rutas de cantabria: ruente - sierra del escudo - celis

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1 Ruente - Sierra del Escudo - Celis La Sierra del Escudo de Cabuérniga es una alineación montañosa paralela a la costa, que separa nítidamente la comarca litoral de Cantabria de los valles interiores. El comienzo de esta pequeña cadena montañosa está en el valle del Nansa (O) y el del Saja (E). Esta sierra crece progresivamente en altitud hacia el O, culminando en el pico Gándara (926 m), sobre el valle del Nansa. Entre este cordal y el mar está Valdáliga, regado por el río Escudo, que tiene sus fuentes en San Vicente del Monte y desemboca en San Vicente de la Barquera. Desde estas cumbres hay buenas vistas sobre el litoral, dada su proximidad a éste. En la vertiente Cabuérniga (S) de la sierra destaca el monte llamado Aá, o simplemente Monteá, como le denominan los Cabuérnigos, que ocupa una extensión de 400 ha, está en una vaguada que desagua al Saja en Ruente, perteneciendo a este pueblo y a los de Sopeña y Valle. El bosque está formado principalmente por un robledal maduro, dominado por la cajiga, aunque también se encuentran hayas, acebos, etc. Pero de todas las especies vegetales de Monte Aá, las que más destacan son sus robles centenarios de gran tamaño, cuya notabilidad les ha llevado a ser protegidos con la figura de Árboles Singulares. Aunque el más famoso era El Cubilón (Quercus robur), catalogado con el nº 1 del inventario. Se trataba de un ejemplar emblemático a pesar de su penoso estado, tenía un diámetro de unos 15 metros, se le atribuía una edad milenaria y era considerado el más antiguo de España. Se mantuvo en pie hasta el inicio de la década de los noventa en que un vendaval lo derribó. Su tronco estaba hueco, se decía que podía dar cobijo a dos vacas tudancas y que se había usado en todos los tiempos para el cobijo de pastores y ganado. De ahí su nombre, ya que “cubilón” es el aumentativo de “cubil” (cobijo de algunos animales). Cuenta la leyenda que Napoleón lucía una bellota del Cubilón engarzada en oro, lo que sin duda revela la importancia de esta cajiga. Además de este extinto roble, aún se conservan algunos extraordinarios, como el Mellizo o el Belén y otro denominado El Arriaga (según una información encontrada), situados a pocos metros de los restos del Cubilón. Al NO de la sierra, hay que reseñar el poblado fantasma de La Florida, una explotación minera abandonada (como tantas otras de Cantabria) en la que las galerías conectan con la cueva natural de El Soplao, formando un extenso sistema subterráneo. La cueva, que tiene 14 km de desarrollo, destaca por sus curiosísimas estalactitas excéntricas. Es necesario aclarar, que esta sierra tiene su homónima en la otra Sierra de El Escudo, que comienza en el nombrado puerto de El Escudo y divide los valles de Iguña y Pas. Datos de la Marcha Desniveles: Subida acumulada: 1.290 m. Bajada acumulada: 1.305 m.

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Ruente - Sierra del Escudo - Celis La Sierra del Escudo de Cabuérniga es una alineación montañosa paralela a la costa, que separa nítidamente la comarca litoral de Cantabria de los valles interiores. El comienzo de esta pequeña cadena montañosa está en el valle del Nansa (O) y el del Saja (E). Esta sierra crece progresivamente en altitud hacia el O, culminando en el pico Gándara (926 m), sobre el valle del Nansa. Entre este cordal y el mar está

