romeo cesar (conflicto y política)

26
 Romeo César – Conflicto y Política 1 Conflicto y Política Una sugerencia para debatir En un apunte anterior, Política y Ética: Calicles versus Sócrates , expuse una serie ideas, a raíz del famoso debate imaginado por Platón en su Gorgias . De lo dicho en esa ocasión voy a destacar al- gunas ideas que me permitirán enriquecer la exposición que allí hice. Entre otras cosas, sostuve: 1. El conflicto es inevitable 2. Está en la entraña misma de la vida en común y no se puede erradicar en definitiva (aunque muchos conflictos sí puedan ser re- sueltos, al menos por cierto tiempo y dentro de límites precarios e inestables). 3. El conflicto también está instalado en la moral: las posiciones en ese campo normalmente no tienen un suelo común, compartido. 4. Las posiciones en materia política y en materia moral, según al- gunos, estarían, para colmo, “en el aire”, “desfondadas”: ninguna tendría un fondo seguro, último, que les dé sustento firme o fun- damento definitivo. 5. Esas posiciones serían, en definitiva, materia de elección “arbi- traria” (aunque no caprichosa) y sostenidas retóricamente. 6. El “desfondamiento” de las posiciones y su carácter racional- mente irresoluble llevan a muchos a querer mantener el presu- puesto de la preeminencia última del conflicto. Por tanto, no se quiere que haya ningún acuerdo (salvo el de que no lo hay).

Upload: romina-andrea

Post on 16-Oct-2015

15 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    1/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    1

    Conflicto y PolticaUna sugerencia para debatir

    En un apunte anterior, Poltica y tica: Calicles versus Scrates,expuse una serie ideas, a raz del famoso debate imaginado porPlatn en su Gorgias. De lo dicho en esa ocasin voy a destacar al-gunas ideas que me permitirn enriquecer la exposicin que allhice. Entre otras cosas, sostuve:

    1. El conflicto es inevitable

    2. Est en la entraa misma de la vida en comn y no se puedeerradicar en definitiva (aunque muchos conflictos s puedan ser re-sueltos, al menos por cierto tiempo y dentro de lmites precarios einestables).

    3. El conflicto tambin est instalado en la moral: las posiciones enese campo normalmente no tienen un suelo comn, compartido.

    4. Las posiciones en materia poltica y en materia moral, segn al-gunos, estaran, para colmo, en el aire, desfondadas: ningunatendra un fondo seguro, ltimo, que les d sustento firme o fun-damento definitivo.

    5. Esas posiciones seran, en definitiva, materia de eleccin arbi-traria (aunque no caprichosa) y sostenidas retricamente.

    6. El desfondamiento de las posiciones y su carcter racional-mente irresoluble llevan a muchos a querer mantener el presu-puesto de la preeminencia ltima del conflicto. Por tanto, no sequiere que haya ningn acuerdo (salvo el de que no lo hay).

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    2/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    2

    7. Quienes no quiere llegar a ningn acuerdo estn en estado deguerra y el discurso moral tambin (lo cual conduce a un dilogode sordos).

    La eleccin, pues, de una u otra razn - o fundamento - de lasposturas que se adoptan y se defienden en el campo poltico y mo-ral, parecieran expresar, como consign (pg. 22), sentimientos,actitudes, preferencias o caprichos, disfrazados de una objetividadque de hecho no poseeran pero que se hacen valer retricamente.

    Eduardo Grner, profesor de Teora poltica en la UBA, es un re-presentante de quienes sostienen que el conflicto est en la basede lo poltico y lo define esencialmente.1

    Grner distingue lo polticode la poltica. Lo poltico es la instanciaantropolgicamente originaria y socialmente fundacional. La polti-ca la entiende como ejercicio de una profesin especfica dentro loslmites institucionales definidos por el espacio del Estado jurdico.Considera que esta distincin es el rasgo central de la modernidadpoltica y que, en su opinin, alcanz su estatuto ms elaborado yparadjico en Hegel.

    Lo poltico est animado por la praxis socializada del demos, el po-der de la multitud propiamente constituyente; la poltica en cambiopor la accin de la clase o dirigencia poltica, el poder constitui-do. Inspirado en La violencia y lo sagradode R. Girard, parte delsupuesto de que la fundacin del Estado y su orden jurdico se de-bi a una violencia comunitaria convertida en sacrificio ritual, fun-

    dacin que habra sido luego negada, olvidada, hecha sagrada ypor el acuerdo racional del Contrato, para evitar el cuestionamien-to permanente en pos de un proceso de perpetua refundacin.

    Grner insiste en que el momento originario, fundador del Estado

    1La tragedia, o el fundamento perdido de lo poltico, en La Cosa polticao el acecho de lo Real, Bs. As., Paids, 2005: 69-114.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    3/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    3

    se niega y oculta. De esa manera, la Ley, nacida de una violenciaparticular, circunscrita a una historia concreta, puede tener vigen-cia universal. La fundacin del Estado, remarca:

    desplaza la catica violencia originaria detrs del acuerdo racionaldel Contrato: son modos de ausentamiento del poder constituyente(de lapotentiade la multitudo, hubiera dicho Spinoza), homlogos en

    cuanto a su objetivo denegador del hecho de que la Ley universales-t, en efecto, fundada en aquella violenciaparticular. 88

    En su visin, esa violencia inaugural, ese momento Cero, fundadosobre el vaco de un origen (sin un antes ontolgico en el plano po-ltico), ha sido un evento histrico pero no ha acontecido de unavez para siempre. Reprimirlo y olvidarlo es imposible. De maneraque retorna revelando la pretensin excesiva (hybris) de querer im-poner, dice Grner, un orden perfecto y eterno. Cada tanto irrum-pe entonces la violencia, como efecto de lo real, para demostrar supoder constituyente. As convierte en provisorio y subordinado to-do poder constituido y la Ley consecuente, impuesta por ste.

    La ecclesiade los hermanos se abre cada tanto de nuevo al abismode ese vaco originario sobre el que habr de refundar la Ley apelan-

    do a un imaginario sobre el cual apoyar la nueva simbolicidad.Aqu se revela la monumental paradoja de la sustitucin de lopolti-co por lapoltica: es el laicismo civilizado del Estado moderno elque oculta la verdad del instante fundacional, mientras es el ritualreligioso [...] el que rescata ese gesto de emergencia de la ecclesia,de la comunidad como tal. 89

    En concordancia parcial, incmoda, con la teora de Carl Schmitt,rompe pues con las seducciones neoliberales o progres, neoinsti-tucionalistas o neocontractualistas, que dan por bien fundado lopoltico en el consenso, el acuerdo y la buena voluntad antes queen la violencia y en el conflicto. Denuncia aquella resolucin comoilusin ingenua o, peor, como disfraz de la verdadera voluntad depoder que no osa decir su nombre (cf. pg. 90). Y considera que la

    autonoma de lo poltico autoriza a la iniciativa vanguardista de

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    4/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    4

    llamar al demosen su apoyo.

