revista luminar no.3 2012

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Page 1: Revista luminar no.3 2012
Page 3: Revista luminar no.3 2012

La experiencia espiri-

tual amplía la mente humana a niveles eleva-

dos, a conocimientos

increíbles y a experien-

cias transformadoras

que llevan al humano a su fuente misteriosa y

oculta. La persona que

practica la espirituali-

dad cambia de mentali-

dad, y si cambia de

mentalidad cambia de vida.

Tu vida es resultado de

lo que piensas de ti

mismo ante ti mismo,

ante el prójimo y el

mundo. La visión de ti

mismo y de tu vida son las limitaciones menta-

les dentro las cuales

vives. Si amplías tu

mente, tus posibilida-

des se amplían, tras-ciendes límites propios

y ajenos y tu vida se

enriquece. La práctica

espiritual, desde siem-

pre, te ofrece la posibili-

dad de ampliar tus

horizontes y tus metas

para que lleves una vida más plena, libre,

en armonía y en co-

munión con todo.

La experiencia espiri-

tual es resultado de la

meditación, de la

búsqueda interna de la verdadera naturale-

za. Esta búsqueda no

se queda en los límites

del cuerpo y de la

mente, sino que tras-ciende todo aspecto

mental y te interna en

la dimensión de lo di-

vino.

La experiencia y cono-

cimiento de lo espiri-

tual, de lo divino, no es otra cosa que la ex-

periencia de Dios. Con

el conocimiento y la

experiencia de Dios el

humano cambia, me-jora, se interna en lo

mejor de sí. No hay

nada más revelador en

la existencia y la

vida del humano que la experiencia

de Dios. Por lo mis-

mo, el desconoci-

miento de Dios es

el desconocimiento del sentido pleno

de la vida.

PRÓLOGO, VIDAL PORTUGAL

REVISTA LUMINAR Nº 3, [email protected] Marzo 2012

Año 1, Nº 3

11

12

Anandamayi, En tu co- 12

Consejos para la práctica

del Tai Chi

12

Jiddu Krishnamurti, La

libertad primera y última

13

Wen Tzu 16

LUMINAR Nº 3

Vidal Portugal, Prólogo

Ranjit Maharaj, Ilusión

frente a realidad,

2 4

Ramana Maharshi, ¿Quién

soy yo?

Poemas Haikus

5 5

Nisargadatta Maharaj, El

néctar de los pies del señor

6

Confucianismo

Sri Siddharameshwar

Maharaj, La llave de la

realización del ser

6 7

Jean Klein, ¿Quién soy yo?

Anthony Paul Moo,

Entrevista

8 9

Echart Tolle, Trascenden-

cia del ser

10

Mumokan, la entrada sin

puerta

10

Contenido:

Título Original: Revista Luminar

© 2012

Responsable:

Vidal Portugal

Diseño de cubierta:

Vidal Portugal

Compaginación textos e ilustraciones:

Manuel Antonio Magia Andina

Primera edición: marzo de 2012

Impresión digital

Printed in Bolivia

Dirección:

WWW.sinenomini@gmailcom

“Tu vida es resultado de lo que piensas de ti mismo ante ti mismo, ante el prójimo y el

mundo”.

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 4: Revista luminar no.3 2012

Pregunta: Me gustaría sa-

ber por qué algunas perso-nas realizadas se reencar-nan para ayudar a otros a

realizarse.

Maharaj: Nadie viene, nadie

se va. ¿Quién le dijo eso? ¿Ha leído usted libros y lo

está repitiendo? Se dice que el hombre más grande es el que muere desconocido. Ra-

ma y Krishna fueron héroes secundarios. El hombre cumplido vive en silencio y

muere en silencio. Después, su pensamiento trabaja en

algún otro. Pero eso de que

regresan, es una insensatez.

Nadie viene, nadie se va. To-do es un sueño. En un sue-

ño usted puede devenir un gran Maestro, pero cuando se despierta, vuelve a su es-

tado ordinario. ¿Quién se ha ido y quién tiene que re-gresar? Nada ha acontecido.

El concepto de un gran Ma-estro ha aparecido en usted,

y ha devenido este «gran Maestro», pero cuando se despierta siente, «¡Ah, todo

esto es una insensatez! ¿Cómo puedo ser un gran

Maestro? ¡Yo no sé nada!» Sin embargo, en el sueño, usted estaba dando confe-

rencias y hablando con sol-tura de estas cosas, pero cuando llega el despertar,

todo este conocimiento se

desvanece. Era un sueño.

¿De dónde ha venido, y dónde ha desaparecido?

Cuando nada es, todo son sólo

creencias y conceptos de la mente. El supuesto sabio que dice, «yo soy la reencarnación

de Dios», no Le conoce, no co-noce la realidad. Al contrario, es esclavo de su ego, de la ilu-

sión. Cuando el conocimiento mismo no tiene ninguna enti-

dad, no se plantea ninguna de

estas cosas.

El que comprende, está libre de todo. Esta persona parece

una persona ordinaria, pero su corazón es completamente diferente. Si usted permanece

fuera, ¿cómo puede compren-der? Para devenir el propieta-rio de la casa, debe entrar en

ella. De la misma manera, de-be penetrar su propio sí mis-

mo para devenir el propietario. Pero ahí el «yo» no permanece como «yo». Ahí ya no se plan-

tea más la cuestión de Maes-tro y discípulo. El pensamien-

to de un Maestro puede inspi-rar a quienquiera que tiene un cuerpo, porque el Maestro y el

que está en silencio son uno.

Penetre el corazón del realiza-do, y usted no permanece co-

mo «usted», porque sólo Él es. Así, se dice que aquellos que

enseñan son encarnaciones de

Dios.

El Maestro da el co-nocimiento a todos,

pero no lo valora, porque Él sabe que el conocimiento es la

mayor ignorancia. Por consiguiente, no

sea tocado por nada.

ILUSION FRENTE A REALIDAD, RANJIT MAHARAJ

“El hombre cumplido vive en

silencio y muere en silencio”.

Página 4 LUMINAR Año 1, Nº 3

RANJIT MAHARAJ

Francesca Woodman

POSTURA ZEN

Page 5: Revista luminar no.3 2012

¿QUIÉN SOY YO? , RAMANA MAHARSHI

POEMAS HAIKUS

Puesto que el deseo de todo ser

vivo es ser siempre feliz, libre de todo pesar, puesto que en

toda persona se observa que

existe un amor supremo por el

propio ser, y como sólo la feli-

cidad es la causa del amor, para ganar esa felicidad que es

nuestra propia naturaleza y

que se experimenta en el esta-

do de sueño profundo donde

no existe la mente, uno debe

conocer su propio ser. Para ello, el sendero del conocimien-

to, la indagación de la fórmula

"¿Quién soy Yo?", es el medio

principal.

1. ¿Quién soy Yo?

El cuerpo burdo que está com-

puesto de los siete humores

(dhatus), no soy; los cinco órganos cognoscitivos de los

sentidos, es decir, los sentidos

del oído, el tacto, la vista, el

gusto, y el olfato, que aprehen-

den sus respectivos objetos, es decir, el sonido, el tacto, el co-

lor, el gusto, y el olor, no soy;

los cinco órganos de los senti-

dos cognoscitivos, es decir, los

órganos del habla, la locomo-

ción, el entendimiento, la ex-

creción, y la procreación,

que tienen como funciones respectivas, el hablar, el

moverse, el entender, el

excretar, y el disfrutar, no

soy; los cinco aires vitales,

prana, etc., que desempe-ñan respectivamente las

cinco funciones de inhalar,

etc., no soy; ni siquiera soy

la mente pensante; tampo-

co soy la ignorancia, que

sólo contiene las impresio-nes residuales de los obje-

tos, y en la que no existe

objeto ni función alguna.