Valdáliga, regado por el río Escudo, que tiene sus fuentes en San Vicente del Monte y desemboca en San Vicente de la Barquera. Desde estas cumbres hay buenas vistas sobre el litoral, dada su proximidad a éste. En la vertiente Cabuérniga (S) de la sierra destaca el monte llamado Aá, o simplemente Monteá, como le denominan los Cabuérnigos, que ocupa una extensión de 400 ha, está en una vaguada que desagua al Saja en Ruente, perteneciendo a este pueblo y a los de Sopeña y Valle. El bosque está formado principalmente por un robledal maduro, dominado por la cajiga, aunque también se encuentran hayas, acebos, etc. Pero de todas las especies vegetales de Monte Aá, las que más destacan son sus robles centenarios de gran tamaño, cuya notabilidad les ha llevado a ser protegidos con la figura de Árboles Singulares. Aunque el más famoso era El Cubilón (Quercus robur), catalogado con el nº 1 del inventario. Se trataba de un ejemplar emblemático a pesar de su penoso estado, tenía un diámetro de unos 15 metros, se le atribuía una edad milenaria y era considerado el más antiguo de España. Se mantuvo en pie hasta el inicio de la década de los noventa en que un vendaval lo derribó. Su tronco estaba hueco, se decía que podía dar cobijo a dos vacas tudancas y que se había usado en todos los tiempos para el cobijo de pastores y ganado. De ahí su nombre, ya que “cubilón” es el aumentativo de “cubil” (cobijo de algunos animales). Cuenta la leyenda que Napoleón lucía una bellota del Cubilón engarzada en oro, lo que sin duda revela la importancia de esta cajiga. Además de este extinto roble, aún se conservan algunos extraordinarios, como el Mellizo o el Belén y otro denominado El Arriaga (según una información encontrada), situados a pocos metros de los restos del Cubilón. Al NO de la sierra, hay que reseñar el poblado fantasma de La Florida, una explotación minera abandonada (como tantas otras de Cantabria) en la que las galerías conectan con la cueva natural de El Soplao, formando un extenso sistema subterráneo. La cueva, que tiene 14 km de desarrollo, destaca por sus curiosísimas estalactitas excéntricas. Es necesario aclarar, que esta sierra tiene su homónima en la otra Sierra de El Escudo, que comienza en el nombrado puerto de El Escudo y divide los valles de Iguña y Pas. Datos de la Marcha

Desniveles:

Subida acumulada: 1.290 m. Bajada acumulada: 1.305 m.

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Distancia estimada: 25,1 km, con las siguientes distancias parciales: Ruente a los Árboles Singulares, 5,7 km; al Collado de Monteá, 2,6 km; al Cueto de Herranz García, 2,5 km; a la Collada de la Alisa, 0,8 km; al Alto de El Castillo, 0,6 km; a Vado Collado, 2,3 km; a la Braña de Zarzosa, 2,0 km; al Pico Gándara, 0,6 km; al Collado del Taladro, 2,2 km; a La Florida, 1,4 km; a la Cueva del Soplao, 1,2 km; a Celis, 3,2 km. Duración previsible: 7,5 h. Dificultad: Aunque se transita por buenos caminos hay que calificar esta marcha como dura, ya que es preciso vencer un gran desnivel acumulado y una larga distancia. Recorrido

La marcha comienza en el pueblo de Ruente (185), capital de uno de los tres municipios cabuérnigos. En este pueblo se encuentra La Fuentona, una caudalosa surgencia kárstica que, según la leyenda, alberga en sus entrañas a una Anjana. Se han realizado estudios hidrológicos para determinar la procedencia de sus aguas y explicar las interrupciones del flujo que se producen ocasionalmente, pero aún no está claro, aunque se sospecha de un sumidero del río Saja a la altura de Sopeña. Realmente este efecto es el de las denominadas por los romanos “Fuentes Tamáricas”, que unas veces tienen caudal y otras no, en honor de la Fuente Tamárica de Velilla del Río Carrión, que fue la primera que descubrieron. Este río que mana de La Fuentona es cruzado, en mitad del pueblo, por un bonito puente de mampostería, de ocho ojos de medio punto.

En la CA 380, a la salida del pueblo (dirección a Barcenillas) se toma una salida (NO, derecha) e inmediatamente se atraviesa un puente sobre el río Saja. En verano este río bajará prácticamente seco, debido a que su caudal desaparece en el citado sumidero de Sopeña, unos kilómetros más arriba. La pista, en su comienzo asfaltada, discurre rodeada por cercas de piedra en la mies del valle, ignorando los ramales que dan entrada a las distintas fincas se atraviesa un nuevo puente, esta vez sobre el arroyo de Monteá. Nada más traspasarlo se desecha un ramal a la derecha, pues el camino sigue paralelo al curso de agua, avanzando entre cabañas, plantaciones de pinos y la vegetación de ribera que cubre el arroyo, por ello también se desecharán los ramales secundarios que a la derecha se dirigen a estos edificios, continuando por la pista principal. Unos 900 m, después del comienzo de la marcha, se cruza una portilla canadiense para el ganado, y poco más adelante el firme pasa a ser de tierra. La ancha pista deja por un trecho la orilla del

Dos estampas de Ruente.