    Destaca entonces el problema que presenta la nocin de lo auto-fundado en el momento de la decisin que da origen al Estado.2Pareciera que esa accin de la multitud, fundada exclusivamenteen s misma (e incondicionada), se hace sobre el vaco. Vaco quepermitira los sentidos ms o menos contingentes aportados por elpropio gesto que hizo manifiesta la decisin. Bajo este ngulo, stase constituye en principio formal del orden como tal (sin decidirsepor ningn orden concreto). Grner est convencido, no obstante,de que esa autofundacin ejercida por lapotenciade lamultitud, auna con su contingencia y formalismo, no implica legitimar cual-quierorden; y respeta, al mismo tiempo, la tensin irreductible en-tre lo universal y lo particular (cf. pg. 93).

    Cree, asimismo, que esa potencia se orienta y condensa no en unaguerra de todos contra todos sino en una democracia absoluta (in-cluso absolutista) de corte spinoziano, que Grner define con Negricomo totalidad de pluralidades en permanente recomposicin.Esta gestacin continua de la democracia es trgica, pues carac-teriza a la tragedia (basado fundamentalmente en la de Edipo el Ti-ranoy Antgonade Sfocles) como

    el conflicto perpetuamente refundado entre el Caos primigenio,previo a la Ley, y el orden de la polis, que slo puede surgir de uncrimen cometido en comn, de una violencia fundadora peroorientada por un proyecto que retorna en la repeticin ms ima-ginaria que simblica del ritual. (94)

    2Modela Grner as la forma primigenia del Estado: plena participacincomunitaria en el acto fundacional; en ese primer momento no hay sepa-racinentre el Estado y la sociedad (pg. 77). En esta misma perspecti-va, entonces, considera que el ritualoriginarioimplicado en el pacto en-tre hermanos para realizar el sacrificio es ya en cierto modo Ley (esa esla ley primera, dira el Martn Fierro), y el asesinato regulado es necesa-rio para evitar la violencia catica, generalizada, indiscriminada, entreloshermanos. (pg. 75)

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    5/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    5

    Imagina hegelianamente, idealizando a Grecia, que en sus iniciosclsicos, lapoiesis, lapolisy lapraxisen general formaban un To-do, una bella totalidad, indisoluble e indivisible pese a sus tensio-nes internas. La separacin y autonoma de las esferas (Weber) quehoy conocemos las llev a cabo, en su visin, la racionalizacinmoderna capitalista. De todos modos, no piensa el conflicto entrminos de resolucin dialctica, resolucin que cree garantizar laAufhebung; lo piensa trgicamente en su condicin de irresoluble.Y la Ley, que olvida el conflicto que la origin, es entonces una so-lucin insuficiente y provisoria y amenazada por lo real.

    La tragedia es una advertencia contra la ilusoria omnipotencia de talracionalidad [la liberal-instrumental], contra la pretensin de que to-do lo real quede disuelto en la Ley positiva, contra el des-co-

    nocimiento de que, si bien no es posible vivir sinLey, ella no alcanzaa dar cuenta de lo real, y lo real se toma venganza (a veces con vio-lencia inaudita) de ese desconocimiento del conflicto fundante.101

    Teniendo, entonces, como teln de fondo los desarrollos que hiceen el texto que mencion al comienzo, hara las siguientes observa-ciones al planteo de Grner.

    1. La distincin semntica entre lopoltico y lapoltica (ya la hac-an J. Freund en 1965 y N. Poulantzas en 1969 aunque no en elmismo sentido) es legtima desde el punto de vista terico, en lamedida en que destacan posibles aspectos de una dimensin com-pleja de la vida y la historia humana. En tal sentido, la distincinayuda al lector a comprender la posicin de Grner, seguidora en

    este asunto de los planteos de Negri respecto del poder constitu-yente. 3De todos modos, no a todos los politlogos les interesa tal

    3Rancire tambin separa el campo de las instituciones y de los inter-cambios mediados por ella del campo de las prcticas de impugnacin orechazo. A este ltimo, sin embargo, le reserva el nombre de poltica.Para el primero, usa polica en el sentido antiguo y que ha permanecidoen el ingls policy (claramente distinto de police, nuestra polica).

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    6/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    6

    distincin. Por ejemplo, Rinesi prefiere mantener la ambivalenciasemntica de poltica (incluye las acciones constituyentes y lasinstituciones constituidas), porque expresa el movimiento real deaquello que esa palabra sirve para designar (o. c., 21). Expresa latensin entre la idea de la poltica como prctica institucional deadministracin de las sociedades y la de la poltica como antago-nismo y lucha, tensin que no se puede erradicar. La poltica espara l el conjunto de las actividades desarrolladas en ese espaciode tensin que se abre entre las grietas de cualquier orden preci-samente porque ningn orden agota en s mismo todos sus senti-dos ni satisface las expectativas que los distintos actores tienensobre l (ib., 23).

    2. Pero, con la anterior distincin surge un problema: cmohemos de entender el momento de lo poltico, el momento del acon-tecimiento constituyente? Se trata de un problema tpico que seplantea con la imaginacin historiogrfica: qu realismo hemosde otorgar, siguiendo a Grner, al supuesto evento originario de unpoder constituyente (emergiendo del vrtice del vaco, especie deBig Bang)? Y cul al acontecimiento de la democracia (la verdade-

    ra para este autor), ecclesiade hermanos que cada tanto se abrede nuevo sobre el abismo de ese vaco imaginario en el que re-fundar la Ley?

    El da por descontado, al parecer, el carcter histrico del aconte-cimiento (al que le otorga simultneamente prioridad ontolgica.Pg. 96-97) y lo hace bajo el patronazgo de Girard. Podemos

    realmente adherir a este presupuesto sin ms, darlo por vlido pa-ra todas las configuraciones polticas de las distintas etnias y na-ciones de la humanidad, haya afirmado el antroplogo francs loque haya afirmado sobre l? Podemos acaso basarnos hoy en lahorda primitiva fantaseada por Freud para fundar una ontologa

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    7/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    7

    de lo poltico slida y convincente? 4 Aunque en muchos gruposhumanos haya habido un homicidio colectivo en un punto de suhistoria, podemos darlo para todos los casos en que realmenteaconteci como comienzo Cerodel cual surgira el contrato y laley, la institucin jurdica? No es demasiado abusivo tal procedi-miento de teora? Pero, en este ltimo caso, por qu se da fre-cuentemente tal abuso de teora y su aceptacin ms o menos ge-

    neralizada entre estudiosos, pensadores y militantes polticos?Creo que el elegir y el usar el postulado terico del chivo expiatoriode Girard y la fantasa de la horda primitiva de Freud causa alplanteo de Grner fisuras tericas intiles. Lo introduce innecesa-riamente en cuestiones muy debatidas en el campo de la antropo-loga, debilitando su argumento.

    3. Pero hay otra cuestin, emparentada con sta, que merecenuestro examen: la concepcin de lo trgico. En la charla mencio-nada, Poltica y tica, ya he hecho algn comentario sobre esto.Aadir aqu otras ideas.

    Hoy, cierto pensamiento de izquierda (permtaseme esta vaguedad

    terica, incmoda aqu donde estoy pidiendo precisiones, pero ape-lo a la inteligencia de mis lectores provisoriamente) ha elegido latragedia para pensar el conflicto, quitndole fuerza a la dialcticade raigambre hegeliano-marxista, a la que se la tuvo como lama-nera de plantearlo con justeza tanto historiogrfica como filosfica.