2. Si no soy nada de esto,

entonces ¿Quién soy Yo?

Después de negar todos los

principios expuestos ante-

riormente como "esto no", "esto no", esa Conciencia

que permanece únicamente

—es lo que Soy.

3. ¿Cuál es la naturaleza

de la Conciencia?

La naturaleza de la Conciencia es

existencia-conciencia-

bienaventuranza.

Un sol rojo

cae en el mar

¡qué calor estival!

Natsume Soseki

La alondra

canta todo el día,

y el día no es lo bastante largo.

Basho

Un arco iris partido brilla

bajo las nubes borrascosas

con quietud serena.

James Kirkup

“Ni siquiera soy la mente

pensante; tampoco soy la

ignorancia, que sólo

contiene las impresiones

residuales de los objetos”.

Página 5 LUMINAR Año 1, Nº 3

RAMANA MAHARSHI

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 6: Revista luminar no.3 2012

Interlocutor: Después de la

realización de sí mismo, ¿un hombre sigue teniendo ego?

Maharaj: No tiene ninguna fa-miliaridad con el ego. Mientras

uno se identifica con la forma,

el ego está aquí. Puesto que un

realizado ya no tiene ninguna

identificación con la forma cor-

poral, la cuestión simplemente no se plantea. Más aún: ni si-

quiera es presenciador de su

existencia misma. Eso significa

que el principio autorrealizado

presencia el principio manifies-to, que es la fuerza vital junto

con la eseidad.

Int: Cuando no se tiene ningu-

na forma, ¿una persona no tie-

ne más problemas?

Mah: Ninguna parte del cuerpo le

toca. Esa entidad autorrealizada presencia todo lo manifiesto, junto

con el mundo y también la esei-

dad.

Int: En el caso del que se ha reali-

zado, ¿todas las acciones del cuer-

po acontecen espontáneamente?

Mah: Todas las acciones aconte-

cen espontáneamente. Cuando la eseidad fue concebida, la forma-

ción del cuerpo tuvo lugar es-

pontáneamente alrededor de ella;

no se planteó la construcción del

cuerpo por alguien.

Int: En el caso de un jnani, el que está establecido en lo Absoluto

¿cómo pueden las cosas acontecer

alrededor de él para su subsisten-

cia? Con un niño, la naturaleza ha

proporcionado padres para que

pueda desarrollarse con su ayuda, pero el jnani no tiene a nadie alre-

dedor de él.

Mah: Cuando la eseidad estaba en

la matriz, la formación del cuerpo

ocurrió espontáneamente, ¿no es

así?

Similarmente en el caso de un jnani, puesto que es uno

con la naturaleza, puesto

que es la naturaleza misma,

de manera que es asunto de

la naturaleza cuidarle; no

se requiere ninguna perso-nalidad como tal, simple-

mente todo acontece alrede-

dor de él.

Notas:

Según Maharaj, toda existencia, que implica limitación, es irreal. Así, un jnani no es pre-

senciador de su existencia como una entidad

limitada, pues es la presenciación misma. Un maestro autorrealizado (literalmente:

«conocedor»).

EL NECTAR DE LOS PIES DEL SEÑOR , NISARGADATTA MAHARAJ

“Todas las acciones

a c o n t e c e n

espontáneamente».

Página 6 LUMINAR Año 1, Nº 3

Las ideas de Confucio (551-478 a.C.) se convirtieron en uno de los mo-delos de conducta social y moral de los pueblos de Extremo Oriente hasta entrado el siglo XX. El Confucianismo es la filosofía de la organización social, del sentido común y del conocimiento práctico. Sus doctrinas contribuyen a mantener vivos los cultos de veneración de los antepasados y el llamado culto del cielo, refe-rido a los emperadores. Pero la obra de Confucio no se limita a idealizar el pasado. Su enseñanza apunta a transformar las viejas concepcio-nes rituales en un orden ético que ha llegado a ser el corazón de la cultu-ra china. Las enseñanzas de Confucio, transmitidas por sus alum-nos, se hayan reunidas en LOS CUATRO LIBROS.

CONFUCIANISMO

CONFUCIO

NISARGADATTA MAHARAJ

Page 7: Revista luminar no.3 2012

LA LLAVE DE LA REALIZACION DEL SER, SRI SIDDHARAMESHWAR MAHARAJ

Antes de iniciar este estudio, el

discípulo tendrá interés en cono-cer varios puntos que tienen re-

lación con este sujeto. ¿Por qué

ha aparecido en el hombre la

ilusión “yo soy el cuerpo”?

¿Cuál es el estado del hombre al nacer? ¿Cómo ha desarrollado la

idea de “yo y mío”? ¿Ha nacido

libre de cualquier miedo? ¿Si no,

cómo y por quién puede liberar-

se de él? Es importante que el

discípulo conozca las respuestas a todas estas cuestiones.

Antes de nacer, el ser humano

estaba completamente acurruca-

do y aislado en el vientre de su

madre, luego se encuentra pro-

yectado en un mundo ilimitado.

Abre los ojos y mira a su alrede-dor. A la vista de esta luz cega-

dora y de este espacio inmenso,

parpadea aturdido. “¿Dónde he

llegado yo solo? ¿Quién me pro-

tegerá? ¿Qué me va a pasar?” Estos son los temores que sur-

gen en él y en cuanto nace, su

primer golpe, él llora. Para re-

confortarlo se le da un poco de

miel o de leche, entonces piensa

que todo va bien, ya que hay al-guien que lo cuida. Pero este

primer miedo queda tan aferrado

en su siquismo, que se estreme-

ce al menor ruido, luego se cal-

ma de nuevo cuando mama del pecho de su madre. La vida de

este ser humano depende ente-

ramente del cuidado que recibe

de sus padres.

Cuando crece, sus padres y

profesores le enseñan las cosas

del mundo. En la escuela apren-de: la ciencia física, la geografía,

la geometría y la geología, pero

todos estos conocimientos no

tienen un valor real. Después

viene la fase de la juventud. Mi-

ra de nuevo a su alrededor bus-cando algo que lo reconforte y,

tal y cómo está preestablecido

en el mundo, lo busca en el ma-

trimonio y el dinero. Está con-

vencido que son las únicas co-sas que sostienen su vida, pe-

ro pierde el tiempo, dejándose

acaparar cada vez más por el

deseo de renombre, de erudi-

ción, de poder y de autoridad.

Su mujer, sus riquezas, su es-tatuto social, la juventud y la

belleza son sus principales po-

sesiones y todo su soporte.

Está tan orgulloso de sí mis-

mo, que deja de lado el conoci-miento de su naturaleza real.

Cuando todas estas posesiones

desaparecen una a una, según

la ley de la naturaleza, el re-

cuerdo del primer golpe surge

a la superficie y totalmente quebrantado se siente frustra-

do. Entonces le invade la an-

gustia: ¿Qué haré ahora? ¿He

perdido todo lo que me sosten-

ía, que me va a pasar?

Este ignorante no com-prende que todas estas pose-

siones no tenían más que una

base sólida, que es su Sí, su

hecho de ser. No es más que a

causa de eso, que el dinero

tenía su valor, la mujer sus atractivos, el honor su mérito y

la autoridad su poder.

“¡Hombre, tú existes antes que

todas estas riquezas de las que

acabamos de hablar! ¿No es

una paradoja el sentir que son

ellas quienes te sostienen?”

“La vida de este ser humano

depende enteramente del cuidado que recibe de sus

padres”.