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arroyo Monteá, para subir un poco y pasar junto a unas casas, después de lo cual, da una curva a la izquierda y baja para volver a acercarse al río. En este momento se desechará un camino, que sale a la derecha, y se cruzará el arroyo. Durante un trecho el camino discurre por un frondoso bosque de robles y hayas. En un claro, se ignora un desvío a la izquierda, siguiendo la ascensión hacia el O paralelos al regato, entre robles. Muy poco después de cruzar, de nuevo, el Arroyo se encuentra una bifurcación, donde se seguirá por la derecha. Después de pasar por última vez el arroyo se desechará un camino que a la derecha sube a un caserío y pronto se llegará a un punto donde la pista da una cerrada curva a la derecha. Aquí hay una desviación (de frente), que se desechará, y una fuente. Siguiendo por la derecha la pista se encuentra inmersa en el bosque del Mote Aá y su pendiente aumenta, a la vez que describe un pequeño zigzag. En la segunda curva a la izquierda, se desechará una salida a la derecha, que va a la finca donde se encuentra la Casa del Toro Roza. A partir de aquí la pendiente se hace más suave, a la vez que comienza otro zigzag, esta vez muy amplio.

En la segunda curva a la izquierda (460 m) se verá un cartel que, a la derecha, señala un sendero hacia los árboles singulares. En pocos minutos se llega hasta la majestuosa cajiga de El Mellizo. Continuando por el sendero y a escasos metros se encuentra la otra gran cajiga que sigue en pie, El Belén, que tiene el tronco hueco con forma de portal. Un poco más adelante se pueden ver los restos de El Cubilón, del que se dice que hacían falta 10 personas para rodearlo. De vuelta en la pista se progresa hacia el O en moderado ascenso y justo al salir del bosque se llega al Collado de Monteá (577 m), donde la pista da un giro a la izquierda, pero se tomará una desviación que sube a la derecha (N). Enseguida se dejará otra desviación (595 m) que a la izquierda va a unos invernales, para seguir subiendo de frente e internarse de nuevo en el bosque. Durante 300 m la pendiente se hace fuerte, para comenzar a suavizarse un poco después de pasar una cerrada curva a la derecha. 1 km más adelante de esta curva se alcanza una desviación a la izquierda (justo donde la pista de frente se vuelve a meter en el bosque), que se tomará. Durante otros 200 m la pendiente vuelve a aumentar un poco, por un terreno de pastos con grandes losas de piedra, llegando a un collado (841 m). A partir de aquí se seguirá por lo alto del cordal hacia el O, iniciándose la subida al Cueto de

Cajigas singulares de Monte Aá: Aspecto que tenía el Cubilón, hoy es sólo un tronco en el suelo; El

Mellizo, El Belén y El Arriaga (según una información encontrada).

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Herranz García (869 m). Este monte se reconoce por las dos antenas que hay en su cima. Desde aquí en días despejados se puede ver la costa de San Vicente de la Barquera, Oyambre, Comillas... A continuación se cumbreará por toda la sierra hacia el O, en un constante bajar y subir, pero amenizado por las bellas vistas que se pueden admirar. Después de pasar el siguiente alto (857 m) se llega a la Collada de la Alisa (822 m), antiguo paso utilizado por los lugareños para ir de Valdáliga a Carmona, que se puede divisar abajo a la izquierda). A continuación se sube al alto de El Castillo (912 m). Siguiendo siempre por las cumbres, al cabo de unos 2300 m se desciende a Vado Collado (764 m), nueva collada en la que se ha de franquear una zanja encharcada que se interpone en el camino. Se continúa hacia el SO, pero el cordal va virando hasta quedar hacia el NO. Se pasa la Braña de Zarzosa (818 m), donde se encontrará (izquierda) un camino que sube por el SE y continúa a la derecha por el N. También a la izquierda sale (O-NO) un camino que, después de pasar por Las Bárcenas, llega a Celis.

