revista kantō número 6

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Revista virtual | Edición trimestral | Año II S T R E E T P H O T O G R A P H Y _ © D. N I S H I O L O L I T A Número 6 | Septiembre - Noviembre 2014 | Japón

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Kantō, es una revista digital editada por hispanohablantes que residen en Japón.

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Page 1: Revista Kantō número 6

Revista virtual | Edición trimestral | Año II

STREET

PHOTOGRAPHY_© D.

NISHIO

LOLITA

ロリータ

Número 6 | Septiembre - Noviembre 2014 | Japón

Page 2: Revista Kantō número 6

contenido

MiniMALiSMo Kimiko Yamasato ................................. 4

GABY Y eL deSARRoLLo PeRSonAL con dios y con el diablo ...................... 10

HeiRinJi teMPLo Zen Milagros Aguirre ............................. 16

eL BeSo de LA LunA Pablo Lores Kanto ............................. 26

ReLoJ no MARQueS LA HoRA... eduardo Azato .................................... 30

LAS onoMAtoPeYAS en JAPonÉS Juan Fujimoto ................................ 34

PLAYA PARA todoS. un MinSHuKu en cHiBA Y eL oMotenASHi de SuS dueÑoS Gurmesindo de la olla .................... 36

HiStoRiA Sin contAR Mario Poe .......................................... 42

etiQuetAS José Luis Miyashiro ..................... 44

LA ReBeLde cAtitA iván Adrianzen Sandoval .................. 46

StReet PHotoGRAPHY dante nishio ........................................ 50

FOTO PORTADA DE LA NúmERO 6:

Título: Lolita (ロリータ) Lugar: Yoyogi Park (代々木公園, Yoyogi kōen) - Tokio. Género: Street Photography (Fotografía Callejera) Procesado: Lightroom 5 Autor: ©Dante Nishio, Japón 2014.

Publicación trimestral - Año 2 - Número 6

SEPTIEMBRE - NOVIEMBRE 2014

Editado en Japón

Edición general: Kike Saiki Diseño de logo: Gabriela Nakayoshi

Edición de fotografía: Shigueru Sakuda

Sitio web: http://www.kantod.com

Facebook: facebook.com/kantojp

Correo de contacto: [email protected] [email protected]

Diseño: iSocialMedia Japan

Colaboran en este número:

Con Dios y con el Diablo Dante Nishio Eduardo Azato Gurmesindo De la Olla Iván Adrianzen Sandoval José Luis Miyashiro Juan Fujimoto Kimiko Yamasato Mario Poe Pablo Lores Kanto Milagros Aguirre

© El contenido publicado es de propiedad de cada uno de los autores.

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Edición número 6

Leer para vivir

Desde los primeros tiempos de esta migración, la literatura me ayudó a guardar distancias con la nostalgia. La lectura fue mi compañera, y lo sigue siendo, en esos desventurados días que caminábamos a tientas, aprendiéndolo todo de nuevo, en que una sola habitación era cocina-sala-comedor durante el día, para convertirse en dormitorio-sala de lectura durante las noches.

Leer libros para vivir otras vidas, para vivir mil vidas.

Leer para crecer, para escapar, para soñar.

Leer para vivir más allá de lo imaginado.

A veces, en las honduras de las noches, pienso en algunos de esos personajes que aparecen en las obras y me sorprende hallar que cotidianamente me cruzo con ellos.

Pero lo que resultó bastante kafkiano fue saber que mi vecino había sido una cucaracha y una mañana despertó convertido en un monstruoso ser, se había transformado en un humano.

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Minimalismo Fotos

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KIMIKO YAMASATO

minimalismo

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Kimiko Yamasato

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Minimalismo Fotos

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MINIMALISMOpor ©Kimiko Yamasato

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Kimiko Yamasato

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"Hace cuatro años comencé a hacer fotos.

Representa una forma de ver la vida.

Con la fotografía, intentojugar con la imaginación.

Con esta serie de fotos en blanco y negro busco tener la inocencia de un niño y la paciencia de un hombre".

(Kimiko Yamasato)

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Minimalismo Fotos

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Kimiko Yamasato

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Gaby y el Desarrollo Personal Entrevista

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Gaby Higashionna es una peruana que está en todas. Acaba de pu-blicar, como coautora, el libro “Libera tus Talentos para Generar Bienestar Sostenible”, que en pocos días se convirtió en el número

uno del ranking de Amazon. Ella nos concendió unos minutos de su recargada agenda para explicarnos, con pasión y energía indescrip-

tible, sus actividades.

GABY Y EL DESARROLLO PERSONAL

Entrevista a Gaby Higashionna

Por: Con Dios y con el Diablo

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Con dios y con el diablo

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—¿Qué estudiaste en el Perú?

—Estudié Educación Inicial.

—¿Cómo llegaste al Japón?

—En la época de la burbuja, llegué en el año 94, vine con la idea de juntar dinero y regresar a Lima para hacer un jardín de infantes. Me fui quedando, me compré un departamento, luego te vas acostumbrando, y te sientes desfasado cuando quieres regresar al Peru.

—¿A qué te dedicas ahora?

—Enseño español y me dedico al networking.

Enseño español a japoneses y a hijos de lati-nos. En cuanto el networking, soy asesora de “Coaching y Desarrollo Personal”, todo lo hago por Internet utilizando técnicas como Progra-mación Neurolingüística, Mastermind, Life Coaching, etc.; me permite ser mi propio jefe, y tener horarios flexibles.

—¿Qué es el Coaching?

—Podemos encontrar cientos de definiciones en Internet, pero para simplificar… el coaching usa una serie de técnicas para llevar a la perso-na desde donde está hasta donde quiere estar. El coach te da una serie de tareas para sacar tus potencialidades a flote hasta lograr tus ob-jetivos.

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Gaby y el Desarrollo Personal Entrevista

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—¿Son clases grupales?

—Son sesiones personales. El Coachee es el cliente. Se recomienda y yo lo aplico; trabajar un paquete de mínimo 6 sesiones, pero lo prin-cipal es que el cliente tiene que estar conven-cido que necesita cambiar, pues si no hace las tareas, no habrá resultados.

—Cuéntanos acerca de tu libro.

—Somos 8 coautores, de diferente partes del mundo. El libro se llama "Libera tus Talentos para Generar Bienestar Sostenible". Yo escri-bí el primer capítulo, y quiero más que nada, hacer que las personas se conozcan; trabajar el ser, el hacer y el tener. Si ahora preguntas a cualquier persona, te dirá que quiere tener di-nero, pero si no te sientes capaz o merecedor de que puedes tenerlo, te quedas en el mundo de las ideas. Si realmente lo tienes en mente, lo puedes hacer, pero por lo general, le echamos la culpa a las circunstancias, y nos hacemos víctimas de ellos. El libro lo que pretende es desde la visión de cada uno de los que partici-pamos en él, mostrarte que cuando descubres todas las potencialidades que tienes, tus dones y talentos que de repente están dormidos, si los llegas a despertar, podrás a llegar al bienes-tar económico que estas buscando.

—¿Qué otras técnicas de Desarrollo Personal usas?

—Otras de las técnicas que utilizo es la “Pro-gramación Neuro-Lingüística” o PNL. Son una serie de técnicas creada por Richard Bandler y John Grinder, un lingüista y un informático, una combinación bastante especial. Se trata de cambiar los virus mentales (nosotros lo llama-mos creencias limitantes) que nos fueron inser-tados, por lo general, de pequeños ¿por quié-nes? Por las personas de autoridad de nuestro entorno. Se dice que el 95% es el inconsciente, y el 5% es el consciente. y que realmente es el inconsciente es el que nos manda. Respiramos inconscientemente, el corazón late sin que es-temos conscientes; por ejemplo si necesitára-mos estar conscientes para que nuestro cora-

zón lata, y nos distraemos pensando en otra cosa, el corazón dejaría de latir. Es por eso que hay que trabajar con el inconsciente.

—¿Y qué es el Mastermind?