Página 7 LUMINAR Año 1, Nº 3

FOTOGRAFÍA ZEN

SRI SIDDHARAMESHWAR MAHARAJ

SRI SIDDHARAMESHWAR MAHARAJ

Page 8: Revista luminar no.3 2012

Ser humano es estar relacio-

nado. Como seres humanos, vivimos en relación con los

elementos, el sol, la luna, las

piedras de la tierra y todos los

seres vivos. Pero, ¿qué signifi-

ca “estar relacionado”, “vivir en relación con”? Cuando uti-

lizamos esta palabra, quere-

mos decir por lo general un

vínculo de alguna clase entre

entidades individuales, objeto

con objeto o sujeto con objeto. La palabra relación presupone

aquí un estar separado, un

unir unas fracciones con

otras. Esta visión fraccional

del estar relacionado es pura-mente conceptual. Es un pro-

ducto de la mente y no tiene

nada que ver con la percep-

ción pura, con la realidad, con

lo que es de verdad.

Cuando vivimos libres de toda

idea y proyección, entramos

en contacto real con lo que

nos rodea. Hablando desde el

punto de vista práctico, por consiguiente, antes de que

podamos relacionarnos con

nuestro entorno debemos sa-

ber relacionarnos con lo que

está más cerca de nosotros, el

cuerpo, los sentidos y la men-te. El único impedimento para

la percepción clara de nuestro

estado natural es la vigorosa

idea de ser un individuo sepa-

rado, de vivir en un mundo con otros seres separados.

Tenemos una imagen de noso-

tros mismos. Esta imagen sólo

se puede mantener en rela-

ción con otras cosas y, de este

modo, hace objetos de cuanto nos rodea, amigos, hijos,

cónyuge, inteligencia, cuenta

bancaria, etc., y entra en lo

que ella llama una relación personal con estas proyec-

ciones. La fantasiosa idea de

un yo es una contracción,

una limitación del ser real

en su totalidad. Cuando esta noción muere, encontramos

nuestra expansión, quietud

y globalidad naturales sin

periferia ni centro, sin exte-

rior ni interior. Sin la noción

de individuo, ya no hay sen-sación alguna de estar sepa-

rado y nos sentimos en uni-

dad con todas las cosas.

Sentimos cuanto nos rodea

como acontecimientos en irrestringida totalidad.

Cuando nuestra pareja o

hijos se van de casa o nues-

tra cuenta bancaria se des-

ploma, es un suceso que

tiene lugar en nosotros. La conciencia permanece cons-

tante.

Todo fenómeno, toda exis-

tencia es una expresión de-

ntro de la globalidad y las

variedades de expresión sólo

tienen significado y relación a la luz del todo. Relacionar-

se es relacionarse con el to-

do. Puesto que no hay

ningún encuentro de frac-

ciones, en el todo no hay ningún otro. Hablando con

propiedad, por tanto, en la

perfecta relación no hay re-

lación ni dualidad alguna;

únicamente hay globalidad.

Toda percepción apunta di-rectamente a nuestro ser

esencial, a la quietud, al no-

estado natural que es

común a toda existencia. Así

pues, en la expresión huma-na, estar relacionado es es-

tar en comunión con el todo.

En esta comunión, la así

llamada presencia del otro

se siente como un dar es-

pontáneo y nuestra propia

presencia es un espontáneo

recibir. Ya no hay una sen-

sación de falta ni, por consi-

guiente, una necesidad de

pedir, porque sencillamente

el recibir nos trae a nuestra apertura. Cuando vivimos

en apertura el primer impul-

so es ofrecer. El estar en

apertura y el movimiento

espontáneo de ofrecer es

amor. Amor es meditación. Es una nueva dimensión del

vivir.

¿QUIEN SOY YO?, JEAN KLEIN

“Toda percepción apunta

directamente a nuestro ser

esencial, a la quietud, al no-

estado natural que es común

a toda existencia. ”.

Página 8 LUMINAR Año 1, Nº 3

JEAN KLEIN

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 9: Revista luminar no.3 2012

ENTREVISTA, ANTHONY PAUL MOO

Moo: Bien. Bien, regre-

saremos si es necesa-rio. En la declaración

"no hay nada que tú o

cualquiera puede hacer

p a r a g a n a r l a

" i l u m i n a c i ó n " o "despertar" ". ¿Quién o

qué es lo que oye esto y

quién o qué es el "tú"

en la declaración?

Interlocutor: ¡Yo! Lo

que yo soy.

M: ¿Y qué es eso?

(pausa...) Veo que tie-nes ojos pensativos, ¡no

pienses! ¡Observa!

I: Mi mente... Mi indivi-

dualidad. Mi sentido de

ser, supongo. ¿Mi inte-

lecto?

M: ¿No debe haber algo

detrás que ve a la men-te, la individualidad, el

intelecto? De donde

surgen estas declara-

ciones, que permanece

sin ser afectado, no to-

cado por el funcionar de la mente, el intelec-

to? ¿No son estos fenó-

menos siendo observa-

dos? ¿Puedes confir-

marlo?

I: Sí, (asintiendo lenta-

mente con la cabeza) puedo confirmar que

así es.

M: Dejando a un lado

cualquiera de los fenó-

menos que surgen y

puedes notar, vuelve tu atención al observar

mismo. ¿Qué es exacta-

mente lo que observa?

¿Es una persona, una

cosa? ¿Tiene una for-

ma, característica o ca-lidad? ¿Es personal?

I: No. Nadie allí. Nada.

M: ¿Estás tú allí?

I: Sí. No. Debo estar.

Estoy en ello.

M: ¿Qué ve o sabe esto?

I: No lo sé. Solo sé, pero

no sé como sé. Yo soy nada aquí exactamente.

Quiero decir ninguna

forma. Viene de nuevo

ese sentimiento. Esto es

lo que sentí, lo que ex-

perimenté la última vez.

M: No te apegues a este sentimiento ahora,

permítele ser. No vayas

al pasado, permanece

detrás. No te identifi-

ques, no toques. Tan solo observa, pero man-

tente neutral, entonces

si y cuando este estado

de dicha disminuya,

quede apenas esta ob-

servación. Tú no pue-des "tener" esto o

"llegar a ser" esto. Nin-

guna propiedad, ningún

logro, sólo pensamien-

tos y sensaciones que surgen espontáneamen-

te en la consciencia

siendo percibidas.

¿Ves?

I: Pero yo no quiero que

esto se vaya. ¿Por qué empujarlo? Deseo per-

manecer en esto siem-

pre. ¿No es ese el pun-

to?

M: Eso es precisamente

lo que debes hacer. Si

no estaba aquí antes, no es permanente, per-

tenece a lo variable. Se

irá. Permítele ir y venir,

esto es natural y esto es

libertad misma. Reco-noce que el "yo no quie-

ro empujar esto" es

también un pensamien-

to/sentimiento surgien-

do, siendo notado por

algo que está más allá de ir o venir. Se uno

con eso. No persigas

nada, permanece solo

como consciencia neu-

tral. Eso es todo. ¿Qué puede querer la cons-

ciencia? ¿Qué carece?

¿Qué habrá de mante-

ner o perder?

I: Mi mente está en

blanco. Lo siento,

¿Puedes repetir?

M: ¿Qué presencia el blanco?

I: (pausa...) Yo ¡Aquí de

nuevo!

M: Y de nuevo, ¿quién o

qué eres aquí?

I: Apenas esto. No hay

palabras para transmi-

tirlo ni describirlo. Na-

da. Vacío.

M: ¿Hay alguna triste-za?

“No persigas nada,

permanece solo como

consciencia neutral”.

Página 9 LUMINAR Año 1, Nº 3

I: No.

M: ¿Feliz?

I: No.

M: ¿Libre?

I: No. Yo no utilizaría la

palabra "libre" siquiera.