    4El mismo Girard sostiene en La violencia y lo sagrado(Barcelona, Ana-

    grama, 1983: 199) que la crtica contempornea es prcticamente un-nime respecto a las tesis desarrolladas en Ttem y Tab: son inacepta-bles. Freud se concede de antemano todo aquello que el libro tiene porobjeto describir. La horda primitiva de Darwin es una caricatura de fami-lia. El monopolio sexual del macho dominador ya coincide con las futurasprohibiciones del incesto. El uso pues de esta figura imaginaria obliga aproceder con cautelas de teoras especiales. Girard lo hace precisamente,mostrando sus convergencias y divergencias con Freud (sus planteos, por

    supuesto, no son indiscutibles ni verdad de fe tampoco).

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    8/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    8

    El pensamiento trgico tendra una ventaja sobre el dialctico:declarara al inevitable conflicto que anima a la vida poltica en suncleo ms duro como irresoluble. La dialctica, en cambio, da porgarantizado el proceso en que los conflictos y antinomias tendranasegurada una salida, una resolucin futura, incluso definitiva(por ejemplo, en el reino de la libertad del comunismo). La tragediano asegura ni garantiza nada excepto la presencia insistente, no

    erradicable, del conflicto y su carcter irresoluble.

    Es ella base de una onto-antropologa que interroga la condicinde lo humano como tal. Esta interrogacin, lo dice Grner literal-mente, no puede ser sino la de una tragedia profundamente hist-rica (pg. 96). Y aclara que no se trata de la Historia del Ser hei-deggeriana sino la de un ser histrico que est en permanentechoque o conflicto con lo arcaico que insiste una y otra vez (algoque tambin lo testimonia el psicoanlisis). Y est convencido deque en la cultura occidental, la tragedia es la gran metfora delorigen de ese choque (perdido para siempre), simultneamente his-trico y ontolgico (pg. 97). Y remata, con una prosa un tanto al-tisonante de acstica lacaniana - con peligro de caer, en mi opi-

    nin, en exageraciones al borde de la contradiccin pragmtica -:Lo trgico es, justamente, lo que excede la capacidad de simbolizacindiscursiva pero al mismo tiempo la determina, en un choque perpetuoe irreconciliable entre el discurso y algo del orden de lo real.5

    5Sealar la capacidad de simbolizacin como excedida por lo real es tri-

    vial: siempre lo est. Justamente la palabra humana es la capacidad desimbolizar que da testimonio de que lo real excede su capacidad. Por esolo real (como se entienda) la determina: no puede hablar de cualquierma-nera. Pero no la determina totalmente. Dentro de lmites, ella puede selec-ciona qu aspecto de lo real desea traer a la manifestacin y se sabe ca-pacitada para ello: como en este caso Grner selecciona ese aspecto de loreal que siempre e irreconciliablemente chocara segn l con el discurso

    y lo dice con palabras redolentes de lacanismo. Acabo de recordar, mi in-

    consciente sabr por qu, la figura Helena (la que origin ella o su si-

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    9/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    9

    En todo su discurso hay una decisin previa de dar estatuto onto-lgico al conflicto perpetuo e irreconciliable.6Y a partir de all seprefiere definir y hablar de lo trgico (fundamento perdido de lo

    poltico, como reza el ttulo de su ensayo) haciendo uso de su met-fora. Tenemos pues dos cuestiones que me interesa discutir. Una,es su concepcin de la tragedia o, si se prefiere, de lo trgico. Otra,es el fundamento de su decisin.

    Basa su concepcin de lo trgico en tragedias manidas como la deEdipoy Antgonade Sfocles.7Pero cualquier entendido en el tea-tro ateniense sabe que no todas las tragedias hablan de un conflic-to irresoluble. Algunas incluso... tienen un final feliz! El dramatrgico no asegura nada, ni siquiera el final horrendo o desdichado.Pero no quiero enfatizar aqu este argumento.8Me interesa resca-

    mulacro la guerra decisiva constituyente de Europa, cuyo canto porHomero ser una fuente de la tragedia ateniense) cuando en la Iliada(canto VI) anuncia que el destino de los hroes es servir a los hombres ve-nideros de asuntos para sus coros. Sus palabras revelan el carcter bi-fronte del logos: narra hechos a los que se ajusta, aunque no totalmente;

    y adems remite a s mismo cuando los narra: compone poemas y dra-mas, abre el espacio potico y la escena teatral a su manera,aunque nototalmente. Ahora, el choque entre lo real y el discurso no siempre es des-garrador ni desdichado. A veces es benfico: la resistencia a la palabrafuerza a sta no slo a la correccin sino a la creatividad, a la bsquedade la novedad desconocida, porque no se deja doblegar fcilmente por eldecir. Creo que es hora de empezar a resaltar este lado propicio de lo real

    y no slo machacar, una y otra vez, su innegable lado mortfero o letal.6

    Enfatiza que el orden en la polis slo puede surgir de un crimen come-tido en comn. Ese slome parece a m una exageracin terica, a todasluces.7La Antgonade Eurpides, perdida, terminaba de manera desdichada pe-ro su trama diverga de la de Sfocles (la opinin de los estudiosos es quela trama de la Antgona de este ltimo fue un invento suyo). Sobre esto,G. Steiner, Antgonas. Una potica y una filosofa de la lectura, Barcelona,Gedisa, 1991.8Mucho se ha escrito sobre la contradiccin entre los captulos XIII y XIV

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    10/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    10

    tar otros posibles ejemplos de la dimensin trgica de la vida. Porejemplo, cuando radica en la ceguera causada por la propia luci-dez, o en triunfos que son derrotas, o en la locura producida por eldios loco, Dioniso, que lleva a la propia autodestruccin, etc.. 9

    Quien haya ledo Las Fenicias de Eurpides, conoce bien de qumanera Antgona, camino a Colono, le pide a su padre Edipo -

    quien se vanagloriaba todava de su triunfo sobre la Esfinge - que

    de la Poticadonde en el primero Aristteles ha alabado como mejor ar-gumentos al final catastrfico y en el segundo al que termina bien (es elcaso, entre otros, el de Ifigenia en Turide). Ver sobre esto, W. Kaufmann,Tragedia y filosofa, Barcelona, Seix Barral, 1978:121-128. Quizs esa

    contradiccin no figuraba en la primera versin del texto, que era un di-logo. De todos modos, hago constar que no tomo a Aristteles como uncrtico literario incuestionable de la tragedia ateniense, pese a su fama.9Como se sabe, Esquilo us en la Lycurgeia(triloga perdida) las leyendastracias de Dionisos, las que aparecen en la Ilada, no las tebanas. La ca-racterizacin de este dios como mainmenosen la Iladaproviene de unahistoria de violencia y castigo relacionada con la matanza loca de los pro-pios hijos, signo distintivo de la locura trgica, que tiene dos lados posi-bles: causar el crimen o castigarlo. Es dao violento (te), y pasa de unamente violenta (y violentada) a un acto violento destructor que conducean a una mayor destruccin. Este pasaje de dao en dao es la secuen-cia de te, en los mundos homricos y arcaicos. Los dioses vuelven locosa yax, a Heracles, a gave, los obligan a hacer algo que desencadena ladevastacin y destruye sus vidas. Hay tambin una acusacin metafricade la locura: no ver nuestra situacin como la ven otros, no ver lo que es