—Mastermind son reuniones en donde se jun-tan personas con intereses comunes, ponga-mos por ejemplo… empresarios, psicólogos, etc. y cuentan sus retos, para llegar a un obje-tivo y todo el grupo se ayuda y apoya para que cada uno logre lo que se propone, porque cada uno puede aportar soluciones o alternativas de soluciones; quiero aclarar que en coaching nosotros hablamos de retos, no de problemas, cambiamos nuestro lenguaje.

Ese grupo se encarga de que ese miembro su-pere su reto, ayudándose mutuamente. Así,

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Con dios y con el diablo

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—No resaltar lo negativo, no reprimirlos, de-cirle lo bien que hace las cosas; no creer que estamos en el ejército. Cuando les demuestras a ellos lo orgulloso que estás, diciéndole direc-tamente sus logros, el niño hará más cosas para agradar. Ellos van desarrollando su autoesti-ma. El ijime es problema que tiene su raíz en casa, luego se refleja en la sociedad.

—¿Y qué es el Life Coaching?

—Se trata de que descubras y decidas tomar ac-ción para vivir mejor, tener equilibrio en todas las áreas de tu vida, sentimental, financiera, la-boral, salud, etc. ¿En qué área de tu vida tienes una necesidad mayor? Encontrando esas áreas

todo el mundo se ayuda. para un fin propio o común.

—¿Cómo pueden los “dekaseguis” cambiar?

—Lo primero es que tienen que desear el cam-bio. Mucho están en la zona cómoda, es la zona donde no quieren cambiar. Muchos se quejan de sus trabajos en fábrica, de las horas extras, de la falta de tiempo para pasar con sus fami-lias, pero están contentos solo cuando reciben su sueldo. Si te preguntas, por qué viniste a Ja-pón y si tu respuesta es para trabajar en fábrica por 10 o 15 años, entonces eres exitoso; pero si te fuiste quedando y no cambiaste, te quedaste en tu zona cómoda. No es bueno ni malo, es solo saber si uno esta contento con eso.

—¿Cómo salir de la zona cómoda?

—Primero, desearlo. preguntarse qué desea-mos. El coach te ayudará a ir de la zona actual a tu zona objetivo, pero si no sabemos a don-de queremos llegar, nadie nos podrá ayudar. Es como “Alicia en el Pais de la Maravillas”, cuando Alicia le pregunta al gato “¿Cuál es el camino?” y el gato le responde “¿A dónde quie-res ir?”, “No sé” contesta Alicia, entonces el gato le dice “Entonces vas por buen camino”. Tenemos que plantearnos nuestros objetivos, ¿quiero salir de la fabrica? ¿Qué quieres hacer?

—Estas últimas semanas, se habla bastante del tema ijime, ¿algún consejo a los padres?

—A los padres, que se informen. Los hijos son el reflejo de sus padres. ¿Cómo ayudar a los padres? La solución es trabajar con los padres. Ahora la pregunta es… ¿Los padres están dis-puestos? El pensar que “nuestro hijo no quiso preocu-parnos y por eso que no nos contó nada”, es allí cuando hay que preocuparse, porque no hubo suficiente confianza para contar el problema. Si el chico o chica tiene baja autoestima sue-le guardar sus problemas para no preocupar a sus padres, y debemos preguntarnos ¿qué ha-cer para desarrollar la autoestima del hijo?

—¿Y cómo darle autoestima a nuestros hijos?

Para toda las cosas que queramos hacer nece-sitamos disciplina y los japoneses todo lo hacen con tiempo, no improvi-san. En Latinoamérica, somos más avispados, todo lo hacemos al to-que, no se demora en

nada, tapando huequi-tos, y ¿eso a dónde nos

llevó? Nos trajo a Japón.

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Gaby y el Desarrollo Personal Entrevista

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lidades y habilidades, entonces averiguo todo para copiar esa parte en la que él sobresalía, pero como padre fue un desastre… Entonces es obvio que esa parte no la modelo, no la copio. ¿Se comprende? Entonces… Debemos escoger lo mejor de ambas culturas. Y definitavamente, nos falta disciplina.

—¿Cómo podemos ser disciplinados de adul-tos?

—Primero tener un objetivo, empezar con rea-lizar alguna actividad y marcar horarios; con-centrarse en la actividad que se está haciendo y tomarla en serio y estar rodeados de gente que tenga la misma vibración que uno, que tengan aspiraciones. Si te juntas con gente que no es disciplinada, en algún momento te contagias, y ser indisciplinado será algo común para no-sotros.

donde requieres mayor atención, podrás lograr tu desarrollo.

—¿Qué es lo que debemos aprender de los ja-poneses?

—El orden y la disciplina. Para toda las cosas que queramos hacer necesitamos disciplina y los japoneses todo lo hacen con tiempo, no im-provisan. En Latinoamérica, somos más avis-pados, todo lo hacemos al toque, no se demora en nada, tapando huequitos, y ¿eso a dónde nos llevó? Nos trajo a Japón.Debemos observar qué les sirvió a los japone-ses e incorporarlo primero a nuestras vidas. Podemos modelar (copiar) lo bueno e incorpo-rarlo a nuestra vida, porque eso admiramos y queremos esa excelencia. Por ejemplo… quiero modelar a Einstein, que como intelectual fue innegablemente superior y tenía muchas cua-

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Con dios y con el diablo

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En la programación Neurolingüística, decimos que te conviertes en las cinco personas a las que frecuentas. Si te juntas con lobos, aprendes a aullar. Si te juntas con tontos, ya sabes como vas a terminar.¿Por qué es importante el entorno? Porque cuando quieras abandonar, influyen para que cumplas lo que te has propuesto.

—Sabemos que también tienes un programa de radio...

—Sí, bueno… todavía no sale al aire, porque es-tamos haciendo las coordinaciones. Yo tengo un show semanal que se transmite por internet vía Hangouts todos los jueves, mi programa se llama “Ame con Gaby desde Japón” y des-de el próximo mes tendré el programa de radio que se transmitirá desde Venezuela y se llama “Ame con Gaby en Venezuela”. Mis programas

van orientados a las mujeres y madres em-presarias, emprendedoras, para que logren el equilibrio en sus vidas; tanto personales, como laborales. Entrevisto Coaches y Profesionales que las puedan ayudar con la información que se brinda en el show y además mis invitados dentro de toda la generosidad que los caracte-riza, ofrecen regalos a la audiencia.Para el programa de Venezuela, vamos a man-tener el mismo formato, con mucha esponta-neidad.

—Si hay algún lector de Kantō interesado, ¿como pueden contactarte?

—Mi página web es www.ameinternacional.org, allí están los datos para contactarme. Solo les quiero decir que todo es posible si te enfocas en lo que quieres lograr, pero toma su tiempo, nada se hace de la noche a la mañana.▲

En la programación Neurolingüística, decimos que te conviertes en las cinco personas a las que frecuentas. Si te juntas con lobos, aprendes a aullar. Si te juntas con

tontos, ya sabes como vas a terminar.

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Heirinji Templo Zen

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HEIRINJI TEmPLO ZEN

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Milagros Aguirre

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POR ©mILAGROS AGUIRRE

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Heirinji Templo Zen

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Heirinji Templo Zen

Es un santuario con más de 600 años, con una extensión de 130,000 metros cuadra-

dos. Se encuentra en Niiza, Saitama, y limita con Tokio.

El templo original fue levantado en 1375 por Sekishitsu Zenkyu en Iwatsuki, Saitama, pero fue destruido en 1590 por Toyotomi Hideyoshi, en una época en el que el budismo era perse-guido.

Fue reconstruido en 1603 por Tokugawa Ie-yasu y trasladado a la ciudad de Niiza sesenta años después.

El Santuario, está rodeado de bosques (reserva natural), campanarios, escuela (que aun con-tinúa formando monjes), biblioteca, jardines y cementerio. En este cementerio se encuentra erigida la sepultura de Matsudaira Nobutsuna, reconocido guerrero audaz que sirvió a la fa-milia Tokugawa.

Heirinji nos seduce, mística y sutilmente, flore-ciendo nuestro interior, invitándonos a formar parte a todo lo que nos rodea, la arquitectura de madera, las construcciones en piedras (muy rústicas), el follaje de los árboles, la tierra, el agua, el aire y la energía de los ancestros; en-trando así, al cause del verdadero ritmo del

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Milagros Aguirre

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tiempo, al profundo pulso de la naturaleza.