(Pausa). No hay pala-

bras...

M: Ajá! ¡Muy bueno! ¡Bien hecho! ¡Eso es!

eso es todo, lo haz

hecho, Excelente! El

ejercicio ha terminado.

Ahora da un paso fuera

de esto y retorna a tu estado anterior para

que podamos continuar

con tus preguntas im-

portantes.

ANTHONY PAUL MOO

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 10: Revista luminar no.3 2012

La incapacidad de sentir esta conexión

crea la ilusión de que estás separado de ti

mismo y del mundo que te rodea. Enton-ces te percibes, consciente o inconsciente-

mente, como un fragmento aislado. Surge

el miedo, y los conflictos internos y exter-

nos pasan a ser la norma.

El mayor obstáculo para experimentar la

realidad de tu conexión es la identificación

con la mente, que hace que el pensamien-to se vuelva compulsivo. Ser incapaz de

dejar de pensar es una enfermedad terri-

ble, pero no nos damos cuenta de ella por-

que casi todo el mundo la sufre y se consi-

dera algo normal. Este ruido mental ince-sante te impide encontrar el reino de quie-

tud interior que es inseparable del Ser.

También crea un falso yo fabricado por la

mente, que lanza una sombra de miedo y

sufrimiento.

La identificación con la mente produce

una pantalla opaca de conceptos, etique-tas, imágenes, palabras, juicios y defini-

ciones que bloquean toda verdadera rela-

ción. Esa pantalla se interpone entre tú y

tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y

la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilu-

sión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados. En-

tonces te olvidas del hecho esencial de

que, debajo del nivel de las apariencias

físicas y de las formas separadas, eres uno

con todo lo que es.

Más allá de la miríada de formas de vida que

están sujetas al nacimiento y a la muerte existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Muchas per-

sonas utilizan la palabra Dios para describirla,

pero yo suelo llamarla Ser. La palabra Ser no ex-

plica nada, pero la palabra Dios tampoco. Ser, no

obstante, tiene la ventaja de ser un concepto

abierto. No reduce el infinito invisible a una enti-dad finita. Es imposible formarse una imagen

mental del Ser, y nadie puede pretender su pose-

sión exclusiva. Es tu esencia misma; puedes ac-

ceder a ella inmediatamente como el sentimiento

de tu propia presencia.

Por eso sólo hay un pequeño paso entre la pala-

bra Ser y la experiencia del Ser.

EL SER NO SÓLO ES TRASCENDENTE; TAM-BIÉN IMPREGNA PROFUNDAMENTE cada forma,

y su esencia es invisible e indestructible. Esto

significa que ahora mismo puedes acceder al Ser

porque es tu identidad más profunda, tu verda-

dera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la

mente. No trates de entenderlo.

Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silen-

cio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes

sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo men-

talmente.

La iluminación es recuperar la conciencia del Ser

y residir en ese estado de «sensación-realización».

La palabra iluminación suscita la idea de un logro

sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero

no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión

con algo inconmensurable e indestructible, con

algo que es esencialmente tú, y sin embargo es

mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera

naturaleza más allá del nombre y de la forma.

TRANSCENDENCIA DEL SER, ECKHART TOLLE

“Ser incapaz de dejar de pensar

es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque

casi todo el mundo la sufre y se

considera algo normal”.

LUMINAR Año 1, Nº 3 Página 10

ECKHART TOLLE

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 11: Revista luminar no.3 2012

La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamen-te. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo gene-ral no la usas en absoluto, sino

que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado

de ti.

Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la enti-

dad posesora eres tú.

LA LIBERTAD COMIENZA

cuando te das cuenta de que

no eres la entidad posesora, el

pensador. Saberlo te permite

examinar la entidad. En el mo-

mento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de

conciencia superior.

Entonces empiezas a darte cuenta

de que hay un vasto reino de inte-

ligencia más allá del pensamiento,

y de que el pensamiento sólo es

una pequeña parte de esa inteli-gencia. También te das cuenta de

que todas las cosas verdadera-

mente importantes —la belleza, el

amor, la creatividad, la alegría, la

paz interna— surgen de más allá de la mente.

Empiezas a despertar.

“LA LIBERTAD COMIENZA

cuando te das cuenta de

que no eres la entidad

posesora, el pensador”.

Página 11 LUMINAR Año 1, Nº 3

LA ENTRADA SIN PUERTA, MUMONKAN

La entrada sin puerta

La Gran Vía no tiene entrada,

Miles de caminos la penetran.

Una vez que se atraviesa La Entrada sin Puerta

Caminas libremente en el universo.

Página 11

Faltas

Libre del karma o sujeto a él:

Dos caras de una moneda.

Sujeto al karma o libre de él:

Mil errores, un millón de faltas.

El perro de Joshu

Un monje preguntó a Joshu,

maestro de Zen chino: “¿Un

perro tiene o no naturaleza de

Buda?”

“Mu” respondió Joshu.

FOTOGRAFÍA ZEN

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 12: Revista luminar no.3 2012

es el deber del hombre, de

manera que pueda avanzar hacia la Inmortalidad.

6. Tú mismo eres el Atman

autoevidente: buscar y en-

contrar está todo en ti.

7. Solamente conozco el

Nombre; el Nombre por sí

sólo es suficiente.

8. Ten presente que el

Nombre de Dios es él Mis-mo, deja que sea tu compa-

ñero inseparable, intenta al

máximo no estar nunca sin

él. Cuanto más intenso y

continuo sea tu esfuerzo para habitar en Su presen-

cia, más grande será la

probabilidad de que crez-

cas alegre y sereno.

9. El deseo intenso de la

experiencia de Dios es en sí

mismo el camino para al-canzarlo.

1. Sólo merece la pena hablar de

Dios. Todo lo demás es en vano y lleva al sufrimiento.

2. Vive con Dios.

3. El único deber indispensable

de los seres humanos es perma-

necer en el recuerdo de Dios.

4. El momento que pasa no re-gresa. El tiempo tiene que ser

bien utilizado. Solamente cuando

se gasta en el esfuerzo de saber

"¿quién soy yo?" ha sido bien uti-

lizado.

5. Si hay que alcanzar al Eterno,

es útil buscarlo en todos y en todo. La búsqueda de la Verdad

10. En el universo entero,

en todos los estados del ser,

en todas las formas está él.

Todos los Nombres son Sus nombres. Todas las formas

Sus formas, todas las cuali-

dades Sus cualidades y to-

dos los modos de existencia

son verdaderamente Suyos.

EN TU CORAZON ESTA MI MORADA, ANANDAMAYI

“El deseo intenso de la

experiencia de Dios es en sí

mismo el camino para

alcanzarlo”.

LUMINAR Página 12 Año 1, Nº 3

Centra tu Atención en el Tan Tien, o Tercer Chakra, situado cerca del ombligo, todos los movimientos se inician en el Tan Tien, y las otras partes del cuerpo siguen luego. Mantén tu Atención cen-trada en el Tan Tien du-rante toda la Forma. Muévete como si estuvie-ras en el agua, desarrolla tu sensibilidad para sentir la pequeña resistencia que ofrece el aire a tus movi-mientos.

TAI CHI

ANANDAMAYI

Las manos y los brazos per-manecen casi siempre fren-te al tronco durante la for-ma, y no inician los movi-mientos, siguen los movi-mientos del Tan Tien. Mantén los hombros caídos y relajados. Al practicar la Forma ob-

serva la aplicación como Ar-

te Marcial de cada uno de

los movimientos.