    errneo en ella, lo que nos daar. La visin incorrecta es un signo tpicode locura para el griego. Ambas locuras, la real y la metafrica, implicandao a uno mismo. Daamos nuestro propio cuerpo, nuestro propio inte-rs, nuestra familia, nuestra polis, nuestro futuro (tambin los daamoscon la cordura lcida e averiguadora de Edipo, ojo!). Justamente, pa-dres como yax y Hctor quieren que sus hijos, en quienes han de sobre-vivir, los superen. Matarlos es la peor de las autodestrucciones. Sobre es-to, ver R. Padel, A quien un dios quiere destruir, antes lo enloquece. Ele-

    mentos de la locura griega y trgica, Bs. As., Manantial, 1997.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    11/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    11

    deje de proclamar su viejo xito. Pues, si mira hacia atrs, quve? El tendal que ha dejado: la peste desatada en Tebas por su pa-rricidio, su incesto, sus ojos, la muerte de sus dos hijos, Polnice yEtocles, que se mataron entre s peleando por el trono vacante. Yqu tena por delante? El destierro y la muerte aptrida. Como laEsfinge, haba trado la ruina y la sangre a Tebas. Su triunfo erasu derrota. Se haba convertido en aquello que haba combatido:

    un monstruo de la desolacin patria. La Esfinge haba retornadocon ly llevado la desgracia a su polis y a su familia, destruyendolo mejor de la juventud de su reino.

    En la visin de esta Antgona de Eurpides, una de las dimensionesde la tragedia de su padre era no haber superado los tiempos de laEsfinge, viviendo adems de una ilusin engaosa: ver como unbien lo que haba sido un mal.10 Y esa obcecacin la termin pa-gando caro. Cant victoria antes de gloria. Su vanagloria era jus-tamente eso: vana. Su jactancia triunfal, puro engao obnubilado.En trminos griegos su visin era demencial.

    Este engao trgico de Edipo merodea todos los crculos de pensa-dores y estudiosos, no importa de qu lado del espectro poltico secoloquen u otros los coloquen. En el campo intelectual, convieneno estar obcecadamente seguros de la infalibilidad de las propiasideas y teoras, ni crersela demasiado u obnubilarse exagerada-mente con la propia lucidez o erudicin. Conviene ser cauto con lossupuestos triunfos en debates intelectuales o en la barricada deasambleas, o en la pulida presentacin de sus posiciones y pro-

    puestas.

    10Podemos leer en Antgona(versos 620-25): a quien un dios lleva a lalocura, le parece bueno lo malo. La supuesta liberacin de un maleficiotermina convirtindose en fatal calamidad. Un poder que no se domina(thes), dice all, conduce la mente (frnas gei) a su dao (te) y entonces

    poco tiempo le queda sin desgracia.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    12/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    12

    Hay pues una de las dimensiones trgicas en la tarea terica deelucidacin acerca de la tragedia y la poltica que... no se puedeerradicar!: la ceguera, no importando cun lcido uno cree ser enel tema en cuestin. Lo real puede descalabrar las pretensionesdel discurso que se cree su vocero... Y la realidad de la tragediaateniense tampoco nos deja decir cualquier cosa sobre ella... siqueremos entenderla en toda su complejidad y no hacer de ella un

    mero uso retrico, claro.11

    4. El tomar la tragedia como un modo de tratar el conflicto insolu-ble, parte de una decisin poltica previa: hacer prevalecer la ideade que la trama material ltima de la vida en comn es en definiti-va el conflicto irresoluble y slo l. A partir de all se piensan noslo las condiciones de posibilidad de la praxis y de la accin en elcampo de lapoltica (a la que se distingue de lopoltico) y se defineal Estado, a la Democracia, etc.. Tambin se define a la tragedia,se eligen las obras que confirman la decisin tomada y se excluyenlas que no la hacen. Esta decisin de teora, si bien no es antojadi-za ni delirante, no se basa en ningn fundamento ontolgico lti-mo, aunque Grner la coloque retricamente como tal. No le va-mos a negar a este esa prerrogativa. Empero, otras opciones teri-cas son posibles (de hecho, se han dado en la historia del pensa-miento humano, no slo del europeo) y en el debate se pueden co-locar de manera provisoria, pero igualmente legtima, como lti-mas ellas tambin.

    11

    Kaufmann, (o. c.: 456), tiene palabras muy fuertes al respecto: sabe-mos que las obras conservadas de Esquilo y Sfocles son tragedias grie-gas [...] Es posible, pero absurdo, negar estos hechos primarios, diciendoalgo as: estas obras no son realmentetragedias; voy a mostrar lo que re-almente son. Tales aforismos paradjicos vienen a ser recomendacionespara el uso de viejos trminos a la manera moderna. Pero tiene muchoms sentido decir: estas viejas obras sontragedias, hay que buscar otronombre para las cosas que queramos robar o tomar prestadas de esos

    trminos.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    13/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    13

    Ahora, el conflicto integra sin duda la trama de lo poltico y es im-posible erradicarlo de all. Lo afirmo, de nuevo, tajantemente. Lapregunta, pese a ello, es si esa trama slo est constituida por elconflicto (al menos principalmente en todos los casos) o si en elorigen mismo, en la base misma de lo poltico, en su momento msoriginario, hay otras cosas que lo definen y son tan sustancialescomo el conflicto (la palabra sustancial es valorada con precau-

    ciones por el mismo profesor Grner, por eso la uso aqu). Y, de-pendiendo de que se tratara, podramos dar prioridad a alguna deesas cosas, en ciertas ocasiones? Bien, de qu cosas hablamos?

    Primero debiramos acordar que los hominessapientesnunca co-nocieron el estado de naturaleza puro, ni la guerra de todos contratodos. Es una construccin de teora falsa. Cuando el homo sa-

    piens apareci hace unos 100 120 mil aos ya viva en gruposcompactos, rodeado de tecnologa bastante sofisticada (los restosms antiguos de utensilios hechos por homnidos se datan conuna antigedad de 2 millones y medio de aos, nada menos), ca-zaba en equipo animales mayores, dominaba el fuego, coma ydorma con otros, quizs hacan uso simblico del color y presumi-blemente curaban a sus heridos y enfermos (como lo habranhecho los Neandertales), lo que indicara compasin. Podemos,pues, suponer que un germen de camaradera y solidaridad man-tena al grupo unido, protegindose de los peligros, cuidando encomn las cras, y tal vez despiojndose unos a otros como lohacen los chimpancs, e intercambiando informacin sobre cacer-as, peligros y refugios (sin adentrarnos demasiado en el uso de

    alucingenos ni de mscaras del que tendramos que hablar). Porsupuesto, el conflicto estaba siempre acechando y podemos supo-ner que explotaba cada tanto, a veces quizs por nimiedades (y noslo por la exclusividad de las hembras, algo que probablemente yavena resuelto desde decenas o centenas de miles de aos antes...).