Está abierta en todas las épocas del año, donde se podrá apreciar la temporada del ume (cirue-la) y sakura (cerezas) en la primavera, el co-mienzo del verano y la nieve sobre las estruc-turas y jardines en el invierno. El otoño es la temporada más vistosa, el momiji (arce) con sus coloridas hojas vibran en los estrechos pa-sajes del santuario. Es apacible.

Se realizan algunos eventos, costumbres an-cestrales como el Ichigo No Ichie, literalmente traducido como "Una Vez" o "Un Encuentro". Esta ceremonia hace recordar a los participan-

tes que cada encuentro de Té es único. La cere-monia se realiza a puertas cerradas.

El valor de la entrada es de 500 yenes. Hay guías que cuentan toda la historia. A pocos metros hay estacionamiento para carros (500 yenes) y la estación de trenes también se en-cuentra muy cerca.

Localización:Cod.Postal 352 - 0011 埼玉県新座市野火止3-1-1

(Saitama-Ken, Niiza-Shi, Nobidome 3-1-1)

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Heirinji Templo Zen

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Milagros Aguirre

2121カエル岩 KAERU ISHI

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Heirinji Templo Zen

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"Comencé a hacer fotos exactamente después del terremoto del 11 de Marzo de 2011.

En Noviembre del año anterior me había comprado una cámara réflex, antes de ello solía usar para reuniones familiares peque-ñas cámaras de bolsillo, más siempre exigía mejor calidad en las tomas.

Cuando era adolescente soñé dedicarme a la fotografía como un pasatiempo, pero era un tema que no jugaba con mis economías y que-dó guardado junto com muchos otros sueños.

El terremoto es el acontecimiento que marca un antes y un después en mi vida. Mis prime-ras fotografías las hice tres meses posteriores al tsunami, tengo registrado la ciudad de Fukushima devastada.

La fotografía representa para mí un nuevo comienzo. Aprendí mucho sobre el valor de la vida y las pequeñas cosas que nos rodea, casualmente aquella vez que fui a Fukushima, presencié momentos que marcan, personas buscando pequeñas cosas que pudieran tener entre sus dedos, un recuerdo de lo vivido, objetos y fotografías.

Con las fotos busco expresarme y sobrevivir.

Con mis series de fotos intento hacer ver que existe un lugar, un balcón o una ventana donde podemos observar, descansar, medi-tar, encontrarse con uno mismo, que muchas cosas no tienen explicación, pero que remece nuestros sentidos, lo que nos hace saber que aun estamos vivos".

(Milagros Aguirre)

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Milagros Aguirre

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Heirinji Templo Zen

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Milagros Aguirre

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milagros Aguirre

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El beso de la luna

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No puedo ver sufrir a la gente. El dolor ajeno me perturba y me conmueve. Y más si las lágrimas provienen de

una mujer. Por eso, su pedido no me pareció descabellado. Raro, extraño, disparatado sí, pero descabellado no. Ocurrió durante el almuerzo, en el restaurante que está al frente de la oficina.

—Hola —me dijo—, ¿sabes quién soy?—La chica de archivo —respondí sin quitar la vista de la carta del menú. Ella sonrió.—Caray, pensé que no te habias fijado en mí, que no existía para ti.—¿Por qué lo dices? —Porque soy fea, muy fea. Demasiado fea.

Ella interpretó mi silencio como una reafir-mación del pobre concepto que ella tenía de sí misma. Algo que no puede rebatir porque era cierto. Era ella un poema a la redondez, una es-fera, una Luna con gafas, espinillas y frenillos en los dientes. La capa de grasa en la que estaba envuelta mantenía tersa su piel y no aparentaba

EL BESO DE LA LUNA

Colaboración especial

©Pablo Lores Kanto

Relato

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los recién cumplidos treinta y tres años.

—¿Me puedo sentar?—¡Por supuesto! —respondí con lerda cortesía.—Vaya, qué gentil eres —lo dijo con sorna.

Dispuesto a lavar esa descortesía, decidí invi-tarla.

—¿Almorzamos?—¡Ya que insistes! —se alegró.—¿Qué te apetece?

Ella me miró con mucho aplomo y respondió.

—¡Tu semen!

Me han pedido muchas cosas los amigos e incluso los extraños: el préstamo de un libro, dinero, una corbata, mi coche, pagar una ron-da de cerveza, ser testigo de un matrimonio o padrino de un bautismo, pero que me pidan se-men, ¡nunca!

—¿Estas bromeando? —le dije.—De ninguna manera —respondió ella—. Yo no juego con la gente.—¿Para que quieres mi semen?—Para hacer yogur, no.

De pronto se apareció el mozo. Ella pidió un Lomo Saltado y yo Mondonguito a la Italiana. De entrada Papa a la Huancaína y Cebiche ade-más de dos Cristal bien heladas.

—Mira —me dijo la encargada del Archivo— el próximo año cumplo treinta y cuatro. Eso quie-re decir que me estoy haciendo irremediable-mente vieja. Vieja y fea. Y cada año seré más vieja y más fea. Ya estoy resignada a mi suerte. A estas alturas ya no creo que un Principe Azul venga y me toque la puerta para probar si soy la Cenicienta del zapatito de cristal.

Llenó su vaso de cerveza y también el mío.

—¡Salud! —brindó la encargada de Archivo, chocamos los vasos y continuó con su perorata.

Me han pedido muchas cosas los amigos e incluso los extraños: el préstamo de un libro, dinero, una corba-ta, mi coche, pagar una ronda de cerveza, ser testigo de un matrimonio o padrino de un bautismo, pero

que me pidan semen, ¡nunca!

Pablo Lores Kanto

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El beso de la luna

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Hace diez años entré en la empresa y desde la primera vez que te vi, me dije, este hombre tie-ne que ser mío. Pero, claro, nunca te fijaste en mi. ¡Soy tan fea!... Enamorabas a todas las chi-cas menos a mí. ¡Oh, Dios, no sabes lo que me has hecho, ni el dolor que me has causado! Sólo verte en manos de otra, en los labios de otra e imaginarte en la cama de otra. No sabes cuánto lloré el día que te casaste y la borrachera que me metí la noche de tu luna de miel. Si alguien te ha amado con toda el alma esa, esa he sido yo. Y sólo ahora he reunido un poco de valor para decirte que te amo y que sino puedo tener-te, por lo menos quisiera tener un hijo tuyo. Y para eso necesito tu semen.—¿Estas loca? —atiné en decir.—Pero de amor —respondió ella y se echó a llo-rar con mucha baba y moco. Y por supuesto, yo no puedo ver llorar a una mujer.

Ablandados por la cerveza dejamos el restau-rante. Tomé la tarde libre y ella, premeditada-mente, había pedido permiso con varios días de antelación. Abordamos un taxi y nos dirigimos hacia su casa. En el camino me prometió que nunca me haría problema. Nada de juicios de paternidad, de alimentos ni otros reproches se-mejantes.

Vivía sola en un callejón de La Victoria, muy cerca de la Plaza Manco Capac, en la última puerta al final del corredor. Llegamos a ella después de sortear un montón de niños rapaces y eludir otro montón de ropa tendida en unas cuerdas.

Era una vivienda compuesta por tres habita-ciones: sala-comedor, cocina y dormitorio. Un cuadro, con la pintura de un Cristo agónico con las manos abiertas y el corazón inflamado, do-minaba la sala. Fue al refrigerador y destapó una cerveza. Para relajarnos, me dijo. Luego se metió en su habitación y al rato volvió con va-rios pomos, tubos de ensayos, corchos y otros recipientes de vidrio. Ella estaba muy excitada y por supuesto, radiaba de dicha. Hasta me pa-reció oírla silbar la Macarena de lo alegre que estaba. La única condición que puse fue que no haríamos el amor. Y por supuesto que retirara la pintura de Cristo de la pared.

—Una amiga médico de la Facultad de Medi-cina de San Fernando ya me dio todas las ins-trucciones del caso. Tú —me dijo ella—, estate quieto y relajado.—¿Cómo lo vas a hacer? —le pregunté.—Como lo hacen los choferes que se quedan sin gasolina en la carretera. ¿No meten una man-guera en el tanque y succionan y succionan has-ta que fluye la gasolina? Bueno, algo parecido es lo que haremos si me lo permites. ¿Te lo pue-des sacar? Si te da verguenza, cierro los ojos.