Dirige tu energía de acuerdo con esto, pero siempre en for-ma relajada. Las personas que tienen necesidad de ex-presar ira o violencia pueden hacerlo practicando la forma 2 veces. Durante la primera, siempre en forma relajada, se imagina la práctica como un Arte Marcial. En la segunda repetición, liberada la energía acumulada por la ira, puede centrarse más la práctica en el aspecto meditativo.

CONSEJOS PARA LA PRÁCTICA DEL TAI CHI

Page 13: Revista luminar no.3 2012

LA LIBERTAD PRIMERA Y ÚLTIMA, JIDDU KRISHNAMURTI

¿Qué es lo que busca la ma-

yoría de nosotros? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros

quiere? Sobre todo en este

mundo de desasosiego, en el

que todos procuran hallar

cierto género de felicidad, alguna clase de paz, un re-

fugio, resulta sin duda im-

portante averiguar ‑¿no es

así?- qué es lo que intenta-

mos buscar, qué es lo que

tratamos de descubrir. Es probable que la mayoría de

nosotros busque alguna es-

pecie de felicidad, alguna

clase de paz; en un mundo

sacudido por disturbios, guerras, contiendas, luchas,

deseamos un refugio donde

pueda haber algo de paz.

Creo que eso es lo que casi

todos deseamos. Y así prose-

guimos, yendo de un diri-gente a otro, de una organi-

zación religiosa a otra, de un

instructor a otro.

Ahora bien: ¿andamos en

busca de la felicidad, o lo

que buscamos es alguna clase de satisfacción de la

que esperamos derivar felici-

dad? Hay una diferencia,

por cierto, entre felicidad y

satisfacción. ¿Podéis buscar la felicidad? Tal vez podáis hallar satisfacción; pero,

ciertamente, no podéis en-contrar la felicidad. La felici-

dad, sin duda, es un deriva-

do; es un producto accesorio

de alguna otra cosa. Antes, pues, de consagrar nuestra

mente y corazón a algo que

requiere gran dosis de serie-

dad, de atención, de pensa-miento, de cuidado, debemos

descubrir ‑¿no es así?- qué es

lo que buscamos: si es felici-

dad o satisfacción. Temo que

la mayoría de nosotros bus-que satisfacción. Deseamos

estar satisfechos, deseamos

hallar una sensación de ple-

nitud al final de nuestra

búsqueda.

Después de todo, si uno bus-

ca la paz puede encontrarla muy fácilmente. Puede uno

consagrarse ciegamente a al-

guna causa, a una idea, y

hallar en ella un refugio. Eso,

a buen seguro, no resuelve el

problema. El mero aislamien-to en una idea que nos encie-

rra, no nos libra del conflicto.

Debemos, pues ‑¿no es así?-,

descubrir qué es lo que cada

uno de nosotros quiere, tanto en lo intimo como exterior-

mente. Si esto lo vemos claro,

no necesitaremos ir a parte

alguna, recurrir a ningún ins-

tructor, a ninguna iglesia, a

ninguna organización. De modo que nuestra dificultad

‑¿no es así?- estriba en acla-

rar en nosotros mismos cuál

es nuestra intención. ¿Puede

haber claridad en nosotros? Y esa claridad, ¿nos viene inda-

gando, tratando de averiguar

lo que otros dicen, desde el

más elevado instructor hasta

el vulgar predicador de la

iglesia a la vuelta de la esqui-na? Tenéis que recurrir a al-

guien para descubrir? Y sin

embargo, eso es lo que hace-

mos, ¿no es así? Leemos in-

numerables libros, asistimos a muchas reuniones; y discu-

timos, ingresamos a diversas

organizaciones, procurando

con ello hallar un remedio al

conflicto, a las miserias de

nuestra vida.

O, si no hacemos todo eso, cree-

mos que hemos encontrado; esto

es, decimos que determinada or-ganización, determinado instruc-

tor, determinado libro, nos satis-

face: en eso hemos hallado todo

lo que deseamos, y en eso perma-

necemos, cristalizados y encerra-dos.

Lo que buscamos a través de toda esta confusión ¿no es acaso algo

permanente, algo duradero, algo

que denominamos realidad, Dios,

verdad o lo que os plazca? El

hombre importa poco; la palabra no es la cosa, ciertamente. No

caigamos, pues, en la red de las

palabras; dejad eso para los con-

ferenciantes profesionales. Hay

por cierto, en la mayoría de noso-

tros, una búsqueda de algo per-manente, ¿no es verdad? Busca-

mos algo a lo cual podamos ad-

herirnos, algo que nos dé confian-

za, una esperanza, un entusias-

mo duradero, una constante cer-teza, porque en nosotros mismos

nos sentimos inseguros.

No nos conocemos a nosotros

mismos. Muchos sabemos en

cuanto a hechos: lo que han di-

cho los libros; pero no lo sabemos

por nosotros mismos, no tenemos

“Leemos innumerables libros,

asistimos a muchas reuniones; y

discutimos, ingresamos a diversas

organizaciones, procurando con

ello hallar un remedio al conflicto,

a las miserias de nuestra vida ”.

Página 13 LUMINAR Año 1, Nº 3

JIDDU KRISHNAMURTI

ABANIICOS TAI CHI

Page 14: Revista luminar no.3 2012

bién que comprendáis al que

busca, al buscador, al investi-gador? Porque es posible que

no haya tal seguridad perma-

nente, tal dicha perpetua. La

verdad puede ser algo entera-

mente distinto; y yo pienso que es totalmente diferente de

aquello que podéis ver, conce-

bir, formular. Antes de buscar

algo permanente, entonces,

¿no es evidente que se necesite

comprender al que busca? ¿El buscador es diferente de la co-

sa buscada? Cuando decís

“busco la felicidad”, ¿es el bus-

cador diferente del objeto de

su búsqueda? ¿El pensador es diferente del pensamiento?

¿No son un fenómeno conjun-

to, más bien que procesos se-

parados? Es indispensable,

por consiguiente ‑ ¿verdad’’-,

comprender al buscador antes de intentar descubrir qué es lo

que él busca.

Debemos, pues, llegar al pun-

to en que nos preguntemos, de

modo serio y profundo, si la

paz, la felicidad, Dios, o lo que

os plazca, pueden sernos da-dos por otra persona. ¿Puede

esta búsqueda incesante, este

anhelo, darnos ese extraordi-

nario sentido de realidad, ese

ser creativo, que surge cuando nos comprendemos realmente

a nosotros mismos? ¿Acaso el

conocimiento propio nos llega

siguiendo a alguna otra perso-

na, perteneciendo a alguna

organización en particular, le-yendo libros, y así sucesiva-

mente? Después de todo, ese

es el principal problema: que

mientras yo no me comprenda

a mí mismo, no tengo base al-guna para el pensamiento, y

toda mi búsqueda será en va-

no. ¿No es así? Puedo escapar

hacia cosas ilusorias, puedo

huir de la contienda, del es-

fuerzo, de la lucha; puedo ado-rar a otro; puedo buscar mi

salvación a través de otra per-

sona. Pero mientras yo no me

conozca a mí mismo, mientras

¿Y qué es lo que llamamos per-

manente? ¿Qué es lo que bus-camos y qué nos dará ‑o que

esperamos ha de darnos‑ per-

manencia? ¿No buscamos felici-

dad, satisfacción, certeza dura-

dera? Queremos algo que per-dure eternamente, que nos sa-

tisfaga. Si nos despojamos de

palabras y frases, y vamos al

fondo de las cosas, eso es lo que

queremos. Queremos placer

permanente, perpetua satisfac-ción; y a ello le damos el nom-

bre de verdad, Dios o lo que

sea.

