropindote hasta de la mdula de sus huesos; monstruo de rapia, tu hora ha sonado en el reloj de la indignacin pblica, y no escapars al arpn del derecho al trabajo! Ojal la propiedad personal que t has vomitado no escape ni un da ms a tu mismo destino y la humanidad pueda baarse pronto en las puras aguas de la comunidad!

DE LA FAMILIA

Creacin de la religin, la familia es la base sobre la que se asientan la propiedad y el gobierno, el elemento que los cimenta, la linfa que los alimenta, el pecho que los nutre. No basta con cortar las ramas, hay que separar el tronco y arrancar las races; no basta con atrapar y degollar a las cras, hay que perseguir a la madre hasta el fondo de la madriguera y despanzurrarla. De lo contrario, el rbol o la bestia darn nuevos frutos.

Estado diminuto -en el que el hombre es soberano y la mujer y los hijos subditos-, la familia pone constantemente el deber individual en contradiccin con la naturaleza y el inters material en hostilidad con la conciencia.

Qu hay que hacer para destruir a la familia?

Abolir la herencia, esta manzana de la discordia que separa a los hermanos y los arrastra al parricidio (...).

Abolir el matrimonio, esta prostitucin legal, esta trata de mujeres que ha sustituido a la trata de esclavos. Si el hombre quiere ser libre debe reclamar la libertad de la mujer. Quien ha sido amamantado por una esclava tiene sangre de esclavo en las venas. Quien ha sido educado por una esclava tiene ideas de esclavo en la mente.

Negar los deseos y la facultad, los derechos y la inteligencia de la mujer, equivale a hacer como los burgueses y los aristcratas que niegan los derechos y la inteligencia al proletariado, como los blancos de Amrica que niegan a los negros la consideracin de raza humana. De quin es la culpa, por lo dems, si las mujeres son como son y no de otra forma? Es culpa del patrn o del esclavo que el negro cultive la caa de azcar en vez de cultivar su espritu, que el trabajador trabaje la materia en vez de trabajar su inteligencia, que la mujer lave los platos y se adorne como una mueca de lujo para agradar a los ricos en vez de lavar su mente y adornarla con slidos conocimientos?

Oh, familia! Sodoma de todas las corrupciones, festn de todos los vicios, que caiga sobre ti la lluvia de fuego de la maldicin del hombre, los rayos vengadores del socialismo! Oh, familia, t que traes en tu vientre los grmenes de la prostitucin, t que traes en tus labios el cncer roedor de la desmoralizacin social, ojal desparezcas pronto del mundo de nuestras instituciones, y dejes paso al gran principio de la unidad humana, a la edificacin, a la organizacin en el mundo de la libertad y del sentimiento.