    Pareciera, entonces, que el mythosde Empdocles, a mi juicio, se

    ajusta mejor al anterior cuadro, imaginado - a partir de los vesti-

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    14/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    14

    gios remanentes de grupos humanos y humanoides primitivos -por la ciencia arqueolgica. 12Si tal fuera el caso, podra tomarsecomo una metfora o axioma que nos abre posibilidades sugeren-tes para pensar lo poltico y la poltica. Realizo aqu, no puedo ne-garlo, una decisin de teora sin pie en un fondo metafsico lti-mo, pero que provisoriamente tomo como un fundamento mejorpara tejer mis ideas y proponerlas a quien quiera pensarlas (habr

    luego otros textos y planteos de mi parte).13 Siguiendo, pues, al si-ciliano de Agrigento, podemos pensar que junto al Conflicto o Dis-cordia (Neikos), los grupos se aglutinan muy fuertemente y man-tienen sus vnculos gracias a un poder que produce la unin (Philo-tes), incluso, en casos excepcionales, entre enemigos actuales o po-tenciales.14

    Dice l 15: Dual es la gnesis de lo mortal; / y su destruccin, dualtambin[...] por Amistad (Philotes) con-vergen en Uno todas las co-sas; / mientras que, otras veces, / por odio de Discordia (Neikos)cada una di-verge de todas.

    12Un dato importante: segn nos ha transmitido Digenes Laercio, Em-pdocles ayud a establecer la democracia en Agrigento, ciudad dondenaci hacia el 490 a. C.13Bajo la advocacin de Pierce, efecto aqu una especie de abduccin. Setrata de un tipo de inferencia lgica cuya conclusin es falible porquepuede ser refutada mediante informacin adicional. Su carcter satisfac-torio depende del margen de dudas que deja la mayor o menor plausibi-

    lidad de las otras hiptesis o presupuestos alternativos posibles, o de lainformacin fidedigna con que se da cuenta de su falsedad lisa y llana.14 Hospitalidad y hostilidad, les recuerdo, tienen una raz comn. EnGrecia, el rito en que se haca husped(hosti-pet-s) al extrao o extranjerose denominaba philotes. Por ese rito, se le reconocan al extranjero losmismos derechos que al seor de la casa y se lo agasajaba con festines yregalos. Ser philosobligaba a la reciprocidad (como en el Potlachtde losnativos del noroeste de Norteamrica).15Traduccin de J. D. Garca Bacca en Presocrticos, Mxico, FCE, 1978.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    15/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    15

    En esta figura, lo poltico en su tramado originario estara consti-tuido simultneamente tanto por las fuerzas que llevan a la des-truccin (neikos) como por las fuerzas que llevan a la alianza y lacohesin (philotes). Ambas dimensiones estn en perpetuo movi-miento, en perpetua pugna y el devenir consiste en la disgregacinde lo mltiple a la unidad del uno y de esta unidad a la disgrega-cin. En este perenne proceso muchos-uno/uno-muchos se en-

    gendran y des-engendran (phyesthai, diphu) las cosas - Emp-docles llama a esto un alterarse, un hacerse otras.

    Ningn engendro es definitivo ni eterno, ninguno apoya sus piesen el siempre (ain). Los estados ms o menos cohesionados ycompactos terminan disgregndose, los estados ms disgregadosmarchan hacia la fusin y la unidad. En su mito-onto-loga, cadafuerza prevalece con mayor o menor suerte segn las instanciasdel devenir: el enfrentamiento y la destruccin dominan en ciertosmomentos, la concordia y conjuncin lo hacen en otros. Pero nadaest asegurado ni garantizado (como lo est en la dialctica la lu-cha de los contrarios). Pese a su oposicin con Neikos, el impulso ala alianza y ligazn de la Philotesrequiere de su opuesto: ella operasobre lo desintegrado y la unificacin la hace dejando destruidasotras cosas. Al revs, el impulso a la separacin y el caos de Neikostambin requiere de su opuesto: opera necesariamente sobre loque est unificado y ordenado y su trabajo de destruccin generala aparicin de la novedad nuevamente reunida, armnica, conso-lidada.16

    En conclusin: tambin los impulsos que llevan a la unin, a la

    16Esta amalgama de ambos principios, el de generacin y el de destruc-cin, anverso y reverso de una accin conjunta, le hace decir a Aristteles(Metafsica1000 b 10-12) que hay cierta incongruencia en Empdocles, apesar de que en su opinin este pensador es el que habla con menos con-tradicciones (1000 a 24-25). No estoy seguro de que el de Estagira lo haya

    entendido bien.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    16/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    16

    armona, a la solidez de las alianzas y el actuar en comn son taninevitables e imposibles de erradicar de lo poltico, como lo son elconflicto y la lucha desgarradora, la violencia y el homicidio. Nei-kosy Philotesseran anteriores a la crisis sacrificial y a la Ley ins-tituida, porque ellos constituiran la legalidad ontolgica primordial(abierta por la palabra del mythos), sobre el que se fundara la uni-dad de los hermanos, la razn de la lucha, el imperio de la ley(no-

    mos) y la revelacin de la palabra sopesada (logos) que recoge elsentido de uno y de otro (no siempre con acierto o justeza). 17

    Laphilotesera el sello juramentado de un vnculo entre iguales (sehaca con alguien ajeno al grupo o a la etnia, con un extrao nomarcado con el *swe, que puede ser potencialmente hostil). Impli-caba lazos de hospitalidad recprocos, el comer y festejar juntos.

    Nada tena de contrato comercial, a la moderna, donde se negociay se cede algo para obtener un beneficio. Tampoco se fundaba enun acuerdo o consenso. Ni menos an era el pacto de una multi-tud para ejercer una violencia comn sobre un chivo expiatorioque hara posible la concordia y la superacin de una guerra detodos contra todos. Laphilotes, siendo un lazo juramentado para la

    17Parafraseando a Plutarco quien ofici en el templo de Apolo en Delfos podemos afirmar esquemticamente que la opinin que nos hacemos delas dimensiones originarias de la vida en comn est dominada por lo quedicen los poetas, los polticos-legisladores, y, en tercer lugar, por los fil-sofos. Todo conocimiento que no sea inmediato y sensible halla sus fuen-tes en el mito (mythos), en la ley (nomos) o la razn (logos). Plutarco, co-

    mo buen posplatnico tiende a jerarquizar estos tres principios, asignan-do al logos la funcin episcopal, esto es, super-visora. A. Glucksmanncomentando esta idea de Plutarco, sostiene: No obstante, esta rivalidadseala una intimidad: cuando incluye a los orgenes (mito), cuando re-flexiona sobre la creacin de la ley o funda ciudades (nomos), cuando so-pesa sus palabras (logos), el griego piensa y somete al control su pensa-miento [...] Grecia ha pensado, desde siempre, sus principios y divinida-des. Al saber que los pensaba, los ha discutido libremente. La tercera

    muerte de Dios, Barcelona, Kairs, 2001: 51.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    17/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    17

    posteridad, jams era denegada ni olvidada. Al contrario. Para esose entregaba el symbolon: la otra parte de una unidad que habaque reconstituir. La condicin defilosse extenda as a los descen-dientes y se regocijaba con su reiteracin ritual, con su insistencia,