Y bien, queremos placer. Tal vez

esta expresión sea muy cruda,

pero eso es realmente lo que

queremos: conocimientos que

nos den placer, experiencia que nos dé placer, una satisfacción

que no se marchite el día de

mañana. Y, habiendo experi-

mentado diversas satisfaccio-

nes, todas ellas se han desvane-cido; y ahora esperamos encon-

trar una satisfacción permanen-

te en la realidad, en Dios. Eso,

por cierto, es lo que todos bus-

camos: los inteligentes y los ne-

cios, el teórico y el hombre práctico que lucha por algo.

¿Pero existe satisfacción perma-

nente? Existe algo que haya de

perdurar?

Ahora bien: si buscáis satisfac-

ción permanente y le llamáis

Dios, o la verdad, o lo que os plazca ‑el nombre no interesa-

debéis por cierto comprender

aquello que buscáis ¿no es así?

Cuando decís “busco felicidad

permanente” (Dios, la verdad o lo que sea), ¿no es preciso tam-

no me dé cuenta del proce-

so total de mí mismo, no tengo base alguna para el

pensamiento, para el afec-

to, para la acción.

Pero eso es lo último que

deseamos: conocernos a

nosotros mismos. Esa, por

cierto, es la única base so-bre la cual podemos cons-

truir algo. Pero antes de

que podamos hacerlo, ante-

s de que podamos transfor-

marnos, antes de que po-damos condenar o destruir,

es preciso que sepamos lo

que somos. Continuar bus-

cando, cambiando de ins-

tructores religiosos, de gu-

ías espirituales, practican-do la “yoga”, ejercicios res-

piratorios, cumpliendo ri-

tos, siguiendo a Maestros y

demás cosas por el estilo,

es totalmente inútil, ¿verdad? Ello carece de

sentido, aunque aquellos

mismos a quienes segui-

mos nos digan: “Estudiaos

a vosotros mismos”, porque

lo que nosotros somos, el mundo es. Si somos mez-

quinos, celosos, vanos, co-

diciosos ‑eso es lo que

creamos en torno nuestro,

esa es la sociedad en que

vivimos.

Paréceme, pues, que antes de emprender un viaje para

hallar la realidad, para en-

contrar a Dios, antes de

que podamos actuar, antes

de que podamos tener rela-

ción alguna unos con otros ‑y eso es la sociedad- es

esencial que empecemos

por comprendernos a noso-

tros mismos en primer

término. Y yo considero persona seria a aquella a

quien eso le interesa com-

pletamente, ante todo, y no

cómo llegar a determinada

meta.

LUMINAR Año 1, Nº 3 Página 14

“Mientras yo no me

comprenda a mí mismo,

no tengo base alguna para

el pensamiento, y toda mi

búsqueda será en vano”.

Page 15: Revista luminar no.3 2012

Porque, si vosotros y yo no

nos comprendemos a nosotros mismos, ¿cómo podremos, en la

acción, operar una transforma-

ción en la sociedad, en nuestras

relaciones, en nada que haga-

mos? Y ello no significa, de segu-ro, que el conocimiento propio se

oponga a la convivencia o esté

aislado de ella. No significa, evi-

dentemente, acentuar lo indivi-

dual, el “yo”, como opuesto a la

masa, como opuesto a los demás.

Ahora bien: sin conoceros a- vo-sotros mismos, sin conocer vues-

tra propia manera de pensar, y

por qué pensáis ciertas cosas;

sin conocer el “trasfondo” de

vuestro “condicionamiento”, ni

por qué tenéis ciertas creencias en materia de arte y de religión,

acerca de vuestro país y vuestros

vecinos, y acerca de vosotros

mismos, ¿cómo podéis pensar

verdaderamente sobre cosa algu-na? Si no conocéis vuestro

“trasfondo” si no conocéis la

substancia ni el origen- de vues-

tra pensamiento, vuestra

búsqueda resulta del todo vana,

por cierto, y vuestra acción care-ce de sentido. ¿No es así? Tam-

poco tiene sentido alguno el que

seáis americanos o hindúes, o

que vuestra religión sea una u

otra.

Antes, pues, de que poda-mos descubrir cuál es el propósi-

to final de la vida, qué significa

todo esto: las guerras, los anta-

gonismos nacionales, los conflic-

tos, toda esa baraúnda, debemos

ciertamente empezar por noso-tros mismos, ¿verdad? Ello sue-

na tan sencillo; pero es extrema-damente difícil. Para seguirse

uno mismo, para ver cómo opera

el propio pensamiento, hay que

estar extraordinariamente alerta. Así, a medida que uno empieza a

estar cada vez más alerta ante

los enredos del propio pensar,

ante las propias respuestas y los

propios sentimientos, empieza

uno a ser más consciente, no sólo de sí mismo sino de las per-

sonas con las que está en rela-

ción. Conocerse a sí mismo es estudiarse en acción, en la

convivencia.

Mas la dificultad está en que

somos muy impacientes; que-

remos seguir adelante, quere-

mos alcanzar una meta. Y a

causa de ello no tenemos tiem-po ni ocasión de brindarnos a

nosotros mismos una oportu-

nidad de estudiar, de observar.

O nos hemos comprometido en

diversas actividades: ganarnos el sustento, criar niños, o

hemos asumido ciertas res-

ponsabilidades en diversas or-

ganizaciones. Tanto nos hemos

comprometido de distintas ma-

neras, que casi no tenemos tiempo para reflexionar sobre

nosotros mismos, para obser-

var, para estudiar. De tal mo-

do, la responsabilidad de la

reacción depende en realidad de uno mismo, no de los de-

más. Y el seguir ‑como se hace

en el mundo entero- a los

“guías espirituales” y sus siste-

mas, el leer los últimos libros

sobre esto o aquello, etcétera, paréceme de una total vacui-

dad, absolutamente vano.

Podréis; en efecto, recorrer la

tierra entera, pero tendréis que

volver a vosotros mismos.

Y como casi todos somos total-

mente inconscientes de noso-tros mismos, es en extremo

difícil empezar a ver claramen-

te el proceso de nuestro pen-

sar, sentir y actuar.

Cuanto más os conocéis a vo-

sotros mismos, más claridad existe. El conocimiento propio

no tiene fin: no alcanzáis una

realización, no llegáis a una

conclusión. Es un río sin fin. Y,

a medida que se lo estudia, que en él se ahonda de más en

más, encuéntrese la paz. Sólo

cuando la mente está tranquila

‑mediante el conocimiento pro-

pio, no mediante una autodis-

ciplina impuesta-, sólo enton-ces, en esa quietud, en ese si-

lencio, puede advenir la reali-

dad. Es sólo entonces cuando

puede existir la beatitud, cuan-

do puede haber acción creado-ra.

Y a mí me parece que sin esa comprensión, sin esa experien-

cia, el mero hecho de leer li-

bros, de asistir a conferencias,

de hacer propaganda, es del

todo infantil; es simplemente una actividad carente de signi-

ficado. Empero, si uno logra

comprenderse a sí mismo, y

con ello producir esa vivencia

de algo que no es de la mente,

entonces, tal vez, puede haber una transformación inmediata

en la convivencia alrededor

nuestro, y, por lo tanto, en el

mundo en que vivimos.

“Si no conocéis vuestro

“trasfondo” si no conocéis la

substancia ni el origen- de

vuestra pensamiento, vuestra

búsqueda resulta del todo

vana, por cierto, y vuestra

acción carece de sentido”.

Página 15 LUMINAR Año 1, Nº 3

FOTOGRAFÍA ZEN

Page 16: Revista luminar no.3 2012

De esta manera, el Camino pro-duce el movimien­to de los cielos y la estabilidad de la tierra, gi-rando incesantemente como una rueda, fluyendo sin cesar como el agua. El Camino se encuentra en el principio y en el fin de las cosas: cuando se levanta el vien-to, se condensan las nubes, ruge el trueno y cae la lluvia, res­ponde como un concierto sin fin.