Yo me lo saqué y se lo di, y ella lo tomó entre sus manos con mucha ternura. Fue tan fácil y tan tierno que le dije a ella al concluir que había sido como recibir un beso de la Luna.

De aquello ha pasado ya diecinueve años. No tengo ni idea si salió embarazada. Tampoco me inquieta averiguarlo. Sólo sé que cuando hay noche de Luna pienso en ella. Y esta noche hay luna llena.▲

Cuento publicado en la revista Narra-tivas, número 3 (2006), revista de na-rrativa contemporánea en castellano.

Yo me lo saqué y se lo di, y ella lo tomó entre sus manos con mucha ternura. Fue tan fácil y tan tierno que le dije a ella al concluir que había

sido como recibir un beso de la Luna.

Pablo Lores Kanto

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63. PARA UNA CITA SECRETA CON UN AMANTE...

Para una cita secreta con un amante, la mejor estación es el verano.

Las noches son muy cortas, y antes del alba no se ha tenido ni tiempo de

dormir. Además, como desde la noche anterior han quedado abiertas todas

las persianas, se puede, todavía en el lecho, contemplar el jardín con el fres-

co aire de la mañana.

Aún quedan algunas frases cariñosas para intercambiar antes que el hom-

bre parta, y los amantes oyen, sobre el murmullo amoroso el graznido de un

cuervo que pasa sobre el jardín, dándoles la impresión de haber sido descu-

biertos.

También produce una agradable sensación el invierno, cuando se está re-

clinada cubierta de mantas escuchando los susurros del amante, y se escu-

cha el sonar de la campana de un templo lejano como surgiendo del fondo de

la tierra.

El primer canto de los gallos, que suena distante y extraño porque aún tie-

nen el pico bajo el ala, y a medida que amanece se va oyendo cada vez más

próximo y distinto.

[De "El libro de la almohada" —枕草子 Makura no Sōshi—, de Sei Shōnagon, escrito en Japón en 1001, durante el el período Heian (794–1185)].

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Reloj, no marques las horas... Crónica

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RELOJ, NO mARQUES LAS HORAS…

Por Eduardo Azato Shimabukuro

En el Perú se decidió hace algunos años, con participación del Ejecutivo y otras organizaciones sociales, acabar con la

ancestral “Hora Peruana”, a través de la cam-paña “Perú, la hora sin demora”.

El objetivo fue concienciar a la población de lo negativo que significaba continuar aceptan-do la impuntualidad como algo intrínseco en la vida de los peruanos. Llegar tarde, no cumplir con los plazos, es una práctica aceptada casi sin rubor en la ciudadanía que, en una encuesta realizada en el mismo año de inicio de la cruza-da, se reconoció en un 85%, como impuntual.

La campaña, que tuvo gran suceso en sus primeros meses, decayó y fue un fracaso, prin-cipalmente porque las figuras públicas, las lla-madas a dar el ejemplo, fueron las primeras en incumplirla. Siempre queda la esperanza, no obstante, que en las escuelas, donde se forman las futuras generaciones, los niños no adquie-ran este vicio social.

Pero la impuntualidad no es patrimonio de los peruanos. Quien haya visitado algunos paí-ses vecinos de la región, constatará que no hay nada que nos identifique más a los latinoame-ricanos que la impuntualidad.

Nos hermana tanto como una canción de la recordada Mercedes Sosa.

En Argentina le pedirán un “cachito” de tiem-po para cumplir con lo prometido, en el Perú le solicitaremos “un ratito más”, los brasileños le dirán “daqui a pouco”, y en México se demora-rán “nomás tantito”. Impuntualidad con mati-ces y dejos, pero impuntualidad al fin. AL COMPÁS DEL RELOJ

Y esto también nos lo trajimos en el equipaje, junto a nuestra característica alegría, las comi-das aderezadas y la voluntad de querer progre-sar en tierra extraña.

O sea que también hay una “Hora Latina” que, como programa radial, pueden dar unos divertidos 60 minutos de salsa y pachanga, pero que para efectos de una vida en este país —donde todo se cronometra y la hora-hombre tiene gran trascendencia—, no nos sirve para nada. Al contrario, nos deja muy mal parados.

La impuntualidad, dicen, es una falta de res-peto, no de tiempo. Respeto por uno mismo y el tiempo de los demás. Y ya sabemos que ge-neralmente esto lo tienen muy presente los ja-poneses.

La impuntualidad, dicen, es una falta de respeto, no

de tiempo. Respeto por uno mismo y el tiempo de los

demás.

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Eduardo Azato Shimabukuro

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Reloj, no marques las horas... Crónica

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Lo peor de todo es que nos confabulamos para ser parte de este juego. Es hasta tragicó-mico. Pretendemos “engañarnos” adelantando 5 o 10 minutos el reloj de casa o el carro para llegar temprano a nuestras citas. Pero igual, no caemos en nuestra propia trampa y seguimos llegando tarde. Bien vivos somos. Esto último debe tener una explicación sicológica, me ima-gino.

La invitación para la fiesta de casamiento está marcada para las 8 p.m., pero los concurren-tes, que “sabiamente” intuyen que el horario es para empezar una hora después, se aparecen a las 10. Y, como no hay invitados, los novios no tienen el marco adecuado para hacer una en-trada triunfal, por lo que deciden llegar al lo-cal a las 11. Lo gracioso es que todos, invitados y anfitriones, lucen relucientes y caros seikos, citizens y dolce & gabannas en sus muñecas. Obviamente, no hay caras largas ni críticas a media voz, nadie parece disgustado, todos pa-recen concordar con el retraso, faltaba más.

Para un invitado japonés, si aún no ha parti-do de vuelta a casa, será una más de las extra-ñas costumbres que tienen sus exóticos amigos latinos para hacer sus cosas. Imprevistos, in-formales, faltos de planificación, así nos ven. ¿Sabían que hay algunas guías turísticas que

Mientras que para pueblos como el japonés o el alemán, cumplir la hora no admite pretex-tos, nosotros, más bien, debemos darle cuerda a nuestro civismo. Digo cuerda, porque nues-tra mala costumbre es antiquísima como esos relojes de bolsillo. Tan viejísima que nos in-ventamos con mucho cinismo —que a veces disfrazamos de picardía— dichos como: “Más vale tarde que nunca”, o “tarde pero llega”, in-tentando justificar lo injustificable.

Si hasta el sonero le puso música a nuestra tara, cantando con mucha ironía: “Yo no soy quien llega tarde, ustedes llegan muy tempra-no” (Héctor Lavoe, 1984, “El rey de la puntua-lidad”).

Pero hay otras frases, deliberadamente im-precisas o intemporales, como “te lo entrego de aquí a un ratito”, o “nos vemos a eso de las seis”. Un rango que va de seis y uno hasta seis cincuenta y nueve. Lógico, a quien le toque es-perar y ver correr las horas, irá a enloquecer, como en el bolero de Cantoral.

“Dicen a una hora, pero ya sabes que empezará mucho después”, es un pensamiento

generalizado que no hace más que perpetuar el mal.

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Eduardo Azato Shimabukuro

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Eduardo Azato Shimabukuro, perio-dista y fotógrafo freelance.

advierten sobre la inexplicable dificultad que tenemos en nuestros países para hacer cumplir los horarios? Fama, que le dicen.

“Dicen a una hora, pero ya sabes que empe-zará mucho después”, es un pensamiento gene-ralizado que no hace más que perpetuar el mal. Los retrasos son moneda corriente también en nuestras actividades, cuando hay que sesionar en el club, cuando hay que empezar el partido, cuando hay que encontrarse en la estación, a la hora de iniciar la fiesta.

¿Y si en nuestra colectividad también nos comprometemos todos a iniciar una campaña de puntualidad? Vamos a darle más valor al tiempo. Al tuyo y al de los demás.