    justamente... 18

    Creaba lazos de amistad (filia) y constitua un afecto social bsico

    anterior a la polis(afecto que Aristteles, dedicndole dos libros, elVIII y IX, puso en el centro de su ticadonde afirm que la amis-tad, segn parece, mantiene unida a las ciudades y los legisladoresconsagran ms esfuerzos a ella que a la justicia. 1155 a 22-3). Sedistingua de Eros, siempre irreductible y fuera de la ley. Los cam-pos semnticos de uno y otro impulso no se superponan: siempreera lcito servirse de la antinomia entre un Eros-sismo, sin fe niley, y un Philein-relacin, pacto de reconocimiento recproco ade-cuado para desactivar una hostilidad subyacente, que conspiraracontra la vida en comn. No obstante, como es sabido, desde anti-18Sobre la philotescomo rito de hospitalidad, ver E. Benveniste, Vocabu-lario de las Instituciones Indoeuropeas, Madrid, Taurus, 1983: 58-63 y216-227. En el saludo diario o protocolar quedan remanentes de un

    viejo rito con el extrao. El saludo es el acto social primero, inaugural (debuen augurio en el Buenos das, sagrado para muchos de nuestroscompatriotas). Abre y sostiene a la sociabilidad posterior. El saludo es uncompromiso de buenas intenciones en el que se deponen las armas yqueda asegurado el no recurso a la violencia. Sobre el significado de*swe, de donde deriva etnia, ethos, s (mismo), se, idioma, idiosincrasia,etc., tambin ver Benveniste, o. c.: 212-15.

    En el pensamiento poltico actual se vuelto a hablar del amor como aglu-tinante social. Incluso no se desdea el amor religioso en esa funcin. Di-cen M. Hardt y A. Negri: Necesitamos recuperar la concepcin pblica ypoltica del amor, comn a las tradiciones premodernas. El cristianismo yel judasmo, por ejemplo, conciben el amor como un acto poltico queconstruye la multitud. El amor marital, maternal, filial, etc., sirve debase para nuestros proyectos polticos comunes y para la construccin deuna nueva sociedad. Sin ese amor no somos nada.Multitud. Guerra y

    democracia en la era del Imperio, Barcelona, Debate, 2004: 399.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    18/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    18

    guo hubo entre interferencias entre Erosy Philein. 19

    Dos observaciones. La primera tiene que ver con el destinatario delestatuto defilos; la segunda con la pertenencia al *swey la condi-cin de extrao o extranjero.

    A quin se conceda la philotes? A cualquiera? No. Era alguien

    que haba depuesto las armas y renunciado a la violencia comomatriz de la relacin humana ms profunda. Alguien que se pre-sentaba como un desposedo de las seguridades del mundo, unotro que careca de proteccin y de cobijo, un otro que en loscaminos de la existencia corra peligros y tena por cubrir necesi-dades vitales imperiosas. Por eso, el rito juramentado inclua elagasajo festivo con banquetes (verdaderas comilonas), msica,

    canciones, bailes, regalos, lecho y cobijas.

    Pareciera, entonces, que laphilotesera un ritual con extraos o ex-tranjeros, no destinado a los miembros del propio grupo o comuni-dad de familias, no forma polis. Por qu imaginar por tanto, bajola sugerencia de Empdocles, una teora que pone la filaentre los

    19Sobre esto, Glucksmann, o. c., 63-67. La conversin de Phileinen Eroses obra de Platn. Sin escrpulos, hace sinnimos la pasin que enloque-ce y la alianza que une. En ElBanquetemediante un pase de varita m-gica, sin otra explicacin, philein(amar, en el sentido de aliarse con...) seconvierte pura y simplemente en la accin de Eros (deseo de...) La con-clusin cae por su propio peso: amar es desear unirse. El deseo animal escarencia, a la caza de satisfaccin. El deseo humano, una imperfeccin en

    busca de perfeccin. Antao Eros ensalvajaba el cielo y la tierra. En losucesivo encarna el trabajo de la cultura y la asuncin de la civilizacin.Ib., 67. De todos modos, en el Fedro, recompone parcialmente la subordi-nacin del Eros al Philein (lo contrario de la servidumbre antifilosfica deste al primero, cuyo modelo inquietante es en El BanqueteAlcibades)aunque manteniendo la separacin de ambos: Por un lado, la yegua ne-gra de la fogosa clera en la que Eros somete y diluye a Philein. Por elotro, el caballo blanco y el reino del buen cochero, en el que Philein dirige

    y digiere a Eros. Ib.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    19/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    19

    fundamentos de la vida poltica? Porque la metfora de la philotesrecupera el origen, la trama y urdimbre compuesta por la discordiaque surge del vnculo primero y por la unin que nace del conflictodestructor, real o posible. Es la metfora del don hecho al otro, otroque puede convertirse en enemigo hostil, sea l hermano de sangre(adelphos), compaero de caza y de guerra (hetairos), extranjero deraras costumbres y lenguaje incomprensible (xenos); por eso trata

    de alejar esa posibilidad por otra mejor. Es metfora del vnculosin el que no hay comunidad (cualquiera sea la extensin de ella),vnculo que sea difcil de deshacer por eltiempo que todo lo des-truye y estraga, amontonando ruina sobre ruina. Y tiene la grande-za de la alianza juramentada, indisoluble, para la posteridad.

    Alguno podr objetar que Neikosy Philotesestn en conflicto per-

    petuo y en tal sentido la victoria es de Neikos. Con la misma lgica,otro podr argumentar que Neikosy Philotesse necesitan mutua-mente y esto los mantiene unido y articulados, y en tal sentido lavictoria es de Philotes. Todas estas son figuras que se apoyan enuna decisin de teora sin un fondo ltimo que las sostenga. Tam-bin podemos decir que la oposicin conflictiva entre ellos y sumutua articulacin inevitable, como anverso y reverso, se debe aun poder o Moira, que los encadena uno a otro y los contiene porarriba y por abajo o todo alrededor...20Incluso podemos ima-

    20El Poemade Empdocles comienza as: Es cosa de Necesidad (Anagke,la indoblegable), y determinacin antigua, eterna de los Dioses, con am-plios juramentos (horkoi) resellada.... El juramento (horkos), era com-

    prometerse a no pasar un cerco (herkos), no transgredir los lmites esta-blecidos por un poder sobre el que el hombre no tena poder para doble-garlo o cambiarlo. Faltar (hamartanein), por tanto, era propasarse, ir msall de los limites o vallas fijadas por Moira o Anagk. Ahora, en el Poemade Empdocles se percibe la influencia del de Parmnides, quien en B830-31: [el ser] permanece estable all mismo, porque la poderosa Necesi-dad (kratereAnagke) lo mantiene sujeto dentro de las ataduras del lmiteque lo cerca todo alrededor (amphiseergei). Y en el verso 38: Moira lo

    at. Por tanto, antes que Neikos y Philotes est el poder indoblegable que

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    20/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    20

    ginar otras posibilidades que nos planten ante horizontes idealespara pensar. Pero no voy a insistir en esto.