Sin embargo, se continuará subiendo por el citado que a la derecha (N) bordea el Pico Gándara (se puede seguir si no se quiere subir a éste), pero se dejará enseguida, para remontar la corta, pero fuerte pendiente que culmina en el Gándara (926 m), pico más elevado de la sierra y hermoso mirador de gran parte de Cantabria, en cuya cima hay un mojón y donde se pueden apreciar varias piedras que pudieran ser restos de monumentos megalíticos. La bajada se hará hacia el N, por terreno fácil, hasta alcanzar de nuevo la pista que se dejó a la subida, que a partir de este punto baja haciendo zigzags, que se pueden atajar por un camino que desciende directo por toda la loma, hasta llegar al Collado del Taladro (572 m). Ahora la pista remonta una breve cuesta, entre invernales y prados, por la falda de la Cotera del Taladro (638 m), pero sin llegar a su cumbre. Cerca de este alto se desechará una salida a la izquierda, que va a unos prados. Se sigue subiendo algo más y se volverá a desechar otra salida a la izquierda. Ya en las campas superiores se entra en una pista más ancha, siguiendo de frente (a la derecha, casi en dirección opuesta a la que se trae, el camino va a un repetidor). En estas campas aún se pueden ver las ruinas de La Florida (660 m), antiguo poblado minero activo hasta los 70, y una fuente justo después de éstas. Nada más pasar un prado alargado (derecha), con cierre de piedras y un caserío en él, se dejará la pista que se trae, para tomar una salida en ángulo agudo a la izquierda. Inmediatamente se da una curva a la derecha y se vuelve a dejar esta nueva

Vistas desde lo alto de la Sierra del Escudo: Los Picos de Europa y el cordal de Peña Sagra.

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pista, para bajar (S-SO) entre las escombreras de las minas por un camino que pasa junto al aparcamiento de la Cueva del Soplao (530 m). En la parte inferior del aparcamiento se seguirá por la pista que baja a la izquierda. Sin tardar se llega a un cruce, donde se seguirá de frente. En lo sucesivo se desecharán todas las desviaciones a izquierda y derecha, hasta llegar a Celis (170 m).

Celis es un municipio del Ayuntamiento de Rionansa, pueblo que ve como el Río Nansa baña sus límites y al que cruza, siendo salvado por medio del Puente de la Herrería, obra civil que destaca por su gran altura. Al igual que los otros pueblos del municipio de Rionansa, Celis es una localidad muy hermosa, con sus pequeñas casas populares y alguna que otra casona escudada. Interesante de ver en su iglesia de San Pedro (s. XVIII) es el estupendo sagrario del s. XVII incluido en retablo barroco posterior. También son interesantes y típicas las ermitas de San Roque (s. XVII), la del Carmen, del mismo siglo, y sobre todo la de San Antonio (s. XVII) con precioso pórtico, situación paisajística excepcional y retablo interesante. En lo que respecta a la arquitectura civil, lo más destacado es la casona llamada "La Campona", y las típicas casas rústicas montañesas que están repartidas por todo el pueblo,

formando un conjunto de gran belleza.

Javier Tezanos 21-03-2013

Literatura consultada para texto y fotos

1. Rutas por las Montañas de Cantabria, Fernando Obregón Goyarrola. 2. http://caimanejo.blogspot.com.es/2012/01/monte-aa-cubilon-mellizo-y-belen.html. 3. http://www.forestales.net/archivos/forestal/especial%20cantabria/cantabria_arboles_singular

es.html. 4. http://senderismocantabria.wordpress.com/tag/cubilon/. 5. https://picasaweb.google.com/102379757970943293099/SierraDelEscudoDeCabuernigaRuente

Cantabria. 6. http://www.pueblos-espana.org/cantabria/cantabria/celis/galeria-fotografica/1/.

Estampas de Celis: Plaza de San Roque y casa de la Barrua.

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