Devuelve lo esculpido y lo puli-do a la simplicidad. No se las ingenia para hacerlo, sino que se funde con la vida y la muerte. No se las ingenia para expresar-lo, sino que comunica virtud. Conlleva en sí una felicidad pací-fica que no tiene orgullo, y así alcanza la armonía.

Existen infinitas diferencias cuando el Camino facilita la vi-da: armoniza la oscuridad y la luz, regula las cuatro estaciones y armoniza las fuerzas de la natu­raleza. Humedece el mundo vegetal, impregna el mundo mi-neral. Los animales salvajes se hacen grandes, sus pieles lustro-sas; los huevos de los pájaros no se rompen, los animales no mue-ren en el seno materno. Madres y padres no sufren la pena de per-der a sus hijos, los hermanos no experimentan la tristeza mutua­mente. Los niños no quedan huérfanos, las mujeres no enviu-dan.

1 Lao Tse dijo: Existe algo, un todo indiferenciado, que antes de los cielos y la tierra. Sólo tiene imágenes abs­tractas, ninguna forma concreta. Es profun-do, oscuro, silencioso, indefinido; no oímos su voz. Asignándole un nombre, lo llamo el Camino.

El Camino es infinitamente eleva-do, insondable­mente profundo. Abarcando el cielo y la tierra, reci­biendo de lo que no tiene forma, produce una corrien­te que fluye intensa y ampliamente sin desbor-darse. Opaco, se sirve de una clari-ficación gradual mediante la calma. Cuando se aplica, es infinito y no tiene día ni noche; pero cuando es representado, ni siquiera llena la mano.

Es reducido, pero puede expandirse; es oscuro, pero puede iluminar; es flexible, pero puede ser firme. Ab-sorbe lo negativo y emite lo positi-vo, manifestando así las luces del sol, la luna y las estrellas.

Gracias a él son altas las montañas, son profundos los océanos, corren los animales, vuelan los pájaros. Gracias a él vagan los unicornios, remontan el vuelo los fénix, siguen su curso las estrellas. Garantiza la supervivencia mediante la destruc-ción, la nobleza mediante la bajeza, y el avance mediante la retirada. En la antigüedad, los Tres Augustos alcanzaron el orden unificador del Camino y permanecieron en el cen-tro; sus espíritus vagaron con la Creación, y así reconfortaban a to-do el mundo en los cuatro cuadran-tes.

No se ven signos atmosféricos de mal agüero, no se producen robos y bandolerismo. Todo esto es apor-tado por la virtud interna.

El Camino natural incesante da nacimiento a los seres, pero no los posee; engendra la evolución, pero no la gobierna. Todos los seres na-cen dependientes de él, pero nin-guno sabe cómo agradecérselo; todos mueren a causa de él, pero ninguno puede quedar resentido por ello. No se enriquece por el almacenamiento y la acumu­lación, ni se empobrece por el desembolso y el disfrute.

Es tan inasible e indefinible que no puede ser imagi­nado; no obstante, aunque sea indefinible e inasible, su función es ilimitada. Profundo y misterioso, responde a la evolución sin forma; triunfante y efectivo, no actúa en vano. Se enrosca y se des-enrosca con firmeza y flexibili­dad; se contrae y se expande con oscuri-dad y luz.

WEN - TZU

LUMINAR Año 1, Nº 3 Página 16

“El Camino se encuentra en el principio y

en el fin de las cosas: cuando se levanta el

viento, se condensan las nubes, ruge el

trueno y cae la lluvia, responde como un

concierto sin fin”.

MONJE ZEN

Page 17: Revista luminar no.3 2012

2

Lao Tse dijo:

Las personas avanzadas están en paz y no tienen deseos; están en calma y no tienen preocupaciones. Hacen del cielo su baldaquín y de la tierra su carruaje; de las cuatro estaciones hacen sus caballos y convierten a la oscuridad y a la luz en sus conducto-res. Viajan por donde no hay camino, vagan por donde no hay abati­miento, parten sin atravesar ninguna puerta.

Con el cielo como baldaquín, nada queda sin cubrir; con la tierra como carruaje, nada queda sin llevar. Con las cuatro estaciones como caballos, nada queda sin emplear; con la oscu-ridad y la luz como conductores, na-da queda sin ser incluido. Por ello, son rápidos sin vacilaciones, viajan sin cansarse. No perturbados sus cuerpos, sus intelectos no quedan disminui­dos, y ven al mundo entero con claridad. Esto es mantenerse en la esencia del Camino y observar la tie-rra sin ataduras.

Por ello, los asuntos del mundo no son planeados, sino promovidos según su propia naturaleza. No pue-de hacerse nada para facilitar los cambios de las miríadas de seres, ex-cepto captar lo esencial y regresar a ello. En consecuencia, los sabios culti-van los cimien­tos internos y no se adornan externamente con cosas su-perficiales. Activan su espíritu vital y dejan en reposo sus opiniones apren-didas. Por ello, son abiertos y sin ar-gucias, aunque no hay nada que no hagan; no tienen leyes, pero no hay desorden.

No tener argucias significa no actuar antes que los demás. No tener leyes significa no cambiar la naturaleza. Que no hay desgobierno significa que

avanzan mediante la afirmación recíproca de los seres.

3

Lao Tse dijo:

Quienes se mantienen en el Camino para guiar a la gente fluyen con los acontecimientos a medida que su-ceden y actúan conforme a lo que la gente hace. Responden según la evolución de cada ser y están en armonía con los cambios de cual-quier acontecimiento.

Así pues, el Camino está vacío y no es cosificado, llano y fácil, claro y en calma, flexible y complaciente, sin adulteración y puro, plano y simple. Éstas son imá­genes concre-tas del Camino.

La no cosificación vacía es la mora-da del Camino. Incluso la facilidad es la base del Camino. La calma clara es su espejo. La complacencia flexible es su función. La inversión es normal para el Camino: la flexibi­lidad constituye su firmeza, la complacencia su fuerza.

La pureza no adulterada y la sim-plicidad llana es la principal línea del Camino.

El vacío significa que no hay fardo dentro. La ecuanimidad significa que el espíritu es ilimitado. Cuando los deseos habituales no son un

fardo para uno, eso es la con-sumación del vacío. Cuando no se tienen preferencias ni aversiones, eso es la consuma­ción de la ecuanimidad. Cuan-do se está unificado e inaltera-ble, eso es la consumación de la calma. Cuando no se está metido en las cosas, eso es la consumación de la pureza. Cuando uno no se duele de nada ni se recrea por nada, eso es la consumación de la vir-tud.

El gobierno de las personas completas abandona el inte-lectualismo y deja de lado el adorno ostentoso. Dependien-do del Camino, rechaza la as-tucia. Emerge de la imparciali-dad, en armonía con la gente. Limita lo que se conserva y minimiza lo que se busca. Se aparta de los anhelos seducto-res, elimina el deseo de los bie­nes valiosos y reduce el dar vueltas a los pensamientos.

Limitar lo que se desemboca en claridad; minimizar lo que se busca desemboca en el lo-gro. Por ello, cuando lo exter-no está controlado por el cen-tro, nada es descuidado. Si puedes alcanzar el centro, puedes gobernar lo externo.

Con el logro del centro, los órganos internos están en cal-ma, los pensamientos son ecuánimes, los nervios y los huesos son fuertes, los oídos y los ojos están claros.

El Gran Camino es llano y no está lejos de uno mismo. Quie-nes lo buscan lejos van y des-pués regresan.

“Ayer le conté cómo sentí que todo el universo se precipitaba desde mi cabeza hasta el estómago y que tuve convulsiones de

llanto terribles”.