    Vuelvo pues al tema de este trabajo. Es probable que muchas co-munidades humanas hayan fundado su vida poltica a partir deuna violencia comn, que cre la Ley para hacer posible la sociabi-lidad de grupo, violencia que luego se neg y olvid para tener bajo

    control su poder destructor del orden establecido, como imaginaGrner con la sugerencia de Girard. Sin embargo, no creo que sepueda hacer de ese evento un acontecimiento inaugural de la pol-tica para todo grupo, un crimen original que se d por un hechohistrico universal. 21Adems, el estado de violencia generalizadoo la manifestacin violenta de la potencia de la multitud, cuandoexiste, es excepcional y pone en evidencia que la unio multitudinis

    es anterior a la irrupcin del crimen comunitario.22

    los encadena sin que puedan soltarse, o sea, siguiendo el latn solvere,sin solucin, sin resolucin, sin absolucin ni liberacin posible de lascadenas que los atan. Antes que el conflicto est la inflexible Necesidad.21 No s de qu otra manera, sino universal, se puede interpretar porejemplo la siguiente afirmacin de Grner: El ritual del sacrificio funda

    la Ley en tanto significa una regulacin de la violencia originaria para di-rigirla contra la victima propiciatoria; ese primer pacto de los hermanoses, podramos decir, la forma primigenia de Estado, entendido como plenaparticipacin comunitaria en el acto fundacional; en ese primer momentono hay separacin entre el Estado y la sociedad. 76-77. Creo que con-viene meditar en este punto lo que Hardt y Negri dicen en Multitud(pgs.398-99) acerca de la violencia y el poder constituyente: Uno de los erro-

    res ms graves que cometen los tericos de la poltica es el de considerarel poder constituyente como un acto puramente poltico y separado delser social existente, mera creatividad irracional, el punto oscuro de no sesabe qu expresin violenta del poder.22Por eso las revoluciones buscan estabilizarse, son conservadoras de s:buscan conservarse con el nuevo orden, con la nueva Ley que imponenpara la unin, la concordia, la armona de los que se cobijan con ella. Ydejan afuera toda revolucin que quiera a su vez revolucionarlas, bajo el

    pretexto que son contrarrevolucionarias, precisamente.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    21/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    21

    Mi afirmacin anterior no implica, entonces, negar la presencia dela violencia en los instantes primeros en que se va a organizar elorden de la poltica, ni que no haya que mantenerla a raya por losefectos devastadores que puede tener dentro de la comunidadcuando se desata el homicidio o una guerra intestina. Al contrario.Pero, si bien tanto los lazos grupales como la ley y el orden presu-ponen la violencia y fundan la vida en comn teniendo en cuenta

    su presencia, manifiesta o latente, mi afirmacin implica, eso s,negar su carcter de nicofundadoruniversalde la ley y el orden

    jurdico a partir de un supuesto crimen comn para todaetnia, po-lis, o nacin y remarcar el carcter excepcionalde la violencia mul-titudinaria cuando sta irrumpe en lapolis.

    El presuponer un crimen colectivo de fundacin universal, causan-

    te del orden en las comunidades humanas, es, creo, una exagera-cin terica que se puede pagar caro por la ceguera a que nos con-dena. Y ya sabemos: ceguera y locura poltica es justamente uno delas enseanzas de la tragedia de Edipo.

    La dimensin trgica de la existencia, tal como se entiende vul-garmente, ronda, insisto, los crculos de los intelectuales que quie-ren pensarla como caracterizando el conflicto fundacional. Esa di-mensin cada tanto irrumpe en los cenculos, con sus negrasErinnias y enceguece a sus moradores.23Tambin all se puede pa-gar la desmesura de la hybris, castigo al que, como Edipo en su

    23Si bien la etimologa de Erinnias, las diosas de la venganza, es incierta,

    no deja de ser sugerente (y perturbador quizs para la teora del conflicto)que est emparentada con Eris: el combate, la lucha, la discordia, el con-flicto, la querella (incluida la judicial). Segn la versin de Hesodo, estasdivinidades (suelen ser tres) nacieron de la Gea, la Madre Tierra cuandofue fertilizada por el mutilado Urano. Perseguan a quienes hubieranhecho escarnio del parentesco sanguneo y del respeto que a ste se ledebe. Defendan los derechos del padre y del hermano mayor, pero res-paldaban sobre todo los reclamos de la madre, aunque fueran injustos,

    algo que se ve con claridad en la historia de Orestes.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    22/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    22

    vanagloria racional, estn expuestos los intelectuales de raigambreeuropea, especialmente si son argentinos, etnia a la que Grner yeste escrito (algo mestizo) pertenecen.

    La vida poltica no se organiza solamenteen torno a la Ley: el swese sostiene en un ethostnico, en una manera de vivir en comnque hace de ese vivir una morada; y organiza la estancia conforme

    a coordenadas que deciden cmo ha de ser la relacin con los dio-ses y las potencias sobrehumanas, con los hombres y mujeres delpropio grupo y los que no pertenecen a l (o no se quiere que per-tenezcan), con los vivientes y los frutos de la tierra. Coordenadas,pues, que deciden cmo es el culto, sus ritos y celebraciones, cmoes la culturade la etnia, sus forma de vida, su organizacin y je-rarquas, sus valores y prohibiciones, cmo se habita y colonizala

    tierra, se cultivanlos campos, se cazan los animales, se cuecen suscomidas, se hilan en la rueca la tela con la que se confeccionansus vestidos, se producen las armas y utensilios, cmo se resuel-ven los impulsospara la supervivencia, el bienestar y el gozo de lacomunidad, y el entierro y cultode los muertos (que origin la An-tgonade Sfocles, latragedia poltica). 24

    24Juego aqu con la raz indoeuropea reconstruida *kwel/kwolde dondeprovienen del latn nuestras palabras culto, cultivo, cultura, colono, agrco-la, buclico, y del griego (raz pel/pol), nuestrospala,polo, impeler, impul-so, etc.. Colus es la rueca para hilar, atributo de las Parcas. La raz in-doeuropea tendra el sentido de dar vueltas, andar dando vueltas, ir y ve-nir, moverse en un lugar, andar vivito y coleando en l, existir (de all, elfamoso verbo peleinusado por Sfocles en Antgona, verso 333, refirin-dose al carcter formidable y terrible del humano existir). No sera desca-bellado pensar que en cretense el futuro tlomai, ser, est emparentadocon el teleeindel culto de los Misterios y de los rituales de iniciacin.Aristteles en su ticaremarca que la comunidad poltica no se proponecomo fin la conveniencia presente, sino lo que conviene para toda la vida,haciendo sacrificios y organizando reuniones con motivo de ellos, tribu-tando honores a los dioses y procurndose a la vez momentos de descan-

    so acompaado de placer festivo. En efecto, los sacrificios y reuniones an-

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    23/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    23