En lo que a mí respecta, trataré de no ser impuntual. A veces llegué tarde a reuniones in-comodando a mucha gente, ya tomé parte en la organización de eventos y por falta de orden

y previsión, cientos de personas debieron es-perar e incomodarse. Demoro con frecuencia la entrega de colaboraciones para los editores (inclusive la que en estos momentos me está haciendo el favor de leer). Mea culpa.

Que este escrito sea una declaración de in-tenciones. Llegó la hora de iniciar un cambio. Hora exacta, ahora sí.▲

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Aprendiendo con Juan

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Las onomatopeyas en japonésAprendiendo con Juan

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Las onomatopeyas en japonés

LAS ONOmATOPEYAS EN JAPONÉS

Por Juan Fujimoto

Autor del sitio web Contacto Nikkei

El idioma japonés es muy rico en onomato-peyas, tanto así que hasta existe la onoma-

topeya del silencio.

Comencemos conociendo que las onomatope-yas en japonés se dividen en 3 tipos:

- Giongo 擬音語: Las onomatopeyas del sonido de las cosas (por ejemplo, el sonido de tocar la puerta).

- Giseigo 擬声語: Las onomatopeyas de las vo-ces de los animales (por ejemplo, el ladrido de un perro).

- Gitaigo 擬態語: Las onomatopeyas del "Esta-do de las cosas" (esta es la parte más difícil, por ejemplo, el "sonido" de estar molesto).

Sobre los dos primeros, no hay mucho proble-ma, aunque a veces suenen diferentes a nues-tro idioma.

Ejemplos de 擬音語 Giongo (sonido de las cosas):

- El timbre de la puerta: ピンポン Pin pon (en español: ¡ding dong!)- Estornudo: ハクション Hakushon (en espa-

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Juan Fujimoto

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Juan Fujimoto

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Juan Fujimoto

ñol: ¡achis!)- Disparos: パンパンパン Pan pan pan (en es-pañol: ¡bang bang bang!)- El auto: ブンブン Bun bun (en español: ¡run run!)- Caer en el agua: シュワー Shuwaa (en espa-ñol: ¡splash!)

Ejemplos de Giseigo 擬声語 (voces de los animales):

- El ladrido del perro: ワンワン Wan wan (en español: ¡guau guau!)- El sapo (rana): ケロケロ Kero kero (en espa-ñol: ¡croac croac!)- El chancho: ブーブー Buu buu (en español: ¡oinc oinc!)- El gallo: カケコッコー Kakekokkoo (en espa-ñol: ¡kikiriki!)- El león: ガオー Gaoo (en español: ¡grrr o groar!)

El 擬態語 Gitaigo es la representación sono-ra del estado de las cosas... aunque a veces no emitan ningún sonido, cuantas veces hemos

escuchado expresiones como:

- Mira su cabello que bonito, todo サラサラ Sara sara (liso, aterciopelado, suave, etc.)- Cuando salió ガンガン怒ってた Gan gan oko-tteta (molesto que echaba chispas, ガンガン a punto de explotar).- A su edad camina チョコチョコ Choko choko (con pasos cortos como un anciano).- Que buen carro, todavía ピカピカ Pika pika (nuevo, brillante, resplandeciente).- Estaba tan sabroso que モクモク Moku moku se lo comieron todo (a grandes bocados).- Preocupado ソワソワ Sowa sowa se movía de aquí para allá (inquietamente, ansioso).

Me olvidaba, el sonido del silencio, en japonés lo representan como しん Shin o más propia-mente し~~~ん Shiiiiiiiiin.

¿Conoces otras onomatopeyas en japonés o al-guna que te parezca extremadamente curiosa para aumentarla a la lista? ▲

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Playas para todos

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PLAYAS PARA TODOS

Un minshuku en Chiba y el omotenashi de sus dueños

Por Gurmesindo De la Olla

Mientras que los hijos van creciendo, cada vez es más difícil encontrar una fecha para salir a pasear juntos, la

agenda de cada miembro de la familia está lle-na de deberes para con el trabajo, el bukatsu del colegio o las cosas de la casa. Las vacacio-nes de verano del colegio son la excusa perfecta para hacer un "oasis" en el año, en la rutinaria vida de Japón.

Concordamos con una fecha para hacer un pa-seo familiar, con anticipación de un mes mar-camos nuestro calendario y cada uno pidió descanso para esos días, para no darle opor-tunidad a las excusas de: "ese día quedé con... para salir" o "el kaisha está isogashii", "papá, estoy de titular en el equipo, no puedo faltar", etc.

Así, lo único que quedó fue rezar para que no lloviera el día "X", como así lo llamamos.

Para mí no hay verano sin playa y es que cuan-do era pequeño, mi viejo siempre nos llevaba al mar, Km 40 al sur de Lima, ya sea verano o invierno, todo por la pesca. Entonces, tenía que seguir la tradición, aunque no soy bueno con la caña, llevé algunas aunque no tenía certeza si la usaría, body board, silla pegable, mini carpa,

cooler, frisbie, flotadores, cámaras para filmar o para "fotear", y lo único que no puede faltar en toda playa... los inseparables smartphone, que nos mantiene conectados con el mundo, ese aparato que parece más un accesorio del cuerpo que otra cosa.

Todo listo, cada uno con una mochila, parecía que nos íbamos por una semana con tanto equi-paje, pero solo eran dos días, "como sea todo al tren y a soportar el largo viaje —pensé—, que con los "norikae" incluidos, serán tres horas más o menos hasta la península de Chiba".

Aunque Kanagawa tiene lindas playas, las de Chiba son otra cosa, me hacen recordar mucho a las playas de mi país y por eso aquí se las re-comiendo, muy cerca para los que vivimos en Kanagawa o Tokio.

Cabe recalcar, que en las noticias de éste vera-no, la playa de Zushi, que queda en la penín-sula de Miura en la prefectura de Kanagawa, en la voz de su alcalde, el señor Hirai, ha to-mado normas más estrictas para los usuarios de su playa, prohibiendo el consumo de alcohol en la arena, alto volumen para escuchar músi-ca, tatuados (por los yakuza) y las parrilladas, reglas que la mayoría de su ciudadanía apoya,

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Gurmesindo De la Olla

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la playa es ahora para toda la familia y los co-mentarios de padres o parejas que quieren una playa tranquila no se hizo esperar, una playa segura, sin desperdicios de comida, latas y bo-tellas de licor en la arena y en donde ahora se puede escuchar el ruido de las olas del mar. ¿Y que han hecho los jóvenes que quieren fiesta en la playa?, pues ya lo dijeron, buscarán otra con reglas mas flexibles, y Yugaigahama, de la ciudad de Kamakura, también en Kanagawa, parece ser la escogida, los jóvenes tendrán que entender que cambiar la playa no es la solu-ción, el cumplimiento de las reglas y el respe-to a los demás usuarios de la playa es la única vía para que otras no tomen medidas como la de Zushi, algunas playas inclusive, contratan guardia especializada, personas con alto nivel en karate, judo, lucha libre, etc., para que así, los tremendos "gorilas" contratados hagan res-petar las reglas del lugar.

Bueno, siguiendo con nuestra meta, llegamos a la ciudad de Katsuura, la cual tiene muchas playas para escoger, estas están bañadas por aguas cristalinas azules y verde esmeralda, no nos equivocamos en escoger el lugar, que a de-cir verdad, se hizo a última hora, al ver el pro-nóstico del clima un par de días atrás, parecía que Chiba sería la única prefectura con sol en esos días, Shizuoka y Kanagawa tenían pronós-tico nublado.

La playa tiene olas chicas, perfecto para fami-lias con niños de corta edad y aunque la mayo-ría de playas tiene sus salvavidas, siempre hay que estar ojeando a los chicos, que sin miedo se meten hasta el fondo. Lo primero, no se equi-vocan, mi chopp bien heladita en una de los tantos Umi no ie, las casas de playa, en donde aparte de ser el refrigerador de la playa, tiene de todo por si no te cargaste toda la casa como nosotros, puedes alquilar el parasol, las cami-llas, los flotadores, o comprar allí las sandalias de playa, sombreros, gafas para el sol o las cre-mas protectoras.

La carga del pesado cooler valió la pena, los ju-gos de los chicos y los onigiri y sánguches que preparó esa mañana mi sabia esposa se termi-nó en un dos por tres, y pensar que yo decía:

"para qué preparas si podemos comprar por allí ", esta vez, pero sólo por esta, le tendré que dar la razón... como siempre lo hago al último.