Página 17 LUMINAR Año 1, Nº 3

Page 18: Revista luminar no.3 2012

Cuando Confucio le preguntó acerca del Camino, Lao Tse di-jo:

Endereza tu cuerpo, unifica tu visión y llegará la armonía del cielo. Concentra tu conocimien-to, rectifica tu afirmación, y el espíritu llegará a permanecer. La virtud te será receptiva, el Camino estará ahí para ti.

Mira fijamente hacia adelante como un ternero recién nacido, sin buscar los porqués; deja que tu cuerpo sea como un árbol seco y tu mente como cenizas muertas. Alcanza el conoci-miento auténtico y no utilices razonamientos torcidos. Man-tente abierto, sin preocupación, y podrás alcanzar la claridad y toda la maestría. ¿Cómo podría permanecer esto desconocido?

5

Cuando Confucio le preguntó acerca del Camino, Lao Tse di-jo:

Endereza tu cuerpo, unifica tu visión y llegará la armonía del cielo. Concentra tu conocimien-to, rectifica tu afirmación, y el espíritu llegará a permanecer. La virtud te será receptiva, el Camino estará ahí para ti.

Mira fijamente hacia adelante como un ternero recién nacido, sin buscar los porqués; deja que tu cuerpo sea como un árbol seco y tu mente como cenizas muertas. Alcanza el conoci-miento auténtico y no utilices razonamientos torcidos. Man-tente abierto, sin preocupación, y podrás alcanzar la claridad y toda la maestría. ¿Cómo podría permanecer esto desconocido?

Las verdaderas personas saben cómo disminuir la grandeza del yo y la pequeñez del mundo; estiman el autogobierno y desde-ñan gobernar a los demás. No permiten que las cosas perturben su armonía, no dejan que sus deseos molesten sus sentimien-tos. Ocultando sus nombres, se esconden cuando el Camino está en acción y aparecen cuando no lo está. Actúan sin argucias, tra-bajan sin esfuerzo y saben sin intelectualizar.

Apreciando el Camino del cielo, aceptando el corazón del cielo, respiran la oscuridad y la luz, exha­lando lo viejo e inhalando lo nuevo. Se cierran junto con la oscuridad y se despliegan con la luz. Se enrollan y se desenrollan con firmeza y flexibilidad, se contraen y se expanden con os-curidad y luz, tienen la misma mente que el cielo y el mismo cuerpo que el Camino.

Nada les complace, nada les pro-duce dolor; nada les da placer, nada les disgusta. Todas las co-sas son misteriosamente lo mis-mo; no hay nada correcto ni equivocado.

Quienes son físicamente heridos por las torturas de las condicio-nes climáticas extremas se en-cuentran con que el espíritu es sofocado cuando el cuerpo está exhausto. Quienes son heridos psicológicamente por las afliccio-nes de las emociones y de los pensamientos se encuentran con que el cuerpo es abandonado

4

Lao Tse dijo:

El estado de sabiduría no tiene nada que ver con el gobierno de los demás, sino que es un asunto de ordenarse a sí mismo. La no-bleza no tiene nada que ver con el poder y el rango, sino que es una asunto de autorrealización; lograr la autorrealización, y el mundo entero está dentro de uno mismo. La felicidad no tiene nada que ver con la riqueza y la condición so-cial, sino que es un asunto de ar-monía.

Quienes saben suficiente para dis-minuir la impor­tancia del yo y considerar la ligereza del mundo están próximos al Camino. Por ello he dicho: «Alcanzando el ex-tremo del vacío, conservando la calma definitiva, mientras millo-nes de seres actúan en concierto, de ahí observo el retorno.»

El Camino moldea a miríadas de seres, pero continúa sin tener for-ma. Silencioso e inmóvil, abarca total­mente lo desconocido indife-renciado. Ninguna vastedad es suficientemente grande para estar fuera de él, ninguna cosa diminu-ta es suficientemente pequeña para estar dentro de él. Carece de morada, pero da origen a todos los nombres de lo que existe y de lo que no existe.

Las verdaderas personas lo encar-nan a través del vacío abierto, fa-cilidad ecuánime, inteligencia cla-ra, flexibilidad elástica, pureza no adulterada y simplicidad llana, sin enredarse en las cosas. Su vir-tud perfecta es el Camino del cielo y de la tierra, por ello son llama-das verdaderas personas.

LUMINAR Año 1, Nº 3 Página 18

“Endereza tu cuerpo, unifica tu visión y llegará la armonía del

cielo”.

Page 19: Revista luminar no.3 2012

“El Buda no habla sobre esto y su silencio implica que

usted tiene que averiguarlo por sí mismo”.

Página 19 LUMINAR Año 1, Nº 3

Los seres humanos son tranquilos por nacimiento; ésta es la naturale-za celestial. Al sentir las cosas, act-úan; esto es deseo natural. Cuando las cosas vienen a ellos, responden. Éste es la acción del conocimiento. Cuando el conocimiento y las cosas interactúan, surgen las preferencias y las aversiones. Cuando las prefe-rencias y las aversiones están for-madas, el conocimiento va hacia las cosas externas \ no puede retornar-se al ser; de esta manera desaparece el diseño celestial.

Por consiguiente, los sabios no sus-tituyen lo celestial por lo humano. Externamente evolucionan con las cosas, pero internamente no pier-den su verdadero estado. Así, quie-nes realizan el Camino regresan a la clara tranquilidad. Quienes des-cubren el secreto de las cosas aca-ban sin tener estratagemas. Ali-mentan la inteligencia mediante la calma, unifican el espíritu median­te la abstracción, y se dirigen a la puerta de la nada.

Quienes siguen el cielo viajan con el Camino; quienes siguen a los humanos se mezclan con lo vulgar. Por ello, los sabios no dejan que los negocios perturben al mundo y no permiten que los deseos con­fundan los sentimientos.

6

Lao Tse dijo:

Quienes sirven a la vida se adaptan a los cambios cuando actúan. Los cambios sur-gen de los tiempos; quienes conocen los tiempos no se comportan de manera fija, por ello digo: «Los caminos pueden ser guías, pero no senderos trazados; los nom-bres pueden ser designados, pero no eti-quetas fijadas.»

Los escritos se producen mediante pala-bras, y las palabras proceden del conoci-miento; los intelectuales no saben que ellos no constituyen un camino fijado. Los términos que pueden ser designados no forman libros que puedan ser atesorados. Las personas instruidas llegan una y otra vez a un callejón sin salida; esto no es tan bueno como mantenerse centrado. Acaba con el escolasticismo, y no habrá preocu-paciones; pon un final a la sagacidad, abandona el conocimiento, y la gente se beneficiará muchas veces.

Hacen lo que es apropiado sin argucias; se confía en ellos aunque no hablen. Tie-nen éxito sin pensar en él, logran sus metas sin estrata-gemas.

Por lo tanto, cuando están arriba, la gente no lo toma a mal; y cuando no están al frente, los demás no les ata-can. Todo el mundo recurre a ellos, los traicioneros le te-men. Como ellos no luchan con nadie, nadie se atreve a luchar con ellos.

POSTURA ZAZEN

“Las personas instruidas llegan una y otra vez a un callejón sin salida; esto no es tan bueno

como mantenerse centrado”.

PIEDRAS ZEN

Page 20: Revista luminar no.3 2012

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El ser es Uno mismo.

REVISTA LUMINAR

Revista Luminar. Edición electrónica. Año 1, Nº 3, febrero 2012 Publicación mensual editada por Vidal G. Portugal D. Licenciado en Filosofía, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Mayor de San Andrés. C.P. LP-B. www.sinenomini@gmailcom