    Por eso, la cuestin crtica con la violencia no es su carcter inevi-table, siempre actuante, siempre desatndose... La cuestin crticaen poltica es discernir qu violencia es aceptable y en qu circuns-tancias y qu violencia no, qu formas de combatir la violencia in-aceptable son admisibles y cules no, qu formas de encauzar laaceptable son admisibles y cules no, quines lo deciden, etc.. So-bre todo teniendo en cuenta que en las sociedades complejas de

    hoy, donde no existe el cara a cara, donde los movimientos socialesque operan en las grandes urbes (sean esos movimientos nacidosde cierta espontaneidad popular, u fogoneados por fuerzas polti-cas orgnicas, o manipulados por partidos, o lo que sea) son mino-ritarios respecto de las mayoras de un pas. Ni hablar si tomamosen mundo entero. La categora de representacin ha entrado encrisis y debe ser pensado en nuevos trminos y en nuevas formas

    de ser llevada a cabo.25

    Las multitudes producen cambios irreversibles en la historiahumana pero lo hacen en procesos que suelen tomar cientos o mi-les de aos. Las revoluciones fechables, acontecimientos queirrumpen violentamente y producen discontinuidades en los reg-menes polticos (no siempre irreversibles aunque por un tiempo durante el fervor primero se las vea como tales) las hacen unos

    tiguos parecen haber tenido lugar despus de la recoleccin y puesta encomn de los frutos, a modo de ofrenda de primicias, porque era en esapoca cuando los hombres disponan de ms ocio. Todas las comunida-des parecen, pues, partes de la comunidad poltica, las distintas clasesde amistad se correspondern con las distintas clases de comunidad.1160 a 21-29. El mismo Aristteles ejemplifica las distintas clases de co-munidad: la tripulacin de un barco, los compaeros de ejrcito, unaasociacin religiosa, los miembros de una tribu o de un demos. En estepasaje, pues, el significado de demoses tomado en su estricta acepcinpoltico-demogrfica: distrito territorial de Atenas. Ese sentido fund elrgimen democrtico legado por Grecia.25Cf. Hardt y Negri, Multitudy E. Laclau, Laraznpopulista. Dos postu-

    ras diferentes sobre la representacin en la democracia para debatir.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    24/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    24

    pocos y en algn caso, sin saber que la estaban llevando a cabo.

    Los que tomaron la Bastilla una minora insignificante respectode toda la poblacin, o multitudo, del reino francs - no saban quesu accin sera considerada el inicio de la Revolucin Francesa nieran conscientes de su significado histrico ni de los cambios aque ella dara lugar. Otros, no ya sus actores principales sino sus

    espectadores no comprometidos inmediatamente en su aconteci-miento, dieron nombre y produjeron la revolucin con el sentidoque le damos hoy. Lo importante de la Revolucin, dice Foucaultcomentando al famoso opsculo de Kant Si el gnero humano sehalla en progreso constante hacia mejor(extrado de la segunda di-sertacin del Conflicto de las Facultades el que se daba entre laFacultad de Filosofa y la de Derecho) no es la propia revolucin

    sino lo que acontece en la cabeza de quienes no la hacen o, en todocaso, de quienes no son sus principales actores.26

    26Qu es la Ilustracin?, en Saber y Verdad, Madrid, La Piqueta, 1991:204. Haba dicho Kant, en el lugar citado, tratando de fundar en un su-ceso el signo de que la humanidad progresaba hacia lo mejor: Se trata de

    un acontecimiento que no consiste en importantes acciones o maldadeshumanas, por cuya magnitud lo que era grande se vuelve pequeo y lopequeo grande. Tampoco es un hecho que, por arte de magia, haga des-aparecer antiguos y brillantes edificios polticos de modo tal que, en sulugar, surjan otros como brotados de las profundidades de la tierra [...] Larevolucin de un pueblo pleno de espritu, que en nuestros das hemosvisto efectuarse, puede tener xito o fracasar; quizs acumule tales mise-rias y crueldades que aunque algn hombre sensato pudiese esperar te-ner xito en producirla por segunda vez, jams se revolvera a hacer unexperimento tan costoso y, sin embargo, esta revolucin, digo yo, encuen-tra en el nimo de todos los espectadores (que no estn comprometidosen ese juego) un deseo de participacin, rayano en el entusiasmo, y cuyamanifestacin, a pesar de los peligros que comporta, no puede obedecer aotra causa que nos sea la de una disposicin moral del gnero humano[hacia una vida mejor]. Por supuesto, esta conviccin de Kant es discuti-

    ble. Pero vale la pena tomarla en consideracin y debatirla. Sapere aude.

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    25/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    25

    Finalizo, pues, con una mencin a nuestro pasado nacional. El 25de mayo de 1810 fue un acontecimiento llevado a cabo por vecinosde la ciudad de Buenos Aires, una revuelta y pronunciamiento quecambiaron la vida poltica de estas tierras argentinas. No fue unademostracin de la potentia de la multitudo, una demostracin delas gentes que moraban en toda la extensin del Virreinato del Rode la Plata. No obstante a ciertos caracterizados y distinguidos ve-

    cinos del puerto siempre les gust verse como los representantesms conspicuos de la totalidad de las pluralidades argentinas yautotitularse Nosotros, el pueblo argentino. As, por lo dems, lospresent la retrica de historiadores y pensadores tambin ellosporteos o afincados all.27

    Creo que esta representacin en el campo de las ideas que se auto-

    confiere el poder intelectual constituido (con frecuencia algo paga-do de s mismo), es un abuso de la poltica, un abuso del discur-so retrico de lo poltico y de la poltica, gestada en la Capital. Eseabuso est en vas de cambio: es una violencia inaceptable que havuelto a engendrar reacciones antagnicas en la gente excluida deinterior o en los habitantes de la periferia del poder. Ellos preten-den ser alguna vez el poder constituyente. 28Veremos que pasa. De

    27Por eso, siempre les gust obrar por las pluralidades argentinas, pen-sar por ellas, sentirse la vanguardia (siguiendo las ideas que los centrosdel poder mundial producan y difundan), ponerse a la cabeza, desdearlo que pudiera venir del interior, salvo que tocara los intereses de los po-deres con sede en Buenos Aires (o su pundonor intelectual), o salvo quepudiera ser instrumentalizado por ellos. Por poderes entiendo el podergubernamental, o el partidario, o el sindical, o el empresarial, o el que sedeclara revolucionario, o el poder que fuera. Ocurri, por ejemplo, con laPatagonia rebelde. Tampoco la Ciudad-puerto tuvo ni tiene problemasen subordinar al interior, avasallarlo, expoliarlo, regalarlo a los de fuera,acallarlo, ningunearlo, excluirlo, arrojarlo a un costado y olvidarlo (unacto de ab-yeccin)... cuando le fue o es necesario. Ocurre otro tanto enlas provincias entre la capital y su interior.

    28Vindolo bajo el ngulo del conflicto: El conatusde lapotentiamultitu-

  • 5/26/2018 ROMEO CESAR (Conflicto y Poltica)

    26/26

    Romeo Csar Conflicto y Poltica

    26

    todos modos, reconozco que no soy muy optimista: en el campo po-ltico nadie orina agua bendita y doscientos aos de historia en elejercicio del poder (algo que no se entrega) pesan sobre el pas.

    Comodoro Rivadavia, Enero de 2007.

    dinisdel interior, entonces, unida por lafilia, alguna vez se har sentir enla ciudad capital para volver a fundar el pas? En ese caso, los intelectua-les y dirigentes de todos los colores ideolgicos del puerto deberanaprender a callar, a escuchar y a acatar lo que decida la mayora de losnacidos en la nacin confederada. Sin embargo, no tienen nada que te-mer: tambin a ellos, a los porteos, se los har partcipes de la philotes.De esa manera, podremos alguna vez festejar juntos, darnos el mundo,del que carecemos hace siglos, con el gesto sencillo del festn, las cancio-nes, los bailes, el cobijo y los regalos, en lugar de arrebatrnoslo. Aunquepara decirlo sin ambages, a los del interior siempre, de una y otra mane-ra, nos lo han arrebatado por debilidad nuestra.