Cayó la tarde y los salvavidas anunciaban por los parlantes que su labor del día había termi-nado y que si queríamos continuar en la playa, lo hagamos con cuidado, "por favor". Increíble que siempre los japoneses pidan así, algo que es indudablemente responsabilidad nuestra, siempre terminan con ésta palabra, te piden cuídense por favor, igual que en el trabajo.

Los salvavidas terminaron, pero no sin antes darse una vuelta en grupo por toda la playa para recolectar en bolsas los desperdicios que por allí puedan haber quedado, también mue-ven algunos troncos que el mar deja en sus ori-llas, pequeñas cosas para aprender...

La mayoría de los chicos (as) salvavidas son es-tudiantes de la escuela superior o la universi-dad y, supongo, practican y estudian natación, deporte que en Japón se practica desde muy temprana edad.

Cada vez oscurece más, así que regresamos al lugar donde nos hospedamos, un minshuku, en una casa de dos pisos con varios cuartos, el cual los dueños alquilan a lo largo del año, ésta como otras se pueden encontrar en toda la playa y muchos de ellos son los pescadores del lugar que lo hacen, por ello, cuando se hace la reservación, si piden el cuarto con sus dos co-midas (una cena y el desayuno del día siguien-te), esta será con productos frescos del mar, que ellos mismos sacan o consiguen en trueque con otros pescadores, ¿te gusta el washoku?, sashimi, isebi, awabi, yakisakana, etc. ¡pues no lo dudes dos veces!

El minshuku es barato, si sólo pides estadía, podrás encontrar desde 3,500 yenes por perso-na (niño o adulto) depende a la cercanía con la playa o al tamaño y servicios que tenga el lugar. Si pides hospedaje con las comidas, podrás en-contrar desde 7,000 yenes, si quieres algo me-jor, también están las pensiones o los hoteles.

Tendrás ducha caliente, para cuando regreses

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algún momento tenga que usar nuevamente sus servicios.

Aunque odio los días de calor en horas de tra-bajo, espero contradictoriamente que dure un poco más para ir nuevamente a la playa antes de terminar el verano, en septiembre ya no ha-brán salvavidas y las malaguas defendrán su cancha en esos días, hay que tenerlo en cuen-ta y tener cuidado en ello, el minshuku seguirá abierto todo el año, también lo usan los tablis-tas, los amantes de la pesca y los que practican el buceo, así que creo, aunque haya terminado el natsuyasumi, la nota les puede servir si no conocían éste tipo de hospedaje en las cerca-nías del mar.

Disfrutamos de dos días de playa y aunque el check out fue a las 10 pm, del día siguien-te, pagamos 500 yenes más para que guarden nuestras cosas y poder usar la ducha en la tarde

de la playa, y que al igual que los baños es de uso público para todos los que se hospedan allí. No como los hoteles que tienen en cada cuarto su baño y ducha propia, por ello, hay que res-petar el turno y usarlos como si fuese tu propia casa para no tener problemas con el resto de usuarios.

En el cuarto teníamos un termo eléctrico y ochá (té verde) para tomar al gusto, también una ja-rra de té helado de cebada, cortesía del lugar.

Un vecino de cuarto nuestro, después de cenar en el cuarto (la comida te la llevan allá) al ter-minar dejó todo en orden y limpio en la bande-ja que luego colocó en la puerta de su cuarto, otros inclusive lo bajaban hasta la cocina en donde la dueña, una cordial señora cincuento-na, agradecía la molestia. Igualmente el dueño, persona muy amable dispuesto a responder to-das nuestra dudas y que recordaré cuando en

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Vocabulario:  

- Bukatsu: es una actividad deportiva o cultural que se lleva en el colegio (secundaria) y que no es obligatoria.- Kaisha: empresa.- Isogashii: estar ocupado en un quehacer)- Minshuku: casa que prestan los lugareños como hospe-daje.- Washoku: comida japonesa.- Sashimi: plato que consiste en cortes de pescado crudo y que se bañan en salsa de soya.- Omotenashi: hospitalidad - Onigiri: plato japonés , en forma de bola o triángulo de arroz cocido envuelto en alga (nori).- Norikae: transbordo de vehículo (bus, tren, avión, etc.)

antes de regresar a casa. Los dueños muy gen-tiles, nos prestaron la sala para esperar el tren de regreso, que por cierto pasa uno cada hora. Ya de noche, pedí una cervecita mientras espe-raba y al traérmela me invita un piqueo hecho en casa, Ika shio kara, que es nada menos que calamar crudo salado y macerado con su híga-do, ojo, este plato tiene que ser muy fresco, ya que todo es crudo y bueno, me preguntó si sa-bía comerlo y dije que sí, no quería decepcio-nar mis instintos gurmets y después escuchar el sermón de mi amigo Gurmesindo por no ha-berlo probado.

Amigos de Kanto, disfruten cada verano cum-pliendo las reglas del lugar y comportándonos como buenos ciudadanos, playas seguras y lim-pias para todos. Saludos y gracias por estar con nosotros en la revista 6.

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Historia sin contar

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Poema

Poema

HISTORIA SIN CONTAR

Por Mario Poe VRSV

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Mario Poe

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Cuenta una historia—una historia de lobos, de princesas,de gigantes con un ojo y sirenas con cabeza de piedra—acerca de una historiaescrita en la memoria,sobre un tiempo oscuro y perdido,sobre un desierto y perdido pasado,sobre un pasado perdido en el tiempo.

Y esa historia—que me contó mi abuela, y a ella la suya, y a ella la de ella—ha quedado marcada en mi conciencia como una liebre que, saltando,se pierde en la hierba,marcada con letra de fuego,con letra de sangre, sangre ajena.Pues ya lo dice el dicho:No hay peor ciego que el que no quiere versu propia miseria.

Y esa historia, que retumba en mis oídosy se nubla, como una pena distraídaal comienzo de la mañanano ha podido realizarseni ser más que una fábula que se cuenta a medias,no logró sedimentarsey se quedó a medio caminoentre la fantasía y la bohemia.

Pues esa historia, de locos, de quimeras,de piratas amazónicos y dragones con alas de seda,no he dejado de contarla, cada noche, a mi abuela—y ella a la suya, y ella a la de ella—no he dejado de olvidarla,empezarla,terminarlay olvidarla de nuevo,no he dejado de empaparme en sus recuerdospara conocerlosmásdecerca,y por eso es que confíoque algún díacuando sean las auroras del color de mis tragediasya no tenga más historias que contarme,ni más abuelas.

Mario Poe VRSV

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Etiquetas

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Hace poco tuve la oportunidad de hablar frente a un grupo de padres de fami-lia, y revisando la información sobre el

tema, encontré algunos datos que me dejaron pensando acerca de una situación que realiza-mos sin darnos cuenta cuando nos relaciona-mos a lo largo del tiempo, y que puede influir en nuestra manera de percibir a las personas, que es la de etiquetar.

¿Cómo? Cuando decimos por ejemplo: él es un pesado, un vivo, un malcriado, un egoísta.

Etiquetamos y nos etiquetan y de esta manera nos vamos relacionando con las etiquetas y no con las personas, pues al hacerlo, nos queda-mos sólo con la característica que le adjudica-mos y obviamos el resto, tal vez de forma in-consciente dejamos de ver a la persona.

Lo mismo se aplica a las etiquetas que se pue-den dar en los diagnósticos de enfermedades

ETIQUETAS

Por José Luis Miyashiro

Etiquetas

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"Etiquetamos y nos etiquetan y de esta manera nos vamos relacionando con las etique-tas y no con las personas"

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José Luis Miyashiro

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o desórdenes. Me explico, si un niño, o adulto es diagnosticado con, por ejemplo, autismo en el primer caso y esquizofrenia en el segundo, casi de seguro se referirán a ellos de la siguien-te manera: él es autista, él es esquizofrénico. Pero lo que estamos haciendo, nuevamente, es quedarnos con las características de la etique-ta, negando la individualidad y singularidad de la persona. No sería mejor decir él tiene autis-mo, él tiene esquizofrenia, porque ese es su es-tado, no lo que es.

Entonces, si la etiqueta viene de un grupo hacia un individuo, podemos justificar muchos exce-sos que se pudieran cometer. Por ejemplo, "es un tonto, por lo tanto..."

Si estas etiquetas se dan desde el hogar con los más pequeños, o sea nuestros hijos, mi preocu-pación se acrecienta.

Ellos, nuestros pequeños, al ser más vulnera-bles por la corta edad, grado de madurez, falto de experiencias y le sumamos que las etique-tas provienen de aquellos que son sus modelos, sus referentes, aquellos a quienes siguen, las

consecuencias de estas acciones pueden dejar algunas huellas.

Imaginemos, sólo por un instante, una mamá cansada que llega del trabajo a casa apurada para cocinar, después de recoger a su pequeño Julito de la guardería. Mientras ella está co-rriendo intentando hacer lo mejor que puede, nuestro amiguito, sacó y dejó esparcido los ju-guetes por la sala, y en el sillón todas las miga-jas que quedaron como testigos de lo que estu-vo comiendo.

Sale mamá de la cocina y al ver el espectáculo dice: "eres un malcriado", "eres un cochino".

Dos etiquetas dichas en un momento de exas-peración, dejó de ser Julito y paso a ser "mal-criado" y "cochino". Si se repite constantemen-te, probablemente Julito se convenza que es como su mamá dice.

Es muy cierto que andamos atareados, pre-sionados por los pendientes, dominados por nuestros pensamientos y dejándonos arrastrar por esa vorágine. Por lo tanto, si no tomamos un poquito de cuidado, podemos estar dejando algunas huellas que conscientemente no que-rríamos dejar.▲

Sobre el autor:

Psicólogo peruano. Trabajador migran-te en Japón. Autor del blog colectivo Japón Latino y director de Miyashiro Producciones.

José Luis miyashiro

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La rebelde Catita Autor invitado

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Catita, pronto cumplirá 91 años, ella es la madre de mi amigo de la infancia "El Pe-rro”, la conozco desde hace mucho, siem-

pre admiré su garbo y presencia, y a pesar de que es pequeña, su sola presencia inspira res-peto. Siempre con su peinado a la moda que no disimula su pelo blanco, exquisitamente vesti-da y pulcramente maquillada, ella es un espíri-tu rebelde, y a pesar de sus años, mantiene una sorprendente lucidez y una gran elocuencia en sus respuestas, aunque a veces le falla la me-moria. —Señora buenos días ¿Se acuerda de mí? —sa-ludo al llegar a su casa y ella me mira fijamente desde su silla…—Claro, tú eras el que le pegaba a mi hijo en el colegio —me dice con fija mirada, como pene-trando el pensamiento de quien le habla.—No señora, yo lo defendía, el que le pegaba era Montes, el ratero… yo soy Iván…—Verdad ¿no? Anda David, sírveme una copa de vino, que tu amigo es un ridículo… no quiere darme más —y yo que no aguanto la risa. Catita aún se levanta temprano, a las cuatro o cinco de la madrugada, dice que a preparar el

Sobre el autor:Estudió Derecho en la universidad peruana Inca Garcilaso de la Vega, ha vivido en Chile y España. En Madrid participó en el taller de literatura de "El Pontón" y en la revista literaria "Pontoneando". Escribe un blog: "La palabra de Lázaro". En la actualidad reside en Lima, Perú.

RELATO

LA REBELDE CATITAAUTOR INVITADO: IVÁN ADRIANZEN SANDOVAL

La rebelde Catita

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Autor invitado

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Iván Adrianzen Sandoval

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desayuno y cocinar, para que los niños vayan a la escuela, no sin antes arreglarse y acicalar-se, en realidad no ayuda ni hace nada, pero se baja a la cocina igual, lo que preocupa al Pe-rro, porque puede rodarse las escaleras. Por precaución han colocado una alarma con sen-sor de movimiento en la puerta de Catita. A la semana cinco o seis veces suena la sirena, le-vantando a todos, y con ella dando siempre la misma respuesta. —¡Mamá! ¿Adónde vas? —grita el Perro desde el segundo piso a la sorprendida Catita.—Adonde voy pues hijo, a preparar el desayuno para que vayas al trabajo… —dice sin mirarle desde el descanso de la escalera, cuando inten-ta bajar otro peldaño.—Pero mamá, son las cinco y eso lo hace María más tarde —contesta el Perro, fastidiado.—!Uyy...! es tarde. Esa chica quema hasta el agua, déjame holgazán, vete a dormir que lue-go llegas tarde —y baja ágilmente a pesar de sus años. Ella suele contestar el teléfono, pese a que le han pedido que no lo haga, lo que angustia al Perro, porque Catita habla por demás. —Sí, buenos días…—Señora Cata, ¿está mi amigo querido?—Hola, Francisco, ¿cómo estás?... —contesta ella no muy segura de reconocerlo.—Señora soy Pedro —dicen al otro lado.—Bueno tu amigo no está —sigue ella, ignoran-do la corrección—, se ha ido a la playa del sur, esa que está de moda, Asia se llama creo. En su auto nuevo, porque sabrás que se compró uno nuevo y el que tenía se lo dejó a la esposa, que vendió el suyo. El dice que se va con la esposa y los hijos pero yo sé que se van también con los amigotes esos del colegio, que toman más que los vikingos y no compran nada. Y claro, como él tiene un buen trabajo, ¿porqué sabes donde trabaja?… Pero eso si, a mí no me lleva porque sabe que si voy no les voy a permitir los exce-sos a los que están acostumbrados y los malos ejemplos delante de mis nietos, figúrate que… Y continua hasta que se da cuenta luego de unos segundos que al otro lado del teléfono

solo suena un pitido… —¿Me colgó?... Seguro que es uno de esos ma-rranos… Pero otras veces suceden cosas que preocupan al Perro. —Señora Catita la llaman al teléfono…—¿Y quién es hija? —pregunta mientras cami-na lentamente hasta el mismo.—Preguntaron por la señora dicen que es ur-gente —le dice María.—¿Aló?¿Quién habla?…—Señora, buenos días, mire le estoy llamando desde el aeropuerto, su hijo a estado por aquí, creo que iba a salir de viaje, pero él ha tenido un problema… —hablaba apresuradamente la voz que ella no identificaba.—¿Y quién eres? Dime…—Le digo que llamo desde el aeropuerto… —dice la voz con aprehensión y nerviosismo.—¿Tú eres Carlos, el hijo de Francisco?—… —un segundo de silencio—. Si tía, ¿cómo estás?—Hijo dime ¿qué te pasa?... Y la voz le cuenta una historia, que termina en doce mil soles que deben ser depositados en una cuenta bancaria y con Catita preocupada, y presurosa por hacer la transferencia. María que no puede impedir que ella se mude de ropa con la intención de dirigirse al banco más cer-cano, llama al Perro y le cuenta lo sucedido. —Mamá ¿qué pasa?...—Nada hijo, tu primo Carlos que ha llamado, que dice que tú tienes un problema… —cuenta nerviosa la pobre Catita—, ¿qué haces en el ae-ropuerto? —pregunta de pronto.—Mamá, todo es mentira, te han querido esta-far, no contestes el teléfono, ni hables con na-die más —dice con paciencia el hijo.—¿Me crees tonta? —contesta Catita, enten-diendo por fin lo que ha sucedido y no reco-nociendo que estaba en un error —, seré vieja, pero no cojuda —agrega y cuelga indignada. Catita, dice que ella es añeja, no vieja, que como el buen vino los años acrecientan su valor y yo

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La rebelde Catita Autor invitado

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le creo. Se niega a reconocer que muchas ve-ces su memoria falla y que a veces confunde los rostros y las fechas, sin embargo sus historias deleitan a sus nietos y a quienes la escuchan. Percibe lo que sucede a su alrededor y sus co-mentarios irónicos lo demuestran y muchas veces dejan sin argumento a sus hijos. —Mamá vamos a ir al doctor…—¿Para qué? si no me siento mal… ¿a qué es-pecialista?—Al neurólogo…—Neuro… ¿qué? ¿y para qué? Y a regañadientes sube al coche, haciendo el trayecto en completo silencio. La intención del Perro y su hermano era in-gresar antes a la consulta para poder conver-sar con el doctor y explicarle lo que a ellos les preocupa. La enfermera les indica que no será posible aquello y que deben ingresar los tres juntos. Cuando lo hacen, el Perro intenta to-mar la iniciativa luego de saludar explicándole los antecedentes de su madre, pero el hombre de blanco lo ataja con un ademán seco y diri-giéndose a la pequeña anciana:

—Señora, buenas tardes. ¿Cómo está? —dice el galeno en voz alta.—Bien —contesta Catita secamente, sin dejar de mirarle fijamente a los ojos —no grite, no soy sorda.

—Y ¿usted sabe dónde está?...—Estos de aquí me dijeron que me traían al doctor… porque no creo que usted sea un pa-nadero, por el guardapolvo blanco que lleva —agrega Catita avergonzando a sus hijos.—Señora soy neurólogo —afirma el especialista conteniendo la risa—, le voy a hacer una serie de preguntas y usted dígame lo primero que viene a su mente ¿me comprende?—Claro hijo, pregunta. Y el doctor pregunta y pregunta, ¿sabe con quié-nes ha venido? Con mis hijos, ¿Cuántos nietos tiene? Creo que dos o son tres, ¿cuántos años tiene? Un caballero no pregunta eso, ochenta y algo creo, o no sé, ¿en qué han venido? En un taxi, no en el auto de este, dirigiéndose al Pe-rro. ¿Y su esposo en dónde está, recuerda? En el más allá, soy viuda joven y muy seria. Y más y más preguntas que aburrían a Catita. Finalmente, el doctor concluye el interrogato-rio y escribe sobre una hoja, pasados unos mi-nutos tensos dice: —Yo encuentro a la señora bien, reviso los re-sultados de las pruebas médicas y físicas y son todas satisfactorias a pesar de su edad. Sin em-bargo, encuentro que hay una serie de síntomas que son causados por cambios en el funciona-miento del cerebro y estos tienen que ver con la cognición, es decir al acto de pensar, percibir y aprender. Los años que tiene la señora, su en-vejecimiento, conducen a un deterioro de las células cerebrales… Eso no le gustó a la anciana y en ese momento Catita comenzó a mirar de reojo a sus hijos, que también la miraban a ella de la misma manera, preocupados por lo que pudiera decir y hacer. —Este proceso provoca fatiga, problemas rela-cionados con el equilibrio y pérdida de memo-ria de carácter progresivo, todo este proceso se llama demencia senil… Cuando escuchó demencia senil, Catita no dijo nada, sus mejillas se ruborizaron, pero guar-dó silencio, apretando los dientes, mientras el doctor continuaba hablando. Solo de rato en

Cuando escuchó demencia senil, Catita no dijo nada, sus meji-

llas se ruborizaron, pero guardó silencio, apretando los dientes, mientras el doctor continuaba

hablando.

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Autor invitado

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oreja fuertemente, con una sonrisa malévola y risueña a la vez.—Si señora, pero cuando éramos chiquillos —contesté entre risas. Conversamos largamente y luego la acompañé a su casa, disfruté mucho de ese encuentro, de conversar con ella y recordar su filosofía ague-rrida y práctica de la vida, esos recuerdos me transportaron a tiempos que disfruté cuando joven. El escuchar sus comentarios mordaces, sus consejos fríos y resolutivos, te conviene, hazlo… no te conviene, déjalo… me hacían comprender por qué a mi amigo siempre le dijimos Perro, él es la imagen de ella, la copia viva de su madre, versión masculina, aumenta-da con experiencias mundanas que nadie como él conoce, él no habla, él ladra. Por eso siempre será nuestro Perro. Reflexionando, encuentro que Catita es una joya, como lo es mi madre y mi amigo el buen señor Hugo, ellos son una generación de perso-nas que muchos están olvidando y relegando. Culturas antiguas daban un lugar preferente a los ancianos, ellos eran los patriarcas, los pres-bíteros. En épocas antiguas decir anciano era sinónimo de sabiduría. Hoy con la rapidez de los tiempos, la pérdida preocupante de valores, la tecnología, la globalización y demás avances hacen que nuestros mayores sean relegados al silencio. Los estamos tratando como un mue-ble y desaprovechamos su experiencia de vida. Hay tantas Catitas olvidadas... El día que llegue a los 90 años, espero tener la lucidez de mi madre, de Catita, a quien admiro y de muchos ancianos a quienes respeto tanto. Termino este relato, con prontitud, pues Catita me espera para ir a misa, y no le gusta llegar tarde, seguro ya esta esperándome lista y arre-glada, sentada en la sala desesperando a mi amigo el Perro. ▲

rato giraba su rostro a uno y otro lado mirán-doles inquisitivamente a los ojos, buscando sus miradas, pero ellos no se atrevieron a mirarla. Solo sudaban nerviosamente ya sin escuchar al doctor, más pendientes de la reacción de Cati-ta, quien fue arqueando las cejas más y más, en señal de indignación.

Ya afuera, ambos quisieron ayudar a la anciana a ingresar al ascensor, gesto que ella rechazó, ignorándolos. Luego, al subir al coche se quedó quieta, rígida y ofendida cuando uno la quiso tomar del antebrazo para subirla al coche. Su-bió sola y sin ayuda. En el trayecto no decía nada. —Mamá… Catita —dijo suavemente el Perro a la anciana que algo murmuraba. Cuando el hijo acercó el rostro hasta su madre para escuchar mejor, logró entender una sola palabra que repetía. —Perros... perros... perros... —decía Catita con la mirada fija al frente. Ninguno le dijo nada más... Recuerdo que hace aproximadamente seis años, regresé al Perú de visita y un día que ha-bía salido a curiosear por donde había vivido, un bus se detuvo a mi lado y reconocí a la seño-ra Catita que bajaba, me apresuré a brindarle la mano educadamente, gesto que aceptó coque-tamente. —Gracias hijo, ya no hay caballeros en este país —dijo.—Señora soy Iván, estudié con su hijo en el co-legio —le dije cortésmente.—Si te recuerdo, pero hace tiempo que no sé nada de ti, ¿tú ibas a la YMCA con este mucha-cho loco? —dijo recordando perfectamente.—Si señora, soy yo —dije—. Pero ahora vivo fuera del país —agregué cuando me acercaba a besar su mejilla.—¡Ay!.. de las cosas que hacían ustedes dos —dijo y tomándome por sorpresa me sujetó la

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"A finales de los años 90 andaba con una Zeni-th Sniper que le empeñaron a mi padre como garantía de un préstamo, tomaba la foto em-puñando la cámara como un rifle de asalto, era todo un espectáculo. Compraba delibe-radamente películas blanco y negro, y ya me sentía fotógrafo; pero viéndolo ahora en re-trospectiva, todo era una farsa, tomaba fotos, no las hacía. Hago fotos desde enero del 2010.

La fotografía significa para mí libertad, ca-tarsis, placer, satisfacción, poder… no hago fotos en mis tiempos libres, creo el tiempo para salir a hacer fotos.

Con ella busco paz, perfección, placer, vencer el carácter efímero de la vida en sí. No sería honesto si dejase de nombrar la palabra re-conocimiento, la vanidad siempre ha influen-ciado las artes de manera descomunal, es un

arma de doble filo, estimula pero te puede blo-quear y degenerar de alguna manera.

Con esta serie de fotos en las calles busco re-flejar el alma de cada personaje fotografiado, contar la historia que se encuentra tras él con una sola imagen.

Lo que me gusta de este tipo de fotografía es que todo pasa muy rápido, pone a prueba tus reflejos y todo lo que supuestamente has aprendido; no hay poses, ni tiempo para re-petir la escena o volver a encuadrar. Acechar furtivamente y apoderarte de un momento personal, íntimo de un desconocido es tam-bién emocionante, más aún cuando vives en un país en el que puedes ir a la cárcel unos días por hacer una foto sin consentimiento".▲

(Dante Nishio)

STREET PHOTOGRAPHY

(FOTOGRAFÍA CALLEJERA)

POR DANTE NISHIO©NISHIO240PHOTOGRAPHY

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